Piramides escondidas

¿PIRÁMIDES ESCONDIDAS?

escribe GUSTAVO ANDRÉS LAPHITZ

laph@ciudad.com.ar

    Los tres cerros forman una emergencia geológica sin lógica ni razón aparente por su entorno más próximo y cotidiano. Están en las cercanías del pueblo La Cruz en el Dpto. San Martín de la Provincia de Corrientes, República Argentina. Muy cerca de la Ruta Nacional 14 que une Bs.As. con Posadas, distantes unos 250 km. (aprox.) de esta última.

    Más allá de los datos geográficos y descriptivos, cabe analizar el porqué y cómo de su ubicación. Una zona totalmente llana, sin ningún tipo de relieve ondulante, puesto que el macizo brasileño comienza a unos 140 ó 150 km hacia el noreste. La tierra es blanca y arenosa en partes, no existe suelo rocoso. Y los cerros, que cubiertos de vegetación, contienen tierra rocosa. Los propietarios de esos campos, los usan de cantera. Tiene lógica esto? Es para pensar y analizar.

    La opinión general del lugar, es totalmente desinteresada del tema, muy pocos se preguntaron alguna vez de esta original existencia. ¿Podrá ser por la fuerte creencia religiosa católica de sus habitantes? ¿O simplemente desinteresada ante tantos problemas económicos que agobiaron a la zona?. Recordemos las grandes inundaciones que hicieron perder miles y miles de pesos a los propietarios de toda esa región.  Son tomados como cosas naturales. Desde la ruta (distante unos veinte km) se los ve, al oeste, en el horizonte. El más grande al frente, y los otros dos más pequeños como sus escoltas.

    Hay muchas leyendas con respecto a ellos, desde luces nocturnas hasta la presencia de “demonios” en su interior. Los campesinos hablan, cuando uno les pregunta solamente, de ese interior que los asusta. Se puede apreciar que el nivel cultural e intelectual de esta gente no es muy abultado, y fácilmente podrían caer en el error de confundir sus visiones con sus creencias religiosas. Todo lo que no viene enseñado desde el templo, es obra del demonio y por lo tanto se reacciona así ante estos episodios.

    También se observa esto ante otras apariciones, que son tomadas como mitos y leyendas. Hablemos del yaci-yateré (dueño del sol), el pombero (un duende nocturno y silbador), etc. Hay muchos más, cada uno con su historia, causas y consecuencias. Y los cerros entrarían dentro de un mito, leyenda “tapada” y escondida como su superficie. Algo muy pocas veces comentado. Si cualquier persona se acerca al lugar y consulta sobre estos cerros, se encontrará con rostros de incredulidad y a la vez demostrando poco interés. La prueba está en que los usan de cantera, sin preguntarse el porqué de haber roca en el lugar.

    La investigación debería ser exhaustiva, completa y abierta. Desde las consideraciones físicas del lugar, hasta el aspecto social y cultural de los lugareños. También pienso que ésta debe ser lo más próxima posible, debido a que esa prueba tan magistral se está destruyendo por la mano del hombre. Creo que se están perdiendo en el viento historias vitales para todos nosotros. Los tres Cerros correntinos son y serán un enigma, su disposición “egíptica” por llamarla de alguna manera, nos llama a la búsqueda de “algo” importante que debemos descifrar. Como introducción podemos decir, que es poco todavía este comentario. Lo que deseo es que quede claro que a veces miramos tan lejos, en la búsqueda de lo “estelar” de nuestras vidas, y las respuestas las tenemos también tan cerca. Esto último está aplicado a todo, y los Cerros emergen como un gran símbolo. Todo está tan cerca que lo obviamos.

recuerdo del futuro

RECUERDOS DEL FUTURO

escribe BEATRIZ ONTANEDA PORTAL

ontporma@ec-red.com

    Se sorprendería de saber, estimado lector, la cantidad de descubrimientos científicos modernos que ya eran conocidos en la antigüedad, pero que por alguna desconocida razón, fueron olvidados para más tarde volver a ser redescubiertos. Demos un breve vistazo a algunos de estos hallazgos.

    Comencemos por los calendarios. Rose Marie Paz, presidenta del IPRI (Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias) señala que los antiguos peruanos poseían un sistema que dividía el tiempo en eras de 500 años llamadas Pachacutis, que significa en runa simi: cuando la tierra se da vuelta. La cuestión es que da la casualidad de que según los estudios de Remy Bruck (1818-1870), justamente cada 500 años se desplazan los meridianos magnéticos de la Tierra produciendo cambios sociales y políticos radicales, susceptibles de ser anticipados. ¿Cómo supieron los andinos de la existencia de estos ciclos, sin poseer instrumentos adecuados?

    Asimismo, los mayas elaboraron un calendario prácticamente perfecto. No sólo porque calcularon el año con 365 días, sino también porque pudieron predecir con exactitud los eclipses de sol y de luna de hasta nuestros días, entre otras cosas más. ¿Cómo lo hicieron?

    La luna siempre ha suscitado fantasías a lo largo de la Historia, nadie lo niega, pero cuando estas fantasías calzan estrictamente con la realidad, entonces escarapela el cuerpo a más de una mente rígida. Este es el caso del texto hindú Surya Siddahanta que contiene datos precisos como el perímetro terrestre y la distancia que nos separa de la luna. Además dice que nuestro satélite es un lugar sin luz propia, como igual advirtieran en el 2300 a.c. Chang Ngo y su marido el ingeniero Hou Yin, al referir que el sol es quien ilumina en verdad a la luna, pero que “este misterio de los dioses no debe ser impartido de modo indiscriminado”.

    En el libro Somnia del astrónomo alemán Kepler (1571-1630), se relata con lujo de detalles un viaje a la luna. ¿Ciencia ficción en el siglo XVII? Al respecto, el ex -investigador de la NASA, Otto Binder señala que es muy raro que dé gran cantidad de detalles científicos precisos como el impacto de la aceleración, la falta de peso del cuerpo en el espacio, la caída libre en órbita y la descripción de la vestimenta espacial necesaria. Igualmente, Cyrano de Bergerac (1619-1655) en su Histoire comique ou voyage dans luna narra un supuesto viaje lunar con unos detalles técnicos que también sorprenden.

    La luna negra es otro gran misterio actual. Los caldeos, que colocaron las bases de la astronomía-astrología de nuestra época, incluyen en sus cartas astrales a Lilith, la luna negra. Hasta hace poco se pensó que era un punto ficticio en el sistema solar, pero en 1997 fue descubierto un cuerpo oscuro que había sido asteroide pero que fue capturado por el magnetismo de la Tierra hace 100 mil años y de allí se convirtió en nuestra segunda luna. Mide 5 km y tiene órbita de herradura. Tal hallazgo se debe al equipo de Paul Wiegert del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de York, Canadá. ¿Cómo supieron los caldeos que poseíamos un segundo satélite, si recién ahora con la tecnología de punta se ha podido recién fotografiar a… Lilith?

    Los satélites de Marte son otro gran enigma. Oficialmente fueron descubiertos en 1877 por Asaph Hall. Sin embargo, ¿cómo es posible que un siglo antes el novelista irlandés Jonathan Swift (1667-1745) hablara de ellos en su libro Viajes de Gulliver, cuando es impensable verlos sin instrumentos ópticos adecuados?. Aquí el párrafo: “ciertos astrólogos… han descubierto dos…satélites que giran alrededor de Marte, siendo así que el más interior aparece distante del centro del planeta primario exactamente tres de sus diámetros, y el más exterior, cinco; el primero gira en el curso de diez horas y el último en el de veintiuna y media… lo que evidentemente demuestra que están gobernados por la misma ley de gravitación, que influye sobre los otros cuerpos celestes”. El escritor francés Voltaire (1694-1778) también menciona los dos satélites marcianos: cuando sus personajes en su libro Micromegas, salen de Júpiter y flanquean Marte que “según se sabe es cinco veces menor que nuestro diminuto planeta y vieron dos lunas que sirven a este planeta y que han escapado a las miradas de nuestros astrónomos. Me consta que el padre Castel escribiera de modo harto jocoso contra la existencia de estas dos lunas, pero yo me atengo a quienes razonan por analogía. Aquellos filósofos saben cuán difícil sería que Marte se contentara con menos de dos lunas”. ¿De dónde obtendrían tal información Swift y Voltaire? ¿De una tradición mantenida quizá en secreto? Recordemos que ya desde Grecia se hablaba de los satélites marcianos, conocimiento camuflado en el mito del carro de Marte que tira de dos caballos llamados Fobos (miedo) y Deimos (pánico). Al ser redescubiertos estos satélites se les puso los mismos nombres.

    En la antigüedad ya se sabía que la Tierra era redonda, muchísimo antes que Colón. En el Surya Siddhanta se dice que nuestro mundo: “en todos sitios de la esfera, los hombres creen que su lugar es arriba. Pero dado que se trata de una esfera en el vacío, ¿cómo puede haber un abajo y un arriba?

    También los mayas conocían la redondez de la Tierra. En el Popol-Vuh, sus crónicas, se dice: “la primera raza, capaz de todo conocimiento… que examinó los cuatro rincones del horizonte, los cuatro puntos del firmamento y los círculos redondos de la Tierra”.

    De igual forma, los griegos Tales de Mileto (640-548 a.c.) y Anaximandro de Samos (610-547) demostraron matemáticamente la redondez de la Tierra. Asimismo, lo que el astrónomo inglés Bailly descubrió recién en 1781, Plutarco ya lo decía en el III a.c.: “la Tierra gira en una circunsferencia oblicua (¿esa no es la eclíptica acaso?), en tanto que, al mismo tiempo, lo hace alrededor de su propio eje (¿el movimiento de rotación?)”. Los griegos recepcionaron el conocimiento antiguo de una forma maravillosa. Sería muy largo enumerar en este artículo todo lo que sabían, antes que las mentes brillantes de este tiempo. Así, Platón en su obra Timeo cita a un sabio egipcio que éste conocía de la existencia de unas piedras que caían del cielo. Irónicamente en el siglo XVIII, la Academia de Ciencias Francesa sentenció que era imposible que del cielo caigan piedras. Evidentemente, aún no conocían “oficialmente” a los meteoritos. En esa misma línea, los dogones, una tribu africana, conocían a la estrella Sirio, de la constelación del Can Mayor, que en realidad estaba constituida por tres estrellas juntas, cosa que recién se ha sabido en este siglo. Para mayor referencia léase el libro: El Zorro Pálido de los antropólogos franceses Graule y Dieterlen.

    Los egipcios, de otro lado, en los jeroglíficos de la pirámide de Sakara muestran a un profesor enseñando a sus alumnos que la Tierra era redonda. 20 siglos después, sin embargo, la ciencia había olvidado estos logros y afirmaba que la Tierra era plana. ¿Qué pasó? La investigadora Rose Marie Paz sostiene la teoría de que todo este conocimiento fue olvidado por la humanidad debido a la quema sistemática de las grandes bibliotecas del pasado. Citemos sólo algunas: la devastación de la Biblioteca de Alejandría que según se cuenta, albergaba libros de antes del diluvio universal. Como los mapas de Piri Reis. Dicha biblioteca fue quemada en parte por Julio César y posteriormente en el 390 d.c. fue vuelta a quemar por Omar, tercer califa del Islam, el cual utilizó millones de libros y papiros para calentar los baños públicos de Alejandría durante 6 meses.

    Otra delicia histórica: en el siglo III a.c. el emperador Shih Huang Ti, de la dinastía Chi, comenzó a incinerar todo libro histórico, científico y filosófico, y encima a los sabios los mandó construir la muralla china. Sólo hizo unas pocas excepciones con libros de medicina, agricultura y nigromancia. En el siglo XVI, el obispo de Yucatán, Diego de Landa, mandó quemar las antiguas crónicas mayas halladas en México y escritas en corteza de árbol.

    Otra perla: la Biblioteca de Persépolis fue destruida por Alejandro Magno. También la Biblioteca de Cártago fue arrasada por los romanos en el 464 a.c.  Asimismo, la Biblioteca romana y la de Constantinopla fueron aniquiladas por los bárbaros. Y la lista continúa. Es que los conquistadores buscan destruir la biblioteca de un pueblo para destruir la identidad de las generaciones que vienen y sojuzgarlas. Borrón y cuenta nueva. Por eso es que siempre se ensañan con las bibliotecas. Paz sostiene que es muy posible que la extirpación de idolatrías haya realizado lo mismo con la escritura de los incas, pues es muy sospechoso que se diga que el Imperio del Tahuantinsuyo no haya tenido escritura. Los quipus, los quilcas (escritura) y los tocapus, junto con los pallares serían sólo piezas disgregadas de un rompecabezas que se destruyó ex profeso para no interpretar el conjunto. Así, “se sabe por algunas crónicas que los incas llegaron a escribir sobre madera y oro. Lo primero fue destruido y lo segundo fundido para calmar su codicia”, manifiesta Paz.

    Perder la memoria nos condena a descubrir lo ya descubierto. Las paraciencias buscan rescatar esos conocimientos extraviados. Tildarlas de pseudociencias es un prejuicio. Mejor en vez de negarlas a rajatabla, ¿por qué no dejamos una puertita a la duda?

Entrevista a un reptiliano

ENTREVISTA A UN “REPTILIANO”

escribe JULIO ANGLADA
janglada@openlink.com.br

Introducción

          Yo garantizo que el siguiente texto es una absoluta verdad, no una obra de ficción. Es la transcripción de una parte de una entrevista que yo hice con un ser no humano, un reptiliano en diciembre de 1999. Ese ser, “femenino” ha mantenido contacto con un amigo mío (mencionado por las iniciales E.F.) desde hace algunos meses. Déjenme decir que durante toda la vida he sido escéptico sobre asuntos relacionados con OVNIs, alienígenas y yo pensaba que E.F. me contaba sueños o historias ficticias al referirse a su primer contacto con el ser no humano que denomina “Lacerta”. Yo continuaba escéptico cuando me encontré con este ser el 16 de diciembre del año pasado en un pequeño cuarto de una casa distante de un amigo íntimo en una ciudad al sur de Suecia y pude ver con mis propios ojos que “ella” no era humana. Me contó y mostró muchas cosas inaceptables durante ese encuentro y yo no puedo negar la verdad y realidad de sus palabras ni un minuto. Este no es otro de esos engañosos documentos sobre OVNIs que afirman decir la verdad mas de hecho relatan justamente ficciones y yo estoy convencido de que esa transcripción contiene una única verdad. Por ello, ustedes deberían leer esto.

    He conversado con ella por lo menos tres horas por lo que la siguiente transcripción muestra solamente partes abreviadas de la entrevista, más allá de que ella expresamente me pidió que no publicara mucho de lo conversado. El orden de las preguntas en esta transcripción no está en el mismo orden en que yo las hice, lo que quizás resulte un poco confuso para el lector. No fue fácil no incluir muchas partes importantes del relato que ella me ha pedido que retirara, por lo que pido disculpas por el orden atípico empleado en el relato. Tengo a buen resguardo la transcripción entera de la misma (49 páginas que contienen desgrabaciones más apuntes míos aparte, algunos diseños de su cuerpo y sus equipos) mas yo no revelaré eso hasta que cuente con su permiso. He enviado primeramente este fascinante documento a cuatro amigos de Finlandia, Noruega, Alemania y Francia y espero que muchas personas sean capaces de acceder a la transcripción. Si usted recibe esto, por favor, envíe copias a sus amigos de confianza via e-mail o haciendo impresiones gráficas.

    Puedo asegurarles que su especie posee varias habilidades que nosotros llamaríamos “paranormales”, como telepatía y telekinesis (como comprobé por el movimiento y la “danza” de mi bolígrafo sobre la mesa sin que ella lo tocara ni acercara sus manos a menos de cuarenta centímetros del mismo) y esto, que me fue mostrado de tres a seis minutos, no fue ningún truco. Entiendo que será ciertamente difícil de entender y de creer para alguien que no lo hubiera vivenciado, pero debo insistir en mi convicción de que todo lo que ella relató es absolutamente cierto.

    A la hora de poner por escrito todo esto, tuve la firme convicción también de que, especialmente al hacerlo de esta forma resumida, lo que escribo es difícil de probar, como una historia de ciencia ficción de la TV o el cine, y yo mismo dudaría si algún otro me presentara un relato similar. Pero, en definitiva, sé que esta historia es verdadera, más allá de que usted quiera aceptarlo o no. Sé que no puedo esperar que usted crea en mis palabras simplemente como prueba, pero no puedo darle otras ahora. Por favor, lea la transcripción y piense sobre ellas y quizás usted vea la verdad de estas palabras. Habrá un nuevo encuentro con ella el 23 de abril de 2000 (N. de la D.: no hemos podido confirmar este asunto hasta ahora) y ella me prometió que “tal vez” me diera alguna evidencia de su existencia. En cuanto a eso, me preparo con nuevas preguntas. Tal vez me de autorización para revelar ciertas partes expurgadas de la transcripción y sobre la próxima guerra.

    Ser creído o no realmente no importa mucho (mas íntimamente espero que así sea).

Transcripción

Pregunta: En primer lugar, ¿quién o qué es usted? ¿Extraterrestre o una creación llevada a cabo en este planeta?

Respuesta: como podrá observar con sus propios ojos, no soy un ser humano como usted, y para ser honesta no soy un verdadero mamífero (a pesar de las partes de mi cuerpo que tienen apariencia de serlo) que es el resultado de una evolución. Soy una reptil hembra, femenina si me permite,  y pertenezco a una raza reptiliana muy antigua. Somos nativos terrestres y hemos vivido en este planeta hace millones de años. Somos mencionados en sus escrituras religiosas, su Biblia cristiana y muchas de sus tribus antiguas que sabían de nuestra existencia y nos adoraban como dioses, como por ejemplo, incas y egipcios. Su Biblia cristiana comprendió mal nuestro papel en su creación, y fuimos designados como “serpientes malignas” en sus escrituras, lo que es falso. Su raza fue genéticamente diseñada por extraterrestres y nosotros éramos observadores más o menos pasivos de este acelerado proceso de evolución. Usted debe saber (algunos de sus científicos ya lo saben) que su especie, de seguir evolucionando “naturalmente” no podría haber alcanzado este estado sino en otros dos o tres millones de años. Toda evolución es un proceso muy lento, pero no sé si usted comprenderá los detalles. Su creación fue artificial y hecha por ingeniería genética pero no por nosotros sino por una cultura extraterrestre. Así que si usted me pregunta sobre si nosotros somos extraterrestres, debo responderle que no. Somos nativos de este planeta. De hecho, es más nuestro planeta que de ustedes. Hemos tenido y tenemos algunas colonias en el sistema solar, de donde regresamos ahora, pero somos originarios de este planeta.

¿Podría decirme su nombre?
    Eso es difícil porque su lengua humana no es capaz de pronunciar nuestros nombres (y una pronunciación errada es algo muy ofensivo para muchos de nosotros). Nuestro idioma es muy diferente del suyo mas mi nombre sería –intentando hablar usando suavemente sus letras humanas– algo como “Sshiaasshak-ksh” con una pronunciación bien acentuada, dos “sh” y “k”. Nosotros no tenemos nombres propios, solamente un único nombre que es dividido y caracterizado como forma de hablar que es dado a las criaturas mas solamente como un proceso especial en épocas de esclarecimiento religioso o científico en la adolescencia, como ustedes la llamarían. Me gustaría que no tratase de pronunciar mi nombre con su lengua humana, así que llámeme “Lacerta”; ese es el nombre que uso cuando estoy entre humanos y conversando con ellos.

¿Cuál es su edad?
    No medimos el tiempo como ustedes en años astronómicos caracterizados por el giro de la Tierra alrededor del Sol porque nosotros vivimos debajo de la superficie del planeta. Nuestra medida del tiempo depende periódicamente del retorno de los ciclos del campo magnético de la Tierra y de acuerdo con eso (y dicho con sus números) hoy estoy en –déjeme calcular– 57.653 ciclos antiguos. Alcancé mi fase adulta y mi fertilidad en 16.337 ciclos atrás, un dato muy importante para nosotros. De acuerdo con su escala de tiempo humana yo tendría aproximadamente 28 años de edad.

¿Cuál es su actividad? ¿Tiene un “trabajo” como lo entendemos nosotros?
    Para decirlo con sus palabras: yo soy una curiosa estudiosa del comportamiento social de su especie. Es por eso que estoy aquí conversando y por eso yo revelé mi verdadera identidad a E.F. y ahora para usted y es por eso es que estoy dándole estas informaciones secretas y voy a intentar responder honestamente las muchas preguntas que tiene anotadas en esas hojas de papel. Y veré como usted reacciona, como sé que reaccionan otros de su especie. Existen tantos psicóticos y mentirosos de su especie sobre este planeta que afirman saber la verdad sobre nosotros, sobre OVNIs, sobre extraterrestres como muchos de ustedes que aceptan esas mentiras. Estoy particularmente interesada en ver cómo reaccionaría su especie si supieran la verdad, que es lo que le contaré, por ejemplo, a usted ahora. Estoy casi segura que casi todos ustedes se negarían a creer en mis palabras pero desearía equivocarme, porque necesitan comprender si quieren sobrevivir en los próximos años.

He leído todo el relato (se refiere al que previamente había confeccionado E.F.) pero quisiera que me respondiera honestamente: ¿los OVNIs son objetos reales piloteados por extraterrestres o pertenecen a su especie?
    Algunos de los OVNIs –como ustedes los llaman– pertenecen a nosotros, pero la mayoría no. La mayoría de los objetos “misteriosos” que ven en el cielo no son dispositivos tecnológicos, sino manifestaciones de fenómenos naturales que sus científicos aún desconocen, como encendidos espontáneos de plasma en la alta atmósfera. De cualquier manera algunos “ovnis” son naves reales que pertenecen a su misma especie (especialmente a sus militares), a alguna otra raza alienígena y finalmente a nosotros (pero solamente una minoría de las naves avistadas) porque somos generalmente muy cuidadosos de nuestros movimientos en la atmósfera y tenemos medios de ocultar nuestras naves. Si usted lee un reportaje del avistamiento de un largo cilindro brillante color ceniza, con forma de habano (existen diferentes tipos; déjeme decirle que entre 20 a 260 metros de largo), realiza un zumbido muy profundo y tiene cinco luces rojas en la superficie (una al frente, una al medio y tres al final) entonces seguramente usted habrá visto una de nuestras naves y eso significará que esa nave tenía algún percance o uno de los nuestros no fue suficientemente precavido o cuidadoso. Tenemos también una pequeña flota de aparatos circulares, pero los OVNIs con esa forma pertenecen generalmente a una cierta especie extraterrestre. Los OVNIs triangulares pertenecen a sus propios militares, pero ellos emplean una tecnología “extranjera” para construírlos. Si usted realmente quiere ver una de nuestras naves debe vigilar el Ártico, la Ántártida y el interior de Asia, especialmente cerca de la cima de las montañas.

¿Ustedes tienen un símbolo especial o algo que nos permita identificar su especie?
    Tenemos dos símbolos principales representando nuestra especie. Uno, más antiguo, es una serpiente azul con cuatro alas blancas sobre un fondo negro (los colores tienen significados religiosos para nosotros). Ese símbolo fue usado por ciertas jerarquías de mi sociedad pero hoy es poco frecuente, además que fue copiado por algunos de los humanos, más frecuentemente en antiguas escrituras y representaciones murales. El otro es un ser místico que usted llamaría “Dragón”, en forma de círculo con siete estrellas blancas en el medio. Este símbolo es mucho más común hoy. Si usted ve uno de estos símbolos en una nave cilíndrica como la que he descripto o en alguna instalación subterránea, esa nave o ese lugar definitivamente pertenece a nosotros  (y yo le aconsejaría irse de allí lo más rápidamente posible).

Las siete estrellas del símbolo que mencionó, ¿representan las Pléyades?
    ¿Pléyades? No. En realidad, las siete estrellas son planetas, y son un símbolo de nuestras antiguas colonias en el sistema solar. Las estrellas que se presenten sobre un fondo azul dentro del círculo del dragón representan la Tierra, y las colonias de la Luna, Marte, Venus y las cuatro lunas de Júpiter y Saturno que nosotros colonizamos en el pasado. Dos de la colonias no están en uso, habiendo sido abandonadas hace mucho tiempo así que cinco estrellas sería más acertado.

Dado que usted no me ha permitido tomar fotos, lo que hubiera sido fundamental para dar credibilidad a esta historia, ¿podría describirse en detalle a usted misma?
    Sé que sería de utilidad para garantizar la verdad de este relato que le hubiera permitido tomar fotografías. De cualquier forma, ustedes los humanos suelen ser muy escépticos (lo que es conveniente para nosotros y para cierta representación de extraterrestres que operan secretamente en este planeta) así que de haber contado con las fotos, muchos de su raza igualmente dirían que es un fraude y que yo soy una mujer humana con disfraz o algo así (lo cual sería muy ofensivo para mí). Usted debe entender que no puedo autorizarle tomar una fotografía mía o de mi equipo. Hay varias razones para ello y yo no quiero discutirlas, pero puedo decirle que una de ellas es la necesidad de mantrener por ahora el secreto de nuestra inteligencia y, aún más, otra razón es de naturaleza religiosa. Sin embargo, haga algunos dibujos de mi apariencia y del equipo que le mostraré más tarde. Yo también podría intentar describirme, pero tengo dudas de que otros de su especie puedan imaginar mi verdadero aspecto porque hay una negación automática de la existencia de una “cultura reptil” así como de otras especies inteligentes además de la suya propia. Esto es parte de la programación de su mente. Pero intentaré describirme.

    Imagine ahora el cuerpo normal de una mujer y tendrá una idea general de mi figura. Como usted, yo tengo una cabeza, dos brazos, dos manos, dos piernas y las proporciones de mi cuerpo son como las suyas. Como soy una hembra también tengo dos senos (a pesar de nuestro origen reptil) pues evolucionamos a la etapa de amamantamiento de nuestros bebés hace varios millones de años, dado que es lo mejor para mantener una criatura viva. Ya la evolución había contemplado eso para su especie en tiempos de los dinosaurios y también para nosotros, un poco más tarde. Eso no significa que nosotros seamos ahora verdaderos mamíferos, sino sólo cumplimos en común ésta función. Los órganos reproductivos externos son para ambos sexos un poco menores que los correspondientes a los humanos mas ellos son visibles y poseen las mismas funciones que para su especie.

    Mi piel es principalmente de un color verde esmeralda con algo más pálido y poseemos algunos patrones de puntos marrones irregulares (cada punto tiene un diámetro de un centímetro) en nuestra piel y nuestro rostro (los patrones son diferentes para ambos sexos pero las “mujeres”  los poseemos especialmente en la parte baja del cuerpo y el rostro, y usted puede verlos en mi caso como dos líneas en mi frente, alrededor de mi boca y mi cuello. Mis ojos  son de un tamaño algo mayor que el de los seres humanos (por ello podemos ver mejor en la oscuridad) y generalmente de pupilas negras rodeadas por un iris pequeño de color verde (los machos tienen un iris de verde más oscuro). La pupila tiene un comportamiento que la hace mudar desde una estrecha línea oscura hasta un gran óvalo, porque nuestra retina es muy sensible a la luz y nuestra pupila debe acompañar esto. Tenemos externamente orejas redondeadas, pero ellas son pequeñas y no tan curvadas como las suyas, pero podemos oír mejor porque nuestros oídos son más sensibles a los sonidos (también podemos oír una mayor amplitud de sonidos). Tenemos un músculo o membrana sobre ellos que pueden ser cerrados completamente, por ejemplo cuando nos encontramos bajo el agua. Nuestra nariz es más afilada y tiene una forma de “V” curvada entre las fosas que permitía a nuestros antepasados registrar por ahí los cambios de temperatura. Actualmente, hemos perdido la mayoría de estas habilidades pese a que también percibimos algo la temperatura por este órgano. Nuestros labios son de la misma forma que los suyos (los femeninos son un poco mayores que los machos) de un color marrón pálido y nuestros dientes son fuertes y blancos, un poco más finos y afilados que los frágiles dientes de los mamíferos. Tenemos diferentes colores de cabellos, como ustedes (aunque existe una tradición de colorear el cabello en edades diferentes) y el color original mío, por ejemplo, es un marrón verdoso. Los mismos son gruesos y fuertes como los suyos mas crecen muy lentamente. Además de eso, la cabeza es la única parte de nuestro cuerpo donde tenemos cabellos.

    Nuestro cuerpo, brazos y piernas son parecidos en tamaño y forma al de ustedes, difiriendo en el color así como tenemos estructuras escamosas en la parte superior de las piernas, por encima de las rodillas, y en los brazos por encima de los codos. Nuestros dedos son un poco más largos y finos que los humanos y la piel en las palmas es plana, sin líneas como ustedes sino una combinación de estructuras de escamas en la piel y puntos marrones (ambos sexos poseen estos puntos en las palmas de las manos) sin tener impresiones digitales como ustedes. Si usted tocara mi piel advetiría que es más áspera que la suya con pelos. Tenemos asimismo dos pequeños ganchos por encima de los dedos medios. Las uñas son grises y generalmente más delgadas que las de ustedes. Usted advertirá que las mías no son tan largas y redondeadas al tope. Ello es porque soy hembra. Los machos usan las uñas largas y afiladas, de unos cinco o seis de sus centímetros.

    La siguiente característica es muy diferente de su especie y se basa en nuestro origen reptil. Si usted tocara la parte superior de mi cabeza sentiría una línea ósea a través de mi ropa, bajando por mi espalda. Esta cresta sagital es mi espina dorsal prolongada en una placa ósea que sigue exactamente el recorrido de mi columna vertebral hasta las caderas. Existe un número extremadamente elevado de nervios y vasos sanguíneos en esta estructura, comprimidos en un canal de dos a tres centímetros de diámetro y esa es la razón por la cual nosotros tenemos siempre problemas en sentarnos en sillas como esa en la que se encuentra usted. Esa cresta está formada por una sucesión de pequeñas placas, y tiene también ingerencia en nuestra actividad sexual a través de la regulación de la temperatura de nuestro cuerpo y según la incidencia de luz solar o artificial se adapta el flujo de nuestra sangre reptiliana tantos grados como sean necesarios para estimular el placer.

¿Qué más es diferente en su especie?
    Oh, no tenemos ombligo porque fuimos creados por caminos diferentes al que dio origen a los mamíferos. Las otras diferencias externas son menores y pienso que no debo mencionarlas ahora porque la mayoría de ellas no son visibles si estamos usando ropas. Espero que la descripción de mi cuerpo haya sido bastante detallada. Le aconsejaría hacer algunos dibujos.

¿Qué tipo de ropa emplea normalmente?. Supongo que no será del género que ahora presenta.
    No. Uso ropas de humanos solamente cuando estoy entre ellos. Para ser honesta estas ropas apretadas no son confortables para mí y eso es muy extraño. Si estamos en nuestra propia casa (aquí, nuestras casas subterráneas) o en nuestra gran área de sol artificial, o si estamos junto a otros de nuestra especie que posean un nombre semejante al nuestro, en ese caso solemos permanecer desnudos. ¿Eso es chocante para usted? En cambio, cuando estamos junto con otros de nuestra especie pero con los cuales no compartimos “sonidos” ni los conocemos, usamos ropas largas y holgadas, en ocasiones con una especie de tocado en la cabeza. Sepa que muchas partes de nuestro cuerpo son muy sensibles al tacto, principalmente las pequeñas placas de la cresta sagital y por eso no podemos sentirnos confortables vistiendo ropas apretadas porque ellas nos lastiman. Frecuenemente ambos sexos emplean el mismo tipo de ropa, pero de colores diferentes.

Usted dijo “otros nombres parecidos al propio”. ¿Quiso decir su familia?
    No, no realmente. Usted llamaría a esto “familia” pero con esa palabra usted piensa solamente en aquellos de su especie que tienen una afinidad genética, como su padre, su madre o su hijo. Como dije anteriormente, tenemos un nombre muy difícil y diferente. La pronunciación del nombre es totalmente única y no habrá otro ser entre nosotros con el mismo sonido, pero parte de ese nombre (concretamente, un sonido en el medio) indica a otros de qué “familia” uno proviene (uso la palabra “familia” porque en su vocabulario no hay otra que describa esta relación) eso indica que hay una cierta correspondencia genética, en un grupo que puede englobar entre cuarenta y setenta miembros. Ese grupo incluye relaciones genéticas excepto aquellos que renuncian a las mismas, como padres y madres. Ello sería muy difícil de explicar, ya que nuestro sistema social es mucho más antiguo y complejo, por lo que precisaríamos varias horas sólo para considerar los asuntos primarios. Tal vez podamos encontrarnos otra vez y yo podría darle descripciones detalladas de todas esas cosas.

¿Usted tiene cola como muchos reptiles?
    ¿Y usted tiene una como muchos primates? No, no tenemos un rabo visible. Si usted observara nuestro esqueleto hay solamente un pequeño hueso redondeado al final de la espina dorsal, detrás de la pelvis. Es el resto inútil que legamos de nuestros antepasados pero no es visible desde afuera. Nuestros embriones tienen colas durante los primeros meses de crecimiento pero las mismas desaparecen antes de nacer. Una cola solamente tiene sentido para una especie primitiva que intenta andar en dos patas y necesita mantener el equilibrio con aquélla. Pero nuestra especie evolucionó hace ya tanto tiempo que desapareció ese atavismo.

Usted dijo que nacían de forma distinta a la nuestra. ¿Ponen huevos?
    Sí, pero no como sus pájaros o reptiles primitivos. En realidad el embrión crece dentro de un líquido proteico dentro del útero de la madre y a su vez dentro de un huevo de cáscara muy fina que abarca todo el vientre. El embrión, dentro de ese huevo es completamente independiente del cuerpo de la madre y tiene toda sustancia que necesita para desenvolverse dentro de la cáscara. Existe también un cordón, como su cordón umbilical que está unido a un punto oculto detrás de nuestras placas dorsales. Cuando el “bebé” está por nacer todo el huevo es presionado a través de la vagina que aparece cubierta de una viscosa sustancia, y el bebé sale de dentro de ese huevo después de algunos minutos. Esos dos ganchos en nuestros dedos medios son instintivamente usados por los bebés para quebrar la cáscara y tomar su primera respiración. Nuestros jóvenes no son tan grandes como sus bebés humanos y cuando nacen, en el mejor de los casos, tienen de treinta a treinta y cinco centímetros de largo, y el huevo unos cuarenta centímetros de largo, por lo cual nuestra vagina es menor que la de las humanas. Luego, crecemos hasta una altura de unos 1,60 a 1,80 metros.

¿Cuál es aproximadamente la temperatura de su cuerpo?. Usted dijo que les gusta deleitarse al sol. ¿Qué efecto tiene eso en su organismo?.
    No somos mamíferos, entonces como reptiles nuestra temperatura corporal depende de la temperatura que nos rodea. Si usted toca mi mano sentirá que está más fría que las suyas porque nuestra temperatura corporal está alrededor de los 30 a 33 grados centígrados. Si nos sentamos al sol (especialmente desnudos y con nuestras pequeñas placas dorsales vueltas hacia él) nuestra temperatura corporal puede aumentar ocho o nueve grados más en algunos minutos. Esa elevación de la temperatura causa la producción de muchas enzimas y hormonas en nuestrro cuerpo por lo que los mismos, nuestros cerebros y corazones se tornan más activos y nos  sentimos entonces realmente muy bien. Para los humanos puede ser común broncearse al sol, pero para nosotros es el mayor placer que pueda imaginar (tal vez, como la excitación sexual). También podemos y gustamos de nadar en agua caliente u otros líquidos que eleven nuestra temperatura. Si permanecemos algunas horas a la sombra nuestra temperatura vuelve a los 30/33 grados. Eso puede dañarnos (el exponer al sol, luego a la sombra y regresar en busca del sol) pero es lo que nos place. Tenemos también un alojamiento solar artificial en nuestra casa subterránea, pero no es lo mismo que el verdadero sol.

¿Cuál es su alimentación?
    Variada, como la de ustedes: carne, frutas, vegetales, algunas especies de hongos (que cultivamos en estancias subterráneas). Nosotros podemos también comer y digerir algunas sustancias que son venenosas para ustedes. La principal diferencia entre ustedes y nosotros es que nosotros debemos comer carne porque nuestro cuerpo precisa sus proteínas. No podemos vivir siendo completamente vegetarianos como su especie porque nuestra digestión dejaría de trabajar y moriríamos semanas o a lo sumo unos meses después de dejar de comer carne. Muchos de nosotros comen carne cruda u otras cosas que serían repugnantes para ustedes. Personalmente, yo prefiero carne cocida y frutas, como manzanas y naranjas.

¿Podría decirme algo sobre la evolución natural de su especie? ¿Qué edad tiene la misma? ¿Ustedes evolucionaron de resptiles primitivos como los humanos evolucionamos de los monos?
    Oh, esa es una historia muy larga y compleja, y seguramente inaceptable para ustedes, pero es la verdad. Intentaré explicarlo de manera resumida. Hace 65 millones de años nuestros ancestros involucionados conocidos como “dinosaurios” murieron en un gran cataclismo global. La razón para esa destrucción no fue un cataclismo natural causado por el impacto de un asteroide como equivocadamente sostienen sus científicos, sino una guerra entre dos grupos alienígenas enemigos que ocurrió en órbita en la alta atmósfera de este planeta. De acuerdo con nuestro limitado conocimiento respecto del inicio de esta guerra global esta guerra fue la primera pero no la última (una futura llegará en breve) mientras por otro lado lo que usted llamaría una “guerra fría” entre alienígenas rivales está teniendo lugar y complicando a su planeta desde hace setenta y tres años. Nuestros enemigos en esta guerra de hace sesenta y cinco millones de años fueron dos razas extraterrestres superiores cuyos nombres nuevamente son impronunciables para sus lenguas, y quizás lastimaría sus oídos si las pronunciara de forma correcta. Una raza era humanoide como su especie (mas mucho más antigua) y provenía de este universo, de un sistema solar próximo a la estrella que ustedes conocen como “Procyon” en sus mapas estelares. Además, sólo sabemos que se trata de una especie también reptiliana pero sin vinculación con nosotros, ya que nuestra especie evolucionó de formas sáuricas locales sin influencia exterior (excepto una manipulación genética hecha sobre nuestro género por nosotros mismos, y esto mucho tiempo después). La otra especie, también reptiliana, no venía de este universo. Lo explicaré. sus científicos no entienden de una manera real el universo porque sus mentes ilógicas son incapaces de entender las cosas más simples y dependen de las matemáticas y los números errados. Ello es parte de la programación genética que mencionaré en el futuro. Déjeme decirle que ustedes están tan distantes de la comprensión del universo como cuando se encontraban quinientos años atrás. Para emplear un lenguaje que quizás usted entienda: la otra especie no venía de este universo sino de la “trama del universo”. Usted llamaría a esto tal vez otra dimensión, pero eso no es la palabra cierta para describirlo correctamente (sin ir más lejos, el concepto de tercera dimensión ya es errado como ustedes lo comprenden). El hecho que usted debería recordar es que las especies avanzadas son capaces de desplazarse en el entretejido del universo mediante fuerzas que controlan mentalmente (mi especie también tiene avanzadas habilidades mentales en comparación con la suya, pero no somos capaces de manejar esa trama) y así hay entidades en este planeta que sí lo pueden hacer también, y ello aparecería como “magia” ante ustedes, como de hecho lo fue para sus antepasados.

    Volviendo a nuestra historia: la primera especie (los humanoides) alcanzaron la Tierra unos ciento cincuenta años antes que los reptilianos y construyeron algunas colonias en los primitivos continentes. La mayor colonia fue construída en el continente que hoy llaman ustedes Antártida y la que le seguía en tamaño en el continente que hoy conocen como Asia. Esas personas compartían el planeta sin problemas con una especie de animales sáuricos. Cuando la avanzada especie reptiliana llegó, los colonos humanoides de Procyon trataron de comunicarse pacíficamente, sin éxito, comenzando una guerra global que duró varios meses. Usted debe entender que ambas especies estaban interesadas en este joven planeta no por su biología ni por las especies que aquí existían sino por una única razón: minerales y materia prima, especialmente el cobre. Para entender esa razón debe entender que el cobre es vital para muchas especies avanzadas (como la nuestra) porque él, junto con algunos materiales inestables es capaz de reaccionar formando otros nuevos materiales inestables si se les inducen un potente campo electromagnético, en ángulo correcto con un alto campo de radiación nuclear para producir un significativo cruce de campos de fluctuación. La fusión del cobre con otros elementos en una cierta cámara en un campo de radiación magnética puede producir un campo de fuerza de naturaleza especial y muy útil para varias tareas tecnológicas (pero la base para esto es una fórmula extremadamente compleja que usted  no es capaz de descubrir por causa de las restricciones de su mente que ya le comenté antes). Ambas especies procuraban controlar el cobre del planeta y por esa razón se vieron envueltos en una prolongada guerra librada mayormente en el espacio, en las cercanías del planeta. La especie humanoide parece haber sido reiteradamente triunfante durante esa primera guerra pero en la última batalla los reptilianos deciden usar un arma poderosa experimental, una bomba de fusión que destruiría las formas de vida en el planeta pero no afectaría las materias primas como el cobre. La bomba fue lanzada desde el espacio y detonada sobre un punto de su planeta que ustedes hoy llaman “América Central”. Como explotó sobre el océano produjo una imprevisible fusión con hidrógeno y el resultado fue peor del que los reptilianos esperaban. Una radiación mortal cayó como una lluvia radiactiva de diferentes elementos ocasionando un “invierno nuclear” de casi doscientos años como resultado. La mayoría de los humanoides murieron y los reptilianos perdieron su interés por el planeta al cabo de algunos años por razones (al menos para nosotros) desconocidas, quizás a causa de la radiación. El planeta comenzaba a desertificarse de vida animal nuevamente. A propósito, uno de los resultados de la explosión fue la alteración y generación durante la onda incendiaria de diversos elementos como consecuencia de la fusión, y uno de esos elementos es el iridio, el que ahora se emplea como “evidencia” de que el cataclismo fue provocado por un meteorito. Eso no es verdad, claro que, ¿cómo podrían ustedes saber qué es verdad y qué no?.

    Bien, la mayoría de los dinosaurios murió (no todos necesariamente a consecuencia de la explosión, muchos por las desastrosas consecuencias posteriores de la lluvia radiactiva y el invierno nuclear). Casi todos los reptiles (inteligentes o no) que estaban sobre la superficie fueron muriendo en los veinte años siguientes. Algunos, sin embargo –especialmente los que se encontraban en los océanos– fueron capaces de sobrevivir por otros doscientos o trescientos años en este mundo transformado, pero esas especies también terminaron muriendo porque el clima había cambiado drásticamente. Cuando el invierno nuclear terminó, dos siglos después, el mundo estaba más frío que antes. Algunas especies fueron capaces de sobrevivir, como peces (los tiburones), pájaros, pequeños mamíferos rastreros (los ancestros de ustedes) y varios reptiles como cocodrilos… y existía un tipo especial de un pequeño y evolucionado dinosaurio desenvolviéndose junto con el último gran animal reptiliano, al que ustedes llaman “Tiranosaurio”.

    Ese reptil especial estaba caminando sobre dos piernas y se parecía un poco a sus reconstrucciones de los iguanodontes (se originaba en esta familia, sólo que era de tamaño menor (aproximadamente un metro cincuenta) con algunas características de humanoides y cambios en su estructura ósea, un cráneo mayor, un cerebro mayor y en sus manos un dedo oponible como pulgar, capaz de tomar cosas, un organismo y digestión diferentes, ojos desarrollados en el centro de la cabeza como los suyos propios y lo que era más importante, una organización cerebral más compleja. Ese fue nuestro antepasado directo. Existen teorías que dicen que la radiación de la bomba tomó parte en esas mutaciones de los organismos de nueva generación, pero no está comprobado. Entretanto ese pequeño dinosaurio de tipo humanoide evolucionó durante los siguientes treinta millones de años (es como he dicho antes, una especie necesita mucho más tiempo del que ustedes creen que tuvo la suya para evolucionar naturalmente si no es inducida artificialmente para convertirse en un animal más o menos pensante). Estos seres fueron entonces lo bastante inteligentes para no desaparecer durante los siguientes millones de años porque aprendieron a vivir, dado su reducido número, viviendo ocultos en cavernas, en vez de frente a la naturaleza inclemente. Aprendieron el uso de piedras y madera como sus primeras herramientas, el del fuego no tanto para cocinar sino primeramente para mantener la temperatura corporal –algo tan importante para nuestra especie– y luego con aplicaciones industriosas, y lentamente todo el camino ascendente que usted podrá imaginar.

    Durante los siguiente veinte millones de años esta especie fue dividida por la naturaleza en veintisiete subespecies (infelizmente la anterior especie reptil estaba acostumbrada a dividirse en subespecies de manera ilógica, especialmente durante el proceso de evolución). Muchas de esas subespecies entraron en conflicto entre sí por la dominación y fueron exterminadas. La naturaleza no fue amigable con nosotros: de esas veintisiete subespecies, veinticuatro fueron extintas. Cincuenta millones de años después de la primera guerra y la extinción de los dinosaurios, solamente tres (ahora también tecnológicas) adelantadas especies reptilianas estaban permaneciendo en este planeta junto a otros animales que comenzaban a imponerse, cuanto menos en número: los mamíferos. A través del cruzamiento natural y artificial esas tres especies fueron unidas en una, mediante manipulaciones genéticas se eliminaron los genes propensos a dividirse en subespecies y, de acuerdo con nuestra historia y creencias, esa es la época en que fechamos nuestro surgimiento. Pero creo que ya he dicho demasiado por esta vez. Debo irme. Quizás nos volvamos a ver.

    Con el apoyo de mi amigo E.F., con quien había acordado la entrevista y quien le había facilitado discretamente el acceso, Lacerta desapareció por un oscuro pasillo trasero. Estas líneas es todo lo que me ha quedado. Hasta el próximo encuentro, si es que se produce.

AFR: El artículo original fue inserto en alemán en la lista UFOTHRUTH, firmada por Olaf K.

Los mayas

LOS MAYAS

    La Civilización Maya:
    Es cierto que se desconocemos muchísimas cosas sobre los mayas. Sabemos que fue una de las culturas mas antiguas del continente americano y que floreció varios siglos antes que la de los aztecas o los incas; fue una de las más duraderas e indudablemente sirvió de base para el desarrollo de otras culturas de la zona. Lo que se conoce actualmente como el “área maya” abarca la Península del Yucatán en México, Belice, Guatemala, y las vertientes occidentales de Honduras y de El Salvador.

    Su historia abarca, reunida en tres grandes periodos, desde el año 1500 a.C. hasta los principios del siglo XVI. A partir del siglo XIII, el Imperio Maya sufrió un proceso de decadencia por causas todavía desconocidas, proceso que se vio acelerado con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo.

    Aclaremos que los mayas eran muy independientes, y que al hablar del Imperio Maya nos referimos a un hecho cultural mas que real, pues cada población se establecía como una Ciudad-Estado, actuando como unidades políticas independientes. Crearon por tanto un imperio que estaba en realidad controlado por una red de ciudades-estado densamente pobladas. Llegaron a establecer un comercio a gran escala, con rutas comerciales que se extendían hasta México y Panamá. Socialmente crearon un sistema de clases sociales bien organizado con ocupaciones y oficios muy definidos; básicamente establecían cuatro grupos sociales: los nobles y sacerdotes (clases dominantes y de carácter hereditario), los campesinos (crearon una sociedad agraria basada en el cultivo del maíz) y los esclavos.

    Los mayas desarrollaron grandes logros científicos y técnicos, debiéndose a ellos una serie de avances sorprendentes: crearon una arquitectura perfecta y monumental en los centros urbanos y ceremoniales, y todo ello sin manejar útiles metálicos ya que su tecnología sólo incluía utensilios de piedra tallada y pulimentada; desarrollaron un sistema de escritura jeroglífica, usaron códices o libros de papel de corteza), crearon un sistema vigesimal matemático con la invención del número “cero”; elaboraron un calendario de una exactitud superior a cualquier otro de esa época incluidos los europeos o el georgiano que actualmente utilizamos; desarrollaron enormemente la astrología y tenían amplios conocimientos astronómicos sobre los ciclos celestes de Venus y la Luna (se les ha llamado los maestros de las estrellas), creando tablas precisas con los movimientos del sol, la luna y las estrellas; desarrollaron las artes, como la pintura, escultura y talla de objetos de jade, y las ciencias como la medicina.

    Los centros arqueológicos más importantes del área maya son:
    en el Yucatán, CHICHEN ITZA y UXMAL
    en Chiapas, PALENQUE, TONINA, YAXCHILAN y BONAMPAK
    en Tabasco, LA VENTA y COMALCALCO
    en Quintana Roo, TULUM y COBA
    en Campeche, EDZNA y CALAKMUL
    en Guatemala, TIKAL, CEIBAL y QUIRIGUA
    en Belice, LAMANAI, CARACOL y XUNANTUNICH
    en Honduras, COPAN
    y en El Salvador, la JOYA DE CEREN, llamada la “Pompeya maya”.

    Los Códices Mayas:

    La civilización maya ha sido definida como una cultura literaria, aportando como prueba de ello los cerca de 4000 textos jeroglíficos que se conservan sobre piedra, cerámica, concha o hueso. Desgraciadamente los libros, tal y como los conocemos nosotros, han desaparecido en su casi totalidad. Estos libros o Códices se realizaban con cortezas de copo, una especie de higuera, que se impregnaban de goma y se colocaban en largas tiras plegadas en forma de biombo, que posteriormente se cubrían con una fina capa de cal blanca pulida sobre la que pintaban y escribían con plumas de aves o pinceles hechos de cabello humano o animal; los guardaban en cajas con tapas de madera labrada o piel de jaguar.

    Se calcula que fueron miles el número de códices que existieron en el mundo maya. Actualmente sólo se conservan cuatro: el Códice de Dresde, el Códice Peresiano o de París, el Códice Trocortesiano o de Madrid y el Códice Grolier. Los pocos que todavía se encuentran en las excavaciones arqueológicas aparecen como una masa informe, pues las condiciones climáticas de la zona son muy poco favorables a la conservación del papel vegetal. Los mayores culpables de que sólo hayan llegado hasta nosotros estos cuatro libros fueron los misioneros españoles, cuyo celo evangelizador les hizo ver en ellos la obra del demonio. Inicialmente la destrucción cultural comenzó con el primer arzobispo de México don Juan de Zumárraga y, desgraciadamente, sirvió de ejemplo para la gran mayoría de misioneros.

    Un clásico ejemplo de esta furia destructora es el de Fray Diego de Landa (1524-1579), de la orden franciscana, que llegó al Yucatán en 1549 donde fue nombrado Provincial de la Orden, pasando entonces a encargarse de los asuntos religiosos de la región. Con furor inquisidor, encarceló a todos los que consideró “herejes” y se dedicó a quemar ídolos e imágenes de sus dioses, en especial las figuras que representaban serpientes, reyendo que eran representaciones del Maligno. Una de las mayores aberraciones tuvo lugar en Maní, poblado situado a unos sesenta kilómetros de Mérida, donde quemó miles de estos libros de corteza de árbol. Posteriormente los superiores de Fray Diego consideraron que se había excedido en su celo de acabar con “las supersticiones y mentiras del demonio” y lo acusaron de dispensar un trato brutal a los indígenas en ciertos “autos de fe” que había celebrado y presidido, por lo que le enviaron a España para ser juzgado por el Consejo de Indias; debido al retraso de las vistas judiciales, el fraile tuvo varios años de plazo con los que preparar su defensa y para ello escribió una obra conocida como “Relación de las cosas del Yucatán” con la que pretendía exonerarse de toda culpa. Llegado el momento de hacer justicia, el tribunal lo consideró inocente, por lo que volvió al Yucatán “premiado” con el cargo de obispo, pero desde entonces ya no hay constancia de ningún otro acto inquisitorial por su parte. De la obra de Fray Diego de Landa se conserva una copia reducida y hoy, absurdos del la historia, es la mayor fuente para el estudio de la cultura maya, pues aporta datos sobre el calendario, los jeroglíficos, religión, leyes y costumbres de los mayas de esta región.

    Otros textos mayas han llegado hasta nosotros, aunque en esta ocasión están escritos en alfabeto latino (posiblemente para escapar de la destrucción) que habían aprendido los indígenas de los misioneros españoles. Se supone que en su mayor parte son transcripciones de manuscritos jeroglíficos destruidos; contienen en su mayoría relatos mitológicos en los que se mezcla una parte de realidad histórica. Son los libros de adivinación de los sacerdotes mayas y se conocen con el nombre de Chilam Balam y suelen designarse con los nombres de localidades; en la actualidad se conocen 17 libros del Chilam Balam, siendo los más conocidos los de Chumayel, Tzimin, Maní, Kaua, Ixil y Tusik, que recogen las tradiciones de los indios. Otros libros del mismo estilo son el conocido como Popol Vuh, con las ideas de la creación del mundo de los indios quiché de Guatemala, los Anales de los Cakchiqueles o Memorial de Solola que trata sobre la historia del pueblo Cakchiquel, o el Título de los Señores de Totonicapán.

    Religión y Mitología Maya:
    (Los nombres de los dioses mayas pueden buscarse individualmente en el Vocabulario que se encuentra al final de esta introducción a la Civilización Maya. Aclaremos, no obstante, que los mayas se referían a sus dioses con diversos nombres debido principalmente a su independencia respecto al resto de Ciudades-Estado, aunque en general la denominación era muy similar y su función en el panteón maya la misma).

    La religión jugaba un papel muy importante en la vida diaria de los mayas, y todas las actividades estaban regidas por los dioses. El sacerdote era el encargado de guiar la vida espiritual de la comunidad; en el Yucatán el sumo sacerdote era de la familia real y recibía el nombre de “príncipe-serpiente”, siendo el encargado de ordenar a los otros sacerdotes, que eran en definitiva los depositarios del saber sagrado como la jerogligrafía, la ciencia del calendario y la astrología.

    Los mayas creían que en el más allá recibirían un premio o un castigo por los actos humanos realizados; creían que los guerreros muertos en combate, las mujeres muertas de parto, los sacerdotes difuntos y los suicidas iban a una especie de paraíso. Sólo los malvados iban al más profundo de los infiernos, donde serían atormentados sin cesar. Las prácticas religiosas de los mayas incluían las plegarias, la danza, las ofrendas de incienso, la continencia, la realización de rigurosísimos ayunos y el sacrificio individual, siendo éste último una práctica muy extendida y habitual entre los mayas, en la cual los adoradores y penitentes se extraían sangre de las orejas, de los labios, de la lengua, del pene o de cualquiera de sus miembros.

    Las ceremonias rituales en honor de las deidades a veces se hacían a través de sacrificios humanos, de los cuales nos han llegado representaciones pertenecientes al periodo clásico, aunque fueron indudablemente más frecuentes a partir del momento en que se dejaron sentir las influencias mexicanas. Figuras humanas en una extraña pose reclinada sosteniendo un recipiente en su regazo pueden encontrarse en Chichén Itzá y otros sitios yucatecos; supuestamente los personajes esculpidos en piedra conocidos como Chaac Mool recibían el corazón latiendo de la víctima sacrificada. Otros sacrificios se realizaban matando a las víctimas a flechazos. En otras ocasiones se ahogaban en los estanques sagrados o Cenotes, característicos de la península de Yucatán, habitualmente con motivo de conjurar graves calamidades, en especial la sequía; los más famosos Cenotes usados para este fin se encuentran en Chichén Itzá, donde junto a los restos de hombres y mujeres sacrificadas, se han encontrado en el pozo ofrendas de incienso, figurillas de jade, joyas de oro o cobre, cerámica y otros objetos arrojados para honrar a los dioses.

    Para los mayas la Tierra era un disco flotando sobre el océano universal y el Cielo era como un edificio compuesto de pisos superpuestos; las pirámides escalonadas serían pues los símbolos de este cielo, y el templo que las culminaba las moradas de los dioses. El cielo lo imaginaban formado por trece capas celestes y el infierno por nueve niveles, cada uno de ellos regido por un dios. La religión maya era fuertemente dualista: frente a los dioses benéficos había siempre otros maléficos; los trece dioses celestes se enfrentaban a los nueve dioses infernales; los que favorecían a los humanos estaban en lucha constante con los que los perjudicaban.
    Los historiadores han tenido muchas dificultades para localizar los nombres propios de los dioses mayas, ya que se perdieron y destruyeron casi todas las fuentes escritas de saber antiguo; los diversos pueblos que constituían esta civilización denominaban con distintos nombres a los mismos dioses, lo cual ayuda más a la confusión existente en este tema; la identificación de las deidades mayas se inició a principios de este siglo con la obra de Paul Schellhas, que sirviéndose de los códices conocidos diferenció una serie de divinidades y les asignó a cada uno de ellos una letra del alfabeto, método de indentificación que generalmente todavía se sigue. El dios principal del panteón maya era Itzamná, dios creador y forjador del Universo, que aunque inicialmente presentaba diversos aspectos o facetas de sí mismo, al final del Periodo Clásico Tardío se considera que su culto se acercaba más al monoteísmo. Los dioses mayas regían sobre los vientos, el sol, el cielo, el maíz, la guerra y la muerte. Posiblemente una de las deidades más importantes era el dios de la lluvia, Chac, adorado en toda la región y similar al dios Tlaloc de los aztecas. La serpiente emplumada se convirtió en una deidad mayor en la península de Yucatán después de la llegada de los toltecas en el siglo X de nuestra era; estos extranjeros guerreros provenientes del centro de México adoraban a este dios con el nombre de Quetzalcoatl, pero los mayas le cambiaron el nombre a Kukulkán y le dedicaron un templo al nuevo dios en Chichén Itzá.

    Sistemas de Numeración Maya:
    Se cree que fue entre los siglos IV y III a.C. cuando los sacerdotes mayas crearon un sistema de numeración

DICCIONARIO DE TERMINOS MAYAS

NOTA
La lengua maya poseía muchas derivaciones según los pueblos, aunque mantenía una raíz común.
Debido a los especiales giros del lenguaje de los mayas clásicos, pueblos mayas de influencia tolteca e incluso azteca, pueblos como los Cakchiquel o los Quiché, en este Diccionario constarán indistintamente unos términos, en cualquiera de estas lenguas, que pudieran ser similares.
El único objetivo de este Diccionario es dar a conocer aquellas palabras más utilizadas en el idioma maya, independientemente de su origen.

    ACAT
            Es el dios de la vida, formador de los niños en el vientre de sus madres.

    AH PUCH
    Ver Hun-Camé.

    AHAU CHAMAHEZ
    Dios de la Medicina, junto con Cit Bolon Tum. Hacían triplete con Ixchel, patrona de los curanderos, de los partos y nacimientos.

    AHAU KINICH
    Era la representación deificada del Sol para los mayas del Yucatán; posiblemente un aspecto del dios creador Itzamná. En su tránsito nocturno por el mundo inferior se le representa como el Dios Jaguar, el felino nocturno, por lo que a los cielos estrellados se les ha descrito como la piel moteada del jaguar.

    AHAUAB DE XIBALBÁ (Los Señores de la Noche)
    Con esta denominación se conocen a los Señores del Infierno, asistentes directos de los Señores Principales, Hun-Camé y Vucub-Camé, los padres y soberanos del Inframundo. Los Señores Infernales más conocidos son: Ahalcaná, “El que Hace la Aguadija” y Ahalpuh, “El que Labra las Materias”, cuyo oficio era hinchar a los hombres, producirles materias purulentas en las piernas y causarles amarillez en sus rostros; Ahalmez, “El que hace la Basura”, y Ahaltocob, “El que causa la Miseria”, que tenían por oficio punzar a los hombres para que les sucediera el mal y murieran boca abajo, en la puerta de su casa o detrás de ella; Cuchumaquic, “La Sangre Junta”, y Xiquiripat, “La Angarilla Voladora”, cuyo oficio era causar los derrames de sangre en los hombres; Chamiabac también llamado “Vara de Hueso” y Chamiaholom la “Vara de Calavera”, eran los Alguaciles del Infierno, su oficio era enflaquecer a los hombres hasta que se quedaran en los huesos y murieran con la piel del vientre pegada a la columna vertebral; otros Señores eran Patán y Quicxic, encargados golpear el corazón de los hombres causando la muerte repentina que se producía al echar sangre por la boca.

    AHMAKIQ
    Dios de la agricultura, encierra al viento cuando amenaza con destruir las cosechas.

    ALAGHOM-NAOM
    Es la diosa de la tierra, la abundancia y la sabiduría. Creadora del conocimiento consciente y el pensamiento.

    BACABS (Los 4 Bacabs)
    Son los dioses del viento y pilares del Cielo, ya que sostenían el Cielo sobre sus espaldas en los cuatro rincones del Universo; representan a las cuatro direcciones fundamentales del mundo o puntos cardinales. Uno llevaba una caracola de mar en su espalda, otro una tela de araña, el tercero un caparazón de tortuga y el cuarto una concha en espiral. Son también dioses de la apicultura.

    BACKLUM-CHAAM
    Es el príapo maya.

    CAMAZOTZ
    Dios-murciélago del Inframundo.

    CENOTE
    Término utilizado para designar un pequeño estanque o depósito de agua alimentado por corrientes subterráneas y originado por el hundimiento de una caverna. En el Cenote Sagrado se arrojaban gran cantidad de objetos, con lo que se convirtieron en cenagosos museos del arte prehispánico; también se realizaban sacrificios humanos, arrojando a sus profundidades mujeres, niños e incluso hombres adultos.

    CIT BOLON TUM
    Es el otro dios de la Medicina, junto con Ahau Chamahez.

    CHAC
    Dios de la lluvia, uno de los dioses más importantes del panteón maya, representado con una nariz larga y curva. Era el dispensador de la lluvia fecundadora, el protector del joven dios del maíz constantemente amenazado de muerte por la divinidad de la sequía. Un animal asociado a él es la pequeña uo, ranita que se presenta croando ruidosamente con los inicios de la estación de las lluvias.

    CHAMIABAC y CHAMIAHOLOM
    Son los Alguaciles del Infierno. Ver los Ahauab de Xibalbá.

    CHILAM BALAM
    La palabra Chilam se aplicaba a una clase de sacerdotes que eran oráculos, adivinos y profetas, mientras que la palabra Balam traducida como Jaguar, indica algo misterioso y oculto. Los llamados “Libros de Chilam Balam” son los libros sagrados de los sacerdotes mayas, que se suponen traducciones literales al alfabeto latino de los originales en lengua jeroglífica maya.

    CHIN
    Dios del vicio.

EC AHUA
El llamado Jefe Negro, una de las divinidades de la guerra. También se le supone el señor de las plantaciones de cacao.

EKCHUAN
Dios de la estrella polar, patrón de los viajeros y los comerciantes. Mantenía constantes relaciones con el Mundo Inferior.

HUN-CAMÉ
Uno de los nombres del dios maléfico principal, dios de la Muerte y Gran Señor de los Infiernos; se le representa como una calavera descarnada y su nombre es traducido como “Uno Tomador”. Junto con Vucub-Camé eran los dos Señores Principales de Xibalbá, los grandes jueces del Infierno. Por su numerosa representación en los códices se clasificó inicialmente como el Dios A, y se le conoce también por los nombres de Ah Puch y Hun-Ahau. Se asocia con Cizibn (el “hedor”), que es la deidad que más se venera en la actualidad a lo largo de toda el área maya desde Chiapas a Yucatán.

HUN-CIMIL
Ver Hun-Camé.

HUNAHPÚ
Junto con su hermano Ixbalanqué, son los Héroes Gemelos del Popol-Vuh, que entraron en el Inframundo y derrotaron a los Señores del Infierno, saliendo convertidos en el Sol y la Luna.

HURACÁN
Dios de los huracanes (de donde nosotros hemos tomado la palabra para designar estos fenómenos atmosféricos). Su nombre se traduce como “Corazón del Cielo”. Se presenta en forma de tres manifestaciones distintas: Caculhá Huracán, el “Rayo de Una Pierna”, Chipí Caculhá, el “Más Pequeño de los Rayos”, y Raxá Caculhá, el “Rayo muy Hermoso”.

ITZAMNÁ
Es el dios principal del panteón maya, el viejo dios del Cielo, dios creador y civilizador que había enseñado las ciencias a los hombres, inventor del dibujo y de la escritura jeroglífica. A veces se le representaba simplemente como una mano roja. Se supone que el dios maya del sol no era, tal vez, más que Itzamná bajo otra forma.

IXBALANQUÉ
Junto con su hermano Hunahpú, son los Héroes Gemelos del Popol-Vuh, que entraron en el Inframundo y derrotaron a los Señores del Infierno, saliendo convertidos en el Sol y la Luna.

IXCHEL
Diosa de la luna y del arcoiris, esposa de Itzamná y famosa por su infidelidad e inconstacia amorosa; en ocasiones poco benévola para los humanos ya que era la dama de las inundaciones devastadoras. También era la diosa de los alumbramientos; las futuras madres a menudo realizaban peregrinajes a la isla de Cozumel o Isla Mujeres en México, que se encontraba bajo la protección de esta diosa.

IXCHELBELYAR
Diosa de artes como la pintura, los tejidos y bordados.

IXQUIC
Cuyo nombre se traduce como “Sangre”, era la hija de Cuchumaquic, uno de los Señores de Xibalbá, que según la leyenda concibió a los héroes gemelos, Ixbalanqué y Hunahú, mediante la saliva de la cabeza de Hun Hunahpú que cayó en la palma de su mano. Fue expulsada por su padre de Xibalbá y se escapó a Uleu, la Tierra.

IXTAB
Diosa del suicidio, era la patrona de los que se suicidaban y en especial de los que se ahorcaban, a los que ayudaba a alcanzar el paraíso sin extraviarse.

IXTUNTUN
Patrón protector de los grabadores de jade.

KAN U UAYEYAB
Dios Guardián de las ciudades.

KISIN
Es el espíritu maligno de los terremotos. Vive abajo la tierra en un purgatorio donde todas las almas están un tiempo, excepto los soldados muertos en la batalla y las mujeres que murieron de parto.

KUKULKAN
Es un dios heredado de los toltecas, la llamada Serpiente Emplumada, sinónimo del dios azteca Quetzalcóatl. Los mayas quichés le llamaban Gukumatz.

LENGUAJE DE ZULÚA, EL
Este término se refiere a la importancia mágica de la palabra que debía permanecer oculta para el pueblo en general.
El “Lenguaje de Zulúa” denominaba a un conjunto de conocimientos esotéricos trasmitidos secretamente de padres a hijos en la aristocracia maya. Entre los mayas del Yucatán existía una figura llamada Alachuinic, Hombre Verdadero, encargado de someter cada 20 años a los hombres de alcurnia al llamado “Interrogatorio de los Jefes”, para que los candidatos a tomar la dirección de una población demostraran sus conocimientos.

MITNAL
El MITNAL o Mictlan es un término en lengua maya utilizado para designar al Noveno Infierno. Para los mayas el Mundo Inferior estaba constituido por nueve zonas, siendo la última la más aterradora de todas, el llamado Mitnal.
Algunos mitólogos asocian el nombre de Mitnal al Dios de la Muerte y Dueño de los Infiernos.

NACON
Uno de los dioses de la Guerra.

OXLAHUNTIKÚ
Las trece divinidades del mundo superior, una por cada nivel del cielo maya.

POPOL-VUH
Literalmente, “El Libro de la Comunidad”, es el Libro Sagrado o Biblia de los mayas quichés. Era en origen un antiguo códice maya y se divide en tres partes fundamentales: la creación y el origen del hombre, las aventuras de los semidioses Hunaphú e Ixbalanqué, y la historia antigua de las tribus indígenas de Guatemala. Este libro desapareció, y en el siglo XVIII, gracias al empeño del Padre Fray Francisco Ximénez, se consiguió que unos indios dieran a conocer un libro escrito en lengua quiché poco después de la conquista española (¿1544?), donde se recopilaban estas viejas tradiciones. En la actualidad se llama Popol Vuh a esta traducción (también conocida como Manuscrito de Chichicastenango).

PIZLIMTEC
Dios del canto.

SATUNSAT
Es un curioso edificio hallado en las ruinas de Oxkintok, en el norte de la península del Yucatán, y que no tiene igual en el mundo maya; formado por un laberinto de piedra con tres pisos conectados entre sí por escaleras interiores, se supone que representa el camino de bajada al Inframundo. Se cree que la persona que se internaba en él, experimentaba una especie de “muerte ritual”, entrando en comunicación con sus antepasados y con los dioses, renaciendo finalmente con una nueva fuerza y con extraordinarios conocimientos adquiridos durante el fantástico viaje. Este rito iniciático de descenso a los infiernos suponía una catarsis para los gobernantes de la ciudad o los sacerdotes y, actualmente, para ciertos chamanes y curanderos que buscan en su interior revelaciones sobrenaturales.

TEOTLACHCO
Era el Juego de Pelota de los mayas. El Juego de Pelota estuvo muy extendido en los pueblos de la América antigua, aunque en principio fue panmesoamericano. Consistía en una sangrienta diversión, en ocasiones muy violenta, donde se cruzaban habitualmente apuestas y era normal que terminara con la muerte de los perdedores, aunque existieron otras variantes que incluían el sacrificio de los vencedores. No era solamente un acto lúdico o una competición atlética, pues la cancha de juego era en realidad un diagrama cosmológico y la pelota simbolizaba al sol, lanzada constantemente por el firmamento y que sólo se detenía en los extremos correspondientes a los solsticios. Las zonas de juego estaban habitualmente cerca de los templos, eran rectangulares y con superficies escalonadas, en cuyos muros se habían fijado dos discos de piedra agujereados, uno frente al otro, a través de los cuales cada bando debía introducir la pelota. Se conoce muy poco de sus reglas y su método de puntuación, aunque se sabe que la pelota, grande, sólida y pesada de material elástico como el caucho, no se podía tocar con las manos o los pies, debiendo utilizar en su lugar el pecho, el vientre o las caderas. Jugaban dos equipos opuestos que se protegían con un cinturón ancho y pesado de madera y cuero, protectores en muslos y rodillas, guantes y, en algunas zonas, también cascos.

TUCUR
Son los también llamados Tecolotes o mensajeros de los Señores del Inframundo. Eran cuatro buhos o lechuzas mágicas: Chavi-Tucur o “Flecha de Buho”, rápido como una flecha; Huracán-Tucur o “Piedra de Buho”, que no tenía más que una pierna; Caquix-Tucur o “Guacamaya Buho”, con alas color rojo de fuego; y Holom-Tucur o “Cabeza de Buho”, que era sólo cabeza y alas, sin cuerpo ni piernas.

TZOMPANTLI
Especie de podium en forma de T cerca de los campos de juego de pelota, y cuyo nombre significa “muro de cráneos”; lugar donde se depositaban las cabezas de los perdedores en el Juego de Pelota.

VUCUB-CAME
Traducido como “Siete Tomadores” era junto con Hun-Camé, el otro Gran Señor de Xibalbá, que eran servidos y asistidos por el resto de los Señores del Infierno.

XIBALBA
Para los mayas del Yucatán era el diablo, para los mayas-quichés era la región subterránea habitada por los enemigos del hombre, era el Mundo Inferior o Infierno, y su nombre puede ser traducido como “Lugar del Espanto”.
El territorio de Xibalbá estaba formado por nueve niveles llenos de murciélagos mortíferos y una fauna asquerosa, como perros demoníacos devoradores del almas; cada nivel estaba regido por un Señor de la Noche, siendo el nivel más profundo y tenebroso de todos el llamado Mitnal. En el descenso a Xibalbá se cruzaban varios ríos, entre ellos uno de materia (antiguo nombre dado al pus) y otro de sangre, y luego se llegaba a una encrucijada de cuatro caminos: uno negro, otro blanco, otro rojo y el último verde; siguiendo el camino negro se llegaba a las Casas del Sufrimiento o Lugares de Tormento: la Casa de la Oscuridad, la Casa del Frío, la Casa del Fuego, la Casa de las Navajas de Chay o Cuchillos de Pedernal, la Casa de los Tigres, la Casa de los Murciélagos…
Los mayas consideraban a ciertas cuevas como conductos o pasajes que enlazaban directamente con el Infierno, creencia que hoy en día forma parte de las leyendas de los descendientes de los mayas.

YAXCHÉ
Es un árbol inmenso (ceiba) que se encuentra cerca de cada uno de los Bacabs que erraizaban en el mundo subterráneo, y sus ramas acogían las buenas almas, especialmente las de los suicidas.

YUM KAAX
Dios del Maíz, es quizá uno de los más importantes. Muchos piensan que no es dios del maíz sino el maíz mismo, pues la agricultura y la economía maya se basaba en este cereal. Se le representa como un dios joven, atacado constantemente por el dios de la sequía y defendido por el dios de las lluvias.

Los niños occiosos (cuento quechua)

Tomado del libro Hijos de la Primavera: vida y palabras de los indios de América; F.C.E., México 1994 pág.186
Coordinador: Federico Navarrete Linares.
Adaptación: Gabriela Rábago.
Ilustrador: Felipe Dávalos.
Sucedió una vez, hace años y años. Una viuda tenía tres hijos y cuando llegó el tiempo en que había que barbechar la chacra les ordenó:

    Vayan a disponer la tierra y les dio alimento para cuando tuvieran hambre.

    Los ni˜os llegaron a la chacra, pero en lugar de trabajar pasaron el día jugando.

    Cuando regresaron a su casa, mintieron a su madre:

    -Hemos terminado el trabajo.

    Pasados algunos días, la viuda les dijo:

    De seguro el barbecho está lleno de terrones. Así que también hay que hacer ese trabajo: vayan a desterronar.

    Los ni˜os fueron a la chacra, pero en vez de romper los terrones, de nuevo pasaron el día jugando. Sólo detuvieron su diversión para comer lo que su madre les había preparado. Al atardecer regresaron a su casa.

    -Toda la chacra está desterronada -volvieron a mentir a su madre.

    Al llegar la época de la siembra, la viuda dijo:

    -Ahora vayan a sembrar la papa

    y les dio las papas que debían plantar y su fiambre para almorzar. En la chacra, los muchachos no sólo se pusieron a jugar como era su costumbre, sino que asaron parte de las papas que debían sembrar e hicieron watía. El res to de las papas las aventaron como piedras con su honda.

    -Todas las papas han quedado sembradas -le volvieron a mentir a su madre, mientras cenaban.

    Pasó el tiempo; la viuda imaginaba que la papa ya estaría crecida. “Las plantas deben estar necesitando que se les ponga m s tierra”, pensó. “También habría que desyerbar”. Y envió a sus hijos a la chacra con esos encargos; pero ellos, en lugar de aporcar y desyerbar, pasaron el día mir ando otras chacras. Por supuesto, comieron y jugaron. Al atardecer, estos ni˜os ociosos entraron en una chacra ajena y robaron algunas papas.

    -Te las hemos traído para que veas lo bien que está nuestra chacra -dijeron a su madre al mostrarle las papas robadas.

    La mujer estaba contenta, besó las papas y sirvió la cena a sus hijos. Unas semanas después, les dijo:

    -Ya casi no tenemos qué comer. Quisiera ir yo misma a sacar un poco de papa nueva, pero no sabría cómo distinguir nuestra chacra.

    -Es fácil, mamá -le dijeron-. Es la mejor de todas.

    Enga˜ada de esa manera, la mujer llegó a los sembradíos, miró las chacras y escogía la mejor. Y se puso a escarbar… Había ya cosechado un montón de papas cuando apareció un hombre y empez&oac ute; a darle empellones.

    -¿Con qué derecho escarbas en mi chacra? -decía el hombre.

    -Estás equivocado: ésta es la chacra que han sembrado mis hijos -respondió la viuda.

    -Así que tú eres la madre de esos muchachos ociosos y ladrones -dijo el hombre-. Entérate de que tus hijos no han sembrado ni una papa. Cada vez que han venido aquí, no han hecho más que jugar y jugar.

    La mujer regresó llorando a su casa. Estaba desesperada. Al ver a sus hijos los comenzó a castigar. Golpes iban, golpes venían. Les dio golpes tan fuertes que al hijo mayor le rompió una pierna, al mediano le hirió ; un ojo y al menor le arrancó los cabellos. Pero después, como sucede con todas las madres les tuvo compasión. Quiso darles algo de comer, sólo que ya no le quedaban papas, y les tuvo que dar de comer pedazos de su propia carn e.

    Pero a los hijos no se les pasó el rencor y no se quedaron con ella. Se fueron de la casa y se convirtieron en elementos da˜inos.

    -Yo seré la granizada -dijo el mayor.

    -Yo voy a ser la helada -dijo el mediano.

    -Yo seré el viento -dijo el menor.

    Y así ocurrió: iniciaron sus maldades sobre las chacras. Cayó una granizada desde el mediodía hasta la medianoche. Desde la medianoche hasta el amanecer cayó una helada terrible. Y pasado el amanecer, llegó el viento y sopló y sopló hasta que arrancó todo. Así en las chacras no quedó ni una sola papa y todo el pueblo pasó un hambre terrible.

    Los quechuas saben que se fue el origen de los enemigos de los sembradíos. Por eso dicen que la granizada es el hijo cojo que pisotea la tierra sin respetar nada; la helada es el hijo tuerto que cae donde sea, sin ver bien, hasta en lugares donde no hay sembradíos; el viento es el hijo menor, que sopla dondequiera sin temor a que se le enreden los cabellos, pues su madre se los arrancó.

Cuentos mayas

Juego de Pedro iguana

Tomado del libro Hijos de la Primavera: vida y palabras de los indios de América, F. C. E., México, 1994, pág. 89
Coordinador: Federico Navarrete Linares.
Adaptación: Gabriela Rábago.
Éste es un juego para niñas y niños.

    El escenario es un bosque y se trata de buscar a Pedro Iguana. El muchacho que lo representa se oculta entre los árboles, mientras los otros se quedan en su lugar con los ojos tapados.

    Una vez que se ha escondido, Pedro Iguana grita: “­¡Vengan!” y los demás salen a buscarlo al tiempo que corean un verso:

    “¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¿Dónde estás, Pedro Iguana?”

    Pedro tiene que responder con un silbido si los jugadores van lejos de su rastro; pero si están cerca, se mantiene en silencio para no delatarse.

    Cuando al fin lo encuentran, debe tratar de huir. Los cazadores se le echan encima para atraparlo y Pedro Iguana rara vez consigue escapar.

    El juego continúa y el muchacho que lo encontró primero se convierte en el nuevo Pedro Iguana.

Juan Perez Jolote

Tomado del libro Hijos de la Primavera: vida y palabras de los indios de América, F. C. E., México, 1994, pág.140
Coordinador: Federico Navarrete Linares.
Adaptación: Gabriela Rábago.
Ilustrador: Andrés Sánchez de Tagle.
Ésta es la historia de Juan Pérez Jolote, un indio maya tzotzil de San Juan Chamula, en México. En este capítulo nos cuenta sobre sus primeros años.

    No sé en que año nací. Mis padres no lo sabían, nunca me lo dijeron. Soy indio chamula, conocí el Sol allá en el lugar de mis antepasados que está cerca del Gran Pueblo, en el paraje de Cuchulumtic.

    Me llamo Juan Pérez Jolote. Lo de Juan, porque mi madre me parió el día de la fiesta de San Juan, patrón del pueblo. Soy Pérez Jolote porque así se nombraba a mi padre. Yo no sé cómo hicieron los antiguos, nuestros “tatas”, para ponerle a la gente nombres de animales. A mi me tocó el del guajolote.

    Conocí la tierra de cerquita, porque desde muy pequeño me llevaba mi padre a quebrarla para la siembra. Me colocaban en medio de mi padre y mi madre cuando trabajaban juntos en la milpa. Era yo tan tierno que apenas podía con el azadón. Estaba tan seca y tan dura la tierra, que mis canillas se doblaban y no podía yo romper los terrones. Esto embravecía a mi padre, y me golpeaba con el cañón del azadón, y me decía:

    -¡Cabrón, hasta cuándo te vas a enseñar a trabajar!

    Algunas veces mi madre me defendía, pero a ella también la golpeaba.

    Ahora pienso que tuve mala suerte con ese padre que me tocó. Bien me daba cuenta que a otros niños sus papás los trataban con muchas consideraciones y con harta paciencia los enseñaban. Pero a mí ese padre, con su trago y sus golpes, hizo que se me creciera el miedo en la barriga y ya no quería aguantarme junto a él, no me fuera a matar en un descuido.

    Un día domingo, a la hora en que pasa por el camino la gente que vuelve de San Andrés, después de la plaza, me acerqué a una mujer zinacanteca y le dije llorando:

    -Mira, señora, llévame para tu casa, porque mi papá me pega mucho. Aquí tengo mi seña todavía, y acá, en la cabeza, estoy sangrando. Me pegó con el cañón de la escopeta.

    -Bueno -me dijo la mujer-. Vámonos.

    Y me llevó para su casa donde tenía sus hijos, en Nachij.

    No muy cerca de esta casa, en otro paraje, había una señora viuda que tenía cincuenta carneros. Cuando supo que yo estaba allí, vino a pedirme diciendo a la mujer que me había traído:

    -¿Por qué no me das ese muchacho que tienes aquí? No tiene papá, no tiene mamá. Yo tengo mis carneros y no tengo quién me los cuide.

    Luego me preguntó la mujer que me trajo:

    -¿Quieres ir más lejos de aquí, donde tu papá no te va a encontrar?

    -Sí -le dije. Y me fui con la mujer de los carneros, sin saber adónde me llevaba… pero más lejos.

    No recuerdo cuántos meses estuve con aquella mujer; pero fue poco tiempo, porque me fueron a pedir otros zinacantecos. Eran hombre y mujer, me querían para que cuidara sus frutales. Le dieron a la viuda una botella de trago, y me dejó ir.

    Yo sentía ganas de jugar a Pedro Iguana con otros niños, o ser un “cazador” en el juego de escarbar la moneda, pero los grandes nomás me daban trabajo. Mi nuevo trabajo era espantar los pájaros que se estaban comiendo las granadas y los plátanos. Aquí, mis patrones tenían dos hijos. Eran muy pobres. Para vivir sacaban trementina de los ocotales y la llevaban a vender a Chapilla. Siquiera los viejos me compraron unos huaraches.

    Un día me llevaron a tierra caliente a buscar maíz. Allá trabajaban los zinacantecos haciendo milpa. Llegaron con un señor que tenía montones de mazorcas. Todos ayudamos al señor del maíz en su trabajo; unos desgranaban metiendo las mazorcas en una red y golpeando duro con unos palos, otros lo juntaban y lo encostalaban. A mí me puso a trabajar el dueño, como si fuera mi patrón, y todo el día estuve recogiendo frijol del que se queda entre la tierra. Cuando terminé, me puso a romper calabazas con un machete, para sacarles las pepitas.

    Cumplimos tres días de trabajo. Luego los viejos se fueron con sus hijos y yo me quedé para desquitar el maíz que se habían llevado. Con el dueño del maíz estuve partiendo calabazas, hasta que se juntaron otros quince días. Y aunque los viejos tenían que desquitar más cargas de maíz, ya no me dejaron allá. Me dio gusto irme con ellos a su casa porque las plagas y los mosquitos de tierra caliente no dejan dormir. Me dieron para mí una carguita de caracoles de río y eso me puso más contento.

    Pasó el tiempo y me volvieron a llevar a tierra caliente. Esta vez los viejos se habían quedado en casa: fui solo con los dos hermanos. Llegamos donde vivía el hombre que tenía el maíz y me dejaron vendido con él por dos fanegas. Llevábamos cuatro bestias y los dos hermanos las cargaron con el maíz que recibieron a cambio de mí. Entonces me dijeron:

    Aquí quédate. Volvemos por ti dentro de ocho días.

    Pero ya no volvieron.

    Lloré porque iba a quedarme lejos. Los viejos no me pegaban. Nunca me regañaron… Tal vez me querían; pero eran pobres y no tenían maíz, no tenían tierra… ­¡Cómo volver a su casa si me habían vendido para tener qué comer!

    Todos los días llegaba un ladino que vivía en una hacienda cerca de Acala. Era el dueño de la tierra, y el zinacanteco del maíz le pagaba por sembrar en ella… Este ladino iba a ser mi nuevo dueño.

    Me quería llevar con él porque no tenía hijo y estaba solo con su mujer. El señor que me compró se llamaba Leocadio. Al día siguiente, de madrugada, oí que relinchaba su caballo. Habló con el dueño del maíz. Llegaba para llevarme. Me montó en las ancas de su caballo, y fui con él a su casa.

    Al llegar me entregó con su señora diciéndole:

    -Mira, hijita, aquí traigo este muchachito que se llama Juan, para que nos sirva en el día. Para que traiga agua en el tecomate y para que le dé de comer a los coches. Le entregas un machete viejo para que rompa las calabazas.

    Cuando estuve con el señor Leocadio, supieron las autoridades que el señor tenía un huérfano y le avisaron que me iba a recoger el gobierno para ponerme en un internado. Y un día, por la mañana, llegaron dos policías cuando yo ya había regresado de la ordeña. Me preguntaron de dónde era y les dije que era chamula. También tuve que decir que mis papás estaban vivos y que salí huido de mi casa porque me golpeaba mucho mi papá.

    Llamaron por teléfono a San Cristóbal y de allí a Chamula, para mandar llamar a mi padre con los mayores del pueblo. Antes que llegara mi padre, le dije al señor presidente:

    -No quiero ir con él, no sea que me vaya a matar por el camino.

    Cuando mi padre llegó, eso le dijo el presidente, y que yo iría si iba mi madre a buscarme. Mi padre volvió a Chamula y yo me quedé con el señor presidente.

    A los quince días volvió solo mi papá y me dijo:

    -Ya no te voy a pegar… Vamos a la casa, tu madre llora por ti.

    Yo no sé si le creí que ya no me iba a pegar; me regresé nomás para no darle penas a mi madre.

    Habían pasado siete meses desde que salí de mi casa. Ocho días después de haber vuelto, mi padre empezó de nuevo a darme con cueros, mecapales y palos, y a decir que había sufrido mucho para encontrarme. Ahora me tocaba a mí sufrir la lluvia de golpes y de insultos. Me daban hartas ganas de huirme otra vez, mucho más lejos de tierra caliente, y ya no regresar, ni siquiera por mi mamá.

    Un día pidió mi papá doce pesos a un habilitador de los que andan enganchando gente para llevarla a trabajar a las fincas. Cuando llegó el día para salir al camino, no lo encontraron porque estaba emborrachándose, y me llevaron a mí en su lugar para que desquitara el dinero que él había recibido. Fue conmigo mi tío Marcos. Hicimos cuatro días de camino.

    La finca estaba en tierra caliente y tenía plantaciones de cacao y de hule. Pero no trabajé como los demás; sólo traía agua de un pocito para un caporal. Los hombres fueron contratados por un mes y les pagaron doce pesos. Cuando cumplieron el mes, llegaron otras cuadrillas a la finca para ocupar su lugar. Mi tío y yo volvimos a nuestras casas.

    Todos los días, desde que regresé, iba con mi mamá a traer leña al monte. Una vez fuimos los tres: mi papá, mi mamá y yo. Llevábamos una bestia que era muy cimarrona: no se dejaba cargar. Yo detenía el lazo de la bestia; pero mi mamá no aguantaba la carga de leña que iba a ponerle encima. Entonces mi papá cogió una raja de leña y nos dio con ella. A mi mamá le pegó en la cabeza y le sacó sangre. Volvieron a cargar la bestia, y después de pegarle también a ella, recibió la carga.

    Volvimos al paraje; pero yo me quedé en el camino y me fui a San Cristóbal. Conocía el camino por que mi papá y mi mamá me llevaban con frecuencia cargado de zacate para venderlo allá.

    Cuando llegué, me encontré en la calle con un hombre que buscaba gente para las fincas de Soconusco. Le dije que si me llevaba, pero de huido, ésa era la verdad, porque mi papá me pegaba. Él me dijo que con mucho gusto me llevaría. Fue a hablar con el habilitador, y luego me preguntó que cuánto dinero quería. Yo le dije que lo que me diera, pero que no fuera mucho. Eso dije y recibí doce pesos.

    Llegué a una finca de Soconusco donde ganaba diez centavos diarios. Trabajaba con los patojos, pues aparte trabajaban los hombres y aparte nosotros. Los hombres lo hacían por tarea. Yo limpiaba las matas de café para que no criaran monte.

    El patrón y el caporal me querían mucho y con frecuencia el caporal me mandaba por la tierra de los tacanecos acompañando a su mujer. Yo me sentía a gusto.

    Pasó un año, y me siguieron dando diez centavos diarios por que me descontaban para desquitar lo que me habían adelantado. Así se me fue haciendo costumbre desquitar.

la viaja diabla (cuento quechua)

Tomado del libro Hijos de la Primavera: vida y palabras de los indios de América; F.C.E., México 1994 pág.87
Coordinador: Federico Navarrete Linares.
Adaptación: Katyna Henríquez.
Ilustrador: María María Acha.
Ocurrió que dos pequeños hermanos, una niña y un varón, fueron enviados por sus padres a buscar leña. Por allí iban los pequeños buscando troncos y ramas para el hogar, contentos iban los pequeños. De pronto distinguieron a lo lejos algo blanco y dijeron: “Allí debe haber harta leña para llevar. Hasta la loma llegaron, pero no era leña, sólo huesos de caballo que parecían leña.

    Los pequeños hermanitos, muy juntitos, siguieron el camino buscando leña. De nuevo algo blanco distinguieron pero sólo eran cañas de bambú. Seguían buscando cuando la noche cayó y sintieron frío y mucho miedo. “¿Sabremos volver? ¿preguntó el hermanito?. “¿Cómo llegaremos? ¿Sabremos volver?” Estaban perdidos.

    Caminaron hasta que llegaron a una cueva alumbrada. Una viejita salió de la cueva y los saludó: “¿Qué quieren, niños? ¿Qué es lo que quieren?” Los hermanitos le contaron que estaban perdidos, que tenían miedo, mucha hambre y frío. “¡Alójenos, señora, alójenos!” gritaban desesperados.

    Eso hizo la viejita y les dio papitas para comer, pero no eran papitas hervidas sino piedras, y les dio carne asada pero era de sapo. Piedras y sapo les dio de comer. Como estaban muy cansados pidieron a la abuela un sitio para dormir. Entonces ella dispuso que el chico dormiría en un rincón, solito, mientras que la niña, que era sonrosada y rolliza, dormiría con ella. Así lo dispuso.

    Al día siguiente el niñono encontró a su hermana por ninguna parte, no estaba en la cueva su hermanita. “Se ha ido por agua al pozo” le dijo la vieja”. Anda, toma esta calabaza y trae otro poco de agua. Eso hizo el niño y se fue caminando al pozo. Pero allí no estaba su hermana sólo un sapito que croaba: “Croac, croac, croac”. Eso no es una calabaza, es su cabeza. es la calavera de tu hermana donde llevas el agua. Como su hermanita era sonrosada y rolliza, la vieja se la había comido mientras dormía. “Croac, croac, croac” continuó el sapito.” La vieja es bruja, diablo, duende, se ha comido todita a tu hermana. No vuelvas.

    A lo lejos se acercaba la muy bruja. El niño era flaquito, no era sonrosado y rollizo, pero ella tenía más hambre de niño y quería alcanzarlo. “Oye, chiquito. Espera, chiquito” le gritaba mientras él huía asustado. “No era calabaza, era mi hermana, la cabecita de mi hermana”, pensaba muy triste el niño. Cuando llegó a su casa le contó todo a sus padres. “Vamos por tu hermana dijeron los padres. Pero allá no había nada, ni vieja, ni cueva, ni hermanita, ni nada. Y así termina.

Gregori Condori Mamani (cuento Quechua)

Tomado del libro Hijos de la Primavera: vida y palabras de los indios de América; F.C.E., México 1994 pág.71
Coordinador: Federico Navarrete Linares.
Adaptación: Federico Navarrete Linares.
Ilustrador: Andrés Sánchez de Tagle.
Ésta es la historia de la vida de Gregorio, un indio quechua del Perú. En este primer volumen nos cuenta de su infancia.

    Me llamo Gregorio Condori Mamani, soy runa, mi lengua es el quechua. Vengo de Acopia, un pueblo que está en la sierra, no muy lejos del Cusco.

    Fui un niño huérfano. No sé si mi madre me parió para un casado, para un soltero o para un viudo. No sé quién es mi padre. Eso sólo lo sabe ella, que ya murió y ahora es alma. Lo único que sé es que una vez mi tío Luis me dijo que mi madre me arrojó a esta vida en el pueblo de Layo. Ése es mi legítimo pueblo porque ahí nací, pero nunca lo he visitado.

    Cuando era muy niño y no reventaba mi boca ni para decir mi nombre, mi madre me entregó a mi madrina para que me cuidara, porque ella no tenía hijos. Crecí con ella. Pero su esposo era muy tacaño y me pegaba por t odo, hasta por lo que comía, y a veces me hacía sangrar.

    Era muy pobre y huérfano, y estaba en poder de mi madrina. Ella me cortó los cabellos. Un día, cuando ya era grandecito, me dijo:

    -Ahora que ya tienes fuerzas y los huesos duros, tienes que ir a trabajar. Te haré, pues, tu fiambre para que vayas a buscar un trabajo, a ver si traes plata siquiera para la sal de la sopa lawa que comes. Ya no te puedo mantener porque ma&n tilde;ana tendrás mujer e hijos, y a lo mejor te toca una mujer que no te vaya a ayudar en nada, y entonces me puedes maldecir. Y yo no quiero que después de mi muerte alguien me maldiga; porque me puedo volver un alma penante. Así, s erá mejor que tú solo, desde ahora, aprendas a tejer tu vida para que mañana mantengas a tu familia.

    Así me habló mi madrina y le respondí:

    -Bueno, mamá.

    Entonces, desde ese día, en mi corazón se prendió, como alfiler, la idea de salir de la casa de mi madrina para ir a buscar trabajo. Poco después llegó un arriero a mi pueblo. En muchos caballos y mulas traí ;a sal y azúcar para cambiarlas por lana, chuño y moraya. Me dijeron que ese arriero llevaba chiquitos al Cusco para que trabajaran de sirvientes en las casas de sus compadres. Lo busquéé para decirle que me llevara con él. Cua tro días más tarde salimos del pueblo.

    Era tiempo de lluvias; la lluvia y la nevada caían día y noche, hasta que las lomas y las pampas quedaban blancas, todas cubiertas de nieve. Creo que partimos un día martes, casi sin saber a dónde íbamos, porque n o se veía el camino. Las mulas y los caballos andaban al tanteo, y ya por la tarde, cuando el Padre Sol estaba bien inclinado, salió un ratito; los cerros se pusieron blancos, reverberando de luz y empezaron a arder como espejos. Más tarde nos detuvimos a dormir y cuando estábamos bajando las cargas de la piara de mulas, empezó una lluvia fuerte y los truenos caían a nuestro lado, reventando como camaretazos muy fuertes. Todos nos asustamos. Las mulas y los cabal los, de puro susto querían salir de su corral para escaparse y el arriero nos ordenó que los sujetáramos. Así nos quedamos toda la noche, abrazados a los animales.

    En medio de esa lluvia, todo mojadito, mis ojos empezaron a dolerme, como si los hubiera tocado un fierro candente como el que se usa para marcar caballos. Creo que el Sol de la tarde me quemó los ojos. Como nunca me habían dolido con ese dolor que dan ganas de arrancárselos, empecé a gritar. En eso me dijo otro peón:

    -No seas bruto, indio: bájate el pantalón, amontona harta nieve y siéntate encima; verás que tu dolor va a pasar.

    Hice lo que me dijo y bajó un poco el dolor de mis ojos, pero al día siguiente estaba enfermo y tenía las nalgas todas hinchadas. No pude seguir al arriero y sus hombres y me dejaron encargado en una estancia de ovejeros. Ah&ia cute; me curó la señora de la casa.

    Ojalá a esta señora de buen corazón el Señor la haya hecho sentar a su lado, porque ella es la que me salvó cuando yo ya estaba caminando a la otra vida.

    Seguro mi estrella era quedarme dando vueltas por la sierra, penando pueblo tras pueblo. Como no sabía el camino que habían tomado los arrieros, cuando me curéé me quedé con la familia de ovejeros.

    Pero el dueño de la estancia tenía hartos chiquitos que eran unos diablos pendencieros y querían pegarme a menudo. Yo no me dejaba. Ellos jode y jode, hasta que se me acababa la paciencia y les pegaba y los hacía chillar . Por eso varias veces me fuetearon.

    Como en ese lugar había poca comida y me maltrataban, regreséé a Acopia, a casa de mi madrina. Creo que a ella le dio gusto verme, pero su esposo seguía pegándome por todo. Por eso me volví a ir poco despué s. Estoy seguro que mi madrina lloraría cuando se enteró que me fui, porque no sabe nada de mí desde que salí de Acopia. Seguro que lloró siempre, seguro que siempre me buscó. “¿Dónde está ; mi pobre hijo?”, diría. “¿Dónde está mi Gregorio? ¿Dónde se ha ido? ¿Habrá subido al cielo? ¿Se lo llevó el río? ¿Lo enterró el cerro?”

    Viajéé con un carnicero que dormía afuera de los pueblos bajo un toldo que él mismo llevaba. Yo lo ayudaba arreando sus ovejas y él me daba de comer, pero una noche me abandonó en plena pampa. Lo busquéé va rios días hasta que una señora me recogió para que le cuidara sus ovejas. Después me fui al pueblo de Sicuani con unos arrieros que pasaron por su casa. Ahí viví con otro carnicero. Pero este carnicero también era diablo. Me pegaba mucho. Mi oreja ya no era oreja. Mi espalda ya no era espalda. Me pegaba demasiado. Allí pastaba vacas. En lo que pastaba, como todo chico, me quedaba dormido. Otras veces se me hacía tarde. Por eso me pegaba, me colgaba con soga de un tirante y me daba orín fermentado con hollín. Yo tenía que tomar aquello por miedo a que me azotara en la espalda, hasta sangrar.

    Por eso una noche me fui de Sicuani. Quería ir a otro pueblo, pero no tomé el camino porque tenía miedo de encontrarme al diablo. Estaba muy temeroso. Pero me encontré a un hombre y una mujer que pescaban en la noche. -¿Eres de esta vida o de la otra vida? -me dijo el hombre. -Soy de esta vida -contesté. -¿Entonces, quién eres y a dónde vas? -Así estoy caminando, nada más. No tengo padre. Ellos eran runas nomás, como yo, y tenían buen corazón, porque me dijeron: -¿Quisieras irte con nosotros? Me dieron su fiambre, sacado de su atadito. Sólo eso comí. Nos fuimos a la tierra de la mujer, al ayllu de Ariza. En ese pueblo todos eran buenos y de alma limpia. Este hombre, Gumercindo, me tenía muy estimado porque lo ayudaba a cultivar. Desde chiquito sabía arar con la yunta. Iba al aporque cargadito del yugo de la yunta y por eso me querían más. Cuando ayudaba a los demás de chacra en chacra, los del ayllu no me daban chicha ni trago, porque todavía no sabía tomarla, pero comida me daban en abundancia. Por eso mi estómago andaba bien, pero mi ropa estaba toda haraposa, porque no me vestían. Estuve en la casa de don Gumercindo más de un año. Pero cierto día me pasó mala suerte. Yo creo que la mala suerte está en mí, pegada como lunar negro. Esa vez vinimos a Sicuani con dos asnos cargados de harina de trigo para vender. Mientras trataba de montar un asno, el otro volteó una esquina, y cuando fui tras él, había desaparecido. Lo busquéé y lo busquéé hasta que se hizo de noche y un misti me dijo que seguramente lo habían robado. Por esa razón decidí no volver más con Gumercindo y me fui con otro misti. Después estuve con una señora. Iba de casa en casa sin poder quedarme en ninguna, por que siempre perdía los animales que cuidaba y siempre me corrían. Cuando iba a los cerros, tras las ovejas, armaba amistad con otros chicos ovejeros y jugaba con ellos mientras las ovejas comían. Hacíamos bolas de trapo para patear, trompos de unos troncos de chachacomo. Si estaba solo me quedaba dormido. Hasta ahora no he perdido esta costumbre de dormir al instante, donde me siente. Bueno, en lo que pastaba a las ovejitas en los cerros, mientras jugaba o mientras dormía, ééstas se dañaban porque comían papas o pasto verde, o el zorro se las comía.

    No sé por qué, pero así será mi suerte: he andado de casa en casa desde la vez que vi la luz del día, haciendo renegar a nuestro Dios. Ésa es la suerte de los que hemos sido arrojados a este mundo para sufrir. De esa manera los pobres curamos las heridas de Dios, que está lleno de llagas. Cuando sus heridas estén totalmente curadas, el sufrimiento desaparecerá de es te mundo. Esto nos dijo una vez en el cuartel un cabo, y nosotros le dijimos:

    -¿t;Cómo?, ¡;cuán grandes son esas heridas que no desaparecen con tanto sufrimiento! Ni que fuera mata caballo.

    Ahora, cuando hago memoria, digo que hay más sufrimiento que antes. Esta vida ya no es para aguantar. En mi ignorancia digo, si las llagas de este Dios son causa para tanto sufrimiento, ¿por quéé no se le busca y se le cura? Así le dije un día a mi mujer, y ella me respondió:

    -Dicen que para eso, para curar a Dios, los extranjeros han ido en avión al monte de la Mama Killa.

    Y esos días todos en las calles hablaban de que los gringos habían llegado a la Mama Killa después de viajar una semana en avión. Pero yo creo que eso sólo es habladuría.

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