renaciendo con las piedras sagradas

Renaciendo con las Piedras Sagradas

CEREMONIA DEL TEMASCAL

El temascal es una antiquisima tradicion indígena de America. Se trata de una pequeña cupula hecha con palos de avellano doblados y cubierta con mantas o cobijas de modo que en su interior se crea un espacio cicular perfectamente sellado del exterior excepto por la puerta que tambien se puede tapar. En el centro del recinto existe un agujero donde se situarán las piedras que previamente se encuentran en las llamas en el fuego ceremonial en el exterior del temascal, hasta alcanzar casi la incandescencia. Una vez reunido el grupo dentro del temascal, por la puerta de tela se introducen las piedras al rojo vivo con una pala y se situan en el centro del temascal. Se cierra todo y se echa agua sobre las piedras, creandose unas intensas nubes de vapor de agua que convierten el lugar en un autentico reto de superacion de umbrales de calor y de sudor. Se entonan cantos, se habla, se da la palabra y se van introduciendo piedras, echando agua y hierbas aromaticas y cada vez mas calor hasta superar el sofoco rindiendose. Generalmente se hacen CUATRO PUERTAS, lo que significa que al final de cada puerta se abre el temascal dejando entrar el frescor de fuera para continuar con el proceso por tres veces. La catarsis producida es real y tangible y es una limpieza del aura, transformacion total de la propia energia, purificacion y toma de contacto con el grupo entregándose a la situacion. Hombres y mujeres occidentales se adptan con facilidad a esta sauna india creando verdadera devocion por este magico y transformador catalizador de energias, este ancestral conocimiento. Siempre se precisa la sabia direccion de una persona experimentada.

Pero además el Temascal está hecho a semejanza del vientre de la mujer, es el
mismo vientre de la madre Tierra, al cual entramos desnudos y salimos purificados.

BENEFICIOS

La Cabaña de Sudor es una terapia poderosa para el tratamiento de muchas enfermedades y dolencias, sean ellas agudas y/o crónicas.
Los beneficios físicos que la cabaña ofrece se encuentran en problemas reumáticos, prostáticos, artritis, hepáticos, problemas digestivos, circulatorios, problemas pulmonares, bronquitis y trastornos glandulares como la tiroides. Por sus características curativas es el método más eficaz para estimular todos los órganos internos, limpiando nuestro cuerpo, sudando grandes cantidades de toxinas acumuladas por medicamentos y/o provenientes de la propia alimentación debido que actualmente enfrentamos muchos problemas de contaminación.

Ayuda a la eliminación de la gordura, por medio del sudor, en consecuencia ayuda a los tratamientos de obesidad y envejecimiento prematuro de la piel.
Elimina el cansancio crónico físico y mental, problemas de mal digestión, presión de vientre, descongestiona el sistema linfático y produce notable mejoría en la calidad de vida de las personas que sufren de diabetes e hipertensión.

1. RELAJAMIENTO TOTAL DEL SISTEMA MUSCULAR
La Cabaña de Sudor apoya al relajamiento del sistema muscular, como por ejemplo: alivio de contracciones musculares (encogimiento de un músculo), dolores de espalda (desde los hombros hasta la base de la cadera), dolores de rodillas y tobillos, entre otros, gracias a los efectos de la temperatura y los aceites volátiles de las plantas que se usan.

2. MEJORAMIENTO DEL SISTEMA CIRCULATORIO
Por medio de la temperatura alta y la ebullición de agua fresca, se logra un alto grado de movimiento en el sistema circulatorio, ayudando a corregir problemas de varices, úlceras varicosas, adormecimientos de manos y pies, presión alta o baja, y otros problemas circulatorios.

3. MEJORAMIENTO DEL SISTEMA INMUNOLOGICO
Aumenta la producción de Leucocitos (glóbulos blancos) del cuerpo. Se ha observado que personas que toman estos baños de sudor y que padecen de enfermedades crónicas o recurrentes, disminuyen sus enfermedades, o bien, si se enferman se recuperan fácilmente.

4. DESINTOXICACIÓN DEL CUERPO
En la Cabaña de Sudor, una persona puede desintoxicar todo lo necesario para depurar su cuerpo vía sudor: ácido úrico, problemas de piel (barros y espinillas), quemar grasas e impurezas de la piel, curar artritis, entre otros. Además al sudar, se apoya al buen funcionamiento del riñón.
Se estima que en una hora, un adulto normal pierde 1 litro de sudor, que equivale a un kilo de toxinas.

5. SISTEMA DERMATOLÓGICO
La piel actúa como un mecanismo regulador de temperatura interna del organismo. Las temperaturas superan, en algunos casos los 50 °C, en el cuerpo existe un mecanismo de autoregulación interna que nos permite sobrepasar los 38°C. En muchos casos, principalmente en personas que viven en ambientes con mucha polución donde los poros los tienen obstruidos, con estas altas temperaturas en la Cabaña de Sudor estos poros son reactivados. Estimula la regeneración de la piel. Facilita la formación del manto ácido, vital para la protección de infecciones cutáneas.

6. APARATO RESPIRATORIO
Limpia y descongestiona los canales nasales y paranasales, los baños de vapor son utilizados para el tratamiento de gripes, bronquitis, asmas, y sinusitis. Por efecto del calor se da la inhalo terapia, que acontece con el vapor de agua sumado al humo de las flores curativas depositadas en las piedras durante la ceremonia y produce automáticamente la desobstrucción de las vías respiratorias. Activa también la irrigación de una forma impresionante, llegando a 7 veces más de las condiciones normales. Hay aumento de los flujos sanguíneos que sumado a la expansión de los pulmones, los bronquios facilitan la expulsión de las toxinas acumuladas. Es posible aliviar casos de sinusitis, catarro, asma, bronquitis, enfisemas, y demás problemas de orden pulmonar.

7. SISTEMA NERVIOSO
En la Cabaña de Sudor, se produce un efecto relajante y estimula el organismo, para tratar problemas como el stress, insomnio, tensión nerviosa y mejora el proceso mental sin producir reacciones adversas, estimula el sistema hormonal, funciona como una limpieza sanguínea eliminando las toxinas e impurezas a través del sudor, automatizando el sistema nervioso y estimulando las glándulas sudoríparas, auxiliando también, de manera natural las deficiencias cardiovasculares. Actúa a nivel psicológico, permitiendo una mejor comprensión de sus cuestionamientos emocionales y problemas personales.

8. PARTO Y POST-PARTO
En diversos lugares antiguamente la Cabaña de Sudor fue utilizada para este fin. Las parteras tradicionales la usaban como medida preventiva, curativa durante el parto, la parturienta es bañada con plantas medicinales. En la cabaña, la vulva de la vagina se expande, facilitando el trabajo de parto. Después del parto, se utilizan varios baños con hierbas medicinales que son realizados para que todo lo que se había expandido retorne a su posición original.

Esta técnica puede ser utilizada para mujeres con problemas de infertilidad, menstruación, cólicos, estimula la producción de leche materna y evita intervenciones quirúrgicas en los ovarios y en las diferentes partes del cuerpo.

Fuente: http://www.comunidadtawantinsuyu.org

Diferencia entre mito y leyenda

El MITO es una narración que, desde un lenguaje simbólico, recupera los orígenes, el mundo en su inicial creación divina. Así, el mito alude generalmente al nacimiento del universo o al tema de cómo fueron creados los seres humanos y animales, o cómo se originaron las creencias, los ritos y las formas de vida de un pueblo. Para las culturas arcaicas donde el mito emerge éste siempre es vivido como verdadero. El mito es vera narratio, narración verdadera de lo real.
Por otro lado, la LEYENDA es una narración tradicional o una colección de narraciones relacionadas entre sí que parte de situaciones históricamente verídicas, pero que luego puede incorporar elementos ficcionales. En el mito todo es estimado como verdadero. En la leyenda se combinan verdad y ficción. La palabra procede del latín medieval legenda y significa ‘lo que ha de ser leído’. Denominación que procede del hecho de que algunos oficios religiosos de la primitiva Iglesia cristiana se leían en voz alta legendas o vidas de santos. Una famosa colección en la edad media fue La leyenda dorada (Legendi di sancti vulgari storiado), escrita en latín en 1264 por el dominico genovés Santiago de la Vorágine, tratado hagiográfico donde los hechos de la vida de los santos se acerca en muchas oportunidades a lo fantástico.
Otra diferencia entre mito y leyenda es que la leyenda se relaciona con un lugar y una época determinadas. El mito alude a los orígenes, que suelen estar fuera del tiempo. Por otra parte, el mito se ocupa principalmente de los dioses, mientras que la leyenda retrata en general a un héroe humano, como ocurre en el caso de la Ilíada y la Odisea o la Eneida. Son legendarias también las historias que florecieron en numerosas novelas de caballería durante la edad media y que fueron fuente de inspiración para escritores posteriores: este es el caso de la leyenda del rey Arturo, con Carlomagno y con el alquimista alemán Fausto.
A pesar de estas diferencia entre mito y leyenda, en ambos tipos de narraciones hay un fulgor común: el de la imaginación y la veneración por los orígenes, y por lo mágico y extraordinario de la existencia.

Tecnicas de armonizacion con gemas

TÉCNICAS DE ARMONIZACIÓN
CON GEMAS

escribe GUSTAVO FERNÁNDEZ
gustavofernandez@email.com

    Para todos los casos, deben tenerse en cuenta las siguientes consideraciones:

a) Siempre trabajar con el mayor tiempo posible. Recuérdese que todas las técnicas parapsicológicas (y la Gemoterapia es una de ellas) son poco útiles ante cuadros agudos, y sumamente eficiente para los crónicos. Dicho de otra manera, es poco esperable un resultado ciento por ciento positivo de un día para el otro, factible en el término de una semana, y contundentemente eficiente si el tiempo disponible es proporcionalmente mayor.

b) En el caso de órganos enfermos, se armonizará el chakra que le corresponda. Si se trata de problemas afectivos, trabajará usted sobre el cardíaco o plexo solar. Si se trata de económicos, lo hará sobre el del entrecejo y el sacro-coccígeo, debido a que como dijimos, en este último duerme una variante de la propia energía (kundalini) de impactantes consecuencias, al despertarse, en nuestro entorno material. Si son problemas sexuales, sólo en el sacro-coccígeo, si es de relación con los demás, simultáneamente el entrecejo y cardíaco; si es pérdida de la pasión en el amor, al mismo tiempo actuará sobre el sacro, el entrecejo y el cardíaco; si es de vampirismo energético, dirija su atención al coronario y al entrecejo; si se vive en un foco de radiaciones telúricas nocivas, armonizaremos paralelamente el umbilical y sacro; si es un desarreglo generalizado de la salud, equilibre el esplénico; si los chicos bajan su rendimiento escolar, apunte al entrecejo; si se desea reforzar y ayudar a otros tratamientos médicos, trabaje el laríngeo, si es víctima de una agresión psíquica (lo que vulgarmente se denomina “daño”, “hechizo” o “maleficio”) trabaje sobre todos.

c) Preparadas las piedras (de acuerdo a la clasificación que daremos a continuación) lo que debe hacerse es dejarlas una noche sumergidas en agua con un puñado de sal gruesa, y puestas a secar al sol en las primeras horas de la mañana. Luego, sobre el cuerpo del paciente (acostado si se trata de los chakras laríngeo a sacro, en este último caso directamente sobre el pubis, y sentado si se trabaja sobre el coronario) idealmente sin ropas –aunque puede tolerarse algo suave y delgado– se formará una “flor” con las piedras en clase y número elegidas, dejándolas allí durante un mínimo de quince minutos. Recomiendo que en ese ínterin el paciente se relaje mediante una música sedativa y una luz suave, usando preferentemente esencias o sahumerios afines al chakra que se está armonizando. Es muy útil, también, iluminar directamente la flor de piedras con una luz potente y dirigida –una dicroica, por ejemplo– porque entonces los fotones de la luz excitan y amplifican las vibraciones de las piedras, si bien yo tengo una forma particular de trabajar que me ha dado excelentes resultados: utilizo un cromoemisor (un instrumento que “dispara” una luz a través de una punta de cuarzo) con el que voy tocando algunos segundos cada una de las piedras. Incidentalmente, también es útil estimular puntos de acupuntura con el cromoemisor.

    Esto debe repetirse siete días –idealmente seguidos– y sugiero trabajar simultáneamente también los otros chakras, de la siguiente forma:

1er. día: flor directamente sobre el chakra perturbado.

2do. día: flor sobre el chakra perturbado y sobre el coronario.

3er. día: flor sobre el chakra perturbado, el coronario y el entrecejo, etc., hasta completar los siete días.

CAPITULO III
DISTINTOS USOS DE LAS GEMAS

Con aceites esenciales

    Como cualquier estudioso de Parapsicología sabe, cada fragancia, en cualquiera de sus presentaciones (sahumerio, resina, hierbas, aceite esencial) tiene específicas características vibratorias que ejercen un determinado efecto en los distintos ámbitos de nuestra vida, aspectos éstos exhaustivamente estudiados por la Aromoterapia y sobre los cuales no nos extenderemos aquí, sirviendo, sólo a título ilustrativo, la Tabla I que ofrecemos a continuación y que es aquella que me ha dado los mejores resultados en mis prácticas cotidianas.

TABLA I
CORRESPONDENCIA DE FRAGANCIAS

SÁNDALO: Atrae dinero, abrecaminos, ideal para meditación, atrae suerte y fortuna.

INCIENSO: Ideal para la limpieza de ambientes cargados de negatividad, ahuyenta espíritus de las sombras, transforma lo negativo en positivo.

MIRRA: Atrae protección contra todo mal y ayuda a la elevación mental y espiritual.

NARDO: Para trabajo y estabilidad económica, combinado con sándalo es ideal para la realización de negocios. Felicidad.

BENJUÍ: Contra maleficios, hechizos y daños, junto con mirra, incienso y almizcle, es un potente ahuyentador de entidades negativas del bajo astral.

ALMIZCLE: Atrae clientes. Afrodisíaco.

JAZMÍN: Contra la envidia. Limpia la negatividad.

CANELA: Abrecaminos, ayuda a esclarecer las ideas, propicia la meditación.

REINA DE LA NOCHE: Atractivo de amor femenino.

OPIUM: Antidepresivo. Para unión de parejas, aleja la soledad.

LAVANDA: Ideal para después de la limpieza del hogar.

ROSA: Ideal para unión familiar. Sedativo y estimulante de la sensualidad. Incrementa el intelecto.

MANZANA: Salud. Para salir de cualquier malestar psíquico. Trabajo.

PATCHOULI: Deshinhibidor. Levanta el ánimo, carga de energía positiva, da plenitud y seguridad.

AMBAR: Afrodisíaco. Da fuerza física y virilidad en el hombre.

AZAHAR: Estimula la alegría, atrae la felicidad, aleja las preocupaciones y pensamientos negativos.

PINO: Depura el ambiente de ondas negativas, nos armoniza con la naturaleza, da fortaleza espiritual.

VIOLETA: Contra la decepción, distiende el cuerpo y la mente, da paz interior.

LIMÓN: Contra energías negativas, actúa como depurador corporal y ambiental. Conserva la salud física y mental.

FRUTILLA: Contra la depresión, afianza la voluntad, neutraliza la negatividad, estimula actitudes positivas.

MAGNOLIA: Ayuda a resolver problemas, nos conecta con planos mentales superiores posibilitando vislumbrar mejor las cosas.

GARDENIA: Inspiración, concentración mental, propicio para el estudio y la creación.

MADERAS DE ORIENTE: Especial para emprender nuevas cosas, crea un estado de misticismo absoluto. Meditación.

NEROLI: Tiene propiedades sedativas, propicio para el relax y el buen dormir.

LILA: Para pedidos de amor y felicidad.

VAINILLA: Induce a la bondad y humildad, promueve la espiritualidad y la sabiduría.

MUSK: Produce efectos estimulantes, se lo vincula con el placer sexual.

SIETE PODERES: Sándalo, incienso, mirra, benjuí, almizcle, jazmín y nardo.

TILO: Tranquilidad y serenidad.

ALOE: Curativo, aseptizante, esencia de vida.

ROMERO: Contra la mala onda y la negatividad.

MENTA: Inspira coraje.

AJO: Contra brujerías, envidia y malas ondas.

LAUREL: Triunfo, gloria, concede deseos.

RUDA: Contra entidades negativas, contrarresta toda energía perjudicial y purifica el ambiente.

CHOCOLATE: Aumenta el trabajo.

NARANJA: Salud.

BERGAMOTA: Salud.

LOTO: Meditación, paz espiritual.

MADRESELVA: Inspira optimismo, deseos de vivir.

    Podemos entonces establecer un puente entre la Aromoterapia y la Gemoterapia, si tenemos la precaución de frotar cada piedra (de acuerdo al uso que le demos) con el aceite indicado para efectos similares, antes de emplearla en cualquiera de las opciones que, de hecho, ofreceré a continuación.

Energetizando líquidos

    Suele ser muy efectivo transferir las vibraciones de determinada piedra a líquidos ingeribles (ni gaseosas ni bebidas alcohólicas, de hecho, recomiendo emplear únicamente agua) dejando un mínimo de seis horas la piedra seleccionada dentro de un vaso con el mismo; este método sólo es efectivo para tratamientos muy prolongados o de mantenimiento o protección, y su efectividad se potencia si se emplea un vaso absolutamente transparente y sin detalles de tallado o dibujo, y se le deja expuesto mínimamente una hora a la luz de la luna llena o creciente (nunca a la menguante).

Con péndulos radiestésicos

    Si usted gusta de trabajar con péndulos, sepa que es muy conveniente prepararse uno según su propio signo astrológico; de hecho, en mi libro “El Correcto uso del Péndulo y la Pirámide” (también publicado por Editorial Siete Llaves), enumero no sólo las piedras más convenientes para cada uno sino las prácticas y técnicas que pueden ser desarrolladas.

Sobre fotos

    Llamamos “muestras-testigo” a una serie de elementos (gotas de sangre, mechón de cabellos, saliva, prendas muy usadas, fotos) que nos sirven para operar efectos a distancia en la actividad parapsicológica. Como dijéramos, son las fotos una de las mejores muestras testigo, y usted podrá usarlas también en Gemoterapia para provocar efectos a distancia. Para ello, debe considerar los siguientes aspectos:

a) Las fotos deben ser de “primera generación”, esto es, copias directas del negativo. No sirven fotos de fotos, ni fotocopias, ni recortes de diarios o revistas.

b) Su antigüedad no debe ser superior a los dos años. Ello se debe a que como toda foto conserva rastros energéticos del individuo de quien se tomó (de hecho, la misma imagen resulta una reacción química ante la luz -que es energía-  que “rebota” en el sujeto fotografiado) esos rastros se diluyen más allá de ese período.

c) Pegue la foto sobre un rectángulo de cobre, levemente mayor que el tamaño de la placa. Esto actuará como amplificador de las energías.

d) Elija entonces las piedras cuyo efecto quiera proyectar sobre la persona. No mezcle objetivos: o únicamente económico, o solamente afectivo, por ejemplo, y dispóngalas de forma que estén formando una línea que cubra la totalidad del cuerpo visible en la foto, cada piedra en contacto con la siguiente.

e) Todo el conjunto debe estar alineado con las líneas del campo magnético terrestre, así que ponga la “cabeza” de la foto hacia el norte exacto, y usted dispóngase a los “pies”, es decir, al sur.

f) La foto no necesita ser de cuerpo entero, ni de frente, o estar el sujeto solo. Sirve una foto de grupo, una tipo “carnet”, de espaldas, etc.

g) Durante siete días, siéntese frente a la foto, coloque su dedo medio sobre la piedra superior y el índice del otro dedo sobre la inferior, y concéntrese en el deseo que busca plasmar en esa persona, durante tres o cuatro minutos.

Con dibujos teleinfluyentes

    En Radiónica, la rama de la Parapsicología que emplea objetos para amplificar y dirigir energía psíquica o bioplasmática, se emplean los llamados “dibujos teleinfluyentes” que, como su nombre lo dice, son diseños que, potenciando las vibraciones que se les apliquen (mentales, cromáticas, etc.) emiten y actúan a distancia. Algunos son sumamente efectivos para emplear con piedras.

    El primero de ellos (llamado “Champollion”) debe dibujarse sobre papel blanco sin uso ni impresión alguna, orientándolo al norte, colocando la foto de la persona que se quiere beneficiar en el rombo superior y la piedra elegida en el inferior. Dejar siete días, retirar la foto y piedra y quemar el papel. Eventualmente, volver a repetir otros siete días, pero siempre dejando a su vez una semana de “descanso” entre gemoarmonización y otra.

    El segundo, la “espiral de descarga”, debe reproducirse también en papel, colocar sobre el mismo, en su centro, un vaso con agua, y sumergir en ella la piedra que se desea usar. Dejar tres días, tirar el agua, quemar el papel y usar a discreción, por ejemplo, llevando encima la piedra.

    Mientras que el tercer dibujo que mostramos, el “túnel Rabatam”, sirve para programar cristales de cuarzo o de roca o piedras de muy buena, calidad. Aquí, “programar” lo usamos en el sentido de darle a la gema la “cualidad” que necesitamos. Ejemplo: como hemos explicado más detalladamente en páginas anteriores, cada piedra tiene un efecto específico en cada ámbito de nuestra vida. Así que si selecciono una piedra para atraer dinero, la colocaré en el “túnel Rabatam” tres días seguidos, y cada día, durante un par de minutos me concentraré, mirándola fijamente, visualizando mentalmente cómo quiero o es posible esperar que el dinero llegue. Si usted desea programar una piedra para cuestiones afectivas, pues selecciónela, colóquela en el “túnel Rabatam” y entonces visualice a la persona que concretamente le interesa.

    Finalmente, permítame enseñarle a trabajar con el “diseño teleinfluyente Dumont”. Hacer obviamente el dibujo en papel, de modo que cada lado del triángulo tenga aproximadamente treinta centímetros (que al terminar quemará, como ya he explicado), lo orientará al norte, colocará la fotografía de la persona que quiere ayudar en el sitio adecuado, sobre ella la piedra seleccionada, y durante siete días se sentará al sur del dibujo, colocará ambas palmas de la mano sobre los círculos concéntricos, con los dedos bien separados, y visualizará el beneficio que quiere provocar.

El cancer es curable

EL CÁNCER ES CURABLE

escribe GABRIELLE ANDRIVET

    Fue el viernes 27 de enero de 1956, cuando el doctor Gaston Foucrier, en el “Hótel des Societés Savantes”, en París, nos aseguró que “el cáncer es curable”.

    Transcurrieron ya dos años, y sin embargo la cura del cáncer sigue siendo dudosa, y la psicosis que ha derivado de la propaganda en torno de las supuestas investigaciones, en todas partes, emprendidas por sabios no antropósofos, no han contribuído más que con argumentos.

    Este problema del cáncer tiene siempre a la humanidad ansiosa, “en la encrucijada de los caminos”. En el Japón, desde el momento que el doctor Shigeyasu Amano, director del Instituto de Investigaciones de virus de la Universidad de Kyoto, pretende que el cáncer es causado por un virus, y en consecuencia contagioso, su colega el doctor Nahakara, director del Instituto Japonés del Cáncer, ha expresado ciertas dudas en cuanto a la aplicación de la teoría del doctor Amano.

    En Villejuif, en el Instituto del Cáncer Gustave Roussy, en donde Anne de la Vallette estuvo en representación del periódico “L’Alliance du Monde”, se habló mucho del cáncer de los fumadores. Los médicos que interrogó acerca del problema, se mostraron particularmente circunspectos, pero en este centro de enseñanza y propaganda, al mismo tiempo que científico y hospitalario, se ha echado mano a “todo” para destruir esta célula que se reproduce al infinito.

    “Todo”, comprendiendo también los rayos Beta de desintegración atómica funcionando sobre 4 ó 500.000 voltios, precisa Anne de la Vallette en sus apuntes, aunque M. Parandel, biólogo de Crétiel, recientemente señaló las declaraciones de los profesores Faure, miembro del Instituto, y de Beclére: “El radio agrava el cáncer (Faure); “Radium y rayos X provocaron numerosas muertes entre los cancerosos”  (Beclére).

    M. Parandel, conversándonos sobre el film documental que se propone presentar en el Festival del film médico-quirúrgico de Cannes en junio próximo indica que este film no mostrará operaciones de cáncer, se basará solamente en las opiniones de profesores de cirugía, Hartman y Walsh, entre otras: “La operación de un cáncer es arriegada” (Hartman); “Un canceroso operado no es de manera alguna. Un noventa y cinco por ciento de los cancerosos operados reinciden más gravemente a menos que el enfermo siga el régimen anticanceroso eficaz, porque éste elimina los elementos que provocan y mantienen el cáncer”.

    Si retomamos la exposición de la doctrina antroposófica, nos vemos conducidos a constatar que “todo” no ha podido ser todavía emprendido en el Instituto del Cáncer Gustave Roussy, ni en el Instituto de Investigaciones sobre virus de la Universidad de Kyoto, ni en el Instituto Japonés del Cáncer, y que el biólogo Parandel, especialista en el equilibrio por la nutrición, abandona también las otras causas del cáncer sobre las que había ocupado nuestra atención hace dos años el doctor Gaston Foucrier en la Universidad Superior Libre de Ciencias Espirituales.

    El cáncer es una proliferación desordenada y anárquica de las células del organismo que se desmoronan en un punto absolutamente cualquiera. Durante décadas, todos los sabios del mundo, todos los médicos han tratado de resolver este problema del cáncer atacando la célula. Puesto que se trata de una proliferación celular, se ha dicho muy naturalmente: “Investiguemos porqué la célula se pone bruscamente a proliferar, sale del ritmo normal y termina en este tumor canceroso”.

    Se ha dicho, las investigaciones microscópicas, evidentemente, no dan más que imágenes muy fragmentarias de la verdad. Cuanto más nos sumergimos en lo infinitamente pequeño, tanto más se pierde de vista el conjunto de la cuestión.

    Estos trabajos que se han llevado a cabo en todo el mundo por sabios eminentes, son trabajos que tienen una gran importancia, no es cuestión de disminuirlos. Se han clasificado a los cánceres tanto como ha sido posible hacerlo, pero todo el mundo sabe cuánto se ha obtenido, y que el progreso en materia terapéutica cancerosa no ha ido muy lejos, aunque la medicina antroposófica cura el cáncer desde hace más de treinta y cinco años.

    Los sabios antroposóficos, en vez de sumergirse en lo infinitamente pequeño, en lugar de buscar microscopios siempre más poderosos para procurar hallar el secreto de la célula cancerosa, los médicos antroposóficos, siguiendo la huella del fundador de la Antroposofía, Rudolf Steiner, han tomado desde atrás la cosa para verla mejor, y en lugar de considerar únicamente la célula, consideraron verdaderamente al individuo en su integridad. En suma, si para la medicina corriente la aparición de una célula cancerosa es el primer punto de una enfermedad cuya evolución es fatal, para los médicos antropósofos, la aparición de esta primera célula cancerosa es, al contrario, la fase terminal de un largo proceso.

    Para la ciencia, para la medicina, el cuerpo físico es único. No hay otra cosa que el cuerpo físico. Para la medicina antroposófica, el cuerpo físico no es otra cosa que el cuarto del organismo entero. Este cuerpo físico se encuentra englobado en otros tres cuerpos que son suprasensibles. Estos tres cuerpos son: el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el “Yo”.

    El cuerpo etérico es el cuerpo de vida. El cuerpo físico no es nada sin el cuerpo etérico. La muerte no es más que la separación del cuerpo etérico del cuerpo físico. Este cuerpo etérico, que es desde luego el cuerpo de vida, es común igualmente en el animal y en la planta; lo posee el hombre como el animal y la planta. Todo lo que vive posee un cuerpo etérico.

    El cuerpo astral es el cuerpo de las sensaciones, el cuerpo de los sentimientos. Le da la sensibilidad al cuerpo de vida, cuerpo etérico. Nuestros dolores, nuestros goces, nuestras penas, residen en el cuerpo astral, nada absolutamente en el cerebro o los nervios.

    El “Yo”, cuarto cuerpo y tercer elemento supra-sensible, le da al hombre su individualidad, su personalidad. Es el elemento inmortal de la entidad humana.

    El cuerpo físico pasa. El cuerpo etérico se reabsorbe en el mundo etérico. El cuerpo astral se reabsorbe él mismo en el mundo astral. Pero el “Yo” queda eterno. Es el “Yo” que está allí de encarnación en encarnación, por el cual nosotros vivimos, por el cual hay una evolución.

    Entonces, si admitimos que existen estos tres cuerpos supra-sensibles, es decir que el cuerpo humano se encuentra constituído de cuatro elementos en vez de uno solo, parece muy evidente que el que no considerara más que el cuarto de una cosa no podrá conocer la cosa entera.

    Para explicar la existencia de estos cuatro cuerpos, es preciso tener en cuenta la evolución del universo entero. Es ir a buscar las cosas bien lejos, pero no habrá que olvidar que es partiendo de estas teorías, al parecer curiosas, que la medicina antroposófica ha encontrado, entre otras cosas, una terapéutica eficaz contra el cáncer.

    Si nosotros tenemos cuatro cuerpos en nosotros, de los cuales tres son supra-sensibles, lleva al hecho de que la Tierra –que nos parece muy sólida– no ha tenido siempre el paso que tiene en nuestros días. La Tierra, incluso, está en su cuarta metamorfosis.

    Al comienzo de la evolución, la Tierra estaba constituída únicamente de calor. La Física no reconoce el calor como materia. Dice que el calor es un estado de la materia, un estado de lo sólido, un estado de lo líquido, un estado de lo gaseoso. Pero la antroposofía enseña que el calor es una materia y la primera encarnación de nuestra Tierra –que se llamaba “el antiguo Saturno”– estaba compuesta únicamente de calor. Este “antiguo Saturno” no era simple, así porque así; era también complicado como nuestra Tierra actual. Sobre este “antiguo Saturno”, no se encontraba más que el germen del cuerpo físico; no había cuerpo etérico, ninguna otra cosa. Este germen del cuerpo físico, bien dispuesto, no tenía absolutamente nada de fácilmente imaginable. No había allí muros; no había allí árboles; no había allí más que Calor. Esta evolución saturniana, extremadamente larga, se ha terminado por una especie de desvanecimiento del planeta en el Cosmos de regreso al estado diferenciado.

    Esta primera encarnación ha sido seguida de una metamorfosis, llamada “el antiguo Sol”, en el curso de la cual al elemento Calor ha venido a añadirse el elemento Aire.

    En el “germen del cuerpo físico” ha venido a sumarse el germen del cuerpo etérico. Esta evolución ha sido, ella misma, extremadamente larga, entremadamente complicada. Todas las entidades espirituales cooperan entonces en la formación de este “antiguo Sol”, que no tiene nada que ver con el Sol habitual.

    Después tuvo lugar una nueva noche sísmica ante la tercera metamorfosis del planeta, que se ha llamado “la antigua Luna”, donde la condensación hizo un progreso más. Al calor del comienzo y al aire se añadió el Agua, tercer elemento. Y se completa el cuerpo físico. Al “germen del cuerpo físico” del “antiguo Saturno”, al cual se había agregado el “germen del cuerpo etérico” del “antiguo Sol”, ha venido a añadirse el germen del cuerpo astral, y el hombre, sobre este planeta llamado la “antigua Luna”, existía ya, mas bajo una forma muy especial: Calor-Aire-Agua: cuerpo físico, estado de germen, cuerpo etérico y cuerpo astral.

    Esta “antigua Luna” desapareció un día a su turno. Fue éste el fin de la Tierra, si se le puede decir a la que fue Luna. Después una nueva noche cósmica, esta fue la cuarta metamorfosis de la Tierra y entonces, esta vez, es la Tierra propiamente dicha, nuestra “Tierra”.

    Sobre esta Tierra, el hombre no va a venir a ser completo. Añadirá a los otros cuerpos, ya recibidos anticipadamente, el “Yo”. Y allí va a encontrarse en fin sobre la Tierra en posesión de su cuerpo físico, de su cuerpo etérico, de su cuerpo astral y de su “Yo”, cada una de estas intervenciones terrestres cuentan con una duración igual.

    Al comienzo del período terrestre, hubo recapitulación de las etapas pasadas, produciéndose todo como sobre el “antiguo Saturno”. No había más que Calor con el germen del cuerpo físico, pero la evolución se ha realizado muy rápida, todos los otros elementos, ya recibidos precedentemente, añadiéronse los unos a los otros. Y después, de condensaciones en condensaciones, la Tierra, un buen día, revistió el aspecto sólido que tiene actualmente.

    La primera fase terrestre, “antiguo Saturno”, “antiguo Sol”, “antigua Luna”, se divide en períodos:

– Período Polar, primer Período;
– Período Hiperboreano, del Aire con agregación del Calor del Período Polar;
– Período Lemuriano, donde el Agua se añade a los dos elementos precedentes.

    Este Período Lemuriano corresponde casi a la concepción científica de Kant-Laplace, y de esta famosa nebulosa original, la ciencia, que hace remontar solamente el mundo a esta nebulosa original, no tiene en cuenta otras tres metamorfosis precedentes de la Tierra.

    Después del Período Lemuriano, vino el Período Atlantiano, del que mucho se habló en literatura, el que ha entonces existido, en donde el hombre comienza a tener casi el paso que tiene en nuestros días, pero mucho menos adaptable. Este Período Atlantiano desaparece con el famoso diluvio. Y, a continuación, la Tierra pasa al Período Post-Atlantiano, en el cual se puede de nuevo contar cinco épocas de civilizaciones:

– Época proto-hindú, anterior a la fase hindú-histórica;
– Época proto-persiana, después egipto-caldeana, greco latina y actualmente, la nuestra.

    El cuerpo no es entonces tan simple como lo es el aire; los organismos supra-sensibles, que nosotros poseemos, vienen de esta larga evolución de nuestro planeta.

    De esta manera, considerando todos estos hechos, la medicina antroposófica ha podido obtener los resultados ya indicados.

    Si se presta atención al cáncer propiamente dicho, es más fácil afirmar que el cáncer es una alteración que se sitúa entre el cuerpo etérico y el cuerpo físico.

    Cuando los sabios de laboratorio estudian la célula cancerosa al microscopio, tienen ellos en su campo de visión un organismo muerto; tienen un cuerpo físico que va a descomponerse muy pronto. A esta célula le falta el cuerpo etérico que es el que da vida a esta célula. Y ya nosotros vemos que el estudio de la muerte no dará la precisión sobre la vida, la enfermedad se sitúa en el cuadro de la vida.

    La ciencia nunca ha querido tomar en cuenta hasta entonces lo cualitativo; nunca tuvo en cuenta nada más que lo que se podía medir o pesar. Luego, si se reflexiona –estas son nociones científicas clásicas– que las células se renuevan, que cada siete años nuestro cuerpo es totalmente renovado, podrá verse que la materia en el cuerpo es lo que tiene menos importancia. Pero la forma permanece.

    Lo que los antropósofos llaman “la forma” es dada por el cuerpo etérico, el cuerpo de vida o el campo de las Fuerzas Formadoras. Cuando por una razón u otra se produce una alteración en la acción de esas Fuerzas, las células, que no son más tenues en el abandono por esas Fuerzas, se ponen a proliferar súbitamente y ya tenemos el cáncer.

    Hay grandes causas en la acción de una enfermedad cancerosa; la primera causa es interior y se remonta muy lejos, la segunda se la encuentra en las causas exteriores, las causas que nos rodean, y está allí toda la inmensa historia de la técnica.

    Se ha dicho que nosotros vamos de encarnación en encarnación. Una de las razones de estas encarnaciones, si no la esencial, es la de tender hacia una perfección siempre mayor. Luego nada se pierde. Una falta cometida en una vida precedente se paga en la vida siguiente. Y las faltas que se imprimieron por ejemplo en el cuerpo astral –puesto que el cuerpo astral es el cuerpo de las sensaciones– se propagarán, por intermedio de este cuerpo astral al cuerpo etérico y acusarán en una encarnación siguiente una debilidad del cuerpo etérico que permitirá el cáncer. He allí la primera causa interior.

    Para las causas exteriores, si sabemos que todas las metamorfosis han tenido por objeto poner en torno al hombre cosas que eran útiles para su vida, las plantas, los animales, etc., constatamos que el hombre ha creado otro reino –reino artificial– el reino de la técnica. Y esta técnica invadió todo: la farmacia, la alimentación, sin hablar mucho de otras cosas. Luego, todas estas cosas creadas por la técnica son artificiales. Y si éstas son artificiales, no son asimilables para el organismo humano. Por ejemplo, los colorantes. Los colorantes de la alimentación, esos colorantes sintéticos, no son absolutamente normales. Es anormal cuando absorbemos con nuestra alimentación colorantes como, por ejemplo, el colorante de la manteca. ¿Por qué se colora la manteca?. Esos colorantes son cancerígenos. Y así en toda la industria de la conserva. Y así también todas las impresiones que nos llegan del exterior son anormales: el ruido, el ruido exagerado, el cine, la televisión, entre otras. Tanto una representación teatral puede ser saludable para el organismo, tanto una representación artificial como un film puede ser maligno para el organismo. Y después, hay causas psíquicas. Por ejemplo, la mala educación del niño. Por mala educación no se entiende solamente las faltas cometidas por los padres en este campo, sino toda la educación en general.

    Para volver a ese famoso cuerpo etérico, que es entonces el cuerpo de vida, el cuerpo que nos hace crecer, el arquitecto del cuerpo físico, es una parte de este cuerpo etérico que se transforma en consecuencia en facultad de pensar. Si a un niño se le hace aprender a leer demasiado ligero, se le daña el cuerpo etérico y tendrá que soportar más tarde las consecuencias.

    Estas Fuerzas etéricas, en el niño que ha hecho su crecimiento normal, son liberadas en Fuerzas de pensamiento, y en posibilidades por ejemplo artísticas.

    Si a un niño por una razón u otra, no se le permite desenvolver una actividad artística que le habría producido placer, este cuerpo etérico, que le hubiera servido para una manifestación, supongamos musical, es como atacado en el interior del cuerpo y es igualmente una causa de acción del cáncer. Estas fuerzas etéricas, que no sirven más en la edificación del cuerpo, que no encontraron una utilización igualmente normal en una actividad artística, tornan en círculo –y así puede decirse– en un rincón del organismo y un buen día salen, y como el etérico tiene por misión el hacer la vida, edificar células, de manera ciega, el cáncer nace allí en ese momento. Si esta alteración se produce al nivel del hígado, son las células hepáticas que proliferarán sin cesar y se asiste a la eclosión de un cáncer de hígado.

    El fundador de la antroposofía ha dicho un día a algún investigador de los comienzos: “añadid una gota de sangre en una solución, por ejemplo de cloruro de cobre, haced cristalizar esta solución, y lo etérico de la sangre se imprimirá en la cristalización”. Es oportuno decir que lo etérico reside en lo general en los líquidos, el astral en el aire y el “Yo” en el calor. Entonces, si los sabios antropósofos toman una solución de cloruro de cobre y le añaden unas gotas de sangre del enfermo, si en seguida, hacen cristalizar este cloruro de cobre lentamente, cuidando que no haya sacudidas, dentro de las condiciones de calor y de higrometría, las Fuerzas etéricas de la sangre darán su impresión en la solución, puesto que lo etérico está en él, dentro del líquido. La cristalización se hace, y de golpe ella está hecha. Y, en aquél momento, los cristales del cloruro de cobre se arreglan dando una imagen absolutamente completa de todas las alteraciones que existen en el organismo. Así es posible encontrar todos los órganos enfermos sin poder hacer diagnósticos diferenciales, pero el cáncer está descubierto y sobre todo la tendencia del cáncer. Y este examen de laboratorio es conocido en la Suiza alemana desde hace más de treinta años. He aquí entonces un primer aporte de la medicina antroposófica que no es el menor. El rastreo posible y precoz del cáncer, y de manera absoluta.

    Descubierto el cáncer de manera precisa, es igualmente a los sabios antropósofos, enteramente posible curarlo porque el fundador de este Movimiento les ha dado los medios de hacerlo.

    El remedio del cáncer es el muérdago. Pero la cosa no es sencilla. No basta coger algunas ramas de muérdago y comerlas para prevenirse contra el cáncer. La manipulación del muérdago que terminó en un remedio muy conocido demanda muchas precauciones. La recolección del muérdago se hace de cierta manera y cuando se ha obtenido el líquido a partir de las bayas, de las hojas y de los troncos del muérdago, es necesario trabajar de una manera muy especial.

    Recordemos al respecto que Rudolf Steiner, el fundador de la Antroposofía, había dado, cuando explicó que el muérdago curaría el cáncer, los detalles siguientes:

    “Vosotros debéis trabajar este líquido de cierta manera, debéis ponerlo en una máquina que girará a un cierto número de vueltas por minuto”. Había dado las dimensiones de la máquina y ese detalle técnico del número de vueltas. Y bien, en la época, la cosa había sido absolutamente irrealizable. Los más grandes ingenieros del momento fueron puestos al corriente de los datos del problema y declararon al mismo insoluble. Si hubiera sido construída una máquina de esa manera habría explotado. Los partidarios de Steiner estaban enloquecidos y los adversarios gozaban de contento. Luego el problema era insoluble simplemente porque la industria siderúrgica no estaba todavía en condiciones de fabricar aceros suficientemente sólidos. Algunos años más tarde, la máquina era realizable y la misma gira actualmente desde hace más de treinta años…

Las abducciones y la distorsion temporal

LAS ABDUCCIONES
Y LA DISTORSIÓN TEMPORAL

escribe: LIC. SEBASTIÁN PAGANO
sebastianpagano@email.com

    Este tema que voy a tratar no es fácil. Y afirmo que no lo es, por la sencilla razón de que mis análisis y mi experiencia me han llevado a elaborar toda la hipótesis referida al asunto de los secuestros de seres humanos por parte de presuntos extraterrestres, mejor denominados abducciones (del inglés “abduction”: secuestro).

    El secuestro que sufriríamos permanentemente los humanos, y al mismo tiempo, la manipulación y experimentos que realizarían sobre nuestros cuerpos, adquiere ribetes dignos de tener muy en cuenta, sobre todo en aspectos que pueden fluctuar desde la arista más tenebrosa hasta esa otra, una actitud de ayuda o salvífica para muchos que estarían al borde del colapso existencial.

    Pero antes de avanzar en este tema, se hace necesario puntualizar aspectos que tienen que ver con las diversas maneras de abducciones.

    Está la más común, es decir, aquella que indica que un protagonista narra haber observado una luz mientras conducía su automóvil, y luego posee un lapsus, y se ve en su vehículo en otro sitio sin saber cómo llegó allí. Constata en el reloj que ha transcurrido un lapso que no puede explicar. Posteriormente, ese tiempo en blanco es posible reconstruirlo mediante sesiones de hipnosis, donde el protagonista en trance narrará su experiencia con alienígenas, que no recuerda en vigilia.

    Por supuesto que a esto muchos analistas y psicólogos lo niegan, indicando que los supuestos protagonistas de hechos de estas características simplemente extraen de su subconciente fantasías de su infancia o su adolescencia, o bien asumen arquetipos que le son similares a toda la Humanidad.

    Sin embargo, esos profesionales del descreimiento y del descrédito, no pueden explicar algunos efectos físicos, tales como quemaduras e incisiones, coincidentes con lo expresado en las sesiones de hipnosis.

    Es más, los psicólogos que se centran en el tema de los arquetipos entran en el desconcierto cuando se constatan implantes minúsculos cuyo origen no pueden explicar.

El tiempo: ese componente esencial

    Hemos descripto un tipo de abducción, donde el tiempo real se “borró” de la mente conciente, aunque en realidad éste transcurrió.

    Sin embargo deberíamos considerar una abducción muy diferente, donde el componente temporal es muy distinto.

    Tal vez, para considerar esta nueva arista del fenómeno, debemos tener en cuenta lo afirmado por Albert Einstein, en el sentido de que el factor tiempo no sería el mismo en distintos puntos del Universo. Esta afirmación no es un tema menor, pero si consideramos seriamente esta alternativa, caeríamos en la cuenta de que muchas cosas extrañas que suceden a diario, podrían llegar a explicarse desde un plano que excede la capacidad de asombro del hombre moderno.

    Es bíblica la afirmación de que “un día es como mil años, y mil años como un día”. Esta afirmación está indicando la distorsión temporal.

    Si un minuto de nuestro tiempo puede llegar a ser un mes o un año de otro lugar del Universo, nos enfrentaríamos con un grave problema sin dudas.

    La gravedad del asunto es si consideráramos algún tipo de abducción, pero a través de coordenadas temporales diferentes. En este caso, los alienígenas podrían manipular impunemente a los seres humanos, pues sus “secuestros” podrían parecer insignificantes para nosotros (un minuto de nuestro tiempo sería un día o un mes para los intrusos espaciales). Para nosotros, el lapso tan insignificante no lo tomaríamos en cuenta, pero tal vez, en un minuto de nuestro tiempo, nos trasladen a otro lejano punto del Cosmos, y allí en días y semanas vivamos aventuras casi rayanas en el delirio… pero muy reales.

Una humanidad controlada

    Siguiendo el más elemental razonamiento, caemos en la cuenta de que los diferentes lapsos implicarían un posible control de todos los vivientes de una manera sutil, pero muy directa, sin que nadie pueda percatarse de esto.

    La distorsión temporal reduciría a cero las pretendidas distancias cósmicas, esas “barreras” que los científicos del establishment esgrimen como argumento para desacreditar toda posible actividad extraterrestre.

    Pero esta nueva perspectiva en la actividad alienígena debería llamarnos profundamente a la reflexión: si aceptamos esta nueva perspectiva, entonces ya no podríamos desestimar de plano la posible actividad a todo nivel, de manera tal que todo el género humano estaría a expensas de entidades extrañas de formas y actitudes imposibles de determinar seriamente.

    Por el momento hablamos simplemente de posibilidad, pero al menos dos cosas podrían hacernos reflexionar: una, es el caso del controvertido peruano Sixto Paz Wells, quien argumentó haber estado varias semanas en Ganímedes, aunque en realidad estuvo ausente quince minutos cuando abandonó la compañía de miembros del IPRI en el Perú, y en plena montaña andina, se perdió a través de lo que él llama un “xendra” (puerta dimensional).

    Esta afirmación de Paz Wells podría haber quedado como una mera anécdota sin mayores fundamentos, si luego no sucediera en Chile el sonado caso del cabo Valdéz, aquél integrante de una patrulla en maniobras que se introdujo en un banco de niebla en pleno campo y sus compañeros no pudieron ubicarlo hasta que reapareció en un lapso similar en extensión al relatado por Paz Wells, y aunque no recordara nada de lo sucedido poseía Valdéz, para asombro de todos… una espesa barba de varias semanas (¡!).

    Es hora, pues, de que tomemos con toda seriedad esta eventualidad de la manipulación extraña y (¿por qué no?) peligrosa sobre nuestras humanidades, aunque también podríamos aventurar el ángulo beatífico, donde estos símiles de “ángeles del Señor” ayudarían a buena parte de los humanos a superar muchas de sus dificultades. Después de todo, esta arista no tiene por qué ser desechada, y para el creyente en ángeles, arcángeles y creencias similares esto sería una explicación razonada y plausible, aunque le extraigamos lo divino y sobrenatural que baña las diferentes creencias.

Una reinvidicacion de la astrologia

UNA REIVINDICACIÓN DE LA
ASTROLOGÍA

escribe GUSTAVO FERNÁNDEZ
gustavofernandez@email.com

      Una de las razones habitualmente esgrimidas por los escépticos para denostar a la ciencia astrológica es, aunque parezca un mero juego de palabras, precisamente lo que emana de las líneas que anteceden, es decir, que ningún concepto de cientificismo puede compatibilizar con las propuestas astrológicas. De hecho es extremadamente difícil encontrar, por lo menos en los estratos académicos del “establishment” científico, un profesional que acepte dedicar cierta dosis de duda racional –o debería decir “razonada”– a esta disciplina, y si bien el primer pecado de tales denostadores pasa por su absoluto desconocimiento de textos, fundamentos, filosofías y técnicas astrológicas, se suele decir que el mismo despropósito de su existencia invalida cualquier merecimiento de atención que pudiera brindársele.

      En realidad, deberíamos convenir que sólo merece considerarse una actitud respetable –intelectualmente hablando– el rechazar una propuesta cuando la misma ha sido debidamente examinada y se han señalado, más allá de toda duda posible, sus errores metodológicos. Y, en consecuencia, sólo quien se haya especializado en una determinada técnica tiene derecho a señalar los errores –reales o supuestos– de la misma, precisamente porque la conoce hasta sus mínimos detalles. Consideremos, como ejemplo, otra rama del saber cualquiera: por ejemplo, la Medicina. Si de hablar de sus desaciertos se trata –y, en lo que respecta a la occidental y alopática, vaya si los tiene– seguramente estaría muy mal visto que se dedicara a criticarla un astrónomo, un botánico o un físico. Sólo los médicos tienen derecho a hablar (bien o mal) de la misma. Es obvio.

      ¿Es obvio?

      Con la Astrología vemos que ello no ocurre, ya que astrónomos, matemáticos, médicos, cualquier doctorado se cree habilitado para opinar –generalmente en forma pésima– sobre la misma. Y si se me permite, no creo que realmente aquéllos sepan mucho sobre el tema.

      Tomemos el caso de los astrónomos. Su conocimiento de las características físicas y comportamiento mecánico de los astros no los habilita para incursionar en un terreno netamente esotérico –en el buen sentido de la palabra– como es el que nos ocupa. Ya que si bien algunas de sus afirmaciones son ciertas poco le hace a la Astrología correctamente entendida.

      Es cierto, como ellos suelen señalar, que las constelaciones no son las mismas hoy que hace cinco mil años por lo que, por ejemplo, el Aries de aquél entonces corresponde estelarmente al Tauro de hoy y así sucesivamente, como consecuencia natural de la precesión de los equinoccios. También es cierto que los planetas –salvo el sol y la Luna, el primero por su masa y la segunda por su proximidad– no influyen ni gravitatoria ni energéticamente en los seres humanos; bien decía Carl Sagan que, en el aspecto gravitatorio, seguramente influía en un recién nacido más la masa del médico obstetra que la de Marte, por caso. Y que aun en el caso de la influencia de un planeta cualquiera sobre el ser humano, determinadas condiciones planetarias deberían afectar a todos los hombres exactamente por igual, y no favorablemente a unos y desfavorablemente a otros, según el momento y lugar de nacimiento de cada uno. Así, si Marte –para seguir con el ejemplo– está “mal aspectado” debería estarlo por igual para todos los seres humanos, si de influencias físicas o energéticas se trata, y no acentuadamente para tal o cual signo.

      Pero en realidad debemos convenir que tales críticas sólo son aceptables si se desconocen los verdaderos fundamentos de la Astrología, cosa que por cierto es en la que incurren muchos supuestos cultores de esta disciplina; lo que quizás explique los graves errores que en nombre de aquélla se cometen reiteradamente. Claro que, al igual que en muchos otros campos del saber humano, en esta ocasión la culpa no es de la Astrología sino de los astrólogos. O, al menos, de algunos de ellos.

      Esto se comprenderá más fácilmente en el momento de explicar que la filosofía hermética de la arcana Astrología enseña que cuando se habla de Marte, Luna, Mercurio, etc., en realidad no se está hablando de los cuerpos físicos que conocemos astronómicamente con tales nombres, sino de sus correspondencias simbólicas expresadas –si ustedes gustan de los términos psicologistas– en el Inconsciente Colectivo de la humanidad, basándose en el Principio de Correspondencia, piedra basal de la estructura intelectual ocultista. (*)

      Según el mismo, como escribiéramos anteriormente, el Universo es una multiplicación de sucesiones holísticas; lo que es lo mismo que decir que la parte de un Todo es igual, microcósmicamente hablando, a ese Todo. Así, como he analizado en otra parte, toda la naturaleza tiende a demostrar que cada elemento se refleja en mayor o menor proporción en el sistema que le rodea pero del cual es también parte indivisible: la palma de la mano refleja su vida, su carácter y su salud, esta última también visible en la planta del pie (“reflexología”) o en el pabellón de las orejas (“auriculoterapia”) y, a fin de cuentas, así como el sistema en el que vive el hombre (la Tierra) es un setenta por ciento agua y un treinta por ciento materia sólida, él mismo es también un setenta por ciento líquido y el resto materia sólida.

      Como la moderna psicología ha demostrado, el Inconsciente Individual de cada habitante del planeta, más allá de acumular y reflejar las vivencias particulares de cada persona, forma parte de un gigantesco entramado que conocemos como Inconsciente Colectivo. La Ley de Correspondencia enseña que no sólo los arquetipos del Inconsciente Colectivo se reflejan –corresponden– con los del Individual, sino que también todo lo que existe físicamente en el Universo debe existir en otros planos, tales como el astral –sobre cuya hipotética realidad hemos discutido en otro punto– el energético y –atención– el psíquico. De manera tal que el Inconsciente Colectivo contiene también imágenes arquetípicas, simbólicas, que se corresponden con la naturaleza –esotéricamente hablando– de Marte, Mercurio, etc.

      Esto se comprenderá mejor si retornamos al evidente ejemplo de los cuatro elementos constituitivos del mundo: Aire, Agua, Tierra y Fuego. Según enseñaban los antiguos Maestros, todo cuanto conocemos se compone de cuatro elementos y sólo esos cuatro ya indicados. Podemos cometer el grosero error de pensar que esos filósofos creían que la tierra, el agua, el aire y el fuego formaban al mundo, y así caeremos en el olvido de que ellos en realidad se referían a categorías en las cuales esos elementos llamados “tierra” (si pensamos en la que pisamos), “agua” (la que fluye por los ríos), “fuego” (el de la hoguera) y “aire” (el que respiramos) no son en realidad sino la expresión más grosera, más material, de unos cuatro primeros principios elementales de los que esos gases, líquidos o materias son apenas una de sus manifestaciones. Así, cada elemento representa en realidad un conglomerado de conceptos o, más correctamente, entes teleológicos. Por ejemplo, al “fuego” se asocia, sí, el fuego de los fósforos, pero al “fuego” corresponde también el abstracto concepto de “peligro”, algunos signos zodiacales (Aries y Leo, por ejemplo), el color rojo, ciertas notas musicales, etc. De esta manera, el Marte al que se refiere la Astrología en una circunstancia dada, es a la correspondiente simbólico-astrológica propia del Inconsciente Colectivo y proyectado microcósmicamente en el Inconsciente Individual del sujeto de referencia, del Marte astronómico.

      En el momento del nacimiento, la carta natal establece cuál era el aspecto del cielo en ese punto del continuum espacio-temporal que es original y con características propias e irrepetibles pues, por caso, sólo habrá un Juan Antonio Pérez nacido en Buenos Aires el 17 de setiembre de 1944 a las 05.33 hs y sólo uno. Habrá otros Juan Pérez, u otros individuos nacidos en ese lugar o ese momento, pero sólo uno que reúna todas esas características.

      En consecuencia, la matriz astrológico-simbólica inmanente al Inconsciente Colectivo (reflejo correspondiente y microcósmico, recordemos, de los aspectos físico-astronómicos que el Universo que nos rodea va adoptando en ese momento) coexistente en ese punto, se proyecta holísticamente al Inconsciente Individual del bebé. En consecuencia, las variaciones sidéreas del cosmos provocarán variaciones semióticas en el Inconsciente Colectivo y las correspondientes en el Inconsciente Individual de cada hombre, modificadas por la variable particular de la matriz astrológica del momento de nacimiento, redundarán en conductas (provocadas obviamente por motivaciones, aunque en este caso no de índole vivencial personal) diferentes para cada sujeto. De allí otra correspondencia: si bien idénticos signos tienen, a “grosso modo”, posibilidades parecidas (como las biotipologías humanas indican respuestas psicológicas similares), los detalles de un horóscopo (situación de la Luna, aspectaciones, planetas retrógrados, etc.) implican eventos con apreciables diferencias (como la educación, el arrastre cultural y otros contenidos hacen que dos biotipologías no discurran necesariamente por los mismos caminos).

      De todo esto se desprende la clave fundamental de la Astrología que no supo ser comprendida, insisto, aun por muchos astrólogos: nuestro campo de estudios se alimenta de datos astronómicos, pero concluye sobre procesos simbólicos y psicológicos.

      En este sentido, entonces, hasta los aspectos más burdamente criticados de la Astrología adquieren la fuerza de la verdad: es egocéntrica en una época donde este concepto ptolemaico está completamente caduco y es correcto que lo sea ya que para el hombre, psicológicamente hablando, él es el mismo centro del universo. Es determinista en la medida que, como enseña la Psicología, los impulsos y vivencias básicas del individuo inclinan su existencia en un determinado sentido, requiriéndose un esfuerzo no menor al necesario para variar la presión de las estrellas para oponerse a su tendencia.

      Por otra parte, la crítica enunciada al principio, en el sentido de la retrogradación de las constelaciones zodiacales carece de aplicación en el tema que nos interesa ya que, aunque este dato importantísimo sea ignorado aun por la mayoría de la gente (defensores o detractores), signo zodiacal y constelación zodiacal no son la misma cosa. En efecto, mientras que una constelación es un agrupamiento hipotético de estrellas que conforman (con mucha imaginación, ciertamente) una figura en el cielo, y es dicha constelación zodiacal cuando se ubica sobre la circunferencia de la eclíptica (o ruta aparente del Sol en el cielo), un signo zodiacal es un espacio vacío de treinta grados a ambos lados del eje de rotación del plano de la eclíptica. Las constelaciones, en consecuencia, pueden variar, retrogradar por el movimiento de precesión de los equinoccios, cambiar su configuración o su cantidad. De hecho, es lo que ocurrió recientemente con el “descubrimiento” de una nueva, la Araña, y que llevó a que los improvisados de siempre hablaran y escribieran sobre la “hecatombe de la Astrología a la que al haberle aparecido un nuevo signo, echa por tierra las especulaciones sobre los otros doce” y que, como vimos, nada tiene que ver con los signos clásicos, ya que estos, al ser espacios “en blanco” en el firmamento, permanecen constantes. El hecho de que constelaciones y signos lleven los mismos nombres se debe a la coincidencia espacial que tuvieron en los albores de esta disciplina, seis mil años atrás, y que facilitaba su identificación.

      Indudablemente, reconsiderar las enseñanzas, métodos y conclusiones de la Astrología a la luz de estas consideraciones modificaría, susceptiblemente, el punto de vista habitualmente escéptico y dogmático con que la comunidad científica observa estos conocimientos.

La “memoria” sobrevive a la muerte

La “memoria” sobrevive a la muerte

      Una sorprendente comprobación, que la “memoria” de una molécula puede sobrevivir a la desaparición de ésta, está conmoviendo al mundo científico.

      El biólogo francés Jacques Benveniste explica el descubrimiento que tiene perpleja a la comunidad científica internacional con la siguiente comparación: “Es como si a uno se le cayera la llave de arranque del auto en el río Sena, en el centro de París, tomara después unas pocas gotas de agua del mismo río doscientos kilómetros corriente abajo y pudiera hacer arrancar el auto con esa agua”.

      El biólogo y un equipo de trece científicos canadienses, israelíes e italianos han descubierto que una molécula diluída hasta que deja de existir puede comportarse como si aún estuviera presente y que el líquido de la dilución conserva la “memoria” de la molécula.

      El hallazgo, que da por tierra con todo el conocimiento molecular aceptado actualmente, es tan sorprendente para el mundo académico que el equipo ha estado tratando de encontrar una falla a su propia comprobación desde hace ocho años, pero los estudios llegan siempre a la misma anonadante conclusión.

      Los resultados han reconfortado a los partidarios de la medicina homeopática, quienes nunca supieron exactamente de qué manera diminutas cantidades de sustancias naturales como la belladona y el opio pueden tener propiedades curativas.

      Muchos científicos han manifestado que no hay evidencias de que productos utilizados en medicina homeopática pueden curar enfermedades, pero los partidarios de esta práctica señalan que el nuevo descubrimiento podría demostrar que los productos conservan la “memoria” de sustancias curativas.

      “Si hasta ahora había alguna certeza en nuestro universo biológico, era que para cada función existía una molécula que le correspondía. Nuestros estudios evidencian la existencia de un efecto de tipo molecular en ausencia de la molécula”, destacó Benveniste.

      Este científico inició su investigación en 1985 con un interrogante relativamente simple: ¿podría demostrarse que los medicamentos homeopáticos –producidos con sustancias naturales en lugar de drogas manufacturadas en laboratorios– tienen un efecto biológico sobre las personas?

      Para encontrar la respuesta se diluyeron moléculas hasta el máximo grado posible, diez elevado a la centésima sexagésima potencia. La cantidad de partículas que hay en el universo es igual a diez a la sexagésima potencia.

      Según la Ley de Avogadro, una molécula deja de existir cuando ha sido diluída en la proporción de diez a la vigésima tercera potencia. La labor del equipo investigador representa la primera vez que se sugiere que una molécula podría tener una memoria biológica independiente.

      Benveniste publicó los resultados de sus estudios en 1985, y ellos indicaban que los productos homeopáticos podrían tener un efecto perceptible sobre el organismo humano, desatando de paso una polémica entre los oponentes y los partidarios de los controvertidos medicamentos.

      El respetado semanario científico “Nature” decidió publicar en su edición de junio de 1988 los resultados del trabajo en equipo, pero con una inusual “reserva editorial” en la que consignaba que el resultado del trabajo era tremendamente controvertido.

      En un editorial titulado “Cómo creer en lo increíble”, “Nature” advirtió que Benveniste había aceptado que otros biólogos viajen a París para estudiar el descubrimiento.

      El especialista, entonces de cincuenta y tres años, indicaba que no se sentía complacido al tener que publicar los resultados de sus investigaciones cuando aún no se sabe qué produce la reacción a pesar de la aparente desaparición de la molécula.

      Otro factor inexplicable es que el experimento es sólo exitoso si el líquido con que se efectúa la dilución es agitado vigorosamente.

      El ganador del premio Nobel de Química  Jean-Marie Lahan declaró durante una entrevista para el diario “Le Monde”: “Estos resultados son inquietantes, muy inquetantes”.

      “No veo de qué manera en biología, habiendo desaparecido una molécula, puede transmitirse información que estaba contenida en ella”, agregó.

      “Si estos resultados se confirman –y ello no es imposible aunque las probabilidades sean muy exiguas– pondrán en tela de juicio toda la base sobre la cual se asienta el conocimiento molecular”, destacó Lahan.

      Como se comprenderá, este descubrimiento –que sí reúne todas las credenciales exigibles por el ambiente académico científico– es invalorable a la hora de fundamentar la sobrevivencia a la muerte, ya que si una molécula –entidad física– no solamente demuestra así una correspondencia energética inherente sino, más aún, señala la extensión cualitativa y cuantitativa en lo temporal que la misma acusa, se hace difícil negar tal acerto. Pues el descubrimiento de Benveniste demuestra que la “memoria” (en el sentido energético del término) no sólo continúa existiendo después de la desaparición física de aquella (su muerte) sino que amplifica su efecto a través del tiempo y a través del espacio y la materia. Dicho de otra forma, esta condición se opone a la destructiva Ley de Entropía, conformando un ejemplo destacable de Negantropía y, si se quiere, de evolución post-mortem. Y si una sencilla –estructuralmente hablando– molécula presenta tal efecto, ¿qué no puede esperarse de esa concepción holística cuerpo-mente, ese complejísimo y sutil entramado orgánico, energético y emocional que llamamos “ser humano”?

LA GEMOTERAPIA Y EL CAMPO ENERGÉTICO HUMANO

LA GEMOTERAPIA Y EL CAMPO ENERGÉTICO HUMANO

    En varios párrafos me he referido a los “chakras”, vórtices o centros energéticos que en el humano cumplen la función de establecer conexiones entre los distintos planos de su naturaleza. Nos introduciremos entonces ahora en su estudio, para aprender a manejarlos a través de las gemas.

    La moderna Parapsicología se alimenta de la milenaria tradición médica china, en su afirmación de que el ser humano está formado por la interacción de tres naturalezas: un plano físico (obviamente, mi cuerpo) un plano mental (también obvio) y un plano energético, conformado por la suma de energías emitidas por nuestro organismo. A éste lo llamamos, precisamente, campo bíoenergético o bioplasmático.

    En lo exterior, adopta la forma de un ovoide (de allí que se le llame también “huevo energético”) que en las personas sanas se extiende en su parte ecuatorial –es decir, a la altura de la cintura– hasta unos 50/60 centímetros.

    La porción del campo bioplasmático que sobresale del cuerpo físico se denomina comúnmente, ”aura” y se divide en tres capas: una primera exterior, hasta unos cinco centímetros de distancia del cuerpo y que sigue el contorno de este –esta capa es la que fotografía la cámara Kirlian– una segunda exterior –el “aura” propiamente dicha–, hasta esos cincuenta centímetros y de aspecto general ovoidal, y una tercera capa exterior, extremadamente sutil, y que se extiende hasta unos diez/quince metros, adoptando una forma esférica. De la interacción de esta última capa con las correspondientes a otros seres humanos surgen las afecciones por “contagios energéticos” estudiados por nuestra ciencia. Dentro del cuerpo humano, el campo energético también tiene una estructura particular: además de “espesarse” alrededor de cada órgano, músculo, arteria, vena o hueso, se distribuye en una red de 48 canales secundarios o “nadis” que como un sistema nervioso energético, se distribuyen por todo el organismo. Y son secundarios porque existe un canal principal, el shushunna, paralelo a la columna vertebral, divido a su vez en dos canales menores; uno de energía ascendente, solar o positiva (“idá”) y otro descendente, lunar o negativa (“pingalá”): tal cual usted se observa a usted mismo, Idá se encuentra a la derecha y Pingalá a la izquierda.

    Este shushunna alcanza en siete puntos una increíble Intensidad energética: son los ”vórtices” (no “vértices”) llamados “chakras”. Un chakra es como una válvula de control de cuyo comportamiento vibratorio depende determinada área de nuestro cuerpo, de nuestro intelecto o de nuestras emociones. Dicho de otra forma, cualquier perturbación sufrida en uno de aquellos tres primeros planos del ser repercutirá, por carácter transitivo, en los otros dos, y son precisamente los chakras los responsables de esta transferencia. Así si alguien, por ejemplo, me da un fuerte pisotón en un pie, habrá una lesión orgánica (lógico), una lesión psíquica (obvio también, a menos que sea un masoquista a quien le encante que le anden pisando los juanetes) y, si se observa el pie con algún sistema de visión áurica (el “sistema Schieleren” por ejemplo) sobre el punto del pisotón aparecerá una mancha negra, que técnicamente llamamos “hiato”, y que indica una violenta pérdida energética del lugar.

    Pero el razonamiento también puede aplicarse a la inversa: si es tan estrecha la relación entre esos tres planos, cualquier potenciación u optimización de uno de ellos también repercutirá en los demás. Vale decir que energetizar al individuo, por carácter transitivo, le mejorará también en lo mental y lo corporal. Y será a través de los chakras que esa activación será posible. Como, según dijimos, cada chakra gobierna un determinado aspecto de nuestro cuerpo o nuestra vida emocional o intelectual, la “activación” (que así se llama al proceso de energetización) de uno determinado repercutirá en ese ámbito específico.

Reconociendo los siete chakras

    Recordando que los mismos se encuentran perfectamente alineados en el shushunna, éstas son sus ubicaciones y funciones:

CHAKRA CORONARIO: Llamado así no porque tenga algo que ver con el corazón, sino por estar situado en el tope de la cabeza (o “coronilla”) su función es “aferente”; de absorción de radiaciones cósmicas que, en forma de partículas elementales, emiten vibraciones captadas por este chakra y que pasan a formar parte del campo bioplasmático (que se forma de éstas, más la polaridad yin-yang de los alimentos que consumimos, más el “präna” que ingresa con la respiración, más las transmutaciones sutiles interiores –como la energía sexual que se transforma en psíquica mediante ciertos ejercicios– más las energías telúricas, positivas o negativas, que absorbe el último chakra).

CHAKRA DEL ENTRECEJO: Ubicado en el cruce de dos planos (uno que pasa por entre las cejas y otro de sien a sien) alineado directamente por debajo del coronario y por encima de la “glándula pineal”, también conocido como “tercer ojo”, su función es eferente: regula el funcionamiento de los órganos de la caja craneana, las funciones del intelecto y la percepción extra-sensorial.

CHAKRA LARÍNGEO: Ubicado en el centro de la garganta, en línea recta con los dos anteriores, su función no es ni aferente ni eferente, sino de regulador; allí los dos canales del “shushunna” se estrangulan, regulando el flujo de los chakras superiores a los inferiores. Por esa razón, es el único chakra que nunca puede estar completamente “cerrado” (un chakra “cerrado” es aquél por el cuál no fluye energía alguna), ya que de ocurrir se interrumpe el circuito energético y, de hecho, no puede existir vida sin fluir energía. Por la misma razón, en artes marciales se conoce un toque (no un golpe) hecho con los dedos en ese punto que puede matar al individuo. Si se tratara de un golpe, cabría suponer la muerte por rotura del cuello o estrangulamiento traqueal; pero cierto sencillo toque –recordemos que las manos, como los píes, son las bocas de descarga natural de la energía, al igual que los ojos– inhibe su funcionamiento, perturbando radicalmente el comportamiento del bioplasma en todo el organismo.

CHAKRA CARDÍACO:  Si bien está ubicado en el lugar físico del corazón, por las razones que explicaremos enseguida es que se le denomina así, además de “plexo solar”. Está en la boca del estómago –alineado con los anteriores–  y además de controlar los órganos de la parte superior del tórax y los miembros superiores, regula las emociones; por eso, cuando conocemos a alguna persona con quien tendremos en el futuro un encontronazo emocional, sentimos una opresión en ese punto. Por lo mismo, los antiguos decían que el corazón era el asiento de las emociones. Hoy, pensamos que, a fuer de ignorantes, confundían un simple músculo bombeador de sangre con algo tan complejo que, de tener un espacio físico estricto, se correspondería más con el cerebro; sin embargo, nuestros antepasados no se referían al corazón físico sino a su contraparte energética, el chakra cardíaco.

CHAKRA ESPLÉNICO: También llamado “del bazo” –por su analogía con el órgano homónimo– se ubica tres dedos por encima del ombligo, siempre alineado, siguiendo el shushunna, con el cardíaco. Su función es muy interesante; expresa las correspondencias entre el plano energético y los demás.

    Decíamos líneas arriba que cuando, por ejemplo, se lesiona físicamente un punto cualquiera del organismo, a la visión áurica se manifiesta sobre él una mancha negra que denominábamos “hiato”. Pero el hiato no aparece espontánea y directamente sobre la zona de la afección, sino que en realidad lo hace frente al chakra esplénico, y con movimientos giratorios va desplazándose en segundos por la periferia del aura hasta situarse sobre el punto de la lesión. Esto se comprenderá mejor al saberse que el aura no es estática sino que gira, rotando alrededor del cuerpo de la persona. A la visión áurica, incluso, los colores del aura se distribuyen como bandas o grandes pinceladas de color, y esa estratificación de los colores (que son en realidad distintas densidades de energía) se debe a la diferencia de velocidad de rotación del aura cerca de los “polos” (cabeza y pies) respecto del “ecuador” (cintura). Esto es análogo a lo que ocurre al observar al planeta Júpiter, característico por sus franjas de colores paralelas entre sí. Ello se debe a que debido a que este planeta es fundamentalmente gaseoso, al girar sobre su eje los gases de su enrarecida atmósfera se dividen en capas según su composición, generando esa presentación particular.

    Si a una persona le comunicamos una pésima noticia, inmediatamente el hiato se formará sobre el chakra esplénico, pero siguiendo el comportamiento giratorio del aura, terminará por ubicarse sobre el chakra cardíaco o el del entrecejo (según le afecte emocional o intelectualmente). Además, el chakra esplénico rige el funcionamiento del bazo, estómago, hígado, páncreas y riñones, y su mal funcionamiento se traduce en la dificultad de que los efectos positivos en un plano determinado –por ejemplo, los de una buena alimentación– se traduzcan inmediatamente al energético.

CHAKRA UMBILICAL: También conocido por su nombre japonés (“hara”) sus principales funciones ocurren al nacer y al morir. En el momento de cortarse el cordón umbilical, la primera masa de energía pränica ingresa por él, y por él sale toda la energía cuando morimos. Es el famoso “cordón de plata”, que permite el desapego astral. Rige además el intestino delgado y grueso, vejiga, colon, etc.  Por esa función de “antena” de la energía universal, es que los japoneses que practican el “shintoísmo”, cuando deciden suicidarse ritualmente, dicen que ayudan a su espíritu si permiten que la energía (“ki”) salga rápidamente por donde entró. De resultas de lo cual, hacen el “sappukku” (o “harakiri”) clavando la “katana”, corta espada samurai, a la altura del riñón izquierdo y desventrándose hacia la derecha. No es esta estrictamente una forma de muerte, ya que aun con los órganos expuestos el ser humano puede sobrevivir horas y hasta días, por lo cual el “sappukku” se completa con la decapitación que efectúa un superior o amigo del sacrificado. En realidad, lo que se busca es esa liberación o salida (“rí”) de la energía (“ki”) por el “hara”.

CHAKRA SACRO-COCCÍGEO: El último, ubicado en la entrepierna, sus funciones específicas tienen que ver con la sexualidad en su sentido genital (no con lo psicoemocional), y la absorción de radiaciones telúricas. Es asiento de la “kundalini” o, como le llamaban los hindúes, “la roja serpiente de fuego” un simbolismo de la poderosísima energía sexual que, mezclada con las emanaciones terrestres, podía despertarse y ascender por el “shushunna” otorgando temibles poderes pero también poniendo al borde de la locura.

    Además de estos siete chakras principales, a lo largo de los “nadis” se distribuyen exactamente 365 chakras secundarios o “madras” que, de hecho, son los famosos “puntos de acupuntura”. Obviamente, lo que en sánscrito llamamos “nadis” usted seguramente los conocerá mejor como “meridianos”.

    Debe entenderse que, más allá del trabajo sobre un chakra específico que haga el practicante, debe asegurarse que todos se encuentren armónicos. Un chakra armónico es un centro de energía que no está hiperactivo (demasiado ”abierto”) o hipoactivo (“cerrado”), y existen dos maneras de trabajar sobre ellos: o bien chequeando cada chakra individualmente (el estudiante de Parapsicología comprenderá que para ello puede usar el péndulo radiestésico, un aurámetro o un par de “dualrods”) o, partiendo del hecho que el problema emocional, intelectual o de salud que aqueje al individuo necesariamente estará aparejado a un chakra desarmonizado, simplemente entendiendo, según la naturaleza del problema y siguiendo las instrucciones de correspondencias entre cada chakra y los aspectos espirituales u orgánicos que hemos explicado hasta aquí, determinar así cuál es el vórtice problemático y armonizarlo según las instrucciones que daré a continuación.

    También es importante comprender que la armonización, lo que hará será potenciar nuestros recursos para enfrentar las problemáticas, pero no resuelve por sí mágicamente el problema. Por ejemplo, si a nuestro consultorio acude una señorita perturbada porque el novio del que estaba enamorada la dejó por otra, la armonización del chakra cardíaco (que de eso se trata) no hará regresar al amante infiel –lo que tal vez buscaré con otras técnicas– sino que le ayudará emocionalmente a superar la crisis, ponerse más positiva y controlar sus emociones. Un problema económico no lo solucionaré con armonización de chakras, a menos que el hecho de estar el del entrecejo perturbado haya impulsado al individuo a decisiones equivocadas que arrastraron sus errores financieros, y su posterior armonización le llevará por el camino de las acciones correctas.

Entrevista a un extraterrestre

ENTREVISTA A UN ¿EXTRATERRESTRE?

escribe GUSTAVO FERNÁNDEZ
gustavofernandez@email.com

    Esta es la típica nota sobre la cual uno duda escribir, con la sospechosa presunción de ser necesariamente mal interpretado. Al punto que, en ocasiones, este escriba siente que toda aclaración previa será interpretada de acuerdo al preconcepto –o prejuicio– de cada lector.

    En los últimos años, quien se autotitula “Comandante Clomro” ha ganado un espacio, aún quizás restringido pero sugestivamente creciente, en la comunidad ufológica internacional. Al principio limitada a su presencia en canales televisivos de Buenos Aires, luego con su propio sitio en la Red, “Clomro”, supuesto extraterrestre, inició una –suponemos– solitaria tarea donde la difusión de un mensaje cósmico no está reñida con la crítica social y, en ocasiones, empañada (a nuestro modesto saber y entender) por dimes y diretes de entrecasa.

    Desde analizar el impacto mediático de estos temas hasta ventilar discusiones por algunos dinerillos entre ufólogos, “Clomro” ha dejado (el tiempo juzgará si para bien o para mal) su huella en la ovnilogía de fines del siglo XX, por lo menos en el ámbito hispanoparlante. Y uno, que ha venido observando y leyendo en silencio, muda su opinión desde la primigenia de estar ante un delirante más –tal vez con una actitud más “zapatista” con que otros contactados nos tienen acostumbrados– a la de sospechar que “algo” se mueve detrás de este enmascarado intelectual.

    Porque la reacción –más visceral que analítica– de suponer (como ustedes acordarán a medida que avancen en este artículo) que estamos solamente frente a un fantasioso con acceso a Internet se ve opacada ante la complejidad no gratuita de sus argumentos. Claro que de allí a suponer que son ciertas sus afirmaciones –en lo concerniente a su procedencia alienígena– existe un paso que yo, sinceramente, no tengo interés en dar.

    Entonces, se preguntarán ustedes, ¿para qué la inclusión de esta nota?. Porque el  “fenómeno Clomro” existe y, antes de opinar sobre él –como, sin ir más lejos, he leído en revistas gráficas, páginas Web y listas de correo– no nos vendrá mal leer algo sobre el mismo. Y plantearnos serias preguntas, la primera de las cuales (y debo reconocer que en este sentido la respuesta del propio Clomro no termina de satisfacerme) será seguramente respecto a por qué un individuo que razona tan certeramente acude a aparecer frente a cámaras con pasamontañas, gafas oscuras y ropa de guerrillero…

    Pero, ¿quién es Clomro?. El mismo evade, en una nebulosa ambigüedad, la respuesta. Admite –lo leerán ustedes en el reportaje– ciertos datos filiatorios que harían fácil su identificación y por otra parte reconoce que su nombre es sabido por muchos. Empero, en un mail previo, que también insertamos, pauta la condición que no se le pregunte sobre el mismo, una contradicción que se sumará, a lo largo de todo el material adjunto, a los cambios de talante, capaz de pasar de un humilde respeto por la opinión del otro, aunque ésta sea expresada con agresividad, a una ácida y belicosa ironía.

    Cuando en las preguntas subsiguientes me refiero a “cierto nombre de donde “Clomro” es un perfecto acróstico”, me refiero a Claudio Omar Rodríguez, entre otras cosas –ver foto– un ex miembro de la secta LUS (Lineamiento Universal Superior). Aquí existe otra escabrosa historia que deberíamos analizar.

Agostinelli (izquierda) y Claudio Omar Rodríguez (derecha),
ex-integrante de la secta L.U.S., a quien algunas fuentes
sindican como el supuesto “Comandante Clomro” (debajo).

    A principios de los ’90, solían aparecer en las calles de Buenos Aires decenas de afiches promocionando las conferencias de una tal Valentina de Andrade, una brasilera que afirmaba recibir contactos a través de un médium (“incorporaciones”) con extraterrestres. Nucleaba un grupo de seguidores bajo el nombre citado, proponía reuniones de meditación, “retiros espirituales” (sobre este punto, “Clomro” dice que en absoluto, y era precisamente su característica distintiva de otros grupos de similar tenor; empero, comentarios que nos llegan por otras vías sostienen precisamente lo contrario) y toda la parafernalia a la que estos grupos nos tienen acostumbrados. Pero el escándalo le alcanzó en julio en 1992 cuando el horrible asesinato ritual de cierto pequeñuelo de la isla de Guaratuba, estado de Paraná, en Brasil, fueron relacionados con este grupo. Sus directivos fueron detenidos y la prensa latinoamericana se solazó en un truculento festival de sangre y sexo, donde a los esperables golpes bajos a la emocionalidad del público se les sumaron ciertas escenas tomadas de videos hogareños (debo decir que cómicas más que pornográficas) donde una adiposa anciana –la señora de Andrade– trataba de excitar a su mucho más joven compañero de apellido Teruggi mientras blasfemaba y aullaba. Esto se tomó como “prueba” de las perversiones sexuales del grupúsculo y tal como ocurriría ocho años después con el instituto “Transmutar”, el centro de alquimia de Buenos Aires sospechado de incentivar el asesinato de dos esquizofrénicas jóvenes en la persona de su padre, luego de ser debatido el tema en “talk shows”, noticieros, encuestas públicas, “programas de opinión” y toda arista comercializable que presentara, fue eclipsado por otras tristes historias, las de todos los días en un subcontinente que no necesita excusas esotéricas para vivir el horror. Sólo unos meses después, en las páginas interiores de algunos diarios, se comentaba que esas personas habían sido declaradas “absueltas de culpa y cargo”, por lo menos del espantoso infanticidio.

    El pedido de “prisión preventiva” había sido levantado en Brasil como a los tres meses de los hechos. En la Argentina nunca hubo pedido de captura. Por lo que, al ser descubiertos en un vehículo por la policía de Concordia, Entre Ríos, tras demorarlos unas horas, tuvieron que dejarlos ir. Sin embargo, esta circunstancial “detención” fue explotada al máximo por los medios periodísticos de ambos países. Sobre esta nefasta circunstancia, abunda Clomro: “… No había acusación en lo que respecta a los infanticidios que en realidad no eran varios, sino uno: Evandro Ramos Caetano. Sólo estaban sospechados en la causa por la desaparición del niño Leandro Bossi. La prensa brasileña y la argentina fueron quienes confundieron a la opinión pública al respecto de que en el asesinato de Evandro esta gente había sido inculpada, pero lo cierto era que la justicia brasileña en ningún momento colocó en investigación a la secta LUS en esa causa, cuyos sospechosos eran otros (un grupo umbandista y familiares del intendente).
Más aún, la jueza entendida en estas causas, Anésia Kowalski, encontró totalmente desvinculada de ellos a la gente del LUS, pese a lo cual fue presionada por el jefe de policía del Estado de Paraná, De Paulo Corréia, para que desviara la investigación hacia el grupo argentino “liderado por Teruggi”. El jefe policial interfería para que la prensa no pudiera tomar contacto con la jueza y no tuviera la versión real de los hechos. Luis Diéguez, de Clarín, logró superar ese vallado, entrevistarla, y traer a la Argentina la única información veraz que un medio de prensa logró obtener en el lugar de los hechos. Su reporte fue publicado cerca de la página 60 (las rectificaciones de las acusaciones que estuvieron en tapa, no se hacen de modo que la gente las lea) así que, con el caso cerrado, de la verdad de lo que pasó se enteraron muy pocos, y la fama de Valentina y su grupo quedó sellada.”

    Pero si hubo quien aprovechó mediáticamente al máximo esa coyuntura fueron los escépticos profesionales. Primero el periodista Alfredo Silleta, rápidamente avasallado por el CAIRP (Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia) y la Fundación SPES (Sociedad para el Esclarecimiento en Sectas), todos ellos localizaron a “arrepentidos” de LUS y realizaron entrevistas públicas y reportajes con los mismos, confundiendo, en el ya de por sí nebuloso discernimiento del público, delirios místicos con OVNIs.

    Uno de los entonces miembros del CAIRP, el periodista y ex ufólogo devenido escéptico de tiempo completo, Alejandro Agostinelli, se fotografió en reiteradas ocasiones junto a uno de esos ex miembros de LUS,  Claudio Omar Rodríguez.  Y lo que ha llamado  poderosamente  la  atención  de  los  investigadores –opinión que sin duda a “Clomro” le tiene sin cuidado– es que además del evidente parecido de su apodo a las dos primeras letras de esos nombres y apellido, es que éste último, extrañamente, parece mantener una fluida relación a través de los años con Agostinelli. Agostinelli, quien como productor televisivo agenció las apariciones en TV de este personaje. Agostinelli, quien en una unipersonal cruzada implacable contra “chantas” y mentirosos (a su parecer, claro) dice que “Clomro” es un “tierno” (en Argentina, esta expresión es usada coloquialmente para definir a un adulto niño, alguien esencialmente “bueno”).

    No he de opinar sobre Clomro y, mucho menos, juzgarlo (¿quién soy yo para hacerlo, después de todo?). Por la misma razón –que alguno cuestionarᖠque en nuestra sección “Navegando por la Red” figura un enlace a su sitio, pienso que deben ser los lectores quienes formen su propio parecer. No soy quien, tampoco, para decir si está bien o mal lo que hace (sobre todo, porque creo que no existe nadie que, mirando por sobre el hombro de su vida, no recuerde algo en lo que sabe que no actuó correctamente, a menos que sea un soberano hipócrita para justificarse). Y puesto a responder a la pregunta de “¿Quién es Clomro?”, se me ocurren estas alternativas:

– Un intelectual con perturbaciones psicológicas.
– Un intelectual con perturbaciones psicológicas manipulado por los servicios de inteligencia.
– Un agente de los servicios de inteligencia puesto para desinformar al mundillo ovnilógico.
– Un anarquista.
– Un escritor dispuesto al camino más rápido y directo al centro de la escena.
– Un extraterrestre.

    Bueno, en realidad no creo que sea extraterrestre. Tal vez un “funambulista”, (no confundir con “funámbulo”=equilibrista) término casi extinguido que hace referencia a un diletante mezcla de intelectual y bromista ocioso.

    Es criterio de esta Revista con todos sus entrevistados hacerles llegar nuestros reportajes antes de su edición, por una simple cuestión de precisión informativa y veracidad. Eso, por supuesto, no implica –esto lo hemos señalado en muchas ocasiones– admitir la menor corrección que implique “amoldarnos” a la opinión del entrevistado. Es franqueza, no genuflexión. Y al llegar este punto, Clomro propuso otras alternativas, una manera tangencial de decir lo suyo:

    “Otras opciones:
-Un divulgador de información cósmica, de la que está convencido (sea o no cierta), que ni es tan intelectual (él asegura que su coeficiente es apenas satisfactorio en los test de inteligencia que se hizo a sí mismo), ni padece perturbaciones psicológicas (dice que hasta ahora no se las ha encontrado ninguno de los profesionales de la psicología, entre ellos su pareja, que es psicóloga y contactada con pleyadianos que desean regresarla a su mundo).
-Un divulgador de información cósmica, psíquicamente no perturbado, no intelectual pero sí lo suficientemente inteligente para emplear una original estrategia: no seguir recorriendo radios, canales, diarios y reuniones para ser un divulgador más de esos que ya estaban desgastando el interés de la gente con historias de contactados, y llamar la atención mediante un “personaje extraterrestre”.
    “Lo había ideado en 1987. Lo llevó a la radio en 1989 y comprobó que el público –a juzgar por la respuesta– si bien entendió que era una ficción, prestó atención al mensaje (lo cual era el propósito). No lo relanzó hasta 1995, en que le puso un nombre para firmar una carta al CAIRP. Ese año lo llevó de nuevo a radios, ya encapuchado. En 1996 lo hizo reaparecer en una emisora, y fue reporteado en un canal de cable de poca audiencia. En 1997 lo llevó a un canal que llegaba a toda la Argentina y a otros países de Sudamérica. Desde entonces, dada la resonancia que –tal lo planeado– verificó que produce alguien encapuchado con una historia extraterrestre, no encontró razones para pensar que su estrategia de difundir las cosas como lo hizo haya sido contraproducente, sino todo lo contrario: logró él solo darle a un mensaje, la difusión que toda una organización que había reunido a cientos de personas, no había podido lograr ni cuando él estaba en ella, ni posteriormente. Logró también otro de sus propósitos: aunque pretendieran revelar su identidad, no dejó de seguir paseando tranquilo por las calles, como un anónimo más. Porque la contraofensiva de los ufólogos y contactados ofendidos por su prédica, estaba lejos de convertirlo en alguien famoso por su nombre y su cara, que muchos de ellos conocían desde hacía años.”
“Todos estos datos sobre cómo elaboró el “personaje”, los publica en su propia página web, de donde se deduce que, en un principio, en las radios, para no tener que declararse como extraterrestre, inventó un personaje que hiciera el papel de él mismo, y que se pudiera prestar para la duda de si se trataba de un juego de “ficción o realidad” mediante una actuación en la cual, unos lo tomaran como actor y otros vieran el trasfondo y comprendieran que, bajo el papel, se pretendía contar la historia personal subyacente. Esa dualidad se veía tan entremezclada, que no estaba claro en qué casos manejaba la ficción y en cuáles la realidad. Luego, desde su aparición televisiva, parece diluirse el tema del “personaje” y queda el extraterrestre declarándose como tal. Sin embargo, él mismo sigue publicitando sus presentaciones públicas con carteles que dicen: “¿Ficción o realidad? ¿Un loco? ¿Un farsante? ¿Un guerrillero? ¿O… un extraterrestre?”, y hasta le dice a la gente que, sea “personaje” de ficción o persona real con origen extraterrestre, lo importante no es él, sino el mensaje. Que todo esto, descúbralo cada uno, puede ser cierto o ser puro teatro. Con lo que da a entender que el “show” sigue tal cual, y poco le importa si lo creen falso o real.”

    Pero el asunto va tomando demasiado vuelo para que una personalidad normal, a menos que responda a ciertos y personales intereses, no aproveche estar en la cresta de la ola. Creo que la sensatez de sus mensajes se está eclipsando por la quincallería de su cotillón. A título muy personal, señalo algunos pro y algunos contra de esta cuestión: Clomro parece sincero. Es un individuo de buena preparación y alto cociente intelectual (aunque como hemos visto él aduzca, tal vez más como un gesto de modestia estudiada, que no es así) con un mensaje con contenido. Me resulta significativo que pese a referirse como “receptor de mensajes cósmicos”, su prédica tiene un tinte absolutamente personal. En efecto, no respondió nuestra requisitoria como tantos otros (Bongiovanni, Siragusa, Cecchi y siguen las firmas) con el típico “…Ashtar Sheran me dijo…” o “…la Virgen se me apareció y entonces…” . Plantea sus opiniones como cualquier hijo de vecino, opiniones que parecen corresponder más a una determinada orientación política. Pero, por otro lado, se molesta por los esfuerzos de investigadores y periodistas en poner a la luz detalles como su identidad, a los que él, tendenciosamente, llama su “intimidad”. Alguien podría aducir que lo importante es el mensaje y no el mensajero, y estaría en su derecho: pero otro alguien también estaría en su derecho de saber algo más sobre el mensajero, por lo menos para tener la tranquilidad (o no) de que en el camino no ha alterado el mensaje. Además, cuando se ingresa en el terreno de la polémica personal, una forma lamentable de contienda dentro de la ovnilogía, donde por un “quítame de allí esas pajas” nuestros colegas parecen más empeñados en acudir a circunstancias privadas que a debatir argumentalmente (“Clomro” hace esto en un mail al investigador marplatense Carlos Ferguson, donde ventila cierta situación personal entre éste último y Agostinelli y envía copia a decenas de investigadores) “Clomro”, mensajero cósmico, no es ajeno a la particularidad tan humana de criticar desde el anonimato.

      En todo caso, yo ya elegí mi opción. Lean y, si quieren (y pueden) elijan la suya.

Una observación final: concluimos este reportaje transcribiendo material sobre las creencias de Valentina de Andrade (suministradas por el mismo “Clomro”) por tres razones puntuales: (a) Porque a nuestro criterio mucho dicen de las propias creencias del entrevistado; (b) porque para los ufólogos en general y esdtudiosos de los contactados en particular aporta material de difícil acceso sobre la plataforma ideológica de ese grupo; y (c) porque, una vez más y de manera flagrante, pone sobre el tapete la manipulación (si ligada a campañas de “desinformación” o sólo oportunismo mediático, cada uno tendrá su respuesta) que la prensa oral, escrita y televisiva hace sobre la opinión pública a partir del “sacrificio virtual” de cualquier grupo de disidentes de Lo Públicamente Aceptado.

I) Respuesta de “Clomro” a un mail pidiendo autorización para publicar un artículo de su autoría e invitándolo a un reportaje, donde se le dijo: “Está claro que no sólo me comprometo a respetar fielmente tus respuestas, sino que respetaría el derecho de que te niegues a responder alguna en particular, si entendés que viola tu intimidad u otras razones personales”.

Sr. Gustavo Fernández:

Cuente con mis respuestas a lo que me sea posible responderle, y lo que no,
sea por ignorancia u otras razones, ya se verá.
Sólo viola mi intimidad que se me pregunte nombre u otro dato referente a mi
identidad. No considero violatorio a mi intimidad
que se me pregunte sobre mi sexualidad o cosas a ese nivel. Por lo tanto
puede preguntar lo que quiera, en tanto no sea lo
primero. Hago esta aclaración, porque como en algunos medios han usado el
que dicen que es mi nombre, para vincularme a
cierta agrupación sectaria y así desacreditarme, no quisiera que en este
cuestionario se volviera sobre lo mismo.
Por lo demás, puede expresar el punto de vista que sea sobre lo que yo
responda, incluso en contra si le parece. Es su libertad
de expresión.

Saludos,
Clomro

II) Cuestionario

1) AFR> ¿El supuesto grado militar es una metáfora o una realidad, independientemente del criterio de quien escucha (o lee)?

Clomro>    La comandancia es, ante todo, un grado de autoridad que se ejerce cuando no se está bajo un comando. Cuando se lleva adelante una rebelión como la mía, opuesta a la comandancia que controla un mundo como este, hay dos posibilidades: obedecer a un comando rebelde o liderar un comando rebelde. Yo era un simple soldado a las órdenes de una comandancia desde donde me eran impartidas directivas. Hasta que la acumulación de directivas que me parecían equivocadas, me llevó a rebelarme a mi propia gente con la cual luchaba por la misma causa. Fui un doble rebelde: rebelde a los poderes cósmicos negativos que manejan el mundo, y rebelde a quienes, representando a la liberación, la iluminación y la verdad, incurrieron en errores que estaban haciendo fracasar la misión. Porque estaban transformando en una secta peligrosa lo que podía y debía haber sido un grupo humano y más adelante un movimiento cuya transmisión de revelaciones extraterrestres no le ocasionara perjuicios materiales, emocionales y espirituales a los activistas ni a sus familiares. Mi desvinculación de tal organización sectaria fue, ante todo, para no seguir participando de acciones que estaban mal encaminadas y que se veía que iban a hacer que la cosa terminara más mal todavía. En segundo lugar, esa desvinculación me puso en una disyuntiva: transformarme en un divulgador autónomo de aquel mensaje cósmico, o nunca más divulgar nada y quedarme resentido por todo lo ocurrido y pensar que fue todo una mentira. Oscilé entre ambas opciones un tiempo, porque hasta el más convencido de los convencidos tiene derecho a dudar de lo que sea, hasta de sí mismo. Es un proceso de autocrítica que a uno lo pone a prueba, para ver hasta qué punto lo que cree es sustentable. Pero la única forma de realizar esto correctamente, es hacer de cuenta que todo lo que cree es mentira y convencerse de eso; buscarle la contra a todo lo que siempre defendió, ser crítico al extremo y llegar a un punto de total descreimiento. ¡Lo logré!: terminé creyendo que todo había sido falso. Lo cual demuestra que ninguna de las muchas pruebas que tuve sirve para nada, cuando uno se propone ser escéptico. Y que el escepticismo puede ser a prueba de verdades, cualesquiera fuesen, con tal de no dejar posibilidad de que se infiltre alguna mentira.

    Desde que el conocimiento de los principios de la New Age me dio nuevas pautas para descubrir que “verdad” era otra cosa y no lo que yo creía, profundicé en cuestiones acuarianas, metafísica y toda esa ensalada. Ya tenía otros parámetros. Yendo al fondo de la cuestión, de la cosmovisión de la Nueva Era sobre el plan del mundo y Dios, me di cuenta de toda la mentira New Age. Cada vez estaba más seguro de que lo que había hecho al negar el conocimiento extraterrestre que yo divulgaba, era evadirme, negar una realidad que me complicaba la vida. La New Age fue algo muy light que me daba facilidades y no complicaciones: una vida color de rosa… maravillosa. Muchos ex miembros de aquella agrupación y de muchas otras hicieron el mismo lavaje mental que yo me había hecho. Para que la vida deje de ser complicada. Unos la pusieron en manos del dios de alguna religión, otros se hicieron escépticos y refutadores… cada uno buscó cómo evadirse.

    Pero había algo que yo no podía negar, hiciera lo que hiciera, y era que yo había venido a tomar el cuerpo que uso, en una experiencia que sucedió en estado consciente y estando de pie; no fue durante el sueño ni en trance. Con la finalidad de integrarme a una misión de transmisión de información que en la Tierra estaba cumpliendo otra gente que desde vidas pasadas viene tomando cuerpos humanos, pero que no es de aquí. Vine para eso, recuerdo cómo vine, quise no pensar en eso, sentirme como una persona cualquiera, hacer de cuenta que nada de eso sucedió, y vivir normalmente. Pero no hay forma de rendirse a las evidencias cuando el peso de una responsabilidad es mayor que las ganas de olvidarse de todo y de marchar con el rebaño, como uno más para no complicarse la vida. Yo siempre sentí el peso de una responsabilidad que no estaba cumpliendo, porque para eso fue que vine. Hasta que decidí salir de nuevo a divulgar el mensaje cósmico.

    De ninguna manera haría la divulgación de nuevo bajo la comandancia de quienes habían llevado al vergonzoso fracaso la misión, por sus egos y ambiciones personales. Porque esa gente solía reincorporar a ex-disidentes o resentidos (ovejas descarriadas) que retornaban como en la parábola del hijo pródigo. Yo podría haber vuelto, pero no: yo debía hacer las cosas solo. Un simple divulgador cualquiera de algo que recibió. Sin decir en qué agrupación, porque ahí muchos se iban a espantar, con la fama que esta gente tenía. Y no era lo justo que un mensaje cósmico que podía ser discutible, pero no menos respetable que los mensajes de otros, no quisiera ser escuchado por culpa de quienes lo difamaron por no saber transmitirlo y no hacer las cosas como se debe. Entonces yo debía omitir la fuente. Que no importara el conducto de llegada del mensaje, sino la esencia de la cuestión.

    Era inevitable que se me acercaran personas, que se formara grupo, que hubiera alguna forma de coordinación. La cual, supuestamente, iba a estar en mis manos. Y ahí empezaba de vuelta la secta… Entonces no: había que idear alguna forma de transmisión que no deviniera en cargos, jerarquías, roles, sedes, subsedes, presidente, secretario, tesorero, vocal titular y suplente. Se me ocurrió que debía ser algo donde todos fuéramos iguales. Por más que yo tuviera años de conocimiento y trayectoria en esto, y otros tuvieran apenas semanas. Porque nunca olvidé que cuando yo empecé con esto, a los pocos días de aprender cómo era la cosa, era tanto o mejor divulgador del mensaje que otros que llevaban meses y meses empapados del asunto. Entonces todos podían ser retransmisores de este conocimiento cósmico, todos podían ser en esta lucha soldados rasos y a la vez comandantes. Yo decidí comandar la fase inicial de una operación escalonada de apariciones en programas, publicación de información en Internet y otros medios de implementación inicial de lo que sería la base de la transmisión del mensaje, descontaminado de las impurezas con que estaba siendo transmitido por la gente en cuestión. La comandancia de esa fase finalizó cuando diversas personas empezaron a retransmitir la información. Inclusive publicándola en páginas web especialmente construidas para apoyar a esta causa. Sin mi supervisión o autorización: la gente publicó lo que le pareció. Eso es autoridad; es ser un buen soldado que no espera órdenes para ejecutar acciones, y un buen comandante que planifica cursos de acción, que puede reunir gente como algunos lo hicieron, ir a programas, hacer que la operación marche, y todo eso ya sin que yo tenga que intervenir en lo que hagan. Era previsible todo esto, y así funcionó, desde que ese era mi concepto de “comandancia”, del cual yo pretendía ser un exponente, contra los conceptos de comandancia que tenían los líderes de grupos que eran exponentes del deseo de perpetuarse como imprescindibles. Cosa que un comandante formador de comandantes no es: todo comandante es prescindible en una red de multicomandos, porque siempre habrá otro que haga circular la información en vez de concentrarla.

    La connotación “militar” del término “comandante”, no estaría dada si esto que hacemos los militantes en esta causa no fuera participar de frontales combates en una guerra cósmica; mental, energética y físicamente, contra fuerzas que manejan el mundo. No somos simples divulgadores y nada más: somos atacados, hostigados, censurados y amenazados de muy diversas formas, contra todo lo cual tenemos que guerrear. Meterse en esto era una complicación que al final muchos no queríamos, porque la vida así es más dura que no batallando contra nada de lo que represente a los poderes negativos de este mundo y de más allá. Por eso mi advertencia a los que se entusiasman con el mensaje que transmito, es que piensen bien si quieren meterse en problemas, porque los van a tener: esto no es un juego de guerra, sino una guerra que no es juego. En la cual los únicos soldados útiles son los que a la vez sepan comandar (ante todo comandarse), porque no escasean adhesiones de gente que me pregunta qué es lo que debe hacer, pide instrucciones, y luego, cuando le respondo que haga lo que quiera, no hace nada, porque no tiene iniciativa, libertad, autodeterminación: me quieren poner como reemplazo en el lugar de algún gurú, guía espiritual, sacerdote o voz de mando que anteriormente tuvieron poder sobre ellos. Y yo no estoy para llenar vacíos y comandar vidas. Estoy para vidas llenas que se autocomandan.

2) AFR> ¿Se busca un efecto revulsivo en la conciencia colectiva? En caso afirmativo, ¿no es la presunción de “locura” o “chantada” que puede ser endilgada, más un obstáculo para motivar tal cambio que un aliciente?

Clomro>    Lamentablemente sí. Antes era “loco” el que decía haber visto un ovni. Luego lo era el que decía haberse contactado con extraterrestres. Luego lo era el que decía recordar vidas pasadas. Actualmente puede parecerlo el que diga tener recuerdos, sensaciones, presunciones o evidencias de haber estado en otro mundo antes de esta vida o de sus vidas pasadas en éste. No hay forma de no parecerle loco a muchos. Aunque a otros muchos les pueda parecer cuerdo. Tampoco hay forma de no parecerle “chanta” a muchos (para los no argentinos que ignoren el término: sujeto que presume de condiciones, atributos, conocimientos o alguna cosa que en realidad no es o no domina; presunción que no sólo puede ser un engaño a los demás, sino también el autoengaño de “creérsela”). Es decir, para muchos puedo ser alguien que quiere hacer creer o que cree ser lo que no es. Personas como Fabio Zerpa han sido denominadas como “chantas”, a pesar de lo mucho que en diversos países, sobre todo de Sudamérica, se le debe agradecer por todo lo que ha hecho para que la sociedad conozca el fenómeno OVNI. Porque quizá sus detractores habrían hecho las cosas de otra manera: menos show y lucimiento personal, y más humildad y trabajo científico. Pero si “chanta” es alguien así, que, defectos aparte, logró o al menos incentivó a que tanta gente sepa de ovnis lo que sabe, entonces yo quiero ser un “chanta”. Y un “loco”. Un “payaso” que se viste llamativamente y del cual se ríen muchos. Alguien que sabe combinar lo serio y lo humorístico, la realidad y la ficción, la persona y el personaje, según convenga, y con resultados que no están nada mal: si Zerpa tuvo su show, pues yo supe armarme el mío. Supe cómo llamar la atención de los medios, de los curiosos, de los que no están en tema, para que se hable de mí. Y para que los que sí están en el tema, reciban el mensaje, lo sustancioso, sabiendo que todo el envoltorio del pasamontañas, el uniforme, los chistes y la cuestión personal del “extraterrestre” ficción, locura o realidad, son cuestiones de formato y no de fondo.

3) AFR> A lo largo de distintos correos a los que hemos tenido acceso –y la observación de producciones televisivas– surge una particular afinidad, si no de ideologías cuanto menos de intereses, entre el “comandante Clomro” y Alejandro Agostinelli, sugestivamente uno de los rostros más conocidos del escepticismo mediático. ¿Esa afinidad es casual?

Clomro>    Supe de Agostinelli en 1991 tras una nota del 13 de agosto en Página/12, sobre sus investigaciones de sectas ovni, y dada mi experiencia personal, me contacté con él de inmediato para proveerle información que pudiera ser útil a sus fines de alertar a la gente de los peligros de estos grupos. Siempre supo que mi problema era con los líderes de los grupos por las cosas que hacían, pero que yo tenía mis convicciones sobre la realidad del mensaje extraterrestre que divulgaban, y nunca me lo discutió ni trató de hacerme ver error alguno por creer en esas cosas. Y eso durante todos estos años hasta la fecha. Cosa que no ocurrió nunca con la mayoría de la gente creyente en extraterrestres con la que he tratado, la cual me ha dicho y seguirá diciendo que me equivoco, que el mensaje es falso. Mis peores detractores no son los escépticos como Agostinelli: son los que han tomado partido por alguna creencia extraterrena o ufólogos. Sin embargo, más allá de diferencias, mi trato con esta gente ha sido en general amistoso, como en los casos de Zerpa, Romaniuk, Franch, Cecchi, Sixto Paz, Enrique Barrios, Alberto Spataro, Luis Burgos, Juan Failá, Carlos Ossemani, Adalberto Escudero, y más. La mitad de los cuales, coincidentemente, tienen buena relación con Agostinelli. Es decir, Agostinelli y yo no somos dos tipos odiados por todo el mundo: por el contrario, creo que medio mundo nos quiere, y que del otro medio, una parte no tiene nada en favor, pero tampoco en contra, y sólo una porción mínima tiene algo manifiesto en contra. Sólo que esos no muchos hablan demasiado. Como si acaso anduvieran con cola de paja y nosotros con encendedor. Quizá el fuego hace mover las lenguas de los que saben que hay dónde quemarles.

    Tampoco tengo como enemigos –al menos por ahora y desde hace años– a Heriberto Janosch (del CAIRP), Alfredo Silletta, el Lic. Baamonde (de la fundación SPES, de la Iglesia Católica), gente que investiga sectas y pseudociencia. Ellos saben en qué ando, pero también supieron en su momento que cualquiera fuese mi “delirio”, sería dentro de un cauce que no desembocara en manipulaciones de personas como hicieron aquellos mismos que ellos sabían que yo había denunciado. Así que, en tanto y en cuanto yo siga fiel a esa propuesta y estos investigadores no observen que le estoy haciendo vender casas a la gente o presionando a otros para que dejen la familia e irnos todos bajo mi liderazgo a la montaña, supongo que seguiré estando en sus archivos como un sujeto sobre el cual no vale la pena alertar a la comunidad. Hasta le dije a Silletta en 1992 que en caso de que yo cometiera alguna cosa así, me denuncie. Porque me lo merecería. Agostinelli ha ido siguiendo a cada paso mi transcurso desde aquellos años, sabe qué pretendo de lo que hago y por eso no publica notas sobre los peligros de mi mensaje. Porque él, que lo leyó antes que muchos que no son escépticos y que creen en estos temas, no ha encontrado en mi propuesta de comandancia rebelde algo que pueda perjudicar a la sociedad.

    Más allá de nuestras discrepancias, hemos hecho una sólida amistad, sobre todo gracias a su mérito de saber respetar lo que yo pienso, pese a que yo no he sido recíproco con él, al cuestionarle su escepticismo reiteradamente. Siempre intercambiamos novedades, información de interés sobre temas relacionados con lo cósmico, lo espiritualista, o también fuera del tema. Si alguna afinidad de intereses hay entre ambos, dado que él no cree en lo mío, ni yo soy escéptico, eso afín es el propósito de desenmascarar mentiras. Juntos, con Alfredo Silletta, desenmascaramos la de cierto culto platillista. No me refiero a mentira doctrinaria, sino administrativa, autocrática y manipuladora. Con o sin Agostinelli, sigo desenmascarando mentiras cósmicas de entidades con ingerencia en la historia humana, y con o sin Clomro, Agostinelli sigue desenmascarando tramas ocultas de cultos ovni.

    Si en algún punto él y yo nos encontramos alguna que otra vez, donde ambos podamos beneficiarnos cada uno del otro, pues lo hacemos. Así, me invitó al programa “Frente a Frente” cuando estaba de productor y podía escoger invitados. No me pareció que mi presencia allí fuera para él un logro en lo personal, en cuanto que yo dijera cosas que evidenciaran las falsedades de otros contactistas, lo cual supuestamente pudiera convenirle. Agostinelli estaba invitando a todo tipo de esas gentes al programa, y yo fui uno entre tantos. Máxime cuando más de una vez tuvo que meter gente de relleno porque no se conseguían tantos “delirantes” como se podría suponer, y mi disposición de presentarme en el programa significó rellenar un posible hueco; bienvenido todo “bicho raro” que pudiera aparecer.

    Podría decirse, entonces, que yo fui usado por Agostinelli para completar listados no fácilmente llenables, tener cubierto un día con algo, encima, exponerme públicamente a todo lo que vendría después… Pero también podría decirse que yo usé a Agostinelli para trascender. La verdad es que ambos conseguimos cada uno lo que el otro podía ofrecer. Él, el espacio, y yo mi presencia. Y nadie “usó” a nadie.

    La idea de Agostinelli para aquel programa que condujo Alejandro Rial, era llevar a la pantalla a los diversos voceros de las distintas creencias, corrientes o ideas sobre temas cósmicos y espiritualidad. Clomro ya era alguien en la Argentina, existía como tal desde años antes de aquella aparición televisiva, y para Agostinelli como productor de aquel programa, no merecía ni más ni menos preferencia que todo otro personaje conocido o no tan conocido que pasó por el panel de invitados.

4) AFR> Sin entrar en demasiados detalles, ¿cuál es tu ocupación habitual?

Clomro>    Si respondiera que barrendero o albañil, músico, biólogo o gerente de banco, no aportaría dato útil al público, porque cualquier actividad tiene su mérito, pero no tiene por qué estar en relación con lo que transmito. Decir o no a qué me dedico, no viene al caso. Pero como en la Argentina soy más conocido por mi actividad lucrativa que por lo extraterrestre, y eso desde antes de que se me conociera como Clomro, puedo suponer que le han comentado al respecto y que usted desea confirmar si es correcto el dato. En caso de que le hayan dicho que Clomro es ése que vende piedras energéticas, semipreciosas, cristales de cuarzo y otros minerales, le comento que no es ningún misterio que yo quiera mantener, porque en mi página de Internet está mencionado. Ha sido mi principal actividad lucrativa desde hace más de una década. Redituable, por cierto.

    Mi oficio de escritor –asociado a la SADE, para más datos–, me ha reportado menos lucro del deseable, pero en este campo –que es el que más tiempo me insume– siempre he trabajado a futuro y mis archivos son extensísimos, así que tal vez un futuro reporte sobre cuál es mi ocupación habitual, no tenga que ser hecho por mí, sino que la evidencia estará en las librerías.

    Mi profesión de Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social no la sometí al desgaste de un empleo a sueldo en relación de dependencia, sino que inicié y terminé la carrera universitaria con un propósito que trasciende el oficio en sí mismo, cosa que muy pocos periodistas tienen. Porque la mayoría es periodista de lo que sea y para lo que sea, porque lo que quería era “ser periodista”, y una vez que logró serlo, lo mandaron a entrevistar a “los famosos” o a los anónimos de las canchas de futbol, o a los vecinos de Villa Inundada. Y le da igual. Y se presta al amarillismo. Y juega con el morbo. Si no averigua, inventa. Yo estudié periodismo y comunicación para otra cosa. Yo tenía un propósito: divulgar el tema ovni. No soy un periodista que vio en el ovni el negocio y editó la revista o hizo el programa. Soy alguien que pensaba que si la humanidad tomara conciencia de la realidad extraterrestre, muchas cosas cambiarían a nivel científico, religioso, político y otros. Y pensé que el periodismo me podría dar herramientas para contribuir con la expansión de esa conciencia. Durante mis estudios y ya graduado, publiqué notas, estuve en radio, entrevisté gente, convertí lo que podía haber sido efímero material para diario o revista, en valiosos archivos que van reuniéndose en libros a editarse, y eso no caduca.

    Ahora, como Comandante Clomro, intereso más para ser entrevistado que para entrevistar, y no tengo por qué ocultar que, si bien voy gratis donde sea, se me han pagado entrevistas, a lo cual no me niego porque lo valgo (anote eso como actividad lucrativa también). Así que aplico mi profesión estando del otro lado y no del entrevistador. Inclusive sabiendo cómo manejarles el programa a los que pretenden manejarme cuando me entrevistan.

5) AFR> Tus apreciaciones críticas sobre la evolución de la ufología –cuanto menos la vernácula– responden a un deseo de que la misma “mejore su puntería” o, por el contrario, la considerás un quiste cultural sin remedio? ¿Por qué?

Clomro>    Ni creo que todos los ufólogos a quienes critico sean irreversibles, ni creo que todos vayan a mejorar lo que hacen. Me limito a describir lo que está sucediendo, para fijar posición, sobre todo cuando estoy contraatacando a los ufólogos que me critican. O a los que le llaman mentira a lo que no se ha comprobado. Por ejemplo, hace más de diez años, Luis Burgos, de la Fundación Argentina de Ovnilogía, decía, que “el que diga que tiene contacto con extraterrestres, miente”, porque ningún contactado había presentado nunca algo que para Burgos constituyera una prueba, así que cualquiera que dijera contactarse, sería un mentiroso más. Por aquellos tiempos, le sugerí que no los llamara mentirosos. Que en vez de eso dijera que “no hay cómo comprobar si es cierto el contacto”. Que es muy distinto que decir que alguien miente. No sé si será por lo que le dije, o si se lo dijo alguien más o llegó el mismo a su propia conclusión, pero tiempo después dejó de llamar mentirosos a los contactados y expresó conceptos parecidos a lo que le sugerí. Me parece que progresos como ése son posibles cuando uno efectúa ciertas críticas. Así que manifestándolas, no sólo se está fijando posición para evidenciar las falencias del ufólogo que critica al contactado, al testigo o al extraterrestre-humano como yo; también se está dando pautas para que el ufólogo efectúe una autocrítica. Si sabe aprovecharla, le será útil.

6) AFR> En la medida en que te reconozcas coherente con tus reflexiones y posiciones, ¿no tendrían más credibilidad dando la cara? ¿Puede el anonimato –más allá de brindar una cómoda sensación de seguridad– provocar el eco que se desea?

Clomro>    Miles de ufólogos y contactados dan la cara, y son creíbles para a unos, pero no para otros. Yo di la cara durante años y fui creíble para unos sí y otros no, pero ni más ni menos de lo que lo soy desde que uso pasamontañas. Mucha gente va a programas de espaldas a la cámara a prestar declaraciones sobre ciertos temas, y no por eso el público piensa que no es gente creíble. Los guerrilleros de diversos países usan pasamontañas o pañuelos, tienen sus ideales, los cuales son creíbles para la gente, y es evidente que estos tipos no se van a exponer. A medida que la gente vaya teniendo más claro a qué estoy expuesto, irá comprendiendo que mis disparos son tanto o más peligrosos para el sistema que los de un fusil. Gobiernos, religiones, corporaciones… los blancos que elegí no son poca cosa. Por menos de lo que estoy haciendo hubo millares de desaparecidos en todo el mundo. No soy un simple relator de experiencias extraterrestres: soy una incomodidad para unos cuantos porque la vertiente social de mi lucha es muy concreta en el terreno en el que se mueve cualquier ciudadano. Si bien mi identidad no es desconocida, y prueba de eso es que me conoce toda esa gente que nombré y mucha más, tampoco me voy a exponer más de lo necesario. Así que este pseudoanonimato favorece mi subsistencia. Andar por la calle siendo señalado por todos, implica un cierto grado de riesgo innecesario. No le caigo bien a la gente de ninguna religión, en especial la que más gente mató a lo largo de la historia, y el Opus Dei existe, y fundamentalistas que crean hacer limpieza de herejes o justicia divina, habrá por todas partes. Una vez un evangelista me maldijo en una conferencia que di. Otro me llamó: “el anticristo”. Estoy dispuesto a enfrentar a quien sea y con las armas que quiera. Pero el enemigo suele atacar por la espalda, y prefiero no darle blanco. Así que seguiré provocando el eco que deseo, sin necesidad de que sepan quién o cómo soy. Y si no encuentro eco en los que piensan que no es creíble lo que dice un encapuchado cuyo nombre no da a conocer, pues mejor así: despéjese mi camino de gente que se queda con los formatos de las cosas por no saber ir a los contenidos.

7) AFR> ¿Qué responderías a la observación de que el “comandante Clomro” es sólo un títere de los escépticos habituales para ridiculizar al medio ufológico?

Clomro>    El Comandante Clomro pasó a existir para la Argentina y países cercanos (por cable) con aquél programa del 24 de junio de 1997 que Agostinelli produjo. Agostinelli “el escéptico” invitando al “ridículo”… maniobra clara: “¡desprestigio!… manejado por los escépticos del CAIRP amigos de Agostinelli”, clamaron ufólogos y contactados. “Clomro, un invento de esa gente”, aseguraban estos. “Un improvisado que salió de la nada, al cual manejaron como marioneta, armándole un discurso que desmereciera a la investigación ovni”. Sin embargo, Clomro existía como tal desde 1995, y los primeros que supieron de él fueron (¡oh, paradoja!) Agostinelli y el CAIRP, a través de una “Carta abierta de un extraterrestre” cuyo remitente, el por entonces enigmático comandante, ni siquiera el escéptico periodista supo que era de su amigo. Una carta en la que el extraterrestre Clomro descalificaba al CAIRP y a los escépticos en general. “Clomro, un invento del CAIRP y de Agostinelli”, se terminó diciendo. Qué paradoja…

    Semanas después del misterioso mensaje, le confesé a Agostinelli que el autor era yo. Desde ahí él fue siguiendo la cuestión Clomro, como en programas de radio y charlas con gente cuyas grabaciones le hice escuchar. Clomro, para él, ya era un personaje –real o de fantasía, o un poco de ambas cosas– que formaba parte de todo lo que había en el tema ovni. La famosa carta de Clomro ya había sido hasta leída en el programa de radio de Adalberto Escudero y Carlos Ossemani en FM Wilde. Copias venían pasando de mano en mano. El mensaje era netamente contra los escépticos y en favor del tema ovni. En los programas donde estuve nunca hablé en representación de los ufólogos ni de los contactados, así que ¿cómo es eso de que se vieron ridiculizados, si yo actué a título personal y en representación de ninguno de ellos? Para quedar como ridículos, no les hace falta que yo exista: los que lo son, lo son con o sin mí. Y los que no sean ridículos, diga lo que yo diga, mantendrán su posición. La “labor de desprestigio” la estaría haciendo si yo fuera un ufólogo que hiciera quedar mal a sus colegas, o un contactado que hiciera lo mismo con otros contactados. Pero como yo hago lo mío y cada uno de ellos hace lo suyo, que cada cual asuma las consecuencias de sus propios actos y no culpe a los que están en otra cosa. Yo no culpo a ufólogos escépticos de que haya gente incrédula: la gente debe saber elegir entre todas las posturas, yo expongo la mía, los ufólogos la suya, nadie ridiculiza a nadie, excepto a sí mismo. En todo caso, el ridiculizado soy yo mismo por lo que hago, y la gente debe tener el discernimiento de saber separar lo que es mío de lo que es de los ufólogos y los contactados, y no mezclar las cosas. Que haya gente que hace esas mezclas, ahí ya no es cosa mía; yo no tengo por qué rendir cuentas por la falta de discernimiento de esa gente. Así que los ufólogos y contactados que se quejan de cómo repercute en ellos “mi ridiculez”, mejor que vean que la falla está localizada en un público que confunde cosas y no en mí. Así que mejor que se dediquen a observar cómo es la gente y no cómo soy yo. Y que se las arreglen con la gente y no conmigo.

8) AFR> ¿Existe alguna lectura política o partidaria en tus afirmaciones? (más allá de lo que a uno le parezca).

Clomro>    Política sí. Partidaria no. Los partidos políticos son el peor partido que se puede tomar para hacer política. La filosofía política no necesita banderías. El individuo político no necesita ser militante en favor de un líder, un candidato o una tradición partidista. No hay gente menos política que la proselitista de los políticos. Le dan voto para que no tenga voz luego de las elecciones. Es gente útil durante las campañas y hecha a un lado a la hora de la asunción del que ganó. A lo sumo sigue sirviendo para llenar los actos del partido y hacer ruido. Eso no es política; es politiquería. Eso no es ser gente política.

    El verdadero político es el que actúa siempre en la sociedad haciendo cosas, tenga o no tenga un cargo. El que sale a limpiar calles, plantar flores en las plazas, rellenar agujeros en el pavimento en vez de reclamar a las autoridades y ponerse de acuerdo con los vecinos para vigilar el barrio en vez de culpar a la policía por no hacer lo que debería. El que educa a sus hijos y supervisa sus tareas escolares, en vez de dejarle a la escuela la responsabilidad exclusiva del asunto. El que se interesa por su ciudad, sintiéndose agredido y no indolente cuando cortan un árbol o rompen una estatua, ante lo cual envía cartas al diario, va a la policía y denuncia, o trata de hacer algo para que el daño sea reparado o no repetido en lo sucesivo. Político es el que no es un consumista y selecciona lo que consume. El que le hace apagar el cigarrillo en el transporte al que se burla de la gente pese a las prohibiciones. El que cuando un político no lo atiende, se le queda el día entero en el pasillo hasta que salga para decirle lo que le tiene que decir, y recordarle que el pueblo gobierna todos los días y no cada cuatro o seis años. El que, en resumen, sabe que una sociedad no funciona gracias a los gobernantes, sino a los que no lo somos. Los cuales haríamos que todo funcione mejor si no existieran esos estorbos llamados gobernantes, cuyos cargos están reservados las más de las veces a gente corrupta, y las menos, a gente persistente como Mandela, que son la excepción a la regla. Gente que logra introducirse en el sistema gubernamental aunque no sea representativa de él, sino de los pueblos. Y llega, no se sabe cómo, porque a los que en las naciones tienen el poder no les conviene que gente honesta gobierne. Pero llega. Y salvo que la maten o que la remuevan, como suele ocurrir, es gente cuyos gobiernos quedan en la historia como esos casos aislados en que hubo lucha por la justicia social.

    La política de esa clase de gente también forma parte de mi mensaje. La política de Juan Pablo I, que iba a donar a los pobres lo que no donó tras el asesinato Juan Pablo II, en una actitud política que no merece precisamente mis elogios. Admiro la política de los ciudadanos que reclaman a los gobiernos la liberación de información ovni clasificada. La política de los que inventaron la Red Global del Trueque, y no la política del FMI. La política de las ONGs que participaron del Forum Global Río 92, y no la política de la ONU en la fracasada Conferencia de Río. La política de los pueblos, no de los gobiernos, es lo que me interesa ayudar a promover. Eso puede producir cambios en el mundo. La despolitización del ciudadano mediante el politiquerizante partidismo divisionista, sirve nada más que para preservar el status quo.

9) AFR> ¿Porqué en tus consideraciones sobre lo que no podíamos preguntarte y lo que sí –o, por lo menos, te resultaba indiferente– elegiste, para el segundo caso, ejemplificar precisamente con tu sexualidad?

Clomro>    Porque en la consulta previa en la cual me decía que podía yo no responder a preguntas que “violaran mi intimidad u otras razones personales”, consideré que la palabra “intimidad” podría estar dada por el caso de personas que suelen preguntar por mi sexualidad, por aquello de que les parezco tan raro que acaso sea yo distinto en ese aspecto. Como dentro del espiritualismo el tema sexual se presta para tantos delirios, podría suponerse que mis prácticas o no prácticas me definan como un androide que no asume su condición de ser de carne y hueso. Tan sólo por eso cité el caso del tema de la sexualidad.

10) AFR> Entre los nombres, reales o ficticios, con los que se ha tratado de identificar, existe uno del cual “Clomro” resulta un perfecto acróstico. ¿Cómo se explicaría entonces la negación del mismo sin otra evidencia, dando pie a suponer que es simplemente una maniobra distractiva?

Clomro>    No he salido a desmentir los diversos nombres que dijeron que tengo. He salido a aclarar que no existió ningún procedimiento policial por el cual yo fuera identificado en la ocasión a la que alguien se refirió. Supe que alguien le dijo a alguien, que alguien le dijo que la policía me pidió identificación al verme con pasamontañas, cosa que en varias ciudades a la salida de programas ningún policía hizo. La confusión se produjo porque yo conté que una vez antes de llegar a una radio, me dieron voz de alto y me palparon de armas pero tras encontrarme un grabador, eso les pareció que coincidía con mi argumento de que iba para una radio y que tenía que ir con el pasamontañas porque “era para una joda”. Ni siquiera quisieron ver mis documentos que yo ya había sacado para mostrarles, y hasta me indicaron cómo llegar a la radio. Pude establecer que el ufólogo Carlos Ferguson, que había publicado el asunto de mi supuesta identidad, no había sido quien inventó que me pidieron documentos a la salida del programa de televisión, sino que el comentario le llegó ya deformado, desde un “botón” al que consideré amigo –hasta que supe–, integrante de la Fundación Argentina de Ovnilogía. Un sujeto que, en un debate televisivo en el que había dos tribunas con posiciones encontradas, había desacreditado, estando en la misma tribuna, al fotógrafo y al presidente de la entidad que él mismo integra, cuando éstos mostraban una evidencia fotográfica y aquél, histriónica y vehementemente, manifestaba que la “foto y el video no corren más”, porque “así lo dice el pionero de la investigación ovni, Philip Klass”. El tal pionero, no es otra cosa que un detractor del fenómeno ovni. Y este hombrecillo que desacreditaba a sus propios compañeros, se llama Pablo Romay y es el mismo que le pasó a Ferguson los comentarios de la cuestión Clomro, policías, identidad.

    Sería tonto de mi parte pretender que mi nombre no sea sabido por muchos, porque con toda la gente que nombré, que me conoce desde hace tantos años, la identidad del encapuchado aquél nunca fue un misterio para ellos. Mi identidad fue algo que no quisieron dar a conocer la mayoría de los ufólogos y contactados que se sintieron ofendidos por aquello del supuesto “desprestigio” que dicen que les provoqué. Todos entendieron que no era necesario. Al menos todos los que me conocían. Guardaron silencio no por complicidad, sino porque en lo personal a mí me podrán caer mal Ashtar Sheran o la ufología escéptica, pero no las personas que creen en ese comandante o que investigan ovnis de esa manera. Y supongo que tampoco les debo caer tan mal para que vayan a los diarios a publicar mi nombre. Sólo supe que lo hicieran Ferguson y Fuentealba en el periódico ufológico “Zona Prohibida” (donde mi nombre según él no era el mismo que el referido por Ferguson). Ninguno de los dos me conocía. Ambos trataron de usarme como tema de discusión no por algo personal conmigo, sino por antagonismos con Agostinelli o el CAIRP, pensando que lo mío tenía algo que ver con ellos.

    Cómo me llamo, bastantes lo saben. Y a qué me dedico y cómo se puede localizarme. Si Ferguson o Fuentealba hubieran publicado mi verdadero nombre sin vincularme a un inexistente procedimiento policial o a supuestos tejemanejes de los escépticos para desacreditar la ufología, a lo sumo habrían incurrido en la falta –si no jurídica, al menos sí ética– de revelar datos de alguien que se presenta en TV a efectuar declaraciones con reserva de identidad. Que el tema de mi identidad se comente en ciertos círculos, es una cosa. Ponerlo en los diarios, con el agravante de acusarme de servir voluntariamente y premeditadamente a los fines de refutadores de la pseudociencia como los del CAIRP, ya es otra cosa. La verdadera dimensión del problema estuvo centrada en ese punto y no en mi nombre. Al cual seguiré sin confirmar ni desmentir toda vez que se lo comente, sea mi nombre verdadero u otro equivocado. Como cuando me han mandado e-mails preguntando si soy un tal XX que no era mi nombre, a lo cual no dije ni sí ni no. Por más que siga habiendo gente que sepa todo de mí. Lo cual me tiene sin cuidado mientras mi foto y mi nombre no aparezcan en el Washington Post.

AFR> Correspondencia de intercambio entre “Clomro”, Agostinelli y el CAIRP:

DESPRESTIGIO

    Hay cierta clase de gente que piensa y que dice (¿realmente piensa o lo dice porque no piensa?) que yo desprestigio a la ovnilogía y la divulgación del tema extraterrestres. Que soy un invento del CAIRP, o de Alejandro Agostinelli, hecho a los efectos de desacreditar a ovnílogos y contactistas de línea mística.

    Que como mi aparición televisiva fue en un programa donde Agostinelli era productor, la idea sería utilizarme para que, con una vestimenta ridícula y un discurso que causaría más desagrado, confusión y humor, que adhesión y seriedad, yo fuera, como conclusión de 50 años de investigación ovnilógica, el producto final de tanto trabajo: una bofetada a los investigadores y divulgadores, por su incapacidad de haber presentado alguna prueba concluyente. Un sujeto diciendo ser extraterrestre, despertaría el resentimiento de todos, porque no se trataría de un extraterrestre descubierto ni por los investigadores ni por los contactistas, sino que se presentaría él mismo diciéndole a los investigadores que con su metodología científica nunca demostrarían nada, y a los contactistas, que sus tan venerados comandantes con los que se contactan, son unos farsantes manipuladores de la humanidad.

    A eso le llaman “desprestigio”: a no saber reconocerse, los investigadores de línea cientificista, como mediocres en sus metodologías de investigación, por las cuales los millones de extraterrestres encarnados como humanos, no podemos ser descubiertos por sus métodos “científicos”. A eso le llaman “desprestigio”: a que un sujeto que dice ser uno de esos extraterrestres diga ser lo que es, y dejarlos a ellos como unos mediocres incapaces de constatar si es cierto o no, quedando así demostrado que esa disciplina pretendidamente “científica” a la que se dedican, no es capaz de darle a la sociedad alguna respuesta esclarecedora al respecto.

    Por su parte, los contactistas le llaman “desprestigio” a que alguien le hable al público televisivo sobre corrupción en el cosmos y cómo corruptos disfrazados de angelicales comandantes, engañan a la humanidad con sus mensajes telepáticos, para seguir manejándola a su antojo. A eso le llaman “desprestigio”: a ponerse una vestimenta guerrillera como símbolo del desacato a esos mandos intergalácticos, y de rebelión a todo sistema de poder que manipule a los pueblos.
    A eso le llaman “desprestigio”: a que de pronto, cuando todo el mundo creía en la ovnilogía y en los mensajes telepáticos, un rebelde cualquiera aparece diciendo que la investigación ovni es incapaz de refutar si él es un extraterrestre en un cuerpo humano, y que los mensajes telepáticos de los supuestos seres de luz, juegan a favor de las tinieblas.

    Se las agarraron con el CAIRP, quizá por el hecho de que creen que esa institución pueda sacar algún partido de un personaje como yo. Su propia gente respondería que nunca podría ser así, pues mi finalidad no es refutar la pseudociencia, sino que mucho de lo que transmito es pseudocientífico. Y se las agarraron con Agostinelli, por haberme invitado a ese programa en vez de no haberme dado la oportunidad de decir lo mío, cuando ese criterio de exclusión debería, en tal caso, haber dejado afuera a unos cuántos más a quienes invitó también, y que son precisamente algunos de los que le cuestionan el hecho de que me haya invitado. Hace unos meses, ante algo que publiqué sobre él, envió por correo electrónico un mensaje aclaratorio que reproduciré a continuación:

    (28-oct-98)

    “CLOMRO ES UN TIERNO”, AFIRMA UN ESCÉPTICO
    Quiero aclararle al Comandante Clomro y a todos aquellos que recibieron el e-mail donde me menciona que no integro la Fundación CAIRP desde 1994, que abandoné tanto por razones ideológicas como profesionales.
    También quiero aclarar que cuando, en mi carácter de productor, propuse al Productor Ejecutivo del programa “Frente a frente” invitar a Clomro al programa (en su emisión del 24 de junio de 1997), lo hice pensando que era la manera más divertida y original de rendir homenaje al fenomeno cultural que representan los platos voladores, en ocasión del 50 aniversario del avistamiento de Kenneth Arnold: la más o menos reflexiva (pero sobre todo contrastante) deliberación entre escépticos, ufólogos y contactados alrededor de un encapuchado que aseguraba venir de otro mundo iba a disparar (como creo lo hizo) un debate más enriquecedor que seguir oyendo la consabida cantinela de los contactados, aburridos relatos de ciertos testigos y odiosas explicaciones racionalistas.
    La intención fue presentar el tema desde un ángulo provocativo. Nunca “promover” a Clomro ni, mucho menos, “ridiculizar” un tema. Ahí simplemente estaban casi todas las voces representadas para que dijeran lo que quisieran.
En cuanto a la siguiente frase de Clomro:
    “Yo puedo ser amigo de la gente del C.A.I.R.P. y tomar como tomo con ellos un café en un bar, y estamos frente a una cámara y nos decimos cada uno contra el otro lo que cada uno tiene que decir; somos enemigos en el campo de batalla, no a cara descubierta”.
    … quiero creer que cuando se refiere a “gente del CAIRP” no me incluye, porque a mí su personaje me enternece y me siento tan amigo tanto de Clomro como del tipo que cubre su cara con una capucha (¡si hasta algunas veces usa una con las siglas del Ejército Zapatista que le traje de Chiapas!).
    Lamentaría mucho que sintiera de verdad que “somos enemigos en el campo de batalla” (¿?), ya que ni siquiera creo que lo consideren así los integrantes del CAIRP con los que polemizó en aquel recordado talk-show. Cuando algunos me preguntan si no me arrepiento de haber facilitado la difusión de un personaje tan bizarro, yo suelo responder que antes que Clomro hubo, hay y habrá mucha gente que, ofreciendo mucho menos, tuvo, tiene y tendrá su espacio en TV.
    Pienso que Clomro es un tierno, un adulto con corazón de niño; y su discurso, más allá del mundo de fantasías que creo las dispara, probablemente no lleve jamás a develar “el misterio de los ovnis”, pero sí acaso puede incitar a reflexiones muy interesantes a propósito de aquellas personas que presentan ideas minoritarias (propias de “extraterrestres”) en el seno de la cultura”.

    Por si estas aclaraciones no fueren suficientes para esclarecer que ni el CAIRP ni Agostinelli han sido mis inventores porque para inventarme a mí mismo me basta con mis ideas, reproduzco lo que ya hace bastante he publicado en Internet al respecto, como para que no quede duda (www.geocities.com/Area51/Dimension/2071) donde se detalla cómo fue que sucedió lo de mi aparición como “Comandante Clomro” y mi invitación por parte de Alejandro Agostinelli:

    Nace “Clomro”, por escrito
    Terminaba febrero, y el diario La Prensa publicaba una nota sobre el “Proyecto E.T.” del C.A.I.R.P. (Centro Argentino Para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia), consistente en recompensar con U$S 10.000 al primero que presentara una prueba de la existencia de los extraterrestres. Les escribí en el acto, no en mi condición de humano, sino como extraterrestre que trataba de ridiculizar el referido proyecto, explicando que nosotros no tenemos ningún interés en hacer demostraciones de nuestra existencia. Lo hice tanto con intenciones de burla, como con intenciones de que hubiera cosas veraces y serias en el contenido. Hablaba de los extraterrestres que no son de mi bando y que sí parecen interesados en ser vistos, y hablaba de los que preferimos pasar i

Que es la aromaterapia

¿QUÉ ES LA AROMOTERAPIA?

escribe Elvira Viale

elvirav@mixmail.com

    Me gustaría contarles cómo entré en contacto con la Aromoterapia y qué significa en mi vida.

    La primera vez que oí el término, me sonó a algo mágico, no muy científico, y no le presté mucha atención, pero luego llegó a mis manos un frasquito muy curioso, marrón oscuro, muy chico que me trajo de regalo una amiga que visitó el oriente.

    ¡Era un frasco de aceite esencial de geranio!

    El aroma era realmente exquisito y como me gustaba mucho, coloqué unas tres gotitas en mi almohada. ¡Oh sorpresa!, (por esos días yo tenía problemas para dormir, me despertaba muchas veces y no descansaba correctamente) ¿saben qué?, esa noche dormí como un lirón. Por supuesto que creí que mis nervios se estaban acomodando solos pero… una vocecita interior me decía que así porque sí eso no pasaba.

    Comencé a averiguar qué eran los aceites esenciales y qué era la aromoterapia; leí muchos libros, algunos buenos, otros no tanto, pero me interesé en el tema. Ahora soy una apasionada de todas las cosas naturales, por supuesto que hice un curso de Aromoterapia Científica y ahora entiendo un poco, y vivo mi vida más naturalmente, más acorde con la madre tierra, con las terapias naturales me prevengo de muchas dolencias y veo que mi calidad de vida ha mejorado sustancialmente. Por eso me encanta contarle a todo el que me quiera escuchar las bondades de la Aromoterapia, esta antiquísima y un poco olvidada ciencia que espero resurja para beneficio de toda la humanidad.

    Primero que nada debemos saber que la Aromoterapia es el uso de los aceites esenciales para prevenir y/o curar algunas enfermedades y los utiliza de varias maneras, ya sea por masajes, inhalaciones, baños, etc. Esto la coloca dentro de la medicina alternativa o complementaria.

    Aclaremos que la medicina alternativa, no desplaza a la medicina tradicional ni mucho menos, la complementa, yo creo firmemente que si las dos se unieran, tratarían al ser humano con mayor conocimiento, como un todo.

    Segundo, debemos entender la importancia del olfato, así entenderemos cómo actúa. De todos nuestros sentidos, el olfato es quien está conectado directamente con nuestro cerebro, a través de la mucosa y unas ramificaciones del nervio olfativo que traspasan el cráneo por unos orificios que conectan directamente con el bulbo olfatorio del cerebro. Esto nos indica que reaccionamos más rápido a un olor que a otro estímulo. ¿Sabían que el hombre es capaz de reconocer 10.000 olores? Además, siempre los relacionamos con algo positivo o negativo que nos aconteció.

    Yo siempre recuerdo que mi abuela olía a lavanda, y cada vez que aspiro ese aroma, me siento feliz pues recuerdo los gratos momentos que pasé con ella.

    También me sucede que cuando huelo el sándalo, recuerdo a una persona que conocí hace mucho y era muy desagradable, por supuesto, todo lo que huele a sándalo, lo rechazo.

    Los aceites esenciales (AE) salen de la naturaleza viva vegetal, yo diría que son “el alma” de las plantas.

    A través de los siglos (pensemos que es una ciencia muy, muy antigua), el hombre ha venido usando lo que nuestra bella tierra nos da, ha ido entendiendo que para no dañar el organismo debemos seguir una conducta que nos una a la naturaleza. Hubo una época en la que no existían los medicamentos tal como los conocemos nosotros y se recurría a las plantas, usaban sus hojas, sus flores, sus tallos, su corteza y sus raíces, en fin, de cada una, lo que mejor se ajustaba al mal que se pretendía reducir, aliviar o eliminar. Luego, aparece la medicina occidental y parece que la humanidad, siempre buscando cosas nuevas, olvidó y desestimó la naturaleza pues, surgieron intereses creados que afectaron la vida de la humanidad. (Esto es una apreciación muy mía, les ruego que no lo tomen como una verdad de fe).

    Gracias a Dios, parece que estamos reaccionando, y sin dejar de lado todas las cosas maravillosas que nos da la medicina tradicional, estamos volviendo a nuestras raíces.

    Debemos recordar que los tratamientos con productos naturales, pueden ser más largos, pero al final el resultado en muchos casos es más duradero y no nos afecta otros órganos. ¿A quién de nosotros no nos dieron un remedio para tratar por ejemplo un dolor de cabeza y el mismo medicamento nos destrozó el estómago?

    Los productos naturales a mi entender son más sanos y no nos llenamos el organismo con preparados químicos sintéticos que a la larga nos acarrean otras dificultades. Cuidado, que hay muchas enfermedades que requieren tratamientos más rápidos y no estoy en ningún momento descalificando los medicamentos tradicionales, incluso cuando tuve un accidente muy grave, sin ellos no hubiera sobrevivido. Lo que digo es que muchos trastornos, podrían prevenirse o tratarse con aceites esenciales sin necesidad de agredir el organismo con cosas no naturales.

    Bueno, comprendiendo esto podremos entrar un poco más en el tema de los aromas y su uso en sí. Ya habíamos comentado que podemos usarlos de muchas maneras. Si nos decidimos a hacerlo tenemos que tener en cuenta que:

– Debemos consultar a un aromo-terapeuta experto que nos aconseje.
– No todos los AE (aceites esenciales) pueden usarse sobre la piel sin antes haber sido diluidos en un vehículo.
– No debemos mezclar nunca más de 5 clases de AE juntos pues no se potencian correctamente, al contrario diría que se neutralizan.
– Debemos cuidar la cantidad que utilizamos pues son muy potentes y pueden causarnos más daño que beneficios si no empleamos la medida apropiada.
–  Usar siempre AE puros, pues el problema con los que se venden diluidos es que no sabemos la cantidad exacta que estamos usando pues no es lo mismo dos o tres gotas de AE puro que dos o tres gotas de AE diluido.
– Calcular que para 10 ml.  de aceite vehicular no se pueden agregar NUNCA más de 1 gota por cada 10 kilos de peso de la persona tanto si usamos un AE solo como si mezclamos, la suma de la mezcla no puede superar NUNCA esa relación y no debemos usar más de esos 10 ml de aceite vehicular.
– NUNCA usarlos en niños sin la vigilancia estrecha de un terapeuta.

    Les aconsejo en casa usar los AE que no presentan contraindicaciones para estar seguros de lo que hacemos.

    Uno de ellos es el de Lavanda, que es un AE equilibrante con muchos usos terapéuticos –calmante, cicatrizante, antiséptico, antidepresivo, estimulante de las defensas del organismo– se puede usar directamente sobre la piel sin causar daño, sobre todo en picaduras de insectos y en quemaduras.

    Este aceite podremos usarlo también en el hornillo, o en nuestro baño de inmersión o en la ducha si lo ponemos sobre una esponja bien limpia y la cual solo usaremos para eso teniendo en cuenta que luego de usarla debemos enjuagarla muy muy bien.

    Otro puede ser el de Manzanilla, cuyos usos más frecuentes son como antiséptico, cicatrizante, calmante, sedante, analgésico, espasmolítico y digestivo, muy útil contra el insomnio, mal humor, etc.

    Como verán, los AE tienen muchísimos usos. La forma “casera” de usarlos más recomendable sería como ya les comenté, en el hornillo, para que el ambiente se impregne de estos aromas y sin que nos demos cuenta actúen en nosotros y en los que nos rodean en una forma muy beneficiosa.

    También podemos usarlos en la bañera, si diluimos en el agua tibia de la misma una mezcla de AE y nos dejamos llevar por los ricos aromas, esto es mucho más relajante si al mismo tiempo escuchamos música de la naturaleza no muy alta y el ambiente no está demasiado iluminado.

    Tenemos que recordar que todos nosotros necesitamos un ratito para nosotros mismos, para no pensar en nada y al mismo tiempo pensar en todo lo que nos gusta. ¡ESTO NOS LO MERECEMOS! ¡TODOS NOSOTROS!

    También podremos darles un uso cosmético pero los preparados deben estar hechos por un experto pues podremos dañar nuestra piel si las cantidades no son las correctas. Otro uso de los AE son los pediluvios o baños de pies y los vaporizadores pero también aquí es muy importante el consejo de un experto.

    Como verán, el tema de los AE da para mucho, en unas pocas páginas no se puede decir casi nada de ellos y sus bondades, y si me dejan, puedo seguir hablando de ellos por días y días sin parar, tal es mi amor por ellos.

    Espero estas líneas les hayan puesto en contacto con una terapia que puede ayudarlos muchísimo tanto física como emocionalmente.

    Para los amigos de la Red que quieran hacerme alguna consulta, estoy a sus órdenes, podréis escribirme. Yo todos los fines de semana me dedico a leer el correo pues por mis múltiples trabajos no puedo hacerlo entre semana, pero si tenéis paciencia les iré respondiendo a todos.

    Hasta pronto y que todos tengáis una buena vida.

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