Las abducciones y la distorsion temporal

LAS ABDUCCIONES
Y LA DISTORSIÓN TEMPORAL

escribe: LIC. SEBASTIÁN PAGANO
sebastianpagano@email.com

    Este tema que voy a tratar no es fácil. Y afirmo que no lo es, por la sencilla razón de que mis análisis y mi experiencia me han llevado a elaborar toda la hipótesis referida al asunto de los secuestros de seres humanos por parte de presuntos extraterrestres, mejor denominados abducciones (del inglés “abduction”: secuestro).

    El secuestro que sufriríamos permanentemente los humanos, y al mismo tiempo, la manipulación y experimentos que realizarían sobre nuestros cuerpos, adquiere ribetes dignos de tener muy en cuenta, sobre todo en aspectos que pueden fluctuar desde la arista más tenebrosa hasta esa otra, una actitud de ayuda o salvífica para muchos que estarían al borde del colapso existencial.

    Pero antes de avanzar en este tema, se hace necesario puntualizar aspectos que tienen que ver con las diversas maneras de abducciones.

    Está la más común, es decir, aquella que indica que un protagonista narra haber observado una luz mientras conducía su automóvil, y luego posee un lapsus, y se ve en su vehículo en otro sitio sin saber cómo llegó allí. Constata en el reloj que ha transcurrido un lapso que no puede explicar. Posteriormente, ese tiempo en blanco es posible reconstruirlo mediante sesiones de hipnosis, donde el protagonista en trance narrará su experiencia con alienígenas, que no recuerda en vigilia.

    Por supuesto que a esto muchos analistas y psicólogos lo niegan, indicando que los supuestos protagonistas de hechos de estas características simplemente extraen de su subconciente fantasías de su infancia o su adolescencia, o bien asumen arquetipos que le son similares a toda la Humanidad.

    Sin embargo, esos profesionales del descreimiento y del descrédito, no pueden explicar algunos efectos físicos, tales como quemaduras e incisiones, coincidentes con lo expresado en las sesiones de hipnosis.

    Es más, los psicólogos que se centran en el tema de los arquetipos entran en el desconcierto cuando se constatan implantes minúsculos cuyo origen no pueden explicar.

El tiempo: ese componente esencial

    Hemos descripto un tipo de abducción, donde el tiempo real se “borró” de la mente conciente, aunque en realidad éste transcurrió.

    Sin embargo deberíamos considerar una abducción muy diferente, donde el componente temporal es muy distinto.

    Tal vez, para considerar esta nueva arista del fenómeno, debemos tener en cuenta lo afirmado por Albert Einstein, en el sentido de que el factor tiempo no sería el mismo en distintos puntos del Universo. Esta afirmación no es un tema menor, pero si consideramos seriamente esta alternativa, caeríamos en la cuenta de que muchas cosas extrañas que suceden a diario, podrían llegar a explicarse desde un plano que excede la capacidad de asombro del hombre moderno.

    Es bíblica la afirmación de que “un día es como mil años, y mil años como un día”. Esta afirmación está indicando la distorsión temporal.

    Si un minuto de nuestro tiempo puede llegar a ser un mes o un año de otro lugar del Universo, nos enfrentaríamos con un grave problema sin dudas.

    La gravedad del asunto es si consideráramos algún tipo de abducción, pero a través de coordenadas temporales diferentes. En este caso, los alienígenas podrían manipular impunemente a los seres humanos, pues sus “secuestros” podrían parecer insignificantes para nosotros (un minuto de nuestro tiempo sería un día o un mes para los intrusos espaciales). Para nosotros, el lapso tan insignificante no lo tomaríamos en cuenta, pero tal vez, en un minuto de nuestro tiempo, nos trasladen a otro lejano punto del Cosmos, y allí en días y semanas vivamos aventuras casi rayanas en el delirio… pero muy reales.

Una humanidad controlada

    Siguiendo el más elemental razonamiento, caemos en la cuenta de que los diferentes lapsos implicarían un posible control de todos los vivientes de una manera sutil, pero muy directa, sin que nadie pueda percatarse de esto.

    La distorsión temporal reduciría a cero las pretendidas distancias cósmicas, esas “barreras” que los científicos del establishment esgrimen como argumento para desacreditar toda posible actividad extraterrestre.

    Pero esta nueva perspectiva en la actividad alienígena debería llamarnos profundamente a la reflexión: si aceptamos esta nueva perspectiva, entonces ya no podríamos desestimar de plano la posible actividad a todo nivel, de manera tal que todo el género humano estaría a expensas de entidades extrañas de formas y actitudes imposibles de determinar seriamente.

    Por el momento hablamos simplemente de posibilidad, pero al menos dos cosas podrían hacernos reflexionar: una, es el caso del controvertido peruano Sixto Paz Wells, quien argumentó haber estado varias semanas en Ganímedes, aunque en realidad estuvo ausente quince minutos cuando abandonó la compañía de miembros del IPRI en el Perú, y en plena montaña andina, se perdió a través de lo que él llama un “xendra” (puerta dimensional).

    Esta afirmación de Paz Wells podría haber quedado como una mera anécdota sin mayores fundamentos, si luego no sucediera en Chile el sonado caso del cabo Valdéz, aquél integrante de una patrulla en maniobras que se introdujo en un banco de niebla en pleno campo y sus compañeros no pudieron ubicarlo hasta que reapareció en un lapso similar en extensión al relatado por Paz Wells, y aunque no recordara nada de lo sucedido poseía Valdéz, para asombro de todos… una espesa barba de varias semanas (¡!).

    Es hora, pues, de que tomemos con toda seriedad esta eventualidad de la manipulación extraña y (¿por qué no?) peligrosa sobre nuestras humanidades, aunque también podríamos aventurar el ángulo beatífico, donde estos símiles de “ángeles del Señor” ayudarían a buena parte de los humanos a superar muchas de sus dificultades. Después de todo, esta arista no tiene por qué ser desechada, y para el creyente en ángeles, arcángeles y creencias similares esto sería una explicación razonada y plausible, aunque le extraigamos lo divino y sobrenatural que baña las diferentes creencias.