Sri Nisargadatta Maharaj -4158

Sri Nisargadatta Maharaj

Sri Nisargadatta Maharaj nació en Bombay en 1897. Sus padres, que le dieron el nombre de Maruti, tenían una pequeña granja en la aldea de Kandalgaon y fue allí donde pasó sus primeros años. En 1924 contrajo matrimonio, haciéndose más tarde comerciante de cigarrillos en Bombay donde él y su esposa formaron una familia. Desde la temprana infancia había mostrado un agudo interés en los asuntos espirituales, y sus conversaciones con hombres de santidad aguzaron su mente inquisitiva y encendieron en él un fuego espiritual. A la edad de 34 años encontró a su Gurú y tres años más tarde se realizó a sí mismo, tomando el nombre de Nisargadatta. Continuó viviendo la vida de un comerciante indio ordinario pero sus enseñanzas, que expuso en su obra maestra I Am That y que están arraigadas en la antigua tradición upanishádica, constituyen una significativa ruptura filosófica con el pensamiento contemporáneo. Hasta su muerte en 1981, devotos de todo el mundo han viajado para oír el mensaje único de Sri Nisargadatta Maharaj.

La experiencia de la nada

LA EXPERIENCIA DE LA NADA

Conversaciones de Sri Nisargadatta Maharaj
sobre la Realización de lo Infinito

S
RI NISARGADATTA MAHARAJ nació en Bombay en 1897. Sus padres, que le dieron el nombre de Maruti, tenían una pequeña granja en la aldea de Kandalgaon y fue aquí donde pasó sus primeros años. En 1924 se casó, más tarde devino comerciante de cigarrillos en Bombay donde él y su esposa formaron una familia. Desde la temprana infancia, mostró un gran interés en los asuntos espirituales, y sus conversaciones con los hombres santos agudizaron su mente inquisitiva y encendieron un fuego espiritual. A la edad de 34 años, encontró a su Gurú y tres años más tarde se realizó a sí mismo, tomando el nombre de Nisargadatta. Continuó llevando la vida de un trabajador indio ordinario pero sus enseñanzas, que se exponen en su obra maestra I Am That y que tienen su raíz en la antigua tradición de las Upanishads, constituyeron un quebranto significativo del pensamiento contemporáneo. Devotos viajaron desde todas las partes del mundo para escuchar el mensaje único de Srî Nisargadatta hasta su muerte en 1981.

Todo lo que es, es sólo una expresión de la consciencia. Si la consciencia no está aquí, la expresión de la consciencia tampoco está aquí. Por consiguiente, nada es. Y esta cons-ciencia es un concepto que nadie ha pedido; ha aparecido espontáneamente.

TABLA DE CONTENIDO

1. MAHARAJ EXPLICA LAS BASES DE LA ENSEÑANZA 123
2. EN EL NIVEL MÁS ALTO NADA ES; EN EL NIVEL MUNDANO TODO ES 123
3. UN SABIO VERDADERO ES EL QUE HA TRASCENDIDO LA PERSONALIDAD 123
4. SI USTED QUIERE LA FELICIDAD DEL SI MISMO, DESHÁGASE DEL SENTIDO CUERPO-MENTE 123
5. NO SE IDENTIFIQUE CON UN CADÁVER, Y ¡SEA FELIZ! 123
6. LA EXPERIENCIA DE LA NADA 123
7. CUANDO LA CONSCIENCIA SE MANIFIESTA, APARECE LA DUALIDAD 123
8. ¿QUIÉN SABE «QUE YO SOY»? 123
9. LA CONSCIENCIA MISMA ES LA FUENTE DE LA ILUSIÓN 123
10. PONGA FIN AL SUFRIMIENTO ESTABILIZÁNDOSE EN EL ESTADO ANTES DE LAS PALABRAS 123
GLOSARIO 123

1. MAHARAJ EXPLICA LAS BASES DE LA ENSEÑANZA

M
AHARAJ: La naturaleza de la consciencia tiene que ser comprendida. Esta consciencia sólo puede surgir en el cuerpo físico, y el cuerpo físico es la esencia de los cinco elementos . Es debido a la asociación con el cuerpo físico por lo que hay sufrimiento. La mayoría de la gente que viene aquí no podrá aceptar este tipo de conocimiento, porque es de un nivel estrictamente fundamental. Pero algunas personas que se aplican y que pueden aceptar este punto de vista, comprenderán realmente. Estarán totalmente libres del impacto del dolor y de la infelicidad, si comprenden que éstos sólo pueden resultar de la consciencia que se ha identificado con el cuerpo físico y sufre como un individuo. En ese caso, el sufrimiento debe resultar inevitablemente. Pero, ¿qué es el individuo? Hay un cuerpo creado de los cinco elementos, y en ese cuerpo mora el soplo vital (prana) y la consciencia; es una unidad compuesta. Todas las formas vivas contienen el soplo vital y la consciencia. Y, aunque las formas son diferentes, todas ellas contienen los mismos elementos. Así pues, pregunto de nuevo: ¿Dónde se plantea la cuestión de un individuo? Básicamente, no hay ninguno. Y esta es mi enseñanza básica que tiene que ser aprehendida, pero sólo muy pocos comprenderán.

VISITANTE: ¿Podría usted repetir esto? Había tanto alboroto que no he podido se-guirlo.

M: Por supuesto, pero no con las mismas palabras. ¿Qué es lo que nos interesa? Estamos tratando de la forma física que está hecha de los cinco elementos y que se alimenta de los cinco elementos. En esa forma están operando la fuerza vital (el soplo vital) y esta consciencia —es decir, el conocimiento «yo soy» o la sensación de ser, la sensación de la existencia. Esto último es la «senciencia», que es el regalo de la consciencia. Éste es el total que nosotros podemos percibir: el cuerpo, el soplo vital y la consciencia. Todas las formas están hechas de los mismos componentes. Así pues, ¿dónde se plantea la cuestión de un individuo? Por todas partes es esto, el individuo como tal jamás ha venido a la existencia. Y por esta razón no hay ninguna necesidad de identificarse uno mismo con nada. Sin embargo uno se identifica: la consciencia se identifica con el cuerpo, y de esta manera viene a la existencia el «individuo». Mientras esto sea un hecho, ese individuo no puede no sufrir. Y lo que yo soy… yo no soy ni el cuerpo, que es sólo los cinco elementos, ni la fuerza vital (el soplo) ni la consciencia que viene al cuerpo. Yo debo identificarme con la consciencia mientras el cuerpo esté aquí, porque forma una unidad con él. Pero en realidad, yo no soy ninguna de estas tres cosas. Mientras existe el cuerpo, yo soy la consciencia, que meramente presencia todo lo que está pasando. Cuando el cuerpo muere, la fuerza vital se va y se mezcla con el aire, y la consciencia se mezcla con la consciencia universal. Yo no soy nada esencialmente (identificable) en esta consciencia, puesto que sólo soy su presenciador. Y, lo que yo soy en el sentido absoluto, no es posible expresarlo en palabras. En esa Presenciación última, nadie tiene ninguna consciencia de estar presente. La presencia misma, no es en lo Absoluto.
Nadie que no esté interesado en el tema querría venir aquí. Así pues, se puede asumir que los que vienen aquí están vitalmente interesados en el tema y que han hecho su trabajo… así, la gente que viene aquí son todos jnanis. Pero, ¿cuántos de entre nosotros conocemos la naturaleza y la base de esta consciencia de que yo soy, que sólo existe mientras el cuerpo está aquí? Cada uno de nosotros debe decir «yo soy» y realizarlo. No hay ningún «tú», y no hay ningún «yo», como entidades indivi-duales.
Cuando hay un desequilibrio en la sustancia del cuerpo, sobreviene la enfer-medad. Pero cuando esa materia está en perfecto equilibrio, no hay ninguna enferme-dad. ¿Cómo es eso?
La pregunta era: ¿Depende la consciencia universal de los cinco elementos para su existencia? La respuesta a esta pregunta es que la consciencia universal y la manifestación entera aparecen simultáneamente. La manifestación acontece porque la consciencia está aquí. Hasta que el pensamiento «yo soy» no estuvo aquí, no hubo ninguna manifestación; ambos sobrevinieron simultáneamente. Pero debido a que nosotros nos identificamos con el cuerpo en el que se manifiesta la consciencia indi-vidual —y para manifestarse la consciencia tiene que tener una forma— nace el «in-dividuo» y ese individuo sufre.
Antes he explicado la cuestión de la consciencia universal. La consciencia universal es algo como un nombre dado a una ciudad. Así pues, por ejemplo, tenemos Bombay. ¿Qué entiende usted por «Bombay»? ¿Puede usted producir Bombay? ¡No! La palabra designa la totalidad de una cosa particular… la consciencia universal es meramente un nombre que se da a eso que es sin forma.
Yo uso la palabra «ciudad», y no particularmente Bombay. Quiero decir cual-quier ciudad o lugar. Si digo Bombay, significa que me refiero a un área limitada.

V: Un punto muy importante aquí. A mi entender, una ciudad o una nación com-prende sólo los individuos que la componen.

M: Los individuos pueden haberle dado un nombre; pero eso que se ha creado, ¿lo ha creado el hombre? El hombre nace de los cinco elementos. ¿Pero ha creado el hombre los cinco elementos? Los cinco elementos se han creado de esa consciencia, que está en el cuerpo individual.

V: La consciencia universal y esta consciencia dentro de mí, ¿son lo mismo?

M: La luz que se percibe por sus ojos y la luz que se ve generalmente, como se refleja en las diversas manifestaciones, ¿son diferentes?
Repito: Todo el problema está en la identificación con el cuerpo individual y consecuentemente con el individuo. Por consiguiente, el individuo está siempre te-meroso de la muerte —de la muerte del individuo.
¿Hay alguna pregunta sobre este tema?
Usted es esta consciencia. Y de esta consciencia nace el universo entero. No-sotros nos consideramos como individuos; y eso que es ilimitado, lo hemos limitado a una cosa insignificante. Lo infinito se ha reducido así a un simple cuerpo. Ése es todo nuestro problema.
Tenemos también esta pregunta: si es la misma consciencia universal lo que aparece en millones de seres humanos, ¿por qué actúan de maneras tan contrarias, creando todo tipo de caos? Si una mujer tiene diez hijos, todos han nacido de los mismos padres, pero ¿no actúan de maneras sorprendentemente contrarias? ¿Por qué es eso? Porque, aunque constituidos de los mismos cinco elementos básicos, la com-posición de cada individuo, que resulta de las diferentes proporciones —permutaciones y combinaciones— de estos elementos, es completamente diferente. Así, cada persona actúa de una manera diferente. O, para usar una analogía diferente, el metal puede ser el mismo, pero los propósitos para los que ese metal ha sido con-vertido en diferentes instrumentos son ampliamente diferentes —cada instrumento puede usarse para un fin particular. Así pues, los ingredientes son los cinco elemen-tos, pero el objeto final, creado de las diferentes combinaciones de estos ingredientes, está sujeto a actuar únicamente según su composición.

V: Maharaj, ¿con el propósito de qué?

M: El propósito es la suma de todos estos millones de combinaciones. Hasta donde yo sé… por eso es por lo que pedía antes que conozcamos primero la naturale-za y la base de este compuesto al que identificamos como nosotros mismos… A no ser que, primero de todo, yo conozca a fondo su naturaleza, ¿cómo puedo saber el fin y la base del universo entero?

INTERPRETE: Maharaj le está preguntando, ¿se ha dado cuenta usted de la naturaleza de la consciencia?
Él da un ejemplo, como es su costumbre, familiar y conocido. En este país se hace un tipo de torta. Hay un fuego, ponen una sartén en él, y entonces se vierte la masa en ella. Finalmente, la torta se hace y se retira. Cuando se echa a la sartén la torta siguiente, una vez que está formada, generalmente se parecerá a la torta anterior, pero el número de abolladuras y agujeros en las dos no será exactamente el mismo. Usted puede tener docenas de estas tortas, pero cada una está obligada a ser diferente. Esa es la naturaleza de la creación misma, tener variedad. Así pues, Ma-haraj dice que comprenda como manifestación la naturaleza y la base de eso que es creado, y esa base es la consciencia. A no ser que usted comprenda esta consciencia, no existe ningún otro modo de realizar el Paramatman. El Paramatman no puede al-canzarse sino por la comprensión.

M: El misterio del poder hipnótico de esta maya es que uno se identifica con el cuerpo. Y el mecanismo de este tipo de identificación no difiere de ninguna manera de la identificación de un trozo de piedra, o de algo creado de piedra, con Dios, y adorarlo sinceramente. En la medida en que eso funciona, todo está bien, y este tipo de adoración tendrá sus efectos normales en la consciencia. Pero a no ser que se comprenda la naturaleza de la consciencia, uno no podrá comprender su verdadera identidad. Así pues, una vez comprendida la naturaleza de la consciencia, usted comprenderá también que usted no es la consciencia. Nada que usted haya visto y comprendido, puede ser usted; usted, como sujeto, sólo puede comprender algo que sea un objeto, y usted está obligado a aceptarlo así.
Si usted discute cosas conmigo, basado en la literatura tradicional y el cono-cimiento tradicional… habrá muchos eruditos que son tan entendidos, que me co-merán vivo. Y sin embargo, por lo que se refiere al conocimiento básico, que es el que yo trato, ¿por qué se quedan mudos? Porque es algo totalmente diferente de cualquier cosa que pueda comprenderse. Todo lo que se comprende, todo lo que se ve, no es verdadero.
¿Alguna pregunta?

V: Hay un Himno a la Creación; es bien conocido para las gentes que han leído las traducciones. Al final de él, el poema dice algo como esto. (Sólo puedo reprodu-cirlo vagamente): «Él, el Conocedor Último, el jnani…» la cuestión ahora es el que dice todo esto, ¿quién le causó? Es sobre el origen del jnani, ¿cómo sucedió? Y en la última línea, el poema dice: «Él, el jnani, lo sabe. O quizás, no lo sabe». En otras pa-labras, al final a uno se le deja en la duda de si el jnani conoce realmente lo Último. ¿Es eso verdadero?

M: Por favor, podría repetirlo.

V: Bien, es difícil hacerlo así sin repetir el texto. En otras palabras, por así decir, es una pregunta última sobre el origen del jnani. Él lo dice en la última línea…

M: Pero ¿cómo comienza este Himno a la Creación?

V: Es un Himno muy bien conocido. ¿Qué hay sobre el origen del jnani mismo? Usted puede imaginar al jnani preguntándose: ¿Cómo llegué yo a ser aquí? La res-puesta que da es: «Él lo sabe. O quizás, no lo sabe».

M: Él no puede ser llamado un jnani, puesto que la pregunta misma no está res-pondida; el problema está todavía incompleto, sin resolver. El misterio permanece. El hombre enfermo es todavía un hombre enfermo. Todo lo que dice es un eco de la en-fermedad. Y el que lo escribió, está todavía enfermo.

V: [Hace una pregunta en marathi que no es traducida].

M: La consciencia misma es la pantalla. Éste es el reino de la consciencia y todas las creaciones están en la consciencia.

I: La pregunta era: ¿Podríamos concebir la consciencia como una pantalla en la que la creación entera es como una imagen en movimiento? Maharaj dijo inicialmente que no hay ninguna pantalla, que no hay nada. Todo lo que es, es abertura total. Luego, Mr. P. explicó que lo que la señora probablemente intentaba expresar es que cualquier cosa que puede suceder —todos los pensamientos, todas las acciones— son sólo apariciones en esa consciencia. Maharaj dijo: Indudablemente.
La sesión está casi terminada. ¿Hay alguna pregunta? Maharaj quiere pregun-tas; se crece con ellas.

V: Una dificultad en nuestra comprensión es que la consciencia misma es el ob-jeto del Conocedor; ¿correcto? Esta consciencia puede ser eventualmente compren-dida por el jnani. Desafortunadamente, lo contrario de la consciencia es la incons-ciencia. En el lenguaje, por así decir, hay implícita una tendencia a hacer esta división —la consciencia y la inconsciencia. La consciencia está siendo comprendida; y entonces lo que queda, según el lenguaje, es la inconsciencia.

I: Eso lo explicó ayer por la mañana…
Cuando la consciencia no está aquí, entonces obviamente uno es inconsciente. Así pues, ¿qué quiere decir usted con eso?

V: La consciencia no es real. Usted dice eso a la persona ordinaria, y en ese caso la consciencia parece un estado inferior a él.

SEGUNDO VISITANTE: No parece inferior a mí.

M: La consciencia nace de la inconsciencia; la inconsciencia es la fuente. Y eso también es nuestra experiencia. Este conocimiento «yo soy», esta consciencia, ha sa-lido del estado anterior en el que no había ninguna consciencia. La consciencia es un estado que es ahora con nosotros y a causa del cual sufrimos; y antes de que viniera esta consciencia, prevalecía un estado en el que nosotros no éramos conscientes y que era un estado feliz.
La sesión ha terminado, pero si hay alguna pregunta… ¡Entonces adelante!
[No hay más preguntas].

?

M: [En respuesta a una pregunta sobre el esfuerzo para comprender]. No se trata de ningún esfuerzo hecho por nadie. Eso que es ha de comprenderse, es auto-efulgente. No necesita la ayuda de nadie para existir, y meramente ha de ser com-prendido. Y cuando se comprende, también está claro que yo soy la aurora, que yo soy la tarde, que yo soy el anochecer, que yo soy la noche. Que yo soy lo bueno, que yo soy lo malo. Y lo que ha de comprenderse es que si la consciencia no está aquí, el mundo no está aquí. Y yo no soy la consciencia; yo soy aparte de ella. Aunque la consciencia es importantísima —pues si no hubiera ninguna consciencia no habría ningún mundo, no habría nada— sin embargo yo no soy eso.

V: Pero llegar a esta percepción requiere esfuerzo. ¿Por qué dice Maharaj que no hay ningún esfuerzo que haya de hacerse?

M: Ahora que sabe que usted es, usted está sentado aquí, usted sabe que existe, usted tiene esa senciencia. El conocimiento de que usted está vivo, de que usted exis-te, ¿lo comprende usted gracias a algún esfuerzo?

V: No.

M: Su pregunta es enteramente correcta desde el punto de vista de este mundo; es decir, a menos que usted trabaje no hay ningún fruto, usted no puede comer. Por lo tanto, desde el punto de vista mundano, su pregunta es correcta. Pero ¡yo no perte-nezco a este mundo! Y en el mundo, esta «yo soidad» está aquí, sin ningún esfuerzo por parte de nadie.

V: Maharaj, yo soy profesor de profesión. En teoría, acepto esto completamente y hasta veo la lógica de ello. El problema es que conocer esto teóricamente es una cosa, pero serlo y sentirlo efectivamente es otra completamente distinta. Y ahí es donde está la dificultad, y de aquí la necesidad del esfuerzo.

M: Sí, un tremendo esfuerzo: ¡estar muy, muy quieto y no hacer nada! Ese es el esfuerzo —el esfuerzo que usted hizo cuando estaba en el seno de su madre durante ocho meses y en cuyo estado ni sus padres ni usted hicieron nada como tales. No se hizo ningún esfuerzo. Todo lo que creció, creció por sí mismo.

V: ¡Obtuve mi respuesta!

M: Desde la gota de semen en la concepción al crecimiento del niño, y su desa-rrollo posterior, ¿qué es lo que hizo posible este crecimiento? Ese principio mismo que, desde la ausencia del conocimiento, ha llevado a la presencia del conocimiento, esta «yo soidad» —eso es lo que uno es y lo que debe ser comprendido.

V: Un acontecimiento espontáneo sin esfuerzo.

M: Ese suceso espontáneo, esa consciencia que ha surgido de la inconsciencia.

V: Pero ¿cómo puede uno saber que la concepción ha ocurrido?

SEGUNDO VISITANTE: ¿De qué otro modo sabría usted que nace el niño?

V: A no ser que haya concepción, el niño no crecerá. Y en la persona donde no hay concepción, no habrá ningún crecimiento. Por consiguiente, también tendría que hacerse un esfuerzo para que haya concepción; sólo entonces tendrá lugar el creci-miento.

I: Maharaj le está hablando exclusivamente sobre el papel del crecimiento. No hay ningún esfuerzo. El crecimiento está ocurriendo espontáneamente.

M: Incluso ahí, incluso para la concepción, ¿qué esfuerzo podrían hacer los pa-dres? E incluso si los padres hacen ese esfuerzo, ¿podrían tener garantizado que la concepción tenga lugar? La concepción ocurre por sí misma, por su propia buena vo-luntad —no necesariamente a causa de algún esfuerzo. En cualquier caso, los esfuer-zos que los padres hicieron, no fueron realmente esfuerzos; ellos mismos estuvieron disfrutando. Eso no es un esfuerzo como tal.
[A un visitante particular] ¿Vendrá usted por la tarde?

V: Éstas son mis hermanas. Volverán conmigo esta tarde.

M: El conocimiento «usted es» —si usted quiere recordar esta visita— recuerde esto también, la memoria de que usted es está bajo la sombra [es decir, bajo el para-guas protector] del gurú o de Dios. Adorar a Dios y al gurú significa adorar sólo el conocimiento «usted es». Así pues, aférrese bien a ese principio, el conocimiento «yo soy», el conocimiento de que usted existe, y adórelo en el nombre de su gurú o de Dios.

2.  EN EL NIVEL MÁS ALTO NADA ES; EN EL NIVEL MUNDANO    TODO ES

V
ISITANTE: Perdóneme por volver a lo que Maharaj dijo ayer, porque lo olvidé. Yo le pregunté sobre la presencia del gurú, y usted dijo que hay algo que dice «gurú-gurú-gurú».

MAHARAJ: Oh sí, gurú significa esa «yo soidad» misma, el hecho de que usted siem-pre recuerda «yo soy», «yo soy», «yo soy» —es decir gurú-gurú-gurú, como el sonido del motor de un coche funcionando. Es un recordatorio continuo de que usted es.
Para esta conversación insignificante, ¿por qué está usando este equipo? [refi-riéndose al magnetofón].

V: Porque la conversación insignificante nos lleva todo el tiempo a eso que no es insignificante.

M: Justamente.

V: ¿Puedo hacer una pregunta?

M: Por supuesto.

V: Esta mañana Maharaj decía que debe seguirse este misterio del conocedor y lo conocido. Lo conocido no es realmente conocido por un conocedor. Lo conocido es conocido porque sus percepciones, pensamientos, sensaciones, son movimientos en la consciencia, y son conocidos debido a su aparición en la luz de la consciencia. ¿Es eso correcto?

M: Es exactamente eso. Un jnani es el más estúpido… (Él no está interesado en conocer en el sentido convencional). Cuando aparece este estado de vigilia, esta consciencia, sólo entonces aparece todo. Antes de eso, ¿dónde se plantea la cuestión del conocimiento, de la ignorancia, o de jnana?

V: Pero el sueño profundo, ¿es eso realmente un estado?

M: Sí, la combinación integral del estado de vigilia, sueño profundo y el estado de sueño con sueños comprende «yo soy».

V: Pero en el sueño profundo, no hay ningún tiempo.

M: El tiempo está ahí, solo la presenciación del tiempo no está ahí.

V: ¿Cómo puede haber tiempo si no hay ninguna presenciación?

M: Su reloj hizo el trabajo de presenciar y le dijo a usted que estuvo dormido du-rante ocho horas.

V: Así pues, ¿la presenciación viene después?

M: ¡Concedido!

V: En el sueño profundo mismo, no hay ningún tiempo.

M: El que se lo dice a usted después, ¿cómo es antes de que se lo diga?

V: Sin forma.

M: Cuando eso es sin forma, cuando la forma no está disponible, la consciencia «yo soy» no está tampoco.

V: Así pues, en el sueño profundo no hay ningún «yo soy».

M: No. Sin embargo la presenciación del sueño profundo acontece. El principio que presencia el sueño profundo no duerme.

V: Yo no comprendo que algo pueda ser sin tiempo y que sin embargo exista —el sueño profundo.

M: Entre usted en un profundísimo samadhi, entonces entenderá eso. Si usted quiere encontrar un estado de nada, usted mismo debe entrar también en un estado de nada.

V: Eso es lo que yo llamo «omnipresencia», o presencia.

M: La «yo soidad» es la presencia. Esa presencia «yo soidad» no debe estar aquí. Sólo la no-«yo soidad» puede encontrar esa nada.

V: Aún hay… no tengo ninguna palabra para ello… presencia. No hay ningún pensamiento, ninguna sensación. Pero hay…

M: Ningún pensamiento, ninguna sensación.

V: Yo solía entrar en samadhis, lo que era exactamente como el sueño profundo. En tres horas más o menos, notaba que muchas cosas habían sucedido (en mi entorno inmediato). Pero mi gurú estaba muy descontento con eso. Él decía, usted no debe hacer eso.

M: El samadhi y el experimentador del samadhi, ¿logró usted conocer ambos as-pectos —el samadhi y el que gozaba del samadhi?

V: Ahora, muchos años después, digo que son idénticos.

M: Efectivamente, el experimentador y la experiencia son uno y lo mismo.

V: Pero no puede ser recordado.

M: Eso no ha de memorizarse; ello no puede ser atrapado por la memoria. El Brahman manifiesto, dinámico y fluido no puede ser atrapado en las palabras.

V: ¿Puede usted decir que todo, incluso la ignorancia y el dolor, es un indicador hacia lo Último?

M: Cuando usted está completamente despersonificado, usted ya no es un indivi-duo; entonces todo lo que es, es un embellecimiento o una decoración o un puja para el Parabrahman. Pero mientras usted está envuelto egoístamente por algunas pala-bras, ningún puja puede acontecer.

V: El conocimiento con C mayúscula, el conocimiento último…

M: ¿Lo Absoluto?

V: Sí, la cognitividad, yo no sé cómo llamarlo…

M: Pero eso no es cognitividad… En lo Absoluto, no hay ninguna cognitividad. La cognitividad está sólo en el pasado.

V: Aquí nos encontramos con la dificultad de las palabras.

M: Mejor no lo llame conocimiento.

V: Consciencia pura.

M: En ese estado, no hay ninguna cognitividad.

V: Pero ninguna inconsciencia tampoco. Ello no es posible.

M: Ello es inconsciente.

V: Desde el punto de vista de la mente.

M: Sí, porque usted es… la indicación se da con referencia a la consciencia. Esa es la razón por lo que usted lo llama «no consciencia».

V: Sí. Pero en realidad, desde su propio punto de vista…

M: Usted está hablando de lo Absoluto. No hay ninguna «yo soidad».

V: Yo no sé cómo llamarlo…

M: Llámelo Absoluto. En el momento en que usted dice «conocimiento», entra la cualidad.

V: Yo no quiero decir eso.

M: ¿Está usted hablando del estado nirguna?

V: Yo no conozco este término sánscrito.

M: Guna significa «yo soidad»; y nirguna significa «no-yo soidad».

V: «Yo soy» desaparece en lo Absoluto.

M: Sí, un estado de no-conocimiento.

V: ¡Un estado de no-conocimiento… que conoce! [risas].

M: La cognitividad aparece en el estado de no-conocimiento.

V: Sí, la eseidad relativa es conocida, es registrada en lo Absoluto.

M: La eseidad aparece sobre el fondo de lo Absoluto. ¿Verdad?

V: Así pues, es conocida… en lo Absoluto. La eseidad es conocida como un ob-jeto.

M: Si la cognitividad no es conocida, ¿quién la llamaría «cognitividad»?

V: No hay nadie para llamarla nada.

M: ¡Esa es la respuesta!

V: Así pues, lo he comprendido bien esta mañana: ¿Nos aconseja Maharaj que descubramos quién es el presenciador en el sueño profundo?

M: Todas estas declaraciones verbales son sólo para agradar a alguien. En reali-dad, no hay ninguna substancia en todo esto.

V: Así pues, ¿no hay ningún consejo?

M: A la naturaleza manifiesta, dinámica, ¡no la defina con las palabras! Sólo sea. No conceptualice. Actualmente todo el mundo está agobiado por las palabras. Su-ponga que aquí hay un niño, y que el niño muere. Sea lo que sea ese principio, ese principio dinámico ha abandonado el cuerpo. No, usted no puede decir lo que es ese principio dinámico. Ahora no tiene ningún nombre. Debido a esta asociación con el cuerpo, usted ha intentado capturarlo con las palabras.

V: Así pues, las palabras son el único problema.

M: Sí. Todo el problema reside en las palabras. Puesto que ese principio que ha dejado el cuerpo está ahora liberado del cuerpo, usted no puede capturarlo con pala-bras. El principio de eseidad dinámica, sufre debido a su asociación con el cuerpo, al aceptar una cierta forma y ciertas palabras y conceptos. Sin eso —sin la forma, y sin palabras— ¿cómo puede sufrir?

V: Todo esto cesa inmediatamente cuando uno lo ve como una puja para lo Último.

M: Eso significa que cesa toda esta palabrería. Usted puede entenderlo de ese modo. Una vez que comprende que usted no es el cuerpo y que usted no está envuel-to en el nombre y la forma, y que usted es sólo este Brahman manifiesto, usted es li-bre.

V: Incluso la idea «yo no soy libre» es parte de la puja.

M: ¿Qué entiende usted por «puja»? Puja es un proceso o una ayuda para propi-ciar a alguien.

V: Bien, de acuerdo. ¿Podría usted llamarlo darishma?

M: Llámelo como usted quiera. Es una expresión de ella.

V: Es la consciencia jugando consigo misma.

M: Sí.

[A un visitante recién llegado] Si usted se va a sentar aquí, debe hacer pre-guntas. Si no va a hacer preguntas, tome asiento detrás.

V: Si uno viene aquí, debe tender su cuello. De otro modo, no es de ninguna uti-lidad (estar aquí).

M: Si usted entra en la arena, debe batirse con preguntas.

SEGUNDO VISITANTE: Por supuesto, por supuesto.

M: [Señalando a un tercer visitante] Durante años, él ha estado intentando asimi-lar el conocimiento, pero no ha obtenido un ápice del conocimiento. ¿Qué conoci-miento obtuvo usted?

V: El hombre ignorante no tiene ningún conocimiento y el sabio no tiene cono-cimiento. Entonces ¿cuál es la diferencia?

M: El ignorante tiene que adquirir el conocimiento, porque el conocimiento es válido para el ignorante. Para el jnani, no hay ningún sentido en el conocimiento, porque rechaza el conocimiento como irreal. Por consiguiente, no considera el cono-cimiento. Esa es la razón por la que no tiene ningún conocimiento.

V: En realidad nadie puede tener conocimiento, nadie puede tener nada.

M: En realidad nadie puede evitar el conocimiento. ¿Qué significa «nadie»?

V: Es el «propietario».

M: ¿Significa «nadie» lo que podría referirse a «quién»?

V: «Nadie» es el propietario a quien usted no puede conocer. Incluso el propieta-rio desaparece instantáneamente… Así pues, yo no podría ser el poseedor del cono-cimiento por dos razones. Primero, uno no puede poseer ningún pensamiento… Se-gundo, el propietario no vive más tiempo que uno o dos segundos. Él también es un pensamiento.

M: Todo esto es correcto en el nivel mundano, pero, verdaderamente, nada es. En el nivel más alto, realmente, nada es. En el nivel mundano, todo es.

V: ¿Significa esto que todo es una forma de consciencia?

M: Todo lo que es, es sólo una expresión de la consciencia. Si la consciencia no está aquí, la expresión de la consciencia no está tampoco. Por consiguiente, nada es. Y esta consciencia es un concepto que nadie ha pedido; ha aparecido espontánea-mente.

V: Así pues, una vez que se ha escuchado la verdad, realmente sólo hay un obstáculo, pensar que uno puede alcanzarla cuando en realidad no se puede.

M: Después de que uno ha obtenido la verdad, sólo hay un obstáculo…

V: Parece que uno tenga que alcanzarla para conseguirla.

M: Cuando se ha escuchado la verdad, es menester aún emularla para alcanzarla.

V: Su tentativa para comprenderla, ese es el único obstáculo. El «¿cómo?».

M: Porque la verdad no tiene ninguna forma, ningún nombre. Así pues, ¿cómo puede ser comprendida?

V: Sin embargo eso es algo que uno continúa tratando de obtener durante un lar-go periodo.

M: En el proceso de tratar de comprender, usted se purifica y el proceso se calma. Mientras la esencia de alimento del cuerpo está disponible, esta consciencia perdura. Cuando la consciencia abandona el cuerpo, esa cognitividad ya no está más aquí. Sólo queda la consciencia universal sin la cognitividad, el estado de no-cognitividad o de nada más.
Entonces, en ese estado, no se plantea ninguna cuestión de manifiesto o no-manifiesto. Eso viene sólo con la presencia de la consciencia. Mientras la asociación con la esencia del cuerpo está aquí, este guna, este estado de «yo soidad» o eseidad, está disponible. Pero una vez que esta esencia de alimento se va, ese estado de «yo soidad» también se va. Este guna, esta consciencia, depende enteramente de la esen-cia de alimento del cuerpo. Una vez que ésta última está agotada, o ya no está dispo-nible, esta consciencia o este guna tampoco está aquí. Repito, la fuerza vital, el toque de «yo soidad» o este guna, no está aquí en la ausencia de la esencia de alimento del cuerpo, ya se trate de una hormiga o de un elefante.
Todas las historias sobre la reencarnación, o el renacimiento, son solo cuentos apropiados para las masas ignorantes.

V: ¿Se proyecta el pasado siempre desde este momento?

M: Todo lo que ha sucedido, eso es «el pasado».

YO SOY ESO Conversaciones con Sri Nisargadatta Maharaj

YO SOY ESO

Conversaciones con

Sri Nisargadatta Maharaj 

Eso en quien todos los seres residen y que reside en todos los seres, que es el dador de gracia a todos, El Alma Suprema del uni-verso, el ser sin límites —yo soy eso.
Amritbindu Upanishad

Eso que penetra todo, a lo que nada transciende y que, como el espacio universal nos rodea, llena todo completamente desde dentro y desde fuera, ese Supremo Brahman no dual —eso eres tú.

Sankaracharya

El buscador es el que está en busca de sí mismo.

Abandone todas las preguntas excepto una: «¿quién soy yo?». Después de todo, el único hecho del que usted está seguro es que usted es. El «yo soy» es cierto. El «yo soy esto» no. Esfuércese en encontrar lo que usted es en realidad.

Para saber lo que usted es, primero debe investigar y conocer lo que usted no es.

Descubra todo lo que usted no es —el cuerpo, los sentimientos, los pensamientos, el tiempo, el espacio, esto o eso— nada, concreto o abstracto, que usted perciba puede ser usted. El acto mismo de percibir muestra que usted no es lo que usted percibe.

Cuanto más claro comprenda que en el nivel de la mente usted solo puede ser descrito en términos negativos, tanto más rápida-mente llegará al fin de su búsqueda y se dará cuenta de que usted es el ser sin límites.

Sri Nisargadatta Maharaj

Prefacio

Que debía haber todavía otra edición de YO SOY ESO no es una sorpresa, pues la sublimidad  de las palabras habladas por Sri Nisargadatta Maharaj, su franqueza y la lucidez con la que se refiere a lo Más Alto ya han hecho de este libro una literatura de suprema importancia. De hecho, muchos lo consideran como el único libro de enseñanza espiritual realmente digno de ser estudiado.

Hay varias religiones y sistemas de filosofía que pretenden dotar de significado a la vida humana. Pero sufren de algunas limitaciones inherentes. Expresan en palabras finas sus creencias e ideologías tradicionales, teológicas o filosóficas. Sin embargo, más pronto o más tarde, los creyentes descubren el limitado alcance del significado y de la aplicabilidad de esas palabras. Acaban desilusionados y tienden a abandonar los sistemas, de la misma manera en que se abandonan las teorías científicas, cuando son cuestionadas por demasiados datos empíricos contradictorios.

Cuando un sistema de interpretación espiritual llega a ser poco convincente y no es capaz de ser justificado racionalmente, muchas gentes se permiten ser convertidos a algún otro sistema. Al poco tiempo, no obstante, encuentran también limitaciones y contradicciones en el otro sistema. En esta búsqueda infructuosa de aceptación y re-chazo, lo que les queda  es solo el escepticismo y el agnosticismo, lo que les conduce a una manera de vivir insensata, inmersos en las ventajas groseras de la vida consu-miendo solo bienes materiales. A veces, no obstante, aunque raramente, el escepti-cismo da lugar a una intuición de una realidad básica, más fundamental que la de las palabras, las religiones o los sistemas filosóficos. Extrañamente, ello es un aspecto positivo del escepticismo. Fue en un tal estado de escepticismo, pero teniendo tam-bién una intuición de la realidad básica, cuando aconteció que leí YO SOY ESO de Sri Nisargadatta Maharaj. Fui tocado inmediatamente por la finalidad y la inexpug-nable certeza de sus palabras. Limitado por su naturaleza misma, puesto que son pa-labras, encontré, por así decir, que las declaraciones de Maharaj, eran ventanas trans-parentes y pulidas.

Sin embargo, ningún libro de enseñanzas espirituales puede reemplazar la pre-sencia del maestro mismo. Sólo las palabras habladas directamente para usted por el Gurú desalojan su opacidad completamente. En la presencia del Gurú los últimos límites erigidos por la mente se desvanecen. Sri Nisargadatta Maharaj es ciertamente tal Gurú. Él no es un predicador, pero proporciona precisamente esas indicaciones que el buscador necesita. La realidad que emana de él es inalienable y Absoluta. Es auténtica. Habiendo experimentado la veracidad de sus palabras en las páginas de YO SOY ESO, y siendo inspirados por ello, muchos occidentales han encontrado su camino en Maharaj, para buscar la iluminación.

La interpretación de la verdad por parte de Maharaj, no es diferente de la del Jna-na Yoga/Advaita Vedanta. Pero, él tiene una manera suya propia. Las múltiples for-mas que nos rodean, dice, están constituidas por los cinco elementos. Ellas son tran-sitorias, y están en un estado de flujo perpetuo. También son gobernadas por la ley de la causación. Todo esto se aplica al cuerpo y también a la mente, que son transitorios y que están sujetos al nacimiento y a la muerte. Sabemos que sólo por medio de los sentidos corporales y la mente puede ser conocido el mundo. Como en la teoría de Kant, el mundo es correlativo del sujeto humano que conoce, y, por lo tanto, tiene la estructura fundamental de nuestra manera de conocer. Esto significa que el tiempo, el espacio y la causalidad no son entidades «objetivas» o extrañas, sino categorías men-tales en las que todo es moldeado. La existencia y forma de todas las cosas depende  de la mente. La cognición es un producto mental. Y el mundo, tal como se ve desde la mente, es un mundo subjetivo y privado, que cambia continuamente en concor-dancia con la inquietud de la mente misma.

En oposición a la mente inquieta, con sus categorías limitadas —intencionalidad, subjetividad, dualidad etc.— se erige suprema la sensación sin límites de «yo soy». La única cosa de la que yo puedo estar seguro es de que «yo soy»; no como un pen-samiento de «yo soy» en el sentido de Descartes, sino sin ningún predicado. Una y otra vez, Maharaj dirige nuestra atención hacia este hecho básico, con la intención de que nos demos cuenta de nuestra sensación de «yo soy», y de que nos deshagamos así de todas las prisiones hechas que nos hemos hecho nosotros mismos. Él dice: la única afirmación verdadera es «yo soy». Todo lo demás es mera inferencia.

He aquí que el experimentador real no es la mente, sino mí mismo, la luz en la que todo aparece. El sí mismo es el factor común en la raíz de toda experiencia, la presenciación en la que todo acontece. El campo entero de la consciencia es solo como una película, o una mota, en «yo soy». Al ser consciente de la consciencia, este «yo soy» se presencia a sí mismo. Y es indescriptible, debido a que no tiene atributos. Es solo ser mí mismo, y ser mí mismo es todo lo que hay. Todo lo que existe, existe como mi mismo. No hay nada que sea diferente de mí. No hay ninguna dualidad y, por consiguiente, ningún sufrimiento. No hay ningún problema. Es la esfera de amor, en la que todo es perfecto. Lo que acontece, acontece espontáneamente, sin intenciones —como la digestión, o el crecimiento del cabello. Dése cuenta de esto, y sea libre de las limitaciones de la mente.

He aquí el sueño profundo, en el que no hay ninguna noción de ser esto o eso. Sin embargo «yo soy» permanece. Y he aquí el ahora eterno. La memoria parece traer cosas al presente desde el pasado, pero todo lo que acontece, acontece solo en el pre-sente. Es solo en el ahora atemporal donde los fenómenos se manifiestan. Así pues, el tiempo y la causación no se aplican en realidad. Yo soy antes del mundo, antes del cuerpo y de la mente. Yo soy la esfera en la que ellos aparecen y desaparecen. Yo soy la fuente de todos ellos, el poder universal por el que el mundo con su pasmosa di-versidad deviene manifiesto.

Sin embargo, a pesar de su primicia, la sensación de «yo soy» no es lo Más Alto. No es lo Absoluto. La sensación de «yo soy», o el sabor de «yo soy» no está absolu-tamente fuera del tiempo. Al ser la esencia de los cinco elementos, de una cierta ma-nera, depende del mundo. Surge a partir del cuerpo, que, a su vez, esta hecho de ali-mento, el cual está constituido de los elementos. La sensación de «yo soy» desapare-ce cuando el cuerpo muere, como la chispa se extingue cuando el bastoncillo de in-cienso se consume. Cuando se alcanza la presenciación pura, ya no existe ninguna necesidad, ni siquiera la de «yo soy», que es solo un señalador útil, un indicador de dirección hacia lo Absoluto. Entonces la presenciación de «yo soy» cesa fácilmente. Lo que prevalece es eso que no puede ser descrito, eso que es más allá de las palabras. Este «estado» es el más real, un estado de potencialidad pura, que es antes de todo. El «yo soy» y el universo son meros reflejos de él. Es esta realidad la que ha realizado un jnani.

Lo mejor que usted puede hacer es escuchar atentamente al jnani —de quien Sri Nisargadatta es un ejemplo vivo— y confiar y creer en él. Por medio de una tal escu-cha usted se dará cuenta de que la realidad del jnani es la realidad de usted. Él le ayuda a usted a ver la naturaleza del mundo y del «yo soy». Él le insta a usted a estu-diar las operaciones del cuerpo y de la mente con solemne e intensa concentración, a reconocer que usted no es ninguno de ellos y a deshacerse de ellos. Él le sugiere que vuelva usted una y otra vez a «yo soy» hasta que ello sea su única morada, fuera de lo cual no existe nada; hasta que el ego, como una limitación de «yo soy», haya des-aparecido. Es entonces cuando la realización más lata acontecerá sin esfuerzo.

Dése cuenta de las palabras del jnani, que rebasan todos los conceptos y dogmas. Maharaj dice: «Hasta que uno deviene autorrealizado, hasta que uno alcanza el cono-cimiento del sí mismo, hasta que uno transciende el sí mismo, hasta entonces, se pro-porcionan todas estas historias, todos estos conceptos»?. Sí, ellos son conceptos, in-cluso «yo soy» es un concepto, pero ciertamente no hay conceptos más preciosos. Es incumbencia del buscador considerarlos con la máxima seriedad, porque ellos indican la Realidad Más Alta. No hay disponibles mejores conceptos para deshacerse de todos los conceptos.

Estoy agradecido a Sudhakar S. Dikshit, el editor, por invitarme a escribir el Pre-facio para esta nueva edición de YO SOY ESO y darme así una oportunidad de ren-dir homenaje a Sri Nisargadatta Maharaj, quien ha expuesto el conocimiento más alto en las palabras más simples, más claras y más convincentes.

Facultad de Filosofía Douwe Tiemersma
Universidad Erasmus
Rotterdam, Holanda

Junio, 1981

ANTES DE LA CONSCIENCIA CONVERSACIONES CON SRI NISARGADATTA MAHARAJ

ANTES DE LA CONSCIENCIA

CONVERSACIONES CON SRI NISARGADATTA MAHARAJ

Abril 1980 – Julio 1981

Prefacio

De una manera el núcleo de la enseñanza de Sri Nisargadatta Maharaj es fácil de entender, y extremadamente difícil de otra. Es fácil si nosotros queremos ser comple-tamente honestos con nosotros mismos, si queremos observar los conceptos de otros con los cuales hemos construido nuestras propias prisiones. Investigar el propio sí mismo de uno puede ser extremadamente difícil, debido a que estamos muy apega-dos a nuestros conceptos ?nosotros no queremos abandonarlos. Pero si el deseo de CONOCER es un deseo ardiente, entonces nos pondremos en marcha. Nosotros sólo podemos saber quién o qué somos por experiencia personal, no por libros o por otros.
Maharaj nos empujaba a descubrir lo que este «yo» es. Era como un cirujano con un afilado escalpelo, cortando todas las cosas inesenciales. Sus preguntas a menudo le dejaban a uno «fuera de juego», sin saber lo que decir. Sus respuestas nunca eran lo que se esperaba. No permitía ninguna cita de escrituras ?solo la experiencia per-sonal? y podía encolerizarse completamente respecto a esto. Una vez en que alguien citó a Dakshinamurti, una deidad hindú, Maharaj respondió: «¡Cuelgue a Dakshina-murti! ¿Qué hay sobre usted? ¿Cuál es su experiencia?».
La mayor parte de nosotros nos identificamos a nosotros mismos con el cuerpo-mente, de modo que Maharaj insistía en que descubriéramos lo que este cuerpo-mente es. ¿No vino del esperma del padre y del óvulo de la madre? El cuerpo es entonces un producto del alimento consumido y es sostenido por el alimento, el cual es la esencia de los cinco elementos. ¿Podemos nosotros ser esto? Sin la consciencia el cuerpo es un material muerto. Cuando la consciencia deja el cuerpo no hay ningún individuo, ningún mundo, y ningún Dios. La consciencia solo puede ser consciente de sí misma cuando se ha manifestado en una forma física. La consciencia está latente en cada grano de alimento, en todos los cinco elementos ?es universal, no personal, omnipenetrante. Todo es consciencia, y eso es lo que nosotros somos, actualmente. La consciencia actúa a través de las formas acordemente a la combinación de los gunas, sattwa (ser-luz-pureza), tamas (inercia-pasividad-obscuridad), rajas (actividad-pasión-energía), y al condicionamiento recibido. ¿Qué acontece cuando una de estas formas «muere»? La forma deviene de nuevo parte de los cinco elementos y la consciencia se sumerge en la consciencia universal. Todo eso es un proceso que acontece, el juego de la consciencia.
Antes de que viniera esta forma ?¿qué era yo? Eso es lo que uno es verdadera-mente. Ese Absoluto Parabrahman ?éstas son solamente palabras que nosotros hemos inventado para nombrar lo Inmanifestado, lo Innombrable. El «Yo» eterno, el Ser absolutamente incondicionado, atemporal, aespacial, no consciente de ser (debido a que no hay ningún otro). Yo soy como Yo Soy, como siempre he sido, como siempre seré, eternamente.
Buscadores de todo el mundo acudían a Sri Nisargadatta Maharaj por su guía es-piritual. Los contenidos de este libro están transcritos de las grabaciones registradas en las sesiones de preguntas y respuestas habidas en los periodos de 1980 y 1981, hasta la muerte de Sri Nisargadatta Maharaj de cáncer de garganta el 8 de Septiembre de 1981, a la edad de 84 años. Maharaj hablaba solo en marathi, y en cada sesión había un traductor, no siempre el mismo; nosotros les estamos muy agradecidos. Los más frecuentes eran Sri S. K. Mullarpattan, el Dr. D. Doongaji, Ramesh S. Balsekar, y S. V. Sapre (fallecido), y el traductor de la tarde a quien recuerdo solamente como Mohan. Hubo otros en diferentes tiempos, pero generalmente éstos eran los traducto-res habituales. Estamos también muy agradecidos a Miss N. Vanaja que fue tan fiel en la grabación de estas conversaciones.
Durante los dos últimos años de su vida Maharaj no hablaba sobre ninguna cues-tión perteneciente a esta vida en el mundo y su mejora. Enseñaba solo la verdad más alta, y debido a la debilitada condición de su cuerpo, algunos días había muy poca discusión. Pero incluso una sola sentencia suya era como una Upanishad. Era muy directo y agudo en sus respuestas y no fomentaba el ego de nadie —de hecho, su propósito declarado era destruir esta «seudoentidad». Estar en su presencia era sentir la verdad vibrante, imposible de describir. Era sorprendente de ver: aquella «persona-lidad» podía estar feliz, colérica, triste, alegre, sarcástica, o amable, y una variedad de emoción se mostraba a través de aquel «paquete» como la luz del sol sobre el agua. Nunca había ningún intento de cambiar nada de ella… que haga sus cosas, ella no era él. Había sufrimiento en abundancia, debido al cáncer, pero en esta imagen humana yo nunca he visto a nadie con más coraje. Jamás salía una queja de sus labios. Aquel cuerpo continuaba cuando parecía imposible que pudiera hacerlo. Uno sólo podía mirarle con un amor y un respeto total. Aunque no había ninguna duda de que la forma de Sri Nisargadatta estaba sufriendo de cáncer, él continuaba como de costumbre con su rutina diaria de bhajans cuatro veces al día, de sesiones de pregun-tas y respuestas dos veces al día, aunque como el cuerpo se tornaba cada vez más débil estas sesiones eran a menudo cortadas. Era suficiente estar en su presencia. Fue solo hacia el final cuando raramente hablaba.
Las repeticiones en el texto son necesarias, pues Maharaj machacaba continua-mente nuestros conceptos, retrotrayéndonos una y otra vez a la raíz cuando intentá-bamos irnos por las ramas. Cuando intentábamos aferrarnos a las palabras, incluso palabras que él había usado, las desautorizaba tajantemente. Como alguien dijo una vez, «yo estoy tremendamente agradecido a Maharaj. Lo que es sumamente llamativo es que, sin consideración de nada, él responde lo que es más útil y adecuado, pero las gentes quieren convertir las enseñanzas en un sistema, lo que finalmente las arruina. Pero Maharaj no se molesta. Él dice el viernes que lo rojo es negro, y el sábado que lo rojo es blanco, pero la respuesta es correcta en el momento, debido a que ella cambia la orientación del interlocutor. Es tremendamente valioso y único» . El lector debería leer sólo unas pocas páginas a la vez y ponderar y meditar sobre ellas.
Si usted lee este libro se asume que, como Maharaj decía, usted ha «hecho su tra-bajo de casa». Si usted está dispuesto a abandonar su identidad con esta seudoenti-dad, lea y feliz viaje.
J. D.

4 de Abril de 1980

Interlocutor: ¿Querría Maharaj hablar sobre la gracia del Gurú?
Maharaj: Es la intensidad de la fe que usted tiene en las palabras del Gurú lo que es más importante; una vez que la fe está aquí, la gracia fluye automáticamente. La fe en el Gurú se basa en la consciencia interior, es la fe en el Sí mismo de uno. El amor por la eseidad, yo estoy intentando dirigirlo a un nivel más alto. Lo que es duradero es este amor por el Sí mismo, sobre el cual se han construido los templos. Esta cons-ciencia-Cristo está existiendo; ¿es ella fe en un hombre? Como un hombre, Cristo fue crucificado, pero esa consciencia universal que era suya, vive hoy.
Int: ¿Hay un medio de liberar o de elevar este amor?
Mah: Eso es una vritti (modificación mental), eso es parte del proceso. Hay varias acciones, prácticas, etc. Incluso en la vida diaria usted tiene ciertos procedimientos, ¿no son ellos la puja (el culto) de esta consciencia?
Int: ¿Maharaj está hablando sobre el tipo de amor que trasciende la consciencia misma?
Mah: La brisa que viene de la consciencia universal es lo que mantiene vivos los otros tipos de amor. La mayoría de las gentes limitan su amor a un individuo.
Int: ¿Cómo se expande uno en amor universal?
Mah: Comprenda lo falso como falso, eso es todo lo que usted puede hacer; usted no puede cambiar una cosa en otra.
Int: ¿No pierde el amor su vitalidad cuando pierde su objeto?
Mah: Usted está preguntando desde el nivel cuerpo, usted no está volviendo a su estado antes de que el cuerpo viniera a la existencia. Antes de que la palabra «amor» viniera a la existencia, usted es. Antes de esta identificación con el cuerpo, usted de-be receder a Eso.
Desde que he encontrado mi verdadero estado permanente, no tengo ninguna ne-cesidad de nada de esto, de modo que sólo estoy esperando que se vaya. En ese esta-do de plenitud no hay ninguna necesidad. Yo he tenido este estado de plenitud desde que encontré a mi Gurú; si no hubiera encontrado a mi Gurú, habría vivido y muerto como un hombre.
Mi asociación con mi Gurú fue escasamente de dos años y medio. Él residía a unos 200 kilómetros de distancia, y venía aquí una vez cada cuatro meses, durante quince días; esto es el fruto de aquello. Las palabras que me dio, me tocaron muy profundamente. Yo permanecía solo en una cosa: las palabras de mi Gurú son la ver-dad, y él ha dicho, «Tú eres el Parabrahman». No más dudas y no más cuestiones sobre eso. Una vez que mi Gurú me transmitió lo que él tenía que decir, yo nunca me preocupé de otras cosas —yo me adherí a las palabras del Gurú.
Yo conozco exactamente lo que es este presente estado de cosas, sé cuan transito-rio es, y conozco también ese estado eterno. Yo no tengo ninguna aplicación para este estado efímero. Cuando vuelva a su país, usted irá con la cualificación de un jnani. Dígame, ¿qué significado da usted a la palabra jnani?
Int: Pienso que algunos de los indios que han estado aquí más tiempo están más cualificados, ellos podrían hablar sobre ello.
Mah: La presente generación de indios está siguiendo a los occidentales, que se han desarrollado tanto sobre el lado material. No están por la espiritualidad —querrían seguir el desarrollo científico occidental, imitarles a ustedes. Debido a que «I Am That»  está certificado por Maurice Frydman, lo leerán; los libros de Jean Dunn tendrán mucha significación también. Yo no carezco de ningún conocimiento perti-nente a Dios o la espiritualidad, debido a que he conocido plenamente lo que es este principio niño. Cuando llegue a conocer ese principio niño ignorante, usted no care-cerá de nada en sus búsquedas espirituales o mundanales.

8 de Abril de 1980

Interlocutor: ¿Es el mundo como nosotros lo vemos, un pensamiento? Está escrito en algunos lugares que cuando uno ve el mundo, uno no ve el Sí mismo, e inversamente, cuando uno ve el Sí mismo, uno no ve la manifestación.
Maharaj: El mundo no es nada sino la imagen de su propia consciencia de «yo». Es como si usted hubiera recibido una llamada telefónica diciéndole que usted es, e inmediatamente el mundo aparece. Cuando usted está en sueño profundo y siente que está despierto, el mundo de sueño aparece simultáneamente. Con el «yo soy» el mundo aparece en los estados de vigilia y de sueño.
Int: ¿Puede uno ver el mundo sin la presencia del ego?
Mah: ¿Cuándo hay un ego? El ego es cuando usted tiene algunas reacciones. Us-ted se da cuenta de todo lo que se observa espontáneamente. Entonces usted se aferra a ello, lo registra, solo entonces hay un ego.
Usted ve un cierto material de construcción abandonado junto al camino —usted piensa que es un carpintero y comienza a figurarse cómo usar ese material; el proceso del pensamiento ha comenzado, el ego comienza. Si usted es nadie, usted no se preocupará por el material de construcción —lo observará y seguirá su camino. Una vez que está fuera de la vista, está fuera de la mente; pero cuando usted acoge esa visión y piensa en ella, el ego ha comenzado.
Int: Así pues, cuando se repara en la utilidad de lo que se ve, ¿es entonces cuando el ego viene al ser?
Mah: Sí. Esa es su naturaleza.
Int: Para volver a mi otra pregunta, cuando se ve el mundo, no se ve el Sí mismo; cuando se ve el Sí mismo, no se ve el mundo; ¿es así?
Mah: Es al revés. Cuando usted sabe que usted es —el mundo es, si usted no es —su mundo no es.
Int: ¿Es «yo» el Sí mismo? Estoy hablando de la diferencia entre el «yo soy» y el pensamiento «yo soy un hombre», el cual es el ego. En la consciencia de «yo soy», ¿existe el mundo? ¿Puede uno verlo?
Mah: Cuando despierta, usted solo tiene la sensación de ser, sin palabras: éste es el principio primario, el prerrequisito; más tarde, usted sabe plenamente que usted es y que el mundo es, pero eso es una ilusión, como los cuernos de una liebre. Finalmente, el mundo es como el mundo del sueño. Comprenda este punto completamente; usted está tratando demasiado del ego. ¿Ha comprendido usted lo que se dijo sobre el ego?
Int: Pienso que he comprendido, pero si hago otra pregunta quizás pueda resol-verlo. Usando la analogía de la culebra y la cuerda (ver una cuerda en un lugar débilmente iluminado y confundirla con una culebra), si nosotros usamos el mundo en esa analogía, ¿dónde está la identidad confundida aquí?
Mah: El Sí mismo es el mundo. Usted está hablando de eliminar la identidad en-tre el Sí mismo y el mundo, ¿no es así? Primero de todo, disponga del Sí mismo, comprenda lo que es el Sí mismo. Conozca primero al Sí mismo, después conozca lo que es el mundo. La razón de que el mundo apareciera, es que usted vino a saber que usted es.
Int: ¿Cómo puede uno, en el estado de vigilia, perder enteramente la sensación del mundo y ser solo el Sí mismo?
Mah: Usted tendrá que consultar al sol. Pregúntele, «¿cómo te deshaces tú de tu luz?»… la luz es la manifestación del sol. ¿Puede usted separar la luz del sol, o al sol de la luz? Debido a que el sol es, la luz es; debido a que usted es, su mundo es.
Debido a que el estado presenciación acontece, se deduce que usted es; debido a que usted es, la presenciación se siente palpablemente; debido a que el sol es, la luz es. Si no hay ninguna presenciación, ¿dónde está el presenciador? Permanezca ahí.
Int: ¿Es el ser el presenciador?
Mah: Hay dos estados de presenciación; la eseidad presencia toda esta manifesta-ción. La presenciación de esta eseidad, de esta consciencia, acontece a ese principio eterno, lo Absoluto.

14 de Abril de 1980

Maharaj: Mientras esté interesado en este mundo manifestado, usted no tiene ningún tiempo para ir a la raíz. La raíz es esta consciencia que apareció cuando usted era un niño. La raíz de todas las actividades que usted está haciendo ahora es ese momento cuando usted era un niño. En ese niño, la cualidad más importante —la química, la consciencia— tomó la fotografía. Desde ese momento usted comenzó a juntar conocimiento y en base a eso están aconteciendo sus actividades presentes.
Las gentes están tan interesadas en mis palabras, que nadie intenta realmente des-cubrir lo que es esa consciencia de niño. Solo cuando deviene establecido en la cons-ciencia, puede conocer usted esa consciencia de niño. Ese es el único camino.
Interlocutor: La consciencia de niño implica una retrogresión, comparada a la consciencia de hombre. Cuando en ese estado no hay ninguna consideración de cons-ciencia de niño o consciencia de hombre, sólo hay ser —no se da ninguna otra direc-ción.
Mah: No hay ninguna diferencia en la consciencia de niño y la consciencia de hombre.
Int: Si el espacio que llena el recipiente pequeño es el mismo que el espacio que llena el recipiente grande, ¿cómo reconocer el recipiente pequeño?
Mah: La semilla del universo es sin dimensiones pero, debido al cuerpo, la cons-ciencia aparece y se identifica con el cuerpo, aunque, en realidad, todo es consciencia manifiesta, omnipresente. Ese «yo amo» es manifiesto. Para la totalidad del universo no hay ninguna cuestión de provecho o de pérdida, solo cuando la identificación con el cuerpo está presente surge la cuestión.
Cuando usted toma alimento, ¿quién está comiendo? La «yo soidad». El alimento también contiene la «yo soidad», de manera que cuando usted lo consume, usted retiene su «yo soidad». Aunque la «yo soidad» está en el alimento, nadie se identifica con el alimento —ellos dicen, «esto es mi comida; yo no soy esto», pero cuando es consumido por ellos y deviene parte del cuerpo, dicen, «yo soy el cuerpo» —cometen ese error.
Int: Yo deseo estar en el estado de un jnani.
Mah: Usted tiene que conocer ese conocimiento «yo soy». Jnani y conocimiento son uno.
Int: ¿Sólo siendo tiene uno este conocimiento?
Mah: Usted es ya eso, pero tiene que intentar comprenderse a usted mismo.
Int: Usted comprende eso por la esencia misma de su ser, de manera que no hay implicado ningún conocimiento.
Mah: Por el momento usted está identificándose con el cuerpo, de manera que us-ted no sabe ese secreto. Usted llegará a saber gradualmente, cuando realmente de-venga eso.
Int: Si solo hay la sensación de ser en el «yo soy», ¿de dónde vienen los concep-tos?
Mah: Debido al soplo vital, el flujo de la mente está aquí. La mente quiere decir palabras, de manera que los pensamientos están aquí —ellos son los conceptos. Mire a su raíz, la consciencia de niño, y póngale fin.
Int: La dificultad está en el hecho de que toda la consciencia es idéntica, de mane-ra que ¿cómo llegar a la raíz?
Mah: Esta consciencia es un árbol, pero hubo una semilla —vaya a la semilla. La consciencia que usted tiene ahora es la misma que la consciencia de niño; aférrese a eso, eso es suficiente. Mientras la consciencia está aquí, todo es muy importante para usted, pero si se desvanece, entonces ¿cuál es el valor de todo este mundo para us-ted? ¿Quién es el conocedor de la semilla? Preste atención a cómo ha aparecido esta «yo soidad» —entonces usted sabrá. Acepte solo esta identificación: que usted es esta pura eseidad manifiesta, el alma misma del universo, de esta vida que usted ob-serva, y que, al presente, usted está vistiendo este atuendo corporal. Tome nota de ello; usted ha aceptado muchas cosas en la vida sólo por diversión, ¿por qué no acep-ta esto también y ve lo que acontece? Vea lo que acontece cuando usted mira a la luna y sabe que la luna está ahí debido a que usted está aquí; debido a que usted es, la luna es. Este gran concepto, esta dicha, experiméntela y gócela directamente.
Int: Debe haber algún poder que es responsable de esta creación.
Mah: El poder es el Sí mismo que cada uno tiene en su eseidad —ese poder está sujeto al tiempo. Desde el momento en que esa eseidad viene, crea automáticamente hasta que esa eseidad desaparece. Antes no había nada —después no hay nada. So-lamente durante la duración de la eseidad, el mundo y la creación es. Este poder es la fe en el concepto primordial «yo soy», y ése es el concepto que teje la tela de la crea-ción. La manifestación entera es una apariencia en este concepto.

EL NÉCTAR DE LOS PIES DEL MAESTRO

EL NÉCTAR
DE LOS PIES DEL SEÑOR

Conversaciones con Srî Nisargadatta Maharaj
Enero – Noviembre de 1980

EL NÉCTAR
DE LOS PIES DEL SEÑOR

Sri Nisargadatta Maharaj nació en Bombay en 1897. Sus padres, que le dieron el nombre de Maruti, tenían una pequeña granja en la aldea de Kandalgaon y fue allí donde pasó sus primeros años. En 1924 contrajo matrimonio, haciéndose más tarde comerciante de cigarrillos en Bombay donde él y su esposa formaron una familia. Desde la temprana infancia había mostrado un agudo interés en los asuntos espiritua-les, y sus conversaciones con hombres de santidad aguzaron su mente inquisitiva y encendieron en él un fuego espiritual. A la edad de 34 años encontró a su Gurú y tres años más tarde se realizó a sí mismo, tomando el nombre de Nisargadatta. Continuó viviendo la vida de un comerciante indio ordinario pero sus enseñanzas, que expuso en su obra maestra I Am That  y que están arraigadas en la antigua tradición upanis-hádica, constituyen una significativa ruptura filosófica con el pensamiento contem-poráneo. Hasta su muerte en 1981, devotos de todo el mundo han viajado para oír el mensaje único de Sri Nisargadatta Maharaj.

Si se obtiene y saborea el néctar de los pies del Señor, el charam-amrita, la mente puede ser conquistada. Esto significa que la mente ya no tendrá ningún poder sobre nosotros; su dominio, impuesto sobre nosotros desde la infancia, ya no nos oprimi-rá…
¿Pero cómo puede alcanzarse un tal estado? Sólo si uno acepta totalmente el co-nocimiento «yo soy» como uno mismo, con plena convicción y fe, y cree firmemente en el dicho yo soy eso por lo que sé que «yo soy». Este conocimiento «yo soy» es el charam-amrita . ¿Por qué se le llama amrita—el néctar? Porque… al beber el néctar, uno deviene inmortal. Así, un verdadero devoto, morando en el conocimiento «yo soy», transciende la experiencia de la muerte y alcanza la inmortalidad.

Sri Nisargadatta Maharaj

Exponer y propagar conceptos es simple. Pero abandonar todos los conceptos es difícil y raro.
Sri Nisargadatta Maharaj

PRÓLOGO

Siempre que llegan discursos «nuevos» de un sabio auténtico, se tornan en las manos de los entusiastas en una «senda», una «vía», un «método», una «disciplina» más ?brevemente, en el ultimísimo medio de liberación de sí mismo. No hay que sorprenderse de que tanto gurús como yogas estén sujetos a altibajos; vienen y van.
Lo que distingue a Sri Nisargadatta Maharaj es que «su» vía, el âtma-yoga, no se ofrece como la mejor vía entre otras vías. Más bien, nos recuerda la esencia del yoga mismo. Esto requiere la más absoluta pausa, no sea que intentemos ir más allá cuan-do todavía no hemos comenzado. Lo mismo que la esencia de una cosa no es la cosa manifiesta misma (por ejemplo, la esencia del yoga no es su práctica manifiesta), así, análogamente, Maharaj no habría acogido bien que se le considerara como un ser distinguido entre otros seres. Esta postura choca con nuestro pensamiento ordinario. Sin embargo, si en lugar de echarse atrás ante esta aparente ininteligibilidad, acepta-mos su invitación a indagar en el corazón de las cosas con nuestra mente, pero según «su» manera no-ordinaria, con el tiempo tendremos una disposición bien establecida para el âtma-yoga, el yoga esencial de la indagación de sí mismo. Y esto es lo que Maharaj nos pide vehementemente que hagamos.
La esencia del yoga es dejar que la Realidad se realice. Dejar que algo sea no es hacer o emprender algo. Yo no puedo comprender lo que Maharaj me pide que com-prenda si comienzo generando nuevos conceptos, recordando los viejos o manipu-lándome a mí mismo o a los demás. ¿Qué queda entonces? Estas transcripciones son suficientes en sí mismas para aclarar completamente esta cuestión y su respuesta. Este prefacio no es un intento de parafrasearlas, sino de sugerir muy brevemente al-gunas perspectivas que podrían resultar útiles a la hora de estudiarlas.
La vida ordinaria vivida a la manera ordinaria se vive dentro de un conflicto de motivos. La visión y la práctica en la carrera personal de uno no se armonizan entre sí. El yoga auténtico permite que coincidan. Desde el punto de vista de la visión, Maharaj ofrece una definición del sí mismo que es a la vez filosóficamente profunda y espiritualmente exacta: «Yo soy eso por lo que yo sé que “yo soy”». Esto sitúa al sí mismo en la fuente más bien que en el estuario de los conceptos y del lenguaje, y darse cuenta de ello aporta silencio a la mente y libera de la incomprensión de sí mismo.
Desde el punto de vista de la práctica, ámbito general del yoga, el asunto es mu-cho más refractario al lenguaje. Esto se debe a que, como dice el sabio, «Usted acep-ta un concepto y se detiene en él. Así, su progreso espiritual se estanca en el nivel conceptual». Es precisamente esto lo que sabotea la meditación, a saber, aferrarse a un concepto. De ahí el consejo «… simplemente sea, no haga nada… No hay que hacer nada. Entonces todos sus enigmas se resolverán y se disolverán». Es la intui-ción supra-relacional del «yo soy» primordial lo que descubre la meditación auténti-ca.
Finalmente ¿«dónde» se realiza y se tiene esta intuición? En la frontera de la eseidad y no eseidad, precisamente donde el intelecto «se sumerge». Aquí, Maharaj nos introduce al campo del auténtico yoga y revela su genuina combatividad espiri-tual. Hagamos una pausa momentáneamente en esta frontera, aunque sólo sea con-ceptualmente. Por una parte el sabio dice «El mundo es experimental pero “Usted”, lo Absoluto, es no experimental». Por otra, «Esta experiencia “usted es” ha venido como una fiebre. ¿Cómo y por qué ha venido esta fiebre?, para esto no hay ninguna explicación o razón».
Dada su enseñanza en conjunto, Maharaj no deja este fenómeno tan sumariamen-te. No puede hacerlo si quiere alegar de hecho una «frontera de la eseidad y la no eseidad» a la que llama maha-yoga (cf. Bhagavad Gîtâ 2:16). En esta frontera, inter-sección entre lo Absoluto y lo fenoménico, es «donde» se descubre la Realidad. Ver-daderamente, en el sentido absoluto no hay ningún modo de saber por qué ha venido esta fiebre «usted es», como tampoco lo hay de saber por qué debe haber algo y no más bien nada. Pero no es verdadero relativamente, puesto que sin la posibilidad de la ilusión no hay ninguna condición para la iluminación. «La negativa a ver la ser-piente en la soga es la condición necesaria para ver la soga» (es decir, la soga como soga). En esta afirmación, proveniente de I Am That, Maharaj clarifica el estatuto de la «frontera» y afirma en efecto el papel de la serpiente o de mâyâ (la ilusión) en el despertar de sí mismo. Cuán bellamente evita su enseñanza la presunción de un asal-to directo a la Realidad, como si la Realidad fuera una experiencia, y cuán bellamen-te evita también la insensata identificación de sí mismo con los fenómenos.
Que uno mismo llegue a estabilizarse en esa «frontera» entraña coraje y perseve-rancia. El sabio declara en I Am That: «Yo no necesito convicciones, yo vivo de co-raje. El coraje es mi esencia, que es amor de vida. Yo estoy libre de recuerdos y de previsiones, desinteresado de lo que soy y lo que no soy. Yo no soy adicto a las auto-descripciones, soham y brahmasmi («Yo soy Él», «Yo soy lo Supremo»); éstos no son de ninguna utilidad para mí, yo tengo el coraje de no ser nada y de ver el mundo como es: nada. ¡Suena simple, pero inténtelo!».
Estas conversaciones apuntan a esa profundidad luminosa que se encuentra detrás del pensamiento y del lenguaje, pero se requieren palabras para hacerlo. En conse-cuencia, con una gratitud innacida e inmortal damos gracias a Sri Nisargadatta Maha-raj y a todos aquellos cuyo conocimiento y devoción especiales han hecho posible la transmisión de estas transcripciones para la continuidad de nuestra meditación.

Allan W. Anderson
Professor Emeritus
Religions Studies Department
San Diego State University
San Diego, California

PREFACIO

El mensaje que viene a través de la enseñanza alta y clara de Sri Nisargadatta Maharaj es: Retorne a lo que usted era antes de su supuesto «nacimiento» ?la emer-gencia de un cuerpo particular con el que usted se ha identificado tan gustosa y ne-gligentemente. Sea en esa eternidad, que es un estado de totalidad, aunque su cuerpo se venga abajo; un estado de riqueza, aunque usted no tenga ninguna posesión terre-nal; un estado de paz y de quietud imperturbables, aunque el mundo a su alrededor estalle en llamas.
Ese estado antes del nacimiento es ahora, y siempre ahora ?debido a que es an-tes del tiempo mismo, antes de que el tiempo, disfrazado de «devenir», emergiera como el concepto tiránico que gobierna nuestra vida y nos esclaviza. Es la realidad sin cambio de la que ha brotado todo el cambio ?el espacio, el tiempo, la totalidad del mundo de la experiencia, y todas nuestras queridas ilusiones. Así pues, meditar y tomar en serio la sabiduría de Maharaj es participar verdaderamente del néctar de los Dioses, debido a que nos restaura a nuestra prístina y dichosa condición original, al redescubrimiento del nuestra Fuente.

INTRODUCCIÓN

Estas conversaciones son realmente sobre la Transcendencia ?«ir más allá»? y Sri Nisargadatta Maharaj es un verdadero Maestro en el Arte de la Transcendencia. Sin percibir la naturaleza real de esta transcendencia, no se puede comprender ade-cuadamente a Maharaj debido a que todos los esfuerzos de uno se quedan en una mera actividad mental. Y uno de los mayores escollos en la búsqueda espiritual es quedarse atrapado en un nivel particular, mientras se piensa que se ha alcanzado la meta final.
El proceso de transcendencia en este caso consta de dos fases. Primero, por la comprensión cabal de lo que uno es operativamente ?a través de una cuidadosa y plena observación y contemplación? uno puede llegar a darse cuenta de la sensa-ción de ser, o la consciencia de la «yo soidad», en su estado puro ?sin el menor tinte de «individualidad». Dicha consciencia es en realidad la consciencia universal y se realiza únicamente a través de la transcendencia del «mí».
Para este darse cuenta es esencial la comprensión de la identidad real de uno, que ha sido obscurecida por nuestra identificación con el cuerpo. El cuerpo mismo es inerte y no proclama ninguna identidad. Al identificarnos con el cuerpo estamos im-poniendo límites a nuestro Sí mismo, donde en realidad no hay ninguno. Así, noso-tros somos la totalidad en la que aparecen y desaparecen todos los objetos y «perso-nalidades» y que, en sí misma, es «apersonal» o impersonal. Al cortar esta falsa iden-tificación con el cuerpo, nuestra naturaleza real se manifiesta como sin forma ?sin cuerpo ni mente? en la que la mente se ve como mero «ruido interno», o como una estructura artificial (es decir, conceptual) sobreimpuesta a un estado de no mente, la consciencia manifiesta dinámica. En este estado no se tienen necesidades ni deman-das, y así ya no puede existir ningún problema.
Debe verse también claramente que esta consciencia o eseidad ?la senciencia que nos distingue de un pedazo de carne sin vida? nos ha venido como un extraño en la noche, más allá de toda aparente causalidad. Aunque en sí misma es de una naturaleza estrictamente temporal e intermitente en su manifestación, siempre se afa-na por mantener la continuidad en el tiempo, aferrándose al sentido del cuerpo y al recuerdo de las múltiples experiencias e imágenes conceptuales que constituyen las asociaciones mentales del cuerpo.
La segunda fase del proceso de transcendencia es esa en la que se transciende in-cluso esta eseidad o consciencia universal. La eseidad, en su aspecto de cognitividad, se transciende a sí misma, conduciendo a darse cuenta de que uno es esa eseidad sólo como fenómeno o manifestación, pero que, fundamentalmente, uno no es eso en ab-soluto. Uno no es ninguna de estas cosas temporales debido a que el espacio-tiempo no tiene ninguna realidad fuera de nuestro ser; ha venido con la eseidad como un modo de experiencia perceptual ?es decir, como un marco de experiencia que nos permite observar como «objetos», en una manera secuencial, lo que es esencialmente sin forma y sin tiempo. Así pues, ¿qué es uno entonces, cuando se han eliminado todas las apariencias superficiales y sobreimpuestas? Uno es lo que siempre ha sido y siempre será, atemporalmente, la Fuente, o lo Absoluto, que ha desplegado la totali-dad de este mundo relativo. Por otra parte, debido a que la eseidad es estrictamente temporal, no puede soportarse a sí misma. Necesita el soporte de lo Absoluto, y así, finalmente, nosotros somos Eso.
Un problema común es que nosotros queremos alcanzar Eso, cuando en realidad nosotros Lo somos siempre. Pensamos que la realización de sí mismo consiste en «devenir consciente de», «conocer», «experimentar», o «comprender» lo Absoluto ?todos ellos modos de dualidad que se aplican sólo a la eseidad. ¿Tiene que tener un pez en el océano, a fin de funcionar, una cierta consciencia de agua? ¿Necesitan los seres humanos, que viven en el espacio, alguna comprensión especial del espa-cio? Maharaj, en relación con esto, afirma paradójicamente: «Todo lo que compren-de, usted no lo es. En la no comprensión, usted se comprende». Mejor, por tanto, ser simplemente, sin intentar pensar (en ello) ?es decir, sin sobreimponer ninguna dis-tracción como la «mente».
Lo que nos duele particularmente en esto es la completa inversión de los valores sociales aceptados. Considerar nuestra Realidad última como una suerte de Nada o de Vacío, una eterna Quietud más bien que un movimiento y actividad continuos hacia algún fin útil, es como poner las cosas patas arriba. La cuestión es que nosotros vivimos esencialmente para el estado de vigilia. En este estado hacemos cosas como «hacedores», trabajando por nuestra seguridad y felicidad imaginadas, y en el proce-so acumulamos cada vez más «experiencias». Al mismo tiempo, el estado de sueño se considera un intervalo irrelevante, cuando no una «pérdida de tiempo», y un temi-ble recordador de la muerte. Pero la verdad es lo opuesto mismo: el estado de vigilia es sólo «tiempo», y todo eso es parte de la eseidad que inevitablemente se perderá. Así pues, ¿cuál es, finalmente, su utilidad? El concepto de que las cosas tienen una utilidad última ?que, en el nivel más profundo es la misma que tiene el Tiempo en lo Absoluto? debe ser desechado como erróneo; como Maharaj lo señala tan agu-damente: «Incluso lo Más Alto es inútil para lo más Alto».
En el sueño sin sueños, todos los recuerdos de las actividades del día se pierden y entonces no hay ningún problema en absoluto; no hay ningún «tiempo» (para pasarlo o perderlo), y cuando nos despertamos solo tenemos el recuerdo de un estado lleno de felicidad. El hecho evidente es que el estado de vigilia es sólo otro sueño y parte del mismo mecanismo que nos hace soñar cuando dormimos.
La doble transcendencia, como se ha esbozado arriba, puede aclararse más quizás con la siguiente analogía. Cuando vemos una película, estamos tan tomados por la aparente realidad de las figuras que se mueven en la pantalla que, momentáneamente, olvidamos que en realidad son las sombras proyectadas desde un gran número de imágenes estáticas, y que lo que estamos viendo de hecho es solo la pantalla. En esta observación, la pantalla es la única realidad; todo lo demás es apariencia y por lo tanto ilusorio. Esta analogía se refiere, respectivamente, a las individualidades sepa-radas en nuestra percepción del mundo y a la consciencia universal o eseidad. Sin embargo, finalmente, esta pantalla no habría sido observada a no ser por la luz del proyector ?que es lo que, en realidad, nosotros percibimos reflejado en la pantalla. Similarmente, la eseidad no podría haberse manifestado sin la luz de lo Absoluto. Y lo mismo que la luz física no puede ser percibida directamente sino solo a través de su reflejo en una superficie, así también lo Absoluto (como subjetividad pura) no puede ser experimentado directamente, sino sólo manifestado, como consciencia, a través de su reflejo en el mundo relativo (como «objeti»-vidad).
En muchas ocasiones, cuando se refiere a todo lo que acontece en la eseidad, Ma-haraj introduce un poco de cosmogonía hindú, como la acción de los «tres gunas» en los «cinco elementos» y su interacción. Una razón es, obviamente, establecer una relación con estas nociones clásicas hindúes que son tan familiares a la porción india de su audiencia. Sin embargo, yo sospecho que una consideración más importante es enfatizar la naturaleza estrictamente impersonal del proceso del mundo que no per-mite en absoluto la presencia de ningún «hacedor». Después de todo, si nosotros he-mos acontecido como resultado de una tal interacción de elementos impersonales, esencialmente somos sólo eso («impersonales»), puesto que en ningún momento se ha introducido una entidad individual excepto como un concepto. En otras ocasiones, Maharaj se refiere a la consciencia universal como la «química», enfatizando su in-herente carácter de mecanismo.

LA CONSCIENCIA Y LO ABSOLUTO

LA CONSCIENCIA
Y
LO ABSOLUTO

Las conversaciones finales de
Sri Nisargadatta Maharaj

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Editado por
Jean Dunn

Reconocimientos

Las charlas de Sri Nisargadatta Maharaj fueron grabadas por Ms. M. Vanaja, que nunca se perdía una reunión. Todos nosotros le estamos agradecidos por su dedicado servicio.
Yo estuve con Maharaj continuamente durante el tiempo en que transcribí las charlas de las grabaciones a manuscrito, y transcribía todas estas grabaciones sobre una base diaria. Con sus bendiciones regresé a América el 24 de abril de 1981, para intentar que sus charlas se publicaran antes de su muerte. Sin embargo, no se publicaron hasta después de su muerte.
Puesto que Maharaj hablaba solo marathi, los traductores estaban siempre presentes. El principal de ellos era Saumitra K. Mullarpattan, que estuvo con Maharaj durante muchos años; Ramesh S. Balsekar, que estuvo con Maharaj durante los últimos años de su vida y Damayanti Doongaji, que fue discípulo durante mucho tiempo. Nuestras gracias más expresas a todos ellos.
Estoy especialmente agradecida a Marjorie Russell, por su asistencia en la preparación de este manuscrito para su publicación.
Asintiendo a los deseos de mi Gurú, Sri Nisargadatta Maharaj, que quería publicar sus charlas sin alteraciones, no he cambiado la manera de expresión de cómo se tradujeron. El manuscrito ha sido editado sólo en lo que concierne a la puntuación, no en lo que concierne al lenguaje o al estilo. Si los lectores tienen alguna dificultad en la comprensión de algunas expresiones, se ha proporcionado un glosario al final del libro.
Varias de las charlas de Maharaj son repetitivas. La explicación es que hacia el final de su vida, cuando su cuerpo estaba muy débil, Maharaj continuó machacando sus enseñanzas. En ninguna otra parte es más evidente esto, que en sus palabras finales a nosotros en La Consciencia y lo Absoluto.
JD

Introducción

Las enseñanzas de Sri Nisargadatta Maharaj han sido publicadas en varios libros usando el formato original de pregunta-y-respuesta en el que se dieron. La traducción de las charlas de Maharaj por Maurice Frydman, «I Am That» y otras colecciones que siguieron, incluyendo las mías, han servido como señalizadores a la filosofía de Maharaj. Muchas gentes del oeste han llegado a seguir sus preceptos por la lectura de estas colecciones. Ahora, en la línea de oro de los señalizadores, se presenta aquí otra colección de charlas de Maharaj como «La Consciencia y lo Absoluto».
En este libro se encontrarán las últimas enseñanzas de Sri Nisargadatta Maharaj, los diálogos finales que tuvo con las gentes que habían venido de todo el mundo a escuchar sus palabras. Estas charlas, que tuvieron lugar durante los últimos días de su vida, fueron la culminación de las enseñanzas más preciosas que tenía que darnos; fueron la cima de las alturas de su sabiduría.
La escena de estas charlas era la pequeña habitación escaleras arriba que Maharaj había construido unos cincuenta años antes, para su propia meditación. ¡Cuántos buscadores habían venido a él en busca de guía espiritual en un periodo de cuarenta años! Ahora sus charlas eran breves, tersas, durante los días llenos de dolor de su enfermedad (cáncer). Era abundantemente claro que aunque el cuerpo tenía un terrible sufrimiento, él sabía que no era el cuerpo. Nosotros sabíamos que su cuerpo estaba sufriendo porque él nos lo decía; sin embargo nosotros nunca escuchamos un lamento ni un gemido de sus labios. Infundía reverencia simplemente verle.
Maurice Frydman describió a este gran maestro como «de corazón cálido, tierno, de un humor sagaz, absolutamente intrépido y verdadero; un inspirador, guía y soporte de todos los que venían a él». Otros le han descrito como un tigre. Él era todo lo que nosotros necesitábamos: bueno, amable, paciente, abrupto, abrasivo, impaciente. Los estados de humor pasaban por él como la brisa de verano, sin apenas tocarle.
La fuerza de su mensaje resuena con la sencillez del propósito: «Abandone todo lo que usted ha leído y escuchado y SEA. Usted, en tanto que lo Absoluto, no es esta “yo soidad”, pero en el momento presente usted tiene que morar en la “yo soidad”». Maharaj lo dice una y otra vez. Pero la repetición misma de sus enseñanzas es adrede, debido a que nosotros hemos construido un duro caparazón alrededor de este pseudo-ego para protegerle; por consiguiente, el constante martilleo es necesario para romper esta concha. El estilo repetitivo de su enseñanza es parte de su sabiduría y de la técnica de su enseñanza.
Maharaj nos enseñaba a encontrarnos a nosotros mismos, a meditar sus palabras, y a preguntarnos, «¿puede esto ser verdadero?». Le decía a uno que debe descubrir lo que el cuerpo es, de dónde vino, estudiarlo con desapego, observarlo sin juzgarlo. Uno ve pronto que el cuerpo es sólo como un robot que ha sido programado por otros. Nosotros debemos volvernos hacia dentro a eso que nos permite saber que nosotros somos, para devenir uno con eso.
Morando en la «yo soidad» (o la consciencia, que es amor puro), esa consciencia misma nos dará todas las respuestas. En el instante presente, la consciencia es lo que nosotros somos, no una consciencia personal, sino la consciencia universal e impersonal. En el curso del tiempo, la consciencia nos mostrará que nosotros no somos ni siquiera esto, sino que somos ese Absoluto Eterno, innacido e inmortal.
Todos los matices de su sabiduría singular se reflejaron durante estas punzantes conversaciones últimas con aquellos que tuvieron el privilegio de estar en su presencia.
Cuando lea sus palabras, usted puede encontrar en ellas sus bendiciones.

JEAN DUNN

1 de mayo de 1980

Interlocutor: ¿Cómo ve un jñani el mundo?

Maharaj: Un jñani es presenciador del origen y del valor de la consciencia, de esta eseidad, que ha amanecido espontáneamente en él. Esta misma consciencia representa una multitud de papeles, algunos felices, otros infelices; pero cualesquiera que sean los papeles, el jñani es meramente el presenciador de ellos. Los papeles no tienen ningún efecto en el jñani.
Todos sus problemas son los problemas del cuerpo-mente. Aunque éste es el caso, usted se aferra a ese cuerpo. Puesto que usted se identifica con el cuerpo-mente, usted sigue ciertos modos de expresión educados cuando habla. Yo no. Yo puedo desconcertarle a usted; usted quizás no sea capaz de comprender lo que digo. Yo no tengo ningún sentido de la propiedad.
Usted está atado por sus propios conceptos y nociones. En realidad, usted ama solo a esta sensación de «yo»; usted hace todo debido a esto. Usted no está trabajando por nadie, ni por la nación, sino solo por esta sensación de «yo» que usted ama tanto.

Int: Pero a mí me gusta actuar; a mí me gusta trabajar.

Mah: Todas estas actividades tienen lugar, pero son solo entretenimiento. Los estados de vigilia y de sueño profundo vienen y van espontáneamente. A través de la sensación de «yo», usted siente espontáneamente que le gusta trabajar. Pero encuentre si esta sensación de «yo» es real o irreal, permanente o impermanente.
El «yo» que aparece es irreal. Yo he comprobado cuan irreal es. En el momento en que se comprueba que el «yo» es irreal, ¿quién es el que sabe que el «yo» es irreal? Este conocimiento dentro de usted que sabe que el «yo» es irreal, ese conocimiento que sabe que hay cambio, debe ser, él mismo, sin cambio, permanente.
Usted es una ilusión, Maya, una imaginación. Solo debido a que yo sé que yo soy irreal, yo sé que usted también es irreal. Ello no es así: debido a que yo soy real, usted es irreal. Es así: debido a que yo soy irreal, todo es irreal.
La consciencia depende del cuerpo; el cuerpo depende de la esencia del alimento. Es la consciencia la que está hablando ahora. Si la esencia del alimento no está presente, el cuerpo no puede existir. Sin el cuerpo, ¿sería yo capaz de hablar?
¿Puede usted hacer algo para retener esta sensación de «yo»? De la misma manera que ha venido espontáneamente, así se irá. Esta sensación de «yo» no le prevendrá a usted anunciándole, «yo voy a irme mañana».
Una duda ha surgido y usted está tratando de encontrar la solución, pero ¿quién es el que tiene esta duda? Encuéntrese a usted mismo.

10 de mayo de 1980

Maharaj: ¿Cómo accedí a la verdad de que yo prevalezco sempiternamente? Meditando en el meditador, sumergiendo la «yo soidad» en la «yo soidad». Sólo entonces comprendí lo que mi verdadera naturaleza es. Los grandes sabios meditaron de la misma manera. Nadie me había dicho cómo hacerlo. Yo no busqué este conocimiento externamente. Brotó dentro de mí.
Yo meditaba como los sabios y vi una visión. Inicialmente, había espacio, y en el espacio vi dos principios incorporados. En realidad, ellos no tienen cuerpos, pero en mi visión tenían cuerpos. Yo los llamé Prakriti y Purusha, los aspectos macho y hembra de la consciencia cósmica.
Hasta la unión de Prakriti y Purusha, la consciencia omnipenetrante, dinámica, estaba en un estado de dormición. En la unión de los aspectos macho y hembra, se plantaron emisiones de estas figuras en la hembra. Cuando estas emisiones se fundieron en la matriz, comenzaron a tomar forma. Después de nueve meses de gestación, un niño fue parido.
Esa consciencia que fue plantada en la matriz era el cuerpo causal, el «lingadeha». En ese «lingadeha», el conocimiento «yo soy» estaba en una condición durmiente. Esto es lo que vi en meditación.

Interlocutor: ¿Cómo perdimos nosotros este estado de pura consciencia?

Mah: Todo ser experimenta el estado Ishwara, ya sea directamente o ya sea potencialmente, pero está tan envuelto en este mundo objetivo que pierde su identidad. Usted debe saber lo que es este principio «yo soy». Él aparece espontáneamente, y con su aparición, comienza el enigma de la vida conceptual.

Int: ¿Cómo comienzo yo esta búsqueda de mí mismo?

Mah: Comience desde el comienzo mismo. En este mundo grosero, yo comencé con mis padres, debido a que supe bien que mi principio ya estaba morando en el conjunto de sus elementos corporales, de los cuales emané. Pero llegué a la conclusión de que yo no podía ser ese principio que salió del cuerpo de la madre.
No hay nadie aquí que tenga cien años de edad. ¿Significa eso que hace cien años usted no existía?

Int: Yo no sé.

Mah: El que ha dicho «yo no sé», debe haber estado allí; brevemente, usted no era como este usted, pero usted debe haber sido algo. Usted debe comprender esto correctamente. Hace cien años yo no era como este yo; así pues, el que sabe esto debe haber estado allí. Usted existía, existe, y existe hasta la eternidad.
Lo que estoy exponiendo no se relaciona con el conocimiento del mundo. Usted no quiere abandonar ni su conocimiento mundanal ni su supuesto conocimiento espiritual, y sin embargo, con todos estos conceptos mundanales, usted quiere comprender el enigma de su existencia, y es precisamente por eso por lo que usted no es capaz de comprender.
En verdad, el suyo es un estado de felicidad Absoluta, no es este estado fenoménico. En ese estado no fenoménico, usted es, lleno de felicidad, pero no hay ninguna experiencia de su presencia. En ese estado no hay ningún rastro de miseria o de infelicidad, solo una felicidad absoluta. ¿Sobre qué estoy hablando?

Int: Ananda (felicidad).

Mah: Debido a que usted quiere alguna satisfacción según sus propios conceptos, usted trata de calificar a la felicidad absoluta. El término «ananda» sólo tiene significación cuando significa que la eseidad corporal está disponible para experimentarla. Cuando usted está en sueño profundo y comienza a ver formas, usted está soñando. ¿No están viniendo esas formas de sueño de su propia eseidad? Todo lo que usted ve, incluso en el estado de vigilia, ¿no viene de su propia eseidad que mora dentro del cuerpo?
En el sueño profundo, la consciencia estaba en una condición durmiente; no había ningún cuerpo, ningún concepto, ninguna carga. A la llegada de este estado aparentemente despierto, con la llegada del concepto «yo soy», despertó el amor de «yo soy». Eso mismo es Maya, ilusión.

Int: ¿Maharaj quiere decir que el experimentador de los tres estados es el Sí mismo?

Mah: Eso es el estado Saguna Brahman; debido a su eseidad, los otros estados son. El mundo de sueño es antiquísimo, no es nuevo. Usted ve monumentos antiguos en sus sueños. Su eseidad es muy poderosa.
La emergencia de esta eseidad misma constituye el tiempo. Todo es eseidad, pero yo, lo Absoluto, no soy eso. En la meditación, había espacio, cuando, de repente, aparecieron dos formas de la no forma, Prakriti y Purusha, y la quintaesencia de estas formas era el conocimiento «yo soy». No había ninguna forma, y entonces, de repente, aparecieron formas, de la misma manera que en el mundo de sueño.
Cuando sueña, usted está durmiendo en la cama, pero en su mundo de sueño usted ve un cuerpo y piensa que es usted, y usted está haciendo todo a través de ese cuerpo de sueño. Los cuerpos se crean de la misma manera en el supuesto estado de vigilia.
El estado Prakriti y Purusha no tiene ninguna forma y es eterno, no tiene ni comienzo ni fin. Pero de él vienen los cinco elementos, y con ellos, simultáneamente, se forma el cuerpo en el momento en que se experimenta el tiempo por primera vez. Este proceso prosigue siempre, con la forma corporal como mero indicativo de la oportunidad de experimentar el tiempo. Esta explicación no llegará a todos.
En el momento de la supuesta muerte, ¿con cuál identidad querría usted partir?

Int: Como Parabrahman.

Mah: Lo Absoluto, a lo cual llamo Parabrahman, ¿cómo es? Lo que usted está haciendo es multiplicar las palabras con más palabras, los conceptos con más conceptos.

Int: Maharaj debe sacarme de esto.

Mah: ¿Puede definir lo que usted es?

Int: Yo debo tener su bendición para comprender lo que yo soy.

Mah: Usted es muy aficionado a los juegos de palabras. Mientras yo estoy hablando sobre el conocimiento que es más allá de este mundo fenoménico, usted está tratando de comprender por medio de conceptos y de palabras mundanos. Abandone todos estos conceptos e indague dentro de la naturaleza de su eseidad. ¿Cómo aconteció que usted es? ¡Medítelo! La bendición real del Gurú viene cuando su conocimiento mismo brota dentro de usted.

14 de mayo de 1980

Mah: Los médicos han diagnosticado que este cuerpo tiene cáncer. ¿Estaría algún otro tan dichoso como yo lo estoy, con un diagnóstico tan grave? El mundo es su experiencia directa, su propia observación. Todo lo que está aconteciendo está aconteciendo en este nivel, pero yo no estoy en este nivel. Yo me he disociado del Sattva Guna, de la eseidad.
El Estado Último en la espiritualidad es ese estado donde no se siente necesidad en ningún tiempo, donde nada es útil para nada. A ese estado se le llama Nirvana, Nirguna, eso que es la Verdad Eterna y Última. La esencia y la suma total de toda esta charla se llama Sat-guru-Parabrahman, ese estado en el que no hay requerimientos.
Después de la disolución del universo, cuando ya no era visible ningún rastro de la creación, lo que quedó es mi estado perfecto. A través de toda la creación y disolución del universo, yo permanezco siempre intocado. Yo no he expuesto esta parte: mi estado nunca sintió la creación y disolución del universo. Yo soy el principio que sobrevive a todas las creaciones, a todas las disoluciones. Éste es mi estado, y el de usted también, pero usted no se da cuenta debido a que está abrazando a su eseidad. Darse cuenta de ello solo es posible cuando uno tiene el apoyo de la fe invencible, de ese eterno Sat-guru-Parabrahman. Este estado, este principio Parabrahman, es eterno y es también el Sat-guru. Es la propiedad eterna de cualquier devoto de un Gurú.

29 de julio de 1980

Interlocutor: ¿Por qué surgió esta consciencia?

Maharaj: Usted es a la vez la pregunta y la respuesta. Todas sus preguntas vienen de su identificación con el cuerpo. ¿Cómo pueden responderse las preguntas relativas a eso que es antes del cuerpo y de la consciencia? Hay yoguis que se han sentado en meditación durante muchos, muchos años buscando respuesta a esta pregunta, pero no la han comprendido. Y sin embargo, usted se está quejando.

Int: Es un gran misterio.

Mah: Es un misterio solo para el ignorante. Para el que no está identificado con el cuerpo, ya no es un misterio.

Int: ¿Maharaj no puede transmitírnoslo?

Mah: Yo estoy diciéndoselo, pero usted no escucha.

Int: ¿Nos ve Maharaj como individuos?

Mah: No hay individuos; hay solo cuerpos de alimento con el conocimiento «yo soy». No hay ninguna diferencia entre una hormiga, un ser humano, e Ishwara; ellos son de la misma cualidad. El cuerpo de una hormiga es pequeño, el de un elefante es grande. La envergadura es diferente, debido al tamaño, pero la fuerza vital es la misma. Para el conocimiento, el cuerpo es necesario.

Int: ¿Cómo recibió Maharaj el nombre de Nisargadatta?

Mah: En una época, yo componía poemas. Los poemas solían afluir de mí, y en este flujo, agregué Nisargadatta. Yo me regocijaba mucho componiendo poemas hasta que mi Gurú me amonestó, «Estás gozando demasiado componiendo estos poemas; ¡abandónalos!».
¿Adónde quería llevarme? Su objetivo para mí, era sumergirme en el estado Absoluto en lugar de que yo me regocijara en mi eseidad.
Ésta fue la manera en que realice el conocimiento, no a través de la manipulación mental. ¡Mi gurú dijo, «Esto es así», y para mí, se acabó! Si usted continúa en el reino del intelecto, se enredará y se perderá cada vez en más conceptos.
La consciencia es tiempo que corre continuamente. Pero yo, lo Absoluto, no tendré su compañía eternamente, debido a que la consciencia está sujeta al tiempo. Cuando esta eseidad se vaya, lo Absoluto no sabrá «yo soy». La aparición y la desaparición, el nacimiento y la muerte, éstas son las cualidades de la eseidad; ellas no son las cualidades de usted. Usted ha orinado y el olor viene de eso —¿es usted ese olor?

Int: No, yo no lo soy.

Mah: Esta eseidad es como esa orina. ¿Puede usted ser esa eseidad?

Int: ¡Absolutamente no!

Mah: Usted no requiere más sadhana. Para usted, las palabras del Gurú son finales.

5 de octubre de 1980

Maharaj: Yo no tengo ninguna individualidad. Yo no he asumido ninguna pose como una persona. Todo lo que acontece en la consciencia manifiesta, acontece.
Las gentes me identifican con sus conceptos y hacen lo que sus conceptos les dicen. Es la consciencia lo que es manifiesto, nada más. ¿Quién está hablando, quién está caminando, quién está sentado? Todos éstos son las expresiones de esa química «yo soy». ¿Es usted esa química? Usted habla sobre el cielo y el infierno, sobre este Mahatma o ese Mahatma, ¿pero que hay sobre usted? ¿Quién es usted?
En la meditación, uno ve un montón de visiones. Ellas están en la química, en el reino de su consciencia, ¿no es así? Todas estas cosas se relacionan solo con esa química del nacimiento. ¡Usted no es esta química «yo soy»!
El conocimiento espiritual no debe estudiarse; es conocimiento que se deriva de la escucha. Cuando el escuchador lo escucha, y lo acepta, algo resuena en él.
Esta «yo soidad» es otreidad; es una expresión de dualidad.

8 de noviembre de 1980

Interlocutor: ¿Por qué nosotros parecemos pensar naturalmente en nosotros mismos como individuos separados?

Maharaj: Sus pensamientos sobre la individualidad no son realmente sus pensamientos propios; son todos pensamientos colectivos. Usted piensa que usted es el que tiene los pensamientos; de hecho, los pensamientos surgen en la consciencia.
A medida que crece nuestro conocimiento espiritual, disminuye nuestra identificación con un cuerpo-mente individual, y nuestra consciencia se expande en consciencia universal. La fuerza vital continua actuando, pero sus pensamientos y acciones ya no están limitados a un individuo. Devienen la manifestación total. Es como la acción del viento —el viento no sopla para un individuo particular, sino para la manifestación total.

Int: ¿Podemos volver a la fuente como un individuo?

Mah: No como un individuo; el conocimiento «yo soy» debe volver a su propia fuente.
Ahora, la consciencia se ha identificado con una forma. Más tarde, comprende que ella no es esa forma y sigue adelante. En unos pocos casos puede alcanzar el espacio, y muy a menudo, se detiene ahí. En poquísimos casos, alcanza su fuente real, más allá de todo condicionamiento.
Es difícil abandonar esa inclinación a identificar el cuerpo como el Sí mismo. Yo no estoy hablando a un individuo, yo estoy hablando a la consciencia. Es la consciencia la que debe buscar su fuente.
De ese estado no ser viene la eseidad. Viene tan mansamente como el crepúsculo, con una sensación de «yo soy» y entonces, de repente, el espacio está aquí. En el espacio, el movimiento comienza con el aire, el fuego, el agua, y la tierra. Todos estos cinco elementos son sólo usted. Todo esto ha acontecido de su consciencia. No hay ningún individuo. Hay solo usted, el funcionamiento total es usted, la consciencia es usted.
Usted es la consciencia, todos los títulos de los Dioses son sus nombres, pero, al aferrarse al cuerpo, usted mismo se lleva al tiempo y a la muerte —usted mismo se lo impone.
Yo soy el universo total. Cuando soy el universo total, no estoy en necesidad de nada, debido a que yo soy todo. Pero me aferré a una cosa pequeña, a un cuerpo; hice de mí mismo un fragmento y devine necesitado. Como un cuerpo, yo necesito muchas cosas.
En la ausencia de un cuerpo, ¿existe o existía usted? ¿Es y era usted, o no? Alcance ese estado que es y que era antes del cuerpo. Su verdadera naturaleza es abierta y libre, pero usted la encubre, y le da diversos modelos.

9 de noviembre de 1980

Interlocutor: ¿Debe enseñarse a los niños el tipo de desapasionamiento que Maharaj nos enseña?

Maharaj: No. Si se hace eso, ellos no tendrán ninguna ambición de crecer más; ellos deben tener ciertas ambiciones, ciertos deseos, para su propio crecimiento.
El que se ha investigado plenamente a sí mismo, el que ha llegado a comprender, no tratará de interferir nunca en el juego de la consciencia. No hay ningún creador con un vasto intelecto como tal; todo este juego tiene lugar espontáneamente. No hay ningún intelecto detrás de él, de manera que no trate de imponer el suyo para provocar algún cambio; déjelo en paz. Su intelecto es un producto subsecuente de este proceso, de manera que, ¿cómo puede su intelecto hacerse cargo o evaluar toda la creación? Investigue su sí mismo; éste es el propósito de su ser.
La espiritualidad no es nada más que comprender este juego de la consciencia —trate de descubrir lo que es este fraude buscando su fuente.

12 de noviembre de 1980

Maharaj: La «yo soidad», el Brahman manifiesto, e Ishwara son todos sólo uno; medite sobre esto y realícelo. Ésta es una oportunidad rara, una oportunidad donde todo se ha explicado con gran detalle; así pues, aprovéchese bien de ella.
Usted es el Brahman manifiesto. Yo le he dicho muchas veces lo que su verdadero estado es, pero, por la fuerza del hábito, usted desciende nuevamente a la identificación con el cuerpo. Ahora ha llegado una etapa en la que debe abandonar esta identificación corporal. Las actividades corporales continuarán hasta que el cuerpo muera, pero usted no debe identificarse con ellas.

Interlocutor: ¿Cómo hemos de hacer esto?

Mah: Usted puede observar el cuerpo, de manera que usted no es el cuerpo. Usted puede observar el soplo, de manera que usted no es el soplo vital. De la misma manera, usted no es la consciencia; pero usted tiene que devenir uno con la consciencia. Cuando usted se estabiliza en la consciencia, el desapasionamiento por el cuerpo y por las expresiones que ocurren a través del cuerpo tiene lugar espontáneamente. Es una renunciación natural, no es deliberada. Ello no significa que usted deba descuidar sus deberes mundanos; llévelos a cabo con plena dedicación.

Int: ¿No debemos redescubrir la libertad del niño con respecto al cuerpo?

Mah: Comprenda la fuente del niño. El niño es un producto del esperma del padre y del óvulo de la madre. La consciencia está en el niño como está en los padres; es siempre la misma consciencia, ya sea en el niño o en el adulto. Sólo hay una consciencia. Usted debe devenir uno con esa consciencia y estabilizarse en esa consciencia, entonces usted la trasciende. Esa consciencia es su único capital. Compréndala.
¿Hasta qué punto se conoce usted a usted mismo?

Int: Yo me he aferrado a los pies del Sat-guru; más allá de eso, yo no sé nada.

Mah: Usted debe hacer eso, pero debe comprender el significado de los «pies del Sat-guru». Comprenda que, lo mismo que el movimiento comienza con los pies, así el movimiento comienza desde la no cognitividad a la cognitividad. Cuando la cognitividad aparece, eso es el movimiento Sat-guru. Para ese movimiento, vaya a la fuente donde comienza la «yo soidad». El esfuerzo del que ha detenido ese movimiento, no será en vano. Aferrarse a los pies del Sat-guru, es la frontera entre la cognitividad y la no cognitividad.

17 de noviembre de 1980

Interlocutor: ¿No tenemos que desechar todo conocimiento?

Maharaj: Usted debe tener un conocimiento completo de esta consciencia, y, habiendo conocido todo sobre la consciencia, usted llega a la conclusión de que todo es irreal, y entonces ello debe desaparecer. Habiendo escuchado estas charlas, siéntese y medite, «¿eso que he escuchado, es verdadero o no?». Entonces usted comprenderá que esto también ha de desecharse.
El principio que puede juzgar sobre si el mundo es o no es, ese principio antecede al mundo. Eso por lo que todo es conocido, si ello es o no es —¿quién conoce esto?
Cuando yo digo Parabrahman, entonces usted dice que usted comprende. Los nombres son meramente un instrumento para comunicarse. ¿Comprende usted lo que quiero decir?

Int: El jñani sabe que todo esto es una ilusión, que no hay ninguna vía; pero sí, desde dentro de la ilusión, uno está convencido de que hay una vía, y de que hay adonde ir, ¿tiene sentido usar técnicas para alcanzar esa ilusión?

Mah: Ilusión —¿es una palabra o no?

Int: Es una palabra que se relaciona con un concepto.

Mah: Eso es también sólo un nombre, ¿no es así?

Int: Sí.

Mah: Así pues, ¿qué palabra ilusoria quiere usted que le satisfaga?

NISARGADATTA MAHARAJ Connaissance Spirituelle et Pacification du Désir de Savoir

NISARGADATTA MAHARAJ

Connaissance Spirituelle et Pacification du Désir de Savoir
par Nisargadatta Maharaj

A partir du moment où l’être humain devient conscient, il cherche à être de plus en plus heureux. C’est l’origine de toutes les formes d’activité dans l’univers. C’est ainsi que l’univers lui-même a atteint l’existence, par l’intermédiaire de la forme atomique (atmi-que) de la conscience. Mais quelle est cette conscience atomique ? Il n’y avait rien – pas même rien, aucun semblant – avant qu’apparaisse la connaissance de soi. Dans cet état sans état s’est dressé la connaissance de l’existence, la prise de conscience de son propre être.

En fait, il n’y avait ni temps, ni espace, ni cause. La conscience était sans cause, il est donc futile de vouloir en chercher une. Il n’avait pas de temps, on ne peut donc pas la dater. Il n’y avait pas d’espace, on ne peut pas non plus la situer. Voilà pourquoi les Vé-das, Shrutis et les grands yogis, comme Shankara, déclarent, s’appuyant sur l’expérience intuitive, qu’il n’y a ni cause, ni temps, ni espace. Il n’y avait pas non plus de soleil, car il n’y avait pas d’espace lui permettant d’exister, et pourtant la conscience atomique était là, elle était ressentie comme telle et il n’y avait rien d’autre.

Pourquoi ? Parce qu’il n’y avait rien, ni au-dessus, ni au-dessous, à même d’en pren-dre conscience. Seule la conscience d’être était là. Combien de temps a duré cet état ? Il n’existe aucune possibilité de réponse. Le grand miracle est que cet état d’existence était présent et avec lui un désir cosmique et sa réalisation immédiate. C’est ainsi que le mi-racle s’est matérialisé, miracle désigné plus tard par le mot Dieu.

En conséquence l’homme était convaincu que partout où il y avait Dieu, il y avait miracle et que partout où il y avait miracle, il y avait Dieu. Cette conviction l’a conduit à souhaiter que Dieu lui soit propice. Mais il n’est pas parvenu à comprendre la nature essentielle de Dieu. Chaque peuple différent possède sa forme particulière de dévotion et cette forme se perpétue. Que Dieu et ses miracles soient une seule chose est exacte, mais l’interprétation de cette vérité est multiple. Ici par exemple, elle est différente de ce qu’elle est ailleurs ; pour eux Dieu est unique, pour nous c’est le contraire.

Celui qui ne désire que la vision de Dieu, rien d’autre, peut seul la découvrir, com-prenez cela. Et la merveille des merveilles est qu’il atteint également la béatitude. Seule la scintillante conscience du Commencement participe à cette béatitude, car elle seule a la nostalgie de l’harmonie parfaite.

La conscience a traversé de multiples incarnations. Ces incarnations sont des chan-gements de forme, de qualité et de situation correspondant aux intérêts et aux désirs de cette conscience. Quelle est l’origine de tout cela ? C’est la persistance de ces désirs, de ses “vouloirs”. Une des qualités de la conscience est la possibilité spontanée de prendre toute forme souhaitée. La conscience atomique primordiale est en accord avec ces “vou-loirs” et leur réalisation est instantanée. C’est ainsi que la conscience est devenue multi-ple et omniprésente.

Cet ensemble – chacun dans sa nature et forme propre – bien qu’apparemment multi-ple est unique dans son essence, il a seulement étendu son être et inclus toutes ses pos-sibles variations. L’énergie d’un atome unique s’est diversifiée en un grand nombre de centres, chacun possédant ses propres particularités et sa propre volonté. Cette situation a créé de multiples conflits. À chaque instant la volonté de ces centres innombrables s’exerce de façon différente. Chaque “vouloir” entrant en lutte avec les autres, il ne pou-vait en résulter qu’une grand confusion.

Généralement, l’atome de volonté ignore le “pourquoi” et le “comment” de son désir, mais sa réalisation se doit d’être là. Le résultat concret des désirs de ce “vouloir” atomi-que peut être observé au moment de la destruction cosmique, quand l’univers entier est réduit en cendres.

Mais les “vouloirs” imprégnés d’amour ne sont pas, eux, tous effacés. Les grands moments de joie de ce monde sont dus à ces “vouloirs”. La qualité de l’énergie indivi-duelle alimentant le vouloir est toujours opérante, elle appartient à son essence et relève de la Force Première.

Personne ne peut devenir conscient de soi-même en dehors de cette qualité. Quicon-que a l’expérience du Soi le doit à cette qualité. Se considérer comme quoi que ce soit d’autre est un péché, une dégénérescence ; c’est créer la dualité. L’énergie primordiale qui a scintillé à l’origine a éprouvé un désir, à la suite de quoi elle est devenue multiples centres de “vouloir”. En réalité elle est une et homogène mais, en raison de l’ignorance, elle paraît hétérogène. La créature se considère comme une chose différente mais, en réalité, il n’y a aucune transformation de la fibre originelle. La seule chose différente est cette idée stupide de différence. Elle peut être effacée par la pratique de upasana. Par cette pratique l’unité ultime sera atteinte.

Il a été déclaré plus haut qu’il n’y ni temps, ni espace, ni cause, au moment du pre-mier frémissement de l’énergie atmique. À quoi bon, direz-vous, parler de toutes ces caractéristiques et ces différents concepts ?

La raison est la suivante. Le tressaillement de cette énergie atomique est nommé par le Vedanta : Le Grand Principe. La qualité essentielle de ce principe est la conscience. Cette conscience, “consciente d’être consciente”, se déploie instantanément en éther (akasha). Comment pourrions-nous être conscient du temps si cette conscience n’existait pas ? Ce vaste déploiement de l’éther est l’espace. On peut en déduire que les trois ne sont qu’un Seul, Unique Grand Principe.

C’est une seule qualité qui a transformé ce principe en espace, temps et cause. Ensui-te sont apparus les trois Gunas et les cinq éléments. La rapidité de cette opération est littéralement inconcevable. La conscience se transforme en éther, qui a son tour devient espace. Le scintillement originel s’est déployé en espace et il est devenu air. L’air a réuni sa force vive et le feu est né à l’existence. La vibration du feu s’intensifia, il devint froid et là était l’eau. L’eau se refroidit encore et elle se transforma en terre.

Toutes ces caractéristiques des formes précédentes sont cristallisées dans la terre et les vibrations de ces formes se trouvent en elle. En vertu de ces différentes qualités sont apparus d’innombrables êtres vivants et d’innombrables végétaux ; mais au sein de tous le tressaillement de la Force Première est présent.

Le scintillement originel qui a précédé l’éther est présent dans chaque électron, dans chaque proton et il augmente continuellement sa puissance. Aussi longtemps que la pal-pitation de l’atome est effective, chacun de ses éléments est en mouvement. Le Principe originel imbibe l’ensemble de la manifestation et tous ses composants. Qu’ils soient ma-tière inerte ou êtres vivants, la Force Première est en eux continuellement agissante.

La créature ignorante pense qu’elle peut “faire” quelque chose, que cela peut être bien ou mal ; elle se ressent comme heureuse ou malheureuse. mais la conscience origi-nelle ne perçoit rien d’autre qu’elle-même.

Elle n’ a pas d’organes, néanmoins elle agit au travers d’innombrables organes. Elle n’est jamais polluée et ne pourra jamais l’être. La conscience, enfermée dans cette struc-ture physique dérisoire, souffre de ses propres limitations. Les multiples centres de conscience entourés d’adjonctions limitatives, pensent être différents de la source origi-nelle. Mais il n’y a qu’un être, qu’un esprit, qu’une qualité ; sans forme, sans parties, au-delà du temps, au-delà de l’espace, débordante d’immensité : la pure conscience qui est Une.

Il n’y a là aucune possibilité de différence, de distinction. Tout arrive au moment voulu en accord avec la loi qui nous domine tous. Mais la créature, abusée par le souci de désirs dérisoires, de “moi” et de “mien”, souffre inutilement ; elle se limite seulement à sa personne. Mais tout se matérialise au moment adéquat. Quand Ravanah devient intolérable, Râma apparaît pour vous soulager. Quand Kama devient tyran, Krishna est là pour la contrer.

Voilà comment se maintient l’alternance des hauts et des bas. La force qui contrôle tous ces événements est toujours la même. Elle ne change jamais. Il n’est pas possible qu’il existe un Dieu à une époque et un Dieu différent à une autre, c’est pourtant ce que pense la créature ignorante. Un élément unique donne naissance à la magnificence de cet univers manifesté. En l’absence de cet élément simple, il n’y a qu’absolu silence.

Quand cette qualité unitive est reconnue et totalement acceptée, le cœur se fond dans le Cœur, la confidence dans le Confident. Il existe alors un sens suprême de l’unité ori-ginelle de toutes choses, un sens de l’inaliénable et mutuelle unité de toutes choses. Et en plus, une claire conscience de l’appartenance à l’Un de tous les différents caractères présents dans la manifestation. Alors la suprême réalité est atteinte ; c’est appelé le Soi suprême. Tout temps, tout espace et toutes causes sont devenus Un pour l’éternité. Seul l’Un est omniprésent et éternellement actif. Il ne connaît ni gain, ni perte, ni mort. Il est non-né, sui-generis, éternel et pourtant il naît à chaque instant et se manifeste à chaque époque. Toute connaissance intellectuelle et spirituelle s’arrête ici.

Texte écrit en marathi par Nisargadatta Maharaj dans les années 50
Traduction de Paul Vervisch
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