El Recuerdo de Sí – Robert Earl Burton (Libro)

ROBERT EARL BURTON
EL RECUERDO DE SÍ
Traducido del inglés por
los siguientes estudiantes del autor:
Moría Luisa Despujol
Alicia Tussié Moore
Lidia Schulten y Rolando Altamirano
PRIMERA EDICIÓN
Ninguno de ustedes ha advertido lo más importante
que les he señalado, es decir,
ninguno de ustedes se ha dado cuenta
de que no se recuerda a sí mismo…
Recuérdense a sí mismos siempre y en todo lugar.
George Gurdjieff
El esfuerzo de recordarse a sí mismo
es lo principal, porque sin él
lo demás no tiene valor alguno,
debe ser la base de todo.
Peter Ouspensky
Cuando empezamos a ver que sólo podemos recordamos a nosotros mismos
por pocos segundos cada vez,
nos parece que (esta recordación de sí mismo)
puede descuidarse, pero lo que debemos entender
es que es difícil precisamente
porque es el inicio de un estado nuevo.
Si fuera fácil, los resultados
serían inmediatos y entonces no podría
tener la importancia que tiene.
Rodney Collin
Dedico este libro a mis amados estudiantes
—a los que viven y a los que han muerto—
que son más de los que podría pedir.
No podría pedir tanto.
Con amor, Robert

INTRODUCCIÓN

Hace veinticinco años, Robert Earl Burton fundó la Fraternidad de Amigos (Fellowship of Friends), una escuela de desarrollo espiritual en la tradición del Cuarto Camino, transmitida en este siglo por G. I. Gurdjieff y P. D. Ouspensky.
Místico greco-armenio y maestro de danzas sagradas, Gurdjieff redescubrió la tradición del Cuarto Camino durante largos viajes por Oriente, que le proveyeron la inspiración para su libro Encuentros con Hombres Notables. Tal vez sea mejor conocido por Relatos de Belzebú a su nieto. El principal discípulo de Gurdjieff, Ouspensky, llegó a ser un maestro por derecho propio y registró las ideas del Cuarto Camino en una serie de trabajos escritos con claridad y razonados con elegancia, entre los cuales se encuentran El Cuarto Camino y Fragmentos de una Enseñanza Desconocida, ambos publicados después de su muerte en 1947.
Una característica de las enseñanzas, tales como las exponen Gurdjieff y Ouspensky, es el uso de un lenguaje especializado para asegurar precisión y comprensión entre sus estudiantes. A algunas palabras ordinarias se les han dado nuevos significados, se recomienda a los lectores consultar el glosario al final del libro en el caso de que haya términos confusos o que no les resulten familiares.
Como el Cuarto Camino se basa en la verificación y la comprensión individuales, tanto como en la transmisión personal, cada maestro le da una nueva interpretación. La enseñanza de Robert Burton, a la vez que se fundamenta en el conocimiento transmitido por Gurdjieff y Ouspensky, se ha expandido para abarcar el legado de hombres y mujeres de todas las épocas y culturas que se han desarrollado espiritualmente, desde Marco Aurelio y San Pablo hasta Lao Tzé y Abraham Lincoln. Gurdjieff se acercó al Cuarto Camino a través del riguroso entrenamiento físico de sus danzas sagradas, y Ouspensky puso el énfasis en una disciplina intelectual igualmente rigurosa. Robert Burton hace hincapié en educar y disciplinar las emociones. Las cualidades singulares que ofrece a sus estudiantes incluyen un amor a la belleza y una comprensión de la capacidad que aquélla tiene de crear estados superiores de consciencia, una aceptación sin juicios de personas y acontecimientos tales como son y una profunda humildad y obediencia ante la inteligencia superior. “Si tuviera tres deseos”, dijo una vez, “serían: que se haga Tu voluntad, que se haga Tu voluntad, que se haga Tu voluntad.”
Quizás la máxima contribución de Robert Burton a la tradición del Cuarto Camino sea su infalible habilidad para asir la esencia de la enseñanza. Aunque el sistema ofrece una variedad de teorías, él se ha resistido a las tentaciones de desviarse de su aplicación suprema: la creación de una consciencia superior en sus estudiantes. Nunca ha dejado de repetir que este trabajo es simple, aunque no fácil. Del gran depósito de conocimiento en el Cuarto Camino, ha extraído y exaltado dos principios por encima de los demás: el recuerdo de sí y la transformación del sufrimiento.
El recuerdo de sí es el intento, en un momento específico, (9) de estar más consciente, más despierto, más PRESENTE. Es una forma de meditación activa que puede darse en cualquier momento y en cualquier situación, y en la cual el estudiante trabaja para estar consciente, simultáneamente, de sí mismo y de su entorno, en lugar de estar inmerso en su mundo interno o perdido en sus reacciones hacia los numerosos estímulos que lo rodean. Los repetidos esfuerzos por recordarse a sí mismo conducen a  los  estados superiores de consciencia y a una comprensión totalmente nueva del lugar de la humanidad en el universo. Esta lucha privada e interna por ser testigo de la propia vida es el proceso a través del cual se crea el alma.
Implacablemente, Robert Burton ha ubicado el recuerdo de sí en el corazón de su escuela. Si bien ha instado a sus estudiantes a experimentar lo mejor que la vida puede ofrecer y a desarrollar sus propios talentos y habilidades, nunca perdió de vista el hecho de que incluso el gran genio palidece ante la simple consciencia de que, como ha dicho a menudo, “no hay actividad más grande que la presencia en silencio”.
La transformación del sufrimiento envuelve el aprender a usar toda experiencia o emoción negativa o penosa, grande o pequeña, para crear el recuerdo de sí. Este proceso requiere de un largo trabajo sobre el cambio de actitudes, de modo que el estudiante comprenda que la responsabilidad última por cualquier emoción negativa —enojo, irritación, miedo, auto-compasión, etc.— descansa en el individuo más que en los acontecimientos que le sobrevienen. “Todos sufren, con o sin la escuela”, ha dicho Robert Burton. “Estamos tratando de usar nuestro sufrimiento en lugar de ser usados por él.”
Año tras año, los estudiantes de Robert Burton han (10) llegado hasta él con sus preguntas, sus problemas, sus protestas. Año tras año, con una paciencia que no decae, ha enseñado que las únicas soluciones verdaderas para cualquier “problema” percibido residen en nuestros esfuerzos por recordarnos a nosotros mismos y transformar nuestro sufrimiento. Por más justificadas que sean nuestras quejas, por más injustos que sean los acontecimientos de nuestra vida, no tenemos otra alternativa más que abrazarlos por entero. Esta aceptación más amplia es la clave para la transformación real de las emociones negativas en consciencia superior, que crea la capacidad para el amor sin egoísmo y que es el verdadero significado tras toda enseñanza espiritual. Lo que el individuo gana a través de este proceso puede, entonces, irradiarse exteriormente para beneficio de otros. “Hay un secreto”, dijo Robert Burton en una oportunidad, “que es casi demasiado sagrado para ser dicho. El secreto es: lo que uno gana, todos lo ganan.”
Desde su fundación, la Fraternidad, establecida en el norte de California, ha crecido lenta y calladamente hasta incluir un número aproximado de dos mil miembros en centros de enseñanza alrededor del mundo (para una lista parcial de dichos centros, por favor, remitirse a la parte final del libro). Se espera sinceramente que esta obra no sirva sólo como un registro para los estudiantes de Robert Burton, sino también para introducir a otros a sus propias posibilidades espirituales.
Este libro es el resultado de esfuerzos realizados por numerosos miembros de la Fraternidad a lo largo de muchos años. No puede agradecerse a todos en particular, pero deben mencionarse especialmente las contribuciones de Elizabeth Evans, Linda Kaplan, Catherine Searle y Brunella Windsor.
(11) Merecen también una expresión de gratitud Girard Haven, que emprendió la tarea de crear el glosario, y los traductores, que se afanaron por producir versiones fidedignas de este libro en varios idiomas.
JEANNE CHAPMAN
Apolo, California, Otoño, 1994

Recuerdo de sí, recuerdo y memoria – Rodney Collin

Recuerdo de Sí, Consciencia y Memoria.

Si recordarse a sí mismo es tan deseable, ¿por qué es tan difícil de alcanzar? Para contestar esta pregunta debemos volver con más detenimiento, a la cuestión de la atención. Porque la posibilidad de estados más elevados de consciencia en el hombre depende precisamente de ciertas materias finas que produce el cuerpo siendo sometidas a su atención.

El proceso de digestión en el hombre se compone de un enrarecimiento progresivo del alimento, el aire y las percepciones que ingiere; y la materia fina de que hablamos se puede tomar como el producto final de este enrarecimiento en condiciones normales. A desemejanza de la carne o la sangre, que se componen de células, esta materia se puede visualizar como en estado molecular, esto es, como en un estado análogo al de los gases o los perfumes. Es, así, extraordinariamente volátil, inestable y difícil de contener.

En el caso del hombre, sin embargo, está sujeta al control psicológico y este control psicológico es la atención. Combinada con la atención, esta materia deviene el vehículo potencial de la auto consciencia.

En el estado ordinario del hombre – esto es, al actuar como máquina cuando su proceso interno opera muy independientemente de su voluntad o de su deseo – esta materia fina sigue las leyes que gobiernan a toda materia libre en estado molecular. Se difunde desde aquél en todas direcciones o en las direcciones que le ‘cogen la atención’. Tan pronto como es fabricada, o con muy breve retardo, esta materia fina sale a través de él en una u otra forma. Pues para contenerla o para acumularla requiere voluntad que normalmente no posee, y produce una tensión interior que sólo puede mantenerse con auto conocimiento y auto control grandes.

Esta difusión de la energía fina del hombre desde él mismo, toma muchas formas. Puede salir de él normalmente como energía sexual; explotar desde él anormalmente como ansiedad o irritación; filtrarse desde él como envidia o auto compasión. Más comúnmente que esto, sencillamente se difunde desde él para crear el curioso estado psicológico de ‘fascinación’
(o identificación) en el cual un hombre pierde por completo su identidad en una conversación, una tarea, un amigo, un enemigo, un libro, un objeto, un pensamiento o una sensación. Esta ‘fascinación’ es sencillamente, efecto del discurrir hacia fuera de la materia fina desde un hombre, en una dirección determinada por su tipo y personalidad, y que arrastra su atención con ella. En casos extremos esta succión hacia fuera de la atención puede ser tan completa que el cuerpo del hombre queda por entonces como un ser vacío aún de los rudimentos de la individualidad psíquica. Esta fascinación es el más usual de los modos de gastar la materia fina de la energía creadora del hombre. Constituye, en realidad, el estado habitual del hombre y por esta misma razón es irreconocible por completo e invisible de ordinario.

Por las clases más finas y más productivas del trabajo humano, un hombre aprende por el uso de la atención a conservar su ‘fascinación’ en una dirección determinada. Por ejemplo, un buen zapatero permanece durante una hora ‘fascinado’ por la confección de un par de zapatos, un político queda ‘fascinado’ por el discurso que pronuncia, una mujer queda ‘fascinada’ por la carta que está escribiendo a un amigo. Sin esta retención más elemental de la atención en una dirección, ningún buen trabajo de ninguna clase, ni aún el más simple, puede producirse.

Así, hay tres categorías en el gasto ordinario o difusión de la materia fina. La corriente al exterior puede vagar simplemente de uno a otro objeto, de la vista al oído y el pensamiento, a medida que uno u otro fenómeno le coja la atención. Nuevamente, la corriente hacia fuera puede ser atraída por algo que ejerce un fuerte asidero a la atención, una persona que lo divierte, una persona que lo irrita, un libro que interesa, un sonido grato y así sucesivamente. O, por último, por un simple esfuerzo de atención, la corriente puede ser retenida durante cierto tiempo en una dirección deseada.

Como hemos dicho, estos diferentes modos en los cuales la materia fina es consumida normalmente, representan diferentes aspectos de la función particular en actividad: un aspecto puramente automático, un aspecto emotivo, o un aspecto intelectual. Más aún, son característicos de tres procesos distintos y producen tres grupos de resultados muy diferentes.

Al mismo tiempo, estos son igualmente mecánicos y la característica principal de todos ellos es que la atención sólo es suficiente para hacer posible que la materia fina que trae el estado de alerta, se aplique a una cosa cada vez. Este es el estado ordinario del hombre. Solamente puede darse cuenta de una sola cosa cada vez. Puede darse cuenta ya sea de la persona a quien está hablando, o de sus propias palabras; puede darse cuenta del malestar de alguien o de un dolor en su propio cuerpo; puede darse cuenta de una escena o de sus propios pensamientos. Pero, excepto en muy raras ocasiones, no puede darse cuenta simultáneamente de sus propias palabras y de la persona a quien las está dirigiendo; o de su propio dolor y del de alguna otra persona; o de la escena y de sus pensamientos acerca de aquélla. Así, el darse cuenta de todos los hombres en ese estado ordinario puede clasificarse como ‘fascinación’. Porque si se da cuenta de algún fenómeno exterior pierde su darse cuenta de él mismo; o al devenir alerta de algo en él mismo, pierde su darse cuenta del mundo exterior, esto es, deviene ‘fascinado’ por una cosa, interna o externa, con exclusión de todo lo demás.

Ciertamente la experiencia de cada hombre contiene casos de atención dividida y de no ser así, no tendríamos indicio alguno de cómo proceder. Por ejemplo, una de las razones para el extraordinario poder que las sensaciones del amor y del sexo tienen sobre los hombres, es que en determinadas circunstancias provocan un intenso estado de alerta de uno mismo y de otro, al mismo tiempo. Esto es un verdadero pregustar del siguiente estado de consciencia. Pero si esta sensación llega a hombres no preparados para ello, es enteramente accidental y totalmente más allá de su control.

Una de las cosas principalmente enseñadas en las escuelas del cuarto camino es la división intencionada de la atención entre uno mismo y el mundo exterior. Mediante larga práctica y el ejercicio constante de la voluntad, no se le permite a la materia fina del estado de alerta que fluya ininterrumpidamente en una dirección, sino que es dividida, por decir así. Una de cuyas partes es retenida en uno mismo, mientras que la otra se dirige al exterior, hacia aquello que se pueda estar haciendo o estudiando. Mediante la división de la atención, el estudiante aprende a darse cuenta de él mismo cuando habla a otro, de él mismo mientras permanece en determinado escenario, de él mismo actuando, sintiendo o pensando en relación con el mundo exterior.

De este modo aprende a recordarse a sí mismo, primero por momentos y luego con frecuencia creciente. Y en proporción a su aprendizaje de recordarse a sí mismo, sus acciones adquieren consistencia y significación en la misma proporción, las que le habrían sido imposibles mientras su darse cuenta se movía únicamente de una a otra fascinación.

La característica de este segundo estado, recordarse a sí mismo, es la atención dividida. Hay varias cosas extrañas respecto a este estado. Primero, por ciertas razones cósmicas, nadie puede intentarla o practicarla hasta que se le haya hablado de aquella y se le haya explicado. Segundo, cuando se le ha explicado, toda persona normal tiene suficiente voluntad y energía para recoger un vistazo momentáneo de lo que ello significa. Si lo desea, puede en el momento que acaba de enterarse, devenir alerta de él mismo en su medio ambiente: de él mismo, sentado en una silla, atento a una nueva idea.

Pero este recordarse a sí mismo no puede repetirse o mantenerse excepto por su esfuerzo consciente. No ocurre espontáneamente. Nunca se convierte en un hábito. Y en el momento en que la idea de recordarse a sí mismo o de atención dividida se olvida, todos los esfuerzos, no importa cuán sinceros sean, degeneran una y otra vez en ‘fascinación’, esto es, en el darse cuenta de una cosa a un tiempo.

Es así necesario señalar que la estrecha atención puesta en un trabajo, en el darse cuenta físico del cuerpo de uno, en el ejercicio mental de una u otra clase, en visiones o visualizaciones, aún dentro de emociones profundas, no constituyen por sí, recordarse a sí mismo. Porque todo esto puede hacerse con la atención indivisa, esto es, uno puede devenir ‘fascinado’ por una tarea, por un darse cuenta físico, por un ejercicio mental o por una emoción; y uno devendrá inevitablemente tan fascinado en el momento que cesa la atención de estar dividida entre un actor u observador en uno mismo y aquello que él observa o sobre lo que actúa.

Otra curiosa treta psicológica se debe mencionar en conexión con el momento en que un hombre escucha por primera vez hablar del recordarse a sí mismo. Si él lo relaciona con algo que ha escuchado o leído antes, con algún término filosófico, religioso u orientalista que le es ya familiar, inmediatamente la idea se le hace invisible, pierde su poder. Porque ésta sólo puede abrir nuevas posibilidades para él como idea completamente nueva. Si se conecta con alguna asociación familiar, significa que ha ingresado a la parte equívoca de su mente, donde podrá quedar alojada como cualquier otro fragmento de conocimiento.

Se ha desarrollado un impacto y sólo con gran dificultad puede volver el hombre a la misma oportunidad. La extraordinaria elusividad de este nuevo estado psicológico, el siguiente abierto al hombre más allá de su estado habitual, está muy bien descrito en el Cap. 7 de “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida” por P. D. Ouspensky, donde el autor describe con gran exactitud sus propios experimentos y experiencias cuando por primera vez se le habló de la idea de recordarse a sí mismo.

Cuando por primera vez un hombre escucha algo sobre recordarse a sí mismo, si lo toma en serio, toda clase de nuevas posibilidades parecen abrirse inmediatamente para él. No puede comprender cómo es que jamás había pensado en ello. Siente que únicamente tiene que hacer esto y todas sus dudas, artificialidades y dificultades desaparecerán y toda clase de cosas podrán convertirse en posibles y fáciles para él, las mismas que antes consideraba completamente más allá de su alcance. Su vida toda podrá ser transformada.

Y esta sensación está tan en lo cierto como en el error. Está en lo cierto en su creencia de que si pudiera recordar todo por sí mismo sería tan diferente a como se lo imagine. Sólo que en un principio no ve la enorme resistencia que hay en él mismo para dominar este nuevo estado. No se da cuenta que conseguir recordarse a sí mismo como estado permanente o aún conseguir frecuentes momentos de recurrencia, requiere el deber de reconstruir completamente su vida, pues esta tarea exigirá una gran parte de la materia fina que su máquina puede ahorrar o hacer, toda la voluntad y atención que puede desarrollar por el ejercicio más constante. Tendrá que luchar en contra de y eventualmente abandonar todas las formas psicopáticas de quemar su materia fina, la cual forma ahora parte tan familiar y aparentemente necesaria de su vida: ansiedad, irritación, indignación, auto compasión y toda clase de temores, toda clase de sueños, todas las formas en las cuales se hipnotiza a sí mismo en la satisfacción con las cosas como son. Sobre todo, debe necesitar recordarse a él mismo, constante y permanentemente, no importa cuán doloroso e incómodo pueda hacer esto, ni cuán desagradables las cosas que ve así en sí mismo y en otras gentes. Porque en el momento que cese de necesitar recordarse a sí mismo, pierde – en todo grado por algún tiempo – la posibilidad de hacerlo.

De este modo, recordarse a sí mismo o la práctica de la atención dividida –aunque a la primera mirada pueda parecer extraordinariamente sencilla, fácil y obvia – requiere en realidad una reconstrucción completa de toda la vida de uno y de puntos de vista tanto hacia uno mismo como hacia otras personas. Mientras uno cree que se puede cambiar a uno mismo o a otra persona, mientras uno cree que tiene el poder de hacer, esto es, de hacer cosas distintas a como son, sea interna o externamente, el estado de recordarse a sí mismo parece retirarse de uno cuanto más esfuerzos se hacen para alcanzarlo. Lo que en un principio pareciera estar al alcance de la mano comienza a parecer infinitamente lejano, imposible de lograr.

Y, sin embargo, muchos años de lucha y de fracasos pueden ser necesarios antes de arribar a un curioso hecho psicológico, que en realidad se conecta con una ley en verdad muy importante. Este hecho es que, aunque es extraordinariamente difícil dividir la atención de uno en dos, es mucho más posible dividirla en tres: aunque es extraordinariamente difícil recordarse uno mismo y el medio ambiente de uno simultáneamente, es mucho más posible recordarse uno mismo, el medio ambiente de uno y alguna cosa más.

Sabemos que ningún fenómeno es producido por dos fuerzas: cada fenómeno y cada resultado real requiere de tres fuerzas. La práctica de recordarse a sí mismo o la división de la atención se conecta con el intento de producir un determinado fenómeno, el nacimiento de una nueva consciencia en uno mismo. Y para hacer esto con éxito, la atención debe ser dividida no en dos sino en tres. Debe dedicársela simultáneamente al propio organismo de uno, sujeto del experimento, a la situación a la cual este organismo está expuesto en el momento y, finalmente, a algo permanente que se mantiene en un nivel más alto que ambos y el cual sólo puede resolver la relación entre los dos.

¿Qué es este tercer factor que debe ser recordado? Toda persona debe encontrarlo por sí misma: su escuela, su maestro, los principios que ha aprendido, el sol, algún poder superior en el universo, Dios. Debe recordar que él mismo y su situación permanecen ambos en presencia de poderes superiores, ambos están bañados por la influencia celestial. Fascinado, es absorbido totalmente por el árbol del que se da cuenta; con la atención dividida, ve tanto al árbol como a sí mismo que lo mira; recordando, se da cuenta del árbol, de él mismo y del Sol que imparcialmente brilla sobre ambos.

Hemos hablado del mundo mineral, del mundo celular, del mundo molecular y del mundo electrónico. La situación del hombre, sus problemas, su medio ambiente, las dificultades existentes en el mundo material, celular, son la fuerza pasiva; la energía fina de la consciencia dirigida por su atención existe en el mundo molecular como la fuerza activa; y aquella que puede resolver la lucha eterna entre estos dos mundos puede derivar solamente de un modo todavía más alto: el mundo del Sol, el mundo electrónico. A semejanza de la luz del Sol que une e interpenetra todo, la individualidad – este tercer factor – creando y disolviendo ambas debe ser de tal manera que en el recuerdo de sí, el que recuerda está unido a su medio ambiente, y él adquiere tanto como pierde la individualidad separada.

Si un hombre puede descubrir tal tercer factor, recordarse a sí mismo deviene posible para él y puede llevarlo mucho más lejos de lo que pareciera en un principio.

Recordarse a sí mismo debe, así, contener tres principios, tres cosas para ser recordadas. Y si se está ocupado con alguna tarea interior, será entonces necesario recordar tres mundos en uno mismo, tres lugares en uno mismo.

Por esta división de la atención en tres, la materia fina que es la conductora de la fuerza creadora del hombre derechamente se divide en tres corrientes –una dirigida a la acción directa en el mundo exterior, otra dirigida hacia la creación de una conexión con poderes superiores y otra que se retiene en uno mismo. Aquella que es retenida en uno mismo en el curso del tiempo se cristalizará en un vehículo permanente de la auto consciencia, esto es el hombre 5.

Consciencia y memoria

De ordinario la memoria es un impulso que se transporta alrededor del círculo de la vida del hombre, en la sola dirección del tiempo. Surge de un momento de consciencia máxima; si no hay consciencia, no se crea memoria.

Aquí es posible una analogía muy exacta. En relación con la línea de la vida corpórea del hombre, su esencia es bidimensional; conecta simultáneamente todos los puntos de la línea, creando una superficie. En relación con la superficie de la esencia del hombre, el hombre auto consciente, hombre 5, sería un sólido, puesto que no sólo se conectaría con todos los puntos de su vida y con todas las superficies de su esencia sino que uniría éstos a otras posibilidades y fuerzas existentes en otra dimensión.

Supongamos, entonces, que el círculo de la vida corpórea del hombre está hecho de alambre, que la superficie conectante de su esencia sea una lámina metálica, y que el futuro hombre 5 sea un prisma sólido que toque la vida en la concepción, el nacimiento, el final de la niñez y la muerte, y del que la superficie de la esencia sería una sección aislada. El fenómeno de la consciencia será, ahora, exactamente análogo al calor.

Nuestra sensación ordinaria de la vida es como un punto de tibio calor que avanza alrededor del círculo. Pero suponed un momento de consciencia, digamos a la edad de quince años. En este punto el alambre se calienta. Los impulsos de calor corren por el alambre desde este punto, en ambas direcciones. Pero, naturalmente, para una percepción que avanza en adelante a lo largo del alambre desde el punto en cuestión, como estamos acostumbrados a movernos en el tiempo, siempre parecerá que proceden de atrás, esto es, desde el pasado. La conducción de calor o memoria hacia atrás, esto es, hacia una edad más temprana, nos será desconocida debido a nuestro método de percepción. Y nuevamente, mientras más nos alejemos del momento de consciencia, del punto calentado, más débiles parecerán gradualmente.

Al mismo tiempo, aunque la memoria de los momentos de consciencia presenta una tendencia a decaer, es importante comprender que este decaimiento no es consecuencia del paso del tiempo. Nuestra principal ilusión acerca de la memoria es que ella decae con el tiempo, como las ropas o los edificios. No es así. Decae por falta de alimento. La memoria se genera por la consciencia y debe nutrírsela por la consciencia, esto es, debe ser nutrida conscientemente.

De hecho, la memoria es un fenómeno no sujeto a las leyes del tiempo. El hombre que realmente comienza a comprender esto encontrará mundos nuevos que se abren ante él. Y prácticamente podrá ver el modo de entrar y poseer estos mundos.

Permítasenos examinar primero, cómo se pierde la memoria y, luego, cómo se la puede cultivar y darle vida.

Como hemos dicho, la razón más frecuente para la pérdida de memoria es sencillamente la negligencia y la muerte por hambre. El hombre ordinario en circunstancias ordinarias no hace esfuerzo de alguna clase para mantener vivos sus recuerdos, para alimentarlos, recordarlos y prestarles atención. A menos que sean tan gratos o tan dolorosos que la emoción misma los aten a su consciencia, desaparecen naturalmente. Esta es la pérdida pasiva de memoria.

Pero hay, también, una destrucción activa de la memoria. Se halla en la substitución de la memoria por la imaginación o, más sencillamente, por la mentira. Por ejemplo, doy un paseo por la calle, donde encuentro a un conocido. Al principio el encuentro puede ser muy claro en mi mente – lo que dije, lo que dijo él, cómo aparecía y otras cosas más – pero cuando vuelvo a casa recapitulo el incidente a mi familia. Al hacerlo, hago todo el incidente más divertido y dramático de lo que era en realidad: hago mis propias observaciones más graciosas, las suyas más torpes; sugiero algo acerca de sus hábitos; quizás introduzco algún otro carácter o adapto la conversación para incluir un chiste que escuché ayer. Después no recordaré más la escena como fue, sino solamente como la he recapitulado. Imaginación y mentira destruyeron la memoria.

Y si empleo toda mi vida en esta forma, entonces con certeza, después de algunos años será totalmente imposible para mí distinguir lo que realmente me ocurrió de lo que deseaba que me ocurriera o que temía podría ocurrir, o de lo que ocurrió a otros o de lo que sencillamente leí acerca de eso. En esta forma la memoria es destruida activamente. La diferencia radica en el hecho de que cuando se pierde la memoria por negligencia ésta queda todavía entera aunque sepulta y con tesonero esfuerzo se la puede recobrar, mientras que la memoria destruida por la mentira se la perjudica de modo permanente si es que no ha sido totalmente aniquilada.

¿Cómo es que se puede reanimar y utilizar la memoria? Únicamente devolviéndole la vida intencionalmente y conscientemente. Supóngase que tengo una razón particular para desear recordar un encuentro con alguien, ya sea porque me parece que cometí un error con aquél o porque dejé de aprovechar una oportunidad que me ofrecían y es muy importante para mí corregir esto. Cuidadosamente, con atención, comienzo a desenrollar mi memoria. Me acuerdo de haber llamado a la puerta de la habitación en la que estaban, sentir que me abrían, que entraba, me sentaba. Recuerdo la posición en que ellos estaban sentados, las sillas, los muebles, los cuadros en los muros, el modo como caía la luz sobre la escena, entrando por la ventana. Luego recuerdo lo que dije, mi voz, cómo la sentí, el modo cómo reaccionaron las otras personas, lo que dijeron y así sucesivamente. En forma gradual, si puedo sostener la atención, todos mis varios sentidos –vista, oído, tacto, modales – comenzarán a contribuir con sus distintas memorias y poco a poco la escena recuperará su vigor en mi interior exactamente como fue. De una vez, también, mis errores se reactualizan. Los veo con toda claridad: se han hecho conscientes.

Sea que pueda o no enderezar las cosas en el presente o aprovechar la oportunidad que perdí, son cuestiones diferentes. Esta corrección puede necesitar de mucho tiempo y aún puede no ser posible en esta vida. Pero lo principal es que la consciencia ha sido retrotraída al pasado. Ahora soy más consciente en relación a este incidente que lo que era cuando realmente ocurrió. De este modo, por la memoria intencional, nuevos momentos de consciencia se pueden agregar siempre a aquellos que ocurren naturalmente en la secuencia del tiempo. Y no hay límite a este proceso de hacer más consciente el pasado.

Ahora bien, si estos puntos de consciencia en el círculo de la vida son multiplicados suficientemente, podemos imaginar que se genere bastante calor para calentar la figura bidimensional de la esencia del hombre y, con el tiempo, hasta el sólido del alma (hombre 5). Por supuesto, la tarea de calentar una superficie desde una línea sería una labor inmensa y probablemente la mayor parte del alambre tendría que ponerse al rojo vivo para poder lograr que la esencia se calentara apreciablemente. Si, además, se transfiere el calor de la superficie de la esencia hasta el sólido del alma (hombre 5), será evidente la misma desproporción y sin duda la figura bidimensional tendría que estar, a su vez, al rojo vivo para lograr calentar al sólido.

En realidad, semejante método de calentamiento manifiestamente no es práctico. Y, en la misma forma, la idea de crear consciencia en el alma (hombre 5) exclusivamente desde abajo, por así decirlo, se opone a todas las creencias y experiencias humanas. Tenemos que suponer que sus esfuerzos para ser consciente pondrán en contacto al hombre, tarde o temprano, con una fuente de calor o consciencia situada por encima.

En una forma práctica, está bien claro que la sola idea de consciencia, que penetra profundamente en la esencia del hombre, le hará buscar a hombres más conscientes que él y a las ‘escuelas’ conducidas por tales hombres. Por tanto, su interés especial actuará como por magnetismo, atrayéndolo a aquéllos en cuya presencia puede adquirir mayor consciencia. Y si verdaderamente se trata de un interés esencial, éste no le dará descanso hasta que los encuentre.

Además, si un hombre empieza a adquirir un principio de consciencia permanente aunque sólo sean los rudimentos, es seguro que ella en virtud de su capacidad de penetración dentro de otra dimensión (quinta dimensión), pueda relacionarlo con algún nivel del universo donde la energía cósmica creadora es ilimitada y puede emplearse para intensificar la consciencia hasta el límite de la resistencia. Volviendo a nuestra explicación anterior, podemos suponer que este nivel de consciencia puede relacionar directamente a un hombre con la materia en estado molecular, con el infinito mundo de la energía molecular.

Por tanto, en la búsqueda de la consciencia debe comprenderse, primero, que el hombre debe hacer todo por sí mismo – es decir, debe penetrar en otro nivel sólo por sus propios esfuerzos; y, segundo, que él no puede hacer nada por sí mismo – es decir, que toda su tarea es la de ponerse en contacto con fuentes y niveles superiores de energía. Porque, a menos que tenga éxito al intentar esto, no podría ni puede conseguir nada.

En todo caso, ahora es posible empezar a apreciar el efecto de diferentes niveles o grados de consciencia. Los momentos de consciencia en el círculo de la vida corpórea actual, como hemos visto, producirán recuerdos intensos para los otros niveles de la vida; teóricamente, también, debería producir impulsos que pasen hacia atrás, hacia el nacimiento. Sin embargo, de empezar a penetrar la esencia, los efectos de la consciencia acarrearán cambios mucho más grandes. De modo que si el alambre se enfría casi instantáneamente, una lámina puede retener calor durante un tiempo mucho más largo. En lugar de ser momentánea, como debe ser en el círculo de la existencia corpórea, la consciencia que ha penetrado a la esencia tiene ya cierta duración, cierta garantía. No puede perderse súbitamente. Más aún, irradiará calor en todas direcciones, calentando el entrelazamiento de círculos paralelos y cruzados de la interrelación de vidas humanas que, como sabemos, están tejidas en una masa sólida e intrincada. Por tanto, el contacto o presencia de un hombre con tal esencia puede aumentar realmente la perspicacia de aquellos que llegan a su esfera de radiación o de influencia.

Y, sin embargo, de calentarse el sólido interior, es decir, de crearse un hombre 5 dentro de sí mismo con el material acumulado, resultará un cambio enorme. En primer lugar, un sólido caliente puede retener calor casi indefinidamente. Para tal hombre la consciencia se habrá hecho permanente, convertida en el fuego central de su ser. Más aún, radiará sobre un área enormemente extendida, quizás cien veces mayor que la calentada por la radiación de la sola esencia.

Así, pues, tenemos una base para clasificar a los hombres de acuerdo con su grado de consciencia. Primero tenemos la enorme masa de hombres comunes en los que la consciencia, si realmente existe, ocurre sólo momentáneamente y por accidente en el curso de la vida corpórea. En segundo lugar, tenemos aquéllos para quienes la idea de consciencia ha penetrado en la esencia y, así, han adquirido duración y confiabilidad. Y, finalmente, hay un reducido puñado de hombres, regados a través de la historia y del mundo, que han creado almas conscientes para sí mismos (hombres 5), para quienes la auto consciencia es permanente y que, por intermedio de esta consciencia, tienen el poder de influir e iluminar a miles y aún millones de hombres.

Por fin e invisiblemente, pueden existir hombres de espíritu consciente (hombres 6 y 7).

La verdadera historia de la humanidad es la historia de la influencia de estos hombres conscientes.

Rodney Collin

Extractado por Pablo Cáceres de
El Desarrollo de la Luz.- Edit. Eneagrama, .

Critica del libro – El Recuerdo de sí – Robert Earl Burton

Critica del libro
¿Una Distorsión o Reinterpretación
de El Cuarto Camino?
El Recuerdo de Sí
Por Robert Earl Burton
Weiser, 216 pp.

(#) Entre paréntesis se indica el numero correspondiente a las notas que se encuentran al pie de pagina

La idea central y la práctica de la enseñaza antigua de El Cuarto Camino es el recuerdo de sí, sin embargo, en sus escritos publicados, Gurdjieff raramente lo menciona. Solamente dos veces, por ejemplo, es mencionado en su Primera Serie. Uspenskii, en su obra, En Busca de lo Milagroso, únicamente ofrece una explicación preliminaria. Y ahora, Robert Earl Burton, fundador y líder espiritual de la Hermandad de Amigos (Fellowship of Friends), (1) dedica un libro entero al tema. Dado el enfoque estrecho del título del libro-El Recuerdo de Sí-y sus 216 páginas de largo, el lector podría ser justificado en esperar una exploración detallada y sabia del estado especial del recuerdo de sí. Extrañamente, eso es lo que le hace falta.

Burton empieza por describir al recuerdo de sí como “el ser durmiente que recuerda despertar.”(2) Aunque ésta formulación suena bien, su utilidad es muy limitada, ya que Burton no define los términos claves: el yo y el despertar. (3) Mas adelante dice, “no es fácil hablar del recuerdo de sí porque en su forma mas elevada, es un proceso no verbal.” (4) Claro, que todas las prácticas espirituales, en sus formas mas elevadas, son no verbales. Sin embargo, como las formas mas bajas de estas prácticas, sí pueden ser delineadas y puestas en palabras, no esta claro porque Burton no es de mas ayuda en este asunto.

De vez en cuando son ofrecidas unas declaraciones concretas, y esto ayuda, aun quizá no de la manera que Burton lo imagina. Él dice, “Generalmente, el recuerdo de sí debe originarse en la parte intelectual del centro emotivo , porque el recuerdo de, o recordándose a sí mismo, es una experiencia emocional.” (5) Lógicamente, la declaración previa es consistente, ¿pero es esto la verdad? Como dice Uspenskii, para alcanzar niveles superiores del recuerdo de sí, sí, es necesario involucrar a las emociones, aunque el recuerdo de sí, no necesita originarse en el centro emotivo. Para los principiantes en particular, el recuerdo de sí tiene su origen en la parte intelectual del centro intelectual.

Se dedica un capitulo entero al tema de la atención dividida. Es aquí donde dice Burton: “La atención dividida es el recuerdo de sí: son sinónimos. El estado de la atención dividida abarca un amplio espectro de emociones.” (6) Si bien, la atención propia es importante, pero esto es simplemente aun la primera de muchas acciones que requiere el proceso dentro del estado del recuerdo de sí. Así que la formulación de Burton, hasta donde llega, es únicamente preliminaria y nada mas. Lo que presenta sería como decir, que para manejar a un coche, solamente hay que meter la llave en la ignición.

Y con respecto a la división de atención en si, se da únicamente una instrucción muy vaga y generalizada, y la explicación lamentablemente, es circular. “Cuando esta usted en esencia,” (7) aconseja Burton, “trata de dividir a la atención. Trata de ver a estas flores, y al mismo tiempo, estar consciente que las esta viendo. La división de atención nos ubica en esencia.” Surgen entonces, varias preguntas al respecto: “¿Tenemos que estar en esencia para dividir la atención? ¿O será, que al dividir la atención, ya nos ubica en esencia? ¿Como es, que uno llega a estar en esencia? ¿Y como reconoce uno a la esencia? Gurdjieff dijo, de manera clara, que el trabajo tiene que empezar desde la personalidad. (8) No podemos trabajar desde la esencia, hasta haber trabajado primero con la personalidad.

¿El Yo Verdadero de Burton?

Burton hace solamente un comentario acerca de la atención y como se divide: “El término, recuerdo de sí, quiere decir que uno esta consciente, tanto de uno mismo, como de lo que uno esta viendo. Si uno vé a un objeto sin estar consciente de uno mismo…” (9) ¿Este “uno” que identifica Burton como aquello que esta consciente, será lo que él considera como el Yo verdadero o permanente? Curiosamente, si uno tiene a la mente y a la voluntad resultante del ego, lo suficientemente fuertes, uno puede con resolución mantener la mente relativamente clara y, entonces estando encerrado por si mismo entre la mente, así suponer que ese “yo” es el Yo verdadero de que habla Gurdjieff, cuando en realidad su propio centro de gravedad sigue colocado entre la cabeza.

Existe una tendencia entre los alumnos de convertir al hecho de la observación o el estar consciente, a un observador, o sea una entidad, así manteniendo el auto-imagen, que ahora, lo identifican como “el yo espiritual.” Este hecho de objetivar al acto de observación que resulta en una entidad-observadora, fue la critica de Gurdjieff sobre Orage. Será que Burton ha caído en esta misma trampa, y sin tener maestro que le pudiera señalar este error fundamental, se ha guiado, sin saber, a si mismo (y as a sus alumnos), a las tinieblas espirituales. De pasada, otra pregunta que también ocurre es el porque Burton no discutió, mas que en unas cuantas referencias al respecto, acerca de los pequeños “yoes.” Este concepto de “yoes” es un principio psicológico muy importante de la enseñaza de El Cuarto Camino.

Burton parece estar muy interesado en el control. Aunque no practicamos la meditación en nuestra escuela,” nos dice él, “sí tratamos de controlar nuestras mentes no bajo circunstancias especiales, sino, bajo toda circunstancia, y en cada momento que pasamos despiertos. …Cuando uno medita, uno trata de controlar la mente.” (10) [Itálicos añadidos] Lo que Burton esta enseñando pueda ser una forma de control mental, tal como, por ejemplo, lo que se encuentra en EST, La Cienciología, o en el Control Mental Silva. Pero, en referencia a la enseñaza, hay tres puntos que deben hacerse: Primero, Gurdjieff les dio a sus alumnos una variedad de ejercicios de meditación. Segundo, la creencia de Burton, que a través de la meditación uno intenta controlar a la mente, es tal como enseñaza primaria, tan curiosa que eso en si, también nos demuestra que poco entiende sobre el rol de la meditación en lo que abarca Trabajo. Tercero, la noción que uno puede ejercer el control “bajo toda circunstancia, y en cada momento que pasamos despiertos,” es un ideal imposible de lograr. El recuerdo de sí requiere de una energía de calidad muy refinada, y quien será la persona que pueda producir la cantidad de energía suficiente como para recordar de sí durante dieciséis minutos consecutivos, mucho menos durante dieciséis horas. Gurdjieff mismo, admitió que l no lo podía hacer. (11) Uno tiene que trabajar durantes cortos periodos. Ya cuando el recuerdo de sí se vuelve mas orgánico, su duración, as como su calidad, cambian. Curiosamente, Burton no menciona aquella realización del practicante, de que nosotros, en realidad, no nos recordamos a sí mismos, sino al contrario, somos recordados. Es decir, no existe en sí, ninguna persona para el recordar. El recuerdo de sí es una gracia, un regalo. Cuando la atención propia no es lo suficientemente sutil para ver esto, entonces, inevitablemente, el trabajo de uno sirve, en vez, al yoe-egoísta, aquél “hacedor espiritual.” Como dijo una vez la Señora de Salzmann, “Nosotros no lo hacemos. Pero sin nosotros, no puede hacerse.”

Con respecto al ser, Burton dice, “La dimensión mas elevada del ser ocurre cuando el sí mismo se recuerda ser.” (12) De nuevo, ¿a cual “sí mismo” se refiere? Si se refiere al recuerdo de sí, iniciado por el organismo, esta hablando a penas del segundo nivel del recuerdo de sí, y por cierto, no a su nivel mas alto. Con persistencia, Gurdjieff habló acerca del sueño en que vivimos, de nuestra mecanicalidad, nuestra falta de ser verdadero. Extrañamente, Burton rara vez menciona nuestro sueño, ni también acerca de las múltiples negaciones que hacía Gurdjieff relacionadas con las creencias ordinarias que tenemos sobre nosotros mismos, como por ejemplo, creencias sobre la individualidad, la voluntad, y nuestra habilidad poder hacer. Gurdjieff clarificaba con frecuencia, porqué este enfoque “negativo” es necesario. Cierto, esto no da gusto, pero si es un aspecto fundamental de la enseñaza del Cuarto Camino. En cambio, Burton ofrece un enfoque para “sentirse bien” cuyo, curiosamente, fortalece diciéndoles a sus alumnos que los quiere. (13) Esto es totalmente el antítesis de la enseñaza de Gurdjieff. Y a pesar de toda su proclamación de “amor,” las escrituras be Burton dan una impresión contraria. Sus escrituras se encuentran apateticas, y con falta, no solamente de imaginación, pero si también de calor humano y generosidad.

Tanto como enseñaza primaria es su tratado en general, que comienza a surgir la pregunta-que sí, aunque parece inconcebible-sobre la verdadera calidad y profundidad de la experiencia de Burton mismo. Mucho mas se hubiera podido decir sobre el recuerdo de sí que él no dice. Cualquier persona, con experiencia verdadera en la practica del recuerdo de sí, por ejemplo, le consta que es un termino dinámico y fluido, y es mundo-especifico. Es decir, la vibración del recuerdo de sí del Mundo 96 no es la misma que se encuentra en el Mundo 48, 24, o 12. El lector quisiera que Burton hubiera hecho distinciones como estas, como así serviria soportar, tansiquiera en parte, sus pretensiones de haber experimentado lo que es el recuerdo de sí en “su forma mas elevada.” (14)

Los Marcadores de Libros Relacionados con Burton

Uno supondría que los seguidores de la Hermandad de Amigos (Fellowship of Friends) serian los lectores principales de Burton. Pero su libro podría ser Útil, como también no lo sea ni en su mínimo, para aquella persona que nunca ha practicado el recuerdo de sí. Tal vez el libro es una manera de promover teniendo propósito de llamar a nuevos miembros; como, por ejemplo, los marcadores de libros de cuatro colores que promueven los “Centros de Gurdjieff-Ouspensky” de la Hermandad; Burton manda a sus alumnos a colocar entre las paginas de la literatura de El Cuarto Camino que se encuentran en las librerías (as sugiriendo una asociación al lector desprevenido cuando, verdaderamente, no existe asociación ninguna).

En la introducción del libro, un alumno de Burton habla sobre las ideas de verificación, entendimiento, y transmisión personal. Vale examinar esta yuxtaposición porque es una que se encuentra de moda, frecuentemente proclamada por aquellos quienes la usan para justificar sus preferencias y eludíos personales. “Como El Cuarto Camino se basa en una verificación y entendimiento personal, así como también en la transmisión personal, cada maestro lo reinterpreta de nuevo. La enseñanza de Robert Burton, mientras esta basada en la sabiduría transmitida por medio de Gurdjieff y Uspenskii, se ha desarrollada hasta embarcar….” (15) Esta es una admisión implícita de que Burton no ha recibido una transmisión ‘personal,’ sino que nada mas ha leído libros. (16) (Pudiera ser que a muchos de los lectores novatos se les escape esta calificación.)

Entre el maestro y el alumno existe algo llamado “la transmisión oral.” Es aquí donde se transmite el principio fundamental. En si, no existe ninguna interpretación porque la transmisión oral pertenece a aquello sin palabras. Lo que es y lo que está reflejado es la verdad en su forma simple y pura. Solamente cuando se reduce la experiencia al nivel de pensamientos y palabras, es cuando ocurre la interpretación. La reinterpretación, sugiere dar a la enseñanza una nueva forma. El hombre número siete es el único capaz de tomar tal responsabilidad. Burton, por cierto, presume tener la comprensión de un hombre número siete. “Todos ustedes hacen muy bien simplemente al oírme. Es la discrepancia entre un hombre número cuatro y un hombre número siete, la discrepancia entre su comprensión y la mía.” (17) .” Que una reinterpretación de la enseñanza seria necesaria a penas una generación después de la muerte de Gurdjieff, es dudoso cuando mucho. (18)

Y suponiendo que tal interpretación fuera necesaria, la legitimidad de la ‘interpretación’ de Burton es plenamente sospechosa por dos razones. Primero, Burton nunca tuvo un maestro legítimo de El Cuarto Camino. Segundo, él nunca se ha sometido a la disciplina y el entrenamiento de El Trabajo. (19) Burton sobrepasa la cuestión de la legitimidad y el linaje de su enseñaza, situándose como un especie de Gnóstico-del-Trabajo quien tiene contacto con una escuela de un “plano superior,” donde existen maestros astrales, así que, por supuesto, él no ha tenido la necesidad de estudiar en una escuela mundana de menos valor, bajo un mero humano de maestro. Así es, entonces, como son desviadas las preguntas vergonzosas, cuyas tocan los temas centrales sobre la transmisión esotérica. Dado el nivel del narrativo ofrecido en su libro, El Recuerdo de Sí, y su falta de un enlace genuino con El Cuarto Camino de Gurdjieff, ¿uno tiene duda si Burton, bajo la apariencia de Gurdjieff, no estará dando, en realidad, su propia enseñaza, o sea, la enseñaza “Burton”? (20)

Los Centros Superiores y El Arte

El arte y la colección del arte toma un rol muy grande en la “reinterpretación” que hace Burton. Respondiendo a la pregunta del porque alienta a la colección del arte, él explica. “La belleza produce su semejanza en aquellos que la persiguen. Este sistema maravilloso enfatiza la elevacion del nivel de las impresiones en nuestro alrededor. (21) Nuestra escuela invierte en el arte, para fortalecer al octavo de las impresiones.” Además, Burton cree que “El arte verídico esta fundado en la transformación del sufrimiento, y un artista verdadero es un mundo en si mismo. (22) El arte es sinónimo al propio yo, y no existe ninguna forma del arte, que sea mas elevado que el alma de uno mismo.” Esto también, esta opuesto a Gurdjieff, quien se dedica un capítulo entero sobre el tema del arte en su Primera Serie. En ninguna parte del mismo indica Gurdjieff que el arte “esta fundado en la transformación del sufrimiento” o que un artista es “un mundo en si mismo.” Estas son nociones cotidianas y populares, con raíces en la secularización del arte y de los artistas desde el periodo pos-Renacimiento. Al contrario, Gurdjieff describe el deliberado y conciente proceso de la creación del arte objetivo por los miembros del club de los “Adeptos del Legominísmo.” (23) Refiriéndose al lugar de los artes en la vida de la Hermandad de Amigos, Burton dice, “Es interesante como nosotros nos desarrollamos el hábito de saturarnos de la cultura: el concierto, este cuarto, la música, las impresiones, todos estos hidrógenos son hidrógenos superiores. De esto, intentamos crear el recuerdo de sí.” (24) .” Contrasta esto a lo que dice Gurdjieff: “La cultura crea a la personalidad y al mismo tiempo también es el producto y el resultado de esta Ultima. No nos damos cuenta que toda nuestra vida, todo lo que llamamos civilización, ciencia, filosofía, arte, política, son creaciones por la personalidad, es decir, de todo lo que en el hombre ‘no le pertenece.'” (25) Además, las condiciones de trabajo en la Prieuré eran duras. Frecuentemente, no había calificación en el chateau, la alimentación era escasa, e intencionalmente las condiciones eran inhóspitas. Compara esto a la afición de Burton, para dar cenas a todo lujo, la coleción de árte, la ópera etc.

La Historia Escrita de Nueva y

La introducción del libro ubica a Roberto Burton como figura central entre el mundo espiritual. Casi cada oración ha sido cuidadosamente ingeniada para poder desmentir cualquier cargo que surge. Ingenuamente, presenta a Gurdjieff (“Un místico Griego-Armenio y maestro de bailes sagrados”) (26) y Uspenskii como iguales, donde se supone que Gurdjieff junto a una colección de enseñazas de varias fuentes orientales y que luego se las enseñó a Uspenskii. Nos dice que Gurdjieff fue el sabio de lo físico, Uspenskii el sabio del lo intelectual, y ahora, Burton, lo introducen como el sabio de lo emocional.

Cualquier persona familiarizada con lo que se conoce de la historia de la enseñaza de Gurdjieff, reconocerá la falta de verdad de esta interpretación. Gurdjieff trajo al occidente, una enseñaza antigua, completa y cuidadosamente reformulada para nuestro tiempo. (27) Al contrario, Uspenskii, a pesar de haber asimilado una parte de esta enseñaza, y haber anotado lo mismo fielmente hasta lo que él pudo, no trajo una enseñanza como lo hizo Gurdjieff. Así como se puede reconocer que San Pablo, a pesar de su iluminación y sus labores, no estaba en el mismo nivel que Jesús Cristo, tanto así Uspenskii no esta en el mismo nivel que Gurdjieff. Ya reconociendo esto como el hecho que es, el argumento de Burton tanto como su supuesto lugar junto a Gurdjieff y Uspenskii se desbarata.

A veces, Burton se aleja tanto de la enseñaza de Gurdjieff, que cualquier contacto con ella es difícil. Cuando se le pregunta, “¿Está nuestra habilidad del recuerdo de sí controlado por los dioses?” él contesta, “Sí. Uno esta encarrilado a través de nueve vidas, y cada vida contiene lo máximo que uno puede aguantar. Cada persona que entre al camino será inmortal — esa es la razón por la cual existe el camino.” (28) Burton le presta mucha importancia a los dioses, inclusive, ha cambiado el nombre del pueblo donde reside la Hermandad, de Renacimiento al nombre, Apolo. Parece que, dado sus propias referencias, Burton es pagano. Esto sería estar completamente opuesto a Gurdjieff, quien nunca habló de los dioses como tales, y además tenía respeto profundo hacía el Cristianismo (él decía que la enseñaza del Cristianismo era la mas pura de todas antes de su corrupción). Mas adelante, Burton sigue con la profecía: “Nuestra escuela producirá siete seres concientes. Apolo [el nombre de su escuela] no llegará al cúspide de su potencial, aún por siglos o milenios enteros. Nuestra escuela es una de las mejores escuelas en toda la historia, y eso es porque el sufrimiento es tan abundante.” (29) [itálicos añadidos] Muchas veces sus declaraciones son vagas y frecuentemente no son comprobables. Sin embargo, con candor aparente, Burton confiesa: “Todavía tengo considerable dificultad con la transformación de las emociones negativas, principalmente debido a la violencia del sufrimiento que he tenido que absorber por levantar a la escuela, y la humanidad, fuera del caos de la guerra inminente de los hidrógenos.” (30) Nos advierte de desastres inminentes , de las guerras de los hidrógenos, que por supuesto, únicamente los miembros de su escuela podrán sobrevivir.

Quién es Burton

El tono del libro da la impression que Burton es un sabio, simpático, paciente, gentil y un poco femenino. Es una mezcla de la seriedad convencional del santo de yeso-estatua con el intelectual que sabe apreciar el arte y la naturaleza quien cree en sus propios sentimientos. Quizás no ha leído lo que dice Gurdjieff acerca de los sentimientos—La Fe en el sentimiento es una debilidad… El Amor del sentimiento provoca lo contrario… La Esperanza del sentimiento es servidumbre—y (31) mucho menos aún, parece haber leído sobre la Razón Objetiva.

Burton aparenta nunca haber tenido un momento desordenado o penoso en toda su vida. Refiriéndose a “una pequeña dificultád en escuchar a la música esta noche,” él dice “Un ‘yo’ del trabajo me avisó, utilizando un tono de voz gentil y sin sentencia, ‘No puedes hablar si no puedes escuchar.’ Era una fuerza de tercera línea ayudándome a escuchar.” (32) El recuerdo de sí empieza con el shock de la realización que uno se ha olvidado. Cuando dice que tiene una “pequeña dificultad,” será esto un eufemismo de olvidarse a si mismo? ¿Que fue lo que se sustituí en el lugar de escuchar? Contrasta esto con cualquier libro de Gurdjieff, particularmente la Tercera Serie. Aquí mismo Gurdjieff divulga la profundidad de su desesperación al fracasar en sus intentos de recordarse a si mismo o a trasmitir su enseñaza a otros; él contempla el suicidio, y se da cuenta de lo que tiene que sacrificar para efectuar el recuerdo de sí, como tambien para tener la energia de poder continuar. No es algo bonito.

En un pasaje revelador, Burton confiesa, “En septiembre de 1967, a través de mi primer maestro, yo conocí a la Influencia C. Jamás he estado tan impresionado con ninguna otra cosa.” (33) Aunque Burton se refiere allí a su primer “maestro,” según él, no había necesidad de mencionar el nombre del maestro, porque fue un simple instrumento para poder contactar la Influencia C. Burton hace demás de su relación con la Influencia C, y la concretiza en ángeles y dioses con quienes él esta en contacto directo. [Vea pie de pagina #38] Todo esto lo presenta como forma totalmente distorsionada del diagrama de influencias de Uspenskii (pocas personas tienen la realización de que ese diagrama fue un invento de Uspenskii, y no de Gurdjieff. Por cierto, Gurdjieff descarto el diagrama sin comentario alguno). (34)

El único ‘maestro’ vivo que ha tenido Burton, y hasta eso, no por mucho tiempo, fue Alex Horn. Y Horn era un faux Gurdjieffiano. Así que Burton se ha hecho en su propio imagen. Poseedor de una mente fuerte y de una ego-voluntad también fuerte, Burton, parece haber reducido y representado en falso a la enseñanza de El Cuarto Camino, dando a ella, un mentalismo a la Norman Vincent Peale, en lo cual toda experiencia se interpreta a través de la mente y la imaginación. (35) Por no haber trabajado en si mismo a través del cuerpo, uno intuye que Burton, sin darse cuenta, se ha encarcelado dentro lo que él llama ‘la mente superior,’ que en realidad es el psique, así que él se ha puesto a la misericordia de sus ‘dioses.’ (36)

La enseñanza de El Cuarto Camino no es de juego. Así como fue representada por medio de Uspenskii, aparenta ser algo muy sencillo, pero esa apariencia engaña. Gurdjieff advertía con frecuencia que al asimilar la enseñanza equivocadamente, o como también, solo en parte, (37) lo convierte a uno en “un candidato para un asilo de lunáticos.””

Después de haber negado al cuerpo y controlado a la mente, no es ninguna sorpresa que el centro sexual de Burton parece estar controlándolo a él, en lugar del contrario. Plagado, a través de los años, con una serie de demandas legales contra él iniciados por ex-alumnos-barones jóvenes y hombres casados-que solamente arreglos fuera de la corte han salvado a su nombre del escándalo público. Pero todo eso terminó cuando en noviembre del año pasado, el periódico, Los Ángeles Times, destacó a Burton y a su escuela Apolo, en un articulo salido en la primera planilla. (38)

La pregunta ahora ya no se trata de Robert Burton y su nivel de comprensión, sino de una pregunta mucho mas significante y mucha mas seria: ¿Será la enseñaza de Burton una reinterpretación nueva o una distorsión de El Cuarto Camino de Gurdjieff? ¿O peor aún, será una desviación? En su libro, El Reino de la Cantidad y Las Señales de Los Tiempos, el esotéricista René Guénon, dice que la destrucción de una enseñaza empieza con su distorsión, la cual es una preparación para una desviación subsiguiente. Esta desviación, en cambio, prepara el camino para una “contra iniciación,” cuyo efecto será, según Guénon, “el reinado de lo que se ha llamado, ‘la espiritualidad invertida”…una parodia de la espiritualidad, una imitación pero en sentido inverso, y entonces la misma espiritualidad aparece como su opuesta.” (39)

Nosotros no presumimos saber quien es Burton. Obviamente, es alguien fuera del común, y es una personalidad poderosa con un talento especial para la promoción y la organización. Quien sea que fuera, una lectura cuidadosa de su libro y el estudio de su vida clarifica una cosa: Burton no está-y nunca ha estado-en el linaje de Gurdjieff. Así es, que la ‘reinterpretación’ de Robert Earl Burton de la enseñaza antigua de El Cuarto Camino es, sin ninguna duda, una distorsión indiscutible.

Notas
( 1) En 1971, Burton incorporó a la Hérmandad de Amigos. A la vez, esta organización abrió los Centros – Gurdjieff – Ouspenshy, en cuidades principales alrededor del mundo. La Hermandad cuenta con approximadamente dos mil estudiantes (cuenta mundial), un ingreso annual de donativos y otras fuentes monitarias, de 48 milliones de dólares, y son los dueños y operadores de su propio rancho – viñedo y vinateria en Apolo, CA.

(2) SR, p. 1.

(3) El Recuerdo de Sí, edición en inglæs titulada, Self-Remembering (SR), p. 1. (Para este articulo todo los pasajes del libro El Recuerdo de Sí han sido traducidos de la edición en inglæs. Asi, todas las paginas se refieren a la edición en inglæs.)

Cuando un estudiante pregunta mas adelante, “¿los centros mayores emotivos e intelectuales constituyen el ser?” Burton contesta, “Sí.”Pero Gurdjieff y Uspenskii raramente se refieren al ser. El Guía y Indice de la Primera Serie tiene registrado una sola entrada de la palabra “ser” sin guión; aparece solamente tres veces en En Busca…. Casi siempre la palabra es la primera parte (en el lenguaje inglès) de un término compuesto, por ejemplo, el recuerdo de síí, la observación de sí mismo, la voluntád de sí mismo, o el amor de sí mismo. Se utiliza para referirse generalmente a la persona en su totalidad, cual sea su nivel de conocimiento, no solamente para demostrar a los dos centros superiores.

(4) SR, p. 10.

(5) SR, p. 17.

(6) SR, p. 28.

(7) SR, p. 26.

(8) P.D. Ouspensky, En Busca de lo Milagroso, p. 248. Vea tambien p. 163 y la exposión sobre el rasgo principal.

(9) SR, p. 28.

(10) SR, p. 14.

(11) G.I. Gurdjieff, Tercera Serie, p. 19

(12) SR, p. 6.

(13) SR, pp. v and 192.

(14) Mientras algo permanece dentro de los límites de una forma, aun en su expresion mas elevada, permanece dentro del mundo de las formas. Pero, las experiencias verídicas comienzan donde no existe forma ninguna. De otra manera, se queda en el mundo del sujeto-objeto, ese dualísmo de la forma y la experiencia de esa forma.

(15) SR, p. ix.

(16) La manera que utilza la palabra “personal” es otro índice que Burton no ha tenido maestro. Lo que se trasmite se experimienta en manera impersonal.

(17) SR, p. 181.

(18) Por ejemplo, Burton ha inventado una metáfora en donde un juego de baraja representa los centros y partes de los centros atraves de la cúal el “reinterpreta” la ense’anza de Gurdjieff. Resulta ser nada mas que una fórmula que hace posible hacer un atajo de nominacion, que como otras invenciones supuestamente relacionadas con el trabajo, como estudios de personalidades y topologías corporales, se presta bién a la “solidificación” y el uso abusivo de los individuos poseidos de poder y control.

Aunque Gurdjieff escribió y habló de “tipos” en muchos contextos variados; nunca los codificó en un sistema que podría ser exploitado indicriminadamente por personas de nivel inferior de ser. La única excepción a esta regla fue los brindís a los “Idiotas.” Pero, con la glorificación de los tipos de “idiotas,” èl aseguró que la tipología no sería abusada, o sea, al referirse a alguien mas como un idiota los ponen en guardia, y entonces lo hace dificil convencerlos de los motivos nobles de uno mismo.

(19) El unico maestro de Burton fue Alex Horn, una persona que nunca estuvo en el trabjo Gurdjieffiano. Horn era un actor con un dón para lo dramatico, y aprendio del trabajo atraves de su segunda esposa. Ella habia pasado varios meses en La Academia Internacional de Educación Continua en Sherbourne, Inglaterra. Despues de poco tiempo con Horn, Burton fue expulsado del grupo.

(20) De acuerdo a algunos relatos con estudiantes pasados, a Gurdjieff lo menciona poco. Los comentarios de Uspenskii y Nicoll son enfatizados porque ambos niveles de desarollo y discurso logico hacen poca demanda esoterica en el lector.

(21) SR, p. 164.

(22) SR, p. 165.

(23) G.I. Gurdjieff, Third Series, pp. 449-523.

(24) SR, p. 33.

(25) P.D. Ouspensky, In Search of the Miraculous, p. 162.

(26) SR, p. ix.

(27) “La ense’anza cuya teoria exponemos aqui es completamente autonoma, independiente de todos los otros caminos, y hasta ahora ha permanecido del todo desconocida.” In Search of the Miraculous, p. 286.

(28) SR, p. 153.

(29) SR, p. 185.

(30) SR, p. 176.

(31) G.I. Gurdjieff, First Series, p. 361.

(32) SR, p. 76.

(33) SR, p. 151.

(34) P.D. Ouspensky, Search, p. 204.

(35) “Pero como consecuencia del trabajo equivocado de los centros, a menudo sucede que el centro sexual entra en contacto con la parte negativa del centro emocional o del centro instintivo. De ahí que ciertos estímulos particulares, o aun cualquier estímulo del centro sexual, pueden evocar sentimientos desagradables, sensaciones desagradables. Las personal que experimentan tales sensaciones o tales sentimientos, suscitados en ellas por las ideas o imaginaciones ligadas al sexo, llegan a considerarlos como pruebas de virtud o como algo original; de hecho, estas personas simplemente son enfermas.” In Search of the Miraculous, p. 258.

(36) En los ultimos a’os de la decada de los anos 1970’s, Lord Pentland, el hombre que Gurdjieff escogio como lider del trabajo en los Estados Unidos de Norteamerica, visito a la mansion de Burton para pedir su apollo financiera para la produccion de la pelicula, “Encuentros con Hombres Notables.” Sin embargo, Burton creyo que Pentland habia venido para entregarle todos sus estudiantes, porque habia realizado el desarollo superior de Burton. Como regalo, Burton le dio a Pentland una almuada para dormir, muy hermosa y muy cara tambien. Sentados junto a ellos en la cena habian varios de los mejores alumnos de Burton. El dia siguiente, uno de ellos dejo a Burton para estudiar con Pentland. Su comentario fue: “No habia ninguna duda de cual homre estaba despierto y cual dormido.”

(37) Vemos esto con el supuesto movimiento del “eneagramo” de Helen Palmer, quien cree que “la tradición oral” del eneagramo fue pasado a ella atravez de Claudio Naranjo, la persona que Oscar Ichazo exilo por su propia grandiosidad. Usando al eneagramo como instrumento de la personalidad es como tomar a la confesión fuera del catolicismo, y pensar tener algo muy especial. Aunque el eneagramo aparecio por primera vez en el occidente atravez de Gurdjieff, su papel ha sido minimizado y ahora, son Ichazo y Naranjo,de sucerdo a sus fieles, que son los “padres del eneagramo.” La Gurdjieffiana pasada, Kathy Speeth, quien dejo a su maestro Lord Pentland por los brazos de Naranjo en los a’os 1970’s, ahora desconoce al movimiento del eneagramo que ella, en parte, creyo. Como tambien Naranjo desconoce el mismo movimiento. Pero con multiples libros y boletines de noticias y las 1,500 personas que asistieron a la primera Conferencia Internacional del Eneagramo en Stanford, la popularizacion tanto como la degradacion del simbolo esoterico continua de manera desafrenada.

(38) “Los Problemas Contaminan a un Santuario Cerebral,” por Jennnifer Warren, LA Times, 11 – noviembre, 1996. Despues de mencionar a la explotacion financiera de los miembros del grupo de Burton, el articulo habla de los jovenes y los hombres casados que Burton ha seducido bajo la aparencia de ser un angel, que representa a la influencia C, el cual deseaba tener relaciones sexuales con ellos. (Esta es una vibracion muy refinada que el cuerpo puede identificar inicialmente, como energia sexual. Pero, esto, solamente es una de sus caracteristicas. Cualquier identificacion o imaginacion respecto a tal influencia, aborta de inmediato la elaboracion de esa vibracion.). Ademas, el articulo menciona la amarga ironia que Burton, presionado por litigaciones legales, y despues de a’os de haber negado la membrecia a la Hermandad a los homosexuales, ahora se encuentra forzado de admitir a su propia homosexualidad.

(39) René Guénon.. El Reino de la Cantidad y las Se’ales de Los Tiempos, p. 321.

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El Recuerdo de Sí… Integrado …

El Recuerdo de Sí… Integrado …

El recuerdo de sí, es ya una forma de meditación, pero de foco disperso o más bien, global. Es una forma de autoobservarse como siente y piensa el sistema límbico-mente subconsciente e inconsciente y cómo maneja al neocortex: los hemisferios cerebrales, impeliendo su actividad sin un criterio objetivo y unificador. El denominador común de ambos hemisferios cerebrales es el Sistema Límbico, y en él, el cuerpo calloso es el asiento de nuestra voluntad y consciencia personal. Si lo activamos hasta dominar y silenciar los hemisferios y su automático accionar, podremos observar o enfocar el sistema límbico hacia dentro. Y es hacia dentro que nos conecta con la luz y su doble naturaleza: partícula – onda: forma y vacío lleno de infinita energía inteligente y virtual. Pero también podremos observar hacia fuera con objetividad inusual. Es necesario observar hacia dentro y hacia fuera…

El recuerdo de Sí, pone al descubierto la multitud de yoes o voluntades independientes negativas y positivas que tenemos trantando cada una de imponer su voluntad a toda costa aprovechado las circunstancias favorables del momento. Esto impide que nuestra energía se concentre y se emplee contrastada y por ello adecuadamente en un fin conveniente y de modo adecuado para tal fin. La situación es comparable al de un trozo de hierro que quisiera comportarse como un imán, pero que no lo consigue porque todos sus pequeños campos magnéticos atómicos están a su aire sin una dirección única y liderada.

El recuerdo de Sí, sin inteligencia, es como la mirada consicente de un animal, despierto pero vacío… Es preferible despertarse por inteligencia y trabajo arriesgado-coherente, que por mera repetición u observación ingenua. En tal sentido, cualquier idea que se tenga en mente todo el día sin olvidarla en ningún instante, puede servir para unificar la mente o voluntad; la sonrisa interior puede ser más válida que el estar todo el día despierto tontamente a base de repetir un mantran. Es muy posible que si uno lucha todo el día por ser conscientemente coherente y virtuoso esté practicando a la vez las dos formas del recuerdo de Sí, complementarias y por tanto el recuerdo más imporante o Integrado.

La importancia del recuerdo de sí mismo

En “Fragmentos de una enseñanza desconocida”, Ouspensky le hace una pregunta a Gurdjieff acerca de la consciencia. G. en su respuesta resalta la importancia de “recordarse a uno mismo” y explica que el hombre, aunque este despierto, pasa por momentos de completa inconsciencia. Luego O. nos cuenta acerca de los resultados de sus experimentos  y observaciones referidos al recuerdo de sí mismo:

…al observar en usted mismo las apariciones y desapariciones de la  conciencia verá inevitablemente un hecho que nunca ve, del cual jamás se ha dado cuenta, y es que los momentos de conciencia son muy cortos y están separados los unos de los otros por largos intervalos de completa inconsciencia, durante los cuales su máquina trabaja en forma automática. Verá que puede pensar, sentir, actuar, hablar, trabajar, sin estar consciente. Si usted aprende a ver en usted mismo los momentos de conciencia y los largos períodos de mecanicidad, verá en los otros, con la misma certidumbre, en qué momentos son conscientes de lo que hacen y en qué momentos no lo son.

“Su principal error es el creer que siempre tiene conciencia, el creer, en general, que la conciencia siempre está presente o que nunca está presente. En realidad, la conciencia es una propiedad que cambia continuamente. Ora está presente, ora no lo está. Hay diferentes grados, diferentes niveles de conciencia. (…)

—Hasta ahora, dijo él, ninguno de ustedes ha captado la importancia capital del punto que, sin embargo, yo les había señalado. Ustedes siempre se olvidan, nunca se acuerdan de sí mismos. (Pronunció estas palabras con una insistencia especial.) Ustedes no se sienten a sí mismos; no son conscientes de sí mismos. En ustedes, «se observa», o bien «se habla», «se piensa», «se ríe»; ustedes no sienten: «Soy yo el que observa, yo observo, yo noto, yo veo.» Todo se nota por sí solo,  se ve por sí solo… Para llegar a observarse realmente, ante todo hay que recordarse a sí mismo (insistió de nuevo). Traten de recordarse a sí mismos cuando observen, y más tarde me dirán lo que ha pasado, cuál ha sido el resultado. Tan sólo tienen valor los resultados obtenidos durante el recuerdo de sí. De otra manera, ustedes mismos no existen en sus observaciones. Y en este caso, ¿qué valor pueden tener?”

Estas palabras de G. me hicieron reflexionar mucho. De inmediato me pareció que eran la llave de todo lo que había dicho antes sobre la conciencia. Sin embargo, decidí no sacar de ellas conclusión alguna, sino solamente tratar de  recordarme a mi mismo mientras me observaba.
Desde las primeras tentativas, pude ver cuán difícil era esto. Al comienzo, las tentativas de recuerdo de sí no me dieron ningún resultado, pero me mostraron que de hecho nunca nos recordamos a nosotros mismos.

—¿Qué más quiere usted? dijo G. Comprender esto tiene en sí una importancia capital. Los que saben esto ya saben mucho. Todo el problema es que nadie lo sabe. Si usted le pregunta a alguien si puede recordarse a sí mismo, naturalmente le contestará que si. Si le dice que no puede recordarse a sí mismo, se enojará o pensará que usted está loco. Toda la vida está basada en esto, toda la existencia humana, toda la ceguedad humana. Si un hombre sabe realmente que no puede recordarse a sí mismo, ya está cerca de una comprensión de su ser.”
Todo lo que decía G., todo lo que yo pensaba y sobre todo lo que me habían mostrado mis tentativas de “recordarme a mí mismo” me convencieron muy rápidamente de que me encontraba en presencia de un problema enteramente nuevo que hasta ahora la ciencia y la filosofía habían descuidado.

Pero antes de hacer deducciones, trataré de describir mis tentativas de “recordarme a mí mismo”.

Mi primera impresión fue que los ensayos de recuerdo de sí, o de ser consciente de sí, de decirse: Soy yo el que camina, soy yo el que hace esto, al tratar continuamente de experimentar la sensación de este yo — detenían los pensamientos. Cuando tenía la sensación de mí, ya no podía ni pensar ni hablar: las mismas sensaciones se obscurecían. Por eso no se puede “recordarse a sí mismo” de esta manera sino por algunos instantes.

Yo había ya hecho ciertos experimentos en “detener el pensamiento” del tipo de aquellos que son mencionados en los libios sobre el yoga, por ejemplo el libro de Edward Carpenter: From Adam’s Peak to Elephanta, aunque en este caso se trata de una descripción muy general. Los primeros ensayos de “recuerdo de sí” me hicieron recordar mis tentativas anteriores. En efecto, ambas experiencias eran casi idénticas, con la única diferencia de que al detener los pensamientos la atención está totalmente orientada hacia el esfuerzo de no admitir pensamientos, mientras que en el acto del “recuerdo de sí” la atención se divide: una parte se dirige hacia el mismo esfuerzo, otra hacia la sensación de sí.

Esta última experiencia me capacitó para llegar a una cierta definición, posiblemente muy incompleta, del “recuerdo de si”, que sin embargo probó ser muy útil en la práctica. Yo hablo del recuerdo de sí, en lo que se refiere a la división de la atención: siendo ésta su rasgo característico.
Me la representé de la siguiente manera:

Cuando observo algo, mi atención está dirigida hacia lo que observo.

Yo ————————————> el fenómeno observado.

Cuando, al mismo tiempo, trato de recordarme a mí mismo, mi atención está dirigida a la vez hacia el objeto observado y hacia mí mismo.

Yo <————————————> el fenómeno observado.

Habiendo definido esto, vi que el problema consistía en dirigir la atención sobre uno mismo sin permitir que se debilite o se eclipse la atención dirigida sobre el fenómeno observado. Más aún, este “fenómeno” podía estar tanto dentro de mi como fuera de mí.

Las primeras tentativas de hacer tal división de la atención me mostraron su posibilidad. Al mismo tiempo hice otras dos comprobaciones. En primer lugar vi que el “recuerdo de sí” resultante de este método no tenía nada en común con la “introspección”, o el “análisis”. Se trataba de un estado nuevo y muy interesante, con un sabor extrañamente familiar.

En segundo lugar comprendí que momentos de recuerdo de sí ocurren de hecho en la vida, aunque raras veces, y que sólo la producción deliberada de estos momentos creaba la sensación de novedad. Yo había tenido además la experiencia de tales momentos desde mi más temprana infancia. Llegaban, ya sea cuando me encontraba en circunstancias nuevas o inesperadas, en lugares nuevos, entre extraños, por ejemplo durante un viaje; uno súbitamente mira a su alrededor y se dice: “¡Qué extraño! ¡Yo, y en este lugar!”, o en momentos muy emocionales, en momentos de peligro, en momentos en que es necesario conservar la cabeza, cuando uno oye su propia voz y se ve y se observa a sí mismo desde afuera.

Vi muy claramente que los primeros recuerdos de mi vida, que en mi propio caso eran muy tempranos, habían sido momentos de “recuerdo de sí”. Y en el mismo instante tuve la revelación de muchas otras cosas. De esta manera pude darme cuenta que no me acordaba realmente, sino de los momentos en que me había recordado a mí mismo. De los otros momentos sólo sabía que habían transcurrido. No era capaz de revivirlos enteramente, ni experimentarlos de nuevo. Pero los momentos en que me había “recordado a mí mismo” estaban vivos y no diferían en manera alguna del presente. Aún temía el llegar demasiado rápido a conclusiones, pero ya veía que me encontraba en el umbral de un gran descubrimiento. Siempre me había asombrado ante la debilidad y la insuficiencia de nuestra memoria.

P.D Ouspensky

Preguntas:

¿Te acordas a vos mismo durante el dia?
¿Cuál es la maxima cantidad de tiempo que podés recordarte sin distraerte?

El Cuarto Camino

El Cuarto Camino es una corriente para el conocimiento de sí y por ende el desarrollo de la conciencia, fue creado en 1941 por: George Ivánovitch Gurdjieff. Él le da a la Corriente el nombre de Cuarto Camino debido a que a principios del siglo XX, se conocían tres caminos serios para el desarrollo de la conciencia: el camino de los faquires, el camino de los monjes y el camino de los yoguis. 

El primer camino para desarrollar la Conciencia es el de los faquires, que utilizan adversas y dolorosas posturas físicas, sostienen profundos niveles de concentración sobre su cuerpo creando por encima de las mortificaciones corporales una maravillosa y poderosa voluntad que los lleva al despertar de la conciencia.

El segundo camino ha sido el de los monjes que viven en monasterios dedicando su vida al desarrollo de su esencia por medio de oración, meditación, adversidades como es flajelarse, ayunar, encierros en celdas, cantos para hacerles sentir vibraciones tan intensas que acarician su espíritu nutriéndolo y ayudándolo a nacer a una nueva y real valoración de la existencia.

El tercer camino ha sido el de los yoguis, estos seres que se retiran aún de sus propias comunidades para vivir solos en las propias montañas y se mantienen concentrados en razonamientos y meditaciones acerca de la existencia en busca de la iluminación que produce la conciencia.

El cuarto camino nos corresponde a quienes vivimos inmersos en la vida mundana y material y deseamos evolucionar a un nivel superior de conciencia y espíritu sin vernos obligados a retirarnos de nuestra manera de vivir cotidianamente y mejor aún, en vez de provocarnos la adversidad necesaria por medio de ayunos, flagelación, etc., aprovechando la adversidad que nos otorga la maestra vida exterior.

Palabras de Gurdjieff ante su discípulo Ouspenky

Palabras de Gurdjieff ante su discípulo Ouspenky, del libro, “Fragmento de una enseñanza desconocida”:

—Pero si me uno a su grupo, le dije, me encontraré ante un problema muy difícil. No sé si usted exige de sus alumnos la promesa de mantener en secreto todo lo que aprenden; yo no podría hacer semejante promesa. Dos veces en mi vida pude haberme unido a grupos cuyo trabajo, que me interesaba mucho, era análogo al suyo, según creo comprender. Pero en ambos casos, el unirme hubiese significado comprometerme a mantener secreto todo cuanto pudiera haber aprendido. Y en ambos casos rehusé, porque ante todo soy escritor; quiero permanecer absolutamente libre para decidir por mi mismo lo que escribiré y lo que no escribiré. Si me comprometo a mantener en secreto lo que me digan, quizá luego me sería muy difícil separarlo de lo que pudiera ocurrírseme sobre el tema, o de lo que surgiera en mí espontáneamente. Por ejemplo, no sé todavía casi nada acerca de sus ideas; sin embargo, estoy seguro de que cuando comencemos a hablar, llegaremos pronto a las cuestiones del espacio y del tiempo, de las dimensiones superiores, y así sucesivamente. 

Estas son cuestiones sobre las cuales he trabajado desde hace muchos anos. No tengo ninguna duda de que deben ocupar un lugar importante en su sistema.” G. asintió. —Ahora bien, usted ve que si habláramos ahora bajo promesa de silencio, yo no sabría a partir de ese momento lo que podría escribir, y lo que ya no podría escribir. —¿Pero cómo ve usted este problema, entonces? me dijo G. No se debe hablar demasiado. Hay cosas que no se dicen sino a los alumnos. —No podría aceptar esta condición sino temporalmente, dije. Naturalmente, sería ridículo ponerme a escribir en seguida sobre lo que habría aprendido de usted. Pero si usted no quiere en principio hacer un secreto de sus ideas, si usted se interesa sólo en que no sean transmitidas en forma distorsionada, entonces puedo aceptar tal condición, y esperar hasta tener una mejor comprensión de su enseñanza, Cierta vez conocí a un grupo de personas empeñadas en una serie de experimentos científicos sobre una escala muy amplia.

No hacían ningún misterio de sus trabajos. Pero habían puesto la condición de que ninguno de ellos tendría derecho de hablar o escribir acerca de experimento alguno a menos que él mismo pudiese llevarlo a cabo. Mientras él mismo fuese incapaz de repetir el experimento, tendría que callarse. —No pudría haber hecho una mejor formulación, dijo G., y si usted quiere observar esta ley, no surgirá jamás este problema entre nosotros. —¿Hay condiciones para entrar en su grupo? le pregunté. -: Y un hombre que participa, estaría atado desde entonces tanto al grupo como a usted? 

En otros términos, quiero saber si es libre de mirarse y abandonar el trabajo, o bien si debe tomar obligaciones definitivas sobre si. Y ¿qué hace usted con él si no las cumple? —No hay ninguna condición, dijo G., y no puede haberla. Partimos del hecho que el hombre no se conoce a sí mismo, que no es (acentuó esta spalabras), es decir que no es lo que puede y debería ser. Por esta razón no puede comprometerse, ni asumir ninguna obligación. No puede decidir nada en cuanto al futuro. Hoy es una persona, y mañana es otra. Desde luego, no está atado a nosotros en forma alguna, y, si quiere, puede abandonar el trabajo en cualquier instante y marcharse. No existe ninguna obligación, ni en nuestra relación hacia él, ni en la suya respecto a nosotros.

“Puede estudiar, si esto le gusta. Tendrá que hacerlo por largo tiempo y trabajar mucho sobre sí mismo. Si un día llega a aprender lo suficiente, entonces la cosa será diferente. Verá por sí mismo si quiere o no nuestro trabajo. Si lo desea, podrá trabajar con nosotros; si no, puede irse. Hasta ese momento, es libre. Si se queda después de esto, será capaz de decidir o de hacer sus arreglos para el futuro.”Por ejemplo, considere usted esto: no al comienzo, por cierto, sino más tarde, un hombre puede encontrarse en una situación en que al menos por un tiempo debe mantener en secreto algo que ha aprendido. ¿Cómo podría un hombre que no se conoce a sí mismo comprometerse a guardar un secreto? Naturalmente puede prometerlo, pero ¿podrá mantener su promesa? Ya que él no es uno, tiene en sí una multitud de hombres. Uno entre ellos promete y cree que quiere guardar el secreto. Pero mañana otro en él se lo dirá a su mujer o a un amigo frente a una botella de vino, o bien dejará que cualquier vivo le tire de la lengua, y él dirá todo aun sin darse cuenta. O bien alguien le gritará inesperadamente, y al intimidarlo, le hará hacer todo lo que quiera. ¿Qué tipo de obligaciones podría entonces asumir? No, con un hombre tal no hablaremos seriamente. Para ser capaz de guardar un secreto, un hombre debe conocerse y debe ser. Por eso, un hombre tal como lo son todos los hombres, está muy lejos de esto.  “Algunas veces, fijamos condiciones temporales para la gente. Es una prueba.>> Ordinariamente, muy pronto dejan de observarlas, pero esto no importa, porque nunca confiamos un secreto importante a un hombre en el cual no

tenemos confianza. Quiero decir que para nosotros esto no importa, si bien destruye ciertamente nuestra relación con él, y él pierde así su oportunidad de aprender algo de nosotros, si es que hubiera algo que aprender. Esto también puede causar repercusiones desagradables para todos sus amigos personales, aunque quizás ellos no las esperen.” Espero haber respondido las dudas del hermano

Anaketón Merari

Sobre el cuarto camino (respaldo de nasdat de msn)

De: hermestrismejitro  (Mensaje original) Enviado: 19/06/2006 01:37 p.m.
ALGUIEN EN UNA DE ESAS PLATICAS ME DIJO QUE LO QUE SABIA DEL CUARTO CAMINO, ERA VAGO
ME HABLO DE MODIFICACIONES DE CUERPOS Y CREACIONES DE OTROS QUE EL CUARTO CAMINO ERA ESO TRABAJAR YA EN OTROS ESTADOS EN OTRAS DIMENCIONES ME HABLO DE LOS CUERPOS DE LUZ ALGUIEN SABE MAS DE ESTO

De: Nagual Enviado: 19/06/2006 09:32 p.m.
Tiene dos significados, uno desde el punbto de vista de magia ceremonial, y otro desde el punto de vista de Gurdjieff.

No puedo decirte aqui de lo de magia ceremonial porque hay pajaros en el alambre, pero desde el punto de vista de Gurdjieff hay mucho disponible en Google.

De: The_dark_crow_v301 Enviado: 20/06/2006 07:46 a.m.
Mas tarde te explico algo.
Por un lado tiene que ver con algo de cabala (las tres almas), por otro lado se te puede explicar con lo de merkaba o carro de elias o con la metafisica de los cuerpos de luz que explicaban los santos (no la actual de conny mendez).

Y por otro lado en algun momento se dice que dos caminos se unen atraves de una via (el arbol) formando una hibridacion en medio que hacen ese 4 camino. Creo que te lo explique un dia en el cafecito hace casi medio año =)
Fue una de las referencias que me explico en su momento Demetrio y que es posible que un par de babosos haya utilizado mal comprendida para explicar cosas como jaguar serpiente (no era jaguar era aguila ).

De: hermestrismejitro Enviado: 20/06/2006 05:47 p.m.
grasias nagual espero se de la ocasion para tal charla
y cuervo si recuerdo esa platica y si efectivamente era aguila-serpiente
lo malo es que la mayoria de referencias antiguas estan encripatadas en simbolos y de esa epoca a hoy algunos de ellos se a perdido su significado real,
y sobre la cabala es peor porque hay que entender  los sephirotes (o como se escriba) uno por uno y ahi esta en chino  ( como comentario una vez me di de topes buscando un color, un metal ,un planeta y un angel que esta ahi pero no sabia cual era y resulta que significaba lo mismo que todos los misterios, la palabra perdida y la famosa piedra esmeraldina  y esto solo para entender ese en particular si a eso sumamos otras cosas pues queda uno loco por querer comprender todo y no practicarlo

aqui es donde tu dices muy bien cuervo
eso de buscar un camino con corazon y no tanto con la mente
un camino donde lo que hagas te haga sentir mas  pleno que lo que sepas.

De: Nagual Enviado: 20/06/2006 05:51 p.m.
Un link sobre la cabala..
http://rojointenso.net/foros/index.php?showtopic=998

De: The_dark_crow_v301 Enviado: 28/06/2006 01:53 a.m.
http://usuarios.lycos.es/nocheresonante/castaneda/main.php#

De este link baja el libro de drunvalo melquiazadec sobre laz enseñanzas de la flor de la vida. hay otro mas sobre la flor de la vida, tambvien bajalo.

Investiga cual es la diferencia entre la estructura fibonacci y la aurea.
=)

Enseñanza y sistema de Gurdieff

ENSEÑANZA Y SISTEMA DE GURDJIEFF

Kenneth Walker

Digitalizado por Biblioteca Upasika

www.upasika.tk

PRÓLOGO

En la crítica que hace de una de mis obras más recientes, el Sr. Cyril Connolly señala que durante los últimos diez años, he estado tratando de escribir el mismo libro con éxito diverso.
Tiene razón, pues casi cada palabra que he escrito desde la publicación de Diagnosis of Man (Diagnóstico del hombre) en 1942, ha reflejado distintos aspectos de la enseñanza de Gurdjieff, enseñanza que forma un todo completo, sólido e integral. Y ahora, todos estos esfuerzos anteriores culminan en la tentativa de proporcionar una exposición más completa del sistema psico-filosófico que ha impartido a mis libros, la similitud en la que se funda la queja del señor Connolly. Considero por lo tanto a la presente obra como de mucha mayor importancia que cualquiera de las que la precedieron, sea cual sea el destino que le espere, y por desfavorable que sean las criticas que provoque.
Es sumamente probable que algunos de mis críticos la traten en forma muy dura, pues ninguno de ellos ha tratado jamás con indiferencia la enseñanza de Gurdjieff. O bien han advertido en ella algo muy grande, o bien han reaccionado en forma muy violenta, pues, igual que otros maestros de religiones -considero a Gurdjieff como tal- ha logrado escandalizar a sus oyentes, más que aplacarlos.
La exposición que se hace de la enseñanza de Gurdjieff en esta obra está muy lejos de ser completa. No fue mi intención dar un informe completo sobre ella, sino hacer comentarios sobre aquellas partes de su sistema de conocimiento que hayan provocado en mí una impresión muy profunda, o que me hayan convencido de que tienen una importancia especial.
Tengo que expresar mi agradecimiento a muchas personas, y no hay nadie con quien me sienta más profundamente obligado que con el principal intérprete de Gurdjieff. P. G. Ouspensky. De no haber sido por su clara exposición -tanto en sus enseñanzas verbales como en su obra póstuma, In Search of the Miraculous (En Búsqueda de lo Milagroso)-este pequeño libro sobre la enseñanza de Gurdjieff no podría haber sido escrito nunca. Quiero también agradecer la ayuda que he recibido de las obras de mi amigo de toda la vida, el Dr, Maurice Nicoll, Commentaries on the Teaching of Gurdjieff and Ouspensky (Comentarios sobre la Enseñanza de Gurdjieff y Ouspensky), The New Man (El Hombre Nuevo) y The Mark. (1) Casi no necesito decir que he obtenido también información valiosa del libro del que es autor Gurdjieff mismo, All and Everything (Todo y Todas las Cosas). Puede encontrarse la totalidad de su enseñanza en esta gran obra suya. Siempre que uno actúe con la diligencia. el conocimiento y a la comprensión necesarios para descubrirla. Si este pequeño libro mío pudiera ser el medio que sirva para que el lector se provea del conocimiento requerido para esa tarea, habrá cumplido uno de los propósitos que motivaron su publicación. En la comparación de la enseñanza de Gurdjieff con otras doctrinas orientales, y más particularmente con las del Vedanta, he recibido una gran ayuda de las importantes obras de Sri Aurobindo, The Life Divine
(La Vida Divina) y The Synthesis of Yoga (La síntesis del Yoga).
Para terminar, he reservado mi agradecimiento más cálido para los miembros del Grupo Gurdjieff de París, que tanto han hecho por ayudarme en el estudio de sus métodos, tanto en Inglaterra como en Norteamérica. Este libro lo dedico a ellos.

K.W.

CAPÍTULO 1

GURDJIEFF Y OUSPENSKY

Es una cosa fascinante. y al mismo tiempo un tanto alarmante, recorrer hacia atrás la línea del pasado y notar lo delgado que era el hilo que tejieron los Hados, y cuán fácilmente pudo haberse cortado; por supuesto que, de haberse cortado, entonces
la vida de uno hubiera sido completamente distinta, Qué lejos estaba yo de adivinar que cuando un joven periodista ruso perteneciente al personal nocturno de un diario de San Petersburgo hizo un viaje a Moscú en la primavera de 1915, estaba iniciando una cadena de acontecimientos que iban a ser de suma importancia también para mí… ¡Qué tienen que ver -hubiera protestado si un gitano clarividente me hubiera llamado la atención sobre ese acontecimiento- los movimientos de un periodista de San Petersburgo conmigo, cirujano residente del Hospital Británico de Buenos Aires. No parecía existir la menor conexión entre mi persona y cualquiera de los acontecimientos que ocurrían en Rusia. y muchas cosas tuvieron que suceder y muchos años que pasar, antes de que la senda del robusto y joven periodista ruso de pelo al ras y grandes anteojos se cruzara con la del cirujano de Buenos Aires.
Ouspensky nos cuenta en su libro. In Search of the Miraculous, que durante la mencionada visita suya a Moscú en la primavera de 1915 dos amigos, un escultor y un músico, le hablaron de un pequeño grupo de Moscú que estaba ocupado en ciertas investigaciones y experimentos difíciles de describir.
Trabajaban bajo la dirección de un griego caucásico y, un poco en contra de su voluntad, accedió a que le presentaran a su maestro caucásico. El encuentro tuvo lugar en un pequeño café, y Ouspensky hace la siguiente descripción de su primer encuentro
con Gurdjieff: “Vi un hombre de aspecto oriental, ya no joven, con bigote negro y ojos penetrantes, que al principio me asombró porque parecía estar disfrazado y completamente fuera de ambiente en ese lugar y esa atmósfera. Yo estaba todavía lleno
de impresiones de Oriente, y este hombre, con su cara de rajá indio o de sheik árabe. . . sentado aquí en este pequeño café. . . con sobretodo negro de cuello de terciopelo y una galera negra producía la impresión extraña, inesperada y más bien alarmante de un hombre mal disfrazado, cuya presencia lo embaraza a uno porque lo que ve no es lo que él finge ser, y no obstante eso uno tiene que comportarse y hablar como si no lo hubiera notado” (P. D..Ouspensky, In Search of the Miraculous).
Se encontraron varias veces más en el mismo café, y Ouspensky empezó a darse cuenta cada vez más de que el hombre con quien hablaba aquí en Moscú, este hombre que hablaba el ruso incorrectamente con fuerte acento del Cáucaso, poseía el conocimiento que él, Ouspensky, había estado buscado recientemente sin el menor éxito, en India y Ceilán. Fue el comienzo de una estrecha vinculación entre los dos hombres que duró siete años y tuvo enorme importancia para ambos.
Después vino la Guerra y la Revolución, que pusieron fin no solamente al viejo régimen Zarista sino también a toda clase de pensamiento y cultura en Rusia. En 1917 Gurdjieff y Ouspensky, con varios miembros del Grupo de Gurdjieff, se refugiaron en Constantinopla, pero estaban tan alejados del interés del autor del presente libro, como siempre lo habían estado. Fue entonces cuando el delgado hilo de los acontecimientos comenzó a acercarlos a mí. Había gente influyente en Londres que había leído el libro de Ouspensky, Tertium Organum, y que; al saber que su autor era uno de los numerosos refugiados rusos dispersos en Constantinopla, lo invitaron a ir a Londres.
El siguiente acontecimiento significativo tuvo lugar justo en los umbrales de mi casa, en el 86 de la calle Harley. “Nos han concedido una entrevista con el Secretario del Interior dentro de veinte minutos, y quiero que usted sea miembro de la delegación”. Era mi amigo Maurice Nicoll quien me decía esto y, sin darme tiempo para contestarle, me metió de cabeza en un taxi que esperaba.
-Pero, ¿qué es todo esto? -le pregunté, después de haber sido presentado a los otros miembros de la delegación.
-Se trata de Gurdjieff. Tenemos que conseguir un permiso para que venga a Londres. Ouspensky ya está aquí, y queremos también a Gurdjieff. Tú vas a representar a la medicina ortodoxa, y dirás lo importante que es que se permita venir a Gurdjieff.
Media hora más tarde ya estaba yo explicándole a un aburrido secretario del Interior lo esencial que era para el bienestar de la Medicina Británica que Gurdjieff (que para mí no era más que un simple nombre) consiguiera permiso para radicarse en Londres. Pero la Secretaría del Interior explicó al día siguiente que ya había concedido tantos permisos para oficiales Rusos Blancos. que no podía conceder uno más para Gurdjieff.
Fue así que Ouspensky se radicó en Londres y empezó a celebrar reuniones allí, mientras que Gurdjieff siguió donde estaba en París, y finalmente fundó en un castillo de Fontainebleau lo que durante tanto tiempo sólo había existido en su mente como proyecto: el Instituto para el Desarrollo Armonioso del Hombre.
Maurice Nicoll fue quien forjó el último eslabón de la larga cadena de sucesos que habían empezado, ocho años antes, con la predestinada expedición de Ouspensky a Moscú, y su encuentro con Gurdjieff. Un día me acorraló en la esquina de las calles Weymouth y Harley, y me dijo que Ouspensky estaba ahora celebrando reuniones muy interesantes en Kensington, y que él había conseguido permiso para que yo concurriera. Me explicó que a la gente sólo se le permitía entrar mediante una invitación privada, y me dejó la impresión de que podía considerarme muy afortunado por haber recibido una invitación.
-El miércoles próximo, a las ocho en punto en Warwick Gardens -fue su despedida, y desapareció.
Ya he relatado. en una obra anterior. la historia de mi encuentro con Ouspensky, de mi estrecha vinculación con él por más de treinta años y de mis subsiguientes encuentros en París con ese hombre más notable aún, George Ivanovitch Gurdjieff.
Todos estos acontecimientos, .que tuvieron para mí enorme importancia y que tienen suficiente interés como para ser registrados por escrito, han sido narrados en Venture with Ideas, pero poco fue lo que se dijo en ese libro sobre las ideas que enseñaron esos dos hombres. y fue la calidad única de su enseñanza, más que sus caracteres, lo que me mantuvo vinculado con ellos durante tantos años. Las ideas no siempre ron cosas
pasivas, obedientes, que pueden ser dejadas de lado cuando ya no nos sirven más. y esto resulta particularmente cierto en lo que respecta a las que me fueron ofrecidas directamente por Gurdjieff, o a través de Ouspensky. Había ideas que venían fuertemente cargadas de energía y que pronto comenzaron a obrar en mi interior como un poderoso fermento. Originalmente, me sentí atraído hacia ellas debido a que eran enteramente distintas de todo lo que hasta ese momento había conocido, y gradualmente se fueron apoderando de mi e impulsándome en una dirección en que al principio yo no deseaba dirigirme. Al revés de Ouspensky, quien había abandonado deliberadamente
su trabajo en 1914 con el fin de buscar en Oriente lo que él llamaba “Escuelas Esotéricas”, yo estaba, o creía estar satisfecho con las cosas tal como se presentaban. En pocas palabras, no sentía la necesidad de contar con una filosofía de la vida. Sin
embargo. me estaban sacando a tirones de la usual rutina de mi vida y de mis acostumbrados canales de pensar y sentir, no tanto por la fuerza del impacto de dos hombres poderosos -los dos notables- sino por el peso mismo de su enseñanza. Todas
estas cosas han sido explicadas en Venture with Ideas.
Gurdjieff estaba en París y Ouspensky en Londres: por lo tanto fue este último quien me enseñó el sistema de conocimiento que Gurdjieff había llevado a Rusia luego de sus años de viajes por el Oriente. Tal vez haya ocurrido también que los Hados responsables de todo lo que me estaba ocurriendo, lo hubieran dispuesto de ese modo. Gurdjieff empleaba medicinas fuertes, y dudo de que yo hubiera sido capaz de digerir su drástico
tratamiento, si lo hubiera conocido desde un principio. Debo muchísimo a Ouspensky por todo lo que hizo por mí en esos primeros años, y le estoy profundamente agradecido por su paciente y clara interpretación de la enseñanza de Gurdjieff. Tenía mejor dominio del inglés que Gurdjieff, y una mente metódica y prolija, que imponía el orden sobre el método de enseñanza menos sistematizado de este último. Su paciencia era algo real..
mente notable. De 1917 en adelante buscaba expresiones cada vez más claras para las ideas que había recibido de Gurdjieff, con la posible intención -pues nunca hablaba de ello en forma definida- de publicarlas en forma de libro después de la muerte de éste. Pero murió antes que su maestro, y entonces recayó en Gurdjieff la responsabilidad de decidir si habría de enviarse a la imprenta o no los prolijamente revisados escritos de Ouspensky. Gurdjieff tuvo oportunidad de leerlos en una traducción al ruso, y manifestó que eran una expresión exacta de su propia enseñanza, por lo que ordenó que se publicaran.

Gurdjieff y Ouspensky ya han muerto, y si alguna vez he de registrar por escrito lo que aprendí de ellos, tiene que ser ahora. He dudado durante mucho tiempo antes de embarcarme en esta tarea, y eso por muchísimas razones. Una de ellas, por cierto importante, es que yo estaba plenamente consciente de la dificultad de trasladar a un libro una enseñanza tan individual como lo es la de Gurdjieff, enseñanza que, para ser eficaz, no puede ser leída, sino impartida a los individuos en forma oral.
Gurdjieff creía que los hombres y las mujeres son divisibles en un número comparativamente pequeño de tipos, y que lo aplicable a un tipo, no lo es necesariamente a otro. De tal manera, la instrucción tiene que ser dada en forma individual, y es obvio que esto no puede hacerse en un libro. También preví la dificultad de presentar ideas, primero en la forma cruda en que las recibí de Ouspensky, para mostrar después la gradual profundización de mi comprensión de ellas con el correr de los años.
Este lento progreso en la comprensión, sólo podía ser sugerido en un libro observando el tiempo con un telescopio, y el resultado podía resulta confuso, por dejar al lector a menudo lleno de dudas sobre si las ideas que yo exponía habían sido recibidas así de Ouspensky, o si yo las había entendido en esa forma mucho tiempo después. Ese método de presentación, también podría llevarme a poner en boca de Ouspensky palabras que él nunca hubiera pronunciado, aun cuando ellas pudieran estar
completamente de acuerdo con su enseñanza. Todo esto me hizo advertir claramente que habría de enfrentarme con muchas dificultades al escribir sobre las ideas de Gurdjieff.
Gurdjieff dijo una vez: “Tengo cuero muy bueno para venderle a quienes quieran hacerse zapatos con el”, y cuando estas palabras llegaron a mi mente, inmediatamente me proporcionaron el plan correcto para mi obra. No hay mejor descripción que ésta del rol desempeñado por Gurdjieff como maestro. Era un hombre que tenía ideas de una calidad extraordinaria para venderle a quienes necesitaran ideas de esa clase. Además había utilizado deliberadamente la palabra “vender”, porque siempre sostuvo que los hombres no eran capaces de apreciar ninguna cosa que no se vieran obligados a pagar para conseguirla; el pago no tiene que ser forzosamente con dinero; pero algo tienen
que sacrificar para poder apreciar debidamente el cuero que adquieren. Otro punto importante sobre el que hizo hincapié en esta breve frase suya, fue que el cuero era para aquellos que fueran a utilizarlo en forma práctica, y no para diletantes o exhibicionistas que lo quisieran solamente para lucirse. El comprador tenía que elaborar algo con el cuero que había comprado, y nada podía resultar más útil que un par de zapatos fuertes
para el difícil viaje que es la vida. Advertí que el propósito que yo tenía que tener en vista mientras escribiera el proyectado libro, debía ser el de mostrar al lector lo excelente que era el cuero de Gurdjieff; y exhibir luego los zapatos que había fabricado con él. La mano de obra y el diseño de mis nuevos zapatos podrían, naturalmente, haber sido mucho mejores. pero algo hay que decir en su favor, y es que son mi propia obra. y
están hechos a mano.
Como se verá más adelante. después de haber hecho una reseña de las ideas de Gurdjieff, las comparo frecuentemente con otras afines provenientes de fuentes científicas, filosóficas y religiosas. He realizado estas comparaciones, porque desde hace muchísimo tiempo ha despertado en mí gran interés, comparar personalmente y contraponer las ideas de Gurdjieff a las que se me han presentado a través de variadas lecturas en el curso de los últimos treinta años. He descubierto muchas analogías
llamativas en esta forma. pero lo que quiero acentuar aquí, es que no pueden encontrarse en ninguna otra parte tantas ideas de esta naturaleza reunidas en un todo sustancial en sí mismo y coherente. Quizá sea mejor emplear un símil totalmente distinto, asimilando el sistema de enseñanza de Gurdjieff a un organismo viviente, dentro del cual ya cada una de las partes se relaciona con todas las demás, y depende de ellas.
Como la enseñanza de Gurdjieff posee las cualidades de coherencia. integración y desarrollo que son características de la vida, es por ello que estoy tratando de llevarla a conocimiento de otra gente, en la medida en que es posible hacerlo en forma de libro. Esta última frase condicional es necesaria, pues la formulación y la impresión exprimen de la palabra hablada casi toda su vitalidad, del mismo modo que cuando se aprieta a una flor, se la priva de casi toda su belleza. Todas las grandes religiones se han visto expuestas a este proceso desvitalizante. Cuando las enseñaron sus fundadores eran cosas hermosas, vivas, pero cuando los escribas, los fariseos y los abogados las asentaron en libros y rollos, quedaron tan desamparadas y resecas como los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia Anglicana.
Desgraciadamente no hay forma de evitar el efecto desvitalizante que tienen los libros sobre la enseñanza oral, y todo lo que puede hacerse a esta altura es advertir al lector que eso puede ocurrir. Tiene que ser puesto en guardia sobre otra cuestión, es decir, sobre el empleo de la palabra “sistema” en relación con la enseñanza de Gurdjieff. Es una palabra que debiera de haberse evitado, pero lamentablemente ha sido confirmada por un largo uso. La razón de que sea objetable es que la palabra “sistema” está íntimamente relacionada en nuestras mentes con adjetivos calificativos tales como correcto e incorrecto, ortodoxo y heterodoxo, y éstas son palabras a las que Gurdjieff se hubiera opuesto con todas sus fuerzas.
También se opone a ellas otro maestro moderno de las verdades espirituales: Krishnamurti, quien deplora nuestra tendencia a organizar y sistematizar la sabiduría, y lo ilustra con una parábola. Narra que un día el diablo y un amigo salieron a dar un paseo por la tierra, y en eso vieron a un hombre que se agachaba de golpe y levantaba algo del suelo. Dijo el amigo del diablo: “Será mejor que te pongas en guardia, pues ese
hombre que está allí ha recogido una partícula de la verdad.”
El diablo sonrió. sin perturbarse en lo más mínimo. “No hay ningún peligro -contestó- van a organizarla y sistematizarla, No hay motivo para preocuparse.”
El Maestro Zen del Budismo compara toda enseñanza a un dedo que apunta hacia la luna, y reprende muy severamente al discípulo, si éste pone el énfasis sobre el dedo en lugar del objeto al que el dedo apunta. Del mismo modo debe considerarse a la enseñanza de Gurdjieff como un dedo que dirige la atención sobre ciertos principios y métodos que, empleados acertadamente, conducen a determinados resultados. Todo lo que este libro puede hacer es dar al lector una idea sobre algunos de los métodos y principios que empleaba Gurdjieff. Imaginar que con cualquier libro puede lograrse algo más que eso, es obviamente absurdo. Gurdjieff no trazó diagramas sobre un pizarrón para enseñar con ellos. Su método de instrucción era mucho menos cómodo para su clase. Extraía de nosotros trozos vivientes de experiencia y con ellos enseñaba. Uno descubría que sus propias vanidades y tonterías diminutas eran utilizados como ejemplos con los cuales Gurdjieff podía demostrar a la clase la naturaleza mecánica de la vida humana. Un libro no es más que un sustituto muy pobre de una enseñanza tan vital y directa como ésta.

Inconsciente Colectivo y Arquetipos

CARL GUSTAV JUNG

Inconsciente Colectivo y Arquetipos

LA ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD

    Una concepción completa de la personalidad humana intenta responder a tres series de preguntas:

ESTRUCUTURAL: ¿ Cuáles son los elementos que conforman la estructura de la personalidad y cómo esos componentes actúan entre sí y con respecto al mundo externo ?.

DINAMICA: ¿ Cuáles son las fuentes de energía que activan la personalidad y cómo se distribuye la energía entre los diversos componentes ?.

DESARROLLISTA: ¿ Cómo se origina la personalidad y qué cambios tienen lugar en ella durante la vida del individuo ?

    Antes de abarcar este tema cabe mencionar que los conceptos junguianos son muy amplios en su alcance, a causa de su amplitud no podemos de ningún modo tratar de todas las aplicaciones y ramificaciones que pueden tener. Un concepto ofrece a si mismo un peligro, como lo entendía Jung ya que puede orientar o limitar nuestras observaciones hasta el punto de hacernos ver cosas que no existen. Por ello Jung aconsejaba no aferrarnos a nuestros conceptos e insistía en la prioridad de los hechos observables sobre las teorías.

LA PSIQUIS

  En la psicología junguiana la personalidad como un todo es denominada la psiquis. Esta palabra latina significa originariamente “ espíritu o alma ” pero en los tiempos modernos terminó por significar mente, como en la psicología la ciencia de la mente. La psiquis abraza todo pensamiento, sentimiento y conducta, tanto consciente como inconscientemente. Funciona como guía que regula y adapta al individuo a su medio social y físico.  “ La psicología no es ni biología ni fisiología y ninguna otra ciencia que, precisamente, este conocimiento de la psiquis”. – Jung.

    El concepto de la psiquis afirma la idea de que una persona es un todo desde el cual debemos comenzar. Ella no es la reunión de partes, cada una de las cuales ha sido agregada por la experiencia y el aprendizaje, de manera parecida a la forma como podemos amueblar una habitación, pieza por pieza.

  Este concepto de la totalidad original de  la personalidad podría parecer obvio y trillado sino fuera por el hecho de que muchas teorías psicológicas afirman o implican que la personalidad del hombre se adquiere parte por parte, y que sólo mas tarde quizás, aparece alguna clase de unidad organizada coherente. Jung – rechaza esta concepción ambigua de la personalidad. El hombre no lucha por su integridad, él ya la tiene, nace con ella. Lo que debe hacer en el plazo de su vida es desarrollar esta integridad inherente hasta el máximo grado de diferenciación, coherencia y armonía, y precaverse de romperla en sistemas separados, autónomos y conflictivos. Una personalidad disociada es una personalidad deformada. La obra de Jung como psicoanalista consistía en ayudar a los pacientes a recuperar su pérdida de integridad y a reforzar la psiquis para que pudiese resistir futuras fragmentaciones. Por ello para Jung el fin último del psicoanálisis es la psicosíntesis. La psiquis está compuesta por numerosos sistemas y niveles diversificados pero en una relación de interacción. – Pueden distinguirse en forma general en la psiquis tres niveles: La conciencia, El inconsciente personal y El inconsciente colectivo.

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