El chamanismo continúa vigente en México

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Analizar y reflexionar sobre chamanismo y nagualismo en México es el objetivo de la décima reunión del proyecto Etnografía de las regiones indígenas de México en el nuevo milenio (segunda etapa), que se realiza en esta ciudad y que concluye hoy.

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      2009-01-30•Cultura

Analizar y reflexionar sobre chamanismo y nagualismo en México es el objetivo de la décima reunión del proyecto Etnografía de las regiones indígenas de México en el nuevo milenio (segunda etapa), que se realiza en esta ciudad y que concluye hoy.

Se trata de un programa que surgió hace 10 años, en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para revalorar las tradiciones de las culturas indígenas en el país. También para impulsar un amplio intercambio académico entre especialistas nacionales y extranjeros. Está dirigido al análisis de las concepciones y prácticas contemporáneas de los especialistas religiosos indígenas.

En la inauguración del evento, Miguel Bartolomé, uno de los coordinadores del proyecto en el área de chamanismo y nagualismo, indicó que la importancia que esas prácticas tienen en las sociedades contemporáneas depende del nivel de vigencia de las culturas indígenas.

“Suelen ser actividades usuales en nuestras sociedades. La intensidad con la que cada cultura indígena las desarrollan tienen que ver con las nociones de salud, política o uso terapéutico”.

Destacó que las zonas en las que se practican con mayor frecuencia se encuentran en el centro y sur del país. La Huasteca, Oaxaca y Chiapas son algunos de los sitios con más incidencia al respecto.

Puntualizó que ambas disciplinas son parte de la tradición filosófica e ideológica Mesoamericana. “En el norte con variantes mucho más significativas, pues no todos son pueblos Mesoamericanos”.

Mencionó que chamanismo es la capacidad no ordinaria y de estados alterados de comunicarse con entidades o espíritus de la naturaleza y el mundo de lo extrahumano, al recurrir a psicotrópicos o a través del sueño. Sobre nagualismo, aclaró que es la capacidad de convertirse en un animal o entidad de la naturaleza y actuar en el mundo de lo extrahumano, para curar o producir enfermedades.
Taxco. Emiliano Balerini

Hierro de meteoritos (unica referencia de armas de metal)

I. EL HIERRO DE LOS METEORITOS

Mucho antes de aprender a utilizar los minerales ferrosos terrestres, los antiguos trabajaron el hierro de los meteoritos. Según Mircea Eliade , cuando Hernán Cortés preguntó a los jefes aztecas de dónde obtenían el hierro de sus cuchillos, éstos le mostraron el cielo. Lo mismo que los mayas en Yucatán y los incas en Perú, los aztecas utilizaron únicamente el hierro de los meteoritos, que tenía un valor superior al del oro.* [Nota 1]

Los meteoritos tenían una carga mítica que asombraba a los antiguos. No eran rocas comunes, venían del cielo. Con ayuda del fuego, también mítico, los herreros forjaban las rocas meteóricas y las convertían en estatuillas o armas. Esto no se puede hacer con las rocas comunes porque se romperían con el impacto de los martillos. De hecho, no todos los meteoritos son forjables. Aparte de los meteoritos férricos, que si lo son, en la Tierra han caído muchos de los llamados meteoritos térreos que son como las rocas comunes.

Los guerreros dotados de armas de origen meteórico sentían el poder de los cielos en las batallas. Probablemente de allí viene la conexión entre la siderurgia —la industria del hierro— y lo sideral, que se relaciona con las estrellas. No muy lejos del Valle de México, cayó en las cercanías de Toluca, hace 60 000 años aproximadamente, una lluvia meteórica. Miles de fragmentos, con pesos que oscilaban entre décimas y decenas de kilogramos, cayeron en unas colinas en los alrededores del poblado de Xiquipilco. Se cree que un meteorito de cerca de 60 toneladas se rompió en muchos fragmentos al chocar con la atmósfera. No se sabe cuándo se inició el uso del hierro de los meteoritos para la fabricación de cuchillos y hachas para los nativos mexicanos. Sin embargo, todavía en 1776 había dos herreros en Xiquipilco dedicados al trabajo del hierro de ese meteorito y lo conformaban para producir herrajes al gusto del cliente.

En 1984 los astrónomos Javier González y Eduardo Gastéllum fueron a Xiquipilco en busca de un trozo del meteorito. A pesar de que en el pueblo recibieron varias ofertas de venta de trozos del meteorito a un precio razonable, se pasaron el día en las colinas en una búsqueda que no los llevó a nada. Para encontrar ahora un trozo de ese meteorito se requiere mucha suerte. Ya en 1776 se decía que era necesario buscarlos al inicio de la temporada de lluvias, inmediatamente después de una lluvia fuerte. Lavados por la lluvia hacían un buen contraste con la tierra, cosa que no sucedía cuando estaban cubiertos de polvo con las piedras.

El trozo de meteorito que Javier y Eduardo compraron al regresar exhaustos al poblado de Xiquipilco también parecía una piedra. Sólo que se sentía más pesado que una piedra del mismo tamaño. En el laboratorio de metalurgia se pudo comprobar que efectivamente se trataba de un meteorito. El análisis químico, amablemente proporcionado por Aceros Solar, reveló la presencia de los siguientes elementos: hierro como base; níquel al 7.75%; algo de cobalto (0.5%) y otras impurezas.

La base de un análisis metalúrgico es la metalografía. La metalografía es una técnica que permite conocer la estructura microscópica de los metales. Consiste en cortar un trozo de metal (un centímetro cúbico es más que suficiente) y pulir a espejo una de sus caras. Esa cara se ataca químicamente con la solución en alcohol etílico de ácido nítrico conocida como nital.

La estructura microscópica del meteorito Toluca es como la de muchos metales producidos por el hombre y puede verse en la figura 1. Se parece a una barda de piedra. Las piedras de esa barda son los cristales que se conocen como los granos. Las uniones entre grano y grano, que parecen la mezcla con la que se unen las piedras en la barda, se llaman fronteras de grano. Son del mismo material que los granos, pero algo desordenado. Con ayuda de un detector de rayos X montado en un microscopio electrónico se pudo saber que no todos los granos son iguales. Unos tienen más níquel que otros.

Figura 1. Metalografía de un fragmento de meteorito de Xiquipilco. Tiene una estructura formada por granos de ferrita (a) que llegan a tener mas de 10 milímetros de largo por uno o dos de ancho. Entre los granos de ferrita (a), que son la mayoría, hay unos granos marcados con una g, de otra fase más rica en níquel que se llama austenita.

Un grupo de granos, mayoritario, contiene el 7% de níquel. El otro grupo de granos, intercalados entre los anteriores, contienen el 32% de níquel y se indican en la figura 1 con la letra g. No hay ningún grano fuera de las dos categorías anteriores.

La termodinámica establece que las aleaciones de dos elementos, binarias, pueden tener dos fases en equilibrio. En el caso del meteorito cada uno de los dos grupos de granos constituye una fase. En el estado sólido, una fase se caracteriza completamente diciendo cuál es su composición química y cuál es el arreglo cristalino de los elementos.

El grupo de granos mayoritario, que contiene el 7% de níquel, tiene un arreglo cristalino cúbico centrado en el cuerpo. Esto quiere decir que los átomos en cada grano se acomodan en una malla de cubos como se muestra en la figura 2. Los átomos de hierro se colocan en las esquinas y en el centro de los cubos. Los átomos de níquel se colocan sustituyendo al hierro de manera que aproximadamente 7 de cada 100 sitios están ocupados por níquel y el resto por hierro.

El grupo de granos con 32% de níquel tiene una red cristalina distinta a la red cúbica centrada en el cuerpo, propia de las aleaciones ricas en hierro y del hierro puro a temperatura ambiente. Este grupo de granos adopta la red cristalina que es propia de las aleaciones ricas en níquel y del níquel puro; o del hierro a altas temperaturas. Es la red cúbica centrada en las caras que se describe en la figura 2. Los átomos, de níquel o de hierro, se acomodan en las esquinas de los cubos y en los centros de sus caras. Aproximadamente 31 de cada 100 sitios se ocupan con níquel y el resto con hierro.

Toda la información acera de las diferentes fases que pueden tener las aleaciones de hierro con níquel en un intervalo amplio de temperaturas que incluye los estados sólido y líquido se resume en el diagrama de fases que se presenta en la figura 2. En la escala horizontal inferior usualmente se indica el porcentaje en peso del níquel. En el extremo a la izquierda la aleación se reduce a hierro puro. Hacia la derecha se incrementa el níquel hasta que al extremo derecho hay puro níquel. En la escala vertical se indica la temperatura. Las curvas en el diagrama delimitan los campos donde pueden existir las fases. La fase líquida está limitada por una curva que en el extremo izquierdo parte de 1 538°C, que corresponde a la temperatura de fusión del hierro puro, y en el extremo derecho toca en la temperatura de fusión del níquel que es 1455°C. Es notorio cómo un poco de níquel aleado al hierro baja su punto de fusión, y lo mismo ocurre cuando un poco de hierro se agrega al níquel.

Figura 2. Diagrama de faces en equilibrio de la aleación hierro-níquel. En el estado sólido las redes cristalinas de las aleaciones hierro-níquel pueden ser de dos tipos: cúbica centrada en el cuerpo, marcada con una a, y cúbica centrada en las caras (g). En el caso del hierro y el níquel conviene aclarar que la formación de estas faces de equilibrio que vienen del estado líquido requieren de velocidades de enfriamiento muy lentas. De otra manera se formarían con mucha facilidad otras faces del equilibrio.

En el estado sólido hay tres campos donde existe una sola fase. Típicamente estas fases se designan con letras griegas. La zona marcada con una a incluye las aleaciones que contienen entre 0 y 7% de níquel en el intervalo de temperatura entre 0 y 900 grados aproximadamente. En esta región las aleaciones tienen una red cristalina cúbica centrada en el cuerpo conocida como a. La zona central del diagrama se encuentra cubierta por la fase g; las aleaciones en este campo de composiciones y temperaturas tienen una red cristalina cúbica centrada en las caras.

La fase d en el extremo superior izquierdo es también cúbica centrada en el cuerpo, pero se distingue de la fase a porque el cubo es un poco más grande. El resto del espacio en el diagrama está cubierto por mezclas de dos fases. El espacio entre la fase líquida y la fase g corresponde a aleaciones donde coexisten la fase líquida y granos en la fase g. El espacio entre la fase a y g corresponde a aleaciones donde coexisten una mezcla de granos de a y de g, como es el caso del meteorito de Xiquipilco.

La composición química de los granos de a y de g se establece en el diagrama de fases y depende de la temperatura. A una temperatura dada se marca una línea horizontal. La abscisa donde la horizontal cruza la curva que limita al campo de la fase a marca el porcentaje de níquel de esta fase. El porcentaje de níquel en la fase g se obtiene también en el cruce de la horizontal con la curva que limita este campo. Por ejemplo, a 700—C existen granos de fase a con 4% de níquel y g con 10% del mismo elemento. Como en el meteorito de Xiquipilco existen granos a con 7% de níquel y granos g con 32% puede decirse que corresponden a una temperatura de equilibrio de aproximadamente 500°C. Esto quiere decir que durante mucho tiempo el meteorito se mantuvo a 500°C. ¿En dónde? No pudo ser en la Tierra, porque sobre su superficie la temperatura ha sido inferior a 500°C durante la estancia terrestre del meteorito, que se estima en 60 000 años. No pudo ser durante la entrada a la atmósfera de la Tierra porque la caída ocurre en algunos segundos y no hay tiempo suficiente para producir una transformación sensible en el interior del meteorito. Tampoco pudo ser durante su viaje en el espacio exterior porque la temperatura interplanetaria es muy baja, algo así como -270°C , muy cerca del cero absoluto.

La clave podría estar en los granos. Usualmente el tamaño de los granos en las aleaciones es de unas cuantas micras (milésimas de milímetro). En cambio, los granos de este meteorito, como puede estimarse en la figura 1, llegan a medir varios milímetros.

Con un enfoque experimental se pueden conseguir hierro y níquel puros; fundir el hierro en el crisol; agregar el 7.75% de níquel; agitar el líquido para que se convierta en una mezcla homogénea; enfriar muy lentamente y depositar la aleación líquida en un molde que se mantenga en un horno a 500°C durante algún tiempo, una semana por ejemplo. El enfriamiento desde el estado líquido hasta los 500°C debe ser muy lento para evitar la formación de fases fuera de equilibrio. Por eso a Goldstein le tomó mucho tiempo elaborar el diagrama de fases de la figura 2, que terminó en 1965.

Con el procedimiento anterior efectivamente se obtiene una aleación con una composición igual a la del meteorito (en un primer análisis se puede suponer que el cobalto no cambiaría mucho las conclusiones). Los granos de las fases a y g tendrían también las mismas composiciones. Lo único diferente es que los granos, especialmente los de la fase g, serían mucho más chicos. En el meteorito los granos de la fase g llegan a rebasar un milímetro y los de a son de más de 2 milímetros de ancho y llegan a medir 10 milímetros de largo, ambos distinguibles a simple vista.

Se sabe que si la aleación de laboratorio se mete de nuevo al horno a 500°ºC, los granos efectivamente crecerán; pero aunque se dejen semanas o años nunca alcanzarán un tamaño comparable a los del meteorito. Un cálculo metalúrgico, que no vale la pena reproducir aquí, permite estimar que se requieren cientos de millones de años a 500°C para lograr los tamaños de grano que tiene el meteorito de Xiquipilco.

Se ha calculado que el Sistema Solar tiene una edad de siete mil millones de años aproximadamente. Entre Marte y Júpiter existe la zona de los asteroides. Se cree que muchos de los meteoritos que llegan a la Tierra vienen de esa zona. El origen de los asteroides se desconoce pero se supone que son restos de un planeta desintegrado.

El meteorito de Xiquipilco pudo haberse formado en el interior de ese planeta: Si ese planeta, como la Tierra, tenía un núcleo metálico líquido, es posible concebir que a cierta profundidad la temperatura fuera de 500°C. En la Tierra no habría que ir muy adentro. A 30 km de profundidad se alcanza esta temperatura. Así, el meteorito pudo haber sido parte de ese supuesto planeta durante cientos de millones de años. Posiblemente después se rompió en pedazos enfriándose rápidamente en el espacio interplanetario (de -270°C) y mucho tiempo después cayó sobre nuestro planeta.

Por supuesto que esta posible explicación no excluye a muchas otras, porque en este terreno el campo para la especulación es vastísimo.

http://omega.ilce.edu.mx:3000/sites/cienci…0/htm/sec_5.htm

Teotihuacan: mitos contra una tienda

México D.F. Jueves 4 de noviembre de 2004

Octavio Rodríguez Araujo

Teotihuacan: mitos contra una tienda

Según mi diccionario, un mito es, entre otras acepciones, una idea que expresa los sentimientos de una colectividad y se convierte en estímulo de un movimiento. Me temo que lo que ocurre en Teotihuacan en relación con la tienda Wal-Mart es, en algunos sentidos, producto de varios mitos. Debo aclarar, para evitar interpretaciones equívocas, que no defiendo a Wal-Mart ni me interesa.

Un primer mito es, con todo respeto, Emma Ortega, “autodenominada guardiana de la zona” (La Jornada, 2/11/04). La señorita Ortega es fundadora del Frente Cívico en Defensa del Valle de Teotihua-can y desde hace alrededor de 45 años se cree predestinada para algo importante, quizá por haber nacido -dice- en un temazcal a 500 metros de la pirámide del Sol. Esta activista en contra de Wal-Mart (Bodega de Aurrerá) -construido en el polígono C de la zona arqueológica- es propietaria del restaurante de nombre Techinanco, a 15 metros del polígono A, es decir, mucho más cerca de las pirámides que la tienda en cuestión. Cuando fue interrogada sobre la contaminación visual de sus locales en la zona, contestó: “Si quieren ver nuestros negocios como contaminación, tal vez pueda ser así, pero el primero que empezó con los restaurantes y hoteles fue el INAH, entonces si ellos rompieron las leyes, el pueblo tiene derecho a hacer lo mismo” (Reforma, 31/10/04). Personalmente esta respuesta me parece cínica, algo así como “si el vecino tira basura en la calle, yo también”. Los intereses comerciales de la zona son, con excepciones, pequeños por cuanto a inversiones y ganancias, pero no por cuanto a número de negocios. Son más de 250 pequeños negocios en la zona arqueológica, entre tiendas de artesanías, souvenirs y restaurantes, además de los cientos de vendedores ambulantes que incluso están al pie de las pirámides. En los alrededores hay muchos negocios ya no tan pequeños. A cinco minutos están el hotel Club Med y el restaurante Pirámides Carlos’n Charlie’s, para no hablar del restaurante La Gruta, a tres minutos de la puerta 5, que junto con la 4 “decoran” con automóviles los flancos norte y sur de la pirámide del Sol, sin protesta alguna de los pobladores.

Dicho sea de paso, no debería haber razón alguna para oponerse a que en los alrededores del centro ceremonial haya viviendas, talleres y comercios, y menos si se localizan a más de un kilómetro y medio de las pirámides de la Luna y del Sol. Los había cuando la ciudad estaba en su apogeo. En esa ciudad, con decenas de miles de habitantes, había habitaciones, espacios de culto, talleres y comercio de todo tipo, sobre todo a un lado de La Ciudadela.

Vale decir que el polígono C es muy caprichoso. Al este se mete como una cuña entre el polígono A y el B, y al oeste es donde es más grande y más lejano de la zona arqueológica propiamente dicha. Y es aquí en donde está la Bodega de Aurrerá, rodeada del hotel Quinto Sol, una distribuidora de Ford, tres bancos, una tienda de pintura Comex, una Elektra y de muchos otros negocios. Hay, además, una autopista más cerca de La Ciudadela que de Wal-Mart.

Otro mito es el de las fuerzas cósmicas de Teotihuacan. Una cosa es reivindicar la herencia cultural y científica de nuestros pobladores originales antes de la ruptura impuesta por la conquista española y otra es idealizarla sin tomar en cuenta los significados políticos y sociales que suponían.

Nuestras pirámides en Mesoamérica tienen como base antigua el estudio de fenómenos naturales, tales como la relación entre la llamada trayectoria del sol con las lluvias y, por lo tanto, con la agricultura. Este es el caso de Teotihuacan, que no es único. La orientación de estas construcciones tiene que ver con los fenómenos que en su momento quisieron estudiarse. Vale recordar que la astronomía en Mesoamérica fue una ciencia de muchos siglos y que llegó a hallazgos notables para la época. Fue gracias a esta observación que se concluyó que el primer paso del sol por el cenit tenía que ver con las primeras lluvias, por lo cual los indios iniciaban la siembra en el ciclo de temporal. La economía, pues, tenía que ver con el conocimiento de los calendarios y de la astronomía, pero también con el dominio de unos sobre otros: el de los intérpretes de estos conocimientos sobre quienes no los tenían. Lo que se olvida con frecuencia es que en esos conocimientos no había nada de mágico como entonces y ahora se quiere hacer creer: eran observaciones hechas por varias generaciones de las elites y cálculos específicos con instrumentos de medición notables para la época. Lo mágico fue el uso de estos conocimientos y observaciones por los sacerdotes-gobernantes para dominar a los pueblos de su jurisdicción. Esos sacerdotes aparentaban actuar sobre la naturaleza, incluso determinarla, gracias al relativo conocimiento que tenían tanto de los ciclos naturales como de fenómenos recurrentes. Una vez más la religión usada como instrumento de dominio.

Un tercer mito, mucho más actual, es que los supermercados acaban con los pequeños comercios. En México existen supermercados antes de que fuéramos invadidos por las trasnacionales, es decir, desde los años 50. Y de entonces a la fecha el pequeño comercio sigue desarrollándose. La clientela de unos y otros es diferente, aunque los giros comerciales sean semejantes. Por añadidura, las artesanías, souvenirs y comida que venden los pequeños comercios de Teotihuacan no se venden en los negocios anteriormente mencionados.

Me da la impresión de que muchos de los que han protestado de buena fe no se han tomado la molestia de investigar sobre el tema, de ver mapas de la zona arqueológica y del municipio San Juan Teotihua-can, de ver fotografías aéreas y de conocer cómo en los últimos 20 años la población del municipio ha invadido más de mil hectáreas de las que tuvo antiguamente Teotihuacan.

capsulas sobre la educacion de los abuelos

Estas capsulas se trasmiten desde el programa radiofonico Ixachilan
Icuic en Chilpancingo Gro. es parte del trabajo de la mexicana en
este programa trabajamos Carlos Javier Sanchez Dionicio y su
servidor estare enviandoles el material que se trasmite espero sea
de su agrado:

La educación de nuestros abuelos era en una forma metafórica y
semántica, el in nahuatl “el hablar armonizante”, nuestra lengua
madre, era pieza importante en nuestra cultura, en una sola oración
podríamos encontrar un profundo conocimiento filosófico del vivir,

Existían 4 formas de in náhuatl (el hablar armonizante) para
dirigirse a nuestros hermanos:

• Macehualt Tlahtolli “La lengua común del pueblo”
• Pipil tlahtolli “La lengua del respeto para los mayores”
• Tecpantlahtolli “La lengua del respeto sublime”
• Huehuetlahtolli “La palabra respetadísima y de un
conocimiento espiritual”.
Un claro ejemplo es las formas de expresar un saludo:

• Quen tica ¿Cómo estás?
• Quen timetztica ¿Cómo está usted?
• Quen timomahtzinoa ¿Venerable señor cómo se encuentra usted?
• Quen timoyehtzinohtoc ¿Su venerable señoría cómo se
encuentra su gloria?

En el hablar armonizante comprendían pláticas que los padres y
madres hacían a sus hijos y a sus hijas, los señores a sus vasallos,
todas llenas de doctrina, moral y política.

Es importante que para entender mucha de la
cosmovisión ancestral de los abuelos y de la cual pretendemos
retomar mucho para poder renacer como pais sea primero entendida
esta lengua, en la cual se guarda mucho de la forma de ver todo
movimiento alrededor, en la naturaleza.

La metafora usada en el nahuatl implica una forma de pensamiento
muy importante tanto espiritual como culturalmente ya que refleja el
sentido abstracto de entendimiento de las cosas asi como el profundo
amor y respeto al entorno. Bien se dice que en la lengua se
encuentra el reflejo de la cultura que la porta. Asi podemos
sentirnos orgullosos de una lengua que se ha guardado en nuestro
pais y en cierta forma comprometidos con al menos su conocimiento
basico para entender un poco mas de donde venimos y a donde vamos.

Mexica tiahui!!

Yakatlakatl