EL OBSTACULO DE LA MENTE

abril 16, 2011
El obstáculo de la mente
By circulomagicomyrddin

EL OBSTÁCULO DE LA MENTE

En nuestro primer artículo de Toltequidad, mencionaba que el mayor obstáculo que impide lograr el desarrollo espiritual y tener una vivencia de nuestro real ser, es la mente.

Estamos tan identificados con ella que creemos que sin ella no es posible funcionar como seres humanos; aquí está la trampa de la mente, pues ya dejó de ser herramienta de trabajo para convertirse en nuestro amo, somos nosotros los sirvientes y no los señores.

Para poder lograr la iluminación, necesitamos ubicarnos por encima de la mente, detener su continuo parloteo para dar espacio a nuestra conciencia de revelarse y mostrarnos su contenido que nos lleve a la iluminación.

La forma como detendremos el continuo ruido mental es estar conscientes del ahora, del momento presente; haga el siguiente ejercicio: cuando se lave las manos esté atento a lo que está haciendo, como está parado, el movimiento y ruido del agua al caer en el lavabo, las burbujas de jabón, el aroma del jabón y si es posible y extiende un poco más su conciencia podrá integrar en el entorno antes descrito, los ruidos de la calle: en ese momento empieza a sentir una cierta paz  e integración con todo lo que le rodea en ese instante de tiempo.

Se dará cuenta que su mente ha estado en silencio y que le ha permitido a su conciencia hacer acto de presencia y regalarle unos momentos de paz, armonía y felicidad.

En esos momentos de conciencia se dará cuenta que no existen las dualidades, que todos somos uno y que formamos parte del todo, no hay el tú y el yo, ni lo bueno y lo malo, ni el aquí y el allá .

Ese mal hábito de identificarnos con los contenidos de la mente , es el responsable de que creamos que si dejamos de pensar dejaremos de ser; utilicemos la mente para desarrollar una actividad práctica, pero hagámosla a un lado para obtener los beneficios de la conciencia, de lo que verdaderamente somos, solo en ese estado de quietud mental podremos alcanzar la paz y felicidad.

La mente no es solamente pensamientos, también las emociones forman parte de su repertorio, mente y emociones nunca están separados ; cuando un hecho con una fuerte carga emocional nos deja expuestos, la mente lo procesa como una alerta de peligro y prepara al cuerpo a repeler la supuesta agresión; suele ser tan fuerte la respuesta de la mente que en muchas ocasiones se llega al suicidio o al asesinato sin motivo alguno.

Si estamos viviendo el AHORA y nuestra CONCIENCIA está al mando de la situación, esto no puede ocurrir  porque estamos  DESPIERTOS.

Estar despiertos no significa que tengamos los ojos abiertos y que aparentemente veamos lo que nos rodea, la realidad es que la mayor parte del tiempo estamos dormidos inconscientes de lo que nos sucede a nosotros mismos y al entorno, en este estado es cuando se cometen las peores atrocidades.

La contracultura através de los tiempos- De Abraham al acid-house.

La contracultura através de los tiempos- De Abraham al acid-house. Ken Goffman. Anagrama,2004.
http://desdeelexilio.blogspot.com/2007/05/la-contracultura-travs-de-los-tiempos.html
Con ese título a este libro no lo pude dejar pasar. Suponía podía ser un buen antidoto luego de haberme leído el excelente Revelarse Vende. Pero es mucho más que eso. Es una muy buena historia de la contracultura occidental que va más atrás de la manoseada década de los años sesenta y que permite hacer un balance de lo contracultural en la historia de la humanidad. Robar el fuego a los dioses, la cultura prometeíca como eje de lo contracultural es una de las ideas centrales del libro y se pasea por personajes y contraculturas tan divers@s como Prometeo y Abraham, socrates, el taoísmo, el zen, los sufíes, los trovadores medievales, los trascendetalistas norteamericanos, el París bohemio de principios del siglo pasado toda una tercera parte dedicada a esa contracultura más conocida y revisada de la década de los cincuenta para acá. Curiosamente la historia más floja del libro es la dedicada a la cibercultura. Y digo curiosamente pues el autor principal del libro formó parte de ella, el era el responsable de la principal revista vinculada al ciberpunk y a la cultura hacker Mondo 2000.En español una revista interesante por el estilo era para mí Bitniks.es ). En todo caso yo siempre recuerdo el libro que en clave de observador particpante escribió Douglas Rushkoff: Ciberia, la vida en las trincheras del ciberespacio y por supuesto para no dejar de citarlo en un comentario mio 😉 La Galaxia Internet de Manuel Castells.

El libro tiene en sus páginas una suerte de interludio en el que -cuándo no- el autor apuesta por que las contraculturas en el futuro vendrán de américa latina y echa en unas cuantas páginas la historia del movimiento Tropicalia brasileño.

Y lo mejor el libro está escrito con fina ironía y humor.

El filósofo autodidacto Abentofail

El filósofo autodidacto

Abentofail

Prólogo del autor

¡En el nombre de Dios, clemente y misericordioso! Bendiga Dios a nuestro Señor Mahoma y a su familia y compañeros, y deles la paz.

Motivo ocasional de este libro: el éxtasis

Me pediste, hermano sincero (Dios te dé la inmortalidad eterna y te haga gozar la perpetua felicidad), que te comunicase aquellos misterios de la Sabiduría iluminativa que me fuera posible divulgar, los cuales menciona el maestro y príncipe [de los filósofos] Abu Ali b. Sina. Has de saber, pues, que el que quiera alcanzar la verdad pura, debe estudiar estos secretos y esforzarse por conocerlos. Tu pregunta ha sugerido en mi ánimo una noble idea, que me ha conducido a la visión intuitiva de un estado [místico o éxtasis], que antes no experimenté, y me ha llevado a un término tan maravilloso, que ni lengua alguna podría describir [su naturaleza] ni razonamiento alguno demostrar [su existencia], porque es de una categoría y de un mundo completamente distinto de ellas; sólo que la alegría, contento y placer que este estado lleva consigo, no permiten que la persona que a él llega o que alcanza algunos de sus grados, pueda ocultarlo y guardarlo secreto, sino que, dominado por la emoción, el entusiasmo, la alegría y la satisfacción, se inclina a manifestarlo, de una manera vaga e indistinta. Si es hombre inculto, habla de él sin tino, hasta llegar a decir alguno, a propósito de este estado: «¡Glorificado sea yo! ¡Cuán grande es mi condición!». Otro dijo: «Yo soy la Verdad». Y otro: «No hay, bajo estos vestidos, sino Dios».

El maestro Abu Hamid al-Gazali [Algazel], cuando alcanzó este estado, aplicóle el verso siguiente:

Sea lo que quiera (que yo no he de decirlo), cree tú que es un bien y no pidas de él noticias.

Pero este [filósofo] era experto tan sólo en los conocimientos racionales y estaba versado únicamente en las ciencias.

Opinión de Avempace acerca del éxtasis

Considera luego las palabras de Abu Bark b. al-Sayg [Avempace] que van a continuación de su tratado, en el que describe la unión: [del entendimiento humano con Dios]: «Cuando se comprende, dice, el sentido oculto a que se aspira, se ve claramente que ningún conocimiento de las ciencias ordinarias puede ser colocado en su mismo rango, y que quien de él se forma idea viene a estar, cuando comprende ese sentido oculto, en una condición [o grado] en el cual se ve a sí mismo, separado ya de todo cuanto antes conoció, con otras creencias que no son materiales, pues que son demasiado nobles para referirlas a la vida física; son estados más bien propios de los bienaventurados, que están ya limpios de toda composición inherente a la vida física, dignos de ser llamados estados divinos, que Dios concede a aquellos de sus siervos a quienes bien le place». A esta condición, que indica Abu Bakr, se llega por el método de la ciencia especulativa y de la investigación racional. Él, sin ninguna duda, la alcanzó y no la perdió nunca.

Por lo que toca al grado que hemos citado primeramente, es distinto de éste, si bien es el mismo en el sentido de que no se manifiesta en él nada que sea diferente de lo que en éste se manifiesta, pero de él se distingue tan sólo por una mayor evidencia; su visión intuitiva se produce por una que nosotros, sólo metafóricamente, llamamos potencia, por no encontrar en la lengua vulgar ni en la terminología técnica nombres que signifiquen esta cosa, en cuya virtud se produce esta especie de visión intuitiva.

Opinión de Avicena acerca del éxtasis

El estado que antes hemos mencionado y a cuya primera intuición o gusto nos ha llevado tu pregunta, es el número de aquellos estados a que aludía el maestro Abu Ali [Avicena] al decir: «Después, cuando el esfuerzo constante por lograr la perfección espiritual y la doctrina ascética han llevado al hombre hasta un cierto grado, se le aparecen fugitivos y gratos destellos de la luz de la Verdad, semejantes a relámpagos, que de pronto alumbran y velozmente se extinguen. Después, se le multiplican estos desvanecimientos extáticos, si persiste en la práctica preparatoria de la disciplina ascética, luego, ahondando más en ella, llega hasta producirlos sin aquel ejercicio. De todas las cosas que vislumbra, solamente considera su relación con la Santidad Divina, aunque dándose alguna cuenta de las cosas mismas. Después, una nueva iluminación le desvanece y ve ya en casi toda cosa a Dios, que es la Verdad. Finalmente, el ejercicio lo conduce a un punto, en que el carácter transitorio [de la intuición] se cambia en permanente, lo fugitivo viene a ser habitual, el relámpago se convierte en estrella brillante, y alcanza el místico ya una intuición definitiva, como si constantemente le acompañase». Sigue luego Avicena describiendo los grados sucesivos, que terminan en la obtención, que es un grado en el cual «lo íntimo de su alma viene a ser como un espejo pulimentado en el cual se refleja un aspecto de la Verdad. Entonces se derraman sobre él los deleites sublimes y su alma se regocija por los vestigios de la Verdad que hay en ella. Tiene ya en este grado una mirada para la Verdad y otra para su alma, fluctuando de la una a la otra, hasta que termina por perder la conciencia de sí mismo, no mirando sino a la Santidad Divina; y si a su alma mira, únicamente lo hace considerándola en cuanto que ella es quien contempla; y entonces es cuando tiene lugar la unión completa». Con estos estados que Avicena describe, quiere sólo significar que ellos son para el [místico] una intuición, y no al modo de la percepción especulativa que se obtiene de razonamientos formados con premisas y consecuencias.

Diferencia entre la percepción mística y la percepción filosófica.

Si quieres un ejemplo que te manifieste claramente la diferencia que existe entre la percepción, tal como la entiende esta escuela [sufí], y la percepción, tal como los demás la entienden, imagínate a un ciego de nacimiento, pero que sea de buen talento natural, de entendimiento penetrante, de memoria tenaz, de espíritu recto, que se haya criado desde su niñez en una ciudad cualquiera, a cuyas gentes conozca perfectamente; que conozca también muchas especies de animales y de minerales, las calles y callejuelas de la ciudad, sus casas, sus mercados, usando sólo de las percepciones de los sentidos que le quedan, hasta el extremo de andar por esa ciudad sin lazarillo y de conocer de primera intención a todo el que se tropieza; los colores, los conoce también por explicación de sus nombres y por algunas definiciones que los designan.

Suponte, pues, que, tras de haber llegado a este estado, sus ojos se abren, adquiere la vista y recorre toda la ciudad, dándole la vuelta. No encontrará en ella nada, distinto de lo que él se creía, ni cosa alguna, que no reconozca; coincidirán los colores con las descripciones que de ellos se le habían dado.
Solamente encontrará nuevo, en todo esto, dos grandes cosas, consecuencia la una de la otra: una mayor evidencia y claridad y un más grande placer.

El estado de los hombres que investigan la verdad por las solas fuerzas de la razón, que no han alcanzado el grado de la santidad perfecta, es el primer estado del ciego; los colores que en este estado son conocidos sólo por descripción de sus nombres, son aquellas cosas de las que dijo Abu Bakr [Avempace] que son «demasiado nobles para referirlas a la vida física, y que Dios concede a quien le place de entre sus siervos» ; el estado de los hombres que investigan la verdad por las solas fuerzas de la razón, pero que alcanzan el grado de la santidad perfecta y a quienes otorga Dios aquella cosa, que nosotros hemos llamado metafóricamente potencia, es el estado segundo de aquel ciego. Pero es muy raro encontrar un hombre que sea siempre de vista perspicaz, con los ojos abiertos, y que no necesite de la especulación racional.

Y con la frase «percepción de los hombres que investigan la verdad por las solas fuerzas de la razón», no entiendo yo lo que ellos perciben del mundo de la naturaleza física, ni por «percepción de los santos», lo que ellos entienden de lo metafísico, pues estas dos percepciones se diferencian mucho entre sí y no se confunde la una con la otra; lo que yo entiendo por «percepción de los hombres que investigan la verdad por las fuerzas de la razón», es aquello que ellos perciben de lo metafísico o suprasensible, como lo que percibió Abu Bakr [Avempace]. Es condición precisa, en esta clase de percepción, que lo percibido sea verdad positiva, y, por tanto, la diferencia entre la percepción de los que emplean sólo las fuerzas de la razón y la percepción de los santos, está en que éstos conocen lo suprasensible en sí mismo, penetrando su esencia íntima, aparte de una mayor claridad y una gran delectación. Abu Bakr [Avempace] prostituyó este deleite, ofreciéndoselo al vulgo; lo atribuyó a la facultad imaginativa y prometió describir de una manera clara y precisa cómo debe producirse entonces el estado de los bienaventurados. Convendría decirle a este propósito aquello de «no digas que es dulce ningún alimento sin probarlo, ni pisotees los cuellos de los hombres veraces». Pero nuestro hombre no hizo nada de lo que dijo ni cumplió su promesa. Parece que le dificultó su intento la falta de tiempo a que él mismo alude y sus ocupaciones en el viaje a Orán; y acaso vio que, si describía este estado, tendría necesidad de decir cosas que afearan su manera de vivir y que desautorizaran todos los esfuerzos que él había hecho para adquirir y acumular grandes riquezas, y todas las variadas artes con que se ingenió para procurárselas.

Pero nos hemos apartado del propósito a que nos había conducido tu pregunta, un poco más de lo que era necesario.

Naturaleza de la visión extática

Por lo expuesto se ve claramente que tu pregunta tiene por objeto uno de dos fines: puede ser que preguntes por lo que ven los que gozan ya de la visión intuitiva, de la experiencia mística y de la presencia de Dios en la cumbre de la santidad perfecta; y ésta es una de aquellas cosas cuya naturaleza real no puede consignarse exactamente en un libro; y cuando alguno intenta hacerlo y se esfuerza en explicarla por medio de la palabra o de la escritura, la naturaleza real de esto que quiere explicar se cambia y viene a parar al otro género, al especulativo; porque al revestirse con letras y sonidos y aproximarse al mundo sensible, no le queda absolutamente nada del carácter y condición que antes tenía; y las explicaciones que acerca de ella se dan son, además, varias y muy diferentes: unos se apartan [al dar esas explicaciones] muy lejos del camino recto, creyendo que otros se han apartado, cuando no ha sido así. Y ello se debe únicamente a que se trata de explicar una cosa infinita, que se refiere a una epifanía divina de tan amplios horizontes, que abarca o comprende sin poder ser comprendida o abarcada.

El segundo fin que dijimos podía tener tu pregunta, es que quieras conocer esta cosa por el método de aquellos que investigan la verdad por las solas fuerzas de la razón; y esto (¡hónrete Dios con su santidad!) ya es cosa que puede ser consignada en los libros, y de la cual cabe dar explicaciones; pero ella es más escasa que el azufre rojo, y señaladamente en este país en que vivimos, pues tal conocimiento es en él tan raro, que sólo algún individuo aislado tras otro logran adquirirlo, y el que consigue conquistar algo de ello, no lo comunica a la gente sino por medio de alegorías, porque la religión musulmana y la ley verdadera prohiben dedicarse a su estudio y ponen en guardia contra él.

Estado de los conocimientos místicos en Al-Andalus

Ni vayas a creer que la filosofía que ha llegado hasta nosotros en los libros de Aristóteles y de Abu Nasr [al-Farabi] y en el libro al-Safa [de Avicena] bastan para lograr lo que tú quieres, ni pienses tampoco que ningún andalusí haya escrito acerca de esto nada que sea suficiente. Porque todos los hombres de espíritu elevado que han vivido en al-Andalus, antes de que se divulgase en este país la ciencia de la lógica y de la filosofía, consagraron su vida únicamente a las ciencias matemáticas, alcanzando en ellas un alto grado, y no pudieron estudiar lo demás. Después, sucedió a éstos otra generación que profundizó más que ellos en el conocimiento de la lógica. Éstos sí que especularon ya en esta ciencia, pero ella no les condujo a la verdad perfecta. Hubo entre ellos uno que dijo:

Estoy muy afligido porque las ciencias de los hombres son dos y nada más que dos:

Una, verdadera, cuya adquisición es difícil; y otra, fácil de adquirir, pero inútil.

Escritos de Avempace sobre filosofía

Después de éstos, vino otra generación de hombres más hábiles en la especulación y más próximos a la Verdad. Ninguno hubo entre ellos de entendimiento más fino, de especulación más segura, de visión más veraz, que Abu BaKR b. al-SaYg [Avempace]; pero las cosas de este mundo lo tuvieron tan ocupado, que la muerte lo arrebató antes de que publicase los tesoros de su ciencia y divulgase los secretos de su sabiduría. La mayor parte de las obras suyas que se han conservado están incompletas y sin terminar, como, por ejemplo, su Libro sobre el alma, El régimen del solitario, sus escritos sobre lógica y sobre física. En cuanto a sus obras completas, son libros abreviados y tratados escritos de prisa. Él mismo lo confiesa, diciendo que la idea que trata demostrar en su Tratado de la unión [con el entendimiento activo] no la demuestra claramente este libro, sino después de gran trabajo y dificultad; que el orden de su exposición en algunos lugares no se sujeta al método más perfecto; y que si hubiese podido disponer de más tiempo, se habría decidido a modificarlo. En este estado ha llegado hasta nosotros la ciencia de este hombre, a quien por otra parte, no hemos conocido personalmente. Respecto a algunos contemporáneos suyos que son considerados como de su mismo nivel intelectual, no hemos visto de ellos ninguna obra, y por lo que toca a sus sucesores y contemporáneos nuestros, o están aún en vías de desarrollo, o se han detenido antes de llegar a la perfección, o no ha llegado a nuestra noticia su verdadera labor.

Escritos de Al-Farabi, conocidos de los españoles

En cuanto a los escritos de Abu Nasr [al-Farabi] que han llegado hasta nosotros, la mayor parte se refieren a la lógica; y los que tratan de la filosofía, contienen muchas cosas dudosas. Así, en el Kitab al-milla al-fadila afirma que las almas de los malos, después de la muerte, permanecen eternamente en tormentos sin fin; pero después, en su Siyasa al-madimiyya, dice francamente que estas almas se disuelven y reducen a la nada, y que no sobreviven, sino las almas virtuosas y perfectas; finalmente, en su comentario al Kitab al ajlaq, describe algo de lo que se refiere a la felicidad humana, y allí dice que sólo se la halla en esta vida y en este mundo. A continuación añade una frase cuyo sentido es: «Y todo lo que se diga, fuera de esto, son chocheces y cuentos de viejas». Esta doctrina hace desesperar a los hombres de la misericordia de Dios, pues pone al bueno y al malo en el mismo nivel, al afirmar que el fin de todos es la nada. Tal aserto es un error que no tiene nombre y una falta que no tiene perdón. Sin contar, además, las perversas teorías que profesa respecto de la profecía, que él cree una propiedad natural de la facultad imaginativa, inferior en rango a la filosofía; con otras muchas cosas que no tenemos necesidad de recordar aquí.

Obras de Avicena referentes a mística

Por lo que toca a los escritos de Aristóteles, el maestro Abu Ali [Avicena] se encarga de explicarnos su contenido y sigue el método de su filosofía en el Kitab al-Safa . Al principio del libro, dice que la Verdad es, en su opinión, cosa distinta de cuanto en el libro trata, y que únicamente lo ha compuesto siguiendo la doctrina de los peripatéticos, pero que quien quiera conocer la Verdad pura, debe leer su Libro sobre la filosofía iluminativa. El que se tome el trabajo de leer el Kitab al-Safa y las obras de Aristóteles, verá con evidencia que coinciden en la mayor parte de las cosas, aunque hay en el Kitab al-Safa algunas que no han llegado a nosotros por medio de Aristóteles. Mas si se toman todas las doctrinas de los libros de Aristóteles y del Kitab al-Safa en su sentido literal, sin tratar de penetrar su sentido secreto y esotérico, no se llegará con ellas a la perfección, según advierte el maestro Abu Ali en su Kitab al-Safa.

Ideas de Al-Gazali en punto a mística

Tocante a los escritos del maestro Abu Hamid [Al-Gazali], hay que advertir que, como habla para el vulgo, ata en un lugar y desata en otro, anatemiza ciertas doctrinas, que después él mismo profesa. Entre las doctrinas de los filósofos que condena como impías en su libro al-Tahafut, está la negación de la resurrección de los cuerpos y la afirmación de que los premios y los castigos recaerán sólo sobre las almas, luego, en el principio de su libro al-Mizan, dice que esta opinión es de los doctores sufíes, exclusivamente; después, en su libro al-Munqid min al-dalal wa-l-mufasih bi-l-ahwal, afirma que el opina lo mismo que los sufíes y que llegó a esta convicción después de un largo examen. Y cosas de esta especie verás muchas en sus libros quien los examine y estudie atentamente.

Ha tratado de excusarse de tal conducta, al final del libro Mizan al-amal, diciendo que hay tres clases de opinión: la que uno profesa acomodándose a la que el vulgo sigue; la que se acomoda a la consulta hecha por el que pregunta y desea ser dirigido; y, finalmente, la que tiene el hombre para sí mismo y que no manifiesta sino a quien comparte sus convicciones. Después de lo cual añade: «Y aunque estas palabras no tuviesen otra virtud que la de hacerte dudar de tus convicciones heredadas, tendrían ya utilidad suficiente; porque el que no duda, no mira; el que no mira, no ve; y el que no ve, permanece en la ceguera y en la perplejidad».
Luego cita este verso proverbial:

Toma lo que ves y deja lo que has oído decir: cuando sale el Sol, te puedes pasar sin Saturno.

Tal es la característica de su doctrina. La mayor parte de ella consiste en alegorías y alusiones, que no le pueden ser útiles sino al que fija en ellas, primero, la mirada de su alma, y luego se las oye a sí mismo interiormente, o al que, siendo de un espíritu despierto, está ya preparado para comprenderlas, porque le basta la más pequeña alusión. En su libro al-Yawahir, dice el mismo autor que él ha compuesto libros esotéricos, en los cuales se contiene la verdad pura; pero, que nosotros sepamos, ninguno de ellos ha llegado a al-Andalus; mejor diré: han llegado libros que algunos piensan que son esos libros esotéricos, pero no es así. Estos libros son el Kitab al-ma’arif al-aqliya, el Kitab al-nafj wa-l-taswiya y una colección de cuestiones, distinta de los libros anteriores. Estos libros, aunque contienen algunas alusiones, no añaden mucha mayor ilustración respecto de lo que ya consta en sus libros conocidos. En el titulado al-Maqsad al-asna se encuentran cosas más oscuras que las tratadas en aquellos libros; él declara que el citado libro no es esotérico, de lo cual resulta necesariamente que los libros de este autor que han llegado [a nosotros] no son los esotéricos. Un autor moderno sospecha que el pasaje que se encuentra al fin de su libro al-Miskat contiene un gravísimo problema, que hace caer a al-Gazali en un precipicio sin salvación. Y es que, después de enumerar allí las clases de hombres ofuscados por los velos de las luces [divinas], al pasar luego a mencionar los que ya han llegado [a la unión con Dios], dice que éstos advierten que este Ser está dotado de un atributo incompatible con la unidad pura. Quieren inferir de aquí que [Algazel] creía que en la esencia del Ser Primero, de la Verdad (¡glorificado sea!), hay cierta multiplicidad. ¿Dios está muy por encima de lo que de Él dicen los hombres injustos! A nosotros, sin embargo, no nos cabe duda alguna de que el maestro Abu Hamid [al-Gazali] fue de los que alcanzaron la felicidad suprema y de que llegó a los grados más sublimes de la unión [con Dios]; pero sus libros esotéricos, los que tratan de la ciencia de la revelación extática, no han llegado hasta nosotros.

Ibn Tufayl se declara discípulo de Al-Gazali y de Avicena, con cierto eclecticismo

Aun así, la verdad a la que nosotros hemos llegado y que es el fin y meta de nuestra ciencia, no la hemos alcanzado sino siguiendo la doctrina de al-Gazali y la del maestro Abu Ali [Avicena], relacionándolas entre sí una con otra y ambas con las opiniones que han aparecido en nuestros días, adoptadas fervorosamente por gentes que hacen profesión de filósofos, hasta que así hemos llegado a alcanzar la Verdad, primero, por el método de la investigación y de la especulación racional, y obteniendo después por la visión intuitiva esta exigua dosis de experiencia mística que ahora gustamos.

Quiere comunicar sus ideas acerca de la mística, y para ello escribe este libro con la historia de Hayy Ibn Yaqzan y la de Absal y Salaman

Entonces nos hemos creído ya en condiciones de decir alguna cosa que deje huella de nosotros, y nos hemos resuelto a que seas tú el primero a quien regalemos lo que poseemos [de estas cosas] y a quien lo expongamos, movidos por la sinceridad de tu amistad y por la pureza de tu cariño. Sólo que si te damos a conocer los resultados a que hemos llegado en esta materia, sin asegurarte previamente en sus principios, no te servirá esto más de lo que te serviría una doctrina sumaria, impuesta por la mera autoridad de un maestro, como tampoco te serviría de nada si nos dieses tu aprobación por causa del cariño y la íntima amistad que nos profesas, y no porque creas que justamente merecemos que se acepten nuestras doctrinas. Nosotros no nos contentaremos tampoco con que tu alcances este grado, ni quedaremos de ello satisfechos si no te elevas luego hasta otro grado que está por encima de él, pues ese grado no te garantiza la salvación, ni mucho menos el acceso al más alto de los grados. Queremos llevarte por los caminos por los cuales nosotros hemos caminado antes que tú; queremos hacerte nadar en el mar que nosotros hemos atravesado primero, para que tú llegues adonde hemos llegado nosotros, y veas lo que nosotros hemos visto, y te cerciores por ti mismo de todo lo que nosotros nos hemos cerciorado, y no tengas necesidad de atar tu ciencia a lo que nosotros hemos conocido. Tal intento exige un espacio de tiempo no pequeño, ausencia de preocupaciones y aplicación de todos los esfuerzos a este género de estudio. Si tomas sinceramente esta determinación y tienes intención pura de trabajar activamente para lograr este fin, alabarás al amanecer tu viaje nocturno, recibirás la bendición divina por tus esfuerzos y habrás satisfecho a tu Señor, que también quedará satisfecho de ti.

Por mi parte, estoy a tu disposición para conducirte cuando quieras por el camino más recto, más libre de obstáculos y accidentes; y aunque por ahora sólo se me aparece una pequeña vislumbre, a modo de estímulo y acicate para entrar en el camino te contaré la historia de Hayy ibn Yaqzan y de Asal y  Salaman, a quienes puso nombre el maestro Abu Ali [Avicena]. Su historia sirve de lección a los hombres dotados de penetración, que, sin detenerse en la corteza de los problemas, profundizan lo más abstruso de ellos, su médula y esencia, y «de aviso a todo hombre que tiene corazón, que escucha y que ve».

Historia de Hayy Ibn Yaqzan

Posibilidad de que haya una región en el mundo, en la cual el hombre nazca por generación espontánea

Cuentan nuestros virtuosos antepasados (¡Dios se compadezca de ellos!) que hay una isla en la India, situada bajo la línea ecuatorial, en la cual nace el hombre sin madre ni padre, a causa de ser la temperatura de aquel lugar la más templada de la faz de la tierra y de resultar la mejor dispuesta para recibir los rayos de luz [de la región] más alta. Ciertamente que tal aserto está en contradicción con lo que opina la generalidad de los filósofos y grandes médicos, quienes afirman que la temperatura más templada del mundo es la de los países habitados del cuarto clima. Si dicen esto porque creen cosa segura que no los hay en la línea ecuatorial, a causa de una dificultad propia de aquel suelo, tienen alguna razón al afirmar que el clima cuarto es el más templado en el resto del mundo. Pero si solamente quieren decir con semejante afirmación que los países situados bajo la línea ecuatorial son muy calurosos, según manifiesta la mayoría de los autores, es un error, cuyo contrario puede demostrarse.

Está admitido como cierto en las ciencias naturales que el calor no puede producirse sino por una de estas causas: el movimiento, el contacto con los cuerpos cálidos, o la luz. También se demuestra en ellas que el sol, por su esencia, no tiene calor propio, ni está dotado de ninguna de las cualidades inherentes a los cuerpos mixtos. Y en las mismas ciencias se prueba también que los cuerpos que mejor reciben la luz son los pulimentados no transparentes, siguiéndoles en esta condición receptiva los opacos no pulimentados; los transparentes sin opacidad alguna no reciben la luz de ninguna manera. Ésta es una de las cosas que sólo el maestro Abu Ali [Avicena] ha demostrado, sin que la hubiera mencionado ninguno de sus predecesores.
Si estas premisas son ciertas, forzoso es concluir de ellas que el sol no calienta a la tierra, en la misma forma en que los cuerpos cálidos calientan a otros cuerpos con los que están en contacto, puesto que el sol, por su esencia, no tiene calor. La tierra tampoco se calienta por el movimiento, porque está inmóvil y en un mismo estado, al tiempo de la salida del sol y al de su puesta, y porque los sentidos nos manifiestan sus diferentes estados de calefacción y de enfriamiento en estas dos fases distintas. Tampoco se puede decir que el sol calienta primero a la atmósfera y, por medio del calor atmosférico, calienta luego a la tierra. Si esto fuera así, ¿cómo explicar que hallemos, en el tiempo del calor, las capas atmosféricas más cercanas a la tierra mucho más calientes que las superiores, más lejanas? Resta, pues, que la calefacción del sol a la tierra se haga únicamente por medio de la luz. Porque el calor sigue siempre a la luz, hasta el extremo de que si la luz se concentra en espejos ustorios, enciende lo que se coloque frente a ella.

Además, consta en las ciencias matemáticas, por demostraciones convincentes, que el sol es de figura esférica, lo mismo que la tierra; que aquél es mucho más grande que ésta; que la parte de la tierra alumbrada por el sol es siempre más de su mitad; que de esta mitad alumbrada de la tierra, la parte que en todo tiempo tiene más cantidad de luz es la central, porque es el lugar más retirado de la oscuridad y porque presenta frente al sol una superficie mayor; y que lo más cercano a la periferia tiene menos luz, hasta llegar a la oscuridad en la periferia del círculo que constituye la parte iluminada de la tierra.

Solamente un lugar es el centro del círculo de la luz, cuando el sol está en el cenit de los que habitan en aquel lugar, en tal caso, el calor será allí el más fuerte posible. Si el lugar es tal, que el sol se aleja en él de su cenit, el frío será muy fuerte; si el lugar es tal, que el sol gira en él hacia su cenit, el calor será extremo. Mas la astronomía ha demostrado que en la superficie de la tierra situada sobre la línea ecuatorial, el sol no está en el cenit sino dos veces en el año: cuando pasa por los signos de Aries y Libra, respectivamente; en el resto del año está seis meses al Norte y otros seis al Sur; no tienen, pues, en esta línea ni calor ni frío excesivos, y su clima es, por tanto, siempre uniforme.

Esta doctrina exige una demostración más extensa que la expuesta y que no cae dentro de nuestro propósito; solamente la hemos hecho notar, por ser una de las cosas que confirman la exactitud de la opinión que admite la posibilidad de que en esta región el hombre nazca sin madre ni padre.

Algunos cortan la cuestión y resuelven diciendo que Hayy ibn Yaqzan es uno de los que han nacido en esta región, sin madre ni padre. Otros lo niegan, y cuentan la historia de ese asunto en la forma que te vamos a referir.

Opinión de los que creen a Hayy hijo de una princesa, que para evitar el deshonor se ve obligada a abandonarlo, arrojándolo al mar

Dicen que enfrente de esta isla en la que Hayy vivió, había otra, más grande, de playas extensas, de muchas riquezas y muy populosa, en la cual reinaba un hombre de carácter altanero y orgulloso. Este rey tenía una hermana, a quien impedía contraer matrimonio. Rechazaba todos los pretendientes, por no encontrar ninguno que le pareciera digno de ella. La joven tenía un vecino, llamado Yaqzan, con quien casó secretamente, según uso permitido por la religión dominante entonces en aquel país. Ella concibió de él y parió un niño. Y temiendo que se descubriese su deshonor y se revelase su secreto, colocó al niño (después de haberle dado el pecho) en una caja, cuya cerradura aseguró; salió con su preciosa carga al principio de la noche, acompañada de sus esclavas y personas de confianza, hacia la orilla del mar, llevando su corazón abrasado de amor hacia el niño y lleno de temor por su causa. Luego, se despidió de él diciendo:

«¡Oh, Dios! Tú eres quien ha creado este niño, que no era nada ; Tú lo has alimentado en lo profundo de mis entrañas y Tú te has cuidado de él hasta que ha estado acabado y perfecto. Temerosa de este rey violento, orgulloso y terco, yo lo confío a tu bondad, y espero que le concederás tu favor. Está a su lado y no lo abandones, ¡oh, el más piadoso de los piadosos!». Después arrojó la caja al agua. Una ola impetuosa la arrastró y la llevó, durante la noche, a la playa de la vecina isla, anteriormente citada.

Hayy, salvado en tierra, es recogido por una gacela

La marea llegaba en aquel entonces a un lugar al que no podía alcanzar hasta pasado un año. La ola llevó la caja a un bosquecillo de espesa maleza, de suelo agradable, resguardado contra los vientos y la lluvia, a cubierto del sol, cuyos rayos «no podían penetrar allí, mientras que subía ni mientras que bajaba».

Después la marea empezó a bajar, y la caja quedó en aquel sitio. Las arenas subieron, hasta el punto de impedir la entrada de agua al bosquecillo y de no permitir que las olas llegaran hasta él.

Cuando el movimiento del agua arrojó la caja a este lugar, se habían roto sus cerraduras y desunido las tablas. El niño, atormentado por el hambre, comenzó a llorar, a sollozar y a intentar moverse. Su llanto llegó a oídos de una gacela, que había perdido su cría. El animal siguió la voz creyendo que era la de su cachorro, y llegó hasta la caja. Intentó abrirla con sus pezuñas, a la vez que el niño, desde dentro, empujaba al moverse, hasta que saltó una tabla de la caja. La gacela tuvo compasión del niño, sintió cariño hacia él y le presentó sus pezones, dándole de mamar toda la leche que él quiso. Después no dejó de visitarle, y le crió apartándole de todos los peligros.

Tales son los principios de la historia de Hayy, según los que niegan el nacimiento sin padre ni madre. Después contaremos nosotros cómo se crió y los progresos que tuvo hasta alcanzar la más alta perfección.

Explicación que dan los partidarios del nacimiento de Hayy por generación espontánea

Los que opinan que nació sin padre ni madre, dicen: Que en el centro de esta isla existía una arcilla o tierra que había fermentado en el transcurso de los años, de manera que el calor y el frío, la humedad y la sequedad se habían mezclado en ellas por partes iguales y con perfecto equilibrio de fuerzas. Era la fermentada una cantidad muy grande, y parte de ella superaba a la otra por la exactitud de la composición y por la disposición para formar los humores seminales. La parte central de aquella tierra era la más proporcionada y la que tenía un parecido más perfecto con el compuesto humano; al agitarse, produjo, por causa de su viscosidad, unas burbujas, como las del agua que hierve. En el centro de ella apareció una burbuja pequeñísima, dividida en dos partes por una finísima membrana, y llena de un cuerpo sutil, aéreo, constituido exactamente según las convenientes proporciones. Entonces se unió a este cuerpo el espíritu que emana de Dios, con una unión tan perfecta, que ni los sentidos ni la razón pueden concebir que se separe.

Emanación del espíritu

Pues está demostrado que este espíritu emana perennemente de Dios, el Glorioso, el Alto. Es comparable a la luz del sol, que constantemente se extiende sobre el mundo. Hay cuerpos que no reflejan su luz, como es el aire muy transparente. Hay otros que la reflejan en parte; tales son los opacos no pulimentados; estos difieren en cuanto a la reflexión, y, en la misma forma, respecto a sus colores. Y otros cuerpos la reflejan en el más alto grado; éstos son los pulimentados, como los espejos y sus semejantes; y si los espejos son cóncavos de una forma determinada, se produce en ellos el fuego por el exceso de luz. Lo mismo es el alma, que emana de Dios: fluye, se extiende sobre todos los seres. Y hay algunos que no manifiestan los vestigios de ella, porque les falta aptitud; tales son los minerales, que no tienen vida: corresponden al aire en el ejemplo citado. Otros hay que los muestran, según sus diversas aptitudes; así, las distintas clases de plantas; corresponden a los cuerpos opacos del mismo ejemplo. Y otros que lo hacen completamente; tales son las diversas especies de animales: corresponden a los cuerpos pulimentados en el ejemplo anterior. Hay cuerpos pulimentados que tienen una gran capacidad receptiva de la luz del sol, hasta el punto de reflejar una imagen semejante. Así también entre los animales los hay que reciben muy fácilmente el espíritu, hasta el punto de que lo reflejan y son hechos a su imagen. El hombre es el más especial de estos animales y a él se alude en el dicho del Profeta: (¡bendígale Dios y sálvelo!) «Creó Dios a Adán a su imagen». Y si en el hombre se  robustece esta imagen, hasta el extremo de que las demás imágenes o formas se desvanezcan ante aquélla, quedando sola y consumiendo la majestad de sus esplendores todo cuanto la misma alcanza, entonces viene el hombre a ser algo así como el espejo cóncavo que incendia todos los demás objetos en el ejemplo anterior. Tal cosa no acaece sino en los Profetas (¡las bendiciones de Dios sean sobre ellos!). Todo está demostrado en los lugares correspondientes.

Pero, en fin, veamos qué es lo que opinan quienes creen en este modo de generación.

Las potencias se someten al espíritu

Una vez que el espíritu -dicen- fue fijado en aquel lugar, se le sometieron todas las potencias y se inclinaron completamente ante él por orden de Dios.

Enfrente de este receptáculo se formó otra burbuja, dividida en tres compartimentos, a los que separaba una membrana finísima y comunicantes por aberturas, llenos de un cuerpo aeriforme parecido al que ocupa el recinto primero, pero todavía más tenue que él; en estos tres departamentos, divididos de una sola concavidad, se alojaron una porción de aquellas potencias que se habían sometido al primer espíritu. Éstas fueron encargadas de guardar a las otras, de cuidarlas y de hacer llegar al espíritu, colocado en el primer receptáculo, todas las modificaciones, pequeñas o grandes, que en ellas se observasen.

Enfrente del primero, por la parte opuesta al segundo receptáculo, se formó una tercera burbuja, llena de un cuerpo aeriforme, pero más denso que los dos primeros, y en el cual se alojó otra parte de las potencias sometidas, que fue encargada de guardarlas y cuidarlas.

Los tres departamentos fueron lo primero que se formó de la arcilla fermentada, por el orden que hemos dicho. Tenían necesidad unos de otros: el primero necesitaba de los demás para hacerse servir y obedecer, y éstos de aquél, como los dirigidos precisan del director, y los gobernados del gobernante; todos eran, por razón de los miembros formados de ellos, gobernantes y no gobernados; uno, el segundo, era superior al tercero en poder directivo.

Formación del corazón y del resto del cuerpo

El primero de estos tres, una vez que se le unió el espíritu y se desarrolló su calor, tomó la figura cónica del fuego; el cuerpo denso que lo rodeaba, la tomó también, y vino a ser una carne dura, por  encima de la cual se formo una envoltura membranácea que la protegía. La totalidad de este órgano se llamó corazón. Como el calor produce la disolución y destrucción de los humores, este órgano necesitaba de alguna cosa que lo repusiese, lo alimentase y le restituyera continuamente lo que perdía y sin lo cual no podía subsistir; también necesitaba percibir lo que le convenía, para adquirirlo, y lo que le era contrario, para rechazarlo. Uno de los órganos, por medio de las potencias, de las que era asiento y origen, se encargó de satisfacerle la primera necesidad; y el otro órgano se encargó de subvenir a la segunda. El encargado de la percepción fue el cerebro; y el de la alimentación, el hígado. Estos dos órganos necesitaban del corazón, para que los proveyese de su calor y de las fuerzas peculiares a cada uno de los dos, pero originarias de aquél. Para esto se formó entre los citados órganos una red de sendas y de caminos, unos más anchos que otros, según pedía la necesidad: las arterias y las venas.

Después siguen describiendo los partidarios de esta teoría la creación de todo el cuerpo, en la forma en que los físicos entienden que se desarrolla el embrión en la matriz, sin omitir detalle, hasta llegar a la formación completa del organismo y de sus miembros, y hasta el momento en que el feto está preparado para salir del vientre de la madre. En toda esta exposición, han acudido a la hipótesis de la arcilla grande y fermentada, que era apta para sacar de ella todo lo que es preciso en la formación del hombre: las membranas que protegen el feto. Cuando estuvo completamente formado, estas envolturas se separaron de él, como ocurre en el parto, y se abrió el resto de la arcilla por acción de la sequedad. Después, el niño empezó a gritar, a causa de la falta de alimento y acuciado por el hambre. Una gacela que había perdido la cría, vino en su auxilio.

Hayy es criado por la gacela y vive los primeros años entre estos animales

Desde aquí coinciden los partidarios de la segunda versión con los de la primera, respecto al crecimiento del niño. Dicen, de común acuerdo, que la gacela que lo había recogido, encontró pastos abundantes y fuertes y engordó; tuvo mucha leche, hasta el extremo de criarlo de la mejor manera posible. Estaba con él, sin apartarse de su lado más que cuando le obligaba la necesidad de ir a pacer. El niño se acostumbró de tal modo a la gacela, que, cuando se retardaba, con su llanto la hacía volver apresuradamente a su lado.

Creció el niño, en esta isla, libre de animales dañinos, criándose con la leche de la gacela, hasta alcanzar los dos años de edad. Aprendió a andar y echó los dientes. El niño la seguía, y ella era buena y complaciente con él. Lo llevaba a los sitios en que había árboles frutales, y le daba a comer los frutos que se caían del árbol, dulces y maduros; si tenían cáscara dura, los partía con sus muelas; cuando él volvía a las ubres, lo amamantaba; cuando quería agua, lo llevaba a abrevar; si el sol le molestaba, lo ponía a la sombra; si tenía frío, lo calentaba; y al llegar la noche, conducíale a su primera guarida y lo cubría con su mismo cuerpo y con plumas que quedaban allí, resto de las que había en la caja en que lo arrojaron al mar. Un rebaño de gacelas tenía costumbre de acompañarles al pasto por la mañana y por la tarde, y de pasar la noche en el mismo lugar que ellos. El niño siguió viviendo con las gacelas en la forma dicha; imitaba los gritos de ellas con su voz, hasta el punto de no hallarse diferencia entre ambos, y del mismo modo reproducía, con gran exactitud, todos los cantos de pájaros o gritos de otras especies de animales que oía. Pero lo que mejor imitaba eran los gritos que daban las gacelas en demanda de socorro, para comunicarse, para pedir algo o para rechazarlo; porque los animales en cada uno de estos distintos estados, dan un grito diferente. Ellos y Hayy se conocían mutuamente, y no se repelían ni se trataban como extraños. Cuando se habían fijado en el espíritu del niño las representaciones de las cosas, una vez desaparecida su percepción actual, nacía en él o el deseo hacia algunas de ellas, o la aversión respecto de otras.

Observa Hayy las diferencias que tiene respecto de los demás animales, viéndose inferior a ellos

A la vez que todo esto, él miraba a los demás animales y los veía revestidos de pelo, de lana o de pluma; observaba su rapidez para la carrera, su fuerza y las armas de que estaban dotados para rechazar al que los persiguiese, como, por ejemplo, los cuernos, los colmillos, los cascos, los espolones, las garras.

Luego, contemplándose a sí mismo, veía su desnudez, su falta de armas, su lentitud para la carrera, su poca fuerza respecto de los animales que le disputaban los frutos, que se los apropiaban en contra de su voluntad y le vencían en la lucha, sin que pudiese repelerlos ni escapar de ninguno de ellos.

Veía también que a sus compañeros, los hijos de las gacelas, les salían cuernos que primeramente no tenían; que se volvían fuertes en la carrera, cuando antes eran débiles. Y en sí mismo no veía nada de esto; reflexionaba acerca de ello y no encontraba la causa. Y al no hallar en sí mismo ningún parecido con los animales, los juzgaba deformes o enfermos. Se puso a observar los esfínteres en los otros animales, y vio que estaban resguardados: el anal por las colas; el urinario por pelos o cosa parecida, además de que sus uretras estaban más ocultas que la de él. Estas observaciones le afligían y atormentaban.

A los siete años de edad, Hayy se viste con hojas de los árboles y emplea varas como armas en su lucha con los animales

Como su tristeza por tal causa se prolongase mucho tiempo y, llegando a tener cerca de siete años, desesperase de alcanzar aquellas cosas cuya falta le producía dolor, cogió hojas grandes de árboles, y unas se las puso por detrás y otras por delante, e hizo con hojas de palmera y de esparto un cinturón que rodeó a su cuerpo, con el cual sujetó las hojas. Pero éstas tardaron poco tiempo en marchitarse, secarse y caer. Siguió cogiendo otras y las colocaba en capas superpuestas; quizá duraban algo más, pero siempre poquísimo tiempo. Tomó ramas de árboles como lanzones, las igualó en sus extremos, las unió por las puntas y las empleaba contra los animales con quienes peleaba, atacando a los más débiles y resistiendo a los más fuertes. Entonces concibió cierta idea de su poder y vio que su mano tenía una gran superioridad sobre las garras de los animales, puesto que con ella le era posible cubrir sus vergüenzas y coger bastones con los que se defendía de los seres que le rodeaban, lo cual le permitía pasarse sin cola y sin armas naturales.

Se viste con las plumas y la piel de un águila muerta

Durante este intervalo creció y sobrepasó los siete años de edad. Siguió teniendo el cuidado de renovar las hojas con que se cubría. Entonces le ocurrió la idea de coger la cola de un animal muerto para colocársela él mismo; sólo que como había visto que los animales vivos se guardaban de los muertos y huían de ellos, no se atrevía a hacerlo; hasta que un día encontró por casualidad un águila muerta y pudo realizar su deseo. Aprovechó la ocasión viendo que los animales no se asustaban de ella, y se dirigió adonde estaba; cortó las alas y la cola, enteras y cabales; le arrancó el plumaje; quitóle el resto de la piel y la dividió en dos partes: una se la colocó él mismo a la espalda, y la otra sobre el ombligo y las partes pudendas; colgóse la cola sobre el trasero y las dos alas sobre sus brazos. Hayy adquirió así un vestido con que cubrirse y calentarse y con que imponer respeto a todos los animales, hasta el punto de que ninguno peleaba con él, ni le resistía, ni se le acercaba ya más, excepto la gacela que lo había amamantado y criado; ambos, jamás se separaron.

Muerte de la gacela: Hayy trata de explicarse este fenómeno

La gacela envejeció y enfermó. Hayy la llevaba adonde había buenos pastos, le cogía frutos dulces y se los daba a comer. Pero la debilidad y la extenuación no dejaron de seguir en aumento, hasta que al fin le sobrevino la muerte; pararon todos sus movimientos y cesaron todos sus actos. Cuando el niño la vio en aquel estado, se afligió vehementísimamente y poco faltó para que muriese de dolor.

Llamábala con el grito con que ordinariamente se buscaban, alzando la voz todo lo fuerte que podía; pero no veía en ella ningún movimiento ni cambio alguno.

Miraba sus orejas y sus ojos y no observaba en ellos daño manifiesto; asimismo miraba sus restantes miembros, y en ninguno de ellos encontraba lesiones.

Deseaba ardientemente descubrir el lugar donde radicase el mal, para quitárselo, y que volviese al estado anterior; pero nada de esto se le manifestaba, y él nada podía hacer.

Lo que a Hayy había inspirado esta idea fue algo que observara en sí mismo anteriormente: notó que si cerraba los ojos o los tapaba con un objeto cualquiera, no veía nada hasta que se removía aquel obstáculo; que si metía los dedos en los oídos y los apretaba, nada oía mientras que no desaparecía tal impedimento; que si se tapaba las narices con los dedos, no percibía ningún olor hasta que las abría de nuevo. De esto dedujo que todas las facultades de percepción y de acción tenían en la gacela obstáculos que les impedían [ejercitarse], y que si él pudiera libertarla de ellos, volverían a obrar.

Piensa que la muerte de la gacela había sido originada por un daño en algún miembro oculto del cuerpo

Como hubiese examinado todos los miembros externos del animal sin encontrar en ellos daño aparente, y a la vez hubiese visto que la inacción era total y no limitada a un miembro determinado, pensó que el daño que la había conducido a aquel estado radicaba en un órgano oculto a sus ojos, situado en el interior del cuerpo; supuso que aquel sería indispensable a los otros exteriores para sus acciones respectivas; y que, cuando sufre una lesión, se generaliza el daño y viene la paralización total. Suponía que si encontraba este órgano y quitaba de él [el obstáculo] que le había sobrevenido, volvería la gacela a su primer estado, habría de extenderse por todo el cuerpo el alivio y recuperaría sus funciones como anteriormente las tenía.

Este órgano debe radicar en el centro del cuerpo

Ya antes había observado, en los cadáveres de los animales salvajes y otros, que todos sus miembros eran macizos, y que sólo tenían concavidad el cráneo, el pecho y el vientre. Entonces pensó que el órgano en cuestión debía radicar en uno de estos tres lugares. Iba venciendo en él poderosamente la idea de que acaso se hallaría en el medio de esos tres lugares, puesto que él creía firmemente que todos los otros órganos del cuerpo necesitaban de él, y, según esto, era necesario que se hallase situado en el centro; a más de que si ponía atención en sí mismo, sentía en su pecho algo semejante a lo que sospechaba. Y como quiera que, suspendiendo la acción de sus miembros, como la mano, el pie, el oído, la nariz y el ojo, podía privarse de ellos, juzgó que no le eran indispensables; pero cuando reflexionaba sobre este algo que tenía en su pecho, veía que no podía prescindir de él, ni durante un abrir y cerrar de ojos.

Asimismo, en sus luchas con los animales, lo que más procuraba librar de sus cuernos era el pecho, por la presunción de lo que dentro de él hubiera.

Una vez que tuvo el convencimiento de que el miembro en el que había acaecido el daño a la gacela no podía estar más que en su pecho, se resolvió a observarlo y a examinarlo, pues quizá encontrase allí el obstáculo, y, en este caso, lo quitaría del animal. Pero temió que lo que iba a hacer fuese peor que el mal existente y ocasionase a la gacela un perjuicio [irreparable]. Luego, reflexionó si acaso había visto algún animal salvaje o semejante que, habiendo venido a parar a este estado [a la muerte], volviera de nuevo a su primera condición, y no encontró ninguno. Desesperó, por tanto, de que la gacela volviese a ser como era, si él la abandonaba, y, en cambio, le quedaba alguna esperanza de que pudiese revivir, si encontraba el órgano indicado y quitaba de allí el mal. Se decidió, pues, a abrirle el pecho y a buscar lo que en él hubiese.

Hayy hace la disección de la gacela y halla el corazón

Cogió trozos de piedras duras y astillas de caña seca, semejantes a cuchillos, y con ellas hizo una incisión por las costillas, hasta cortar la carne que hay entre ellas, llegando a la envoltura interior de las costillas[la pleura].

Al verla resistente, se fortificó su creencia de que semejante envoltura no podía servir sino para un órgano como [el que él deseaba hallar]. Esperaba que, de pasar adelante, encontraría lo que iba buscando, y quiso cortarla; pero esto le era difícil por la falta de instrumentos, puesto que no tenía más que piedras y cañas. Las repasó, las aguzó y se esforzó por hendir la envoltura, hasta que logró cortarla y se encontró con el pulmón. Al principio creyó haber hallado lo que iba buscando, y no cesaba de examinarlo y de investigar el sitio en el que pudiese estar el mal, pero de primera intención sólo encontró la mitad del pulmón, que está en un lado del pecho, y cuando la vio inclinada hacia un costado (como él entendía que el órgano [que buscaba] no podía estar más que en el centro, así a lo ancho como a lo largoo del cuerpo), no dejó de sondear en el centro del pecho, hasta que dio con el corazón. Violo revestido de una envoltura extremadamente fuerte, sujeto por ligamentos muy sólidos, rodeado por el pulmón en el sitio en que empezó a cortar. «Si este órgano – decía Hayy entre sí- tiene por el otro lado una parte igual a la de éste, sin duda ninguna está en el centro y no hay dificultad en que sea el que yo busco, sobre todo considerando la excelencia de su posición, la elegancia de su forma, su gran cohesión, la dureza de su carne y la envoltura que lo protege, distinta de la que tienen los restantes órganos que conozco». Examinó por el otro lado del pecho y encontró la envoltura interior de las costillas y un pulmón igual que el primero. Juzgó, pues, que este órgano, el corazón, era el que buscaba. Quiso rasgar la envoltura del corazón y abrir sus membranas. Lo consiguió, no sin trabajo y esfuerzo, después de haber puesto en el intento su mayor diligencia.

Después de un minucioso análisis del corazón, Hayy se convence de que el ser que había en sus compartimentos se ha marchado

Puso al descubierto el corazón y lo halló macizo por todos sus lados. Miró para ver si encontraba en él algún daño aparente, y nada vio. Lo apretó con la mano y notó que estaba hueco. «Tal vez lo que busco -pensó- sólo se halla dentro de este órgano, y hasta ahora no he dado con ello». Abrió, pues, el corazón y encontró en él dos cavidades: una al lado derecho, otra al izquierdo. La del derecho estaba llena de sangre coagulada; la otra, vacía completamente. «Es preciso -reflexionó- que lo que yo busco se encuentre en uno de estos dos compartimentos. En el de la derecha no veo más que sangre cuajada; no hay duda de que la coagulación no se ha verificado hasta que todo el cuerpo ha venido a parar al estado [actual]» (porque Hayy había observado que la sangre, cuando fluye y sale del cuerpo, se coagula y espesa). «Esta sangre debe de ser como todas las demás; noto que se halla en todos los órganos, y no exclusivamente en uno. Ahora bien, lo que busco no es una cosa de esta naturaleza; la que anhelo encontrar es algo que tenga a este miembro como lugar propio suyo y sin la cual no puedo subsistir ni siquiera un instante, y tras la que voy desde el principio. Por lo que toca a la sangre, ¡cuántas veces me han herido los animales en la lucha y he derramado gran cantidad, sin sentir daño alguno, ni perder nada de mis facultades! En este comportamiento, pues, no está lo que yo busco. En cuanto al de la izquierda lo veo absolutamente vacío; pero no puedo creer que sea inútil. Yo he visto que cada órgano tiene su función propia. ¿Cómo ha de ser inútil ese compartimiento, cuya perfección he comprobado? No puedo menos de creer que lo que busco estaba en él, pero que se ha marchado y lo ha dejado vacío; y a consecuencia de esto ha sobrevenido al cuerpo la paralización actual, ha perdido las percepciones y se ha visto privado de los movimientos». Y cuando vio que el ser, habitante de aquel compartimiento, se había marchado antes de su disgregación, abandonándolo, intacto aún, juzgó más natural pensar que no había de volver después del daño y destrucción que se le había ocasionado.

Siente desprecio por el cuerpo y admiración por el ser que lo gobernaba

Entonces el cuerpo entero le pareció vil y sin valor, en relación con aquel ser, de cuya residencia allí durante algún tiempo estaba firmemente convencido, y se apartó del cadáver en seguida. Concentró, pues, toda su reflexión sobre aquel algo, [intentando averiguar] qué y cómo era, qué nexo tenía con el cuerpo, adónde se había ido, por qué puertas salió al abandonarlo, qué causa lo expulsó, y si su salida fue obligada, o qué motivo le hizo odioso el cuerpo, hasta el extremo de abandonarlo, si esto sucedió por propia voluntad. Reflexionó mucho sobre estas cuestiones; perdió de vista el cuerpo y dejó de pensar en él.

Comprendió que su madre, que tan buena fue siempre con él y lo había amamantado, era sólo el algo que había desaparecido y del cual emanaban todos sus actos, y no aquel cuerpo inerte, que realmente sólo era como un instrumento, a semejanza de las estacas que el cogía para pelear con los animales. Apartó desde entonces todo su afecto del cuerpo, para ponerlo en el dueño y motor de él, y sólo para éste tuvo cariño.

El manuscrito de los 6 poderes

ÍNDICE

PRÓLOGO

PRIMER PODER
SEGUNDO PODER
TERCER PODER
CUARTO PODER
QUINTO PODER
SEXTO PODER

PRÓLOGO

Hacia 1646, nació, de una pareja constituida por una marinero y una amante mujer, un joven que, hubo de padecer, a temprana infancia, no sólo el caos de la orfandad, sino y a la vez, los vejámenes de la fraudulencia, siempre humana.

Cien años más tarde, hacia 1746, y antes de morir, deseó dejar por escrito aquello que, habiéndolo descubierto durante su vida, pudiese servir a las generaciones venideras, como herencia.

Es pues, un testamento, un Acto, legado de un padre, con lo que hemos de encontrarnos, en esta historia. Acto con el que, un anciano, inscribe, para nosotros, el modo como él salió, el modo como él pudo dar el paso hacia el lugar al que, humanamente hemos dado en llamar, UN HOMBRE.

No fue fácil, pasó penurias, y atajos hasta el “delirio”, antes de encontrar su verdad, la verdad de sí mismo, y la verdad de todos. Verdad que, si bien cada quien puede encontrar, a su modo, pocos son los que se animan a, saberla, analizarla, publicarla, inscribirla. El valor del ACTO TESTAMENTARIO dice, de la inscripción de ese paso antes nombrado, y de otro paso más de este HOMBRE, que lo lleva al lugar de PADRE.

Un padre que piensa en los hijos, siendo estos, no precisamente aquellos que ha engendrado, de los cuales es además genitor, sino de aquellos que, por las generaciones, lo seguirán. Lo seguirán, sí. Sin necesidad de escuelas, instituciones, quejas o castigos. Lo seguirán, porque simplemente, transmite, lo humano a los humanos, y su modo, de él, de salir del vejamen de la repetición en que se había instaurado como víctima y sufriente, repetición ésta tan humana como, la verdad misma y los lugares a los que da paso, su revelación.

Asistamos pues, sentados alrededor del calor de fuego paterno, en una noche de otoño a la luz de la luna, a la historia de un HOMBRE que además fue, PADRE. Noche de la que saldremos, rejuvenecidos y… otros, nuevos, pues, recibiremos la herencia que, por siglos, nos estaba predestinada.

El Manuscrito de los 6 poderes

De un autor desconocido

Mi experiencia de vida me ha enseñado que existe un secreto para el éxito; éxito tanto en el plano material como en el ámbito de bien-estar interior. El secreto está reservado a aquellos que tienen la sabiduría de aceptarlo o, que lo poseen naturalmente.

Como el número de mis días sobre esta tierra está contado, he decidido legar, a las generaciones que me seguirán, el saber que poseo, sea cual sea su forma de expresión.

No me excusaré por mis maneras, mis palabras o mi falta de talento literario, éste último ¡habla por sí mismo!. Mis herramientas habituales eran mucho más pesadas que una pluma y, para acabar de ajustar, el peso de los años se siente en mis manos y en mi cerebro; de modo que, mientras pueda, les relataré los hechos, y lo que, a mi juicio es lo más importante. ¿Por qué es importante? ¿Cómo alterar la balanza sin dañar el fruto? ¿Cómo nutrirse de él?

Puedo encontrar las circunstancias precisas en mi camino de vida. En un hombre de mi edad, los recuerdos de su infancia son más frecuentes que los de sus percepciones más recientes. Lo importante no es, pues, cómo voy a expresarme, sino la idea que expreso, suponiendo que ella sea valiosa y les aporte una ayuda significativa.

Mucho tiempo le di vueltas en mi cabeza a la cuestión de saber cómo entregarles esta receta del éxito que me ha sido dada descubrir. Lo mejor será sin duda entregárselas tal y como ella me fue revelada. Esto quiere decir, que está en relación con la historia de mi vida. Es como una receta de cocina cuyos ingredientes, el modo de preparación y la sazón del plato son fáciles de realizar.
Que así sea, y que los hombres nacidos después de que yo me haya ido, puedan bendecirme por haberles legado este secreto.

Año de 1742, testamento del autor.

No se enceguezcan de entusiasmo

Mi padre era un buen marinero que, muy tarde en su vida, se enroló en el oficio de cultivador. Se instaló en una plantación en la Colonia de Virginia. Algunos años más tarde, nací yo, en 1642. Hace ya 100 años de eso.

De hecho, mi padre hubiera hecho mejor si hubiera seguido los consejos de mi madre –quedarse en un trabajo para el que su formación lo había preparado-, pero él prefería cambiar el buen navío que poseía y del que era el capitán por la plantación de la que les hablé. Es lo que me trae el…

PRIMER PODER:

Debe uno dejar de enceguecerse por los argumentos de una ocasión que se presenta, y acordarse, en la ocasión, que un millón de magnificas promesas pesan nada, en relación con la posesión de una sola pieza de dinero.

Cuando tenía 10 años, el alma de mi madre toma su vuelo, y 2 años más tarde mi bien amado padre; la sigue. Como yo era su único hijo, quedé solo. Los amigos de mis padres me dieron cuidados, algún tiempo. De hecho, me ofrecieron un lugar bajo su techo: un beneficio que yo aproveché durante 5 meses. De los bienes de mis padres, nada quedó: -pero… con la experiencia de los años, comprendí mas tarde, que esos, sus amigos, que me acogieron algún tiempo, los habían defraudado- y que por consecuencia, me habían hecho daño.

De, desde la edad de 12 años y hasta los 23 años, no les hablaré de mi vida, no serviría de nada a mi propósito. Pero poco tiempo después, teniendo en mi posesión, 16 guineas, que había economizado del fruto de mi trabajo, tomé un barco para Boston, en el que trabajé, a bordo, como carpintero, luego, como carpintero marino.

No obstante haber trabajado siempre en los navíos en el malecón, el mar no me era saludable.

La suerte no puede ser retenida más que por la fuerza

La suerte sonríe alguna vez incluso a los que se destinan a ser víctimas del carácter perverso  . En todo caso fue así para mí. Conocí la prosperidad, y con sólo 27 años era ya el propietario de la empresa para la cual yo trabajaba anteriormente. La suerte es una amante que debe ser conquistada. Ella no se entrega a los indecisos. Es lo que debía asimilar como el…

SEGUNDO PODER:

La suerte es caprichosa, y no puede ser retenida sino por la fuerza. Trátala con dejadez, y ella te excluirá para preferir a otro más fuerte que tú (al menos conmigo, ella se comporta así, como muchas mujeres que conocí).

En ese momento, “Desastre” (que es uno de los heraldos de los espíritus indecisos y de las promesas no cumplidas) me vino a visitar. El fuego quemó todo mi taller, no dejando otra cosa que deudas y, no tenía yo la menor pieza para liberarme de ellas.

Ensayaba yo: negociar con mis acreedores, pedir ayuda a mis amistades, tratar de volver a partir de cero, pero nada logré. El fuego había, parece ser, no sólo consumido mis bienes, sino también la simpatía que por mí se tenía. Así, en poco tiempo, no solamente había perdido todo, sino que tenía también deudas con mis proveedores, y ellos me hicieron poner, por tal razón, en prisión.

El infortunio no existe sino en la tumba

Hubiera sin duda podido salir adelante, pero esta última indignidad; la prisión, me desmorona y me entrega al resentimiento. Al cabo de un año me dejan en libertad, pero ya no era yo, el mismo hombre optimista, feliz, contento de su suerte, confiado en las gentes y del mundo entero; que había sido.

La vida tiene muchos caminos, y de lejos se ve que, la mayoría de entre ellos llevan hacia abajo. Cualquiera que sea su inclinación, ellos llevan al mismo lugar: el infortunio. Lo que me lleva al…

TERCER PODER:

El infortunio no existe sino en la tumba. El hombre cuando está vivo no es infortunado.
Puede siempre hacer marcha atrás y retomar la cuesta. Y hay siempre una inclinación más fácil para ascender (aunque algunas veces más larga) y más adaptada a la situación.

Tus compañeros te influencian sin que tú lo sepas

Como yo era un buen carpintero, encontré rápidamente empleo y con un buen salario, pero como había degustado los frutos de la opulencia, la insatisfacción se apoderó de mí. Me volví deprimido y amargado. Para consolarme, y olvidar todo lo que había perdido, pasaba mis tardes en la taberna. No es que bebiese mucho alcohol, salvo en cada ocasión, (ocasiones que se presentaban seguido) y lo suficiente para tornarme alegre, ¡qué yo pudiese reír!, ¡Charlar y cantar con mis compañeros de infortunio! : y esto me lleva al…

CUARTO PODER:

Busca mejor la compañía de los industriosos, pues los otros debilitarán tus energías.

Con el más mínimo pretexto, me era placentero contar, la triste historia de todos los desastres que se habían abatido sobre mí, y decir las pestes que pendían de aquellos que me habían abandonado en lugar de socorrerme.
Peor aún, encontraba un placer pueril en robar a mi empleador, cada día, algunos momentos de mi tiempo de trabajo. Siendo esto, en mi opinión, mucho más deshonesto que un simple robo.
Esta costumbre se acrecentó tanto que llegó el día en que me desperté sin trabajo y sin ganas de trabajar… lo que significó que me fue, en lo sucesivo, imposible encontrar trabajo, después del empleador de Boston.

En efecto, puedes estar enfermo de tu imaginación

Era en ese entonces cuando yo me consideraba un fracaso ambulante. Era como si fuera un caminante que, descendía una cuesta, montaña abajo, tropezando. Más que tropezar, el caminante rodaba y tomaba velocidad.

También entendí este estado, descrito con el nombre de Ismaelita, quien es, parece ser, alguien que quería al mundo entero, y quien creía que todo el mundo lo quería a él. He aquí entonces el…

QUINTO PODER:

Un Ismaelita y un leproso sufren del mismo mal a los ojos de los otros, pues ambos son
abominaciones en opinión de la mayor parte de los mortales –aunque hay grandes
diferencia entre los dos: el primero puede reencontrar una salud perfecta. El primero se
torna enfermo como efecto de su imaginación; el segundo tiene el veneno en su sangre.

No voy a detenerme en la lenta degeneración de mis energías. Nunca es bueno detenerse en sus infortunios (Aunque sea bueno acordarse para dejar la lección). Me bastará decir que llegó el día en que no tenía un céntimo con que comprar ni un plato de comida, ni mi alojamiento, ni con qué vestirme.

Estaba pobre, me procuraba de tiempo en tiempo algunos peniques o incluso chelines, pero rostro, cuerpo y espíritu, demacrados y reducidos al estado de esqueleto.

Mi estado era tan deplorable –no solamente por mi cuerpo- que, no era que pareciera, sino que era, era un enfermo al borde de la muerte, pero; más por mi espíritu que por otra cosa. Me imaginaba victima de ostracismo  por el mundo entero hasta que, visiblemente, había caído bien abajo. He aquí la

SEXTA Y ÚLTIMA LECCIÓN a aprender (lección que no puede ser expresada en una frase, ni siquiera en un párrafo, pero que debe ser adoptada a partir del fin de esta historia):

Estamos habitados por dos entidades

Recuerdo bien, las circunstancias en las cuales estaba.
Me despertaba a media noche.
Mi lecho era una pila de tablas provenientes de un taller donde había yo    había trabajado.
El techo estaba hecho con un tonel. La noche era fría, y estaba congelado aunque, paradójicamente, hubiese soñado con lumbre y calor, y con la dilucidación  de buenas cosas.

Pueden decir, cuando les relate el efecto que mi visión tuvo sobre mí, que yo deliraba.
Si fue así, espero que muchos de mis lectores hayan de delirar también, de la misma manera que yo, y es esta la razón por la que me lancé a la escritura de mi historia.

Es el sueño que me dejó en la creencia… –de hecho, no en el conocimiento- de que yo estaba poseído por dos identidades: y era la mejor de mis dos entidades la que me ofrece la ayuda que yo había buscado, en vano, cerca de mis amistades. Escuché describir este estado, como de un “desdoblamiento”. Pero…, un doble no es más que la copia del original, y ello, no describe la situación que viví. Voy a dejar de filosofar… Para mí la filosofía es vana si no desemboca en resultados concretos.

Para acabar de ajustar  , no es el sueño mismo el que tuvo efecto en mí. Es la impresión que me dejó, y la influencia que ejerció sobre mí, lo que me liberó de mis grilletes. En otros términos, yo estimulaba mi otra identidad. Después de haber afrontado una tormenta de viento y nieve, vi a través de una ventana mi otra identidad. Él tenía buena apariencia y respiraba salud. Ante él, brillaban las fogatas.
Emanaba de él, el poder y la fuerza. Él era musculoso tanto física como mentalmente.

Yo llamé tímidamente a la puerta, y él me dijo: Entra. Pude leer una especie de sonrisa, como de burla, en sus ojos, mientras me alcanzaba una silla para sentarme ante el fuego. Pero no pronunció ni una palabra de bienvenida y, luego de haberme calentado volví atormentado a mi refugio, martirizado por la vergüenza que el contraste entre nosotros, había despertado.

Había una presencia conmigo, invisible para los demás

Es entonces, cuando me desperté; y he aquí la parte sorprendente de mi relato: Al despertarme, no estaba solo. Había una Presencia conmigo; invisible para los otros, como me daba cuenta, por lo que sigue, pero que era real para mí.

La Presencia se me parecía, pero así mismo tenía resplandecientes diferencias.

Su frente, más alta que la mía, le hacía parecer, así mismo, inflexible y pleno. Los ojos, claros, directos, determinados, brillaban de entusiasmo y de resolución. Los labios, el mentón, de hecho todo el rostro, eran dueños de sí y decididos.

La Presencia era calma, resuelta, y segura de sí. Yo me encorvaba, lleno de temblor, nervioso, angustiado, inquieto con la más mínima sombra. Cuando la Presencia dio media vuelta, la seguí, y no la perdí de vista toda una jornada, salvo en los cortos instantes en que yo no osaba franquear la puerta por donde la Presencia atravesaba. En esos casos yo esperaba con impaciencia y un respeto mezclado con temor, que él volviera a salir, no pudiendo impedirme admirar su temeridad, (¡se me parecía totalmente!, Pero y a la vez, ¡era tan diferente!) Pues atravesaba sin dificultad los lugares por los que mis propios pasos no osaban llevarme.

Pareciera que fuera designado a ir por los lugares y ante las gentes que me habían hecho lo peor: oficinas con las cuales otrora había hecho transacciones, hombres de negocios con los cuales había pactado.

A lo largo de toda una jornada yo había seguido a la Presencia, y en la noche, lo vi desaparecer tras la puerta de una hostelería famosa por sus caros costos y su confort.
Retornaba yo a mi tonel y a mis tablas.

Esa noche no encontré a mi Mejor Yo (así es como yo lo nombraba) en mis sueños, pero al despertarme, por suerte él estaba a mi lado, con su sonrisa calma, de gentil burla en los labios, sonrisa que no era ni de piedad ni de condescendencia. Esa sonrisa me golpea de nuevo.

El día siguiente no fue distinto que el primero, una repetición del precedente, y debía yo, aún, esperar afuera, mientras que la Presencia estaba en los lugares donde yo hubiera estado si hubiera tenido el coraje de ir allí. Es el miedo lo que separa de su cuerpo al alma de un hombre y lo torna despreciable. Numerosas veces, traté de deshacerme de todo eso, hablando, pero las palabras quedaban bloqueadas en mi garganta, ininteligibles: y el día terminaba como el anterior.

Me armo de coraje para hablarle a la Presencia

Así fue durante muchos días, uno detrás del otro, hasta que cesé de contarlos. Poco a poco me di cuenta de que esta asociación constante con la Presencia tenía en mí efectos. Una noche que me desvelaba la Presencia a mi lado, tuve el coraje de hablarle, claro que, con timidez…

“¿Quién eres tú?” Le pregunté, y yo sobresaltado, me levantaba, ante el sonido de mi propia voz. La cosa parecía dar placer a mi compañero que, me respondía con, me parecía a mí, me nos burla que antes.

“Yo soy quien yo soy” fue la respuesta. “Yo soy aquel que tú has sido; yo soy aquel que tú puedes ser aún; ¿de dónde viene tu duda? Yo soy aquel que tú has sido, y que abandonaste prefiriendo otra compañía. Soy el hombre hecho a la imagen de Dios, que, antaño, poseía tu cuerpo. Era el tiempo en que habitábamos juntos, no en armonía, pues no es posible, ni unificados, pues esto es imposible, pero como los copropietarios que raramente se pelean por tenerlo todo para ellos.
Luego te convertiste en un achacoso, egoísta y exigente, como no podías tenerme más, me separé de ti. Hay una entidad “positiva” y una entidad “negativa” en cada ser humano nacido sobre la tierra. Aquella que es favorecida por la encarnación, domina: la otro termina por abandonar, temporalmente o, hasta siempre. Yo poseo todo lo que quiero.
Nada es tuyo. Este cuerpo que habitamos los dos es mío, pero es impuro y por lo tanto no puedo habitarlo. Límpialo, y tomaré de nuevo posesión”.

“¿Por qué me persigues?” Pregunté enseguida a la Presencia.

“Eres tú quien me persigue, y no a la inversa. Tú puedes existir sin mí durante algún tiempo, pero tu camino tornara sobre sus pasos, y su fin es la muerte.
Ahora que te aproximas a la muerte, te preguntas si había tiempo d e limpiar tu cuerpo de nuevo y de invitarme. Descarta la voluntad e inteligencia de ese cuerpo, y podré tomar posesión. Es la condición indispensable”

“Todo es posible a la entidad positiva de un hombre”

“Mi cerebro ha perdido todo poder” murmuré yo. “Mi voluntad está débil. ¿Puedes tú reparar todo eso?”
“¡Escucha!” Dijo la Presencia, y se estiraba mientras yo me encorvaba a sus pies.

“TODO es posible a la entidad positiva de un hombre. El mundo le pertenece. Es su propiedad. Ella no tiene miedo de nada, no fuerza nada, no se detiene ante nada. Ella no demanda privilegio alguno, pero los obtiene. No domina y no sabe retroceder. Sus demandas son órdenes; la oposición, funde a quien le dirige la palabra; ella levanta montañas, cubre los valles, y viaja al lugar donde el infortunio no existe.”

Enseguida me dormí de nuevo, y, cuando me desperté, estaba en un mundo diferente.
El sol brillaba y yo, escuchaba los pájaros cantar por encima de mi cabeza. Mi cuerpo, ayer aún tembloroso e incierto, estaba vigoroso y lleno de energía. Yo miraba mi lecho de tablas y mi tonel con una divertida perplejidad, como si los viera por primera vez, reconociendo el abrigo que ellos me habían deparado en las noches, no obstante.

El ayer pasó, el hoy es mío

Los acontecimientos de la noche revivieron mi espíritu, y buscaba la Presencia. No estaba más visible, pero descubrí, agazapado en una esquina de mi refugio, achacosa, deformada, desfigurada incluso, esfumada y desecha, mi entidad negativa. Supe que mi entidad positiva había tomado de nuevo posesión de mi cuerpo y consideraba al otro con burla y desprecio.
Pero no tenía tiempo para detenerme sobre su suerte. Tenía que hacer – mucho que hacer-. ¡Raro que no haya pensado en el día anterior!. Pero el ayer era el pasado, el hoy era mío, y apenas comenzada.
Como era mi costumbre, anteriormente, yo dirigía mis pasos hacia la taberna. Saludé a todo el que entraba, sonreía a los saludos que retornaban.
Los hombres que me habían ignorado durante meses me saludaron con afecto al pasar. Me dirigí hacia el baño, luego, hacia la mesa del desayuno; enseguida, cuando pasé ante el mostrador, dije al propietario:

“Quiero ocupar la misma pieza que tenía antes si, por suerte, está disponible. En caso contrario, no importa qué otra ocupe, mientras desocupan mi pieza”.

Me puse a trabajar sin formular pregunta alguna

Luego, salí y me fui hacia arriba, hacia el lugar que me correspondía en el taller. En la construcción había un gran remolque que los hombres cargaban con toneles para botar. No formulé pregunta alguna, pasaba toneles a los hombres que los apilaban.
Cuando se terminó, esta tarea, entré en el taller. Había un banco libre. Me di cuenta de las cosas allí apiladas. Era el mismo banco en el que otra vez había yo, trabajado.
Arremangué mi camisa y quité los objetos que obstaculizaban para el trabajo. Un momento más tarde estaba cepillando y tallando.
Había terminado, hacía ya más de una hora, cuando el contramaestre entró en la pieza, y se detuvo, sorprendido de verme ahí. Había ya un bella pila de pedazos de madera perfectamente cepillados y ajustados, pues en ese tiempo yo era un excelente carpintero: de hecho, no había otro mejor, pero, ¡OH! la edad me ha quitado ese privilegio. Respondí a su muda pregunta con esta corta pero explícita frase:

“Estoy de retorno al trabajo, Señor”

Él menea la cabeza y pasa a los otros bancos, examinando el trabajo de mis colegas, sin prestarme atención.

Cualquiera sea el bien que desees, es vuestro

He aquí el SEXTO Y ÚLTIMO PODER A APRENDER , a pesar de todo lo que haya para decir: a partir de ese momento fui un hombre que todo lograba, que pronto fue nuevamente propietario de un taller, y luego, de todos los bienes que un hombre desea poseer.
Ruego porque ustedes, que leen este relato, sigan estas reglas y todo lo que ellas implican, pues de ellas depende todo logro y todo lo que los logros impliquen:
??Cualquiera que sea el bien que desees, es tuyo. No tienes sino que tender la mano y tomarlo.
??Enseña que la conciencia del poder infinito que está en ti, toma posesión de todo lo que esté a tu alcance.
??No tengas miedo alguno, en ninguna forma que se dé, pues el miedo es una característica de la entidad-negativa.
??Si tienes un talento, un oficio, ejecútalo; el mundo debe sacarle provecho y también tú.
??Haz de tu entidad-positiva un compañero de tus días y tus noches. Si tienes en cuenta sus opiniones, no te engañarás.
??Recuerda, la filosofía es un conjunto de argumentos; el mundo, que es tuyo, es una acumulación de hechos.

No pidas a nadie permiso de obrar

Ve entonces, y haz lo que hay en ti: no tengas cuidado de los actos que te tornan diferente:

No pidas, a nadie, permiso para obrar.

La entidad negativa recauda favores: la entidad positiva los concede.
La suerte espera cada uno de tus pasos: tómala, pliégate a sus deseos, guárdala, pues ella es tuya, ella te fue destinada.
Comienza desde ahora, con estos preceptos presentes en vuestra memoria.
Extiende la mano y toma lo mejor, lo que quizá nunca has utilizado, salvo en raras ocasiones, y de urgencia. La vida es una situación de urgencia permanente.

Ella no espera sino una señal tuya

Tu entidad positiva está a tu lado desde ahora; vacía tu mente, límpiala de pensamientos negativos, y despierta tu ingenio. Ella tomará posesión de ti. Ella no espera sino un signo tuyo.
Ponte en marcha esta noche; sal desde ahora a tu nuevo camino.
Mantén siempre cuidado. Que sea tu entidad positiva la que te controla, la otra entidad va sin rumbo alrededor de ti: pon atención de no dejarla entrar más en ti, si lo hiciese no sería más que por un momento.
Mi tarea está cumplida. Escribí la receta del “éxito”. Bien seguida, no puede fallar.
Incluso si no comprendes perfectamente mi propósito, tu entidad positiva compensara la falta y te dará la respuesta. Es suficiente con leer y releer esta historia.
Confío a mi entidad positiva el cuidado de transmitir, a las generaciones que me seguirán, el secreto de lo positivo, lo que puede transformar todo: –el secreto para utilizar el potencial ilimitado que está en ti, desde ahora y por siempre.

FIN

El libro de la sabiduria celta

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 04/11/2005 4:29

ANAM CARA,  EL LIBRO DE LA SABIDURÍA CELTA
JOHN O´DONOHUE

Este libro fue pasado a formato Word y con LETRA AMPLIADA para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN

•••

PRIMERA EDICIÓN 1997

En memoria de mi padre,
Paddy O’Donohue, que labraba la piedra con poesía;
de mi tío Pete O’Donohue, que amaba las montañas;
y de mi tía Brigid. En memoria de John, Willie,
Mary y Ellie 0’Donohue,
emigrantes que ahora yacen en suelo estadounidense.

BEANNACHT
Para Josie

Que el día que el peso
se abata
sobre tus hombros
y tropieces,
baile el barro
para equilibrarte.
Y cuando tus ojos
se hielen detrás
de la ventana gris
y de ti se apodere
el espectro de lo perdido,
que una legión de colores,
índigo, rojo, verde
y azul heráldico
despierte en ti
un vergel deleitoso.
Cuando se gaste la lona
de la barca del pensamiento
y una mancha de océano
se forme debajo de ti,
surque las aguas
un largo sendero de luna
por donde volver sano y salvo.
Sea tuyo el alimento de la tierra,
sea tuya la claridad de la luz,
sea tuyo el fluir del océano
sea tuya la protección de los antepasados.
Y así, que un lento viento te envuelva
en estas palabras de amor,
un manto invisible para velar por tu vida.
Prólogo

Qué extraño es estar aquí. El misterio nunca te deja en paz. Detrás de tu cara, debajo de tus palabras, por encima de tus pensamientos, debajo de tu mente, acecha el silencio de otro mundo. Un mundo vive en tu interior. Nadie más puede darte noticia de este mundo interior. Cada cual es un artista. Al abrir la boca sacamos sonidos de la montaña que hay debajo del alma. Esos sonidos son palabras. El mundo está lleno de palabras. Son muchos los que hablan al mismo tiempo, en voz alta o baja, en salones, en las calles, en la televisión, en la radio, en el papel, en los libros. El ruido de las palabras conserva para nosotros lo que llamamos «mundo». Intercambiamos nuestros sonidos y formamos pautas, vaticinios, bendiciones y blasfemias. Nuestra tribu lingüística cohesiona el mundo diariamente. Pero el hecho de pronunciar palabras revela que cada cual crea incesantemente. Cada persona extrae sonidos del silencio y seduce lo invisible para que se haga visible.
Los humanos somos aquí unos recién llegados. Las galaxias del cíelo se alejan bailando hacia el infinito. Bajo nuestros pies hay tierra antigua. Fuimos bellamente formados con esta arcilla. Sin embargo, el guijarro más pequeño es millones de años más viejo que nosotros. En tus pensamientos busca un eco el universo silencioso.
Un mundo ignoto anhela reflejarse. Las palabras son espejos indirectos que contienen tus pensamientos. Contemplas estas palabras-espejo y vislumbras significados, raíces y refugio. Detrás de su superficie brillante hay oscuridad y silencio. Las palabras son como el dios Jano, miran a la vez hacia dentro y hacia fuera.
Si nos volvemos adictos a lo exterior, nuestra interioridad vendrá a acosarnos. Nos dominará la sed y ninguna imagen, persona o acto podrá saciarla. Para estar completos, debemos ser fíeles a nuestra compleja vulnerabilidad. Para conservar el equilibrio, debemos mantener unido lo interior y lo exterior, lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, lo temporal y lo eterno, lo antiguo y lo nuevo. Nadie puede afrontar esta misión por nosotros. Cada cual es umbral, único e irrepetible, de un mundo interior. Esta integridad es santidad. Ser santo es ser natural, acoger los mundos que encuentran equilibrio en ti. Detrás de la fachada de la imagen y la distracción, cada uno es un artista en este sentido primigenio e inexorable. Cada uno está condenado y tiene el privilegio de ser un artista interior que lleva consigo y da forma a un mundo único.
La presencia humana es un sacramento creativo y turbulento, un signo visible de la gracia invisible. No existe otro acceso a misterio tan íntimo y aterrador. La amistad es la gracia dulce que nos libera para afrontar esta aventura, reconocerla y habitarla. Este libro quiere ser un espejo indirecto donde vislumbrar la presencia y el poder de la amistad interior y exterior. La amistad es una fuerza creadora y subversiva. Asegura que la intimidad es la ley secreta de la vida y el universo. El viaje humano es un acto continuo de transfiguración. Afrontados con amistad, lo desconocido, lo anónimo, lo negativo y lo amenazante nos revelan poco a poco su secreta afinidad. El ser humano, en tanto que artista, está siempre activo en esta revelación. La imaginación es la gran amiga de lo desconocido. Invoca y libera constantemente el poder de la posibilidad. Por consiguiente, no se ha de reducir la amistad a una relación excluyente o sentimental; es una fuerza mucho más extensa e intensa.
El pensamiento celta no era discursivo ni sistemático. Pero en sus especulaciones líricas los celtas dieron expresión a la sublime unidad de la vida y la experiencia. El pensamiento celta no estaba lastrado por el dualismo. No dividía lo que propiamente ha de estar unido. La imaginación celta expresa la amistad interior que abarca como un todo la naturaleza, la divinidad, el mundo subterráneo y el mundo humano. El dualismo que separa lo visible de lo invisible, el tiempo de la eternidad, lo humano de lo divino, les era ajeno. Su sentido de la amistad ontológica generaba un mundo empírico impregnado de una rica textura de alteridad, ambivalencia, simbolismo e imaginación. Para nuestra separación dolorosa, la posibilidad de esta amistad fecunda y unifícadora es el don de los celtas.
La concepción celta de la amistad encuentra su inspiración y plenitud en la sublime idea del anam cara. Anam es la palabra gaélica que significa «alma»; cara es «amigo». De manera que anam cara significa «alma gemela, amigo espiritual e íntimo». Anam cara era una persona a quien uno podía revelar las intimidades ocultas de la vida. Esta amistad era un acto de reconocimiento y pertenencia. Cuando se tenía un anam cara, esa amistad trascendía todas las convenciones y categorías. Los amigos espirituales estaban unidos de una manera antigua y eterna. Inspirándonos en este concepto, en el capítulo 1 analizaremos la amistad interpersonal. La idea central es aquí el reconocimiento y el despertar de la antigua comunión que hace de los dos amigos uno. Puesto que el nacimiento del corazón humano es un proceso en curso, el amor es nacimiento continuo de creatividad en y entre nosotros. Exploraremos el anhelo en tanto que presencia de lo divino y el alma como casa del arraigo.
En el capítulo 2 esbozaremos una espiritualidad de la amistad con el cuerpo. El cuerpo es tu casa de arcilla, la única que tienes en el universo. El cuerpo está en el alma; este reconocimiento confiere al cuerpo una dignidad sagrada y mística. Los sentidos son antesalas de lo divino. La espiritualidad de los sentidos es la espiritualidad de la transfiguración.
En el capítulo 3, exploraremos el arte de la amistad interior. Cuando uno deja de temer a su soledad, una nueva creatividad despierta en su seno. La riqueza interior olvidada o descuidada empieza a revelarse. Uno vuelve a su casa interior y aprende a descansar en ella. Los pensamientos son los sentidos interiores. Infundidos de silencio y soledad, revelan el misterio del paisaje interior.
En el capítulo 4 reflexionaremos sobre el trabajo como poética del crecimiento. Lo invisible anhela volverse visible, expresarse en nuestras acciones. Éste es el deseo íntimo del trabajo. Cuando nuestra vida interior entabla amistad con el mundo exterior del trabajo, se despierta una nueva imaginación y se producen grandes cambios.
En el capítulo 5 contemplaremos nuestra amistad en el tiempo de las cosechas de la vida, la vejez. Exploraremos la memoria, el lugar donde nuestros días pasados se reúnen secretamente y reconocen que el corazón fervoroso nunca envejece. El tiempo es eternidad que vive peligrosamente.
En el capítulo 6, indagaremos en nuestra amistad inexorable con el camarada primero y último, la muerte. Reflexionaremos sobre la muerte como el camarada invisible que nos acompaña en el camino de la vida desde el nacimiento. La muerte es la gran herida del universo, la raíz de todo miedo y negatividad. La amistad con nuestra muerte nos permitiría celebrar la eternidad del alma, que la muerte no puede tocar.
La imaginación celta amaba el círculo. Veía que el ritmo
de la experiencia, la naturaleza y la divinidad, seguía un camino circular. La estructura de este libro así lo reconoce al seguir un ritmo circular. Comienza con la exploración de la amistad como despertar, luego indaga en los sentidos como puertas inmediatas y creativas. Así prepara el terreno para una evaluación positiva de la soledad, que a su vez busca expresarse en el mundo exterior del trabajo y la acción. A medida que disminuye nuestra energía exterior, afrontamos la misión de envejecer y morir. Esta estructura sigue el círculo de la vida en su espiral hacia la muerte y trata de echar luz sobre la profunda invitación que presenta.
Los capítulos giran en tomo al capítulo 7, mudo y oculto, que abarca el antiguo centro innominado del yo humano. Aquí reside lo indecible, lo inefable. Este libro quiere ser esencialmente una fenomenología de la amistad en forma lírico-especulativa. Se inspira en la metafísica lírica que subyace en la espiritualidad celta. Más que un análisis fragmentario de datos sobre los celtas, es una amplia reflexión, una conversación interior con la imaginación celta que se propone exponer la filosofía y la espiritualidad de la amistad que la caracterizan.

EL MISTERIO DE LA AMISTAD

La luz es generosa
Si alguna vez te has encontrado al aire libre poco antes del alba, habrás observado que la hora más oscura de la noche es la que precede a la salida del sol. Las tinieblas se vuelven más oscuras y anónimas. Si nunca hubieras estado en el mundo ni sabido lo que era el día, jamás podrías imaginar cómo se disipa la oscuridad, cómo llega el misterio y el color del nuevo día. La luz es increíblemente generosa, pero a la vez dulce. Si observas cómo llega el alba, verás cómo la luz seduce a las tinieblas. Los dedos de luz aparecen en el horizonte; sutil, gradualmente, retiran el manto de oscuridad que cubre el mundo. Tienes frente a ti el misterio del amanecer, del nuevo día. Emerson dijo: «Los días son dioses, pero nadie lo sospecha.» Una de las tragedias de la cultura moderna es que hemos perdido el contacto con estos umbrales primitivos de la naturaleza. La urbanización de la vida moderna nos apartó de esta afinidad fecunda con nuestra madre Tierra. Forjados desde la tierra, somos almas con forma de arcilla. Debemos latir al unísono con nuestra voz interior de arcilla, nuestro anhelo. Pero esta voz se ha vuelto inaudible en el mundo moderno. Al carecer de conciencia de lo que hemos perdido, el dolor de nuestro exilio espiritual es más intenso por ser en gran medida incomprensible.
Durante la noche, el mundo descansa. Árboles, montañas, campos y rostros son liberados de la prisión de la forma y la visibilidad. Al amparo de las tinieblas, cada cosa se refugia en su propia naturaleza. La oscuridad es la matriz antigua. La noche es el tiempo de la matriz. Nuestras almas salen a Jugar. La oscuridad todo lo absuelve; cesa la lucha por la identidad y la impresión. Descansamos durante la noche. El alba es un momento renovador, prometedor, lleno de posibilidades. A la luz nueva del amanecer reaparecen bruscamente los elementos de la naturaleza: piedras, campos, ríos y animales. Así como la oscuridad trae descanso y liberación, el día significa despertar y renovación. Seres mediocres y distraídos, olvidamos que tenemos el privilegio de vivir en un universo maravilloso. Cada día, el alba revela el misterio de este universo. No existe sorpresa mayor que el alba, que nos despierta a la presencia vasta de la naturaleza. El color maravillosamente sutil del universo se alza para envolverlo todo. Así lo expresa William Blake:
«Los colores son las heridas de la luz». Los colores destacan la perspectiva de nuestra presencia secreta en el corazón de la naturaleza.

El círculo celta del arraigo
En la poesía celta campean el color, la fuerza y la intensidad de la naturaleza. En sus bellos versos reconoce el viento, las flores, la rompiente de las olas sobre la tierra. La espiritualidad celta venera la luna y adora la fuerza vital del sol. Muchos antiguos dioses celtas estaban próximos a las fuentes de la fertilidad y el arraigo. Por ser un pueblo próximo a la naturaleza, ésta era una presencia y una compañera. La naturaleza los alimentaba; con ella sentían su mayor arraigo y afinidad. La poesía natural celta está imbuida de esta calidez, asombro y sentido del arraigo. Una de las oraciones celtas más antiguas se titula La coraza de San Patricio; su nombre más profundo es La brama del ciervo. No hay división entre la subjetividad y los elementos. A decir verdad, son las mismas fuerzas elementales las que dan forma y elevación a la subjetividad:
Amanezco hoy
por la fuerza del cielo, la luz del sol,
el resplandor de la luna,
el esplendor del fuego,
la velocidad del rayo,
la rapidez del viento,
la profundidad del mar,
la estabilidad de la tierra,
la firmeza de la roca.
Amanezco hoy
por la fuerza secreta de Dios que me guía.

En el mundo celta reman la inmediatez y el sentido del arraigo. Su mentalidad veneraba la luz. Su espiritualidad emerge como una nueva constelación para nuestra época. Estamos solos y perdidos en nuestra transparencia hambrienta. Necesitamos con urgencia una luz nueva y dulce donde el alma encuentre refugio y revele su antiguo deseo de arraigo. Necesitamos una luz que haya conservado su afinidad con las tinieblas, porque somos hijos de las tinieblas y de la luz.
Siempre estamos viajando de las tinieblas a la luz. Al principio somos hijos de las tinieblas. Tu cuerpo y tu cara se formaron en la benévola oscuridad. Viviste tus primeros nueve meses en las aguas oscuras del vientre de tu madre. Tu nacimiento fue un viaje de la oscuridad hacia la luz. Durante toda tu vida, tu mente vive en la oscuridad de tu cuerpo. Cada uno de tus pensamientos es un instante fugaz, una chispa de luz que proviene de tu oscuridad interior. El milagro del pensamiento es su presencia en el lado nocturno de tu alma; el resplandor del pensamiento nace en las tinieblas. Cada día es un viaje. Salimos de la noche al día. La creatividad nace en ese umbral primero donde la luz y las tinieblas se prueban y se bendicen entre sí. Solamente encuentras equilibrio en la vida cuando aprendes a confiar en el fluir de este ritmo antiguo. Asimismo, el año es un viaje con el mismo ritmo. Los celtas eran profundamente conscientes de la naturaleza circular de nuestro viaje. Salimos de la oscuridad del invierno a la promesa y la efervescencia de la primavera.
En definitiva, la luz es la madre de la vida. Donde no hay luz, no hay vida. Si el ángulo del Sol se apartara de la Tierra, desaparecería la vida humana, animal y vegetal que conocemos. El hielo cubriría la corteza. La luz es la presencia secreta de lo divino. Mantiene despierta la vida. Es una presencia nutricia. Despierta el calor y el color en la naturaleza. El alma despierta y vive en la luz. Nos ayuda a vislumbrar lo sagrado en lo profundo de nuestro ser. Cuando los seres humanos empezaron a buscar el significado de la vida, la luz se convirtió en una de las metáforas más vigorosas para expresar su eternidad y hondura. En la tradición occidental, como en la celta, se suele comparar el pensamiento con la luz. Se consideraba que el intelecto, en su luminosidad, era el asiento de lo divino en nuestro interior.
Cuando la mente humana empezó a explorar el siguiente gran misterio de la vida, el del amor, también utilizó la luz como metáfora de su poder y presencia. Cuando el amor despierta en tu vida, en la noche de tu corazón, es como un alba en tu interior. Donde había anonimato, hay intimidad; donde había miedo, hay coraje; donde reinaba la torpeza, juegan la gracia y el donaire; donde había aristas, ahora eres elegante y estás en sintonía con el ritmo de tu yo. Cuando el amor despierta en tu vida, es como un renacer, un comienzo nuevo.
El corazón humano nunca termina de nacer
Aunque el cuerpo humano nace íntegro en un instante, el corazón humano nunca termina de nacer. Es pando en cada vivencia de tu vida. Todo cuanto te sucede tiene el potencial de hacerte más profundo. Hace nacer en ti nuevos territorios del corazón. Patrick Kavanagh aprehende esta sensación de bendición del suceso: «Ensalza, ensalza, ensalza/lo que sucedió y lo que es». Uno de los sacramentos más bellos de la tradición cristiana es el bautismo, que significa ungir el corazón del niño. El bautismo viene de la tradición judía. Para los judíos, el corazón era el centro de todas las emociones. Se unge el corazón como órgano principal de la salud del niño, pero también como lugar donde anidarán sus sentimientos. La oración pide que el niño que acaba de nacer jamás quede atrapado, apresado o enredado en las falsas redes interiores del negativismo, el rencor o la autodestrucción. Con las bendiciones se aspira a que el niño posea fluidez de sentimientos en su vida, que sus sentimientos fluyan libremente, transporten su alma hacia el mundo y recojan de éste alegría y paz.
Sobre el telón de fondo de la infinitud del cosmos y la profundidad hermética de la naturaleza, el rostro humano resplandece como icono de la intimidad. Es aquí, en este icono de la presencia humana, donde la divinidad creadora se acerca más a sí misma. El rostro humano es el icono de la creación. Cada persona posee a la vez un rostro interior, intuido pero jamás visto. El corazón es el rostro interior de tu vida. El .viaje humano trata de que este rostro sea bello. Es aquí donde el amor anida en tu seno. El amor es absolutamente vital para la vida humana. Porque sólo el amor puede despertar la divinidad en ti. En el amor creces y vuelves a ti mismo. Cuando aprendes a amar y a permitir que tu yo sea amado, vuelves a la casa de tu propio espíritu. Estás abrigado y a salvo. Alcanzas la integridad en la casa de tus anhelos y tu arraigo. Ese crecimiento y retomo a la casa es el beneficio inesperado del acto de amar a otro. El primer paso del amor es prestar atención al otro, un acto generoso de negación del propio yo. Paradójicamente, ésta es la condición que nos permite crecer.
Cuando despierta el alma, comienza la búsqueda y jamás podrás volver atrás. A partir de ese momento se enciende en ti un anhelo especial que no permitirá que te entretengas en las estepas de la autocomplacencia y la realización parcial. La eternidad te apremia. Eres reacio a permitir que un acomodo o la amenaza de un peligro te impida bregar para alcanzar la cima de la realización. Cuando se te abre este camino espiritual, puedes aportar al mundo y a la vida de los demás una generosidad increíble. A veces es fácil ser generoso hacia fuera, dar mientras se es tacaño con uno mismo. Si eres generoso para dar, pero tacaño para recibir, pierdes el equilibrio de tu alma. Debes ser generoso con tu propio yo para recibir el amor que te rodea. Puedes sufrir la sed desesperante de ser amado. Puedes buscar durante largos años en lugares desiertos, muy lejos de ti. Sin embargo, en todo este tiempo, este amor está a centímetros de ti. Está en el borde de tu alma, pero has sido ciego a su presencia. Debido a una herida, una puerta del corazón se ha cerrado y eres incapaz de abrirla para recibir el amor. Debemos estar atentos para ser capaces de recibir. Boris Pasternak dijo: «Cuando un gran momento llama a la puerta de tu vida, a veces el ruido no es más fuerte que el latido de tu corazón y es muy fácil pasarlo por alto».
Es una extraña paradoja que el mundo ame el poder y la propiedad. Puedes ser un triunfador en este mundo, ser objeto de admiración universal, poseer vastas propiedades, una hermosa familia, triunfar en el trabajo y tener todo lo que el mundo puede dar, pero detrás de esa fachada puedes sentirte totalmente perdido y desdichado. Si tienes todo lo que el mundo puede ofrecerte, pero te falta amor, eres el más pobre de los pobres. Todo corazón humano tiene sed de amor. Si en tu corazón no anida la calidez del amor, no tienes nada que celebrar ni que disfrutar. Aunque seas industrioso, competente, seguro de tí o respetado, no importa lo que tú mismo o los demás piensen de ti, lo único que realmente anhelas es amor. No importa dónde estemos, qué o quiénes somos, en qué viaje estamos embarcados, todos necesitamos el amor.
Aristóteles dedica varias páginas de su Ética a reflexionar sobre la amistad. La basa en la idea de la bondad y la belleza. El amigo es el que desea el bien del otro. La amistad es la gracia que da calor y dulzura a la vida: «Nadie quiere vivir sin amigos, aunque no le falte nada más».

El amor es la naturaleza del alma

El alma necesita amor con tanta urgencia como el cuerpo necesita oxígeno. El alma alcanza su plenitud en la calidez del amor. Todas las posibilidades de tu destino humano duermen en tu alma. Existes para cumplir y honrar estas posibilidades. Cuando el amor entra en tu vida, las dimensiones ignotas de tu destino despiertan, florecen y crecen. La posibilidad es el corazón secreto del tiempo. Sobre su superficie exterior, el tiempo es vulnerable a la transitoriedad. Cada día, triste o bello, se agota y se desvanece. En su corazón más profundo, el tiempo es transfiguración. Tiene en cuenta la posibilidad y se asegura de que nada se pierda u olvide. Aquello que parece desvanecerse en su superficie, en realidad se transfigura y aloja en el tabernáculo de la memoria. La posibilidad es el corazón secreto de la creatividad. Martín Heidegger habla de la «prioridad ontológica» de la posibilidad. En el nivel más profundo del ser, la posibilidad es la madre y a la vez el destino transfigurado de lo que llamamos hechos y sucesos. Este mundo callado y secreto de lo eterno es el alma. El amor es la naturaleza del alma. Cuando amamos y permitimos que se nos ame, habitamos cada vez más el reino de lo eterno. El miedo se vuelve coraje, el vacío deviene plenitud y la distancia, intimidad.
El amor es nuestra naturaleza más profunda; consciente o inconscientemente, todos buscamos el amor. Con frecuencia elegimos caminos falsos para satisfacer esta sed profunda. La concentración excesiva en nuestro trabajo, logros o búsqueda espiritual puede alejarnos de la presencia del amor. En la obra del alma, nuestras falsas urgencias pueden despistarnos por completo. Lejos de ir en busca del amor, sólo debemos quedamos quietos y esperar que el amor nos encuentre. Algunas de las palabras más bellas sobre el amor se encuentran en la Biblia. La epístola de san Pablo a los corintios es hermosísima: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor». Otro versículo de la Biblia dice: «El amor perfecto aleja el miedo».

Umbra nihili
En un universo vasto que a veces parece siniestro e indiferente a nosotros, necesitamos la presencia y el abrigo del amor para transfigurar nuestra soledad. Esta soledad cósmica es la raíz de nuestra soledad interior. Nuestra vida, todo lo que hacemos, pensamos y sentimos está rodeado por la Nada. De ahí que sea tan fácil atemorizarnos. El Maestro Eckhart dice que la vida humana se encuentra bajo la sombra de la Nada, sub umbra nihili. Sin embargo, el amor es la hermana del alma, su lenguaje más profundo y su presencia. En el amor, a través de su calor y creatividad, el alma nos protege de la desolación de la Nada. No podemos llenar nuestro vacío con objetos, posesiones o personas. Debemos avanzar más profundamente en ese vacío para encontrar debajo de la Nada la llama del amor que nos aguarda para darnos calor.
Nadie puede herirte tan profundamente como tu ser amado. Cuando admites al Otro en tu vida, abres tus defensas. Aun después de años de convivencia, tu afecto y confianza pueden sufrir una decepción. La vida es peligrosamente imprevisible. La gente cambia, a veces de manera drástica y repentina. El resentimiento y el rencor desplazan el arraigo y el afecto. Toda amistad atraviesa en algún momento el valle negro de la desesperación. Esto pone a prueba tu afecto en todos sus aspectos. Pierdes la atracción y la magia. El sentimiento mutuo se vuelve sombrío, la presencia hiere. Si eres capaz de atravesar este tiempo, tu amor puede emerger purificado, despojado de la falsedad y las carencias. Te llevará a otro terreno donde el afecto puede volver a crecer. A veces una amistad se echa a perder y las partes apuntan a sus centros de negativismo recíproco. Cuando se unen en el punto de carencia, es como si parieran un espectro dispuesto a devorar el último retazo de afecto entre los dos. Ambos son despojados de su esencia. Se vuelven impotentes, recíprocamente obsesionados. Entonces son necesarios la oración profunda, mucha atención y cuidados para reorientar las almas. El amor puede herirnos profundamente. Debemos tener mucho cuidado. El filo de la Nada corta hasta el hueso. Otros quieren amar, entregarse, pero les falta energía. Llevan en sus corazones los cadáveres de antiguas relaciones, son adictos a las heridas como confirmación de su identidad. Cuando una amistad se reconoce como un don, permanecerá abierta a su propio terreno de bendición.
Cuando amas, abres tu vida a un Otro. Caen todas tus barreras. Tus distancias protectoras se derrumban. Esa persona recibe permiso absoluto para penetrar en el templo más profundo de tu espíritu. Tu presencia y tu vida pueden volverse terreno suyo. Se necesita mucho coraje para permitir semejante acercamiento. Puesto que el cuerpo habita en el alma, cuando permites semejante proximidad, dejas que el otro se vuelva parte de ti. En la afinidad sagrada del amor verdadero, dos almas se vuelven gemelas. El cascarón exterior y el contorno de la identidad se vuelven porosos. Se runden mutuamente.

El Anam cara
La tradición celta posee una hermosa concepción del amor y la amistad. Una de sus ideas fascinantes es la del amor del alma, que en gaélico antiguo es anam cara, «Anam» significa «alma» en gaélico, y «cara» es «amistad». De manera que «anam-cara» en el mundo celta es el «amigo espiritual». En la iglesia celta primitiva se llamaba anam cara a un maestro, compañero o guía espiritual. Al principio era un confesor» a quien uno revelaba lo más íntimo y oculto de su vida. Al anam cara se le podía revelar el yo interior, la mente y el corazón. Esta amistad era un acto de reconocimiento y arraigo. Cuando uno tenía un anam cara, esa amistad trascendía las convenciones, la moral y las categorías. Uno estaba unido de manera antigua y eterna con el amigo espiritual. Esta concepción celta no imponía al alma limitaciones de espacio ni tiempo. El alma no conoce jaulas. Es una luz divina que penetra en ti y en tu otro. Este nexo despertaba y fomentaba una camaradería profunda y especial. Juan Casiano dice en sus Colaciones que este vínculo entre amigos es indisoluble: «Esto, digo, es lo que no puede romper ningún azar, lo que no puede cortar ni destruir ninguna porción de tiempo o de espacio; ni siquiera la muerte puede dividirlo».
En la vida todos tienen necesidad de un anam cara, un «amigo espiritual». En este amor eres comprendido tal como eres, sin máscaras ni pretensiones. El amor permite que nazca la comprensión, y ésta es un tesoro invalorable. Allí donde te comprenden está tu casa. La comprensión nutre la pertenencia y el arraigo. Sentirte comprendido es sentirte libre para proyectar tu yo sobre la confianza y protección del alma del otro. Pablo Neruda describe este reconocimiento en un bello verso: «Eres como nadie porque te amo». Este arte del amor revela la identidad especial y sagrada de la otra persona. El amor es la única luz que puede leer realmente la firma secreta de la individualidad y el alma del otro. En el mundo original, sólo el amor es sabio, sólo él puede descifrar la identidad y el destino.
El anam cara es un don de Dios. La amistad es la naturaleza de Dios. La idea cristiana de Dios como Trinidad es la más sublime expresión de la alteridad y la intimidad, un intercambio eterno de amistad. Esta perspectiva pone al descubierto el bello cumplimiento del anhelo de inmortalidad que palpitaba en las palabras de Jesús: «Os llamo amigos». Jesús, como hijo de Dios, es el primer Otro del universo; es el prisma de toda diferencia. Es el anam cara secreto de todos los individuos. Con su amistad penetramos en la tierna belleza y en los afectos de la Trinidad. Al abrazar esta amistad eterna nos atrevemos a ser libres. En toda la espiritualidad celta hay un hermoso motivo trinitario. Esta breve invocación lo refleja:
Los Tres Sacrosantos mi fortaleza son, que vengan y rodeen mi casa y mi fogón.
Por consiguiente, el amor no es sentimental. Por el contrario, es la forma más real y creativa de la presencia humana. El amor es el umbral donde lo divino y la presencia humana fluyen y refluyen hacia el otro.

La naturaleza sagrada de la intimidad
Nuestra cultura está obsesionada por el concepto de relación. Todo el mundo habla de ello. Es un tema constante en la televisión, el cine y los medios de información. La tecnología y los medios no unen el mundo. Pretenden crear un mundo unido por redes electrónicas, pero en realidad sólo ofrecen un mundo simulado de sombras. Por eso nuestro mundo humano se vuelve más anónimo y solitario. En un mundo donde el ordenador reemplaza el encuentro entre seres humanos y la psicología reemplaza a la religión, no es casual que exista semejante obsesión por las relaciones. Desgraciadamente, el término mismo se ha convertido en un centro vacío en torno del cual nuestra sed solitaria anda hurgando en busca de calor y comunión. El lenguaje público de la intimidad es en gran medida hueco y sus repeticiones incesantes suelen delatar la falta total de aquélla. La verdadera intimidad es una vivencia sagrada. Jamás exhibe su confianza y comunión secretas ante el ojo escopófilo de una cultura de neón. La intimidad verdadera es propia del alma, y el alma es discreta.
La Biblia dice que nadie puede vivir después de ver a Dios. Extrapolando esto, podría decirse que nadie puede vivir después de verse a sí mismo. A lo sumo se puede intuir la propia alma. Se pueden vislumbrar su luz, colores y contornos. Experimentar la inspiración de sus posibilidades y la maravilla de sus misterios. En la tradición celta, y en especial en la lengua gaélica, existe una fina intuición de que el acercamiento a otra persona debe encarnar un acto sagrado. En gaélico no existe nuestro «hola». Cuando uno se encuentra con otro, se intercambian bendiciones. Uno dice:
Día dhuit, «Dios sea contigo». El otro responde: Día is Muire dhuit, «Dios y María sean contigo». Cuando se separan, uno dice: Go gcumhdai Dia thu, «Que Dios venga en tu ayuda», o Gogcoinne Día thu, «Dios te guarde». El rito del encuentro comienza y termina con bendiciones. A lo largo de una conversación en gaélico se reconoce explícitamente la presencia divina en el otro. Este reconocimiento también está plasmado en antiguos dichos, tales como «la mano del forastero es la mano de Dios». La llegada del forastero no es casual; trae un don y un esclarecimiento particulares.

El misterio del acercamiento
Desde hace años tengo ganas de escribir un cuento sobre un mundo en el cual cada uno conocería a una sola persona durante toda su vida. Lógicamente, para dibujar ese mundo, este postulado debería prescindir de consideraciones biológicas. Uno tendría que guardar años de silencio ante el misterio de la presencia en el Otro, antes de poder acercarse. En toda su vida uno no encontraría más que un par de personas a lo sumo. Esta idea adquiere mayor realidad si uno pasa revista a su vida y distingue los amigos de los conocidos. No son lo mismo. La amistad es un vínculo más profundo y sagrado. Shakespeare lo dice con una frase muy bella: «Los amigos que tienes y su atención probada, sujétalos a tu alma con argollas de acero.» Un amigo es un tesoro increíblemente valioso. Es un ser amado que despierta tu vida para liberar las posibilidades salvajes que hay en ti.
Irlanda es un país de ruinas. Las ruinas no están vacías. Son lugares sagrados que rebosan de presencias. Un amigo mío, sacerdote en Conamara, pensaba construir una playa de estacionamiento junto a su iglesia. Cerca había una ruina, abandonada desde hacía cincuenta o sesenta años. Fue a ver al hombre cuya familia había vivido allí años antes y le pidió que le cediera las piedras para los cimientos. El hombre se negó. Cuando el sacerdote preguntó por qué, respondió: Ceard a dheanfadh anamacha mo mhuinitire ansin?, es decir, «¿qué sería de las almas de mis antepasados?». Quería decir que incluso en unas ruinas largamente abandonadas, las almas de quienes las habían habitado poseían una afinidad y apego particulares al lugar. La vida y pasión de una persona dejan su impronta en el éter. El amor no permanece enclaustrado en el corazón, sino que sale a construir tabernáculos secretos en el paisaje.
Diarmad y Gráinne
Por toda Irlanda se ven bellas piedras llamadas dólmenes. Se trata de dos enormes bloques de piedra caliza colocadas paralelamente. Sobre ellas se pone otra a manera de techo. La tradición celta las llama leaba Dhiarmada agus Gráinne, es decir, «cama de Diarmad y Gráinne». Dice la leyenda que Gráinne era la compañera de un jefe de los Fianna, los viejos soldados celtas. Se enamoró de Diarmad, los dos huyeron y los fianna los persiguieron por todo el país. Los animales les daban refugio, y personas sabias les daban consejos para eludir a sus perseguidores. Se les dijo que no debían pasar más de dos noches en un lugar. Pero se decía que donde se detenían a descansar, Diarmad construía un dolmen para su amada. Las investigaciones arqueológicas han revelado que eran las tumbas de los jefes. La leyenda es más interesante y vibrante. Es una bella imagen de la sensación de impotencia que suele acompañar al amor. Cuando uno se enamora, se desvanecen el sentido común, la racionalidad y la personalidad seria, discreta y respetable. Uno vuelve a ser adolescente; hay un fuego nuevo en su vida. Uno está revitalizado. Cuando no hay pasión, el alma está dormida o ausente. Cuando la pasión despierta, el alma vuelve a ser Joven y libre, vuelve a danzar. La vieja leyenda celta nos muestra el poder del amor y la energía de la pasión. Uno de los poemas más elocuentes sobre la transfiguración de la vida por este anhelo es el Anhelo dichoso de Goethe:
No se lo digáis a nadie, sino tan sólo a los sabios, que el vulgo siempre propende a la burla y el sarcasmo;
pero al que ansía consumirse en la llama, yo lo alabo. En el frescor de las noches amorosas, en el trueque plácido de las caricias, al ver la vela que esplende y el cuarto alumbra tranquila, un extraño sentimiento más de una vez te acomete. No quisieras seguir preso en la sombra y las tinieblas, y de una vida más alta un ansia sientes violenta. Para ti no hay ya distancias: suelto y libre alzas el vuelo hacia la llama, y al fin, igual que la mariposa, en ella abrasas tu cuerpo. Que mientras en ti cumplido no veas el «¡Muere y transfórmate!», serás en la oscura tierra no más que un huésped borroso que vaga entre las tinieblas.
(Trad. de R. Cansinos Asséns)
El poema expresa la maravillosa fuerza espiritual que es el centro del anhelo y sugiere la gran vitalidad oculta en él. Cuando uno cede a la pasión creativa, ésta lo transporta a los umbrales últimos de la transfiguración y la renovación. Este crecimiento causa dolor, pero es dolor sagrado. Hubiera sido mucho más trágico evitar cautelosamente estas profundidades para quedar anclado en la superficie lustrosa de la banalidad.

El amor como reconocimiento antiguo
La verdadera amistad o el amor no se fabrican ni conquistan. La amistad siempre es un acto de reconocimiento. Esta metáfora se puede hundir en la naturaleza arcillosa del cuerpo humano. Cuando encuentras a la persona que amas, un acto de reconocimiento antiguo os reúne. Es como si millones de años antes de que la naturaleza rompiera su silencio, su arcilla y la tuya yacieran juntas. Luego, en el ciclo de las estaciones, esa arcilla única se dividió y separó. Cada uno se alzó como formas individuales de arcilla que alojaban su individualidad y destino. Sin saberlo, vuestras memorias secretas lloraban la ausencia mutua. Mientras vuestros seres de arcilla deambulaban durante miles de años por el universo, el anhelo del otro nunca decayó. Esta metáfora permite explicar cómo se reconocen súbitamente dos almas en el momento de la amistad. Puede ser un encuentro en la calle, en una fiesta, en una conferencia, una presentación banal, y en ese momento se produce el rayo del reconocimiento que enciende las brasas de la afinidad. Se produce un despertar, una sensación de conocimiento antiguo. Entráis. Habéis regresado a casa por fin.
En la tradición clásica esto encuentra una expresión maravillosa en el Simposio, mágico diálogo de Platón sobre la naturaleza del amor. Platón vuelve al mito de que en el principio los humanos no eran individuos singulares. Cada persona era dos seres en uno. Luego se separaron; por consiguiente, uno pasa la vida buscando su otra mitad. Al encontrarse, se descubren por medio de este acto de reconocimiento. En la amistad se cierra un círculo antiguo. Lo que hay de antiguo entre ambos os cuidará, abrigará y unirá. Cuando dos personas se enamoran, pasan de la soledad del exilio a la casa única de su comunión. En las bodas corresponde reconocer la grada del destino que permitió el encuentro de estas dos personas. Cada una reconoció en la otra a aquella en la cual su corazón encontraría refugio. El amor jamás debe ser una carga, porque hay algo más entre ambos que la presencia mutua.

El círculo de comunión
Para reflejar esto se necesita una palabra más vibrante que la tan trillada «relación». Las frases como «se cierra un círculo antiguo» y «un anhelo antiguo despierta y toma conciencia de sí» ayudan a revelar el significado profundo y el misterio del encuentro. Expresan en el lenguaje sacro del alma la unicidad y la intimidad del amor. Cuando dos personas se aman, se genera una tercera fuerza entre ellas. Una amistad interrumpida no siempre se restaura con horas interminables de análisis y consejos. Es necesario modificar el ritmo de los encuentros y reanudar el contactó con la antigua comunión que los reunió. Esta antigua afinidad os mantendrá unidos si invocáis su poder y su presencia. Dos personas realmente despiertas habitan un círculo de comunión. Han despertado una fuerza más antigua que los envolverá y abrigará.
La amistad exige que se la alimente. La gente suele dedicar su atención principalmente a los hechos de la vida, su situación, trabajo y categoría social. Vuelcan sus mayores energías al hacer. El Maestro Eckhart escribió bellas palabras sobre esta tentación. Según él, muchas personas se preguntan dónde deberían estar y qué deberían hacer, cuando en realidad deberían preocuparse por cómo ser. El amor es el lugar de mayor ternura en tu vida. En una cultura preocupada por las rigideces y definiciones nítidas, y que por consiguiente le exaspera el misterio, es difícil sustraerse a la transparencia de la luz falsa para entrar en el tenue resplandor del mundo del alma. Acaso la luz del alma es como la de Rembrandt, esa luz rojiza, dorada, que caracteriza su obra. Esta luz crea una sensación de volumen y sustancia en las figuras sobre las cuales derrama su suave resplandor.

Referencias bibliograficas sobre chamanismo y magia

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 29/07/2005 1:16

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS SOBRE MAGIA Y CHAMANISMO
CHRISTIAN, PIERRE (1986)
Histoire de la Magie à travers les temps et les peuples (Ed. Artefact, Paris)
ELIADE, MIRCEA (1970)
Le Chamanisme et les techniques archaïques de l’extase (Payot, Paris)
MARTINO, ERNESTO DE (1971)
Le Monde Magique (Marabout Université, Paris)
FRAZER, JAMES (1944)
La rama dorada (Fondo de Cultura Económica, Méjico)
MAUSS, MARCEL (1968)
Oeuvres. 1.Les fonctions sociales du sacré (Editions de Minuit, Paris)
REVERTE COMA, JOSE M. (1981)
Antropología Médica (Ed.Rueda, Madrid).
REVERTE COMA, JOSE M. (1966)
El Pacto Médico-Hechicero (Panamá, Imprenta Panamá América)
REVERTE COMA, JOSE M. (1968)
Literatura oral de los indios cunas (Panamá, Imprenta Nacional)
REVERTE COMA, JOSE M. (1977)
Operación Panamá (Ed. EDAF, Madrid)

El canto del pajaro

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 23/07/2005 13:55

EL CANTO DEL PÁJARO
ANTHONY DE MELLO

Este libro ha sido escrito para gentes de cualquier creencia, religiosa o no-religiosa. No puedo ocultar a mis lectores, sin embargo, el hecho de que yo soy sacerdote de la Iglesia Católica, que me he adentrado con toda libertad en tradiciones místicas no-cristianas y que éstas me han influenciado y enriquecido profundamente. A pesar de lo cual, nunca he dejado de volver a mi Iglesia, que es mi verdadero hogar espiritual; y aunque me doy perfecta cuenta (a veces con auténtico asombro) de sus limitaciones y de su ocasional estrechez, también soy perfectamente consciente de que ha sido ella la que me ha formado, me ha moldeado y ha hecho de mí lo que soy. Por eso es a ella, mi Madre y Maestra, a quien deseo dedicar amorosamente este libro.

A todo el mundo le gustan los cuentos, y son precisamente cuentos -y en abundancia- lo que el lector hallará en este libro: cuentos budistas, cuentos cristianos, cuentos Zen, cuentos asideos, cuentos rusos, cuentos chinos, cuentos hindúes, cuentos Sufí, cuentos antiguos y modernos.

Estos cuentos poseen todos ellos, sin embargo, una peculiar característica: si se leen de una determinada manera, ocasionan un verdadero crecimiento espiritual.

CÓMO LEER ESTOS CUENTOS

Hay tres modos de hacerlo:

1. Leer un cuento una sola vez y pasar al siguiente. Este modo de leer sirve únicamente de entretenimiento.

2. Leer un cuento dos veces, reflexionar sobre él y aplicarlo a la propia vida. Es una especie de teología que puede practicarse con bastante provecho en grupos pequeños en los que cada miembro comparte con los demás las reflexiones que el cuento le ha suscitado. Lo que se origina entonces es un círculo teológico.

3. Volver a leer el cuento, después de haber reflexionado sobre él. Crear un silencio interior y dejar que el cuento le revele a uno su profundo significado interno. Un significado que va mucho más allá de las palabras y las reflexiones. Esto lleva progresivamente a adquirir una especie de sensibilidad para lo místico.

También se puede tener presente el cuento durante todo el día y dejar que su fragancia o su melodía le ronde a uno. Es preciso dejar hablar al corazón, no al cerebro. De este modo también se hace tino una especie de místico. Y es precisamente con esta finalidad mística con la que han sido escritos la mayoría de estos cuentos.

ADVERTENCIA:

La mayor parte de los cuentos van acompañados de un comentario, el cual no pretende ser sino un ejemplo del tipo de comentario que cada cual puede hacer. Haga el lector sus propios comentarios, sin conformarse con los que ofrece el libro, porque éstos muchas veces’ evidenciarán su carácter limitativo y, en ocasiones, hasta engañoso.
¡Cuidado con aplicar el cuento a cualquier persona (un sacerdote, un vecino, la misma Iglesia) que no sea uno mismo! Si así se hace, el cuento será espiritualmente dañoso. Cada uno de estos cuentos tiene que ver con uno mismo, no con cualquier otra persona.
Si se lee el libro por primera vez, léanse los cuentos en el orden en que están. Dicho orden pretende comunicar una enseñanza v un espíritu que pueden perderse si se leen los cuentos al azar.

GLOSARIO:

Teología: El arte de narrar cuentos acerca de lo divino. También, el arte de escuchar dichos cuentos.

Misticismo: El arte de gustar y sentir en el corazón el significado interno de dichos cuentos, hasta el punto de ser transformado por ellos.

COME TÚ MISMO LA FRUTA

En cierta ocasión se quejaba un discípulo a su Maestro: «Siempre nos cuentas historias, pero nunca nos revelas su significado» El Maestro le replicó: «¿Te gustaría que alguien te ofreciera fruta y la masticara antes de dártela?».

Nadie puede descubrir tu propio significado en tu lugar. Ni si quiera el Maestro.

UNA VITAL DIFERENCIA

Le preguntaron cierta vez a Uwais, el Sufí: «¿Qué es lo que la Gracia te ha dado?». Y les respondió:
«Cuando me despierto por las mañanas, me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche».
Le volvieron a preguntar:
«Pero esto ¿no lo saben todos los hombres?». Y replicó Uwais: «Sí, lo saben, Pero no todos lo sienten».

Jamás se ha emborrachado nadie a base de comprender intelectualmente la palabra VINO.

EL CANTO DEL PAJARO

Los discípulos tenían multitud de preguntas que hacer acerca de Dios.
Les dijo el Maestro: «Dios es el Desconocido y el Incognoscible. Cualquier afirmación acerca de Él, cualquier respuesta a vuestras preguntas, no será más que una distorsión de la Verdad».
Los discípulos quedaron perplejos: «Entonces, ¿por qué hablas sobre Él?».
«¿Y por qué canta el pájaro?», respondió el Maestro.
El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar.

Las palabras del alumno tienen que ser entendidas. Las del Maestro no tienen que serlo. Tan sólo tienen que ser escuchadas, del mismo modo que uno escucha el viento en los árboles y el rumor del río y el canto del pájaro, que despiertan en quien lo escucha algo que está más allá de todo conocimiento.

EL AGUIJÓN

Hubo un santo que tenía el don de hablar el lenguaje de las hormigas.
Se acercó a una que parecía más enterada y le preguntó: «¿Cómo es el Todopoderoso? ¿Se parece de algún modo a las hormigas?».
La docta hormiga le respondió: «¿El Todopoderoso? En absoluto. Las hormigas, como puedes ver, tenemos un solo aguijón. Pero el Todopoderoso tiene dos».

Escena sugerida por el anterior cuento:
Cuando se le preguntó cómo era el cielo, la sabia hormiga replicó solemnemente: «Allí seremos igual que Él, con dos aguijones cada uno, aunque más pequeños».
Existe una fuerte controversia entre las distintas escuelas de pensamiento religioso acerca de dónde exactamente se hallará ubicado el segundo aguijón en el cuerpo glorioso de la hormiga.

EL ELEFANTE Y LA RATA

Se hallaba un elefante bañándose tranquilamente en un remanso, en mitad de la jungla, cuando, de pronto, se presentó una rata y se puso a insistir en que el elefante saliera del agua.
«No quiero», decía el elefante. «Estoy disfrutando y me niego a ser molestado».
«Insisto en que salgas ahora mismo», le dijo la rata.
«¿Por qué?», preguntó el elefante.
«No te lo diré hasta que hayas salido de ahí», le respondió la rata.
«Entonces no pienso salir», dijo el elefante.
Pero, al final, se dio por vencido. Salió pesadamente del agua, se quedó frente a la rata y dijo:
«Está bien; ¿para qué querías que saliera del agua?».
«Para comprobar si te habías puesto mi bañador», le respondió la rata.

Es infinitamente más fácil para un elefante ponerse el bañador de una rata que para Dios acomodarse a nuestras doctas ideas acerca de Él.

LA PALOMA REAL

Nasruddin llegó a ser primer ministro del rey. En cierta ocasión, mientras deambulaba por el palacio, vio por primera vez en su vida un halcón real.
Hasta entonces, Nasruddin jamás había visto semejante clase de paloma. De modo que tomó unas tijeras y cortó con ellas las garras, las alas y el pico del halcón.
«Ahora pareces un pájaro como es debido», dijo. «Tu cuidador te ha tenido muy descuidado».

¡Ay de las gentes religiosas que no conocen más mundo que aquel en el que viven y no tienen nada que aprender de las personas con las que hablan!

EL MONO QUE SALVO A UN PEZ

«¿Qué demonios estás haciendo?», le pregunté al mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.
«Estoy salvándole de perecer ahogado», me respondió.

Lo que para uno es comida, es veneno para otro. El sol, que permite ver al águila, ciega al búho.

SAL Y ALGODÓN EN EL RÍO

Llevaba Nasruddin una carga de sal al mercado.. Su asno tuvo que vadear un río y la sal se disolvió.
Al alcanzar la otra orilla, el animal se puso a corretear, contentísimo de haber visto aligerada su carga.
Pero Nasruddin estaba enfadado de veras. Al siguiente día en que había mercado Nasruddin cubrió los sacos con abundante algodón. Al cruzar el río, el asno casi se ahoga por culpa del exceso de peso. «¡Tranquilízate!», dijo alborozado Nasruddin. «¡Esto te enseñará que no siempre que cruces el río vas a ganar tú!».

Dos hombres se aventuraron en la religión. Uno de ellos salió vivificado. El otro se ahogó.

LA BÚSQUEDA DEL ASNO

Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasruddin recorrer apresuradamente las calles de la aldea, montado en su asno.
«¿Adónde vas, Mullah?, le preguntaban. «Estoy buscando a mi asno», respondía Nasruddin al pasar.

En cierta ocasión vieron a Rinzai, el Maestro de Zen, buscando su propio cuerpo. Ello hizo que se rieran mucho sus más estúpidos discípulos.
¡Llega uno a encontrarse con gente seriamente dedicada a buscar a Dios!

LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD
Le preguntaron al Maestro: «¿Qué es la espiritualidad?».
«La espiritualidad», respondió, «es lo que consigue proporcionar al hombre su transformación interior».
«Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los Maestros, ¿no es eso espiritualidad?».
«No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una manta si no te da calor».
«¿De modo que la espiritualidad cambia?».
«Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue espiritualidad ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no es más que la constancia escrita de métodos pasados».

Hay que cortar la chaqueta de acuerdo con las medidas de la persona, v no al revés.

EL PEQUEÑO PEZ
«Usted perdone», le dijo un pez a otro, «es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado».
«El Océano», respondió el viejo pez, «es donde estás ahora mismo».
«¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el Océano», replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.

Se acercó al Maestro, vestido con ropas sannyasi y hablando el lenguaje de los sannyasi: «He estado buscando a Dios durante años. Dejé mi casa y he estado buscándolo en todas las partes donde Él mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de los monasterios y en las chozas de los pobres».
«¿Y lo has encontrado?», le preguntó el Maestro.
«Sería un engreído y un mentiroso si dijera que sí. No; no lo he encontrado. ¿Y tú?».
¿Qué podía responderle el Maestro? El sol poniente inundaba la habitación con sus rayos de luz dorada. Centenares de gorriones gorjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de una higuera cercana. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de la carretera. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar… Y sin embargo, aquel buen hombre podía sentarse allí y decir que no había encontrado a Dios, que aún estaba buscándolo.
Al cabo de un rato, decepcionado, salió de la habitación del Maestro y se fue a buscar a otra parte.
Deja de buscar, pequeño pez. No hay nada que buscar. Sólo tienes que estar tranquilo, abrir tus ojos y mirar. No puedes dejar de verlo.

¿HAS OÍDO EL CANTO DE ESE PÁJARO?

Los hindúes han creado una encantadora imagen para describir la relación entre Dios y su Creación. Dios «danza» su Creación. El es su bailarín; su Creación es la danza. La danza es diferente del bailarín; y, sin embargo, no tiene existencia posible con independencia de El. No es algo que se pueda encerrar en una caja y llevárselo a casa. En el momento en que el bailarín se detiene, la danza deja de existir.
En su búsqueda de Dios, el hombre piensa demasiado, reflexiona demasiado, habla demasiado. Incluso cuando contempla esta danza que llamamos Creación, está todo el tiempo pensando, hablando (consigo mismo o con los demás), reflexionando, analizando, filosofando. Palabras, palabras, palabras… Ruido, ruido, ruido… Guarda silencio y mira la danza. Sencillamente, mira: una estrella, una flor, una hoja marchita, un pájaro, una piedra… Cualquier fragmento de la danza sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea. Y seguramente no tardarás en verle a él, al Bailarín en persona.

El discípulo se quejaba constantemente a su Maestro Zen: «No haces más que ocultarme el secreto último del Zen». Y se resistía a creer las consiguientes negativas del Maestro. Un día, el Maestro se lo llevó a pasear con él por el monte. Mientras paseaban, oyeron cantar a un pájaro.
«¿Has oído el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro.
«Sí», respondió el discípulo.
«Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada».
«Sí», asintió. el discípulo.

Si realmente has oído cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol…, deberías saber (más allá de las palabras y los conceptos).

¿Qué dices? ¿Que has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era el árbol o su descripción? Cuando miras un árbol y ves un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?

¡PUEDO CORTAR MADERA!

Cuando el Maestro de Zen alcanzó la iluminación, escribió lo siguiente para celebrarlo:
«¡Oh, prodigio maravilloso: Puedo cortar madera y sacar agua del pozo!».

Para la mayoría de la gente no tienen nada de prodigioso actividades tan prosaicas como sacar agua de un pozo o cortar madera. Un vez alcanzada la iluminación, en realidad no cambia nada. Todo sigue siendo igual. Lo que ocurre es que entonces el corazón se llena de asombro. El árbol sigue siendo un árbol; la gente no es distinta de como era antes; y lo mismo sucede con uno mismo. La vida no prosigue de manera diferente. Puede uno ser tan variable o tan ecuánime, tan prudente o tan alocado como antes. Pero sí existe una diferencia importante: ahora puede uno ver todas las cosas de diferente modo. Está uno como más distanciado de todo ello. Y el corazón se llena de asombro.
Esta es la esencia de la contemplación: la capacidad de asombro. La contemplación se diferencia del éxtasis en que éste lleva a uno a «retirarse». Pero el contemplativo iluminado sigue cortando madera y sacando agua del pozo. La contemplación se diferencia de la percepción de la belleza en que ésta (un cuadro o una puesta de sol) produce un placer estético, mientras que la contemplación produce asombro, prescindiendo de que lo que se contemple sea una puesta de sol o una simple piedra.
Y ésta es prerrogativa del niño, que con tanta frecuencia se asombra. Por eso se encuentra tan a sus anchas en el Reino de los Cielos.

LOS BAMBÚES

Nuestro perro, Brownie, estaba sentado en tensión, las orejas aguzadas, la cola meneándose tensamente, los ojos alerta, mirando fijamente hacia la copa del árbol. Estaba buscando a un mono. El mono era lo único que en ese momento ocupaba su horizonte consciente. Y, dado que no posee entendimiento, no había un solo pensamiento que viniera a turbar su estado de absoluta absorción: no pensaba en lo que comería aquella noche, ni si en realidad tendría algo que comer, ni en dónde iba a dormir. Brownie era lo más parecido a la contemplación que yo haya visto jamás.
Tal vez tú mismo hayas experimentado algo de esto, por ejemplo cuando te has quedado completamente absorto viendo jugar a un gatito. He aquí una fórmula, tan buena como cualquier otra de las que yo conozco, para la contemplación: Vive totalmente en el presente.
Y un requerimiento absolutamente esencial, por increíble qué parezca: Abandona todo pensamiento acerca del futuro y acerca del pasado. Debes abandonar, en realidad, todo pensamiento toda frase, y hacerte totalmente presente. Y la contemplación se produce.

Después de años de entrenamiento, el discípulo pidió a su maestro que le otorgara la iluminación. El maestro
le condujo a un bosquecillo de bambúes y le dijo: «Observa qué alto es ese bambú. Y mira aquel otro, qué corto es».
Y en aquel mismo momento el discípulo recibió la iluminación.

Dicen que Buda intentó practicar toda espiritualidad, toda forma de ascetismo, toda disciplina de cuantas se practicaban en la India de su época, en un esfuerzo por alcanzar la iluminación. Y que todo fue en vano. Por último, se sentó un día bajo un árbol que le dicen ‘bodhi’ y allí recibió la iluminación. Más tarde transmitió el secreto de la iluminación a sus discípulos con palabras que ‘pueden parecer enigmáticas a los no iniciados, especialmente a los que se entretienen en sus pensamientos: «Cuando respiréis profundamente, queridos monjes, sed conscientes de que estáis respirando profundamente. Y cuando respiréis superficialmente, sed conscientes de que estáis respirando superficialmente. Y cuando respiréis ni muy profunda ni muy superficialmente, queridos monjes, sed conscientes de que estáis respirando ni muy profunda ni muy superficialmente». Conciencia. Atención. Absorción. Nada más.
Esta forma de quedarse absorto podemos observarla en los niños, que son quienes tienen fácil acceso al Reino de los Cielos.

CONSCIENCIA CONSTANTE

Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a los demás hasta haber vivido con su Maestro al menos durante diez años. Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro.
Un día fue a visitar a su Maestro Nan-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclos de madera y portaba un paraguas.
Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo: «Has dejado tus chanclos y tu paraguas a la entrada, ¿no es así?
Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de los chanclos?».
Tenno no supo responder y quedó confuso. Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Conciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta obtener la Conciencia Constante.

El hombre que es constantemente consciente, el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.

LA SANTIDAD EN EL INSTANTE PRESENTE

Le preguntaron en cierta ocasión a Buda: «¿Quién es un hombre santo?». Y Buda respondió: «Cada hora se divide en cierto número de segundos, y cada segundo en cierto número de fracciones. El santo es en realidad el que es capaz de estar totalmente presente en cada fracción de «segundo».

El guerrero japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un calabozo. Aquella noche no podía conciliar el sueño, porque estaba convencido de que a la mañana siguiente habrían de torturarle cruelmente.
Entonces recordó las palabras de su Maestro Zen: «El mañana no es real. La única realidad es el presente». De modo que volvió al presente… y se quedó dormido.

El hombre en el que el futuro ha perdido su influencia se parece a los pájaros del cielo y a los lirios del campo. Fuera preocupaciones por el mañana. Vivir totalmente en el presente: He ahí al hombre santo.

LAS CAMPANAS DEL TEMPLO

El templo había estado sobre una isla, dos millas mar adentro. Tenía un millar de campanas. Grandes y pequeñas campanas, labradas por los mejores artesanos del mundo. Cuando soplaba el viento o arreciaba la tormenta, todas las campanas del templo repicaban al unísono, produciendo una sinfonía que arrebataba a cuantos la escuchaban.
Pero, al cabo de los siglos, la isla se había hundido en el mar y, con ella, el templo y sus campanas. Una antigua tradición afirmaba que las campanas seguían repicando sin cesar y que cualquiera que escuchara atentamente podría oírlas. Movido por esta tradición, un joven recorrió miles de millas, decidido a escuchar aquellas campanas. Estuvo sentado durante días en la orilla, frente al lugar en el que en otro tiempo se había alzado el templo, y escuchó, y escuchó con toda atención. Pero lo único que oía era el ruido de las olas al romper contra la orilla. Hizo todos los esfuerzos posibles por alejar de sí el ruido de las olas, al objeto de poder oír las campanas. Pero todo fue en vano; el ruido del mar parecía inundar el universo.
Persistió en su empeño durante semanas. Cuando le invadió el desaliento, tuvo ocasión de escuchar a los sabios de la aldea, que hablaban con unción de la leyenda de las campanas del templo y de quienes las habían oído y certificaban lo fundado de la leyenda. Su corazón ardía en llamas al escuchar aquellas palabras… para retornar al desaliento cuando, tras nuevas semanas de esfuerzo, no obtuvo ningún resultado. Por fin decidió desistir de su intento. Tal vez él no estaba destinado a ser uno de aquellos seres afortunados a quienes les era dado oír las campanas. O tal vez no fuera cierta la leyenda. Regresaría a su casa y reconocería su fracaso. Era su último día en el lugar y decidió acudir una última vez a su observatorio, par decir adiós al mar, al cielo, al viento y a los cocoteros. Se tendió en la arena, contemplando el cielo y escuchando el sonido del mar. Aquel día no opuso resistencia a dicho sonido, sino que, por el contrario, se entregó a él y descubrió que el bramido de las olas era un sonido realmente dulce y agradable. Pronto quedó tan absorto en aquel sonido que apenas era consciente de sí mismo. Tan profundo era el silencio que producía en su corazón…
¡Y en medio de aquel silencio lo oyó! El tañido de una campanilla, seguido por el de otra, y otra, y otra… Y en seguida todas y cada una de las mil campanas del templo repicaban en una gloriosa armonía, y su corazón se vio transportado de asombro y de alegría.

Si deseas escuchar las campanas del templo, escucha el sonido del mar.
Si deseas ver a Dios, mira atentamente la creación. No la rechaces: no reflexiones sobre ella. Simplemente, mírala.

LA PALABRA HECHA CARNE

En el Evangelio de San Juan leemos:

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros… Mediante ella se hizo todo; sin ella no se hizo nada de cuanto ha sido creado. Todo lo que llegó a ser estaba lleno de su vida. Y esa vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas jamás la han apagado.

Fíjate en las tinieblas. No pasará mucho tiempo antes de que veas la luz. Observa silenciosamente todas las cosas. No pasará mucho tiempo antes de que veas la Palabra.

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros…

Resulta penoso comprobar los denodados esfuerzos de quienes tratan de convertir de nuevo la carne en palabra. Palabras, palabras, palabras…

POPOL-VUH O LIBRO DEL CONCEJO DE LOS INDIOS QUICHÉS

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 26/06/2005 0:53
Traducción de la versión francesa del profesor Georges Raynaud,
director de estudios sobre las religiones de la América
Precolombina, en la Escuela de Altos Estudios de París,
por los alumnos titulares de la misma

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS y J. M. GONZÁLEZ DE MENDOZA

BREVE NOTICIA

El Popol-Vuh, que puede traducirse Popol, comunidad, consejo, y Vuh, libro, Libro del Consejo o Libro de la Comunidad, fue pintado. Lo dice el texto: “Este libro es el primer libro pintado antaño”. ¿El primer libro? ¿Querrá significarse con esto el más importante, algo así como la Biblia? “Pero su faz está oculta”, sigue el texto. ¿Oculta, por qué? ¿Fue destruido? ¿Fue quemado? ¿Se consumió en la ciudad de Utatlán, entregada a las llamas, reducida a cenizas por el Conquistador? “Su faz está oculta al que ve”, añade el texto, lo que mueve a pensar que no está oculta para el que, sin ver, conserva dicha faz en la memoria y la transmite oralmente.
Originalmente, el Popol-Vuh fue pintura, memoria, palabra, y en esta forma de tradición oral se conserva hasta mediados del siglo XVI, época en que vuelve a ser escrito, por un indígena, antiguo sacerdote quizá, en lengua quiché, con caracteres latinos. Este manuscrito, que constituye el verdadero original del Popol-Vuh, llega a manos de Fr. Francisco Ximénez, cura párroco de Santo Tomás Chuilá, población guatemalteca llamada actualmente Chichicastenango, a principios del siglo XVIII. Por eso se conoce el Popol-Vuh con el nombre de “Manuscrito de Chichicastenango”.
Descubrirlo el Padre Ximénez, varón versadísimo en lenguas indígenas, y entregarse a su estudio y traducción del quiché al castellano, todo es uno. Pero el perilustre dominico no se contenta con traducir el Popol-Vuh. Para dar testimonio incuestionable de la autenticidad del texto y curarse en salud ante las autoridades religiosas, tal similitud hay entre el Génesis indígena y algunos pasajes de la Biblia, hace algo que la posteridad jamás le pagará bastante: al par de su versión castellana, en columna paralela, copia del texto quiché, es decir, que no sólo nos lega su traducción, sino la transcripción del texto indígena.
El Padre Ximénez realiza dos versiones. Una primera literal, que no le satisface, y una segunda, más cuidada, que incluye en el primer tomo de la “Crónica de la Provincia de Chiapa y Guatemala”, obra monumental que del archivo de los dominicos pasa en 1854 —con otros documentos del Padre Ximénez—, a la Biblioteca de la Universidad de San Carlos Borromeo. A partir de ese momento el libro sagrado de los quichés va a ser traducido a otras lenguas. El Dr. Carl Scherzer copia el texto en la Biblioteca de la Universidad de Carolina, y traducido al alemán lo publica en Viena, en 1857, bajo el título de “Las historias del origen de los indios de esta Provincia de Guatemala”. El abate Carlos Esteban Brasseur de Bourbourg llega a Guatemala, desde Francia, atraído por la luz de ese manuscrito prodigioso, se afinca en el país, estudia y profundiza la lengua quiché y traduce el Popol-Vuh al francés, versión que publica en París, en 1891, con el título de “Popol-Vuh, le livre sacre et les mythes de l”antiquité américaine”.
Varias otras traducciones se han hecho desde entonces, y se han publicado algo más de treinta y dos volúmenes, en todas las lenguas, interés que crece de día en día por tratarse de uno de los documentos milenarios de la humanidad.
De estas traducciones, citaremos las últimas. La del licenciado J. Antonio Villacorta y el profesor Flavio Rodas, publicada en Guatemala, en 1927, con el texto quiché fonetizado; la del licenciado Adrián Recinos, el cual encontró en la Biblioteca de Ewberry, de Chicago, el primer texto del Padre Ximénez, la traducción más literal, pero no la mejor, dado que el mismo autor la mejoró enormemente, y fue su segunda versión, ya más dueño del idioma quiché, la que incluyó en su famosa historia. De ésta, el profesor Georges Raynaud, después de más de cuarenta años de estudio, toda una vida, realizó su versión francesa ajustada al texto con rigor científico, sin restarle por ello su primigenia hermosura, su vuelo poético, su frescor vegetal, su hondura misteriosa. Dos de sus alumnos en la Escuela de Altos Estudios de París, el mexicano J. M. González de Mendoza y el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, vierten al español, bajo la dirección del propio profesor Raynaud, la traducción del Popol-Vuh, hasta ahora considerada como la mejor, y la publican en París, en 1927, con el título de “Los Dioses, los Héroes y los Hombres de Guatemala Antigua”, de la que después se han hecho varias ediciones, siendo merecedora de citarse, en primer lugar, la de la Biblioteca del Estudiante Universitario [“El Libro del Consejo”], en las publicaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Y es la versión del Profesor Georges Raynaud, la de mayor autoridad científica, la que ahora publicamos, en la traducción al español de González de Mendoza y Miguel Ángel Asturias, seguros de que por igual ha de interesar al investigador, al sociólogo, al poeta, al escritor, al artista y al curioso lector que ame los mitos antiguos, y en este caso, el de cómo los dioses formaron el mundo americano y cómo fue creado el hombre de maíz.

1

Aquí comenzaremos la antigua historia llamada Quiché. Aquí escribiremos, comenzaremos el antiguo relato del principio, del origen, de todo lo que hicieron en la ciudad Quiché los hombres de las tribus Quiché. Aquí recogeremos la declaración, la manifestación, la aclaración de lo que estaba escondido, de lo que fue iluminado por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores; sus nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día [Gran Cerdo del Alba], Gran Tapir del Alba, Dominadores, Poderosos del Cielo, Espíritus de los Lagos, Espíritus del Mar, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa; así decíase. Rogábase con ellos, invocábase con ellos, a los llamados Abuela, Abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Guarda Secreto, Ocultadora, Abuela [que forma parte] de la Pareja [Mágica de Abuelos], Abuelo de la [misma] Pareja. Así está dicho en la historia Quiché todo lo que ellos dijeron, lo que ellos hicieron, en el alba de la vida, en el alba de la historia. Pintaremos [lo que pasó] antes de la Palabra de Dios, antes del Cristianismo: lo reproduciremos porque no se tiene [ya más] la visión del Libro del Consejo , la visión del alba de la llegada de ultramar, de nuestra [vida en la] sombra , la visión del alba de la vida, como se dice.

2
Este libro es el primer libro, pintado antaño, pero su faz está oculta [hoy] al que ve, al pensador. Grande era la exposición, la historia de cuando se acabaron de medir todos los ángulos del cielo, de la tierra, la cuadrangulación, su medida, la medida de las líneas, en el cielo, en la tierra, en los cuatro ángulos, de los cuatro rincones , tal como había sido dicho por los Constructores, los Formadores, las Madres, los Padres de la vida, de la existencia, los de la Respiración, los de las Palpitaciones, los que engendran, los que piensan. Luz de las tribus, Luz de los hijos, Luz de la prole , Pensadores y Sabios, [acerca de] todo lo que está en el cielo, en la tierra, en los lagos, en el mar. He aquí el relato de cómo todo estaba en suspenso, todo tranquilo, todo inmóvil, todo apacible, todo silencioso, todo vacío, en el cielo, en la tierra. He aquí la primera historia, la primera descripción. No había un solo hombre, un solo animal, pájaro, pez, cangrejo, madera, piedra, caverna, barranca, hierba, selva. Sólo el cielo existía. La faz de la tierra no aparecía; sólo existían la mar limitada, todo el espacio del cielo. No había nada reunido, junto. Todo era invisible, todo estaba inmóvil en el cielo. No existía nada edificado. Solamente el agua limitada, solamente la mar tranquila, sola, limitada. Nada existía. Solamente la inmovilidad, el silencio, en las tinieblas, en la noche . Sólo los Constructores, los Formadores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, los Procreadores, los Engendradores, estaban sobre el agua, luz esparcida. [Sus símbolos] estaban envueltos en las plumas, las verdes; sus nombres [gráficos] eran, pues, Serpientes Emplumadas. Son grandes Sabios . Así es el cielo, [así] son también los Espíritus del Cielo; tales son, cuéntase, los nombres de los dioses.
Entonces vino la Palabra ; vino aquí de los Dominadores, de los Poderosos del Cielo, en las tinieblas, en la noche: fue dicha por los Dominadores, los Poderosos del Cielo; hablaron: entonces celebraron consejo, entonces pensaron, se comprendieron, unieron sus palabras, sus sabidurías. Entonces se mostraron, meditaron, en el momento del alba; decidieron [construir] al hombre, mientras celebraban consejo sobre la producción, la existencia, de los árboles, de los bejucos, la producción de la vida, de la existencia, en las tinieblas, en la noche, por los Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. Maestro Gigante Relámpago es el primero. Huella del Relámpago es el segundo. Esplendor del Relámpago es el tercero: estos tres son los Espíritus del Cielo. Entonces se reunieron con ellos los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Entonces celebraron consejo sobre el alba de la vida, cómo se haría la germinación, cómo se haría el alba, quién sostendría, nutriría . “Que eso sea. Fecundaos. Que esta agua parta, se vacíe. Que la tierra nazca, se afirme”, dijeron. “Que la germinación se haga, que el alba se haga en el cielo, en la tierra, porque [no tendremos] ni adoración ni manifestación por nuestros construidos, nuestros formados, hasta que nazca el hombre construido, el hombre formado”: así hablaron, por lo cual nació la tierra Tal fue en verdad el nacimiento de la tierra existente. “Tierra”, dijeron y en seguida nació. Solamente una niebla, solamente una nube [fue] el nacimiento de la materia. Entonces salieron del agua las montañas: al instante salieron las grandes montañas. Solamente por Ciencia Mágica, por el Poder Mágico, fue hecho lo que había sido decidido [concerniente a] los mentes, [a] las llanuras; en seguida nacieron simultáneamente en la superficie de la tierra los cipresales, los pinares.
Y los Poderosos del Cielo se regocijaron así: “Sed los bienvenidos, oh Espíritus del Cielo, oh Maestro Gigante [Relámpago], oh Huella del Relámpago, oh Esplendor del Relámpago”. “Que se acabe nuestra construcción, nuestra formación”, fue respondido. Primero nacieron la tierra, los montes, las llanuras; se pusieron en camino las aguas; los arroyos caminaron entre los montes; así tuvo lugar la puesta en marcha de las aguas cuando aparecieron las grandes montañas. Así fue el nacimiento de la tierra cuando nació por [orden] de los Espíritus del Cielo, de los Espíritus de la Tierra, pues así se llaman los que primero fecundaron, estando el cielo en suspenso, estando la tierra en suspenso en el agua; así fue fecundada cuando ellos la fecundaron: entonces su conclusión, su composición, fueron meditadas por ellos.

3
En seguida fecundaron a los animales de las montañas, guardianes de todas las selvas, los seres de las montañas: venados, pájaros, pumas, jaguares, serpientes, víboras, [serpientes] ganti, guardianes de los bejucos. Entonces los Procreadores, los Engendradores, dijeron: “¿No habrá más que silencio, inmovilidad, al pie de los árboles, de los bejucos? Bueno es, pues, que haya guardianes”; así dijeron, fecundando, hablando. Al instante nacieron los venados, los pájaros. Entonces dieron sus moradas a los venados, a los pájaros. “Tú, venado, sobre el camino de los arroyos, en las barrancas, dormirás; aquí vivirás, en las hierbas, en las malezas; en las selvas, fecundarás; sobre cuatro pies irás, vivirás”. Fue hecho como fue dicho. Entonces fueron también [dadas] las moradas de los pajarillos, de los grandes pájaros. “Pájaros, anidaréis sobre los árboles, sobre los bejucos moraréis; engendraréis, os multiplicaréis sobre las ramas de los árboles, sobre las ramas de los bejucos”. Así fue dicho a los venados, a los pájaros, para que hiciesen lo que debían hacer; todos tomaron sus dormitorios, sus moradas. Así los Procreadores, los Engendradores, dieron sus casas a los animales de la tierra. Estando pues todos terminados, venados, pájaros, les fue dicho a los venados, a los pájaros, por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores: “Hablad, gritad; podéis gorjear, gritar. Que cada uno haga oír su lenguaje según su clan, según su manera”. Así fue dicho a los venados, pájaros, pumas, jaguares, serpientes. “En adelante decid nuestros nombres, alabadnos, a nosotros vuestras madres, a nosotros vuestros padres. En adelante llamad a Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor del relámpago, Espíritus del Cielo, Espíritus de la Tierra, Constructores. Formadores, Procreadores. Engendradores. Habladnos, invocadnos, adoradnos”, se les dijo. Pero no pudieron hablar como hombres: solamente cacarearon, solamente mugieron, solamente graznaron; no se manifestó [ninguna] forma de lenguaje, hablando cada uno diferentemente. Cuando los Constructores, los Formadores, oyeron sus palabras impotentes, se dijeron unos a otros: “No han podido decir nuestros nombres, de nosotros los Constructores, los Formadores”. “No está bien”, se respondieron unos a otros los Procreadores, los Engendradores, y dijeron: “He aquí que seréis cambiados porque no habéis podido hablar. Cambiaremos nuestra Palabra . Vuestro sustento, vuestra alimentación, vuestros dormitorios, vuestras moradas, los tendréis: serán las barrancas, las selvas. Nuestra adoración es imperfecta si vosotros no nos invocáis. ¿Habrá, podrá haber adoración, obediencia, en los [seres] que haremos? Vosotros recibiréis vuestro fardo: vuestra carne será molida entre los dientes; que así sea, que tal sea vuestro fardo”. Así les fue entonces dicho, ordenado, a los animalitos, a los grandes animales de la superficie de la tierra; pero éstos quisieron probar su suerte, quisieron tentar la prueba, quisieron probar la adoración, mas no entendiendo de ningún modo el lenguaje unos de otros, no se comprendieron, no pudieron hacer nada.
Tal fue, pues, el fardo de su carne; así el fardo de ser comidos, de ser matados, fue [impuesto] aquí sobre todos los animales de la superficie de la tierra. En seguida fueron ensayados seres construidos, seres formados , por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores. “Que se pruebe todavía. Ya se acerca la germinación, el alba. Hagamos a nuestros sostenes, a nuestros nutridores. ¿Cómo ser invocados, conmemorados, en la superficie de la tierra? [Ya] hemos ensayado con nuestra primera construcción, nuestra formación, sin que por ella pueda hacerse nuestra adoración, nuestra manifestación. Probemos, pues, a hacer obedientes, respetuosos sostenes, nutridores”, dijeron. Entonces fue la construcción, la formación.
De fierra hicieron la carne. Vieron que aquello no estaba bien, sino que se caía, se amontonaba, se ablandaba, se mojaba, se cambiaba en tierra, se fundía; la cabeza no se movía; el rostro [quedábase vuelto] a un solo lado; la vista estaba velada; no podían mirar detrás de ellos; al principio hablaron, pero sin sensatez. En seguida, aquello se licuó, no se sostuvo en pie . Entonces los Constructores, los Formadores, dijeron otra vez: “Mientras más se trabaja, menos puede él andar y engendrar”. “Que se celebre, pues, consejo sobre eso”, dijeron. Al instante deshicieron, destruyeron una vez más, su construcción, su formación, y después dijeron: “¿Cómo haremos para que nos nazcan adoradores, invocadores?” Celebrando consejo de nuevo, dijeron entonces: “Digamos a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día: «Probad de nuevo la suerte, su formación»“. Así se dijeron unos a otros los Constructores, los Formadores, y hablaron a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. En seguida, el discurso dicho a aquellos augures, a la Abuela del Día, a la Abuela del Alba por los Constructores, los Formadores; he aquí sus nombres: Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Y los Maestros Gigantes hablaron, así como los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Dijeron entonces a Los de la Suerte, los de [su] Formación, a los augures: “Es tiempo de concertarse de nuevo sobre los signos de nuestro hombre construido, de nuestro hombre formado, como nuestro sostén, nuestro nutridor, nuestro invocador, nuestro conmemorador. Comenzad, pues, las Palabras [Mágicas], Abuela, Abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Haced pues que haya germinación, que haya alba, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos conmemorados, por el hombre construido, el hombre formado, el hombre maniquí, el hombre moldeado. Haced que así sea. Declarad vuestros nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día, Pareja Procreadora, Pareja Engendradora, Gran Cerdo del Alba, Gran Tapir del Alba. Los de las Esmeraldas. Los de las Gemas, Los del Punzón, Los de las Tablas, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa, Los de la Resina, Los de los Trabajos Artísticos, Abuela del Día, Abuela del Alba. Sed llamados así por nuestros construidos, nuestros formados. Haced vuestros encantamientos por vuestro maíz, por vuestro tzité . ¿Se hará, acontecerá, que esculpamos en madera su boca, su rostro?” Así fue dicho a los de la Suerte. Entonces [se efectuó] el lanzamiento [de los granos], la predicción del encantamiento por el maíz, el tzité. “Suerte, fórmate”, dijeron entonces una abuela, un abuelo. Ahora bien, este abuelo era El del Tzité, llamado Antiguo Secreto; esta abuela era La de la Suerte, la de [su] formación, llamada Antigua Ocultadora con Gigante Abertura. Cuando se decidió la suerte, se habló así: “Tiempo es de concertarse. Hablad; que oigamos y que hablemos, digamos, si es preciso que la madera sea labrada, sea esculpida por Los de la Construcción, Los de la Formación, si ella será el sostén, el nutridor, cuando se haga la germinación, el alba”. “Oh maíz, oh tzité, oh suerte, oh [su] formación, asios, ajustaos” , fue dicho al maíz, al tzité, a la suerte, a [su] formación. “Venid a picar ahí, oh Espíritus del Cielo . No hagáis bajar la boca, la faz de los Dominadores, de los Poderosos del Cielo”, dijeron. Entonces dijeron la cosa recta: “Que así sean, así, vuestros maniquíes, los [muñecos] construidos de madera, hablando, charlando en la superficie de la tierra”. —”Que así sea”, se respondió a sus palabras. Al instante fueron hechos los maniquíes, los [muñecos] construidos de madera; los hombres se produjeron, los hombres hablaron; existió la humanidad en la superficie de la tierra. Vivieron, engendraron, hicieron hijas, hicieron hijos, aquellos maniquíes, aquellos [muñecos] construidos de madera. No tenían ni ingenio ni sabiduría, ningún recuerdo de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se acordaban de los Espíritus del Cielo; por eso decayeron. Solamente un ensayo, solamente una tentativa de humanidad. Al principio hablaron, pero sus rostros se desecaron; sus pies, sus manos, [eran] sin consistencia; ni sangre, ni humores, ni humedad, ni grasa; mejillas desecadas [eran] sus rostros; secos sus pies, sus manos; comprimida su carne. Por tanto [no había] ninguna sabiduría en sus cabezas, ante sus Constructores, sus Formadores, sus Procreadores, sus Animadores. Éstos fueron los primeros hombres que existieron en la superficie de la tierra.

4
En seguida [llegó] el fin, la pérdida, la destrucción, la muerte de aquellos maniquíes, [muñecos] construidos de madera. Entonces fue hinchada la inundación por los Espíritus del Cielo, una «gran inundación fue hecha: llegó por encima de las cabezas de aquellos maniquíes, [muñecos] construidos de madera. El tzité [fue la] carne del hombre: pero cuando por los Constructores, los Formadores?, fue labrada la mujer, el sasafrás [fue la] carne de la mujer. Esto entró en ellos por la voluntad de los Constructores de los Formadores. Pero no pensaban, no hablaban ante los de la Construcción. Los de la Formación, sus Hacedores, sus Vivificadores. Y su muerte fue esto: fueron sumergidos; vino la inundación, vino del cielo una abundante resina. El llamado Cavador de Rostros vino a arrancarles los ojos: Murciélago de la Muerte, vino a cortarles la cabeza: Brujo-Pavo vino a comer su carne: Brujo-Búho vino a triturar, a romper sus huesos, sus nervios: fueron triturados, fueron pulverizados, en castigo de sus rostros, porque no habían pensado ante sus Madres, ante sus Padres, los Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. A causa de esto se oscureció la faz de la tierra, comenzó la lluvia tenebrosa, lluvia de día, lluvia de noche. Los animales pequeños, los animales grandes, llegaron: la madera, la piedra, manifestaron sus rostros . Sus piedras de moler [metales], sus vajillas de barro, sus escudillas, sus ollas, sus perros, sus pavos, todos hablaron; todos, tantos cuantos había, manifestaron sus rostros. “Nos hicisteis daño, nos comisteis; os toca el turno; seréis sacrificados”, les dijeron sus perros, sus pavos. Y he aquí [lo que les dijeron] sus piedras de moler: “Teníamos cotidianamente queja de vosotros; cotidianamente, por la noche, al alba, siempre: «Descorteza, descorteza, rasga, rasga» sobre nuestras faces, por vosotros. He aquí, para comenzar, nuestro cargo a vuestra faz. Ahora que habéis cesado de ser hombres, probaréis nuestras fuerzas: amasaremos, morderemos, vuestra carne”, les dijeron sus piedras de moler, Y he aquí que hablando a su vez, sus perros les dijeron: “¿Por qué no nos dabais nuestro alimento? Desde que éramos visto?, nos perseguíais, nos echabais fuera: vuestro instrumento para golpearnos estaba listo mientras comíais. Entonces vosotros hablabais bien, nosotros no hablábamos. Sin ello no os mataríamos ahora. ¿Cómo no razonabais? ¿Cómo no pensabais en vosotros mismos? Somos nosotros quienes os borraremos [de la haz de la tierra] ; ahora sufriréis los huesos de nuestras bocas , os comeremos”: [así] les dijeron sus perros, mostrando “sus rostros. Y he aquí que a su vez sus ollas, sus vajillas de barro, les hablaron: “Daño, dolor, nos hicisteis, carbonizando nuestras bocas, carbonizando nuestras faces, poniéndonos siempre ante el fuego. Nos quemabais sin que nosotros pensáramos mal; vosotros lo sufriréis a vuestro turno, os quemaremos”, dijeron todas las ollas, manifestando sus faces. De igual manera las piedras del hogar encendieron fuertemente el fuego puesto cerca de sus cabezas, les hicieron daño. Empujándose [los hombres] corrieron, llenos de desesperación. Quisieron subir a sus mansiones, pero cayéndose, sus mansiones les hicieron caer. Quisieron subir a los árboles; los árboles los sacudieron a lo lejos. Quisieron entrar en los agujeros, pero los agujeros despreciaron a sus rostros. Tal fue la ruina de aquellos hombres construidos, de aquellos hombres formados, hombres para ser destruidos, hombres para ser aniquilados; sus bocas, sus rostros, fueron todos destruidos, aniquilados. Se dice que su posteridad [son] esos monos que viven actualmente en las selvas ; éstos fueron su posteridad porque sólo madera había sido puesta en su carne por los Constructores, los Formadores. Por eso se parece al hombre ese mono, posteridad de una generación de hombres construidos, de hombres formados, pero [que sólo eran] maniquíes, [muñecos] construidos de madera.

5
No había, pues, más que una luz confusa en la superficie de la tierra, no había sol. Un [personaje] llamado Principal Guacamayo se enorgullecía. Al principio existieron el cielo, la tierra, pero ocultas [estaban] las faces del sol, de la luna. Él, pues, decía: “En verdad, la posteridad de esos hombres ahogados es extraordinaria; su vida es como [una vida] de Sabios . Yo soy, pues, grande por encima del hombre construido, del hombre formado. Yo el sol, yo la luz, yo la luna. Que así sea. Grande [es] mi luz. Por mí andan, caminan los hombres. Mis ojos, en metales preciosos, resplandecen de gemas, de verdes esmeraldas. Mis dientes brillan en su esmalte como la faz del cielo. Mi nariz resplandece a lo lejos como la luna. De preciosos metales [está hecho] mi sitial con respaldo. La faz de la tierra se ilumina cuando yo avanzo ante mi sitial con respaldo. Así pues, yo soy el sol, yo soy la luna , para la luz de la prole, la luz de los hijos. Así es, porque a lo lejos penetra mi esplendor”. [Así] decía Principal Guacamayo, mas en verdad Principal Guacamayo no era el sol , sino que se enorgullecía de sus jadeitas, de sus metales preciosos: pero en realidad su esplendor desaparecía allí adonde él se sentaba , su esplendor no penetraba en todo el cielo. No se veían aún, pues, las faces del sol, de la luna, de las estrellas, aún no había claridad . Así, pues, Principal Guacamayo se alababa como sol, [como] luna; la luz del sol, de la luna, todavía no [se había] mostrado, manifestado; pero él quería sobreponerse en grandeza. Entonces fue cuando ocurrió la inundación a causa de los maniquíes, [muñecos] construidos de madera. Contaremos también cómo murió, fue vencido. Principal Guacamayo [y después], en qué tiempo fue hecho el hombre por Los de la Construcción, Los de la Formación.

6
He aquí el origen de la derrota de Principal Guacamayo por dos engendrados, el primero llamado Maestro Mago, el segundo llamado Brujito; [los dos] eran dioses . A causa del mal que veían en el que se enorgullecía y que él quería hacer a la faz de los Espíritus del Cielo, aquellos engendrados dijeron: “No está bien que pase eso; ese hombre no debe vivir aquí, en la superficie de la Tierra. Trataremos, pues, de tirar con cerbatana contra su comida; tiraremos con cerbatana contra ella, introduciremos en ella una enfermedad que pondrá fin a sus riquezas, a sus jadeitas, a sus metales preciosos, a sus esmeraldas, a sus pedrerías, de las cuales se glorifica como lo harán todos los hombres. Los metales preciosos, no son un motivo de gloria. Que así se haga, pues”. [Así] dijeron los dos engendrados, cada uno [con] su cerbatana sobre el hombro.
Pero Principal Guacamayo tenía dos hijos: Sabio Pez-Tierra [era] el primer hijo. Gigante de la Tierra, el segundo hijo. La que se Torna Invisible, [era el nombre de su madre, esposa de Principal Guacamayo. A este Sabio Pez-Tierra [servíanle] de juguetes las grandes montañas Chicak, Hunahpu, Pecul, Yaxcanul, Macamob, Huliznab , se cuenta, nombres de las montañas que existieron cuando el alba; nacieron en una noche por [la acción de] Sabio Pez-Tierra. De igual modo por Gigante de la Tierra eran removidas las montañas; por él eran agitadas las montañas pequeñas, las montañas grandes. Los hijos de Principal Guacamayo hacían también de ello una causa de Orgullo: “¡Vosotros! heme aquí, yo el sol”, decía Principal Guacamayo. “Yo hice la Tierra”, decía Sabio Pez-Tierra. “Yo sacudo al cielo, trastorno a toda la tierra”, decía Gigante de la Tierra. Así, después de su padre, los hijos de Principal Guacamayo se atribuían la grandeza. He aquí, pues, el mal que vieron los engendrados. Nuestras primeras madres, nuestros primeros padres no habían sido hechos todavía. Así fue decidida la muerte [de los tres], su pérdida, por los engendrados.

7
He aquí ahora los disparos de cerbatana contra Principal Guacamayo por los dos engendrados; contaremos ahora la derrota de aquellos que se enorgullecían. Este mismo Principal Guacamayo tenía un gran árbol, el Byrsonia ; era el alimento de Principal Guacamayo; cada día iba al Byrsonia, subía al árbol; veía algunas vainas comidas por Maestro Mago. Brujito. Por su parte, espiando a Principal Guacamayo al pie del árbol, los dos engendrados venían a esconderse en el follaje del árbol cuando Principal Guacamayo venía a comer [las frutas de] el Byrsonia. Después fue tiroteado con cerbatanas por Supremo Maestro Mago, quien le plantó la bala de la cerbatana en la mandíbula; gritó a voz en cuello al caer del árbol al suelo. Supremo Maestro Mago se apresuró, corrió aprisa para apoderarse de él; pero entonces el brazo de Supremo Maestro Mago fue asido violentamente por Principal Guacamayo, quien al instante lo sacudió, lo arrancó bruscamente del omoplato. Entonces Supremo Maestro Mago dejó ir a Principal Guacamayo. Así es, así como hicieron, sin haber sido vencidos los primeros por Principal Guacamayo. Llevando así el brazo de Supremo Maestro Mago, Principal Guacamayo caminó hacia su casa, adonde llegó sosteniéndose la mandíbula. “¿Qué te ha sucedido, pues?”, dijo entonces La que se Torna Invisible, esposa de Principal Guacamayo. “¿Qué? Dos engañadores me han tiroteado con su cerbatana, me han dislocado la mandíbula. A causa de eso, se han aflojado mi mandíbula, mis dientes, que me hacen sufrir mucho.
Por de pronto traigo [esto] sobre el fuego para que permanezca sobre el fuego hasta que, en verdad, vengan a recogerlo, a tomarlo, esos engañadores”, respondió Principal Guacamayo, suspendiendo el brazo de Supremo Maestro Mago. Habiendo celebrado consejo, Supremo Maestro Mago, Brujito, hablaron con un abuelo, y verdaderamente blanca era la cabellera de este abuelo, y con una abuela, y verdaderamente era una abuela encorvada, quebrantada por la vejez . Gran Cerdo del Alba, nombre del Abuelo; Gran Tapir del Alba, nombre de la abuela. Los engendrados dijeron, pues, a la abuela, al abuelo: “Acompañadnos para ir a coger nuestro brazo en casa de Principal Guacamayo, pero nosotros iremos detrás de vosotros. «Son nuestros nietos a quienes acompañamos; su madre, su padre, han muerto ; por tanto, nos siguen por todas partes adonde nos conviene permitírselo, pues sacar los animales de las mandíbulas es nuestro oficio», diréis vosotros. Así Principal Guacamayo nos mirará como a niños, y estaremos allí para daros consejos”, dijeron los dos engendrados. “Muy bien”, fue respondido. En seguida se encaminaron hacia la punta en donde Principal Guacamayo estaba sentado en su sitial con respaldo. La abuela, el abuelo, pasaron entonces, [con] dos engendrados jugando detrás. Cuando pasaron al pie de la casa del jefe, Principal Guacamayo gritaba a voz en cuello a causa de sus dientes. Cuando Principal Guacamayo vio al abuelo, a la abuela y a los que les acompañaban, “¿De dónde venís, abuelos nuestros?”, dijo al instante el jefe. “Buscamos con qué sostenernos, oh Tú, Jefe”, respondieron ellos. “¿Cuál es vuestro alimento? ¿Son vuestros hijos, esos que os acompañan?” “No, oh Tú, jefe. Éstos son nuestros nietos, pero ¿comprendes? tenemos piedad de sus rostros, les damos y partimos la mitad [de nuestro alimento]”, respondieron la abuela, el abuelo. El jefe, pues, estaba extenuado por el sufrimiento de sus dientes, y con esfuerzo era como hablaba. “Yo os suplico, tened piedad de mi rostro . ¿Qué hacéis? ¿Qué curáis?”, dijo el jefe. “Solamente sacamos de los dientes los animales, curamos solamente los ojos, componemos solamente los huesos, Tú, Jefe”, respondieron. “Muy bien. Curadme en seguida, os suplico, mis .” dientes, que verdaderamente me hacen sufrir. Cada día no tengo reposo, no tengo sueño, a causa de ellos y de mis ojos. Dos engañadores me han disparado con cerbatana, para comenzar. A causa de esto no como ya. Tened, pues, piedad de mi rostro, pues todo se mueve, mi mandíbula, mis dientes”. “Muy bien, Tú, Jefe. Un animal te hace sufrir. No hay más que cambiar, que sacar los dientes, Tú”. “¿Será bueno quitarme mis dientes? Por ellos soy jefe; mi ornamento: mis dientes y mis ojos”. “Pondremos al instante otros en cambio; huesos puros y netos entrarán”. Ahora, pues, esos huesos puros y netos no eran más que maíz blanco. “Muy bien. Retiradlos pues y venid en mi ayuda”, respondió él. Entonces se arrancaron los dientes de Principal Guacamayo; no se le puso en cambio más que maíz blanco; al instante ese maíz brilló mucho en su boca. Al instante descendió su faz ; no pareció ya jefe. Se acabó de quitarle sus dientes en pedrería que, brillantes, ornaban su boca. Mientras que se cuidaban los ojos de Principal Guacamayo se desollaron sus ojos, se acabó de quitarle sus metales preciosos. Pero él no podía ya sentirlo; todavía veía cuando lo que le enorgullecía hubo acabado de serle quitado por Maestro Mago. Brujito. Así murió Principal Guacamayo cuando Maestro Mago vino a recuperar su brazo. La que se Torna Invisible, esposa de Principal Guacamayo, murió también. Tal fue el fin de las riquezas de Principal Guacamayo. Fue el médico quien tomó las esmeraldas, las pedrerías, de las cuales, aquí en la tierra, se gloriaba. La abuela Sabia, el abuelo Sabio, hicieron esto. El brazo fue pegado; pegado estuvo bien. Ellos no quisieron obrar así más que para matar a Principal Guacamayo; consideraban como malo que se enorgulleciese. En seguida los dos engendrados caminaron, habiendo ejecutado la Palabra de los Espíritus del Cielo.

8
He aquí en seguida la Gesta de Sabio Pez-Tierra, primer hijo de Principal Guacamayo. “Yo hacedor de montañas”, decía Sabio Pez-Tierra. He aquí que Sabio Pez-Tierra se bañaba al borde del agua cuando acertaron a pasar cuatrocientos jóvenes, arrastrando un árbol para pilar de su casa; cuatrocientos jóvenes iban caminando, después de haber cortado un gran árbol para viga maestra de su casa. Entonces Sabio Pez-Tierra caminó adonde estaban los cuatrocientos jóvenes. —”Jóvenes, ¿qué hacéis?”. —”Solamente, un árbol que no podemos levantar para llevarlo sobre nuestros hombros”. —”Yo lo llevaré al hombro. ¿Adonde llevarlo? ¿Cuál trabajo hay en vuestro espíritu?” “Solamente la viga maestra de nuestra casa”. —”Perfectamente”, dijo él, [y] después tiró [del árbol], lo cargó sobre sus hombros y lo llevó a la entrada de la casa de los cuatrocientos jóvenes. “¡Y bien! Estáte pues con nosotros, oh joven. ¿Tienes madre, padre?” “No tengo”, dijo él. “¡Y bien! Nosotros te emplearemos otra vez mañana para señalarte uno de nuestros árboles para pilar de nuestra casa”. “Bien”, dijo él. En seguida los cuatrocientos jóvenes celebraron consejo. “He ahí a ese joven. ¿Cómo haremos para matarlo, pues no está bien que haga eso, que él solo levante ese árbol? Cavaremos un gran hoyo, [y] después lo incitaremos a descender en el hoyo. «Vete a agrandarlo. Toma y trae tierra del hoyo», le diremos, y, cuando haya descendido y esté inclinado en el hoyo, lanzaremos un gran árbol en él; entonces morirá en el hoyo”. Así hablaron los cuatrocientos jóvenes. Entonces cavaron un gran hoyo que descendía profundamente, y después llamaron a Sabio Pez-Tierra. “Nosotros te estimamos. Ve pues, y cava aún la tierra, en el sitio de donde nosotros no pasamos”, le dijeron. “Muy bien”, respondió él, y después descendió al hoyo. Llamándole mientras que él cavaba la tierra: “¿Ya has descendido muy hondo?”, le dijeron. “Sí”, respondió, comenzando a cavar el hoyo, pero cavaba un hoyo de salvamento. Él sabía que querían matarlo; mientras que cavaba el hoyo, cavaba al lado un segundo hoyo para salvarse. “¿Está ya muy hondo?”, le fue dicho desde arriba por los cuatrocientos jóvenes. “Todavía estoy ocupado en mi excavación, pero os llamaré desde abajo cuando haya acabado de cavar”, les respondió desde el fondo del hoyo Sabio Pez-Tierra. Mas no cavaba el fondo del hoyo [destinado] para [su] tumba; no cavaba sino el hoyo para salvarse. En seguida Sabio Pez-Tierra llamó, no gritando sin embargo sino cuando estuvo en el hoyo de salvamento. “Venid a buscar, a llevar la tierra del hoyo que he cavado. Por él he descendido verdaderamente lejos. ¿No oís mi llamada? Pero he aquí vuestra llamada que repercute como uno, dos ecos; oigo donde estáis vosotros”, decía Sabio Pez-Tierra en el hoyo en donde se ocultaba; y llamaba desde el fondo de aquel hoyo. Y he aquí que con fuerza fue traído el gran árbol por los jóvenes; en seguida lanzaron vivamente el árbol en el agujero. “Que ninguno hable. Esperemos solamente a que grite a voz en cuello, a que muera”, se dijeron unos a otros, mas se hablaban en secreto, mas se cubrían la boca, mirándose mutuamente, mientras lanzaban prontamente el árbol. Ahora, pues, he aquí que Sabio Pez-Tierra habló, gritó a voz en cuello, pero no llamó sino una sola vez mientras que el árbol caía. “¡Oh, cómo hemos llevado a buen fin lo que le hemos hecho! ¡Muerto está! Si por desgracia hubiera continuado el trabajo del cual se había encargado, desgraciados [de nosotros]. Se habría introducido [como] el primero entre nosotros los cuatrocientos jóvenes”, dijeron, alegrándose aún. “Es preciso hacer durante tres días nuestra bebida fermentada, pasar tres días más en beber por la fundación de nuestra casa, nosotros los cuatrocientos jóvenes”, dijeron. “Mañana veremos, pasado mañana también, si no vienen de la tierra las hormigas a llevarse, cuando hieda, la inmundicia. En seguida nuestro corazón estará en reposo, mientras bebemos nuestra bebida fermentada”, dijeron.
Ahora, pues, allá en el hoyo. Sabio Pez-Tierra oía lo que decían los jóvenes. Después, al segundo día, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en muchedumbre para reunirse debajo del árbol. De todas partes trajeron cabellos, trajeron uñas de Sabio Pez-Tierra; viendo esto los jóvenes. “¡Acabado está, ese engañador! ¡Ved! Las hormigas se reúnen, llegan en multitud, traen de todas partes sus cabellos, sus uñas. He aquí lo que hemos hecho”, se dijeron unos a otros. Pero Sabio Pez-Tierra estaba bien vivo: había cortado los cabellos de su cabeza, se había recortado las uñas con los dientes, para darlos a las hormigas. Así los cuatrocientos jóvenes lo creyeron muerto; después, al tercer día, comenzaron su bebida fermentada; entonces se embriagaron todos los jóvenes. Estando todos ebrios, los cuatrocientos jóvenes no tenían ya Sabiduría; entonces su casa fue derribada sobre sus cabezas por Sabio Pez-Tierra, y acabaron por ser todos destruidos. Ni uno ni dos de aquellos cuatrocientos jóvenes se salvaron; fueron matados por Sabio Pez-Tierra, hijo de Principal Guacamayo. Así murieron los cuatrocientos jóvenes. Se dice también que entraron en la constelación llamada a causa de ellos el Montón , pero esto no es quizás más que una fábula. Aquí contaremos también la derrota de Sabio Pez-Tierra por los dos engendrados Maestro Mago, Brujito.

9
He aquí la derrota, la muerte de Sabio Pez-Tierra cuando fue vencido por los engendrados Maestro Mago. Brujito. He aquí lo que hirió el corazón de aquellos engendrados: los cuatrocientos jóvenes matados por Sabio Pez-Tierra. Solamente de pescados, solamente de cangrejos, se sostenía él, se nutría, al borde del agua; ése era su alimento cotidiano. De día erraba, buscando su subsistencia; de noche, transportaba las montañas. En seguida un gran cangrejo fue imitado por Maestro Mago, Brujito. Le pusieron una faz en madera de Ek ; pues la madera de Ek se encuentra por doquiera en las selvas; hicieron con ella las grandes patas del cangrejo; después, de Pahac las patas pequeñas. Pusiéronle un carapacho de piedra que acabó la faz posterior del congrejo. En seguida, pusieron a esta “tortuga” en el fondo de una gruta al pie de una gran montaña; Meaván , nombre de la montaña de la derrota. Después, los engendrados fueron al encuentro de Sabio Pez-Tierra, al borde del agua. “¿Adonde vas, oh hijo?”, dijeron a Sabio Pez-Tierra. “No voy a ninguna parte, sino que busco mi subsistencia”, respondió Sabio Pez-Tierra. “¿Cuál es tu alimento?”. “Solamente pescados, solamente cangrejos; no he podido cogerlos aquí. Hace dos días que no he comido y ya no puedo más de hambre”, dijo Sabio Pez-Tierra a Maestro Mago, Brujito. “Allá abajo, en el fondo de la barranca, hay un cangrejo, un cangrejo verdaderamente grande; seria un glorioso bocado para tu subsistencia. Pero nos mordió cuando quisimos cogerlo, y nos asustamos; por nada iríamos a cogerlo”, dijeron Maestro Mago, Brujito. “Tened piedad de mi faz. Venid a mostrármelo, oh engendrados”, dijo Sabio Pez-Tierra. “De ningún modo, no queremos; solamente tú ve allá; no es posible perderse; ve solamente al borde del agua y llegarás al pie de una gran montaña donde resuena en el fondo de la barranca; vete, llega”, respondieron Maestro Mago, Brujito. “¡Ah, tened piedad de mi faz! Oh engendrados, ¿en dónde encontrarlo? Venid a mostrármelo. Hay muchos pájaros cantores a los que podréis disparar con cerbatana; yo sé dónde están”, dijo Sabio Pez-Tierra. Su humildad complació a los engendrados. “¿Sabrás cogerlo si volvemos [allá abajo] por tu causa? Cierto, no probamos ya más; nos mordió cuando entramos agachados; nos asustamos cuando entramos encorvados, pero por poco lo alcanzábamos. Es bueno, pues, que entres allí encorvado”, le dijeron. “Muy bien”, respondió Sabio Pez-Tierra. Entonces caminó en su compañía. Después, fue llegó al fondo de la barranca. Inclinado de los dos lados, el cangrejo enderezaba hacia adelante su dorso. En el fondo de la barranca estaba la añagaza de ellos. “¡Perfectamente! Quisiera ya ponerla en [mi] boca”, [dijo] alegrándose Sabio Pez-Tierra, porque en verdad se moría de hambre. Así, pues, quiso intentar, quiso encorvarse, quiso entrar. El cangrejo fue hacia lo alto. Entonces él se retiró. “¿No lo has alcanzado”?, dijeron [los dos engendrados]. “No está ahí, sino que subió: pero al principio por poco lo cogía. Quizás fuera bueno que yo entrase”, respondió él. Después, encorvándose, entró; acabó de entrar; no mostró afuera más que las puntas de los pies. La gran montaña acabó de minarse, se aplastó, descendió sobre su corazón. Él ya no se revolvió más: Sabio Pez-Tierra fue piedra. Tal fue la derrota de Sabio Pez-Tierra por los engendrados Maestro Mago, Brujito. “Hacedor de Montañas”, dice el relato de antaño. Primer hijo de Principal Guacamayo. Al pie de la montaña llamada Meaván fue vencido. No es sino por Magia como fue vencido el segundo de los que se enorgullecían. Vamos a contar la historia de otro.

10
El tercero de los que se enorgullecían, segundo hijo de Principal Guacamayo, llamado Gigante de la Tierra, decía: “Yo destruyo las montañas”. Y Maestro Mago, Brujito, vencieron también a Gigante de la Tierra. Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor del Relámpago, dijeron, hablando a Maestro Mago, Brujito: “Que también sea vencido el segundo hijo de Principal Guacamayo. Tal es nuestra Palabra, porque no está bien lo que él hace sobre la tierra: exaltar su gloria, su grandeza, en potencia. Que ya no sea más así”. “Atraedlo dulcemente hacia el Oriente” , dijeron “también los Maestros Gigantes a los dos engendrados. “Muy bien, jefes”, respondieron éstos. “No está bien lo que vemos. ¿No sois vosotros la Existencia, la Fundación, los Espíritus del Cielo?”, dijeron los engendrados, recibiendo la Palabra de los Maestros Gigantes. Y en aquel momento Gigante de la Tierra destruía las montañas. Por poco que con el pie golpease la tierra, en seguida a causa de esto se desgarraban las montañas grandes, las montañas pequeñas . Entonces fue encontrado por los engendrados. “Joven, ¿adonde vas?”, dijéronle a Gigante de la Tierra. “No voy a ninguna parte, solamente derribo las montañas, yo soy su destructor, mientras haya días, mientras haya albas ”, dijo él, respondió él entonces. Después, a su vez, Gigante de la Tierra [les] dijo a Maestro Mago, Brujito: “¿Por qué venís vosotros? Yo no conozco vuestros rostros. ¿Cuál es vuestro nombre?”; [así] dijo Gigante de la Tierra. “No tenemos nombre. Solamente cazamos con cerbatana, solamente cazamos con liga, en las montañas. Nosotros [somos] solamente unos pobres; nada [es] de nosotros, oh joven. Solamente recorremos las pequeñas montañas, las grandes montañas, oh joven. He aquí que hemos visto una gran montaña, pero en donde está se ven precipicios; se eleva a gran altura: es tan alta que sobrepasa a todas las montañas. No hemos podido coger, pues, en ella uno, dos pájaros, oh joven. ¿Pero derribas verdaderamente todas las montañas, oh joven?”, dijeron Maestro Mago, Brujito a Gigante de la Tierra. “¿Visteis verdaderamente la montaña que decís? ¿En dónde está? Yo la veré, la derribaré. ¿En dónde la visteis?” “Está allá abajo, al Este”, respondieron Maestro Mago, Brujito. “Bien. Elegid nuestro camino ”, dijo él a los engendrados. “No, no. Te pondremos entre los dos en medio, y uno estará a tu izquierda, uno a tu derecha, a causa de nuestras cerbatanas; si hay pájaros nosotros les dispararemos con las cerbatanas”, respondieron. Alegremente probaron a disparar con sus cerbatanas. He aquí que disparando con las cerbatanas no había bala en sus cerbatanas; solamente soplaban disparando con las cerbatanas contra los pájaros ; Gigante de la Tierra estaba maravillado. Entonces los engendrados frotaron fuego , asaron sus pájaros ante el fuego. Untaron con creta alrededor un pájaro, le pusieron tierra blanca . “He aquí lo que le daremos para excitar su gula por el husmo que en él encontrará. Nuestro pájaro le derrocará. De igual modo que de tierra está envuelto todo alrededor por nosotros este pájaro, a tierra le echaremos, en tierra le inhumaremos. Demasiada Ciencia en un construido, un formado, cuando comienza la germinación, cuando comienza el alba”, dijeron los engendrados. “Cierto, a causa del deseo de todos los corazones de comer, de triturar, el corazón de Gigante de la Tierra deseará lo mismo”, dijeron entre sí Maestro Mago, Brujito. Durante este tiempo asaban al pájaro, el cual cocía y amarilleaba asándose; el jugo del pájaro goteaba, fluía por todas partes, tenía un husmo muy suave. He aquí que Gigante de la Tierra deseó comer de él y que se le hizo agua la boca, que bostezó, que la saliva, la baba, corrió a causa del sabroso pájaro. Entonces preguntó: “¿Qué es este alimento? Siento un husmo verdaderamente exquisito. Dadme pues un poco”; [así] dijo. Se [le] dio entonces el pájaro a Gigante de la Tierra, para vencerlo. Después de que hubo acabado [de comerse] aquel pájaro, caminaron de nuevo dirigiéndose hacia el Oriente, en donde estaba la gran montaña. He aquí que va Gigante de la Tierra se desvanecía de los pies, de las manos, estaba sin fuerzas, a causa de la tierra con la cual se había untado todo alrededor el pájaro del que había comido. No podía ya hacerles nada a las montañas ni acabar de derribarlas. Y entonces, ligado por los engendrados, [estando] sus manos atadas atrás, sus manos guardadas por los extranjeros, el cuello y las piernas ligados juntamente, fue en seguida tendido en tierra, fue inhumado. Tal fue la derrota de Gigante de la Tierra, solamente por Maestro Mago, Brujito. Innumerables [fueron] sus acciones sobre la tierra.
He aquí que contaremos el nacimiento de Maestro Mago, Brujito, pues hemos contado primeramente la derrota de Principal Guacamayo y la de Sabio Pez-Tierra y la de Gigante de la Tierra, sobre la tierra.

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He aquí que diremos el nombre del padre de Maestro Mago, Brujito. Musitaremos el origen, musitaremos solamente la historia, el relato, del engendramiento de Maestro Mago, Brujito; no diremos de esto sino la mitad y solamente una parte de la historia de su padre. He aquí, pues, la historia de éste. Su nombre es Supremo Maestro Mago, como se dice. Sus padres son Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Por ellos, en la noche, fueron engendrados Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, por Antiguo Secreto. Antigua Ocultadora. Ahora pues, Supremo Maestro Mago engendró dos hijos: Maestro Mono [es el] nombre del primer hijo, Maestro Simio [es el] nombre del segundo hijo. Y el nombre de su madre, [es] éste: Paridora de Monos; tal es el nombre de la esposa de Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, sin esposa, célibe. Pero estos dos hijos eran muy grandes Sabios; grande su Ciencia; augures aquí en la tierra; buenos su existencia, su nacimiento. Se mostró toda la Ciencia ante Maestro Mono. Maestro Simio, hijos de Supremo Maestro Mago. Maestro Mono. Maestro Simio, llegaron a ser músicos, cantantes, tiradores de cerbatana, pintores, escultores, joyeros, orfebres. Ahora bien, Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, no hacían cotidianamente más que [jugar al] blanco, que jugar a la pelota . Cada dos días encontrábanse cuatro, reuníanse en el juego de pelota. Para verlos venía el Gavilán, mensajero de Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor del Relámpago. Ahora bien, este Gavilán, de no lejos de aquí en la tierra, de no lejos de Xibalbá llegaba seguidamente al cielo, junto a los Maestros Gigantes. Mientras ellos permanecían aquí en la tierra, la madre de Maestro Mono, Maestro Simio, murió. He aquí que, caminando hacia Xibalbá jugaron a la pelota, lo que oyeron Supremo Muerto. Principal Muerto, jefes de Xibalbá. “¿Qué hacen sobre la tierra? ¿Quién la hace temblar? ¿Quién hace tal batahola? Que se envíe a buscarlos, a traerlos aquí; que vengan a jugar a la pelota a fin de que los venzamos. Verdaderamente, no somos obedecidos por ellos: no hay obediencia, no hay respeto para nuestro ser. No hacen mas que batallar sobre nuestras cabezas”, dijo todo Xibalbá. Entonces todos celebraron consejo. Estos llamados Supremo Muerto, Principal Muerto, los Grandes Decidores de Palabra . He aquí a todos los jefes, a quienes éstos daban sus cargos de poder; cada uno jefe por orden de Supremo Muerto. Principal Muerto. He aquí, pues, los nombres de los jefes: Extiende Tullidos. Reúne Sangre: su cargo: los hombres que tienen flujos de sangre. He aquí también a los jefes Hacedor de Abscesos. Hacedor de Ictericia; su poder: dar a los hombres tumores, darles abscesos en las piernas y amarillearles el rostro, lo que se llama ictericia, y éste era el poder de Hacedor de Abscesos, Hacedor de Ictericia. He aquí además a los jefes Varilla de Huesos, Varilla de Cráneos, los de la varilla de Xibalbá; solamente de huesos [eran] sus varillas; su mayordomía: osificar a los hombres a fin de que, no siendo más que huesos y cráneos al morir, no haya que recoger más que sus esqueletos; tal era la función de los llamados Varilla de Huesos, Varilla de Cráneos. He aquí también a los jefes llamados Hacedor de Traición, Hacedor de Infortunio; he aquí sus cargos: chocar al hombre contra la traición; sea detrás de su morada, sea delante de su morada; que tuvo la mala suerte de caer, boca arriba, sobre el suelo: se moría; tal era el poder de Hacedor de traición, Hacedor de Infortunio. He aquí también a los jefes llamados Gavilán [de sangre], Opresión; he aquí su poder: el hombre moría en camino de lo que se llama muerte súbita, viniéndole la sangre a la boca; entonces él moría, vomitando la sangre; a cada uno [correspondía] el cargo de romper la garganta, el corazón del hombre, para que muriese en camino, haciéndole llegar de repente [la sangre] a la garganta mientras marchaba; tal era el poder de Gavilán [de Sangre], Opresión. He aquí que se reunieron en consejo para combatir, atormentar, a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Xibalbá quería burlarse de Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, de sus escudos de cuero, de sus anillos, de sus guantes, de sus coronas y de los cascos con que se engalanaban Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago.
He aquí, pues, que contaremos su viaje a Xibalbá, dejando permanecer [aparte] a Maestro Mono, [Maestro] Simio, hijos de Supremo Maestro Mago y cuya madre estaba ya muerta. En seguida, [contaremos] la derrota de Maestro Mono, Maestro Simio, por Maestro Mago, Brujito.

12
En seguida partieron los mensajeros de Supremo Muerto, Principal Muerto. “En camino, oh Consejeros de los Varones. Id a llamar a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Decidles: «Venid con nosotros —Que vengan, dicen los jefes. —Que vengan aquí a pelotear con nosotros: que nos revivifiquemos nuestros rostros con ellos; en verdad, admiramos sus bocas ; así, pues, que vengan, dicen los jefes.» —Que al venir traigan lo que tienen: sus anillos , sus guantes; que vengan también con su pelota, dicen los jefes.” “Decidles: —Venid”. Así fue dicho a los mensajeros. He aquí a los mensajeros Búhos: Flecha-Búho, Maestro Gigante Búho, Guacamayo-Búho, Cabeza-Búho; así se llamaban los mensajeros de Xibalbá. Flecha-Búho era rápido como una flecha. De Maestro Gigante Búho la naturaleza era de gigante. De Guacamayo-Búho, la naturaleza era [tener] un dorso de fuego . Cabeza Búho no tenía más que una cabeza, no tenía piernas pero sí alas. Esos cuatro mensajeros tenían el oficio de Consejeros de los Varones. Partidos de Xibalbá, llegaron en seguida y se posaron en el juego de pelota. Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, peloteaban allí, en el juego de pelota llamado Juego de Pelota Ornado con Gran Frontón. Los Búhos se posaron en el juego de pelota, [y] formaron su discurso exactamente en el orden del discurso de todos los jefes llamados Supremo Muerto, Principal Muerto. Hacedor de Abscesos, Hacedor de Ictericia, Varilla de Huesos, Varilla de Cráneos, Extiende Tullidos. Reúne Sangre, Hacedor de Traición, Hacedor de Infortunio, Gavilán [de Sangre], Opresión, que habían formado el discurso para los Búhos. “¿Los jefes Supremo Muerto. Principal Muerto, dijeron verdaderamente eso? ¿Dijeron verdaderamente que debíanlos acompañaros?” —-”Que traigan sus accesorios de juegos, dijeron los jefes.” “Muy bien. Esperadnos. Al momento nos despedimos de nuestra madre”, dijeron ellos, Fueron en seguida a la casa y dijeron a su madre, porque su padre ya había muerto: “Oh madre nuestra, partimos. Los mensajeros de los jefes han venido a recogernos. —Que vengan, han dicho ellos, dicen los que fueron enviados hacia nosotros”. “Pero nuestra pelota quedará como testigo”, añadieron [y] luego fueron a atarla en un agujero en lo alto de la mansión. Después: “La recogeremos”. “En cuanto a vosotros, no haced más que absorber, cantar, pintar, cincelar, recrear vuestra casa, recrear el corazón de vuestra abuela”, dijeron a Maestro Mono, Maestro Simio. Cuando se despidieron, su madre Antigua Ocultadora lloró de emoción. “Nos vamos, no estamos muertos; no os aflijáis”, dijeron Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, poniéndose en camino.

El dogma de Cristo, Eric Fromm

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 15/05/2005 11:59

ERICH FROMM

EL DOGMA DE CRISTO

P a i d o s

Libera los Libro

Título original: The dogma of Christ
Publicado en inglés por Holt, Rinehart and Winston, Nueva York, Chicago, San Francisco
Traducción de Gerardo Steenks Cubierta de Mario Eskenazi
1.a edición, 1964 5° reimpresión, 1994
© de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
Mariano Cubí, 92 – 08021 Barcelona y Editorial Paidós,
SAICF, Defensa, 599 – Buenos Aires
ISBN: 84-7509-162-8 Depósito legal: B-39.825/1994
Impreso en Edim, S.C.C.L., Badajoz, 145 – 08018 Barcelona
Impreso en España – Printed in Spain

Indice

TEXTO DE CONTRATAPA: 4
METODOLOGÍA Y NATURALEZA DEL PROBLEMA 5
FUNCIÓN SOCIOPSICOLÓGICA DE LA RELIGIÓN 11
LA CRISTIANDAD PRIMITIVA Y SU IDEA DE JESÚS 19
LA TRANSFORMACIÓN DEL CRISTIANISMO Y EL DOGMA HOMOUSIANO 39
EL DESARROLLO DEL DOGMA HASTA EL CONCILIO DE NICEA 53
OTRO INTENTO DE INTERPRETACIÓN 60
CONCLUSIÓN 66

TEXTO DE CONTRATAPA:

Según Erich Fromm, el cristianismo surge como un importante movimiento histórico-mesiánico en el seno de las clases bajas del pueblo judío. Sin embargo, a partir del siglo II su composición social se transforma y deja de ser la religión de los artesanos pobres y los esclavos para ganar adeptos entre las clases acomodadas del Imperio Romano. A partir de todo esto, el presente libro examina la conversión del cristianismo en religión del Estado y la gran transformación final de una confraternidad libre en una organización jerárquica: la Iglesia. Así, tomando como referencia histórica el significado psicológico de la fe de los primeros cristianos, Fromm investiga pacientemente las relaciones entre la psicología y la religión, e intenta comprender, no tanto a la gente sobre la base de un estudio del dogma, como el dogma sobre la base de un estudio de la gente.

Psicoanalista norteamericano de origen alemán, Erich Fromm fue profesor de las universidades de Columbia, Michigan y México. De entre sus libros destacan El arte de amar, El miedo a la libertad, El amor a la vida, La condición humana actual, Sobre la desobediencia, ¿Podrá sobrevivir el hombre?, Y seréis como dioses, Humanismo socialista y La crisis del psicoanálisis, todos ellos publicados por Paidós, junto con los siete volúmenes que componen su obra póstuma.

METODOLOGÍA Y NATURALEZA DEL PROBLEMA

Uno de los méritos fundamentales del psicoanálisis es haber borrado la falsa distinción trazada entre psicología social y psicología individual. Freud subrayó, por una parte, que no existe una psicología individual del hombre aislado de su medio social, pues un hombre solo no existe. Para Freud no existe homo psychologicus ni ningún Robinson Crusoe psicológico, como el hombre económico de la teoría económica clásica. Uno de los descubrimientos más importantes de Freud fue, por el contrario, la comprensión del desarrollo psicológico de las más tempranas relaciones sociales del individuo, como ser la relación con sus padres, hermanos y hermanas.
Freud escribió:
Es verdad… que la psicología individual se ocupa del hombre individual y explora las sendas por las que éste procura encontrar la satisfacción para sus impulsos instintivos; pero sólo raramente y en ciertas condiciones excepcionales está la psicología individual en posición de pasar por alto la relación de este individuo con sus semejantes. En la vida mental del individuo invariablemente hay alguien implicado, sea como modelo, como objeto, como ayuda, como oponente; y así, desde un primer comienzo, la psicología individual, de acuerdo con este extendido pero enteramente justificable sentido de las palabras, es asimismo psicología social.
Por otra parte, Freud rompió radicalmente con la ilusión de una psicología social cuyo objeto era “el grupo”. El “instinto social” no era para él objeto de la psicología como tampoco lo era el hombre aislado, pues no se trataba de un instinto “original y elemental”; vio más bien ” el comienzo de la formación de la psique en un círculo más estrecho, tal como la familia”. Freud demostró que los fenómenos psicológicos operativos en el grupo deben ser comprendidos sobre la base de los mecanismos psíquicos operativos en el individuo, no sobre la base de una “mente de grupo” como tal.
La diferencia entre psicología individual y psicología social ha demostrado poseer un carácter cuantitativo y no cualitativo. La psicología individual toma en cuenta todos los determinantes que han afectado ala suerte del individuo, y de este modo llega a una imagen completa hasta el máximo de la estructura psíquica del individuo. Cuanto más ampliamos la esfera de la investigación psicológica –es decir, cuanto mayor es el número de hombres cuyos rasgos comunes permiten que se los agrupe– tanto más debemos reducir la extensión de nuestro examen de la estructura psíquica total de los miembros individuales del grupo.
En consecuencia, cuanto mayor es el número de sujetos incluidos en una investigación de psicología social, tanto más estrecha será la visión que se tendrá de la estructura psíquica total de cualquier individuo integrante del grupo sometido a estudio. El desconocimiento de este hecho puede dar lugar a que surjan fácilmente conceptos falsos en la evaluación de los resultados de tales investigaciones. Se espera oír algo acerca de la estructura psíquica del miembro individual de un grupo, pero la investigación sociopsicológica sólo puede estudiar la matriz del carácter común a todos los miembros del grupo, y no toma en cuenta la estructura total del carácter de un individuo particular. Esto último no puede ser nunca tarea de la psicología social, y es únicamente posible si se dispone de un conocimiento amplio del desarrollo del individuo. Si en una investigación sociopsicológica se asevera, por ejemplo, que en cuanto a su actitud frente a la figura paterna un grupo deja de ser agresivo y hostil para mostrarse pasivo y sumiso, tal afirmación significa algo diferente que cuando las mismas palabras se dicen acerca de un individuo dentro de una investigación psicológico-individual. En el último caso equivale a decir que tal cambio es representativo de la actitud total del individuo; en el caso del grupo alude a una característica media común a todos los miembros del grupo, que no desempeña necesariamente un papel central en la estructura del carácter de cada individuo. El valor de la investigación sociopsicológica no puede residir, por lo tanto, en el hecho de que nos permita obtener una visión plena de las peculiaridades psíquicas de los miembros individuales, sino en el hecho de que podamos establecer aquellas tendencias psíquicas comunes que tienen una influencia decisiva en el desarrollo social de éstos.
La superación de la oposición teórica existente entre psicología individual y psicología social lograda por el psicoanálisis fundamenta la afirmación de que el método de una investigación sociopsicológica puede ser esencialmente igual al método que aplica el psicoanálisis en la investigación de la psique individual. Resultará en consecuencia oportuno considerar brevemente las características esenciales de este método, ya que es de importancia para el presente estudio.
Freud partió de la idea de que en las causas que producen neurosis –y lo mismo es válido para la estructura instintiva del individuo sano–, una constitución sexual heredada y los hechos que han sido experimentados forman una serie complementaria:
En un extremo de la serie se hallan aquellos casos extremos acerca de los cuales se puede decir sin vacilar que es gente que habría caído enferma, no importa qué haya sido lo ocurrido, qué experimentaron o cuán misericordiosa haya sido la vida con ellos, pues padecen un desarrollo anómalo de la libido. En el otro extremo aparecen los casos que merecen un veredicto opuesto: indudablemente se habrían librado de la enfermedad si la vida no les hubiera impuesto el peso de tales y tales cargas. En los casos de la parte intermedia de la serie, una parte mayor o menor del factor predisponente (la constitución sexual) se combina con una parte menor o mayor de las imposiciones lesivas de la vida. Poseen una constitución sexual que no habría provocado su neurosis si no hubieran pasado por tales y tales experiencias, y las vicisitudes de la vida no habrían influido traumáticamente sobre ellos de haber tenido una libido constituida de otro modo.
Para el psicoanálisis, en la estructura psíquica de la persona sana o enferma, el elemento constitucional es un factor que debe ser observado al proceder a la investigación psicológica de los individuos, pero sigue siendo intangible. Lo que interesa al psicoanálisis es la experiencia; la investigación de su influencia sobre el desarrollo emocional es su principal finalidad. El psicoanálisis no ignora, por supuesto, que el desarrollo emocional del individuo está hasta cierto punto determinado por su constitución; este concepto es un supuesto del psicoanálisis, pero el psicoanálisis mismo se dedica exclusivamente a investigar la influencia que la situación vital del individuo tiene sobre su desarrollo emocional. Ello significa, en la práctica, que para el método psicoanalítico un máximo de conocimiento de la historia del individuo –en especial de las experiencias de su primera infancia, pero por cierto, no sólo ellas– es un esencial requisito previo. Estudia la relación que hay entre el modo de vivir de una persona y los aspectos específicos de su desarrollo emocional. El análisis es imposible si no se cuenta con una extensa información referente al modo de vivir del individuo. La observación general revela, naturalmente, que ciertas expresiones típicas de conducta indican típicas pautas de vida. Por analogía se podrán conjeturar pautas similares, pero tales inferencias contendrían todas un elemento de incertidumbre y serían de limitada validez científica. El método del psicoanálisis individual es por lo tanto un método delicadamente “histórico”: la comprensión del desarrollo emocional sobre la base del conocimiento de la historia de la vida del individuo.
El método para aplicar el psicoanálisis a grupos no puede ser diferente. Las actitudes psíquicas comunes de los miembros del grupo deben ser comprendidas sólo sobre la base de sus pautas comunes, Así como la psicología psicoanalítica individual procura comprender la constelación emocional del individuo, del mismo modo la psicología social podrá obtener una visión de la estructura emocional del grupo únicamente por medio de un conocimiento exacto de sus pautas de vida. La psicología social sólo puede hacer aseveraciones tocantes a lasa actitudes psíquicas comunes a todos; requiere en consecuencia el conocimiento de las situaciones de vida comunes a todos y características de todos.
Si bien el método de la psicología social no es básicamente diferente de aquel de la psicología individual, hay empero una diferencia que es menester señalar.
En tanto que la investigación psicoanalítica se interesa principalmente en individuos neuróticos, la investigación sociopsicológica trabaja con grupos de gente normal.
La persona neurótica se caracteriza por el hecho de que no ha logrado adaptarse a su ambiente real. La fijación en ciertos impulsos emocionales, en ciertos mecanismos psíquicos que alguna vez fueron oportunos y adecuados, la pone en conflicto con la realidad. La estructura psíquica del neurótico es por lo tanto casi del todo ininteligible si se desconocen las experiencias de su primera infancia, pues, debido a su neurosis –expresión de la falta de adaptación o del orden particular de fijaciones infantiles–, hasta su misma posición como adulto está determinada esencialmente por aquella situación de la niñez. Inclusive en el caso de la persona normal tienen una significación decisiva las experiencias de la primera infancia. El carácter, en el sentido más amplio, está determinado por ellas y resulta del todo ininteligible si no se las conoce. Pero por haberse adaptado psíquicamente a la realidad en un mayor grado que el neurótico, se puede comprender una parte de su estructura psíquica mucho mayor que cuando se trata de un neurótico. La psicología social se ocupa de la gente normal, sobre suya situación psíquica la realidad influye en un grado incomparablemente mayor que en el caso del neurótico. De allí que esta psicología pueda pasar por alto hasta el conocimiento de las experiencias infantiles de los diversos miembros del grupo sometido a la investigación; a partir del conocimiento de las pautas de la vida socialmente condicionadas en que estas personas estuvieron situadas luego de los primeros años infantiles, puede arribar a una comprensión de las actitudes psíquicas comunes a ellas.
La psicología social se propone se propone investigar la forma en que ciertas actitudes psíquicas comunes a los miembros de un grupo se hallan relacionadas con sus experiencias vitales comunes. El hecho, en el caso de un individuo, de que predomine esta o aquella dirección de la libido, que el complejo de Edipo encuentre tal o cual vía de salida, es tan poco accidental como lo son los cambios en las características psíquicas de la situación psíquica de un grupo, ya sea en la misma clase de gente a través de un período de tiempo o simultáneamente entre diferentes clases. Es labor de la psicología social indicar por qué se producen tales cambios y cómo deben ser comprendidos sobre la base de la experiencia común a los miembros del grupo.
La presente investigación se refiere a un problema de psicología social estrechamente limitado, a saber, la cuestión concerniente a los motivos que condicionan la evolución de los conceptos acerca de la relación entre Dios padre y Jesús desde los comienzos de la cristiandad hasta la formulación del credo de Nicea en el siglo IV. De acuerdo con los principios teóricos recién formulados, esta investigación tiene por finalidad determinar el punto hasta el cual el cambio ocurrido en ciertas ideas religiosas es una expresión del cambio psíquico experimentado por la gente en cuestión, y el punto hasta el cual esos cambios son dictados por sus condiciones de vida. Se intentará comprender las ideas en términos de hombres y de sus pautas de vida, y demostrar que la evolución del dogma sólo se puede comprender mediante el conocimiento del inconsciente, sobre el cual ejerce su efecto la realidad externa y que es el que determina el contenido de la conciencia.
El método de este trabajo demanda que se consagre un espacio relativamente extenso a la presentación de la situación de vida de la gente sometida a la investigación, a su situación espiritual, económica, social y política, o sea a lo que en resumen podrá llamarse sus superficies psíquicas. Si tal introducción parece contener un énfasis desproporcionado, el lector deberá tener en cuenta que aun en el estudio psicoanalítico del caso de una persona enferma, mucho es el espacio asignado a la presentación de las circunstancias externas que rodean al paciente. En el presente trabajo, la descripción de la situación cultural total de las masas que han sido sometidas a la investigación y la presentación de su ambiente externo, son más decisivas que la descripción de la situación real en el estudio de un caso individual. Ello se debe a que cuando se trabaja con cosas, la reconstrucción histórica, no obstante suponerse que sólo hasta cierto punto se la ofrece de manera detallada, es incomparablemente más complicada y más extensa que la relación de hechos sencillos tal como ocurren en la vida de un individuo. Creemos, empero, que esta desventaja debe ser tolerada, pues es el único camino capaz de llevarnos a una comprensión analítica de los fenómenos históricos.
El presente estudio se refiere a un tema que ha sido tratado por uno de los representantes más eminentes del estudio analítico de la religión, Theodor Reik . La diferencia en contenido, que resulta obligadamente de la metodología diferente, será, al igual que las diferencias metodológicas en sí, considerada brevemente al final de este ensayo.
El propósito que nos anima en este trabajo es el de comprender el cambio de ciertos contenidos de la conciencia según se expresa en las ideas teológicas, como resultado de un cambio ocurrido en los procesos inconscientes. En consecuencia, tal como hicimos con el problema metodológico, nos proponemos referirnos brevemente a los más importantes hallazgos del psicoanálisis en cuanto que tocan nuestro tema.

LA RELIGIÓN

El psicoanálisis es una psicología de los impulsos o instintos. Ve la conducta humana como condicionada y definida por impulsos emocionales, que interpreta como la afluencia de ciertos instintos de raíz fisiológica y que en sí mismos escapan a la observación inmediata. De acuerdo con las clasificaciones populares de instintos de hambre e instintos de amor, a partir de un comienzo Freud estableció una distinción entre los instintos del yo o de la conservación de sí mismo, y los instintos sexuales. En virtud del carácter libidinal de los instintos de autopreservación del yo, y debido al significado especial de las tendencias destructivas presentes en el aparato psíquico del hombre, Freud propuso un agrupamiento diferente, tomando en cuenta el contraste que existe entre los instintos para mantener la vida y los instintos destructivos. Para los fines del presente trabajo, basta con lo dicho acerca de esta clasificación. Lo importante es reconocer que en el instinto sexual hay ciertas cualidades que lo distinguen de los instintos del yo. Los instintos sexuales no son imperativos, o sea que sus demandas se pueden dejar insatisfechas sin que ello signifique una amenaza a la vida misma, no ocurriendo otro tanto si no se satisfacen el hambre, la sed y la necesidad de dormir. Por otra parte, y hasta un cierto punto, de ningún modo insignificante, los instintos sexuales permiten una gratificación en la fantasía y con el propio cuerpo. Su dependencia de la realidad externa es por lo tanto mucho menor que en el caso de los instintos del yo. Íntimamente ligado a esto están la fácil transferencia y la capacidad de intercambio entre los instintos componentes de la sexualidad. La frustración de un impulso libidinal puede ser neutralizada de manera relativamente fácil substituyendo tal impulso por otro que puede ser gratificado. Esta flexibilidad y adaptabilidad que hay dentro de los impulsos sexuales son la base para la extraordinaria variabilidad de la estructura psíquica y en ellas reside también la base para la posibilidad de que las experiencias individuales influyan de manera tan definida y señalada sobre la estructura de la libido.
Freud ve el principio del placer modificado por el principio de realidad como regulador del aparato psíquico. Dice Freud:
Pasaremos por lo tanto al asunto menos ambicioso de aquello que los hombres, con su misma conducta, muestran como la finalidad e intención de su vida. ¿Qué piden de la vida y qué desean lograr en ella? La respuesta no deja mayor lugar para la duda. Se esfuerzan en pos de la felicidad; desean llegar a ser felices y seguir siéndolo. Este empeño tiene dos lados: una meta positiva y otra negativa. Por una parte tiende a que no haya dolor ni displacer, y por otra desea experimentar intensos sentimientos de placer. En su sentido más estricto, la palabra “felicidad” se refiere sólo a este último deseo. De conformidad con esta dicotomía de sus metas, la actividad del hombre se desarrolla en dos direcciones según se empeñe por alcanzar –en términos generales o hasta de modo exclusivo– una u otra de tales metas.
El individuo se empeña por experimentar –dentro de circunstancias dadas– un máximo de gratificación libidinal y un mínimo de dolor; el deseo de evitar el dolor hace aceptar cambios o hasta frustraciones de los diferentes impulsos sexuales componentes. Un correspondiente renunciamiento a los impulsos del yo es sin embargo imposible.
La peculiaridad de la estructura psíquica de un individuo depende de su constitución psíquica y principalmente de sus experiencias de infancia. La realidad externa, que le garantiza la satisfacción de ciertos impulsos, pero que le obliga a renunciar a ciertos otros, es definida por la situación social existente en la que vive. Esta realidad social incluye la realidad más amplia que abarca a todos los miembros de la sociedad y la realidad más estrecha de las distintas clases sociales.
La sociedad desempeña una doble función en la situación psíquica del individuo, tanto frustrante como gratificante. Es raro que una persona renuncie a impulsos por advertir los peligros que pueden resultar de su satisfacción. En general es la sociedad la que dicta tales renunciamientos: primero, aquellas prohibiciones establecidas sobre la base del reconocimiento social de un peligro verdadero para el individuo mismo, un peligro no sentido fácilmente por él y vinculado con la gratificación del impulso cuya satisfacción podría significar un daño no para el individuo sino para el grupo; y, finalmente, los renunciamientos hechos no en el interés del grupo sino sólo en el interés de una clase dominante.
La función “gratificadora” de la sociedad no es menos clara que su papel frustrador. El individuo la acepta sólo porque gracias a su ayuda puede hasta cierto punto confiar en obtener placer y evitar dolor, primariamente en lo tocante a la satisfacción de necesidades libidinales.
Lo dicho más arriba ha hecho caso omiso de una característica específica de todas las sociedades conocidas históricamente. Por cierto que los miembros de una sociedad no se consultan entre ellos para determinar lo que la sociedad puede permitir y lo que debe prohibir. La situación es más bien que, mientras que las fuerzas productivas de la economía no basten para proveer a todos una satisfacción adecuada de sus necesidades materiales y culturales (es decir, algo más que la protección contra peligros externos y la satisfacción de necesidades elementales del yo), la clase social más poderosa aspirará primero a la satisfacción máxima de sus propias necesidades. El grado de satisfacción que ofrece a aquellos a quienes domina depende del nivel de las posibilidades económicas disponibles, y también del hecho de que es menester conceder un mínimo de satisfacción a quienes son dominados, a fin de que puedan continuar funcionando como miembros cooperantes de la sociedad. La estabilidad social depende en grado relativamente escaso del uso de la fuerza externa. En su mayor parte depende del hecho de que los hombres se hallan en una situación psíquica que los arraiga interiormente en una situación social existente. Para esa finalidad, tal como hemos anotado, es necesario un mínimo de satisfacción de las necesidades instintivas naturales y culturales. Pero debemos observar en este punto que para lograr el sometimiento psíquico de las masas hay algo más que es importante, algo ligado a la peculiar estratificación estructural de la sociedad en clases.
Freud ha señalado en este sentido que el desamparo del hombre frente a la naturaleza es una repetición de la situación en que se encontró el adulto cuando era niño, cuando sin ayuda no se las podía arreglar ante fuerzas superiores ajenas a la familia, y cuando sus impulsos vitales, siguiendo sus inclinaciones narcisistas, se adhirieron primero a los objetos que le daban protección y satisfacción, a saber, su madre y su padre. Hasta el punto en que la sociedad está desamparada respecto de la naturaleza, el miembro individual de la sociedad debe, como adulto, repetir la situación psíquica de la infancia. Toma parte de sus amores y temores infantiles y parte de su hostilidad, que tenía puestos en el padre o la madre, y los transfiere a una figura imaginaria, a Dios.
Hay además una hostilidad hacia ciertas figuras reales, en particular representantes de la élite. En la estratificación social se repite para el individuo la situación infantil. En los que mandan ve a los poderosos, los fuertes y los sabios. Son personas que deben ser reverenciadas. Cree que desean el bien de él; sabe también que resistírseles es algo siempre castigado; se siente contento cuando con su docilidad se gana el elogio de ellos. Es exactamente igual a lo que siendo niño sentía por su padre, y es comprensible que sin ninguna crítica tome por justo y verdadero lo que le presentan los que mandan, con el mismo ánimo que cuando niño aceptaba sin más ni más toda afirmación hecha por su padre. La figura de Dios forma un complemento de esta situación; Dios es siempre el aliado de los dominadores. Cuando estos últimos, que siempre son personalidades reales, se ven expuestos a la crítica pueden apoyarse en Dios, quien, en virtud de su irrealidad, se limita a desdeñar la crítica y con su autoridad confirma la autoridad de la clase dominante.
En esta situación psicológica de sometimiento infantil reside una de las principales garantías de la estabilidad social. Muchos se hallan en la misma situación que experimentaron siendo niños, cuando estaban desvalidos de su padre; los mecanismos que funcionan ahora son los mismos de entonces. Esta situación psíquica cobra vigencia por mediación de muchas medidas importantes y complicadas tomadas por la élite, cuya finalidad es mantener y reforzar en las masas su dependencia psíquica infantil e imponerse en su inconsciente como una figura paterna.
Uno de los principales medios para alcanzar este resultado es la religión. Tiene la tarea de impedir cualquier independencia psíquica por parte del pueblo, de intimidarlo intelectualmente, de hacer mantener ante las autoridades la docilidad infantil socialmente necesaria. Al mismo tiempo desempeña otra función esencial: ofrece a las masas una cierta medida de satisfacción que les hace la vida suficientemente tolerable como para impedir que intenten pasar de la actitud del hijo obediente a la de hijo rebelde.
¿De qué clase son estas satisfacciones? No atienden por cierto a los instintos de autoconservación del yo, ni ofrecen mejor alimento u otros placeres materiales. Tales satisfacciones sólo se puede obtener en la realidad, y para ese fin no se necesita religión; la religión sirve sencillamente para hacer que las masas se resignen más sencillamente a las muchas frustraciones que presenta la realidad. Las satisfacciones que ofrece la realidad son de naturaleza libidinal; son satisfacciones que ocurren esencialmente en la fantasía, pues, como señalamos más arriba, los impulsos de la libido, a diferencia de los impulsos del yo, permiten la satisfacción en fantasías.
Estamos aquí ante algo relacionado con una de las funciones psíquicas de la religión, y a continuación indicaremos brevemente los resultados más importantes de las investigaciones de Freud en este campo. En su libro Tótem y Tabú Freud ha demostrado que el dios animal del totemismo es el padre endiosado y que en la prohibición de matar y comer el animal totémico y en la opuesta costumbre festiva de violar sin embargo la prohibición una vez por año, el hombre repite la actitud ambivalente que como niño había adquirido hacia el padre, quien es a la vez un protector servicial y un rival opresor.
Diversos estudioso, especialmente Reik, han demostrado que esta transferencia a Dios de la actitud infantil hacia el padre se puede hallar también en las grandes religiones. El interrogante planteado por Freud y sus discípulos se relacionó con la cualidad psíquica de la actitud religiosa hacia Dios; y la respuesta es que en la actitud del adulto hacia Dios se ve repetida la actitud infantil del niño hacia el padre. Esta situación psíquica infantil representa el esquema de la situación religiosa. En su libro El porvenir de una ilusión, Freud deja este interrogante para pasar a uno más amplio. Ya no se limita a preguntar cómo es psicológicamente posible la religión; desea saber además por qué existe la religión misma o qué la ha hecho necesaria. Ofrece para esta pregunta una misma respuesta que toma en cuenta simultáneamente factores psíquicos y sociales. Le atribuye a la religión el efecto de un narcótico capaz de traer algún consuelo para el hombre en su impotencia y desamparo frente a las fuerzas de la naturaleza.
Pues esta situación no encierra nada nuevo. Tiene un prototipo infantil, del que en realidad no es más que la continuación. Pues ya una vez anterior uno se había visto en un similar estado de desamparo: como un niño pequeño, en relación con los padres. El temor que se sentía ante ellos era justificado, y especialmente ante el padre; pero al mismo tiempo se podía contar con la protección de él contra los peligros que uno conocía. Por lo tanto era natural asimilar las dos situaciones. También aquí tiene su papel el desear, tal como lo hace en el mundo de los sueños. El durmiente puede ser dominado por un presentimiento de muerte, que amenaza con ponerlo en la sepultura. Pero la elaboración onírica sabe cómo elegir una situación capaz de convertir hasta ese hecho pavoroso en la satisfacción de un deseo: el soñante se ve descendiendo dentro de una antigua tumba etrusca, gozoso de encontrar satisfacción para sus intereses arqueológicos. Del mismo modo, un hombre no convierte sencillamente las fuerzas de la naturaleza en personas con las que se puede asociar tal como lo haría con sus iguales –ello no haría justicia a la impresión abrumadora que le hacen esas fuerzas– sino que les da el carácter de un padre. Las convierte en dioses, siguiendo en esto, tal como he intentado demostrar, no sólo un prototipo infantil sino uno filogenético.
En el curso del tiempo se hicieron las primeras observaciones sobre la regularidad y conformidad a las leyes de los fenómenos naturales y ello hizo que las fuerzas de la naturaleza perdieran sus rasgos humanos. Pero en el hombre persiste el desamparo, al que acompaña su nostalgia por el padre y los dioses. Los dioses siguen cumpliendo una triple finalidad: deben exorcizar los terrores de la naturaleza, deben reconciliar a los hombres con la crueldad del destino, particularmente tal como se muestra en la muerte, y deben compensarlos por los padecimientos y privaciones que una vida civilizada en común ha impuesto sobre ellos.
Freud da así respuesta a la pregunta: “¿Qué constituye la fuerza interior de las doctrinas religiosas y a qué circunstancias deben estas doctrinas su efectividad al margen de la aprobación racional?”
Estas [ideas religiosas], que se ofrecen la satisfacción de los más antiguos, extraños, y urgentes deseos de la humanidad. El secreto de la fuerza radica en la fuerza de estos deseos. Tal como ya sabemos, la aterradora impresión del desamparo sentida en la infancia despertó la necesidad de protección –protección por medio del amor– que fue provista por el padre, y saber que este desamparo duraría toda la vida hizo necesario aferrarse a la existencia de un padre, pero esta vez un padre más poderoso. De allí que la benévola regla de la divina Providencia alivie nuestro temor ante los peligros de la vida; el establecimiento de un orden moral en el mundo asegura el cumplimiento de las demandas de justicia, que tan a menudo han quedado insatisfechas en la civilización humana; y la prolongación de la vida terrenal en una existencia futura provee el marco local y temporal en el cual tendrá lugar la satisfacción de estos deseos. Las respuestas para los enigmas que tientan la curiosidad del hombre, como por ejemplo la forma en que comenzó el universo o la relación que existe entre cuerpo y alma, se desarrollan de conformidad con los supuestos que dan base a este sistema. Es un alivio enorme para la psique del individuo si los conflictos de su infancia que tienen origen en el padre –conflictos de complejos que jamás han sido superados totalmente– son eliminados y llevados a una solución universalmente aceptada.
Freud ve por lo tanto la posibilidad de la actitud religiosa en la situación infantil; ve su necesidad relativa en la impotencia y desamparo del hombre respecto de la naturaleza, y arriba a la conclusión de que, conforme, aumenta el dominio del hombre sobre la naturaleza, la religión debe ser considerada como una ilusión que se va tornando superflua.
Recapitulemos lo dicho hasta este momento: el hombre se empeña por alcanzar el máximo de placer; la realidad social lo compele a renunciar a muchos impulsos, y la sociedad procura resarcir al individuo de esos renunciamientos por medio de otras satisfacciones inofensivas para la sociedad, es decir, para las clases dominantes.
Estas satisfacciones son tales que en esencia pueden ser realizadas en fantasías, especialmente en fantasías colectivas. Desempeñan una importante función en la realidad social. En la medida en que la sociedad no permite satisfacciones verdaderas, las satisfacciones fantaseadas sirven como substituto y se convierten en un poderoso soporte de la estabilidad social. Cuanto mayores sean los renunciamientos que los hombres padecen en realidad, tanto mayor deberá ser la preocupación por la compensación. Las satisfacciones obtenidas en la fantasía tienen la doble función característica de todo narcótico: obran como analgésico y a la vez como freno al cambio activo de la realidad. Las satisfacciones en común tienen una ventaja esencial sobre los ensueños individuales: en virtud de su universalidad, las fantasías son percibidas por la mente consciente como si fueran reales. Una ilusión de la que participan todos se convierte en realidad. La más antigua de estas satisfacciones fantaseadas colectivamente es la religión. El desarrollo progresista de la sociedad hace que las fantasías se tornen más complicadas y racionalizadas. La religión misma resulta más diferenciada, y junto a ella aparecen la poesía, el arte y la filosofía como expresión de fantasías colectivas.
Para resumir, la religión desempeña una función triple: para toda la humanidad, consuelo por las privaciones que impone la vida; para la gran mayoría de los hombres, estímulo para aceptar emocionalmente su situación de clase; y para la minoría dominante, alivio para los sentimientos de culpa de aquellos a quienes se oprime.
La investigación siguiente se propone probar en detalle lo que se ha dicho por medio del examen de un pequeño segmento del desarrollo religioso. Intentaremos mostrar el grado de influencia que la realidad social de una situación específica ha tenido sobre un grupo específico de hombres, y cómo ciertas tendencias emocionales encontraron expresión en ciertos dogmas, en ciertas fantasías colectivas, y mostrar además cuál fue el cambio psíquico producido por un cambio ocurrido en la situación social. Intentaremos ver cómo este cambio psíquico halló expresión en nuevas fantasías religiosas que dieron satisfacción a ciertos impulsos inconscientes. Se esclarecerá así que un cambio en los conceptos religiosos está íntimamente ligado, por una parte, con el experimentar varias posibles relaciones infantiles con el padre o la madre, y por otra, con cambios ocurridos en la situación económica y social.
El curso de la investigación está determinado por los presupuestos metodológicos mencionados anteriormente. La meta será comprender el dogma sobre la base de un estudio de la gente sobre la base de un estudio del dogma. Por lo tanto, intentaremos en primer término describir la situación total de la clase social en la que tuvo origen la primitiva fe cristiana, y comprender el significado psicológico de esta fe en términos de la situación psíquica total de estos hombres y demostraremos luego cuán distinta fue la mentalidad de la gente en un período posterior. Eventualmente intentaremos comprender el significado inconsciente de la Cristología que cristalizó como producto final de un desarrollo de tres centurias. Nos referiremos principalmente a la fe cristiana primitiva y al dogma de Nicea.

El Maravilloso Universo de la Magia, Enrique barrios

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 15/05/2005 11:50

EL MARAVILLOSO UNIVERSO
DE LA ¡MAGIA!

ENRIQUE BARRIOS

Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN

Para descargar de Internet:
“ELEVEN” – Biblioteca del Nuevo Tiempo
Rosario – Argentina
Adherida a: Directorio Promineo: www.promineo.gq.nu
Libros de Luz: http://librosdeluz.tripod.com

El Maravilloso Universo de la Magia
? Enrique Barrios
Digitalizador: ? Ricardo Z
L-04 – 22/11/03

INDICE

Prólogo
Portal del Templo

PRIMER UMBRAL
Pasillo hacia los Siete Claustros
Primer Claustro.
Segundo Claustro
Tercer Claustro
Cuarto Claustro
Quinto Claustro
Sexto Claustro
Séptimo Claustro

Pasillo hacia el Segundo Umbral
SEGUNDO UMBRAL
Santuario del Templo
Primera Lección
Segunda Lección
Tercera Lección
Cuarta Lección
Quinta Lección
Sexta Lección
Séptima Lección

Pasillo hacia el Tercer Umbral
TERCER UMBRAL
Primera Cámara Secreta
Segunda Cámara Secreta
Tercera Cámara Secreta
Despedida de la Tercera “cámara

Pasillo hacia el Cuarto Umbral
CUARTO UMBRAL

PRÓLOGO

El pensamiento racional tiene gran utilidad para la vida práctica, pero impide el acceso a formas de conciencia más elevadas y a experiencias que nos conectan con lo Absoluto. Esto fue descubierto tempranamente por los orientales y les hizo desarrollar métodos destinados a superarlo como medio de aprehensión del Conocimiento.
El intelecto sólo puede remitirse al análisis de la superficie de las cosas y entregar una visión fragmentada: “Un beso es el contacto mecánico de cuatro labios, con intercambio de saliva y otras materias bucales “…
Para captar el sentido profundo, el alma de las cosas, su dimensión oculta y trascendente, es necesario recurrir a la visión intuitiva, no contaminarla por la experiencia previa, desligada de los datos archivados en el cerebro.
La mirada profunda debe ser nueva, inocente, pero el intelecto se apodera de lo observado y tiende a clasificarlo, a compararlo y a ordenarlo según sus datos acumulados y según su lógica, descartándole aquello que excede sus dominios cognoscitivos. Así, lo nuevo se hace viejo, lo puro se contamina y lo profundo se vuelve superficial.
El budismo Zen es un milenario sistema destinado a producir un quiebre en el intelecto, una brecha que permita el ingreso de lo nuevo, sin que el pensamiento lógico se apodere de él y lo contamine, lo cercene y lo remita al área trivial de lo cotidiano.
El método Zen tiene varias herramientas para producir esa fractura en la mente habitual. Una de ellas es el koan. Consiste en una propuesta irracional que le es entregada al discípulo para que su intelecto trabaje con ella. Como la propuesta es irracional (ej.: ¿cómo suena el batir de una sola palma de la mano?…) el intelecto comienza a desestabilizarse, enfrentado a un trabajo para el que no está concebido.
En este libro se trata de desestabilizar la mente lógica del lector, proponiéndole casi juguetonamente otra forma de mirar la existencia, enfocada desde un nivel de conciencia más elevado.
No aspiro a que este sistema produzca el resultado del paso por un Monasterio Zen, pero es bueno flexibilizar la mente y sacudirse algunas ideas oxidadas, porque nos oxidan y nos cercenan las alas del espíritu.
Tres objetivos persigue esta obra. Primero, desplazar el punto focal de la conciencia de sí del lector hacia un nivel más elevado, más próximo a la Divinidad.
Segundo, liberarle de las limitaciones que su mente occidental le ha puesto. Para ello se le propone manejarse con una especie de “koan” irracional: “la realidad que vives es la que imaginas”.
Tercero y principal, que, consciente de su Divinidad y liberado de condicionamientos paralizantes, pueda tener un acceso mayor a la realización de sus anhelos, para lo cual deberá entregar su ayuda a su mundo objetivo (nuestro planeta) y contribuir en su perfeccionamiento.
Esto hace necesario que deje de prestar su mente para la creación del “fin del mundo” en el que tanta gente anda involucrada, colaborando en su posibilidad de realización con el sólo hecho de pensar y creer en él; no olvidemos que el temor a la depresión económica de los años treinta fue el factor decisivo que la causó.

Bueno, si tienes ganas de activar ciertas neuronas que no has utilizado jamás, ven, te invito a transitar por mágicas dimensiones de la mente.
Para ingresar a ese universo hay que recibir instrucciones secretas, porque te van a dar Poderes y Conocimientos Ocultos. Es por eso que vamos a intentar ingresar a un Templo, de esos en los que hay Pruebas, Iniciaciones y Ceremonias; un Templo Secreto. Pero te advierto que si no estás preparado para actuar decentemente en la vida, es mucho mejor para ti que no ingreses al Templo, por favor, por tu bien, créeme.
Sucede que allí vas a recibir mucha Luz, la cual es buena para ciertas criaturas, pero mala para otras, los murciélagos, por ejemplo, y si tu estructura mental funciona bien con ciertos “murciélagos” en ella, luego de tu paso por el Templo esos pobres animalitos internos tuyos van a quedar bastante a mal traer…
Y tú también, por supuesto.
A menos que decidas adoptar una estructura mental nueva, sin “murciélagos”, lo cual no es fácil, pero se puede, pero no es fácil, pero se puede…
Bueno, seré sincero contigo. Te confesaré que si escribo estas cosas un poco en broma lo hago para suavizar un asunto que es terriblemente serio.
Ya cumplí, estás advertido. De ahora en adelante la responsabilidad es sólo tuya.

PORTAL DEL TEMPLO

Permíteme presentarme, hermana o hermano que has logrado llegar hasta aquí. Yo soy el Guía que te conducirá por las puertas y pasadizos secretos de este gran Templo que ves ante ti, aunque ni él ni yo estamos en el plano material.
Pero la parte tuya que ha llegado hasta aquí y que intentará ingresar al Templo, tampoco es material, así que tendrás que usar tu Imaginación.
Hay una parte en ti que viene buscando el Conocimiento a través de innumerables existencias. Esa parte no es material, sino etérica, igual que yo y este Templo.
Nosotros existimos más allá del tiempo; es por eso que no importa en qué momento leas estas líneas.
Aquí te estábamos esperando…
Y si te retiras, continuaremos esperándote.
Sabe que si no ingresas ahora, no importa; algún día lo harás.
El alma busca el Conocimiento. Ese es uno de los impulsos más poderosos de la existencia, no se puede detener.
Pero comprende también que si se te entrega Conocimiento se te pedirá RESPONSABILIDAD a cambio.
Y que a mayor Conocimiento, mayor Responsabilidad.
Y mayor dolor si utilizas indebidamente lo que se te entrega.
Con una honda puedes romper un vidrio, pero con una ametralladora…
Si estás dispuesto a recibir el Conocimiento que te permitirá realizar tus sueños y si te comprometes a no utilizarlo mal, entonces, toma, recibe este par de Guantes Blancos.
Eso es algo que usan sólo los Caballeros y las Damas; las Personas Decentes.
Es un símbolo de manos limpias. Lo que vamos a tocar es algo muy elevado, sagrado. No podemos ingresar aquí con manos sucias.
Bien, vamos a llamar al Portal del Templo. Veremos si te admiten.
¡TOC, TOC, TOC!
¡QUIEN LLAMA!
¡El Guía de este Templo se encuentra en el Portal!
¡A QUIEN TRAÉIS CON VOS!
¡A un alma profana que busca la Luz del Conocimiento!
¡Y POR QUE PIENSA QUE AQUI ESTAREMOS DISPUESTOS A ADMITIRLE!
(Dile qué buenas razones tienes para pensar que mereces ingresar.)
(Analiza bien tu respuesta, porque ella será conocida en los Planos Superiores. Muestra las razones que tienes para pensar que mereces recibir Conocimiento Secreto. No vuelvas la hoja antes de hacerlo.)
¡ABRID LAS PUERTAS, HERMANOS. DEJAD PASAR AL INTERIOR DEL TEMPLO A ESA ALMA PROFANA, PERO SOLO HASTA EL PRIMER UMBRAL!
Bravo, los convenciste. Vamos, lograste abrir el Portal.
Camina derecho, sin mirar hacia los lados. Te guiaré por estos oscuros pasillos que tan poco transitados están…
Tomaré esta antorcha para guiarte.
Esa que está adelante es la puerta del Primer Umbral. En su interior se encuentra un Venerable Maestro que te dará alguna Enseñanza.
¿Ves esa inscripción en el muro de piedra, sobre la antigua puerta de gruesas maderas que se encuentra cerrada?
Alzaré mi antorcha para que puedas leer bien.

.

¿Leíste?
Ah, no comprendes esa escritura. Claro, es un antiguo lenguaje que proviene de los Templos de la Atlántida. Solamente los Hierofantes, los Sumos Sacerdotes, tienen la clave para interpretarlo…
Pero más abajo tienes la traducción en tu idioma:
“SI EL APRENDIZ ES HONESTO DESDE EL PRINCIPIO, RECIBIRÁ LOS MAS GRANDES SECRETOS”.
“PERO SI SE ADELANTA INDEBIDAMENTE EN SUS LECCIONES, NO COMPRENDERÁ NADA Y RECIBIRÁ UNA DESAGRADABLE E INGRATA SORPRESA”…
Eso quiere decir que no hurgues indebidamente este libro.
¿Eres una Persona Decente? Magnífico. De otro modo no podrías estar en un Templo como éste, que es sólo para Damas y Caballeros.
¡CHIIIIIRRRRRI1IIIUUU !
Estas antiguas bisagras están bastante oxidadas.
Es falta de uso…
Mira, ese señor que se encuentra al fondo, sobre aquel elevado estrado, ese es el Venerable Maestro del Primer Umbral.
Avanza y ponte en medio de esas columnas.
Salúdalo con una venia, señal de respeto, de que comprendes que te encuentras ante alguien superior.
Así actúan las Personas Decentes.
Escucha ahora con mucha atención.

PRIMER UMBRAL

Se te entregará Enseñanza para la evolución de tu conciencia.
Las verdades son formas de Energía.
Tú eres otra forma de Energía.
Cuando estamos capacitados para recibir una Verdad más elevada, una Energía superior, el solo hecho de leerla o escucharla activa zonas de la mente que estaban bloqueadas.
Aquí se te entregarán Verdades que serán aportes de Energía capaces de elevar tu conciencia hasta una nueva comprensión de lo que eres y de lo que puedes y debes lograr en tu vida.
Estás por ingresar a una Escuela de Magia Práctica que funciona en un Templo Etérico, pero real, como después comprobarás.
El primer requisito para ingresar a esta Escuela consiste en haber vivenciado internamente que por sobre el Amor, nada existe.
Si no has comprendido eso con todo tu ser, si la Ley Universal del Amor no es tu Realidad Suprema, entonces no has abierto siquiera el Portal de este Templo y no estás realmente dentro de él en los Planos Etéricos.
Si el Portal no está abierto, entonces leerás estas páginas sin lograr activar ciertas zonas de tu mente, de donde nacen las Fuerzas Mágicas.
Si esas zonas de tu mente no están activas, no puedes practicar este tipo de Magia: la Magia Blanca.
Este Templo está regido por el Dios Amor, por lo tanto, está reservado sólo a quienes hacen de El su único Dios.
Si no le has reconocido como tu Señor dentro de ti, El no activará tus Poderes, no todavía.
Aprende primero un poco más acerca del Amor.
En caso contrario, puedes continuar avanzando en este Templo, hermana o hermano Aprendiz.
PASILLO HACIA LOS SIETE CLAUSTROS
Impresionante el Maestro, ¿verdad?
Espera llegar a los demás…
¿No sabías que las verdades son Energías?
Todavía no sabes nada, pero con lo poco que escuchaste, ya tu Ser Interno cambió algo; ya no eres la misma persona que ingresó aquí.
Has de saber que puedes retirarte en cualquier momento y que no te sucederá nada; nadie te amarra a este Templo… todavía…
Si quieres continuar, te informo que vas a pasar por siete Claustros con un mismo Venerable Maestro.
Se llaman Claustros porque no debes abandonar cada uno de ellos sin haber asimilado lo que se te informa.
Los buenos Aprendices toman años en llegar al final de este libro.
Los malos, en unas pocas horas creen haberlo leído…
Bien, llegamos a la puerta del Primer Claustro, nos veremos al final de todos ellos. Ojalá, dentro de mucho tiempo…
¡CHIIIIIRRRRRIIIIiii!
Nuevamente ponte entre columnas y saluda al Maestro.
Escucha en silencio y respeto.
Te dejo.
¡chiiiIIIIIRRRRRIIIIIHC! ¡PLAM!
PRIMER CLAUSTRO
Lo que tú quieres, lo que te gustaría alcanzar, aquello con lo que tu alma sueña, eso es un anhelo que viene de Dios.
Ese deseo tuyo es un “susurro de Dios”, es lo que El quiere lograr a través de ti, por eso, es un Mandato Divino, es algo sagrado.
Pero no se nos “susurra” un deseo sin darnos también la capacidad de realizarlo.
No es por casualidad que ha llegado a ti este libro: Se ha puesto en tus manos para ayudarte a realizar tus sueños.
Porque Dios te ama mucho más de lo que tú puedes imaginar.
“Pide y se te dará”.
De eso tratará esta Enseñanza.
El problema es que lo que tú pides no es tan grande como lo que “de arriba” quieren regalarte.
Tal vez te parezca terrible aceptar que estén dispuestos a darte algo tan grande: lo que seas capaz de imaginar…
El Amor que estamos dispuestos a entregar suele ser el mismo que esperamos recibir.
Siempre nos faltará grandeza interior para esperar recibir lo que Dios realmente quiere regalarnos.
Hay toda una barrera de “imposible”, “no puede ser” y, sobre todo, una fuerte tendencia a creer que el sufrimiento, la necesidad, la miseria y la enfermedad son algo “bueno” a los ojos de Dios.
Siempre estamos dispuestos a esperar de El que nos mate en un accidente, que nos arroje a la miseria y a la desgracia.
Así es nuestra idea del Dios Amor…
Nuestra idea de Dios es un reflejo de nuestra propia bondad o maldad interior.
Por eso, solemos considerar un verdadero “pecado” soñar con el éxito, la felicidad, la riqueza (¡qué barbaridad; eso no!), la salud, el más hermoso amor y la longevidad hasta donde se nos ocurra…
Dios nos dice “pide, hijo amado”. Nosotros respondemos “no me mates, no lances desgracias a mis seres queridos, no me despojes de lo que tengo”…
Nuestra idea de Dios nos hace verlo como una especie de “Gran Tirano del Universo”.
Como tal, nos dirigimos a El; según eso, recibimos.
Estamos preparados para el fracaso y el sufrimiento, pero no estarnos preparados para el éxito y la dicha.
Tenemos una “programación mental” que nos hace pensar que toda persona de éxito es “sospechosa”.
No sabemos muy bien por qué, pero todo aquel que tenga, por ejemplo, una piscina en su casa, según nuestras ideas, “no tiene las cuentas muy claras con Dios”…
Naturalmente, porque pensamos que Dios es el “Gran Tirano” que se complacería al vernos viviendo entre ratas y delincuentes…
Es cierto que no todos aquellos que tienen fortuna la poseen gracias a haber actuado acordes con la Ley Universal del Amor.
Porque hay dos tipos de riqueza.
La que es fruto de la violación a la Ley del Amor y la que es fruto del Amor.
La que nace de hacer el bien y la que nace de hacer daño.
La que proviene de hacer el bien es un SALARIO JUSTO.
La otra es un acto de PIRATERIA que jamás queda impune.
Cada centavo obtenido indebidamente tiene que ser pagado.
Cada sufrimiento causado tiene que ser saldado.
Sea en sufrimiento, sea en efectivo.
No es para ti esta Enseñanza ni la Magia Blanca, todavía no.
A este Templo sólo pueden ingresar Personas Decentes.
Si robas y dañas a tus hermanas, tu Dios no puede ser el Amor.
Aquí se trabaja por el Bien; esto es un Camino para Caballeros y Damas, o para quienes estén dispuestos a serlo.
El salario del pirata es el sufrimiento, el fracaso, la humillación, la vergüenza y, al final, el arrepentimiento, nacido del cansancio de sufrir.
Aquí se enseña el Camino hacia la Felicidad, pero el pirata NO PUEDE SER FELIZ.
Porque la Felicidad es otorgada por el Dios Amor.
Y ningún padre premia a un hijo por dañar a otros hijos suyos.
Cuando dejes de lado tus ganzúas y puñales, cuando saldes tus cuentas pendientes, sólo entonces podrás ingresar a un Santuario como éste.
Este libro es para ti, que eres una Persona Decente.
A ti, que ningún daño haces, el Amor te reserva una grata sorpresa.
Tú, que sin ser una santa o un santo, con tus defectos normales, tus malos momentos; si no te dedicas a hacer daño, eres una persona buena.
Como eres una persona buena, ya mereces recibir lo que has ganado.
Te has ganado el derecho a estar entre nosotros: la Semilla Sana de la humanidad.
Aquí se te enseñará cómo realizar tus sueños sin usar ganzúas ni puñales.
Como no somos piratas, vamos a aprender a recibir nuestro Salario Justo.
El problema es que tenemos tantos obstáculos en la mente…
El Salario Justo del buen hijo de Dios tiene que ser algo DE GRAN EXITO, pero nos cuesta aceptarlo, porque nuestra “programación mental” nos hace temer al éxito.
La vida o nuestros pasados errores nos han “programado” para pensar que es bueno el sufrimiento y pecaminoso el éxito.
Comienza a “reprogramarte” aceptando que Dios desea tu dicha y quiere que realices esos hermosos sueños que casi no te atreves a soñar.
Comprende que Dios no desea tu sufrimiento, sino tu felicidad.
Tal vez, tu temor a la felicidad provenga del ejemplo del Maestro que padeció en la cruz.
Pero recuerda que él ya no está allí. Fueron sólo tres días.
Además, padeció para que tú no tuvieras que hacerlo.
Sin embargo, ¿cuántos años has estado tú “en la cruz”?
¿Piensas que Dios desea para siempre tu sufrimiento?
Así no es el Amor.
Con esa idea no podías asimilar estas Enseñanzas.
Si ese es tu caso, vuelve atrás; aprende primero un poco más acerca de la Naturaleza del Amor.
Te han entregado otros libros que fueron preparación para este Nuevo Camino. Comienza por allí.
Si piensas que satisfaces a tu Padre diciéndote “no, no y no” a todas las cosas hermosas de la vida, no has comprendido entonces que tu Padre y Madre es el Dios Amor.
El desea que tú seas feliz, pero tú mismo te has convertido en tu propio “Gran Tirano”; aunque creas que El es quien te hace padecer.
Estas páginas no deben ser leídas como una novela. Debes dejar que la Luz envuelta en las palabras penetre en ti, antes de pasar a la frase siguiente.
Y no abandones el Primer Claustro mientras no hayas aceptado que Dios desea tu felicidad.
SEGUNDO CLAUSTRO
Dios no está fuera de ti, sino dentro de ti.
No está “allá arriba”, sino “aquí adentro”.
El está en la raíz de tus pensamientos, de tus sentimientos, de tus anhelos y deseos más puros y hermosos.
Cuando amas, es Dios quien ama en ti.
Cuando estás en Amor, estás impregnado de Dios, porque el Amor es Dios.
Ten siempre presente que el Amor es un Espíritu Viviente.
Mientras creas que Dios está fuera de ti, nada tienes que hacer en los Caminos de la Magia Blanca.
El ser humano está destinado a encontrarse con Dios.
Eso quiere decir que debe alcanzar un nivel de conciencia en el cual se da cuenta que no hay separación entre Dios y él.
Debe alcanzar su Conciencia Divina.
Eso es encontrarse con Dios, quien siempre estuvo adentro, no afuera.
El universo no tiene tres dimensiones, sino muchas más, pero nuestra conciencia nos permite percibir sólo tres.
Si nuestra conciencia subiera de nivel, percibiríamos otras dimensiones.
A la capacidad de percibir sólo tres dimensiones le llamaremos tercera dimensión de conciencia.
Esta Enseñanza está destinada a hacerte alcanzar la cuarta dimensión de conciencia.
Allí se opera la Magia Consciente.
En la tercera dimensión de conciencia se ponen nombres para identificar a los seres y se llega a confundir el nombre con el ser real.
En la cuarta dimensión de conciencia los seres se identifican por la clase de ENERGIA que irradian
Acostúmbrate a identificar la clase de Energía o Vibración que provoca esta Escuela en ti. Eso es más importante que cualquier nombre.
En la Magia Práctica, lo que estamos comenzando a estudiar, se trabaja con poca filosofía y con muchas ENERGIAS.
En la tercera dimensión de conciencia los seres parecen estar separados.
En la cuarta dimensión de conciencia se descubre que todos los seres son una forma de manifestación o expresión del Gran Ser: Dios.
“Dios está en ti” significa que tú eres una de las formas de expresión que tiene Dios.
La Magia Blanca es obra de Dios a través de ti.
En la Magia Blanca se trata de sintonizar tu conciencia con la de Dios y dejar que El actúe, siendo tú su canal de expresión.
Por eso, mientras pienses que Dios está fuera de ti, no podrás operar el maravilloso Arte de la Magia.
Y mientras pienses que Dios es algo diferente del Amor, tampoco.
Porque la Magia Blanca es la obra del Amor.
Por eso, antes se te habló del Amor como la Ley Fundamental del Universo.
También se te dijo que el Amor es un Espíritu, un Ser: Dios.
Ahora tenemos nuevas lecciones para ti.
Mi trabajo será intentar descondicionar tu mente para que se abra a la aceptación de esas nuevas lecciones.
Así podrás activar las Energías Mágicas de tu ser.
Porque la Magia es el fruto de cierta disposición mental…
Debo ir modificando tus esquemas mentales, porque las cosas no son como tú has venido creyendo durante años, son mucho más hermosas.
Tu mente está acostumbrada a transitar caminos conocidos. Todo ello es condicionamiento; tu sentido de “la realidad” es sólo un condicionamiento.
El sentido de “la realidad” en la tercera dimensión de conciencia equivale realmente a la más atroz ignorancia, a la hipnosis más negativa y al sueño más profundo.
Cuando arribamos a la cuarta dimensión de conciencia podemos ir forjando conscientemente nuestro destino, de acuerdo a nuestros deseos y anhelos más íntimos.
Allí sabemos realmente quiénes somos y hacia dónde queremos ir.
Y tenemos la capacidad de lograr todo lo que queramos.
Entonces somos Magos.
Para ayudarte a despertar estoy aquí.
Es bueno que vayas sabiendo que puedes realizar lo que se te dé la gana, porque las “ganas” tuyas son las de Dios…
Comprende que Dios no te niega nada, porque te ama infinitamente más de lo que imaginas.
A través de las lecciones de esta Escuela podrás llegar a obtener todo lo que tú quieras.
La Iluminación, el Paraíso, el Nirvana, el Satori, el Samadhi, la Conciencia Cósmica o lo que prefieras.
Y si es dinero lo que te interesa, podrás obtener todo el que tú necesites.
Puedes llegar a conseguir todo lo que resulte bueno para ti y para tu labor.
Todo lo que sueñas, porque, repito, tus sueños son la Voluntad Divina.
Es por eso que si los realizas complaces a Dios.

TERCER CLAUSTRO
Una nueva lección te entrego: tú ya eres un Mago.
¿Te sorprende?
Sólo aquello que sorprende, enseña.
Tú has venido utilizando tus poderes mágicos desde antes de nacer.
Elegiste nacer donde y como quisiste.
Toda la vida que has llevado ha sido el fruto del manejo de tus Poderes Divinos.
Tú te creaste todo lo que has vivido.
Dios ha venido operando en ti a través de ti mismo.
Pero tienes algo muy importante: libre albedrío.
Tanto te respeta Dios, que no interviene en tus decisiones.
El siempre está en ti susurrándote el Camino hacia el bien.
Pero si tú eliges lanzarte a un precipicio, El no te lo impedirá.
Dios tiene hijos, no esclavos, robots ni títeres.
Porque Dios es Amor.
Y uno de los más preciosos frutos del Amor se llama LIBERTAD.
Por eso tienes libre albedrío.
Y por eso no se enseña nada que no estés preparado para asimilar y aceptar con un convencimiento libre.
No es por casualidad que justamente ahora llegaste a esta Enseñanza.
Sólo cuando el alumno está preparado aparece el Maestro.
En este caso, el Maestro viene en un libro.
Todo Conocimiento es fruto de un elevamiento del nivel de conciencia.
En realidad, el Maestro sólo aparece cuando el alumno llega a él.
El Conocimiento siempre ha estado esperando que tú eleves tu nivel de conciencia para que puedas asimilarlo.
Por eso, intentar ocultar el Conocimiento es una labor sin sentido.
El Conocimiento se oculta a sí mismo.
Si la luz es muy fuerte, ciega a quienes no están habituados a ella.
El sabio puede gritar su saber a los cuatro vientos: No hay cuidado; el ignorante no puede comprender.
El Ocultismo está oculto sólo para quienes no tienen “ojos” para “ver”.
Comprender que Dios es Amor, y que ello no es metáfora, está al alcance sólo de cierto nivel de conciencia.
Los demás podrán repetirlo mil veces, sin llegar a comprender lo que están diciendo.
Que tú hayas sido el Creador de tu propio destino mediante el uso de tus Poderes Mágicos, llegar a comprender eso está al alcance sólo de cierto nivel de conciencia, pero se puede repetir sin comprender.
Quienes no han alcanzado ese nivel tienen cerrada la puerta que conduce a las maravillosas posibilidades que implica esa verdad.
Porque puedes programar tu futuro y realizar lo que quieras.
Pocos tienen acceso a un raudal de Libertad tan grande.
Pero aquí está el Conocimiento, para quien pueda utilizarlo.
Esta Enseñanza está a salvo de intromisiones indeseadas, como toda Verdadera Enseñanza.
¿De qué te sirve saber que la Magia Blanca es la obra del Amor, si la poderosa Energía del Amor no está en ti?
Y si la poderosa energía del Amor está en ti, ¿qué daño podrías hacer con ella?
Y si REALMENTE quieres hacer daño, ¿quién te amarra las manos?…
Si tienes ganas de sufrir en forma terrible, nadie te lo impide.
A tu alcance tienes puñales, ganzúas, veneno y todas las herramientas del pirata.
Y también, libros de Magia Negra, pero este es un camino sólo para quienes no quieren sufrimientos, sino Felicidad: las Personas Decentes.
Bien, dentro de ti hay un Mago que es capaz de realizar lo que quieras y que ha realizado todo lo que has querido.
Y si te ha tocado la desdicha, tú lo elegiste así, pero siempre estuvo a tu alcance, igual que en este momento, la Puerta hacia la realización de tus deseos.
Al igual que el Conocimiento, la Dicha siempre espera que tú des los pasos hacia ella, y siempre está cerca de ti.
Puedes tardar años o vidas enteras en dar un paso. Siempre depende de ti.
Tu Libertad se respeta en forma sagrada.
Tu Mago Interior ha estado siempre obedeciendo tu voluntad.
Pero jamás le has ordenado, por ejemplo, “consígueme el trabajo, la situación o la pareja que necesito”.
Naturalmente que no, porque, de acuerdo a tu condicionamiento mental, eso “no se puede”…
Jamás le has ordenado que obtenga lo que tú anhelas, porque crees que eso es “imposible”.
Pero le ordenaste en cambio realizar todo aquello que tú creías que sí era posible, como enfermedades, miseria, soledad y accidentes…
Y seguramente culpaste a Dios o al “destino”…
El Mago Interior obedece a la voz de la CERTEZA.
Si “estás seguro” de que en ese viaje te matarás, ¿qué puedes esperar?
Si te salvas es porque no estabas tan seguro de morir…
Hay una CERTEZA inconsciente y otra consciente. A veces son opuestas.
Esta Escuela de Magia es para que la CERTEZA inconsciente se haga CONSCIENTE DE LO QUE TU QUIERES.
CUARTO CLAUSTRO
Si Dios está en ti.
Si hay en ti un Mago Creador a tu disposición.
Y si tú has creado tu realidad, acepta esta nueva verdad: TU ERES EL DIOS DE TU MUNDO PERSONAL.
Ya sea que lo aceptes hoy, mañana o en otra vida, siempre lo has sido y siempre lo serás.
Mientras más pronto lo aceptes, más rápido podrás realizar tus proyectos más “inalcanzables”.
No recuerdas tu Divinidad Interior, pero para activar en ti ese recuerdo estoy aquí.
Lo que deseas realizar depende de ti. Tú juzgas, apruebas, rechazas, condenas, decretas como posible o imposible, realizas o impides la realización de tus deseos.
Porque Dios actúa a través de ti.
Mientras no comprendas en forma clara y terminante que TU ERES EL DIOS DE TU MUNDO PERSONAL, no podrás actuar como un Mago, que es lo que en realidad eres.
Quien no ha pasado por esta Escuela, implora a Dios.
Quien se ha graduado en esta Escuela, DECRETA, ORDENA.
La vida es Magia, Arte, Creación de instante en instante.
LAS REALIDADES LO SON SOLO EN LA MEDIDA QUE TU LAS ACEPTAS COMO TALES.
¿No sabías que los átomos de un elemento pueden convertirse en átomos de otro elemento?
¿No te dice eso que no hay rigidez en el universo?
¿No te indica que Dios pone la Magia a disposición del hombre?
La materia obedece a la voluntad de quien sabe ser uno con su Mago Interior.
El alquimista transforma el plomo en oro. Y también puede alcanzar la INMORTALIDAD.
¿No se puede? ¡Sea!… para ti.
Tus creencias son verdaderos DECRETOS en tu mundo personal.
Todo lo que un ser humano haya alcanzado, también tú lo puedes lograr.
Tú, expresión viviente del Creador aunque estés inconsciente de tu Divinidad estás en todo momento creando, de instante en instante, pero no lo sabes.
Podrías elegir vivir otra historia, pero tu mente es lenta para aceptar verdades nuevas, sobre todo, tu mente subconsciente.
Y la clase de CERTEZA del Mago abarca la mente consciente y la subconsciente; desde su Conciencia ordena a su subconsciente.
Puede que “en teoría” aceptes ser un Mago, en el consciente, pero, ¿y en tu subconsciente?
Es allí donde debemos trabajar. Debemos hacer que nuestro subconsciente “escuche”, conozca nuestros verdaderos deseos.
Por eso, conoce primero lo que quieres. Segundo, acepta que “sí se puede”.
Intenta aceptar que las cosas no son como tú creías, porque con esas limitaciones en tu mente…
La idea que tú tienes de Dios es la que rige tu realidad.
Creas tu realidad de acuerdo a como crees que es Dios.
Si tu Dios es cruel, tu realidad no será muy agradable, pero no es culpa de Dios, sino tuya.
El te deja actuar como prefieras.
Con tu Poder creador, en base a tus creencias o condicionamientos mentales vas creando tu realidad.
Es por eso que la búsqueda de “culpables” es un sueño muy profundo.
Pero se utiliza a menudo para no descubrir al real causante: tú.
Todo está en tu mente. Tu situación actual es una elección tuya, una opción elegida por tu mente.
Cambia tu mente y cambiará tu mundo, tu destino, todo.
Tú te llevas por donde crees que es lo mejor, pero piensas que alguna autoridad por sobre ti decide tu destino.
Si eso fuera así, tú serías un títere, en lugar de lo que eres: LIBRE.
Todo está regido por el Amor, de allí deriva la Ley de Causa y Efecto.
Mientras generes malas causas en contra del Amor, recibirás negativos efectos. Así irás aprendiendo a respetar al Dios Amor.
No es venganza, sino una dura forma que tú has elegido para hacerte más sensible y más consciente.
Los efectos negativos (mal Karma) sólo durarán hasta que ames más.
Jamás podrás escapar al Karma, porque el Señor del Karma eres tú mismo.
Jamás podrás esquivar la Ley del Amor, porque, aunque no te des cuenta, en el rincón más profundo de tu corazón reina el Amor.
En el fondo, “mal Karma” significa “ELIJO EL SUFRIMIENTO”.
Tu dolor durará sólo hasta que tú te perdones, perdones a otros o dejes de hacer daño.
Tu castigo, entonces, será tan duro como tu corazón. Y tu dicha, tan grande como el Amor que reine en ti.
Cuando decidas que ya basta de sufrimiento para ti, entonces comenzarás a crearte la felicidad; entonces “bajarás de la cruz”.
QUINTO CLAUSTRO
Si tú eres el Dios de tu mundo personal, eso quiere decir que TU ELIGES LA HISTORIA QUE QUIERES VIVIR.
¿Crees que el futuro ya está escrito?
Puede ser, pero hay tantos futuros posibles como seas capaz de imaginar.
Porque, si tú eliges la historia que quieres vivir, NO EXISTE UN DESTINO UNICO, sino la más amplia LIBERTAD de elegir cada cual su propia historia, segundo a segundo.
No existe un solo acontecer universal, único e inmutable, común a todos los seres del universo, no.
Por lo menos, intenta aceptar un universo en el cual la historia no esté ya escrita, sino que tú la vas escribiendo segundo a segundo.
En la tercera dimensión de conciencia hay un solo destino. Allí, Dios parece ser bastante limitado. No es capaz de hacer más que un solo “argumento” universal, en el cual todos estamos metidos, sin capacidad de salirnos del papel asignado.
En la tercera dimensión de conciencia la existencia se vive como en los rieles de un tren, sin la posibilidad de cambiar el rumbo, porque todo está prefijado de antemano.
Si eso fuera así, qué poca imaginación tendría Dios…
En la cuarta dimensión de conciencia también vamos como en los rieles de una vía férrea, pero con la diferencia que podemos dirigirnos por “ramales” a cada instante.
Algunos llevan al Cielo; otros, al infierno, pero podemos elegir. No existe un destino único.
Todas las posibilidades están dadas, pero tú eliges cuál aceptar en tu historia personal.
Tú eliges el “ramal” que vas a seguir. Caer en la violencia u olvidar la “ofensa”, elige.
Según tu libre elección y de acuerdo a la ley de causa y efecto (regida por el Amor) será para ti el resultado.
Tomar una decisión cualquiera equivale a escoger un “ramal” que lleva a lugares más o menos predecibles.
Si un día se te ocurre eliminar a una persona, se puede calcular que tu vida no será un lecho de rosas… (porque Dios es Amor).
Pero si decides hacer el bien, se puede profetizar tu futuro éxito.
Ante una indecisión, averigua por qué “ramal” haces un bien mayor.
Te propondré una forma de mirar la realidad que es la que utilizan los Magos.
Si quieres ser un Mago Consciente debes romper tus condicionamientos mentales. La estructura mental que has tenido hasta hoy no te sirve para practicar la Magia.
Para practicar la Magia, tu mente debe ingresar al Maravilloso Universo de la Magia.
En este Universo no hay un solo plano de existencia, sino múltiples, miles, millones.
Aquí todas las posibilidades están dadas, cada “ramal” da acceso a todo un universo distinto.
Aquí no hay un solo planeta Tierra, sino miles y millones de ellos.
Según tus decisiones, los “ramales” te van llevando a diferentes planetas Tierra.
Escoge un camino malo y te encontrarás con que una peste asola a la humanidad…
Por otro camino, las naciones se unen y se terminan las guerras…
Por un camino te encuentras con el lado más perverso de cierta persona.
Por otro, esa persona es un manojo de virtudes. Tú eliges la historia que quieres vivir.
Con esa estructura en tu mente, tus posibilidades no tienen límites.
Se termina la “psicosis de escasez” y la competencia, que es una consecuencia.
Aquí se compite sólo consigo mismo, con la capacidad de crearse una vida cada vez más hermosa.
Te diré algo: esa forma de ver las cosas equivale a aceptar algo que es real, porque así es realmente el universo… de la Magia.
Y si no te convences de eso hasta la última fibra de tu mente, no te funcionará la Magia.
Dios es bastante más prodigioso de lo que habías supuesto.
Se te regala la más amplia Libertad para que, de acuerdo a tu nivel de conciencia, elabores tus fantasías y las hagas realidad. Así de grande es el Amor que se te tiene.
Además, te entregan una cuota de Divinidad tan grande como seas capaz de aceptar y se te permite ser el Dios de tu mundo personal.
Por eso, tú eliges la historia que quieres vivir y la haces realidad.
Los físicos modernos no dejan de sorprenderse al observar la materia.
Ahora resulta que las cosas son y no son a la vez; que el tiempo y el espacio no tienen realidad absoluta y cosas por el estilo.
Por el estilo de esta Enseñanza…
Aquí, el tiempo y el espacio son sólo una forma de movimiento de tu conciencia.
Eleva tu nivel de conciencia y te reirás de las distancias y del tiempo.
Y no tendrás limitaciones para practicar la Magia.
Bueno, eso es lo que has hecho siempre: practicar la Magia, pero a ciegas.
En esta Escuela vamos a tratar de que abras los ojos y te transformes en un Mago Consciente.
SEXTO CLAUSTRO
¿Piensas que el Apocalipsis viene pronto? Así será… para ti.
Porque tú eliges la historia que quieres vivir.
¿Piensas que muy pronto el mundo vivirá en dicha y fraternidad? Así será… para ti.
Porque tú eliges la historia que quieres vivir. Por eso, el mundo en el que vives es elección tuya.
Cada uno en lo suyo; la pantera en la jungla; el cerdo en el chiquero; el cisne en la laguna; el águila en las alturas; el humano, depende…
Para algunos, el mundo es horrible. Para otros, el mundo es hermoso.
Elige. ¿Piensas que cierta persona no te ama? Tú así lo decidiste. ¡Sea!
¿Piensas que tienes mucha suerte? ¡Sea!
¿Piensas que estas lecciones son mentira y que el universo no puede ser tan flexible y que Dios no puede ser tan bueno?. ¡Sea!… para ti. Porque tú eres el Dios de tu mundo personal.
El universo es tan flexible o inflexible como tu mente. Tu Dios es tan bueno o malo como tú mismo.
Si sufres mucho, no eres tan bueno… Pero puedes cambiar tu suerte en todo instante.
¿Qué tal si te decides a ser feliz a partir de este mismo momento? ¿No puedes?
Ah, no quieres optar por la felicidad. Esa estructura mental es la que debes quebrar, nada más.
Allí está “el enemigo”, y no fuera de ti. ¿Puedes ver que los obstáculos a tu felicidad están en tu mente?
Porque si crees que necesitas ciertas situaciones o cosas para ser feliz, también debes comenzar por cambiar tu mente para obtenerlas.
Si no hay un cambio allí, puedes pasarte siete o mil vidas implorando a Dios, pero lo que quieres no llegará.
Y si hay un cambio en ti, hoy mismo te puede llegar “aquello”. Cuando tú decidas.
Dios está siempre dispuesto a darte lo que quieres. No olvides que fue El quien puso en ti esos deseos.
Me refiero a deseos sanos y constructivos, provenientes del Dios Amor. El siempre está dispuesto.
Quien no está dispuesto eres tú. No cambias.
El cambio que se necesita no es dejar atrás malos hábitos, por ejemplo, sino un cambio en tu mente. El resto será consecuencia. Elimina de ti los “no puedo” y actúa conforme al Amor.
Eso es todo. El “no puedo” es una elección tuya. El “sí puedo” es otra elección tuya.
Elige. ¿El Reino o un plato de lentejas? Decídete de una buena vez a ser como tú quieres.
SI PUEDES. Y si este libro ha llegado a ti, estás muy cerca… Dios te ama.
¿Y tú, te amas o no? Ama a tu prójimo igual que a ti mismo, no más, no menos. Pero ámate.
Bríndate la oportunidad de ser tan feliz como desees.
SI PUEDES. Convéncete, por favor, de que esos deseos tuyos están muy cerca de su realización.
Porque es verdad. Es eso lo que quiere para ti el buen Dios Amor.
Si le pides un pan, no te dará una serpiente. Pero si le pides una serpiente, no te dará un pan…
¿Qué pides entonces?
Tu libertad se respeta. Atrévete a pedir “aquello”. SI PUEDES. Porque tú eres el Dios de tu mundo personal. Y porque tú eliges la historia que quieres vivir. Atrévete a elegir una hermosa historia. Nuevamente: ¡SI PUEDES! Pero muchos de los que están en los más altos lugares de ese mismo mundo saben que “sí se puede” y por eso están allí…
¿Y tú, hasta dónde te atreves a aspirar llegar? Los límites de lo posible o imposible los estableces tú mismo. Porque tú eres el Dios de tu mundo personal.
Así como Dios dice “HÁGASE LA LUZ”, y ella se hace, así tú estás decretando a cada momento, pero no lo sabes.
Has vivido utilizando los poderes y potestades de tu Divinidad Interior, pero sin darte cuenta.
Y el “darse cuenta” separa al Mago del que no sabe que lo es.
Pero, conscientemente o no, tú eliges la historia que quieres vivir.
Entre las cosas que imaginas, algunas se cumplen; otras, no.
Algunas de esas cosas son rechazadas por ti porque las consideras imposibles. Esas no se cumplen.
En otras tienes CERTEZA. Esas se cumplen; tú las elegiste.
Aceptas lo que “todo el mundo” acepta; rechazas lo demás.
Por eso, no puedes doblar metales con sólo desearlo, mientras que otro sí puede.

SÉPTIMO CLAUSTRO
¿Te das cuenta que al leer estas lecciones se genera otro tipo de energía en ti?
Esa energía va produciendo un cambio.
Es una forma de Alquimia, de transmutación (de tu conciencia).
Por eso, este libro deberías leerlo tanto como necesites, y no una sola vez.
Porque cuando sales a la calle, recuérdalo, te enfrentas a todo un mundo que te irradia energías de la tercera dimensión de conciencia.
Y debes defenderte, buscar otra fuente de energía.
La hipnosis negativa de la tercera dimensión de conciencia tiene sus huestes en las ciudades, elevando monumentos de concreto mental al “no se puede”.
Allí, estar “bien de la cabeza” significa tener la más firme y absoluta convicción de que “no se puede”.
El tiene la CERTEZA de que la materia obedece a la voluntad del Mago, y tú, la CERTEZA de que eso es imposible.
Pero cada cual realiza lo que imagina…
En cada ser humano hay un Mago; cada cual va creando su realidad, su propio mundo personal.
Cuando la labor creadora se hace desde la “tercera dimensión de conciencia”, se hace inconscientemente.
Entonces se piensa que alguna autoridad superior es quien la hace.
Esas personas son Magos dormidos, ignorantes de serlo; son títeres y víctimas de sus propias creaciones, las que suelen ser más bien dañinas para sus creadores.
Tal vez todo esto te sorprenda tanto que no lo creas. O puede que pienses que es verdad, pero que tú jamás vas a poder cambiar tus condicionamientos mentales y que nunca vas a poder operar en el Arte de la Magia.
¡Cuidado! Lo que decidas creer es una elección tuya, y lo que crees se hace real con una dosis suficiente de CERTEZA.
Como tú eliges la historia que quieres vivir, ¿por qué mejor no eliges creer que sí vas a conseguir transformarte en un Mago?
Basta con tomar conciencia de que, en realidad, tú eres el Dios de tu mundo personal.
Pero también es natural no poder sacar los bloqueos mentales al Mago Interior en unos pocos instantes.
Es toda una vida, más que eso, es toda la información que has recibido, proveniente de centurias y milenios, traspasada a ti incluso en tu memoria celular.
Siglos de “no se puede” contra unas pocas páginas que has leído.
Pobre Mago, sepultado tras un millón de “imposible”… Pero vamos a rescatarlo.
Acepta al Dios Amor desde el fondo de tu corazón y todo comenzará a cambiar para ti.
Ya no habrá más “castigo divino” ni “mal karma”, sino Magia. Todo es cosa de elección.
Cambia tu Dios severo y rígido, vengativo y celoso, malhumorado y castigador, por el Dios Amor.
Deja de actuar como el viejo dios y sé como el Nuevo Dios.
Porque, te repito, tu Dios es tan bueno o tan malo como tú.
Y si eres bueno, realizas cosas buenas y hermosas.
Si tu vida es dura y triste, ¿a quién vas a culpar? Pero todo puede cambiar.
Para eso son esta Escuela de Magia Blanca y este Templo Etérico.
Estas primeras lecciones fueron simple introducción al Conocimiento.
Ahora, y siempre que ante la elección “sufrimiento o Magia” hayas optado por la última, vas a comenzar a trabajar en serio (pero hermoso).
Y siempre que hayas aceptado que el Amor es Dios. Y que creas que Dios quiere la felicidad para ti.
Y que no digas que es imposible. Bien, puedes continuar tu camino, hermano Aprendiz.
Cuando todo lo que te he dicho esté muy claro en tu mente. Si no es así, regresa al Primer Claustro.
PASILLO HACIA EL SEGUNDO UMBRAL
¡Qué alegría volver a verte! Un poco antes de lo que yo esperaba, pero me alegro.
¿Cómo te pareció el Venerable Maestro?
¿Más informal de lo que hubieras esperado? Aguarda un poco más…
Algunos de estos Venerables son bastante alegres.
A mayor cercanía de Dios, mayor alegría; pero si te desvías encontrarás mayor Severidad también…
Bueno, ahora intentaremos ingresar al Segundo Umbral.
¿Qué dices, que te cuesta aceptar muchas cosas de las que dijo el Venerable?
No importa. Esa información está “trabajando” dentro de tu subconsciente. Poco a poco esas nuevas Energías producirán un cambio en tu conciencia.
Vamos al Segundo Umbral.
Pronto verás que cada Umbral tiene diferente forma de acceso.
En éste, basta con abrir la puerta.
¡CHIIIIIRRRRRI
Pasa.
SEGUNDO UMBRAL
¡ALTO AHI!
(Olvidé informarte que encontraríamos al Guardián del Segundo Umbral, perdona, es que no tengo mucho tiempo en este puesto… El te hará algunas preguntas. Confío en que sabrás responderlas, fue para eso tu estadía en los Claustros.)
¡¿COMO SE LLAMA TU DIOS?!
¡¿QUIERES SUFRIMIENTO O FELICIDAD?!
¡¿QUIEN ES EL CAUSANTE DE LO QUE TE HA OCURRIDO?!
¡¿QUIEN ESTABLECE LOS LIMITES DE LO POSIBLE O IMPOSIBLE?!
¡¿QUIEN ELIGE LA HISTORIA QUE QUIERES VIVIR?!
¡¿QUIEN ESTABLECE LA FLEXIBILIDAD O RIGIDEZ DEL UNIVERSO?!
¡¿COMO SE LLAMA UNO DE LOS MAS PRECIOSOS FRUTOS DEL AMOR?!
Si respondiste Amor, Felicidad, Yo, Yo, Yo, Yo y ,Libertad, entonces puedes continuar.
Esa señorita que viene ahí es la hermana Anfitriona (un elevado cargo).
Ella te preparará en 1o que te toca ahora: prestar el JURAMENTO.
No me preguntes nada a mí, para eso está ella. Te dejo.
Yo soy la hermana Anfitriona. Te felicito por haber podido llegar hasta este Umbral.
Eso te hace merecer poder transformarte en Caballero o Dama de una Orden muy antigua y muy, muy grande…
Para eso es necesario que antes prestes un Juramento sagrado e inviolable.
Porque las Autoridades del Amor no pueden entregarte Poderes sin que tú te comprometas a no utilizarlos indebidamente.
Tienes un cuerpo material en la Tierra, pero tienes también otro cuerpo en este plano etérico. Aquí se efectuará una Ceremonia para tu Juramento, pero también tienes que hacer una pequeña Ceremonia en el plano material.
Por eso, es mejor que elijas un momento apropiado para esa Ceremonia.
Y que te presentes adecuadamente a ella.
Porque en este plano vas a estar REALMENTE RODEADO POR LOS BLANCOS SACERDOTES DEL AMOR.
Dentro de un Templo QUE ES REAL.
Y más real será mientras mayor sea tu respeto, devoción y fe.
Porque en esa medida los Seres de Luz estarán REALMENTE contigo.
Y en esa medida REALMENTE serás un Caballero o una Dama de esta Orden.
Ya sabes que todas estas cosas son FUERZAS.
Con tus propias Fuerzas atraes o no a las otras FUERZAS.
¿Comprendes?… Me alegro.
Lo que harás en esa Ceremonia quedará archivado en forma imborrable en los Registros Internos tuyos y nuestros.
Si haces todo como es debido, REALMENTE comenzarás a tener asistencia mayor para tu trabajo en el plano material.
Dejarás de ser una persona del montón y te transformarás en alguien “muy especial”…
Puedes tomarlo todo a la broma o actuar como una Dama o un Caballero desde el principio. Elige…
Hay bromas sanas y otras que no son sanas.
Algunas bromas sanas hacen más llevadero el Camino…
Pero tu Juramento y el Lado Interno de este Templo NO SON BROMA.
¿Ves cómo el conocimiento se oculta a sí mismo?
Quienes lo toman a la broma no son asistidos por el tipo de ENERGIAS que necesitan para elevar su nivel de conciencia.
Por eso, esta clase de libros puede significar un ascenso maravilloso en la calidad de vida o no significar más que palabras. Es cosa de cada cual.
Pero si tú haces todo al pie de la letra, nosotros estaremos contigo, y tú podrás percibirnos claramente.
Bien, cuando estés listo para tu Juramento, asegúrate de estar a solas en una habitación, limpio de ropa, cuerpo, mente y sentimientos, a la luz de un cirio o vela blanca.
Es deseable que la habitación esté pintada de colores claros, ojalá blanco, al igual que tus vestiduras, pero no es imprescindible.
Lo que sí es imprescindible es que nadie sepa que vas a ingresar a una Escuela como ésta.
Puedes decir que estás leyendo este libro, pero tu grado de acercamiento a esta Escuela debe ser algo íntimo.
Aquí trabajamos con ENERGIAS MENTALES, y toda la gente emite energías mentales.
La duda es una clase de energía. Quien duda de algo está emitiendo energía mental de cierta clase.
Las energías mentales más fuertes opacan a las más débiles.
No permitas que la irradiación que aquí recibes te sea borrada por la intromisión de mentes ajenas.
Es todo un inmenso bombardeo de “imposible” contra una pequeña irradiación de “sí se puede”. Cuídate.
Toda Escuela Iniciática tiene en el CALLAR uno de sus más importantes requisitos. Esta Escuela no es una excepción.
Los objetos quedan “cargados” con las energías mentales de quienes los poseen o manejan.
Por eso, no es conveniente que prestes este libro.
Es muy deseable que le pongas un forro blanco, color protector.
Voy a informarte ahora a qué clase de Institución estás a punto de ingresar. Así sabrás mejor ante quién haces tu Juramento.
Esta Escuela pertenece a la Hermandad Blanca.
La Hermandad Blanca no tiene Templos ni lugares de reunión en el plano material.
Existen algunas agrupaciones en el plano material que llevan el mismo nombre, pero lo usan en honor a la verdadera Hermandad Blanca, cuyos Templos y Sacerdotes están en Planos Etéricos.
La Hermandad Blanca existe desde más allá del tiempo y se extiende hasta las estrellas…
Moisés y Jesús pertenecen a la Hermandad Blanca, al igual que muchos otros Iniciadores de sendas espirituales.
Muchas naves espaciales pertenecen a las Fuerzas de la Hermandad Blanca…
El único propósito de la Hermandad Blanca ha sido siempre el de contribuir en la evolución de la conciencia de la humanidad.
La casi totalidad de las Escuelas Iniciáticas son creación de la Hermandad Blanca, pero muchos de sus miembros lo ignoran.
Algunas de esas Escuelas se desvían con el tiempo y dejan de servir a los propósitos para los cuales fueron creadas.
Ello no es culpa de la Hermandad Blanca.
Cuando una Escuela, una agrupación, una religión o una persona deja de servir a la humanidad, deja de pertenecer a la Hermandad Blanca.
La Hermandad Blanca está motivada par el Amor; por eso, le interesa contribuir a disminuir la ignorancia y el sufrimiento derivado de ella.
¿Quieres pertenecer a tan noble Hermandad? Vamos entonces al Juramento.
SANTUARIO DEL TEMPLO
Ahora vas a estar en dos mundos.
En el mundo material debes estar en las condiciones que te mencioné, en pulcritud, soledad y recogimiento, a la luz de una vela blanca.
En el Mundo Etérico, observa a los Blancos Sacerdotes que te rodean dentro de este Santuario.
Aquí también hay una Luz sobre un Altar. Esa Luz simboliza lo más sagrado de tu interior.
Ante ella, con las manos sobre tu corazón, de rodillas (si es que sientes estar ante Dios), respirando profunda y calmadamente unos instantes, poniendo tu Ser Interior en tus palabras, repite:
“JURO SERVIR A LA HUMANIDAD TODA MI VIDA, EN LA MEDIDA DE MI CAPACIDAD Y LIBRE VOLUNTAD. NO SERE CAUSA DE CONFLICTO, VIOLENCIA O SUFRIMIENTO PARA NADIE. EXALTARE LA CONCIENCIA DE PAZ, HERMANDAD, UNIDAD Y AMOR”.
Ha llegado el Sumo Sacerdote. Está frente a ti. Tiene una radiante Espada en su mano. Con ella te da un suave golpe sobre un hombro.
Vas a ser declarado Caballero o Dama de la Hermandad Blanca, al servicio de Dios y de la Humanidad…
Eso ocurrirá al tercer golpe de Espada.
Vamos a la segunda parte del Juramento. Repite:
“JURO NO UTILIZAR EL PODER QUE RECIBA PARA HACER DAÑO. SI TAL COSA LLEGO A HACER, PIDO A DIOS QUE ME CORRIJA PARA QUE NO SEA YO UNA CAUSA DE DOLOR EN EL MUNDO”.
Siente el segundo golpe de la Espada del Sumo Sacerdote, sobre tu otro hombro.
Respira profundo, como te indiqué. Pasemos a la parte final del Juramento.
“JURO NO REVELAR JAMAS A NADIE MI PERTENENCIA A LA HERMANDAD BLANCA Y NO REVELAR LOS CONOCIMIENTOS SECRETOS QUE SE ME ENTREGUEN A QUIEN NO SEA UNA PERSONA DECENTE”.
Siente el tercer golpe de Espada, esta vez sobre tu cabeza.
Si has hecho todo en la forma correcta y de corazón, estás declarado Miembro de la Hermandad Blanca.
Todo un privilegio.
Mientras actúes como es debido contarás con la protección de esta Hermandad.
¡BIENVENIDO, HERMANO! ,
Ponte de pie y recibe el abrazo fraterno de quienes te rodeamos.
Antes de abandonar este Santuario, extingue la llama de la vela repitiendo estas palabras:
“SU LUZ RESPLANDECE DENTRO DE MI”. Así sea.
Te dejo nuevamente con tu Guía. Hasta pronto.
Hola, venga un abrazo. Hermosa ceremonia, ¿verdad? Bien, ahora vamos más al interior de este Templo.
Recibirás Siete Lecciones de parte de un Venerable Maestro que es muy joven y que conoce bien la clase de mundo en que tú vives.
Hazle caso en todo.
Este Venerable sabe que tú estás en el plano material por un lado y en el Etérico por otro lado; te conoce mejor que tú mismo. Vamos.
Nos veremos al final de tus Lecciones.
¡CHIIIIIRRRRRIIIIIUU !
Pasen, pasen. Bienvenidos. Ponte cómodo, hermano Aprendiz, siéntate a mi lado.
Vamos a conversar.
Puedes retirarte, hermano Guía. Ah, ¿serías tan amable de traernos unos jugos de fruta y dos sandwiches de queso?…
Cuando no pongas esa cara de monarca ofendido podrás sentarte en este Sitial, hermano Guía…
¡CHIIIIIRRRRRIIIIIHC! ¡¡PLAM!!
(Ji,’ ji)… Como verás, querido Aprendiz, incluso en estos Elevados Planos ataca el bichito del orgullo espiritual.
Pero te diré un secreto. ¿Sabías que quienes tienen ese defecto han superado bastantes otros defectos?
Justamente por eso los ataca el bichito que te mencioné.
Ese es el problema de este Guía; por eso no ha llegado a Venerable.
Pero todo es cosa de tiempo. No se puede evitar que las uvas maduren cuando les llega su tiempo…
¿Sabes? Me gustaría que cambiaras esa cara.
Esa que tienes ahora, entre carnero degollado y recluta en su primer día de servicio…
Suéltate, relájate.
Las cosas de Dios son muy hermosas, producen alegría y felicidad.
Pero tú has llegado aquí como res hacia el matadero…
Mientras andes con esa cara, no andas realmente en los Caminos de Dios, para que sepas.
Te daré un ejercicio para que te sueltes. Ponte de pie.
Ahora baila la Raspa, no, no, no. No digas nada. Baila, yo canto: bailar, bailar, bailar, ¡clap! la Raspa popular, ¡clap! bailar, bailar, bailar, eso, muy bien, clap, clap, clap… ¿Ves como tu cara ya cambió? Así me gusta. Siéntate ahora.
Así trabajan energías diferentes en tu conciencia, porque tu cuerpo es una expresión visible de tu conciencia…
Por supuesto que si cambia tu conciencia cambia tu cuerpo…
Bien, hermana o hermano que estás frente a mí.
Relájate, porque vamos a comenzar la Primera Lección de Magia Blanca.
Primera Lección
Toda Sabiduría es UNA. No importa cuál sea tu religión o agrupación. Aquí se respetan todas las creencias que no sean contrarias al Amor.
Vamos a la Primera Lección de Magia Blanca.
Cuando Dios entregó Diez Mandamientos a través de Moisés, fíjate cuál fue el Primero. Ha sido modificado con los años, pero vamos a la fuente original, la Biblia. ¿Podrías ir a buscar una Biblia? Yo te espero…
Una Persona DECENTE, fiel al Dios Amor, a esta Escuela y a su Maestro, no desobedece; no continúa leyendo sin ir a buscar una Biblia.
Los piratas lo son en lo poco y en lo mucho. Nada tienen que hacer en este Templo. Tienen sus manos negras o rojas, no blancas.
Bien, ahora abre la Biblia en Exodo, capítulo 20, versículo 3. ¿Qué dice allí?
Eso es algo que sólo quienes tienen una Biblia en la mano conocen…
Ese es el Primer Mandamiento de la Magia.
Ahora sabes que ese Dios que te exige fidelidad absoluta es el Amor y nadie más que el Amor.
Si tu Dios no es el Amor, estás sólo leyendo palabras, pero no tienes asistencia superior para comprender esta Enseñanza.
En el versículo 4 el Amor te dice que no debes hacerte figuras y que no te inclines ante ellas ni les rindas culto.
Si tienes tu casa llena de imágenes, no te digo que las retires, pero sabe que la Magia Blanca no utiliza apoyos materiales tales como estampitas, figuritas, talismanes, fetiches ni objetos de ningún tipo.
Aquí se trabaja con la ENERGIA INTERIOR.
La magia negra sí utiliza ese tipo de cosas, pero ésta es una Escuela de Magia Blanca.
El Maestro Jesús fue un Mago Blanco enviado por el Dios Amor.
El no utilizó imágenes ni objetos de ningún tipo para realizar su Magia.
La multiplicación de los panes, la transformación del agua en vino, caminar sobre las aguas, calmar la tormenta, sanar enfermos, resucitar muertos y hacer ver a los ciegos era Magia, ¿no?
¿Te das cuenta ahora que el Camino a Dios, al llegar a cierto punto pasa necesariamente por la Magia?
El no dijo “esto lo hago yo solamente; ustedes, ni sueñen con hacerlo”. No.
El dijo que con una pequeña pizca de fe, tú podrías hacer lo mismo o mayores cosas inclusive.
El dijo que para quien tiene fe, nada es imposible. ¿O piensas que mentía?
El universo funcionará para ti según lo que tú pienses.
En esta Escuela de Magia debemos comenzar por aceptar en la mente que “sí se puede”.
De ahora en adelante, tu cercanía o lejanía de Dios será indicada por tu capacidad o incapacidad para hacer “milagros”.
Si nada puedes lograr, eso indica que no estás muy avanzado en el Camino hacia Dios.
Todas las religiones son Caminos hacia Dios.
Si El está en la Cima de una Montaña, las religiones son Sendas diferentes para alcanzar la Cima.
Hay Caminos largos y Caminos cortos.
Algunos toman muchas existencias.
Por este Camino llegamos a la Cima “situándonos” en forma instantánea…
Aunque al principio sólo sea por breves segundos.
Pero si tú prefieres una cama de fakir, el Camino es bastante más largo…
Todo es cosa de elección. Elige, nadie te obliga a nada.
¿No te parece eso hermoso? Nadie te obliga a nada…
De esta Escuela puedes salir en el momento que gustes, y nadie se molestará contigo, excepto tú mismo.
Y si rompes tu Juramento, nadie te arrancará la lengua ni te cortará la garganta… pero no te sentirás muy Decente.
Lo peor que puede sucederte es no conseguir todavía aquello con lo que sueñas.
Pero tarde o temprano, en esta vida u otra tendrás que comprender que tú eres el único Creador de tu destino y deberás comenzar a buscar una vez más la forma de realizar ese Mandato Divino que tienes tú contigo mismo.
Puedes comenzar el Camino ahora o después. Elige.
¿Ahora?
Bien, te felicito. La mayoría posterga y posterga, y de pronto encuentra que el tiempo se le terminó…
Comienza entonces a aceptar que tú eres el Dios de tu mundo personal.
Para que lo aceptes plenamente debes sacar de ti tus condicionamientos mentales.
Dios está en ti. En cierta forma eres tú mismo; por eso debes actuar como Dios, esto es, como un Mago.
Pero algo estás logrando.
Tener ante ti este libro, haber prestado el Juramento y continuar leyendo con la esperanza encendida nace de una Fuerza.
Esa es la Fuerza de Dios en ti. Es la Fuerza de tu Dios Interior.
El te ha puesto en el Camino de la Magia.
Esa Fuerza es la que debes identificar dentro de ti y serle fiel con devoción total y exclusiva.
Esa Fuerza es Dios, el Espíritu de Dios.
Respetar el Primer Mandamiento significa no permitir que otro tipo de fuerzas se adueñen de tu corazón.
Una pequeña duda, un rencor, una mala sospecha y has violado el Primer Mandamiento.
Has permitido a un dios ajeno ponerse delante de tu Dios.
Has permitido que una fuerza inferior te apague la Fuerza Divina.
Ten cuidado, porque dentro del ser humano que vive en la tercera dimensión de conciencia hay un “Judas” esperando la ocasión de traicionar a su Dios Interior.
Pero si logras mantener esa Llama siempre encendida en tu corazón, no habrá para ti nada imposible.
Vencerás la enfermedad, la necesidad y la desdicha de todo tipo.
Podrás sanarte y sanar a los demás. Esta Escuela será la ruina de los médicos…
Porque la Magia es una Ciencia más fácil que tomar agua.
Muy pronto los sanadores y autosanadores serán miles.
A muchos no les gustará que la gente sepa cómo arreglárselas para ser feliz sin necesidad de esclavizarse a nadie ni a nada.
Porque algunos tienen poder sobre otros debido a que les tienen convencidos de que son débiles, impotentes e ignorantes y que sólo ellos pueden ayudarles.
Así les sacan hasta el alma. Pero hay también algunos que son esclavos por vocación y libre albedrío…
Si tratas de liberarlos te conviertes en su enemigo mortal.
Por eso, cada uno con su calamidad o dicha personal autoelegida.
No hay un Camino Universal único, bueno para todas las almas.
Ese tipo de ilusiones se tienen en la tercera dimensión de conciencia.
No se puede salvar el mundo ni la humanidad. Eso no existe.
Esta Enseñanza no va a cambiar el mundo. Esta Enseñanza va a cambiar tu mundo, si eliges eso…
En la tercera dimensión de conciencia el Salvador está afuera.
En la cuarta dimensión de conciencia el Salvador eres tú mismo.
“El Mesías” es un nivel de conciencia.
Cada cual debe ser su propio Mesías y su propio Dios de su mundo personal.
Todo aquel que, desde el nivel de conciencia adecuado diga, “YO SOY EL MESIAS”, lo es realmente.
El Salvador de su mundo personal. Y como el Mesías es el Camino a Dios…
Un poco más adelante podrá decir “YO SOY EL AMOR”.
Y toda la Existencia Universal se estará expresando en su voz.
Si tú mismo no cambias tu mundo personal, si no dejas de aplicar tus Fuerzas Creadoras en contra de ti mismo, nadie lo hará por ti.
Si alguien lo hiciera por ti, entonces no tendrías Libertad, porque serías una especie de robot manejado por alguien que no eres tú.
Por eso, es mejor que olvides la historia de que alguien que no eres tú mismo vendrá a salvarte.
Suficiente ayuda es que este tipo de libros existan. El resto debes hacerlo tú.
Porque tienes Libertad; no eres un robot. Tienes Libertad para alcanzar lo que sea.
La Magia, entre otras cosas. Puedes transformarte en el personaje que tú elijas ser.
Un Iluminado, un alquimista, una estrella de cine, un ídolo del rock, el dueño de una empresa internacional, lo que quieras.
Nada es imposible para el que tiene fe. Para el que elige tener fe en que SI PUEDE.
Y si lo que tu corazón te pide es un terrenito en el campo con gallinas picando la tierra por ahí, entonces obténla, porque es Mandato Divino que lo hagas. Es ése el Salario Justo que mereces.
Presta mucha atención a tu corazón. Allí están tus verdaderos deseos.
Pero también la fría mente ha elaborado planes que no están conectados con el Dios que habita en tu corazón.

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