tarea 1

De: Alias de MSNAlestat7  (Mensaje original) Enviado: 04/02/2004 17:59
erase una vez un un diablillo desconocido..llamdo Witzi era como mitad zombie..por su condicion de muerto en vida… o al menos eso le hacia sentir el astio que tenia hacia todas las cosas y a la vida misma…nada tenia sentido…todo era un caminar y caminar hacia ningun lado, acompañado por la nostalgia, y a veces un sutil aroma depresivo.  Le gustaba la musicalidad de las cosas..y encontraba en ellas un refugio; tal fue el caso, que una vez tomando una guitarrilla..casi inservible se puso a tocar y a tocar, nada en especial solo lo que le dictaba un aspecto de su conciencia y lo que apenas podia sonar de la guitarrilla..(con tres cuedas apenas)..ahhh y desafinadas ..Estaba acompañado por otros dos diablillos..los cuales se pusieron a tocar lo que podian..entre palmadas y postes de luz, era de noche como las 8:00 y la gente normal pasaba y veia a esos diablillos con extrañeza, pero ellos ni siquiera notaban la existencia de la gente, despues de estar emitiendo sonidos raros por un rato..los diablillos se dieron cuenta de que algo se habia despertado en ellos y apartir de ese momento sabian que era lo que tenian que hacer.
    El diablillo Witzi se dio cuenta de que habia abierto lo que el llamaba Una Puerta y encontro que la musica le daba un sentido profundo y practico ademas de que era un medio por el cual podia expresar todo aquello que el queria..pero que a veces no entendia..o no se explicaba..y eso llevo al traste lo que habia descubierto..pues la nostalgia, depresion y pesadez en la que vivia, no le dejaban trabajar y eso sumado a que no desifraba lo que su conciencia le decia..termino por caer nuevamente..en la duda..y en ese zonambuleo..
    Estuvo largo tiempo asi escarbando en los confines de su inframundo, y agazapado en el silencio, a nadie le comentaba nada, llego un momento en que vio un pequeño hilo de luz que entraba a travez de la caverna en la que se encontraba entonces se percato que era un llamado de su conciencia, por fin le permitia ver ese hilo luminoso..el cual se hizo mas y mas grande;  ahora tambien podia ver esferas de luz que que flotaban en el cielo y de repente podia ver al sol..se dio cuenta que tenia que salir a esa superficie empezo a quitarsele el astio hacia la vida y queria comerse ese nuevo horizonte que de vislumbraba ante el, y poco a poco asi fue sucediendo, pero ohhhh gran sorpresa..cuando por fin pudo salir, se percato de que al salir tan solo se podia arrastrar, no podia caminar y menos correr, entonces se dio cuenta que el verdadero reto no estaba en salirse de la Cueva..era aprender a andar en ese mundo en el que ahora se encontraba, y que habia abandonado desde hace mucho tiempo, tenia que explorarlo.y reconocerlo.
    Con el tiempo comenzo a gatear.y despues a medio caminar, pero aun necesitaba apoyarse de algunas “cosas”, asi que creo una teoria que le ayudo a terminar con muchas dependencias que el tenia..hacia sus semejantes, hacia los sentimientos y hacia las cosas.  El problema fue que con el paso del tiempo le regresaron algunos de sus “deminios” a Witzi..y vio que su teoria habia servido pero que solo cubria el plano Racional…tenia que quitarse sus males desde el corazon asi que emprendio la busqueda hacia lo que le daria la llave de la liberacion total. ..
    El diablillo Witzi algina vez dijo una frase que va mas o menos asi:
” Estoy aqui, Tan solo aqui…y lleno de todo ”
esa frase apenas comezara a tener sentido…

La magia del mito

LA MAGIA DEL MITO

“Por todo el mundo ha surgido, en el transcurso de los milenios, una enorme flora de explicaciones míticas a las cuestiones filosóficas. Los filósofos griegos intentaron enseñar a los seres humanos que no debían fiarse de tales explicaciones”

Jostein Gaardner en “El Mundo de Sofía”

No resulta novedoso afirmar que la estructura que se encuentra en los relatos míticos de la antigüedad se ha repetido exitosamente a lo largo de la historia literaria del hombre. Existe una secuencia de símbolos y sucesos que se encuentra en los mitos y que ha sido replicada una y otra vez con resultados parecidos. Esta estructura mítica ha sido descrita por estudiosos como Villegas quienes han analizado su presencia en la literatura de este siglo. Es recurrente la idea de un héroe que tiene que llevar a cabo una transformación, tiene que salir de su entorno, tiene que enfrentarse a obstáculos (internos y/o externos) y que finalmente demostrará ser digno de ser llamado “héroe”. A continuación analizaremos cómo los distintos “mitemas” característicos de esta estructura mítica se presentan tanto en Harry Potter como en La Guerra de las Galaxias y cómo se puede relacionar su importancia dentro de cada una de estas obras. No resultará sorprendente darnos cuenta de que el hecho de que dos elementos literarios cumplan el mismo rol dentro de una estructura subyacente común a dos obras distintas, los relaciona casi unívocamente y hace que el uno nos evoque al otro cada vez que los tratamos de imaginar por separado.

Como la comparación de los elementos de la estructura mítica de las dos obras se hace principalmente respecto al héroe que protagoniza la historia, vale la pena aclarar que se tomará en cuenta fundamentalmente la relación entre Luke Skywalker y Harry Potter. Si bien es cierto que en La Guerra de las Galaxias la estructura se repite para varios héroes (Han Solo, Leia Organa, etc.), debido a su rol protagónico y su similitud con el niño mago, el personaje que se tomará como “héroe” para la comparación será el joven Skywalker. También se debe aclarar que la estructura mítica dentro de la saga de Harry Potter que se analizará no sólo se ve en la historia como un todo sino que se repite recursivamente en cada libro por lo que podría valer la pena mencionar los distintos mitemas que se presentan en cada uno de los tres primeros libros.

La vida que se abandona, el mitema del llamado

Luke Skywalker es un joven granjero que ayuda a sus tíos en las labores de la finca en un aislado y desértico paisaje en un planeta solitario y tranquilo. Harry Potter vive bajo la estricta vigilancia y represión de sus tíos muggle que lo tratan como a un animal que estorba en su monótona y cotidiana vida “normal”. En ambos casos existe una vida inicial que el héroe debe abandonar y olvidar para que pueda iniciarse la aventura, de hecho, el propio héroe no sabe ni conoce su condición especial y es influenciado por el adoctrinamiento de los que lo rodean en esta vida “mundana” que le reafirman su naturaleza común y normal por lo que no existe ninguna razón para que el héroe se de cuenta de su historia pasada ni de su condición sobrenatural. Más allá de la marca en forma de rayo en la frente de Harry, él es un niño normal alrededor del cual siempre ocurren “cosas extrañas”. Luke sólo se preocupa por la cosecha y por buscar “convertidores de poder” con sus amigos. El héroe mítico generalmente proviene de algún extremo de la vida: o es un príncipe (o princesa) o es un pobre vagabundo o reprimido. Harry es un niño maltratado y despreciado (duerme generalmente en una alacena, bajo las escaleras) y el joven Skywalker vive humildemente en una granja en el medio de la nada.

Para sacar al héroe de su vida cotidiana -que le queda pequeña a su grandiosa naturaleza heroica- es necesaria la llegada de un llamado. El destino debe llamar al héroe para que cumpla con su función dentro de la historia que está por escribirse y como éste no conoce su condición sobrenatural y heroica, debe ser “despertado” y llamado explícitamente para que comience su aventura. El llamado inicial de Harry Potter es bastante obvio (más que todo por lo insistente y perseverante). En la historia del niño mago se hace ver muy explícitamente que el llamado es extremadamente importante y debe llegar al héroe a como dé lugar, sin importar la oposición que haya a la entrega del mensaje. Por otro lado, en A New Hope (una nueva esperanza, el primer capítulo de SW) la princesa Leia Organa envía un mensaje a su viejo conocido Obi-Wan (Ben) Kenobi pidiendo desesperadamente ayuda para cumplir los planes de la rebelión en contra del imperio galáctico. En este caso es el destino (los designios de La Fuerza) el que hace que este llamado (que dentro de la historia está dirigido a Obi-Wan y no a Luke) llegue a manos del protagonista y héroe cumpliéndose así este mitema.

Los personajes que cumplen con el rol de entregar el mensaje también tienen una importancia fundamental en este símbolo. En el caso de La Guerra de las Galaxias, la intención de la princesa no sólo era pedir ayuda a su viejo amigo, sino transmitir los planes de la monstruosa estrella de la muerte que habían sido robados por la rebelión. Los “mensajeros” son dos personajes que se caracterizarán en la historia por su papel de apoyo a los héroes: los androides R2-D2 y C-3PO. En el caso de Harry Potter las lechuzas siempre tienen la tarea de enviar los mensajes, pero en el caso de la carta de aceptación de Harry en Hogwarts (el mensaje del llamado) hace falta la utilización de la magia como medio para pasar por encima de los obstáculos puestos por los tíos muggle de Harry y es necesaria la intervención del mensajero Hagrid quien finalmente logra vencer los intentos de Vernon de que su sobrino no reciba la importante carta. También hay que destacar el papel que juega en el mitema del llamado el maestro o despertador. El destino hace que Luke reciba el mensaje dirigido a Kenobi y que luego se encuentre con éste, quien le explicará el mensaje de la princesa y le pedirá que lo acompañe a cumplir con lo que el destino a dispuesto para su futuro. Por otro lado, es Hagrid quien explica a Harry cómo él es un niño mago que debe ir al colegio de magia y hechicería y quien incluso lo acompaña a buscar sus útiles y a prepararse para su primer año escolar en Hogwarts -su aventura- así como Kenobi le entrega a su nuevo discípulo la espada que perteneció a su padre para que empiece su entrenamiento Jedi (más adelante analizaremos cómo esto también se puede relacionar con la entrega que Dumbledore hace misteriosamente a Harry de la capa de invisibilidad de su padre).

También existe en esta estructura mítica, la figura de los guardianes del umbral, aquellos personajes cuya función es tratar de impedir que el héroe salga de su mundo habitual e inicie la aventura. Como menciona Henderson , algunos guardianes pueden ser “benignos” y protectores pero representar por esto mismo un obstáculo al inicio de la aventura. Es sorprendente la similitud que hay en este caso entre HP y SW. Es obvio que si en ambos casos nuestro héroe es huérfano, debe estar “protegido” por algún familiar como sus tíos por lo que son éstos los que cumplirán el papel “maduro” de convencer al héroe de no dejar su vida habitual por el riesgo que esto significa (o por lo extraño que esto pueda parecer). Así que en este caso se puede afirmar que los guardianes del umbral tanto para Harry como para Luke son sus tíos (los Dursley y los tíos Owen y Beru respectivamente). También en ambos casos es necesaria una influencia externa para que el héroe pueda superar este obstáculo. En el caso de el héroe intergaláctico es el destino que hace que los soldados imperiales liquiden su granja lo que lo convence de iniciar su viaje. En el caso del niño mago, es la intervención de Hagrid quien logra derrotar los intentos de Vernon de que Harry no sea llamado a la escuela. También en ambos casos el héroe desconocía su condición especial por haber sido engañado por sus tíos. A Luke le hicieron creer que su padre era un piloto de naves de carga (un camionero que no podría involucrarse en aventuras intergalácticas ni ser padre de un héroe) mientras que Harry estaba convencido, por las falsas explicaciones de sus tíos, de que sus padres habían muerto en un accidente de tránsito y que la cicatriz en su frente se debía a este incidente.

Como se advirtió anteriormente, este mitema del llamado se cumple en cada uno de los años de estudio de Harry (cada uno de los tres primeros libros) ya que la estructura mítica se cumple en cada historia y se cierra finalmente en donde empezó: en casa de los Dursley. En Harry Potter y la cámara de los secretos el llamado podría decirse que, aunque estaba implícito por el hecho de que Harry tendría que regresar a clases luego del verano, se hizo explícito con la llegada de Dobby que juega el papel tanto de llamador como de guardián del umbral. Es Dobby quien hace que se inicie la curiosidad (si se quiere con “orgullo”) de Harry para ir a como dé lugar a la escuela y es Dobby el que obliga a Harry a salirse de su casa estrepitosamente para iniciar su viaje anual al colegio. También es el elfo doméstico el que trata de evitar que el niño salga de su casa donde es reprimido por los Dursley y el que busca que éste sea castigado para que no vaya a la escuela (con la intención de protegerlo, por lo que se podría considerar un “guardián benigno”). En el caso de Harry Potter y el prisionero de Azkabán, el mitema del llamado se hace menos evidente por el hecho de que Harry huye de su casa indignado por la humillación de la que es objeto (lo que evidencia además su edad caracterizada por la rebelión). Incluso se podría decir que la aventura se inicia por la virtud del héroe de buscar su dignidad y condenar cualquier ataque en contra de sus valores aunque esto no cuadre dentro del concepto del mitema del llamado. Esto podría compararse con la decisión de Luke de iniciar su aventura en el momento en que se da cuenta del efecto de la tiranía del imperio cuando se queda sin familia en Tatooine.

Otro elemento interesante en la iniciación del héroe y del inicio del viaje que éste emprenderá es la presencia de ciertos amuletos y de la guía del sabio despertador. Es Hagrid quien explica a Harry cómo funciona el mundo en el que él vivirá sus aventuras que había sido un mundo desconocido hasta ahora (el mundo de los magos) y quien le muestra el arca de riquezas que sus padres dejaron para él en Gringotts (el banco de los magos). Igualmente, es Kenobi el que le explica a Luke el significado de La Fuerza, la labor de los caballeros Jedi y lo enseña a utilizar el arma de estos caballeros que una vez perteneció a su padre.

El Encuentro

El mitema de “el encuentro” se refiere a la aparición de ciertos personajes en el camino del héroe que van a formar parte de la aventura. En este sentido es interesante la analogía entre los tríos protagonistas de las obras (Luke, Han y Leia vs. Harry, Ron y Hermione). Al iniciarse el viaje de cada uno de los héroes empiezan a agregarse personajes que se convertirán en sus compañeros de aventura. En el caso de la historia de Luke, el inicio de su viaje hace necesaria la contratación de algún piloto espacial que lleve al héroe a donde el destino lo ha llamado. En el puerto de Mos Eisley Luke (junto con Obi-Wan) conoce a Han Solo, uno de sus compañeros más importantes en la saga. Han representa el héroe apasionado y guerrero (no piensa mucho antes de actuar y actúa en respuesta a situaciones que lo amenazan) El primer paso en la aventura de Luke es buscar y rescatar a la princesa Leia Organa, quien se convertirá en su segunda compañera de aventuras (y su hermana, por cierto) En el caso de Harry Potter, existe la presencia de dos compañeros de clase muy especiales: Ron y Hermione. Ron también es el personaje apasionado y guerrero, muy fiel a su amigo Harry y su confidente (hay pocas cosas que Harry no confíe a Ron) Hermione es la cabeza del grupo, es la intelectual que estudia mucho y lo sabe todo y la que brinda la información necesaria para resolver los problemas en los que se involucra el trío protagonista. Incluso se podría comparar a la estación espacial de Mos Eisley con la estación ferroviaria de King’s Cross. Ambos puertos representan el umbral entre el mundo habitual del héroe y el mundo de la aventura. De hecho, se podría comparar directamente a la cantina donde se encuentran con Han Solo (poblada de toda una serie de seres espaciales y extraños) con “El Caldero Chorreante” donde los magos se reúnen y ciertos personajes apuestan y juegan juegos de magos. Es en el tren que sale de King’s Cross que Harry conoce a sus inseparables compañeros y es en la cantina donde Luke y Obi-Wan se juntan con Han Solo para iniciar su aventura.

Por supuesto que el encuentro no se limita al trío protagonista. Se podría decir que hay otros personajes (que tienen su papel también dentro del discurso literario) que se agregan a la historia y forman parte también del grupo “protagónico”. Por ejemplo, los androides (R2-D2 y C-3PO) y Chewbacca son los compañeros inseparables de Han, Luke y Leia. Ellos apoyan y ayudan directamente a los héroes y son los que ayudan a que se solucionen muchas situaciones dentro de la trama. Otros personajes como Lando y Yoda así como Sirius Black, el profesor Lupin, Hagrid y otros ejemplifican el encuentro con otros seres que ayudarán al héroe a iniciar y resolver su aventura.

El laberinto

El mitema del laberinto representa una de las dificultades que el héroe debe superar en su aventura generalmente para cumplir su objetivo (rescatar a la princesa, conseguir el objeto preciado, capturar al asesino). Según Villegas “En la novela moderna [el mitema del laberinto] se da preferentemente en la forma de instancia de la aventura; por lo tanto, como obstáculo”. Este mitema se puede observar tanto en Harry Potter como en La Guerra de las Galaxias de esta manera: como un obstáculo. En ambos casos cuando aparece el símbolo que representa este mitema (la estrella de la muerte, “bajo la trampilla” donde se guarda la piedra filosofal, la cámara de los secretos, el sauce boxeador) los protagonistas se encuentran confundidos y necesitan trabajar juntos. Un factor particular que se puede encontrar en común es el hecho de que en este caso el laberinto obliga a los compañeros a separarse. Cuando los héroes salen del hiperespacio y se consiguen con la estrella de la muerte en La Guerra de las Galaxias, tienen que separarse: Han y Luke deben buscar a la princesa y Obi-Wan debe liberar el Millenium Falcon, incluso R2-D2 y C-3PO deben ir a una sala de controles para tratar de encontrar a la princesa (y en cierto momento ayudar a Luke y Han cuando están en “la barriga de la bestia”) Cuando Ron, Harry y Hermione entran “a través de la trampilla” en Harry Potter y la Piedra Filosofal se ven forzosamente separados porque Ron se queda en un tablero de ajedrez y Hermione debe tomarse una de las botellas del problema lógico que se le presenta. En este caso esto también tiene la utilidad literaria de dejar al héroe solo para que enfrente sus temores y salve al mundo. La cámara de los secretos también fuerza la separación de los compañeros. Hermione estaba petrificada por efecto del basilisco y Ron se quedó en el camino a la cámara cuando Lockhart causó un derrumbe que los aisló de Harry, quien quedó del otro lado. Lo importante es que los personajes se separan sólo para ser unidos luego que el héroe hizo lo que tenía que hacer a solas.

El exterminio del dragón

Si se entiende la figura del dragón como el terrible monstruo que el héroe debe vencer para lograr lo que busca, este motivo del exterminio del dragón se puede considerar bastante común y clásico. Siempre que el héroe ha culminado su iniciación debe probar su valentía y poder confrontando los obstáculos que se le presenten. A lo largo del viaje del héroe existen varios obstáculos y, por lo tanto, varios “dragones” por lo que las analogías pueden ser variadas. Lo que resulta interesante analizar es el símbolo de los “grandes dragones” que aparecen como el último obstáculo que se debe vencer para solucionar la trama. En este caso el exterminio del dragón representa la victoria final del héroe sobre la fuerza maligna a la que se tenía que oponer. En el capítulo IV (A new hope) de La Guerra de las Galaxias, la estrella de la muerte es el monstruo final que debe confrontar el héroe (incluso respira fuego y se traga a los aventureros). El exterminio final del dragón se da en un clásico estilo de David y Goliat ya que sólo el disparo preciso de Luke en las entrañas de la bestia pueden desencadenar su catastrófica destrucción (con la ayuda y protección de su compañero Han Solo, por supuesto) Este mitema es igualmente aplicable a las bestias que representan la última confrontación de Harry en cada uno de los libros. Quizá el más interesante de analizar entre los tres que se están tomando en cuenta para este estudio es el Basilisco de Harry Potter y la Cámara de los Secretos. Harry debe enfrentar solo a una serpiente gigante que aniquila a sus víctimas con sólo mirarlas y termina venciéndola con la ayuda (simbólica) de su protector y maestro Dumbledore. Harry recibe una ayuda externa de un amigo y debe confiar en sus instintos porque no puede abrir los ojos (como Luke en la estrella de la muerte que atina cuando apaga la computadora y confía en La Fuerza). Es importante esta confrontación final con el basilisco ya que le confirma a Harry el hecho (y la moraleja de la novela) de que el lugar donde esté depende de sus decisiones más que de lo que haya heredado o esté de acuerdo a sus “potenciales”.

Podemos ver también con el exterminio del dragón cómo se ponen a prueba los valores y virtudes de los héroes. Por ejemplo, Han Solo termina su transformación heroica ya que, a pesar de que antes de iniciar su aventura era una persona muy materialista y egoísta, al final regresa a salvar a Luke demostrando su gran compasión, “the adventure evoked a quality of his caracter he hadn’t known he possessed” (la aventura despertó una cualidad de su carácter que él no sabía que tenía). De igual forma Harry, luego de recuperar la piedra filosofal en Harry Potter y la piedra filosofal y de conversar con Dumbledore, comprende un poco más su pasado y empieza a llamar a lord Voldemort por su nombre (en vez de llamarlo “quien-tu-sabes” como lo hacen los que le temen).

Existen otras instancias de este mitema como por ejemplo el caso del perro de tres cabezas Fluffy. Fluffy era el perro guardián del sitio donde se escondía la piedra filosofal (que sustituye a “la princesa” que está siendo cuidada por el dragón) y sólo pudo ser vencido tocando música con la flauta que Hagrid le dio a Harry. Aquí nuevamente aparece la ayuda de un amigo como necesaria para completar la aventura y vencer al “dragón”. En El Imperio Contraataca Luke vence la tentación de unirse al lado oscuro de la fuerza (un “dragón espiritual”) prefiriendo lanzarse al vacío (vacío de lo desconocido, del no tener rumbo, de la confusión) a irse con Darth Vader y es rescatado nuevamente por la ayuda de sus amigos (Leia en este caso) que oyen su llamado hipersensorial (La Fuerza, al igual que el efecto de la magia en HP) y lo rescatan de estar “entre el cielo y la tierra” en una pequeña antena de Cloud City.

La experiencia de la noche

Tal como lo plantea Villegas, la experiencia de la noche “En los ritos de iniciación puede corresponder al aislamiento del iniciante en algún lugar solitario y oscuro”. La aparición de este mitema se hace más evidente en la trilogía de La Guerra de las Galaxias en El Imperio Contraataca cuando Luke viaja a Dagobah (dagobah = un repositorio de reliquias de Buda, un templo). Es en su experiencia de entrenamiento que Luke entra en una cueva donde se encuentra con sus temores y se da cuenta de que parte del mal está en él (al igual que Harry Potter), ésa es su “experiencia de la noche”. Simbólicamente, la superación de los temores que se le presentan al héroe (al iniciado) en su experiencia de la noche, representa que éste es capaz de dominar su mundo conflictivo interior. Aunque no tan importante como en el caso de la experiencia de Luke, Harry también tiene que pasar por este tipo de circunstancias. Tanto en el primer como en el tercer año en Hogwarts Harry tiene que salir al bosque en la noche y encontrarse con temibles obstáculos para continuar con su aventura. En Harry Potter y la cámara secreta Harry debe “descender a los infiernos” y enfrentarse con una araña gigante para descubrir cómo entrar a la cámara secreta.

Orfandad y Amistad

El motivo de la orfandad en los dos textos resulta obvio para comparar. En la historia que trasciende cada uno de los episodios (cada uno de los libros y cada una de las películas), es fundamental el hecho de que el héroe no haya conocido a sus padres y estos estén -supuestamente- muertos. El conflicto interno del héroe está basado en su falta de identidad familiar y la ausencia de sus padres. Luke no conoce a sus padres y le cuesta aceptar, cuando le es revelado, que su padre es el mismo Darth Vader que apoya un régimen tiránico en el imperio. Así mismo, Harry se preocupa constantemente por conocer la historia de sus padres y cómo éstos murieron para salvarlo. Es tan evidente esta comparación que muchos han afirmado que en los futuros libros de Harry Potter se descubrirá que Lord Voldemort es el verdadero padre de Harry (aunque personalmente no me identifico con esa predicción) basados en la analogía de que Vader es el padre de Luke (¿será entonces Harry hermano de Hermione?, nooo…) Más adelante se analizará más profundamente este motivo como base fundamental de la historia como un todo.

Debido a la soledad que se asocia con la orfandad, se acentúa la importancia de la amistad como el recurso del discurso para brindar compañía al héroe. No hace falta analizar mucho las historias para que nos demos cuenta de que esto se cumple perfectamente en HP y SW. No hay ninguna travesura que Harry considere sin la participación de Ron y Hermione. No hay ningún rincón de la galaxia que Luke visite sin preocuparse por sus amigos a excepción de la necesaria soledad de su entrenamiento que sin embargo es impetuosamente interrumpido por la visión de sus amigos en peligro. La amistad se ve afianzada por una necesidad de llenar el vacío dejado por la orfandad y el pasado trágico del héroe. Luke se conmueve profundamente con la “muerte” de Obi-Wan como si fuera la de su propio padre (así como Obi-Wan llora la de Qui-Gon Jinn) más que todo por la conexión paternal del discípulo con el maestro.

La gruta sagrada

Existe también el motivo de “la gruta sagrada” que representa el lugar de entrenamiento, de introspección del héroe en el que puede ver su propio yo y descubrir la esencia de su conflicto interno. Resulta evidente la representación de este motivo en El Imperio Contraataca con la gruta en la que Luke se entrena en Dagobah y donde se encuentra con la visión de Vader que le demuestra que Vader es una sombra de sí mismo (¿o viceversa?), la otra cara de la moneda. Se podría también decir (un poco arriesgadamente) que el sombrero seleccionador de Harry Potter cumple esta función de introspección y de “ventana” hacia el conflicto interno del héroe. Harry siente la curiosidad de oír lo que el sombrero le dice y se angustia por la posibilidad de que lo envíen a Slytherin (donde van los de intenciones oscuras) Es el mismo sombrero el que le hace ver que sus acciones son las que determinan su situación y no sus habilidades heredadas.

El regreso del héroe

Para culminar el ciclo mítico, el héroe debe regresar a su vida tranquila y normal, regresar con lo que ha aprendido y con lo que ha vivido para disfrutar de su victoria y del reconocimiento de su valentía. Cada uno de los libros de Harry Potter cuenta con este mitema. Harry regresa siempre, terminado el año escolar, a casa de sus tíos los Dursley para volver al mundo en el que no tiene poderes mágicos (porque no se le permite usarlos) y en el que está reprimido en todo sentido. El regreso de Luke es más simbólico ya que él se va transformando a través de la saga y “regresa” generalmente al final de cada episodio como un soldado común y corriente de la rebelión. En la primera película sólo es condecorado por su actuación y aparece al principio de la segunda como un soldado normal en Hoth, en la segunda es rescatado por Leia y está confundido viendo su mano mecánica que le hace recordar a Vader y en la tercera finalmente se “reúne” con su familia (o por lo menos tiene una visión de sus maestros) en la celebración de la victoria de la rebelión y la desaparición del malvado emperador.

Así vemos que, sólo con la adecuación de estas dos historias a la estructura mítica que ha sido tan exitosa desde tiempos ancestrales, encontramos grandes similitudes que nos permiten ver que las aventuras de Harry Potter no son tan distintas a las de Luke Skywalker.

“Una mañana, la madre, el padre y el pequeño Tomás, de dos o tres años, están sentados en la cocina desayunando. La madre se levanta de la mesa y va hacia la encimera, y entonces el padre empieza, de repente, a flotar bajo el techo, mientras Tomás se le queda mirando. (…) Tomás se sorprendería, naturalmente, pero se sorprende muy a menudo. Papá hace tantas cosas curiosas que un pequeño vuelo por encima de la mesa del desayuno no cambia mucho las cosas para Tomás. Su papá se afeita cada día con una extraña maquinilla, otras veces trepa hasta el tejado para girar la antena de la tele, o mete la cabeza en el motor de un coche y la saca negra.”
“Ahora le toca a mamá. (…) Se le cae instantáneamente el frasco de mermelada al suelo y grita de espanto. Puede que necesite tratamiento médico cuando papá haya descendido nuevamente a su silla. (¡Debería saber que hay que estar sentado cuando se desayuna!)”

Jostein Gaardner en “El Mundo de Sofía”

SE VENDE:
MUNDO POSIBLE, COMPLETAMENTE AMOBLADO

Ya hemos visto cómo la estructura mítica del héroe ha resultado una fórmula estupendamente exitosa para la captación de la atención y el entretenimiento de las masas. Pero, ¿hay algo más que tengan en común Harry Potter y La Guerra de las Galaxias que los haya convertido en éxitos literarios tan abrumadores? Parece haber una respuesta inmediata a esta pregunta: la construcción y estructuración extremadamente detallada de un “mundo posible”. Tal como lo define Umberto Eco en Lector in Fabula, un “mundo posible”, es el mundo que el autor construye y se utiliza como referencia dentro de la narración, es lo que permite al lector hacer ciertas previsiones de lo que puede o no ocurrir y darse cuenta de lo que puede llegar a ser válido dentro de la historia. Por ejemplo, cualquier lector de una novela policial clásica (por ejemplo, alguna historia de Sherlock Holmes) no consideraría como válido (o por lo menos no lo esperaría como posibilidad) que el tan misterioso autor del asesinato del señor Drebber fuera un extraterrestre que utilizó magia negra para obtener el alma del individuo para estudiarla en su planeta; eso está fuera del mundo posible que el autor ha construido. El “mundo posible” de Eco no sólo está compuesto por esta “enciclopedia” que permite definir una referencia de lo que puede o no ocurrir sino que también está lleno o amueblado de “individuos” que definen también sus propiedades y lo caracterizan. En el caso de Sherlock Holmes, como el autor no ha hecho ninguna afirmación en contrario, valen las leyes del mundo de nuestra experiencia.

Pareciera que no fuera muy osado afirmar que la mayoría de la fanaticada de estas historias pasa la mayoría de su tiempo comentando los detalles y particularidades de las armas, naves, hechizos, objetos y otros “individuos” más que hablando sobre la historia de los personajes o particularidades de la trama. No son pocos los tratados que explican (algunos oficial y otros extraoficialmente) la estructura organizacional de un “Star Destroyer”, el funcionamiento de un “lightsaber” o la biografía de Dumbledore u otro mago. Así que se puede decir que en gran medida (sobretodo en las partes de la saga que sirven de función introductoria) la historia que se desarrolla en cada novela se utiliza sólo como una manera de introducir al lector en la alteridad creada por el autor y en ese mundo fantasioso que está totalmente amoblado y que es fascinante de describir, es decir, la historia es una “excusa” para mostrar el mundo que se plantea. En cierto modo, este elemento es un aprovechamiento del hecho de que el mundo que se crea con cada historia es atemporal y más perdurable que la historia de los protagonistas que se resuelve al final de cada libro (o al final de la saga…) Incluso la misma Rowling parece más emocionada con el Quidditch que con la importancia que pueda tener la resolución de los conflictos internos de Harry. Del mismo modo, Lucas ha dedicado su vida a desarrollar nuevas expresiones de su “universo paralelo” y nuevas maneras de incluir al espectador dentro de “el maravilloso mundo de la guerra de las galaxias” y es sólo ahora (cuando la tecnología le ha permitido realizar su sueño) que se está dedicando a desarrollar la historia del pasado de Luke Skywalker. Este elemento de “la historia como excusa” es inclusive “recursivo” dentro de cada una de las novelas de las sagas. Si vemos, por un lado, la saga de Harry Potter, podemos observar cómo cada libro presenta una aventura que bien podría presentarse independiente de las demás (aquélla que se describe con el título del libro: “la piedra filosofal”, “la cámara de los secretos” y “el prisionero de Azkabán”) pero estas historias son sólo (vistas desde una perspectiva bastante amplia) pequeñas aventuras que sirven para llevar a Harry en busca de la verdad de su pasado (la “columna vertebral” de la saga) A su vez (recursivamente) dentro de cada libro pareciera que esa “aventura del título” se olvidara por momentos para presentar los detalles de la vida de Harry en Hogwarts: el Quidditch, las materias, los exámenes, los pleitos con Malfoy siempre y cuando no tengan que ver con la trama fundamental del libro, etc. Por otro lado, en la historia espacial de Luke Skywalker encontramos una “columna vertebral” muy parecida a la de Potter (conflicto paternal y lucha bien/mal) que se esboza a gran escala en la saga como un todo (considerando los episodios IV, V y VI) Cada película presenta una problemática en particular: aparición y destrucción de la estrella de la muerte, entrenamiento de Luke y resurgimiento del imperio, fin del entrenamiento y conclusión de la guerra civil. Igualmente (recursivamente) en este caso existen momentos en las películas en los que el pasar a través de un campo de asteroides, el amarrarle las patas a un AT-AT, el aprender a jugar un ajedrez muy particular con un Wookie de 200 años o el entender por qué unos minúsculos animalitos le tienen devoción a C-3PO resulta más importante que el tema central de la película.

Otro factor que hay que aceptar que influye en la propagación de las novelas como fenómeno de las masas es una consecuencia de este “amoblamiento” del mundo posible: la posibilidad de mercadear una extensa gama de productos relacionados con las sagas. Resulta extremadamente rentable fabricar industrialmente una multitud de soldaditos de La Guerra de las Galaxias que podrán ser utilizados por los niños (y algunos adultos que los coleccionan) para identificarse con la historia y, ¿por qué no?, crear y dramatizar sus propias historias. De igual forma el mundo de los magos permite crear toda una plataforma de productos recreativos y con efectos mágicos en los bolsillos de los productores de la película, el juego de nintendo o las sábanas de Harry Potter. Estos “fenómenos” de las masas del siglo XX-XXI pueden verse altamente justificados por el ambiente capitalista en el que nacen y se desarrollan. Entonces los productores de las películas e historias pueden ver justificado el enorme esfuerzo que implica el nivel de detalle al que llegan en películas como la saga de La Guerra de las Galaxias (y que seguramente están justificando para la de Harry Potter).

Otra táctica comercial que mantiene al lector (o espectador) interesado en la historia como un todo es el hecho de que cada uno de los libros (episodios) está construido por la conjunción de ciertas piezas preestablecidas por el autor que forman una “columna vertebral” de la historia. Esta “columna vertebral” permite que haya una aparentemente sencilla intertextualidad entre los libros (episodios) de la serie que resulta bastante fascinante. Siempre existirá la curiosidad del lector de conocer cómo se desenvuelve la historia en la próxima parte de la saga y esto es lo que crea la “fidelidad” del lector (espectador) Por otra parte, esta “columna vertebral” permite la construcción de un complejo “mundo efectivo” que es la base en la que se fundamenta cualquier fanatismo y devoción al mundo alterno que se plantea.

El contenido escondido: la escogencia de los nombres y su carga semántica

Cualquier estudio superficial sobre la construcción de los nombres de los personajes, lugares, hechizos y objetos tanto de La Guerra de las Galaxias como de Harry Potter evidenciaría la elaborada escogencia de ciertas palabras para nombrar ciertos objetos. No es desconocido el hecho de que muchas palabras en muchos idiomas (y más asombrosamente, algunas palabras en muchos idiomas) no pueden ser separadas de la carga semántica que traen ya sea cultural, fonética o morfológicamente. Otro punto en común utilizado por Rowling y Lucas es el de la utilización de los nombres (de personajes, lugares, máquinas, hechizos, etc.) como parte de la caracterización de lo que están nombrando. Con un poco de imaginación nos podemos dar cuenta de que el destino de Skywalker (caminante de cielos, trotacielos) es viajar por el espacio y volar por el cielo y que un dementor no puede hacer otra cosa que volvernos locos (dementes) Ya ha sido mencionada la referencia cultural del nombre del planeta Dagobah (templo a Buda) No podemos pronunciar el nombre de Dudley Dursley sin parecer que nos estuviéramos burlando de algún tonto. Yoda, por ser un guía espiritual que enseña una filosofía que toma aspectos orientales (budista zen sobretodo) es nombrado en honor al YOga y a buDA. No se puede dejar de mencionar el ingenioso anagrama con el que nos damos cuenta que Tom Marvolo Riddle no sólo es marvolo (maravilloso) ni enigmático (riddle = acertijo) sino que podemos construir la frase “I am lord Voldemort” con su nombre. La princesa Leia Organa es un líder de una rebelión orgánica que se opone a un régimen imperialista mecanizado y tecnificado. La profesora McGonagall es muy regañona, si pensamos en su apellido Mc/Go/nag/all (nag = irritar con repetidos regaños) También es interesante cómo se utilizan junto con la carga semántica de las palabras, la carga cultural de los símbolos. Por ejemplo, la casa Gryffindor es la casa de los valientes, los héroes, los buenos y los que como el Grifo de oro que nos evoca (con un poco de francés: Grifo-d’or) representan la valentía de los que luchan contra el mal. El caso de Slytherin es mucho más interesante porque se podría decir que trae una carga semántica triple: el significado, el sonido y la figura de la palabra. En la casa Slytherin estudian los que podrían hacer cualquier cosa (sin importar su correctitud) para lograr lo que buscan y los que se arrastran por la oscuridad del sótano de Hogwarts con intenciones igualmente oscuras tal como lo sugiere el verbo en inglés “slither” que se traduce como “arrastrarse” (aunque “sly” es también “astuto”). En segundo lugar, la pronunciación de la ese en Slytherin asemeja el sonido de ciertas serpientes (que por cierto son atacadas por los grifos) y siempre está relacionado con la picardía y la maldad. Y tercero, la forma de la “S” nos evoca también casualmente la de una serpiente arrastrándose por el suelo (o la marca que ésta deja en la arena) o enroscada aprisionando a su víctima, de hecho, esta simbología gráfica de contorsión es usada también en varias ocasiones en la obra cuando se hace referencia a esta casa (por ejemplo, las columnas dentro de la cámara de los secretos). En fin, existe una gran cantidad de nombres cuidadosamente seleccionados para contener una carga semántica importante que agrega un contenido “entre líneas” que ayuda a generar en la mente del lector/espectador un ambiente simbólico completo.

EXPECTO PATRONUS

“El hombre, ante el estímulo del miedo que aflora en él por efecto de la percepción de fenómenos naturales, aparentemente inexplicables y grandiosos, intenta la interpretación de una casuística, esto es, pretende conocer el origen del miedo, lo que supone, al mismo tiempo, llegar al ente responsable de tales fenómenos”

María J. Fernández en “Campo Semántico y Connotación”

Como ya hemos visto, el conflicto interno del héroe que se relaciona con la ausencia de sus padres y la falta de conocimiento sobre su pasado son el combustible principal que arde dentro de la historia manteniéndola viva a través de cada episodio. Harry sueña con estar con sus padres, con conocer su pasado, con saber (al igual que el lector) por qué Voldemort lo busca tan particularmente a él. Esto es lo que hace que Harry se meta en tantos problemas y justifique sus travesuras en muchos casos y es el tema básico y fundamental sobre el que tiene preguntas que hacer siempre que se le da la oportunidad de hacerlas. El joven Skywalker también desconoce su pasado y a su padre. Simbólicamente ambos héroes reciben una herencia de su padre para iniciar sus aventuras: Harry recibe la capa de invisibilidad a través de su protector y maestro Dumbledore y Luke recibe la espada de luz (lightsaber) de su padre, Anakin que, dicho en inglés: “Anakin, Luke’s father ‘and akin’ to him” (akin = emparentado, pariente) En el tercer libro Harry cree ver la figura de su padre en la otra orilla del lago que lo salva de los dementors, pero es realmente él mismo que invoca un patronus con la forma de un ciervo (el animal que representa a su padre, “cornamenta”) que cumple el papel de protector en ausencia de su verdadero padre. De igual forma, Luke es salvado del poder del emperador cuando Vader se “desarrolla” como héroe y sacrifica su fidelidad al imperio por salvar a su propio hijo, lo que permite que Luke finalmente se identifique con la figura de su verdadero padre y lo trate compasivamente.

Este conflicto paternal está basado en una historia que se puede decir que es “anterior” a la historia que se presenta al lector/espectador. En el caso de SW, podría decirse que fue sólo por decisión del autor que esta historia fue dejada para “después” (en el discurso que se presenta al espectador que ha seguido el desarrollo de esta saga) aunque cronológicamente en la trama ocurrió “antes”. La historia del padre de Luke (y los padres de Harry) parece ser digna de su propio desarrollo literario por separado y como una historia que “soporte” la historia que todos conocemos. ¿Se podría decir que después del séptimo libro Rowling se dedicará a escribir la historia de los padres de Harry? Conocemos detalles de esta historia (sobretodo de lo revelado en el tercer libro, como la broma que jugaron a Snape y la confección del mapa del merodeador) así como en el primer libro se dieron detalles de cosas que ocurrirían en el segundo o tercer libro por lo que esta idea puede no ser tan descabellada. Lo que sí es seguro (o por lo menos está dentro de las “previsiones” que el lector puede hacer) es que al final de la saga (el séptimo año de Harry en Hogwarts) se habrá aclarado en gran medida el misterioso pasado de Harry y la muerte de sus padres así como Luke solucionó su problema familiar al final de “El Retorno del Jedi”.

Yin-yang: El bien y el mal

Otra temática fundamental de cada una de las sagas como un todo es el inminente conflicto entre el bien y el mal y la manera en que se conjugan y coexisten estos dos extremos. Quizá la filosofía oriental del yin-yang haya influenciado en la introducción de esta moraleja en el fundamento de las historias de Harry Potter y de La Guerra de las Galaxias. Parece haber un elemento en común entre la coexistencia del bien y el mal (sobretodo dentro del héroe) y cómo los personajes, eventos y la misma historia ejemplifican este hecho de que el mal está dentro del bien y el bien dentro del mal y ambos coexisten en armonía.

Veamos, por ejemplo, el caso de los héroes (lo más obvio): Cuando Luke Skywalker empieza a entrenarse como caballero Jedi y es llevado a la gruta donde debe encontrarse con sus conflictos internos, obtiene una visión muy simbólica, su propia cara dentro del cuerpo de Darth Vader. Luke descubre que “The dark side of the Force lies within as well as without” (el lado oscuro de La Fuerza está dentro [de sí mismo] así como afuera) Esta realidad debe ser enfrentada luego por el héroe cuando Vader le revela que él es su verdadero padre a lo que Luke reacciona negándolo (o no-aceptándolo) y, vencido por el miedo (o por otro lado, venciendo la tentación) se lanza al vacío en vez de aceptar unirse al oscuro poder de su padre. Luke es hijo de Darth Vader y La Fuerza lo acompaña fuertemente, parte del lado oscuro de La Fuerza forma parte de él (el mal dentro del bien) A su vez, Harry Potter es “el niño que vivió”. Lo que lo hace tan famoso es el haber sobrevivido al ataque del mago más maligno de todos los tiempos: Lord Voldemort quedando marcado por éste. La cicatriz en forma de rayo que Harry lleva en la frente es un símbolo que en todo momento le recuerda el hecho de que parte de los poderes del malvado mago se le “imprimieron” a él. Harry, sin saberlo, conoce el dialecto de las serpientes (pársel) que sólo es conocido por algunos magos malignos. Parte de la maldad de Voldemort se encuentra dentro de él (el mal dentro del bien nuevamente) Para entrar en la cámara secreta Harry debe entrar en contacto con su lado oscuro. El héroe no es inconsciente del hecho de que el mal se encuentra dentro de él ya que cuando tiene que probarse el sombrero seleccionador le invade un inmenso temor que sea asignado a la casa de Slytherin (donde van todos los malos) y el sombrero le confirma su temor cuando le dice que tiene las cualidades para estar en esa casa. Así vemos cómo recurrentemente se observa esta filosofía de la compenetración del mal dentro del bien (y en menor grado, viceversa) tanto en la historia de Harry Potter como en la de Luke Skywalker. Al final de la saga de SW, Anakin Skywalker siente compasión por su hijo y se “reivindica” salvándolo del mortal poder del emperador (el bien dentro del mal) Sólo podemos suponer lo que podría pasar análogamente en Harry Potter con la “bondad dentro del mal” en novelas futuras.

Esta ambivalencia (que es considerada como un simbolismo básico en la literatura) del bien contra el mal es representada simbólicamente con la oposición binaria de la luz y la oscuridad. No nos sorprende entonces cómo la rebelión que busca liberar al universo de la represión del imperio esté inspirada y ayudada por la luz de La Fuerza mientras que el imperio es movido por el fuerte poder del lado oscuro de La Fuerza. En Harry Potter existe una simbología parecida, no tan relacionada con la luz/oscuridad sino con la vida y la ausencia de ésta. Voldemort ha perdido sus poderes al haber atacado a Harry y tiene que vivir como un parásito de la vida de otros seres (como en La Piedra Filosofal) o del recuerdo (como en La Cámara de los Secretos), es un ser que no posee actualmente un cuerpo o una vitalidad propios y que tiene que vivir escondido (en la oscuridad) Harry es un niño lleno de vida, que juega Quidditch (el deporte de los magos que se practica volando a gran altura en unas veloces escobas) y que posee una vitalidad inmensa. La asociación luz/oscuridad se hace en los lugares que corresponden a las casas de Griffyndor (los valientes y buenos) y Slytherin (los despiadados y malvados) Griffyndor se encuentra en una torre del castillo de Hogwarts (alto, cerca del cielo, iluminada por el sol) mientras que Slytherin tiene su casa en las oscuras profundidades de la parte subterránea del castillo (oscura, fría y húmeda) En la historia del joven Skywalker, el planeta donde vive Luke tiene dos soles (lo que lo hace bastante iluminado y nada oscuro) En Harry Potter incluso se maneja el concepto de “las artes oscuras” en la academia mágica que se refiere al uso de la magia para fines maléficos. El profesor que es el centro de atención en cada año de escuela de Harry es el profesor de la materia de “defensa contra las artes oscuras” y que siempre tiene que ser cambiado a final de año por alguna extraña razón (una razón del discurso, para mantener la estructura y brindar la posibilidad de una nueva aventura) Los boggarts (seres peligrosos que se transforman en lo que uno más tema) viven preferiblemente en lugares oscuros y encerrados. Pareciera también que el lado oscuro siempre tiene más poder (o por lo menos más poder político) Vader trata de convencer a Luke con la famosa frase que James E. Jones grabó con su profunda voz “You don’t know the power of the dark side” (no conoces el poder del lado oscuro) Lucius Malfoy representa el lado “oscuro” de la magia que busca siempre hacerle la vida imposible a Potter. Es Malfoy el que logra convencer al ministerio de la magia que se condene al hipogrifo que al final de Harry Potter y el prisionero de Azkabán ayudaría a Harry. Es el imperio el que tiene el poder “constituido” en la galaxia mientras que la rebelión (el lado bueno de La Fuerza) es sólo una oposición al régimen imperial.

LA GUERRA DE LOS MUGGLES

Se puede formular otra analogía interesante que podría encajar dentro de “el objetivo didáctico del autor”. Por un lado podemos destacar que Rowling intenta hacer una crítica a la frialdad del mundo actual que está acostumbrado a su cotidianidad y rechaza cualquier cosa “fuera de lo normal” y lo cataloga como peligroso. Cuando la trama se complica podemos también notar cómo se manejan temas como el racismo, la pureza de la raza que busca el legado de Slytherin y el rechazo al sistema educativo rígido y con poca importancia a la creatividad. En el caso de Lucas, podemos identificar un marcado conflicto político. Una crítica a la rigidez del imperio se relaciona con múltiples símbolos en el régimen de Hitler.

Esta relación de la problemática política que se plantea en La Guerra de las Galaxias con la segunda guerra mundial y el “imperio” de Hitler puede ser explicada con ciertos elementos en detalle. Un elemento simbólico que no se ve en una obra puramente literaria y que se aprecia en el diseño (imagen visual, vestimenta) de los personajes es el asombroso parecido entre el ejército imperial de SW y los soldados que servían a Hitler. El control rígido y riguroso caracterizó la Alemania de Hitler así como al imperio. Los soldados y pilotos del imperio galáctico utilizan cascos que les cubren la cara completamente, deshumanizando y uniformizando a todos los individuos (otra crítica fuerte que hace Lucas con la película) mientras que todos los militantes de la rebelión utilizan cascos abiertos que dejan ver sus caras y los muestran más humanamente. Ciertos soldados imperiales son llamados “stormtroopers” así como los guardaespaldas personales de Adolf Hitler. El “Führer” creó un grupo elitesco de soldados (el SS) llamado “Schutzstaffel” (escuadrón de protección), existe una reminiscencia de la imagen de este grupo en Vader con su vestimenta y casco negros y su obsesiva obediencia al emperador. Se sabe que el senador Palpatine llegó al poder elegido como presidente de la República y que luego se declaró a sí mismo emperador, eliminando a sus oponentes. De igual forma Hitler llegó a ser presidente de Alemania y luego se volvió un dictador declarándose el “Führer” o líder supremo. Hitler se aisló de la gente y sólo se rodeaba de sus guardaespaldas personales. De igual forma el emperador Palpatine se aisló siempre protegido por sus guardias rojos y recibiendo sólo a ciertos personajes importantes (como Vader).

Por otro lado, Rowling presenta una crítica constante a los paradigmas educativos y de valores sociales en la temática de los libros. Por ejemplo, me parece que resulta una crítica al sistema educativo la descripción que se hace de la clase del profesor Binns en Harry Potter y la cámara secreta cuando está hablando de la convención de brujos y todos quieren saber la historia de la cámara de los secretos. Explícitamente se dice que la clase estaba envuelta en un profundo sopor hasta que el profesor empezó a contar el cuento que todos estaban esperando. La actitud del profesor frente a la indiferencia de los alumnos es una recíproca indiferencia con la que se conforma con seguir adormeciendo a sus estudiantes. Mientras que cuando obtiene la atención con un cuento escandaloso y sensacional, el profesor se asombra y termina rechazando las peticiones de que siga hablando de la leyenda de la cámara de los secretos con lo que “en cinco minutos, la clase se sumergió de nuevo en su sopor habitual”. Otra crítica importante de Rowling es el rechazo en general de la sociedad a cualquier cosa fuera de lo común o que no cuadre con los paradigmas de la cotidianidad. La sociedad actual intenta ahogar cualquier indicio de creatividad e imaginación con lo que se debería tender a una sociedad uniformizada, sin “extraños” en la que todos hagamos lo que tenemos que hacer sin inventar nada. De igual forma como Lucas critica la tecnificación extrema del hombre (imperio mecanizado vs. Rebelión orgánica) Rowling critica la “normalización” y el rechazo a la imaginación. Más importante aún (en la comparación entre los dos textos), relacionándose con la problemática política que expone Lucas, en el segundo libro de Harry Potter se expone la intención de limpiar la raza de los magos que no deberían mezclarse con los muggle (todo el problema de los “sangre sucia”) lo que se relaciona directa y unívocamente con la intención de Hitler de la limpieza de la raza y el exterminio de los judíos. Así que después de todo, los autores no están muy lejos en sus críticas políticas.

LA FUERZA DE LA MAGIA

Ya hemos visto cómo se puede comparar la saga del niño mago Harry Potter con la historia espacial de La Guerra de las Galaxias en el ámbito de su estructura, elementos en común y factores influyentes. Sólo dejamos para la conclusión la comparación final entre la importancia de La Fuerza (con un apoyo técnico importante) para el mundo de Skywalker y la magia para el mundo de Harry Potter. Son estos dos elementos los que garantizan que exista la aventura dentro de los mundos que se plantean en cada uno de los textos y los que permiten que se dé algo “especial” en estos.

La fuerza es lo que une a todos los seres y sistemas del universo, es algo que comparten y que les permite coexistir. Controlando la fuerza, los caballeros Jedi pueden ejercer un gran poder sobre su entorno y percibir ciertas “cosas” que los que no se han entrenado en las artes de la fuerza no pueden percibir. La fuerza es lo que guía el camino del héroe en su aventura. La dualidad de la existencia de la fuerza permite que existan el bien y el mal, el lado claro y el lado oscuro de la fuerza. La fuerza, en definitiva, es lo que hace “posible” el mundo fantástico de La Guerra de las Galaxias.

La magia es lo que diferencia a los brujos de la gente muggle. Controlando el poder de la magia los magos pueden transformar cosas, predecir el futuro, crear pociones con efectos diversos y provechosos y realizar cambios profundos en su entorno lo que los hace capaces de controlar en gran medida la naturaleza. El mundo muggle es estéril y estático comparado con el mundo de la magia. La gente que no conoce del poder de la magia necesita inventar artefactos complicados para arreglárselas sin ella. La magia, en definitiva es lo que hace “posible” el mundo fantástico de Harry Potter que coexiste perfectamente con un mundo “real” muy parecido al nuestro.

Una diferencia fundamental que se debe mencionar entre La Guerra de las Galaxias y el mundo de Harry Potter es su “cercanía” a la realidad del lector/espectador. La Guerra de las Galaxias se desarrolla “hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana” en un mundo tecnificado con naves espaciales y androides. Harry Potter se desarrolla principalmente en Inglaterra (la misma de Londres y la lluvia) en un momento histórico que podría bien coincidir con el nuestro y en un mundo que, según lo que plantea la historia, es perfectamente posible (sólo que los magos se las han arreglado para que nosotros los muggle no nos enteremos de su existencia) Así que el mundo perfectamente posible contrasta con la galaxia muy lejana de Star Wars.

En conclusión, se ha descrito exhaustivamente una analogía que para muchos salta a la vista entre dos fenómenos míticos modernos que están pasando a formar parte de la cultura (por lo menos occidental) de la misma forma que los mitos de la antigüedad eran parte importante de la cultura de ciertos pueblos. Harry Potter y La Guerra de las Galaxias podrían encontrarse en galaxias más cercanas de lo que parece (o a pocas chimeneas de distancia, si se prefiere)

BIBLIOGRAFÍA

MARÍA JESÚS FERNÁNDEZ LEBORANS. CAMPO SEMÁNTICO Y CONNOTACIÓN. Editorial Planeta. 1977
JUAN VILLEGAS. LA ESTRUCTURA MÍTICA DEL HÉROE EN LA NOVELA DEL SIGLO XX. Planeta, Barcelona. 1978
MARY HENDERSON. STAR WARS: THE MAGIC OF MYTH. Bantam Books. 1997
UMBERTO ECO. LECTOR IN FABULA: LA COOPERACIÓN INTERPRETATIVA EN EL TEXTO NARRATIVO. Editorial Lumen.

EL INCONSCIENTE Y LA SOMBRA

EL INCONSCIENTE Y LA SOMBRA
¿Cómo puede haber tanta maldad en el mundo?

Conociendo a la humanidad lo que me asombra es que no haya más.

WOODY ALLEN, Hannah y sus hermanas

En 1886 -más de una década antes de que Freud se zam­bullera en las profundidades de la mente humana- Robert Louis Stevenson tuvo un sueño muy revelador en el que un hombre perseguido por haber cometido un crimen ingiere una pócima y sufre un cambio drástico de personalidad que le hace irreconocible. De esta manera, el Dr. Jekyll, un amable y esforzado científico, termina transformándose en el violento y despiadado Mr. Hyde, un personaje cuya maldad iba en aumento a medida que se desarrollaba el sueño.

Stevenson utilizó la materia prima de este sueño como ar­gumento para escribir su hoy famoso El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr Hyde. Con el correr de los años el tema de esta novela ha terminado formando parte integral de nuestra cultura popular y no es infrecuente escuchar a nuestros se­mejantes tratando de explicar su conducta con justificaciones del tipo: «no era yo mismo», «era como si un demonio le po­seyera» o «se convirtió en una bruja», por ejemplo. Según el analista junguiano John A. Sanford, los argumentos que re­suenan en gran parte de la humanidad encierran cualidades arquetípicas que pertenecen a los sedimentos más universa­les de nuestro psiquismo.

Cada uno de nosotros lleva consigo un Dr. Jekyll y un Mr. Hyde, una persona afable en la vida cotidiana y otra entidad oculta y tenebrosa que permanece amordazada la mayor par­te del tiempo. Bajo la máscara de nuestro Yo* consciente des­cansan ocultas todo tipo de emociones y conductas negativas -la rabia, los celos, la vergüenza, la mentira, el resentimien­to, la lujuria, el orgullo y las tendencias asesinas y suicidas, por ejemplo-. Este territorio arisco e inexplorado para la ma­yoría de nosotros es conocido en psicología como sombra personal.

* Yo es la traducción de Self; nos ha parecido más apropiado que la habitual sí-mismo o el término original inglés. (N. del E.)

Introducción a la sombra

La sombra personal se desarrolla en todos nosotros de ma­nera natural durante la infancia. Cuando nos identificamos con determinados rasgos ideales de nuestra personalidad -como la buena educación y la generosidad, por ejemplo, cualidades que, por otra parte, son reforzadas sistemática­mente por el entorno que nos rodea- vamos configurando lo que W. Brugh Joy llama el Yo de las Resoluciones de Año Nuevo. No obstante, al mismo tiempo, vamos desterrando también a la sombra aquellas otras cualidades que no se ade­cuan a nuestra imagen ideal -como la grosería y el egoísmo, por ejemplo-. De esta manera, el ego y la sombra se van edi­ficando simultáneamente, alimentándose, por así decirlo, de la misma experiencia vital.

Carl G. Jung descubrió la indisolubilidad del ego y de la sombra en un sueño que recoge en su autobiografía Recuer­dos, Sueños, Pensamientos:

Era de noche y me hallaba en algún lugar desconocido avan­zando lenta y penosamente en medio de un poderoso vendaval. La niebla lo cubría todo. Yo sostenía y protegía con las manos una débil lucecilla que amenazaba con apagarse en cualquier momento. Todo parecía depender de que consiguiera mantener viva esa luz.

De repente tuve la sensación de que algo me seguía. Enton­ces me giré y descubrí una enorme figura negra que avanzaba tras de mí. A pesar del terror que experimenté no dejé de ser cons­ciente en todo momento de que debía proteger la luz a través de la noche y la tormenta. Cuando desperté me di cuenta de inmediato de que la figu­ra que había visto en sueños era mi sombra, la sombra de mi pro­pio cuerpo iluminado por la luz recortándose en la niebla. Tam­bién sabía que esa luz era mi conciencia, la única luz que poseo, una luz infinitamente más pequeña y frágil que el poder de las tinieblas pero, al fin y al cabo, una luz, mi única luz.

Son muchas las fuerzas que coadyuvan a la formación de nuestra sombra y determinan lo que está permitido y lo que no lo está. Los padres, los parientes, los maestros, los ami­gos y los sacerdotes constituyen un entorno complejo en el que aprendemos lo que es una conducta amable, adecuada y moral y lo que es un comportamiento despreciable, bochor­noso y pecador.

La sombra opera como un sistema psíquico autónomo que perfila lo que es el Yo y lo que no lo es. Cada cultura -e in­cluso cada familia- demarca de manera diferente lo que co­rresponde al ego y lo que corresponde a la sombra. Algunas, por ejemplo, permiten la expresión de la ira y la agresividad mientras que la mayoría, por el contrario, no lo hacen así; unas reconocen la sexualidad, la vulnerabilidad y las emo­ciones intensas y otras no; unas, en fin, consienten la ambi­ción por el dinero, la expresión artística y o el desarrollo in­telectual mientras que otras, en cambio, apenas si las toleran.

En cualquiera de los casos, todos los sentimientos y ca­pacidades rechazados por el ego y desterrados a la sombra ali­mentan el poder oculto del lado oscuro de la naturaleza hu­mana. No todos ellos, sin embargo, son rasgos negativos. Según la analista junguiana Liliane Frey-Rohn, este misterioso tesoro encierra tanto facetas infantiles, apegos emocionales y síntomas neuróticos como aptitudes y talentos que no he­mos llegado a desarrollar. Así, en sus mismas palabras, la sombra «permanece conectada con las profundidades olvi­dadas del alma, con la vida y la vitalidad; ahí puede esta­blecerse contacto con lo superior, lo creativo y lo universalmente humano».

La enajenación de la sombra

Nosotros no podemos percibir directamente el dominio oculto de la sombra ya que ésta, por su misma naturaleza, resulta difícil de aprehender. La sombra es peligrosa e in­quietante y parece huir de la luz de la conciencia como si ésta constituyera una amenaza para su vida.

El prolífico analista junguiano James Hillman dice: «El in­consciente no puede ser consciente, la luna tiene su lado os­curo, el sol también se pone y no puede brillar en todas par­tes al mismo tiempo y aún el mismo Dios tiene dos manos. La atención y la concentración exigen que ciertas cosas se mantengan fuera del campo de nuestra visión y permanez­can en la oscuridad. Es imposible estar en ambos lugares al mismo tiempo».

Así pues, sólo podemos ver a la sombra indirectamente a través de los rasgos y las acciones de los demás, sólo pode­mos darnos cuenta de ella con seguridad fuera de nosotros mis­mos. Cuando, por ejemplo, nuestra admiración o nuestro re­chazo ante una determinada cualidad de un individuo o de un grupo -como la pereza, la estupidez, la sensualidad o la es­piritualidad, pongamos por caso- es desproporcionada, es muy probable que nos hallemos bajo los efectos de la som­bra. De este modo, pretendemos expulsar a la sombra de nues­tro interior proyectando y atribuyendo determinadas cuali­dades a los demás en un esfuerzo inconsciente por desterrarlas de nosotros mismos.

La analista junguiana Marie-Louise von Franz ha insi­nuado que el mecanismo de la proyección se asemeja al he­cho de disparar una flecha mágica. Si el receptor tiene un pun­to débil como para recibir la proyección, la flecha da en el blanco. Así, por ejemplo, cuando proyectamos nuestro enfado sobre una pareja insatisfecha, nuestro seductor encanto so­bre un atractivo desconocido o nuestras cualidades espiri­tuales sobre un gurú, nuestra flecha da en el blanco y la pro­yección tiene lugar estableciéndose, a partir de entonces se produce un misterioso vínculo entre el emisor y el re­ceptor, cosa que ocurre, por ejemplo, cuando nos enamora­mos, cuando descubrimos a un héroe inmaculado o cuando tropezamos con alguien absolutamente despreciable, por ejemplo.

Nuestra sombra personal contiene todo tipo de capacida­des potenciales sin manifestar, cualidades que no hemos de­sarrollado ni expresado. Nuestra sombra personal constituye una parte del inconsciente que complementa al ego y que re­presenta aquellas características que nuestra personalidad consciente no desea reconocer y, consecuentemente, repudia, olvida y destierra a las profundidades de su psiquismo sólo para reencontrarlas nuevamente más tarde en los enfrenta­mientos desagradables con los demás.

El encuentro con la sombra

Pero aunque no podamos contemplarla directamente, la sombra aparece continuamente en nuestra vida cotidiana y podemos descubrirla en el humor (en los chistes sucios o en las payasadas, por ejemplo) que expresan nuestras emocio­nes más ocultas, más bajas o más temidas. Cuando algo nos resulta muy divertido -el resbalón sobre una piel de plátano o el descubrimiento de un tabú corporal-, también nos ha­llamos en presencia de la sombra. Según John A. Sanford, la sombra suele ser la que ríe y se divierte, por ello es muy pro­bable que quienes carezcan de sentido del humor tengan una sombra muy reprimida.

La psicoanalista inglesa Molly Tuby describe seis moda­lidades diferentes para descubrir a la sombra en nuestra vida cotidiana:

En los sentimientos exagerados respecto de los demás. («¡No puedo creer que hiciera tal cosa!» «¡No compren­do cómo puede llevar esa ropa!»)
En el feedback negativo de quienes nos sirven de espe­jo. («Es la tercera vez que llegas tarde sin decírmelo»)
En aquellas relaciones en las que provocamos de conti­nuo el mismo efecto perturbador sobre diferentes perso­nas. («Sam y yo creemos que no has sido sincero con no­sotros»)
En las acciones impulsivas o inadvertidas. («No quería decir eso»)
En aquellas situaciones en las que nos sentimos humi­llados. («Me avergüenza su modo de tratarme»)
En los enfados desproporcionados por los errores come­tidos por los demás. («¡Nunca hace las cosas a su debido tiempo!» «Realmente no controla para nada su peso»)

También podemos reconocer la irrupción inesperada de la sombra cuando nos sentimos abrumados por la vergüenza o la cólera o cuando descubrimos que nuestra conducta está fuera de lugar. Pero la sombra suele retroceder con la misma prontitud con la que aparece porque descubrirla puede cons­tituir una amenaza terrible para nuestra propia imagen.

Es precisamente por este motivo que rechazamos tan rá­pidamente -sin advertirías siquiera- las fantasías asesinas, los pensamientos suicidas o la embarazosa envidia que tan­tas cosas podría revelarnos sobre nuestra propia oscuridad. R. D. Laing describía poéticamente este reflejo de negación de la mente del siguiente modo:

El rango de lo que pensamos y hacemos

está limitado por aquello de lo que no nos damos cuenta.

Y es precisamente el hecho de no darnos cuenta de que no nos damos cuenta

lo que impide

que podamos hacer algo

por cambiarlo.

Hasta que nos demos cuenta

de que no nos damos cuenta

seguirá moldeando nuestro pensamiento y nuestra acción.

Si la negación persiste, como dice Laing, ni siquiera nos daremos cuenta de que no nos damos cuenta. Es frecuente, por ejemplo, que el encuentro con la sombra tenga lugar en la mitad de la vida, cuando nuestras necesidades y valores más profundos tienden a cambiar el rumbo de nuestra vida deter­minando incluso, en ocasiones, un giro de ciento ochenta gra­dos y obligándonos a romper nuestros viejos hábitos y a cul­tivar capacidades latentes hasta ese momento. Pero a menos que nos detengamos a escuchar esta demanda permanecere­mos sordos a sus gritos.

La depresión también puede ser la consecuencia de una con­frontación paralizante con nuestro lado oscuro, un equiva­lente contemporáneo de la noche oscura del alma de la que hablan los místicos. Pero la necesidad interna de descender al mundo subterráneo puede ser postergada por multitud de causas, como una jornada laboral muy larga, las distraccio­nes o los antidepresivos que sofocan nuestra desesperación. En cualquiera de estos casos el verdadero objetivo de la me­lancolía escapa de nuestra comprensión.

Encontrar a la sombra nos obliga a ralentizar el paso de nuestra vida, escuchar las evidencias que nos proporciona el cuerpo y concedernos el tiempo necesario para poder estar solos y digerir los crípticos mensajes procedentes del mundo sub­terráneo.

La sombra colectiva

Hoy en día, cada vez que abrimos un periódico o vemos el telediario, tropezamos cara a cara con los aspectos más te­nebrosos de la naturaleza humana. Los mensajes emitidos a diario por los medios de difusión de masas a toda nuestra al­dea global electrónica evidencian de continuo las secuelas más lamentables de la sombra. El mundo se ha convertido así en el escenario de la sombra colectiva.

La sombra colectiva -la maldad humana- reclama por do­quier nuestra atención: vocifera desde los titulares de los quioscos; deambula desamparada por nuestras calles dormi­tando en los zaguanes; se agazapa detrás de los neones que salpican de color los rincones más sórdidos de nuestras ciu­dades; juega con nuestro dinero desde las entidades finan­cieras; alimenta la sed de poder de los políticos y corrompe nuestro sistema judicial; conduce ejércitos invasores hasta lo más profundo de la jungla y les obliga a atravesar las arenas del desierto; trafica vendiendo armas a enloquecidos líderes y entrega los beneficios a insurrectos reaccionarios; polu­ciona nuestros ríos y nuestros océanos y envenena nuestros alimentos con pesticidas invisibles.

Estas consideraciones no son el resultado de un nuevo fundamentalismo basado en una actualizada versión bíblica de la realidad. Nuestra época nos ha forzado a ser testigos de este dantesco espectáculo. No hay modo de eludir el espan­toso y sombrío fantasma invocado por la corrupción políti­ca, el fanatismo terrorista y los criminales de cuello blanco. Nuestro apetito interno de totalidad -patente ahora más que nunca en el sofisticado engranaje de la comunicación glo­bal- nos exige hacer frente a la conflictiva hipocresía que se extiende por doquier.

De este modo, mientras que muchos individuos y grupos viven los aspectos socialmente más benignos de la existen­cia otros, en cambio, padecen sus facetas más desagradables y terminan convirtiéndose en el objeto de las proyecciones gru­pales negativas de la sombra colectiva -véase sino fenóme­nos tales como la caza de brujas, el racismo o el proceso de creación de enemigos, por ejemplo-. Así, para el anticomu­nismo norteamericano, la Unión Soviética es el imperio del mal mientras que los musulmanes consideran que los Estados Unidos encarnan el poder de Satán; según los nazis los judíos son sabandijas bolcheviques; en opinión de los monjes cristianos las brujas están aliadas con el diablo y para los defensores surafricanos del apartheid y para los miembros del Ku Klux Klan los negros no son seres humanos y, por tanto, no merecen los derechos y los privilegios de los que gozan los blancos.

El poder hipnótico y la naturaleza contagiosa de estas in­tensas emociones resultan evidentes en la expansión de la per­secución racial, la violencia religiosa y las tácticas propias de la caza de brujas. Es como si unos seres humanos ataviados con sombrero blanco intentaran deshumanizar a quienes no lo llevan para justificarse a sí mismos y terminar conven­ciéndose de que exterminarlos no significa, en realidad, ma­tar seres humanos.

A lo largo de la historia la sombra ha aparecido ante la ima­ginación del ser humano asumiendo aspectos tan diversos como, por ejemplo, un monstruo, un dragón, Frankenstein, una ballena blanca, un extraterrestre o alguien tan ruin que difí­cilmente podemos identificarnos con él y que rechazamos como si de la Gorgona se tratara. Uno de las principales fi­nalidades de la literatura y del arte ha sido la de mostrar el aspecto oscuro de la naturaleza humana. Como dijo Nietzs­che: «El arte impide que muramos de realidad».

Cuando utilizamos el arte o los medios de difusión de ma­sas -incluida la propaganda política- para referirnos a al­guien y convertirlo en un diablo, estamos intentando debili­tar sus defensas y adquirir poder sobre él. Esto podría ayudarnos a comprender la plaga del belicismo y del fanatismo religioso puesto que el rechazo o la atracción por la violencia y el caos de nuestro mundo nos lleva a convertir mentalmente a los demás en los depositarios del mal y los enemi­gos de la civilización.

El fenómeno de la proyección también puede dar cuenta de la enorme popularidad de las novelas y de las películas de terror ya que, de ese modo, la representación vicaria de la sombra nos permite reactivar y quizás liberar nuestros im­pulsos más perversos en el entorno seguro que nos ofrece un libro o una sala cinematográfica.

Los cuentos para niños suelen referirse a la lucha entre las fuerzas del bien -ejemplificadas por las hadas- y las fuer­zas del mal -representadas por espantosos demonios-. De este modo los niños suelen ser iniciados en el fenómeno de la sombra superando de manera vicaria las pruebas que deben afrontar sus héroes y sus heroínas, aprendiendo así las pau­tas universales del destino del ser humano.

La censura actual se debate en el campo de los medios de comunicación de masas y de la música pero quienes se apres­tan a silenciar la voz de la oscuridad no alcanzan a com­prender nuestra urgente necesidad de escucharla. Así, si bien los censores se esfuerzan denodadamente en rescribir La Caperucita Roja para que ésta no termine siendo devorada por el lobo ignoran, por otra parte, que de ese modo lo único que consiguen es entorpecer el camino para que los niños afron­ten el mal con el que necesariamente deberán tropezar a lo largo de su vida.

Cada familia, al igual que cada sociedad, tiene sus propios tabúes, sus facetas ocultas. La sombra familiar engloba todos aquellos sentimientos y acciones que la conciencia vigílica de la familia considera demasiado amenazadoras para su propia imagen y, consecuentemente, rechaza. Para una honrada y conservadora familia cristiana puede tratarse de la adicción a la bebida o del hecho de casarse con alguien perteneciente a otra confesión religiosa; para una familia atea y liberal, en cambio, quizás se trate de las relaciones homosexuales, por ejemplo. En nuestra sociedad los malos tratos conyugales y el abuso infantil, oculto hasta hace poco en la sombra de la familia, emerge hoy en proporciones epidémicas a la luz del día.

El lado oscuro de la sombra no constituye una adquisi­ción evolutiva reciente fruto de la civilización y de la edu­cación, sino que hunde sus raíces en la sombra biológica que se asienta en nuestras mismas células. A fin de cuentas, nues­tros ancestros animales consiguieron sobrevivir gracias a sus uñas y sus dientes. Nuestra bestia -aunque se mantenga en­jaulada la mayor parte del tiempo- permanece todavía viva.

Muchos antropólogos y sociobiólogos creen que la mal­dad humana es el resultado de refrenar nuestra agresividad, de elegir la cultura sobre la naturaleza y de perder el contacto con nuestro estado salvaje. En esta línea, el médico y antro­pólogo Melvin Konner cuenta en The Tangled Wing la histo­ria de aquel hombre que fue al zoológico y acercándose a un cartel que decía «El Animal Más Peligroso de la Tierra» des­cubrió asombrado que se hallaba ante un espejo.

Conócete a ti mismo

En la antigüedad los seres humanos conocían las diversas dimensiones de la sombra: la personal, la colectiva, la fami­liar y la biológica. En los dinteles de piedra del hoy derrui­do templo de Apolo en Delfos -construido sobre una de las laderas del monte Parnaso- los sacerdotes grabaron dos ins­cripciones, dos preceptos, que han terminado siendo muy fa­mosos y siguen conservando en la actualidad todo su senti­do. En el primero de ellos, «Conócete a ti mismo», los sacerdotes del dios de la luz aconsejaban algo que nos in­cumbe muy directamente: conócelo todo sobre ti mismo, lo cual podría traducirse como conoce especialmente tu lado oscuro.

Nosotros somos herederos directos de la mentalidad grie­ga pero preferimos ignorar a la sombra, ese elemento que perturba nuestra personalidad. La religión griega, que com­prendía perfectamente este problema, reconocía y respetaba también el lado oscuro de la vida y celebraba anualmente en la misma ladera de la montaña- las famosas bacanales, orgías en las que se honraba la presencia contundente y creativa de Dionisos, el dios de la naturaleza, entre los seres humanos.

Hoy en día Dionisos perdura entre nosotros en forma de­gradada en la figura de Satán, el diablo, la personificación del mal, que ha dejado de ser un dios a quien debemos respeto y tributo para convertirse en una criatura con pezuñas desterrada al mundo de los ángeles caídos.

Marie-Louise von Franz reconoce las relaciones existen­tes entre el diablo y nuestra sombra personal afirmando: «En la actualidad, el principio de individuación está ligado al ele­mento diabólico ya que éste representa una separación de lo divino en el seno de la totalidad de la naturaleza. De este modo, los elementos perturbadores- como los afectos, el im­pulso autónomo hacia el poder y cuestiones similares- cons­tituyen factores diabólicos que perturban la unidad de nues­tra personalidad».

Nada en exceso

La segunda inscripción cincelada en Delfos, «Nada en ex­ceso», es, si cabe, todavía más pertinente a nuestro caso. Se­gún E. R. Dodds, se trata de una máxima por la que sólo pue­de regirse quien conoce a fondo su lujuria, su orgullo, su rabia, su gula -todos sus vicios en definitiva- ya que sólo quien ha comprendido y aceptado sus propios límites puede decidir ordenar y humanizar sus acciones.

Vivimos en una época de desmesura: demasiada gente, de­masiados crímenes, demasiada explotación, demasiada polu­ción y demasiadas armas nucleares. Todos reconocemos y censuramos estos abusos aunque al mismo tiempo nos sinta­mos incapaces de solucionarlos.

¿Pero qué es, en realidad, lo que podemos hacer con todo esto? La mayor parte de las personas destierran directamen­te las cualidades inaceptables e inmoderadas a la sombra in­consciente o las expresan en sus conductas más oscuras. De este modo, sin embargo, los excesos no desaparecen sino que terminan transformándose en síntomas tales como los senti­mientos y las acciones profundamente negativas, los sufri­mientos neuróticos, las enfermedades psicosomáticas, las de­presiones y el abuso de drogas, por ejemplo.

El hecho es que cuando sentimos un deseo muy intenso y lo relegamos a la sombra opera desde ahí sin tener en cuen­ta a los demás; cuando estamos muy hambrientos y rechaza­mos ese impulso terminamos atormentando a nuestro cuerpo comiendo y bebiendo en exceso; cuando sentimos una aspi­ración elevada y la desterramos a la sombra nos condenamos a la búsqueda de gratificaciones sustitutorias instantáneas o nos entregamos a actividades hedonistas tales como el abu­so de alcohol o drogas. La lista podría ser interminable pero lo cierto es que podemos observar por doquier los excesos del crecimiento desmesurado de la sombra:

· La amoralidad de la ciencia y la estrechísima colabora­ción existente entre el mundo de los negocios y la tecno­logía pone en evidencia nuestro deseo incontrolado de au­mentar nuestro conocimiento y nuestro dominio sobre la naturaleza.

· El papel distorsionado y codependiente de quienes se dedican a las profesiones de ayuda y la codicia de médi­cos y empresas farmacéuticas que se manifiesta en la com­pulsión farisaica a ayudar y curar a los demás.

· La apatía del trabajo alienante, la rápida obsolescencia generada por la automación y la hubris del éxito se expresan en la aceleración y deshumanización de los trabajos.

· El interés desmesurado en la maximización de los be­neficios y el progreso que se evidencian en el crecimien­to a ultranza del mercantilismo.

· El consumismo, el abuso de la publicidad, el derroche y la polución desenfrenada nos revelan el grado de mate­rialismo hedonista existente en nuestra sociedad.

· El narcisismo generalizado, la explotación personal, la manipulación de los demás y el abuso de mujeres y niños evidencia el deseo de controlar las dimensiones innatamente incontrolables de nuestra propia vida.

. La obsesión por la salud, las dietas, los medicamentos y la longevidad a cualquier precio testimonia nuestro per­manente miedo a la muerte.

Estas facetas oscuras impregnan todos los estratos de nues­tra sociedad y las soluciones que suelen ofrecerse a los ex­cesos de la sombra colectiva, no hacen más que agravar el pro­blema. Consideremos, por ejemplo, las atrocidades cometidas por el fascismo y el autoritarismo en Europa -intentos reac­cionarios de solucionar el desorden social, la decadencia y la permisividad de la época- o el moderno resurgimiento del fundamentalismo religioso y político que se extiende por do­quier y que, en palabras de W. B. Yeats, ha «desatado la anar­quía sobre el mundo».

A esto se refería Jung cuando decía: «Hemos olvidado in­genuamente que bajo el mundo de la razón descansa otro mundo. Ignoro lo que la humanidad deberá soportar todavía antes de que se atreva a admitirlo».

Ahora o nunca

Desde tiempo inmemorial la historia nos evidencia las pla­gas de la maldad humana. Naciones enteras han caído en ata­ques de histeria colectiva de dimensiones devastadoras. Hoy en día el aparente final de la guerra fría nos coloca en una si­tuación excepcionalmente esperanzadora. Por primera vez las naciones parecen reflexionar sobre sí mismas y tratan de cam­biar de rumbo. El siguiente artículo, citado por Jerome S. Bernstein en su libro Power and Polities, es sumamente elo­cuente a este respecto. El 11 de junio de 1988 el Philadelp­hia Inquirer comentaba del siguiente modo la noticia del go­bierno soviético anunciando la suspensión temporal de los exámenes de historia en todo el país: La Unión Soviética anunció ayer la suspensión de los exá­menes finales de historia de más de cincuenta y tres millones de estudiantes arguyendo que los textos de historia habían enve­nenado con mentiras «las mentes y los cuerpos» de generacio­nes enteras de niños soviéticos.

Isvestia, órgano oficial del gobierno, afirmaba que esta de­cisión excepcional pretende acabar con la transmisión de men­tiras de generación en generación, un proceso que originó la consolidación de un sistema político y económico estalinista al que los actuales líderes quieren poner fin.

«La culpabilidad de quienes han engañado de ese modo a generaciones enteras… es inconmensurable», rezaba uno de los titulares del artículo. «Hoy estamos recogiendo los amargos frutos de nuestra propia lasitud moral, estamos pagando por la con­formidad y el silencio aprobador que tanto nos avergüenza y que impide que podamos mirar a la cara y responder sinceramente a las preguntas de nuestros hijos».

Esta admirable confesión pública de toda una nación ja­lona el final de una era. Según Sam Keen, autor de Faces of the Enemy, «las únicas naciones seguras son aquellas que re­curren de manera sistemática a la vacuna de la libertad de prensa y en la que se desoyen los gritos emponzoñados que apelan al “destino divino” y la paranoia santificada».

Hoy en día el mundo se mueve en dos direcciones apa­rentemente opuestas, una de ellas se aleja de los regímenes fanáticos y totalitarios mientras que otra se dirige hacia ellos. Ante tales fuerzas nos sentimos impotentes o experimentamos una sensación de culpabilidad por nuestra complicidad in­consciente en la situación en que se halla inmerso nuestro mundo. Hace ya más de medio siglo que Jung describió ex­plícitamente la naturaleza de este vinculo: «La voz interna per­tenece a la conciencia cualesquiera sean los sufrimientos de la totalidad, sea cual fuere la nación o la humanidad de la que formemos parte. El mal se presenta pues en forma individual y debemos comenzar suponiendo que sólo constituye un ras­go del carácter individual».

Sólo disponemos de una forma de protegernos de la mal­dad humana representada por la fuerza inconsciente de las masas: desarrollar nuestra conciencia individual. Si desper­diciamos esta oportunidad para aprender o fracasamos en ac­tualizar lo que nos enseña el espectáculo de la conducta hu­mana perderemos nuestra capacidad de cambiarnos a nosotros mismos y, consecuentemente, de cambiar también al mundo. El mal permanecerá siempre con nosotros lo cual no signifi­ca, sin embargo, que debamos tolerar sus desmesuradas con­secuencias.

En 1959 Jung dijo: «Es inminente un gran cambio en nues­tra actitud psicológica. El único peligro que existe reside en el mismo ser humano. Nosotros somos el único peligro pero lamentablemente somos inconscientes de ello. En nosotros radica el origen de toda posible maldad».

Walt Kelly, el dibujante de Pogo, dijo simplemente: «He­mos encontrado al enemigo, somos nosotros mismos». Hoy en día debemos renovar el significado psicológico de la idea de poder individual. La frontera para enfrentarnos a la som­bra se halla -hoy como siempre- en el interior del indivi­duo.

Recuperar la sombra

El descubrimiento de la sombra tiene por objeto fomen­tar nuestra relación con el inconsciente y expandir nuestra identidad compensando, de ese modo, la unilateralidad de nuestras actitudes conscientes con nuestras profundidades in­conscientes.

Según el novelista Tom Robbins «descubrir la sombra nos permite estar en el lugar correcto del modo correcto». Cuan­do mantenemos una relación correcta con la sombra el in­consciente deja de ser un monstruo diabólico ya que, como señalaba Jung, «la sombra sólo resulta peligrosa cuando no le prestamos la debida atención».

Cuando mantenemos una relación adecuada con la som­bra reestablecemos también el contacto con nuestras capaci­dades ocultas. El trabajo con la sombra -un término acuña­do para referirnos al esfuerzo constante por desarrollar una relación creativa con la sombra- nos permite:

Aumentar el autoconocimiento y, en consecuencia, acep­tarnos de una manera más completa.
Encauzar adecuadamente las emociones negativas que irrumpen inesperadamente en nuestra vida cotidiana.
Liberarnos de la culpa y la vergüenza asociadas a nues­tros sentimientos y acciones negativas.
Reconocer las proyecciones que tiñen de continuo nues­tra opinión de los demás.
Sanar nuestras relaciones mediante la observación sin­cera de nosotros mismos y la comunicación directa.
Utilizar la imaginación creativa -vía sueños, pintura, escritura y rituales- para hacernos cargo de nuestro yo alienado.

Quizás… quizás de ese modo dejemos de oscurecer la den­sidad de la sombra colectiva con nuestras propias tinieblas per­sonales.

La astróloga y analista junguiana británica Liz Greene se­ñala la naturaleza paradójica de la sombra como depositaria de la oscuridad y baliza que jalona el camino hacia la luz. En su opinión: «El lado enfermo y doliente de nuestra persona­lidad encierra simultáneamente a la sombra oscura que se niega a cambiar y al redentor que puede transformar nuestra vida y modificar nuestros propios valores. En cierto modo este redentor es anormal porque lleva consigo algún tipo de estigma. Por ello puede descubrir el tesoro escondido, salvar a la princesa o matar al dragón. La sombra es, pues, al mis­mo tiempo, aquello a redimir y el sufrimiento redentor».

LA SOMBRA Y EL LADO OSCURO DE LA VIDA COTIDIANA

Connie Zweig y Jeremiah Abrams

Editorial Kairós

LA SOMBRA INTERIOR El cuero negro como símbolo en el comic de superhéroes

LA SOMBRA INTERIOR
El cuero negro como símbolo en el comic de superhéroes

Los héroes cambian con los tiempos y la segunda mitad de los años 80 trajeron consigo oscuridad y pesimismo. No podía ser de otra manera en un mundo quebrado por las inseguridades sociales y económicas, la omnipresencia del SIDA y la corrupción política a nivel internacional. Tiempos semejantes reclamaban héroes ominosos y villanos ambiguos. El cine se llenó de asesinos seriales y los comics hicieron lo propio con superhéroes violentos que coqueteaban con el asesinato y el armamentismo descarado. Y todos vestían de cuero y metal. (1)

Como si no hubiera mejor forma de expresar el lado oscuro, el cuero, cuya presencia en la iconografía superheroica había sido bastante limitada, ahora cubría rostros, brazos y torsos declarando el nuevo estado de salvajismo derrotista de personajes como el Punisher, Wolverine y los mutantes de turno, y hasta un ‘renovado’ Batman, más serio y psicótico que nunca, oculto en un rústico traje de cuero negro. Ligado a las profundidades del infierno y a las propiedades destructivas de la noche, el color negro refuerza el simbolismo violento del cuero, su presencia evoca la muerte del animal sacrificado. Por primera vez en la narrativa gráfica, las connotaciones profundas del cuero negro como símbolo de la animalidad y el mal aparecían sin sublimaciones y el fetichismo se hacía norma en el vestuario del superhéroe. El cuero negro parecía la mejor expresión iconográfica de nuestras sombras interiores. (2)

Carl G. Jung denominó ‘sombra’ a la dimensión de nuestra psiquis que se hace depositaria de lo que no nos gusta admitir, de aquello que no sabemos de nosotros, y aún de aquello que nos prohibieron. Eso es lo que solemos llamar ‘el lado oscuro’. El villano y el monstruo que acosaron desde siempre a todo héroe que se preciara de tal no son más que figuras que se hacen cargo de estos miedos, temores e inseguridades. Por ello siempre han estado presentes en las narraciones humanas, tanto en Oriente como en Occidente. Pero de repente, en los 80, el héroe se vistió de cuero negro y comenzó a hacer gala de una violencia que se creía reservada para el villano y el monstruo, y éstos a su vez, eran capaces de demostrar una profundidad psicológica que sólo podía calificarse de humana. Ya nada era como debía ser.

El primer gran antecedente de esta tendencia fue Rouben Flagg, el protagonista de la serie ‘American Flagg’ (1983), quizás el primer comic norteamericano en explorar las capacidades expresivas de la violencia gráfica. El estilo narrativo de las historias futuristas de este policía corrupto, misógino y oportunista, pronto se transformaron en un referente de las nuevas posibilidades expresivas del medio. (3) Rouben Flagg fue el primer héroe oscuro, aún a pesar de los uniformes de cuero multicolor que usaba. De formas geométricamente duras, el corte militarista de su ropa graficaba su carácter determinadamente violento. Entrada la década de los 80, la violencia era un elemento más de la narrativa superheroica, pero pronto se llevó a límites impensados y la actitud prepotente y fanfarrona de Rouben Flagg palidecieron frente a la violencia extrema de personajes monstruosos, devenidos inesperadamente en héroes indiscutidos.

Ciertamente los monstruos no eran nuevos en el comic. En los 50, la editorial EC Comics hizo del horror un gran negocio hasta que la censura la llevó a la quiebra. Sin embargo, sus monstruos no eran más que contingencias contextuales en un universo donde las historias estaban protagonizadas por hombres y mujeres ordinarios que se veían continuamente expuestos al acoso de criaturas sobrenaturales. El monstruo era apenas una fuerza narrativa. Los héroes monstruosos de los 80 en cambio, eran el núcleo narrativo de historias que los establecían como verdaderos protagonistas del relato.

Tampoco era nueva la presencia de personajes como The Thing (‘Los Cuatro Fantasticos’), Hulk o Swamp Thing, que eran nuevas formulaciones del viejo monstruo trágico del Romanticismo Alemán. Nosferatu, Cesare (del film ‘El Gabinete del Dr. Caligari’, 1919), o incluso el Monstruo de Frankenstein fueron las figuras consulares de una sensibilidad emocional que hacía del horror un experiencia moral y generaron una influencia en la cultura popular a la que el comic no fue ajeno. The Thing, Man-Bat, Swamp Thing y muchos otros eran animados por esa sensibilidad donde la deformidad de los cuerpos ocultaba la inocencia moral. (4)

Pero el nuevo monstruo de los 80 del que hablamos ahora, nada tenía de inocente. El primero de ellos sería Ghost Rider, el demonio de la venganza. Este personaje de cráneo flameante hacía suya la imaginería violenta de cadenas y camperas de cuero que los motociclistas vienen cultivando desde los años 50. Merodeando en su motocicleta en llamas, enloquecía a sus enemigos al confrontarlos con sus propios miedos y culpas. Heredero de personajes que habían alcanzado sus estatus superheróico a través de la muerte (Deadman, el Espectro), Ghost Rider se delineaba como la propia encarnación de la sombra de Jung, y su éxito fue arrollador.

Pronto le seguirían numerosos personajes, todos víctimas de muertes violentas que regresaban como demonios vengativos. El Cuervo, tal vez la figura más arquetípica de esta tipología narrativa, se destacaría entre ellos alcanzando la fama internacional a través de una película de estética oscura, estigmatizada por la muerte de su actor principal, Brandon Lee, en un ominoso accidente de filmación. (5) La manera en que El Cuervo ejecutó a la pandilla que lo había asesinado era cruel y despiadada, casi tanto como su maquillaje de guerra. Aunque nunca usó un traje en particular, sus ropas eran estrictamente negras y el cuero jamás estaba ausente, como dejando en claro su pertenencia a las dimensiones profundas de la noche y el inconsciente. El Cuervo aunaba en sí la marginalidad trágica del monstruo y la fantasía revanchista fuertemente compensatoria del superhéroe, transformándose en un icono de la sensibilidad goth de los 90.

Para mediados de esa década, el simbolismo fetichista y oscuro del cuero había dejado de ser un asunto que exigía discreción y se volvió un requisito de todo héroe monstruoso y violento. Antes considerada como el rostro privilegiado de la sombra jungiana, la animalidad que está asociada al cuero se volvió un tópico común. Pero no toda la violencia era grave, taciturna o flameante. También el humor paródico, la ironía furiosa, y la violencia sin sentido de personajes como Lobo o Marshall Law harían del cuero una forma de expresión de la sensibilidad de la época, redimensionando su simbolismo tradicional de instintividad y violencia nocturna. (6)

Lobo era un asesino a sueldo alienígena salido de un concierto de rock pesado. Vestido con camperas de cuero enormes, tatuajes, jeans raídos y cadenas que terminaban en un gancho de carnicero, Lobo se transformó en manos de Simon Bisley (el artista que redefiniría su aspecto) en una broma no demasiado sutil sobre la parafernalia escenográfica que abundaba en el negocio de la música rock. Caben muchas dudas acerca de si los seguidores del personaje captaron la acidez del comentario de Bisley, o si apenas se lanzaron a la catarsis del humor sangriento. Lobo, por su parte, con un temperamento tan violento como su estupidez, se enfrentó a cuanto personaje se le cruzó, desde Superman al Conejo de Pascua y hasta a un libertino Papá Noel que explotaba sexualmente a sus duendes fabricantes de juguetes. (7)

Marshall Law por su parte, era un policía sádico y fetichista encargado de eliminar héroes indeseables. No dejó en pie a ningún cliché del género, liquidando a cualquiera, desde alienígenas que decían luchar por la Verdad, la Justicia y el ‘American Way of Life’ hasta hombres arácnidos y mujeres maravillosas. Pat Mills y Kevin O’Neil, sus autores, habían trabajado juntos en ‘Judge Dredd’, un comic británico pionero en la conjunción de violencia desatada y humor satírico, y utilizaron a ‘Marshall Law’ para dejar en claro su opinión respecto a los anacronismos y vicios narrativos del comic de superhéroes norteamericano. No perdonaron nada, incluyendo la tendencia de violencia depresiva que parecía obligatoria desde mediados de los 80. (8)

En el universo de Marshall Law el fetichismo del cuero, una particularidad sexual que ha estado tradicionalmente condenada a la clandestinidad, era sinónimo de la ley cristiana, y esta resultó la más sangrienta de las bromas de Mills y O’Neil. Casi sin demasiado ruido, este comic se transformó en una obra de culto. De una vez, la violencia, el humor sádico y el uso imaginativo de la estética del fetichismo en cuero se erigieron en voz crítica del género de superhéroes pero también del puritanismo chovinista prevalente en la mentalidad norteamericana. (9)

Obviamente no todos los ejemplos de violencia paródica tienen propósitos formales, algunos se contentan con la catarsis brutalizada. ‘Johnny The Homicidal Maniac’ cuenta las ‘aventuras’ de un post adolescente enloquecido y vestido enteramente de cuero negro, que deambula por el mundo matando a cuanta gente encuentra, generalmente de maneras tan ingeniosas como dolorosa, y siempre sin razón alguna. (10) Como un demonio travieso, Johnny desconoce toda dimensión moral. Johenn Vázquez, su autor, dibuja los rostros de sus víctimas con trazos simples y directos que invariablemente provocan en el lector una sonrisa culpable, arrastrándolo al caos de la ambigüedad emocional. Al seguir el único apetito físico que conserva, la emoción perversa del homicidio, Johnny da forma a una de las figuras arquetípicas del inconsciente definidas por el psicoanalista Paul Radin, el ‘trickster’ o ‘granuja’, una imagen que encarna las pulsiones de nuestra conciencia. (11)

Sádico, mentiroso, dañino, tradicionalmente representado bajo la forma de un animal, el ‘trickster’ sólo responde a sus impulsos instintivos. Su comportamiento está más allá de nuestras reglas, y por lo tanto de nuestra comprensión. Johnny, Hieronymous Posch (de la serie ‘Oh My Goth!’), Typhoid Mary o los Harlequinae del comic ‘The Invisibles’, representan fuerzas caóticas que corrompen la idea heróica y apolínea del superhéroe tradicional y pueden identificarse fácilmente con la figura del ‘trickster’.

Según Nietzsche, mientras la mesura, la sujeción moral y la corrección de lo ordenado define lo apolíneo, el caos, el exceso y el descontrol definen lo dionisiaco. Nuestras sociedades, y aún nuestras sensibilidades pueden clasificarse de acuerdo a estas categorías, y los arquetipos culturales no son la excepción. (12) El perfil del superhéroe clásico surge como una formulación moderna del arquetipo heróico, cuya función es establecer un orden que permita la organización social. El villano, el monstruo y especialmente, el ‘trickster’ son las fuerzas dionisíacas que disputan este orden, por lo cual deben ser subjugados, aún cuando para ello sean necesarios superpoderes, capas y trajes ceñidos. Quizás esto explique la ausencia del cuero en las coloridas vestimentas del superhéroe tradicional, mientras que los héroes monstruosos de fines de los 80 y de los 90 hacen un despliegue prepotente de cuero negro.

Sin embargo, el ‘trickster’ no se contrapone necesariamente al héroe. El propio Paul Radin establece que el ‘granuja’ es apenas la primera etapa en el ciclo del héroe arquetípico. Todo personaje asimilable al arquetipo del trickster representa entonces un aspecto de nuestro crecimiento social y emocional. La locura de Johnny no es más que la confusión ética de la adolescencia, tensionada por los impulsos contradictorios del cuerpo, la mente y el mundo social. La devoradora atracción sexual de Purgatory es el terror fascinante provocado por la sexualidad femenina desatada. Finalmente, el sin sentido irritante de los Harlequinae es el reflejo del absurdo de la vida contemporánea. Con estos personajes y otros tantos, el cuero negro y la estética fetichista resurgieron nuevamente como recursos expresivos de aquellas profundidades psíquicas que no podemos nombrar. (13)

Los héroes oscuros, los monstruos y los tricksters son entonces fantasías compensatorias, que cumplen con la importante función de representar nuestras inquietudes. Ellos dan nombre y forma a las inseguridades que nos preocupan, hacen tangibles los miedos, pero de una manera sublimada y por lo tanto manejable. Estas imágenes extremas, tan marcadas por la lógica nocturna y animal del cuero negro, hacen de este material un recurso expresivo que funciona como testimonio de su condición arquetípica, utilizando su densidad de significados para anclarse en el imaginario colectivo occidental. Roublen Flagg, Ghost Rider, El Cuervo, Lobo, Marshal Law, Purgatory, Johnny y los Harlequinae son los rostros mediáticos de las ambigüedades e incapacidades que nos acechan desde nuestra propia psiquis como animales agazapados. Aparentemente es más seguro, y más divertido, ver nuestros miedos en el papel que en el espejo a la mañana, al menos hasta que suframos en carne propia el impulso por vestir de negro y jugar con cuchillos. (14)

——————————————————————————–

Bibliografía:

Bamford, Laura (ed.). Bloussons de Cuir. France, Editions Soline, 1997.

Barbieri, Daniele. Los lenguajes del comic. Barcelona, Ed. Paidós, 1993.

De Santis, Pablo. La historieta en la edad de la razón. Buenos Aires, Ed. Paidós, 1998.

Desiato, Massimo. Nietzsche, crítico de la postmodernidad. Caracas, Monte Avila, 1998.

Jung, Carl G. El hombre y sus símbolos. Barcelona, Caralt, 1997.

Salamanovich, David-Elliot. El Mercado de lo Perverso. 2000, http://www.cueronet.com/moda/perversidad.htm

espejismos

Orden de Templos Operativos
ESPEJISMO EN LOS NIVELES ETERICOS, MAYA.
Vamos a considerar los modos por los cuales el Maya puede ser eliminado y así el discípulo “liberarse de la fuerza del plano físico”.

El hombre siempre se halla en medio de FUERZAS. Pero MAYA sólo llega a ser un problema cuando se lo reconoce como tal, y este reconocimiento se produce cuando uno se encuentra en el Sendero y no es posible en las primeras etapas de evolución.

En el Sendero, se comienza a observar y a descubrir los efectos de las fuerzas, uno llega a ser “conscientemente víctima de las fuerzas incontroladas”.

Maya es predominantemente una dificultad del cuerpo etérico, porque tratamos con las fuerzas que afluyen a través de todos o algunos de los siete centros o chacras, produciendo “reacciones y efectos deseables o desastrosos”.

Toda manifestación, en cualquier nivel, es una expresión de fuerza, pero Maya, es la suma de esas energías incontroladas y esos impulsos no dirigidos que emanan del mundo de prana (energía vital) y de la fuerza latente en la materia misma, arrastrando al hombre a una actividad incorrecta, rodeándolo de un torbellino de efectos y condiciones en las cuales se encuentra totalmente indefenso. Es víctima de la fuerza masiva contenida en la naturaleza animal o en el mundo, y de las circunstancias ambientales en que se halla.

Los impulsos latentes en la vida de la personalidad, cuando están divorciados del alma y fuera de su control, se fusionan con los fluidos pránicos (energía vital) existentes en la periferia del aura, (personalidad es la suma de los cuatro cuerpos inferiores), entonces se convierten en potentes corrientes dirigidas de fuerzas que tratan de emerger a la manifestación física por medio de los siete centros del cuerpo físico.

Estas fuerzas o impulsos, más el prana disponible, constituyen el cuerpo etérico de los NO evolucionados y frecuentemente del hombre medio. Esto nos da una idea de, en que medida el hombre no evolucionado es víctima de la energía masiva de tipo inferior.
Hasta que llega al Sendero de Probación o Purificación, momento en que toma una definida dirección y un control superior, mediante la aspiración orientada y la disciplina mental.

Sin embargo, en ese momento, la fuerza etérica o vital, entra en conflicto con el aspecto inferior del hombre, su cuerpo físico denso, y comienza la batalla de los pares de opuestos inferiores.

Es interesante observar que en esta etapa se da importancia a las disciplinas físicas, la abstinencia, el celibato y el vegetarianismo, así como la higiene y el ejercicio físico. Por medio de estas disciplinas, o control de la vida de la materia, puede neutralizarse la expresión inferior del tercer aspecto de la divinidad, que es Maya.

Haciendo una amplia generalización podría decirse que, para la familia humana en conjunto, este conflicto físico-etérico se libró en las Guerras Mundiales, imponiendo una tremenda prueba y disciplina. (Recordemos que las pruebas y disciplinas son auto impuestas, y surgen de nuestras limitaciones y oportunidades). Esto dio por resultado la entrada en el Sendero de Probación de un número muy grande de seres humanos, debido a la expiación y purificación a que fueron sometidos.
El aspirante sólo tiende a pensar en sí mismo, en “sus pruebas y experiencias individuales”. Debe aprender a pensar en los acontecimientos globales y su efecto preparatorio, en lo que a la humanidad se refiere. La Guerra Mundial fue el punto culminante en el proceso de “desvitalizar el maya mundial”. Se liberó y agotó mucha fuerza y se empleó gran cantidad de energía.

Hoy la mayoría de las personas aplican en sus vidas el mismo proceso y conflicto. En pequeña escala, lo que se efectuó en la Guerra Mundial, se lleva a cabo en sus propias vidas. De allí el creciente énfasis puesto en la cultura física, en el deporte, gimnasia y entrenamiento militar, a pesar de los móviles erróneos, y los efectos terribles y malignos.

La humanidad estaría bien orientada, si no interpretara mal el proceso y aplicara móviles erróneos a las actividades correctas.

ESPEJISMO EN LOS PLANOS MENTALES SUPERIORES. EL MORADOR EN EL UMBRAL (Guardián del Umbral).
Frecuentemente se considera al Morador en el Umbral (Guardián del Umbral), como algo desastroso, un horror que debe ser evitado y el último y culminante mal. El Morador en el Umbral puede ser definido como la suma total de las fuerzas de la naturaleza inferior, que se expresan en la personalidad antes de la iluminación, inspiración e Iniciación . La personalidad, en esta etapa, es demasiado poderosa y el Morador personifica todas las fuerzas físicas y mentales que en el transcurso de las épocas han sido desarrolladas y nutridas por el hombre. También puede ser considerado como el poder que posee la triple forma material, antes de su consagración y dedicación a la vida del alma y al servicio de de la Jerarquía, de Dios y de la Humanidad.

El Morador en el Umbral, constituye todo lo que el hombre es “fuera de su ser espiritual Superior”. Es el tercer aspecto de la divinidad y el tercer aspecto debe oportunamente quedar subordinado al segundo aspecto:

PRIMER ASPECTO ESPIRITU
SEGUNDO ASPECTO ALMA
TERCER ASPECTO PERSONALIDAD

Este material tiene por fin hacernos reflexionar, e instarnos a descubrir, en la experiencia práctica, la naturaleza de la batalla que cada uno tiene que librar. Para lo cual es indispensable analizar los rayos que rigen nuestros cuerpos, descubriendo cual de ellos corresponde a los nuestros:

RAYOS QUE RIGEN EL CUERPO MENTAL……………………………….1º – 4º – 5º
RAYOS QUE RIGEN EL CUERPO ASTRAL…………………………………2º – 6º
RAYOS QUE RIGEN EL CUERPO FISICO…………………………………. 3º – 7º

Esta afirmación, respecto a la regencia de los rayos es una regla infalible, salvo en el caso de los discípulos aceptados, en los que por determinadas causas es indispensable otra regencia.

Aquel Rayo que predomina en nuestra personalidad, se considerará el Rayo de la Personalidad . Considerando a la personalidad como la suma de los tres cuerpos inferiores.

El mundo de hoy está dividido en tres grupos, sujetos a ciertos aspectos del espejismo:

Iº GRUPO: Aquellos que poseen conciencia Atlante, y por lo tanto , los seduce completamente el espejismo:

a.- DE LO MATERIAL Y LO DESEABLE
b.- DE LO QUE “SIENTEN” EN TODA CLASE DE RELACIONES
c.- DE LO QUE “CREEN QUE ES IDEAL, VERDADERO O JUSTO” basándose en las reacciones que despiertan en ellos los pensadores del momento. Sin comprenderlos mentalmente.
d.- DE LO QUE EXIGEN COMO “BELLEZA Y BIENESTAR EMOCIONAL”.
e.- DE LO QUE LES PRODUCE “GOZO ESPIRITUAL” en el campo de la religión y del deseo religioso.

2º.- GRUPO: Los que poseen una conciencia más definidamente ARIA. En los que el factor mente está despertando, constituyendo la dificultad, de que las ilusiones del plano mental se suman ahora a los espejismos del plano astral. Ilusiones de naturaleza teórica e intelectual.

3º.- GRUPO: Un grupo que está surgiendo de los anteriores, atento a la “Voz DELSILENCIO” y a las demandas del Alma. Cada alma encarnada, que logra liberar su conciencia del mundo de la ilusión y del espejismo, sirve definidamente a la raza y ayuda a liberar a la humanidad de esta antigua y potente esclavitud.

La naturaleza de los espejismos depende de las personas, porque la cualidad de rayo determina el tipo de espejismo o ilusión ante el cual sucumbe más fácilmente el hombre y ese tipo de espejismo que con mayor facilidad creará. Los discípulos tienen que aprender a diferenciar entre:

UNO: El espejismo o espejismos, existentes en su ámbito, los cuales lo atraerán o él atraerá fácilmente, ya que al convivir con ellos constituyen la línea de menor resistencia.
DOS: El espejismo que él crea, cuando enfrenta la vida con su “equipo particular”, matizado por las experiencias de encarnaciones anteriores y por la cualidad del rayo bajo el cual vino a la existencia.

Expondremos los espejismos principales, incluidas las diversas ilusiones y mayas, a los que está predispuesto el hombre debido al rayo a que pertenece. Si los aplicamos a los tres vehículos de expresión, y a la personalidad y al Alma, comprenderán lo complicado del problema.

Sin embargo debemos tener en cuenta que en este sistema solar, el triunfo del Alma y su dominio y control final está decidido, “no interesando la magnitud del espejismo ni la violencia de la lucha”.

El método de liberación es la comprobación exacta, por cada uno de nosotros, de cual es el rayo que nos influye, el RAYO DEL ALMA y el de la PERSONALIDAD. Luego, mediante un estudio de los diferentes tipos físicos, de las reacciones emocionales y de las tendencias mentales, se dedicará a descubrir los rayos de los DEMAS VEHÍCULOS.
Y también debemos tener en cuenta el SIGNO BAJO EL CUAL HEMOS NACIDO este indicará las tendencias personales y personifica las características heredadas del pasado. Considerándose el SIGNO ASCENDENTE como el indicador del camino que el alma del hombre le impele a seguir.

Estos son algunos de los innumerables espejismos de rayo. Si analizamos cuidadosamente estas listas, podremos determinar a cual o cuales de ellos sucumbimos con más facilidad:

PRIMER RAYO

El Espejismo de la FUERZA FÍSICA.
El Espejismo del MAGNETISMO PERSONAL.
El Espejismo de la AUTOCENTRALIZACIÓN Y LA POTENCIA PERSONAL.
El Espejismo del UNO EN EL CENTRO.
El Espejismo de la AMBICIÓN PERSONAL EGOÍSTA.
El Espejismo del LIDER, el DICTADOR y del ILIMITADO CONTROL.
El Espejismo del COMPLEJO MESIANICO EN EL CAMPO DE LA POLITICA.
El Espejismo del DESTINO EGOÍSTA, el DERECHO DIVINO QUE LOS REYES EXIGEN.
El Espejismo de la DESTRUCCIÓN.
El Espejismo del AISLAMIENTO, de la SOLEDAD y del RETRAIMIENTO.
El Espejismo de la VOLUNTAD IMPUESTA, EN OTROS Y EN GRUPOS.

SEGUNDO RAYO

EL Espejismo del AMOR DE SER AMADO.
El Espejismo de la POPULARIDAD.
El Espejismo de la SABIDURÍA PERSONAL.
El Espejismo de la RESPONSABILIDAD EGOISTA.
El Espejismo de una COMPRENSIÓN MUY COMPLETA, QUE IMPIDE ACTUAR CORRECTAMENTE.
El Espejismo de la AUTOCONMISERACIÓN, básico de este rayo.
El Espejismo de la NECESIDAD MUNDIAL, Y DEL COMPLEJO MESIANICO RELIGIOSO.
El Espejismo del TEMOR, POR UNA INDEBIDA SENSIBILIDAD.
El Espejismo del AUTOSACRIFICIO.
El Espejismo del ALTRUÍSMO EGOÍSTA. El Espejismo de la PROPIA SATISFACCIÓN.
El Espejismo del SERVICIO EGOÍSTA.

TERCER RAYO

El Espejismo de ESTAR OCUPADO.
El Espejismo de la COLABORACIÓN CON EL PLAN, EN FORMA INDIVIDUAL Y NO GRUPAL.
El Espejismo del PLANEAMIENTO ACTIVO.
El Espejismo del TRABAJO CREADOR, SIN MOTIVO VERDADERO.
El Espejismo de las BUENAS INTENCIONES, LAS BÁSICAMENTE EGOÍSTAS.
El Espejismo de LA ARAÑA EN EL CENTRO.
El Espejismo de DIOS EN LA MÁQUINA.
El Espejismo de la CONSTANTE E INCIERTA MANIPULACIÓN.
El Espejismo de la PROPIA IMPORTANCIA, Desde el punto de vista del CONOCIMIENTO Y EFICIENCIA.

CUARTO RAYO

El Espejismo de la ARMONÍA, PERSIGUIENDO LA COMODIDAD Y LA SATISFACCIÓN PERSONAL.
El Espejismo de la GUERRA.
El Espejismo del CONFLICTO, CON EL OBJETIVO DE IMPONER LA RECTITUD Y LA PAZ.
El Espejismo de una VAGA PERCEPCIÓN ARTÍSTICA.
El Espejismo de la PERCEPCIÓN PSÍQUICA EN VEZ DE LA INTUICIÓN.
El Espejismo de la PERCEPCIÓN MUSICAL.
El Espejismo de los PARES DE OPUESTOS, EN SU SENTIDO SUPERIOR.

QUINTO RAYO

El Espejismo del MATERIALISMO, DE LA SOBREESTIMACIÓN DE LA FORMA.
El Espejismo del INTELECTO.
El Espejismo del CONOCIMIENTO Y DE LA DEFINICIÓN.
El Espejismo de ESTAR TOTALMENTE SEGURO, BASADO EN UN ESTRECHO PUNTO DE VISTA.
El Espejismo de la FORMA QUE OCULTA LA REALIDAD.
El Espejismo de la ORGANIZACIÓN.
El Espejismo de lo EXTERNO QUE OCULTA LO INTERNO.

SEXTO RAYO

El Espejismo de la DEVOCIÓN.
El Espejismo de la ADHESIÓN A LAS FORMAS Y A LAS PERSONAS.
El Espejismo del IDEALISMO.
El Espejismo de la LEALTAD Y DEL CREDO.
El Espejismo de la RESPUESTA EMOCIONAL.
El Espejismo del SENTIMENTALISMO.
El Espejismo de la INTERFERENCIA.
El Espejismo de los PARES DE OPUESTOS INFERIORES.
El Espejismo de los SALVADORES E INSTRUCTORES DEL MUNDO.
El Espejismo de la VISIÓN LIMITADA. El Espejismo del FANATISMO.

SEPTIMO RAYO

El Espejismo del TRABAJO MÁGICO.
El Espejismo de la RELACIÓN DE LOS OPUESTOS.
El Espejismo de los PODERES SUBTERRENALES.
EL Espejismo de AQUELLO QUE UNE.
El Espejismo del CUERPO FISICO.
El Espejismo de la MAGIA SEXUAL.
El Espejismo de lo MISTERIOSO Y SECRETO.
El Espejismo del SURGIMIENTO DE LAS FUERZAS MANIFESTADAS.

Vencer parcialmente el espejismo y evadir la total esclavitud impuesta por la ilusión, indican a la atenta Jerarquía que un hombre está preparado para los procesos de la Iniciación.. Mientras no se deje engañar totalmente y hasta tanto logre pensar casi libremente, no podrá enfrentar al Ángel que aguarda, y atravesar el Portal.

LA DISIPACIÓN DE LOS ESPEJISMOS GRUPAL Y MUNDIAL

El trabajo grupal para disipar el espejismo mundial deben hacerlo, evidentemente, aquellos que están TRABAJANDO PARA DISIPAR EL ESPEJISMO EN SUS PROPIAS VIDAS y han aprendido a emplear la fórmula.

El trabajo de disipación debe ser llevado a cabo por aquellos que vienen a la manifestación de acuerdo a las líneas de energía que personifican el SEGUNDO, CUARTO Y SEXTO RAYOS. Hacemos hincapié sobre esto pues frecuentemente los discípulos emprenden tareas para las cuales no están particularmente adaptados y cuyos rayos no los ayudan a cumplir y a veces impiden que las efectúen.

DISCIPULOS DE PRIMER RAYO
Las personas que pertenecen al primer rayo pueden dominar el espejismo, con relativa facilidad, cuando se dan cuenta que constituye una limitación de la personalidad.

DISCÍPULOS DE SEGUNDO RAYO
Los que pertenecen a este rayo, por lo general son conscientes de cualquier espejismo que está tratando de aferrarlos, pues tienen la facultad innata de percibir con claridad. Su problema consiste en destruir en sí mismos su rápida respuesta a la atracción magnética del plano astral y sus espejismos.

No responden tan frecuentemente a un solo espejismo sino a todos, en forma relativamente momentánea, demorando su progreso. Debido a su clara visión, suman, a su sensibilidad al espejismo, la capacidad de sufrir por él y considerar su respuesta como un pecado y fracaso, demorando así la liberación del mismo por una actitud negativa de inferioridad y angustia. Se beneficiarán mucho con el uso de la fórmula, hasta que sean conscientes del espejismo/s
pero SIN SER AFECTADOS POR EL/LOS.

DISCÍPULOS DE TERCER RAYO
Estas personas son tan susceptibles al mismo, como lo son las de SEXTO RAYO, sus mentes tortuosas, desviadas y planeadoras, y la rapidez con que pueden engañarse a sí mismos (y a menudo engañar a otros) obstaculizan grandemente su trabajo de despejar el espejismo. La incapacidad, de explicar con claridad su pensamiento por medio de la palabra, pone en evidencia su pronunciada tendencia a ser víctimas del espejismo.

Se ha cuidado a sí mismo durante muchas vidas, formulando pensamientos e ideas dudosas, y raras veces puede describir con claridad lo que quiere decir. Por esta razón las personas de 3º y 6º rayo, por lo general e inevitablemente, son incapaces de enseñar. En consecuencia, ambos deben aprender a emplear esta fórmula, y apresurarían grandemente el proceso de disipación si se esforzaran por hablar o escribir, con CLARIDAD. Tampoco deben ser ambiguos, expresando a medias sus pensamientos,. ni hacer insinuaciones o sugerencias, sino tratar de explicar con claridad las ideas que desean exponer.

DISCÍPULOS DE CUARTO RAYO
Son particularmente propensos a caer en el espejismo y a producir así una condición extremadamente difícil. Podríamos definir su problema diciendo que tienden a descender sus ilusiones al plano astral y revestirlas de espejismo, teniendo, en consecuencia, un doble problema en sus manos: la unificación del espejismo y la ilusión. Sin embargo, constituyen el grupo de almas que revelarán oportunamente la verdadera naturaleza de la intuición, lo cual será el resultado de su lucha irreal e ilusoria en el mundo de las apariencias.

DISCÍPULOS DE QUINTO RAYO
Son las personas que menos sufren de espejismos, siendo especialmente VICTIMAS DE LA ILUSIÓN, para ellos es de primordial importancia emplear la Técnica de la Presencia, porque estas personas son propensas a negar, y a veces rehúsan aceptar, la realidad del YO SUPERIOR. Se creen autosuficientes. Responden con mucha facilidad y satisfacción al poder del pensamiento, el orgullo por la capacidad mental que poseen, es su pecado inevitable, y por lo tanto, tienen propósitos fijos y se ocupan del mundo de lo concreto y de lo intelectual. Cuando el Ángel de la Presencia llega a ser una realidad para ellos, comienza a debilitarse y desaparecer su respuesta a la ilusión. Su principal problema no es la negación de la existencia del cuerpo astral o emocional, pues tienden a menospreciar su aferramiento. Su mente concreta inferior se interpone entre ellos y la visión, la Mente Superior o Yo Espiritual.

DISCÍPULOS DE SEXTO RAYO
Son los trabajadores más eficaces para la disipación, los que son de 6º rayo, o cuyo rayo del ALMA es de 6º rayo, o que siendo de cualquier otro rayo tienen poderosos vehículos emocionales de 6º rayo.

Están sujetos a una especial dificultad, a pesar de la aspiración y la buena intención, raras veces son conscientes de los espejismos que los dominan. Les resulta excesivamente difícil, admitir que están sujetos a un espejismo, particularmente cuando este es de naturaleza espiritual, de categoría muy elevada. En dichos casos el espejismo se agranda, debido a la energía de la devoción que lo solidifica, haciéndolo muy difícil de penetrar. Su seguridad llega a ser un serio obstáculo para realizar el trabajo con clara visión, pues TODO debe desaparecer antes de que pueda llevar a cabo, con éxito, el trabajo de disipación.

DISCÍPULOS DE SEPTIMO RAYO
Estas personas tienen la dificultad de crear formas mentales bien nítidas. Por lo tanto, los espejismos que las dominan son precisos y definidos, y aunque se cristalizan y se disipan muy rápidamente, constituyen aquello que los impele totalmente.

Sombra

Estuve buscando material que me ayudara a ordenar ideas sobre el trabajo con la Sombra  interna, sobre material de psicologia no halle  mucho que fuera sobre trabajo practico. de entre  los libros que estuve encontrando al respecto  se encuentra el siguiente:
No temas al mal. de Eva Pierrakos. Est. Pax.
Buscando en internet vi  que si bien ya estan  armando  cursos al respecto (ni modo) el libro esta digerible y mucho mejor que  los de autoestima. Es interesante la posturas que tiene al respecto, aunque ya en los cursos ya meten  otras cosas como  flores de bach (no  estoy en contra de eso pero ya se sale un poco  afuera del asunto).
La nocion del pecado  es bastante  interesante  y es muy similar los primeros capitulos que he estadoleyendo  a  algunas cosas que queria  trabajar por aca. Ahorita  loque estoy buscando  es material  jungiano  sobre la Sombra y referencias tambien  de la Sombra dentro del ninjutsu que es de donde hay unmaterialbastante sabroso. Tambienme lei momentaneamente el  Curso de milarggoss,  perdon milagros, hay cosas  interesantes sin embargo  me parece demasiado  azucar  para mi  gusto. El libro  del maestro es el  que me andoleyendo pues loque son los ejercicios esos si no los aguanto. Un  “pero” que le  pongo  al  curso de milagros esque al negar esta realidad (pues segun eso es aqui donde se  halla la ficcion de la obscuridad) se pone en primer lugarlo espiritual  y en ulyimo  el fisico que no  es menos importante,  ya me ha tocado gente que ha estado en  Curso de milagros que luego  anda en la  babia (como dice Orozco) pero se olvida de darle el desayuno  a los hijos  o  sus  problemas economicos. Como  dicen por alli todo con medida.
Los libros de Pierrakos (el que estoy leyendo) no  estan tan edulcorado y  es bastante interesante lo de la trasformacion del  Ser inferior al maestro interno. Los otros dos me faltan por checarlos.
Por  lo mientras ya con material para ubicarme  en un seguimiento pues a chambearle. Por  lo mientras ya tambien  tengo material jungiano, lo de  chamanismo y cosas de ninjitsu para  irme  ubicando.
Nos vemos en la noche chavos.

NO TEMAS EL MAL
una observacion compasiva y transformadora de nuestro lado oscuro

DEL MIEDO AL AMOR
un viaje hacia amar sin miedo y la realizacion con un espiritu hermano. Editorial Pax

ENCONTRANDO A DIOS EN MI INTERIOR
un cambio hacia la entrega que tiene poco que ver con el trabajo con la sombra o volver a repasar las heridas de la infancia. Es un nivel espiritual de entrega a la voluntad de Dios.

El  indice del segundo libro  suena interesante, aunque cabe señalar que como  varias cosas lo  de Eva Pierrakos    ya se comercializo tambien  bien  y bonito  y como  en varias cosas  por explotar demasiado  algo  uno  termina  ya de desvanecer el origen, por  lo mientras el  primer libroe sta digerible. Los cursos por internet  ya  son otra cosa que senti un tanto  alejado ya del origen. Por lo mientras  por aca se  los dejo a conveniencia de cada quien.

=)

INDICE CAPITULAR:

Parte I: Principios cósmicos y conceptos Psicológicos.

1. Las relaciones 2. Los principios masculino y femenino en el proceso creativo 3. Las fuerzas del amor, el eros y la sexualidad 4. El significado espiritual de las relaciones 5. Reciprocidad: ley y principio cósmicos.

Parte II: Cómo descubrir y vencer los obstáculos hacia una relación enriquecedora.

6. El deseo de ser infeliz y el temor de amar 7. El legítimo deseo de ser amado 8. Objetividad y subjetividad en las relaciones 9. La compulsión de recrear y superar las heridas de la infancia 10. Apego ade la fuerza vital a las situaciones negativas 11. Vida, amor y muerte 12. De la interacción negativa inconsciente a la elección consciente del amor.

Parte III: Las relaciones en la edad de la conciencia expandida.

13. La fusíon: el significado espiritual de la sexualidad 14. La nueva mujer y el nuevo hombre 15. El nuevo matrimonio.

Sobre los colores estos se encuentran en el siguiente orden:
Negro (la etapa del cuervo)
Blanco (posterior a la cruxificcion)
Rojo
Amarillo

En diversas escuelas del conocimiento ya sea alquimia, chamanismo, taoismo, budismo, etc. Es necesario pasar por una etapa preparatoria habia el trabajo interior; esa etapa preparatoria estaba enfocada a tomar control y domar la Sombra atraves de en primera instancia de sumergirse a algo similar al inframundo o a los infiernos internos. El pasaje hacia ese infierno interno es un tunel, y es descendiendo el camino para ascender, esto es, las referencias que se hacen sobre las pruebas de Hercules vendria siendo las acciones a realizar dentro de nuestro interior. Solo que los antiguos eran un poco dados a la alegoria y luego costaba bastante trabajo entenderles.

Dentro de las proyecciones de la Sombra se encuentra el hecho que hay sujetos que nosotros mismos utilizamos para distorsionar la vision de la realidad y verlos como los portadores de un mal o de los elementos de la Sombra misma ya sea individual o colectiva, es a estas personas a las que se les llama los Portadores de la Sombra, y podrian ser segun los casos por ejemplo en Europa los imigrantes; en caso de EUA los negros, latinos y arabes; en el caso de los arabes los gringos; etc.
Hay portadores dela Sombra colectiva, que termirarian siendo los representantes de todo aquello que odiamos, y no deseamos cerca de nosotros pero que sin embargo como colectividad nos pertenece.

La Caverna y el Laberinto

Subject:
[fratreslucis] La Caverna y el Laberinto
Date:
Wed, 11 Sep 2002 12:31:07 -0300
From:
raqueltb@adinet.com.uy

LIBERTAD – IGUALDAD – FRATERNIDAD
LUZ – VIDA – AMOR

QQ.’. HH.’. de la O.’.F.’.L.’.

Saludos al amparo de nuestros Seis Principios:

Remito a Uds. un artículo titulado “La caverna y el laberinto”, del autor
René Guénon, y al pie del mismo figura el link a la página de la Revista
de Estudios Arquitectónicos, donde podrán encontrar muy buenos artículos
para vuestra instrucción y meditaciones futuras.

Para aquellos que aún no son Hermanos Intimos de la OFL y que deseen intercambiar
consultas y/o comentarios, les recuerdo que pueden escribir a cualquiera
de los Cancellarius de la O.F.L. o a cualquiera de los Círculos de la OFL,
quienes con muchísimo gusto intercambiaremos opiniones; ello sin perjuicio
de los comentarios vertidos en la Lista General.

Con un gran abrazo a todos, me despido
En L.’.V.’.X.’.
S.L. Alêthéia
______________________________________________________________________
LA CAVERNA Y EL LABERINTO (1)
René GUÉNON

En un libro reciente (2), W. F. Jackson Knight expone interesantes investigaciones
que tienen por punto de partida el pasaje del libro VI de la Eneida donde
se describen las puertas del antro de la Sibila de Cumas: ¿por qué el laberinto
de Creta y su historia están figurados en esas puertas? El autor se niega
con razón a ver en ello, como lo han hecho algunos que no van más allá de
las concepciones ?literarias? modernas, una simple digresión más o menos
inútil; estima, al contrario, que ese pasaje debe tener un valor simbólico
real, fundándose en una estrecha relación entre el laberinto y la caverna,
vinculados ambos con la misma idea de un viaje subterráneo. Esta idea, según
la interpretación que el autor da de hechos concordantes pertenecientes
a épocas y regiones muy diversas, habría estado originariamente en relación
con los ritos funerarios y luego, en virtud de cierta analogía, habría sido
transportada a los ritos iniciáticos; volveremos más en particular sobre
este punto en lo que sigue, pero debemos antes formular algunas reservas
sobre el modo en que el autor concibe la iniciación.

Parece, en efecto, encararla únicamente como un producto del “pensamiento
humano?, dotado por otra parte de una vitalidad que le asegura una especie
de permanencia a través de las edades, aun si a veces no subsiste, por así
decirlo, sino en estado latente; no tenemos necesidad alguna, después de
todo cuanto hemos ya expuesto acerca de este asunto, de mostrar una vez
más la insuficiencia de ese punto de vista, ya por el solo hecho de que
no tiene en cuenta los elementos ?sobrehumanos?, que en realidad constituyen
precisamente lo esencial. Insistiremos solo en esto: la idea de una subsistencia
en estado latente trae aparejada la hipótesis de una conservación en un
?subconsciente colectivo?, tomada de ciertas teorías psicológicas recientes;
como quiera que se opine acerca de éstas, hay en todo caso, en la aplicación
así efectuada, un completo desconocimiento de la necesidad de la ?cadena?
iniciática, es decir, de una transmisión efectiva e ininterrumpida. Cierto
es que hay otra cuestión que es preciso guardarse de confundir con aquélla:
ha podido ocurrir a veces que cosas de orden propiamente iniciático llegaran
a expresarse a través de individualidades que no eran conscientes en modo
alguno de su verdadera significación, y nos hemos explicado anteriormente
sobre ello con motivo de la leyenda del Graal (3); pero, por una parte,
eso nada tiene que ver con lo que es la realidad de la iniciación misma,
y, por otra, no podría entenderse así el caso de Virgilio, en quien hay,
como en Dante, indicaciones demasiado precisas y demasiado manifiestamente
conscientes para que sea posible admitir que haya sido extraño a toda vinculación
iniciática efectiva. Aquello de que aquí se trata nada tiene que ver con
la “inspiración poética? tal como se la entiende en la actualidad, y a este
respecto Jackson Knight está por cierto demasiadamente dispuesto a compartir
los puntos de vista ?literarios? a los cuales, sin embargo, su tesis se
opone en lo demás; pero no por eso hemos de desconocer todo el mérito que
corresponde a un autor universitario por tener el valor de abordar ese tema,
e incluso, simplemente, de hablar de iniciación.

Dicho esto, volvamos a la cuestión de las relaciones entre la caverna funeraria
y la caverna iniciática: aunque esas relaciones sean ciertamente reales,
la identificación de ambas, en cuanto a su simbolismo, no representa sino,
cuando mucho, una media verdad. Observemos, por lo demás, que, inclusive
desde el mero punto de vista funerario, la idea de hacer derivar el simbolismo
del ritual en lugar de ver, al contrario, en el ritual mismo el simbolismo
en acción, como en realidad es, pone ya al autor en grandes dificultades
cuando comprueba que el viaje subterráneo va seguido casi siempre de un
viaje al aire libre, representado por muchas tradiciones como una navegación;
esto seria inconcebible, en efecto, si no se tratara sino de la descripción
por imágenes de un rito sepulcral, pero, en cambio, se explica perfectamente
cuando se sabe que se trata en realidad de las fases diversas atravesadas
por el ser en el curso de una migración que es real y verdaderamente ?de
ultratumba?, y que no concierne en nada al cuerpo que ese ser ha dejado
tras de si al abandonar la vida terrestre. Por otra parte, en razón de la
analogía existente entre la muerte entendida en el sentido ordinario y la
muerte iniciática, de que hemos hablado en otra oportunidad, una misma descripción
simbólica puede aplicarse por igual a lo que ocurre al ser en uno y otro
caso; tal es, en cuanto a la caverna y al viaje subterráneo, la razón de
la asimilación antes establecida, en la medida en que está justificada;
pero, en el punto en que ella debe legítimamente detenerse, nos hallamos
todavía en los preliminares de la iniciación y no en la iniciación misma.

En efecto, nada más que una preparación para ella puede verse, en estricto
rigor, en la muerte al mundo profano seguida del ?descenso a los Infiernos?,
el cual, claro está, es la misma cosa que el viaje al mundo subterráneo
al cual da acceso la caverna; y, en lo que hace a la iniciación misma, lejos
de ser considerada como una muerte, lo es al contrario como un ?segundo
nacimiento?, y como un paso de las tinieblas a la luz. Pero el lugar de
este nacimiento es también la caverna, por lo menos en los casos en que
la iniciación se efectúa en ella, real o simbólicamente, pues va de suyo
que no hay que generalizar demasiado, y que, como en el caso del laberinto,
al cual nos referiremos en seguida, no se trata de algo necesariamente común
a todas las formas iniciáticas sin excepción. Lo mismo aparece; por lo demás,
incluso exotéricamente, en el simbolismo cristiano de la Natividad, con
igual nitidez que en otras tradiciones; y es evidente que la caverna como
lugar de nacimiento no puede tener precisamente la misma significación que
la caverna como lugar de muerte o sepultura. Se podría hacer notar, sin
embargo, por lo menos para vincular entre sí esos aspectos diferentes y
hasta en apariencia opuestos, que muerte y nacimiento no son, en suma, sino
las dos faces de un mismo cambio de estado, y que el paso de un estado a
otro se considera siempre como que debe efectuarse en la oscuridad (4);
en este sentido, la caverna seria más exactamente, pues, el lugar mismo
de ese tránsito: pero esto, aun siendo estrictamente verdadero, no se refiere
aún sino a uno de los aspectos de su complejo simbolismo.

Si el autor no ha logrado ver el otro aspecto de este simbolismo, ello se
debe muy probablemente al influjo ejercido sobre él por las teorías de ciertos
?historiadores de las religiones? : siguiendo a és-tos admite, en efecto,
que la caverna deba vincularse siempre a los cultos ?ctonios?, sin duda
por la razón, algo demasiado ?simplista?, de que esta situada en el interior
de la tierra; pero esto está muy lejos de la verdad.(5) Con todo, nuestro
autor no puede menos de advertir que la caverna iniciática se da ante todo
como una imagen del mundo(6), pero su hipótesis le impide sacar la consecuencia
que sin embargo se impone, a saber : siendo las cosas así, la caverna debe
formar un todo completo y contener en sí misma la representación del cielo
tanto como de la tierra; si ocurre que el cielo se mencione expresamente
en algún texto o figure en algún monumento como correspondiente a la bóveda
de la caverna, las explicaciones propuestas a este respecto se tornan a
tal punto confusas y poco satisfactorias que ya no es posible seguirlas.
La verdad es que, muy lejos de constituir un lugar tenebroso, la caverna
iniciática está iluminada interiormente, de modo que, al contrario, la oscuridad
reina fuera de ella, pues el mundo profano se asimila naturalmente a las
“tinieblas exteriores? y el ?segundo nacimiento? es a la vez una ?iluminación?.(7)
Ahora, si se pregunta por qué la caverna es considerada así desde el punto
de vista iniciático, responderemos que la solución se encuentra, por una
parte, en el hecho de que el símbolo de la caverna es complementario con
respecto al de la montaña, y, por otra, en la relación que une estrechamente
el simbolismo de la caverna con el del corazón; nos proponemos tratar por
separado estos dos puntos esenciales, pero no es difícil comprender, después
de cuanto hemos tenido ya ocasión de decir en otros lugares, que todo eso
está en relación directa con la figuración misma de los centros espirituales.

Pasaremos por alto otras cuestiones que, por importantes que sean en sí
mismas, no intervienen aquí sino accesoriamente, como por ejemplo la de
la significación de la ?rama de oro?; es muy discutible que pueda identificársela,
salvo en un aspecto muy secundario, con el bastón o la varita que en formas
diversas se encuentra muy generalmente en el simbolismo tradicional (8).
Sin insistir más en ello, examinaremos ahora )o que concierne al laberinto,
cuyo sentido puede parecer aún más enigmático, o al menos más disimulado,
que el de la caverna, y las relaciones existentes entre ésta y aquél.

El laberinto, como bien lo ha visto Jacksor Knight, tiene una doble razón
de ser, en cuanto permite o veda, según los casos, el acceso a determinado
lugar donde no todos pueden penetrar indistintamente; solo los que están
“cualificados? podrán recorrerlo hasta el fin, mientras que los otros se
verán impedidos de penetrar o extraviarán el camino. Se ve inmediatamente
que hay aquí la idea de una ?selección?, en relación evidente con la admisión
a la iniciación misma: el recorrido del laberinto no es propiamente, pues,
a este respecto, sino una representación de las pruebas iniciáticas; y es
fácil comprender que, cuando servia efectivamente como medio de acceso a
ciertos santuarios, podía ser dispuesto de tal manera que los ritos correspondientes
se cumplieran en ese trayecto mismo. Por otra parte, se encuentra también
la idea de ?viaje?, en el aspecto en que esa idea se asimila a las pruebas
mismas, como puede verificárselo aún hoy en ciertas formas iniciáticas,
la masonería por ejemplo, donde cada una de las pruebas simbólicas se designa,
precisamente, como un ?viaje?. Otro simbolismo equivalente es el de la ?peregrinación?;
y recordaremos a este respecto los laberintos que se trazaban otrora en
las lajas del piso de ciertas iglesias, cuyo recorrido se consideraba como
un “sustituto” del peregrinaje a Tierra Santa; por lo demás, si el punto
en el que termina ese recorrido representa un lugar reservado a los “elegidos?,
ese lugar es real y verdaderamente una ?Tierra Santa? en el sentido iniciático
de la expresión: en otros términos, ese punto no es sino la imagen de un
centro espiritual, como todo lugar de iniciación lo es igualmente (9).

Va de suyo, por otra parte, que el empleo del laberinto como medio de protección
o defensa admite aplicaciones diversas, fuera del dominio iniciático; así,
el autor señala particularmente su empleo “táctico? a la entrada de ciertas
ciudades antiguas y otros lugares fortificados. Solo que es un error creer
que en este caso se trate de un uso puramente profano, el cual incluso hubiera
sido cronológicamente el primero, para sugerir luego la idea de una utilización
ritual; hay en esta idea, propiamente, una inversión de las relaciones normales,
conforme, por otra parte, a las concepciones modernas pero solo a ellas,
y que por lo tanto es enteramente ilegítimo atribuir a las civilizaciones
antiguas. De hecho, en toda civilización de carácter estrictamente tradicional,
todas las cosas comienzan necesariamente por el principio o por lo que es
más próximo a él, para descender luego a aplicaciones cada vez más contingentes;
y, además, inclusive estas últimas no se encaran jamás desde un punto de
vista profano, que no es, según lo hemos explicado a menudo, sino el resultado
de una degradación por la cual se ha perdido la conciencia de la vinculación
de esas aplicaciones con el principio. En el caso de que se trata, podría
fácilmente percibirse que hay algo distinto de lo que verían los ?tácticos?
modernos, por la simple observación de que ese modo de defensa, ?laberíntico?,
no se empleaba solamente contra los enemigos humanos sino también contra
los influjos psíquicos hostiles, lo que indica a las claras que debía tener
por si mismo un valor ritual.(10) Pero hay más todavía: la fundación de
las ciudades, la elección de su sitio y el plan según el cual se las construía
se hallaban sometidos a reglas pertenecientes esencialmente a la ?ciencia
sagrada? y, por consiguiente, estaban lejos de responder solo a fines ?utilitarios”,
por lo menos en el sentido exclusivamente material que se da actualmente
a esa palabra; por completamente extrañas que sean estas cosas a la mentalidad
de nuestros contemporáneos, es preciso sin embargo tomarlas en cuenta, sin
lo cual quienes estudian los vestigios de las civilizaciones antiguas jamás
podrán comprender el verdadero sentido y la razón de ser de lo que observan,
aun en lo que corresponde simplemente a lo que se ha convenido en llamar
hoy el dominio de la “vida cotidiana?, pero que entonces tenía también,
era realidad, un carácter propiamente ritual y tradicional.

En cuanto al origen del nombre del ?laberinto?, es bastante oscuro y ha
dado lugar a muchas discusiones; parece que, al contrario de lo que algunos
han creído, no se relaciona directamente con el nombre de la lábrys o doble
hacha cretense, sino que ambas derivan igualmente de una misma palabra muy
antigua que designaba la piedra (raíz la-, de donde lâos en griego, lapis
en latín), de suerte que, etimológicamente, el laberinto podría no ser en
suma otra cosa que una construcción de piedra, perteneciente al género de
las construcciones llamadas ?ciclópeas?. Empero, no es ésa sino la significación
más exterior de la palabra, que, en sentido más profundo, se vincula al
conjunto del simbolismo de la piedra, al cual hubimos de referirnos en diversas
oportunidades, sea con motivo de los ?betilos?, sea con motivo de las ?piedras
del rayo? (identificadas, precisamente, con el hacha de piedra o Lábrys),
y que presenta aún muchos otros aspectos. Jackson Knight lo ha entrevisto
por lo menos, pues alude a los hombres ?nacidos de la piedra? (lo que, señalémoslo
de paso, da la explicación de la palabra griega laós (‘pueblo, gente’),
de lo cual la leyenda de Decaulión ofrece el ejemplo más conocido: esto
se refiere a cierto período un estudio más preciso del cual, si fuera posible,
permitiría seguramente dar a la llamada ?edad de piedra? un sentido muy
otro del que le atribuyen los prehistoriadores. Por otra parte, esto nos
reconduce al tema de la caverna, la cual, en cuanto excavada en la roca,
natural o artificialmente, está también muy próxima a ese simbolismo (11);
pero debemos agregar que ésta no es razón para suponer que el mismo laberinto
haya debido también forzosamente ser excavado en la roca : aunque haya podido
serlo en ciertos casos, ello no es sino un elemento accidental, podría decirse,
y no entra en su definición, pues, cualesquiera sean las relaciones entre
el laberinto y la caverna, importa no confundirlos, sobre todo cuando se
trata de la caverna iniciática, que aquí consideramos más en particular.

En efecto, es muy evidente que, si la caverna es el lugar en que se cumple
la iniciación misma, el laberinto, lugar de las pruebas previas, no puede
ser sino el camino que conduce a ella, a la vez que el obstáculo que veda
el acercamiento a los profanos “no cualificados?. Recordaremos, por otra
parte, que en Cumas el laberinto estaba representado en las puertas, como
si, de alguna manera, esa figuración sustituyera al propio laberinto(12);
y podría decirse que Eneas, mientras se detiene a la entrada para contemplarla,
recorre en efecto el laberinto, mental ya que no corporalmente. Por otra
parte, no parece que ese modo de acceso haya sido siempre exclusivamente
reservado para santuarios establecidos en cavernas o asimilados simbólicamente
a e}las, pues, como lo hemos explicado ya, no se trata de un rasgo común
a todas las formas tradicionales; y la razón de ser del laberinto, tal como
la hemos definido antes, puede convenir igualmente a los aledaños de todo
lugar de iniciacion, de todo santuario destinado a los ?misterios? y no
a los ritos públicos. Formulada esta reserva, hay sin embargo una razón
para suponer que, en el origen por lo menos, el empleo del laberinto -haya
de haber estado más particularmente vinculado con la caverna iniciática:
pues uno y otra parecen haber pertenecido al comienzo a las mismas formas
tradicionales, las de esa época de los ?hombres de piedra? a que aludíamos
poco ha; habrían comenzado, pues, por estar estrechamente unidos, aunque
no lo hayan quedado invariablemente en todas las formas ulteriores.

Si consideramos el caso en que el laberinto está en conexión con la caverna,
ésta, a la cual rodea con sus repliegues y en la cual finalmente desemboca,
ocupa entonces, en el conjunto así constituido, el punto más interno y central,
lo que corresponde perfectamente a la idea de un centro espiritual, y concuerda
además con el equivalente simbolismo del corazón, sobre el cual nos proponemos
volver. Ha de hacerse notar aún que, cuando la misma caverna es a la vez
el lugar de la muerte iniciática y el del ?segundo nacimiento?, debe entonces
ser considerada como acceso no solo a los dominios subterráneos o ?infernales”,
sino también a los dominios supraterrestres; esto también responde a la
noción del punto central, que es, era el orden ?macrocósmico”, al igual
que en el ?microcósmico?, aquel donde se efectúa la comunicación con todos
los estados superiores e inferiores; y solamente así la caverna puede ser,
según lo hemos dicho, la imagen completa del mundo, en cuanto todos esos
estados deben reflejarse igualmente en ella; de no ser así, la asimilación
de su bóveda al cielo seria absolutamente incomprensible. Pero, por otra
parte, si el ?descenso a los Infiernos? se cumple en la caverna misma, entre
la muerte iniciática y el ?segundo nacimiento?, se ve que no puede considerarse
a ese descenso como representado por el recorrido del laberinto, y entonces
cabe aún preguntarse a qué corresponde en realidad este último: son las
?tinieblas exteriores?, a las cuales hemos aludido ya, y a las que se aplica
perfectamente el estado de ?errancia?, si es lícito usar este término, del
cual tal recorrido es la exacta expresión. Este asunto de las ?tinieblas
exteriores? podría dar lugar a otras precisiones, pero nos harían traspasar
los límites del presente estudio; creemos, por lo demás, haber dicho bastante
para mostrar, por una parte, el interés que presentan investigaciones como
las expuestas en el libro de Jackson Knight, pero también, por otra, la
necesidad, para dar precisión a los resultados y captar su verdadero alcance,
de un conocimiento propiamente ?técnico? de aquello de que se trata, conocimiento
sin el cual no se llegará nunca sino a reconstrucciones hipotéticas e incompletas,
que, aun en la medida en que no estén falseadas por alguna idea preconcebida,
permanecerán tan ?muertas? como los vestigios mismos que hayan sido su punto
de partida.

NOTAS:
(1)Cap. XXIX de Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, Eudeba-Colihue,
Buenos Aires, 19883 [Publicado en É. T., octubre y noviembre de 1937.]

(2) W. F. Jackson Knight, Cumaean Gates, a reference of the Sixth “Aeneid”
to lnitiation Pattern, Basil Blackwell, Oxford.
(3) (Ver caps. III y IV.)
(4) Podría recordarse también, a este respecto, el simbolismo del grano
de trigo en los misterios de Eleusis.

(5) Esta interpretacion unilateral lleva al autor a una singular confusión:
cita, entre otros ejemplos, el mito shintoísta de la danza ejecutada ante
la entrada de una caverna para hacer salir de ella a la “diosa ancestral?
allí escondida; desgraciadamente para su tesis, no se trata de la ?tierra
madre”, romo lo cree y lo dice expresamente, sino de la diosa solar, lo
cual es enteramente distinto.

(6) En la masonería ocurre lo mismo con la logia, cuyo nombre algunos han
relacionado incluso con la palabra sánscrita loka [?mundo’], lo que en efecto
es exacto simbólicamente, si etimológicamente no; pero ha de agregarse que
la logia no se asimila a ]a caverna, y que el equivalente de ésta se encuentra
solo, en ese caso, al comienzo mismo de las pruebas iniciáticas, de modo
que no se le da otro sentido que el de lugar subterráneo en relación directa
con las ideas de muerte y de “descenso?.

(7) En el simbolismo masónico igualmente, y por las mismas razones, las
?luces? se encuentran obligatoriamente en el interior de la logia; y la
palabra loka, recién mencionada, se relaciona también directamente con una
raíz cuyo sentido primero designa la luz.

(8) Sería ciertamente mucho más exacto asimilar esta ?rama de oro? al muérdago
druídico y a la acacia masónica, para no mencionar los ?ramos? de la fiesta
cristiana que lleva precisamente este nombre, en cuanto símbolo y prenda
de resurrección e inmortalidad.
(9) Jackson Knigh menciona estos laberintos, pero no les atribuye sino una
significación simplemente religiosa; parece ignorar que su trazado no pertenecía
en modo alguno a la doctrina exotérica, sino exclusivamente al simbolismo
de las organizaciones iniciáticas de constructores.

(10) No insistiremos, para no apartarnos demasiado de nuestro asunto, sobre
la marcha “laberíntica? de ciertas procesiones y ?danzas rituales”, que,
presentando ante todo el carácter de ritos de protección, o ?apotropaicos”,
como dice el autor, se vinculan directamente y por eso al mismo orden de
consideraciones: se trata esencialmente de detener y desviar los influjos
maléficos, por una ?técnica? basada en el conocimiento de ciertas leyes
según las cuales aquéllos ejercen su acción.

(11) ? Las cavernas prehistóricas fueron, verosímilmente, no habitaciones,
como de ordinario se cree, sino los santuarios de los “hombres de la piedra”,
entendidos en el sentido que acabamos de indicar; así, pues, la caverna
habría recibido en las formas tradicionales del período de que se trata,
y en relación con cierta ?ocultación? del conocimiento, el carácter de símbolo
de los centros espirituales, y consiguientemente de lugar de iniciación.

(12) Un caso similar, a este respecto, es el de las figuras ?laberínticas”
trazadas en paredes, en Grecia antigua, para vedar el acceso de los influjos
maléficos a las casas.

http://arquitectes.coac.net/rea/art_cyl.htm

——————————————————————–
AUGUSTA COMUNIDAD DE LOS FRATRES LUCIS en LVX LIF
——————————————————————–

LA TRADICIÓN ESCRITA DE LOS ANTIGUOS EGIPCIOS

LA TRADICIÓN ESCRITA DE LOS ANTIGUOS EGIPCIOS

Carlos del Tilo

Las fuentes principales son Los Textos de las Pirámides, Los Textos de los Sepulcros (1) y los papiros de las varias recensiones del Libro de los Muertos.

Esta denominación procede del eminente egiptólogo R. Lepsius, que publicó en el año 1842, un manuscrito jeroglífico del Museo de Turín con su traducción. Este texto es el ejemplar al cual se refieren todas las citas de los egiptólogos. No se trata —dice R. Lepsius— de la obra de un único redactor, sino de una colección de párrafos independientes unos de otros, cuya regla de coordinación no ha sido la misma en todas las épocas. Sus redacciones proceden de fuentes y de épocas diferentes. La mayoría de los papiros conservados en los museos de Europa proceden de manuscritos hallados en las tumbas junto con la momia. En gran parte fueron escritos por escribas de la casta sacerdotal, que los redactaban de antemano dejando en blanco el nombre del difunto, al cual añadían casi siempre el nombre de su madre (2).

S. Mayassis, que ha profundizado especialmente en el carácter iniciático de este libro, prefiere el título de El Libro de la Salida a la luz del Día, apoyándose en varios capítulos del mismo texto. Para él, como para Maspero, el Libro de la Salida a la luz del Día era para los antiguos egipcios como un pasaporte, ya que su propósito no era únicamente el guiar al alma en su viaje al país de Ultratumba; pretendía también darle la llave de los problemas esenciales relativos al mundo de los hombres y al de los dioses. (3) A primera vista, estos escritos parecen constituir una guía para el uso del espíritu del difunto en el mundo oculto, es decir, una guía post mortem.

El egiptólogo griego S.Mayassis no parece ser de esta opinión al esforzarse en demostrar en su obra citada que El Libro de los Muertos es un libro de Iniciación, ya que la iniciación se refiere a una experiencia que normalmente se realiza antes de la muerte. En efecto, la muerte física es como la imagen de la muerte iniciática, que puede realizarse de forma ritual t simbólica, pero que es una experiencia real de regeneración. La doctrina del Libro de los Muertos —dice Mayassis— parece íntimamente ligada con el culto de Osiris, el culto difundido en todo Egipto. Osiris, por su supuesta vida, por su muerte funesta y por su resurrección, era el arquetipo del hombre y representaba especialmente para el alma el carácter de Dios Salvador. Todo el libro enseña al alma declarada justa, que se identifica con Osiris para resucitar e inmortalizarse con él. (4) Estos textos —continúa Mayassis— eran inscripciones secretas, una literatura secreta que ningún profano no podía ver ni leer, ya que quedaban encerradas con la momia o inscritas sobre las paredes de los pasillos de las tumbas-pirámides, sobre los sarcófagos o sobre los rollos confiados a las momias. En todos los sitios y siempre,el difunto fue el guardián del secreto y la tumba su caja-fuerte. Los egipcios confiaban en el silencio del muerto y en la inviolabilidad de la tumba. (5)

Todas esas hazañas respecto a los secretos de la naturaleza y a los misterios de la regeneración del hombre sólo se transmitían, a través de la muerte iniciática, fuera del alcance de los profanos, en las escuelas sacerdotales; de modo que el difunto, al cual se refiere el Libro de los Muertos, también representa, de cierta manera, al iniciado en la vía de regeneración. La preocupación principal de los egipcios, en la época de su decadencia, era conservar el cuerpo físico incorrupto, mediante una técnica muy perfeccionada de momificación, lo que impedía al mismo tiempo la disolución normal del espíritu (llamado cuerpo astral). El espíritu permanecía en unión con la momia y, de este modo, el alma del difunto evitaba la reencarnación, pero también evitaba la oportunidad de una nueva experiencia encarnada en este bajo mundo, a fin de lograr su liberación y realización definitiva. La momificación, pues, no es más que un simulacro y la imagen de la resurrección, realizada por los sabios, siguiendo la Vía real de Osiris. La momificación es para los muertos, la resurrección para los vivos.

¿Acaso este libro llamado de los muertos, no sería más bien El Libro de los Vivos? Este libro ha sido compuesto por Isis para su hermano Osiris, a fin de hacer revivir su alma, reanimar su cuerpo y devolver el vigor y la juventud a todos sus miembros divinos, a fin de que él sea finalmente reunido con el Sol, su padre. (SA.HU.) (6).

En conclusión, según la lista que nos proporcionó Mayassis, los textos del antiguo Egipto de los que disponemos son los siguientes:

1. Los Textos de las Pirámides inscritos en el interior de cinco pirámides-tumbas: de Unas, de Pepi,de Meri-Ré, de Pepi II en Saqarah y que pertenecen a la Vª y VIª dinastía.

2. El Libro de las Puertas, pertenece a la literatura funeraria y real del nuevo Imperio hacia finales de la XVIIª dinastía. Decora las tumbas d’Horemheb, de los seis Ramsés, de Seti I y II, de Menephtah, etc.

3. El Libro de lo que hay en el Hades o El Libro del Hades,cuya recensión más antigua fue hallada en las tumbas de Thuthmés III, Amenhotep II y III en Tebas, en las tumbas de los Ramsés; pero la más completa y mejor ilustrada es la de la tumba de Seti I. Al comienzo, este libro, al igual que el Libro de los Muertos, estaba grabado sobre las paredes de las tumbas, luego sobre los sarcófagos y ataúdes de madera y, finalmente, sobre los rollos de papiros… Según W. Budge, su origen se remonta a la época en la que Egipto no estaba del todo civilizada.

4. El Libro de las Cavernas. Según A. Piankoff es un texto de los misterios, en relación con el misterio de la transformación, del paso de la vida a la muerte y de la muerte a la vida. Este libro con el Libro de las Puertas y el Libro de lo que hay en el Hades, representa una de las tres composiciones religiosas del Imperio Medio.

5. Los Textos de los sepulcros datan del Imperio Medio.

Presentamos a continuación algunos fragmentos de textos egipcios:

¡Oh Padre!, tú estás en mi corazón y nadie puede conocerte, sino yo, tu hijo. Akhenatón

¡Oh!, que yo sea regenerado, que mi espíritu sea purificado y sublimado, que sople en mi el Espíritu de arriba, que yo vea el fuego divino. Plegaria egipcia

Yo soy el Ayer y conozco el Mañana. Soy el dueño de renacer por segunda vez, misterio del alma, creadora de los dioses y productora de los alimentos para quienes acceden al oeste del cielo, timón del este, Señor de las caras que ven por su resplandor, Señor de la resurrección que sale de las tinieblas. Libro de los Muertos, cap. LXIV

¡Oh Osiris N (8)! Has tomado el cielo. Has heredado la tierra. -¿Cómo has tomado el cielo? – Ve: Como un dios, joven y bello, justo de voz contra sus enemigos. -Como Ra, príncipe de los dioses; como Horus, lugarteniente de Osiris.Textos de los sarcófagos, 5

Os saludo dioses que habitáis en la Sala de la Verdad. El mal no está en vuestro seno, vivís de la Verdad en An; vuestros corazones se alimentan de la Verdad delante de Horus en su disco. Liberadme del dios del mal, que vive en las entrañas de los grandes, el día del gran juicio entre vosotros. Osiris N. viene hacia vosotros: no hay mal ni pecado ni manchas ni impurezas en él, no hay acusación ni oposición contra él. Vive de la Verdad, se alimenta de la Verdad. El corazón está encantado por lo que ha hecho. Lo que ha hecho, los hombres lo proclaman, los dioses se alegran de ello. Se ha conciliado con Dios por su amor. Ha dado pan al que tenía hambre, agua al que tenía sed, vestiduras al que estaba desnudo… (9) Salvadle, protegedle, no acusándole ante el Señor de las momias, pues su boca es pura, sus manos son puras. Libro de los Muertos,cap.CXXV,35-39

El alma del difunto está viva por la eternidad, no muere de nuevo, está iniciado en el misterio de Tiau (10), penetra en los misterios de la divina región inferior. Libro de los Muertos,cap.CXXX,27

Los nombres de Osiris:

Osiris, ser bueno.

Osiris viviente

Osiris dueño de la vida

Osiris dueño de todo

Osiris que reside en la morada del Ser

Osiris que reside en los granos

Osiris en la región del sur

Osiris en la región del norte

Osiris dueño de los años

Osiris-Ptah dueño de la vida

Osiris dueño de la tierra de vida

Osiris en el cielo

Osiris sobre la tierra

Osiris en posesión del trono

Osiris engendrador

Osiris señor eterno

Osiris maestro de la eternidad

Osiris que lleva Horus

Osiris el que abre los caminos del su, dueño de la doble tierra.

Osiris el que abre los caminos del norte, dueño del cielo.

Ptah, estable y augusto asiento del sol

Osiris en todas sus salas

Osiris en todas sus creaciones

Osiris en todos sus nombres

Osiris en todas sus funciones

Se le rinde homenaje por los cuidados a Osiris N.

Libro de los Muertos,cap.CXLII

Libro que da la perfección al difunto en el seno de Ra, dándole la preeminencia ante Tum, haciéndole grande ante Osiris, fuerte ante el residente del Amentit, haciéndole temible ante los dioses… Es el misterio de Tiau… la supresión de las manchas, la entrada en el Valle misterioso cuya entrada se desconoce; esto da el verdor al corazón del difunto, prolonga su marcha, le hace avanzar y le hace forzar la entrada del Valle para penetrar en él con el dios… Los dioses se le acercarán y le tocarán, pues será como uno de ellos. Este libro le hará conocer lo que ocurrió al principio. Este libro misterioso y verdadero, nadie más lo ha conocido,en ningún lugar, nunca. Ningún hombre lo ha declamado, ningún ojo lo ha interpretado, nunguna oreja lo ha oído (11). Que sólo sea visto por ti y por aquel que te lo ha enseñado. No hagas de él numerosos comentarios producto de tu imaginación y de tu memoria…… Es un verdadero misterio que ningún hombre del vulgo conoce, en ningún lugar… Hace que esté vivo para siempre jamás y que nada prevalezca en contra suyo. Libro de los Muertos,cap.CXLVIII,5-8

Estoy intacto, intacto como mi padre Osiris-Khepra, cuya imagen es el hombre cuyo cuerpo no se descompone.

Libro de los Muertos.cap.CLIV.2

(1): L. Speleers, Textes des Pyramides égiptiennes y Textes des Cercueils du Moyen Empire égyptien, Av. Marie José 159. Bruselas, 1946.

(2): Ver P. Pierret, el prefacio de su traducción del Livre des Morts des anciens égyptiens, Leroux, París, 1907.

(3): S. Mayassis, Le Livre des Morts de l’Egypte Ancienne est un Livre d’Initiation, B.A.O.A. Athènes 1955. pág.1

(4): Op. cit., pág.2

(5): Op. cit., pág.29

(6): SA = el piloto de delante de la Barca Solar. HU = el piloto de detrás. SA = la inteligencia de RA. HU: la Palabra creadora de RA. Ver S. Mayassis, Op. cit.pág. 327

(7): Op. cit. pág. 30

(8): El Osiris N.: el difunto creyente se identifica con Osiris, es por ello que se llama Osiris tal. Cómo él muere y cómo él resucita. En Osiris quien resucita con él. San Pablo enseñaba la misma relación de los primeros cristianos (Epist. a los Romanos VI,5): Si en efecto, hemos sido injertados en él (Cristo), por la semejanza de su muerte, lo seremos también por la de su resurrección. El Osiris N. es Horus engendrado por su madre Isis, alimentado por Nefitis, así como lo hicieron estas divinidades para con Horus, que rechazaba a los asociados de Set. Libro de los Muertos,cap. CXXXIV,6-7.

(9): Ver San Mateo XXV, 35 y 11: Porque tuve hambre y me disteis de comer. Tuve sed y me disteis de beber. Fui peregrino y me acogisteis…Véase también Isaías LVIII,7.

(10): Nota de P. Pierret en su traducción del Libro de los Muertos, pa´g,11: Tiau es el campo de recorrido nocturno del sol, el hemisferio inferior, el espacio que une el horizonte occidental al horizonte oriental del cielo. El difunto cuando llega al oeste (hacia el norte) pasa por el juicio que lo declarará puro delante de Osiris, entonces se levanta como un dios vivo, o sea, resucitando como Horus y recorriendo el cielo: se identifica con RA, después atraviesa el Nun o abismo celeste y vuelve al Tiau: se identifica con Osiris; y, finalmente, se une con los dioses, entre los que reside. Véase la nota 12 del artículo De Isis y Osiris de Plutarco.Tiau parece ser lo mismo que Ialu.

(11): Ver I Corintios, II,9.

LOS MISTERIOS EGIPCIOS SEGÚN EL TRATADO

DE ISIS Y OSIRIS DE PLUTARCO

Carlos del Tilo

Los griegos han recogido el saber de los egipcios, se puede encontrar íntegramente en la tradición griega. Pero nos es muy difícil en la actualidad establecer las correspondencias entre los símbolos y las imágenes de ambas tradiciones. Además, aunque podemos entender la lengua egipcia, es decir los textos escritos en jeroglíficos en las tumbas y monumentos, no tenemos, sin embargo, la llave de las vocales, o sea, de su pronunciación.

La mayoría de los filósofos griegos fueron a instruirse con los sacerdotes egipcios. Citemos por ejemplo, a Orfeo, Homero (1), Thales, Solón, Pitágoras, Demócrito, Herodoto, Platón, Eudoxio de Cnide (2), el Hermes griego, Plotino, Jámblico, Proclo y a Plutarco.

Este último nos interesa particularmente porque nos dejó un tratado entero dedicado a la ciencia sagrada de los egipcios(3), explicándonos el sentido de sus principales figuras e imágenes.

Era gran sacerdote de Apolo e iniciado en los misterios de Dionisio; estaba muy atraído por Egipto, así como sus maestros preferidos, Pitágoras y Platón. Allí tuvo contacto con los sacerdotes de Osiris.

Este historiador y filósofo griego vivió en Queronea del año 45 al 125 después de J.C. Mario Meunier, en el prefacio de su traducción De Isis y Osiris de Plutarco (4), afirma: «Todos los egiptólogos están de acuerdo en este punto: Plutarco se apoya en documentos puramente egipcios; no hay duda -dicen- de que Plutarco esté bien informado en cuanto a la religión egipcia».

El tratado, que nos proponemos resumir en este artículo, constituye uno de los mejores y más completos testimonios antiguos sobre los misterios egipcios y el mito de Isis y Osiris.

Desde el principio, Plutarco nos avisa de que las prescripciones o prohibiciones, las imágenes o fábulas no deben ser tomadas al pie de la letra, pues no son más que símbolos que sirven para elevarnos al conocimiento verdadero de los dioses: «Por ello, tantas veces como oigas lo que la mitología egipcia relata sobre los dioses: que anduvieron errantes, que fueron desmembrados, que sufrieron innumerables tormentos; tendrás que recordar lo que hemos dicho, sin creer que todo ello sucediera de la manera como se cuenta». (5)

Toda la mitología de los egipcios y de sus misterios están centrados en el mito de Osiris; su vida, su pasión, muerte y resurrección.

Según Plutarco, de la diosa del Cielo, Rea, NUIT o NEIT para los egipcios, nacieron cinco dioses:

-OSIRIS, hijo de Ra, el Sol.

-ARUERIS, llamado Horus el viejo, hijo de Ra.

-TIFÓN o SET, el enemigo, dios de la sequedad, hijo de Geb (Cronos para los griegos) dios de la Tierra.

-ISIS, hija de Thot (Hermes para los griegos).

-NEFITIS (Afrodita para los griegos, hija de Geb).

Antes de relatar la historia de Osiris el autor nos explica el sentido de algunos de estos nombres.

Isis (6) es la diosa sabia y amiga de la Sabiduría; su nombre parece proceder de un verbo antiguo isemi: saber.

Tifón, su enemigo, deriva de otro verbo tufein: cegar. Está cegado por el humo de la ignorancia y del error, y no procura más que destrozar y empeñar la Palabra Sagrada, representada por Osiris. Pero la diosa Isis sabe reunirla, mantenerla en orden y transmitirla a los iniciados que se consagran al culto de su divinidad. El Ser primero y soberano vive y reside con ella.

Por otra parte, el nombre mismo del templo de la diosa indica que encierra el conocimiento de la ciencia del Ser que Es: se llama Iseión, es decir: la casa en la que se puede adquirir la ciencia del Ser; además, el jeroglífico egipcio que forma la palabra Isis sirve para escribir la palabra morada, residencia, sede. Plutarco dice que Isis vive y cohabita con el Ser primero. Isis es la sede y el receptáculo de la generación.

Isis es quien revela las cosas divinas.

Según este autor, parece ser que la diosa griega Atenea corresponde a la Isis egipcia. Tenía un templo en la ciudad egipcia de Sais; era la esposa de Osiris y sobre su estatua (se llamaba también Nuit o Neit) se podía leer esta inscripción:«Soy todo lo que ha sido, todo lo que es y todo lo que será, y mi velo no ha sido nunca levantado por ningún mortal; el fruto que he engendrado ha sido el Sol».

Por otra parte, el nombre propio de Zeus en lengua egipcia es Amún, nombre que los egipcios han alterado pronunciándolo Ammón. Amún, según Manetón, quiere decir: cosa oculta, o acción de ocultar.

La raíz Amn parece significar también: ‘crear’. Los egipcios lo llamaban también Amún Ra, dios solar, este dios se confundió finalmente con Osiris y representa el fuego oculto difundido en la naturaleza (7).

El mito de Osiris

Lo resumimos en sus puntos esenciales.

Osiris tuvo por mujer a Isis, Nefitis era esposa de Tifón. Osiris reinó en Egipto, estableció sus leyes, enseñó al pueblo a cultivar el trigo y la viña y la elaboración del vino; recorría la tierra y atraía a los hombres por la persuasión y, también, seduciéndoles mediante sus cantos y su música. (Orfeo encantaba a las fieras con su lira). Plutarco afirma que Osiris es el mismo dios que Dionisio o Baco en Grecia.

Cuando Osiris regresó de su viaje, Tifón, su enemigo, con la ayuda de setenta y dos cómplices, le hizo caer en una emboscada y lo encerró en un cofre, el cual fue arrojado al río, que lo llevó hasta el mar.

Estos acontecimientos ocurrieron, según se cuenta, el día 17 del mes de atir (octubre-noviembre, signo de Escorpión), en el vigésimo año del reinado de Osiris.

Isis se vistió de luto y buscó el cofre, acompañada por el dios Anubis (8), hijo de Osiris y Nefitis. Lo encontró parado al pie de un tamarisco en el territorio de Biblos, ciudad Fenicia, célebre por su culto a Adonis, dios que, como Osiris, moría para resucitar.

Después de varios acontecimientos, Isis trajo de nuevo a Egipto el cuerpo de su esposo, dejándolo en un lugar retirado. Tifón lo encontró y lo cortó en catorce pedazos que dispersó en todas direcciones. Isis se puso a buscarlos y cada vez que encontraba un trozo del cuerpo de Osiris, elevaba una tumba, esto dice la leyenda, a fin de que Tifón permaneciera en la ignorancia de la verdadera tumba de Osiris. La única parte de su cuerpo que Isis no pudo encontrar fue el miembro viril, al cual ordenó honrar en los templos (9).

Horus (10), hijo de Osiris y de Isis luchó contra Tifón, que fue capturado finalmente. Isis no lo mató; al contrario, lo dejó en libertad después de castrarle (11).

Plutarco termina la narración del mito osiriano, diciendo que es la imagen de una cierta verdad, que se manifiesta por medio de los múltiples símbolos, ritos y cultos que suscita. Existía, por ejemplo, la costumbre de cortar leña en la ceremonia celebrada durante una fiesta en honor de Isis; consistía en cortar un pino, quitándole el corazón y sustituirlo en una estatua de Osiris, hecha de la misma madera.

En una colección de dichos de Cristo, llamada Logía agrafa, es decir, palabras que la tradición nos conservó, pero que no están en los libros canónicos, encontramos esta frase: «Parte el leño y allí estoy». El símbolo del Árbol de Navidad parece proceder de Egipto y, sobre todo, el del leño de la Nochebuena: en los países del Norte, al pie del Árbol de Navidad se pone un niño Jesús acostado en un leño, vaciado en forma de cuna. De esto procede la costumbre de comer, en esta ocasión, un pastel en forma de leño.

Antes de empezar la interpretación profunda del mito, Plutarco explica el sentido de la palabra Amentit que significa: ‘el que recibe y da’. Parece corresponder al Hades de los griegos, la morada de las sombras, y al Sheol hebreo. Es la región donde van los muertos siguiendo la puesta del sol en dirección al Norte (12). Según Maspero (13) en medio de esta región se situaban lis jardines de Ialu, lugar de fertilidad inagotable donde las almas de los justos quedaban protegidas: el Jardín de Edén. El Amentit, como el Hades, es quien recibe a los espíritus y, también quien les entrega la recompensa (14).

Osiris, dice Plutarco, representa el Nilo, porque es el principio y la potencia de todo lo que es húmedo, la causa de toda generación y de la sustancia de todo germen. Osiris se une Isis o la tierra.

Tifón, en cambio, está representado por el mar, a causa de la sal que contiene. Es, pues, el principio de todo lo que es desecación, de todo lo que es ardiente, en una palabra, de todo lo que es hostil al húmedo generador.

Tifón es de color rojizo. Osiris, de color marrón oscuro. El buey Apis o Mnevis es de color negro, así como la tierra de Egipto, llamada chemia: ‘tierra negra’.

Dionisio (15), el soberano señor de la naturaleza húmeda, es llamado ués húmedo y, Plutarco añade, este dios griego no es otro que Osiris que los egipcios pronuncian Hysirus, de la misma raíz que ués.

En cuanto a la identidad entre Osiris y Dionisio, Plutarco dice que los misterios de Dionisio son los mismos que los de Osiris. Diodoro de Sicilia afirma lo mismo y añade que Isis es la misma que Demeter o Ceres.

El junco estaba consagrado a Osiris, representando el principio húmedo y de generación. Era un emblema fálico. Dios es, en efecto, el principio multiplicador de todo y dice Plutarco: «Tenemos costumbre de representar la multiplicación por el número tres; por ejemplo: Tres veces feliz».

En cuanto a la narración del mito que dice que Tifón arrojó al río el miembro viril de Osiris, al que Isis no pudo encontrar pero que ordenó honrarlo, esta narración significa que la potencia fecundadora y reproductora de Dios encontró su primer elemento en lo húmedo, por medio del cual se comunica a todo lo que es por naturaleza capaz de engendrar.

Además, un historiador griego cuenta que Dionisio era también llamado por los egipcios: Arsafés, palabra que significa energía viril; era un dios-carnero, un dios-aries, indicando la fuerza generativa que actúa, sobre todo, a partir del equinoccio de primavera. El dios Aries de los egipcios representa, pues, el espíritu generador de Amún-Ra-Sol, Osiris, Zeus para los griegos, que se manifiesta particularmente en primavera.

Puesto que la crecida del Nilo baja en el mes de noviembre, es decir, en el mes de atir (16), tercer mes del año egipcio, los egipcios dicen que es en este momento cuando Osiris muere y desaparece (17).

Los egipcios decían que Osiris vivió veintiocho años, número que corresponde a los días de la luna. El desmembramiento de Osiris en catorce trozos está relacionado con los días de la luna menguante. Cabe observar con más detalle esta relación entre Osiris y la Luna (o Isis): Plutarco nos dice que los egipcios celebraban una fiesta llamada «la entrada de Osiris en la Luna»; se celebraba al principio de la primavera, en el mes de famenot, séptimo mes (finales de febrero y marzo); era la fiesta de la luna llena de primavera, cuya aparición coincide con el despertar de las fuerzas de la Naturaleza. Observemos que en el ciclo litúrgico cristiano, la fiesta de Pascua de Resurrección se ha fijado en el domingo siguiente a la luna llena de primavera. Así pues, Plutarco dice que los egipcios, colocando en la luna la potencia de Osiris, quieren enseñar que este dios se une con Isis, la fuerza productora. Por esto, llaman a Isis «la Madre del Mundo» y le atribuyen una naturaleza a la vez varonil y femenina, puesto que fecundada y preñada por el sol, emite a su vez y siembra en los aires principios generadores (18). Hemos visto que el jeroglífico que sirve para escribir Isis, significa también ‘sede, morada, residencia’ y podría ser en este sentido que los cabalistas hebreos dijeran: «Mucha gente quiere ver al Rey, pero olvidan preguntar, primero, dónde está la casa del Rey».

Nefitis, esposa de Tifón, tuvo relaciones con Osiris y engendró de éste a Anubis; Isis reconoció a este niño. En efecto, Nefitis representa lo que está debajo de la tierra, lo que no se ve. Isis, al contrario, lo que está sobre la tierra, lo que se ve. Así pues, Anubis es llamado «horizonte», porque es común a los dos; es, a la vez, subterráneo y celeste.

De todo lo que ha sido expuesto hasta ahora resulta, dice Plutarco, que si bien cada una de estas explicaciones en particular no es exacta, en su conjunto, sí se les considera como justas. En efecto, no son las sequías causadas por el calor, el viento, el mar salado o las tinieblas los que representan a Tifón, sino, más bien, todo lo que la naturaleza contiene de nocivo y destructor.

Más adelante, Plutarco nos habla del problema del mal y dice que existe una doctrina sobre ello que procede de la más remota antigüedad. Se encuentra en todas las tradiciones, en los ritos iniciáticos tanto de los bárbaros como de los griegos.

Esta doctrina enseña que el bien y el mal están mezclados y que no existe nada de lo que produce la naturaleza que esté exento de esta mezcla. Todo nos viene de dos principios opuestos, de dos fuerzas contrarias. Es la mezcla inherente a la vida. Si nada se hace sin causa, es necesario que haya en la naturaleza, tal y como ocurre con el bien, un principio particular que cause el mal.

Después de hablar de la doctrina del mago Zoroastro que vivió dice, cinco mil años antes de la guerra de Troya, Plutarco vuelve a la teología egipcia, en la que dos principios opuestos están representados por Osiris y por Tifón. La lucha de ambos termina con la derrota del principio del mal y la victoria de Horus, u Osiris resucitado.

Osiris representa todo lo que es y se hace de excelente.

Tifón, por el contrario, es todo lo que hay de apasionado, de no razonable, todo lo que hay de perecedero y de nocivo en el cuerpo y en el espíritu del Universo.

Otro nombre de Tifón es Set, que significa: fuerza opresiva o vuelco; también se llama Bebon, que significa: ‘obstáculo, impedimento’.

El asno para los egipcios simboliza a Tifón; es de color rojizo como la arena y la roca árida del desierto. También el hipopótamo y el cocodrilo representan a Tifón. En los sacrificios que se hacen en el séptimo día del mes de tibi, día llamado «el Regreso de Osiris», se modela en galletas la figura de un hipopótamo encadenado; para significar la sujeción del principio del mal.

El mes de tibi, el quinto mes, corresponde a finales de diciembre y a enero. El regreso de Osiris o su Epifanía se sitúa en el momento del año que el sol empieza a crecer, o sea, en el solsticio de invierno. Es precisamente en esta misma época cuando los cristianos celebran la Navidad y la Epifanía, palabra que significa: ‘manifestación, aparición, visión’. Aparición del niño Jesús o del niño Osiris-Horus. Observemos que el asno está presente en el Pesebre, pero en este caso está pacificado (19). El asno, como el hipopótamo, es un símbolo de Tifón, el principio del mal, que parece indispensable para la manifestación de la divinidad. Si la presencia de Tifón o el asno, los dioses no pueden manifestarse sobre la tierra. Así se explica la lucha entre Osiris-Isis-Horus por una parte, y Tifón por otra, lucha que terminó con la derrota de Tifón que no fue muerto, sino solamente castrado. Su fuerza nociva le fue quitada, de este modo se convirtió en el buen asno que lleva a los dioses. El Señor se manifiesta sobre un asno. (20) El asno es, pues, el lazo, el vínculo de la Palabra, del Verbo, necesario para que éste se condense. En hebreo la palabra que significa asno quiere decir también: soporte, asiento y al mismo tiempo estúpido. El Zohar dice lo siguiente: «Se puede esclavizar al asno (o sea, al diablo) con el nombre sagrado Shaddaï y por esto la Escritura dice que el Mesías viene montando un asno » (21).

En el tratado de Saint-Baque de Bufor, titulado la Concordancia Físico-Mito-Cábala-Hermética (22), leemos lo siguiente:

«La materia del Arte sacerdotal es un limo compuesto de tierra y agua, o sea, de dos substancias, una fija y otra volátil. Los sacerdotes egipcios personificaron estas dos sustancias; llamaron a Osiris o fuego oculto: el principio activo, seco, cálido y masculino: en cambio, llamaron a Isis el principio pasivo, frío, húmedo y femenino. Añadieron un tercer principio, al que llamaron Tifón, considerado como el hermano uterino porque las sustancias homogéneas, radicales y celestes que representan a Isis y Osiris deben al cielo su origen, y, en cambio, los espíritus heterogéneos, impuros, accidentales y terrestres significados por Tifón, son los vapores de la tierra, que en la ficción se supone que es la madre común. Así pues, aunque la teología egipcia considere a Tifón execrable, es preciso observar que sin él, Isis y Osiris no pueden ser congelados ni vueltos sensibles; de modo que es debido a esta deidad impura que los Sabios pueden conocer su Primera Materia, la cual, sin esta causa de condensación, permanecería invisible, tal como está en el aire».

Plutarco continúa sus explicaciones diciendo que Osiris está representado por un ojo y un cetro, significando respectivamente la previsión y la potencia. Otro símbolo de Osiris es el gavilán.

La luna o Isis era denominada la «Madre del Mundo» porque desprende en el aire los principios fundamentales que recibió del Sol. Isis es, pues, la naturaleza considerada como mujer y apta para recibir toda generación. Es en este sentido que Platón la llama «nodriza y la que contiene todo». La mayoría de autores la llaman «Diosa de los innumerables nombres», porque recibe toda clase de formas y apariencias. Apuleyo, en su obra llamada Las Metamorfosis o el Asno de Oro llama a Isis «Reina del Cielo» y cuando se manifiesta al protagonista llamado Lucius, le dice:

«Soy la naturaleza, la madre de las cosas, dueña de todos los elementos, origen y principio de los siglos, divinidad suprema, reina de los manes, o espíritus de los muertos, primera entre los habitantes del cielo, prototipo uniforme de los dioses y diosas. Soy yo, cuya voluntad gobierna las bóvedas luminosas del cielo, los soplos saludables del océano, el silencio lúgubre de los infiernos. Potestad única, soy, por el universo entero, adorada bajo diversas formas, con ceremonias diversas, bajo mil nombres diferentes. Los frigios, primeros nacidos sobre la tierra, me llaman Diosa de Pesimonte y madre de los dioses; los Atenienses me denominan Minerva Cecropiana, soy Venus de Pafos para los habitantes de Chipre; Diana Dictina en Creta, Proserpina en Sicilia donde se hablan tres idiomas; soy Ceres, la antigua divinidad, para los habitantes de Eleusis; Juno para unos, Bellona para otros; Hécate para estos, Ramnusia para aquellos. Pero en los que están iluminados primero por los divinos rayos del Sol naciente, los pueblos de Etiopía, de Aria y los Egipcios, poderosos por su saber antigüo, son los únicos que me honran con el culto que me es propio; sólo ellos me llaman por mi verdadero nombre, a saber, La reina Isis». (23)

Plutarco continúa: Isis tiene un amor innato por el primer principio, que ejerce un poder supremo sobre todas las cosas; lo quiere y lo persigue, pero huye y rechaza toda participación con el principio del mal. Se ofrece al primero y se alegra en su unión con él, para difundir y propagar después los gérmenes productores.

Toda generación es, en efecto, una imagen en la materia de la sustancia fecundante. No es un despropósito si los egipcios afirman, en su mitología, que el alma de Osiris es eterna e incorruptible, que su cuerpo es a menudo desmembrado y escondido por Tifón, y que Isis yerra, lo busca y, finalmente, consigue reconstituirlo. Es el cuerpo de Osiris personificado por Horus. Hablando en términos cristianos, Osiris representaría al Padre, Horus al hijo, e Isis al Espíritu Santo en su aspecto fecundador y vivificador.

Así pues, la naturaleza más perfecta y divina, se compone de tres principios que son: La Inteligencia, la Materia y el producto de su unión: el mundo organizado y perfecto.

Parece probable, según Plutarco, que los egipcios hayan considerado el triángulo rectángulo como el más hermoso de los triángulos, comparándolo con la naturaleza del universo.

El lado del ángulo recto representa al elemento masculino, el padre; la base, al femenino, la madre, y la hipotenusa el engendrado, el hijo. Son Osiris, Isis y Horus, como resultado de su unión: 3 es el primer número impar y perfecto; cuatro es el cuadrado del primer número par, y el cinco, compuesto de 2 y de 3, procede a la vez de su padre y de su madre.

Cinco, en griego pente, deriva de la palabra panta: universo. Además cinco al cuadrado da el número de las letras del alfabeto egipcio.

Los egipcios tenían también la costumbre de denominar a Horus con la palabra min, que significa: ‘visto’, porque el mundo perfecto que representa, es sensible y visible.

Así pues, cabe subrayar que, según Plutarco, la realización osiriana es sensible y esta es la marca de la autenticidad de toda tradición original: la regeneración del hombre caído no es solamente espiritual sino sensible, tangible. El paralelismo con el cristianismo es sorprendente, ya que la realización crística es también sensible. Además, si la encarnación y la resurrección de Osiris se producen mediante la acción de Isis, su madre, esposa y hermana, también para los cristianos el misterio de Cristo no puede separarse del misterio virginal y marial.

En cuanto a Isis, los egipcios la llaman a veces Mut y a veces Atiri o Hator, lo que significa, respectivamente, ‘madre’ y ‘habitación terrestre’ de Horus.

Hay que pensar que la diosa Isis participa siempre en la vida del Dios supremo y permanece siempre unida a él por el amor que siente por los bienes que emanan de él, y nunca se le resiste. La diosa desea siempre con ardor a su esposo y quiere llenarse de sus esencias más puras.

Así, cuando Tifón ataca las últimas emanaciones de este dios y se apodera de ellas, se dice entonces que Isis se entristece. Busca lo que queda de Osiris y lo recoge en los pliegues de su vestido; entonces, esconde los trozos con cuidado, a fin de reproducirlos en un nuevo nacimiento, de que resurjan en su seno.

Efectivamente, las manifestaciones y las emanaciones de Osiris que brillan en el cielo y en los astros, se conservan en un estado permanente; pero las que están diseminadas en los elementos sujetos a modificaciones, en la tierra, en el mar, en las plantas y en los animales, se disuelven todas, se sepultan, para reaparecer a la luz y manifestarse en un nuevo nacimiento.

Es lo que enseña la mitología cuando cuenta que Tifón fue el esposo de Nefitis y que Osiris tuvo relaciones secretas con ella. En efecto, los últimos estados de la materia llamados Nefitis o Teleute, están, más que ninguna otra cosa, sometidos al principio destructor o Tifón. El principio conservador y fecundo, Osiris, no esparce más que gérmenes débiles a los que Tifón sofoca, salvo los que Isis recoge, salva, alimenta y reconstituye.

Plutarco nos da la etimología de la palabra Dios en griego, Teos, formado de dos palabras: teatos y teón significando respectivamente: ‘contemplado’ y ‘que corre’ (24).

Según Plutarco, el nombre de Isis procede de dos palabras: Movimiento y Ciencia. Y el nombre de Osiris está formado también de dos palabras: osios: ‘santo’ y ieros: ‘sagrado’. Existe pues una relación entre las cosas que se encuentran en el cielo y las que están en el Hades; los antiguos denominaban santas las cosas del cielo y sagradas las de la tierra. Esto es Osiris (25). Observemos que la palabra ieros en griego, significa también ‘templo consagrado a los dioses’, pero significa además ‘el hueso sacro’ situado en la base de la columna vertebral.

Plutarco condena la teoría que consiste en ver en Osiris, únicamente, un antiguo dios de la vegetación. De hecho, su condena se dirige a los que toman el símbolo por la cosa significada, a los que piensan que Osiris es el grano de trigo o los brotes nuevos de la vegetación, por ejemplo:

«Los diversos nombres y los ritos sirven de símbolos, los unos más oscuros, los otros más claros para aquellos que se dedican a los estudios sagrados. Estos símbolos les conducen, no sin algunos peligros, ala inteligencia de las cosas divinas. Efectivamente, algunos de entre ellos, tomando el mal camino, caen del todo en la superstición; pero otros huyendo de esta superstición como de una marisma llena de barro, han caído, sin darse cuenta, en el ateísmo como en un precipicio»

En otro tratado, Plutarco nos da esta explicación del más puro monoteísmo:

«La divinidad no puede ser múltiple, ella llena la eternidad de un ahora que no acaba nunca. La mejor manera de nombrar a Dios y saludarle, es el adoptar esta fórmula de algunos antiguos: Tú eres uno; pero es preciso añadir necesariamente: que lo que es, sea uno y que lo que es uno, sea. Los egipcios llamaban a la divinidad: El uno que es único y que no tiene segundo» (26).

Esto nos recuerda las profesiones de fe de las grandes religiones llamadas monoteístas: Judaísmo, Cristianismo, Islam. No es de extrañar, si pensamos que proceden de Egipto. Pero no nos fiemos de la aparente simplicidad de la afirmación monoteísta, ya que si fuese tan evidente para los fieles no les sería necesario repetirla cada día. En realidad se trata de un problema muy profundo: la unidad divina se ha perdido para el hombre caído y su reintegración, su regeneración, consiste precisamente en reunir al Osiris de abajo con el Osiris de arriba. Los hebreos enseñan que el nombre de Adonai se ha dividido en dos por el hecho de la transgresión adámica. Los justos son aquellos que reunifican el nombre de Dios. Es lo que dice Zacarías XIV, 9: «Es este día el Señor será uno y su nombre, uno». Esta unidad sólo se puede conocer experimentalmente; es el resultado de una realización y no, tal y como podría pensarse, de una simple fórmula dogmática y especulativa.

Tal como lo hemos dicho al principio de este artículo, parece cierto que Plutarco escribió en una época en que la tradición egipcia había degenerado y caído en la superstición.

Su objetivo consistía en hacer comprender que los nombres de los dioses, sus personalidades, sus cultos e imágenes, los ritos, los animales de la religión egipcia, no son más que símbolos de las cosas sagradas.

«Así pues – concluye el autor- si los Sabios más estimados, tan pronto como hubieron observado en los objetos inanimados y en las cosas inorgánicas alguna misteriosa relación con la divinidad, no creyeron deber despreciarla; con mayor razón, me parece, debieron respetar las particularidades que, en las criaturas sensibles, dotadas de vida, inclinaciones y costumbres, les presentaban, según su manera de ser, alguna analogía con el Ser divino»

A propósito de la Ciencia sagrada, un Sabio escribió esta frase que nos parece resumir el pensamiento de nuestro filósofo griego: «Las cosas dicen la Palabra, pero la Palabra no está dicha por las cosas. Las palabras dicen la Cosa, pero la Cosa no está dicha por las palabras».

________________________

(1): Según Clemente de Alejandría, Homero era de origen egipcio.

(2): Diodoro de Sicilia afirma que Euxodio introdujo la astrología egipcia en Grecia.

(3): También Jámblico, Diodoro de Sicilia y Clemente de Alejandría nos han proporcionado datos sobre la tradición egipcia.

(4): Ver Plutarco, Los Misterios de Isis y Osiris, edit. GLOSA, Barcelona, 1976.

(5): Íbidem, §11.

(6): A propósito del jeroglífico de Isis, leer el artículo: «La Dame aux mille noms» de J. Simar, en la revista belga Le Fil d’Ariane, num.6

(7): Es curioso observar que los egipcios hayan asociado Amún que significa: ‘cosa oculta’, con Ra el dios solar, que precisamente es la cosa más visible que existe en la naturaleza. He aquí lo que dice el filósofo hermético Saint-Baque de Bufor a propósito de este tema: «El fuego celeste está representado por Júpiter, Zeus en griego, y el fuego central está representado por Vulcano; los dos proceden de una misma raíz, ya que Vulcano, antes de ser precipitado sobre la tierra, estaba en los cielos. Así pues, debe concluirse que el fuego central procede del fuego vital celeste a causa de la circulación eterna que Dios ha impuesto a este último y que, por lo tanto lo que está arriba es como lo que está abajo». Al dios Amún podría corresponderle esta sentencia: «Dios, el fuego secreto que suscita los universos, que los mantiene y que los consume». De El Mensaje Reencontrado, en su dedicatoria de la primera página.

(8): Anubis: dios-perro. El que abre los caminos. Dios del crepúsculo y del horizonte, lugar donde el cielo y la tierra se mezclan. La unión del cielo y de la tierra.

(9): No solamente los egipcios, dice Diodoro de Sicilia, sino también otras muchas otras naciones, han dedicado sus misterios al órgano de la generación. De esta manera, honran al principio fecundante.

Existe una relación entre el sexo y la palabra, por ejemplo, la muda de la voz de la pubertad. Todas las tradiciones hablan en términos más o menos velados de este misterio. Los dos están en relación con la fuerza generativa del universo. Los griegos llamaban Logos a la Palabra creadora.

(10): Horus niño o Horus el joven, era llamado Harpócrates, el Sol naciente. Plutarco dice que personifica al germen que empieza a brotar. Horus representa a Osiris resucitado, después de la reunión hecha por Isis de sus miembros dispersados por Tifón.

(11): El principio del mal personificado por Tifón, no fue destruido, sino simplemente neutralizado.

(12): Referente al norte, consultar Henry Corbín: L’homme de Lumière, París, 1971, capítulo III, pág.63-83.

(13): G. Maspero, Bibliothèque Egyptologique. Etudes de Mythologie et d’Archéologie Egyptiennes. 8 Vols.

(14): Sheol en hebreo proviene de una raíz, shaal, que significa pedir. El Sheol siempre pide y nunca está saciado. En el centro de su infierno, en el lugar más profundo, Dante sitúa a Lucifer inmovilizado hasta el vientre en un lago de hielo y que devora con avidez a los habitantes de la tenebrosa morada. Virgilio, el guía que acompaña a Dante en su viaje, le permite atravesar sin daño la triste región de envidia y desolación y hallar impunemente la salida que conduce al Paraíso de los elogios, a los Jardines de Ialu de los egipcios. El Sheol, el Amentit son, pues, el norte, de donde proviene lo bueno y lo malo. La puerta del norte es la puerta cerrada. Allí se encuentra la estrella del Norte, que permite al viajero, al náufrago, orientarse, la estrella que conduce y guía a los sabios Magos a Belén; es, también, la columna de luz que iba delante del pueblo elegido en su salida de la tierra de exilio. Para ellos era luz, y al mismo tiempo, era tinieblas para los impíos e infieles. Los antiguos persas, discípulos de Zoroastro, enseñaban que la morada del Ángel de la iniciación, Sraosha, está situada al norte, en el Polo donde se encuentra la estrella Polar. Los musulmanes shiitas de Irán le llaman el «Imam escondido». Ver: H.Corbin, En Islam Iranien, vol. IV, p. 303: «Le douzième Imam et la Chevalerie Spirituelle».

(15): Del mismo modo que Osiris fue desmembrado por Tifón, reconstruido por Isis y después resucitado, también Dionisio fue desmembrado por los Titanes y devorado. Los Titanes fueron castigados por Zeus y reducidos a ceniza. Dionisio volvió a la vida gracias a la ayuda de divinidades femeninas, Athena, Rea, Demeter. El mito también dice que de las cenizas de los Titanes nacieron los hombres. Cada uno de ellos posee, en sí mismo, una parcela ínfima de Dionisio. Este Dionisio, encarcelado en el cuerpo humano y en el mundo como en una prisión, debe liberarse con la ayuda del Dionisio celeste; así, el hombre pasa de la vidas titánica, o exiliada, a la vida olímpica o única.

(16): El día diecisiete de este mes: los Pitagóricos tienen un horror absoluto y sagrado por este número, ya que separa el número cuadrado 16 y el número rectangular 18 (4×4 y 3×6).

(17): En astrología el signo de Escorpión corresponde a la casa VIII y significa la muerte y la regeneración. . El sol se debilita y es como si muriese la naturaleza. Los campesinos dicen que no se puede trasplantar un árbol, antes del día dos de Noviembre, el día de los muertos en el calendario litúrgico católico, porque solamente a partir de esta fecha se considera que la savia ya no circula en las plantas.

(18): El autor de El Mensaje Reencontrado parece hablar el mismo lenguaje cuando dice (II, 71’): «La Madre Universal que existe por Dios quien la modela a su gusto. La fecundadora del cielo. La fecundada de Dios. La fecunda de la tierra».

(19): El Mensaje Reencontrado (XL, 16): «Muchos pastores son de buena voluntad, pero han perdido la sal de la sabiduría, y los más instruidos de entre ellos ya no la conocen más que por símbolos y de oídas, sin saber en verdad de qué se trata. -Felices quienes se acuerdan de que el Señor nació en un humilde establo, muy felices quienes se encuentran su huella en este mundo y felicísimos quienes le calientan de nuevo como asnos sabios».

(20): Ed. Obelisco. Barcelona, 1986, p. 63

(21): ver la Fiesta de Ramos en la que se celebra su entrada en Jerusalén. (Mateo XXI-I, 11).

(22): Zacarías IX, 9

(23): Platón dice, que los primeros hombres que habitaron en Grecia, según parece, no conocieron otros dioses que los que todavía hoy en día son honrados en el país de los bárbaros: el sol, la luna, los astros, el cielo y la tierra. Como los veían en perpetuo movimiento y siempre corriendo, a causa de esta propiedad que manifiestan: ‘correr’, tein, los llamaron Teoi: ‘dioses’.

(24): Libro XI,1.

(25): El Corán dice: «Él es Allah en los cielos y la tierra.»

(26): «Sobre la E de Delfos», en Obras Morales y de Costumbres, 393-B. Ed. AKAL; Barcelona 1987 p.159.

MUERTE INICIATICA-1330

MUERTE INICIATICA

René Guénon

Otra cuestión que parece ser poco comprendida por la mayor parte de nuestros contemporáneos interesados en estos estudios, es la de la denominada “muerte iniciática”; así pues, a veces nos hemos encontrado expresiones como la de “muerte ficticia”, lo cual demuestra la más completa incomprensión sobre las realidades de este orden.

Quienes así se expresan sólo ven la parte exterior del rito, sin tener ninguna idea de los efectos que deben producirse sobre aquellos que están verdaderamente cualificados; habría que decir que esta “muerte”, muy lejos de ser “ficticia”, es, por el contrario, en cierta manera, más real incluso que la muerte entendida en el sentido ordinario de la palabra, pues es evidente que el profano que muere no consigue la iniciación. La diferenciación del orden profano (incluyendo en éste no sólo todo lo desprovisto del carácter tradicional, sino también todo exoterismo) y del orden iniciático es la única que sobrepasa las contingencias inherentes a los estados particulares del ser y que tiene, por ello, un valor profundo y permanente desde el punto de vista universal. Nos conformamos con recordar que todas las tradiciones insisten en la diferencia esencial existente en los estados póstumos del ser humano según se trate de un profano o de un iniciado; si las consecuencias de la muerte, considerada en su significado habitual, están condicionadas por esta diferenciación, el cambio que da acceso al orden iniciático corresponde pues a un grado superior de la realidad.

Es evidente que la palabra “muerte” debe ser tomada aquí en su sentido más general, según el cual podemos decir que todo cambio de estado es a la vez una muerte y un nacimiento, según se mire desde un lado u otro: muerte con relación al estado anterior y nacimiento con relación al estado resultante. La iniciación es descrita en general como un “segundo nacimiento”, como es en efecto; pero este “segundo nacimiento” implica necesariamente la muerte al mundo profano después de la cual vendrá inmediatamente el “nacimiento”, siendo estos dos fenómenos las dos caras de un mismo cambio de estado. En cuanto al simbolismo del rito, estará basado en la analogía que existe entre todos los cambios de estado; en razón de esta analogía, la muerte y el nacimiento en el sentido ordinario simbolizan en sí mismos la muerte y el nacimientos iniciáticos, como imágenes que han sido transpuestas por el rito para expresar otro orden de la realidad. Puede señalarse al respecto que todo cambio de estado se lleva a cabo desde las tinieblas, lo cual explica el simbolismo del color negro: el candidato a la iniciación debe pasar por la oscuridad donde se efectúa lo que es designado como el “descenso a los Infiernos”, de lo que ya hemos hablado en otro lugar: podríamos decir que es como una especie de “recapitulación” de los estados antecedentes, por la cual las posibilidades relacionadas con el estado profano quedan agotadas definitivamente, a fin de que el ser pueda desarrollar libremente desde entonces otras posibilidades de orden superior que lleva dentro de él, y cuya realización pertenece al dominio iniciático.

Por otra parte, como pueden aplicarse consideraciones similares a todo cambio de estado, y además los grados ulteriores y sucesivos de la iniciación corresponden también a otros cambios de estado, puede decirse que, para acceder a cada uno de ellos, habrá muerte y nacimiento, aunque el “corte” sea menor no tan importante ni fundamental como en la iniciación primera (la que pasa del orden profano al orden iniciático). Además, los cambios sufridos por el ser en el curso de su desarrollo son de una multitud indefinida; los grados iniciáticos conferidos de forma ritual, dentro de cualquier tradición, sólo pueden corresponder a una clasificación general de las principales etapas que se han de recorrer, y cada uno de ellos puede resumir en sí mismo todo un conjunto de etapas secundarias e intermediarias. Pero hay un punto más importante en particular, dentro de este proceso, en donde el simbolismo de la muerte debe aparecer de nuevo de una manera más explícita; y esto requiere aún algunas explicaciones.

El “segundo nacimiento”, entendido como correspondiente a la iniciación primera, es, tal como ya hemos dicho, lo que puede denominarse una regeneración psíquica; y es, en efecto, en el orden psíquico, es decir en el orden donde se sitúan las modalidades sutiles del ser humano, en donde deben efectuarse las primeras fases del desarrollo iniciático; pero esta fases no constituyen un objetivo en sí misma, pues sólo son preparatorias con relación a la realización de las posibilidades de un orden más elevado, y queremos decir del orden espiritual en el verdadero sentido de esta palabra. El punto del proceso iniciático al que acabamos de aludir es el que marcará el paso del orden psíquico al orden espiritual; y este paso podrá ser considerado como una “segunda muerte” y un “tercer nacimiento”. Conviene añadir que este “tercer nacimiento” será representado mejor como una “resurrección” que como un nacimiento ordinario, porque no se trata ya de un “comienzo” en el sentido que se le daba a la iniciación primera; las posibilidades ya desarrolladas, y adquiridas de una vez por todas, deberán encontrarse después de este paso, pero “transformadas”, de una manera análoga a como el “cuerpo glorificado” o “cuerpo de resurrección” representa la “transformación” de las posibilidades humanas, más allá de las convicciones limitantes que definen el modo de existencia de la individualidad como tal.

La cuestión es bastante simple; lo que la complica son, como casi siempre, las confusiones que se comenten al mezclar consideraciones que se refieren a otras cosas diferentes. Es lo que sucede sobre todo con respecto a la “segunda muerte”, a la que muchos pretenden otorgar un significado fastidioso, ya que no saben hacer ciertas distinciones esenciales entre los diversos casos en que tal expresión puede ser empleada. La “segunda muerte”, después de lo que acabamos de decir, no es otra cosa que la “muerte psíquica”; puede considerarse este hecho como algo susceptible de producirse fuera de todo proceso iniciático, en un plazo más o menos largo después de la muerte corporal de cualquier hombre ordinario; pero entonces esta “segunda muerte” no dará acceso al dominio espiritual, y el ser, saliendo del estado humano, pasará simplemente a otro estado individual de manifestaci6n. Nos encontramos aquí con una eventualidad temible para el profano, quien tiene la ventaja de ser mantenido mediante lo que hemos llamado los “prolongamientos” del estado humano, lo cual además constituye, la principal razón de ser de los ritos funerarios en todas las tradiciones. Pero es diferente para el iniciado, ya que éste sólo realiza las posibilidades del estado humano para llegar a superarlas, debiendo salir necesariamente de tal estado, sin tener necesidad para ello de disolver la apariencia corporal, para pasar a los estados superiores.

Añadamos aún, para no omitir ninguna posibilidad, que hay otro aspecto desfavorable de la “segunda muerte”, relacionado con la “contrainiciación”; ésta, de hecho, imita a la verdadera iniciación en sus fases, pero sus resultados son contrarios, en ningún caso puede acceder al dominio espiritual, pues por el contrario sólo aleja al ser cada vez más de tal dominio. Cuando el individuo que sigue esta vía llega a la “muerte psíquica”, se encuentra en una situación no exactamente parecida a la del puro y simple profano, sino peor aún, debido al desarrollo que ha dado a las posibilidades más inferiores del orden sutil; pero no insistiremos más en adelante, y nos contentaremos con remitimos a algunas alusiones que ya hemos hecho en otras ocasiones, pues, en verdad, es un caso que no presenta más interés que desde un punto de vista muy especial, y que no tiene nada que ver con la verdadera iniciación. Los llamados comúnmente “magos negros” sólo se consideran a sí mismos, y sería por lo menos inútil el proporcionar un alimento a las divagaciones más o menos fantásticas como ya sucede muy a menudo; sólo conviene ocuparse de ellos para denunciar sus fechorías cuando las circunstancias lo exijan; y desgraciadamente, en una época como la nuestra, estas fechorías están tan singularmente extendidas que no pueden imaginárselas quienes no hayan tenido la ocasión de percatarse directamente.

Consideraciones sobre la iniciación

Simbolismo del suicidio

Simbolismo del suicidio
de la obra de Gabriel García de Consuegra Muñoz: El Suicidio en las Siete Villas de los Pedroches

Identidad y método elegido
El hombre es un “animal simbólico”, ha afirmado el filósofo E. Cassirer. Y, como la mayor parte de las conductas humanas, el suicidio también tiene un marcado carácter simbólico, hasta ahora poco señalado y menos estudiado.
En nuestra recogida de datos, nos sorprendió un dato aparentemente sin sentido ni significado y, además, absurdo, pero que, por su repetición frecuente, de ninguna manera podía ser casual. El hecho en cuestión era un comportamiento común a bastantes suicidas, a modo de una conducta ritual en los momentos previos al acto final; consistente, para el caso del hombre, en descalzarse de zapatos y calcetines, desvestirse de ciertas ropas tales como chaqueta, chaleco y, a veces, camisa, y desprenderse de sombrero o boina; y, para el caso de la mujer, despojarse del pañuelo a la cabeza y de la toquilla femenina o de la clásica rebeca, y descalzarse de las zapatillas y medias; o incluso muchas personas lo realizaban en ropas menores. Este comportamiento semejante afectaba a cerca de un 25% de los casos estudiados.
Acudir a interpretaciones fáciles como la comodidad en la realización del acto o similares no tenía sentido ni resultaba realista y eran fácilmente refutables, ya que, por ejemplo, descalzarse antes de arrojarse al tren supone pisar un suelo duro e inhóspito, cubierto de piedras sueltas; o igualmente despojarse de zapatos y calcetines para inmediatamente después ahorcarse de una viga no representa ninguna ventaja o comodidad. Al igual que desechamos comprender esta conducta como una indicación o señal para los familiares de la desaparición de la persona, pues únicamente tendría sentido en el caso de los sumergidos en un pozo, pero no en el del resto, cuyos cuerpos se encontraban a la vista junto a la ropa, zapatillas, medias…
Por tanto, ¿qué explicación cabe para esta conducta ritual de muchos suicidas? Sólo si la interpretamos desde el simbolismo de la muerte, como una preparación (“iniciática”) de esa experiencia fundamental que es el morir, adquiere sentido el desprenderse de la ropa y el descalzarse, quedando los pies desnudos sobre el suelo.
La muerte es el momento más sagrado de la vida, el instante religioso por excelencia, en un sentido profundo del término, y como tal será vivido por la conciencia de la persona que decide acabar con su vida. Ante lo sagrado de este momento atemporal, la conciencia se recoge en sí misma, percibiendo el final irrevocable de la muerte. Por ello, para esta representación final, uno debe desprenderse de lo que le liga a la tierra y a los demás e iniciar la salida de este mundo “ligero de equipaje” como dijo Machado, sin ataduras culturales, en un estado semejante al nacimiento.
La muerte se vive en el Inconsciente Colectivo como un viaje del alma hacia otro lugar, adonde parte liberada en busca de su destino. Las distintas religiones y mitologías han reflejado ese viaje último con ligeras variaciones; para los griegos, los muertos eran transportados por el remero Caronte a través de la laguna Estigia hasta el Hades; y los egipcios representaban al alma (“ba”) como un halcón antropocéfalo que volaba hacia el Cielo después de la muerte. Desde este arquetipo del alma viajera (Jung), activo en el inconsciente del suicida, puede entenderse el descalzarse o desnudarse de ciertas ropas de quien va a morir, pues se está pisando, en ese momento sublime de la muerte, suelo sagrado, tierra que comprende y representa un ámbito religioso, desde donde se inicia el viaje definitivo al más allá. Se podría decir que el hombre recupera con la conciencia de su muerte un sentido de trascendencia religiosa, independientemente de las ideas y creencias que la persona tenga sobre la divinidad y la inmortalidad.
Un ejemplo representativo de este tipo de muerte marcada por el simbolismo lo tenemos en el suicidio del ensayista y diplomático Ángel Ganivet. Extraigo la descripción de su muerte de una semblanza de la prensa escrita (Diario “Córdoba”) sobre su persona. Dice así: “A media mañana del 29 de noviembre de 1898, Ángel Ganivet, cónsul de España en Riga, sale de su domicilio. Va vestido de etiqueta, sin chistera que nunca usó, y calzado con alpargatas. Su hermana Josefa, única persona que lo acompaña en este nuevo destino, al indagarle acerca del atuendo, ha recibido la contestación de que viste así porque va “en busca del mar y que había de entrar en él con vestimenta ceremonial”. Josefa ha debido quedarse en la duda de atribuir o no tal declaración a una broma de su hermano, a una de sus extravagantes salidas, pues lo lógico fuera que vistiese así por exigencias del cargo para alguna recepción. Pero no las tiene todas consigo y se asoma a la ventana. Ángel solemne, imperturbable entra en el río Duina en busca del mar. Lo ve y no puede creerlo, presa de la mayor consternación. La calle, inminente al muelle, ha ido animándose ante la sorpresa de los transeúntes, los cuales profieren voces y se vuelcan sobre la orilla. Botan una embarcación, y se apresuran. Llegan a tiempo de rescatarlo de las gélidas, sombrías aguas. Pero Ángel forcejea. No lo pueden detener y cae de nuevo al agua, y ya se hunde. Es el fin. Frisaba los treinta y tres años. No sólo es un escritor insigne; es algo más: un escritor con leyenda propia.”.
Abundando en esta búsqueda de relaciones simbólicas de las distintas formas de suicidio, encontramos una cierta interdependencia entre la elección del método y la diferencia de sexos, que podría interpretarse desde conceptos tomados del psicoanálisis (culpa, castigo, liberación, purificación…), como más adelante veremos.
Ya discutimos en el apartado que se refiere a los métodos las dificultades para establecer una división objetiva para los métodos y las variables que intervienen en la posible elección de la forma de morir (disponibilidad, cultura…). Parece que el miedo al dolor no es el criterio fundamental por el se rigen muchos suicidas, dado que los medios más habituales se repiten una y otra vez y no son, precisamente, los menos dolorosos presumiblemente.
A pesar de estas dificultades para establecer criterios claros respecto a los métodos, hay una cierta relación entre las formas de suicidarse y los sexos. Así, en nuestro trabajo, los hombres eligen más ahorcarse que ahogarse y las mujeres al contrario; cortarse el cuello, arrojarse al tren y dispararse son modos usados preferentemente por hombres; e intoxicarse es más propio de mujeres y adolescentes. El trabajo de María Cátedra sobre los Vaqueiros de alzada, de Asturias, realizado en un medio rural muy específico, basado en la trashumancia del ganado, confirma estas preferencias electivas en cuanto a los varones.
Parece existir una relación significativa (simbólica) entre el método (signo) y la personalidad básica del suicida (identidad). Si toda conducta o acción humana expresa y manifiesta a la persona en su totalidad, según afirma la psicología, también la elección de la forma de morir será expresión de la personalidad del sujeto. De este modo, se refuerza la opinión de que todo suicidio, en el fondo, es un mensaje múltiple.
En la muerte por sumersión, el elemento básico es el AGUA. Un arquetipo fundamental que simboliza el principio de todas las cosas; las aguas remiten al vientre materno donde se ha formado el niño en medio del líquido amniótico y adonde el ahogado/a desea volver por una reminiscencia inconsciente, tratando de recuperar las primeras experiencias pacíficas y unificadas del feto. Esto explicaría que sea un medio usado por ambos sexos. Además, el agua se relaciona con la idea de purificación y renacimiento (bautismo, diluvio universal, fuentes de la eterna juventud…), por lo que a través de la sumersión se intenta lavar la culpa y liberarse de la angustia, renaciendo purificado de las aguas de la muerte.
En el caso de la suspensión por ahorcadura, predomina la agresión derivada del complejo de castración infantil. El triple deseo que Menninger atribuye a cualquier suicida (deseo de matar, de morir y de ser matado) se presenta en este método de forma bien identificable. En un lenguaje de signos, es el medio más violento: la rigidez del cuerpo, su balanceo de la cuerda tirante, la cara congestionada… componen una teatralidad fantasmal de la escena, en la cual se manifiesta un mensaje aterrador de muerte y de agresión proyectada hacia los demás. A través de este acto, el ahorcado expresa la agresividad reprimida derivada del complejo de castración infantil y la consiguiente auto-punición o castigo. Este mensaje se muestra con claridad en el caso de un joven suicida de 16 años ahorcado que aparece completamente desnudo, posiblemente como consecuencia de ciertos abusos homosexuales cometidos contra su persona. Aparte de que este mismo suceso evidencia cómo todo suicidio es un mensaje implícito para los demás.
Desde esta interpretación, se explicaría que la ahorcadura sea un método elegido más por hombres que por mujeres, puesto que la castración cuestionaría de manera más conflictiva la identidad del varón y sería éste quien viviese con mayor angustia la cercenadura de su personalidad, en tanto que la mujer en general tendría mejor asimilada la castración, por razones biológicas y culturales, de su personalidad social.
La intoxicación se puede considerar de antemano el método menos fiable y el más inseguro, por ello lo encontramos utilizado en bastantes intentos de suicidio, practicados por mujeres jóvenes y adolescentes, a quienes no atribuimos una expresa intención de muerte, sino más bien un deseo de perder la conciencia para no sufrir, buscando despertarse como de un sueño liberados de la culpa, vergüenza, frustración, temor… que originaron el acto suicida. Quizás, esto nos da la clave para entender la personalidad básica del intoxicado adolescente: el niño que quiere dormir y despertar seguro en los brazos de su madre. Y habría que añadir que el uso de fármacos y sedantes es un sustitutivo de la toma de la leche materna, conducta previa a la dulce sensación del dormir inmediato del bebé.
Los demás métodos serían similares a alguno de los tipos descritos y participarían de sus significados. La precipitación se identificaría con la sumersión, puesto que la madre tierra representa el mismo arquetipo que el agua. Arrojarse al tren y cortarse el cuello entrarían dentro del esquema de la castración. Y quemarse prendiéndose fuego conllevaría la idea símbolo del fuego purificador que todo lo asimila y disuelve en la unidad primigenia, o sea, la total destrucción de quien se siente impuro y formado de los trozos del caos.
Esto nos conduce a no infravalorar los motivos inconscientes que actúan en toda conducta suicida y que, en buena parte de los casos, se hilan en madeja con las razones conscientes que alega ante su conciencia el propio sujeto. E incluso habría que suponer que estos motivos inconscientes, por enraizar con más hondura y antigüedad en el psiquismo del individuo, tendrían mayor fuerza de empuje que los motivos conscientes en la decisión del suicida.
Acaso no sobren este tipo de explicaciones, si nos ayudan a entender mejor este acto aparentemente incomprensible que es el suicidio, rechazando de plano opiniones como la de Cioran, para quien: “El suicidio es soledad absoluta, que ninguna explicación científica puede dilucidar: es el acto individual por excelencia”.

1 2 3