ILUSIÓN FRENTE A REALIDAD
DIÁLOGOS CON SHRI RANJIT MAHARAJ
SOBRE EL «ESTADO SIN ESTADO»
PREFACIO
Pandit, estás equivocado,
no hay ningún creador ni creación,
ni grosero ni fino, ni viento ni fuego,
no hay ningún sol, ni luna, ni tierra ni agua,
ninguna forma radiante, ningún tiempo,
ninguna palabra, ninguna carne, ninguna fe,
ninguna causa ni efecto, ni ningún pensamiento
del Veda. No hay ningún Hari ni Brahma,
ningún Siva ni Shakti, ningún peregrinaje
y ningún ritual. No hay ninguna madre, ni padre
ni gurú. ¿Es dos o uno?
Kabir dice, si comprendes ahora,
tú eres el gurú, yo soy el discípulo.
Santo Kabir
¿Es usted algo excepto un rumor?
Todas las formas de práctica son aprender a matar el dragón.
Wei Wu Wei
Sea sin experiencia. Eso es la experiencia.
¿Por qué preocuparse si todo es nada? ¿Cómo puede nada tocarle?
¡Olvide todo, y usted está ahí! ¿Cuánto tiempo lleva eso?
Ranjit Maharaj
El conocimiento es la mayor ignorancia.
Siddharameshwar Maharaj
ÍNDICE
Prefacio 2
Índice 3
Introducción 4
Junio 1996 6
Junio 1997 13
18 de diciembre de 1997 25
22 de diciembre de 1997 38
23 de diciembre de 1997 44
26 de diciembre de 1997 49
6 de enero de 1998 55
9 de enero de 1998 60
10 de enero de 1998 65
14 de enero de 1998 74
16 de enero de 1998 76
20 de enero de 1998 79
5 de marzo de 1998 87
16 de marzo de 1998 93
3 de mayo de 1998 101
5 de mayo de 1998 109
9 de mayo de 1998 115
14 de mayo de 1998 126
12 de junio de 1998 129
14 de diciembre de 1998 131
29 de diciembre de 1998 134
26 de enero de 1999 140
Apéndice 148
INTRODUCCIÓN
Ranjit Maharaj nació el 4 de enero de 1913. A la edad de 12 años encontró a su Maestro, Siddharameshwar Maharaj, un gran Maestro casi desconocido en su propia época. Siddharameshwar Maharaj murió a la edad de 48 años, en 1936. Ranjit Maharaj no comenzó a enseñar hasta 1983, a la edad de 70 años, cuando un número creciente de buscadores se presentaban a su puerta. Shri Ranjit Maharaj, que tiene ahora 86 años, dio estos diálogos entre el verano de 1996 y el invierno de 1999. El contenido de estas char-las representa la comprensión final enseñada por su Maestro, y expresada por Ranjit Maharaj en sus propias palabras. Lo que distingue sus enseñanzas es su simplicidad y su inmediatez. En esta tradición se sintió que la enseñanza debía estar disponible para to-dos, con ejemplos cotidianos, y sin conceptos complicados. Las vidas de estos dos maestros tienen características similares. Hay una abertura a todos y sus vidas persona-les son simples, sin consideración por el confort físico o la adulación.
Ranjit Maharaj ha vivido en el mismo apartamento de una sola habitación durante 55 años, y sólo ha dejado la India por primera vez hace tres años, cuando fue invitado a enseñar en occidente por sus estudiantes occidentales. Para los occidentales, una distin-ción importante de Ranjit Maharaj, es que puede dialogar en inglés. Ni su Maestro ni Sri Nisargadatta Maharaj, un maestro bien conocido en occidente con discípulos de Ranjit Maharaj, conocían el inglés.
Los tres aspectos principales de la enseñanza son: 1º la comprensión a través de los diálogos, 2º la meditación del mantra, y 3º el culto. Este libro es una presentación de sus diálogos con estudiantes. La meditación del mantra la da el Maestro sobre una base in-dividual. El culto del Maestro es la culminación de la enseñanza y se trata en estos diá-logos.
Nota del editor: Estuve presente en todas las charlas que se presentan en este libro (excepto una). Todos los diálogos de este libro provienen de las grabaciones de estas charlas. Poner las grabaciones en forma de libro requería algún trabajo, pero las pala-bras y las ideas son solo las del Maestro. Este libro no se publicaría a menos de que Shri Ranjit hubiera aprobado el texto entero. Las grabaciones fueron registradas en Bombay, París, Inglaterra, Alemania, Sedona (Arizona) y Berkeley (California). Las grabaciones fueron elegidas al azar y se han transcrito aquellas que tenían el mejor sonido. Se han editado algunas repeticiones, pero la mayoría de los estudiantes de Maharaj encuentran útil la repetición, y es por eso que no se han eliminado enteramente. No obstante, es difícil plasmar en el texto el humor espontáneo del Maestro y el ambiente que se esta-blecía en torno a las charlas. Creo que se acepta generalmente que una transmisión dire-cta en persona es la manera ideal de escuchar a un Maestro, y en el momento de la pu-blicación de este libro, Maharaj está enseñando todavía en Bombay, India, o Mumbai, como se llama ahora. Maharaj da la bienvenida a todos a la pequeña habitación donde tienen lugar las charlas, pero a veces, especialmente en los meses de invierno, se llena completamente. Habla en inglés una vez al día durante una hora más o menos, cinco días a la semana. Los fines de semana, va a los suburbios de Bombay y habla en marathi a sus discípulos indios. El samadhi (un templete del Maestro muerto) de su Maestro está en Bombay, Maharaj lo visita los domingos a primera hora de la tarde. También en su cuarto hay bhajans y arati todos los días por la mañana, a mediodía y por la tarde.
Finalmente, la concepción de este libro fue posible con la ayuda de muchas personas a quienes deseo agradecérselo. Escuchar sus palabras cada día fue para mí una práctica en sí misma, y estoy agradecido por la oportunidad que me dieron de trabajar con la enseñanza. Las palabras no pueden expresar nunca la gratitud que uno siente hacia el Maestro. El dijo muchas veces que Maestro y discípulo son uno, pero todavía
Robert Wolff
Junio de 1996
Pregunta: Cuando contemplo mi naturaleza real, el «yo soy», me embarga una sensación de amor sin causa. ¿Es correcta esta sensación o es también una ilusión?
Maharaj: Es la felicidad del Sí mismo. Usted siente la presencia de «yo soy». Olvida todo, los conceptos y la ilusión. Es un estado no-condicional. Esta felicidad aparece cuando usted olvida el objeto, pero en la felicidad hay todavía un pequeño toque del Sí mismo. Después de todo, es todavía un concepto. Cuando se cansa del mundo exterior, quiere estar solo, estar en usted mismo. Es la experiencia de un estado más alto, pero todavía de la mente. El Sí mismo no tiene ningún placer ni displacer. Es sin la sensación de «yo». El olvido completo de la ilusión quiere decir que nada es, que nada existe. Ella está todavía ahí, pero para usted no tiene ninguna realidad. Eso es lo que se llama reali-zación, o conocimiento de sí mismo. Es la comprehensión del Sí mismo sin el sí mismo.
Si alguien le llama, usted dice, «estoy aquí»; pero antes de decir, «estoy aquí», usted es. La ilusión no puede dar algo más a la realidad. No puede dar algo extraordinario a la realidad porque la realidad está en la base de todo lo que es. Todo lo que existe, todo lo que ve, los objetos de su percepción, todo eso se debe a la realidad. En la realidad, la ignorancia y el conocimiento no existen. No son. Así pues, ¿qué expresión puede darles usted?
Cuando usted da una expresión, significa que se ha experimentado algo. Tan pronto como siente la menor existencia, eso es todavía ignorancia, y usted está lejos de su Sí mismo. Usted puede sentir amor, y eso está bien, pero, después de todo, es todavía un estado, y un estado es siempre condicionado. Lo no-condicionado es sin estado. Es la experiencia de la no-existencia de la ilusión. Esto es muy sutil; la ignorancia y el cono-cimiento son los dos muy sutiles. Es difícil de comprender, pero si indaga realmente, obtendrá ese estado. Eso es, y ha sido siempre, pero usted no lo sabe, esa es la dificul-tad. No hay un solo punto donde la realidad no sea. Usted experimenta su existencia (de la realidad) a través de los objetos, pero todo esto es nada. La realidad es omnipresente, pero usted no puede verla. ¿Por qué? Porque usted es la realidad misma; así pues, ¿có-mo puede ver su Sí mismo? Para ver su cara, usted necesita un espejo.
La felicidad real está dentro de usted, no fuera. En el sueño profundo, usted es feliz, olvida el mundo. Por consiguiente, la felicidad está en el olvido del mundo. Deje el mundo como es, no lo destruya, pero sepa que el mundo no es. Haga todo lo que tenga que hacer, pero permanezca desapegado por la comprensión, porque todo lo que siente, percibe y obtiene es ilusión. No existe, y su mente debe aceptar eso.
Los santos dicen, «puesto que todo es nada, ¿cómo puede esta nada afectarle, tocar-le?» Pero lo que su mente dice, le afecta y le toca a usted. Así pues, ¿qué hacer? La mente no es nada más que conocimiento. Las gentes diferencian la mente del conoci-miento, pero esto no es correcto. No hay nada en el mundo. Sólo la realidad es, y cuan-do usted comprende que la ilusión es realmente ilusión, ¿cómo puede afectarle? ¿Cómo puede sentir incluso que le afecta? La hoja del loto vive en el agua, come agua, pero no entra en contacto con el agua. Si usted vierte agua sobre ella, el agua rueda, la hoja no es tocada por ella.
Cuando comprende eso, no queda nada, ya no se plantea más ninguna cuestión de amor. La felicidad del Sí mismo que usted siente, es todavía el placer del conocimiento. Primero debe ser presenciador, y entonces usted deviene la realidad misma porque usted es Él. Por consiguiente, no hay ningún mal en vivir en la ilusión, en el mundo, pero no existe, usted no es tocado. El loto está en el agua, pero no se preocupa por ello.
Usted debe experimentar su verdadera naturaleza de esta manera. Digo experimen-tar, pero ahí las palabras no existen, porque es más allá del espacio, más allá de cero. Y las palabras no pueden penetrar ahí, se detienen ahí. En la Bhagavad Gita, el Señor Krishna dijo, «adonde los mundos regresan, es mi estado». Sin embargo, era un rey y estaba gobernando, pero sabía que nada es. Usted no comprende que nada puede tocarle. Cuando siente que algo puede tocarle, está en la ilusión. Ese es el punto más elevado de la filosofía, y usted tiene que llegar ahí. Ahí, no hay Maestro ni discípulo, pues ambos son sólo uno. La dualidad no existe, sólo la unidad es, y nada es fuera de ella. Por con-siguiente, permanezca en la ilusión pero con comprensión.
Dos amigos querían bromear entre sí. Uno de ellos comenzó a insultar al otro, pero este se reía del insulto. Un tercero se sintió perturbado, y dijo, «¿Cómo puedes reír cuando te está insultando?» Él se estaba riendo porque tenía la clave del juego, pero el tercer muchacho no comprendía. De la misma manera, las personas realizadas, aunque están viviendo en el mundo, comprenden que todo esto es nada y que, acontezca lo que acontezca, no está aconteciendo nada. Por consiguiente, no son tocados. Las gentes siempre están presas del temor de lo que acontece, o de lo que acontecerá. Tienen miedo de lo que dirán las gentes. Piensan, «¿Qué voy a hacer? ¿qué me va a pasar?» Luchar o disfrutar. Todas estas esclavitudes se deben a la mente.
El que está fuera del círculo comprende que todo es nada. No existe, es sólo igno-rancia. Se dice que sólo el que bucea profundamente en el océano puede encontrar la perla. El que permanece en la superficie es arrastrado por la corriente del placer y el sufrimiento. Debe bucear en las profundidades de lo ilimitado porque es ahí donde usted es. No se detenga nunca en lo limitado. El oro no se preocupa por las figuras que toma en los ornamentos. Puede estar en la figura de un perro, o de un Dios, no se inquieta por la figura. De la misma manera, sea indiferente a las cosas, porque no existen.
Nada puede tocarle. Usted es inapegado. La mente debe llegar al punto de la com-pleta comprensión de la ilusión. Ahí está su estado. Nada permanece para el que ha comprendido. Ya no hay más ganancia ni pérdida. No pregunte si puede alcanzar la rea-lidad, porque usted es la realidad; así pues, ¿por qué decir «puedo»? Primero de todo, salga del círculo. Deje todas las cosas, una tras otra, y duérmase en su Sí mismo. Vuelva entonces, y sea en todo. Lo que usted ha descrito es un buen estado, no hay duda, pero vaya un poco más adelante. Cuando la mente acepta que todo es ilusión, sólo ilusión, entonces usted es en su Sí mismo. El cuerpo y la mente son ilusión. Debería alegrarse de saber eso. Deshágase de su identificación. La única cosa que hace el Maestro es dar su valor real al poder que hay en usted, poder al que no presta ninguna atención. No hace nada más. Era una piedra, y el Maestro le revela su verdadera naturaleza, que es un diamante. Hace de usted la piedra más preciosa.
Yo soy omnipresente, omnipotente, yo soy el Creador de todo lo que es. Cuando us-ted es en la base de todo, usted es en todo. Por consiguiente, ni siquiera un criminal puede ser considerado como malo. Todo lo que está aconteciendo, es «orden mía». ¡Sea el Señor, no el esclavo! Usted es el Señor.
Pregunta: Me gustaría saber por qué algunas personas realizadas se reencarnan para ayudar a otros a realizarse.
Maharaj: Nadie viene, nadie se va. ¿Quién le dijo eso? ¿Ha leído usted libros y lo es-tá repitiendo? Se dice que el hombre más grande es el que muere desconocido. Rama y Krishna fueron héroes secundarios. El hombre cumplido vive en silencio y muere en silencio. Después, su pensamiento trabaja en algún otro. Pero eso de que regresan, es una insensatez.
Nadie viene, nadie se va. Todo es un sueño. En un sueño usted puede devenir un gran Maestro, pero cuando se despierta, vuelve a su estado ordinario. ¿Quién se ha ido y quién tiene que regresar? Nada ha acontecido. El concepto de un gran Maestro ha apa-recido en usted, y ha devenido este «gran Maestro», pero cuando se despierta siente, «¡Ah, todo esto es una insensatez! ¿Cómo puedo ser un gran Maestro? ¡Yo no sé nada!» Sin embargo, en el sueño, usted estaba dando conferencias y hablando con soltura de estas cosas, pero cuando llega el despertar, todo este conocimiento se desvanece. Era un sueño.
¿De dónde ha venido, y dónde ha desaparecido? Cuando nada es, todo son sólo cre-encias y conceptos de la mente. El supuesto sabio que dice, «yo soy la reencarnación de Dios», no Le conoce, no conoce la realidad. Al contrario, es esclavo de su ego, de la ilusión. Cuando el conocimiento mismo no tiene ninguna entidad, no se plantea ninguna de estas cosas.
El que comprende, está libre de todo. Esta persona parece una persona ordinaria, pe-ro su corazón es completamente diferente. Si usted permanece fuera, ¿cómo puede comprender? Para devenir el propietario de la casa, debe entrar en ella. De la misma manera, debe penetrar su propio sí mismo para devenir el propietario. Pero ahí el «yo» no permanece como «yo». Ahí ya no se plantea más la cuestión de Maestro y discípulo. El pensamiento de un Maestro puede inspirar a quienquiera que tiene un cuerpo, porque el Maestro y el que está en silencio son uno. Penetre el corazón del realizado, y usted no permanece como «usted», porque sólo Él es. Así, se dice que aquellos que enseñan son encarnaciones de Dios. El Maestro da el conocimiento a todos, pero no lo valora, por-que Él sabe que el conocimiento es la mayor ignorancia. Por consiguiente, no sea tocado por nada.
Pregunta: Si todo es ilusión, ¿es usted mismo una ilusión?
Maharaj: ¡Oh, sí! ¡Yo soy la mayor ilusión! ¡Todo lo que digo de todo corazón y tan francamente, es todo falso! Pero lo falso que el Maestro le dice, puede hacer que usted alcance ese punto. La dirección de la persona no es real, sólo la persona es real. Cuando usted llega a la casa, agradece por la dirección que se le ha dado, la dirección es verda-dera sólo hasta el momento en que usted entra en la casa. Tan pronto como entra, la dirección se desvanece. Las palabras no son nada más que indicadores, no tienen ningu-na realidad en sí mismas. Si «yo» permanece, yo soy también ilusión. No permanezca como «yo». Esa es la comprensión más alta de la filosofía. El santo Tukaram dijo: «He visto mi propia muerte, y lo que he visto entonces, la felicidad que se ha revelado, eso conozco». Primero de todo, usted debe morir. Usted quiere decir ilusión.
Por consiguiente, lo que digo es falso, pero verdadero, porque hablo para Eso. La di-rección es falsa, pero cuando usted llega a la persona es realidad. De la misma manera, todas las escrituras y los libros mitológicos son sólo para indicar ese punto, y cuando usted lo alcanza, devienen no existentes, vacíos. Las palabras son falsas, sólo el signifi-cado que transmiten es verdadero. Son ilusión, pero dan un significado. Por consiguien-te, todo es ilusión, pero para comprender la ilusión, se necesita la ilusión. Por ejemplo, para quitar una espina de su dedo usted usa otra espina. Después, tira las dos. Pero si se queda con la segunda espina que se usó para sacar la primera, ciertamente le pinchará de nuevo. Para quitar la ignorancia, es necesario el conocimiento, pero, finalmente, los dos deben disolverse en la realidad. Su Sí mismo es sin ignorancia, sin conocimiento. Por consiguiente, el Maestro y el buscador son ilusión, porque son «Uno». Lo falso sólo puede ser eliminado por lo falso. Si se queda con la segunda espina, es decir, con el co-nocimiento, incluso si es una espina de oro, se pinchará. El ego es la única ilusión, y el ego es conocimiento. Se dice que para atrapar a un ladrón, usted debe devenir un ladrón. Entonces puede decirle: «Cuidado, estoy aquí y sé que eres un ladrón, de manera que no te atrevas a robarme». Pero usted no puede atrapar al ladrón, porque él tiene cuatro ojos y usted sólo tiene dos. Con una sola mirada, el ladrón repara en los valores y si usted no está alerta, le roba. La ilusión es como el ladrón, de manera que usted debe ser más fuer-te que el ladrón. Su mente debe aceptar que todo es ilusión, sólo ilusión. Entonces usted será el «más grande de los grandes».
El conocimiento es una gran cosa, pero debe ser sólo un remedio. Cuando la fiebre se va, agradézcaselo a la medicina que toma, pero deje de tomarla. No prolongue el tra-tamiento o creará más problemas. El conocimiento es necesario sólo para eliminar la enfermedad de la ignorancia. El médico siempre prescribirá una dosis limitada. Primero de todo, comprenda que el «yo» es una ilusión y que todo lo que el «yo» dice es tam-bién ilusión. El Maestro y lo que dice son también ilusión, porque en la Realidad hay sólo unidad y no dualidad. «Yo» y «él» ya no existen. Bucee dentro de usted mismo, tan profundamente que usted desaparezca. Si no lo hace, acontecerá esto. Una cabra entra en su casa y, para hacerla salir, usted abre la puerta. La cabra sale, pero entonces entra un camello. El camello es como el conocimiento. Así pues, para deshacerse del camello, debe echar abajo los muros de la casa. Entonces usted está fuera de la ilusión. Todo lo que acontece en la ilusión es sólo ilusión, y de hecho, nada acontece nunca. Así, en este mundo acontecen muchas cosas, el nacimiento y la muerte, pero es sólo un sueño. Debe aceptar eso. Su mente no debe ser tocada. Cuando alguien muere, las gentes lloran. El ser realizado no reirá, se mantendrá callado, tranquilo. Sabe que no ha ocurrido nada. Nada se ha perdido. La materia no se pierde nunca. Los cinco elementos que componen el cuerpo, retornan a los cinco elementos. Y el poder retorna al poder. Sólo el nombre y la forma, que son ilusión, desaparecen. Sea sin forma, sea sin nombre. Si alguien le pre-gunta su nombre, responda no hay mal en ello pero sea consciente de que usted no es eso. Debe ir más allá de la ilusión, porque ella no es, y no permanecerá. Comprenda que es fuego, pero no la toque. No intente tampoco extinguir el fuego, o se quemará. Sólo comprenda. Nada puede tocarme, nada puede limitarme, nada puede abarcarme, y nada puede evaluarme. Porque todo es ilusión. Debido al pensamiento «yo», usted sien-te una sensación de importancia. Usted dice, «ésta es mi casa, ésta mi carne, éstas son mis cosas», etc. Las cosas mismas no dicen nunca que le pertenecen. Son mudas e in-animadas. Sea mudo, permanezca en usted mismo, no hable. Yo enseño, pero no he tenido nunca la sensación de que este o aquel deben comprender, porque es sólo por suerte como el uno o el otro llegarán a este nivel. Encontrará la llave por su propia suer-te, y será el más feliz de todos los seres. Todo depende de su amplitud, o capacidad de aceptar. Debe ir siempre derecho a la esencia de las cosas. La esencia de lo que se dice, tiene verdadero significado. Tome la esencia de la flor y sea feliz, pero sepa que incluso la esencia no es verdadera.
Pregunta: Si un mendigo pide dinero a un ser realizado, ¿que hará?
Maharaj: Es su elección si da o no da. Porque, después de todo, todo es una ilusión. Puede parecer inmisericorde hasta el punto de no dar agua a un hombre moribundo. Si un hombre está gimiendo «¡agua, agua!», no se la dará, porque el hombre va a morir de todos modos, y darle agua sólo prolongará su sufrimiento. Usted piensa que es bueno si da el agua, pero sólo aumenta su sufrimiento. Debido a su ignorancia, el hombre mori-bundo quiere vivir más. Pero, ¿qué puede obtener usted respirando un poco más? Yo no le aconsejo que sea inmisericorde, sino que comprenda que accediendo a su deseo, le da más sufrimiento. El que piensa que ha hecho una buena obra está extraviado.
Si da un centenar de francos a un mendigo, no será un hombre rico al día siguiente. Continuará mendigando porque este habito de mendigar ha devenido tan profundamente arraigado en él que el hecho de mendigar ha devenido una segunda naturaleza. Todos los seres mendigan para obtener felicidad desde el nacimiento. Finalmente, mueren sin alcanzarla. Incluso cuando usted va a la iglesia o al templo a rezar, deviene un mendigo frente a Dios. Primero mendiga para usted mismo, después para su esposa, y después para sus hijos. Primero para usted y después para otros. Todo el mundo está interesado principalmente en su propia felicidad, pero usted no puede obtenerla porque sus méto-dos para obtenerla son erróneos. Permanezca siempre en la vía que su Maestro le mues-tra, y será uno con él. Estos hábitos no son nada sino los resultados de una mente estre-cha. La mente es conocimiento. Cuando este conocimiento entra en contacto con la ma-teria (el cuerpo físico) toma la forma de pasión y hábitos. Estos hábitos y esta pasión le hacen miserable. Así pues, obtenga la comprensión de que cuando entra en la prisión, usted no es el culpable. Permanezca en el mundo, pero diga, «nada es verdadero». No alimente sus pasiones. Comprenda lo que son, y será libre en vida mientras el cuerpo está aquí. Un día el cuerpo desaparecerá, pero en realidad nadie nace, y nadie muere. Bendito sea el que se realiza. La realización significa comprensión, y si comprende que todo es ilusión, siempre será feliz.
Junio de 1997
Pregunta: ¿Está una persona que se ha realizado en un estado de gran felicidad o gozo? ¿Se expresa la realidad a través de un gran gozo o amor, o esto es también una ilusión?
Maharaj: La realidad es siempre la realidad, es unidad; así pues, ¿por qué habla de su expresión a través de la felicidad? Por ejemplo, si ha perdido su cartera y alguien se la devuelve, usted es feliz. Pero, de hecho, sólo le ha devuelto lo que siempre le ha per-tenecido. Esta felicidad es un estado pasajero y si usted comprende correctamente, no tiene nada que ver con la realidad. Sólo usted imagina que la realidad se ha perdido, pero no se ha perdido nunca. Esta sensación se debe a la ignorancia. Cuando se conoce a usted mismo, el gozo no se plantea para nada. Por consiguiente, esta expresión de feli-cidad es también una ilusión. ¿Quién hay ahí para expresar este gozo, y a quién? La realidad es no-dualidad; unidad.
Usted se plantea esta cuestión de la felicidad sólo porque se ha olvidado de usted mismo. Pero incluso en la ignorancia usted es Él. Las nubes pueden estar ahí, de manera que usted no puede ver el sol. Después las nubes desaparecen. ¿Por qué sería feliz el sol? Al sol no le molesta nada. Cuando las nubes estaban ahí, nadie veía el sol, pero estaba ahí. Así, el gozo y la paz que usted siente cuando desaparecen las nubes son tam-bién una ilusión, porque el sol no ha sido nunca cubierto por nada. Era sólo que no po-día verle. ¿Por qué sentiría gozo? El gozo y la felicidad son todavía síntomas de la ilu-sión. Usted recupera su cartera, pero ya era suya. Es verdadero que por la gracia del Maestro usted se encuentra a usted mismo, pero el Maestro no siente que eso sea gracias a él. Le respeta por eso, debido a que le ha dado el conocimiento, y ese conocimiento, si lo acepta con plena convicción, le lleva a la realidad. Pero si se responsabiliza de él, si dice «yo lo hice», eso significa que no está realizado. Usted se ha olvidado de usted mismo, y el Maestro se lo dice. Pero la realidad no estuvo perdida nunca.
Usted siente que está limitado, cercado, pero eso es sólo un pensamiento. Debido a la ignorancia, se siente prisionero y sufre, pero los problemas son una ilusión, no exis-ten. Siempre que la infelicidad o los problemas vengan a usted en la ilusión, acepte lo que acontece, no luche contra lo que viene. De esta manera, el ego se disolverá. La per-sona ignorante no acepta nunca cuando acontece el infortunio. El que comprende dice, «que venga a mí todo el infortunio», porque sabe que, acontezca lo que acontezca, no es verdadero. El ego siempre está buscando algún beneficio para sí mismo yo debo ser respetado, amado o reconocido. Siempre que su ego experimenta dolor, se debe a una falta de comprensión. Para usted, el ego es el problema; así pues, deje que muera. Si el ego muere, es para mejor. Es la ilusión la que muere. Si el ego muere, entonces sólo queda Él, la realidad.
Pregunta: He oído hablar de que la evolución de la humanidad debe cambiar del «yo» al «nosotros», que la consciencia individual debe devenir consciencia universal. ¿Es esto verdadero?
Maharaj: De hecho, es una falta de comprensión lo que le hace creer que usted es una entidad separada. Todo el mundo funciona en la consciencia (conocimiento). Usted también. Si comprende que usted no es el cuerpo, su consciencia deviene universal. To-da limitación desaparece. Si rompe el vaso, el espacio contenido en el vaso deviene tan grande como el espacio de la habitación. Y si usted echa abajo los muros de la casa, deviene el espacio cósmico entero, mahadakash. De la misma manera, si se rompe la consciencia del ego (yo soy esto o eso, etc.), usted deviene consciencia universal, el Todo. Pero aquí, debe comprender que esta consciencia es también una ilusión, igno-rancia. En efecto, la ignorancia es la fuente de la consciencia o el conocimiento. Así pues, la fuente de la consciencia misma, es el olvido o la ignorancia de la realidad final. Usted deviene la creación total, la consciencia (el conocimiento) del mundo, pero esto es todavía ilusión. Este ego que deviene consciencia universal es el peor de los egos. «Yo soy el creador del mundo, yo soy omnipotente, etc.» Pero este creador crea ilusión. Así pues, ¿cuál es su utilidad? El conocimiento crea más ilusión. Esta comprensión debe madurar con la ayuda del Maestro, y este conocimiento mismo será absorbido en la rea-lidad.
En la realidad final no hay ni consciencia (conocimiento) ni ignorancia, y eso es lo que usted es, su verdadera naturaleza. Es debido a la ignorancia por lo que usted dice, «yo soy esto o eso». Y es debido también a la ignorancia por lo que dice, «yo soy la consciencia». Éste es el obstáculo en la senda a la Realidad. Así pues, la afirmación «La consciencia individual debe devenir universal», es correcta. Pero debe comprenderla completamente. Si dice, «yo no soy esta pequeña criatura, yo soy omnipresente», piense sobre «¿Dónde no soy yo?» Usted está igualmente presente en la persona ignorante y en la persona que tiene conocimiento. Todas las criaturas del mundo tienen esta conscien-cia (conocimiento). Así pues, ¿por qué debo decir «yo conozco, yo he realizado, etc.»? Eso sólo alimenta la ilusión. Es correcto decir que la consciencia individual debe deve-nir consciencia universal. Pero la mente o el ego es un obstáculo para usted porque us-ted no quiere morir. Rompa los límites que usted mismo ha creado con su propio pen-samiento. Sienta que usted es el creador del mundo, y que puede destruirlo también. Rompa los límites impuestos por la ilusión y usted deviene la realidad. Es unidad, no-dualidad, no mente. ¿Por qué sería el océano perturbado por las burbujas que aparecen en su superficie? Él sabe que las burbujas no son nada más que océano, y no hay ningu-na ganancia ni pérdida para el océano si las burbujas están ahí o no. De la misma mane-ra, la realidad final no es aceptada por nada. No puede acontecerle nada. No puede ser más grande o más pequeña. Sólo la ilusión del ego se la oculta. El sol no necesita pre-ocuparse por las nubes, pues no pueden hacer que deje de brillar. De la misma manera, la realidad no tiene nada que ver con la ilusión del ego que le ha hecho a usted tan pe-queño. A la pantalla de cine no le inquieta si la película proyectada en ella es buena o mala. No hay bueno ni malo para la persona que está fuera del círculo de la ignorancia. El ser realizado vive en el mundo pero no es tocado nunca por él. ¿Por qué no es toca-do? Porque sabe que es una ilusión. ¿Cómo puede usted ser tocado por algo que no es real? Debido a la ignorancia, dice que es tocado por el mundo. Pero si usted despierta, nada le preocupará, o afectará. En un sueño, aparece un león y usted tiene miedo, pero entonces se despierta. ¿Adónde ha ido el miedo? De la misma manera, usted llora cuan-do su ego es herido. Pero cuando despierta, todo desaparece en un instante. De hecho, cuando su ego es herido, usted progresa en la senda a la realidad. La persona ignorante llora cuando su casa es destruida, pero la persona realizada dice, «Ahora todo el mundo es mío, puedo dormir en cualquier parte». Así pues, toda limitación y esclavitud desapa-recen de su mente.
Ser la consciencia universal (y por lo tanto la mente universal) es un buen signo. Pe-ro aquí, conocer significa que usted está en todos los seres y en todas las cosas. Si usted intenta usar este poder para leer las mentes de otros, por ejemplo, caerá de nuevo en la ilusión. Las gentes ignorantes estarán impresionadas por sus poderes de predicción o de lectura de la mente, y el ego deviene entonces más fuerte y dice «yo tengo conocimien-to, los demás son ignorantes». Así pues, comprenda que, en este caso, la consciencia universal le traerá más problemas, porque la naturaleza de la consciencia es la expan-sión; saber cada vez más. Comprenda que usted es la consciencia universal, pero no intente usar este poder o el ego volverá con mayor fuerza, y, aunque estuviera cerca de la realidad, estará mucho peor que si fuera sólo un ignorante.
Cuando el poder está a su disposición, la mente deviene más fuerte y está ansiosa de usarlo. «Yo puedo hacer esto, o eso. Yo puedo ver esto, o eso. Yo puedo hacer que llue-va, etc.» Cuando esta apertura acontece en usted, sabe que «yo soy el creador, es mi voluntad, etc.» Pero si esta comprensión se queda en el nivel del «yo», es ego. Así pues, le vengan los poderes que le vengan, no los use. El ser realizado dice, «yo sé que no sé». Si usted dice, «yo soy todo, yo conozco la mente de todo», eso es ego. Y cuando el poder está ahí, uno siempre tiene el deseo de usarlo. En este nivel, esté muy vigilante. No acepte el ego del poder. Tener consciencia universal es un buen signo, pero sepa que el ser universal es también ilusión. El peligro está en pensar que usted es omnipotente. Deje que todas estas cosas sean, y comprenda que nada es. Consciencia universal quiere decir «la gran ilusión». Aceptar la gran ilusión significa que usted se atraerá grandes problemas. El que se pone la corona lleva el peso de los problemas.
¿Por qué dominar la ilusión? La ilusión es nada, de manera que usted domina nada. Entonces, ¿dónde está el dominio? Así pues, ¿cuál es la utilidad de la consciencia uni-versal? Sepa que ella es nada. Todo es nada. La consciencia misma no es verdadera. Sumerja su ego, no tenga miedo de él. El que dice, «yo soy omnipotente» está haciendo sonar su trompeta en el desierto.
Salga de su ego. No sea demasiado grande, o como el balón que está sobreinflado, usted explotará. Siempre que la mente afirme, «eso es verdadero», vaya contra ella y diga, «no, es falso». No deje a su enemigo entrar en su casa. Cuando se abre al conoci-miento, tiene la impresión de que puede conocer todo. Pero preste atención. Primero comprenda su propia mente, o se olvidará de usted mismo. Estará como bajo la influen-cia de una fuerte emoción. Hará cosas peores de las que nunca hubiera pensado que se-ría capaz de hacer.
He oído hablar de un sabio de Bombay que estaba haciendo milagros. Podía caminar sobre el agua o a través del fuego sin quemarse, etc. Pero un día y este día llega siem-pre sus poderes dejaron de funcionar y las gentes se rieron tanto de él que se suicidó. Las gentes ignorantes pueden llevar a un sabio a la locura. Este devino su presa. Las gentes ignorantes difunden toda suerte de ideas falsas sobre los sabios. Por ejemplo, un sabio no debe sentir dolor. Pero el sabio está vivo. No es un cadáver. Por consiguiente, debe sentir la quemadura al contacto con el fuego. El sabio siente dolor, pero sabe que es su cuerpo el que lo siente y no él mismo, porque no está identificado con el cuerpo. Pero el supuesto sabio dice que no siente dolor, y es su ego el que está hablando. Este cuerpo no es un cadáver, está vivo, y por consiguiente el dolor debe ser sentido. Mien-tras la electricidad está conectada, la bombilla debe alumbrar. Lo mismo es verdadero para el cuerpo. Mientras el poder está conectado al cuerpo, el cuerpo debe sentir dolor o algo. Algunos sabios caen en esta trampa si piensan verdaderamente que no deben sentir nada.
Jani era una pobre sirvienta, pero era un ser despertado. Vivía en un poblado y, co-mo todos los demás, ponía los cagajones de vaca a secar sobre su pared al sol para usar-los después como combustible. Su vecino, que siempre estaba contra ella, se los robó un día. Jani se quejó al juez del pueblo, que le dijo: «¿Cómo puede usted reconocer los que le pertenecen?» Ella respondió: «Ponga su oreja cerca de ellos y si oye el nombre de Dios, Vithal, eso significa que son míos». De esta manera, atraparon al ladrón. Por su-puesto, las gentes preguntaban cómo podía hablar un cagajón de vaca. Pero, de hecho, era el propio poder de Jani el que hablaba, pues ella estaba en todas las cosas. Todo lo que dice «yo soy la realidad» es mío, y aquello que dice «yo soy el cuerpo», no lo es. Ella tenía fe total en Dios y su propio poder estaba en todo.
El que comprende dice, «yo no soy el cuerpo». El cuerpo no es nada más que un ca-gajón de vaca. Si el conocimiento «yo soy la realidad» le penetra, todo es suyo. No diga que sólo los seres realizados son grandes. Usted mismo es grande. Cristo dijo, «Yo soy Dios». Si comprende que usted no es el cuerpo, usted es tan grande como Él. Pero la persona ignorante siempre se siente desvalida. «¡Oh, él es tan grande y yo soy tan pe-queño!» Es el ego el que hace que crea que usted es una criatura minúscula. Arroje esta falsa idea de su mente. Usted es tan poderoso como Cristo, pero no comprende eso. «Yo soy la realidad». Ésta es la comprensión que debe tener. Eso es lo que el Maestro quiere hacerle comprender, y eso es lo que el Maestro enseña, nada más. Pero entonces, ¿cuál es el significado de esta comprensión? Comprenda y después olvídelo todo, y usted es Él.
Si el ego bloquea su vía, aplástelo. Deje que los demás hagan sus comentarios. Cuando comprende que usted no es un mendigo, instantáneamente deviene rico. Todos tienen el poder más alto en ustedes. Denle la bienvenida. La mente debe aceptar eso completamente. Y si lo acepta con toda su fuerza, ¿cómo puede persistir la ilusión? Eso que es nada, no puede persistir. El problema es que siempre tiene el hábito de quejarse, «¡Oh, yo no puedo hacer esto o aquello!», eso es el ego. Eso es maya, ilusión. Sea muy fuerte en usted mismo. Yo le digo que usted es la realidad y que puede experimentar esto. Intente aceptarlo hasta que ya no haya más límites para usted. Usted es ilimitado, nadie puede limitarle. Pero a pesar de todo ello, usted mismo se ha esclavizado. Olvide toda limitación y sea Él, la realidad. Intente comprender profundamente que su mente no puede combatir contra usted. Entonces será capaz de derrotar al ego. De otro modo, es imposible. Cuando le viene una duda («¿Cómo puedo yo ser eso?», por ejemplo), usted pierde su fuerza. Necesita fuerza y poder para vencerla o nunca desaparecerá. Só-lo el poder de la comprensión puede derrotarla. «¡Qué el mundo se vaya al cielo o al infierno, no me importa!». ¡Sea así de determinado! Pero tiene miedo de dejar la ilusión. ¿Qué hacer? ¿Por qué teme a eso que es nada? Todo el mundo que viene a mí dice lo mismo, «vivo en el temor, estoy inerme, no puedo hacer esto, no puedo hacer eso. ¿Qué puedo hacer?» Olvide todo eso.
En un texto indio se dice que un hombre puede emborracharse por unas cuantas ru-pias con un vaso de alcohol. Este poder hace que baile y tenga alucinaciones, «yo soy un rey, yo soy todo». Está bajo la influencia de la ignorancia. Pero si bajo la influencia del poder del conocimiento dado por el maestro, el hombre dice lo mismo, ¿es posible controlarle? El poder que usted tiene es mucho más grande que el del alcohol. Este po-der, el efecto del conocimiento, puede penetrar la mente. «Yo soy la realidad». Si com-prende correctamente, nada ni nadie puede detenerle. Sea como la santa Jani que decla-ró llena de fuerza: «Donde escuche el nombre de Dios, eso me pertenece». Por consi-guiente, si le digo que usted es la realidad, debe aceptarlo. Tenga esa fuerza dentro de usted mismo. El problema es que sólo lo acepta a medias, debido a que su ego no quiere dejarle ir demasiado lejos. Eso significa que usted no bebe el vaso de vino hasta el fon-do. Un hombre ignorante no dirá nunca, «yo soy un rey», si no está borracho. El que bebe el vino del conocimiento dice, «yo soy la realidad». Nadie tiene poder sobre él. Sea fuerte y no tenga miedo de nada ni de nadie, pues todo es nada. ¿Cómo puede nada hacer que usted tenga miedo? Muchas gentes dicen que han tenido estas experiencias y que no obstante han devenido atrapadas de nuevo por el mundo. Pero, ¿qué es el mun-do? El Maestro le dice que el mundo es sólo ilusión. Así pues, ¿por qué inquietarse por él? Por lo demás, si recuerda el mundo como un sueño, no hay ningún mal. Si tiene una pesadilla, al despertar y recordar ese mal sueño, no siente nada porque sabe que no tiene ningún poder sobre usted. Si mata a alguien en un sueño, usted no se hace responsable al despertar. El mundo es ilusión, ¿por qué inquietarse por él? Si esta determinación penetra en usted, nadie puede detenerle. Si no penetra, eso significa que usted está dan-do la preferencia a nada, y eso le hace muy pequeño.
Debe tener el coraje y aceptar lo que dice el Maestro y de actuar en consecuencia. Cuando juega a las cartas, hay un rey y una reina, ¿pero son reales? Son sólo papel. Es su concepto el que los corona rey y reina, pero ellos no tienen ningún poder. De la mis-ma manera, este mundo no es real; así pues, ¿qué puede hacerle? Tenga esta convicción, esta determinación dentro de usted mismo.
Los supuestos sabios que le dan métodos para seguir, sólo refuerzan la ilusión en us-ted. Usted va a ver a un Maestro para deshacerse de la ilusión y él le hunde más profun-damente en ella. Éstos no son Maestros verdaderos, y, en este caso es mejor permanecer en la ignorancia que tener un conocimiento falso. Comprenda y sea eso.