EL CHAMANISMO TIBETANO

EL CHAMANISMO TIBETANO
Sacerdotes y magos, los chamanes tibetanos mantienen los ritos funerarios y ceremonias de curación del alma descendientes de la antigua religión del Bon
El Bon y el Bardo-Thodol, cuyo nombre significa «liberación por entendimiento del plan que sigue a la muerte», es un tratado sobre la muerte y su después.
Contiene una extraña mezcla de elementos tomados de numerosas fuentes. Basta visitar los templos taoí­stas chinos o leer obras de taoí­smo para descubrir en ellas imágenes e ideas análogas a las presentadas en el Bardo-Thodol. Lo que se ha tomado del tantrismo nepalense, de las teorías idealistas de ciertas Escuelas filosóficas del Budismo mahayanista y hasta de otras fuentes, forman en el Bardo-Thodol una extraña mezcla heterogénea que destaca sobre todo en los tratados más voluminosos. Hay razones para creer que el más antiguo origen del Bardo-Thodol se remonta a los fieles de la antigua religión Bon, y que sobre ese fondo fueron gradualmente superpuestas nociones budistas.

Fue escrito en tiempos de Padmasambhava, en el siglo VIII. Luego se perdió y fue encontrado por Rigzin de Karna Ling-Pa, considerado como una emanación de Padmasambhava. Su uso generalizado en todo el Tí­bet como ritual funerario, y su aceptación por parte de todas las sectas, bajo versiones variadas, testifican que fue obra de varias generaciones.

Buena parte del ritual funerario proviene de la religión del Bon. Es costumbre ritual, tras una serie de ceremonias previas a la muerte, construir una efigie del difunto, una vez que el cuerpo es llevado a los funerales, y esta efigie se coloca en el mismo sitio que ocupó el cuerpo, y se sigue con las ofrendas de alimento hasta finalizar los cuarenta y nueve dí­as del Bardo. Los lamas cantan dí­a y noche para ayudar a que el espíritu alcance el paraí­so de Amithaba. Durante los cuarenta y nueve dí­as, se lee el Bardo-Thodol para acompañar al difunto en su viaje y visiones, al mismo tiempo que se realiza toda una serie de ceremonias encaminadas al buen viaje del difunto en el Más Allá.

El tema esencial del Bardo-Thodol es el concepto filosófico de los idealistas mahayanistas, según el cual la «liberación» es un acto mental que consiste en reconocer claramente que no hay otras ataduras que las que tejemos nosotros mismos a nuestro alrededor; que los cielos, los infiernos, los dioses y los demonios no son sino creaciones de nuestra imaginación.
EL BON Y EL CHAMANISMO
La voz «chamán» viene del sánscrito shaman, y según Blavatsky, «los shamanes o chamanes son una especie de sacerdotes magos o sacerdotes hechiceros, sectarios de la antigua religión Bon del Tí­bet. Se funda el shamanismo en la creencia de que después de la muerte persiste la individualidad del hombre, aunque se haya desprendido del cuerpo fí­sico, y que sigue viviendo en naturaleza espiritual.»

Los sacerdotes Bon-po no se diferencian en nada de los verdaderos chamanes, incluso estaban divididos en Bon-po «blancos» y Bon-po «negros»; aunque todos utilizaban el tambor para sus ritos. Algunos pretendí­an estar «poseí­dos por los dioses». La mayorí­a practicaban el exorcismo. Algunos de estos Bon-po se llamaban a sí­ mismos «los poseedores de la cuerda celeste».

Los «pawo» y los «nyen-jomo» son médiums, hombres y mujeres, y son considerados por los budistas como representantes tí­picos del Bon. No dependen de los monasterios bon de Sikkin ni de Bután, y parecen ser los vestigios del Bon en su forma más antigua, no organizada, como existí­a antes de que el «Bon blanco» se desarrollara según el ejemplo del Budismo. Parece que llegan a ser poseí­dos por los espí­ritus de los muertos y que, durante su trance, entran en comunicación con sus divinidades protectoras. En cuanto a los médiums bon, una de sus funciones principales era servir de mensajeros temporales de los espí­ritus de los muertos, que serí­an más tarde conducidos al otro mundo.

De los chamanes Bon se dice que utilizan sus tambores como vehí­culos que les permiten desplazarse por los aires. El vuelo de Naro-bon-chung durante su torneo mágico con Milarepa es un ejemplo clásico. La leyenda según la cual Gshen-rab-mi volaba sobre una gran rueda, ocupando la parte central, mientras sus cuatro discí­pulos iban sentados sobre los ocho rayos, bien puede representar un vestigio de una tradición semejante. Es probable que originalmente el vehí­culo fuera el tambor chamánico, más tarde reemplazado por la rueda, sí­mbolo budista.

En la cura del chamán bon se efectúa una exploración del alma del enfermo, técnica especí­ficamente chamánica. Una ceremonia análoga tiene lugar cuando el exorcista tibetano es llamado para curar a un enfermo y lleva a cabo una búsqueda del alma del paciente.

Para hacer volver el alma del enfermo es necesario un ritual extremadamente complicado que incluye objetos y efigies.

El Lamí­smo ha conservado i­ntegramente la tradición chamánica de los Bon. Incluso los más famosos Maestros del Budismo tibetano se supone que han efectuado curaciones dentro de la más pura tradición del chamanismo.

Se conoce el papel que desempeñan los cráneos humanos y las mujeres en las ceremonias lamaí­stas. El llamado baile del esqueleto goza de especialí­sima importancia en las representaciones dramáticas que se conocen con el nombre de tcham, y que tienen, entre otros fines, el de familiarizar a los espectadores con las terribles imágenes de las divinidades protectoras que surgen en estado de bardo, esto es, en un estado intermedio entre la muerte y una nueva encarnación.

Volvemos a encontrarnos de nuevo con el libro tibetano de la muerte o Bardo-Thodol, que según podemos apreciar tiene cierta estructura chamánica, y aunque no se trata exactamente de un guí­a psicopompo, puede compararse el papel del sacerdote que recita, en beneficio del difunto, unos textos rituales acerca de los itinerarios post-mortem, con la función del chamán que acompaña simbólicamente al muerto hasta el más allá.

Existe cierto parecido de estructura entre los ritos y los mitos Bon-po y el chamanismo, y podemos comprobar la supervivencia de los temas y de las técnicas chamánicas en el Budismo y el Lamaísmo.
LOS BONS
Los Bons o Dugpas, llamados también «Hermanos de la Sombra», conforman una secta del Tí­bet vulgarmente llamada «los bonetes rojos». Son tenidos como los más versados en hechicerí­a. Habitan el Tí­bet occidental, el pequeño Tí­bet y el Bhután. Todos ellos son Tatrikas, y se supone que practican la peor forma de magia negra. Algunos ritualistas que han visitado las fronteras del Tí­bet confunden los ritos y prácticas de los Dugpas con las creencias religiosas de los Lamas orientales, los «bonetes amarillos» y sus Narjols u hombres santos.

El Dorje, arma o instrumento al que se le atribuye la virtud oculta de repeler las influencias dañinas, purificando el aire, ha sido empleado por los Bons o Dugpas para ciertos fines de magia negra, y para ellos es como el doble triángulo invertido, el signo de la hechicerí­a. En cambio, para los «bonetes amarillos» o Gelugpas, es un sí­mbolo de poder.

Según La Voz del Silencio:

Los discí­pulos pueden compararse a las cuerdas de la vina, eco del alma; la humanidad a su caja armónica; la mano que la pulsa, al soplo melodioso del gran alma del mundo. La cuerda que no responde a la pulsación del Maestro, en dulce armoní­a con todas las demás, se rompe y se la arroja. Así­ deben ser las mentes colectivas de los Lanus-Sravakas. Tienen que estar acordes con la mente del Upadya, unificarse con la Super-Alma, o separarse de una vez.

Esto último es lo que hacen «Los Hermanos de la Sombra», los destructores de sus almas, la espantable legión de los Dag-Dugpa.

Nada tienen que ver estos Bons o Dag-Dugpas con aquellos practicantes del Bon, que sí­ veí­an la Unión en todas las cosas.

Bibliografía:
El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. Mircea Eliade. Ed. FCE.

Diccionario de las religiones. M. Eliade y Joan P. Couliano Ed. Paidos.

Historia de las creencias y de las ideas religiosas, M. Eliade. Ed. Cristianidad.

Textos tibetanos inauditos. Alexandra David-Neel.

El Bardo-Thodol (Libro tibetano de los muertos). Ed. J. Bergua.

El Bardo-Thodol (Iniciación al simbolismo y ritual tibetanos).Fernando Schwarz. Ed. N. A.

Glosario Teosófico. H. P. Blavatsky, Ed. Kier.

Isis sin velo. Tomo II y IV. H. P. Blavatsky. Ed. Kier.

La voz del silencio. H. P. Blavatsky. Ed. Kier.

Donde estan los chamanes siberianos.

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 29/07/2005 1:03

LAGO BAYKAL / BURYAT
Siberia

El “ozero Baykal” es el lugar más famoso de la inmensidad siberiana. Cantado por poetas, artistas y músicos es además, por su extraordinaria naturaleza, lugar de esencial importancia para la humanidad, pues contiene en su seno la quinta parte de la reserva mundial de agua dulce. Desafortunadamente, es también lugar de creciente inquietud, debido al brutal deterioro producido por la industria pesada de los últimos tiempos.

Los orígenes geológicos del lago se remontan a quinientos millones de años. Nacido de una intensa actividad sismico-volcánica, mantiene viva la conexión con el inquieto y desconocido interior de la Tierra. Rupturas en la corteza, generan manantiales de hirviente agua mineral. Ligeros movimientos y, a veces, violentos terremotos, modifican aún su contorno de rocas escarpadas, volcanes extinguidos y montañas cubiertas por la Taiga. Sobre la superficie de sus aguas, emergen veintisiete islas que son, casualmente, el número de las que integran el archipiélago de Cocos. Oljón, la mayor de ellas, es isla sagrada para el chamanismo siberiano y el budismo mahayana.

Su vegetación y fauna son de una riqueza sorprendente. Se han contabilizado más de mil especies exclusivas del lago. Esponjas y algas, moluscos, salmónidos y esturiones conviven con un extraño pez, el Comephorus baykalensis que, transparente y vivíparo, habita en las profundidades. Pero la más famosa de sus especies exclusivas, su más desarrollado predador, es la Foca baykalensis, única foca de agua dulce en el mundo, cuya azarosa llegada debió producirse en deshielos prehistóricos de los ríos del Norte.

La belleza del lago parece ser sublime y de difícil comparación. El rigor de las estaciones renueva por completo sus paisajes. Todo se acalla y duerme en el Invierno. Los vientos del Norte esculpen en el hielo profundas oquedades que las focas habitan. Pero con la estación templada, las aves vuelven, reverdece la vida y estallan los colores sobre los largos días del Verano.

Toda la costa Este del Baykal y gran parte de las restantes pertenecen a la República Autónoma de Buryat, cuya soberanía detenta Rusia desde 1689. Buryatia es una extensión de 350.000 kilómetros cuadrados formada por altiplanos, cadenas montañosas y valles cubiertos casi en su totalidad por la Taiga, el bosque más grande de la Tierra. Alerces siberianos, abetos y sotobosque de abedules cubren, con las aguas del lago, todo su territorio. Miles de aves habitan sus ramas, reinando el urogallo o el elegante cisne. El alce, la marta cibelina o el lince son ejemplos de las especies incontables que recorren su suelo. La escasa presencia de los hombres, por otro lado, permite que permanezca casi intacta la secular pureza de la Taiga.

La población de la República roza el millón de habitantes. Su mayoría se concentra en las zonas industriales o mineras. Ulan-Ude, capital de Buryatia, es nudo fundamental en la red ferroviaria del Transiberiano. Kiatja, ciudad fronteriza con Mongolia, ha sido en los últimos siglos punto básico de encuentro para las culturas y el comercio entre Oriente y Occidente.Los Buryatos, habitantes originarios de estos territorios, constituyen en la actualidad la tercera parte de la población total. Como los restantes pueblos mongoles, son bravos en el combate y amantes de la caza y los caballos. Sus costumbres feudales han sufrido inevitables cambios en el presente siglo. Pero la tradición sigue viva al abrigo de las grandes cordilleras como Barguzin Krebet, donde probablemente emergerá el Vértice Asiático de El Alma del Mundo.

La llegada de los Buriatos a Transbaykalia se produjo en el sigloXIII. Como los Turguses o los Yakuts, eran nómadas que procedían del los valles del río Amur, en China. Los antropólogos mantienen que los primeros colonizadores de América partieron también de aquellos valles. Desde Kamchatka y a través de las Aleutianas, se extendieron por toda América, generando tribus y culturas, hasta el límite más meridional del continente. No resulta, por tanto, disparatado pensar que el origen lejano de los Buriatos es el mismo que el de sus antípodas en la Tierra del Fuego, los Yamanas o Fueguinos.

La religión tradicional de los Buriatos es el chamanismo. Su integración con la Naturaleza y su animismo de corte panteísta, están magnificamente expresados en la inolvidable película “Dersu Usala”. En el XVII llegaron desde Rusia las primeras misiones ortodoxas y desde Mongolia, los primeros monjes budistas. Estos últimos, procedentes de la tradición tibetana, se acoplaron rapidamente e integraron a su doctrina gran parte del amplio panteón buriato. Los “ongones”, dueños de lugares mágicos en Transbaykalia, fueron asumidos por los lamas como protectores o “dokshits”.

En la danza ritual del Tsam, que alude a lo pasajero de las cosas, se traza siete círculos concéntricos que marcan el ámbito de los danzantes. Entre los personajes que protagonizan el ritual se encuentran los ongones buryatos Zhamsarán, patrono de la guerra y el Fuego, y Namsarai, patrono de las riquezas y el elemento Tierra. En el centro común a los siete círculos, sobre una mesita cubierta por un manto de seda, se deposita la ofrenda o Sor: Una pequeña Pirámide, cuya forma evoca al Fuego que todo lo consume y purifica en la Tierra.

Los chamanes son los contadores de historias

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 22/07/2005 12:08

los chamanes son los contadores de historias.

1 de marzo .-Muchos fenómenos inusitados nos indicaban
ahora que estábamos entrando en una región de
maravilla y novedad. Una alta cordillera de leve vapor
gris aparecía constantemente en el horizonte sur,
fulgurando a veces con rayos majestuosos, lanzándose
de este a oeste, y otros en dirección contraria,
reuniéndose en la cumbre, formando una sola línea. En
una palabra, mostrando todas las variaciones de la
aurora boreal. La altura media de aquel vapor, tal
como se veía desde donde estábamos, era de unos
veinticinco grados. La temperatura del mar parecía
aumentar por momentos, alterándose perceptiblemente el
color del agua.

2 de marzo.-Hoy, gracias a un insistente
interrogatorio a nuestro prisionero, nos hemos
enterado de muchos detalles relacionados con la isla
de la masacre, con sus habitantes y con sus
costumbres; pero ¿puedo detener ahora al lector con
estas cosas? Sólo diré, no obstante, que supimos por
él que el archipiélago comprendía ocho islas; que
estaban gobernadas por un rey común, llamado Tsalemon
o Psalemoun, el cual residía en una de las más
pequeñas; que las pieles negras que componían la
vestimenta de los guerreros provenían de un animal
enorme que se encontraba únicamente en un valle, cerca
de la residencia del rey; que los habitantes del
archipiélago no construían más barcas que aquellas
balsas llanas, siendo las cuatro canoas todo cuanto
poseían de otra clase, y éstas las habían obtenido,
por mero accidente, en una isla grande situada al
sudeste; que el nombre de nuestro prisionero era
Nu-Nu; que no tenía conocimiento alguno del islote de
Bennet, y que el nombre de la isla que había dejado
era Tsalal. El comienzo de las palabras Tsalernon y
Tsalal se pronunciaba con un prolongado sonido
silbante, que nos resultó imposible imitar, pese a
nuestros repetidos esfuerzos, sonido que era
precisamente el mismo de la nota lanzada por la garza
negra que comimos en la cumbre de la colina.

3 de marzo.-El calor del agua es ahora realmente
notable, y su color está experimentando un rápido
cambio, no tardando en perder su transparencia,
adquiriendo en cambio una apariencia lechosa y opaca.
En nuestra inmediata proximidad suele reinar la calma,
nunca tan agitada como para poner en peligro la canoa;
pero nos sorprendemos con frecuencia al percibir, a
nuestra derecha y a nuestra izquierda, a diferentes
distancias, súbitas y dilatadas agitaciones de la
superficie, las cuales, como advertimos por último,
iban siempre precedidas de extrañas fluctuaciones en
la región del vapor, hacia el sur.

4 de marzo.-Hoy, con objeto de agrandar nuestra vela,
mientras la brisa del norte se apagaba sensiblemente,
saqué del bolsillo de mi chaqueta un pañuelo blanco.
Nu-Nu estaba sentado a mi lado y, al rozarle por
casualidad el lienzo en la cara, le acometieron
violentas convulsiones. Éstas fueron seguidas de un
estado de estupor y modorra, y unos quedes murmullos
de: “¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li!”

5 de marzo.-El viento había cesado por completo; pero
era evidente que seguíamos lanzados hacia el sur, bajo
la influencia de una corriente poderosa. Y ahora,
ciertamente, hubiera sido razonable que
experimentásemos alguna alarma ante el giro que
estaban tomando los acontecimientos, pero no sentimos
ninguna. El rostro de Peters no indicaba nada de este
cariz, aunque a veces tuviera una expresión que yo no
podía comprender. El invierno polar parecía
avecinarse, pero llegaba sin sus terrores yo sentía un
entumecimiento de cuerpo y de espíritu – una sensación
de irrealidad-, pero esto era todo.

6 de marzo.- El vapor gris se había elevado ahora
muchos grados por encima del horizonte, e iba
perdiendo gradualmente su tinte grisaseo. El calor del
agua era extremado, incluso desagradable al tacto y su
tono lechoso cayó sobre la canoa y sobre la amplia
superficie del agua, mientras la llameante palpitación
se disipaba entre el vapor y la conmoción se
apaciguaba en el mar. Nu-Nu se arrojó entonces de
bruces al fondo de la barca y no hubo manera de
convencerle para que se levantase.

7 de marzo.-Hoy hemos preguntado a Nu-Nu acerca de los
motivos que impulsaron a sus compatriotas a matar a
nuestros compañeros; mas parecía dominado, demasiado
dominado por el terror para darnos una respuesta
razonable. Seguía obstinadamente en el fondo de la
barca; y, al repetirle nuestras preguntas respecto al
motivo de la matanza, sólo respondía con
gesticulaciones idiotas, tales como levantar con el
índice el labio superior y mostrarlos dientes que este
cubría. Eran negros, hasta ahora no habíamos visto los
dientes de ningún habitante de Tsalal.

8 de marzo.-Hoy flotó cerca de nosotros uno de esos
animales blancos cuya aparición en la playa de Tsalal
era mas evidente que nunca. Hoy se produjo una
violenta agitación del agua muy cerca de la canoa. Fue
acompañada, como de costumbre , por una fulgurante
fluctuación del vapor en su cumbre y una momentánea
separación en su base. Un polvo blanco y fino,
semejante a la ceniza- pero que ciertamente no era
tal- cavó sobre la canoa y sobre la amplia superficie
del agua, mientras la llameante palpitación se
disipaba entre el vapor y la conmoción se apaciguaba
en el mar. Nu-Nu se arrojó entonces de bruses al
fondo de la barca y no hubo manera de convencerle para
que se levantasen.

9 de marzo.-Toda la materia cenizosa caía ahora
incesantemente sobre nosotros, y en grandes
cantidades. La cordillera de vapor al sur se había
elevado prodigiosamente en el horizonte, y comenzaba a
tomar una forma más clara. Sólo puedo compararla con
una catarata ilimitada, precipitándose silenciosamente
en el mar desde alguna inmensa y muy lejana muralla
que se alzase en el cielo. La gigantesca cortina
corría a lo largo de toda la extensión del horizonte
sur. No producía ruido alguno.

21 de marzo.-Sombrías tinieblas se cernían sobre
nosotros; pero de las profundidades lechosas del
océano surgió un resplandor luminoso que se deslizó
por los costados de la barca. Estábamos casi abrumados
por aquella lluvia de cenizas blanquecinas que caían
sobre nosotros y sobre la canoa, pero que se deshacía
al caer en el agua. La cima de la catarata se perdía
por completo en la oscuridad y en la distancia. Pero
era evidente que nos acercábamos a ella a una
velocidad espantosa. A intervalos eran visibles en
ella unas anchas y claras grietas, aunque sólo
momentáneamente, y desde esas grietas, dentro de las
cuales había un caos de flotantes y confusas imágenes,
soplaban unos vientos impetuosos y poderosos, aunque
silenciosos, rasgando en su carrera el océano
incendiado.

22 de marzo-La oscuridad había aumentado
sensiblemente, atenuada tan sólo por el resplandor del
agua reflejando la blanca cortina que teníamos
delante. Múltiples aves gigantescas y de un blanco
pálido volaban sin cesar por detrás del velo, y su
grito era el eterno “¡Tekeli-li!” cuando se alelaban
de nuestra vista. En este momento, Nu-Nu se agitó en
el fondo de la barca; pero al tocarle vimos que su
espíritu se había extinguido. Y entonces nos
precipitamos en brazos de la catarata, en la que se
abrió un abismo para recibirnos. Pero he aquí que
surgió en nuestra senda una figura humana amortajada,
de proporciones mucho más grandes que las de ningún
habitante de la tierra. Y el tinte de la piel de la
figura tenía la perfecta blancura de la nieve.

Luna Roja

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2005 1:28

RUKSÁS MÁNNU
LA LUNA ROJA
Iria Ciekca Schmidt

LA MITOLOGÍA SAAME – LOS CUENTOS DE LA LUNA ROJA(RUKSÁS MÁNNU):
Rika-Maia (Rijkuo-Maja)
Las Hijas de Dios (Mátta ráhku nieiddat)

Los cuentos de la luna roja
Este proyecto comenzó hace aproximadamente diez años, durante un viaje a Holanda. Por primera vez en mi vida vi libros y estudios sobre los saame, el pueblo autóctono de Laponia; sobre la mitología, los símbolos de los tambores de los chamanes, el espíritu de los saame  y sus relaciones con los dioses y con el Universo. Este proyecto es un viaje que narra la pérdida y la búsqueda de identidad, la historia de mi propio pueblo y, a la vez, mi propia historia. En él he incluido dos cuentos: “Rika-Maia”; una bruja del siglo XVII del Norte de Suecia, y “Las Hijas de Dios”; un cuento sobre las diosas del pueblo saame

Historia
En el siglo XVII empezaron las cazas de brujas en Suecia-Finlandia y en Dinamarca-Noruega. Los saame fueron convertidos al cristianismo a la fuerza. Los chamanes fueron criminalizados. Se secuestraron sus tambores y se iniciaron actos jurídicos contra ellos. Invadidos por el miedo, los saame destruyeron sus tambores y los escondieron en los cimientos de sus viviendas o en las cuevas de los montes. Se han encontrado unos 70 tambores conservados, la mayoría de ellos en Suecia y 3 en Finlandia. Los tambores de los chamanes formaban parte de los ritos de los saame, en los cuales el chamán era el personaje principal. El tambor era una parte esencial de la mitología y de los rituales chamanísticos. Era un instrumento a través del cual se conversaba con los dioses. El tambor representaba el espíritu del chamán y sus símbolos eran muy personales – un secreto entre el ser humano y el dios. En la cosmovisión saame, el chamán tenía un papel importante como transmisor de la cultura y de la herencia espiritual de su pueblo. El chamán era el curandero y el intérprete de las señales de la naturaleza, el líder espiritual. Él no elegía su papel sino que aceptaba este regalo de los espíritus como una vocación y una carga pesada. El pueblo saame ha dibujado más símbolos en la superficie de los tambores que cualquier otro pueblo practicante del chamanismo. El lado de los símbolos del tambor estaba a la vista de todos. Sin embargo, su parte interior pertenecía exclusivamente a su dueño. Contenía el saber esotérico que el chamán transmitía a su sucesor. Las personas que utilizaban los tambores conocían, de manera empírica, la situación y los movimientos constantemente variables del sol, de la luna, de la Vía Láctea, y de las estrellas del macrocosmo.

Pensamientos
Soy consciente de que estoy pisando por un campo de minas. Este tema ha sido, y sigue siendo, un tabú por razones religiosas. Es un tabú entre los saame, puesto que no se ha logrado prohibir la religión natural. La Iglesia todavía lo considera como pecado. Hay que guardar silencio sobre lo que no se puede hablar. La fiebre por la tecnología amenaza con destruir la vida y la cultura de todos los pueblos indígenas – lo que prácticamente ya es un hecho.

Símbolos
He intentado encontrar un lenguaje metafórico que, de algún modo, exprese algo sobre el origen; algo que nos transmita la perspectiva del tiempo y el mensaje original desmañado y “primitivo”. El retumbar de los tambores. El lenguaje de los símbolos, que no siempre agrada al ser humano moderno.

Temas:
Báiki: Un lugar en el corazón, un lugar en el mundo.     
Sáiva: Las aguas bajo el control de los espíritus.
Ruksás Mánnu: La luna roja, los cuentos aún se cuentan.

LA  LUNA ROJA…

“De la misma manera que la luna refleja la luz que recibe del sol.

En estas obras mías no intento contar nada, sino ir reflejando los confines de lo visible y lo invisible.
Me he apoyado en la mitología como un reflejo.

Como un espejo, las imágenes reflejan el presente pasado, y, tal vez, el futuro.
Ha de existir el mundo de los espíritus; visible, invisible, y reflejante. En el momento en que piensas que has visto algo, ya ha desaparecido, como si miraras la superficie del agua.
Alguien ha oído alguna vez los cuentos de la luna roja, alguien ha olvidado algunos.
Sin embargo, siguen viviendo en las mentes, como un reflejo.

Si oyes, desde lejos, el retumbar hueco de un tambor, me alegraré.”

Iria Ciekca Schmidt

La leyenda de Rika-Maia

La mayoría de los brujos eran hombres, pero también había mujeres que se hicieron brujas. Una de estas brujas poderosas era Rika-Maia, una lapona que vivió de 1660 a 1756 en Mausjaur, más allá de Arvidsjaur, en el Norte de Suecia.

Según las leyendas, esta bruja era extraordinariamente rica, y era proprietaria de una gran manada de renos. Era una bruja muy potente, que poseía grandes poderes mágicos. Dicen que Rika-Maia tenía buenas relaciones con Tiermes, el dios de la tormenta. El dios de la tormenta planeaba por los aires en ropa azul y hacía pedazos los montes de Laponia con su martillo. Era el dios del agua y del fuego.

Rika-Maia sacrificaba renos al dios de la tormenta. Durante el sacrificio enterraba los renos de manera que sólo se veían sus cuernos. Si luego se oía el trueno, significaba que se había recibido el sacrificio con satisfacción.

Se dice que, una vez, alguien intentó robar los cuernos de un reno sacrificado, pero entonces le mató la tormenta.

Los sacrificios se hacían en un lugar que se llamaba el Pantanal de la Tormenta, a las afueras de Arvidsjaur.

Una vez se encendió un violento incendio forestal que amenazaba los pastizales de los renos de Rika-Maia. Entonces, Rika-Maia, que se había quedado ciega al llegar a la vejez, pidió que su sirviente la llevara al río Mausjaur. Ahí vadeó un largo trayecto y echó un velo sobre su cabeza. Luego empezó a silbar y a lanzar agua mientras tocaba su tambor. Entonces surgió un nubarrón de la nada y empezó un aguacero que extinguió el incendio.

Antes de su muerte, Rika-Maia pidió que la enterraran en el Storberget (el gran monte) a fin de que pudiera oír el ruido de los cascos de sus renos cuando estuviera tendida en su tumba. Amenazó, si no se realizara su deseo, con destrozar toda su manada de renos.

Cuando se murió Rika-Maia, según su yerno, hubiera sido demasiado pagano enterrarla en el monte, y, por consiguiente, la enterraron en un cementerio.

El año siguiente fue un año difícil de cría de renos y las manadas de renos fueron yendo más y más lejos, y bajaron hasta el litoral del Océano Antártico. No se pudo hacer parar a los renos, que al final llegaron hasta el océano y se desaparecieron en el hielo, donde perdieron su vida.

De esa manera, se hizo realidad la amenaza de Rika-Maia. Hoy en día, el monte donde quería ser enterrada la bruja se llama Kärringberget (el monte de la mujeruca).

Las Hijas de Dios

Las diosas en la religión precristiana de los saame

Los saame han tenido muchos dioses. Cada dios tenía su propio papel importante. El dios del mundo, Mailmen Radien, era considerado como el dios principal.

Mailmen Radien era el dios de la fertilidad muy potente que mantenía el orden en el mundo. Él decidía la suerte de los renos, y también controlaba las acciones de ciertos dioses. Se le sacrificaban, en rituales sangrientos, por ejemplo, órganos genitales de los renos. Tanto las mujeres como los hombres podían rendir culto a Mailmen Radien.

Entre otros dioses se encontraban Tiermes (Horagállis), el dios de la tormenta, Bieggaolmmái, el dios del viento y del tiempo, y Beaivvi nieida, el dios del sol muy exigente, al que había que sacrificar renos blancos. El dios de la luna era Mánnu. La luna y el sol tenían significados muy importantes en la mitología saame. Eran antagónicos tanto en lo bueno como en lo malo. Mientras que la luz, el calor y la fertilidad eran símbolos del sol, la luna, a su vez, era la hora en que vagabundeaban los espíritus malos.

Las mujeres tenían sus propias diosas especiales. Se llamaban las diosas Áhkká. Había cuatro diosas Áhkká: Máttaráhkká, que era la madre de las madres. Ella tenía tres hijas; Sáráhkká, Juksáhkká y Uksáhkká. Se creía que las diosas Áhkká eran espíritus de los difuntos que tenían poder tanto en la vida como en la muerte. Incluso la gobernante del reino de los muertos, Jábmiidáhkká, era una diosa Áhkká.

Durante el nacimiento de un niño se necesitaban todas estas diosas. Máttaráhkká, Sáráhkká, Juksáhkká, y Uksáhkká eran las diosas más importantes en una tienda lapona. Cada diosa tenía su propio sitio en la tienda, debajo del suelo.

Durante el nacimiento de un niño, el dios supremo, Mailmen Radien (Vearalden Olmmái), manda el espíritu a la diosa Máttaráhkká, que le da la vida. Es la protectora más alta de los vivientes. Máttaráhkká, por su parte, traspasa el espíritu a sus hijas, y así entra este espíritu vivo en el cuerpo de una mujer. Luego deciden Juksáhkká y Sáráhkká lo que va a ser de esta vida; si va a ser una niña o un niño.

Sáráhkká cría la carne alrededor del espíritu en la matriz y se ocupa de que vaya bien el parto. Si le sacrifican algo, ayuda también con los problemas de la menstruación. Sáráhkká vive en el centro de la tienda, debajo del fogón. Protege a la gente que vive en la tienda, también al padre. Sáráhkká se representa con una ramita bifurcada en la mano, que simboliza su capacidad de abrir y ayudar a las mujeres en el parto.

La diosa Juksáhkká protege a la madre y al niño. Una de sus responsabilidades es también definir el sexo del niño. Se representa con un arco en la mano, que es el símbolo del sexo masculino. Puede transformar a las niñas en niños. Y si acepta el sacrificio, manda al niño al dios Leaibolmmái, el dios de la caza.

Uksáhkká está de guardia en la puerta; es su sitio en la tienda. Se representa con un bastón en la mano. Cuida al niño después de su nacimiento. Uksáhkká es la cuidadora del niño, que le previene de caerse ni golpearse cuando está aprendiendo a andar.

Tal vez la más popular y la más querida de estas diosas Áhkká era la diosa Sáráhkká. Se le pedía ayuda y se le rezaba. No sólo las mujeres sino también los hombres la veneraban. Se le sacrificaba todo tipo de comida y bebida.

Durante la celebración de nacimiento de un niño, antes del parto, las mujeres bebían vino y comían papilla de Sáráhkká. A Sáhrákká se le sarificaban crías de reno, perros, pájaros, etc.

Cuando el niño era pequeño, sus dioses más cercanos eran Máttaráhkká y sus tres hijas. Las chicas y las mujeres las mantenían como sus diosas durante toda su vida.

Los chicos adaptaron otros dioses cuando empezaron a seguir a sus padres en los bosques para aprender a criar renos, pescar, y cazar.

¿Podría ser que los dioses masculinos estaban durmiendo mientras las diosas eran activas? Se ocupaban de que la vida continuara de generación en generación.

En el reino de los muertos Jábmiidáhkká mide la longitud de la vida. En la muerte el espíritu va al reino de los muertos -no se muere. Simplemente deja al cuerpo y pasa a otro estado, a otra existencia.

Estas diosas, Máttaráhkká y sus hijas, representaban poderes positivos y se especializaban en la ayuda de los seres humanos y, particularmente, en la ayuda de las mujeres.

La ética Huna

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 12/11/2004 10:37

La ética de huna

Ó SERGE KAHILI KING

Traducción: Eugenia Lerner

De vez en cuando se me pregunta por el lado ético de Huna porque a primera vista los Principios parecen ser amorales. Esto es, algunas personas se inquietan porque en ellos no parece haber ninguna pauta clara de conducta, ningún debería o tendría.

Sin embargo, como es propio del “conocimiento oculto,” la ética está implícita en los Principios. Si los sigues lógicamente, no puedes evitar ser ético. Examinémoslos uno a uno bajo esa luz.

Si aceptas que el mundo es lo que piensas que es, consciente y subconscientemente, entonces sólo tiene sentido trabajar para cambiar tus creencias para mejor, en orden de tener una vida mejor. Después de todo, en realidad estamos hablando de tu experiencia subjetiva del mundo y no de un mundo objetivo imaginado. Te agrade o no, la realidad subjetiva es todo lo que vas a tener. Una fascinante implicancia de esto es que tu misma experiencia subjetiva te dirá, claramente, cuán bien lo estás haciendo en el campo del pensamiento. La vida será buena al grado de que tu pensar sea bueno. No puedes esconderte de tus creencias.

Si no hay límites, entonces el universo es infinito. A algunos científicos les gusta especular acerca de universos múltiples e incluso infinitos múltiples, pero están simplemente jugando con las palabras. “Universo” significa toda la cosa, e “infinito” quiere decir, bueno, infinito. La idea de un universo infinito implica que todo está en todas partes y en todo momento, lo que implica que cada parte de él es infinita. Y eso implica que tu lo eres, también. Lo que finalmente implica que tu estás siempre encontrándote a ti mismo, de una forma u otra. De manera que tiene sentido ser amable con tu vecino, porque tu vecino eres tu.

Decir que la energía fluye donde va la atención implica que el efecto de sostener la atención, consciente o subconsciente, es el de dar poder al objeto de atención. Mora en la enfermedad y la enfermedad aumentará en tu vida; mora en la felicidad y serás más feliz; enfoca en la carencia y la carencia será más evidente; enfoca en la abundancia y la abundancia abundará. Por supuesto, si tu foco es mixto, obtendrás resultados mixtos. No se necesita mucha sagacidad para deducir que se gana al prestar atención a tu atención.

Si ahora es realmente el momento de poder, entonces cada momento es una oportunidad para cambiar tu vida para mejor, que es lo que todo el mundo está tratando de hacer de todos modos. En cualquier momento, desligado de consideraciones acerca del pasado o del futuro, el cambio puede ocurrir instantáneamente. La cosa más interesante en relación a esto es que cuando la mente o el cuerpo tienen semejante oportunidad, automáticamente se mueven hacia la paz y la felicidad, como si la ética ya estuviera construida en ellos.

Si defines el amor como la conducta de ser feliz con algo o con alguien, entonces si quieres ser feliz, hay algo práctico para hacer: aumentar tu amor. Los sabios antiguos que desarrollaron estas ideas notaron el hecho curioso de que la felicidad aumenta al aumentar la felicidad, lo que quiere decir que tienes que continuar extendiéndola a tu alrededor para que continúe existiendo. Este tipo de felicidad no implica un tipo de felicidad frívola, descuidada o de ‘bandita’ positiva. La palabra “aloha” amor, de la que el principio deriva, también incluye los conceptos de misericordia, compasión, gracia, caridad, y todas las otras cosas buenas que vienen bajo el nombre de amor (no incluye ninguna de las cosas malas). Mientras practicas el amor, aumentas el amor y la felicidad en todos los involucrados.

Si todo el poder viene de nuestro interior, una idea que se desprende lógicamente del segundo principio, entonces todo tiene la misma fuente de poder. La diferencia radica en el modo y la habilidad con las que se lo emplea. Sin embargo, hay un aspecto del poder que es frecuentemente pasado por alto. El poder es la habilidad de usar poder para dar poder. El poder hidroeléctrico viene del poder del agua que cae, este poder da poder a máquinas que generan electricidad. El poder político viene del poder de una sociedad que da poder a individuos para dar órdenes o legislar. El poder no tiene un único comienzo o final o fuente. Constantemente está cambiando de foco. A medida que más gente tome conciencia de su poder para dar poder, más gente le dará a esto naturalmente una consideración más cuidadosa.

Si la efectividad es utilizada como medida de la verdad, cosa que es usual en nuestra vida diaria en algunas áreas pero no en otras, entonces la retroalimentación que nos brinda nuestra experiencia nos guiará fácilmente hacia un comportamiento más efectivo. Esta idea está basada en una palabra hawaiiana, “pono,” un concepto que se refiere a la bondad, la rectitud, o la adecuación. Tal como se usó en la cultura antigua significa el mayor bien para el mayor número, no en base a definiciones dadas por reglas arbitrarias, sino tomando en consideración la experiencia real de éxito, prosperidad, salud y felicidad. En este sentido, entonces, la verdad de tus acciones será demostrada por sus resultados, tal como ellos son experimentados por todos los involucrados.

En la historia de la ética, según la  Enciclopedia de Funk y Wagnalls, “existen tres criterios principales de conducta, cada uno de los cuales ha sido propuesto como el mayor bien: felicidad o placer; deber, virtud, u obligación; y perfección, el desarrollo más completo y armonioso del potencial humano”. La ética Huna incluye a los tres.

* Huna es la filosofía “secreta” de la Polinesia. La misma se basa, entre otras cosas, en 7 Principios.

Culturas Caribeñas

Culturas Caribeñas

www.portaldesalta.gov.ar

Introducción:

América Central estuvo influida por la cultura mesoamericana y la andina. Entre las creaciones culturales merecen destacarse las estatuillas femeninas de tierra cocida, la cerámica y los metales, hábilmente esculpidos. También sobresalen los trabajos en piedra dura y orfebrería.

Cultura Tairona.

Se desarrolló a lo largo de la costa atlántica al N de Colombia, en el área de influencia chibcha y caribe, en la sierra Nevada de Santa Marta, actualmente extinguida. Está caracterizada por la notable arquitectura en viviendas, templos terrazas de cultivo, por la cerámica de las más variadas formas, estatuas de piedra y la metalurgia de bellas formas y finos trabajos en oro y piedras semipreciosas. Perduran las tradiciones precolombinas entre los actuales indios Kogi. (dic ii7 pag 2277 Museo de oro de Bogotá)

Cultura Taino.

Pueblo amerindio de lengua arawak, actualmente extinguido, que en época del descubrimiento habitaba La Española, Puerto Rico, Oriente de Cuba y parte de Jamaica. Procedentes de la zona amazónica de América del Sur, representan una segunda oleada de poblamiento de las Antillas, después de los ciboney. Su cultura estaba basada fundamentalmente en la producción agrícola. Llevaron a cabo una actividad artesanal de objetos utilitarios tales como vasijas y recipientes de barro y madera, hachas de piedra pulimentada, cestería y tejidos de algodón decorados, de notable calidad. Sobresalieron asimismo, en la escultura de objetos ceremoniales. Su organización social y política fue la más evolucionada entre los grupos indígenas de las Antillas. Su máxima unidad territorial era el cacicazco, que agrupaba a determinadas aldeas (yucajeques) dirigidos por los caciques. Vivían en pequeñas chozas (caney), salvo los jefes que vivían en casas rectangulares (bohios). La recolección de algunos frutos silvestres y la caza complementaban la alimentación. Creían en un ser supremo y protector, cuya madre Atabey, madre de las aguas y protectora de las parturientas, pero en sus creencias mitológicas concebían otras divinidades o ceníes que habitaban el cielo, relacionándose con los fenómenos atmosféricos.

MÁSCARAS BWA

Los Bwa habitan en algunas zonas del suroeste de Burkina Fasso hasta la ciudad maliense de San. Son pacíficos y viven de la agricultura.

Son un subgrupo originario de los Bobo, término peyorativo inventado por sus tradicionales enemigos los Bambara, y que significa “tartamudo”. Los Bobo se dividen en tres grupos: los Kian (blancos), los Ule (rojos), y los Fing (negros). El origen de esta denominación es desconocido. Los más activos artísticamente son los Fing (Bobofing), que ocupan la zona de Bobo Dioulasso.

Los Bwa eran antes conocidos como Bobo Ule, o “Bobo rojo”.

Las máscaras Bwa más antiguas estaban hechas con hojas, plumas y fibras vegetales. Se utilizaban en los rituales de la sociedad iniciática Do. Posteriormente, los Bwa comenzaron a tallar máscaras de madera para sus rituales, basándose en las máscaras de sus vecinos los Gurunsi/Nunuma y de sus primos hermanos los Bobo.

Todas las máscaras Bwa representan a los espíritus de la naturaleza que tienen alguna influencia sobre el ser humano.

Ahora no solo utilizan máscaras para ceremonias de iniciación, sino también en días de mercado, funerales, y ritos relacionados con la agricultura.

Si quiere ver unas interesantes escenas de bailes rituales con máscaras de Burkina Fasso obtenidas por el profesor Christopher D. Roy. Quizás se sorprenda por la cantidad fotografías expuestas en esta página sobre bailes rituales con máscaras. Lo cierto es que existen durante todo el año y por todo el país. Estos son algunos ejemplos:

– Fiesta de los Samo, al oeste de Ouahigouya al final de la temporada seca para atraer las lluvias.
– El festival de máscaras de Pouni, cada 2 años impares entre marzo y abril en Pouni, a 140 km al oeste de Ouagadougou. Los diferentes grupos étnicos se reunen para presentar e intercambiar sus máscaras.
– El festival Warba de Ganzourgou, que se celebra durante el mes de noviembre en Zorgho cada dos años. El Warba es un ritual Mossi reservado originariamente a ceremonias en entronización o funerales. Actualmente acompaña también bodas y otras fiestas populares.
– El Festival de Máscaras y Artes de Dédougou (FESTIMA) que se celebra cada dos años pares durante el mes de abril en la provincia de Mouhoun.

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Máscara halcón (no disponible)

Reproducción de una máscara halcón de 150 cm de largo, tallada por un artesano burkinabe. Las planchas laterales representan las alas. La nariz es curva y no está tallada en el mismo bloque que el resto de la máscara.
Las máscaras mariposa son parecidas a las máscaras halcón, con la diferencia de que las primeras tienen las alas decoradas con círculos concéntricos.

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Máscara nwantantay: 70 euros

Reproducción de una máscara nwantantay, tallada por un artesano burkinabe. La nariz es curva y no está tallada en el mismo bloque que el resto de la máscara.
Se trata de una máscara plana y vertical. La parte inferior representa una cara con ojos redondos rodeados por círculos concéntricos. Una protuberancia en la parte superior de la cabeza, evoca el pico de un pájaro. La parte media de la máscara está adornada con motivos geométricos y figurativos de diversos animales. La parte superior puede estar compuesta de varias piezas ensambladas. Por detrás, unos agujeros permiten la sujección de la máscara a la cabeza del danzante. Tiene 150 cm de alto.

Palabras de un chamán esquimal iglulik:

Palabras de un chamán esquimal iglulik:

“Deseaba convertirme en chamán con la ayuda de los demás, pero no lo
conseguí. Visité a muchos chamanes famosos y les hice grandes regalos…
Busqué la soledad y pronto me entró una profunda melancolía. A veces me
echaba a llorar y me sentía muy desgraciado, sin saber por qué. Entonces,
sin razón alguna, de repente todo cambiaba y me sentía inexplicablemente
alegre, con una alegría tan poderosa que era incapaz de contenerla, y
tenía que ponerme a cantar, una poderosa canción en la que sólo había
cabida para una palabra: ¡Alegría, alegría! Además, tenía que utilizar
toda la fuerza de mi voz. Entonces, en el seno de aquel misterioso y
abrumador ataque de alegría, me convertí en chamán, sin saber yo mismo
cómo había ocurrido. Pero era chamán. Podía ver y oír de un modo
totalmente distinto. Había adquirido mi qaumanEq, mi iluminación, la luz
chamánica del cerebro y del cuerpo, de modo tal que no sólo era capaz de
ver a través de la oscuridad de la vida, sino que la misma luz emanaba
de mí, imperceptible para los seres humanos, pero visible para todos los
espíritus de la tierra, del cielo y del mar, que se me acercaron para
convertirse en mis ayudantes espirituales”. 

Knud Rasmussen, “Intellectual Culture of the Iglulik Eskimos”. Informe
de la quinta expedición Thule 192124, vol. 7, no 1 (Copenhague,
Gyldendalske Boghandel, Nordisk Forlag, 1929); citado pür Michael Harner
en “The Way of the Shaman” (San Francisco, Harper Row, 1980).

LA AUSTRALIA DE LA EDAD DEL ENSUEÑO.

LA AUSTRALIA DE LA EDAD DEL ENSUEÑO.

Por Waldemar Stohr

  PRESENTACIÓN

  Los pueblos aborígenes australianos comparten una creencia común: la rememoración de un “tiempo de ensueño” en el cual los seres divinos, “los antepasados totémicos” crearon a los animales, las plantas, los hombres y todo lo que es.  Los arandas son un pueblo que todavía preserva las ancestrales creencias a pesar de la colonización occidental del continente australiano. En su cosmovisión todavía ahora los lugares, objetos y actos relacionados con los seres de la edad del ensueño dimanan gran sacralidad. Estos lugares son sitios de culto generalmente reservados a los iniciados. En la cultura aranda, como en todas las culturas del tipo tradicional o arcaico, es fundamental la apertura a lo sagrado. Su objeto de culto esencial es el Tjurunga, una tabla oblonga de madera, cubierta con dibujos geométricos. Estas creencias tradicionales fluyen desde hace alrededor 40.000 años. Para aproximarnos a este universo cultural, nos guiará Waldemar Stohr, autor de dos ensayos sobre el tema incluidos en la esencial obra “Historia de las ideas y creencias religiosas” dirigida por Mircea Eliade.
 
La decoración corporal posee en la Australia indígena un gran significado religioso. Los motivos denotaban identidades totémicas o dibujos relacionados con iniciaciones. Arriba, derecha, imagen de un joven a punto de tomar parte en una ceremonia en la región norte-central australiana, en la Tierra de Arnhem.

LA AUSTRALIA DE LA EDAD DEL ENSUEÑO

Por Waldemar Stohr

  “Ensoñación”, en el sentido que le dan los aborígenes australianos, es un concepto nuevo para nosotros. Según H.P.Duerr, por lo que podemos colegir de sus escritos, significa simplemente lo irracional. En todo caso, no le falta razón cuando dice que este concepto no tiene equivalente exacto en nuestro mundo de ideas. Sólo nos es posible describirlo de manera aproximada. “Ensoñación” traduce libremente la palabras alcheringa de las tribus aranda del centro de Australia. Los etnólogos australianos han optado en general por este término (dreaming) prefiriéndolo a “tiempo de ensueños” (dream time), si bien esta diferencia no denota gran cosa. En otras lenguas australianas existen voces con significado igual o muy parecido. Por “ensoñación” se entiende el remotísimo tiempo mítico en que los seres divinos desplegaron su acción creadora dando origen a hombres, animales, plantas y todo cuanto existe, incluidas las manifestaciones terrenales de ellos mismos y la materialización de su virtud creadora en el culto.
  Curiosamente los etnólogos especializados en el estudio de los orígenes de Australia evitan en lo posible el uso de las palabras “dios”, “dioses” y “divino”, como si  estos conceptos estuvieran protegidos por alguna ley de propiedad literaria. A los personajes de la “ensoñación”  prefieren llamarlos “héroes”, “héroes culturales”, “seres celestiales” o “demiurgos”. Tal vez esa reserva conceptual tenga  algo que ver con el rechazo de las antiguas teorías. El padre E.A. Worms, misionero y gran investigador,  habla expresamente de “seres sagrados” y dice al respecto que no ha podido hallar en Australia ningún ente espiritual “al que se atribuya un poder ilimitado y exclusivo sobre todas las realidades espirituales y físicas”. Quien se atiene a tan severas normas debiera también degradar a los antiguos dioses griegos y llamarlos meramente “seres sagrados”. Es un hecho, sin embargo, que los protagonistas de la ensoñación se asemejan más a Hércules que a Zeus. En este sentido, la noción intermedia de “seres divinos” o “héroes divinos” parece una componenda aceptable.

  Aunque de la tradición de los aborígenes australianos sólo ha podido compilarse y conservarse así una pequeña parte, nos topamos en los escritores correspondientes con una confusa plétora de personajes, animales, nombres, sucesos e imágenes de todo tipo. No obstante, examinando las cosas con mayor atención, observamos en la tradición de cada una de las regiones de Australia-no en los detalles, pero sí en la tendencia general del acontecimiento mítico- una serie de coincidencias que permiten remontarse a una más antigua mitología común.

  Una de esas grandes regiones es el fértil sudeste del continente, que abarca hoy los Estados federales de Victoria y Nueva Gales del Sur. Las tribus que vivían allí fueron las primeras en enfrentarse con los colonos europeos, que desde mediados del siglo XIX llegaban cada vez más numerosos. Todas ellas, salvo unos pocos restos, han desaparecido; la mayoría de aquellos aborígenes sucumbieron víctimas del alcohol y de las enfermedades traídas por los blancos. Las principales informaciones que poseemos acerca de su religión se deben a los misioneros que trabajaron entre ellos. 

  En los sucesos que constituían la “ensoñación” de las tribus del sudeste predominaba un ser creador que podía asumir figura de hombre o de animal, pero que en cualquier caso se percibe como personalidad claramente definida. Los nombres de tales seres divinos, como Bunjil, Baiama o Daramulun gozan de gran notoriedad y se han explotado a fondo para cimentar las teorías de que antes hablábamos. Bunjil, por ejemplo, era venerado por las antiguas tribus que ocupaban la zona de la actual Melbourne. Al parecer procedía de sí mismo, aunque según otras tradiciones lo habían creador águilas y cornejas. Una de las manifestaciones de Bunjil es el halcón-águila, que en la corneja Waang posee a la vez un aliado y un rival, con un poder casi tan grande como el suyo. Bunjil tiene hermanos, mujeres e hijos. Como a creador del género humano, las tribus lo llamaban también “Nuestro Padre”. En la época en que erraba por la tierra, originalmente árida y desierta, Bunjil creo los fenómenos ambientales y todo lo importante para la vida del hombre. El introdujo en las tribus las “clases matrimoniales”, para que en adelante las uniones obedecieran a un orden. En su forma de halcón-águila es el totem de una clase, siendo la corneja Waang el de la otra. Al acabar su obra, Bunjil provoco una gran tempestad que lo trasladó al cielo, y desde entonces no tendría ya ningún influjo directo en la existencia terrena.

  Debido a su ideología cristiana, los antiguos misioneros insistieron tal vez demasiado en el carácter “divino” de Bunjil, Baiama, Daramulun, Nurenderi, Biral y otros personajes semejantes. No cabe duda que hoy resulta imposible verificar tales informaciones. El padre W. Schmidt estiliza esas figuras hasta identificarlas con otras formas de un “ser supremo”, haciéndolas así encajar en su teoría del “monoteísmo primitivo”. Con todo, incluso el escéptico etnólogo australiano A.P. Elkin, que llama a esos entes de la ensoñación “héroes del cielo” o “seres celestiales”, les reconoce un carácter divino.

  Enteramente distinto es el contenido de la “ensoñación” de las tribus aranda del centro de Australia. También aquí se habla de un “ser celestial” a quien se da el nombre de “Gran Padre” (Kngarijta), pero este ser apenas significa algo para los hombres. En lugar de piernas, posee patas de emú, y su mujer de perro. Ambos tienen numerosos hijos e hijas, respectivamente también con patas de emú o de perro. Los seres celestiales disfrutan de eterna juventud. Se alimentan de los abundantes frutos que crecen en el cielo mismo atravesado por un anchuroso río, la Vía Láctea. Hay allí también aves, pero ningún otro tipo de animal. El “Gran Padre” no ha creado ni la tierra ni los animales ni las plantas. Tampoco dio vida a los “antepasados totémicos” de los hombres ni tuvo nunca en ellos influencia alguna. Como dice expresamente un mito, carece de todo poder sobre vientos y nubes, sobre la enfermedad y la muerte, y no castiga a los que hacen el mal. Manifiestamente al “ser celestial” le es indiferente lo terreno. Quizá los aranda se construían así, con ese esplendoroso cielo y la dichosa vida de sus seres con patas de emú o de perro, una especie de mundo ideal que contrapesaba las preocupaciones y miserias de la existencia real. Quizá también se haya perdido una parte de su tradición. En todo caso es obvio que ese curioso “Gran Padre” nada tiene que ver con la creación, relativa sobre todo a la tierra.

  Esta aparece al principio, en los mitos de los aranda, llana y sin ningún perfil. Toda ella es un desierto, pero no está completamente vacía. En varios lugares, que más tarde se reconocerán como bolsas de agua o lagos de sal, hay  gran cantidad de formas embrionarias del futuro ser humano adheridas a las extremidades y constituyendo así una especie de red. Boca, ojos y nariz estaban cerrados. Aquellos entes semihumanos no podían aún evolucionar hasta convertirse en verdaderos hombre y mujeres, mas tampoco podían morir ni corromperse. Por otra parte, poblaban el subsuelo terrestre millares de seres sobrenaturales sumidos en profundo sueño; también en Sol, la Luna y las estrellas se ocultaban allí. La “ensoñación” comienza cuando todos esos seres, llamados comúnmente “antepasados totémicos”, se despiertan y rompen la corteza terrestre para abrirse paso hacia la superficie. A su vez salen los astros, yendo a ocupar sus puestos en el firmamento, y el Sol empieza a calentar la Tierra, hasta entonces fría y tenebrosa. Los “lugares de nacimiento”, por donde esos antepasados totémicos han perforado la Tierra se llenan de su presencia y fuerza. Más adelante serán centros de culto, donde sólo algunos iniciados tendrán derecho a penetrar, y ello en contadas ocasiones. Los antepasados totémicos, al decir de los arandas, “nacieron de su propia eternidad”. En las formas que adoptan se manifiesta la estrecha vinculación existente entre hombres, animales y plantas. Algunos de esos antepasados se asemejan al canguro, al emú o a otros animales, pero piensan y obran como ser humanos. Otros tienen figura de hombre o mujer, aunque pueden transformarse tomando la de un animal. Los antepasados totémicos relacionados con las plantas aparecen siempre en forma humana.

El arte rupestre es la forma más perdurable de las culturas más arcaicas. Arriba, izquierda, unos grabados sobre rocas, con forma laberínticas. Se encuentran en la Australia Meridional y, quizá, poseen alrededor de 40.000 años.

  Tales antepasados, según la tradición aranda, recorrieron la Tierra y fueron dándoles sus contornos. Los mitos mencionan todas las montañas, dunas, llanuras, valles, pantanos, manantiales y otros puntos de agua que surgieron así en el vasto territorio de los arandas. Esos mismos antepasados dieron vida a los preexistentes embriones del ser humano arrancándolos de su “red” y abriéndoles la boca, los ojos y la nariz. Muchos de ellos actúan como auténticos “héroes culturales” y enseñan a los hombres a hacer fuego, cazar, preparar la comida y servirse de las armas.

  Después de tanto peregrinar y acabadas sus obras, los antepasados totémicos se sintieron invadidos por un gran cansancio y decidieron regresar a sus antiguas profundidades. Los puntos por donde penetraron en ella se convertirían también en lugares de culto, como aquellos por donde habían salido. Durante su existencia en la superficie de la Tierra, varios de esos antepasados experimentarían el dolor y la enfermedad, al igual que los hombres, y algunos incluso perecerían violentamente. Mas todos son en realidad inmortales, pues hasta los asesinados siguen viviendo en rocas, árboles y sobre todo objeto de culto. Y aún existe otra forma de supervivencia: allá por donde pasaron muchos de ellos o donde perduran materializados en rocas y árboles quedan vestigios de su fuerza vital, ciertas partículas o emanaciones de su esencia capaces de penetrar en el cuerpo de una mujer encinta y reencarnarse en el feto. La noción de “hijos-espíritus” preexistente no significa, como a veces se ha dicho, que los aranda desconozcan la relación fisiológica entre procreación y nacimiento, pues para ellos todo ser humano tiene una segunda alma que se remonta inequívocamente a los padres. 

Tjurunga: manifestaciones terrenas de la ensoñación

  Las lenguas australianas incluyen palabras que corresponde aproximadamente a nuestra noción de “sagrado”. Sin embargo, tales conceptos no representan los del mundo profano, sino que delimitan algo en este último para destacarlo de lo ordinario, en el sentido de “secreto”, “peligroso”, o “consagrado” y por ende “inaccesible a los no iniciados”. Tienen carácter sagrado los lugares, actos y objetos directamente vinculados con los seres de la “ensoñación” y su actividad creadora. Puede tratarse de rocas y otros accidentes naturales más o menos llamativos en los que esos personajes se han materealizado. Son los caminos por donde discurrieron o los sitios donde se establecieron cuando daban forma a la Tierra y, para los arandas, los puntos del suelo terrestre abiertos por sus antepasados totémicos para salir a la superficie o regresar a los abismos una vez acabada su tarea. En esto lugares se celebran con frecuencias actos de cultos que, por actualizar la presencia de los entes de la “ensoñación”, son también sagrados, pudiendo únicamente realizarse por hombres iniciados. En varias regiones de Australia, los lugares de culto aparecen señalados por monolíticos dispuestos en círculo, dólmenes y otros monumentos de piedra.

  Tjurunga es una de esas palabras que denotan lo sagrado. Procede de la lengua de los aranda del dentro de Australia. En sentido estricto, tjurunga designa el objeto de culto más importante de los aborígenes, consistente en una tabla oblonga de madera, muy estrecha, de forma oval y de aproximadamente de un metro de longitud. Por ambas caras estas tablas suelen estar recubiertas de dibujos geométricos: círculos, meandros y rombos o cuadriláteros imbrincados; raras veces aparecen talladas junto con ellos algunas imágenes figurativas. La fabricación de un tjurunga es, desde la tala de un árbol, un acto de culto. Los aborígenes estiman que los motivos de la futura ornamentación están ya en la madera misma y que el escultor no hace sino liberarlos. En Australia central, entre los arandas, el tjurunga puede también ser de pizarra u otra roca esquistosa. Tiene forma análoga al de madera, pero es infrecuente que mida más de treinta centímetros de largo. Algunos tjurungas llevan dibujos asimétricos que constan de círculos y líneas y reproducen, como en un mapa, los caminos y lugares de asentamiento de los antepasados totémicos.

 

 

 

 

 

 

  Arriba, izquierda, un Tjurunga, la tabla de madera oblonga con dibujos geométricos, uno de los objetos de mayor sacralidad para  los aborígenes australianos.

    Al tjurunga se le daba antiguamente el nombre de “palo de las almas”, si bien esto parece aplicarse sobre todo a piezas pequeñas que sus poseedores llevaban en la cabeza, como tocado, y que debían de estar relacionados con sus “hijos-espíritu”. Los tjurungas no cobraban eficacia hasta que se utilizaban en el culto junto con la recitación de los mitos. Las piezas más antiguas se trataban con respeto, pero podían venderse; al fin y al cabo el dinero formaba también parte de lo sagrado. Entre una celebración cultual y otra se guardaban los tjurungas en un lugar que pareciera seguro. Como para cada iniciación se fabricaban nuevos objetos de culto, llegaban a acumularse allí a menudo más de un centenar de tjurungas, inclusive de los tatarabuelos y antepasados cercanos, hasta que acababan por destruirlos el clima, el fuego o las termitas.

Los “palos zumbantes”  son, por su forma y ornamentación, muy parecidos a los tjurungas y suele incluso dárseles este nombre, pero tiene un tamaño muchas más pequeño y están perforados en uno de sus extremos, que acaban en punta. Cuando por medio de un cordel se agitan en él describiendo círculos, producen una especie de zumbido de mayor fuerza, que durante los actos religiosos denotan la presencia de los seres de la “ensoñación”. También otros objetos resonantes, como cuerpos o palillos, poseen carácter sagrado, y asimismo la música, ligada exclusivamente al culto.

Fuente:  Waldemar Stohr, Tótem, ensoñación, Tjurunga. Las religiones de Australia, en Historia de las Ideas y creencias religiosas (obra colectiva dirigida por Mircea Eliade),  Barcelona, Ed. Herder.

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