Cosmogenesis

PROLOGO

En todas las generaciones, el hombre ha tratado de encontrar respuesta satisfactoria, a la incógnita de Su propio origen, y el de las cosas y mundos que lo rodean.

Las claves de que se ha servido para dar respuesta satisfactoria a esas dudas, estuvieron en manos de las religiones, las cuales antes de estatuir sus códigos de moral y ética, esta tuyeron el “Génesis” del cosmos y del hombre.

El hombre, al analizarse, con relación a la tierra en la cual habita, a los seres que la  pueblan, a todo aquello que está bajo su planta y todo aquello que está sobre su cabeza, se siente diferente, extraño; siente su soledad y le aterra, siente su pequeñez y se acobarda, siente su debilidad ante la magnitud y fuerza de los elementos, se mueve, goza de independencia y sin embargo se sabe un prisionero de la tierra.

Ante este miraje, se repliega sobre sí mismo, y así, se encuentra en sí mismo.

Ya sea que, las diferentes condiciones climatéricas o topo gráficas, o por las distintas condiciones alimenticias o por condiciones de vida social diferentes, hechos estos que lo influenciaban física y mentalmente, el giro del pensamiento individual por esas causas, miraba desde distintos ángulos y exponía de un modo diferente todos los hechos a fenómenos siderales, terrestres o humanos. Pero esa “”Génesis”, objeto de sus dudas e incertidumbres aunque diferentemente expuesta la conclusión era la misma: El hombre era una resultante, no una causa. Por analogía deductiva, comprendió que el planeta en el cual habitaba por sus elementos constituyentes era también una resultante y no la causa o principio.

La Causa o Principio generatriz de esas “resultantes” estaba más allá del alcance de sus sentidos y de sus facultades; esa “causa”, era Dios en la síntesis de lo deducido, o eran Dioses en la observación parcial de “Causas”.

La observación de los distintos fenómenos cósmicos, naturales y humanos dio origen a los diferentes Mitos y se fue encauzando el conocimiento en sus diferentes ramas. De ese modo el cielo fue plasmando en la conciencia del hombre la Astronomía, la Naturaleza, plasmó la agricultura, etc.; el hombre plasmó en el hombre la sociología, filosofía, etc.; la Génesis plasmó la teogonía y teología.

El aforismo de Hermes y la Tabla Esmeraldina llegaron a su tiempo a ser el compendio de todas estas ciencias; la respuesta lógica y aclaratoria a las incógnitas del hombre y la síntesis de saber que el pensamiento del hombre, generación tras generación fue acumulando.

Los sabios de la era antigua para conocer al hombre; al Cosmos y sus leyes, se valieron de la introspección; el hombre se conoció a sí mismo y conoció al Universo. Los antiguos no dejaron instrumentos pero sí conocimientos. Caldea, cuna y fuente de saber ¡Egipto! He ahí sus pirámides; joya perenne que ancla a perpetuidad la conquista del genio de la antigüedad.

El aforismo de Hermes, “como es arriba es abajo, como es lo grande es la pequeño”, es la palanca que pedía Arquímedes, pues, su punto de apoyo es la Unidad en toda su grandeza y en todas sus expresiones; es el Reino de Dios, de Jesús; el conocimiento basado en esta Unidad, viene por añadidura.

. Esta era la clave o método seguido por los antiguos; la ciencia moderna día a día, confirma las conquistas del saber ya obtenidas por los sabias en pretéritas edades.

“Cosmogénisis” del Dr. J. Adoum es una obra como la de los Iniciados en la antigua ciencia; sus métodos de investigación son los mismos, adentrándose en sí mismo y en el pensamiento de sus predecesores ha logrado volcar en sus páginas con una audacia galileana, hipótesis desde todo punto de vista novedosas, pero por sobre todo, lógicas, pues están ajustadas y basadas en aquel principio creador, sapiente y ordenador que es y está en la raíz de todos los cuerpos de todas las formas y de todas las cosas.

La razón humana está sujeta a error, pero la razón cósmica no puede salirse de sus marcos, de sus leyes; pues donde quiera que se pose la luz del pensamiento se verá que el número y la medida geometrizan en la creación, en un lenguaje de perfección.

La vida en sus infinitas manifestaciones nos habla de una escala evolutiva. Este es otro punto de apoyo que el autor utiliza en la exposición de sus ideas; con estas bases el libro nos da un más amplio sentido, una mejor base para estimar la razón lógica y trascendente de la vida en la creación, y el trabajo mancomunado de la creación toda; parece que el autor quiere resumir su magnífico trabajo, compendiándolo en una sola sentencia:

“TODO ES UNO y UNO ES TODO”

A. HARB. M.

Capítulo I LA NATURALEZA y EL UNIVERSO

1. – Existe un antagonismo entre el hombre y la naturaleza: El se esfuerza siempre por construir y ella por destruir, y así el hombre no puede mantener la estabilidad de sus creaciones, sino a fuerza de luchar siempre contra esa fatalidad o destino. La naturaleza se nos presenta como una fuerza destructora y sin embargo, ella es creadora y conservadora.

2. – La Naturaleza, que destruye todo lo que queremos, es fuerza natural que no conoce ni tiempo ni espacio y parece despreciar la vida humana; aparece entre nosotros como un implacable destino; sigue su marcha sin importarle nuestro llanto ni nuestras lamentaciones; indujo a ciertos hombres a fabricar una filosofía llamada “EL PANTEISMO”. Aquella filosofía no reconoce ni adora más que a la naturaleza.

3. – Los oculistas creen que la Naturaleza es la emanación o el reflejo de un Principio Superior .o Divino. Por el momento debemos hablar solamente de la naturaleza. Pues bien, vemos que alrededor nuestro se encuentran tres planos: el mineral, el vegetal y el animal. El conjunto de estos seres y .fuerzas terrestres, constituyen lo que los antiguos llamaban el Mundo Elemental.

4. – También esos astros que recorren un camino determinado, son seres vivientes como la tierra. Todo ser existente está dotado de vida. Sí, la tierra es una esfera, pero es un ser viviente.

5. – Alrededor de cada planeta giran los satélites ya su vez los planetas obedecen la atracción del Sol. Esto fue llamado el Mundo de los Orbes.

6. – El mundo tiene siete planetas o regiones que separan el Sol del Zodíaco. Esto no quiere decir que solamente hay siete planetas, sino que el mundo de los Orbes tiene siete influencias o siete zonas celestes. Este mundo está compuesto: 1 del Sol; 2 de los planetas con sus satélites y 3 de corrientes de fuerzas astrales que circulan entre estos diferentes astros .

7. – “Todos estos planetas tienen conos de sombras, que son llamados planetas oscuros. Esto significa que cuando el sol ilumina una parte del planeta, la otra parte está oscura. Así es como la tierra tiene algo negro durante la noche, por que el sol ilumina la otra parte de ella. Esta oscuridad fue llamada por los antiguos: Erbo, y por Jesús: las tinieblas externas. Este cono o mundo negro no está dentro de la tierra, sino en el espacio que ella ocupa. En este lugar las almas expían sus faltas y depuran su astral de todo lo que es grosero y material. De este lugar provienen los seres astrales que se manifiestan en sesiones espiritistas y de magia inferiores, adonde acuden en busca de placeres, y por eso ellos piden siempre la oscuridad para su manifestación.

8. – La mayoría tiene miedo a la oscuridad y todo la oscuro causa en ella tristeza; y por ello cuando alguien muere, se viste de negro. “Los cristianos encienden velas cerca de sus muertos, como quien quiere alumbrar al ser que entra en las tinieblas externas o en la oscuridad del cono, para protegerlo de los peligros que le acechan durante la primera noche que sigue a su deceso. Esta idea justamente explica el por qué la gente tiene miedo a la oscuridad; porque el Erbo está pleno de seres malignos que tratan de dañar a los hombres.”

9. – Siempre se habla de Macrocosmos y Microcosmos, y de que “tal como es arriba es abajo”, etc. Vamos a ver y estudiar estas analogías. El Universo está compuesto por, un zodíaco, un sol, planetas y satélites. / En el hombre, cada glóbulo rojo de sangre está formado de un zodíaco o de una envoltura redonda. En los batracios esta envoltura es elíptica. El núcleo del glóbulo sanguíneo es el sol y los pequeños corpúsculos son los planetas que giran alrededor del núcleo; en estos pequeños corpúsculos existen seres que se mueven como los hombres y se llaman microbios (seres vivos microscópicos). Estos microbios pueden negar la existencia del hombre que lo lleva en él, como algunos hombres niegan la existencia de Dios o de la Causa sin Causa en la cual “viven, se mueven y tienen el ser”.

10. – “Hay en el espacio soles de varios colores: azules, rojos, verdes, etc… Nuestro sol es amarillo de tercera clase; es linfático. También dentro del hombre existe una chispa sol o un pensamiento de lo Absoluto, y muchos soles de varios colores”.

11. – Las células de nuestro cuerpo son seres vivientes y pueden también hallarse entre ellas, quienes se creen abandonadas a su suerte. Como cuando, el hombre se queja diciendo: “Estoy abandonado de Dios y de los hombres”. Así existen en su universo ciertos planetas y soles que se creen aislados y que dudan de recibir el flujo divino Entonces, entre estos soles comienzan a circular 1os glóbulos rojos” del Universo, que son los Cometas, y que como los glóbulos rojos de la sangre no guardan nada para sí; y llevan al Ser Universal, llamado Adán Kadmon, el fuego, y las almas liberadas que pasan de un zodíaco a otro para su evolución; y así los cometas establecen las relaciones diplomáticas entre un mundo y otro.

12. – Este universo es como nuestro cuerpo. La conciencia Divina obra en este Cosmos, como nuestro espíritu y actúa en. nuestro cuerpo tomado de la tierra.

13. – La ciencia ha demostrado que todo tiene vida y vive. El mineral es un ser viviente que aumenta su volumen sin cambiar de lugar. Es un pequeño sol terrestre que recibe y emana rayos y sigue aumentándose.

14. – Los vegetales son también seres vivientes, que se dirigen hacia la luz sin moverse de su puesto y que crecen en sentido vertical. La cabeza del vegetal está metida en el suelo de donde absorbe su alimento. Las raíces son los cabellos, el tronco es el abdomen y las ramas son las piernas. Los órganos de reproducción se dirigen hacia lo alto para dar sus frutos.

15. – Los astros son también seres vivientes, pero no pueden moverse libremente sino en conjunto. Son como una familia humana que está obligada a emigrar de un lugar a otro. Un astro no puede viajar solo, sino que debe desplazar con él a los demás. No es un animal porque no tiene independencia de movimiento y no es vegetal porque no puede estar fijo en un solo lugar .

16. – El animal tiene la facultad de moverse en el planeta en donde vive. Pero el animal vive horizontalmente y no como el vegetal, verticalmente.

17. – El hombre vive perpendicularmente; su cabeza se dirige hacia el cielo y su órgano de reproducción hacia la tierra. El hombre tiene algo que no procede de la tierra, es aquella Luz Divina que le hace obrar con conciencia, libertad y voluntad independiente y propia.

18. – Los genios son una colectividad de hombres que se entienden perfectamente. Dos almas gemelas que se aman y se complementan, forman el embrión del genio. El genio es como un adepto que modifica el ambiente a su manera. La  imaginación del genio modela las ,mentes y los hombres son. los ejecutores de su voluntad.

19. – Cerca de cada planeta existe un astro oscuro o negro, en donde se reúnen los elementos de un nuevo mundo, destinado a ocupar el puesto del antiguo, cuando éste desaparezca. Cada planeta en su desintegración, después de un tiempo determinado, pasa del .plano astral al plano físico.

20. – “Sucede con los planetas como sucede a veces con los continentes: A la desaparición de Atlántida nació otro continente en el hemisferio terrestre opuesto. Egipto era una colonia de los atlantes. En aquellos remotos tiempos, el Nilo no regaba Egipto, sino que formaba con sus aguas el mar de lo que actualmente es el Sahara. Cuando los talantes llegaron a este país, cambiaron el curso del Nilo y le dieron el  lecho actual. Este río fecundó una tierra nueva arenosa, pero, con ello, se secó el mar interno. El canal de Suez existía con es clusas de bronce hasta 1.600 años antes de Cristo. Los ingenieros talantes llegaron a un grado de civilización muy avanzado. Pero aquella civilización se derrumbó toda, en una noche, por un cataclismo. Por eso vemos en los cuadros egipcios que entre diez hombres hay uno blanco, uno amarillo, uno negro y los otros son rojos iguales a los que vemos en América”.

21. – No fue Atlántida la primera región hundida. Lemuria en el Pacífico se hundió en una época anterior y dio nacimiento a la Atlántida. En Lemuria apareció la raza amarilla. Así cada vez que se hunde un continente, aparece otro; esta es la ley que rige nuestra vida terrestre. Así también, al desintegrarse o sumergirse un planeta en su polo astral, nace otro en el polo material.

22. – Las leyes de la involución y evolución de los continentes terrestres, se aplican al ser humano ya la familia. Desaparece el abuelo y nacerá el nieto. Todo está ligado a la ley un centro de emisión de ondas electromagnéticas, las que al tocar las atmósferas de los diversos planetas, se transforman en calor, luz y electricidad. Así, cuando el fluido solar llega a la tierra, se produce la fuerza magnética que genera también el calor y la luz. Debemos saber que el espacio interplanetario es todo oscuro y que, por lo tanto, el espacio más allá de la atmósfera terrestre, hasta el sol, es todo tinieblas. De esta manera podemos afirmar que la luz y las fuerzas físicoquímicas terrestre nacen del encuentro invisible del fluído del sol con nuestro planeta. Tomando en cuenta este punto, ya se puede comprender el significado del Génesis: “y el Espíritu de Dios aleteaba sobre las tinieblas” y “Hágase la luz y la luz fue hecha”.

28. – Tampoco hay fuego en el centro de la tierra; pueden perforarla desde un polo hasta otro y no encontrarán fuego central. Los metales de la tierra con sus filones, forman el sistema nervioso de la misma. Cuando el fluido del sol llega al magnetismo de la tierra, engendra la electricidad y el calor en estos filones minerales, a tal punto, que se producen a veces corto circuitos, especialmente en las rocas metálicas de las montañas. Este calor es tan poderoso que funde el granito, y los gases internos originados, revientan la corteza de la tierra y así se producen las erupciones volcánicas, y no como dicen los ingenuos cientistas: que el fuego centrar produce los volcanes”. El agua juega un papel importante en estos corto circuitos eléctricos; por eso vemos que, genera1mente,  los volcanes se hallan cerca del mar. Así, la naturaleza contiene fuerzas secretas, y, feliz aquel que puede ser amigo e hijo verdadero de Ella para aprender sus misterios.

29. – ¿ y el hombre, cuándo vino a la tierra? También tenemos ideas y tradiciones muy distintas a las de la ciencia oficial. Tenemos muchos archivos preciosos y maravillosas bibliotecas, pero ni la ciencia oficial quiere aceptar su contenido, porque no puede medir sus misterios, ni los Maestros quieren dar carne al estómago infantil; sin embargo, queremos exponer aquí una leyenda de la formación de la tierra y de la sucesión de las razas humanas, que  tiene por lo menos el mérito de la originalidad. En nuestra obra ‘El Pueblo de las Mil y Una Noches’, hemos comprobado que aquellos cuentos infantiles del libro inmortal, ”LAS MIL y UNA NOCHES”, eran misterios iniciáticos velados y profundas verdades revestidas con el ropaje del mito.

30. -¿ Ya podéis aceptar la idea de que nuestra tierra es un ser “viviente e inteligente? Pues quién se da cuenta de esta verdad, admitida por los antiguos, puede asimilar el resto de las enseñanzas. Todos sabemos que nuestra tierra está compuesta de partes sólidas o continentes y de inmensas superficies líquidas o mares y oceanos. “Según la tradición secreta, cada polo terrestre ocupa sucesivamente, ocho posiciones diferentes, y al final de cierto número de años, un continente se sumerge para ser reemplazado inmediatamente por un océano. Sin embargo, este continente no desaparece jamás totalmente; quedan sus altas montañas que se convierten en pequeñas islas. Inglaterra es una de aquellas islas que llevaba la misión de civilizar, porque representa el espíritu aventurero de la humanidad, que debe manifestarse siempre en alguna parte. Ahora bien, cada hundimiento de un continente es seguido por la aparición de una nueva tierra en, el hemisferio opuesto”.

31. – Ahora surge otra pregunta: ¿Por qué el volumen de los continentes es inferior al de los mares y océanos? Aquí comienza el alimento fuerte para los estómagos débiles. Pero hay que seguir adelante, porque tenemos suficiente paciencia para esperar a que la ciencia oficial llegue, algún día, a descubrir la verdad de nuestras enseñanzas. La contestación a la pregunta es: Porque la luna ha rechazado la idea de hacer parte de la tierra e incrustarse en ella. Esta obstinación del Espíritu: de la Luna (interpretada y enseñada, según la religión, por la desobediencia de Lucifer al mandato de Dios), ha causado la inclinación de nuestro globo sobre la eclíptica y la variación del clima y de  las estaciones de nuestra tierra.

32. – La tierra actualmente tiene cinco continentes: Europa, Africa, Asia, Australia y América. Según las enseñanzas ocultas y las revelaciones secretas, cuatro continentes tu vieron que sucederse, en la hegemonía sobre nuestro planeta.1Lemuria, que se encontraba en el Océano Pacífico; 2Atlántida, en el Océano Atlántico; 3 Africa y 4 Europa. Cada uno de ellos tiene una historia más o menos velada en los sagrados anales de todos los pueblos.

33. – Cada continente tiene su personalidad o su carácter étnico, que estampa su marca distintiva en los seres vivientes que habitan en él. Así, Africa, tiene su flora y fauna característica y su raza humana propia, cuyo color es el negro.

34. – Nuevamente surge otra pregunta. Si la tierra es una ¿por qué existen estas diferencias étnicas y los distintos colores de las razas humanas? “Antes de contestar directamente esta pregunta, debemos saber que nosotros somos casi los últimos seres humanos venidos aquí y fuimos precedidos por otras razas en la marcha de la civilización. Existe una tradición griega antiquísima, que afirma que ciertos pueblos no han conocido la luna. Estos pueblos se llamaban antelunares y por consiguiente son anteriores a la existencia de la luna. Hay otra leyenda, que afirma que cada continente terrestre no era más que un muy viejo planeta salvado providencialmente de la decadencia y la disolución. Ya es una contestación para la pregunta.  Ya sabemos ahora que todo ser o astro, cuando termina su evolución material tiene que pasar al estado radiante o astral, tal como fue; explicado anteriormente, porque de este estado astral fue sacado a la materialización. De aquí deducimos que los seres que dirigen la marcha evolutiva de un universo, mantienen el equilibrio  de las fuerzas de un Zodíaco. Pero llega siempre el momento en que las partículas de tal o cual planeta que se halla en vías de -desintegración, son todavía utilizables; entonces, el Gran Omnisciente, las ampara y las une y forma de ellas nuevos mundos, sea de la misma condición, sea superior o inferior y de esta manera se crea un astro nuevo. En esta obra de incrustación, siempre se halla un continente más avanzado que los otros, de donde surge la primera raza humana encargada de civilizar a los habitantes de las diversas partes del planeta así formado”.

35. – “Pero debemos saber de una vez por todas que la verdadera evolución no se hace más que en Astral. No es cierto que en el plano físico: “un perro se convierte en caballo y un mono en hombre”, por ejemplo. La evolución se opera únicamente en el plano intermediario, entre los principios y las cosas mismas. De la misma manera, cuando un planeta debe formarse por medio de la unión con astros más viejos, las humanidades de estos globos entran o duermen en el estado astral, en donde se opera ”la liturgia impuesta por los grandes Mensajeros Divinos”, como diría Michel de Figaniéres. Cuando el nuevo planeta está definitivamente constituido, se despiertan en él los seres humanos, reencarnándose, y así reanudan sus trabajos- como si nunca hubieran abandonado su primera morada, ni jamás hubieran dejado de trabajar. .

36. – Todos hemos leído en la mitología griega, que un diluvio destruyó la Grecia y todo el género humano, y que la tierra fue repoblada de una curiosa manera, por Deucalión y su mujer Pyrrha que fueron salvados del agua. Estos echaron piedras sobre el suelo y éstas se transformaban en hombres y mujeres. Esta fábula oculta una importante verdad cósmica. Esto establecido, ya podemos exponer ahora las teorías del Cosmogénesis de Michel de Figaniéres, y otros, sobre la Fabricación de la tierra (La vie Universelle).

37. – “Existió un planeta que ocupaba todo el espacio de nuestra tierra actual. Reinaba la a11monía en este astro: no existían sequías ni tempestades, ni lluvias muy abundantes. La atmósfera era pura y no tenía sino dos estaciones: La primavera y el otoño. Las hojas, las flores y los frutos se sucedían sin interrupción. En fin, doce satélites aseguraban, durante la noche, la iluminación de este dichoso planeta. La humanidad de ese globo era sumamente feliz y recibía en éxtasis las inspiraciones para realizar los más nobles trabajos. Sus satélites se agrupaban alrededor del más poderoso de ellos, que era la luna, la cual llegó a ser directora. Pero el orgullo perdió a esta última y fracasó en su misión, y hasta trató de llevar a sus compañeros en el camino del mal, rebelándose contra los Divinos Guías y por eso la situación de los satélites llegó a ser muy grave. Entonces los Divinos Guías resolvieron reunir cinco de entre ellos, en un solo astro: La luna, Asia, M rica, América y Europa. La luna rechazó la proposición que le hubiera sido provechosa. Los otros aceptaron y se incrustaron en la parte restante de la tierra (Australia), que en seguida comenzó su trabajo. El fluído electromagnético iba a desempeñar un papel importante, Asia tenía un pueblo de cuerpo amarillo-rojo. También fue unida a Asia una raza indomable, pero en la cual la providencia tenía grandes esperanzas; esa era la raza blanca. Africa tenia la raza negra y América la roja. El eje de la unión de estos diferentes planetas partía de Judea y ella fue también destinada a recibir al Cristo Salvador del mundo”. (Obra cit.).

38. – Después cada raza, en su apogeo y desarrollo comercial, dio o bautizó a un mar con el nombre de su color; así tenemos el mar Rojo, el mar Negro, el mar Amarillo y el mar Blanco, a pesar de que sus aguas tienen todas el mismo color. Cuando los negros, en un tiempo, poseyeron la India y dominaron hasta el Cáucaso y todo el sur de Europa, y sobre todo el litoral de la Rusia meridional de hoy, dieron al mar situado en aquel lugar el nombre de “Mar de Pelaskos” o “De Negros” o “MAR NEGRO”.

39.-  “Los rojos, cuya civilización intelectual fue superior a la de los negros, quienes sólo dominaron por la fuerza bruta, tuvieron y fundaron grandes colonias, y algunas de ellas subsistían hasta el momento de la aparición de la Raza Blanca y el dominio por ésta de los negros. Estas se extendían desde China hasta el Tibet, en la India, y sobre el litoral del Atlántico y del Mediterráneo; pero la más bella de todas esas colonias, fue sin duda Egipto,
que ejerció una influencia notable sobre el alma de la humanidad occidental”.

40. -“La maravillosa civilización de los atlantes, sorprendería y causaría envidia a la raza blanca actual, poseedora de muchos inventos y descubrimientos. Pues, por ejemplo, bajo la dirección de sus sabios y poderosos sacerdotes, ejecutaron en Egipto el maravilloso trabajo de desviar el curso del Nilo, y con ello privaron a los negros de su fuente dc vida, y transformaron la tierra árida de Egipto en un edén”. Los rojos, al privar a los negros de su riqueza, por la desviación del curso del Nilo, al que enviaron al Mediterránea, comenzaron a navegar, desde entonces, en el mar situado entre Arabia y Egipto, al cual dieron el nombre de “MAR ROJO”.

41. -:.- Los lemurianos fueron los Maestros de la tierra, antes de los atlantes. Dominaron muchos continentes, y en China y Japón fueron los iniciadores de los seres humanos allí existentes, los que dieron al mar cerca del cual habitaban, el nombre de el “MAR AMARILLO”.

42.- “Nuestros antepasados tuvieron el “MAR BLANCO”. Los negros dominaron la Europa meridional. Sus exploradores descubrieron a los primeros ejemplares de la raza Blanca, en los bosques del Centro y del norte de Europa, cuyo color era distinto al de ellos. En aquellos tiempos los seres de color ébano poseían Nubia y Abisinia y dieron a los blancos el nombre de “ESPUTO”. Estos blancos habían bajado del norte de Ross-Land, “Tierra de los Caballos”, que es la Rusia actual. Atravesaron la tierra superior o elevada “Roll-Land” o Polonia, y pasaron a Deutsch-Land o Tierra divina. En fin, llegaron a Dahn.Mark, o “LIMITE DE LAS ALMAS” a Holl-Land o Goli-Land, “TIERRAS BAJAS O INFERIORES”, La Galia en el sur estaba ocupada por los Giañ-Ben: Gian o los negros”.

43. – Los negros adoraban entonces el arte cíclope o las inmensas piedras colocadas sin cimientos, las unas sobre las otras. Los rojos preferían el arte triangular y hasta sus figuras humanas fueron dibujadas en formas triangulares. Entonces comenzó el conflicto entre estas dos razas, completamente diferentes, tanto en físico como en moral y así sobrevino una lucha enérgica entre ellos, para mantener la propia autonomía y afirmar su preponderancia en el mundo.

44. – Los espiritualistas creemos que hay una Providencia que ayuda a los pueblos para que puedan cumplir la misión confiada a ellos. Pero debemos reconocer que la humanidad es relativamente libre. Ella está colocada ante destinos trazados de antemano. Cada ser tiene una individualidad propia y ]a libertad de hacer lo que quiere, pero aquél que sólo trata de perturbar el orden establecido será reprimido por esta Provincia que se preocupa sin cesar de la marcha hacia adelante o hacia la evolución. Cada raza, cada hombre, tiene cualidades distintas de las demás: pero existen seres que tienen a su cargo conservar y restablecer el orden, directa o indirectamente.

45. – Según el capitán Bruk, cada nación tiene un ciclo de vida bien determinado y es de 1040 años. En efecto, este genio belga ha demostrado, apoyándose sobre hechos históricos, cuáles son las leyes de la circulación de esta fuerza que atrae la brújula hacia el norte y que se llama magnetismo terrestre. Según Bruk, se debe notar la estrecha relación que existe entre la infancia, el apogeo y la decadencia de un pueblo y cl desplazamiento del fluido magnético sobre su territorio. Se puede recordar .tanto la historia de las luchas como de los tratados de paz entre los diversos pueblos blancos, y se constatará siempre matemáticamente estos hechos. Nadie puede batirse ni guerrearse cuando quiere, pero sí en ciertas épocas fijas.

46. – “Sobre un planisferio es fácil trazar el círculo de las batallas modernas por el método siguiente: Como punto de partida se toma la mitad de la línea recta que une los dos principales centros de civilización de las dos naciones en guerra; luego se aplica. una punta de un compás sobre aquel centro, para luego recorrer con la otra punta y con un radio igual a la mitad, de aquella recta, alrededor. Se comprobará que la guerra afectará a todas las regiones por donde pasa el compás; y que generalmente, todos sus pueblos estarán envueltos en ella.

47. – Toda raza humana debe dominar la tierra durante 12.500 años, o un año plutoniano; luego sobrevendrá un cataclismo, del cual hablan los libros sagrados. Uno de estos cataclismos fue el diluvio universal y su resultado, el hundimiento de un continente y su reemplazo por un océano. Estos hechos tienen lugar en una época fácilmente determinada de antemano (Bruk: El Magnetismo del Globo).

Capítulo II EL HOMBRE
1. – La esfinge es la síntesis más clara del hombre, porque representa las diversas potencias y etapas evolutivas del ser humano: las fuerzas físicas están simbolizadas por el toro; las fuerzas morales y las virtudes, por el León; las intelectuales por el águila; y la fuerza divina por la cabeza del hombre, que dirige a las tres fuerzas animales.

2. – El toro es la naturaleza linfática, la sanguínea el león, la nerviosa el águila y la voluntad el hombre.

3. – Los cuatro evangelistas fueron representados por los cuatro animales de la esfinge: Mateo por el toro; Marcos por el León; Lucas por el hombre y Juan por el águila. Cada evangelio está adaptado a. un temperamento humano.

4. – El ser humano está formado de tres centros orgánicos: la cabeza, el pecho y el vientre. A la cabeza pertenece la fuerza nerviosa, al pecho la sangre y al vientre la linfa, aunque las tres se mezclan y obran en los tres centros.

5. – El hombre está regido por tres fuerzas llamadas: subconsciente, consciente y super-consciente. La primera es la vida orgánica del hombre; que actúa estando éste dormido o despierto; la segunda obra durante la vigilia; mientras que la super-consciencia es el estado espiritual del
hombre.

6. – El subconsciente es aquel estado de vida que nos ata a todo el sistema solar y es llamado el cuerpo astral; es el alma de la Biblia y de las religiones, por la cual podemos comunicarnos con el mundo interno. Esto nos da la clave de los fenómenos telepáticos.

7. – Entonces el subconsciente o el alma se forma en el astral y vive en él; es el puente entre el cuerpo y el Espíritu. El Astral es el mundo de los presentimientos, de las inspiraciones, de los deseos, de las batallas o del León de la Esfinge.

8. – El cuerpo físico, el cuerpo astral o el alma y el espíritu, forman al hombre. En sánscrito se denominan Rupa, que significa ropa, forma, apariencias o vestido; Jiva (Eva) vida, vitalidad; y Atma, espíritu o alma de Dios encarnada en nosotros. Las letras del sánscrito representan los tres mundos: el físico está representado por las letras, el astral por las barras
y el divino por los acentos que se intercalan algunas veces.

9. – La escritura de un pueblo indica ‘siempre el sentido de la marcha de su civilización. Los semitas escriben de derecha a izquierda e indican que su filosofía y ciencia las adquirieron del Sur; los hindúes escriben como los latinos de izquierda a derecha; los descendientes de los lemurianos, o chinos, escriben desde el cielo a la tierra o de este a oeste; y los atlantes, rojos y los negros escriben de la tierra al cielo o de occidente a oriente.

10. El hombre se alimenta usando tres especies de alimentos: el primero es el alimento sólido o líquido, absorbidos por el estómago; el segundo, el aire que respira, que es el alimento del alma o cuerpo astral, y el tercero, las sensaciones. Las tres categorías de alimentos tienen una importancia capital para nuestra evolución.

11. -Ninguna clase de comida usada parcamente, impide el desarrollo espiritual. Dejemos a los Maestros de Escuelas que filosofen a su manera con respetco a la carne; “Nada de la que entra por la boca macula el hombre. Lo que sale por ella, sí”. Sin embargo, el iniciado sabe lo que más le conviene a su cuerpo y evita durante una época del año es comer carne y otros manjares pesados. Sabe ayunar y abstenerse.

12.- Hay ciertas personas que afirman que es un crimen alimentarse de carne de animal; pero ellos ignoran que el régimen vegetariano, absoluto, expone a graves perturbaciones fisiológicas. Por otra parte el muy evolucionado San Pablo recomienda: comer de todo la que se vende en las tiendas sin preocuparse por la conciencia. Dijo un maestro: «Si por no comer carne se llega a la maestría, la vaca debe ser el más grande de los maestros”. En fin: el régimen mixto es el mejor.

13. – Ya se ha dicho que el hombre está compuesto de tres elementos principales: el cuerpo material proveniente de la tierra; el astral o alma formado por la Naturaleza; y el Espíritu (que equivocadamente es llamado alma) de origen divino o espiritual. La unión de estos tres principios producen todos los elementos y facultades del hombre.

14. – El cuerpo físico está animado por el Anima, alma o cuerpo astral, que constituye el Ser animal o inconsciente en el hombre. El espíritu es el Rayo Divino que se manifiesta por el consciente. Durante el sueño el Consciente cesa de funcionar aparentemente y el animal o astral continúa su funcionamiento.

15. – Alrededor del problema del cuerpo astral hubo muchas discusiones que no nos interesan. El astral es simplemente lo que anima y mueve al hombre sin intermedio del consciente. El centro de su acción es la cavidad toráxica y sus reservas circulan en los nervios del gran simpático. Este cuerpo astral o alma es doble: una sección mira hacia el Espíritu y la otra hacia la materia. De manera que el carácter del cuerpo astral o alma es doble y este carácter no reside en el organismo, aunque sirve al espíritu y al cuerpo. Al cuerpo físico le da vida y al Espíritu le permite comunicarse con el mundo exterior.

16. – En el sueño o el desvanecimiento se interrumpen las relaciones del espíritu con el cuerpo. El astral provee de la fuerza nerviosa imprescindible para la acción del espíritu sobre la materia. El cuerpo astral transforma una parte de la sangre, en fluído nervioso que circula en los pedúnculos cerebelosos. Durante la vigilia esta fuerza o fluído pasa del cerebelo al cerebro por el pedúnculo cerebeloso superior. El resto desbordante o excesivo del fluido se dirige por el pedúnculo inferior hacia la espina dorsal y los ganglios simpáticos

17. – En el hombre existe un principio inteligente que preside la confección y la renovación de todos los órganos cada siete años. Esta inteligencia no está solamente dentro del hombre sino fuera de él. Es ella la que hace marchar y mover todos los astros y estrellas del universo. De manera que el principio orgánico del hombre es simplemente una célula del Universo y por consiguiente, él sigue las leyes que rigen a todos los habitantes del mundo. Estas leyes están regidas por una inteligencia que podemos llamar Inteligencia de la Naturaleza.

Adonay

Dr. JORGE ADOUM
(MAGO JEFA)
ADONAY
NOVELA INICIATICA DEL COLEGIO DE LOS MAGOS
NOVENA EDICION
EDITORIAL KIER,S,A. Av. SANTA FE 1260 1059 BUENOS Al RES

NOTA PRELIMINAR
Ediciones en español:
1° edición — Dr. Jorge Adoum
2° edición — Dr. Jorge Adoum — Buenos Aires, 1949
Ediciones argentinas en español Editorial KIER S.A., Buenos Aires:
años: 1972 —1977 — 1979 —1984
1988 —1991 – 1993
Diseño de tapa:
Graciela Gotdsmidt
LIBRO DE EDICION ARGENTINA ISBN: 950—17—0003—8
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
© 1993 by Editorial KIER S.A., Buenos Aires
Impreso en la Argentina Printed in Argentina

NOTA PRELIMINAR

Más de veinte años han transcurrido desde la primera edición de esta particularísima creación del doctor Jorge E. Adoum. Y a pesar de ese lapso puede afirmarse, con absoluta certeza, que su valor fundamental no ha disminuido y que las situaciones planteadas a lo largo de la trama mantienen una actualidad plenamente vidente.
La razón de la positiva trascendencia del trabajo del doctor Adoum radica, en sustancia, en que al escribir estas páginas no concentró toda su garra en la construcción de escenas hipotéticas. Su intención fue esbozar un enorme friso de la humanidad con su variada gama de dolor y dicha, placidez y guerra, enfrentamiento y concordia, salacidad y pureza.
Con esos elementos imprescriptibles en la raza humana trazó los rasgos cabales de ésta, su novela iniciática del Colegio de los Magos.
En el orden puramente literario muchas han sido las variantes producidas. Sin embargo, más allá de la forma superficial, ADONAY sigue siendo una novela del presente, sincera, objetiva, vitalizada por la espiritualidad de un autor que vivió sus convicciones y convirtió a la fe en una gimnasia diaria de experiencia consciente. El doctor Adoum estampó así su rúbrica de elevación y edificación sublimes…
Y es, precisamente, por esa limpidez de miras y sinceridad altamente moralizante, que la Editorial KIER se complace en reeditar el trabajo de un hombre que supo rendir su testimonio con calidad y virtud indiscutidas.
LOS EDITORES

PARTE PRIMERA

Capítulo I
LIBANO

¿Qué es el Líbano?
Seguramente, querido lector, me contestarás que es un país montañoso del Asia Menor, famoso por sus cedros y limitado al Oeste por el Mediterráneo, al Sur por Palestina, al Este por Siria y al Norte por el territorio de los Alauitas. Se extiende sobre una superficie de 10.860 kilómetros cuadrados, que la ocupan 1.000.000 de habitantes. Capital, Beirut.
Pero, al magnífico y eterno Líbano no se lo define con un criterio geográfico. No son suficientes datos, sobre la situación y el terreno, para decir lo que es el punto más hermoso del mundo y el más elogiado por la Sagrada Escritura.
El Líbano, no desapareció, como creen algunos, con los profetas David y Salomón. No, el Líbano no es sólo el nombre de una montaña o de un país. Es una palabra poética que encierra un incógnito murmullo entre sus letras. Líbano es un sentimiento en el alma, un deseo en el corazón y un pensamiento en la mente. Su cielo límpido y el juguetear de sus aguas cristalinas son una alusión a la eternidad y una materialización del amor, la belleza y la inspiración. Sus cumbres ancianas y canosas inspiran un sentimiento de respeto. La verdura de sus campiñas —como la figura de un niño— produce placer y alegría. El cedro —emblema de lo eterno— es una decoración, un adorno colocado por la mano de los siglos en el pecho del Líbano. Llora el invierno y sus lágrimas son trocadas en perfumadas perlas con que se atavían los campos del Líbano.
La primavera, “aquel Dios invisible” —como la visualizó el maravilloso árabe Gibran Kalil Gibran— recorre el mundo con la velocidad de un viajero, y al llegar a Líbano se detiene para descansar y conversar con sus semejantes, los dioses que revolotean por aquel cielo. Se olvida de su viaje y permanece allí casi hasta el fin del verano. Pero cuando le acaricia el húmedo viento del otoño, despierta del suave letargo que le brindó el Líbano y vuelve a reanudar su interrumpido viaje y se aleja,, mirando hacia atrás de vez en cuando.
El verano del Líbano sacia los cuerpos hambrientos con sus frutos —únicos rezagos de la tierra prometida— y el otoño embriaga a las almas sedientas con el vino del amor.
En sus noches, las brisas resucitan los cantares de Salomón y el arrullo de la cítara de David al oído de los enamorados y poetas. Porque el Líbano es la patria del amor y la poesía.
Sonríe el día y se disipa del corazón toda amargura y hace de la vida una alegría eterna, como nos alegra la sonrisa de la mujer amada. Líbano y la mar son dos enamorados que juegan con sus caricias eternamente. Ella empuja desde el horizonte las olas para mezclar la plata de su espuma con el oro de las arenas de él, para unir la masa platinada de sus rizos con el cabello áureo de su enamorado como si se unieran en un beso. Ella, en el flujo, le abraza, y en el reflujo —dolorosa ausencia de quienes se aman—, le estrecha los pies como última caricia y como final protesta a la derrota.
Líbano es la inspiración de los poetas, de los músicos y de los pintores. Líbano es el Paraíso Perdido del mundo.

Capítulo II
COSTUMBRES LIBANESAS

En este capítulo, no censuro ni apruebo. Es el lector el que después de leer este relato —escrito como por un imparcial historiador—, está llamado a censurar o aprobar.
No importa lo que se diga de mí, porque al escribir esta obra no he abrigado ningún anhelo de gloria literaria. Lo he hecho para saciar el deseo de relatar una historia de la que he sido testigo.
Así, pues, este capítulo es un segundo prólogo. Es la antesala de los hechos que vendrán después.
La vida de los libaneses es una copia de la de los patriarcas que desfilan por la Biblia.
La palabra del padre es una ley y se respeta la voluntad del primogénito.
Con el anuncio del nacimiento de un varón, llega al hombre de Líbano la alegría. Pero, al contrario, la tristeza se refleja en el rostro de todos los familiares con el nacimiento de una mujer. Tal vez es un resabio, una herencia grabada en lo profundo de su psicología y legada de los árabes antiguos que enterraban a sus hijas vivas, apenas sus ojos se abrían a la luz de la existencia, para evitar que la familia y la tribu se mancharan con su deshonra. Pero, aunque anhelan que el ser que se forma en el seno de la mujer sea varón, saben amarlo si es una mujer, también como herencia o recuerdo de la milenaria costumbre de amar a la mujer.
El libanés es inteligente y perspicaz. Su lengua está dotada de gran facilidad para aprender otros idiomas, en poco tiempo.
Ama a la mujer. La quiere no como a un ser débil sino como a un igual. Ambos ejecutan los mismos trabajos. Y ambos son generosos. Exceptuando las ciudades marítimas —las que conocen más viajeros y extraños— en Líbano no existen hoteles. Cada casa es un hogar para quien no lo tiene. Y este sentimiento de ayuda encierra el de privación: la madre y los hijos se abstienen de cualquier costoso manjar para ofrecérselo a sus huéspedes, que pueden vivir al amparo de la hospitalidad por varios días, sin pensar en el mañana.
En el Líbano no existe la mendicidad. Han desaparecido de su escenario los actores de la miseria. Los mendigos no pueden ser vistos en las calles del país. Y ante la vista de los libaneses han desaparecido los rostros hambrientos y los harapos deshechos. Ni angustia de hambre, ni quejido de frío turban la felicidad del país. Y si viene un mendigo de fuera, un hombre de otras regiones que vive de la caridad, es bien recibido como cualquier persona libanesa.
Preguntaron a Restom Baja, ex mutsarrif del Líbano: “¿Qué tal es el Líbano?” Y él respondió: “Si se extinguiera en el Líbano el clero y las cabras sería un paraíso”.
Porque a pesar de que el libanés adora su independencia, se ve allí también la eterna esclavitud de los hombres: el pobre es esclavo del rico; el poderoso está sujeto al gobernante y el gobernante es esclavo del sacerdote, que se dice el servidor de Dios en la tierra. ¡Que tedio debe sentir Dios con tales servidores y esclavos!
El libanés ordena o prohibe el matrimonio de sus hijos. El padre elige la que será esposa del hijo y la hija se casa con el elegido de la familia. No obstante los casos de matrimonio, bastante numerosos, en los que la felicidad no fue la compañera, es raro el marido que traiciona a la esposa, y más rara aún es la infidelidad de la mujer. Si ésta ha perdido su honor, los castigos que caen sobre ella pueden tomar proporciones gigantescas, pudiendo culminar con la muerte. Porque si al habitante de Líbano se le abofetea u ofende, puede olvidar la ofensa y perdonar la bofetada. Pero si se trata de su nombre y su honor, ni el mismo rey puede escapar a su venganza. Su religión es la vendetta. Pero si llega a perdonar, ninguna ofensa queda archivada en su memoria.
Es el libanés muy imitador y se amolda fácilmente a las características del más fuerte. Cada uno se cree capaz de todo, aunque en realidad no sea capaz de nada. Es por esta pretensión, por este sentimiento de su valer, que nunca esta de acuerdo con su compañero. Siempre están en pugna sus ideales y caracteres, por lo que dijo un escritor: “Los libaneses convinieron en discrepar”.
Todo libanés tiene algo de poeta. Quizá la poesía del panorama o la de su género de vida se ha proyectado hacia lo interno del espíritu… El doctor Filip Hatti, decía: “Ante la cascada del Niágara, el hombre del Líbano piensa cómo atacar a la cascada con sus versos, mientras que el americano piensa cómo explotarla”.
Y a estas características de los habitantes de esa tierra, se amoldan o están amoldados los sirios en general.

Capítulo III
COSAS DE TODOS LOS DIAS

Los hijos de la ciudad, de la metrópoli populosa, se han olvidado de aquella vida hermosa y sencilla del alejado pueblo. Ignoran la vida de aquellos centros diminutos, florecientes con las galas de la primavera, cargada en el verano, en el otoño brindando la policromía y el alboroto de las cosechas, y reposada en la calma nostálgica y nevada del invierno. No saben nada de la vida de los pueblos, vida en que la madre Naturaleza se presenta más pequeña, como se presenta en el infante la misma vida del adulto.
El hombre de la ciudad es más rico que el del pueblo. Pero éste es más digno que aquél. El primero es esclavo de la ambición y el segundo es hijo del desinterés. Aquél vive la vida mezclada con el temor y el tedio, y éste la bebe limpia y pura, con tranquilidad y alegría. Es quizá porque a los pueblos no se ha arrastrado la oruga del capitalismo maquinista, ni han llegado hacia ellos los agitadores políticos.
Llegó la calma de la noche.
Se apagaron los candiles de las casas de N…, un pueblo libanés de doscientos habitantes. Se engalanó el firmamento con el cortejo de la luna, reina de la noche, que dejó caer su manto argentado sobre los olivos y moreras. Y miró orgullosa a las nevadas montañas y los demás pueblos vecinos, que recostaban su cabeza en el seno de otras colinas más lejanas.
Era una noche de la primavera del año 1918. En aquella hora llena de calma hechicera, un individuo apareció junto al tronco de un olivo. Y luego comenzó a andar sigilosamente como si su presencia debiera ser ignorada. Como el ladrón o el asesino que ocultos en la sombra, se arrastran para consumar su delito.
Su rostro era una sombra completa. El ala de su sombrero lo hacía invisible.
Semejándose a un reptil se escurría entre los árboles. Y poco a poco, quedamente, fue acercándose a una casita, arrojó de su mano algo que, al dar contra el suelo, hirió débilmente el supremo silencio de la noche.
Ante la señal convenida —¡ah, la eterna y romántica señal, lenguaje de los amantes que no pueden conocer los profanos!— abrióse una ventana de la mansión, y entre sus hojas dejó ver la cabeza de un ser humano, que apenas se divisaba por la ausencia de la luz. Como un murmullo, más suave aún, como el quejido de la brisa nocturna ante el obstáculo de la enramada, se oyó una palabra.
—¡Querido!
Era una mujer. Su voz apagada se perdía en la inmensidad del silencio y de la noche.
—¡Amada!
Y el feliz amante que le esperaba, se arrojó a ella con la locura propia del corazón enamorado, y las sombras envolvieron a dos seres que mutuamente se encarcelaban en sus brazos, uniendo sus pechos palpitantes de emoción y amor.
¡Querido! ¡Amada!
¿Quién ha podido comprender el misterio que estas voces encierran?
Ni la sapiencia salomónica vertida en los Cantares pudo explicar el significado de estas palabras.
Querido y querida son dos personas sublimes que engendran una tercera más sublime aún: el amor.
¿Pero, qué es el amor? ¿Quién puede comprenderlo?
Conocemos del amor, como de la corriente eléctrica, sus efectos pero no su esencia. El amor cambia el sueño de la juventud en un perpetuo despertar. Pero es un despertar más agradable que la ilusión lejana y utópica de los sueños. El amor desata la lengua, abre los párpados y rasga la garganta. Es la luz que brota de nuestra alma para alumbrar mil mundos etéreos e inmateriales. Es un hálito que se agita en el espíritu, como la idea majestuosa en la mente del poeta y la armonía de la música en los labios del artista.
Amor es cielo de libertad a donde no llegan las mentiras convencionales de las leyes de la humanidad. Porque el amor es la sola ley.
El amor juega con el corazón de los hombres a su capricho: lo contrae reduciéndolo a la nada o lo dilata, elevándolo a lo infinito.
De las manos de Dios se desprendió la primera materia, la masa ígnea. De esta masa formó la tierra, la que engendró la vida. Y de esta vida nació un hombre al que Dios dijo: “¡Ámame!”; y se detuvo en su creación.
Y Dios se ocultó entonces en la inmensidad del caos.
Los amantes se abrazaron callados. Porque el amor habla en silencio con el idioma del beso. ¿Qué idioma hay en el mundo más vasto, más elocuente y más sublime que el del beso…? Los hombres ignoran el significado de este lenguaje, lo afean y lo prostituyen, como afea y prostituye la belleza de la música un profano.
Besa el sol a su hija, la tierra, y con su ósculo la vivifica. El beso de la madre es la ternura. El del hijo, gratitud. El de los esposos cariño.
Pero ésta no es la verdadera esencia del beso. En su simbolismo máximo, en su elevación suprema, se lo encuentra sólo en los labios de los amantes. Entonces es algo que se escapa, rebelde a las palabras. Y el beso puro, quintaesenciado, es aquél que no se puede definir. Es aquel cuya esencia es ignota, es incognoscible.
—¿Qué ha sucedido hoy, querida? —preguntó el joven a su enamorada.
—Oh, nada amor mío. Sólo que mi padre sigue con su testarudez.
El suspiró profundamente y dijo:
—Mi padre amenazó con echarme de la casa si volvía a oír hablar de lo que él llama “nuestra aventura”.
Y se hizo el silencio.
Habló después el joven, levantando su mirada nostálgica a la grandiosidad del firmamento:
—¡Dios mío! ¿Hasta cuándo? ¿Nuestro amor nos hace el blanco de todas las burlas y conduce todos nuestros honestos deseos a la reputación de una bajeza…? Dios mío, el corazón humano es la puerta de entrada al paraíso de la vida. ¿Por qué no creaste la igualdad entre estos corazones…? La eternidad es más digna del encuentro de los amantes, que este miserable mundo… Ven, muerte, amiga de los amantes…
Ella puso cariñosa mordaza con su mano, en los labios del joven.
—¡Calla, hombre de poca fe! —le reprochó—. ¿Ignoras que el que anhela la muerte para encontrar descanso en ella, no logra descansar después de muerto…? ¡Sublime valor el tuyo! ¡Se deshace con la primera tempestad y no es capaz de levantarse. La tela que tejen las arañas es más resistente que tu ánimo…! Olvidemos la muerte y ocupémonos de los sucesos de la vida… ¿Dime, has ido al sacerdote?
—Sí —contestó él, con voz saturada de blasfemia.
—¿Y qué te dijo?
—¿Qué me dijo?… ¿Qué podemos esperar, amada mía, de un sacerdote que es capaz de vender hasta su alma para comprar la amistad de los ricos y poderosos? ¿Ignoras que el clero y el capitalismo se alían contra los pobres y los humildes? Los cuerpos de los pobres construyen los palacios de los ricos, y las tumbas de los fieles sometidos, por su fanatismo, edifican los templos de los sacerdotes. El rico ata las manos del labrador y del campesino, y al mismo tiempo el sacerdote vacía los bolsillos del explotado… Y así, querida, entre el representante de la fuerza y el de la religión exprimen los cuerpos y las almas.
—Querido, todo esto está muy bien y muy hermoso…, pero no me has dicho aún qué es lo que le dijiste, ni qué es lo que te contestó.
—Pedí una audiencia secreta —refirió el amante—. Y una vez que le hice jurar que guardaría secreto sobre mis palabras, le dije: “Padre, quiero casarme”. El sonrió como sonríe un trabajador que va a recibir su salario. Mezcló a su indiferencia la ternura de un padre, y me dijo: “Muy bien pensado, hijo mío”. Y continuó: “¿Quién es esta feliz mujer elegida para esposa, por nuestro elocuente abogado e inspirado poeta…” Callé un momento. Y pensando cuidadosamente mis palabras, le dije: “Padre, quiero hacerle algunas preguntas. ¿Nuestro Señor Jesucristo prohibió el matrimonio de la rica con el pobre, y del noble con la humilde? ¿Acaso los abuelos de los ricos han sido hechos y formados con la plata, y los abuelos de los pobres y de los humildes con el limo de la tierra?… Padre, amo a María, hija de José Bey Harkuch. A vos, he venido para que bendigáis nuestra unión. Os suplico que nos unáis secretamente. Ella me ama y yo la amo. ¿Por qué los hombres impiden nuestra Unión…?” Espantado, como si el espectro de la muerte se presentara ante sus ojos, dio un salto, cual si huyera de una víbora. “¿Qué dices?”, gritó. “¡Dios mío! ¿Quieres casarte secretamente con María? ¿Y quieres que sea yo quien te case…? Pero hombre, tú deseas mi ruina, mi condenación, mi excomunión…” No le dejé terminar. “Sí, sí, —le dije—. Sí. Quiero derramar sobre vuestra cabeza la cólera del cielo y abriros, para que os traguen, las puertas del infierno.” Y así diciendo, salí dejando al sacerdote lamentándose y rabiando como un perro con fiebre…
Sin interrumpir la corriente de sus ideas, María dejó que hablara su enamorado. A veces sonreía y a veces su rostro se entristecía. Pero cuando él hubo terminado, ella tomó la palabra diciendo:
—Paciencia, amor mío. Ya te he dicho y te repetiré siempre: soy tuya hasta la muerte. Además, ¿qué nos importa el sacerdote?… Dios está leyendo en nuestros corazones; no puede echarnos del paraíso del amor… Detengámonos ante la tempestad para que no nos separe este océano revuelto. Tú no ignoras que la vida y sus placeres no nos son dados gratuitamente. En verdad te digo, que si desde el principio hubiéramos obtenido el consentimiento de nuestros padres, nuestro amor se habría enfriado: porque lo prohibido es anhelado y precisamente, porque es la lucha la que nos obliga a estar unidos; y unidos seguiremos hasta vencer. Ante tal optimismo, sonrió el joven y preguntó:
—¿Estás segura de vencer?
—Sí. Estoy segura de la victoria, porque estoy segura de mi misma. Quisiera que el cura Juan conozca lo que es amor, porque el hombre que no ama no puede aliviar las desgracias de los infelices. Pero nada debemos reprocharle, pues es imposible pedir sabiduría al ignorante, del mismo modo que no puede pedirse la claridad del día en la lobreguez de la noche.
En tanto, la luz de la aurora había venido a ocupar el lugar que la noche dejara vacío. Era la aurora que cruelmente obliga a los enamorados a despedirse. Era la aurora que traía consigo el beso de la separación.
—Amor mío —murmuró él—. Ya llega la aurora.
—Sí —respondió María—. Pero si la aurora nos separa, la noche nos unirá.
Y una tenue claridad presenció el beso de dos almas enamoradas.

Capítulo IV
EXTREMOS CONTRARIOS

La aurora de la primavera en Siria, es sinónimo de alegría, de esplendor y de luz. Es ilusión de poetas y ambición de pintores. No se puede hablar de una aurora bella sin conocer antes la aurora del Líbano. Se separaron los amantes con un beso. María se quedó contemplando la luz de la mañana que venía saltando sobre los montes. Aspiró el aroma de las brisas y contemplando la hermosura de la naturaleza, sintió empaparse su alma de nueva esperanza y de nuevos anhelos.
Al contemplar a María en aquel momento, encerrada en el marco de la ventana, se diría repitiendo las palabras del poeta turco; “Es un sol que se asoma en su prisión o una rosa brotada en la hendidura de la roca”. Y a la luz del nuevo día, el rostro de la joven era un nuevo presente de la mañana: su rostro se destacaba con la belleza y la dulzura de quien ha visto pasar por su mirada veinte primaveras. En sus ojos se retrataba alguna indefinible melancolía, un encanto que atrae, que fascina. Hablaban sus facciones: su mirada decía sencillez, su boca fragancia y exotismo, su sonrisa era la metáfora del pudor. Y si callaba, su silencio era el de la elocuencia y contemplación. Era María la encarnación de la belleza en la mujer del Líbano.
Los pensamientos y anhelos de la muchacha, se dirigían a un solo blanco: la libertad. Pensaba en su independencia, aquella diosa que había escrito en las paredes de su alma, con letras de fuego, la palabra mágica, el grito de rebelión contra las costumbres milenarias. Y María se sentía poseída de la capacidad necesaria, para ser el caudillo que lucharía por la libertad de sus hermanas.
En tanto, las aves tomaron en las copas de los árboles su asiento para comenzar su himno de alabanza a la vida. Y a lo lejos sonaba la voz metálica de una campana llamando a la oración.
Y extasiada María esperaba los dorados rayos del sol, que bañaban las ancianas nieves de la vieja montaña de Sannin.
El viento comenzó a jugar con las flores, y una brisa indiscreta acarició, con su helada mano, los senos de la joven. María sintió como si se despertara de su sueño, y recorriendo con la mirada aquel concierto de la mañana, exclamó:
—¡Bendita seas, oh aurora! ¡Cuan felices son los ebrios de tu belleza y tranquilidad, y qué hermosa y divina sería la existencia, si fuera una alborada sin fin…!
Y levantando la mirada, oró silenciosamente: “Dios mío: Tú has sembrado en nuestros pechos la simiente de los anhelos. Estas simientes han crecido y se han desarrollado, y viven ahora en nuestras almas el amor y la libertad… Pero quieren librarse de su prisión. ¡No nos castigues, Señor, si rompemos nuestras cadenas! Y pensando luego en su situación, y en la de todas las mujeres de su patria, añadió: “¡Oh, libertad…!”
“¡Qué desgraciada es la mujer oriental, que apenas despierta de la niñez se ve obligada a soportar la esclavitud de un hombre a quien no ama, y que en lugar de beber el vino del amor que Dios derramó en cada alma, tiene que beber, el llanto de sus propios ojos!” Y encarándose con la realidad del día, acudió a vestirse.
Hay en la vida una mano, divina o satánica, que ata y desata a los hombres. Une a los adversarios y en sus corazones aparece el amor. Y cuando por ese mismo amor dos seres se han fundido en uno solo, esa mano brutal de la naturaleza los separa.
Y corazones bajos vemos aliados con corazones nobles, y seres grandes unidos con seres pequeños y despreciables.
Entre José Bey Harkuch y su hija María, había puesto la naturaleza caracteres opuestos, diferencias de inmensa proporción. Pero cuando estos dos seres se encontraban, la contradicción se disipaba. Porque los defectos del uno, tomaban un matiz halagüeño para el otro. Siempre el hombre se alegra al encontrar en otro hombre su defecto. Sólo en esto no es egoísta. El ermitaño que ha sentido  desgarrarse su vientre por el hambre, y el pecador que siente despedazarse su alma por sus pecados, se unen. Y la causa de esa unión es el mismo hambre. José Bey Harkuch, tenía bajo su piel una constitución de acero, que desmentía a sus 65 años. Orgulloso en su ignorancia. El labio inferior caído daba la noticia de la dureza de su corazón. Y a esto se añadía la protesta de su cuerpo para aumentar su talla. Era ley su palabra, y esta ley se unificaba en sus anhelos, ideas y actos.
Adoraba a María. Ya su vida jugaba a las escondidas con los años, y el amor a su hija —única a quien la muerte no arrebató como a sus otros hijos— le vivificaba y rejuvenecía. Y como depositaba en María todas sus ilusiones de viejo, buscaba para ella un joven noble y rico.
Un día. el Emir Said Mahni, habló así al padre de María: —José Bey. ¿Quieres darme tu potranca para mi potro? El Bey respondió:
—La potranca y el padre están a la disposición de su Alteza. Y soñaba desde entonces en ese matrimonio.
El “potro” del Emir conoció a la hija de José Bey, y la encontró provocativa y exquisita. Pero María sólo vio en él al holgazán que hace alarde de sus abuelos, su nobleza y su fortuna. Su mejor cualidad era la de rizarse los bigotes.
María, ante él, se consideraba como una flor ante un fangal.
José Bey Harkuch. adoraba a Dios en todo cuanto significaba oro. Como dijo el Evangelio: “No adorarás al Señor y al dinero”, se decidió por lo último. (Si el Emir Said no hubiera sido rico, sino por el contrario un hombre aliado de la pobreza, no hubiera pensado en dar a María para el “potro del Emir”.)
Ante los ojos de María, no significaba nada el dinero, porque no era adepta a la religión del oro. Para ella, no había otra ley válida que los dictados de su corazón, y a ella obedecía, aunque se opusieran o no los ricos.
Por eso no consentía en atar su cuerpo puro a un cadáver putrefacto. Ella no consentía en entregar su alma celestial, por medio de la injusta ley de un matrimonio impuesto a un ser terrenal. Sólo obedecía a su conciencia, y su corazón era la guía única en los senderos en los que faltaba la luz.
Juan Bakal, el amante de María, oyó de labios de su padre las siguientes palabras:
—Hijo mío: ya la vida no me cuenta entre sus hijos, pues yo pertenezco más a la muerte. He trabajado durante todos mis días para dejarte una herencia cuantiosa. Pero la suerte no fue mi amiga. Hoy he meditado largamente sobre el porvenir tuyo, con el que tendrás que estar en constante lidia. Y he comprendido que la riqueza no hará tu felicidad. Millones y millones se pierden en un segundo: fortunas inmensas se deshacen como los castillos de arena que levantan los niños en la playa. Y así, la mejor herencia que yo puedo legarte es la ciencia. La riqueza intelectual, hijo mío, es un tesoro que no se agota jamás. Con ella, si llegas a gobernar, tendrás en ti mismo la clave para gobernar rectamente a tus súbditos. Y con ella, si eres pobres, sabrás vivir y desafiar a los embates del destino, sin que logren esclavizarte los fanáticos por la religión o el dinero… Irás este año a la Universidad Jesuita de Beirut. Allí tienes que consagrarte al estudio, hasta obtener el título que certifique tu capacidad para médico, abogado o ingeniero. No te preocupe el dinero. Yo sabré conseguirlo de cualquier manera, y si es necesario, invertiré en tus estudios la herencia que me han trasmitido mis antepasados…
Juan Bakal ingresó en la Universidad de San José. A los cuatro años, regresó a su hogar, doctorado en derecho. Y al entregarle el diploma que autorizaba el empleo de su ciencia, dijo a su padre:
—Padre: quiera Dios alargar tu vida, para poder pagarte mi deuda. He aquí mi diploma, como prueba de que no has sembrado en terreno estéril.
El padre colocó sus manos sobre la cabeza de su hijo, y exclamó: —Bendito seas, hijo mío, y benditos sean tus actos porque alegran los momentos de mi vejez. Ahora sí, levanta tu frente con orgullo como la levantarás ante los ignorantes y ante los que quieran humillarte por su poder… Ahora siéntate y escucha los consejos que te da tu padre, al arrastrarse hacia la tumba. Besó la frente de Juan, y después de corto silencio dijo:
—Una ciencia es como un árbol sin cultivo. Has aprendido, hijo mío, y ahora tienes que cultivar tu ciencia para que produzca sus frutos, en bien de la humanidad y en bien tuyo. ¿Has entendido?
Primero para el bien de la humanidad… En nuestro país, llaman al abogado ladrón. Yo quiero que seas el defensor de lo justo y del débil. No quiero que sólo cuides de tu riqueza y robes al que te busca para que defiendas lo suyo. Con estos actos podrás pagar tu deuda hacia mi, aunque Dios no me conceda larga vida. Nunca me pagarás con dinero, porque sabes que para mi nada significa la materia; pero sí, el buen nombre. Te has graduado en Derecho y conoces lo injusto y lo justo, lo lícito y lo ilícito. Defiende todo juicio honrado, sin preocuparte de tu ganancia económica, pero cuídate de defender la injusticia, porque mancharás con tu mismo acto mi nombre y mi vejez, y hasta me obligarías a negar que soy tu padre. Yo no he tenido un solo enemigo en mi larga existencia. No lo seas tú, hijo mío… Tu madre, que era el ejemplo de la virtud, la pureza y de la esposa fiel, murió cuando tú tenías cuatro años. Tu presencia me traía su recuerdo, porque tus facciones son el reflejo de las de ella. Te veía crecer como un arbusto, y me dediqué a educarte y conservar así la reliquia que me dejó tu madre. Hice lo posible para grabar en tu alma lo poco de bueno que tengo, y ocultarte lo malo que soy… Creo que Dios escuchó mi oración, porque hizo de ti un hijo bueno.
Juan no pudo reprimir una lágrima, al evocar a su madre desconocida. ¡La madre! ¿Qué cosa puede igualar a su amor?
El hombre puede tener muchas esposas, amigos e hijos, pero no tiene sino una sola madre. Y no debe despreciarla. Al ver a Juan llorando, lo abrazó diciendo: —Tienes un corazón sensible… Llora, hijo mío. Las lágrimas en el hombre, son como el aroma en la flor. El hombre que no sabe llorar es una nube sin agua, un desierto sin oasis. La risa y el llanto son dos remedios que nos ayudan a vivir. Y siguió la voz del anciano prodigando consejos:
—Haz bien y evita el mal… Todos los del pueblo, no obstante nuestra pobreza, nos quieren y estiman. Sé bueno con ellos. Tu título de doctor no te autoriza a ser orgulloso, a creer que eres superior a los demás. Considera al anciano como a tu padre, y al joven como a tu hermano… El Emir Said y José Bey Harkuch, son los hombres de mayor importancia en el pueblo. Son amigos del Obispo, y con él se asemejan a aquel árbol adorado por los indios, que exprime a los seres, absorbe su sangre, y después sus hojas decaen hipócritamente como si no hicieran mal alguno. No te enemistes con ellos, porque nuestro país es aristócrata y religioso… No desoigas mis consejos, hijo mío.
—Te prometo, padre mío —respondió Juan abrazando al anciano—, que jamás seré amigo de los nobles ni de los religiosos, y tampoco me enemistaré con ellos. Pero he de aplastarlos como a insectos, si les sorprendo abusando de los débiles y de los pobres.
—Así hizo tu padre, hijo mío. y por eso toda la vida fue víctima de la miseria.
—Y yo seguiré las pisadas del autor de mis días.
—Ya la vida te enseñará, hijo mío. la verdad de mis palabras… Ahora, toma esta escopeta que he comprado para ti, y vete a descansar, porque lo mereces, después de tantos años de trabajo. Yo ya no puedo salir al campo y quiero que repares mi falta. Sal a cazar todos los días, ama la naturaleza, ama la luz del sol, ama la vida en todas sus fases. Porque la vida no nos pertenece: es una cosa consignada que tarde o temprano tenemos que devolverla. Por eso hay que aprovecharla y aprovisionarse. Puedes salir por la mañana al campo y volver por la tarde, porque quiero retenerte a mi lado el mayor tiempo posible, antes de que vayas a encararte con la vida y a arrostrar el porvenir. Quiero alegrar mis ojos, mirándote antes de que se cieguen por la muerte. Y cambiando de tono su voz, el anciano gritó:
—¡Adela! Sirve la comida para nuestro huésped. Y a sus palabras acompañó el ruido de dos palmadas.

Jorge Elías Adoum (Mago Jefa)

Jorge Elías Adoum (Mago Jefa): ESCRITOR y MÉDICO NATURISTA. Nació el 10 de marzo de 1897 en la propiedad agrícola de su padre, Francisco Adum, en Kafr-Shbeil muy cerca de Biblos, Líbano, y perteneció a una familia católico-maronita.

(En su libro “Nociones Fundamentales de Endocrinología y Criminología” el V.M.Samael Aun Weor se refiere a él como “insigne escritor Gnóstico” y “gran maestro de Misterios Mayores de la Logia Blanca.)

Aunque fue un prolífico escritor, no se conoce ningún currículum-vitae suyo, ni siquiera para la contratapa de alguno de sus numerosos libros. Toda la información de la que se dispone proviene de las referencias de sus hijos, ya que habiendo fallecido en 1958 a la edad de 61 años, en 1988 (30 años después) la mayoría de sus contemporáneos que pudieran informar sobre sus primeros años han dejado también de existir. Se sabe que tuvo un hermano menor, el último, Salim, y tres hermanas: Celinda, fallecida en Guayaquil, Nazza y Rebicimia, fallecidas en Brasil, país adonde emigraron casadas durante la Primera Guerra Mundial.

Fue una persona hermética en lo que concernía a su vida. En dos de las novelas que escribió: “Adonay” y “El Bautismo del Dolor” (la primera publicada en español y portugués y la segunda sólo en portugués), lo que aconteció a “Adonay” aparentemente son relatos autobiográficos de su vida en Líbano, Cercano Oriente y Francia; no obstante, cada vez que se le preguntó si realmente podrían considerarse como acontecimientos de su vida, eludía sistemáticamente una respuesta objetiva, diciendo que la pregunta carecía de importancia, actitud que mantenía, según explicó a uno de sus hijos, por temor a que se cultivara una reverencia a su persona, a causa de la admiración que le tenían y aun tienen sus discípulos.

ADOUM o ADUM

La ortografía con que escribía su apellido (incluyendo una “o” entre la “d” y la “u”) proviene de su pasaporte emitido por autoridades francesas, en cuyo idioma es indispensable escribir “Adoum” para que suene igual que “Adum” en español.

SU INFANCIA

Su infancia debe haber sido difícil, al igual que la de todos los cristianos en Europa Oriental y Cercano Oriente, la ocupación turca revistió extrema crueldad como lo testimonian hechos muy conocidos, provocados por el fanatismo otomano en los países árabes y en Europa.

Las restricciones impuestas por los turcos fueron draconianas, al extremo que les estaba prohibido acercarse al mar y el que lo hiciera recibía disparos de alguno de los gendarmes que vigilaban las playas. Durante la guerra no podían siquiera salar los alimentos ya que la sal escaseaba particularmente entre los cristianos. Sin embargo, los turcos no tenían óbice para que sus súbditos emigraran, razón por la cual concedían pasaportes o salvoconductos para salir del Imperio.

Así, cuando las cosas se pusieron difíciles entre 1900 y 1918, se produjo la avalancha de cristianos libaneses, sirios y palestinos a América y esa es la razón por la que se les dio equivocadamente el gentilicio de “turcos” a todos los inmigrantes que se identificaban con tales documentos.

Nada se sabe de los estudios que hizo, pero en su novela “Adonay” hay evidencias de que inició su investigación sobre las religiones antes de salir del Líbano, país al que jamás regresó, porque se refiere con gran conocimiento a la de los drusos, secta y etnia circunscripta al Cercano Oriente, de la cual hay escasísima información en Occidente.

Alguna vez contó a sus hijos que durante la guerra del 14 se unió al emir Faisal de Siria como su secretario, luchando por la independencia de su país, y cuando le preguntaron por qué continuó a su lado él explicó que una frase inoportuna suya había cambiado su vida y tal vez la de su país, agregando: “El emir me invitó a volver con él cuando me ubicó aquí, pero ya era demasiado tarde”.

Hacia 1916 llegó a su casa la noticia de que había muerto en el frente, su padre y su hermano decidieron hipotecar a un usurero las tierras de la familia y venir a América; sin embargo, no había muerto y al fin de la guerra regresó a su casa en busca de refugio, perseguido, sin la protección del emir Faisal y con la cabeza puesta a precio por ser nacionalista, encontró que la heredad ya no les pertenecía y que los suyos habían venido a Ecuador.

LLEGA A AMÉRICA

Enseguida abandonó Líbano y ningún conocido volvió a saber de él hasta 1924, cuando llegó a nuestro país (Ecuador). Proveniente de Francia, estudiando, porque cuando llegó a Ecuador hablaba y escribía correctamente francés, lengua que no se enseñaba en colegios ni universidades de Líbano sino a partir de 1918.

Sabía Medicina Naturista, Hipnotismo y Sugestión, que no eran materias de las escuelas de Medicina de la Europa de esa época, lo cual pone una interrogante adicional en la investigación de lo que pudo haber hecho en ese lapso. Lo más probable es que tempranamente se decepcionó de la Medicina Clásica y orientó sus estudios hacia la especialidad que después cultivó.

Llegó con la salud quebrantada, en busca de los suyos, pero tuvo la sorpresa de no encontrarlos porque padre y hermano, uno después de otro, habían viajado a Brasil, donde residieron hasta su muerte.

CONOCE A QUIEN SERÁ SU ESPOSA

Los médicos le recomendaron que se radicara en la Sierra porque el clima de Guayaquil sería fatal para él. El Dr.Abel Gilbert le diagnosticó tuberculosis y pronosticó tres meses de vida. Fue así como decidió viajar a Ambato, donde, superados sus males, que estaban lejos de ser la terrible enfermedad de esos tiempos, conoció por un amigo, que en Machala acababa de enviudar un señor Villamar, a quien sería su esposa: Juana Aguad Barciona, libanesa, hija única, que vino con sus padres cuando tenía 5 años de edad y casaron por poder.

Con ella procreó cinco vástagos: Violeta, Jorge Enrique, Handel, Wagner (fallecido en 1977) y Nancy.

DESINTERÉS POR EL DINERO

Ambato en 1924 era una ciudad poco apta para poner de manifiesto su talento. Sin poder ejercer la Medicina que él conocía (“¡Quién querría o podría tomarme exámenes! explicaba años más tarde a sus hijos) trató de sobrevivir con el comercio pero descubrió que no tenía aptitud para esa rama. Y de hecho el resto de su vida mostró un total desinterés por el dinero, lo que justificaba su fracaso como comerciante. Cuando algún amigo acudía a él en busca de salud, era incapaz de cobrar por el tratamiento. Aun, posteriormente, cuando tuvo autorización para ejercer, consideraba indigno recibir honorarios por curar enfermos, causando la natural irritación de su esposa, quien tenía que enfrentar las estrecheces económicas de un hogar de cinco hijos; por eso y mientras ejerció la Medicina, siempre se atuvo a la generosidad de sus pacientes sin pedirles jamás un centavo.

EL ARTISTA

En el aislamiento cultural que mantuvo en Ambato se dedicó a la pintura con razonables resultados en lo formal y artístico y deplorables en lo económico, pero en el campo intelectual se ahogaba. Para combatir el tedio aprendió a tocar música clásica en violín, tradujo y publicó “Las Alas Rotas” de Khalil Gibrán, dando a conocer probablemente por primera vez en Ecuador a este renombrado poeta y “La Moderna Eva” de Nicolás Hadad, otro notable escritor libanés.

EL MÉDICO

Con respecto a su ejercicio de la Medicina se deben señalar algunos hechos sorprendentes, de los cuales informan sus hijos con suficiente conocimiento porque fueron testigos presenciales.

Para el cuerpo médico de Ecuador en la década de 1930, cerrado a innovaciones o investigación de nuevas técnicas, Adoum no pasaba de ser un brujo irresponsable, a pesar de que quienes acudían a él lo hacían sólo cuando los médicos académicos los habían desahuciado.

En 1935 buscó horizontes más amplios en Quito y se mudó con su familia a la capital. Allí, con mejores elementos culturales, pudo desarrollar su capacidad aunque siempre dentro de extremadas limitaciones. Publicó una revista teosófica “Yo Soy”, cuya circulación se producía en el exterior, siendo muy limitada su venta en el país. Ese año atendió al Jefe Supremo Ing.Federico Páez de la grave dolencia que éste sufría y fue recompensado con una autorización para poder ejercer libremente la Medicina en el Ecuador.

Entre las curaciones importantes que realizó está la de una señora llamada María de León, quien sufrió terribles ataques de asma durante muchos años, habiendo visitado a cuantos médicos conocía, sin resultado alguno. Adoum le dio un tratamiento de hipnosis y prescribió que a las cinco de la mañana caminara sin zapatos sobre el césped del parque El Ejido de Quito. María de León, al cabo de pocos meses, dejó de tener ataques de asma.

Hacia 1978 (43 años después) una revista médica de la Unión Soviética publicó que los médicos rusos estaban experimentando el tratamiento del asma, mediante marchas sobre el césped, en la madrugada, pues durante la noche, los rayos cósmicos, beneficiosos para los asmáticos, se acumulan en las hojas y pueden ser aprovechados por los pacientes antes de que el sol y el tránsito reduzcan su potencia.

Adoum jamás reveló cuál era la fuente donde aprendió ese tratamiento y tampoco vivió lo suficiente para poder leer el artículo mencionado.

A su hijo Wagner le curó la tiña, temido mal porque aun no se habían descubierto los antibióticos. A su hijo Handel, cuando tuvo terribles dolores de cabeza que desconcertaron a los médicos, desde Buenos Aires, por carta, sólo en base a los síntomas, le diagnosticó acertadamente envenenamiento tabacal.

Adoum jamás ejerció la medicina en otro país que no fuera Ecuador; sin embargo, cuando algún amigo le pedía consejo, se lo daba, aparentemente con éxito, porque siempre acudía algún amigo de su amigo, también en busca de consejo. De esta manera propagando su renombre como médico acertado.

Sus curaciones debieron ser notables y bastante conocidas no sólo en Ecuador sino en Sudamérica, si se juzga con el siguiente incidente que le contrarió en Buenos Aires.(ver más adelante donde dice: “En 1955 viajó a Buenos Aires…”)

EL ESCRITOR

Hacia 1940 publicó en Quito su primer libro, “Poderes”, empleando el seudónimo de “Mago JEFA” que identificó su producción literaria posterior y que consiste en las iniciales de su nombre, más la del nombre de pila de su padre según la usanza de los árabes (JEFA es igual a Jorge Elías Francisco Adoum). Este libro despertó gran interés en toda Latinoamérica y escasa atención en el país. A éste le siguieron “Las llaves del Reino Interno” (1941), “Adonay” (1942), “La Zarza de Oreb” (1943), y “Revivir lo Vivido”, editada ésta en 1945 como la última cuya impresión se hizo en Ecuador. En 1943 se independizó Líbano y fue fundador y primer presidente del “Centro Cultural Arabe” de Quito, cuyo órgano de publicidad fue la revista “Oasis” de la cual llegaron a salir 16 números en tres años. En ella se publicaron artículos de notables escritores de Quito y del país, al convertirse en uno de los poquísimos medios de comunicación que existían en la capital.

Las ceremonias de inauguración tuvieron lugar en la casa de Saadin Dassum que fue electo Vicepresidente y Antonio Chediack administrador.

SATISFACCIONES EN EL CAMPO ESPIRITUAL

Para 1946 era una figura conocida en el continente sudamericano, en el campo esotérico. Recibió una invitación de Chile para que dictara algunas conferencias y allí aprovechó para publicar su nuevo libro “El Pueblo de las Mil y Una Noches” (1946) en un lugar donde su demanda era mucho mayor que en Ecuador. Su intención fue permanecer en Santiago por tres meses, pero sus compromisos jamás le dejaron regresar en otra condición que de visita a su familia. Volvió algunas veces hasta 1953, año en que murió su esposa.

Desde 1946 su existencia cambió totalmente y fue llena de satisfacciones personales en el campo espiritual y la admiración que sus discípulos tenían por él rebasa toda ponderación. La generosidad de éstos hizo que las estrecheces económicas que sufrió en Ecuador se superaran sin esfuerzo.

Vivía indistintamente entre Chile, Argentina y Brasil haciendo giras. Finalmente, en 1950, decidió establecerse en Río de Janeiro, desde donde visitaba otros países. La venta de sus libros se multiplicó y continúan siendo éxitos de librerías en América Latina.

En los años cincuenta, en vida suya, se constituyó en Brasil la “Comissáo Divulgadora das Obras do Dr. Adoum”, cuya sede está aun en Santos Dumont, estado de Minas Gerais y se ocupa principalmente de la difusión de las enseñanzas y escritos de quien ha sido considerado un maestro en ese tipo de investigaciones.

En 1955 viajó a Buenos Aires y alguien cometió la indiscreción de dejar saber en qué hotel se alojaría. Se hospedó tranquilamente la noche de su llegada y a la mañana siguiente la policía acudió a su habitación a pedirle que dejara la ciudad a la brevedad posible. Le resultó totalmente incomprensible esa descortés actitud porque aun no se había enterado que el hall de hotel estaba lleno de gente en silla de ruedas, con muletas y caras demacradas, que querían visitar al Dr. Adoum por razones médicas; hecho que obligó a la administración a llamar a la policía.

FALLECE EN BRASIL

El 4 de mayo de 1958 falleció en Río de Janeiro a causa de un derrame cerebral y cumpliendo su voluntad está enterrado en la ciudad de Petrópolis, Brasil, donde le recuerdan como “JEFA EL VENERABLE”.

De sus discípulos ecuatorianos más conocidos cabe destacar la enorme admiración que por él tuvo el poeta César Dávila Andrade, para quien las enseñanzas de Jorge Adoum tuvieron mucho significado.

SUS CARACTERÍSTICAS PERSONALES

En cuanto a sus características personales, era alto, grueso, muy esbelto, de caminar imponente y cuidadoso en el vestir. Su mirada, jamás inexpresiva, era penetrante e inspiraba temor o ternura, según quien fuera el interlocutor. Hablaba muy claramente, en voz nunca alta pero siempre claramente audible, de tono firme y seguro.Tanto el español como el francés lo hablaba casi sin acento, con mucha propiedad.

En sus conferencias, como siempre sucede, se hacían presente sus detractores; pero Adoum sabía emplear el humorismo con mucha agilidad para desviar la controversia hacia la carcajada. Nadie recuerda haber presenciado un altercado suyo con otra persona, lo que conduce a creer que tenía un gran poder de convicción o habilidad para encontrar soluciones de armonía. Gustaba polemizar con quienes no pensaban como él, más no intentaba imponer sus creencias. Al discutir con Adoum se tenía la impresión de que sólo trataba de conocer cómo eran los puntos de vista ajenos, por mera curiosidad.

Su pasatiempo en los últimos años de su vida fue el cine, al que acudía con un estricto sentido de distracción, sin mayor análisis artístico de la película que iría a espectar. En Quito, los domingos, solía reunir en casa a almorzar a sus pocos amigos, casi todos compatriotas, tocaban laúd y cantaban música árabe, eran reuniones alegres y fraternales.

Como padre fue severo y exigente, predominando ante sus ojos el cumplimiento del deber como principio fundamental de vida. De hecho, él fue exigente por igual consigo mismo y se auto concedía muy poco margen para distracciones, en un perenne estudiar desde la hora de levantarse hasta la de acostarse.

Solía madrugar y comenzaba el día con sus ejercicios respiratorios, de los cuales formaban parte ciertos sonidos de las cuerdas vocales, muchos de ellos con la boca cerrada, tenuemente emitidos, muy prolongados, que variaban de tonalidad.

Sus libros tratan de las fuerzas interiores que, sin conocer de poseerlas, tiene el hombre. Varias de sus obras descubren significados ocultos en las escrituras sagradas de todas las religiones, particularmente del Cristianismo. Según sus propias palabras el objetivo de las religiones es acelerar la evolución del hombre, pero es inútil revelar a todos las mismas enseñanzas, porque lo que puede ser ayuda para unos es incomprensible y perjudicial para otros; no obstante, mientras no consiga transformarse cada uno en su propia religión, el hombre continuará sintiendo la necesidad de un culto institucionalizado. Las religiones, dice, fueron dadas a los pueblos y deberían satisfacer las necesidades de cada uno de ellos porque, en caso contrario, no satisfarán a su evolución. Dice que todas las religiones tienen un origen común y que las divergencias entre ellas se deben a la diferencia de nivel del desenvolvimiento mental de sus adeptos.

En “Esta es la Masonería” analiza el contenido esotérico de la masonería y los pasos que deben darse para lograr la superación y la maestría. Intentó escribir sobre los 33 grados pero la muerte lo sorprendió al concluir el noveno. “Del Sexo a la Divinidad” estudia la historia de los misterios de las religiones, el poder creador, la llave de los misterios y el principio puro de las religiones. “Yo Soy” es una colección de afirmaciones para lograr la auto superación. “Poderes”, dentro de la misma línea, habla de las llaves del saber, del querer y del nuevo nacimiento. “Cosmogénesis” analiza la relación del espíritu con la naturaleza. “La Magia del Verbo” se ocupa del poder espiritual y científico de las palabras. “La Zarza de Oreb” es una introducción a los grandes misterios del cuerpo humano. “El Génesis Reconstruido” trata de la relación del hombre con las fuerzas cósmicas. “El Pueblo de las Mil y Una Noches” trata de las religiones de Oriente, con un profundo conocimiento de la historia de esos pueblos. Fue un hombre culto y conocía la situación del Medio Oriente.

SUS LIBROS

Los libros que publicó son los que siguen. Junto al título se indica el número de ediciones que se han hecho hasta 1988, en español (E) y en portugués (P); así (3P) significa tres ediciones en portugués:

Poderes (5E) (3P)
Las Llaves del Reino Interno (8E) (2P)
Adonay (4E) (2P)
Yo Soy (11E) (3P)
El Pueblo de las Mil y Una Noches (2E)
Revivir lo Vivido (3E)
El Reino (4E)
Rasgando Velos (4E)
Cosmogénesis (4E)
La Magia del Verbo (6E)
El Génesis Reconstruido (2E)
La Zarza de Oreb (4E)

Esta es la Masonería: 9 libros, 7 tomos:
1.Grado de Aprendiz y sus Misterios (8P)
2.Del Compañero y sus Misterios (6P)
3.Del Maestro Masón y sus Misterios (5P)
4.Del Maestro Secreto y sus Misterios (7P)
5.Del Maestro Perfecto y sus Misterios (4P)
6.Secretario Intimo, Maestro Inglés (6° tomo) (3P)
7.Preboste y Juez o Maestro Irlandés (6° tomo) (3P)
8.Intendente de los edificios o Maestro en Israel (6° tomo)
9.Grado del Maestro Elegido de los Nueve (4P)

Del Sexo a la Divinidad (2P)
Veinte días en el Mundo de los Muertos (2P)
El Bautismo del Dolor (1P)
El Libro sin título de un Autor sin Nombre (1E) (1P)
Cómo Sentir y Disfrutar la Felicidad (1P)

Quedaron inéditos algunos libros del Mago JEFA tales como “El Evangelio de la Paz”, “Los Ejércitos de la Miel”, “Rumbo a los Misterios” y “El Germen de la Vida”, y el paradero de los originales de otros es ignorado. Algunas de sus obras se agotaron en la primera edición y es difícil encontrar un ejemplar para hacer una nueva. De ello se ocupa actualmente la “Comissáo Divulgadora das Obras de Jorge Adoum”.

En “Adonay”, publicado en 1942 (aun no nacía siquiera el Estado de Israel y la Segunda Guerra Mundial estaba en todo su furor) presagia los terribles tiempos que iban a venir para Líbano, Siria y Palestina, por la forma con que se conducía la política de esos países liberados de los turcos.

Como dato curioso cabe también mencionar que Adoum practicaba como pasatiempo la lectura de la suerte a través de la ceniza de los cigarros y los conchos de las tazas de café, técnicas muy antiguas en el Oriente para esta clase de hobbies.

(FUENTE: David Suárez para jorgeadoum_barcelona@yahoogroups.com)