SETH HABLA
LA ETERNA VALIDEZ DEL ALMA
JANE ROBERTS
1972
Este libro fue pasado a formato Word para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN
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Rosario Argentina
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DEDICADO A ROB
INTRODUCCIÓN
Este libro ha sido escrito por una personalidad llamada Seth que se describe a sí misma como una «esencia de energía de la personalidad» que ya no tiene forma física. Durante más de siete años ha hablado a través de mí en sesiones de trance dos veces a la semana. Mi iniciación psíquica empezó realmente una noche de septiembre de 1963 cuando estaba sentada escribiendo poesía. De repente, mi conciencia abandonó mi cuerpo y mi mente fue invadida por un aluvión de ideas sorprendentes y nuevas para mí en esa época. Cuando volví a mi cuerpo, descubrí que mi mano había producido una escritura automática que explicaba muchos de los conceptos que me habían sido dados. Incluso había puesto un título a esas notas: «El universo físico como la interpretación de una idea.»
A causa de esa experiencia, comencé a investigar la actividad psíquica y planifiqué escribir un libro sobre ese tema. Así fue como mi marido Rob y yo experimentamos con una tabla de espiritismo (ouija) a finales de 1963. Al cabo de unas pocas sesiones, el puntero empezó a deletrear mensajes que decían venir de una personalidad llamada Seth.
Ni Rob ni yo habíamos tenido experiencia psíquica alguna y, cuando comencé a prever las respuestas del tablero, di por sentado que venían de mi subconsciente. Algún tiempo después sentí la necesidad de pronunciar las palabras en voz alta, y un mes más tarde Seth hablaba a través de mí en estado de trance.
Los mensajes parecían empezar donde terminaba «La interpretación de una idea», y más tarde Seth nos dijo que mi experiencia de expansión de conciencia había representado su primer intento de contacto. Desde entonces, Seth ha dictado de forma continuada un manuscrito que ahora tiene más de seis mil páginas mecanografiadas. Lo llamamos El material de Seth y trata de materias como la naturaleza de la realidad física, el tiempo, la realidad, el concepto de dios, los universos probables, la salud y la reencarnación. La innegable calidad del material nos atrajo desde el principio, y fue ésta la razón que nos hizo continuar.
A partir de la publicación de mi primer libro en este campo, comenzaron a llegar cartas de desconocidos que solicitaban la ayuda de Seth. Empezamos a mantener sesiones para aquellos que tenían una mayor necesidad de ayuda. Algunas de esas personas no podían acudir a las sesiones pues vivían en otra parte del país, pero a pesar de ello el consejo de Seth les sirvió de ayuda y la información que dábamos por correo sobre los antecedentes individuales de estas personas resultaron ser ciertas.
Rob siempre toma notas de las sesiones de Seth, utilizando su propio sistema taquigráfico. Más tarde las mecanografía y las adjunta a nuestra colección de material de Seth. Las excelentes notas de Rob muestran las circunstancias en que tienen lugar las sesiones. Su apoyo y estímulo me han sido siempre de gran valor.
Según nuestra manera de pensar, hemos tenido más de seiscientas citas con el universo, aunque Rob nunca lo describiría así. Estas citas tienen lugar en nuestro amplio y bien iluminado salón, aunque, en términos más profundos, transcurren en el área de la personalidad humana, que está fuera del espacio.
No es mi intención insinuar que poseemos la piedra angular de la verdad, o dar la impresión de que esperamos impacientemente conocer secretos no distorsionados sobre las eras por venir. Sé que todo el mundo tiene acceso al conocimiento intuitivo y puede obtener atisbos de la realidad interna. El universo nos habla a cada uno de nosotros a este respecto; en nuestro caso, lo hace a través de las sesiones de Seth.
En El material de Seth, publicado en 1970, expliqué estos acontecimientos y expuse las opiniones de Seth sobre una gran variedad de temas extraídos de nuestras sesiones. También describí los encuentros que mantuvimos con psicólogos y parapsicólogos, en un intento de entender nuestras experiencias y emplazarlas en el contexto de la vida normal, así como las pruebas que hicimos para verificar la capacidad clarividente de Seth. A nosotros nos parece que Seth aparece siempre en medio de una sinfonía de colores.
Nos ha resultado extremadamente difícil encontrar expertos en todas las materias que componen el siempre creciente cuerpo del trabajo de Seth. Ésta es la razón por la que necesariamente El material de Seth deja muchas cuestiones sin respuesta y muchos temas sin explorar. Sin embargo, dos semanas después de acabarlo, Seth nos dictó el esbozo del presente manuscrito, mediante el cual él sería libre de poder expresar sus ideas a su manera.
He aquí una copia de ese esbozo, que nos fue dado en la sesión 510 del 9 de enero de 1970. Como podréis ver, Seth me llama Ruburt y Joseph a Rob. Estos nombres representan a la totalidad de nuestra personalidad para poder distinguirla de nuestro ser actual orientado físicamente.
En estos momentos estoy trabajando en otro material que os será entregado más adelante, así que me tendréis que aguantar durante algún tiempo más. Me gustaría daros una somera idea del contenido de mi libro. Tratará de temas diversos. El libro incluirá una descripción de la manera en que se está escribiendo y los procedimientos necesarios para transmitir mis propias ideas a Ruburt, de tal modo que ella pueda expresarlas en palabras.
No tengo cuerpo físico, y aun así estoy escribiendo este libro. En el primer capítulo explicaré cómo y por qué.
(Ahora -escribió Rob en sus notas-, el ritmo de Jane se había ralentizado considerablemente y cerraba los ojos a menudo. Hacía muchas pausas, algunas muy largas.)
El siguiente capítulo describirá lo que vosotros llamaríais mi entorno actual, mis «características» presentes y a mis asociados. Así llamo a aquellas personas con las que me relaciono.
El siguiente hablará de mi trabajo y de aquellas dimensiones de la realidad a las que me conduce, porque, al igual que viajo a vuestra realidad, también lo hago a otras para cumplir con un propósito mío que debo completar.
El siguiente tratará de mi pasado y sobre algunas de las personalidades que he sido y he conocido. También quiero aclarar que el pasado, el presente y el futuro no existen, y explicar que no es contradictorio el hecho de que yo me refiera a existencias pasadas. Todo esto podría extenderse a dos capítulos.
El siguiente expondrá la historia de mi encuentro con Ruburt -desde mi punto de vista, por supuesto-, y la manera en que establecí contacto con su conciencia interna mucho antes que ninguno de vosotros supiese nada sobre fenómenos psíquicos o sobre mi existencia.
El siguiente capítulo tratará sobre la experiencia de cualquier personalidad en el momento de la muerte y las distintas variaciones de esa aventura fundamental. Usaré alguna de mis propias muertes como ejemplo.
El último de este tomo hablará de la experiencia posterior a la muerte con todas sus variantes. Ambos capítulos abundarán en la reencarnación referida a la muerte, con especial atención a la muerte que sobreviene al final de la última encarnación.
El primer capítulo del segundo tomo se referirá a la realidad emocional del amor y las relaciones entre las distintas personalidades, y a lo que les ocurre durante las sucesivas reencarnaciones, ya que algunos caen en el camino y otros se quedan retenidos.
El capítulo siguiente tratará de vuestra realidad física tal y como aparece ante mí y ante otros como yo. Este capítulo contendrá algunos puntos fascinantes, ya que, además de formar parte de la realidad física que conocéis, también sois parte de otros entornos igualmente válidos en otras realidades gracias a vuestros pensamientos, deseos y emociones actuales.
El siguiente hablará de la eterna validez de los sueños como puerta de entrada a otras realidades y como áreas abiertas a través de las cuales él «ser interno» vislumbra las múltiples facetas de su experiencia propia y se comunica con otros niveles de su realidad.
El siguiente profundizará en este tema, para lo cual relataré las distintas maneras en que he entrado en sueños ajenos como instructor y guía.
El siguiente explicará los métodos básicos de comunicación que usa cualquier tipo de conciencia, de acuerdo con su grado de evolución, se encuentre o no en un cuerpo físico. Eso nos remitirá a la comunicación básica usada por las personalidades humanas como vosotros las entendéis, y mostraré que las comunicaciones internas son independientes de los sentidos físicos, los cuales son meras extensiones físicas de la percepción interna.
Explicaré al lector cómo ve lo que ve y oye lo que oye y por qué. Me propongo demostrarle que él es un ser independiente de su imagen física, y espero ser capaz de darle algún método que pueda probarle mi tesis.
El capítulo posterior relatará las distintas experiencias que he tenido en todas mis existencias con esas «Gestalt en pirámide» de las cuales hablaré en el transcurso del libro, y se referirá a mi propia relación con la personalidad que vosotros llamáis Seth Dos, y con otras conciencias multidimensionales mucho más evolucionadas que la mía.
Ese será mi mensaje al lector: «Esencialmente, vuestra personalidad no es más física que la mía y, cuando os relate cómo es mi realidad, os estaré relatando también la vuestra.»
Habrá un capítulo sobre las religiones del mundo y sobre las verdades y distorsiones que ellas encierran; hablaré de los tres Cristos y de algunas verdades concernientes a una religión perdida que perteneció a un pueblo del cual no tenéis información. Este pueblo vivió en un planeta que estaba en el mismo espacio que ahora ocupa vuestra Tierra, «antes» de que existiera vuestro planeta. Ellos lo destruyeron a causa de sus propios errores y se reencarnaron una vez que vuestro planeta estuvo preparado. Sus recuerdos conformarían luego la base para el nacimiento de la religión como la concebís ahora.
Habrá un capítulo sobre dioses probables y sistemas probables.
Habrá también un capítulo de preguntas y respuestas.
Y habrá un capítulo final en el cual pediré al lector que cierre los ojos y tome conciencia de la realidad en la que existe, y de su propia realidad interna. También le daré el método para hacerlo. En ese capítulo invitaré al lector a usar sus «sentidos internos» para que me pueda ver a su manera.
Aunque mis comunicaciones llegarán exclusivamente a través de Ruburt, para proteger la integridad del material, invitaré al lector a que se haga consciente de mi propia personalidad a fin de que pueda darse cuenta de que es posible la comunicación con otras realidades y que él está también abierto a percepciones que no son físicas.
Éste es el esquema del libro, pero sólo es un esbozo de mis intenciones. No doy un esquema más completo porque no quiero que Ruburt se me anticipe. Veremos con todo detalle la dificultad que encierran estas comunicaciones, y dejaré claro que las llamadas comunicaciones paranormales vienen de distintos niveles de la realidad y describen la realidad en la que existen. Por lo tanto, yo describiré la mía propia y otras que también conozco. Con esto no quiero decir que no existan otras dimensiones que desconozco. Dictaré el libro durante nuestras sesiones.
Éste será el título de nuestro libro (sonrisa): Habla Seth: La eterna validez del alma. Uso el término «alma», porque es un concepto que tiene significado para la mayoría de los lectores.
Os sugiero que os equipéis con buenas plumas y bolígrafos.
Como conozco el esfuerzo que requiere escribir un libro, sentí cierta cautela cuando Seth habló de escribir el suyo propio. Aunque sabía perfectamente que él podía hacerlo, una parte dubitativa mía se decía: «Sin duda El material de Seth es realmente significativo, pero ¿qué sabe Seth de escribir un libro, o sobre la organización que ello requiere, o sobre cómo dirigirse al público?».
Rob me decía constantemente que no me preocupara. Mis amigos y los alumnos de mis clases estaban atónitos de que fuera precisamente yo la que albergase dudas, pero yo me decía que era la persona más indicada para albergarlas. Bueno, ya había una declaración de intenciones. ¿Sería Seth capaz de seguir adelante?
Seth comenzó a dictar el libro en la siguiente sesión, la 511, el 21 de enero de 1970 y lo acabó en la 591, el 11 de agosto de 1971. Sin embargo, no todas esas sesiones estuvieron dedicadas a dictar el libro; algunas lo estuvieron a asuntos propios, otras a determinada gente que necesitaba ayuda y otras a contestar preguntas filosóficas sin conexión con en el libro. Yo también tomé unas pequeñas vacaciones, pero, a pesar de todas estas interrupciones, Seth siempre retomaba el dictado en el punto preciso donde lo había dejado.
Durante el tiempo en que Seth trabajaba en su libro, yo trabajaba cuatro horas al día en uno propio, tenía mis clases semanales de percepción extrasensorial y además estaba anegada por la correspondencia que suscitó la publicación de El material de Seth. También comencé a dar una clase semanal sobre escritura creativa.
Por pura curiosidad le eché un vistazo a los primeros capítulos del libro de Seth, pero luego me mantuve apartada de él. Rob me hablaba de vez en cuando de algún pasaje que pensaba podría interesar a mis alumnos. Aparte de eso, no presté atención alguna al libro, permitiendo que Seth lo realizara. Es decir, aparté su trabajo de mi cabeza y a veces no veía el manuscrito durante vanos meses.
La lectura del libro acabado fue una experiencia deliciosa. En su totalidad me resultaba algo completamente nuevo, a pesar de que cada una de sus palabras había salido a través de mis labios y había dedicado muchas noches en estado de trance a su producción. Esto me resultaba especialmente raro, ya que como escritora estaba acostumbrada a organizar mi propio material, seguirle la pista y empollarlo como una gallina clueca.
Debido a mi experiencia personal como escritora, soy consciente de lo difícil que resulta traducir material del inconsciente a la realidad consciente. Eso se hace aún más obvio cuando estoy escribiendo un poema. Sea lo que sea lo que suponga el libro de Seth, ciertamente requiere una gran cantidad de actividad inconsciente operando a toda máquina. Era por lo tanto natural que hiciese comparaciones entre mi propia experiencia creativa consciente y el proceso de trance requerido para escribir el libro de Seth. Quería descubrir por qué sentía que el libro de Seth era su libro, divorciado del mío propio. Si ambos provenían del mismo inconsciente, ¿cómo es que encontraba diferencias subjetivas en mis sentimientos?
Estas diferencias se hicieron evidentes desde el principio. Cuando estoy escribiendo un poema y me llega la inspiración, me embarga la emoción y me invaden sentimientos de urgencia y descubrimiento. Pero, justo antes de que esto ocurra, se presenta una idea no se sabe de dónde, según parece, como si me fuera «dada». Sencillamente aparece, y de ella emanan nuevas conexiones creativas.
Me siento alerta y receptiva, suspendida en un extraño estado de elasticidad psíquica entre la atención serena y la pasividad. Cuando estoy en ese punto, el poema en sí mismo o la idea son lo único que importa en el mundo. Es el gran compromiso personal, el trabajo y el juego requeridos para ayudar a la idea a «emerger» lo que hace que el poema sea mío.
Estoy acostumbrada a este tipo de experiencias desde mi temprana niñez, y ellas constituyen la piedra angular de mi existencia. Sin ellas, o cuando no estoy trabajando en ese terreno, me siento apática y triste. De alguna manera ahora experimento el mismo sentido de creación personal mientras escribo esta introducción. Me «pertenece.»
No me sentía conectada de esa manera al libro de Seth y no tenía conciencia del proceso creativo requerido. Yo entraba en trance, al igual que hago de manera regular en nuestras sesiones. Seth dictaba el libro a través de mí, hablando por mis labios. El trabajo creativo era tan ajeno a mí que a ese respecto no podía reconocerlo como propio. A cambio se me daba el libro de Seth como un producto completo -y excelente por demás- por el cual me siento, desde luego, extremadamente agradecida.
Aun así, he llegado a la conclusión de que sólo mis escritos me proporcionan la clase de satisfacción creativa que necesito, es decir, la implicación consciente con el material inconsciente y «la emoción de la caza». El hecho de que Seth haga su trabajo no me absuelve de hacer el mío. Sentiría que me falta algo, si no pudiera continuar mi libro.
Cualquiera podría decir, por supuesto, que en el libro de Seth los procesos ocultos están tan alejados de mi propia conciencia, que el producto final sólo parece venir de otra personalidad. Únicamente puedo manifestar aquí mis sentimientos y señalar que el libro de Seth y el manuscrito de seis mil páginas de El material de Seth no tienen nada que ver con mi propia responsabilidad o expresión creativa. Si ambos vienen del mismo inconsciente, sería lógico que no hubiera diferencias entre la capacidad productiva.
A pesar de todo, soy consciente del hecho de que yo era necesaria para poder producir el libro de Seth. Él necesita de mi habilidad con las palabras e incluso, creo, de mi manera de pensar. Mi experiencia como escritora ayuda a la producción de su material y también a darle forma, aunque todo eso se haga de una manera inconsciente. Asimismo son importantes ciertas características personales, supongo, como por ejemplo la habilidad con la que puedo cambiar el centro de atención de mi conciencia.
Seth lo da a entender en el capítulo cuarto cuando dice: «Ahora la información de este libro está dirigida en cierta manera por los sentidos internos de la mujer que está en trance mientras yo lo dicto. Un esfuerzo tal es el resultado de una precisión interna altamente organizada y un gran entrenamiento. [Ella] no podría recibir la información de mí -no podría traducirla ni interpretarla- si estuviera intensamente concentrada en el entorno físico.»
Sin embargo, si lo miramos simplemente como ejemplo de producción inconsciente, el libro de Seth muestra claramente que la organización, el discernimiento y el razonamiento no son sólo cualidades de la mente consciente, lo cual muestra a su vez el alcance y la actividad de que es capaz el ser interno. No creo que yo sola hubiese podido hacer algo semejante al libro de Seth. Lo más que podría haber conseguido sería, quizá, algún poema o ensayo notable, y así y todo les habría faltado la unidad, continuidad y organización globales que Seth ha dado al libro.
Además, suelo tener experiencias especiales durante las sesiones, que parecen compensar mi falta de conciencia durante el proceso creativo. A menudo participo de la gran energía y sentido del humor de Seth, por ejemplo, lo cual me permite gozar de una riqueza emocional y conectarme con su personalidad en extraños niveles. Puedo sentir claramente sus cambios de ánimo y vitalidad, aunque no estén dirigidos a mí, sino a la persona con la cual Seth se comunica en ese momento. Puedo sentirlas cuando pasan a través de mí.
Como muestran las notas de Rob, con frecuencia tengo otro tipo de experiencias cuando hablo como Seth. En ocasiones tengo visiones internas que unas veces ilustran lo que dice Seth -de modo que recibo información de dos maneras distintas-, y otras son totalmente independientes del mensaje. También he tenido experiencias «fuera del cuerpo» durante las sesiones, en las que he visto acontecimientos que en realidad sucedían a miles de kilómetros.
Seth muestra en este libro que la esencia humana es multidimensional, es decir, que existimos en vanas realidades a la vez, y que el alma o ser interno no es algo separado de nosotros, sino el verdadero medio que nos permite existir. Él hace hincapié en que la «verdad» no se encontrará yendo de maestro en maestro, de iglesia en iglesia, o de disciplina en disciplina, sino mirando dentro del ser. El conocimiento íntimo de la conciencia, los «secretos de universo», no son por lo tanto verdades esotéricas escondidas a la gente. Son tan naturales al hombre como el aire, y están disponibles para aquellos que las busquen con sinceridad observando su fuente interna.
Seth ha escrito un libro que es, en mi opinión, un clásico en su género. A pesar de referirme a él cautelosamente como «una personalidad», me siento obligada a añadir que Seth es un buen filósofo y un psicólogo sagaz, gran conocedor de los recovecos de la personalidad humana y de los triunfos y derrotas de la conciencia humana.
Me siento, desde luego, intrigada por el hecho de que este libro haya sido escrito a través de mí sin que mi mente consciente estuviera presente en cada momento, buscando, organizando y criticando ansiosamente, como hace con mi propio trabajo. En ese caso, aunque mi capacidad creativa e intuitiva goce de plena libertad, la mente consciente ejerce total control. Pero este libro no ha sido escrito «por sí mismo», como parece suceder con algunos de mis poemas. A menudo un escritor dice que cierto libro «se escribió solo», y yo sé a lo que se refiere. Éste, en cambio, procede de una fuente específica y no de «por ahí fuera», y trasluce además la personalidad de su autor, que no es la mía.
Esta aventura creativa podría ser la iniciación de una personalidad, Seth, que escribe libros. Seth podría ser a su vez, una creación, al igual que lo es este libro. En ese caso, sería un ejemplo excelente de arte multidimensional hecho en un nivel tan alto de inconsciencia, que el «artista» no tiene conocimiento de su propio trabajo y se sorprende ante él como cualquier otra persona.
Se trata de una hipótesis interesante. De hecho, Seth habla sobre arte multidimensional en este libro, pero en realidad hace algo más que escribir libros. Es una personalidad totalmente desarrollada que se interesa en distintas materias: escribir, enseñar y ayudar a otros. Su sentido del humor es muy particular y muy distinto del mío. Es sumamente perspicaz, a su manera más terrenal que etérea. Conoce el arte de explicar teorías complejas de una manera simple y directa, de persona a persona, y, lo que es aún más importante, es capaz de relacionar esas ideas con el vivir cotidiano.
Seth suele aparecer en sueños a mis alumnos y les da instrucciones de trabajo. A veces son métodos para desarrollar sus capacidades y otras para conseguir ciertas metas. Casi todos mis alumnos tienen frecuentemente «sueños de enseñanza» en los que Seth se dirige a ellos como a un grupo con el que realiza experimentos oníricos. En ocasiones ellos lo ven tal como Rob lo describe, y otras veces les habla a través de mi imagen, como en las sesiones normales. Muchas veces me he despertado mientras estas sesiones oníricas tenían lugar, con las palabras de Seth aún en el fondo de mi mente.
No es infrecuente que mis alumnos sueñen con Seth o incluso conmigo, pero ciertamente Seth mantiene a sus ojos una posición independiente y se ha convertido en un vehículo de instrucción aun en estado de sueño. En otras palabras, no sólo ha producido El material de Seth y este libro, sino que también entra en la mente y en la conciencia de muchas personas.
Y eso en apenas siete años, lo cual no deja de ser un gran logro para cualquier personalidad, sea cual sea su estado. Pero, para una personalidad no física, es verdaderamente extraordinario. Adjudicar toda esta actividad a una quimera del inconsciente me parece demasiado. (Durante ese tiempo yo he publicado dos libros, terminado otro, y empezado un cuarto. Menciono esto para mostrar que Seth no ha interferido en mi creatividad.)
Rob y yo nunca nos referimos a Seth con la palabra «espíritu», pues no nos gusta la connotación del término. En realidad, lo que objetamos es la idea convencional de lo que es un espíritu, por ser una extensión de un concepto bastante limitado de la personalidad humana, sólo que proyectada casi sin cambios en el más allá. Puede considerarse que Seth es una representación dramática del inconsciente, o bien una personalidad independiente. Personalmente, no veo por qué estas afirmaciones han de ser contradictorias. Seth podría ser una representación dramática que actúa en un papel real, y que trata de explicarnos su amplia realidad en los únicos términos que nosotros podemos entender. Ésta es mi opinión, hasta el momento.
Ante todo, creo que el término «inconsciente» resulta bastante pobre para referirse a un sistema psíquico real y abierto con raíces hondamente entrelazadas que unen todo tipo de conciencias, una red a la que estamos todos conectados. Nuestra individualidad sale fuera de él, pero también ayuda a configurarlo. Esta fuente contiene información pasada, presente y futura; sólo el ego experimenta el concepto de tiempo que nos es conocido. También creo que este sistema abierto contiene otros tipos de conciencia además de la nuestra.
Debido a mi experiencia personal, principalmente en viajes astrales, estoy convencida de que la conciencia no depende de la materia física. Es cierto que la expresión física es ahora mi manera principal de existencia, pero eso no me hace pensar que todo tipo de conciencia sea físico. Creo que sólo un egoísmo ciego se atrevería a definir la realidad en sus propios términos o a proyectar sus propias limitaciones y experiencias a otro tipo de existencias.
Acepto la idea de Seth sobre la personalidad multidimensional como la describe en este libro, porque mi propia experiencia y la de mis alumnos parecen confirmarla. Y pienso también que en ese sistema de conciencia tan abierto y de tan ilimitada fuente, hay un Seth independiente que opera de manera muy distinta de la nuestra.
¿En qué manera? Para ser franca, debo decir que no lo sé. La mejor explicación de mi punto de vista la expresé en un breve trabajo intuitivo que escribí para una de mis clases de percepción extrasensorial, donde intentaba aclarar mis ideas, no sólo para mí misma, sino también para mis estudiantes. Rob me había mencionado a «los que hablan», como Seth los llama en este libro: personalidades que han hablado continuamente al hombre a través de los siglos para recordarle su sabiduría interna, a fin de que ésta nunca se olvide. Esta idea sugestiva fue la que me inspiró a escribir el corto ensayo que incluyo aquí, en el que expongo el entorno en que, a mi juicio, Seth y otros como él podrían existir.
«Nos formamos de una manera que no entendemos. Estamos compuestos de elementos, sustancias químicas y átomos, y aun así conseguimos hablar y llevar un nombre. De alguna manera organizamos nuestra materia interna y externa para que luego se condense y se convierta en carne y hueso. Nuestra personalidad o identidad brota de una fuente que desconocemos.
»Quizá lo que realmente somos ha esperado siempre, escondido en las posibilidades de creación, disperso y desconocido, en la lluvia y en el viento que asolaron Europa en el s. XIII, en las altas cordilleras, en las nubes que recorrieron los cielos de otros tiempos y lugares. Como partículas de polvo, quizá hayamos entrado en las casas griegas. A lo mejor hemos sido precipitados dentro y fuera de la conciencia y la inconsciencia millones de veces, invadidos por un deseo, por un ansia de creatividad y perfección que escasamente alcanzamos a comprender.
»Por eso creo que es posible que ahora haya otros (como Seth), también sin imagen, pero con conocimiento; otros que han sido lo que somos e incluso más, otros que recuerdan lo que nosotros hemos olvidado. Tal vez por medio de una aceleración de la conciencia hayan descubierto otras dimensiones de la realidad de las cuales también nosotros formamos parte.
»Así que les damos un nombre a aquellos que no lo tienen, al igual que nosotros somos fundamentalmente anónimos. Y los escuchamos, pero normalmente tratamos de convertir sus mensajes en conceptos que nos resulten comprensibles, además de convertirlos en viejas imágenes estereotipadas. Pero ellos, los que hablan, están siempre ahí, en el viento y en los árboles, con forma o sin ella, y de alguna manera quizá mucho más vivos de lo que lo estamos nosotros.
»A través de estas voces, estas intuiciones, estas visiones y estos mensajes internos, el universo nos habla personalmente a cada uno de nosotros. Se están dirigiendo a ti y también a mí. Aprende a oír tus propios mensajes sin distorsionarlos y sin intentar traducirlos a viejos alfabetos.
»Durante las clases (y a menudo también en la vida) creo que respondemos a ellos, a veces incluso los representamos con sabiduría infantil, componemos con ellos unos dramas primitivos e individuales, dramas que tienen en nuestro interior un significado que no podemos expresar con palabras.
»Ésta podría ser el tipo de obra de teatro que los «dioses» consienten, de la que emanan creaciones que se extienden en todas las direcciones. Tal vez respondamos por nuestra cuenta a los dioses internos, con esos destellos íntimos de comprensión que retan a nuestros conocimientos tridimensionales.
»Quizá Seth nos esté llevando fuera de nuestros límites usuales hacia otros reinos que son nuestros por derecho, indispensables tanto si estamos dentro como fuera de la materia. O podría ser él la voz del conjunto de nuestros seres que nos dice: “Durante los períodos en que tenéis cuerpos conscientes, recordad cómo era y cómo será el no tener cuerpo, el ser una energía en libertad sin nombre, pero con una voz que no necesita lengua, con una creatividad tal que no necesita carne. Nosotros somos como vosotros, pero al revés.”»
Pero, sean cuales fueren mis ideas sobre Seth o sobre la naturaleza de la realidad, este manuscrito debe ser considerado un libro en sí mismo. Desde luego, lleva la marca de la personalidad de Seth al igual que todo libro lleva indeleblemente impreso el sello de su autor. Las ideas que contiene merecen ser escuchadas, sin importar la fuente de la cual proceden y, sobre todo, debido a ella.
Al principio de nuestras sesiones pensé en publicarlas como si el material fuera mío, sin hacer ninguna referencia a su procedencia, para que se lo aceptara por su valía. Pero luego no me pareció justo, porque la manera en que se produce el material de Seth es parte de su mensaje y además lo refuerza.
Reproducimos el dictado de Seth en el mismo orden en que lo recibimos y no tachamos ni añadimos nada. Ciertamente él conoce la diferencia entre el lenguaje hablado y el escrito. Sus clases son mucho más espontáneas, y en ellas hay un alto nivel de participación. El estilo del libro se parece más al de nuestras sesiones privadas, en las que Seth nos transmite el cuerpo de su material. Definitivamente da mayor énfasis al contenido, recalca más lo escrito que lo hablado.
No hemos cambiado la estructura de las frases de Seth a excepción de contadas ocasiones (alguna vez partí en dos una frase muy larga, por ejemplo). Él nos ha indicado casi toda la puntuación, de modo que nos hemos limitado a poner los puntos y las comas, los guiones y los paréntesis donde él lo sugería, suprimiendo sus instrucciones para no distraer al lector. Seth también nos ha pedido que subrayemos ciertas palabras.
Sus frases son a menudo largas, especialmente para la comunicación verbal, pero él nunca se pierde ni confunde su sentido o la sintaxis. Cuando nos parecía que eso había sucedido, repasábamos las notas originales de la sesión y encontrábamos que el error se había cometido en la transcripción. (Destaco esto porque yo he intentado dictar mis cartas a un magnetófono con bastante poco éxito. Después de unas pocas frases, tenía grandes dificultades en recordar lo que había dicho o mi manera de expresarlo.)
Hemos incluido a veces algún material que no es del libro cuando consideramos que era relevante, que arrojaba alguna luz sobre el método de presentación o que nos permitía conocer al propio Seth. Como indican las notas de Robert, Seth comenzó a dictar el apéndice tan pronto como terminó el libro. Curiosamente, no me di cuenta de que había empezado a dictarlo y estuve vanos días preguntándome quién iría a hacerse cargo de él -y, si era Seth, cuándo iba a comenzarlo.
Y, finalmente, una última nota de interés sobre el mismo tema. Normalmente escribo tres borradores de mi trabajo e, incluso así, a veces me quedo insatisfecha. Este libro ha sido escri-
to a partir del primer borrador. Además Seth fue capaz de seguir más fielmente su esquema de trabajo de lo que lo hago yo, aunque a veces se haya desviado un poco de él, de acuerdo con el derecho que asiste a todo autor.
A partir de aquí, Seth habla por sí mismo.
JANE ROBERTS Elmira, Nueva York, 27 de septiembre de 1971
PRIMERA PARTE
1. No tengo cuerpo físico y, sin embargo, estoy escribiendo este libro
SESIÓN 511, 21 DE ENERO DE 1970
21.10 MIÉRCOLES
(Al empezar estas notas debo mencionar que hay ciertos cambios notables en Jane, cuando canaliza a Seth.)
(Normalmente Jane entra y sale rápidamente del estado de trance. Durante las sesiones, a excepción de cortos instantes, mantiene los ojos abiertos, pero a veces están entreabiertos o abiertos normalmente, y otras, desmesuradamente abiertos y más oscuros de lo habitual. Utiliza su mecedora Kennedy, aunque de vez en cuando se levanta y se pasea por la habitación. Suele fumar cuando está en trance y bebe un poco de vino, cerveza o café. Cuando su trance ha sido muy profundo, necesita unos minutos para «salir realmente», como ella dice. Casi siempre tomamos un tentempié después de las sesiones por muy tarde que sea.)
(Cuando está en trance, su voz puede ser coloquial en su tono, volumen y ritmo, pero con una amplia variedad de tonos. Por lo general es más grave y fuerte que la suya «propia». De vez en cuando habla bastante alto con su «voz de Seth», y ésta es más poderosa, con tonos claramente masculinos y una energía evidente. Sin embargo, la mayoría de las sesiones son bastante tranquilas.)
(Seth habla con un acento difícil de definir. Algunos dicen que es ruso, otros irlandés, alemán, holandés, italiano e incluso francés. Una vez Seth comentó, con gran sentido del humor, que su manera de hablar era debido a su «pasado cosmopolita» adquirido a través de muchas vidas. Jane y yo pensamos que es simplemente su acento personal y que las personas reaccionan a él de acuerdo a sus antecedentes étnicos y emocionales.)
(Hay otros dos cambios que Jane manifiesta cuando está en trance. Uno es que sus gestos se vuelven más desmañados. El otro es que hay un reajuste de sus músculos faciales que le produce cierta tirantez, creo que debido al gran flujo de energía -o de conciencia- que recibe. A veces, cuando el efecto es muy intenso, siento inmediatamente la presencia de Seth.)
(Creo que esos cambios de Jane durante las sesiones son debidos a su recepción creativa de una entidad, una esencia, a la que llamamos Seth, y a su idea personal de cómo comportarse cuando está representando al género masculino. Su transformación en Seth es original, y resulta muy interesante observarla y participar en las sesiones. Sin tener en cuenta su condición, Seth es una presencia muy especial y amable. Yo siento que oigo a otra personalidad y que dialogo con ella.)
(Antes de la sesión. Jane dijo sentirse bastante nerviosa; pensaba que Seth iba a empezar su propio libro esa noche. Esa sensación de nerviosismo es bastante infrecuente en estas sesiones. Conseguí calmarla diciéndole que no pensase en nada y dejase que el libro fluyera a su manera.)
Te deseo buenas noches, Joseph.
(-Buenas noches, Seth.)
Nuestro amigo Ruburt padece el típico miedo a salir a escena, y en cierto sentido es explicable, así que seré indulgente con él.
De todas formas vamos a empezar el capítulo uno. (Sonrisa.) Si Ruburt quiere puede escribir la introducción. (Pausa.)
CAPÍTULO UNO
Bien, habéis oído hablar de los cazafantasmas. Se me podría llamar un escritor fantasma, aunque no apruebo la palabra «fantasma». También es verdad que normalmente no se me suele ver en forma física. Tampoco me gusta la palabra «espíritu»; pero, si vuestra definición del término representa la idea de una personalidad sin cuerpo físico, tendré que aceptar que encajo en esa descripción.
Aunque me dirijo a un público invisible, sé que mis lectores existen. Del mismo modo, le pido a cada uno de ellos que me conceda el mismo privilegio.
Escribo este libro a través de una mujer a la que aprecio mucho y a la que he cogido mucho cariño. A algunos les resulta extraño que cuando me dirijo a ella la llame «Ruburt» y la trate de «él», pero sucede que la he conocido en otros tiempos y lugares con nombres diversos. Unas veces ha sido hombre y otras mujer, y a la identidad completa que ha vivido esas vidas separadas se la puede designar con el nombre de Ruburt.
Sin embargo, los nombres no son importantes. Yo me llamo Seth. Un nombre es simplemente una designación, un símbolo;
así que, si vosotros estáis obligados a llevar uno, yo lo haré también. Escribo este libro con la colaboración de Ruburt, que habla en mi nombre. En esta vida se llama Jane, y Robert Butts, su marido, toma notas de las palabras que Jane transmite. Yo lo llamo Joseph.
Mis lectores quizá supongan de sí mismos que son criaturas físicas, atadas a un cuerpo físico, encarceladas en carne, hueso y piel. Si creéis que esta existencia depende de la imagen corporal, os consideráis en peligro de extinción, ya que no hay forma física que dure y nadie, por muy bello que sea en su juventud, retiene el mismo vigor y encanto en la edad madura. Si os identificáis con vuestra juventud, o vuestra belleza, o vuestro intelecto y vuestros logros, entonces os torturaréis constantemente, al saber que estos atributos pueden desvanecerse y lo harán.
Escribo este libro para deciros que eso no sucede así. Esencialmente, no sois un ser más físico de lo que pueda serlo yo, y yo he ocupado y abandonado más cuerpos de los que puedo contar. Una personalidad que no existe no puede escribir un libro. Yo soy bastante independiente de la imagen física, y también lo sois vosotros.
La conciencia crea la forma, y no al contrario; No todas las personalidades son físicas. Lo que sucede es que estáis tan preocupados por las cuestiones de vuestra existencia diaria, que ello os impide daros cuenta de que hay en vosotros una parte que conoce que su poder es superior a lo que demuestra su yo ordinario.
Todos habéis tenido otras existencias, y ese conocimiento existe dentro de vosotros aunque no seáis conscientes de él. Espero que este libro ayude a despertar el yo intuitivo de mis lectores y que les permita traer a la conciencia aquellas intuiciones que les sean útiles.
Empiezo este libro a finales de enero, según vuestro tiempo, en 1970. Ruburt es ahora una mujer de pelo oscuro, delgada e inteligente, que en estos momentos está sentada en su mecedora, hablando en mi nombre.
(Larga pausa a las 21.35.) Mi conciencia está bien centrada dentro de Ruburt. La noche es fría. Ésta es nuestra primera experiencia de escribir un libro completo en estado de trance, y en cierta manera Ruburt estaba un poco nerviosa antes de comenzar la sesión. No es sólo cuestión de que esta mujer hable en mi nombre: se necesita una serie de manipulaciones y ajustes psicológicos. Hemos establecido entre nosotros -es decir, entre Ruburt y yo- lo que yo llamo un puente psicológico.
Cuando hablo a través de Ruburt no lo hago exactamente igual que si utilizase un teléfono. Hay una especie de extensión psicológica, una proyección de caracteres por ambas partes, y es eso lo que uso para establecer la comunicación. Más adelante explicaré cómo se crea y sostiene esta estructura psicológica, pues es como una carretera que hay que mantener limpia de basuras. Para leer este libro, os sería de gran ayuda que os preguntaseis a vosotros mismos quiénes sois en lugar de preguntaros quién soy yo, porque no podéis entender quién soy a menos que podáis entender la naturaleza de la personalidad y las características de la conciencia.
Si creéis firmemente que vuestra conciencia está encerrada en algún lugar de vuestro cráneo y es incapaz de escaparse de ahí, si pensáis que vuestra conciencia termina en los límites de vuestro cuerpo, quiere decir que os valoráis en poco y pensaréis que soy una ilusión. Pero yo no lo soy más de lo que podáis serlo vosotros, y ésta podría ser una frase cargada de intención.
Con toda sinceridad (sonrisa) puedo decir esto a mis lectores: soy mucho más viejo que vosotros, al menos por lo que se refiere a la edad tal como vosotros la concebís.
Si un escritor puede ser calificado como autoridad en función de su edad, en ese caso deberían darme una medalla. Soy una esencia de energía de la personalidad que ya no está enfocada en la materia física. Y, como tal, tengo conciencia de ciertas verdades que muchos de vosotros parecéis haber olvidado.
Espero poder recordároslas. Y no hablo tanto a esa parte vuestra que creéis que es vuestro ser, sino a esa otra parte que no conocéis, la que de alguna manera habéis negado y tenéis un tanto olvidada. Es esa parte vuestra la que está leyendo este libro, [incluso] mientras «vosotros» lo estáis leyendo.
Me dirijo a los que creen en Dios y también a los que no creen, a los que piensan que la ciencia será capaz de encontrar todas las respuestas sobre la naturaleza de la realidad y a los que creen que no lo logrará. Espero poder daros indicios que os permitan estudiar la naturaleza de la realidad por vosotros mismos, como nunca antes la habíais estudiado.
Hay ciertas cosas que debo pedir que comprendáis. No estáis atrapados en el tiempo, como una mosca en una botella cerrada que no puede usar sus alas. Vuestros sentidos físicos no son fiables a la hora de daros la verdadera imagen de la realidad. Son unos mentirosos encantadores que cuentan un cuento tan fantástico que lo creéis sin cuestionarlo. A veces sois más inteligentes, más creativos y tenéis mucha más capacidad de conocimiento cuando estáis soñando que cuando estáis despiertos. Estas aseveraciones os pueden parecer dudosas en este momento, pero espero que, cuando hayamos terminado, veáis que son incuestionables.
Lo que os voy a contar ya ha sido contado a lo largo de los siglos, y se ha repetido cuando se olvidaba. Espero poder aclarar algunos puntos que se han distorsionado a través de los tiempos;
asimismo, ofrezco mi propia interpretación sobre otros, porque el conocimiento no existe en el vacío y toda información debe ser interpretada por la personalidad que la posee y la pasa a otros. Por lo tanto, yo describo la realidad de la manera en que la conozco, y también mis experiencias en distintos niveles y dimensiones.
Eso no quiere decir que no existan otras dimensiones. Yo tengo conciencia desde un tiempo anterior a la formación de vuestra Tierra. Para poder escribir este libro -y en la mayoría de mis comunicaciones con Ruburt- adopto de mi propio depósito de personalidades pasadas aquellas características que me parecen apropiadas. Hay muchas personalidades como yo, que ya no están enfocadas en la materia física o en el tiempo. Nuestra existencia os puede resultar extraña simplemente porque vosotros no conocéis el verdadero potencial de la personalidad y estáis hipnotizados por vuestros limitados conceptos.
(Pausa; luego añade humorísticamente:) Podéis tomaros un descanso.
(Gracias.)
(22.18. Jane salió del trance con bastante facilidad, aunque éste había sido profundo. Quedó sorprendida de que hubiese pasado tanto tiempo. También se sintió muy aliviada por el hecho de que Seth hubiese comenzado su libro, mientras la mantenía a ella bajo control. «Es muy listo», dijo riendo.)
(Seth continuó con su libro a las 22.34.)
Soy esencialmente un profesor, aunque nunca he sido un ilustrado per se. Soy principalmente una personalidad que trae un mensaje: vosotros creáis el mundo que conocéis. Os ha sido dado quizá el don más imponente de todos: la habilidad de proyectar vuestros pensamientos y convertirlos en forma física.
Este don conlleva una responsabilidad. A muchos os tienta estar orgullosos del éxito de vuestra vida, y echáis la culpa de vuestros fracasos a Dios, a la casualidad y a la sociedad. De igual modo, la humanidad tiene tendencia a proyectar sus propias faltas y errores a una imagen de Dios padre, quien sin duda debe de estar ya harto de tanta protesta.
El hecho es que cada uno de vosotros crea su propia realidad física, y todos juntos creáis tanto la gloria como el horror que hay en vuestra experiencia terrestre. Hasta que no os deis cuenta de que sois vosotros los creadores, os negaréis a aceptar esta responsabilidad. Tampoco podéis culpar al demonio de las desgracias del mundo. Ya os habéis vuelto lo bastante evolucionados para comprender que el demonio es una proyección de vuestra propia psique, pero aún no sois lo suficientemente sabios para aprender a usar vuestra creatividad de una manera constructiva.
A la mayoría de mis lectores les es familiar la expresión «limitado físicamente». Como raza os habéis convertido en «limitados por el ego», y os habéis mantenido en una gran rigidez espiritual, negando o distorsionando las partes intuitivas del ser hasta un punto tal, que ahora no las podéis reconocer.
(Pausa a las 22.45.) Se está haciendo tarde. Mis dos amigos deben madrugar. Ruburt trabaja en dos libros propios y debe dormir lo suficiente. Antes de acabar esta sesión os pido que imaginéis nuestro «escenario», ya que Ruburt me ha dicho que un escritor debe tener cuidado al montar su escena. (Divertido.)
Hablo a través de Ruburt dos veces por semana, los lunes y los miércoles, aquí, en este amplio salón. Las luces están siempre encendidas. Esta noche me resulta especialmente agradable mirar a través de los ojos de Ruburt el rincón invernal ahí fuera.
La realidad física me ha resultado siempre estimulante y, gracias a la cooperación de Ruburt para escribir este libro, constato que no me equivoqué al apreciar sus especiales encantos. Hay otro personaje que debe ser mencionado: Willy, el gato, un querido monstruo que está durmiendo ahora.
(Willy dormía, roncando apierna suelta, sobre nuestro viejo televisor. De manera que estaba justo detrás de la cabeza de Jane, sentada en su mecedora.)
La naturaleza de la conciencia animal es por sí misma un tema sumamente interesante que consideraremos más adelante. El gato es consciente de mi presencia y en algunas ocasiones ha reaccionado a ella de una manera bastante evidente. Espero poder mostrar en este libro la interacción constante que hay entre todas las unidades de conciencia, la comunicación que salta más allá de las barreras de las especies, y en alguna de nuestras charlas usaremos a Willy como ejemplo.
Podéis tomaros un descanso o terminar la sesión, como prefiráis.
(-Bien, pues creo que la terminaremos…)
Mis mejores deseos para los dos.
(-Gracias.)
(Pausa y sonrisa.) Espero que os guste.
(-Buenas noches, Seth.)
(23.00. Jane salió del trance con rapidez. Había mantenido un buen ritmo a lo largo de la sesión. Dijo que estaba contenta de que Seth hubiera comenzado a trabajar en su libro. «Durante mucho tiempo -dijo, cada vez que pensaba que Seth quería empezar el libro, tenía miedo de dejarle que lo hiciera.»)
(Jane se preguntaba si debía leer el libro a medida que Seth lo producía. Os sorprenderá saber que Jane no leyó el manuscrito hasta que estuvo terminado. Decidimos que no importaba si lo hacía o no, así que finalmente decidió leer todo el material cuando yo terminara de mecanografiarlo.)
SESIÓN 512, 27 DE ENERO DE 1970
21.02 MARTES
(La sesión programada normalmente para los lunes tuvo que posponerse para esta noche.)
(El ritmo de Jane era bastante lento y con muchas pausas. Algunas están indicadas en estas notas. Su voz tenía un tono medio; frecuentemente tenía los ojos abiertos.)
Buenas noches.
(-Buenas noches, Seth.)
Bien, volvamos a nuestro nuevo manuscrito. Como hemos mencionado a los animales, debo decir aquí que ellos poseen un tipo de conciencia que no les permite tantas libertades como la vuestra; pero, por otro lado, no se ven estorbados por ciertas características que a menudo dificultan a los humanos el ejercicio de todo el potencial práctico de su conciencia.
La conciencia es una manera de percibir las distintas dimensiones de la realidad. La conciencia que conocéis vosotros es muy especializada. Los sentidos físicos os permiten percibir el mundo tridimensional, pero al mismo tiempo, debido a su propia naturaleza, pueden inhibir la percepción de otras dimensiones igualmente válidas. Muchos de vosotros os identificáis con vuestro ser diario, físicamente orientado. Nunca se os ocurriría identificaros sólo con una parte de vuestro cuerpo y hacer caso omiso de todas las otras; sin embargo, es eso lo que estáis haciendo (sonrisa) cuando os creéis que vuestro ser egotista es el que lleva la carga de vuestra identidad.
Estoy diciendo que no sois una bolsa cósmica de carne y huesos que se mantiene unida a causa de la mezcla de ciertos elementos y agentes químicos. Estoy diciendo que vuestra conciencia no es un producto repentino formado por mero accidente debido a la interrelación de ciertos componentes químicos.
No sois un retoño abandonado de materia física, ni vuestra conciencia ha sido creada para desvanecerse como una bocanada de humo. Al contrario, formáis el cuerpo físico que conocéis a un nivel inconsciente muy profundo, haciendo uso de un gran discernimiento, una milagrosa claridad y un íntimo conocimiento inconsciente de cada mínima célula que lo compone. Y todo esto no lo digo en sentido simbólico.
Dado que vuestra mente consciente, tal como la conocéis, no está despierta a estas actividades, no lográis identificaros con esa otra porción interna de vuestro ser. Preferís identificaros con aquella otra parte vuestra que mira la televisión, trabaja o cocina: la parte que vosotros creéis que sabe lo que está haciendo. Pero esa porción vuestra, aparentemente inconsciente, es muchísimo más erudita, y la totalidad de vuestra existencia física depende de su buen funcionamiento.
Esa porción es consciente, sabe y está alerta. Sois vosotros los que estáis tan concentrados en la realidad física que no escucháis su voz, que no comprendéis que ella es esa gran fuerza psicológica de la que emana vuestro ser físicamente orientado.
Yo llamo «ego interno» a esa aparente inconsciencia, pues dirige las actividades internas. Correlaciona la información recibida, no a través de los sentidos físicos, sino a través de otros canales internos. El es el perceptor interno de la realidad que existe más allá de la tridimensional, y lleva consigo el recuerdo de cada una de vuestras existencias pasadas. Puede ver las dimensiones subjetivas, que son prácticamente infinitas, y es de esas dimensiones subjetivas de donde fluyen todas las realidades objetivas. (Larga pausa.)
A través de esos canales internos se os da toda la información necesaria, y existe además toda una serie de increíbles actividades internas que suceden antes de que podáis ni tan siquiera mover un dedo, pestañear o leer una frase en esta página. Esa porción de vuestra identidad es bastante clarividente y telepática de forma innata; os avisa de los desastres antes de que ocurran, aunque no siempre aceptéis conscientemente el mensaje, y toda esa comunicación tiene lugar en menos tiempo del que se tarda en emitir una sola palabra.
(Suavemente:) Puedo hacer pausas de vez en cuando para que descanséis.
(-No, estoy bien.)
El «ego externo» y el ego interno trabajan juntos, uno para ayudaros a manejar el mundo que conocéis, el otro para traeros esas delicadas percepciones internas sin las cuales no se podría mantener la existencia física.
Sin embargo, hay una parte vuestra -la identidad interna, que conforma los egos externo e interno que tomó la decisión de que fueseis un ser físico en esta era y en este tiempo. Esa es la esencia de vuestra identidad, la semilla psíquica de la cual brotasteis, la personalidad multidimensional de la que formáis parte.
Para aquellos que se pregunten dónde coloco yo el subconsciente según lo describen los psicólogos, diré que en cierta manera os lo podéis imaginar como un lugar de encuentro entre el ego interno y el externo. Recordad que no hay divisiones reales en el ser; aun así, hablamos de sus distintas partes para aclarar la idea básica.
Como nos dirigimos a individuos que se identifican con el «ser consciente normal», toco este tema en este primer capítulo ya que usaré esos términos más adelante en el libro, y también porque quiero hacer constar lo antes posible el hecho de la personalidad multidimensional.
No podréis comprenderos a vosotros mismos ni aceptar mi existencia independiente, hasta que os desembaracéis del concepto de que la personalidad es un atributo de la conciencia «aquí y ahora». Muchos de los conceptos que expongo en este libro sobre la realidad física os pueden resultar sorprendentes, pero debéis tener en cuenta que yo la veo desde un punto de vista totalmente diferente.
(Jane hacía frecuentes pausas al hablar como Seth. Tenía los OJOS cerrados a menudo.) Vosotros estáis ahora enfocados enteramente en esta realidad, preguntándoos quizá qué habrá fuera… si es que hay algo. Yo estoy fuera y he vuelto momentáneamente a una dimensión que conozco y que he amado. No obstante, hablando en vuestros términos, no resido en ella y, aunque tengo «pasaporte» psíquico, debo enfrentarme a ciertos problemas de traducción e inconvenientes en el acceso.
He oído decir que hay gente que ha vivido toda su vida en la ciudad de Nueva York y nunca ha visitado el edificio del Empire State, mientras que hay muchos extranjeros que lo conocen muy bien. Así, aunque tengáis una residencia física, yo os puedo hacer ver milagrosas estructuras psíquicas y psicológicas que existen dentro de vuestro sistema de realidad y que vosotros desconocéis.
Con toda franqueza, espero hacer mucho más que eso. Confío en poder llevaros por un recorrido a través de los niveles de realidad a los que tenéis acceso, y guiaros en un viaje a través de las dimensiones de vuestra propia estructura psicológica, para mostraros áreas enteras de vuestra conciencia de las que habéis permanecido relativamente bastante inconscientes. Por lo tanto, no sólo espero explicar los aspectos multidimensionales de la personalidad, sino también que cada lector pueda llegar a vislumbrar la enorme identidad a la que pertenece.
(Suavemente.) Podéis hacer un descanso.
(22.07. Jane salió del trance rápidamente y con facilidad. No tenía ni idea de si su ritmo había sido lento o rápido, ni del paso del tiempo. Dijo tener la impresión de que el material de Seth estaba muy concentrado y dirigido al lector, y que él estaba intentando hacernos llegar sus ideas lo más concisa y claramente posible.)
(Luego Jane añadió que había estado muy cansada antes de la sesión. La continuó en el mismo estado a las 22.29.)
El ser que vosotros conocéis no es más que un fragmento de vuestra identidad total. Sin embargo, todos los otros seres que la conforman no están enhebrados juntos como las cuentas de un collar. Se parece más a las capas de una cebolla, o quizá a los gajos de una naranja, todos conectados por una misma vitalidad y desarrollándose en distintas realidades aunque todos brotan de la misma fuente.
No pretendo comparar vuestra personalidad con una naranja o con una cebolla, pero quiero destacar que, al igual que ellas crecen de dentro a fuera, lo mismo hace cada fragmento del ser completo. Lo que vosotros observáis es el aspecto externo de un objeto. Vuestros sentidos físicos os permiten percibir su forma externa, a la cual reaccionáis, pero en cierta manera también vuestros sentidos físicos os fuerzan a percibir la realidad de esta manera, y la vitalidad interna de la materia y de la forma no son tan evidentes.
Os puedo decir, por ejemplo, que hay conciencia incluso en un caracol, pero pocos de mis lectores serán capaces de tomarme lo suficientemente en serio para pararse en mitad de esta frase e ir a decirle buenos días o buenas tardes al primer caracol que encuentren en un palo. No obstante, los átomos y moléculas que forman parte del caracol poseen su propio tipo de conciencia. Los átomos que conforman las páginas de este libro, son también conscientes a su nivel. No existe nada -ni roca, ni mineral, ni planta, animal o aire- que no posea la conciencia propia a su especie. Por consiguiente, estáis permanentemente en medio de una constante conmoción vital, en una Gestalt de energía consciente, y al mismo tiempo estáis compuestos físicamente de células conscientes que llevan dentro el conocimiento de su identidad propia y que cooperan voluntariamente en la formación de la estructura corporal que es vuestro cuerpo físico.
Quiero decir, por supuesto, que no existe nada a lo que pueda llamarse materia muerta. No existe un solo objeto que no haya sido formado a través de la conciencia, y cada conciencia, sea cual sea su grado de evolución, es afortunada poseedora de la sensación y de la creatividad. No podréis entender lo que sois, a menos que comprendáis estos conceptos.
Sólo por conveniencia os cerráis a las múltiples comunicaciones internas que conectan la más mínima parte de vuestro cuerpo; pero, aun como criaturas físicas, sois hasta cierto punto porciones de otras conciencias. El ser no tiene límites: su potencial es ilimitado. (Pausa.) Sin embargo, vuestra ignorancia os lleva a adoptar limitaciones artificiales. Por ejemplo, podéis identificaros solamente con vuestro ego externo y así disociaros de las capacidades que os son inherentes. Podéis negarlas, pero no podéis cambiar el hecho de que existen. La realidad es multidimensional, aunque muchas personas escondan la cabeza, figurativamente hablando, en las arenas de la existencia tridimensional y crean que no existe nada más.
(En tono festivo:) Con este libro pretendo sacar algunas cabezas de la arena. Podéis terminar la sesión o hacer una pausa.
(-Haremos una pausa. -La pausa duró de 22.59 a 23.10.)
Bien, pronto terminaremos el capítulo uno. Ya queda poco. (Divertido.) Esto no es para el libro.
No quiero subestimar el ego externo: sois vosotros los que lo habéis sobreestimado. Tampoco habéis reconocido su verdadera naturaleza.
Tenemos más que decir sobre este punto, pero esto es suficiente por ahora, para que os deis cuenta de que vuestro sentido de la continuidad y de la identidad no depende de vuestro ego.
Por ahora, en ciertos momentos usaré el término «camuflaje» referido al mundo físico con el que se relaciona el ego externo, ya que la forma física es uno de los camuflajes que adopta la realidad. El camuflaje es real, pero detrás de él hay una realidad mucho mayor: la vitalidad que le da forma. Vuestros sentidos físicos os permiten percibir ese camuflaje, pues están adaptados a él de una manera sumamente especializada. Pero para poder sentir la realidad que esconde la forma, se requiere una clase diferente de atención y ciertas manipulaciones más delicadas de las que permiten los sentidos físicos.
El ego es un dios celoso que quiere que sus intereses sean servidos. No quiere admitir la realidad de otras dimensiones, excepto aquellas en las que se siente cómodo y que es capaz de comprender. Su objetivo era constituir una ayuda, pero le habéis permitido convertirse en un tirano. A pesar de todo, es mucho más flexible y está más ansioso de aprender de lo que se supone normalmente. No es por naturaleza tan rígido como se cree, y su enorme curiosidad puede ser de gran ayuda.
Si tenéis una concepción limitada de la naturaleza de la realidad, el ego hará todo lo posible para manteneros en ese pequeño espacio cerrado de la realidad que aceptáis. Si, por el contrario, dejáis vuestra intuición e instintos creativos en libertad, ellos podrán comunicar cierto conocimiento de otras dimensiones mayores a esa porción de vuestra personalidad orientada físicamente.
(23.35. Esta sesión tuvo que interrumpirse porque Rooney, uno de nuestros gatos, quería salir a pasar la noche fuera. Seth se había portado bien. Jane salió rápidamente del trance. Cuando hube dejado el gato fuera, esperó durante unos minutos y luego decidió dar la sesión por terminada. No parece que el capítulo uno esté aún terminado.)