Las profecías mayas, los mayas galácticos y José Argüelles

Las profecías mayas, los mayas galácticos y José Argüelles

Lo que sigue retoma el tema del calendario maya desde una perspectiva muy distinta a la de José argüelles; radicalmente distinta.

La Cuenta Larga utilizada durante el período clásico por los mayas, puede abarcar, como cualquier sistema de medición de tiempo, grandes épocas; pero si nos ceñimos a los hechos, la fecha más antigua registrada con este calendario (si llevamos la cuenta a partir de la fecha cero que corresponde al 11 de Agosto de 3114 a.C) corresponde al año 292 d.C., y fue registrada en la estela 29 de Tikal. La última fecha de la Cuenta Larga que podemos encontrar (en una estela de Toniná) es el año 909 d.C.

La identificación de la “fecha cero” como 3114 a.C. se conoce como la correlación Goodman-Martínez-Thompson, ya que éstos fueron sus descubridores al postular esta fecha y encontrar suficientes fundamentos.

La Cuenta Larga cayó en desuso mucho antes de la conquista; por supuesto, es imposible corroborar o desmentir el que algunos ancianos mayas hayan conservado en secreto esta Cuenta, como lo han afirmado José Argüelles y sus devotos; es algo que, a diferencia de los académicos mencionados, puedo aceptar como perfectamente posible. Sin embargo, si así fuera, estos ancianos mayas habrían conservado la verdadera Cuenta Larga, no la que ha difundido Argüelles.

Argüelles empata el Tzolkin con el calendario gregoriano de manera totalmente arbitraria. Él mismo reconoce en El factor maya que en la fecha en que un año terminaba, dejó pasar un número arbitrario de días (siguiendo las indicaciones de los mayas galácticos, lo que sumado a una lobotomía, puede hacer que parezca justificado hacerlo) antes de establecer la fecha “oficial” inicio del año solar Maya el día 25 de julio. Esta equiparación es esencial para trabajos como la interpretación de la fecha de nacimiento y su complemento, la numerología Omkin.
Sucede que en ningún momento de nuestra historia llegó a haber un consenso en cuanto a la fecha de inicio del año solar; si bien hubo intentos de llegar a un acuerdo común, como lo muestran los registros de uno de estos casos, en Xochicalco.

Ahora bien, ustedes dirán, ¿cómo iban a necesitar o desear una fecha correspondiente en nuestro calendario? Pues no me refiero a eso; me explico:

Muchos pueblos mesoamericanos utilizaban el calendario lunar o Tzolkin para aspectos como la interpretación del nacimiento, los rituales y los augurios; sin embargo, no había una sincronización con el calendario solar o civil, el Haab. Esto lo podemos comprobar al ver que sus festividades ya no correspondían con las labores agrícolas o pautas estacionales, lo mismo que sucede ahora con nuestro calendario gregoriano.

En regiones donde se ha conservado el calendario Haab y el Tzolkin, basta ir de un pueblo a otra localidad vecina para encontrar que no hay un criterio común para emparejar ambos calendarios. La mayoría de estos pueblos –habitados, cabe decir, por mayas auténticos- elige una fecha de Marzo, o bien de Febrero.

Ahora bien, el 25 de Julio comienza el año maya según Argüelles; contradice los casos corroborables de los propios mayas para dar crédito a supuestos informantes que le revelaron todo desde un planeta de la estrella Arcturus, en las Pléyades, de donde vino la humanidad primigenia según afirma. Cabe mencionar que las Pléyades son estrellas muy jóvenes, mucho más que nuestro Sol, y difícilmente podrían albergar planetas con la edad suficiente para haber sido cuna de alguna forma de vida, incluso primitiva.

Algunos seguidores de Argüelles, fieles al espíritu de la New Age de “no me confundas con hechos”, admiten esta diversidad de fechas, sin embargo lo plantean deb la siguiente forma: Los códices que poseen las claves de interpretación se encuentran en diversos museos a través del mundo, fuera del alcance de los mayas que poseen la capacidad de interpretarlos debidamente; y ha sido a partir de la conquista –aseguran- que las diversas fechas especulativas han sido adoptadas por numerosas tribus. Pero aseguran que expertos de la Universidad de Guatemala, basándose en el Códice de Dresde, ha descifrado la fecha del 26 de Julio como “año nuevo” maya.

Como se ve, los académicos únicamente pueden ser citados como una fuente valiosa y respetable cuando conviene a los fines de los seguidores de Argüelles. El que en la Universidad de Guatemala cualquier historiador se ría o se enfurezca ante las teorías de Argüelles no les apabulla en absoluto.

¿En verdad la Universidad de Guatemala alberga a investigadores que propusieron esta hipótesis? No tengo por qué dudarlo, pero es una hipótesis, no un hecho irrefutable, y basta tener nociones no de hipótesis sino de hechos comprobables que quizá a estos guatemaltecos se les escaparon para dejarlo en claro. De acuerdo con esta versión, la prueba es que el eclipse solar de 1991 se identifica como el comienzo del Sexto Sol, mitología que únicamente Jaime Maussán ha sido capaz de plantear con expresión seria en televisión.

A esto debo acotar dos cosas:

Para empezar, los mayas eran astrónomos destacados, y eso los admiradores de Argüelles no me lo discutirán; ahora bien, sus conocimientos astronómicos eran tales que poseían pleno conocimiento de los eclipses así como simbología concreta para representarlos, y un eclipse solar era algo muy distinto a un nuevo Sol o era cósmica.

Por otra parte, la leyenda de los Soles es muy conocida por todos, aunque más todavía en si vertiente náhuatl. Sucede que para los toltecas y otros pueblos, el cuarto Sol transcurría. Cuando los aztecas crearon su imperio, reescribieron sus mitos y cosmogonía a conveniencia, y añadieron un quinto Sol a la serie, ya que probablemente consideraban que el comienzo de su gran imperio ameritaba ser considerado un evento cósmico; esto lo plantea de manera bastante sólida la monumental obra _México a través de los siglos._ Ahora bien, quizá esta idea sea errada, y los aztecas no hicieron esto; la hipótesis se basa en que los aztecas hablaban de este quinto sol, y otros pueblos –y códices no aztecas- hablaban de cuatro. Sugiero contar los soles mayas y ver con qué eventos se corresponden, o si en efecto lo hacen.

Más de uno se ha atrevido a asegurar que el famoso ovni del eclipse de 1991 en México, DF, es una demostración de que comenzaba el Sexto Sol; nada menos que los mayas galácticos que regresaban de las Pléyades. A esto únicamente puedo añadir que los estudios de los ovnílogos acerca de este caso han encontrado muchos puntos débiles, al margen de lo que diga el fraudulento Maussán.

Los mayas regresarían de las Pléyades ya que se fueron allá a través de portales dimensionales; infinidad de seudoesoteristas New Age aseveran esto, y relacionan a los mayas con tales portales, además de afirmar que éstos abundan en la zona maya. A estas alturas, sin embargo, los únicos que siguen hablando de la “misteriosa desaparición” del pueblo maya son quienes realmente cierran los ojos ante lo obvio. Si les interesara tener siquiera un conocimiento somero de la cultura maya que dicen amar, sabrían que está plenamente evidenciado que los mayas se desplomaron culturalmente en una guerra desgastante de años, que ha sido descrita como un verdadero equivalente prehispánico de una Guerra Mundial, lo que sumado a duros periodos de sequía, dieron fin a su imperio. Y existen registros en bajorrelieves y frescos que narran esto.

Hablando de los cuales, se ha hablado también mucho del “Códice Z” (¿o Y? el alfabeto se me confunde) que fue descubierto en los muros del templo de palenque y que contiene las famosas profecías mayas, dejadas por Pacal Votán, un verdadero Maestro Ascendido pleyadiano.

Para empezar, es pueril referirse a una inscripción en un muro de la pirámide como “Códice”, puesto que esta palabra se aplica únicamente a los documentos en piel o en papel amate. En cuanto a estas profecías, quiero ilustrar mi argumento refiriéndome a una discusión que sostuve al respecto con uno de sus defensores.

Yo le señalé que estas inscripciones contenían registros tanto históricos –acerca de sucesos bélicos y políticos de generaciones previas, hasta llegar a periodos semimíticos- como “actuales” –es decir, de la época en que fueron redactados- y no profecías, a lo que mi amigo repuso que la interpretación de los glifos mayas era algo inexacto y debatible, ya que aún no se conseguían descifrar en su mayoría. Me temo que esta afirmación –que he oído mil veces- es obsoleta desde hace varias décadas; actualmente, más del 90 % de la escritura maya es perfectamente legible para los filólogos y antropólogos.

Al señalar yo esto, él hizo otra observación más válida: el lenguaje puede ser descifrado, pero otra cosa es tener los conocimientos para comprensder el significado esotérico de un texto que fue escrito –presumiblemente- por sacerdotes de una tradición compleja y profunda. Por ejemplo, me dijo; para esos filólogos y antropólogos los escritos del Libro de la Ley del ocultista británico Aleister Crowley parecerían jerigonza sin sentido; en cambio, para un iniciado, su verdadero sentido trascendente se hace evidente.

En verdad, estoy de acuerdo en que pocos antropólogos poseen la comprensión suficiente de la cosmovisión prehispánica para poder comprender un texto esotérico o místico de los mayas. ¿Pero es éste el caso?

Retomemos el ejemplo de mi amigo: El Libro de la Ley de Crowley, escrito en 1904, contiene cosas incomprensibles para cualquier lector profano, por ejemplo lo siguiente:

“¡Had! La manifestación de Nuit.
La revelación de la compañía del cielo.
Todo hombre y toda mujer es una estrella.
Todo número es infinito; no hay diferencia.
¡Ayúdame, o señor guerrero de Tébas, en mi revelación ante los Hijos de los hombres!
Sé tú Hadit, mi centro secreto, mi corazón y mi lengua!”

En efecto, sin conocimientos de Qabala, tradiciones egipcias, y sobre todo de Thelemismo –la corriente mágica urdida por Crowley-, esto resulta incomprensible.
Sin embargo, las inscripciones de palenque se refieren a sucesiones de gobernantes, asuntos políticos, guerras y combates; además, las fechas son concretas y se refieren al pasado. Decir que un registro de sucesos históricos y recientes del año 1200 d.C. contiene profecías para el futuro comprensibles únicamente para el iniciado es lo mismo que asegurar que un registro equivalente realizado en nuestros días contiene profecías para el futuro. Supongamos que dentro de 500 años un Argüelles se presenta y asegura que hay una predicción oculta en un libro de historia de nuestra época: “En 1914 el general Pancho Villa estaba a la cabeza de sus tropas, llevando a cabo frecuentes enfrentamientos al sur de la frontera norteamericana…” Lo lamento, pero ESE, y NO el texto de Crowley, es el equivalente moderno de las inscripciones de Palenque.

Las famosas profecías mayas que anuncian trastornos ecológicos, terremotos, y un cometa que arrasará la tierra, impresionan a muchos. Algunas de estas cosas están sucediendo, en efecto; sin embargo, no hay una pizca de evidencia de que los mayas hayan conocido estas “profecías”. Al preguntarle a una defensora de éstas cuál era la versión maya original –pues incluso ella reconocía que los antiguos mayas no habrían utilizado lenguaje moderno como el de las profecías que anuncian una “elevación de la vibración de la Tierra” o un “cambio genético”-, me dijo sin pensarlo en lo más mínimo (única manera de creerse estas profecías) que seguramente nunca hallaría esta fuente maya original, pues habían corrido oralmente mucho tiempo. Pero, que la prueba de que los antiguos mayas conocían estas profecías estaba en que lo que anunciaron está ocurriendo ahorita. De nuevo, que no la confundan con hechos…

Primero, esas profecías NO son mayas. Son la creación de algún charlatán moderno.

Segundo, ningún cometa gigante llamado Hercolubus se aproxima para arrasarnos, y la afirmación descarada de que ha sido comprobado por los astrónomos es una vil mentira.

– > ADDENDA PARA PAGANOS Y NEOPAGANOS

Ahora bien, varias personas que conozco dentro del ámbito neopagano parecen haberse topado con estas ideas, por lo general gracias a terceras personas de dudoso criterio, por lo que voy a añadir unas observaciones dedicadas a quienes poseen un sistema de creencias próximo al Paganismo, brujería, Neopaganismo, Wicca, o ideologías similares que no necesariamente afines.

Primero que nada, la fe en profecías apocalípticas y en una renovación desastrosa que precede a una “nueva era” proviene de la cosmovisión judeocristiana, y se origina en la idea de que la naturaleza “cayó en desgracia”, que la humanidad “cayó en pecado” y es “prisionera de la materia” debido a un “error”. Este desastre purificador sería la consecuencia de que nos resistimos a evolucionar y superar nuestra condición actual, por lo que el cosmos se ve forzado a tomar medidas drásticas. Para el Paganismo y la brujería, la naturaleza y nuestra existencia en ella no son error sino Destino, y no estamos aquí prisioneros sino cumpliendo con nuestro papel en el orden cósmico. Aceptar la necesidad de semejante purificación drástica sería admitir que la Naturaleza –los Dioses- pueden equivocarse y tienen que rectificar.

Además, muchos defensores de la realidad de los “mayas galácticos” -según me ha explicado uno de ellos, se trata de personas que injertan en la cosmogonía de Argüelles las ideas conspiracionistas de guerra intergaláctica expuestas en un libro titulado Mensajeros del alba, redactado por una mujer que afirma haber canalizado a inteligencias extraterrestres- aseguran también que estos mayas pleyadianos están reparando nuestro código genético, que fue atrofiado por los Anunnaki, unos alienígenas perversos de Sirio que aterrizaron en Mesopotamia hace 4 ó 5 mil años, y que intentaron convertir a la humanidad en unos esclavos perfectos.
Pues sucede que estos Anunnaki son un engaño muy distinto, invención del fraudulento Zecharia Zitchin, autor de El Duodécimo Planeta y muchos otros libros en los que convierte a la mitología babilónica en una novela de ciencia ficción, poniendo extraterrestres donde originalmente había dioses.

Ok, no me crean que Zitchin es un fraude; digamos que es cierto lo que dice. Que los “dioses” babilónicos o Anunnaki son enemigos de la humanidad y de los mayas galácticos. ¿Qué sucede entonces?

Pues que hay una mujer llamada Ishtar o Inanna que es una de estos Anunnaki, y que según Zitchin ella gobernó Mesopotamia, pero un día fue a hacer una visita diplomática a su hermana Ereshkigal, la reina de África, y fue hecha prisionera. Pero los babilonios registraron esto en forma de un mito, que hasta ahora los historiadores habían creído que narraba el descenso de la Diosa Inanna al mundo de los muertos. Descenso en el cual se inspiran los griegos para narrar el descenso de Perséfone al inframundo, la posterior Stregoneria para su Descenso de Diana o Proserpina –el meollo de la mitología brujeril italiana-, y Gerald Gardner para el Descenso de la Diosa que es el único mito central de la Wicca.

Por ende, si aceptamos que los Anunnaki son extraterrestres, ¡estamos NEGANDO la existencia de la Diosa de la Wicca; de Perséfone, Hécate y Proserpina de la Stregoneria; de la Diosa Hija de muchas formas de Brujería; de la propia Diosa Inanna o Ishtar!

Más que eso, los mayas galácticos estarían declarándose enemigos jurados de los Dioses brujeriles, según dicen quienes han estado en contacto con ellos y han oído advertencias en contra de los Anunnaki.

Estas creencias, aunque fueran verosímiles, no pueden complementar al Paganismo; no son compatibles. La New Age acostumbra añadir una cosa tras otra a la mezcla de creencias original sin que nada cambie en consecuencia; por eso, la New Age no es una corriente sólida ni puede serlo. Aunque suene exclusivista, no todo es compatible con todo. Y menos con los fraudes de José Argüelles.

Sé que pocos me habrán seguido hasta aquí; si leíste hasta este párrafo, aunque te enfurezca lo que dije, es que tienes posibilidades de recapacitar. Te invito a investigar, en fuentes independientes de Argüelles y de los seguidores del Omkin, y a sacar tus conclusiones. No hago esto por ofender o por denigrar; por el contrario, lo hago porque encuentro ofensivo el sustituir la realidad de una gran cultura de nuestro pasado por un cúmulo de falsedades, y quizá peligroso intentar contactar a entidades que de existir, si no son mayas y quizá tampoco pleyadianas, pero –retomo las teorías de mi muy respetado Jacques Vallée- si en verdad existen, mienten, lo que no dice nada bueno acerca de su naturaleza. O en el mejor de los casos, son fruto de una imaginación muy mal aplicada.

Cuerno y Fuego,

Luis Abbadie
Wisdom Stone
http://abbadie.livejournal.com

Copyright (c) 2006 Luis G. Abbadie

La reproducción y difusión de este ensayo es permitida, siempre y cuando sea reproducido sin fines de lucro, de manera íntegra, con el debido crédito al autor y esta nota intacta.

Unidad

INTERPRETACION DEL CUADRO
DE ENERGIA CENTRAL
Core Energy Cart Interpretation

Unidad

Si Ud. es una Unidad, significa que su energía está fusionada con alguien más. Eso sucede con el sexo opuesto en un matrimonio o una pareja. Cuando Ud. se compromete con alguien a nivel del alma, las energías de ambos forman una unidad. Si formamos unidad con alguien, recomendamos que ambos sean evaluados y hagan que se remuevan los bloqueos más importantes. Esto es importante, ya que como unidad, juntos progresan o dejan de progresar energéticamente. Si alguno de la pareja desea crecer espiritualmente y el otro no, puede suceder una de dos cosas. Ya sea que el que está deseando el crecimiento esté liberando por los dos, haciendo todo el trabajo, o de lo contrario, la unidad se romperá. La unidad es un contrato del alma y a veces no se rompe a pesar de la separación de la pareja.

La palabra “no” escrita al lado de unidad significa que su energía no está fusionada con nadie más en este momento y puede crecer y desarrollarse independientemente de los demás. A veces la pareja está casada, pero no son unidad. Esto podría deberse a la falta de compromiso, adulterio, desconfianza o una pobre conexión emocional. Ud. podría escoger de convertirse en unidad mediante la renovación de sus votos y de su amor ante Dios.

Contratos

Aquí verificamos para ver si existe algún contrato especial. Nuestras almas son muy compasivas y algunas veces adhieren nuestra energía a la de otros para apoyarlos en su travesía espiritual liberando patrones kármicos por ellos. Usualmente, estos contratos se crean antes que reencarnemos. Esta es casi siempre la razón por lo que lo hacemos!
Algunas veces podríamos escoger de resolver nuestro propio karma y al mismo tiempo enseñar compasión. Estos contratos casi siempre se expresan en las relaciones con los miembros de la familia. Una vez que reconocemos desde nuestro corazón que cada relación es sagrada, y que conocemos la vida en amor, no hay necesidad de relaciones especiales y podemos ser capaces de resolver nuestros contratos.

Columna Yin

La energía Yin representa el cuerpo físico y muestra la cantidad de Chi (Qi) o fuerza vital presente dentro del cuerpo. Determinamos sus valores en los primeros nueve chakras y lo comparamos a la vibración de la Tierra. Allí buscamos un número cercano a 222 unidades. Mientras más cerca esté vibrando a esa frecuencia, más fuerte es su fuerza de energía vital. Una vez que haya avanzado más allá de las 222 unidades, a eso le llamamos el infinito, puesto que los números ya no son relevantes y los números son reemplazados por un símbolo de infinidad.

Columna del Chakra

Trabajamos con el sistema de 12 chakras. Los chakras del uno al siete corresponden al cuerpo físico. El octavo chakra representa el cuerpo emocional; el noveno está localizado en el cuerpo mental y el décimo, onceavo y doceavo chakras están todos en el cuerpo espiritual. Estas capas de energía estructurada circundan lo físico y se entienden hacia afuera en un radio de 2 pies (60 cm.) A esto nos referimos comúnmente como el aura. Aquí determinamos cuantos de sus chakras están abiertos.

Todos los bebés nacen con los doce chakras abiertos y entran al plano físico a un nivel vibracional muy alto. Pero en el proceso de vivir nuestras vidas, aprendemos y nos enseñan diferentes malas percepciones que conducen a patrones de bloqueo. Estas malas percepciones incluyen cosas como resentimiento, desconfianza, cólera, miedo, etc., y estos patrones de energía de frecuencia baja son distorsionados y alojados en los senderos de nuestra energía. La acumulación de estos patrones de bloqueo agotan nuestra fuerza de vida y los tres chakras espirituales superiores se cierran.

Todos tenemos nueve chakras abiertos, porque funcionamos en este mundo con nuestros cuerpos físico, emocional y mental. Cuando escogemos y estamos determinados a crecer espiritualmente, esos chakras superiores se abrirán naturalmente, a medida que liberamos los patrones de bloqueo.

Columna del Porcentaje (%)

Aquí observamos como invierte su energía del chakra 1-9. Los números más altos indican los métodos que priman para percibir el mundo. La distribución de la energía también determina su don.

Los Cinco Dones

Si se tiene el número más alto (16% o 17%) en el séptimo chakra y todos los demás son bajos, se dice que es Sensible (Feeler). Esto significa que percibe el mundo predominantemente a través del cuerpo mental, su intelecto o su mente. Los Sensibles casi siempre tienen el don del discernimiento vibracional, cuando se conectan con gente y lugares. El desafío para los Sensibles es conectarse a su corazón o su cuerpo emocional, expresando sus sentimientos. Alimentando su conexión del corazón le permite oír a su intuición para crear un balance y paz internos.
Ud. es Visionario (Visionary) si los números más altos están en el sexto y séptimo chakras, casi siempre del 14% al 16%. El Visionario también ve su vida a un nivel mental, donde la visión es su mayor componente. Entienden mejor las cosas cuando pueden visualizarlas y son aprendices visuales. Los artistas casi siempre son visionarios. A medida que su don se desarrolla, usualmente pueden ver auras y a sus Guías en el reino espiritual.
Ud. es Profeta (Prophet) si los porcentajes más altos de su energía están puestos entre el cuarto y séptimo chakras, ambos generalmente en 16%. El Profeta tiene una intuición bien desarrollada así como visión mental desarrollada. Siendo fuerte tanto en el corazón como en la mente, el Profeta es equilibrado en cuanto a su forma de ver el mundo. Los Profetas son excelentes canalizadores y a medida que desarrollan su don son capaces de intuir eventos por venir, o profetizar.
Ud. es Intuitivo (Intuitive) si su fuerte está en el cuarto chakra (16% a 17%). El Intuitivo entiende el mundo básicamente a un nivel intuitivo, emocional. El corazón es nuestro centro y es donde reside la verdad, la sanación y el conocimiento. Los Intuitivos son excelentes sanadores. A medida que su don se desarrolla son capaces de comunicarse telepáticamente con el mundo espiritual.

Todos los bebés llegan a sus vidas con una distribución equitativa de energía a lo largo de sus chakras. Disfrutan de todos los dones por igual. A esta configuración le llamo Nuevo Comienzo (N/B-New Beginning por sus siglas en inglés). Si tiene este don, Ud. invierte su energía en forma equilibrada; como un niño. Todos tenemos todos los dones, pero algunos de nosotros enfatizamos unas áreas más que otras.

Columna Yang

La energía Yang representa su energía del cuerpo. Determinamos la frecuencia por cada uno de los chakras abiertos y se suman para obtener un número final. Se compara este valor con un valor cercano a 22,200 unidades, que es a donde llegará cuando haya limpiado todos los patrones de bloqueo de su Cuerpo de Energía Central. La diferencia entre estos dos números indica la extensión de los patrones de bloqueo presentes en su cuerpo de energía.

Columna del Rayo

El Rayo se refiere al nivel de conciencia con que está vibrando a la fecha. Cualquier cosa por debajo del blanco, indica que todavía lleva alguna carga kármica que trajo a esta vida para trabajar en ella. El rayo con que entra a esta vida refleja el trabajo que ha logrado en todas sus vidas anteriores. Los niveles más bajos de conciencia de rojo y naranja han desaparecido de la

Tierra hoy en día.

Comentarios

Aquí indicamos lo que se llaman los bloqueos mayores, que le previenen de liberar todos los otros bloqueos menores que tiene en su cuerpo de energía. Estos bloqueos mayores cierran los canales de liberación y le obstruyen para poder liberar sus patrones de bloqueo.

El Bloqueo del Corazón restringe el flujo de energía viniendo hacia su corazón (4to chakra). Este es un chakra importante que tenemos que limpiar, porque es el área donde tomamos nuestra fuerza de vida o energía Chi hacia nuestro sistema y desde allí lo distribuimos. Es también la válvula de liberación principal para remover los bloqueos. El bloqueo del chakra del corazón se origina por patrones de resentimiento. Siempre que se haya sentido usado, abusado, o victimizado en su vida y se sintió resentido, creó un patrón de resentimiento que va inmediatamente al chakra del corazón y lo bloqueó. Podemos liberar estos patrones haciendo aflorar la situación y la relación que causó se crearan estos patrones. Mediante el perdón sincero desde su corazón, podemos dejarlo ir y sanar.

El Desalineamiento del Cuerpo Emocional es otro patrón de bloqueo mayor. El desalineamiento es una alteración o distorsión en esa capa de su cuerpo de energía. Previene el flujo efectivo de energía a través de esa área. Un desalineamiento del cuerpo emocional es causado por trauma emocional extremo debido a situaciones de abuso. Generalmente ocurren durante la niñez. Este bloqueo mayor, si está presente, casi siempre es de una vida previa y ya vino impresa en su energía al nacer.
Un Desalineamiento del Cuerpo Mental es creado por un permanente juicio negativo de parte suyo, de alguien cercano a Ud., como un miembro de la familia o su pareja. Esto ocasiona una distorsión del cuerpo mental, restringiendo el flujo de energía. Un desalineamiento del cuerpo mental, a menudo también, ya viene impreso en su energía cuando nace. Si está presente, podría notar este patrón reflejado en sus relaciones.

Un Desalineamiento del Cuerpo Espiritual, si Ud. lo tiene, generalmente está impreso en su energía al nacer. Este bloqueo mayor es creado por el abuso de energía espiritual. Usar la energía espiritual para controlar y manipular a otros para su propio beneficio causa esta distorsión del cuerpo espiritual. Las clases de actividades que causan este bloqueo involucran brujería, vudú, rituales satánicos, etc. El mal uso de energía espiritual en esta manera crea el bloqueo.

Una vez que sus bloqueos mayores son curados, es posible liberar los bloqueos menores a una velocidad acelerada. La liberación se manifiesta en diferentes maneras, dependiendo de lo que ha archivado en su cuerpo de energía. A medida que los bloqueos van saliendo, podría experimentar grados de miedo, cólera o juicios negativos. A veces lloramos sin ninguna razón aparente, estamos más irritables, tenemos sueños lúcidos o síntomas parecidos a alergias. Mientras más balanceado se pueda mantener durante el proceso de liberación, más rápido podrá liberar y más cómoda será la liberación. Monitoreamos su liberación usando su cuadro. Su frecuencia se vuelve más alta a medida que va limpiando sus patrones de bloqueo. Cuando alcance las 22,200 unidades de energía yang, ha limpiado todos los patrones de bloqueo de su cuerpo de energía central. Generalmente toma 2-3 meses para limpiar este cuerpo de energía central, dependiendo que tan enfocado, balanceado y centrado en su corazón se encuentre. Una vez que los bloqueos mayores son liberados, es muy importante utilizar las herramientas (como la meditación, oración, yoga, Qigong, ejercicios, Thai Chi) disponibles para centrar y balancear al corazón diariamente

Práctica – Grounding / Enraizamiento

Ponte en una posición cómoda, mueve y sacude tus caderas, tus hombros, tus rodillas y tu cuello de modo que te sientas suelto y relajado.  Permite que tu atención se dirija a un punto brillante de conciencia situado entre tus ojos dentro de tu cráneo.  Permite que este punto baje a través de tu cuerpo, a través de la gargante.. de tu plexo solar.. de tu vientre o de tu cavidad pélvica si eres un  hombre… entre tus piernas y bajando por ellas hasta fluir hacia el suelo y la tierra que hay bajo tus pies.  Cómo si fueran raíces buscando el suelo fértil, bajando fácilmente hacia abajo, hacia abajo….a través de los cimientos de este edificio, a través del humus vegetal hacia el interior de la tierra…  a través de las capas de roca, más abajo, más profundamente.  Siente la presión y el calor del cuerpo vivo de la Madre Tierra…

Descansa aquí un momento.. Ahora empieza a respirar para absorber la energia de la tierra y dirigirla a tu cuerpo… siente como va subiendo por tus piernas gracias la respiración, hacia la pelvis, cálido, surgiendo por tu ombligo, respirando, llenando tu pecho, bajando por tus brazos y subiendo y saliendo por encima de tu cabeza, elevándose como ramas, que se elevan hacia el cielo alcanzando el Sol, la Luna y a las estrellas que brillan en la oscuridad y más allá de las oscuridad, conectándote con los poderes luminosos del cielo.  Permite que la energia del cielo llueva sobre tu cuerpo, siente la energia del cielo y la tierra fluyendo a través de tí, hacia arriba y hacia abajo. Cuando tengas suficiente, ponte de rodillas y toca el suelo con las dos manos, dejando que la energia extra fluya de vuelta a la tierra, quedándote tan solo la que necesites para tií.. Cuando estés listo, levántate, siéntate totalmente enraizado y lleno de energia, listo para la magia…..

Razon de edición; Se trata de un ejercicio muy común dentro de la Wicca, se ha cambiado el título del mensaje original para facilitar la identificación.

MAGIA SEXUAL Y TANTRA (Interesante)

Hablaremos de Magia sexual, y de Tantra.  La magia es el arte de manejar las energías universales, de la naturaleza y particulares.  Cuando hablamos de magia sexual, habalmos de un conocimiento acerca del uso conciente de la energía sexual en nosotros, un manejo normalmente desconocido, para el hombre cotidiano.  Hay varias claves en esto, y una es reconocer que somos el sexo, que la sensación sexual somos nosotros, es decir que no es algo separado, el sexo y yo, por ejemplo.  Una vez reconocido esto iremos más allá, tratando de descubrir la intima relación existente entre sexualidad y éxtasis místico.

El goce sexual es espiritual, aunque nuestra cultura lo ha degradado a un simple acto reproductivo, mecánico, a veces con cierto placer genital y en muy pocos casos, con un goce que va más allá de lo orgánic, llegando a lo emocional, etc…  Para el mago el sexo es arte, es poesía, es música, éxtasis, arrobamiento, devoción, adoración, entrega.  Y la clave está en el manejo de su energía sexual, la cual cuida como su propio ser, ya que allí se sitúa la imagen del hombre perfecto.  Allí está el CRISTO.  El que tenga oidos que escuche. porque aquí si que hay sabiduria.

Dentro de esa compenetración con lo mágico – artístico, uno comienza a apreciar la belleza del cuerpo, como manifestación de lo divino, como expresión de lo interno.  Así la mujer es la Divinda Madre, la eterna amante, Shakty, la esposa de Shiva.  El hombre es indú y lo cristiano.  Son en realidad expresiones de fuerzas internas que el hombre tiene a su alcance.  El goce sexual, el momento de mayor intensidad, son el mismísimo Espiritu Santo y la Divina Madre, en su manifestación fisica.

Antiguamente la MAGIA SEXUAL era enseñada en secreto, en los templos de iniciación, y según cuentan algunos adeptos, sólo se le enseñaba este aret al discípulo DESPIERTO.  Lo cual nos viene a recalcar la importancia del tema, y la seriedad con la que debe de abordarse.

No se trata de volvernos gimnastas sexuales, sino de ingresar en un mundo de percepción y sensibilidad, que el hombre común no accede.  Para ello es menester cambiar la forma de pensar, y sentir, especialmente ésta última.  El ser humano actual, y sobre todo el que vive en occidente, necesita modificar la estructura de su pensamiento y sentimiento, para poder ingresar en los mundos internos, donde el conocimiento y la vivencia son fenómenos directos, y no requieren evaluación, o discución, no exigen toma de partido, sino integración y plenitud.

La absurda idea de tener una relación sexual lineal, donde ambos participes van en busca de algo, llamado orgasmo, pero que ni siquiera es como creen, el momento de mayor goce, resulta por demás limitadora, y por lo tanto nos aleja de EXTASIS SEXUAL.
EL EXTASIS es una experiencia incomunicable, es algo místico y a la vez sexual.  Son dos aspectos de una misma cosa.  La energía que produce el extasis sexual, es la misma que nos lleva al extasis místico.

Decíamos anteriormente que en la energia sexual está la imágen de nuestra perfección, lo que el kábala se llama el ADAM KADMON.  Cuando no perdemos la energia sexual, esta retorna hacia dentro y hacia arriba para formar nuestros vehículos superiores de conciencia, los cuerpos internos.  Una vez formados estos cuerpors internos, el hombre entra en una dimensión de la vida totalmente desconocida para la humanidad.  Pero la cristalización de este nuevo hombre es toda una creación, una creaciçon que se asemeja a la formación del universo, ya que somos un universo. 

La vivencia de lo sexual como una comunión espiritual con nuestra pareja nos permite fusionarnos con nuestro Dios interno, con la totalidad, con eso que nunca dejamos de ser, la ETERNIDAD.

La clave no es solo encauzar la energia hacia dentro , sino que se necesita de un estado del alma diferente al cotidiano, por eso hablabamos de cambiar la formar de pensar y sentir.  Además requiere que estemos enamorados de nuestra pareja, ya que como decía antes, esto no es una gimnasia sexual.

Con este arte amatorio estamos trabajando con la serpiente sagrada, la Divina Madre, KUNDALINI, que habita en el coxis, en el chakra básico, adormecida pero esperando despertar, cuando sienta los llamados del absoluto.
Toda la información existente sobre el tema enfatiza el punto de no eliminar la energia sexual, lo que ocurre en el hombre con la eyaculación seminal.  Es de gran importancia subrayar la idea oriental de que el hombre de occidente no conoce el orgasmo. 

Cree que esa sensación placentera post-eyaculación es el orgasmo, pero no lo es.  El orgasmo en oriente es el mismo extasis.  Lo que siente el hombre común es la sensación de alivio que se genera cuando se desbloquea la energia.  Cualquier energia bloqueda que se libera produce place, y por consiguiente es aceptada de buen agrado, pero aquí estamos tratando de ir más adentro, a las raices mismas de la comunión con lo divino, donde podemos participar de la sensación de EXTASIS.

Por eso decía que no se trata solo de aplicar una técnica de no eyacular, o retener el semen, sino que se trata de una actitud interna, que nos permita fundirnos con la totalidad. Si no experimentamos eso, no estaremos practicando magia sexual, sino un acto sexual más o menos rebuscado.
Se trata de transmutar el semen en energia creadora, sublimarlo, ascenderlopor la columna vertebral, llenando el aura con ese fuego divino, para comenzar una creación interior. Esa creación nos lleva a cristalizar nuestros vehículos internos, también llamados CUERPOS SOLARES, o CUERPOS SUPERIORES.  Recordemos que existe un cuerpo astral superior, medio, e inferior.  Esos cuerpos tienen su diseño en la energia sexual.  Cuando la serpiente despierta, comienza si labor de regeneración y creación de esos cuerpos.

En el acto de Magia Sexual la pareja se magnetiza mutuamente.  Los plexos se cargan y potencian con el intercambio de caricias amorosas.  Es importante lograr una muy buena exitación afin de sutilizar el alma y abrir el espíritu a la energia divina del Espiritu Santo que comienza a llenar a ambos consortes.  La apertura emocional que nos pone en contacto con la VOLUPTUOSIDAD, es la entrada al reino de la ALTA MAGIA, el Edén Biblico.  Estas sensaciones son el alimento que el alma necesita para enfrentar la experiencia vital.

En vez de tener una relación rápida y que se corta abruptamente por la irrupción del “orgasmo”, el MAGO se deleita danzando con su esposa en las aguas de la diosa NUS, La VOLUPTUOSIDAD.
Veamos algunas opiniones de Maestros de la Blanca Hermandad, que han hablado acerca del tema.  Dice el Maestro Huiracocha (Arnoldo Krum Heller): ” En los antiguos tiempos había una escuela de Misterios en la que aparecía un anillo en el que estaba grabada la imágen de Iris y Serapis unidos por una culebra”.

En vez de del coito que llega al orgasmo, deben prodigarse reflexivamente dulces caricias, frases amorosas y delicados tacteos manteniendo constantemente apartada la mente de la sexualidad animal, sosteniendo la más pura espiritualidad, como si el acto fuera una verdadera ceremonia religiosa.  Sin embargo puede y debe ser el hombre introducir el pene y mantenerlo en el sexo femenino, para que sobrevenga a ambos una sensación divina, llena de gozo, que puede durar horas enteras, retirándolo en el momento en que se aproxima el espasmo para evitar la eyaculación del semen.  De esta manera tendrán cada vez más ganas de acariciarse.

Esto se puede repetir tantas veces cuantas se quiera sin jamás sobrevenir el cansancio, pues todo lo contrario, es la clave mágica para ser diariamente rejuvenecido, manteniendo el cuerpo sano y prolongando la vida, ya que es una fuente de salud con esta constante magnetización.
Del libro “El misterio del Áureo Florescer” de Samael Aun Weor, extractamos lo siguiente: “La magia sexual entre marido y mujer se fundamenta en las propiedades polares que ciertamente tienen su elemento potencial en el sexo.  No son hormonas ni vitaminas de patente lo que se necesita para la vida, sino auténticos sentimientos de tú y yo, y por ende el intercambio de las más selectas facultades afectivas, eróticas, entre el hombre y la mujer.

De la mezcla inteligente del ansia sexual con el entusiasmo espiritual, surge como por encanto la conciencia mágica.  Necesitamos con urgencia evadirnos de la sombría corriente cotidiana del acoplamiento vulgar común y entrar en la esfera luminosa del equilibrio magnético, del “redescubrimiento en el otro”, de “hallar en tí la senda del filo de la navaja”, “el camino secreto que conduce a la liberación final”.

Es ostensible la tremenda dificultad que presenta el estudio de la Magia Sexual. No resulta nada facil querer mostrar como “aprendible y visible” el sexo yoga, el Maithuna, con su gobierno de las más delicadas corrientes de nervios y las múltiples influencias subconcientes, infraconcientes e inconcientes sobre el ánimo.
Hablemos duro y sin ambages, este tema sobre SEXO-YOGA es cuestión de experimentación intima directa, algo demasiado personal.  Renunciar a la concupiscencia animal, en aras de la espiritualidad es fundamental en la MAGIA SEXUAL, si es que en verdad queremos encontrar en hilo de Ariadna del ascenso, el áurero bramante que ha de conducirnos de las tinieblas a la luz, de la muerte a la inmortalidad.

Cierto sabio dijo enfáticamente lo siguiente “Obra la MAGIA SEXUAL transfigurando corporalmente y procura una acentuación ideal a lo sexual en el alma.  Por eso son capaces de Magia Sexual sólo los seres que tratan de superar el dilema dualista entre el mundo anínmico y el de los sentidos, quienes dotados de intima “vela”, se hallan absolutamente libres de cualquier clase de hipocresia, negación y devaluación de la vida”.
“El amor es la llave que abre la puerta y no la razón.  La pérdida seminal simboliza la pérdida del amor divino que encarna el verdadero hombre, por eos pierde fuerza”.
(Tut Farrayah, conferencias sobre el Amor).

Este trabajo mágico con el sexo es lo que se llama CASTIDAD, lo cual no debe confundirse con CELIBATO.  Las castidad es el manejo conciente de la energia sexual, dentro de una ciencia espiritual, que es a la que accede el iniciado. Esto le permite despertar la serpiente KUNDALINI.

Hay una manera de despertar la serpiente KUNDALINI a traves de mantras.

Transmutación:

Energia Vital – Gastar energia a traves de los pensamientos, esfuerzo fisico etc….

Nuestros centros energeticos –  Centro Intelecto (Problemas de la mente)
                                            Centro emocional ( Problemas emocionales, miedos, dudas etc…)
                                            Centro Motor      (Problemas del cuerpo)
                                            Centro instintivo  (Problemas como anorexia, obsesiones de comida, alcohol etc….)
                                            Centro Sexual      (Problemas sexual, no tener ganas)

Tecnica en solitario

Respiración más mantrenización

Inahalar aire por la nariz y expulsarlo por la boca.
Mientras se inala se contrae el coxis.
Una vez llevado el aire al tercer ojo se dice:

HAM – SAJ  (Ham se pronuncia JAM)

HAM mental SAJ verbal

Tecnica con pareja

Cuando el hombre penetra la mujer los dos deben decir:

ISIS (inalación)
RAM – I – O Exalación

Quedo claro?  Pues a la ataque!!!!  😀

Destino de las almas

No se donde poner este tema ???  ???

Como bien sabe Crow hace un par de meses pase por uno de los peores momentos en mi vida ya que perdí a tres personas muy queridas mias en menos de 2 meses.  Ahora lo veo todo de otra manera ya que acepte y entendí el porque se tuvierón que marchar.  Crow me recomendo un libro que me esta ayudando bastante……

El libro se titula destino de las almas por Michael Newton.  Explica el viaje que un alma hace, los pasos que debe dar y como aceptar los errores que ha cometido en sus vidas y como prepararse para la siguiente vida.

Me acuerdo antes de que dejara mi amigo esta vida, me dijo algo así:” Erika, debo hacer un viaje muy largo y muy dificil”.  Cuando me comento esto mi primera reacción fue ” No te entiendo”.  Pero así que quedo la cosa.  Estuve así varios meses despues de su muerte sin entender su perdida.   No entendia el porque no nos aviso cuando el bien sabia su muerte.  

Ahora si entiendo el porque.  Digamos que ya le he dejado libre.  Este libro mira muchos aspectos de un alma.  Los pasos que debe seguir, como valora sus vidas pasadas, su karma, como vuelve a encontrarse con su seres queridos o amigos pero en alma.
Digamos ( por lo que he leido del libro) que el mundo espiritual también tiene su propia escuela.  Con grandes sabios, maestros e guias.  Cada uno tiene su papel e intenta ayudar a ese alma perdido o no perdido a curarse de cualquier herida que tenga de la vida que han dejado atras.

Recomiendo este libro a cualquier persona que este pasando por una perdida.  Es un buen libro para reflexionar y aceptar dichas perdidas.  

Crow, me comentaste algo sobre el camino del cuervo alguna vez.  Me dijiste que estaba en el camino del cuervo cuando paso lo de mi amigo o algo parecido (no me acuerdo).   Me podrias mandar algun texto que se meta más profundo en este tema?

Vislumbres de una infancia dorada (libro) (6)

Sesión  40

Estoy de pie (es curioso porque se supone que estoy descansando), quiero decir, que en mi memoria, estoy de pie junto a Masto. Por supuesto, no hay ninguna otra persona con la que preferiría estar. Estar con cualquier otra persona después de haber estado con Masto sería pobre, limitado.
Ese hombre era verdaderamente rico en cada una de las células de su ser, y en cada filamento de su malla de relaciones que, poco a poco, fui conociendo. No pudo presentarme a todos, era imposible. Yo tenía prisa por hacer lo que llamo no-hacer. Él tenía prisa por hacer lo que llamaba su responsabilidad respecto a mí, como le había prometido a Pagal Baba. Ambos teníamos prisa, y a pesar de lo mucho que él quería no pude aprovecharme de todas sus relaciones. Pero también había otros motivos.
Él era un sannyasin tradicional, por lo menos en lo exterior, pero yo le conocía más profundamente. No era tradicional, aunque fingía serlo porque la gente quería esa ficción. Sólo ahora puedo entender todo lo que debió sufrir. Nunca he sufrido de ese modo porque me resisto a fingir.
No lo creeréis, pero hay miles de personas que esperaban algo de mí que sólo era producto de su imaginación. Yo no tenía nada que ver con eso. Los hindúes, entre millones de mis seguidores (hablo del tiempo antes de comenzar mi trabajo), creían que yo era Kalki. Kalki es el avatar hindú, el último.
Tengo que daros una pequeña explicación que os ayudará a entender muchas cosas. En India, los antiguos hindúes creían que sólo había diez reencarnaciones de Dios. Naturalmente -en aquellos tiempos la gente contaba con los dedos-, diez era el máximo. No podías ir más allá del diez; tenías que volver a empezar desde el uno. Por eso, los hindúes creían que cada ciclo de existencia tenía diez avatares. La palabra «avatar» literalmente quiere decir «el que desciende de lo divino». Diez, porque después del décimo se termina un círculo o ciclo. Comienza inmediatamente uno nuevo, pero vuelve a haber un primer avatar, y la historia continúa hasta el décimo.
Me podréis entender fácilmente si habéis visto contar a los humildes campesinos hindúes. Cuentan hasta diez con los dedos; después vuelven a empezar, uno, dos… En la antigüedad, el diez debía ser el máximo. Es curioso, pero sigue siéndolo en lo que se refiere a los idiomas. Más allá del diez no hay nada; el once es una repetición. El once es poner un uno detrás de un uno, casándolos, metiéndolos en líos, nada más. Después del diez, todos los números son sólo repeticiones.
¿Por qué son tan originales los números del uno al diez? Porque en todas partes el hombre ha contado con los dedos de la mano.
Tengo que mencionar de paso, antes de continuar (simplemente es una distracción antes de centramos): vuestros números en inglés para decir uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez provienen del sánscrito.
Las matemáticas tienen una deuda con el sánscrito, porque sin estos números no habría habido un Albert Einstein, ni una bomba atómica; no existiría el Principia Matematica de Bertrand Russell y Whitehead. Estos números son los ladrillos primordiales.
Los cimientos no se colocaron en otro lugar sino en los valles de los Himalayas. Probablemente, se encontraron con una belleza inconmensurable e intentaron medida. Quizá hubiese alguna otra razón, pero una cosa es segura: la palabra sánscrita tri, en inglés se convierte en three (tres). Ha tenido que hacer el largo y polvoriento viaje de la palabra. La palabra en sánscrito sasth se convierte en el six (seis) inglés; la palabra sánscrita asth se convierte en eight (ocho); y así sucesivamente.
¿Qué estaba diciendo?
-Estabas diciendo que los hindúes creen que eres la décima reencarnación de Kalki. Muy bien. Estás mejorando.
Kalki es la décima y última reencarnación hindú de Dios. Después de él se acaba el mundo, y por supuesto, vuelve a comenzar, del mismo modo que derribas un castillo de naipes para luego volver a empezar. Puede que antes de empezar vuelvas a barajar las cartas para animarte un poco; por otra parte, ¿qué les importa a las cartas? Pero volverás a barajar te hace sentir bien.
Exactamente del mismo modo, Dios vuelve a barajar y empieza a pensar:
-Quizá ahora me salga un poco mejor.
Pero haga lo que haga, todas las veces surge un Richard Nixon, un Adolf Hider, un Morarji Desai…, quiero decir que Dios se está equivocando todo el rato.
Sí; de vez en cuando acierta, pero en ese caso el mérito debería ser del hombre, porque triunfa en un mundo donde todo fracasa. Sin duda, no se debe a Dios. El mundo es prueba suficiente del desprestigio absoluto de Dios.
Los hindúes han seguido usando el diez como lo absoluto desde los tiempos del Rigveda, de eso hace unos diez mil años. Pero los jainistas, que son mucho más matemáticos, lógicos y anteriores a los hindúes, nunca han creído en la santidad del diez. Tenían sus propias ideas. Por supuesto, también lo han deducido de alguna fuente. Si no lo puedes deducir de tus dedos, alguien lo debió de hacer de otro modo, de alguna otra fuente.
Nunca se ha estudiado claramente lo que hicieron los jainistas, y yo no lo puedo corroborar con ningún texto porque, probablemente, sea la primera vez que lo estoy mencionando. Añado «probablemente» por si acaso hay alguien que ya lo ha hecho antes que yo y no lo supiese. Pero conozco casi todas las escrituras que merece la pena conocer. He ignorado las demás. No obstante, es posible que haya ignorado a alguien del grupo a quien no se debía ignorar; por eso he usado la palabra «probablemente», de lo contrario, estoy seguro que nadie lo ha dicho antes. De modo que lo vamos a decir ahora.
Los jainistas creen en veinticuatro maestros a los que llaman tirthankaras. Tirthankara es una hermosa palabra; significa «el que hace un sitio para tu barco, desde el que puedes cruzar a la otra orilla». Este es el significado de tirth, y tirthtankara significa «el que crea un lugar desde el que muchísima gente puede cruzar a la otra orilla, la orilla del más allá». Ellos creen en el veinticuatro. Su universo también es un círculo aunque, naturalmente, más grande. Los hinduistas tienen un círculo pequeño de diez; los jainistas tienen un círculo más grande de veinticuatro. El radio es mayor.
Incluso los hinduistas, sin saber qué estaban haciendo, se quedaron impresionados por el número veinticuatro, porque los jainistas les podían decir: «¿Sólo tenéis diez? Nosotros tenemos veinticuatro.» Es igual que la psicología de los niños: «¿Cuánto mide tu padre? ¿Sólo un metro y medio? Mi padre mide casi dos metros. No hay nadie más alto que mi padre», y este «dios» no es más que una forma paterna.
Jesús tenía razón; solía llamarle Abba, que se puede traducir por «papá» pero no por «dios». Podéis entenderlo: abba es una palabra que indica amor y respeto, y papá no lo es.
Cuando dices «padre», te sucede instantáneamente algo serio, incluso a la persona que estás llamando padre, porque tiene que ser padre. Probablemente, los cristianos llaman padre a sus sacerdotes por eso; papá no sería adecuado, y abba le haría reír a los niños, nadie le tomaría en serio.
Los hindúes provienen de fuera de India. No son originarios del país; son extranjeros, sin pasaporte. Han ido entrando de Asia central desde hace siglos; de allí provienen todas las razas europeas: la francesa, la inglesa, la alemana, la rusa, la escandinava, la lituana.,. y así sucesivamente. Todas las «esas» vinieron de Mongolia, que actualmente es casi un desierto. Mongolia no le interesa a nadie. La gente ni siquiera sabe que es un país. Una parte pertenece a China, la mayor parte pertenece a Rusia, y están librando una guerra fría constante sobre dónde trazar la línea, porque Mongolia sólo es un desierto.
Pero toda esta gente, especialmente los arios, proviene de Mongolia. Vinieron a India porque, de repente, se empezó a convertir en un desierto, y su población estaba aumentando como la de los hindúes. Tenían que emigrar en todas las direcciones. Menos mal, así es como aparecieron todos estos países.
Pero India ya era un país muy refinado antes de que llegasen los arios. No era como Europa. Cuando los arios llegaron a Alemania y a Inglaterra no encontraron a nadie contra quien luchar; encontraron una hermosa tierra donde no había nada que temer. Pero en India fue una historia diferente. La gente que vivía en India antes de que entrasen los arios debían de ser muy civilizados. Quiero decir, de verdad, no sólo porque viviesen en ciudades
Se han hecho excavaciones en dos de las ciudades de esa época: Mohenjodaro en Pakistán, que antes era parte de India, y Harappa. Estas ciudades muestran cosas extrañas: tenían calles anchas, de veinte metros de ancho; edificios de tres pisos; baños; sí, habitaciones con cuarto de baño. En India todavía hay millones de personas que no saben que existe tal cosa. De hecho, si se lo contaras se echarían a reír, pensarían que estás un poco loco; ¿un cuarto de baño junto a tu dormitorio? ¿Estás loco?
El diseñador más vanguardista seguramente parecería un poco loco incluso para vosotros, porque el último diseño de Escandinavia es un cuarto de baño con un dormitorio en su interior. Todo el asunto toma una nueva perspectiva. Básicamente, se trata de un cuarto de baño, y el dormitorio está en una esquina, sin que haya una separación. El cuarto de baño es lo fundamental: tiene una pequeña piscina, y todo lo que necesites, hasta una cama…, pero el baño no es contiguo a la habitación, sino que la cama está dentro del cuarto de baño.
Probablemente éste sea el perfil de las cosas en e! futuro, ¡pero si se lo cuentas a los millones de personas que hay en India…! Yo era la única persona del pueblo -del pueblo de mi abuelo, donde viví tanto tiempo- con un cuarto de baño anexo a la habitación, y la gente hacía chistes sobre esto. Me solían preguntar:
-¿Realmente tienes un baño junto a tu habitación? -y lo decían en voz baja
– Yo les respondía:
-No tengo por qué ocultado; es verdad, ¿y qué?
-No nos lo podemos creer -decían-,
porque nadie ha oído hablar jamás de un baño junto a un dormitorio en estas tierras. Eso debe ser tu abuela. Esa mujer es peligrosa. Debe haber traído esa idea. Por supuesto, no es de los nuestros; ha venido desde un lugar remoto. Las historias que hemos oído de su lugar de nacimiento no se las contaríamos a un niño. No te lo deberíamos contar.
Yo les dije:
-No os preocupéis. Me lo podéis contar porque ella también lo hace.
-¡Mira, te hemos avisado! Ella es una mujer extraña de Khajuraho. En ese lugar no puede haber gente buena.
Quizá haya algo de mi Nani que ha dado origen en mí a lo que ellos llamaban «malo», y yo llamo «bueno».
El hinduismo no es, como ellos se atribuyen, la religión más antigua de la tierra. Es el jainismo, que es una pequeña minoría y muy cobarde. Pero ellos introdujeron la idea del veinticuatro. ¿Por qué veinticuatro? Me lo he preguntado. Lo discutí con Masto, con mi madre y con la que se decía mi suegra, de la que os hablaré más adelante. Nadie le llamaba suegra delante de mí, porque ambas eran peligrosas. Después de mi Nani, era sin duda la mujer más atrevida que he conocido. Por supuesto, no le puedo dar el primer puesto.
Era casi un chiste que le llamaran mi madre política, pero si analizas las palabras, madrepolítica… era casi una madre para mí, si no de sangre, sí por ley. No es que estuviese casado con su hija, pero la hija estaba enamorada de mí. Sobre esto os hablaré en otro círculo, porque es un círculo muy vicioso, y no quiero comenzar ahora.
¿Qué hora es?
-Las diez y media, Osho.
Magnífico. Sólo diez minutos para mí. Ha sido precioso.
(Osho empieza a reírse entre dientes. Intenta explicar de qué se está riendo… pero está muerto de risa.)

Sesión 41

De acuerdo. Ni siquiera he podido empezar a contaros lo que os quería contar. Probablemente, no tenía que ser, porque he intentado retornar el hilo muchas veces, pero ha sido en vano, y luego todo ha vuelto a su sitio. Pero ha sido una sesión muy fructífera, aunque no se dijese ni se oyese nada. Ha habido mucha risa aunque yo me sentía aprisionado.
Os preguntaréis por qué me estaba riendo. Menos mal que no tengo un espejo delante. Os tenéis que encargar de que haya uno para que este lugar pueda ser lo que pretende ser. Pero ha estado muy bien. Me he desahogado. No me había reído tanto desde hacía años. Algo dentro de mí ha decidido esperar hasta esta mañana, pero no he hecho ningún esfuerzo en ese sentido, al menos hoy, aunque quizá algún otro día lo haga.
A veces se superponen los círculos y lo van a seguir haciendo una y otra vez. Hago lo que puedo para mantener direcciones bien definidas pero los círculos intentan rodear todo lo que encuentran. Están locos o quién sabe, quizá son budas que intentan echar un vistazo al viejo mundo otra vez, para ver cómo marchan ahora las cosas. Pero ésa no es mi intención. No conseguía llegar a donde quería llegar y me empecé a reír, en lugar de ignorar vuestras risas y seguir.
Bueno, esto sólo es la introducción, pero esta mañana me he dado cuenta de una cosa; no es que no me hubiese dado cuenta antes, pero no me había dado cuenta de que lo tenía que contar. Ahora tengo que contado.
EI 21 de marzo de 1953 sucedió algo extraño. Sucedieron muchas cosas raras, pero sólo voy a hablar de una. Las demás saldrán cuando les toque. De hecho, todavía es un poco pronto para contado en mi historia, pero hoy por la mañana me acordé de esta cosa tan singular. Después de aquella noche perdí el sentido del tiempo. Por más que lo intente, no consigo -como hace casi todo el mundo- acordarme de la hora.
No sólo eso, sino que por la mañana, es decir, todas las mañanas, tengo que mirar por la ventana para ver si es por la tarde o por la noche, porque duermo un par de veces cada día y al despertarme por las tardes, lo primero que hago es mirar el reloj. De vez en cuando, el reloj me gasta una broma: deja de funcionar. Marca las seis, por lo que se debe haber detenido por la mañana. Por eso tengo dos relojes y un despertador, para comprobar si alguno de ellos me está gastando una broma.
Hay otro reloj que es más peligroso, mejor no mencionarlo. Se lo quiero regalar a alguien pero todavía no he encontrado a la persona apropiada para este reloj, porque en vez de un regalo será un auténtico castigo. Es electrónico, y siempre que se va la luz, aunque sólo sea un segundo, el reloj vuelve a marcar las doce y parpadea: 12… 12. . . 12. .. Simplemente para indicar que se ha ido la luz.
Hay veces que lo tiraría, pero me lo regaló alguien, y no tiro las cosas con facilidad. Es una falta de respeto. Por eso estoy esperando a que aparezca la persona indicada.
No tengo sólo uno, sino dos relojes de ese tipo, uno en cada habitación. Alguna vez me han decepcionado cuando me he acostado a dormir la siesta. Suelo hacerlo a las once y media en punto, o como mucho a las doce, pero raras veces. Miré a través de un agujerito entre las mantas en un par de ocasiones y el reloj marcaba las doce, de modo que pensé:
-Eso significa que me acabo de acostar. Y me volví a dormir.
Después de un par de horas volví a mirar:
-Las doce, qué extraño… hoy el tiempo parece haberse detenido del todo -pensé-. Me volveré a dormir porque ahora todo el mundo está durmiendo.
De modo que me volví a dormir.
Ahora le he dado instrucciones a Gudia para que me despierte después de las dos y cuarto, si no me he levantado.
-¿Por qué? -me preguntó.
-Porque si no me despierta nadie –le dije- seguiría durmiendo eternamente.
Todas las mañanas tengo que decidir si es por la mañana o por la noche, porque no lo sé, no tengo ese sentido. Lo perdí el día que os he contado.
Cuando te pregunté esta mañana: -¿Qué hora es?
Dijiste:
-Las diez y media.
-¡Dios mío! -pensé-. Esto es demasiado. Mi pobre secretaria debe estar esperando desde hace una hora y media, y yo todavía no he empezado mi historia.
De modo que dije, como para terminar:
-Dame diez minutos.
El verdadero motivo es que creía que era de noche.
Devaraj también lo sabe; ahora me puede entender perfectamente. Una mañana, cuando me acompañaba hacia el cuarto de baño, le pregunté:
-¿Mi secretaria está esperando?
Él me miró asombrado. Tuve que cerrar la puerta para que se recuperase. Si seguía de pie en la entrada, esperando… ya conocéis a Devaraj; nadie es tan amoroso conmigo. No era capaz de decirme que no era de noche. Según él, si yo estaba preguntando por mí secretaria debía haber alguna razón; y por supuesto, ella no estaba allí y no era su hora de venir; por tanto, ¿qué respuesta me tenía que dar?
No dijo nada. Simplemente se quedó en silencio. Yo me reí. La pregunta le puso en un apuro pero lo que os cuento es verdad, porque siempre he tenido problemas con el tiempo. Me las ingenio de alguna forma, usando extraños recursos. Fijaos en este recurso: ¿alguna vez habéis visto a un buda hablar así?
Estaba diciendo que el jainismo es la religión más antigua. Tened en cuenta que no la valoro sino que la desvaloro. Pero un hecho es un hecho; apreciar o depreciar, ésa es nuestra actitud. En Occidente se sabe muy poco del jainismo, y no sólo en Occidente, incluso en Oriente, a excepción de algunas partes de India. Esto se debe a que los monjes jainistas van desnudos. No pueden trasladarse a comunidades que no sean jainistas. Serían apedreados, asesinados, incluso en el siglo xx.
El gobierno británico, que permaneció en India hasta 1947, tenía una ley especial para los monjes jainistas; sus  discípulos tenían que solicitar un permiso antes de entrar en una ciudad. Sin el permiso no se les permitía entrar. Aunque lo tengan, no se les permite entrar en ciudades tan grandes como Bombay, Nueva Delhi o Calcuta. Sus discípulos tienen que rodearles de tal forma, que nadie pueda ver que ellos están desnudos.
Digo «ellos» porque los monjes jainistas no pueden viajar solos. Tienen que ir con un grupo de monjes, por lo menos cinco; ése es el límite mínimo. Ponen este límite para que se espíen unos a otros. Es una religión muy -como diríais vosotros- «sospechosa», naturalmente sospechosa, porque todos sus mandamientos son antinaturales.
Es invierno y estás tiritando, te gustaría sentarte al Iado del fuego, pero un monje jainista no se puede sentar junto al fuego porque el fuego es violencia. El fuego mata porque, para hacerlo, se necesitan árboles y matamos a los árboles. Probablemente, estarán de acuerdo los ecologistas. Y cuando estás haciendo un fuego se queman muchas criaturas pequeñas, vivas pero invisibles a simple vista. Algunas veces la madera tiene hormigas u otro tipo de insectos que viven dentro del tronco.
En pocas palabras, los monjes jainistas no se pueden acercar a un fuego. Por supuesto, no pueden usar mantas porque están hechas de lana; esto, de nuevo, es violencia. Siempre se podría encontrar alguna otra cosa, pero como no pueden poseer nada… La no-posesión es fundamental, y los jainistas son muy extremistas o Han llevado la lógica de la no-posesión hasta el extremo.
Los monjes jainistas son dignos de verse: puedes ver lo que la lógica le hace al hombre. Es feo porque está desnutrido: está en los huesos, es casi un cadáver; aunque su cuerpo es raquítico, la barriga es grande. Aunque sea extraño es comprensible. Ocurre siempre que hay escasez y la gente se muere de hambre. Seguramente, habréis visto fotos de niños con barrigas grandes, enormes; y sus extremidades, las manos y las piernas no son más que huesos cubiertos de piel, y esta piel tampoco es muy agradable… porque está casi muerta. Lo mismo le sucede al monje jainista.
¿Por qué? Yo lo entiendo porque los he visto a ambos. Inmediatamente me llamaron la atención la barriga de los niños hambrientos y la de los monjes jainistas. ¿Por qué? Porque los dos tienen el mismo tipo de barriga, y sus cuerpos también son parecidos. Los rostros también. Perdonad que lo diga, pero son rostros sin rostro; no expresan nada, no muestran nada. No son solamente páginas vacías, sino páginas que han estado largo tiempo esperando que se escribiera algo en ellas para hacerlas significativas…, pero se han ajado sin que llegase nadie.
Tienen tanta amargura contra el mundo que se han dado la vuelta -mejor dicho, se han enrollado, porque estoy usando como símbolo las páginas-; se han enrollado y se han cerrado a la posibilidades futuras. Hay que ayudar al niño hambriento; pero aún más al monje jainista, porque piensa que lo que está haciendo está bien.
Pero, inevitablemente, una religión antigua es muy estúpida. La estupidez es prueba de su antigüedad. El Rigveda 17 menciona al primer maestro jainista, Rishabhdeva. Se cree que fue el fundador de esta religión. Aunque no lo puedo asegurar porque no quiero culpar a nadie, particularmente a Rishabhdeva, al que no he conocido, ni creo que le conozca tampoco.
Si realmente fue el fundador de este estúpido culto, entonces soy la última persona que querría conocer. Pero ésta no es la cuestión; la cuestión es que los jainistas tienen un calendario diferente. No cuentan los días de acuerdo al sol sino a la luna, naturalmente, porque su año está dividido en veinticuatro partes, de modo que tienen veinticuatro tirthankaras. Su universo representa un círculo de un año que se rige por la luna, de la misma manera que otra gente se rige por el sol. Todo es arbitrario. De hecho, en este momento opino que todo este asunto es estúpido.
Si os fijáis en el calendario inglés y veis qué estupidez, me podréis entender. Es muy fácil reírse de los jainistas cuando no sabes nada sobre ellos. Deben ser idiotas. ¿Pero qué me decís del calendario inglés? ¿Cómo puede ser que un mes tenga treinta días, otro treinta y uno, otro veintinueve días y otro veintiocho? ¿Qué tontería es esta? Y el año tiene trescientos sesenta y cinco días, no porque se haya hecho con arreglo al sol, no es por culpa del sol.
Trescientos sesenta y cinco días es el tiempo que tarda la tierra en dar una vuelta completa alrededor del sol. Depende de ti cómo lo quieras dividir, ¿pero trescientos sesenta y cinco.. .? Trescientos sesenta y cinco siempre ha causado dificultades, porque no es exactamente trescientos sesenta y cinco; queda un resto que se convierte en un día cada cuatro años. Eso quiere decir que el año completo serían trescientos sesenta y cinco días más un cuarto de día. ¡Un año muy raro!
¿Qué se puede hacer? Hay que arreglárselas, de modo que se dividen los meses en diferente número de días, y cada cuatro años, febrero tiene un día más. ¡Qué calendario más extraño! No creo que los ordenadores admitan este tipo de disparates.
Del mismo modo que hay tontos que se rigen por el sol, los hay que se rigen por la luna. Son verdaderos lunáticos porque creen en el ciclo lunar. Entonces, por supuesto, su año se divide en doce partes y cada mes tiene dos divisiones. Estos tontos siempre son grandes filósofos; inventan extrañas hipótesis. En la tradición de los tontos jainistas la hipótesis era esta. Todas las tradiciones son absurdas, esta no es más que otra tradición de tontos.
Los jainistas creen que hay veinticuatro tirthankaras, y que cada ciclo vuelve a tener veinticuatro tirthankaras. Los hindúes se sintieron menospreciados. La gente empezó a preguntarles:
-¿Cómo es que sólo tenéis diez, no tenéis veinticuatro?
Naturalmente, los sacerdotes hinduistas comenzaron a hablar de los veinticuatro avatares. Tomaron prestada esta tontería. En primer lugar, es una tontería, y en segundo lugar es prestada. Es lo peor que le puede suceder a nadie. Y eso es lo que le ha sucedido a un gran país con millones de habitantes.
Fue una epidemia tan contagiosa que cuando Buda murió los budistas se sintieron muy engañados, o ¿cómo se diría?, desdeñados, menospreciados, humillados. ¿Por qué Buda no les había hablado del número veinticuatro? «Los jainistas lo tienen, los hinduistas lo tienen… y nosotros sólo tenemos un buda.» Así fue como crearon a los veinticuatro budas que precedieron a Gautama el Buda.
Ahora podéis ver hasta qué punto llega el disparate. Sí, puede seguir y seguir… Eso es lo que quiero decir, pero tengo que acabar la frase. Tened en cuenta que no quiere decir que esté poniendo punto y final a la necedad; ésta no tiene fin.
Si eres estúpido, serás tan infinitamente estúpido como sabio es Dios. Yo no sé nada de Dios ni de su sabiduría, pero sí conozco vuestra necedad. Estoy aquí para eso: para ayudarlos a liberarse de la estupidez que llevan encima. Primero lo usaran los jainistas, después lo tomaran prestado los hinduistas, más tarde también los budistas y finalmente el número veinticuatro se ha convertido en una absoluta necesidad.
Conocí a un hombre, Swami Satyabhakta. Me pregunto por qué la existencia tolera a este tipo de personas. Creía ser el vigésimo quinto tirthankara Mahavira fue el vigésimo cuarto. Por supuesto, los jainistas nunca se lo perdonaron a Satyabhakta y le expulsaron.
Yo le dije:
-Satyabhakta, si quieres ser un tirthankara, ¿por qué no eliges ser el primero? ¿Para qué hacer cola toda la vida haciendo todo lo posible por ser el vigésimo quinto, el último? Echa un vistazo detrás de ti: no hay nadie.
Hizo un gran esfuerzo y todos los días trabajaba duramente escribiendo cientos de libros; era muy erudito. Eso también demuestra que era tonto, pero no un tonto cualquiera, sino un tonto extraordinario.
-¿Por qué no inventas tu propia religión y tienes tu propia verdad? -le pregunté.
-Ése es el problema -dijo-, que no estoy seguro.
-Por lo menos no molestes a los demás -le dije-. Primero decídete. Espera, voy a llamar a tu esposa.
-¡No, no! -dijo.
– Espera, estoy avisando a tu esposa. No me detengas -le dije.
Pero no era necesario avisarla porque ya había llegado. En realidad, la había visto venir, por eso le dije:
-No me detengas.
Nadie la podía detener; ya estaba viniendo.
No uso la palabra «viniendo» como vosotros, los occidentales. Estaba viniendo de verdad, y venía con mucho ímpetu.
Me refiero a que realmente entró con mucho ímpetu y me preguntó:
-¿Por qué pierdes el tiempo con este bobo? Yo he malgastado toda mi vida y no sólo lo he perdido todo, sino que he perdido hasta mi religión. A mí también me van a expulsar, naturalmente, porque le han expulsado a él. Sólo se nace jainista después de haber pasado millones de vidas; y este bobo no sólo se ha caído él, sino que me ha degradado a mí. Menos mal que es impotente y no tenemos hijos; si no, los expulsarían también.
Yo era el único que me estaba riendo, y les dije:
-Reíros. Es fantástico. Tú eres impotente.
No lo digo yo, lo dice tu mujer. No sé qué conocimientos tiene de ginecología, pero si ella lo dice y tú lo oyes sin tan siquiera levantar los ojos es prueba suficiente de que ella es ginecólogo. Eres impotente, ¡estupendo! Ni siquiera puedes lograr que tu mujer sea tu discípula, iY estás intentando demostrar que eres el vigésimo quinto tirthankara! Esto es muy divertido, Satyabhakta.
Nunca me lo perdonó, simplemente porque me lo encontré en el momento preciso. Satyabhakta sigue siendo un enemigo, aunque me compadezco de él. Al menos, puede decir que tiene un enemigo. En cuanto a amigos se refiere, no tiene ni uno, y se lo debe a su mujer.
Morarji Desai se convirtió en mi enemigo de la misma forma. No tengo nada contra él, pero se sintió muy ofendido porque tuvo que esperar noventa minutos por culpa de un muchacho que no tenía importancia política alguna. Cuando vio que el primer ministro le abría la puerta del coche al muchacho… Todavía recuerdo la escena, ¿cómo podría describirlo? El hombre tenía algo baboso, escurridizo. No había forma de sujetarlo. Siempre se escurría, y cada vez que se escurría, se ensuciaba más. Había algo baboso y escurridizo en sus ojos, lo recuerdo. Le volví a ver más tarde, en otras tres ocasiones. En algún otro círculo lo abordaré.
Muy bien. Después de esta experiencia solamente un «no» sirve de algo, porque no hay nada como un no.
Muy bien.
Devageet, déjalo ya. Tengo otras cosas que hacer. Gudia ha abierto la puerta para recordármelo.

Vislumbres de una infancia dorada (libro) (5)

Sesión 32

Siempre he pensado que, desde el principio, algo fue bien conmigo. Por supuesto, no existe una expresión así en ningún idioma. Existe una expresión como «algo fue mal», pero no «algo fue bien», pero ¿qué puedo hacer? Me ha ido bien desde mi primer aliento hasta ahora por lo menos, y espero que no cambie. Debe ser que me he debido de acostumbrar a esta rutina.
He sido amado por mucha gente sin razón alguna. Las personas son respetadas por sus capacidades; yo he sido amado por ser yo mismo. No sólo ahora, por eso digo que desde el principio, algo estaba bien en el propio esquema de las cosas. De lo contrario, ¿cómo puede ir bien algo?
Desde el principio -todos los momentos que he vivido- me ha ido yendo cada vez mejor. Uno sólo puede maravillarse…
Quizá le pueda dar un nuevo significado a la palabra «dios»: cuando algo va bien sin ningún motivo, tú no lo has hecho, no te lo mereces, y sigue sucediendo; cuando todo va bien a pesar de ti.
Por supuesto, no soy una persona correcta, y a pesar de todo, las cosas me siguieron yendo bien. Incluso hoy, no me puedo creer que me ame tanta gente alrededor del mundo sin ninguna razón. No he alcanzado nada por lo que pueda exigir ningún respeto, ni dentro ni fuera. Soy una no-entidad, sólo un cero.
El día en que dejé mi trabajo en la universidad lo primero que hice fue quemar todos mis títulos y diplomas, y toda la tontería que había estado cargando conmigo, limpiamente apilada. Disfruté la quema tanto que toda mi familia se reunió alrededor, pensando que finalmente me había vuelto loco por completo. Siempre habían pensado que estaba medio loco. Viendo sus caras, comencé a reír incluso más alto.
-Ha sucedido -dijeron.
-Sí, por fin ha sucedido -les dije. -¿Qué quieres decir con «ha sucedido»? -me preguntaron.
-Toda mi vida he estado tratando de quemar estos títulos -les dije-, pero no pude porque eran necesarios. Ahora ya no lo son: puedo volver a ser tan salvaje como al nacer.
-Eres tonto, estás completamente loco -me dijeron-. Has quemado los títulos más valiosos. Has tirado la medalla de oro en el pozo; ahora quemas incluso el último remanente que mostraba que una vez fuiste el primero de toda la universidad.
-Ahora nadie puede hablarme de esas tonterías -dije.
Incluso hoy no tengo ningún talento. No soy un músico como Hariprasad; no soy como los muchos ganadores de los Premios Nobel. Soy un don nadie; a pesar de ello, miles de personas me han dado su amor sin pedir nada a cambio.
Precisamente el otro día Gudia me dijo que, mientras estaba en esta silla, Asheesh estaba arreglando mi otra silla. Ella nunca le había visto llorar. Él estaba llorando y ella le preguntó: -¿Qué te ocurre?
-No me pasa nada -dijo él-. Es que durante cinco días Osho no le ha dicho a nadie que su silla olía, y soy el responsable porque la construí. La debía de haber revisado. Debería de haber olido cada pieza. Ahora, ¿quién me perdonará?
Asheesh no es un carpintero corriente. Tiene un doctorado en Ingeniería; está tan cualificado como el que más. Y a la silla no le pasa nada; si a alguien le pasa algo, es a mí. Cuando me enteré que estaba llorando, recordé a las muchas personas que me han amado y que han llorado por mí, sin razón alguna… y tampoco soy una persona demasiado buena.
Si haces una división entre los tipos malos y los buenos, con toda seguridad voy a estar entre los malos. Seré el último en estar con Mahatma Ghandi, Mao Zedong, Karl Marx, la Madre Teresa, Martin Luther King, y la lista es interminable. En lo que se refiere a los tipos malos, estoy solo.
Por lo menos no puedo clasificar a nadie como malo: Adolf Hider, Mussolini, José Stalin o seguramente, se pensaban que lo que hacían estaba bien. Quizá no lo estaba, pero no era culpa suya. Eran retrasados, pero no malos. No puedo clasificar a nadie como malo.
Si tuviera que contabilizar a alguien, entonces recordaría a gente como Sócrates, Jesús, Mansoor, Sarmad, gente que fue crucificada, castigada. Pero no, ni siquiera a ellos los puedo contar. Ellos eran diferentes a su manera.
La gente ha tratado de castigarme, pero nunca lo ha conseguido. Al contrario, desde el maestro Kantar a Morarji Desai, todos se han ido por el desagüe, adonde, en realidad, pertenecían.
Pero es curioso, lo único que puedo decir es que, desde el principio, he caminado por un camino de rosas. Ellos dicen:
-No te lo creas…
Pero, ¿qué puedo hacer? He caminado y he conocido. He visto y he experimentado la dicha en cada momento de mi vida.
La primera persona que me llamó «El Bendito» fue la última persona que mencioné ayer. Por eso quiero seguir hablando de él esta tarde. Masta Baba…, le llamaré sólo Masto, porque así era como quería que le llamara. Siempre le llamé Masto, aunque a regañadientes, y le dije que lo recordara. Además, Pagal Baba me había dicho:
-Si quiere que le llames Masto, como yo lo hago, no le hagas sufrir. A partir del momento en que yo muera, tú ocuparás mi lugar para él.
Y ese mismo día murió Pagal Baba, y le tuve que llamar Masto. Yo no tenía más de doce años, y Masto tenía por lo menos treinta y cinco, o quizá más. Es complicado para un muchacho de doce años calcular exactamente, y treinta y cinco es la edad más engañosa; la persona podría tener treinta o cuarenta; todo depende de su genética.
Ahora bien, esto es un asunto complicado. He visto hombres que tienen todo el pelo todavía negro incluso a los sesenta. No es algo de lo que jactarse; todas las mujeres lo tienen. Esos hombres en realidad deberían ser mujeres, eso es todo. Por error algo fue bien. Es sólo una cuestión de química.
A las mujeres no les salen canas tan pronto como a los hombres, tienen una química diferente; bioquímica, para ser más exacto. Y raramente se quedan calvas. Sería muy hermoso encontrar a una mujer calva. Sólo me he encontrado en toda mi vida a una mujer que podría haber sido calva, y sólo llevaba camino de serio. Quizá ahora ya lo sea, porque han pasado diez años desde que la vi.
¿Por qué no se quedan calvas las mujeres? Nada en especial. Es sólo porque su cuerpo elimina las células muertas en forma de pelo. Una mujer no puede dejarse crecer la barba o el bigote; su pelo crece en un área limitada. Por supuesto, a ningún hombre le puede crecer el pelo tan largo como a una mujer porque su capacidad está dividida. Más aún, una mujer por naturaleza está hecha para vivir diez años más de media que un hombre.
Una cosa más: el hombre alcanza su clímax sexual a los treinta y cinco años. En realidad, sólo lo estoy diciendo para no herir los sentimientos de los pobres hombres. De hecho, alcanza su clímax sexual a los dieciocho años; a partir de ahí empieza a declinar. A los treinta y cinco se puede decir que es el principio del fin. Es entonces cuando un hombre se da cuenta que está acabado. Ése es el momento en el que el hombre se vuelve espiritual, entre los treinta y cinco y los cuarenta. A esa edad le impresionan todo tipo de bobadas. El verdadero motivo es que está perdiendo su potencia. Al perder su potencia, se empieza a interesar sobre la omnipotencia de Dios.
Vaya palabra han encontrado: ¡omnipotencia! El primero que acuñó la palabra omnipotencia debió de ser el hombre más impotente de! mundo. Empiezan a hacerse miembros de la Sociedad Teosófica, Testigos de Jehová, y lo que se te ocurra. Nombra lo que quieras y encontrarás un seguidor, pero siempre estará entre los treinta y cinco y los cuarenta años, porque ése es e! momento cuando requiere un apoyo para poder seguir, para darle una sensación de que todavía existe.
A esa edad la gente empieza a hacer todo tipo de cosas, como tocar la guitarra, el sitar, la flauta, y si es rico, jugar al golf. Si no son ricos, si sólo son pobres, empiezan a beber cerveza y a jugar a las cartas. Hay miles de personas en todo el mundo jugando constantemente a las cartas.
¿En qué clase de mundo vivimos? Y creen en sus cartas, el rey, la reina, y hasta en el comodín. De hecho, son los únicos reyes y reinas que hay en el mundo; excepto, por supuesto, la reina de Inglaterra, que no es ni una reina de verdad ni una reina de la baraja; ella es la peor. ¿Qué estaba diciendo?
-Estabas hablando sobre Masto… le llamabas siempre Masto. Masto, bien. Él era un rey; no un rey de la baraja, ni siquiera un rey de Inglaterra, sino un rey de verdad. Lo podías ver. No hacía falta nada para demostrarlo. Es extraño que fuese la primera persona en llamarme «El Bendito», Bhagwan.
Cuando me llamó así, le dije: -Masto, ¿te has vuelto tan loco como Pagal Baba, o más?
-Desde este momento, recuerda -dijo él-, no te llamaré otra cosa que lo que te acabo de llamar. Por favor – me dijo – déjame ser el primero, porque miles te llamarán “El Bendito”. Hay que dejarle al pobre Masto ser el primero. Déjame, por lo menos, tener el honor.
Nos abrazamos y lloramos juntos. Ese fue nuestro último encuentro; precisamente el día anterior yo había tenido la experiencia. El 22 de marzo de 1953 nos abrazamos sin saber que ése iba a ser nuestro último encuentro. Él quizá los sabía pero yo no era consciente. Me dijo esto con sus bellos ojos llenos de lágrimas.
    -El otro día le pregunté a Chetana: -Chetana, ¿qué aspecto tiene mi cara? -¿Cómo? -me dijo. -Lo pregunto porque no he comido nada más que fruta desde hace meses -le dije-, excepto algunos días en que me tomé la cocción de Devaraj. No sé en qué consiste; lo único que sé es que hace falta una inmensa fuerza de voluntad para comérsela. Tienes que masticarla durante media hora, pero es muy buena. Cuando me la termino estoy tan cansado, tan absolutamente cansado, que estoy casi dormido. Por eso te lo pregunto.
-Osho, me lo estás preguntando -me dijo ella-; ¿te puedo decir la verdad?
-Sólo la verdad -le respondí.
-Cuando te miro sólo te veo los ojos -me respondió-; por eso, por favor, no me preguntes. No sé que aspecto tenías antes, o que aspecto puedes tener ahora. Todo lo que conozco son tus ojos.
Qué lástima, no puedo mostrarte a Masto. Todo su cuerpo era hermoso. Uno no se podía creer que no hubiese venido del mundo de los dioses. En India hay muchas hermosas historias. Una de ellas, tomada del Rigveda, es la de Pururva y Uruvashi.
Uruvashi es una diosa que se ha hartado de los placeres del paraíso. Me gusta esta historia porque es muy cierta. Si tienes todos los placeres, ¿cuánto tiempo puedes soportados? Uno acaba aburriéndose. La historia debe haber sido escrita por alguien que sabía.
Uruvashi se aburre de todos los placeres, de los dioses y de sus líos amorosos. Finalmente, cuando ella está en las manos del dios principal, Indra, utiliza ese momento, como cualquier mujer utiliza esos momentos, para pedir un collar o un reloj o un anillo de diamantes o cualquier cosa que puedas imaginarte.
Ashu, ¿qué te estás imaginando? ¿Lo sabes? Sí, te ríes porque lo sé. Dímelo, sino lo voy a contar. ¿Lo cuento? No, no sería de caballeros. Y te estás riendo tan feliz; no me gustaría estropearlo.
Uruvashi le pide a Indra: Por favor, si estás tan contento conmigo, ¿me podrías hacer algún regalito? No mucho, un regalito. Indra dice: -Sea lo que sea, pídelo, y se te concederá. -Quiero ir a la tierra y amar a un hombre corriente -responde ella.
Indra estaba completamente borracho. Debes de hacerte a la idea de que los dioses indios no son como el Dios cristiano, ni siquiera como sus sacerdotes, mucho menos como el Dios cristiano. El cristianismo es una religión dictatorial. La religión hindú es más democrática, y también más humana.
Indra está completamente borracho y dice: -De acuerdo, pero con una condición: en cuanto le digas a un hombre que eres una diosa, tendrás que regresar inmediatamente al paraíso.
Uruvashi desciende a la tierra y se enamora de Pururva, que es un arquero y también poeta. Y ella es tan hermosa que naturalmente Pururva quiere casarse con ella.
-Por favor, no me hables de matrimonio -dice ella-. Ni lo menciones. No podré vivir contigo si no me prometes que no lo vas a volver a mencionar. Y Pururva, que era un poeta, evidentemente entiende la belleza de una mujer como Uruvashi. Nunca ha conocido nada comparable a ella; naturalmente, ella es una diosa en la tierra. Bajo la influencia de su intoxicante belleza, lo promete. Entonces Uruvashi dice:
-Una cosa más. Nunca debes de preguntarme quién soy; de lo contrario, lo olvidamos todo ahora mismo. Es preferible no comenzar.
-Te amo -respondió Pururva-. No quiero saber quién eres, no soy un detective.
Después de hacer estas dos promesas, Uruvashi yace con Pururva. Después de unos días… Los Vedas, en ese sentido, son muy humanos; ninguna otra escritura es tan humana. Todas las demás escrituras son muy altisonantes. En otras palabras, una mierda. Pero el Rígveda es humano, con todas las limitaciones humanas, la fragilidad, las debilidades e imperfecciones. Como cualquier otra luna de miel, algún día se termina, quizá un poco más deprisa en Occidente que en India…, a estos amantes les duró seis meses.
En América, basta un fin de semana para el principio y el final de una luna de miel, y cuando la luna de miel termina, comienza el matrimonio. ¡Jesús! Si decís que después de la muerte existe un infierno para los pecadores… ¡es después de la luna de miel! De hecho, es el matrimonio. En India dura seis meses; es una forma de acabar las cosas, a la velocidad de un carro de bueyes.
Una noche, Uruvashi se despertó porque Pururva la estaba mirando. Eso no es lo que suele hacer un marido, ¡mirar a su mujer! ¿Qué estaba haciendo mirándola mientras dormía? Si hubiera sido la mujer de otro, entonces hubiera sido normal, pero ¿a su propia mujer? Pero Uruvashi debía de ser, era sin remedio, una belleza divina, con algo del más allá. Pururva no se pudo contener.
-Por favor dime quién eres -le preguntó. -Pururva, has roto tu promesa -le dijo Uruvashi-. Te diré la verdad, pero dejaré de estar contigo -en el momento que le dijo que era una diosa aburrida del paraíso, que había venido a la tierra a tener una pequeña experiencia de la gente real, porque los dioses eran tan falsos, en ese mismo momento, se evaporó como un hermoso sueño. Pururva miró una y otra vez a la cama vacía; allí no había nadie.
Es una de esas hermosas historias que siempre me han gustado. Masto ha debido de ser un dios nacido en este mundo. Ésa es la única manera de expresar lo bello que era. Y no era solamente la belleza del cuerpo, que con certeza lo era. No estoy en contra del cuerpo, estoy totalmente a favor. Me gustaba su cuerpo. Solía acariciarle la cara, y él me decía:
-¿Por qué me acaricias la cara con los ojos cerrados?
-Eres tan bello -le dije-, que no quiero ver ninguna otra cosa que pueda distraerme; por eso cierro los ojos…, para poder soñarte tan bello como eres.
¿Estás anotando estas palabras?: «Para poder soñarte tan bello como eres. Quiero que seas mi sueño.» Pero no sólo tenía un cuerpo o un cabello hermoso, nunca he visto una cabellera tan bonita, especialmente en la cabeza de un hombre. Solía tocar y jugar con su cabello y nos reíamos.
-Esto es demasiado -me dijo una vez-. Baba estaba loco, y ahora me ha dejado un maestro que está más loco todavía. Me dijo que tú ocuparías su lugar, de modo que no te puedo impedir nada de lo que quieras hacer. Incluso si me cortas la cabeza, estaré dispuesto y deseándolo.
-No te asustes -le dije-, no te cortaré ni un pelo. En lo que concierne a tu cabeza, Baba ha hecho ya su trabajo. Sólo te queda el pelo -entonces ambos nos reímos. Esto sucedió muchas veces, de muchas maneras.
Pero era hermoso, física y también psicológicamente. Siempre que tenía alguna necesidad, sin preguntarlo, para no ofenderme, por la noche, me dejaba dinero en los bolsillos. Sabéis que no tengo bolsillos. ¿Conocéis la historia de cómo perdí los bolsillos? Fue Masto. Él solía poner dinero, oro, todo lo que pudiera conseguir, en mis bolsillos. Finalmente, abandoné la idea de tener bolsillos; tentaba a la gente. O te abren el bolso y te roban la cartera, o en muy pocas ocasiones, con un hombre como yo, se convierten en una persona como Masto.
Él esperaba hasta que me iba a dormir. A veces fingía estar dormido. Incluso tenía hasta que roncar para convencerse; entonces lo cogía in ftaganti, con las manos en mi bolsillo.
-¡Masto! -le dije-. ¿Es esto lo que hace un sabio? -y los dos nos echamos a reír. Finalmente, abandoné la idea de tener bolsillos. Soy la única persona del mundo que no necesita bolsillos. En cierto modo está bien, porque nadie puede abrírmelos. También está bien que no tenga que llevar ningún peso. Siempre hay alguien que lo puede hacer por mí. No los necesito. No he necesitado bolsillos desde hace años; siempre se ha ocupado alguien por mí.
Precisamente esta mañana Gudia me estaba sirviendo el té Y he dejado que un platillo se me escapara de las manos. No puedo decir que lo he dejado caer; eso sería demasiado, porque el platillo era muy caro. Estaba incrustado en oro. Y ella no me perdonaría si digo que tenía que caerse, que he dejado que se me escapara de la mano. Por eso, inevitablemente, se cayó. No podía volar; se tuvo que caer.
En ese momento entendí muchas cosas que siempre había entendido, pero en ese momento todas culminaron en mí. La caída…, el hombre no podía volar, ni Adán ni Eva…, naturalmente tuvieron que caer. No fueron las mañas de la serpiente; para ellos lo natural fue caer. Era natural, muy natural para Adán y Eva caer, porque no tenían manera de volar, ni Lufthansa, ni Pan Am, ni siquiera Air India. Y el pobre Adán era muy pobre. Pero de alguna manera estuvo bien que cayera; de otra manera estaría en la misma situación que Uruvashi.
Él habría disfrutado de todos los frutos del paraíso, sin ninguna alegría, por supuesto. Habría vivido con Eva sin amor. En el paraíso nadie ama demasiado. Puedo decirlo sin ningún temor a que me echen, porque no quiero entrar en el paraíso, ¡a quién le importa! El paraíso es el último lugar en el que me gustaría entrar; prefiero incluso el infierno. ¿Por qué? Sólo por la buena compañía. El paraíso es sencillamente horrible. En compañía de los santos…, ¡Dios mío! Esos dioses deben de ser imbéciles, o quizá carecen de inteligencia, son como robots; de lo contrario, si no, ¿cómo es que siguen dando vueltas en el carrusel? No quiero formar parte de eso.
Pero Masto tenía el aspecto de un dios descendido a la tierra. Lo amaba sin razón alguna, por supuesto, porque el amor no puede tener ninguna razón. Todavía lo amo. Todavía lo amo. No sé si está vivo o no, porque el 22 de marzo de 1953 desapareció. Me dijo que se iba a los Himalayas.
-He cumplido con mi responsabilidad respecto a la promesa que le hice a Pagal Baba -me dijo-. Ahora eres lo que antes eras en potencia. Ya no soy necesario.
-No, Masto -le dije-, te seguiré necesitando, por otras razones.
-No -dijo él-. Encontrarás maneras de conseguir todo aquello que necesites. Pero yo no puedo esperar.
Desde entonces, de vez en cuando solía escuchar, quizá de alguien que venía de los Himalayas, un sannyasin o un bikkhu, que Masto estaba en Kalimpong, o que estaba en Nainital, acá o allá, pero nunca regresó de los Himalayas. Le preguntaba a todo el mundo que iba a los Himalayas:
-Si te encuentras con este hombre… -pero era difícil, porque no se dejaba fotografiar. Una vez le convencí para que le sacaran una foto, pero el fotógrafo de mi pueblo ¡era un genio! Se llamaba Munnu Mian, un pobre hombre, pero tenía una cámara. Debía de ser el modelo más antiguo del mundo. Su cámara debería de haber sido conservada; ahora valdría millones de dólares. De todo un carrete salía con suerte una foto. Y esto tampoco era seguro. Cuando mirabas a la foto no te podías creer cómo se las había arreglado, porque no se parecía a ti. ¡Él era futurista! Realmente futurista. Hacía unas fotos que sólo le hubieran gustado a Picasso…, o no sé, incluso podrían no haberle gustado si Munnu Mian se la hubiera hecho al propio Picasso.
Como pude le convencí a Masto para que fuera a Munnu Mian. Munnu Mian se puso muy contento. Masto se sentó a regañadientes en el estudio del aldeano. No puedo llamarlo estudio; era sólo una silla roñosa sin brazos. La gente raramente venía a que le sacaran una foto, por eso no había un estudio propiamente dicho.
No es posible que sepáis cómo se hacía en los pueblos indios. No os lo podéis ni imaginar. Todavía es como antes. De fondo, había una pintura, una cortina ancha pintada con una escena de las calles de Bombay, grandes edificios, automóviles, autobuses. Y por supuesto luego se pensaba que la foto había sido tomada en Bombay. ¿Qué más puedes pedir a una rupia por tres fotos? Pero Masto se las arregló…, o, para ser más correcto, el idiota de Munnu Mian deshizo todo lo que yo había estado preparando. ¡Se olvidó poner una placa en la cámara!
Todavía estoy viendo la escena completa. Había preparado a Munnu Mian diciéndole:
-Sé muy preciso, correcto. He conseguido traer a este hombre con muchas dificultades, y si le sacas una foto será una gran publicidad para tu estudio.
Él estaba convencido y dijo:
-Lo intentaré. Enséñame dos palabras en inglés. He oído que en las ciudades más grandes, antes de disparar el obturador, dicen: «Por favor, listos…»
Por supuesto, me lo dijo en hindi, pero quería decido en inglés para impresionar al hombre respetable. Después quiso saber cómo decir: «Gracias», para decirlo al terminar. Cuando tuvo todo preparado, dijo: «Por favor, listos…», por supuesto en inglés. Ni siquiera Masto pudo creerse que Munnu Mian supiera algo de inglés. Entonces disparó su cámara con un disparo muy sonoro. Todavía puedo ver su cámara. Puedo decir con seguridad que darían un millón de dólares por ella debido a su antigüedad. Era enorme.
Entonces dijo: -Muchas gracias, señor -y nos marchamos. Salió corriendo detrás de nosotros y nos dijo con lágrimas en los ojos: -Perdonadme, por favor, volved. ¡Me olvidé de poner una placa en la cámara! Eso fue demasiado. Masto dijo: -¡Tú, idiota! Vete corriendo de aquí; si no, perderé los estribos, ¡y soy muy temperamental! Yo sabía que no era en absoluto temperamental, y le dije a Munnu Mian: -No te preocupes. Lo organizaré de nuevo -pero se escapó; de hecho, salió corriendo. Le dije-: Escucha, no corras… -pero no me escuchó.
Le convencí a Masto para que volviéramos pero cuando llegamos al estudio estaba cerrado. Munnu Mian estaba tan asustado que viendo que veníamos, cerró el estudio y salió corriendo. Por eso no tenemos ninguna foto de Masto.
Sólo hay tres fotos que siempre he querido tener para poder enseñároslas. Una era la de Masto, una rara belleza. La otra era la de un hombre del que hablaré más tarde y la de una mujer de la que también hablaré más tarde. Pero no tengo ni una foto de ninguna de esas tres personas.
Es una cosa extraña: los tres eran contrarios a que les sacaran una foto, totalmente contrarios, quizá porque una foto invariablemente distorsiona la belleza, porque la belleza es un fenómeno vivo y la foto es estática. Cuando sacamos la foto de una flor, ¿te piensas que la misma flor está ahí todavía? No, mientras tanto ha crecido. Ya no es la misma; a pesar de ello la foto siempre permanecerá igual. La foto nunca crece. Está muerta desde un principio. ¿Cómo lo llamáis? ¿Nacida muerta? ¿Es eso correcto?
-Sí, Osho.- De acuerdo, una foto nace muerta, muerta, muerta ya antes de respirar por primera vez; no respira.
La única persona a quien he amado y conocido como una de las más bellas, y que me dejó sacarle fotos, fue mi Nani. Ella me dejaba, pero con la condición de que el álbum quedara bajo su custodia.
-No hay ningún inconveniente -le dije-, pero ¿por qué? ¿No puedes confiar en mí?
-Puedo confiar en ti -me contestó-, pero no puedo confiar en los fotógrafos. No eres tú el que me puede hacer daño, pero quiero que las fotos estén bajo mi custodia. Cuando haya muerto serán para ti.
Me dejó sacarle tantas fotos como quise. Pero después de que murió, cuando abrí el armario donde solía guardar todas esas fotografías, había sólo un álbum vacío. No sabía escribir, por eso le había dicho a mi padre que escribiera en él:
-Por favor, perdóname -había firmado con la huella del pulgar de su mano derecha.
La gente con la que quería estar relacionado, por lo menos con su forma física, nunca me dejó que les sacara fotografías. Sólo una me lo permitió, pero parece que mi Nani sólo me lo permitió para no herirme…, y siempre destruyó las fotos.
El álbum estaba vacío. Miré minuciosamente, y nunca había sido usado. Busqué por toda la casa. No pude encontrar ni una sola foto. Me hubiera gustado enseñaros sus ojos, sólo sus ojos. Todo su cuerpo era hermoso, pero sus ojos…, se necesita un poeta para decir algo sobre ellos, o un pintor, y yo no soy ninguna de las dos cosas. Sólo puedo decir que reflejaban algo del más allá.
De acuerdo El otro día os hablé de la desaparición de Masto. Creo que todavía está vivo. En realidad, sé que lo está. En Oriente, éste ha sido uno de los modos más antiguos, desaparecer en los Himalayas antes de morir. Morir en esa hermosa región es más rico que vivir en cualquier otro lugar; incluso morir allí tiene algo de eterno. Quizá es la vibración de los santos recitando durante miles de años. Allí fueron compuestos los Vedas, allí se escribió el Gita, allí nació y murió Buda, Lao Tzu desapareció en los Himalayas en sus últimos días. Y Masto hizo casi lo mismo.
Nadie sabe todavía si Lao Tzu murió o no. ¿Cómo puede uno estar seguro? De ahí la leyenda de que él es inmortal. Nadie lo es. Todo aquel que nace inevitablemente tiene que morir. Lao Tzu debió de morir, pero la gente nunca llegó a saberlo. Uno debería de ser capaz de tener una muerte absolutamente privada, si lo desea.
Masto se ocupó de mí más eficientemente de lo que Pagal Baba podría haber hecho nunca. Primero, Baba era realmente un loco. Segundo, venía sólo de vez en cuando como un tornado a visitarme y después desaparecía. Esa no es una manera de ocuparse. Una vez hasta se lo dije:
-Baba, tú hablas mucho de cómo te estás ocupando de este niño, pero antes de que lo vuelvas a repetir, se me debe escuchar. Él se rió y dijo: -Lo entiendo, no necesitas decirlo, pero te dejaré en buenas manos. Yo no soy capaz de ocuparme de ti. ¿Puedes entender que tengo noventa años? Para mí es hora de dejar el cuerpo. Estoy alargándolo sólo para encontrar a la persona correcta para ti. Una vez que la haya encontrado, me puedo relajar en la muerte.
No me daba cuenta entonces de que estaba hablando totalmente en serio, pero es esto lo que hizo. Le pasó su carga a Masto y murió riéndose. Eso fue lo último que hizo.
Zaratustra podría haber reído cuando nació…, nadie ha sido testigo, pero debió de reír; toda su vida indica que fue así. Fue esa risa la que captó la atención de uno de los hombres más inteligentes de Occidente, Friedrich Nietzsche. Pero Pagal Baba realmente se rió mientras moría, antes de que pudiéramos preguntar por qué. No podríamos haber hecho la pregunta de todas las maneras. Él no era un filósofo, y no hubiera respondido aunque hubiera vivido. Pero, ¡qué manera de morir! Y recuerda, no fue sólo una sonrisa. Estoy hablando realmente de una carcajada.
Todos los que estaban allí se miraron unos a otros diciendo:
-¿Qué es lo que pasa? -hasta que empezó a reírse tan alto que todo el mundo pensó que hasta entonces había sido un loco apacible, pero que ahora se había ido hasta el extremo. Todos se marcharon. Naturalmente, nadie se ríe cuando nace, sólo por educación; y nadie se ríe cuando muere, de nuevo no es más que manierismo. Ambos son británicos.
Baba siempre estuvo en contra de los modales y de la gente que creía en los modales. Por eso me amaba, por eso amaba a Masto. Y cuando estaba buscando a un hombre que pudiera ocuparse de mí, naturalmente, no pudo encontrar a nadie mejor que a Masto.
Masto demostró ser más que lo que Baba podría haberse imaginado. Hizo tanto por mí que incluso sólo decirlo, duele. Es algo tan privado que no debería contarse, tan privado que uno no debería de mencionado ni siquiera cuando está solo.
Le estaba diciendo a Gudia:
-Dile a Devageet que no se deje nunca su libro en esta Arca de Noé, porque ayer por la noche el diablo estuvo mecanografiando sus notas. No os lo creeréis. De hecho, yo no me lo podía creer cuando escuché la historia por primera vez. Gudia dijo que no se veía luz por la ventana. Estaba asombrado y me dije a mí mismo: ¿Se han vuelto locos o qué? ¿Mecanografiando sin luz?
Gudia miró en la habitación y dijo:
-¡Esto es extraordinario! La máquina está haciendo un ruido exactamente como el de una máquina de escribir.
No sólo eso: de vez en cuando se detenía, como si el mecanógrafo estuviera mirando en el cuaderno, y entonces se ponía de nuevo a teclear. Gudia le preguntó a Asheesh: -¿Qué puede ser? -Nada importante -le dijo-, sólo el filtro del aire acondicionado que ha recogido demasiado polvo y que hace ese ruido -pero, ¿exactamente como el de una máquina de escribir…? De todas maneras, me ha gustado la historia, y por eso te estoy pidiendo que guardes el cuaderno de notas lejos del diablo. Él puede mecanografiar incluso sin máquina de escribir, sin luz.
El diablo es un perfeccionista. No puede ser de otra manera; es parte de su misma función. ¿Tecleando sin máquina de escribir en la oscuridad? Y sé que Devageet no se dejará su libro de notas en ningún lugar. Pero el diablo puede teclear incluso sin el cuaderno de notas. Él puede leer vuestras mentes. Por eso no metáis vuestras mentes; por lo menos cuando estéis trabajando con mis palabras. No metáis vuestras mentes; de lo contrario estáis abriendo la puerta al diablo.
Masto fue la mejor elección que podía haber hecho Baba. No puedo concebir en absoluto a alguien mejor. No sólo era un meditador…, que por supuesto lo era; de otro modo no hubiera sido posible una comunión entre los dos. Y meditación simplemente quiere decir no ser una mente, por lo menos mientras estás meditando.
Pero eso no era todo; él era muchas cosas más. Era un excelente cantante, aunque nunca cantó para el público. Ambos solíamos reímos de la expresión: «El público;» Está compuesto sólo de los niños más retrasados. Es un milagro cómo consiguen reunirse en un lugar a una hora convenida. No me lo puedo explicar. Masto decía que él tampoco podía explicárselo. Sencillamente, no tiene explicación.
Nunca cantó para un público, sino para un grupo pequeño de gente que lo amaba y que prometía nunca hablar sobre ello. Su voz era realmente «la voz de su maestro». Quizá no estaba cantando, sino sólo permitiendo a la existencia -ésa es la única palabra apropiada que puedo usar-, estaba permitiendo a la existencia fluir a través suyo. No lo estaba impidiendo; ése era su mérito.
Además tocaba el sitar con mucho talento; sin embargo, nunca le he visto tocar delante de público. A menudo cuando tocaba yo era el único presente, y me pedía que cerrara la puerta, diciendo:
-Por favor, cierra la puerta y no la abras bajo ningún concepto hasta que esté muerto -y sabía que si hubiera querido abrir la puerta tendría primero que matarlo, y después abrirla. Mantuve mi promesa. Pero su música era tal que… El mundo no llegó a conocerlo: el mundo se lo perdió.                                                                       
Me dijo:
-Estas cosas son tan íntimas que tocar delante de una multitud es prostitución. Ésa fue exactamente la palabra que usó: «prostitución». Era realmente un pensador, y muy lógico, no como yo. Con Pagal Baba sólo tuve una cosa en común: era la locura. Masto tenía muchas cosas en común con él. Pagal Baba estaba interesado en muchas cosas. Yo con seguridad no podía ser representativo de Pagal Baba, pero Masto lo era. Yo no puedo ser el representante de nadie, no importa quién.
Masto hizo tanto por mí en todos los aspectos que no puedo creerme cómo Baba había sabido que él era la persona correcta. Y yo era un niño con mucha necesidad de dirección, y además tampoco era un niño fácil. A no ser que estuviera convencido no me movía ni un centímetro. De hecho me echaba un poco para atrás sólo para estar más seguro.
Me estoy acordando de una pequeña anécdota. Solía usar esta anécdota como un chiste. Muchos de mis chistes están quizá pintados un poco aquí y allí para darles aspecto de chistes, pero casi todos están sacados de la vida real. Y la vida real es el mejor libro de chistes que nunca puede existir. ¿Cómo sé que este chiste está sacado de la vida real? Porque no puede ser de otra forma, no existe otra posibilidad. Recuerdo que solía contar este chiste y así es como lo recuerdo.
Un niño llega tarde a la escuela, muy tarde. Está lloviendo. El profesor le mira con esos ojos de piedra que sólo les son dados en especial a los profesores y a las esposas. Y si te casas con una mujer que es las dos cosas, entonces ¡que Dios te ayude! Sólo podemos rezar por ti. Entonces esa mujer tendrá cuatro ojos insensibles que mirarán en todas las direcciones. ¡Ten cuidado con las maestras de escuela! Nunca, nunca te cases con una maestra de escuela. Pase lo que pase, escapa antes de que te tropieces y caigas. Cáete en cualquier lado menos en una maestra de escuela; de otro modo tendrás una vida que será un infierno de verdad. Y si es inglesa, entonces, ¡todo se triplica!
El niño pequeño, ya muy asustado, completamente empapado de agua, llegó a la escuela como pudo. Pero una maestra de escuela es una maestra de escuela.
-¿Por qué llegas tarde? -le preguntó ella.
Él se había imaginado que había suficientes motivos. Estaba lloviendo tan fuerte…; estaba lloviendo a cántaros, y estaba completamente mojado, goteando. Y todavía ella le estaba preguntando:
-¿Por qué llegas tarde?
Él se lo inventó, igual que lo haría cualquier otro niño, diciendo:
-Señorita, está tan resbaladizo que cuando daba un paso para delante, patinaba dos para atrás.
La mujer le miró incluso con más severidad y le dijo:
-¿Cómo puede ser eso? Si das un paso para adelante y patinas dos para atrás, nunca podrías haber llegado a la escuela. Me estás engañando.
-Señorita -dijo el niño-, por favor, entiéndame: me giré hacia mi casa y comencé a correr alejándome de la escuela, así es como llegue hasta aquí.
Yo digo que no era un chiste. La maestra de escuela es real, el niño es real, la lluvia es real. La conclusión del maestro es real y la conclusión del niño no puede ser más real. He contado miles de chistes y muchos de ellos están sacados de la vida real. Los que no han sido sacados de la vida real también provienen de la vida real, pero de la subterránea, que también es real pero nunca sale a la superficie, no se le permite.
Masto tenía un verdadero talento en muchas dimensiones. Era músico, bailarín, cantante, y qué no, pero siempre muy tímido delante de «esos ojos». Solía llamar a la gente, «esos feos ojos». Solía decir:
-La gente no puede ver, sólo creen que ven. No estoy hecho para ellos.
Continuamente me recordaba que no debía de invitar ni un solo amigo, aunque no tenía ninguno, quiero decir ni un conocido.
Pero una vez que le pregunté:
-¿Se me puede permitir alguna vez traer a alguien?
Él contestó:
-Si sólo quieres darte el gusto de invitar a alguien íntimo, entonces puedes traer a tu Nani. Para ella no tienes ni que preguntarme. Por supuesto, si no quiere venir, yo no puedo hacer nada -y eso es lo que pasó.
Cuando se lo comenté a mi Nani, me dijo: -Dile a Masto que venga a mi casa y que toque aquí -y él era un hombre tan humilde que vino a tocar el sitar para la anciana, se sintió muy feliz de tocar para ella, y yo me puse muy contento de que él viniera y no se negara. Me había preocupado esa posibilidad.
Y mi abuela, mi Nani, la anciana, de repente se transformó como en una joven otra vez. Fui testigo de algo que sólo puede llamarse ¡transfiguración! Y cuanto más se iba armonizando con el sitar, se rejuvenecía cada vez más. Vi cómo se producía un milagro. Pero cuando Masto acabó de tocar el sitar, de repente volvió a ser de nuevo la anciana mujer.
-Esto no está bien -dije yo-, Nani. Por lo menos deja que el pobre Masto tenga un vislumbre de lo que su música puede hacer por una persona como tú.
-No está en mis manos -dijo ella-. Si sucede, sucede. Si no sucede, no se puede hacer nada al respecto. Sé que Masto lo entenderá.
-Lo entiendo -dijo Masto.
Pero lo que vi fue realmente increíble. Mis ojos parpadeaban una y otra vez sólo para ver si era sólo un sueño, o si estaba viéndola realmente regresar a su juventud. Incluso hoy, no puedo creer que fuera sólo mi imaginación. Quizá ese día…, pero hoy no tengo ninguna imaginación. Veo las cosas como realmente son.
Masto siguió siendo un desconocido para todo el mundo por la sencilla razón de que nunca quiso estar entre la multitud. Y en el momento en el que su obligación hacia mí, su promesa a Pagal Baba, fue cumplida, desapareció en los Himalayas.
Los Himalayas…, la palabra en sí misma significa «el hogar del hielo». Los científicos dicen que si todo el hielo de los Himalayas se deshiela un día, el mundo realmente se inundará. Todo el mundo -no se limitará a una sola parte-, todos los océanos, ascenderán doce metros. Le han puesto el nombre correcto, Himalayas. Him siginifica «hielo»; alaya significa «el hogar.»
Existen cientos de picos cubiertos de nieves perpetuas que nunca se han disuelto… y el silencio que los rodea, la atmósfera inalterada… No es sólo vieja; tiene un extraño calor, porque miles de personas de inmensa profundidad han ido a esas regiones con una meditación tremenda, con inmenso amor, plegaria y recitación.
Los Himalayas son todavía algo extraordinario en el mundo entero. Los Alpes son sólo niños comparados con los Himalayas. Suiza es hermoso, y más todavía porque dispone de todas las comodidades. Pero no puedo olvidar las silenciosas noches de los Himalayas: las estrellas en el cielo, y nadie más alrededor.
Quiero desaparecer allí, igual que lo hizo Masto. Puedo entenderle, y no me sorprendería si un día de repente yo desapareciera. Los Himalayas son mucho más grandes que India. Una parte de los Himalayas pertenece a India; la otra parte pertenece a Nepal, la otra a Birmania, la otra a Pakistán, miles de kilómetros de pureza, sólo pureza.
En el otro lado están Rusia, Tíbet, Mongolia, China; todas ellas tienen una parte de los Himalayas.
No será una sorpresa si un día desaparezco solo para tumbarme junto a una hermosa roca y dejar de estar en el cuerpo. Uno no puede encontrar mejor lugar para abandonar el cuerpo, pero podría no hacerlo, ya me conocéis. Permaneceré tan imprevisible como siempre, incluso en mi muerte. Quizá Masto quería irse antes, y sólo estaba cumpliendo la última tarea que le puso su gurú, Pagal Baba. Hizo tanto por mí, es difícil incluso hacer una lista. Me presentó a mucha gente de modo que siempre que necesitara dinero sólo tenía que decírselo y el dinero llegaba. Le pregunté a Masto:
-¿No me preguntarán para qué?
-No te preocupes de eso -dijo él-. Ya he respondido a todas sus preguntas. Pero son gente cobarde; pueden darte su dinero, pero no te pueden dar sus corazones, o sea que no se lo pidas.
-Nunca le pido a nadie el corazón -le dije-, sea él o sea ella; no se puede pedir. O te das cuenta de que ya ha desaparecido o no. Por eso, sólo le pediré dinero a esa gente, y eso sólo si es necesario.
Y efectivamente me presentó a mucha gente que siempre ha permanecido en el anonimato; pero siempre que he necesitado dinero, el dinero ha aparecido. Cuando estaba en Jabalpur, donde asistí a la universidad y estuve más de nueve años, el dinero iba llegando continuamente. La gente se preguntaba, porque mi sueldo no era demasiado. No se podían creer cómo podía utilizar un coche tan bonito, un bungaló tan hermoso, un gran jardín, acres de césped. Y el día que alguien preguntó cómo era posible que tuviera un coche tan hermoso…, ese día llegaron dos más. Había entonces tres coches y faltaba lugar para guardarlos.
El dinero siempre ha ido llegando. Masto lo había dejado todo arreglado. Aunque no tengo nada, ningún dinero en absoluto, pero de alguna manera ha ido funcionando espontáneamente.
Masto…, es difícil decirte adiós, por la sencilla razón de que no me creo que ya no estés. Tú todavía existes. Podría ser que no te viera otra vez; eso no tiene mucha importancia. Te he visto tanto, tu fragancia ha pasado a formar parte de mí. Pero en algún lugar de esta historia tengo que terminar de hablar de ti. Es duro, y duele…, perdóname por eso.

Vislumbres de una infancia dorada (libro) (4)

Sesión 23

Ahora, el trabajo que hago contigo..Te estaba contando sobre la relación que sucedió entre un niño de unos nueve años y un hombre mayor, de unos cincuenta. La diferencia de edad era grande, pero el amor puede trascender todas las barreras. Si puede suceder incluso entre un hombre y una mujer, ¿acaso hay alguna barrera mayor? Pero no lo es, y esta relación no puede ser descrita sólo como amor. Él podría haberme querido como a un hijo, o como a su nieto, pero no se trataba de esto.
Lo que sucedió fue amistad, y apúntalo: valoro más la amistad que el amor. No hay nada por encima de la amigabilidad. Sé que te has debido de dar cuenta que no uso la palabra «amistad». La he estado usando hasta ayer, pero ahora es el momento de hablaros de algo más elevado que la amistad, la amigabilidad.
La amistad también puede ser limitadora, a su manera, como el amor. Puede ser también celosa, posesiva, con miedo de que se pueda perder, y debido a ese miedo, hay mucha agonía y mucho esfuerzo. De hecho, la gente está luchando constantemente con aquellos que ama, es extraño, muy extraño…, increíblemente extraño.
La amigabilidad está por encima de todo lo que el hombre conoce y siente. Es como la fragancia del ser o, le podrías llamar, el florecimiento del ser. Algo transpira entre dos almas y de repente hay dos cuerpos, pero un solo ser; eso es lo que llamo florecer. La amigabilidad es la liberación de todo lo pequeño y mediocre, de todo aquello con lo que estamos familiarizados, en realidad, demasiado familiarizados.
Puedo entender por qué mi Nani derramó lágrimas por el hecho de que fuese amigo de Shambhu Babu. Ella estaba en lo cierto cuando me dijo: -No estoy preocupada por Shambhu Babu, es bastante viejo y pronto se lo llevará la muerte.
Es extraño, pero murió antes que mi abuela, exactamente diez años antes, y mi abuela era mayor que él.
Todavía estoy asombrado de la intuición de esa mujer. Ella había dicho: -No durará mucho; ¿qué será de ti después? Mis lágrimas son por ti. Tú tienes que vivir una vida larga. No encontrarás mucha gente de la cualidad de Shambhu Babu. Por favor, no te formes un criterio en base a su amistad; de otro modo, tendrás que vivir una vida muy solitaria.
-Nani -le dije-, incluso Shambhu Babu está por debajo de mi criterio, o sea que no necesitas preocuparte. Voy a vivir mi vida de acuerdo a mi visión, no importa dónde me lleve, quizá a ningún lugar. Pero una cosa es segura -le dije-, estoy totalmente de acuerdo contigo en que no tendré muchos amigos.
Y fue verdad. En mis días de colegial no tenía amigos. En mis días de bachillerato se creían que era un extraño. En la universidad, sí, la gente siempre me respetó, pero eso no es amistad, ni mucho menos amigabilidad. Es un extraño destino el haber sido respetado siempre desde mi juventud. Pero si mi Nani estuviera viva podría haber visto a mis amigos, mis sannyasins. Habría visto miles de personas con las que estoy en sincronicidad. Pero ella ha muerto; Shambhu Babu está muerto. El florecimiento ha llegado en un momento en el que todos los que estaban realmente relacionados conmigo ya no están.
Ella tenía razón al decir que viviría una vida solitaria, pero a la vez se equivocaba, porque como el resto del mundo, pensaba que solitud y soledad son sinónimos; no lo son. No sólo no son sinónimos, son polos opuestos.
Solitud es un estado negativo. Cuando no puedes estar contigo mismo y mendigas la compañía del otro, eso es solitud. No habrá ninguna diferencia si encuentras compañía o no; seguirás sintiéndote solitario. En todos los casos del mundo puedes comprobar lo que te estoy diciendo. No puedo decir en cada hogar, digo en cada casa. Raramente existe un hogar. Un hogar es donde la solitud se ha transformado en soledad, no en algo gregario.
    La gente piensa que cuando dos personas están juntas se acaba su solitud. No es tan fácil. Tenlo en cuenta, no es tan fácil; en realidad, se convierte en algo más difícil. Cuando dos personas solitarias se juntan, su solitud se multiplica; no sólo se dobla, recuérdalo, es una multiplicación, y muy fea. Es como un pulpo, una lucha continua con diferentes nombres, por diferentes razones. Pero si levantas todas estas tapaderas debajo no verás más que desnuda solitud. No es soledad. La soledad es el descubrimiento de uno mismo.
Muchas veces le dije a mi abuela que estar solo es el estado más hermoso que uno podría soñar. Ella se reía y decía:
-¡Cállate! Tonterías. Lo conozco. Vivo una vida solitaria. Tu Nana está muerto. Me engañó: murió sin avisarme de que se iba a morir. Murió sin decirme a dónde iba, y a qué. Me traicionó.
Estaba amargada con eso. Entonces me dijo: -Tú también te marchaste. Te fuiste a la universidad, y sólo me visitas una o dos veces al año. Me paso meses esperando a que regreses a casa dos días. Y ese par de días se acaban muy pronto. Tú no sabes lo que es solitud. Yo sí la conozco.
A pesar de que ella estaba llorando, me reí. Quería llorar con ella pero no pude. En vez de llorar, me reí. Ella dijo: ¡Fíjate! No me entiendes en absoluto. -Te entiendo -le dije-, por eso me río. Sigues insistiendo una y otra vez en que solitud y soledad son lo mismo, y yo digo, clara y absolutamente, que no lo son. Y tendrás que entender la soledad si quieres dejar de sentirte solitaria. No puedes librarte de ello si sólo sientes pena de ti misma, y no continúes enfadada con el abuelo…
Ésta fue la única vez que defendí a mi Nana en contra de mi abuela. -¿Qué podía hacer él? Él no te ha traicionado, aunque te puedas sentir traicionada. Ése es otro tema. La muerte y la vida no están en las manos de nadie. Al morir se sintió tan impotente como al nacer. .. y ¿te acuerdas de lo impotente que se sentía? Daba voces una y otra vez: «Para la rueda, Raja, ¿es que no puedes parar la rueda?» En ese constante pedimos que detuviésemos la rueda, ¿qué es lo que estaba pidiendo? Estaba pidiendo su libertad. Estaba diciendo: «No quiero volver a nacer en contra de mi voluntad, y no quiero morir en contra de mi voluntad.» Él quería ser. Quizá no era capaz de decirlo correctamente, pero así es como traduzco lo que dijo. Sólo quería ser, sin ninguna interferencia, sin estar obligado a nacer o a morir. Estaba en contra de esto. Sólo estaba pidiendo su libertad, y sabéis, la palabra india para lo esencial es moksha. Moksha significa «libertad completa». En ninguna otra lengua existe una palabra como moksha, no; sobre todo en inglés, porque el inglés está totalmente dominado por el cristianismo
Precisamente el otro día recibí un álbum de fotos de uno de nuestros centros alemanes. El álbum está confeccionado con todas las fotos de ese hermoso lugar y de la ceremonia de su inauguración. Incluso el sacerdote cristiano de la iglesia cercana participó en la ceremonia. Me gustó lo que dijo: -Éstas son bellas personas. Les he visto trabajar más duro de lo que nadie trabaja hoy en día, y con tanta alegría que da gusto verlos… pero están un poco locos.
Lo que dijo era correcto, pero cuando dijo «están un poco locos» no tenía razón. Sí, están un poco locos; mucho más de lo que él pueda imaginarse. Pero la razón por la que lo dijo era fea: el «porqué» no el «qué». Les llamaba locos porque creen que hay muchas vidas después de esta vida. Por eso les llama locos.
De hecho, si hay alguien que está loco, no es mi gente sino aquellos que piensan que mi gente está loca. Me reservo ese derecho para mí mismo. Les puedo llamar locos porque cuando lo digo, lo digo desde el amor y la comprensión. Para mí no es una palabra condenatoria; para mí es un elogio. Todos los poetas están locos, todos los pintores están locos, todos los músicos y bailarines están locos; de lo contrario, no habría poetas, músicos ni pintores, y si esto es así con los pintores, los músicos y los bailarines, entonces ¿qué se puede decir de los místicos? Deben de ser los más locos. Y mis sannyasins llevan camino de ser los más locos, porque no conozco otra manera de permanecer cuerdo en un mundo tan loco.
Mi abuela tenía razón cuando me decía que no iba a tener amigos, y también tenía razón al decir que Shambhu Babu no tendría amigos. Respecto a Shambhu Babu estuvo totalmente en lo cierto; sobre mí, sólo hasta el momento en que comencé a iniciar a gente a sannyas. Ella sólo vivió unos días más después de que iniciara el primer grupo de sannyasins en los Himalayas. Había escogido especialmente la parte más bonita de los Himalayas, Kulu Manali, «El valle de los dioses», como es llamado, y sin duda es el valle de los dioses. Es tan hermoso que uno no se lo puede creer, incluso cuando te encuentras en el mismo valle. Es increíblemente cierto. Escogí Kulu Manali para la primera iniciación de veintiún sannyasins.
Eso fue sólo unos días antes de que mi madre…, mi abuela muriera. Perdonadme otra vez, porque sigo llamándole «madre» una y otra vez, y luego me corrijo. ¿Qué puedo hacer? La he conocido como mi madre. Toda mi vida he tratado de corregirlo y no he sido capaz. Todavía sigo sin llamar a mi madre, «madre»; todavía le llamo bhabhi, no madre y bhabhi sólo significa «esposa del primogénito». Todos mis hermanos se ríen de mí. Me dicen:
-¿Por qué sigues llamando a tu madre bhabhi? Porque bhabhi significa esposa del hermano mayor. Con toda seguridad, tu padre no es tu hermano mayor.
¿Pero qué puedo hacer? Conocí a mi abuela como mi madre desde mis primeros años, y esos primeros años son los más importantes de la vida. Es lo que los científicos llaman «huella».
Cuando un pájaro sale del huevo y mira a su madre, esa primera mirada queda grabada en su memoria. Pero si el pájaro sale, y has quitado a su madre de en medio y la has reemplazado con algo diferente, se produce una huella diferente.
Es así, en realidad, como se empezó a usar la palabra «huella». Un científico estaba trabajando en lo que sucede cuando un pájaro rompe el cascarón. Apartó todo lo que había alrededor, pero se olvidó completamente de que él mismo estaba allí. El pájaro salió, miró alrededor y sólo pudo ver las botas del científico que estaba de pie mirando.
El pájaro se dirigió hacia las botas y muy amorosamente empezó a jugar con ellas. El científico se quedó maravillado pero más tarde tuvo un problema, porque el pájaro estaba continuamente llamando a su puerta, no por él, sino por sus botas. Tuvo que guardar las botas cerca de la casa del pájaro. Y sucedió lo más extraño que te puedas imaginar: cuando el pájaro maduró, lo primero que hizo fue hacerle el amor a las botas. No pudo enamorarse de un pájaro hembra, y había muchas disponibles, pero él tenía un cierto tipo de «huella» de cómo debía ser su objeto de amor. Sólo podía amar a un hermoso par de botas.
    Viví con mi abuela durante años y pensaba que era mi madre. Y no fue una pérdida. Me habría gustado que fuese mi madre. Si mi ser tuviese alguna posibilidad de nacer de nuevo, aunque sé que no hay ninguna, la escogería a ella para ser mi madre. Estoy simplemente enfatizando este punto. No existe ninguna posibilidad de que vuelva a nacer; la rueda se ha detenido hace mucho tiempo. Pero ella tenía razón cuando decía que no iba a tener amigos. No tuve amigos en el colegio ni en la escuela superior ni en el colegio universitario ni en la universidad. A pesar de que muchos se creyeron que eran mis amigos, eran solamente admiradores, como mucho conocidos, o como máximo seguidores, pero nunca amigos.
El día que comencé a iniciar, mi único miedo era: -¿Seré capaz de convertir algún día a mis seguidores en mis amigos?
La noche anterior no pude dormir. No hacía más que pensar: -¿Cómo voy a conseguirlo? Un seguidor no tiene que ser un amigo.
Esa noche, en Kulu Manali, en los Himalayas, me dije a mí mismo: -No seas tan serio. Puedes conseguir cualquier cosa, aunque no conozcas el ABC de la ciencia de dirigir. Me estoy acordando de un libro de Bern, “La revolución empresarial” Lo leí, no porque el título contuviera la palabra «revolución», sino porque contenía la palabra «empresarial». A pesar de que me gustaba el libro, estaba naturalmente decepcionado, porque no era lo que había estado buscando. Nunca fui capaz de dirigir nada. Por eso, esa noche me reí.
Un hombre, no diré su nombre porque me traicionó y es mejor no mencionar a alguien que me ha traicionado y todavía vive, estaba durmiendo en mi habitación. Se despertó con mi risa y le dije:
-No te preocupes. No puedo estar más loco de lo que ya estoy. Vete a dormir.
-Pero -dijo él-, sólo una pregunta; si no, no podré dormirme: ¿de qué te reías?
-Me estaba contando un chiste -le dije.
Se rió y se fue a dormir, sin preguntar siquiera cuál había sido el chiste.
En ese mismo momento supe qué tipo de buscador era. De hecho vi, como un rayo de luz, que ese hombre no iba a estar conmigo mucho más tiempo. Por eso no le inicié a sannyas, a pesar de que insistió. Todo el mundo se extrañó, porque a otros les estaba insistiendo que «dieran el salto», y, sin embargo, me resistía a toda la persuasión de este hombre. Él quería dar el salto y yo le decía: «Por favor, espera.»
    Al cabo de dos meses, a todo el mundo le quedó claro por qué no le había dado sannyas. A los dos meses se había ido. El que se fuera no fue un problema, pero se convirtió en mi enemigo. Ser mi enemigo es inconcebible para mí, sí, incluso para mí. No puedo entender cómo alguien puede ser mi enemigo. No le hecho daño a nadie en toda mi vida. No puedes encontrar una criatura más inofensiva. ¿Por qué querría alguien ser mi enemigo? Debe de tener algo que ver con la persona misma. Me debe estar usando como una pantalla.
    Me hubiera gustado iniciar a mi abuela, pero ella estaba en el pueblo de Gadarwara. Incluso intenté contactarla, pero Kulu Manali está a tres mil kilómetros de Gadarwara.
«Gadarwara» es un nombre curioso. Quería evitarlo, pero de todos modos tenía que llegar, de una forma u otra, de modo que es mejor terminar con ello. Quiere decir «la aldea del pastor»; es incluso más curioso, porque el lugar donde está enterrado Jesús en Cachemira se llama Pahalgam, que también quiere decir la aldea del pastor. En el caso de Pahalgam se puede entender, pero, ¿en el de mi aldea? Nunca he visto allí ninguna oveja, ni tampoco ningún pastor. Ni siquiera hay demasiados cristianos; de hecho, sólo hay uno. Te sorprenderás: es el sacerdote de una pequeña iglesia, y yo solía ser su único oyente. Una vez me preguntó: -Es extraño: tú no eres cristiano, entonces, ¿por qué vienes puntualmente, todos los domingo sin falta? Haya lluvia o tormenta -continuó-, tengo que venir porque creo que estarás esperando, y siempre estás aquí. ¿Por qué?
-No me conoces -le contesté-. Me gusta torturar a la gente, y disfruto mucho escuchando cómo te torturas durante una hora, cuando dices cosas que, en realidad, no piensas, y no dices cosas que, en realidad, piensas. Vendría aunque se estuviese quemando toda la aldea. Puedes contar conmigo: seguiría estando aquí a la hora.
Por eso, seguramente los cristianos no tienen nada que ver con este pueblo. Aquí sólo vivía un cristiano, y su iglesia tampoco se podía decir que fuese una iglesia; sólo era una casita. Por supuesto, encima habían colocado una cruz y debajo habían escrito: «Ésta es un iglesia cristiana.»Siempre me he preguntado por qué llamaban a ese pueblo la aldea de los pastores y cuando fui a la tumba de Jesús en Pahalgam, en Cachemira, la pregunta se hizo incluso más pertinente.
Casualmente, Pahalgam tiene casi la misma estructura que mi pueblo. Tal vez sea sólo una coincidencia. Cuando no puedes explicar algo dices:
-Quizá sólo sea una coincidencia. Pero yo no soy el tipo de persona que abandona algo tan fácilmente. En aquel momento, examiné el asunto tan profundamente como pude, pero ahora puedo examinado hasta donde quiera.
Gadarwara también fue visitado por Jesús, y a las afueras de la aldea está el lugar donde se quedó. Sus ruinas todavía son veneradas. Nadie recuerda el porqué. Hay una lápida conmemorativa en la que se dice que una vez un hombre llamado Isu visitó ese lugar y residió allí. Convirtió a la gente de aquella aldea y de los alrededores y después regresó a Pahalgam. El Instituto de Arqueología de la India ha colocado esa lápida por eso, no es muy antigua.
Tuve que trabajar mucho sólo para poder limpiar la piedra. Fue muy difícil porque nadie se había ocupado de ella. La piedra estaba dentro de un pequeño palacio. El palacio ya no era habitable, e incluso entrar era peligroso. Mi abuela solía intentar impedirme que entrara porque podía derrumbarse en cualquier momento. Tenía razón. Bastaba un poco de viento para que las paredes empezaran a moverse. La última vez que lo vi se había derrumbado. Eso sucedió cuando fui a Gadarwara al funeral de mi abuela. También fui a presentar mis respetos a ese lugar en donde una vez había vivido un hombre llamado Isu.
Isu, con certeza, no es otra cosa que otra versión del arameo Yeshu, que viene del hebreo Joshua. En hindi Jesús es llamado Isa, y amorosamente, Isu. Quizá uno de los hombres a quien más amo estuvo allí, en esa aldea. Sólo la idea de que Jesús también ha caminado a través de esas calles era muy estimulante era un éxtasis enorme. Esto sólo lo digo de paso. No puedo demostrar históricamente si es o no es así. Pero si me lo preguntas en secreto, te puedo susurrar al oído: -Sí, es verdad. Pero por favor no me preguntes más…

Sesión 24

Os estaba diciendo que la amistad es un valor superior al amor. Nadie lo ha dicho con anterioridad. Y también dije que la amigabilidad está incluso por encima de la amistad. Nadie lo había mencionado. Con mucho gusto lo explicaré.
El amor, por muy hermoso que sea, permanece apegado a la tierra. Es algo parecido a las raíces de un árbol. El amor trata de alzarse por encima de la tierra, y todo lo que esto implica -el cuerpo- pero fracasa una y otra vez. No es una sorpresa que la gente diga que alguien ha «caído enamorado». Esta frase existe en todas los idiomas, según tengo entendido.
He tratado de indagar en este asunto preguntando a mucha gente de diferentes países. He escrito a todas las embajadas preguntando si tienen una frase en su idioma que sea exactamente el equivalente a «caer enamorado». Todos respondieron: -Por supuesto, y cuando pregunté: -¿Tenéis una frase o algo similar a lo que yo llamo «ascender en amor»? -o bien se rieron, o sonrieron, o se pusieron a hablar de otra cosa. Si les había preguntado por carta, nunca me contestaron. Con seguridad, nadie contesta a un loco que pregunta:-¿Existe una expresión en su idioma para «ascender en amor»?
Ningún idioma tiene ese tipo de expresión, y no puede ser sólo una coincidencia. En un idioma vale, incluso en dos, pero no puede ser una coincidencia en tres mil idiomas. No es una casualidad que todos los idiomas hayan conspirado juntos para hacer una frase de tres mil modos distintos, significando siempre «caer enamorado». No, la razón es que el amor es básicamente de la tierra. Puede brincar un poco, o mejor, lo puedes llamar ftoting…
He escuchado que está de moda el ftoting, especialmente en América, y hasta tal punto, que precisamente la otra noche recibí un regalo de una señora a la que le gustan mucho mis libros. Me envió un chándal. ¡Qué gran idea! Me encantó. Le dije a Chetana: -Lávalo, y lo usaré. -¿Vas a hacer ftotting? -me preguntó.              -¡Mientras duermo! -le dije-. Lo usaré como pijama, y dicho sea de paso, probablemente debes saber que todos mis pijamas ya son ropa de ftoting. Me gustan, porque puedo hacer ftotting y ejercicio mientras duermo, o luchar como Mohamed Ali el grande, y hacer todo tipo de cosas; pero sólo en sueños, bajo la manta, completamente en privado.
Te estaba diciendo que el amor, de vez en cuando, salta y se siente como si estuviera libre de esta tierra; pero la tierra lo conoce mejor: pronto vuelve de golpe a su sentido común, si no es con los huesos rotos. El amor no puede volar. Es un pavo real, con hermosas plumas, pero no lo olvides, no pueden volar. Sí, un pavo sí puede hacer ftoting. . .
El amor es muy terrenal. La amistad es un poquito más elevada; tiene alas, no sólo plumas, sino que tiene alas como las de un loro. ¿Sabes cómo vuelan los loros? Van de un árbol a otro, o quizá de un jardín a otro, de un bosquecillo a otro, pero no vuelan hacia las estrellas. No son grandes voladores. La amigabilidad es el valor más elevado, porque la amigabilidad no está sujeta a la fuerza de la gravedad. Sólo es levitación, si me dejas que use esta palabra. No sé si los eruditos del inglés me permitirán usar el término «levitación»; sólo quiere decir «en contra de la gravedad». La gravitación tira hacia abajo, la levitación tira hacia arriba. Y, ¿a quién le importan los eruditos? Son muy graves, ya están en sus tumbas.
La amigabilidad es una gaviota. Sí, como Juan Sebastián, asciende por encima de las nubes. Esto es sólo para conectar con lo que os estaba diciendo…
Mi abuela lloró porque pensó que no tendría amigos. En cierto sentido tenía razón y en cierto sentido estaba equivocada. Tenía razón en lo que se refiere a mis días en la escuela, el colegio y la universidad; pero se equivocaba en lo que se refiere a mí, porque incluso en mis días de colegio, aunque no tuve amigos en el sentido ordinario, tuve amigos en un sentido extraordinario. Ya te he hablado de Shambhu Babu. Te he hablado de Nani. De hecho, esas dos personas me echaron a perder, y me echaron a perder de tal forma que ahora ya no tengo remedio. ¿Cuál fue su estrategia?
Mi Nani va primero, también en el tiempo; era muy atenta conmigo. Escuchaba todas mis tonterías, mis cotilleos, con una atención tan arrebatada, que incluso yo me creí que debía de estar diciendo la verdad.
El segundo fue Shambhu Babu. Él tambien me escuchaba sin parpadear. Nunca he visto a nadie escucharme sin mover los párpados; en realidad sólo conozco a otra persona, y ésa soy yo. No puedo ver una película por la sencilla razón que se me olvida parpadear. No puedo hacer dos cosas a la vez, especialmente si son tan divergentes como mirar una película y parpadear. Incluso ahora, me es imposible. No veo películas porque dos horas sin parpadear me producen dolor de cabeza y me cansan los ojos, se me cansan tanto que no pueden ni dormir. Sí, el cansancio puede ser tan grande que hasta dormir parece ser demasiado esfuerzo. Pero Shambhu Babu solía escucharme sin parpadear. De vez en cuando le decía: -Shambhu Babu, por favor, parpadea. Si no parpadeas dejaré de hablar. En seguida parpadeaba rápidamente dos o tres veces y decía:    -De acuerdo, ahora continúa y no me molestes.
Bertrand Russell escribió una vez que llegaría un momento en el que el psicoanálisis se convertiría en una gran profesión. ¿Por qué? Porque son las únicas personas que escuchan atentamente, y todo el mundo necesita a alguien que le escuche, al menos de vez en cuando. Pero pagar a un psicoanalista para que te escuche…, sólo piensa lo absurdo que es, ¡pagar a alguien para que te escuche! Por supuesto, realmente no te está escuchando, está fingiendo. Por eso fui la primera persona en India que pidió a la gente que pagase por escucharme. Es justo lo opuesto del psicoanálisis, y tiene sentido. Si quieres entenderme tendrás que pagar. Y en Occidente, la gente está pagando simplemente para que le escuchen.
Sigmund Freud, siendo un perfecto judío, creó uno de los inventos más grandes del mundo, el diván del psicoanálisis. Es realmente una gran invención. El pobre paciente se tumba en el diván, como yo aquí; pero el problema es que yo no soy el paciente.
El paciente está tomando apuntes: se llama doctor Devageet. Le llaman doctor, pero no es como Sigmund Freud. No está aquí ejerciendo de médico. Extrañamente -conmigo todo es diferente-, el médico está tumbado en el diván, y el paciente está sentado en el asiento del médico. Mi propio médico está sentado aquí, a mis pies. ¿Has visto alguna vez un médico sentado a los pies de su paciente?
Éste es un mundo totalmente diferente. Conmigo todo está cabeza arriba. No puedo decir cabeza abajo.
No soy el paciente, aunque soy muy paciente; y mis médicos no son médicos, a pesar de que están perfectamente cualificados como médicos. Son mis sannyasins, mis amigos. Os estoy hablando de esto, de lo que puede hacer la amigabilidad; un milagro. Es una alquimia. El paciente se convierte en médico, e! médico se convierte en paciente; esto es alquimia.
El amor no puede hacerla. El amor, aunque bueno, no es suficiente. Comer mucho, incluso de algo bueno, es malo para ti; te producirá diarrea, o espasmos en el estómago, o cualquier otra cosa. El amor puede hacer de todo, excepto ir más allá de sí mismo. Cada vez desciende más. Se hace quisquilloso, quejumbroso, peleón. Todo amor, llevado hasta su lógico final, acaba, sin remedio, en divorcio. Si no lo llevas con lógica, eso es otro asunto; entonces te quedas atascado. Ver a una persona atascada es muy desagradable; deberías hacer algo al respecto. Pero si intentas hacer algo por los que están atascados, ambos lucharán encarnizadamente en tu contra.
Recuerdo que sólo hace dos semanas vino un amigo de Antonio desde Inglaterra para tomar sannyas, y ya sabéis cómo son los caballeros ingleses, estaba atascado, como decís vosotros, hasta el cuello. No se veía nada de él, estaba completamente hundido en el barro. Sólo se le veían algunos pelos, unos pocos, porque era calvo como yo. Si hubiera sido completamente calvo habría sido mucho mejor; por lo menos nadie lo habría notado. Traté de rescatarle, pero ¿cómo puedes tirar de un hombre al que sólo le asoman unos pocos pelos fuera de! barro? Tengo mis propios métodos.
Le pedí a Antonio y a Uttama que le ayudaran.
-Se quiere separar de su mujer -me dijeron. También conocía a su mujer, porque ella había insistido que tenía que estar presente cuando él tomara sannyas. Quería ver cómo le hipnotizaba. Le permití que estuviera presente porque aquí no se practica la hipnosis. De hecho ella misma se interesó. También le invité, diciendo:
-¿Por qué no te haces sannyasin?
-Me lo pensaré -me dijo.
-Mi principio es «salta antes de pensar» -le dije yo-, pero no te puedo ayudar, así que piénsatelo. Si todavía estoy por aquí cuando te hayas decidido, estaré dispuesto a ayudarte.
Pero le dije a Antonio y a Uttama -ambos son sannyasins, y son de los pocos que realmente están muy cerca de mí- que ayudaran a su amigo. Les dije que hicieran todos los preparativos para que la esposa y el niño no se sintieran perplejos sin saber qué hacer, pero que espiritualmente su marido no debería sufrir más. Aunque tenga que dejarle todo a su mujer, que así sea. Yo sólo soy suficiente para él.
He visto al hombre, y he visto su belleza. Él tenía una cualidad muy simple, como un niño, la misma fragancia que te encuentras cuando llueve por vez primera y la tierra se alegra; la fragancia y la alegría. Estaba feliz de ser sannyasin.
Precisamente el otro día recibí un mensaje suyo diciéndome que está durmiendo todo el día, sólo por miedo a su esposa. No quiere despertar. En el momento que se despierta de nuevo toma píldoras para dormir. Le dije a Antonio que le dijera que dormir no le va a ayudar nada. Podría incluso matarle, pero no le va a ayudar a él, ni tampoco a su esposa. Tiene que enfrentar la verdad.
Muy poca gente encara el hecho de que lo que llaman amor sólo es biológico, y que el noventa y nueve por ciento del amor es biológico. La amistad es psicológica en un noventa y nueve por ciento; la amigabilidad es espiritual en un noventa y nueve por ciento. El uno por ciento que queda en el amor es para la amistad; el uno por ciento que queda en la amistad es para la amigabilidad. Y ese uno por ciento que queda en la amigabilidad es sólo para aquello que no tiene nombre. De hecho, los Upanishads lo han llamado exactamente: «Tattvamasi, eres eso.» Tat…, ¿cómo lo voy a llamar? No, no le voy a dar ningún nombre. Todos los nombres han traicionado al hombre. Todos los nombres, sin excepción, han demostrado ser enemigos del hombre, por eso no quiero darle un nombre.
Solamente lo señalo con el dedo. Y le dé un nombre o no se lo dé, no tiene nombre. Es anónimo. Todos los nombres son invenciones nuestras. ¿Cuándo vamos a entender una cosa tan sencilla? Una rosa es una rosa es una rosa; la llames como la llames, no hay ninguna diferencia porque incluso la palabra «rosa» no es su nombre. Simplemente está allí. Cuando dejas de usar el idioma entre tú y la existencia, de repente sucede la explosión…, ¡el éxtasis!
El amor te puede ayudar, por eso no estoy en contra del amor. Eso sería como estar en contra de usar una escalera. No, una escalera es útil, pero camina con cuidado, especialmente en una escalera vieja. Y recuerda: el amor es lo más viejo. Adán y Eva se cayeron de él; pero no había necesidad de caer, ninguna necesidad, en serio. Si hubiesen escogido, y de vez en cuando, uno también quiere caerse, entonces es tu elección. Pero caer libremente es una cosa, y caer como un castigo es completamente diferente.
Si fuera a escribir de nuevo la Biblia…, no haría una cosa tan estúpida, creedme. Estoy diciendo si fuera a escribirla, entonces haría caer a Adán y Eva, no como un castigo sino como una elección, una elección libre.
¿Qué hora es?
-Las ocho y cinco, Osho.
Qué bien, porque ni siquiera he empezado.
Empezar lleva mucho tiempo.
El amor está bien, sólo está bien, pero eso no es suficiente, no es suficiente para darte alas. Para eso se necesita la amistad, y el amor no lo permite. El llamado amor, quiero decir, le tiene mucho miedo a la amistad. Le tiene mucho miedo a la amistad porque cualquier cosa más elevada representa un peligro, y la amistad es más elevada.
Cuando puedes disfrutar por primera vez de la amistad de un hombre o de una mujer, entonces te das cuenta de que el amor es un engaño, una superchería. ¡Ay!, entonces te das cuenta del tiempo que has perdido. Pero la amistad sólo es un puente. Uno debería pasar por encima; uno no debería de empezar a vivir en él. Un puente no está hecho para vivir en él. Este puente te lleva a la amigabilidad.
La amigabilidad es pura fragancia. Si el amor es la raíz, y la amistad es la flor, entonces la amigabilidad es la fragancia, invisible a la vista. Ni siquiera puedes tocarla; no puedes sujetarla con la mano, especialmente si quieres guardártela en un puño. Sí, puedes tenerla en la mano abierta, pero no en la mano cerrada.
La amigabilidad es casi lo que los místicos, en el pasado, han llamado oración. No lo quiero llamar oración por la sencilla razón de que esta palabra está asociada con la gente equivocada. Es una palabra hermosa, pero el estar en mala compañía contamina; comienzas a pensar en tu compañía. En el momento que dices «oración», todo el mundo se pone en estado de alerta, se asusta, presta atención, como si un general llamara a sus soldados al orden, y todos de repente se hubieran convertido en estatuas.
¿Qué sucede cuando alguien menciona una palabra como «oración», «dios» o «cielo»? ¿Por qué te cierras? No te estoy censurando, simplemente te estoy diciendo, o mejor dicho estoy llamando tu atención, de cómo esas hermosas palabras han sido ensuciadas inmensamente por los llamados «santos». Ellos han realizado un trabajo tan poco sagrado, que no puedo perdonarlos.
Jesús dijo «Perdona a tus enemigos» -eso puedo hacerlo- pero no dice: «Perdona a tus sacerdotes.» Y aunque lo dijese, yo le diría: ¡Cállate! No puedo perdonar a tus sacerdotes. No puedo ni perdonarlos ni olvidarlos, porque si los olvido, entonces, ¿quién los va a demoler? y si les perdono, entonces, ¿quién va a deshacer lo que han hecho a la humanidad? ¡No, Jesús, no! A los enemigos los puedo entender. Sí, deben ser perdonados, no entienden lo que están haciendo. ¿Pero a los sacerdotes? Por favor, no me digas que no saben lo que están haciendo. Saben exactamente qué están haciendo. Eso es lo que no puedo perdonar ni olvidar. Tengo que combatirlo hasta mi último aliento.»
El amor te posee; es un paso, pero sólo es amor si te lleva hacia la amistad. Si no te lleva hacia la amistad, entonces es deseo, no amor. Si te lleva a la amistad, agradéceselo, pero no le permitas que traspase los límites de tu libertad. Sí, te ha ayudado; eso no significa que ahora además te tenga que limitar. No cargues con la barca a tus espaldas únicamente porque te ha llevado hasta la otra orilla.
¡No seas tonto! Quiero decir -perdóname, Devageet, esa palabra la tengo reservada para ti-, quiero decir, no seas idiota. Pero me sigo olvidando. Una y otra vez. Una y otra vez uso la palabra equivocada «tonto» para otros, cuando esa palabra es especial para Devageet. Particularmente en esta Arca de Noé. Es el nombre que le he puesto a esta sala.
El amor es bueno. Trasciéndelo, porque te puede llevar a algo mejor: la amistad. Y cuando dos amantes se hacen amigos, es un fenómeno inusual. Uno quiere llorar de alegría, o celebrar, o si uno es músico, tocar la guitarra, o si uno es un poeta, entonces escribir un haiku, un rubaiyat. Pero si uno no es ni músico ni poeta todavía puede bailar, pintar, sentarse en silencio y mirar al cielo. ¿Qué más se puede hacer? La existencia ya lo ha hecho.
Ashu, vuelve a mirar la hora…
-Las ocho y veinticinco, Osho.
Mira tu reloj.
-Las ocho y veintisiete, Osho.
¿Las ocho y veintisiete? Fíjate, soy un judío.
Aún ahorré algunos minutos. Me fío de tu reloj, pero hablaré unos minutos más.
Del amor a la amistad y de la amistad a la amigabilidad; se puede decir que en eso consiste toda mi religión. La amistad es de nuevo un «navío», un navío de relaciones, una cierta atadura. . ., muy sutil, más sutil que el amor, pero está allí; y además con todos los celos y enfermedades del amor. Han aparecido de una forma muy sutil. Pero la amigabilidad es estar libre del otro; por eso no se trata de una relación.
El amor es hacia el otro, como la amistad. La amigabilidad es únicamente una expansión de tu corazón hacia la existencia. De repente, en un momento determinado, podrías estar abriéndote a un hombre, a una mujer, a un árbol, a una estrella…, al principio no puedes abrirte a toda la existencia. Por supuesto, al final, tienes que abrir tu corazón a la totalidad, simultáneamente, sin dirigirlo a nadie en particular. Ése es el momento…, vamos a llamado el momento.
Olvidemos las palabras iluminación, budeidad, conciencia crística, llamémoslo simplemente:
                          EL MOMENTO.
Escríbelo en mayúsculas.
Ha estado muy bien. Sé que nos queda tiempo, pero ha sido tan hermoso, y con las cosas hermosas nunca hay que pedir más. Ese «más» es destructivo.

Sesión 25

De acuerdo. Estaba citando a Bertrand Russell; esta cita nos viene como anillo al dedo. Dice: «Más pronto o más tarde, todo el mundo necesitará del psicoanálisis, por la dificultad que hay para encontrar a alguien que te escuche, que te preste atención.»
La atención es una necesidad tal que en el peor de los casos, uno puede llegar a pagar por ello, y así al menos tener el placer de que alguien le escuche atentamente. El oyente podría haberse tapado los oídos con lana, pero ése es otro asunto. Ningún psicoanalista puede escuchar todas esas tonterías día tras día. Además, él mismo necesita que alguien le escuche.
Te sorprenderá saber que los psicoanalistas acuden unos a otros. Por supuesto, no se cobran entre ellos por cortesía profesional, pero surge una gran necesidad de deshacer, descargar, simplemente decir todo lo que les viene a la mente y no seguir acumulándolo, porque esos montones les torturan.
Cito a Bertrand Russell como un eslabón. Lo he llamado anillo sólo para poder continuar mi historia. El mismo Bertrand Russell, aunque vivió una larga vida, nunca llegó a saber qué era la vida. Pero a veces, las palabras de aquellos que no han conocido pueden ser usadas significativamente por aquellos que pueden ver. Ellos pueden colocar esas palabras en un contexto apropiado.
Podrías no haberte encontrado con esta cita porque aparece en un libro que no lee nadie. Ni siquiera te creerías que lo escribió Bertrand Russell. Es un libro de relatos cortos. Ha escrito cientos de libros, muchos muy conocidos, muy leídos y reconocidos, pero este libro se sale de lo común en el sentido de que es sólo una colección de historias cortas, y él era muy reacio a publicarlo. No era un autor de relatos cortos, y sus historias lo son, por supuesto de tercera clase, pero de vez en cuando en esas historias de tercera categoría uno se encuentra con una frase que sólo Bertrand Russell podría haber escrito. Esta cita es de ese libro.
Me gustan los cuentos, y todo esto empezó con mi Nani. A ella también le gustaban los cuentos. No es que saliera contarme cuentos; todo lo contrario, ella solía provocarme para que se los contara yo, todo tipo de historias y cotilleos. Me escuchaba tan atentamente que me convirtió en un narrador de cuentos. Sólo por ella encontraba algo interesante, porque se pasaba todo el día esperando para escuchar mi historia. Si no había podido encontrar nada, entonces me lo inventaba. Ella es responsable: todo el mérito o la culpa, como quieras llamarlo, le corresponde a ella. He inventado historias para contárselas para que no se sintiera contrariada, y te puedo asegurar que me convertí en un narrador de historias de éxito sólo debido a ella.
Comencé a ganar competiciones cuando sólo era un niño en la escuela primaria, y eso continuó así hasta el final, cuando dejé la universidad. Gané tantos premios, medallas, copas, escudos y qué se yo, que mi abuela se convirtió en una jovencita de nuevo. Siempre que traía a alguien para enseñarle mis premios y trofeos dejaba de ser una mujer mayor y se convertía en una joven otra vez. Su casa se convirtió casi en un museo porque le fui mandando mis premios. Hasta la escuela superior, por supuesto, vivía casi siempre en su casa. Solamente por cortesía solía visitar la casa de mis padres durante el día; pero la noche era para ella, porque era el momento de contar cuentos.
Todavía puedo verme junto a su cama, con ella escuchando muy atentamente lo que estaba diciendo. Ella absorbía cada palabra que yo pronunciaba como si fuera de un inmenso valor. Y se convertían en valiosas sólo porque ella las tomó en su interior con ese amor y respeto. Cuando llamaba a mi puerta sólo era un mendigo, pero cuando entraba en su casa ya no era la misma persona. En el momento que me llamaba, diciendo:
-¡Raja! Ahora cuéntame qué te ha pasado hoy; todo. Prométeme que no te vas a guardar nada en absoluto -el mendigo dejaba caer todo lo que le hacía parecer un mendigo; ahora era el rey. Cada día tenía que prometérselo, a pesar de que le contaba todo lo que había sucedido, ella insistía:
-Cuéntame algo más -o-: cuéntamelo otra vez.
Le dije muchas veces:
-Me vas a malcriar; ambos, tú y Shambhu Babu me estáis malcriando para siempre.
Y realmente hicieron bien su trabajo. Junté cientos de trofeos. No había ni una sola escuela superior en todo el estado en donde no hubiera hablado y ganado, excepto una. Sólo en una no había sido el ganador, y el motivo era simple. Todo el mundo estaba asombrado, incluso la chica que ganó, porque -me dijo- es imposible pensar que te pueda ganar.
Todo el hall -y debía de haber por lo menos dos mil estudiantes- se llenó con un gran murmullo, y todo el mundo estuvo diciendo que era injusto, incluso el director que estaba presidiendo la contienda. Perder esa copa se convirtió en algo muy significan te para mí; de hecho, si no la hubiera perdido, habría tenido un gran problema. De eso os hablaré cuando llegue el momento.
El director me llamó y me dijo:
-Lo siento, sin ninguna duda eres el ganador -y me dio su propio reloj diciendo-: esto es mucho más valioso que la copa que se le ha dado a esa joven.
Y realmente lo era. Era un reloj de oro. He recibido miles de relojes, pero nunca he recibido uno tan bonito; era realmente una obra maestra. Ese director estaba muy interesado en cosas raras, y su reloj era una pieza rara. Todavía lo estoy viendo.
He recibido muchos relojes, pero los he olvidado. Uno de eso relojes está comportándose de una manera extraña. Cuando lo necesito, se para. Todo el tiempo funciona perfectamente; sólo se para por la noche entre las tres y las cinco. ¿No es eso un comportamiento extraño? Porque es el único momento en el que a veces me despierto; es sólo una vieja costumbre. Lo he hecho durante tantos años que incluso si no me levanto tengo que dar una vuelta en la cama antes de volverme a dormir. Ése es el momento en el que tengo que mirar si realmente tengo que levantarme o puedo dormir un poco más, extrañamente, entonces es cuando se detiene el reloj.
Hoy se ha parado exactamente a las cuatro. Lo miré y me volví a dormir; las cuatro es demasiado pronto. Después de dormir durante por lo menos una hora, miré de nuevo el reloj: eran todavía las cuatro. Me dije a mí mismo:
-Genial, esta noche no se va a acabar nunca.
Me volví a dormir otra vez, sin pensar; ya me conocéis, no soy un pensador; sin pensar que se podría haber parado el reloj. Pensé:
-Esta noche parece ser la última. Puedo dormir para siempre. ¡Genial! ¡Fantástico! y me sentí tan bien porque nunca se iba a acabar, que otra vez me quedé dormido. Después de dos horas miré de nuevo el reloj, ¡y todavía eran las cuatro!
-¡Genial! -me dije-. No sólo la noche es larga, ¡sino que incluso el tiempo se ha parado!
El director me dio su reloj y me dijo: -Perdóname, porque sin duda eres el ganador, y debo decirte que el hombre que era el juez está enamorado de la joven que ganó el premio. Es tonto. Lo digo aunque sea uno de mis profesores y un colega. Ésta es la última gota. Lo voy a expulsar ahora mismo. Éste es el final de su trabajo en este colegio. Esto es demasiado. Yo estaba en la silla presidencial y se ha reído todo el auditorio. Parece que todo el mundo sabía que la joven ni siquiera era capaz de hablar, y creo que nadie excepto su amante, el profesor, ha podido entender lo que estaba diciendo. Pero tú sabes, el amor es ciego.
-Absolutamente correcto -le dije-, el amor es ciego. Pero ¿por qué has escogido a una persona ciega para ser el juez, especialmente cuando competía su amiga? Voy a exponer toda la situación.
Y la expuse en los periódicos, contándoles toda la historia, y creó realmente un gran problema para el pobre profesor, tanto que su historia de amor terminó. Perdió todo, su puesto, su reputación y la chica por cuyo amor había arriesgado todo, lo perdió todo. Todavía está vivo. Una vez, ya de viejo, me vino a ver y me confesó:
-Lo siento, realmente hice algo equivocado, pero nunca pensé que iba a pasar todo esto.
-Nadie sabe lo que una acción corriente va a traer al mundo -le dije-. Y no lo sientas por mí. Perdiste tu trabajo y a tu amada. ¿Qué es lo que perdí yo? Nada de nada, sólo un trofeo más, y tengo tantos que no me importa.
De hecho la casa de mi abuela se había convertido, poco a poco, en un museo para mis trofeos, copas y medallas. Pero ella estaba muy feliz, inmensamente feliz. Era una casa pequeña para estar repleta de toda esta basura, pero ella estaba feliz de que le siguiera mandando todos mis premios, desde el colegio y desde la universidad. Seguí mandándoselos sin parar, y cada año ganaba una docena de copas, bien por un debate en elocuencia o una competición contando cuentos.
Pero te diré una cosa: ambos, ella y Shambhu Babu me malcriaron por estar tan atentos. Me enseñaron, sin enseñarme, el arte de hablar. Cuando alguien te escucha tan atentamente, tú inmediatamente empiezas a decir algo que no habías planeado ni siquiera imaginado; simplemente fluye. Es como si la atención se volviera magnética y atrajera aquello que está oculto en ti.
Mi propia experiencia es que este mundo no se volverá un lugar hermoso para vivir a menos que todo el mundo aprenda a estar atento. En este momento nadie está atento. Incluso cuando la gente está mostrando que está escuchando; no está escuchando, está haciendo mil y una cosas. Son hipócritas, sólo aparentan…, pero no de la manera que un oyente atento debería hacerla, totalmente atento, únicamente atención y nada más, abierto. La atención es una cualidad femenina, y todo el mundo que conoce el arte de la atención, de estar atento, se vuelve de alguna manera muy femenino, muy frágil, suave; tan suave que lo podrías rascar sólo con tus uñas.
Mi Nani estaba todo el día esperando el momento en que regresaba a casa para contarle historias. Y te sorprenderá cómo, sin saberlo, me preparó para el trabajo que iba a hacer. Fue ella la primera que escuchó muchas de las historias que os he contado, Fue ella a quien le pude contar cualquier tontería sin ningún miedo.
La otra persona, Shambhu Babu, era totalmente diferente a mi Nani. Mi Nani era muy intuitiva, pero no intelectual. Shambhu Babu era también muy intuitivo, pero además era un intelectual. Era un intelectual de primera categoría. Me he encontrado con muchos intelectuales, algunos famosos y otros más famosos, pero ninguno de ellos se acercaba a Shambhu Babu. Él era realmente una gran síntesis, Assagioli hubiera amado a este hombre. Tenía intuición e intelecto, y no en pequeñas cantidades, sino a gran escala. Él también solía escucharme y esperaba todo el día a que terminara la escuela. Todos los días después del colegio era suyo.
En el momento que me dejaban salir de mi prisión, la escuela, iba primero a Shambhu Babu. Él tenía preparado té y algunos dulces que sabía me gustaban. Lo menciono, porque la gente rara vez piensa en el otro. Siempre hacía sus preparativos pensando en la otra persona. Nunca he visto a nadie preocuparse por los demás como lo hacía él. La mayoría de la gente, a pesar de que hacen preparativos para otros, en realidad, lo hacen de acuerdo a ellos mismos, forzando sus propios gustos sobre la otra persona.
Ése no era el estilo de Shambhu Babu. Su forma de pensar en el otro era una de las cosas que me gustaba y respetaba en él. Sólo compraba cosas después de preguntar a los tenderos qué solía comprar mi Nani. Me enteré de esto sólo después de que muriera. Entonces los tenderos y los fabricantes de dulces me dijeron:
-Shambhu Babu siempre solía hacer esta extraña pregunta: «¿Qué es lo que te compra esa anciana mujer, que vive sola junto al río?» Nunca supimos por qué lo preguntaba, pero ahora lo sabemos: estaba preguntando sobre tus gustos.
Me maravillaba que siempre tuviese listas las cosas que más me gustaban. Era un hombre de leyes; por eso, naturalmente, siempre encontró la manera. Iba corriendo desde la escuela hasta su casa, me tomaba el té Y los dulces que él había comprado; entonces, ya me estaba esperando. Incluso antes de que hubiera acabado, él ya estaba preparado para escuchar lo que tuviera que contarle. Me decía:
-Cuéntame lo que te guste. No me importa lo que digas, sino que seas tú el que lo diga.
Su énfasis era muy claro. Me dejaba totalmente libre sin, ni siquiera, marcar un tema sobre el que hablar, libre para decir todo lo que quisiera. Siempre añadía:
-Si quieres permanecer en silencio, puedes hacerla. Escucharé tu silencio, y de vez en cuando podría suceder que no dijera ni una sola palabra. No había nada que decir. Y cuando cerraba los ojos, él también cerraba los suyos, y nos sentábamos como los cuáqueros, en silencio. Sucedió muchas veces, día tras día, en los que bien hablaba o nos quedábamos en silencio. Una vez le dije:
-Shambhu Babu, parece un poco extraño que estés escuchando a un niño. Sería más apropiado que hablarás tú y que yo escuchara.
Él se rió y dijo:
-Es imposible. Yo a ti no te puedo decir nada, y no diré nunca nada, por la sencilla razón de que no sé. Y te estoy agradecido por hacerme consciente de mi ignorancia.
Esas dos personas me dieron tanta atención, que en mi primera infancia me hice consciente del hecho -sobre el que los psicólogos sólo han empezado a hablar ahora- que la atención es una tipo de comida, de alimento. Un niño puede estar perfectamente cuidado, pero si no se le presta ninguna atención puede ser que no sobreviva. Parece ser que la atención es uno de los ingredientes más importantes en nuestra alimentación.
He sido afortunado en ese aspecto. Mi Nani y Shambhu Babu comenzaron a hacer rodar la bola, ha estado rodando y ha ido reuniendo cada vez más volumen. Sin haber aprendido nunca a hablar, me convertí en un orador. Todavía no sé hablar y me han escuchado miles de personas, sin saber siquiera cómo empezar. ¿Puedes ver la parte divertida de esto? He debido hablar más que cualquier otro hombre en toda la historia, a pesar de que sólo tengo cincuenta y un años.
Empecé a hablar muy temprano; de todos modos, no era en absoluto lo que vosotros llamáis, en el mundo occidental, un orador. No era un orador de los que dicen «Señoras y señores» y toda esa tontería, cosas prestadas y no experimentadas. No era un orador en ese sentido, pero hablé con mi corazón inflamado, encendido. No hablaba como si fuese un arte sino como mi verdadera vida. Y desde los primeros días de escuela reconocieron, no sólo uno sino muchos, que mi charla parecía salir del corazón, que no estaba tratando de repetir algo que había preparado como un loro. Ahí mismo y en ese momento estaba haciendo algo espontáneo.
El nombre del director que me dio su reloj e hizo salir todo este problema a colación para vosotros era B. S. Audholia. Espero que todavía esté vivo. Por lo que yo sé, todavía lo está, y sé lo suficiente. No espero cuando no existen esperanzas; cuando espero algo, significa que es de ese modo.
-Lo siento -me dijo esa noche, y realmente lo sentía; expulsó al profesor de su puesto. B. S. Audholia también me dijo que siempre que necesitara cualquier cosa sólo tenía que decírselo, y si estaba de algún modo dentro de sus capacidades, él lo haría. Más adelante, siempre que necesité algo solamente le tenía que mandar una nota y él lo conseguía. Nunca me preguntó el porqué.
Una vez se lo pregunté yo mismo: ¿Por qué nunca me preguntas para qué lo necesito? -Te conozco -me dijo-: si lo has pedido, mi pregunta sería una tontería. Podrías dar muchas razones, incluso, aunque no lo necesitaras. Una, cosa más -me dijo-; si lo has pedido es casi imposible pensar que lo hayas pedido, a menos que realmente lo necesitaras. Te conozco, y conocerte es suficiente para darme todas las razones que necesito.
Le miré. No me esperaba que el director de un colegio tan famoso pudiera ser tan comprensivo. Él se rió y dijo:
-Sólo es una coincidencia que sea el director; de hecho, no debería serlo. Fue una equivocación por parte de los gobernantes.
No había pedido tanto, pero él había debido de leerlo en mi cara. A partir de ese día comencé a dejarme crecer la barba. Detrás de una barba no se puede leer tanto. Es peligroso cuando se pueden leer las cosas con tanta facilidad. Hace falta inventar algo para no ser igual que un periódico.
Seis meses más tarde, cuando nos vimos de nuevo, me dijo:
-¿Por qué te has dejado crecer la barba?
Él se rió y dijo:
-No puedes ocultarte, está en tus ojos. Si de verdad quieres ocultarte, ¿por qué no empiezas a llevar gafas de sol?
-No puedo llevar gafas de sol -le dije-, por la sencilla razón de que no puedo crear una barrera entre mis ojos y la existencia. Ése es el único puente donde nos encontramos, no hay otro.
Por eso, todo el mundo y en todas partes le tiene simpatía a un ciego. Es un hombre que no tiene un puente; ha perdido el contacto. Ahora, los investigadores dicen que el ochenta por ciento de nuestro contacto con la existencia es a través de los ojos. Quizá están en lo cierto, quizá es más de lo que piensan, pero un ochenta por ciento por lo menos. En última instancia, se podría probar que es mucho más, quizá el noventa por ciento o incluso el noventa y nueve. El ojo es el hombre.
El Buda no puede tener los mismos ojos que Adolf Hitler…, ¿o crees que si puede? Olvídate de los dos; no son contemporáneos. Jesús y Judas eran contemporáneos, y no sólo contemporáneos, sino maestro y discípulo. De todos modos, no puedo decir que tengan los mismos ojos, la misma cualidad. Judas debe de haber tenido unos ojos muy astutos, judíos de verdad. Jesús debe de haber tenido los ojos de un niño; a pesar de que físicamente ya no era un niño, pero psicológicamente lo era. Murió en la cruz como si estuviera en un útero, todavía en el vientre, tan nuevo como si la flor nunca se hubiese abierto sino permanecido como un capullo. Nunca conoció la fealdad que existe en todos lados. Jesús y Judas vivieron juntos, caminaron juntos, pero creo que Judas nunca miró a Jesús a los ojos; si no, las cosas habrían sido diferentes.
Si Judas hubiese reunido el coraje suficiente para mirar a Jesús a los ojos no habría habido crucifixión ni cruztianismo, quiero decir cristianismo. Ése es mi nombre para cristiandad. Judas era astuto.
Jesús era tan simple que le podrías llamar «el loco». Eso es lo que Fedor Dostoievski dijo en una de sus novelas más creativas, El idiota.
A pesar de que no fue escrita para o acerca de Jesús, Dostoevski estaba tan lleno del espíritu de Jesús que de alguna manera aparece. El personaje más importante de la novela, El idiota, no es otro que Jesús. No se le menciona, no puedes hallar ninguna referencia a él, ni ningún parecido, pero si lo lees, algo comenzará a resonar en tu corazón y estarás de acuerdo conmigo. Será un acuerdo no a través de la cabeza; será un acuerdo más profundo de lo que la imaginación puede calar, en el mismo latir de tu corazón, un acuerdo verdadero.

Vislumbres de una infancia dorada (libro) (3)

Sesión 13

    De acuerdo, quítame la toalla. Lo siento, Ashu, pero tengo que empezar mi tarea y comprenderás que es complicado llevar dos camisas sobre el mismo pecho, especialmente para el pobre corazón que está escondido dentro del pecho. El corazón no se puede comportar de una forma política o diplomática. No es diplomático; es sencillo e infantil.
No me olvido de Jesús. Me acuerdo de él mucho más que los cristianos que hay en el mundo. Jesús dice: «Bienaventurados los que son como niños, pues de ellos es el reino de Dios.» Lo más importante para recordar aquí es la palabra «pues». En todas las frases de Jesús que empiezan por: «Bienaventurados aquellos…» y acaban por «…el reino de Dios» ésta es la única afirmación que es diferente, porque las demás dicen: «Bienaventurados los humildes porque heredarán el reino de Dios.» Son declaraciones lógicas y son promesas para el futuro, el futuro que no existe. Ésta es la única donde se dice: «…pues de ellos es el reino de Dios.» Sin futuro, sin racionalidad, sin razón, sin promesa de beneficio; simplemente, la pura afirmación de un hecho, o mejor dicho, la simple afirmación de un hecho.
Esta afirmación siempre me impresiona, siempre me asombra. No entiendo cómo alguien se puede asombrar cada vez que escucha la misma afirmación desde hace treinta años… Sí; desde hace treinta años esta afirmación ha estado conmigo, y mi corazón siempre tiembla de alegría: «Pues de ellos es el reino de Dios»…, tan ilógico y tan cierto a la vez.
    Ashu, te he tenido que decir que me quitaras la toalla, porque no se puede hacer dos cosas a la vez, especialmente en un solo corazón. Y, desde que te conozco, me has tratado siempre tan bien que si intento recordar cuándo empezó me parece que te conozco desde siempre. No bromeo. Efectivamente, cuando pienso en Ashu no recuerdo cuándo entró en el mundo de mis allegados. Parece que siempre ha estado aquí, sentada a mi lado, ya sea como ayudante del dentista o no. Se ha convertido en la editora asociada de Devaraj, se trata de un gran ascenso. Ahora puedes tener dos médicos a tu disposición. ¿No es fantástico? ¡Puedes hacer que luchen entre ellos y divertirte!
Ahora seguiré con mi historia… Antes de empezar, es bueno hacer una pequeña introducción, lo más irracional posible, porque es exactamente la mejor introducción al hombre que soy. A veces me río de mí mismo sin ningún motivo, porque si hay un motivo se acaba la risa.
Uno se puede reír solamente sin motivo. La risa no tiene ninguna relación con la racionalidad, así que, de vez en cuando, me aparto de la racionalidad y también de la irracionalidad; tened en cuenta que son dos caras de lo mismo, y entonces de verdad me río espontáneamente.
Naturalmente, no me puede oír nadie. No es físico, si no, Devaraj y Devageet ya lo habrían detectado con sus instrumentos. No lo pueden detectar. Trasciende toda la instrumentalidad. Fijaos qué palabra más bonita me acabo de inventar: instrumentalidad. Escríbelo exactamente así: instru-mental-idad. Así entenderéis de qué estoy hablando, al menos las palabras, y quizá algún día también entendáis la ausencia de palabras. Ésa es mi esperanza, mi sueño para todos vosotros.
Debéis estar preocupados porque hoy, realmente, estoy tardando mucho en empezar. Vosotros me conocéis, yo os conozco. Iré tan lento como pueda. Eso os ayudará a vaciaros. En eso consiste mi trabajo, en vaciar: se podría llamar «Vaciado Ilimitado».
El otro día os conté que la muerte de mi abuelo fue mi primer encuentro con la muerte. Sí, fue un encuentro y algo más; no sólo fue un encuentro, si no, me habría perdido el verdadero sentido. Vi la muerte y también vi algo más que no se estaba muriendo, que flotaba más alto, escapándose del cuerpo…, de los elementos. Ese encuentro determinó el rumbo de mi vida. Me dio una dirección, mejor dicho, una dimensión desconocida hasta entonces.
Había oído hablar de las muertes de otras personas, pero sólo de oídas. Nunca había presenciado ninguna, y aun cuando lo hubiese visto, no significaban nada para mí.
Sólo te puedes encontrar de verdad con la muerte cuando amas a alguien y se muere. Resalta esto:
Solamente puedes encontrarte con La muerte
en La muerte del ser querido.
Cuando estás rodeado de amor y de muerte ocurre una transformación, una inmensa mutación, como si naciera un nuevo ser. No vuelves a ser el mismo. Pero las personas no pueden experimentar la muerte como la experimenté yo porque no aman. Si no hay amor la muerte no te puede dar las llaves de la existencia. Cuando hay amor te entrega las llaves de todo lo que es.
Mi primera experiencia de muerte no fue un simple encuentro. Fue complejo en muchos sentidos. El hombre que había amado se estaba muriendo. Era como un padre para mí. Me crió con una libertad total, sin inhibiciones, represiones ni mandamientos. Jamás me dijo «no hagas esto» o «haz eso». Tan sólo ahora puedo ver la belleza de ese hombre. A un anciano le resulta muy difícil no decirle a un niño «no hagas esto, haz aquello» o «siéntate aquí y no hagas nada» o «¿por qué no haces algo en lugar de estar ahí sentado sin hacer nada?». Pero nunca lo hizo. No puedo recordar ni una sola vez que intentase interferir en mi vida. Simplemente, se apartaba. Cuando pensaba que lo que estaba haciendo no estaba bien se apartaba y cerraba los ojos.
En una ocasión le pregunté:
-¿Nana, por qué cierras los ojos a veces, cuando me siento a tu lado?
-Ahora no lo vas a entender -respondió-, pero quizá algún día lo entiendas. Cierro los ojos para no impedirte hacer lo que estés haciendo, esté bien o mal. No es mi deber impedírtelo. Te he separado de tu padre y de tu madre. Si ni siquiera te puedo dar libertad, ¿qué sentido tiene el separarte de tus padres? Te separé de ellos solamente para que no pudieran interferir en tu vida. ¿Cómo voy a interferir yo? Pero sabes -prosiguió-, a veces me dan tentaciones. Tú eres una tentación muy grande. Si lo llego a saber, no me habría arriesgado. Por alguna razón tienes un talento especial para hacer todo lo que está mal. Una de dos, o yo estoy completamente loco o tú lo estás.
-Nana -le consolé-, no tienes que preocuparte. Si alguien está loco, entonces soy yo.
Y desde ese día le he dicho a la gente:
-No me hagáis caso, estoy loco.
Se lo dije para consolarle y se lo sigo diciendo a la gente, que está realmente loca, para consolada. Pero cuando estás en un manicomio y eres el único que no está loco, qué otra cosa puedes hacer sino decirle a la gente:
-Relajaros, soy un loco, no me toméis en seno.
Eso es lo que he estado haciendo toda mi vida.
Solía cerrar los ojos, pero, a veces, la tentación era demasiado grande… Por ejemplo, una vez estaba montado a caballo encima de Bhoora, nuestro criado. Le había mandado comportarse como si fuese un caballo. Al principio me miró confundido, pero mi abuela le dijo:
-¿Qué hay de malo en eso? ¿No puedes fingir un poco? Bhoora, compórtate como un caballo.
Empezó a hacer todo lo que haría un caballo, y yo estaba montado encima.
Eso fue demasiado para mi abuelo. Cerró los ojos y empezó a cantar su mantra: «Namo arihantanam namo… namo siddhanam namo.»
Por supuesto, me detuve, porque cuando empezaba a cantar su mantra quería decir que era demasiado para él. Era tiempo de dejarlo. Le sacudí y le dije:
-Nana, vuelve, no hace falta que cantes tu mantra. He dejado de jugar. ¿No ves que sólo era un juego?
Me miró a los ojos y yo le miré a los ojos. Durante un momento sólo hubo silencio. Esperó a que yo dijera algo pero se tuvo que rendir y dijo:
-De acuerdo, hablaré yo primero.
-Está bien -dije-, porque si te hubieses
quedado callado, yo me habría quedado en silencio el resto de mi vida. Menos mal que has hablado, así te puedo contestar. ¿Qué quieres preguntar?
-Siempre te he querido preguntar por qué eres tan travieso -dijo.
-Deberías reservar esa pregunta para hacérsela a Dios. Cuando te lo encuentres, pregúntale: «¿Por qué has hecho a este niño tan travieso?» -le contesté-. No me puedes hacer esa pregunta, es como preguntarme: «¿Quién eres?» Cómo se puede dar una respuesta a eso.
    En lo que a mí respecta, no me preocupa en lo más mínimo. Sólo quiero ser yo mismo. ¿Se puede o no se puede en esta casa?
    Estábamos sentados fuera, en el jardín. Me volvió a mirar y me dijo: -¿Qué quieres decir?
-Entiendes perfectamente lo que te estoy diciendo -le respondí -. Si no puedo ser yo mismo, entonces no volveré a entrar en esta casa. Por eso te pido que seas claro conmigo: o entro en la casa con licencia para ser yo mismo, o me olvido de esta casa y me convierto en un peregrino, en un vagabundo. Dímelo claramente y sin dudar, ¡venga!
Se rió y dijo:
-Puedes entrar en esta casa. Es tu hogar. Si no puedo resistir interferir en tus asuntos, entonces, me iré yo de la casa. Tú no te tienes que Ir.
Es exactamente lo que hizo. Dos meses después de esta conversación ya no estaba en este mundo. No se fue sólo de esta casa, se fue de todas las casas, incluido su cuerpo, que era su verdadera casa.
Quería a este hombre porque él amaba mi libertad. Sólo puedo amar cuando se respeta mi libertad. Si tengo que negociar y conseguir amor a costa de mi libertad, entonces ese amor no es para mí. Es para mortales inferiores, no es para aquellos que saben.
En este mundo casi todo el mundo cree que ama, pero si echas un vistazo a los amantes, son prisioneros el uno del otro. ¡Qué extraño amor es éste que te tiene cautivo! ¿Es posible que el amor se convierta en una atadura? Pero en el noventa y nueve coma nueve por ciento de los casos esto es lo que ocurre, porque para empezar no hubo amor.
Es una realidad que la gente corrientemente sólo cree que ama. Pero no aman, porque cuando llega el amor, ¿dónde están el «yo» y el «tú»? Cuando llega el amor trae instantáneamente consigo una enorme sensación de libertad, de no posesividad. Pero ese amor sucede, por desgracia, en raras ocasiones.
Si tienes amor con libertad eres un rey o una reina. Ése es el auténtico reino de Dios, amor con libertad. El amor te da raíces en la tierra y la libertad te da alas.
Mi abuelo me dio ambos. Me dio su amor, más del que jamás le dio a mi madre o a mi abuela; y me dio libertad, que es el regalo más grande. Al morirse me regaló su anillo y me dijo con lágrimas en los ojos: -No tengo nada más para darte. -Nana -le dije-, ya me has dado el regalo más preciado. -¿Cuál es? -me preguntó abriendo los ojos. Yo me reí y le dije: -¿Te has olvidado? Me has dado tu amor y me has dado libertad. No creo que ningún otro niño haya tenido la libertad que tú me puedes dar? Te estoy agradecido. Puedes morir en paz.
Desde entonces he visto morir a mucha gente, pero morirse en paz es muy difícil. Sólo he visto a cinco personas morirse en paz: la primera fue mi abuelo; la segunda mi criado Bhoora; la tercera mi Nani; la cuarta mi padre, y la quinta fue Vimalkirti.
Bhoora se murió porque no concebía vivir en el mundo sin su amo. Simplemente, se murió. Se relajó en la muerte. Vino con nosotros al pueblo de mi padre porque tenía que conducir la carreta. Cuando, durante unos instantes no oyó nada, ninguna voz desde el interior del carro cubierto, preguntó: -Beta -significa hijo-, ¿va todo bien? Una y otra vez Bhoora preguntó: -¿A qué se debe este silencio? ¿Por qué no habla nadie?
Pero era la clase de persona que no se atrevía a mirar a través de la cortina que le separaba de nosotros. Menos aún estando allí mi abuela. Ése era el problema, que no podía mirar. Pero seguía preguntando: -¿Qué ocurre? ¿Por qué estáis callados? -No pasa nada -le dije-, estamos disfrutando del silencio. Nana quiere que estemos en silencio.
Eso era mentira, porque Nana estaba muerto; pero en cierto modo era verdad. Él estaba en silencio; eso era un mensaje para que nosotros estuviéramos en silencio. -Bhoora -dije finalmente-, va todo bien; solamente que Nana se ha muerto. No podía creérselo. -Entonces, ¿cómo puede estar todo bien? -preguntó-. Yo no puedo vivir sin él, y en menos de veinticuatro horas se murió. Como si se hubiera cerrado una flor… negándose a quedarse abierta bajo el sol y la luna, espontáneamente. Intentamos hacer de todo para salvarle, porque ahora estábamos en un pueblo más grande, el pueblo de mi padre.
El pueblo de mi padre era un pueblo pequeño, para India, claro. La población era sólo de veinte mil habitantes. Había un hospital y un colegio. Hicimos todo lo posible por salvar a Bhoora. El médico del hospital estaba asombrado, no podía creer que este hombre fuese hindú porque parecía un europeo. Debe haber sido un capricho de la biología, no lo sé. Algo debe haber ido bien. Igual que dicen: «Algo debe haber ido mal!», yo he acuñado la frase: «Algo debe haber ido bien»; ¿por qué siempre mal?
Bhoora estaba conmocionado por la muerte de su amo. Le tuvimos que mentir hasta llegar al pueblo. Sólo cuando llegamos al pueblo y sacamos el cadáver de la carreta, Bhoora se dio cuenta de lo que había sucedido. Cerró los ojos y no los volvió a abrir nunca más.
-No puedo ver a mi amo muerto –dijo, y sólo se trataba de una relación amo-sirviente. Pero había surgido entre ellos una cierta amistad, una proximidad indescriptible. No volvió a abrir los ojos, eso lo puedo atestiguar. Sólo vivió unas horas más, y entró en coma antes de morir.
Antes de morir, mi abuelo le dijo a mi abuela: -Cuida de Bhoora. Ya sé que vas a cuidar a Raja; eso no necesito decírtelo, pero cuida de Bhoora. Me ha servido como nadie lo hubiera hecho.
Le dije al doctor: -¿Entiendes, eres capaz de entender la lealtad que debe haber habido entre estos dos hombres? -¿Era europeo? -me preguntó el doctor. -Lo parecía -le contesté.
-No seas mentiroso -dijo el doctor-, eres un niño, sólo tienes siete u ocho años, pero eres muy mentiroso. Cuando te he preguntado si tu abuelo estaba muerto, dijiste que no, y eso no era verdad.
-No; es verdad -dije-, no está muerto. Un hombre con un amor así no puede estar muerto. Si el amor se puede morir, entonces no hay esperanza para este mundo. No puedo creer que un hombre que ha respetado mi libertad, la libertad de un niño pequeño, esté muerto sólo porque no puede respirar. No puedo considerar lo mismo, el no respirar y la muerte.
El médico europeo me miró con desconfianza y le dijo a mi tío: -Este chico será un filósofo o se volverá loco.
Estaba equivocado: soy ambas cosas. No es cuestión de esto o lo otro. No soy Soren Kierkegaard; no es una cuestión de esto o lo otro. Pero me pregunté por qué él no me podía creer…, algo tan sencillo.
Las cosas sencillas son las más difíciles de creer; las más complicadas son las más fáciles de creer. ¿Por qué tienes que creer? Tu mente dice: «Es muy sencillo. No tiene ninguna complejidad. No hay motivo para creerlo.» A no ser que seas un Tertuliano, cuya afirmación es una de mis favoritas…
Si tuviera que escoger una sola afirmación de toda la literatura en cualquier idioma del mundo, lo siento, no elegiría nada de Jesucristo; y lo siento, tampoco elegiría a Gautama el Buda; lo siento, no elegiría nada de Moisés o Mahoma, ni siquiera de Lao Tzu o de Chuang Tzu.
Elegiría a este extraño individuo del que no se sabe demasiado: Tertuliano. No sé cómo se pronuncia su nombre exactamente, de modo que será mejor que lo deletree: T-e-r-t-u-l-i-a-n-o. Entre todas las citas habría escogido ésta: «Credo qua absurdum», sólo tres palabras, «Creo porque es absurdo».
    Parece ser que alguien le preguntó en qué creía y por qué, y Tertuliano respondió: «Credo qua absurdum, es absurdo, por eso lo creo.» La razón para creer que Tertuliano da es absurdum: «Porque es absurdo.»
Olvidad de momento a Tertuliano. Bajad el telón. Fijaos en las rosas. ¿Por qué os gustan? ¿No es absurdo? No hay un motivo para que os gusten. Si alguien se empeña en preguntaros por qué os gustan las rosas, finalmente tendréis que encogeros de hombros. Eso es «Credo qua absurdum», ese encogerse. Éste es todo el sentido de la filosofía tertuliana.
No podía entender por qué el médico no creía que mi abuelo no estaba muerto. Yo sabía, y él también, que en lo relativo al cuerpo se había terminado; estábamos de acuerdo en esto. Pero hay algo más que el cuerpo, dentro del cuerpo pero sin ser del cuerpo. El amor lo revela, la libertad le da alas para surcar el cielo. ¿Tenemos más tiempo?
-Sí, Osho.
¿Cuánto más? Estamos yendo muy despacio, igual que en el entierro de un pobre. Sed extremistas. No de esta manera, no vayáis despacio; no es mi estilo. O te quemas o no te quemas. O quemas los dos extremos a la vez o permites que la oscuridad tenga su propia belleza.

Sesión 14

¡Fijaos que soy un auténtico caballero inglés! No he intervenido, aunque lo quería hacer. Había abierto la boca para hablar pero me he detenido. Esto es lo que se llama autocontrol. Incluso yo me río. Me gusta cuando murmuráis. Aunque sé que no estáis murmurando bobadas, suena bien, a pesar de que sea técnico, y que lo que estéis diciendo sea absolutamente científico. Pero de vosotros dos, sabéis, el granuja es el que está en la silla.
Todavía no he dicho de acuerdo. Primero, lleguemos al punto donde pueda decir de acuerdo. Cuando el «de acuerdo» está alejado de mí, es que significa algo. ¡Un de acuerdo mío es simplemente fantástico…, soy un pirado! No conozco a nadie que esté tan volado. Bueno, a trabajar…
Tvadiyam vastu Govinda, tubhyam eva samarpayet. «Señor mío, la vida que me has dado te la devuelvo con gratitud.» Ésas fueron las últimas palabras de mi abuelo, a pesar de que no creyó nunca en Dios ni era hinduista. Esta frase, este sutra, es un sutra hindú; pero en India está todo mezclado, especialmente las cosas buenas. Antes de morir, entre otras cosas, repetía una y otra vez:
-¡Detén la rueda!
En aquella época no lo podía entender. Si deteníamos la rueda de la carreta, y ésa era la única rueda que había, ¿cómo íbamos a llegar hasta el hospital? Cuando siguió repitiendo:-Detén la rueda, el chakra -le pregunté a mi abuela-: ¿Se ha vuelto loco? Ella se rió. Esto es lo que me gustaba de ella. Aunque supiese, como lo sabía yo, que la muerte estaba tan próxima…, sí, incluso yo lo sabía, ¿cómo es posible que no lo supiera ella? Era tan obvio que en cualquier momento dejaría de respirar, y, sin embargo, seguía insistiendo en detener la rueda. A pesar de todo, ella se reía. Todavía la puedo ver riéndose.
No tenía más de cincuenta años. Pero siempre he observado una cosa en las mujeres: las impostoras, las que se las dan de bellas, a los cuarenta y cinco años son las más feas. Puedes dar la vuelta al mundo y comprobar lo que estoy diciendo. Con los labios pintados, y el maquillaje, y las cejas postizas y qué sé yo… ¡Dios mío!
Ni siquiera a Dios se le ocurrieron todas estas cosas cuando creó el mundo. Por lo menos, en la Biblia no se menciona que el quinto día creara el lápiz de labios, el sexto día creara las cejas postizas, etcétera. Si una mujer es realmente bella, a los cuarenta y cinco años llega a la cúspide. Mi observación es que: el hombre llega a la cima a los treinta y cinco años, y la mujer a los cuarenta y cinco. Es capaz de vivir diez años más que el hombre; y esto no es injusto. Sufre tanto al dar a luz, que es totalmente lógico que tenga un poco de vida extra, sólo para compensar.
Mi Nani tenía cincuenta años, y seguía estando en la cima de su belleza y juventud. Nunca me he olvidado de ese momento, ¡qué momento! Mi abuelo se estaba muriendo, y nos pedía que detuviésemos la rueda. ¡Qué disparate! ¿Cómo iba a parar la rueda? Teníamos que llegar al hospital, y sin rueda nos perderíamos en el bosque. Y mi abuela se estaba riendo tanto, que hasta Bhoora, el criado, nuestro cochero, preguntó, por supuesto desde el exterior:-¿Qué ocurre? ¿Por que te estás riendo?
Como yo solía llamarla Nani, Bhoora, por respeto hacia mí, también la llamaba Nani. Entonces dijo: -Nani, mi amo está enfermo y tú te estás riendo tanto; ¿qué ocurre? ¿Y Raja, por qué está tan callado?
La muerte y la risa de mi abuela, ambas cosas hicieron que me quedase totalmente callado, porque quería entender lo que estaba sucediendo. Estaba ocurriendo algo que no había conocido nunca antes y no me iba a distraer ni un solo instante.
Mi abuelo me pidió:
-Para la rueda. ¿Raja, me puedes oír? Si estás oyendo la risa de tu abuela puedes oírme a mÍ. Ya sé que es una mujer rara; yo nunca he sido capaz de entenderla.
-Nana -le respondí-, a mí me consta que es la mujer más sencilla que he visto jamás, a pesar de que no he visto muchas todavía.
Pero a vosotros os puedo decir que no creo que exista otro hombre en la tierra, vivo o muerto, que haya visto tantas mujeres como yo. Pero para consolar a mi abuelo agonizante le dije:
-No te preocupes por su risa, yo la conozco. No se está riendo de lo que dices, es algo entre nosotros, un chiste que le he contado.
-De acuerdo -dijo-. Si le has contado un chiste es normal que se ría. ¿Pero qué hay del chakra, de la rueda?
Ahora ya lo sé, pero en aquella época no conocía esta terminología. La rueda representa toda la obsesión hindú con la rueda de la vida y la muerte. Durante miles de años ha habido millones de personas haciendo una sola cosa: intentar detener la rueda. Él no estaba hablando de la rueda de la carreta, ésa es fácil de detener; de hecho, lo difícil era mantenerla en movimiento.
En aquellos tiempos no había carreteras; ¡tampoco las hay ahora! El año pasado vino a visitarme al ashram un primo lejano y me dijo: -Quería poner mi vida entera a tus pies, pero la verdadera dificultad está en la carretera.
-¿Todavía? -le pregunté.
Han pasado cerca de cincuenta años, pero India es un país especial, donde el tiempo se ha detenido. ¿Quién sabe cuándo se detuvo el reloj? Pero se paró exactamente a las doce, las dos manecillas del reloj juntas. Eso es hermoso: el reloj ha decidido la hora correcta. Cuando quiera que ocurriese -y debe haber sido hace miles de años, cuando quiera que fuera-, ya sea por casualidad o por inteligencia computerizada, el reloj se detuvo a las doce, con las dos manecillas juntas. No parecen dos, se ven como si sólo fuese una. Tal vez fueran las doce de la noche… porque el país es tan oscuro, y la oscuridad tan densa.
-Dios mío -dijo el hombre-, no he podido traer al resto de la familia debido al mal estado de las carreteras.
Tal vez no me puedan ver nunca por culpa de las carreteras. Entonces no había carreteras, y aún hoy no hay ninguna línea de tren que pase por ese pueblo. Es un pueblo muy pobre, y cuando yo era un niño aún más.
No comprendí la insistencia de mi Nana en ese momento. Quizá el carro -como no había carretera- estuviese haciendo mucho ruido. Traqueteaba por todas partes, y él estaba agonizando; por eso, naturalmente, quería parar la rueda. Pero mi abuela se reía, ahora entiendo por qué. Él estaba hablando de la obsesión hindú por la vida y la muerte; simbólicamente se llama la rueda de la vida y la muerte -la rueda, en pocas palabras- que gira sin cesar.
En el mundo occidental, solamente Friedrich Nietzsche ha tenido el valor y el atrevimiento necesario de proponer la idea del eterno retorno. Lo ha tomado prestado de la obsesión oriental. Hay dos libros que le causaron una profunda impresión. Uno fue el Manu Smriti; se llama: “La colección de los versos de Manu” y es el texto hindú más importante. ¡Lo odio! Esto os dará idea de su importancia, porque no odio las cosas ordinarias. Es extra-ordinariamente repulsivo. Manu es una de esas personas, que, si me lo llegara a cruzar, me olvidaría por completo de la no-violencia; ¡simplemente le daría un tiro! Se lo merece.
“Manu Samhita”, “Manu Smrit”i, ¿por qué digo que es el libro más repulsivo del mundo? Porque separa a los hombres y las mujeres, y no sólo a hombres y mujeres, divide a la humanidad en cuatro clases, y nadie puede pasar de una clase a otra. Esto es el origen de la jerarquía.
A vosotros os sorprenderá saber que Adolf Hitler siempre tenía sobre su mesa una copia del “Manu Samhita”, junto a su cama. Veneraba ese libro más que la Biblia. Ahora entenderéis por qué lo odio. Ni siquiera tengo una copia del “Manu Samhita” en mi biblioteca, aunque me han regalado al menos una docena de copias, pero las he quemado todas. Es lo mejor que podía hacer con ellas. Con mucho respeto, por supuesto, pero las quemé.
Nietzsche adoraba dos libros de los que ha tomado muchas cosas. El primero es “Manu Samhita” y el otro es el “Mahabharata”. Probablemente, éste sea el más grande en cuanto a volumen; ¡es enorme! No creo que se pueda comparar con la Biblia, el Corán, el Dhammapada o el Tao Te Ching, al menos en cuanto a volumen. Sólo me podéis entender si lo ponéis junto a la “Enciclopedia Británica”. Comparada con el “Mahabharata” la “Enciclopedia Británica” es un librito. Sin duda es un gran trabajo, pero feo. Los científicos saben muy bien que, en el pasado, hubo muchos animales gigantescos sobre la tierra. Inmensos pero horribles. El Mahabharata pertenece a ese grupo. No es que no puedas encontrar algo hermoso en él; es tan grande, seguro que si buscas encontrarás en esa montaña algún que otro ratón.
Estos dos libros han influenciado enormemente a Nietzsche. Probablemente, nadie es tan responsable del trabajo de Friedrich Nietzsche como estos dos libros. El autor del primero es Manu, y el Mahabharata fue escrito por Vyasa. Debo reconocer que ambos han hecho una enorme cantidad de trabajo, ¡trabajo sucio! Habría sido mejor que estos dos libros no se hubiesen escrito.
Friedrich Nietzsche tiene tanto respeto por estos libros que os asombrará, porque éste es el hombre que se llamaba a sí mismo el «anticristo». Pero no debéis asombraras. Los dos libros son anticristo; de hecho, son anti cualquier cosa que sea bonita: a mi-verdad, anti-amor. Nietzsche no se enamoró de ellos por casualidad. A pesar de que nunca le gustaron Lao Tzu o Buda, sin embargo le gustaban Manu y Krishna, ¿por qué?
Esta pregunta es muy significativa. Le gustaba Manu porque le encantaba la idea de la jerarquía. Él estaba contra la democracia, la libertad, la igualdad, en pocas palabras, estaba contra los verdaderos valores. También le gustaba el libro de Vyasa, el Mahabharata, porque implica el concepto de que sólo la guerra es
hermosa. En una ocasión, le escribió una carta a su hermana: «En este preciso momento me rodea una gran belleza. Jamás he visto una belleza tal.» Uno pensaría que acababa de entrar en el Jardín del Edén, pero no es así, estaba presenciando un desfile militar. El sol brillaba en las espadas desnudas, y el sonido que él llama «el sonido más bello que jamás he oído» no era Beethoven o Mozart, ni siquiera era Wagner, sino el sonido de las botas de los soldados alemanes desfilando.
Wagner fue amigo de Nietzsche, y no sólo eso, sino algo más: Nietzsche se había enamorado de la mujer de su amigo. Al menos podía haber pensado en su pobre amigo…; pero no, él pensaba que ni Beethoven ni Mozart ni Wagner se podían comparar con el sonido de las botas de los soldados alemanes cuando desfilaban. Para él las espadas al sol y el sonido del ejército al desfilar eran el paradigma de la belleza.
¡Qué estética! Tened en cuenta que no estoy en contra de Friedrich Nietzsche como tal. Le aprecio siempre que se acerca a la verdad, porque mi valor y mi criterio es la verdad. «El sol sobre las espadas» y «el sonido de las botas desfilando»; si alguien se aleja de la verdad, no importa quién sea, le daré en la cabeza con la espada desnuda. Qué espectáculo más bonito: la espada desnuda, y el sonido de la cabeza de Friedrich Nietzsche al ser cortada, y hermosa sangre todo alrededor… Esto es lo que hizo su discípulo, Adolf Hitler.

Hitler se apropió de las ideas de Manu a través de Nietzsche. Hitler no era el tipo de persona que conociese a Manu por sí mismo, era un pigmeo.
Sin duda Nietzsche era un genio, pero un genio descarriado. Era el tipo de hombre que se podía haber convertido en un buda; pero, ¡qué lástima!, murió loco.
Os estaba hablando de la obsesión hindú, y al mencionarla me he acordado de Nietzsche. Fue el primero en admitir la idea del «eterno retorno» en Occidente. Pero no fue honesto, no dijo que la idea fuera prestada. Pretendía ser original. Es tan fácil pretender ser original, muy fácil; no se precisa de mucha inteligencia, y no obstante, era un hombre de talento. Nunca utilizó su talento para descubrir algo; lo usó para tomar prestado de muchas fuentes, que normalmente no eran conocidas al mundo en general. ¿Quién conoce el Samhita de Manu? ¿Y a quién le interesa? Manu lo escribió hace cinco mil años. ¿A quién le importa el “Mahabharata”? Es un libro tan grande, que uno no lo leería a menos que se quisiera volver totalmente loco.
Pero hay gente que lee incluso la “Enciclopedia Británica”. Conozco a una persona así; es un amigo mío. En este momento me tendría que acordar, por lo menos, de su nombre. Probablemente, todavía esté vivo; ése es mi único temor, pero en ese caso, no hay motivo para tener miedo sólo porque lea la “Enciclopedia
Británica”. Nunca va a leer lo que estoy diciendo, nunca; no tiene tiempo. No sólo lee la Enciclopedia Británica, sino que se la aprende de memoria, y ésa es su locura. Aparte de esto, parece una persona normal. En cuanto mencionas algo de la Enciclopedia, inmediatamente se vuelve anormal, y empieza a citar páginas y más páginas. No le preocupa, en lo más mínimo, si le quieres escuchar o no.
Sólo ese tipo de gente lee el Mahabharata. Es la enciclopedia hindú; digamos que es la «Enciclopedia Indiana». Naturalmente, es inevitable que sea más grande que la Enciclopedia Británica. Gran Bretaña sólo es Gran Bretaña, no es más grande que uno de los estados pequeños de India. India tiene al menos tres docenas de estados de ese tamaño; y no hablo de toda India, porque la mitad de India ahora es Pakistán. Para tener realmente una perspectiva total de India, entonces habría que seguir sumando.
Antes, Birmania formaba parte de India. Sólo se separó de India a principios de este siglo. Afganistán formaba parte de India; es casi un continente. Por eso el “Mahabharata”, la «Enciclopedia Indiana», tiene que ser mil veces más grande que la Enciclopedia Británica, que solamente tiene treinta y dos volúmenes. Eso no es nada. Si recopilaseis todo lo que yo he dicho ocuparía más que eso.
Hay alguien que lo ha calculado. No lo sé con seguridad, porque no me dedico a hacer esas tonterías, pero han calculado que he escrito trescientos treinta y tres libros hasta ahora. ¡Increíble! No por los libros, sino por el señor que los ha contado. Debería esperar, porque todavía hay muchos en manuscritos, y otros muchos que todavía no han sido traducidos del original en hindi. Cuando se recopile todo esto realmente va a ser una «Enciclopedia Rajneeshica». Pero el Mahabharata es más grande, y seguirá siendo el libro más grande del mundo; me refiero a volumen y peso.
Lo he mencionado porque estaba hablando de la obsesión hindú. El Mahabharata no es más que la obsesión hindú extensamente escrita, voluminosa, contando que el hombre nace una y otra vez, eternamente.
Por eso, mi abuelo decía: «Detened la rueda.» Si la hubiese podido detener lo habría hecho, no sólo por él, sino por el resto del mundo. No sólo la habría detenido, sino que la habría destruido para siempre, de modo que nadie la pudiese hacer girar de nuevo. Pero no está en mis manos el hacerla.
¿Por qué esta obsesión?
En el momento de su muerte me di cuenta de muchas cosas. Hablaré de todas las cosas que me hice consciente en aquel momento porque éstas han determinado el resto de mi vida.

Sesión 15

    Me encanta esta historia que cuentan de Henry Ford. Había construido su coche más bello y se lo estaba enseñando a un cliente prometedor y muy próspero. Era su último modelo, y fue a dar una vuelta con el cliente. A los cincuenta kilómetros, el coche se detuvo inesperadamente. El cliente exclamó: -Pero ¡cómo! ¿Un coche nuevo que se para a los cincuenta kilómetros? -Perdóneme, señor -dijo Ford, – me había olvidado de echarle petróleo.
Entonces, incluso en América se llamaba petróleo, y no gasolina. El cliente, estupefacto, le dijo: -¿Qué me quiere decir? ¿Está diciendo que el coche ha estado andando cincuenta kilómetros sin petróleo? Ford le respondió:
-Sí, señor. Hasta los cincuenta o los sesenta kilómetros basta con mi nombre; no necesita petróleo.
En cuanto arranco me basto conmigo mismo, no necesito nada más. No he podido dormir en toda la noche. Esto no me ha causado ningún problema; en cierto modo, ha sido una noche preciosa. La luna brillaba mucho…, quizá la belleza de la luna y su brillo no me han dejado dormir. Pero ésa no puede ser la razón. Creo que el motivo es que he sido demasiado duro con Devageet. Sí, puedo ser muy cruel. No soy duro, pero puedo serlo, sobre todo en determinados momentos, cuando veo la posibilidad de que haya en ti una apertura. ¡Entonces es cuando realmente golpeo! Y no con un martillo pequeño, sino con el mazo. Cuando uno tiene que asestar un golpe, ¿por qué elegir un martillo pequeño? ¡Acaba de un solo golpe! A veces soy muy duro, por eso tengo que ser muy suave otras veces, para compensar, para que haya un equilibrio.
Cuando me fui de la habitación, aunque sonrieses, había tristeza. No me he podido olvidar. Me resulta muy fácil olvidarme de todo; pero cuando he sido cruel, no es fácil. Soy capaz de perdonar a cualquiera menos a mí mismo. Quizá no haya podido dormir por ese motivo. De todas formas, tengo el sueño muy superficial. En el fondo, siempre estoy despierto. Esta superficie tan fina se puede alterar fácilmente, pero sólo lo puedo hacer yo, nadie más.
En cuanto dejé la habitación me di cuenta de que estabas un poco triste…, seguramente habrá muchas razones, no sólo que te haya dado un golpe. Pero, sean cuales sean los motivos de tu tristeza, he intensificado, de algún modo, la oscuridad en ti. Estoy aquí para iluminaros, no para oscureceros; si se puede decir así. En realidad, deberíamos acuñar un nuevo sentido para la palabra «oscurecer», porque hay mucha gente oscureciéndose los unos a los otros. Es curioso que no exista este significado, porque esta realidad existe. La iluminación sucede en contadas ocasiones; sin embargo, tenemos una palabra para decirlo. Todavía no hay ninguna palabra para lo que está más allá de la iluminación, pero probablemente haya límites para todo. Siempre habrá algo que esté más allá, distante, no limitado a las palabras, sino trascendental.
Pero «oscurecer» debería convertirse en una palabra corriente. Todo el mundo está oscureciendo a los demás. El marido oscurece a la mujer; si no, ¿por qué se esconde? Sólo para oscurecer a su mujer. ¿Y la mujer qué hace? El marido es idiota si cree que sólo él está oscureciendo a su mujer. En la oscuridad, ella le oscurece más de lo que él pueda lograr hacerla. De cualquier forma él usa gafas, y ella todavía no las necesita. Sólo es un pobre dependiente, por eso tiene que usar gafas. ¿Ella qué es? Solamente una madre, una esposa. No necesita gafas.
En la oscuridad, cuidado con la mujer a la que amas, especialmente en la oscuridad. Seguramente, los hombres usan la luz por eso. A los hombres les gusta que haya luz cuando aman; hacen el amor con los ojos abiertos. Las mujeres cierran los ojos. No pueden mirar sin que se les escape una risa, porque todo lo que sucede es repugnante: un mandril sentado encima de ellas, y todo ese… etcétera, etcétera, etcétera.
Sentí un poco de pena. Digo un poco, porque para mí un poco ya es mucho. Una lágrima mía es suficiente. No necesito llorar durante horas, arrancarme el pelo…, que ya no tengo. Nunca se ha hablado de arrancarse la barba. En ningún idioma, ni siquiera en hebreo, existe una expresión como «arrancarse la barba». Y ya conocéis a los judíos y a sus profetas bíblicos, todos tenían barba. Es una ley natural: si tienes barba te quedarás calvo, porque la naturaleza siempre mantiene el equilibrio.
Ahora me acuerdo de mi abuela…Aunque era pequeño, me solía decir: -Oye, Raja, no te dejes nunca barba.
-¿Por qué lo dices? -le preguntaba-.
Sólo tengo diez años, todavía no me ha empezado a salir barba. ¿Por qué lo dices?
-Hay que hacer el pozo antes de que se queme la casa -contestó.
¡Dios mío! Efectivamente, estaba haciendo el pozo antes de que se quemara la casa. Era una mujer realmente hermosa. No comprendí la respuesta, pero le dije:
-De acuerdo, continúa, di lo que quieres decir.
-Nunca, nunca te dejes barba… aunque sé que lo harás -dijo.
-¡Qué extraño! -observé-. Si ya lo sabes, ¿por qué intentas evitado?
-Lo hago lo mejor que puedo, pero sé que te vas a dejar barba -dijo-. La gente como tú siempre se deja barba. Te conozco desde hace once años; seguro que hay una razón, y empezó a reflexionar sobre esto.
No hay ningún motivo; simplemente que no te apetece perder el tiempo todos los días delante del espejo, como un idiota, afeitándote la barba. Imagínate en una mujer con barba, delante del espejo, ¿qué aspecto tendría? Un hombre sin barba tiene exactamente el mismo aspecto. Es así de sencillo: te ahorra tiempo, y el verte como un idiota, por lo menos delante de tu propio espejo.
Pero esto está comprobado: en cuanto te dejas barba te empiezas a quedar calvo. La naturaleza siempre se acuerda de mantener el equilibrio. Sólo te da un número de pelos determinado. Si te empiezas a dejar la barba, entonces, por supuesto, hay que recortar el presupuesto por algún lado. Es mera economía, pregúntale a cualquier contable.
Estaba un poco preocupado por Devageet, sentía como si le hubiese herido. Quizá lo hice…, seguramente era necesario. Por tanto, no os debéis preocupar por mi descanso. Estoy dispuesto a perder la vida en cualquier momento, si hace falta; no por una causa nacional, por un estado o por una raza, sino por un individuo, por cualquiera que le siga latiendo el corazón, que siga sintiendo, y que sea capaz de hacer cosas infantiles. Tened en cuenta que he dicho «cosas infantiles», me refiero a alguien que todavía es un niño. Estoy dispuesto a dar mi vida para que crezca, madure y se integre. Cuando uso la palabra «integración» quiero decir inteligencia más amor; que es igual a integración.
Bueno, esto ha sido una introducción muy larga. Si han podido perdonar a George Bernard Shaw, y no sólo perdonade, sino dadle un Premio Nobel, entonces me podréis perdonar a mí. Y no pido un Premio Nobel; aunque me lo diesen, lo rechazaría, No es para mí, está demasiado lleno de sangre.
El dinero que entregan con el Premio Nobel está empapado de sangre, porque ese hombre, Nobel, era un fabricante de bombas. Ganó una cantidad de dinero inconmensurable durante la I Guerra Mundial, vendiendo armas a ambos bandos. No quisiera tener que tocar su dinero. De hecho, hace muchos años que no toco dinero, porque no necesito hacerlo. Siempre, hay alguien que se ocupa del dinero por mí; y el dinero siempre está sucio, no sólo el del Premio Nobel.
El hombre que fundó el Premio Nobel se sentía realmente culpable, y para desembarazarse de la culpa fundó el Premio Nobel. Fue un bonito gesto, pero fue como matar a un hombre y decirle después: «Lo siento señor, perdóneme, por favor.» Yo no podría aceptar ese dinero sangriento.
A George Bernard Shaw no sólo le veneraban, sino que le dieron el Premio Nobel; la introducción de sus libritos es tan larga, que te preguntas si escribe el libro para la introducción o la introducción para el libro. En mi opinión, el libro ha sido escrito para la introducción, y lo agradezco.
Igualmente, esta introducción ha sido muy larga, No te preocupes por mi sueño, pero recuerda que no te debes sentir molesto si soy duro. Aunque sepas, y todos lo sepan, que nada me puede cambiar, indudablemente hay muchas cosas que pueden cambiar en mi cuerpo e incluso en mi mente. Por supuesto, no soy ni mi cuerpo ni mi mente, pero tengo que funcionar por medio de ellos.
En este momento tengo los labios secos. Esto puede ser por cualquier causa externa. Estoy hablando, pero me molestan los labios. Me las arreglaré, aunque es un estorbo. Devageet, tú me puedes ayudar con una de tus artimañas. Será una buena pausa para esta nota introductoria y después puedo empezar. Gracias…
Después de esto, empiezo con la historia.
La muerte no es el fin, al contrario, es la culminación de toda una vida, el clímax. Tú no te acabas, sino que eres transportado a otro cuerpo. Esto es lo que los orientales denominan «la rueda». Continúa dando vueltas y vueltas. Puede ser detenida, sí, pero el modo de detenerla no es cuando te estás muriendo.
Es una de las enseñanzas, la más grande que adquirí con la muerte de mi abuelo. Él lloraba, con lágrimas en los ojos nos pedía que detuviésemos la rueda. No sabíamos cómo hacerlo: ¿cómo detener la rueda?
Su rueda era su rueda; nosotros, ni siquiera éramos capaces de verla. Era su propia conciencia, sólo él podía hacerla. Puesto que nos pedía que la detuviésemos, era obvio que él no podía hacerlo; de ahí las lágrimas y su constante insistencia, pidiéndolo una y otra vez, como si estuviésemos sordos. -Te hemos oído, Nana -le dijimos-, y te comprendemos. Por favor, guarda silencio.
En ese momento ocurrió algo grandioso. No se lo he contado nunca a nadie; quizá no haya sido el momento hasta ahora. Le dije: -Aquiétate, por favor.
El carro de bueyes traqueteaba sobre el abrupto y desagradable camino, ni siquiera era un camino, era un sendero, y él seguía insistiendo:
-Detén la rueda, Raja, ¿me escuchas? Para la rueda. Yo le repetía: -Sí, te oigo. Sé lo que quieres, pero sé que sólo tú puedes parar la rueda, por eso te digo que estés callado. Intentaré ayudarte.
Mi abuela estaba sorprendida. Me miró con los ojos llenos de asombro: ¿qué estaba diciendo? ¿Cómo iba a ayudarle?
-Sí, no me mires con tanto asombro -le dije-. De repente he recordado una de mis vidas pasadas. Al ver esta muerte, he recordado una de mis propias muertes. Esa vida y esa muerte ocurrieron en Tíbet. Es el único país que sabe cómo detener la rueda de forma científica precisa -entonces comencé a cantar.
Nadie me podía entender, ni mi abuela ni mi abuelo agonizante ni mi criado Bhoora, que escuchaba atentamente desde el exterior. Y aún es más, ni siquiera yo entendía ni una sola palabra de lo que estaba cantando. Sólo después de doce o trece años llegué a entender lo que era. Me ha costado todo este tiempo averiguarlo. Era el Bhardo Thodal, un ritual tibetano.
Cuando muere un hombre en Tíbet repiten un mantra determinado. Ese mantra se llama bardo. El mantra le dice: «Relájate, guarda silencio. Ve a tu centro, quédate ahí; no abandones tu centro pase lo que le pase a tu cuerpo. Sé un testigo. Deja que suceda, no interfieras. Recuerda, recuerda, recuerda que sólo eres el testigo; ésta es tu verdadera naturaleza. Si eres capaz de morir recordándolo, la rueda se detendrá.»
Repetí el Bhardo Thodal para mi abuelo agonizante, sin saber siquiera lo que estaba haciendo. Es curioso, no sólo que yo lo repitiese, sino que al escuchado él se quedara totalmente callado. Tal vez porque era muy raro escuchar el tibetano. Probablemente, debía ser la primera vez que escuchaba algo en tibetano, quizá ni siquiera sabía que existía un país llamado Tíbet. Estaba muy atento y muy callado cuando se estaba muriendo. El bardo funcionó aunque él no lo pudiera entender. A veces funcionan las cosas que no entiendes, funcionan precisamente porque no las entiendes.
Un gran cirujano no puede operar a su hijo. ¿Por qué? Ningún gran cirujano puede operar a su ser querido. No me refiero a su esposa, cualquiera podría operar a su esposa; me refiero a su ser amado, que sin duda no es su esposa y nunca lo será. Reducir al ser amado a tu esposa es un crimen. Por supuesto, la ley no lo castiga, pero la propia naturaleza lo hace, de modo que no es necesaria ninguna ley.
No se puede dejar al amante reducido a marido. Es tan feo tener un marido. La misma palabra es fea. Viene de la misma raíz que «agricultura» ; el marido es el que usa a la mujer como si fuese un campo, una tierra donde sembrar sus semillas. La palabra marido se debe erradicar de todos los idiomas del mundo. Es inhumano. Un amante es comprensible, ¡pero no un marido!
Yo repetía el bardo aunque no entendía el significado, ni sabía de dónde venía, porque todavía no lo había leído. Pero mi abuelo guardó silencio por el impacto del raro sonido de esas palabras. Murió en ese silencio.
Vivir en silencio es hermoso, pero morir en silencio es mucho más hermoso, porque la muerte es como el Everest, el pico más alto de los Himalayas. Aunque nadie me enseñó, aprendí mucho durante ese silencio. Me vi a mí mismo repitiendo algo realmente raro. Me impulsó a un nuevo plano del ser, y me empujó a una nueva dimensión. Comencé una nueva búsqueda, una peregrinación.
En esta peregrinación me he encontrado con muchos más hombres notables que los que menciona Gurdjieff en su libro “Encuentros con hombres notables”. Hablaré de ellos poco a poco, cuando vaya surgiendo. Hoy vaya hablar sobre uno de esos hombres notables.
No se conoce su verdadero nombre ni su verdadera edad, pero le llamaban «Magga Baba». Magga quiere decir «taza grande». Solía llevar su magga, su taza, en la mano. La usaba para todo: para el té, la leche, la comida, el dinero que le daba la gente o lo que fuese necesario en cada momento. Su magga era lo único que poseía, por eso se le conocía como Magga Baba. Baba es un término respetuoso. Significa abuelo, el padre de tu padre. En hindi el padre de tu madre se llama nana, y el padre de tu padre, baba.
Magga Baba fue, sin duda, uno de los hombres más notables que ha habido en este planeta. Era realmente uno de los escogidos. Se le puede considerar como a Jesús, a Buda o a Lao Tzu. No conozco su infancia ni sé nada de sus padres. Nadie sabe de dónde vino, pero apareció de repente en el pueblo.
No hablaba. La gente insistía en hacerle preguntas de todo tipo. Él se quedaba en silencio y, si le molestaban demasiado, empezaba a farfullar disparates, sonidos sin ningún sentido. La pobre gente pensaba que estaba hablando un idioma que no podían entender. No era, en absoluto, un idioma, sino que sólo hacía sonidos. Por ejemplo:-Higgalal hoo hoo guloo higga hee hee. Entonces esperaba y volvía a preguntar: – Hee, hee, hee? Parecía que estaba diciendo: -¿Habéis entendido? y la pobre gente decía: -Sí, baba, sí.
    Después enseñaba su magga y hacía un gesto. Este gesto en India significa dinero. Viene de los viejos tiempos cuando las monedas eran de plata o de oro. Para comprobar que eran auténticas, la gente las tiraba al suelo y escuchaba el sonido que hacían. El oro auténtico tiene un sonido propio que no se puede imitar. De modo que Magga Baba enseñaba su magga con una mano y con otra hacía la señal de dinero queriendo decir: – Si me habéis entendido dadme algo. Y la gente le solía dar.
    Yo lloraba de la risa porque no había pronunciado ni una palabra. Pero no tenía codicia por el dinero. Una persona le daba dinero y él se lo entregaba a otra. Su magga siempre estaba vacío. De vez en cuando, podías ver que había algo, pero excepcionalmente. Se trataba de una transición: el dinero iba y venía, la comida iba y venía, pero siempre se quedaba vacío. Siempre lo estaba limpiando. Le he visto limpiarlo por la mañana, por las tardes y por las noches.
    Os quiero confesar a vosotros – con vosotros me refiero al mundo entero-, que sólo hablaba conmigo en privado, cuando no había nadie presente. Me acercaba hacia él a mitad de la noche, quizá hacia las dos de la mañana, porque era la mejor hora para estar a solas con él. Solía estar abrazado a su vieja manta, al lado de la hoguera, en las noches de invierno. Me sentaba a su lado un rato, pero nunca le molestaba, por eso me quería. A veces se giraba hacia un lado, abría los ojos y me veía ahí sentado; entonces empezaba a hablar por su propia cuenta.
    El hindi no era su lengua materna, por eso la gente creía que era difícil comunicarse con él, pero no era verdad. Desde luego, no le habían educado en hindi; sin embargo, no conocía solamente el hindi, sino muchos más idiomas. Por su puesto, el idioma que mejor conocía era el silencio casi toda su vida. Durante el día no hablaba con nadie, pero por la noche hablaba conmigo, sólo si no había nadie más. Era una felicidad poder oír sus pocas palabras.
    Magga Baba nunca mencionó nada de su propia vida, pero dijo muchas cosas sobre la vida. Fue la primera persona que me dijo: – La vida es más de lo que aparenta ser. No juzgues por las apariencias, sumérgete a fondo en los valles donde están las raíces de la vida.
    De repente hablaba, y de nuevo de volvía a quedar callado. Ésa era su forma de ser. No había forma de convencerle para que hablase: o bien hablaba o no lo hacía. No respondía a las preguntas, y nuestras conversaciones eran absolutamente secretas. No lo sabía nadie. Ahora lo estoy contando por primera vez.
    He oído hablar a muchos oradores, y él no era más que un hombre pobre, aunque sus palabras eran pura miel, tan dulces y sustanciosas, tan cargadas de significado.
– Pero hasta que yo me muera, no debes decirle a nadie que has estado hablando conmigo – me dijo -, porque hay mucha gente que cree que estoy sordo. Para mí es mejor que lo crean. Muchos piensan que estoy loco, y en lo que a mí respecta, es eso todavía mejor. Los más intelectuales intentan adivinar lo que estoy diciendo, pero sólo son disparates. Cuando oigo el significado que han inferido me pregunto: «¡Dios mío! Si esos son los intelectuales, los profesores, los sabios y los eruditos, ¿cómo será el pueblo?» No había dicho nada y, sin embargo, han creado todo eso de la nada, como pompas de jabón.
Por alguna razón, o tal vez no hubiese ninguna razón, me quería.
He tenido la suerte de ser querido por mucha gente extraña. Magga Baba fue el primero de la lista.
Estaba rodeado de gente todo el día. Era un hombre libre; sin embargo, no se podía mover ni un centímetro porque la gente le estaba sujetando. Le montaban en un rickshaw y se lo llevaban a donde quisieran. Por supuesto, nunca decía que no porque se hacía el sordo, el mudo o el loco. Y jamás pronunció una palabra que estuviese en el diccionario. Obviamente no podía decir ni sí ni no; simplemente se iba.
En una o dos ocasiones se lo llevaron. Desapareció durante unos meses, porque unas personas de otro pueblo se lo habían llevado. Cuando le encontró la policía y le preguntaron si quería volver volvió a hacer de las suyas. Dijo alguna tontería como:- Yuddle fuddle shuddle…La policía dijo: -Este hombre está loco. ¿Cómo vamos a escribir en nuestros informes: « Yuddle fuddle shuddle»? ¿Qué quiere decir? ¿Hay alguien que lo entienda?
De modo que se quedó allí hasta que vino a buscarlo un grupo de gente del primer pueblo. Ése era el pueblo donde me había ido a vivir tras la muerte de mi abuelo.
Todas las noches sin falta me iba a visitarle debajo de su árbol de neem, donde solía vivir y dormir. Aunque estuviese enfermo y mi abuela no me dejase salir, mientras ella dormía, me escapaba por la noche para visitarle. Tenía que hacerlo; tenía que ver a Magga Baba por lo menos una vez al día. Era como un alimento espiritual.
Me ayudó enormemente, aunque no me dio ninguna instrucción aparte de su propio ser. Su propia presencia desató fuerzas desconocidas en mí, desconocidas para mí. Estoy muy agradecido a este hombre, Magga Baba; y la mayor bendición fue que, siendo yo un niño, era la única persona con la que él solía hablar. Esos momentos de intimidad, sabiendo que no hablaba con nadie más en el mundo, fueron tremendamente fortificantes, vivificantes.
Alguna de las veces que le fui a ver había otra persona presente; entonces, él hacia algo tan aterrador que la persona salía corriendo. Tiraba cosas, por ejemplo, o saltaba o bailaba como un loco en mitad de la noche. Inevitablemente se asustaban pues, al fin y al cabo, tenían una mujer, unos hijos y un trabajo, y este hombre no parecía estar en su sano juicio, era capaz de cualquier cosa. Después, cuando se había ido la otra persona, los dos nos echábamos a reír.
Nunca me he reído tanto con nadie, y no creo que me vuelva a ocurrir en esta vida…, y ya no tengo otra vida. La rueda se ha detenido. Sí, sigue girando un poco, pero es por inercia; no está siendo impulsada por ninguna energía nueva.
Magga Baba era tan hermoso que no he encontrado a ningún otro hombre que se le pueda comparar. Era como una estatua romana, sencillamente perfecto; incluso más perfecto de lo que pueda llegar a ser ninguna estatua, porque estaba vivo, quiero decir, lleno de vida. No creo que me vuelva a encontrar a un hombre como Magga Baba; tampoco quiero, porque es suficiente con un Magga Baba, más que suficiente. Me dio mucha satisfacción, ¿y a quién le interesa la repetición? Sé muy bien que no se puede llegar más alto.
Yo mismo he llegado al punto donde no se puede ir más alto. Aunque quieras ir más alto, sigues a la misma altura. En otras palabras, llega un momento, en el crecimiento espiritual, que no puede ser trascendido. Este momento, paradójicamente, se llama trascendental.
La primera vez que me llamó fue el día que se iba a los Himalayas. Por la noche vino alguien a casa y llamó a la puerta. Mi padre abrió y una persona le dijo que Magga Baba quería que fuera a ver/e.
–¡Magga Baba! -dijo mi padre-. ¿Qué tiene que ver con mi hijo? Además, ¿cómo le puede llamar si no habla nunca?
El hombre dijo:
-Lo demás no me concierne. Esto es lo que le tenía que transmitir. Por favor, dígaselo a la persona interesada. Si, casualmente, resulta que es su hijo, no es asunto mío -y el hombre desapareció. Mi padre me despertó en mitad de la noche y me dijo: -Escucha, es importante: Magga Baba te quiere ver. Pero si ni siquiera habla…
Me reí porque sabía que hablaba conmigo, pero no se lo conté a mi padre. -Te quiere ver ahora mismo -prosiguió-, en mitad de la noche. ¿Qué vas a hacer? ¿Quieres ir a ver a ese loco? -Me tengo que ir -le respondí. -A veces pienso que tú también estás un poco loco -dijo mi padre-. De acuerdo, vete, y cierra la puerta desde fuera para que no me vuelvas a molestar para entrar.
Me precipité, salí corriendo. Era la primera vez que me llamaba. Cuando llegué a donde estaba le pregunté: -¿Qué sucede? -Es mi última noche aquí -dijo-. Me voy, quizá para siempre. Eres el único con el que he hablado. Perdóname, tuve que hablar con la persona que fue a tu casa, pero no sabe nada. No sabe que soy un místico. Es un desconocido y le he sobornado dándole una rupia para que te transmitiera este mensaje.
En aquella época, una rupia de oro era mucho dinero. Hace cuarenta años en India se podía vivir cómodamente durante un mes con una rupia de oro. ¿Sabéis que la palabra inglesa «rupia» viene del hindi rupaiya que quiere decir «dorado»? En realidad, el billete no se debería llamar rupia porque no es dorado. Esos tontos al menos lo podían haber pintado de colores dorados, pero ni siquiera eso. Una rupia de aquellos tiempos equivale casi a setecientas de las de ahora. Han cambiado muchas cosas en cuarenta años. Las cosas se han vuelto setecientas veces más caras.
-Sólo le di una rupia y le dije que entregara el mensaje -dijo-. Estaba tan fascinado con la rupia que ni siquiera me miró. Era un desconocido, no le había visto antes.
-Yo también puedo decir lo mismo -respondí-. Tampoco le había visto nunca en este pueblo; probablemente, estaba de paso. Pero no tienes por qué preocuparte. ¿Por qué me has mandado llamar? Magga Baba dijo: -Me marcho y no me puedo despedir de nadie. Tú eres el único. Me abrazó, me besó en la frente, me dijo adiós y se fue, simplemente así.
Magga Baba había desaparecido muchas veces en su vida, la gente lo encontraba y lo volvía a traer; por eso nadie se preocupó demasiado la última vez que desapareció. Solamente al cabo de unos meses se percataron de que realmente había desaparecido, porque hacía muchos meses que no volvía. Empezaron a buscar por los sitios donde había estado antes, pero nadie le había visto. Esa noche, antes de desaparecer, me dijo: -Probablemente, no te vea florecer, pero te doy mis bendiciones. Quizá no pueda volver. Voy a los Himalayas. No le cuentes a nadie mi paradero. .
Estaba feliz al decirme esto, dichoso de irse a los Himalayas. Los Himalayas siempre han sido el hogar de los que han buscado y encontrado.
Yo no sabía a dónde se había ido; los Himalayas son la cadena montañosa más grande del mundo, pero en una ocasión, viajando por los Himalayas, llegué hasta un lugar que parecía su sepultura. Es extraño, pero estaba al lado de la de Moisés y Jesús. Esas dos personas también están enterradas en un lugar remoto de los Himalayas. Había ido hasta allí para ver la tumba de Jesús; y por coincidencia, encontré allí la tumba de Moisés y la de Magga Baba. Fue una sorpresa, claro. Nunca había imaginado que Magga Baba tuviera algo que ver con Moisés o con Jesús, pero al ver su tumba allí entendí inmediatamente por qué su rostro era tan hermoso; por qué se parecía a Moisés más que ningún otro hindú. Quizá perteneciese a la tribu perdida. Moisés perdió una tribu cuando iba de camino hacia Israel. Esa tribu se asentó en Cachemira, en los Himalayas. Y digo con conocimiento que esa tribu tuvo más suerte que Moisés cuando encontró Israel. En Israel, Moisés encontró un desierto totalmente inservible. En Cachemira, ellos encontraron el auténtico jardín de Dios.
Moisés fue hasta allí buscando a la tribu perdida. Jesús también fue allí después de la supuesta crucifixión. Digo supuesta, porque realmente no ocurrió, no murió. Después de estar seis horas en la cruz, Jesús todavía no se había muerto. Los judíos tenían una manera tan cruel de crucificar a la gente, que tardaban casi treinta y seis horas en morir.
Un discípulo muy rico de Jesús dispuso que la crucifixión fuese un viernes. Fue un acuerdo…, los judíos no pueden trabajar los sábados porque es su día festivo. Tuvieron que bajar a Jesús de la cruz temporalmente, y ponerlo en una cueva hasta el lunes siguiente. Entretanto, fue sustraído de la cueva.
Ésta es la historia que cuentan los cristianos. Lo cierto es que mientras estaba en la cueva por la noche, después de haber bajado de la cruz, se lo llevaron de Israel. Estaba vivo aunque había perdido mucha sangre. Necesitó algunos días para curarse, pero se curó y vivió hasta los ciento doce años en un pueblecito llamado Pahalgam, en los Himalayas de CachemIra.
Escogió ese lugar, Pahalgam, porque encontró el sepulcro de Moisés. Moisés había ido antes buscando a su tribu perdida. La encontró, pero también se dio cuenta que Israel no se podía comparar con Cachemira. Vivió y murió allí, me refiero a Moisés. Cuando Jesús fue a Cachemira con su amado discípulo Tomás, le mandó a India para que impartiese sus enseñanzas. Él se quedó en Cachemira el resto de su vida, cerca de la tumba de Moisés.
Magga Baba también está enterrado en el pequeño pueblo de Pahalgam. Cuando estuve en Pahalgam descubrí la extraña relación que va desde Moisés, pasando por Jesús y por Magga Baba hasta mí.
Antes de marcharse del pueblo, Magga Baba me dio su manta diciendo: – Es lo único que poseo y eres la única persona a quien se la quiero dar. -De acuerdo -dije-, pero mi padre no me va a dejar que me lleve la manta a casa.
Él se rió, yo me reí…, los dos nos divertíamos. Él sabía perfectamente que mi padre no iba a permitir que entrara en su casa una manta tan sucia. Pero estaba triste y apenado porque no podía conservarla. No era gran cosa, era un trapo viejo, pero pertenecía a un hombre de la categoría de Buda o de Jesús. No podía llevarla a casa porque mi padre, comerciante de ropa, era muy puntilloso con la ropa. Sabía perfectamente que no me lo iba a permitir. Tampoco podía llevada a casa de mi abuela, ella tampoco querría porque era escrupulosa con la limpieza.
He heredado la manía de la limpieza de ella. Es culpa suya, no soy responsable en absoluto, No soporto las cosas usadas o sucias, imposible. Solía decirle, en broma, claro: -Me estás malcriando. Es verdad. Me ha malcriado para siempre, pero le estoy agradecido. Me ha malcriado a favor de la pureza, la limpieza y la belleza.
Magga Baba era importante para mí, pero si tuviera que elegir entre mi Nani y él, seguiría escogiendo a mi Nani. Aunque ella no estaba iluminada entonces, y él sí lo estaba, a veces una persona que no está iluminada es tan hermosa que la escogerías, aunque tengas como alternativa a una persona iluminada.
Si pudiera escogerlos a los dos, lo haría. O si pudiera escoger a dos personas entre millones, los escogería a ellos dos. Magga Baba en el exterior…, no entraría en casa de mi abuela, se quedaría fuera, debajo de su árbol de neem. Mi abuela, por supuesto, no se sentaría al lado de Magga Baba: –¡Ese tipo! -solía llamarle-. ¡Ese tipo! Déjalo y no te acerques a él. Date una ducha siempre que pases a su lado.
Tenía miedo de que tuviese piojos porque nunca le habían visto darse un baño. Probablemente tenía razón: desde que yo le conocía, no se había dado un baño. No podían estar en el mismo sitio, eso también es verdad. En este caso no era posible la coexistencia, pero siempre podíamos llegar a algún arreglo. Magga Baba podría estar debajo del árbol de neem, en el patio, y Nani sería la reina de la casa. Y yo podía tener el amor de ambos, sin tener que escoger esto o aquello. Odio el «o bien esto o bien lo otro».
¿Qué hora es?
-Las diez y dieciséis minutos, Osho.
Dadme cinco minutos. Sed buenos con este pobre hombre, y cuando hayan pasado los cinco minutos nos podemos ir.

Sesión 16

    En el mundo hay seis religiones importantes. Se pueden dividir en dos categorías: una está formada por el judaísmo, el cristianismo y el islamismo. Creen en una sola vida. Estás entre la vida y la muerte, no hay nada más allá de la vida y la muerte, la vida es todo lo que hay. Aunque creen en el cielo, en el infierno y en Dios, son el resultado de una vida, de una sola vida. La otra categoría está formada por el hinduismo, el jainismo y el budismo. Creen en la teoría de la reencarnación. Vuelves a nacer una y otra vez, eternamente; a menos que uno se ilumine; en ese caso, se detiene la rueda.
    Esto es lo que preguntaba mi abuelo cuando se estaba muriendo, pero yo no era consciente del significado…, aunque repetí el bardo como si fuese una máquina, sin entender lo que estaba diciendo o haciendo. Ahora comprendo la preocupación del pobre hombre. Puedes llamarlo «la última preocupación». Cuando se convierte en una epidemia, como en Oriente, entonces es una obsesión y lo desapruebo. En ese caso es una enfermedad; no es algo que haya que alabar sino reprobar.
La obsesión es la manera psicológica de desaprobar algo; por eso he usado esta palabra. En lo que respecta a las masas de Oriente, esto ha sido una enfermedad durante miles de años. Les ha impedido ser ricos, prósperos y opulentos, porque su única preocupación ha sido cómo detener la rueda. Entonces, ¿quién la va a engrasar y se va a ocupar de que gire suavemente?
Por supuesto, yo necesito a mis sannyasins para que las ruedas de mi Rolls sigan rodando. Basta con un ruidito para que haya un contratiempo…, incluso un suave sonido. Durante un par de días, uno de los Rolls Royces estaba haciendo un ruidito, sólo de vez en cuando, muy suave, como un pajarito cantando entre los árboles. No debería ocurrir; un Rolls no es un pájaro. ¿De dónde viene ese ruido? Del volante. No lo puedo soportar. Como sabéis, no soy intolerante, pero ¿un Rolls Royce nuevo que empieza a cantar, y además en e! volante?
En realidad, no sé qué hay debajo del capó. Nunca he mirado ni pienso hacerlo. No es mi especialidad. Debo decir que era un ruido suave, como el de un pajarito diminuto silbando. Pero hay que repararlo. Un Rolls Royce no silba, ni siquiera suavemente. ¿Y qué hacen estos tipos? Toda su ocupación -y su meditación también- consiste en mantener los Rolls Royces en perfecto estado. Si esos dos tipos, Rolls y Royce, nacieran otra

Vislumbres de una infancia dorada (libro) (2)

Sesión 6

    De acuerdo, estoy un poco triste porque Ashu está triste, y este Arca de Noé tiene tan pocos miembros, que si está triste una persona cambia toda la atmósfera. Es porque se ha ido su novio y quizá no vuelva. Os acordáis que hace unos días le pregunté: -¿Dónde está tu novio, Ashu? y ella me contestó alegremente: -Volverá pronto.
Probablemente, ella no sabía por qué se lo estaba preguntando en ese momento. Nunca pregunto nada sin alguna intención. Quizá no sea tan evidente en el momento que hago la pregunta, pero siempre está ahí. Hay una explicación para todos mis actos absurdos. En toda mi locura hay una nota de absoluta cordura.
Se lo pregunté porque sabía que dentro de poco estaría triste. Alégrate, no te preocupes. Conozco a tu novio mejor que tú.
Lo conseguirá. Yo me ocuparé. Pero no estés triste en esta pequeña Arca de Noé. ¡Ah! Te estás riendo; menos mal. Siempre es bueno separarse un poco del amante; esto hace que tu deseo sea mayor. Hace que te olvides de todas las estupideces que ocurrían, de los conflictos. De repente, sólo te acuerdas de la belleza. Las separaciones cortas traen consigo nuevas lunas de miel. Así que espera a la luna de miel. Mis discípulos siempre encuentran un camino hacia mí, una manera de estar a mi lado. Buscan un camino. Él encontrará un camino hacia mí.
Pero, desgraciadamente, la palabra «triste» me recuerda de nuevo a ese alemán, Achim Seid. Dios mío, no pensaba volver a mencionarle en mi vida, y por culpa de tu tristeza está aquí otra vez… ¡Mira lo que has hecho! De modo que no estés triste; de lo contrario, aparecen personajes como éste.
Estaba intentando encontrar en su libro qué es lo que él cree que está mal en mí, para decir que no estoy iluminado. No quiero decir que lo esté; sólo quiero saber por qué siente que no estoy iluminado sino solamente encendido. Quise saber, por curiosidad, qué le había llevado a esa conclusión. Y descubrí algo realmente divertido. Dice que estoy encendido porque lo que digo es de gran importancia para la humanidad: ain embargo, no estoy iluminado por «la forma de decirlo».
Eso sí que me hizo gracia, me río pocas veces y siempre cuando estoy en el cuarto de baño. Sólo lo sabe mi espejo. La belleza del espejo es que no carga con memorias. Me hace gracia porque parece que este hombre ha conocido a muchos iluminados, y encuentra que mi forma de decir las cosas no es igual que la de los demás. Me gustaría usar una expresión americana: ese hijo de puta tiene estreñimiento intelectual. Tiene que empezar a vaciarse; quiero decir que ¡tiene que comer ciruelas!
Lo digo con autoridad -con mi propia autoridad, por supuesto- : si Bodhidharma hubiese conocido esta expresión, le habría dicho al emperador Wu de China: «¡Hijo de puta! ¡Vete al diablo y déjame en paz!» Pero en aquellos tiempos todavía no existía esta expresión americana. No porque no existiese América; esto, una vez más, es un mito europeo. ¿Colón descubrió América? ¡Bobadas! Ya la habían descubierto muchas veces pero siempre se ocultó.
Os recuerdo que México viene del término sánscrito makshika, y en México se pueden encontrar miles de pruebas de que existió el hinduismo mucho antes que Jesucristo, ¡para qué vamos a hablar de Colón! En realidad, América y sobre todo Suramérica, formaba parte de un gran continente en el que se encontraba también África. India estaba exactamente en el medio, África abajo y América arriba. Sólo estaban separados por un mar muy poco profundo; ¡se podía cruzar andando! Se hace referencia en algunas escrituras hindúes antiguas; dicen que la gente podía pasar andando de Asia a América. Incluso se casaban. Arjuna, el famoso guerrero de la epopeya hindú Mahabharata, y famoso discípulo de Krisna, estaba casado con una muchacha mexicana. Por supuesto, llamaban Makshika a México, pero la descripción es exactamente la de México.
En México hay estatuas de Ganesh, el dios elefante hindú. ¡Sería imposible encontrar una estatua del dios elefante en Inglaterra! Sería imposible encontrarla en ningún lugar, a menos que ese país hubiese entrado en contacto con el hinduismo. En Bali sí, o en Sumatra o en México; pero en ningún otro lugar, a menos que haya estado allí el hinduismo. Más aún, en algunos templos mexicanos hay inscripciones en sánscrito antiguo. Os lo cuento de paso…, pero si queréis saber más os tendréis que informar en el trabajo del monje Bhikkhu Chamanlal, en su libro La América hindú. Me parece extraño que nadie preste atención a su trabajo. Los cristianos, por supuesto, no le pueden prestar atención, pero los eruditos deberían ser imparciales.
El hombre alemán y su colega, el psicólogo holandés, que escribieron que estaba encendido pero no iluminado, tendrían que reunirse para discutir este asunto y llegar a una conclusión, y después me deberían informar; porque no soy ninguna de las dos cosas. Están muy preocupados con las palabras: ¿«iluminado» o «encendido»? Además, los dos utilizan las mismas razones para llegar a conclusiones diametralmente opuestas. El holandés escribió el libro un poco antes que el alemán, que parece que le ha robado el tema al holandés. Pero así es como se comportan los catedráticos; se roban los argumentos unos a otros, exactamente los mismos argumentos…, que no hablo como un hombre iluminado o como un hombre encendido.
¿Quiénes son ellos para decidir cómo debe hablar un hombre iluminado o encendido? ¿Han conocido a Bodhidharma? ¿Han visto su foto? Llegarían inmediatamente a la conclusión que un iluminado o encendido no puede tener ese aspecto. ¡Tiene un aspecto feroz! Sus ojos son como los de un león en la selva y te mira de tal manera que parece que va a saltar de la foto y te va a matar instantáneamente. ¡Él era así! Pero olvídate de Bodhidharma, porque ya han pasado catorce siglos…
Yo conocí a Bodhidharma personalmente. Viajé con él durante tres meses, por lo menos. Me quería como le quería yo a él. Tendréis curiosidad de saber por qué me amaba. Porque no le hacía ninguna pregunta. Una vez me comentó:
-Es la primera vez que me encuentro a alguien que no me hace preguntas; las preguntas me aburren. Eres el único que no me aburre.
-Hay una razón -le dije.
-¿Cuál? -preguntó.
-Yo sólo contesto, nunca pregunto -respondí. Si tienes alguna pregunta me la puedes hacer. Si no tienes preguntas, cierra la boca.
Los dos nos reímos porque pertenecemos a la misma categoría de locos. Me pidió que siguiera el viaje con él, pero le dije:
-Lo siento, pero tengo que seguir mi propio camino, y en este punto se separa del tuyo.
Él no daba crédito. Era la primera vez que invitaba a alguien. Este hombre había rechazado incluso al emperador Wu como si fuese un mendigo; y era el mayor emperador de su época, tenía el imperio más grande. Bodhidharma no podía creer lo que estaba viendo, que yo rechazara su oferta.
-Ahora sabes qué es sentirse rechazado -le dije-. Quería que lo experimentases. -pero eso fue hace catorce siglos.
Le podría recordar al alemán otras versiones posteriores… como Gurdjieff, que estaba vivo hace tan sólo unos años. Tenía que haber visto a Gurdjieff para saber cómo se comporta y habla una persona que está iluminada o encendida. No hay ni una sola palabra que no haya usado Gurdjieff; y por supuesto, son palabras que no se escriben en sus libros; si no, no los habría querido publicar nadie.
Lo único que le interesa es la iluminación hindú, que parece ser la nota dominante en estos idiotas…; no sé qué tendrá que ver India con todo esto. La iluminación ha sucedido en todas partes. Si sólo le interesa la iluminación hindú, en ese caso, Ramakrishna sería el más cercano. Sus palabras no han sido transcritas correctamente, porque era un campesino y hablaba como tal. Se han eliminado todas las palabras que la gente piensa que no debe usar un iluminado. He recorrido Bengala preguntándole a la gente que aún vive cómo solía hablar Ramakrishna. Todos me contestaron que hablaba fatal. Solía hablar como hablan los hombres: fuerte, sin miedo, sin ninguna sofisticación.
Siempre he hablado de la manera que a mí me gusta. No soy esclavo de nadie y no me importa lo que piensen de mí esos idiotas. Allá ellos: pueden pensar que estoy iluminado; pueden pensar que estoy encendido; pueden pensar que soy un ignorante. Que piensen lo que quieran; es su mente. Pueden escribir; hay papel y tinta. ¿Por qué he de preocuparme?
Ashu, por cierto, como estabas triste has hecho aparecer al idiota este. No vuelvas a estar triste porque si lo estás, tendré que sacar a relucir al idiota, y ya sabes que puedo traer lo que sea de donde sea, incluso de ninguna parte.
Bueno, hemos terminado con la tristeza alemana, ¿verdad? Ríete un poco, por lo menos…, ¡bien! Sí; lo entiendes. Si te ríes cuando estás triste tiene otro color, pero es natural. Mis sannyasins deben aprender a estar un poco por encima de la naturaleza. Tienen que aprender cosas que no le importan a nadie en el mundo corriente. La separación tiene su propia belleza, como la tiene el encuentro. No creo que haya nada malo en separarse. La separación tiene su propia poesía; sólo hay que aprender su lenguaje, hay que vivirla en toda su profundidad. De la misma tristeza surgirá más tarde un nuevo tipo de alegría…, parece casi imposible, pero sucede. Yo la he conocido. Esta mañana he estado hablando de eso. He hablado de la muerte de mi Nana.
Fue una separación total. No nos volveremos a ver pero había algo hermoso en ello, y se volvió más hermoso al repetir el mantra. Fue como una oración…, tenía un sabor dulce. Él era viejo y se estaba muriendo, probablemente de un fuerte ataque al corazón. No lo sabíamos porque en el pueblo no había médico, ni farmacéutico ni medicinas. Por eso no pudimos saber cuál fue la causa de su muerte, aunque creo que fue un grave ataque al corazón.
Le pregunté al oído:
-¿Nana, hay algo que me quieras decir antes de irte? ¿Las últimas palabras? ¿Me quieres dar algo para que te recuerde para siempre?
Se quitó el anillo y me lo puso en la mano. Actualmente, lo tiene algún sannyasin; se lo regalé a alguien. Pero ese anillo siempre ha sido un misterio. Durante toda la vida no le permitió ver a nadie lo que había en su interior, pero él solía mirar de vez en cuando. El anillo tenía cristal a ambos lados, de modo que se podía mirar a través. En la parte superior había un diamante, y a cada lado había una ventanita de cristal.
Nunca le dejó saber a nadie lo que veía a través del cristal. En su interior había una estatua de Mahavira, el tirthankara jainista; una figura muy hermosa y muy pequeña. Probablemente, se trataba de un pequeño retrato de Mahavira, y los dos cristales actuaban como lupas Lo ampliaban y parecía enorme. De poco me sirvió, siento decirlo, porque aunque lo he intentado, nunca he conseguido amar a Mahavira tanto como a Buda, aunque fuesen contemporáneos.
Mahavira carece de algo y, a falta de eso, mi corazón no puede latir por él. Parece una estatua de piedra. Buda parece más vivo, aunque no llega a mi modelo de vivacidad, por eso también quiero que se convierta en un Zorba. Si nos encontramos en el otro mundo tendremos problemas. Me gritará: -¡Querías que me convirtiera en un Zorba!
Pero ya sabéis que yo grito más fuerte. No me podrá callar; me saldré con la mía. Si no quiere convertirse en un Zorba es asunto suyo, pero entonces se acabará su mundo; no tendrá futuro. Si quiere tener futuro me tendrá que escuchar. Tiene que convertirse en un Zorba. Zorba no puede existir solo -acabaría en Hiroshima-, y Buda tampoco. En el futuro no hay posibilidad de que existan por separado.
La psicología futura del hombre deberá ser un puente entre el materialismo y la espiritualidad; entre Oriente y Occidente. Algún día, el mundo agradecerá que mi mensaje haya llegado a Occidente; hasta ahora, los buscadores tenían que viajar al Oriente. Esta vez, el mensaje de un buda viviente ha venido a Occidente.
Occidente no sabe reconocer a un buda. No ha conocido nunca a un buda. Ha conocido budas parciales -Jesús, Pitágoras, Diógenes-, pero nunca ha conocido a un buda total. Por eso no me sorprende que estén discutiendo acerca de mí.
¿Sabéis lo que están publicando los periódicos hindúes? Cuentan una mentira: que tengo enemigos que me podrían secuestrar y que mi vida corre peligro. Estoy aquí ahora mismo y a ellos no les interesa en lo más mínimo. India es un país corrupto. Es corrupto desde hace casi dos mil años, ¡y apesta! No hay nada que huela tan mal como la espiritualidad hindú. Es un cadáver, un cadáver muy viejo, ¡de dos mil años!
¡Qué historias inventa la gente! Podría ser «secuestrado por mis enemigos y ahora mi vida está en peligro». En realidad, mi vida ha estado en peligro constante durante los últimos veinticinco años. Es un milagro que haya sobrevivido. ¡Y ahora me quieren proteger! Hay gente extraña en todo el mundo; pero el futuro del hombre no está en manos de esta gente, sino de un tipo de personas completamente nuevo, y a ese nuevo tipo de personas le he puesto como nombre Zorba el Buda.
Os contaba que mi abuelo, antes de morirse, me dio su objeto más querido: una estatua de Mahavira escondida detrás del diamante de un anillo. Con lágrimas en los ojos, me dijo:
-No tengo otra cosa para darte, porque te quitarán todo lo que tengo, igual que me lo quitaron a mi. Sólo puedo darte mi amor para aquel que se ha conocido a sí mismo.
Aunque no me quedé con el anillo, he cumplido su deseo. Lo he conocido, y lo he conocido dentro de mí mismo. El anillo, ¿qué más da? Pero el pobre viejo amaba a su maestro, Mahavira, y me dio su amor. Respeto el amor a su maestro y a mí. Las últimas palabras que dijo fueron:
-No os preocupéis porque no me estoy muriendo.
Nos quedamos esperando para ver si decía algo más, pero eso fue todo. Cerró los ojos y dejó de existir.
Todavía recuerdo el silencio. El carro de bueyes estaba cruzando el lecho de un río. Me acuerdo exactamente de todos los detalles. No dije nada porque no quería molestar a mi abuela. Ella no dijo nada. Pasaron algunos instantes, me empecé a preocupar por ella y dije:
-Di algo; no estés tan callada, no lo puedo soportar.
No lo creeréis, ¡se puso a cantar una canción! De ese modo aprendí que hay que celebrar la muerte. Cantó la misma canción que había cantado cuando se enamoró de mi abuelo la primera vez. También conviene tener en cuenta esto: tuvo el valor de enamorarse hace noventa años en India. No se casó hasta los veinticuatro años. Eso era poco corriente. Una vez le pregunté por qué había tardado tanto en casarse. Era una mujer muy bella… Le dije en broma que se habría enamorado de ella hasta el rey de Chhatarpur, el estado donde se encuentra Khajuraho. Ella respondió:
-Qué raro que lo menciones, porque ocurrió. Pero yo le rechacé, y no sólo a él, sino a muchos otros también.
En aquella época en India, las niñas se casaban a los siete años, a los nueve como mucho. Sólo por miedo al amor…, si hubiesen sido más mayores tal vez se habrían enamorado. Pero el padre de mi abuela era un poeta; todavía cantan sus canciones en Khajuraho y en los pueblos cercanos. Él insistió en que no la casaría con nadie si ella no estaba de acuerdo. Y por arte del azar, se enamoró de mi abuelo. -Eso es más extraño -le dije-. ¿Rechazaste al rey de Chhatarpur y, sin embargo, te enamoraste de ese pobre hombre? ¿Por qué? Desde luego no es un hombre muy apuesto, ni extraordinario en ningún otro sentido; ¿por qué te enamoraste de él?
-Estás haciendo la pregunta equivocada -respondió-. Enamorarse no tiene un «por qué». Le vi y eso es todo. Vi sus ojos y surgió en mí una confianza que no ha flaqueado nunca.
También le pregunté a mi abuelo:
-Nani dice que se enamoró de ti. Por su parte está bien, pero ¿por qué has permitido que se celebre la boda?
-No soy un poeta ni un pensador -contestó-, pero reconozco la belleza cuando la veo.
Nunca he visto una mujer tan hermosa como mi abuela. Yo también estaba enamorado de ella y la amé durante toda la vida. Cuando murió, a los ochenta años, corrí hasta la casa y la encontré ahí, echada, muerta. Me estaban esperando, porque ella había dicho que no pusieran su cuerpo en la pira funeraria hasta que yo llegase. Insistió en que yo tenía que prender la pira funeraria, de modo que me estaban esperando. Entré, le descubrí la cara… iY seguía estando hermosa! En realidad, más bella que nunca, porque todo estaba quieto; incluso el alboroto de la respiración, el alboroto de la vida, ya no estaban allí. Ella sólo era una presencia.
    Prender fuego a su cuerpo ha sido la tarea más difícil de mi vida. Es como si estuviese quemando uno de los cuadros más hermosos de Leonardo o de Vincent Van Gogh. Por supuesto que para mí ella tenía más valor que la Mona Lisa y era más bella que Cleopatra. No estoy exagerando.
Todo lo hermoso que hay en mi visión viene a través de ella. Me ayudó totalmente a ser lo que soy. Sin ella habría sido un tendero, o quizá un doctor o un ingeniero, porque mi padre era tan pobre cuando aprobé el examen de ingreso, que para él era muy difícil mandarme a la universidad. Pero estaba dispuesto a pedir dinero. Me insistió mucho para que fuese a la universidad. Yo deseaba hacerlo, pero no quería hacer la carrera de medicina ni la de ingeniería. Rechacé de plano ser médico o ingeniero.
-Si quieres saber la verdad -le dije-, quiero ser un sannyasin, un vagabundo.
-¡Qué! -respondió-. ¿Un vagabundo?
-Sí -afirmé-. Quiero ir a la universidad y estudiar filosofía para ser un vagabundo filosófico.
Él se negó diciendo:
-En ese caso, no pienso pedir dinero ni tomarme todo ese trabajo.
Mi abuela dijo:
-No te preocupes, hijo; irás y harás lo que quieras. Estoy viva y venderé todo lo que tengo para ayudarte a ser tú mismo. No te voy a preguntar dónde vas a ir ni qué quieres estudiar.
Nunca me pidió nada y me mandaba dinero continuamente, incluso cuando ya era profesor. Le tuve que decir que ahora ya ganaba dinero y que prefería mandárselo a ella.
-No te preocupes -me contestó-. No necesito este dinero y seguro que le estás dando buen uso.
La gente se preguntaba de dónde sacaba tanto dinero para comprar libros, porque tenía miles de libros. Tenía miles de libros en casa, incluso cuando estaba en la escuela superior. Mi casa estaba llena de libros y todos se preguntaban de dónde sacaba el dinero. Mi abuela me había dicho:
-No le cuentes a nadie que te doy dinero porque, si se enteran tus padres, me empezarán a pedir dinero y me costará mucho negarme.
Siguió dándome dinero. Os sorprenderá saber que, incluso el mes que se murió, me había mandado el dinero habitual. Firmó el cheque la misma mañana del día en que se murió. Igualmente os asombrará saber que era el último dinero que le quedaba en el banco. Tal vez supiese que no iba a haber un mañana.
Soy afortunado en muchos sentidos, pero la mayor fortuna ha sido tener a mis abuelos maternos… y esos primeros años dorados.

Sesión 7

    Devageet, algunas veces, cuando le dices a Ashu «de acuerdo» no te entiendo: creo que me lo estás diciendo a mí. Por eso ella se ríe. Pero en lo más profundo de mi ser sé que sólo hay risa. Me puedes anestesiar todo el cuerpo pero a mí no. Eso no está a tu alcance.
Lo mismo te pasa a ti. Tu esencia más profunda es superior a las sustancias químicas o farmacéuticas. Ahora puedo oír a Devageet echarse una risilla. Me gusta oír la risilla de un hombre. Los hombres no se echan risillas casi nunca. Se ha vuelto dominio exclusivo de las mujeres. Los hombres se pueden reír o no, pero no se echan risillas. La risilla está justo en el medio. Es el justo medio. Es el Tao. La risa puede ser violenta; no reírse es estúpido. Pero la risilla está bien.
    Veis, puedo decir algo significativo incluso sobre las risillas: «La risilla es buena.» No os preocupéis de si digo algo correcto o no, no es más que una vieja costumbre. Hablo incluso en sueños; por tanto, no pasa nada porque hable así.
Gudia sabe que hablo en sueños pero no sabe con quién. Sólo yo lo sé. ¡Pobre Gudia! Hablo con ella; ella piensa y se preocupa de por qué estoy hablando, y con quién. ¡Ay! No se da cuenta de que hablo con ella de esa manera. El sueño es una anestesia natural. La vida es tan dura que todas las noches nos tenemos que anestesiar unas cuantas horas. Ella se pregunta si estoy dormido o no. Comprendo su duda.
Hace más de un cuarto de siglo que no duermo. Devaraj, no te preocupes. Hablando de sueño normaL.., duermo más que nadie en el mundo: tres horas durante el día, y siete, ocho o nueve horas por la noche; todo lo que me pueda permitir. En conjunto, en total, duermo doce horas cada día, aunque, en realidad, estoy despierto. Me veo mientras duermo y a veces la noche es tan solitaria que me pongo a hablar con Gudia. Pero a ella le cuesta mucho trabajo. Primero, porque cuando hablo en sueños lo hago en hindi. Cuando duermo no hablo inglés. Nunca lo haré, aunque si quisiese lo podría hacer. Lo he intentado alguna vez y lo he conseguido, pero perdía el encanto.
Os habréis percatado que todos los días escucho una canción de Noorjahan, la famosa cantante Urdu. Todos los días, antes de venir, la escucho una y otra vez. Os podría volver locos. ¿Sabéis algo de taladrar? Yo sé lo que es taladrar. Todos los días le taladro el cerebro a Gudia con esa canción. Tiene que escuchada, no hay forma de evitarlo. Cuando he acabado mi trabajo vuelvo a poner la canción. Adoro mi idioma… no porque sea mi idioma, pero es tan hermoso que si no fuera el mío lo habría aprendido.
La canción que escucha todos los días, y que tendrá que seguir escuchando, dice: «Lo recuerdes o no, una vez hubo confianza entre nosotros. Solías decirme: ‘Eres la mujer más hermosa de la tierra.’ Ahora ya no sé si me reconocerías. Quizá no te acuerdes, pero yo sÍ. No puedo olvidar la confianza y las palabras que me susurrabas. Decías que tu amor era inmaculado. ¿Todavía te acuerdas? Tal vez no, pero yo sí; no en su totalidad, por supuesto. El tiempo ha hecho mucho daño.
»Soy un palacio dilapidado pero si te fijas cuidadosamente, sigo siendo la misma. Todavía me acuerdo de la confianza y de tus palabras. La confianza que una vez hubo entre nosotros ¿sigue estando en tu memoria o no? No sé nada de ti pero todavía me acuerdo.»
¿Por qué sigo poniendo la canción de Noorjahan? Es una especie de taladro. No le estoy taladrando los dientes (aunque si sigo taladrando más tiempo seguro que llego a los dientes), sino taladrando en su interior la belleza de un idioma. Sé que no le va a resultar fácil entenderlo o apreciarlo.
Cuando hablo con Gudia en sueños, hablo en hindi porque sé que su inconsciente todavía no es inglés. Sólo estuvo unos años en Inglaterra. Anteriormente, había estado en India y ahora vuelve a estar en India. He intentado borrar todo lo que hay entre los dos espacios de tiempo. Pero hablaré de esto más tarde, cuando llegue el momento…
Hoy pensaba decir algo sobre el jainismo. ¡Fíjate en la locura de este hombre! Sí; puedo saltar de un pico a otro sin que haya ningún puente en medio. Pero tenéis que aceptar a un loco. Os habéis enamorado: es responsabilidad vuestra, yo no soy responsable de eso.
El jainismo es la religión más ascética del mundo o en otras palabras, la más masoquista y sádica. Los monjes jainistas se torturan hasta tal punto que uno llega a pensar que están locos. No lo están. Son comerciantes, y los seguidores de los monjes jainistas también lo son. Es raro, toda la comunidad jainista está formada por comerciantes, aunque no es raro exactamente, porque la misma religión se basa en un beneficio en el más allá. Los jainistas se torturan a fin de obtener algún provecho en el más allá, porque saben que no pueden obtenerlo en este mundo.
Debía tener alrededor de cuatro o cinco años cuando vi cómo mi abuela invitaba al primer monje jainista desnudo a su casa. No me pude aguantar la risa. Mi abuelo me dijo:
-¡Cállate! Eres un pesado. Te perdono cuando eres un estorbo para los vecinos, pero no te puedo perdonar si intentas ser travieso con mi gurú. Es mi maestro; me inició en los secretos internos de la religión.
-No me interesan los secretos internos -le respondí-, lo que me preocupa son los secretos externos que está mostrando tan manifiestamente. ¿Por qué está desnudo? ¡Al menos se podría poner unos pantalones cortos!
Hasta mi abuelo se rió.
-Tú no entiendes -me dijo.
-De acuerdo -le contesté-, se lo preguntaré yo mismo -después le pregunté a mi abuela-: ¿Le puedo hacer unas preguntas a este hombre totalmente perturbado que se presenta desnudo delante de damas y caballeros? Mi abuela se rió y dijo:
-Adelante, no hagas caso de lo que dice tu abuelo. Te doy mi permiso. Si te dice algo, simplemente me haces una señal y yo le pondré en su lugar.
Era una mujer realmente hermosa, valiente, dispuesta a dar libertad sin límites. Ni siquiera quiso saber qué le iba a preguntar. Sólo dijo:
-Adelante…
Todos los vecinos se habían reunido para el darshan del monje jainista. Me levanté en mitad del llamado sermón. Eso ocurrió hace cuarenta años, más o menos, y desde entonces he luchado constantemente contra esos idiotas. Ese día comenzó una guerra que no terminará hasta que yo ya no esté. Probablemente tampoco termine entonces; tal vez la continúe mi gente.
Le hice unas preguntas muy sencillas pero él no las supo contestar. Yo estaba perplejo. Mi abuelo estaba avergonzado. Mi abuela, dándome palmaditas en la espalda, me dijo:
-¡Estupendo! Lo has conseguido. Sabía que serías capaz.
¿Qué le pregunté? Sólo le hice preguntas sencillas. Le dije:
-¿Por qué no quieres nacer de nuevo? -es una pregunta muy fácil para los jainistas, porque todo el esfuerzo del jainismo se basa en no volver a nacer. Es la ciencia de evitar la reencarnación. De modo que le hice una pregunta básica:
-¿No quieres nacer de nuevo? Él me contestó:
-No; nunca más.
Entonces le pregunté:
-¿Por qué no te suicidas? ¿Por qué sigues respirando? ¿Para qué comer? ¿Por qué beber agua? Desaparece sin más. Suicídate. ¿Para qué armar tanto lío por una cosa tan simple? -él no sobrepasaba los cuarenta años. Si sigues así -dije-, quizá tengas que seguir otros cuarenta años o tal vez más.
Es un hecho científico que la gente que come menos vive más. Sin lugar a dudas, Devaraj está de acuerdo conmigo. Se ha demostrado repetidas veces que las especies que son alimentadas más de lo necesario, engordan y por supuesto se vuelven más cómodas, y más hermosas, claro, pero se mueren antes. Si les das la mitad del alimento necesario, es curioso: no tienen tan buen aspecto ni se sienten tan cómodas, pero viven casi el doble que la media. La mitad de alimento y el doble de tiempo, el doble de alimento y la mitad de tiempo.
Así que le dije al monje (en aquel momento todavía no conocía estos datos):
-Si no quieres nacer de nuevo, entonces ¿por qué estás viviendo? ¿Sólo para morirte? En tal caso, ¿por qué no te suicidas? -no creo que le hubieran hecho una pregunta así antes. En la sociedad cortés nadie hace preguntas de verdad, y la pregunta del suicidio es la más auténtica de todas.
Marcel dice: «El suicidio es la única cuestión verdaderamente filosófica.» No conocía a Marcel entonces. Quizá, en aquella época, ni siquiera existía Marcel ni había escrito aún su libro. Pero eso es lo que le dije al monje jainista:
-Si no quieres volver a nacer, que como dices es tu deseo, entonces ¿por qué sigues vivo? ¿Para qué? ¡Suicídate! Yo te puedo enseñar una manera. Aunque no conozco bien cómo marcha el mundo, en lo que se refiere al suicidio te puedo dar un consejo. Puedes tirarte desde la colina que hay al Iado del pueblo, o puedes saltar al río.
El río estaba a cinco kilómetros del pueblo y era tan hondo y tan ancho, que era un placer cruzarlo. A menudo, cuando lo cruzaba a nado, pensaba que era el final y que no llegaría hasta la otra orilla. Era muy ancho y, especialmente en la época de lluvias, tenía varios kilómetros de anchura. Casi parecía un océano. En la época de lluvias no se llegaba a ver la otra orilla. Solía zambullirme cuando estaba más crecido, bien para morir o bien para llegar a la otra orilla. La probabilidad más grande era que nunca llegase hasta la otra orilla.
Se lo conté al monje jainista:
-Si quieres, puedes saltar al río conmigo en la época de las lluvias. Podemos hacemos compañía durante un rato y después te puedes morir, mientras yo llego hasta la otra orilla. Sé nadar bastante bien.
Me miró tan enfurecido, tan lleno de rabia, que tuve que decide: -Tenía en cuenta, tendrás que nacer de nuevo porque todavía estás lleno de rabia. Ésta no es la forma de librarte de un mundo de preocupaciones. ¿Por qué me miras con tanta cólera? Contéstame de manera pacífica y silenciosa. ¡Contéstame con alegría! Si no puedes contestar, di simplemente: «No lo sé.» Pero no te enfades. El hombre dijo:
-El suicidio es pecado. No puedo cometer el pecado de suicidarme. Pero no quiero volver a nacer. Alcanzaré ese estado renunciando, paso a paso, a todo lo que poseo.
-Por favor -le pedí-, muéstrame lo que posees; por lo que veo estás desnudo y no posees nada. ¿Qué posesiones tienes?
Mi abuelo intentó detenerme. Señalé en dirección a mi abuela y después le dije:
-Recuerda, le he pedido permiso a Nani, y nadie me lo va a impedir, ni siquiera tú. Le pregunté a la abuela porque tenía miedo de que te enfadases conmigo si interrumpía a tu gurú y su supuesto sermón de pacotilla. Ella me ha dicho: «Hazme una señal, eso es todo. No te preocupes: con una sola mirada mía se quedará callado.»
Es curioso… ¡era verdad! Se quedó callado sin necesidad de que mi Nani le mirara.
Más tarde mi Nani y yo nos reíamos.
-Ni siquiera te ha mirado -le dije. -No podía -contestó-, seguro que tenía miedo de que le dijese «iCállate! No interfieras con el niño». Por eso me rehuyó. La única manera de rehuirme era no interferir contigo.
En realidad cerró los ojos como si estuviese meditando.
-¡Fantástico, Nana! -le dije-. Estás enfadado, hirviendo, hay fuego en tu interior y, sin embargo, te sientas con los ojos cerrados como si estuvieses meditando. Tu gurú está enfadado porque mis preguntas le están fastidiando. Tú estás enfadado porque tu gurú no es capaz de contestarme. Pero yo digo que este hombre que nos está sermoneando no es más que un imbécil.
Yo apenas tenía cuatro o cinco años.
Desde ese día en adelante, mi lenguaje no ha cambiado. Reconozco a un idiota inmediatamente, esté donde esté, sea quien sea. Nadie se puede escapar de los rayos X de mis ojos. En seguida puedo distinguir un retraso mental o cualquier otra cosa.
El otro día le regalé a uno de mis sannyasins la pluma con la que escribí su nombre, simplemente para que recordara que era la que había utilizado para empezar su nueva vida, su sannyas. Pero estaba ahí su mujer. Yo había invitado a su mujer a hacerse sannyasin. Ella lo estaba deseando y todo lo contrario; ya sabéis cómo son las mujeres: de esta manera y de la otra; nunca sabes exactamente. Incluso cuando sacan la mano derecha en el coche, nunca sabes si realmente quieren girar a la derecha. Podrían estar sintiendo el viento, o quién sabe; podrían estar haciendo cualquier cosa. Esa mujer era, quiero y no quiero, ni fu ni fa…, en ese sentido era una mujer perfecta. Quería decir que sí pero no podía: ese tipo de mujer. Ten en cuenta que el noventa y nueve por ciento de las mujeres del mundo son así, con excepción del uno por ciento. Aparte de eso, era una mujer muy representativa.
A pesar de todo, intenté seducirla; ¡al sannyas, me refiero! Estaba embaucándola un poquito y ella estaba a punto de decir que sí, cuando me detuve. Yo no soy tan simple como pueda parecer. No quiero decir que sea complicado, quiero decir que veo las cosas tan claras, que a veces tengo que renunciar a la sencillez y la invitación.
Cuando estaba a punto de decir que sí, apretó la mano de su marido, que ahora es sannyasin. Yo le miré y pude ver que quería deshacerse de esta mujer. Ya le había torturado bastante. En realidad, él tenía la esperanza de que si se hacía sannyasin la mujer tendría piedad y decidiría dejarle. Pude ver su asombro, cuando intenté convencer a su mujer para que se hiciera sannyasin. Su corazón estaba diciendo:
-Dios mío. Si se hace sannyasin no podré estar tranquilo ni en Rajneeshpuram.
Quiere formar parte de esta comuna. Es un hombre rico y posee un negocio multimillonario que quiere donar íntegramente a la comuna. Tenía miedo… me percaté de lo que ocurría entre este sannyasin y su mujer.
No había un puente que les uniera, y nunca lo había habido. Eran una pareja inglesa, ya sabéis… Dios sabe por qué se casaron; y Dios no existe. ¡Lo vuelvo a repetir porque siempre me parece que tal vez creáis que Dios realmente lo sabe! Dios no lo sabe porque no existe.
Dios es una palabra como «Jesús». No quiere decir nada, sólo es una exclamación. Ésta es la historia de cómo le pusieron el nombre a Jesús…
José y María volvían de Belén con su hijo. María estaba sentada en el burro con el niño. José iba andando delante y sujetaba la cuerda, llevando al burro. De repente, se tropezó dándose un golpe con una piedra en el dedo gordo. -¡Jesús! -gritó. Y ya sabéis cómo son las mujeres…
María dijo:
-¡José! Estaba pensando qué nombre ponerle a nuestro hijo y tú acabas de pronunciar el nombre acertado: Jesús!
Así es como le dieron ese nombre al pobre niño. No es casualidad que siempre que te das con un martillo en la mano exclames: «¡Jesús!» No pienses que es porque te acuerdas de Jesús; acuérdate del pobre José golpeándose el dedo gordo del pie con una piedra.
Cuando deje de respirar, Devaraj sabrá lo que tiene que hacer. Aunque es medio judío… pero, a pesar de todo, se puede confiar en él. Yo sé que él no cree que tiene una parte judía. Cree que parte de su familia podría haber sido judía ¡pero él no! Así son todos los judíos, incluso aunque no sean totalmente judíos. Se cree perfecto. A decir verdad, un judío es siempre un perfecto judío. Una sola gota de judaísmo es suficiente para hacerte un judío perfecto.
Pero adoro a los judíos y confío en ellos. Fijaos en esta Arca de Noé: hay dos judíos y medio. Yo soy judío, sin lugar a dudas. Devageet no es un judío perfecto, es sólo un judío. Devaraj es medio judío y hace cualquier esfuerzo por esconderlo; pero eso sólo le hace más judío. No puedes esconder tu judaísmo. ¿Cómo vas a esconder la nariz? Es la única parte del cuerpo que no se puede esconder. Puedes esconderlo todo excepto la nariz, porque tienes que respirar.
Decía que Jesús, incluso Jesús, no es un nombre sino la exclamación de José cuando se golpeó el dedo con una piedra. Dios es lo mismo. Cuando alguien dice: «¡Dios mío!», no quiere decir que cree en Dios. Sencillamente se está quejando, si es que hay alguien que le pueda escuchar en el cielo. Cuando alguien dice «¡Dios!» está diciendo lo mismo que está escrito en muchos papeles oficiales: «A quien pueda interesar.» «¡Dios mío!» quiere decir simplemente «A quien pueda interesar» y en caso de que no haya nadie, entonces, «Perdón, no le interesa a nadie pero sólo era una exclamación y no pude resistirlo».
¿Qué hora es? …porque llevo media hora de más y no quiero que os retraséis. De vez en cuando, también puedo ser amable. Sólo para recordároslo… Esto ha sido lo mejor hasta la fecha. Muy bien. Sé decir «suficiente»… incluso cuando está muy bien. Esto es tremendamente bello… Muy hermoso. Fin.

Sesión 8

Os estaba contando un incidente que es absolutamente importante para poder entender mi vida y su funcionamiento…, y todavía está vivo para mí.
Por cierto, decía que todavía me acuerdo, pero la palabra «acordarse» no es correcta. Incluso puedo ver cómo ocurrió este incidente. Naturalmente, sólo era un niño, pero eso no quiere decir que no haya que tomarlo en serio. En realidad, es la única cosa seria sobre la que jamás he hablado: el suicidio.
A un occidental puede parecerle un poco descortés hacerle a un monje -que es casi como el papa de los jainistas- la siguiente pregunta:
-¿Por qué no te suicidas?
Pero sed benévolos conmigo. Dejadme que os lo explique antes de llegar a una conclusión o, si no, podéis dejar de escucharme.
El jainismo es la única religión del mundo que respeta el suicidio. Ahora os toca sorprenderos a vosotros. Por supuesto, no lo llaman suicidio; le dan un hermoso nombre metafísico, santhara. Estoy en contra, especialmente de la forma que se lleva a cabo. Es muy violento y cruel. Es curioso que una religión que cree en la no-violencia predique elsanthara, el suicidio. Podéis llamarlo suicidio metafísico, pero, al fin y al cabo, el suicidio es el suicidio; no importa qué nombre tenga. Lo que importa es que la persona ya no está viva.
¿Por qué estoy en contra? No estoy en contra del derecho del hombre a suicidarse. No; debería ser uno de los derechos fundamentales del hombre. Si no quiero vivir, ¿quién tiene derecho a obligarme? Si quiero desaparecer, los demás me lo tendrían que facilitar en todo lo posible. Toma nota: algún día me gustaría desaparecer. No puedo vivir para siempre.
Precisamente el otro día alguien me enseñó una pegatina para el coche que decía: «Estoy orgulloso de ser americano.» La miré y más tarde me eché a llorar. No soy americano y estoy orgulloso de no serlo. Tampoco soy hindú. ¿Entonces quién soy? Estoy orgulloso de no ser nadie. Mi viaje me ha traído hasta aquí: a no ser nadie, a no tener casa, a la nada. He renunciado incluso a la iluminación, a la que no había renunciado nadie antes que yo. También renuncio a estar encendido, ¡en honor a ese alemán idiota! No tengo religión, ni país ni casa. Todo el mundo es mío. Soy el primer ciudadano del universo. Ya sabéis que estoy loco. Podría empezar a emitir pasaportes para la ciudadanía universal. Lo he estado pensando. Se trataría de una tarjeta anaranjada que entregaría a mis sannyasins a modo de pasaporte, para una hermandad universal opuesta a las naciones, las razas y las religiones.
No me opongo a la actitud jainista hacia el suicidio, pero el método…, su método es dejar de alimentarse. El pobre hombre tarda noventa días en morirse. Es una tortura. No se te podría ocurrir nada mejor. Ni siquiera a Adolf Hitler se le habría ocurrido una idea parecida. Para conocimiento de Devageet, a Adolf Hitler se le ocurrió perforarle los dientes a las personas, sin anestesia, por supuesto. Todavía hay muchos judíos en el mundo a los que les perforaron los dientes sin más motivo que el de acongojarles. Pero, probablemente, Adolf Hitler no haya oído hablar de los monjes jainistas y de sus prácticas masoquistas. ¡Son soberbias! No se cortan el pelo, sino que se lo arrancan con las manos. ¡Fíjate qué excelente idea!
Todos los años, los monjes jainistas se arrancan el pelo, la barba y el bigote, y todo el resto del cabello del cuerpo. ¡Sólo usan las manos! Están en contra de la tecnología; dicen que es lógica, llevando la lógica al extremo. Y usar una cuchilla de afeitar es tecnología; ¿lo sabías? ¿Alguna vez has considerado que una cuchilla de afeitar fuese un objeto tecnológico? Hasta los supuestos ecologistas se afeitan la barba, sin saber que están cometiendo un crimen contra la naturaleza.
Los monjes jainistas se arrancan el pelo; y no en privado, porque no tienen privacidad. Parte de su masoquismo consiste en no tener privacidad, en ser completamente públicos. Se arrancan el pelo mientras están desnudos en el mercado. La muchedumbre, por supuesto, les anima y aplaude. Y los jainistas, aunque sienten mucha conmiseración -incluso los puedes ver con los ojos llenos de lágrimas-, inconscientemente también disfrutan de ello, y sin tener que comprar una entrada. Les aborrezco. Soy contrario a estas prácticas.
La idea de cometer santhara o suicidio, dejando de comer y de beber, no es otra cosa sino un proceso muy largo de autotortur;a. No puedo defenderlo. Pero defiendo, absolutamente, la idea de la libertad de morir. Considero que es un derecho de nacimiento, y antes o después todas las constituciones del mundo lo incluirán, lo tendrán que aceptar como el derecho de nacimiento más básico: el derecho al morir. No es un crimen.
Pero torturar a alguien, incluyéndote a ti mismo, es un crimen. Con esto entenderéis que no estaba siendo descortés, sino que estaba haciendo una pregunta muy oportuna. Ese día comenzó mi lucha contra todas las estupideces, tonterías y supersticiones; en pocas palabras, toda la basura religiosa. Basura es luna palabra muy hermosa. Expresa mucho en pocas palabras.
Aquel día empezó mi vida de rebelde, y seguiré siendo un rebelde hasta que me quede el último aliento; incluso después, quién sabe. Aunque no tenga un cuerpo, tendré los cuerpos de miles de mis amantes. Puedo provocarles; sabéis que soy un seductor, y puedo meterles ideas en la cabeza para los siglos venideros. Es exactamente lo que vaya hacer. Mi rebelión no morirá con la muerte de este cuerpo. Mi revolución va a continuar más intensamente, porque entonces tendrá muchos más cuerpos, muchas más voces, muchas más manos para continuarla.
Aquel día marcó un hito. Un hito histórico. Siempre que me acuerdo de ese día, lo asocio con el día que Jesús discutió con los rabinos en el templo. Era un poco más mayor que yo, quizá ocho o nueve años mayor. La forma en que debatió con ellos determinó el resto de su vida.
No recuerdo el nombre del monje jainista; podría ser Shanti Sagar, que significa «océano de dicha». Aunque decididamente él no era así. Por eso me he olvidado de su nombre. No era más que un charco sucio, en vez de un océano de dicha, de paz o de silencio. Y, ciertamente, no era un hombre de silencio, porque se enfadó mucho.
Shanti puede querer decir muchas cosas. Puede ser paz, puede ser silencio; éstos son los dos significados principales. Él carecía de ambos. No era pacífico ni silencioso en absoluto. Tampoco puedo decir que su interior estuviese exento de agitación, porque se enfadó tanto que me gritó y me dijo que me sentara.
-Nadie me puede mandar sentar en mi propia casa -le contesté-. Yo te puedo decir que te vayas, pero tú no me puedes mandar que me siente. No te vaya echar porque todavía tengo algunas preguntas. No te enfades, por favor. Acuérdate de tu nombre: Shanti Sagar, océano de paz y de silencio. Podrías ser, al menos, una pequeña balsa. No dejes que te irrite un niño pequeño.
Sin preocuparme de si estaba callado o no, le pregunté a mi abuela, que ahora ya estaba muerta de risa: -¿Tú qué dices, Nani? ¿Le debería hacer alguna otra pregunta o debería decirle que se vaya de nuestra casa?
No se lo pregunté a mi abuelo, por supuesto, porque era su gurú. Mi Nani dijo:
-Pregúntale lo que quieras, y si no te contesta se puede marchar, la puerta está abierta.
Ésta es la mujer que yo amé. Es la mujer que me hizo un rebelde. Hasta mi abuelo se sorprendió de que me apoyara de esa manera. El así llamado Shanti Sagar se quedó callado en cuanto vio que mi abuela me apoyaba. No sólo ella, los lugareños también se pusieron de mi parte inmediatamente. El pobre monje jainista se quedó absolutamente solo.
Le hice alguna otra pregunta:
-Tú has dicho: «No te creas nada antes de haberlo experimentado tú mismo» -le recordé-. Puedo ver la verdad que hay en eso, por eso te hice la pregunta…
Los jainistas creen que hay siete infiernos. Hasta el sexto infierno existe la posibilidad de volver, pero el séptimo es eterno. Probablemente sea el infierno de los cristianos porque cuando entras en ése te quedas ahí para SIempre.
-Te has referido a los siete infiernos –continué diciendo-, y se me ocurre una pregunta: ¿has visitado el séptimo? En ese caso, no estarías aquí. Y si no has estado, ¿con qué autoridad puedes decir que existe? Deberías decir que sólo hay seis infiernos, no siete. Por favor, habla con propiedad: di que sólo hay seis infiernos, o si insistes en que hay siete, demuéstrame que por lo menos un hombre, Shanti Sagar, ha regresado del séptimo.
Se quedó sin habla. No podía creer que un niño le hiciera una pregunta así. ¡Ahora yo tampoco puedo creerlo! ¿Cómo se me ocurrió esa pregunta? La única respuesta es que no había sido educado y era totalmente inculto. La cultura te hace muy astuto. Yo no era astuto. Hice la pregunta que habría hecho cualquier niño inculto. La cultura es el mayor crimen que el hombre ha cometido contra los pobres niños. Puede ser que la última liberación del mundo sea la de los niños.
Yo era inocente, totalmente inculto. No sabía leer ni escribir, ni sabía contar más que los dedos de la mano. Incluso ahora, cuando tengo que contar, empiezo con las manos y si me salto un dedo me equivoco.
No pudo contestarme. Mi abuela se levantó y le dijo:
-Tienes que contestar a su pregunta. No pienses que sólo la hace el niño; yo también te lo estoy preguntando, y soy tu anfitriona.
De nuevo tengo que hacer mención de una
costumbre jainista. Cuando un monje jainista va a una casa para recibir comida, después de comer da un sermón para bendecir a la familia. Este sermón va dirigido a la anfitriona. Mi abuela dijo:
-Hoy soy tu anfitriona y te hago la misma pregunta. ¿Has estado en el séptimo infierno? Si la respuesta es que no, dilo sinceramente, pero entonces no puedes decir que hay siete infiernos. .
El monje estaba tan perplejo y confundido porque una hermosa mujer le estaba haciendo frente, que decidió marcharse. Mi abuela le gritó:
-¡Detente! ¡No te vayas! ¿Quién le va a dar una respuesta al niño? Y todavía tiene que preguntarte algunas cosas. ¿Qué clase de hombre eres, escapándote de las preguntas de un niño? Es hombre se detuvo. Yo le dije:
-Retiro la segunda pregunta porque el monje no ha sabido contestar. Tampoco ha respondido a la primera, de modo que le haré la tercera; tal vez la sepa contestar. Me miró y le dije: -Si me quieres mirar, mírame a los ojos. Se hizo un silencio, como el que hay aquí ahora. Nadie pronunció ni una palabra. El monje agachó la mirada y entonces dije:
-En ese caso, no te voy a preguntar. No has respondido a las dos primeras preguntas y no quiero hacerte la tercera, porque no quiero que un huésped de esta casa se sienta avergonzado. La retiro -en realidad, me retiré de la reunión y me alegré mucho de que mi abuela me siguiera.
Mi abuelo se despidió del monje y en cuanto se había ido entró apresuradamente en la casa y le dijo a mi abuela:
-¿Estás loca? Primero apoyas a este niño, que es un provocador de nacimiento, y después te marchas con él, sin ni siquiera despedirte de mi maestro. Mi abuela respondió: -No es mi maestro, de modo que no me importa. Además, lo que tú consideras un provocador de nacimiento es la semilla. Nadie sabe cómo va a germinar.
Ahora ya sé cómo germina. No puedes convertirte en un buda, a menos que seas un provocador de nacimiento. Yo no soy un buda como Gautama el Buda; eso es demasiado tradicional. Yo soy Zorba el Buda. Soy la confluencia entre Oriente y Occidente. En realidad, no hago divisiones entre Oriente y Occidente, lo superior y lo inferior, el hombre y la mujer, lo bueno y lo malo, entre Dios y el diablo. ¡No! ¡Mil veces no! No divido. Uno todo lo que ha sido dividido hasta ahora. Ése es mi trabajo.
Ese día es enormemente importante para entender lo que me ha sucedido el resto de mi vida; porque si no entiendes la semilla, no acertarás a ver el árbol y el florecimiento, y tampoco la luna a través de las ramas.
Desde ese mismo momento he estado en contra de todo lo que sea masoquismo. Naturalmente, tuve conocimiento de esta palabra mucho más tarde, pero la palabra no tiene importancia. Siempre he estado en contra del ascetismo; tampoco conocía esa palabra antes, pero no me olía bien. Sabéis que soy alérgico a todos los tipos de autoagresión. Quiero que los seres humanos vivan plenamente; lo mínimo no es mi estilo. Vive al máximo, y si puedes sobrepasarlo, ¡fantástico! ¡Hazlo! ¡No esperes! Y no pierdas el tiempo esperando a Godoy.
Por esta razón siempre le digo a Ashu: – ¡Venga, adelante, vuélvele loco a Devageet!
Por supuesto, yo no puedo volver loca a Ashu; no se puede volver loca a una mujer, es imposible. Es ella la que vuelve locos a los hombres. Es su habilidad y es muy eficiente. Aunque se siente en el asiento de atrás, conducirá al conductor. Ya conoces a los conductores de la parte de atrás: ¡Son los peores! ¡Que libertad cuando no hay nadie que conduzca al conductor! NO se puede volver locas a las mujeres; ni siquiera yo las puedo volver locas.
De modo que es difícil. Aunque no dejo de decir: “Adelante, adelante”, pero ella no escucha. Las mujeres son sordas de nacimiento; siguen haciendo lo que se les antoja. Pero Devageet sí oye, no le estoy diciendo nada a él, pero sigue oyendo y le da un ataque de nervios. Ese es el método del cobarde. Yo digo que el límite de velocidad es el camino de lo mínimo. Si lo superas te ponen una multa.
Lo mínimo es el método del cobarde. Si yo tuviera que decidir lo que para ellos es el límite más alto, para mí sería el límite mínimo; a los que fuesen por debajo del límite les pondría inmediatamente una multa. Estamos intentando alcanzar las estrellas, y ellos se quedan pegados a los carros de bueyes. Intentamos – y ése es el único propósito de la física – alcanzar finalmente la velocidad de la luz. A menos que la alcancemos, estaremos condenados. Si alcanzamos la velocidad de la luz podemos escaparnos de una tierra y un planeta agonizante. La tierra, los planetas, las estrellas se morirán algún día. ¿Cómo te vas a escapar? Vas a necesitar una tecnología muy veloz. La tierra se morirá en apenas cuatro mil años. Hagas lo que hagas, nada podrá salvarla. Cada día está más cerca de su muerte…¡Y tú tratas de moverte a 50 kilómetros por hora! Inténtalo a 300.000 km/segundo. Es la velocidad de la luz.
El místico los alcanza y de repente en su ser interno todo se vuelve luz y no hay nada más. Eso es el despertar. Yo estoy a lo máximo. Vive al máximo en todos los sentidos. Aunque te estés muriendo, hazlo a toda velocidad, no te mueras como un cobarde, salta a lo desconocido.
No estoy en contra con la idea de acabar con la vida. Si alguien decide hacerlo tiene, naturalmente, todo el derecho. Pero estoy en contra, sin lugar a dudas, de convertirlo en una larga tortura. Shanti Sagar llevaba ciento diez días sin comer cuando se murió. Un hombre que tenga una salud normal es capaz de resistir sin comer 90 día. Si tiene una salud extraordinaria podría sobrevivir más tiempo.
Por tanto, recordad que no fui grosero con este hombre. Mi pregunta era absolutamente correcta en ese contexto, y tal vez más porque no pudo contestarla. Aunque parezca raro ése no fue solo el principio de mi cuestionar sino también el principio de que la gente no me contestara. Nadie ha contestado a mis preguntas en los últimos cuarenta y cinco años. He conocido a tantas personas, de las que llamamos espirituales, y ninguna de ellas ha contestado jamás a mis preguntas. De alguna forma ese día determinó mi estilo, el resto de mi vida.
Shanti Sagar se fue muy irritado, pero yo estaba enormemente feliz y no tenía por qué ocultárselo a mi abuelo.
-Nana -le dije-, seguramente se ha ido totalmente enfadado, pero yo siento que tengo razón. Tu gurú sólo era un mediocre. Deberías escoger a alguien que merezca un poco más la pena.
Hasta él se rió y dijo:
-Tal vez tengas razón, pero cambiar de gurú a mi edad no me parece muy práctico. ¿Tú qué piensas? -le pregunt6 a mi Nani. Mi Nani, siempre fiel a su espíritu, dijo: -Nunca es demasiado tarde para cambiar. Si te das cuenta que lo que has escogido no está bien, cámbialo. De hecho, es mejor que lo hagas pronto, porque te estás haciendo mayor. No digas: «Soy viejo, así que no puedo cambiar.» Un hombre joven se puede permitir cambiar, pero un viejo no, y tú ya eres bastante viejo.
Pocos años más tarde se murió, pero no tuvo valor de cambiar de gurú. Siguió con el modelo de siempre. Mi abuela solía picarle diciendo:
-¿Cuándo vas a cambiar de gurú y de métodos?
-Sí, lo haré, lo haré -contestaba él.
Un día mi abuela le dijo:
-¡Déjate de bobadas! Nadie cambia a no ser que lo haga de golpe. No digas «lo haré, lo haré». O cambias o no cambias, pero debes ser claro.
Aquella mujer se podía haber convertido en una fuerza poderosísima. Su destino no era ser una simple ama de casa. Su destino no era vivir en aquel pueblecito. Todo el mundo debería haber oído hablar de ella. Probablemente, yo sea su vehículo; quizá se haya expresado por medio de mí. Me quería tanto que nunca consideré a mi verdadera madre como mi madre. Siempre he considerado a mi Nani como si fuese mi verdadera madre.
Cuando tenía que confesar algo, alguna maldad que le había hecho a alguien, sólo se lo podía confesar a ella, a nadie más. Era mi persona de confianza. Le podía confiar todo, porque me he dado cuenta de una cosa: que ella podía ser comprensiva. Debo haber hecho todas las cosas de las que es capaz una persona, y se lo contaba por las noches. Esto ocurría mientras vivía con ella, antes de ir a la universidad.
No dormía nunca en casa de mi madre. Aunque al morirse mi abuelo, mi abuela se trasladó al mismo pueblo que el resto de la familia, yo me iba a dormir con ella porque le podía contar todas las travesuras que había hecho ese día.
-¡Bien hecho! ¡Fantástico! -me dijo riéndose-. ¡Muy bien! Se lo tenía merecido. ¿Es cierto que se cayó en el pozo como me acabas de decir?
-Sí, pero no se ha muerto -le contesté. -No importa -dijo ella-, ¿pero has logrado que se cayera al pozo?
Había un pozo en nuestro barrio que no tenía muro de protección. Por la noche era fácil caerse dentro. Yo desviaba a la gente hacia allí, y el que se había caído no era otro sino el hombre de las golosinas. Mi madre, quiero decir, mi abuela…; siempre me equivoco porque la considero como mi madre. Prefiero llamarla Nani, así no hay confusión.
-Hoy he conseguido que se cayera al pozo el hombre de las golosinas -le dije a mi Nani.
Todavía me acuerdo de su risa. Se le saltaban las lágrimas.
-Es fabuloso -dijo ella-, ¿pero está vivo o no?
-Está perfectamente -respondí.
-Entonces, no pasa nada. No te preocupes; se lo merecía. Echaba tantas porquerías en las golosinas, que había que hacer algo -dijo ella.
Más tarde le avisó:
-Te advierto que como no cambies de costumbres te volverás a caer al pozo.
Pero a mí nunca me riñó por esto.
-¿No me vas a decir nada? -le pregunté. -No -contestó-, porque te llevo observando desde que eras pequeño. Aunque hagas algo malo, lo haces con tanta razón y justo en el momento preciso, que incluso lo malo se convierte en bueno.
Fue ella quien me dijo por primera vez que lo bueno en manos de un hombre malo se convierte en malo, y lo malo en manos de un hombre bueno se convierte en bueno.
De modo que no os preocupéis de lo que hacéis; tened en cuenta solamente una cosa: lo que estáis siendo. Ésta es la gran cuestión, hacer o ser. Todas las religiones se ocupan del ser. Si tu ser es correcto, y por correcto entiendo dichoso, silencioso, tranquilo y amoroso, entonces, todo lo que hagas será lo correcto. Desde ese momento, para ti ya no existirán los mandamientos, sólo habrá uno: sé y nada más. Sé con tanta totalidad que en esa misma totalidad no haya posibilidad de sombras. Entonces no podrás hacer nada mal. El mundo entero puede decirte que está mal pero eso no importa; lo que Importa es tu ser.
No me preocupa que crucificaran a Cristo porque sé que se sentía completamente a gusto consigo mismo incluso en la cruz. Estaba tan tranquilo que podía rezar: «Padre», ésa es la palabra que usaba para decir Dios. Para ser más exactos ni siquiera decía «Padre», sino «Abba», que es una palabra mucho más hermosa. «Abba, perdona a esta gente porque no saben lo que hacen». Recalca la palabra «hacer» -«lo que hacen»-. ¡Ay! No eran capaces de ver el ser del hombre que estaba en la cruz. El ser es lo que importa, lo único que importa.
No creo que estuviese haciendo nada malo en ese momento de mi vida, cuando le hacía preguntas extrañas, molestas y enojosas, al monje jainista. Seguramente le ayudé. Quizá algún día sea capaz de entenderlo. Si hubiese tenido valor lo habría entendido ese mismo día, pero era un cobarde y se escapó. Desde entonces, mi experiencia ha sido ésta: todos los presuntos mahatmas y santos son unos cobardes. No he conocido ni un solo mahatma -hindú, musulmán, cristiano o budista- que podamos decir que es un verdadero espíritu rebelde. Si no eres rebelde, no eres religioso. La rebelión es la base de la religión.

Sesión 9

El tiempo no puede volver atrás, pero la mente sí. ¡Qué desperdicio! Darle una mente que no se olvida de nada a un hombre, que no sólo se ha convertido en no mente, sino que incluso aconseja a los demás que renuncien a la mente. En lo que respecta a mi mente (recuerda, a mi mente, no a mí), se trata igualmente de un aparato como el que se está usando aquí. Mi «mente» no es más que la máquina, pero ¡una máquina perfecta que le ha sido dada a un hombre que la va a desaprovechar! Por eso digo que es un desperdicio.
Pero conozco cuál es el motivo: si no tienes una mente perfecta, no podrás tener la inteligencia para descartarla. La vida está llena de contradicciones. No hay nada malo en eso; le da más sabor. No hay ninguna razón por la que hombre y mujer sean dos; podían haber sido como una ameba. Preguntadle a Devaraj: la ameba no es masculina ni femenina, sólo hay una. Es igual que Muktananda, y todos los idiotanandas; la ameba es célibe, aunque tiene su propia forma de reproducirse. ¡La cantidad de problemas que esto le causa a todos los médicos del mundo! Lo Único que hace es comer, engorda cada vez más hasta que, de pronto, se divide en dos. Así es como se reproduce. Es realmente brahmacharya, célibe.
El hombre y la mujer podrían haber sido uno, como las amebas, pero entonces no habría poesía, sólo reproducción. Por supuesto, tampoco habría conflictos, ni reproches, ni peleas; pero la poesía que ha surgido es tan valiosa, que todos los conflictos, los reproches y las riñas valen la pena.
Precisamente ahora estaba escuchando otra vez a Noorjahan… «La confianza que había entre nosotros, tal vez lo hayas olvidado, pero yo no. Todavía me acuerdo, al menos, un poco. Las palabras que me decías, quizá ya no te acuerdes de nada, pero su recuerdo es suficiente para mantener mi esperanza. El amor que había entre nosotros…»
Wo karar, “ese amor” …karar es mucho más intenso de lo que pueda traducir la palabra “amar”; mucho más apasionado. Sería mejor traducirlo por «esa pasión» o «ese amor apasionado». Y wo rah mujh mein our tujh mein thee: «y el espacio que había entre tú y yo…»
«El espacio…» Sólo de vez en cuando, cuando los corazones están abiertos, existe un espacio; por lo demás, la gente se comunica, pero no comulga. Hablan, pero no se escuchan. Hacen negocios, pero sólo existe un vacío entre ellos, no hay una alegría desbordante. Wo rah –«ese espacio»- y wo karar -«ese amor apasionado».
«Quizá te hayas olvidado, pero yo me acuerdo. No puedo olvidar que me dijiste una vez: ‘Eres la reina del mundo, la mujer más bella.’ Probablemente, ya no me puedas reconocer.. . »
Las cosas cambian, el amor cambia, los cuerpos cambian; la naturaleza de la existencia es el cambio, estar en un flujo. Escucho esa canción justo antes de entrar en vuestro remolque, porque siempre la he adorado; desde mi niñez. Creo que seguramente me trae memorias…, sin duda lo hace.
Ayer os estaba contando el incidente con el monje jainista. No he terminado de contaros la historia, porque al día siguiente tuvo que volver a casa de mi abuelo para mendigar comida.
Os costará entender por qué tenía que volver si se había ido tan enfadado. Os tengo que explicar el contexto. Los monjes jainistas no pueden aceptar comida de nadie, excepto de otro jainista, y desafortunadamente para él, éramos la Única familia jainista de ese pueblecito. No podía mendigar comida en ningún otro sitio, aunque le habría gustado, porque iba contra su disciplina. Por tanto, tuvo que volver, muy a su pesar.
Mi Nani y yo estábamos esperando en el piso de arriba, mirando por la ventana porque sabíamos que volvería. Mi Nani me dijo:
-Mira, ahí viene. Bueno, ¿qué pregunta le vas a hacer hoy?
-No lo sé -le dije-. Primero le dejaremos comer, y después, por cortesía, tendrá que dirigirse a la familia y a los que se hayan congregado allí.
Después de la comida, los monjes jainistas pronuncian un sermón de agradecimiento.
-No te preocupes -le dije-, ya encontraré algo que preguntarle. Primero déjale que hable.
Habló con mucha cautela y brevedad, lo cual era poco habitual. Pero hables o no, si alguien te quiere hacer una pregunta, lo puede hacer. Puede cuestionar tu silencio. El monje estaba hablando de la belleza de la existencia, creyendo, probablemente, que eso no daría lugar a ninguna discusión; pero sí lo hizo.
Me puse de pie. Mi Nani se reía desde el fondo de la habitación; todavía me acuerdo de su risa:
-¿Quién ha creado este bello universo? -le pregunté al monje.
Los jainistas no creen en Dios. Para la mente occidental de los cristianos es difícil comprender que una religión no crea en Dios. El jainismo es muy superior al cristianismo; por lo menos no cree en Dios, ni en el Espíritu Santo ni en las demás tonterías. El jainismo, lo creáis o no, es una religión atea; ser ateo y, no obstante, religioso, parece entrar en contradicción, es ilógico. El jainismo es ética pura, moralidad pura, sin ningún Dios. De modo que cuando le pregunté al monje jainista:
-¿Quién ha creado esta belleza? Obviamente respondió lo que yo suponía: -Nadie.
Ésa es la respuesta que estaba esperando y le dije:
-¿Es posible que una belleza semejante no haya sido creada por nadie?
-Por favor, no me malinterpretes… -acertó a responder. Esta vez se había preparado; parecía más seguro. -Por favor, no me entiendas mal -dijo-,no estoy diciendo que nadie sea alguien. ¿Os acordáis de la historia de Alicia a través del espejo? La reina le pregunta a Alicia: -¿Cuando venías de camino te has encontrado con alguien que viniera a verme? Alicia le contesta: -Con nadie. La reina le miró confundida y dijo: -Qué extraño, entonces nadie debería haber llegado antes que tú, y todavía no está aquí. Alicia se sonrió como una típica señora inglesa pero, por supuesto, sólo espiritualmente.
Manteniendo seria la expresión, dijo: -Señora, nadie es nadie. -Claro -contestó la reina-, ya sé que nadie tiene que ser nadie, pero ¿por qué tarda tanto? Parece que nadie anda más despacio que tú. Alicia se olvidó por un momento y dijo:-Nadie anda más rápido que yo. -Esto sí que es extraño -exclamó la reina-. Si nadie anda más rápido que tú, ¿como es que todavía no ha llegado?
En ese momento Alicia entendió la confusión, pero ya era demasiado tarde. Le volvió a repetir: -Señora, por favor, recuerde que nadie es nadie.
-Ya sé que nadie es nadie -dijo la reina-. Pero la pregunta es: ¿por qué no ha llegado todavía? Yo le dije al monje jainista: -Ya sé que nadie es nadie pero, hablas con tanta belleza, con tantas alabanzas de la existencia, que me sorprende, porque se supone que los jainistas no deben hacerlo. Da la impresión que, debido a la experiencia de ayer, has cambiado de táctica. Puedes cambiar de táctica pero no me puedes cambiar a mí. Sigo preguntando: ¿si nadie ha creado el universo, cómo ha llegado a existir?
Él miró en todas las direcciones; todo el mundo estaba callado excepto mi Nani, que se estaba riendo estrepitosamente. El monje me preguntó:-¿Y tú sabes como ha llegado a existir? -Siempre ha estado ahí -le respondí-, no ha sido necesario que apareciera.
Después de cuarenta y cinco años puedo confirmar esa frase, después de la iluminación y la no iluminación, después de haber leído mucho y haberlo olvidado todo, después de conocer lo que es y -ponedlo en mayúsculas- IGNORARLO. Puedo seguir diciendo lo mismo que dije de niño: el universo siempre ha estado ahí, no ha necesitado ser creado ni venir de ningún lugar, simplemente es.
El tercer día, el monje jainista no se presentó. Huyó de nuestro pueblo hasta el si

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