Diferencia entre elementales y espíritus elementales, Ted Andrews

Del libro  “El Mundo de los Elementales”, de Ted Andrews, ed. Robin Book. Es una obra en plan New Age, pero tiene cosas que rescatables si uno no las toma al pie de la letra

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Diferencia entre los elementales y los seres elementales o espíritus de la naturaleza

“ Las fuerzas de la naturaleza suelen clasificarse según una de las cuatro formas de expresión: la tierra, el agua, el aire y el fuego. En el nivel más primario de estas expresiones de fuerza en el mundo natural están los seres conocidos como “elementales”. Aquellos que trabajan con la fuerza de la tierra e el mundo natural se conocen como gnomos. Los que trabajan con la fuerza del agua son las ondinas. Los que trabajan con el aire son las sílfides y aquellos que lo hacen con el fuego son las salamandras.

A menudo existe confusión a la hora de diferenciar los elementales y otros espíritus de la naturaleza, los que comúnmente se conocen como hadas y elfos. La mayoría de las personas los relacionan con los espíritus de la naturaleza o con los elementales, pero existe una diferencia entre ellos. (…)

Los seres del nivel de las hadas y los elfos son más propensos a demostrar una personalidad, mientras que los elementales mostrarán unas características más generales. (…) Los elementales son los bloques constructores de la naturaleza. Están cerca de ser verdadera energía y conciencia, y no están lo suficientemente evolucionados como para adquirir una verdadera personalidad. Cuando estamos en contacto con ellos, estimulan una respuesta fuerte y definida en nosotros. Estas respuestas están caracterizadas y llevan el sello de una designación elemental: tierra, agua, aire y fuego. (…)
Los cuatro tipos de elementales existen en todos los aspectos de la naturaleza y en cada persona. (…) No son meras etiquetas, símbolos o incluso conceptos. Son fuerzas vitales reales que se encuentran dentro de nosotros y en la naturaleza. (…)

Las hadas y los elfos individuales también tienen una afinidad a uno o más de estos elementos y se suelen encontrar cerca de su expresión en la naturaleza. (…) Esto significa que las energías de ese elemento son utilizadas y expresadas con más facilidad por los seres afines a él.

(…) [Los elementales] Trabajan con todos los aspectos de nuestro ser: físico, emocional, mental y espiritual. De hecho, tenemos asignado a un elemental para que trabaje en cada uno de estos niveles.”

Gnomos

“Hay varios tipos de entes que se encuentran dentro de esta categoría general, cada uno con su propio nivel de conciencia. Estos seres trabajan y mantienen la estructura física de la Tierra. (…) Nos ayudan a anclar en la Tierra energías y nos asisten en el entendimiento sobre la utilización de esas fuerzas ocultas. (…) Trabajan con los humanos principalmente a través de la naturaleza. (…) Así cada árbol, roca y flor tiene algo que enseñarnos. (…) También trabajan en el mantenimiento del cuerpo físico de los humanos.
Este elemental nos ayuda a volvernos conscientes de nuestros sentidos físicos y a desarrollar una dependencia en ellos. Este gnomo personal también nos proporciona resistencia y perseverancia. Nos ayuda a cuidar de nosotros, proporcionándonos la cualidad de la cautela. Una conexión pobre con nuestro gnomo personal y otros elementales de la tierra nos descoloca. Tendremos la tendencia a ignorar los requisitos de la supervivencia, a sentirnos totalmente fuera de sitio y perdidos en un mundo de fantasías. (…) demasiada conexión con los elementales y espíritus de la tierra estimulará la estrechez de visión. Descubriremos que somos demasiado prácticos, cínicos y escépticos. Sus energías nos pueden convertir en demasiado cautelosos y convencionales. (…) Al sintonizar con nuestro gnomo personal y sus energías más directamente podemos desarrollar la determinación y la gratitud”.

Ondinas

“Son esenciales para despertar los dones de empatía, la curación y la purificación. (…) Trabajan para sustentar el cuerpo astral de los humanos y para despertar y estimular nuestra naturaleza emotiva. Nos ayudaran a desenvolver intensos sentimientos psíquicos, como también emocionales. Suya es la energía de la creación, el nacimiento, la intuición y la imaginación creativa. (…).
Nuestro elemental de agua personal también nos ayuda a mantener un funcionamiento controlado de los fluidos corporales (…). Un lazo pobre con nuestra ondina personal y otros seres del reino acuático nos puede ocasionar trastornos psicológicos, emocionales e incluso físicos. (…) Una falta de simpatía, empatía y pasiones generales por la vida (…).
Por otro lado, demasiada conexión con los elementales y espíritus de agua nos puede anegar con emociones y sentimientos contradictorios. (…) Nos puede llevar a estar absortos en nosotros mismos con una imaginación pronunciada e incluso comportamientos extremos. Nos puede volver compulsivamente apasionados. Puede generar una sensualidad excesiva, un temor abrumador y hermetismo. Podrías pasar todo tu tiempo anhelando y expresando emociones, en lugar de actuar, y aparecerá un intenso sentido de vulnerabilidad.
A través de nuestra ondina personal, podemos entrar en contacto con nuestros sentimientos y profundas emociones. Nos puede ayudar a despertar a la unidad de la creación. Estimula nuestras capacidades de nutrición y nos abre el estanque emocional donde podemos encontrar compasión curativa e intuición. A causa de su naturaleza fluida, la ondina se controla mejor a través de la firmeza.”

Sílfides

“No todas las sílfides restringen su trabajo y vida al aire. Muchas de ellas poseen una inteligencia elevada. Se asigna una sílfide a cada humano durante toda la vida. Esta sílfide nos ayuda a mantener el cuerpo mental y su desarrollo. Así, nuestros pensamientos –buenos o malos- son lo que más les afecta. Ayudan a estimular nuevo conocimiento e inspiración. Trabajan para limpiar y elevar nuestros pensamientos e inteligencia. Nos asisten en la utilización de lo intuitivo y lo racional de forma conjunta.
(…) Un contacto excesivo con los espíritus o elementales del aire podría ocasionar una mente hiperactiva que debe ser controlada y guiada. Se puede manifestar como una parálisis de voluntad (un excesivo análisis). También puede activar demasiado el sistema nervioso, infundiendo una necesidad de cambio frecuente, o manifestándose en varias formas de excentricidad.(…) Podría mostrarse como un desapego de las actividades físicas y mundanas de la vida.
Una falta de contacto con los seres de este reino, incluyendo nuestra sílfide personal, podría manifestarse con percepciones limitadas y una falta de sentido común. Podrías verte involucrado continuamente en actividades y sentimientos y sin embargo no ser capaz de reflejarlos en la vida. (…)
Las sílfides traen inspiración, y afectan poderosamente nuestras facultades mentales. Aprender a contactar con nuestra sílfide personal nos facilitará la asimilación de conocimiento nuevo. Nos puede ayudar a expandir nuestra sabiduría. (…) Nos ayudarán a coordinar nuestras percepciones y a expresarlas. Pueden estimular el equilibrio mental, la libertad y la curiosidad. Nuestra sílfide personal se controla a través de la constancia. (…) Esto significa que hacemos y llevamos a cabo compromisos con resolución.”

Salamandras

“Las salamandras se encuentran en todas partes. No se puede encender un fuego sin su ayuda. No existe el calor sin ellas (…).
Las salamandras evocan poderosos flujos emocionales en los humanos. También estimulan los fuegos del idealismo y la percepción espiritual. Su energía posibilita la destrucción de lo antiguo y la construcción de lo nuevo, ya que el fuego es tanto destructivo como creativo en su expresión.
(…) Pueden ser muy efectivas en trabajos curativos ayudando a desintoxicar el cuerpo, especialmente en situaciones críticas. Deben utilizarse con cautela en tales ocasiones, ya que sus energías son dinámicas y difíciles de controlar. (…) Los elementales del fuego trabajan para mantener nuestro cuerpo espiritual. Estimulan el flujo de energía radiante en él para que luego pase al físico. Estimulan la espiritualidad elevada, la fe y el entusiasmo.
(…) Un buen contacto con nuestra salamandra personal estimulará la vitalidad y la lealtad. Nos ayudará a tener más voluntad propia y ser más asertivos. También fomentará fuertes flujos espirituales. Estimulará un nuevo sentido del orgullo y dramatismo en la vida. Las aspiraciones permanecerán firmes.
Un contacto deficiente con tu elemental de fuego podría revelarse como una falta de espiritualidad. Esto se manifestará como una desconfianza en la vida, falta de fe y creciente pesimismo.
Un contacto demasiado intenso con este elemental podría ocasionar una falta de autocontrol y sensibilidad. Habrá un creciente sentimiento de inquietud e hiperactividad que llevaría a que el ser se extinga.
(…) De todos los elementales, las salamandras son las más difíciles a la hora de comprender y sintonizar con ellas. Se las controla mejor a través de la placidez. Podemos controlar mejor nuestros fuegos internos a través de una satisfacción tranquila y plácida. Esto significaría aceptar la vida tal cual es aquí y ahora. “

Fragmentos, Robert Wall Newhouse, Magia y fuego.

Fuente: NEWHOUSE, Robert Wall ; “El poder de las velas”, Editorial Edicomunicación, Barcelona,1993.

Pag. 9-10

“(…) Las cosas se suceden una detrás de otra sin un orden aparente. Las circunstancias parecen ser las dueñas de la situación. Cada paso que damos hacia delante puede ser una promesa de esperanza o una amenaza desesperanzadora. De cualquier manera, cada paso que damos es un paso hacia lo desconocido, hacia las sombras de un futuro incierto, de un tiempo que está por venir y del cual no sabemos apenas nada.
La vida (moderna o antigua) nos ha llevado a tener más inclinaciones que deseos, más imitaciones que verdaderas ganas de realizarnos personalmente.
Cada deseo verdadero es como una vela que encendemos a lo largo de ese camino en penumbras que hemos de recorrer, y la luz de esas velas arquetípicas es lo que le da fuerza y sentido a la vida, y sobre todo a nuestra propia existencia.
(…)
Si todo estuviera a oscuras, el sendero de la existencia sería invisible. Si todo estuviera iluminado, sin contrastes de sombras y oscuridad, el sendero también permanecería escondido.
Es necesario, por tanto, que nuestro camino esté formado de luces y sombras, de iluminación y penumbras.
(…)
Sí, efectivamente todo son analogías, puntos y referencias comunes que nos hablan de algo difícil de definir con palabras. Un ritual no es más que una catarsis que nos permite expresar los sentimientos, las sensaciones, la espiritualidad y todos esos conceptos que llevamos dentro, pero que nos es difícil manifestar de una forma clara y congruente.”

Libro de Sombras Gardneriano

Se trata de la traducción del material disponible en francés del Cercle de l’Étoile Argentée.
http://www.mediumdirect.com/Bos.html 

Algunos años después encontré lo que supuse la traducción original organizada en otro orden y más extensa, del inglés al francés, de Cédric Lelièvre (1999). Los fragmentos que traducí de esta fuente van al final. http://la.sphere.free.fr/leliberumbrarumgardnerien.htm

ADVERTENCIA: Se trata de fragmentos de un Libro de Sombras al “viejo estilo”, es decir incluye prácticas tales como la flagelación ritual. Que nadie se asuste, pues. Esto es Wicca, aunque soy consciente de que a las “nuevas generaciones” puede resultar chocante. Vaelia.

Índice

Libro de Sombras

Introducción
Advertencia

I. Ritual de Obertura

1. Creed
2. Bendición del agua  y la sal
3. Evocación del círculo

II. Invocaciones     

1. Invocación a la Diosa
2. Carga de la Diosa
3. Invocación al Dios
4. Rune

III. Consagraciones

1. consagración  del vino
2. consagración de los panes
3. consagración del athame
4. consagración de los útiles  mágicos

IV.         Ritual de Cierre

V.          Rituales de Iniciación

1. Iniciación al primer grado
2. Iniciación al segundo grado
3. Iniciación al tercer grado

VI.        Otros Secretos

1.    Senderos de la magia
2.    El Poder
3.    Preparación correcta
4.    Danza de Reunión
5.    Gritos
6.    Cono del Poder
7.    Las pruebas del Arte mágico
8.    Clarividencia
9.    Abandonar el cuerpo
10.  Útiles mágicos
11.  Fabricación de la crema de unción
12.  Otros

Cuando la ficción supera el engaño

Cuando la ficción supera el engaño

El otro día veía un reportaje sobre Ray Bradbury (uno de los mejores autores de ciencia-ficción – a mi gusto, el mejor-) y Ray Harryhausen ( responsable de los efectos especiales de películas como “Jason y los Argonautas” o “Furia de Titanes”). Se conocieron en su juventud y se prometieron amistad por siempre, y eterno amor a los dinosaurios. Han dedicado toda su vida a las ficciones, literarias y animadas respectivamente; definen la fantasía como convertir algo real en algo irreal.

Algo que Coelho parece hacer muy bien; pero de un modo deshonesto.

Todos los que hemos leído Brida, podríamos subrayar los parágrafos que nos recuerdan vagamente a la Wicca, que él identifica con la supuesta “Tradición de la Luna”.  Igual pasa con la “Tradición del Sol” y el resto de tradiciones de carácter solar que todos conocemos.

Y no hay más, es que no hay más que rascar, ni más que extraer. Tradiciones de la Luna y del Sol las hay a miles, desde que el humano es humano. Si ni siquiera les da un nombre específico ¡Cualquiera diría que se trate de un descubrimiento!

Para no gustarme, he leído bastante de Coelho, El Alquimista, Brida, El Peregrino, incluso A Orillas del Río Piedra me Senté y Lloré. Y me parece increíble que con la información que corre por el mundo la gente se vaya a fijar en lo que dice Coelho, quien – permitiéndome el juicio- ni siquiera tiene un auténtico valor literario (a comparar con Clarissa Pinkola Estés, con Gibran Khalil, con el mismo Bradbury). 

Sin embargo, creo que el secreto del éxito de Coelho está en su capacidad para crear expectativas (que no pasan de eso, por cierto), en un don especial para el marketing personal, esa imagen de:

“Soy un humilde, (pero grandioso) maestro que se acerca sus conocimientos (exclusivos) a las personas corrientes (al vulgo ignorante), y lo haré de forma velada (que no se acabe de entender nada) simbólica y bella ( que suene bonito) para no traicionar los secretos de mi tradición (para que no se descubra el timo), pero no importa, porque este es el lenguaje que entiende el corazón del humano universal (algo que cualquiera pueda asumir sin esfuerzo, aumentará las ventas). Es mi misión ser tremendamente generoso (y quiero vivir del cuento y que encima me lo agradezcan).”

Pero lo peor de Coelho es que se haga pasar por iniciado del tipo ceremonial, dado que para éstos el respeto hacia lo que es más grande que ellos, es una regla fundamental e ineludible; ahí se diferencia al farsante del auténtico. Ahí es donde se delata, y dónde está el crimen, el insulto, a otras tradiciones, no sólo la Wicca.

(…)

La conclusión es que las personas que hacen ficción “en serio”, toman cosas reales y las hacen irreales, y con ello pueden abrir puertas, inspirar, transmitir un mensaje valioso. Es el caso de Bradbury y Harryhausen, de muchos autores de cómics, creadores de juegos de rol, que realizan un trabajo sin delirios de grandeza, buscando reflejar lo importante de la persona, animándola en su evolución.

Hay otros autores que han tenido que emplear la ficción, por no poder abordar directamente los temas que querían tratar, pero han mantenido la esencia de su mensaje… y han transmitido su legado de un modo velado, pero claro.

Y luego los  hay del tipo Coelho. Los que transforman la realidad en irrealidad al no tener claro cuál es el verdadero mensaje de la realidad que trata de reflejar, y, por tanto, desvirtuándola. Es remover el charco para que no se vea que no tiene fondo. Es esta fantasía, esta falsificación, todo lo contrario de las anteriores; no abre puertas, sino que las cierra. Convierte lo que es posible a través del esfuerzo, en un sueño inalcanzable; sesgando las marcas del sendero, confundiendo las indicaciones que llevan a buen puerto. No basta con justificarlo diciendo que “sólo es una novela”. Incluso en las novelas hay calidades, y lo de Coelho es un dudoso entretenimiento, mucho hablar para no decir prácticamente nada, en el mejor de los casos.

Pero cada uno… se queda con lo que mejor le conviene.

Vaelia Bjalfi, Julio 2005
Publicado en Foros Blue Moonlight

Ahora es más difícil ser pagano

Ahora es más difícil

(…) En cierto modo, todos interpretamos varios papeles a lo largo de nuestra vida, tenemos personajes especializados para cada una de las tareas importantes; el individuo tiene varias facetas. El problema es cuando estos aspectos de uno mismo, no están conectados de algún modo coherente entre sí, cuando pierden el contacto con la realidad de nuestro ser.

Podemos pasar muchos años interpretando los papeles que nos ofrezcan, pero cuando se acaben los papeles, cuando por cualquier motivo nos veamos aislados del gran cásting del mundo y no quede más que la vida desnuda observándose en el espejo de la interiorización;  entonces será difícil hacerse cargo de ella; y trataremos de olvidar la “aterradora” visión interpretando el papel que el “abstracto circundante” (porque la idea de sociedad nunca suele referirse a personas que conocemos)  tenga destinada para nosotros.

Debemos ser conscientes del medio en el que vivimos, el medio que no está formado sólo por condiciones materiales, sino también por cúmulos de ideas y órdenes de valores, que tal vez en sí mismos no sean nada, pero resultan capaces de movernos, de actuar a través de nosotros.

Estas ideas, no son inocentes. Como el virus, buscan la manera de infiltrarse, y son capaces de mutar para este propósito. Es relativamente fácil insertar una idea en un contexto que teóricamente proclama lo contrario, como inyectar veneno en la manzana de mejor color, aroma y textura. Todos los textos, los discursos, toda la creación y forma de comunicación humana lleva la carga, buena o perniciosa, de sus hacedores. De ahí la importancia de aprender a leer entre líneas, de ver más allá de lo expuesto, de infiltrarse hacia el origen y el propósito que llevó a publicar esas líneas, o componer esa música, o crear ese arte.

La importancia de aprender a leer entre líneas no reside en la capacidad de desvelar misterios ocultos, sino en ser capaz de analizar que elementos del discurso son acordes con lo que queremos en nuestra vida, y cuáles deben ser rechazados por lo contrario. Al mismo tiempo que una obra conserva la carga inicial de su autor, también puede ser liberada de la misma mediante nuestra interpretación.

Y esto, que en la mayoría de casos – no vamos a negarlo- sirve para que palabras que decían algo se conviertan en vacío, también puede ser el modo de hacer que el frívolo vacío con el que fueron elaboradas, se llene de significado. Por ello las palabras, o las ideas mismas por ellas solas, no bastan; y todo depende de la elección de la persona, de lo que ésta hace realmente con su vida.

Hace un tiempo yo aún creía que en el ámbito del paganismo las cosas habían sido más difíciles antes de que de pusiera de moda y se le diera tanta publicidad, y creía que por eso mismo la selección de individuos era mayor. Pero me doy cuenta de que en realidad es todo lo contrario; ahora es realmente más difícil ser pagano, porque tienes una amplísima gama de senderos que no conducen a ningún lugar en los que perderte. Una amplísima gama de rostros sonrientes o serios según la ocasión (recordemos que los virus mutan)  que te indicarán por dónde puedes seguir, conduciéndote a la trampa.

Mientras que antes de todo esto, eras tu mismo quien te acompañaba,  quien pesaba las cosas en la balanza, desvinculado del juicio o del consejo ajeno. Era una historia de búsqueda de uno, hacia uno mismo, por todo aquello en lo que creía y a lo que no quería renunciar; puede que alguien quisiera aparte del camino, pero lo hacía de un modo directo, mostrando un camino tan diferente en el que de ningún modo podías encajar, entonces tomar decisiones era fácil, porque resultaba más simple. Ante la adversidad, ante el peligro manifiesto, las personas que no se rinden de entrada dan lo mejor de sí mismas.

Pero si quieres anular a alguien, basta con ser sutil, y que crea que hace lo que hace por su propia voluntad. Ahora todos quieren *ayudar* de repente, todos quieren ponerte su granito de arena, o más bien inculcarte el “chip” que te haga responder a sus propias necesidades o deseos. Y se corre el riesgo de convertirse en poco más que un vehículo, más o menos adornado con ideas o imágenes adecuadas a sus expectativas de proyección social, al modo en cómo quiere que los demás le vean.

Y esto ha existido en todo tiempo y lugar, desde la vida común y corriente, hasta  la más respetable orden esotérica, así que no resulta ninguna novedad; simplemente la soledad a la que estaban forzados los paganos hace algunas décadas tenía la parte positiva de no exponerlos a este teatro de un modo tan continuo como ahora lo están las generaciones que siguieron. La única brújula que puede ayudarnos en este tránsito, es la conexión con aquello que queremos en nuestra vida, el único modo real de avanzar es consolidar a nuestro propio camino a cada paso.

Vaelia Bjalfi, Febrero 2006
Publicado en Foros Blue Moonlight

El “Merchandising Brujeril”

El “Merchandising Brujeril”

Sí, de unos años a esta parte, la “magia” está innegablemente de “moda”. Hace 7 u 8 años aún corría la creencia de que la magia era algo negativo, ( incluso la positiva, tenía un halo de prohibición), y ahora hasta la sección infantil de las librerías está plagada de brujas adorables.

Creo que en este proceso la Wicca ha salido especialmente perjudicada,  ya que hoy es palabra de uso común que en el lenguaje al uso sirve para calificar cualquier tipo de prácticas en conexión con una naturaleza literalmente imaginada, cualquier grupúsculo de personas vitalmente neutralizadas en pos de una dudosa iluminación, y unas esperanzas mágicas que descuidan que lo importante es la realización.

Todo lo cual es una verdadera lástima, porque aún contando con pocos lustros de tradición, la Wicca (los orígenes Gardnerianos), daba bastante más de sí. Y creo, que el merchandising brujeril de hoy día, ha apresado especialmente a la Wicca, porque la Wicca trató de presentarse al mundo como algo tremendamente amable, inocente y sencillo, en la onda de la New Age ( la Wicca Estándar).  Y el mundo, que es como es, lo tomó como algo bueno, bonito, y, sobretodo, fácil: y lo usó como un revitalizante para sus negocios.

Tampoco es plan de ponerse como Jesús con los mercaderes del Templo. Sencillamente unos venden lo que otros compran; y si no nos gusta lo que venden, no compramos, y ya. Es una elección personal, y no es plan de cohibir las elecciones ajenas.

Sabemos que la palabra “Wicca” se usa mal en un alto porcentaje de los casos; al final, creo que la mejor opción es ignorarlo completamente. Esto no le sucede sólo a la Wicca, le sucede a cualquier rama del paganismo, a cualquier escuela de conocimiento, en cualquier religión o incluso especialización de conocimiento; desde el mismo momento de su creación o aparición, ya que la diferencia la hacen las personas. 

Por eso no es de extrañar que dos personas que se consideran Wicca, o dos observadores externos, den una definiciones contradictorias sobre el mismo tema. Y por eso mismo, por lo que tiene de lógico, creo que tampoco debería ofendernos ni preocuparnos.

Mal vamos si tratamos de definirnos, como personas,  bajo una etiqueta, y si desperdiciamos nuestra energía vital en explicar lo que somos a cualquiera que se asome o que nos crucemos por la calle; porque lo que somos ya se ve, no sólo en nuestras palabras, sino a través de ellas, en la misma manera de hablar, en la expresión de nuestro rostro, en nuestros gestos y, sobretodo, en nuestros actos.

Así nos reconocen los seguidores de otras tradiciones, dentro y fuera del paganismo, como iguales, cuando nos encontramos con ellos en el sendero de la búsqueda. Sobran las definiciones, las aclaraciones.

Hoy vivimos rodeados de merchandising-brujeril-pseudo-pagano, como manda la costumbre de nuestro espacio y tiempo, tenemos un amplio surtido a nuestro alcance ( o al menos cerca) de series de Tv, películas, libros, cómics, muñecos, ornamentos, y música en esta línea… Algunos de estos productos son basura, otros están vacíos,  otros tienen algún valor, y habrá algunos que sean realmente valiosos. Cada uno escoge con qué se queda.

Por supuesto los que llevan más tiempo de rodaje pueden aconsejar, pero no hay que desvivirse por tal causa. No hay que olvidar que el criterio de la persona se forja a base de experiencias; y que hay personas que más que no tener experiencia, es que ya escogieron quedarse con lo menos valioso.

Vaelia Bjalfi, Julio 2006
Publicado en Foros Blue Moonlight

Brujería de Cocina

Brujería de Cocina

“Estos dioses, alojados en el corazón de los bosques, en las aguas profundas, no podían ser expulsados (…) ¿Dónde están? ¿En el desierto, en la landa, en el bosque? Sí, pero  especialmente en el hogar. Se mantienen en lo más íntimo de las costumbres domésticas. La mujer los cuida y esconde en el armario e incluso en la cama, y aquí tienen lo mejor del mundo (mejor que el templo): el hogar.”

J.Michelet. La bruja. Un estudio sobre las supersticiones en la Edad Media.

Desconozco ciertamente si existe, o ha existido alguna vez en realidad una tradición que recibiera ese nombre. Lo que sí se es que hoy día evoca títulos como “Magia Casera Superfácil”; lo cual, además de incierto pudiera ser ofensivo, en el caso en que la bruja se aburriera y decidiera dejar ofenderse por algo así… La brujería “de cocina”, a mi entender, posee dos clases muy diferentes de detractores; por un lado, aquellas que la consideran algo “bajo”, por su sencillo instrumental y ritual y su resistente capacidad de adaptación a diferentes credos y doctrinas, incluso su posibilidad de permanecer independiente a éstos. Por otro, la caterva de nuevas generaciones afines a la “magia”, que ven en esta sencillez e independencia un modo rápido y fácil de conseguir sus objetivos. 

Pero la brujería puede ser muchas cosas, excepto algo rápido y fácil y simple… como a primera vista resulta atractivo creer. Hemos hecho un repaso rápido a sus principales características; no hay dogmas ni cuerpo teórico tras sus prácticas de estructura sencilla, sus objetivos se caracterizan por ser mundanos ( “nada de elevarse a la divinidad sino es para que nos eche una mano”) y el conjunto de herramientas e ingredientes puede recogerse del propio hogar y sus entornos ( aunque hoy día vivamos en un entorno hiperindustrializado con el ascenso de la New Age, entre otros fenómenos, nuestras calles están plagadas de herboristerías).

Sin embargo, tras estos aspectos formales, subyace otro tipo de contenidos más sutiles, de insondable profundidad, que siguen filtrándose de generación en generación, tal cómo decía Rilke, como si de un sobre cerrado se tratara, que, por ello, no han podido perderse aún completamente.

Tal vez, remontándonos hasta la época subactual en nuestra maltrecha cultura occidental, podamos vislumbrar algo del genuino valor de esta “brujería de cocina”. Retrocedamos, entonces, hasta el momento en que las mujeres y los hombres aún eran conscientes de su dependencia del fruto de la tierra y el mar, y de la fragilidad de sus vidas. Pensemos sin idealizaciones en una sociedad, no tan lejana en el tiempo, y encontraremos una población fustigada cíclicamente por la amenaza de hambre y enfermedades. Lo cierto es que la frase “cualquier tiempo pasado fue mejor” es otra de esas reticentes fantasías contemporáneas.      No se trata tan sólo de que una variación climática pudiera dar al traste con la cosecha, provocando malnutrición, lo cual desembocaba en una deficiencia inmunológica que dejaba a las puertas de la muerte, a quienes no había empujado a cruzarlas. Factores como las guerras públicas y privadas, la inapropiada gestión de las tierras, la mengua o el incremento excesivos en el núcleo familiar podían traer las mismas consecuencias. Esto, por hablar de lo más dramático del contexto, en el que florecía la brujería como lo ha venido haciendo desde el origen de los tiempos. Cuando el ser humano es tan consciente de estar situado en la frontera entre la vida y la muerte, nada de lo que pueda permitirse hacer, creer o sentir, puede considerarse una frivolidad. Incluso los momentos de evasión constituyen una necesidad fundamental para soportar la presión de este entorno.

El núcleo de la existencia era la familia, una familia sempiternamente condicionada por el seno de la comunidad. Entenderemos, entonces, no sólo la importancia de la buena marcha de las cosechas y el ganado, no sólo la importancia de los medios adoptados, en tan precaria sanidad, para proteger a los seres queridos de la enfermedad; sino también del buen funcionamiento social; la concertación de matrimonios, el cuidado de las relaciones vecinales. Más allá de la visión romántica de la unión conyugal, debemos ver su función social. Nadie quiere entregar a sus hijos a una unión desdichada, luego, cuando no queda más opción que saltar sobre la que hubiera sido su elección, cabe intentar que se intente suavizar las consecuencias… Un buen ejemplo de esta magia matrimonial y familiar  lo encontramos en el compendio de R.Buckland “Magia Gitana Amorosa” -por más que, por no mudar en la costumbre, el título siga siendo terriblemente desafortunado-.

La brujería, presente a cada instante de estas existencias, se debe llevar a cabo de forma cada vez más discreta a medida que nos alejamos de los primeros siglos de la Edad Media (que no es ni mucho menos tan oscura como se nos ha querido presentar). Aquellos practicantes no tienen oportunidad de levantar templos de piedra o consagrar el muestrario oficial de herramientas. Y tampoco les hace falta; son conscientes de lo trascendental de su trabajo, de la absoluta necesidad de sus peticiones u objetivos. Y si no hay Dios que los asista, buscarán la colaboración de entes menores, o cualquier mediador benéfico. El credo de cada uno es lo de menos; algunas costumbres y maneras de hacer paganos sobrevivieron de este modo a través de los siglos, de un modo seguramente más honesto del que se le quiere atribuir al actual “neo-paganismo”, en el que si bien se recupera cierta estética, se olvida el fondo… en el supuesto renacimiento de un culto a la Tierra y a la Vida, éstas se dejan de lado para evocar de un modo insaciable más y más idealizaciones. 

La brujería, capaz de sobrevivir de un modo adaptable y cambiante, permanece fiel a su esencia y sus practicantes son, ante todo, conscientes de su realidad física, y sensatos. Y es que la brujería no es sólo magia, sino, como diría Ceravieja, “Cabezología”; esto es, entender los hilos que mueven el mundo y las personas, y lograr los objetivos con el menor gasto de energía posible, hacer las cosas “como si no hiciéramos nada”, evitar los problemas, saberlos ver antes de que se produzcan y ahorrar nuestros esfuerzos para cuando sean necesarios, en lugar de desgastarlos buscando explosiones de fuegos multicolor y demás grandes proezas.

Curioso, tal vez, que esta magia “baja” y popular comparta, en ciertos aspectos, la filosofía expuesta por el maestro Sun Tzu en “El Arte de la Guerra”.

La brujería no es un atajo – en la Magia no hay atajos! – y sería absurdo considerar que en ella no existe la conciencia de que toda acción tiene un precio, lo cual ha venido a adornarse con la famosa “ley del retorno”. Sucede, sin embargo, que las mujeres y los hombres dignos de recibir ese nombre, esos seres de tierra y agua, animados por el fuego del espíritu y el aliento vital, sobreviven a las parálisis de actuación, arriesgan por aquello que creen de valor, y sacrifican parte de sí en la consecución de sus voluntades.

Por esto mismo, por más que ningún practicante de brujería tome en serio cantinelas como el tristemente célebre “no hagas daño a nadie” tampoco andará coleccionando muñequitas claveteadas con alfileres en el sótano de su casa. No es práctico, no vale la pena. Tan simple como eso, ante el temor infantil del castigo divino, la brujería evalúa los pros y los contras, y saca su conclusión.  Evidentemente puede haber casos de personas enfermas, o víctimas de su emoción, pero eso no puede ser atribuido a la rama de Magia que elijan, sino al modo de actuar de cada individuo.

¿Desterramos, entonces, la sacralizad del ámbito de la brujería? Esa tampoco es una opción demasiado acertada. El templo de la brujería está en su naturaleza, en el hogar, en las cocinas… ¿Y qué es, en última instancia, la cocina? Es el lugar dónde los alimentos son transmutados para hacerse aptos al consumo, la lumbre que reúne a las familias; en su luz y protección se halla el origen del hogar, desde que el ser humano puede considerarse como tal… Entonces, ¿qué tiene que envidiar a un laboratorio alquímico, a una de las hogueras de la celebración del Equinoccio, a un imponente santuario?

De igual modo, el que la brujería no conlleve un credo específico no tiene nada que ver con que sus practicantes no lleven en sí una ardiente espiritualidad. Sería difícil, teniendo en cuenta las condiciones en las que se desarrolla la brujería, que sus gentes no se interroguen mirando las estrellas en lo alto de los cielos. A pesar de los libros de texto que nos hablan de una población subyugada al poder de la iglesia cristiana, no debemos olvidar que la espiritualidad es, en última instancia, algo individual. Por ejemplo, para ser justos deberíamos decir que, durante el proceso de cristianización,  el resultado fue una paganización del cristianismo…

Así, la brujería de todos los tiempos, aquella que ha llegado a nuestros días sin pretensiones narcisistas, ha ido formado en cada época y persona su espiritualidad, fuerte y sabia; tan variada en elementos como coherente en su combinación; como un hermoso y útil edredón de patchwork.

La brujería de cocina es probablemente el legado más valioso que el paganismo actual pueda conservar, pues cuando cambian los nombres y se derrumban los templos, ella sigue allí, impertérrita, generosa en su numen y dispuesta, como Sophía, a alimentar a todos sus hijos.

No, la brujería de cocina no es hacer conjuros con el congelador y el microondas, por más que Ravenwolf y compañía quisieran hacérnoslo creer así para… ¿incrementar sus ventas?

Vaelia Bjalfi, Mayo 2003

Fragmentos, Sybil Leek, Cómo ha de ser una bruja

Sybil Leek, Arte completo de la brujería, Ed. Edicomunicación, Barcelona, 1990.

Pág. 125-127   

“ Cómo ha de ser una bruja.
(…) Primero: Saber lo que se hace y evitar lo que no debe hacerse. Una bruja no debe dejar incompleta la obra que se ha propuesto acabar, ni dejarse llevar por contratiempos que esté en su mano eludir.

Segundo: Por lo que afecta a sus afectos y aversiones, debe trazarse una norma de conducta manteniendo siempre el equilibrio debido, absteniéndose de hacer cosa alguna sin previa y cuidadosa meditación.

Tercero: Debe ponerse a salvo de todo error o aprensión, estar segura de sí misma tanto en su vida íntima como en sus relaciones con los demás.

El primero de estos principios se refiere de una manera especial a las pasiones, impulsos que se desatan por causa de nuestro fracaso en obtener o impedir alguna cosa. Este fracaso nos produce trastorno, dolor, lo que llamamos infortunio, y consecuencia de éste son los lamentos, la envidia, los celos y otros desórdenes que nos ofuscan la razón (…).

El segundo principio de esta filosofía se refiere al logro de un equilibrio con relación a lo antes expuesto. Nadie pretende que sea una tan insensible a las pasiones como una estatua. Todo consiste en saber dominarlas y encauzarlas, guardando siempre el necesario equilibrio en nuestros deseos y aversiones.

El tercer principio se aplica mayormente a las aspirantes y al género de vida que estas deben seguir. La aspirante a bruja, que no se haga ilusiones al abordar por vez primera las ciencias ocultas. Si salen a su encuentro los ritos alucinantes del satanismo, vuduismo y otras manifestaciones del mismo cariz; si ella misma se cree un ser superdotado, omnipotente como un Dios, entonces resultará que es víctima de un espejismo, de una falsa ilusión. Tendrá que desandar y reemprender el camino. Si por otra parte, su forma de vida la trae preocupada, inquieta, temerosa como en las pesadillas, y le asusta la perspectiva de verse sola o ser motivo de risa para los demás, debe volver igualmente al punto de partida. (…) Antes que nada debe aprender a confiar en sí misma, pero esa confianza no debe fundamentarse en falsas premisas. Es el escollo en el que muchas aspirantes tropiezan, creyendo que se trata de algo superior a sus fuerzas. (…)”

Pág.130-131

“ (…) Por consiguiente, dejemos a cada cuál que siga su camino. Es mejor desempeñar bien el papel de un ama de casa,, sembrando amor y bienestar en el seno de una familia, que forjarse la ilusión de ser una estrella de cine sin antes conocer los sinsabores que cubren la ruta de la cumbre hacia el estrellato. (…) El caso es que cada una siga la ruta por ella escogida, sin envidia ni pesar en el corazón. Ahora bien, si tú dejas la cocina por convertirte en una “super-star”, no protestes ni llores después porque no aciertas a moverte en un supermercado o porque la comida no te sale a tu gusto, cuando todo iba sobre ruedas en aquella existencia tan sencilla, tan libre de complicaciones, de la cuál te esforzaste tú en escapar. (…) Cada una tiene su magia especial. El secreto consiste en usarla de forma que, en cualquier esfera en que ella se encuentre, no deje de llevarla consigo… (…)”

Pág.53

“ Una de las trampas más temibles en que puede caer la aprendiza de bruja es la supuesta liberación de responsabilidades. He tenido la desgracia de conocer personas que llevan esta creencia a extremos indecibles. El mal estriba en el hecho de que estas personas se han puesto a meditar sin haberse desprendido previamente de ciertos errores y prejuicios. Yo conocí a una madre joven, estudiante de brujería. Cierto día decidió dedicarse exclusivamente a la meditación. Sus hijos, entretanto, vagaban de un lado a otro hambrientos y desatendidos. Y es que no debe existir incompatibilidad entre esa meditación y los deberes que nos imponen las circunstancias del mundo en que realmente vivimos. Si aquella joven madre hubiera sabido liberarse del engaño en el que vivía, en vez de pasarse la vida sentada, mirando con indiferencia una margarita, habría recibido la ayuda que realmente necesitaba, lo cuál habría redundado en la felicidad familiar.

Esta es otra razón por la cual estoy convencida de que no todos sirven para la brujería. Para aquellas personas que han querido estabilizar sus vidas no puede hacer  más que bien y ayudarles. En cambio, para los que persisten en ser emocionalmente inestables y no hacen nada por salir de su error, la brujería es realmente un peligro. Su inestabilidad puede orientarles hacia la magia negra, inducidos por las promesas y la impresión de poder que el mago negro suele emplear para atraerse simpatizantes. Hasta en el mismo seno de la Vieja Religión no faltan tipos – pocos por fortuna – que si no han derivado hacia el satanismo, tampoco saben servirse de la brujería blanca, y van sin rumbo ni guía aferrados temporalmente a cualquier culto o creencia mientras esté en boga. Y así se mezclan con personas sin escrúpulos que, sin tener valor para cometer crímenes, se encubren con el velo de la magia creyendo así estar inmunizados ante la ley y ante sus propias conciencias (…).”   

Fragmentos, Doreen Valiente, Acerca del aprendizaje mágico

DOREEN VALIENTE; Magia Natural, Equipo Difusor del Libro, S.L. Madrid. Editorial Humanitas, Barcelona, 1975.

(…) La magia no es antinatural, los filósofos ocultistas de la antigüedad nunca pensaron así en la magia. Para ellos funciona precisamente gracias a las leyes de la naturaleza, no a pesar de ellas. Es algo que forma parte del Universo, por lo que no tiene NADA de sobrenatural o fuera de lo normal, en el sentido estricto de los términos. Todo se integra en el mundo natural, aunque una gran parte de éste permanece “oculto”, es decir, secreto.

Precisamente, el ocultista es alguien que se aventura en estos reinos ocultos en busca de sus secretos. No es un chiflado fanático que va por ahí vestido con ropas excéntricas para llamar la atención. Hay personas que se comportan así, y no hay duda de que a ellos les vale mucho la pena. (…) Sin embargo, en el pasado los ocultistas se preocuparon mucho más de hacer su trabajo en secreto que por llamar la atención.

(…)La magia está a nuestro alrededor, en las piedras, las flores, las estrellas, el viento al amanecer y las nubes del ocaso; todo lo que necesitamos es abrirnos para ver y entender.

Para convertirnos en magos NO necesitamos ingresar en fraternidades “secretas” de pomposos nombres, hacer juramentos terribles o pagar cuotas. Muy pocas fraternidades son auténticamente antiguas y son menos aún las que tienen auténticos secretos que impartir. Tampoco necesitas comprar ese montón de costosa parafernalia, como espadas ceremoniales, varitas mágicas…

(…) Mucha gente opina que el ocultismo, la brujería y la magia son peligrosos. Y LO SON, como lo es cruzar una carretera, pero no llegaremos muy lejos si nos dejamos vencer por el miedo. Podemos escoger entre lanzarnos de modo temerario o utilizar nuestro sentido común y hacerlo con cuidado: lo mismo ocurre con  la magia. (…) la magia puede usarse tanto para hacer el bien como el mal. Y desde luego que es sí, como la electricidad, la energía atómica, el poder de la televisión, de la prensa y, en realidad, cualquier tipo de poder.

(…) Muchos de los antiguos libros llamados grimorios, utilizados en secreto durante siglos, describen al lector los más elaborados requisitos para efectuar rituales mágicos. Hablan de espadas consagradas, pentáculos y demás, junto con inciensos raros, y fórmulas extrañas. No obstante, los grandes adeptos al Arte de la Magia, también han dejado claro que todas estas cosas no son sinó parafernalia externa. La verdadera magia se encuentra en la mente humana.

Cornelio Agripa, uno de los magos más famosos de la antigüedad, dice en uno de sus escritos: “A menos que un hombre nazca como mago y Dios le haya destinado desde el nacimiento para este oficio, de manera que los espíritus le asistan por voluntad propia –lo que les sucede a muy pocos- un hombre debe usar sólo de aquellas cosas aquí establecidas, o escritas en nuestros otros libros de filosofía oculta, como medio para concentrar la mente en el trabajo a realizar; porque está en el poder de la mente misma que los espíritus acudan o se marchen, realizando la magia, y todas las cosas en la naturaleza no son sino usos para inducir que la voluntad se concentre sobre el punto deseado”.

La mente constituye, pues, el principal instrumento de la magia. (…) antes de poder ejercerla debemos entender lo que es y lo que somos nosotros. Hemos visto que la magia es el poder de la mente, para bien o para mal, y que debemos mirar en el interior de la mente para descubrir los verdaderos instrumentos mágicos. El gran mandamiento de los Misterios Griegos, que proceden de los egipcios, era Gnoti se auton, “Conócete a ti mismo”.

(…) Mucha gente emprende el estudio del ocultismo porque quiere desarrollar poderes  psíquicos o mágicos, y para cambiar sus vidas. No hay nada de malo en ello, siempre que entiendan una cosa: la unica manera de cambiar realmente nuestra vida consiste en cambiar nosotros mismos.

Por mi parte, he conocido muchas personas cuya actitud hacia la magia se orienta exclusivamente a conseguir algún poderoso talismán que garantize todos sus deseos, -o que al menos les permita ganar los máximos beneficios en las apuestas deportivas- para poder así cambiar las cosas. Pero eso no va a ocurrir; seguiran siendo los mismos, perseguidos por los mismos problemas personales.

(…) Existe un antiguo refrán que dice: “el adepto no posee nada, pero lo puede usar todo”. Viene a decir que el adepto a la magia sabe que todo en este mundo se encuentra a su disposición, para usarlo. (…) el adepto deja de ser egoísta y codicioso, y al conocerse a sí  mismo en permanente comunicación con la Mente Cósmica, también deja de estar inseguro, pues las raíces del egoísmo y la ansiedad son los sentimientos inconscientes de la inseguridad y unicamente con una mente liberada será capaz de determinar aquello que necesita, desarrollando fuerza de voluntad, imaginación, concentración y fe.

(…) Cuando era joven, Mehmet (mago albanés), parecía ser tan escaso de talento que su padre se sintió incapaz de iniciarle, pensando que el joven nunca podría seguir su vocación. En cambio, el viejo chamán le dio a Mehmet un instructivo consejo: “Ten fe en todo aquello que intentas hacer, manténlo firmemente en tu mente y lo lograrás”. Le pidió a su hijo que siguiera practicando con constancia asegurándole que algún día descubriría que el poder se habría desarrollado y sería suyo. (Y así ocurrió).

(…) ¿Cúales son esos poderes de la mente que podemos despertar? (…) Mucho depende del sentido común de las personas y en la cantidad de tiempo que están dispuestos a dedicar a su objetivo. Hay una diferencia entre estar dispuestos a hacer algo y simplemente desearlo. Por ejemplo, ¿se pasaría usted una tarde meditando y estudiando, o no se resistiría a ver su programa favorito de televisión? ¿Prefiere comprar este libro que puede enseñarle algo valioso, o en cambio no puede dejar de gastarse el dinero en la última moda, o en tomat unas copas con los amigos?
Sólo uno mismo puede responder estas preguntas.

La experiencia de Enseñar, Edain McCoy

McCOY Edain, Inside a Witches Coven. Llewellyn Publications, MN. USA. 1999. (1ª ed. 1997).
Traducido por: Morwën

La experiencia de Enseñar. (pp 162-163)

La mayoría de los estudiantes que se dirigen al Clan Eireannach quieren formar parte de la Tradición Witta, y normalmente tienen ya una base en el terreno de la bujería. Estos estudiantes son serios, excelentes en sus estudios, y se convierten en miembros valiosos en nuestro trabajo. Otros pocos son nuevos en el Arte, y quieren aprender las bases de la Wicca. La mayoría de ellos son sinceros en sus esfuerzos para aprender y, después de haber estado con nosotros el tiempo necesario, se queden o se marchen, habrá gente que será afortunada de trabajar con ellos/as.

Luego están los otros… cada clase tiene sus niños problemáticos, no? Bueno, pues la brujería también.

Cualquiera de los que hayan estado en el Arte durante largo tiempo saben, que aprendes  a saber rápidamente quién será receptivo ante las enseñanzas y quién quiere solamente tocar tambores, cantar, y juguetear con algo de magia. Los miembros de este segundo grupo son los que normalmente se sienten atraídos por el “título” bruja/o. Aman lo misterioso que suena eso, aman sorprender a los demás, pretender que son mejores y diferentes; y los más importante aman ante todo, acumular poder personal. No están interesados en la Espiritualidad y son antagonistas a la autoridad de cualquier tipo. Y por el motivo  que te perciben  en un rol autoritario, serán antagonistas a cualquiera de tus explicaciones. A menudo te tratarán de loco al principio. Estos  tipos pretenden ir solos al principio, después de pocos meses, deciden (ellos mismos) que ya saben más que tú, y se van de malas maneras, a hacer la Diosa sabe que tonterías.

Aprender el Arte equivale a TRABAJO. Es necesario un esfuerzo y un ego que sea capaz de admitir que su mente no lo sabe todo, y que nunca lo sabrá todo. Muchos de los estudiantes del Arte, se marchan antes de la iniciación porque simplemente no quieren trabajar –por Nada.

Conocí a un individuo así en un círculo de estudio abierto. Una amiga mía, Inanna, estaba llevando a cabo este círculo y transformándolo en un círculo organizado de enseñanza. Este joven hombre había leído enteros tres libros sobre el arte (sí, oh, cuántos!) y estaba involucrado en su estudio hacía dos meses. Al acabar los dos meses, le dijo a Inanna que no había aprendido nada de ella, que ella no era una bruja real porque no iba desnuda, y que era una elitista por tener un círculo interior privado. También le dijo que no necesitava su jerarquía (y se trataba de un grupo totalmente igualitario!!), y que pensaba a ir a trabar con un grupo Gardneriano.
Inanna a duras penas se contuvo de no reirse en su propia cara. Los Gardnerianos tienen un sistema jerárquico estricto basado en diversos grados, y específicos ritos iniciatorios  por cada nivel. Su tradición también requiere que se sea iniciado por uno de los miembros de cierto grado para que seas consideradoun gardneriano. Después de que ese sujeto se fuera, he oído que hizo algunos intentos para conseguir empezar su propio Coven. No tengo ni idea de cómo hizo para que los advenedizos en su grupo lo considerasen un Alto Sacerdote Gardneriano.

Una vez tuve un estudiante, un joven llamado David, que empezó con mucho compromiso. Era relativamente nuevo en el Arte, peró había realizado mucho trabajo propio durante el año anterior. Siempre estoy encantada cuando mis estudiantes cuestionan (con educación) mis ideas, mis fuentes, y mi teología, porqué así aprenden a desenvolupar su propia perspectiva de la Brujería. Durante los meses siguientes empezé a notar que las preguntas de David adquirían cada vez un tono más ofensivo y hostil, y parecía que se resentía de cada proyecto de estudio que cada mes se le daba. Finalmente dejó el coven, diciendo que el Clan Eireannach esperaba y le exigía demasiado, y que no necesitava esas formalidades para ser un pagano. Anunció que se iba a buscar algunos “druidas amables” con los que trabajar.
Como a Inanna,  me costó mucho contener la risa. En los tiempos antiguos los druidas estudiaban intensamente durante 20 años para obtener el derecho a su estatus de iniciado en la comunidad celta. Los druidas modernos  no piden tanto, pero algunas órdenes conservan una guías rígidas y un programa de estudio serio. Entrar en una orden druídica seria normalmente pide más del año y un día tradicional en la mayoría de covens wiccas/paganos. Los nuevos druidas normalmente son muy bien educados en el tiempo que duran sus estudios iniciatorios. Y aunque no siempre esté de acuerdo con los puntos de vista druídicos, nunca he conocido a ningún druida (serio, de una orden, no hablo de los que se autodenominan a ellos mismos druidas) que no se hiciera respetar por su conocimiento de magia y mitología. No tengo ni idea de lo que pasó con David, pero en mi opinión, creo que siguió pensando que los druidas también esperaban y exigían demasiado de él.
En el extremo opuesto de la enseñanza,  es realmente en placer ver a alguien a quien ayudaste a crecer y aprender se convierte en un profesor del Arte. Tienes la satisfacción de ayudar a la Comunidad Pagana. Y si la relación profesor-alumno es la adecuada, cada uno de los dos saldrá del encuentro con más conocimientos de los que tenía cuando entró.

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