Sueños de mujer

Sueños de Mujer, Poesía Mapuche

Sueños de Mujer

Sueño que vengo naciendo

Desnuda de entre la nada,

Cobija sólo tengo

La neblina en la mañana.

Tenue me cubre, me inunda,

Y un rayo de sol se posa entre mi ropa soñada,

Y de mi cuello me pende

Un trozo de luna y plata.

Al mediodía me sueño con largo vestido blanco

Hecho de nube de octubre

¡ay, Dios! Y no he de mancharlo.

Y floto entre el infinito, Por no querer ensuciarlo.

Por la tarde ¡Dios bendito!

Sueño entre una llamarada

De nube de fuego y viento, De placer y tibieza.

¡Ay no me quiten la tarde,

ni mediodía ni noche,

si en madrugada despierto recordando algún dolor,

querré yo seguir soñando,

porque soñar es mejor.

* Faumelisa Febe Manquepillán Calfuleo es poeta de las palabras y del alma, desde niña se interesa por la cultura mapuche. Én esta sección destacamos su poema “Sueños de Mujer”, del libro homónimo “Zomo Pewma” en mapudungun.

Poemas nahuas

Lengua Náhuatl

La lengua náhuatl –conocida como mexica o mexicano– ocupa el primer lugar con respecto a las demás lenguas indígenas del país debido a su número de hablantes: existen alrededor de 2 millones 563 mil personas* distribuidas en los estados de San Luis Potosí, México, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Morelos, Veracruz, Guerrero, Oaxaca, el Distrito Federal y se han localizado pequeños grupos de hablantes en otros estados de la República. La lengua náhuatl se encuentra dentro del grupo Yutóazteca, y por sus características se divide en cuatro grupos: Este, Oeste, Norte y Central.

La literatura náhuatl se puede rastrear desde la época prehispánica con la poesía de Nezahualcóyotl. En la actualidad ha encontrado gran auge a través de la creación de una amplia gama de relatos que expresan realidades distintas, un simbolismo y una estética particular con una gran variedad de temas: la tierra, el amor, la madre naturaleza y la vida. Mitos, fábulas, cuentos, leyendas, y su poesía, giran en torno de un principio fundamental: la dualidad, con la que explican la diversidad existente en el cosmos, su orden y su movimiento.

* Según mapa “La Diversidad Cultural de México” sep, conaculta, octubre, 1998.

Ese hombre que todo lo puede
y que todo lo sabe,
nunca llegará;
porque vive en nosotros
se encuentra en nosotros,
camina con nosotros,
empieza a querer despertar,
aún duerme.

Ni tlakatl tlen nochi ueli
uan nochi kimati
axkemaj asikii
Pampa tonaya itskok
tonaya nemi;
penaya tla chia,
nojia kochtok

Natalio Hernández

Una hermosa mata de maíz

Ahora tu rostro anda junto a mí.
Ese bonito rostro.
Ese rostro tierno como una milpita cuando brota,
tu rostro es una milpita tierna,
tierna, tierna, tierna.
Porque cuando brota
quisieras estarla viendo
y acariciándola
y así yo quisiera
acariciar tu rostro,
ese rostro tierno,
porque es bonito como esa milpita
cuando está enterneciéndose y casi brotando.
Tú eres una milpita tierna
y bonita.

Miltzintli’ cualtzin

Aman mixco’ notech nemi’,
un mixco’ cualtzin,
un mixco’ celic quen ce miltzintli cuac ixua’,
mixco ce miltzintli’ celic.
Celic, celic, celic.
Pampa’ cuac ixua’
ticnequizquia’ tiquiztoz,
uan ticnenectoz
uan ihcon nicnequizquia’
nicnenectoz mixco’,
um mixco’ celic
pampa cualtzin quen un miltzintli’
cua celiztoc uan quemech ixuatoc
ce timiltzintli celic
uan cualtzin.

Alfredo Ramírez

Lengua Zapoteca

Dentro del estado de Oaxaca es la lengua indígena más utilizada, ya que cuenta con 785,000 hablantes *. Ocupa el tercer lugar dentro del país, sólo superada por el náhuatl y el maya. Los hablantes de la lengua zapoteca, autodenominados gente que proviene de las nubes, se ubican en cuatro distintas áreas geográficas y culturales: el Istmo de Tehuantepec, el Valle, la Sierra Norte o Juárez y el sur de la Sierra Madre Oriental de Oaxaca.

La lengua zapoteca –con más de siete variaciones dialectales en la entidad– reúne una vasta gama de relatos que expresan realidades sociales y culturales, así como un simbolismo y una creación estética particular, en donde abundan los temas míticos expresados tanto en fábulas como en ejemplos morales. Temas recurrentes en la literatura zapoteca son los astros y los elementos naturales.

*Según mapa “La Diversidad Cultural de México” sep, conaculta, octubre, 1998.

Los ríos no regresan,
las lágrimas tampoco.
Los ríos se van consumiendo
en el camino,
en la espesura, en los riegos,
en los sembradíos
y el mar abierto,
o simplemente los seca el tiempo.

Binhakbiá chét guyedll Ibi’chlloki,
ka’ yeo bill yabin nhák ke
Bál’ake, yeo’nhan ka’ yózen
Zéj llnhiten, chét biyabillen
Lo’ yix’kuan
Chét bi yechen tnhez, lo’nhis’tao
yalhanhe…
Yel’yachnhan muslhas llíw ga’tezé.

Mario Molina Cruz

Dios Creador

Amo y señor
que lo creaste todo:
las cosas sencillas y grandes.
El sol con sus rayos eternos,
la luna de sombras infinitas,
las estrellas, el cielo.
Hiciste los mares y los ríos,
las lagunas y los charcos.
Las montañas y las flores,
el venado y los peces,
los pájaros y la espuma,
el viento, el día, la luz,
las sombras, el alma.
El hombre débil y el tigre hábil,
el conejo astuto y el coyote necio.
Creaste la bondad y la maldad,
el triunfo y la derrota,
la alegría y la muerte,
la vida y el odio juntos.
Te amamos, Dios zapoteca:
el primero de las primeras edades.

Bidóo Bizáa

Bixhóoze dúu née rigóola
líi bizáa lúu guiráa níi:
cáa xhíixha zíizi née naróoba.
Gubíidxa née stúuxu quiráati,
béeu née cáahui quiráati,
béele guíi guibáa.
Bíinu cáa níisa dóo née guíigu,
níisa layúu dáagu née níisa píi.
Cáa dáani née guiée,
bidxíiña née bennda,
máani ripáapa née búupu,
bíi, dxíi, biáani,
bandáa, láadxi dóo.
Binni láaze née béedxe guéenda,
léempa néexhe náa née guéeu níidi.
Bizáa lúu guennda nacháahui née guennda xhíihui,
ráa dxíiba lúu náa née ráa bidíiñe,
guennda nayéeche née guennda gúuti,
guennda nabáani née guennda nanaláadxi náaca xcuáa.
Jnáadxi dúu líi Bidóo Záa:
náaca níiru cáa xníiru íiza.

Macario Matus Domínguez

la mama de los alacranes

Cuentos
La mamá de los alacranes

Muchos, muchísimos años han pasado, desde que los alacranes eran grandes y altos, parecidos a los toros que ya pueden trabajar en el campo. Su nombre era Meu’, porque mugía así: “meu’, meu’, meu’” … En ese entonces comían tierra y pasto.

De pronto ocurrió un temblor de tierra muy fuerte y sopló un gran viento que duraron siete días, derribaron al suelo a las aves en pleno vuelo; arrancaron desde la raíz árboles frondosos y pequeñas plantas. Las montañas se desgajaron y se descompuso el mundo.

Todo lo que había sobre la tierra fue aplastado por las piedras. El Meu’ vivía en la montaña, ésta era su casa, y allí fue aplastado; durante el temblor y el ventarrón le cayeron pesadas rocas.

Cuando la tierra recobró la calma, apareció el sol y alumbró su hermosura, el cielo se limpió. Los animales que salvaron la vida en las cuevas, poblaron nuevamente la tierra.

¿Y el Meu’? Pues con mucho cuidado juntó y pegó pedacitos de su cuerpo, con saliva que le había escurrido al suelo. Escogió los menos aplastados pero aún así: ¡qué pequeño y chato quedó su cuerpo!

A partir de entonces fue llamado Meu’ xu bi; porque Meu’ fue aplastado durante el xu temblor y bi, viento.

Ahora estos alacranes, desde pequeños, comen a la madre por miedo que ésta sea aplastada nuevamente en el próximo temblor y el fuerte viento que harán desaparecer nuestra tierra.

Y al darse cuenta de que alguien se mueve junto a ellos, los tiernos alacranes huyen y se esconden donde pueden; y de ser necesario, le clavan una espina; por tanto pavor que le tienen a los temblores y al viento.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

Jñaa meuxubi

Xtale, xtalepe’iza ma gudi’di’ dixi ca Meuxubi gucaca’ naro’ba ne nasaoo; rului’pe’ ti yuze runi dxiiña’ ra ñaa nga guca’ ca Meuxubi dxi qué. Meu nga biree láme , ti sicari’ ribidxiaame: “meu’, meu’, meu’…” Ca Meu’ la? , yu ne gui’xhi’ nga gudócame dxi qué. Bizacalú ti dxi, guca ti xu ne buaba ti bi yooxho’; bindaani’ bia’ gadxe gubidxa; bisabantaacani guira’ ca mani’ ripapa; biaaxha xcú guira ‘ xixe’ yaga naro’ba’ne nabiuxe. Bilate ca dani, binitulú guidxilayú, guira´ xixe’ ni nuu ndaani’ guidxilayú bixiá.

Meu’, cue’ dani nga guca’ lidxime. Ra guca’ xu que ne biaba bi que la? , biaba xtale guie dani luguiame, guche xqui’ me’.
Xhuncu Meu’, bigaachime xa’ na’ guie ne yu ni biaba que.

Dxi biaana dxí xu ne bi que, biree ti gubidxa ne bizaani’ sicarú guidxilayú, laaca bixale’ guiaba’, ni ti ndaa za bihuini dxi qué. Guira’ ca mani’ gunda bilá, biree guxooñeca’ ndaani’ luca’. Ngue runi gunda gule xtale mani’.

Meu’ la? Ti nada huiini’si ladi biaana, ti guchexqui’me’, biyubime ladime ne biquiidime laa ne nisa xhini xtime, ni biana layú. Nabé nataaba’pe’ ne nabiuxe biaana ladi Meu’ que. Yanaña? Ca Meuxubi huiini’ roca’ dxa Meu’ ni guxana laaca’, ti ra guiaba xti xu ne bi yooxho, ni gunitilú guidxilayúdi’, casi dxi qué la?, qui gache’ xqui’ jñaaca’me. Xhuncu guira’ca Meuxubi, yana ma rucachi luca’ ra ganda ne; ra gu’yaca’ caniibi tusa cue’ca’ la? Rutaabica laa ti guichi nabé naná, ti nabé xtale dxiibí nga napaca’ pa guizaaca’ xti xu ro’ ne guiaba xti bi yooxho’.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

La serpiente que se comio una flor roja

Cuentos
La serpiente que comió una flor roja

Se arrastraba la serpiente de un lugar a otro, hasta que descubrió un precioso jardín. Le encantaron mucho las flores que vio, pero en especial una flor roja que apenas abría sus tiernos pétalos.

Al verla con mayor cuidado, le gustó más, estaba tan perfumada que hasta olía como a barro mojado con la llovizna. Comió la rojísima flor, imaginando que saboreaba una fruta dulce.
¡Pobre serpiente! No se dio cuenta, en el momento, de que también tragó algunas hojas con todo y espinas. Éstas se le clavaron en la garganta.

Tuvo fuertes mareos y enloqueció.
Muy veloz se arrastró, se fue del lugar. Cruzó el monte, pasó por cerros, hasta topar con el mar.

Al día siguiente, sólo un pedazo de la serpiente flotaba sobre al mar; en esta parte de ella creció un pequeño árbol de espinas. Desde entonces se le cambió su nombre y fue bautizado como pez.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

Cuentos
Beenda’ gudo ti guie’ xiña’

Ziree chuuchi ti beenda’, yendá ra nuu xtale yaga guie’. Biuula’ dxi’me xtale guie’ ni bi’yame’. Xisi la? Ti guie’ xiña’, ni jma sicarú, cayele gasi, nga biuula’dxime stalepe’. Bidxagayaame ra bi’ya’ chaahui’me guie’ naxiña’ rini que, canda’ nazi sica yu cue’la’ birubagasi tuudxi nisa guie.

Gunaaze ti guela cahui laame ne binitime xquenda biaani’me.
¡Pobre serpiente! No se dio cuenta, en el momento, de que también tragó algunas hojas con todo y espinas. Éstas se le clavaron en la garganta.

Biree guxooñe’beenda’ que ze’, gudi’di’ lade gui’xhi’, gunaaze neza lu dani ne yenda ra nisado’.

Xti dxi, ti nada huiini’si beenda’ bihuini, caxubalahua’ lu nisado’. Ndaani’ ladime gundani ti yaga huiini’ naze guichí ladi, ne de dxi qué biree láme benda nisado’.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

la doncella que deseo vivir tantos años

Cuentos
La doncella que deseó vivir tantos años

Era una doncella hermosa, de cabellera larga y negra, como la niña de los ojos. De brazos y piernas macizas. Parecía que su cuerpo había sido hecho con el fruto del mamey.
Cada vez que cumplía años, se preocupaba tanto, porque envejecía más.
-¿Y ahora, qué haré? Cada día que pasa, me vuelvo vieja, se arruga mi cara. ¿Qué debo hacer para que el tiempo se detenga? – decía a solas.
Muy angustiada y triste era la vida de esta doncella. Había días en que dejaba de comer y otros de insomnio total.
El día en que cumplió veinte años, se paró frente al cielo, tapándose con un sol encendido. Desnuda se encontraba cuando se arrodillo en el suelo y prendió una vela de cebo; llorando reclamaba al horizonte.
-Sol, padre mío, si en verdad me quieres, deseo pedirte algo. Recibe esta vela de cebo y un poco de sal que guardo en la palma de mi mano. Te imploro que me dejes vivir muchos años en esta casa tierra –así decía la doncella, mientras tiraba al aire la sal, que le cayó encima.
Esto hacía cuando de pronto se oscureció el cielo. La doncella escuchó a un anciano hablar:
-Soy yo quien te habla… El sol envía conmigo su palabra…¿Por qué deseas vivir más años? ¿Acaso no comprendes que ya se tiene escrita la edad en que debe morir la gente
Buscó presurosa por dónde venía la voz de esa persona, sin descubrirla.
Pero no tuvo temor, también contestó:
-Sé que moriré un día.
-Ahora, respóndeme: ¿Cuántos años quieres vivir? -los ancianos de aquellos tiempos llegaron a vivir alrededor de cien años
-¿Quieres para ti ciento cincuenta años?-Interrogó el anciano.
– Tengo ansias por vivir trescientos años –dijo la doncella.
-¿Estás loca?¿Qué comerás?¿Si envejeces más años, dónde vivirás? Ya no caminarás bien. Ni siquiera de ropa podrás cambiarte, porque serás demasiado lenta.
-Todo esto que me dices ya lo pensé…¿Qué puedo hacer si quiero vivir muchos años?
-Si es éste tu deseo, se lo comunicaré al sol. Será él quien decida qué hacer.
Al poco rato se estremeció la tierra. Las doncella sufrió un desmayo y se desplomó al suelo…
Aún en estos días vemos a la tortuga caminar pequeños tramos, muy lenta. Pobrecita, carga su casa, en espera de que se cumplan trescientos años, para que por fin logre descansar en una tumba.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

Cuentos
Ba’ du’ dxaapa’ ni gucala’dxi’ gapa xtale iza

Ti ba’ du’ dxaapa’ dunabepe sicarú; ziuula’ ne nayaase’ lana guichaiquebe, zaqueca bezalúbe. Nadipa’ ti’xhi na’ ne ti’xhi ñee. Guidubi ladibe rului’pe’ bia’ neni guendaxunu. Dxi lanixpido’be’ la?, nabé ricá ¡quebe xtale xi gunibe ti nabepe’nga ma cayo’xho’be xtale.
– Yanaya’ xi gune’, guira’ dxi ridi’di’ cagola’ xtale, ma cacuuxhu’ lua’, xi ñanda ñune’ ti tidi’ chaahuidugá guenda nabaniri’ -rini’ stubibe.
Nabé nalugu’ ne nabana’ nga nabani gunaa huiini’ que. Nuu dxi ridi’di’ negasti’ qui ró ne nuu gueela’ ridxibi xpacanda’.
-Dxi bisaabe’ gande iza la?, dxipe’ lanixpido’be, bizuhuabe galaa bato’ guiba’, xa’na’ ti gubidxa cacágui. Xiee la ladibe bireebe, bizuxibibe layú ne bicaa guibe ti gui’ri’ za, bizulundabe cayuunabe ne cucaabe xtale ridxi xaiba’.
-gubidxa, bixhoze’ xtine’, pa dxandi’ nadxiilu’ naa la?, racala’ dxe guinaba lii xiixa. Gucuaa gui’ri’za ri’ ne tuudxi zidi nia’ xti chu naya’ri’ , xisi la? Canaba’ lii guindaa xtale iza guidxilayúdi’ -sicari’guni’ gunaa que, ne bukaa zidi que luguia’, laaca’ laani’ bilateni ladibe.
-Ndi’ cayunibe, málasi bicahui xaiba’. Binadiaga gunaa ri’ xtiidxa’ ti bini gola ni guni’:
-Naandi’ canie’ nia’ lii… Gubidxa biseendané naa xtiidxa’… Xiñee nga racala’dxilu’ cuezalu xtale iza ya’. Qui ganalú ma cá lu xqui’chibe panda iza nga guibani bini la? -guno’ diidxa’ que.
Biyubilú gunaaque paraa nga cani’ dxa miati’ que; qui ganda guidxelabe guiruti’, Xisi la? Qui nidxibibe; laaca bicabibe:
-Ma nana´ ziuu dxi gate’.
-Yana ya’, gudxi naa panda iza nga racala’dxilu’ cuezalú ya’. Ca binigola la? bibanica’bia´ti gayuaa iza. ¿Racal’ dxi’lu ti guayuua garonda’ la?
-Gunaba’ diidxa’ binigola que.
-Racaladxe’ guibane’ chona gayuaa iza -bicabi dxa ba’du’ dxaapa’ que.
-¿Gasti xipiaanilu’ la? Xi golo’ ya’. Pa igolalu’ má iza la’, paraa ndi’ nga gapalu’ xlindxilu’; ma qui zandadi’ salu’ neza. Ni xhabalú qui zandadi’ guchaalu’ qui zandadi’ guchaalu’, ti ma nanene nga zacalu’.
-Guira’ ni cani’lu’ ca la? Ma guni’ íqueni, xindi gune’ ya’, naa racala’dxe’ guibane’ xtale iza.
-Pa nganga nalu’ la’, chi tidxeni gubidxa. Laa nga guini’ xi guizaaca.
Qui nindaadi’ gasti’, guca ti xu. Ba´du’ dxaapa huiini’ la?, bidaagu’, biaba layú… Yanala? ridu’yanu’ bigu, chaahui’, chaahui’ dugá rizá. Xhuncu, ma nua’ xlidxi, cabeza guedandá dxi que, ti ganda che’ chi guizila’dxi’ ndaani’ba’.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

Toribio

Cuentos
Toribio

Esto ocurrió a una muchacha. Muy hermosa fue, en verdad. ¿Eh? No les mentiré. Por aquellos días era rubia, alta y se maquillaba demasiado.
La muchachita, era muy delicada. Frente a cualquier varón que deseara cortejarla, ella volteaba hacia otra parte, y arrugaba la nariz en señal de asco. Así se comportaba con sus pretendientes.
Aunque no faltó alguien quien, al parecer, sí lo hizo: logró ablandarle su alma. Claro, se trataba de Toribio. Un muchacho a quien apodaban Tou. Fue él quien la amó a plenitud y poca importancia daba a las tonterías de ella.
En el día previsto para la boda esta mujer ya no quiso, se encerró en su casa y nadie pudo sacarla de ahí.
Transcurrió el tiempo y la boda no se realizó.
Esta pena mató a Toribio poco a poco.
Mientras tanto, la muchacha aquella se negaba a salir de casa y perdió el apetito. Aún vestía la ropa blanca y los zapatos negros que fueron comprados para la boda.
En forma muy lenta adelgazó su cuerpo. Su nariz se le arrugó, igual que su piel. ¡Ja! ¿Sabes cuál fue su destino?
¿Alcanzas a mirar a la guajolota? Fíjate muy bien en ese animal … Su vestido blanco, de novia, ennegreció, y sus zapatillas se despintaron. ¡Se encogió a más no poder!
Aunque tiene maquillada su cara aún se encuentra arrugada su nariz.
Desde la muerte de Toribio, la guajolota sólo se dedica a llorarlo y lo busca por todas partes para casarse con él, tal vez para que vuelva a ser como antes, una bella mujer.
Escúchala con atención; te darás cuenta que solloza así: “Tou’, Tou’ , Tou’ …”
Cuando te acerques hacia donde esté, aplaude muchas veces y fuerte; verás que fácilmente te confundirá con Toribio, extenderá sus alas y bailará junto a ti, imaginando que tú eres Toribio y que está celebrando la fiesta de casamiento.
En varios pueblos de Oaxaca, es una costumbre bailar con una guajolota durante las fiestas de casamiento, para que ella olvide a Toribio, un muchacho que la amó tanto.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

Cuentos
Toribiu

Ndi’ bizacalú ti badu dxaapa’ , nabé sicarú nga gucabe dxi qué, xipara na?, qui zaguite’ día’ lii gasti. Ti mexa sicarú nga laabe dxi qué, nasoobe ne ridiee lúbee xtalape’.
Nabé nadá nga guca’ ba’du’ dxaapa’ que.
Nezalú tuuxa ba’du’ nguiiu tu gacala’dxi’ guidxiña laabe la?, rusi cuuxhu’ xii ne runi sica cabidxhi la’dxi’ xtale. Zaqué runibe tutiica.
Qui ñaadxa’ tuuxa’ ni rului’ gunda bicuudxi tuudxi huiini’ ladxido’be: Toribiu xa, ti ba’du’ gudxicabe laa Tou’. Laa nga gunaxii laabe xtale, bitiidi’guirá’ xquenda nahuatibe.
Dxi biaanaca’ guichanganaca’la? gunaa huiini’ que ma qui ninádi’, nisi bideguyoo ra lidxi, guiruti’ ñanda nibee laa de raqué.
Gudidi’ dxi qué ne qui ñaca guenda xheela’ que. Toribiu la?, xilase biiti laa chaahuidugá. Ba’du dxapa’ que ya’, laa la?, qui ná guiree ndaani’ yoo, ma qui ñodi gasti’. Nacuru’ lari quichi’, ne ca ñee guidiboco’ nayaase’, ni bixui’ ti gaca’ guenda xheela’ que.
Chaahui’ chaahui’ gunaaque biete ti, bicuuxhu’ lú ne ladi. ¡Ja! Nanalu’ xi bizaacabe la? Cayuuyalu’ tou’ ca la?.
Biiya’ chahui laame gu’yu’… Lari quichi’ que biyaase’ ne ca guidiboco’ que bitéca’, Bidopame bia’ gundati’. Bidopame bia’ gundati’. Die’ru’ lúme ne nacuuchu’ru’ nuu xii. De dxi guti’ Toribiu nisi ruuna tou’ que ne ra ticasi ruyubime Toribiu ti guichaganame laa, ne zacá ma gacachaahuime sica dxi qué, dxi gucame ti gunaa nabé sicarú.
Binadiaga chaahui’ laame gu’yu’, ruuname sicari’: “Tou’, Tou’, Tou’,…” Ra guidxiñalu’ laame la?, gudapan’a xtale gu’yu’, nagueenda zaxuil’ lúme Toribiu lii ne xquenda xheela’me nga cayaca.
Xtale guidxi huiini’ nuu Lula’, ma biaa bini guyaané tou’ri’, ra cayaca saa guenda xheela’, ti zacá mani’ri’ ganda gusiaanda’ Toribiu, ti ba’du’ gunaxhii laabe stale.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

El lider de los animales del monte

Cuentos
El lider de los animales del monte

Varios animales que viven en el monte discutían, querían decidir a quién escoger como el animal más malo para designarlo como su líder.
-Soy mas fuerte que todos; los animales y la gente me tiene miedo. –dijo el tigre.
-Yo vuelo más lejos y demasiado alto –manifestó el águila.
-Apártense de mi vista, porque si se me antoja me enredaré en el cuello de cualquiera de ustedes, le inyectaré el veneno que guardo en mi garganta y morirá –respondió la culebra.
Muchos animales pequeños preferían no hablar, sólo se mantenían atentos para ver a quién se elegiría como jefe del monte; entre ellos se encontraban lagartijas, alcaravanes, iguanas, armadillos, ardillas, jabalís…
-Yo quiero pedirles a ustedes que me conviertan en su jefe, porque soy el animal más temido por todos; la gente también me tiene pavor al verme cerca de ellos.
-Vete al diablo, zorrillo tonto; eres tan insignificante que cómo piensas ser el primero en encabezarnos por donde vayamos –dijo uno de los animales grandes.
Otros también quisieron impedir que continuara hablando el zorrillo. Aunque éste siguió con su discurso:
-Si quieren conocer qué tan terrible soy, aléjense de una vez, porque todos se echarán a correr en este preciso instante.
Entre ellos asomó la cara el humilde zorrillo. Todos los animales reían a carajadas al descubrirlo que se dirigía al centro de la reunión. Muchos animales se burlaban de él, creían que sólo mentía.
Sin embargo, todos corrieron cuando el zorrillo empezó a orinar hacia donde se encontraban; porque el orín es insoportablemente apestoso. Nadie quería ser mojado con su orín.
Tan pequeño es, pero el zorrillo resultó ser el más canijo de todos los animales que viven en nuestra tierra. Desde entonces, decidieron hacerlo el jefe de todos los animales del monte.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

Cuentos
Xaique ca mani’ gui’xhi’

Xtale mani’ gui’xhi’ nuu cadinde diidxa’, racala’ dxica’ guihuini tu má nga za gabiá ladeca’, ti laa nga gaca’ xaique xtica’.
-Naa má nadipa’, na beedxe’; guirá’ xixé mani’ ne bini ridxibi xhaata’ naa.
-Co’, naa nabé zitu ne nabé guia’ripapa’ -na ti bisiá.
-La guixale’ neza lua’, na beenda’, pa gacala’dxe´la? zarenda’ yani tutiica laatu’, zutaabe’ ti nisa nia’ndaani’yane’ ne zute’laa.
Xtale mani’ huiini’qui naca’ guini’ca’, cabezasica’ guihuini tu laa nga chi gaca xaique xti’ guidubi gui’xhi’ca.
Ladeca ‘ nuu uragu’, berelete’, guchachi’, ngupi, bizi, bihui gui’xhi’…
Neza nuuca’ gulee lú ti xhuncu be’te’ huiini’.
Cuxidxisá guirá’ ca mani’ ra bi’ya’ laame ne gudi’di’ me galahui’ ra cayui’came ca diidxa’ ri’,
-Na racala’dxe’ guinaba’ laatu gunitu naa xaique xtitu, ti naa nga mani’ ma ridxibitu; bini laaca’ qui racala’dxica’ gu’ya’ tide’ neza ra nuu.
-Guyé gabiá xa be’te’ guidxa, pabia’ti’ nga lii ne icá iquelu’ sanirulu’ ra tica chuudu la? Bicabi Ti mani’ ro’.
Laaca guyuu xhupa xhona tu racala’dxi’ gucueeza dxa be’te’, ti ma cadi guini’ru’. Be’te’ la? qui na’ guigani:
-Pa racala’dxitu gunibia’tu pabia’ nadxaba la? laguiduuba’na? Guiratu zuxooñetu nagasidu’.
Nuu xtale mani’ cuxidxisaca’, zacaxaca’ cusiguii be’te que xa.
Guirá’ xixeca bixooñeca’ ra bizulu dxa be’te’ que canesa dxacha neza ra nuuca’. Guiruti’ na gadxené nisa xquishi xtime; ti nabepe’ rinda’ yuudxu’ni. Zaanda’ nahuiini’ duutu’me xa, laame nga bihuini jma nadxaba’me lade guirá’ mani’ nuu cdaani’ guidxilayú’ xtinudi’. Ngue runi laame nacame xaique xti’ ca mani’ gui’xhi’.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editoriall, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

la vibora de cascabel

Cuentos
Víbora de cascabel

Llovía intensamente y la noche caía sobre el monte. Mamá tlacuacha se escondía, acurrucando a sus pequeños hijos. De pronto apareció una víbora grande, medía hasta quién sabe dónde. Mamá tlacuacha se espantó demasiado; de tanto miedo no pudo moverse más.
La víbora se arrastró hasta toparse con la tlacuacha y sus críos.
-¿Qué haces aquí? –preguntó la víbora
-Espero que termine de llover –contestó mamá tlacuacha.
-Tlacuacha tonta. ¿No sabes que invades mi casa?
-Desde que nací nunca he sabido que estas tierras tuvieran un dueño.
–Ya lo aprendiste. Ahora prepárate porque te voy a comer, para no verte jamás en mi camino.
-No víbora. ¿Por qué no come el pasto y bebes agua de esta lluvia que cae? Si me devoras, quién podrá cuidar y criar a mis hijos; míralos bien, todavía son pequeños e indefensos.
Esto decía mientras la víbora se le acercaba amenazantemente. Mamá tlacuacha emprendió la huida, dejando a sus hijos en aquel lugar. Se enroscó la víbora al árbol más próximo y tragó a los pequeños tlacuaches.
Al regresar la tlacuacha por sus críos, descubrió que la víbora se atragantaba con ellos.
¡Cuántas lagrimas derramó mamá tlacuacha!. Suplicaba a la víbora que no comiera a sus hijos.
-No tragues a mis hijos, son muy pequeños. ¡Nadie te hizo enojar –imploraba.
-Entiende tlacuacha, no me hagas enojar más porque también te comeré. ¡Lárgate de aquí! No quiero verte jamás.
Huyó mamá tlacuacha con lágrimas en los ojos y envuelta en suspiros.
La víbora quedó enroscada en el árbol, pensando que antes le llamaban víbora sorda (beenda’ gope’), pero que a partir de ahora la nombrarían víbora tragadora de tlacuaches, pues en su cuerpo quedaron llorando los tiernos tlacuaches.
Algunas veces se deja escuchar el llanto de los pequeños tlacuaches dentro de la víbora, por su vano intento de salir en busca de su mamá.
Desde entonces, a esta víbora la nombramos, en zapoteco, beenda’ gubi bici (víbora tragadora de tlacuaches); o beenda’ gubizi (víbora de cascabel).
Ahora la serpiente cambia de ropa todos los años, para no ser reconocida por mamá tlacuacha; mientras que ésta, para evitar otra desgracia, prefiere cargar en su lomo a sus hijos, para que cuando vuelva la víbora de cascabel, huya y no olvide llevar a sus críos.

Francisco de la Cruz Jiménez

rancisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

Cuentos
Beenda’ gubizi

Cayaba dxacha nisiaguie, ma caxhini lade gui’xhi’. Naga’chi’ nuu ti bizi. Nexhene ca xiiñi’ huiini’. Málasi gulee lú ti beenda’, naro’bape’, bia’ de rari’ de rarica’. Nabé bidxibi xhuncu bizi, nisi biaanadxisi ra bi’ya’ dxa beenda’ que. Ziree chuuchi’ beenda’ ze’ ra nuu bizi ne ca xiiñi’ huiini’ xti’.
-Xi cayunilu’ rari’
-guna ba’ diidxa’ beenda’.
-Cabeza’ tidi’ nisa guie di’ -bicabi bizi.
-Bizi guidxa, qui ganalu’ ra lidxe’ ndi’ nuulu’ la?
-De dxi gule’ guiruti’ huayabi naa tuunga xpixuaana’ guidxilayudi’.
-Ma biziidilu’ni yana.
Ne gupagasi lii, ti ma chi tahua’ lii nagasidu’ca’, ti qui chu’ru’ dxi guuya’ lii neza ra tide’.
-Co ‘ beenda’, cadi golo’ naa. Xiñee qui golo’ ca gui’xhi’ huiini’ ca ne guelu’ nisa guie cayabari’.
Pa gabilu’ naa la? Tuunga gapa chaahui’ ne gusiroo ca xiñe’ di’ ya’; biiya chaahui’ laacame gu’yu’, nahuiini’ dussturu’ ca xhucuca.
Ngue cani’ bizi, málasi biaaxha beenda’ que zi dxiña ra nuume. Bixhooñe’ bizi, bisianda’ ca xiiñi’, Birenda dxa beenda’ cue’ ti yaga nuu gaxha ra que ne bizulu cayabi ca bizi huiini’ que.
Ra yenduu lú jñaa ca bizi huiini’ que la?, biiyame dxa beenda’ que ra caya’ga’ yani, cayóme ca bizi huiini’ que. ¡Nab’e biina’ jñaa ca bizi huiini’ xa! Cayuuna’ bizi ro’ xa, canaba’me beenda’ qui gome ca xiiñime’.
-Cadi golo’ ca xiiñime’, nahuiini’ru’ came. Guiruti’ bichiichi lii -ruuna’ ne rini’ bizi.
-Biaa bizi, ma cadi gabidiou’ naa gasti na?, pa caa la? laaca zahua’ lii. Guye yebi’ xti neza, ra cadi guidxaaga’ lii.
Zi guxooñe’ dxa bizi, zi yuuna’ne zicala la’ dxi’.
Beenda’ que la’, biaana lu yaga que, cani’iqueme, dxi qué la? bieere la’ya’ beenda’ gope’, yanala? zabee lácabe naa beenda’ gubi bizi. Ndaani’ dxa beenda’ que biaana ca beenda’ que biaana ca xhuncu bizi huiini’, cayuunaca’.
Nuu dxi ruuna’ diaga tuuxa ra ma cayuuna’ ca bizi huiini’ que, ndaani’ beenda’ que, racala’dxica’ guiree guxooñeca’ ne chi guyubica’ bizi guxana laaca’, Dxi qué biree lá beenda’ que beenda’ gubi bizi o beenda’ gubizi.

Francisco de la Cruz Jiménez

Extraído de: Jñaa meuxubi ne xtiidxa’ mani’. La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas / Francisco de la Cruz Jiménez
Oaxaca, México, Fondo Editorial, IEEPO, 2001.
XII, 28 p: Il; 30.5 cm. – (Colección Voces del Fondo: Serie “La luna en el pozo”).
ISBN: 970-18-7146-5
Literatura zapoteca

canciones tristes

Dolores Batista

            Promotora social y poeta tarahumara, nació en la comunidad de Ojachíchi, en 1962. A consecuencia de un accidente doméstico debió pasar parte de su primera infancia en hospitales y clínicas serranas, en donde pronto aprendió como segunda lengua el castellano. Después de terminar sus estudios de secundaria y enfermería, regresó a su lugar de origen y fundó en su propia casa una escuela orfanatorio que ella misma atendía. Fue la informante principal de Pedro de Velasco para la elaboración de su tesis “Danzar o Morir”, ahora considerada un clásico sobre el tema de la etnia rarámuri, y colaboró en la elaboración del libro “Hablemos el tarahumar”, método para el aprendizaje de esta lengua mediante materiales en audio. A lo largo de su vida llevó a cabo numerosos proyectos de mejoramiento social en su comunidad, incluyendo la gestión de varios créditos e importantes proyectos productivos. Llegó a ser comisaria del Ejido de Panalachi –un puesto muy pocas veces ocupado por mujeres en la Sierra Tarahumara- y, poco antes de morir en agosto del 2004, fue nombrada miembro del Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas  por la señora Xóchitl Gálvez titular de dicha institución.

            Desde 1991 Dolores Batista se había interesado por la documentación y difusión de la tradición oral tarahumara y por la producción de textos en tarahumar escrito. Pocos tiempo después publicó el cuaderno de narraciones tradicionales “Ra’ósari” como parte de la colección “Flor de Arena”, de la Universidad Autónoma de Chihuahua, y posteriormente grabó los audiolibros “Anayáwari Ra’icháara”, destinados a difundir la literatura tarahumara oral entre las personas que no dominan la lecto-escritura. Sus últimos años participó en el Taller de Producción de Textos en Tarahumar, ofrecido por el ICHICULT (Instituto Chihuahuense de la Cultura), en donde planeó la publicación de un libro de poesía propia, proyecto que, por desgracia para la cultura chihuahuense, no pudo ver realizado.

            A continuación se presentan algunos de los poemas que Dolores Batista dejó inéditos. Se trata de textos muy sencillos y profundamente honestos en cuanto a su contenido humano, surgidos de la experiencia cotidiana de la autora y escritos en un lenguaje directo y preciso. Los originales en tarahumar demuestran un claro sentido del amor que esta poeta sentía por su idioma materno, así como un evidente dominio de su ritmo y musicalidad. A pesar de haber dejado terminados apenas diecisiete poemas, Dolores Batista merece ser considerada –como seguramente lo demuestran los poemas aquí publicados– una de las más originales e importantes escritoras en el panorama de las literaturas indígenas de México, así como uno de los personajes indispensables de la cultura chihuahuense.

Lic. Enrique Servín

* “Canciones Tristes”

Poemas de Dolores Batista

So’é Nawajíala

Chí mu legá machí, so’é

napusí ra’soláluwa?

Éluká nimí ruyé

má sébo guwé?

Kámi yéna mu nawá

napusí mu kú simí?

Chí mu legá machí, so’é

kú nawá ralámuli pelélachi?

Eeká Nawajíala

Napusí nejé enálo

eeká simílosa

ohkó guwála

‘wé ra’pá lé chi’loa

nejé kilí re’pá e’ná:

‘wé ne wa’lú alewéa wilí

pé táa ne ké pá!

Ohkó ra’íchame nisa

Jípe kó má suwibásimi ohkó

gawichí nilúame

‘wé chá noká na’míchame

napu wenomí koolúkiame.

Yé gawí ra’íchame níisaa

jé ko animée pa:

Ké tási alewá tamí ’é

ké chí ‘é ro’nóola, sekáala má.

Mujé chó napu ‘échi mu i’simí

ayéna chó mu meláma alewá.

Napusí ne mukú

Napusí ne mukú

tási tamí galíliga rekási

nibilé chó tamí naláchisi.

Pe jóchi bí tamí pási

a’lí pe pólisi.

Má ta suwisáa ká

pé ta ripúga jú.

Jípe ne akáme eyénachi

tamí galési kíli!

Náta bí

Sinibí rawé náta bí

chí ne legá oláma

kípu ne wiká alé

chí legá ne nahtétima

kámi ne siméa alé.

Sinibí náta bí…

Áhi! Pé basachí nísa ruwée lé

chipawí má, chulugí ké lé!

Mukí Nawajíala

Mukí kó napulegá jú okó rakéame

wé a’sáname.

Né semáti sewáame jú,

né gá jú kábuka asiwáa

wé gohchilú.

Wé gá níliga busulélu…

Yé Balá

Yé balá kó ‘wé ta wiká ichále ohkó

napulegá ké o’móna ruwélema gawí

napu ikí peré má ké sewéka ‘éenama.

Wehká ta suwábali ohkó na’mícha

Jípe kó epé chó pé okwáa ichibóo lé.

Gamée né ga’lá súsa!

Gamée né ga’lá romólisa!

Gamée né ga’lá e’wéli ochélusa!

Gamée wiká sisáa chulugí, cho’malí má!

Chogéwali

Mujé chulugí Chogéwali

ké tási mu majaléame jú

mujé chulugí Chogéwali

‘wé mu ga’lá nimíame jú:

si’né walínega e’níame ké

‘álegá goláchi mu melásile.

‘Wé semálegá gusú be’á!

‘wé mu tamí busulébali:

né semáti ta rimúachi

ké ta o’móna mochísimi.

O’koná Tosákame

Bo’wasíka ‘á nilú ena’í gawichí:

‘á ichiwá wekaná wasachí

semá lé napu nilú ‘wé gepá lé.

Ayéna nilú chó bo’wasíka ké ichilúame

‘échi kó re’pá rewegáchi chukú.

Napu ké ichilúame bo’wasíka

‘wé samécha wasachí jáwame

‘échi legá ba’óliame gawí.

Chí anigá ga’lá nakúlo abónipachi

pé nolí ké pá chí yéna re’pá chukúame

‘wé gu’ílo bo’wasíka pagóa

napulegá semáti níima

semá legá rosánama.

Napu Ohké

Balá kó aminá napu ohké:

rukuchúli, chipawí, chulugí má

né gá nílega guusú!

Besá galí móba

Iséligame kó jé aní:

“Napusí ta suwí

besá galí móba simálua lá:

‘Échi gawichí jóonsa

amí kéti Eyé Mechálale;

aminá chó kéti Onó Rayénalichi.

Aminábi ta mehkabé simí bá”

Ácha bichíwali jú alé?

Kámi yéna ta sí suwisáa?

Tási machilú…

‘Í ‘á we’élale rihpíe lé

pé chópi nahpisó neláa

eeká neláa ké lé chó.

Mésiko nilúame Sewá

‘Wé ne  ‘inóma sewá

aminá wasachí jáwame.

We’kanátame sewá  ne tibúma

napu ikí nilú ne neséroma

napulegá semá rewélema

kéne gawíwalachi.

Usánisa makói okwá níima alé sewá

jalé e’wéli, jalé kúuchi

chí lé ‘á nasítaga leké

‘Échi sewá kó ra’íchali jú,

napu o´mána Mésiko ra’icháluwa

ra’íchali si’néame ralámuli

napu ikiná Mésiko rejówe,

nawajíga napuikiná epó

ayéna chó napuikiná ohké

napuikiná rihchítu, napuikiná gomítu

o’mána Mésiko nawajía lú.

Poema de la Golondrina

[¿Cómo sabes, golondrina

cuándo hay que hacer el nido?

¿Quién es el que te dice

que ya llegó el verano?

¿A donde alcanzas a ir

Cuando, de nuevo, te alejas?

¿Cómo vuelves, golondrina

hasta el país tarahumara?]

Poema del viento

[Cuando camino

y pasa el viento

las frondas de los pinos

brillan mucho al moverse.

Yo me detengo a ver:

¡me crece tanto el alma

siendo yo tan pequeña!]

Si hablaran los pinos

[Ya se están acabando

los pinos que hay en el bosque

están talando mucho

los que quieren dinero.

Si pudiera hablar el monte

esto es lo que nos diría:

No me quites el respiro

no me quites las piernas ni los brazos.

Tú, el que esto haces

tu propia vida estás acabando.]

Cuando me muera

[Cuando me muera

no me hagan un ataúd

ni se pongan a llorarme.

Tírenme en un agujero

y tápenlo después.

Ya muertos no somos

más que basura.

Ahora que estoy viva

¡quiéranme bien!]

Pensando

[Todo el día pienso

qué voy a hacer

cuánto debo

cómo voy a pagarlo

a dónde iré a dar.

Todo el día pienso…

¡Ay! ¡Mejor ser un coyote

una ardilla, un pájaro!]

Poema de la Mujer

[Una mujer es como un árbol frutal

de ancha sombra.

qué hermosas flores tiene

qué bueno es estar a su lado

qué bien se duerme.

El despertar, qué feliz…]

Este temporal

[Este año sembramos muchos pinos

para que no se mire triste el monte

para que no se aflijan los que viven aquí.

Hemos acabado, cortándolos, ya tantos

que ahora nos toca sembrar algunos pocos.

¡Ojalá que se logren!

¡Ojalá que les llueva!

¡Ojalá que crezcan muy altos!

¡Ojalá que se llenen de pájaros y venados!]

Gorrión

[Pajarito gorrión

tú no tienes miedo

pajarito gorrión

qué bien sabes defenderte:

volaste muy veloz

y ahuyentaste al cuervo.

¡Qué hermoso cantas en la mañana!

tú nos haces levantarnos:

y aún si estamos teniendo un bello sueño

no nos entristece el despertar.]

Dos Blancos

[En el mundo hay algodón

lo siembran en muchas tierras

y se ve hermoso como si estuviera nevado.

También hay un algodón que no ha sido sembrado

ese está extendido en el cielo.

El algodón que no ha sido sembrado

moja al que crece en las tierras

y así embellece los montes.

Cómo se ayudan entre ellos

siendo tan sólo nubes y estando tan alto

ayudan a lavar el algodón

para que quede bonito

blanqueando hermosamente.]

En los Pinares

[Llovió en los pinares:

los grillos, las ardillas y los pájaros         

¡qué alegres cantan!]

Tres Veces más Alto que las Casas

[Esto dicen los gobernadores:

“Cuando morimos

subimos tres veces más alto que las casas:

desde esta tierra

hasta nuestra Madre la Luna;

y hasta nuestro Padre el Sol.

Así de lejos nos vamos”.

¿Será verdad?

¿A dónde iremos al morir?

No se sabe…

Tal vez  permanezcamos en la tierra

tan sólo en forma de polvo

o quizás en forma de aire.]

Canción de las flores de México

[Voy a mirar las flores

que se levantan en el campo.

Cuidaré diferentes flores

protegeré todas las que haya

para que vuelvan hermosos

nuestros montes.

Serán sesenta y dos flores

unas grandes, otras pequeñas

no importa que sean de varias formas.

Esas flores son los idiomas

que se hablan en todo México

los idiomas de todos los indígenas

que habitan en todo México;

cantando en todas las llanuras

y por los bosques también

en las cañadas y en las riberas

cantando por todo México.]

Dolores Batista

(1962-2004)

·      Dolores Batista González (Ro’lólisi Batista, en el idioma tarahumar) nació en 1962 en la comunidad de Ojachichi, Ejido de Panalachi, Municipio de Bocoyna.

·        Inició sus estudios de primaria en Sisogichi y posteriormente terminó la escuela  secundaria, regresando a vivir a su comunidad indígena.

·        Estudió enfermería en 1982 y gestionó la creación del primer dispensario médico de Ojachichi.

·        Fundó en su comunidad un orfanatorio escuela que ella misma atendía en su propia casa.

·        Gestionó, frente a los gobiernos municipal y estatal, la construcción del camino a Ojachichi.

·        Gestionó numerosas ayudas, públicas y privadas, para el mejoramiento de la vivienda varios pueblos y comunidades serranas.

·        Fue recopiladora de tradición oral tarahumara y es autora de la plaquette “Ra’ósari”, (editada por la Universidad Autónoma de Chihuahua, 1995) en la que publicó una selección de mitos y leyendas tradicionales.

·        En 1998 obtuvo la beca para escritores indígenas que ofrece CONACULTA.

·        Participó en tres encuentros nacionales de escritores en idiomas indígenas y en el III Encuentro de Mujeres Indígenas Creadoras de Sueños y Realidades.

·        En 1999 grabó dos audiolibros (audiocasetes) con leyendas tarahumaras en el idioma original: “Anayáwari ra’icháala”, “La Palabra de los Antepasados”, ambos producidos por el Instituto Chihuahuense de la Cultura (ICHICULT) y CONACULTA.

·        Fue integrante del Taller de Producción de Textos en Tarahumar Escrito, ofrecido por el ICHICULT. Algunos poemas suyos han sido divulgados por el mismo instituto a través de murales en la Sierra Tarahumara y en el periódico en tarahumar “Ukí”, del cual fue corredactora.

·        Colaboró en la elaboración de “Ralámuli Ra’ichábo”, Método audiovisual para el aprendizaje del idioma tarahumar (ICHICULT-CONACULTA, 2002).

·        Durante más de una década fue gestora de apoyos económicos para proyectos productivos en la comunidad de Ojachichi.

·        En el 2000 fue elegida como Comisaria Ejidal en el Ejido de Panalachi, cargo que desempeñó hasta el 2003 y que ninguna otra mujer tarahumara había ejercido hasta entonces.

·        El 2002 obtuvo un apoyo PACMYC en el área de recopilación de narrativa tradicional.

·        A principios del 2004 fue invitada al programa televisivo, de transmisión nacional, conducido por la escritora Cristina Pacheco, en el cual leyó poesía propia y fue entrevistada.

·        El 2004 fue nombrada miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

los sonidos tragados

Los Sonidos Tragados
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No Tiene Voz era un misterio para la Gente de su Tribu. Ella nunca había hablado. Los largos años de silencio habían convencido a su familia de que ella nunca pronunciaría una palabra. La niña oía y era capaz de comunicarse mediante señales, pero todos habían perdido la esperanza de que ella algún día cantara o alzara su voz en agradecimiento durante las Ceremonias.

No había duda de que la infancia de No Tiene Voz había sido extraña. Nació bajo una hilera de sauces donde su madre había ido a dar a luz. Las primeras horas de su vida estuvieron cargadas de sucesos horrorosos: el campamento de su Tribu fue invadido por el partido de guerra del enemigo más cercano. El padre de No Tiene Voz las encontró y protegió, perdiendo su vida en el proceso.

Un día, en el séptimo invierno de su vida, No Tiene Voz enfermó. Había comido algún alimento malo y tenía náuseas. Llamaron al Curandero. Mientras No Tiene Voz sentía su estómago convulsionarse, sucedió una cosa curiosa. Surgieron sonidos junto con la comida podrida. Después salieron más sonidos de ella mientras que los pasmados miembros de su familia escuchaban los gritos de gente herida y aterrada. El Hombre Santo sonrió, pues explicó que de recién nacida ella se había tragado los sonidos, sabiendo que si lloraba, ella y su madre morirían. El dolor de estómago le había permitido vomitar su miedo y sanar.

No Tiene Voz se ganó un nuevo nombre cuando recuperó el don del habla: ahora ella se llama No Tiene Miedo.

Meditación 23 de la Sexta Luna
“Medicina de la Tierra ~ Los Caminos de Armonía de los Ancestros para Muchas Lunas”
por Jamie Sams
Traducción de Cheryl Harleston

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