Heinrich Zimmer

Heinrich Zimmer

Shiva.Heinrich Zimmer (1890-1943) fue un Indólogo e historiador del arte surasiático. Nació en Greifswald, Alemania.

Biografía
Zimmer comenzó su carrera estudiando sánscrito y lingüística en la Universidad de Berlín donde se recibió en 1913. Entre 1920 y 1924 se docencia en la Universidad de Greifswald, trasladándose a Heidelberg para ocupar la presidencia en filología india.

En 1938 fue despedido por los nazis, emigrando a Inglaterra donde entre 1939 y 1940 sería profesor en el Balliol College (Oxford). En 1942 marcharía a Nueva York para aceptar una posición de profesor visitante de filosofía en la Universidad Columbia. Uno de sus estudiantes durante este período de tiempo fue Joseph Campbell. Zimmer fallecería allí, de neumonía, el año siguiente (1943).

Trabajo 
El método de Zimmer consistía en examinar imágenes religiosas usando su significado sagrado como una llave de transformación psíquica. Su empleo de filosofía (india) e historia religiosa para interpretar arte estaba en desacuerdo con la idea tradicional. Su vasto conocimiento en mitología hindú y filosofía (en particular sobre los Puranás y sobre tantra) le dieron ideas sobre el arte, que fueron apreciadas por Joseph Campbell entre otros. Campbell editó muchos de los escritos de Zimmer después de su muerte. El psiquiatra Carl Gustav Jung también desarrolló una larga relación de muchos años con Zimmer, y por casualidad corrigió un volumen de Zimmer titulado Der Weg zum Selbst (ámbos se conocieron en 1932, después de lo cual Zimmer, junto a Richard Wilhelm, se convertiría en uno de los pocos amigos masculinos de Jung). Zimmer es acreditado por muchos por su popularización del arte surasiático en Occidente.

En 1929 se casó con Christiane Hofmannsthal, hija de Hugo von Hofmannsthal.

Obra 
Kunstform und Yoga im Indischen Kultbild (Artistic Form and Yoga in the Sacred Images of India, 1926; traducido y editado por Gerald Chapple, James B. Lawson y J. Michael McKnight, 1984)
Maya: Der Indische Mythos (1936)
Myths and Symbols in Indian Art and Civilization. Editado por Joseph Campbell (1946)
Hindu Medicine. Editado por Ludwig Edelstein (1948)
The King and the Corpse: Tales of the Soul’s Conquest of Evil. Editado por Joseph Campbell (1948)
Philosophies of India. Editado por Joseph Campbell (1953)
The Art of Indian Asia, its Mythology and Transformations. Completado y editado por Joseph Campbell (1955)
Heinrich Zimmer: Coming Into His Own. Editado por Margaret H. Case (1994)

Bibliografía 
Zimmer, Heinrich (2001, 2008). Mitos y símbolos de la India. Prólogo de Joseph Campbell, traducido por Francisco Torres Oliver. Cuarta edición, colección El Árbol del Paraíso 1. 41 ilustraciones. Madrid: Editorial Siruela. ISBN 9788478442911.
— (1999). El rey y el cadáver: cuentos, mitos y leyendas sobre la recuperación de la integridad humana. Barcelona: Paidós Ibérica. ISBN 9788449306914.
— (1998). Yoga y budismo. Barcelona: Editorial Kairós. ISBN 9788472453814.

Análisis introductorio
Jung, Carl Gustav (2008). Obra completa: Volumen 11. Acerca de la psicología de la religión occidental y de la religión oriental. XV. Sobre el santón hindú. Introducción al libro de H. Zimmer Der Weg zum Selbst (1944). Madrid: Trotta. ISBN 978-84-8164-902-4/ ISBN 978-84-8164-907-9.

Ananda Kentish Coomaraswamy

Ananda Kentish Coomaraswamy nació el 22/08/1877 en Extranjero/a y falleció el 09/09/1947.

Biografía de Ananda Kentish CoomaraswamyAnanda Kentish Coomaraswamy nació el 22 de agosto de 1877, en Colombo, Ceilán, hoy conocida como República de Sri Lanka.
Fue hijo de un distinguido caballero ceilandés, Sir Mutu Coomaraswamy, el primer hindú que fue llamado a la judicatura londinense, y autor de la primera traducción al inglés de un texto budista pali. Sir Mutu murió antes de que su hijo tuviera dos años de edad, y el niño fue educado en Inglaterra por su madre británica (que sobrevivió hasta 1942).
Ananda Coomaraswamy no volvió a su tierra natal hasta casi un cuarto de siglo más tarde. Luego de una formación académica de tipo occidental, en primer lugar en el célebre colegio Eton y luego en la universidad de Londres donde obtiene un doctorado en ciencias (1904), dos años más tarde es el director de investigaciones mineralógicas de Ceylán. Entre tanto es el iniciador de un movimiento para la educación nacional en India y se orienta gradualmente hacia las cuestiones artísticas, las que lo llevan a cumplir ciertas responsabilidades en el marco de la Exposición de las Provincias Unidas en Allahabad (1910 a 1911).
Desde 1917, Coomaraswamy ha estado en el Boston Museum of Fine Arts, como miembro investigador en el arte oriental, elaborando su inmejorable departamento del arte indio; reuniendo, interpretando y exponiendo, a los conservadores del museo, la filosofía tradicional de la vida y la función del arte en la sociedad humana; demostrando que todas la expresiones significativas, ya sea en los oficios o en los juegos y otras “obras”, son los diferentes dialectos y las actividades simbólicas del único lenguaje del espíritu.
Coomaraswamy es sin duda uno de los mas importantes exponentes del esoterismo tradicional. Manteniendo una correspondencia con René Guénon desde la mitad de los años 1930, lleva a este a revisar sus posiciones en lo que concierne al budismo, ya no considerado como una rama desviada del hinduismo, sino como una tradición propiamente auténtica. Coomaraswamy consolida una obra a partir de entonces enteramente inspirada en el esoterismo tradicional.
Fue colaborador en Etudes Traditionnelles así como en un cierto número de revistas angloamericanas, entre las cuales destacan Bulletin of School of Oriental Studies y Journal of the American Oriental Studies.
La bibliografía de A K. Coomaraswamy es vastísima, cuenta de hecho con más de un millar de títulos entre libros y artículos.
Coomaraswamy no se enorgullece nunca de introducir frases de su propiedad y no hace nunca exposiciones para las que no puede citar el capítulo y el versículo. Su prosa, condensada y compacta, presenta a menudo un mosaico severo en la página impresa, que no ofrece nada a modo de incitación a los perezosos ojos contemporáneos, excepto el hecho de desafiar la atención debido a su rigurosa exactitud, semejante a la de una demostración matemática. No infrecuentemente, un material que bastaría para todo un artículo, se comprime en una nota de pie de página. En el despliegue de este intelecto “de una miríada de facetas” -desde la geología a la arqueología, y de allí a todas las artes y expresiones, desde las aspiraciones más humildes a las más altas de toda la humanidad- uno se siente tentado de encontrar un paralelo en los intereses universales de Leonardo.
Coomaraswamy la ha interpretado muchas veces y con una abundancia de referencias explícitas; y en contraste con ella, ha señalado los aspectos patológicos de nuestros estetas contemporáneos, que coleccionan lo exótico y lo primitivo con la codicia de la urraca que roba trozos de cinta coloreada con los que “decorar” su nido.
Poco antes de su deseado retorno a la India, muere en Boston el 9 de septiembre de 1947.
Su extraordinaria erudición en los campos del arte y de las doctrinas tradicionales hacen de él una de las máximas autoridades mundiales en estos temas.

René Guénon

René Guénon

Réne Guénon en 1925René Guénon (15 de noviembre, Blois, 1886 – 7 de enero, El Cairo, 1951), matemático, filósofo y metafísico francés.

De profesión matemático, es conocido por sus publicaciones de carácter filosófico espiritual y su esfuerzo en pro de la conservación y divulgación de la Tradición Espiritual. Se le relaciona con Ananda Coomaraswamy, otro gran metafísico del siglo XX.

René Guénon, gran estudioso de las doctrinas orientales y de las religiones, se esforzó por aportar a Occidente una visión no simplista del pensamiento oriental, especialmente de la India y por su defensa de las civilizaciones tradicionales frente a Occidente. Destaca su crítica a la civilización occidental desde presupuestos metafísicos y no ideológicos ni políticos. El estudio de sus libros sobre el hinduismo es indispensable para todos aquéllos que quieran profundizar en dicha tradición.

Biografía 
René Guénon, hijo único de Jean-Baptiste, arquitecto, y de Anna-Léontine Jolly, nace en Blois el 15 de noviembre de 1886. Transcurre en esta ciudad una infancia y una adolescencia totalmente normales, recibiendo la primera educación de su tía materna, institutriz, y continuándola luego en la escuela de Notre-Dame des Aydes, conducida por religiosos. En 1902 pasa al Colegio Augustin-Thierry y al año siguiente se recibe de bachiller «ès lettres-philosophie».

En 1904 se dirige a París, para seguir un curso académico de matemáticas superior en el colegio Rollin. Sin embargo, en 1906 aproximadamente interrumpe sus estudios universitarios, a causa, se dice, de su salud, que según parece ya era bastante delicada desde la infancia. En el ínterin, se había establecido en la calle Saint-Louis-en-l’Ile nº 51, domicilio que mantuvo por varios años.

Después de la interrupción de los estudios académicos comenzó para René Guénon un período rico en encuentros y fecundo en escritos; sin embargo, es en extremo difícil recoger testimonios seguros sobre sus relaciones, complejas, y generadas frecuentemente por motivos que tenían una relación directa con el desarrollo de su obra escrita, en particular en su aspecto de clarificación y condena de las pseudo-doctrinas ocultistas y «teosofistas». En el período que va de 1906 a 1909 René Guénon frecuenta la «Escuela Hermética», dirigida por Papus, y se hace admitir en la Orden Martinista y en otras organizaciones colaterales. En el congreso espiritualista y masónico de 1908 en el que participa en calidad de secretario de despacho, entra en relación con Fabre des Essarts, «patriarca» de la «Iglesia Gnóstica», en la cual lleva el nombre de Synesius. René Guénon ingresa en esta organización con el nombre de Palingenius. Aquí conoce a dos personajes de notable apertura mental: Léon Champrenaud (1870-1925) y Albert Puyou, conde de Pouvourville (1862-1939), el primero entraría más tarde en el Islam con el nombre de Abdul-Haqq, el segundo un ex-oficial del ejército francés que durante su destino en Extremo Oriente había sido admitido -caso más bien único que raro para un occidental- en ambientes taoístas. Siempre en este mismo período se produce la formación de una «Orden del Templo», dirigida por Guénon; esta organización tendrá una vida breve, pero costará a su fundador el ser excluido de los grupos dirigidos por Papus. También es de este período la admisión de René Guénon a la Logia masónica Thébah, dependiente de la Gran Logia de Francia, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Es 1908 el año al que algunos hacen remontar el encuentro de Guénon con calificados representantes de la India tradicional.

En 1909 funda la revista La Gnose, donde aparecerán su primer escrito, intitulado El Demiurgo, artículos sobre Masonería y, lo que es más importante en cuanto que demuestra cómo las doctrinas orientales ya habían sido completamente asimiladas por él en esta época (contaba entonces 23-24 años), las primeras redacciones de El Simbolismo de la Cruz, El Hombre y su devenir según el Vêdânta y Los principios del cálculo infinitesimal. A fines de 1910 conoce a John Gustaf Agelii, pintor sueco devenido musulmán con el nombre de Abdul-Hadi cerca de 1897, y vinculado al Tasawwuf (esoterismo islámico) por el Sheikh Abder-Rahmân Elish el Kebir. La revista La Gnose deja de publicarse en febrero de 1912. El 11 de julio del mismo año René Guénon se casa en Blois con la Srta. Berthe Loury y, siempre en este mismo año, entra en el Islam.

A los años 1913-1914 se remonta su encuentro con un hindú, el Swami Narad Mani, quien le procura una documentación sobre la «Sociedad Teosófica» que le servirá probablemente, en parte, para la redacción del estudio sobre la organización en cuestión. Entre los años 1915 a 1919 es suplente en el colegio de Saint-Germain- en-Laye, reside en Blois (donde muere su madre en 1917) y es profesor de filosofía en Sétif (Argelia). Retorna a Blois y luego a París.

En 1924 (y hasta 1929) da lecciones de filosofía en el curso Saint-Louis; en este año tiene lugar una conferencia de prensa en la cual participa junto a Ferdinand Ossendowski (polaco, autor de una crónica de viaje a través de Mongolia y el Tibet que había despertado un cierto interés algunos años antes), Gonzague Truc, René Grousset, y Jacques Maritain. También en 1924 aparece la obra Oriente y Occidente.

El año 1925 ve su colaboración con la revista católica Regnabit, dirigida por el R. P. Anizan, que le había sido presentado por el arqueólogo Louis Charbonneau Lassay, de Loudun (la colaboración con esta revista cesará pronto, en 1927).

El 15 de enero de 1928 fallece su esposa. En este mismo año comienza su colaboración regular con la revista Le voile d’Isis, la que desde 1933 tomará el título de Études Traditionelles.

En 1930 parte para El Cairo, donde se establecerá definitivamente, desposando en 1934 a la hija del Sheikh Mohammed Ibrahim, con la que tuvo cuatro hijos (dos varones y dos niñas), uno de ellos póstumo. El resto de su obra de clarificación doctrinal fue compuesta en el período de su estadía en Egipto, período que va de 1930 a 1951, año en el que muere, el día 7 de enero.

(Extracto de ¿Vida simple de René Guénon?, de Pietro Nutrizio, Rivista di Studi Tradizionali Nº19, abril-junio 1966, del sitio web Revista de Estudios Tradicionales)

Análisis de su obra 
Su obra escrita se puede dividir en varios bloques temáticos:

exposición de doctrinas orientales y principios metafísicos: aquí se encuentran obras como Introducción General al estudio de las Doctrinas Hindúes (su primera obra, que escribió por encargo y que es una introducción a la Tradición en general), Los estados múltiples del Ser o Principios del cálculo infinitesimal;
estudios sobre simbolismo y su interpretación ortodoxa tradicional, en este apartado se encuadran los numerosos artículos escritos para la revista El velo de Isis que posteriormente pasaría a llamarse Revista de Estudios Tradicionales. Estos artículos fueron compilados por Michel Vâlsan en la obra póstuma Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada y en La Gran Tríada;
ensayos relativos a la Tradición Primordial, la Iniciación y las sociedades iniciáticas tanto actuales (Masonería) como históricas: El Rey del Mundo;
reflexiones críticas sobre el mundo moderno y la sociedad occidental. Contra lo que podría parecer René Guénon estuvo muy preocupado por el mundo presente.
Partiendo de una fuerte crítica a la sociedad occidental pueden distinguirse tres etapas cronológicas en su toma de postura respecto a la cuestión, etapas que se corresponden a su vez con las tres obras con que aborda principalmente el problema de la modernidad:

Oriente y Occidente es la primera de ellas, aborda la falta de comprensión y entendimiento entre esos dos mundos que denominamos Oriente y Occidente, condenados a entenderse si no quieren aniquilarse recíprocamente y perecer. René Guénon defiende una salida inevitablemente dialogada a esta tradicional oposición como vía para lograr el entendimiento entre las diferentes culturas. Hay que señalar que pese a traslucir un optimismo ingenuo es precursor al señalar esta confrontación (o conflicto) que hoy día está en el punto de mira de todos los analistas del mundo actual.
La Crisis del Mundo Moderno, a la luz de los acontecimientos que se sucedían en el período de entreguerras René Guénon ve matizado su optimismo, pero no abandona la idea de que el entendimiento entre ambos y la rectificación en vista a una vuelta a la normalidad de Occidente, son posibles. Su análisis se sustenta en la confianza de preservación (en cierta medida) del Espíritu Tradicional en el extremo Oriente, en particular en las culturas china e india.
El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos. Sin duda su mayor, más completa, ambiciosa y acabada obra. Sus anteriores optimismo y confianza dan lugar a un análisis más duro y frío en el que domina el pesimismo y quizá cierto desapego por el destino de la civilización humana actual. En efecto, la Guerra Mundial no deja lugar para la esperanza ni el optimismo. En esta obra René Guénon analiza la civilización occidental partiendo de los principios generales del Vedânta y situándola dentro del marco de las Cuatro Edades (Yugas) que establece la Tradición. Las conclusiones son tan demoledoras como preocupantes por lo que suponen a futuro.
Esta clasificación temática de la obra de René Guénon no es rigurosa pues en cada obra se encuentran contenidos pertenecientes a los otros campos. Sería vano intentar sistematizar una obra tan interdisciplinar y que se quiere abierta, a diferencia de un sistema filosófico que pretende siempre ser completo y cerrarse sobre sí mismo. Su obra no intenta ser un sistema cerrado, definido y acabado sino una mirada abierta y múltiple sobre el mundo, llena de sugerencias y referencias a todos los campos.

Pensamiento
René Guénon define el mundo moderno como la degeneración e inversión del mundo Tradicional. Por una parte el carácter decisivo de la modernidad es su carácter anti-tradicional, su negación de toda herencia del pasado y su falta de reconocimiento de cualquier deuda con una sabiduría o cultura anterior. La oposición clásica entre Occidente y Oriente no es geográfica sino ideológica y doctrinal. Por eso se puede decir, un poco paradójicamente que mientras Europa fue tradicional (en la Edad Media) se la podía calificar de “oriental” desde nuestra perspectiva actual. Del mismo modo el Oriente actual, investido de pensamiento occidental, no es ya “oriental”, está occidentalizado (o en otras palabras des-orientado, si tomamos el sentido simbólico y profundo del término). En efecto, como advertía René Guénon la Edad Media estaba más cercana a la civilización india o extremo-oriental que a nuestra sociedad actual en cualquiera de sus aspectos. De hecho el carácter tradicional de la Edad Media aseguraba y garantizaba un permanente contacto y diálogo con el Oriente tanto geográfico como doctrinal.

La conclusión última de su obra (contenida principalmente en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos) es que la condición del mundo moderno testimonia el fin del ciclo actual de la humanidad, algo que señalan simbólicamente los mismos términos Oriente y Occidente (en particular éste último, tomado por nuestra misma civilización para auto-denominarse, lo que no deja de ser llamativo). René Guénon encuentra la prueba de esto en la desaparición progresiva de la Tradición dentro de las sociedades occidentales. Al respecto, una de sus grandes aportaciones son los términos de “seudo-iniciación” y “contra-iniciación”. René Guénon se esfuerza por desmontar tanto en la forma como en el fondo aquellas organizaciones que siendo presuntamente tradicionales tienden en realidad a subvertir la verdadera organización tradicional, en la mayoría de las ocasiones por ignorancia de la verdadera doctrina tradicional que les lleva a construir y abrazar una seudo-doctrina.

René Guénon nunca negó su vinculación a la Franc-Masonería, en la que fue iniciado, aunque no cesó de denunciar el carácter superficial y seudo-esotérico que se había instalado en la misma institución por ignorancia de su verdadera función y objetivo.

Guénon afirma que su enseñanza no se debe a un pensamiento de corte individual o personal, influenciado por alguna filosofía particular. Por el contrario él se escapa del cuadro moderno de ciencias y filosofía y se encuadra más bien en el nivel de la pura metafísica y los principios universales. Y aborda estos objetivos con lógica y rigor con la intención de rendir sus obras a todos aquellos que buscan todavía la verdad en el mundo.

Críticas a su obra 
A lo largo del siglo XX la obra de René Guénon ha generado un importante debate, con apologistas y opositores de las más diversas formaciones.

Entre quienes han reconocido “activamente” el valor de su obra se encuentran los colaboradores de la Rivista di Studi Tradizionali de Torino, Italia, publicación que ha favorecido la difusión de los escritos de René Guénon en lengua italiana, teniendo a su cargo inclusive la traducción de muchos de los mismos.

Entre los opositores, pueden señalarse:

– aquellos que, especialmente en el ámbito académico, como por ej. Umberto Eco, rechazan completamente sus premisas, métodos y conclusiones, por no considerarlas de carácter científico;

– aquellos que, como Giuliano Di Bernardo, lo definen como un pensador francés “convertido” al Islam, un tradicionalista “reaccionario” o las dos cosas;

– aquellos que, como Jean Daniélou por ej., critican a René Guénon por no considerar la aparición de Cristo como la “irrupción de lo sagrado que ha cambiado el curso de la historia”, y que rechazan las soluciones propuestas respecto de la iniciación (Sufismo y Masonería) en tanto que afirman el valor iniciático de los sacramentos cristianos y niegan la posibilidad de la realización metafísica, es decir de la superación de la distinción “Creador-criatura”;

– aquellos que, como Julius Evola, considerando solamente el aspecto de “crítica de la modernidad” de René Guénon (reduciéndola sin embargo a una cuestión principalmente de orden socio-político), rechazan las soluciones propuestas tanto para la iniciación así como para diversas cuestiones de orden doctrinal, como por ejemplo la subordinación de la acción a la contemplación.

– aquellos que fueron contemporáneos de René Guénon y que provienen del ámbito ocultista, seudo-esotérico o teosófico, tales como Paul LeCour o Gustave Bord. La respuesta de René Guénon a estos autores figura en obras como El Teosofismo: historia de una seudoreligión o Estudios sobre la Masonería y el Compañerazgo.

Otros autores aceptan parcialmente la obra de Guénon, con diferentes matices. Entre ellos se distinguen, muy sintéticamente:

– quienes aceptan el planteo general pero rechazan la solución de la Masonería en favor de la del Sufismo (por ej. Michel Vâlsan y Titus Burckhardt);

– quienes aceptan el planteamiento general de R. Guénon pero sustituyen la idea de “metafísica” por la de “unidad trascendente de las religiones”, reconociéndose en una “escuela” autodenominada perenialismo, cuyo origen reconduce al mismo Guénon (por ej. Frithjof Schuon y Martin Lings);

– quienes, como Jean Reyor, aceptan algunas premisas pero, rechazando las soluciones propuestas para la iniciación (Sufismo y Masonería), formulan las propias (Catolicismo) en artículos “que complementan la obra de René Guénon”, en documentos “confidenciales” y en biografías firmadas por otros (como es el caso de “La Vida simple de René Guénon”); a menudo el tono y los métodos adoptados parecen configurar estos trabajos más como un intento por desviar al lector de las ideas expresadas en la obra de René Guénon, que como una serena confrontación en el plano intelectual.

Obras 
Obras de René Guénon, según el año de la primera edición:

1921 – Introducción General al estudio de las doctrinas hindúes.
1921 – El Teosofismo, historia de una seudoreligión.
1923 – El Error Espiritista.
1924 – Oriente y Occidente.
1925 – El Esoterismo de Dante.
1925 – El Hombre y su devenir según el Vedânta.
1927 – El Rey del Mundo.
1927 – La Crisis del Mundo Moderno.
1929 – Autoridad espiritual y poder temporal.
1929 – San Bernardo.
1931 – El Simbolismo de la Cruz.
1932 – Los estados múltiples del ser.
1939 – La Metafísica Oriental.
1945 – El Reino de la Cantidad y los signos de los tiempos.
1946 – Consideraciones acerca de la Iniciación.
1946 – La Gran Tríada.
1946 – Los Principios del Cálculo Infinitesimal.
Publicaciones póstumas:

1952 – Iniciación y Realización Espiritual.
1954 – Consideraciones sobre el esoterismo cristiano.
1962 – Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada.
1968 – Estudios sobre hinduismo.
1970 – Formas tradicionales y Ciclos Cósmicos.
1973 – Apreciaciones sobre el esoterismo islámico y el Taoísmo.
1973 – Reseñas
1973 – Estudios sobre la Francmasonería y el Compañerazgo.

Bibliografía 
Chacornac, P., La vida simple de Rene Guenon, Ediciones Obelisco, Barcelona, 1987
Mahmud, Abdul Halim, “al-‘arif bi-llah al-shayj Abdul Wahid Yahya”, Qadiyya al-tasawwuf, Dar al-Marifa s/f 4ª edición. Capítulo dedicado a René Guénon por el Shaij al-Azhar Abdul Halim Mahmud, en este estudio sobre los maestros de la tariqa Shadhiliyya.

Ramana Maharshi

Ramana Maharshi

Ramana MaharshiRamana Maharshi (30 de diciembre de 1879 – 14 de abril de 1950) fue un místico hindú de la corriente Advaita Vedanta, considerado por muchos como uno de los más grandes santos del hinduismo en el siglo XX. Vivió en la colina sagrada de Tiruvannamalai, cerca de Madrás. El núcleo de sus enseñanzas fue la práctica de atma-vichara (la indagación del ser).

Biografía 
Ramana Maharshi nació en una aldea llamada Tirucculi, cerca de Madurai, en el sur de la India. Cuando nació se le llamó Venkataraman. Su padre murió cuando tenía doce años y se fue a vivir con su tío a Madurai, donde asistió brevemente al instituto American Mission (Misión estadounidense). Sin embargo pronto empezó a pensar en la religión y la mística hindú.

A los dieciséis años, oyó a alguien mencionar Arunachala. Aunque él no sabía el significado de la palabra (es el nombre de una colina sagrada asociada a la divinidad hindú Shivá) significaba algo para él. Por aquel entonces se hizo con una copia del Periyapuranam de Sekkilar, un libro que describe las vidas de los santos shaivitas (adoradores del dios Shivá) y quedó fascinado. A mediados de 1896 (a los 17 años), fue súbitamente abordado por el sentimiento de que iba a morir. Se tumbó en el suelo, convencido de su muerte, retuvo la respiración y se dijo: «Mi cuerpo está muerto, pero yo aún vivo». En este intenso sentimiento espiritual, se dio cuenta de que él no era el cuerpo.

Sus enseñanzas 
Ramana Maharshi enseñó un método llamado autoindagación, en el que el buscador focaliza su atención continuamente en el “pensamiento yo”, con el fin de encontrar su origen. Al principio esto requiere esfuerzo, pero finalmente algo más profundo que el ego surge y la mente se disuelve en el Ser Supremo.

Sri Ramana Maharshi es reconocido como un maestro hindú de la corriente de pensamiento védico advaita vedanta, y tuvo muchos seguidores en India y en el exterior. Su sistema de creencias se basa en la visión del «ser verdadero», en el que cada ser humano es la realidad última y suprema, el propio Brahman. Lo que impediría al ser humano darse cuenta de esto es el ahankara (‘el sonido «yo»’), o la convicción de que realmente es el cuerpo y la mente, y por extensión, sus actividades en este mundo. Por tanto, este ego debe ser destruido para darse cuenta de la verdad; esto sirve para iniciar la búsqueda, pero de hecho no hay que darse cuenta de la verdad, pues la verdad ya forma parte del ser. Sólo hay que apartar el velo que la oculta.

De manera sencilla, nos pide retroceder a la fuente de donde surge todo pensamiento para preguntarnos a nosotros mismos “¿A quién sobreviene este pensamiento?”. La respuesta debería ser obvia: “A mí”; tras esto la pregunta es “¿Y quién soy yo?”. Esto sólo puede ser contestado con negaciones como no soy el cuerpo, no soy la comida que como, no soy el cerebro… De esta manera uno devuelve el “pensamiento yo” a su origen. La fuente es lo que podría llamarse Dios, o el Sí Mismo Supremo; según Ramana Maharshi, “permanecer en silencio”.

Muchos autores occidentales, incluido el filósofo estadounidense Ken Wilber, han sido influenciados por el pensamiento no dual de Ramana Maharshi. Paul Brunton fue otro autor occidental impresionado por Ramana Maharshi. Escribió sus experiencias estando en Arunachala en un libro llamado A Search in Secret India (Una búsqueda en la India oculta). Este fue uno de los primeros libros que llevó a Ramana Maharshi a ser conocido en el mundo occidental. Brunton escribió: «Nunca fracaso al enterarme de la misteriosa atmósfera del lugar. Disfruto de una tranquilidad inefable sólo por sentarme un rato en las cercanías de Maharshi».

Obra 
Sri Ramana Maharshi decía que no sentía la inclinación a escribir nada. Escribió cuatro libros, pero decía que sólo lo hacía para satisfacer la solicitud de algún devoto:

Los cuarenta versos sobre la existencia
Sri Ramana Guita
La esencia del autoconocimiento
Platicas con Ramana Maharshi

Biografía de Agustín Guzmán

Agustín Guzmán nació hace 54 años en un lugar de los Andes peruanos cercano a la frontera con Ecuador. Es el sexto hijo de una familia compuesta por siete hermanos y sus padres, Jova y Agustín, campesinos analfabetos originarios de la Nación Quechua. Pasó su infancia en las áridas montañas andinas en donde aprendió a descifrar los secretos de la Naturaleza; la vida andina exige de sus hijos voluntad y fe inquebrantables de esta manera, desde muy pequeño comprendió que el diálogo permanente con ella permite mantener el delicado equilibrio necesario para la subsistencia.

Por un cerro salía el Sol y por el otro se escondía…hasta allí quería llegar…Cinco días de caminata le tomaría llegar hasta el cerro que se tragaba al Sol. Cuando llegara lo tomaría con sus manos, ese era su anhelo. Su padre lo miraba desconcertado.

Tradicionalmente, en las comunidades quechuas, los hombres acostumbraban llevar el pelo largo y trenzado pero, el ingreso a la escuela estatal obligó a sus padres a traicionar las costumbres; este episodio dejo una huella imborrable en él y, si bien acató obediente las normas impuestas, fue origen de su posterior rebeldía. Se prometió a sí mismo que el día que pudiera decidir sobre sus actos, volvería a dejar largos sus cabellos para poder trenzarlos. La tradición dice que, cuando a un hombre se le corta el cabello también su fuerza ha de menguar, no hablamos de fuerza en un sentido vulgar, sino de la resistencia a sobreponerse a lo de dentro y lo de afuera. Pertenecer a una de las últimas generaciones que orgullosamente portaban trenza como sinónimo de identidad fue, en cierta forma, el hito que marcó su camino.

En los Andes, cuando los padres labran la tierra, los niños pequeños acostumbran juguetear cerca de ellos, más tarde se incorporan a esas tareas; esta cercanía le permitió observar la idílica ritualidad que su padre mantenía con sus cultivos. Muy temprano se levantaba para hablar a los sembradíos y, en las noches de luna llena, les “echaba oraciones” a su modo pidiéndole a los cultivos que crecieran y dieran frutos; cuando al niño le llegó el tiempo del ingreso a la escuela esta más que enseñanzas le ofreció decepciones. Lo primero que le enseñaron los profesores fue que los animales y las plantas no tenían inteligencia ni sentimientos. ¿Como aceptar esos conceptos cuando se ha compartido la unción con que un padre dialoga con las plantas? Pero su padre era analfabeto. ¿Quien podría creer en las palabras de alguien que no sabía escribir? Nuevamente la rebeldía.

Amparado en sus sueños, sueños que le develaban que mas allá de lo que se veía había otras cosas, otros mundos, otras realidades; sirviéndose de ayunos y silencios deambulaba en busca de esos secretos por las serranías. Dormía debajo de los árboles buscando respuestas al sueño recurrente que lo persiguió hasta la adolescencia: hacía fuerza con sus manos y conseguía mover las montañas, veía como las piedras caían deshaciéndose en mil pedazos.

Mal alimentado. Mal vestido. Sintiendo vergüenza. Rezumando dolores Trabajaba duramente una tierra que pedía retribuciones, una vez al año acompañaba a sus padres a un curandero para ofrendar sus mesas* y devolver a la Pacha* lo recibido. Kintus de Coca, aguardiente, conchas marinas, tabaco, agua florida… y bebían Wachuma, el cactus que se hizo nombrar San Pedro para legitimizarse ante los curas que habían traído la espada oculta tras la cruz. La rebeldía continuaba. Finalizó sus estudios secundarios y decidió no ser agricultor. Quería conocer el mundo. Ir hasta el último hueco donde se escondía el Sol.

Como cualquier provinciano, llegó a Lima creyendo que podría treparla como trepaba los cerros, quería estudiar filosofía o psicología para saber que pasaba en el interior de las personas, entrar en sus cabezas, saber porque lloraban o reían. La fantasía duró poco, su hermano, que ya estaba estudiando en la ciudad, apenas sobrevivía con lo que le enviaban los padres. Imposible estudiar. Trabajó de cartero para poder caminar como cuando era niño. Caminaba hambreado por una ciudad a la que poco le importaban los sueños y el hambre de un cholo*; se sentaba en los bancos de las plazas a mirar mas allá de lo que veía y, fue sentado en esos mismo bancos, desde donde vio crecer los cimientos del edificio que luego sería un lujoso hotel internacional, el sitio en donde un año después hallaría su castigo y salvación.

Cuando ingresó al grupo de trabajo del hotel, ocupaba el ultimo puesto y salario; poco tiempo después comenzó a ascender. Trabajaba sin descanso. Olvidado de antiguas penurias, el dinero era el placebo que adormilaba la rebeldía, creía que era eso lo que realmente deseaba para su vida.

Su padre había muerto y la última de sus hermanas había llegado a Lima a estudiar obstetricia, sabedor de lo que eso significaba no se daba tregua pero, comenzó a tener gusto por el alcohol. A mas holgura económica más alcohol. Llevaba ocho años trabajando sin vacaciones, recibía excelente paga por sus servicios pero quería más. Como otros peruanos confió en que emigrar sería la solución no solo para su vida sino para la de su familia; pasaporte en mano subió al avión que lo llevaría a Alemania, pequeña valija con ropas y la cabeza llena de proyectos: quedarse a vivir en Europa, trabajar, estudiar y casarse. Una semana después de la llegada una voz comenzó a martillearle en los oídos: “Regresa”. No le hacía caso, la voz gritaba más fuerte “Regresa”. No quería oírla, la voz aullaba “Regresa”. Luego de cuarenta y cinco días de resistencia se decidió a obedecerle, pero ella, acostumbrada a la terquedad de aquel hombre y, aún sabiendo que ya estaba sobre el avión, firmemente volvió a ordenarle “Regresa”.

En los días que pasó en Alemania, Francia, Bélgica y Holanda las personas le preguntaban sobre los contrastes del Perú, nada podía decirles, no conocía su tierra. Había salido de su pequeño terruño a la gran ciudad, en una y otra el trabajo eran su única distracción. Cerca del Sol esta vez se prometió que no dejaría sitio sin visitar. El hombre que bajó en el aeropuerto de Lima no era el mismo que se había ido, ya no quería ser el mejor trabajador, había comprendido que el trabajo era el medio para conseguir otras cosas. El alcohol continuaba y lo había convertido en adicto.

Viajó hasta los sitios menos recomendables del Perú. Quería conocerlo todo. Ese era el mundo que lo llamaba. En un viaje que hizo a Piura, conocida por sus curanderos y las aguas milagrosas de sus lagunas, deseoso de abandonar el vicio, se acercó a uno de ellos. El hombre trabajaba la Wachuma con rezos cristianos, una vez al año lo visitaba para quitarse del alcohol, pero en uno de esos viajes le dijo “no voy a recibirte más, ve y sánate tú mismo, tú sabes y debes hacerlo”. Se sintió abandonado. De regreso a Lima recordó aquel incidente ocurrido a los doce años que ahora podía ver como un rito iniciático, el trance del sufrimiento chamánico. Al atardecer, una insoportable comezón en la espalda llegaba a hacerlo revolcar de dolor, el fuego duraba no más de media hora, Doña Jova miraba sin saber como ayudar a su hijo hasta que lo llevó a un curandero que, con sus rezos logró mejorar la dolencia, ese fuego siempre le acompañó como señal de algo que no lograba aún recordar. El regreso a su cultura le estaba permitiendo comenzar a reconocerse. Había querido ser un profesional y creía que esas cosas solo se logran si dejan atrás las raíces, vivir en la ciudad alejado de su Memoria y anestesiado por el alcohol.

Por ese tiempo su hermana lo había inducido a comenzar la universidad. Comenzaba a ver más claro, el trabajo sería el medio que le permitiría estudiar pero esa convicción duro poco, si continuaba allí le sería difícil dejar la bebida. El día que se quiso abotonar su camisa y se percató que no lograba coordinar sus manos, comenzó a preparar su propia Medicina. Las primeras tomas lo desintoxicaron y en las siguientes llegaron las visiones y los sueños, la autocuración había comenzado. Renunció al trabajo, ya dominaba el idioma inglés y, terminado sus estudios de turismo, era tiempo de dar el salto.

El nuevo trabajo le permitió conocer gente de muchos lugares a quienes llevaba a visitar esos sitios especiales del Perú de los que antes no había podido siquiera hablar, los turistas que lo buscaban, más parecían peregrinos que viajeros, cada viaje se convirtió en aprendizajes y milagros. Acompañando a los extranjeros pronto se dio cuenta que de aquella otra realidad él sabía mucho más de lo que creía. No obstante, algo no funcionaba como esperaba, con enorme crueldad el terrorismo había asaltado a su país espantando viajeros y ganancias. Las deudas comenzaron a amontonarse en su escritorio, pero a modo de rescate, los milagros o “cosas extrañas “se sucedían. Trabajaba duramente con la Wachuma, poco a poco el alcoholismo formó parte del pasado y comenzó a “comprender” sus sueños.

Las personas comenzaron a buscarlo, ya no para guiarlos en sus recorridos sino en sus “viajes de retorno” a si mismos. Portando su Medicina viajó a Argentina y más tarde a Brasil; en San Pablo un reportero de la revista Planeta, dedicada a temas espirituales, lo buscaba para hacerle su primera entrevista. Pero, como en el mito de Quirón, el sanador jamás olvida que él también fue un herido y renueva en el dolor ajeno sus propios dolores ya sanados. El conoce la ruta de la curación. Él puede anudar la trama justo allí donde el hilo se ha cortado. Solo él tiene el coraje necesario para regresar al infierno y salir acompañado de ese otro que ha venido a en busca de ayuda. Si bien la tradición de la Wachuma se había perdido y, algunos decían que no se podía usar fuego en las Ceremonias, a él el fuego lo “llamaba” diciéndole que lo usara, la Planta lo iba guiando. Sabía que cuando la Medicina comienza a hacer efecto, el frío se hace intolerable, el viento helado de las Andes lo toma a uno prisionero y no permite concentrase en las visiones. En uno de sus viajes a Brasil convoca a una Ceremonia en la playa e, intuitivamente, hace que todos se adentren en las cálidas aguas del Atlántico, comprende que algo nuevo le ha sido revelado: la Wachuma es con Agua. Con el agua la Medicina se potencializaba. Agua y Fuego. Las aguas termales de los Andes serían como un útero acogedor; la energía femenina de la Planta fluiría trabajando las emociones y ampliando la conciencia, el fuego que tomaba al cuerpo para devolverle la Memoria. El trabajo con dos energías femeninas como el Agua y la Wachuma serían como dos madres yendo al rescate de lo olvidado. No es el cuerpo quien enferma, es el Alma quien se agota y lleva señales de alarma al cuerpo físico; tanto buscar contrariando a su naturaleza que al fin sabía desde donde venía alumbrando la enfermedad.

Hoy dice que hay tres formas de volverse sanador, por herencia, iniciado por algún fenómeno natural y la autocuración del Sanador-Herido. Hoy puede darle a los demás todo el apoyo que él no pudo encontrar.

Sabe que si uno logra equilibrar las emociones el camino se hace más fácil; ejercer la humildad, algo que aprendió de su padre, le hizo ser mejor persona. Cuando viajaba por la India y le señalaban a los Iluminados se dio cuenta que ese tipo de iluminación existía también en los Andes.
Nunca se casó ni tuvo hijos pero, los hijos del Alma no le fueron negados, “uno tiene que saber alejarse del mundo, sin riquezas materiales, solo inversiones espirituales”, nos dice. La soledad no le provocaba dolor aunque, hasta que llegó Silvia, una bellísima mujer brasileña quien ahora es su compañera, se preguntaba si siempre sería así.

Se confiesa sin Maestros, pero agradece al único curandero al que visitó por haberlo echado a su suerte en busca de su curación. Sus ojos se llenan de lágrimas cuando habla de su padre y de lo que este en silencio le enseñó. La voz se le quiebra al recordar la conversación de despedida con doña Jova: “vaya tranquila ya estoy bien” y, seguramente en esas palabras, su madre haya comprendido el porque de aquella aparición de Jesús mirándola serenamente.

Para dejar salir en vuelo a sus sueños, a fines del año 2001 convocó a otras personas para fundar ONG Comunidad Tawantinsuyu, dedicada a revalorizar la Medicina Tradicional y el Patrimonio Tangible e Intangible de nuestras Culturas quien, desde sus comienzos ha participado y organizado diferentes eventos culturales relacionados a las Culturas Andino – Amazónicas.

Sabe que hay mucho por hacer. El mundo sigue siendo injusto, desigual y, a veces consigue derrumbarnos pero, eso debe darnos fuerza para continuar. Nuestra Medicina es alquimia y ritual. “Estar al servicio de las personas es reconfortante, entender sus sueños es como leer el libro de sus vidas.”

Agustín ahora comparte su vida con Silvia, una brasileña muy linda, que vino para juntarse en su caminada.

Nación Quechua: la Nación Quechua (nombrada en Ecuador como Kiwchas) se extiende a lo largo de toda la columna vertebral de Los Andes, dividida luego de la Conquista, en la actualidad sus hijos habitan países y se encuentran separados por fronteras (Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia)

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Mesa: Ceremonia andina con que se ofrenda a la Pachamama agradeciendo el alimento que nos brinda

Pacha: dada la riqueza expresiva de la lengua quechua, este término tiene variados significados, tiempo, tierra, cosmos, mundo

Kintu: grupo de tres hojas de Hoja de Coca seleccionadas para usar en Ceremonias.

Cholo: nombre despectivo con que, aún en la actualidad, se nombra a los quechuas.

Texto de Aymara Flacón

Mircea Eliade

Mircea Eliade

Mircea Eliade (9 de marzo 1907 en Bucarest, Rumania; † 22 de abril 1986 en Chicago, Estados Unidos) fue un filósofo, historiador de las religiones y novelista rumano. Hablaba y escribía con corrección en ocho lenguas: rumano, francés, alemán, italiano, inglés, hebreo, persa, y sánscrito. Llegó a formar parte del Círculo Eranos.

Biografía 
Estudió el bachillerato en Bucarest y posteriormente Filosofía en la misma ciudad, licenciándose con un estudio sobre la Filosofía en el Renacimiento Italiano, para lo que viaja a Italia y entra en contacto con Giuseppe Tucci; éste le pone en comunicación con el que será su gran mentor, Surendranat Dasgupta; se trasladará a la India y estudiará la lengua, el pensamiento y la tradición religiosa del hinduismo. De 1932 a 1940 enseñará en Bucarest. En 1940 es nombrado agregado cultural de la embajada de Rumania en Londres y posteriormente en Lisboa.

Al terminar la segunda guerra mundial viaja a París donde llegará a ser profesor de la École Pratique des Hautes Études hasta 1957, año en que es nombrado Catedrático de historia de las religiones en la Universidad de Chicago, donde enseñará hasta su muerte acaecida en el año 1986.

Pensamiento 
Mircea Eliade es considerado uno de los fundadores de la historia moderna de las religiones. Erudito estudioso de los mitos, Eliade elaboró una visión comparada de las religiones, hallando relaciones de proximidad entre diferentes culturas y momentos históricos. En el centro mismo de la experiencia religiosa, Eliade situó a lo sagrado, como la experiencia primordial del Homo religiosus.

Su formación como historiador y filósofo, lo llevó a profundizar en mitos, sueños, visiones, así como también escribió sobre el misticismo y el extasis. En la India, estudió el yoga y leyó directamente en Sánscrito textos clásicos del hinduismo que no habían sido traducidos a lenguas occidentales.

Prolífico escritor, su capacidad de síntesis es notable. De sus escritos suele resaltarse el concepto de hierofanía, con el cual Eliade define la manifestación de lo trascendente en un objeto o fenómeno de nuestro cosmos habitual.

Hacia finales del siglo XX, los textos de Eliade alimentan intensamente la visión gnoseológica de nuevos movimientos religiosos, surgidos con la contracultura de los años sesenta.

Obra 
Tratadística 
Gran parte ha sido publicada por Editorial Paidós:

Diccionario de las religiones {2007, ISBN 978-84-493-2004-0; 1992, rústica ISBN 978-84-750-9778-7, tela ISBN 978-84-750-9779-4}
Aspectos del mito {2000, ISBN 978-84-493-0847-5}
Historia de las creencias y las ideas religiosas:
Volumen I: De la edad de piedra a los misterios de Eleusis {1999, ISBN 978-84-493-0683-9}
Volumen II: De Gautama Buda al triunfo del cristianismo {1999, ISBN 978-84-493-0684-6}
Volumen III: De Mahoma a la era de las Reformas {1999, ISBN 978-84-493-0685-3}
Volumen IV: Desde la época de los descubrimientos hasta nuestros días {Póstumo, Herder Editorial, 1996, segunda edición tela ISBN 978-84-254-1889-1}
Lo sagrado y lo profano {1998, ISBN 978-84-493-0513-9}
Ocultismo, brujería y modas culturales {1997, ISBN 978-84-493-0400-2}
Cosmología y alquimia babilónicas {1993, ISBN 978-84-750-9913-2}
Alquimia asiática {1992, ISBN 9788475098258}
Metodología de historia de las religiones {1986, ISBN 978-84-750-9380-2}
Patañjali y el yoga {1984, ISBN 978-84-750-9273-7}
Otras ediciones:

Dioses, Diosas y Mitos de la Creación, I {2008, Azul Editorial, ISBN 978-84-954-8827-5}
La isla de Eutanasius {2005, Editorial Trotta, ISBN 978-84-8164-753-2}
Fragmentarium {2004, Editorial Trotta, ISBN 978-84-816-4676-4}
Erotismo místico en la India {2002, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5533-7}
El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis {2001, Fondo de Cultura Económica, ISBN 978-84-375-0513-8}
El Yoga. Inmortalidad y libertad {2001, Fondo de Cultura Económica, ISBN 978-96-816-3529-9}
Tratado de historia de las religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado {2001, Ediciones Cristiandad, ISBN 978-84-705-7430-6}
Herreros y alquimistas {2001, Alianza Editorial, ISBN 978-84-206-3767-9}
Mefistófeles y el andrógino {2001, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5493-4}
Nacimiento y renacimiento {2001, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5485-9}
Mitos, sueños y misterios {2001, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5487-3}
Técnicas del yoga {2000, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5476-7}
El vuelo mágico {2000, Ediciones Siruela, ISBN 978-84-784-4293-5}
El mito del eterno retorno {2000, Alianza Editorial, ISBN 978-84-206-3607-8}
Imágenes y símbolos {1999, Taurus Ediciones, ISBN 978-84-306-0359-6}
Mito y realidad {1999, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5449-1}
La búsqueda. Historia y sentido de las religiones {1999, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5432-3}
La India {1997, Herder Editorial, ISBN 978-84-254-2013-9}
Narrativa  [editar]El burdel de las gitanas {2000/2003, Ediciones Siruela, Cartoné/ Bolsillo ISBN 978-84-784-4213-3/ ISBN 978-84-784-4682-7}
Isabel y las aguas del Diablo {2003, Espasa Calpe, ISBN 978-84-670-1283-5}
Maitreyi, La noche Bengalí {2000, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5479-8}
Tiempo de un centenario {1999, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5435-4; 2007, Alianza Editorial ISBN 978-84-206-6122-3}
Diecinueve rosas {1999, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5445-3}
A la sombra de una flor de lis {1999, Fondo de Cultura Económica, ISBN 978-84-375-0486-5}
Relatos fantásticos {1999, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5444-6}
La noche de San Juan {1998, Herder Editorial, ISBN 978-84-254-2043-6}
Medianoche en Serampor {1997, Editorial Anagrama, ISBN 978-84-339-1492-7}
Boda en el cielo {1996, Editorial Ronsel, ISBN 978-84-884-1362-8}
La señorita cristina {1995, Editorial Lumen, ISBN 978-84-264-1225-6}
Cómo encontré la Piedra Filosofal
Escritos Autobiográficos  [editar]Diario (1945-1969) {2001, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5489-7}
Diario Portugués (1941-1945) {2001, Editorial Kairós, ISBN 978-84-724-5504-7}
Diario íntimo de la India (1929-1931) {1998, Pre-Textos, ISBN 978-84-819-1202-9}
Memoria I. Las promesas del equinoccio (1907-1937)

James George Frazer

James George Frazer

Sir James George Frazer.Sir James George Frazer (n. en Glasgow, 1 de enero de 1854 – † Cambridge, 7 de mayo de 1941) fue un influyente antropólogo escocés en las primeras etapas de los estudios modernos sobre magia, mitología y religión comparada.

Biografía  
Frazer llevó una vida aislada y tranquila, y pese a la ceguera que padeció desde 1930, esa rutina le permitió escribir una impresionante cantidad de estudios, mientras ejercía la docencia. Recibió el título de sir y fue miembro de la Royal Society.

El mayor cuestionamiento a La rama dorada es que su tesis no está suficientemente probada, pese a lo cual impresiona la capacidad de Frazer de relacionar distintos mitos y rituales de diversas culturas que parecen abonar muy seriamente la idea de que magia, ciencia y religión no marchan por caminos distintos.

Desde un pequeño problema, cual era el de explicar la norma que regulaba la sucesión del sacerdocio de la diosa Diana en Aricia, Italia, la obra se multiplicó y ramificó, abarcando los mitos y dioses agrícolas, los mitos de la vegetación, las víctimas propiciatorias, la magia, los alucinógenos, los ritos de fertilidad, el temor a los muertos en el nacimiento de las religiones, y la religión misma.

Su tesis de que las fallas de la magia condujeron a las religiones, y que la ciencia no procede de modo muy distinto en sus ideas generales, fueron el centro de la controversia, que no invalida la idea de que percepciones y temores parecidos crearon parecidos mitos en todas las culturas; y que todas las culturas encerraron en sus mitos una similar intuición sobre el universo y un mismo sentimiento sobre su carácter sagrado, más allá del entendimiento.

Pese a todo la obra de Frazer adolece de los inconvenientes típicos del pensamiento decimonónico. La idea darwiniana de evolución que tanto influyó a todos los pensadores de su época iba siempre emparejada a la idea de progreso. Por ello Frazer toma por evidentes dos supuestos indemostrados, a saber: que la historia de la humanidad refleja dicha evolución y progresión; que la sociedad occidental es la cúspide de dicho proceso de desarrollo.

Influenciado por estas ideas Frazer traza un reducido esquema evolutivo del pensamiento a lo largo de la Historia de la humanidad según el cual en los estadios primeros de civilización se daría la Magia, que progresivamente sería sustituida por la Religión. Ésta por último sería reemplazada por la Ciencia, que es un conocimiento más verdadero, en un estadio superior de desarrollo del pensamiento y el conocimiento humanos. Noténse todas las connotaciones etnocéntricas e ideológicas que esto implica.

Obra  
Sus obras comprenden

Totemism (1887), en la que se basó el famoso estudio de Sigmund Freud titulado Tótem y tabú,
Folklore in the Old Testament (El folclore en el Antiguo Testamento 1907–18),
Totemism and Exogamy (1910),
The Scapegoat (1913),
The Fear of the Dead in Primitive Religion (El temor a la muerte en la religión primitiva, 3 vols., 1933–36) y
Antología antropológica (4 vols., 1938–39).
Su obra principal fue The Golden Bough (La rama dorada), publicada en dos volúmenes en 1890 y que se incrementó hasta alcanzar doce volúmenes, que su propio autor redujo a uno, como síntesis, en 1922. Cuestionada y alabada, esta obra es un hito de los estudios sobre magia y religión e influyó en las obras de importantes escritores, como T. S. Eliot, W. B. Yeats y James Joyce.

Bibliografía
Fuente primaria
Frazer, James George (2006). La rama dorada. México: Fondo de Cultura Económica. ISBN 9789681601225.

Sobre Frazer y su obra  
Wittgenstein, Ludwig (2001 (2ª edición)). Observaciones a “La Rama Dorada” de Frazer. Madrid: Editorial Tecnos. ISBN 9788430921584.

Referencias  
American Folklore An Encyclopedia, by Jan Harold Brunvard, Superstition (p 692-697).

Frithjof Schuon-3659

Frithjof Schuon

Frithjof Schuon, (también conocido como Sheikh Issa Nureddin Ahmad al-Shadhili al-Darqawi al-Alawi al-Maryami). (18 de junio de 1907 – 5 de mayo de 1998). Metafísico, pintor y poeta.

Portavoz del Tradicionalismo y filósofo de la corriente metafísica de Shankara y Platón. Fue también colaborador regular de publicaciones sobre religiones comparadas en Europa y América. Sus escritos han aparecido en muchas publicaciones sobre filosofía y erudición.

Biografía  
Schuon nació en Basilea, Suiza, de padres católicos alemanes. En su juventud leyó los trabajos de René Guénon y a través de ellos aprendió sobre Tradicionalismo e Islam. También fue a París, donde estudió por un par de años antes de tomar algunos viajes a África del Norte, Cercano Oriente e India con el propósito de contactar autoridades espirituales y presenciar culturas tradicionales. En Mostaghanem, Argelia, conoció al Sheik Mustafa al-‘Alawi, quién lo inició en el Sufismo. Luego de su regreso a Europa, comenzó a escribir sus trabajos. Durante 1938 y 1939, viajó a Egipto, donde se encontró con Guénon, con quién había tenido una relación mediante correspondencia por veinte años. En 1939, poco después de su llegada a la India, comenzó la Segunda Guerra Mundial, lo que lo forzó a volver a Europa. Luego de servir en la armada francesa y ser capturado por los alemanes, buscó asilo en Suiza, que le dio nacionalidad y fue su hogar por cuarenta años. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, aceptó una invitación para viajar al Oeste de América del Norte, donde vivió por varios meses junto a los indios de las llanuras, en los cuales siempre tuvo un profundo interés. Habiendo recibido su educación en Francia, Schuon redactó en francés la mayor parte de sus obras, que comenzaron a aparecer en traducciones al inglés en 1953. Su extensa obra poética (escrita en su mayor parte en los últimos años de su vida) fue redactada en alemán, su lengua materna; algunos de estos poemas tardíos fueron escritos en inglés. En 1980, Schuon y su esposa emigraron a los Estados Unidos, donde siguió escribiendo hasta su muerte en 1998.

Pensamiento  
La perspectiva tradicionalista o perenne empezó a ser enunciada en 1920 por el francés René Guénon . El orientalista de Harvard Ananda Coomaraswamy y el historiador de arte de origen suizo Titus Burckhardt también compartían este punto de vista. Esta doctrina es esencialmente Sanatana Dharma–la “religión eterna”—del Vedanta. Fue formulada en la antigua Grecia, en particular por Platón, y luego por neoplatonistas, y en la Cristiandad por Meister Eckhart y Gregorio Palamás. Es también encontrada en el Islam en la forma de Sufismo. Sostiene que cada religión tiene, además de su significado literal, una dimensión esotérica, que es esencial, primordial y universal. Esta universalidad intelectual fue uno de los puntos de los trabajos de Schuon, dando una nueva perspectiva de las religiones, la historia, la ciencia y el arte. El tema dominante de sus trabajos fue marcado en su temprano encuentro con un morabuto, un líder espiritual del Africa musulmana, que había acompañado a algunos miembros de su pueblo senegalés a Suiza para mostrar su cultura. Cuando el joven Schuon habló con él, el anciano dibujó un círculo con radios en el suelo y explicó: “Dios está en el centro, todos los caminos llevan a Él.”

Obras  
De la unidad transcendente de las Religiones (1948)
El Ojo del Corazón (1950)
Perspectivas espirituales y hechos humanos (1953)
Senderos de Gnosis (1957)
Castas y Razas (1957)
Las estaciones de la Sabiduría (1958)
Imágenes del Espíritu (1961)
Comprender el Islam (1961)
Miradas sobre los mundos antiguos (1965)
Lógica y Trascendencia (1970)
Forma y substancia en las religiones (1975)
El esoterismo como principio y como vía (1978)
El Sufismo, velo y quintaesencia (1980)
Cristianismo-Islam, visiones de ecumenismo esotérico (1981)
De lo Divino a lo humano (1981)
Sobre las huellas de la Religión perenne (1982)
Acercamiento al fenómeno religioso (1984)
Resumen de metafísica integral (1985)
Tener un centro (1988)
Raíces de la condición humana (1990)
Las Perlas del peregrino (1990)
El juego de Máscaras (1992)
La transfiguración del hombre (1995)
Tesoros del Budismo (1997)

Aukanaw

Aukanaw

AukanawAukanaw, (apócope de Aukanawel = Jaguar Indómito, en lengua mapuche) también transcripto comoAuca Nahuel , (1897-1994). Etnólogo y hierólogo de origen mapuche-pehuenche que cursó estudios superiores en Europa, investigador de profunda erudición y vasta formación humanística.

Descendiente de un importante linaje de renüs (sabios esotéricos indígenas, especie de sacerdotes) de la región del volcán Llaima (Chile), fue depositario de importantes conocimientos y tradiciones ancestrales. Fue autor de numerosas obras referentes al conocimiento esotérico y científico de su pueblo.

En la década de 1930 realizo un importante hallazgo arqueológico, cuyo significado cambió totalmente su vida, circunstancia que encontró ratificada por otras experiencias posteriores, que le hicieron abandonar la actividad científica y consagrarse por entero a lo que consideraba su misión espiritual. A partir de de ese momento se convierte en un importante maestro espiritual para el pueblo mapuche, y los hechos su vida se entretejen con lo legendario.

Formó algunos discípulos que continúan la difusión de su obra, como el “Grupo Aukamapu” y el “Centro de Estudios Maestro Aukanaw”.

1 Obras
1.1 Obras inconclusas
1.2 “La Ciencia Secreta de los Mapuche”
2 Enlaces externos

Obras
La Ciencia Secreta de los Mapuche”
“Zoología Mapuche”
“El Dioscórides Mapuche Ilustrado, o sea Materia Médica Vegetal Mapuche”
“Tratado General de Hierología”
“Astronomía Mapuche”
“¿La Patagonia piensa? Críticas y reflexiones sobre la bibliografía “Mapuche”
“La función del Avatara americano y la ciudad sagrada Ll’mll’m”
“El Diluvio Mapuche”
“Diccionario de simbología”
“Representaciones de la diosa madre y del divino hijo en la cultura mapuche”
“Ritos cosmogónicos mapuches”
“El truftrufn, baño de vapor, como rito iniciático y curativo”
“El simbolismo del trapelakucha”
“La vía iniciática mapuche”
“Los Renüs y la sabiduría celestial”
“Introducción a la Sabiduría Aborigen”. Vademécum de Mapud’ngu (Idioma Mapuche)
“Estudio de la religión Mapuche. Introducción a su conocimiento mediante una síntesis conceptual integradora”
“Introducción a la Sabiduría Aborigen”
“Cartilla para la enseñanza del idioma mapuche”

Obras inconclusas 
Diccionario Multilingüe Mapuche” (Mapuche-español-inglés-francés-alemán-italiano-portugués); “Medicina Mapuche Comparada”; “Psicología Comparada Mapuche-Wingka”; “Calendario anual mapuche-gregoriano”; “Astronomía Mapuche”, “Atlas Anatómico, Fisiológico y Patológico Mapuche”; “Gran Atlas de las Ciencias Naturales y Culturales Mapuche”.

“La Ciencia Secreta de los Mapuche” 
“La Ciencia Secreta de los Mapuche” es una antología de escritos, algunos publicados y otros inéditos, del maestro Aukanaw realizada por la etnóloga canadiense Marie Dubois.

Estos artículos originalmente estaban destinados a las nuevas generaciones mapuches con el fin de que se apreciaran la grandeza y la verdad encerradas en la Tradición Sagrada Mapuche. Posteriormente Aukanaw los adaptó para el hombre occidental de un buen nivel cultural, con el fin de que llegase a comprender la sabiduría espiritual que se oculta tras el velo de la magia, la superstición y las prácticas ancestrales.

Para Dubois este libro pretendía ser una introducción sumaria a la sabiduría mapuche, a través de algunos temas puntuales, colocando a su autor en el rol de interlocutor intercultural. Pero pese a estas intenciones el público especializado ha consagrado definitivamente esta obra como un clásico del esoterismo indígena y a su autor como una especie de Rene Guenón mapuche.

Prueba de ello es que este libro sea catalogado por la mayoría de las bibliotecas virtuales dentro del concepto “chamanismo” o “esoterismo”, en lugar del de “antropología desde un enfoque émico”.

PERSISTENCIA DE LA IDENTIDAD INDIGENA -3657

Conferencia pronunciada en el Centro de Estudios de Simbología de Barcelona, noviembre 1991.

 

FEDERICO GONZALEZ

Esta ponencia tiene por título “Persistencia de la identidad indígena” y lleva implícito un interrogante: ¿Existe en nuestros días, está viva, la Tradición precolombina? Responderemos afirmativamente dada la evidencia testimoniada por cuarenta y cinco millones de indígenas en toda América y diremos que esto es así puesto que no puede subsistir verdaderamente nada alejado de las fuentes tradicionales, que son precisamente las que generan la posibilidad de una cultura, cualquiera que ésta fuera. Por lo tanto nuestra respuesta a la pregunta es un sí, basado en la experiencia y confirmado por prácticamente la totalidad de antropólogos, arqueólogos, simbolistas y otros investigadores.
Queremos destacar que este tema de la sobrevivencia de las antiguas culturas precolombinas es de vital importancia, puesto que generalmente se dá por descontado que estas culturas están muertas, o sólo sobreviven de ellas jirones inofensivos, etiquetados con el nombre de folklore que deben su validez al pintoresquismo exótico y colorido, superficial, de vestimentas, bailes, costumbres, leyendas, ceremonias, etc. Desde nuestro punto de vista, y si esto sólo fuera así, sería muy relativo el interés que nos despertarían estas culturas apenas sobrevivientes, más ligadas a la óptica del turismo que a la de la gnosis.

Por lo que deseamos señalar aquí dos puntos disímiles que servirán para dar coherencia a nuestro discurso:

a) La asimilación por parte de los indígenas americanos de determinados elementos del cristianismo, que ya existían en sus cosmogonías, comenzando por la cruz, y siguiendo por arcángeles, ángeles y santos, como imágenes de sus dioses. Estas asociaciones a su vez son más o menos claras en la actualidad según los lugares y pueblos indígenas, aunque debe destacarse por sobre todo matiz la capacidad autóctona de verdadera comprensión del cristianismo en su aspecto más elevado, el anagógico, mismo del que no eran conscientes todos los misioneros, y la mayor parte de los cristianos de hoy día. Esta síntesis o sincretismo, si se quiere, ha hecho posible, por otra parte, la supervivencia de la antigua tradición, aunque ésta jamás se dejó atrapar por la totalidad de los dogmas religiosos, y ha mantenido siempre hasta la actualidad el culto paralelo de otras teofanías y diversas expresiones soteriológicas, vinculadas con los estados de un Ser Universal -o nombres divinos- perdidos en la visión cristiana contemporánea. De más casi está decir que esta actitud mental y espiritual indígena ha llevado también a rechazar los usos y costumbres del hombre blanco occidental ya que no se corresponden en absoluto con su cosmovisión, donde el macro y el microcosmos juegan papeles y roles precisos y armónicos, totalmente alejados de un valor individual y separado, y mucho menos de exaltación competitiva de lo personal y culto a lo más material, grosero y finito. Aunque se debe hacer la salvedad de que ciertas manifestaciones han subsistido de manera bastante adulterada, tanto en su esencia como en las formas en que se expresan, y algunas particularidades aparecen como no fundamentadas claramente en la cosmovisión indígena Tradicional (análoga a la Cosmogonía Perenne y Unánime, expresada en símbolos y mitos presentes en sus monumentos y códices), sino degradadas, signadas por la superstición -que comparten con mestizos y blancos-, y la “brujería” más elemental.

b) Se tienen motivos fundamentales, dada la identidad de todo tipo evidente, para hablar de una Tradición Precolombina, aunque en realidad son numerosas las culturas y civilizaciones que existían, o mejor, coexistían a la época del descubrimiento, así como son muchas las que hoy subsisten con formas bastante distintas, asociadas a diversos símbolos de fauna, flora, regímenes de lluvias y agrarios, etc. Ya volveremos sobre ello más adelante, bástenos ahora tener presentes estos dos temas para adentrarnos en la comprensión de lo indoamericano actual, a saber: por un lado que las formas tradicionales indígenas se expresan muchas veces de modo cristianizado y al amparo de la religión católica, aunque conservando en mayor o menor grado su estructura Precolombina y que, en algunos casos, esta Tradición, heredera de la Gran Tradición Atlante, se ha ido contaminando hasta degradar de una manera grosera como lo acreditan ciertos indígenas, pseudoindígenas, o varios. Por otro, que hay motivos para hablar de una Tradición Precolombina común a los distintos pueblos aborígenes.

Pasemos ahora a la cuestión de la identidad indígena. El mismo enunciado de este tema es dual y supone una visión general de las culturas observadas desde el punto de vista europeo-occidental y no un asunto propio de las culturas aborígenes que jamás se preguntan esta cuestión, y por ende no tienen respuesta para ella. En primer lugar, diremos que un miembro de una comunidad americana tradicional no se ve a si mismo como un indio -y ya se sabe que ese mismo término es completamente espúreo- sino como el heredero de los dioses, la posibilidad de ser el hombre verdadero, es decir el Hombre Universal, el ser humano como intermediario creacional.

Por otra parte, las distintas tradiciones indígenas no se identifican entre sí, y tienden a considerar a los integrantes de otras naciones, tribus, o mismo clanes, como extranjeros, cuando no enemigos, dadas las rivalidades y las guerras que han tenido a lo largo del pasado -y que posibilitaron en gran parte su propia conquista-, muchas de las cuales se perpetúan en la actualidad, a nivel local y aún familiar, en forma de enconos.
Eso se debe a que cada pueblo en sí se considera el Centro del Mundo y piensa que su cultura y su lengua es la que mantiene viva la posibilidad del Ser en ese mundo, que se perpetúa gracias a su hacer sagrado (sacrificio) y al conocimiento de los misterios cosmogónicos y metafísicos, que les fueron revelados a sus ancestros en el Origen. Los pueblos indígenas de América no mantienen mucha comunicación entre sí, ni la han mantenido, salvo a través de un sencillo comercio de trueque y las constantes guerras, (que por otro lado forman parte de su concepción dialéctica del cosmos) que han generado y generan siempre interrelaciones y todo tipo de secuelas. Por lo tanto no sienten que pertenecen a un tronco ancestral común, ya que cada pueblo tiene el propio, que enraiza directamente con lo vertical, o divino. Esto hace que un indígena tradicional contemporáneo no se sienta “indio”, o perteneciente a una “raza”; ni siquiera solidario con la idea de América o Nuevo Mundo, y tampoco con la del país republicano a que “pertenece” actualmente. Sólo desde hace aproximadamente 20 ó 30 años han comenzado, junto con la irrupción de los medios de comunicación, y la “universalización” del globo terráqueo, a conocerse entre ellos y a tratar de entablar algún contacto directo, lo que se ha dado tan sólo entre algunos grupos y tomando en común temas no estrictamente ligados con su tradición metafísica y cosmogónica propios de los chamanes y jefes autóctonos, sino secundarios, aunque muy importantes, acerca del trato social, económico y cultural que han padecido y siguen padeciendo de cara a la pretendida civilización del hombre blanco, su crueldad, su deshumanización y su injusticia.1

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