Dan Winter

Nacionalidad/es  Estados Unidos
Campo/s Geometría, Física, Lenguaje, Consciencia, Geobiología, Biología y Matemática
Daniel E. Winter, (13 de Noviembre, 1952) es un respetado científico, físico, psicólogo, fisiólogo, filósofo, autor, músico, inventor, programador e investigador poligráfico norteamericano. Conocido mundialmente por ser el primero en relacionar al fractal, o la fractalidad, con el origen de la gravedad y por sus teorias científicas y filosóficas, que nos muestran la ciencia que da origen a la consciencia. Entre sus otras teorias científicas, destacan los trabajos sobre los orígenes del color, los orígenes de los lenguajes antiguos y una magistral explicación de la relación que mantiene phi con nuestra biología (adn), nuestro planeta o el resto del universo.

Comienzos 
Graduándose con honores en la universidad de Detroit, Dan realizó estudios en psicofisiología y origenes del lenguaje. Sumado a su trasfondo académico, ha trabajado como analista de sistemas para IBM, en la industria metalúrgica y como cristalógrafo. También ha llevado a cabo estudios que van desde la física cuántica al modelage en el laboratorio espaciel del MIT o a desarrollar los prototipos de equipos de biorretroalimentación como protegido del Doctor Albert Ax.

Habiendo viajado mucho, Dan ha estado estudiando en distintos lugares, como en la escuela de Gurdjieff de Gimnástica Sagrada, en Florencia con Buckminster Fuller, con el ruso Itzhak Bentov, en las pirámides de Giza, en Israel, o en Los Andes.

Dan es un consumado artista del teclado (piano), tras haber sido organista y director de coro antes de hacer el bachillerato. Le encanta mezclar el teclado con sonidos de la naturaleza, como latidos de corazón, canciones de delfines o ballenas, etc…

En los años 80 fundó un periódico alternativo titulado “Network of Light” y estableció un centro educativo experimental en colectividad bio-armónica llamado “Crystal Hill Farm”. En Crystal Hill, la extensa red de colaboradores de Dan crecio mucho, a medida que iba organizando conferencias con una gran lista de prolíficos ponentes, con temáticas que variaban desde la geometría aurea a ecosistemas sostenibles. Dan mantuvo unas completas instalaciones con soporte de ordenadores, audio y video, donde sus proyectos de musica y animación, con los que explicaría sus teorías físicas, fueron tomando forma.

Santo Grial de la Física, la forma que contiene a todas las formas, que no tiene interior ni exterior, resolviendo el problema de la separación y albergando la espiral áurea, los órganos reproductivos de la mujer o el corazón alado Sufí.Mientras dirijía Crystal Hill, Dan Winter era también Vice Presidente y Director Técnico de ‘S-S Electric Inc.’ de Buffalo (EEUU), que vende su tecnología, un Motor de Conversión Trifásico, alrededor de todo el pais.

A principios de los noventa, Dan se mudó a ‘Blue Ridge Mountains’ y fundó el San Graal School of Sacred Geometry y el centro de curación ‘Bio Dome’, localizado en Waynesville, Carolina del Norte. Ha inspirado muchos proyectos, como al grupo ‘Planet Heart Biofeedback’, las series de conferencias con Henry MacLean sobre “Timeless Architecture” o la conferencia ‘Reviviendo las Culturas Antiguas’ en la que se hizo un compendio de las enseñanzas de la escuela de misterio de egipto The fifth Way Mystery School.

Conocido por 
A través de los años, Dan a realizado ponencias sobre la evolución de la consciencia, geometría aurea y lo que él llama emoción coherente, en muchas conferencias a nivel nacional e internacional. A mediados de los 90, sus teorias en Emoción Coherente, inspiraron notables investigaciones, como las del hospital “Millard Fillmore” de Buffalo o las del “Heart Math Institute” de California. Resultados publicados por el Doctor Glen Rein proporcionaron evidencias concluyentes apoyando las teorias de Dan sobre el corazón. Se midió, de un modo totalmente replicable, que el efecto de la ordenación coherente de los armónicos del corazón en los momentos de compasión o amor, causaban una repercusión en el trenzado (programación) del ADN. Explicado de un modo sencillo, lo que se descubrió, es que las emociones afectan directamente a nuestra genética.

El proyecto que puede conocer más gente que está totalmente inspirado en Dan Winter, es la película “Pi, Fe en el Caos” del director Darren Aronofsky, en 1998. Tanto el personaje principal Max Cohen, como la relación con el judio jasídico, Lenny Meyer, que le enseña la matemática de la Torah, como la recurencia de la película a mostrarnos que todo está hecho de espirales (phi), están basados en Dan y en sus enseñanzas. De hecho, la película debería haberse llamado Phi… no Pi. Fue un cambio de título de última hora de uno de los productores. Dan Winter en Pi

phi, caracterizado por la espiral logarítmica y siendo la constante natural que existe en todo lo que vemos a nuestro alrededor.Dan Winter ha trazado lineas entre muchísimas fuentes, tanto científicas, dado su entrenamiento académico, como mitológicas, de la cultura popular, e incluso de información canalizada, en busqueda de ideas sobre la profunda interconexión de todas las cosas y sobre como la naturaleza de nuestra propia consciencia puede ser abordada desde la arquitectura o el arte, la matemática o la biología, la electrónica o el mito. Con un gran sentido a la hora de trazar puentes entre mundos, Dan tiene un gran talento tanto en la poesía de su lenguaje como en el rigor científico de su mensaje.

El trabajo de Dan en años recientes se ha centrado en demostrar, con la ayuda de una sensacional variedad de gráficos por ordenador , el modo en que las ondas musicales asociadas con las emociones (llamado en inglés ‘sentics’), se vuelven geometría pura.

Estudio de Manfred Clynes calculando la presión a través del tiempo al interpretar música con cualquier instrumento, dando como resultado distintas emociones en los oyentes.
Actualmente 
Entre sus múltiples proyectos, Dan está desarrollando una nueva teoría de la Gravedad. Él cree que anidaciones recursivas en las geometrias de campos electromagnéticos, es lo que genera la Implosión, o fuerza centrante, a la que llamamos Gravedad. Su teoría puede proporcionar pistas sobre como poder organizar ondas magnéticas largas para reparar el tejido gravitatorio y retener, de ese modo, la atmósfera de nuestro planeta, o sobre como poder dejar de usar la contaminante explosión para toda nuestra tecnología y empezar a utilizar la Implosión, o Gravedad.

Actualmente Dan es un consultor en multimedia y en proyectos de animación por ordenador y realidad virtual. Viaja por el mundo entero dando clases y conferencias y ha producido más de cincuenta videos sobre numerosas temáticas.

Recientemente, en Agosto de 2008, Dan Winter estuvo dando una ponencia en Huesca participando en Expo Zaragoza 2008, junto a Konstantine Korotkov, Ervin Laszlo, Minnie Hein y Masaru Emoto, entre muchos otros. El 28 de Febrero estará dando una conferencia en la Mediateca del Caixa Forum de Barcelona, participando en la presentación oficial de Radio Evolució.

Nos cuenta… 
“El universo está hecho de una sola sustancia, la energía. Es muy reconocida la fórmula de Einstein E=mc², que nos dice que la materia es solo un montón de energía moviéndose tan despacio que podemos tocarla y sentarnos en ella y que la energía es tan solo un poquito de materia moviéndose tan deprisa, que tenemos problemas para encontrarla. Del mismo modo, el principio de transformación de frecuencias de Fourier, nos explica que hasta las formas más complejas son una simple suma de ondas senoidales de longitudes diferentes y por lo tanto, esta substancia universal, la energía, tiene una sola forma de onda, la onda senoidal.

En un mundo hecho de ondas, solo podrian existir dos formas geométricas, el toroide y la espiral áurea o espiral logarítmica. La forma de un toroide, un donut, es la única forma, de un mundo de ondas, que puede volverse coherente, es decir, retener su forma como si de un anillo de humo se tratara. Todos los anillos de humo que se quieran relacionar con el primero, deberán hacerlo anidándose en un patrón concreto. El mejor patrón para llevar esta anidación a buen termino, es la proporción áurea, que permitirá que los anillos de humo puedan acordarse de sus respectivas formas compartiendo sus mismas estructuras.

Tan solo la simetría de la proporción áurea permite que ondas que convergen puedan sumarse y multiplicarse al mismo tiempo. Solo de este modo, las ondas pueden anidarse juntas sin interferir entre ellas y sin la resultante pérdida de memoria de sus estructuras. Una espiral áurea, puede anidar dentro de si misma triángulos, cuadrados y figuras de cinco lados, creando de ese modo el dodecaedro. Así pues, el dodecaedro, es el nido áureo perfecto para hacer que la información se vuelva estructura coherente (forma) y pueda moverse sin la perdida de inercia (conciencia). Por ello el trenzado de la molécula del adn o una galaxia, siguen ese patrón concreto.” [fragmento del libro de Dan Winter “Alphabet of the heart”]

Referencias 
Winter, D.: Implosions Grand Attractor. Implosions Grand Attractor
Winter, D.: Implosion. Implosion, The Secret Science of Ecstacy and Immortality
Winter, D.: Alphabet of the Heart. Alphabet of the Heart
Winter, D.: goldenmean.info. Web Oficial de Winter, goldenmean.info

Libros de Winter 
Alphabet of the Heart
EartHeart
Implosions Grand Attractor
Implosion, The Secret Science of Ecstacy and Immortality

Materiales orgánicos y el rescate de las formas naturales

Según explica el científico norteamericano, Dan Winter, “hay que volver a las cosas básicas de la vida”.

Dan Winter es el promotor de una gran corriente mundial que impulsa el uso de los materiales orgánicos, el rescate de las formas naturales y el freno al abuso de la tecnología, como bases de una mejor forma para lograr la calidad de vida.

El científico norteamericano habla la geometría sagrada, ciencia antigua que sirve de base a la disciplina oriental del Feng Shui. Según Winter “es una forma de introducir a la gente con el significado científico de lo que es la vida”, asegura.

El experto vive actualmente en la cima de una montaña en Francia, come cosas crudas y no dispone de aparatos eléctricos y sugiere que todas las cosas deben seguir en su disposición natural, sin alteraciones, ni artificios. Así, de acuerdo con su teoría, las ciudades deberían construirse siguiendo esa forma y de igual manera los edificios, las casas y las oficinas. Las personas también deberían seguir a pies juntillas este modelo y ubicar las cosas en su habitación, la sala de su casa o su oficina, siguiendo unos criterios armónicos y naturales.

El experto asegura que siguiendo este modelo orgánico, conseguimos que las construcciones atraigan energía positiva y sigan el camino de la naturaleza ya que lo demás “tarde o temprano, se destruirá, asegura. El experto pretende “enseñar a la gente, a los maestros de biología y a los arquitectos, porque algunas de las cosas que construyen hacen enfermar a la gente”, sentencia.

La misión de Winter es la de despertar conciencia en la gente sobre la existencia de estas disciplinas, que buscan una explicación diferente a las cosas importantes de la vida y que promulgan el bienestar de los seres humanos y la naturaleza, por encima de los objetos y la tecnología.

PELIGROSO CIORAN

Artículo publicado en “Artes & Letras” de Heraldo de Aragón el jueves 18 de diciembre de 2008

Hay libros que nunca me hubiese atrevido a abrir, autores cuya obra no he leído por no pisar las sendas prohibidas por la llamada sensatez, por el instinto de conservación o yo qué sé por qué pamplinas en las que, por lo demás, no siempre creí, pero que apremian cuando llegan los malos días, libros y autores que no he frecuentado por no ir a peor, pero ante los que ahora me digo aquel “¡de perdidos al río!” y me lanzo a bucear en ellos porque ya no sé que es peor, si morirse o morir, cerrar los ojos o tabicar el corazón. Ciorán y sus libros. Hay, claro, más, pero no es cosa de asustar a nadie con todos mis sustos juntos. Son todos esos libros que te rondan y te miran fijo y te susurran melindres y se te muestran tan apetecibles como la manzana y la serpiente aquellas juntas, libros que no hay manera de no comprar un día y abrirlos y ponerse a leerlos pase lo que pase. Y eso es lo que ha ocurrido con este ‘Breviario de los vencidos’ de E.M. Cioran (Tusquets, 2007), tan bellamente traducido del rumano por Joaquín Garrigós, tan bien editado en esa colección ‘Marginales’ desde la que me asaltan hace tiempo tantos otros títulos, que no he podido resistirme y lo compré y ando leyéndolo casi sin mirar dónde piso. Tiene Cioran un rayo poderoso en la mano con el que ilumina las profundas oscuridades que él mismo se propone visitar, y a la luz centelleante de sus palabras pueden leerse aquellas ideas que uno acaso no se atreve a decir ni a pensar pero que agradece que las digan otros. Sabe Cioran que “El que da un rodeo a la historia se desmorona violentamente en sí mismo” y nos lo muestra en este gran libro de cuya existencia sólo me atrevo a dar noticia como en un suspiro. ¿Cómo no hablar (bien) de alguien que escribió: “No tener sino una meta: ser más inútil que la música”?

El amigo de lo peor

Para saludar la aparición de su libro Sur les cimes du desespoir obra inédita, escrita en Rumania en 1934, Pierre André Boutang y Oceaniques habían programado la difusión, el 26 de marzo, de un documento único; una entrevista televisada de Cioran, realizado por Christian Bussy para la RTBF en 1973. en el último momento Cioran se opuso a su radiodifusión. Publicamos algunos fragmentos de esa entrevista excepcional que, a más de medio siglo de distancia, hace eco de las obras de juventud que descubrimos hoy.
Christian Bussy: A su llegada a Francia, en 1937, ¿intentó usted conocer a los escritores que le gustaban?
Cioran: Absolutamente no. Sólo lo hice cuando apareció mi primer libro, Précis de décomposition en 1949. Antes, yo no conocía a ningún escritor, ningún filósofo, ningún intelectual. Yo no pertenezco a ese mundo.
C.B: A pesar de todo, usted saltó la barrera…
Cioran: ¡Si se puede decir! Llevé por entonces, sobre todo, lo que se podría llamar una vida mundana. A comienzos de los cincuenta yo iba a los cócteles. Después de tres, tal vez cuatro años, me cansé. Siempre he vivido en el fondo, al margen de la sociedad.
C.B: A pesar de todo, escribir un libro es entrar a la sociedad. ¿Qué le decidió a escribir ese primer libro, en 1949?
Cioran: La historia d ese libro es bastante curiosa. Dos años antes, 1947, estaba yo en Dieppe y me divertía traduciendo Mallarmé al rumano. Cuando digo que me divertía, esa es una manera de hablar, pues de pronto me di cuenta de que eso era absurdo, que era tiempo perdido, puesto que yo no volvería jamás a Rumania, y que, en suma, estaba yo traduciendo a un ilustre poeta clásico a una lengua desconocida. Regresé entonces a París y tomé la decisión de escribir directamente en lengua francesa, por mi propia cuenta; ese es el origen de Précis de décomposition. Por lo demás, todo lo que he escrito, lo he escrito en momentos de depresión. No he escrito nunca uno de mis libros para hacer un libro, sino siempre con un fin terapéutico. Es difícil de expresar, pero mis libros no son tales.
C.B: A la pregunta, ¿por qué escribe usted?, respondía Paul Valery: Por debilidad. ¿Es éste, un poco, el caso de usted?
Cioran: Es mucho más que debilidad. Una especie de miseria, de descenso… El libro aparece después de eso y como un accidente.
C.B: ¿Escribe usted también acaso, para conocer a los hombres? ¿Para tener testigos?
Cioran: ¡Ah eso no! Cuando se escribe en estado de crisis, no se piensa en los demás. Si verdaderamente quiere usted que se trate de un diálogo, entonces sería…
C.B: ¿Un diálogo con usted mismo?
Cioran: No, con Dios. En el sentido en que mis libros son el encuentro de una soledad con otra soledad, pues Dios está más solo de lo que podamos estarlo nosotros.
C.B: Dicen que usted es nihilista. ¿Es verdadero esto, o falso?
Cioran: No, no soy nihilista. No soy nada. Digamos que tengo acceso de nihilismo. Soy un negador, ciertamente. A condición de precisar que la negación no es en mí abstracta sino visceral. Es… ¿cómo decirlo? Es como una explosión. Es un sentimiento difícil de analizar, de descubrir. Por ejemplo, dar una bofetada todavía es una afirmación. Yo doy bofetadas, sin duda, pero no afirmo nada.
C.B: ¿Por qué es Cioran un hombre rebelde?
Cioran: ¡Pero si yo no soy un rebelde! Un rebelde quiere remediar algo. Es un militante. Yo me siento cerca de Baudelaire y de Pascal, y no se puede decir que sean rebeldes.
C.B: Entonces, vamos lejos, ¿es usted un desesperado?
Cioran: Y bien, no, eso tampoco… Bueno, mi posición es ciertamente desesperada puesto que no lleva a ninguna parte. Pero es una situación que acepto y que, curiosamente, no me impide en nada vivir. Siempre me he dicho que si hubiese un remedio a esta situación, ya lo habría yo encontrado. Después de todo, no soy más tonto que cualquier otro.
C.B: Alguien tan severo como usted, ¿tiene, de todos modos, objetos de admiración, de amistad?
Cioran: Sin duda, siempre he tenido amigos, pero fuera del medio literario. Mis más grandes amigos no escriben. Nunca he apreciado a las personas en función de lo que son. Hasta iré más lejos: en el plano metafísico, una conserje un poco inquieta es mucho más interesante que un filósofo infatuado por su sistema. De hecho, en la vida, se encuentran grandes escritores que no han comprendido nada.
C.B: De todos modos, una excepción: ¿Michaux?
Cioran: ¡Ah! ¡Sí! Un hombre admirable! Vivió largo tiempo en el mismo barrio que yo. Me encantaba hacerle hablar.
C.B: ¿Qué puntos comunes tenía usted con él?
Cioran: Difícil de decir… pero yo estaba fascinado por la manera en que él se apasionaba por el cine documental, científico. Lo comprendí después. Michaux quería agotar un tema, cualquiera que fuese. Ahora bien, la literatura, necesariamente, es escamoteo. En ese sentido, Michaux se salió de la literatura.
C.B: ¿También usted, cuando observa, agota un tema?
Cioran: No lo sé. Recuerdo que una noche, después de cenar, Michaux y yo hablando hasta las dos de la mañana. Habíamos hablado del destino del hombre; su voz cambió de pronto, y yo noté un temblor, una emoción; la idea de que el hombre pudiera desaparecer un día del planeta le trastornaba. Yo nunca le he perdonado esta emoción. Yo pensaba que esta hipótesis de una desaparición del hombre no era tan mala. Y en ese instante sentí una decepción.
C.B: Con el tiempo, ¿se ha vuelto usted más cínico?
Cioran: No, menos, mucho menos. En el fondo, con la edad, todo se agota, hasta el cinismo. Ciertamente, no tengo ninguna razón de renegar, de corregir o de suavizar todo lo que he escrito. Pero las cosas son de tal modo que una vez que se les ha expresado, se cree en ellas u n poco menos. ¿Por qué? Porque el hecho de escribir es, de todos modos, una profanación. Por ejemplo, tomemos el suicidio. El suicidio me obsesionó hasta el momento en que escribí sobre el suicidio. Después, pensé menos en eso. En eses sentido, escribir es una profanación: Matamos el tema. Todos los temas que he tratado los he matado, a medias. Mis obsesiones han disminuido.
C.B: Al llegar a este punto, debo plantearle la pregunta: ¿por qué no se ha suicidado usted?
Cioran: Fue la idea, la obsesión del suicidio la que me salvó, precisamente. Es una idea positiva, estimulante, sin la cual no habría yo soportado mi vida. El cristianismo ha cometido una enorme falta psicológica al proscribir el suicidio. Y lleva la pesada responsabilidad de haber desacreditado esta idea que, para mí, está ligada a la idea de libertad. Hoy puedo soportarlo todo, puesto que todo depende de mí

Publicada en La Gaceta, septiembre 1990.

CIORAN Y LA POSTMODERNIDAD (1)

   

CIORAN Y LA POSTMODERNIDAD (1)

Alberto Pinzon Leon

apinzonleon@hotmail.com
Publicado en Antroposmoderno el 02/10/06

Mi reflexión se apoya en principio en el artículo de Luc Ferry, [3] para tratar de mostrar la propuesta filosófica de Cioran. Dice Ferry: “… Hoy ningún filósofo vivo puede compararse seriamente con los grandes autores del pasado… Habermas no es Hegel, Rawls no es Kant, Apel no es Fichte…

CIORAN Y LA POSTMODERNIDAD (1)

1) Tomado del Trabajo de Freddy Quezada “Tres fuentes y tres partes integrantes del postmodernismo” aparecido en El Semanario No. 113. 1992. Managua, pág. 7.

I. Las Tres épocas de la modernidad.

Mi reflexión se apoya en principio en el artículo de Luc Ferry, [3] para tratar de mostrar la propuesta filosófica de Cioran. Dice Ferry: “… Hoy ningún filósofo vivo puede compararse seriamente con los grandes autores del pasado… Habermas no es Hegel, Rawls no es Kant, Apel no es Fichte… Sugiero, a manera de hipótesis, que consideremos tres épocas en la modernidad: la de la construcción de los grandes sistemas… la de la deconstrucción que registra la muerte de “Dios” y sella el fin de la filosofía como proyecto metafísico; y aquella a cuyas puertas nos encontramos hoy y que todavía está, al parecer, por definir”. Pero que para algunos filósofos ya esta perfectamente caracterizada y definida, se llama la postmodernidad.

Continúa Ferry caracterizando de manera más específica estas tres épocas: “La filosofía clásica vio a grandes autores producir grandes sistemas… tal vez fue Marx el último que elaboró de nuevo una visión global del mundo, donde todos los aspectos podían cohabitar… el formidable desafío a través del cual la filosofía se propone ocupar el puesto de las religiones, hasta en su reconstrucción racional, … hoy ningún filósofo pretende producir un momento similar a estos grandes sistemas ontoteológicos…”

La segunda época nos la describe así: “… Desde Nietzsche hasta los filósofos franceses del 60, el pensamiento contemporáneo ha sido esencialmente una deconstrucción de la gran tradición metafísica… en ellos (Nietzsche y Heidegger) ya no encontramos producción de sistemas… Al manejar el martillo, el pensamiento se hizo historiador… más modesto… el filósofo se limita a descifrar la lógica –que puede no ser dialéctica- de una historicidad del pensamiento. La cual será decadencia para Nietzsche y ocaso para Heidegger.

Toda la dificultad de esta segunda época tiene que ver con una formidable paradoja: en la medida que recurre sin cesar a la formidable critica, aunque sea en forma de negación, el deconstructivismo, se inscribe, a pesar suyo, claro está, en la tradición de la Ilustración… el deconstructivismo quisiera ser “posmoderno”… pero contribuye, sin sospecharlo por un solo instante, a elaborar su dimensión esencial, que es precisamente la de la crítica”.

Pero es acá donde ubica Ferry algo muy importante para nosotros, en cuanto nos parece, que es ahí donde se gesta y se fermenta la propuesta de Cioran. Cuando Ferry anota: “Cada uno siente, incluso los más fieles seguidores de Heidegger y Nietzsche, que el trabajo se vacía, que no produce nada nuevo, aunque –y sobre todo porque- puede reproducirse y parodiarse a sí mismo hasta el infinito… la segunda época de la filosofía moderna corre entonces con la misma suerte que la primera: no se puede dejar de experimentar, en el orden de la deconstrucción, un sentimiento de agotamiento, la desaparición de lo grandioso…”.

Esto que plantea Ferry para la filosofía de la deconstrucción, Cioran lo aplica para toda la filosofía hasta ahora propuesta. Dice Cioran en una entrevista: “… Henri Thomas me dijo un día: , y yo le respondí: ”.

Ferry se pregunta: “¿Posee aún la filosofía una vocación propia después de la elaboración de los grandes sistemas y su interminable deconstrucción? Su respuesta será la de “utilizar de manera crítica los conceptos de ontología para aplicarlos a la comprensión de nuestra historia pasada y presente”. Hasta aquí Ferry.
¿Qué respondería la filosofía postmoderna ante la pregunta de Ferry? Analicemos primero sus fuentes y qué entendemos por postmoderno

II. La postmodernidad
2.1. Las Tres fuentes integrales del postmodernismo
2.1.1 Postestructuralismo francés

Esta corriente es heredera del estructuralismo clásico francés de Sausurre, Lévi Strauss y Barthes. Esta corriente posee cuatro aspectos fundamentales:

– La oposición de los significantes.

– El carácter arbitrario del signo.

– El dominio del todo sobre las partes

– El descentramiento del sujeto

Foucault, como precursor, Deleuze, Lyotard, Baudrillard y Derrida como los más lúcidos representantes de esta corriente terminaron concluyendo con el derrumbamiento del racionalismo cartesiano, la autoconciencia hegeliana y el etnocentrismo liberal marxista. Tales hallazgos fueron esencialmente en la antropología, el relativismo cultural: otras culturas que comparadas con la cultura occidental, nada indicaba que fueran inferiores y superiores. En la lingüística (Lyotard, Baudrillard, Derrida) el reconocimiento y deconstrucción de los grandes relatos (meta récits) de nuestra cultura entendidos como secularizaciones, ilustradas o dialécticas, de la religión cristiana cuya clave es la teoría de la reconciliación en un punto del tiempo (manteniendo el origen divino del ayer bajo la lectura conservadora, declarando el fin de la historia hoy bajo la narración neoliberal o señalando el fin de la historia, mañana, donde el hombre se reconcilie consigo mismo, con la naturaleza y la sociedad.) En el psicoanálisis (Lacan; Foucault) con la existencia del otro interno (la locura, la sexualidad, la muerte), el deseo freudiano como motivación de la razón.

2.1.2. Nihilismo Clásico Alemán

Son los discursos que hoy se están resignificando básicamente de tres autores: Nietzsche, Heidegger y Schopenhauer. A este último se le está rescatando su pesimismo y las constantes llamadas de alertas sobre el aspecto destructivo de la razón. Principio que retoma Teodoro Adorno, en su segundo momento como miembro de la Escuela de Frankfurt, para denunciar el carácter opresor de la razón instrumental que consideraba un sujeto con derecho a oprimir a su objeto (la naturaleza, la mujer, etc.) derivando este modelo como el principio opresor en la sociedad.

Por otro lado, de Nietzsche y Heidegger se ha integrado esencialmente su concepción en contra de los grandes fines y del olvido del cuerpo, del ser, por la primacía de la conciencia racionalista (hay que apartar al hombre del centro hacia la x dando a entender que no somos el centro de las cosas, no somos el sustituto de Dios como lo entendieron los ateos racionalistas y dialécticos) Quizás esta posición es la que coincida con el “descentramiento del sujeto occidental” en la versión estructuralista y comunique ese aire “oriental” a las propuestas de los dos filósofos alemanes. Como se ve, si entendemos bajo esta forma las cosas, no hay tal “eliminación del sujeto subsumido por la estructura” tal como critican sus detractores sino exactamente al revés: es devolverle el cuerpo al sujeto.

2.1.3. Vanguardismo Estético

Habermas dice en su célebre opúsculo contra el postmodernismo. La modernidad es el aislamiento de las tres esferas básicas kantianas y su completamiento reside en integrarlas: la ciencia (razón teórica), la moral (razón práctica) y la estética. Sin embargo, él cree que fue el vanguardismo estético quien en verdad desestabilizó más a las otras dos esferas. En realidad, las cinco grandes escuelas (simbolismo, expresionismo, futurismo, constructivismo y surrealismo) fueron las que denunciaron, combatieron y pronosticaron la decadencia de la modernidad, la representación y el formalismo, lo hicieron con un discurso que se parece mucho al discurso postmodernista. De hecho, sin reduccionismos, el postmodernismo no es más que la crítica del vanguardismo estético a toda la sociedad. El postmodernismo guarda una continuidad sólo en este sentido con la modernidad. Por eso se ha vuelto tan actual Heidegger quien decía que el arte es el único lugar donde se encuentra la verdad.
2.2. Lo postmoderno

En cuanto a lo postmoderno lo entendemos a la manera de Lyotard: “Lo posmoderno sería aquello que alega lo impresentable en lo moderno y en la presentación misma; aquello que se niega a la consolación de las formas bellas, al consenso de un gusto que permitiría experimentar en común la nostalgia de lo imposible; aquello que indaga por presentaciones nuevas, no para gozar de ellas sino para hacer sentir mejor que hay algo que es impresentable”. [4]

2.3. Características de la postmodernidad

La postmodernidad se levanta contra el ideal de la modernidad el control total de la naturaleza y de la sociedad, reivindica la subjetividad. El cuestionamiento de la imposibilidad que tiene la razón para cubrir todos los campos del quehacer humano. Marca el fin de un saber enciclopédico. El rompimiento en cuanto a la noción de sociedad, con la totalidad hegeliana concebida como un sinfín de esferas dentro de esferas. Rechazo a la existencia de lugares a priori y trascendentales. Las tesis del sujeto y de la historia con finalidades hacia un progreso indefinido vuelan en pedazos de fragmentos del todo surgiendo la proliferación de pensamientos antifundacionalistas. La ciencia ya no es más un discurso que se autolegítima en un metarrelato. Hay en el fondo un ataque a la razón monológica y al proyecto de tipo social basado en los grandes metarrelatos.

La postmodernidad es un término polisémico. Nos habla de un fin de la historia. Tesis que defiende Francis Fukuyama pero que Jean Baudrillard descalabra diciendo que la ilusión del fin es la más grande de las ilusiones, puesto que “En el fondo, ni siquiera se puede hablar del fin de la historia, ya que no tendría tiempo de alcanzar su propio fin”. Cioran nos hablará de la posthistoria: “El fin de la historia está inscrito en sus comienzos – la historia, el hombre presa del tiempo, llevando los estigmas que definen, a la vez, al tiempo y al hombre… Así como los teólogos hablan, y con justa razón, de nuestra época como de una época post-cristiana, así se hablará un día de las ventajas y desventajas de vivir en plena post-historia… El tiempo histórico es un tiempo tan tenso que es difícil no ver cómo podría no estallar”. [5]

La postmodernidad es una época de nostalgia, de Nihilismo, de crisis de paradigmas, de pluralismo como episteme, de vivencia del tiempo aión. En el tiempo aión el presente es la intersección de pasado y futuro, aión “es el instante sin espesor” que dice Deleuze.

III. La filosofía de la desesperanza más allá de la modernidad y la postmodernidad

La filosofía de la desesperanza no cae en la visión maniquea de plantear la fatalidad de la modernidad y la buena nueva de la postmodernidad. No toma banderas, evita las banderas, ya no hay banderas.
Esta filosofía se inscribe en los ocasos de la modernidad y la postmodernidad, o mejor en el ocaso de todo ocaso. En el derrumbe de todos los movimientos vanguardistas del arte y de la literatura, de la crisis de las expectativas político sociales, en la vuelta a movimientos ya superados neoconservadores o neoirracionalistas, en la caída en creencias neoexótericas, en el desencantamiento, pero incluso en el desencantamiento de todo desencantamiento, en la desesperanza.

3.1 La filosofía de la desesperanza y la modernidad

El deseo de totalización es el más importante objetivo de la modernidad, buscando darle un sentido a todo, que no quede ningún vacío que escape a la vigilancia de la razón. Ese sentido tiene que ser omnipotente, universalizante y evangelizante. De ahí la propuesta de un pensamiento sistemático con propuestas de tipo teleológico, que caen en un terrorismo institucional que impone por la fuerza un tipo de organización social. Imperialismo de la razón soberana y política instrumental.

Cioran se opone a todo tipo de totalización, a toda construcción de un sistema de pensamiento: “La preocupación por el sistema y por la unidad no ha sido –ni lo será nunca- una característica de quienes escriben en los momentos de inspiración, en los cuales el pensamiento es una expresión visceral que obedece a los caprichos de los nervios”.[6] “Al igual que la música, la metafísica surge de la experiencia de lo infinito… el infinito es la negación categórica de la forma, de un plan determinado. Lo infinito, proceso absoluto, anula todo lo constituido, lo cristalizado, lo acabado. La forma trata de acabar con el fragmento, al eliminar la perspectiva de lo infinito y de lo universal; las formas no existen más que para sustraer los contenidos de la vida al caos y a la anarquía… Vivamos en el éxtasis de lo ilimitado, amemos todo lo que no tiene límites, destruyamos las formas y creemos el único culto que carece de ellas: el de lo infinito”. [7] “Cuando nace una idea algo se pudre en nosotros”, “El filósofo olvida, en detrimento propio, que de un sistema sólo sobreviven las verdades nocivas”. [8]

Todos los filósofos han disfrazado sus errores de principios, y sus desastres en un sistema de esperanzas. La obsesión por la profundidad conlleva a la esterilidad; esa artesanía escrupulosa propia de los filósofos se encuentra tarde o temprano con el vacío; el que va más allá es el insensato que reivindica lo inesencial, entra en la rosca de la farsa; dependiendo de donde se mire o se padezca, somos comediantes por exceso o por tragedia.

Cioran piensa frente a Nietzsche, si lo consideramos como un pensador de la modernidad: “Su idolatría de la fuerza es menos un signo de esnobismo evolucionista que una tensión proyectada hacia fuera, una embriaguez que interpreta y acepta el devenir. De ello tenía que resultar una falsa imagen de la vida y de la historia. Pero era necesario pasar por ahí, por la orgía filosófica, por el culto de la vitalidad. Quienes se negaron a ello no conocerán jamás sus consecuencias, el reverso y las muecas de ese culto; no comprenderán las raíces de la decepción”. [9]

Y frente a Heidegger: “…La fascination qu´exerce le langage explique à mon sens le succès de heidegger. Manipulateur sans pareil, el possède un véritable génie verbal qu´il pousse cependant trop loin, il accorde au langage une importance vertigineuse. C´est précisément cet excès qui éveilla mes doutes… La vanité d´un tel exercise me sauta aux yeux. Il m´a semble qu´on cherchait a me duper avec des mots. Je dois remercier Heidegger d´être parvenu, par sa prodigieuse inventivité verbale, à m´ ouvrir les yeux. J´ai vu ce qu´il fallait à tout prix éviter”. [10] (La fascinación que ejerce el lenguaje explica, a mi juicio, el éxito de Heidegger. Es un manipulador sin par, que tiene un auténtico genio verbal, si bien lo lleva demasiado lejos, concede una importancia vertiginosa al lenguaje. Ese exceso precisamente fue lo que suscitó mis dudas… La vanidad de semejante ejercicio me salto a la vista. Me pareció que intentaba engañarme con palabras. Debo agradecer a Heidegger que lograra, mediante su prodigiosa inventiva verbal, abrirme los ojos. Vi lo que había que evitar a toda costa.)

3.2. La filosofía de la desesperanza y la posmodernidad

Si la posmodernidad es la búsqueda de presentar lo impresentable, de representar lo irrepresentable, de nombrar lo innombrable, de decir lo indecible; Cioran a eso innombrable, indecible e irrepresentable lo denomina “la vacuidad del vacío”.

La filosofía de la desesperanza es la búsqueda de la Nada: “He buscado la geografía de la nada, de los mares desconocidos, y otro sol, puro del escándalo de los rayos fecundos; he buscado el acunamiento de un océano escéptico donde se ahogarían los axiomas y las islas, el inmenso líquido narcótico y suave y cansado del saber”. “La idea de la nada no es la apropiada para la humanidad laboriosa: los atareados no tienen ni tiempo ni ganas de sopesar su polvo; se resignan a las durezas o a las estupideces de la suerte; esperan: la esperanza una virtud de esclavos”. [11]

La filosofía de la desesperanza es la demostración de la pérdida de valor de toda acción: “Nada tiene valor aquí abajo, encontrarse eternamente en el mismo punto y girar tontamente como un trompo… tal es el estado de quien se ha enrolado, a su pesar, en la percepción de la universalidad futilidad”. [12]

La filosofía de la desesperanza es la exaltación del fracaso, del escepticismo no como doctrina sino como ejercicio, del abismo como forma de caer en la disolución de la nada: “Que alivio, tras haber perdido toda esperanza, poder precipitarnos en lo infinito, sumergirnos con todas nuestras fuerzas en lo ilimitado, participar en la anarquía universal y en las tensiones de ese vértigo… Ojalá que el infinito nos abrase, en la soledad de la muerte para que nuestro tránsito a la nada se parezca a un misterio, aumentando la ausencia de sentido de este mundo”. [13]

3.3. La filosofía de la filosofía de la desesperanza.

Ante la pregunta de Ferry por la vocación de la filosofía en la tercera época: “¿Posee aún la filosofía una vocación propia después de la elaboración de los grandes sistemas y su interminable deconstrucción?

3.3.1 La filosofía fruto del rencor de los solitarios

Empecemos por acercarnos al concepto de filosofía que maneja Cioran. Ya Valéry había afirmado que es un “Género literario particular, caracterizado por la frecuencia de ciertos términos y de ciertas formas”. A esa afirmación agrega Cioran que la filosofía es parlanchina, infecunda, insensata e inútil: “El ser es mudo el espíritu charlatán… la originalidad de la filosofía está en inventar términos. El ejercicio filosófico no es fecundo, solo es honorable, se es impunemente filósofo. El filósofo es el enemigo del desastre, es tan sensato como la razón y tan prudente como ella. No comenzamos a vivir realmente más que al final de la filosofía, sobre sus ruinas, cuando hemos comprendido su terrible nulidad, y que era inútil recurrir a ella, que no iba a sernos de ninguna ayuda”. [14]

Cioran nos ha señalado que la filosofía es un privilegio de individuos y pueblos biológicamente superficiales. Sontag nos dice: “La filosofía no es más que una ilusión intelectual pasada de moda, uno de los componentes del provincialismo de espíritu de la infancia del hombre “. [15] La filosofía es un divertimento inútil, un universo inverosímil bien articulado, es una retahíla de conceptos que se repiten insistentemente bajo el pretexto de que son los problemas esenciales a dicha disciplina y por ende al hombre. ¿De qué le ha servido la filosofía al hombre? ¿Ha resuelto algún problema grave de aquellos por los cuales el género humano ha atravesado? No hay nada más inútil que un congreso de filosofía. “Se puede lamentar que nada sea resuelto en este mundo; nadie, sin embargo, se ha suicidado nunca por ello; la inquietud filosófica influye poco en la inquietud total de nuestro ser “. [16] Sólo hay filosofía de los momentos únicos.

Cioran descubre el verdadero motor de la filosofía, el odio: “La historia de las ideas es la historia del rencor de los solitarios”. [17] No hay mayor odio que entre los filósofos que cuidan sus artimañas conceptuales con mayor o igual celo que los animales cuidan a sus crías, y construyen garitas desde las cuales vigilan el castillo de la verdad. ¿Qué es un congreso de filosofía?: Exposición defensiva y agresiva de mi fanatismo conceptual donde sólo existe mi verdad que creo y quiero imponer como verdad universal. Un filósofo que presenta una ponencia en un congreso de filosofía es, por un lado, una víctima dispuesta al sacrificio por sus colegas; y por otro, un gladiador que desde su tarima estará dispuesto a jugarse el todo por el todo, a dejar su sangre en el ruedo si es necesario, a costa de que su verdad, sea admitida y creída. No hay nadie más intolerante que un filósofo a causa de su tendencia a juzgar y arrogarse una posición privilegiada en el saber.

Cioran nos ha señalado que la filosofía es un privilegio de individuos y pueblos biológicamente superficiales. Sontag reflexionando sobre Cioran nos dice: “La filosofía no es más que una ilusión intelectual pasada de moda, uno de los componentes del provincialismo de espíritu de la infancia del hombre “. [18] La filosofía es un divertimento inútil, un universo inverosímil bien articulado, es una retahíla de conceptos que se repiten insistentemente bajo el pretexto de que son los problemas esenciales a dicha disciplina y por ende al hombre. ¿De qué le ha servido la filosofía al hombre? ¿Ha resuelto algún problema grave de aquellos por los cuales el género humano ha atravesado? No hay nada más inútil que un congreso de filosofía. “Se puede lamentar que nada sea resuelto en este mundo; nadie, sin embargo, se ha suicidado nunca por ello; la inquietud filosófica influye poco en la inquietud total de nuestro ser “. [19] Sólo hay filosofía de los momentos únicos.

Cioran descubre el verdadero motor de la filosofía, el odio: “La historia de las ideas es la historia del rencor de los solitarios”. [20] No hay mayor odio que entre los filósofos que cuidan sus artimañas conceptuales con mayor o igual celo que los animales cuidan a sus crías, y construyen garitas desde las cuales vigilan el castillo de la verdad. ¿Qué es un congreso de filosofía?: Exposición defensiva y agresiva de mi fanatismo conceptual donde sólo existe mi verdad que creo y quiero imponer como verdad universal. Un filósofo que presenta una ponencia en un congreso de filosofía es, por un lado, una víctima dispuesta al sacrificio por sus colegas; y por otro, un gladiador que desde su tarima estará dispuesto a jugarse el todo por el todo, a dejar su sangre en el ruedo si es necesario, a costa de que su verdad, sea admitida y creída. No hay nadie más intolerante que un filósofo a causa de su tendencia a juzgar y arrogarse una posición privilegiada en el saber.

3.3.2 La filosofía de la desesperanza una filosofía de la inmaculada de la decepción.

La filosofía de la desesperanza es una filosofía que humilla el dogmatismo, una filosofía cínica que se burla con su conducta irreverente ante la seriedad de la academia, pulverizadora de los valores establecidos. Filosofía escéptica y cínica. La filosofía de la desesperanza entiende su ejercicio escéptico como un trastorno de la conciencia, del cual nadie sale indemne; para ella la duda se instala como una “enfermedad” en nosotros, no se adquiere se declara, estamos predestinados a ella, la duda nunca es voluntaria a diferencia de la duda cartesiana; es un mal congénito, no la escogemos, caemos en ella. La duda como forma filosófica en el devenir de la desesperanza es tan sólo una etapa que pone a prueba el conocimiento ante la evidencia existencial. La duda, enfermedad torturante y desesperada, duda devastadora y nutritiva se transforma en la propuesta cioraniana en duda liberadora, una verdadera escuela de la decepción, una destructora de los ídolos que enmascaran la realidad. La duda desesperanzada es búsqueda en constante vigilancia porque la quietud es la muerte del espíritu. El escéptico, filósofo de la desesperanza, es buceador en el mar de las perplejidades, que va afilando a través de una avidez de vacilaciones; no es una “filosofía del no” a la manera de Bachelard, un “no” que acaba con las incertidumbres y se convierte en una afirmación. En Cioran el ser es sospechoso, no hay en él nihilismo definitivo, su nihilismo es solo una estrategia, una herramienta en la elaboración de la filosofía de la desesperanza, pues aferrarse a cualquier certeza desprestigia la verdadera esencia del escéptico. “Un filósofo sólo puede evitar la mediocridad mediante el escepticismo o la mística, esas dos formas de la desesperanza frente al conocimiento. La mística es una evasión fuera del conocimiento, el escepticismo un conocimiento sin esperanza. Dos maneras de decir que el mundo no es una solución”. [21]

Los escépticos griegos no pretenden superar las contradicciones mediante el saber, más bien las soportan; no las someten a juicio, no buscan un sentido último en ellas puesto que no buscan un ideal, ellas solo les sirven como consideraciones terapéuticas, es un remedio al mal de vivir y a la desesperanza, remedio que no cura sino que hace llevadera la enfermedad incurable de existir con todos sus efectos colaterales. En Cioran el escepticismo no es una adquisición sino una predisposición, no se hace escéptico se nace, es una “enfermedad” que nace con el cuerpo, “primero instrumento o método, el escepticismo ha terminado por instaurarse en mí, por llegar a ser una fisiología, el destino de mi cuerpo, mi principio visceral, el mal del cual no sé cómo curarme ni cómo perecer”. [22]

Debemos entender, entonces, que de ninguna manera el escepticismo como método o como opción vital permiten alcanzar la salvación; el escepticismo encarna el abismo en sí porque: “Se acerca el momento en que el escéptico, tras haberlo cuestionado todo, no tendrá ya de qué dudar; será entonces cuando realmente suprimirá su juicio. ¿Qué le quedará? Divertirse o dormitar -la frivolidad o la animalidad”. [23] La frivolidad encarnada en un espíritu de ligereza es la única capaz de afrontar el límite del dudar, en la futilidad la conciencia es llevada al paroxismo; la filosofía tamiza nuestros secretos, los disfraza; la frivolidad surge como el antídoto más eficaz para engañar al mundo y disimular la inconveniencia de nuestros abismos. La filosofía es una loca búsqueda de nuevos adjetivos “la miseria de la expresión es la miseria del espíritu”. En el fondo de las palabras sólo hay vacío, el poder de la inteligencia pretende pulirlo, este poder erigido en sistema se llama cultura, fuego de artificio sobre un trasfondo de nada. Todo es frívolo, las últimas verdades son solo nostalgias del ser; el escéptico frívolo rechaza la servidumbre a los sentidos y a las soluciones donde se alimenta el fanatismo; el dudar no se fatiga se juega en el eterno retorno del cambiar el mundo. Cioran “el escéptico, al servicio de un mundo agonizante”, le señala la senda al hombre contemporáneo: vigilante condenado para siempre a mayor conciencia, que toma de frente a un mundo al cual no puede dar sentido.

3.3.3 El filosofar un lujo injustificable

La tarea de la filosofía es entonces minar nuestras certezas, no ocultar lo insoluble, no tenerle miedo a la desesperanza del conocimiento, caminar en el filo de la navaja con el abismo a lado y lado, siempre irresoluble. El ejercicio del filosofar es un lujo injustificable, es como un “corredor que se detiene en plena carrera para intentar comprender qué sentido tiene correr. Meditar es un signo de sofoco”. [24]

Ante tamaña inutilidad su verdadera labor es mofarse de las verdades establecidas, derribar sus propios ídolos, romper el egipticismo que ha caracterizado a la filosofía Occidental, derrumbar la imagen que ha mantenido el filósofo en nuestra cultura como momia del saber y que Nietzsche lo caracterizó de esta manera un tanto inaudita: “Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales… ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! “.[25]

El siguiente texto condensa lo que hemos venido reflexionando acerca de la inutilidad del ejercicio filosófico, y uno de los más brillantes en la obra de Cioran:”Frente a la música, la mística y la poesía, la actividad filosófica proviene de una savia disminuida y de una profundidad sospechosa, que no guardan prestigios más que para los tímidos y los tibios. La filosofía -inquietud impersonal, refugio junto a ideas anémicas- es el recurso de los que esquivan la exuberancia corruptora de la vida. Poco más o menos todos los filósofos han acabado bien: es el argumento supremo contra la filosofía. El fin del mismo Sócrates no tiene nada de trágico: es un mal entendido, el fin de un pedagogo, y si Nietzsche se hundió fue como poeta y visionario: expió sus éxtasis y no sus razonamientos… qué pocos de los sufrimientos de la humanidad han pasado a su filosofía… Se es siempre impunemente filósofo: un oficio sin destino que llena de pensamientos voluminosos las horas neutras y vacantes… ¿Y acaso esos pensamientos se han materializado en una sola página equivalente a una exclamación de Job, a un terror de Macbeth o a una cantata? El universo no se discute; se expresa. Y la filosofía no lo expresa. El filósofo “enemigo del desastre, es tan sensato como la razón y tan prudente como ella”. No comenzamos a vivir realmente más que al final de la filosofía, sobre sus ruinas, cuando hemos comprendido su terrible nulidad, y que era inútil recurrir a ella, que no iba a sernos de ninguna ayuda”. Qué ventaja hay en saber que la naturaleza del ser consiste en “voluntad de vivir” en la “idea”, o en la fantasía de Dios o de la Química. Simple proliferación de palabras, sutiles desplazamientos de sentidos. … Sólo estamos seguros en nuestro universo verbal, manejable a placer, e ineficaz. El ser mismo no es más que una pretensión de la Nada. El ser es mudo y el espíritu charlatán. Eso se llama conocer. La originalidad de los filósofos se reduce a inventar términos. Estamos abismados en un universo pleonástico en el que las interrogaciones y las réplicas se equivalen”. [26]

Pero la filosofía de la desesperanza no es una filosofía de la inacción absoluta o del no-obrar del paralítico. Existe un ejercicio de la desesperanza, un trabajo filosófico de ahondamiento en el túnel de la desesperanza; no para remediar nada sino para empeorar lo irremediable, porque es obvio que no podemos escapar a la acción; somos seres, por desgracia, siervos de la actividad. De ahí que el ejercicio filosófico no pueda sino seguir excavando en los bajos fondos de lo irreparable. Desde esta perspectiva la tarea de la filosofía sería una excavación inaudita en nuestras realidades tan sólidamente construidas; sería el gusano en el fruto; ella se ocultaría tras verdades aparentemente objetivas, escondería tras su discurso nuestros desasosiegos e inventaría cataplasmas para nuestras dolencias. Todos los filósofos han disfrazado sus errores de principios, y sus desastres en un sistema de esperanzas. La obsesión por la profundidad conlleva a la esterilidad; esa artesanía escrupulosa propia de los filósofos se encuentra tarde o temprano con el vacío; el que va más allá es el insensato que reivindica lo inesencial, entra en la rosca de la farsa; dependiendo de donde se mire o se padezca, somos comediantes por exceso o por tragedia.

La tarea que tendría que enfrentar la filosofía en nuestra época arrancaría de una nueva concepción del pensamiento: el pensamiento surgiendo de nuestras sensaciones contrariadas, el instinto creador como una desviación de nuestra naturaleza:”No vivimos sino por carencia de saber. Desde el momento en que sabemos, ya no nos abastecemos de nada más. Mientras permanecemos en la ignorancia, las apariencias prosperan y provocan una sospecha de inviolabilidad que nos permite amarlas y detestarlas, estar en lucha con ellas”. [27]
Hacer filosofía llevaría al grado extremo la fragilidad no sólo de la verdad, sino del conocimiento; conocimiento sin objeto, sin certeza, jugándose en la pureza de la ambigüedad, persiguiendo lo insustancial, una realidad inexistente, un conocimiento que no conduce sino a la desesperanza del conocimiento y de cualquier acción. La reflexión filosófica tal y como es concebida por Cioran tendría que tener en cuenta que “Hay un conocimiento que quita peso y alcance a lo que uno hace; hasta el extremo que él todo carece de fundamento, salvo él mismo. Puro, hasta el extremo, de abominar incluso de la idea de objeto, expresa esa suma sabiduría según la cual es la misma cosa cometer o no cometer un acto, implicando, al mismo tiempo, una satisfacción también extrema: la de poder repetirse en cada momento que nada de cuanto se haga merece la pena, que nada está realzado por ningún signo sustancial, que la se inscribe en el dominio de la insensatez. Un conocimiento de esa clase merecería ser llamado póstumo, ya que se presenta como si el conocedor estuviera vivo y no vivo, y no como si fuera ser y reminiscencia de ser. , dice de todo lo que ejecuta en el instante mismo de la acción que, de esa manera, queda para siempre desprovista de presente”. [28]

3.3.4 Los filósofos séquito de parlanchines

Los filósofos no viven en las ideas sino para ellas, malgastan su vida tratando en vano de dar vida a las ideas. Las ideas que reflejan otras ideas no tienen valor: “Ningún pensamiento ha suprimido un dolor ni idea alguna ha alejado el miedo a la muerte, porque las ideas no han salvado ni han derrumbado a nadie”. El conocimiento nunca salva nada, sino que progresivamente destruye al ser; todo conocimiento implica cansancio, repugnancia de ser, distanciamiento, porque todo conocimiento es una pérdida, una pérdida de ser, de existencia. Para los que, sin querer, han rebasado la vida, la filosofía significa muy poco.

La filosofía debe ser una etapa a superar, quien no vence a la filosofía es un ser derrotado. Las verdades de la filosofía son inútiles o bien de que ésta no tiene ninguna verdad; realmente, la filosofía no dispone de verdad alguna, pero nadie entrará en el mundo de las verdades si no ha pasado por la filosofía.

El filósofo es un fracasado de la acción que venga su odio a través de los conceptos, “… una indigestión nos vuelve más pensativos que un filósofo”. Pero no podemos acabar con los filósofos, son necesarios para que la vida siga existiendo tal como es, ciega e irracional. El Filósofo debería imitar a la mujer pública: “…Desprendida de todo y abierta a todo; compartiendo el humor y las ideas del cliente; cambiando de tono y de rostro en cada ocasión; dispuesta a ser triste o alegre, permaneciendo indiferente; prodigando los suspiros por interés comercial; lanzando sobre los esfuerzos de su vecino superpuesto y sincero una mirada lúcida y falsa, propone al espíritu un modelo de comportamiento que rivaliza con el de sabios. Carecer de convicciones respecto a los hombres y a uno mismo: tal es la elevada enseñanza de la prostitución, academia ambulante de lucidez, al margen de la sociedad, como la filosofía “todo lo que se lo he aprendido en la escuela de las fulanas, debería exclamar el pensador… cuando los hombres no son para El sino clientes, y las aceras del mundo, el mercado donde vende su amargura, como sus compañeras su cuerpo”. [29]

Los filósofos sólo saben hacer filosofía independiente de su estado de ánimo, la indiferencia psíquica es el carácter esencial del filósofo. La filosofía es la expresión de la intranquilidad de los hombres impersonales, por ello nos sirve de muy poco para comprender, en su totalidad, las vivencias dramáticas y últimas. Los filósofos no mezclan las ideas con sus pesares, para ellos el mundo de los pensamientos es una ilusión respecto al mundo de los suspiros. El pensamiento aclara otros pensamientos pero no aclara los sufrimientos. Cioran al respecto recuerda a Simmel: “Es terrible pensar qué pocos sufrimientos de la humanidad han pasado en su filosofía”.

Ningún filósofo puede consolar porque ninguno tiene el destino suficiente para poder entender al hombre: “Resulta doloroso, pero así es: podéis leer a todos los filósofos que queráis, nunca sentiréis que os habréis convertido en otro hombre”. Todo filósofo es una expectativa frustrada. ”Quedarse toda la vida entre filósofos es permanecer por los siglos de los siglos en medio, hundirse en la mediocridad como en un destino”. “Estudiar a los filósofos para quedarse la vida entera en su sociedad es ponerse en evidencia ante todos los que han entendido que la filosofía no puede ser más que un capítulo de su biografía, y morir siendo un filósofo es una vergüenza que la muerte no puede borrar”. [30]

[1] CIORAN, E. M. Silogismos de la amargura. Caracas: Monte Ávila, 1980. P. 10.
[2] Ex Catedrático de varias Universidades de Bogotá Colombia
[3] Aparecido en Ideas y Valores. Santafé de Bogotá: Universidad Nacional, No. 89 agosto 1992. P. 5-14.
[4] LYOTARD, J. F. La postmodernidad. Barcelona: Gedisa, 1987. P. 25.
[5] CIORAN, E. M. Contra la historia. Barcelona: Tusquets, 1976. P. 127.
[6] CIORAN, E. M. En las cimas de la desesperación. Barcelona: Tusquets, 1991. P. 71.
[7] Ibid. P. 168-169.
[8] ________. Silogismos de la amargura. Op. cit. p. 35.
[9] Ibid. P. 34.
[10] __________. Entertiens. Avec Silvie Jaudeau suivis d´une analyse des oeuvres. Paris: J. Corti, 1988. P. 10-11.
[11] __________. Breviario de podredumbre. Madrid: Taurus, 1977. P. 78 y 164.
[12] Ïbid. P. 108.
[13] _________. Cimas de la desesperación. Op. Cit. P. 167.
[14] __________. Breviario de podredumbre. Op. Cit. P. 52, 65 y 67.
[15] SONTAG, SUSAN. Sous le signe de saturne. Paris : Seuil, 1985. p. 55. La traducción es nuestra.
[16] CIORAN, E. M. En las cimas de la desesperación. Op. cit. p. 69.
[17] ________. Silogismos de la amargura. Op. cit. p. 10.
[18] SONTAG, SUSAN. Sous le signe de saturne. Paris : Seuil, 1985. p. 55. La traducción es nuestra.
[19] CIORAN, E. M. En las cimas de la desesperación. Op. cit. p. 69.
[20] ________. Silogismos de la amargura. Op. cit. p. 10.
[21] CIORAN, E. M. De lágrimas y de santos. Op. cit. p. 46.
[22] ________. La tentación de existir. Op. cit. 95.
[23] ________. Silogismos de la amargura. Op. cit. p. 36.
[24] ________. Ese Maldito yo. Op. cit. p. 119.
[25] NIETZSCHE, F. Crepúsculo de los Ídolos. Madrid : Alianza Editorial, 1984. p. 45.
[26] CIORAN, E. M. Breviario de podredumbre. Op. cit. p. 65-67.
[27] ________. Caída en el tiempo. Op. cit. p. 125.
[28] ________. Del inconveniente de haber nacido. Op. cit. p.9.
[29] Ibid., p. 97-98.
[30] ________. El libro de las quimeras. Barcelona : Tusquets, 1996. p. 187 y 185.

Tomado del Trabajo de Freddy Quezada “Tres fuentes y tres partes integrantes del postmodernismo” aparecido en El Semanario No. 113. 1992. Managua, pág. 7.

 

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El ultimo delicado

El último delicado

Cioran habla de Borges

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París, 10 de diciembre de 1976

Querido amigo:

El mes pasado, durante su visita a París, me pidió usted que colaborara en un libro de homenaje a Borges. Mi primera reacción fue negativa; la segunda también. ¿Para qué celebrarlo cuando hasta las universidades lo hacen? La desgracia de ser conocido se ha abatido sobre él. Merecía algo mejor, merecía haber permanecido en la sombra, en lo imperceptible, haber continuado siendo tan inasequible e impopular como lo es el matiz. Ese era su terreno. La consagración es el peor de los castigos -para el escritor en general y muy especialmente para un escritor de su género. A partir del momento en que todo el mundo lo cita, ya no podemos citarle o, si lo hacemos, tenemos la impresión de aumentar la masa de sus “admiradores”, de sus enemigos. Quienes desean hacerle justicia a toda costa no hacen en realidad más que precipitar su caída. Pero no sigo, porque si continuase en este tono acabaría apiadándome de su destino. Y tenemos sobrados motivos para pensar que él mismo se ocupa ya de ello.

Creo haberle dicho un día que si Borges me interesa tanto es porque representa un espécimen de humanidad en vías de desaparición y porque encarna la paradoja de un sedentario sin patria intelectual, de un aventurero inmóvil que se encuentra a gusto en varias civilizaciones y en varias literaturas, un monstruo magnífico y condenado. En Europa, como ejemplar similar, se puede pensar en un amigo de Rilke, Rudolf Kassner, que publicó a principios de siglo un excelente libro sobre la poesía inglesa (fue después de leerlo, durante la última guerra, cuando me decidí a aprender el inglés) y que ha hablado con admirable agudeza de Sterne, Gogol, Kierkegaard y también del Magreb o de la India. Profundidad y erudición no se dan juntas; él había logrado sin embargo reconciliarlas. Fue un espíritu universal al que sólo le faltó la gracia, la seducción. Es ahí donde aparece la superioridad de Borges, seductor inigualable que llega a dar a cualquier cosa, incluso al razonamiento más arduo, un algo impalpable, aéreo, transparente. Pues todo en él es transfigurado por el juego, por una danza de hallazgos fulgurantes y de sofismas deliciosos.

Nunca me han atraído los espíritus confinados en una sola forma de cultura. Mi divisa ha sido siempre, y continúa siéndolo, no arraigarse, no pertenecer a ninguna comunidad. Vuelto hacia otros horizontes, he intentado siempre saber qué sucedía en todas partes. A los veinte años, los Balcanes no podían ofrecerme ya nada más. Ese es el drama, pero también la ventaja de haber nacido en un medio “cultural” de segundo orden. Lo extranjero se había convertido en un dios para mí. De ahí esa sed de peregrinar a través de las literaturas y de las filosofías, de devorarlas con un ardor mórbido. Lo que sucede en el Este de Europa debe necesariamente suceder en los países de América Latina, y he observado que sus representantes están infinitamente más informados y son mucho más cultivados que los occidentales, irremediablemente provincianos. Ni en Francia ni en Inglaterra veía a nadie con una curiosidad comparable a la de Borges, una curiosidad llevada hasta la manía, hasta el vicio, y digo vicio porque, en materia de arte y de reflexión, todo lo que no degenere en fervor un poco perverso es superficial, es decir, irreal.

Siendo estudiante, tuve que interesarme por los discípulos de Schopenhauer. Entre ellos, un tal Philip Mainlander me había llamado particularmente la atención. Autor de una Filosofía de la Liberación, poseía además para mí el aura que confiere el suicidio. Totalmente olvidado, yo me jactaba de ser el único que me interesaba por él, lo cual no tenía ningún mérito, dado que mis indagaciones debían conducirme inevitablemente a él. Cuál no sería mi sorpresa cuando, muchos años más tarde, leí un texto de Borges que lo sacaba precisamente del olvido. Si le cito este ejemplo es porque a partir de ese momento me puse a reflexionar seriamente sobre la condición de Borges, destinado, forzado a la universalidad, obligado a ejercitar su espíritu en todas las direcciones, aunque no fuese más que para escapar a la asfixia argentina. Es la nada sudamericana lo que hace a los escritores de aquel continente más abiertos, más vivos y más diversos que los europeos del Oeste, paralizados por sus tradiciones e incapaces de salir de su prestigiosa esclerosis.

Puesto que le interesa saber qué es lo que más aprecio en Borges, le responderé sin vacilar que su facilidad para abordar las materias más diversas, la facultad que posee de hablar con igual sutileza del Eterno Retorno y del Tango. Para él cualquier tema es bueno desde el momento en que él mismo es el centro de todo. La curiosidad universal es signo de vitalidad únicamente si lleva la huella absoluta de un yo, de un yo del que todo emana y en el que todo acaba: comienzo y fin que puede, soberanía de lo arbitrario, interpretarse según los criterios que se quiera. ¿Dónde se halla la realidad en todo esto? El Yo, farsa suprema. El juego en Borges recuerda la ironía romántica, la exploración metafísica de la ilusión, el malabarismo con lo ilimitado. Friedrich Schegel, hoy, se halla adosado a la Patagonia.

Una vez más, no podemos sino deplorar que una sonrisa enciclopédica y una visión tan refinada como la suya susciten una aprobación general, con todo lo que ello implica. Pero, después de todo, Borges podría convertirse en el símbolo de una humanidad sin dogmas ni sistemas, y si existe una utopía a la cual yo me adheriría con gusto, sería aquella en la que todo el mundo le imitaría a él, a uno de los espíritus menos graves que han existido, al último delicado.

E.M. Cioran

Recuerda que eres mortal (reseña)

    AUTOR
Émile M. Cioran

    GÉNERO
Aforismos

    TÍTULO
Cuadernos, 1957-1972

    OTROS DATOS
Selección de Verena von der Heyden-Rynsch. Prefacio de Simone Boué. Traducción de Carlos Manzano. Barcelona, 2000. 265 páginas. 2.500 pesetas

    EDITORIAL
Tusquets

Recuerda que eres mortal Por Justo Serna, sábado, 10 de febrero de 2001 La obra de Cioran nos acerca a nuestra propia realidad, al disfrute de lo más cercano, y vacuna contra el engreimiento desbordado o la caída en la desesperación Hay asuntos sobre los que se discute aunque sólo sea porque su condición abstracta o invisible posibilita la controversia, el conflicto de interpretaciones. Sin embargo, cuando nos las vemos con algo material, con un dato material de la experiencia, parece haber consenso acerca de su existencia. Uno de las certidumbres de nuestra cultura, uno de los hechos incontrovertibles, es la noción de obra. Cuando digo obra me refiero en este caso a la producción intelectual de la que un autor deja huella en un soporte. Un libro, por ejemplo. Si un libro contiene la materialidad de un volumen, nada habría que objetar a su definición como obra. Ahora bien, como nos advirtió Michel Foucault hace ya más de treinta años, suponiendo que nos las veamos con un autor, “¿todo lo que ha escrito o dicho, todo lo que ha dejado tras de sí forma parte de su obra?”. Más aún, reparemos en el ejemplo de Nietzsche, ejemplo que el mismo Foucault anota y que, como después veremos, viene bien a las intenciones que nos proponemos. Imaginemos un diálogo figurado entre estudiosos.

Puestos a editar las obras completas de Nietzsche, ¿dónde deberíamos detenernos o, mejor, qué cosas deberían formar parte o no de esas obras aparecidas póstumamente?, se preguntaría un escéptico o un escrupuloso. “Hay que publicarlo todo, por supuesto”, respondería el esforzado erudito. “Pero ¿qué quiere decir este ‘todo’?”, nos interrogaríamos parafraseando al primero. “Todo lo que el propio Nietzsche publicó”, diría el segundo. “¿Los borradores de sus obras?”, insistiríamos. “Desde luego”, respondería el erudito. “¿Los proyectos de aforismos?”, añadiríamos. Sin lugar a dudas. “¿También las tachaduras, las notas bajo los apuntes?”, proseguiría el escéptico. “Sí”, concedería el erudito. Pero ¿qué pasa “cuando, en el interior de un cuaderno de apuntes lleno de aforismos, se encuentra una referencia, la indicación de una cita o de una dirección, una nota de lavandería”? ¿Las tomamos como pertenecientes a la obra o no? Y si las descartamos, ¿no corremos el riesgo de sepultar una idea luminosa tomada al margen? “De entre los millones de huellas dejadas por alguien tras su muerte, ¿cómo se puede definir una obra?” La condición de póstumo no asegura la evidencia incontrovertible de la obra o la pertinencia de su inclusión en los textos definitivos.

Cuando se cierne sobre nosotros la amenaza de morir de éxito o cuando el dolor se nos vuelve irreparable, cuando el narcisismo nos desequilibra o cuando el pesimismo nos ciega, en una palabra cuando la omnipotencia infantil triunfante o frustrada regresa para dañarnos, hay que volver a Cioran

Dejemos ahora a Nietzsche y tomemos, por el contrario, a otro de los grandes maestros del nihilismo contemporáneo. Me refiero, por supuesto, a Emil Cioran. Las preguntas y las dudas que planteaba correosamente nuestro escéptico figurado son centrales en este último caso, no porque haya alguna afinidad entre ambos pensadores, afinidad que a buen seguro Cioran descartaría, sino por la condición problemática del autor y de la obra. Cioran, como sabemos sobre todo a partir de la difusión que en España hizo de él Fernando Savater, fue un apátrida afincado durante muchos años en París, un escritor que abandonó el rumano por la lengua francesa, un polemista que, pese al interés, al humor y al desgarro de sus ideas, sólo tuvo una escasa repercusión en los ambientes culturales de posguerra. Fue un estilista si por tal se entiende la expresión pasional, el retorcimiento elegante y el solecismo intencional que adrede inflige a un idioma prestado. Fue alguien que predicó el hastío de vivir –como si de un volcán apagado se tratara–, la derrota que significa abandonar lo potencial, el error que entraña el nacimiento, el vacío existencial, la nostalgia del Paraíso. No fue un existencialista angustiado al modo de los que frecuentaron el París de posguerra, no predicó la náusea ni tampoco se abandonó a un lenguaje abstruso. Practicó el sedentarismo viviendo en hoteles durante mucho tiempo, ensalzó el disfrute de las pequeñas cosas de la vida sin darles la trascendencia grave y esencial de las que carecían. No se tomó enfáticamente y se vio con ironía, con la ternura del que se sabe desvalido. Recomendaba, por ejemplo, la visita frecuente al cementerio para aplacar el dolor humano, para rebajar la herida que lo ordinario nos inflige y, más aún –añadiría yo mismo–, para alejar la soberbia, para evitar la jactancia arrogante del éxito. A lo que nos cuentan, fue a la vez orgulloso y autopunitivo, tortuoso e irreparablemente vitalista sólo porque sabía de la posibilidad cierta del suicidio. Tuvo una juventud peligrosa, explosiva, altanera, casi delirante y una madurez descreída, mostrándose cada vez más afín al budismo, a la templanza sabia que se distancia del yo enfático y evidente. Un personaje así merece la pena frecuentarlo. Cuando se cierne sobre nosotros la amenaza de morir de éxito o cuando el dolor se nos vuelve irreparable, cuando el narcisismo nos desequilibra o cuando el pesimismo nos ciega, en una palabra cuando la omnipotencia infantil triunfante o frustrada regresa para dañarnos, hay que volver a Cioran.

Hay, en efecto, que volver a la obra de alguien que nos obliga a reparar en nosotros mismos. Permítanme, para subrayarlo, exhumar una anécdota de la Roma imperial, una anécdota que recuerdo haber leído a algún otro autor pero del que ahora no retengo su nombre, una anécdota, en fin, que resulta enteramente aplicable a Cioran para poder entender la clase de tónico que el ex rumano nos administraba y nos seguirá administrando. Durante la ceremonia en la que se coronaba al nuevo emperador que accedía al trono, la tradición antigua había instituido la costumbre de que el gobernante se hiciera acompañar por un individuo que, justo en el momento de máximo esplendor, tenía por única función repetirle al oído: “Recuerda que eres mortal”. Es decir, Cioran sería como el bufón necesario que precisa el ser humano, ese ser engreído y enfático que unas veces se juzga rey y otras mendigo, que se ensoberbece o que se hunde al primer fracaso, ese ser insustancial que cree alejarse del sinsentido y de la muerte y que se piensa justificado, necesario. El hombre es mortal y Cioran cumplió ya con ese destino escandaloso.

Los Cuadernos son así retratos de interior, retazos de su psique en los que la fecha carece de importancia, puesto que expresan estados anímicos siempre presentes, logros o derrotas de un alma ya hecha

A su muerte, en 1995, se encontraron treinta y cuatro cuadernos inéditos de anotaciones, de aforismos, como si fueran las entradas de un dietario y abarcaban un período que iba de 1957 a 1972. Se publicó en Francia un volumen póstumo de mil páginas. Ahora, la editorial Tusquets tiene el acierto de proporcionarnos una versión española abreviada, una antología de esa edición original. Esos Cuadernos contienen borradores, ideas en latencia, aforismos provisionales aún por pulir o por trasladar a otros volúmenes, citas, retratos personales, estados de ánimo, invectivas, humoradas, pesimismos, euforias y exaltaciones. Expresan soledad, soledad alegre y taciturna a un tiempo, y no son propiamente un diario. ¿Deberían formar parte de unas obras completas del autor? Desde luego no son anotaciones marginales, perecederas, dado que el propio Cioran las conservó y numeró en cuadernos sucesivos, ni son simples notas de lavandería que un discípulo minucioso o una viuda desamparada exhumen por exceso de celo o por falta de resignación. Son algo más, son el relato de un autor que asiste a su agostamiento desde el primer día, pero son también el relato de lo que él mismo creía su declinación literaria (después de haber dejado de fumar, por ejemplo, como si de un Italo Svevo se tratara). Aun teniendo una cierta e irregular datación, no expresan un orden sucesivo ni dan cuenta de evolución alguna. ¿No nos había advertido en Del inconveniente de haber nacido que “lo que sé a los sesenta años, ya lo sabía a los veinte”? Los cuarenta o los sesenta años transcurridos son sólo un minucioso o incluso un superfluo trabajo de comprobación, añadía.

Los Cuadernos son así retratos de interior, retazos de su psique en los que la fecha carece de importancia, puesto que expresan estados anímicos siempre presentes, logros o derrotas de un alma ya hecha. Esos cuadernos son sobre todo daguerrotipos antiguos en las que es difícil advertir el paso del tiempo y a partir de los cuales es casi imposible ordenar el relato de una vida. El lector, es decir, yo mismo, un historiador que como dijera Foucault de todos los historiadores es sobre todo un caballero obsesionado con la exactitud, no echa en falta la cronología, sin embargo. Esto es, lee la obra como si su escritura fuera simultánea y no sucesiva, como si esas anotaciones fueran jirones contemporáneos, trozos de alma arrancados a la vez. Son, pues, un pequeño tesoro que se añade al legado mayor de Cioran, un tesoro que salvó del olvido su compañera Simone Boué, su viuda, unos Cuadernos que ella misma prologó y que no pudo ver publicados: en vísperas de su publicación, Boué moría “accidentalmente” –nos advierten los editores– confirmando con ello el destino irreparable y escandaloso que a todos nos aguarda y haciendo de estos Cuadernos una obra doblemente póstuma. ¿La última humorada de Cioran?
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Sobre los sueños

 
 

Sobre los sueños
Canalizado por Jane Roberts

La realidad de los sueños

Los pensamientos de un hombre y sus sueños, son de mucho mayor alcance de lo que él cree. Existen en más dimensiones y afectan más mundos de lo que él llega a percatarse. En efecto, son tan concretos como cualquier edificio. Aparecen en muchas formas dentro de muchos sistemas y, una vez creados, siguen sus propias leyes.

Piensas que estás consciente únicamente cuanto te encuentras en vigilia. Te supones inconsciente cuando duermes. Los datos están en verdad cargados en el lado de la mente en vigilia; pero imagínate, por un momento, que estás viendo esta situación desde el otro lado. Finge que te encuentras en el estado de sueño y preocupado con el problema de la existencia y de la conciencia despierta. Desde ese punto de vista, el cuadro es enteramente diferente, pues tú ciertamente estás consciente mientras duermes.

Los lugares que visitas mientras sueñas, son tan reales para ti entonces, como lo son los sitios físicos para ti ahora. No hablemos más de un yo consciente o inconsciente. Existe un yo y éste enfoca su atención en varias dimensiones. En el estado de vigilia se enfoca en la realidad física. En el estado de sueño se enfoca dentro de una dimensión diferente. Si conservas pocos recuerdos de lugares de sueño cuando estás despierto, pocos recuerdos tienes de lugares ‘físicos’ cuando te encuentras en estado de sueño. Cuando el cuerpo físico yace en cama, está separado por una enorme distancia del lugar del sueño en el que el yo que sueña puede habitar. Pero esta distancia nada tiene que ver con el espacio, pues el lugar del sueño puede existir simultáneamente con el cuarto donde el cuerpo duerme.

Los sitios del sueño no se hallan sobrepuestos, digamos, a la cama, a la cómoda y a la silla. Existen compuestos por los mismos átomos y moléculas que en el estado de vigilia percibes como cama, cómoda y silla. Recuerda que los objetos son resultado de tu percepción. De la energía formas patrones que luego reconoces como objetos y los usas; pero los objetos son inútiles, a menos que tú estés enfocado dentro de la dimensión para la que específicamente se formaron.

En ciertos estados de sueño tú formas con estos mismos átomos y moléculas el ambiente en el que operarás. Mientras duermes no puedes encontrar la cama, cómoda o silla y, despierto, no puedes localizar el sitio del sueño que estaba allí apenas un momento antes.

La realidad eléctrica de un sueño es decodificada de tal modo que sus efectos los experimenten no solamente el cerebro, sino hasta los rincones más lejanos del organismo. Las experiencias del sueño hace mucho tiempo olvidadas conscientemente, se hallan por siempre con tenidas como datos eléctricamente codificados dentro de las células del organismo físico… Existen dentro de las células (junto con toda la experiencia de un individuo)… Las células se forman alrededor de ellas. Estas señales modificadas eléctricamente, forman contraparte de experiencia completa y el patrón es entonces independiente de la realidad física.

En otras palabras, nuestros sueños alcanzan cierta inmortalidad propia, junto con nuestras personalidades. Cada individuo forma, desde su nacimiento, su propia contraparte de señales eléctricas continuas, individuales e incorporadas, que incluyen sus sueños, pensamientos, deseos y experiencias. A la muerte física, su personalidad continúa existiendo, separada de su forma física.

Los sueños individuales

La personalidad está compuesta por gestalt de energía. [El Glosario al final del libro proporciona la siguiente definición “Gestalt. Del alemán: forma, organización, configuración. Término psicológico que se emplea para referirse a un individuo como parte integral de un todo con el cual está en constante relación.” ]

Así como la personalidad se ve modificada por cualquier experiencia, también cambia por los sueños; y así como un individuo es moldeado por su ambiente físico, hasta cierto grado, así es moldeado por los sueños que él mismo crea… El yo es ilimitado. Cuando tus percepciones fallan, a ti te parece que aparecen fronteras. Por ejemplo, te parece que los sueños cesan cuando ya no te percatas de ellos. Esto no es así.

En un nivel de personalidad se intenta resolver problemas mediante la construcción de sueños… y a menudo se da libertad a acciones que no pueden expresarse adecuadamente dentro de los confines de la vida en vigilia. Si fracasa el intento, entonces el problema o acción (como ya hemos visto antes), puede materializarse como enfermedad.

Analicemos, por ejemplo, una situación en la que la personalidad necesita expresar dependencia, pero considera tal expresión inapropiada. Si es capaz de formar un sueño en el que desempeña una parte dependiente, entonces el problema puede resolverse dentro del estado de sueño. En muchos casos, esto es precisamente lo que ocurre. El individuo tal vez nunca recuerde tal suegro; pero la experiencia sería válida y la dependencia expresada.

Se ha llevado a cabo mucho trabajo para interpretar los sueños, pero poco para controlar la dirección de actividad dentro de ellos. Bajo una sugestión apropiada, éste puede ser un excelente método de terapia. Los sueños negativos tienden a. reforzar los aspectos negativos de la personalidad, coadyuvando a formar varios círculos de complicaciones desafortunadas. Las acciones del sueño pueden orientarse para cumplir con expectativas constructivas que pueden por sí mismas efectuar un cambio para lo mejor.

Muchas enfermedades podrían evitarse en gran medida mediante esa terapia de sueño. Tendencias agresivas, hasta cierto punto inofensivas, podrían liberarse dentro del estado de sueño. Se darían sugestiones para que el individuo involucrado experimentara, digamos, agresividad dentro de un sueño. También se le sugeriría que aprendiera a entender sus agresiones, vigilándose a sí mismo mientras estuviera soñando (contemplar el sueño como si fuera una representación teatral). Si yo puedo permitirme entrar en una fantasía, teóricamente tú puedes imaginar un experimento masivo en terapia de sueño, donde las naciones combatieran sus guerras en sueños, no en vigilia.

Existen otras consideraciones que deben comprenderse… Cuando la agresividad es el problema, por ejemplo, la sugestión preliminar al sueño debería incluir una declaración de que la agresión no se dirigirá contra una persona determinada. En todos los casos, es el elemento intangible (la agresividad), lo que constituye el problema y no la persona contra la cual el individuo puede querer ventilarla.

No queremos que un individuo sugiera que en sueños pretenda dañar a otro. Existen varias razones para esto, incluyendo realidades telepáticas que tú todavía no comprendes y patrones de culpa que serían inevitables. No estamos hablando de sustituir la acción del sueño por acción física. Estamos discutiendo problemas particulares que necesitan tratamiento.

Cada sueño empieza con energía psíquica que el individuo transforma no en materia física, sino en una realidad; cada trozo como funcional y real. El sujeto forma la idea en un objeto de sueño o un suceso, con sorprendente discriminación, por lo que el objeto del sueño mismo obtiene existencia en numerosas dimensiones. . .

Aún cuando el soñador crea sus sueños para sus propios propósitos, seleccionando únicamente aquellos símbolos que para él tienen significado, y los proyecta al exterior para darles verdadero valor y expansión psíquica. La expansión ocurre cuando se actúa el sueño. Una contracción tiene lugar cuando el soñador ha terminado con los eventos del sueño; pero la energía no puede revertirse.

La energía proyectada en cualquier tipo de construcción, psíquica o física, no puede recuperarse sino que debe seguir leyes de la forma particular en la que ha sido moldeada por el momento. Por lo tanto, cuando el soñador contrae sus objetos multirealistas de regreso, poniendo fin por sí mismo al sueño que ha construido, éste termina únicamente para su creador. La realidad del sueño continúa.

El universo físico mismo es un conglomerado de diversos símbolos individualizados, ninguno de los cuales significa precisamente la misma cosa para dos individuos cualquiera y en los cuales hasta las cualidades llamadas básicas, como el color y la colocación en el espacio, no son confiables. Uno se enfoca meramente en las similitudes. La telepatía podría llamarse el pegamento que sostiene el universo físico en una posición precaria, por lo que se puede convenir en la existencia y propiedades de los objetos…

Así pues, cuando se considera el mundo del sueño, se tiene la misma clase de universo, sólo que construido dentro de un campo que no se puede percibir físicamente. Pero posee más continuidad que el mundo que conocemos y existen similitudes dentro de él que resulta sorprendente contemplar. […]

Por una razón… aquellos que conocen la existencia en el nivel físico ahora, debido a ciertos ciclos, han vivido antes en aproximadamente los mismos periodos históricos. Poseen una familiaridad interna, una cohesividad que pertenecía a un periodo más o menos específico y a periodos anteriores, donde habitaban la misma clase de realidad. Sus experiencias de sueños, entonces, no son tan diversas como se podría suponer. Ciertos símbolos están construidos en realidades dentro del sistema del sueño, de una manera muy semejante a como las ideas están constituidas en materia en el mundo físico.

La misma clase de acuerdo psíquico mantiene el sistema del sueño junto, como mantiene el sistema físico. Si un hombre pudiera en verdad enfocar esos elementos irreconocibles en el universo físico sobre el cual no pueden alcanzarse acuerdos, si pudiera enfocarse en las disparidades más que en las similitudes, entonces se preguntaría qué dio a cualquiera la idea de que existía incluso un objeto físico sobre el cual el hombre pudiera convenir. Se preguntaría qué locura colectiva permitió al hombre seleccionar de entre una virtual infinidad de caos, un mero centenar de similitudes y hacer de ello un universo. Así tú, al contemplar el aparente caos de realidad de sueño, te preguntas cómo puedes decir que contiene coherencia, actualidad y comparativa permanencia.

Una razón para que los sueños parezcan tan caóticos y sin sentido en ocasiones, es simplemente que sólo se recuerdan nebulosos fragmentos de ellos y se olvidan los factores de unificación. Otra razón es que los sueños poseen una “lógica” intuitiva y asociativa que tiene que interpretarse y en la cual el tiempo, como se conoce, tiene poco significado.

Algunos sueños son lo bastante simples y se refieren a sucesos o problemas presentes no resueltos. Incluso en éstos, no obstante, el evento del sueño puede asimismo representar sucesos procedentes de vidas pasadas. Cada objeto de sueño es en realidad de doble o triple fondo, un símbolo de datos diferentes y más profundos. Un sueño que involucra información reencarnacional, por ejemplo, también puede servir para ayudar a encarar un problema del momento presente, al recordar otras facultades no usadas inherentes a la personalidad. […]

Los sueños compartidos y los sueños masivos

En ciertas áreas de sueños compartidos y masivos, la humanidad en forma colectiva tiene que ver con problemas de su estructura política y social. Las soluciones a las que llega dentro de la realidad del sueño, no siempre son iguales a las que se aceptan en el mundo físico.

Sin embargo, las soluciones en el sueño se tienen como ideales. Sin sueños masivos, por ejemplo, no existirían sus Naciones Unidas.. En esta etapa de su desarrollo, es necesario que se use la selectividad. Si tú te dieras cuenta de la constante multitud de comunicaciones telepáticas que llueven sobre ti, te resultaría sumamente difícil retener un sentido de identidad. Así pues, los sueños compartidos por lo regular se hallan abajo del nivel de conciencia… Debido a que la identidad se ve reforzada mediante la experiencia, automáticamente se expande para agregar más realidades dentro de las que pueda actuar.

Cuando sueñas en otros, ellos lo saben. Cuando ellos sueñan contigo, tú lo sabes. Sin embargo, nada se ganaría con darse cuenta consciente de estas condiciones en ese momento. […] Mucha gente soñó con anticipación la muerte de Jack Kennedy. En cierto nivel el conocimiento fue accesible al hombre mismo. Esto no quiere decir que la muerte tenía que ocurrir. Era una vívida posibilidad. Era asimismo una de las muchas soluciones a varios problemas. Si bien no era la solución más apropiada, fue la más cercana a que el hombre podía llegar en ese momento particular de la realidad física…

Los sueños masivos son una forma de producir el cambio histórico. […] Aquellos que se hallan preocupados por la solución del problema racial actual, sueñan individual y colectivamente en modificarla. En sus sueños actúan en las diversas formas en que pueden ocurrir los cambios. Estos sueños en realidad coadyuvan a producir el cambio resultante que luego ocurrirá. La misma energía y dirección de los sueños ayudarán a cambiar la situación. […]

Muchos conceptos e invenciones prácticas simplemente aguardan en el sistema del sueño, latentes y a la expectativa, hasta que algún hombre los acepte como posibilidades dentro del marco físico de realidad.. La imaginación despierta la conexión del hombre con el sistema del sueño. La imaginación a menudo reacomoda información del sueño y la aplica a circunstancias o problemas particulares dentro de la vida cotidiana…

El universo del sueño, entonces, posee conceptos que algún día transformarán por completo la historia del mundo físico; mas una negación de tales conceptos como posibilidades, demora su surgimiento.

Otras clases de sueños o viajes interdimensionales

Existe forma dentro de la realidad del sueño, pero la forma es, antes que nada, un potencial que existe dentro de la energía psíquica. La forma potencial existe mucho antes que su materialización física. La casa en que tal vez vivirás dentro de cinco años, quizás todavía no exista, según tus términos. Es posible que todavía no se construya y, por lo tanto, físicamente no la percibirías. No obstante, tal casa tiene forma y verdaderamente existe dentro del Presente Espacioso.

Ahora bien, en ciertos niveles de realidad de sueño, formas como ésta pueden percibirse. Dentro de la realidad del sueño puedes llegar a tener contacto con muchos otros tipos de fenómeno con los que usualmente no tienes que ver. Con los experimentos de proyección que tienes en mente [Seth se refiere al esposo de Jane Roberts], esta información se torna altamente práctica. Me gustaría darte alguna idea, ¿comprendes? De que esperar.

Cuando estás haciendo algo dentro de la realidad tísica, tienes un juego relativamente sencillo de reglas que te son de utilidad. Dentro de la realidad del sueño existe una mayor libertad. El ego no está presente. La conciencia de vigilia, los amigos queridos, no son el ego. El ego es únicamente aquella porción de la conciencia en vigilia que tiene que ver con lo que haces en el mundo físico.

La conciencia en vigilia puede llevarse al estado de sueño, el ego no, puesto que flaquearía y ocasionaría el Fracaso inmediato. En tus experimentos te encontrarás con varias condiciones y, hasta que aprendas a controlarlas, puede ser difícil distinguir entre ellas. Algunas de ellas puedes manipularlas, pero no otras. Algunos lugares del sueño serán de tu propia hechura y otros te serán extraños. Pertenecerán a otras dimensiones de realidad; pero puedes caer por error en ellas.

Es completamente posible para un soñador visitar otros sistemas planetarios, actuales o del pasado, presente o futuro, según tus términos. Tales visitas por lo regular son fragmentarias y espontáneas. Es mejor que permanezcan así. Cuando ocurran, saca ventaja de ellas, mas no pretendas todavía, sin embargo, emprender tales esfuerzos, puesto que se hallan involucradas muchas dificultades.

Extractado de El Material de Seth, Jane Roberts, Ed. Luciérnaga, España, 1988.

Sobre la Reencarnación

 
 

Sobre la Reencarnación
Canalizado por Jane Roberts

Los individuos

Las existencias de las distintas reencarnaciones, os permiten expandir vuestra conciencia, vuestras ideas, vuestras percepciones y vuestros valores. Rompéis con las restricciones que habéis adoptado, y crecéis espiritualmente en la medida en que aprendéis a liberaros de concepciones y dogmas que os limitan. Sin embargo, vuestro ritmo de aprendizaje depende enteramente de vosotros. Tener conceptos limitados, dogmáticos o rígidos sobre el bien y el mal puede frenaros. Las ideas estrechas sobre la naturaleza de la existencia pueden seguiros a través de varias vidas, si no elegís ser flexibles espiritual y psíquicamente.

Estas ideas rígidas pueden actuar verdaderamente como cadenas, que os forzarían a describir círculos como un cachorro atado a una cuerda. En tales casos, y quizás a lo largo de una serie de existencias, os podríais encontrar batallando contra los conceptos del bien y del mal y metidos en un círculo de confusión, duda y ansiedad.

A vuestros amigos y conocidos les preocuparán los mismos problemas, ya que atraéis a aquellos que tienen vuestras mismas preocupaciones. Por lo tanto, os repito: muchos de vuestros conceptos del bien y del mal están muy distorsionados y ensombrecen la comprensión que tenéis sobre la naturaleza de la realidad. Si dais forma en vuestra mente a una culpa, ésta se volverá real para vosotros, y tendréis que resolverla. Pero muchos de vosotros creáis culpas para las que no existe una causa justificada, y os cargáis a vosotros mismos con esas culpas sin motivo alguno. En vuestra dimensión de actividad parece haber una terrible variedad de males. Permitidme deciros que aquel que odia un mal se limita a crear otro. […]

Si odiáis a otra persona, ese odio puede ataros a ella durante tantas vidas como vosotros permitáis que el odio os consuma. Vosotros atraéis, en esta existencia y en todas las otras, aquellas cualidades en las que concentráis vuestra atención. Si os preocupáis intensamente por las injusticias que creéis que os han hecho, atraeréis más ese tipo de experiencia; y, si continuáis de esa manera, eso se reflejará en vuestra siguiente existencia, si bien en el período entre vidas hay un «tiempo» para la contemplación y la comprensión.

Aquellos que no aprovechen en esta vida las ventajas de tales oportunidades, normalmente tampoco lo harán cuando ésta acabe. La conciencia debe expandirse. Debe crear. Debe volverse del revés para hacerlo. No existe nada a excepción de vosotros mismos que os pueda forzar a comprender estas cuestiones o a hacerles frente. Por lo tanto es inútil decir: «Cuando termine esta vida analizaré mis experiencias y corregiré mis acciones.» Eso sería como si un hombre joven dijera: «Cuando sea viejo y me retire, usaré todas las capacidades que estoy desarrollando ahora.» El escenario para vuestra «próxima» vida lo preparáis ahora. Los pensamientos que pensáis hoy se convertirán, de una manera u otra, en el tejido de vuestra próxima existencia. No existen palabras mágicas capaces de convertiros en sabios, de llenaros de comprensión y compasión, y de expandir vuestra conciencia.

Vuestros pensamientos y la experiencia cotidiana contienen las respuestas. Cualquier éxito en esta vida, cualquier capacidad los habéis desarrollado en las experiencias pasadas. Os corresponden por derecho. Habéis trabajado para desarrollarlos. Si miráis a vuestro alrededor a vuestros parientes, amigos, conocidos y compañeros de trabajo, también veréis qué tipo de personas sois, pues estáis atraídos hacia ellos, como ellos lo están hacia vosotros, a través de similitudes internas muy básicas.

Si examináis vuestros pensamientos durante cinco minutos algunas veces al día, varias veces al mes, tendréis una impresión correcta del tipo de vida que hasta ese momento os habéis preparado para la próxima existencia. Si no estáis contentos con lo que descubrís, será mejor que empecéis a cambiar la naturaleza de vuestros pensamientos y sentimientos… No existe una ley que diga que en cada vida deberéis encontrar a aquellos que habéis conocido antes; y, sin embargo, debido a la naturaleza de la atracción, sucede así a menudo. […]

Cuando tu mente consciente ordinaria y en vigilia se adormece en el estado de sueño, viajas en otras dimensiones. Estás preparando tu propio camino. Cuando mueres, vas por esos caminos que has preparado ya. Existen varios periodos de adiestramiento que varían, de acuerdo con el individuo.

Debes entender la naturaleza de la realidad, antes le que puedas moverte bien dentro de ella. En la realidad física estás aprendiendo que tus pensamientos poseen realidad y que tú creas la realidad que conoces. Cuando abandonas esta dimensión, entonces te concentras en el conocimiento que has ganado. Si todavía no comprendes que puedes crear tu propia realidad, entonces regresas y de nuevo aprendes a manipular una y otra vez los resultados de tu propia realidad interna, cuando la encuentras objetivizada. Te enseñas a ti mismo la lección, hasta que por fin la has aprendido; luego empiezas a aprender cómo manejar la conciencia que es tuya, correcta e inteligentemente. Luego puedes formar imágenes para beneficio de otros y conducirlos y guiarlos. Luego agrandas constantemente el alcance de tu entendimiento.

Tú determinas el tiempo entre reencarnaciones. Si estás muy cansado, entonces te tontas un descanso. Si eres sabio, tomas tiempo para digerir tu conocimiento y planear tu siguiente vida, de la misma manera que un escritor planea su próximo libro. Si tienes demasiadas ligas con esta realidad o si eres demasiado impaciente o si no has aprendido lo suficiente, entonces puedes regresar con demasiada rapidez. Siempre queda esto como decisión del individuo. No existe la predestinación. Las respuestas se encuentran detrás de ti mismo entonces, como están dentro de ti ahora.

Las Familias

Hay varias razones que os hacen nacer en vuestra familia actual. Puede ser que después de la muerte os encontréis con una relación emocional muy fuerte con una personalidad de una vida pasada. Por ejemplo, si estáis casados y la relación con vuestro compañero no es verdadera, podría suceder que encontrarais una esposa o un marido de otra vida esperando por vosotros.

A menudo, los miembros de un grupo -militares, eclesiásticos, grupos de cacería-, establecen relaciones de familia en otra vida para resolver viejos problemas de una manera nueva. Las familias deben ser consideradas como una Gestalt de actividad psíquica; poseen identidad subjetiva, por más que ningún miembro particular del grupo sea consciente de ello.

Las familias tienen propósitos subconscientes comunes, aun cuando sus miembros individuales estén persiguiendo esas metas sin conocimiento consciente. Estos grupos se establecen con antelación, por así decirlo, en los períodos entre existencias físicas. A veces, un grupo de cuatro o cinco individuos se plantea un reto concreto y asigna a sus distintos miembros los diferentes papeles de una obra y posteriormente desarrollan esos papeles en una existencia física.

El ser interno es siempre consciente de los mecanismos ocultos de estas Gestalts familiares. Aquellos que han estado estrechamente vinculados por lazos emocionales prefieren permanecer unidos por relaciones físicas más o menos estrechas que pueden continuar durante muchas vidas. Sin embargo, siempre se recomienda establecer nuevas relaciones para evitar formar en las reencarnaciones «familias» limitadas, de crecimiento cerrado. Muchas de ellas forman organizaciones físicas que realmente son manifestaciones de grupos internos.

He hablado anteriormente de lo que sucede cuando se tienen conceptos rígidos sobre el bien y el mal. No hay más que una manera de evitar este problema: sólo la verdadera compasión y el verdadero amor conducen al entendimiento de la naturaleza del bien, y sólo estas cualidades sirven para aniquilar los conceptos erróneos y distorsionados sobre el mal.

Simplemente, ocurre que, si creéis en el concepto del mal, éste se hace realidad en vuestro sistema y siempre lo vais a encontrar manifestado. Por consiguiente, esa creencia vuestra en él os parecerá sumamente justificada. Si seguís acarreando estos conceptos a través de las sucesivas generaciones, a través de las encarnaciones, entonces estáis ampliando su realidad.

Permitidme intentar arrojar algo de luz sobre lo que estoy intentando deciros. Ante todo, el amor siempre debe ir acompañado de libertad. Si un hombre dice que os ama, pero niega vuestra libertad, normalmente lo odiaréis. No obstante, sus palabras harán que no justifiquéis vuestra emoción. Este tipo de enredo emocional puede conducir por sí mismo a otros enredos continuos que duran varias vidas.

Si odiáis el mal, debéis tener cuidado con vuestra concepción del término. El odio es restrictivo: estrecha el campo de vuestra percepción. Es realmente un cristal oscuro que ensombrece la totalidad de vuestra experiencia. Él hace que cada vez encontréis más y más cosas que odiar, y que llevéis esos elementos odiados a vuestra propia experiencia.

Bien. Si, por ejemplo, odiáis a uno de vuestros padres, os resultará relativamente fácil odiar a cualquier padre, porque en su cara veréis y proyectaréis siempre al que os ofendió originalmente. En las vidas siguientes podéis también veros empujados hacia una familia y encontraros enredados en las mismas emociones, ya que el problema son las emociones en sí y no los elementos que parecen provocarlas.

Si odiáis la enfermedad podéis atraer una vida siguiente de enfermedades, pues es el odio el que las ha atraído hacia vosotros. […] Si vosotros expandís vuestro sentido del amor, o de la salud y de la existencia, en esta vida y en otras estaréis atraídos hacia esas cualidades, porque es en ello en lo que os concentráis. Una generación que odie la guerra no traerá la paz. Una generación que ame la paz traerá la paz.

El morir con odio hacia una causa o una persona es una gran desventaja. Ahora tenéis todo tipo de oportunidades para recrear vuestra experiencia personal por caminos más benéficos, y para cambiar vuestro mundo. En vuestra próxima vida vais a trabajar con esas aptitudes que son vuestras ahora. Si ahora insistís en hacer crecer el odio en vuestro interior, es muy probable que continuéis haciendo lo mismo. Por otro lado, esos chispazos de verdad, intuición, amor, alegría, creatividad y realización conseguidos ahora seguirán siendo vuestros más adelante al igual que lo son ahora. […]

A lo largo de vuestra vida interpretáis a vuestra propia manera la realidad que veis y eso tiene cierto efecto sobre vosotros y, a su vez, sobre los demás. El hombre que odia prejuzga la naturaleza de la realidad de acuerdo con su propia y limitada comprensión.

El odio

Bien, en este capítulo sobre la reencarnación pongo énfasis en el tema del odio porque sus resultados pueden ser desastrosos. Un hombre que odia siempre se justifica a sí mismo, ya que nunca odia algo que reconozca como bueno. Por lo tanto, cree ser justo en su odio, pero el odio es en sí mismo una afirmación muy fuerte que lo seguirá durante sus vidas sucesivas, hasta que aprenda que el único destructor es el propio odio.

Me gustaría dejar claro que tampoco se gana nada odiando al odio, pues se cae en la misma trampa. Lo que hace falta es confiar plenamente en la naturaleza de la vitalidad, y tener fe en que todos los elementos de la experiencia se utilizan para un bien mayor, aunque no podáis percibir la manera en que el «mal» se transmuta en creatividad. Aquello que amáis también formará parte de vuestra experiencia en esta vida y en otras.

El concepto más importante que debéis recordar es que nadie os impone la experiencia de determinada vida, sino que ella se conforma fielmente de acuerdo con vuestras emociones y creencias. El gran poder de la energía del amor y la creatividad resulta evidente en el mero hecho de vuestra existencia. Ésta es una verdad olvidada muy a menudo: que [la combinación de] la conciencia y la existencia continúan y absorben aquellos elementos que os parecen tan destructivos a vosotros.

El odio es poderoso si creéis en él; sin embargo, aunque odiéis la vida, continuaréis existiendo. Cada uno de vosotros ha concertado citas que habéis olvidado, citas que, por así decirlo, habéis concertado antes de nacer en esta existencia. En muchos casos, los amigos que hacéis eran vuestros íntimos mucho antes de que los encontrarais en esta vida presente. Esto no quiere decir que todas vuestras amistades actuales hayan sido conocidos vuestros, y ciertamente no implica un disco aburrido que se repite y se repite, ya que cada encuentro es nuevo en sí mismo a su manera. Si recordáis lo que dije sobre las familias, comprenderéis que también los pueblos y las ciudades pueden estar compuestos por los habitantes pasados de esos mismos pueblos y ciudades, transportados con experiencias e historiales nuevos con los que el grupo intenta distintas experiencias.
Bien, a veces también hay variaciones, como por ejemplo que los habitantes de cierta ciudad de Idaho podrían ser los mismos habitantes renacidos que vivieron, digamos, en 1632 en una pequeña aldea irlandesa.

Algunas personas que quisieron viajar del Viejo al Nuevo Mundo podrían renacer en el Nuevo. Debéis recordar también que las capacidades adquiridas en vuestras vidas pasadas están a vuestra disposición para vuestro uso actual: cosecháis vuestros propios premios. A menudo se os da información sobre esto durante el sueño, y también existe un tipo de sueño a manera de Gestalt, un sueño raíz, a través del cual se comunican entre sí aquellos que se conocieron en vidas pasadas.

En estos sueños se da información general colectiva, que luego las personas pueden usar según su deseo. Se hacen planes globales para el desarrollo, y los miembros de un grupo -digamos, de una ciudad- toman decisiones sobre su destino. Algunos individuos siempre escogen nacer formando parte de algún grupo -es decir, renacen con contemporáneos del pasado-, mientras que otros desdeñan tales esfuerzos y vuelven en posiciones mucho más solitarias.

Esta es una cuestión de sentimientos psicológicos. Ciertos individuos se encuentran más cómodos, más seguros y más capaces trabajando en compañía. Podríamos considerar la analogía de una persona que llega a la universidad con su clase del jardín de infancia. En sus reencarnaciones, esta persona siempre escogería volver con sus compañeros. Otros, en cambio, saltarían de escuela en escuela y aparecerían solos —hablando relativamente— con una libertad y un reto mayores, pero sin el reconfortante marco de seguridad que escogen los anteriores.

En todos los casos el individuo es el juez, no sólo de cada vida sucesiva, de su tiempo, su entorno y la fecha histórica, sino también de su carácter superior y los métodos para lograrlo. Por consiguiente, hay tantas maneras distintas de reencarnarse como seres internos, y cada ser interno escogerá sus propios métodos característicos.

Las civilizaciones

En cierta manera podría decirse que las civilizaciones se reencarnan al igual que se reencarnan los individuos. Cada entidad que se encarna trabaja en pro del desarrollo de aquellas capacidades que se nutren del entorno físico y se realizan plenamente en él. La entidad tiene una responsabilidad para con la civilización en la que tiene cada una de sus existencias, ya que ayuda a conformarla a través de sus pensamientos, emociones y acciones.

Aprende de sus fallos al igual que lo hace de sus éxitos. Vosotros creéis que la historia física comenzó con el hombre de las cavernas y ha continuado hasta el presente, pero también han existido otras grandes civilizaciones científicas; de algunas de ellas se habla en las leyendas y otras os son completamente desconocidas; pero todas, hablando en vuestros términos, ya se han desvanecido.

Quizás os parece que como especie sólo tenéis una oportunidad para resolver vuestros problemas, y que en caso contrario seréis destruidos por vuestra propia agresividad, por vuestra propia falta de comprensión y de espiritualidad. Igual que se os dan varias vidas para desarrollaros y completar vuestras capacidades, de la misma manera las especies han sido dotadas con algo más que la única línea de desarrollo espiritual que conocéis en la actualidad. La estructura de la reencarnación sólo es una faceta más de la totalidad del cuadro de posibilidades. En ella tenéis literalmente todo el tiempo necesario para desarrollar aquellos potenciales que necesitáis desarrollar antes de dejar el ciclo de reencarnaciones. Hay grupos de personas que, a lo largo de las reencarnaciones, se han encontrado con crisis tras crisis, han llegado a vuestro mismo punto de desarrollo físico, y entonces o bien han llegado más allá, o bien han destruido su propia civilización.

En este caso se les dio otra oportunidad, así como el conocimiento inconsciente no sólo de su fallo, sino de las razones que lo provocaron. Empezaron, pues, con una gran ventaja psicológica cuando formaron nuevos grupos primitivos. Otros, que solucionaron los problemas, dejaron vuestro planeta físico y se dirigieron a otros puntos del universo físico. Cuando alcanzaron ese nivel de desarrollo ya estaban maduros espiritual y físicamente, y fueron capaces de utilizar unas energías de las que vosotros no tenéis conocimiento práctico.

Para ellos la Tierra es ahora un hogar legendario. Formaron nuevas razas y nuevas especies que ya no podían acomodarse físicamente a vuestras condiciones atmosféricas. Aun así, también continuaron en el ciclo de reencarnaciones mientras habitaban la realidad física, aunque algunos de ellos han mutado y hace tiempo que han dejado tal ciclo.

Los que lo han dejado han evolucionado y se han convertido en las entidades mentales que siempre fueron, han abandonado la forma material. Este grupo de entidades sigue teniendo mucho interés en la Tierra, y le brindan apoyo y energía. En cierta manera, ahora se los podría considerar como dioses de la tierra. […]

Lo primero de todo es que, como raza, vosotros os habéis considerado separados del resto de la naturaleza y de la conciencia.

Vuestra propia supervivencia como especie ha sido vuestra principal inquietud. Sólo considerabais a las otras especies a la luz del uso que pudierais darles. No habéis tenido ninguna concepción verdadera de lo sagrada que es toda conciencia, ni de vuestra relación con ella. Estabais perdiendo el control de esa enorme verdad.

En las circunstancias presentes continuáis manteniendo la idea de la supervivencia racial sin tener en cuenta sus consecuencias, la idea de cambiar el entorno para adaptarlo a vuestros propósitos; y eso os ha llevado a descuidar las verdades espirituales.

Por consiguiente, ahora estáis viendo los resultados en la realidad física. Bien, esas personalidades que están volviendo lo hacen por varias razones. Algunos de ellos se ven arrastrados de nuevo a la vida física debido a sus actitudes. Son aquellos que, en el pasado -hablando en vuestros términos-, deseaban fervientemente la existencia física sin considerar los derechos de las otras especies. Son sus propios deseos los que los conducen de vuelta.
La raza debe aprender el valor del hombre individual. También está aprendiendo su dependencia de las otras especies, y empieza a comprender su posición en el marco total de la realidad física.

Bien. Ciertos individuos renacen en este tiempo, simplemente para ayudaros a comprender. Están forzando el problema y están forzando la crisis, pues aún tenéis tiempo para cambiar de actitud. Estáis trabajando en dos problemas principales, pero ambos conciernen a lo sagrado del individuo, y la relación del individuo con los demás y con toda conciencia orientada físicamente.

El problema de la guerra os va a enseñar antes o después que, cuando matáis a otro hombre, básicamente acabáis matándoos a vosotros mismos. El problema de la superpoblación os enseñará que, si no os preocupáis con cariño por el entorno en el que vivís, a la larga éste no podrá manteneros, ya que no seréis dignos de él. No vais a destruir el planeta. No vais a destruir los pájaros y las flores, o los cereales y los animales. Vosotros no seréis dignos de ellos y ellos, os destruirán a vosotros.

Habéis creado el problema para con vosotros mismos dentro de vuestro marco de referencia. No entenderéis cuál es vuestra parte dentro del marco de la naturaleza hasta que realmente os veáis a vosotros mismos en peligro de destrozarla. No podéis destruir la conciencia. Ni tan siquiera podéis anular la conciencia de una simple hoja; pero, en vuestro contexto, si no se solucionan los problemas, ellos se desvanecerán de vuestra experiencia.

Sin embargo, la crisis es un tipo de terapia. Es un método de enseñanza que habéis creado para vosotros, porque lo necesitabais. Y lo necesitáis ahora, antes de que vuestra raza se embarque en viajes a otras realidades físicas. Debéis aprender ahora las lecciones en vuestro patio trasero, antes de poder viajar a otros mundos. Así que habéis traído esto sobre vosotros con ese propósito y vais a aprender.

Extractado de los primeros capítulos de Habla Seth II, Jane Roberts, Ed. Luciérnaga, España, 1988.

 

Quienes es Seth?

 
 
¿Quiénes es Seth?

Seth se describe a sí mismo como una “esencia de energía de la personalidad” que ya no tiene forma física. Entre 1963 y 1973 habló a través de Jane Roberts en sesiones de trance aproximadamente dos veces por semana. Estas sesiones fueron transcritas por su esposo Rob a mano y más tarde conformaron la serie de libros conocidos como El Material de Seth en los que se habla de temas tan diversos como la reencarnación, la responsabilidad de crear la propia realidad, el alma y sus potenciales, lo sueños y la personalidad multidimensional.

 

El significado de la Existencia

Estoy aquí para decirte que tu felicidad no depende de tu juventud; me consta porque ya no soy joven. Estoy aquí para decirte que tu felicidad no depende de tu cuerpo físico, ya que -en tus términos-, yo no tengo uno. Eres lo que eres y serás más. No temas al cambio, puesto que tú eres cambio…

Toda acción es transformación, dado que de otro modo el universo sería estático y entonces la muerte sería, en efecto, el final. Lo que yo soy es también lo que tú eres: conciencia individualizada. Llego aquí como si apareciera a través de un agujero en el espacio y en el tiempo. Existen senderos por donde puedes viajar; en sueños has estado donde yo he estado…
 

Quiero hacerte sentir tu propia vitalidad. Siéntela viajar a través del universo; esto no depende de tu cuerpo. En realidad proyectas tu propia energía para formar el mundo físico. Por lo tanto, para cambiar tu mundo, debes transformar lo que proyectas. Siempre fuiste y siempre serás. Este es el significado de la existencia y la dicha. El dios que existe está dentro de ti, ya que eres parte de todo lo existente.

El mundo objetivo es el resultado final de la acción interna. Tú puedes ciertamente manipular el mundo objetivo desde el interior, pues éste es el medio y la definición de la verdadera manipulación…

Los pensamientos e imágenes se forman en la realidad física y se convierten en hechos físicos. Son impulsados químicamente. Un pensamiento es energía. Comienza a producirse físicamente en el momento de su concepción.
Enzimas cerebrales están conectadas con la glándula pineal. Tal y como las conoces, las substancias químicas del cuerpo son Físicas, pero son las impulsoras de este pensamiento-energía y contienen todos los datos codificados necesarios para traducir cualquier pensamiento o imagen en realidad física. Hacen que el cuerpo reproduzca la imagen interna. Son chispas, por decirlo así, que inician la transformación.

Las sustancias químicas son liberadas a través de la piel y los poros, en una formación pseudofísica invisible, pero definida. La intensidad de un pensamiento o imagen determina en gran medida lo inmediato de su materialización física. No hay objeto a tu derredor que no hayas creado tú. Nada existe alrededor de tu imagen física, que no hayas hecho tú.

El pensamiento o imagen inicial existe dentro de la envoltura mental (como ya se explicó en sesiones anteriores). Todavía no es tísico. Luego, brota como una chispa hasta la materialización física, por las enzimas mentales.

Tal es el procedimiento general. Sin embargo, todas esas imágenes o pensamientos no se materializan por completo, según tus términos. La intensidad tal vez sea demasiado débil. La reacción química estimula, como chispa, ciertas cargas eléctricas, algo dentro de las capas de la piel. Existen radiaciones entonces a través de la piel al mundo exterior, que contienen instrucciones e información altamente codificadas.

Así pues, el ambiente físico es tanto parte de ti como lo es tu cuerpo. Tu control sobre él es sumamente efectivo, pues tú lo creas, como creas las puntas de tus dedos… Los objetos están compuestos por el mismo pseudomaterial que irradia hacia fuera de tu propia imagen física, únicamente la masa de más elevada intensidad es diferente. Cuando se concentra lo suficiente, la reconoces como un objeto. En baja intensidad la masa no es aparente para ti.

Todo nervio y fibra dentro del cuerpo, tienen un propósito interno que no se ve y que sirve para concentrar el yo interior con la realidad física, permite al yo interno crear la realidad física. En cierta forma, el cuerpo y los objetos físicos van volando en todas direcciones, desde el centro mismo del ser.

Los impulsos nerviosos viajan hacia fuera del cuerpo, invisiblemente, a lo largo de las sendas de estos nervios, de una manera muy semejante a como viajan dentro del cuerpo. Las sendas son conductoras de pensamientos telepáticos, impulsos y deseos que viajan hacia afuera de cualquier yo dado, alterando sucesos aparentemente objetivos.

De una manera muy real, los sucesos u objetos son en realidad puntos focales donde impulsos psíquicos altamente cargados, se transforman en algo que puede percibirse físicamente: una penetración en la materia. Cuando tales impulsos altamente cargados se intersectan o coinciden, se forma la materia. La realidad tras de esa formación explosiva de la materia, es independiente de la materia misma. Un patrón idéntico o casi idéntico, puede resurgir ‘en cualquier momento’, una y otra vez, si existen las coordenadas apropiadas para la activación.

En tu sistema de realidad, estás aprendiendo lo que es la energía mental y cómo usarla. Haces esto transformando constantemente tus pensamientos y emociones en formas físicas. Se supone que tienes un cuadro claro de tu desarrollo interno al percibir el ambiente exterior. Lo que parece ser percepción, un evento concreto y objetivo de tu parte, es, en realidad, la materialización de tus propias emociones internas, energía y ambiente mental.

SETH (A través de Jane Roberts)

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Otros documentos de Seth en Mind-Surf:

* Sobre la reencarnación
* Sobre los sueños
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Leer los siguientes libros:

El Material de Seth 

El Material de Seth es el relato documentado de cómo una mujer que no creía en la idea de la vida después de la muerte, se vio confrontada por una prueba aplastante. Seth ha diagnosticado enfermedades, descrito correctamente el contenido de sobres sellados (así como edificios que se encontraban a miles de kilómetros de distancia), e impartido conferencias en vivo. Ha materializado apariciones en una sala de estar perfectamente iluminada, y continúa sorprendiendo tanto a estudiantes de lo oculto como a profesionales; y, desde el mismo principio, el texto de cada sesión dos veces por semana ha sido grabado en su totalidad. Esto es lo mejor de toda una serie continua de notables “conferencias” sobre salud, sueños, proyección astral, Dios, la reencarnación y los mecanismos del subconsciente humano.

(Contraportada)

Habla Seth 

Habla Seth es una crónica de los pensamientos y creencias de Seth escritos tal y como él mismo se los reveló a Jane Roberts durante sus estados de trance. Seth le desveló secretos acerca de la vida y la muerte, del universo más allá de los sentidos… Seth muestra en este libro que la esencia humana es multidimensional, es decir, que existimos en varias realidades a la vez, y que el alma o ser interno no es algo separado de nosotros, sino el verdadero medio que nos permite existir.

(Contraportada)
 

Habla Seth II 

Esta obra es una guía para conseguir el despertar interior y una luz que desvela aspectos tan desconocidos como poder recordar vidas anteriores, poder sensibilizar los “puntos” de energía que existen por toda la materia física, etc. También revela secretos de cómo los esenios codificaron los Manuscritos del Mar Muerto, o por qué la civilización pre-atlante surgió y desapareció y cómo una hermandad trabaja a lo largo de la historia para salvaguardar los conocimientos esotéricos para la humanidad…

(Contraportada)

Fuentes bibliográficas:

Jane Roberts: El Material de Seth , Ed. Diana, México, 1979.

Jane Roberts: Habla Seth , Ed. Luciérnaga, España, 1988.

Jane Roberts: Habla Seth II , Ed. Luciérnaga, España, 1988.

 

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En tu sistema de realidad, estás aprendiendo lo que es la energía mental y cómo usarla. Haces esto transformando constantemente tus pensamientos y emociones en formas físicas. Se supone que tienes un cuadro claro de tu desarrollo interno al percibir el ambiente exterior. Lo que parece ser percepción, un evento concreto y objetivo de tu parte, es, en realidad, la materialización de tus propias emociones internas, energía y ambiente mental.

SETH
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