PELIGROSO CIORAN

Artículo publicado en “Artes & Letras” de Heraldo de Aragón el jueves 18 de diciembre de 2008

Hay libros que nunca me hubiese atrevido a abrir, autores cuya obra no he leído por no pisar las sendas prohibidas por la llamada sensatez, por el instinto de conservación o yo qué sé por qué pamplinas en las que, por lo demás, no siempre creí, pero que apremian cuando llegan los malos días, libros y autores que no he frecuentado por no ir a peor, pero ante los que ahora me digo aquel “¡de perdidos al río!” y me lanzo a bucear en ellos porque ya no sé que es peor, si morirse o morir, cerrar los ojos o tabicar el corazón. Ciorán y sus libros. Hay, claro, más, pero no es cosa de asustar a nadie con todos mis sustos juntos. Son todos esos libros que te rondan y te miran fijo y te susurran melindres y se te muestran tan apetecibles como la manzana y la serpiente aquellas juntas, libros que no hay manera de no comprar un día y abrirlos y ponerse a leerlos pase lo que pase. Y eso es lo que ha ocurrido con este ‘Breviario de los vencidos’ de E.M. Cioran (Tusquets, 2007), tan bellamente traducido del rumano por Joaquín Garrigós, tan bien editado en esa colección ‘Marginales’ desde la que me asaltan hace tiempo tantos otros títulos, que no he podido resistirme y lo compré y ando leyéndolo casi sin mirar dónde piso. Tiene Cioran un rayo poderoso en la mano con el que ilumina las profundas oscuridades que él mismo se propone visitar, y a la luz centelleante de sus palabras pueden leerse aquellas ideas que uno acaso no se atreve a decir ni a pensar pero que agradece que las digan otros. Sabe Cioran que “El que da un rodeo a la historia se desmorona violentamente en sí mismo” y nos lo muestra en este gran libro de cuya existencia sólo me atrevo a dar noticia como en un suspiro. ¿Cómo no hablar (bien) de alguien que escribió: “No tener sino una meta: ser más inútil que la música”?