Aukanaw

Aukanaw

AukanawAukanaw, (apócope de Aukanawel = Jaguar Indómito, en lengua mapuche) también transcripto comoAuca Nahuel , (1897-1994). Etnólogo y hierólogo de origen mapuche-pehuenche que cursó estudios superiores en Europa, investigador de profunda erudición y vasta formación humanística.

Descendiente de un importante linaje de renüs (sabios esotéricos indígenas, especie de sacerdotes) de la región del volcán Llaima (Chile), fue depositario de importantes conocimientos y tradiciones ancestrales. Fue autor de numerosas obras referentes al conocimiento esotérico y científico de su pueblo.

En la década de 1930 realizo un importante hallazgo arqueológico, cuyo significado cambió totalmente su vida, circunstancia que encontró ratificada por otras experiencias posteriores, que le hicieron abandonar la actividad científica y consagrarse por entero a lo que consideraba su misión espiritual. A partir de de ese momento se convierte en un importante maestro espiritual para el pueblo mapuche, y los hechos su vida se entretejen con lo legendario.

Formó algunos discípulos que continúan la difusión de su obra, como el “Grupo Aukamapu” y el “Centro de Estudios Maestro Aukanaw”.

1 Obras
1.1 Obras inconclusas
1.2 “La Ciencia Secreta de los Mapuche”
2 Enlaces externos

Obras
La Ciencia Secreta de los Mapuche”
“Zoología Mapuche”
“El Dioscórides Mapuche Ilustrado, o sea Materia Médica Vegetal Mapuche”
“Tratado General de Hierología”
“Astronomía Mapuche”
“¿La Patagonia piensa? Críticas y reflexiones sobre la bibliografía “Mapuche”
“La función del Avatara americano y la ciudad sagrada Ll’mll’m”
“El Diluvio Mapuche”
“Diccionario de simbología”
“Representaciones de la diosa madre y del divino hijo en la cultura mapuche”
“Ritos cosmogónicos mapuches”
“El truftrufn, baño de vapor, como rito iniciático y curativo”
“El simbolismo del trapelakucha”
“La vía iniciática mapuche”
“Los Renüs y la sabiduría celestial”
“Introducción a la Sabiduría Aborigen”. Vademécum de Mapud’ngu (Idioma Mapuche)
“Estudio de la religión Mapuche. Introducción a su conocimiento mediante una síntesis conceptual integradora”
“Introducción a la Sabiduría Aborigen”
“Cartilla para la enseñanza del idioma mapuche”

Obras inconclusas 
Diccionario Multilingüe Mapuche” (Mapuche-español-inglés-francés-alemán-italiano-portugués); “Medicina Mapuche Comparada”; “Psicología Comparada Mapuche-Wingka”; “Calendario anual mapuche-gregoriano”; “Astronomía Mapuche”, “Atlas Anatómico, Fisiológico y Patológico Mapuche”; “Gran Atlas de las Ciencias Naturales y Culturales Mapuche”.

“La Ciencia Secreta de los Mapuche” 
“La Ciencia Secreta de los Mapuche” es una antología de escritos, algunos publicados y otros inéditos, del maestro Aukanaw realizada por la etnóloga canadiense Marie Dubois.

Estos artículos originalmente estaban destinados a las nuevas generaciones mapuches con el fin de que se apreciaran la grandeza y la verdad encerradas en la Tradición Sagrada Mapuche. Posteriormente Aukanaw los adaptó para el hombre occidental de un buen nivel cultural, con el fin de que llegase a comprender la sabiduría espiritual que se oculta tras el velo de la magia, la superstición y las prácticas ancestrales.

Para Dubois este libro pretendía ser una introducción sumaria a la sabiduría mapuche, a través de algunos temas puntuales, colocando a su autor en el rol de interlocutor intercultural. Pero pese a estas intenciones el público especializado ha consagrado definitivamente esta obra como un clásico del esoterismo indígena y a su autor como una especie de Rene Guenón mapuche.

Prueba de ello es que este libro sea catalogado por la mayoría de las bibliotecas virtuales dentro del concepto “chamanismo” o “esoterismo”, en lugar del de “antropología desde un enfoque émico”.

Un comentario

  • Crow

    “Soy Mapuche, hijo de la Tierra,
    pero también soy hijo de las estrellas”

    Un poco respondiendo a la inquietud de algunos hermanos preparamos una biografía de Don Aukanaw, a él eso no le hubiera gustado mucho, pues repetía hasta el cansancio que lo importante es el mensaje y no el werken, no el mensajero.

    Para que se comprenda cabalmente su función espiritual, debimos dividir el trabajo en dos partes: 1º El linaje, 2º la biografía propiamente dicha (desde su actividad espiritual mapuche).

    Aclaremos que él era una persona muy reservada, le gustaba poco y nada hablar de sus cuestiones personales, nuestro trabajo consiste en reconstruir una vida a partir de escritos dispersos y fragmentos orales, algunas veces contradictorios y otras veces cercanos a lo legendario y lo fantástico.

    Ernesto Cayulao

    El Linaje

    El RENÜ

    En el siglo pasado existía en la región del volcán Llayma un renü (sabio sagrado, mucho más que machi) llamado AukaNawel. El era de la gente del gran Toki Kallfükura. Ya para ese entonces prácticamente ya no quedaban renü, solo quedaban machi. Cuando el grande general Kallfükura se trasladó con sus guerreros hasta Karwé [actual provincia de Buenos Aires, Argentina], que fue la capital de la Confederación Mapuche, AukaNawel se movió junto con ellos.

    Se dice que Kallfükura era también un gran renü con mucho poder mágico, hoy es un pillan mucho más poderoso que Lautaro (al menos al Este de los Andes) junto con otro gran renü el “toro” Pincén (Pintrem).

    Después de la derrota militar, cuando los wingka (=los no-indígenas) invaden definitivamente nuestro territorio, el renü AukaNawel se hallaba con los prisioneros en la posta militar de Nievas (paraje cercano a la actual ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires, Argentina).

    Esto pasaba exactamente en 1879, y Estanislao Zeballos (ideólogo de la Conquista del Desierto del Gral. Julio Roca) en su libro “Viaje al país de los Araucanos” (edic. 1881) página 52 dice:

    “Al salir de Nievas ví el más puro, arrogante y soberbio tipo del araucano que haya encontrado en mi paso por las tribus, que he tenido ocasión de visitar. Estaba recostado sobre el pasto, apoyado un codo en el suelo y la cabeza en la palma de la mano.

    Había colocado un cuero sostenido por dos palos frente al sol, y desde aquella miserable sombra, jadeante como una fiera fatigada, nos miraba con cierta mezcla de ferocidad y de arrogancia.

    Ancha la frente, revuelto el cano cabello, sujeto por una huincha colorada, grandes órbitas que se hundían en el siniestro fondo cobrizo de su tez todavía sin arrugas, ojos envueltos en una red de sangre vagando sin cesar, como si quisieran esquivar nuestras miradas, salientes los pómulos y voluminoso el cráneo: tal es un bosquejo del tipo de Aucá-Nahuel, visto al pasar.

    Solamente él permanecía soberbio y ajeno a las alegrías que causaba la presencia del coronel, cuya llegada para todos era una fiesta [porque traía víveres para los hambrientos prisioneros] y que él parecía despreciar o maldecir. Pasamos a su lado y no se movió, no nos miró siquiera. Había en su semblante un sello de salvaje dignidad.

    Aucá-Nahuel se llamaba, es decir Tigre (Nahuel), Rebelde o Alzado (Aucá), y era de los últimos prisioneros.
    Nawel = Yaguareté

    El tipo de Caupolicán veníase a la mente:

    Viendo de aquel varón la valentía
    El ser gallardo y el feroz semblante
    Su proporción y miembros de gigante”

    Hasta aquí la única referencia documental escrita que tenemos sobre Aucá-Nahuel. Sabemos que en la ciudad de Azul tienen más datos sobre él que aún no hemos podido consultar.

    En 1969 un escritor de Azul, el Dr. Julio E. Cordeviola, escribió una novela histórica titulada “Auca-Nahuel” que ganó el premio Olivetti. Y Juan Carlos Maddío ha escrito recientemente una “Cantata Auca-Nahuel”.

    Volviendo a la historia. A la mayoría de esos prisioneros los trasladaron a la isla Martín García situada en medio del Río de la Plata, para después volver a traerlos al Hotel de Inmigrantes, en el puerto de la ciudad de Buenos Aires. Y una vez allí comenzar el etnocidio (repartir hombres como esclavos al interior del país en las haciendas de los oligarcas, mujeres como sirvientas o prostitutas, y regalar los niños a quien los pidiera, etc.).

    Muchos de ellos desfilaron en largas filas, encadenados, por la Avenida de Mayo de Buenos Aires rumbo al puerto. Según se cuenta, los anarquistas fueron los únicos que se solidarizaron con los prisioneros mapuche y los aplaudían, los demás miraban con la misma curiosidad con que se miran las fieras en el zoológico. Algún día quizá alguien valiente documente todo esto y escriba la verdadera historia.

    La cuestión es que el anciano AukaNawel fue a parar a la famosa isla-cárcel de Martín García (allí se mandaban también a los presos políticos, en ese lugar estuvieron encarcelados los presidentes argentinos Hipólito Yrigoyen, Juan D. Perón y Arturo Frondizi).

    El RENÜ

    Semblanza de un guerrero místico

    Auca-Nahuel era del grupo que nada quería y que nada aceptaba del blanco. Era indio puro, puro en la sangre sin pizca de mezcla y puro en el espíritu indomable de su raza. Indio integral en su pensamiento, en su emoción, en su odio, en su amor salvaje a todo eso interno y externo que configuraba su patria.

    Despreciaba lo marginal, lo indefinido, el arrabal de la raza, lo impuro, lo mezclado, lo entregado.

    Él, que era en lo espiritual aristócrata de su pueblo, no soportaba a la turba famélica, impersonal y sin honor que aceptaba los mendrugos de la raza orgullosa que a diario los vejaba. Conglomerado mendicante y ladrón, siempre dispuesto a la traición a cambio de la pequeña ventaja, lograda a expensas de la dignidad.

    Sobre ellos Auca-Nahuel y los suyos escupían su desprecio.
    ……………..

    « No necesito hablar más a mis bravos loncos, ni azuzar a estos lanceros invencibles. Quiero, eso sí, decirles que no somos ladrones ni cuatreros. Estamos vengando a nuestros muertos; estamos recuperando lo que nos pertenece; intentamos desanimar al cristiano y obligarlo a abandonar sus planes.

    El malón, bien lo saben, no es, como el Huinca cree, pillaje de indios borrachos. El malón es milenario derecho de nuestra gente, ejercido contra el blanco o contra el indio, contra tribus o contra familias, para lavar afrentas, para ejercer venganza, para recuperar lo nuestro.

    No somos bandidos; somos guerreros.

    Tomamos lo que nos deben. … Que se reúna cada lonco con su gente. Y que sepa que desde este momento, de su audacia, de su capacidad y de su heroísmo, depende el futuro de nuestro pueblo.

    ¡Que Nguenechen los acompañe! »

    LA MADRE

    Luego de terminada la llamada Conquista del Desierto por el general Julio Argentino Roca, comienza la Campaña de los Andes que concluirá en 1885 con la rendición del Longko Sayweke, y la invasión total del territorio mapuche. El único que se logró escapar y nunca más fue atrapado fue el gran toki Purrán.
    Reuke Kura hermano de Kallfükura que gobernaba la región del Llayma es derrotado 1883.

    La gente de Reuke Kura y Alvarito Reumay fue arreada como ganado, obligada a recorrer a pie desde la cordillera hasta los puertos de Bahía Blanca o Carmen de Patagones, en el Atlántico, para ser llevados luego en barco a la isla Martín García o a Buenos Aires.

    El barco que hacía ese trayecto solía ser el famoso vapor llamado Pomona. Hablamos que esta gente, muchos miles de personas, caminaron unos 1.400 kms., y la mitad de ese camino eran parajes bastante desérticos en aquel tiempo. Mucha gente anciana o pequeña murió en el trayecto, los que quedaron sufrieron mucho.

    A ese episodio silenciado en la historia oficial argentina, y poco conocido por la gente, lo llamamos el “Camino de las lágrimas”, nombre que se toma de un suceso parecido que ocurrió en Norteamérica en 1838 con la nación Cheroki. En otros países americanos también sucedieron hechos semejantes

    Por ejemplo en Ñorkin (en la actual provincia del Neuken, Argentina) vivían más de 2.000 mapuche pewenche, el Coronel Rufino Ortega se los llevó a todos caminando hasta Mendoza, unos 900 kms. por las montañas. Nadie volvió. Allá fueron repartidos todos a distintos lugares, alguno fueron a parar tan lejos como a Corrientes y Entre Ríos. Este es otro hecho silenciado. A los mapuche de Azul (pcia. de Buenos Aires, Argentina) los llevaron caminando hasta Pulmarí en el Neuken. etc., etc. Así hubo muchos de estos casos. Esto los criollos lo aprendieron primeramente de los españoles (acordarse de los Kilmes), y después lo retomaron de los estadounidenses.

    A los bebes los agarraban de los pies y les rompían la cabeza golpeándolos contra un árbol, o una piedra. Y eso a pesar de que los curas católicos iban siempre junto a los milicos (las fotos lo testimonian). A los ancianos los abandonaban en el camino para que murieran de sed, o los topaban con los caballos para que apuraran la marcha, y en lugar de eso la gente quedaba pisada y muerta. A los más fuertes les pegaban con el rebenque y lanzas, o les tiraban encima los perros de guerra que siempre llevaban con ellos. Ni hablar de las mujeres que violaban adelante de sus familias, y otras barbaridades que hacían estos seres que se llamaban a sí mismos “civilizados”.

    Entre esa gente de Reuke Kura iban los padres de la mamá de don Aukanaw. La mamá estaba preñada en ese momento, y por suerte no se le notaba mucho la panza, sino los soldados la hubieran matado (les golpeaban la panza con la culata de los fusiles rémington, o las pateaban). En el camino el papá de la señora llamado Pangilef, junto con otros mapuche, intentaron en un descuido matar a la oficialidad y escapar con la caballada. Pero un mapuche traidor, como siempre ha sucedido en la historia de nuestro pueblo, alertó a los los criollos y frustró el plan que llevaba las de ganar.

    A estos hombres se los ató y puso acostados en el suelo, después se hizo pasar por encima de ellos la caballada y el ganado que los milicos llevaban con ellos para alimentarse. A partir de ahí la señora queda sola.

    Llegan los sobrevivientes al puerto de Bahía Blanca, o Carmen de Patagones (no sabemos bien a cual) y de ahí salen embarcados, apretados como hacienda en brete, hacia la isla-cárcel de Martín García. En esa isla se hacían trabajos forzados. La mayoría de los adoquines de granito que en una época empedraban las calles de Buenos Aires estaban regados con la sangre y el sudor de los mapuche que trabajando a destajo los cortaban en las canteras de las cárceles de Sierra Chica y Martín García. Miles de mapuche murieron en esa isla y sus cuerpos en vez de sepultarlos los arrojaban al Río de la Plata.

    En esta isla estaba prisionero desde algunos años antes el renü AukaNawel, quien era el abuelo materno de esta señora que hizo el Camino de las Lágrimas, allí se reencontraron.

    En la isla-cárcel esta señora dió a luz a la mamá de don Aukanaw.

    Poco pudo disfrutar la mujer a su niña, pues la despacharon junto con otros mapuche hacia Buenos Aires para ser repartida como esclava (= trabajador sin sueldo ni libertad, prostituta forzada, etc.). Vaya a saber uno a donde fue a parar. Hasta los mismo criollos y europeos, que habían sido antes cautivos de los mapuche, eran tratados por los argentinos de igual modo que a los mapuche. ¡No los reconocían como uno de ellos mismos! (Un cautivo europeo, Lorenzo Deus, cuenta en sus memorias de esas terribles cosas).

    El veterano AukaNawel entonces se hizo cargo de la niña, su bisnieta, llamada Loyza Pangilef. Le enseñó las mejores cosas de nuestro pueblo, y aunque los ojos de la niña jamás habían visto la Mapu, conocía cada animal y cada planta mejor que nadie. También la enseñó a la antigua. Ya en ese tiempo muchos mapuche querían parecerse a los wingka (= los no-indígena) y olvidaban las tradiciones.

    Pasa el tiempo y un día el veterano sabe que va a morir, se había contagiado de tuberculosis en esa isla y no hay lawen (remedio) que cure ese mal. Por eso decide que debe transmitir a otra persona su conocimiento espiritual y su poder sagrado para que ella a su vez lo lleve nuevamente a la Mapu. Si esto no se hiciera esta cadena tradicional que viene desde antes del diluvio se rompería.

    El viejito eligió a la niña y no a un varón, como tiene que ser para ese oficio, porque era el ser más cercano que tenía para ese fin y que además le era obediente. Los curas católicos no le hubieran dejado acercarse a los niños varones con frecuencia, porque sabían que era un sacerdote pagano y sospecharían que algo estaba tramando. Le dejaban acercar a la niña, porque era de su familia, y porque el viejito simulaba estar muy enfermo por los trabajos forzados y pedía permiso para que la niña lo cuidara. De este modo el renü trasmitió sus secretos y su poder a la niña, pero como el tiempo era muy poco y no podía pasarle tanto saber, preparó su am (alma) para que cuando abandonara su cuerpo oficiara de instructor.

    AukaNawel pasará al otro mundo, pero convertido en un pillan, y seguirá instruyendo por muchos años a Doña Loyza casi siempre en los sueños, a veces como voces secretas, otras veces apareciendo como fantasma o bajo la forma de un “animal” espiritual. Mientas tanto la niña es trasladada junto a otras gentes mapuche para ser repartida en Buenos Aires con destino desconocido.