Flora de la tierra media

Olvar (Plantas)

Flor Alfarin

Una de las muchas canciones tristes que cantaban los elfos grises de la Tierra Media hablaba de una planta llamada alfirin. Sus flores eran como campanas doradas y crecía en la verde llanura de Lebennin, cerca del delta del Anduin, el Gran Río. Verlas en los campos, mientras soplaba la brisa marina, estremecía los corazones de los eldar y despertaba el anhelo por el mar que empujaba a estos Hijos de las Estrellas hacia el oeste, pasando el Belegaer, el Gran Mar, hasta llegar a donde habitaban sus hermanos inmortales. En las mentes de los elfos, las alfirin eran como las grandes campanas de oro de Valinor, que siempre repicaban en las Tierras Imperecederas, pero en miniatura.

Flor Elanor

En la Tercera Edad del Sol, en el país de Lothlórien, crecía una hermosa flor invernal. Se llamaba elanor, que significa «sol estelar», y su flor tenía forma de estrella y era dorada. Las historias de la Tierra Media relacionan la elanor con la «Historia de Aragorn y Arwen». Tanto elanor, la Estrella Dorada, como niphredil, la Estrella Blanca, crecían en mayor abundancia en Cerin Amroth, la colina en la que Aragorn, el señor mortal de los dúnedain, y Arwen Undómiel, la hija de Elrond Medio elfo, se prometieron amor eterno. Arwen aceptó seguir el destino de la raza de los hombres mortales y, tras la Guerra del Anillo, Aragorn y Arwen se casaron. Aunque su vida fue feliz, poco después de que Aragorn murió, Arwen también falleció, y escogió la colina de Cerin Amroth como lugar de su último descanso.

Flor Lissuin

Muchas de las flores más hermosas de la Tierra Media fueron llevadas como regalo a los mortales por los elfos desde las Tierras Imperecederas. Tal era el caso de la flor de dulce fragancia llamada lissuin, ya que las historias de Númenor cuentan que los elfos de Tol Eressëa llevaron la flor lissuin y la flor dorada en forma de estrella, elanor, a las tierras de los mortales. Las dos flores -una debido a su fragancia, la otra por su color- se tejían en guirnaldas y se llevaban como coronas durante las fiestas de boda.

Flor Mallos

En los campos de Lebennin, cerca del delta del río Anduin, crecían las flores que los elfos grises llamaban mallos, la «nieve de oro». Sus capullos eran hermosos y nunca se agostaban, y en las canciones de los elfos se los comparaba con las campanas doradas que llamaban a los elfos para partir por el Mar Occidental.

Flor Niphredil

A finales de la Segunda Edad de las Estrellas, nació la niña más hermosa que jamás vio el mundo, hija de Melian la Maia y Thingol, rey de los sindar. Nació en los bosques de Neldoreth, en Beleriand, y se le dio el nombre de Lúthien. Entonces llegó a los bosques la flor blanca niphredil para saludar la llegada de la hermosa Lúthien. Se decía de esta flor que era una estrella de la Tierra, al igual que lo era aquella hija única nacida de la unión de un eldar y una Maia. En la Tercera Edad del Sol, la flor blanca seguía creciendo en el Bosque Dorado de Lothlórien, donde prosperó, mezclada con la flor dorada elanor. Y allí llegó la doncella élfica más bella de esa edad. Era Arwen Undómiel, y ella, como Lúthien, compartió el mismo destino de un trágico amor por un mortal, y en aquel bosque Arwen juró su amor a Aragorn, el dúnadan. Años más tarde, eligió ese mismo bosque para morir sobre un lecho de aquellas flores blancas y doradas.

Flor Simbelmynë

Cerca de Edoras y del Castillo de Oro de los reyes de la Marca, se alzaban los grandes túmulos funerarios de los reyes que gobernaron Rohan. A finales de la Tercera Edad, las tumbas estaban dispuestas en dos hileras: una de nueve tumbas para los reyes del primer linaje, la otra de ocho para los del segundo. En estas tumbas crecían las flores blancas llamadas simbelmynë, que en la lengua común de los hombres es «nomeolvides», y que los elfos llaman uilos. Florecen en todas las estaciones y, como los brillantes ojos de los elfos, siempre centellean con luz estelar.

Planta Athelas

Desde el país de los númenóreanos llegó a la Tierra Media una hierba que tenía mágicos poderes curativos. Esta hierba recibía el nombre de asëa aranion en la lengua de los Altos elfos, la «hoja de los reyes», debido a sus poderes especiales. Los libros élficos se refieren a ella más comúnmente con su nombre sindarin: athelas; en la lengua común de los hombres, el oestron, se la llamaba «hojas de reyes».

Planta Galenas

En el país de Númenor crecía la hierba de hoja ancha llamada galenas, que era apreciada por la fragancia de sus flores. Antes de que ese país fuera engullido por el Mar Occidental, los marineros de Númenor la llevaron a la Tierra Media, y allí creció en abundancia en las cercanías de los asentamientos de los descendientes de los númenóreanos. Los hobbits cogían las anchas hojas de las galenas, las secaban y las cortaban. Luego las encendían en pipas de larga caña. Ésta era la hierba nicotiana, más tarde conocida en la Tierra Media como hierba para pipa. La fumaban corrientemente los hobbits, los hombres y los enanos, y todos encontraban una gran satisfacción en ello.

Planta del Cadalso

En las regiones pantanosas de la Tierra Media crecía la hierba del cadalso. En las leyendas de los hobbits se nombra a esta hierba trepadora que se aferraba a los árboles, pero no se habla de sus propiedades, porque pocos fueron los que consiguieron regresar tras penetrar en las encantadas tierras cenagosas.

Planta Seregon

En la antigua Beleriand había una colina rocosa llamada Amon Rûdh, la «colina pelada», en la que se encontraban excavadas las últimas cavernas de los Enanos Mezquinos. Sobre aquella colina no crecía nada, excepto la resistente planta seregon. En élfico, su nombre significa «piedra sangrienta» porque, cuando la planta florece, sus pétalos de un rojo oscuro hacen que parezca que la cima de piedras esté cubierta de sangre. Esta visión resultó ser profética, porque los renegados de Túrin hallaron la muerte en la cima de esta colina, y el último de los Enanos Mezquinos también murió en las cavernas del interior de la colina.

Planta de Mordor

En la Tierra Negra de Mordor estaba Gorgoroth, donde se albergaban el crisol y la forja del Señor de los Anillos, Sauron. Se decía que nada crecía en aquel suelo envenenado, pero en ningún otro lugar de la Tierra Media crecían las zarzas tan grandes y feroces. Las zarzas de Mordor eran horribles, con espinas de hasta treinta centímetros de longitud afiladas como dagas de orcos, y se extendían por la región como si fueran rollos de alambre de acero

Olvar (Arboles)

Arboles de los Valar

Cuando Melkor destruyó las Lámparas de los Valar, que habían iluminado el mundo, los Valar abandonaron la Tierra Media y fueron a las Tierras Imperecederas. Allí establecieron un segundo reino, al que llamaron Valinor, y Yavanna, la Dadora de Frutos, se sentó en el verde montículo de Ezellohar, próximo a la dorada puerta occidental de Valimar, y cantó, mientras que los Valar permanecían sentados en sus tronos del Anillo del Juicio, y Nienna la Plañidera bañaba en silencio la tierra con sus lágrimas. Se cuenta que primero surgió un árbol de plata y luego un árbol de oro: resplandecientes de brillante luz, crecieron hasta ser tan altos como montañas. Telperion era el mayor de estos árboles y tenía hojas de verde oscuro y brillante plata. En sus ramas había multitud de flores plateadas de las que caía un rocío argentífero. En alabanza, se llamaba también a Telperion Ninquelótë y Silpion. Laurelin, el más joven de los Árboles de los Valar, era la «canción dorada». Sus hojas estaban perfiladas de oro, pero eran de un verde claro; sus flores eran como trompetas y llamas doradas, y de sus ramas caía una lluvia de luz dorada. En alabanza, Laurelin era llamado también Culúrien y Malinalda, el «árbol dorado». Así fue que estos dos árboles crecieron en las Tierras Imperecederas e iluminaron la región con oro y plata. A partir del ritmo de los Árboles de los Valar comenzó la Cuenta del Tiempo, porque antes no se había medido el Tiempo, y así comenzaron los días y años de los Árboles, que duraron muchas largas edades -mucho más tiempo que los años de las Estrellas y del Sol. La Luz de los Árboles gemelos en las Tierras Imperecederas era eterna, y quienes vivían bajo ella se veían ennoblecidos y llenos de gran sabiduría. Pero, transcurrido un tiempo, Varda, quien excavó pozos a los pies de los Árboles para recoger los rocíos de Luz, cogió la luz plateada de Telperion y subió a la bóveda celeste y volvió a alumbrar a las débiles estrellas. Las hizo más brillantes y los siervos malignos de Melkor en la Tierra Media se amedrentaron. Bajo esta Luz de las Estrellas aparecieron los elfos. Aunque la vida de los Árboles de los Valar fue larga, Melkor hizo un pacto con Ungoliant, la Gran Araña, y los Árboles fueron quemados con llamas de hechicería, y se les extrajo la savia de su vida. Su Luz fue extinguida y no quedaron más que los tocones y raíces, ennegrecidos y emponzoñados. Apenados, los Valar se acercaron a los Árboles y de sus restos carbonizados surgió un único fruto dorado y una única flor de plata. Se los llamó Anar, el Fuego Dorado, e Isil, la Refulgente. Aulë el Herrero fabricó unas grandes linternas alrededor de estas radiantes luces para que no se apagaran, Manwë las santificó y Varda las elevó a los cielos y las colocó en una trayectoria sobre las tierras de Arda. Así, estos pequeños fragmentos de la Luz viva de los Árboles de los Valar llegaron al mundo y se los llamó el Sol y la Luna. Pero los Árboles no sólo permanecieron en ellos en el mundo, sino que Yavanna hizo la especie de árboles Garathilion a imagen y semejanza de Telperion, aunque de ellos no emanaba luz. Entregó este tipo de árbol a los elfos de Tirion, quienes lo llamaron el Árbol Blanco de los eldar. Uno de dichos árboles fue Celeborn, que floreció en Tol Eressëa y que produjo la plántula que los elfos dieron a los hombres de Númenor. La plántula se convirtió en el árbol llamado Nimloth el Hermoso, el Árbol Blanco de Númenor, que creció en el palacio real hasta que el rey Ar-Pharazôn lo destruyó. Pero un príncipe llamado Elendil el Alto cogió un esqueje de Nimloth y lo llevó a la Tierra Media. Su hijo plantó primero el fruto de Nimloth en Minas Ithil, en Gondor, y hasta la Cuarta Edad del Sol florecieron los Árboles Blancos de Gondor. Aunque en tres ocasiones pereció un Árbol Blanco, debido a la guerra o la plaga, siempre se encontró un esqueje y el linaje nunca se extinguió. Estos Árboles Blancos eran un nexo viviente con el pasado más remoto de las Tierras Imperecederas, y eran signo de la nobleza, la sabiduría y la bondad de los Valar llegadas a los hombres mortales.

Arboles Brethil

En la desaparecida región de Beleriand hubo una vez grandes bosques de abedules. En la lengua sindarin de los elfos grises, los árboles de estos bosques recibían el nombre de «brethil».

Arboles Culumalda

En el reino de Gondor se encontraba la isla de Cair Andros que, como una nave anclada, descansaba en el río Anduin. En esta isla crecían los más hermosos árboles de Ithilien. Se los llamaba culumalda, que significa «rojo dorado», porque ése era el tono de su follaje.

Arboles Lairelosse

En el reino perdido de Númenor, en las regiones occidentales y boscosas de Andustar, existía una zona tan llena de una multitud de árboles perfumados de hoja perenne que recibía el nombre de Nísimaldar, o tierra de «los árboles de la fragancia». Entre los muchos árboles que allí crecían, se encontraba uno de hoja perenne y flores perfumadas llamado lairelossë, que significa «blanco de nieve estival», que fue llevado a Númenor por los elfos de Tol Eressëa.

Arboles Laurinque

En Hyarrostar, la región suroccidental de Númenor, floreció en otros tiempos el árbol de flores doradas llamado laurinquë. Sus flores colgaban en largos racimos y eran altamente apreciadas por su gran belleza. También su madera era muy valorada por los númenóreanos, puesto que era un excelente material de construcción para sus barcos.

Arboles Mallorn

En las orillas del Cauce de Plata, que discurría al este de las Montañas Nubladas, se encontraba una región boscosa en la que crecían los árboles más altos y hermosos de la Tierra Media. Eran los árboles mallorn, que tenían una corteza plateada y flores doradas, y que de otoño a primavera tenían las hojas también de un tono dorado. En la Tercera Edad del Sol esta región recibió el nombre de Bosque Dorado y Lothlórien, «la tierra de las flores de ensueño». Este bosque de árboles mallorn se convirtió en un refugio seguro contra las criaturas malignas gracias a los poderes de los elfos, por lo que los árboles prosperaron y crecieron como no lo hacían en ningún otro lugar de la Tierra Media. Allí vivían los galadhrim, los elfos del reino del rey Celeborn y la reina Galadriel. Y al abrigo de las ramas de los mallorn, donde los troncos se abrían cerca de la copa, los galadhrim construyeron sus moradas que se llamaban telain o flets. En verdad era un reino arbóreo, y allí resplandecía un dorado brillo de poder élfico como en ningún otro lugar en dicha edad.

Arboles Nessamelda

Uno de los muchos y variados árboles aromáticos de hoja perenne llevados desde Tol Eressëa a la tierra de Númenor por los elfos del mar durante la Segunda Edad del Sol fue el nessamelda. Era éste el «árbol de Nessa», la diosa Vala danzante de los bosques, hermana de Oromë el Cazador, que era más abundante en la región de Númenor llamada Nísimaldar, la tierra de los «árboles fragantes».

Arboles Neldoreth

Entre los árboles más queridos de la Tierra Media se encontraba el que los elfos llamaban neldoreth, pero que los hombres conocían como haya. Según las historias de la desaparecida Beleriand, las grandes estancias de Menegroth, las Mil Cavernas poseían columnas talladas a imagen y semejanza de las hayas que crecían en el bosque de Neldoreth. Y los elfos apreciaban aún más al neldoreth porque se asemejaba a Laurelin, el Árbol Dorado de los Valar. El haya de triple tronco de Doriath, llamada Hírilorn, fue el neldoreth de mayor tamaño que creció en la Tierra Media, y en ella se construyó la casa protegida de Lúthien.

Arboles Oiolaire

Entre los reyes marinos númenóreanos existía la costumbre de bendecir a un barco para que tuviera un viaje y un regreso seguros. Esto se hacía cortando una rama del árbol aromático sagrado llamado oiolairë, que se colocaba en la proa del barco. Esta «verde rama del regreso» era una ofrenda a Ossë, el Señor de las Olas, y a Uinen, la Señora de las Calmas. El nombre del oiolairë, un regalo hecho a los númenóreanos por los elfos de Tol Eressëa, significa «verano eterno».

Arboles Region

Entre los árboles de la Tierra Media, había uno al que los elfos llamaban region y que los hombres conocían como acebo. Una parte del reino de los sindar recibió su nombre de este árbol. Era la zona de densos bosques de Beleriand Oriental que se encontraba dentro del reino de Doriath. El region estaba muy extendido en la Tierra Media, pero en pocos sitios se daba de manera realmente lujuriante. Una de las zonas en las que era más conocido era en Eregion, que significa «país del acebo». Los Herreros elfos vivieron allí en la Segunda Edad del Sol, y fue allí donde se forjaron los imponentes Anillos de Poder.

Arboles Taniquelasse

Entre los muchos y hermosos árboles aromáticos de hoja perenne que los elfos de Tol Eressëa llevaron como regalo y bendición a Númenor, había uno de nombre taniquelassë. La flor, hoja y corteza de este árbol eran muy apreciadas por los númenóreanos debido a su dulce fragancia. Su nombre sugiere que el árbol tuvo su origen en las laderas del Taniquetil, la Montaña Sagrada de Manwë, que era la cima más alta de las Tierras Imperecederas.

Arboles Tasarion

Entre los árboles más antiguos se contaba el que los primeros elfos llamaron tasarion. Los tasarion eran árboles fuertes y de larga vida, y en las Edades de las Estrellas el principal bosque de estos árboles en la Tierra Media se encontraba en el Nan-tasarion, el «valle de los tasarion», en Beleriand. Desde entonces, los tasarion han sobrevivido a todos los cambios del mundo, y ahora los hombres los llaman sauces.

Arboles Vardarianna

El país de Númenor fue bendecido en sus principios con los regalos de los Valar y los eldar. Entre los regalos de los elfos estaban los muchos árboles de hoja perenne y aromáticos llevados a Númenor por los elfos del mar, o teleri, desde la isla solitaria de Tol Eressëa. Eran muy apreciados por el celestial perfume de sus flores, hojas, cortezas y madera. Entre estos árboles se encontraba el vardarianna, que, como su nombre implica, era un árbol «amado por Varda», la Reina de los Cielos.

Arboles Yavannamire

Recién creado Númenor, los elfos de Tol Eressëa llegaron en sus barcos cargados de regalos. Entre los más hermosos de dichos presentes se encontraban los muchos árboles aromáticos de hoja perenne que daban flores y frutos en las Tierras Imperecederas. En Númenor crecieron bosques de estos maravillosos árboles perfumados. Entre los más hermosos se contaba el yavannamirë, bautizado en honor de Yavanna, la Reina valariana de la Tierra. El nombre significa «joya de Yavanna» y, además de su aromática madera, corteza y hoja perenne, el árbol producía un fruto escarlata, redondo y suculento.

En la tierra media hay una gran diversidad de Flora, dividida en cuatro grandes grupos:

Ucornos, Entre los olvar más antiguos que habitaban en Arda se encontraban los árboles de los grandes bosques. Durante muchas edades crecieron tranquilamente, pero en la Tierra Media, al iniciarse las Edades de las Estrellas, aparecieron entre los árboles grandes espíritus, llamados ents, los Pastores de Árboles. Estos protectores aparecieron porque en aquel momento llegaron al mundo muchas otras razas y Yavanna temía que los bosques fueran destruidos. Con el tiempo, algunos ents se convirtieron en algo parecido a árboles, y algunos de los antiguos árboles se hicieron un poco más parecidos a los ents, capaces de ciertos movimientos. Al igual que los ents, aprendieron a hablar. Ya fueran ents o árboles en un principio, al llegar la Tercera Edad existía una raza distinta de estas dos, la de los ucornos. En su mayoría, los ucornos se alzaban como árboles oscuros en lo más profundo de los bosques, retorcidos e inmóviles, pero siempre atentos y vigilantes. Cuando se desataba su ira, se movían rápidamente, como envueltos en sombras, y caían sobre sus enemigos con una fuerza sin compasión. La historia de la Guerra del Anillo cuenta que los ucornos, junto a los ents, marcharon sobre Isengard como un gran bosque y, bajo la dirección de los ents de Fangorn, exterminaron a toda la legión orca en la Batalla de Cuernavilla. Los ucornos eran muy antiguos y muy melancólicos, y algunos tenían el corazón corrupto y estaban podridos. Uno de estos espíritus arbóreos con sentidos habitó en el Bosque Viejo, a orillas del Tornasauce. Era el Hombre-Sauce, a quien algunos llamaban Viejo Hombre-Sauce. El Bosque Viejo no era más que un resto del bosque más antiguo de la Tierra Media, y el Viejo Hombre-Sauce estaba decidido a impedir que se abrieran más caminos en sus dominios. Mantenía todo el Bosque Viejo sometido a un encantamiento mediante el poder de su canto y atraía a todos los viajeros hacia sí, para acabar con ellos gracias a sus raíces y ramas, móviles y ágiles.
Flores:

Alfirin,Una de las muchas canciones tristes que cantaban los elfos grises de la Tierra Media hablaba de una planta llamada alfirin. Sus flores eran como campanas doradas y crecía en la verde llanura de Lebennin, cerca del delta del Anduin, el Gran Río. Verlas en los campos, mientras soplaba la brisa marina, estremecía los corazones de los eldar y despertaba el anhelo por el mar que empujaba a estos Hijos de las Estrellas hacia el oeste, pasando el Belegaer, el Gran Mar, hasta llegar a donde habitaban sus hermanos inmortales. En las mentes de los elfos, las alfirin eran como las grandes campanas de oro de Valinor, que siempre repicaban en las Tierras Imperecederas, pero en miniatura.

Elanor, En la Tercera Edad del Sol, en el país de Lothlórien, crecía una hermosa flor invernal. Se llamaba elanor, que significa «sol estelar», y su flor tenía forma de estrella y era dorada. Las historias de la Tierra Media relacionan la elanor con la «Historia de Aragorn y Arwen». Tanto elanor, la Estrella Dorada, como niphredil, la Estrella Blanca, crecían en mayor abundancia en Cerin Amroth, la colina en la que Aragorn, el señor mortal de los dúnedain, y Arwen Undómiel, la hija de Elrond Medio elfo, se prometieron amor eterno. Arwen aceptó seguir el destino de la raza de los hombres mortales y, tras la Guerra del Anillo, Aragorn y Arwen se casaron. Aunque su vida fue feliz, poco después de que Aragorn murió, Arwen también falleció, y escogió la colina de Cerin Amroth como lugar de su último descanso.

Lissuin, Muchas de las flores más hermosas de la Tierra Media fueron llevadas como regalo a los mortales por los elfos desde las Tierras Imperecederas. Tal era el caso de la flor de dulce fragancia llamada lissuin, ya que las historias de Númenor cuentan que los elfos de Tol Eressëa llevaron la flor lissuin y la flor dorada en forma de estrella, elanor, a las tierras de los mortales. Las dos flores -una debido a su fragancia, la otra por su color- se tejían en guirnaldas y se llevaban como coronas durante las fiestas de boda.

Mallos, En los campos de Lebennin, cerca del delta del río Anduin, crecían las flores que los elfos grises llamaban mallos, la «nieve de oro». Sus capullos eran hermosos y nunca se agostaban, y en las canciones de los elfos se los comparaba con las campanas doradas que llamaban a los elfos para partir por el Mar Occidental.

Niphredil, A finales de la Segunda Edad de las Estrellas, nació la niña más hermosa que jamás vio el mundo, hija de Melian la Maia y Thingol, rey de los sindar. Nació en los bosques de Neldoreth, en Beleriand, y se le dio el nombre de Lúthien. Entonces llegó a los bosques la flor blanca niphredil para saludar la llegada de la hermosa Lúthien. Se decía de esta flor que era una estrella de la Tierra, al igual que lo era aquella hija única nacida de la unión de un eldar y una Maia. En la Tercera Edad del Sol, la flor blanca seguía creciendo en el Bosque Dorado de Lothlórien, donde prosperó, mezclada con la flor dorada elanor. Y allí llegó la doncella élfica más bella de esa edad. Era Arwen Undómiel, y ella, como Lúthien, compartió el mismo destino de un trágico amor por un mortal, y en aquel bosque Arwen juró su amor a Aragorn, el dúnadan. Años más tarde, eligió ese mismo bosque para morir sobre un lecho de aquellas flores blancas y doradas.

Simbelmynë, Cerca de Edoras y del Castillo de Oro de los reyes de la Marca, se alzaban los grandes túmulos funerarios de los reyes que gobernaron Rohan. A finales de la Tercera Edad, las tumbas estaban dispuestas en dos hileras: una de nueve tumbas para los reyes del primer linaje, la otra de ocho para los del segundo. En estas tumbas crecían las flores blancas llamadas simbelmynë, que en la lengua común de los hombres es «nomeolvides», y que los elfos llaman uilos. Florecen en todas las estaciones y, como los brillantes ojos de los elfos, siempre centellean con luz estelar.
Plantas:

Athelas, Asëa aranion hoja de reyes, Desde el país de los númenóreanos llegó a la Tierra Media una hierba que tenía mágicos poderes curativos. Esta hierba recibía el nombre de asëa aranion en la lengua de los Altos elfos, la «hoja de los reyes», debido a sus poderes especiales. Los libros élficos se refieren a ella más comúnmente con su nombre sindarin: athelas; en la lengua común de los hombres, el oestron, se la llamaba «hojas de reyes».

Galenas o hierva para pipa, En el país de Númenor crecía la hierba de hoja ancha llamada galenas, que era apreciada por la fragancia de sus flores. Antes de que ese país fuera engullido por el Mar Occidental, los marineros de Númenor la llevaron a la Tierra Media, y allí creció en abundancia en las cercanías de los asentamientos de los descendientes de los númenóreanos. Los hobbits cogían las anchas hojas de las galenas, las secaban y las cortaban. Luego las encendían en pipas de larga caña. Ésta era la hierba nicotiana, más tarde conocida en la Tierra Media como hierba para pipa. La fumaban corrientemente los hobbits, los hombres y los enanos, y todos encontraban una gran satisfacción en ello.

Hierba del cadalso, En las regiones pantanosas de la Tierra Media crecía la hierba del cadalso. En las leyendas de los hobbits se nombra a esta hierba trepadora que se aferraba a los árboles, pero no se habla de sus propiedades, porque pocos fueron los que consiguieron regresar tras penetrar en las encantadas tierras cenagosas.

Seregon, En la antigua Beleriand había una colina rocosa llamada Amon Rûdh, la «colina pelada», en la que se encontraban excavadas las últimas cavernas de los Enanos Mezquinos. Sobre aquella colina no crecía nada, excepto la resistente planta seregon. En élfico, su nombre significa «piedra sangrienta» porque, cuando la planta florece, sus pétalos de un rojo oscuro hacen que parezca que la cima de piedras esté cubierta de sangre. Esta visión resultó ser profética, porque los renegados de Túrin hallaron la muerte en la cima de esta colina, y el último de los Enanos Mezquinos también murió en las cavernas del interior de la colina.

Zarzas de Mordor, En la Tierra Negra de Mordor estaba Gorgoroth, donde se albergaban el crisol y la forja del Señor de los Anillos, Sauron. Se decía que nada crecía en aquel suelo envenenado, pero en ningún otro lugar de la Tierra Media crecían las zarzas tan grandes y feroces. Las zarzas de Mordor eran horribles, con espinas de hasta treinta centímetros de longitud afiladas como dagas de orcos, y se extendían por la región como si fueran rollos de alambre de acero.
Arboles:

Árboles de los Valar, Cuando Melkor destruyó las Lámparas de los Valar, que habían iluminado el mundo, los Valar abandonaron la Tierra Media y fueron a las Tierras Imperecederas. Allí establecieron un segundo reino, al que llamaron Valinor, y Yavanna, la Dadora de Frutos, se sentó en el verde montículo de Ezellohar, próximo a la dorada puerta occidental de Valimar, y cantó, mientras que los Valar permanecían sentados en sus tronos del Anillo del Juicio, y Nienna la Plañidera bañaba en silencio la tierra con sus lágrimas. Se cuenta que primero surgió un árbol de plata y luego un árbol de oro: resplandecientes de brillante luz, crecieron hasta ser tan altos como montañas. Telperion era el mayor de estos árboles y tenía hojas de verde oscuro y brillante plata. En sus ramas había multitud de flores plateadas de las que caía un rocío argentífero. En alabanza, se llamaba también a Telperion Ninquelótë y Silpion. Laurelin, el más joven de los Árboles de los Valar, era la «canción dorada». Sus hojas estaban perfiladas de oro, pero eran de un verde claro; sus flores eran como trompetas y llamas doradas, y de sus ramas caía una lluvia de luz dorada. En alabanza, Laurelin era llamado también Culúrien y Malinalda, el «árbol dorado». Así fue que estos dos árboles crecieron en las Tierras Imperecederas e iluminaron la región con oro y plata. A partir del ritmo de los Árboles de los Valar comenzó la Cuenta del Tiempo, porque antes no se había medido el Tiempo, y así comenzaron los días y años de los Árboles, que duraron muchas largas edades -mucho más tiempo que los años de las Estrellas y del Sol. La Luz de los Árboles gemelos en las Tierras Imperecederas era eterna, y quienes vivían bajo ella se veían ennoblecidos y llenos de gran sabiduría. Pero, transcurrido un tiempo, Varda, quien excavó pozos a los pies de los Árboles para recoger los rocíos de Luz, cogió la luz plateada de Telperion y subió a la bóveda celeste y volvió a alumbrar a las débiles estrellas. Las hizo más brillantes y los siervos malignos de Melkor en la Tierra Media se amedrentaron. Bajo esta Luz de las Estrellas aparecieron los elfos. Aunque la vida de los Árboles de los Valar fue larga, Melkor hizo un pacto con Ungoliant, la Gran Araña, y los Árboles fueron quemados con llamas de hechicería, y se les extrajo la savia de su vida. Su Luz fue extinguida y no quedaron más que los tocones y raíces, ennegrecidos y emponzoñados. Apenados, los Valar se acercaron a los Árboles y de sus restos carbonizados surgió un único fruto dorado y una única flor de plata. Se los llamó Anar, el Fuego Dorado, e Isil, la Refulgente. Aulë el Herrero fabricó unas grandes linternas alrededor de estas radiantes luces para que no se apagaran, Manwë las santificó y Varda las elevó a los cielos y las colocó en una trayectoria sobre las tierras de Arda. Así, estos pequeños fragmentos de la Luz viva de los Árboles de los Valar llegaron al mundo y se los llamó el Sol y la Luna. Pero los Árboles no sólo permanecieron en ellos en el mundo, sino que Yavanna hizo la especie de árboles Garathilion a imagen y semejanza de Telperion, aunque de ellos no emanaba luz. Entregó este tipo de árbol a los elfos de Tirion, quienes lo llamaron el Árbol Blanco de los eldar. Uno de dichos árboles fue Celeborn, que floreció en Tol Eressëa y que produjo la plántula que los elfos dieron a los hombres de Númenor. La plántula se convirtió en el árbol llamado Nimloth el Hermoso, el Árbol Blanco de Númenor, que creció en el palacio real hasta que el rey Ar-Pharazôn lo destruyó. Pero un príncipe llamado Elendil el Alto cogió un esqueje de Nimloth y lo llevó a la Tierra Media. Su hijo plantó primero el fruto de Nimloth en Minas Ithil, en Gondor, y hasta la Cuarta Edad del Sol florecieron los Árboles Blancos de Gondor. Aunque en tres ocasiones pereció un Árbol Blanco, debido a la guerra o la plaga, siempre se encontró un esqueje y el linaje nunca se extinguió. Estos Árboles Blancos eran un nexo viviente con el pasado más remoto de las Tierras Imperecederas, y eran signo de la nobleza, la sabiduría y la bondad de los Valar llegadas a los hombres mortales.

Brethil, En la desaparecida región de Beleriand hubo una vez grandes bosques de abedules. En la lengua sindarin de los elfos grises, los árboles de estos bosques recibían el nombre de «brethil».

Culumalda, En el reino de Gondor se encontraba la isla de Cair Andros que, como una nave anclada, descansaba en el río Anduin. En esta isla crecían los más hermosos árboles de Ithilien. Se los llamaba culumalda, que significa «rojo dorado», porque ése era el tono de su follaje.

Lairelossë, En el reino perdido de Númenor, en las regiones occidentales y boscosas de Andustar, existía una zona tan llena de una multitud de árboles perfumados de hoja perenne que recibía el nombre de Nísimaldar, o tierra de «los árboles de la fragancia». Entre los muchos árboles que allí crecían, se encontraba uno de hoja perenne y flores perfumadas llamado lairelossë, que significa «blanco de nieve estival», que fue llevado a Númenor por los elfos de Tol Eressëa.

Laurinquë, En Hyarrostar, la región suroccidental de Númenor, floreció en otros tiempos el árbol de flores doradas llamado laurinquë. Sus flores colgaban en largos racimos y eran altamente apreciadas por su gran belleza. También su madera era muy valorada por los númenóreanos, puesto que era un excelente material de construcción para sus barcos.

Mallorn, En las orillas del Cauce de Plata, que discurría al este de las Montañas Nubladas, se encontraba una región boscosa en la que crecían los árboles más altos y hermosos de la Tierra Media. Eran los árboles mallorn, que tenían una corteza plateada y flores doradas, y que de otoño a primavera tenían las hojas también de un tono dorado. En la Tercera Edad del Sol esta región recibió el nombre de Bosque Dorado y Lothlórien, «la tierra de las flores de ensueño». Este bosque de árboles mallorn se convirtió en un refugio seguro contra las criaturas malignas gracias a los poderes de los elfos, por lo que los árboles prosperaron y crecieron como no lo hacían en ningún otro lugar de la Tierra Media. Allí vivían los galadhrim, los elfos del reino del rey Celeborn y la reina Galadriel. Y al abrigo de las ramas de los mallorn, donde los troncos se abrían cerca de la copa, los galadhrim construyeron sus moradas que se llamaban telain o flets. En verdad era un reino arbóreo, y allí resplandecía un dorado brillo de poder élfico como en ningún otro lugar en dicha edad.

Nessamelda, Uno de los muchos y variados árboles aromáticos de hoja perenne llevados desde Tol Eressëa a la tierra de Númenor por los elfos del mar durante la Segunda Edad del Sol fue el nessamelda. Era éste el «árbol de Nessa», la diosa Vala danzante de los bosques, hermana de Oromë el Cazador, que era más abundante en la región de Númenor llamada Nísimaldar, la tierra de los «árboles fragantes».

Neldoreth, Entre los árboles más queridos de la Tierra Media se encontraba el que los elfos llamaban neldoreth, pero que los hombres conocían como haya. Según las historias de la desaparecida Beleriand, las grandes estancias de Menegroth, las Mil Cavernas poseían columnas talladas a imagen y semejanza de las hayas que crecían en el bosque de Neldoreth. Y los elfos apreciaban aún más al neldoreth porque se asemejaba a Laurelin, el Árbol Dorado de los Valar. El haya de triple tronco de Doriath, llamada Hírilorn, fue el neldoreth de mayor tamaño que creció en la Tierra Media, y en ella se construyó la casa protegida de Lúthien.

Oiolairë, Entre los reyes marinos númenóreanos existía la costumbre de bendecir a un barco para que tuviera un viaje y un regreso seguros. Esto se hacía cortando una rama del árbol aromático sagrado llamado oiolairë, que se colocaba en la proa del barco. Esta «verde rama del regreso» era una ofrenda a Ossë, el Señor de las Olas, y a Uinen, la Señora de las Calmas. El nombre del oiolairë, un regalo hecho a los númenóreanos por los elfos de Tol Eressëa, significa «verano eterno».

Region, Entre los árboles de la Tierra Media, había uno al que los elfos llamaban region y que los hombres conocían como acebo. Una parte del reino de los sindar recibió su nombre de este árbol. Era la zona de densos bosques de Beleriand Oriental que se encontraba dentro del reino de Doriath. El region estaba muy extendido en la Tierra Media, pero en pocos sitios se daba de manera realmente lujuriante. Una de las zonas en las que era más conocido era en Eregion, que significa «país del acebo». Los Herreros elfos vivieron allí en la Segunda Edad del Sol, y fue allí donde se forjaron los imponentes Anillos de Poder.

Taniquelassë, Entre los muchos y hermosos árboles aromáticos de hoja perenne que los elfos de Tol Eressëa llevaron como regalo y bendición a Númenor, había uno de nombre taniquelassë. La flor, hoja y corteza de este árbol eran muy apreciadas por los númenóreanos debido a su dulce fragancia. Su nombre sugiere que el árbol tuvo su origen en las laderas del Taniquetil, la Montaña Sagrada de Manwë, que era la cima más alta de las Tierras Imperecederas.

Tasarion o sauces, Entre los árboles más antiguos se contaba el que los primeros elfos llamaron tasarion. Los tasarion eran árboles fuertes y de larga vida, y en las Edades de las Estrellas el principal bosque de estos árboles en la Tierra Media se encontraba en el Nan-tasarion, el «valle de los tasarion», en Beleriand. Desde entonces, los tasarion han sobrevivido a todos los cambios del mundo, y ahora los hombres los llaman sauces.

Vardarianna, El país de Númenor fue bendecido en sus principios con los regalos de los Valar y los eldar. Entre los regalos de los elfos estaban los muchos árboles de hoja perenne y aromáticos llevados a Númenor por los elfos del mar, o teleri, desde la isla solitaria de Tol Eressëa. Eran muy apreciados por el celestial perfume de sus flores, hojas, cortezas y madera. Entre estos árboles se encontraba el vardarianna, que, como su nombre implica, era un árbol «amado por Varda», la Reina de los Cielos.

Yavannamirë, Recién creado Númenor, los elfos de Tol Eressëa llegaron en sus barcos cargados de regalos. Entre los más hermosos de dichos presentes se encontraban los muchos árboles aromáticos de hoja perenne que daban flores y frutos en las Tierras Imperecederas. En Númenor crecieron bosques de estos maravillosos árboles perfumados. Entre los más hermosos se contaba el yavannamirë, bautizado en honor de Yavanna, la Reina valariana de la Tierra. El nombre significa «joya de Yavanna» y, además de su aromática madera, corteza y hoja perenne, el árbol producía un fruto escarlata, redondo y suculento.

Metales de la Tierra Media

Metales de la Tierra Media

Acontinuacion una pequeña reseña de todos los metales usados en la Tierra Media:

Adarcer
Es una aleación de color blanco de ang (hierro), Glôin (“carbón verdadero”) y durang (“hierro oscuro” o titanio). Es extremadamente resistente pero algo rígida y difícil de trabajar una vez forjada. Puede hender hierro sin mellarse.

Alcam (Estaño)
Éste flexible metal plateado se suele usar para alear evyth, aunque los enanos lo usan para revestir barreños y en muchas de sus filigranas decorativas. Es evidente que hay menos alcam distribuido en Moria que en la Montañas Azules pero esto puede deberse a la abundancia de mejores metales en la ciudad enana. Al igual que ocurre con el cobre (paer) los elfos parecen encontrarle mas usos a éste metal que los enanos y lo emplean en paramentos y techos además de combinarlo con paer para elaborar bronce.

Ang (hierro)
El ang puro es blanco plateado y es a la vez maleable y dúctil, pero incluso en Moria es inusual. La variedad mas común es de color gris oscuro y mas resistente. El ang común es fácil de doblar y se encuentra en todos los niveles de las Profundidades del norte, incluso en el centro del Cuerno Rojo. Los noldor lo usan principalmente para elaborar borang.

Borang (“hierro inalterable” o acero)
Ésta aleación plateada es una de las favoritas de los naugrim. Está compuesta de ang, morasarb (carbono) y uno o dos metales raros mas. Es fuerte y duradero. El borang aguanta mas castigo que el ang y es mas barato y flexible que el adacer. Aunque los mírdain lo consideraban poco atractivo y deficiente lo usaban con mucha frecuencia.

Celeb
Los enanos suelen atesorar su celeb, pero hay suficiente en Moria y alrededores como para usarlo de otras formas y exportarlo a los elfos. Lo usan para hacer incrustaciones decorativas, cálices y casi cualquier cosa que pudiesen hacer con mal (oro) pero menos trascendente. A pesar de su maleabilidad, el celeb es mas resistente que el mal. Los Noldor lo aprecian bastante y lo usan en utensilios, copas y vajillas y otros fines mas “comunes”.

Celebur
Es una variedad de mena de uranio, algo similar al radio en sus efectos, conocida entre los enanos que la evitan. Es necesaria para la elaboración de mithrarian y, aunque nunca se ha forjado en ninguna herrería de renombre, hubo un tiempo en que se usaba en Amon Lind.

Cranor (oro arbóreo)
Éste material único en su género es un invento del antiguo pueblo daen de las Montañas Blancas. El cranor, manufacturado a partir de savia de sorglasora (pino dorado) y néctar de lirio blanco, es una resina dorada traslúcida y dura como el diamante y extremadamente resistente a la ruptura.

Eog (hierro de Eöl)
El eog es, sin duda, el metal mas raro que existe: una fusión de mithril, durang y otros materiales desconocidos, aparentemente según una receta transmitida de generación en generación en la Casa de Eöl. Los elfos nunca venderían ésta fórmula a los naugrim al igual que éstos nunca divulgarían algunas de las suyas. Requiere tanto forja caliente como fría y, por tanto, la cooperación de ambos Salones de los Herreros Elfos. Harían falta las forjas mas frías y calientes de Khazad-Dûm para producirlo. El material resultante es terriblemente duro, mas resistente que el ardacer enano e, incluso, mas que el ithilnaur. Las variedades mas comunes son la blanca y la roja y ninguna tiene brillo alguno. Sin embargo también se puede elaborar eog negro, azul o gris aunque el color no cambia sus propiedades.

Evyth (bronce)
El evith es un metal dorado rojizo o dorado formado por alcam y paer. Los enanos lo usan en decoración o lo venden  los hombres de Rhovanion que lo usan como sustituto barato del ang. Los hombres del Lejano Harad lo usan para hacer vainas que decoran con dibujan con grabados y algunos orientales lo utilizan para crear campanas. Los elfos también gustan de este metal para forrar puertas y columnas, revestir techos y fundir esculturas.

Galnin (aluminio)
Por lo general no se oyen mas que rumores acerca del galnin. Es de color blanco plateado como el celeb pero mas ligero y no pierde el lustro. El galnin solo se encuentra mezclado en menas al suroeste de la séptima profundidad de Moria. Los enanos no lo aprecian en nada.

Galvorn
Este metal es el mas raro conocido en la Tierra Media. Desarrollado por Eöl, es maleable pero resistente a los cortes y las perforaciones: la armadura definitiva. Cuando se forja con ciertos elementos se convierte en la sustancia mas dura conocida. Se dice que el galvorn está hecho, en parte, con hierro meteórico

Ithildin
El ithildin es un metal plateado y flexible creado por Celebrimbor, una fusión de mithril y otras sustancias usado casi exclusivamente para incrustaciones. También se suele usar en inscripciones secretas. Durante el día parece deslustrado y apagado y suele parecer invisible al no contrastar con el entorno. Sin embargo, la luz de la luna y las estrellas le hacen resplandecer y brillar. Los elfos y los enanos suelen usarlo en exteriores o cerca de una ventana.

Ithilnaur
El ithilnaur es una de las aleaciones favoritas de los elfos, hecha de mithril y otros metales combinados a temperaturas muy elevadas. Una vez enfriado casi en estado sólido, en forma de lingotes, lo martillean hasta darles forma alargada para comprimir su estructura entramada, lo doblan y lo martillean de nuevo. Así una docena de veces.
El ithilnaur es sorprendentemente común en Moria donde se usa para acuñar monedas valiosas y armamento distinguido.

Kregora
Es un metal extremadamente dúctil, tan maleable que es inútil para forjar armas y se oxida con tanta rapidez (formándose una patina amarilla oscura en su superficie) que es igual de improductivo para crear joyas. Su autentica utilidad es su habilidad para inutilizar la magia. Se suele usar en forma de alambre, forrando las paredes.

Mal (oro)
Moria y otras fortalezas enanas suelen estar asentadas sobre ricas menas de mal que los enanos aprecian por encima de todos los metales excepto el mithril. Los Noldor lo consideran un metal hermoso y son capaces de crear algunas aleaciones realmente fuertes y desconocidas para el pueblo de Durin.

Mithglin (platino)
Este metal, también inusual, es muy apreciado por su tonalidad brillante aunque no tiene comparación con el mithril. Es difícil de trabajar ya que requiere altas temperaturas y mucha labor para forjarlo adecuadamente. Pero las joyas resultantes son mas duraderas que las hechas con celeb o mal.

Mitin (berilio)
Es un material poco frecuente, resistente aunque ligero, que se usa principalmente en joyería. Pocos herreros, incluso entre los elfos, saben cómo trabajarlo. Los enanos aprecian su resistencia y se recrean creando fruslerías aparentemente frágiles.

Mithrarian
Esta aleación no solo es rara, es legendaria. Annatar sugirió la idea a los Gwaith-i-Mírdain y, aunque atrajo mucho interés, ni Finculin ni Celebrimbor intentaron crearlo. Si Annatar creó un poco de este material en los Salones Élficos, lo hizo a solas y nadie lo sabe. Se dice que es una aleación de mithril, eog y un metal llamado celebur (uranio). Annatar sostenía que ese material desafiaría la atracción de Arda con lo que cualquier barco u otro objeto con una capa de mithrarian en la superficie inferior flotaría en el aire.

Mithril
El mithril puro es en muchos aspectos parecido al celeb normal: es de color blanco brillante y muy maleable. La diferencia consiste en que nunca pierde el lustre y se puede combinar con otros metales para conseguir diferentes aleaciones encantadas.

Ogamur
Los enanos usan ogamur para los objetos  en los que es necesaria una elasticidad y flexibilidad extrema. Pocas telas, y mucho menos metales, pueden estirarse como esta sustancia negra. Sus propiedades lo hacen ideal para aparatos de salto y objetos pensados para absorber impactos aunque es difícil de trabajar, lo que explica que se use tan poco.

Paer (cobre)
Este metal dorado rojizo se encuentra en todo Eriador, en especial en las tierras altas de Rhudaur, por lo que no es demasiado valioso y no existe un comercio fuerte. Los hombres lo usan mucho para fabricar peroles, sartenes y utensilios de cocina.

Tasarang
A primera vista, el tasarang se parece mucho al ogamur blanco pero, al tocarlo, se aprecia pronto el error: aunque se dobla con facilidad y rebota, no se estira. Además, es muy ligero, aun mas que el galnin, como si fuera piedra pómez o madera. El tremendo calor y frío que se necesita para moldearlo hace que cambie de textura aunque esto solo aumenta su tonalidad blanca. En realidad, puede parecer que reluce con luz propia. Se ha usado con éxito en la fabricación de potentes arcos.

Laen  (Largo hilo)
El laen no es un metal sino un cristal.  Su nombre se refiere al entramado de cristal increíblemente largo que otorga al material su fuerza. Desde luego, esto no explica las extrañas propiedades del laen: gana fuerza y rigidez con el calor y solo congelándolo a temperaturas extremas puede pulirse y esculpirse para moldearlo con la forma deseada. El laen natural  es negro o tostado pero puede aclararse con substancias especiales y teñirse de cualquier color transparente.

Bibliografia:
Este texto ha sido extraído del libro “Tesoros de la Tierra Media”, un suplemento para el juego de rol “El señor de los anillos” editado por la editorial “La Factoría de Ideas”.

Calendarios de la Tierra Media

Calendarios de la Tierra Media

Tolkien creó varios calendarios para los distintos habitantes de la Tierra Media, en estos se ven conceptos desconocidos en nuestro calendario, tales como usar días fuera de los meses en lugar de usar nuestros meses de duración variable. Éstos tienen la cualidad de dar simetría al calendario e incluso hacer que una determinada fecha coincida siempre con un día de la semana. A continuación, unas tablas con los calendarios resumidos en relación al nuestro.

Calendario de los Eldar: El Cómputo de Rivendel

Nombre Quenya Nombre Sindarin Correspondencia
yestarë * 22 marzo
tuilë ethuil 23 marzo – 15 mayo
lairë laer 16 mayo – 26 julio
yávië iavas 27 julio – 18 septiembre
enderi * 19, 20 y 21 septiembre
quellë firith 22 septiembre – 14 noviembre
hrívë rhîw 15 noviembre – 25 enero
coirë echuir 26 enero – 20 marzo
mettarë * 21 marzo

*: el nombre sindarin de estos días no aparece mencionado, tal vez se llamen igual que en Quenya.

Los elfos dividen el año solar (loa) en 6 estaciones, sus nombres se pueden traducir como primavera, verano, otoño, marchitamiento, invierno y movimiento. Pienso que este último debería traducirse más bien como “retorno”. La correspondencia con los nombres de nuestras estaciones no significa nada en especial, mismamente el otoño élfico está en la primera mitad de las estaciones. El verano y el invierno tienen 72 días, mientras que las otras cuatro estaciones tienen 54, el año empieza con el día de yestarë (a este día le sigue tuilë, la primavera) y termina con mettarë, tras el tercer mes hay tres días medios llamados enderi.

Para corregir la inexactitud de los 365 días, un año de cada 12 tiene 6 enderi en lugar de 3. Esto hace que la relación con nuestro calendario no sea exacta, sino sólo aproximada con un margen de dos días arriba o abajo. De hecho, esa relación también varía según la región.

Calendario Numenoreano: El Cómputo del Rey

Nombre Quenya Nombre Sindarin Correspondencia
yestarë * 22 diciembre
narvinyë narwain 23 diciembre – 21 enero
nénimë nínui 22 enero – 20 febrero
súlimë gwaeron 21 febrero – 22 marzo
víressë gwirith 23 marzo – 21 abril
lótessë lothron 22 abril – 21 mayo
nárië nórui 22 mayo – 21 junio
loëndë * 22 junio
cermië cerveth 23 junio – 23 julio
urimë urui 24 julio – 22 agosto
yavannië ivanneth 23 agosto – 21 septiembre
narquelië narbeleth 22 septiembre – 21 octubre
hísimë hithui 22 octubre – 20 noviembre
ringarë girithron 21 noviembre – 20 diciembre
mettarë * 21 diciembre

*: Igual que en el calendario élfico, Tolkien sólo menciona los nombres sindarin de los meses, es de suponer que los días intercalados llevan el mismo nombre que el Quenya.

El año numenoreano tiene 12 meses, los meses anterior y el posterior al día medio duran 31 días en lugar de los 30 normales. El año empieza el día de yestarë y termina el de mettarë, loëndë marca la mitad del año. Un año de cada 4 se cambia el día de loëndë por dos enderi para corregir la inexactitud de los 365 días.

Este calendario y los siguientes de 12 meses tienen el primer día de año desfasado 10 días respecto al nuestro porque loëndë coincide con el solsticio de verano.

Calendario Gondoriano: El Cómputo de los Senescales

Nombre Quenya Correspondencia
yestarë 22 diciembre
narvinyë 23 diciembre – 21 enero
nénimë 22 enero – 20 febrero
súlimë 21 febrero – 22 marzo
tuilérë 23 marzo
víressë 24 marzo – 22 abril
lótessë 23 abril – 22 mayo
nárië 23 mayo – 21 junio
loëndë 22 junio
cermië 23 junio – 22 julio
urimë 23 julio – 21 agosto
yavannië 22 agosto – 20 septiembre
yaviérë 21 septiembre
narquelië 22 septiembre – 21 octubre
hísimë 22 octubre – 20 noviembre
ringarë 21 noviembre – 20 diciembre
mettarë 21 diciembre

El calendario de Gondor y Arnor entró en vigencia el 2060 de la Tercera Edad, introducido por el senescal Mardil, cambiaba los dos meses largos por dos días intercalados más, dividiendo los meses correlativos en 4 grupos de 3. En las tierras donde se hablaba el Oestron se tomaron los nombres noldorin de los 12 meses, los nombres sindarin sólo eran usados por algunos dunedain.

Calendario de la Comarca
Nombre kuduk Correspondencia
yule 22 diciembre
postyule 23 diciembre – 21 enero
solmath 22 enero – 20 febrero
rethe 21 febrero – 22 marzo
astron 23 marzo – 21 abril
thrimdge 22 abril – 21 mayo
antelithe 22 mayo – 20 junio
lithe 21 junio
dia de año medio 22 junio
lithe 23 junio
postlithe 24 junio – 23 julio
wedmath 24 julio – 22 agosto
halimath 23 agosto – 21 septiembre
winterfilth 22 septiembre – 21 octubre
blotmath 22 octubre – 20 noviembre
anteyule 21 noviembre – 20 diciembre
yule 21 diciembre

Los hobbits usaron siempre el Cómputo del Rey, adaptando los nombres y cambiando el día añadido de los dos meses centrales por dos días sueltos antes y después del día medio. El dia de los años bisiestos se llamaba sobrelithe si se ponía después del día de año medio.

En los tiempos de Isemgrim II se determinó que el día de año medio (y el sobrelithe si era año bisiesto) quedara fuera de la semana, así el año tiene 52 semana exactas y cada fecha cae en un día de la semana concreto. El yule primero de año siempre es sábado (primer día de la semana hobbit) y el yule de fin de año siempre es viernes (último día de la semana).

Las Estrellas de Arda (Astrologia)

Las Estrellas de Arda (Astrologia)

Todos saben que Arda tiene estrellas. Son citadas por Tolkien en varios momentos, tanto en El señor de los anillos, como en El Hobbit, y por supuesto en El Silmarillion. Lo que pocas personas saben es que Tolkien llegó a crear un pequeño “mapa de estrellas” para su mundo fantástico.

Este mapa contenía el nombre de varios planetas, constelaciones, y también de las fases de la luna en relación con el mes del año. Citando sus palabras:

“… la Tierra Media se encuentra en un crepúsculo debajo de las estrellas que Varda había forjado en las edades olvidadas de sus labores en Eä… entonces inició una gran labor, el mayor de todos los trabajos de los Valar desde su llegada a Arda …”[2]

No todas las estrellas fueron hechas y puestas en el cielo por Varda. Vamos a describir estrellas, planetas, y constelaciones en los cielos de Arda.

ANARRÍMA

Anarríma es una de las constelaciones hechas por Varda para la llegada de los elfos.

BALCERCOR

La Pipa Ardiente, como fue llamada en los días de los elfos, está al norte del ecuador celeste. Esta formación de estrellas tiene muchos nombres:

• La Hoz de los Valar
• La Hoz (por los Hobbits)
• La Hoz de Plata
• La Carreta (por los Hobbits)
• Las Siete Estrellas
• Las Siete Mariposas
• Valacirca (Quenya: La Hoz de los dioses)
• Balcercor (Sindarin: La Hoz de los dioses)
• La Corona de Durin (por los enanos)
• Ursa Major (Osa Mayor)
• El Arado

Origen: “Aulë estaba haciendo una hoz de plata. Melko le interrumpió contándole una mentira sobre lady Palúrien. Aulë se enfadó tanto que rompió la hoz de un golpe. Siete chispas saltaron y llegaron volando a los cielos. Varda las retuvo y les dio un lugar en los cielos como signo del honor de Palúrien. Y así ahora giran por siempre con la forma de una hoz alrededor del polo …”[1]

“… y alto en el Norte como un desafío a Melkor ella puso la corona de las siete poderosas estrellas para girar, Valacirca, la Hoz de los Valar y la señal del destino …”[2]

En la batalla de cantos entre Gorthaur y Finrod, éste cantó una alabanza a las Siete Estrellas. Las estrellas fueron puestas en el Norte como una señal de la caída de Morgoth.

BORGIL

Los Hobbits se reunían fuera del pueblo mientras se elevaba esta estrella rojiza. En la “Guía completa de la Tierra Media” se dice que esta estrella es “Betelgeuse o Aldebaran.”[4]. Ambas estrellas son rojizas, por lo que no sabemos exactamente a cuál de las dos se refiere Tolkien. Aldebaran se muestra en el mapa estelar como “Borgil 1”. Betelgeuse como “Borgil 2”.

“… y lentamente por encima de las brumas, la rojiza Borgil se elevó, fulgurante como una joya de fuego …”[5]

HELLUIN

Nielluin (Helluin en El Silmarillion) era Ingil, hijo de Ingwë. Se ha dicho que siguió a Telimektar al cielo. Helluin (S. “Azul celeste” o la Abeja Azul, o la Abeja Azur) viajó “… imitando a una gran abeja produciendo una llama de miel” y situada al lado del pie de Telimektar.”[1]. “… El fuego azul de Helluin titilaba en las brumas por encima de las fronteras del mundo.”[2]. Helluin es la estrella más clara del cielo, y su nombre moderno es Sirio.

“… y de Nielluin también, que es la abeja de Azur, Nielluin al que aún los hombres pueden ver en Otoño o en invierno, ardiendo cerca del pie de Telimektar hijo de Tulkas …”[1]

MENELVAGOR

El Menelmacar (algumas veces escrito Menelmakar) significa Espadachín del Cielo en Quenya. El nombre en Sindarin es Menelvagor. El Espadachín del Cielo es en realidad un Ainu. Telimektar (algunas vezes escrito Telumektar o Telumehtar) es su nombre y es el hijo de Tulkas. En un tiempo posterior a la derrota de Utumno, Telimektar se convirtió en un constelación y Helluin le siguió. El nombre moderno es Orión.

“… El Menelmacar con su cinturón brillante, que presagia la Última Batalla acaecerá al final de los días…”[2]

MORWINYON

Morwinyon (Destello del Ocaso, o de la Oscuridad). Los Valar y los Elfos amaban a Morwinyon, y era una fuente de inspiración para los hacedores de joyas. También se conocía como Morwinyon Arcturus.

“… ese Morwinyon que resplandece por encima del borde del mundo en el Oeste fue dejado por ella ya que tuvo que volver con gran urgencia a Valinor …”[1]

REMMIRATH

Remmirath es una expresión de origen Sindarin… “Red-de-Joyas-colectiva-plural.”[4]. En Oestron (la Lengua Común), este grupo de estrellas tiene un nombre más simple… las Estrellas Enredadas. Actualmente se conocen como las Pléyades.

“Lejos en lo alto en el Este, giraba Remmirath.”[5]

SORONÚMË

Soronúmë es una de las constelaciones hechas por Varda con el rocío de plata de las de las tinas de Telperion. Llamada “el Águila Soronúmë…” [6] por David Day, Tal vez debido a la raiz SORO que significa águila. Robert Foster cree que será la moderna constelación Aquila. Aquila es Latín y significa “Águila”. No puede verse en el mapa estelar, pero estaría un poco fuera arriba a la izquierda.

TELUMENDIL

Una de las constelaciones que fueron hechas en la preparación de la llegada de los Eldar. Telumendil significa tal vez, “Amante de los Cielos” en Quenya.

WILWARIN

Wilwarin significa Mariposa en Quenya. También fue una de las constelaciones para el despertar de los Elfos. La actual Casiopea.

Elemmíre = Mercúrio
(Una estrella brillante)
Eärendil = Venus
Fue puesto por los Valar para navegar por los cielos en su navío Vingilot, llevando un Silmaril, para llevar esperanza.
Carnil = Marte
Carnil es en El Silmarillion una estrella rojiza.
Alcarinquë = Júpiter
Alcarinquë (Quenya: Glorioso)
Lumbar = Saturno
Nénar = Urano
Luinil = Neptuno
(Sindarin (?): Luz Azul) – Nombre de una estrella brillante [3]

Fuentes:
[1] = The Book of Lost Tales I (El libro de los Cuentos Perdidos I)
[2] = The Silmarillion (El Silmarillion)
[3] = Morgoth’s Ring (El anillo de Morgoth – La História de la Tierra Media – volumen 10)
[4] = Robert Foster – Guia Completa de la Tierra Media – edición revisada
[5] = The Fellowship of the Ring (La Comunidad del Anillo)
[6] = A Tolkien Bestiary – by David Day (Bestiário de Tolkien – por David Day)

Creacion de Arda

Creacion de Arda
Ilúvatar y la Creación del mundo
Eru Ilúvatar es el nombre que le da Tolkien al Dios Creador de todo lo existente. Él crea a los Ainur o dioses, que cantan ante Ilúvatar la música que él mismo les indica. Melkor, el más grande de los Ainur -que ya tenía pensamientos independientes de Ilúvatar- intenta introducir estos pensamientos en la música. Ilúvatar y Melkor luchan por predominar en la música e Ilúvatar lo logra con la ayuda de Manwë y otros de los Ainur. Al final les enseña a todos los Ainur, en una visión,  la forma física que tomará la canción que cantaron: Arda, el Mundo. Muchos de los Ainur bajaron a la Tierra para hacer que la visión que les enseñó Ilúvatar se hiciera realidad y tomaron forma física.

Los Valar y los Maiar

Los Valar son los catorce Ainur más poderosos que bajaron a la Tierra. Los primeros ocho son a los que llamaron Aratar, los principales Poderes: El Rey de ellos y de toda Arda es Manwë, Señor de los Vientos y su esposa es Varda, que los Elfos de la Tierra Media llamaron Elbereth. Le siguen Ulmo, el Señor de las Aguas; Aulë el maestro de toda artesanía y su esposa Yavanna, la que otorga los frutos de la Tierra; Námo, al que le dieron después el nombre de Mandos, es el Juez de los Valar y de todos los demás hijos de Ilúvatar. La hermana de Mandos es Nienna, que llora todas las heridas que ha sufrido la Tierra. Oromë es el Domador de Animales y el Cazador.

El hermano de Mandos es Lórien y tiene potestad sobre los sueños y las visiones, habita el jardín que lleva su mismo nombre. La esposa de Mandos es Vairë, la Tejedora del Destino y la de Lórien es Estë la Gentil. Vána, la Siempre Joven es la esposa de Oromë y hermana menor de Yavanna.
Nessa la Bailarina es la hermana de Oromë. El marido de Nessa es Tulkas el Fuerte y el Luchador, quien fue el último Vala en entrar en Arda.

Casi todos ellos vivieron en la Tierra Bendita de Aman, en dónde se encontraba la ciudad de Valinor.

Los Maiar son los Ainur de menor poder que bajaron al Mundo. Los Hijos de Ilúvatar nunca conocieron el número exacto de los Maiar. Entre los más conocidos están Melian, esposa del Rey Thingol y madre de Lúthien la Bella; y Olórin, que en la Tierra Media fue conocido como Gandalf el Gris.

Los Arboles de Valinor

Yavanna y Nienna hicieron crecer en Valinor dos Arboles que irradiaban luz propia y que iluminaban toda la Tierra Bendita. Fueron los árboles más altos y hermosos que jamás existieron o existirán. Los llamaron Telperion el Blanco, que daba un resplandor plateado y Laurelin que era dorado. Durante muchas Edades florecieron los Arboles en paz hasta que Melkor, con ayuda de una araña gigante llamada Ungoliant, los destruyó.
Los Enemigos

Melkor, el más grande y poderoso de todos los Ainur, sintió envidia del mundo que había vislumbrado en la visión de Ilúvatar y deseó gobernarlo. Así él bajó al mundo, pero no para ayudar a construirlo, como los demás Ainur, sino para intentar dominarlo. Durante muchos años lo logró, con la ayuda de algunos Maiar que atrajo a su causa. Entre ellos estaban los Balrogs, espíritus de sombras y fuego, y Sauron, Maia de gran poder que lo ayudó en todo mientras Melkor estuvo en la Tierra y que continuó desolando la Tierra Media después que Melkor fuera expulsado del Mundo.

Por sus malas acciones los Elfos llamaron a Melkor el Negro Enemigo del Mundo o Morgoth y solo con ese nombre se le conoció después.

Las Razas

Los Elfos

En la Fantasía de Tolkien eran las criaturas más hermosas que hayan pisado la tierra. Fueron los Primeros Nacidos, los Hijos de Ilúvatar. Su espíritu está atado al destino de la Tierra, que fue cantado en la Música de los Ainur y por tanto no la pueden dejar. Ellos son inmortales y sí su cuerpo llega a ser destruido, pueden renacer.

Había tres estirpes de Elfos:
Los Vanyar que tenían los cabellos dorados y eran los más hermosos de todos, de espíritu gentil y amable.
Los Noldor que eran pálidos, de pelo obscuro y ojos grises, más altos y fuertes que todos los demás. Entre los Elfos, eran los más sabios y más hábiles.
Los Teleri, casi todos de cabellera plateada o clara, eran los mejores cantantes de la Tierra y amaban sobre todo al mar.

Todos fueron convocados por los Valar para que habitaran junto con ellos en Valinor. Todos los Vanyar y Noldor llegaron al otro lado del mar y parte de los Teleri. A todos los que llegaron a las Tierras Benditas y vieron los Arboles se los llamó Calaquendi o Altos Elfos. Pero muchos Teleri, aunque emprendieron el camino hacia Aman, no llegaron y se quedaron en la Tierra Media. A ellos se los llamó Sindar o Elfos Grises y a los que se rehusaron a hacer el viaje se los llamó Moriquendi o Elfos obscuros, pues vivían felices bajo la luz de las estrellas solamente.

Solo los Noldor regresaron a la Tierra Media y ahí lucharon arduamente contra Morgoth.

Los Orcos

Sediceq ue cuando los Elfos fueron descubiertos por los Valar y convocados a dejar la Tierra Media algunos de ellos huyeron de los Poderes y fueron capturados por Morgoth, que los corrompió hasta crear la raza de los orcos. La raza de los Orcos constituyó la principal fuerza que conformó los ejércitos de los Señores Obscuros.

Los Enanos

Aulë el Vala decidió que no esperaría a que despertaran los Hijos de Ilúvatar, pues quería enseñar a alguien todo lo que sabía. Con la imagen que él recordaba de la Visión del Mundo y las habilidades que él creyó que necesitarían, creó a siete seres pequeños, los Padres de los Enanos. Pero Ilúvatar no dejó que estos seres vivieran antes de que sus Primeros Hijos llegaran al Mundo, así que Aulë tuvo que llevarselos y los durmió bajo tierra hasta que los Primeros Nacidos despertaron. Los Enanos fueron grandes herreros y su espíritu fue muy difícil de doblegar.

Los Hombres

Los Hombres son, de los Hijos de Ilúvatar, los Segundos o Seguidores. Despertaron a la vida en el momento que los Valar elevaron el Sol a los cielos del Mundo. El Don que les otorgó Ilúvatar es el poder forjar su destino fuera de la Música con que se creó el Mundo, que su espíritu no esté encadenado a la Tierra y que la puedan dejar, al momento de morir. Fueron tres las Casas de los Hombres las que tuvieron mayor contacto con los Elfos: la Casa de Bëor el Viejo, los Haladin y los de la Casa de Hador. A todos ellos se los llamó Edain.

También había otras razas como los Orientales, de piel amarilla, o los Haradrim, de tez obscura y pelo negro. Entre las razas más extrañas de hombres fueron los Drúedain.

Después de las guerras contra Morgoth, los Valar premiaron a los Edain regalándoles la Isla de Númenor. A los Hombres que vivieron en esta isla y sus decendientes se los llamó Dunedain.

Los Hobbits

Los Hobbits son una subespecie de Humanos, por tanto son mortales y tienen el mismo Don que los Hombres. Su estatura varía entre los sesenta y ciento veinte centímetros y tienden a la gordura. Tienen el cabello castaño y rizado y no tienen barba. Sus manos son de dedos largos y hábiles y sus pies son tan peludos y la planta de pie tan dura, que no necesitan usar zapatos. Los Hobbits se dividen en tres razas diferentes: los Fuertes, los Pelosos y los Albos.

Los hobbits tienen costumbres sencillas: viven en agujeros con todas las comodidades posibles, visten con colores vivos -en especial el amarillo y el verde- y les gusta comer -si es posible- seis veces al día.

Historia de los Elfos

Historia de los Elfos

En el mismo momento en que Varda, la Señora de los Cielos, encendía de nuevo las brillantes estrellas sobre la Tierra Media, los Hijos de Eru despertaron junto a la laguna de Cuiviénen, el «agua del despertar». Este pueblo era el de los quendi, llamados también elfos, y, cuando cobraron vida, lo primero que advirtieron fue la luz de las nuevas estrellas. Por eso, los elfos aman por encima de todo a las estrellas y adoran a Varda, a la que conocen como Elentári, Reina de las Estrellas, por encima de todos los Valar. Y aún más, cuando la nueva luz penetró en los ojos de los elfos en el momento del despertar, permaneció en ellos y desde entonces brilló en sus ojos.

Así Eru el Único, a quien los nacidos en la tierra llaman Ilúvatar, creó la más hermosa y la más sabia de las razas que jamás existieron. Ilúvatar declaró que los elfos tendrían y harían más cosas hermosas que cualquier otra criatura terrenal y que disfrutarían de la máxima felicidad y padecerían los mayores sufrimientos. Serían inmortales y no envejecerían, de manera que vivirían mientras la Tierra viviera. Nunca conocerían la enfermedad o las pestes, pero sus cuerpos serían de la misma sustancia que la Tierra y podrían ser destruidos. Podían hallar la muerte por el fuego o el acero en la guerra, ser asesinados o incluso morir de pena.

Tendrían el mismo tamaño que los hombres, que todavía no habían sido creados, pero los elfos serían más fuertes física y espiritualmente, y no se debilitarían con la edad; sólo se harían más sabios y hermosos.

Aunque eran seres mucho menores en estatura y poder que los divinos Valar, los elfos comparten la naturaleza de esos poderes en mayor medida que la raza de los Segundos Nacidos. Se dice que los elfos siempre andan en medio de una luz que es como el resplandor de la luna cuando está justo debajo del horizonte. Sus cabellos son como hilos de oro o de plata, o de azabache pulido, y la luz de las estrellas brilla a su alrededor, en el pelo, en los ojos, en sus sedosas vestimentas o en sus manos enjoyadas. Siempre hay luz en un rostro élfico, y el sonido de sus voces es variado, hermoso y sutil como el del agua. De todas las artes, son maestros en el habla, la canción y la poesía. Los elfos fueron los primeros que hablaron en la Tierra y nadie antes que ellos cantó. Y por eso se llamaban a sí mismos, muy apropiadamente, los quendi, los «parlantes», porque enseñaron a hablar a todas las razas de la Tierra.

En la Primera Edad de las Estrellas, tras la caída de Utumno y la derrota de Melkor, el Enemigo Oscuro, los Valar llamaron a los elfos para que fueran a las Tierras Imperecederas en el oeste. Esto ocurrió antes de que surgieran el Sol y la Luna, cuando la Tierra Media sólo estaba iluminada por las estrellas y los Valar querían proteger a los elfos de las tinieblas y del mal acechante que Melkor había dejado tras de sí.

Y así, en las Tierras Imperecederas que se encuentran más allá de los mares occidentales, los Valar prepararon un lugar llamado Eldamar, que significa «hogar de los elfos», donde se había predicho que con el tiempo los elfos edificarían ciudades con cúpulas de plata, calles de oro y escaleras de cristal.

De esta manera los elfos se dividieron por primera vez, porque no todos los pueblos élficos querían abandonar la Tierra Media y entrar en la Luz Eterna de las Tierras Imperecederas. Atendiendo a las invitaciones de los Valar, un gran número de elfos marchó al oeste, y éstos fueron los eldar, el «pueblo de las estrellas», pero otros se quedaron por su amor a la luz de las estrellas y se llamaron los avari, los «renuentes». Aunque eran diestros en las vías de la naturaleza y, como toda su raza, inmortales, eran un pueblo menor. Casi todos se quedaron en las regiones orientales donde el poder de Melkor era más intenso, y por eso menguaron. Los eldar fueron llamados también el Pueblo del Gran Viaje porque viajaron hacia el oeste a través de las regiones sin caminos de la Tierra Media, hacia el Gran Mar, durante muchos años. De este pueblo élfico existían tres linajes, gobernados por tres reyes. El primer linaje era el de los vanyar, y su rey era Ingwë; el segundo era el de los noldor, y Finwë era su señor, y el tercero era el de los teleri, quienes eran gobernados por Elwë Singollo. Los vanyar y noldor alcanzaron el Belegaer, el Mar del Oeste, mucho antes que los teleri, y Ulmo, Señor de las Aguas, fue a su encuentro y los colocó sobre una isla que era como una inmensa nave. Llevó entonces a los dos linajes a través del mar a las Tierras Imperecederas, a Eldamar, el lugar que los Valar tenían dispuesto para ellos. El destino de los teleri fue diferente que el de sus parientes y se separaron en varias razas. Debido a que eran los más numerosos, el viaje de los teleri fue el más lento. Muchos se volvieron atrás, y entre ellos se contaron los nandor, los laiquendi, los sindar y los falathrim. Elwë, el Gran Rey, se perdió y permaneció en la Tierra Media. Sin embargo, la mayor parte de los teleri siguió avanzando hacia el oeste, y nombraron rey a Olwë, hermano de Elwë, y llegaron al Gran Mar. Allí los esperaba Ulmo, quien por fin los llevó a Eldamar.

En Eldamar, los vanyar y los noldor construyeron una gran ciudad que se llamó Tirion, sobre la colina de Túna, mientras que, en la costa, los teleri edificaron el Puerto de los Cisnes, que en su idioma era Alqualondë. Estas ciudades de los elfos fueron las más hermosas del mundo.

En la Tierra Media, los sindar (a quienes se llamó elfos grises) se hicieron más poderosos que el resto de los elfos de las tierras mortales, gracias a las enseñanzas y a la luz de Melian la Maia. En el bosque de Doriath se fundó un reino encantado de gran poder. Con la ayuda de los enanos de las Montañas Azules, los sindar edificaron Menegroth, llamada las Mil Cavernas, por estar construida bajo una montaña. Pero era como un bosque lleno de linternas doradas, por cuyos pasillos podía oírse el canto de los pájaros y el fluir del agua en fuentes de plata. Éstas fueron las edades de apogeo de los eldar, tanto en la Tierra Media como en las Tierras Imperecederas. Durante esta época, el príncipe noldo Fëanor creó los Silmarils, tres joyas parecidas a diamantes que brillaban con una llama que era en sí una forma de vida y resplandecían con la Luz viva de los Árboles de los Valar.

Entonces, las mentiras difundidas por Melkor dieron fruto y hubo conflictos y guerra. Con Ungoliant, la Gran Araña, Melkor destruyó los Árboles y su Luz desapareció para siempre de las Tierras Imperecederas. Durante la Larga Noche que vino a continuación, Melkor robó los Silmarils y huyó con Ungoliant atravesando Helcaraxë, el «hielo crujiente», para regresar a la Tierra Media y a los pozos de Angband, su gran arsenal. Fëanor juró venganza y los noldor persiguieron a Melkor hasta la Tierra Media. Al hacerlo se convirtieron en un pueblo maldito, porque capturaron las naves cisnes de los teleri de Alqualondë y mataron a sus hermanos elfos. Aquélla fue la primera matanza entre elfos. Con los barcos de los teleri, los noldor de Fëanor cruzaron el Gran Mar, Belegaer, mientras que los noldor mandados por Fingolfin, en un acto de gran valor, se atrevieron a cruzar Helcaraxë a pie. Tal y como cuenta el «Quenta Silmarillion», así comenzó la Guerra de las Joyas. Los noldor persiguieron a Melkor y lo llamaron Morgoth, el «enemigo oscuro del mundo». La guerra fue amarga y terrible y, de los eldar que estaban en la Tierra Media, fueron pocos los que sobrevivieron. Por fin, acudieron los Valar y muchos eldar de las Tierras Imperecederas, y en la Guerra de la Ira aplastaron para siempre a Morgoth el Enemigo. Pero en dicha guerra Beleriand fue destruida y cubierta por las olas del ancho mar. Los grandes reinos de aquella región desaparecieron para siempre, al igual que las ciudades élficas de Menegroth, Nargothrond y Gondolin. Sólo Lindon, una pequeña parte de Ossiriand, sobrevivió al diluvio. Allí permaneció el último reino eldarin en la Tierra Media durante los primeros años de la Segunda Edad del Sol. La mayoría de los eldar que sobrevivieron a la Guerra de la Ira volvieron a Occidente, embarcaron en las blancas naves de los teleri y navegaron hasta Tol Eressëa, en la bahía de Eldamar, donde se encuentra el puerto de Avallónë. Mientras tanto, los hombres que ayudaron a los eldar contra Morgoth fueron a una isla llamada Númenor. Pero algunos de los eldar permanecieron todavía en las tierras mortales durante algún tiempo. Uno de ellos fue Gil-galad, que fue el último de los grandes reyes de los eldar en la Tierra Media. Su reinado duró hasta la Segunda Edad del Sol, y el reino de Lindon sobrevivió hasta la Cuarta Edad. En los años de la Segunda Edad hubo paz. Algunos señores noldor y sindar se unieron a los elfos silvanos y crearon reinos propios: Thranduil convirtió a Bosqueverde el Grande en su Reino del Bosque, y Celeborn y Galadriel gobernaron en Lothlórien, el Bosque Dorado. En aquella época la principal de las colonias eldarin fue Eregion, que los hombres llamaron Acebeda, donde fueron muchos nobles noldor. Se los llamó Gwaith-i-Mírdain, pero en días posteriores fueron conocidos como los Herreros elfos. Y a ellos acudió disfrazado Sauron el Maia, servidor de Morgoth. Celebrimbor, el más grande Herrero de la Tierra Media, nieto de Fëanor, el creador de los Silmarils, vivía en Acebeda. Por orden suya y merced a sus capacidades se hicieron los Anillos de Poder, y, debido a ellos y al Anillo Único que forjó Sauron, tuvo lugar la Guerra entre los elfos y Sauron, así como muchas otras guerras. Las batallas de la Guerra contra Sauron fueron terribles. Celebrimbor pereció y su país quedó arruinado, y Gil-galad envió a Elrond y a muchos guerreros de Lindon para ayudar al pueblo de Eregion. Los elfos que sobrevivieron a la destrucción de Eregion huyeron a Imladris (que en la Tercera Edad recibió el nombre de Rivendel) y se escondieron del terror, y tomaron como señor a Elrond Medio elfo. Pero, aunque los elfos no tenían suficiente fuerza para acabar con el poder del Señor Oscuro mientras éste tuviera el Anillo Único, sus aliados, los númenóreanos, se habían hecho poderosos en Occidente. Los númenóreanos llegaron en sus naves a Lindon y expulsaron a Sauron de las tierras del oeste. Más adelante, regresaron otra vez, cogieron prisionero al Señor Oscuro y se lo llevaron a su país cargado de cadenas. Allí permaneció Sauron hasta que las tierras de Númenor fueron engullidas por las aguas del mar de Belegaer y sobrevino el Cambio del Mundo, cuando las Tierras Imperecederas fueron apartadas de los Círculos del Mundo. Las tierras mortales se cerraron sobre sí mismas y las Tierras Imperecederas fueron colocadas en un lugar que sólo podían alcanzar las blancas naves élficas.

Pero en esa Segunda Edad del Sol todavía quedaba Sauron, el Señor de los Anillos, que había escapado a la Caída de Númenor y regresado a su reino de Mordor. Por eso se constituyó la Última Alianza de hombres y elfos. Juntos destruyeron Mordor y Barad-dûr, su torre, y le arrebataron el Anillo. Él y sus siervos perecieron y pasaron a las sombras, pero Gil-galad, el último Gran Rey de los elfos en la Tierra Media, también murió, al igual que ocurrió con casi todos los grandes señores númenóreanos.

Quedaron todavía unos pocos eldar para vigilar las tierras que lentamente iba controlando la raza humana. En la Tercera Edad, la presencia de los eldar en la Tierra Media apenas era una sombra de lo que había sido en tiempos pasados. Lindon permaneció pero se mantuvo aislado de las luchas de la Tierra Media, y Círdan, el Señor de los Puertos Grises, era el elfo de más alto rango. Las preocupaciones de los elfos parecían ceñirse a ellos mismos en todo menos en un asunto: el del Señor de los Anillos, quien regresó de nuevo a Mordor y envió a sus siervos, los Nazgûl, en todas direcciones. Entonces los elfos y los descendientes de los númenóreanos lucharon de nuevo en lo que se llamó la Guerra del Anillo, hasta que al fin el Anillo Único fue destruido. Mordor volvió a caer definitivamente, y Sauron desapareció para siempre, al igual que hicieron sus siervos, y su dominio sobre todo el mal del mundo se rompió. En la Cuarta Edad, en la Era del Dominio de los hombres, los últimos eldar zarparon de los Puertos Grises a bordo de las últimas naves blancas que construyó Círdan, para seguir el Camino Recto. Y así desapareció para siempre este Pueblo de las Estrellas, rumbo a aquel lugar fuera del alcance de los mortales, quienes sólo lo conocen por las leyendas y, tal vez, por los sueños.

Eldar:

En la Primera Edad de las Estrellas, cuando Oromë el Cazador, de los Valar, descubrió a los elfos en las regiones orientales de la Tierra Media, los contempló maravillado y les dio el nombre de eldar, pueblo de las estrellas. En aquella época todos los elfos se llamaban eldar, pero más tarde este nombre sólo lo recibieron aquellos que emprendieron el Gran Viaje a las Tierras Imperecederas, respondiendo a la llamada de los Valar. Los que se quedaron se llamaron avari, o «renuentes».

Así los eldar fueron un pueblo escogido, que se dividía en tres linajes: los vanyar, los noldor y los teleri. El viaje fue, sin embargo, largo y peligroso, y fueron muchos los eldar que no llegaron a las Tierras Imperecederas; fueron llamados los úmanyar, «los que no son de Aman». Entre ellos se contaban los nandor, los sindar, los falathrim y los laiquendi. Pero fueron más los que acabaron el viaje y llegaron a las Tierras Imperecederas en los días de los Árboles de los Valar. Allí ocuparon el país llamado Eldamar, que había sido preparado para ellos, y construyeron hermosas ciudades y se convirtieron en un gran pueblo.

Vanyar:

De los tres linajes de elfos que emprendieron el Gran Viaje, las historias que han llegado a los hombres hablan poco del Primer Linaje, cuyo rey Ingwë era Gran Rey de todos los elfos. Esta raza es la de los vanyar, conocidos también como Hermosos elfos. Parecen de oro, porque sus cabellos son los más rubios de las muchas razas que habitan Arda. Son los que más sintonizan con los Valar, que les otorgan su amor. Poco han tenido que ver los vanyar con los hombres. Sólo en una ocasión regresaron a la Tierra Media y fue para luchar contra Morgoth el Enemigo en la Guerra de la Ira, con la que acabó la Primera Edad del Sol. Aunque son el menos numeroso de los tres linajes, los vanyar son los más sabios y valientes. Durante sus primeros días de estancia en las Tierras Imperecederas, edificaron con los noldor la ciudad de Tirion sobre la verde colina de Túna. Era ésta una gran ciudad de blancas murallas y torres, y la más alta torre de todas las construidas por los elfos era Mindon Eldaliéva, la Torre de Ingwë. En lo alto brillaba una lámpara plateada que alumbraba los Mares Sombríos. Pero, transcurrido un tiempo, los vanyar prefirieron la Luz de los Árboles, porque los inspiraba a la hora de hacer poemas y canciones, que es lo que más les gustaba. Así, Ingwë llevó a su pueblo desde Tirion a los pies de Taniquetil, la Montaña de Manwë, el gran señor de los Valar, y allí pidieron quedarse, aunque hacía tiempo que los Árboles habían desaparecido.

Noldor:

Los más poderosos de entre los elfos que habitaron la Tierra Media fueron los noldor, porque fueron los elfos que hicieron las Grandes Joyas llamadas los Silmarils, así como los Anillos de Poder. Los noldor fueron el segundo linaje de los eldar que llegaron a las Tierras Imperecederas. La palabra noldor significa «conocimiento», cosa que, más que los demás elfos, lucharon por poseer. En los años de los Árboles de los Valar su rey fue Finwë, y entonces su alegría fue grande al aprender de sus tutores, los Valar y los Maiar. Su ciudad de Tirion, sobre la verde colina de Túna, que miraba al mar iluminado por las estrellas, era poderosa y bella. Porque la ciudad estaba edificada en el Paso de la Luz, llamado Calacirya, el único paso en las montañas Pelóri, que cerraban las regiones de Eldamar y Valinor. A través de este desfiladero surgía la Luz de los Árboles y caía sobre el lado occidental de la ciudad. Al este, a la sombra de Túna, los elfos miraban las estrellas que brillaban sobre los Mares Sombríos.

Los noldor fueron los primeros en extraer las gemas que encerraban las montañas. Regalaban estas gemas, de modo que todas las mansiones de los elfos y los Valar refulgían con ellas, y las mismas playas y estanques de Eldamar, según se dice, brillaban con la luz de las gemas esparcidas.

El rey de los noldor y su reina, Míriel, tuvieron un hijo al que llamaron Curufinwë, más tarde conocido como Fëanor, que significa «espíritu de fuego», porque fue el primero en crear las gemas mágicas élficas, que eran más brillantes y poderosas que las piedras preciosas de la tierra. Por sí solas eran pálidas, pero a la luz de las estrellas recogían dicha luz y despedían un brillante resplandor azul. Fëanor también creó otros cristales, llamados palantíri, las «piedras videntes» que, muchas edades después, los elfos de Avallónë entregaron a los dúnedain. Pero la mayor de las hazañas de Fëanor fue la creación de tres gemas fabulosas que capturaron en su interior la luz mezclada de los Árboles de los Valar. Eran los Silmarils, las joyas más hermosas que jamás había visto el mundo, porque despedían una luz viva. Sin embargo, la tragedia cayó sobre los noldor cuando Melkor apareció, con la araña Ungoliant, y destruyó los Árboles de los Valar, mató a Finwë y robó los Silmarils. Fëanor juró venganza y salió hacia la Tierra Media en persecución de Melkor, a quien llamó Morgoth, el «Enemigo Oscuro del mundo». Así comenzó la Guerra de las Joyas y las Guerras de Beleriand, que duraron toda la Primera Edad del Sol.

Durante esta edad de guerra, los noldor también trajeron grandes dones a la Tierra Media. Y durante un tiempo surgieron reinos noldorin en Hithlum, Mithrim, Dor-lómin, Nevrast, Dorthonion, Himlad, Thargelion y Beleriand Oriental. Los más hermosos reinos de los noldor fueron los dos reinos ocultos: Gondolin, gobernado por Turgon, y Nargothrond, que era un feudo de Finrod Felagund. Fëanor murió en la Guerra de las Joyas, así como sus siete hijos: Amras, Amrod, Caranthir, Celegorm, Curufin, Maedhros y Maglor. Su hermano Fingolfin y los hijos de éste, Fingon, Turgon y Aredhel, también murieron a manos de Morgoth. Y aunque Finarfin, el otro hermano (y tercer hijo de Finwë), se había quedado en las Tierras Imperecederas donde gobernaba a los noldor que permanecieron en Tirion, todos sus hijos, Aegnor, Angrod, Finrod Felagund y Orodreth, marcharon a la Tierra Media y murieron también. Así que de todos los señores noldor y sus hijos sólo sobrevivió en la Tierra Media Galadriel, la hija de Finarfin.

A lo largo de la Primera Edad, Morgoth y sus siervos destruyeron todos los reinos noldorin. Debido a estas guerras, los dominios de los elfos grises, a los que también se conocía como sindar, fueron destruidos, al igual que los dominios enanos de Nogrod y Belegost y la mayor parte de los reinos de las Tres Casas de los edain.

Pero al fin los Valar y Maiar partieron de las Tierras Imperecederas para luchar contra Morgoth. Así tuvo lugar la Gran Batalla y la Guerra de la Ira. Ante tan poderosa fuerza, Angband cayó y Morgoth fue arrojado al Vacío Infinito para siempre. Pero la conflagración fue tan tremenda que Beleriand quedó destruida y la mayor parte de su territorio fue tragado por las aguas. De las estirpes reales de los noldor pocos sobrevivieron a la Guerra de las Joyas que pudieran decir ser descendientes de los grandes reyes. Así fue que Gil-galad, hijo de Fingon, hijo de Fingolfin, estableció el último gran reino de los noldor en las tierras de los mortales. Fue Lindon, la única zona de Beleriand que quedó después de la Gran Batalla. Con Gil-galad vivía Celebrimbor, hijo de Curufin, el único príncipe de la Casa de Fëanor que quedó en la Segunda Edad. Galadriel, la hija de Finarfin, y Elronc y Elros los Medio elfos también fueron allí, igual que Círdan de los falathrim, los laiquendi y los edain (los hombres que fueron fieles a los elfos durante las guerras). Entonces fueron muchos los elfos que embarcaron en los Puertos Grises y zarparon hacia Tol Eressëa, en la bahía de Eldamar, en las Tierras Imperecederas, para construir allí la ciudad de Avallónë. A los edain se les concedió una hermosa isla en el Mar Occidental, llamada Númenor, y también ellos abandonaron la Tierra Media. Gil-galad gobernó en Lindon y Círdan ocupó los Puertos Grises. Pero, en el año 750 de la Segunda Edad, se cuenta que Celebrimbor salió de Lindon y creó un reino a los pies de las Montañas Nubladas, en el país de Eregion, cerca del reino enano de Khazad-dûm. Estos elfos recibieron el nombre de Gwaith-i-Mírdain, el «pueblo de los orfebres», y el de Herreros elfos en épocas posteriores. Fue aquí donde, siguiendo las sutiles insinuaciones de Sauron, Celebrimbor, nieto de Fëanor, quien había creado los Silmarils, forjó los Anillos de Poder, y así surgió la segunda gran obra de los noldor, que traería consigo otro ciclo de terribles guerras. Porque entonces Sauron hizo el Anillo Único que dominaría a todas las demás obras de los noldor. Los elfos se alzaron iracundos y temerosos, y se libró la Guerra de Sauron y los elfos. Celebrimbor y casi todos los Gwaith-i-Mírdain perecieron. Eregion fue arrasado y aunque Elrond Medio elfo acudió con un ejército, lo único que pudo hacer fue rescatar a los pocos supervivientes y refugiarse en Imladris, que los hombres llamarían Rivendel. Allí se creó el único reducto de los noldor entre las Montañas Nubladas y las Montañas Azules. En esa época el mismo Lindon corrió peligro, pero los númenóreanos, descendientes de los edain, aparecieron con sus enormes flotas y expulsaron a Sauron hacia el este. Más adelante, regresaron y capturaron al Señor Oscuro, pero no acabaron con él. Lo hicieron prisionero y con ello provocaron su propia caída, porque él los puso en contra de los Valar y por su locura fueron tragados por el mar. Así Sauron regresó a la Tierra Media, donde sólo quedaban los reinos noldorin de Lindon y Rivendel, aunque se habían creado los reinos de Bosqueverde el Grande y de Lothlórien con nobles noldorin y sindarin y súbditos silvanos. Pero, al regresar Sauron, volvió la guerra. Se constituyó la Última Alianza de elfos y hombres y en esa guerra, que significó el final de la Segunda Edad, Sauron mató a Gil-galad y al rey de los dúnedain, pero el mismo Sauron fue destruido con todo el reino de Mordor.

A partir de entonces no hubo Gran Rey de los elfos noldorin en la Tierra Media, pero los reinos siguieron en pie. El señorío de Lindon y de los Puertos Grises recayó en Círdan, mientras que Elrond siguió gobernando en Rivendel. Durante la Tercera Edad, el reino más hermoso fue Lothlórien, donde reinaba la reina Galadriel, la noldo de estirpe más noble que quedaba en la Tierra Media.

Cuando al final de la Tercera Edad se destruyó el Anillo Único y Sauron pasó al Reino de las Sombras para siempre, Elrond fue convocado desde Rivendel, y Galadriel abandonó Lothlórien, para embarcar ambos en las blancas naves que los llevarían a las Tierras Imperecederas. Sin la reina, Lothlórien se fue apagando y los reinos noldorin de la Tierra Media decayeron. Se dice que Círdan, el Constructor de Barcos, se llevó a los últimos noldor a las Tierras Imperecederas.

Elfos del Mar:

De todos los elfos, el tercer linaje, el de los teleri, era el que más amaba los mares de Ulmo, el Señor de los Océanos, y el que habitó más tiempo en las costas de Belegaer, el Mar de Occidente. Eran los más sabios en el conocimiento marino y por ello se los llamó elfos del mar. Fueron el primer pueblo que construyó barcos, porque les enseñó Ossë, el Maia de las Olas Turbulentas. La esposa de éste era Uinen, la Señora de las Calmas, y juntos enseñaron a los elfos del mar todo lo referente a la vida marina.

Eglath:

En la historia del Gran Viaje de los elfos en las Edades de las Estrellas, existe la leyenda de cómo el tercer linaje, el de los teleri, perdió a su rey, Elwë Singollo. En el bosque de Nan Elmoth, en las tierras de Beleriand, cayó víctima de un encantamiento. Y, aunque pasaron muchos años buscando al rey, los teleri no pudieron encontrarlo y al final tomaron por rey al hermano de Elwë y volvieron a reemprender el camino al oeste, hacia las Tierras Imperecederas. Pero muchos no quisieron abandonar Nan Elmoth y se quedaron por amor a Elwë Singollo, si bien transcurrieron muchos más años. Al separarse así para siempre de su linaje, recibieron el nombre de eglath, que en élfico significa «los abandonados». Al final, su lealtad tuvo su recompensa, porque su rey regresó. Se llamaba ahora Elu Thingol o rey Mantogrís y había cambiado mucho. Una brillante luz se desprendía de él, y lo acompañaba quien era autora de su encantamiento, su reina, Melian la Maia. Y así se presentó un gran destino para los eglath. A partir de entonces se los llamó sindar, los elfos grises, y en los años de las Estrellas fueron el pueblo más poderoso de la Tierra Media.

Elfos Grises:

De todos los úmanyar, los elfos del Gran Viaje que no llegaron a ver la Luz de los Árboles, los más poderosos fueron los sindar, o elfos grises. Su rey era Elu Thingol, «rey Mantogrís», y su reina era Melian la Maia, y los dos fundaron un reino en el bosque de Doriath y allí edificaron una gran ciudad que se llamó Menegroth.

Falathrim:

Los falathrim, los elfos de las Falas, vivieron en las costas de Beleriand durante los años de las Estrellas y durante la Primera Edad del Sol, gobernados por el Señor Círdan. Pertenecían al linaje de los teleri pero, cuando Ulmo, el Señor del Océano, visitó a los teleri, Círdan y su gente se negaron a realizar el viaje definitivo a las Tierras Imperecederas y por lo tanto se separaron de su pueblo. Los barcos de Círdan eran mágicos y eran capaces de hacer el largo viaje a las Tierras Imperecederas, incluso después del Cambio del Mundo, cuando la Tierra Media y las Tierras Imperecederas quedaron separadas para siempre. Durante un tiempo, después de la partida de los teleri a las Tierras Imperecederas, los falathrim vivieron solos en las costas de Beleriand y edificaron en ellas dos grandes puertos llamados Eglarest y Brithombar. Pronto descubrieron que otra parte de los úmanyar se habían hecho poderosos en el bosque de Doriath, al este de las Falas. Su rey era Elwë Singollo. Círdan y los falathrim se reencontraron con sus parientes, los elfos grises, y se convirtieron en aliados. En los años de conflictos que llegaron con el Nacimiento del Sol, los falathrim lucharon junto a ellos contra Morgoth el Enemigo, quien se alzó en el norte.

En esa Primera Edad del Sol, los falathrim se vieron asediados por los orcos durante un tiempo, y después sus puertos cayeron en manos de Morgoth, pero ellos embarcaron en sus naves y zarparon a la isla de Balar. Allí los falathrim permanecieron a salvo hasta la Guerra de la Ira, cuando Beleriand se hundió en las aguas al ser destruida Angband. De nuevo zarparon las naves de los falathrim y se dirigieron hacia el sur, al golfo de Lune, en la región de Lindon. Aquí edificó Círdan el último puerto de los elfos en la Tierra Media. Se llamó los Puertos Grises y desde allí zarpó la última de las naves élficas de las tierras de los mortales.

Nandor:

Los últimos elfos en emprender el Gran Viaje fueron los teleri. La primera separación que se recoge de aquel viaje ocurrió cuando Lenwë, un noble de los teleri, guió a su pueblo hacia el sur, siguiendo el curso del Gran Río Anduin. Se los llamó nandor, «los que vuelven», y no tenían rival en el conocimiento de los bosques. Durante más de dos Edades de las Estrellas, los nandor vivieron tranquilamente en la cuenca del Anduin. Algunos cruzaron las Montañas Nubladas y pasaron a Eriador. Muchos de ellos murieron a manos de orcos vestidos de hierro, trolls de piedra y lobos hambrientos. Pero Denethor, hijo del rey Lenwë, reunió a su alrededor a muchos nandor y emprendió viaje una vez más hacia el oeste. Buscaba a uno que había sido en otros tiempos rey de todos los teleri: Elwë Singollo, ahora llamado Thingol. Denethor atravesó las Montañas Azules y entró en Beleriand. Allí, los nandor fueron recibidos por los sindar, quienes los protegieron, les enseñaron algo del arte de la guerra y les cedieron Ossiriand, la «tierra de los siete ríos», como reino propio. Ya no se los llamó nandor, sino laiquendi y elfos verdes por su amor a las regiones boscosas y por su costumbre de vestir con telas verdes de manera que podían confundirse con los árboles ante la presencia de enemigos.

Elfos del Este:

En el tiempo del Renacimiento de las Estrellas, todos los elfos vivían en el este de la Tierra Media. Pero, transcurrido un tiempo, el Señor de los Bosques, Oromë el Cazador, de la raza valariana, los invitó a abandonar aquella región. Fueron muchos los que atendieron a la llamada de Oromë y viajaron al oeste, donde se los llamó elfos del oeste y eldar. Los que se quedaron recibieron el nombre de elfos del este o avari, los «renuentes», que temían al Gran Viaje.

Historia de los Hombres

Historia de los Hombres

El Segundo Pueblo o los Hijos Menores de llúvatar (Quenya Atani, Sindarin Edain). Los Elfos también los llamaron Hildor, los Seguidores; Apanónar, los Nacidos Después; Engwar, los Enfermizos; Fírimar, los Mortales; así como los Usurpadores, los Forasteros, los Inescrutables, los Malditos, los de Mano Torpe, los Temerosos de la Noche y los Hijos del Sol. En la Tierra Media, ser un “Hombre” significaba algo así como pertenecer a una especie menor o, al menos, sospechosa; por ello no era de extrañar que seres como los Hobbits o Drúedain también fueran Hom- bres. A través del Rey Thingol sabemos lo que un elegante Elfo de la Primera Edad opinaba de los Hombres:”¡ Hombres desdichados, hijos de pequeños señores y reyes de corta vida!” No hubiera aceptado a alguien así ni entre sus mozos de cuadra. Sólo los Hombres de los Tres Pueblos de los Edain (Bëor, Haleth y Hador) que primero llegaron a Beleriand por Ered Luin eran medianamente reconocidos; todos los demás, y sobre todo si eran de piel oscura, nariz chata o piernas curvas, eran sospechosos de estar aliados con Morgoth, incluso de haber sido criados por él como los Orcos.

En la Primera Edad, los Edain prestaron buenos servicios a los Reyes Élficos en las guerras contra Morgoth; y como recompensa se les otorgó como sede la gran Isla de Númenor, casi a la vista de Eressëa y Aman. Los Númenoreanos o Dúnedain eran, según la opinión de los Elfos (o la suya propia), la especie más noble de los Hombres, porque eran los que más habían aprendido de los Elfos e incluso estaban emparentados con ellos a través de la unión de los Dos Linajes. Eran más altos, hermosos, inteligentes y longevos que todos los demás Hombres. Sin embargo no podían negar su parentesco racial con los pueblos de Gondor, Eriador y Rhovanion. Como los Dúnedain tampoco eran muy numerosos ni prolíficos para poblar ellos solos la Tierra Media, empezaron a haber razas mezcladas. Con los que solían estar enemistados eran los pueblos salvajes del sur y del este, en su mayoría de piel oscura, así como los Dunlendinos.

Los Elfos y los Hombres de la Primera y Segunda Edad reflexionaban muchos sobre la diferencia de sus destinos. A causa de estas diferencias y unas explicaciones que no los satisfacían se produjo la catástrofe de Númenor. Según el mito de la creación de los Elfos, la muerte de los Hombres era un “hado” de llúvatar por el que habían de ser envidiados; pero ningún Hombre lo veía así.

Frente a los Elfos, los Hombres como “Hijos del Sol” eran la raza más activa. En la Tercera Edad, los Elfos que no abandonaron definitivamente la Tierra Media se retiraron a las regiones limítrofes. La Cuarta Edad pertenecía por completo al Reino de los Hombres, aunque pronto tampoco habría lugar suficiente para los Hobbits y los Enanos.

Dúnedain

Los dúnedain descienden de los Edain que se establecieron en el reino insular de Númenor durante la Segunda Edad. Sus antepasados númenóreanos fueron los que colonizaron y conquistaron gran parte de la Tierra Media. Cuando se hundió la Isla del Oeste durante la Caída de Númenor, en el año 3319 de la Segunda Edad, sobrevivieron dos grupos: los Númenóreanos Negros y los Fieles Dúnedain. Estos establecieron en Arnor y Gondor, los Reinos en el Exilio. Como todos sus hermanos, tienen trazas de sangre élfica y maia. Hoy en día son un pueblo errante.

Rohirrim

Sindarin “los Señores de los Caballos”: el nombre corriente en Gondor para nombrar a los moradores de Rohan. Ellos mismos se llamaban Eorlingas (“Hijos de Eorl”) y sus enemigos, los Dunlendinos, los denominaban Forgoil (“Cabeza de Paja”). Eran los descendientes de los Éothéod y estaban lejanamente emparentados con los Dúnedain.Vivian en pequeñas aldeas dispersas por todo el país y se dedicaban ante todo a la cría de caballos, además de las otras actividades rurales. La mayoría de los Rohirrim eran altos, rubios y de ojos azules; no entendían demasiado de las artes, oficios y ciencias que se cultivaban en Gondor. Sus caballos eran considerados los mejores de toda la Tierra Media; incluso los negros caballos de los jinetes Negros habían sido robados de Rohan.Temibles eran los Éoreds (escuadrones) de su caballería, que se lanzaban al combate con feroces cánticos en versos rimados. (Sin embargo, las armas procedían normalmente de los herreros de Gondor.)

Los Rohirrim más nobles dominaban el Oestron. Entre ellos empleaban un lenguaje antiguo que estaba vinculado al Adûnaico (y con el idioma de los Hobbits). Esto se indica en la traducción con las palabras y nombres en Inglés Antiguo.

Dunlendinos

Así es como llamaban los Rohirrim a los habitantes de Dunland (en inglés antiguo “Tierra de las Colinas”), una región con algunas arboledas en el sudoeste de las Montañas Nubladas. No sabemos qué nombre se habían puesto ellos mismos, pero seguro que era otro, porque “Dunlendinos” era un insulto con el que los Rohirrim se burlaban de los anteriores habitantes de la parte occidental de Calenardhon, los expulsados de las regiones al este del Isen. Eran Dunlendinos sólo porque habían encontrado provisionalmente refugio en aquella región. Por lo demás esperaban reconquistar los territorios en los que habían vivido antes o, al menos, vengarse de los ladrones de sus tierras a base de incursiones hostiles.

Como no eran numerosos, tenían que esperar la ocasión en que Rohan fuera atacada al mismo tiempo por otro enemigo. Cualquier añado les parecía bien, incluso los Orcos, a los que no les unía ni una relación de parentesco ni una de amistad. Descendían de las antiguas razas de Hombres que los Númenóreanos habían echado de Enedwaith y Minhiriath cuando empezaron a talar los bosques a ambos lados del Agua Gris. En la época de la Guerra del Anillo eran un pueblo de pastores y cazadores, tercos y muy poco influenciados por la civilización de los Reinos Dúnedain, con grandes cuerpos y fuertes de constitución, pero el color de su piel era amarillento y sus cabellos negros, por lo que las razas más nobles los miraban con despecho. Los Hombres de las tierras de Bree y de los valles meridionales de las Montañas Blancas estaban emparentados con ellos. Hablaban el Oestron medianamente, pero seguían manteniéndose fieles a su lengua, que los Rohirrirn no entendían.

En los ataques a Rohan, los Dunlendinos casi siempre llegaban a la región por los Vados del Isen y, algunas veces, por la fortaleza de Angrenost. Allí, la pequeña guarnición Gondor se había mezclado con los Dunlendinos y les concedían paso y apoyo secreto. En el año 2758 TE. estuvieron muy cerca de la victoria. Sitiaron al Rey Helm Manomartillo en Cuernavilla y conquistaron Edoras.Wulf, que los conducía, se proclamó rey, pero un año más tarde fue vencido y muerto por Fréalaf, sobrino de Helm. En la guerra entre Isengard y Rohan, Saruman no tuvo que esforzarse mucho para obtener el apoyo de los Dunlendinos. Mostraron ser valientes luchadores, pero inferiores a los Rohirrim en armamento y disciplina. La relación entre los dos pueblos no mejoró con la derrota de los Dunlendinos en la Batalla de Cuernavilla.

Corsarios

Los corsarios son descendientes de los rebeldes dúnedain que huyeron de Gondor tras la Lucha entre Parientes de los años 1432-1447 de la Tercera Edad. La mayoría se establecieron en Umbar en el año 1447 de la Tercera Edad y comenzaron una larga lucha por el poder contra los más fuertes haradrim y númenóreanos negros. Desde entonces, el cruce limitado con los habitantes originales ha dado lugar a un grupo étnico distinto, aunque sus raíces dúnedain siguen siendo fuertes. Desean reclamar Gondor como suyo.

Beórnidas

Llamados también Beijabar o Bajaebgahar, este grupo disperso de hombres de gran tamaño tiene un origen confuso. Son una raza nórdica relacionada con los Hombres de los Bosques, los Hombres del Lago y los Hombres de Valle en Rhovanion, aunque aparentemente se distanciaron en tiempos pretéritos, probablemente antes de las migraciones de los nórdicos fuera de Eriador. Son pocos en número, y algunos los distinguen como un clan más que como un pueblo en sí. Sin embargo, culturalmente, y también físicamente hasta cierto punto, son únicos.

  Númenoreáno Negro 

El término Númenóreano Negro (S. ‘Mornúmenedain”) se emplea para identificar a los hombres de raza dúnadan que descienden de los colonos y conquistadores númenóreanos “Infieles” que llegaron a la Tierra Media a mediados y finales de la Segunda Edad. Estos Infieles habían roto con los elfos y los valar que les legaron el reino insular de Númenor a comienzos de la Segunda Edad, y muchos adoraban a sus propios ídolos y rendían homenaje al Señor Oscuro Sauron. Poco a poco, los Infieles tomaron el poder en Númenor y sus colonias, la mayor de las cuales se centraba alrededor de los Puertos de Umbar. Cuando Eru destruyó Númenor en el año 3319 de la Segunda Edad, muchos Infieles sobrevivieron en sus refugios de la Tierra Media.

Por ello, los númenóreanos negros son muy parecidos en sus rasgos físicos y culturales a los dúnedain. Tras siglos de desarrollo por separado han tenido lugar algunos cambios, pero ambos grupos han intentado permanecer relativamente puros y fieles a sus orígenes.

Drúedain

(También llamados Woses) Sólo su alegre risa, que contagiaba a todos, ofrecía la seguridad de que no eran Orcos. Por lo demás no tenían buen aspecto; con una estatura que casi no alcanzaba los cuatro pies, tenían un cuerpo muy fuerte y desarrollado, rostros hinchados, narices chatas, ojos negros como el carbón y amplias bocas. No gozaban de muy buena fama entre sus vecinos. Corría la voz de que eran expertos en todo tipo de hechizos y disparaban por la espalda con flechas envenenadas. Los Rohirrim consideraban a los Drúedain unos “Salvajes” (Wasa) y, en ocasiones, los acosaban como a animales.

Ellos mismos se llamaban Drúg o Drûchu, lo que en Sindarin se tradujo por Drû (plural Drúath o Drúin). Como en ocasiones podía resultar fácil olvidar que eran Hombres (Edain), sus amigos insistían en que se les llamara Drúedaín. En la Primera Edad habían cruzado ya el Anduin y entrado en el Oeste donde se establecieron en las Montañas Blancas. Una parte de ellos continuó hacia Beleriand y se unió a los Haladin (con los que no estaban emparentados) en Brethil. En todo caso, siempre mantuvieron una identidad propia. Siguieron utilizando su propia lengua y no mostraron interés en aprender el arte de la escritura. Desconfiaban de las casas de piedra y de todos los que vivían en ellas; tardaron mucho en cambiar sus herramientas de piedra de fuego por unas metálicas. Al mismo tiempo eran muy hábiles para esculpir figuras en madera y piedra; algunas parecían tener vida, mientras que el aspecto de otras infundía auténtico terror. Estos “Hombres Púkel” que seguramente servían para ahuyentar a los enemigos, eran los que vio Merry en el camino al Sagrario. Los Drúedain podían permanecer sentados, inmóviles, durante días y casi no se les distinguía de sus imágenes de piedra.

En el curso de la Segunda Edad habían sido expulsados de los valles por los pueblos de Gondor. Durante la Guerra del Anillo, ya sólo algunas pocas familias vivían en zonas de difícil acceso como el Bosque Drúadan y Drúwaith laur. Allí estaban protegidos de los todos los enemigos, se movían por el bosque como por su casa, podían seguir un rastro con la nariz y conocían las propiedades de todas las plantas y hierbas. Además parecían tener visiones proféticas.

Nunca habían servido a Morgoth o Sauron y odiaban a los Orcos con tanta rabia que algunos sabios creyeron en la existencia de un juramento de venganza entre pueblos que anteriormente debieron de estar emparentados.

Haradrim

Este es un nombre genérico que sirve para describir a los pueblos que habitan los grandes territorios áridos y semiáridos al sur de Harondor y Mordor, la tierra llamada Harad. Al ser una tierra abrupta y descuidada, la mayor parte de la población reside en las costas, junto a los ríos y en las bahías; sin embargo, en Harad la auténtica zona desértica es pequeña y hay grupos esparcidos que vagan o se establecen por toda la región. A los haradrim (S. ‘Hombres del sur’) se les llama también ‘sureños’ o ‘haradwaith’ (un término que se usa también para identificar su tierra).

Eriadorianos

Esta es una etiqueta genérica utilizada para identificar al pueblo rural de Eriador, los hombres comunes que habitan en las tierras que antaño comprendían el reino de Arnor. Los eriadorianos tienen algo de sangre dunlendina, nórdica y dúnadan. Se parecen bastante a los habitantes rurales de Gondor, aunque los gondorianos rurales se parecen algo a los haradrim.

Variags

Los variags viven en la región de Khand, una meseta semidesértica que se encuentra al sureste de Mordor. Son una raza con identidad propia, pero a menudo se les confunde con los haradrim del Lejano Harad. En realidad, tienen con ellos tanto que ver como con los hombres del este. Brutales y seminómadas, han sido influenciados durante largo tiempo por Mordor y las guerras constantes con sus vecinos.

Lossoth

Sindarin “Horda de las Nieves”: los Hombres de la Nieve que moraban en el Cabo de Forochel al noroeste de la Bahía de Forochel. Eran un resto de los Forodwaith, un pequeño pueblo que desde la Primera Edad se acostumbró a vivir en el crudo frío del Desierto del Norte. “Los Lossoth habitan en la nieve y se dice que son capaces de correr sobre el hielo con huesos sujetos a los pies y que tienen carros sin ruedas.” Con ellos se refugió el rey Arvedui tras su derrota en la Guerra contra Angmar. Construyeron chozas de nieve para el Rey y sus pocos acompañantes y les dieron de comer, aunque no les sobraban los alimentos. No supieron qué hacer con las piedras preciosas que Arvedui les ofreció como indemnización, aunque sí aceptaron el Anillo de Barahir, porque les prometió canjearlo más adelante por cosas que pudieran utizar. Cuando llegó el barco Élfico para recoger a Arvedui, le advirtieron que no subiese a ese “Monstruo Marino”. Podían oler los peligros en el aire. Creían que en invierno el Rey Brujo tenía poder sobre el hielo y el deshielo.

Orientales

Los Hombres que llegaron a Beleriand en la Primera Edad, aunque después de los Tres Pueblos de los Edain, pertenecían a una raza sospechosa: “eran de escasa talla y corpulentos, de brazos largos y fuertes, de piel cetrina o amarillenta, y de cabellos oscuros al igual que los Ojos”. Los Edain evitaban el contacto con ellos. Maedhros, que tomó los Pueblos de Ulfang y Brór a su servicio, fue traicionado por los hijos de Ulfang en la Nirnaeth Arnoediad. Los hijos de Brór siguieron fieles a su lado y murieron por la causa de los Noldor. No todos los Orientales estaban aliados con Mordor; ni todos los que le servían le eran absolutamente leales. Con su ayuda querían conquistar para sí mismos las ricas tierras de Beleriand y tuvieron una gran decepción: les cedió la fría región de Hithlum donde siempre aullaba el viento, nada más. No se ha encontrado ninguna información sobre lo que fue del Pueblo de Brór ni lo que sucedió con los Edain que regresaron de Estolad al este o marcharon al sur. Cuando los Númenóreanos volvieron a la Tierra Media en la Segunda Edad, se encontraron con razas de Hombres, algunas extrañas y otras claramente emparentadas con ellos, Los hombres de Rhovanion asumieron con más facilidad la civilización de los Dúnedain y, desde el reinado de Eldacar en Gondor, fueron considerados casi como iguales por los nobles de descendencia Númenóreana. La migración de este a oeste continuó en la Tercera Edad. No se sabe cuales fueron los motivos reales. (Se supone que Sauron dominaba a su antojo en el Este e instigaba sin parar a las tribus salvajes contra el odiado Reino de Gondor) En Gondor sólo se llamaban “Orientales” a los que procedían de Rhún, es decir, de los territorios geográficamente desconocidos más allá del río Carnen y del Mar de Rhún. Estos pueblos, muy heterogéneos, solían ser belicosos y poco civilizados, pero estaban más cercanamente emparentados con los hombres de Gondor que las razas de Khand y de Harad. Se reproducían muy rápidamente, mientras que los países al Oeste del Anduin sufrían una despoblación crónica. De los momentos más peligrosos para Gondor fueron las avanzadas de los Aurigas y los Balchoth. Los Orientales que lucharon por Sauron en la Guerra del Anillo eran pequeños hombres barbudos con hachas. Mostraron ser muy fuertes y valerosos, y no imploraron clemencia a la hora de la derrota. El Rey Elessar aún tuvo que sostener alguna que otra lucha con ellos en la Cuarta Edad.

Historia de los Enanos

Historia de los Enanos

En una gran estancia bajo las montañas de la Tierra Media, Aulë, el Herrero de los Valar, dio forma a los Siete Padres de los enanos durante las Edades de la Oscuridad, cuando Melkor y sus siervos malvados de Utumno y Angband dominaban toda la Tierra Media. Por ello Aulë hizo a los enanos fuertes y resistentes, inmunes al frío y al calor, y más recios que las razas que surgieron después de ellos. Aulë conocía la gran maldad de Melkor, y por eso hizo a los enanos tenaces, indomables y persistentes en el esfuerzo y el trabajo. Eran valientes en el combate y su voluntad y orgullo no podían doblegarse.

El pueblo de Durin se convirtió en un pueblo errante, sin hogar, pero en el año 1999 el hijo de Náin, Thráin, fundó el Reino bajo la Montaña, en Erebor. Durante un tiempo Thráin y algunos de los enanos de Moria prosperaron, porque Erebor era rico en metales y piedras preciosas, pero el hijo de Thráin, Thorin, abandonó el lugar y en el año 2210 se marchó a las Montañas Grises, donde se decía que ya vivían la mayor parte de los antiguos habitantes de Moria. Aquí Thorin fue aceptado como rey y con su Anillo de Poder consiguió que su pueblo volviera a crecer y prosperar. Tras Thorin gobernó su hijo Gróin, después Óin y Náin II, y las Montañas Grises se hicieron famosas por el oro de los enanos. Y ocurrió que durante el reinado del hijo de Náin II, Dáin, llegaron del Desierto del Norte muchos dragones del frío. Estos dragones codiciaban la riqueza de los enanos y venían en son de guerra y mataron a los enanos y los expulsaron de las Montañas Grises. En el año 2590 el heredero de Dáin I, Thrór, llevó a parte de los supervivientes de las Montañas Grises de vuelta al Reino bajo la Montaña en Erebor, mientras que ese mismo año, su hermano, Grór, llevaba a los que quedaban a las Colinas de Hierro. Y de nuevo, durante un tiempo, todos prosperaron porque había mucho comercio entre los enanos, los hombres de Valle y Esgaroth y los elfos del Bosque Negro.

Pero para el pueblo de Durin la paz fue breve, porque en 2770, durante el largo reinado de Thrór, el mayor dragón de la Tercera Edad, el dragón alado de fuego llamado Smaug el Dorado, llegó a Erebor. Nadie podía hacer frente a esta fiera. Mató como quiso, arrasó Valle y expulsó a los enanos de la Montaña. Smaug permaneció allí durante dos siglos, como Señor de la Montaña Solitaria.
 
Una vez más los enanos habían sido expulsados de sus hogares. Algunos se retiraron a las Colinas de Hierro en busca de refugio, pero otros supervivientes siguieron al rey Thrór y a su hijo, Thráin II, y nieto, Thórin II, en grupos errantes.

En esta época, Thrór murió a manos de los orcos de Moria y su cuerpo fue mutilado y su cabeza cortada fue entregada a su pueblo. Todas las Casas de los enanos se reunieron y decidieron declarar la terrible y sangrienta Guerra de los Enanos y los Orcos. Duró siete largos años y por todas las regiones occidentales el ejército enano limpió cada cueva de orcos y aniquiló a las bandas orcas, hasta que al final llegó a la Puerta Oriental de Moria en el año 2799. Aquí se libró la Batalla de Azanulbizar. En esa batalla los orcos del norte fueron casi totalmente exterminados por los enanos. Pero los enanos encontraron poca alegría en esta victoria, porque la mitad de sus guerreros perecieron. Los enanos regresaron a sus reinos llenos de tristeza. El nieto de Grór, Dáin Pie de Hierro, volvió a gobernar en las Colinas de Hierro, mientras que Thráin II con su hijo Thorin II (ahora llamado Escudo de Roble) se dirigían al oeste, a las Montañas Azules, y fundaban allí un humilde reino. Pero Thráin II no reinó mucho tiempo, porque durante un viaje fue capturado por Sauron cerca del Bosque Negro y encerrado en Dol Guldur. Le fue arrebatado el último de los Anillos de los enanos y fue torturado hasta morir. Thorin Escudo de Roble se puso en contacto con el mago Gandalf en el año 2941 e inmediatamente se pusieron de acuerdo en el plan de una gran aventura, que es narrada por el hobbit Bilbo Bolsón en el “Libro Rojo de la Frontera del Oeste”. Este mismo hobbit y doce enanos acompañaron a Thorin en su misión para recuperar su reino. Los doce eran: Fíli, Kíli, Dori, Ori, Nori, Óin, Glóin, Balin, Dwalin, Bifur, Bofur y Bombur.

Tal y como se cuenta en la historia del hobbit, Thorin cumplió su misión. Porque, al final, el dragón Smaug el Dorado resultó muerto y Thorin II tomó posesión del reino que le pertenecía por derecho, aunque su gobierno fuera breve. A continuación vino la Batalla de los Cinco Ejércitos en la que orcos, lobos y murciélagos lucharon contra enanos, elfos, hombres y águilas. Y, si bien las legiones de orcos fueron destruidas, Thorin también perdió la vida.
Éste no fue, sin embargo, el final del linaje de Durin, porque Dáin Pie de Hierro había acudido a la Batalla de los Cinco Ejércitos con quinientos guerreros de las Colinas de Hierro y era el heredero legal de Thorin, al ser, al igual que éste, bisnieto de Dáin I. Así Dáin Pie de Hierro se convirtió en Dáin II y gobernó con sabiduría hasta los últimos días de la Guerra del Anillo, cuando cayó luchando junto al rey Brand de Valle ante las puertas del Reino bajo la Montaña.

Pero este reino enano resistió el ataque de los siervos de Sauron y el heredero de Dáin, Thorin III, a quien también se llamaba Thorin Yelmo de Piedra, gobernó largo tiempo y prósperamente hasta bien entrada la Cuarta Edad del Sol.
El Reino bajo la Montaña no fue el último y único hogar del pueblo de Durin en la Cuarta Edad. Otro noble enano, descendiente de Borin, hermano de Dáin I, fundó un reino enano al comienzo de la Cuarta Edad, después de la Guerra del Anillo. Este enano era Gimli, hijo de Glóin; ganó justa fama en la guerra y fue uno de los miembros de la Comunidad que se eligió para la Misión del Anillo. Al final de la guerra, Gimli llevó a muchos enanos del Reino bajo la Montaña a las maravillosas cavernas del Abismo de Helm y todos lo reconocieron señor de Aglarond, las “cavernas centelleantes”.

Gimli, el amigo de los elfos, gobernó Aglarond durante más de un siglo, pero a la muerte del rey Elessar dejó el gobierno en manos de otros y se fue al reino de su gran amigo Legolas, el Señor elfo de Ithilien. Allí, Gimli se embarcó en una nave élfica y con su compañero navegó por encima del Gran Mar hacia las Tierras Imperecederas.
Eso es lo último que las historias de la Tierra Media cuentan sobre los enanos.

Los enanos eran mineros, albañiles, artesanos del metal y los más maravillosos artesanos de la piedra. Estaban bien preparados para los trabajos artesanales de Aulë, quien había dado forma a las montañas, ya que eran fuertes y duros, aunque no altos, pues sólo medían entre un metro y veinte y uno y medio de estatura. Como sus fatigas iban a ser muchas, se les concedió una esperanza de vida en torno a los dos siglos y medio, ya que eran mortales; también podían encontrar la muerte en el combate. Aulë hizo a los enanos muy sabios en el conocimiento de sus técnicas artesanales y les dio un idioma propio, el khuzdul. En este idioma, Aulë era Mahal y los enanos los khazâd, pero era un idioma secreto que nadie que no fuera enano conocía, aparte de unas pocas palabras, y que ellos protegían celosamente. Los enanos siempre dieron las gracias a Aulë y reconocían que por él adquirieron forma. Pero la verdadera vida se la dio Ilúvatar.

   
  Se cuenta que, cuando Aulë hizo a los enanos, los ocultó a los demás Valar y creyó que tanto ellos como él mismo escapaban al conocimiento de Ilúvatar. Pero Ilúvatar se apercibió de lo hecho por Aulë y juzgó que era un acto sin malicia, por lo que santificó a los enanos. Pero no permitió que esta raza apareciera antes que sus hijos preferidos, los elfos, que debían ser los Primeros Nacidos. Así que, aunque los enanos ya estuvieran completamente acabados, Aulë los cogió y los escondió muy profundo bajo las rocas y en esa oscuridad durmieron los Siete Padres de los enanos durante muchas edades antes de que volvieran a iluminarse las estrellas y se acercara el Tiempo del Despertar.
Fue así que los elfos despertaron en Cuiviénen en el este, en la Primera Edad de las Estrellas. En los años que siguieron, los Siete Padres de los enanos despertaron y su cámara de piedra se abrió y se alzaron y quedaron maravillados.

Se dice que cada uno de estos Siete Padres construyó una gran mansión bajo las montañas de la Tierra Media, pero las historias élficas de estos primeros días sólo hablan de tres. Eran los reinos enanos llamados Belegost y Nogrod en las Montañas Azules, y Khazad-dûm en las Montañas Nubladas. La historia de Khazad-dûm es la más larga porque ésta era la casa del Primer Padre, llamado Durin I o Durin el Inmortal. Durante la Edad de las Estrellas, los enanos de Belegost y Nogrod fueron una bendición para los elfos de Beleriand, porque fueron al reino de los elfos grises con armas y herramientas de acero y mostraron gran habilidad en el trabajo de la piedra. Y, aunque los elfos grises no conocían previamente a aquella raza, a la que encontraban poco agraciada, y a la que llamaron los naugrim, el “pueblo menguado”, pronto comprendieron que los enanos eran diestros en las artesanías de Aulë, y por eso los llamaron gonnhirrim, “maestros de la piedra”. Hubo mucho comercio entre elfos y enanos, y ambos pueblos prosperaron.

En las Edades de las Estrellas, los enanos de las Montañas Azules dieron forma al mejor acero que nunca había visto el mundo. En Belegost (que también recibía los nombres de Gabilgathol y Mickleburgo) se hizo por primera vez la famosa cota de malla enana, hecha de anillos engarzados, mientras que en Nogrod (que también se llamaba Tumunzahar y Morada Hueca) vivió Telchar, el mayor herrero enano de todos los tiempos. En aquella época, los enanos forjaban las armas de los sindar y construyeron para los elfos grises del rey Thingol su ciudadela de Menegroth, las Mil Cavernas, que tuvo fama de ser la más hermosa de las mansiones de la Tierra Media.

La Guerra de las Joyas estalló en la Primera Edad del Sol, y en ella la mayoría de los enanos lucharon al lado de los elfos contra los siervos de Morgoth. De todos los enanos de esa época, el rey Azaghâl, Señor de Belegost, fue el más famoso. En la Batalla de las Lágrimas Innumerables sólo los enanos resistieron las llamaradas del fuego de los dragones, porque eran una raza de herreros, acostumbrados a las altas temperaturas, y en sus yelmos llevaban máscaras de acero que les protegían los rostros de las llamas.
Pero no todos los hechos de los enanos en esa edad fueron dignos de elogio. Porque, según se cuenta, los enanos de Nogrod codiciaban el Silmaril y para conseguirlo asesinaron al rey Thingol y saquearon Menegroth.

A partir de finales de la Primera Edad del Sol, las historias de elfos y hombres que hablan de los enanos se refieren principalmente a aquellos del linaje de Durin que vivían en Khazad-dûm. Cuando llegó la destrucción de Beleriand con la Guerra de la Ira, las mansiones de Belegost y Nogrod se derrumbaron y desaparecieron. Los enanos de estos reinos fueron a las Montañas Nubladas en la Segunda Edad e hicieron que Khazad-dûm, la más grande mansión de los enanos en la Tierra Media, fuera aún más grande. En la Segunda Edad muchos de los elfos noldor de Lindon entraron en Eregion, cerca de la Puerta Occidental de Khazad-dûm, y fundaron un reino para poder comerciar con los enanos y conseguir mithril, el metal precioso que allí se encontraba en abundancia. Estos elfos eran los Gwaith-i-Mírdain, que más tarde se llamaron a sí mismos Herreros elfos. Gracias a la sabiduría de estos elfos y al engaño de Sauron, se forjaron en este lugar los Anillos de Poder. Y, aunque siete de estos Anillos fueron entregados a los enanos, no se vieron arrastrados a las terribles guerras que se sucedieron hasta el final de la Segunda Edad. En Khazad-dûm, los enanos cerraron las puertas de sus mansiones a los problemas del mundo. Nadie podía forzar la entrada en su reino, pero a partir de entonces se pensó que era un reino aislado y tenebroso y por eso Khazad-dûm fue rebautizado como Moria.

Así los enanos del linaje de Durin llegaron a la Tercera Edad del Sol, aunque para entonces sus mejores días ya habían pasado y el pueblo enano había comenzado a menguar. Pero Moria se mantuvo durante cinco Edades de las Estrellas y tres Edades del Sol, y hasta el siglo veinte de la Tercera Edad seguía siendo rica y orgullosa. Pero en el año 1980, siendo rey Durin VI, los mineros enanos excavaron demasiado hondo bajo las montañas y liberaron a un gran demonio. Se trataba de uno de los balrogs de Morgoth, quien avanzó furioso y mató a Durin VI y a su hijo Náin y expulsó a los enanos de Moria para siempre.

Historia de los Hobbits

Historia de los Hobbits

Esta Gente Pequeña de la Comarca demostró ser el enemigo más peligroso de Sauron en la Guerra del Anillo. Se llamaban Hobbits (kuduk en su propia lengua). No eran belicosos ni sabían de magia; la pura casualidad los implicó en la Guerra del Anillo: uno de ellos, Bilbo Bolsón, halló el Anillo Regente que Sauron buscaba. Al principio, Sauron no supo ni qué era un Hobbit ni dónde podía encontrarlo. Más pequeños que los Enanos, ágiles y con pies peludos sin zapatos, los Hobbits eran capaces de desaparecer sin el más mínimo ruido.

Esto lo hacían servir para eludir a las otras razas. En tiempos remotos habían morado junto al curso superior del Anduin, entre las Montañas Nubladas y el Gran Bosqueverde; después fueron hacia el oeste evadiendo los peligros crecientes. Primero llegaron a Bree (por 1300 T.E.) y, trescientos años más tarde, se estalecieron en las tierras de praderas y colinas al oeste del Baranduin que el Rey Arvedui II de Arthedain les cedió. Cumplieron fielmente con las pequeñas tareas que el Rey les había impuesto (el cuidado de los caminos y puentes), y lo hicieron así mismo cuando el Reino de Arthedain dejó de existir. Las tres ramas, Albos, Pelosos y Fuertes, se convirtieron en un solo pueblo de pequeños granjeros, jardineros y artesanos. Entre los Albos hubo algunos espíritus más inquietos, especialmente en las familias Tuk y Brandigarno, pero por lo demás todos los Hobbits tendían, casi sin excepción, a un tipo de vida sedentaria y placentera, sin más interés que la comida, la bebida y las cuestiones familiares. La solidaridad entre la parentela era muy fuerte y la complicada etiqueta de las relaciones entre familiares solucionaba muchas situaciones que, en otros países, ocupa a juristas, jueces y funcionarios. El conocimiento genealógico era la única ciencia que los Hobbits deseaban estudiar.

En la Comarca no existía un verdadero gobierno. El cargo de Thain y Capitán de Acantonamiento, hereditario en la familia Tuk, no era importante en las largas épocas de paz. El Alcalde de Cavada Grande tenía el mando sobre los doce Oficiales y un número más grande de Fronteros. Además, se ocupaba del servicio de correos, que jugaba un papel trascendental en la vida de los Hobbits; intercambiaban cantidades de cartas, felicitaciones e invitaciones a banquetes. No eran conscientes de que su pacífica vida sólo se debía en parte a su autocomplacencia, porque eran los Dúnedain, los que protegían la Comarca contra los peligros del exterior. Rara vez se encontraban con Enanos o Elfos que atravesaban la Comarca.

Según viejas costumbres, las viviendas de los Hobbits no eran casas sino Smials, grandes túneles ramificados, construidos bajo las colinas. En ocasiones también edificaban casas bajas y alargadas, de madera o piedra, sobre terreno llano. Tanto las casas como los Smials tenían algo en común: las puertas y ventanas eran redondas.

La aportación más importante de los Hobbits a la civilización de la Tierra Media era la Hierba para Pipa, que sólo se conocía en la Comarca y en Bree hasta la Guerra del Anillo. Parece que, en todas las Edades, la lengua de los Hobbits era la de los pueblos de los Hombres que vivían más cerca de ellos. Durante la época de la Guerra del Anillo era una versión rústica del Oestron, que a oídos de los habitantes de Minas Tirith tenía un sonido divertido y tosco. Había algunas palabras que estaban emparentadas con la lengua de los Rohirrim. Una de ellas era la correspondiente a Hobbít, que significaba originalmente “morador de cuevas”. Los otros pueblos llamaban a los Hobbits “Medianos”, a causa de su baja estatura (no llegaban a un metro veinte), o Periannath (Sindarin).

Para escribir usaban las Cirth y contaban los años de acuerdo con su Calendario de la Comarca (C.C), que comienza con el año 1601 de la Tervera Edad como el año 1 después de la colonización de la Comarca. El Calendario de la Comarca era una variación del Cómputo de los Senescales que se utilizaba normalmente en Gondor.

Albos

Los Albos, la menos numerosa de las tres ramas de Hobbits, vivían más al norte, en el valle del Anduin, y marcharon hacia occidente por el año 1150 T.E. Atravesaron las Montañas Nubladas al norte de Rivendel y siguieron el curso del Fontegrís hacia el sudoeste hasta la región de las Colinas de los vientos. Los Albos eran algo más altos, delgados y pálidos que los otros Hobbits. Preferían la caza y la vida en los bosques a la agricultura. Por lo general, no evitaban relacionarse con los Elfos. Los Hobbits más aventureros y menos sedentarios procedían de familias como los Tuk y los Brandigamo, en los que podía descubrirse la influencia del fuerte carácter Albo.

Fuertes

Vivieron a orillas del Anduin y marcharon en 1150 T.E. hacia el oeste por el Paso del Cuerno Rojo; una parte llegó hasta el ángulo entre los ríos Fontegrís y Sonorona; la otra, hasta Dunland a la altura de Tharbad. En 1356, unos cuantos regresaron a las tierras del Anduin cerca de la confluencia del Gladio. Se desconoce lo que fue de ellos después; en la época de la Guerra del Anillo ya no moraban allí. (Gollum descendía de este grupo.) En 1630 T.E., la mayoría se trasladó de Dunland hacia el noroeste y se reunió con los otros Hobbits en la Comarca. Allí se establecieron en el Marjal junto al Baranduin. (El granjero Maggot era uno de ellos.) Los Fuertes eran de constitución más fuerte y ancha que los demás Hobbits. Solían vivir con preferencia en las llanuras y junto a las orillas de los ríos. Sentían menos temor por relacionarse con los Hombres.

Pelosos

La rama de los Hobbits más numerosa y representativa que había morado en las laderas orientales de la Montañas Nubladas. Fue la primera en emigrar a Eriador alrededor de 1050 T.E. Estos Hobbits eran de piel oscura, cuerpo menudo y cara lampiña; solían ser más sedentarios que las otras especies y preferían las tierras altas y las laderas de las colinas. Eran hábiles artesanos y habían tenido mucha relación con los Enanos en tiempos remotos.

Historia de los Istari en la Tierra Media

Historia de los Istari en la Tierra Media

Después de la derrota de Sauron, la tierra media vivió momentos de paz y prosperidad. En aquel entonces, Sauron había aprendido de los Elfos la técnica para fabricar anillos mágicos, pero aprovechándose de la buena voluntad de sus maestros, fabricó el Anillo Único, donde depositó gran parte de su poder.

Este anillo le permitía, entre otras cosas, controlar a los poseedores del resto de los grandes anillos. Así lo dice el verso.

Tres anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo.
Siete para los Señores Enanos en casas de piedra.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en laTierra de Mordor donde se extienden las Sombras.

Los nueve anillos de los hombres fueron corrompidos, y sus portadores, alguna vez grandes reyes poderosos y amados, se convirtieron en espectros del anillo: seres inmortales, con el corazón vacío, más cerca del mundo de los espíritus que del de los hombres. Los Nazgûl.

Durante la última gran batalla, y apoyado por el gran concilio de todas las razas, Isildur logró arrancar el anillo de la mano de Sauron. Con esto, el amo de la sombra se recogió derrotado, esperando una nueva oportunidad. El anillo se perdió, y nadie pensó en él hasta que fue demasiado tarde.

Al final de la tercera edad, la sombra se tiende de nuevo. Sauron ha recuperado en parte su fuerza, y busca el Anillo Único, pues sabe que con él no tendrá oposición. Pero duda: Si alguien descubre y destruye el Anillo Único, todo su poder se disolverá en la nada.

Los pueblos de la Tierra Media se encuentran desunidos. Los seguidores de Sauron han continuado el trabajo preparando el camino a su amo. Los Valar lo saben, y temen por las criaturas de la Tierra. Por eso, han enviado a 5 Maias, con poder similar al de Sauron, a ayudar a los habitantes de la Tierra Media. Pero han recibido la orden de no demostrar jamás su naturaleza, y de no enfrentarse a Sauron en igualdad de condiciones. En cambio, deben encauzar a los grandes señores de todos los pueblos para que sean estos los que derroten al Señor Oscuro.

Al llegar, los Maias fueron conocidos como Istari, los magos, y se separaron para llegar a todos los confines de la Tierra Media. Cada uno logró una especialización (Gandalf conoce todo sobre anillos mágicos, Saruman es el experto en Palantiri…), y trabajan por separado para conseguir el mayor número de adeptos posibles.

Los métodos de cada Istari (Alatar, Gandalf, Pallando, Radagast y Saruman) son diferentes, pero ellos saben que no pueden competir entre sí eternamente. Deben enfrentar a Sauron. Por eso, cada mago intenta reclutar el mayor número de fuerzas antes del gran concilio, durante el cual, los pueblos de la Tierra Media decidirán a cual mago seguir para enfrentarse a Sauron.

Alatar

Alatar, el mayor de los dos “Magos Azules” (Ithryn Luin), es un brillante y agresivo emisario de Valinor (Pallando, en su tiempo amigo y compañero, es un Istar menor). El Vala Oromë escogió a Alatar para que viajara hasta las tierras que vieron nacer a los Elfos y a los Hombres, lo mismo que había hecho el Cazador en la Primera Edad. Por tanto, su interés se centró al este de la Tierra Media, aunque al igual que Saruman, tenía visones de grandeza.

Alatar albergaba un poder bastante considerable. Es el tercero en la jerarquía de los Istari (detrás de Saruman y Gandalf) y, al igual que su algo mayor hermano, el Mago Azul está al mismo nivel que Sauron. Ningún Maia está mejor considerado entre el pueblo de Oromë.

La personalidad de Alatar está en consonancia con su origen como sirviente del Cazador. Es ágil y monta excepcionalmente bien, disfrutando con la vida en la naturaleza. No hay lstari que pueda rivalizar con él en poderío físico. Los tonos fríos del cielo y de los ricos paisajes -azules y verdes- dan color a su túnica, y el arco largo de los Elfos es su arma preferida. Cuando viaja prefiere la calma del bosque y la compañía de los árboles.

Alatar tiene una estatura de 1’98 y un porte elegante. Su larga túnica azul con capucha brilla bajo la luz de la luna, con los bordes color verde oscuro que sugieren la comodidad de un acogedor musgo bajo un cálido día de verano. Como no podía ser de otra manera y de acuerdo con la apariencia escogida por su orden, Alatar aparece como un anciano; aunque el brillo de sus ojos, la fuerza de su voz y la facilidad de movimientos delatan su condición intemporal de Maia. Camina erguido, al contrario que Gandalf, puesto que prefiere eludir las cargas mundanas en favor de sus propios proyectos.

El destino de Alatar en la Tierra Media se asemeja al del resto de sus hermanos, si exceptuamos a Gandalf. Vinculado a la tierra y preso de su cuerpo sucumbió a las debilidades de la carne: el deseo y el miedo, la euforia y el cansancio, el orgullo y la envidia. Su historia es la ya conocida: sus objetivos fueron cambiando gradualmente y se fue enamorando del poder. Alatar abandonó su sometimiento al Juramento de no usar el poder a excepción de para combatir el poder y restaurar el Equilibrio de las Cosas, y se dedicó a perseguir sus propios fines. Sus maquinaciones amenazaban el Equilibrio que se le había encomendado proteger; su reino en el este crecía en fuerza mientras esperaba que el imperio del Señor de los Anillos se desvaneciera

Pallando

Pallando, el menor de los dos “Magos Azules” (lthm Luin), fue enviado a Endor a petición de Alatar. Como siervo de Námo (Mandos) y Nienna, conoce bastante bien las sendas del dolor y de la muerte y comprende los problemas del alma. Alatar le quería como compañero por su amistad con él y porque Pallando era conocido por ser un gran viajero. A pesar de todo, con el tiempo los dos se separaron.

Pallando tiene una estatura de 1’96 y camina con un paso poderoso e infatigable. Tiene ojos color añil y el pelo negro. Al igual que Gandalf, Pallando realiza constantes y largos viajes, pero al contrario que el Peregrino Gris, el menor de los Magos Azules suele alejarse de su misión y asentarse junto a aquellos que siguen sus palabras.

La palabra de Pallando a veces se vuelve bastante terrorífica pues, por pertenecer al pueblo de Námo, es capaz de tratar con la muerte y la oscuridad. Esto le permitió ser elegido entre los lstari aunque también provocó su caída. A medida que el dominio de Sauron disminuía en el Este con el paso de la Tercera Edad, la presencia de Pallando crecía. Curiosamente, fue Alatar el que se convirtió en su principal rival.

Radagast

El escogido en último lugar para realizar el viaje a Endor, es el más débil de los cinco Istari. Yavanna le eligió como guardián de los Olvar (Plantas), confiando en que el Mago Pardo cuidara de ciertos intereses que se podrían escapar a la atención de los otros Istari.

Desgraciadamente, Radagast se encuentra tan comprometido por esta obligación que se centra demasiado en los Olvar y los Kelvar más pequeños. Su sed de conocimiento de las plantas y los animales le fueron apartando cada vez más y más de su camino. Enamorado de las tierras vírgenes de la Tierra Media perdió de vista su misión. Lo único que hizo fue asentarse en Rhosgobel atendiendo las flores, vigilando los árboles y las criaturas del Valle del Anduin y el bosque circundante, y cuidando de los pájaros. Radagast consideraba a las aves como sus compañeras preferidas.

A petición de Yavanna, Saruman tomó de mala gana a Radagast como su compañero. Esto no anunciaba nada bueno; desde el principio, el jefe de los Istari nunca tuvo en muy alta consideración a su compatriota. El Mago Blanco fue el primer Istari en poner pie en Endor y, aunque Radagast pronto se le unió, Saruman no hace alusión a la llegada del Mago Pardo. Posteriormente, cuando el propio Saruman cae en desgracia y abandona su embajada, comienza a usar a Radagast para sus propios intereses. El inocente Radagast le fue de mucha ayuda.

Aunque aparentemente despreocupado con la política y asuntos de la gente que habla, Radagast permanece fiel a su herencia. Su fracaso no se debe a una búsqueda de poder o una excesiva codicia; más bien, a sus pasiones bien intencionadas surgidas de su forma adoptada que le incitaron a relacionarse y con el tiempo a entregarse a las “criaturas menores”. A medida que crece su amor por los Olvar y los Kelvar menores, el Mago Pardo se retira de los dramas y las dificultades que se desarrollan alrededor de él, pasando más y más tiempo en Rhosgobel. Cada vez se vuelve más ingenuo.

No obstante, Radagast cumple un buen papel. Su vigilancia en la parte occidental del Bosque Negro ayudó a contener el avance del Mal desde Dol Guldur, y las advertencias a sus amigos (las criaturas) extendieron las noticias de la inminente Guerra del Anillo y sirvieron para liberar a Gandalf de su encarcelamiento en Orthanc.

Radagast tiene finos cabellos castaños y, aunque con una estatura de 1’93, camina de forma curiosa, bastante encorvado. Su jovialidad, aparente sencillez y sus preocupaciones tranquilas y hogareñas ocultan en parte su verdadera fuerza. Como Mago, es un experto en las sombras y los colores, y sabe mucho de cómo manipular a las plantas y criaturas. Radagast puede llegar a ser un temible adversario, a pesar de sus debilidades

Gandalf

Un Mago con muchos nombres en numerosos países: “Mithrandir entre los Elfos, Tharkún para los Enanos; Olórin era en mi juventud en el Oeste que nadie recuerda, Incánus en el Sur, Gandalf en el Norte; al Este nunca voy.” Gandalf es el ángel bueno que vigila las aventuras de los Hobbits, que impulsa sus viajes a Erebor y al Monte del Destino y que más contribuye en favor de un final feliz. Llegado a la Tierra Media por el año 1 000 T.E. -ya era viejo entonces-, se dedicó a caminar durante dos mil años por todo el continente; iba a pie, apoyándose en un cayado (por ello Gandalf, nórdico antiguo “Elfo de Vara”, un nombre derivado de los Edda de Antaño); se mostraba poco aparente en su manto gris y su hogar estaba en todas partes y en ningún lugar. El poder y las riquezas no le interesaban, pero sabía apreciar una buena comida; lo conocían en todas las posadas. Fumaba haciendo anillos oscilantes con el humo de su pipa, y sus soberbios fuegos artificiales deleitaban a los niños. Muy pocos sabían, como Círdan y Galadriel, quién era en realidad, aunque llamaba la atención el hecho de que casi no hubiera envejecido en todos estos años.

El Maia Olórin (del Quenya olos, “sueño, visión”) había vivido mucho tiempo en los jardines de Lórien en Valinor, donde se sintió muy unido a Nienna. Aceptó la misión de ir a la Tierra Media como emisario de los Valar, porque era el deseo de Manwë y Varda, aunque no sentía ningún entusiasmo y temía a Sauron. A pesar de ello se convirtió en el más poderoso rival del Rey Brujo en la Tierra Media.

Primero siguió la orden de apoyar a los pueblos de la Tierra Media con consejos y ánimos, sin ejercer ningún poder propio. Con el tiempo fue adoptando un papel cada vez más activo, al igual que Saruman, su cofrade y rival en el Concilio Blanco. Después de su muerte en combate con un Balrog sobre el Puente de Moria, el Mago retornó de forma inesperada al mundo de los vivos y apareció transformado en Gandalf “el Blanco”. A partir de entonces se presentó abiertamente como Autoridad de la Alianza contra Sauron: intervenía en las batallas como un terrorífico Caballero Blanco y sabía guiar las decisiones de los poderosos según sus deseos.

Tras el fin de la Guerra del Anillo reveló que había sido el Portador del Anillo Rojo Narya durante todo este tiempo. Entonces marchó a los Puertos Grises y, con los otros Portadores de los Anillos, navegó en el Barco Élfico hasta el Oeste Lejano. Gracias a él, la hierba para pipa se introdujo por fin en Valinor.

Saruman

El primero de los Magos que aparecieron en la Tierra Media hacia el año 1000 T.E., en apariencia el Primero y más Erudito de su orden.Vestía siempre largas túnicas blancas, por lo que le llamaron Saruman el Blanco, y moderaba con lengua escurridiza las sesiones del Concilio Blanco. Trató principalmente con los Hombres de Gondor, pero también con los pueblos del este, por donde había viajado mucho. De los Rohirrim recibió más tarde el nombre de Saruman; contiene el elemento Anglosajón searu, saru, Habilidad, Capacidad, aparentemente en correspondencia al Sindarin Curunír, así lo llamaron los Elfos. En Gondor, donde había investigado en los archivos durante tiempo, era muy respetado; por este motivo el Senescal Beren le cedió Orthanc como sede (2759 T.E.). Durante mucho tiempo fue leal a Gondor y Rohan, pero cuando se dio cuenta de que la búsqueda del Anillo Regente iba en serio, siguió sus propios intereses entre los dos frentes. Reforzó Isengard, instaló grandes herrerías subterráneas y tomó a su servicio Orcos y Dunlendinos. Con la esperanza de ser el primero en encontrar el Anillo hizo registrar los Campos Gladios. Hubo algunos altercados entre las tropas de batidores de Isengard y las de Mordor. En el Concilio Blanco afirmó que el Anillo había sido arrastrado al mar. Cuando osó mirar el Palantír de Orthanc cayó bajo el influjo de Sauron que poseía la piedra de Minas lthil. Esperó siempre poder adueñarse del Anillo, aunque para dirigir la marcha de los acontecimientos estaba dispuesto, si era necesario, a hacerlo también como aliado y vasallo de Sauron. Era un Mago progresista que odiaba la situación arcaica y feudal de la Tierra Media; aspiraba a una especie de industrialización que en la Comarca sólo llegó a realizar parcialmente porque los atrasados Hobbit no colaboraron. En todo esto estaba de acuerdo con Sauron; sin embargo, Saruman tenía un carácter débil, era un personaje negado por torcidos caminos a político reformista y no poseía el fuego satánico del Señor Oscuro.

Tras su derrota en la guerra contra Rohan fue expulsado por Gandalf de la orden de los Istari y su vara mágica destruida. Cuando también fracasaron sus planes en la Comarca (donde había colocado sólo personal de tercera clase), Lengua de Serpiente, su servidor frustado, lo degolló. Naturalmente Saruman no era un mortal que pudiera matarse de esta manera, era el Mila Curumo, que había pertenecido al séquito de Aulë; a pesar de todo, perdió su envoltura terrestre y su espíritu ya no era bienvenido en Valinor.

1 94 95 96 97 98 421