Historia de los Hombres

Historia de los Hombres

El Segundo Pueblo o los Hijos Menores de llúvatar (Quenya Atani, Sindarin Edain). Los Elfos también los llamaron Hildor, los Seguidores; Apanónar, los Nacidos Después; Engwar, los Enfermizos; Fírimar, los Mortales; así como los Usurpadores, los Forasteros, los Inescrutables, los Malditos, los de Mano Torpe, los Temerosos de la Noche y los Hijos del Sol. En la Tierra Media, ser un “Hombre” significaba algo así como pertenecer a una especie menor o, al menos, sospechosa; por ello no era de extrañar que seres como los Hobbits o Drúedain también fueran Hom- bres. A través del Rey Thingol sabemos lo que un elegante Elfo de la Primera Edad opinaba de los Hombres:”¡ Hombres desdichados, hijos de pequeños señores y reyes de corta vida!” No hubiera aceptado a alguien así ni entre sus mozos de cuadra. Sólo los Hombres de los Tres Pueblos de los Edain (Bëor, Haleth y Hador) que primero llegaron a Beleriand por Ered Luin eran medianamente reconocidos; todos los demás, y sobre todo si eran de piel oscura, nariz chata o piernas curvas, eran sospechosos de estar aliados con Morgoth, incluso de haber sido criados por él como los Orcos.

En la Primera Edad, los Edain prestaron buenos servicios a los Reyes Élficos en las guerras contra Morgoth; y como recompensa se les otorgó como sede la gran Isla de Númenor, casi a la vista de Eressëa y Aman. Los Númenoreanos o Dúnedain eran, según la opinión de los Elfos (o la suya propia), la especie más noble de los Hombres, porque eran los que más habían aprendido de los Elfos e incluso estaban emparentados con ellos a través de la unión de los Dos Linajes. Eran más altos, hermosos, inteligentes y longevos que todos los demás Hombres. Sin embargo no podían negar su parentesco racial con los pueblos de Gondor, Eriador y Rhovanion. Como los Dúnedain tampoco eran muy numerosos ni prolíficos para poblar ellos solos la Tierra Media, empezaron a haber razas mezcladas. Con los que solían estar enemistados eran los pueblos salvajes del sur y del este, en su mayoría de piel oscura, así como los Dunlendinos.

Los Elfos y los Hombres de la Primera y Segunda Edad reflexionaban muchos sobre la diferencia de sus destinos. A causa de estas diferencias y unas explicaciones que no los satisfacían se produjo la catástrofe de Númenor. Según el mito de la creación de los Elfos, la muerte de los Hombres era un “hado” de llúvatar por el que habían de ser envidiados; pero ningún Hombre lo veía así.

Frente a los Elfos, los Hombres como “Hijos del Sol” eran la raza más activa. En la Tercera Edad, los Elfos que no abandonaron definitivamente la Tierra Media se retiraron a las regiones limítrofes. La Cuarta Edad pertenecía por completo al Reino de los Hombres, aunque pronto tampoco habría lugar suficiente para los Hobbits y los Enanos.

Dúnedain

Los dúnedain descienden de los Edain que se establecieron en el reino insular de Númenor durante la Segunda Edad. Sus antepasados númenóreanos fueron los que colonizaron y conquistaron gran parte de la Tierra Media. Cuando se hundió la Isla del Oeste durante la Caída de Númenor, en el año 3319 de la Segunda Edad, sobrevivieron dos grupos: los Númenóreanos Negros y los Fieles Dúnedain. Estos establecieron en Arnor y Gondor, los Reinos en el Exilio. Como todos sus hermanos, tienen trazas de sangre élfica y maia. Hoy en día son un pueblo errante.

Rohirrim

Sindarin “los Señores de los Caballos”: el nombre corriente en Gondor para nombrar a los moradores de Rohan. Ellos mismos se llamaban Eorlingas (“Hijos de Eorl”) y sus enemigos, los Dunlendinos, los denominaban Forgoil (“Cabeza de Paja”). Eran los descendientes de los Éothéod y estaban lejanamente emparentados con los Dúnedain.Vivian en pequeñas aldeas dispersas por todo el país y se dedicaban ante todo a la cría de caballos, además de las otras actividades rurales. La mayoría de los Rohirrim eran altos, rubios y de ojos azules; no entendían demasiado de las artes, oficios y ciencias que se cultivaban en Gondor. Sus caballos eran considerados los mejores de toda la Tierra Media; incluso los negros caballos de los jinetes Negros habían sido robados de Rohan.Temibles eran los Éoreds (escuadrones) de su caballería, que se lanzaban al combate con feroces cánticos en versos rimados. (Sin embargo, las armas procedían normalmente de los herreros de Gondor.)

Los Rohirrim más nobles dominaban el Oestron. Entre ellos empleaban un lenguaje antiguo que estaba vinculado al Adûnaico (y con el idioma de los Hobbits). Esto se indica en la traducción con las palabras y nombres en Inglés Antiguo.

Dunlendinos

Así es como llamaban los Rohirrim a los habitantes de Dunland (en inglés antiguo “Tierra de las Colinas”), una región con algunas arboledas en el sudoeste de las Montañas Nubladas. No sabemos qué nombre se habían puesto ellos mismos, pero seguro que era otro, porque “Dunlendinos” era un insulto con el que los Rohirrim se burlaban de los anteriores habitantes de la parte occidental de Calenardhon, los expulsados de las regiones al este del Isen. Eran Dunlendinos sólo porque habían encontrado provisionalmente refugio en aquella región. Por lo demás esperaban reconquistar los territorios en los que habían vivido antes o, al menos, vengarse de los ladrones de sus tierras a base de incursiones hostiles.

Como no eran numerosos, tenían que esperar la ocasión en que Rohan fuera atacada al mismo tiempo por otro enemigo. Cualquier añado les parecía bien, incluso los Orcos, a los que no les unía ni una relación de parentesco ni una de amistad. Descendían de las antiguas razas de Hombres que los Númenóreanos habían echado de Enedwaith y Minhiriath cuando empezaron a talar los bosques a ambos lados del Agua Gris. En la época de la Guerra del Anillo eran un pueblo de pastores y cazadores, tercos y muy poco influenciados por la civilización de los Reinos Dúnedain, con grandes cuerpos y fuertes de constitución, pero el color de su piel era amarillento y sus cabellos negros, por lo que las razas más nobles los miraban con despecho. Los Hombres de las tierras de Bree y de los valles meridionales de las Montañas Blancas estaban emparentados con ellos. Hablaban el Oestron medianamente, pero seguían manteniéndose fieles a su lengua, que los Rohirrirn no entendían.

En los ataques a Rohan, los Dunlendinos casi siempre llegaban a la región por los Vados del Isen y, algunas veces, por la fortaleza de Angrenost. Allí, la pequeña guarnición Gondor se había mezclado con los Dunlendinos y les concedían paso y apoyo secreto. En el año 2758 TE. estuvieron muy cerca de la victoria. Sitiaron al Rey Helm Manomartillo en Cuernavilla y conquistaron Edoras.Wulf, que los conducía, se proclamó rey, pero un año más tarde fue vencido y muerto por Fréalaf, sobrino de Helm. En la guerra entre Isengard y Rohan, Saruman no tuvo que esforzarse mucho para obtener el apoyo de los Dunlendinos. Mostraron ser valientes luchadores, pero inferiores a los Rohirrim en armamento y disciplina. La relación entre los dos pueblos no mejoró con la derrota de los Dunlendinos en la Batalla de Cuernavilla.

Corsarios

Los corsarios son descendientes de los rebeldes dúnedain que huyeron de Gondor tras la Lucha entre Parientes de los años 1432-1447 de la Tercera Edad. La mayoría se establecieron en Umbar en el año 1447 de la Tercera Edad y comenzaron una larga lucha por el poder contra los más fuertes haradrim y númenóreanos negros. Desde entonces, el cruce limitado con los habitantes originales ha dado lugar a un grupo étnico distinto, aunque sus raíces dúnedain siguen siendo fuertes. Desean reclamar Gondor como suyo.

Beórnidas

Llamados también Beijabar o Bajaebgahar, este grupo disperso de hombres de gran tamaño tiene un origen confuso. Son una raza nórdica relacionada con los Hombres de los Bosques, los Hombres del Lago y los Hombres de Valle en Rhovanion, aunque aparentemente se distanciaron en tiempos pretéritos, probablemente antes de las migraciones de los nórdicos fuera de Eriador. Son pocos en número, y algunos los distinguen como un clan más que como un pueblo en sí. Sin embargo, culturalmente, y también físicamente hasta cierto punto, son únicos.

  Númenoreáno Negro 

El término Númenóreano Negro (S. ‘Mornúmenedain”) se emplea para identificar a los hombres de raza dúnadan que descienden de los colonos y conquistadores númenóreanos “Infieles” que llegaron a la Tierra Media a mediados y finales de la Segunda Edad. Estos Infieles habían roto con los elfos y los valar que les legaron el reino insular de Númenor a comienzos de la Segunda Edad, y muchos adoraban a sus propios ídolos y rendían homenaje al Señor Oscuro Sauron. Poco a poco, los Infieles tomaron el poder en Númenor y sus colonias, la mayor de las cuales se centraba alrededor de los Puertos de Umbar. Cuando Eru destruyó Númenor en el año 3319 de la Segunda Edad, muchos Infieles sobrevivieron en sus refugios de la Tierra Media.

Por ello, los númenóreanos negros son muy parecidos en sus rasgos físicos y culturales a los dúnedain. Tras siglos de desarrollo por separado han tenido lugar algunos cambios, pero ambos grupos han intentado permanecer relativamente puros y fieles a sus orígenes.

Drúedain

(También llamados Woses) Sólo su alegre risa, que contagiaba a todos, ofrecía la seguridad de que no eran Orcos. Por lo demás no tenían buen aspecto; con una estatura que casi no alcanzaba los cuatro pies, tenían un cuerpo muy fuerte y desarrollado, rostros hinchados, narices chatas, ojos negros como el carbón y amplias bocas. No gozaban de muy buena fama entre sus vecinos. Corría la voz de que eran expertos en todo tipo de hechizos y disparaban por la espalda con flechas envenenadas. Los Rohirrim consideraban a los Drúedain unos “Salvajes” (Wasa) y, en ocasiones, los acosaban como a animales.

Ellos mismos se llamaban Drúg o Drûchu, lo que en Sindarin se tradujo por Drû (plural Drúath o Drúin). Como en ocasiones podía resultar fácil olvidar que eran Hombres (Edain), sus amigos insistían en que se les llamara Drúedaín. En la Primera Edad habían cruzado ya el Anduin y entrado en el Oeste donde se establecieron en las Montañas Blancas. Una parte de ellos continuó hacia Beleriand y se unió a los Haladin (con los que no estaban emparentados) en Brethil. En todo caso, siempre mantuvieron una identidad propia. Siguieron utilizando su propia lengua y no mostraron interés en aprender el arte de la escritura. Desconfiaban de las casas de piedra y de todos los que vivían en ellas; tardaron mucho en cambiar sus herramientas de piedra de fuego por unas metálicas. Al mismo tiempo eran muy hábiles para esculpir figuras en madera y piedra; algunas parecían tener vida, mientras que el aspecto de otras infundía auténtico terror. Estos “Hombres Púkel” que seguramente servían para ahuyentar a los enemigos, eran los que vio Merry en el camino al Sagrario. Los Drúedain podían permanecer sentados, inmóviles, durante días y casi no se les distinguía de sus imágenes de piedra.

En el curso de la Segunda Edad habían sido expulsados de los valles por los pueblos de Gondor. Durante la Guerra del Anillo, ya sólo algunas pocas familias vivían en zonas de difícil acceso como el Bosque Drúadan y Drúwaith laur. Allí estaban protegidos de los todos los enemigos, se movían por el bosque como por su casa, podían seguir un rastro con la nariz y conocían las propiedades de todas las plantas y hierbas. Además parecían tener visiones proféticas.

Nunca habían servido a Morgoth o Sauron y odiaban a los Orcos con tanta rabia que algunos sabios creyeron en la existencia de un juramento de venganza entre pueblos que anteriormente debieron de estar emparentados.

Haradrim

Este es un nombre genérico que sirve para describir a los pueblos que habitan los grandes territorios áridos y semiáridos al sur de Harondor y Mordor, la tierra llamada Harad. Al ser una tierra abrupta y descuidada, la mayor parte de la población reside en las costas, junto a los ríos y en las bahías; sin embargo, en Harad la auténtica zona desértica es pequeña y hay grupos esparcidos que vagan o se establecen por toda la región. A los haradrim (S. ‘Hombres del sur’) se les llama también ‘sureños’ o ‘haradwaith’ (un término que se usa también para identificar su tierra).

Eriadorianos

Esta es una etiqueta genérica utilizada para identificar al pueblo rural de Eriador, los hombres comunes que habitan en las tierras que antaño comprendían el reino de Arnor. Los eriadorianos tienen algo de sangre dunlendina, nórdica y dúnadan. Se parecen bastante a los habitantes rurales de Gondor, aunque los gondorianos rurales se parecen algo a los haradrim.

Variags

Los variags viven en la región de Khand, una meseta semidesértica que se encuentra al sureste de Mordor. Son una raza con identidad propia, pero a menudo se les confunde con los haradrim del Lejano Harad. En realidad, tienen con ellos tanto que ver como con los hombres del este. Brutales y seminómadas, han sido influenciados durante largo tiempo por Mordor y las guerras constantes con sus vecinos.

Lossoth

Sindarin “Horda de las Nieves”: los Hombres de la Nieve que moraban en el Cabo de Forochel al noroeste de la Bahía de Forochel. Eran un resto de los Forodwaith, un pequeño pueblo que desde la Primera Edad se acostumbró a vivir en el crudo frío del Desierto del Norte. “Los Lossoth habitan en la nieve y se dice que son capaces de correr sobre el hielo con huesos sujetos a los pies y que tienen carros sin ruedas.” Con ellos se refugió el rey Arvedui tras su derrota en la Guerra contra Angmar. Construyeron chozas de nieve para el Rey y sus pocos acompañantes y les dieron de comer, aunque no les sobraban los alimentos. No supieron qué hacer con las piedras preciosas que Arvedui les ofreció como indemnización, aunque sí aceptaron el Anillo de Barahir, porque les prometió canjearlo más adelante por cosas que pudieran utizar. Cuando llegó el barco Élfico para recoger a Arvedui, le advirtieron que no subiese a ese “Monstruo Marino”. Podían oler los peligros en el aire. Creían que en invierno el Rey Brujo tenía poder sobre el hielo y el deshielo.

Orientales

Los Hombres que llegaron a Beleriand en la Primera Edad, aunque después de los Tres Pueblos de los Edain, pertenecían a una raza sospechosa: “eran de escasa talla y corpulentos, de brazos largos y fuertes, de piel cetrina o amarillenta, y de cabellos oscuros al igual que los Ojos”. Los Edain evitaban el contacto con ellos. Maedhros, que tomó los Pueblos de Ulfang y Brór a su servicio, fue traicionado por los hijos de Ulfang en la Nirnaeth Arnoediad. Los hijos de Brór siguieron fieles a su lado y murieron por la causa de los Noldor. No todos los Orientales estaban aliados con Mordor; ni todos los que le servían le eran absolutamente leales. Con su ayuda querían conquistar para sí mismos las ricas tierras de Beleriand y tuvieron una gran decepción: les cedió la fría región de Hithlum donde siempre aullaba el viento, nada más. No se ha encontrado ninguna información sobre lo que fue del Pueblo de Brór ni lo que sucedió con los Edain que regresaron de Estolad al este o marcharon al sur. Cuando los Númenóreanos volvieron a la Tierra Media en la Segunda Edad, se encontraron con razas de Hombres, algunas extrañas y otras claramente emparentadas con ellos, Los hombres de Rhovanion asumieron con más facilidad la civilización de los Dúnedain y, desde el reinado de Eldacar en Gondor, fueron considerados casi como iguales por los nobles de descendencia Númenóreana. La migración de este a oeste continuó en la Tercera Edad. No se sabe cuales fueron los motivos reales. (Se supone que Sauron dominaba a su antojo en el Este e instigaba sin parar a las tribus salvajes contra el odiado Reino de Gondor) En Gondor sólo se llamaban “Orientales” a los que procedían de Rhún, es decir, de los territorios geográficamente desconocidos más allá del río Carnen y del Mar de Rhún. Estos pueblos, muy heterogéneos, solían ser belicosos y poco civilizados, pero estaban más cercanamente emparentados con los hombres de Gondor que las razas de Khand y de Harad. Se reproducían muy rápidamente, mientras que los países al Oeste del Anduin sufrían una despoblación crónica. De los momentos más peligrosos para Gondor fueron las avanzadas de los Aurigas y los Balchoth. Los Orientales que lucharon por Sauron en la Guerra del Anillo eran pequeños hombres barbudos con hachas. Mostraron ser muy fuertes y valerosos, y no imploraron clemencia a la hora de la derrota. El Rey Elessar aún tuvo que sostener alguna que otra lucha con ellos en la Cuarta Edad.

Un comentario

  • Crow

    Los hombres surgieron con el Nacimiento del Sol. En la región que los elfos llamaron Hildórien, “la tierra de los seguidores”, en el oriente de la Tierra Media, los hombres abrieron por primera vez los ojos y vieron la nueva luz. A diferencia de los elfos, los hombres eran mortales e, incluso comparados con los enanos, sus vidas eran breves. Pero como raza, los humanos eran tenaces y, aunque morían en gran número, se reproducían con mayor rapidez que cualquier otra raza, a excepción de los orcos. Morgoth llegó a esas tierras y se encontró un pueblo al que podía doblegar con facilidad. Algunos hombres huyeron de su maldad y llegaron a Beleriand y a los reinos de los elfos noldor que aceptaron aliarse con aquellos hombres a los que llamaron edain, los “Segundos Nacidos”. Llegaron más hombres procedentes del este pero éstos últimos demostraron ser poco de fiar porque traicionaron a los elfos ante el Enemigo. Al final de la Primera Edad Morgoth pereció, la tierra de Beleriand se hundió y todos los enemigos que habitaban en ella murieron, así como la mayoría de elfos y edain. Los edain que sobrevivieron se dividieron. Algunos se dirigieron al este con otros de su raza y se los llamó Hombres del Norte, de Rhovanion. Otros edain se dirigieron al sur con los elfos donde se les concedió la isla de Númenor en el Mar Occidental y se los llamó dúnedain o númenóreanos. Se convirtieron en una gran potencia marítima y se hicieron más sabios y fuertes. Su historia en la Segunda Edad fue gloriosa pero, corrompidos por Sauron, declararon la guerra y fueron destruidos. Númenor se hundió en el Mar Occidental. Aunque la mayor parte de los númenóreanos perecieron, hubo algunos que se salvaron del desastre. Entre ellos se hallaban los corruptos númenóreanos negros, que se establecieron en el sur. Pero otros númenóreanos, los más nobles, regresaron a la Tierra Media a bordo de nueve naves; su jefe era Elendil el Alto y con él iban sus dos hijos, Isildur y Anárion. Estos elendili, los Fieles, que pertenecían al verdadero linaje dúnedain, crearon dos poderosos reinos en la Tierra Media: el Reino del Norte, Arnor, y el Reino del Sur, Gondor. La maldad de Sauron volvió a crecer y por ello se creó una Alianza entre elfos y hombres, que combinaba todos los ejércitos de los dúnedain y los elfos. Los hombres eran mandados por Elendil y los elfos por Gil-galad. La Alianza derrotó a las legiones de Sauron aunque en la lucha murieron Gil-galad, Elendil y Anárion, y de los jefes dúnedain sólo quedó Isildur, que fue quien cortó el dedo de Sauron con el Anillo Único y el que envió a su espíritu a vagar sin forma en las regiones más desoladas de la Tierra Media. Así comenzó la Tercera Edad. Tras coger el Anillo Único de la mano de Sauron, Isildur no lo destruyó, y en los primeros años de la Tercera Edad sucedió la tragedia. Los orcos lo mataron y el Anillo permaneció perdido durante un largo período… De los dúnedain que sobrevivieron, quedaron los hijos de Isildur que gobernaron el Reino de Arnor en el Norte, y los hijos de Anárion que gobernaron el Reino meridional de Gondor. Un rey brujo reunió un ejército de orcos, criaturas malignas y hombres malvados, para hacer la guerra contra el Reino septentrional de Arnor, que acabó siendo asolado y tocó a su fin. Sólo una pequeña parte de sus habitantes sobrevivieron y siguieron vagando por sus regiones ahora vacías, por lo que recibieron el nombre de Montaraces del Norte. En el sur se produjo un constante flujo de hombres bárbaros, corrompidos por Sauron. Entonces, los rohirrim (Hombres del Norte), se aliaron con el reino de Gondor para luchar juntos contra Sauron. Al final de la Tercera Edad se libró la Guerra del Anillo, y todos los pueblos tomaron partido en ella, bien por Sauron el “Señor Oscuro”, bien por los dúnedain. Y llegó un Rey único para los dúnedain, el legítimo heredero de Isildur, un hombre muy valiente…