LA ESTRUCTURA DEL MUNDO SEGÚN LOS MAPUCHES

  LA ESTRUCTURA DEL MUNDO SEGÚN LOS MAPUCHES

Por maestro Don Aukanaw

(en “La ciencia secreta de los mapuches”)

Representación teatral de un ritual mapuche difundido por la Universidad de Chile (foto en página web de dicha universidad)

    Como todos los pueblos, los mapuches crearon una cosmovisión, una imagen de la totalidad de lo real. Así aún hoy, la “gente de la tierra” se relaciona con un universo preñado de sentido y sacralidad. Su interpretación mítica de la existencia nace en sus tierras ancestrales, en los suelos de Patagonia. Aquí un texto de el maestro Don Aukanaw, perteneciente a una obra mayor, “La ciencia secreta de los mapuches”.

   

  LA ESTRUCTURA DEL MUNDO SEGÚN LOS MAPUCHES

Por Maestro Don Aukanaw

    Los mapuche tienen una concepción heroica de la vida y de la inmortalidad, bastante similar a la de los pueblos celtas y germanos. Esta concepción es aristocrática, pues está reservada a los jefes políticos religiosos (soberanos o iniciados).
Así, el destino del alma de los fallecidos es el siguiente:

1°) Los héroes: Los guerreros muertos en combate, los ülmen (aristócratas y jefes), los miembros de la clase sacerdotal (en cualquiera de sus jerarquías), los fulminados por el rayo, etc., ascienden a los cielos y allí moran, manifestándose generalmente en las cimas de las montañas y, especialmente, en los volcanes. Para coadyuvar a tal ascensión se los solía enterrar a los ülmen en lugares sagrados, como lo alto de las montañas (sitios más cercanos al cielo), en los pillan-lelfün (ámbito territorial de Nguillatun) o se cremaban para que el fuego los elevara rápidamente trasmutados en humo.
Desde los cielos estos difuntos, transformados en divinidades menores, idénticas a los héroes griegos o germanos, velan por el bienestar de la raza y particularmente por sus poblados (lof). En los cielos combaten a los héroes españoles y con los soldados argentinos. Los antiguos germanos tenían igual concepto con sus ein heriars, guerreros que vivían en el Walhalla y repetían sus combates terrenos.
Los héroes en mapuche se llaman pillan (que no deben confundirse con el poderoso Wenu Pillan, aspecto kratofánico por excelencia de la Divinidad, que los comanda).

    Los pillan, como toda kratofanía, son ambivalentes. Su ira puede dañar a un mapuche del mismo modo que dañan a los winka (no-mapuche). Castigan a los traidores a la raza y a los conversos al cristianismo lanzando sus flechas mágicas productoras de enfermedades sobre los ganados y sobre los hombres.

    Están siempre presentes en todas las batallas de los mapuche que preservan la religión y la tradición y los ayudan a destruir al enemigo con la colaboración de los ngen, que activan fenómenos geológicos y meteorológicos demoledores para el winka invasor.

    El general Kallfükura es un gran pillan que vela por los suyos. Se dice que dentro de poco ha de venir a reunirse con ellos, lo que lo hace merecedor de atenciones sacras.

2°) Los niños: Los que mueren prematuramente tienen un lugar especial en los inframundos y allí aguardan el momento propicio para completar en este mundo el ciclo vital interrumpido.

3°) Las mujeres de los héroes: Ellas siguen el camino de sus compañeros cuando aceptan una muerte heroica y se inmolan en la tumba de su hombre, mueren en el campo de batalla (cumpliendo funciones de apoyo) o son buscadas por el héroe en los inframundos de donde las saca y las lleva a los cielos.

4°) El común: Los que mueren de viejos o a causa del wekufü. Al igual que los cobardes van a parar a alguno de los inframundos, donde llevan una existencia a la inversa de la terrestre: si robaron, serán robados; si calumniaron, serán calumniados.

5°) Variantes: Algunos héroes que no murieron en el campo de batalla, aunque sí en forma heroica (cargada de fuerza), suelen tomar como morada el lugar donde se transmutaron en héroes, ocupando algún objeto propio de este sitio (una roca, por ejemplo). Estos pillan dispensan ayuda a los transeúntes y castigan a los malintencionados. Su veneración se suele confundir, por ser formalmente análoga, con la tributada a los Ngen. Las apachetas les suelen ser características y son mediadores (werken) con divinidades como la Ñuke Mapu (Madre Tierra).

    Estas cinco tipologías suelen tener algunas variaciones en distintas parcialidades mapuche.

    Los mapuche suelen disentir en el número de pisos o mapu de que consta el Cosmos. La más ortodoxa de las versiones es la de 4 superiores y 4 inferiores. Todas las otras son sólo distintos puntos de vista que no contradicen tal esquema. Los hay que cuentan 3 (1 cielo, la Mapu, 1 inframundo); los que cuentan 5 (4 cielos y la Mapu); los que 6 (los 4 cielos, la Mapu, y el inframundo como una unidad); los que 7 (4 cielos, la Mapu y 3 inframundos); los que 8 (los 4 cielos y 4 infiernos, dejando tácita la Mapu; los que 9 (la totalidad del conjunto). Esta discrepancia de puntos de vista particulares suele ser muy común en todas las tradiciones arcaicas. Dice al respecto Guenón: “es común a todas las doctrinas tradicionales la división en tres mundos, pero adquiere formas diversas. En la India misma no hay dos que coincidan externamente, aunque no se contradigan. Estas formas diversas son resultantes de diferentes puntos de vista”.

El viaje del alma mapuche

    Las almas de los muertos comunes siempre van al Oeste, lugar donde el sol pasa al inframundo a través de una abertura o puerta (konweantü). Es la entrada o puerta del sol. Las almas deben recorrer un camino horizontal hacia el Oeste, y una vez llegadas a esta boca o puerta inician su viaje descendente hacia el inframundo (Figs. 1 y 2).
Cuando el sentido de este fenómeno se perdió, junto con el valor del Sol como psicopompo (conductor de almas), recién entonces se comenzó a atribuir el valor de la entrada occidental a objetos concretos y se ubicó en lugar de ella al mismo inframundo.

    Los mapuche orientales ubican la morada de las almas en la cordillera o del otro lado de la misma; los occidentales en las zonas costeras; los de la costa del Pacífico en islas occidentales (como por ejemplo la isla Mocha); los de la isla Mocha en regiones allende el mar. Esta isla es análoga a aquella de la tradición celta llamada Ouesant.

    La cordillera y sus cumbres son espacios sagrados, moradas donde se manifiestan los pillan. Estos seres involucran en el concepto mapuche a los Wenu Mapu Ülmen y a los Wenu Mapu Kona (ciertos seres celestiales) así como a los héroes. Esta circunstancia, que reviste a la cordillera de un carácter sagrado a la vez que funerario, sirvió para aumentar la perplejidad de los mapuche cisandinos; estos últimos ya habían antes confundido los siguientes elementos entre sí: inframundo-entrada occidental-cordillera. A esa confusión sumarán las valencias exclusivas de la cordillera, fusionando la morada de los héroes (sita en la cordillera, y por lo tanto al Oeste) con el inframundo y la entrada occidental.

    El resultado de este proceso es tener localizados en la cordillera, sita en el Oeste, tanto la morada de los héroes como al inframundo con sus wekufü. Con el tiempo se llegará a confundir los pillan con los wekufü (a lo que ayudará la ambivalencia de ambos seres) o a considerar la cordillera y sus volcanes como lugares infernales, en tanto que, en realidad, son lo contrario. Más aumenta esta confusión entre los mapuche neuquinos o rionegrinos que emigraron hacia la costa del Pacífico, huyendo de la guerra del general Roca, conservando su sistema de valores. Allí precisamente es donde el sistema de referencia cosmológico comenzaría a generar las inconsecuencias que hoy día son detectables. Súmese a todo lo anterior la influencia de los misioneros que endosaban a los pillan la categoría de diablos y se verá reforzada la errónea idea de que el infierno está en la cordillera. Algunos mapuche orientales emigrados al otro lado de la cordillera han desplazado los Andes a la isla Mocha o a algún lugar ignoto allende los mares.

 

    Es importante consignar que para el mapuche cisandino surge un problema que no existe para el transandino: el cruce de la cordillera. El alma del cisandino debe subir a la cima de los volcanes en donde hay tendido un puente peligroso que se debe atravesar, pasado el cual con éxito deberán seguir hasta el Pacífico y de allí hasta la “puerta del sol”, donde el barquero infernal los conducirá a través del primer río de los avernos hasta la tierra firme del primer inframundo.

    Los mapuche transandinos aparentemente no necesitan la ascensión andina, pero en algunos casos se dice que sí (¿resabio de cuando los mapuche vivían al este de la cordillera?). El caer del puente peligroso así como el no pagar el peaje al barquero infernal tienen las mismas consecuencias: transformarse en un alma en pena (alue), y estar en consecuencia a merced de los magos negros (kalku), y de los wekufü malignos (wedakewekufü). Esto suele acontecerles a quienes no se les hicieron las ceremonias fúnebres correspondientes.

OBSERVACIONES

    Es de capital importancia para la comprensión de lo expuesto tener en consideración los siguientes puntos:

1) La concepción del Cosmos como una esfera dividida en planos horizontales es sólo un simbolismo espacial de lo que en realidad es la manifestación del Ser Universal.

2) Los distintos planos son un simbolismo, dentro del espacial, de nivel (una transposición analógica en diferentes niveles) de las múltiples modalidades de aquella manifestación.

3) El Cosmos se manifiesta entre dos polos (no manifiestos) uno esencial y otro substancial, entiéndanse estos dos términos en estricto sentido etimológico. En la India se denominan Purusha y Prakriti, en China Tien y Ti, en el judaísmo Chokmah y Binah, en el cristianismo el Santo Espíritu y la Virgen, etc. Precisamente entre esos dos polos se extenderán los distintos niveles horizontales cuyo número es indefinido, pero en la mayor parte de las tradiciones a los efectos representativos sólo se consideran fundamentalmente tres: dos polares y uno ecuatorial. Las variaciones numéricas asignadas por las diversas culturas responden sólo a puntos de vista diferentes, sin que ello implique una contradicción entre ellas.

4) Vale decir que cada uno de los planos horizontales -denominados mundos, cielos, infiernos, planos, esferas, orbes, círculos, etc., no son otra cosa que el dominio en el que se desarrolla un grado o estado de la Existencia Universal o Manifestación cósmica. En todas las tradiciones los “lugares” simbolizan esencialmente estados.

5) Desde el punto de vista microcósmico la esfera es el ser manifestado y los mundos son cada uno de los múltiples estados de manifestación de ese ser.

6) La Mapu es el mundo o nivel del hombre, es el dominio ocupado por el estado individual humano de la Existencia Universal. Por consiguiente la Mapu engloba no sólo al planeta Tierra sino a otros mundos corpóreos y extracorpóreos, a todo lo que los occidentales modernos consideran la realidad: los espacios siderales, galaxias, planetas, etc., más otros aspectos no-ordinarios. Por eso, si fuese efectiva la posibilidad de vida en otros planetas, aquellos seres que ocupen el mismo grado jerárquico que el Hombre serán necesariamente humanos, pero extraterrenos, concordando plenamente en sus analogías funcionales y sin importar las diferencias morfológicas.

7) Se toma el estado humano de la Existencia Universal, o Mapu, como punto de referencia, siendo los “cielos” los estados superiores a él, en tanto que los inframundos corresponden a los que le son inferiores.

8) En una representación gráfica correcta la distancia entre los indefinidos niveles cósmicos es infinitesimal. Cada uno de los planos horizontales intersecciona perpendicularmente el segmento de la recta axial en cada uno de los puntos que la componen. El grosor de cada mundo deberá ser representado por el espesor de un segmento de recta, es decir, del mismo ancho de un punto geométrico.

9) Los cielos y los inframundos corresponden en su totalidad a la Realidad No Ordinaria y la Mapu abarca toda la Realidad Ordinaria así como aspectos No Ordinarios.
Por eso, pretender hallar la entrada a los inframundos en la Realidad Ordinaria es un disparate (y a pesar de ello muchos lo intentan -en otro orden de cosas- respecto de Agartha, la tierra de los inmortales o, la de los bienaventurados, la Tierra pura de Platón, las montañas Merú y Montsalvat, o el mapuche monte Trengtreng, incluso el Paraíso Terrenal bíblico). Lo que no obsta a que estos lugares, o sus moradores, se manifiesten circunstancial y brevemente en la Realidad Ordinaria, hecho que en lengua mapuche se denomina perimontu o perimol, según el carácter positivo o negativo de tal manifestación.

10) Cada uno de los niveles horizontales es en sí mismo análogo a todo el Cosmos, cada uno es una Imago Mundi o microcosmos; en esos pequeños cosmos hallamos también niveles análogos y correspondientes a los del gran Cosmos, y así sucesivamente.
El conjunto será algo así como esas imágenes catóptricas producidas por la reflexión de un objeto situado entre dos espejos cuyos planos reflectantes se hallan enfrentados, y que lo reproducen indefinidamente. O como esas cajas chinas dentro de las cuales siempre se encuentra otra similar pero más pequeña que, a su vez, contiene otra aún más pequeña, y así sucesivamente.
Por eso debe explicitarse a qué sistema se refiere un término determinado, cosa que pocas veces se hace, y ello engendra no pocas confusiones o da lugar a las contradicciones o incoherencias que encuentran los investigadores donde no las hay.

    Lo más habitual es la confusión que hacen entre el Cosmos y el mundo terrestre, cooperando al desconcierto. Un ejemplo bien claro de es lo siguiente. Los astros y planetas se hallan para el mapuche sitos en el segundo cielo (de arriba abajo). Si esto es tomado literalmente, estos cuerpos celestes se hallarían entonces fuera de la “dimensión” (término que usan, impropiamente, algunos medios de divulgación científica) en que vivimos, es decir, fuera de la materia, del tiempo y del espacio, hecho que la simple observación refutaría. O planteado desde otra perspectiva, “si los astros son parte de la Realidad Ordinaria ¿por qué se los asigna al segundo cielo, que pertenece a la Realidad No Ordinaria?”. Esto es fácil de entender si se tiene en cuenta que los astros, como toda cosa, tienen sus aspectos de realidad Ordinario y No Ordinario. El aspecto material u ordinario lo constituyen los planetas visibles y tiene su ubicación en el microcosmos terrestre ocupando su segundo cielo, en tanto que sus aspectos No Ordinarios ocuparán el segundo cielo del Cosmos propiamente dicho. Esta concepción no es ajena al judeocristianismo, puesto que los siete planetas clásicos tienen por realidad No Ordinaria a los siete Arcángeles. Cada planeta en esa tradición tiene un cuerpo, un alma (anima mundi), un espíritu o inteligencia y un demonio. El Sol que penetra a los inframundos y desempeña funciones como psicopompo es el aspecto No Ordinario del astro visible. El alma de Sol, por ejemplo, se llama antü ñi am. (*)

(*) Fuente: Maestro Don Aukanaw, “La estructura del mundo según los mapuches”, texto perteneciente a “La ciencia secreta de los mapuche”, previamente editado en web www.geocities.com/aukanawel.

Conceptos de enfermedad y sanación en la cosmovisión mapuche

Conceptos de enfermedad y sanación en la cosmovisión mapuche e impacto de la cultura occidental#

CONCEPTS OF SICKNESS AND HEALING IN THE MAPUCHE COSMOLOGY AND THE IMPACT OF OCCIDENTAL CULTURE

ALEJANDRO DÍAZ MUJICA*, Mª VICTORIA PÉREZ VILLALOBOS**,CLAUDIO GONZÁLEZ PARRA*** y JEANNE W. SIMON****

#Investigación financiada por el Proyecto Fondecyt, Nº 1000540, “Risk of multidimensional impoverishment to the Pehuenche indians from development-induced displacement in the Alto Bio-Bio”. Universidad de Concepción, Chile.

*Psicólogo, docente Universidad de Concepción, Chile. E-mail: adiazm@udec.cl.

**Psicóloga, docente Universidad de Concepción, Chile.. E-mail: marperez@udec.cl

***Sociólogo, docente Universidad de Concepción, Chile.. E-mail: cgonzal@udec.cl

****Cientista político, investigador independiente. E-mail: jsimon@entelchile.net

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RESUMEN

En este artículo se exponen aspectos centrales de la cosmovisión mapuche relacionados con la enfermedad y la sanación. Se abordan los conceptos de equilibrio, desequilibrio, energía negativa y energía positiva, indicando las palabras empleadas en el mapudungun o idioma nativo mapuche. Se describen actividades de los agentes de la sanación mapuche, rol de estas personas y sus acciones frente a la enfermedad. Se presenta la función de la persona que tiene rol de machi. Se aborda el impacto de la cultura occidental sobre las costumbres, la cultura pehuenche, el sistema curativo y la salud de los mapuches.

Palabras claves: Mapuche, enfermedad, sanación, machi, salud.

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ABSTRACT

This article presents the central aspects of the Mapuche cosmology related with sickness and healing. Words used in Mapudugún, the native language of the Mapuche, the concepts of equilibrium, disequilibrium, negative energy, and positive energy are discussed. The activities and roles of the Mapuche healing agents as well as those of the individual, are described. The function of the person who is “machi” is presented. Finally, the impact of occidental culture over the customs, culture, curative system, and health of the Mapuche and Pehuenche are evaluated.

Keywords: Mapuche, sickness, healing, machi, health.

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INTRODUCCIÓN

Los conceptos de salud, particularmente del conocimiento científico occidental, han sido elaborados como mecanismos explicativos de determinados fenómenos, a objeto de actuar sobre ellos, pero como conocimiento propiamente tal no tienen mayor ni menor validez que la que le otorgan quienes los emplean; no están diseñados para hacer juicios morales o valóricos a una determinada cultura. Son las personas, actores de la salud, quienes podrían tener dificultad para interactuar al tener concepciones, costumbres y valores diversos.

Al trabajar en el ámbito de la salud en las comunidades mapuches e interactuar con sus integrantes es necesario lograr confianza y una buena relación con el o la paciente. Para los funcionarios y profesionales de los servicios de salud, se torna un desafío acercarse a la comprensión de ideas y emociones de las personas mapuches.

El presente artículo pretende ser un aporte en este sentido, incluye algunas experiencias propias de los autores y la revisión de otros de vasta trayectoria como Aukanaw (2003).

El pueblo mapuche, o gente de la tierra, originalmente vivía en comunidades en las zonas central de Chile, pampeana argentina y patagónica. Actualmente, en Argentina habría alrededor de 200.000 mapuches, que conservan su lengua y sus tradiciones (Cobiella, 2002). La población contemporánea en Chile se estima en 1.300.000 personas; en su mayoría ha emigrado a las ciudades (Haughney y Mariman, 1993), manteniéndose concentraciones de comunidades indígenas en las regiones del Bío-Bío y de la Araucanía. En promedio, el pueblo mapuche accede a 9 años de escolaridad y un 11% se mantiene como analfabeto. Un 70% del grupo se autocalifica como perteneciente al nivel socio económico bajo (CEP, 2002). Fenómenos como la relocalización y la pérdida de sus asentamientos históricos impactan en las condiciones de vida de este pueblo actualmente minoritario en su propio territorio.

EQUILIBRIO Y RUPTURA DEL EQUILIBRIO

Al mapuche le afecta todo lo que ocurre en la naturaleza; cuando de alguna forma se rompe el equilibrio, las relaciones entre los seres se ven afectadas. Si alguien rompe el equilibrio al transgredir leyes de la naturaleza, sufre las consecuencias del desequilibrio que ha provocado: la enfermedad tanto física como espiritual (Marileo, 2002). Este desequilibrio se manifiesta en el plano físico o psicológico y es conocido como kutran o enfermedad.

Para los mapuches la enfermedad ocurre cuando el hombre se encuentra en su estado más vulnerable, es decir, cuando su condición de “che” (persona) se ha debilitado; si el cuerpo y el alma de la persona no funcionan en un momento dado como una sola voluntad de ser y hacer, con una única e íntegra intención, se torna en nido atractivo para que lo posesionen o cohabiten en él espíritus (Mora, 1991).

La ruptura de la armonía en la red de relaciones sucede en diversas situaciones, por ejemplo, cuando el ambiente dentro de la familia es de discordia, hay peleas entre vecinos, no hay alimento para los animales, no se respetan los lugares sagrados ni los seres que habitan en ellos, se daña la naturaleza en forma consciente. Cuando esto sucede, los desórdenes y desequilibrios que el individuo provoca traen consecuencias en la salud (Marileo, 2002).

La falta de salud no sólo se puede observar en la presencia o ausencia de dolor, el dolor es la maduración de la enfermedad que ha ingresado a la vida de la persona. Por tanto, se debe considerar aspectos más allá de la expresión concreta de una enfermedad, poniendo atención a manifestaciones tanto de la persona como del medio que la rodea (Ibacache, 2001b).

Wekufe o wekufü alude a todo lo negativo y desconocido que existe y que puede provocar kutran o enfermedad. El concepto de wekufe o wekufü tiene múltiples formas: sujeto, cualidad o agente. El aspecto patógeno involucrado en este concepto tiene relevancia para comprender la noción mapuche de enfermedad, especialmente su modalidad de tipo energética o energía wekufü. Este tipo de energía puede ser concentrada y proyectada a distancia, así como también condensarse en forma sutil o grosera dentro de un ser vivo o una cosa. Ella puede ser irradiada por el pensamiento o emoción de un hombre (odio, ira, envidia, etc.), por un espíritu maligno, por el alma de un difunto y por cualquier ser de cualidad wekufü. La energía perturbadora, al penetrar en un organismo biológico, provocará una ruptura de la armonía desencadenando la enfermedad, produciendo perturbaciones de carácter físico visible y, además, perturbaciones psíquicas (Aukanaw, 2001a).

Dentro de las fuerzas generadoras de desequilibrio y enfermedad en esta cosmovisión mapuche se encuentran las siguientes:

Weda newen, energías negativas que son manejadas por algunas personas como los daufe y los kalku. Éstos utilizan diversos procedimientos para perjudicar o dañar a las personas: el tawün, una ceremonia misteriosa y mágica que se realiza durante la noche; el uñfitu, cuyo objetivo es perjudicar la vida y crecimiento natural de alguien a través de prendas de vestir de la persona que va a ser dañada; el fuñapue, procedimiento que tiene por finalidad causar la muerte y se realiza preparando alimentos para ser ingeridos por la persona a la cual se desea dañar.

Weda pülli, espíritus negativos de la naturaleza; incluyen: el cherufe o chewurfe, bola de fuego que cuando cae puede causar la muerte antes de la medianoche; los iwaifilu son seres que se presentan de diferentes formas afectando directamente a la persona que se encuentra con ellos; los wallefen son animales deformados que habitan en los árboles, y el piwchen, que es un pájaro que canta a medianoche anunciando desgracias.

Weda kürüf, entre ellos los trafentun, encuentros con espíritus negativos que afectan o perjudican cuando la persona ya está vulnerable o en estado de desequilibrio, y los meülen, que son remolinos que aparecen al mediodía o cuando hay ceremonias anunciando desgracias (Echeverría, González, Sánchez y Toro, 2002).

Tanto el mapuche como el hombre occidental se verían afectados por la energía patógena, la diferencia se encontraría en la vivencia de la misma (Aukanaw, 2001a). El hombre moderno, al ser incapaz de percibir la realidad no ordinaria, no se percata que está siendo víctima de esta energía intrusiva hasta que los efectos patológicos de la misma son evidentes, luego atribuirá a éstos una explicación causal válida sólo en la realidad ordinaria. En consecuencia, las terapias que se efectúen actuarán sobre los efectos y no sobre las causas de la enfermedad.

El mapuche está preparado para percibir la realidad no ordinaria, por esto vivencia y sufre más dramáticamente la enfermedad. El hombre occidental sólo experimenta dolores o perturbaciones molestas en un estadio avanzado del proceso patológico; en cambio, el mapuche los tiene desde el inicio cuando se introduce la enfermedad en su cuerpo. Cuando el hombre occidental no siente nada, el mapuche podría estar sufriendo agudos dolores. Es esta vivencia derivada de una mayor conciencia del mapuche, la que podría llegar a resultarle más nociva, porque se quebranta más rápido su resistencia psicológica a la enfermedad o porque determinadas actitudes psíquicas, producto de la vivencia de la enfermedad, favorecen la acción de la energía invasiva. El hombre moderno, inconsciente de la situación, no tendría tales actitudes hasta avanzado el proceso de la enfermedad (Aukanaw, 2001b).

SISTEMA CURATIVO

La cultura mapuche desarrolló un sistema curativo para restablecer el equilibrio y la armonía (Marileo, 2002), conjunto de conocimientos y prácticas que han sido utilizadas durante siglos por los mapuches caracterizándole como un grupo étnico. En este sistema conceptual se entiende que el cuerpo está interconectado con la espiritualidad, las emociones y los pensamientos (Bacigalupo, 1995).

Dentro del sistema curativo mapuche hay sujetos con roles para buscar el equilibrio y reordenar los elementos restableciendo la salud y el bienestar (Marileo, 2002), los principales son:

Machi, encargado o encargada de la curación natural, única persona autorizada para establecer un puente directo con los espíritus creadores y los ngen (espíritus protectores). Es un ser humano especial que tiene comunicación directa con los espíritus protectores y las realidades no-ordinarias (Aukanaw, 2001a).

Lawenche, meica o hierbatero, persona que tiene dones para conocer las propiedades de las hierbas curativas y remedios naturales.

Ngütamchefe, persona conocedora de la forma, funciones y posición de los huesos y encargada de componerlos cuando han sufrido roturas o alteraciones en su posición.

Püñeñelchefe, persona especialista en maternidad y con conocimiento de cómo debe nacer un niño y de cómo solucionar los problemas que se presentan en el momento del nacimiento.

FUNCION DEL O LA MACHI

El sistema curativo mapuche se basa en las leyes de la mapu (tierra), estableciendo vínculos estrechos con los seres y espíritus benéficos del wenumapu. Este sistema se centra en el o la machi, respetado(a) por su autoridad, sabiduría y poderes. A continuación, en el presente texto se emplea la expresión “la machi” para aludir a esta función sea realizada por un varón o una mujer.

La machi cumple un papel fundamental en la comunidad siendo portadora de las creencias mitológicas y de la experiencia ritual, intérprete de instrumentos musicales, de la poesía chamánica y de la danza tradicional, sacerdotisa, profetisa, guía espiritual, juez, agente de salud y experta terapeuta (Grebe, 1995).

Para ser iniciada en su función la machi debe pasar por una serie de pruebas rituales. Estas pruebas se hallan presentes a lo largo de un viaje místico e implican un descenso al mundo inferior y la muerte simbólica del candidato, posteriormente ascender a la región celestial o superior con un segundo nacimiento en un estado trascendente del ser, volviendo finalmente al mundo medio, el de los humanos (Aukanaw, 2001c).

Debe atravesar una serie de transformaciones, tanto físicas como espirituales, que la preparan para recibir al fileu o espíritu que posteriormente ocupará su cuerpo como medio para restablecer el equilibrio y armonía. Lo anterior se refleja en una serie de enfermedades que vivencia antes de cumplir su rol.

La machi con sus ceremonias y curación no ataca el síntoma sino la causa de la enfermedad, requiere mucha energía y fuerza para que el espíritu que desequilibró a la persona la deje libre. Ella entra en trance para que el fileu realice el acuerdo con los espíritus perturbadores y encuentre el remedio y procedimiento exacto para restablecer el bienestar del enfermo (Echeverría et al., 2002).

Para recuperar el equilibrio y la armonía perdida, el mapuche debe recurrir a la machi, quien intercede ante los ngen y espíritus creadores (Marileo, 2002). Para esto conoce y maneja los remedios naturales debido al apoyo y sabiduría entregada por los espíritus creadores y el fileu, interveniendo para llegar a un acuerdo o convenio con los espíritus.

Los mecanismos que la machi pone en acción durante el proceso de curación corresponden no sólo a su propia vivencia de los mitos que le dan sentido a la práctica, sino también a la vivencia del paciente que los conoce. Así, el enfermo se encuentra ante una personalidad carismática que está actuando sobre él y, además, su propia concepción del universo le da sentido tanto a la enfermedad como a la cura. El paciente se siente destinatario de un orden cósmico que entra en acción para ayudarlo, orden representado en la figura de la machi. Tanto el agente como el paciente poseen una misma vivencia del proceso, incrementada por la machi a través del ritual de curación que revive la adquisición de poderes y la proyecta hacia el enfermo, hasta lograr que la percepción emotiva de éste quede absolutamente ligada al ritual que se oficia (Aukanaw, 2001a).

El rol de machi está culturalmente constituido como propiciador de los espíritus ancestrales, combatientes de las enfermedades y fuerzas del mal, conocedor de los sagrados códigos y normas que velan por el bienestar de la comunidad y gran conocedor de hierbas y remedios. La importancia de los sueños chamánicos, del rewe o altar y del kultrún o tambor ritual son elementos comunes a todas las machis (Bacigalupo, 1995).

La machi actúa también como sacerdotisa ritual en las ceremonias colectivas de nguillatun, buscando el bienestar general de la comunidad. Sin embargo, la machi siempre está dotada de un elemento ambiguo, ya que puede usar los mismos poderes para producir el mal y para fomentar la discordia (Bacigalupo, 1995).

Existen grandes diferencias entre las machis, lo que influye en la relación machi-paciente y machi-comunidad. En ciertas localidades el prestigio e influencia de el o la machi dentro de la comunidad a la cual pertenece son mucho más significativos, sea por su grado de adaptación frente a prácticas de salud y culturales chilenas, por el tipo de llamamiento, por la etapa de la vida en la cual fue iniciada, por los resultados de sus prácticas o por características personales. Además, los agentes de curación o salud popular, como hierbateros y meicas, pueden reemplazar a la machi en el caso de enfermedades producidas por efectos del frío, calor, aire, alimentación y algunas causas mágicas, pero las enfermedades atribuidas a posesión de espíritu maligno, pérdida del propio espíritu y otras causas sobrenaturales sólo pueden ser tratadas por machis (Bacigalupo, 1995).

TERAPIA DEL WEKUFÜ ENDOPARÁSITO

Como se ha mencionado, existen diversas formas en que el wekufe afecta a una persona; dentro de ellas llama la atención la acción que desarrolla a través de una condensación material, denominada endoparásito. Esta produce graves efectos en el individuo y es una manera de explicarse la enfermedad, propia de la cultura mapuche, muy distinta a la explicación científica. El endoparásito es una intrusión de energía condensada que actúa produciendo perturbaciones de carácter físico como dolor localizado, fiebre, vómitos, diarrea y, también, provoca graves alteraciones en el sistema biológico (Aukanaw, 2001b).

Este tipo de manifestación sólo puede ser tratada por la machi, quien realiza un complejo tratamiento para expulsarlo. Resulta interesante conocer los procedimientos empleados para enfrentarlo.

La terapia para contrarrestar al weküfu es el entün, conocida en la zona sur de Chile como datun, existiendo dentro de ella diversas técnicas: succión de la región enferma (ülun, ülutun o fotrarün), masajes en la zona enferma, operación quirúrgica de la zona en cuestión (punción, sajadura, trepanación), por transferencia al cuerpo de un mineral, vegetal o animal, que engendra una diferencia de potencial con respecto al medio interno del paciente a fin de que el endoparásito se materialice en él. Por ligadura simpática de la enfermedad, por ejemplo, se toma un mechón de pelos del paciente junto con alguna secreción orgánica del mismo, ambas cosas colocadas en un soporte físico, rito mediante y depositadas posteriormente en un lugar rewe (puro, sagrado).

Estas técnicas se llevan a cabo en el momento en que se esconde el sol, ya que es allí cuando se puede ingresar al mundo de lo desconocido. Se realiza en la ruka (hogar) de la persona enferma, ésta se pone en el centro en donde estaba el fuego, ya que es allí en donde se concentra energía requerida para que la machi realice su labor (Echeverría et al., 2002).

Las formas para atacar al weküfu son realizadas únicamente por la machi, debido a que posee los requisitos necesarios para poder enfrentarse y luchar contra las energías negativas. Mediante un complejo ritual puede contrarrestarlas con la ayuda de espíritus positivos, restituye el equilibrio entre las energías positivas y negativas, logrando apartar el mal y devolver el buen funcionamiento a la persona (Aukanaw, 2001b).

Otra técnica utilizada, además por el hierbatero y la meica, es el pelotun o pewtun, diagnóstico que se realiza empleando la orina del enfermo, la que es “leída”.

Otras técnicas son: El mütrümadtun, que se hace cuando a la persona se le ha ido el pullü o espíritu que conforma su kalül o cuerpo, manifestándose en desconcentración y perturbación general; el kullitun, que es la acción de pagar por el bienestar de la persona que ha cometido malas acciones o ha transgredido una norma, consciente o inconscientemente, es una forma de enmendar el daño cometido (Echeverría et al., 2002).

IMPACTO DE LA CULTURA OCCIDENTAL

Las personas mapuches, especialmente los adultos y ancianos, plantean que en la actualidad el cambio paulatino de la forma de vida mapuche por el estilo de vida winka u occidental produce, como consecuencia, el alejamiento cada vez mayor de las tradiciones y costumbres propias de ellos, el ka mogen o winkawün, enfermedades del mundo winka (Ibacache, 2001b).

Expresan que la cultura occidental impacta negativamente en la salud de la población mapuche. Sostienen que el problema más grave en las comunidades mapuches es la pérdida de la forma de vivir, la alimentación, la forma de cultivo (ya no usan cultivos limpios, los cultivos tienen veneno y producen enfermedades). Para que una persona tenga remedio, tendría que estar en su medio, fiel a su cultura y contexto (Ibacache, 2001b).

Específicamente, en las comunidades pehuenches del Alto Bío-Bío existe la percepción de que la salud antiguamente era mejor, la situación habría cambiado negativamente a causa de factores como un consumo de alimentos menos naturales y uso de medicamentos tanto por parte de las madres embarazadas como de los niños, junto a cambios en las prácticas de crianza, como el acortamiento de los períodos de amamantamiento (Díaz, Pérez, González y Simon, 2004).

No obstante lo anterior, una mayoría de personas mapuches opta por acudir a las postas y consultorios de salud considerando que son más confiables los procedimientos de diagnóstico, los implementos que utilizan y que es más efectivo su resultado. Consideran necesario hacerse los exámenes de salud periódicos y visitar inmediatamente al profesional de salud ante una enfermedad (Díaz, Pérez, González y Simon, 2004); aunque ignoran sus conceptos y clasificaciones (Rivera, Vicente, Medina, Rioseco, Vielma y Saldivia, 1997).

Esto los ha llevado a disminuir el uso de hierbas curativas y la consulta a meicas y hierbateros. Sin embargo, ante cierto tipo de enfermedades de origen mágico-religioso declaran que es incompetente la acción del profesional de salud occidental, debiendo recurrir en estos casos a los agentes de salud propios de la cultura mapuche.

En la actualidad, el pueblo mapuche se encuentra ante nuevas condiciones de vida y nuevas exigencias, percibe modificaciones en sus costumbres de salud y sistema curativo tradicional. Sus prácticas ancestrales están siendo reemplazadas por estilos de vida occidental, debiendo adaptarse a las características y condiciones del servicio de salud del estado.

Es necesario precisar que, en este cambio, el pueblo mapuche no es un actor pasivo; por el contrario, es activo y esto se pone de manifiesto en diversas situaciones. Una de las interesantes formas en que los mapuches incorporan elementos de la cultura occidental se ilustra en la siguiente situación ocurrida durante en año 2002. Recién fallecido un miembro de una comunidad pehuenche, ésta se encontró en la necesidad de hacer el correspondiente rito fúnebre. Puesto que las comunidades pehuenches del Alto Bío-Bío no cuentan con machi, se solicitó que oficiara ritos fúnebres a una de las integrantes, profesora de la escuela básica, de la comunidad religiosa católica ubicada en esa comunidad. Sucintamente esto revela, por un lado, el requerimiento del ritual sagrado, función correspondiente a la machi, adicional a los roles curativos antes mencionados. Además, muestra una forma de respeto y reconocimiento al carácter sagrado de agentes y prácticas religiosas foráneas.

La forma en que se ha instalado el sistema de salud (alternativo al tradicional) demanda a la comunidad indígena una adaptación a las exigencias de procedimientos del sistema, incluyendo la interacción con los funcionarios de salud. La característica de mayor relevancia no es el conjunto de nuevas normas y procedimientos, sino aspectos propios de relación interpersonal de “beneficiario pehuenche – funcionario de salud”. En este sentido, el presente trabajo puede aportar a un mejoramiento de esta relación al facilitar la comprensión de la cosmovisión mapuche (Díaz et al., 2004).

Resulta evidente que esta visión de mundo es distinta a la de occidente y que al provenir de una cultura ancestral está fuertemente arraigada en los integrantes del pueblo mapuche. Para los funcionarios y profesionales de los servicios de salud que interactúan en el ámbito de la salud con las personas mapuches, se hace recomendable acercarse a la comprensión de sus ideas y emociones; más allá de sus creencias al enfrentarse a las enfermedades, es preciso conocer su cosmovisión reconociendo la diversidad cultural e identificando los aportes y necesidades diferenciales que presentan. Esto permitirá una mayor confianza y mejor relación con el o la paciente. En otro nivel del sistema de salud, se hace conveniente reorganizar los servicios, descentralizarlos y abrir los espacios a la participación de la comunidad (Ibacache, 2001a).

Para alcanzar lo anterior se requiere una nueva forma de relación a partir de los portadores de la mirada científica. Esto se está llevando a cabo en distintos lugares; por ejemplo, en el Hospital Maquehue-Pelale, Servicio de Salud Araucanía Sur, se pone en práctica un modelo que integra ambas formas de salud, tanto científica como mapuche, incorporando las propias categorías y etiologías de enfermedad desde el punto de vista del contexto particular y cultura mapuche (Ibacache, 2001a).

Empleando nuestro punto de referencia y epistemología podríamos intentar entender cómo impactan las costumbres, actividades y valores occidentales sobre la vida mapuche, pero esto no asegura comprender la percepción que ese pueblo puede tener. La cosmovisión de mundo mapuche es distinta a la de occidente, el mundo que traen a la mano sus palabras, sus acciones y sus interacciones es un mundo distinto del occidental nuestro. El desafío es lograr una mejor comprensión desde esa perspectiva y cosmovisión mapuche.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

AUKANAW (2001). Medicina y psicología mapuche. En URL: www.geocities. com/aukanawel/        [ Links ]

AUKANAW (2001b). El ülutun rito terapéutico mapuche I, II, III. En URL: www. geocities.com/aukanawel/        [ Links ]

AUKANAW (2001c). Pinturas rupestres y pirámides en la Patagonia. En URL: www.geocities.com/aukanawel/        [ Links ]

AUKANAW (2003). La ciencia secreta de los mapuche. En URL: www.geocities.com/ aukanawel/ruka/chillka/meliad.html        [ Links ]

BACIGALUPO, M. (1995). Métodos de curación tradicional mapuche. La práctica de la machi contemporánea en Chile. Enfoques en Atención Primaria, 9 (4), 7-13.        [ Links ]

CENTRO DE ESTUDIOS PÚBLICOS (CEP) (2002). Una radiografía de los mapuches. Estudio Nacional de Opinión Pública Nº 43 del Centro de Estudios Públicos. Santiago: CEP.        [ Links ]

COBIELLA, N. (2002). Nuestra gente de la tierra. Ciudades virtuales latinas. En http://www.redargentina. com/dialectos/mapuche.htm        [ Links ]

DÍAZ, A., Pérez, V., González, C., y Simon, J. (2004). Impacto de costumbres occidentales y servicios de salud sobre las percepciones de una comunidad pehuenche. Papeles de población. En revisión.        [ Links ]

HAUGHNEY, D. y Marimán, P. (1993). Población mapuche: cifras y criterios. Documento de trabajo Nº 1, CEDM Liwen. En URL: www.xs4all.nl/~rehue/art/liw doc1a.html        [ Links ]

ECHEVERRÍA, R., González, P., Sánchez, A. y Toro, P. (2002). Imaginario social de salud pehuenche de la comunidad de Callaqui en el Alto Bío-Bío. Departamento de Psicología, Universidad de Concepción.        [ Links ]

GREBE, M. (1995). Etnociencia, creencias y simbolismo en la herbolaria chamánica mapuche. Enfoques en atención primaria, 9 (2), 6-10.        [ Links ]

IBACACHE, J. (2001a). Equidad salud y desarrollo. En URL: www.mapuexpress. net/publicaciones publicaciones 6.htm        [ Links ]

IBACACHE, J. (2001b). Rume kgen mew ta az mapu/ Epidemiología de la transgresión en Maquehue-Pelale. En URL: www.mapuexpress.net/publicaciones/ publicaciones6.htm        [ Links ]

MARILEO, A. (2002). Mundo mapuche. Meridión Comunicaciones, Chile.        [ Links ]

MORA, Z. (1991). Antiguos secretos y rituales sagrados según el arte de curar indígena. Kushe, Chile.        [ Links ]

RIVERA, B., Vicente, B., Medina, E., Rioseco, P., Vielma, M. y Saldivia, S. (1997). Las enfermedades mentales en el ámbito de la medicina científica y popular desde la perspectiva de los pehuenches del Alto Bío-Bío. Revista de Psiquiatría XIV (1), 33-41.        [ Links ]

Recepcionado: 19.04.2004. Aceptado: 24.05.2004

TRADICIÓN ESPIRITUAL ABORIGEN

TRADICIÓN ESPIRITUAL ABORIGEN

EL INDIO SABE !!! 

Sin que nadie se lo haya dicho,

el indio sabe muchas cosas.

El indio lee con sus ojos tristes

lo que escriben las estrellas que pasan volando,

lo que está escondido en el fondo de las grutas,

lo que está grabado en el polvo húmedo de la pradera

y en la huella fugaz del ciervo fugitivo.

El oído del indio escucha lo que dicen

los pájaros sabios cuando el sol se apaga,

y oye hablar a los árboles en el silencio de la noche,

Nadie le ha enseñado a ver, ni a oír, ni a entender

estas cosas misteriosas y grandes… pero él ¡sabe!

Sabe y no dice nada.

El indio habla solamente con las sombras.

Cuando el indio duerme su fatiga

está hablando con aquellos que lo escuchan

y está escuchando a aquellos que le hablan.

Cuando despierta, sabe más que antes

y calla, calla más que nunca…

Anónimo adaptado por

Aukanaw

EL INDIO SABE !!! 

Sin que nadie se lo haya dicho,

el indio sabe muchas cosas.

El indio lee con sus ojos tristes

lo que escriben las estrellas que pasan volando,

lo que está escondido en el fondo de las grutas,

lo que está grabado en el polvo húmedo de la pradera

y en la huella fugaz del ciervo fugitivo.

El oído del indio escucha lo que dicen

los pájaros sabios cuando el sol se apaga,

y oye hablar a los árboles en el silencio de la noche,

Nadie le ha enseñado a ver, ni a oír, ni a entender

estas cosas misteriosas y grandes… pero él ¡sabe!

Sabe y no dice nada.

El indio habla solamente con las sombras.

Cuando el indio duerme su fatiga

está hablando con aquellos que lo escuchan

y está escuchando a aquellos que le hablan.

Cuando despierta, sabe más que antes

y calla, calla más que nunca…

Anónimo adaptado por

Aukanaw

Introito

http://www.geocities.com/aukanawel/ruka/chillka/meliad.html
 

Antes que nada, quisiéramos decir algunas palabras acerca del título elegido para la presente obra: “LA CIENCIA SECRETA DE LOS MAPUCHE”.

Algunos lectores podrán sentir que tal vez sea demasiado altisonante, pretencioso o incluso poco serio si es asociado a obras que, en un puro afán mercantilista, detentan títulos semejantes para atrapar al lector desprevenido o ingenuo, ávido de recetas mágicas o relatos espectaculares y fantasiosos. Nada más alejado del espíritu de éste trabajo.

La obra de Aukanaw nos transmite un mensaje, del cual el título elegido es síntesis: Los Mapuches poseen una tradición cultural milenaria, la cual se manifiesta en un corpus de conocimientos de orden trascendente, cosmológico y religioso; una auténtica CIENCIA SAGRADA que los coloca -en este sentido- en un pie de igualdad con muchas culturas clásicas, como ser las de China, India, Grecia, Roma, Asiria, etc. Se trata de un Saber que se nos muestra como SECRETO al ser transmitido en forma oral, y en sus aspectos más profundos, por vía directamente iniciática.

Esta es, en general, una obra de Antropología; en particular, un sondeo por la Ciencia de las Religiones, la Hierología, específicamente dedicada a la investigación de la cultura Mapuche como “cultura chamánica”.

La intención fundamental de esta antología es rescatar el pensamiento de Aukanaw, el cual comprende a nuestro entender, una compleja línea de investigación y reflexión, absolutamente original y rica en insinuaciones; como así también, los parámetros teóricos y metodológicos sobre los que organiza la investigación hierológica. Y es que Aukanaw, más allá de ser un “observador calificado” o un “informante”, llega a convertirse en un verdadero exégeta de la cultura y la religión mapuches. Es uno de los pioneros en hacer antropología cultural, o etnología, desde el “otro”. Ya no es la voz de la cultura dominante que describe un “otro extraño”, sino la propia voz de una cultura que convoca a todo aquel que quiera oírla, la propia voz de una cultura describiéndose a sí misma. Feliz “intimismo” preconizado por Imbelloni y Eliade en el que Aukanaw nos brinda un tratamiento de la cosmovisión Mapuche a partir del discurso mismo de la cultura que la elabora.

Mucho se ha dicho de la crisis actual de la Antropología, de su búsqueda por la experiencia “de la otredad”, del “otro”, que inexorablemente vemos diluirse en la homogeneización y globalización de la cultura bajo hegemonías poco menos que tiránicas. Pues bien, a nuestro parecer, la obra de Aukanaw es, en este sentido, una “pieza única”. Y así la definimos, puesto que aunque muchos otros investigadores han tratado de incursionar en el tema, ya sea por prejuicios epistemológicos, o lisa y llana ineptitud, rara vez pasan de “rascar la superficie”, o tal vez se deba a que vivimos en una “época de masas” en que los genuinos investigadores y pensadores escasean. Pocos como Aukanaw han incursionado tan impecablemente en el tema de la investigación religiosa, trasluciéndose en sus artículos la amplia formación humanística y una sana erudición que tan particularmente lo caracterizan.

Este tipo de estudios, bastante abandonados en la Argentina y Chile (1), alcanza con Aukanaw un brillo insospechado que nos permite considerarlo una de las máximas autoridades en la materia.

Su pensamiento abreva fundamentalmente en la cosmovisión aborigen y en la tradición oral, lo que le brinda una perspectiva holística y sistémica mucho más amplia que cualquier enfoque puramente occidental y académico.

Así mismo, si bien se considera independiente de cualquier escuela, reconoce la autoridad de René Guenón en el ámbito de la Metafísica y la Cosmología; la de Frithjof Schuon, en la consideración de aquellas en la Tradición Sagrada de los pueblos indígenas americanos. También estima como muy importantes algunos aportes de Mircea Eliade para la Hierología en general.

Tiene a José Imbelloni por padre de la Hierología americana, injustamente olvidado por la moda del estructuralismo de Lévi-Strauss. Aukanaw ha recordado (para todos nosotros) que Imbelloni fué precursor -muchos años antes que Lévi-Strauss- en la aplicación de la lingüística de Saussure a la etnología y en el desarrollo de un enfoque sistémico (la Culturología y el “pensamiento templario”) que supera ampliamente las limitaciones de la antropología estructural. Pero quizá el rasgo más genial de Imbelloni -señala Aukanaw- haya sido el reconocer a “lo sagrado” como centro y eje de las culturas arcaicas, posición diametralmente opuesta a las escuelas sociológicas de Durkheim, Mauss y Lévi-Strauss. Rescata también del olvido los trabajos de Lucién Lévy-Bruhl. Por otra parte, encuentra en Guillermo Magrassi -a quien elogia entusiasta- el pionero, en Argentina, de la Etnología “desde el otro”.

“Las obras de estos autores junto a los Textos Sagrados de otros pueblos -dice Aukanaw- nos permiten la reflexión sobre nuestra tradición y cosmovisión. Nos permiten entender que muchos otros pueblos vieron, o ven, la Realidad como nosotros. Nos permiten revalorizar lo desvalorizado, recordar lo olvidado, en suma, asumirnos como nosotros mismos”.

Pero este reconocimiento no implica en Aukanaw, ni la consecuencia ni la obsecuencia, así lo veremos -según el caso- efectuarles tanto severas críticas, como adhesiones elogiosas.

Con esta breve reseña, creo que el lector puede hacerse una idea de qué tipo de material encontrará en la presente recopilación, conjuntamente con un esbozo de acercamiento a su autor, aunque justo es decirlo, ninguna reseña puede darnos una aproximación a su pensamiento más acabada que la lectura detenida de sus artículos.

Sólo nos resta aclarar que, por la misma naturaleza de éste trabajo, se encontrará con ciertos cortes o irregularidades estilísticas que fué imposible remediar, teniendo en cuenta nuestra intención de hacerle llegar los textos originales. Esperamos que su lectura le brinde la misma satisfacción que a nosotros, a través de cierta atmósfera de descubrimiento emocionado y de reencuentro con un aspecto de nuestra historia e identidad de americanos, largo tiempo condenada al silencio.

Marie Dubois

Etnóloga

__________________________________

(1) En Argentina prácticamente desde los tiempos de José Imbelloni, y Alfred Metraux ha existido un verdadero vacío en el campo de la investigación hierológica. En cambio en Chile se aprecia desde fines de los años 80’ un incipiente despertar en este sentido gracias a las obras de Rolf Foerster y Severiano Alcaman.  __________________________________

ADVERTENCIA del AUTOR

Estos escritos NO estaban destinados a ser publicados.

He realizado estos trabajos y otros más vastos, con la sola intención de ayudar a las nuevas generaciones mapuches a darse cuenta de la grandeza y la verdad de la Tradición Sagrada Mapuche.

En ellos NO se trata de demostrar ninguna tesis, tampoco convencer o agradar a alguien.

Por pedido de la desaparecida Revista Patagónica, de Argentina, se los adaptó para el hombre “blanco” culto.

Lo que en ellos se afirma es una síntesis personal, de estudios propios y enseñanzas recibidas personalmente de sabios maestros mapuches y de otras culturas.

Lo que se dice en estos escritos en realidad NO nos pertenece; es patrimonio de todo un pueblo: la Nación Mapuche.

Los méritos que en estas páginas se encuentren no son nuestros sino de aquellos sabios ancianos que oralmente nos instruyeron en tan grandes cosas.

Son nuestros, sí, todos los errores, prejuicios, contradicciones,o exposiciones poco claras que se puedan hallar en estos escritos.

Sabemos que no es tarea fácil transmitir lo intransmisible, describir lo indescriptible, hablar del Gran Silencio…

No somos hábiles en el arte de la escritura, tampoco en el de hallar las expresiones más felices o las palabras más hermosas. Se tiene la esperanza que hombres mejor dotados puedan dar mejores frutos, sólo esperamos haber sido comprendidos.

Si estos escritos aparecen firmados con nuestro nombre, lo es por razones ajenas a nuestra voluntad, que los quiere anónimos.

Nada poseemos. Todo lo tenemos de prestado. Nuestra voz ni siquiera es nuestra, es la voz de aquellos que no tienen voz, es la voz de los pueblos olvidados, …es

… ¡LA VOZ DE LA TIERRA!

AUKANAW

“Semejantes cosas yo las oí a mis mayores (aunque como muchacho) con poca atención, que si entonces la tuviera, pudiera ahora escribir otras muchas cosas de grande admiración… diré las que hubiere guardado en la memoria, con dolor de las que he perdido.”

Inka Garcilaso

ACERCA de la OBRA de AUKANAW

ACERCA de la OBRA de AUKANAW

por Miguel “Guagua” Painemilla Melifil

“La Ciencia Secreta de los Mapuche”

“La Ciencia Secreta de los Mapuche” es una antología realizada por la etnóloga canadiense Marie Dubois y comprende la los siguientes trabajos de Aukanaw:

Artículos aparecidos en la Revista Patagónica, corregidos y aumentados para esa edición:

1988

N° 38: “Pinturas rupestres y pirámides en la Patagonia”.

N° 39: “Medicina y Psicología Mapuche”.

1989

N° 40: “El ülutun I. Rito terapéutico mapuche”.

N° 41: “El ülutun II. Extracción por succión”.

N° 42: “El ülutun III. Los katrü u objetos trampa”.

N° 43: “Religión y Cosmovisión Mapuche”.

1990

N° 44: “La estructura del Cosmos según los Mapuche”.

N° 45: “El destino de las almas y la estructura del Cosmos según los Mapuche”.

1992

N° 52: “Plantas medicinales que usan los Mapuche. (I). El Canelo”.

N° 53: “Plantas medicinales … (II). El Kulen. El Madi”.

N° 54: “Plantas medicinales…. (III) La Patagua. La Aljaba. El Pangue”.

Nº 55: “Aves Mágicas Mapuche”.

Artículos inéditos:

1) Batallas de Pillanes en otros continentes.

2) ¿La Patagonia piensa? Críticas y reflexiones sobre la bibliografía “Mapuche”.

3) La Grafía del Idioma Mapuche, y los desvaríos del Sr. Esteban Erize.

4) Un fraude en la enseñanza oficial del idioma mapuche en Chile.

5) El Divino Maestro Mapuche.

Otras obras de AUKANAW

1) “EL Dioscórides Mapuche Ilustrado, o sea, Materia Médica Vegetal Mapuche”.

Libro integrado por 400 monografías ilustradas de plantas medicinales, sagradas y mágicas empleadas por los mapuche. Incluye clasificación científica, vernácula y mapuche; brinda descripción técnica, nombres mapuches, etc. valencias mágicas y folklóricas, modo de empleo, constituyentes químicos, etc.

2) “Zoología Mapuche”

Libro integrado por 250 monografías ilustradas de animales que pueblan el ámbito de dispersión cultural mapuche, se incluye descripción y clasificación científica, nombre mapuche, y vernáculo, valencias mágicas y folklóricas, refranero zoologico mapuche, ornitometeorología, etc.

Obras inéditas de AUKANAW

1) Diversos artículos inéditos.

2) “El método de la Hierología”.

Su descripción mediante la aplicación de un caso concreto: la “Religión” Mapuche.

3) “Introducción a la Sabiduría Aborigen”. Curso teórico-práctico.

Curso teórico-práctico con aplicación del método antropológico “cognitivo vivencial” (“lo única manera de conocer lo inexpresable es a través de la vivencia”).

4) “Cartilla para la enseñanza del idioma mapuche”.

Y otros elementos para la enseñanza de la lecto-escritura del mapud’ngun.

Obras que dejó inconclusas:

1) Diccionario Multilingüe Mapuche.

Mapuche-español-inglés-francés-alemán-italiano-portugués Y viceversa. (La cultura mapuche con acceso al mundo).

2) Medicina Mapuche Comparada.

Exposición de métodos y fundamentos ideológicos.

3) Psicología Comparada Mapuche-Wingka.

Las diferencias psicológicas y sus consecuencias en las áreas: laboral, pedagógica, legal, económica, y técnica.

4) Calendario anual mapuche-gregoriano.

Tabla ilustrada donde se cotejan los meses de ambos calendarios.

5) Astronomía Mapuche.

Carta celeste donde se señalan las constelaciones mapuches y sus valencias sagradas.

6) Atlas Anatómico, Fisiólogico y Patológico Mapuche.

7) Traductor Mapuche multilingüe (en ambas vías).

Software basado en un programa comercial al que Aukanaw le había aplicado tratamientos de “ingeniería inversa” haciéndolo apto para el idioma Mapuche.

8) Gran Atlas de las Ciencias Naturales y Culturales Mapuche.

Comprende varios Atlas de ilustraciones sobre: Botánica, Zoología, Geografía, Cosmología, Geología, Física, Química, Astronomía, Arquitectura, Tejeduría, Alfarería, Platería y Herrería, Sastrería, Agricultura, Cocina, Economía Doméstica, etc., etc.

Proyectos a largo plazo

que hubo emprendido AUKANAW:

1) Monumenta Religiosa Mapuche.

Recopilación crítica y sistemática de todos los mitos y relatos sagrados mapuches.

2) Diccionario Enciclopédico Mapuche Ilustrado.

Compendio de toda una cultura, escrito exclusivamente en idioma mapuche .

3) Diccionario Bilingüe Mapuche-Español.

Diccionario totalmente basado en la labor de campo. Especialmente orientado hacia el dialecto pewenche neukino.

4) Archivo Magnetofónico y Videofílmico Mapuche.

Registros de la producción musical y cultural mapuche.

5) Museo Mapuche.

Elaborado y dirigido con un criterio netamente mapuche, con objeto de dar testimonio de una cultura a sus generaciones futuras.

6) Jardín Botánico-Medicinal Mapuche.

Testimonio de las especies más significativas para la cultura nativa.

OTROS TRABAJOS

que realizó:

 

“Semanario Cultural Mapuche LA VOZ DE LA TIERRA”.
Primera audición radiofónica mapuche en la Argentina. Su objetivo era difundir los valores culturales y espirituales de su pueblo.

 

CENTRO DE ESTUDIOS sobre la SABIDURÍA ABORIGEN (Ex CENTRO DE ESTUDIOS CHAMÁNICOS).
En su larga trayectoria como investigador independiente, es de destacar que en 1982, Aukanaw fundó el «Centro de Estudios Chamánicos» en Argentina, actualmente denominado “Centro de Estudios sobre la Sabiduría Aborigen” entidad sin fines de lucro e independiente de toda ideología política o religiosa, que tiene por finalidad realizar labores de investigación y difusión de los valores espirituales indígenas, así como servir de punto de encuentro a investigadores interesados en el tema.

(Al momento de la última actualización de esta Página, desconocemos el actual domicilio de esta Institución y si sigue funcionando, agradeceremos cualquier referencia al respecto. Miguel Painemilla M.)

REGLA PARA EREMITAS

REGLA PARA EREMITAS

Padre Fray Alberto E. Justo, O.P.

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Para los que vivimos en cualquier parte.
En el mundo o fuera de él

más allá de todo mundo
y en cualquier tiempo

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LECTOR:

tienes la oportunidad de dejar este mundo y de seguir al Señor. No dudes un instante. No permanezcas observando lo que queda atrás, en el camino, ni sueñes con tu fantasía, gestando fantasmas en un futuro que no es y que, seguramente, nunca será.

Deja. Aventúrate, en cambio, por las sendas de la Eternidad, que ya están a tu disposición. No sólo no están lejos sino que en este mismo instante se abren para ti.

Tal vez pensabas que alcanzarías una vida mejor mudando de lugar o escapándote del tiempo. Nada de eso. Aquí hallarás una pequeña senda para horadar el instante y el lugar en que te encuentras y pasar del otro lado. Más allá.

No te turbe tu pasado. No te angustie el mañana. Simplemente estás aquí y ahora con el Señor. Es Él quien te llama.

Y no quieras saber otra cosa. No te pierdas en vericuetos ni te distraigas en tu propio laberinto. No te justifiques buscando razones para escapar de la senda del Señor. Que no te deslumbren los espejismos de un mundo que perece.

Aquí intentamos no caer en el precipicio de la muerte. Aquí pedimos al Señor la Salvación… No pretendemos dar lecciones sino aprender a abrir las puertas de par en par al Salvador.

Abre estas páginas y reconoce, en ellas, una insinuación. Una suerte de invitación a subir mucho más alto. Solo son un punto de partida.

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PRIMERA PARTE

Conducta y actitudes en la jornada

1. Al comenzar el día, ármese, el lector, con la señal de la Cruz y conságrelo, todo entero, en un breve acto al Señor.

2. Renuncie explícitamente, con una cortísima invocación, a cualquier vanidad o distracción durante la jornada. Haga el propósito, sinceramente, de no apartarse del Señor. Recuerde el aforismo de San Juan de la Cruz que nos enseña que sólo Dios es digno del pensamiento del hombre.

3. Pida, en fin, con plegarias e invocaciones, la gracia de la contemplación y de su perseverancia.

4. Sepa que el diablo lo tentará con muchisimas distracciones u ocupaciones disfrazadas de la razón de bien. Rechace, con vigor, estos engaños y no viva volcado hacia afuera sino recogido y advertido. Pida al Señor el don del discernimiento y busque la paz. Su principal ascesis sea el silencio.

5. No por mucho empeñarse logrará mejores resultados. Combata la ansiedad que lo oprime y permanezca quieto, atento al silencio interior. El Señor no quiere esos sus trabajos y sus cosas sino a toda su persona. No pierda el tiempo.

6. El mundo, en el que le toca peregrinar, se asemeja al caos. La mayoría de los hombres, en los centros urbanos, vive en desorden y desarmonía. No tema, ni se deje atrapar por ningún lazo. Sobre todo, no preste atención a lo efímero.

7. La mano izquierda no ha de saber lo que hace la derecha. Transcurra la jornada en olvido de sí.

8. Recuerde que lo más grande siempre resulta incómodo. Con la ayuda de Dios vencerá cualquier asedio. El Verbo de Dios, en la estrechez e incomprensión de este mundo, en su humillación y obediencia, no pierde grandeza sino que es exaltado.

9. No se apresure. Deténgase y sosiéguese. No haga una cosa después de otra con precipitación. Anímese a dejar que se vaya su medio de locomoción. No corra detrás de nada. Vuélvase a cerrar delicadamente las puertas cuando pasa a través de ellas y, como aprenden los Cartujos en su Noviciado, no las cierre de un golpe sino articulando su mecanismo. Entre paso y paso descubrirá el silencio.

10. Interrumpa, con frecuencia, sus movimientos. Respire hondo e invoque al Señor antes y después de cada paso. Sosiéguese. No se apresure ni en hablar ni en responder.

11. No se apresure por hacer esto o aquello. Con antelación a cualquier trabajo o empeño diga una jaculatoria. Desconfíe de sus propias urgencias.

12. Sea firme en sus convicciones, pero siempre dispuesto y pronto para abrazar la verdad.

13. Trabaje en silencio, sin decir lo que hace. No busque reconocimiento ni aplauso. Acepte lo que la misma Providencia le depara en todo lo que se refiere a sus acciones.

14. Sepa, en todo lo que emprende, que su Patria verdadera es el Cielo y que ahora se halla en el misterio del exilio. Pero no olvide que encontrará ya el cielo en su alma. Su mismo espíritu le anticipa la eternidad.

15. No establezca ni se ate con un horario rígido. Adhiera a un orden armónico que pueda, fácilmente, adaptar. Busque también la belleza en la sucesión de las horas.

16. Intente integrar las sorpresas, esto es: lo imprevisto. No desvanezca ante ello. La vida contemporánea abunda en lo que no se aguarda. En ocasiones se trata de las trampas del diablo para que pierda el equilibrio en su camino. No preste atención ni se angustie, que todo pasa. Continúe como si nada ocurriera, morando en el silencio de su propio interior. Cultive la paz.

17. Aprenda a vivir en algunos minutos o, quizá, en algunas horas, lo que otros viven a lo largo de todo su tiempo. Así la soledad, el retiro, el recogimiento… Sea monje de un sólo día. Aproveche los momentos y las auroras. Descubra en las horas y en los paisajes, en la música y en toda manifestación de la belleza, la hondura de su verdadera soledad interior.

18. Se ha dicho que el verdadero hombre es el del verdadero día, del eterno día. Es capaz de vivir toda la vida en un solo día. Quizá porque todas sus jornadas son las de siempre. Oriéntese, pues el lector y peregrino, hacia el último día. Cada instante le entregará la Eternidad.

19. Aprenderá a prolongar los instantes privilegiados, cuando el tiempo es atravesado verticalmente. Así la Santa Misa, como toda celebración de la Liturgia en la que haya participado. Y aún aquéllas que le son lejanas, en el tiempo y en el espacio. Únase, por dentro, a la vida que no ve y que, sin embargo, requiere de su plegaria y de su vigilia.

20. Lo mismo en los instantes de silencio y de recogimiento. Especialmente descubra el misterio religioso de la noche y haga de esas horas su propio desierto.

21. Tenga en cuenta que velar en la noche puede ser mayor que esconderse en el fondo del desierto. La soledad –decía André Louf– era un porción del mundo que servia al ermitaño para situarse en el universo. La porción que ahora le pertenece es: tiempo. Vigile y vele, según sus posibilidades, y proyecte su vigilia en todas las horas.

22. Tenga presente lo que enseñaba San Isaac el Sirio: si un monje, por razones de salud, no pudiese ayunar, su espíritu podría, por las solas vigilias, obtener la pureza de corazón y aprender a conocer en plenitud la fuerza del Espíritu Santo. Pues sólo quien persevera en las vigilias puede comprender la gloria y la fuerza que se esconden en la vida monástica.

23. Permanezca en vigilia por medio de la oraciones breves. Practique la Lectura espiritual y, a ser posible, rece, diariamente, todas las horas del Oficio Divino.

SEGUNDA PARTE

Elementos generales

El lector ha de tener en cuenta su posición con respecto al mundo, una vez que lo ha dejado todo por Dios. La formulación exacta es la siguiente: se ha dejado a sí mismo y ha acudido al llamado del Señor que es su vida. Antes que cualquier decisión posterior se ha postrado para adorar. Con ello reconoce el primado de la contemplación.

Ahora, con abandono, siga su camino y observe:

24. No afincarse en época ni en lugar alguno. Renunciar decididamente a cualquier forma de poder aún cuando aparezca conveniente o con el pretexto de contribuir a formas apostólicas. Despojarse de cualquier medio y presentarse en el Nombre y la Palabra de Dios. No apelar a ninguna alianza ni servirse de ella.

25. No habitar espiritualmente ningún lugar transitorio. Los cristianos habitan el mundo pero no son del mundo… los cristianos viven de paso en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción en los cielos (Ep Diogn. VI.3 y 8), Habitan sus propias patrias como forasteros… Toda tierra extraña es para ellos patria, y toda patria, tierra extraña (Ibid. V.5). Ser, por tanto, peregrino en el desierto de este mundo.

26. Abandonarlo todo en el Señor. Abandonar todo es consecuencia de la metanoia. Lo que caracteriza el desierto interior es el total abandono en el Señor. La apatheia cristiana – ha dicho Hans Urs von Balthasar – es lo contrario de una técnica hecha para protegerse del sufrimiento, es el puro abandono al amor eterno, más allá del placer y del dolor. Dejar de lado previsiones e inquietudes. Péguy decía que no es mayor pecado la inquietud que la pereza.

27. La renuncia a cualquier poder de este mundo, comporta armarse de las propias fatigas. La misma palabra kopos utilizada por San Juan (Jn. 4,38) y por San Pablo (I Cor. 3,8) para designar las fatigas del apostolado es empleada en los Apotegmas de los Padres para expresar los trabajos del monje.

28. Dejar cualquier compromiso con el poder de este mundo implica, desde luego, disponerse a la contemplación y a la única obra de Dios.

29. El peregrino no ha de temer la lucha sino confiar en la Gracia del Señor con humildad y con paciencia. Tenga presente el siguiente texto de Diadoco: La impasibilidad no consiste en no ser atacado por los demonios, pues entonces deberíamos, como lo dice el Apóstol, irnos de este mundo (I Cor. 5,10), sino en permanecer inexpugnables cuando nos atacan (XCVIII-160).

30. Practique el silencio interior según el siguiente Apotegma: El Abad Isaac estaba sentado un día junto al Abad Poimén; se oyó, entonces, el canto de un gallo. Aquél dijo: ¿es posible oír esto aquí, Abad? El otro respondí: ¿Isaac, por qué me fuerzas a hablar? Tú y los que se te asemejan escucháis esos sonidos, pero el hombre vigilante no se preocupa por ello (Poimén 107 – Sentencias 245).

31. Convertirse en discípulo que sabe escuchar y discernir. En muchas ocasiones los sonidos manifiestan el silencio. En efecto, lo importante no es lo que llega sino cómo lo recibimos.

32. Permanecer débil y vulnerable, sin fuerzas, sin alianzas comprometedoras, sin tratados ni defensas. En lugar de espiritualidades, dar lugar al Espíritu.

33. Tenga el corazón fijo en Dios y cuando padezca la adversidad o sufra algún despojo, o lo que sea, no se compadezca a sí mismo ni se observe, no guarde en la memoria ni recuerde. Pase por encima de las miserias de este mundo, respetando y aceptando el nivel de cada cosa.

TERCERA PARTE

El Recogimiento

34. El recogimiento es lo esencial de esta Regla. Se entiende por recogimiento la unificación interior de la persona en la Presencia de Dios.

35. Aún cuando no pudiera, por motivo válido, ser observado uno u otro de los artículos de esta Regla, bastará esta tercera parte para cumplir con ella.

36. Vivir de la Presencia de Dios en todo tiempo y lugar y someterle todo.

37. Estos artículos no se refieren, desde luego, a cuanto compete al cristiano en su condición de tal. Presuponen el llamado a la santidad y a la unión con Dios. En cambio apuntan al recogimiento habitual de los que perciben una especial vocación a la contemplación y a la intimidad con el Señor.

38. La Contemplación consiste en atender y adherir a la Presencia de Dios en el fondo, raíz y centro de nuestro ser. Teniendo en cuenta que ésta es una gracia, viva de ella y pídala constantemente. Recuerde que el contemplativo no conoce más o menos que otros, sino que –como decía un cartujo– es capaz de extasiarse donde los demás pasan con indiferencia.

39. La Contemplación no es un camino de conocimiento sino un llamado a una experiencia que trasciende todo camino o proyecto.

40. Disponga de un tiempo infinito para Dios. Practique, asiduamente, la Lectura espiritual.

41. Si, alguna vez, se hallara en un ambiente adverso y descubriera que los más cercanos son los más distantes, convierta todo ello en escuela de Caridad y aprenda a trascender, por lo alto o por lo bajo, las imposiciones de cualquier lugar.

42. No deje de combatir. Sea fiel y constante. Huya de los laberintos. La lucha es siempre saludable. Sea perseverante en las pruebas.

43. Silencio y recogimiento. Solo Dios basta. En un corazón puro no existen más disonancias ni distancias con Dios. Está abierto al Misterio y se halla en conformidad con la Voluntad del Padre. El auténtico silencio es propio de un corazón puro, semejante y unido al Corazón de Dios. Podrá, pues, vivir en un silencio completo cuando descanse sin reparos, como un niño, en el mismo Señor.

44. El silencio consiste, sobre todo, en callar para oír algo siempre más grande. Deje sus análisis y el alud de sus deducciones. Permita que el silencio se manifieste en su interior. Puede estar muy empeñado en todo tipo de actividades y, al mismo tiempo, gozar del silencio, que es patrimonio del alma y expresión de Dios.

45. No cometa agresiones ni abuse de cuanto pasa. Respete y no se apresure a responder o a intervenir en lo que sea. Mira con benevolencia. Todo está a su favor.

46. Libérese de todo lo que no lo atañe. No dependa de personas o de situaciones. Calle las voces que lo lleven a analizar en exceso. Busque su refugio y su auxilio en sólo Dios. Nunca será defraudado.

47. Corazón puro. Unificado en el Señor. Va a Dios por Dios. Dios mismo es su vida. Que la invocación del Nombre de Jesús le recuerde, constantemente, la Presencia del mismo Señor y su unidad interior e intima en Él.

48. Encuentre el misterio del desierto en su proprio interior y en cuanto eventualmente lo circunda.

49. Toda desolación o prueba podrá conducirlo, si así lo quiere, al Misterio de Cristo.

50. Es propio del solitario estar con el Señor en su Agonía. Ofrezca y consagre las horas y el sufrimiento consciente de su fecundidad.

PEQUEÑO TRATADO DE ORACIÓN CONTEMPLATIVA

PEQUEÑO TRATADO DE ORACIÓN CONTEMPLATIVA

PARA BUSCADORES SOLITARIOS DE DIOS

Según la Inspiración del Espíritu y la experiencia personal

de un Ermitaño Anónimo

ALGUNOS CONSEJOS A LA HORA DE USAR UNA IMAGEN

Una Imagen es una obra de arte destinada a propiciar la oración y la contemplación. No es por lo tanto un objeto de decoración o de adorno.

Ha sido creada para ayudar a los creyentes en la plegaria individual, familiar o de pequeños grupos.

Manténla oculta siempre que no estés en oración y evita que lo profanen miradas de otras personas o las tuyas propias cuando no estas orando.

No es un objeto para enseñarlo a las amistades ni una decoración exótica para la casa.

Es una evocación de lo Sagrado a través de una imagen.

Antes de elegir un Icono, una Imagen o una figura, mira bien si realmente evoca en ti lo Sagrado. No tengas prisa en elegir. Tomate todo el tiempo que haga falta.

Un Icono, una figura, una Imagen, un Templo o cualquier lugar de oración no es imprescindible; afortunadamente Dios está en todas partes; pero lo que tienes que ver es si tú lo ves en todas partes. Si es así, no te hace falta ningún elemento externo de ayuda, pero tienes que ser muy sincero y si no es así, y resulta que una imagen, un icono, determinadas iglesias o cualquier otro elemento te ayuda a evocar la presencia de lo Sagrado, entonces es bueno y sabio el que lo utilices.

ALGUNOS CONSEJOS SOBRE LA ORACIÓN

En la oración no se trata de pedir cosas a Aquel que todo conoce. La oración no es para decirle a Dios lo que quieres sino para escuchar lo que El quiere para ti y que no es otra cosa que compartir lo que El es: Tranquilidad profunda, Beatitud, Paz, Bondad, Belleza, Amor …

No se trata de pedir cosas sino de comprender que no necesitas nada más que la presencia de Dios y descansar en esa morada llena de sus cualidades.

Antes de orar debes de comprender que detrás de todos tus deseos de objetos o de situaciones del mundo, solo hay un deseo: la paz profunda. Y ese deseo último que tanto anhelas y que proyectas en los objetos y situaciones del mundo solo lo puedes obtener en la interioridad. La tranquilidad y la plenitud solo están en tu espíritu que es el espíritu de Dios.

Una persona se pone a orar cuando ha comprendido claramente la futilidad y la relatividad de todos los objetivos convencionales humanos que, aun teniendo su importancia relativa, no pueden darle la paz profunda, la plenitud que todo ser humano anhela con nostalgia. Es comprendiendo claramente esto bien sea por la propia inteligencia, o movido por las constantes dificultades de la vida, cuando uno se acerca a la Paz, la Belleza, la Bondad, la Plenitud y la Alegría que proporciona el contacto con lo Absoluto y con lo Sagrado a través de la oración en su calidad más contemplativa.

Sumergirse en el “acto orante” es el síntoma más claro de que se ha llegado al discernimiento (entre lo verdadero y lo falso), al desapego (de las cosas del mundo), a la sumisión (a la presencia de Dios), a la humildad (respecto a nuestra capacidad humana), a la sabiduría (habiendo comprendido donde está la plenitud y el gozo verdaderos), a la caridad (al abrazar en nuestra oración a toda la creación), y a todas las demás virtudes… Todas las virtudes están contenidas en la oración.

Orar es un acto simple de colocación ante la presencia de lo Sagrado.

No te compliques con rituales ni con palabrería o con lecturas excesivas. Orar es muy sencillo, no hace falta que te leas todos los libros que hay sobre el tema. Se trata de orar, no de leer sobre ello. Vale más un minuto de presencia en lo Sagrado que un año de lecturas sobre la oración.

El rato de oración es un paréntesis de tranquilidad en tu vida. Nunca tengas prisa. La prisa, la ansiedad, la complicación y la dispersión son los mayores enemigos del espíritu. Manténlos a raya cueste lo que cueste. Nunca te dejes llevar por ellos. Manténte todo el tiempo que haga falta hasta que reconozcas la presencia de lo Sagrado. Esto puede llevarte desde unos pocos minutos hasta horas. Ten paciencia y espera.

Evita hacerlo de manera mecánica y rutinaria; hazlo no por obligación sino por devoción. Eso te coloca en una actitud y en una atmósfera totalmente diferente.

El pensamiento racional puede llegar a ser un gran enemigo del espíritu. No pienses, razones ni elucubres sobre lo que haces. Simplemente hazlo; simplemente reza. Entra en esa atmósfera, no pienses sobre ella. El pensamiento no entiende esos estados y antes, durante o después de la oración, pondrá todo tipo de impedimentos y de razonamientos haciéndote ver lo absurdo de la practica. El pensamiento empleará todo tipo de argumentos de lo más convincentes e ingeniosos¡ No hagas caso al pensamiento ! Diga lo que diga la mente, tú continúa con tu práctica de oración.

Ten en cuenta que esto te sucederá incluso después de muchos años de práctica y de frecuentación de esos “lugares del Espíritu”. Muchos son los testimonios de personas de oración y de vida interior que así lo confirman. Nunca hagas caso a esos pensamientos. La mente pensante, hiperdesarrollada en las personas actuales, no puede abarcar ciertas moradas y se resiste con todas sus fuerzas poniendo una barrera que debemos vencer con perseverancia e inspiración.

* * *

Enciende una vela delante del Oratorio y siéntate en el suelo, con las piernas cruzadas, sobre los talones o en un banquillo, según prefieras.

Puedes permanecer así desde unos minutos…. hasta el día entero. No hay límite para la adoración. Acuérdate del consejo evangélico de «permanecer en oración constante»

Preferentemente puedes rezar el Santo Rosario o el Ave María, haciéndolo con tranquilidad y dejando que en tu alma se reproduzca la receptividad de la Virgen María ante el anuncio del Angel.

También puedes emplear una invocación más simple como por ejemplo:

AVE MARIA, ORA PRO NOBIS

La repetición se ira poco a poco uniendo a la respiración, AVE MARIA al tomar aire, ORA PRO NOBIS al expulsarlo.

En algún momento o circunstancia puedes añadir la invocación de una cualidad marial que sea adecuada a ese momento. Por ejemplo: Ave María, Ora pro Nobis; Stella Matutina, Ora pro Nobis. O también: Ave María, Ora pro Nobis; Salus infirmorum, Ora pro Nobis. Tu verás que cualidad es la necesaria en ese momento. Las letanías son una fuente de inspiración permanente para estos casos.

Puede llegar un momento en el cual el aliento en si, se transforma en oración. El contenido de la palabra se trasvasará al aliento, al cuerpo y al mundo. Entenderás lo que es «ver a Dios en las formas y las formas en Dios».

Si decides usar otra plegaria, mira que sea una sencilla frase o palabra que evoque en ti lo Sagrado y que repetirás con tranquilidad dejándote impregnar por su sabor.

Puedes centrar tu atención en el Corazón. Eso enraiza la oración en el cuerpo y despeja a la mente del continuo pensamiento. De esa manera el espíritu se “corporaliza” y el cuerpo se “espiritualiza”. En el corazón vivirá entonces una llama orante permanentemente encendida; como una luz que señala donde hay un “templo vivo de Dios”.

Puedes de vez en cuando abrir los ojos un momento y mirar a la imagen que te inspira de manera que añadas un impulso más hacia las alturas a través de la visión.

No fuerces la plegaria ni mucho menos la respiración, una de las claves fundamentales de la oración está en aprende la manera de que la plegaria “suceda” por si misma a su propio ritmo, “se rece” en ti, lo mismo que la respiración “ocurre” sin ningún esfuerzo.

Los momentos más propicios para la oración son el amanecer y el anochecer (los tradicionales momentos de Laudes y Vísperas), pero puedes hacerlo en cualquier otro momento del día o de la noche.

Con el tiempo la oración se irá haciendo continua en tu vida, tanto la «Oración Verbal» cuando sea posible, como la «Presencia en el Sabor de lo Sagrado» que se mantendrá como plano de fondo a lo largo de todo el día. De la “oración verbal” se pasará a la “oración de actitud” o a la “oración de estado”. Será el “estado de belleza” o el “estado de amor” o el “estado de alegría” el que se estabilizará como plano de fondo de la acción y ese estado será una oración continua.

Sobre ese sagrado “lienzo de fondo” veras que se van dibujando las situaciones, los movimientos, las conversaciones, el trabajo etc… Toda tu vida quedará cubierta por el manto de tranquilidad de lo Sagrado e iluminada por la “dorada luz del Thabor”; un gran manto de tranquilidad, lucidez, comprensión y gracia que irá abarcando las situaciones, las personas, los paisajes, en cada momento de tu vida.

También con el tiempo esa invocación, ese sabor o esa luz, se mantendrán por la noche durante los sueños.

Si sois una familia, acostumbraros a orar juntos al atardecer o antes de dormir. ¡Apaga la televisión y enciende el Oratorio… tu alma te lo agradecerá!

A los niños les resulta muy fácil la oración siempre y cuando no se les complique con palabrerías inútiles o con doctrinas que no llegan a comprender. Enséñales a orar con el Ave María o con una invocación Mariana simple. Ya tendrán tiempo para doctrina y teología más adelante. Los niños captan magníficamente el “sabor” de lo Sagrado y les deja un recuerdo indeleble en sus almas. Valen más unos minutos de oración contemplativa todas las noches –viendo además el ejemplo de sus padres– que todas las explicaciones teóricas que se les pueda dar. Cuando sean mayores te agradecerán las horas pasadas en esa atmósfera sagrada en vez de viendo la televisión. Habrás sembrado una semilla de paz, alegría y plenitud con unas consecuencias que ni siquiera imaginas ahora.

Si en periodos largos de oración sientes molestias en el cuerpo, aprende a moverte muy lenta y armoniosamente. Inclínate hacia delante, hacia los lados o extiéndete hacia atrás. Haz armoniosa y lentamente torsiones hacia los lados o cualquier otro movimiento que te alivie las molestias. Aprende a moverte tan suavemente que el movimiento no perturbe el estado de oración. Así el movimiento también será oración e invocación.

De la misma manera que una palabra o una frase pueden invocar y evocar lo sagrado, también un movimiento, un gesto o la evocación visual de una imagen pueden hacerlo. Si sinceramente ese es tu caso hazlo así, pero no lo hagas por estar a la moda o por ser original; mira si eso realmente te sitúa en presencia de lo Sagrado. A fin de cuentas lo que importa es llegar a la presencia de Dios y el vehículo que empleemos para ello será simplemente aquel que más nos ayude a ese fin.

Reconocerás la presencia del Espíritu por sus frutos. Ahí donde aparezca una Alegría sin motivo mundano, una Bondad desinteresada, un Amor en estado puro y sin excepciones, una Belleza que todo lo abarca con su manto, una Paz interior y un Agradecimiento independientes de las circunstancias exteriores, ahí estará sin duda el Espíritu.

Cuando aparezca esa Alegría sin objeto, contémplala, quédate mirándola; permanece en esa vivencia durante todo el tiempo que puedas, minutos, horas o días. Cuando aparezca la Bondad, contémplala, quédate impregnándote de esa vivencia; quédate con ella todo el tiempo que puedas. Así con todas las demás cualidades divinas: el Amor, la Libertad, la Misericordia, La Infinitud, el Silencio, la Paz profunda, etc… Conforme vayan apareciendo en la oración, quédate contemplándolas y así irán tomando cada vez más presencia en tu vida.

También reconocerás la presencia de lo Sagrado cuando al intentar describir la vivencia aparezcan las paradojas. Expresiones como: una “vacuidad plena”, una “plenitud sutil”, un “silencio sonoro”, una “densidad ligera”, una “soledad acompañada”, etc. denotan que se ha visitado ese lugar donde mora el Espíritu.

A veces también lo puedes reconocer por algunos cambios físicos: notarás un cambio en la respiración que tomará una calidad “diferente”, más profunda o más intensa o más lenta, según el momento o las personas. Puedes notar también algunos cambios en la calidad de la mirada, o en la relajación de la columna o de los plexos nerviosos. Pero todos estos cambios, si es que ocurren, ocurrirán de manera espontánea y como consecuencia de la profundización, no puedes forzarlos ni fingirlos desde afuera.

De la oración contemplativa al silencio contemplativo solo hay un paso. No fuerces el silencio; llegará de forma natural cuando el alma quede impregnada del Espíritu en una unidad, entonces de manera natural cesará la repetición de la plegaria y te mantendrás en la simple presencia silenciosa. No quieras, por orgullo, llegar a lo más alto y permanece tranquilamente ahí donde Dios te ha puesto y donde puedas sentir su presencia. En estos tiempos es una pena que muchas personas con gran capacidad y vocación de interioridad, por querer llegar directamente al último peldaño de la unión mística…. ni siquiera alcanzan el primero de paz interior. El silencio forzado será un silencio “vacuo”, desprovisto de gracia, y que no tiene ningún sentido espiritual. Con frecuencia incluso se convierte en algo angustioso. Eso en vez de acercarte al Cielo, te deja a las puertas del Infierno. El silencio en sí mismo no es el objetivo, sino la presencia de Dios. La presencia de Dios viene acompañada de silencio, pero el silencio no siempre es acompañado por la presencia de Dios.

La palabra caerá como una fruta madura cuando aparezca lo que ella invoca. Entonces reposa y descansa en ese Santo Silencio, en esa Santa Presencia. Cuando veas que ese perfume desaparece, cuando veas que vuelve la inquietud o la sequedad, entonces vuelve a la palabra hasta que el fuego se avive de nuevo. Una y mil veces.

Por otra parte no debes tampoco forzar la oración verbal, la palabra, cuando veas que el silencio te ha tomado o esté llamando a tu puerta. En esos momentos, incluso la palabra que te elevaba puede convertirse en un estorbo y hacerte descender de esa «ligereza plena». No tengas miedo al silencio. La simple presencia, o el simple aliento son oración cuando están impregnados de Gracia y de Sacralidad.

Si tienes la bendición de encontrar un maestro de oración aprende de él, será una gran suerte. Desgraciadamente en los tiempos que corren, esto es cada vez más difícil por no decir imposible. Esto no debe desanimarte, confía en la inspiración y en la ayuda del Espíritu Santo y haz el camino en soledad. Si no tienes ayuda en la tierra confía en la ayuda del Cielo. La ayuda para la vida del espíritu siempre llega a las pocas personas que, en este profanado mundo de hoy en día, optan por una orientación interior. Con el tiempo puede que encuentres a algunas pocas personas como tú. Os reconoceréis enseguida.

Aunque estés en soledad, ponte en camino y ora en soledad. El mundo del espíritu ha estado desde siempre lleno de ermitaños y solitarios, y ahora, con el actual descalabro espiritual, sigue estándolo aunque permanezcan ocultos en las ciudades. Si lo puedes hacer en grupo o en familia hazlo así, pero sea cual sea la situación no dejes de Meditar, Orar y Contemplar lo Sagrado.

No puede un ser humano hacer acto más bello que la oración. Sumergirse en el acto orante es sumergirse en la belleza que encierra dicho acto… El abandono y la entrega al acto orante es la mayor belleza que puede acompañar nuestra vida; esa entrega… esa rendición ante lo que nos sobrepasa…

Uno puede optar por cubrir su vida con un manto de belleza o permanecer en la sequedad, el desasosiego, la inquietud, la fealdad o en la amargura. En algún momento de tu vida tendrás que optar por lo uno o por lo otro, más allá de ideologías, argumentaciones y razonamientos de la mente pensante.

Merece la pena apostar por lo primero y que tu paso por este mundo esté acompañado de la Luz, el Calor y la Belleza de lo Sagrado, convirtiéndote así en un foco de irradiación de esas cualidades para tu entorno.

Si tu impulso y tu vocación son fuertes, esa opción se hará de una vez y para siempre. Pero lo más habitual es que esa opción sea un gesto que se renueva cada día o cada momento del día en una apuesta y una decisión constante.

Hay momentos de “sequedad” interior; cuando la “noche oscura”, el desánimo y la aspereza invaden cada célula. En esos momentos lo mejor es poner orden en la vida exterior y mantener un “mínimo” de oración. Pueden bastar tres avemarías a la mañana y tres a la noche. Eso no cuesta ningún esfuerzo a pesar de que estemos en plena “noche oscura”. Aunque te parezca poco, eso es mejor que nada. En esos momentos tienes que ser humilde y reconocerte en tu humanidad. No puedes en ese estado ponerte metas muy altas; se como un niño, Dios no te pide nada más allá de tus posibilidades actuales. Comprobarás como tan solo tres avemarías pueden obrar milagros…

LA INTERCESIÓN

En un momento de la historia como este en el que ya casi nadie ora, ni tiene atracción por la oración, ni sabe orar, ni quiere aprender a orar, es un gran acto de amor y caridad el “orar en vez de” los que no oran. Lo primero que debes saber es que, en los momentos de santo silencio, en los momentos de contemplación sin palabras, cuando Dios entre en tu interior, verá ahí a las personas a las que amas y las llenará de su Soplo aún cuando tú no seas consciente de ello. En otras ocasiones en las que la oración adopta una forma más verbal, en cada frase, palabra o jaculatoria, puedes hacer presente en ti a una persona a la que te gustaría hacer partícipe de tu estado orante. Las personas que amas, las que odias, las que te son indiferentes, las personas anónimas que están a tu lado mientras oras en el autobús, en el metro, las que te cruzas paseando por las calles… Cada jaculatoria será para una persona… Muchas personas recibirán un reflejo de Dios y un atisbo del perfume de lo sagrado gracias a ese acto de caridad tuyo… y tu recibirás el ciento por uno… Incluso verás como en los momentos de sequedad, en los momentos en los que atraviesas un desierto, la intercesión te abrirá de nuevo al Soplo al abrirte tú, en Dios por Dios y para Dios, al mundo…

ALGUNOS CONSEJOS PARA CUANDO SE HACE ORACION EN GRUPO

Si en algún momento tienes la bendición de encontrar otras personas que, como tú, también practican la oración contemplativa, puede ser positivo el reunirse para orar en común algún día de la semana o quizás en períodos más largos como un fin de semana.

Cuando varias personas se reúnen es necesario un mínimo de estructuración para que la reunión pueda ser espiritualmente productiva y no termine por ser un desorden y una dispersión totalmente antiespiritual. Recuerda que la belleza y el orden son un reflejo y una cualidad de lo Absoluto.

Al tomar cualquier decisión, hasta la más mínima, o hasta la que parezca sin ninguna importancia, no perdáis nunca de vista el objetivo de «estar en presencia de lo Sagrado». Comprobar si aquella decisión realmente es buena para favorecer la presencia de Dios o no.

Hay que ser muy sincero y muy tajante en esto porque de ello depende la eficacia espiritual del grupo.

Tanto en el caminar solitario como cuando se hace en pequeños grupos, es posible y puede ser incluso recomendable la practica del Oficio Divino o la simple salmodia del Salterio como fuente de gracia, de inspiración y, cuando se hace en grupo, como oración compartida. Esto se puede hacer al comienzo del periodo de practica y sin que llegue a ser la parte predominante, de manera que la mayor parte del tiempo sea de oración interior.

Los salmos se pueden recitar en grupo simplemente con el tono normal de lectura, pero todavía mejor es hacerlo con la entonación gregoriana que es muy sencilla de aprender y practicar, y que además crea una atmósfera mucho más contemplativa.

En reuniones de varios días y si esto fuera posible se puede incluir la celebración de la eucaristía. Hacerlo de la manera más austera. Hacerlo sin prisa. Que no se pierda el sabor interior orante durante la celebración.

De utilizar cánticos, que sean gregorianos, evitando esa clase de músicas emocionales y dulzonas que se acostumbran hoy en día y que no favorecen para nada la elevación espiritual. No confundáis una subida emocional o sentimental, con la ascensión espiritual. Es mejor no emplear cantos antes que emplearlos mal. Si no conocéis la música gregoriana mejor hacerlo con la simple y austera palabra, y con abundantes momentos de silencio…. la mejor de las músicas.

Al estar en grupo es mejor marcar unos periodos de oración que resulten adecuados para el grupo. Alguien se encargará de marcar el tiempo con un toque de campana y si se hace la salmodia, alguien se encargará de dirigirla mínimamente.

Sobre todo nada de complicación y de dispersión. Lo más simple es lo más eficaz. Si a la simple oración se añaden algunos elementos es con el fin de facilitar la presencia del Espíritu, la inspiración, o el funcionamiento grupal, pero no es para nada obligatorio. Si no es necesario añadir nada, tanto mejor; y si se hace, que sea para mejorar la calidad de transparencia interior no para difuminarlo todo con decoraciones o emocionalidades.

El lema de un grupo contemplativo orante debe de ser el tradicional monástico de «Soledad compartida».

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AVE MARIA

GRATIA PLENA

DOMINUS TECUM

BENEDICTA TU IN MULIERIBUS

ET BENEDICTUS FRUCTUS VENTRIS TUI JESUS

SANCTA MARIA

MATER DEI

ORA PRO NOBIS PECCATORIBUS

NUNC ET IN HORA MORTIS NOSTRAE

AMEN

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SANCTA MARIA

SANCTA DEI GENITRIX

SANCTA VIRGO VIRGINUM

MATER CHRISTI

MATER ECCLESIAE

MATER DIVINAE GRATIAE

MATER PURISIMA

MATER CASTISSIMA

MATER INVIOLATA

MATER INTEMERATA

MATER IMMACULATA

MATER AMABILIS

MATER ADMIRABILIS

MATER BONUM CONSILII

MATER CREATORIS

MATER SALVATORIS

VIRGO PRUDENTISSIMA

VIRGO VENERANDA

VIRGO PRAEDICANDA

VIRGO POTENS

VIRGO CLEMENS

VIRGO FIDELIS

SPECULUM IUSTITIAE

SEDES SAPIENTIAE

CAUSAE NOSTRAE LAETITIAE

VAS SPIRITUALE

VAS HONORABILE

VAS INSIGNE DEVOTIONIS

ROSA MYSTICA

TURRIS DAVIDICA

TURRIS EBURNEA

DOMUS AUREA

FOEDERIS ARCA

IANUA COELI

STELLA MATUTINA

SALUS INFORMORUM

REFUGIUM PECCATORUM

CONSOLATRIX AFFLICTORUM

AUXILIUM CHRISTIANORUM

REGINA ANGELORUM

REGINA PATRIARCHARUM

REGINA PROPHETARUM

REGINA APOSTOLORUM

REGINA MARTYRUM

REGINA CONFESSORUM

REGINA VIRGINUM

REGINA SANCTORUM OMNIUM

REGINA SINE LABE ORIGINALI CONCEPTA

REGINA IN CAELUM ASSUMPTA

REGINA SACRATISSIMI ROSARII

REGINA PACIS

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FRITHJOF, Schuon, La transfiguración del hombre

FRITHJOF, Schuon, La transfiguración del hombre, José J. de Olañeta, Palma de Mallorca, 2003; 314 pp..

Alvar Camero

Nos encontramos sin duda ante una de las obras cumbres de Frithjof Schuon, cabeza del movimiento de los autores tradicionales o también llamados tradicionalistas, entre los que se incluyen otros filósofos de la talla de René Guenón, Ananda K Coomaraswamy o Titus Burckhardt. Este breve texto resume la quintaesencia del pensamiento tradicional: reafirmar la dignidad del hombre como un ser para Dios, en sus propias palabras: “ la imagen del hombre que nos presenta la psicología moderna no es sólo fragmentaria, sino que es miserable. El hombre, en realidad, está como suspendido entre la animalidad y la divinidad […] nosotros, por el contrario, corregir y completar la imagen del hombre insistiendo sobre su divinidad […] esto es lo que creemos poder llamar, en lenguaje simbolista, la transfiguración del hombre”.

El texto se nos da en una división tripartita. Una primera parte llamada pensamiento, arte y trabajo; en el cual Schuon, fiel a su modo de escribir en el cual resume gran cantidad de contenido en frases muy breves y así expone una extensa temática, tratará de la antropología tradicional, o del camino del hombre hacia la Divinidad, y eso le conducirá por senderos tan interesantes como: el lugar de la filosofía frente a la teología; la santificación del trabajo en la era maquinista, o la diferencia entre arte sagrado y arte profano, deberes y derechos del arte para el hombre; la usurpación del racionalismo, del materialismo y de la nueva era del pensamiento actual.

La segunda parte de La transfiguración del hombre también versará no solo versará sobre el ascenso del lo humano a lo divino sino que también tratará sobre el descenso de lo divino a lo humano. Por título esta parte lleva: El hombre, la verdad y la vía. Partiendo de un análisis las facultades y modalidades del hombre, de sus virtudes ( que fundamentalmente son dos: el amor a Dios por encima del mundo, y el amor al prójimo); prosigue con una preclara exposición de lo que sea la Sophia Perennis por medio de sus axiomas fundamentales, es decir, que Dios es bondadoso y cognoscible y que el alma es inmortal y tiene vocación de oración y virtud, está hecha para la salvación y para la beatitud; para continuar exponiendo el misterio de la posibilidad, o sobre el problema del mal en el mundo y si ese mal es querido o permitido por Dios; también trará sobre el ritmo ternario del Espíritu como Sat-Chit-Ananda (ser, conciencia y beatitud); para concluir con una breve exposición de la mística voluntarista, hablar sobre el principio sacrificial, y unas reflexiones sobre las dimensiones de la oración.

Como ultima parte, a modo de guirnalda sobre la corona de la verdad, el libro incluye extractos de la correspondencia personal de Frithjof Schuon con sus discípulos, en la cual podemos encontrar desde autenticas joyas del pensamiento filosófico y teológico a exhortaciones morales, pasando por admoniciones, cada extracto de la correspondencia con un título que corresponde a la temática para que el lector no se piedra entre los fragmentos, así hay fragmentos que tratan sobre: el amor a Dios, la gratitud, sobre la Santidad, sobre la certidumbre, etcétera.

Este breve pero intenso texto del pensador y místico de origen suizo, del cual recomendamos encarecidamente su lectura, tiene la virtud de devolver al hombre a su lugar, es decir, un lugar central entre lo animal o infrarracional y lo divino o suprarracional, tras de tanta formulación materialista o pensamiento psicologista reductivista como el caso del psicoanálisis de Freud y Jung o de las corrientes cognitivo-conductuales. Ese estado central es lo propiamente humano, donde las artes son hermosas (ya que lo Bello, lo Bueno y lo Verdadero coinciden como todos los rayos coinciden en el Sol, y eso está en la base de nuestra tradición filosófica con Platón), las personas son humanas, los fuertes cuidan de los débiles, los oficios son medios para alcanzar la santidad y el autoconocimiento, el entorno no es demolido y expoliado sistemáticamente para que se vean cumplidos los caprichos insaciables de unos pocos, y la vida merece la pena ser vivida por que pierde el tono gris metal y gris industria al que está sometida hoy en día.

No nos queda sino exhortar a su lectura y que cada uno saque sus propias conclusiones.

TEXTOS SOBRE EL CRISTIANISMO

TEXTOS SOBRE EL CRISTIANISMO

Frithjof Schuon

1-    Esquema del Mensaje Cristico  ……………………………………………………..        5
2-    Naturaleza Particular y Universal de la Tradición Cristiana  ……………..     9
3-    Padre Nuestro que estás en los Cielos   ………………………………….   23
4-    Algunas Observaciones  ……………………………………………………………….   29
5-    Sobre las Huellas del Pecado Original   ………………………………….   39
6-    Dialogo entre Helenistas y Cristianos   ………………………………….   43
7-    La Complejidad del Dogmatismo  ………………………………………………….   51
8-    Divergencias Cristianas  ……………………………………………………………….   55
9-    Claves de la Biblia  ………………………………………………………………………   67
10-  Evidencia y Misterio  ……………………………………………………………………   71
11-  Un Enigma del Evangelio  …………………………………………………………….   87
12-  La Sede de la Sabiduría  ………………………………………………………………..   91
13-  El Misterio de las dos Naturalezas  …………………………………………………   95
14-  Misterios Cristicos y Virginales  …………………………………………………… 101
15-  La Cruz … 111
16-  Al Margen de las Improvisaciones Litúrgicas ………………………………….. 115
17-  Observaciones sobre la Caridad  …………………………………………………….. 121
18-  Los dos Problemas: el Mal, la Predestinación ………………………………….. 123
19-  La Imposible Convergencia …………………………………………………………… 127
20-  Fallos en el Mundo de la Fé …………………………………………………………… 131
21-  Características de la Mística Voluntarista  ……………………………………….. 137

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ESQUEMA DEL MENSAJE CRISTICO

Si partimos de la idea indiscutible de que la esencia de toda religión es la verdad del Absoluto con sus consecuencias humanas, tanto místicas como sociales, puede plantearse la cuestión de saber de qué manera la religión cristiana satisface esta definición; pues su contenido central parece ser, no Dios como tal, sino Cristo, es decir, no tanto la naturaleza del Ser divino como la manifestación humana de este. Por eso una voz patrística proclamó con pertinencia: «Dios se ha hecho hombre a fin de que el hombre se haga Dios»; lo cual es la manera cristiana de decir que «Brahma es real, el mundo es apariencia». El cristianismo, en vez de yuxtaponer simplemente lo Absoluto y lo contingente, lo Real y lo ilusorio, propone de entrada la reciprocidad entre uno y otro: ve el Absoluto a priori con relación al hombre, y éste –correlativamente- es definido conforme a esta reciprocidad, no metafísica solamente, sino dinámica, voluntaria, escatológica. Es cierto que el judaismo procede de un modo análogo, pero en un grado menor: no define a Dios en función del drama humano, o sea partiendo de la contingencia, pero establece, sin embargo, la relación casi absoluta entre Dios y su pueblo: Dios es «Dios de Israel», la simbiosis es inmutable. Esto no impide que Dios sea Dios, y el hombre sea el hombre; no hay ni «Dios humano» ni «hombre divino».

Sea lo que fuere, la reciprocidad planteada por el cristianismo es metafísicamente transparente, y lo es necesariamente, so pena de ser un error. Indiscutiblemente, desde el momento en que constatamos la existencia de la contingencia o de la relatividad, debemos saber que el Absoluto se interesa por ella de una manera o de otra, es decir, en primer lugar, que la contingencia debe encontrarse prefigurada en el Absoluto y que, a continuación, éste debe reflejarse en la contingencia; éste es el esquema ontológico de los misterios de la Encarnación y de la Redención. El resto es cuestión de modalidad: el cristianismo propone, por una parte, la oposición abrupta entre la «carne» y el «espíritu», y, por otra -y éste es su lado esotérico-, su opción por la «interioridad» contra la exterioridad de las prescripciones legales y contra la «letra que mata». Además, opera con ese sacramento central y profundamente característico que es la Eucaristía: Dios ya no se limita a promulgar una Ley, sino que desciende a la tierra y se hace Pan de vida y Bebida de inmortalidad.

Con respecto al judaísmo, el cristianismo posee un aspecto de esoterismo por tres elementos: la interioridad, la caridad casi incondicional y los sacramentos. El primer elemento consiste en desdeñar más o menos las prácticas exteriores y en acentuar la actitud interior: se trata de adorar a Dios «en espíritu y en verdad»; el segundo elemento corresponde al ahimsa hindú, el «no perjudicar», que puede llegar hasta renunciar a nuestro derecho, o sea a salir deliberadamente del engranaje de los intereses humanos y de la justicia social: es ofrecer la mejilla izquierda al que ha golpeado la derecha, y dar siempre más de lo que se debe. El Islam marca un retorno al «realismo» mosaico, al tiempo que integra a Jesús en su perspectiva a título de profeta de la «pobreza» sufí. Sea lo que fuere, el propio cristianismo, a fin de poder asumir la función de religión mundial, tuvo que atenuar su rigor original y presentarse como un legalismo socialmente realista, hasta cierto punto al menos.

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Si «Dios se ha hecho hombre», o si el Absoluto se ha hecho contingencia, o si el Ser necesario se ha hecho ser posible, si esto es así, se concibe el significado de un Dios que se ha hecho pan y vino y que ha hecho de la comunión una condición sine quia non de la salvación; no la única condición, sin duda, pues la comunión exige la práctica casi permanente de la oración, que Cristo ordena en su parábola del juez inicuo y cuya importancia destaca San Pablo al exhortar a los fieles a «orar sin cesar». Se puede concebir un hombre que, impedido de comulgar, se salve solamente por la oración, pero no se puede concebir un hombre que se viera impedido de rezar y se salvara por el solo hecho de comulgar; de hecho, algunos de los mayores santos, al principio del cristianismo, vivían en soledad sin poder comulgar, al menos durante varios años. Lo que se explica por el hecho de que la oración está por encima de todo y de que contiene, pues, a su manera la comunión, y necesariamente, puesto que en principio llevamos en nosotros mismos todo lo que podemos obtener de fuera: «El reino de Dios está dentro de vosotros». Los medios son relativos; nuestra relación fundamental con el Absoluto no puede serlo.

En lo que respecta al rito eucarístico, nos parece legítima la precisión siguiente: el pan parece significar que «Dios entra en nosotros», y el vino, que «nosotros entramos en Dios»; presencia de gracia, por una parte, y extinción unitiva, por otra. Dios es el Sujeto absoluto y perfecto que, o bien entra en el sujeto contingente e imperfecto, o bien asimila a éste liberándolo de las trabas de la subjetividad objetivada, exteriorizada y por ello vuelta paradójicamente múltiple. Se podría decir también que el pan se refiere más particularmente a la salvación, y el vino a la unión, lo que evoca la distinción antigua entre los pequeños y los grandes misterios (1).

En la Eucaristía, el Absoluto -o el divino SI (2)- se ha hecho Alimento; en otros casos se ha hecho Imagen o Icono, y en otros todavía, Palabra o Fórmula: es todo el misterio de la asimilación concreta de la Divinidad mediante un símbolo propiamente sacramental, visual, auditivo o de otro tipo. Uno de estos símbolos, e incluso el más central, es el propio Nombre de Dios, quintaesencia de toda oración, ya sea un Nombre de Dios en sí o un Nombre de Dios hecho hombre (3). Los hesicastas quieren que «el corazón beba el Nombre a fin de que el Nombre beba el corazón»; o sea el corazón «licuado», que, por efecto de la «caída», estaba «endurecido», y de ahí la comparación frecuente del corazón profano con una piedra. «A causa de la dureza de vuestro corazón, él (Moisés) escribió para vosotros este precepto». Cristo quería crear un hombre nuevo, mediante su cuerpo sacrificial de Hombre-Dios y a partir de una antropología moral particular. Especifiquemos que una posibilidad de salvación no se manifiesta porque sea necesariamente mejor que otra, sino porque, siendo posible precisamente, no puede dejar de manifestarse; como dijo Platón, y después de él San Agustín, está en la naturaleza del Bien el querer comunicarse.

El misterio del Icono no carece de relación con el de la Eucaristia; también aqui se trata de una materialización de lo celestial y por lo tanto de una asimilación sensible de lo espiritual. Quintaesencialmente, el cristianismo posee dos Iconos, la Santa Faz y la Virgen con el Niño, cuyos prototipos son, para el primer icono, el Santo Sudario y, para el segundo, el retrato de María pintado por San Lucas. De estas dos fuentes brotan, simbólicamente hablando, todas las demás imágenes sagradas, para llegar a esas cristalizaciones litúrgicas que son el iconostasio bizantino y el retablo gótico. Hay que mencionar también el crucifijo -pintado o esculpido-, en el que un símbolo primordial se combina con una imagen más tardía. Añadamos que la estatuaria -ajena a la Iglesia de Oriente- está más cerca de la arquitectura que de la iconografía propiamente dicha (4).

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«Dios hecho hombre»: es el misterio de Jesús, pero es también, y por eso mismo, el de María; pues, humanamente, Jesús no tiene nada que no haya heredado de su Madre, a la que con razón se ha llamado «Corredentora» y «la divina Maria». Por eso el Nombre de Maria es como una prolongación del de Jesús; sin duda, la realidad espiritual de Maria está contenida en Jesús -lo inverso es cierto igualmente-, pero la distinción de los dos aspectos tiene su razón de ser; la síntesis no excluye el análisis. Si Cristo es «la Vía, la Verdad y la Vida», la Virgen Santísima, que está hecha de la misma substancia, posee gracias que facilitan el acceso a estos misterios, y es a ella a quien se aplica en primer lugar esta frase de Cristo: «Mi yugo es dulce y mi fardo, ligero».

Se podría decir que el cristianismo no es a priori determinada verdad metafísica, sino Cristo, y es la participación en Cristo mediante los sacramentos y mediante la santidad. Siendo esto así, no escapamos de la Realidad divina quintaesencial: en el cristianismo, como en toda religión, hay fundamentalmente dos cosas que considerar, abstracta y concretamente: el Absoluto, o lo absolutamente Real, que es el Sumo Bien y que da sentido a todo; y nuestra consciencia del Absoluto, la cual debe convertirse para nosotros en una segunda naturaleza y la cual nos libera de los meandros, los callejones sin salida y los abismos de la contingencia. El resto es cuestión de adaptación a las necesidades de determinadas almas y determinadas sociedades; pero las formas tienen también su valor intrínseco, pues la Verdad quiere la belleza, tanto en los velos como en la última Beatitud.

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La metafísica intrínsecamente cristiana, no helenizada, se expresa mediante las frases iniciales del Evangelio de San Juan: «Al principio era el Verbo». Se trata, con toda evidencia, no de un origen temporal, sino de una prioridad principial, la del Orden divino, al que el Intelecto universal -el Verbo- pertenece al tiempo que forma parte de la Manifestación cósmica, de la que es el centro a la vez transcendente e inmanente. «Y el Verbo estaba con Dios»: desde el punto de vista de la Manifestación, precisamente, el Logos se distingue del Principio al tiempo que, por su esencia, está «con» él. «Y el verbo era Dios»: desde el punto de vista del Orden divino, el Logos no es distinto del Principio; la distinción entre las dos naturalezas de Cristo refleja la inevitable ambigüedad de la relación Âtmâ-Mâyâ. «Todas las cosas fueron hechas por Él»: no hay nada creado que no esté concebido y prefigurado en el Intelecto divino. «La luz resplandeció en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron»: está en la naturaleza de Âtmâ el penetrar en Mâyâ, y está en la naturaleza de cierta Mâyâ el resistírsele (5), sin lo cual el mundo dejaría de ser el mundo; y «es necesario que el escándalo llegue». La victoria de Cristo sobre el mundo y la muerte reproduce o anticipa la victoria en sí intemporal del Bien sobre el Mal, o de Ormuzd sobre Ahrimán, victoria ontológicamente necesaria porque resulta de la naturaleza del propio Ser, a pesar de las apariencias iniciales contrarias. Las tinieblas, incluso ganando, pierden; y la luz, incluso perdiendo, gana; Pasión, Resurrección, Redención.

NOTAS

l. En un sentido más general, diremos que los sacramentos cristianos son exotéricos para los exoteristas y esotéricos o iniciáticos para los esoteristas; en el primer caso buscan la salvación sin más, y en el segundo, la unión mística.

2. El Principio Supremo, desde el momento en que se hace interlocutor hacia el hombre, entra en la relatividad cósmica por el hecho mismo de su personificación; no por ello deja de ser el Absoluto con respecto al hombre, salvo desde el punto de vista del Intelecto puro.

3. Citemos a San Bernardino de Siena, gran promotor -hoy olvidado- de la invocación del Nombre de Jesús: «Poned el Nombre de Jesús en vuestras casas, en vuestras habitaciones y conservadlo en vuestros corazones». -«La mejor inscripción del Nombre de Jesús es la del corazón, después la de la palabra y finalmente la del símbolo pintado o esculpido». «Todo lo que Dios ha creado para la salvación del mundo está oculto en el Nombre de Jesús: toda la Biblia, desde el Génesis hasta el último Libro. La razón de ello es que el Nombre es origen sin origen… El Nombre de Jesús es tan digno de alabanza como Dios mismo».

4. El judaísmo y el Islam, que proscriben las imágenes, las sustituyen en cierto modo por la caligrafía, expresión visual del discurso divino. Una página iluminada del Corán, o un nicho de oración adornado con arabescos, son «Iconos abstractos».

5. Se trata aqul de la dimensión negativa propia de la Mâyâ infracelestial, que está hecha de oscuridad en la medida en que se aleja del Principio, y de luz en la medida en que manifiesta aspectos de Él. Es la esfera de la imperfección y la impermanencia, pero también del teomorfismo potencialmente liberador, mientras que la Mâyâ celestial es la esfera de los arquetipos y las hipóstasis.

A PROPOSITO DE FRITHJOF SCHUON

A PROPOSITO DE FRITHJOF SCHUON
(1907-1998)
JEAN-PIERRE LAURANT
Sophia, The Journal of Traditional Studies, vol. 4, Number 2, Winter 1998, Oakton (E.U.); Vers la Tradition, Nº 74, décembre 1998 ? Janv.-Fév. 1999 (Châlons-en-Champagne); Connaissance des religions, hors série, mai 1999 (Vogüé) y algunos dossiers de la Internet (en inglés y francés).
No es habitual el encontrar en Politica Hermetica artículos necrológicos y la audiencia internacional de F. Schuon no constituye la razón principal de este análisis sino la importancia de las relaciones triangulares, que su persona y su trabajo han suscitado, entre: musulmanes de origen, “esoteristas” europeos y americanos. La obra de Schuon, enraizada en la de Guénon, además de los debates con su maestro, la evolución “desde todas partes” de grupos que se le declaran afines, suscitan debates interesantes y a la vez delicados para aquellos que quieren mantenerse en la visión tradicional del mundo expuesta por Guénon, después de la Primera Guerra mundial. ¿De qué se compone esta Tradición una y universal?, ¿Cómo se transmite y por qué signos se la reconoce? A estos interrogantes se añade el de la regla de vida, es decir, ¿cómo pone uno su vida en conformidad con sus aspiraciones espirituales? ¡A fuerza de no vivir como se piensa se acaba por pensar como se vive! 
Impulsados por esta necesidad, son numerosos aquellos que se han comprometido en las vías de la “realización espiritual” y que encontrándose en un recodo del camino con la piedra con la que el pie tropieza. A partir de ahí las reacciones difieren según la herencia cultural, religiosa y el entorno cotidiano: las diferencias de apreciación de estos documentos sobre un hombre fuera de lo común lo testimonian. 

Sophia, publicada por una “Fundación para los estudios tradicionales” en Estados Unidos, está presidida por Seyyed Hossein Nasr, antiguo profesor en la Universidad de Teherán y actualmente funcionario en la Universidad George Washington: a su lado Huston Smith, igualmente universitario y uno de los guías de la corriente tradicionalista americana bajo la forma particular de la que ésta se reviste al otro lado del Atlántico, en el “perennialism”; escritores como James Cutsinger o el hijo de Ananda Coomaraswamy, Rama, de religión católica se inscriben igualmente en esta corriente. Es S. H. Nasr quien ha dirigido este número in memoriam presentando a Schuon bajo su nombre islámico de Isa Nur al-Din (Aïssa en trascripción francesa, es decir Jesús) y su título de Sheikh de la tariqah shadiliyya/alawiyya/maryamiyya, en reconocimiento de la legitimidad de su función (que es puesta en entredicho por otros) y de su vínculo con la prestigiosa cofradía shadiliyya. La mención de la maryamiyya (del nombre de la Virgen María) es aún más importante puesto que se trata de una creación del propio Schuon, como beneficiario de visiones de la Virgen María, que le otorgan una investidura directa del cielo. Como su nombre de Seyyed indica, el Sr. Nasr se inscribe en la genealogía del profeta, lo que da una cierta fuerza a sus razonamientos, fundados en la legitimidad de la transmisión. La presencia en este número de compañeros de Guénon en el Cairo, Martin Lings y Whitall N. Perry, es igualmente importante en la medida en que las dificultades que aparecieron entre Guénon y Schuon y que desembocaron en una cuasi ruptura no rompieron los vínculos con este último. Los contactos privilegiados entre Guénon y el mundo anglosajón se mantuvieron de forma natural con la inmigración de Schuon y su grupo a Bloomington en los EEUU en 1981. A los recuerdos personales de Lings, que es por otra parte el biógrafo del Sheikh Alawi, se suman los de Perry que rememora su partida del Cairo a raíz de la muerte de Guénon, perdiendo todo sentido su presencia en el nuevo contexto político egipcio. 

El papel del maestro de la Maryamiyya en América latina, en la espiritualidad hindú y en las tradiciones de los indios de América del norte es también comentado. En conjunto no se centra en una argumentación teórica; se trata más bien de un estudio hagiográfico fundado en la idea de que “se reconoce al árbol por sus frutos” y que los resultados espirituales son los que demuestran la santidad del que los dispensa. Las mezclas tradicionales son presentadas como inscribiéndose de forma natural en la tolerancia islámica, apta para integrar el conjunto de la enseñanza esotérica tradicional. Cuestión de discernimiento. 

Vers la Tradition, por el contrario, desarrolla la tesis de la ruptura, abriendo su número con una “entrevista con Khaled Bentounès, Sheikh de la tariqah alawyya” que insiste en la ausencia de vínculo entre el grupo de Schuon y la tariqah madre a partir de 1954; hay pues ruptura en la “silsilah”, la cadena de la transmisión, esencial en el universo de las cofradías. Para el Sheikh Bentounès, la obra de Schuon no es despreciable, pero lo considera un maestro de pensamiento y no un guía espiritual. Federico González, por su parte, marca las distancias entre las obras de Guénon y las de Schuon y a la vez Nikos Vardikhas subraya el carácter heterodoxo de ciertas posturas de este último sobre el cristianismo. Charles-André Gilis había abierto el número con una presentación puramente hagiográfica igualmente de la “función de René Guénon”. 

A otro nivel se sitúan las críticas formuladas en algunas direcciones de Internet a partir de 1998, especialmente las de Mark Koslow, un allegado al grupo de Bloomington, en lengua inglesa, y después por Dominique Devie en francés quienes han hecho públicas las sospechas y las acusaciones nacidas en torno al tema de la “desnudez sagrada” de las ceremonias de los Indios de las llanuras. Si por un lado la poca rigidez de fronteras entre Universidades, Iglesias y grupos religiosos minoritarios pudo ayudar a las posturas de Schuon en los EEUU, la fragilidad de estructuras y la sensibilidad de la opinión pública se volvieron contra él. Lo que en Francia habría podido derivar en sospechas sobre el carácter “sectario”, o sobre el posible uso político de sus posiciones, en América acabó todo en una cuestión de moralidad. La interrupción de la que se benefició Schuon sembró sin embargo dudas en un cierto número de sus discípulos europeos y recondujo el debate en sus vías normales. 

Connaissance des Religions ha intentado una aproximación más equilibrada, retomando una parte de los testimonios de Sophia y atacando los problemas de fondo con Patrick Laude sobre la naturaleza del esoterismo de Schuon y S. H. Nasr en cuanto a sus relaciones con el Islam. Jean-Baptiste Aymard ofrece una larga biografía muy interesante sobre la juventud del futuro iniciado, seguida de un análisis grafológico de Mark Perry. Equilibrio entre los testimonios contradictorios: el de Swami Ramdas por un lado, hablando de “una visita a un santo sufí” y el de Ch.-A. Gilis reprochando a Schuon no haber “respetado las conveniencias” con su maestro Guénon. 

En resumen, el vigor de las reacciones demuestra la importancia creciente de lo que está en juego en torno al esoterismo. 

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