Código del guerrero Togakure

Las estrellas son mis ojos

El viento mis oídos

El frío mi espíritu

La sombra mi morada

La determinación es mi preciado valor

Mi personalidad es mi poder

El estoicismo y la perseverancia mi cuerpo

La supervivencia es mi ley

La imprudencia es mi enemigo

La razón de respetar o tomar la vida mi estrategia

Las leyes del cosmos son mi universo

La adaptabilidad mi principio

La vacuidad mi táctica

La sensibilidad y el sentido del deber mis armaduras

El espíritu imperturbable mi fortaleza

El conocimiento de la mente sin apegos es mi espada

Código del guerrero Togakure

Codigos del Budo

1. GI – Honradez y Justicia Sé honrado en tus tratos con todo el mundo.

2. YU – Valor Heroico Álzate sobre las masas de gente que temen actuar.

3. JIN – Compasión Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte.

4. REI – Cortesía Los samurai no tienen motivos para ser crueles.

5. MEYO – Honor El Auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo.

6. MAKOTO – Sinceridad Absoluta Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho.

7 y 8. CHUGO – Deber y Lealtad Para el samurai, haber hecho o dicho “algo”, significa que ese “algo” le pertenece.

9. CHI – Sabiduría La superioridad intelectual, por supuesto, fue estimada pero un samurai es esencialmente un hombre de acción.

Go Dou Shin -Las cinco sendas del espíritu.

1.- Hitotsu Ishi. Shoshin wasureru nakare. Uno Voluntad. Nunca olvidar la intencion inicial.

2.- Hitotsu Doutoku. Reigi okotaru nakare.Uno Moral. Nunca negar los buenos modales.

3.- Hitotsu Hatten. Doryoku okotaru nakare. Uno Crecimiento. Nunca negar el esfuerzo.

4.- Hitotsu Joushiki. Joushiki kakeru nakare. Uno Sentido Común. Nunca carecer del sentido común.

5.- Hitotsu Heiwa. Wa midasu nakare. Uno Paz. Nunca perturbar la armonía

Doujou Kun -Preceptos del lugar de entrenamiento.

1.- Hitotsu Jinkaku kansei ni tsuto nuru koto. Uno Esforzarse en perfeccionar el caracter.

2.- Hitotsu Makoto no michi wo mamoru koto.Uno Proteger el camino de la verdad.

3.- Hitotsu Douryoku no seishin wo yashinau koto. Uno Cultivar la excelencia en mente, espíritu y corazón.

4.- Hitotsu Reigi wo omonzuru koto. Uno Respetar los modales.

5.- Hitotsu Kekki no you wo imashi nuru koto.Uno Cuidarse del violento

El Credo del Samurai.

No tengo padres, hago que la Tierra y el Cielo sean mis padres.

No tengo hogar, hago que el Hara sea mi hogar.

No tengo poder divino, hago de la honestidad mi poder divino.

No tengo medios, hago de la docilidad mis medios.

No tengo poder mágico, hago que mi personalidad sea mi poder mágico.

No tengo cuerpo, hago del estoicismo mi cuerpo.

No tengo ojos, hago del relámpago mis ojos.

No tengo oídos, hago de la sensibilidad mis oídos.

No tengo extremidades, hago de la rapidèz mis extremidades.

No tengo leyes, hago de la auto-defensa mis leyes.

No tengo estrategia, hago de lo correcto para matar y de lo correcto para restituir la vida mi estrategia.

No tengo ideas, hago que tomar la oportunidad de antemano sean mis ideas.

No tengo milagros, hago que las leyes correctas sean mis milagros.

No tengo principios, hago de la adaptabilidad a todas las circunstancias mis principios.

No tengo tácticas, hago del vacío y la plenitud mis tácticas.

No tengo talento, hago que la astucia sea mi talento.

No tengo amigos, hago que mi mente sea mi amiga.

No tengo enemigos, hago del descuido mi enemigo.

No tengo armadura, hago de la benevolencia mi armadura.

No tengo castillo, hago que mi mente inamovible sea mi castillo.

No tengo espada, hago del Mushin (No mente) mi espada.

Credo de un Guerrero

CREDO DE UN GUERRERO

Carezco de Padres:

Mis padres serán la Tierra y el Cielo.

Carezco de Hogar:

La Conciencia será mi hogar.

Carezco de Vida y de Muerte:

El Ritmo de mi Respiración será mi vida y muerte.

Carezco de Poder Divino:

La Honestidad será mi poder divino.

Carezco de Medios:

La Comprensión, la Docilidad serán mis medios.

Carezco de Secretos Mágicos:

El Carácter…mi Personalidad será mi secreto mágico.

Carezco de Cuerpo:

La Resistencia…el Estoicismo será mi cuerpo.

Carezco de Ojos:

El Resplandor del rayo será mis ojos.

Carezco de Oídos:

La Sensibilidad será mis oídos.

Carezco de Miembros:

La Presteza…la Rapidez será mis miembros.

Carezco de Estrategia:

Lo “No oscurecido” por el pensamiento será mi estrategia.

Carezco de Proyectos de Ideas:

“Tomar la Ocasión al Vuelo” será mi proyecto.

Carezco de Milagros:

La Acción Correcta será mi milagro.

Carezco de Principios:

La Capacidad de Adaptación a todas las Circunstancias será mi
principio.

Carezco de Táctica:

El Vacio y la Plenitud serán mis tácticas.

Carezco de Leyes:

Hago de mi Auto_Defensa mis leyes.

Carezco de Talentos:

La Agudeza será mi talento.

Carezco de Amigos:

Mi Mente será mi amiga.

Carezco de Enemigos:

El Descuido será mi enemigo.

Carezco de Armadura:

La Benevolencia y la Virtud serán mi armadura.

Carezco de Castillo:

La Mente Inamovible será mi castillo.

Carezco de Espada:

La Ausencia de Yo será mi espada

No busco premios:

La mirada orgullosa de mis hijos seran mi recompensa

Samurai anónimo, siglo XIV

Las nueve virtudes del guerrero

Ku Biten Musha. Las 9 virtudes del guerrero.

Las 9 virtudes son en parte basadas del Bushido, éstas deben ser expresadas en la vida cotidiana, siendo su uso algo de imprescindible importancia en la práctica de las Artes Marciales.   

Todo Artista Marcial debe hacer conocimiento y práctica de ellas, mostrando un corazón limpio y valeroso.     
1. Auto-dominio: El control sobre nuestras pasiones y emociones ante las circunstancias y adversidades del destino es una virtud que solo grandes hombres pueden poseer, la templanza debe ser la sombra del guerrero en todo momento, expresando un rostro y acción imperturbable; aquel que no tiene control sobre si mismo caerá sobre su propio peso. El primer paso para ser invencible es el de conocerse y controlarse a sí mismo.   

2. Rectitud: Ser un hombre honesto y franco. Nuestro camino será en todo momento el correcto y justo, al igual que nuestro comportamiento y nuestras acciones, incluso en los momentos más difíciles y críticos debemos de tener la entereza de seguir defendiendo lo que es verdadero y está de parte de la razón; sólo los cobardes usaran las mentiras y las calumnias, por ello, el hombre recto es también un hombre de valor.   
3. Lealtad: Un hombre fiel es algo que merece toda la confianza y respeto del mundo. La lealtad consiste en ser fiel a todo compromiso, idea, cargo o persona en agradecimiento por la confianza y el respeto de la otra persona. La lealtad es digna de un verdadero hombre, ésta rebasa cualquier obstáculo que se interponga, su compromiso es su deber y su responsabilidad; su promesa es su huella y deberá seguirla hasta el final.   
4. Valor: Todo el mundo siente el miedo en su cuerpo, pero sólo las personas con un corazón valeroso son las que afrontan éste sentimiento con coraje y valentía. Un hombre de valor no se deja influenciar por las circunstancias, se mantiene sereno y toma las decisiones con buen juicio. El valor no consiste en afrontar obstáculos sin sentido, estúpidos o que no llevan a ningún objetivo que merezca la pena, el valor nacerá de un sentido correcto y adecuado a la situación, siendo modesto en cualquier acto heroico que realicemos.   

5. Honor: Es la virtud que lleva a la persona a seguir un código moral o ético sin quebrantarlo; el honor es algo que perdura mas que la vida, por ello un hombre de honor es un hombre digno que contribuye a ser honesto y puro, realizando actos intachables.   

6. Cortesía: Los actos, gestos y palabras corteses son una virtud que expresan el respeto hacia los demás y tu valor ético y personal, mucho se consigue con ella y poco cuesta usarla; la cortesía y educación deben estar presente siempre, incluso para las personas que no saben apreciarla; trata a los demás como tu quisieras que te trataran.   

7. Benevolencia: No por ser un guerrero se es un salvaje sin escrúpulos; el guerrero debe de ser humilde, compasivo y bondadoso con todos los seres, perdonando a todos, incluso al peor enemigo.   

8. Voluntad: Si no hay voluntad en el corazón nada lograremos, si no hay constancia nada perdurará; un hombre con voluntad es un hombre que puede conseguir cualquier cosa, para todas las cosas es importante tener un espíritu persistente y que no se eche atrás en nada que merezca la pena. Todo se consigue y todo tiene su premio, la voluntad lo busca, la perseverancia lo encuentra.   

9. Sabiduría: No todo es cuestión de sustancia y conocimientos, también es necesario saber utilizar cada cosa en su momento y de la forma adecuada, ahí es donde está la inteligencia, pues la sabiduría es inteligencia y conocimiento, saber manejar nuestros conocimientos y adaptarlos a las circunstancias de la mejor forma. 
 

Guerrero de la Sombra

Guerrero de la Sombra
por Shawn Carman 

Traducido por Mori Saiseki 

 
Ver a los enemigos llenaba el corazón de Yogo Itoju de un frío miedo, distinto a cualquier cosa que antes hubiese sentido. En el lejano horizonte, podía ver las indudables formas de los oni, y otra forma que no podía distinguir a está distancia. Aún desde aquí, podía oírles rugir y sentir su asqueroso poder. 

Itoju miró a sus fuerzas que estaban alrededor suyo. Eran pocos, pero eran Escorpión. Fuerzas más grandes habían caído antes ante el clan de los secretos, y hoy volvería a pasar. No fallaría a su señor Yojiro, no en esta tarea. Itoju era un miembro de los kuroiban, la guardia negra. Su ancestro, también llamado Itoju, había sido uno de los primeros kuroiban. Durante generaciones su familia se había enfrentado a las Tierras Sombrías. Su reputación casi había sido destruida por el traidor Junzo, pero quizás, ahora era la oportunidad para la redención. 

En medio del valle había una entrada a una olvidada mina de jade. El precioso material había incrementado de valor desde la derrota de Fu Leng, y ahora era muy escaso por todo el Imperio. Los Cangrejos lo necesitaban desesperadamente, por supuesto, y los demás clanes también lo deseaban. Donde había deseo, los Escorpiones prosperaban. 

• 

Hacia solo unos pocos días, Itoju había sido convocado a una audiencia con Bayushi Paneki, el Legionario Escorpión nombrado Defensor del Imperio por Toturi el Primero. La convocatoria había cogido a Itoju desprevenido, ya que nadie del escalón superior del clan había prestado atención a su vigilancia contra la oscuridad. La verdad es que no sabía lo que esperar del encuentro. Pero, cualquier cosa que se había imaginado, no había sido tan extraño como la realidad. 

“Itoju-san,” había empezado Paneki, “¿conoces los problemas que afligen a los campesinos en nuestras posesiones que están más al sur?” El delgado guerrero no había levantado la vista desde la carta que estaba escribiendo, su máscara haciendo imposible leer sus emociones. 

“He oído que ha habido alegaciones de espíritus malignos entre las aldeas de por ahí. Pero la verdad es que ese tipo de informes no son inusuales entre los campesinos, especialmente en nuestras posesiones del sur. Están seguros que las Tierras Sombrías van a explotar y consumirles en cualquier momento,” contestó Itoju. 

“Desde luego.” Paneki nunca paró su caligrafía. “Pero en este caso, ha habido mucha gente que ha desaparecido. De hecho, el magistrado local cogió a varios de sus yoriki y se fue a investigar.” Finalmente dejó a un lado su pincel y miró a los ojos de Itoju. “El único superviviente del grupo llegó ayer por la mañana para informarnos del ogro que vive en nuestras tierras.” 

Horrorizado, Itoju tartamudeó “¡Mi señor, no tengo excusa para esa grave dejación de mis deberes! Gustosamente mataré a esta criatura por vos y luego haré los tres cortes si ese es su deseo.” La mano del Shugenja se acercó a la empuñadura de su wakizashi. 

Un gesto de disgusto cruzó la cara de Paneki. “Itoju,” dijo secamente, “si no puedes mantener la compostura ante la adversidad, entonces, nunca avanzarás de rango.” La mirada de desdeño se esfumó, y el semblante amistoso volvió. “Pero tal y como está, está es una excelente oportunidad para que lo consigas, siempre que tengas ganas, y seas capaz.” 

“Hai, Paneki-sama.” 

“Excelente.” Paneki se dio la vuelta para coger un pergamino de su mesa. “Esta carta te autoriza a que tomes el mando de las tropas necesarias de la guarnición que hay aquí, para que te ocupes del problema.” 

“Desde luego, Paneki-sama.” Itoju cogió el pergamino. “¿Cree que una fuerza armada será necesaria? He tratado personalmente con ogros antes.” 

Paneki asintió. “Lo se. Pero, ha habido informes de criaturas más grandes al sur de nuestras tierras. Es posible que te encuentres con más resistencia de la que crees.” 

“Oni.” La cara de Itoju se retorció, para convertirse en una máscara de odio. 

“Quizás,” asintió Paneki. “En cualquier caso, coge las tropas. Estoy seguro que cumplirás con tu deber.” 

“Ahora mismo, Paneki-sama.” Itoju se dio la vuelta y caminó hacia la puerta. Su mente ya corría con las maneras posibles de eliminar ambos problemas de un solo golpe. Sería difícil, seguro, pero era posible. Casi había llegado a la puerta cuando Paneki le detuvo. 

“O, otro pequeño inconveniente, Itoju-san.” Paneki sacó otro pergamino y se lo dio al shugenja mientras retornaba a su caligrafía. “El yoriki que escapó de la guarida del ogro volvió con esto. Lo encontró entre los ropajes de las anteriores victimas de la bestia.” 

Itoju cogió el pergamino y lo desenrolló. Paneki continuo en un tono desinteresado. “Es un plano de una mina de jade que está en un remoto valle entre nuestras tierras y las tierras Cangrejo.” 

“Jade.” Itoju consideró la información cuidadosamente. “Ahora, el valor del jade es considerable.” 

“O, desde luego que es considerable.” Paneki no levantó la vista de su papel. “Y la carta que venía con el mapa indica que esta mina en particular se usó para esconder la Armadura del Guerrero de la Sombra.” 

La cabeza de Itoju se levantó de repente. “¿La armadura de Kisada?” 

“Si. Parece ser que cuando los Naga se llevaron el cuerpo de Yakamo, la armadura de su padre se la apropiaron algunos Nezumi de la Tribu de la Garra Codiciosa. Escondieron la armadura e hicieron un mapa de su localización, con la intención de venderla a uno de sus agentes en Ryoko Owari. Parece ser que el ogro llegó antes a nuestros aliados Ratling, y ahora el plano, la armadura, y el jade, están perdidos. Trae esos tres premios al Escorpión, Itoju, y tendrás la recompensa que te mereces.” 

“Como ordenes, Paneki-sama.” 

• 

Y ahora, la batalla empezaría muy pronto. El ogro había sido sencillo. Itoju había cogido el control de la bestia con un hechizo que había aprendido hacía muchos años. La enorme criatura luchó para liberarse, pero no pudo superar su voluntad. Cuando empezase la lucha, el ogro moriría primero, preferiblemente llevándose un oni con él y salvando las vidas de los soldados Escorpión. 

“Humo,” ordenó Itoju con un movimiento de su mano. Docenas de soldados Escorpión lanzaron pequeñas pero potentes bombas de humo, arrojadas desde la punta de largos palos. Chocaron contra el suelo y soltaron una espesa nube de humo gris que oscureció completamente al enemigo de la vista. Era una jugada arriesgada, pero necesaria para que el ejército fuese escudado de la asquerosa maho oni. 

Una llamada mental de Itoju hizo que el inmenso ogro se tambaleara hasta las primeras filas, mientas los Escorpiones se apartaban. Un poderoso hechizo de aire hizo que la nube de humo se moviese lentamente hacia delante, cubriendo el avance Escorpión. Un segundo hechizo creó un gigantesco garrote de aire para que lo usara el ogro. El ogro se tambaleó hacia delante. Con un gesto, Itoju ordenó al ejército que también marchara. Las filas empezaron a andar casi en silencio. 

“Por la victoria,” susurró Itoju. 

• 

Sobre él, el campo de batalla apestaba a sangre y a carne quemada. Cuerpos Escorpión estaban desparramados por doquier, la mayoría tan rotos que apenas parecían seres humanos. El propio Itoju se arrastraba despacio por el túnel de la mina, cada centímetro una nueva agonía. Su cuerpo estaba destrozado. Costillas sobresalían de su pecho para rasgar agujeros en su kimono mientras se movía. Arrastró sus machacadas e inútiles piernas tras él. Un ojo estaba totalmente perdido, el otro ciego por la sangre y el picor. Una mano le arrastraba hasta la entrada de la mina, los dedos ensangrentados y desgarrados hasta los huesos. La otra mano agarraba con fuerza una gran pieza de una vieja y usada armadura. 

“Siiii, tráemelo, pequeño,” susurraba una aceitosa voz en su mente. “Tráeme el precioso juguete.” Itoju luchó con todas sus fuerzas resistir a la voz, para sencillamente parar donde estaba y sucumbir a la muerte. No podía. No podía desobedecer, igual que el ogro sin mente, que había obligado a ceder a sus deseos esa misma tarde. 

“Excelente,” la voz burbujeó desde el montículo gelatinoso que era Tsuburu no Oni, girando de gusto mientras el último trozo de la armadura de Hida Kisada cayó en un montón, a sus hinchados pies. “Ahora, únete a nosotros, pequeño,” ronroneó Tsuburu. “Podrás tener un gran poder con la Horda. Nos alegra tener a los de tu linaje entre nosotros.” 

A pesar del dolor que destrozaba su cuerpo, Itoju apretó sus dientes contra la voz. “Nunca,” susurró a través de labios ensangrentados. “Nunca. Ningún castigo que puedas jamás imaginar hará que me una a vosotros, abominación.” 

“Bueno, ya veremos,” rió Tsuburu no Oni. “Conozco los secretos de la persuasión. Te los enseñaré.” La gran y blanda mano de la criatura cogió al destrozado Escorpión del suelo, abriendo una docena nueva de heridas. Itoju se giró para ver la increíble boca sin dientes del oni abrirse del todo, acercándose. Su resolución de no gritar se rompió cuando vio las caras que se apretaban contra la piel del oni desde dentro, almas gritando ser liberadas de sus condenas. 

• 

 
Yoritomo Aramasu miró el misterioso velero con interés y recelo. Sus hombres habían informado sobre el barco abandonado que flotaba cerca de la orilla esta mañana. Una precipitada investigación había descubierto un gran cesto dentro, aparentemente mágicamente protegida, que tenía un solo kanji sobre ella: Escorpión. 

Claramente, esto era algún tipo de mensaje. A quién estaba claro: el Clan Escorpión aún consideraba a Aramasu un Bayushi y un traidor. Quién lo había mandado era una cuestión más complicada. Los Escorpiones raramente eran tan obvios, pero de alguna manera notaba su mano en esto. Cualquiera que fuese el misterio, estaba seguro que le implicaba. 

Aramasu se volvió a una shugenja Moshi y asintió. “Ábrelo.” 

La joven mujer asintió y cerró sus ojos. Un suave canto se escapó de entre sus labios mientras intentaba que desapareciera el encantamiento que mantenía sellado el misterioso paquete. De repente, sus ojos se abrieron, su boca también. “¡Mi señor!” exclamó. “¡Es una trampa!” 

Aramasu dio un salto hacia atrás justo cuando explotó el cesto, haciendo que cayera un bushi Mantis a la arenosa playa, salpicado de esquirlas de madera. Una solitaria figura emergió del nocivo montón de porquería parecida al barro que llenaba el cesto. Era un hombre, pero uno que había muerto hacía mucho tiempo. Su cuerpo estaba torcido en una terrible burla de una postura humana, y su piel estaba hinchada y descolorida como la carne en adobo. Estaba vestido de cabeza a pies con una negra armadura que parecía ser una con la propia noche. 

“¡Traidor!” Gritó la cosa. “¡Traidor al Escorpión! ¡Pronto pagarás tu precio! ¡Nadie escapa!” Se abalanzó sobre Aramasu, pero le hizo caer un guerrero Mantis que cargó sobre la criatura desde un lado, salvando a su Campeón de su ataque. Los dos se enzarzaron en un combate. El gran yelmo negro de la criatura salió rodando por la arena. La criatura ignoró los golpes del sai del guerrero, que hubiesen matado a un hombre vivo. Se giró con un movimiento rápido y desgarró el cuello del hombre con sus dientes. El Mantis cayó a un lado con un asqueroso gorgoteo. Escupiendo un trozo de carne masticada, la criatura se puso en pie y rió. Miró hacia arriba, sus ojos rojos buscando a su presa. 

Encontró a Aramasu, quien de un hábil movimiento separó la tapa del cráneo de la criatura de oreja a oreja. Su cráneo cayó al suelo con un golpe húmedo, los ojos brillando con ira. La otra mitad se quedó en el cuerpo de la criatura, su boca moviéndose en silencio. Con una exhalación, la cosa cayó al suelo, se agitó, y se quedó quieta. 

“Por las Fortunas,” dijo ahogadamente un soldado Mantis. “El hedor… he olido antes a los no-muertos, pero esa cosa… es casi inaguantable.” 

“Cortarle la cabeza antes de que se vuelva a levantar. Cura las heridas de los otros cuando hayas acabado,” Aramasu ordenó a la Moshi, gesticulando hacia los dos guerreros que estaban en el suelo. Mientras que se obedecían sus órdenes, el Campeón miró hacía su enemigo con una mirada de odio y asco. “Un Yogo. Itoju, creo.” Pero cuando miró a la ennegrecida armadura, llena de porquería que llevaba la criatura, su expresión cambió a una de sobresalto. 

“¿Le conoce?” Preguntó un sorprendido bushi. 

“Tengo el hábito de conocer a mis enemigos,” dijo suavemente Aramasu. “Traer a mas shugenja. Ahora. Es posible que tengamos que purificar la zona.” Aramasu se arrodilló y quitó el fango de la armadura con un trozo del cesto roto. La cresta era inequívoca. Aramasu se sobresaltó. “Esta es la Armadura del Guerrero de la Sombra, llevada por el Gran Oso, Hida Kisada. Hida Yakamo murió con esta armadura.” Los labios de Aramasu se apretaron con una furia silenciosa. “Ha sido manchada por el roce con esta asquerosa abominación.” Se giró hacia la Moshi, que estaba curando al guerrero herido. “Cuando lleguen los otros, que lleven esta armadura a mi palacio. Debe ser purificada, a cualquier coste. Ningún coste es demasiado grande.” Se giró hacia otro soldado Mantis. “Ve a los muelles. Preparar mi barco.” 

El Campeón Mantis puso su mano sobre sus armas. “Iré a Otosan Uchi, y preguntaré a los Escorpiones que hay allí. Encontraré a los responsables de esta blasfemia. Y les mataré.” 

Frases sobre la senda del guerrero

Frases sobre la senda del guerrero

* “El verdadero blanco que el arquero debe apuntar es su corazón” (Máxima del Kyudo)
* “El libro del estratega dice: No provoques la lucha, acéptala; es mejor retroceder un metro que avanzar un centímetro.” (Lao Tze)
* “Uno no puede ser golpeado si no puede ser tocado” (Bruce Lee)
* “El que desea sacar la espada es un principiante. El que puede sacar la espada es un experto. El que es la espada misma es un maestro” (Risuke Otake)
* “Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos palabras es ganar antes” (Y. Yamamoto)
* “No provoques una acción que no estés seguro de dominar” (I Ching)
* “Pese a que eres mi enemigo, tómate otra copa” (Proverbio oriental)
* “El buen guerrero no es irascible. El buen vencedor evita la guerra” (Tao)
* “El valor de una cosa depende de la forma en que se aborda mentalmente y no de la cosa en sí misma” (Jigoro K.)
* “La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos” (Lao Tse)
* “La mayor conquista en el carácter de un guerrero es su propio temple” (Huang Ta Chung)
* “El hombre que se enoja se derrotará a sí mismo en el combate, lo mismo que en la vida” (Máxima samurai)
* “El mejor militar no es marcial. El mejor guerrero no es violento” (Lao Tse)
* “No desprecies ni a un rey pequeño ni a una corriente floja” (Aforismo tibetano)
* “El valor del osado le conduce a la muerte. El valor del prudente le conserva la vida” (Lao Tse)
* “La via del budo es hacer del corazón del universo nuestro propio corazón” (M. Ueshiba)
* “Puedo derrotarte físicamente con o sin razón, pero sólo puedo derrotar tu mente con algún razonamiento” (Yin Lao)
* “Cien amigos es poco; un enemigo, demasiado” (Cita tibetana)
* “Amenazar es peor que golpear” (Refrán oriental)
* “Si peleas en un dia infortunado, reconciliate en un uno afortunado” (Aforismo tibetano)
* “Saber y actuar son uno y lo mismo” (Máxima samurai)
* “No engañes a tu corazón con inútiles palabras que solo demostrarían la escasez de tu inteligencia” (Confucio)

El arte de la estrategia

El Arte de la Estrategia

El Libro de los Cinco Anillos

Miyamoto Musashi

Cuando has comprendido el Camino de la Estrategia, no existe una sola cosa que no seas capaz de comprender

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Desintegración

La desintegración le llega a todas las cosas. Cuando una casa, una persona, o un adversario se derrumba, se desmorona saliendo del ritmo del tiempo. En el arte de la guerra en sentido amplio, también es esencial encontrar el ritmo de los adversarios a medida que lo pierden, y perseguirlos para que no se abra ninguna brecha. Si dejas pasar los momentos vulnerables, existe la posibilidad de un contraataque. En el arte individual de la guerra, también sucede que un adversario pierda el ritmo en el combate y empiece a derrumbarse. Si no aprovechar esta oportunidad, el adversario se recobrará y empezará a presentarte dificultades. Es esencial seguir con atención cualquier pérdida de posición por parte de tu contrincante, para impedirle que se recupere.

Mover las sombras

“Mover las sombras” es algo que puedes hacer cuando no eres capaz de distinguir lo que tus adversarios están pensando. Cuando no puedes ver el estado de tus contrincantes, aparenta un poderoso ataque para ver qué hará el enemigo.

Parar las sombras

“Parar las sombras” es lo que haces cuando puede percibirse las intenciones agresivas del adversario hacia tí. En el arte la guerra en sentido amplio, esto quiere decir detener la acción del enemigo en el mismo punto de su arranque. Si muestras a los contrincantes contundentemente cómo controlas la ventaja, cambiarán sus intenciones paralizados por esta fuerza. Cambia tu también su actitud hacia una mente vacía, y desde ella toma la iniciativa; es desde aquí desde donde puedes ganar. Asimismo, en el arte individual de la guerra, te aprovechas de un ritmo ventajoso para atajar la fuerte determinación de la motivación del contrario; después encuentra la ventaja para ganar en el momento de la pausa y toma la iniciativa. Esto requiere mucha práctica.

Contagio

En todas partes hay contagio. Incluso el sueño y el bostezo pueden ser contagiosos. También existe el contagio del ritmo temporal. En el arte de la guerra en sentido amplio, cuando los adversarios están agitados y con toda evidencia tienen prisa por actuar, compórtate como si fueras totalmente indiferente, aparentando estar muy relajado y confortable. Si lo haces, los contrarios, influenciados por este estado de ánimo, perderán su entusiasmo inicial. Cuando creas que los contrincantes han “captado” estado de ánimo, vacía tu mente y actúa rápida y firmemente, para ganar la ventaja conquistada. También en el arte individual de la guerra, es esencial está relajado en cuerpo y mente, darse cuenta del momento en el que el contrincante se descuida, y tomar con celeridad la iniciativa para ganar.

Distraer la atención seduciendo.

También existe algo llamado ” distraer seduciendo ” que es parecido al ” contagio “. Un estado de ánimo que distraer la atención es el aburrimiento. Otro es la agitación. Otro la pusilanimidad. Dominar cualquiera de ellos requiere práctica.

Desconcierto

El ” desconcierto ” sucede de muchas maneras. A veces ocurre con el sentimiento de estar sometido a una gran presión. Otras, porque la presión es desmesurada. Un tercer caso ocurre con el sentimiento de sorpresa ante lo inesperado. En el arte de la guerra a gran escala, es fundamental causar desconcierto. Es esencial atacar resueltamente cuando los enemigos no se lo esperan; después, cuando sus mentes tan agitadas, utiliza este hecho en tu favor para tomar la iniciativa y ganar. En el combate individual, muéstrate primero relajado, y después entra de repente a la carga con fuerza; cuando la mente del contrincante cambie de táctica, es esencial que sigas atentamente lo que hace, no dándole respiro un solo momento, percibiendo la ventaja del momento y juzgando exactamente entonces como ganar.

Susto

Existe el susto en toda clase de situaciones. Surge así la mente asustada por lo inesperado. Si puedes captar el momento del susto, puedes aprovecharte de este para vencer.

Adherirse estrechamente

” Adherirse estrechamente ” significa pegarse a un contrincante, cuando estás luchando a poca distancia y observas que no te está yendo bien. El punto esencial es aprovecharse de las oportunidades de ganar incluso cuando estás luchando codo a codo.

Atacar los flancos

” Atacar los flancos ” significa que cuando empujas algo con fuerza, difícilmente cede por las buenas. En el arte de las grandes batallas, observa a las tropas enemigas; cuando ha avanzado una oleada, ataca el flanco de este potente frente y obtendrás la superioridad. Cuando se derrumba el flanco, todo el mundo tiene la impresión de desmoronamiento. Pero incluso cuando se están desmoronando los flancos, es esencial darse cuenta de cuando cada uno de ellos está presto a derrumbarse, y sentir cómo vencerlos. También en el arte individual de la guerra, cuando infringes una herida a una parte del cuerpo, cada vez que el adversario hace un movimiento agresivo, su cuerpo se debilita poco a poco hasta que está listo para derrumbarse, y entonces es fácil vencerle. Es fundamental estudiar cuidadosamente todo esto para discernir el momento en que puedes ganar.

Confundir

Confundir a los contrincantes significa actuar de tal manera que les impida mantener la mente en calma. En el arte de las grandes pantallas, significa valorar las mentes de los adversarios en el campo de batalla, y servirte del poder de tu conocimiento del arte de la guerra para manipular su atención, confundiendo sus pensamientos acerca de lo que vas a hacer; esto quiere decir encontrar un ritmo que aturda a los enemigos, discerniendo con precisión cuál es el momento de ganarles. También en el arte individual de la guerra, intenta varias maniobras según la oportunidad del momento, haciendo pensar al contrincante que ahora vas a hacer esto, después lo otro, y a continuación algo distinto, hasta que veas que empieza a estar desconcertado, y así ganar a voluntad. Esta es la esencia de la batalla.

Aplastar

” Aplastar ” exige un estado de ánimo de aniquilamiento, como cuando ves débil a un adversario y te creces entonces para vencerle. En el arte de las grandes batallas, estos significa despreciar a los enemigos cuando su número es pequeño; o incluso si son muchos, concentrar tu fuerza en aplastarlos, si estando desmoralizados y debilitados, poniéndolos en situación de inferioridad. Si tú ” aplastamiento ” es débil, puede volverse contra ti. Tienes que sabe distinguir cuidadosamente cuando estás en pleno control de ti mismo en el momento de atacar para aplastar. También en el arte individual de la guerra, cuando tú contrincante no está tan entrenado como tú, o cuando su ritmo disminuye, o cuando empieza a retroceder, es esencial no dejarle que tome aliento, ni concederle siquiera el tiempo de pestañear: abátele inmediatamente. Lo más importante es no dejarle recuperarse. Todo esto ha de ser estudiado cuidadosamente.

Cambiar la montaña y el mar

” Montaña y mar ” significa que es perjudicial hacer lo mismo una otra vez. Puedes repetir algo una vez, pero no hacerlo una tercera. Cuando intentas algo en un adversario, si no funciona la primera vez, no obtendrás ningún beneficio apresurándote en hacerlo de nuevo. Cambia abruptamente tu táctica, haciendo algo completamente diferente. Si esto tampoco funciona, prueba entonces algo distinto. Así pues, la ciencia del arte de la guerra implica la presencia de la mente para ” actuar como el mar, cuando el enemigo es como una montaña, y actuar como una montaña, cuando el enemigo es como un mar “. Esto exige una atenta reflexión.

Eliminar el corazón

Cuando luchas con un enemigo y parece que estás ganando por tu habilidad en esta ciencia, el adversario quizás todavía mantenga la esperanza y, aunque aparentemente derrotado, se niegue a reconocer internamente la derrota. ” Eliminar el corazón ” se aplica en estos casos. Esto significa cambiar repentinamente de actitud, para hacer que el enemigo vez de mantener esa idea; lo principal en este caso es observar cómo se siente derrotado desde el fondo de su corazón. Puedes ” eliminar el corazón ” (La Esperanza) de la gente con armas, con tu cuerpo, o con tu mente. Esto no ha de entenderse de una sola manera. Cuando tus enemigos han perdido completamente el corazón (la esperanza), ya no tienes que prestarles atención nunca más. En otro caso, manténte alerta. Si los enemigos conservan aún sus ambiciones, difícilmente sucumbirán.

Renovarse

Cuando luchas con enemigos, si sientes que estás estancado y no progresas, arroja fuera tu estado de ánimo y piensa que estás empezando todo de nuevo. A medida que te hagas con este ritmo, discierne cuando ganar. Esto es “renovarse “.En cualquier ocasión en que sientes que se está produciendo tensión y fricción entre tú y los demás, si cambias tu mente en ese preciso instante, puedes vencer con una clara ventaja. Esto es ” renovarse “. En el arte de la guerra a gran escala es esencial entender que significa ” renovarse “. Es algo que aparece de repente mediante el poder del conocimiento el arte de la guerra. Esto debe ser atentamente considerado.

Grande y pequeño

Cuando estás luchando contra algún enemigo y te sientes atrapado en pequeña maniobras, recuerda esta ley del arte de la Guerra: en medio de los detalles, cambia súbitamente a una vasta perspectiva. Cambiar a lo grande o a lo pequeño es una parte voluntaria de la ciencia del arte de la guerra. Es esencial para los guerreros intentar hacerlo también en la conciencia ordinaria de la vida humana.

Un jefe que conoce a los soldados.

” Un jefe que conoce a los soldados ” es un método practicado siempre en tiempos de conflicto, tras haber alcanzado la maestría a la que uno aspira: habiendo logrado el poder del conocimiento del arte de la guerra, piensa en los adversarios como en tus propios soldados, sabiendo que puedes ordenarles lo que desees y manejarles con libertad. Tú eres el jefe, los adversarios son las tropas. Esto requiere práctica.

Ser como un muro de roca.

” Ser como un muro de roca ” ocurre cuando un maestro del arte de la guerra se vuelve de repente como un muro de roca, inaccesible a cualquier cosa y completamente inamovible.

Sobre el libro de los Cinco Anillos y Miyamoto Musashi

De acuerdo con sus propios escritos, Musashi comenzó a comprender el Camino de la Estrategia cuando alcanzó los 50 años de edad. Junto con su hijo adoptivo Iori, un huérfano que había encontrado en sus viajes, se asentó en Ogura en el año 1634. No volvió a salir nunca de la isla de Kyushu. Tras seis años en Ogura, Musashi fué invitado a pasar un tiempo como huésped de Hosokawa Churi, señor del castillo de Kumamoto. Pasó algunos años con Lord Churi, tiempo durante el cual se dedicó a enseñar y a pintar. En 1643 se retiró para llevar una vida de ermitaño en la cueva de Reigendo, lugar donde escribió el “Libro de los Cinco Anillos”, el cual dedicó a su pupilo Teruo Magonojo. Terminó de escribir el libro unas semanas antes de su muerte, el 19 de mayo de 1645.

Musashi es conocido en Japón como “Kinsei”, que significa algo así como “Sacerdote de la Espada”. El Libro de los Cinco Anillos encabeza cualquier bibliografía sobre Kendo, y resulta único entre todos los libros sobre artes marciales, en el sentido de que trata la estrategia de guerra a gran escala exactamente de la misma forma que el combate individual.

El libro no es una tesis sobre estrategia, sino, usando las palabras del propio Musashi: “una guía para aquellos que desean aprender acerca de la estrategia”. Como tal guía, sus contenidos siempre están más allá de lo que los estudiantes son capaces de percibir.

Cuanto más se lee el libro, más se encuentra en sus páginas. Se trata, de alguna manera, de “la última voluntad” de Musashi, la llave para abrir el sendero que él había recorrido. Al igual que otros ronin de la época, Musashi podría haber fundado una escuela cuando rondaba la treintena, siendo ya famoso y respetado, y haberse dedicado a disfrutar del éxito.

Sin embargo, la opción que siguió fué la de continuar en solitario con su estudio, tal y como había hecho hasta entonces. Incluso en sus últimos años, abandonó la vida confortable que disfrutaba en el castillo de Kumamoto, y vivió dos años más en una cueva, en soledad, y dedicado a la contemplación y a escribir lo que había aprendido.

Escribió que “cuando has comprendido el Camino de la Estrategia, no existe una sola cosa que no seas capaz de comprender”, y “puedes ver el Camino en todas las cosas”. De hecho, se convirtió en un maestro en casi todas las artes y artesanías. Realizó obras maestras de pintura en tinta, posiblemente más valoradas que las de cualquier otro pintor. Fué un experto en el arte de la caligrafía, realizó esculturas en madera, trabajos en metal, e incluso fundó una escuela de artesanos “Tsuba” (las empuñaduras labradas de las espadas).

También se dice que escribió poemas y canciones, aunque ninguno de éstos se ha conservado en la actualidad. Su obras estaban firmadas habitualmente con su sello “Musashi”, y también con el sobrenombre de “Niten”. Niten significa “dos cielos” y es el nombre que dió a su “escuela” de estrategia. Tal y como escribió: “estudia los Caminos de todas las profesiones”. Y evidentemente fué el primero en seguir su propio consejo.

Musashi escribió sobre los diversos aspectos del Kendo (arte marcial de manejo de la espada), de tal forma que cada uno puede estudiar según su nivel. Un principiante puede sacar provecho a nivel de principiante, así como un experto puede captar sutilezas a nivel experto.

Su obra no se aplica solo a la estrategia militar, sino a cualquier situación en la cual es necesario usar de la táctica. Los hombres de negocios japoneses usan el “Libro de los Cinco Anillos” como un manual de gestión empresarial, desarrollando campañas de ventas tal y como si fuesen operaciones militares. Y que funcione bien o no, depende simplemente de lo bien que se hayan comprendido los Principios de la Estrategia.

El libro del samurai

Hagakure, que significa “oculto bajo las hojas”, es un antiguo breviario de caballería inspirado en el célebre código Bushido. Nos expone la vía del guerrero, cuyos preceptos filosóficos y ética trascendental presentan al Bushi. 

Bushido es la aceptación total de la vida, vivir incluso cuando ya no tenemos deseos de vivir. Esto se logra sabiendo morir en cada instante de nuestra vida, viviendo el instante, el aquí y ahora, sumido en el eterno presente, en vez de abandonar el campo de batalla cotidiano. Para el Samurai, la vida es un desafío, y la muerte es preferible a una vida indigna o impura. Esta es la noble y espectacular lección del HAGAKURE. 

Mantenido en secreto durante siglos, el Hagakure fue el libro de cabecera de Yukio Mishima. 

He descubierto que la vía del Samurai reside en la muerte. Durante una crisis, cuando existen tantas posibilidades de vida como de muerte, debemos escoger la muerte. No hay en ello nada difícil; sólo hay que armarse de valentía y actuar. Algunos dicen que morir sin haber acabado su misión es morir en vano. Este razonamiento es el que sostienen los mercaderes hinchados de orgullo que merodean por Osaka; no es más que un razonamiento sofisticado a la vez que una imitación caricaturesca de la ética de los Samurais. 

Hacer una elección juiciosa en una situación donde las posibilidades de vivir o de morir se equilibran, es casi imposible. Todos preferimos vivir y es muy natural que el ser humano encuentre siempre buenas razones para continuar viviendo. 

El que escoge vivir habiendo fracasado en su empeño, será despreciado y será a la vez un cobarde y un fracasado. El que muere después de haber fracasado, muere de una muerte fanática, que puede parecer inútil. Pero en cambio, no será deshonrado. Tal es la vía del Samurai. 

Para ser un Samurai perfecto es necesario prepararse a la muerte mañana y tarde e incluso durante todo el día. 

Cuando un Samurai está constantemente dispuesto a morir, ha alcanzado la maestría de la Vía y puede dedicar, sin cesar, la vida entera al servicio de su señor. 

 
LA RUTINA 

 

Cuando Hotta Haga No Kami Masamori era paje del Shogun, era tan obstinado que este último decidió someterlo a prueba. Para hacerlo, hizo calentar a blanco un par de sandalias y las colocó sobre un brasero. Masamori tenía por costumbre coger las sandalias colocadas al lado del brasero para ir a recibir a su Señor. Esta vez, en cuanto tocó las sandalias notó la quemadura en las manos. Pero actuó de la manera acostumbrada, así que el Shogun se las quitó rápidamente de las manos. 

Uno de los Samurai de Matsudaira Sagami No Kami estaba en una pensión en Kyoto para recoger dinero. Un día que estaba en el portal viendo pasar a la gente, oyó a un transeúnte gritar: “Se dice que los hombres del Señor Matsudaira están enzarzados en un combate.” El samurai se dijo: “Es muy lamentable que mis compañeros estén implicados en un combate. Estos deben de ser los que tenían que ir a relevar a los que estaban de servicio en Edo.” Se informó sobre el lugar del combate y cuando llegó jadeante, sus compañeros habían sido heridos ya por sus adversarios, que estaban a punto de darles el golpe de gracia. Acompañando su ataque de un grito, golpeó a dos hombres y regresó a Kyoto. Este asunto llegó a oídos del oficial del Shogun que mandó llamar al Samurai para preguntarle: “Habéis ayudado a vuestros compañeros, desobedeciendo con ello al edicto del Gobierno. ¿Cómo es eso?” Él contestó: “Vengo de la provincia y me es difícil entender lo que Su Señoría me dice. ¿Podría volver a repetirlo?” El oficial enfureció y dijo: “¿Está usted sordo? ¿Habéis estado implicado en una pelea, derramado sangre y desobedecido el decreto gubernativo, quebrantando las leyes, sí o no?” El hombre contestó: “Ya había comprendido todo esto. Aunque lo afirméis, yo no he desobedecido voluntariamente a las leyes y no he tenido intención de desobedecer al gobierno. La razón de ello es que todo ser viviente concede a la vida cierto precio y desde luego lo mismo ocurre con los seres humanos. Por mi parte, doy un gran valor a la vida humana. Pero he oído que mis compañeros estaban en peligro y hacer ver que uno no se ha enterado de nada no es digno de la Vía del Samurai. Por ello he corrido para socorrer a mis compañeros. Volver a mi casa, la vergüenza en el corazón, sabiendo que mis amigos han sido asesinados, habría prolongado desde luego mi vida, pero era desobedecer a la Vía. Para seguir la Vía, uno debe sacrificar su preciosa vida. Es debido a esto, a respetar a la Vía y no por despreciar el reglamento, que decidí ir allí. Os ruego, ahora, que procedáis a mi ejecución.” El oficial quedó impresionado, archivó el asunto y escribió al Señor Matsudaira: “Tenéis un valiente Samurai a vuestro servicio. Espero que lo sabréis cuidar como se merece.”

LAS RAÍCES 

 

El árbol genealógico del Señor Soma, sobrenombrado el Chiken Marokoshi, era el más elaborado del Japón. Un año en el que su hacienda se incendió y estuvo a punto de ser destruida, el Señor Soma dijo: “Incluso si la casa, los muebles y todo el resto es destruido, no lo lamentaré porque son cosas que se pueden reemplazar. Lo único que lamentaré es no haber podido salvar mi árbol genealógico, que es un tesoro de familia de lo más precioso.” Allí estaba un Samurai y dijo: “Voy a entrar en la casa y traerlo.” 

El Señor y los demás se pusieron a reír, diciendo: “La casa es ya pasto de las llamas, ¿cómo lo conseguiréis?” Aquel hombre no había sido jamás muy hablador y no había sido particularmente diligente pero era alguien que iba hasta el final en todo lo que hacía. Dijo también: “Hasta ahora no he sido de una gran utilidad a mi amo, porque no he sido muy cuidadoso, pero he vivido con la idea de que un día mi vida podría ser útil. 

Me parece que este momento ha llegado.” Entonces se lanzó a las llamas. Cuando el incendio fue apagado, el amo ordenó: “¡Que se encuentre su cadáver! ¡Qué gran pérdida!” Después de haber buscado por todas partes, se descubrió su cuerpo en el jardín próximo a los apartamentos; cuando se le dio la vuelta, salió sangre de su vientre. 

El Samurai se había abierto el vientre y en él había colocado el documento para que permaneciera intacto. A partir de ese día, se sobrenombró este documento “la genealogía de la sangre”. 

En el Koyogunkan, alguien dijo: “Cuando estoy frente al enemigo, siempre tengo la impresión de que penetro en las tinieblas y a causa de esto he sido herido gravemente… sin embargo, vos que habéis combatido con tantos hombres valientes jamás habéis sido herido. ¿Cómo es posible esto?” El otro contestó: “Cuando me enfrento con el enemigo, es desde luego como si penetrara en las tinieblas. Pero enseguida tranquilizo mi mente, todo se vuelve como una noche iluminada por la pálida Luna. Si ataco en este momento, sé que no seré alcanzado.” Esta es la situación en el momento de la verdad. 

 
TÁCTICAS MILITARES 

 

En las Notas sobre las Reglas Marciales, está escrito lo siguiente: “Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos palabras es ganar antes. La riqueza del tiempo de paz es permitir la preparación marcial para el tiempo de guerra. Con quinientos aliados, se puede derrotar a una fuerza enemiga de diez mil hombres.” 

Cuando uno intenta tomar el castillo de un enemigo y es necesario retirarse, hay que replegarse, no siguiendo la carretera principal sino las carreteras secundarias. Se debe tender a sus muertos y heridos con el rostro girado hacia el enemigo. Es evidente que el guerrero tiene que estar en vanguardia durante el ataque y en la retaguardia cuando la retirada. Cuando se ataca, no se ha de despreciar esperar el buen momento. Esperando el buen momento no se debe olvidar el ataque. 

Entre los principios secretos de Yaygu Tajima No Kami Munemori, hay un proverbio: “No existe táctica militar para un hombre de gran fuerza moral.” Instruido por esto, cierto vasallo del Shogun fue a ver al Maestro Yagyu y le pidió que lo aceptara como a su discípulo. El Maestro Yagyu dijo: “Me parece que ya sois alumno de una escuela de Artes Marciales. Decidme el nombre de vuestra escuela antes de iniciar nuestras relaciones de maestro-discípulo.” El hombre contestó: “Yo no he practicado jamás un arte marcial.” El Maestro dijo: “¿No habéis jamás aprendido la disciplina de la escuela Tajima Nokami? Tengo la impresión de que sois uno de los maestros del Shogun. El hombre juró que no. El Maestro le preguntó entonces: “¿Tenéis algún tipo de convicción profunda?” El hombre contestó: “De niño tomé conciencia de que el Bushi es un hombre que no debe arrepentirse de su vida. He enterrado este pensamiento en mi corazón durante muchos años y ello se ha vuelto una convicción. Por ello, jamás pienso en la muerte. No tengo ninguna otra concepción fuera de ésta.” El Maestro Yagyu quedó muy impresionado y dijo: “Mi intuición no me ha engañado. El principio más profundo de la táctica marcial es el que vos poseéis. Hasta ahora, de cientos de discípulos que he tenido, ninguno ha alcanzado este principio. No es necesario prepararos con el “sable de madera” (boken). Voy a iniciaros inmediatamente.” 

Enseguida le dio un pergamino. Esta historia ha sido relatada por Muragawa Soden. 

Si alcanzáis demasiado rápido la gloria, la gente se volverá vuestro enemigo y no seréis de ninguna utilidad. Si os eleváis progresivamente en el mundo, las personas serán aliados vuestros y seréis felices. A la larga, que hayáis sido rápido o lento, en cuanto hayáis adquirido la comprensión de los otros, nada os amenaza. Se dice que la suerte que os es dada por otros es la más segura. 

 
LOS CUATRO VOTOS 

 

Algunos son capaces de actuar con sabiduría cuando la ocasión lo requiere. Otros se ven obligados a permanecer despiertos largas horas, presos de angustia, antes de descubrir la solución correcta al problema planteado. Pero aunque estas deferencias innatas sean en cierta medida inevitables, cada uno puede alcanzar dones de sabiduría insospechada adoptando “los cuatro votos”. 

Parece que cualesquiera que sean los dones personales, cualquiera que sea la dificultad del problema, a una reflexión suficientemente larga y profunda. En tanto uno funda su razonamiento sobre el “Yo”, puede ser muy prudente y astuto pero no sabio. 

Los seres humanos son insensatos y les es difícil abandonar su “Yo”. A pesar de todo, un individuo enfrentado a una situación complicada tiene grandes posibilidades de encontrar una solución, si llega a abstraerse momentáneamente del problema, concentrándose sobre los “cuatro votos” y abandonando su “Yo”. 

 
DECISIONES 

 

Poseemos muy poca sabiduría; sin embargo, tenemos una gran tendencia a referirnos a ella para resolver nuestras dificultades. Debido a que nos preocupamos esencialmente de nosotros mismos, nos desviamos de la Vía del Cielo y nuestras acciones se vuelven malas. A los ojos de los demás, somos despreciables, débiles, limitados y totalmente ineficaces. Cuando nos sentimos incapaces de una competencia verdadera es preferible apelar a alguien más sabio. No estando personalmente implicado, tal vez pueda revelarse como un juez preclaro -ya que no tiene un interés propio-. Estará en medida de aconsejar la elección más juiciosa. 

Si observamos a un hombre que toma sus resoluciones de esta manera digna de notarse, sabemos que está resuelto, autónomo, digno de fe y enraizado en la realidad. Su sabiduría, alimentada por los consejos de los demás, puede compararse a las raíces de un gran árbol de follaje espeso y denso. 

Existen límites a la sabiduría del ser humano, arbusto débil, sacudido por el viento. 

 
LA CRÍTICA A LOS DEMÁS 

 

Reprender y corregir a alguien por sus errores es importante. Este acto esencialmente caritativo es la primera obligación del Samurai. Pero hay que esforzarse en hacerlo de la manera conveniente. En efecto, es fácil encontrar cualidades y defectos en la conducta del prójimo. También es igualmente fácil criticarlo. La mayoría de las personas se imagina que es por gentileza que dicen a los otros lo que no desean oír y si alguna vez sus críticas son mal acogidas, piensan que los otros son incurables. Tal manera de pensar no es razonable. La misma da tan malos resultados como colocar a alguien en una situación embarazosa o bien si alguien nos insultara. Esto no es muchas veces más que una mala manera de sacar lo que nos pesa en el corazón. 

La crítica sólo debe intervenir después de haber discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras. Luego interviene el tacto. Hay que sentir el buen momento y la buena manera de ejercer su crítica – por carta o al regresar de una reunión particularmente agradable-. Hay que empezar comentando sus propios fallos y luego llevar a su interlocutor a comprender, sin pronunciar más palabras de las necesarias. 

Hay que alabar sus méritos; esforzarse en darle ánimos, en preparar su humor; volverlo tan receptivo a las observaciones del mismo modo que el hombre sediento lo es al agua. Es entonces cuando hay que corregir sus errores. La crítica constructiva es delicada. 

Sé por experiencia que las costumbres malas y antiguas, no ceden sin fuerza. Me parece que la actitud más verdaderamente caritativa consiste, para todos los Samurais al servicio de un mismo Daimyo, en ser benevolentes y amistosos los unos con lo otros, corregir mutuamente sus errores para servir luego al Daimyo. Poniendo a alguien voluntariamente en una situación embarazosa no se hace nada constructivo. ¿Cómo podría ser de otro modo? 

PREVISIÓN 

 

El lenguaje militar emplea los términos de “Samurai ilustrado” y de “Samurai ignorante”. Un Samurai que ha esperado tenerse que enfrentar con situaciones difíciles para aprender a salir de ellas no es ilustrado. Un Samurai que se preocupa por adelantado de todas las situaciones y soluciones posibles, es sabio. Será por lo tanto capaz de hacerle frente con brillantez cuando la ocasión se presente. No importa lo que ocurra, un Samurai ilustrado es aquel que se preocupa de los detalles de la acción, antes 

de la hora. Un Samurai imprevisor, en cambio, da la penosa impresión de arrastrase en una gran confusión y su éxito sólo proviene de una suerte anormal. Sólo un Samurai negligente no considera todas las eventualidades antes del momento de la acción. 

No comparto la opinión de los que preconizan una autoridad estricta y constante. 

Como dice el proverbio: “El pez no vive en el agua clara”. Son las algas las que le permiten desarrollarse plenamente hasta su madurez. Es cuando uno pasa de los detalles y no cuida de las quejas menores cuando es capaz de procurar la serenidad a los que nos sirven. La comprensión de este principio es esencial para el que quiera comprender el carácter y el comportamiento de los demás. 

Cuando el Señor Mitsushige sólo era un niño, se le pidió leer un pasaje de un libro del Monje Kaion; llamó a los otros niños y a los acólitos para decirles: “Os ruego que os acerquéis y escuchéis. Es muy difícil leer cuando no hay casi nadie que escuche”. 

El monje quedó impresionado y dijo a los fieles: “Es con este espíritu que hay que hacer todas las cosas”. 

CÓMO HA DE SER EL SAMURAI 

Tengo la impresión de que los jóvenes Samurais de hoy en día se han fijado objetivos lamentablemente bajos. Tienen la mirada furtiva de los ladrones. La mayoría sólo busca su interés personal o hacer gala de su inteligencia. Incluso los que parecen tener el alma serena sólo muestran una fachada. Esta actitud no es conveniente. Un Samurai sólo lo es verdaderamente en la medida que no tiene otro deseo que morir rápidamente -y de volverse puro espíritu- ofreciendo su vida a su amo, en la medida donde su preocupación constante es el bienestar de su Daimyo, al que rinde cuentas continuamente, sin cesar, de la manera mediante la cual resuelve los problemas para consolidar las estructuras del dominio. De este modo, Daimyo y servidores deben estar determinados de la misma manera. Es indispensable que nadie, ni siquiera los dioses y los Budas, puedan haceros desviar de la meta fijada. 

 
LA PÉRDIDA DE LA VIRILIDAD 

 

He aquí lo que decía uno de mis amigos. Parece que un tal Doctor Kyon afirma lo siguiente: “En medicina se distingue a los hombres de las mujeres en virtud de los principios del Yin y del Yang; por consiguiente, los tratamientos médicos son fundamentalmente diferentes. Además, su pulso es también diferente. Sin embargo, en el curso de estos últimos cincuenta años, el pulso de los hombres se ha vuelto idéntico al de las mujeres. Desde que me he fijado en este fenómeno, he considerado bueno tratar las enfermedades oculares de los hombres por los medios apropiados al pulso de las mujeres. Cuando intento aplicar a mis pacientes varones los cuidados previstos para ellos, no obtengo ningún resultado”. En efecto, el mundo está abordando un período de degeneración; los hombres pierden su virilidad y se parecen cada vez más a las mujeres. 

Es una convicción inquebrantable que he adquirido en el curso de mi experiencia personal y que he decidido no propalar. Desde entonces, no olvidando nunca esta reflexión, cuando miro a los hombres de hoy en día, me digo: “Mira, mira, he aquí un pulso femenino”. Ya no encuentro prácticamente nunca lo que se llama un hombre verdadero. Debido a esto es por lo que es posible hoy en día ser considerado excelente y acceder a una posición importante con un esfuerzo mínimo. Los hombres se vuelven cobardes y débiles, la prueba de ello está en que, hoy en día, raros son los que tienen la experiencia de haber cortado la cabeza de un criminal con las manos atadas a la espalda. 

Cuando se les pide ser el asistente del que va a suicidarse ritualmente, la mayoría considera que es más hábil evadirse e invoca a excusas más o menos válidas. 

Hace sólo cuarenta o cincuenta años, se consideraba una herida combate como una marca de virilidad. Un muslo sin cicatrices era un signo tan destacado de falta de experiencia que nadie se hubiera atrevido a mostrarlo tal cual, prefiriendo infligirse una herida voluntaria. Se esperaba de los hombres que tuvieran la sangre ardiente y fueran impetuosos. Hoy en día la impetuosidad es considerada como una ineptitud. Los hombres de hoy en día utilizan la impetuosidad de su lengua para rehuir sus responsabilidades y no hacer nunca ningún esfuerzo. Desearía que los jóvenes reflexionaran seriamente sobre esta situación actual. 

 
MUSHIN 

 

El Monje Tannen tenía costumbre de decir: “La gente ha terminado por no entender nada porque los sacerdotes ya no enseñan más que la doctrina de Mushin. Lo que se llama Mushin es un espíritu sin mancha y sin complicación. Esto es interesante”. La Vía del Samurai 

El Señor Sanenori decía: “En el seno de un espíritu en donde la perversidad no encuentra su lugar, está la vía”. Si esto es verdad, la Vía es una. Pero nadie puede comprender esta evidencia en el primer intento. 

La pureza no se consigue sin esfuerzo. 

El carácter chino gen puede leerse en japonés maboroshi y significa “ilusión”. 

En japonés, los magos indios se llaman Gen shu sushi o “ilusionistas”. 

Los seres humanos son marionetas aquí abajo. Es por ello que se utiliza el carácter gen para sugerir la ilusión del libre arbitrio. 

Abominar del mal y conducir su vida con rectitud se vuelve extremadamente difícil. Ello es bastante sorprendente pero muchos errores tienen por origen la creencia de que es esencial ser estrictamente lógico y colocar la rectitud por encima de cualquier otra cosa. Existe una vía más elevada que la rectitud, pero su descubrimiento no es una cosa fácil e impone una profunda sabiduría. Comparados con esta vía, los principios lógicos son insignificante, en efecto. Aunque para el que no tenga la experiencia de ella o no la conozca, existe una manera de descubrir la verdad, incluso si uno no ha sabido discernirla solo. Esta vía consiste en hablar con otros. Ocurre a menudo que una persona, aunque imperfecta, puede dar consejos juiciosos a otra, porque ella puede dominar la situación exterior, del mismo que el que, en el juego de Go, tiene “la ventaja de ser espectador”. Se dice que es igualmente posible discernir sus faltas por la “mirada en uno mismo” y por la meditación, pero también en este caso el resultado es igualmente mejor cuando uno habla con otros. La razón de esto es que se puede superar su propia facultad de discernimiento si uno aprende a escuchar con provecho a los demás y leer libros. 

Uno siempre se enriquece de la sabiduría de los Antiguos

El libro de las 5 esferas

Gorin No Sho.
(El libro de las cinco esferas)

Yendo Giyemon Masatada Shinmen Musashi no Kami Fujiwara no Genshin Miyamoto.

Índice.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS 4
EL JAPÓN EN LA ÉPOCA DE MUSASHI 4
KENDO 7
KENDO Y ZEN 8
BIOGRAFÍA DE MUSASHI 9
LOS PRIMEROS AÑOS. DESDE SUS ANCESTROS HASTA SEKIGAHARA 9
LA VENGANZA CONTRA EL CLAN YOSHIOKA 11
LOS AÑOS DE PERFECCIONAMIENTO 13
EL DUELO EN LA ISLA DE GANRYU 14
LOS ÚLTIMOS AÑOS. EL LIBRO DE LOS CINCO ANILLOS 16
COMENTARIOS AL PRÓLOGO 19
JOSHOU (PRÓLOGO) 21
COMENTARIOS AL LIBRO DE LA TIERRA 24
CHI NO MAKI (MANUSCRITO DE LA TIERRA) 27
HEIHOU NO MICHI TO IU KOTO (SOBRE EL CAMINO DE LA ESTRATEGIA) 27
HEIHOU NO MICHI DAIKU NITATOETARU KOTO (SOBRE LA COMPARACIÓN ENTRE EL CAMINO DEL CARPINTERO Y LA ESTRATEGIA). 29
HEIHOU NO MICHI (EL CAMINO DE LA ESTRATEGIA) 30
KONO HEIHOU NO SHOGOKAN NI SHITATSURU KOTO (SOBRE LA COMPOSICIÓN DE ESTE LIBRO DE ESTRATEGIA EN CINCO MANUSCRITOS). 31
KONO ICHI RYU NITO TO NAZUKERU KOTO (SOBRE EL NOMBRE DE ESTA ESCUELA DE DOS ESPADAS) 33
HEIHOU FUTATSU NI JI NORI WO SHIRU KOTO (SOBRE EL CONOCIMIENTOS DE LOS DOS IDEOGRAMAS DE HEIHOU).. 35
HEIHOU NI BUGU NORI WO SHIRU TO IU KOTO (SOBRE EL CONOCIMIENTO DEL BENEFICIO DE LAS ARMAS EN LA ESTRATEGIA) 36
HEIHOU NO HYOUSHI NO KOTO (SOBRE EL RITMO EN LA ESTRATEGIA). 37
COMENTARIOS AL LIBRO DEL AGUA. 40
SUI NO MAKI (MANUSCRITO DEL AGUA). 46
HEIHOU KOKORO MOCHI NO KOTO (LA ACTITUD ESPIRITUAL EN LA ESTRATEGIA). 46
HEIHOU NO MINARI NO KOTO (LA ACTITUD FÍSICA EN LA ESTRATEGIA). 47
HEIHOU NO METSUKE TO IU KOTO (EL ENFOQUE DE LA MIRADA EN LA ESTRATEGIA) 48
TACHI NO MOCHI YOU NO KOTO (EMPUÑAR EL LA ESPADA LARGA). 48
ASHI TSUKAI NO KOTO (SOBRE EL MOVIMIENTO DE LOS PIES). 49
GOHO NO KAMAE NO KOTO (CINCO FORMAS DE PONERSE EN GUARDIA). 49
TACHI NO MICHI TO IU KOTO (EL CAMINO DE LA ESPADA LARGA). 50
ITSUTSU NO OMOTE NO SHIDAI (PROCEDIMIENTOS DE LAS CINCO APROXIMACIONES). 50
OMOTE DAI ICHI NO SHIDAI NO KOTO (PROCEDIMIENTO PARA LA PRIMER APROXIMACIÓN). 50
OMOTE DAI NI NO SHIDAI NO KOTO (PROCEDIMIENTO PARA LA SEGUNDA APROXIMACIÓN) 51
OMOTE DAI SAN NO SHIDAI NO KOTO (PROCEDIMIENTO PARA LA TERCERA APROXIMACIÓN) 51
OMOTE DAI YON NO SHIDAI NO KOTO (PROCEDIMIENTO PARA LA CUARTA APROXIMACIÓN). 51
OMOTE DAI GO NO SHIDAI NO KOTO (PROCEDIMIENTO PARA LA QUINTA APROXIMACIÓN) 52
KAMAE ARITE KAMAE NASHI NO OSHIE NO KOTO (SOBRE LA ENSEÑANZA DE ESTAR EN LA GUARDIA DE NO GUARDIA) 52
TEKI WO UTSU NI ICHI HYOUSHI NO UCHI NO KOTO (GOLPEAR AL ENEMIGO EN UN INSTANTE). 53
NI NO KOSHI NO HYOUSHI NO KOTO (EL RITMO DE LOS DOS TIEMPOS DE LA CADERA). 53
MUNEN MUSOU NO UCHI TO IU KOTO (GOLPEAR SIN PENSAMIENTO NI FORMA) 54
RYUSUI NO UCHI TO IU KOTO (EL CORTE DEL AGUA QUE FLUYE) 54
EN NO ATARI TO IU KOTO (EL ATAQUE QUE ABARCA TODO). 54
SEKKA NO ATARI TO IU KOTO (EL ATAQUE CHISPEANTE) 54
MOMIJI NO UCHI TO IU KOTO (EL ATAQUE DE LAS HOJAS ESCARLATA) 54
TACHI NI KAWARU MI TO IU KOTO (EL CUERPO EN EL LUGAR DE LA ESPADA) 55
UTSU TO ATARU TO IU KOTO (CORTAR Y RASGAR) 55
SHUKOU NO MI TO IU KOTO (EL CUERPO DEL MONO CHINO). 55
SHOKO NO MI TO IU KOTO (EL CUERPO DE COLA Y LACA). 55
TAKE KURABE TO IU KOTO (COMPETIR POR LA ALTURA). 56
NEBARI WO KAKURU TO IU KOTO (ADHERIR LAS ESPADAS). 56
MI NO ATARI TO IU KOTO (EL ATAQUE DEL CUERPO). 56
MITSU NO UKE NO KOTO (TRES FORMAS DE DEFENSA). 56
OMOTE WO SASU TO IU KOTO (CLAVAR EN LA CARA). 57
KOKORO WO SASU TO IU KOTO (CLAVAR EN EL CORAZÓN). 57
KATSU TO IU KOTO (EL GRITO). 57
HARI UKE TO IU KOTO (LA DEFENSA CON GOLPE). 58
TATEKI NO KURARI NO KOTO (UNA POSICIÓN CONTRA MUCHOS ADVERSARIOS). 58
UCHI AI NO RI NO KOTO (LA VENTAJA EN EL DUELO). 59
HITOTSU NO UCHI TO IU KOTO (UN SÓLO CORTE). 59
JIKITSU NO KURAI TO IU KOTO (EL ESTADO DE COMUNICACIÓN DIRECTA). 59
COMENTARIOS AL LIBRO DEL FUEGO 61
KA NO MAKI (MANUSCRITO DEL FUEGO). 65
BA NO SHIDAI TO IU KOTO (UBICACIÓN EN EL TERRENO) 66
MITSU NO SEN TO IU KOTO (LAS TRES FORMAS DE ANTICIPACIÓN). 67
EL PRIMERO – KEN NO SEN (PRIMER ATAQUE) 68
EL SEGUNDO – TAI NO SEN (ESPERAR EL ATAQUE) 68
EL TERCERO – TAI TAI NO SEN (ATAQUE RECÍPROCO) 69
MAKURA WO OSAYURU TO IU KOTO (SUJETAR LA ALMOHADA). 69
TO WO KOSU TO IU KOTO (CRUZAR EL ESTRECHO). 70
KEKI WO SHIRU TO IU KOTO (CONOCER EL ESTADO PREVALECIENTE). 71
KEN WO FUMU TO IU KOTO (PISAR LA ESPADA). 71
KUZURE WO SHIRU TO IU KOTO (CONOCER EL COLAPSO). 72
TEKI NI NARU TO IU KOTO (CONVERTIRSE EN EL ENEMIGO). 73
YOTSU TE WO HANASU TO IU KOTO (LIBERAR LAS CUATRO MANOS). 73
KAGE WO UGOKASU TO IU KOTO (MOVER LA SOMBRA) 74
KAGE WO OSAYURU TO IU KOTO (DETENER LA SOMBRA) 74
UTSURA KASU TO IU KOTO (HACERSE TRANSFERIBLE). 74
MUKATSU KASU TO IU KOTO (CAUSAR PERTURBACIÓN). 75
OBIYA KASU TO IU KOTO (ASUSTAR AMENAZANDO). 75
MABURURU TO IU KOTO (ABSORBER). 76
KADO NI SAWARU TO IU KOTO (ATACAR LOS COSTADOS). 76
URUME KASU TO IU KOTO (LANZAR A LA CONFUSIÓN) 76
MITSU NO KOE TO IU KOTO (LOS TRES GRITOS). 77
MAGIRURU TO IU KOTO (MEZCLAR) 77
HISHIKU TO IU KOTO (APLASTAR) 78
SAN KAI NO KAWARU TO IU KOTO (EL CAMBIO ENTRE MAR Y MONTAÑA) 78
SOKO WO NUKU TO IU KOTO (PENETRAR EL FONDO). 78
ARATA NI NARU TO IU KOTO (VOLVERSE RENOVADO) 79
SOTOU GOSHYU TO IU KOTO (CABEZA DE RATA, CUELLO DE BUEY) 79
SHYOSOTSU WO SHIRU TO IU KOTO (EL COMANDANTE CONOCE A SUS SOLDADOS) 79
TSUKA WO HANASU TO IU KOTO (DEJAR IR LA EMPUÑADURA) 79
IWAO NO MI TO IU KOTO (EL CUERPO DE ROCA) 80
COMENTARIOS AL LIBRO DEL VIENTO. 81
FU NO MAKI (MANUSCRITO DEL VIENTO) 84
TARYUU NI OOKI NARU TACHI WO MUTSU KOTO (EL MANEJO DE LAS ESPADAS LARGAS EN LAS OTRAS ESCUELAS) 85
TARYUU NI OITE TSUYOMI NO TACHI TO IU KOTO (LOS CORTES PODEROSOS CON ESPADA EN OTRAS ESCUELAS) 85
TARYUU NI MIJIKAI TACHI WO MACHI IRU KOTO (EL USO DE ESPADAS MÁS CORTAS EN OTRAS ESCUELAS) 86
TARYUU NI TACHI KAFU OOKI KOTO (LOS NUMEROSOS MÉTODOS DE MOVIMIENTOS DE ESPADA EN OTRAS ESCUELAS). 87
TARYUU NI TACHI NO KAMAE WO MOCHI IRU KOTO (LAS GUARDIAS CON LA ESPADA LARGA EN LAS OTRAS ESCUELAS) 88
TARYUU NI METSUKE TO IU KOTO (EL ENFOQUE DE LA VISTA EN OTRAS ESCUELAS). 89
TARYUU NI ASHI TSUKAI ARU KOTO (EL MOVIMIENTO DE LOS PIES EN OTRAS ESCUELAS). 90
TA NO HEIHOU NI HAYAKI WO MOCHI IRU KOTO (EL USO DE LA VELOCIDAD EN OTRAS ESCUELAS) 91
TARYUU NI OKU OMOTE TO IU KOTO (LO ESOTÉRICO Y EXOTÉRICO EN LAS OTRAS ESCUELAS) 92
COMENTARIOS AL LIBRO DEL VACÍO. 94
EL MANUSCRITO DEL VACÍO (KUU NO MAKI) 95

Antecedentes Históricos.
¿Qué hacer si el pájaro no canta?
Nobunaga responde: ¡Matalo!
Hideyoshi responde: Haz que quiera cantar
Ieyasu responde: Espera
Tonada popular Japonesa.

El Japón en la época de Musashi
Miyamoto Musashi nace en 1584, en una época en la que el Japón intentaba recuperarse de más de cuatrocientos años de luchas internas. Aunque la figura del Emperador permanecía como cabeza del estado, desde aproximadamente del siglo XII tenía cada vez menos poder real. Debido a esto, Japón estaba en un estado de guerra civil casi continuo, con luchas entre señores feudales, órdenes de monjes guerreros, y grupos de bandidos, todos luchando contra todos por conseguir poder y territorios. Este estado de cosas llegó a su máximo durante los siglos XV y XVI, en los cuales los Daimyo, o señores feudales, construyeron por todo el país grandes castillos y ciudades fortificadas. Este estado de guerra e inseguridad llevó al empobrecimiento de todo el país.

Hacia 1573 entra en escena Oda Nobunaga. Tras un periodo de lucha por el poder, se convierte en Shogun (dictador militar), y durante nueve años alcanza y mantiene el control en practicamente todo el país. Nobunaga muere asesinado en 1582, y uno de sus principales siervos, Toyotomi Hideyoshi, continúa la tarea de unificar Japón. Dado que Hideyoshi era de origen plebeyo, no tomó el rango formal de Shogun, sino uno inferior: Taiko. De todas formas esto no suponía ninguna diferencia a efectos prácticos, pues con independencia del título formal, Hideyoshi dirigía el país.

Hideyoshi suprimió duramente cualquier traza de insurrección. Revivió la antigua diferencia entre la casta guerrera -los Samurai- y el resto de la población, introduciendo restricciones en la posibilidad de llevar armas. Esto fué llamado “la caza de espadas de Hideyoshi”, y según las normas que dictó, solo los Samurai tenían el privilegio de llevar dos espadas: la wakisahi (espada corta que cualquiera podía llevar) y la Tachi (espada larga, solo permitida a los Samurai) y que les distinguía del resto de la población.

Hideyoshi hizo un buen trabajo en lograr la estabilidad de Japón, e incrementar el comercio interior y exterior, llegando incluso a unificar la moneda. Sin embargo, en el momento de su muerte en 1598, aún no habían sido eliminados del todo los problemas internos. La unificación completa del Japón, así como el periodo de aislamiento del país con el exterior, se alcanzó durante la llamada “Era Tokugawa”. En 1603, Tokugawa Ieyasu tomó formalmente el rango de Shogun, tras derrotar al hijo de Hideyoshi, Hideyori, en la batalla de Seki ga Hara.

Ieyasu estableció su sede de gobierno en Edo -actualmente Tokyo-, lugar donde poseía un castillo. El periodo de gobierno de Ieyasu fué más estable y pacífico, y con él comenzó el periodo Tokugawa, que se extendió hasta la llamada Restauración Imperial en 1868. A la muerte de Ieyasu, siguieron sucediendole miembros de su familia, de modo que el título de Shogun se convirtió virtualmente en un título hereditario de los Tokugawa.

Ieyasu aseguró su dictadura y la posterior transmisión del poder a su familia, al rendir sumisión formal al Emperador -que permanecía como gobernante titular del Japón- pero, al mismo tiempo, restringiendo a éste las obligaciones e implicación en los asuntos de gobierno. El único peligro real al poder de los Tokugawa podía provenir únicamente del resto de los señores feudales, por lo que eliminó la posibilidad de revueltas imponiendo la obligación de que todos los señores, o miembros importantes de sus familias, tendrían que vivir en Edo en años alternos. Con esto, que en la práctica era una toma de rehenes, y la imposición de restricciones sobre el derecho a viajar por el país, tenía la situación bajo control, impidiendo la posibilidad de organizarse en contra suya. También estableció su propia red de alianzas, dió los castillos alrededor de Edo a miembros de su propia familia, y organizó una red secreta de policía y espías.

El periodo Tokugawa marca un cambio en la sociedad Japonesa. Burocracia, educación, ley, gobierno y clases sociales estaban ferreamente controladas, incluyendo las costumbres y comportamientos de las diversas clases sociales. Anteriormente, ya exisitía una conciencia de clases en Japón, pero ese momento se convierte en una estructura rígida. Existían básicamente cuatro clases de personas: La clase superior la constituían los Samurai, la cual incluía a los grandes señores, oficiales del gobierno, guerreros, y oficiales menores y centinelas. A continuación en jerarquía estaban los campesinos, no por ser especialmente estimados, sino porque eran los que proporcionaban la comida. Sin embargo estaban sujetos a muchas obligaciones, entre las cuales no era la menor el tener prohibido abandonar sus tierras. Después estaban los artesanos, y al final de todo, los mercaderes. Poca gente escapaba de esta rígida jerarquía.

Yendo Giyemon Masatada Musashi pertenecía a la casta samurai. Los orígenes de la clase samurai se encuentran en el sistema Kondei (Jóven Incondicional) establecido en el año 792 D.C. en el cual se reorganizó el ejercito japonés, asignando a los diversos cuerpos oficiales reclutados entre los jóvenes de las familias de alto rango. Estos oficiales iban a caballo, vestían armadura, y usaban el arco y la espada. En el año 782, el emperador Kammu comenzó la construcción de Kyoto, donde creó un lugar de entrenamiento (que aún existe) llamado el Butokuden, que significa: “Sala de las virtudes de la Guerra”.

Al paso de algunos años de este renacimiento, los fieros Ainu, habitantes aborígenes de Japón, fueron desalojados por el ejército, siendo conducidos a una isla del Norte de Japón, Hokkaido.
Cuando los ejércitos privados de los señores feudales fueron desorganizados bajo los gobiernos de Hideyoshi e Ieyasu, muchos samurai “desempleados” rondaban por el país, siendo inútiles sus habilidades guerreras en una época en la que el país estaba en paz, por primera vez en muchos siglos. Musashi fué uno de estos samurai, un Ronin u “hombre ola”. Por supuesto, aún existían samurai al servicio de los Tokugawa y de los distintos señores de las provincias, pero en un número muy pequeño.

Los samurai “sobrantes” se encontraron viviendo en una sociedad completamente basada en las antiguas normas de caballería, pero al mismo tiempo, estaban aparte de dicha sociedad, en la que no había lugar para guerreros. Se convirtieron en una clase aparte, manteniendo vivas las viejas reglas de caballería con su devoción a las artes marciales. Esta fué la época del florecimiento del Kendo.

El Kendo, el “Camino de la Espada”, había sido siempre sinónimo de nobleza en Japón. Desde la fundación de la clase samurai en el siglo VIII, las artes marciales se convirtieron en la forma más elevada de estudio, inspiradas por las enseñanzas del Zen y los sentimientos del Shinto. Las escuelas de Kendo aparecen en Japón en el periodo Muromachi -aproximadamente de trece90 a 1600-, continuaron durante la época de paz del shogunato Tokugawa, y permanecen hoy en día.

La educación de los hijos de los diversos Shogun Tokugawa se realizaba mediante el estudio de los clásicos chinos y las técnicas de esgrima. Donde en Occidente decimos “la Pluma es más poderosa que la Espada”, los japoneses podrían decir “Bunbu Ichi”, es decir, “la Pluma y la Espada son Uno”.

Hoy en día en Japón, exitosos empresarios y políticos aún practican las viejas tradiciones de las escuelas de Kendo, conservando las tradiciones de cientos de años de antigüedad.

Para resumir: Musashi fué un Ronin en una época en la que los Samurai se consideraban formalmente la élite, pero que no poseían medios de vida, excepto aquellos afortunados que poseían tierra y castillo. Muchos ronin abandonaron sus armas, convirtiendose en artesanos, pero otros, como Musashi, persiguieron el ideal del guerrero buscando la iluminación personal a través de los senderos del Kendo. Senderos, en muchas ocasiones, peligrosos, estando a la orden del día duelos por venganzas o como simple prueba de habilidad, incrementados por la rivalidad entre las múltiples escuelas de Kendo que se crearon.
Especialmente dos escuelas, La escuela Itto y la escuela Yagyu, eran patrocinadas por los Tokugawa. La escuela Itto fue una fuente inagotable de maestros de Kendo, y la escuela Yagyu eventualmente se volvió la policía secreta de la burocracia Tokugawa.

Kendo.
Tradicionalmente, los salones de entranamiento de esgrima de Japón, llamados Dojo, fueron asociados con templos y santuarios, pero durante la vida de Musashi numerosas escuelas se expandieron en los poblados feudales.
Cada Daimyo patrocinaba una escuela de Kendo, donde sus samurai podrían ser entrenados y sus hijos educados. La esperanza de cada ronin era poder derrotar en combate a los estudiantes y al maestro de un Dojo, de está manera su fama se incrementaba, y su nombre llegaba a oídos de alguien que pudiera contratarlos.

El samurai portaba dos sables, colgando en el obi (cinturón), con el filo hacia arriba. El Tachi o Katana (sable largo) se portaba solo en exteriores, la wakizashii (sable mas corto) se portaba todo el tiempo. Para entrenamiento, Boken (sable de madera) y Shinai (Sable de Bambú) eran usados. Duelos y otras pruebas con armas eran comunes, tanto con sable real como con sable de práctica.
Estos ocurrían en el Dojo, frente a santuarios, en la calle o dentro de las paredes del castillo.
Casi siempre estos duelos eran a muerte, o hasta que uno de los contendientes era incapaz de continuar, pero unas cuantas generaciones después del tiempo de Musashi, el shinai; el sable flexible de bamboo y posteriormente arma del kendo, fue ampliamente usado, y las oportunidades de heridas fueron grandemente reducidas.
El samurai practicaba con todo tipo de armas, naginata (alabarda), bo (palo largo), jo (palo corto), tachi (sable largo), kodachi (pequeño sable largo), katana (cualquier espada) y wakizashi (sable pequeño), kusarigama (hoz y cadena) entre otras. Muchas escuelas usan estas armar y sobreviven hoy en día en Japón.
Para entrenar Kendo, uno debe subyugar al ego, soportar el dolor de la agotadora práctica, y cultivar un nivel de mente para enfrentar el peligro. Pero el Camino de la Espada, no significa únicamente entrenamiento en esgrima, también vivir de acuerdo al código de honor de la élite samurai, de acuerdo al Bushido. Guerra fue el kokoro (espíritu) de la vida diaria del samurai, y ellos podían encarar a la muerte incluso en una tarea doméstica.
El significado de vida y muerte por la espada fue reflejado en la conducta diaria del Japón feudal, y aquel que tenía la resolución de aceptar la muerte en cualquier momento de su vida era un maestro de la katana. De esta manera los hombres continuaron las antiguas tradiciones de estilos de esgrima, e incluso hoy día dan su vida por la práctica del Kendo.

Kendo y Zen.
El camino de la espada es la enseñanza moral del samurai, promovida por la filosofía confucianista, la cual definió el sistema Tokugawa, junto con la religión nativa de Japón el Shinto. Las cortes de guerreros de Japón desde el periodo Kamakura hasta el periodo Muromachi alentaron el estudio austero del Zen, entre los samurai, y el Zen fue llevado junto con las artes marciales. En el zen no hay elaboraciones, se va directo a las causas naturales de las cosas. No hay ceremonias, ni enseñanzas, el precio del Zen es esencialmente personal.
La iluminación en el Zen no significa un cambio en el comportamiento, pero si una realización de la naturaleza de la vida ordinaria. El final es el principio, y la gran virtud es la simpleza.
La enseñanza secreta de la escuela de Kendo Itto Ryu, Kiriotoshi, es la primer técnica de los cientos que se verán después. El secreto es “Ai Uchi”, significando destajar al oponente justo como el lo destajaría a usted.
Esto es el entrenamiento final, carente de enojo. Significa tratar a su enemigo como el invitado de honor. También significa olvidarse de la vida y lanzarse sin miedo.

La primer técnica es la última, el principiante y el avanzado se comportan del mismo modo. Conocimiento es un círculo completo. El primer título del capítulo es Tierra, por la base del kendo y zen, y el último libro es vacío, por lo que se entiende, que nada más puede expresarse como nada.

Las enseñanzas del kendo son como un fiero Koan (frase absurda). Asaltados por la duda y la miseria, su mente y kokoro (espíritu) están en un torbellino, el estudiante es guiado gradualmente a la realizació y entendimiento por su maestro. El Kendoka (alumno de kendo) practica furiosamente, miles de cortes por la mañana y la noche, aprendiendo fieras técnicas de la horrible guerra, hasta que eventualmente la espada se vuelve “no espada”, la intención se vuelve “no intención”, un conocimiento espontáneo de cada situación.
La primer enseñanza básica se vuelve el conocimiento más elevado, y el avanzado continua practicando ese simple entrenamiento, su oración diaria.

Bushido Alma de Japón

Bushido Soul of Japan – (Bushido Alma de Japón)

Inazo Nitobe

Índice.

PROLOGO 3
SIETE PRINCIPIOS 4
ALGUNOS COMENTARIOS DE MIRUMOTO JINTO, RIKUGUNSHOKAN DEL CLAN DEL DRAGÓN 6
CREDO SAMURAI 7
DEDICATORIA 8
PREFACIO 9
PREFACIO DE LA DECIMA EDICION REVISADA 10
BUSHIDO COMO UN SISTEMA ETICO 12
FUENTES DEL BUSHIDO 15
RECTITUD O JUSTICIA 20
VALOR EL ESPIRITU DE OSADIA Y CONDUCTA 22
BENEVOLENCIA LA SENSACION DE SOCORRO 26
CORTESIA 32
VERDAD O VERACIDAD 36
HONOR 40
EL DEBER DE LA LEALTAD 44
EDUCACION Y EL ENTRENAMIENTO DE UN SAMURAI 50
AUTOCONTROL 52
LAS INSTITUCIONES DE SUICIDIO Y ENMIENDA 56
LA ESPADA, EL ALMA DEL SAMURAI 65
EL ENTRENAMIENTO Y LA POSICION DE LA MUJER 67
LA INFLUENCIA DEL BUSHIDO 75
¿SIGUE VIVO EL BUSHIDO? 79
EL FUTURO DEL BUSHIDO 85

PROLOGO.

¿Qué es el camino del guerrero? Literalmente es la senda donde la persona que mantiene sus armas para combatir en el campo de batalla, conoce las ventajas y desventajas de cada una de ellas.
Esto en apariencia suena a una cuestion bélica, pero realmente se aplica a todo.

El camino del guerrero o Bushidou, es una via durísima. Es raro el guerrero que se reconoce a si mismo como tal, debido a que esta inmerso en el camino, ni siquiera se da cuenta de los títulos ni aspira a alcanzarlos.

Ser guerrero significa…cada quien tiene su significado, pero de manera general es la persona que constantemente esta entrenando sus habilidades, que constantemente se presiona, y en algunas èpocas se lleva al borde de sus propias capacidades para superarse a si mismo.

No busca las condiciones perfectas, se adapta al medio, y si este no es el óptimo, hace lo mínimo por quejarse y lo máximo para actuar. De esto se desprende que la base de sus palabras son los hechos, y si no conoce de un tema no lo inventa, sin embargo no es tan abierto y también aplica la estrategia.

El guerrero es un ser solitario que trabaja en grupo, esto es, que busca ser autónomo, autártico y autosuficiente, pero si encuentra seres similares a él, no los desprecia y se les une si para alcanzar una meta propuesta.

Para un guerrero ni la fama, ni la fortuna son seguras, si no solamente la muerte. Además del aspecto que la encuentre en alguna batalla, también en lo que respecta a la muerte propia.

Demasiadas palabras solo empantanan el asunto. Todos somos guerreros innatos, ¿acaso no luchamos para nacer?, asi que no se necesita de manuales ni poemas ni recetas. Solo debemos de hacer lo que debemos y ya.

SIETE PRINCIPIOS.

Estos son los siete principios que rigen el código deL Bushido, la guía moral de la mayoría de los samurai de Rokugan. Se fiel a él y tu honor crecerá. Rómpelo, y tu nombre será denostado por las generaciones venideras.

1. GI – Honradez y Justicia
Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la Justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la que surge de ti.
Para un auténtico samurai no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia.
Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.

2. YU – Valor Heróico
Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir.
Un samurai debe tener valor heróico. Es absolutamente arriesgado. Es temerario y peligroso. Vive la vida de forma plena, completa y maravillosa. El coraje heròico no es ciego. Es inteligente y fuerte.
Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.

3. JIN – Compasión
Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos.
Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.

4. REI – Cortesía
Los samurai no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurai es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales.
Un samurai recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.

5. MAKOTO – Sinceridad Absoluta
Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará.
No ha de “dar su palabra.” No ha de “prometer.” El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer.
Hablar y Hacer son la misma acción.

6. MEYO – Honor
El Auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomes y cómo las lleves a cabo son un reflejo de quien eres en realidad.
No puedes ocultarte de ti mismo.

7. CHUGO – Deber y Lealtad
Para el samurai, haber hecho o dicho “algo”, significa que ese “algo” le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan.
Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel.
Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.
Cuidado con el camino que sigues.

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