Tribus amazonicas– Grupos aislados
Escrito por Alejandra Almirón Cartier el 2 de Julio
La Fundación Nacional del Indio de Brasil no quiere que tome contacto con los blancos para protegerla
Entre las plantas gigantes, hundidas en la humedad caliente de la selva, están las casas de una tribu que los blancos vieron por primera vez desde un avión, sobrevolando la zona de la frontera entre Brasil y Perú, un grupo de antropólogos brasileños vio una docena de construcciones de 15 metros de largo y personas que corrían. Habían encontrado un grupo aislado.
La aldea queda en el estado de Acre, cerca del río Envira, a 480 kilómetros de Río Branco -la capital- y a 127 kilómetros de la ruta más cercana.
Para llegar, hace falta navegar durante semanas por ríos poco conocidos.
Los antropólogos y dos periodistas de la revista Veja que iban con ellos llevaban ya cuatro días sobrevolando la región.
No estaban allí por casualidad: hace meses, la Funai recibió la información de que una tribu había atacado a un grupo de blancos que entró a su territorio.
Salieron a buscarlos. No hay que pensar en un encuentro emocionado: el avión no tocó tierra y no hubo ningún contacto entre unos y otros, más allá de la observación mutua a la distancia. Por eso, no se sabe el nombre de la tribu, cómo es su idioma o cuáles son sus costumbres. Sin embargo, la Fundación Nacional del Indio (Funai) calcula que viven allí unas 200 personas y que seguramente pertenecen a la familia lingüística de los panos, la más común en esa región del Brasil.
No hubo encuentro ni lo habrá.
El jefe del Departamento de Indios Aislados de la Funai, Sidney Posuelo, dejó clara la política que se sigue: Mientras no tengamos necesidad de entrar en contacto con ellos para advertirles sobre una posible catástrofe, no haremos contacto. Ningún contacto es justificable.
En este espíritu, el gobierno federal aprobó un decreto que convierte la región en área antropológica especial y que prohíbe el ingreso de cualquier persona a la misma.
Están dispuestos, dijeron, a armar grupos de patrullaje que hagan cumplir el decreto.
Los blancos pueden ser peligrosos porque, por buenas intenciones que tengan, cargan enfermedades desconocidas para los indígenas y frente a las que no suelen tener defensas.
Esta es una de las razones por las que el gobierno obligaría a los 30 habitantes de Jordao, un caserío que queda a 21 kilómetros de donde vive la tribu- a mudarse a otra región.
Más grupos aislados La Funai considera que existen en Brasil 55 grupos indígenas aislados, y que todos están en la Amazonia.
Ya hemos confirmado y localizado 21 tribus que, gracias a nuestra acción, no han hecho contacto con la civilización blanca, declaró el antropólogo Posuelo.
Los datos de la Funai dicen que, en total, hay en Brasil 206 etnias, algunas con apenas una docena de integrantes y solamente diez compuestas por más de cinco mil personas.
Alrededor del año 1500, dice este organismo, había en el Brasil entre 1 millón y 3 millones de indígenas.
Quedaron solamente unos 270.000.En los 70, los blancos entraron en contacto con los indios kranhacacore.
Los antropólogos querían preservarlos de los efectos de la construcción de una carretera. A los pocos años, el 90 por ciento de los miembros de la tribu había muerto, contagiado por enfermedades desconocidas para ellos.
Escrito por Alejandra Almirón Cartier el 2 de Julio
Devastación en el Perú empuja tribus peruanas hacia el Brasil, dice José Carlos Meirelles.
Invasión de territorio puede causar enfrentamiento entre comunidades.
Las últimas comunidades indígenas brasileñas que nunca tuvieron contacto con el hombre blanco corren riesgo de desaparecer.
Ellos viven en el Acre, en la frontera con el Perú, y sus tierras están siendo invadidas por tribus peruanas también aisladas, que huyen de la acción de madereros en su país.
Según el investigador José Carlos Meirelles, que desde hace 20 años monitorea a las tres tribus brasileñas que viven sin contacto, la invasión de los territorios puede causar conflictos entre los pueblos.
La pelea puede estar pasando al monte y nosotros no nos vamos a quedar, dijo Meirelles, quien vive en la región y sobrevuela estas tribus por lo menos una vez por año.
Mireilles cuenta que los indios peruanos comenzaron ha aparecer en el territorio brasileño desde hace cerca dos años.
Dice que es muy difícil ver a las personas durante los vuelos, pero que por el número de chozas vistas se calcula que la tribu extranjera tiene cerca de 80 individuos.
Cuando el avión se acerca a ellos, ellos desaparecen. Alguien desde un avión debe haber lanzado tiros, soltado bombas , afirma.
Como nunca tuvieron contacto con blancos o mismos indios de otras etnias, los pueblos aislados del Perú miran a todos que encuentran como enemigos.
Ellos llegan aquí, ven los blancos y piensan que son los madereros, iguales a los de allá. Allá, ellos atacan a la gente, con toda razón, relata el investigador, que ya fue atacado con flechas por los indígenas.
Los indios brasileños aislados, otras tribus que viven en la región también corren peligro.
En entrevista al Globo Amazonia, los líderes indígenas Moisés e Bekni, Asháninca que también viven en el Acre, relataron que temen conflictos con los asilados, ya que ellos los confunden con indios de la misma etnia que trabajan en el desmantelamiento en el Perú.
Según Meirelles, que trabaja para a Fundación Nacional del Índio (Funai), el gobierno brasileño poco puede hacer, a no ser de presionar al Perú para fiscalizar la retirada ilegal de madera en su território.
Añadió que el lado brasileiño ya está todo demarcado con tierras indígenas, y no hay amenazas de este lado.
Los índios están viniendo de allá porque aqui todo está tranqüilo, afirma.
Para el investigador, para los brasileños de evitar conflictos entre las tribus es parar de comprar caoba.
Así se desestimulará la actividad maderera en la región. Esa madera es el principal producto retirado de la Selva Peruana.
En el Brasil, el corte de esta especie ya es prohibido.
Pueblos Tagaeri y Taromenane cercados por el extractivismo
Parecería que no hay nada que sorprenda ya a la actual sociedad globalizada de occidente, acostumbrada en su cotidianidad a temas escabrosos como nanotecnología, organismos genéticamente modificados y otros; en estos términos no es raro que la sorpresa venga de lo más simple, de lo que no se nos hace posible pensar como la existencia de otras culturas, de otros pueblos, de otras gentes movidas con un pensamiento diametralmente distinto al nuestro.
De esta manera, cuando desde la tv o la web aparecen imágenes de pueblos que mantienen una vida en donde occidente y su influencia no existe o es rechazada, nos confrontamos con la existencia del otro y su derecho de ser diferente.
Se puede considerar a los Pueblos en Aislamiento Voluntario en Ecuador como los restos de grupos indígenas amazónicos, antaño más numerosos, que por vivir en lugares remotos y casi inaccesibles de la selva, quedaron, ya desde el tiempo de la Conquista fuera del contacto con los conquistadores , a mas de lo anterior hay que considerar que la condición de aislamiento voluntario no es el resultado de una condición casual o geográfica, sino es el resultado de una decisión meditada y analizada tomada en ejercicio de la libre autodeterminación de los pueblos y basada en el conocimiento de un contexto hostil y violento.
Por otra parte, la situación de aislamiento voluntario es la expresión y concreción del reconocimiento del derecho de posesión y propiedad de las tierras y territorios que ocupan.
De gobierno a gobierno su presencia ha significado una molestia, ya que se preferiría una Amazonia vacía para poder extraer con libertad los recursos naturales que en ella se encuentran, es por esto que en diferentes épocas de la historia republicana de los países de América Latina se ha negado la existencia de estos pueblos, aún ahora, sus territorios se encuentran en disputa y los límites de los mismos se acuerdan más por las necesidades de las empresas extractivas que por los registros que se tengan de su vida en la selva.
De esta forma el genocidio en contra de estos pueblos no es solo expropiante de sus vidas y dignidad, sino también de tierras, territorios, recursos naturales como condiciones indispensables para la producción, reproducción y desarrollo de la identidad y cultura indígena.
El destino de los pueblos en aislamiento voluntario va de la mano de la historia colonizadora de la humanidad y su estado de vulnerabilidad extrema nos recuerdan los atropellos acaecidos siglos atrás y que en el momento actual no pueden ser repetidos.
Son los Estados, que se conformaron y aparecieron mucho después de que estos pueblos con su cultura ya estén consolidados dentro de sus territorios, quienes ahora se arrogan la potestad de reconocer o no derechos a sus habitantes originales.
Se discute su existencia, y negocian los derechos a su territorio, desde y hasta donde va, a las riquezas de su subsuelo o sobresuelo, a mantener su cultura, su idioma o a permanecer aislados.
Se han dando casos críticos en donde los gobiernos simplemente y a rajatabla niegan la existencia de estos pueblos y proceden a adueñarse de los recursos de estas tierras.
También está la muy real amenaza de nuestra sociedad que busca absorber y reconvertir todo en forma de artículos de compra y venta; las empresas petroleras han buscado adueñarse de los ricos yacimientos que yacen en los territorios con distintas estrategias, en los 70 la táctica fue irrumpir abruptamente y esperar que el estruendo de las armas de fuego sea suficiente argumento disuasivo. 30 años más tarde poco ha cambiado y son las carreteras dentro del Yasuní las que se usan para cercar a los pueblos Tagaeri y Taromenane.
Nos encontramos entonces enfrentados a un sistema económico, político, ideológico que parecería imparable, imposible de confrontar o detener, un aparato que pasa por encima de vidas humanas, de ecosistemas naturales sin ningún escrúpulo en su afán de adueñarse de las riquezas de la tierra.
La impotencia repleta los brazos de los testigos que sienten que no existen garantías que valgan para detener al monstruo, que el sistema internacional de DDHH es inservible, que desde la sociedad civil no existen voces con el poder suficiente de hacer que se respete la vida.
Los avances en Ecuador en esta materia han sido lentos pero se han dado, los derechos de los pueblos aislados Tagaeri y Taromenane, emparentados con el pueblo Waorani han sido recientemente reconocidos en la Constitución del 2008, tras una larga lucha del movimiento indígena del país.
Su territorio ha sido solo parcialmente reconocido en la conformación de la Zona Intangible Tagaeri-Taromenane, cuyos límites se establecieron más en negociación con las empresas petroleras del lugar que en respuesta de los patrones de movilidad y asentamiento de estos pueblos.
Parte del territorio Tagaeri/Taromenae, ha sido denominado para la actividad petrolera como Campo Armadillo y ejemplifica la historia contemporánea de estos pueblos: El Estado Ecuatoriano plenamente conocedor y bien informado de la existencia de clanes Tagaeri/Taromenane en el lugar, decide dar paso a la explotación petrolera del campo, pese a que estas actividades podría significar el genocidio de estos pueblos y pasa por encima de la existencia de garantías y derechos en la Constitución del país, de ser signatario de tratados y convenios internacionales de DDHH y de la existencia de medidas cautelares emitidas por la Comisión Interamericana de DDHH.
Por añadidura sucesos violentos han ocurrido en Armadillo y fuera de la Zona Intangible, existen amenazas reales a la vida de los pueblos indígenas y para las poblaciones colonas aledañas.
Las explosiones de la sísmica de la actividad petrolera habría irritado a los habitantes ancestrales y estos han salido en defensa de sus territorios, mientras el Estado es sorprendido por lo inesperado sin herramientas adecuadas para responder, y lo que es peor, apenas se enfría la noticia en los tabloides, el Ministerio del Ambiente emite la licencia ambiental para continuar con la actividad petrolera en la zona.
Los pueblos en aislamiento voluntario son beneficiarios de medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 10 de mayo del 2006.
Estas medidas obligan al Estado a adoptar acciones de protección, en concreto El Gobierno del Ecuador está obligado bajo el artículo 1. 1 de la Convención Americana a respetar y garantizar los derechos humanos de todos los habitantes del país, incluyendo los Tagaeri-Taromenane y los restantes Oñamenane.
La nueva Constitución Política de la República del Ecuador , en su artículo 57 numeral 21 determina que Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva.
El Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas y hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la observancia de sus derechos.
La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio que será tipificado por la ley.
En vista de lo antes expuesto, el gobierno de Ecuador debe detener de inmediato todo tipo de explotación petrolera en Armadillo y sus inmediaciones, las respuestas que deben primar son eminentemente sociales, incluyendo la reparación por los daños ambientales ya ocurridos, los del régimen del buen vivir y sobre todo los del respeto a la condición de aislamiento de los pueblos Tagaeri y Taromenane.