Menopausia

Menopausia

El término menopausia se emplea para indicar la cesación permanente o final de la función menstrual, bien sea como un suceso fisiológico normal o como consecuencia de la cirugía o erradicación ovárica.

El síndrome menopáusico abarca todas las secuelas de la interrupción definitiva de la función ovárica de las cuales la ausencia de la menstruación es solamente una parte.

La mayoría de las mujeres llegan a la menopausia fisiológica a la edad de 45 – 50 años, pero la insuficiencia prematura del ovario puede presentarse antes de los 30 años. La menopausia precoz es más común en las mujeres que han padecido de una infección o de una afección quirúrgica en el aparato genital.

La época en que se inicia la menopausia tiene a menudo un carácter familiar; en raras ocasiones la insuficiencia prematura del ovario forma parte de una insuficiencia poliendovárica generalizada, probablemente con una base autoinmunitaria.

El tiempo de la menopausia quirúrgica o la debida a rayos X, difiere de la menopausia natural en que es más rápido el comienzo y que son más graves las manifestaciones,.

Mientras más precozmente se presenta la insuficiencia ovárica, tanto más graves son los efectos sobre ciertas estructuras, principalmente sobre el esqueleto.

Es también interesante hacer notar que hay mujeres que nunca presentan evidencias de menopausia, mientras otros padecen intensamente y pueden sufrir psicosis. Aunque la función reproductora cesa, la menopausia nunca debilita la actividad sexual, a no ser que los factores psíquicos y la ignorancia produzcan una inhibición afectiva.

SIGNOS Y SÍNTOMAS

La amenorrea es precedida por meno-metrorragias u oligomenorreas. Los bochornos son a veces intensos durando unos pocos minutos, pero se repiten frecuentemente. A veces los pacientes se quejan de estados de tensión, especialmente sensación de plenitud en la cabeza. Se presenta con frecuencia aumento de peso e inestabilidad nerviosa con depresión, alegría exagerada o lasitud.

Frecuentemente se presentan dolencias y dolores reumatoides. Los cambios sexuales incluyen dispareunia (dolor en el coito), pérdida de la líbido y, en algunos casos aumento del apetito sexual. Las mamas pueden ser dolorosas. Es común la irritación de la vejiga.

Existen muy pocos datos objetivos. Hipertensión moderada, hirsutismo moderado (vello facial), adormecimiento de la espina dorsal, piel seca y cabellos ásperos.

COMPLICACIONES

Las complicaciones graves de la menopausia son la osteoporosis y la psicosis. La diabetes mellitus puede aparecer con la menopausia. Puede también aparecer la vaginitis senil. La paciente posmenopáusica es más propensa a las enfermedades cardiovasculares degenerativas y a la Gota.

ASPECTOS PSICOLÓGICOS

Muchos de los síntomas de la menopausia son sin duda psicológicos. El más común es la ansiedad pero pueden presentarse alteraciones más graves. La más grave es la reacción psicótica involutiva (melancolía involutiva). Una simple explicación y la seguridad que no tiene necesidad de cambiar su vida son suficiente para la mayoría de los pacientes, a veces es necesaria la ayuda de un psiquiatra.

PRONOSTICO

La mayoría de las mujeres pasan por la menopausia sin necesidad de requerir una terapéutica externa, otras sin embargo necesitarán terapéutica intensiva y prolongada, especialmente cuando presenta una osteoporosis marcada.

Algunas pacientes presentan una grave depresión con tendencia al suicidio.

RECOMENDACIONES GENERALES Y CONSEJOS CASEROS

*La educación relativa a los cambios psicológicos y una gran perspectiva llena de posibilidades puede constituir una gran diferencia en el manejo de la tensión que trae consigo la menopausia, al igual que los cambios en la vida. La investigación ha demostrado que un tercio de la vida de la mujer contemporánea transcurre después de la menopausia. Así que debe considerarla como un paso adelante en la vida y debe cambiar positivamente. Vuelva a la escuela, encuentre una nueva afición; cámbiese de carrera. Hágase cargo de su propia salud.

*Encuentre apoyo. Los grupos de apoyo ofrecen estímulo en el sentido que la menopausia es un ciclo natural. Las miembros de esos grupos pueden ofrecer técnicas prácticas que han descubierto por sí mismas para hacerle frente a la menopausia, así como brindar apoyo fraternal a las recién llegadas.

*Haga ejercicios a diario. Caminar, trotar, andar en bicicleta, saltar la cuerda, bailar, nadar o cualquier otro ejercicio diario puede aliviar mucho los síntomas de la menopausia. El ejercicio puede ayudar a disminuir o impedir síntomas tales como: los accesos repentinos de calor (bochorno) y sudación nocturna, depresión y otros problemas emocionales, al igual que los problemas vaginales. Desde luego la mejor condición física es el más obvio resultado del ejercicio; pero éste también mejora la salud psicológica.

*La actitud positiva puede ser una herramienta diaria eficaz para combatir los bochornos; cuando sienta que se aproxima uno, recuerde algunas cosas: una que los bochornos son normales, otra que no duran mucho, por último, que usted puede hacer algo al respecto.

*Aprenda a relajarse, las mujeres que pueden hacerlo podrán lograr mejor control. Aprenda a meditar o hacer yoga; o simplemente siéntese tranquila con los ojos cerrados, diariamente durante un rato, para relajarse.

*Determine qué da lugar a los bochornos en usted, y luego evite dichos desencadenadores. En algunas mujeres son alteraciones emocionales; otras inician sus bochornos con algún alimento caliente o muy condimentado, una habitación caldeada o una cama caliente.

*Consérvese sexy. Las mujeres que pasan por la menopausia y siguen practicando la unión sexual regularmente, tienen menos o ningún bochorno comparadas con las que tienen relaciones sexuales esporádicamente. Los altos niveles de estrógeno ayudan a mantener un interés sano en el sexo y la actividad sexual regular estimula indirectamente los ovarios que comienzan a menguar, lo que a su vez ayudan a moderar el sistema hormonal e impide variaciones extremas en el nivel de estrógeno.

*Lubríquese. La resequedad vaginal por falta de estrógeno disminuye el interés en el coito durante la menopausia.

*Hable con su compañero, parte del estímulo a la libido proviene de conversaciones honestas acerca de necesidades y sensaciones.

*Las parejas pueden tratar de encontrar nuevas posiciones para la unión sexual buscando la que le sea más cómoda. Las caricias pueden ser especialmente importantes en estas ocasiones; más abrazos y masajes mutuos para lograr más proximidad y placer sensual.

*Practique los ejercicios de Kegel. Usted puede fortalecer sus músculos anales, vaginales y urinarios con estos ejercicios. Los músculos más vigorosos pueden ayudarlo a relajarse y a emplearlos con menos dolor y más placer durante el coito. También son buenos para impedir la incontinencia urinaria. Imagine que quiere interrumpir su flujo de orina repentinamente. Oprima firmemente los músculos de su zona vaginal. Retenga la orina mientras cuenta hasta tres, luego relájese. Practique con rápida alternación entre aflojar y apretar. Usted puede practicar éste ejercicio en donde quiera, cuando quiera.

RECOMENDACIONES ALIMENTICIAS

*Coma Una dieta consistente en 50% de alimentos crudos.

*Coma brócoli, diente de león, salmón con huesos, sardinas y pescado blanco en su dieta.
*No consuma carnes rojas. Evite los productos diarios o limite su consumo a pequeñas cantidades, mientras sean bajos en grasas. Los productos diarios y la carne promueven los bochornos.

*Evite el alcohol, café, azúcares, alimentos de especias y sopas o bebidas calientes que puedan desencadenar los bochornos o agravan la incontinencia urinaria.

*Tome dos litros de agua al día para ayudar a prevenir la sequedad de piel y mucosas.

**Prepare los siguientes jugos: ZANAHORIA, REMOLACHA, LECHUGA, NABO, Hágalos en extractor o licuadora, se recomienda beberlos una o dos veces al día.

BAÑOS Y AROMATERAPIA

Los aceites esenciales de menta tienen propiedades frías, los aceites e geranios y lavanda son centradores, cada uno calma y energiza, dependiendo de su necesidad. Añada algunas gotas de una o de todas estas esencias a un baño tibio o frío para los bochornos o, si no les es posible añádalas al agua fría en una botella de spray y obtenga usted mismo un roseado frío. Usted puede también usar éstas esencias como inhalantes o difundirlas dentro del aire en su casa, o añada unas pocas gotas al aceite de masaje.

Los aceites de geranio, jazmín, mirra, neroli y vetiver son buenos para contrarrestar los visibles signos de la edad. Hágase una piel suave usando una o varias de éstas esencias, o añada unas cuantas gotas de éstas a su crema para la piel (no use más de 10 gotas por onza del producto)

***La menopausia es una parte natural de la vida y por lo tanto no se puede prevenir. Sin embargo puede ser una experiencia más placentera de lo que muchas personas creen. Considere aprender técnicas de manejo del stress o disfrute de la compañía de un grupo de soporte. Recuerde que no es una enfermedad, pero sí una transición, ofreciéndole así una buena oportunidad a identificar y explorar cambios que puedan ser necesarios hacer en su vida o estilo de vida.

VIVE, AMA, SÉ TÚ MISMO José Luis Alonso, oar.

VIVE, AMA, SÉ TÚ MISMO

José Luis Alonso, oar.

“Al final del camino me dirán:  ¿has vivido?  ¿has amado? Y yo sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres”.

Dom Pedro Casaldáliga

Índice

Presentación 5
Dios-Amor y tú 6
Dios te ama 7
Déjate amar por Dios 9
Acepta a Jesucristo 11
El amor, tu corazón 13
Alégrate de ser tú mismo 15
La verdadera sabiduría:  conocerte a ti mismo 17
Eres diferente a todos.  Acéptate con gozo 19
Eres mucho mejo de lo que imaginas.  ¡Valorízate! 22
Ámate a ti mismo 25
Ríete de ti mismo 28
Asómbrate, cada día 31
Cree en ti mismo 33
Ama a todos 35
Sé comprensivo y compasivo contigo mismo 37
Espera, a pesar de todo 40
Tu verdadera belleza 42
Eres persona para la eternidad 44
Poséete a ti mismo 46
Lo mejor de ti está dentro de ti 48
Elévate sobre ti mismo 50
Sé persona normal 52
En tu mente está la clave 54
Eres tierra y eternidad 57
Vive solamente hoy 59
Vive de verdad tu vida 62
Tu verdadera grandeza:  ser más, ser mejor 64
Eres protagonista.  Piensa y actúa como tal 67
Entusiásmate, cada día 69
Trabaja siempre con amor, como señor 71
Saber vivir es saber sufrir 74
Eres trayectoria de Dios 77

P
RESENTACIÓN

Nuestro Propósito al publicar este manojo de “pensamientos”, no es otro que el de querer aportar nuestro pequeño granito de arena en la primera y más importante tarea que todos tenemos:  ?la de realizarnos como personas únicas e irrepetibles, decididos a desarrollar todas y cada una de nuestras cualidades y virtualidades; ?y alcanzar, así, nuestra plenitud humana y divina; para que, de esta manera, podamos glorificar a Dios en espíritu y en verdad; ser felices, ahora y eternamente; dando siempre lo mejor de nosotros mismos a los demás, con los que estamos comprometidos a vivir en comunión y hacer realidad ese mundo nuevo que todos queremos.
Estos pensamientos son sencillos y breves.  Están agrupados por temas.  Su contenido es muy reducido y se centra en algunos aspectos fundamentales de la personalidad.  No son ni pretenden ser un resumen de sicología ni nada parecido.
Cada tema es tratado muy escuetamente.  Podría alargarse más, tener más páginas, hacerse más técnico o académico.  Pero perdería su finalidad y razón de ser.  No sería inteligible y accesible a la mayoría de los lectores.
Estos pensamientos son puntos de referencia, pequeñas pistas de orientación, que invitan a la reflexión a todos; para que luego todos y cada uno de nosotros nos entusiasmemos y nos reafirmemos en la decisión de ser más y mejores personas; para servir más y mejor, para conseguir que nuestra vida sea más plena y dichosa.
Este es nuestro objetivo.  Cada uno, que vea lo que puede aprovechar.
Esto es lo que importa.

D
IOS-AMOR Y TÚ

En el principio, antes que el universo existiera, Dios-Amor,
? pensaba en ti,
? se sentía muy orgulloso de ti,
? te llevaba muy dentro de su corazón.
Te creaba porque te amaba.
Te amaba por su pura bondad.
Dios-Amor, te creaba como persona única, maravillosa e irrepetible, dándote un rostro propio, una identidad singular, recreándose en ti, gozándose de llamarte por tu nombre.
Para Dios-Amor, tú eres lo mejor, lo más valioso y lo más querido de toda la creación.
Saliste del corazón de Dios, como fruto de su amor.
Fuiste hecho a imagen y semejanza de él.
Para que pudieras amar, te llenó de su amor.  Para que pudieras vivir, te hizo participar de su vida divina.
Dios-Amor pensó en ti, y amándote, te hizo amable.
Con su amor, te hizo nacer como verdadero hijo suyo.
Para Dios, eres un hijo muy querido.
El gozo más grande de Dios, fue ?y sigue siendo? envolverte con su amor, inundarte de vida, llamarte a ser tú mismo.
Por eso, tu mayor aspiración, tu mejor manera de glorificar a Dios, tu mejor aporte a la humanidad, ha de ser, empeñarte en ser, real y verdaderamente, tú mismo, vivir lleno de vida, de amor, ser verdadero reflejo de Dios.
D
IOS TE AMA

Dios te ama de verdad, muy en serio, te ama continuamente, te ama eternamente.
Esto es:  !Recuérdalo siempre! lo más importante de toda tu vida, lo mejor, lo fundamental, la clave para ser tú mismo, para entender el misterio de amor que eres tú.
Dios te ama.  Es absolutamente cierto, lo único verdaderamente seguro.
Tú, no tienes nada, no eres nada, no puedes nada.
Sin embargo, Dios te ama apasionadamente, con todo su amor.
Dios pensó en ti por amor, te modeló cual artista consumado, “a su imagen y semejanza”.
Desde toda la eternidad, te llevaba muy dentro de su corazón.
Te amaba en su hijo Jesús.
Por eso, eres su hijo muy querido. 
Naciste como hijo suyo, el día de tu bautismo.
Eres verdadero hijo de Dios, porque has nacido de Dios.
El día de tu bautismo, cuando el agua corría por tu frente.
Dios decía, todo emocionado:  “Tú eres mi hijito muy querido, en ti me complazco”.
Tu gozo ha de ser el saberte amado por Dios, viviendo siempre lo que eres:  verdadero hijo de Dios.
Eres objeto de la predilección de Dios, por su pura bondad y misericordia.
Porque Dios es todo bondad, ha querido fijar sus ojos en tu insignificancia, en tu pequeñez, en tu nada.
No tienes absolutamente nada que merezca su amor.
No hay nada en tu persona que merezca la atención de Dios.
Sin embargo, Dios te ama con un amor personal, total, gozoso, incondicional y para siempre.
Tu pequeñez está tan inundada del amor de Dios, que la única razón de existencia, de tu categoría, es el amor personal de Dios.
Nada ni nadie podrá impedir que Dios te ame, te envuelva con su amor.
Dios te ama fielmente, para toda la eternidad.
Dios te ama hoy, mañana y todos los días, y te seguirá amando, pase lo que pase.
Su amor es incondicional, indestructible.
Y aunque cometieras la locura más grande de rechazar su amor, cerrándote obstinadamente, empeñado en irte para siempre al infierno, Dios seguirá amándote.
Tu cielo será siempre vivir sumergido en ese amor, amando.
D
ÉJATE AMAR POR DIOS

El mayor homenaje, el mejor regalo, la más grande satisfacción que puedes dar a Dios, es dejarle que él sea Dios en tu vida.
Lo único que Dios te pide,
lo que él espera de ti,
es que aceptes su amor
y le dejes amarte.
Tú eres nada, y no puedes dar nada al que lo es todo.
Eres pura necesidad de Dios.
Por eso, tu única manera de ser tú mismo, es dejar que Dios te ame.
Dios no necesita nada de ti.
No quiere nada de ti.
Dios solo quiere de ti,
que te abras a su amor,
que lo aceptes y le hagas vida de tu vida.
Dios quiere ser el protagonista de tu vida.  Te pide que te dejes amar por él, que permitas que su amor dirija tu vida entera.
Dios quiere llenarte con su amor, para que ?amando? llegues a conseguir tu plenitud.
Dios sabe mejor que nadie,
que solamente su amor puede hacer
el milagro más grande: 
que tú seas verdaderamente tú.
Al aceptar el amor de Dios en tu propia existencia, reconoces que todo lo puedes con él, y que sin él, eres nada, no puedes nada.
Cuando te abres al amor de Dios, aprendes a ser verdaderamente tú.
Sólo cuando aceptas el amor de Dios, es cuando valoras tu grandeza y empiezas a amar de verdad.
Si aceptas el amor de Dios, puedes amar a Dios, amarte a ti mismo, amar de verdad a todos.
El amor de Dios es tu clave, tu único puente para vivir en comunión con Dios, contigo mismo, con tu prójimo, con el universo.
No pretendas conquistar a Dios con tus migajas, con tus obsequios, gloriosamente vacíos.
No quiere nada tuyo porque no necesita nada de nadie.
Dios sólo te pide una cosa:  que aceptes su amor, que te dejes amar por él.
Con su amor, estás lleno de él.  Sin su amor, estás totalmente vacío.
Dios te pide que aceptes su amor, para que le puedas amar, devolverle lo suyo.
Tu felicidad ha de ser aceptar su amor.
Tu categoría, dejar que Dios ame a todos, a través de ti.

A
CEPTA A JESUCRISTO

El Amor con mayúscula, el amor de verdad, es una persona:  Jesús.
Dios te ama dándote a si mismo, dándote a Jesucristo.
El amor personificado es Jesucristo.
Si Dios te da la prueba de amor más elocuente y convincente, te regala su propio ser:  a Jesús, tu única respuesta sólo puede ser:  aceptarlo y hacerlo vida tuya.
“El único trabajo que Dios quiere de ti es que aceptes al que él ha enviado”.
Cuando aceptas, libre y voluntariamente a Jesús, es cuando comienzas a dejarte amar por Dios.
Si Jesucristo vive en ti, es verdad que el amor de Dios está dentro de ti.
Cuando aceptas el amor de Dios, haces la decisión más maravillosa y decisiva de toda tu vida.
Permite a Jesucristo que te enseñe:
? a pensar con los criterios de Dios,
? a vivir en la verdad y en el amor,
? a ser tú mismo, a dar lo mejor de ti a los demás.
Al dejarte amar por Dios, o lo que es lo mismo, poseer por Jesucristo, es cuando eres tú mismo, te humanizas, te divinizas y sabes vivir de verdad.  Amas de verdad.
Si te apoyas en ti mismo, te apagas, te debilitas, te rebajas y acabas contigo mismo.
Sólo el que lo es todo, puede dar consistencia y solidez perdurable a tu existencia.
Por esta razón, Dios te pide que aceptes a Jesucristo, para que, de esta manera, puedas eternizarte, liberarte de tu inestabilidad, de lo que te ata,  de tu propia vaciedad.
El amor de Dios es el que te hace señor de ti mismo, te da la verdadera grandeza, te hace disfrutar de la auténtica libertad.
Sólo Jesucristo, el amor personificado de Dios, puede hacer que tú seas tú, que descubras el misterio de amor que eres, y llegues a conseguir tu propia plenitud.
Sólo Jesús te puede llenar, colmar todas tus aspiraciones con su amor, enseñándote a amar.
Te quieres bien a ti mismo, si aceptas a Jesucristo en tu existencia.
Te perjudicas y te condenas a no ser tú mismo, si rechazas a Jesucristo, el amor que Dios te ofrece.
E
L AMOR, TU CORAZÓN

La clave, el único camino, para entender y saborear que “Dios te ama”:  es el Espíritu Santo.
La luz y la fuerza, para valorar y aceptar a Jesús en tu propia vida, es el Espíritu Santo.
Para conocer y profundizar en este “misterio de amor” que eres tú, es imprescindible el Espíritu Santo.
Por esta razón, el Espíritu Santo ha de ser siempre como el alma y el corazón de tu existencia entera.
Si valoras, de verdad, al Espíritu Santo, el amor guiará siempre tu vida, y comprobarás, de muchas maneras, el poder de Dios, en tu existencia.
Para tener la verdadera sabiduría “conocer a Dios, conocerte a ti mismo”, es preciso, imprescindible, la presencia activa y continua del Espíritu Santo.
“El amor de Dios ha sido derramado en tu corazón, por el Espíritu Santo que se te ha dado”.
Eres, vales, puedes… por el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo te inunda, te envuelve y te guía siempre con su amor.
Te facilita el que puedas saborear el bien.
Te capacita para que hagas siempre el bien y lo hagas bien.
Te llena de amor, agrandando tu capacidad de recibir amor, de dar más amor a los demás.
Su amor te enseña a amar de verdad, a amar cada día más, de amar mejor.
Gracias al Espíritu Santo, tienes el tesoro más grande y más valioso, que no se puede comparar con nada:  tu fe, la luz de Dios, la vida divina, la salvación de Jesucristo.
El Espíritu Santo es tu maestro interior.
Nadie como él para enseñarte a bucear en la inmensidad de Dios.  Nadie como él para conocer el mundo maravilloso de cualidades, valores y posibilidades que existe dentro de ti.
El motor de tu vida está dentro de ti:  es el Espíritu Santo.  Te ilumina, te fortalece, te consuela, te acompaña, te cristifica… descubriéndote los planes de amor que Dios tiene para ti, haciéndote entender que “Dios mismo lo dirige todo para tu bien”.
Para elevarte sobre ti mismo, para contemplar a Dios, para ser poseído por Dios y vivir en intimidad con él, necesitas continuamente del Espíritu Santo.
Todo lo harás con el Espíritu Santo.  Nada harás sin el Espíritu Santo.
A
LÉGRATE DE SER TÚ MISMO

Si Dios te ha hecho original, tu vida tiene que ser personal.
Dios no quiere que seas copia de nadie.
Honras y glorificas de verdad a Dios, cuando te propones ser, de verdad, tú mismo.
El mayor bien que puedes hacer a la comunidad, es empeñarte en ser tú mismo.
Influyes decisivamente en las personas que están a tu lado, cuando tu vida se parece a la imagen original que Dios tiene de ti.
Eres un verdadero regalo de Dios para la humanidad, si vives tu propia realidad, si eres tú mismo.
Por eso, tu mayor gozo y tu principal preocupación, ha de ser:  reflejar, lo más nítidamente posible, a Dios, desde tu propia realidad personal.
Eres tú mismo, si te decides a parecerte, cada vez más, a quien el mismo Dios te asemejó:  a Jesucristo.
Nadie hay como tú.  Nadie tiene tus cualidades.  Tú eres diferente a todos.
Alégrate, cada día más, de tu originalidad.
Tu idiosincrasia es propia y exclusiva.
Enorgullécete de ser tú, con todo tu bagaje personal.
Da continuas gracias a Dios, por ser diferente a todos.
Tus cualidades y tus pecados llevan una marca inconfundible.
Promueve tu idiosincrasia, tu forma original de ser, contra viento y marea.
Prefiere, mil veces, ser marginado por tu originalidad, que ser incluido en la vana y falsa gloria de la generalidad.
Siente el orgullo de ser distinto, de saber que Dios te ha creado original.
Demuestra que eres personal, que sabes alegrarte de ser tú mismo, actuando siempre con la verdad, movido por el amor.
Alégrate de ser tú mismo, comportándote con conciencia, con categoría, tal como Dios espera de ti.
No temas al que dirán, a actuar contra corriente.  Piensa, habla y actúa como Dios espera de ti.  Aquí radica el secreto de tu originalidad, de tu felicidad.
L
A VERDADERA SABIDURÍA:  CONOCERTE A TI MISMO

“Conoce a Dios, conócete a ti mismo”.
Si conoces a Dios, te conoces a ti mismo.
Conociéndote a ti mismo, te sumerges en Dios, profundizas en tu propio misterio, se ensanchan los horizontes de tu existencia, das sentido a tu propia vida.
No puedes olvidar nunca que “eres imagen y semejanza de Dios”.  Estás “programado” para conocer a Dios.
Tu mayor desafío es conocerte.  Ahí está el secreto de tu vida.
Ahí está la clave de tu grandeza y felicidad.  Ahora y eternamente.
Sin conocer a Dios, eres un jeroglífico indescifrable.
Sin conocer a Dios, no tienes razón de ser.  Ni te puedes entender ni eres capaz de entender nada de ese “misterio profundo e insondable” que eres tú.
Tu clave es Dios.
Por eso, conoce a Dios, para que te puedas conocer a ti mismo.  Cuanto más te conozcas, más conoces a Dios.  Y cuanto más conoces ese mundo infinito e inabarcable que es Dios, más profundo y verdadero es tu conocimiento de ti mismo.
Por muy grande que sea tu conocimiento de Dios, siempre estarás asomado a ese abismo insondable que es Dios, pero habrás profundizado en el misterio de tu propio conocimiento.
Conócete de verdad, cada día más, cada vez mejor, conociendo “de corazón” a Dios.
Conoces a Dios, si tienes intimidad con él, si tienes experiencia personal de su amor.
Cuando conocemos “vivencialmente” a Dios, Dios tiene nombre para nosotros, y con él, descubrimos nuestro propio nombre.
Podemos ? y debemos? conocer a Dios, porque es él el que primero nos conoce a nosotros, a cada uno en particular.
Para conocerte tú, de verdad, en profundidad, necesitas que él te regale un corazón nuevo.
No te olvides nunca que Dios tiene más empeño en regalarte ese corazón, que tú en pedírselo.
Al conocer, vivencialmente, a Dios, te conoces, profundamente, a ti mismo.  Te sumerges en ese misterio, hondo y apasionante, que eres tú.
No te conformes con lo que crees que sabes de Dios, de ti mismo.
Estás llamado a especializarte en el conocimiento de Dios, de ti mismo.
Cuanto más conoces a Dios, más te falta por conocer de Dios.  Por mucho que conozcas a Dios, estás todavía muy lejos de conocer a Dios.
Dios, es el primero, el más decidido a que te conozcas.  Pídele, con humildad e insistencia, que te muestre su rostro, te descubra el misterio de tu personalidad.
Tu éxito, no te quepa la menor duda, está en orar, en orar sin desfallecer, como “mendigo de Dios”.
E
RES DIFERENTE A TODOS.  ACÉPTATE CON GOZO

No eres tan perfecto como crees, ni tan malo como imaginas.
Eres muchísimo mejor de lo que te imaginas.  Y más débil y pecador de lo que crees.  Estás llamado a ser una persona realista, equilibrada.  Por eso, es preciso que asumas los dos aspectos de tu existencia personal:  la luz y la oscuridad, la grandeza y la pequeñez, la santidad y el pecado.
Lo mejor que puedes hacer en tu vida es, aceptarte tal como eres:  lleno de cualidades (muchas, grandes y muy valiosas) y de debilidades y pecado.
No exageres ninguno de los dos aspectos.  No aumentes uno de ellos, negando el otro.  No eres ni ángel ni bestia.  Ni oro puro, pero tampoco basura.
Esfuérzate en ser siempre justo en tu auto-apreciación.  Sé equilibrado a la hora de analizarte.
Reconoce, con sencillez y gratitud, que Dios te ha colmado de cualidades y valores, y ?por ser humano? tienes defectos y pecados.
Gozarás de buena salud, cuando asumas -con sinceridad y naturalidad- estas dos caras de tu existencia:  las cualidades que Dios te ha regalado, y los pecados que tú cometes.
Te alegrarás tanto al agradecer a Dios por todo lo grande, bueno y bello que te ha hecho, como al confesar tus propios pecados.
Eres un destello de Dios en un puñadito de barro.
Por ser obra de Dios, eres bueno; por ser de barro, eres frágil y débil.
Saliste del corazón de Dios, agradécelo.  Cuando caigas, cuando cometas algún pecado, no te rebeles.  Suplica y pide que te alargue su mano misericordiosa, ya que nadie mejor que él para saber que eres de barro.
Necesitas empezar por aceptarte como eres, para que puedas llegar a ser lo que, todavía, no eres.  Aceptándote tal como eres, demuestras que eres persona inteligente.
Dios quiere que vivas en la verdad.  Ni más arriba, ni más abajo. 
Tu puesto, tu pedestal está en punto justo:  aceptarte.
No te hinches por todo lo bueno que eres.  Puedes explotar. 
No te deprimas por todo lo débil que eres.  Puedes dañar seriamente tu salud.
Aceptándote tal como eres, puedes llegar a ser lo que Dios quiere que seas.
Nunca te aburras de ti mismo.  Si Dios ?con ser Dios? no se aburre jamás de ti ¿por qué vas a empeñarte tú en aburrirte de ti mismo?
No trates de compararte con nadie.  Tú eres Tú.
Tú eres todo un universo de cualidades y posibilidades, que debes conocer, valorar y desarrollar.
Convéncete de que tú eres y tienes más que suficiente para ocuparte de ti mismo. 
Eres, también, un abanico ?sorprendente y desconcertante? de debilidades, fallas y pecados, que has de aceptar y superar -poco a poco- con la ayuda de Dios, que siempre actúa a tu favor.
Ten paciencia infinita contigo mismo, recordando -continuamente- que Dios la tiene contigo.
Dios te tiene paciencia, para que tú la puedas tener contigo.
Te demuestra, sin cesar, grande y amorosa paciencia, porque sabe muy bien con qué material estás hecho; te conoce en profundidad y te ama de verdad.
Dios te recuerda la razón por la que tienes que aceptar con paciencia:  o porque te amas o porque te quieres amar.
No te impacientes ni pierdas la calma, si no eres, todavía, tan bueno como quisieras.
Todo lo importante y decisivo de la vida, tarda en hacerse.  No pretendas quemar etapas, anhelando volar cuando todavía no has aprendido a andar.
Confía en Dios, en ti mismo.  Haz lo que puedas y pide a Dios lo que no puedas.
Así como te gozas de tus cualidades y virtudes, así, también ?con idéntica alegría? aceptarás tus fallas, limitaciones y equivocaciones.  Sólo así podrás crecer, llegar a conseguir tu propia estatura.
Empéñate en superarte, en alcanzar tu propia plenitud.
Propóntelo, día tras día, con tesón y humildad.  Poco a poco, sin forzar nada ni impacientarte, lo irás logrando.
Dios no tiene prisa ¿por qué tenerla, tú?

El libro de la sabiduria

KITAB AL-HIKAM
(El Libro de la Sabiduría)
Ahmad Ibn Ata’Illah
Capítulo 1
1. Señal de que contamos con la acción
es que merme la esperanza cuando hay caída.
2. Desear la pobreza
cuando Allah te impone que uses las riquezas
es búsqueda de ti mismo, disfrazada.
Pero careces de altas ambiciones
si deseas usar las riquezas
cuando Allah te impone la pobreza.
3. La muralla de las decisiones divinas:
no la atraviesa ninguna fuerza síquica.
4. Tira el lastre de gobernarte a ti mismo:
lo que otro hace por ti no tienes que hacerlo tú.
5. Tus afanes por alcanzar lo que tienes garantizado
y tus descuidos al realizar lo que se pide de ti:
pruebas de que las tinieblas te velan el ojo del corazón.
6. Cuida de no desesperarte si,
pese a tus apremiantes súplicas,
tarda Allah en otorgarte Su favor.
Cierto es que te lo ha prometido, pero el que El elija para
ti
y no el que tu elijas para ti mismo.
Y en el tiempo que El prefiera, no en el que te hubiera
gustado a ti.
__ De Su promesa no dudes si lo prometido no llega
ni aunque tuviera señalado plazo fijo:
dañarías al ojo de tu corazón y empañarías el brillo de tu
conciencia.
8. Si Allah te abre una senda al conocimiento
¿qué importa que tus obras sean mínimas?
La senda, sólo la ha abierto para darse a conocer por ti.
¿Acaso ignoras que el conocimiento es Su don
y las obras tu ofrenda?
¿Qué medida común puede existir entre lo que El te da
y las ofrendas que tú Le haces?
9. Muchas y diferentes son las obras,
como variado es en sus formas el advenimiento
de los estados de Unión.
10. Las obras son formas fijadas:
en ellas penetra la vida por el secreto de la intención
pura.
Capítulo 2
11. Envuélvete en una vida oscura: el grano que germina
antes de sembrarlo no llega a madurar.
12. Nada mejor para el corazón que una soledad que le dé
paso al reino de la meditación.
13. __ ¿Cómo recibe iluminación el corazón
en cuyo espejo se refleja la imagen de las criaturas?
¿O cómo vuela hacia Allah encadenado a las pasiones?
¿Puede acaso querer entrar en presencia de Allah
quien primero no se ha purificado de sus vicios?
¿O anhelar la íntima comprensión de los misterios
quien no se ha arrepentido de sus menores caídas?
14. Tiniebla es el mundo entero, que sólo lo ilumina
la manifestación de Allah.
Quien, al contemplar el mundo, no vea a Allah en él
o cerca de él o antes o después de él, aún carece de luz.
Para él los astros del conocimiento están cubiertos
por las nubes de lo creado.
15. Esta es la prueba de Su omnipotencia: de ti se oculta
tras de lo que carece de ser junto a El.
¿Es, si no, concebible que una cosa pudiera velar
a Quien desvela todas las cosas
y Se desvela por todas las cosas y en todas las cosas?.
A quien Se desvela para todas las cosas
¿como podría velarle una cosa?
¿Y por qué crees que sería velado?
¡Si está más manifiesto que cualquier cosa!
El es el Unico y nada existe con El:
¿qué podría velarlo?
De ti está más cerca que cualquier cosa:
¿cual de ellas crees que Le podría velar?
¡Ninguna existe sin El!
¡O misterio de que el Ser aparezca en la nada
y lo temporal subsista con Aquél que tiene por atributo
la eternidad!
Capítulo 3
16. Agota toda ignorancia quien pretende que en el
instante actual suceda cosa distinta de la que Allah
manifiesta.
17. Aplazar tus obras para cuando seas libre es hacer
sacrificios a las inclinaciones del alma.
18. No pidas a Allah que te saque de un estado para
utilizarte en otro. Si quisiera te utilizaría sin cambiarte
de estado.
19. Jamás buscador alguno detuvo su ambición en lo que
ya le había sido revelado sin oír al momento las voces
de la verdad: ¡El que tú buscas está aún más allá! Y
aunque la apariencia de las criaturas te deslumbre con
la magia de sus lentejuelas, su realidad profunda te
grita al instante: “Somos una tentación, no seas
perjuro” (Qur’an, 2, 102).
20. Pedirle algo es pensar mal de El. Buscarle es estar en
Su ausencia. Buscar a otro es carecer de pudor para
con El. Y pedir a otro ¡ya es estar muy lejos de El!
21. No exhalas un soplo sin que en ti se cumpla uno de Sus
decretos.
___ No estés esperando a que cesen (en ti) las alteraciones,
pues entonces, en el estado en que El te pone, no
estarías atento a El sólo.
23. ¡Nada de lo que pretendes obtener por tu Señor es
imposible! ¡Nada de lo que quieres obtener por ti
mismo es fácil!
24. Mientras permanezcas en este bajo mundo, que no te
extrañen las tribulaciones: sencillamente revelan qué
atributos se merece y cómo se le debe calificar.
25. Este es signo del éxito final: regresar al Allah en los
principios. Aquél cuyos principios sean iluminados,
iluminado también será su final.
26 Lo que ha sido depositado invisible en las conciencias,
se transparenta en el testimonio de las apariencias.
Capítulo 4
27. ¡Qué distancia entre el que prueba por El
y el que pretende probarle!
El primero reconoce la verdad donde la ve
y lo afirma todo
por la existencia de su principio.
El segundo, al dar pruebas de Allah,
demuestra cuan lejos se halla de El.
Si no, ¿desde cuando está El ausente
para que haya que probarle?
¿O desde cuando está lejos
para las criaturas que vienen a El? .
28. “Que el que viva en la abundancia,
gaste según su abundancia” (Qur’an, 65, 7):
éstos son los que han llegado a El;
“y el que haya recibido con medida” (Ibíd.)
son los que todavía caminan hacia El.
A éstos últimos les guían
las luces de la orientación,
mientras que los primeros poseen
las luces del cara a cara.
Aquéllos van por las luces.
A éstos las luces les vienen,
pues pertenecen a Allah y nada más:
“Di: Allah, y deja que se entretengan
con sus discusiones” (Qur’an, 6, 91)
Capítulo 5
29. Más te vale buscarte defectos escondidos
que intentar descubrir
las cosas invisibles que te están veladas.
30. Allah no está velado:
en tus ojos está el velo,
pues para velar a Allah habría que cubrirle
y cubrirle es contenerle y abarcarle:
“Pero Allah domina
por encima de Sus servidores” (Qur’an, 6, 18).
31. Para mantenerte siempre atento
a la llamada de Allah
y cerca de Su presencia,
suprime de tu humanidad todo atributo
contrario a tu condición de servidor.
32. Estar satisfecho de sí mismo:
tal es la raíz de toda desobediencia,
de todo descuido y de toda pasión.
Pero no estar nunca contento de ti
es la fuente de toda obediencia,
de toda vigilancia y de toda pureza.
Toma por compañero a un ignorante,
descontento de sí:
¡verás cómo para ti vale más
que un sabio satisfecho de sí!
Además, ¿de qué vale la ciencia
de un sabio contento de sí?
Y ¿sigue siendo ignorante
el que no está satisfecho de sí mismo?
33. El rayo de tu mirada interior
te permite ver Su cercanía;
la realidad de tu mirada interior
te hace ver que no eres nada ante Su ser;
la verdad de tu mirada interior
te permite ver Su ser
sin tu nada y sin tu ser.
34. Allah era, y nada era con El:
¡Y ahora es como era entonces!
Capítulo 6
35. Que tu ambición no elija por blanco
a otro que no sea El:
¡nunca el Generoso se ha quedado más corto
que las esperanzas!
36. No expongas a ningún otro
necesidades impuestas por El:
¿Quien podría levantar
lo que El mismo ha puesto?
En verdad, quien no es capaz
de socorrerse a sí mismo
¿cómo podría socorrer a los demás?
37. Si a causa de Sus atributos no logras
hacerte de un juicio favorable,
háztelo a causa de la forma en que te trata:
¿a qué te ha acostumbrado sino a Su bondad
y de qué te ha nutrido sino de Sus favores?
38. Lo verdaderamente asombroso es querer huir
de lo que nadie escapa nunca
y aferrarse a lo que necesariamente se irá:
“No son los ojos los que se ciegan,
sino los corazones del pecho
los que se ciegan” (Qur’an, 22, 46).
39. Como el asno que da vueltas a la muela,
que su punto de llegada
siempre es el de partida:
lo mismo serás tú si vas
de una criatura a otra.
Mejor es que vayas de las criaturas
a su Creador,
pues “todo al fin vuelve a tu Señor”
(Qur’an, 53, 42).
Y considera el dicho del Profeta:
“el que emigra hacia Allah y Su Profeta,
ciertamente hacia ellos emigra;
mas el que emigra
en pos de una cosa de este mundo
o de una mujer para casarse,
sólo emigra para eso.”
Comprende la frase: “sólo emigra para eso.”
Y medítala, si estás dotado de inteligencia
Capítulo 7
40. Aquél cuyo ejemplo no te induzca al bien
y cuyas palabras no te orienten hacia Allah:
¡no vayas con él!
41. Si vas con uno peor que tú, corres el peligro
de creerte mejor de lo que eres.
42. No hay obra mínima
si proviene de un corazón desapegado
ni obra importante
si proviene de un corazón lleno de deseos.
43. Las buenas obras son consecuencia
de buenos estados
y éstos son frutos de haber echado raíces
en las moradas donde se permanece.
44. No abandones el Recuerdo
porque en él no te halles
en presencia de Allah.
Pues es peor descuidar el Recuerdo
que tener un descuido en el Recuerdo.
Puede que Allah te eleve
de un Recuerdo hecho con descuido
a otro efectuado atentamente,
y de éste
a un Recuerdo en que llegues
a estar presente ante El,
y aun de éste
a otro en que llegues a estar ausente
a todo lo que no sea el objeto del Recuerdo:
“Y esto para Allah no es nada difícil”
(Qur’an, 14, 20).
45. Por muy grande que sea tu pecado,
mantén un prejuicio favorable a Allah.
El que conoce a su Señor sabe
que nada es su pecado ante Su generosidad.
___ Signo de muerte del corazón:
no entristecerte por los actos de obediencia
que has dejado de cumplir
y no lamentar las faltas
que has cometido realmente.
47. Ninguna falta es mínima
si El te opone Su justicia. Ninguno es grande
si El te acoge en Su misericordia.
48. La obra más provechosa para el corazón
es aquélla en la que ni te fijas,
que incluso la juzgas indigna de existir.
49.
50.
51.
52.
53.
Si te envía un soplo divino
es para que por él llegues a El.
Te lo envía para sustraerte
de las manos de los otros
y liberarte
de la esclavitud de las criaturas,
para arrancarte de la cárcel de tu ser
y arrojarte
al aire libre de la contemplación.
Las luces son corceles
para corazones y conciencias.
La luz es el ejército del corazón,
así como la tiniebla es el del alma:
cuando Allah asume la defensa de Su servidor,
le asiste con el ejército de luces
y aleja de él las fuerzas tenebrosas
de todo lo que no es El.
Corresponde a la luz levantar el velo
ante el ojo interior, juzgar,
y al corazón
dar un paso al frente o retroceder.
Que tu observancia no te complazca
por venir de ti
sino por venir de Allah
a través de ti.
“Di: por la gracia de Allah
y por Su misericordia,
que de todo ello se complazcan, pues mejor es
que lo que atesoran” (Qur’an, 10, 58).
54. A los que caminan hacia El
y a los que han llegado
Allah no les deja ver sus propios actos
ni contemplar sus propios estados de Unión:
a los primeros
porque en tales actos y estados
aún no han realizado
la sinceridad con El,
a los segundos
porque al contemplarle a El
han perdido todo interés
en sus estados y sus actos__
Capítulo 8
55. La bajeza de alma siempre sale
de la semilla de la avidez.
56. ¡Lo que más te conduce
es la ilusión!
57. Eres libre de una cosa
cuando renuncias a ella,
esclavo
cuando la codicias.
58. Quien no vaya a Allah
por las caricias de Sus favores,
ante El será llevado
por las cadenas de la prueba.
59. El que no acoge los favores divinos
con acciones de gracias
corre peligro de perderlos,
el que muestra su reconocimiento
los retiene encadenados.
60. Ten cuidado: si te envía Sus favores
aunque te sigas comportando mal
te está llevando insensiblemente
a tu perdición:
“Les llevaremos paso a paso a la perdición
por donde no se imaginan” (Qur’an, 7, 182).
___ Si tarda en llegarle el castigo
pese a comportarse mal con Allah,
el principiante se dice en su ignorancia:
si mi comportamiento fuera represensible
Allah me habría dejado de socorrer,
apartándome de Su lado.
En verdad que ya no te socorre
y tú lo ignoras,
aunque sólo sea privándote
de más aumentos de Sus gracias.
Y ya te ha arrojado de Su lado
sin que te apercibas,
aunque sólo sea abandonándote
a tus caprichos.
62. Si ves a un creyente al que Allah obliga
a practicar devociones externas
y le mantiene durante largo tiempo
en este menester,
aún después de haberle favorecido
muchas veces con Sus gracias,
no desprecies lo que su Señor le otorga
porque no veas en él
ni la marca de los sabios
ni el gozo de los amantes:
no existirían prácticas externas
si tampoco hubiera estados de Unidad.
63. A algunos Allah les reserva para Su servicio,
a otros les honra con Su amor:
“A unos y a otros,
a todos les concederemos en abundancia
de los dones de tu Señor.
Los dones de tu Señor no se niegan a nadie.
Capítulo 9
64. Es raro que las visitas divinas
no sean súbitas.
Así nadie presume
de haberlas merecido.
65. Si ves a uno que contesta todas las preguntas
y exterioriza cuanto contempla
y da noticia de todo cuanto aprende,
sabe que es un ignorante
66. En el otro mundo El ha situado
el lugar donde recompensa
a Sus servidores creyentes
porque el mundo de aquí no puede contener
lo que El les quiere dar.
Además, le aprecia demasiado
para recompensarlos en un mundo pasajero.
67. Encontrar en este mundo
el fruto de tu acción:
prueba de que ha sido aceptada en el otro.
68. ¿Quieres saber lo que vales para El?
Fíjate en qué te emplea.
69. Cuando Allah te hace obediente y,
por tu obediencia, desprendido para con El,
sabe que te está colmando con Sus gracias,
externas e internas
Capítulo 10
70. Lo mejor que puedes pedirle:
¡lo que El pide de ti!
71. Entristecerse por haber desobedecido
y no luchar por enmendarse
es signo de ilusión.
72. Sabio no es el que
en el lenguaje figurado
descubre que Allah le es más íntimo
que su propia alusión,
sino el que ya ni lenguaje figurado tiene,
extinguido en el ser de Allah
y concentrado en Su contemplación
73. La esperanza va acompañada por la acción;
si no, es una veleidad.
74. Esto piden los gnósticos a Allah:
servirle con sinceridad
y salvaguardar los derechos del Señorío.
75. El te pone en el consuelo
para no dejarte en el desconsuelo
y te pone en el desconsuelo
para no dejarte en el consuelo.
Luego te arranca de uno y de otro
para que a nada pertenezcas sino a El.
___ Mucho más que al desconsuelo
el sabio teme al consuelo:
pocos durante el consuelo permanecen
dentro de los límites de la cortesía
pues en el consuelo el alma encuentra gusto,
mas ninguno encuentra en el desconsuelo.
77. Puede que al colmarte Allah te prive
y que privándote te colme.
Pues si privarte
te abre la puerta de la inteligencia,
la privación es un regalo.
78. El exterior de las criaturas es un cebo
y su interior una advertencia.
El alma se contenta con el engañoso exterior
pero el corazón
penetra en la intimidad de la advertencia.
79. ¿Aspiras a un poder que no perece?
No te apoyes en ningún poder
condenado a su extinción.
80.
La verdadera travesía milagrosa es
cuando rechazas de ti el espacio del mundo
y ves al Más Allá
más cerca de ti que tú mismo.
81. Los dones que provienen de las criaturas
son privaciones.
Las privaciones que vienen de Allah
son favores.
Capítulo 11
82. Allah es demasiado grande
para recompensar al término del plazo
al servidor que Le sirve al contado.
83. De recompensa a tu obediencia
basta con que te haya juzgado digno de ella.
84. A los que obran por El
les basta, de recompensa,
con lo que El les revela al corazón
cuando le obedecen,
y con lo que El les gratifica
al darles acceso a Su intimidad.
85. Quien le adore por algo que de El espere
o para obedeciéndole evitar Su castigo,
no hace en verdad justicia a Sus atributos.
86. Dándote manifiesta Su bondad,
privándote manifiesta Su poder:
en ambos casos se te da a conocer
y a ti viene en Su solicitud.
87. La privación te duele
al no ver en ella la intención de Allah.
___ Puede que El te abra
la puerta de la obediencia
sin abrirte la de Su complacencia,
puede también que El decrete
para ti el error
y que, gracias a éste, llegues por fin a El.
89. Desobediencia
seguida de humildad e indigencia
vale más que obediencia seguida de orgullo y vanidad.
90. Dos gracias que toda criatura necesita
y de las que no escapa ningún ser:
recibir la existencia y luego el socorro.
Primero te hace el regalo de existir,
luego te sigue ayudando.
91. Tu indigencia te es esencial:
las causas que la mantienen
recuerdan sólo
lo que aún te queda oculto de ella,
y a una indigencia esencial
los accidentes no pueden suprimirla.
92.
93.
94.
95.
96 .
Tu mejor momento:
cuando te ves en la indigencia
y reducido a un estado de insignificancia.
Cuando te aísla de Sus criaturas,
es que quiere abrirte
la puerta de Su intimidad.
Cuando El te pone una súplica en la lengua
es que te la quiere conceder.
El sabio siempre se siente necesitado
y nunca encuentra satisfacción
en otro distinto que Allah.
Ha iluminado El las cosas visibles
con las luces de Sus criaturas,
y las conciencias
con las luces de Sus atributos.
Esta es la razón de que se eclipsen
las luces de las cosas
y nunca se apaguen
las de corazones y conciencias.
Por eso se ha dicho:
el sol del día se pone de noche
pero el de los corazones no desaparece jamás
Capítulo 12
97. Que se te aligere el peso de la prueba
al saber que es El quien te está probando,
pues Aquél cuyos decretos te asaltan
es El mismo que para ti
siempre ha elegido el bien.
98. Imaginar que Su benevolencia
está divorciada de Sus decretos
delata una gran cortedad de vista.
99. Tratándose de ti
lo que hay que temer
no es que tus caminos se confundan,
sino que te arrebate la pasión:
eso es lo que preocupa de ti.
100. ¡La alabanza a Aquél que ha velado
el secreto de la Elección para la santidad
bajo un exterior humano
y Se ha manifestado
en la majestad del Señorío,
provocando servidumbre!
101. No acuses a tu Señor
de que tarda en acogerte,
más bien acúsate a ti mismo
de retrasarte en el comportamiento correcto.
102. Cuando te permite cumplir
en lo externo Sus mandatos,
mientras interiormente te abandonas a El,
te está concediendo un gran favor.
____ Quien con certeza ha sido objeto de Elección
no necesariamente ha alcanzado
la liberación perfecta.
Capítulo 13
104. No desprecies las prácticas externas
como el ignorante.
El soplo Divino existe en el otro mundo
pero las prácticas externas
desaparecen con éste.
Es más urgente ocuparse primero
de lo que no persiste.
Además, la práctica externa
es lo que El exige de ti
mientras que el soplo Divino
es lo que tú solicitas de El.
¿Qué medida puede existir, común
a lo que El exige y tú solicitas?
105. Los auxilios afluyen
según las predisposiciones
y las luces brillan
según la pureza de las conciencias.
106. El ignorante se pregunta al levantarse:
¿qué voy a hacer hoy?
Y el sabio:
¿qué va a hacer hoy Allah de mí?
107. Devotos y ascetas se asustan de todo
porque todo les aparta de Allah.
Si Le vieran en todo
no se asustarían de nada.
108. En este mundo te ordena Allah que mires
a Sus criaturas,
que ya desplegará ante ti en el otro
la perfección de Su esencia.
109. Como te sabe impaciente por llegar a El
te ha hecho ver lo que de El proviene.
____ Cuando Allah te supo propenso a aburrirte
modificó para ti lo prescrito,
mas sabiéndote propenso también
a precipitarte
te señaló las horas de su cumplimiento.
Así, tu cuidado será orar,
y no cumplir con la observancia de un ritual:
pues no todo el que cumple con la oración
está orando.
111. La oración purifica los corazones
y abre la puerta de lo incognoscible.
112. La oración es lugar del coloquio
y fuente de la fidelidad.
En ella se ensancha el campo de la conciencia
y brilla el esplendor de las luces.
Conocedor de tu debilidad,
ha disminuido el número de oraciones.
Pero sabiendo también
cuánto necesitas de Sus favores,
las ha multiplicado en frutos.
113. ¿Reclamas algo a cambio de tu acto?
Pues así te será reclamado
que lo hagas con sinceridad:
el que no tiene confianza
basta con que le ofrezcan seguridad.
114.
115.
116.
117.
118.
No pidas nada a cambio de una acción
de la que no eres autor.
Suficiente recompensa por tu obra es
que El se digne aceptarla.
Como cortesía para contigo
te atribuye lo que El mismo crea.
Ilimitada es la censura que mereces
si El te entrega a ti mismo,
pero inagotable es
tu merecimiento de alabanzas
si El manifiesta en ti Su generosidad.
¡A los atributos de Su señorío quedes atado,
realizando en ti
los atributos de tu servidumbre!
Si te ha prohibido apropiarte
de lo que no es tuyo
sino de otras criaturas,
119.
120.
121.
122.
¿cómo te iba a dejar que te apropiases
lo que constituye la calidad
de Quien es “Señor de los mundos”
(Qur’an, 1, 2)
¿Cómo quieres que se interrumpa para ti
el curso habitual de las cosas
si tú no interrumpes en tu alma
los malos hábitos?
Lo importante no es la petición que hicieras
sino que seas gratificado
con una buena conducta.
La mejor oración para pedir
es una extrema indigencia;
miseria y pobreza:
éstas atraen muy pronto a ti los dones.
Si para llegar a El
primero tuvieras que acabar con tus vicios
y aniquilar tus pretensiones,
jamás llegarías a El.
Pero cuando El quiere
hacerte llegar a Sí mismo
cubre tus cualidades con Sus cualidades
y tus atributos con Sus atributos
y luego te hace llegar a El,
no por lo que va de ti a El
sino por lo que va de El a ti.
Capítulo 14
123. Si el velo de Su bondad
no cubriese tus acciones,
ninguna merecería ser admitida.
124. Más necesitas Su clemencia
cuando Le obedeces
que cuando Le desobedeces.
125. De la desobediencia hay una doble manera
de librarse durante la acción,
por miedo a quedar desacreditados
ante los demás.
Pero los Privilegiados
quieren librarse antes aún,
por temor a resultar despreciables
a ojos del Rey Verídico.
126. El que te honra,
honra en verdad el velo de Su bondad.
Es a El a quien tienes que dar las gracias
y no al que te honra o te enaltece.
127. El verdadero compañero es el que sabe tus defectos y,
sin embargo, sigue contigo.
Pero esto sólo es cierto
de tu Señor el Generoso,
pues tu mejor amigo
es el que te busca por ti mismo
y no por lo que vaya a obtener de ti.
128. Si brillase la luz de la certidumbre,
verías al otro mundo demasiado cerca de ti
para emprender éxodo hacia él
y verías ya el eclipse de la aniquilación
cubriendo las bellezas de este mundo.
____ No es que coexiste con Allah
un ser que le oculta de ti:
¡nada coexiste con El!
Tuya es la ilusión
de que algo coexiste con El
y ella es la que Le oculta.
130. Si no hubiera Su transparencia
en las cosas creadas,
ninguna sería visible.
Pero si aparecieran Sus atributos,
Sus criaturas desaparecerían.
131. Porque está escondido
hace El aparecer todas las cosas,
pero El, que es el Evidente,
recubre el ser de todas las cosas.
132. Te ha permitido considerar
lo que hay en las cosas creadas
pero no que te apegues ellas:
“Di: considerad lo que hay en los cielos”
te ha abierto la puerta del entendimiento.
Pero no dice “considerad los cielos”
para no orientarte hacia la existencia
de los astros.
133. Los universos se afirman
porque El les da firmeza
y se desvanecen
ante la unicidad de Su esencia
Capítulo 15
134. Las gentes te alaban
por lo que se figuran de ti
pero tú censura a tu alma
por lo que sabes de ella.
135. ¿Alabado?
El creyente se avergüenza ante Allah,
pues teme que le alaben por una cualidad
que él no ve en sí mismo.
136. No hay mayor ignorante
que el que trueca certidumbres,
que son suyas,
por opiniones, que son de otros.
137. ¿Hace que te alaben y tú no te ves digno?
¿Alábale tú a El si le ves digno!
138. ¿Que se alaba al asceta?
Lo que se le provoca es tristeza
pues ve que las alabanzas
provienen de lo creado.
Pero a los sabios
se les ensancha el corazón
pues ven que esta alabanza
proviene del Rey Verídico.
139. Si tu corazón se ensancha
cuando recibes un favor,
y se encoge cuando no te es concedido,
sabe que aún te encuentras
en la fase infantil
y que no eres sincero en tu devoción
Capítulo 16
140. ¿Has cometido una falta?
No desesperes, por ello, de alcanzar
la rectitud con tu Señor.
¡Acaso haya sido la última falta
que estaba decretada para ti!
141. ¿Quieres que la puerta de la esperanza
se abra para ti?
Considera lo que viene de El a ti.
Pero si buscas la puerta del temor,
considera lo que va de ti hacia El.
142. Concede El más, a veces,
en la noche del desconsuelo
que lo que puedas adquirir
en la iluminación del día del consuelo:
“no sabéis cual de ellos os es más allegado
en utilidad” (Qur’an, 4, 11).
143. El lugar donde amanecen las luces
está en los corazones
y en la intimidad de las conciencias.
144. En el fondo de los corazones
hay colocada una luz
que está mantenida
por la luz que proviene
de los tesoros del Más Allá.
145. Existe una luz mediante la cual
te revela Sus criaturas
y otra mediante la cual
te descubre Sus atributos.
____ A veces las luces
son obstáculos para el corazón,
como para el alma
el velo espeso de las cosas.
147. Tras el espesor de las apariencias
ha escondido las luces
de lo íntimo de las conciencias:
demasiado altas están
para que la exteriorización las envilezca
o la vanidad las exhiba.
Capítulo 17
148. Gloria a Aquél que no permite descubrir
quienes son Sus amigos
sino mediante signos
en los que El Mismo se deja descubrir,
que sólo los da a conocer
al que quiere conducir hacia Sí mismo.
149. A veces te revelará
lo incognoscible de Su reino
e impedirá que se levante para ti el velo
que oculta los secretos de Sus servidores.
150. El que descubra los secretos del creyente
y no imite la misericordia divina,
su descubrimiento será una prueba para él
y causa de desgracia.
151. Evidente y clara es la búsqueda de sí mismo
en la desobediencia,
pero escondida y disimulada en la obediencia:
¡y qué difícil es remediar lo escondido!
152. Hay ocasiones en que la hipocresía
se introduce en ti
aun cuando nadie te ve.
153. Tu deseo de que las gentes conozcan
tu Elección:
señal de que no eres sincero en tu práctica.
Haz que desaparezca la mirada de las gentes
sobre ti en la mirada de Allah sobre ti,
y que la visión de Sus visitas
te vuelva ausente a las visitas de aquéllas.
____ Quien conoce a Allah
Le ve en todas las cosas,
quien se ha aniquilado en El
se vuelve ausente a todas las cosas
y quien Le ama
no puede preferir nada antes que a El.
155. Lo que te vela a Allah
es el exceso mismo de Su proximidad.
Se vela El mismo
con Su excesiva manifestación,
y Se oculta a los ojos
con la intensidad de Su luz.
Capítulo 18
156. No reces para obtener alguna cosa de El,
pues demostrarías cuan poco Le conoces.
Reza para manifestar tu condición de siervo
y rendir tributo a Su señorío.
157. ¿Cómo la petición, que es posterior,
podría ser causa del don Suyo
que la ha precedido?
¡El juicio anterior al tiempo
es demasiado trascendente
para guardar relación con causa alguna!
158. Su providencia para contigo
y sin nada por tu parte:
¿Dónde estabas cuando dirigió hacia ti
Su providencia
y volvió hacia ti Su solicitud?
Ciertamente que en Su preeternidad no había
ni acciones sinceras ni estados místicos.
¡Sólo había pura gratuidad por Su parte,
y don magnifico!
159. Como no ignora que el creyente aspira
a conocer el secreto de la Providencia,
El ha dicho:
“Para su misericordia escoge a quien quiere”
(Qur’an, 3, 74).
Mas como tampoco ignora que si le dejara así
abandonaría toda acción para fiarse de lo que ha sido
decretado
antes del tiempo,
ha añadido:
“la misericordia de Allah está cerca
de los bienhechores” (Qur’an, 7, 56).
160. En la voluntad divina
se fundan todas las cosas
pero ella no se funda en cosa alguna
Capítulo 19
161. A veces la cortesía les inspira
abandonar toda petición
y fiarse de Su reparto,
pues Su conmemoración les distrae de pedir.
Además, sólo el que puede distraerse
necesita aviso
y sólo se apremia al olvidadizo.
162. La llegada de aflicciones
es festividad para los principiantes.
163. A veces las aflicciones te darán más
que el ayuno o la oración.
Las aflicciones son un desfile de regalos.
164. ¿Quieres ser colmado de regalos?
Haz que pobreza e indigencia
sean verdad en ti:
“pues para los pobres son las limosnas”
(Qur’an, 9, 60).
165. Realiza en ti tus atributos
El te ayudará con los Suyos
Realiza en ti la humildad
El te ayudará con Su grandeza
Realiza la incapacidad
El te asistirá con Su omnipotencia
Realiza la debilidad
El te sostendrá con Su fuerza y Su poder.
166. En ocasiones es favorecido con dones
quien aún no posee la rectitud perfecta.
____ Señal de que es el propio Allah
quien te pone en un estado,
es que te mantiene en él mucho tiempo
con buenos resultados.
168. El que habla basándose en las buenas acciones
que realiza
se verá reducido al silencio por sus faltas.
El que habla basándose en los favores
que recibe de Allah
no se callará aunque yerre.
169. Las luces de los sabios
preceden a sus palabras.
Así, donde ha habido iluminación
penetra la inspiración.
170. Toda palabra viene al exterior
con la marca del corazón que la profiere.
171.
172.
173.
174.
175.
176.
177.
¿Que a uno se le autoriza a expresarse?
Su expresión será comprensible
para los oídos del mundo
y su lenguaje, claro para todos.
Puede que las verdades aparezcan
con su luz ensombrecida
si no te han permitido que las reveles.
Cuando se expresa un sufí es porque se le desborda el
éxtasis
o para instruir a un principiante.
El primer caso es el de los buscadores;
el segundo, el de los maestros confirmados
en las realidades de la experiencia.
Las palabras son alimento
para oyentes menesterosos:
sólo te dan lo que tomas de ellas.
A veces habla de una estación de Unidad
quien apenas la ha entrevisto
y otras, quien está instalado en ella:
esto resulta ambiguo
excepto para el que posee mirada interior.
Al buscador le está vedado expresarse
sobre lo que acontece en su corazón:
le disminuiría el efecto
y le impediría ser sincero con su Señor.
177.
178.
No tiendas la mano
para recibir de las criaturas
a menos de ver en ellas
que el donador es tu Señor.
Si es así,
toma lo que la ciencia del Din te autoriza.
Si a veces el sabio siente pudor
incluso de presentar una simple petición
a su Señor, pues preferiría contentarse con Su decisión
¿cómo no le daría vergüenza pedir
a una criatura?
Capítulo 20
179. ¿Dudas entre dos cosas equivalentes?
Considera cual le es más penosa al alma
y síguela:
¡sólo la verdadera pesa!
180. Señal de que está uno siguiendo a la pasión:
afanarse en obras gratuitas
y descuidar el cumplimiento
de las obligatorias.
181. Ha vinculado las prácticas obligatorias
a tiempos determinados
para que la tentación de aplazarlas
no te aparte de ellas,
pero ha fijado el momento con holgura
para dejar sitio a tu libre elección.
182. Sabiendo el poco entusiasmo
que ponen Sus fieles al servirle,
les ha impuesto el cumplimiento
de Sus prescripciones,
llevándoles así hacia El
con las cadenas de la obligación:
“tu Señor se asombra de gentes
que hay que llevarlas al Paraíso
con cadenas.”
183. ¿Te obliga a servirle?
¡No, sólo te obliga a entrar en Su Paraíso!
184. El que se asombra de que Allah
pueda librarle de sus pasiones
y sacarle del abandono en que se encuentra,
juzga impotente la Omnipotencia divina:
“Mas sobre todas las cosas Allah tiene poder”
(Qur’an, 18, 45).
_____ Para enseñarte a apreciar Sus favores
te hunde a veces en las tinieblas:
el que no aprecie los regalos recibidos
¡Ya los echará de menos
cuando se les retiren!
186.
187.
188.
Ante la afluencia de dones divinos,
el asombro no te debe distraer
del deber de dar las gracias.
¡Si no, tu rango quedaría rebajado!
Enfermedad intratable:
cuando la dulzura de la pasión
manda en tu corazón.
Sólo una amenaza temible
o un deseo angustioso
echan del corazón a la pasión.
Igual que no Le gusta una acción compartida,
tampoco quiere compartir el corazón:
la acción compartida, la rechaza;
el corazón compartido, no lo visita
Capítulo 21
189. Hay luces a las que se ha permitido llegar
(al corazón)
y otras a las que se ha permitido entrar
(en el corazón).
A veces las luces afluyen sobre ti, pero
al encontrar tu corazón
rebosando imágenes de lo creado,
se vuelven, por donde habían venido,
a su punto de origen.
Vacía tu corazón de lo creado.
El te lo llenará de conocimiento
y de secretos.
190. ¿Te parece que tarda El mucho
en dar por terminada tu aflicción?
¡Mira pues con cuánta lentitud
te vuelves tú hacia El!
191. Lo que está prescrito para cada tiempo
se puede cumplir
pero, con las exigencias de cada tiempo
¿cómo corresponder?
Pues cada nuevo tiempo que viene
renueva también lo que Allah te exige
y refuerza Su mandato.
¿Cómo podrías cumplir
deberes de tiempos pasados
cuando hay que ocuparse de los del presente?
192. Lo que has perdido de tu vida
es insustituible
pero inestimable es
lo que has ganado de ella.
193. ¿Deseas una cosa?
¡De ella eres su esclavo!
Y de nadie sino de El
quiere Allah que lo seas.
194. Ni tu obediencia Le favorece
ni tu desobediencia Le perjudica.
Si te impone aquélla y te prohíbe ésta,
es por lo que una u otra te van a dar a ti.
____ Darse a El no añade nada a Su poder,
alejarse de El no lo disminuye en nada
Capítulo 22
196. Alcanzar a Allah
no es sino alcanzar el conocimiento de Allah.
El es demasiado trascendente
para unirse a una cosa
o para que una cosa se una a El.
197. Acercarte a El es sólo
ser testigo de Su proximidad.
Si no ¿qué relación entre tú
y la realidad de Su proximidad?
198. Durante la manifestación divina
las verdades afluyen en bloque,
pero su esclarecimiento se efectúa
luego de haber retornado a la conciencia:
“Mientras lo leemos
estáte atento a su lectura.
Luego Nosotros te lo explicaremos”
(Qur’an, 75, 1819).
199. Cuando las visitas divinas afluyen a ti,
trastocan tus costumbres:
“Cuando los reyes entran en una ciudad,
la despojan” (Qur’an, 27, 34).
Estas visitas son mensajeras
del Conquistador:
no encuentran obstáculo que no pulvericen:
“Y arrojamos la verdad contra la mentira
y la pulveriza: no existe” (Qur’an, 21, 18).
200. ¿Allah velado
cuando es en El donde el velo
aparece, existe y está?
201. No desesperes de ver aceptada una acción
en la que no te has encontrado presente:
pues actos se aceptan a veces
cuyos frutos no se revelan al momento.
____ No juzgues favorablemente
una manifestación interior
antes de conocer sus frutos:
La nube no es deseada por la lluvia
sino por los frutos que nacen de ésta.
203. No intentes prolongar
las manifestaciones divinas
cuando ya han manifestado sus luces
y entregado sus secretos:
¡en Allah posees una riqueza
que te dispensa de todas las demás
pero de la que nada te puede dispensar!
204. Tu deseo de retener las cosas:
¡señal de que no Le has encontrado aún!
El desconsuelo que deja en ti el perderlas:
¡prueba de que no estás a El unido!
Capítulo 23
205. Cualesquiera que sean sus muchas formas,
la felicidad proviene de Su visión
y Su proximidad;
y el tormento, de que no Le sientes
junto a ti.
La causa, pues, del tormento
es el velo que Le oculta,
mientras que la felicidad perfecta
es contemplar el Rostro de Allah,
el Magnífico.
206. Los corazones sufren dolores y tristezas
sólo porque están privados de Visión.
207. Termina Su favor para contigo
al darte lo que te basta
y quitarte lo que te habría descarriado.
208. Que sean menos tus motivos de gozo
y menos serán también los de tristeza.
209. Si no quieres ser destituido
rechaza una soberanía
que para ti es efímera.
210. Los principios son tentadores (en este mundo)
pero el final te echa para atrás.
El exterior (de las cosas)
te resulta atractivo
pero su interior te invita a rechazarlas.
____ Allah ha hecho (de este mundo)
lugar de lo que no es El
y hogar de todo desacuerdo
para que renuncies a ello.
212. Sabiendo que no aceptas el mero consejo,
El te ha puesto a prueba en este mundo
para que te sea más fácil su renuncia.
213. Ciencia útil:
la que inunda el pecho con sus rayos
y descorre el velo del corazón.
214. La mejor ciencia es
la que va acompañada de temor.
Si la ciencia se alía al temor,
va a tu favor.
Si no, va contra ti.
215.
216.
217.
218.
Cuando sufres por el abandono de las gentes
o por su mala lengua,
refúgiate en el conocimiento
que Allah tiene de ti:
si tal conocimiento no te bastare
sabe que ésta es aún mayor desdicha
que estar expuesto a la maldad humana.
Hace que los demás te hagan sufrir
para que no descanses en ellos.
Quiere volverte insatisfecho de todo
para que nada te distraiga de El.
Ya sabes que el Shaetan te acecha sin cesar:
por lo tanto, no pierdas de vista tampoco
a Aquél que te lleva sujeto
“por el mechón de la frente” (Qur’an, 11, 56).
Ha hecho de Shaetan tu enemigo
para que huyas hacia El,
y excita al alma contra ti
para que no dejes de acercarte a El
Capítulo 24
219. El que se proclama humilde
es el verdadero orgulloso, pues sólo se puede ser
humilde
en relación a una grandeza.
Atribuirse a sí mismo esta grandeza
es ser verdaderamente orgulloso.
220. Humilde no es aquél
que en su acto de humildad
se considera superior a lo que hace,
sino el que rebajándose
se considera inferior a lo que hace.
221. La verdadera humildad es la que nace
de la contemplación de Su grandeza
y de la manifestación de Su atributo.
Sólo la contemplación de lo que Le califica
puede liberarte de lo que te califica.
222. La alabanza a Allah distrae al creyente
de darse gracias a sí mismo
y los derechos de Allah le impiden recordar
sus propios intereses.
223. No es amante el que espera
que el amado le pague en la misma moneda
ni el que le reclama algún objeto.
Amante es el que se gasta por ti,
no aquél por quien tú te gastas.
224. Si no fuera por los espacios del alma
no habría caminar para los buscadores,
pues entre El y tú no hay distancia
que pueda salvar tu búsqueda
ni tampoco separación
que deshaga tu unión con El.
____ Te ha situado en un mundo intermedio
entre Su reinado y Su reino
para que veas la elevación de tu rango
entre Sus criaturas:
¡eres una perla escondida
en la concha de Su universo!
Este sólo contiene tu corporeidad
pero no puede englobarte
pues es real tu espiritualidad.
226. Si no le son abiertos
los espacios del Más Allá,
el hombre en el universo
es prisionero de su entorno
y está emparedado
en la figura de su propio yo.
227. Vas con las criaturas
mientras no hayas visto al Creador.
¡Pero ellas irán contigo
cuando Le hayas visto!
228. De la elección
para una situación de privilegio
no se sigue necesariamente
que ya no le afecten a uno
los atributos de humanidad:
Tal como las luces del día
que nacen en el horizonte
pero no emanan de él,
así es esta elección:
ya el sol de Sus atributos luce
en la noche de tu existencia,
ya lo retira de ti
devolviéndote a la condición
que te es propia.
El día, pues, no se eleva en ti de ti
sino que adviene en ti (del exterior).
229. Por la existencia de Sus nombres
y por éstos mismos afirma El Sus atributos
y por Sus atributos prueba El la existencia
de Su esencia: pues no es posible que un atributo
subsista en sí mismo.
Así, a los que están en éxtasis les revela
la perfección de Su esencia
y luego les lleva a la contemplación
de Sus atributos
y de éstos al apego a Sus nombres
230.
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y de Sus nombres a la contemplación de Sus efectos.
Pero los ascetas siguen el camino inverso.
Así, lo que es meta para los ascetas
es punto de partida para los extáticos
y lo que es partida para los extáticos
y lo que es punto de partida para los ascetas
lo es de llegada para los extáticos:
pero en un sentido diferente.
También sucede que se encuentren en camino:
unos subiendo, otros bajando.
Como las luces del cielo que sólo aparecen
en el Reinado visible (de este mundo),
así el valor de las luces de los corazones
y las conciencias sólo será conocido
en el Reino invisible (del Más Allá).
Probar en este mundo el fruto de las buenas obras
anuncia a los justos
que existe recompensa en el Más Allá.
¿Cómo puedes exigir recompensa
por una obra que El mismo te ha dado de limosna
o por un acto de sinceridad
con que El mismo te ha obsequiado?
Para unos la iluminación precede a las oraciones,
para otros las oraciones preceden a la iluminación:
el uno invoca a Allah
para que le ilumine el corazón,
el otro porque su corazón ya está iluminado.
Nunca huba oraciones exteriores
sino porque existen contemplación
y meditación interiores.
Te ha hecho testigo
antes de pedir tu testimonio.
Y al tiempo que las apariencias
proclamaban Su divinidad
los corazones y las conciencias realizaban en sí
la verdad de Su unicidad.
Allah te honra con una triple gracia:
de tí hace Su conmemorador
y sin Su gracia jamás serías digno
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de evocar Su recuerdo;
hace que seas conmemorado en El,
confirmando Su relación contigo;
y por último, que seas conmemorado cerca de El,
poniendo así remate a Su gran favor.
Hay vidas largas en duración
pero poco ricas en auxilios divinos
y otras cortas en duración
pero ricas en auxilios divinos.
Aquél cuya vida es bendita atesora en poco tiempo
favores divinos tales
que desbordan del dominio de la expresión
y rebasan toda posible alusión.
El fracaso supremo es que,
una vez liberado de toda preocupación,
no te orientes hacia El
ni emprendas la partida hacia El
cuando los obstáculos han disminuído.
Meditar es que el corazón peregrine
por los espacios de las criaturas.
Es la luminaria del corazón:
sin meditación no hay luz en él.
La meditación es doble:
asentimiento y fé,
contemplación y visión.
Lo primero corresponde a los expertos en reflexión,
lo segundo a los maestros en contemplación
y discernimiento._
Fragmentos de cartas
I.
Sabe, pues, que el modo en que se empieza denota ya cómo se
acabará:
el que empieza en Allah
terminará también en El.
Lo que te da preocupaciones es lo que deseas y persigues, lo que
descuidas es aquello a lo cual prefieres otra cosa.
Quien posee la certeza de que Allah le busca, buscará a Allah con
sinceridad.
Quien sabe que todo está en manos de Allah se concentrará en
abandonarse a El.
Sabe también que las bases de este mundo se tienen que derrumbar
y que será despojado de sus esplendores. Sabio es, pues, quien se
complace más en lo que persiste que en lo que se encamina hacia la
nada:
¡Su luz ya resplandece con signos premonitorios!
En efecto, ya se ha apartado de este mundo sin dolor y lo ha
rehuido, negándose a hacer de él su patria o a adoptarlo como lugar
de reposo.
En el mundo, ha tomado impulso hacia Allah el Altísimo y ha
cruzado el mundo apoyado en Allah para llegar a Allah.
Transportado por la fuerza de su alma como en montura que no se
detuviese jamás y siguiera adelante sin descanso hasta depositarle
en la presencia sagrada sobre la alfombra de la intimidad, lugar de
las confidencias y el cara a cara, del encuentro y la conversación, de
la contemplación y el descubrimiento. La presencia sagrada se
vuelve entonces nido donde el corazón se refugia, tomándolo por
morada.
Si entonces desciende otra vez hacia el cielo de sus derechos o la
tierra de sus intereses, lo hace autorizado y confirmado, arraigado
ya en la certidumbre. Así, pues, no son la falta de cortesía ni el
descuido los que le llevan de retorno a sus derechos, ni pasión ni
afán de goce a sus intereses:
retorna a ellos en Allah,
para Allah, de parte de Allah
y a la vista de Allah.
“Y di: Señor, hazme entrar por la entrada de la sinceridad y salir
por la salida de la sinceridad.”
(Qur’an, 17, 80) Que mi mirada esté fija en Tu fuerza y Tu poder
cuando me hagas entrar y yo sometido y entregado a Ti cuando me
hagas salir.
“Y dame de Tu parte un poder victorioso.”
(Qur’an, 17, 80)
Que me haga vencedor, que haga vencedor por mí y que no haga a
nadie vencedor de mí, un poder que me haga vencedor de la visión
de mí mismo y aniquilo en mí el dominio de mis sentidos.
II.
Aunque el ojo del corazón vea que sólo Allah es responsable de un
favor, la ley prescribe que hay que dar las gracias a Su criatura.
Pero a este respecto los hombres se dividen en tres categorías:
1. El inconsciente sumido en su inconsciencia: en él predominan los
sentidos y para él se ha desvanecido la presencia sagrada.
Por tanto, considera que la acción proviene de las criaturas y no ve
que pertenece al Señor de los mundos. Cae en asociacionismo
manifiesto si lo plantea como dogma, o en asociacionismo implícito,
si es relativo.
2. El hombre que ha tenido experiencia de la realidad, que se ha
vuelto ausente a las criaturas tras la visión del Rey Verídico y en el
cual la conciencia de las causas ha quedado anegada por la visita de
la Causa de las causas.
Es, pues, éste un creyente deslumbrado por la Realidad, cuyos
fulgores resplandecen ante él.
Ha recorrido la vía y la posee en todo su extensión, conciencia de las
criaturas:
su ebriedad predomina sobre su lucidez,
su unión sobre su desunión,
su extinción sobre su existencia
y su ausencia sobre su presencia.
3. Más perfecto que él es el que también ha bebido pero cuya
lucidez ha aumentado, que está ausente pero cuya presencia se ha
acentuado; su unión no le vela su desunión, su desunión no le oculta
su unión; su extinción no le aparta de su sobreexistencia ni su
sobreexistencia de su extinción: a cada cosa le da su parte justa y
queda en paz con lo que le debía.
Por eso, cuando sobre la lengua del Profeta bajo del cielo la disculpa
de la calumnia
(Qur’an, 24, 1115).
Abu Bakr dijo a A’isha:
“¡Oh, A’isha, da gracias al Profeta!” Y ella le contesto: “¡Por
Allah! ¡Sólo daré gracias a Allah!”
Abu Bakr le indicaba la estación más perfecta: la sobreexistencia,
que implica afirmación de las criaturas, puesto que Allah dijo:
“Sé agradecido Conmigo y con tus padres”
(Qur’an, 31, 14). Igual que el Profeta dijo:
“No es agradecido para con Allah quien no lo es con los hombres.”
Pero A’isha estaba en aquél momento conmocionada en sus
sentidos, ausente para las criaturas.
Por eso no vio más que al Unico, al Poderoso.
III.
Acerca del dicho del Profeta:
“Se ha hecho de la oración refresco para mi vista”
Ibn ‘Atá’llah dijo, contestando a quien le preguntó si aquello le era
propio o si también otros beben de esta fuente y toman parte de ella:
El refresco de la vista en la contemplación es proporcional al
conocimiento del objeto contemplado. Comoquiera que en el Profeta
este conocimiento fuera insuperable, ninguna vista posee el frescor
de la suya.
Ahora bien, si decimos que el frescor de su vista en la oración viene
de la contemplación de la majestad del objeto contemplado, es
porque él mismo alude a ello diciendo “en la oración” y no “por la
oración.” Pues el Profeta sólo puede hallar el frescor de la vista
mediante su Señor.
No podía ser de otro modo tratándose de quien había predicado esta
estación y la recomendaba a los demás con estas palabras:
“Sirve a Allah como si le vieras.”
Pero es imposible verle y contemplar otra cosa con El.
Sin embargo, alguien ha objetado:
Puede que el Profeta halle el frescor de su vista “por” la oración,
pues ésta es un don de Allah y proviene de Su favor.
Es imposible que no disfrutara de ella ni en ella encontrara refresco
para su vista, pues el Señor ha dicho:
“Di: por la gracia de Allah y por su misericordia, que de todo esto
disfruten” (Qur’an, 10, 58).
Sabe que, para quien discierne el secreto de la Palabra, la respuesta
viene sugerida en la misma aleya. Pues dice: “que te todo esto
disfruten” y no “disfrute”.
¡Oh, Muhammad, diles que disfruten del don y del favor, pero a ti,
que tu gozo sea en el Favorecedor, como reza otra aleya:
“Di: ¡Allah! Y deja que se entretengan con sus discusiones”
(Qur’an, 6, 91)
IV.
Con respecto a los dones que descienden sobre ellos, los hombres se
comportan de tres modos:
1. Está el que se complace en los dones, pero no por Quien los ha
donado ni por cual ha sido Su origen, sino por el gusto que
encuentra en ellos. Es un inconsciente y en él se cumplen estas
palabras del Altísimo:
“Cuando por fin exultaban de gozo por lo que les había sido dado,
les arrebatamos súbitamente”
(Qur’an, 6, 44).
2. Está el que se complace en los dones por serlo de Quien los envía
y gracia de Quien los concede.
En él se cumplen estas palabras de Allah: “Di: por la gracia de
Allah y por Su misericordia, que de todo ello se complazcan, pues
mejor es que lo que ellos atesoran”
(Qur’an, 10, 58).
3. Y por último está el que se complace en Allah y no queda
prendido de los dones ni por placer manifiesto ni por
agradecimiento interior.
La contemplación de Allah le distrae de todo lo demás y de tal modo
se concentra en El que no ve más que a El solo.
En él se cumplen las palabras del Altísimo:
“Di: ¡Allah! Y deja que se entretengan con sus discusiones”
(Qur’an, 6, 91).
¿Acaso Allah no reveló a David:
“Oh, David, di a los justos que en Mí se complazcan y que en Mi
recuerdo encuentren la felicidad?” Quiera Allah que en El y en Su
contento encontremos nuestro gozo tú y yo, y ojalá no nos ponga
entre los descuidados, sino que, por Su gracia y generosidad, nos
haga recorrer el camino de los justos.

El manuscrito de los 6 poderes

ÍNDICE

PRÓLOGO

PRIMER PODER
SEGUNDO PODER
TERCER PODER
CUARTO PODER
QUINTO PODER
SEXTO PODER

PRÓLOGO

Hacia 1646, nació, de una pareja constituida por una marinero y una amante mujer, un joven que, hubo de padecer, a temprana infancia, no sólo el caos de la orfandad, sino y a la vez, los vejámenes de la fraudulencia, siempre humana.

Cien años más tarde, hacia 1746, y antes de morir, deseó dejar por escrito aquello que, habiéndolo descubierto durante su vida, pudiese servir a las generaciones venideras, como herencia.

Es pues, un testamento, un Acto, legado de un padre, con lo que hemos de encontrarnos, en esta historia. Acto con el que, un anciano, inscribe, para nosotros, el modo como él salió, el modo como él pudo dar el paso hacia el lugar al que, humanamente hemos dado en llamar, UN HOMBRE.

No fue fácil, pasó penurias, y atajos hasta el “delirio”, antes de encontrar su verdad, la verdad de sí mismo, y la verdad de todos. Verdad que, si bien cada quien puede encontrar, a su modo, pocos son los que se animan a, saberla, analizarla, publicarla, inscribirla. El valor del ACTO TESTAMENTARIO dice, de la inscripción de ese paso antes nombrado, y de otro paso más de este HOMBRE, que lo lleva al lugar de PADRE.

Un padre que piensa en los hijos, siendo estos, no precisamente aquellos que ha engendrado, de los cuales es además genitor, sino de aquellos que, por las generaciones, lo seguirán. Lo seguirán, sí. Sin necesidad de escuelas, instituciones, quejas o castigos. Lo seguirán, porque simplemente, transmite, lo humano a los humanos, y su modo, de él, de salir del vejamen de la repetición en que se había instaurado como víctima y sufriente, repetición ésta tan humana como, la verdad misma y los lugares a los que da paso, su revelación.

Asistamos pues, sentados alrededor del calor de fuego paterno, en una noche de otoño a la luz de la luna, a la historia de un HOMBRE que además fue, PADRE. Noche de la que saldremos, rejuvenecidos y… otros, nuevos, pues, recibiremos la herencia que, por siglos, nos estaba predestinada.

El Manuscrito de los 6 poderes

De un autor desconocido

Mi experiencia de vida me ha enseñado que existe un secreto para el éxito; éxito tanto en el plano material como en el ámbito de bien-estar interior. El secreto está reservado a aquellos que tienen la sabiduría de aceptarlo o, que lo poseen naturalmente.

Como el número de mis días sobre esta tierra está contado, he decidido legar, a las generaciones que me seguirán, el saber que poseo, sea cual sea su forma de expresión.

No me excusaré por mis maneras, mis palabras o mi falta de talento literario, éste último ¡habla por sí mismo!. Mis herramientas habituales eran mucho más pesadas que una pluma y, para acabar de ajustar, el peso de los años se siente en mis manos y en mi cerebro; de modo que, mientras pueda, les relataré los hechos, y lo que, a mi juicio es lo más importante. ¿Por qué es importante? ¿Cómo alterar la balanza sin dañar el fruto? ¿Cómo nutrirse de él?

Puedo encontrar las circunstancias precisas en mi camino de vida. En un hombre de mi edad, los recuerdos de su infancia son más frecuentes que los de sus percepciones más recientes. Lo importante no es, pues, cómo voy a expresarme, sino la idea que expreso, suponiendo que ella sea valiosa y les aporte una ayuda significativa.

Mucho tiempo le di vueltas en mi cabeza a la cuestión de saber cómo entregarles esta receta del éxito que me ha sido dada descubrir. Lo mejor será sin duda entregárselas tal y como ella me fue revelada. Esto quiere decir, que está en relación con la historia de mi vida. Es como una receta de cocina cuyos ingredientes, el modo de preparación y la sazón del plato son fáciles de realizar.
Que así sea, y que los hombres nacidos después de que yo me haya ido, puedan bendecirme por haberles legado este secreto.

Año de 1742, testamento del autor.

No se enceguezcan de entusiasmo

Mi padre era un buen marinero que, muy tarde en su vida, se enroló en el oficio de cultivador. Se instaló en una plantación en la Colonia de Virginia. Algunos años más tarde, nací yo, en 1642. Hace ya 100 años de eso.

De hecho, mi padre hubiera hecho mejor si hubiera seguido los consejos de mi madre –quedarse en un trabajo para el que su formación lo había preparado-, pero él prefería cambiar el buen navío que poseía y del que era el capitán por la plantación de la que les hablé. Es lo que me trae el…

PRIMER PODER:

Debe uno dejar de enceguecerse por los argumentos de una ocasión que se presenta, y acordarse, en la ocasión, que un millón de magnificas promesas pesan nada, en relación con la posesión de una sola pieza de dinero.

Cuando tenía 10 años, el alma de mi madre toma su vuelo, y 2 años más tarde mi bien amado padre; la sigue. Como yo era su único hijo, quedé solo. Los amigos de mis padres me dieron cuidados, algún tiempo. De hecho, me ofrecieron un lugar bajo su techo: un beneficio que yo aproveché durante 5 meses. De los bienes de mis padres, nada quedó: -pero… con la experiencia de los años, comprendí mas tarde, que esos, sus amigos, que me acogieron algún tiempo, los habían defraudado- y que por consecuencia, me habían hecho daño.

De, desde la edad de 12 años y hasta los 23 años, no les hablaré de mi vida, no serviría de nada a mi propósito. Pero poco tiempo después, teniendo en mi posesión, 16 guineas, que había economizado del fruto de mi trabajo, tomé un barco para Boston, en el que trabajé, a bordo, como carpintero, luego, como carpintero marino.

No obstante haber trabajado siempre en los navíos en el malecón, el mar no me era saludable.

La suerte no puede ser retenida más que por la fuerza

La suerte sonríe alguna vez incluso a los que se destinan a ser víctimas del carácter perverso  . En todo caso fue así para mí. Conocí la prosperidad, y con sólo 27 años era ya el propietario de la empresa para la cual yo trabajaba anteriormente. La suerte es una amante que debe ser conquistada. Ella no se entrega a los indecisos. Es lo que debía asimilar como el…

SEGUNDO PODER:

La suerte es caprichosa, y no puede ser retenida sino por la fuerza. Trátala con dejadez, y ella te excluirá para preferir a otro más fuerte que tú (al menos conmigo, ella se comporta así, como muchas mujeres que conocí).

En ese momento, “Desastre” (que es uno de los heraldos de los espíritus indecisos y de las promesas no cumplidas) me vino a visitar. El fuego quemó todo mi taller, no dejando otra cosa que deudas y, no tenía yo la menor pieza para liberarme de ellas.

Ensayaba yo: negociar con mis acreedores, pedir ayuda a mis amistades, tratar de volver a partir de cero, pero nada logré. El fuego había, parece ser, no sólo consumido mis bienes, sino también la simpatía que por mí se tenía. Así, en poco tiempo, no solamente había perdido todo, sino que tenía también deudas con mis proveedores, y ellos me hicieron poner, por tal razón, en prisión.

El infortunio no existe sino en la tumba

Hubiera sin duda podido salir adelante, pero esta última indignidad; la prisión, me desmorona y me entrega al resentimiento. Al cabo de un año me dejan en libertad, pero ya no era yo, el mismo hombre optimista, feliz, contento de su suerte, confiado en las gentes y del mundo entero; que había sido.

La vida tiene muchos caminos, y de lejos se ve que, la mayoría de entre ellos llevan hacia abajo. Cualquiera que sea su inclinación, ellos llevan al mismo lugar: el infortunio. Lo que me lleva al…

TERCER PODER:

El infortunio no existe sino en la tumba. El hombre cuando está vivo no es infortunado.
Puede siempre hacer marcha atrás y retomar la cuesta. Y hay siempre una inclinación más fácil para ascender (aunque algunas veces más larga) y más adaptada a la situación.

Tus compañeros te influencian sin que tú lo sepas

Como yo era un buen carpintero, encontré rápidamente empleo y con un buen salario, pero como había degustado los frutos de la opulencia, la insatisfacción se apoderó de mí. Me volví deprimido y amargado. Para consolarme, y olvidar todo lo que había perdido, pasaba mis tardes en la taberna. No es que bebiese mucho alcohol, salvo en cada ocasión, (ocasiones que se presentaban seguido) y lo suficiente para tornarme alegre, ¡qué yo pudiese reír!, ¡Charlar y cantar con mis compañeros de infortunio! : y esto me lleva al…

CUARTO PODER:

Busca mejor la compañía de los industriosos, pues los otros debilitarán tus energías.

Con el más mínimo pretexto, me era placentero contar, la triste historia de todos los desastres que se habían abatido sobre mí, y decir las pestes que pendían de aquellos que me habían abandonado en lugar de socorrerme.
Peor aún, encontraba un placer pueril en robar a mi empleador, cada día, algunos momentos de mi tiempo de trabajo. Siendo esto, en mi opinión, mucho más deshonesto que un simple robo.
Esta costumbre se acrecentó tanto que llegó el día en que me desperté sin trabajo y sin ganas de trabajar… lo que significó que me fue, en lo sucesivo, imposible encontrar trabajo, después del empleador de Boston.

En efecto, puedes estar enfermo de tu imaginación

Era en ese entonces cuando yo me consideraba un fracaso ambulante. Era como si fuera un caminante que, descendía una cuesta, montaña abajo, tropezando. Más que tropezar, el caminante rodaba y tomaba velocidad.

También entendí este estado, descrito con el nombre de Ismaelita, quien es, parece ser, alguien que quería al mundo entero, y quien creía que todo el mundo lo quería a él. He aquí entonces el…

QUINTO PODER:

Un Ismaelita y un leproso sufren del mismo mal a los ojos de los otros, pues ambos son
abominaciones en opinión de la mayor parte de los mortales –aunque hay grandes
diferencia entre los dos: el primero puede reencontrar una salud perfecta. El primero se
torna enfermo como efecto de su imaginación; el segundo tiene el veneno en su sangre.

No voy a detenerme en la lenta degeneración de mis energías. Nunca es bueno detenerse en sus infortunios (Aunque sea bueno acordarse para dejar la lección). Me bastará decir que llegó el día en que no tenía un céntimo con que comprar ni un plato de comida, ni mi alojamiento, ni con qué vestirme.

Estaba pobre, me procuraba de tiempo en tiempo algunos peniques o incluso chelines, pero rostro, cuerpo y espíritu, demacrados y reducidos al estado de esqueleto.

Mi estado era tan deplorable –no solamente por mi cuerpo- que, no era que pareciera, sino que era, era un enfermo al borde de la muerte, pero; más por mi espíritu que por otra cosa. Me imaginaba victima de ostracismo  por el mundo entero hasta que, visiblemente, había caído bien abajo. He aquí la

SEXTA Y ÚLTIMA LECCIÓN a aprender (lección que no puede ser expresada en una frase, ni siquiera en un párrafo, pero que debe ser adoptada a partir del fin de esta historia):

Estamos habitados por dos entidades

Recuerdo bien, las circunstancias en las cuales estaba.
Me despertaba a media noche.
Mi lecho era una pila de tablas provenientes de un taller donde había yo    había trabajado.
El techo estaba hecho con un tonel. La noche era fría, y estaba congelado aunque, paradójicamente, hubiese soñado con lumbre y calor, y con la dilucidación  de buenas cosas.

Pueden decir, cuando les relate el efecto que mi visión tuvo sobre mí, que yo deliraba.
Si fue así, espero que muchos de mis lectores hayan de delirar también, de la misma manera que yo, y es esta la razón por la que me lancé a la escritura de mi historia.

Es el sueño que me dejó en la creencia… –de hecho, no en el conocimiento- de que yo estaba poseído por dos identidades: y era la mejor de mis dos entidades la que me ofrece la ayuda que yo había buscado, en vano, cerca de mis amistades. Escuché describir este estado, como de un “desdoblamiento”. Pero…, un doble no es más que la copia del original, y ello, no describe la situación que viví. Voy a dejar de filosofar… Para mí la filosofía es vana si no desemboca en resultados concretos.

Para acabar de ajustar  , no es el sueño mismo el que tuvo efecto en mí. Es la impresión que me dejó, y la influencia que ejerció sobre mí, lo que me liberó de mis grilletes. En otros términos, yo estimulaba mi otra identidad. Después de haber afrontado una tormenta de viento y nieve, vi a través de una ventana mi otra identidad. Él tenía buena apariencia y respiraba salud. Ante él, brillaban las fogatas.
Emanaba de él, el poder y la fuerza. Él era musculoso tanto física como mentalmente.

Yo llamé tímidamente a la puerta, y él me dijo: Entra. Pude leer una especie de sonrisa, como de burla, en sus ojos, mientras me alcanzaba una silla para sentarme ante el fuego. Pero no pronunció ni una palabra de bienvenida y, luego de haberme calentado volví atormentado a mi refugio, martirizado por la vergüenza que el contraste entre nosotros, había despertado.

Había una presencia conmigo, invisible para los demás

Es entonces, cuando me desperté; y he aquí la parte sorprendente de mi relato: Al despertarme, no estaba solo. Había una Presencia conmigo; invisible para los otros, como me daba cuenta, por lo que sigue, pero que era real para mí.

La Presencia se me parecía, pero así mismo tenía resplandecientes diferencias.

Su frente, más alta que la mía, le hacía parecer, así mismo, inflexible y pleno. Los ojos, claros, directos, determinados, brillaban de entusiasmo y de resolución. Los labios, el mentón, de hecho todo el rostro, eran dueños de sí y decididos.

La Presencia era calma, resuelta, y segura de sí. Yo me encorvaba, lleno de temblor, nervioso, angustiado, inquieto con la más mínima sombra. Cuando la Presencia dio media vuelta, la seguí, y no la perdí de vista toda una jornada, salvo en los cortos instantes en que yo no osaba franquear la puerta por donde la Presencia atravesaba. En esos casos yo esperaba con impaciencia y un respeto mezclado con temor, que él volviera a salir, no pudiendo impedirme admirar su temeridad, (¡se me parecía totalmente!, Pero y a la vez, ¡era tan diferente!) Pues atravesaba sin dificultad los lugares por los que mis propios pasos no osaban llevarme.

Pareciera que fuera designado a ir por los lugares y ante las gentes que me habían hecho lo peor: oficinas con las cuales otrora había hecho transacciones, hombres de negocios con los cuales había pactado.

A lo largo de toda una jornada yo había seguido a la Presencia, y en la noche, lo vi desaparecer tras la puerta de una hostelería famosa por sus caros costos y su confort.
Retornaba yo a mi tonel y a mis tablas.

Esa noche no encontré a mi Mejor Yo (así es como yo lo nombraba) en mis sueños, pero al despertarme, por suerte él estaba a mi lado, con su sonrisa calma, de gentil burla en los labios, sonrisa que no era ni de piedad ni de condescendencia. Esa sonrisa me golpea de nuevo.

El día siguiente no fue distinto que el primero, una repetición del precedente, y debía yo, aún, esperar afuera, mientras que la Presencia estaba en los lugares donde yo hubiera estado si hubiera tenido el coraje de ir allí. Es el miedo lo que separa de su cuerpo al alma de un hombre y lo torna despreciable. Numerosas veces, traté de deshacerme de todo eso, hablando, pero las palabras quedaban bloqueadas en mi garganta, ininteligibles: y el día terminaba como el anterior.

Me armo de coraje para hablarle a la Presencia

Así fue durante muchos días, uno detrás del otro, hasta que cesé de contarlos. Poco a poco me di cuenta de que esta asociación constante con la Presencia tenía en mí efectos. Una noche que me desvelaba la Presencia a mi lado, tuve el coraje de hablarle, claro que, con timidez…

“¿Quién eres tú?” Le pregunté, y yo sobresaltado, me levantaba, ante el sonido de mi propia voz. La cosa parecía dar placer a mi compañero que, me respondía con, me parecía a mí, me nos burla que antes.

“Yo soy quien yo soy” fue la respuesta. “Yo soy aquel que tú has sido; yo soy aquel que tú puedes ser aún; ¿de dónde viene tu duda? Yo soy aquel que tú has sido, y que abandonaste prefiriendo otra compañía. Soy el hombre hecho a la imagen de Dios, que, antaño, poseía tu cuerpo. Era el tiempo en que habitábamos juntos, no en armonía, pues no es posible, ni unificados, pues esto es imposible, pero como los copropietarios que raramente se pelean por tenerlo todo para ellos.
Luego te convertiste en un achacoso, egoísta y exigente, como no podías tenerme más, me separé de ti. Hay una entidad “positiva” y una entidad “negativa” en cada ser humano nacido sobre la tierra. Aquella que es favorecida por la encarnación, domina: la otro termina por abandonar, temporalmente o, hasta siempre. Yo poseo todo lo que quiero.
Nada es tuyo. Este cuerpo que habitamos los dos es mío, pero es impuro y por lo tanto no puedo habitarlo. Límpialo, y tomaré de nuevo posesión”.

“¿Por qué me persigues?” Pregunté enseguida a la Presencia.

“Eres tú quien me persigue, y no a la inversa. Tú puedes existir sin mí durante algún tiempo, pero tu camino tornara sobre sus pasos, y su fin es la muerte.
Ahora que te aproximas a la muerte, te preguntas si había tiempo d e limpiar tu cuerpo de nuevo y de invitarme. Descarta la voluntad e inteligencia de ese cuerpo, y podré tomar posesión. Es la condición indispensable”

“Todo es posible a la entidad positiva de un hombre”

“Mi cerebro ha perdido todo poder” murmuré yo. “Mi voluntad está débil. ¿Puedes tú reparar todo eso?”
“¡Escucha!” Dijo la Presencia, y se estiraba mientras yo me encorvaba a sus pies.

“TODO es posible a la entidad positiva de un hombre. El mundo le pertenece. Es su propiedad. Ella no tiene miedo de nada, no fuerza nada, no se detiene ante nada. Ella no demanda privilegio alguno, pero los obtiene. No domina y no sabe retroceder. Sus demandas son órdenes; la oposición, funde a quien le dirige la palabra; ella levanta montañas, cubre los valles, y viaja al lugar donde el infortunio no existe.”

Enseguida me dormí de nuevo, y, cuando me desperté, estaba en un mundo diferente.
El sol brillaba y yo, escuchaba los pájaros cantar por encima de mi cabeza. Mi cuerpo, ayer aún tembloroso e incierto, estaba vigoroso y lleno de energía. Yo miraba mi lecho de tablas y mi tonel con una divertida perplejidad, como si los viera por primera vez, reconociendo el abrigo que ellos me habían deparado en las noches, no obstante.

El ayer pasó, el hoy es mío

Los acontecimientos de la noche revivieron mi espíritu, y buscaba la Presencia. No estaba más visible, pero descubrí, agazapado en una esquina de mi refugio, achacosa, deformada, desfigurada incluso, esfumada y desecha, mi entidad negativa. Supe que mi entidad positiva había tomado de nuevo posesión de mi cuerpo y consideraba al otro con burla y desprecio.
Pero no tenía tiempo para detenerme sobre su suerte. Tenía que hacer – mucho que hacer-. ¡Raro que no haya pensado en el día anterior!. Pero el ayer era el pasado, el hoy era mío, y apenas comenzada.
Como era mi costumbre, anteriormente, yo dirigía mis pasos hacia la taberna. Saludé a todo el que entraba, sonreía a los saludos que retornaban.
Los hombres que me habían ignorado durante meses me saludaron con afecto al pasar. Me dirigí hacia el baño, luego, hacia la mesa del desayuno; enseguida, cuando pasé ante el mostrador, dije al propietario:

“Quiero ocupar la misma pieza que tenía antes si, por suerte, está disponible. En caso contrario, no importa qué otra ocupe, mientras desocupan mi pieza”.

Me puse a trabajar sin formular pregunta alguna

Luego, salí y me fui hacia arriba, hacia el lugar que me correspondía en el taller. En la construcción había un gran remolque que los hombres cargaban con toneles para botar. No formulé pregunta alguna, pasaba toneles a los hombres que los apilaban.
Cuando se terminó, esta tarea, entré en el taller. Había un banco libre. Me di cuenta de las cosas allí apiladas. Era el mismo banco en el que otra vez había yo, trabajado.
Arremangué mi camisa y quité los objetos que obstaculizaban para el trabajo. Un momento más tarde estaba cepillando y tallando.
Había terminado, hacía ya más de una hora, cuando el contramaestre entró en la pieza, y se detuvo, sorprendido de verme ahí. Había ya un bella pila de pedazos de madera perfectamente cepillados y ajustados, pues en ese tiempo yo era un excelente carpintero: de hecho, no había otro mejor, pero, ¡OH! la edad me ha quitado ese privilegio. Respondí a su muda pregunta con esta corta pero explícita frase:

“Estoy de retorno al trabajo, Señor”

Él menea la cabeza y pasa a los otros bancos, examinando el trabajo de mis colegas, sin prestarme atención.

Cualquiera sea el bien que desees, es vuestro

He aquí el SEXTO Y ÚLTIMO PODER A APRENDER , a pesar de todo lo que haya para decir: a partir de ese momento fui un hombre que todo lograba, que pronto fue nuevamente propietario de un taller, y luego, de todos los bienes que un hombre desea poseer.
Ruego porque ustedes, que leen este relato, sigan estas reglas y todo lo que ellas implican, pues de ellas depende todo logro y todo lo que los logros impliquen:
??Cualquiera que sea el bien que desees, es tuyo. No tienes sino que tender la mano y tomarlo.
??Enseña que la conciencia del poder infinito que está en ti, toma posesión de todo lo que esté a tu alcance.
??No tengas miedo alguno, en ninguna forma que se dé, pues el miedo es una característica de la entidad-negativa.
??Si tienes un talento, un oficio, ejecútalo; el mundo debe sacarle provecho y también tú.
??Haz de tu entidad-positiva un compañero de tus días y tus noches. Si tienes en cuenta sus opiniones, no te engañarás.
??Recuerda, la filosofía es un conjunto de argumentos; el mundo, que es tuyo, es una acumulación de hechos.

No pidas a nadie permiso de obrar

Ve entonces, y haz lo que hay en ti: no tengas cuidado de los actos que te tornan diferente:

No pidas, a nadie, permiso para obrar.

La entidad negativa recauda favores: la entidad positiva los concede.
La suerte espera cada uno de tus pasos: tómala, pliégate a sus deseos, guárdala, pues ella es tuya, ella te fue destinada.
Comienza desde ahora, con estos preceptos presentes en vuestra memoria.
Extiende la mano y toma lo mejor, lo que quizá nunca has utilizado, salvo en raras ocasiones, y de urgencia. La vida es una situación de urgencia permanente.

Ella no espera sino una señal tuya

Tu entidad positiva está a tu lado desde ahora; vacía tu mente, límpiala de pensamientos negativos, y despierta tu ingenio. Ella tomará posesión de ti. Ella no espera sino un signo tuyo.
Ponte en marcha esta noche; sal desde ahora a tu nuevo camino.
Mantén siempre cuidado. Que sea tu entidad positiva la que te controla, la otra entidad va sin rumbo alrededor de ti: pon atención de no dejarla entrar más en ti, si lo hiciese no sería más que por un momento.
Mi tarea está cumplida. Escribí la receta del “éxito”. Bien seguida, no puede fallar.
Incluso si no comprendes perfectamente mi propósito, tu entidad positiva compensara la falta y te dará la respuesta. Es suficiente con leer y releer esta historia.
Confío a mi entidad positiva el cuidado de transmitir, a las generaciones que me seguirán, el secreto de lo positivo, lo que puede transformar todo: –el secreto para utilizar el potencial ilimitado que está en ti, desde ahora y por siempre.

FIN

EL EVANGELIO DEL MAHARSHI Las Enseñanzas de Sri Ramana Maharshi

EL  EVANGELIO  DEL
MAHARSHI

Las Enseñanzas
de
Sri Ramana Maharshi

EL EVANGELIO DEL MAHARSHI

LIBROS I y II

Respuestas de
BHAGAVAN SRI RAMANA MAHARSHI
a Preguntas hechas a Él por los Devotos

PUBLICADO POR PRIMERA VEZ EN OCASIÓN
del
JUBILEO DEL DIAMANTE
de
Bhagavan Sri Ramana Maharshi
27 de Diciembre de 1939

PREFACIO

En respuesta al sincero anhelo de un gran número de Devotos de Bhagavan Sri Ra-mana, las respuestas a algunas de las preguntas hechas a Él reiteradamente se han im-preso en forma de un libro bajo el título EL EVANGELIO DEL MAHARSHI para el be-neficio del mundo en general.
Estas preguntas surgen alguna vez a muchos de nosotros, y nosotros luchamos con nosotros mismos para resolverlas. Las respuestas dadas por el Maharshi son la quintae-sencia de la Sabiduría Divina; y basadas, como están, en Su Conocimiento y Experiencia directos, Sus respuestas son de inestimable valor para el buscador sincero de la Verdad.
La profunda Verdad del Advaita, de que la única y sola Realidad es el Sí mismo Ab-soluto o el Brahmán, no ha sido expuesta en ninguna parte más lúcidamente que en estas páginas. Debido a que, por una parte, Bhagavan Sri Ramana habla sobre la base de la Experiencia más alta que es la Suya, y a que, por otra parte, el aspirante busca conocer la Verdad desde el punto de vista de la comprensión común del lego.
La Verdad es la misma para todos, y Sri Bhagavan dirige al aspirante sincero a inda-gar y a examinar críticamente su propia experiencia íntima, y a buscar por sí mismo el Centro de su ser, el Corazón, que es eternamente idéntico con la única Realidad última, de la que todo lo demás, que se ve o se conoce, es meramente una manifestación fe-noménica.
Cada palabra que sale de los labios del Sabio es de la esencia de la Sabiduría Upa-nisádica, de la cual Él mismo es la Incorporación  Suprema.
El lector devoto encontrará en estas paginas consejos prácticos, y adquirirá la con-vicción de que su naturaleza esencial es Divina; y es esta convicción lo que puede sos-tenerle en su esfuerzo espiritual.
El Evangelio del Maharshi es verdaderamente el Evangelio de la Verdad.

CONTENIDOS

LIBRO I

Capítulo Título Página

I . Trabajo y Renunciación 7
II. Silencio y Soledad 13
III. El Control de la Mente 15
IV. Bhakti y Jnana 19
V. Sí mismo e Individualidad 21
VI. La Realización del Sí mismo 24
VII. El Gurú y Su Gracia 27
VIII. La Paz y la Felicidad 31

LIBRO II

Capítulo Título Página

I. La Auto-indagación 33
II. La Sadhana y la Gracia 39
III. El Jnani y el Mundo 42
IV. El Corazón es el Sí mismo 48
V. El Lugar del Corazón 52
VI. Aham y Aham-vritti 57
Glosario 62

EL EVANGELIO DEL MAHARSHI

LIBRO I

EL EVANGELIO DEL MAHARSHI

I

TRABAJO Y RENUNCIACIÓN

Discípulo. ¿Cuál es la meta más alta de la experiencia espiritual para el hombre?
Maharshi. La Realización del Sí mismo.
D. ¿Puede un hombre casado realizar el Sí mismo?
M. Ciertamente. Casado o soltero, un hombre puede realizar el Sí mismo; porque Eso es aquí y ahora. Si ello no fuera así, sino obtenible por algún esfuerzo en algún mo-mento, y si fuera algo nuevo que tuviera que ser adquirido, no sería digno de bus-car. Porque, lo que no es natural no es permanente tampoco. Pero lo que yo digo es que el Sí mismo es aquí y ahora, y solo.
D. Una muñeca de sal que se sumerge en el mar no será protegida por un impermeable. Este mundo en el que nosotros tenemos que trabajar indefinidamente es como el océano.
M. Sí, la mente es el impermeable.
D. Así pues, ¿puede uno estar ocupado en el trabajo y, libre de deseo, mantener su pro-pia soledad?
M. Sí. El trabajo hecho con apego es una esclavitud, mientras que el trabajo hecho con desapego no afecta al hacedor. Él está, incluso mientras trabaja, en soledad. Darse a su deber es el verdadero Namaskar… y solo morar en Dios es el verdadero Asan.
D. ¿No debo renunciar a mi hogar?
M. Si ese hubiera sido su destino la pregunta no habría surgido.
D. ¿Por qué entonces abandonó usted su hogar en su juventud?
M. No ocurre nada excepto por la dispensación Divina. El curso de la conducta de uno en esta vida está determinado por el prarabdha de uno.
D. ¿Es bueno dedicar todo mi tiempo a la búsqueda del Sí mismo? Si eso es imposible, ¿debo meramente mantenerme quiescente?
M. Si usted puede mantenerse quiescente, sin comprometerse en ninguna otra ocupación, es muy bueno. Si eso no puede hacerse, ¿cuál es la utilidad de estar quiescente en lo que concierne a la Realización? Aunque una persona esté obligada a estar activa, que no abandone los intentos de realizar el Sí mismo.
D. ¿No afectan las acciones de uno en nacimientos posteriores?
M. ¿Es usted un nacido ahora? ¿Por qué piensa en otros nacimientos? El hecho es, que no hay ni nacimiento ni muerte. ¡Qué el que ha nacido piense en la muerte y en el paliativo de ella!
D. ¿Puede usted mostrarnos a los muertos?
M. ¿Sabían sus parientes antes de su nacimiento que usted buscaría conocerlos después de su muerte?
D. ¿Cómo cuadra un Grihasta (hogareño) en el esquema de Moksha? ¿No debe devenir necesariamente un Sannyasin (mendicante) para obtener la Liberación?
M. ¿Por qué piensa usted que es un Grihasta? Pensamientos similares de que usted es un Sannyasin le perturbarán, incluso si usted sale como un Sannyasin. Tanto si usted continúa en la casa como si renuncia a ella y se va al bosque, su mente le per-turbará. El ego es la fuente del pensamiento. Crea el cuerpo y el mundo, y hace que piense que usted es un Grihasta. Si usted renuncia, solo sustituirá el pensa-miento de Grihasta por el de Sannyasa, y el entorno de la casa por el del bosque. Pero los obstáculos mentales están siempre ahí para usted. Incluso aumentan grandemente en los nuevos ambientes. No es de ninguna ayuda cambiar el entor-no. El único obstáculo es la mente; debe ser vencida tanto en casa como en el bosque. Si usted puede hacerlo en el bosque, ¿por qué no en la casa? Por consi-guiente, ¿por qué cambiar el entorno? Sus esfuerzos pueden ser hechos ahora, cualquiera que sea el entorno.
D. ¿Es posible tener Samadhi mientras se está ocupado en el trabajo mundano?
M. La sensación «yo trabajo» es el obstáculo. Pregúntese a usted mismo «¿quién traba-ja?» Recuerde quien es usted. Entonces el trabajo no le atará; tendrá lugar automá-ticamente.
No haga ningún esfuerzo ni para trabajar ni para renunciar; su esfuerzo es la esclavi-tud. Lo que está destinado a acontecer, acontecerá. Si usted está destinado a no trabajar, el trabajo no puede ser tenido incluso si usted lo persigue; si usted está destinado a trabajar, no será capaz de evitarlo; usted será forzado a comprometerse en él. Así pues, déjelo al Poder Más Alto; usted no puede renunciar o retener a su elección.
D. Bhagavan dijo ayer que mientras uno está entregado a la búsqueda de Dios «dentro», el trabajo «exterior» proseguiría automáticamente. En la vida de Sri Chaitanya se dice que durante sus enseñanzas a los estudiantes, él estaba en realidad buscando a Krishna (el Sí mismo) dentro, olvidaba todo sobre su cuerpo y continuaba hablan-do sólo de Krishna. Esto suscita una duda de si el trabajo puede ser dejado con se-guridad a él mismo. ¿Debe uno mantener parte de la atención en el trabajo físico?
M. El Sí mismo es todo. ¿Es usted aparte del Sí mismo? ¿O puede el trabajo proseguir sin el Sí mismo? El Sí mismo es universal; así pues, todas las acciones proseguirán tanto si usted se obliga a comprometerse en ellas como si no. El trabajo proseguirá por sí mismo. Es así como Krishna dijo a Arjuna que no necesitaba afligirse por matar a los Kauravas; ellos ya estaban muertos por Dios. No era incumbencia suya resolver si actuaba y afligirse por ello, sino permitir a su propia naturaleza llevar a cabo la voluntad del Poder Más Alto.
D. Pero el trabajo puede sufrir si yo no lo atiendo.
M. Atender al Sí mismo significa atender al trabajo. Debido a que usted se identifica con el cuerpo, usted piensa que el trabajo es hecho por usted. Pero el cuerpo y sus actividades, incluyendo ese trabajo, no son aparte del Sí mismo. ¿Qué importa si usted atiende al trabajo o no? Suponga que usted camina de un lugar a otro; usted no atiende a los pasos que da. No obstante, después de un tiempo, usted se en-cuentra en su meta. Vea como el asunto de caminar tiene lugar sin que usted lo atienda. Similarmente también con otros tipos de trabajo.
D. Es entonces como caminar dormido.
M. ¿Como el sonambulismo? Completamente así. Cuando un niño está profundamente dormido, su madre le alimenta; el niño toma el alimento como cuando está com-pletamente despierto. Pero, a la mañana siguiente, el niño dice a la madre, «Madre, yo no tomé alimento la noche pasada». La madre y los otros saben que comió, pero él dice que no; él no estaba consciente. Pero la acción había tenido lugar.
Un viajero en un carro ha caído dormido. Los bueyes se mueven, están quietos o son desuncidos durante el viaje. Él no sabe estos acontecimientos, pero se encuentra en un lugar diferente después de que despierta. Él ha sido felizmente ignorante de los acontecimientos en el camino, pero el viaje se ha llevado a cabo. Similarmente con el Sí mismo de una persona. El Sí mismo siempre despierto es comparado al viajero dormido en el carro. El estado de vigilia es el movimiento de los bueyes; el Samadhi es su estar quietos (porque Samadhi significa Jagrat-Sushupti, es decir, la persona es consciente pero no está implicada en la acción; los bueyes están uncidos pero no se mueven); el sueño profundo es el desuncido de los bueyes, puesto que hay una completa detención de la actividad que corresponde a quitarles el yugo a los bueyes.
O también, tome el ejemplo del cine. Las escenas son proyectadas sobre la pantalla en la sesión de cine. Pero las imágenes que se mueven no afectan ni alteran la pan-talla. El espectador presta atención a ellas, no a la pantalla. Ellas no pueden existir aparte de la pantalla, aunque la pantalla es ignorada. Así también, el Sí mismo es la pantalla donde se ve que tienen lugar las imágenes, las actividades etc. El hombre es consciente de éstas, pero no es consciente del Sí mismo. Sin embargo, el mundo de las imágenes no es aparte del Sí mismo. Tanto si el hombre es consciente de la pantalla como si es inconsciente, las acciones continuaran.
D. Pero hay un operador en el cine.
M. La sesión de cine está hecha de materiales insencientes. La lámpara, las imágenes, la pantalla etc., son todos insencientes, y así ellos necesitan un operador, el agente senciente.
Por otra parte, el Sí mismo es Consciencia absoluta, y, por consiguiente, auto-contenido. No puede haber un operador aparte del Sí mismo.
D. Yo no estoy confundiendo el cuerpo con el operador; más bien, me estoy refiriendo a las palabras de Krishna en el versículo 61, Capítulo XVIII de la Gita: «El Señor, oh Arjuna, mora en el corazón de cada ser, y Él, por Su poder ilusorio, hace que todos los seres giren como si estuvieran en una máquina».
M. Las funciones del cuerpo que implican la necesidad de un operador, nacen en la mente; puesto que el cuerpo es jada o insenciente, es necesario un operador sen-ciente. Debido a que las gentes piensan que ellos son jivas, Krishna dijo que Dios reside en el Corazón como el Operador de los jivas. En realidad, no hay ningún ji-va ni ningún Operador, por así decir, fuera de ellos; el Sí mismo comprende todo. El Sí mismo es la pantalla, las imágenes, el veedor, los actores, el operador, la luz, el teatro y todo lo demás. Que usted confunda el Sí mismo con el cuerpo y que se imagine a usted mismo el actor, es como si el veedor se representara a sí mismo como un actor en la sesión de cine. ¡Imagine al actor preguntando si puede repre-sentar una escena sin la pantalla! Tal es el caso del hombre que piensa en sus ac-ciones aparte del Sí mismo.
D. Por otra parte, es como pedir al espectador que actué en la película. Así pues, ¡de-bemos aprehender el sueño profundo en la vigilia!
M. Las acciones y los estados son según el propio punto de vista de uno. Un cuervo, un elefante, una serpiente, cada uno hace uso de un miembro para dos propósitos al-ternativos. Con un ojo el cuervo mira a cualquiera de ambos lados; para el elefante la trompa sirve al propósito tanto de la mano como de la nariz, y la serpiente ve y oye con sus ojos. Ya sea que usted diga que el cuervo tiene un ojo u ojos, o que se refiera a la trompa del elefante como «mano» o como «nariz», o que llame a los ojos de la serpiente sus oídos, todo esto significa lo mismo. Similarmente, en el caso del Jnani, el sueño profundo en la vigilia o la vigilia en el sueño profundo o el sueño profundo en el sueño con sueños o la vigilia en el sueño con sueños, son todos la misma cosa.
D. ¡Pero nosotros tenemos que tratar con un cuerpo físico en un mundo físico, en el mundo de la vigilia! Si nosotros dormimos mientras el trabajo tiene lugar, o inten-tamos trabajar mientras dormidos, el trabajo irá mal.
M. El sueño profundo no es ignorancia, es el estado puro de uno; la vigilia no es cono-cimiento, es ignorancia. Hay pleno conocimiento en el sueño profundo y total ig-norancia en la vigilia. Su naturaleza real cubre a ambos y se extiende más allá. El Sí mismo es más allá del conocimiento y de la ignorancia. Los estados de sueño profundo, sueño con sueños y vigilia son solo modos que pasan ante el Sí mismo; ellos tienen lugar tanto si usted es consciente de ellos como si no. El estado del Jnani es ese, en quien pasan los estados de samadhi, vigilia, sueño con sueños y sueño profundo, como los bueyes que se mueven, están quietos, o son desuncidos, mientras el pasajero está dormido. Estas respuestas son desde el punto de vista del ajnani; en caso contrario, esas preguntas no surgirían.
D. Por supuesto, no pueden surgir para el Sí mismo. ¿Quién habría para preguntar? ¡Pero desafortunadamente, yo todavía no he realizado el Sí mismo!
M. Eso es justo el obstáculo en su camino. Debe deshacerse de la idea de que usted es un ajnani y de que todavía tiene que realizar el Sí mismo. Usted es el Sí mismo. ¿Ha habido nunca un tiempo en que usted no fuera conocedor de ese Sí mismo?
D. Así pues, ¿nosotros debemos experimentar el sueño profundo en la vigilia… o el día en el sueño con sueños?
M. (Risas)
D. Yo mantengo que el cuerpo físico del hombre inmerso en Samadhi, como resultado de una «contemplación»  sostenida del Sí mismo, puede devenir sin movimiento por esa razón. Puede estar activo o inactivo. La mente establecida en esa «con-templación» no será afectada por los movimientos del cuerpo o los sentidos; el precursor de la actividad física no es la perturbación de la mente. Mientras que otra persona sostiene que la actividad física impide ciertamente el Samadhi o la «contemplación» sostenida. ¿Cuál es la opinión de Bhagavan? Usted es la prueba permanente de mi afirmación.
M. Ambos están acertados: usted se refiere a Sahaja Nirvikalpa Samadhi y el otro se refiere a Kevala Nirvikalpa Samadhi. En el último caso la mente está inmersa en la Luz del Sí mismo (mientras que la misma, es decir, la mente, está en la oscuridad de la ignorancia en el sueño profundo); y el sujeto hace una distinción entre el Samadhi y la actividad después de despertar del Samadhi. Además, la actividad del cuerpo, de la visión, de las fuerzas vitales y de la mente, y la cognición de los objetos, todos éstos son obstrucciones para el que busca realizar el Kevala Nirvi-kalpa Samadhi.
Sin embargo, en Sahaja Samadhi la mente se ha disuelto en el Sí mismo y ha sido perdida. Por consiguiente, las diferencias y obstrucciones mencionadas arriba no existen aquí. Las actividades de un tal Ser son como la alimentación de un niño dormido, perceptible para el espectador pero no para el sujeto. El viajero dormido en el carro en movimiento no es consciente del movimiento del carro, porque su mente está sumergida en la oscuridad. Mientras que el Sahaja Jnani permanece inconsciente de sus actividades corporales porque su mente está muerta, al haberse disuelto en el éxtasis de Chidananda (Felicidad del Sí mismo).

Nota: — La distinción entre sueño profundo, Kevala Nirvikalpa Samadhi y Sahaja Nirvikalpa Samadhi pueden ponerse claramente en una forma tabular como la dada por Sri Bhagavan:

Sueño profundo

Kevala Nirvikalpa Samadhi
Sahaja Nirvikalpa Samadhi
(1) la mente está viva;
(2) sumergida en el olvido (1) la mente está viva;
(2) está sumergida en la Luz;
(3) como un cubo atado a la soga, y dejado en el agua de un pozo;
(4) ha de ser sacado tirando del otro extremo de la soga.
(1) la mente está muerta;
(2) disuelta en el Sí mismo;
(3) como un río que ha des-embocado en el océano y que ha perdido su identidad;
(4) un río no puede ser de-vuelto desde el océano.

La mente del Sabio que ha realizado el Sí mismo está enteramente destruida. Está muerta. Pero para el espectador, puede parecer que él posee una mente como el lego. Por consiguiente, el «yo» en el Sabio tiene meramente una aparente realidad «objetiva»; de hecho, sin embargo, no tiene ni una existencia subjetiva ni una rea-lidad objetiva.

II

SILENCIO Y SOLEDAD

D. ¿Es útil un voto de silencio?
M. El Silencio interno es la auto-entrega. Y eso es vivir sin el sentido de ego.
D. ¿Es necesaria la soledad para un Sannyasin?
M. La soledad está en la mente de un hombre. Uno puede estar en la espesura del mun-do y, sin embargo, mantener una perfecta serenidad de mente; una persona tal está siempre en soledad. Otro puede estar en el bosque, y, sin embargo, ser incapaz de controlar su mente. De ese tal no puede decirse que esté en soledad. La soledad es una actitud de la mente; un hombre apegado a las cosas de la vida no puede tener soledad, esté donde esté. Un hombre desapegado está siempre en soledad.
D. ¿Qué es Mouna?
M. Ese Estado que trasciende el lenguaje y el pensamiento es Mouna; es meditación sin actividad mental. La subyugación de la mente es meditación; la meditación pro-funda es el lenguaje eterno. El silencio está hablando siempre; es el flujo de «len-guaje» perenne. Él es interrumpido por el habla; pues las palabras obstruyen este «lenguaje» mudo. Las charlas pueden entretener a los individuos durante horas sin mejorarlos. Por otro lado, el silencio es permanente y beneficia a toda la humani-dad… Por silencio se entiende elocuencia. Las charlas orales no son tan elocuentes como el silencio. El silencio es elocuencia incesante… El silencio es el mejor lenguaje.
Hay un estado en el que cesan las palabras y prevalece el silencio.
D. ¿Cómo entonces podemos comunicar nuestros pensamientos unos a otros?
M. Eso deviene necesario si el sentido de dualidad existe…
D. ¿Por qué Bhagavan no viaja y predica la Verdad a las gentes en general?
M. ¿Cómo sabe usted que no lo estoy haciendo? ¿Consiste predicar en subir a un estrado y arengar a las gentes de alrededor? La predicación es simple comunicación de Conocimiento; realmente, sólo puede hacerse en silencio. ¿Qué piensa usted de un hombre que escucha un sermón durante una hora y que se va sin haber sido im-presionado por él como para cambiar su vida? Compárale con otro, que se sienta en una Presencia sagrada y que se va después de algún tiempo con su visión de la vida totalmente cambiada. ¿Qué es mejor, predicar en voz alta sin efecto o sentar-se silentemente enviando Fuerza Interna?
Además, ¿cómo surge el habla? Hay Conocimiento abstracto, de donde surge el ego, que, a su vez, da origen al pensamiento, y el pensamiento a la palabra hablada. Así pues, la palabra es el biznieto de la Fuente original. Si la palabra puede producir efecto, juzgue por usted mismo, ¡cuánto más poderosa debe ser la Predicación a través del Silencio! Pero las gentes no comprenden esta verdad simple y desnuda, la Verdad de su día a día, siempre presente, experiencia eterna. Esta Verdad es la del Sí mismo. ¿Hay alguien inconsciente del Sí mismo? Pero a ellos no les gusta escuchar nada de esta Verdad, mientras que están ansiosos de saber qué hay más allá, de saber del cielo, del infierno y de la reencarnación.
Debido a que aman el misterio y no la Verdad, las religiones les entretienen, para así, finalmente poder llevarlos de vuelta al Sí mismo. Cualesquiera que sean los medios adoptados, finalmente usted debe volver al Sí mismo; así pues, ¿por qué no morar en el Sí mismo aquí y ahora? Para ser un espectador de, o para especular sobre los otros mundos, el Sí mismo es necesario; por consiguiente, ellos no son diferentes del Sí mismo. Incluso el hombre ignorante, cuando ve los objetos, ve solo el Sí mismo.

LA INDAGACIÓN DEL SÍ MISMO (O AUTOINDAGACIÓN)

LA INDAGACIÓN DEL SÍ MISMO
(O AUTOINDAGACIÓN)

(VICHARASANGRAHAM)

DE

Bhagavan Sri Ramana Maharshi

INTRODUCCIÓN

La presente obra en prosa consiste en cuarenta preguntas y respuestas que cubren todo el rango de disciplinas espirituales requeridas para obtener la liberación (moksha). El que pregunta fue Gambhiram Seshayya, uno de los primeros devotos de Bhagavan Sri Ramana Maharshi. Era Supervisor Municipal en Tiruvannamalai en torno al año 1900. Además de ser un ardiente Ramabhakta (adorador de Rama), estaba interesado en el estudio y práctica del Yoga. Solía leer las conferencias de Swami Vivekananda sobre los diferentes yogas, así como también una traducción inglesa del Rama-gita. Para resolver las dificultades que encontraba cuando estudiaba estos libros y en sus prácticas espirituales, acudía a visitar a Bhagavan Sri Ramana de vez en cuando. Bhagavan, que sólo tenía veintiún años de edad, estaba viviendo entonces en la cueva de Virupaksha en la colina de Arunachala. Como en aquel momento guardaba silencio, no debido a que hubiera hecho algún voto, sino debido a que no se sentía inclinado a hablar, escribió sus respuestas a las preguntas de Seshayya en pedazos de papel. Estos escritos, que abarcan el periodo de 1900-1902, fueron copiados más tarde por Seshaya en un libro de notas. El material recogido así fue publicado por el Sri Ramanasramam bajo el título de Vichara-sangraham, que significa literalmente «Un Compendio de Autoindagación». Un resumen de la enseñanza contenida en esta obra se imprimió posteriormente en inglés con el título «Autoindagación». En esa versión inglesa se omitieron las preguntas y se ofreció la sustancia de la enseñanza de Bhagavan, clasificándola en doce capítulos cortos con sus encabezamientos apropiados. La presente traducción inglesa es la del texto original completo del Vichara-sangraham, tal como está en lengua tamil. El Vichara-sangraham tiene un valor único en el sentido de que constituye el primer conjunto de instrucciones dadas por Bhagavan de su propio puño y letra.

Un estudio cuidadoso de las instrucciones dadas por Bhagavan aquí, revelará que se basan en su propia experiencia plena, según lo confirman los textos sagrados que sometieron a su atención los primeros devotos, y que él examinó con el propósito de aclarar las dudas que surgían en la mente de éstos. En el transcurso de sus instrucciones, Bhagavan hace uso de expresiones como «las escrituras declaran», «así dicen los sabios», etc.; también cita pasajes de textos como la Bhagavad-gita y el Vivekachudamani, y una vez hace alusión por su nombre al Ribhu-gita. Pero resulta muy evidente que estas citas se ofrecen sólo como confirmaciones de la verdad descubierta por Bhagavan mismo en su propia experiencia.
La enseñanza básica es la del Vedanta Advaita. La experiencia plena del Sí mismo es la meta; la indagación en la naturaleza del Sí mismo es el medio. Cuando la mente identifica el Sí mismo con el no-sí mismo (el cuerpo, etc.), hay esclavitud; cuando esta identificación falsa es eliminada a través de la indagación «¿Quién soy yo?», hay liberación. Así pues, la Autoindagación es la vía directa enseñada por Bhagavan Ramana. La experiencia «yo» es común a todas las personas. De todos los pensamientos, el pensamiento «yo» es el primero que surge. Lo que uno tiene que hacer es indagar la fuente del pensamiento «yo». Éste es el proceso inverso de lo que acontece ordinariamente en la vida de la mente. La mente indaga en la constitución y origen de todo, que, al someterse a examen, se encontrará que es su propia proyección; no reflexiona sobre sí misma ni sigue su propio rastro hasta su fuente. El descubrimiento del Sí mismo puede ser obtenido dando a la mente un giro hacia adentro. Esto no ha de ser confundido con la introspección de la que hablan los psicólogos. La Autoindagación no es la inspección por parte de la mente de sus propios contenidos; es seguir el rastro del primer modo de la mente, el pensamiento «yo», hasta su fuente, que es el Sí mismo. Cuando hay indagación adecuada y persiste, el pensamiento «yo» también cesa y hay la iluminación sin palabras de la forma «yo—yo», que es la consciencia pura. Esto es liberación, la liberación de la esclavitud. El método por el que se obtiene esto, como ya se ha mostrado, es la indagación, que, en el Vedanta, se llama jnana, conocimiento. La devoción (bhakti), la meditación (dhyana) y la concentración (yoga) son idénticas a él. Como Bhagavan lo aclara perfectamente, no olvidar la experiencia plena del Sí mismo es la devoción verdadera, el control mental, el conocimiento, y todas las demás austeridades. En el lenguaje de la devoción, la meta final puede describirse como la disolución de la mente en su fuente, que es Dios, el Sí mismo. En el lenguaje del yoga técnico, puede describirse como la disolución de la mente en el loto del Corazón. Éstos son sólo diferentes maneras de expresar la misma verdad.

La vía de la Autoindagación es encontrada difícil por aquellos que no han adquirido la competencia necesaria para ello. La mente debe ser hecha primero pura y concentrada. Esto se hace a través de la meditación. Así pues, las diferentes vías, en su sentido secundario, son auxiliares a la vía directa, que es la Autoindagación. En este contexto, Bhagavan se refiere a tres grados de aspirantes: el más alto, el medio y el más bajo. Para el tipo más alto de aspirantes, la vía prescrita es la indagación Vedanta; a través de esta vía, la mente deviene quiescente en el Sí mismo y finalmente cesa de ser, dejando la pura experiencia del Sí mismo sin mancha y resplandeciente. La vía para el aspirante medio es la meditación en el Sí mismo; la meditación consiste en dirigir un flujo continuo de la mente hacia el mismo objeto; hay diversos modos de meditación; el mejor modo es el de la forma «Yo soy el Sí mismo»; este modo culmina eventualmente en la realización del Sí mismo. Para el tipo de aspirante más bajo, la disciplina que resulta útil es el control del soplo, que, a su vez, resulta en el control de la mente.
Bhagavan explica así la diferencia entre jnana-yoga (la vía del conocimiento) y dhyana-yoga (la vía de la meditación): jnana es como amansar a un toro obstinado engatusándole con la ayuda de un manojo de hierba fresca, mientras que dhyana es como controlarlo usando la fuerza. Lo mismo que en el dhyana-yoga hay ocho divisiones, así también hay ocho divisiones en el jnana-yoga. Las de este último están más próximas a la etapa final que las del primero. Por ejemplo, mientras que el pranayama del yoga técnico consiste en regular y contener el soplo, el pranayama que pertenece al jnana consiste en rechazar el mundo de los nombres y las formas, que es no real, y en realizar lo Real, que es Existencia-Consciencia-Felicidad.
La realización del Sí mismo puede ser obtenida en esta misma vida. De hecho, la Realización del Sí mismo no es algo que haya que obtener como si fuera nuevo. Nosotros somos ya el Sí mismo; sólo el Sí mismo es. Es la ignorancia la que nos hace imaginar que nosotros no hemos realizado el Sí mismo. Cuando esta ignorancia es eliminada a través del conocimiento del Sí mismo, nosotros realizamos nuestra eterna Autonaturaleza. Al que ha obtenido esta realización se le llama un jivan-mukta (liberado en vida). Para los demás, puede parecer que él continúa teniendo un cuerpo. Se dice que para beneficio de esos otros, el cuerpo continuará mientras dure el residuo del prarabdha-karma (ese karma del pasado que ha comenzado a fructificar en la forma del cuerpo presente), y que cuando llegue el momento, el cuerpo morirá y el jivan-mukta devendrá un videha-mukta. Pero desde el punto de vista de la verdad absoluta no hay ninguna diferencia en mukti. Lo que hay que comprender, es que mukti o liberación es la naturaleza inalienable del Sí mismo.

Esto, en esencia, es la enseñanza de Bhagavan Sri Ramana en el Vichara-sangraham.

Universidad de Madrás,
15 de Noviembre de 1965

Nota a la Octava Edición

La primera edición que he encontrado de esta obra en forma de preguntas y respuestas está fechada en 1930, y fue publicada por A. Shivalinga Mudaliyar y V. Subrahmanya Achari, e impresa en Saravana Bava Press, Madrás. El prólogo, escrito por Muruganar, tiene fecha de 16 de junio de 1930. En él se menciona que Natanananda editó la obra en forma de preguntas y respuestas. En su prefacio, Natanananda observa que la obra contiene las enseñanzas que Bhagavan Ramana dio por escrito a Gambhiram Seshayya en los años 1901-1902. Esta obra se incluye en forma de preguntas y respuestas en las «Obras Recopiladas» en lengua tamil en sus primeras ediciones publicadas por el Asramam. En la tercera edición publicada en 1940, así como en ediciones posteriores, la Autoindagación aparece en forma de compendio. En el pie de página que aparece al final de la Nota del Editor se afirma que la copia manuscrita dada por el hermano de Gambhiram Seshayya fue editada por Shivaprakasam Pillai, y Natanananda la puso en forma de preguntas y respuestas.

Madrás, 18 de enero de 1971

LA INDAGACIÓN DEL SÍ MISMO
(O AUTOINDAGACIÓN)

(VICHARASANGRAHAM)

DE
Bhagavan Sri Ramana Maharshi

INVOCACIÓN

¿Hay alguna forma de adorar a lo Supremo, que es todo, excepto permaneciendo firmemente como «eso»?

1

Discípulo: ¡Maestro!, ¿Cuál es el medio de obtener el estado de felicidad eterna, siempre vacío de miseria?

Maestro: Aparte de la afirmación del Veda de que dondequiera que hay cuerpo hay miseria, ésta es también la experiencia directa de todas las gentes; por consiguiente, uno debe indagar en la verdadera naturaleza de uno, que es siempre sin cuerpo, y debe permanecer como tal. Éste es el medio de obtener ese estado.

2

D: ¿Qué se entiende al decir que uno debe indagar en la verdadera naturaleza de uno y comprenderla?

M: Experiencias tales como «Yo fui; yo vine; yo era; yo hice» vienen naturalmente a todos. ¿No es evidente, por estas experiencias, que la consciencia «yo» es el sujeto de esos diferentes actos? Indagar en la verdadera naturaleza de esa consciencia, y permanecer como uno mismo, es la manera de comprender, a través de la indagación, la verdadera naturaleza de uno.

3

D: ¿Cómo ha de indagar uno «¿Quién soy yo?»?

M: Las acciones tales como «ir» y «venir» pertenecen solo al cuerpo. Y así, cuando uno dice «Yo fui, yo vine», eso equivale a decir que el cuerpo es «yo». ¿Pero, puede decirse que el cuerpo es la consciencia «yo», puesto que el cuerpo no era antes de nacer, está hecho de los cinco elementos, es no existente en el estado de sueño profundo, y deviene un cadáver cuando muere? ¿Puede decirse que este cuerpo que es inerte como un tronco de madera brilla como «yo—yo»? Por consiguiente, a la consciencia «yo» que surge primero respecto al cuerpo, se la llama diversamente como auto-orgullo (tarbodham), egoidad (ahankara), nesciencia (avidya), maya, impureza (mala) y alma individual (jiva). ¿Podemos nosotros permanecer sin indagar sobre esto? ¿No es para nuestra redención a través de la indagación por lo que todas las escrituras declaran que la destrucción del «auto-orgullo» es la liberación (mukti)? Por consiguiente, haciendo que el cuerpo-cadáver permanezca como un cadáver, y sin pronunciar siquiera la palabra «yo», uno debe indagar agudamente así: «¿Qué es lo que surge como “yo”?». Entonces, brillará en el Corazón una suerte de iluminación sin palabras, en la forma «yo—yo». Es decir, brillará por sí misma la consciencia pura, que es ilimitada y una, una vez desaparecidos los pensamientos limitados y múltiples. Si uno permanece quiescente sin abandonar esa (experiencia), serán totalmente destruidos la egoidad, el sentido individual en la forma «yo soy el cuerpo», y finalmente, el pensamiento final, es decir, la forma «yo», también será extinguida como el fuego que quema el alcanfor*. Los grandes sabios y las escrituras declaran que sólo esto es la liberación.

4

D: Cuando uno indaga en la raíz del «auto-orgullo», que es en la forma de «yo», parecen surgir toda suerte de innumerables pensamientos diferentes; y ningún pensamiento «yo» separado.

M: Aparezca o no el caso nominativo, que es el primer caso, las frases en las que aparecen los otros casos tienen como su base el primer caso. Similarmente, todos los pensamientos que aparecen en el corazón tienen como su base la egoidad, que es el primer modo mental «yo», la cognición de la forma «yo soy el cuerpo»; así pues, el surgimiento de la egoidad es la causa y la fuente del surgimiento de todos los demás pensamientos; por consiguiente, si se destruye el auto-orgullo en la forma de la egoidad, que es la raíz del árbol ilusorio del samsara (esclavitud que consiste en la transmigración), todos los demás pensamientos perecerán completamente como un árbol arrancado. Surjan los pensamientos que surjan como obstáculos a la sadhana (disciplina espiritual) de uno, no debe permitirse que la mente vaya en su dirección, sino que debe hacerse que permanezca en el propio sí mismo de uno, que es el Atman; uno debe permanecer como presenciador de todo lo que acontece, adoptando la actitud: «¡Cualesquiera cosas extrañas que acontezcan, qué acontezcan; veamos!» Ésta debe ser la práctica de uno. En otras palabras, uno no debe identificarse con las apariencias; uno no debe abandonar el propio sí mismo de uno. Éste es el medio adecuado para la destrucción de la mente (manonasa), que es de la naturaleza de ver el cuerpo como el sí mismo, y que es la causa de todos los obstáculos ya mencionados. Este método, que destruye fácilmente la egoidad, merece ser llamado devoción (bhakti), meditación (dhyana), concentración (yoga) y conocimiento (jnana). Debido a que Dios permanece de la naturaleza del Sí mismo, brillando como «yo» en el corazón, y debido a que las escrituras declaran que el pensamiento mismo es esclavitud, debido a esto, la mejor disciplina es permanecer quiescente sin olvidar-Le nunca a Él (Dios, el Sí mismo), después de disolver en Él la mente, que es de la forma del pensamiento «yo», sin importar a través de qué medios. Ésta es la enseñanza concluyente de las escrituras.

5

D: ¿Es la indagación el único medio para la eliminación de la falsa creencia de la sí mismidad en el cuerpo grosero, o es también el medio para la eliminación de la falsa creencia de la sí mismidad en los cuerpos sutil y causal?

M: Es en el cuerpo grosero donde subsisten los otros cuerpos. En la falsa creencia en la forma «yo soy el cuerpo» están incluidos los tres cuerpos, que consisten en las cinco envolturas. Y la destrucción de la falsa creencia de la sí mismidad en el cuerpo grosero, es, ella misma, la destrucción de la falsa creencia de la sí mismidad en los otros cuerpos. Así pues, la indagación es el medio para la eliminación de la falsa creencia de la sí mismidad en los tres cuerpos.

6

D: Puesto que hay diferentes modificaciones del órgano interno, a saber, manas (reflexión), buddhi (intelecto), chitta (memoria) y ahankara (egoidad), ¿cómo puede decirse que sólo la destrucción de la mente es liberación?

M: En los libros que explican la naturaleza de la mente, se afirma esto: «La mente está formada por la concreción de la porción sutil del alimento que comemos; crece con las pasiones tales como el apego y la aversión, el deseo y la cólera; siendo el agregado de la mente, el intelecto, la memoria y la egoidad, recibe el nombre colectivo singular de “mente”; las características que asume son el pensamiento, la determinación, etc.; puesto que es un objeto de la consciencia (el sí mismo), es lo que se ve, y es inerte; aunque es inerte, parece como si fuera consciente debido a la asociación con la consciencia (como una bola de hierro al rojo); es limitada, no-eterna, partida y cambiante como la cera, el oro, la llama, etc.; es de la naturaleza de todos los elementos (de la existencia fenoménica); su lugar es el loto del corazón, lo mismo que los lugares de los sentidos de la vista, etc., son los ojos, etc.; es el adjunto del alma individual, que piensa en un objeto, se transforma a sí misma en un modo, y junto con el conocimiento que está en el cerebro, fluye a través de los cinco canales de los sentidos, se une a los objetos por medio del cerebro (que está asociado con el conocimiento), y así conoce y experimenta los objetos y obtiene la satisfacción. Esa sustancia es la mente».
Lo mismo que a una y la misma persona se le llama por diferentes nombres según las diversas funciones que desempeña, así también una y la misma mente es llamada por diferentes nombres: mente, intelecto, memoria y egoidad, como consecuencia de la diferencia en sus modos —y no debido a ninguna diferencia real. La mente misma es la forma de todo, es decir, del alma, de Dios y del mundo; cuando deviene de la forma del Sí mismo, a través del conocimiento, hay liberación, la cual es de la naturaleza del Brahman: ésta es la enseñanza.

7

D: Si estos cuatro —mente, intelecto, memoria y egoidad— son uno y lo mismo, ¿por qué se mencionan para ellos ubicaciones separadas?

M: Es cierto que se afirma que la garganta es la ubicación de la mente, el rostro o el corazón la del intelecto, el ombligo la de la memoria y el corazón o sarvanga la de la egoidad; aunque se les diferencie así, sin embargo, para el agregado de éstos, que es la mente u órgano interno, la ubicación es sólo el corazón. Esto se declara concluyentemente en las escrituras.

8

D: ¿Por qué se dice que sólo la mente, que es el órgano interno, brilla como la forma de todo, es decir, del alma, de Dios y del mundo?

M: Como instrumentos para el conocimiento de los objetos, los órganos de los sentidos están fuera, y por eso son llamados sentidos externos; y la mente es llamada sentido interno porque está dentro. Pero la distinción entre interno y externo es solo con referencia al cuerpo; en verdad, no hay ni interno ni externo. La naturaleza de la mente es permanecer pura como el éter. Lo que se conoce como el corazón o la mente, es la colocación de los elementos (de la existencia fenoménica) que aparecen como internos y externos. Así pues, no hay ninguna duda de que todos los fenómenos, que consisten en nombres y formas, son solo de la naturaleza de la mente. Todos los que aparecen fuera, están en realidad dentro y no fuera; para enseñar esto, en los Vedas también se ha descrito todo como de la naturaleza del corazón. Lo que se llama el corazón, no es otro que el Brahman.

9

D: ¿Cómo puede decirse que el corazón no es otro que el Brahman?

M: Aunque el sí mismo goza sus experiencias en los estados de vigilia, de sueño con sueños y de sueño profundo, que residen respectivamente en los ojos, la garganta y el corazón, sin embargo, no deja nunca su sede principal, el corazón. En el loto del corazón, que es de la naturaleza de todo, o, en otras palabras, en el éter de la mente, brilla la luz de ese sí mismo en la forma «yo». Como brilla así en todos, a este sí mismo se le llama el presenciador (sakshi) y lo trascendente (turiya, literalmente el cuarto). El supremo Brahman sin «yo», que brilla en todos los cuerpos como interior a la luz en la forma «yo», es el Sí mismo-éter (o Conocimiento-éter): sólo esto es la Realidad absoluta. Esto es lo super-trascendente (turiyatita). Por consiguiente, se afirma que lo que se llama el corazón no es otro que el Brahman. Además, por la razón de que el Brahman brilla en los corazones de todas las almas como el Sí mismo, al Brahman se le da el nombre de «Corazón»*. El significado de la palabra hridayam, cuando se divide así, «hrit-ayam», es, en realidad, Brahman. La evidencia adecuada del hecho de que ese Brahman, que brilla como el sí mismo, reside en los corazones de todos, es que todas las gentes se indican a sí mismas señalándose el pecho al decir «yo».

10

D: Si el universo entero es en la forma de la mente, ¿no se sigue entonces que el universo es una ilusión? Si ese es el caso, ¿por qué la creación del universo es mencionada en el Veda?

M: No hay ninguna duda de que el universo es una mera ilusión. El propósito principal del Veda es hacer conocer al verdadero Brahman, después de mostrar que el universo aparente es falso. Con este propósito los Vedas admiten la creación del mundo y no por ninguna otra razón. Además, a las personas menos cualificadas se les enseña la creación, a saber, la evolución en fases de prakriti (naturaleza primordial), mahat-tattva (el gran intelecto), los tanmatras (las esencias sutiles), los bhutas (los elementos groseros), el mundo, el cuerpo, etc., desde el Brahman; mientras que a los más cualificados se les enseña la creación simultánea, es decir, que este mundo surge como un sueño debido a los propios pensamientos de uno inducidos por el defecto de no conocerse a uno mismo como el Sí mismo. Así pues, por el hecho de que la creación del mundo ha sido descrita de diferentes maneras, es evidente que el propósito de los Vedas está sólo en enseñar la verdadera naturaleza del Brahman, después de mostrar de una manera u otra la naturaleza ilusoria del universo. Que el mundo es ilusorio, todos pueden saberlo directamente en el estado de realización que es en la forma de experiencia de la propia naturaleza-felicidad de uno.

11

D: ¿Es posible la experiencia del Sí mismo para la mente, cuya naturaleza es cambio constante?

M: Puesto que el guna-sattva (el constituyente de prakriti que inclina a la pureza, a la inteligencia, etc.) es la naturaleza de la mente, y puesto que la mente es pura e impoluta como el éter, lo que se llama mente es, en verdad, de la naturaleza del conocimiento. Cuando está en ese estado natural (es decir, puro), ni siquiera tiene el nombre de «mente». Es sólo el conocimiento erróneo, que confunde uno con otro, lo que se llama mente. Lo que era (originalmente) la pura mente sattva, de la naturaleza del puro conocimiento, olvida su naturaleza-conocimiento debido a la nesciencia, se transforma en el mundo bajo la influencia del guna-tamas (es decir, el constituyente de prakriti que inclina al torpor, la inercia, etc.), está bajo la influencia del guna-rajas (es decir, el constituyente de prakriti que inclina a la actividad, las pasiones, etc.), imagina «soy el cuerpo, etc.; el mundo es real», adquiere el consecuente mérito y demérito a través del apego, la aversión, etc., y a través de las impresiones residuales (vasanas) de esto, padece el nacimiento y la muerte. Pero la mente que se ha deshecho de su contaminación (pecado) a través de la acción sin apego cumplida en muchas vidas pasadas, escucha la enseñanza de la escritura de un verdadero guru, reflexiona sobre su significado y medita para obtener el estado natural del modo mental de la forma del Sí mismo, es decir, de la forma «Yo soy el Brahman», que es el resultado de la contemplación continuada del Brahman. Así será eliminada la transformación de la mente en el mundo bajo el aspecto del guna tamas, y su errancia en él, bajo el aspecto del guna rajas. Cuando esta eliminación tiene lugar, la mente deviene sutil e inmutable. Sólo por la mente que es impura y que está bajo la influencia de rajas y tamas, la Realidad (es decir, el Sí mismo), que es muy sutil y sin cambio, no puede ser experimentada; lo mismo que una pieza de tela de seda fina no puede ser cosida con una barra pesada, o como los detalles de objetos sutiles no pueden ser distinguidos por la luz de la llama de una lámpara que parpadea en el viento. Pero en la mente pura que se ha vuelto sutil e inmutable por la meditación descrita arriba, la felicidad del Sí mismo (es decir, el Brahman) deviene manifiesta. Como sin mente no puede haber experiencia, a la mente purificada, dotada con el modo extremadamente sutil (vritti), le es posible experimentar la felicidad del Sí mismo, permaneciendo en esa forma (es decir, en la forma del Brahman). Entonces, se experimenta claramente que el sí mismo de uno es de la naturaleza del Brahman.

La experiencia de la nada

LA EXPERIENCIA DE LA NADA

Conversaciones de Sri Nisargadatta Maharaj
sobre la Realización de lo Infinito

S
RI NISARGADATTA MAHARAJ nació en Bombay en 1897. Sus padres, que le dieron el nombre de Maruti, tenían una pequeña granja en la aldea de Kandalgaon y fue aquí donde pasó sus primeros años. En 1924 se casó, más tarde devino comerciante de cigarrillos en Bombay donde él y su esposa formaron una familia. Desde la temprana infancia, mostró un gran interés en los asuntos espirituales, y sus conversaciones con los hombres santos agudizaron su mente inquisitiva y encendieron un fuego espiritual. A la edad de 34 años, encontró a su Gurú y tres años más tarde se realizó a sí mismo, tomando el nombre de Nisargadatta. Continuó llevando la vida de un trabajador indio ordinario pero sus enseñanzas, que se exponen en su obra maestra I Am That y que tienen su raíz en la antigua tradición de las Upanishads, constituyeron un quebranto significativo del pensamiento contemporáneo. Devotos viajaron desde todas las partes del mundo para escuchar el mensaje único de Srî Nisargadatta hasta su muerte en 1981.

Todo lo que es, es sólo una expresión de la consciencia. Si la consciencia no está aquí, la expresión de la consciencia tampoco está aquí. Por consiguiente, nada es. Y esta cons-ciencia es un concepto que nadie ha pedido; ha aparecido espontáneamente.

TABLA DE CONTENIDO

1. MAHARAJ EXPLICA LAS BASES DE LA ENSEÑANZA 123
2. EN EL NIVEL MÁS ALTO NADA ES; EN EL NIVEL MUNDANO TODO ES 123
3. UN SABIO VERDADERO ES EL QUE HA TRASCENDIDO LA PERSONALIDAD 123
4. SI USTED QUIERE LA FELICIDAD DEL SI MISMO, DESHÁGASE DEL SENTIDO CUERPO-MENTE 123
5. NO SE IDENTIFIQUE CON UN CADÁVER, Y ¡SEA FELIZ! 123
6. LA EXPERIENCIA DE LA NADA 123
7. CUANDO LA CONSCIENCIA SE MANIFIESTA, APARECE LA DUALIDAD 123
8. ¿QUIÉN SABE «QUE YO SOY»? 123
9. LA CONSCIENCIA MISMA ES LA FUENTE DE LA ILUSIÓN 123
10. PONGA FIN AL SUFRIMIENTO ESTABILIZÁNDOSE EN EL ESTADO ANTES DE LAS PALABRAS 123
GLOSARIO 123

1. MAHARAJ EXPLICA LAS BASES DE LA ENSEÑANZA

M
AHARAJ: La naturaleza de la consciencia tiene que ser comprendida. Esta consciencia sólo puede surgir en el cuerpo físico, y el cuerpo físico es la esencia de los cinco elementos . Es debido a la asociación con el cuerpo físico por lo que hay sufrimiento. La mayoría de la gente que viene aquí no podrá aceptar este tipo de conocimiento, porque es de un nivel estrictamente fundamental. Pero algunas personas que se aplican y que pueden aceptar este punto de vista, comprenderán realmente. Estarán totalmente libres del impacto del dolor y de la infelicidad, si comprenden que éstos sólo pueden resultar de la consciencia que se ha identificado con el cuerpo físico y sufre como un individuo. En ese caso, el sufrimiento debe resultar inevitablemente. Pero, ¿qué es el individuo? Hay un cuerpo creado de los cinco elementos, y en ese cuerpo mora el soplo vital (prana) y la consciencia; es una unidad compuesta. Todas las formas vivas contienen el soplo vital y la consciencia. Y, aunque las formas son diferentes, todas ellas contienen los mismos elementos. Así pues, pregunto de nuevo: ¿Dónde se plantea la cuestión de un individuo? Básicamente, no hay ninguno. Y esta es mi enseñanza básica que tiene que ser aprehendida, pero sólo muy pocos comprenderán.

VISITANTE: ¿Podría usted repetir esto? Había tanto alboroto que no he podido se-guirlo.

M: Por supuesto, pero no con las mismas palabras. ¿Qué es lo que nos interesa? Estamos tratando de la forma física que está hecha de los cinco elementos y que se alimenta de los cinco elementos. En esa forma están operando la fuerza vital (el soplo vital) y esta consciencia —es decir, el conocimiento «yo soy» o la sensación de ser, la sensación de la existencia. Esto último es la «senciencia», que es el regalo de la consciencia. Éste es el total que nosotros podemos percibir: el cuerpo, el soplo vital y la consciencia. Todas las formas están hechas de los mismos componentes. Así pues, ¿dónde se plantea la cuestión de un individuo? Por todas partes es esto, el individuo como tal jamás ha venido a la existencia. Y por esta razón no hay ninguna necesidad de identificarse uno mismo con nada. Sin embargo uno se identifica: la consciencia se identifica con el cuerpo, y de esta manera viene a la existencia el «individuo». Mientras esto sea un hecho, ese individuo no puede no sufrir. Y lo que yo soy… yo no soy ni el cuerpo, que es sólo los cinco elementos, ni la fuerza vital (el soplo) ni la consciencia que viene al cuerpo. Yo debo identificarme con la consciencia mientras el cuerpo esté aquí, porque forma una unidad con él. Pero en realidad, yo no soy ninguna de estas tres cosas. Mientras existe el cuerpo, yo soy la consciencia, que meramente presencia todo lo que está pasando. Cuando el cuerpo muere, la fuerza vital se va y se mezcla con el aire, y la consciencia se mezcla con la consciencia universal. Yo no soy nada esencialmente (identificable) en esta consciencia, puesto que sólo soy su presenciador. Y, lo que yo soy en el sentido absoluto, no es posible expresarlo en palabras. En esa Presenciación última, nadie tiene ninguna consciencia de estar presente. La presencia misma, no es en lo Absoluto.
Nadie que no esté interesado en el tema querría venir aquí. Así pues, se puede asumir que los que vienen aquí están vitalmente interesados en el tema y que han hecho su trabajo… así, la gente que viene aquí son todos jnanis. Pero, ¿cuántos de entre nosotros conocemos la naturaleza y la base de esta consciencia de que yo soy, que sólo existe mientras el cuerpo está aquí? Cada uno de nosotros debe decir «yo soy» y realizarlo. No hay ningún «tú», y no hay ningún «yo», como entidades indivi-duales.
Cuando hay un desequilibrio en la sustancia del cuerpo, sobreviene la enfer-medad. Pero cuando esa materia está en perfecto equilibrio, no hay ninguna enferme-dad. ¿Cómo es eso?
La pregunta era: ¿Depende la consciencia universal de los cinco elementos para su existencia? La respuesta a esta pregunta es que la consciencia universal y la manifestación entera aparecen simultáneamente. La manifestación acontece porque la consciencia está aquí. Hasta que el pensamiento «yo soy» no estuvo aquí, no hubo ninguna manifestación; ambos sobrevinieron simultáneamente. Pero debido a que nosotros nos identificamos con el cuerpo en el que se manifiesta la consciencia indi-vidual —y para manifestarse la consciencia tiene que tener una forma— nace el «in-dividuo» y ese individuo sufre.
Antes he explicado la cuestión de la consciencia universal. La consciencia universal es algo como un nombre dado a una ciudad. Así pues, por ejemplo, tenemos Bombay. ¿Qué entiende usted por «Bombay»? ¿Puede usted producir Bombay? ¡No! La palabra designa la totalidad de una cosa particular… la consciencia universal es meramente un nombre que se da a eso que es sin forma.
Yo uso la palabra «ciudad», y no particularmente Bombay. Quiero decir cual-quier ciudad o lugar. Si digo Bombay, significa que me refiero a un área limitada.

V: Un punto muy importante aquí. A mi entender, una ciudad o una nación com-prende sólo los individuos que la componen.

M: Los individuos pueden haberle dado un nombre; pero eso que se ha creado, ¿lo ha creado el hombre? El hombre nace de los cinco elementos. ¿Pero ha creado el hombre los cinco elementos? Los cinco elementos se han creado de esa consciencia, que está en el cuerpo individual.

V: La consciencia universal y esta consciencia dentro de mí, ¿son lo mismo?

M: La luz que se percibe por sus ojos y la luz que se ve generalmente, como se refleja en las diversas manifestaciones, ¿son diferentes?
Repito: Todo el problema está en la identificación con el cuerpo individual y consecuentemente con el individuo. Por consiguiente, el individuo está siempre te-meroso de la muerte —de la muerte del individuo.
¿Hay alguna pregunta sobre este tema?
Usted es esta consciencia. Y de esta consciencia nace el universo entero. No-sotros nos consideramos como individuos; y eso que es ilimitado, lo hemos limitado a una cosa insignificante. Lo infinito se ha reducido así a un simple cuerpo. Ése es todo nuestro problema.
Tenemos también esta pregunta: si es la misma consciencia universal lo que aparece en millones de seres humanos, ¿por qué actúan de maneras tan contrarias, creando todo tipo de caos? Si una mujer tiene diez hijos, todos han nacido de los mismos padres, pero ¿no actúan de maneras sorprendentemente contrarias? ¿Por qué es eso? Porque, aunque constituidos de los mismos cinco elementos básicos, la com-posición de cada individuo, que resulta de las diferentes proporciones —permutaciones y combinaciones— de estos elementos, es completamente diferente. Así, cada persona actúa de una manera diferente. O, para usar una analogía diferente, el metal puede ser el mismo, pero los propósitos para los que ese metal ha sido con-vertido en diferentes instrumentos son ampliamente diferentes —cada instrumento puede usarse para un fin particular. Así pues, los ingredientes son los cinco elemen-tos, pero el objeto final, creado de las diferentes combinaciones de estos ingredientes, está sujeto a actuar únicamente según su composición.

V: Maharaj, ¿con el propósito de qué?

M: El propósito es la suma de todos estos millones de combinaciones. Hasta donde yo sé… por eso es por lo que pedía antes que conozcamos primero la naturale-za y la base de este compuesto al que identificamos como nosotros mismos… A no ser que, primero de todo, yo conozca a fondo su naturaleza, ¿cómo puedo saber el fin y la base del universo entero?

INTERPRETE: Maharaj le está preguntando, ¿se ha dado cuenta usted de la naturaleza de la consciencia?
Él da un ejemplo, como es su costumbre, familiar y conocido. En este país se hace un tipo de torta. Hay un fuego, ponen una sartén en él, y entonces se vierte la masa en ella. Finalmente, la torta se hace y se retira. Cuando se echa a la sartén la torta siguiente, una vez que está formada, generalmente se parecerá a la torta anterior, pero el número de abolladuras y agujeros en las dos no será exactamente el mismo. Usted puede tener docenas de estas tortas, pero cada una está obligada a ser diferente. Esa es la naturaleza de la creación misma, tener variedad. Así pues, Ma-haraj dice que comprenda como manifestación la naturaleza y la base de eso que es creado, y esa base es la consciencia. A no ser que usted comprenda esta consciencia, no existe ningún otro modo de realizar el Paramatman. El Paramatman no puede al-canzarse sino por la comprensión.

M: El misterio del poder hipnótico de esta maya es que uno se identifica con el cuerpo. Y el mecanismo de este tipo de identificación no difiere de ninguna manera de la identificación de un trozo de piedra, o de algo creado de piedra, con Dios, y adorarlo sinceramente. En la medida en que eso funciona, todo está bien, y este tipo de adoración tendrá sus efectos normales en la consciencia. Pero a no ser que se comprenda la naturaleza de la consciencia, uno no podrá comprender su verdadera identidad. Así pues, una vez comprendida la naturaleza de la consciencia, usted comprenderá también que usted no es la consciencia. Nada que usted haya visto y comprendido, puede ser usted; usted, como sujeto, sólo puede comprender algo que sea un objeto, y usted está obligado a aceptarlo así.
Si usted discute cosas conmigo, basado en la literatura tradicional y el cono-cimiento tradicional… habrá muchos eruditos que son tan entendidos, que me co-merán vivo. Y sin embargo, por lo que se refiere al conocimiento básico, que es el que yo trato, ¿por qué se quedan mudos? Porque es algo totalmente diferente de cualquier cosa que pueda comprenderse. Todo lo que se comprende, todo lo que se ve, no es verdadero.
¿Alguna pregunta?

V: Hay un Himno a la Creación; es bien conocido para las gentes que han leído las traducciones. Al final de él, el poema dice algo como esto. (Sólo puedo reprodu-cirlo vagamente): «Él, el Conocedor Último, el jnani…» la cuestión ahora es el que dice todo esto, ¿quién le causó? Es sobre el origen del jnani, ¿cómo sucedió? Y en la última línea, el poema dice: «Él, el jnani, lo sabe. O quizás, no lo sabe». En otras pa-labras, al final a uno se le deja en la duda de si el jnani conoce realmente lo Último. ¿Es eso verdadero?

M: Por favor, podría repetirlo.

V: Bien, es difícil hacerlo así sin repetir el texto. En otras palabras, por así decir, es una pregunta última sobre el origen del jnani. Él lo dice en la última línea…

M: Pero ¿cómo comienza este Himno a la Creación?

V: Es un Himno muy bien conocido. ¿Qué hay sobre el origen del jnani mismo? Usted puede imaginar al jnani preguntándose: ¿Cómo llegué yo a ser aquí? La res-puesta que da es: «Él lo sabe. O quizás, no lo sabe».

M: Él no puede ser llamado un jnani, puesto que la pregunta misma no está res-pondida; el problema está todavía incompleto, sin resolver. El misterio permanece. El hombre enfermo es todavía un hombre enfermo. Todo lo que dice es un eco de la en-fermedad. Y el que lo escribió, está todavía enfermo.

V: [Hace una pregunta en marathi que no es traducida].

M: La consciencia misma es la pantalla. Éste es el reino de la consciencia y todas las creaciones están en la consciencia.

I: La pregunta era: ¿Podríamos concebir la consciencia como una pantalla en la que la creación entera es como una imagen en movimiento? Maharaj dijo inicialmente que no hay ninguna pantalla, que no hay nada. Todo lo que es, es abertura total. Luego, Mr. P. explicó que lo que la señora probablemente intentaba expresar es que cualquier cosa que puede suceder —todos los pensamientos, todas las acciones— son sólo apariciones en esa consciencia. Maharaj dijo: Indudablemente.
La sesión está casi terminada. ¿Hay alguna pregunta? Maharaj quiere pregun-tas; se crece con ellas.

V: Una dificultad en nuestra comprensión es que la consciencia misma es el ob-jeto del Conocedor; ¿correcto? Esta consciencia puede ser eventualmente compren-dida por el jnani. Desafortunadamente, lo contrario de la consciencia es la incons-ciencia. En el lenguaje, por así decir, hay implícita una tendencia a hacer esta división —la consciencia y la inconsciencia. La consciencia está siendo comprendida; y entonces lo que queda, según el lenguaje, es la inconsciencia.

I: Eso lo explicó ayer por la mañana…
Cuando la consciencia no está aquí, entonces obviamente uno es inconsciente. Así pues, ¿qué quiere decir usted con eso?

V: La consciencia no es real. Usted dice eso a la persona ordinaria, y en ese caso la consciencia parece un estado inferior a él.

SEGUNDO VISITANTE: No parece inferior a mí.

M: La consciencia nace de la inconsciencia; la inconsciencia es la fuente. Y eso también es nuestra experiencia. Este conocimiento «yo soy», esta consciencia, ha sa-lido del estado anterior en el que no había ninguna consciencia. La consciencia es un estado que es ahora con nosotros y a causa del cual sufrimos; y antes de que viniera esta consciencia, prevalecía un estado en el que nosotros no éramos conscientes y que era un estado feliz.
La sesión ha terminado, pero si hay alguna pregunta… ¡Entonces adelante!
[No hay más preguntas].

?

M: [En respuesta a una pregunta sobre el esfuerzo para comprender]. No se trata de ningún esfuerzo hecho por nadie. Eso que es ha de comprenderse, es auto-efulgente. No necesita la ayuda de nadie para existir, y meramente ha de ser com-prendido. Y cuando se comprende, también está claro que yo soy la aurora, que yo soy la tarde, que yo soy el anochecer, que yo soy la noche. Que yo soy lo bueno, que yo soy lo malo. Y lo que ha de comprenderse es que si la consciencia no está aquí, el mundo no está aquí. Y yo no soy la consciencia; yo soy aparte de ella. Aunque la consciencia es importantísima —pues si no hubiera ninguna consciencia no habría ningún mundo, no habría nada— sin embargo yo no soy eso.

V: Pero llegar a esta percepción requiere esfuerzo. ¿Por qué dice Maharaj que no hay ningún esfuerzo que haya de hacerse?

M: Ahora que sabe que usted es, usted está sentado aquí, usted sabe que existe, usted tiene esa senciencia. El conocimiento de que usted está vivo, de que usted exis-te, ¿lo comprende usted gracias a algún esfuerzo?

V: No.

M: Su pregunta es enteramente correcta desde el punto de vista de este mundo; es decir, a menos que usted trabaje no hay ningún fruto, usted no puede comer. Por lo tanto, desde el punto de vista mundano, su pregunta es correcta. Pero ¡yo no perte-nezco a este mundo! Y en el mundo, esta «yo soidad» está aquí, sin ningún esfuerzo por parte de nadie.

V: Maharaj, yo soy profesor de profesión. En teoría, acepto esto completamente y hasta veo la lógica de ello. El problema es que conocer esto teóricamente es una cosa, pero serlo y sentirlo efectivamente es otra completamente distinta. Y ahí es donde está la dificultad, y de aquí la necesidad del esfuerzo.

M: Sí, un tremendo esfuerzo: ¡estar muy, muy quieto y no hacer nada! Ese es el esfuerzo —el esfuerzo que usted hizo cuando estaba en el seno de su madre durante ocho meses y en cuyo estado ni sus padres ni usted hicieron nada como tales. No se hizo ningún esfuerzo. Todo lo que creció, creció por sí mismo.

V: ¡Obtuve mi respuesta!

M: Desde la gota de semen en la concepción al crecimiento del niño, y su desa-rrollo posterior, ¿qué es lo que hizo posible este crecimiento? Ese principio mismo que, desde la ausencia del conocimiento, ha llevado a la presencia del conocimiento, esta «yo soidad» —eso es lo que uno es y lo que debe ser comprendido.

V: Un acontecimiento espontáneo sin esfuerzo.

M: Ese suceso espontáneo, esa consciencia que ha surgido de la inconsciencia.

V: Pero ¿cómo puede uno saber que la concepción ha ocurrido?

SEGUNDO VISITANTE: ¿De qué otro modo sabría usted que nace el niño?

V: A no ser que haya concepción, el niño no crecerá. Y en la persona donde no hay concepción, no habrá ningún crecimiento. Por consiguiente, también tendría que hacerse un esfuerzo para que haya concepción; sólo entonces tendrá lugar el creci-miento.

I: Maharaj le está hablando exclusivamente sobre el papel del crecimiento. No hay ningún esfuerzo. El crecimiento está ocurriendo espontáneamente.

M: Incluso ahí, incluso para la concepción, ¿qué esfuerzo podrían hacer los pa-dres? E incluso si los padres hacen ese esfuerzo, ¿podrían tener garantizado que la concepción tenga lugar? La concepción ocurre por sí misma, por su propia buena vo-luntad —no necesariamente a causa de algún esfuerzo. En cualquier caso, los esfuer-zos que los padres hicieron, no fueron realmente esfuerzos; ellos mismos estuvieron disfrutando. Eso no es un esfuerzo como tal.
[A un visitante particular] ¿Vendrá usted por la tarde?

V: Éstas son mis hermanas. Volverán conmigo esta tarde.

M: El conocimiento «usted es» —si usted quiere recordar esta visita— recuerde esto también, la memoria de que usted es está bajo la sombra [es decir, bajo el para-guas protector] del gurú o de Dios. Adorar a Dios y al gurú significa adorar sólo el conocimiento «usted es». Así pues, aférrese bien a ese principio, el conocimiento «yo soy», el conocimiento de que usted existe, y adórelo en el nombre de su gurú o de Dios.

2.  EN EL NIVEL MÁS ALTO NADA ES; EN EL NIVEL MUNDANO    TODO ES

V
ISITANTE: Perdóneme por volver a lo que Maharaj dijo ayer, porque lo olvidé. Yo le pregunté sobre la presencia del gurú, y usted dijo que hay algo que dice «gurú-gurú-gurú».

MAHARAJ: Oh sí, gurú significa esa «yo soidad» misma, el hecho de que usted siem-pre recuerda «yo soy», «yo soy», «yo soy» —es decir gurú-gurú-gurú, como el sonido del motor de un coche funcionando. Es un recordatorio continuo de que usted es.
Para esta conversación insignificante, ¿por qué está usando este equipo? [refi-riéndose al magnetofón].

V: Porque la conversación insignificante nos lleva todo el tiempo a eso que no es insignificante.

M: Justamente.

V: ¿Puedo hacer una pregunta?

M: Por supuesto.

V: Esta mañana Maharaj decía que debe seguirse este misterio del conocedor y lo conocido. Lo conocido no es realmente conocido por un conocedor. Lo conocido es conocido porque sus percepciones, pensamientos, sensaciones, son movimientos en la consciencia, y son conocidos debido a su aparición en la luz de la consciencia. ¿Es eso correcto?

M: Es exactamente eso. Un jnani es el más estúpido… (Él no está interesado en conocer en el sentido convencional). Cuando aparece este estado de vigilia, esta consciencia, sólo entonces aparece todo. Antes de eso, ¿dónde se plantea la cuestión del conocimiento, de la ignorancia, o de jnana?

V: Pero el sueño profundo, ¿es eso realmente un estado?

M: Sí, la combinación integral del estado de vigilia, sueño profundo y el estado de sueño con sueños comprende «yo soy».

V: Pero en el sueño profundo, no hay ningún tiempo.

M: El tiempo está ahí, solo la presenciación del tiempo no está ahí.

V: ¿Cómo puede haber tiempo si no hay ninguna presenciación?

M: Su reloj hizo el trabajo de presenciar y le dijo a usted que estuvo dormido du-rante ocho horas.

V: Así pues, ¿la presenciación viene después?

M: ¡Concedido!

V: En el sueño profundo mismo, no hay ningún tiempo.

M: El que se lo dice a usted después, ¿cómo es antes de que se lo diga?

V: Sin forma.

M: Cuando eso es sin forma, cuando la forma no está disponible, la consciencia «yo soy» no está tampoco.

V: Así pues, en el sueño profundo no hay ningún «yo soy».

M: No. Sin embargo la presenciación del sueño profundo acontece. El principio que presencia el sueño profundo no duerme.

V: Yo no comprendo que algo pueda ser sin tiempo y que sin embargo exista —el sueño profundo.

M: Entre usted en un profundísimo samadhi, entonces entenderá eso. Si usted quiere encontrar un estado de nada, usted mismo debe entrar también en un estado de nada.

V: Eso es lo que yo llamo «omnipresencia», o presencia.

M: La «yo soidad» es la presencia. Esa presencia «yo soidad» no debe estar aquí. Sólo la no-«yo soidad» puede encontrar esa nada.

V: Aún hay… no tengo ninguna palabra para ello… presencia. No hay ningún pensamiento, ninguna sensación. Pero hay…

M: Ningún pensamiento, ninguna sensación.

V: Yo solía entrar en samadhis, lo que era exactamente como el sueño profundo. En tres horas más o menos, notaba que muchas cosas habían sucedido (en mi entorno inmediato). Pero mi gurú estaba muy descontento con eso. Él decía, usted no debe hacer eso.

M: El samadhi y el experimentador del samadhi, ¿logró usted conocer ambos as-pectos —el samadhi y el que gozaba del samadhi?

V: Ahora, muchos años después, digo que son idénticos.

M: Efectivamente, el experimentador y la experiencia son uno y lo mismo.

V: Pero no puede ser recordado.

M: Eso no ha de memorizarse; ello no puede ser atrapado por la memoria. El Brahman manifiesto, dinámico y fluido no puede ser atrapado en las palabras.

V: ¿Puede usted decir que todo, incluso la ignorancia y el dolor, es un indicador hacia lo Último?

M: Cuando usted está completamente despersonificado, usted ya no es un indivi-duo; entonces todo lo que es, es un embellecimiento o una decoración o un puja para el Parabrahman. Pero mientras usted está envuelto egoístamente por algunas pala-bras, ningún puja puede acontecer.

V: El conocimiento con C mayúscula, el conocimiento último…

M: ¿Lo Absoluto?

V: Sí, la cognitividad, yo no sé cómo llamarlo…

M: Pero eso no es cognitividad… En lo Absoluto, no hay ninguna cognitividad. La cognitividad está sólo en el pasado.

V: Aquí nos encontramos con la dificultad de las palabras.

M: Mejor no lo llame conocimiento.

V: Consciencia pura.

M: En ese estado, no hay ninguna cognitividad.

V: Pero ninguna inconsciencia tampoco. Ello no es posible.

M: Ello es inconsciente.

V: Desde el punto de vista de la mente.

M: Sí, porque usted es… la indicación se da con referencia a la consciencia. Esa es la razón por lo que usted lo llama «no consciencia».

V: Sí. Pero en realidad, desde su propio punto de vista…

M: Usted está hablando de lo Absoluto. No hay ninguna «yo soidad».

V: Yo no sé cómo llamarlo…

M: Llámelo Absoluto. En el momento en que usted dice «conocimiento», entra la cualidad.

V: Yo no quiero decir eso.

M: ¿Está usted hablando del estado nirguna?

V: Yo no conozco este término sánscrito.

M: Guna significa «yo soidad»; y nirguna significa «no-yo soidad».

V: «Yo soy» desaparece en lo Absoluto.

M: Sí, un estado de no-conocimiento.

V: ¡Un estado de no-conocimiento… que conoce! [risas].

M: La cognitividad aparece en el estado de no-conocimiento.

V: Sí, la eseidad relativa es conocida, es registrada en lo Absoluto.

M: La eseidad aparece sobre el fondo de lo Absoluto. ¿Verdad?

V: Así pues, es conocida… en lo Absoluto. La eseidad es conocida como un ob-jeto.

M: Si la cognitividad no es conocida, ¿quién la llamaría «cognitividad»?

V: No hay nadie para llamarla nada.

M: ¡Esa es la respuesta!

V: Así pues, lo he comprendido bien esta mañana: ¿Nos aconseja Maharaj que descubramos quién es el presenciador en el sueño profundo?

M: Todas estas declaraciones verbales son sólo para agradar a alguien. En reali-dad, no hay ninguna substancia en todo esto.

V: Así pues, ¿no hay ningún consejo?

M: A la naturaleza manifiesta, dinámica, ¡no la defina con las palabras! Sólo sea. No conceptualice. Actualmente todo el mundo está agobiado por las palabras. Su-ponga que aquí hay un niño, y que el niño muere. Sea lo que sea ese principio, ese principio dinámico ha abandonado el cuerpo. No, usted no puede decir lo que es ese principio dinámico. Ahora no tiene ningún nombre. Debido a esta asociación con el cuerpo, usted ha intentado capturarlo con las palabras.

V: Así pues, las palabras son el único problema.

M: Sí. Todo el problema reside en las palabras. Puesto que ese principio que ha dejado el cuerpo está ahora liberado del cuerpo, usted no puede capturarlo con pala-bras. El principio de eseidad dinámica, sufre debido a su asociación con el cuerpo, al aceptar una cierta forma y ciertas palabras y conceptos. Sin eso —sin la forma, y sin palabras— ¿cómo puede sufrir?

V: Todo esto cesa inmediatamente cuando uno lo ve como una puja para lo Último.

M: Eso significa que cesa toda esta palabrería. Usted puede entenderlo de ese modo. Una vez que comprende que usted no es el cuerpo y que usted no está envuel-to en el nombre y la forma, y que usted es sólo este Brahman manifiesto, usted es li-bre.

V: Incluso la idea «yo no soy libre» es parte de la puja.

M: ¿Qué entiende usted por «puja»? Puja es un proceso o una ayuda para propi-ciar a alguien.

V: Bien, de acuerdo. ¿Podría usted llamarlo darishma?

M: Llámelo como usted quiera. Es una expresión de ella.

V: Es la consciencia jugando consigo misma.

M: Sí.

[A un visitante recién llegado] Si usted se va a sentar aquí, debe hacer pre-guntas. Si no va a hacer preguntas, tome asiento detrás.

V: Si uno viene aquí, debe tender su cuello. De otro modo, no es de ninguna uti-lidad (estar aquí).

M: Si usted entra en la arena, debe batirse con preguntas.

SEGUNDO VISITANTE: Por supuesto, por supuesto.

M: [Señalando a un tercer visitante] Durante años, él ha estado intentando asimi-lar el conocimiento, pero no ha obtenido un ápice del conocimiento. ¿Qué conoci-miento obtuvo usted?

V: El hombre ignorante no tiene ningún conocimiento y el sabio no tiene cono-cimiento. Entonces ¿cuál es la diferencia?

M: El ignorante tiene que adquirir el conocimiento, porque el conocimiento es válido para el ignorante. Para el jnani, no hay ningún sentido en el conocimiento, porque rechaza el conocimiento como irreal. Por consiguiente, no considera el cono-cimiento. Esa es la razón por la que no tiene ningún conocimiento.

V: En realidad nadie puede tener conocimiento, nadie puede tener nada.

M: En realidad nadie puede evitar el conocimiento. ¿Qué significa «nadie»?

V: Es el «propietario».

M: ¿Significa «nadie» lo que podría referirse a «quién»?

V: «Nadie» es el propietario a quien usted no puede conocer. Incluso el propieta-rio desaparece instantáneamente… Así pues, yo no podría ser el poseedor del cono-cimiento por dos razones. Primero, uno no puede poseer ningún pensamiento… Se-gundo, el propietario no vive más tiempo que uno o dos segundos. Él también es un pensamiento.

M: Todo esto es correcto en el nivel mundano, pero, verdaderamente, nada es. En el nivel más alto, realmente, nada es. En el nivel mundano, todo es.

V: ¿Significa esto que todo es una forma de consciencia?

M: Todo lo que es, es sólo una expresión de la consciencia. Si la consciencia no está aquí, la expresión de la consciencia no está tampoco. Por consiguiente, nada es. Y esta consciencia es un concepto que nadie ha pedido; ha aparecido espontánea-mente.

V: Así pues, una vez que se ha escuchado la verdad, realmente sólo hay un obstáculo, pensar que uno puede alcanzarla cuando en realidad no se puede.

M: Después de que uno ha obtenido la verdad, sólo hay un obstáculo…

V: Parece que uno tenga que alcanzarla para conseguirla.

M: Cuando se ha escuchado la verdad, es menester aún emularla para alcanzarla.

V: Su tentativa para comprenderla, ese es el único obstáculo. El «¿cómo?».

M: Porque la verdad no tiene ninguna forma, ningún nombre. Así pues, ¿cómo puede ser comprendida?

V: Sin embargo eso es algo que uno continúa tratando de obtener durante un lar-go periodo.

M: En el proceso de tratar de comprender, usted se purifica y el proceso se calma. Mientras la esencia de alimento del cuerpo está disponible, esta consciencia perdura. Cuando la consciencia abandona el cuerpo, esa cognitividad ya no está más aquí. Sólo queda la consciencia universal sin la cognitividad, el estado de no-cognitividad o de nada más.
Entonces, en ese estado, no se plantea ninguna cuestión de manifiesto o no-manifiesto. Eso viene sólo con la presencia de la consciencia. Mientras la asociación con la esencia del cuerpo está aquí, este guna, este estado de «yo soidad» o eseidad, está disponible. Pero una vez que esta esencia de alimento se va, ese estado de «yo soidad» también se va. Este guna, esta consciencia, depende enteramente de la esen-cia de alimento del cuerpo. Una vez que ésta última está agotada, o ya no está dispo-nible, esta consciencia o este guna tampoco está aquí. Repito, la fuerza vital, el toque de «yo soidad» o este guna, no está aquí en la ausencia de la esencia de alimento del cuerpo, ya se trate de una hormiga o de un elefante.
Todas las historias sobre la reencarnación, o el renacimiento, son solo cuentos apropiados para las masas ignorantes.

V: ¿Se proyecta el pasado siempre desde este momento?

M: Todo lo que ha sucedido, eso es «el pasado».

¿Que es el sufismo? Martin Lings

MARTIN LINGS
¿QUÉ ES EL
SUFISMO?
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
2
NOTA SOBRE LA PRONUNCIACIÓN
DE LAS PALABRAS ÁRABES
Indicamos solamente la pronunciación de aquellas letras cuya lectura podría prestarse
a confusión. Las demás se pronuncian de la misma forma que en castellano.
Letra Pronunciación
ð (ðŒ’) z castellana
ÿ (ÿ´m) j inglesa, como en «John»
Ê (ʌ’) h fuertemente aspirada
¼ (¼Œl) th inglesa suave, como en «this»
z (zŒy) s sonora, como en «desde», o z francesa
ë (ë´n) ch francesa o sh inglesa
î (îŒd) s enfática
¼ (¼Œd) d enfática
ð (ðŒ’) ð enfática
z (zŒ’) entre z y d, enfática
‘ (‘ayn) Parecida a una a gutural, emitida con la laringe comprimida
g (gayn) parecida a la r francesa, articulada en la garganta
q (qŒf) k gutural, articulada en la garganta
h (hŒ’) h aspirada andaluza
’ (hamza) equivalente al espíritu suave griego; semejante al hiato
entre dos vocales
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
3
PRÓLOGO
El título de este libro es una pregunta; y, en los últimos años, se han dado a esta pregunta,
por lo menos en el mundo occidental, respuestas dudosas y sospechosas. Además,
el interés por el sufismo, que se extiende rápidamente, acentúa todavía más la necesidad
de un libro de introducción y digno de confianza —de introducción en el sentido
de que no exija ningún conocimiento especial, y digno de confianza en que no implique
más simplicidad que la que la verdad autoriza.
Sin embargo, aunque un libro como éste pueda no requerir ningún conocimiento especial,
presupone necesariamente un profundo y penetrante interés por las cosas del
espíritu. Más particularmente, presupone al menos un presentimiento de la posibilidad
de una percepción interior directa —presentimiento que podría convertirse en germen de
aspiración—. O, como mínimo, exige que el alma no esté cerrada a tal posibilidad. Hace
cerca de mil años un gran sufí decía del sufismo que era un «sabor», porque su objeto y
su fin podrían definirse como un conocimiento directo de verdades trascendentes, más
comparable, en lo que concierne a su carácter directo, a las experiencias de los sentidos
que al conocimiento que procede de la mente.
La mayor parte de los lectores occidentales de este libro habrán oído en su juventud
que «el reino de los cielos está dentro de vosotros». También habrán oído estas palabras:
«Buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá». Pero de entre ellos, ¿cuántos han recib ido
algún tipo de instrucción sobre la manera de buscar y sobre el arte de llamar? Y al
escribir estas cuatro últimas palabras nos sobreviene la idea de que, en este preciso
contexto, constituyen una respuesta a la pregunta que nuestro título propone.
Hemos dicho ya suficiente al respecto para hacer comprender claramente que, aunque
nuestro tema está tratado sucintamente —una obra tan poco voluminosa sobre una
materia tan amplia es forzosamente un resumen— no lo está de forma superficial, lo que
hubiera supuesto una contradicción en los términos. El sufismo es una piedra de toque,
un criterio implacable que reduce todo lo demás, excepto sus propios equivalentes, a
una superficie plana de dos dimensiones, puesto que constituye en sí la verdadera dimensión
de la elevación y de la profundidad.
MARTIN LINGS
Londres, 1973.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
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1
ORIGINALIDAD DEL SUFISMO
«Hazme entrar, oh Señor, en las profundidades del Océano de tu unidad infinita»:
tales eran las palabras con las que empezaba una oración que acostumbraba a decir el
gran sufí andaluz Muhyi-l-Din Ibn Arabi1; y en sus tratados, los sufíes han hecho siempre
repetida mención de ese «Océano» que servía también de referencia simbólica al
Término hacia el que su camino les conducía. Sobre la base de este símbolo y como
respuesta a la pregunta: «¿qué es el sufismo?» empezaremos, pues, por decir: de vez en
cuando, una Revelación «fluye» como una marea procedente del Océano de Infinitud
hacia las costas de nuestro mundo finito; y el sufismo es la vocación, la disciplina y la
ciencia que permiten sumergirse en el reflujo de una de esas olas y ser devuelto con ella
a su Fuente eterna e infinita.
«De vez en cuando»: hay aquí una simplificación que requiere un comentario; en
efecto, como no hay una medida común entre el origen y el destino de una ola así, su
temporalidad está obligada a participar, misteriosamente, de lo Eterno, exactamente
como lo finito debe participar de lo Infinito. Siendo de orden temporal, debe alcanzar
este mundo en un determinado momento de la historia; pero, en cierto sentido, ese momento
escapará al tiempo. Mejor que mil meses2: eso es lo que dice la Revelación islámica
de la noche de su propia venida. Debe también haber un final que corresponda al
comienzo; pero ese final estará demasiado alejado para ser humanamente previsible. Las
instituciones divinas están hechas para siempre3. Otra huella que el eterno presente ha
dejado impresa en esta Revelación, es que no cesa de fluir y refluir, en el sentido de que
forma un flujo y un reflujo para todo individuo dentro de su área de influencia.
Sólo hay un agua, pero no hay dos Revelaciones que sean externamente iguales. Cada
ola tiene sus propias características según su destino, es decir, según las necesidades
1 British Library, Ms. Or. 13453 (3).
2 Corán, XCVII, 3.
3 Exodo, XII, 14.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
5
particulares de tiempo y lugar en respuesta a las cuales, providencialmente, surge. Estas
necesidades, que comprenden todos los modos de receptividad étnica y todas las aptitudes
variables de un pueblo a otro, pueden compararse a las concavidades y huecos que
la ola encuentra en su camino. La gran mayoría de los creyentes se preocupan exclusivamente
del agua que la ola deposita en estos receptáculos y que constituye el aspecto
formal de la religión.
En cambio, los místicos —y el sufismo es una clase de mística— se preocupan, por
definición, sobre todo por los «misterios del Reino de los cielos»; y sería, pues, justo
decir, conforme a nuestra imagen, que el místico se preocupa mucho más de la ola en
reflujo que del agua que va dejando a su paso. Sin embargo, como el resto de los miembros
de su comunidad, tiene necesidad de ese residuo, necesidad de las formas exteriores
de su religión que atañen al individuo humano como tal. Porque si se pregunta qué
es lo que, en el místico, puede refluir con la ola que se retira, una respuesta parcial será:
ni su cuerpo ni su alma. El cuerpo no puede refluir antes de la Resurrección, que es el
primer estadio de la reabsorción del cuerpo —y con él de todo el orden material— en
los estados superiores del ser. En cuanto al alma, debe esperar a la muerte del cuerpo.
Hasta ese momento, aunque inmortal, se encuentra prisionera en el mundo mortal. A la
muerte de GazzŒlî, el gran sufí del siglo XI, se encontró bajo su cabeza un poema que
había escrito durante su última enfermedad. En él figuraban estos versos:
Soy un pájaro: este cuerpo era mi jaula,
pero me he ido volando, dejándola como un signo4.
Otros grandes sufíes han hecho declaraciones semejantes; pero también han indicado
claramente en sus escritos, sus palabras o su vida —que es, para nosotros, la medida de
su grandeza— que algo en ellos había ya refluido antes de su muerte y a pesar de su
«jaula», algo más esencial que todo lo que debe esperar a la muerte para alcanzar la libertad.
Eso que, mediante la realización espiritual, es devuelto a la Fuente, puede ser designado
como el centro de conciencia. El Océano está tanto dentro como fuera; y el camino
de los místicos es un despertar progresivo, como si se «reculase» en dirección a la raíz
del propio ser; es un recuerdo del supremo Sí que trasciende infinitamente al ego humano
y que no es otra cosa que las profundidades hacia las que la ola refluye.
4 British Library, Ms. Add. 7561, f. 86. El poema ha sido traducido completo por M. Smith en Al-
GazzŒlî the Mystic, Luzac, 1944, pp. 36-37.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
6
Para recurrir a una imagen muy distinta, pero que puede ayudar a completar la primera,
comparemos este mundo con un jardín —o más exactamente con un vivero de
plantas—, porque nada se encuentra en él que no haya sido plantado con vistas a ser
trasplantado a otro lugar. La parte central del jardín está reservada a unos árboles de
especie particularmente noble, aunque son relativamente pequeños y están colocados en
tiestos de tierra cocida; pero, si los observamos, uno de ellos se apodera de nuestra atención
por superar a todos los demás en belleza, frondosidad y vigor. La causa no aparece
a simple vista, aunque en seguida la comprendamos sin necesidad de indagar: la raíz de
ese árbol ha prendido profundamente en la tierra a través del fondo de su recipiente.
Los árboles son almas y el que se distingue de los demás es uno que, como dicen los
hindúes, se ha «liberado en vida», uno que ha realizado lo que los sufíes llaman la «Estación
suprema»; y el sufismo es un camino y un medio para que la raíz prenda, a través
de la puerta estrecha que se encuentra en las profundidades del alma, en el Espíritu puro
que desemboca en la Divinidad. El sufí realizado es, pues, consciente de estar, como los
demás hombres, prisionero en el mundo de las formas, pero a diferencia de ellos, tiene
también conciencia de ser libre, con una libertad que pesa incomparablemente más que
su cautividad. Por ello puede decirse que tiene dos centros de conciencia, uno humano y
otro divino, y puede expresarse unas veces en función de uno y otras en función del
otro, lo que explica ciertas contradicciones aparentes.
Seguir el camino de los místicos es adquirir algo así como una dimensión suplementaria,
porque este camino no es otra cosa que la dimensión de la profundidad5. En
consecuencia, como se verá más detalladamente a continuación, incluso los ritos en los
que el místico participa con el resto de su comunidad y de los que también tiene necesidad
para el equilibrio de su alma, no los realiza de forma exotérica, como es el caso en
los demás, sino que proceden del mismo punto de vista esotérico profundo que caracteriza
todos sus ritos y que el método le prohibe perder de vista. En otros términos, nunca
debe olvidar esta verdad: el agua que la ola ha dejado tras de sí es la misma que la que
refluye. Analógicamente, tampoco debe olvidar que su alma, a la manera del agua
«aprisionada» en las formas, no es esencialmente diferente del Espíritu trascendente del
que constituye una prolongación de manera comparable a una mano extendida y metida
en un recipiente, que después es, finalmente, retirada.
5 O de elevación, lo que vendría a ser un aspecto complementario de la misma dimensión. Se dice a
veces del Árbol de la Vida, del que el santo es una personificación, que tiene sus raíces en el Cielo, para
que no se olvide que la profundidad y la elevación son espiritualmente idénticas.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
7
Si el significado del título de este capítulo no aparece todavía, se debe en parte a que
la palabra «original» se ha impregnado de sentidos que nada tienen que ver con la esencia
de la originalidad, sino que se limitan a una de sus consecuencias, la diferencia, o la
cualidad de lo que es inhabitual o extraordinario. «Original» es incluso utilizado como
sinónimo de «anormal», lo que constituye una monstruosa perversión, porque la verdadera
originalidad es siempre una norma. Tampoco puede ser realizada por la voluntad
humana, mientras que lo grotesco, al contrario, es doblemente fácil de producir, precisamente
porque no es más que un caos de imitaciones.
Lo original es lo que brota directamente del origen, o de la fuente, como un agua pura
no contaminada que no haya recibido ninguna influencia «lateral». Así, la originalidad
está relacionada con la inspiración y, por encima de todo, con la revelación, porque
se trata de orígenes trascendentes, situados más allá de este mundo, en el ámbito del
Espíritu. El origen, a fin de cuentas, no es otra cosa que lo Absoluto, lo Infinito y lo
Eterno, y de ahí el Nombre divino «El Origen», en el sentido de Creador o causa primera,
en árabe al-Bad´’, que puede también traducirse por «El Maravilloso». Es a partir de
este Océano de posibilidad infinita de donde fluyen las grandes olas de la Revelación,
cada una «maravillosamente» diferente de las otras, porque todas llevan la marca del
Único del que todo proviene, aunque en el fondo son la misma, porque el contenido
esencial de su mensaje es la Verdad una.
A la luz de esta imagen de la ola, vemos que la originalidad es una garantía tanto de
autenticidad como de eficacia. La autenticidad, cuya cara terrestre, por decirlo así, es la
ortodoxia, está constituida por el flujo de la ola, es decir, por la procedencia directa de la
Revelación que emana de su Origen divino; y en cada ola se encuentra la promesa de un
reflujo en el que reside la eficacia, la Gracia del irresistible poder de atracción de la
Verdad.
El sufismo no es otra cosa que la mística islámica, lo que significa que es la corriente
central más potente de esa marea que constituye la Revelación del Islam; tras lo
dicho, quedará de manifiesto que ello no supone ningún descrédito, como algunos parecen
pensar. Al contrario, se trata de la afirmación de que el sufismo es a la vez auténtico
y eficaz.
Por lo que se refiere a los miles de hombres y mujeres que, en el mundo occidental
moderno, pretenden ser «sufíes» sosteniendo que el sufismo es independiente de toda
religión específica y que ha existido desde siempre, sin saberlo lo están reduciendo —si
se nos permite recurrir a la misma imagen elemental— a una red de canales de agua
artificiales tierra adentro. Se les escapa que, despojándole de su particularidad y, por
tanto, de su originalidad, le quitan también su impulso. No hace falta decir que los canales
de agua existen. Por ejemplo, desde el momento en que el Islam se estableció en el
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
8
subcontinente indio, ha habido intercambios intelectuales entre sufíes y brahmanes; y el
sufismo adoptó también ciertos términos y nociones tomados del neoplatonismo. Pero
los fundamentos del sufismo estaban ya establecidos y su curso ulterior irrevocablemente
trazado mucho antes de que les fuera posible a las influencias místicas extranjeras
y paralelas introducir en él elementos no islámicos, y, cuando tales influencias terminaron
por dejarse sentir, en realidad no afectaron sino a la superficie.
Dicho de otro modo, el sufismo, siendo totalmente dependiente de una Revelación
particular, es totalmente independiente de cualquier otra cosa. Aunque, siendo autosuficiente,
puede, si el tiempo y el lugar se prestan a ello, recoger flores en un jardín distinto
al suyo. El Profeta del Islam ha dicho: «Buscad el saber hasta en China».
2
UNIVERSALIDAD DEL SUFISMO
Aquellos que sostienen que el sufismo está «libre de las cadenas de la religión» 1, lo
hacen en parte porque imaginan que su universalidad está en juego. Sin embargo, a pesar
de la simpatía que pueda sentirse por su preocupación relativa a ese indudable aspecto
del sufismo, no hay que olvidar que la particularidad es perfectamente compatible
con la universalidad: esta verdad salta a los ojos cuando se considera el arte sagrado,
que es a la vez completamente particular y completamente universal2. Para escoger el
ejemplo más próximo a nuestro tema, el arte islámico es inmediatamente reconocible
como tal en virtud de su carácter distinto de cualquier otro arte sagrado: «Nadie pondrá
en duda la unidad del arte islámico, sea en el tiempo o en el espacio; es demasiado evidente:
ya se contemple la mezquita de Córdoba o la gran medersa de Samarkanda, se
trate de la tumba de un santo en el Magreb o en el Turkestán chino, es como si una sola
y única luz irradiara de cada una de esas obras de arte»3. Al mismo tiempo, la universalidad
de estos grandes monumentos del Islam es tal que, ante la presencia de no importa
cuál de ellos, se tiene la impresión de encontrarse en el centro del mundo4.
Lejos de ser una digresión, la cuestión del arte sagrado nos devuelve a nuestro tema
central: en respuesta a la pregunta: «¿qué es el sufismo?», una posible contestación sería
simplemente —a condición de que interviniesen además otras respuestas— señalar el
1 Cierto en un sentido, pero no en el que piensan.
2 Lo que se deduce claramente de la obra de T. BURCKHARDT. Principes et Méthodes de l’art sacré,
Lyon. Derain, 1958, que también ilustra la estrecha relación existente entre arte sagrado y mística.
3 T. BURCKHARDT. «Perennial Values in Islamic Art», Studies in Comparative Religion, verano de
1967.
4 Esta idea ha sido tomada de la magistral demostración hecha por Frithof SCHUON sobre la diferencia
entre arte sagrado y arte religioso pero no sagrado. Me he tomado la libertad de transponerla de su contexto
cristiano. He aquí el texto original: «Ante una catedral, uno se siente realmente situado en el centro
del mundo; ante una iglesia de estilo renacentista, barroco o rococó, uno no se siente más que en Europa»
(De l’Unité transcendante des religions, París, Gallimard, 1948. p. 79). [trad. esp., Ed. Heliodoro, Madrid.
1980].
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
10
Taj Mahal o cualquier otra obra maestra de la arquitectura islámica. Y un sufí potencial
no dejaría de comprender esta contestación, porque el objetivo final del sufismo es la
santidad, y todo arte sagrado en el verdadero y pleno sentido del término es como una
cristalización de la santidad, de la misma forma que el santo es como una encarnación
de algún monumento sagrado, siendo tanto uno como otro manifestaciones de la Perfección
divina.
Según la doctrina islámica, la perfección es la síntesis de las cualidades de majestad
y de belleza; y el sufismo, como han expresado numerosos sufíes, es un revestimiento
de estas cualidades divinas: lo que implica que el alma se despoja de las limitaciones del
hombre caído, de los hábitos y de los prejuicios que habían llegado a constituirse en una
«segunda naturaleza» y se cubre con las características de la naturaleza primordial del
hombre hecho a imagen de Dios. Por eso el rito de la iniciación, en algunas Órdenes
sufíes, toma efectivamente la forma de una investidura: el Šayj coloca un manto (jirqa)
sobre las espaldas del iniciado.
El novicio adopta el género de vida del adepto, porque una parte del método de
cualquier mística —y sobre todo de la islámica— consiste en anticiparse al fin; el
adepto continúa viviendo como vivía el novicio que fue. La diferencia es que la vía, es
decir, el sufismo, se ha convertido en algo completamente espontáneo para el adepto,
porque la santidad ha triunfado sobre la «segunda naturaleza». Para el novicio la vía es,
al principio, sobre todo una disciplina. Pero el arte sagrado es como una gracia divina
que puede volver fácil lo difícil. Su función —que es la función suprema del arte— es
precipitar en el alma una victoria de la santidad, de la que la obra maestra en cuestión es
una imagen. Como complemento de la disciplina —podríamos incluso decir: como alivio—
presenta el camino a seguir como si se tratase de una vocación natural en el sent ido
literal, haciendo una llamada a todos los elementos del alma con vistas a un acto de
adhesión unánime a la Perfección que manifiesta.
Si se nos pregunta: ¿no podríamos señalar el templo de Hampi o la catedral de
Chartres, tanto como el Taj Mahal, como una cristalización del sufismo? La respuesta
sería un «sí» sobre el que prevalecerá un «no». Tanto el templo hindú como la catedral
cristiana son manifestaciones supremas de majestad y de belleza, y un pretendido sufí
que no supiera reconocerlo faltaría a su calificación, dado que habría omitido testimoniar
la consideración debida a los signos de Dios. Pero es necesario recordar que el arte
sagrado existe para todos los miembros de la comunidad en la que florece y que representa
no sólo el fin, sino también los medios y la perspectiva o, en otros términos, la
abertura de la vía hacia su objetivo; y ni el templo ni la catedral estaban destinados a
manifestar los ideales del Islam y a revelarlo como medio para el fin como lo fueron las
grandes mezquitas y, en otro plano, los grandes sufíes. Desde luego no sería imposible
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
11
resaltar la afinidad que existe entre esos dos modos particulares de majestad y belleza
manifestados en ambos modelos islámicos, es decir, en las perfecciones estáticas de
piedra y en sus equivalentes dinámicos vivientes. Pero tal análisis de lo que podría llamarse
el perfume de la espiritualidad islámica se saldría del marco de un libro como
éste. Será suficiente decir que la unidad de la Verdad se refleja en todas sus revelaciones,
no sólo por la cualidad de unicidad, sino también por la de homogeneidad. Así,
cada una de las grandes civilizaciones teocráticas es un todo único y homogéneo que
difiere de todas las demás, como un fruto se diferencia de otro aunque tenga siempre el
mismo sabor en todos sus diferentes aspectos. El místico musulmán puede, pues, entregarse
enteramente, sin ninguna reserva 5, a una gran obra de arte islámico; y si se trata de
un santuario puede, al entrar en él, revestirlo como un traje de santidad y llevarlo como
una prolongación casi orgánica del sufismo que él ha ayudado a triunfar en su alma. El
templo o la catedral podrían ayudar al mismo triunfo, pero este místico no podría «llevarlos
», al menos mientras no haya trascendido efectivamente todas las formas mediante
la realización espiritual, lo que es muy diferente de una comprensión meramente
teórica.
Si nos referimos al arte sagrado es porque suministra un ejemplo inmediatamente
manifiesto de la compatibilidad entre lo universal y lo particular. La misma compatibilidad
aparece en el simbolismo del círculo con su centro, sus radios y su circunferencia.
La palabra «simbolismo» se utiliza aquí para indicar que el círculo es considerado no
como una imagen arbitraria, sino como una forma enraizada en la realidad que tal imagen
ilustro, en el sentido de que debe su existencia a esa realidad, de la que, de hecho, es
una prolongación existencial. Si la Verdad no irradiara, no podría existir nada comparable
a un radio, incluso en el sentido geométrico, sin hablar del camino espiritual del que
constituye el ejemplo más elevado; todos los radios desaparecerían de la existencia, y
con ellos el mismo universo, porque la forma radial es uno de los más grandes símbolos:
simboliza aquello de lo que todo depende, es decir, la conexión entre el Principio divino
y sus manifestaciones o creaciones.
Todo el mundo es consciente de «estar en un punto» o de «haber alcanzado un punto
», aunque no se trate más que de la conciencia de haber llegado a una edad determina-
5 Es decir, sin temor a recibir una vibración extraña, porque dos perspectivas espirituales pueden, por
razones de doctrina o de método, excluirse mutuamente en algunos de sus aspectos, aunque, sin embargo
converjan hacia el mismo objetivo. Pero el arte sagrado es un auxiliar y no constituye normalmente un
medio central de realización espiritual. Cualquier peligro que pudiese provenir del arte sagrado de una
línea tradicional distinta a la propia es, pues, mucho menor que los peligros inherentes a la práctica de
ritos de otra religión. Una violación tal de la homogeneidad espiritual puede provocar un choque suficientemente
violento como para desequilibrar al alma.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
12
da. La mística empieza con la conciencia de que ese punto se encuentra en un radio. A
continuación procede por lo que podría ser definido como una explotación de ese hecho,
al ser el radio un fulgor de la Misericordia divina que emana del Centro supremo y que
hace volver a Él. Desde entonces, el punto debe convertirse en un punto de misericordia.
En otros términos, debe haber una realización, o actualización, consciente de la Misericordia
inherente al punto, que constituye la única parte del radio que se tiene a disposición
en esta fase. Lo que quiere decir que se debe sacar provecho de esas posibilidades
de Misericordia inmediatamente disponibles que son los aspectos formales exteriores de
la religión: aunque están siempre al alcance, pueden haber sido completamente descuidados
o puestos en práctica sólo de modo exotérico, es decir, considerando al punto
como si estuviera aislado y sin referencia al radio en su totalidad.
El radio mismo es la dimensión mística de la religión; así, en el caso del Islam, es el
sufismo lo que, a la luz de este símbolo, aparece a la vez como particular y universal;
particular en lo que le distingue de los demás radios que representan otras místicas, y
universal porque, como ellas, conduce al Centro único. Nuestra imagen en su conjunto
revela claramente esta verdad: cuando un camino místico se acerca a su Fin, está más
próximo a los demás que en los comienzos6. Pero existe una verdad complementaria y
casi paradójica que esta imagen no puede revelar7, aunque se sobreentiende por la idea
de concentración que evoca: más proximidad no significa que sea menos distinto, porque
cuanto más cerca se está del centro, más fuerte es la concentración; y cuanto más
aumenta la concentración más se condensa la «dosis». La esencia concentrada del Islam
no se encuentra más que en el santo sufí que, desembocando en el término del camino,
ha llevado los ideales específicos de su religión a su más elevado y más completo desarrollo,
exactamente como la esencia concentrada del cristianismo no puede encontrarse
sino en un san Francisco, un san Bernardo o un santo Domingo. Dicho de otra forma, no
es sólo la universalidad lo que gana en intensidad al acercarse a la Meta, sino también la
6 También revela, incidentalmente, la ineficacia del diletantismo correspondiente a una línea sinuosa
que, a veces, se dirige hacia el centro y, a veces, se aleja, cruzando y volviendo a cruzar diferentes radios
pero sin seguir ninguno con constancia, a la vez que pretende abarcar la síntesis de todos. Los que se
engañan a sí mismos de esta manera son, por citar a un sufí del siglo pasado (el šayj al-DarqŒw´), «como
el que busca agua cavando un poco por allí y un poco por allá; no encontrará agua y morirá de sed, mientras
que el que cava en un solo lugar, confiando en Dios y dejándolo en Sus Manos, encontrará agua;
beberá y hará beber de ella a otros» (Letters of a Sufi Master, Londres, Perennial Books, 1968, p. 29). [De
próxima publicación en esta colección. Nota del T].
7 Un símbolo es por definición fragmentario, porque no puede captar todos los aspectos de su arquetipo.
Lo que se le escapa es, en este caso, la verdad de que el Centro es infinitamente más grande que la
circunferencia. Por eso debemos completarlo en nuestro fuero interno con otro círculo cuyo centro represente
este mundo y cuya circunferencia simbolice el infinito que lo contiene todo.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
13
originalidad de cada mística particular. Por lo demás, no podría ser de otro modo, puesto
que la originalidad es inseparable de la unidad y ésta, como la universalidad, aumenta
necesariamente con la proximidad de la Unidad de la que procede.
Todas las místicas son igualmente universales en el sentido amplio de la palabra, en
la medida en que todas conducen a la Verdad una. Pero un rasgo que determina la originalidad
del Islam, y del sufismo por tanto, es lo que podría llamarse una universalidad
secundaria, lo que se explica ante todo porque, siendo la última Revelación del presente
ciclo temporal, es necesariamente un poco como su recapitulación. El credo islámico se
anuncia en el Corán como una creencia en Dios, Sus Angeles, Sus Libros y sus Mensajeros8.
El siguiente pasaje es también revelador a este respecto; ni en el judaísmo ni en el
cristianismo se podría encontrar nada comparable a, por ejemplo, esto: Hemos dado a
cada cual una ley y una norma. Si Dios9 hubiese querido habría hecho de vosotros una
sola comunidad. Pero ha querido probaros con el don que os ha hecho. Intentad superaros
unos a otros en buenas acciones. Para todos el retorno será hacia Dios; Él os
aclarará entonces la causa de vuestras divergencias10. Por otra parte —y por eso puede
hablarse de un «ciclo» temporal— hay una cierta coincidencia entre lo último y lo primero.
Con el Islam la rueda ha dado una vuelta completa, o casi; por eso afirma ser un
retorno a la religión primordial, lo que le confiere también un aspecto de universalidad.
Una de las características del Corán como última Revelación, es que a veces es, en
cierta manera, diáfano, con el fin de que la primera Revelación pueda transparentarse a
través de sus versículos; y esta primera Revelación, que es el Libro de la Naturaleza,
pertenece a todos. Por respeto hacia ese Libro, los milagros de Muhammad, a diferencia
de los de Moisés o los de Jesús, nunca están autorizados a ocupar el centro de la escena.
Este se reserva, en la perspectiva islámica, al gran milagro de la creación, que a medida
que los tiempos transcurren, es considerado cada vez más como algo obvio pero que
debe ser restablecido en su sentido original. A este respecto no está de más mencionar
que uno de los dichos del Profeta más frecuentemente citado por los sufíes es la siguiente
«Tradición santa» (úad´ð qudus´)11, así designada porque Dios habla directamente:
«Yo era un Tesoro escondido y quise ser conocido, entonces creé el mundo.»
8 II, 285.
9 El Corán hace hablar a la voz de la Divinidad no sólo en primera persona (en singular o en plural),
sino también en tercera persona, pasando a veces de una a otra en dos frases consecutivas, como en este
caso.
10 V. 48.
11 La palabra «Tradición» será siempre utilizada con mayúscula cuando se trate de la traducción de un
úad´ð, literalmente «dicho transmitido» (por el Profeta o por uno de sus compañeros refiriéndose a él).
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
14
Sin duda es en virtud de estos y otros aspectos de universalidad por lo que el Corán
declara, dirigiéndose al conjunto de la comunidad de musulmanes: Hemos hecho de
vosotros un pueblo del justo medio12; y se verá quizá en otros capítulos, incluso sin la
intención expresa de demostrarlo, que el sufismo es, de hecho, una forma de puente entre
Oriente y Occidente.
12 II, 143.
3
EL LIBRO
Si refiriéndose a nuestro simbolismo básico se nos preguntase sobre la forma que
adquiere el oleaje de la marea, contestaríamos que, sobre todo, toma la forma de un libro,
el Corán. Los sufíes hablan de «tratar de ahogarse» (istigrŒq) en los versículos del
Corán que, según una de las más fundamentales doctrinas del Islam, son la Palabra increada
de Dios1.
Lo que buscan es, por emplear otro término sufí, la extinción (fanŒ’) de lo creado en
lo Increado, de lo temporal en lo Eterno, de lo finito en lo Infinito; y, para algunos sufíes,
la recitación del Corán ha constituido, durante toda su vida, el principal medio de
concentración en Dios, lo que es la esencia misma de todo camino espiritual.
Hay sufíes que lo están recitando continuamente —por ejemplo, en la India y en
Africa Occidental—, incluso sabiendo muy poco árabe; y si a ello se objetase que una
recitación así no puede tener sobre el alma más que un efecto fragmentario, dado que la
inteligencia de los recitadores no puede participar, contestaríamos que su inteligencia se
halla penetrada por la conciencia de participar en la Palabra divina. Saben, por lo demás,
que el Corán es un flujo y un reflujo, que fluye de Dios hacia ellos y que sus versículos
son signos milagrosos (ŒyŒt) que les reconducirán hacia Dios, y esa es la razón precisamente
por la que lo leen.
El mismo texto justifica esa actitud porque, si el tema del Corán es ante todo AllŒh,
su tema secundario es que viene directamente de Él por medio de la Revelación y que
devuelve a Él por Su guía a lo largo del camino recto. Inmediatamente después de los
1 A semejanza del hinduismo y del judaísmo, el Islam establece una clara distinción entre Revelación
e inspiración. Una Revelación es consubstancial a la Divinidad, de la que es una proyección o una prolongación,
mientras que un texto inspirado está compuesto por el hombre bajo la influencia del espíritu divino.
En el cristianismo, la Revelación es el propio Jesús, situándose los Evangelios en el grado de la inspiración.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
16
siete versículos de apertura, el cuerpo principal del texto coránico empieza por una
afirmación de su autenticidad y de su eficacia: Alif–LŒm–M´m, He aquí el Libro, no encierra
ninguna duda; es una guía para los piadosos. La primera inicial representa a
AllŒh, la segunda a Rasèl2 «Mensajero», es decir, la naturaleza celestial del Profeta, y la
tercera a Muhammad, nombre de su naturaleza humana. En virtud de la continuidad que
representan, estas letras son la figura del flujo de la ola, siendo la guía el reflujo. La
misma autenticidad y la misma eficacia son afirmadas por los dos nombres de Misericordia,
al-RaúmŒn y al-Raú´m, con los que comienzan los capítulos del Corán. El primero
designa sobre todo al Océano en su aspecto de Bondad y de Belleza infinitas que,
debido a su naturaleza, desborda; al-RaúmŒn puede así, por extensión, significar también
el flujo de la ola, la Misericordia que crea, revela y envía Mensajeros angélicos y
humanos. Frases como Hemos revelado esto o Te hemos (a ti, Muhammad) enviado
como Mensajero, son como un estribillo repetido constantemente a lo largo del texto
coránico. Con no menos insistencia se repiten los versículos que afirman la atracción del
Infinito, la Misericordia de al-Raú´m que impulsa al hombre a retornar a su origen, vo lviéndole
capaz de trascender sus limitaciones humanas y terrestres, versículos como: En
verdad Dios es El que lo perdona todo, el Todomisericordioso3, o Dios invita a quienes
Él quiere a la morada de la Paz, o Tras Él es la última consumación, o el exhorto Responded
a la llamada de Dios, o también la pregunta ¿No vuelven todas las cosas a
Dios? El Corán está impregnado de finalidad; y, en particular, como última escritura del
ciclo, está «obsesionado» por la Hora, el súbito término que gravita sobre los cielos y la
tierra4, cita que llega a formar un estribillo que completa al de la creación y la revelación.
La Revelación islámica abarca todos los aspectos de la vida humana, no dejando absolutamente
nada al «César»; y, por la ley de las acciones y reacciones concordantes, la
plenitud de su flujo en este mundo produce sus efectos en la extensión de su reflujo y en
la profundidad con la que éste vuelve al ámbito de la verdad metafísica. Algunos pasajes
2 En árabe, tanto la final como la inicial de las letras radicales puede representar una palabra entera. A
veces en este contexto se dice que la letra LŒm designa a ibr´l, el arcángel Gabriel, que transmitió la
Revelación a Muhammad.
3 El nombre al-Raú´m las más de las veces es precedido en el Corán por al-Gafèr, El que lo perdona
todo.
4 VII, 187.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
17
alcanzan un nivel que trasciende infinitamente la dualidad del Creador y lo creado, del
Señor y el esclavo, y que es nada menos que el grado de la Esencia divina Misma 5.
El Corán es el libro de la comunidad entera y no obstante es al mismo tiempo, y sobre
todo, el libro de una minoría, el libro de los elegidos espirituales. Presenta este doble
aspecto según modos diferentes, De entrada, abunda en versículos abiertos que todo
creyente puede y debe aplicarse a sí mismo, pero de los que, sin embargo, puede decirse
que se aplican de una manera preeminente a los sufíes. Por ejemplo, la FŒtiúa, el capítulo
de apertura, contiene una súplica que dice: Guíanos por el camino recto. Esto se
repite varias veces en la oración ritual y constituye, por tanto, la súplica más frecuentemente
repetida en el Islam. Sin embargo, «pertenece» especialmente a los sufíes, porque,
siendo los miembros de la comunidad más «conscientes del camino», pueden entregarse
a este versículo como nadie más podría hacerlo, entrando en él como en su propio
elemento. Además son los únicos que pueden valorizar el superlativo sobreentend ido
en el versículo. En general, el místico podría ser definido como aquél que se pregunta
a sí mismo: «¿cuál es el camino más recto?». El sufismo existe como respuesta a
esta pregunta y por ninguna otra razón, porque es, por definición, la vía más directa de
acercarse a Dios, y tanto es así que la palabra  ar´qa (vía)6, designa por extensión una
Orden sufí o una cofradía.
Otro versículo muy querido tanto por su notable belleza como por su significado, y
que todos recitan, especialmente en las épocas de prueba, es el versículo de la «búsqueda
del retorno» (istirÿŒ‘): En verdad, somos de Dios y a Él regresamos7. Los sufíes estiman
que el sufismo entero está resumido en este versículo; a menudo lo cantan en sus
reuniones y a veces lo repiten un cierto número de veces con el rosario; y de hecho,
aunque todo creyente sea necesariamente «de Dios» en un grado u otro, puede decirse
que el místico es «de Dios» de una manera que no es la del resto de la comunidad, porque
mística quiere decir consagración total. Además es necesario recordar, a propósito
de estos versículos, que el sufismo no es sino un movimiento de retorno, un reflujo y
que, desde este punto de vista, los demás miembros de la comunidad, aunque dirigidos
hacia la buena dirección, están estacionarios. Incluso dentro de sus propios rangos, los
sufíes establecen una distinción entre los miembros más centrales de una Orden, que
5 No hace falta añadir que ninguna Revelación puede dejar de alcanzar este nivel. El cristianismo, por
ejemplo, lo alcanza implícitamente, como abarca implícitamente el conjunto de la vida. Pero el Corán
hace ambas cosas explícitamente.
6 Es, en parte, sinónimo de ·irat (camino), pero en un sentido más amplio, podría traducirse como
«vía y medio».
7 ’InnŒ li-LlŒhi wa’innŒ ilayhi rŒÿi‘un. II, 156.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
18
denominan «viajeros» (sŒlikèn) y los miembros más periféricos, que están relativamente
inmóviles.
Se puede decir de estos versículos que son «abiertos», porque se aplican a toda la jerarquía
de la aspiración espiritual en sus diversos grados. Sin embargo, la distancia entre
los más bajos y el más elevado de los grados es suficiente para constituir una diferencia
de significado: y de hecho, el Profeta ha dicho que cada versículo del Corán tiene «un
exterior y un interior». Acabamos de ver dos ejemplos de significados interiores. Por lo
que se refiere al «exterior» de los versículos en cuestión, el «camino recto» exotérico es
el que consiste en no desviarse de la ley del Islam, mientras que el movimiento de retorno
designa, en su sentido más externo, el paso por una vida piadosa hasta la muerte. Los
dos significados, el exterior y el interior, conciernen a los sufíes: pero para los miembros
de la mayoría, independientemente del hecho de no estar en general dispuestos
mentalmente a aceptar más de un significado para una sola expresión verbal, sería difícil
de comprender lo que los sufíes entienden por «viaje» (sulèk), es decir, el ahondamiento
interior o el reflujo del sí finito en dirección de su Principio divino.
En numerosos versículos los sentidos exterior e interior se aplican a terrenos muy diferentes.
Un día, al volver de una batalla contra los infieles, el Profeta dijo: «Volvemos
de la pequeña Guerra santa a la gran Guerra santa.» Sus compañeros preguntaron:
«¿Qué es la gran Guerra santa?», y respondió: «La guerra contra el alma». Aquí se encuentra
la clave del sentido interior de todos los versículos del Corán que se refieren a
la Guerra santa y a los infieles. Admitamos que este dicho del Profeta aporta algo a todos,
y la mayoría de los musulmanes podría pretender tener la experiencia de la lucha
contra los infieles del interior, es decir, contra los elementos rebeldes y no musulmanes
del alma. Pero resistir de vez en cuando a la tentación es una cosa y hacer la guerra es
otra. La gran Guerra santa en su sentido pleno, es el sufismo, o, más precisamente, es
uno de sus aspectos y no compete más que a los sufíes. El Corán declara: Combatid
totalmente a los idólatras8, y en otra parte: combatidles hasta sofocar la sedición y que
la religión sea toda para Dios9. Sólo el místico es capaz de realizar esto interiormente, y
sólo él sabe que ello quiere decir mantener una oposición metódica contra sus propias
posibilidades inferiores y llevar la guerra al territorio del enemigo, de manera que el
alma sea completamente «para Dios». A causa de los peligros de esta guerra, ningún
exoterismo tiene fácil acceso. De hecho, aunque no deliberadamente, el exoterismo es
un estado de tregua con escaramuzas ocasionales libradas de forma inconexa; y es mejor
8 IX, 36.
9 VIII, 39.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
19
permanecer exoterista que suscitar todo el furor del enemigo y después abandonar la
lucha dejando que las posibilidades inferiores invadan el alma.
Sería posible dar multitud de otros ejemplos de significados interiores que conciernen
sólo a los sufíes. Pero como se citarán varios en los siguientes capítulos, bastará por
ahora insistir en la afinidad que los sufíes tienen generalmente con el Corán en virtud de
lo que les distingue más especialmente de otros musulmanes, a saber, el hecho de que su
elección deliberada e irrevocable de lo Eterno con preferencia sobre lo efímero no es
simplemente teórica y mental, sino que es tan totalmente sincera que les ha sacudido
hasta lo más profundo de su ser y les ha movido a ponerse en camino. El Corán mismo
es una cristalización de esta elección, porque insiste sin descanso en la inmensa disparidad
que existe entre este bajo mundo y el mundo trascendente del Espíritu, mientras
que, por otro lado, censura continuamente la locura de quienes eligen lo más bajo en
lugar de lo más alto, lo peor en lugar de lo mejor. Como opuesto a esta locura, el sufismo
puede definirse como un sentido de los valores o un sentido de las proporciones. La
definición no sería inadecuada porque ¿quién en el mundo, aparte de sus equivalentes de
otras religiones, podría compararse a los sufíes en lo que respecta a poner lo primero en
primer lugar y lo segundo en segundo? De forma análoga, el Corán se define como al-
FurqŒn, lo que puede traducirse como «Criterio de valores», «Instrumento de discriminación
» o, simplemente, «Discernimiento».
Una cualidad esencial del mensaje coránico es el establecimiento de una jerarquía de
valores que ofrece criterios para poner cada cosa en su lugar, así como una base general
de evaluación. No sólo distingue entre justo y falso, ortodoxia y herejía, verdad y error,
religión y paganismo. Establece también una distinción, en el campo de la ortodoxia,
entre los que observan una cierta reserva en su culto y, paralelamente, si se trata de la
gran Guerra santa, entre los que salen adelante para luchar y los que se quedan atrás.
Unos y otros recibirán su retribución. Dios ha prometido a todos cosas excelentes. Pero
Dios prefiere los combatientes a los no combatientes y les reserva una recompensa sin
límites10. Otra distinción, paralela pero no forzosamente idéntica, es la que se hace entre
los avanzados, de los que se dice que están cerca de Dios (muqarrabèn, palabra que
sirve para distinguir a los Arcángeles de los Angeles), y la gente de la derecha [siendo
los infieles la gente de la izquierda11]. En otro lugar, y en dos ocasiones, los que forman
la categoría más elevada y que son también llamados los esclavos de Dios para subrayar
su extinción en Él, son puestos en contraste con los justos12. Estos parecen ocupar una
10 IV, 95.
11 LVI, 8-40.
12 LXXVI, 5-6; LXXXIII, 18- 28.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
20
posición intermedia entre los avanzados y la gente de la derecha. Es significativo, en
todo caso, comprobar que los avanzados se representan en el Paraíso bebiendo directamente
de las dos Fuentes supremas, mientras que los justos beben de ellas indirectamente,
es decir, que sacian su sed en una corriente que toma su sabor de una o de otra de
las fuentes, y la gente de la derecha bebe agua. Este simbolismo tan rico en significados
excusa de comentarios puesto que, para comprenderlo, nos basta considerar a la comunidad
islámica tal como siempre ha sido y aún hoy es. Cualesquiera que sean sus subdivisiones,
las tres categorías principales de la jerarquía espiritual permanecen, con los
sufíes «viajeros» en primer lugar, los relativamente «estacionarios» en segundo y la
mayoría «exotérica» en tercero.
Es cierto que las distinciones «furqánicas» existen para información de todos. Pero
una jerarquía no puede ser captada más que por aquellos que se encuentran en la cúspide.
El Corán establece esta jerarquía desde arriba; y el sufí, por el hecho de que se «lanza
» en dirección a la cima, es el que llega más cerca del punto de vista coránico, más
cerca de la personificación de al-FurqŒn.
El tema de este capítulo desbordará necesariamente sobre los demás, ya que tanto la
doctrina como el método del sufismo tienen sus raíces en el Corán. Pero el presente
contexto exige al menos esta mención: algunas formulaciones del Corán parecen destinadas,
incluso ciñéndonos a su mensaje literal, exclusivamente a los sufíes. Ahora sólo
citaremos un ejemplo, ya que se presentarán otros después: Estamos (Dios) más cerca
de él (el hombre) que su vena yugular13. Este no podría designarse como un versículo
«abierto» como Guíanos por el camino recto, que cada uno es libre de interpretar según
su concepción del camino y de lo que es la dirección recta. Tampoco es comparable con
esos versículos en los que el sentido literal es un velo sobre una verdad que no es para
todos. Aquí, excepcionalmente, el «interior» es el significado literal. El exterior «protector
» es simplemente el deslumbramiento causado por el súbito descubrimiento de lo
que es, para el hombre, la verdad de las verdades. La mayoría, cegada, dirige su atención
hacia otros versículos; pero al menos para algunos de los que lo captaron literalmente,
este versículo no deja otra opción que la de salir en búsqueda de un Šayj sufí, de
un maestro espiritual capaz de mostrar el camino que permite conformarse a esa proximidad.
13 L, 16.
4
EL MENSAJERO
Tras la muerte de Muhammad, un día que se le preguntó a ‘A’iëa, su esposa preferida,
a qué se le podría comparar, respondió: «Su naturaleza era como el Corán.» Esto
debe entenderse en el sentido de que, de su experiencia intensa e íntima del Profeta,
guardaba la impresión de que él era una encarnación del Libro revelado. Lo cual no es
sorprendente vista la analogía que existe entre el Mensaje y el Mensajero, porque el
Mensajero (rasèl) no es sólo el que recibe el Mensaje revalado, sino que es también,
como la Revelación, «enviado» —que es lo que significa rasèl— a este mundo desde el
Más Allá. La doctrina islámica del Rasèl es, en el fondo, la misma que la doctrina hindú
del AvatŒra, siendo una diferencia inmediata el hecho de que el término AvatŒra quiere
decir «descenso», esto es, el de la Divinidad, mientras que el Rasèl es definido bien
como un Arcángel, bien como una encarnación humana del Espíritu. Pero se trata de
una diferencia de perspectiva más que de hecho, porque el Espíritu posee un aspecto
increado abierto a la Divinidad, tanto como un aspecto creado. La Divinidad del Rasèl
está velada por la jerarquía de los grados espirituales que marcan la línea de su descenso,
y la razón de ese velo es preservar la doctrina de la Unidad divina, mientras que en
el caso del AvatŒra, se «repliega» de buen grado la misma jerarquía para no empañar la
identidad del yo con el Sí, que constituye la esencia de la doctrina hindú del Advaita
(no-dualidad). Esta identidad es también la esencia del sufismo, aunque los sufíes tienen
tendencia a expresarla de manera elíptica, salvo, como veremos, en sus «jaculatorias
inspiradas».
El aspecto más sorprendente del paralelismo entre el Corán y Muhammad se observa
sin duda en la extensión de su penetración, pudiéndose comparar uno y otro a la impetuosa
ola que se introduce tierra adentro hasta extremos excepcionalmente alejados.
Lo mismo que el Corán abarca todos los aspectos de la vida humana, así el destino de
Muhammad fue el de penetrar con excepcional envergadura en el dominio de la expeMARTIN
LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
22
riencia humana, tanto pública como privada1. El reflujo corresponde al flujo: la plenitud
terrenal del Profeta se combina con una sensibilidad extrema por el magnetismo del Más
Allá; y esta combinación ha dejado una huella indeleble en el conjunto del Islam y en el
sufismo en particular. Se encuentra una expresión de ello en este dicho muy conocido
del Profeta: «Actuad respecto a este mundo como si fuerais a vivir mil años y respecto
al otro como si fuerais a morir mañana.» Hay aquí, por una parte, una exigencia de perfección
—de paciente exactitud podríamos decir— que incumbe al hombre en su cualidad
de representante de Dios en la tierra; y es, por otra parte, una exhortación a estar
listo para dejar este mundo en todo momento. Ambos preceptos tienen en vista únicamente
la voluntad del Cielo y, a la luz de la segunda, es evidente que la primera debe
aplicarse con espíritu de desapego, porque estar listo para partir impide atarse. Así, el
Profeta ha podido decir sin ninguna inconsecuencia: «Sed en este mundo como un extranjero
o como un pasajero.» Conviene subrayar su desinterés por el mundo, hecho que
Occidente ha pasado ampliamente por alto, en gran parte porque su aspecto, históricamente
asombroso, de plenitud terrenal —a veces interpretada de manera completamente
errónea como «mundanalidad»— ha sido juzgado como algo que contradecía tal desapego,
mientras que estos dos aspectos son, como hemos visto, complementarios e interdependientes.
Es significativo que al ofrecer al Profeta como ejemplo a seguir, el Corán
insiste, en primer lugar, en el «reflujo de la ola»: «Tenéis en el Mensajero de Dios un
buen ejemplo para quien espera en Dios y en el último día, e invoca a menudo el nombre
de Dios»2. Esta mención del último Día recuerda que, como el Corán, el Profeta
está «obsesionado» por la Hora; y esta «obsesión» no puede disociarse de uno de los
acontecimientos fundamentales de su misión, el Viaje nocturno, también llamado, según
su principal episodio, la Ascensión3. Fue como si su «capacidad de estar listo para partir
» se hubiese súbitamente desbordado del plano más elevado para derramarse sobre los
demás, de forma que, para él, se produjo una breve anticipación de la Hora, y tuvo un
goce anticipado de la Resurrección: sobre la Roca de Jerusalén, a donde había sido milagrosamente
transportado desde La Meca, fue «descreado», es decir, reabsorbido, el
cuerpo en el alma, el alma en el Espíritu y el Espíritu en la Presencia divina. Esta «reab-
1 Muhammad no fue solamente pastor, comerciante, ermitaño, exiliado, soldado, legislador y profetasacerdote-
rey; fue también huérfano (pero con un abuelo y un tío particularmente amantes), durante largos
años esposo de una sola mujer mucho mayor que él, frecuentemente padre despojado de sus hijos, viudo
y, finalmente, esposo de varias mujeres, algunas mucho más jóvenes que él.
2 XXXIII, 21.
3 Las dos grandes noches del año islámico son Laylat al-Qadr (la Noche del Poder) y Laylat al-
Mi‘ray (la Noche de la Ascensión). Son, respectivamente, la noche del Descenso del Corán y la de la
Ascensión del Profeta.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
23
sorción» marca el camino de los sufíes4, y su aspecto de «anticipación» es igualmente
significativo, porque es uno de los sentidos fundamentales de la palabra sŒb´qèn, que en
el capítulo anterior fue traducida como «los avanzados», y que es, como hemos visto,
uno de los términos coránicos que designa a los místicos del Islam. Recordemos a tal
propósito este dicho del Profeta: «Morid antes de morir.» Es cierto que tales formulaciones
son comunes a toda mística y que todas las místicas son anticipaciones; pero,
aunque se trate de una distinción relativa, el sufismo, como última mística del presente
ciclo temporal, debe obligatoriamente caracterizarse por una particular sensibilidad hacia
esa «atracción» de la Hora, impulso suplementario que ofrece sin duda una compensación
parcial por las condiciones exteriores desfavorables de nuestro tiempo.
Bien saben los sufíes que esta sensibilidad debe combinarse con esfuerzos activos en
el mismo sentido; y en esto, como en todo lo demás, son, para utilizar su propia fórmula,
los «herederos del Mensajero». Si Muhammad es el Profeta de la Hora, hay aquí un
complemento pasivo a su función, más activa, de Profeta de la Orientación y de la Peregrinación.
El Corán subraya que se preocupa por la orientación5; y podemos evaluar el
peso de esta preocupación por el impacto que este hecho ha producido sobre su pueblo.
Hasta el momento actual, uno de los rasgos más inmediatamente impresionantes de la
comunidad islámica es lo que podría llamarse «conciencia de la dirección». Esta disposición
espiritual, inextricablemente ligada a la conciencia de ser «de Dios», ofrece sin
duda, también, una compensación providencial; y se aplica particularmente al sufí que,
además de estar más consagrado y ser más consciente del camino que los demás miembros
de su comunidad, no debe solamente decir como ellos la oración ritual en dirección
a La Meca, sino realizar muchos otros ritos durante los cuales prefiere dirigirse hacia el
mismo lado, de manera que esta «concentración» exterior y simbólica pueda servir de
soporte a la concentración interior.
Si el Profeta y sus compañeros más próximos emigraron de La Meca a Medina, fue
por una necesidad cósmica, a fin de que la orientación pudiese adquirir desde la época
apostólica, y como precedente apostólico por tanto, la acrecentada intensidad de que
está cargado el gesto de un exiliado que se vuelve hacia su patria. Mucha de esa nostalgia
permanece aún hoy, en el sentido de que un musulmán —sea o no árabe— es consciente
de tener sus raíces espirituales en La Meca6, conciencia agudizada una vez al año
4 No hace falta decir que esto no concierne al cuerpo y al alma, a diferencia del caso del Profeta, sino
a lo esencial, y que se trata de la reabsorción del centro de consciencia.
5 II, 144.
6 Este sentimiento está inextricablemente unido a la nostalgia por el Profeta; y el hecho de volverse
hacia La Meca, lugar de su nacimiento y de los inicios del Islam, viene a ser en la práctica (salvo para la
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
24
en cada comunidad islámica por la partida y la vuelta de los peregrinos; y, en las cinco
oraciones rituales cotidianas, cada ciclo de movimientos culmina en una prosternación
que puede describirse como una expansión del alma en dirección a La Meca. Sin embargo,
no hay que olvidar que el recuerdo de Dios es más grande que la oración ritual7,
y uno de los significados de este pasaje clave es que es «más grande» volverse hacia el
Centro interior que hacia el centro exterior. Lo ideal es dirigirse hacia uno y otro simultáneamente,
dado que la orientación exterior ha sido instituida ante todo con vistas a la
orientación interior. «Nuestro cumplimiento de los ritos es considerado como ardiente o
tibio según la intensidad de nuestro recuerdo de Dios durante su ejecución» 8. Se tratará
con mayor detalle más adelante esta cuestión del cumplimiento esotérico de los ritos
exotéricos. Lo que se trata de resaltar aquí es que, para los sufíes, el camino espiritual
no es sólo la gran Guerra santa, sino también, y aún más, la «gran Oración» y la «gran
Peregrinación».
La Kaaba (literalmente el «cubo», pues ésta es su forma), «Casa de Dios» en el centro
de La Meca, es un símbolo del Centro de nuestro ser. Cuando el exiliado dirige su
rostro en dirección a La Meca, aspira por encima de todo, si es sufí, al retorno interior, a
la reintegración del sí individual finito y fragmentario en la Infinitud del Sí divino.
Al ser el hombre un exiliado, un centro espiritual simbolizará más eficazmente la
patria si no le resulta inmediatamente accesible. Esta es, sin duda, una de las razones por
las que, en La Meca, en los albores del Islam, la oración se realizaba en dirección a Jerusalén.
Pero si el hombre es un exiliado en primer lugar en razón de su existencia separada
de Dios, en segundo lugar lo es por su caída del Paraíso. Deben, pues, efectuarse
dos retornos al hogar, y sin duda es en razón del segundo exilio del hombre por lo que,
en el Viaje nocturno, el Profeta fue primero transportado «horizontalmente» de La Meca
a Jerusalén antes de su Ascensión «vertical», de manera que su viaje pudiese ser el prototipo
perfecto del camino que deberían seguir los avanzados de entre su pueblo. Sólo a
partir del centro del estado terrenal, es decir, del grado de perfección humana, es posible
tener acceso a los estados superiores del ser. La primera parte del Viaje nocturno es como
una demostración de esta verdad según el simbolismo espacial, aunque sin tener en
cuenta el hecho de que el Profeta es en sí una personificación del centro, se le llame
«Jerusalén» o «La Meca».
pequeña minoría que vive en esas regiones) volverse también hacia Medina, donde triunfó, murió y está
enterrado.
7 XXIX, 45.
8 Enseñanza del šayj al-‘AlŒwî. Ver nuestra obra Un saint musulman du XX siècle, París, Ed. Traditionnelles.
1967, p. 114. [De próxima publicación en esta colección. N. del T.]
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?
25
En él la perfección perdida se manifiesta de nuevo. Corresponde al punto culminante
del impulso de la ola, a partir del cual empieza el reflujo. Ya hemos visto que lo ideal es
haber alcanzado la «plenitud terrenal» y estar «listo para partir», y es hacia esa perfección
en equilibrio entre el flujo y el reflujo hacia donde la aspiración del místico debe
dirigirse. El Mensajero divino entra y sale de este mundo por la puerta celeste hacia la
que toda mística está orientada. Pero el místico, como los demás humanos, ha entrado
en este mundo por una puerta simplemente cósmica; y para evitar refluir por la misma
salida, su pequeña ola individual debe alcanzar el punto culminante de la gran ola, para
que su propio impulso, relativamente débil, se sumerja en la gran corriente y sea arrastrado
por ella9. No es que el místico sea capaz de alcanzar ese punto central con sus
propios esfuerzos. Pero el Profeta está siempre presente en ese centro y tiene el poder de
lanzar a los que no están en él un «cable de salvación», que es una cadena (silsila) que
traza un linaje espiritual que se remonta hasta él. De esta forma, toda Orden sufí desciende
del Profeta, y la iniciación en una  ar´qa significa la adhesión a su cadena particular.
Ello implica una centralidad virtual, es decir, una reintegración virtual en el estado
primordial, reintegración que debe entonces hacerse efectiva.
El gran prototipo del rito sufí de iniciación es un acontecimiento que se produjo en
un momento crucial de la historia del Islam, unos cuatro años antes de la muerte del
Profeta: sentado al pie de un árbol, pidió a sus compañeros presentes que le juraran fidelidad
por encima del compromiso aceptado al entrar en el Islam. En algunas Órdenes
este rito del apretón de manos comprende elementos suplementarios10, y en otras, es
reemplazado por diferentes formas de iniciación, una de las cuales sugiere particularmente
la idea de cadena comparada a una cuerda de salvación: el Šayj tiende su rosario
al novicio; éste toma el otro extremo, reteniéndolo durante la pronunciación de la fórmula
de iniciación.
La unión a la cadena espiritual da al iniciado no sólo el medio de impedir que su
propio reflujo se retire en la misma dirección en que ha venido, sino también el de progresar
a lo largo del camino espiritual si está cualificado para el «viaje». La atracción de
la cadena trasciende infinitamente los esfuerzos del viajero que, sin embargo, son necesarios
para volverla operante. Una «Tradición santa» declara: «Si (Mi esclavo) se acerca
un palmo a Mí, Yo me acerco a él un codo, y si se acerca a Mí un codo, Me acerco a él
un cuerpo; y si viene hacia Mí con lentitud, Yo voy hacia él con rapidez.»
9 Esta «inmersión» no es otra cosa que la santificación. En cuanto a la salvación, las formas exteriores
de la religión son, siguiendo nuestra comparación inicial, parecidas a concavidades consagradas en las
que la ola individual debe vaciarse para «salvarse» de refluir en la misma dirección de la que ha venido.
10 Como, por ejemplo, en el ya mencionado rito de investidura.
MARTIN LINGS, ¿QUÉ ES EL SUFISMO?

El Recuerdo de Sí – Robert Earl Burton (Libro)

ROBERT EARL BURTON
EL RECUERDO DE SÍ
Traducido del inglés por
los siguientes estudiantes del autor:
Moría Luisa Despujol
Alicia Tussié Moore
Lidia Schulten y Rolando Altamirano
PRIMERA EDICIÓN
Ninguno de ustedes ha advertido lo más importante
que les he señalado, es decir,
ninguno de ustedes se ha dado cuenta
de que no se recuerda a sí mismo…
Recuérdense a sí mismos siempre y en todo lugar.
George Gurdjieff
El esfuerzo de recordarse a sí mismo
es lo principal, porque sin él
lo demás no tiene valor alguno,
debe ser la base de todo.
Peter Ouspensky
Cuando empezamos a ver que sólo podemos recordamos a nosotros mismos
por pocos segundos cada vez,
nos parece que (esta recordación de sí mismo)
puede descuidarse, pero lo que debemos entender
es que es difícil precisamente
porque es el inicio de un estado nuevo.
Si fuera fácil, los resultados
serían inmediatos y entonces no podría
tener la importancia que tiene.
Rodney Collin
Dedico este libro a mis amados estudiantes
—a los que viven y a los que han muerto—
que son más de los que podría pedir.
No podría pedir tanto.
Con amor, Robert

INTRODUCCIÓN

Hace veinticinco años, Robert Earl Burton fundó la Fraternidad de Amigos (Fellowship of Friends), una escuela de desarrollo espiritual en la tradición del Cuarto Camino, transmitida en este siglo por G. I. Gurdjieff y P. D. Ouspensky.
Místico greco-armenio y maestro de danzas sagradas, Gurdjieff redescubrió la tradición del Cuarto Camino durante largos viajes por Oriente, que le proveyeron la inspiración para su libro Encuentros con Hombres Notables. Tal vez sea mejor conocido por Relatos de Belzebú a su nieto. El principal discípulo de Gurdjieff, Ouspensky, llegó a ser un maestro por derecho propio y registró las ideas del Cuarto Camino en una serie de trabajos escritos con claridad y razonados con elegancia, entre los cuales se encuentran El Cuarto Camino y Fragmentos de una Enseñanza Desconocida, ambos publicados después de su muerte en 1947.
Una característica de las enseñanzas, tales como las exponen Gurdjieff y Ouspensky, es el uso de un lenguaje especializado para asegurar precisión y comprensión entre sus estudiantes. A algunas palabras ordinarias se les han dado nuevos significados, se recomienda a los lectores consultar el glosario al final del libro en el caso de que haya términos confusos o que no les resulten familiares.
Como el Cuarto Camino se basa en la verificación y la comprensión individuales, tanto como en la transmisión personal, cada maestro le da una nueva interpretación. La enseñanza de Robert Burton, a la vez que se fundamenta en el conocimiento transmitido por Gurdjieff y Ouspensky, se ha expandido para abarcar el legado de hombres y mujeres de todas las épocas y culturas que se han desarrollado espiritualmente, desde Marco Aurelio y San Pablo hasta Lao Tzé y Abraham Lincoln. Gurdjieff se acercó al Cuarto Camino a través del riguroso entrenamiento físico de sus danzas sagradas, y Ouspensky puso el énfasis en una disciplina intelectual igualmente rigurosa. Robert Burton hace hincapié en educar y disciplinar las emociones. Las cualidades singulares que ofrece a sus estudiantes incluyen un amor a la belleza y una comprensión de la capacidad que aquélla tiene de crear estados superiores de consciencia, una aceptación sin juicios de personas y acontecimientos tales como son y una profunda humildad y obediencia ante la inteligencia superior. “Si tuviera tres deseos”, dijo una vez, “serían: que se haga Tu voluntad, que se haga Tu voluntad, que se haga Tu voluntad.”
Quizás la máxima contribución de Robert Burton a la tradición del Cuarto Camino sea su infalible habilidad para asir la esencia de la enseñanza. Aunque el sistema ofrece una variedad de teorías, él se ha resistido a las tentaciones de desviarse de su aplicación suprema: la creación de una consciencia superior en sus estudiantes. Nunca ha dejado de repetir que este trabajo es simple, aunque no fácil. Del gran depósito de conocimiento en el Cuarto Camino, ha extraído y exaltado dos principios por encima de los demás: el recuerdo de sí y la transformación del sufrimiento.
El recuerdo de sí es el intento, en un momento específico, (9) de estar más consciente, más despierto, más PRESENTE. Es una forma de meditación activa que puede darse en cualquier momento y en cualquier situación, y en la cual el estudiante trabaja para estar consciente, simultáneamente, de sí mismo y de su entorno, en lugar de estar inmerso en su mundo interno o perdido en sus reacciones hacia los numerosos estímulos que lo rodean. Los repetidos esfuerzos por recordarse a sí mismo conducen a  los  estados superiores de consciencia y a una comprensión totalmente nueva del lugar de la humanidad en el universo. Esta lucha privada e interna por ser testigo de la propia vida es el proceso a través del cual se crea el alma.
Implacablemente, Robert Burton ha ubicado el recuerdo de sí en el corazón de su escuela. Si bien ha instado a sus estudiantes a experimentar lo mejor que la vida puede ofrecer y a desarrollar sus propios talentos y habilidades, nunca perdió de vista el hecho de que incluso el gran genio palidece ante la simple consciencia de que, como ha dicho a menudo, “no hay actividad más grande que la presencia en silencio”.
La transformación del sufrimiento envuelve el aprender a usar toda experiencia o emoción negativa o penosa, grande o pequeña, para crear el recuerdo de sí. Este proceso requiere de un largo trabajo sobre el cambio de actitudes, de modo que el estudiante comprenda que la responsabilidad última por cualquier emoción negativa —enojo, irritación, miedo, auto-compasión, etc.— descansa en el individuo más que en los acontecimientos que le sobrevienen. “Todos sufren, con o sin la escuela”, ha dicho Robert Burton. “Estamos tratando de usar nuestro sufrimiento en lugar de ser usados por él.”
Año tras año, los estudiantes de Robert Burton han (10) llegado hasta él con sus preguntas, sus problemas, sus protestas. Año tras año, con una paciencia que no decae, ha enseñado que las únicas soluciones verdaderas para cualquier “problema” percibido residen en nuestros esfuerzos por recordarnos a nosotros mismos y transformar nuestro sufrimiento. Por más justificadas que sean nuestras quejas, por más injustos que sean los acontecimientos de nuestra vida, no tenemos otra alternativa más que abrazarlos por entero. Esta aceptación más amplia es la clave para la transformación real de las emociones negativas en consciencia superior, que crea la capacidad para el amor sin egoísmo y que es el verdadero significado tras toda enseñanza espiritual. Lo que el individuo gana a través de este proceso puede, entonces, irradiarse exteriormente para beneficio de otros. “Hay un secreto”, dijo Robert Burton en una oportunidad, “que es casi demasiado sagrado para ser dicho. El secreto es: lo que uno gana, todos lo ganan.”
Desde su fundación, la Fraternidad, establecida en el norte de California, ha crecido lenta y calladamente hasta incluir un número aproximado de dos mil miembros en centros de enseñanza alrededor del mundo (para una lista parcial de dichos centros, por favor, remitirse a la parte final del libro). Se espera sinceramente que esta obra no sirva sólo como un registro para los estudiantes de Robert Burton, sino también para introducir a otros a sus propias posibilidades espirituales.
Este libro es el resultado de esfuerzos realizados por numerosos miembros de la Fraternidad a lo largo de muchos años. No puede agradecerse a todos en particular, pero deben mencionarse especialmente las contribuciones de Elizabeth Evans, Linda Kaplan, Catherine Searle y Brunella Windsor.
(11) Merecen también una expresión de gratitud Girard Haven, que emprendió la tarea de crear el glosario, y los traductores, que se afanaron por producir versiones fidedignas de este libro en varios idiomas.
JEANNE CHAPMAN
Apolo, California, Otoño, 1994

1 36 37 38 39 40 421