La experiencia de la nada

LA EXPERIENCIA DE LA NADA

Conversaciones de Sri Nisargadatta Maharaj
sobre la Realización de lo Infinito

S
RI NISARGADATTA MAHARAJ nació en Bombay en 1897. Sus padres, que le dieron el nombre de Maruti, tenían una pequeña granja en la aldea de Kandalgaon y fue aquí donde pasó sus primeros años. En 1924 se casó, más tarde devino comerciante de cigarrillos en Bombay donde él y su esposa formaron una familia. Desde la temprana infancia, mostró un gran interés en los asuntos espirituales, y sus conversaciones con los hombres santos agudizaron su mente inquisitiva y encendieron un fuego espiritual. A la edad de 34 años, encontró a su Gurú y tres años más tarde se realizó a sí mismo, tomando el nombre de Nisargadatta. Continuó llevando la vida de un trabajador indio ordinario pero sus enseñanzas, que se exponen en su obra maestra I Am That y que tienen su raíz en la antigua tradición de las Upanishads, constituyeron un quebranto significativo del pensamiento contemporáneo. Devotos viajaron desde todas las partes del mundo para escuchar el mensaje único de Srî Nisargadatta hasta su muerte en 1981.

Todo lo que es, es sólo una expresión de la consciencia. Si la consciencia no está aquí, la expresión de la consciencia tampoco está aquí. Por consiguiente, nada es. Y esta cons-ciencia es un concepto que nadie ha pedido; ha aparecido espontáneamente.

TABLA DE CONTENIDO

1. MAHARAJ EXPLICA LAS BASES DE LA ENSEÑANZA 123
2. EN EL NIVEL MÁS ALTO NADA ES; EN EL NIVEL MUNDANO TODO ES 123
3. UN SABIO VERDADERO ES EL QUE HA TRASCENDIDO LA PERSONALIDAD 123
4. SI USTED QUIERE LA FELICIDAD DEL SI MISMO, DESHÁGASE DEL SENTIDO CUERPO-MENTE 123
5. NO SE IDENTIFIQUE CON UN CADÁVER, Y ¡SEA FELIZ! 123
6. LA EXPERIENCIA DE LA NADA 123
7. CUANDO LA CONSCIENCIA SE MANIFIESTA, APARECE LA DUALIDAD 123
8. ¿QUIÉN SABE «QUE YO SOY»? 123
9. LA CONSCIENCIA MISMA ES LA FUENTE DE LA ILUSIÓN 123
10. PONGA FIN AL SUFRIMIENTO ESTABILIZÁNDOSE EN EL ESTADO ANTES DE LAS PALABRAS 123
GLOSARIO 123

1. MAHARAJ EXPLICA LAS BASES DE LA ENSEÑANZA

M
AHARAJ: La naturaleza de la consciencia tiene que ser comprendida. Esta consciencia sólo puede surgir en el cuerpo físico, y el cuerpo físico es la esencia de los cinco elementos . Es debido a la asociación con el cuerpo físico por lo que hay sufrimiento. La mayoría de la gente que viene aquí no podrá aceptar este tipo de conocimiento, porque es de un nivel estrictamente fundamental. Pero algunas personas que se aplican y que pueden aceptar este punto de vista, comprenderán realmente. Estarán totalmente libres del impacto del dolor y de la infelicidad, si comprenden que éstos sólo pueden resultar de la consciencia que se ha identificado con el cuerpo físico y sufre como un individuo. En ese caso, el sufrimiento debe resultar inevitablemente. Pero, ¿qué es el individuo? Hay un cuerpo creado de los cinco elementos, y en ese cuerpo mora el soplo vital (prana) y la consciencia; es una unidad compuesta. Todas las formas vivas contienen el soplo vital y la consciencia. Y, aunque las formas son diferentes, todas ellas contienen los mismos elementos. Así pues, pregunto de nuevo: ¿Dónde se plantea la cuestión de un individuo? Básicamente, no hay ninguno. Y esta es mi enseñanza básica que tiene que ser aprehendida, pero sólo muy pocos comprenderán.

VISITANTE: ¿Podría usted repetir esto? Había tanto alboroto que no he podido se-guirlo.

M: Por supuesto, pero no con las mismas palabras. ¿Qué es lo que nos interesa? Estamos tratando de la forma física que está hecha de los cinco elementos y que se alimenta de los cinco elementos. En esa forma están operando la fuerza vital (el soplo vital) y esta consciencia —es decir, el conocimiento «yo soy» o la sensación de ser, la sensación de la existencia. Esto último es la «senciencia», que es el regalo de la consciencia. Éste es el total que nosotros podemos percibir: el cuerpo, el soplo vital y la consciencia. Todas las formas están hechas de los mismos componentes. Así pues, ¿dónde se plantea la cuestión de un individuo? Por todas partes es esto, el individuo como tal jamás ha venido a la existencia. Y por esta razón no hay ninguna necesidad de identificarse uno mismo con nada. Sin embargo uno se identifica: la consciencia se identifica con el cuerpo, y de esta manera viene a la existencia el «individuo». Mientras esto sea un hecho, ese individuo no puede no sufrir. Y lo que yo soy… yo no soy ni el cuerpo, que es sólo los cinco elementos, ni la fuerza vital (el soplo) ni la consciencia que viene al cuerpo. Yo debo identificarme con la consciencia mientras el cuerpo esté aquí, porque forma una unidad con él. Pero en realidad, yo no soy ninguna de estas tres cosas. Mientras existe el cuerpo, yo soy la consciencia, que meramente presencia todo lo que está pasando. Cuando el cuerpo muere, la fuerza vital se va y se mezcla con el aire, y la consciencia se mezcla con la consciencia universal. Yo no soy nada esencialmente (identificable) en esta consciencia, puesto que sólo soy su presenciador. Y, lo que yo soy en el sentido absoluto, no es posible expresarlo en palabras. En esa Presenciación última, nadie tiene ninguna consciencia de estar presente. La presencia misma, no es en lo Absoluto.
Nadie que no esté interesado en el tema querría venir aquí. Así pues, se puede asumir que los que vienen aquí están vitalmente interesados en el tema y que han hecho su trabajo… así, la gente que viene aquí son todos jnanis. Pero, ¿cuántos de entre nosotros conocemos la naturaleza y la base de esta consciencia de que yo soy, que sólo existe mientras el cuerpo está aquí? Cada uno de nosotros debe decir «yo soy» y realizarlo. No hay ningún «tú», y no hay ningún «yo», como entidades indivi-duales.
Cuando hay un desequilibrio en la sustancia del cuerpo, sobreviene la enfer-medad. Pero cuando esa materia está en perfecto equilibrio, no hay ninguna enferme-dad. ¿Cómo es eso?
La pregunta era: ¿Depende la consciencia universal de los cinco elementos para su existencia? La respuesta a esta pregunta es que la consciencia universal y la manifestación entera aparecen simultáneamente. La manifestación acontece porque la consciencia está aquí. Hasta que el pensamiento «yo soy» no estuvo aquí, no hubo ninguna manifestación; ambos sobrevinieron simultáneamente. Pero debido a que nosotros nos identificamos con el cuerpo en el que se manifiesta la consciencia indi-vidual —y para manifestarse la consciencia tiene que tener una forma— nace el «in-dividuo» y ese individuo sufre.
Antes he explicado la cuestión de la consciencia universal. La consciencia universal es algo como un nombre dado a una ciudad. Así pues, por ejemplo, tenemos Bombay. ¿Qué entiende usted por «Bombay»? ¿Puede usted producir Bombay? ¡No! La palabra designa la totalidad de una cosa particular… la consciencia universal es meramente un nombre que se da a eso que es sin forma.
Yo uso la palabra «ciudad», y no particularmente Bombay. Quiero decir cual-quier ciudad o lugar. Si digo Bombay, significa que me refiero a un área limitada.

V: Un punto muy importante aquí. A mi entender, una ciudad o una nación com-prende sólo los individuos que la componen.

M: Los individuos pueden haberle dado un nombre; pero eso que se ha creado, ¿lo ha creado el hombre? El hombre nace de los cinco elementos. ¿Pero ha creado el hombre los cinco elementos? Los cinco elementos se han creado de esa consciencia, que está en el cuerpo individual.

V: La consciencia universal y esta consciencia dentro de mí, ¿son lo mismo?

M: La luz que se percibe por sus ojos y la luz que se ve generalmente, como se refleja en las diversas manifestaciones, ¿son diferentes?
Repito: Todo el problema está en la identificación con el cuerpo individual y consecuentemente con el individuo. Por consiguiente, el individuo está siempre te-meroso de la muerte —de la muerte del individuo.
¿Hay alguna pregunta sobre este tema?
Usted es esta consciencia. Y de esta consciencia nace el universo entero. No-sotros nos consideramos como individuos; y eso que es ilimitado, lo hemos limitado a una cosa insignificante. Lo infinito se ha reducido así a un simple cuerpo. Ése es todo nuestro problema.
Tenemos también esta pregunta: si es la misma consciencia universal lo que aparece en millones de seres humanos, ¿por qué actúan de maneras tan contrarias, creando todo tipo de caos? Si una mujer tiene diez hijos, todos han nacido de los mismos padres, pero ¿no actúan de maneras sorprendentemente contrarias? ¿Por qué es eso? Porque, aunque constituidos de los mismos cinco elementos básicos, la com-posición de cada individuo, que resulta de las diferentes proporciones —permutaciones y combinaciones— de estos elementos, es completamente diferente. Así, cada persona actúa de una manera diferente. O, para usar una analogía diferente, el metal puede ser el mismo, pero los propósitos para los que ese metal ha sido con-vertido en diferentes instrumentos son ampliamente diferentes —cada instrumento puede usarse para un fin particular. Así pues, los ingredientes son los cinco elemen-tos, pero el objeto final, creado de las diferentes combinaciones de estos ingredientes, está sujeto a actuar únicamente según su composición.

V: Maharaj, ¿con el propósito de qué?

M: El propósito es la suma de todos estos millones de combinaciones. Hasta donde yo sé… por eso es por lo que pedía antes que conozcamos primero la naturale-za y la base de este compuesto al que identificamos como nosotros mismos… A no ser que, primero de todo, yo conozca a fondo su naturaleza, ¿cómo puedo saber el fin y la base del universo entero?

INTERPRETE: Maharaj le está preguntando, ¿se ha dado cuenta usted de la naturaleza de la consciencia?
Él da un ejemplo, como es su costumbre, familiar y conocido. En este país se hace un tipo de torta. Hay un fuego, ponen una sartén en él, y entonces se vierte la masa en ella. Finalmente, la torta se hace y se retira. Cuando se echa a la sartén la torta siguiente, una vez que está formada, generalmente se parecerá a la torta anterior, pero el número de abolladuras y agujeros en las dos no será exactamente el mismo. Usted puede tener docenas de estas tortas, pero cada una está obligada a ser diferente. Esa es la naturaleza de la creación misma, tener variedad. Así pues, Ma-haraj dice que comprenda como manifestación la naturaleza y la base de eso que es creado, y esa base es la consciencia. A no ser que usted comprenda esta consciencia, no existe ningún otro modo de realizar el Paramatman. El Paramatman no puede al-canzarse sino por la comprensión.

M: El misterio del poder hipnótico de esta maya es que uno se identifica con el cuerpo. Y el mecanismo de este tipo de identificación no difiere de ninguna manera de la identificación de un trozo de piedra, o de algo creado de piedra, con Dios, y adorarlo sinceramente. En la medida en que eso funciona, todo está bien, y este tipo de adoración tendrá sus efectos normales en la consciencia. Pero a no ser que se comprenda la naturaleza de la consciencia, uno no podrá comprender su verdadera identidad. Así pues, una vez comprendida la naturaleza de la consciencia, usted comprenderá también que usted no es la consciencia. Nada que usted haya visto y comprendido, puede ser usted; usted, como sujeto, sólo puede comprender algo que sea un objeto, y usted está obligado a aceptarlo así.
Si usted discute cosas conmigo, basado en la literatura tradicional y el cono-cimiento tradicional… habrá muchos eruditos que son tan entendidos, que me co-merán vivo. Y sin embargo, por lo que se refiere al conocimiento básico, que es el que yo trato, ¿por qué se quedan mudos? Porque es algo totalmente diferente de cualquier cosa que pueda comprenderse. Todo lo que se comprende, todo lo que se ve, no es verdadero.
¿Alguna pregunta?

V: Hay un Himno a la Creación; es bien conocido para las gentes que han leído las traducciones. Al final de él, el poema dice algo como esto. (Sólo puedo reprodu-cirlo vagamente): «Él, el Conocedor Último, el jnani…» la cuestión ahora es el que dice todo esto, ¿quién le causó? Es sobre el origen del jnani, ¿cómo sucedió? Y en la última línea, el poema dice: «Él, el jnani, lo sabe. O quizás, no lo sabe». En otras pa-labras, al final a uno se le deja en la duda de si el jnani conoce realmente lo Último. ¿Es eso verdadero?

M: Por favor, podría repetirlo.

V: Bien, es difícil hacerlo así sin repetir el texto. En otras palabras, por así decir, es una pregunta última sobre el origen del jnani. Él lo dice en la última línea…

M: Pero ¿cómo comienza este Himno a la Creación?

V: Es un Himno muy bien conocido. ¿Qué hay sobre el origen del jnani mismo? Usted puede imaginar al jnani preguntándose: ¿Cómo llegué yo a ser aquí? La res-puesta que da es: «Él lo sabe. O quizás, no lo sabe».

M: Él no puede ser llamado un jnani, puesto que la pregunta misma no está res-pondida; el problema está todavía incompleto, sin resolver. El misterio permanece. El hombre enfermo es todavía un hombre enfermo. Todo lo que dice es un eco de la en-fermedad. Y el que lo escribió, está todavía enfermo.

V: [Hace una pregunta en marathi que no es traducida].

M: La consciencia misma es la pantalla. Éste es el reino de la consciencia y todas las creaciones están en la consciencia.

I: La pregunta era: ¿Podríamos concebir la consciencia como una pantalla en la que la creación entera es como una imagen en movimiento? Maharaj dijo inicialmente que no hay ninguna pantalla, que no hay nada. Todo lo que es, es abertura total. Luego, Mr. P. explicó que lo que la señora probablemente intentaba expresar es que cualquier cosa que puede suceder —todos los pensamientos, todas las acciones— son sólo apariciones en esa consciencia. Maharaj dijo: Indudablemente.
La sesión está casi terminada. ¿Hay alguna pregunta? Maharaj quiere pregun-tas; se crece con ellas.

V: Una dificultad en nuestra comprensión es que la consciencia misma es el ob-jeto del Conocedor; ¿correcto? Esta consciencia puede ser eventualmente compren-dida por el jnani. Desafortunadamente, lo contrario de la consciencia es la incons-ciencia. En el lenguaje, por así decir, hay implícita una tendencia a hacer esta división —la consciencia y la inconsciencia. La consciencia está siendo comprendida; y entonces lo que queda, según el lenguaje, es la inconsciencia.

I: Eso lo explicó ayer por la mañana…
Cuando la consciencia no está aquí, entonces obviamente uno es inconsciente. Así pues, ¿qué quiere decir usted con eso?

V: La consciencia no es real. Usted dice eso a la persona ordinaria, y en ese caso la consciencia parece un estado inferior a él.

SEGUNDO VISITANTE: No parece inferior a mí.

M: La consciencia nace de la inconsciencia; la inconsciencia es la fuente. Y eso también es nuestra experiencia. Este conocimiento «yo soy», esta consciencia, ha sa-lido del estado anterior en el que no había ninguna consciencia. La consciencia es un estado que es ahora con nosotros y a causa del cual sufrimos; y antes de que viniera esta consciencia, prevalecía un estado en el que nosotros no éramos conscientes y que era un estado feliz.
La sesión ha terminado, pero si hay alguna pregunta… ¡Entonces adelante!
[No hay más preguntas].

?

M: [En respuesta a una pregunta sobre el esfuerzo para comprender]. No se trata de ningún esfuerzo hecho por nadie. Eso que es ha de comprenderse, es auto-efulgente. No necesita la ayuda de nadie para existir, y meramente ha de ser com-prendido. Y cuando se comprende, también está claro que yo soy la aurora, que yo soy la tarde, que yo soy el anochecer, que yo soy la noche. Que yo soy lo bueno, que yo soy lo malo. Y lo que ha de comprenderse es que si la consciencia no está aquí, el mundo no está aquí. Y yo no soy la consciencia; yo soy aparte de ella. Aunque la consciencia es importantísima —pues si no hubiera ninguna consciencia no habría ningún mundo, no habría nada— sin embargo yo no soy eso.

V: Pero llegar a esta percepción requiere esfuerzo. ¿Por qué dice Maharaj que no hay ningún esfuerzo que haya de hacerse?

M: Ahora que sabe que usted es, usted está sentado aquí, usted sabe que existe, usted tiene esa senciencia. El conocimiento de que usted está vivo, de que usted exis-te, ¿lo comprende usted gracias a algún esfuerzo?

V: No.

M: Su pregunta es enteramente correcta desde el punto de vista de este mundo; es decir, a menos que usted trabaje no hay ningún fruto, usted no puede comer. Por lo tanto, desde el punto de vista mundano, su pregunta es correcta. Pero ¡yo no perte-nezco a este mundo! Y en el mundo, esta «yo soidad» está aquí, sin ningún esfuerzo por parte de nadie.

V: Maharaj, yo soy profesor de profesión. En teoría, acepto esto completamente y hasta veo la lógica de ello. El problema es que conocer esto teóricamente es una cosa, pero serlo y sentirlo efectivamente es otra completamente distinta. Y ahí es donde está la dificultad, y de aquí la necesidad del esfuerzo.

M: Sí, un tremendo esfuerzo: ¡estar muy, muy quieto y no hacer nada! Ese es el esfuerzo —el esfuerzo que usted hizo cuando estaba en el seno de su madre durante ocho meses y en cuyo estado ni sus padres ni usted hicieron nada como tales. No se hizo ningún esfuerzo. Todo lo que creció, creció por sí mismo.

V: ¡Obtuve mi respuesta!

M: Desde la gota de semen en la concepción al crecimiento del niño, y su desa-rrollo posterior, ¿qué es lo que hizo posible este crecimiento? Ese principio mismo que, desde la ausencia del conocimiento, ha llevado a la presencia del conocimiento, esta «yo soidad» —eso es lo que uno es y lo que debe ser comprendido.

V: Un acontecimiento espontáneo sin esfuerzo.

M: Ese suceso espontáneo, esa consciencia que ha surgido de la inconsciencia.

V: Pero ¿cómo puede uno saber que la concepción ha ocurrido?

SEGUNDO VISITANTE: ¿De qué otro modo sabría usted que nace el niño?

V: A no ser que haya concepción, el niño no crecerá. Y en la persona donde no hay concepción, no habrá ningún crecimiento. Por consiguiente, también tendría que hacerse un esfuerzo para que haya concepción; sólo entonces tendrá lugar el creci-miento.

I: Maharaj le está hablando exclusivamente sobre el papel del crecimiento. No hay ningún esfuerzo. El crecimiento está ocurriendo espontáneamente.

M: Incluso ahí, incluso para la concepción, ¿qué esfuerzo podrían hacer los pa-dres? E incluso si los padres hacen ese esfuerzo, ¿podrían tener garantizado que la concepción tenga lugar? La concepción ocurre por sí misma, por su propia buena vo-luntad —no necesariamente a causa de algún esfuerzo. En cualquier caso, los esfuer-zos que los padres hicieron, no fueron realmente esfuerzos; ellos mismos estuvieron disfrutando. Eso no es un esfuerzo como tal.
[A un visitante particular] ¿Vendrá usted por la tarde?

V: Éstas son mis hermanas. Volverán conmigo esta tarde.

M: El conocimiento «usted es» —si usted quiere recordar esta visita— recuerde esto también, la memoria de que usted es está bajo la sombra [es decir, bajo el para-guas protector] del gurú o de Dios. Adorar a Dios y al gurú significa adorar sólo el conocimiento «usted es». Así pues, aférrese bien a ese principio, el conocimiento «yo soy», el conocimiento de que usted existe, y adórelo en el nombre de su gurú o de Dios.

2.  EN EL NIVEL MÁS ALTO NADA ES; EN EL NIVEL MUNDANO    TODO ES

V
ISITANTE: Perdóneme por volver a lo que Maharaj dijo ayer, porque lo olvidé. Yo le pregunté sobre la presencia del gurú, y usted dijo que hay algo que dice «gurú-gurú-gurú».

MAHARAJ: Oh sí, gurú significa esa «yo soidad» misma, el hecho de que usted siem-pre recuerda «yo soy», «yo soy», «yo soy» —es decir gurú-gurú-gurú, como el sonido del motor de un coche funcionando. Es un recordatorio continuo de que usted es.
Para esta conversación insignificante, ¿por qué está usando este equipo? [refi-riéndose al magnetofón].

V: Porque la conversación insignificante nos lleva todo el tiempo a eso que no es insignificante.

M: Justamente.

V: ¿Puedo hacer una pregunta?

M: Por supuesto.

V: Esta mañana Maharaj decía que debe seguirse este misterio del conocedor y lo conocido. Lo conocido no es realmente conocido por un conocedor. Lo conocido es conocido porque sus percepciones, pensamientos, sensaciones, son movimientos en la consciencia, y son conocidos debido a su aparición en la luz de la consciencia. ¿Es eso correcto?

M: Es exactamente eso. Un jnani es el más estúpido… (Él no está interesado en conocer en el sentido convencional). Cuando aparece este estado de vigilia, esta consciencia, sólo entonces aparece todo. Antes de eso, ¿dónde se plantea la cuestión del conocimiento, de la ignorancia, o de jnana?

V: Pero el sueño profundo, ¿es eso realmente un estado?

M: Sí, la combinación integral del estado de vigilia, sueño profundo y el estado de sueño con sueños comprende «yo soy».

V: Pero en el sueño profundo, no hay ningún tiempo.

M: El tiempo está ahí, solo la presenciación del tiempo no está ahí.

V: ¿Cómo puede haber tiempo si no hay ninguna presenciación?

M: Su reloj hizo el trabajo de presenciar y le dijo a usted que estuvo dormido du-rante ocho horas.

V: Así pues, ¿la presenciación viene después?

M: ¡Concedido!

V: En el sueño profundo mismo, no hay ningún tiempo.

M: El que se lo dice a usted después, ¿cómo es antes de que se lo diga?

V: Sin forma.

M: Cuando eso es sin forma, cuando la forma no está disponible, la consciencia «yo soy» no está tampoco.

V: Así pues, en el sueño profundo no hay ningún «yo soy».

M: No. Sin embargo la presenciación del sueño profundo acontece. El principio que presencia el sueño profundo no duerme.

V: Yo no comprendo que algo pueda ser sin tiempo y que sin embargo exista —el sueño profundo.

M: Entre usted en un profundísimo samadhi, entonces entenderá eso. Si usted quiere encontrar un estado de nada, usted mismo debe entrar también en un estado de nada.

V: Eso es lo que yo llamo «omnipresencia», o presencia.

M: La «yo soidad» es la presencia. Esa presencia «yo soidad» no debe estar aquí. Sólo la no-«yo soidad» puede encontrar esa nada.

V: Aún hay… no tengo ninguna palabra para ello… presencia. No hay ningún pensamiento, ninguna sensación. Pero hay…

M: Ningún pensamiento, ninguna sensación.

V: Yo solía entrar en samadhis, lo que era exactamente como el sueño profundo. En tres horas más o menos, notaba que muchas cosas habían sucedido (en mi entorno inmediato). Pero mi gurú estaba muy descontento con eso. Él decía, usted no debe hacer eso.

M: El samadhi y el experimentador del samadhi, ¿logró usted conocer ambos as-pectos —el samadhi y el que gozaba del samadhi?

V: Ahora, muchos años después, digo que son idénticos.

M: Efectivamente, el experimentador y la experiencia son uno y lo mismo.

V: Pero no puede ser recordado.

M: Eso no ha de memorizarse; ello no puede ser atrapado por la memoria. El Brahman manifiesto, dinámico y fluido no puede ser atrapado en las palabras.

V: ¿Puede usted decir que todo, incluso la ignorancia y el dolor, es un indicador hacia lo Último?

M: Cuando usted está completamente despersonificado, usted ya no es un indivi-duo; entonces todo lo que es, es un embellecimiento o una decoración o un puja para el Parabrahman. Pero mientras usted está envuelto egoístamente por algunas pala-bras, ningún puja puede acontecer.

V: El conocimiento con C mayúscula, el conocimiento último…

M: ¿Lo Absoluto?

V: Sí, la cognitividad, yo no sé cómo llamarlo…

M: Pero eso no es cognitividad… En lo Absoluto, no hay ninguna cognitividad. La cognitividad está sólo en el pasado.

V: Aquí nos encontramos con la dificultad de las palabras.

M: Mejor no lo llame conocimiento.

V: Consciencia pura.

M: En ese estado, no hay ninguna cognitividad.

V: Pero ninguna inconsciencia tampoco. Ello no es posible.

M: Ello es inconsciente.

V: Desde el punto de vista de la mente.

M: Sí, porque usted es… la indicación se da con referencia a la consciencia. Esa es la razón por lo que usted lo llama «no consciencia».

V: Sí. Pero en realidad, desde su propio punto de vista…

M: Usted está hablando de lo Absoluto. No hay ninguna «yo soidad».

V: Yo no sé cómo llamarlo…

M: Llámelo Absoluto. En el momento en que usted dice «conocimiento», entra la cualidad.

V: Yo no quiero decir eso.

M: ¿Está usted hablando del estado nirguna?

V: Yo no conozco este término sánscrito.

M: Guna significa «yo soidad»; y nirguna significa «no-yo soidad».

V: «Yo soy» desaparece en lo Absoluto.

M: Sí, un estado de no-conocimiento.

V: ¡Un estado de no-conocimiento… que conoce! [risas].

M: La cognitividad aparece en el estado de no-conocimiento.

V: Sí, la eseidad relativa es conocida, es registrada en lo Absoluto.

M: La eseidad aparece sobre el fondo de lo Absoluto. ¿Verdad?

V: Así pues, es conocida… en lo Absoluto. La eseidad es conocida como un ob-jeto.

M: Si la cognitividad no es conocida, ¿quién la llamaría «cognitividad»?

V: No hay nadie para llamarla nada.

M: ¡Esa es la respuesta!

V: Así pues, lo he comprendido bien esta mañana: ¿Nos aconseja Maharaj que descubramos quién es el presenciador en el sueño profundo?

M: Todas estas declaraciones verbales son sólo para agradar a alguien. En reali-dad, no hay ninguna substancia en todo esto.

V: Así pues, ¿no hay ningún consejo?

M: A la naturaleza manifiesta, dinámica, ¡no la defina con las palabras! Sólo sea. No conceptualice. Actualmente todo el mundo está agobiado por las palabras. Su-ponga que aquí hay un niño, y que el niño muere. Sea lo que sea ese principio, ese principio dinámico ha abandonado el cuerpo. No, usted no puede decir lo que es ese principio dinámico. Ahora no tiene ningún nombre. Debido a esta asociación con el cuerpo, usted ha intentado capturarlo con las palabras.

V: Así pues, las palabras son el único problema.

M: Sí. Todo el problema reside en las palabras. Puesto que ese principio que ha dejado el cuerpo está ahora liberado del cuerpo, usted no puede capturarlo con pala-bras. El principio de eseidad dinámica, sufre debido a su asociación con el cuerpo, al aceptar una cierta forma y ciertas palabras y conceptos. Sin eso —sin la forma, y sin palabras— ¿cómo puede sufrir?

V: Todo esto cesa inmediatamente cuando uno lo ve como una puja para lo Último.

M: Eso significa que cesa toda esta palabrería. Usted puede entenderlo de ese modo. Una vez que comprende que usted no es el cuerpo y que usted no está envuel-to en el nombre y la forma, y que usted es sólo este Brahman manifiesto, usted es li-bre.

V: Incluso la idea «yo no soy libre» es parte de la puja.

M: ¿Qué entiende usted por «puja»? Puja es un proceso o una ayuda para propi-ciar a alguien.

V: Bien, de acuerdo. ¿Podría usted llamarlo darishma?

M: Llámelo como usted quiera. Es una expresión de ella.

V: Es la consciencia jugando consigo misma.

M: Sí.

[A un visitante recién llegado] Si usted se va a sentar aquí, debe hacer pre-guntas. Si no va a hacer preguntas, tome asiento detrás.

V: Si uno viene aquí, debe tender su cuello. De otro modo, no es de ninguna uti-lidad (estar aquí).

M: Si usted entra en la arena, debe batirse con preguntas.

SEGUNDO VISITANTE: Por supuesto, por supuesto.

M: [Señalando a un tercer visitante] Durante años, él ha estado intentando asimi-lar el conocimiento, pero no ha obtenido un ápice del conocimiento. ¿Qué conoci-miento obtuvo usted?

V: El hombre ignorante no tiene ningún conocimiento y el sabio no tiene cono-cimiento. Entonces ¿cuál es la diferencia?

M: El ignorante tiene que adquirir el conocimiento, porque el conocimiento es válido para el ignorante. Para el jnani, no hay ningún sentido en el conocimiento, porque rechaza el conocimiento como irreal. Por consiguiente, no considera el cono-cimiento. Esa es la razón por la que no tiene ningún conocimiento.

V: En realidad nadie puede tener conocimiento, nadie puede tener nada.

M: En realidad nadie puede evitar el conocimiento. ¿Qué significa «nadie»?

V: Es el «propietario».

M: ¿Significa «nadie» lo que podría referirse a «quién»?

V: «Nadie» es el propietario a quien usted no puede conocer. Incluso el propieta-rio desaparece instantáneamente… Así pues, yo no podría ser el poseedor del cono-cimiento por dos razones. Primero, uno no puede poseer ningún pensamiento… Se-gundo, el propietario no vive más tiempo que uno o dos segundos. Él también es un pensamiento.

M: Todo esto es correcto en el nivel mundano, pero, verdaderamente, nada es. En el nivel más alto, realmente, nada es. En el nivel mundano, todo es.

V: ¿Significa esto que todo es una forma de consciencia?

M: Todo lo que es, es sólo una expresión de la consciencia. Si la consciencia no está aquí, la expresión de la consciencia no está tampoco. Por consiguiente, nada es. Y esta consciencia es un concepto que nadie ha pedido; ha aparecido espontánea-mente.

V: Así pues, una vez que se ha escuchado la verdad, realmente sólo hay un obstáculo, pensar que uno puede alcanzarla cuando en realidad no se puede.

M: Después de que uno ha obtenido la verdad, sólo hay un obstáculo…

V: Parece que uno tenga que alcanzarla para conseguirla.

M: Cuando se ha escuchado la verdad, es menester aún emularla para alcanzarla.

V: Su tentativa para comprenderla, ese es el único obstáculo. El «¿cómo?».

M: Porque la verdad no tiene ninguna forma, ningún nombre. Así pues, ¿cómo puede ser comprendida?

V: Sin embargo eso es algo que uno continúa tratando de obtener durante un lar-go periodo.

M: En el proceso de tratar de comprender, usted se purifica y el proceso se calma. Mientras la esencia de alimento del cuerpo está disponible, esta consciencia perdura. Cuando la consciencia abandona el cuerpo, esa cognitividad ya no está más aquí. Sólo queda la consciencia universal sin la cognitividad, el estado de no-cognitividad o de nada más.
Entonces, en ese estado, no se plantea ninguna cuestión de manifiesto o no-manifiesto. Eso viene sólo con la presencia de la consciencia. Mientras la asociación con la esencia del cuerpo está aquí, este guna, este estado de «yo soidad» o eseidad, está disponible. Pero una vez que esta esencia de alimento se va, ese estado de «yo soidad» también se va. Este guna, esta consciencia, depende enteramente de la esen-cia de alimento del cuerpo. Una vez que ésta última está agotada, o ya no está dispo-nible, esta consciencia o este guna tampoco está aquí. Repito, la fuerza vital, el toque de «yo soidad» o este guna, no está aquí en la ausencia de la esencia de alimento del cuerpo, ya se trate de una hormiga o de un elefante.
Todas las historias sobre la reencarnación, o el renacimiento, son solo cuentos apropiados para las masas ignorantes.

V: ¿Se proyecta el pasado siempre desde este momento?

M: Todo lo que ha sucedido, eso es «el pasado».

8 comentarios

  • Crow

    V: Pero nunca podemos tocar el pasado; nosotros somos sólo ahora. Así pues, no podemos tocar nada que no sea ahora. Por consiguiente, tal vez, no hay tal cosa como el pasado.

    M: ¿Qué tiene usted que decir…?

    V: Pues que si no hay pasado, no hay esclavitud.

    M: Pero ¿quién dice que no puede ser tocado? ¿El pasado?

    V: Yo lo digo.

    M: ¿Pero quién es el que dice «yo»? Esto significa que por la palabra «yo», ese chetana, ese principio manifiesto, dinámico, se ha atrapado a sí mismo en esa palabra «yo». Si ese principio dinámico, manifiesto, no está atrapado en el concepto, enton-ces no tiene nacimiento ni muerte.

    V: ¿Es posible, cuando uno busca lo que uno es, que no se identifique a sí mismo con la consciencia, sino que la malinterprete? ¿Podría ser que cuando uno se busca a sí mismo, tome esta consciencia, de la que habla Maharaj, por lo que uno es, de ma-nera que la confunda?

    SEGUNDO VISITANTE: Usted confunde la consciencia con lo Último.

    M: Sí, esa consciencia es el prerrequisito para todo. Sin la consciencia, usted ni siquiera puede hacer esa búsqueda, usted no puede mirar dentro.
    Por favor continúe con la pregunta.

    V: Eso es todo. Pero cuando se comete este error, cuando uno se identifica a sí mismo con la consciencia, ¿hay todavía algún tipo de sensación o experiencia?

    M: Usted es la consciencia. ¿Dónde se plantea la cuestión de su unión con la consciencia? Su consciencia significa «usted es». Su «yo soidad» y la consciencia no están separados. El estado mismo «usted es» es la consciencia. ¿Puede seguirme? Us-ted sabe que usted es, sin las palabras «usted es». Eso mismo es la consciencia.

    V: ¿Puede esta consciencia existir sin formas?

    M: Esta consciencia no puede conocerse a sí misma en la ausencia de una forma, de la esencia del cuerpo de alimento. El cuerpo es una forma. Por ejemplo, usted está detectando un mal olor. Debe haber algo desde lo cual emana el mal olor. Algo debe estar presente. Igualmente, para tener este toque de «yo soidad», algo debe estar aquí. ¿Y qué es ese algo? El cuerpo, la esencia del alimento. Este cuerpo, que es la esencia del alimento, debe estar aquí. El almacén de la esencia del alimento es el cuer-po.
    [Después de una larga pausa] Yo tenía grandes expectativas en usted, en que iniciaría alguna conversación interesante. Si nadie habla, concluiré la sesión y man-daré a la gente a su casa.

    V: He tenido que preparar las preguntas. Tengo que apuntarlas, porque cuando me siento aquí todas mis preguntas se desvanecen. Cuando llego a casa, las preguntas vuelven.
    Usted dijo que uno debe recordar siempre «yo soy».

    M: ¿Es necesario que usted deba recordar que usted es? Espontáneamente usted sabe y recuerda que usted es. Esa es la razón por la que ha venido aquí, ¿no es así? Porque usted es. Permanezca quieto ahí.
    Actualmente, usted todavía no tiene esa comprensión para poder darse cuenta de la felicidad que conlleva ese estado. Usted todavía tiene que desarrollarse.

    V: No lo consigo.

    M: Usted no está todavía lo bastante maduro. Y en realidad… cuando finalmente comprenda, entenderá que todo esto, cualquier cosa que usted haya comprendido, no es la verdad.

    V: Eso es lo que comprendo con la mente.

    M: ¿Qué puede comprender la mente? ¿Puede tener la mente alguna sabiduría? Cualquier cosa que pasa, ella la observa, eso es la mente. Todo lo que se lee, todo lo que se oye, vuelve de nuevo afuera —eso es la mente. Cualesquiera que fueran las impresiones más antiguas que entraron, cuando salen afuera, constituyen la mente.

    V: Hasta cierto punto, no quiero hacer preguntas, porque si hago una pregunta inteligente y obtengo una respuesta inteligente a cambio, devengo cada vez más inte-ligente y eso no es de ninguna utilidad.

    M: Usted hace una pregunta inteligente y obtiene una respuesta inteligente. ¿Es eso lo que quiere decir?

    V: Sí. Esto me hace aún más inteligente, y luego empiezo… eso no es de ninguna utilidad. Por consiguiente, no quiero hacer preguntas.

    M: ¿Así que usted no quiere devenir inteligente? El estado que usted quiere es la no-inteligencia. ¿Es algo semejante a eso?

    V: Yo puedo devenir muy inteligente, pero eso no ayuda. No me hace feliz.

    M: Eso no es de ninguna utilidad. Pero ¿quién lo observa? ¿Quién está diciendo esto? ¿Quién ha hecho todas las observaciones?

    V: ¿El presenciador?

    M: Me gustaría saber ¿quién es ese presenciador y el presenciador de qué?

    V: Bueno, puedo decir que yo soy el presenciador… No estoy seguro.

    M: ¿Y el presenciador de qué?

    V: De la inteligencia, del mundo, de todo, de todo lo que es manifestado.

    M: ¿Cuánto tiempo va a estar usted en ese puesto de presenciador? ¿Cuánto tiempo está usted en una posición de presenciador?
    Es la cognitividad lo que es el problema, la fuente de todos los problemas. En la ausencia de la cognitividad, de esa consciencia, ¿dónde se plantea la cuestión de la miseria, el dolor o el placer?

    V: En ninguna parte.

    M: Ahora lo sabe, puede irse a su casa; usted lo ha conseguido.

    V: Pero yo no lo siento, no lo experimento de esa manera. Puedo explicar todo muy inteligentemente, sin embargo no funciona, ni siquiera para mí mismo.

    M: Mientras la eseidad, la «yo soidad» esté aquí, (por qué preocuparse de) la uti-lidad o no utilidad. En la ausencia de la consciencia, no se plantea ninguna cuestión de utilidad o no utilidad.

    V: ¿Por qué utilidad?

    M: Utilidad o no utilidad.

    V: ¿Significa eso la pérdida de la consciencia?

    M: ¿Cogió usted alguna vez la consciencia, y la hizo suya, su propiedad?

    V: No.

    M: Entonces permanezca tranquilo.
    Ella (la consciencia) ha venido espontáneamente.
    ¿Cómo es que todo el mundo se ha quedado en silencio repentinamente?

    V: ¿No es lo que Maharaj quiere? [risas].

    SEGUNDO VISITANTE: ¿Podemos recibir algún consejo para no confundir las cosas? Algunas veces tomo esto como «yo soy», otras veces tomo eso como «yo soy». ¿Pue-de Maharaj dar algún consejo para asegurar que no tomemos equivocadamente algo por «yo soy»?

    M: No diga yo soy esto, yo soy eso. Sólo aférrese a usted mismo, a usted es. Simplemente sea. Simplemente sea «usted es». ¿Me sigue?

    V: Sí, pero algunas veces imagino que experimento «yo soy». Algunas veces, no siempre.

    M: En cada instante usted experimenta «yo soy». ¿No se está usted experimen-tando justamente ahora? ¿No es verdad?

    V: Como un cuerpo, sí.

    M: Usted sabe que usted es, ¿no es así?

    V: Sí, como un cuerpo, como una mente, yo soy.

    M: Antes del cuerpo, y antes de la mente, ¿no está usted ahí?

    V: No lo sé.

    M: ¿Es usted, o no es usted?
    ¿Quién reconoce a la mente? Usted reconoce a la mente. Así pues, usted está…

    V: Separado.

    M: Al reconocer a la mente, usted es aparte de la mente, ¿no es así?

    V: Sí.

    M: Usted reconoce al cuerpo. Así pues, usted es aparte del cuerpo. Usted existe antes del cuerpo, separado del cuerpo y separado de la mente, ¿no es así? ¿Compren-de usted?

    V: Comprendo.

    M: Pregunte algo más.

    V: Así pues, sobre mi primera pregunta: ¿no tiene Maharaj ningún consejo para no confundir las cosas?

    M: Usted es meramente el presenciador de todo. En realidad, usted no está mez-clado con nada. Usted es el presenciador de todo, como ello es.

    V: A veces, cuando estaba en Atenas, pensaba que miraba desde este punto o desde ese punto. Cuando pienso que el cuerpo es mío, puedo verlo; en otros momen-tos también puedo verlo, pero desde otro punto de vista.

    INTÉRPRETE: Usted dice que algunas veces ve el cuerpo desde el frente, algunas ve-ces desde la espalda; ¿es parecido a esto?

    V: No, no quiero decir eso. Quiero decir el cuerpo-mente, dependiendo del punto de vista.

    M: Usted es separado del cuerpo y de la mente, ¿no es así?

    V: Sí.

    M: Eso es suficiente.

    V: ¿Cómo devenir maduro rápidamente? [risas]

    M: Usted maduraría rápidamente si permaneciera firme en su «nada». Yo soy sólo «nada». Yo soy nada. Con esa nada usted devendrá maduro.

    V: ¿Es eso lo mismo que cuando se medita y se continúa repitiéndolo [el mantra] en la cabeza?

    M: Suponga que usted medita, que medita sobre el atman o sobre alguna cosa, ¡sea ahí! ¡Receda! Cualquier cosa que usted medite, ¡usted no es eso! Cualquier cosa que usted observe, usted no es eso. Así, de esta manera, rechace todo lo que usted observe, y finalmente instálese donde ya no es ninguna observación más.

    V: Yo sólo podía meditar muy poco por el miedo que surgía…

    M: ¡Usted no es el miedo! Usted observaba el miedo, ¿no es así? Usted lo reco-noce porque lo acepta. Receda de eso. Usted no es eso. ¡Receda!

    V: Pero cuanto más recedo, tanto más miedo viene.

    M: Pero aún así, usted tiene que receder. Usted es el fondo, principio último de todo.

    V: Es difícil convencerse de eso cuando se medita y el miedo viene; es difícil re-cordar.

    M: ¡Deje que venga el miedo! No importa si usted es abrumado por el miedo y usted muere —lo que quiera que eso sea. Atrapado por el miedo, déjelo morir. Usted está todavía en el fondo, deje que [el miedo] aparezca en usted.

    V: Entonces, cuando siento que me estoy muriendo, ¿no es eso ningún problema?

    M: Entonces déjese morir. Eso que está atrapado por el miedo morirá, pero usted no morirá. Usted será realmente inmortal.

    V: Lo sé, lo he experimentado muchas veces.

    I: Usted sobrevivió, ¿no es así? ¿Dígame entonces?

    V: El problema es interminable; el miedo y el problema son interminables.

    M: Todo se irá, pero usted no se irá; usted no morirá.

    V: Intentaré de nuevo.

    M: ¿Qué va a hacer ahora?

    V: Meditar.

    M: Cuando usted dice que entra en meditación, ¿sobre qué medita?

    V: Me sentaré y sólo contemplaré lo que aparezca, y luego seguiré diciéndome: «Eso es algo, eso es algo…»

    M: Eso es todo, nada más.

    V: Y vendré aquí todos los días, por supuesto.

    M: ¡Durante cuatro, o cinco días!

    V: ¿Qué quiere decir, cuatro o cinco días?

    M: Usted puede venir aquí cuatro o cinco días.

    V: ¿No más tiempo?

    M: No hay acomodo para los recién llegados. De todos modos, para comprender a fondo usted puede venir. Pero luego debe irse.

    V: La comprensión misma, no es suficiente para mí.

    M: Entonces, ¿qué más quiere usted?

    V: Devenir más realizado… [risillas contenidas]

    M: ¿Realizado? ¿La realización de quién? ¿De algún otro o suya? Su realización de sí mismo, debe ser como esto… [hace un gesto]

    V: ¿Qué quiere decir con «como esto»? Yo no he entendido el punto.

    M: Escuche mis conversaciones a fondo durante cuatro o cinco días, y luego váyase y embébalas.

    V: Soy completamente consciente de la cuestión que estoy exponiendo, pero ella no puede ser atrapada por la mente o la buddhi [intelecto].
    Alguien está realizando… lo inmanifiesto… pero no hay nada que realizar… está ahí siempre. El tiempo y el espacio no lo atan. ¿Correcto?

    M: ¿Ha realizado usted eso? ¿Es su experiencia?

    V: No.

    M: Entonces no me hable sobre algún otro. Esta «yo soidad» no le ocurre a usted. Usted es. ¿Está limitada al tiempo o es más allá del tiempo? Usted sabe ahora que usted no era. Esta «yo soidad» no era; ella ha venido después. La «yo soidad» ha ve-nido en un cierto momento. Usted sabe que usted es. Antes de eso, esta «yo soidad» no era. Así pues, ¿cómo puede usted decir que esta «yo soidad» está más allá del tiempo? Ella está sujeta al tiempo. Ella ha aparecido; por consiguiente, debe desapa-recer.

    V: [Exposición ininteligible y larga acerca de vivir el «estado inmanifiesto»].

    M: Toda esta charla es meramente acrobacias verbales. Yo quiero saber: ¿Qué es esta medicina «usted es»? ¿Por qué es usted? ¿Qué es usted? ¿Debido a qué es usted? En la ausencia de esa medicina «usted es», ¿qué es usted? Antes de comprender esta medicina «usted es» y deshacerse de ella, usted está hablando de un estado sin la medicina «usted es». ¡Comprenda lo que ella es!
    Mi estado es: yo soy, sin padres. Yo soy lo Innacido. Similarmente, yo le comprendo a usted sólo como tal. Usted es también lo Innacido, sin padres. Yo le he estado diciendo a usted una y otra vez: el hecho de que usted exista se debe a esa medicina «usted es». Ella tiene un cierto periodo de tiempo. Una y otra vez he estado diciéndole a usted eso, y a pesar de ello usted está exponiendo la misma pregunta básica.
    Alguien me hizo una pregunta extraña: yo soy responsable del nacimiento de cincuenta niños. ¿Debido a qué han nacido? Esa fue su pregunta. ¿Suponga que su padre hizo una pregunta tan boba a algún otro?
    Toda esta charla sobre lo manifiesto y lo inmanifiesto es mero entretenimien-to. Primero encuentre: ¿Qué es esta medicina «usted es»? ¿Debido a qué? Cuando reconozca y transcienda eso, usted es un Mahatma, y la gente vendrá y hablará con usted. ¿Ha comprendido usted este principio «yo soy»?
    Cuando gentes experimentadas espiritualmente vienen aquí, entran en un diá-logo sólo por entretenimiento. En el estado verdadero nada es. Toda esta charla espi-ritual es jerga espiritual. Usted puede hablar en el mundo a las masas ignorantes; us-ted les puede transmitir cualquier número de conceptos. Permítame darle un ejemplo: En ciertas partes de nuestro país, cuando se muere una persona, sus ornamentos se le dan a un barbero, porque desde el barbero irán a la persona muerta. Ese es el concep-to. Y tales conceptos son todos para la gente ignorante. Pero usted no puede contar esos cuentos aquí, cuando se discuten temas espirituales profundos. Finalmente, ¿qué son estas charlas espirituales? Ellas tienen significado mientras prevalece la ignoran-cia. Para eliminar la ignorancia, es necesario el supuesto conocimiento. El conoci-miento elimina la ignorancia y luego él mismo desaparece también; tanto el conoci-miento como la ignorancia son arrojados por la borda. Lo que queda es lo Absoluto.
    Tome por ejemplo las cuestiones del renacimiento y la reencarnación. En este juego manifiesto de los cinco elementos, no hay ninguna entidad como tal, ningún individuo o personalidad. Del juego de los cinco elementos, cuando la quintaesencia de ese juego, en la forma de la esencia de alimento, apareció en una cierta forma, eso es el momento, eso es la personalidad normal del ignorante.
    Mientras que ese cuerpo de esencia de alimento esté disponible con ese soplo vital, la fuerza vital está aquí. Eso es el nacimiento. Cuando el cuerpo ya no está dis-ponible, nosotros lo llamamos muerte. ¡Entonces, de nuevo un renacimiento! ¿Rena-cimiento de qué? ¡Del juego de los cinco elementos! No hay ningún nacimiento de una cierta personalidad, de éste o ese individuo. La cuestión ni siquiera se plantea.

    V: Cuando el cuerpo muere, ¿significa que ya no hay ningún sufrimiento después de la muerte del cuerpo?

    M: ¿Qué entiende usted por la muerte del cuerpo? ¿Muere el cuerpo? ¿Puede morir esto [refiriéndose de nuevo a su mechero]?

    V: ¡Pero eso no es una cosa viva!

    M: Si usted hace una llama, está llena de vida y de fuego. Cuando el soplo vital abandona el cuerpo, esta cualidad de «yo soidad» también desaparece. Es decir, don-de el aire deviene manifiesto, se funde con el aire universal. Esta «yo soidad», la consciencia, también se funde con la consciencia universal. En ese estado, no hay ninguna cognitividad y el cuerpo deviene uno con los cinco elementos. ¿Dónde está la muerte? Cuando la llama se extingue, ¿podría usted llamarlo muerte? En otras pa-labras, cuando esto está completamente consumido, ¿no es eso muerte? Usted puede llamarlo también muerte.

    3. UN SABIO VERDADERO ES EL QUE HA TRASCENDIDO LA  PERSONALIDAD

    V
    ISITANTE: Hay mucha gente que parece hablar de la verdad, pero sólo unos pocos pueden ser verdaderamente convincentes. ¿Por qué es eso?

    MAHARAJ: ¿Por qué me pregunta a mí? ¿Cómo puedo decírselo yo? Alguien no tuvo un hijo, y usted me pregunta: «¿Por qué no tuve yo un hijo?». Tales preguntas no tie-nen lugar o relevancia aquí. Esta filosofía ya se le ha explicado a usted. ¿Por qué hace tales preguntas? Pregunte sólo sobre su propio sí mismo. Hablar sobre este asunto será perfectamente correcto, pero yo no tengo energía para hablar de asuntos banales. Hable sólo del sí mismo, y yo iré directamente al grano y le explicaré los problemas. Pero no hable de otros temas.
    ¿Obtuvo usted el conocimiento de mí o de alguien más?

    V: Pienso que principalmente de mí mismo.

    M: Si ese es el caso y usted está obteniendo el conocimiento de usted mismo, en primer lugar, usted no debería haber estado viniendo aquí.

    V: No pretendía decir todo el conocimiento o el conocimiento último.

    INTERPRETE: Maharaj quiere saber todo lo que usted ha conseguido aquí. ¿Qué otros maestros le han expuesto a usted el conocimiento?

    SEGUNDO VISITANTE: Él quiere saber cuáles son sus fuentes, lo que ha leído, o de quién ha oído alguna cosa más.

    V: Comencé con drogas, luego escuché a Wolter Keers , y terminé escuchando a Maharaj.

    M: Puesto que usted dice que su conocimiento ha brotado en su propio sí mismo, entonces no vuelva mañana.

    V: Sí, pero ese fue sólo el conocimiento de los cambios, no el conocimiento sobre el «yo soy» o lo sin cambio.

    M: Si realmente obtuvo el conocimiento por usted mismo, ¿por qué debería que-brarme la cabeza con usted?

    I: No haga preguntas irrelevantes, pues Maharaj se cansa fácilmente. Sólo por-que él esté disponible para nosotros, no significa que debamos espetarle cualquier pregunta.

    M: Yo tengo que sufrir por todas mis conversaciones, físicamente.

    V: La mayoría de nosotros viene de Europa, donde no tenemos esta tradición gurú-discípulo, y por consiguiente no sabemos cómo comportarnos.

    M: Aquí, tradicionalmente el gurú es el Dios más alto —el Dios de los dioses.

    ?

    M: El que ha comprendido esto, que la consciencia que ha estado restringida al cuerpo es en realidad sin límites, la consciencia universal, si ha aceptado esto con convicción, ¿qué más necesita?
    Todo lo que digo es desde el punto de vista de que yo soy sin cuerpo-mente, y si usted quiere aceptar todo lo que digo desde el punto de vista de que usted es el cuerpo-mente, y espera conseguir algo desde ahí como un objeto similar, ¿cómo puede, lo que digo, ser de alguna utilidad?
    Repito: Todo lo que digo es desde la convicción que yo soy sin el cuerpo, de que yo soy «no-cuerpo». Por consiguiente, si alguien quiere comprender esto, pero permanece, él mismo, identificado con el cuerpo, ¿cómo puede esperar comprender nunca lo que yo estoy tratando de transmitir?
    ¿Alguna pregunta? Háganlas, pero comprendan que nosotros hablamos y pre-guntamos sobre la base que no tenemos un cuerpo. Hay un cuerpo y el cuerpo es su-frimiento. Pero yo sé que yo no soy el cuerpo; yo soy la consciencia universal.
    Yo no hablaré sobre lo que generalmente se habla en otras partes, basándose en la noción equivocada que tratan como «conocimiento espiritual». Yo sólo hablaré sobre el propio sí mismo de uno. No engañaré a la gente para que vengan aquí y me tomen como gurú.
    Lo que tiene que ser comprendido es que «yo», el sí mismo, abarca todas las cosas; esta unidad tiene que ser comprendida minuciosamente. ¿Puede haber algo más que uno?
    Ha habido un cierto número de avataras; ellos se han ido, pero sus cuerpos se han fundido con los cinco elementos. ¿Ha cambiado algo? El sí mismo continúa siendo lo que fue durante millones de años. Comprendan esto como la mente pura, y todo lo demás son necedades.
    La consciencia dentro del cuerpo se enreda a sí misma en los múltiples con-ceptos que se le han dado, que ha adquirido y que ahora considera como parte de sí misma.
    En lo que estoy diciendo ahora, doy un retrato de lo que ustedes mismos pien-san que son. El jnani sabe que esto es totalmente falso, y conoce la verdad.

    V: El pensamiento nunca puede comprender esto. Se toma un momento ante los pensamientos que están completamente acabados, y se detiene intentando compren-der. La comprensión se viene abajo en el momento en que el buscador desaparece.

    M: Sólo cuando uno está convencido de esto, totalmente; no hay nada más que nadie pueda decirle y nada más que deba ser comprendido.
    ¿Dónde se plantea incluso la cuestión de la convicción? El cuerpo va a des-aparecer y a mezclarse con los cinco elementos, el soplo se mezclará con el aire, y la consciencia con la consciencia universal; es tan simple como eso.
    Sea primero sin el cuerpo, y entonces todo lo que las palabras digan será el conocimiento mismo. No procederán de un aparato particular; las palabras serán el conocimiento mismo. El cuerpo es de la naturaleza del alimento, y si hay una enfer-medad, es una enfermedad en el cuerpo porque ha habido un desequilibrio en lo que constituye el cuerpo. ¿En qué me concierne eso a mí?
    Esta fuerza vital, el soplo y la consciencia, son como el sol y la luz del sol; hay tanta unidad en eso, que son realmente uno. Así pues, cuando uno desaparece, el otro también desaparece. Para comenzar, si usted no puede considerarse como la consciencia, considérese al menos como la fuerza vital, porque los dos son uno, pero en cualquier caso no son el cuerpo. La fuerza vital y la consciencia son siempre libres, pero debido a que se han asociado con el cuerpo ha sobrevenido la esclavitud.
    Una vez que decida que usted no es el cuerpo y que esta convicción crezca, su cuerpo estará tanto más sano por ello.

    V: ¿Es esa la zanahoria que hace que corra el burro?

    M: Eso, usted mismo lo sabrá mejor.
    Esta consciencia de que yo soy; yo soy el original, yo soy el terrateniente, no el inquilino. Tome cualquier concepto que quiera, pero no me mire a mí para que le dé más conceptos nuevos. Usted puede adoptar cualquier concepto que le haga feliz, pero recuerde que todavía se trata sólo de un concepto.
    Suponga que usted está sentado en silencio. De repente aparece un pensa-miento, y es muy, muy infeliz. Entonces viene algún otro pensamiento y el pensa-miento original y la infelicidad, ambos desaparecen. Mientras uno dependa de la mente, la mente siempre nos hará infelices.
    ¿Qué es realmente el sufrimiento? El sufrimiento es sólo algo que ha sido en-gendrado por un pensamiento o una palabra —la mente. Si eso no surge, ¿dónde se plantea la cuestión de la infelicidad?
    Todo el conocimiento que doy es siempre libre y abierto, pero si el que lo re-cibe no se mantiene abierto a la receptividad, ¿qué puedo hacer?
    Sobre este punto, ¿hay alguna pregunta?
    Su habla —ese soplo de palabras, ese soplo de pensamiento, ese soplo de la mente— ¿es con el cuerpo o es sin el cuerpo? El habla es sin el cuerpo, la mente es sin el cuerpo, la fuerza vital es sin el cuerpo, y todo lo que acontece es por efecto de la fuerza vital. La fuerza vital significa movimiento, la consciencia es movimiento.
    Sólo cuando interpreto lo que está en la mente, devengo feliz o infeliz. Mien-tras la mente no trabaja y no hay ninguna interpretación, no hay ninguna cuestión de ser feliz o infeliz. Todo lo que usted considera como felicidad o infelicidad, pecado o mérito, cielo o infierno, todos ellos dependen enteramente del significado de las pa-labras; y eso es la palabra, eso es el pensamiento, y eso es la mente.
    Repito: Al que ha comprendido esto, no le tendré aquí, pero a aquellos que piensan que han comprendido y están todavía en el proceso de digerirlo y vienen aquí con gran celo y sinceridad, a ellos les diré en breves palabras cuál es la situación y luego los mandaré fuera también.
    A no ser que haya consciencia, ¿cómo puede haber los conceptos del éter y la atmósfera, del cielo y el espacio? La consciencia es siempre el primer factor. Y la fuerza vital y esta consciencia dentro del cuerpo van a desaparecer.
    La manera en la que el tema está siendo tratado aquí, ¿es de alguna manera similar a aquella en la que su gurú estuvo exponiendo el tema?

    V: Por supuesto, eso depende mucho de quién estaba allí. Algunas veces, el en-foque era más como éste, otras veces más como ése.

    M: ¿Por qué hablo de esta manera? Esto podría ser malentendido. Hablo de la manera en que hablo porque sé que yo no soy ningún cuerpo ni ninguna cosa. Por consiguiente, vengo y me siento obligado a hablar.
    Yo soy y no soy, ¡y no soy ninguno de ambos! Ni la presencia ni la ausencia, esa es la razón por lo que digo todo lo que surge. Alguien que es consciente de su presencia, no hablará de esta manera tan abierta.
    Yo apercibía lo que es y también apercibía lo que no es; y cuando ambos, lo que es y lo que no es, han desaparecido, entonces lo que queda es «yo». Ciertamente yo no soy la presencia y ni siquiera la presencia de la ausencia.
    Por grande que sea todo el conocimiento que alguien puede tener, es ese co-nocimiento que uno tiene en ese segundo en que uno no está dormido y tampoco está despierto. Él no puede decir lo que era el sueño profundo, debido a que en el sueño profundo él no está presente conscientemente. Todo lo que puede decir es algo cuan-do está despierto, cuando la consciencia está aquí.
    Tome el caso de un jnani; él tiene el jnana. ¿Pero puede decir de dónde ha surgido su conocimiento? El conocimiento ha surgido desde un punto donde no hab-ía ningún conocimiento. ¿Cómo surgió? ¿Cuál es su naturaleza?
    Aquellos que han venido aquí y han adquirido el conocimiento, ¿cómo podrán transmitirlo a otros?
    Lo que sucede realmente en el mundo es esto: alguien acumula mucho mate-rial —el juicio de unos y el juicio de otros… se recoge un número de opiniones— y toda la combinación él la considera como el capital de su conocimiento. Y es sólo eso lo que él puede distribuir. Ellos sólo intercambian opiniones: Shankara dijo esto, y el Buda dijo eso, y algún otro dice otra cosa; de esta manera, ellos intercambian opiniones y a eso lo llaman jnana. Pero el que transmite estas opiniones de otros, ¿estaba él allí cuando se dieron estos juicios?
    ¿Era ese el estado de cosas cuando uno comprendió la presencia del otro, y ambos comprendieron su mutua presencia? Si ese fue el caso, entonces es diferente. Pero repetir como un papagayo sólo las opiniones de otros, eso no es conocimiento. Las cosas que sucedieron en el pasado, así como los juicios que se dieron en el pasa-do, están siendo intercambiadas entre un grupo de gente que entonces llaman a eso conocimiento.
    Ese concepto primario, que es «yo amo», no sólo que yo existo, sino que yo amo, ése es el concepto básico que ocasiona la asumición por la gente de todos los demás conceptos.
    Durante años y años yo no pude saber que yo iba a nacer. El día antes de la concepción, yo no sabía que iba a ser concebido. Y entonces, después de nueve me-ses, el cuerpo nació, y después de unos pocos meses, cuando la consciencia ya trabaja activamente, me doy cuenta de que he nacido.
    [A un visitante particular] Yo le considero a usted un jnani y quiero una res-puesta de usted: ¿Qué nació y cómo nació? Es decir, por lo que a usted se refiere.

    V: Sólo la idea «yo soy».

    M: ¿Quién le dijo a usted esto?

  • Crow

    V: Mis padres. Ellos me dijeron que yo tengo un cuerpo, un carácter y todo lo demás.

    M: Eso es todo. Cualquier conocimiento que usted tenga, es de oídas. Ese es mi punto de vista.
    ¿Cómo puede alguien que no tiene el conocimiento de su verdadero sí mismo ser un gurú? Sólo puede ser un gurú quien tiene el conocimiento de su verdadera na-turaleza. Si uno supiera que iba a nacer, lo rechazaría. No habría aceptado la proposi-ción de que entraría en el alimento: Gracias, no pasaré por ello, yo no lo quiero.

    ?

    M: En ese estado que prevalece después del abandono del cuerpo, ¿hay memoria? Convencional o tradicionalmente, la gente dice que todavía hay memoria incluso después de que el cuerpo desaparece. Yo no creo eso, porque no hay ninguna expe-riencia de ello. Mientras el cuerpo está aquí, la mente está aquí; y la mente crea un modelo de memoria individual; por consiguiente, la individualidad está aquí. Cuando usted es el estado manifiesto, con la consciencia, no hay ningún juego de la mente y por consiguiente ninguna individualidad. Usted es sólo lo manifiesto. Así que, si sur-gen los pensamientos, no estarán relacionados con la idea individualista que se mani-fiesta sólo en la naturaleza.
    ¿Qué hay sobre los sabios que han muerto y que han partido? Cualquier esta-do que tuvieran antes de asumir un cuerpo, han revertido a ese estado original. Esta cognitividad, esta consciencia, esta «yo soidad» viene sólo con el cuerpo que se da. Cuando un jnani no tiene un cuerpo, no necesita nada; él es la Consciencia.

    I: En su país también podría haber sabios. Así que yo le digo a Maharaj: la ma-nera en que nosotros aceptamos aquí a los sabios con gran reverencia y respeto no es probablemente normal allí. Habrá otras maneras —realmente no lo sé. Probablemente han oído hablar sobre sabios como Ramana Maharshi, porque a través de Maharshi llegaron a conocer sobre la posibilidad de la realización de sí mismo.

    M: Un sabio es el que ha trascendido la individualidad, la personalidad, y mora en la consciencia manifiesta. Así pues, la vara de medir es su morada en la conscien-cia. Esa consciencia manifiesta se expresa a través de un cuerpo particular que es el sabio. Pero ese cuerpo no tiene ninguna individualidad. Sólo tales entidades, que son el fondo de la consciencia manifiesta, son sabios verdaderos.

    V: Antes de venir a la India, yo había intentado por todas partes obtener respues-tas a mis preguntas, pero nadie quería dármelas. Lo intenté con todos, católicos, pro-testantes, pero ninguno podía responder a mis preguntas fundamentales.

    M: ¿Por qué no respondían?

    V: No sabían. Por ejemplo, todos hablaban del alma. Así que yo decía: ¿Qué es este alma? Nadie lo sabía. Todas estas gentes utilizaban la palabra, sin explicar lo que quiere decir.
    [El intérprete usó la palabra «alma» por “atma” en su traducción para Ma-haraj]
    El alma no es atma. Atma es impersonal, el alma es un tipo de personalidad espiritual. El alma es una mezcla de atma y de jiva.

    M: ¿Comprende usted lo que es el atma?

    V: Eso que queda cuando el pensamiento se desvanece.

    M: Y cuando el pensamiento está aquí, ¿qué es?

    V: Cuando nosotros estamos tranquilos.

    M: El atma condicionado, la consciencia condicionada por el pensamiento.

    V: El atma es eso que nunca cambia, y que todos los pensamientos, miedos y percepciones de los sentidos tienen en común.

    I: Usted dijo, cuando los pensamientos no están aquí. Pero ¿cuando los pensa-mientos están aquí?

    V: El Atma también está. Es eso que todos los pensamientos y sensaciones tienen en común. Es algo que está presente en cada pensamiento, en cada sensación, y en cada sentido de percepción, que no cambia.

    M: Todo lo que usted es, esa consciencia, la cognitividad, eso mismo es el atma. Cuando usted comprende esa consciencia con la identidad del cuerpo, sufre. Un gurú siente alegría cuando ve que el discípulo ha devenido maduro en la espiritualidad, que crece desde el interior. Nosotros debemos hablar sólo cuando hay indicios de esa [madurez]. Yo espero preguntas suyas, de su propio nivel; no haga preguntas de ni-veles inferiores.

    V: En mi estado, sólo estoy interesado en el silencio.

    M: Su conversación es de un calibre tan alto o de un nivel tan alto que no es inte-ligible para el hombre común de cualquier religión.
    Un cristiano adora a Jesucristo, un muslim cree en el profeta o en un dios, los hindúes adoran a muchos dioses, pero usted no hace nada de esto. Usted no discute ninguno de los rituales de adoración, o de hacer esto y aquello. Usted no cree en todo esto, así pues, la conversación con ellos es realmente inútil.
    Todo lo que usted es, ese «usted es», la consciencia, el atman o el sí mismo en usted —ese sí mismo no es nada otro que Dios. Todos los nombres y títulos de otros dioses son sólo de usted. Usted es el conocimiento «yo soy». Así pues, si usted quiere adorar, adore a ese conocimiento «yo soy». Sea devoto sólo de esa «yo soi-dad». Cuando usted hace eso, todos los demás rituales devienen redundantes, inúti-les. Finalmente, cuando usted realiza que todo es inútil, que todo es Brahman, eso significa que usted está en el nivel Parabrahman, el nivel absoluto. Cuando esté en ese nivel, usted verá todo como inútil, incluyendo el Brahman, porque el Brahman también se reduce a la ilusión. Por consiguiente, todas estas charlas, incluyendo la mía, se reducirán a la ilusión cuando usted alcance lo más alto.

    V: ¿Entonces toda esta adoración tocará a su fin?

    M: Si un ser humano tiene la inclinación hacia la devoción, eso da origen a una cierta disposición —sentimientos de adoración y de culto. No obstante, el estado di-vino, la consciencia o la eseidad, trasciende incluso este estado emocional. ¿Cómo trascender tal estado emocional? Para este propósito, se recomiendan ciertas prácti-cas.
    Las emociones deben ser sublimadas; usted no puede expelerlas o suprimirlas, pues el lado emocional de nosotros es parte de la naturaleza humana, ciertamente en las etapas más bajas.

    V: [Pregunta sobre un libro de Ramdas]

    I: Su gurú [del visitante] le ha dicho que antes de leer el libro, lo cual le llevará de dos semanas a un mes, debe adorarlo, que debe dar un prasad a ese libro. ¿Conoce usted el significado de prasad? Algo para comer.

    M: ¿Es ese libro para comer? Cuando usted lo adora, ¿piensa que el libro se complace? ¡Eso es sólo para satisfacer o sublimar su propia emoción!
    El bien o el mal, es sólo una expresión de sus emociones.

    V: Yo quiero conocer mi atman. ¿Cómo debo proceder?

    M: «Usted es», eso mismo es el atman. El atman no es conocer algo; ese cono-cimiento mismo es el atman. Adore el atman como el Dios; no hay nada más. Usted sólo adore a ese principio; no necesita hacerse nada más.
    Este conocimiento mismo «usted es» le conducirá a lo más alto, a lo Último. Este «usted es» está aquí mientras el soplo vital está presente. Y cuando usted adora a ese «usted es» sólo como el Brahman manifiesto, alcanza la inmortalidad. Suponga que usted muere —en lenguaje corriente, que la muerte le sobreviene— entonces ese conocimiento «usted es» será sólo el conocimiento manifiesto y no morirá.

    V: [Hace una pregunta en marathi, sin traducir]

    M: ¿Quién es usted? Usted sabe que está sentado aquí, usted sabe que usted es, sin palabras. Simplemente sea sólo ese «usted es».
    No me gusta utilizar florituras, un lenguaje redundante, para poner todo esto en palabras. Iré directamente al grano. ¿Cuántos sabios van a hablar sólo desde el punto de vista del sí mismo?
    Sólo hay el atman. Él es el atman-espacio, el atman-fuego, el atman-agua —es lo mismo para los cinco elementos. El que tiene la firme convicción de que, ex-cepto la «yo soidad», no hay ningún otro sí mismo, se estabiliza en el Parabrahman.

    ?

    M: El que mora en ese principio por el cual sabe que «yo soy», es lo manifiesto. Él mora en ese Brahman manifiesto las veinticuatro horas. Ya sea que el cuerpo permanezca o no, ese principio-sí mismo manifiesto prevalece siempre.
    De esa manera viene el conocimiento «yo soy». Con el conocimiento «yo soy», con la consciencia, con el sí mismo, la partícula humana es significante. ¿Quiénes son los que han propuesto la adoración de las deidades y finalmente la ado-ración del Sí mismo? Sólo aquellas personalidades, aquellos sabios, que comprendie-ron y trascendieron la fuente misma de este mundo manifiesto, de esta eseidad, de este toque de «yo soidad», recomendaron a las masas la adoración de los dioses, y fi-nalmente las condujeron a la eseidad.
    Usted debe recordar, «rumiar» continuamente, que el conocimiento «yo soy» significa conocer todos los dioses, todos los Vedas; sólo él es el Brahman. Usted de-be pensar continuamente en él. Y si, en el curso de tal recordación, declina el cuerpo, entonces esa consciencia será definitivamente lo más alto.

    4. SI USTED QUIERE LA FELICIDAD DEL SI MISMO, DESHÁGASE DEL SENTIDO CUERPO-MENTE

    V
    ISITANTE: Nosotros pasamos nuestras vidas siempre en busca de alguna felicidad.

    MAHARAJ: ¿Podría definir qué es la felicidad? Usted no podrá hacerlo.
    ¿Quiere usted la felicidad de tener una esposa, la felicidad de comer alimen-to?

    V: Yo quiero la felicidad del sí mismo.

    M: Si quiere la felicidad del sí mismo, deshágase del sentido cuerpo-mente. Hay bastantes cosas sobre las que hablar, y yo puedo hacerlo. Pero no hable sobre nada irrelevante. Piense sólo sobre ese sí mismo o el toque de «yo soidad». Haga de eso el núcleo mismo de su ser, y comprenderá que ese sí mismo es el Brahman manifiesto.

    INTÉRPRETE: Si usted ha leído el libro [presumiblemente se refiere a I Am That] y desea hacer cualquier comentario, puede hacerlo ahora.

    M: Me gustaría saber cuál es el conocimiento que usted tiene de su propio sí mismo, de eso que usted es. Usted es aquí ahora. ¿Qué es eso que usted es? Saber que usted es, es ese conocimiento «usted es» sin palabras.

    V: Algunas veces hay un estado de felicidad que no puedo explicar. En ese mo-mento, nada puede explicarse. Ahora que estoy sentado aquí, puedo decir: ello suce-de de este modo, pero eso también es una experiencia corporal.

    M: Yo lo llamo… [marathi ininteligible o expresión sánscrita], el anteriorísimo «principio-yo», antes de todo. Posterior a eso, los cinco elementos salen de eso… haciendo aparecer el espacio y los otros cuatro elementos. Así pues, tenemos que es-tabilizarnos en ese principio anteriorísimo.
    La pregunta ahora es: ¿se estabiliza uno descendiendo o ascendiendo? El len-guaje corriente dice que yo me elevo, que mi posición es cada vez más alta. Pero no es así. Nosotros tenemos que bajar, establecernos en nuestro estado original, en nues-tro estado anteriorísimo. Así que yo prefiero llamarlo el estado más bajo: bajar al fundamento de uno, sumergirse en la Fuente.
    Desde su punto de vista, ¿qué es el conocimiento? El conocimiento es eso que se cosecha de las palabras o de sus significados, lo cual significa la mente. Pero eso no es el conocimiento de sí mismo. El conocimiento de sí mismo no puede ser captu-rado por las palabras o la mente.
    Usted está sentado aquí: «usted es». Antes de las palabras. Ahora el rumor di-ce «yo soy». «Yo soy» significa que el flujo de la mente ha comenzado. Todo lo que con esa «yo soidad» y por medio de la mente, usted dice sobre «usted», usted lo ha representado como usted mismo. Pero eso no es así.
    El conocimiento tradicional comprende todo lo que se ha reunido por medio de esta mente o a través de las palabras, externamente. Pero ese no es el conocimiento de sí mismo, el cual es antes de eso también.
    ¿Cómo podría haber alguna esclavitud o cadenas para el atman? Es sólo el significado de las palabras que uno acepta para uno mismo, lo que deviene las cade-nas. Nosotros sólo queremos ese «conocimiento de sí mismo» que es aceptable o sa-broso para la mente, no el conocimiento verdadero. Pero eso que es aceptado por la mente es sólo un yugo.
    El principio atman permanece intocado por el significado de las palabras que fluyen de él. Los cuatro aspectos del lenguaje —para, pashyanti, madhyama y vai-khari— no lo tocan. Las palabras que intentan describir ese estado original, primor-dial, fracasan invariablemente. Esa es la razón de que la mente se sumerja en la quie-tud y de que los Vedas se queden en silencio. Y cuando no hay ninguna palabra para usar, ello significa que no hay Vedas.
    Incluso en lo mundano, en la vida diaria, usted debe desarrollar la convicción de que cualquier lenguaje que brota de usted, es sólo el lenguaje de los Vedas.

    V: Esto significa que debe tener esa pureza en usted.

    M: Nosotros debemos estar purificados en esa medida. Pero el hecho de que el lenguaje de los Vedas salga de nosotros, no es una cuestión de estar purificado o no purificado. Uno tiene que comprender el principio.
    Todo lo que yo digo, usted debe aprehenderlo directamente, sin el filtro de las palabras. Porque, si aceptamos las palabras, ¿qué ocurre? Basados en esas palabras, creamos un concepto; y luego, basados en ese concepto, lo aceptamos como si fuera lo que nosotros somos. Creamos una imagen basada en un cierto concepto, que se basa a su vez en las palabras que pensamos que estamos escuchando. Pero eso no es jnana. Sólo eso que se aprehende directamente es conocimiento.
    El capital que tenemos es este conocimiento «yo soy». ¿Pero qué hemos hecho? Hemos entregado este conocimiento al cuerpo y decimos «yo soy el cuerpo». Con eso hemos reducido la totalidad, lo ilimitado, a lo limitado —a un cuerpo con-creto e insignificante. Y esa es la razón de que, al ser incapaces de abandonar esta asociación con el cuerpo, tengamos miedo de morir. Si alguna idea es traumática, es la idea de la muerte. ¿Por qué? Porque no podemos desligarnos de esta identidad con el cuerpo.
    El conocimiento que intento transmitir no será aceptable para la persona me-dia, incluso si le acontece que está interesado en el conocimiento espiritual. La razón de esto es porque espera algo desde el punto de vista del cuerpo, desde esta identifi-cación con el cuerpo. En ese estado, como un objeto, quiere conseguir algo —el co-nocimiento como un objeto— lo cual es imposible, porque el conocimiento es pura-mente subjetivo .
    ¡Cuán divertido es que todos ustedes estén escuchando lo que estoy diciendo, pero sin aceptar lo que las palabras intentan expresar con relación a su identidad! Us-tedes escuchan, pero el significado real que subyace en las palabras no es aceptado; no hay ninguna receptividad para lo que se transmite. Es sólo un caso raro el que aprehende directamente lo que estoy tratando de decir sin las palabras, uno entre diez millones.
    Todos ustedes mantienen un cierto concepto, y todo lo que yo digo, ustedes intentan atraparlo dentro de los límites de ese concepto. Entonces dicen, «sí, eso es aceptable para mí». Ustedes me escuchan, una vez, dos veces o varias veces; enton-ces, al final de un cierto periodo, llegan a la conclusión: «yo no me he beneficiado mucho de las palabras de Maharaj». ¿Por qué? Porque, basados en las palabras, uste-des intentan crear una imagen de ustedes mismos. Y si lo que digo les suena según ese concepto, entonces dicen «sí, ahora tengo el conocimiento y ahora comprendo lo que Maharaj dice y Maharaj tiene razón». ¿Por qué? Porque lo que digo encaja con su concepto.
    Me gustaría saber de todos ustedes si lo que digo les toca como la verdad y si es beneficioso. Repito: ¿cuándo dice uno que es beneficioso? Cuando concuerda con el concepto que uno más ama. Entonces ustedes dicen «sí, es beneficioso». Y cuando no concuerda, dicen «lo siento, eso no me toca, eso no es para mí».
    Nosotros nos aferramos a las palabras y a los significados, olvidando que lo que somos es antes del comienzo, no sólo de la palabra, sino también del primer pen-samiento básico.

    V: Entonces, ¿no hay ninguna comunicación, ninguna comprensión de lo que se está diciendo?

    M: Yo comencé diciendo que eso que usted es, es antes de cualquier palabra o pensamiento. Así pues, eso no puede ser identificado como tal. Usted puede tener una palabra y el significado para casi todo, pero para este sver [literalmente: «ser»] no hay ningún autor, ninguna palabra. Cualquier otra cosa ha sido, o puede ser adqui-rida; pero, con respecto a esto, no hay ninguna adquisición, usted es Eso. Muchos de estos japi-tapis, incluso los que se consideran como jnanis, están enredados aún en el concepto basado en ciertas palabras.
    Ninguna mente creada o palabra creada puede tener ninguna significación real para usted, pues es sólo conceptual; su verdadera naturaleza es tal que no puede tener ningún color o modelo.

    V: Yo he leído las preguntas y respuestas de I Am That. Encontré difícil com-prender cómo Maharaj, aunque en el cuerpo, siempre responde las preguntas sólo desde el nivel más alto, y, de algún modo, ello me ha llenado de la mayor felicidad; puede ser felicidad corporal también, no quiero decir nada sobre eso. Pero nosotros dos, mi hijo y yo mismo, hemos tenido momentos de alegría supremos —«experiencias cumbres», si prefiere— durante la lectura de algunas de las respuestas.

    M: Debido a que estoy estabilizado en ese primer principio absoluto, toda la con-versación emanará sólo desde ese nivel. Cuando usted habla desde los cinco elemen-tos corporales o desde el estado de consciencia, eso tendrá que ver con la vida mun-dana. Pero esto es puramente el conocimiento relativo a lo más alto.

    5. NO SE IDENTIFIQUE CON UN CADÁVER, Y ¡SEA FELIZ!

    V
    ISITANTE: Sentado en la presencia de Maharaj, tuve una cierta experiencia corporal. ¿Cómo debería entender esto?

    MAHARAJ: Al intentar comprender la experiencia, cualquier significado que sus pa-labras y conceptos le den, será aceptable para usted. Pero eso no es el conocimiento.
    Esa es la razón de que yo no sea muy entusiasta de pedir a la gente que per-manezca durante algún periodo de tiempo prolongado, porque si permanece ese tiempo, usted no será capaz de comprender. Todo lo que se comprenda un poco en el curso de sus ocho o diez días iniciales, primero tendrá que ser digerido adecuada-mente; hasta entonces, cualquier conversación adicional no será absorbida. Asu-miendo que una persona es de conocimiento, lo que ocurrirá entonces es esto: una vez que haya dejado este lugar, no podrá permanecer solo por mucho tiempo. Querrá compañía a quien pueda comunicar los bienes de la espiritualidad. Querrá buscar a alguien con quien pueda hablar y discutir de espiritualidad; pues de lo contrario, se sentirá muy infeliz. ¿Se sentirá usted feliz y satisfecho si no encuentra a otros sad-hakas?
    [El traductor hizo] la pregunta de si no es necesario que un buscador serio pa-se por esta etapa donde a uno le agrada repartir cualquier conocimiento que tiene, compartirlo con otros. Mi respuesta fue que esto es una parte del proceso, pero que este deseo de discutir y de cambiar opiniones sobre la espiritualidad también debe acabar.
    Ese estado más alto es el estado innacido, en el cual no hay ninguna experien-cia. [Según el traductor, Maharaj no se siente bien hoy; está muy débil, casi aturdido]
    Antes de la enfermedad o de mi condición actual, yo ya estaba aquí. Esta en-fermedad ha venido como una fase transitoria, pero yo soy antes de eso. Cuando lle-ga la enfermedad, normalmente la gente siente que va a morir. Pero yo no voy a mo-rir; no hay ninguna muerte de mí, sino que es la enfermedad la que lo aceptará.
    Si una persona enferma recuerda sólo este principio —que antes de la enfer-medad él era y que su verdadera naturaleza es siempre antes de la enfermedad— si se da cuenta de esto verdaderamente, entonces el impacto de la enfermedad será menor. Por otra parte, cuando la gente pretendidamente «de conocimiento» está enferma, acelera su muerte al imaginar que va a morir.
    ¿Qué entiende usted por la palabra «sueño»? ¿Cómo entiende usted un sue-ño? ¿No es el sueño algo como un drama, como un juego? En la luz de la consciencia, tienen lugar todos los tipos de juego; el sueño es uno de éstos, y, finalmente, de nuevo se sumerge en la consciencia.
    Para el que se da cuenta de que esta consciencia es una indicación de su pre-sencia, que, de hecho, es presencia consciente —cuando yo soy consciente, significa que yo estoy presente— cesa todo desconcierto. Así, dentro de esa presencia como tal, no hay ningún individuo presente que ve algo; es decir, en la presencia impersonal no hay ni el veedor ni lo visto. Repito, esa presencia impersonal es sólo una indi-cación de la presencia como tal, no de ningún individuo. Es una certeza, una garantía de la propia presencia. Si tengo consciencia, eso significa que estoy seguro que yo estoy presente.
    Para el que comprende realmente lo que se ha dicho aquí, un sueño no es di-ferente de lo que se ve en el estado de vigilia: ambos son juegos en la consciencia. Debido a la luz de la consciencia, nosotros llamamos a una cosa estado de vigilia, a otra cosa el sueño, pero en esencia ambos son aconteceres que están ocurriendo en la consciencia y esencialmente no son diferentes.
    En esta presencia impersonal como tal, la única cosa presente es la luz de la consciencia, sin ninguna forma o apariencia. Todo lo que se ve, se ve en esa luz. Mu-cha gente está bajo la impresión de que ellos están actuando en el juego; pero ésta es una noción errónea. Todo lo que sucede es que la luz de la consciencia muestra dife-rentes cosas sucediendo.

    V: ¿El actor es parte del juego?

    M: ¿Por qué algo se nos aparece como verdadero o real? Porque algo que uno ve cada día, o a menudo, transmite un sentido de realidad o de actualidad. Por consi-guiente, nosotros lo aceptamos como más verdadero, como más real, que algo que aparece en un sueño, pero esencialmente son lo mismo.
    ¿Cómo es un jnani? El jnani es como el mechero, sin la llama. Cuando se en-ciende el mechero, viene la consciencia. Y todo lo que sucede se ve en la luz de esa consciencia. Pero haya o no haya luz de la consciencia, el jnani es siempre aquí. En el sueño profundo, nosotros somos como la condición del mechero apagado. No hay ninguna luz, por consiguiente no acontece nada. Pero incluso en ese estado, la luz puede sobrevenir; desde el momento en que surge esa leve consciencia, acontece el sueño y uno parece actuar en ese sueño, como parte del sueño.
    Repito, yo no estoy hablando sobre lo que le acontece a un individuo. Sólo estoy hablando de la manifestación total y de cómo surge esa manifestación. Debido a la consciencia impersonal, hay la presencia impersonal. Pero surge una dificultad, porque, aunque el compuesto que consta de cuerpo, soplo vital y consciencia no tiene ninguna figura o forma, nosotros identificamos los tres con el cuerpo, y, por consi-guiente, devenimos infelices. Pero una vez que nos damos cuenta de la base de esto —a saber, que la manifestación total es sólo en la consciencia impersonal, la cual es Presencia, presencia impersonal— ya no hay ninguna dificultad. Por otra parte, mien-tras esta carga de tener un cuerpo macho o hembra no sea eliminada de eso que existe impersonalmente, el trastorno continuará y la infelicidad persistirá.
    Este compuesto de cuerpo/soplo vital/cognitividad no se conoce a sí mismo como «yo soy» en la ausencia de ese conocimiento «yo soy». La fuerza vital también es nuestro sí mismo: sin forma. Similarmente, la cognitividad no tiene ninguna forma. Esta fuerza vital depende del cuerpo de esencia de alimento para sustentarse; y del manas, es decir, de la mente; ella también se alimenta de la mente. Esta fuerza vital es el agente de todas las actividades. Y este conocimiento «yo soy» es un mero presenciador; sin embargo, todo este compuesto debe estar disponible. Repito: esa fuerza vital no se conoce a sí misma, no entra en actividad en la ausencia del cono-cimiento «yo soy». Y ese conocimiento está disponible sólo si se dispone de un cuer-po de alimento. Pero mientras usted no elimine la carga de que esta fuerza vital, y de que el conocimiento «yo soy» es macho o hembra, debido a su asociación con el cuerpo, usted no puede dejar de sufrir.
    Tal vez los ejemplos que he dado son un tanto pedestres, pero mi intención era sólo crear un impacto más fuerte.
    ¿Cómo se siente un jnani cuando abandona su cuerpo? ¿Qué tipo de placer o de felicidad experimenta? Imagine una pareja de recién casados: el placer que se de-riva de su noche de bodas no es nada comparado a la altísima felicidad que tiene un jnani cuando abandona su cuerpo o su fuerza vital. Yo lo llamo la felicidad más alta en la fiesta más alta, en el «día más alto» (el término usado normalmente en el len-guaje espiritual). Comparado con el juego del amor de la noche de bodas, cualquiera que sea el placer que la pareja tenga al juntarse, la felicidad que tiene un jnani al se-pararse del soplo vital y de la cognitividad es miles de veces superior. ¡Ellos [la pare-ja] se juntan, él se separa!
    Tome el ejemplo de este mechero. Este mechero es algo como nirgunarajas, es decir, el «estado calor». Mi estado original, mi estado verdadero es nirgunarajas. En el mechero, y debido al mechero, la llama aparece. En la llama, el conocimiento «yo soy» está ahí, la mente está ahí y la fuerza vital está ahí. La fuerza vital lleva a cabo todas las actividades. La mente comunica, y el conocimiento «yo soy» es sólo un presenciador; este es el estado de cosas actual.
    Para la emanación de cualquier charla, la llama debe estar disponible. Es decir, la «yo soidad», el soplo vital y la mente deben estar presentes; sólo entonces puede salir la charla. Mi estado es nirgunarajas; yo soy como ese mechero sólo; la llama puede estar ahí o no. Yo soy nirguna y nirrajas, no tengo atributos; en mi estado esa eseidad está ausente. Similarmente, yo no requiero ningún rajas; eso significa, que yo no necesito actividades de entretenimiento. En mi estado verdadero, nada es.
    Cuando la cognitividad o el estado de «yo soidad» está aquí, y el soplo vital y la mente también están presentes —constituyendo el estado rajas, comparado con el estado de nirrajas del mechero— es esencial alguna ocupación o entretenimiento. Esto puede observarse en todos nosotros. Nosotros nunca podemos permanecer ocio-sos; siempre estamos ocupados con una cosa u otra. Cuando el soplo vital abandona el cuerpo, la «yo soidad» también se va; lo que queda es sólo el estado nirrajas-nirguna.
    A esto yo lo llamo el estado llama; es decir, la «yo soidad». Antes de esto dije que es el estado sagunabrahman. Es decir, el cuerpo está aquí, el soplo vital está aquí, la mente está aquí, y esa cognitividad o «yo soidad» está aquí. Todo esto está siendo mantenido por maya. El estado en la ausencia de esta eseidad o la maya, es ese estado nirguna-nirrajas —mayatita (antes de maya), el estado Absoluto.
    Hace cien años, ¿qué era usted? En ese tiempo, usted no tenía el conocimiento «yo soy». La memoria de que usted era estaba ausente. Actualmente, en la fase temporal, usted tiene el conocimiento «yo soy». Pero para tener este conocimiento, ¿cuáles son los requisitos? Se requiere la esencia, sattva-guna. Esto significa que la quintaesencia de la esencia del alimento es necesaria para sustentar la «yo soidad» o esta eseidad. Y esa esencia depende a su vez del cuerpo de alimento. Pero todo esto junto —a saber, la quintaesencia del cuerpo de alimento, y el conocimiento «yo soy», el soplo vital y la mente— todos éstos son sólo una fase transitoria; mientras la esen-cia del alimento está disponible, la cognitividad durará.
    ¿Cómo escapar de todo esto? Esta cognitividad ha de descubrirse a sí misma; debe darse cuenta de sí misma. Entonces, en el proceso de su realización, es capaz de dejar este estado y morar en lo Absoluto, en el estado de no-cognitividad. Así pues, uno debe morar en uno mismo primero, en el estado de cognitividad.
    Siempre que se sienta para meditar, usted se aferra al concepto-forma de que usted es un macho o una hembra. ¡Abandone estos conceptos! Meditar así es casi imposible; sólo un raro meditará sin esa identificación con el cuerpo-mente.

    V: Yo tengo un vislumbre de su estado, en cuanto a lo que usted es —es decir, intelectualmente. Pero en mi vida diaria, tengo mucho estrés… mi esposa piensa de esta manera, otro piensa de otra —yo estoy siempre tenso. ¿Cómo deshacerse de es-to?

    M: Yo le estoy diciendo a usted algo muy simple. Deshágase de la noción de que usted es este cadáver. El cuerpo está muerto siempre, el cuerpo es inerte. Está vivo sólo por medio de su «yo soidad». Usted no es el cuerpo. Aférrese a este concepto muy firmemente, y lo que quiera que acontezca entonces, no es usted.
    Alguien está deseoso de hacer preguntas. [risas]

    V: Hay una gran separación entre ese estado y mi estado presente. Hay una sepa-ración temporal considerable; tengo que hacer sadhana, purificarme a mí mismo y todo eso. ¿Cómo puedo arreglármelas para hacer todos estos deberes religiosos y mundanos en mi atareada vida?

    M: Usted tiene recursos para la naturopatía; con eso no sólo se hará bien a usted mismo sino también a la sociedad. Haga todo el trabajo social, y usted gozará de mu-cho mérito.
    En cuanto a mí, yo estoy harto de la totalidad de este estado de vigilia y esta-do de sueño. Sin estos dos estados, yo estaba en el estado perfecto, en el estado apa-cible. ¿Escuchó usted alguna vez las palabras «sufrimiento» y «miseria» en la ausen-cia de los estados de sueño profundo y de vigilia? El conocimiento «yo soy» es el producto de la interacción dentro del estado de los cinco elementos. ¡Usted no es eso! Usted, como lo Absoluto, no es el conocimiento «yo soy».

    V: La mayoría de nosotros no estamos satisfechos, no estamos hartos de la vida; hay un cierto impulso para retirarse de este afán de cada día, pero no es suficiente-mente fuerte.

    M: ¿Cómo puede usted deshacerse de este problema? Usted acepta que usted es el cuerpo, que usted es la mente, que usted es este sattva-guna. Yo no soy el cuerpo, usted debe tener ese punto de vista.
    Es muy simple. El cuerpo y en el cuerpo… es como una moneda. En una cara, usted tiene el soplo vital para hacer posible toda la actividad; y en la otra está el co-nocimiento «yo soy». Sólo cuando el soplo vital está aquí, está presente el conoci-miento «yo soy». Cuando el soplo vital abandona el cuerpo, el conocimiento «yo soy» desaparece también. Y ambos son el producto del cuerpo de esencia de alimen-to. Yo no soy eso; yo no soy todo este compuesto. De esto es de lo que usted tiene que darse cuenta.
    ¿Quiénes son sus antepasados? Ellos son las partículas de alimento —esa esencia de alimento. Esas esencias de alimento son sus antepasados reales. En la tierra hay crecimiento vegetativo. Yo lo llamo vanaspati. La quintaesencia de ese vanaspati es la esencia de alimento; de eso crece vachaspati. Esto último significa: insectos, gusanos, abejas, mamíferos, etc. —todos los tipos de criaturas. Ellos sobreviven en esta esencia de vanaspati. En ese jugo de vanaspati, en ese jugo quintaesencial de la vegetación, hay también una partícula, un gránulo, el cual contiene el guna-sattva, el guna-rajas y el guna-tamas. La partícula quintaesencia contiene las tres cualidades. El guna-sattva es sólo el presenciador, la eseidad, un toque de «yo soidad». El guna-rajas es la actividad; este guna le lleva a usted a la actividad. Y el guna-tamas representa la reclamación de que yo soy el hacedor, la apropiación del mérito, de las actividades.
    A diferencia de lo que uno puede leer en las escrituras, sus antepasados están en estos granos de trigo y de arroz; en la esencia de esos están nuestros antepasados. En ellos está contenida la esencia real de nuestra creación.

  • Crow

    6. LA EXPERIENCIA DE LA NADA

    V
    ISITANTE: Surge un sentimiento de tristeza cuando uno escucha decir a Maharaj que tendré que volver una y otra vez mientras no haya alcanzado ese estado de gozo, de realización.

    MAHARAJ: Es justo como esa llama: usted puede abandonar este ciclo de trabajo cuando comprenda que usted no es esa llama. Usted no es este compuesto. Mientras usted abrigue la noción de ser un nombre y una forma, usted no puede evitar enredar-se en sus propios conceptos.

    V: ¿Por qué aparece la llama?

    M: Ésa es su naturaleza misma.

    V: Si mi naturaleza está en el mechero, ¿por qué aparece una llama?

    M: Ésta no es una pregunta pertinente. ¿Por qué cae la lluvia? ¿Por qué brilla el sol? No hay ninguna causa para la experiencia del mundo. Para su propia experiencia no hay ninguna causa, sin embargo usted supone que los padres son la causa de su existencia. Debido a su respeto por sus padres, usted acepta que ellos son la causa de su existencia. De otro modo, usted vino a la existencia espontáneamente.

    V: Todo el conocimiento que la ciencia y la tecnología nos ha dado se debe a la investigación: Por qué llueve, por qué se mueve eso —los porqués y los cómos de todas las cosas. ¿Quiere Maharaj que dejemos toda esta ciencia y tecnología, y que moremos en nuestro ser interior a través del retiro? Ése es un camino, pero ¿cómo equilibrar las cosas? Después de todo, tenemos que vivir y trabajar.

    M: Eventualmente, la ciencia puede combinar diferentes tipos de jugos y crear un ser humano, pero no va a contribuir al bienestar y a la paz generales. ¡La paz vendrá por fragmentos! Hay sólo una solución: a saber, descubrir por qué es usted. ¿Cuál es la causa de su ser, de su «yo soy»?
    Usted no tenía ningún conocimiento de que usted es o de que usted era. Pero en este momento, usted sabe que usted es. ¿Por qué es eso? Comprenda su causa. Sólo usted sabe por qué usted es; por qué se ofrece a usted que usted es, sólo usted lo sabe. No pregunte a nadie más sobre ello, sólo pregúntese a usted mismo. No se pre-ocupe de los demás; preocúpese sólo de su propio sí mismo. ¿Ese conocimiento «yo soy» es el producto de qué, es debido a qué? ¿Cómo y por qué? Indague sólo en este asunto.
    Hace nueve meses, el niño no estaba aquí. Hace tres días el niño nació. Y ahora está llorando. ¿Qué es el llanto del niño? ¿Qué es este niño? ¿Cómo acontece que él es? El niño está llorando, ¿debido a qué?, ¿debido al producto de qué?
    El mundo es manifiesto y expansivo. No se pierda ahí; sólo pregunte en cuan-to al por qué usted es, cómo usted es, cómo le acontece ser. Usted no estaba aquí an-tes. Actualmente usted es; cómo ha tenido lugar esta confluencia, desde el estado «usted-no-es»…

    V: Hay tantos consejos diferentes: vaya y visite diferentes países, haga esto, haga eso, haga trabajo social, conozca gente diferente, etc. También existe el retiro, leer las escrituras, Ramana Maharshi, Krishnamurti y otros. Así pues, la mente duda. Para este retiro, uno necesita la ayuda de un gurú. ¿Está este gurú predestinado como se dice en los Vedas?
    Mire, he visto diferentes gurús; he estado con Krishnamurti, con Maharaj, con Ramana Maharshi, y he leído diferentes libros y diferentes enseñanzas. Rajneesh pa-rece impartir un método moderno, ciencia y también tecnología. Maharaj imparte sólo una dimensión. Dice: retírense, sean sin deseos y sean activos. ¿Cómo decidir quién es el mejor gurú? [risas]

    M: Yo le estoy diciendo una cosa simple. Acepte una sentencia de cualquier gurú. Asimile eso completamente y crea en usted mismo, considere y acepte su propio sí mismo como el gurú. No acepte a nadie más como tal. El prerrequisito final para este precepto espiritual es la confianza en sí mismo, una fe firme en uno mismo. Si usted no tiene fe en su propio sí mismo, usted no tiene remedio. Usted es un paria. Su propio sí mismo es el gurú. ¿Comprende usted ahora? El gurú es el Brahman; el gurú es el conocimiento, el gurú es brihaspati, y la suma total de todo eso es su propio sí mismo.

    ?

    V: Yo quiero preguntar sobre la gracia de Dios y el libre albedrío.

    M: El hecho desnudo es que usted está vivo, que usted es, eso mismo es la gracia de Dios. Y todas las actividades que acontecen a través de usted son la expresión de la gracia.
    En tales situaciones, si algo malo acontece, recuerde que «usted es» —sólo por la gracia de Dios. Si la gracia de Dios no estuviera aquí, esa «yo soidad» no estar-ía aquí. Así pues, recuerde, que «usted es», es la gracia de Dios.

    V: Una pregunta ininteligible sobre hacer japa [recitar un nombre de Dios].

    M: Toda la significación de hacer japa está en su fe. Usted debe tener fe primero. Su auto-identidad es alimentada por esa fe mediante japa. No haga nada mecánica-mente, pues entonces no hay ningún alma en la recitación del japa. Si usted no recita conmovido, no hay ninguna fuerza en ello. Haga bastante meditación dhyana-yoga. Practique la meditación, cada vez más.

    ?

    M: Me gustaría hacer sitio para los recién llegados. Sólo ocho días para ellos; eso sería suficiente para todos. A algunos les pediré que se queden; no puedo explicar el porqué. Y a algunos otros, aunque les gustaría quedarse, les despediré. Hay varios ti-pos de buscadores. Algunos vienen exclusivamente por el conocimiento; no están in-teresados en la persona que lo da. Una vez que obtienen el conocimiento, se van. Otras gentes quieren el conocimiento, pero para ellos la prioridad es la veneración del gurú. La devoción al gurú viene primero y sólo incidentalmente recogen el cono-cimiento.
    Hay algunos grandes sabios que en su etapa de buscador practicaron la devo-ción o veneración de un dios sólo por amor del nombre, pero a causa de la intensidad de su devoción alcanzaron su meta. Del que hace devoción a su gurú, de tal persona incluso el dios es el devoto.

    ?

    INTÉRPRETE: Debido a la enfermedad de Maharaj, muchos tipos de expertos han ve-nido aquí a ofrecer su consejo. Así, hoy una persona le dijo que sabía de un curador que podía diagnosticar una enfermedad por la sensación de los diez dedos de las ma-nos y los diez dedos de los pies y que entonces podría sugerir algún tratamiento. Así pues, se dirigió a Maharaj por si estuviera interesado en permitir que tal persona vi-niera a verle. Pero Maharaj dijo que no estaba interesado y continuó diciendo: «Yo no tengo el menor interés por este ritual diario de levantarse por la mañana, comer, dormir de nuevo y todo esto… He tenido suficiente de todo eso. Yo no espero nada de este mundo. Yo no voy a lograr, a alcanzar, a poseer nada, porque estoy harto de esa misma consciencia de la cual se crea el mundo y quiero desembarazarme de esta consciencia».

    M: La gente visita este lugar; yo los trato con respeto, y respondo a todas sus preguntas. Pero esto no significa que espero que vengan a diario. Aunque ellos vienen aquí, eso no significa que yo busco su compañía. A mí me gustaría estar solo.
    Cualquiera de las experiencias naturales que usted encuentre, acéptelas como vienen. Sea con ellas. No intente alterar nada. Todo lo que hoy es, nunca fue; y todo lo que hoy es, nunca será en el futuro.
    Conociendo todo este juego de la consciencia o Maya, el gran sabio Jnanesh-war hizo su oración de despedida antes de entrar en samadhi. Rogó a Dios y dijo: «Permite que todos los deseos sean satisfechos. ¡Cualquier tipo de deseo! Y enton-ces, permite que la gente mala sea castigada y que las buenas intenciones se desarro-llen en los corazones de la gente». A pesar de esa oración, no hubo ningún cambio en la suma total de las cosas malas y de las cosas buenas. Finalmente, todo este juego —la suma total de todas estas cosas malas y buenas— es sólo ilusión. ¡Y no hay nadie responsable de la creación! Ha sobrevenido espontáneamente y finalmente es una ilusión. Así pues, no hay ninguna cuestión de rectificar o de impedir eso. Ello conti-nuará su propio camino.
    Ha habido muchos sabios, japi-tapi’s [buscadores que practican japas y tapas (austeridades)], buscadores espirituales de distintos órdenes, han venido y se han ido, pero yo no planteo ninguna objeción a todo lo que dicen o a la manera en que se comportan. No tengo ningún comentario sobre ellos. He llegado a la conclusión que el mundo está aquí espontáneamente, sin ninguna semilla [causa]; su creación es sin semilla, pero en el mundo, él está lleno de semillas para mi. La procreación o la re-creación continuará siempre.

    V: Puesto que Maharaj es un jnani, ¿debe estar despreciando a todo este mundo como algo muy mezquino y muy bajo?

    M: Esa cuestión no surge, porque desde mi punto de vista el mundo no es. ¿Indí-queme usted dónde está el mundo, qué es el mundo? ¿Puede usted señalar con su de-do y decir: «Esto es el mundo»? El mundo no es; es una mera apariencia.

    V: Habiendo alcanzado el conocimiento, ¿cómo es que usted ha podido tratar con diferentes tipos de personas? Algunos podrían ser muy malos, otros pueden estar obsesionados por su mentes, otros son buenos —¿cómo pudo usted avenirse con to-das esas personas?

    M: ¿Quién se aviene? Yo no tengo ninguna pose, ninguna postura, ninguna forma fijada propia. Si la tuviera, sería difícil relacionarme con alguien. Puesto que yo no tengo ninguna forma, por esa nada, he devenido lo más sutil; así pues, puedo acomo-darme a cualquiera, a cualquier situación.
    Suponga que un hombre es rico, que lleva muchos ornamentos y vestidos ca-ros; cuando sale de su casa hay siempre algún peligro que acecha. Esto se debe a que él representa muchas ideas, muchos conceptos; y debido a su reputación de ser al-guien, de ser un hombre rico, tiene miedo de salir a la calle. Un mendigo desnudo que sale a la calle, no tiene nada que perder. Similarmente, habiendo perdido todo, yo no tengo nada más que perder; puedo encontrar cualquier situación y acomodarme a cualquier cosa.
    Mientras que usted lleve un nombre y una forma, todos estos problemas es-tarán ahí. En la ausencia del nombre y de la forma, no hay ningún problema. Supon-gamos que tengo tierras y propiedades, con granjas, etc. En la época de las lluvias hay siempre preocupaciones tales como si podré cultivar el suelo, si hay semillas disponibles, etc.; tales preocupaciones existen. Después de perder las granjas, me he librado de tales preocupaciones y todo eso puede ser ignorado.
    Mientras se apegue a su nombre y forma, usted tiene que preocuparse de las cosas. En la indagación espiritual, usted pierde gradualmente su forma y cuando se pierde la forma, también se pierde el nombre. Siempre hay muchos clientes; todos están afuera para ganar y poseer algo en el nombre del conocimiento, incluso el co-nocimiento espiritual; pero nadie es un cliente del verdadero conocimiento de sí mismo.
    Le hablaré a usted acerca de la tendencia normal de una persona. Hay la histo-ria sobre un hombre viejo, bastante adinerado, que tenía una vida de familia muy sa-tisfactoria, que tenía posesiones mundanas, y que había vivido alrededor de cien o ciento veinticinco años. Y ahora yacía en su lecho de muerte en su casa del pueblo. Normalmente, en los pueblos, el cobertizo del ganado está unido al edificio principal mismo. De esta manera se puede vigilar desde el dormitorio y ver el cobertizo del ganado. Incluso en su lecho de muerte, no quería ceder y tener pensamientos nobles, no quería contemplar algo muy «elevado». Estaba observando al ternero, y éste esta-ba mordisqueando el palo de una escoba. Estaba muy preocupado porque el palo de la escoba iba a resultar dañado, así que gritaba: «¡Deja el palo de la escoba!», mien-tras golpeaba el cubo. Gritaba: «¡El palo de la escoba, el palo de la escoba! ¡Cuidado con el palo de escoba!» Mientras pronunciaba aquello: «el palo de escoba, el palo de escoba…» expiró.
    El concepto tradicional es que cualquier interés fuerte que uno tiene a la hora de la muerte, se reencarnará en ello. ¡Así que, probablemente, él nacerá como un palo de escoba!

    ?

    M: La pregunta es: ¿Qué medida existe para medir el progreso de un buscador? Un hombre muy débil no podía andar. Gradualmente, comenzó a estar más fuerte y empezó a andar. Así pues, entonces sabe que ha recobrado su fuerza, ¿no es así? La indicación del progreso de uno se muestra por su desinclinación a asociarse con la gente supuestamente «normal». Sus deseos y expectativas van cada vez a menos.
    Por favor haga algunas preguntas, pero no pregunte nada sobre la vida fami-liar; pregunte sólo sobre el conocimiento espiritual.
    Para obtener el conocimiento de sí mismo o la espiritualidad, usted debe tener un hambre o necesidad intensa de él. La imagen completa del mundo, usted la obtie-ne a través de los cinco órganos de los sentidos, y la combinación de eso, multiplica-do por un cierto factor, representa sus necesidades mundanas. Exactamente como un pez fuera del agua anhela el agua, así debe desear usted el conocimiento de sí mismo. Cuando por la intensa hambre de la espiritualidad o del conocimiento de sí mismo, se abren las compuertas, usted comienza a rechazar todo, desde el palo de la escoba a Ishwara, e incluso su propia consciencia; usted se despoja de todo.
    En la vida mundana, con el poder del dinero, usted puede comprar cualquier cosa. Similarmente, por la donación del sí mismo, usted obtiene el estado de Brah-man; y cuando usted dona el estado de Brahman, usted obtiene el estado de Para-brahman. En el primer estado, usted deviene la consciencia manifiesta; en el segundo estado o el estado último, usted abandona la consciencia también. Al final del proce-so usted es el Parabrahman.

    V: Conozco la experiencia de la nada, y sólo quería saber ¿adónde voy desde aquí?

    M: En esa nada, ¿qué está presente? Ese «usted» que ha estado presente en esa nada y que ha tenido la experiencia de la nada, ¿quién o qué es eso? Alguien o algo ha tenido la experiencia de la nada; ahora, ¿qué es ese alguien o algo?

    V: Vacío completo.

    M: ¿Qué es esa experiencia misma? ¿Tiene ella una apariencia o una forma?

    V: No puedo pensar en ninguna apariencia ni forma para ella.

    M: Eso que no tiene ninguna apariencia o forma, ¿es eso «usted»?

    V: Yo no lo sé. Yo sólo he tenido esta experiencia y siento que todos los pensa-mientos y todo lo demás eran tan sólo un montón de necedades. Todas las cosas del mundo son sólo un montón de insensateces, no tienen ningún sentido. La única cosa que he obtenido es «nada», esa es la única cosa que tiene sentido. Yo no puedo ex-presarlo…

    M: Eso está bien. Pero en el balance de toda esta experiencia y no experiencia, ¿qué es lo que piensa que es usted? ¿Cuál es su conocimiento sobre su propia identi-dad? ¿Qué resultado ha obtenido usted? ¿Cuál es el balance? Finalmente, ¿cuál es la conclusión a la que ha llegado sobre su sí mismo? ¿Hay algo, o es usted también na-da?

    V: Yo soy nada.

    M: No utilice la palabra «yo». ¿Pero qué es eso que es nada?

    V: No lo sé.

    M: ¿Ha hecho usted meditación?

    V: Hubo un seminario de EST, un curso de cuatro días de meditación continua; fui a uno de esos… y allí fue donde obtuve la experiencia de la nada.

    M: ¿Qué significa EST?

    V: EST es una organización; significa «ser» en francés. Es una institución regular que da seminarios.

    M: La respuesta que usted ha dado es correcta. Pero con esa respuesta, no hay nada más que pueda decirse. ¿Ha llegado a esa conclusión con convicción?

    V: Sí, la tengo. Mire, he sentido que esta nada, si verdaderamente es la realidad última que he estado buscando, entonces no soy dichoso con ella porque no parece alimentarme.

    M: Si no hay nada, entonces, tampoco hay nada [no queda nada] de un individuo. Así pues, ¿quién es quien se queja, quién no está satisfecho con la experiencia, con la nada? Si no hay nada, debe ser nada total. No puede haber un individuo que está fuera de ella y que todavía puede decir, «No hay nada». Así pues, ¿qué es este individuo, que no está satisfecho con la nada total, qué es? ¿Quién está insatisfecho? ¿Quién se queja?
    En esa nada, el individuo también debe disolverse. Entonces ¿quién es el que se queja? ¿Quién es el que no está satisfecho?

    V: ¡Oh…!, quejarse significa… que ahora no hay ningún interés en hacer nada o en luchar en las batallas de la vida como nosotros solíamos hacer antes, como guerre-ros.

    I: Así pues, ¿ese individuo ha sido disuelto?

    V: No hay nada, absolutamente nada.

    I: Entonces, ¿dónde está la insatisfacción? ¡La insatisfacción debe ser sentida por alguien!

    V: Cómo puede uno vivir en este mundo…

    I: ¿Pero quién? ¡Ésa es la pregunta de Maharaj!

    V: El cuerpo físico, la manifestación física. ¿Cómo puede vivir y cómo puede sobrevivir en esta tierra con una forma si todo el tiempo tiene este concepto de la na-da completa?

    M: Vuelvo a la misma cosa. ¿Quién es el que tiene que hacer algo en esta nada? ¿Quién es el que queda en esta nada que tenga que hacer algo?

    V: Tal vez esta nada era sólo un comienzo, y era sólo una búsqueda como todo lo demás.

    M: Algo se ha convertido en nada. ¿Qué es ese algo que se ha convertido en na-da? Esta consciencia de que yo soy, de que yo existo, ese concepto mismo se ha con-vertido en nada. Así pues, ¿qué queda? ¿Quién queda?

    V: Nada queda.

    M: La respuesta es cien por cien correcta. Pero quise averiguar cuan estable está usted en esa nada. Lo que es o no es, no discuta sobre eso; nosotros sólo podemos hablar de lo que le ha ocurrido a usted. Y usted como un individuo o como la presen-cia consciente se ha disuelto en nada. Eso es todo lo que puede decir.
    Una vez que usted está en esa situación, no hay nada; cualquier trabajo que haga, cualquier comportamiento suyo, es el trabajo y el comportamiento de ese hijo de una mujer estéril, que no existe como un individuo.

    V: No, yo me siento como si fuera un observador de toda esta cosa; todo es un juego masivo, sabe —una representación.

    M: Si el que observa eso, también se disuelve en la nada, ¿entonces qué?

    V: Pero no puede, porque el cuerpo físico está aquí.

    M: La respuesta fue cien por cien correcta. Por consiguiente, asumo que ese al que se ha dirigido esta respuesta, también se ha disuelto en la nada, y que no queda ninguna individualidad. Pero por su tratamiento posterior de este problema, concluyo que esta individualidad permanece todavía. Por lo tanto, mi respuesta final para usted es que continúe haciendo su sadhana.
    Para el jnani que tiene esta experiencia de la nada, su individualidad no per-manece. Así pues, pase lo que pase, él ya no tiene un instrumento con el que pueda sufrir una experiencia. Pero en su caso, usted dice que la nada está ahí, y también su individualidad —los dos son incompatibles [es decir, mutuamente excluyentes]. Por lo tanto, continúe haciendo su sadhana. Si usted está realmente en la etapa donde us-ted encuentra la nada, entonces ¿qué queda que hacer en este mundo?

    V: No queda nada. Pero entonces ¿qué debería hacer yo, suicidarme?

    M: ¡Usted no está ahí ni siquiera para morir!

    V: No, yo comprendo. Esa tampoco es la respuesta. No hay ninguna respuesta para esto. Pero ¿dónde voy yo desde aquí?

    M: La señora estaba explicando que hay toda clase de tipo de EST, de métodos y de sistemas que vienen con la promesa de la liberación en diez o doce días. En cuanto a mí mismo, ya no tengo ningún interés en todo esto. He llegado a esta nada en la que la búsqueda ha terminado, porque el buscador también ha desaparecido en esa nada de la que hablamos. Ya no tengo ningún interés en esa investigación. Primero, he seducido a Maya y una vez que la Maya se rindió a mí, ya no encontré otra utilidad para Maya, de manera que la deseché.
    Miles de organizaciones han venido y han partido, miles están todavía por venir. Todas ellas se basan en un cierto concepto. Por ejemplo, uno tuvo el concepto de la intocabilidad; ahora, hasta cierto punto, ese concepto de la intocabilidad ha par-tido. Pero ¿ha podido la gente, gracias a ese concepto, realizar su verdadera naturale-za? Por consiguiente, ninguna de estas organizaciones tiene ninguna utilidad; la cosa última es darse cuenta de la verdadera naturaleza de uno. En esto, las organizaciones no pueden hacer nada, porque todas ellas se basan en un cierto concepto.

    V: Sin embargo, esta organización me puso en contacto con mi eseidad y eso es lo único que importa.

    M: En esa misma nada, de la que hemos estado hablando, la individualidad de-bería haberse disuelto para que ya no haya nadie que esté satisfecho o insatisfecho. ¿Cómo podría estar satisfecho, si en esa nada ya no hay nada con lo que estar satisfe-cho? Así pues, lo que usted ha logrado no es la cosa real, aunque su respuesta fue cien por cien correcta. Sólo el individuo que ha perdido su individualidad, se ha su-mergido en el Parabrahman. Así pues, la individualidad debe partir. El mundo ente-ro se mueve sobre la base de un concepto, y ese concepto es «yo soy» —el concepto fundamental de la propia individualidad.

    V: Cuando el concepto básico es «yo soy nada», ¿cómo puede el mundo mover-se? Eso es lo que intento expresar.

    M: Si usted hubiera llegado a la conclusión de que usted no es, entonces ¿cómo pueden surgir más conceptos o más preguntas? Si usted hubiera llegado realmente a la firme conclusión de que la «yo soidad» ya no está aquí, ¿cómo puede surgir ningu-na otra pregunta?

    V: ¿Eso significa que no hay nada más que eso?

    M: Todo lo que está aquí, es plenitud y es nada. En tanto que yo no tengo esa «yo soidad», tampoco tengo el concepto de que yo soy un individuo. Entonces mi individualidad se ha sumergido en esta totalidad o nada y todo está perfectamente.

    V: Pero no hay ninguna totalidad, solo es nada. Yo no tengo la sensación de totalidad. Eso es lo que estoy intentando decir.

    M: Así pues, si no hay nada, entonces ¿quién hay para hacer lo que sea? Asu-miendo que no hay nada, ¿quién hay para buscar, incluso la totalidad? En esa nada, usted tampoco está. Entonces ¿quién es ese que quiere algo más que esto?

    V: No lo sé.

    M: De nuevo la respuesta de que usted no sabe es cien por cien correcta, porque en ese estado donde usted no sabía, usted no sabía ni siquiera que usted existía. Y es-ta «yo soidad» ha venido subsecuentemente sin que usted la deseara. Y cualquier co-nocimiento que usted tiene ahora, se ha estado acumulando desde la llegada de esta «yo soidad». Pero en su estado original, es el no-conocimiento.

    V: El problema es ¿adónde voy yo desde aquí?

    M: ¿Quién? La cuestión es ¿«quién» va a ir a alguna parte? Ello comenzó de esta manera y ahora el círculo está completo. En esa nada, nosotros también somos nada. Así pues, ¿quién va a ir a alguna parte? ¿A quién le quedan ya más preguntas? En esa nada, todo es nada. Usted también es nada.
    Su pregunta se parece mucho al hijo de un matrimonio sin hijos preguntando «¿Adónde voy yo desde aquí? ¿Dónde está él para ir? ¿Y de dónde ha venido?». Continuaré con el mismo símil antiguo. Un matrimonio muy viejo es considerado en gran estima, amor y reverencia por todas su amistades. El matrimonio muere. Todas las amistades deciden que deben hacer algo por el hijo. Pero el hijo no había nacido. ¿Por quién podrían hacer algo?
    Una vez que el conocimiento del sí mismo amanece, ya no hay ninguna cues-tión de bueno o malo, de sufrimiento o no sufrimiento, de felicidad o infelicidad; la cuestión ya no surge más.
    ¿Hay más preguntas?

    V: Si el jnani está más allá de la consciencia y de la inconsciencia, debe contener a la consciencia. El jnani, después de todo, es la totalidad. ¿Cómo puede eso que contiene a la consciencia no ser consciente?

    M: El conocimiento, la manifestación entera, es la forma del conocimiento, de jnana. Pero el jnani no tiene ninguna forma ni apariencia; el jnani ha trascendido la consciencia. Por consiguiente, lo que actúa es la consciencia universal y no el jnani. Así pues, no hable más del jnani. Más bien hable de esta consciencia —la consciencia individual o la consciencia universal— que es la base de todos sus pensamientos. Ese es el tema que usted debe discutir. Olvídese del jnani, porque él está más allá de eso. Y aunque piense que el jnani está hablando, no es el jnani el que habla sino la cons-ciencia universal.
    Todo lo que usted discute, sólo puede discutirse sobre la base de esta «yo soi-dad». Olvídese de este aspecto jnani, pregunte sólo acerca de jnana.

    V: Ahí es donde aprieta el zapato: este conflicto entre jnana y el jnani. Por muy alto que se vaya, por muy profundo que se vaya interiormente, a no ser que se deven-ga un jnani, siempre habrá un camino que vaya más allá de eso; uno no estará satis-fecho con la consciencia universal, uno siempre querrá ir más lejos.

    M: No se plantea que alguien devenga un jnani. El jnani está fuera del tiempo, por lo tanto uno no puede devenir un jnani. Un jnani, en el proceso de estabilización en el estado jnana, posee por algún tiempo el orgullo de que «yo soy el estado Brah-man» y por consiguiente habla de ello. Sin embargo, eso no es el estado último del jnani. Yo no participaré en ninguno de sus conceptos.

    V: Hay un grupo de conceptos éticos —la lealtad, la gratitud, la justicia, mante-ner la palabra, etc. También se ha dicho que esto es algo más allá del bien y del mal, ni bueno ni malo, etc. Pero ciertos grupos de conceptos como los que he mencionado parecen estar inseparablemente relacionados con el concepto del hombre de realiza-ción. En otras palabras, uno asume que un tal hombre debe encarnar de alguna mane-ra estas cualidades. Mi pregunta es: ¿Es eso correcto o es sólo una ilusión?

    I: ¿Qué quiere decir usted por «un hombre de realización»?

    V: Un jnani.

    I: ¡Ah! Pero un hombre de realización en el mundo, eso es completamente dife-rente.

    M: Todas las cualidades que usted ha mencionado, así como todas las posibles cualidades que usted pueda imaginar, están en la consciencia o el conocimiento. Sin embargo, el jnani, está más allá de todas las cualidades y conceptos.

    V: De acuerdo, tengo algo que añadir a mi pregunta: Quiere tal persona…

    I: No, porque no hay ninguna «persona». Por consiguiente, todas las cualidades están en el conocimiento o la consciencia. El jnani es más allá de todos los conceptos y todas las cualidades. Él ya no es un individuo; por consiguiente, todo lo que se aplica a un individuo, no se le aplica a él. Esa es la respuesta a la pregunta. Todas las incomprensiones surgen porque nosotros consideramos al jnani como un individuo. El jnani ha perdido su individualidad.
    Maharaj explica que él no sólo no es un individuo, sino que es más allá de la dualidad de la manifestación y la no-manifestación.
    ¿Tiene alguna pregunta?

    V: No.

    I: ¿Qué ha sucedido? ¡No hay más preguntas! El silencio es una buena defensa, una buena autoprotección. Tal vez, usted tiene miedo de exponerse.

    V: ¿Es correcto asumir que alguien que sea lo que dice Maharaj, ordinariamente manifestará las cualidades de justicia, lealtad, gratitud, honestidad, etc.?

    M: Eso no es necesariamente así. Incluso un asesino puede obtener el conoci-miento. Sus obras pasadas o la ausencia de estas buenas cualidades nunca son un es-torbo. Un ejemplo clásico es Valmiki, que escribió el Ramayana. Por cada asesinato que cometió puso una chinita en un vaso, y de esta manera acumuló siete enormes vasijas llenas hasta el borde. Todos estos asesinatos que había cometido no le impi-dieron ser un jnani.
    Finalmente, todos estos conceptos pueden y deben comprenderse como fal-sos, pero la dificultad y la cosa esencial es estar convencido de que el concepto bási-co original, «yo soy», es, él mismo, falso.
    ¿Le gustan a usted estas conversaciones?

    V: Me gusta obtener respuestas.

    M: Habiendo obtenido y digerido las respuestas, el ego de uno debe disiparse gradualmente.
    Si no hay más preguntas, concluiremos esta reunión.

    7. CUANDO LA CONSCIENCIA SE MANIFIESTA, APARECE LA DUALIDAD

    M
    AHARAH: Si usted quiere recordar nuestra llegada aquí esta mañana, trate eso como el dios más alto que nos da la sensación de presencia —esta presencia consciente, que nos hace sentir que nosotros somos, que existimos, que estamos vivos, que estamos presentes. Si lo hace, ella se desplegará y nos dará todo el conocimiento necesario.
    Usted debe tener la más firme convicción de que esta consciencia es nuestro principio padre, el dios más alto; entonces usted tendrá todo el conocimiento necesa-rio. Si hay un principio que puede salvarnos, que es nuestro único capital, ese es el que nos da la sensación de presencia, esta consciencia. Sea uno con ella, suplíquela, y trátela como el único dios. Todo lo que nosotros tenemos, todo lo que adquirimos, se debe sólo a esta consciencia, y para ser uno con ella, no necesitamos ninguna herramienta, ningún instrumento, ningún dinero; ¡no hay ningún gasto implicado!
    Esta consciencia está libre de inhibiciones, de condiciones, y, siendo sin obs-trucciones, es totalmente libre. Si recurrimos a ella, ella también nos hará libres.

    VISITANTE: ¿Por qué no es consciente el jnani del conocimiento universal?

    M: ¿Por qué no es consciente el espacio de algo que ha sucedido? ¿Cómo es que el cielo no es afectado por los sucesos que ocurren en la tierra? Detrás de los cuatro elementos —el aire, el agua, el fuego y la tierra— siempre está el espacio.

    V: ¿Qué se entiende por un «corazón puro»?

    INTÉRPRETE: Por favor, no haga preguntas frívolas. Uno no debe dilapidar la energ-ía, utilicémosla en preguntas valiosas.

    V: Normalmente una pregunta lleva a otra, y se habrá conseguido un punto de partida en alguna parte. Así pues, una pregunta como ésta nos hace avanzar un po-quito, estimulando más preguntas.

    I: Aquí deber ser exactamente al contrario. La frecuencia o la intensidad de las preguntas debe ir cada vez a menos. Si sus preguntas se multiplican, algo debe ir mal en alguna parte.

    V: Ayer vine aquí y encontré el «yo soy». ¿Qué hago ahora?

    M: Nada más, eso es todo. ¡Olvídelo y váyase!

    V: He estado en Tiruvannamalai muchas veces, en el ashram de Ramana Ma-harshi. Allí, una mujer alemana me enseñó un libro sobre las enseñanzas de Maharshi y me habló de que existía una enseñanza y filosofía similar —la que da Maharaj.

    M: ¿Cuánto tiempo ha estado usted yendo a Ramanasharam?

    V: Sólo durante los últimos cinco años.

    I: ¿Leyó su libro [es decir, el de Maharaj] I Am That?

    V: Leí sólo una o dos cuestiones sobre el tema de la muerte.

    M: Usted ha estado leyendo el libro de Ramana Maharshi y lo encontró interesan-te. ¿De qué modo lo encontró interesante respecto a usted mismo?

    V: Mi orientación ha sido básicamente el advaita vedanta, por eso he estado le-yendo su libro.

    I: Habiendo leído estos libros, ¿le gustaría hacer alguna pregunta?

    V: Me siento feliz intentando seguir esta filosofía. ¿Hay necesidad de encontrar a un gurú vivo o es suficiente tener fe en un gurú que ha dejado su cuerpo?

    M: El propósito es que usted se despierte a la fe en el sí mismo, en el «yo soy». Ese es todo el propósito. Así pues, todo lo que induce a ese desarrollo, usted puede aceptarlo. Suponiendo que usted tenga fe en un gurú vivo, entonces acepte a un gurú vivo. Si usted tiene fe en un gurú que ha dejado su cuerpo, acepte a ese gurú.

    V: ¿Pero hay más beneficio en un tipo que en el otro?

    M: Cuando usted no sabía nada, ¿qué fue lo primero que vino a saber en toda la extensión de su vida?

    V: El sí mismo. Y entonces vinieron otras cosas.

    M: Usted comenzó sin saber nada; ni siquiera se conocía a usted mismo. Así pues, ¿qué es lo primero que comenzó a conocer?

    V: Comencé leyendo el Gita, leyendo a Krishna.

    M: Usted no sabía nada. ¡Usted no se conocía a usted mismo siquiera! Así pues, ¿dónde está el espacio para el Gita?
    En este tiempo de su vida, cuando usted no se conocía a usted mismo, ¿qué fue lo primero que conoció?
    Usted comenzó a conocer muchas cosas, después de que comenzara a cono-cerse a usted mismo. Usted vino a saber «yo soy», y entonces usted vino a saber otras cosas. ¿Cómo ocurrió eso?

    V: Eso ocurrió probablemente a causa de mi karma anterior, de mi prarabdha karma.

    M: Eso sólo son historias que usted ha oído. Después de que usted viniera a co-nocerse a usted mismo, usted comenzó a conocer muchas cosas. ¿Pero qué conoci-miento tenía usted antes de que viniera a conocerse a usted mismo?

    V: Uno llega a conocer todo tipo de cosas del mundo, pero el mundo no me aporta ninguna felicidad o placer. Pero leyendo estos libros…

    M: Por favor responda a la pregunta.

    V: Probablemente no haya comprendido correctamente… la pregunta.

    M: ¿Cómo llegó usted a conocer su propio sí mismo? Después, usted puede hacer muchas cosas. ¿Cómo sucedió eso?

    V: El sí mismo llegó a conocer este cuerpo.

    M: Primero de todo, apareció esta cognitividad, la cognitividad «yo soy»; más tarde usted abrazó el cuerpo.

    V: Correcto.

    M: Aférrese sólo a esto, y no haga más preguntas.
    Yo me estoy dirigiendo a la consciencia, estoy exponiendo la consciencia en términos de la misma consciencia.
    Usted vino a conocerse a usted mismo, «yo soy». Morar en eso, es ello mismo la bhakti, la devoción. Antes de la aparición de la «yo soidad», ¿dónde está la devo-ción?

    V: Tengo una pregunta.

    M: Yo no he oído a nadie iniciar preguntas. Le di un tiempo especial para ello, pero no usted no se expresó.
    Todo lo que usted ha oído se aplica a usted, total y exclusivamente. Acepte eso completamente. El estado en que usted era antes de que abrazara el cuerpo como usted mismo, ese estado es el gurú de todos los gurús. Ese es el Brahman —ni si-quiera el Brahman, es el Parabrahman solo. Subsecuentemente, usted comenzó a caer en estados más groseros y finalmente usted abrazó el cuerpo como usted mismo. Antes de que usted se descubriera a usted mismo como «yo soy», usted era en el es-tado más alto —el gurú de los gurús— el estado Parabrahman. Más tarde, usted co-menzó a llenarse con todo tipo de materias más groseras, y descendió a la sensación del cuerpo —«yo soy el cuerpo». Así pues, todas estas impurezas tienen que ser eli-minadas. Hasta entonces, usted tiene que permanecer en quietud.
    Su caída comenzó con la aparición de esa eseidad, de «yo soy». Con la apari-ción de esta cognitividad «yo soy», la siguiente caída fue abrazar el cuerpo como «yo soy». Y entonces usted anexionó muchas cosas a usted mismo. Aférrese al estado de conocerse a usted mismo como «yo soy», como la verdad. Todas las demás cosas que usted se ha anexionado son irreales.
    [A un visitante determinado] Actualmente, usted está en quietud. ¿Está eso en este lado del sueño profundo o en el otro lado? Usted es sólo la consciencia sintiendo a la consciencia. La consciencia toca a la consciencia. Usted va de cabeza a esa expe-riencia conocida como la muerte, de la que ha oído hablar. Y tiene que darse cuenta de cuan irreal es esa experiencia de la muerte. Con toda nuestra experiencia en el mundo, y a pesar de toda nuestra lucha aquí, nosotros vamos de cabeza sólo hacia la inevitabilidad de la muerte. Pero esa muerte es irreal. Si la muerte fuera real, entonces la muerte de un animal significaría el fin de todas las especies.
    Mientras la consciencia «yo soy» no se estimula en cognitividad, no hay cog-nitividad en absoluto. Ese mismo estímulo, esa «yo soidad», es la fuente de todo su mundo manifiesto. En la ausencia del despertar de esta «yo soidad», ¿dónde se plan-tea la cuestión de «mío» y «tuyo»? Sólo después de la aparición de la «yo soidad», yo y los otros entran en juego. Sin esta «yo soidad», no puede haber ni «yo soy» ni otros. Si usted investiga este aspecto de la espiritualidad, entonces no hay ninguna cuestión de nacimiento ni muerte. Pero si no investiga este aspecto particular, usted permanece enredado en el ciclo del nacimiento y la muerte.

    V: Si yo me conozco, si yo me doy cuenta de mí mismo, ¿puede haber una trans-formación en mi vida mundana?

    M: ¿Qué entiende usted por «vida mundana» y qué entiende por «transforma-ción»? Su vida mundana es todo su concepto, es todo su mente sólo. Nosotros esta-mos tratando de ese principio que es antes de la mente. Esto puede describirse di-ciendo que usted se ha puesto varios velos. Antes de que usted se conociera, ése era su verdadero estado. El primer velo fue el de la «yo soidad»; después aceptó el cuer-po como usted mismo, y después muchos otros velos. Todos estos velos tienen que ser quitados, incluyendo la «yo soidad».
    Desde el estado de no-conocimiento, el primer velo que yo tomé fue el de «yo soy». Ése era sin forma, sin nombre. Pero abracé el cuerpo: recibí una forma para mí mismo, recibí un nombre para mí mismo. Esto fue la caída. Por esta razón, todos los sabios aconsejan: ¡Abandona las cadenas del cuerpo! «Yo soy el cuerpo» —éstas son las cadenas. Abandónelas.

    V: ¿Cómo deshacerse de esta sensación del cuerpo-mente?

    M: ¿Cómo olvidar? ¿Quién recuerda y quién sabe que uno recuerda y olvida? El que conoce los estados de la memoria y de la no-memoria es sin cuerpo; él es antes del cuerpo y de la mente. Si puede embeber totalmente la esencia de lo que se está diciendo justo ahora, usted se estabilizará en el estado Parabrahman sólo.
    Ustedes no son principiantes en la esfera de la espiritualidad. Han adquirido un montón de sabiduría espiritual. Ahora por favor hagan preguntas.
    El que distingue entre los diferentes estados —éste es con cuerpo, ése es sin cuerpo, éste es esto, éste es eso— está completamente aparte de todas esas cosas. Y usted es el que distingue. Usted es el que es más puro, el más propicio, el más limpio. Puesto que ese es su estado, usted está en situación de valorar la cualidad de otros estados. Con esta comprensión, lleve a cabo su vida mundana, la vida familiar, con total celo. Pero lo importante es esto: si usted comprende realmente y permanece en lo que digo, sus deseos y expectativas desaparecerán de manera natural.

    V: Con la desaparición de los deseos y de los apegos, sobreviene una sensación de no querer hacer nada…

    M: Eso conduce al estado Parabrahman ¿Cuál es la utilidad para ese estado de todas las ambiciones, expectativas y deseos? ¿Qué necesita él? Nada en absoluto, pues es el estado perfecto.

    V: Uno llega al punto que no le importa nada más, ni el estado Brahman ni nada.

    M: Sí. En ese estado, a usted no le importará saber que usted es también el Brahman.
    ¿Querría usted acoger esta conversación, aceptar todo esto?

    V: ¡Un poco! [risas]

    I: Lo que dice Maharaj no es un juego de niños.

    V: Sólo parece haber un total desencanto con el mundo.

    M: ¿Qué entiende usted por desencanto?

    V: Sobreviene como una preferencia por no querer ser aquí —entendiendo por «aquí», «en el mundo».

    M: Ello acontecerá sólo cuando usted se dé cuenta de que «yo no soy así, ni as텻, si usted elimina todo. En ese estado, usted no tendrá color, ni figura, ni for-ma, ni nombre.

    V: Entonces, ya no hay tampoco ningún deseo por practicar la espiritualidad.

    M: A ese tipo de desapasionamiento se le llama vairagya. Vairagya significa no raga; raga significa amor, amor de ser. El amor de ser también ha de ser desechado.

    V: Eso trae consigo tristeza.

    M: Esa tristeza es el estado emocional… un aspecto del cuerpo-mente. Si usted no está completamente limpio de este sentido cuerpo-mente, es inevitable que la tris-teza esté aquí.

    [A dos visitantes en particular] Antes, cuando aquí no había nadie, les di a los dos una buena oportunidad de hablar, y ahora ustedes están deseando hablar.

    V: ¿Puedo hablar ahora?

  • Crow

    M: Usted bloqueó todas sus preguntas con su declaración previa que había en-contrado su sí mismo. Esto significa que el objeto de su búsqueda espiritual ha sido alcanzado. Por favor, explíquese con mayor detalle. Antes de que usted viniera aquí, ¿qué era usted; y después de encontrarme, ¿qué es usted? Yo querría escuchar.

    V: Antes de venir aquí, todo parecía pasar aquí [señalando a su cabeza] y obser-vaba mi cuerpo y pensaba en mi cuerpo todo el tiempo; y solía estar interesada en el dinero, muy interesada… y también en si tendría o no un trabajo. Y algunas veces trabajaba muy duro para comprender el «yo soy», leía sus libros y escuchaba las en-señanzas… Intentaba con firmeza permanecer en el «yo soy», y quería meditar.

    M: ¿Y entonces?

    V: Entonces, de algún modo me encontré aquí, y dije: «yo soy», y lo supe.

    M: ¿Comprendió usted «usted es»? ¿Cuál es el color de eso, el modelo de eso? ¿Cuál es la imagen de eso?

    V: Nada.

    M: ¡Encuéntrelo! Después guarde quietud.

    V: [Exposición ininteligible acerca de la necesidad de disciplinas]

    M: Hasta que usted encuentra su propio sí mismo, «yo soy», ellas [las disciplinas] son todas muy necesarias. Una vez que usted mora en su propio sí mismo, son inútiles, pues entonces usted ya no es el cuerpo y ya no le conciernen todas las disci-plinas que pertenecen a ese cuerpo.

    V: ¿Qué hay sobre los pecados y los méritos después de la morada en mí sí mis-mo?

    M: Éstas son cualidades relacionadas con el cuerpo-mente. Así pues, en el mo-mento en que usted ya no es el cuerpo-mente, estas cualidades ya no tienen ningún ámbito en usted.
    Primero de todo, nosotros nos condicionamos dentro del cuerpo; nos adoctri-namos a nosotros mismos con la idea «yo soy el cuerpo». Un ejemplo es el aire. Cuando el aire entra en el cuerpo, se le llama prana. Está condicionado por el cuerpo y confinado en el cuerpo. Una vez que se disocia del cuerpo, el soplo vital o prana deviene manifiesto; es el aire universal. No sólo el aire universal, sino que deviene también el espacio universal. El espacio no está condicionado por el cuerpo. Ese aire no está condicionado por el cuerpo. Similarmente, su identidad no está asociada ni limitada por el cuerpo; por consiguiente, ninguno de los condicionantes del cuerpo es vinculante para usted. Por su misma naturaleza, usted es sólo esa consciencia diná-mica y manifiesta.
    Sin duda, ella depende de esta cualidad de la «yo soidad», del soplo vital. Éste último significa solamente aire —aire que funciona en el cuerpo. Este aire y la cognitividad causan la «yo soidad». Por el prana crece el mundo; y el mundo significa la mente. Todo eso construye el «usted». Así pues, cuando el soplo vital se va, ya no hay más «yo soidad», pero la «yo soidad» no muere ni permanece como un cuerpo muerto.

    V: ¿Qué es la liberación?

    M: Cuando usted está liberado del sentido cuerpo-mente, de manera que usted no es el cuerpo-mente, eso mismo es la liberación. Mi lenguaje no puede satisfacerle, pero no se perturbe por eso. Usted debe intentar comprender el significado detrás de mis palabras.
    Cuando usted está realmente liberado, cuando llega firmemente a la conclu-sión «yo no soy el cuerpo, ni el soplo vital», la iluminación es perfecta.
    ¿Es usted el soplo vital? Preste atención al soplo vital. ¿Es usted el lenguaje, debido a que puede expresar el lenguaje? ¿Puede ser usted el lenguaje? Similarmente, yo le dirijo a usted a la consciencia. Usted está en condiciones de observar la consciencia; por consiguiente, usted no puede ser la consciencia. Usted debe emplear totalmente su facultad de discriminación e investigar.
    Antes de que seamos atrapados por este sentido cuerpo-mente, nosotros so-mos sólo el Parabrahman. Pero en el momento en que aparece esta «yo soidad», abrazamos este cuerpo-mente como nosotros mismos y entonces estamos implicados en todos los conceptos y todos los problemas del mundo.
    Esa cognitividad, ese darse cuenta, no tiene ningún color. Para el que se ha dado cuenta de todo esto, sólo hay el Brahman, el estado divino, y el que conoce este estado divino es el estado Parabrahman.

    V: Para el que conoce el estado Brahman, ¿aparece todavía el mundo?

    M: Cuando es un estado de «yo soidad» cualitativa, el mundo es. Una vez que se trasciende este estado, ya no hay ningún mundo. En la «yo soidad», en la consciencia, el mundo manifiesto está aquí. En el estado «No yo soidad» no hay ningún mundo.
    El Conocedor de este estado «yo soidad» y del mundo… dentro de ese «esta-do Conocedor», no hay ningún mundo. Pero en el estado «yo soidad», hay un mun-do.

    V: Pero entonces el Conocedor conoce el mundo, ¿conoce el Parabrahman el mundo?

    M: [Señalando a su mechero] Mire, esa llama es como la «yo soidad». Cuando la «yo soidad» aparece, el mundo también aparece. Usted, como el Parabrahman, está presenciando eso. Cuando no hay ninguna llama, usted no ve nada. Cuando la llama está aquí, la «yo soidad» ha aparecido, y por consiguiente el mundo ha aparecido.

    V: Así pues, en el Parabrahman se puede conocer a la vez el mundo y el no-mundo.

    M: Todo depende de la aparición de esa consciencia. Si esa consciencia está aquí, entonces también acontece la presenciación del mundo. Si no hay ninguna conscien-cia, entonces no hay ningún mundo. ¿Por qué conoce usted algo ahora?

    V: Debido a que yo soy.

    M: Debido a esa «yo soidad», usted conoce el mundo. Cien años atrás, usted no conocía nada. Entonces usted era el Parabrahman, porque la «yo soidad» no estaba todavía aquí.

    V: ¿No puedo ser también el Parabrahman ahora?

    M: Esto no es una broma, pero usted puede devenir el Parabrahman ahora. Sólo que no es una mercancía que usted puede adquirir.
    Usted, hace cien años, era el Parabrahman. Déme toda la información sobre ese estado de cien años atrás. Enfoque su atención sólo en esa consciencia «yo soy». No se deje extraviar por todas las disciplinas y desatinos presuntamente espirituales.

    V: ¿Tiene esta consciencia dentro del cuerpo algo que ver con la consciencia universal?

    M: Una es la expresión de la otra. Si el pulso no estuviera aquí, ¿podría eso que se considera el cuerpo individual hacer algo en el mundo? La fuerza vital, el soplo, es la expresión de la mente y la consciencia. Cuando usted habla de uno, los otros tienen que estar aquí. Los tres constituyen un único complejo. Sin uno, los otros no pueden operar. Ahora, la dificultad surge porque lo que esta consciencia es, es la consciencia universal —es decir, la sensación de Presencia, «yo soy Presencia»— no: yo estoy presente o tú estás presente o él está presente. Pero, desgraciadamente, la identificación es con el cuerpo, y yo no soy el Todo, sino una parte divisible del To-do. Y por consiguiente, uno piensa en términos de adquirir algo. Pero cuando uno ve la situación como realmente es, a saber, que ningún individuo está implicado, que lo que está presente es la Presencia como un todo, y que es meramente la expresión de lo Absoluto, entonces, en el momento en que se percibe esto, hay liberación. La libe-ración no es nada más que ver esto con plena convicción.

    V: ¿Cuál es la relación entre la consciencia y el cuerpo?

    M: La consciencia, para manifestarse, debe tener una forma. Y la forma es el cuerpo, y el cuerpo está hecho de la esencia de los cinco elementos, que constituyen el sustento para la consciencia. Sin el sustento en la forma del cuerpo, ya sea el cuer-po que sea —el de un gusano, un insecto o un ser humano— la consciencia no puede sostenerse; es la esencia del alimento lo que sostiene a la consciencia.

    V: Si las diversas formas de la manifestación son sólo la expresión de la cons-ciencia universal, ¿por qué hay el sentimiento de individualidad en las diferentes formas? ¿Por qué debe cada forma considerarse a sí misma como una forma separa-da?

    M: Tan pronto como eso que es la unicidad se manifiesta, el hecho mismo de que se manifiesta significa dualidad. La manifestación significa que tiene que haber un sujeto y un objeto. La manifestación en espacio-tiempo significa divisibilidad. Y la naturaleza misma de la consciencia es que tan pronto como se manifiesta, haya los opuestos —mal/bien, grande/pequeño, etc. Desde el momento en que la manifesta-ción tiene lugar, la dualidad es su naturaleza misma, y ésta debe expresarse. Tan pronto como hay esta manifestación, hay la cuestión de la dualidad, incluso en los cinco elementos: el aire, el fuego y el agua son ellos mismos opuestos. La manifesta-ción misma significa dualidad.
    Si digo que yo estoy enfermo, ¿qué significa ello en realidad? Por causa de la comunicación, uno usa la palabra «yo». Pero hablando estrictamente, yo no tengo na-da que ver con la forma. La enfermedad está en eso por cuya causa se hace la forma, y se siente en la consciencia. Y realmente yo no soy ni la forma ni la consciencia, que se manifiesta a sí misma en la forma. Pero, por causa de la comunicación, uno dice «yo estoy enfermo», «yo estoy peor», «yo estoy más débil» o «yo estoy más fuerte», pero eso es sólo una expresión del cambio en la esencia de la forma. Pero estar más débil o más fuerte, sufrir una enfermedad o lo contrario, no tiene nada que ver con «yo» como tal.
    Hay innumerables lenguajes, no sólo entre los seres humanos sino también entre formas de ser diferentes del ser humano. Pero eso en lo que se basa el lenguaje —es decir, la mente y la consciencia— no cambia. El condicionamiento que ha tenido lugar en esa consciencia desde el comienzo mismo es la base del lenguaje de esa forma particular. Por consiguiente, hay innumerables formas y un montón de lengua-jes.
    Ahora bien, hay un punto y analogía muy sutiles en lo que concierne al len-guaje ordinario que nosotros conocemos y al lenguaje espiritual que todavía no co-nocemos. Eso a lo que uno ha estado condicionado justo desde el comienzo, ese len-guaje, no necesita para aprenderse ningún esfuerzo especial de nadie. Él o ella se acostumbraron a él desde la tierna infancia, desde el condicionamiento más tempra-no. ¿Cómo? A través de la asociación constante y consistente. Similarmente, si uno tiene esta asociación constante y consistente con los jnanis, entonces ese lenguaje que habla el jnani y que normalmente no será comprendido por la gente, será gra-dualmente recordado y comprendido y devendrá natural.
    ¿Desde cuándo viene uno a conocer la experiencia del sufrimiento? Sólo des-de que se creó la forma partiendo de cinco elementos y hubo consciencia en esa for-ma. ¿Pero cuál era la situación antes de que se creara la forma y la consciencia entrara en ella? Uno era inmanifiesto. Uno no tenía conocimiento de su propia existencia; no había cuestión de ninguna experiencia, y por consiguiente había un estado que estaba más allá del concepto grosero de la felicidad o la infelicidad. Esa era la unicidad en que ni siquiera se trataba de tener experiencia.
    En lo Absoluto inmanifiesto, no hay ninguna consciencia —ninguna cons-ciencia de existencia. Así pues, sólo cuando hay esta consciencia universal que se manifiesta en las diversas formas, y estas formas poseen la fuerza vital y están sujetas a los tres gunas, puede cada forma actuar a través de la fuerza vital según la com-binación de estos gunas. Cada forma actúa según su propia naturaleza. Sólo cuando la identificación tiene lugar, y yo comienzo a pensar que yo estoy actuando, aunque es sólo la combinación de los tres gunas lo que actúa, asumo muy innecesariamente las responsabilidades y las consecuencias de esas acciones, que, propiamente, no son mías. Las acciones habrían tenido lugar en cualquier caso, dependiendo de los tres gunas  y de la fuerza vital.
    Es sorprendente, casi ingenuo, que alguien pueda pensar que él o ella está ac-tuando. Esto es lo que acontece: El estado de vigilia, antes de que los otros gunas comiencen, proviene del sattva-guna; es decir, de la armonía total. En ese segundo en que uno se despierta, hay amor total, bondad total. No hay ninguna cuestión de egoismidad. Así pues, el estado de vigilia es de la cualidad del sattva-guna; subse-cuentemente, hay las actividades físicas causadas por las necesidades, la naturaleza y los deberes; éstas derivan del rajas-guna. Todas estas actividades tienen lugar por sí solas, pero uno comienza a decir «yo estoy haciendo esto», a identificarse y a aceptar las responsabilidades —eso es la obra del tamas-guna.

    8. ¿QUIÉN SABE «QUE YO SOY»?

    M
    AHARAJ: Tomen el caso de alguien que dice, a mí no me gusta lo que Maharaj está diciendo, así que se levanta y se marcha. ¿Qué ha sucedido? Él ha reaccionado ante el significado de una palabra particular o de un grupo de palabras que ha salido de la mente. Así la mente dice: a mí no me gusta lo que se está diciendo y ese pensamiento se convierte en palabras. Y de nuevo la mente toma el significado de estas palabras —que a mí no me gusta esto— y tiene lugar la acción de su salida. Similarmente, si uno acepta algún principio concreto, como la base de todo pensamiento, entonces todas las acciones futuras de uno estarán basadas en él. Esta base firme es el resultado de aceptar el significado de la palabra que ha salido de un pensamiento particular. Mi gurú me dijo que yo soy el Parabrahman y nada más. Yo he aceptado eso con gran convicción y, por consiguiente, todas las otras cosas que aparecen me resultan palpablemente falsas. En una etapa, por ejemplo, fui extremadamente fuerte; quince o veinte años después tuve que usar un bastón. Y más tarde, hasta el bastón devino inútil. Así pues, todos estos cambios en el cuerpo no son míos. Cualquier enfermedad que haya venido, se refiere al área del cuerpo sólo.
    Todos los pensamientos que vengan estarán basados en el firme pensamiento primario «yo soy el Parabrahman». A no ser que uno se adhiera a este principio fun-damental —y la mayor parte de nosotros no lo hace— estamos aceptando que somos el cuerpo y así continuamos hasta nuestras muertes. Pero si las palabras del gurú son aceptadas con convicción total, todo nuestro destino, toda nuestra vida, será trans-formada.
    Yo estoy separando lo que usted es, en usted mismo, de todos los pensamien-tos que le ocurren a usted. Le decía que usted no es los pensamientos, pero que si us-ted abraza los pensamientos como usted mismo, usted deviene efectivamente los pensamientos. Así pues, yo meto una cuña entre usted y esos pensamientos, entre us-ted y su asimilación de cualquier pensamiento o palabra. Antes he dicho que usted deviene la suma total de todos los pensamientos y, cualquiera que sean los significa-dos, usted se ata a ellos. Usted es la víctima de los pensamientos, del significado de las palabras, que acoge como «suyas». Le di el ejemplo de aquel hombre que había aceptado el significado de las palabras «yo he sido ofendido», que se había tragado totalmente el concepto y por consiguiente lo hizo suyo propio.
    Al meter esa cuña, le digo «Usted es aparte del pensamiento o del significado de las palabras». ¿Qué son el sattva-guna, el rajas-guna, y el tamas-guna? El sattva-guna está haciendo todos los trucos, y usted dice «yo estoy haciendo esto», ¡usted acepta las acciones del sattva-guna, del rajas-guna y del tamas-guna como suyas propias! Usted no es eso tampoco. Hay el ejemplo de la mujer casada que está en es-tado de tres meses, y alguien hace una predicción de que el feto es el de una grandí-sima persona, de la categoría del Señor Bhagavan Sri Krishna, que el niño que nazca será tan grande o incluso superior al Señor Krishna. Se le da ese concepto, ese pen-samiento. Así que esta señora acepta ese pensamiento totalmente; al abrazar el pen-samiento, al abrazar su significado, como ella misma, el niño debe nacer tan grande como Krishna.
    La enfermedad de la que soy acusado, de la que mi cuerpo es acusado, es re-almente una gran bendición, porque ella no es lo que yo soy. Pero también es como esa señora en estado. Yo estoy también en el mismo estado. Esa señora, debido al concepto que le han dado, creerá ciertamente que su hijo es tan grande como Krishna. Similarmente, mi gurú me ha dado esta concepción de que yo soy el Parabrahman. Así pues, eso está siempre aquí. De manera que ¿cuál es el impacto de esta en-fermedad? La enfermedad va a parirme en el estado Parabrahman, porque yo he aceptado el Parabrahman como mi naturaleza real. ¡Yo soy sólo el Parabrahman! Así pues, esta enfermedad está ayudando al parto en el Parabrahman. Por consi-guiente, la culminación de la enfermedad es el Parabrahman.
    Usted es un esclavo del significado de las palabras, del significado de la men-te. Por consiguiente, usted es la víctima de la mente.
    ¿Quién acepta esta convicción? No es la mente. La sensación profunda en us-ted, de que «usted es», debe aceptar que usted es el Parabrahman, no la mente. No sea un esclavo del significado que la mente le impone. La culminación de esa enfer-medad en mí es sólo el Parabrahman, pero otros que tienen esta enfermedad tendrán pánico al pensar que van a morir. Éste es el concepto normal de la gente ordinaria. Pero para el que está firmemente convencido de que él es el Parabrahman —yo casi diría que, sea lo que sea el «sí mismo», ese sí mismo está convencido de que él es el Parabrahman— entonces la enfermedad es una bendición, porque la enfermedad le ayuda a ser parido en el Parabrahman.
    ¿Quién tiene el conocimiento «yo soy»? Alguien en usted sabe el conocimien-to «yo soy». ¿Quién es? Es muy obvio que usted sabe que usted es, pero ¿qué o quién es ése que sabe que usted es?

    VISITANTE: Yo también me hacía esa pregunta. ¿Quién sabe que yo soy?

    M: ¿Soy yo el que le tiene que decir que usted está sentado aquí? Usted sabe que está sentado aquí. ¡Y me lo pregunta a mí! Usted debe comprender por qué hago esta pregunta. Usted me pide descaradamente que responda a su pregunta.

    INTÉRPRETE: Mire, el hecho es que nosotros tenemos que ir a nuestro verdadero núcleo; lo principal es no responder superficialmente. Así pues, ¿cuál es la finalidad de pedir a otros que respondan a su pregunta?

    V: Porque sonaba como una pregunta retórica.

    I: Nosotros tenemos que ser antes de la «yo soidad». Entonces Maharaj quiere que nos estudiemos a nosotros mismos y que descubramos lo que ello es. No puede ser una respuesta verbal. Al menos debemos intentar comprender adónde nos quiere llevar.

    V: Yo comprendo eso.

    SEGUNDO VISITANTE: ¿Es la presenciación pura lo que sabe «yo soy»?

    M: Sí, eso es correcto. ¿Quién puede comprender ese estado ilusorio? La «yo soidad» es sólo ilusoria. No es un estado perfecto, es ilusión. ¿Quién conoce la ilu-sión? Sólo un estado no ilusorio puede conocer el estado ilusorio. Usted no está equivocado en su respuesta, pero ¿por qué dijo presenciación «pura»?

    V: No había ninguna necesidad.

    M: «Presenciación» significa pura. Puesto que la presenciación sabe que «yo soy», es otro, es más que «yo soy». Eso es lo más alto; no hay grados en la presencia-ción. En lo Absoluto, en el estado Parabrahman, no se plantea la cuestión de presen-ciación impura o de presenciación pura.

    V: ¿Hay amor en la presenciación pura?

    M: No. ¿Qué entiende usted por «amor»? ¿Cuál es su experiencia, su idea del amor?

    V: Algo mucho más alto que el amor que tienen la mente y el cuerpo. Algo que es sin forma.

    M: Sólo en el estado de eseidad, de «yo soidad», de consciencia, hay el estado de amor. Ese amor es el amor de ser. Este «amor de ser» no es el estado perfecto, pero cuando se trasciende, es el estado perfecto. ¡Sin imperfecciones!

    V: Usted dice «sólo en el estado de eseidad», ¿tiene ser ese estado cuando se está en lo Absoluto?

    M: El estado de no-ser es lo Absoluto, es decir lo que usted llama presenciación pura. La eseidad es la sensación «yo soy». Ese «yo soy» mismo es el amor de ser. Yo querría ser. Yo querría perpetuamente a mí mismo.

    V: ¿Y dónde está el amor?

    M: Eso es amor. La consciencia misma es amor. Con la consciencia, usted quiere ser.

    V: ¿Y en la presenciación pura?

    M: No hay ninguna «yo soidad», no hay ninguna consciencia.

    V: Y ningún amor.

  • Crow

    M: En el amor de ser, usted quiere tener algo, ¿correcto? Siempre hay algún de-seo, el amor de continuar siendo. En el Parabrahman, no hay ningún amor de ser, porque es un estado perfecto.

    V: ¿Cuál es el propósito, si lo Absoluto está ahí arriba? ¿Cuál es el propósito del nacimiento de lo Absoluto en una forma?

    M: ¿Por qué hace usted una pregunta tan elemental? Le daré algún ejemplo. Us-ted quiere ir a un sitio particular, de visita. Usted tiene esa necesidad. Debido a esa necesidad, usted ama ir. El amor es la fuerza motriz; el amor le mueve a usted. Simi-larmente, cuando usted es la eseidad, la eseidad quiere continuar. Ella quiere conti-nuar en el tiempo y en el espacio. Ese es el estado del amor de ser. Así pues, el amor está aquí sólo en el estado de eseidad.
    En el estado perfecto, ese estado no quiere devenir algo diferente de lo que es. Tampoco quiere ser. Por consiguiente, en el estado perfecto, esa eseidad no está, la sensación de «yo soidad» no está presente. Todo es completo.
    Cuando su necesidad está satisfecha, ya no hay más necesidad, ya no hay más carencia. Ya no hay más movimiento. El amor también se disuelve en ese momento. Suponga que usted quiere ir a un lugar, a alguna estación lejana. Usted corre a la es-tación para coger el tren. ¿Por qué va corriendo? Porque desea llegar a su destino. Una vez que usted llega, usted ya no corre más. Usted permanece en quietud. Usted olvida también el movimiento; ya no hay más prisa. Yo no me estoy dirigiendo a un individuo o a una personalidad. Me estoy dirigiendo a ese resultado final de la esen-cia de alimento quíntuplemente elementaria, a saber, a la «yo soidad». Usted no es la personalidad o el individuo. La quintaesencia de este alimento, que a su vez es el producto del juego de los cinco elementos, es el sabor «yo soy». «Yo soy» no es una personalidad ni un individuo.
    Por ejemplo, usted quiere emplear a un criado. Y hay un tipo muy débil a quien usted quiere convertir en un buen criado. Él está muy débil y no puede trabajar. Así pues, usted le da buena comida, buen alimento, y entonces él deviene más fuerte y más firme. Entonces, finalmente, ¿no es el alimento lo que le ha convertido en un buen criado? La buena cualidad del alimento que usted le dio se convierte en servicio para usted. Similarmente, ¿qué son las medicinas? ¿No es la medicina también un tipo de alimento? Un antídoto a una deficiencia de un alimento particular en su cuerpo, se administra en la forma de medicina. Por consiguiente, ¿quién sirve a ese criado? ¿No es la esencia de alimento? Y con respecto a su propio cuerpo, ¿quién le está sirviendo a usted? ¿No es la esencia de alimento la que es un buen criado para usted?
    ¿Todo este conocimiento que se expone aquí le confunde a usted? Normal-mente, lo que acontece es que las gentes asumen que ellos son formas humanas, e in-tentan comprender todo a través del filtro de esa forma humana; ellos traducen todo lo que yo digo al modo de pensamiento de un ser humano, de un ser humano perso-nalizado. Esa es la dificultad. Yo me estoy dirigiendo a ese principio, a ese toque de «yo soy», a esa consciencia, que es el producto del cuerpo de esencia de alimento.

    [A un visitante particular] ¿Usted no lo tiene todavía muy claro?

    V: Pienso que lo tenía bastante claro; usted no puede juzgarme realmente por lo que digo. Lo que digo podría contradecir mi comprensión.

    M: ¿Tiene usted la firme convicción de que ha comprendido?

    V: No. Hay ciertas cosas que uno comprende a ciertos niveles, pero desde la to-talidad nada ha sido comprendido.

    M: ¿Dijo usted el nivel o la totalidad más alto?

    V: Totalidad.

    M: ¿Qué entiende usted por «totalidad»?

    V: Cuando uno permanece en el «yo soy», no hay ningún conocimiento, ningún pensamiento, ningún movimiento.

    M: Cuando usted sólo está siendo, ¿no hay pensamientos?

    V: No.

    M: La consciencia misma es el potencial para la actividad del pensamiento.

    V: Hay un potencial para el pensamiento, pero si no se ejercita, no hay ningún pensamiento.

    M: Cuando la consciencia está aquí, los pensamientos vendrán espontáneamente, o puede que no; usted no tiene ningún control sobre eso. Es exclusivamente asunto de la consciencia tener pensamientos o no tener pensamientos.

    V: Pero nosotros estábamos hablando de la consciencia universal como sin pen-samientos y sin mentación. Siendo eso así, ¿dónde está entonces el pensamiento? Si se nos ha dicho que seamos y que permanezcamos en el «yo soy», ¿dónde está enton-ces el pensamiento?

    M: Déjelo por ahora y deje de pensar…

    ?

    M: Lo que yo le estoy diciendo, usted no está en situación de comprenderlo, y lo que usted me está diciendo, yo no lo comprendo. Así pues, ¿cuál es la utilidad de más conversación?

    V: Bueno, no era mi intención dar a entender que yo sé algo; siento que sé unas pocas cosas relativamente profundas, pero ahora me doy cuenta que no sé nada y que se debe a la gracia de Maharaj.

    M: Usted está hablando desde el punto de vista de que no comprende nada, y sin embargo está haciendo preguntas. Así pues, ¿cómo voy yo a comprenderlas?
    El tipo y la cualidad de las preguntas que emergen de usted indica que usted no está comprendiendo lo que quiero decir. Todo el objeto del diálogo es que usted comprenda lo que le estoy diciendo, y que yo comprenda lo que usted está pregun-tando. Si éste no es el caso, entonces, ¿cuál es el propósito de un diálogo?
    Yo no estoy bien. Hablaré sólo concisa y directamente. Sin digresiones. Mu-chas gentes han escuchado mis conversaciones, han comprendido y han entrado en quietud. Si hay gente que no puede comprenderme, ¿qué puedo hacer yo sobre eso? Si mis conversaciones no pueden comprenderse, no es de ninguna utilidad escuchar-las.
    Esta mañana hice una pregunta: «¿Quién sabe que yo soy?» Y usted me hizo una contra pregunta: «¿Qué debería entender por eso?» Manténgase callado; no haga más preguntas hoy.

    ?

    M: Por la mañana, cuando usted hizo esa pregunta, pensé que intentaba ser polé-mico.

    V: Pido disculpas porque usted se sintiera de esa manera; mi contestación fue quizás superficial; sin embargo, no pretendía ser polémico. Sentí que había una res-puesta a esa pregunta que quizás yo no conocía. Pero, en realidad, yo sabía la res-puesta y comprendo lo que usted ha estado diciendo. Sin embargo, a veces, con el conocimiento que está siendo absorbido, se siente que uno no comprende realmente después de todo, aunque el conocimiento es absorbido. ¿Quién hay conociendo? Y eso es todo lo que yo quería transmitir.

    M: Siento como si usted intentara atacarme o desafiarme con sus preguntas. Us-ted debería callarse; cuando no hay ninguna respuesta que salga de usted, usted no debe preguntarme para que yo responda, pues esa pregunta era para usted, para que usted se abra. No haga preguntas durante algún tiempo. No haga preguntas para desafiarme.

    [A otro visitante] ¿Estuvo usted aquí en la India antes?

    V: Ésta es la primera vez; tres días en la India.

    M: Usted ya está lleno de sabiduría espiritual, sabe mucho de espiritualidad, y yo no estoy en situación de dirigirme a usted. Yo soy un pigmeo ante usted.
    ¿Tiene usted preguntas? [A un visitante particular]
    ¿Qué ocurrió con su pregunta?

    V: Intento comprender ese nivel donde no debe haber más preguntas. ¿Por qué desciendo a este nivel y hago preguntas en este caso?

    M: ¿Qué ocurrió con su pregunta?

    V: Están en el comienzo. Pero en el estado último, no hay preguntas. ¿Por qué debo descender a un nivel más bajo para hacer preguntas?

    M: ¿Quién le ha invitado a usted a bajar a las preguntas?

    I: Si uno no quiere hacer preguntas, ¿cuál es la finalidad de encontrarse con Maharaj?

    M: Por la mañana le dije claramente que yo no me dirijo a usted como una per-sona, como un individuo. Yo me dirijo a usted como la expresión de la consciencia. En estos diálogos, no hay cuestión de yo y usted. Esta consciencia es el producto de la esencia del cuerpo de alimento y está hablando a esa expresión de la consciencia. Usted siempre asume que todo lo que le viene a usted es conocimiento, pero es real-mente un concepto. El conocimiento verdadero está más allá del concepto, es antes del concepto. El estado sin conceptos, sin palabras, sin habla es el conocimiento. La dificultad es que si a usted le viene un concepto exterior, y le gusta, entonces le da un título; seguidamente usted recuerda ese título y lo llama «conocimiento»; y está satis-fecho con ello. ¿Cómo puede usted hablar o desarrollar cualquier concepto, a menos que el concepto primario «yo soy» esté disponible? Este concepto primario engendra más conceptos; es decir, todos los demás conceptos que le vienen a usted. Nosotros lo llamamos Dios, Ishwara y nombres así; y a todo eso nosotros lo llamamos «cono-cimiento». Este concepto primario ilumina a todos esos conceptos que más tarde de-vienen mi conocimiento. Sin embargo, cualquier concepto que le viene a usted, in-cluyendo el concepto primario «yo soy», no es el estado eterno.
    Este concepto primario le vino a usted; luego usted lo llamó Brahman, Ishwa-ra. Debido a que le agrada, debido a que le agrada ser, usted le da estos nombres glo-riosos como los mencionados. Pero a pesar de todo, sigue siendo sólo un concepto. ¿Por qué no es eterno? Porque su fundamento mismo es sólo este cuerpo de alimento. Mientras que el cuerpo de alimento esté disponible, en el equilibrio apropiado y en la condición apropiada, se mantendrá esa «yo soidad» o cualquier otro concepto.
    ¿Dónde está su sabor en todo esto? Su sabor no se encuentra en usted como lo Absoluto. Sólo el sabor de la esencia de alimento en la forma de «yo soidad», de un toque de «yo soidad», está disponible.
    Yo le estoy contando mi historia. Y al narrarle mi historia, ello significa que usted está logrando conocer su propio sí mismo. Si usted comprende mi historia, us-ted comprenderá también su propia historia. More en usted mismo. El Señor Krishna expuso su historia, pero él le dio el nombre glorioso de Brahman vidya, el conoci-miento de Brahman. ¿Puede acontecerle algo bueno o malo al Brahman vidya, al co-nocimiento del Sí mismo? Puesto que nada bueno o malo puede acontecerle a ese Brahman, ese Parabrahman es conocido como nishkama, el estado Parabrahman sin deseo. El conocimiento de la eseidad, el conocimiento del sí mismo, es como la utilidad de un niño no nacido; no tiene ninguna utilidad en absoluto. Similarmente, en el análisis final, este Brahman vidya no es de ninguna utilidad.
    La mayoría de los presuntos jnanis pensaron injustificablemente que tenían el conocimiento debido a ciertos conceptos que valoraban muchísimo. Ellos glorificaron los conceptos dándoles diversos nombres pomposos. Y se aferraron a esos conceptos particulares como su credo, su religión o su conocimiento profundo. Incluso este concepto primario, «yo soidad», es deshonesto, precisamente porque es también sólo un concepto. Finalmente, uno tiene que trascender eso también y ser en el estado nirvikalpa, que significa el estado libre de conceptos. Entonces usted no tiene ningún concepto en absoluto, ni siquiera el de «yo soy». En ese estado uno no sabe que uno es. Este estado es conocido como Parabrahman: Brahman trascendido. Brahman es manifiesto; Parabrahman es más allá de eso, antes de eso: lo Absoluto. ¿Comprende usted lo que quiero decir?
    Capte lo que capte con su atención, finalmente esa atención debe volverse no atención. El estado que queda finalmente es la Presenciación, el Parabrahman.
    Yo me estoy dirigiendo a la consciencia. El instrumento de la consciencia para la comprensión es la atención. Todo es absorbido por la atención, y todo lo que se comprende realmente pasa por esa atención, la cual se disuelve entonces en la cons-ciencia y como la consciencia. Así pues, ¿qué queda? No queda ningún concepto. De este modo, la atención se vuelve también no atención. Con la llegada de la conscien-cia, usted se da cuenta de que usted es; simultáneamente, el «yo soy» le viene a usted o a su atención. Así, cuando la consciencia no está aquí, la atención tampoco está aquí. Subsecuentemente a la llegada de la consciencia y de la atención, surge todo lo demás. Ahora asumamos que por medio de su atención usted puede abarcar el uni-verso manifiesto entero. Cuando su consciencia no está aquí, ¿dónde está esa aten-ción que abarcaba el universo entero? Por consiguiente, el jnani —jnani es ese prin-cipio donde no hay ninguna cuestión de una persona— trasciende este estado de «yo soidad». Es el estado de «no-yo soidad». El jnani desecha la consciencia. Un jnani no tiene sitio en absoluto para el orgullo, porque ya no queda ningún apoyo para soportar su orgullo.
    El estado absoluto es antes de la consciencia; eso quiere decir el estado no nacido. Puesto que el Parabrahman es el estado no nacido, antes de la consciencia, ¿puede tener una pizca de conocimiento?
    Un niño no nacido no sabe de su existencia. Similarmente, el estado Para-brahman no se conoce a sí mismo, no sabe que él es. Mis palabras están arraigadas sólo en lo Absoluto. Usted debe ser capaz de extraer de ellas algún significado.
    El principio que comprende las relaciones y que intenta comprender, existe todavía en el reino de la consciencia; él está en el reino de la atención. Pero eso a lo que señala, no tiene ninguna atención en él.

    V: Si se utiliza la atención, sólo hay silencio.

    M: Hasta el precipicio de la consciencia, en la profundidad abismal.

    V: Es como hacer un agujero en el desierto; si el agua sale, uno no tiene que hacer nada más.

    M: Todo lo que yo digo, no puede ser aprehendido por su inteligencia. Está más allá del campo del intelecto.
    Todo ser vivo, toda persona, todas las especies, intentan preservarse. Ese es el trabajo de la fuerza vital misma. Pero ¿tenemos nosotros algún conocimiento sobre esa fuerza vital?
    Esta «yo soidad», el toque de la consciencia, se sostendrá mientras se retenga esta cualidad de esencia de alimento. Una vez que la cualidad se ha ido, la conscien-cia no puede sostenerse. Ésta es el producto del juego de los cinco elementos. Repito, mientras esa quintaesencia de alimento quíntuplemente elementaria esté disponible, la consciencia estará aquí. Una vez que esa cualidad se pierde, la consciencia se perderá también. ¿Le es posible a usted preservar la cualidad de estos cinco elementos perpetuamente?
    Cuando usted toma esta esencia de alimento orgánica, la humedad debe estar presente. Y el agua está sujeta a secarse un día. Por consiguiente, la esencia de ali-mento también está sujeta a secarse, y, de esta manera, la consciencia está sujeta al tiempo: finalmente, desaparecerá. ¿Cómo puede usted retener ese orgullo de ser de una determinada manera? Este «yo soy» depende enteramente de la esencia de ali-mento. Así pues, ¿cómo puede usted retenerlo perpetuamente —que yo permanezca sólo así? Para extraer cualquier esencia, el agua es muy necesaria, y la cualidad del agua está sujeta a secarse.
    Ahora, si usted quiere preguntar algo, por favor hágalo. Si está en situación de insistir en este tema, sobre su identidad, por favor hable.

    I: Le dije a Maharaj que usted tiene conocimiento de la Bhagavad Gita y de mu-chas escrituras. Él dice, todo eso es muy interesante pero usted debe recordar cual es el soporte principal. Usted deber ser, ¿no es así?

    V: Yo no quería hacer ninguna pregunta. El conocimiento de las escrituras no ha producido lo que deseamos. Para eso, la gracia y el satsang son vitales.

    M: ¿Cuál es el significado de la palabra «verdad»? Nosotros comprendemos lo que es irreal: eso que no va a durar. Pero ¿cuál es el significado de «real»? ¿Cuál es el significado de «verdad»? Es todo lo que es eterno. Todo lo que nosotros experi-mentamos, incluyendo la eseidad, es irreal porque no va a durar. Todos éstos son no eternos, y uno sólo experimenta los elementos no eternos. El conocimiento «yo soy» es un concepto primario y es también no eterno. El Uno, lo Absoluto, que es eterno y presenciador, ¿por qué debe inquietarse por alguien más? Porque en ese estado, cual-quier apariencia que tenga lugar, es sólo Eso. No hay ningún otro. Así pues, la cues-tión sobre una indagación acerca de otros ni siquiera surge.
    Eterno significa: Ahora y siempre. Cuando el estado es ahora y siempre, ¿por qué debe uno inquietarse por algo más? Todo lo que es eterno es la verdad. Ese esta-do trasciende el conocimiento y la ignorancia, así pues no hay ningún campo para el conocimiento y tampoco para la ignorancia. Usted puede llamarlo jnana, usted puede darle un título fantástico, pero, en realidad, está más allá de jnana y de ajnana, del conocimiento y de la ignorancia.
    Es un estado fascinantísimo, radiantísimo, brillantísimo, gloriosísimo —usted puede darle todo tipo de títulos. Es como el niño no nacido, el hijo de una mujer esté-ril. La verdad es como eso. Lo eterno es como eso. Lo eterno significa: lo No nacido.

    V: Maharaj puede haber realizado Eso, pero ¿cómo hemos de realizar nosotros ese estado?

    M: ¿Qué entiende usted por realizar ese estado? Y ¿qué es ese estado? El hijo de una mujer estéril.

    V: Entiendo eso que es, eterno y ahora, como usted estaba diciendo.

    M: Sí, dije eso de ese estado, brillante, glorioso, etc., pero es como el niño no na-cido.

  • Crow

    9. LA CONSCIENCIA MISMA ES LA FUENTE DE LA ILUSIÓN

    M
    AHARAJ: A ese estado que hemos llamado el niño no-nacido, he intentado describirlo como brillante, glorioso, etc., pero es realmente pasmoso; usted no puede tratar de usar su mente o su inteligencia para comprenderlo. ¡Renuncie a ello! No comunique todo esto a otros, sino aprehéndalo usted, ¡persígalo usted y sea eso! ¡No sea perezoso! ¿Cómo puede alguien hacer preguntas sobre este asunto, que está siendo discutido? Es agradable oír esas palabras y declaraciones particulares, que «tocan» en el momento, dando una satisfacción momentánea, pero esto es algo diferente; esto va a cambiarle a usted. Cualquier experiencia o cualquier satisfacción que usted tenga es momentánea, está destinada sólo a ese momento. Una vez que ese momento ha partido, la satisfacción se ha ido y todo ha terminado.

    VISITANTE: Entonces ¿qué es permanente y cómo lograr lo permanente?

    M: Comprenda todo lo que está sujeto al tiempo y elimine todas las etapas que están sujetas al tiempo. El que reconoce todas estas etapas sujetas al tiempo, ese está más allá del tiempo, es antes del tiempo. Permanezca ahí. Usted puede comprender todas estas etapas sujetas al tiempo sólo desde un pedestal que no está sujeto al tiem-po. ¡Sea ahí!

    V: ¿Cómo alcanzarlo?

    M: Persígalo; no hay más palabras que puedan aplicarse para explicarlo más.

    V: ¿Por qué medios, rituales, o procedimientos puede ser alcanzado?

    M: ¿No está más allá del esfuerzo, más allá de la comprensión? Cuando usted mismo es el instrumento de la comprensión, todas las fuentes del intelecto se ponen a un lado. Todo lo que queda es ese estado. Actualmente, estamos completamente en las garras de esta eseidad o consciencia. La consciencia es el producto de este cuerpo de esencia de alimento. Todo lo que le acontece a esta eseidad es «conocimiento», quizá incluso un conocimiento profundo, y nos aferramos a eso. Pero éste no es el conocimiento verdadero. La eseidad es el producto de la esencia de alimento; ella no puede ser el conocimiento eterno porque está sujeta al tiempo. ¿Comprende usted eso? Trate de darse al pensamiento después de comprender un poquito de esto. Inten-te absorber y embeber esto completamente hasta que usted se estabilice en su Sí mismo verdadero.

    V: Yo no me he comprendido a mí mismo totalmente, de manera que la cuestión de dejarlo simplemente no puede surgir.

    M: Esa «yo soidad» es también el producto de este cuerpo de alimento. ¿Para qué conocerla entonces?
    Lo que usted llama «usted mismo», o «usted», es el producto de este cuerpo de esencia de alimento. ¿Cómo puede esa eseidad comprenderle a «usted», la Ver-dad; a usted, lo Absoluto? Al ignorante uno puede darle una charla estrechamente dependiente de la jerga espiritual, sobre el Brahman, sobre esto y aquello —todas esas historias. Sin embargo, en lo concerniente a usted mismo, usted debe compren-der realmente el Sí mismo verdadero.
    «Usted está vivo» es un concepto y es falso. En este cuerpo hay el principio que conocemos como «sí mismo». Ese principio no tiene forma, pero usted com-prende eso como el conocimiento «yo soy». Nosotros también lo llamamos la cons-ciencia, la consciencia de «yo» o la eseidad. Todos estos nombres diferentes son sólo los nombres de esta consciencia: La consciencia hace surgir al mundo. El mundo está dentro de esa consciencia. Intente comprender eso.
    Éste es el único camino para el conocimiento del Sí mismo; a través de esta consciencia usted puede conocerse a usted mismo, lo que usted es. Todos los demás tipos de conocimiento en el mundo, son maneras de permitirle a usted ganarse el sus-tento, de obtener dinero y vivir en el mundo. Por lo demás, eso no es conocimiento en absoluto. El conocimiento del Sí mismo es el único conocimiento real.
    En la consciencia universal no hay individuos. Nosotros vemos diferentes formas, les damos nombres como hombre, Dios, burro, y demás. Pero finalmente sólo hay esta consciencia, la consciencia universal. Y nosotros no debemos identificarnos a nosotros mismos como una entidad separada, como un cuerpo separado. Nosotros somos ese conocimiento; no tiene nombre ni forma. Esa es la esencia de mi enseñan-za.
    Dos estudiantes universitarios vinieron aquí. Yo les dije: Olviden la espiritua-lidad, sigan sus inclinaciones normales, sus tendencias normales, hagan sus deberes normales, abandonen la espiritualidad. ¿Por qué les hablé de esta manera? Yo me in-troduje en la espiritualidad, en los asuntos de la espiritualidad; y finalmente perdí también ese amor del sí mismo. Yo ya no tengo amor por el sí mismo. Esa es la razón.
    Para todo el mundo, el ancla mayor es el amor por el sí mismo, por la cons-ciencia; el estado «yo amo» es la esclavitud principal. Yo emprendí la espiritualidad sólo en el nombre del conocimiento de mí mismo, porque me amaba a mí mismo, porque amaba ser. Y quería saber lo que es Dios. Y saber eso, significa espiritualidad. Así pues, en esta empresa perdí eso; ya no estoy fascinado por ese amor de ser. Porque esa es la mayor esclavitud, la mayor condición, el «yo amo». Mientras el soplo vital opere, mientras el pulso esté latiendo, hasta entonces hay este amor de ser, hasta entonces hay consciencia. Cuando el soplo vital abandone el cuerpo, el pulso se parará y la «yo soidad» ya no será más. Puesto que mi amor de ser está ahora com-pletamente acabado, agotado, yo ya no tengo ninguna fascinación por ese estado de «yo amo». Por consiguiente, yo no tengo ningún amor por nadie. Normalmente, no-sotros nos enredamos en el amor de algún otro, partiendo del punto de vista principal de que yo amo ser.
    Yo llamo a esto, a nuestro cráneo, una olla de barro. Mientras esta olla de ba-rro no esté correctamente cocida, usted tiene que recoger conocimiento de alguna otra parte. Cuando esté correctamente cocida y suene bien, entonces usted estará en situación de comprender de qué le estoy hablando. Pero ¿qué pasará después de que usted escuche mis palabras? La cáscara saltará; se romperá.
    Ritualmente, cuando el cuerpo es incinerado, el hijo tiene que encender el fuego; entonces nosotros tomamos una olla de barro, llena de agua, y la ponemos en un pequeño agujero que hemos hecho. Entonces el hijo se moverá alrededor de esa pira funeraria en una dirección «equivocada». Normalmente, la dirección es mante-niendo el objeto a la derecha, en la dirección de las agujas del reloj [es decir, alrede-dor de un objeto o de un lugar sagrado, el Editor] pero aquí el objeto se mantiene a la izquierda, de manera que el hijo se mueve en el sentido contrario a las agujas del reloj. Y después de tres vueltas, tira la olla de barro a la espalda, no al frente, y con-tinua cantando.
    Del mismo modo, cuando viene aquí, usted se está incinerando a usted mis-mo. Cualquier identidad que tenga, cualquier idea que tenga sobre su propio sí mis-mo, será quemada. ¿Querría usted este tipo de conocimiento, que estoy exponiendo aquí? Este amor de ser, esta consciencia, no solicitada, ha venido espontáneamente —sin ninguna razón. Y desde entonces, ella misma se ocupa de todas las actividades. Todas estas actividades mundanas son sólo debido a eso, al amor de sí mismo, al amor de ser. Pero el amor de sí mismo no es real. No puede ser eterno; es una etapa pasajera. Todo este conocimiento, en último análisis, no tiene ninguna utilidad. Pues-to que usted liquidará esa consciencia misma, finalmente todo lo que usted ha escu-chado aquí no tiene ninguna utilidad. Porque sólo dentro del reino de la consciencia es inocente el conocimiento. Pero si ha escuchado todo lo que he dicho y lo retiene en su memoria, debido a su asociación con este conocimiento, un nuevo conocimiento brotará en usted. Realmente todo esto no le servirá de nada. Pero tiene una utilidad: usted será capaz de exhibir su conocimiento ante las masas ignorantes, y tendrá una posibilidad de devenir un gurú.
    Con cualquier conocimiento que usted tuviera originalmente, mas el conoci-miento que ha escuchado, y el conocimiento que ha brotado en usted, cuando final-mente usted comprenda y realice todo eso, usted llegará definitivamente a la conclu-sión que todo es irreal, que no tiene ninguna utilidad. Sin embargo, al haberse dado cuenta de eso, usted tendrá una cierta estatura en la espiritualidad y la gente acudirá en tropel a usted, y escucharán lo que usted diga. En esa etapa, usted puede decir to-do lo que le venga, porque para las masas ignorantes eso será un conocimiento pro-fundo. Pero al hacerlo, lo que acontecerá es que usted será elevado a un estatus muy alto, como un gurú. Así pues, tenga cuidado con eso.
    El capital principal, el único capital principal que todo el mundo tiene, es sólo éste: el sueño profundo, el estado de vigilia y ese pequeño toque de «yo soidad», na-da más. ¿Alguna pregunta aquí?

    V: ¿Cómo se une uno con la consciencia?

    M: ¿Cómo está usted unido con el sueño profundo?

    V: Ése es un estado natural.

    M: Éste también es natural. Usted está unido con la consciencia como un estado natural.

    V: ¿Cómo se da cuenta uno de ello? He intentado estar calmo y escucharme a mí mismo, pero eso no es de ninguna manera mi estado natural.

    M: Justo ahora el cuerpo es real, el mundo es real para usted. Y usted tiene ahora el estado de vigilia, el sueño profundo y el conocimiento «yo soy». ¿Cuánto tiempo va a permanecer esto siendo verdadero o real para usted? Sin este estado de vigilia, sueño profundo y «yo soidad», usted no está aquí, ni el mundo, ni el cuerpo. ¿Cuánto tiempo estuvo asociado con estos tres estados? Sólo ahora usted está completamente asociado con ellos.

    V: Mirándome a mí mismo, toda mi vida he estado asociado con estos estados.

    M: ¿Está usted seguro? ¿Qué entiende usted por «toda mi vida»? «Vida» signifi-ca una cierta duración de vida, desde un día a cien años. Después de cien años, ya no hay más asociación con esto.

    V: Lo que encuentro difícil es devenir desapegado de mí mismo y verme a mí mismo como una ilusión.

    M: Eso es porque usted se ha identificado con este cuerpo. «Yo soy con el cuer-po». Por eso es tan difícil. ¿Tiene usted alguna otra identidad además del cuerpo?

    V: Estoy intentando firmemente desapegarme.

    M: Usted debe hacerlo. Pero su naturaleza verdadera no puede ser atrapada o agarrada. Todo lo que usted agarra no puede ser real.

    V: ¿Cómo se obtiene la naturaleza verdadera?

    M: Una vez que usted rechaza lo que usted no es, lo que queda finalmente, el re-siduo, es usted mismo —su naturaleza verdadera.
    Actualmente, todo lo que usted sabe es «yo soy». Este «yo soy» es el producto de los cinco elementos. De los elementos viene el cuerpo de alimento y debido al cuerpo de alimento, se sustenta esa «yo soidad». Y usted no es tampoco ese «yo soy». «Yo soy» es el sabor, o la fragancia, de este cuerpo de alimento. El «usted» último no tiene ninguna fragancia, ningún sabor, ningún toque de «yo soidad».

    V: ¿Pero no necesitamos la mente para volvernos primero hacia una dirección interior?

    M: Sí, pero antes de que usted comience a pensar en volver su mente hacia de-ntro, aférrese bien a usted mismo, sea usted lo que sea. Usted sabe que usted es. Sea sólo ahí.

    ?

    M: Cuando usted no tenía el cuerpo, de todo lo que pueda haber hecho, ¿puede usted recordar algo?

    V: No.

    SEGUNDO VISITANTE: Las escrituras dicen que nosotros tenemos nuestro karma y nuestros pecados, y que esa es la razón de que estemos aquí.

    M: Eso es para las masas ignorantes. Para aquel que se ha dado cuenta del auto-conocimiento «yo soy», estas historias no tienen ninguna utilidad.

    V: ¿Es todo esto el concepto de prarabdha?

    M: Usted está hablando del destino. ¿Cuál es el destino de esto? El destino es como el mechero y el combustible contenido en él.
    El jugo de los cinco elementos es el prarabdha, el destino. Todo lo que sus-tenta a la consciencia, eso es el destino. Si usted piensa que está interesado en la es-piritualidad, yo le disuado. Si sigue cualquier otra vocación que no sea la espirituali-dad, tiene alguna esperanza de tener éxito alguna vez. Pero si usted entra en la espiri-tualidad, todas sus esperanzas finalmente serán desbaratadas. Usted se quedará sin esperanzas ni expectativas. Así pues, le aviso nuevamente, no salte al campo espiri-tual. Si lo hace, estará lamiendo sin lengua; se quedará sin nada. Podría invitar incluso a su propia muerte; la muerte estará ahí, la muerte le encontrará y usted estará temblando en sus zapatos.
    ¿Quién es ese receptor, esa relación íntima, que va a recibir todos los sufri-mientos? Es sólo esa entidad con tres aspectos —el estado de vigilia, el sueño pro-fundo y la cognitividad— eso está sufriendo o gozando. ¿Qué más tiene usted? De la misma manera que el pelo sale de su cabeza, así todos los aspectos o fenómenos mentales salen de su consciencia.

    V: Durante los pasados diez años he estado leyendo y estudiando a Ramana Ma-harshi y también a Maurice Frydman. He estado hablando con él; ahora tengo un problema en cuanto a qué tipo de sadhana seguir. Y la sensación de contento, de cla-ridad, ha estado eludiéndome. Estoy en un estado de indecisión para elegir entre Ra-mana Maharshi, Maurice Frydman y Maharaj.

    M: Yo le aconsejo que renuncie a la espiritualidad y que siga su vocación. ¿Cuál es la suma total de la obra, la conclusión de los pensamientos, de los tres hombres que ha mencionado?

    V: Uno tiene que ganar confianza, decidirse y actuar según la verdad, lo cual, obviamente, yo soy incapaz de hacer debido a mi falta de confianza.

    M: Para crecer en la confianza de sí mismo, aférrese bien a su capital principal, que «usted es». «Usted es» significa: estado de vigilia, sueño profundo y el toque de «yo soidad». Ese es su capital principal, por el cual usted sabe que usted es. Aférrese bien a eso, more en ello, adore a eso como su único gurú. En la ausencia de esta tríada —estado de vigilia, sueño profundo y «yo soidad»— ¿qué es usted? ¿Qué tiene usted?

    V: Conflicto de indecisión.

    M: En la ausencia del estado de vigilia, sueño profundo y «yo soidad», ¿tiene us-ted algo?

    V: Pienso que es todo. Todos tenemos los tres

    M: El significado de esta tríada es «usted», «usted es», su consciencia, el estado «yo amo ser». [A este visitante particular] Por favor continúe.

    V: Quiero la bendición de Maharaj, y espero poder ir a Ramanashram por algún tiempo. Hay dos cosas —en el sentido de que debo hacer esto, de que debo hacer eso…— que están intentando retenerme: mis familiares y amigos podrían sentirse mal conmigo, porque he estado inestable durante los últimos quince años, y este año nuevamente Maharaj dice que todas las esperanzas, todos los planes, todas las expec-tativas se desbaratarán. Así pues, esto será una vez más demoledor. Pero de todas formas, quiero… que la demolición acontezca y quedarme en paz en Ramanashram. Quiero el apoyo de Maharaj para proseguir.

    M: ¿Va usted a quedarse allí permanentemente o va usted a volver sobre sus pa-sos?

    V: Eso no lo sé. Quiero ir de todas formas… uno, dos, tres, cuatro meses… tanto como sea posible.

    M: Finalmente, usted no encontrará refugio ni paz en ningún otro ashram excepto en el suyo propio. Ese visranti —que significa: relajación última—, esa permanencia final, estará disponible sólo en su ashram y en ninguna otra parte. El camino es inter-ior, hacia dentro de su ashram.

    V: El ashram real de dentro, todavía tengo que descubrirlo.

    M: El significado profundo y real de ashram, es la firme convicción de que yo soy. Esa es la morada interior. ¿Dónde estamos nosotros? Nosotros estamos sólo en la sociedad de la «yo soidad» y en la casa de la «yo soidad».

    V: ¿Por qué ha sido creado el mundo como una ilusión? Nos parece real, pero no lo es.

    M: Nadie lo ha creado. Ha acontecido espontáneamente. Antes de conocer esta cognitividad, esta «yo soidad», ¿dónde está la ilusión? Antes de la consciencia, ¿dónde estaba la ilusión? La ilusión principal es sólo esta cognitividad «yo soy». An-tes de eso no había ninguna ilusión. Esta consciencia misma es la fuente de la ilusión. Esta ilusión o consciencia o «yo soidad» no permanece como algo eterno. Ella es liberada; esta consciencia no eterna es liberada. Cuando la cognitividad se transforma en no cognitividad, eso es la liberación.

    V: Nuestra ilusión en nuestra consciencia presente…

    M: La consciencia presente misma es ilusión.

    V: Eso es correcto. Nuestra ilusión de la consciencia presente es el tiempo, ¿no es así?

    M: Tome el ejemplo del mundo del sueño. Usted tiene la sensación de que usted se ha despertado. En realidad usted está en sueño profundo, en la cama. Usted tiene la ilusión de que se ha despertado y de esta ilusión nace el mundo del sueño. Simi-larmente, con esta ilusión. Aunque no en el estado de vigilia, la sensación aparente de que yo me he despertado, eso mismo crea un mundo de sueño.

    V: ¿Cómo se despierta uno entonces, de este mundo de sueño?

    M: Usted tiene que entrar en quietud, usted tiene que estar tranquilo.

    V: ¿Qué se busca cuando se está tranquilo?

    M: Debe mirarse a usted mismo. Encontrar la consciencia. La consciencia debe mirar a la consciencia. La «yo soidad» debe mirar a la «yo soidad».

    V: ¿Dónde mira uno? ¿Es dentro de uno, detrás de uno?

    M: No es mirar hacia atrás, ni hacia adelante, ni hacia arriba, ni hacia abajo. Sea como usted es. ¡Sólo sea! No haga nada. Aunque yo no tengo mucho conocimiento espiritual, estoy haciendo preguntas muy relevantes. Usted asume tener un conoci-miento espiritual, pero no es capaz de hacer preguntas muy relevantes.
    ¿Alguien más que quiera hablar? Si se le ocurre algo, por favor hable; pero no hable de cosas irrelevantes. Si siente inclinación hacia el trabajo social, siga esa in-clinación.

    V: Como Maharaj ha dicho, si uno sigue el camino de la espiritualidad, todo lo que se planifica —trabajo social, buenas obras o lo que sea— con miras al exterior, todo ello será desbaratado. Entonces yo pregunto, ¿pueden hacerse armoniosamente el viaje interior y la expresión exterior?

    M: El flujo de la mente es siempre externo, nunca interno. En el viaje interior del descubrimiento de uno mismo, ese flujo externo de la mente llega a una detención completa. Así pues, cuando esté yendo hacia dentro de usted mismo, dejará de tener las inclinaciones mentales que fluyen hacia fuera, como la de hacer un trabajo social. Eso es un corolario natural. De alguna manera, es posible hacer ambas cosas si-multáneamente, pero cuando usted es verdaderamente serio en su camino hacia de-ntro, el flujo de la mente se detiene enteramente; ya no habrá más movimientos hacia fuera. ¿Ha comprendido usted? Así pues, ya sea que usted quiera preservarse o que quiera perecer, usted debe aferrarse a su determinación.

    V: De la conversación de ayer, recogí su consejo de que debemos abandonar nuestro amor de uno mismo. ¿Es eso correcto?

    M: Algunos no comprendieron. Yo sabía que no comprenderían. Mire usted, el amor de uno mismo es la única cosa que es; yo lo llamo consciencia, la sensación de existir, la sensación de que yo soy. Y porque eso es, todo es. Si uno no fuera cons-ciente, uno no vería el mundo. Así pues, con este amor por esta eseidad, uno quiere que la consciencia continúe, que la existencia continúe. Por consiguiente, el amor por esta «yo soidad» es la única cosa que tiene que estar aquí. Pero no identifique ese amor con el cuerpo que usted piensa que usted es. Esa es la única cosa que existe. No el amor del ego, sino el amor por esta eseidad, por eso que le da a uno el sentido de ser, de existir, yo soy. Ese amor debe estar aquí, pero no…

    V: No el amor por el cuerpo.

    M: Exacto, pero no deje que esa «yo soidad» se identifique con el cuerpo; eso no es nada.
    ¿Qué es el cuerpo? El cuerpo no es nada sino buen alimento, y la esencia de ese buen alimento es el «yo soy», y este cuerpo es el sustento de esta «yo soidad», de esta consciencia. Si el cuerpo no estuviera aquí, la consciencia no estaría aquí. Así pues, esta consciencia necesita al cuerpo, pero ella no es el cuerpo. Esa es la com-prensión fundamental. Es un requisito indispensable.
    Tenga una cosa muy clara en su mente: usted no es Dios, usted no es [el cuer-po que] va a morir. Y, si la gente quiere adorar a algo —y uno debe adorar— uno no debe adorar a nada que sea extraño, como Dios. Adore como a Dios a eso que vino con usted; a saber, a esta fuerza vital (el soplo vital) y a esta consciencia juntas. Ése es el Dios que cualquiera puede conocer; cualquier otro Dios es ajeno a usted. Así pues, adore al poder que le da a uno la senciencia —la sensación, el sentido de existir. El cuerpo es meramente el sustento de esta fuerza vital. Vea a esta fuerza vital —junto con la consciencia— como el Dios supremo.

    V: Dios está dentro de uno.

    M: Dios está dentro de usted, pero yo no entiendo «dentro» literalmente. Eso que existe en sí mismo y por sí mismo es Dios. La consciencia y la fuerza vital juntas, eso es Dios. Y eso es uno con el cuerpo, porque el cuerpo es el sustento de esta cons-ciencia y fuerza vital juntas; usted no puede dividirlos. Y entonces, cuando se dice que una persona ha muerto, esto es lo que acontece: la fuerza vital de dentro ha salido y se ha unido con el aire de afuera. Eso es todo lo que ha acontecido.
    ¿En qué actúa uno? Uno actúa en el pensamiento, el cual es producido por la mente. Y ¿qué es la mente? La mente es el principio operativo de esta fuerza vital. La fuerza vital sólo la presencia. La consciencia y la fuerza vital sólo presencian. La acción tiene lugar por medio de la mente. La mente da origen al pensamiento, el pen-samiento es interpretado, y entonces tiene lugar la acción.

    V: Pero la mente crea deseos; y deberíamos tener cuidado con ellos, ¿no es así?

    M: Usted no puede controlarlos. Todo lo que usted puede hacer es purificar esta fuerza vital, y, según eso, todo lo que es producido por la fuerza vital son los pensa-mientos y los deseos. Pueden ser deseos mejores. Así pues, la única cosa que uno puede hacer es purificar esta fuerza vital.
    Todas nuestras acciones, la manera en que las acciones tienen lugar en el mundo, es por causa de la mente. La mente crea los problemas. Entonces los proble-mas se convierten en palabras y las palabras producen las acciones.
    El nombre de Dios es repetido en el mantra. El mantra se refiere a un pensa-miento particular y cuando ese nombre es repetido constantemente, la fuerza vital asume las cualidades de eso sobre lo que la meditación tiene lugar. Así, de ese modo, la fuerza vital se purifica y deviene eso sobre lo que la meditación tiene lugar.

    V: Así pues, para purificar la fuerza vital y la consciencia, ¿es necesaria la medi-tación?

    M: La meditación y la repetición del nombre ambos son necesarios, pero sólo para el propósito limitado de purificar la fuerza vital. Repito, eso no es jnana. Pero para esta purificación, éste es el medio; y ha de hacerse así.
    Cualquier conocimiento que usted adquiera, se refiere sólo a esa consciencia que es su patrimonio y con la que todos nacen y que le da a uno la sensación de exis-tencia. El conocimiento está basado en esa consciencia. Esa es la razón por la que ahora no dejaré a la gente quedarse durante mucho tiempo, porque entonces el sí mismo lo toman como de su propiedad. Es mejor que escuchen y luego se vayan y que dejen que ese conocimiento, con que se han embebido, opere a través de la fuerza vital. Las palabras son el lenguaje de la fuerza vital. Cualquier palabra o acción que tenga lugar, en su origen está la fuerza vital. Así pues, esencialmente es esta fuerza vital la que hace todo en el mundo.
    Así pues, la consciencia opera a través de la fuerza vital; y la fuerza vital opera a través de la mente y la palabra, la cual es la base de todas las acciones. Por con-siguiente, ningún individuo ha entrado todavía en la escena. Y cuando esta fuerza vi-tal se establece en esta consciencia, y por consiguiente ya no opera más a través del mundo, se establece en lo que se conoce generalmente como samadhi, debido a que no hay ninguna objetivización.
    Pero si la fuerza vital y la consciencia están presentes, entonces el mundo existe. Si no hay fuerza vital y consciencia, el mundo no existe. El mundo es sólo una creación de éstas dos.
    La gente suplica a Dios, pero ¿qué es Dios? Dios es una creación de esta consciencia y fuerza vital —un concepto al que la gente suplica. Por consiguiente, suplique a eso que crea el concepto de Dios.

    V: ¿Hay una evolución en el hombre, como se enseña en la ciencia?

    M: Sí, usted puede aceptarlo como un concepto. Pero lo que usted llama hombre, un ser humano, ¿qué es? Y ¿qué es eso con cuya presencia hay un ser humano, y con cuya ausencia no hay ningún ser humano? Y ¿qué es eso con cuya presencia hay vida y un ser humano que puede funcionar, y en cuya ausencia usted dirá que el hombre está muerto?

    V: La consciencia.

    M: La consciencia, la fuerza vital. En la ausencia de la fuerza vital, la consciencia no está aquí.

    V: ¿Está evolucionando también la consciencia?

    M: La consciencia está presente por todas partes y se manifiesta a sí misma en una multitud de formas. La luz que usted ve es, ella misma, la luz de la consciencia. Lo que es es la consciencia, y todo lo que es no puede ser nada más que la conscien-cia.

    V: ¿Es esto diferente hoy de hace miles de años?

    M: Abandone esta idea de individualidad, y lo que es ahora ha sido siempre, des-de hace miles y millones de años. Desde hace eones de años y ahora, lo que es, siem-pre es, pero abandone la identificación con un individuo. Esto «que es» estará siem-pre aquí.
    Preste buena atención a lo que se está diciendo, aférrese a ello sin ningún otro concepto que interfiera. Usted utilizó la palabra «ciencia». ¿Qué entiende usted real-mente por ese término? ¿Un estudio de qué?

    V: La vida y la materia tienen patrones regulares. Hay reglas de combinaciones y leyes que parecen estar debajo; por ejemplo, las leyes de la física que gobiernan el movimiento y las leyes de la química que gobiernan las combinaciones de las dife-rentes substancias, y así sucesivamente. Su estudio es lo que entiendo por ciencia.

    M: Como yo lo entiendo, la ciencia no es realmente nada más que analítica y una inclinación de la mente hacia la investigación, dirigida tal vez hacia algo. Una inves-tigación nacida de la curiosidad por algo. Yo considero la ciencia como un ir cada vez más profundamente adentro de la naturaleza de un tema particular.
    ¿Durante cuánto tiempo puede retener el mejor de los científicos su fuerza vi-tal? ¿Tiene él algún control sobre ella? Nadie tiene control sobre su fuerza vital. La fuerza vital ha venido espontáneamente, y se irá espontáneamente.
    En el sueño profundo, la consciencia está descansando, pero la fuerza vital si-gue. Al final de la vida, la fuerza vital se funde con el aire exterior pero no muere.

  • Crow

    10. PONGA FIN AL SUFRIMIENTO ESTABILIZÁNDOSE EN EL ESTADO ANTES DE LAS PALABRAS

    M
    AHARAJ: El asunto sobre el que hablo, que es el descubrimiento de la naturaleza verdadera de uno, es extremadamente difícil; y lo que es mi naturaleza verdadera, es su naturaleza verdadera.
    El sujeto puede ver y pensar y analizar un objeto, pero el sujeto no puede ver-se a sí mismo; es ahí donde surge la dificultad. El científico puede analizar un objeto. Pero ¿cómo puede analizar su propio ser?

    VISITANTE: Pero él se analiza a sí mismo como un objeto; la ciencia es el análisis de un objeto por otro, sin alcanzar nunca al sujeto.

    M: Yo le dije a usted que el científico no puede descubrir nada sobre sí mismo. Pero el científico puede hacer un millón de descubrimientos sobre otro objeto… ¿Qué es un científico? El científico como tal, es sólo la esencia del alimento que él ha comido. Así pues, ¿cómo puede hacer alguna investigación sobre la naturaleza de esa esencia que él es? La esencia del alimento que es el científico, cuando eso se agota, ¿dónde está el científico?
    De ahora en adelante, sólo le daré indicaciones; así pues, mejor hará usted prestándoles la atención más completa. Y cuando le haya dado esas indicaciones, le echaré sin miramientos para que trabaje por sí mismo. Quiero dejar de alimentar a la gente. Uno sólo puede dar direcciones. Así pues, haga preguntas sobre este tema; en-tonces tendrá respuestas. Pero yo no baso las preguntas en su identidad; pues de lo contrario, habrá aflicción de nuevo.

    V: Como yo lo entiendo, la cualidad de la consciencia es sólo una; ella se deriva de la esencia de la sustancia del alimento. Pero la sustancia del alimento misma no puede cambiar la cualidad de la consciencia; sólo la mantiene. ¿Es eso correcto?

    M: Sí. Este alimento, que mantiene a la consciencia, es tan pequeño, es de hecho tan infinitesimal, que no puede cambiar nada de la consciencia, puesto que la cons-ciencia es sin límites. Por consiguiente, ¿cómo puede haber algún cambio en la natu-raleza o medida de la consciencia?
    ¿Va usted a fabricar algunas preguntas? [risas]

    V: La consciencia crea la curiosidad así como otros deseos, y crea el deseo de conocerse uno mismo. ¿Cómo se separa lo uno de lo otro?

    M: ¿Qué es ese «usted» en el que está pensando? Déme una muestra de «usted» cuando la fuerza vital y la consciencia no están aquí. Aparte de la fuerza vital y la consciencia, ¿quién es este «usted» que quiere hacer algo? Si usted tiene alguna ima-gen de usted mismo diferente de la consciencia y la fuerza vital, dénos un ejemplo. ¿Quién es éste que quiere hacer esto o aquello? Los buenos y los malos deseos han surgido espontáneamente en la consciencia.

    V: Ellos crean las imágenes por sí mismos.

    M: ¿Quién es este «quien»? Aparte de la suma total de esta consciencia y de la fuerza vital, no hay ningún individuo.

    ?

    M: Usted tiene que buscar el significado último de usted mismo, Paramatman, pero cuando se identifica con el cuerpo, no puede encontrarse a usted mismo. Final-mente, el Sí mismo real es su verdadera naturaleza, y usted no es el cuerpo. Su ver-dadera naturaleza no puede ser conocida a través de los sentidos, pero todos los sen-tidos sacan su significado de su verdadera naturaleza. Todo lo que es visible para us-ted, tiene significado debido a eso, a la realidad verdadera.

    V: Algunas cosas que usted está diciendo han sido registradas en las escrituras, en las Upanishads y en otras. Pero en este momento, yo no estoy interesado en cono-cer eso. Mi corazón parece haber devenido más bien hambriento de gracia. Hay un conflicto… algunos dicen que uno tiene que trabajar duro, que tiene que contener sus sentidos, que tiene que enfocar su mente y todo eso, que tiene que abandonar el hábi-to de esto y aquello. Otros dicen que la compañía de los santos —por ejemplo, cuan-do uno se sienta en la compañía de Ramana Maharshi— resolverá todo. Por eso, me parece haber venido a Maharaj con la esperanza de que acontezca algo por las vibra-ciones de esta habitación. La mente espera que acontezca algo que disuelva todos los problemas.

    M: Si usted comprende todo lo que se está diciendo aquí, entonces tendrá paz, satisfacción. Pero esa satisfacción no tiene ningún propósito.

    V: Yo todavía no lo tengo claro. Todas las escrituras y los santos aconsejan que uno tiene que hacer eso primero. Uno tiene que controlar su mente. Suponga que mi mente quiere hacer algo. Los sabios dicen que no corramos detrás de los caprichos de la mente. Controle su mente, cierre sus ojos. Observe, observe su soplo. Igual que lo explica Maharaj, el estado de «yo soidad», y todo eso. Pero mi mente parece ser pe-rezosa; no quiere hacer eso, sólo quiere la gracia. Así pues, ¿puedo tener esta gracia de Maharaj? Me siento desvalido. Perezoso y también inquieto. Y vengo aquí con una esperanza de que por las vibraciones y las palabras de Maharaj, algo cure mi mente, aclare mi mente.

    M: Estos conceptos que nos acaba de contar ahora mismo, éstos son los concep-tos de un mumukshu, el que está deseoso de la liberación. Ésa es la segunda etapa. Pero cuando usted viene aquí, yo le digo que usted no es el cuerpo; usted es la cons-ciencia. Entonces usted entra en la tercera etapa; a eso se le llama la sadhana. Por la manera en que habla, reconozco que usted está en la etapa de un mumukshu, del que quiere la liberación pero todavía se identifica con el cuerpo.
    Tenga plena fe en el gurú, que le dice que usted no es el cuerpo, sino la cons-ciencia, ese «yo amo». Así pues, usted es sin forma. Cuando se le da el mantra, y us-ted lo canta, el significado de esa palabra deviene claro para usted, lentamente. En ese estado usted no se identifica con el cuerpo, sino que se toma como la conciencia, la cual no tiene ninguna forma.

    V: Así pues ¿es necesario tomar un mantra y ser iniciado por ese maestro?

    M: Tener la iniciación de un mantra, es necesario y no es necesario. Pero al acep-tar un mantra de un gurú, el significado de eso deviene uno con su soplo vital y el soplo vital se purifica; y a su vez, usted se purifica y deviene el significado de ese mantra. Eso significa que usted no es la forma del cuerpo; usted es el principio mani-fiesto. El soplo vital es su expresión; todo es, sin forma.
    El sadhaka o el buscador que toma la iniciación de un gurú, es sustentado por el principio del cuerpo; él no es el cuerpo, sino que él es esa consciencia. La cons-ciencia está sustentada por el principio del cuerpo. El simple significado de ese man-tra, es el principio que contiene el cuerpo, la consciencia. Yo soy esa consciencia, el principio manifiesto dinámico Brahman, «yo soy», que no tiene modelo, forma ni co-lor.
    Esta consciencia es omnipotente; cualquier imagen o concepto al que usted se aferre, su significado se liberará en su consciencia y su consciencia devendrá eso.

    V: Ahora mismo mi consciencia es un fardo de sufrimiento, que anhela la gracia. Mi maestro me dice que acepte un mantra, que cante el mantra y que devenga uno con la consciencia del mantra. Pero la mente es perezosa, por arrogancia o por cual-quier cosa. Por el hábito de la comparación: aceptar la ayuda o no aceptar la ayuda, aceptarla de este gurú o de ese gurú. Todo esto es parte de la mente indecisa. No quiere aceptar ni rechazar a nadie. Sólo quiere la gracia sin dedicar ningún esfuerzo, sin pagar ningún precio. Quiere un regalo gratis.

    M: ¿Cómo se atreve a decir que la mente es ociosa o perezosa? Lo que la mente sabe se debe al soplo vital. ¿Es el soplo vital ocioso, perezoso, o indolente? ¿Quién le dijo a usted que la mente es ociosa?

    V: Yo estoy diciendo que es ambas cosas; es perezosa, es codiciosa.

    M: Eso es el aspecto de su cuerpo, no de la mente. ¿Puede algo ser tan activo como la mente?

    V: La mente es perezosa e inquieta. Está inquieta después de conseguir cosas del exterior, tanto materiales como espirituales, sin pagar el precio por ello.

    M: Yo estoy sentado aquí y mi mente se ha ido a Poona. Así pues, ¿cómo se atreve a llamar a la mente inactiva, indolente? Usted puede decir que sus actividades son fútiles, pero no es perezosa de ninguna manera.

    V: Lo siento, he utilizado la palabra equivocada. Lo que quería decir en lugar de perezosa, es que la mente es codiciosa, que no quiere pagar el precio y que quiere el don —el don de la gracia.

    M: Ese es su concepto, desde el estado cuerpo-mente. Usted está interpretando su mente a través de un sentido del cuerpo. Nada es tan activo como la mente.

    V: Pero Maharaj no ha respondido a mi pregunta. Mi pregunta es: yo quiero la gracia sin pagar el precio. Quiero el fin del sufrimiento. Maharaj dice: Tome mi man-tra, medite sobre él, viva con él… yo no quiero todas esas cosas.

    M: ¿Por qué vino usted?

    V: Porque estoy sufriendo y quiero dejar de sufrir.

    M: Y ¿por qué pagó también un precio por venir?

    V: Eso no puede evitarse.

    M: El consejo básico para usted es que abandone la espiritualidad, que haga al-guna obra social para beneficio de la humanidad.

    V: Pero tengo la experiencia que hacer obra social no es posible para mí sin aca-bar primero con mi propio sufrimiento.

    M: Usted verá el fin de su sufrimiento, con tal que vea que usted es Eso.

    V: Se me ha dicho que mi mente, no la consciencia, está hecha en realidad de va-rias partes —la parte física, la parte intelectual, y los sentimientos o la parte emocio-nal. Ésta es la idea corriente que tenemos de nosotros mismos.

    M: Para producir el surgimiento de la mente, de «yo soy», usted debe tener el in-grediente del jugo de los cinco elementos. Si eso está disponible, el brote de la mente puede comenzar con «yo soy». Usted sabe que usted es, incluso antes de pronunciar las palabras «yo soy». Subsecuente a la cognitividad «yo soy», usted dice «yo soy» con palabras.

    V: Pero el «yo soy» está detrás de lo que veo actualmente, y eso está hecho de los deseos de las otras partes de mi carácter.

    M: ¿No es usted incluso antes de que haya pronunciado las palabras «yo soy»?

    V: Sí, por supuesto.

    M: Permanezca ahí sólo. Ahí comienza su espiritualidad, el primer «usted», «yo soy», sin palabras, antes del comienzo de las palabras. Sea ahí. Desde ahí crece la experiencia «yo soy».

    V: Entonces «yo soy» es el observador. El «ser» es el observador, ¿correcto?

    M: La presenciación acontece a ese principio que es antes de que usted diga las palabras «yo soy». No hay ninguna tal cosa como una presenciación deliberada. La presenciación sólo acontece, por sí sola.
    Usted debe también analizar la «muerte», el significado de esta expresión co-rriente. En el momento en que ocurre la muerte, el soplo vital abandona el cuerpo, gradualmente deja el cuerpo. Al mismo tiempo que el soplo vital, la mente y el habla también se van. Simultáneamente, esta cualidad de «yo soy», este sattva-guna, la cualidad de la eseidad, también parte o entra en el olvido. Sólo yo, lo Absoluto, per-manezco. Quédese ahí sólo; nada me acontece a mí, lo Absoluto.
    Cuando acontece la presunta «muerte», este sattva-guna, esta cualidad de eseidad, se sumerge en el estado de no eseidad. Entonces no queda ninguna tangibili-dad para esa «yo soidad». La sensación de «yo soidad» ya no está aquí. Ella ha deve-nido nirvana. Ya no hay ningún rastro de eseidad. Así pues, ¿qué le acontece a esa cualidad de eseidad? Ella se sumerge en el estado que era, estado que es el presen-ciador de la partida del soplo vital y de este guna, de esta cualidad de eseidad. Ella se sumerge en el estado Absoluto.

    V: ¿Acontece esto a todo el mundo, o sólo a aquellos que se dan cuenta de «yo soy»?

    M: Ello acontece a la totalidad, a todos. En ese estado, no hay ningún registro de la «yo soidad»; así pues, ¿dónde está la cuestión de «yo» y de otros? En ese estado, en el que se sumerge la cualidad de la eseidad, no hay ninguna «yo soidad». Así pues, usted no puede hablar de otros ni del «yo soy».
    Para asistir a esto, usted debe meditar sobre el estado meditativo; usted no debe meditar sobre lo que es, sino que debe meditar sobre la meditación. Entonces, cuando usted medita realmente en el meditador, o en ese estado meditativo, todo lo que no es apropiado para la meditación, desaparece. Y sólo queda el meditador sin ningún objeto de meditación. Es fácil para cualquiera meditar sobre lo que es, cuando eso es un objeto. Pero es difícil para uno meditar en uno mismo. El meditador no puede meditar en otro meditador, si el segundo es originalmente él mismo. Pero eso tiene que ser alcanzado. En el proceso de la meditación en el meditador, la medita-ción se sumerge; ya no es meditación, trasciende la meditación. Si usted puede medi-tar en el meditador, en usted mismo, todos los enigmas se resolverán para usted, to-dos los enigmas cualesquiera que sean.
    Volviendo al tema, no se obsesione en lo que es. Medite en el meditador.
    Actualmente, se me acusa de una enfermedad grave. Yo estoy investigando la naturaleza de esa enfermedad, y para quién es esa enfermedad. Primero de todo, co-mienzo en el cuerpo, el cual es el juego de los cinco elementos. El cuerpo está aquí, siempre que la consciencia esté aquí. Yo quiero investigar si esta consciencia, que está sustentada por el cuerpo de los cinco elementos, tiene autonomía. Como resultado de esta investigación, encuentro que esta «yo soidad», que es el producto de los cinco elementos, no tiene la autoridad exclusiva para perpetuarse a sí misma. La en-fermedad está sujeta a este cuerpo, que de nuevo es la expresión de la consciencia. Esta enfermedad no tiene ninguna forma tangible; similarmente, la consciencia no tiene ninguna forma tangible. No tiene ninguna característica permanente, es sólo temporal; por consiguiente, no es la verdad. El que observa la consciencia es la ver-dad. Y la observa el que con su morada en lo Absoluto, está en situación de observar todo este juego, toda la irrealidad. Y en esa irrealidad, está aconteciendo la enferme-dad. De esa manera, todo este espectáculo es eliminado como un gran engaño, inclu-yendo la consciencia, el mundo de los cinco elementos y la enfermedad. Por consi-guiente, la enfermedad no tiene ninguna existencia real, porque esta consciencia no tiene ninguna existencia en realidad.
    Ésta es la manera en que despido a mi presunta enfermedad. ¿Puede alguien desarrollar algún concepto de esta manera?
    He aquí un ejemplo particular de cómo sigo ese curso del meditador meditan-do en el meditador. No deje espacio para que las preocupaciones le obsesionen. Cuando el médico especialista pronunció el diagnóstico de la enfermedad, me dijo: Usted debería seguir mi tratamiento, aunque, a pesar de eso, acontecerán ciertos síntomas: «La sangre saldrá por su nariz y su garganta, y…». Dijo muchas cosas. El dolor será un poco menor, pero todas las otras cosas seguirán su curso. Así pues, le dije que no; que en los cinco meses siguientes o así, no me pasaría nada. El dia-gnóstico original fue tan grave que habría deprimido a cualquier paciente. Todos los síntomas deberían haber devenido manifiestos muy pronto. Pero hasta ahora no ha acontecido nada. ¿A qué es debido? Yo no estuve meditando en el diagnóstico del doctor. Estuve meditando en el meditador. Por consiguiente, hasta ahora no ha habi-do ningún efecto de ese diagnóstico sobre mí.
    Que todo acontezca en su cuerpo. Pero usted permanezca en la confianza de que usted es el Brahman manifiesto o que usted es lo Absoluto. El buscador espiri-tual ideal debe ser independiente de todas las fuerzas externas; no debe aferrarse a las faldas de nadie, sino que debe depender sólo de sí mismo.
    La gente está siempre dispuesta a dejarse llevar. Se les da un cierto concepto y ellos se aferran a él durante su querida vida. Luego ese concepto llega a la madurez y da resultados. Pero ese es un logro «objetivo» y no va a durar mucho tiempo.
    Yo le estoy pidiendo que more en su propio sí mismo, en este concepto pri-mario de que «usted es»; more en eso y vea lo que sucede.
    ¿Hay alguna pregunta?

    ?

    M: La memoria del cuerpo no es su identidad; el conocimiento «yo soy» es su identidad presente. Estabilícese en él. Desde el punto de vista corporal, usted puede hablar mucho, pensando que eso es el conocimiento, pero no lo es.

    V: El problema procede de otro lado. Maharaj dice en su enseñanza: Permanezca con la «yo soidad». Y yo digo que la mente es inquieta; mi mente no es capaz de permanecer en esta «yo soidad».

    M: Con su comprensión de que usted es el cuerpo, el problema nunca puede re-solverse.

    V: Yo sé esto e intelectualmente puedo comprenderlo, pero de hecho no puedo remediarlo.

    M: Usted es antes que su inteligencia.

    V: Yo no estoy interesado en ninguna otra proposición que Maharaj esté dando.

    M: ¿Por qué no deja usted de repetir la misma cosa? Usted está pronunciando pa-labras como un aprendiz que entra en el negocio espiritual. Yo quiero convertirle en un buscador serio.

    V: Hay la afirmación «Dios es omnipenetrante, la consciencia es omnipenetrante; por consiguiente, Dios es la consciencia, ver a Dios es ser Dios». Pero yo no soy eso. ¿Es eso correcto?

    INTÉRPRETE: Cuando usted dice, yo no soy eso, Maharaj le preguntará: ¿Qué en-tiende usted por «yo soy»?

    V: Neti-neti. [Editor: ni esto, ni eso]

    I: Él le preguntará, a qué se refiere usted cuando dice, yo no soy eso. ¿Qué es ese «yo soy»?

    V: La fuente de la consciencia de uno. Ese es el objetivo de mi pregunta.

    I: Este «yo soy» es consciencia, ¿no es así?

    V: Sí.

    I: Y usted dice, la consciencia es omnipenetrante. Dios es omnipenetrante. Por consiguiente, Dios es igual a la consciencia, es igual al «yo soy». Ahora, ¿cuál es su pregunta?

    V: La pregunta era: «Ver a Dios, es ser Dios, pero yo no soy eso» —¿es esa una afirmación correcta que uno puede hacerse?

    M: Usted está en lo cierto. Yo no necesito volver más sobre eso. La manera en que usted comprende es correcta. Aunque generalmente no soy dado a estar de acuerdo. ¿Alguna pregunta más?
    Explicaré por qué no estoy inclinado a estar de acuerdo con la gente. Daré más explicaciones sobre eso. Usted quiere aferrarse a ciertas palabras; según sus pro-pios términos, las interpreta de una manera correcta y se aferra a esas palabras. Pero debe recordar que usted es antes de las palabras; acabe con las palabras. No formule su conocimiento, no lo condicione por las palabras. Sea antes de las palabras.

    I: Yo dije a Maharaj, ahora comprendo por qué discrepa usted siempre de todo lo que decimos; debido a que Maharaj nunca quiere que nos apeguemos a las pala-bras, a las exposiciones. Él quiere que nos estabilicemos antes de las palabras. Por eso es por lo que Maharaj está siempre desenganchándonos de las palabras a las que nos aferramos como si fueran nuestro conocimiento. Él nos dirige para que nos esta-bilicemos antes de las palabras, eso es muy importante.

    M: La enfermedad no tiene ningún nombre ni forma; no tiene ninguna base real, porque el «yo soy» también es una ilusión. Así pues, usted debe siempre intentar comprender de esta manera: ¿Cuál es mi verdadero significado? Su verdadero signi-ficado no puede ser agarrado o capturado por ninguna palabra. Usted jamás puede ser igualado con ninguna palabra, porque usted es antes de las palabras. Las palabras son subsecuentes a usted.

  • Crow

    Glosario

    advaita: la enseñanza del Vedanta sobre la no-dualidad .
    ajnana lit.: «no conocimiento», ignorancia, inconsciencia espiritual; lo opuesto de jnana, conocimiento.
    atma(n): el Sí mismo, el verdadero Sí mismo espiritual, como opuesto al sí mismo empírico, el cuerpo-mente.
    Brahman: lo Absoluto; la Realidad Última, el Sí mismo.
    brihaspati lit.: el «Señor de la inmensa magnitud», en la tradición hindú, el nombre del gurú de los dioses; algunas veces usado por Maharaj para designar a la es-pecie humana.
    buddhi: la facultad intelectual, el poder de discriminación; en términos generales, la «mente».
    chetana: la consciencia.
    darishma: la significación de esta palabra es obscura —el editor.
    dhyana-yoga: yoga de meditación.
    gunas: los tres atributos básicos o cualidades energéticas/materiales que subyacen y operan el proceso del mundo: sattva (pureza, claridad, armonía), rajas (pasión, energía, actividad) y tamas (inercia, resistencia, obscuridad). Se dice que todas las cosas en el universo material están hechas de los tres gunas en diferentes proporciones. Maharaj también utiliza el término guna en el sentido general de cualidad básica, y en el sentido de ser.
    Ishvara: Dios, el Ser Supremo, Señor del Universo.
    japa: la recitación de un nombre del Dios, una técnica para aplacar la mente y lograr un recuerdo constante de Dios.
    japi-tapi: devoto que recita los nombre divinos y practica austeridades.
    jiva: el alma individual, el ego.
    jnana: conocimiento, más particularmente conocimiento espiritual.
    jnani lit.: «conocedor»; sabio realizado.
    madhyama: el estado medio en el que comienza la formación del lenguaje tangible.
    manas: mente.
    maya: la ilusión cósmica, más particularmente la ilusión primordial de la identifica-ción con el cuerpo; el principio manifiesto dinámico que proyecta la ilusión cósmica y oculta la unidad trascendente.
    mayatita: el estado antes de maya, lo Absoluto.
    mumukshu: el que aspira a la liberación.
    neti-neti: «ni esto, ni eso», un dicho de las Upanishads cuyo significado es que el Brahman supremo está más allá de cualquier atributo o cualidad.
    nirguna: sin atributos, estado no-cualitativo; sin cualidades; lo Absoluto, «No esei-dad».
    nirgunarajas: sin atributos o actividad, que no tiene ninguna cualidad ni «eseidad».
    nirguna-nirrajas: lo mismo que nirgunarajas.
    nirrajas: sin actividad, que no tiene ningún rastro de «eseidad».
    nirvana: estado de no identidad o de total trascendencia del ego; la pérdida de la sensación de «yo soidad»; el Parabrahman.
    nirvikalpa: un estado trascendente desde el que se dice que no hay ningún retorno a la consciencia del ego; el estado libre de conceptos.
    nishkama: el estado sin deseos.
    para: lo Supremo; la fuente del lenguaje; lo Absoluto.
    Parabrahman: lo Más alto, lo Absoluto; el estado antes del tiempo y el espacio, antes de la concepción; el principio eterno Innacido, el estado «otro que» (más allá de) «yo soy» o eseidad, que es transitorio.
    paramatman: el Sí mismo Supremo; Parabrahman.
    pashyanti: la etapa incipiente de la manifestación del lenguaje.
    prana: el soplo vital, la fuerza vital.
    prarabdha: el destino que está ya en movimiento, en tanto que se opone al karma que es potencial pero que no se manifestará hasta vidas futuras; el karma que de-termina el curso de esta vida.
    prasad: alimento sagrado que ha sido espiritualizado por su ofrecimiento a una dei-dad o gurú.
    puja: culto ceremonial.
    rajas, rajas-guna: energía, pasión, cualidad dinámica; uno de los tres gunas.
    sadhaka: buscador avanzado; aspirante espiritual.
    sadhana: práctica o disciplina espiritual.
    saguna, sagunabrahman: con atributos.
    samadhi lit.: «unión con el Señor»; etapa de meditación avanzada, a menudo se des-cribe como semejante a un trance.
    satsang: la asociación con devotos de Dios o un santo; se dice que es de gran benefi-cio espiritual.
    sattva, satva-guna: consciencia; también semilla de eseidad; claridad, pureza, armon-ía; uno de los tres gunas.
    sver: posiblemente de la palabra sánscrita/hindi svar, sonido, tono, aquí de significa-do incierto —el editor.
    tamas, tamas-guna: inercia, resistencia, obscuridad, ignorancia, también la reclama-ción de ser uno el hacedor; uno de los tres gunas.
    tapa: la práctica de austeridades, usualmente de una naturaleza espiritual.
    vachaspati: el reino animal.
    vaikhari: la etapa final en el desarrollo del lenguaje.
    vairagya: no pasión, no apego.
    vanaspati: el reino vegetal.
    vidya: conocimiento.
    visranti: relajación completa que conduce al olvido total en la meditación.