“NATURALEZA Y SIGNIFICADO DEL CHAMANISMO”

TEXTO DE JUAN ADOLFO VÁZQUEZ

“NATURALEZA Y SIGNIFICADO DEL CHAMANISMO”

La palabra “chamanismo” se refiere a las prácticas religiosas del chamán. La palabra “chamán”, por su parte, se introdujo en las lenguas europeas a través del ruso, que la tomó del tungús saman. Según algunos autores saman se relaciona con el sánscrito sramana y el pali samana, que significan “monje mendicante”; pero el término tungús saman tiene otro sentido, como se advierte en su derivación moderna “chamanismo” que, aplicado al ámbito siberiano, a, principios del siglo xx era definido como una religión de dioses menores, entendiendo por tales a espíritus, demonios y otros seres sobrenaturales. Ello se debe a que entre los tunguses, que ocupan una gran amplitud entre Siberia y Mongolia, se hicieron investigaciones que dieron lugar a estudios clásicos sobre el chamanismo. Por extensión, el término se ha aplicado luego a fenómenos similares comprobados más allá de Siberia, especialmente entre los indios de las Américas.

En muchos de los casos estudiados la conducta del chamán se parece a la del sacerdote, por su participación en ritos, particularmente sacrificios; a la del curandero (medicine man), por sus conocimientos terapéuticos; a la del mago o brujo (witch doctor), por su capacidad de realizar proezas como la de caminar sobre las brasas sin quemarse; y a la del místico, por su dominio de las técnicas del éxtasis. Pero sólo a mediados del siglo xx se hizo el intento de cifrar todas las características del chamanismo en una tipología unitaria que abarque tanto las experiencias de los chamanes siberianos como las de otros especialistas en procedimientos de acceso espiritual a realidades sobrenaturales, distinguiendo lo esencial de lo accidental.

Quedan, con todo, muchos problemas sin resolver. Por ejemplo, el de la vieja definición de chamanismo como una religión de espíritus y demonios, es decir, de seres que no sabemos bien lo que son. Lo mismo ocurre cuando se dice que además de dioses menores el chamán puede llegar hasta un dios supremo y soberano. Para muchos occidentales del siglo xx la idea de dioses está demasiado cargada de acepciones negativas heredadas de las luchas del cristianismo contra el antiguo politeísmo; y aún la idea de Dios como ser supremo es cuestionable para muchas personas influidas por la filosofía de la Ilustración o por diversas formas del Humanismo ateo. No corre mejor suerte la idea de demonios, aún si se la vincula ala palabra griega daimon que significaba “fuerza espiritual”, porque hoy tampoco está claro qué debe entenderse por “fuerza espiritual”. En el mundo hispánico, por ejemplo, los testimonios y crónicas de los conquistadores consideran que toda manifestación espiritual ajena a la ortodoxia católica es prueba de una acción demoníaca, diabólica. Por tanto el estado de éxtasis alcanzado por los chamanes era considerado sin más como una prueba de estar poseído por el diablo. Además, como el chamanismo americano en varios casos se da junto al uso de drogas alucinógenas, se ha considerado que el chamanismo en Sudamérica está íntimamente ligado al uso de diversos narcóticos. Mircea Eliade, que ha escrito el tratado más amplio sobre el chamanismo, dice que “Los narcóticos son únicamente un sustituto vulgar del trance ‘puro’…; en muchos pueblos siberianos las intoxicaciones (alcohol, tabaco, etc.) son innovaciones recientes y muestran en cierto modo una decadencia de la técnica chamánica. Se trata de imitar, mediante la embriaguez narcótica, un estado espiritual que ya no se es capaz de conseguir de otro modo”.1 Habría que averiguar si esta afirmación de Eliade puede aplicarse también al chamanismo de los pueblos amazónicos, por ejemplo. Por mi parte, en mis contactos con chamanes araucanos no pude comprobar nunca que ejercieran sus funciones bajo el influjo de drogas, y un informante que me contaba acerca de las facultades adivinatorias que desarrolla un niño bajo los efectos de la datura (que ellos llaman miaya), aclaró que el chamán las logra sin el auxilio de drogas.

Es evidente que algunas de las dificultades principales para la comprensión de los fenómenos chamánicos proceden de ideas y valoraciones europeas de origen cristiano o moderno, que sólo admiten la sacralidad de lo espiritual como algo exclusivo del cristianismo o que niegan la existencia de toda experiencia espiritual, reduciéndola a un epifenómeno de procesos biológicos o psicofísicos. Es necesario, entonces, someternos a una especie de catarsis intelectual o limpieza de prejuicios como la que recomienda la epojé fenomenológica, para despojarnos de ideas y valoraciones que se adhieren como equívocos o negativos rótulos semánticos a los hechos que deberíamos examinar. Tenemos que esforzarnos por ver y juzgar las cosas como las sienten y expresan quienes en realidad las experimentan, y como Introducción: naturaleza y significación del chamanismo las entienden los demás miembros de su grupo, pues las declaraciones del chamán acerca de sus propias vivencias están condicionadas por las formas lingüísticas y la visión del mundo de su comunidad. Para ello nada mejor que convivir por algún tiempo entre quienes ocurren tales extrañas experiencias.

Comparando un buen número de observaciones realizadas por cantidad de investigadores de campo, se desprende que el chamán, si bien en muchos aspectos es similar a otros miembros de la tribu, en cuanto chamán desempeña una función exclusiva, distante de las ocupaciones de la mayoría, como un médico especialista entre nosotros: alguien que participa de nuestra cultura pero que posee conocimientos que la mayoría ignora por no haber sido iniciada o educada en ese tipo de actividad profesional. De esta manera el comportamiento de chamanes de diversas culturas revela que en algunos casos pueden ser también curanderos o brujos, magos o hechiceros, o sacerdotes que realizan sacrificios y otros ritos, pero que lo que específicamente los distingue de todos los demás es el fenómeno del éxtasis.

El chamán no es un curandero cualquiera. Puede conocer las plantas curativas y el uso de diversos procedimientos terapéuticos empleados por los curanderos; pero lo propio del chamán es diagnosticar y curar recurriendo a una experiencia extática que lo pone en contacto con fuerzas o potencias espirituales que han sido llamadas por varios nombres: dioses, demonios, aliados, auxiliares, y que el chamán utiliza para liberar al enfermo de su enfermedad.

Esta experiencia de éxtasis, que nunca falta en el chamanismo propiamente dicho, ha inducido a creer que el chamán es un ser enfermo, un histérico, un epiléptico, un psicópata que se siente poseído por demonios. Sin duda que el comportamiento del chamán en estado de trance tiene mucho de parecido con las mencionadas manifestaciones psicológicas. Pero lo que diferencia al chamán del meramente poseso es su habilidad de entrar en trance a voluntad, convocar a las potencias invisibles, derrotar a las fuerzas maléficas y ponerlas al servicio de una terapia su¡ generis, y finalmente salir del trance y volver a un estado normal. Desde luego, estas operaciones no son fáciles. A veces los chamanes confiesan no haber tenido éxito en su búsqueda de poderes invisibles. Además, con la edad, el chamán puede perder su capacidad de atraer los espíritus, como lo expresa un poema yanomani que dice:

Se han ido mis hekurap.
En mi interior sus moradas están vacías.
Han vuelto a sus tierras, en los cerros.
Sólo me quedan dos espíritus maltrechos: Carimani, el espíritu del ¡rara,
Y Yaweresin, el espíritu del perezoso,
Y ambos están tristes porque no logran cazar la enfermedad
Y mantener viva a mi gente. Ya no soy más un chamán?

Una distinción parecida cabe establecer entre chamanes y brujos. Ambos operan con fuerzas sobrenaturales y tienen algo de magos; pero el auténtico chamán, como el buen médico, sólo utilizará sus conocimientos y procedimientos para la curación del paciente, absteniéndose de poner sus recursos al servicio de maleficios. Además, mientras el chamán en cuanto tal siempre emplea técnicas que reclaman una concentración de las potencias del alma, los brujos o hechiceros suelen preferir procedimientos mecánicos, aunque no deben descartarse tampoco en la hechicería ciertas técnicas psicológicas. La diferencia esencial está en el buen o mal uso de ellas. Recuérdese lo que Sócrates le dice a Trasímaco en el libro primero de La República de Platón: el verdadero médico no se propone lo que es ventajoso para él sino lo que lo es para el enfermo; el verdadero piloto tampoco ordena ni se propone su propio interés sino el de los marinos que están bajo su mando, y así, en general, todo hombre que ejerce una autoridad, cualquiera sea la naturaleza de ésta, en tanto que la ejerce adecuadamente, jamás se propone, en lo que ordena, su interés personal sino el de sus subordinados.

Por otra parte, la participación del chamán en actos rituales es un hecho accidental, que puede o no ocurrir, a diferencia del sacerdote, para quien la operación de ritos es fundamental.

Lo que define al chamán como tal, tenga o no las características del sacerdote, el curandero, el hechicero, el psicópata o el epiléptico, es una dimensión típicamente religiosa, que lo lleva a un mundo que en la cultura europea tradicional se llama “sobrenatural” y suele recibir el nombre de “sagrado” por su referencia a potencias superiores al hombre normal. En efecto, el chamán tiene la capacidad de entrar en éxtasis, es decir, de alcanzar un estado de trance en el que se produce una especie de separación de las facultades anímicas con respecto a las del cuerpo, según modalidades estudiadas por la psicología de la religión, la fenomenología de la religión, la historia comparada de las religiones, y otras ciencias. Según se desprende de tales investigaciones, el chamán ingresa a un orbe de potencias que han sido llamadas “espíritus”, “demonios”, “dioses menores”, todas ellas denominaciones equívocas; pero de cualquier modo que se las llame parece que el chamán, efectivamente, tiene algún trámite con realidades mentadas por tales nombres. De acuerdo con sus testimonios, el chamán experimenta relaciones de acción recíproca con ellas, y a su regreso al mundo de la vida cotidiana y social puede hablar de ellas de una manera que coincide notablemente con la descripción de experiencias de otros chamanes pertenecientes a sociedades muy remotas, con los cuales no ha podido tener ningún contacto.

Los estudios comparativos de las experiencias chamánicas muestran que el chamán puede alcanzar el éxtasis y encontrarse con potencias invisibles por varías técnicas ascéticas que incluyen la abstinencia, el ayuno, la plegaria, el canto acompañado del sonido rítmico de un tambor, o de una maraca, o de otro instrumento similar. A veces parece ayudarse también con la ingestión de sustancias alucinógenas. En tales condiciones el chamán se desliga temporariamente del ambiente cotidiano y realiza el llamado “vuelo mágico” a otras regiones del cosmos. El auténtico chamán es capaz de ascender a los cielos y descender a los infiernos. Puede luchar con potencias invisibles para los ojos del profano, y dominarlas, poniéndolas al servicio de sus intenciones benéficas, por ejemplo, el conocimiento del pasado o el futuro, el descubrimiento de causas específicas de enfermedades, que acaso coinciden con las determinadas por nuestras ciencias médicas, o simbólicas, con una validez social y operativa que pragmáticamente logra alcanzar resultados positivos.

El tema del chamanismo ha cobrado especial interés en las últimas décadas debido a su vinculación con el tema de las drogas. Así, por ejemplo el interesante libro Espíritus, chamanes y estrellas,3 publicado en Holanda, contiene varios estudios sobre el chamanismo sudamericano que hacen referencia al uso de drogas en la zona amazónica. Sin duda esta clase de investigaciones precisarán mejor las características del chamanismo en esa región de Sudamérica. Las conclusiones de los estudios psicofisiológicos del chamanismo pueden arrojar luz sobre aspectos de la realidad humana hasta ahora mal conocidos y que tienen gran interés para la psicología general y la antropología filosófica. Pero probablemente es todavía prematuro esperar una certeza definitiva sobre este punto.

También se ha estudiado el chamanismo desde el punto de vista de la sociología y de la antropología social, comparando los valores de significación que tienen diversos símbolos e imágenes verbales utilizados por el chamán de regreso de su viaje cósmico, símbolos que luego aparecen también en las artes plásticas y en las tradiciones orales, y hasta en el diseño de la choza comunal. El chamán introduce así en el lenguaje tribal palabras y símbolos que permiten una comunicación inteligible referente a hechos del mundo visible y sus relaciones con el mundo del más allá.

Se plantea así el problema de la comunicación dentro de una sociedad que vive entre dos mundos: el de los hombres y el de los espíritus, y que tiene en la experiencia chamánica la prueba de la existencia de una realidad diferente. Los símbolos que expresan las experiencias chamánicas y los caracteres del cosmos visitado por el chamán han dado lugar a una amplia documentación etnológica que abarca sociedades llamadas “primitivas”, del Viejo y del Nuevo Mundo, y que por extensión permite interpretar restos arqueológicos, especialmente petroglifos, como indicadores de similares experiencias en un pasado más o menos lejano.

La expresión simbólica de la realidad trascendente -el mundo del más allá, el universo invisible, el orbe espiritual- tiene un denominador común en las imágenes de las artes visuales y en las imágenes de las literaturas orales. Desde luego es imposible explícar en términos científicos como los de la física o la química las modalidades de la experiencia extática o la estructura del universo chamánico. Sin embargo, cada lenguaje natural tiene recursos expresivos similares para aludir a ese otro mundo, a través de la metáfora. Metáforas e imágenes visuales son los recursos simbólicos que fundamentan la expresión de lo trascendente y apuntan hacia otras realidades, invitando al esfuerzo de atención necesario para ver o entender de qué se trata. No se puede ofrecer una fórmula acabada e infalible sino sólo un gesto, una insinuación que debe ser interpretada y completada por un acto de simpatía intelectual, como las divinas indicaciones del oráculo délfico, que según Heráclito no dicen ni ocultan nada.

Hasta aquí hemos tratado de comprender la esencia del fenómeno chamánico describiendo su naturaleza y distinguiéndolo de fenómenos parecidos. Ahora vamos a preguntarnos qué significa el chamanismo en general para el conocimiento del hombre y del universo, y en particular para nosotros como personas de un mundo tan distinto, porque vivimos en una civilización industrial.

Hemos hablado de éxtasis, de experiencias trascendentales, de acceso a una realidad diferente de la cotidiana, que ni el chamán mismo es capaz de describir acabadamente y mucho menos explicar, porque el lenguaje de que debe servirse tiene que ser una lengua de este mundo, no el lenguaje secreto de los espíritus, los animales y los pájaros, aunque, como hemos observado, el uso de metáforas puede suplir en cierto grado esta deficiencia. En efecto, el chamán se expresa’ con metáforas que aluden a su “vuelo mágico”, el mundo de arriba y el mundo de abajo, viajes al Cielo o al Infierno, que no son susceptibles de explicaciones científicas convencionales.

El fenómeno del chamanismo plantea así varios problemas de enorme importancia filosófica: a) el de las diversas formas de conocimiento correspondientes a tantas otras maneras de estar en el mundo; b) el de la índole de la realidad, especialmente de la forma de ser del mundo de los espíritus, y en general, de lo que hay más allá; c) el de la comunicación y expresión de la experiencia chamánica y, por ende, de la comunicación simbólica, particularmente lingüística, de los contenidos de esa experiencia. Obtenemos así tres grupos de problemas filosóficos fundamentales: el gnoseológico, el ontológico y el epistemológico, particularmente en su aspecto lingüístico. Esta breve lista no agota la riqueza problemática que una filosofía del chamanismo debería afrontar. No hemos mencionado, por ejemplo, los procesos iniciáticos preparatorios del chamán, ni las relaciones del chamán con los orígenes de la danza, la música, las artes plásticas y las literaturas orales.

Es evidente que los grandes temas del chamanismo convocan a diversas disciplinas, que deben combinar sus recursos para entenderlo. Tal como la conocemos en el mundo occidental, la filosofía no podría ir muy lejos en sus análisis de este fenómeno sin el auxilio de la psicología, la sociología, la etnología, la arqueología, y la historia comparada de las religiones. Estas disciplinas, y sin duda otras que correspondería mencionar, como la parapsicología, resultan imprescindibles para quien quiera aproximarse al misterio del trance chamánico y conocer lo que éste fundamentalmente significa. Porque es aquí donde el hombre, de una manera muy especial, entra en contacto con realidades imprevistas e irrecusables, que ejercen poderes ajenos a lo normalmente humano. Estas potencias oriundas de otro mundo, que de pronto anidan en el alma humana, son las fuerzas de lo sagrado. La experiencia chamánica es, por tanto, una vivencia de lo sagrado entendida como una apertura hacia un mundo trascendente y la recepción activa de realidades que irrumpen en nuestra conciencia y existencia modificando sustancialmente el carácter de nuestras formas vulgares de conocimiento y de ser.

Acaso se dirá que todo esto que estoy diciendo es una locura, que la única realidad es ésta. Pero no es necesario echar mano a las conclusiones de la psicología moderna. Por nuestra propia experiencia podemos admitir que todos solemos, de una u otra manera, alcanzar otra realidad. Viajar, en el sentido corriente de esta palabra, es ya un modo de dejar atrás un mundo para entrar en otro: ver otro país, otras personas, otra cultura. Y también el cultivo de las artes, aun las de nuestra propia civilización, y el hecho de participar como actores o espectadores en el mundo de la literatura, la danza, la pintura, y aun de la ciencia y la filosofía, con sus construcciones teóricas, son maneras de salir de la prosaica situación inmediata para ingresar a otros modos de ser, en los que el tiempo y las cosas pasan de otra manera.

La experiencia del chamán en su viaje extático es, sin duda, diferente de todo ello, pero no totalmente distinta de la que buscamos en nuestras pesquisas de otro mundo -en las que a veces vivimos absortos, ajenos a lo contiguo-, que consideramos también como reales. Así como nosotros podemos olvidarnos del entorno en la sala del cine o del concierto, y después de la función volver a la presencia de las viejas realidades humildes, el chamán, según coincidentes testimonios, puede viajar a remotas comarcas celestes y regresar de ellas.

Es verdad que para realizar sus experiencias extáticas el chamán debe someterse previamente a un proceso iniciático, diferente del que solemos practicar durante el aprendizaje de nuestras profesiones, pero no del todo distinto del que ejercitan los religiosos en su ascetismo. A veces el candidato es visitado en sueños por extrañas fuerzas compulsivas que lo obligan abrazar la carrera chamánica. Otras veces toma este camino después de u] encuentro “paulino” que lo arrebata de este mundo convirtiéndolo súbita mente a otro género de vida. Por las informaciones de la etnología, de la historia comparada de las religiones y por las investigaciones de la psícología moderna podemos colegir que el fenómeno del chamanismo alude a un universo que está, al mismo tiempo, muy fuera y muy dentro de nosotros.

La experiencia del chamán en el mundo de las potencias sobrehumanas está documentada por las actuales investigaciones de la arqueología, que sugieren que el chamanismo era una técnica espiritual conocida por el hombre prehistórico, y por la etnografía, que muestra que es practicado todavía por algunos de nuestros semiolvidados contemporáneos, indígenas de la Argentina y de Chile.

* Introducción del libro: Shamanismo Sudamericano, compilado por Juan Schobinger, Ediciones Continente, Argentina, 1997.

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1 Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, traducción española, 24 edición revisada y ampliada, México, Fondo de Cultura Económica, 1976, pág. 313.

2 Versión española basada en la traducción al portugués de Claudia Andujar-Darcy Ribeiro en su libro Yanomani, sin lagar de edición, pero seguramente en Brasil, Editora Praxis, 1978, sin paginación. (El poema se encuentra al final del libro.)

3 Browman, D. L. y Schwarz, R. A., compiladores, Spirits, Shamans and Stars: Perspectíves from South Ameríca, La Haya, Mouton, 1979.

“CANTO, MÚSICA Y RITUAL EN LA CONCEPCIÓN COSMOGÓNICA DEL CHAMANISMO”

TEXTO DE RONY VELÁZQUEZ

   

“CANTO, MÚSICA Y RITUAL EN LA CONCEPCIÓN COSMOGÓNICA DEL CHAMANISMO”

    En las culturas aborígenes, el canto chamánico y la ejecución de instrumentos musicales son de orden prioritario para la comunicación con los espíritus auxiliares o dañinos. También son necesarios en los viajes extáticos para alcanzar los más sorprendentes y representativos niveles de exaltación poética y metafórica.

    En este sentido, es el espacio, en el cual se difunden los sonidos, el concepto que adquiere una isotopía jerárquica preponderante ya que ese espacio, como hemos dicho, es el mismo que ocupan los espíritus, los dioses, los semidioses y los héroes culturales.

    El chamán asciende en la realización de diversos ritos y ceremonias. Tiene la convicción de que en esa elevación de su espíritu, en conjunción con la elevación de los sonidos, encontrará el espíritu poderoso que se trasmutará con su música y con su bebida, sea chicha o cualquier otro estimulante. Sabe que ese espíritu lo guiará en la búsqueda y obtención del logro que persigue o en el encuentro con el espíritu del bien o ante el enfrentamiento con el espíritu del mal.

    Ésta es la imagen que de una u otra manera establece una considerable relación entre la elevación y las caídas en abismos insondables o en la gravitación del cuerpo o en la potencialidad para realizar los viajes catabáticos a través de las diferentes capas de la tierra.

    Ese vuelo mágico del chamán, aunado a los sonidos del canto y a la ejecución de algunos instrumentos, es, por sus propias características, una “metáfora axiomática”. Es evidente desde el punto de vista chamánico, pero indescriptible desde la lógica racionalizada.

    Sólo la explicación chamánica es la única capaz de describirlo y la investigación sobre terreno, la única experiencia capaz de percibirlo e, inclusive, sentirlo.
   

    Dibujo shuar que representa el vuelo.

    La acción chamánica no sólo se lanza hacia lo conocido, sino también hacia lo desconocido. Por tanto, reafirmamos: nada lo explica, no es u axioma ni una ley desde el punto de vista de las ciencias, es más bien un comprensión del mundo en el cual las estructuras están ausentes y nada obedece a una lógica, sino más bien a las ilogicidades, y no obstante funciona. Es, desde su punto de vista, la concreción de un mito y la realización de múltiples metáforas. Su propia descripción lo explica todo desde una concepción emic.

    El vuelo mágico y la elevación de los sonidos del canto o de los instrumentos musicales representan la trascendencia que sobrepasa las limitaciones del hombre; por este convencimiento, el vuelo mágico, la música y el éxtasis chamánico son absolutamente indispensables en todo acercamiento a la concepción cosmogónica del cuerpo en las culturas aborígenes.

    Los chamanes explican que tanto los espíritus auxiliares como los adversos, así como los dioses y semidioses, gustan de escuchar el canto y los sonidos de los instrumentos musicales. También aman las bebidas embriagantes e inclusive, estando ebrios, se enamoran de los seres humanos. Esta coyuntura es favorable para la práctica chamánica que desee establecer los mejores contactos con los espíritus.

    Para la concepción chamánica, la primera necesidad es dominar el sonido; una vez logrado este principio, se llega al vuelo, o a los viajes y se dominan los elementos principales como el fuego, el aire y el agua. Cada uno de estos elementos, como bien los definía Paracelso, tienen la condición virtual de sus oposiciones: el fuego calienta, asa y quema. Es decir, el fuego da vida pero también destruye. El elemento agua es vida, quita la sed, pero también ahoga. El elemento aire es vida, pero también es destrucción si se sobrepasa de poderes.

    Frente a esos tres elementos de potencialidad creativa y destructora a la vez, el canto chamánico y la ejecución de los instrumentos musicales adecuados son los mediadores para convertir todas sus acciones en positividad. De esta manera, el canto chamánico se acerca a los espíritus de la vida, convence a los espíritus de la destrucción y apacigua y reorienta a los espíritus eternos para que realicen acciones creativas.

    Con todo, el elemento aire es el que hasta ahora ostenta la jerarquía primordial y de poder virtual y, por tanto, el sonido es el elemento físico de significación preponderante en toda comunciación chamánica.

   
    Machi mapuche ejecutando su kultrum. Chile.
   

    Los sonajeros o maracas, idiófonos de sacudimiento, son asociados al cosmos. El chamán que posee una maraca y sabe ejecutarla y conoce sus senderos, es poseedor del mundo. Lo mismo ocurre con el kultrún mapuche. Para un machi, poseer un kultrún en su mano izquierda y ejecutarlo es poder dominar el mundo; en -se timbal semiesférico está la representación del mundo y su sonido es la voz del machi que se eleva para tramontar todas las sendas y llegar a Wenu Mapu, la tierra eterna de lo infinito.

    La misma concepción mapuche y un instrumento similar es aún empleado por los chamanes altaicos de Siberia, donde posiblemente se encuentran los rasgos más antiguos de nuestras prácticas chamánicas, y también en aborígenes norteamericanos y canadienses de esta centuria.

    Las flautas, los silbatos y las cañas sonoras como ya hemos explicado, están asociados a la procreación, al nacimiento y a los viajes del espíritu a través del cuerpo del ser humano y a través de las capas de las tierra. Con sus sonidos se percibe el mágico nacimiento del mundo y de la vida.

    El arco musical monocorde, universalmente conocido, que utiliza la boca como caja de resonancia, es otro instrumento de comunicación con los espíritus. Los espíritus buenos y adversos no se resisten ante tales sonidos y acuden de manera inmediata. El arco musical está asociado al Arco Iris tanto en las culturas aborígenes mesoamericanas, como entre los shuaras de la selva ecuatorial. Esta asociación con el Arco Iris representa los caminos que ostentan los poderes del bien y del mal, necesarios en toda relación chamánica. Este arco también extiende su asociación a la serpiente cascabel, que representa la virtud y la prudencia y es aliada del chamán en las curas sobre mordeduras de serpientes venenosas.

    El turu-turu es un mirlitón de los mískitos de Honduras que está compuesto por una pequeña caña y una membrana de ala de murciélago (sakanki watla). Este instrumento, introducido en la boca del chamán especialista, sirve para comunicarse con los espíritus de los muertos que están ya lejanos. La caña, en este caso, representa el espíritu de los perros primigenios y el ala de murciélago sirve para ayudar al chamán a viajar por el mundo de las tinieblas.

    También, entre los piaroas de Venezuela, existe otro instrumento de utilización chamánica para comunicarse con los espíritus de los muertos. Se llama wora; está conformado de una olla de barro que posee tres agujeros que cumplen función acústica. En ella se soplan dos cañas. Su sonido lúgubre produce el traslado del chamán al interior de las rocas, lugares donde moran sus antepasados.

    También existen muchísmas otras flautas y silbatos, así como ocarinas elaboradas de cañas, huesos, cráneos de jaguares, venados, monos, etc., y también instrumentos que se ejecutan por frotación, como los elaborados con caparazones de tortuga, que también usaban los mayas (el ayotl); también se usan trompetas de cuerno de ganado para adquirir su fuerza y flautas y ocarinas de barro, etc. Todos ellos son instrumentos auxiliares dentro de la práctica chamánica, terapéutica, ritual o festiva.
   

   
    Dos hombres piaroas ejecutando el wora, instrumento de comunicación con los espíritus de sus ancestros.

    Largo podría ser el inventario y mucha la variedad de instrumentos musicales asociados a sonidos o a características especiales que según su uso y similitud producen efectos ligados a los diversos fenómenos de la naturaleza: tambores de madera para atraer la lluvia como el tunduy shuara o los suaves sonidos del trompe mapuche o guajiro. Por sus características muy individuales, esos sonidos se dirigen al alma humana y por tanto, atraen a los espíritus del amor, etcétera.

    Todos estos instrumentos y todos los secretos de su creación, asociado a los sonidos que emiten, tienen sus raíces en los orígenes del mundo y está muy emparentados con los hombres primordiales de los albores del universo

    Como vemos, en la música ceremonial y en el canto chamánico conjugan además, danza y ritual, mito y poesía, estableciéndose una verdadera comunicación estrecha y significativa. Y algo que es muy importante e la relación del hombre con el mundo de los espíritus es que el texto del canto por ejemplo, no es eficaz si es pronunciado en forma normal. Este texto de ser cantado, es decir, “entonado” y, en algunos casos, se complementa con el uso o la ejecución de instrumentos de significación chamánica.

    Por tal razón, la gama musical, instrumental, o entonada a viva voz, con acompañamientos rítmicos, es parte imprescindible de la eficacia simbólica ya que hace recorrer caminos míticos al cuerpo sometido a tratamiento o ritualización. Por otro lado, los textos chamánicos son, en muchos de los casos, poemas metafóricos que hacen concreción la propia noesis del chamán; que canta. Dichos textos están conformados por frases poéticas que funden sonido y sentido en una especie de migración constante, en la cual, cada frase, aunque se desvanezca en el espacio, va a ubicarse exactamente en el sitio preciso donde debe causar un efecto ritual, mágico y chamánico.

    Cada texto chamánico y los sonidos que lo acompañan conforman una totalidad indisociable y cualquier conmutación que se realice en esa especie de fórmula mágica, va a producir una alteración o una nueva significación en el proceso ritual. Además es intraducible de manera literal. Sólo es comprendido dentro de la gran red de significaciones que conforman la estructura profunda del canto chamánico. Más allá de ese universo sólo puede encontrarse el insondable silencio o un incomprensible sonido fuera de toda significación.

    La música y el canto trascienden el lenguaje hablado. Esta unión fue estructurada por sus cultores in illo tempore. Fue creación de dioses, semidioses y espíritus tutelares. Por eso los chamanes son los representantes de los sabios de tiempos primordiales.

    Los chamanes explican que los grandes sabios y los dioses, semidioses o héroes culturales fueron hombres como ellos, utilizaron su cuerpo. Eran grandes danzantes, bebedores de inmundicia y se levantaron de allí para convertirse en dioses. No eran dioses sacrificiales. Eran hombres como los actuales chamanes, sus representantes. Fueron creadores de instrumentos musicales y por eso sus espíritus viven ahora en las raíces más profundas de los elementos que producen sonidos de la naturaleza y en algunos entes, en los que han ocultado su sonido, como el caso de tortugas, armadillos, piedras y montañas. Eran señores festivos e investidos de musicalidad y de sacralidad.

    Por todo lo anterior podemos asumir que en el cuerpo humano, el canto chamánico cumple un papel primordial y convierte en significativa toda la gama de sonidos que es capaz de producir el hombre en su comunicación con la naturaleza. Palabra chamánica y sonido establecen la combinación más perfecta para llegar a todos los lugares geográficos y a todos los puntos cardinales, tanto del microcosmos corporal como del cosmos en el cual el hombre se desenvuelve.

    En los chamanismos más centrales, a un verdadero chamán no se le permite cortar una semilla, un fruto, una hoja, una rama o extraer la corteza de un árbol, o recoger agua, o piedras, o tierra, etc., si no lo hiciera con significación chamánica, si no canta los versos correspondientes, si no ritualiza el lugar o si no aplica las fórmulas adecuadas. Si lo hace, sería realizarlo en forma compulsiva y significaría arrancárselo a su propio cuerpo. Cada chamán tiene la facultad de conocer los secretos del origen y, por tanto, es dueño también de la palabra chamánica pletórica de poderes virtuales. También es dueño del canto, del poema y del mito, de la música y del misterio. Es un ser que se manifiesta en su condición de inagotable porque es parte importante de la propia naturaleza.

    En esta concepción vemos que el ente, en la relación chamánica, pertenece simultáneamente a dos mundos.

    El chamán mískito afirma: “Yo soy dos cuerpos”. Es decir, pertenece indudablemente al mundo de la naturaleza; aquí se produce un nexo sensible entre su cuerpo, el mundo de los instrumentos musicales, los alucinógenos y la parafernalia chamánica; pero también pertenece al mundo de las connotaciones sagradas que se establecen a través de las múltiples hierofanías que evidencian el poder de los elementos en un mundo no perceptible de manera directa, sino a través del establecimiento de la comunicación chamánica.
   

   
    Hombre mískito ejecutando el ungku,
    arco musical, para la comunicación
    con sus espíritus.

    Este ente existe no sólo en la razón, en lo verdadero, en lo racionalizado; está también ubicado en el mundo que es asumido por la mente racional, como perteneciente a lo irreal. De esta manera, se ubica en los espacios de lo numinoso porque ostenta los valores de lo impuro que aterra y de lo poderoso que fascina, posiciones polares que son propias de la naturaleza. Por lo tanto, desde el ámbito del ente se revé el difícil problema de la alteridad que se opone a la reducción de lo otro y no obstante se pertenecen mutuamente.

    Desde la compresión chamánica se piensa en lo otro, en lo diferente, en lo desconocido de la naturaleza, y esta concepción viene a conformar en última instancia, la otra razón, es decir, el otro modo de pensar: el de la propia naturaleza. Este entendimiento es el lugar de escape de una lógica identificativa pero que involucra a ambas cualidades sensibles, la del ser humano y la que pertenece a la naturaleza.

    Mantener esta distancia es sano porque se permite ahondar en diversos planteamientos desde horizontes de interpretación hermenéutica etnográfica para los mismos cultores.

    La comunicación más válida, la más intensa, la que produce un verdadero encuentro es siempre una comunicación en la cual el yo y lo otro son diferentes aunque estén relacionados. Así, la acción chamánica comunicativa, el acto ritual-ceremonial y el canto chamánico son eficaces si se cumplen las condiciones para la posibilidad de una comunicación mental densa dentro de la cual ni siquiera se responde a lo volitivo. En este caso, es la naturaleza la que impera y la que impone sus modelos, que se cumplen en una especie de acuerdo tácito dentro del ámbito de lo metafísico.

    En el éxtasis, el chamán pierde la voluntad y el peso real de su cuerpo, y una vez libre de ataduras corpóreas, es conducido por una legión de espíritus poderosos para enfrentarse a los espíritus adversos y en esta difícil situación, el chamán con su canto, sus instrumentos y su parafernalia, conforman todos ellos la energía más solidaria de procesos sagrados que resguardan sus universos de comunicación y simbolización.

    Por las razones expuestas y otras, ni siquiera esbozadas, y millares de otras que faltaría investigar en ese difícil pero fascinante mundo de la concepción chamánica, consideramos por lo menos a priori, que la música, el mito, el rito, la literatura aborigen, el canto chamánico y tantas otras manifestaciones culturales de los grupos étnicos de América aborigen constituyen un principio inagotable para el entendimiento del hombre a niveles más generales y, sobre todo, si se analizan los procesos de la desacralización a los cuales ha sido sometido el ser humano por los afanes de la homogeneización de la cultura económica dominante, que impone símbolos descaracterizantes, vergonzantes y falsos sin tener ningún respeto por la diversidad cultural.

    Con todo, aún no se han eliminado de manera radical los universos polisémicos de las cosmogonías aborígenes. Ese mundo simbólico jamás podrá agotarse y mientras haya vida para que pervivan por lo menos los elementos residuales de las culturas aborígenes, si esos elementos residuales están bien cimentados, permitirán siempre la reconstrucción de mundos maravillosos para la creatividad humana y nosotros, los foráneos, aunque impongamos nuestra pretendida cientificidad, no podremos opacar las diversas y ricas cosmogonías aborígenes de América que aún viven, las que aún reclaman respeto. Y sus concepciones cosmogónicas serán las que nos seguirán brindando las razones más aproximadas a la auténtica verdad del hombre mientras se respete dentro de su cosmovisión su particular y auténtico modo de pensar, porque aún llegando ya al fin del siglo xx, nosotros sabemos que no hay verdades eternas e inmutables y que, comprendiendo o por lo menos respetando las culturas aborígenes, en alguna medida seguimos siendo humanos.

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    * RONNY VELAZQUEZ trabaja en la Fundación de Etnomusicología y Folklore de la Universidad Central de Venezuela.

“CHAMANAS Y SACERDOTISAS”

TEXTO DE MIRANDA GRAY

“CHAMANAS Y SACERDOTISAS”

Una mujer que toma conciencia de su ciclo y las energías inherentes a el, también aprende a percibir un nivel de vida que va más allá de lo visible; mantiene un vinculo intuitivo con las energías de la vida, el nacimiento y la muerte, y siente la divinidad dentro de la tierra y de sí misma. A partir de este reconocimiento la mujer se relaciona no sólo con lo visible y terrenal sino con los aspectos invisibles y espirituales de su existencia.

Fue a través de este estado alterado de conciencia que tenía lugar todos los meses que las chamanas/curanderas y más adelante las sacerdotisas, aportaron al mundo y a su propia comunidad su energía, claridad y conexión con lo divino. La curación, la magia, la profecía, la enseñanza, la inspiración y la supervivencia provinieron de su capacidad de sentir ambos mundos, de viajar entre los dos y de llevar sus experiencias al otro.

El incremento del dominio masculino en la sociedad y la religión hizo declinar la posición de la chamana y la sacerdotisa hasta tal punto que los hombres terminaron por adoptar sus roles. El papel de la sacerdotisa fue tan fuertemente reprimido que la actividad de la mujer en la religión estructurada terminó por desaparecer por completo; lo que si consiguió perdurar de un modo “clandestino” fue la posición de adivina o bruja, que se convirtió en el último vínculo con las primitivas religiones matriarcales. La hechicera de la aldea era una experta en la magia de la naturaleza, la curación y las relaciones entre las personas, y tenía la capacidad de interactuar con las estaciones, su propio ciclo menstrual y su intuición; ayudaba y guiaba a sus semejantes en lo concerniente a la vida y la muerte, actuaba como iniciadora y transformadora valiéndose de rituales de transición y dirigía ceremonias extáticas.

Estas mujeres simbolizaban el equilibrio de la conciencia y las energías femeninas dentro de una sociedad y una religión dominadas por hombres, pero como desafortunadamente estos poderes representaban una clara amenaza para la estructura masculina, durante la época medieval se las persiguió sin tregua hasta virtualmente destruir la tradición de la bruja o hechicera en la sociedad. Al atacarles, los perseguidores no hacían otra cosa que admitir su poder, pero no fueron esas agresiones las que finalmente destruyeron la brujería: fue el hecho de que con el paso del tiempo la sociedad terminó por negar la existencia de estos poderes femeninos. La bruja se transformó entonces en objeto de mofa: comenzó a aparecer en los cuentos infantiles e inclusive, durante la víspera de la celebración de Todos los Santos (Halloween), como una figura cómica. Lamentablemente los primeros castigos que se les impusieron cada vez que eran capturadas, así como el miedo y la vergüenza que posteriormente provocó su imagen, hicieron que la mujeres dejasen de expresar aquellas habilidades y necesidades que habrían supuesto el resurgimiento de la tradición. Los efectos directos de las persecuciones de las brujas todavía se perciben hoy en día: hacen falta enseñanzas espirituales, arquetipos y tradiciones que reconozcan la naturaleza femenina y sus energías, y demás está decir que ya nadie nos guía en su utilización….

Tomado del libro Luna Roja, los dones del ciclo menstrual de Miranda Gray, Editorial Gaia

LOS RITUALES CHAMÁNICOS:DIFERENCIAS ENTRE LA CURACIÓN CHAMÁNICA

TEXTO DE DAAN VAN KAMPENHOUT

“LOS RITUALES CHAMÁNICOS:
DIFERENCIAS ENTRE LA CURACIÓN CHAMÁNICA
Y LA CURACIÓN PSICOTERAPEUTICA”

Los rituales chamánicos utilizados para la curación y la resolución de problemas están basados en un conjunto de paradigmas y leyes espirituales […] Uno de los caminos para explorar los paradigmas del chamanismo es observar cómo se relaciona el chamanismo con la psicoterapia clásica. Tanto el chamanismo como la psicoterapia apuntan a curar la psiquis y el alma, pero sus puntos de vista sobre cómo facilitar la curación a menudo son contradictorios. Debido a que difieren en tantos aspectos, chamanismo y psicoterapia pueden iluminarse uno al otro con una clara luz.

Cuando comparo chamanismo y psicoterapia, tengo que simplificar y polarizarlos; de esta manera, las diferencias entre ambos se vuelven más claras. Cuando hablo de chamanismo en esta comparación, me refiero al chamanismo como ha sido definido por las más antiguas definiciones antropológicas: las prácticas espirituales de siberianos, mongoles y tribus nómadas de América del Norte. Utilizo la palabra psicoterapia para indicar la psicoterapia clásica: una terapia aplicada por un psicoterapeuta a gente que está sufriendo disfunciones psicológicas, por ejemplo, paranoia, neurosis o fobias. Mi uso del término psicoterapia no abarca la gran variedad de terapias desarrolladas para gente que está básicamente sana y quiere apoyo para su desarrollo personal o crecimiento espiritual. Antes de empezar mi comparación es importante saber que el chamanismo clásico es utilizado no sólo para curar estados psicológicos patológicos, sino también para diagnosticar y tratar enfermedades físicas. La psicoterapia es utilizada principalmente sólo para problemas e impedimentos psicológicos. Los campos del chamanismo tradicional y la psicoterapia clásica, por lo tanto, sólo se superponen parcialmente. […]

La primera diferencia entre chamanismo y psicoterapia puede verse cuando observamos la construcción del contexto considerado esencial para la curación. La diferencia puede resumirse esencialmente de la siguiente manera: el proceso terapéutico se desarrolla a lo largo de una línea de tiempo mientras que el chamanismo construye una estructura en el espacio. Consideremos primero el abordaje psicoterapéutico. Cuando uno va a un terapeuta para recibir asesoramiento, el terapeuta propondrá un periodo de tiempo en el que se realizará el trabajo. Si uno es fóbico y comienza a ver a un terapeuta en marzo, el psicoterapeuta podrá bosquejar una estructura de la terapia a través del tiempo: después de la investigación inicial, podrá rastrear y descubrir las raíces del miedo en abril o mayo, en junio, uno estará en condiciones de dar algunos pasos directamente relacionados con la resolución del miedo; en agosto, podrá ver un progreso sustancial. Finalmente, en noviembre, uno debería estar en condiciones de funcionar lo suficientemente bien para terminar la terapia. Aunque el proceso puede ser más largo o más corto de lo planeado y distintos terapeutas tener diferentes opiniones sobre su duración, el proceso terapéutico es siempre visto y descrito como un desarrollo gradual a través de un periodo de tiempo. La curación chamánica tienen lugar en una zona atemporal, un tiempo mítico en el que está presente todo lo que alguna vez fue y todo lo que alguna vez será. Durante un ritual chamánico, todo está dirigido a desconectar a los participantes de la experiencia del tiempo lineal […]

El chamán focaliza su atención en la experiencia del espacio, no del tiempo. Las cuatro direcciones en las cuatro esquinas, el cielo y los mundos superiores, arriba, la tierra y los mundos inferiores, abajo: éstos son los puntos de anclaje primarios para la curación, no los meses de abril, agosto y noviembre. La sanación tiene lugar en un espacio sagrado, cuya estructura se hace visible a través de altares e imágenes. Todas las personas que presencian el ritual participan en una escenificación atemporal, en la cual todo el poder curativo –de hecho todo el que existe- está presente. Durante el ritual, el chamán invoca a los poderes específicos que pueden contribuir a la curación, con plegarias y ofrendas de comida, agua y humo, que son colocados sobre los altares. Un altar es visto como un ancla que une ambos mundos, el visible y el invisible; sirve como la personificación del poder curativo invocado. No existe “símbolo” aquí, no hay separación entre objeto y sujeto. Durante el curso del ritual, un altar dedicado a un espíritu en particular se convierte en ese espíritu. El chamán, su cliente y los espectadores están rodeados por los espíritus. A todos los poderes espirituales se les da su propio lugar en esta reconstrucción ritual del universo espiritual. Así como rodos los poderes cósmicos tienen su propio lugar, también lo tienen, de acuerdo con las tradiciones chamánicas, todos los poderes y energías que se encuentren dentro del cuerpo y la psique del cliente. Cuando un poder o energía está en el lugar correcto, tiene un efecto benéfico; cuando está desplazado, crea disturbio. Entrando en el mítico espacio atemporal del ritual chamánico, un chamán puede recuperar una parte perdida del alma y traerla a casa, puede sacar energía foránea del cuerpo del cliente y retornarla al lugar de donde vino. Cuando todas las energías han regresado a los lugares a los que pertenecen, el resultado es la salud, y las cosas en la vida comenzarán a organizarse por sí mismas de mejor manera.

Estructurar la curación dentro de un marco de tiempo o dentro de una estructura espacial es la primera diferencia, y quizás la más fundamental, entre un proceso terapéutico y una curación chamanica, lo cual tiene consecuencias de largo alcance. El efecto del paradigma en el que la curación se da a través de una organización del espacio permite, por ejemplo, que la curación chamánica pueda suceder en un tiempo notablemente corro. En la curación chamánica, el tiempo no es un factor relevante. Un individuo puede estar terriblemente enfermo o completamente confundido cuando el ritual comienza, y gozar de perfecta salud justo unas horas después.Conocí a una mujer que vomitó un tumor de estómago grande como un huevo exactamente después de una ceremonia de curación de toda una noche; la cirugía que estaba programada para que tuviera lugar en el hospital fue cancelada porque el tumor ya había desaparecido. He presenciado otros eventos similares. Desde el punto de vista chamánico esto es lógico y no milagroso. Cuando alguien necesita curación, el espacio físico en el cual la curación tiene lugar es transformado a través de la plegaria y la ubicación de los altares.

El espacio se convierte en un mini cosmos en el cual todos los poderes espirituales necesarios están potencialmente presentes y podemos dirigirnos a ellos. El chamán elige a qué espíritus se les pedirá que actúen sobre el cliente. El cliente puede ser invitado a moverse de un altar a otro para ser presentado a los espíritus, pero a menudo el cliente es llevado a un lugar específico y permanece allí por el tiempo que dura la ceremonia. Mientras el cliente permanece quieto, el chamán organiza el ritual manipulando las fuerzas dentro del espacio. Durante el curso del ritual puede, por ejemplo, moverse de altar en altar y de estandarte en estandarte pidiendo a las fuerzas de las cuatro direcciones que entren en la habitación y contribuyan a la sanación. Cuando el ritual termina, los altares son desmantelados y retorna la experiencia del tiempo lineal. El cliente emerge del ritual y no es el mismo que era antes, está tocado por los espíritus y a través de ese contacto, es transformado. Los poderes de la creación han recreado su vida en el sentido más literal. A veces puede llevar horas, días o semanas que la curación se integre completamente en todos los aspectos de la vida del cliente, pero cuando la ceremonia finaliza, la sanación ya se ha llevado a cabo. Si fué exitosa, el problema está resuelto, y si no fue exitosa, usualmente la ceremonia no se repite, porque los espíritus ya han realizado todo lo que estaba a su alcance. No hay un desarrollo gradual de una fuerza curativa como en el proceso terapéutico; en chamanismo, la curación es un evento único, repentino y directo.

Una segunda diferencia entre chamanismo y psicoterapia se aclara al estudiar los roles del chamán y el terapeuta. El chamán es el experto que conoce su camino a través de las estructuras de curación del universo y es capaz de activar aquellos poderes que son necesarios en cierta situación. Habiéndolo hecho, su trabajo está básicamente terminado, de alguna manera, se retira. La responsabilidad del ritual está en manos del chamán, pero la responsabilidad de la curación está en manos de los espíritus. Las actividades del chamán durante el ritual principalmente sirven para mantener la estructura del espacio mítico intacto, sus canciones son cantadas para apoyar a los espíritus mientras hacen el trabajo de curación.

El chamán mismo puede también hacer el trabajo curativo, pero incluso en ese caso sigue las órdenes y sugerencias de los espíritus. Un psicoterapeuta está mucho más involucrado en el proceso de curación real, se ha hecho cargo de él. Los terapeutas dan sugerencias, inventan soluciones y dan a sus clientes tareas para el hogar. El terapeuta tiene que confrontar al cliente con inconsistencias dela historia de su vida, evaluar la experiencia de realidad de su cliente y dirigir la atención hacia asuntos que el cliente está evitando. El psicoterapeuta dirige activamente el proceso y elige la manera en que se desenvuelve la terapia.Hasta ahora, hemos visto que el cliente del psicoterapeuta acuerda un número de encuentros a lo largo de un período de varios meses, y durante ese tiempo es guiado por el terapeuta. El cliente del chamán entra en un espacio atemporal en el cual el chamán hace visible la estructura del universo espiritual. Se invoca a los espíritus y ellos toman el control de la curación real mientras el chamán maneja la ceremonia.

Un chamán moviliza fuerzas y poderes externos: espíritus sanadores y fuerzas de la naturaleza. Un terapeuta, en cambio, trata de activar las cualidades que están latentes dentro de un cliente. Esto significa otra importante diferencia entre las dos disciplinas. Las escuelas psicoterapéuticas presumen que hay un potencial en el mismo cliente que puede ser utilizado para facilitar la curación, de este modo los terapeutas ayudan a sus clientes a desarrollar nuevas pautas psicológicas y sociales. Durante el proceso terapéutico, el cliente aprende a verse a sí mismo y a su historia bajo una luz diferente y comenzará a practicar nuevas formas de comportamiento. Las habilidades que adquiere pueden ya estar operando en algún aspecto de su vida o pueden ser herramientas recién desarrolladas por completo. Existe una enorme diferencia entre ver al cliente como una persona que puede desarrollar su personalidad desde adentro porque está lleno de potencial o verlo, dentro del contexto de la sanación, como un campo estático que sólo puede cambiar cuando absorbe e integra energía y poder del exterior. El terapeuta depende de la fuerza y el potencial del cliente, aun cuando las cualidades necesarias estén completamente tapadas y prácticamente invisibles en el momento en que la terapia comienza. El chamán se apoya en la fuerza del exterior, los espíritus, en lo externo más que en la inteligencia interna.

Otra importante diferencia entre la curación chamánica y la psicoterapia es que la primera no está precisamente organizada para ayudar a un solo cliente. De hecho, cuando se organiza una curación chamánica, todo el mundo es bienvenido. Cuantas más personas se presenten, mejor. Familiares, amigos, vecinos, las puertas están abiertas para todos. El chamán mismo no llega solo tampoco, puede traer a uno o más asistentes, algunos cantantes y percusionistas, su pareja, hijos y otros parientes. En un encuadre terapéutico, están sólo el terapeuta y su cliente, nadie más. Un psicoterapeuta puede reconocer que su cliente se enfermó debido al estrés y a la enfermedad que se originó en la familia, pero la psicoterapia, aún así, apunta a ayudar solamente a una persona. En un contexto chamánico, cuando una persona está enferma, se considera que la totalidad del sistema familiar y comunitario necesita curaclón, y sería inútil dar la bienvenida solamente al cliente para la ceremonia curativa. La comunidad toda necesita estar presente para que todos puedan ser curados, y por lo tanto son bienvenidos a manifestarse y participar. Durante el ritual de sanación, cada persona eleva una plegaria por el cliente pero también por su propio dolor y sus problemas, y a menudo ocurre que muchas personas son tocadas por los espíritus y encuentran curación de una u otra clase.

Una última diferencia importante entre el ritual de curación chamánico y la psicoterapia se aprecia al observar la diferencia de disponibilidad de tratamientos. En el mundo occidental, es bastante simple actualmente encontrar un terapeuta. Si uno quiere terapia hoy, puede tenerla mañana. Incluso las personas que no tienen suficiente dinero para pagar a un terapeuta pueden a menudo conseguir alguna clase de psicoterapia, ya que el seguro de salud cubre varias terapias. El ritual chamánico de curación es mucho más difícil de organizar, no sólo para la gente en el mundo occidental sino también para aquellos que viven en una cultura chamánica tradicional. Primero, uno tiene que encontrar un sanador o chamán de quien se sepa que tiene los conocimientos para abordar la enfermedad o problema específico. Después, tiene que acercarse a él; usualmente, esto significa llevarle ciertos regalos tradicionales mientras le pide una ceremonia de sanación. El chamán puede no contestar inmediatamente, puede tomarse algunos días para “investigar” el pedido, a la espera de un sueño o una reacción de los espíritus. Podrá, o no, estar de acuerdo con un ritual de curación, y sólo cuando la respuesta sea “sí”, se establecerá una fecha. Uno necesita hacer preparativos, preparar los diversos altares de acuerdo a las detalladas instrucciones del sanador o chamán. Probablemente, llevará mucho esfuerzo, tiempo e incluso dinero reunir el material y hacer los altares. Hay que preparar el espacio en el cual se celebrará el ritual. Se debe preparar un banquete para ofrecer a todos los participantes después del ritual, lo cual significa comprar mucha comida y disponer de gente que la cocine. Uno tiene que comprar o hacer regalos para todos los que lo ayudan. El ritual de curación chamánico es posible solamente cuando muchas personas contribuyen con su tiempo, energía y dinero. En realidad, todos preparativos tienen una razón práctica. Recién cuando uno está realmente preparado para pasar por todos los preparativos para una curación chamánica, y eso significa que cuando el ritual finalmente tenga lugar, el chamán encontrará un cliente que está realmente comprometido.

La paradoja es que, aunque un ritual chamánico de curación cuesta bastante dinero si se considera lo anteriormente mencionado, el chamán en sí mismo no es remunerado. Se supone que el patrocinador del ritual, el paciente o un miembro de su familia, debe hacerle un regalo al chamán, pero eso es todo. En la sociedad chamánica tradicional, los regalos para el chamán son prácticos y valiosos. Este principio de no remuneración no debe, sin embargo, confundirse con dar apenas algo de poco valor o sin valor alguno. En una comunidad pequeña y cerrada, las personas conocen exactamente las necesidades de los demás, y de ese modo, si las redes de pesca del chamán están viejas y rotas, recibirá una nueva red de un cliente agradecido; si la manta del chamán está gastada y hecha pedazos, recibirá una manta nueva.

La psicoterapia funciona de manera opuesta. Uno no necesita a nadie que lo ayude a prepararse, puede acceder a la terapia fácilmente, y el dinero que cuesta va directamente al terapeuta.Existen muchas otras diferencias entre las disciplinas chamánicas tradicionales y psicoterapéuticas clásicas, por ejemplo, la manera en que son entrenados los terapeutas y los chamanes. Un terapeuta ha elegido voluntariamente convertirse en terapeuta pero un chamán tradicional no tiene opción, es tomado por los espíritus para la tarea. En las culturas chamánicas, las personas sólo comienzan el entrenamiento para llegar a ser chamán porque los espíritus así lo desean. Si has sido elegido, las tradiciones dicen que el costo de negarse a ser un chamán es muy alto: enfermedad grave, locura o incluso suicidio.

Daan van Kampenhout: La sanación viene desde afuera, chamanismo y constelaciones familiares, Ed. Alma Lepik, Argentina, 2004.

EL VIAJE CHAMÁNICO:OBSERVACIONES DE LA TERAPIA HOLOTRÓPICA”

TANISLAV GROF: “El viaje chamánico: observaciones de la terapia holotrópica”, del libro El viaje del chamán, Ed. Kairós, Barcelona, 1999.

EL VIAJE CHAMÁNICO: OBSERVACIONES DE LA TERAPIA HOLOTRÓPICA

Stanislav Grof

TEXTO DE STANISLAV GROF

Este capítulo está basado en casi tres décadas de exploración sistemática del potencial terapéutico de los estados no ordinarios de conciencia, inducidos por substancias psicodélicas y otras técnicas no farmacológicas. Aproximadamente, los primeros veinte años se dedicaron al trabajo clínico con productos psicodélicos y los diez últimos a la experimentación con poderosas técnicas alternativas sin el uso de drogas.

Un método moderno de inducción chamánica

A lo largo de esta década, mi esposa Christina y yo hemos elaborado una técnica psicoterapéutica que denominamos integración holonómica o terapia holotrópica. En la misma se combina la respiración controlada, la música evocativa y otras formas de tecnología del sonido, trabajo corporal concentrado y dibujos de mandalas. Con este enfoque desprovisto del uso de drogas, es posible facilitar la totalidad de la gama de experiencias característica de las sesiones psicodélicas y de los viajes chamánicos.

Su objetivo no es la exploración gradual de los diversos niveles del inconsciente individual, como en las psicoterapias «verbales» occidentales, sino el facilitar una poderosa experiencia transformadora de naturaleza trascendental. Por consiguiente, en muchos sentidos nuestros objetivos terapéuticos están más cerca de las tradiciones chamánicas de curación psicofisiológica que de la mayoría de las psicoterapias verbales occidentales, si bien nuestro enfoque coincide con el de Carl Gustav Jung, en cuanto a que nuestro objetivo es el de facilitar la autocuración del paciente, ayudándole a adquirir conciencia y a reintegrar los elementos fragmentados del complejo mente-cuerpo.

Con el uso de la terapia holotrópica, es posible inducir fenómenos frecuentemente indistinguibles de los estados psicodélicos, sin utilizar agentes farmacológicos, sino simplemente aumentando el ritmo de la respiración, usando la tecnología del sonido y ciertas técnicas de ejercicio corporal que describiré más adelante. Cuando los fenómenos descritos en este capítulo pueden ser desencadenados por algo tan fisiológico como la hiperventilación, no puede haber duda alguna de que reflejan auténticas propiedades de la psique.

Los principios de la terapia holotrópica son sumamente simples. Se le pide al paciente que se acueste con los ojos cerrados, que se concentre en la respiración y en las sensaciones corporales, y que mantenga un ritmo de respiración más rápido y eficaz que de costumbre. Durante la preparación psicológica precedente, se le incita a suspender toda actividad analítica y a aceptar cualquier experiencia que emerja, con plena confianza y sin prejuicios. En este contexto se recomienda abstenerse de emplear técnicas dirigidas o cualquier otro intento de modificar la experiencia espontánea e influir en la misma. La actitud general debe ser semejante a la de ciertos métodos de meditación budistas, limitándose a observar las experiencias emergentes, registrarlas y no retenerlas.

Después de un intervalo que varía de una persona a otra, el individuo comienza a experimentar fuertes emociones y desarrolla pautas estereotipadas de tensión muscular. Con la continuación de la respiración acelerada, se incrementa la tensión emocional y física hasta llegar a la liberación y resolución espontáneas. En general, la tensión física corresponde a las áreas donde el sistema indio de yoga kundalini visualiza los centros de energía psíquica, o chakras.

Estas tensiones se manifiestan en forma de intensas presiones circulares o incluso fuertes dolores en la frente o en los ojos, constricción de la garganta y bloqueo de la mandíbula, y presión en el tórax, el ombligo y el bajo abdomen. También es común la tensión en manos y brazos, pies y piernas, cuello, hombros y riñones. Esto es evidentemente una descripción sinóptica y estadística. En la práctica, los sujetos no manifiestan todos los síntomas descritos, sino cuadros individuales de distribución de dichas tensiones, en los que ciertas áreas están dramáticamente representadas y otras no sufren efecto alguno.

En el contexto de la psiquiatría tradicional influida por el modelo médico, la reacción a la hiperventilación y en particular los famosos «espasmos carpopedales» (contracción de los músculos de las manos y de los pies) ha sido considerada como la reacción fisiológica obligatoria a la respiración rápida e intensa, conocida como «síndrome de hiperventilación». Se estima que es algo alarmante y cuando ocasionalmente ocurre de un modo espontáneo con pacientes neuróticos (particularmente histéricos), suele tratarse con tranquilizantes, calcio intravenoso y una bolsa de papel sobre la cara.

El uso de la hiperventilación con fines terapéuticos y autoexploratorios demuestra lo erróneo de dicho punto de vista. En todos los grupos con los que hemos trabajado, varias personas han respondido a la hiperventilación con una relajación progresiva, una sensación de expansión y visiones de una luz de una belleza sobrenatural. Han concluido la sesión en una profunda experiencia trascendental de unidad cósmica. A los que desarrollan tensiones físicas y emociones difíciles, la respiración continuada les conduce típicamente a un estado de resolución, seguido a su vez de una profunda relajación, paz y serenidad. A menudo, el resultado final de la sesión es un estado profundamente místico, que puede aportar beneficios duraderos y ser personalmente significativo para el sujeto. Paradójicamente, el enfoque represivo habitual de la psiquiatría tradicional ante los episodios ocasionales espontáneos de hiperventilación perturba un proceso potencialmente terapéutico con algunos pacientes neuróticos.

Durante la hiperventilación, conforme aumentan las tensiones físicas y emocionales, y se resuelven, el individuo puede tener una serie de poderosas experiencias, que se describirán con mayor detalle más adelante. Puede revivir sucesos autobiográficos importantes de la infancia, adolescencia o vida adulta y experimentar otros tipos diversos de fenómenos transpersonales. En particular, suele haber una confrontación con distintos aspectos del recuerdo del nacimiento biológico y un encuentro profundo con la muerte, fenómenos caracterizados como experiencias de «muerte y renacimiento» en los ritos de iniciación chamánica.

En el contexto de la terapia holotrópica, al efecto de por sí potente de la hiperventilación se agrega el de la música evocativa, o tecnología del sonido, desarrollada por diversas culturas con el propósito específico de alterar la conciencia, como por ejemplo los tambores chamánicos. Otra faceta que intensifica el efecto de esta técnica es su uso en grupo, de modo que los participantes alternen su función de experimentadores con la de experimentados, bajo la supervisión del terapeuta.

Idealmente, la propia respiración activa conduce a la resolución de todo lo que se ha liberado y emergido en la conciencia. Si el sujeto acaba con tensiones residuales o emociones desagradables, se puede facilitar su resolución por medio de una técnica de ejercicio corporal concentrado, que elaboré originalmente para el período conclusivo de las sesiones psicodélicas.

El principio básico, en este caso, es el de alentar al sujeto para que no ofrezca resistencia alguna a las emociones, sensaciones y energía física emergentes, y para que encuentre una forma apropiada de expresarlas por medio de sonidos, muecas, posturas y movimientos, sin juzgar ni analizar la experiencia. La función de los facilitadores es la de seguir el flujo de energía y estimular su plena exteriorización. Se persiste en esta labor hasta que el sujeto alcanza un estado de resolución y relajación.

La barrera sensorial y el nivel biográfico-recordatorio

Las técnicas que facilitan acceso experiencial al inconsciente tienden a activar inicialmente los órganos sensoriales. Por consiguiente, la exploración profunda empieza en muchos casos con una serie de experiencias sensoriales indeterminadas, tales como visiones elementales de colores y pautas geométricas, sonidos de campanas o zumbidos, sensaciones táctiles en diversas partes del cuerpo, o la experiencia de distintos gustos u olores. Éstas son de una naturaleza más o menos abstracta, sin ningún significado simbólico más profundo, y su contribución a la autoexploración y autocomprensión es insignificante. Parecen representar una barrera sensorial que es preciso cruzar, antes de emprender el viaje hacia el interior de la psique.

Conforme avanza el proceso, el próximo reino de la psique más asequible suele ser el nivel biográfico-recordatorio y el del inconsciente individual. A pesar de que los fenómenos correspondientes a esta categoría son de una importancia teórica y práctica considerable, no es necesario dedicar mucho tiempo a su descripción, ya que la mayoría de los enfoques psicoterapéuticos verbales tradicionales se limitan a este nivel de la psique. Existe abundante literatura profesional en la que se analizan las sutilezas de la psicodinámica de los reinos biográficos. Lamentablemente, distintas escuelas se contradicen entre sí y no existe unanimidad en cuanto a los factores significativos de la psique, la razón del desarrollo de la psicoterapia eficaz.

Una diferencia fundamental entre las psicoterapias verbal y experiencial es el significado de la traumatización física directa en la historia del individuo. En la psiquiatría, psicología y psicoterapia tradicionales se subrayan exclusivamente los traumas psicológicos. No se considera que los traumas físicos influyan directamente en el desarrollo psicológico del individuo, ni que participen en la psicogénesis de los trastornos emocionales y psicosomáticos. Esto contrasta vivamente con las observaciones del trabajo experiencial profundo, en los cuales los recuerdos de traumas físicos parecen ser de suma importancia. En el trabajo psicodélico, la terapia holotrópica y otros poderosos enfoques experienciales, el hecho de revivir enfermedades graves, heridas, operaciones, o situaciones próximas a la asfixia, es harto común y mucho más significativo que los psicotraumas habituales. Las emociones y sensaciones físicas residuales de situaciones que han supuesto un peligro para la vida o para la integridad del organismo parecen jugar un papel significativo en el desarrollo de diversas formas de psicopatología, todavía no reconocidas por la ciencia académica.

Las experiencias acerca de traumas físicos graves representan una transición natural entre el nivel biográfico y el reino siguiente, cuyos constituyentes principales son los dobles fenómenos del nacimiento y la muerte. Los sucesos que los componen aluden a la vida postnatal del individuo y, por consiguiente, su naturaleza es biográfica. Sin embargo, por el hecho de haber llevado al individuo hasta las puertas de la muerte y haberse caracterizado por unas molestias y un dolor extremos, se vinculan con el trauma del nacimiento. Por razones evidentes, los recuerdos de traumas y enfermedades que hayan entorpecido severamente la respiración, como la pulmonía, la difteria, la tos ferina o el haber estado a punto de ahogarse, son particularmente significativos en este contexto.

Encuentro con el nacimiento y la muerte: dinámica de las matrices perinatales básicas

El aspecto más característico de las experiencias que tienen su origen en este nivel de la psique es su enfoque del dolor físico y emocional, la enfermedad y la decrepitud, el envejecimiento, los últimos suspiros y la muerte. El concienciamiento de la muerte halla su expresión no sólo en el contenido escatológico de las ideas y en las visiones de personas y animales moribundos, cuerpos y cadáveres putrefactos, esqueletos, cementerios y funerales, sino en un encuentro experiencial profundo con el proceso de morir y con la propia muerte, con concomitantes biológicos y emocionales sumamente convincentes.

La confrontación profunda con la muerte, característica de estas secuencias experienciales, tiende a estar íntimamente entrelazada con una serie de fenómenos claramente relacionados con el proceso del nacimiento biológico. Al enfrentarse a la agonía y la muerte, los individuos tienen simultáneamente la experiencia de estar luchando para nacer y/o dar a luz. Asimismo, muchos de los actos y manifestaciones fisiológicas de estas experiencias pueden explicarse fácilmente como derivaciones del proceso del nacimiento.

Es bastante común en este contexto identificarse con un feto y revivir diversos aspectos de su propio nacimiento biológico, con detalles específicos y perfectamente verificables. El elemento de la muerte puede ser representado por una identificación simultánea o alternativa con individuos enfermos, ancianos o moribundos. A pesar de que la totalidad de la gama de dichas experiencias no se puede reducir exclusivamente al hecho de revivir el nacimiento biológico, el trauma del nacimiento parece representar un aspecto fundamental del proceso experiencial en este nivel. Por ello denomino este nivel del inconsciente perinatal.

Perinatal es un término compuesto de origen latín y griego, cuyo prefijo peri significa «cerca de» o «próximo a» y la raíz natalis hace referencia al nacimiento. Se utiliza comunmente en medicina para describir procesos inmediatamente precedentes al nacimiento, asociados con el mismo, o inmediatamente posteriores; así pues, en los textos de medicina se habla de hemorragias, infecciones o traumatismos cerebrales perinatales. En contraste con el uso tradicional de este término en tocología, la palabra perinatal se utiliza en este capítulo con relación a experiencias.

La conexión antes descrita entre el nacimiento biológico y las experiencias perinatales es bastante profunda y específica. Permite utilizar las etapas clínicas del parto para la construcción de un modelo conceptual, que nos ayude a comprender la dinámica del nivel perinatal del inconsciente e incluso realizar predicciones específicas con relación al proceso de muerte-renacimiento en diferentes individuos.

Las experiencias de la muerte y renacimiento reflejadas en el nivel perinatal del inconsciente son sumamente complejas y fecundas. Las secuencias relacionadas con diversas etapas y facetas del nacimiento biológico acostumbran a ser de una naturaleza típicamente mitológica, mística, arquetípica, histórica, sociopolítica, antropológica, o filogenética. Suelen aparecer en cinco pautas o constelaciones experienciales características. Parece existir una conexión profunda entre estos conjuntos temáticos y las etapas clínicas del parto, que se suceden como sigue.

1) La experiencia de unidad cósmica: el universo amniótico

Esta importante experiencia perinatal parece estar relacionada con la unión primigenia con la madre, el estado original de existencia intrauterina durante el cual madre e hijo forman una unión simbiótica. Si no la entorpece ningún estímulo nocivo, la situación del niño puede ser prácticamente óptima, ya que ofrece seguridad y la satisfacción permanente de todas las necesidades. Las características básicas de esta experiencia son la trascendencia de la dicotomía sujeto-objeto, un estado de ánimo fuertemente positivo (de paz, serenidad, tranquilidad y éxtasis oceánico), una sensación de santidad, la trascendencia del espacio y del tiempo, e introspecciones abundantes de importancia cósmica.

El contenido específico de estas experiencias puede ser extraído de situaciones que comparten con el mismo la carencia de fronteras y obstrucciones, tales como una identificación con el océano y formas de vida acuática, o con el espacio interestelar. Las imágenes de los mejores aspectos de la naturaleza (madre naturaleza) y las visiones arquetípicas de los cielos y del paraíso pertenecen también a esta categoría. Es importante subrayar que sólo los episodios de la vida embrional carentes de perturbaciones van acompañados de este tipo de experiencias. Las perturbaciones de la existencia uterina van asociadas a imágenes de peligros subacuáticos, contaminación, naturaleza inhospitalaria e insidiosos demonios de culturas diversas.

2) La experiencia del engolfamiento cósmico

Esta pauta experiencial parece estar relacionada con el comienzo del parto, cuando se ve perturbada la armonía anterior. Al principio, esto ocurre como consecuencia de señales químicas alarmantes y a continuación por las contracciones mecánicas de la musculatura uterina.

Esta situación se experimenta subjetivamente como peligro vital inminente. Una sensación abrumadora de angustia de flotar libremente conduce a ideas y percepción paranoicas. La intensificación de este estado se resuelve típicamente en la experiencia de un vórtice o torbellino monstruoso, cuyo centro engulle ineludiblemente al individuo y a su mundo.

Una variación experiencial frecuente de este tema es la de ser deglutido por una bestia arquetípica, atrapado por un pulpo o capturado por una gigantesca araña. Una forma menos dramática de la misma experiencia la constituye el descenso al bajo mundo y el encuentro con criaturas demoníacas. Motivos del chamanismo clásico indican la familiaridad de los chamanes con dicho reino.

3) La experiencia del callejón sin salida o infierno

Esta experiencia está lógicamente relacionada con la primera etapa clínica del parto, plenamente desarrollada. Durante la misma, el feto se ve periódicamente constreñido por espasmos uterinos, mientras el cuello del útero permanece cerrado sin salida posible. El sujeto se siente atrapado, enjaulado y atascado en una pesadilla claustrofóbica, en la que pierde todo contacto con el tiempo lineal. La situación parece absolutamente insoportable, inacabable y desesperada. Por consiguiente, es lógico que el individuo se suela sentir experiencialmente identificado con presos en mazmorras o campos de concentración, víctimas de la Inquisición, pacientes en sanatorios mentales, o pecadores en el infierno y figuras arquetípicas que representen la condena eterna. Durante la profunda crisis existencial de la que este estado se ve típicamente acompañado, la existencia parece una farsa carente de significado o un teatro del absurdo.

4) La experiencia de la lucha de la muerte-renacimiento

Muchos aspectos importantes de esta matriz experiencial son comprensibles a partir de su asociación con la segunda etapa clínica del parto. En esta etapa prosiguen las contracciones uterinas, pero ahora el cuello del útero se ha dilatado y permite una propulsión gradual del feto por el canal del parto. Esto implica una enorme lucha por la supervivencia, unas presiones mecánicas apabullantes y, con frecuencia, cierto grado de anoxemia y sofocación. En las fases terminales del parto, el feto puede entrar íntimamente en contacto con materias biológicas como sangre, mucosidades, orina y heces.

Desde el punto de vista experiencial, esta pauta es bastante intensa y ramificada. Además de revivir con realismo diversos aspectos de la lucha en el canal tienen lugar en secuencias plia variedad de fenómenos, que temáticas típicas, relacionadas por una profunda lógica experiencial con aspectos anatómicos, fisiológicos y bioquímicos del proceso del parto. Entre ellos, los más importantes son los elementos de una lucha titánica, experiencias sadomasoquistas, una fuerte excitación sexual, episodios demoníacos, aspectos escatológicos y un encuentro con el fuego. Todo esto ocurre en el contexto de una lucha muerte-renacimiento determinada.

Las imágenes específicas incluyen batallas mitológicas de enormes proporciones, en las que participan ángeles y demonios, o dioses y titanes, elementos violentos de la naturaleza, secuencias de revoluciones y guerras sangrientas, imágenes en las que interviene la pornografía y las desviaciones sexuales, violencia, orgías satánicas y noches de aquelarre, crucifixiones y sacrificios rituales.

5) La experiencia muerte-renacimiento

Esta matriz perinatal está relacionada significativamente con la tercera etapa del parto clínico, o sea, con el nacimiento propiamente dicho. En esta última etapa, el proceso agonizante de la lucha por nacer llega a su fin, culmina con la propulsión por el canal del parto, y la acumulación del dolor, tensión y excitación sexual se convierten de pronto en alivio y relajación. Al cortar el cordón umbilical, se completa la preparación física de la madre y el niño comienza su nueva existencia como individuo anatómicamente independiente.

Al igual que con las demás matrices, algunas de las experiencias de esta etapa son reproducción fidedigna de los acontecimientos biológicos del parto, así como de ciertas intervenciones tocológicas. El correspondiente simbólico de esta última etapa del parto es la experiencia muerte-renacimiento.

Paradójicamente, sólo a un paso de una fenomenal liberación, el individuo tiene una sensación de catástrofe inminente de enormes proporciones. Con frecuencia esto conduce a una concienzuda lucha para poner fin a la experiencia. Si se le permite que proceda, esta experiencia incluye una sensación de aniquilación a todos los niveles imaginables: destrucción física, debacle emocional, derrota intelectual, fracaso moral definitivo y una condena absoluta de enormes proporciones. Esta experiencia de la «muerte del ego» parece involucrar la destrucción despiadada e instantánea de todos los puntos de referencia anteriores en la vida del individuo. En esta etapa, puede que los chamanes hagan referencia a la desmembración realizada por demonios o animales feroces.

A la experiencia de aniquilación total y de «caer en lo más bajo del cosmos», le siguen inmediatamente visiones de una poderosísima luz blanca y dorada, de un brillo y belleza sobrenaturales, que cabe relacionar con una sobrecogedora exposición de entidades arquetípicas divinas, el espectro del arco iris, o los complejos diseños de una cola de pavo real. El sujeto experimenta una profunda sensación de liberación emocional y espiritual, redención y salvación. Habitualmente, se siente liberado de toda angustia, depresión y culpa, limpio y redimido. A esto le acompaña un diluvio de emociones positivas hacia sí mismo, los demás y la existencia en general. El mundo parece ser un lugar hermoso y seguro, y aumenta claramente el deseo de vivir. El chamán regresa de su búsqueda visionaria iniciatoria cargado con una nueva sensación de propósito y significado.

Viajes más allá del cerebro: dimensiones transpersonales de la psique

Las secuencias experienciales de la muerte y renacimiento acostumbran a abrir la puerta a un dominio transbiográfico en la psique humana, cuyo mejor calificativo es el de transpersonal. El nivel perinatal del inconsciente representa claramente un vínculo entre los reinos biográfico y transpersonal, o inconsciente individual y colectivo. En la mayoría de los casos, a las experiencias transpersonales les precede un dramático encuentro con el nacimiento y la muerte. Sin embargo, existe una alternativa importante, que a veces permite el acceso experiencial directo a diversos elementos transpersonales y temas correspondientes, sin enfrentarse al nivel perinatal.

El denominador común de este abundante y ramificado grupo de fenómenos es la sensación, por parte del sujeto, de que su conciencia se ha expandido más allá de las limitaciones habituales de su ego y ha trascendido las fronteras del tiempo y del espacio. En los estados ordinarios o «normales» de conciencia, tenemos la sensación de existir dentro de las limitaciones del cuerpo físico (imagen corporal) y nuestra percepción del ambiente viene determinada física y fisiológicamente por la gama de nuestros órganos sensoriales.

Tanto nuestra percepción interna (interocepción) como la externa (exterocepción) están limitadas por las fronteras espaciales y temporales habituales. En circunstancias ordinarias, sólo podemos experimentar plenamente y con todos nuestros sentidos los sucesos del presente y del ambiente circundante. Podemos recordar el pasado y anticipar los acontecimiento del futuro o fantasear sobre ellos, pero ni el pasado ni el futuro están al alcance de la experiencia directa.

En las experiencias transpersonales, tal como ocurren en sesiones psicodélicas, con técnicas autoexploratorias sin el uso de drogas, o espontáneamente, parece que se trascienden una o varias de las limitaciones anteriores. Este tipo de experiencias pueden dividirse en tres grandes categorías. Algunas implican la trascendencia del tiempo lineal y son interpretadas por los sujetos como regresión histórica y exploración de su pasado biológico, cultural y espiritual, o como progresión histórica hacia el futuro. La segunda categoría es la de las experiencias caracterizadas primordialmente por la trascendencia de las barreras espaciales ordinarias, en lugar de las temporales. El tercer grupo se caracteriza por la exploración de dominios que la cultura occidental no considera que formen parte de la realidad objetiva. Las tradiciones chamánicas han descrito y catalogado muchas gamas de realidades no ordinarias accesibles en dichos estados.

En estados de conciencia no ordinarios, muchos sujetos tienen vivencias bastante concretas y realistas de episodios que identifican como recuerdos fetales y embrionarios. No es raro, en estas circunstancias, en un nivel de conciencia celular, identificarse plenamente con el esperma y el óvulo en el momento de la concepción. A veces la regresión histórica va más lejos y el individuo tiene la sensación convincente de revivir recuerdos de la vida de sus antepasados, o incluso de acceder a los archivos del inconsciente racial o colectivo. En algunas ocasiones, los sujetos afirman haberse identificado con diversos animales de la escala evolutiva, o haber tenido la clara sensación de revivir episodios dramáticos de una encarnación anterior.

Las experiencias transpersonales que incluyen la trascendencia de barreras espaciales sugieren que las fronteras entre el individuo y el resto del universo no son firmes y absolutas. En circunstancias especiales es posible identificarse con cualquier cosa del universo, incluida la propia totalidad del cosmos. Entre éstas se cuentan las experiencias de fusión con otra persona en un estado de unidad dual, o asumiendo la identidad de la otra persona; «sintonizar» con la conciencia de un grupo específico de gente, o bien sentir la expansión de la conciencia hasta tal punto que parezca abarcar a toda la humanidad. Asimismo, uno puede trascender los límites de la experiencia específicamente humana e identificarse con la conciencia de los animales, plantas o, incluso, objetos y procesos inorgánicos. En un caso extremo, es posible experimentar la totalidad de la biosfera de nuestro planeta o el conjunto del universo material.

En un número elevado de experiencias transpersonales, la extensión de la conciencia parece ir más allá del mundo fenoménico y del continuo espacio-tiempo, tal como lo percibimos en la vida cotidiana. A esa realidad pertenecen numerosas visiones de personajes y temas arquetípicos, encuentros con las divinidades y los demonios de distintas culturas, y complejas secuencias mitológicas. También son bastante comunes los informes de apariciones de espíritus de difuntos, entes sobrehumanos y habitantes de otros universos.

Las visiones de pautas arquetípicas abstractas, la comprensión intuitiva de símbolos universales (cruz, ankh, yin yang, svástica, estrella de cinco puntas, o estrella de seis puntas), la vivencia de los meridianos y del flujo de energía ch’i descrita por la filosofía y la medicina china; o el despertar del poder de la serpiente (kundalini) y la activación de diversos centros de energía psíquica o chakras, constituyen ejemplos adicionales de este tipo de fenómenos. En los casos más extremos, la conciencia individual puede llegar a identificarse con la conciencia cósmica o mente universal. El summum de las experiencias parece ser la identificación con el vacío supracósmico y metacósmico, la misteriosa ausencia primordial y la nada consciente de sí misma, que contiene en forma germinal y potencial la totalidad de la existencia.

Experiencias transpersonales y la visión chamánica del mundo

Las experiencias transpersonales tienen muchas características extrañas que destruyen los supuestos más fundamentales de la ciencia materialista y del punto de vista mecanicista del mundo, que apuntan a un paradigma más cercano a los que caracterizan los sistemas de creencias chamánicas y diversas ramas de la filosofía mística o «perenne».

Los investigadores que han estudiado seriamente y/o experimentado estos fascinantes fenómenos comprenden que todo intento por parte de la psiquiatría tradicional de desecharlos como productos insignificantes de la imaginación, o como fantasías erráticas generadas por procesos cerebrales patológicos, es superficial e inadecuado. Cualquier estudio del dominio transpersonal de la psique realizado sin prejuicios llegará ineludiblemente a la conclusión de que sus observaciones suponen un crítico reto al paradigma newtoniano-cartesiano de la ciencia occidental.

A pesar de que las experiencias transpersonales ocurren en un proceso de autoexploración personal profunda, no es posible interpretarlas simplemente como fenómenos intrapsíquicos en un sentido convencional. Por una parte, forman un continuo vivencial ininterrumpido con experiencias biográfico-recordatorias y perinatales. Por otra, parecen tener acceso directo, sin mediación de los órganos sensoriales, a las fuentes de información que están claramente fuera del alcance del individuo, como convencionalmente se define.

Entre los informes de sujetos que han experimentado episodios de su existencia embrionaria, del momento de la concepción y que han vivenciado elementos de conciencia celular y orgánica, abundan detalles médicos de gran exactitud con respecto a los procesos anatómicos, fisiológicos y bioquímicos correspondientes. Asimismo, las experiencias ancestrales, los recuerdos raciales y colectivos en el sentido junguiano, y los recuerdos de encarnaciones anteriores, aportan frecuentemente detalles específicos de la arquitectura, el atuendo, las armas, el arte, la estructura social y las prácticas religiosas de la cultura y período en cuestión, o incluso acontecimientos históricos concretos.

Los sujetos que experimentan secuencias filogenéticas o que se identifican con formas de vida existentes, no sólo las hallan auténticas y convincentes, sino que al mismo tiempo adquieren una introspección extraordinaria de la psicología, etología, costumbres específicas o de insólitos ciclos de reproducción de los animales. En algunos casos, la experiencia va acompañada de inervaciones musculares arcaicas, impropias de un ser humano, o incluso de complejas representaciones que reproducen las danzas de apareamiento.

Los individuos que experimentan episodios de identificación consciente con plantas o con parte de las mismas, de vez en cuando afirman haber adquirido una profunda introspección de procesos botánicos como la germinación de las semillas, la fotosíntesis de las hojas, la función de las auxinas en el crecimiento de las plantas, el intercambio de agua y minerales en las raíces, y la polinización. Igualmente común es la convincente sensación de identidad consciente con la materia inanimada o con los procesos inorgánicos: el agua del océano, el fuego, los rayos, la actividad volcánica, los huracanes, el oro, los diamantes, el granito, e incluso las estrellas, las galaxias, los átomos y las moléculas. Desde el punto de vista de un paradigma que reconozca la existencia del reino transpersonal, las referencias a la comunicación con otras especies o incluso con objetos «inanimados», como en el caso de los chamanes, ya no pueden ser consideradas como síntomas psicopatológicos.

Existe otro grupo interesante de fenómenos transpersonales, susceptible frecuentemente de validación e incluso de se investigado experimentalmente. Al mismo pertenecen la telepatía, el diagnóstico psíquico, la clarividencia, la clariaudiencia, la precognición, la psicometría, las experiencias extracorporales, los viajes clarividentes y otros casos de percepción extrasensorial. Evidentemente, éstos han sido estudiados a fondo y utilizados en el chamanismo y en otras tradiciones místicas o mágicas. A pesar de que representan el único grupo de fenómenos transpersonales de los que los círculos académicos occidentales han llegado a ocuparse ocasionalmente, por desgracia su enfoque ha sido siempre decididamente negativo.

Desde una perspectiva más amplia, no existe razón alguna para no clasificar los fenómenos denominados paranormales en una categoría especial. Dado que otros tipos de experiencias transpersonales suelen facilitar el acceso a una nueva información sobre el universo por canales extrasensoriales, la frontera que separa la psicología de la parapsicología desaparece, o por lo menos se convierte en bastante arbitraria, a partir del momento en que se admite y reconoce la existencia del dominio transpersonal.

El reto filosófico de las observaciones descritas, ya en sí imponente, se ve todavía aumentado por el hecho de que en los estados no ordinarios de conciencia, las experiencias transpersonales que reflejan correctamente el mundo material aparecen en el mismo continuo e íntimamente relacionadas con otras cuyo contenido, según la visión occidental del mundo, no forma parte de la realidad objetiva. Cabe mencionar en este contexto los arquetipos junguianos: divinidades, demonios, semidioses, superhéroes y complejas secuencias mitológicas, chamánicas, legendarias y de cuentos de hadas. Incluso estas experiencias pueden aportar información precisa sobre el simbolismo religioso, el folklore y las estructuras míticas de diversas culturas anteriormente desconocidas para el sujeto.

Las experiencias transpersonales ocupan una posición muy especial en nuestro intento de construir un mapa fidedigno del territorio de la psique humana. El nivel analítico-recordatorio y el inconsciente individual son de una naturaleza claramente biográfica. La dinámica perinatal parece representar una intersección o frontera entre lo personal y lo transpersonal, como lo refleja su profunda asociación con el nacimiento y la muerte, principio y fin de la existencia humana individual. Los fenómenos transpersonales facilitados por la terapia holotrópica o los métodos chamánicos tradicionales revelan conexiones entre el individuo y el cosmos actualmente incomprensibles. Lo único que podemos decir es que, en algún lugar del proceso perinatal, parece tener lugar un extraño salto cualitativo al estilo del de una cinta de Móbius, en el que la autoexploración profunda del inconsciente individual se convierte en un proceso de aventuras experienciales en la amplitud del universo, cuyo calificativo más adecuado sería el de conciencia cósmica o mente superconsciente.

Importancia terapéutica del proceso muerte-renacimiento

La cartografía ampliada que acabamos de describir es de una importancia fundamental para todo enfoque serio de los fenómenos tales como los estados psicodélicos, el chamanismo, la religión, el misticismo, los ritos de paso, la mitología, la parapsicología, la tanatología y la psicosis. No se trata de una mera cuestión de interés intelectual, sino que sus consecuencias son profundas y revolucionarias para la comprensión de la psicopatología, y ofrecen nuevas posibilidades terapéuticas no imaginadas por la psiquiatría tradicional.

En general, la arquitectura de la psicopatología que se manifiesta en el trabajo diario es infinitamente más compleja e intrincada de lo que sugieren las teorías vigentes de la personalidad. Según estas nuevas observaciones, son pocos o ninguno los síndromes emocionales y psicosomáticos que puedan explicarse exclusivamente a partir de la dinámica del inconsciente individual. Están significativamente relacionados con el trauma del nacimiento y el miedo a la muerte, y su resolución exige una confrontación vívida con el proceso muerte-renacimiento. Por consiguiente, hemos llegado a la conclusión de que nuestro modelo teórico de la psique humana es compatible con los antiguos sistemas de creencias chamánicas, que también integran las experiencias de la muerte y el renacimiento.

El trabajo revela día a día que en la estructura dinámica de los síntomas psicogenéticos intervienen energías emocionales y físicas extremadamente poderosas. Por ello, todo intento de influir en ellas por medios puramente verbales, como en las psicoterapias tradicionales, es de un valor altamente cuestionable. Se necesita un contexto terapéutico que permita y facilite la experiencia directa, para obtener resultados apreciables en un espacio de tiempo razonable. Además, debido a los múltiples niveles de la naturaleza de los síntomas psicogenéticos, el marco conceptual del terapeuta debe incluir los niveles perinatal y transpersonal de la psique, a fin de que la terapia sea plenamente eficaz.

Mientras el proceso de la terapia se limite al nivel biográfico, los resultados terapéuticos serán generalmente bastante limitados, a no ser que el material a tratar pertenezca a gestalts inacabadas de traumas físicos graves. Tanto los resultados inmediatos como los producidos a largo plazo son mucho más dramáticos cuando la autoexploración se profundiza e incluye secuencias más profundas; sobradamente conocida de nuestros antepasados chamánicos, hasta estos momentos les ha pasado en gran parte inadvertida a los psicoterapeutas verbales occidentales. Sin embargo, nosotros hemos descubierto que las experiencias de naturaleza perinatal pueden influir profundamente en la claustrofobia y en otros tipos de estados de ansiedad o depresión, en las tendencias suicidas, el alcoholismo, la drogadicción, el asma, la jaqueca, las inclinaciones sadomasoquistas y muchos otros problemas, tanto si éstas se facilitan por medios holotrópicos, chamánicos u otros.

Pero en los casos en que las raíces del problema están ancladas en el dominio transpersonal, sólo se podrá alcanzar una solución definitiva cuando el paciente permita que tenga lugar una confrontación con el tipo específico de experiencia transpersonal con el que el problema esté relacionado. Puede tratarse de una experiencia intensa de una encarnación anterior, una identificación con una forma animal, una secuencia arquetípica o mitológica, un tema del inconsciente racial o colectivo, o muchas otras. La ausencia de prejuicios y confianza en el proceso son requisitos importantísimos -tanto por parte del terapeuta como por parte del paciente – para el éxito de la terapia.

Como se ha dicho anteriormente, las experiencias del trabajo profundo también corroboran la estrategia general terapéutica y de autoexploración sugerida originalmente por Carl Gustav Jung, quien reconoció que la psique está dotada de un poderoso potencial autocurativo y que la fuente de sus fuerzas autónomas de curación se halla en el inconsciente colectivo. Desde esta perspectiva, la labor del terapeuta no debe consistir, por consiguiente, en comprender racionalmente el problema del paciente, a fin de utilizar alguna técnica específica para cambiar la situación según un plan preconcebido, sino en mediar y facilitar el acceso del paciente a los niveles más profundos de la psique. Entonces, la curación se produce como consecuencia de una interrelación dialéctica entre el inconsciente individual y el colectivo. Aquí cabe establecer un paralelismo con la función tradicional del chamán, como mediador entre los reinos humano y espiritual.

Por tanto, una técnica psicoterapéutica basada en las observaciones de la investigación moderna sobre la conciencia, como la terapia holotrópica, se basa primordialmente en la experiencia directa como instrumento esencial de transformación. Los enfoques verbales se utilizan exclusivamente durante el período de preparación, y de nuevo en una sesión posterior, para facilitar la integración de la experiencia. El terapeuta crea un marco de apoyo, establece una buena relación de trabajo con el paciente y ofrece una técnica capaz de activar el inconsciente: respiración, música, tambores chamánicos, meditación o drogas psicodélicas.

En estas circunstancias se refuerzan los síntomas preexistentes y otros anteriormente latentes emergen a la conciencia. La función del terapeuta es entonces la de estimular y apoyar incondicionalmente las secuencias surgentes, con plena confianza en la autonomía y espontaneidad del proceso curativo. Los síntomas representan energía bloqueada y, en definitiva, experiencia condensada. En este contexto, un síntoma representa tanto una oportunidad como un problema.

Al liberar la energía, el síntoma se transforma en experiencia consciente y se consume. Es importante que el terapeuta apoye el despliegue elemental sin interferir ni intervenir en la naturaleza de la experiencia, tanto si es biográfica, perinatal, como transpersonal. El apoyo incondicional debe continuar, aunque el terapeuta no comprenda el proceso o tome una forma desconocida para él. En lugar de intentar interpretar todo el material emergente en términos de un sistema teórico cerrado, como en el psicoanálisis y otros enfoques parecidos, el terapeuta se convierte en un compañero de aventura, que puede aprender algo nuevo en cada sesión.

STANISLAV GROF: “El viaje chamánico: observaciones de la terapia holotrópica”, del libro El viaje del chamán, Ed. Kairós, Barcelona, 1999.

Hechiceros y chamanes

La Jornada Semanal, 13 de octubre de 1996

Entrevista con Juan Miranda

Hechiceros y chamanes

Germaine Gómez Haro

Ampliamente conocido en el medio periodístico por su larga trayectoria, primero en la revista Sucesos para todos, que dirigió Gustavo Alatriste ­donde laboró de 1969 a 1977­ y luego en Proceso, donde coordina actualmente el Departamento de Fotografía, Juan Miranda (San Andrés Tepetilco, DF, 1949) da un giro en su quehacer fotográfico para adentrarse en la Sierra Mazateca con el fin de retratar a algunos de los principales sabios, herederos de la milenaria tradición medicinal de la célebre Huautla de María Sabina. Su exposición Hechiceros y chamanes se exhibó en la Casa Lamm dentro del marco de Fotoseptiembre.

¿Cómo llegaste por vez primera a la Sierra Mazateca?

­Hace once años nos enviaron de Proceso a realizar un reportaje sobre María Sabina, en el cual se intentaba demostrar cómo ese gran personaje de reconocimiento internacional pasaba sus últimos años en un total abandono. Tuve la enorme fortuna de conocerla y de participar en su compañía en una ceremonia de hongos. Era una mujer de una dulzura increíble, que te acariciaba con la mirada. María Sabina fue la primera chamana mazateca que se dio a conocer fuera de la región; sin embargo, sabemos que la tradición es milenaria y que actualmente sobrevive gracias a algunos de sus sucesores, quienes con gran celo han sabido preservar las enseñanzas de la sacerdotisa. A estos personajes dedico mi trabajo reciente, con el fin de difundir la autenticidad y profundidad de estas ceremonias rituales, tantas veces malinterpretadas o tergiversadas por la sociedad moderna.

­¿Existen todavía muchos chamanes en la región mazateca?

­En realidad no tantos, y mucho me temo que la tradición terminará por desaparecer. Chamanes son dos: Filogonio, uno de los nietos de María Sabina, considerado actualmente el Chamán Mayor, y Ricardo Rocha. El resto son curanderos en diferentes especialidades.

­¿Cuál viene siendo la diferencia entre chamán y curandero?

­Es básicamente lo mismo. Ambos se dedican a curar el cuerpo y el alma, pero los chamanes incorporan en sus ceremonias el uso de los hongos alucinógenos, mediante los cuales logran ver el interior del paciente como a través de una radiografía que les permite detectar exactamente cuál es el mal que los abruma, ya sea físico o espiritual. Su función es extraer la energía negativa que has acumulado a lo largo de los años y que en determinado momento se puede convertir en insoportable carga emocional. El Chamán Mayor tiene el reconocimiento de la comunidad por ser el sucesor directo de la sacerdotisa de los hongos y por estar conectado directamente con Dios, y es quien, durante la ceremonia, se bate personalmente contra las fuerzas del mal que abruman al enfermo que deposita en él su confianza.

­¿Cómo se establece la jerarquía del chamán?

­Todo depende. Puede ser por sucesión, como es el caso de Filogonio, o bien por designación divina, como le ocurrió a Ricardo Rocha. Mira, si llegas a Huautla como vil turista y no acudes a las personas adecuadas, te van a abordar en la entrada para venderte los hongos como si fueran dulces y cualquiera te jura que es pariente de María Sabina. En efecto, dejó una numerosa descendencia, pero antes de morir designó como único sucesor a su nieto Filogonio. Éste cuenta que cuando su abuela se encontraba ya muy enferma, le comunicó a través de los sueños que lo necesitaba de regreso en Huautla (él trabajaba entonces en tierras cafetaleras) pues había decidido que él estaba destinado a ser el Gran Chamán. Filogonio regresó con toda su familia al Fortín ­el barrio más alto de Huautla­ y le tocó presenciar todo el drama de la muerte de su abuela. Ahí compartió la dolorosa experiencia con Juan García Carrera, ahijado y último traductor de la sacerdotisa, y quien años después publicó La otra vida de María Sabina, donde relata cómo en esos penosos momentos todos les fueron cerrando las puertas y nadie ­ni siquiera las autoridades­ les quiso ayudar durante la agonía y el sepelio de la chamana. No te imaginas la marginación en la que vive esa gente. Encontré una pobreza impresionante cuando visité Huautla por primera vez, hace once años, y hoy la situación sigue siendo la misma y así vivió María Sabina. Imagínate que Margarita López Portillo le regaló una casa prefabricada, supuestamente para ofrecerle un nivel de vida más digno, pero nada más dejaron la casa ahí, jamás le conectaron ningún servicio, de modo que tampoco fue una gran ayuda. Al final, sólo Filogonio y Juan García Carrera se ocuparon de acompañarla a la sepultura. Desde entonces, Filogonio ocupa el lugar de su abuela y García Carrera se ha dedicado a difundir la imagen auténtica de la madrina, tantas veces distorsionada por los charlatanes que buscan lucrar con esa figura casi mística. Además, quiero subrayar la gran labor que está haciendo García Carrera de recopilar las leyendas y tradiciones de la cultura mazateca, con el fin de preservarlas y darlas a conocer fuera de la comunidad.

La historia de Ricardo Rocha es otra. Él cuenta que cuando tenía treinta años de edad sufrió una experiencia que cambió el destino de su vida. Por ese tiempo cosechaba con gran prosperidad unas tierras fuera de su región natal. El éxito y el hecho de ser un extraño alimentaron la envidia de los vecinos, quienes, asegura, le echaron el mal de ojo; lo hechizaron a tal grado que enfermó de parálisis y anemia, quedando ciego y sordo. Fue entonces cuando recurrió por primera vez a los “hongos milagrosos”, como último recurso para recuperar la salud. Sostiene que recibió el designio de Dios para curarse solo y a partir de entonces decidió dedicar el resto de su vida al oficio de curandero.

­¿Y en las ceremonias religiosas, además de los santos cristianos se invocan deidades paganas?

­No, los dioses prehispánicos aparecen más bien en el transcurso del viaje alucinógeno, ¡en serio! Los curanderos y chamanes invocan primeramente al Dios todopoderoso. Mencionan por lo común a San Martín de Porres, Jesucristo, la Virgen de Guadalupe, al Sagrado Corazón, a San Martín Caballero, entre otros. El rezo del curandero es una elevación de sus peticiones a lo sagrado. Los hongos están ahumándose y el humo se lleva las palabras hacia lo alto. Se ruega por la curación y la prosperidad del paciente. Con un esfuerzo sobrehumano, ellos extraen el mal del interior del enfermo y lo absorben; al final, lo vomitan físicamente.

­Aunque predomine la religión católica, las supersticiones y los amuletos a los que recurren los indígenas denota, de alguna manera, una supervivenciade los cultos paganos, ¿no es cierto?

­Claro, utilizan los amuletos como complemento de la curación, o como instrumentos que apoyan la práctica del ritual, por ejemplo las hojas de floripondio, las plumas de guacamaya, el papel amate, los huevos de totol, los granos de maíz y de cacao, etcétera. Aunque no falta el agua bendita para ahuyentar a los malos espíritus. Es célebre el San Pedro que todo lo cura (tabaco molido, mezclado con cal y ajo); igual te lo untan para calmar un dolor, que te lo regalan en un paquetito para que te traiga suerte. (Por si acaso, yo siempre lo llevo en la cartera.)

Depende de la especialidad de cada curandero el sistema que se emplea y los amuletos que se utilizan. Por ejemplo: Juan Allende, huesero, lee la suerte con copal; doña Brígida García es clarividente con las velas; Rosalío Viera, “chupador de enfermedades”, literalmente succiona el mal del paciente; Herminio González, maestro en el oráculo de la suerte, interpreta el futuro por medio de su libro de destinos; José Luis García, honguero, proporciona a sus pacientes un caldo que consiste en granos de cacao, agua bendita y la sangre de gallos sacrificados. Gracias a su buena disposición, podemos verlos a todos en mis fotografías, algunos de ellos en pleno ejercicio de su oficio.

­¿Y qué nos dices de los hechiceros?

­¡Uf!, ése es otro mundo, son palabras mayores. El hechicero, en vez de acudir a Dios, invoca a las fuerzas del mal con un fin negativo, destructivo. Con ellos preferí no meterme porque, además, todo lo malinterpretan y si algo no les parece ¡olvídate!, no la cuentas. Mira, intentamos acercarnos a una hija de María Sabina ­María Apolonia­ y en un principio aceptó dejarse fotografiar. Pero después apareció su hijo echando serpientes por los ojos, y como es una sociedad enteramente patriarcal y el hijo mayor lleva el control total de la familia, éste se negó rotundamente. Su argumento era que seguramente estábamos comercializando las imágenes de su gente con fines de lucro. Le expliqué la finalidad de mi proyecto, y le aseguré, inclusive, que en la exposición de la Casa Lamm las fotografías no iban a estar a la venta, que el único objetivo era la difusión de sus tradiciones. No hubo manera, y nosotros, con todo respeto, nos retiramos.

­¿Y es abiertamente aceptado entre ellos acudir al hechicero para hacer el mal a un tercero?

­Sí, también forma parte de su tradición. Finalmente, pensé que por algo pasan las cosas: ¿para qué promover el trabajo de alguien que se dedica a hacer el mal? Por el contrario, el trabajo de los chamanes no despide más que bondad y generosidad, pura energía positiva.

­¿En la comunidad existen charlatanes que se dediquen a tomarle el pelo a la gente con falsas curaciones?

­No, pues ellos, aunque no se vean, se reconocen a través de los hongos y entre ellos no hay engaño posible. Los charlatanes son más bien aquellos que han explotado la imagen de estos sabios sacerdotes con fines superficiales, de comercialización ­como ocurrió en numerosas ocasiones con María Sabina­, sin preocuparse por profundizar en la complejidad y la autenticidad de esta tradición religiosa milenaria.

(Los rostros que vemos en las fotografías de Juan Miranda me recuerdan las mascaras prehispánicas; son expresivos por la fuerza de sus angulosas facciones, gestos indescifrables, inermes, al mismo tiempo cercanos y lejanos. El lente de Miranda logra captar la serenidad que brilla en sus miradas penetrantes,que revelan la generosidad de quienes ­con la fe y la sabiduría como instrumentos de trabajo­ dedican su vida a asistir al prójimo.)

­¿Por lo regular aceptan que se fotografíen sus ceremonias y se prestan para posar ante la cámara?

­Son personas muy sensibles que inmediatamente se dan cuenta de las intenciones del visitante. Yo he tenido la suerte de ir acompañado por mi tocayo Juan García Carrera, a quien todos conocen y respetan. Y en todos los casos, al manifestarles mi respeto y admiración por su trabajo, me han abierto sus puertas y sus corazones. Ahora cuento con numerosos amigos en la comunidad. A fin de cuentas, para ellos lo más preciado es que les regales una sonrisa. Es gente entrañable, de una generosidad inconcebible.

­¿Piensas acercarte a otras comunidades indígenas con el mismo fin?

­Definitivamente. Mi trabajo en Proceso me ha dado la oportunidad de viajar por todo el mundo recopilando imágenes, pero ahora más bien me dedico a coordinar el Departamento de Fotografía porque me interesa la proyección de los jóvenes que tenemos ahí. El más reciente trabajo que hice para la revista fue un ensayo fotográfico del subcomandante Marcos. Pero a partir de esta experiencia trascendental con los mazatecos, me he planteado el proyecto de hacer un largo recorrido por todas las regiones indígenas, con el mismo fin de recopilar imágenes que queden como testimonio de esa realidad de nuestro país, que cada vez me interesa más. Para ello pienso solicitar una beca del FONCA, pues sería un largo trabajo que me llevaría quizás unos tres años o más, ya que la idea es meterme de lleno en cada cultura para poder dejar la constancia de ese México profundo que la mayoría de nuestra sociedad, desafortunadamente, desconoce o ignora.

El Chaman y los males del espíritu entre los Nahuas y los Mayas

El Chaman y los males del espíritu entre los Nahuas y los Mayas

LOS CHAMANES

En el pensamiento indígena, la realidad visible y tangible no es la única que existe; detrás de ella hay otros ámbitos en donde residen innumerables poderes que determinan la existencia del cosmos.
El Hombre para el indígena, tiene una naturaleza dual, compuesta de cuerpo y espíritu, por lo que es un ser capaz de transitar por esos ámbitos misteriosos transponiendo los umbrales de acceso a ellos; pero solo lo logran en ciertos estados especiales,
cuando el espíritu se desprende del cuerpo; este hecho puede ocurrir por diversas causas y en distintas circunstancias de la vida, y puede ser involuntario o voluntario;
Entre las formas de separación del cuerpo y el espíritu destacan el sueño y el trance extático ; el primero es una de las maneras normales, involuntarias y comunes a todos los hombres, de desprender el espíritu del cuerpo ; el segundo es voluntario y excepcional, pues solo lo logran quienes han sido elegidos por lo seres sagrados, han pasado por un periodo iniciatico de aprendizaje y manejo de las fuerzas divinas y pueden controlar sus potencialidades anímicas, de lo cual obtienen poderes sobrehumanos ; esos hombres portentosos, especializados en practicas de externamiento del espíritu, son los NAGUALES,
llamados así tanto entre los nahuas (de quienes procede el termino) como entre los mayas, aunque reciben muchos otros nombres según las diversas lenguas ;
sin embargo, como la palabra nagual ha sufrido varios cambios de sentido a través de los siglos, empezando por la tergiversación que de ella hicieron los frailes españoles en la colonia, aquí les llamaremos chamanes, palabra siberiana que ha adquirido un carácter universal.
Desde la época prehispánica hasta la actualidad, en el mundo náhuatl y maya ha habido chamanes, entendidos como tales los hombres dotados con capacidades sobrenaturales derivadas de su manejo del trance extático; este se logra mediante rigurosas practicas ascéticas, como ayuno, insomnio, abstinencia y auto sacrificio, acompañadas de meditación, danzas y cantos rítmicos e ingestión o aplicación de substancias psicoactivas–tanto hongos y plantas alucinógenos como bebidas embriagantes. El trance consiste en desprender el espíritu del cuerpo en estado de vigilia y controlar todas sus acciones; así, el chaman puede “VER” todo lo que los demás no ven, lo cual es sinónimo de conocer; es capaz de subir al cielo, bajar al inframundo y recorrer largas distancias en unos cuantos segundos; así mismo, de comunicarse con los dioses, con los muertos, con los espíritus de otros hombres vivos y con su propio alter ego animal. También tiene la facultad de transformarse en animales, en líquidos vitales (como la sangre) y en fenómenos naturales (como los rayos, las bolas de fuego o los cometas); puede dominar las fuerzas de la naturaleza (como el granizo) y, sobre todo puede “VER” la causa de las enfermedades y propiciar mágicamente las curaciones.
Los chamanes fueron y son los conocedores e interpretes de sueños y quienes manejan los productos psicoactivos (plantas sagradas y bebidas embriagantes) para comunicarse con lo sagrado y para las practicas curativas y de adivinación. Aquí hablaremos solo de la función medica del chaman.
Entre los nahuas y los mayas, brindaremos una visión histórica general, desde la época prehispánica hasta la actualidad. Por enfermedades del espíritu entendemos las predominantemente psicosomáticas que aquejan a los indígenas.
Antes de mencionarlas, es necesario advertir que la mayor parte de las enfermedades, como lo reconocen muchos médicos, tienen un carácter psicosomático. Por ello, para comprender cualquier sistema medico es necesario conocer su contexto cultural, la concepción del mundo y de la vida, las ideas sobre el cuerpo humano, que explican los conceptos de salud y enfermedad y las practicas curativas. Cada cultura tiene sus propios padecimientos y sus propias terapias correspondientes a ellos ; un hombre de la cultura occidental, no se enferma de flato, de baraustó, de pochitoque que o de mal de arana ni se cura con formulas mágicas, incienso y oraciones, así como para tojolabal o un ch’ol no servirían, seguramente, los placebos usados por los médicos occidentales, No queremos decir con esto que no haya enfermedades biológicas, físicas, ni una medicina científica, es decir un conocimiento objetivo y universal del cuerpo humano y sus males, sino que evidentemente hay un alto porcentaje de enfermedades de carácter psicosomático, lo cual fue bien comprendido por la chamana mazateca Maria Sabina, cuando decía que lo que se enferma es el espíritu, por lo que es preciso curarlo a el para sanar el cuerpo.
—EPOCA PREHISPANICA—
Entre los nahuas prehispánicos había diversos tipos de chamanes especializados tanto en causar enfermedades como en curarlas;
se decía que el mismo chaman podía ser “bueno y malo”, entendiendo por esto que sus poderes podían ser dirigidos hacia el bien y la salud de los otros o hacia su destrucción.
Uno de los chamanes nahuas mas destacados era el NAHUALLI, considerado un sabio con poderes sobrehumanos para transformarse en diversos animales; era un consejero serio y respetado.
El bueno era cuidador y guardián; el malo, encantador y dañador, provocador de enfermedades. En general, a todo chaman con poderes para transformarse se lo denominaba nahualli;
así, convertirse en un animal era hacer de el su nahualli; por ejemplo, el tlacatecolotl, “hombre búho” (que también se transformaba en perro), era un nagual maléfico, pues causaba enfermedades al quemar figuras de madera de la victima, verter sangre propia sobre esta o darle a beber pociones venenosas. El y otros naguales malignos eran tecotzquani, “comepantorillas” y teyolloquani “comecorazones”, porque hechizaban a la gente. Hacían magia, como vestir un madero con la figura de una persona, adornarlo como se acostumbraba hacerlo con un difunto y luego quemarlo para ocasionar la muerte. Todos estos chamanes malignos tenían como protector a Nahualpilli, un aspecto de tezcatlipoca.
Entre los naguales benéficos estaba el teciuhtlazqui o “granicero”, que podía producir granizo y conjurarlo. El chaman especializado en medicina era llamado Ticitl ” el que practica la medicina(ticiotl)” . Se dice que era un curandero con experiencia en hierbas, eméticos y toda clase de pociones, así como en incisiones y también podía provocar enfermedades y seducir mujeres para embrujarlas. Tenia muchas sub especialidades, entre las cuales estaba la de Paini, un Chaman adivino, especializado en el uso de alucinógenos propiamente un medico de enfermedades del espíritu.
Estos curanderos pasaban por iniciaciones religiosas, que consistían en morir y bajar al inframundo, donde recibían la instrucción médica, el conocimiento de los diagnósticos, de los instrumentos para curar y de las hierbas sagradas. Para diagnosticar usaban la adivinación que se realizaba de distintas formas ; mediante nudos y cuerdas , granos de maíz, agua, el calendario ritual, agüeros, interpretaciones de sueños e ingestión de plantas alucinógenas y psicoactivas en general ; Hongos, Peyote, Ololiuhqui, tlapatl, toloache, estafiate y sobre todo, picietl o tabaco.
El interprete de alucinaciones fue el “Paini” -el que bebe un brebaje- ; El ingería los alucinógenos y luego diagnosticaba, o bien hacia beber la hierba sagrada al paciente. Las enfermedades que inducían a consultar al “Paini” eran las muy largas y penosas, que se atribuían a hechizo.
Los textos mencionan por ejemplo , susto, angustia y “nausea en el corazón”. El propio enfermo, al beber el alucinógeno, daba la señal de donde estaba la enfermedad.
Otro Ticitl diagnosticaba interpretando sueños; se trata del Temiquiximati, “El conocedor de los sueños”, que tenia libros especiales sobre el significado de los sueños, aunque lograban su interpretación principalmente gracias a sus poderes sobrenaturales y por su habilidad para manejar el espíritu separado del cuerpo. Debido a su oficio se lo llamaba “Hijos de la Noche”, como Tezcatlipoca y como Malinalxochitl, la hermana hechicera de huitzilopochtli, que era una gran Naguala Maligna, “agarradora de pantorrillas, embaucadora de gentes, descaminadora de gentes, adormecedora de gentes, que hace comer culebras…, y tecolotes a las gentes, pues llama a todo ciempiés, arana, y se vuelve hechicera… Muy Grande bellaca — Dice Tezozomoc” (1975, p.28).
Entre los mayas antiguos también había varios tipos de chamanes, empezando por los propios gobernantes, que fueron retratados en las estelas con sus atributos sacerdotales y portando insignias del dios celeste supremo, en nombre del cual gobernaban.
Los textos coloniales quiches y cakchiqueles les llamaban Nawal Winak, “Hombres Naguales”, y describen sus poderes sobrenaturales, como la transformación en jaguares y otros animales, la capacidad de subir al cielo, bajar al inframundo, la posesión de una gran fuerza física y una visión tan aguda y penetrante que les permitía adivinar. Los textos no mencionan sus habilidades curativas ni el uso de plantas sagradas, pero cabe inferir que eran también médicos y que empleaban los alucinógenos como los nahuas. Si se mencionan en cambio, sus rigurosas practicas ascéticas y su envoltorio ritual que era, al mismo tiempo, insignia de su poder.
Este envoltorio contenía huesos de águila, de jaguar y de puma, cabezas y patas de venado, piedras negras y amarillas- seguramente para la adivinación-, plumas de garza, quetzal y azulejo, cola de buitre, tabaco, hongos de piedra y sangrador para el auto sacrificio.,
se mencionan también “hierbas para refrescarse”, que eran seguramente las plantas curativas.
Entre los mayas de Yucatán, en la época de la conquista, los chamanes eran sacerdotes especializados; El Uaiaghon, “Brujo”; El Ah pul yaah, “brujo echador de enfermedad”; el h’men, “mago que se transformaba en animal” que es el que ha pervivido hasta hoy. Y los chilames, que profetizaban en estado de trance, acostados de espaldas en el suelo, tal vez ayudados por el xtabentun “ololiuhqui”. Los chamanes eran médicos y hechiceros, que curaban con sangrías y echaban suertes para adivinar.
Celebraban sus fiestas en el mes Zip; durante ella, sacaban sus envoltorios, que contenían idolillos de las deidades de la medicina “ixchel e itzamna” piedras para echar la suerte (am) y muchos objetos más.
–EPOCA COLONIAL—-
Durante la época colonial, el Nagualismo o Chamanismo fue identificado con la brujería europea por presentar varias ideas afines a ella, entre las cuales estaba la transformación del brujo en animal.
Se lo considero una práctica de una secta perversa y demoníaca importada de Egipto y , así, los conceptos de magia negra y de pacto con el diablo se integraron a las creencias indígenas, en la mentalidad de los conquistadores y después en la de los propios indios.
Pero los ritos chamanicos siguieron realizándose en la clandestinidad, de los cual hay muchos testimonios, gracias a la persecución de que fueron objeto. Así, Jacinto de la serna , Ruiz De Alarcón, Margil De Jesús y Núñez De La Vega, en el siglo XVII formulan precisas descripciones de los poderes de los naguales en el altiplano central y en Chiapas.
En este lugar eran llamados Poxlom “de pox medicina lo cual confirma que practicaban principalmente curaciones ” .
NUNEZ DICE : “.. Nos ha constado que es el demonio, que como pelota o bola de fuego anda en el aire en figura de estrella, con cauda a modo de cometa” (Núñez 1988 p.753).
Los textos afirman que practicaban la medicina y empleaban para las curaciones la confesión de los pecados y “hediondas medicinas” -por ejemplo- algunas brujas yucatecas ponían tlapatl (matul) debajo de la almohada o lo daban a oler para hacer perder el juicio- . También eran nigromantes, hacían magia amorosa y sabían trasladarse a los que margil llama “paraísos fingidos” sitios donde participaban en festines.
–EPOCA ACTUAL—
En las comunidades indígenas nahuas y mayas de hoy encontramos la pervivencia del chamanismo con sus ideas básicas de la capacidad transformadora del chaman y sus poderes de adivinación y de curación.
En los estados de México, Morelos, Puebla y Veracruz, principalmente, pervive la tradición chamanica náhuatl.
Hay diversas especialidades como los graniceros y los chamanes siguen siendo los médicos de las enfermedades del espíritu. En las comunidades mayances, los chamanes ocupan un sitio principal, pues además de curar enfermedades cumplen un importante papel policito-social.
También los chamanes de hoy son elegidos a través de un sueño o una enfermedad, y en ese estado aprenden el oficio de curanderos y adivinos; es decir la iniciación se produce con el espíritu separado del cuerpo.
Los mayas y los nahuas siguen considerando que hay un buen número de enfermedades ocasionadas por energías y seres sobrenaturales.
Pervive también la idea de que las patologías dependen de la conducta de los hombres, quienes al transgredir las normas sociales y morales ocasionan el enojo de los dioses. El castigo puede consistir en que las deidades ancestrales, dejan fuera de su protección al compañero animal y este se queda vagando solo y perdido en el monte, a merced de cualquier ser maligno que puede devorarlo o destruirlo.
Por otra parte, los dioses del inframundo se aparecen a los hombres en forma de seres maléficos, como serpientes, hormigas, arco iris, el Sombreron, la xtabay y el moo-tancaz, que deambulan por las noches para dañar a los hombres con graves enfermedades.
También son causas de enfermedad las influencias del signo del calendario ritual, las alteraciones del equilibrio corporal (por ejemplo, el desacomodo del tipte, órgano rector del funcionamiento del cuerpo” y las emociones fuertes, como el susto, el enojo, la tristeza o la vergüenza(azareo).
Cuando el espíritu se halla separado del cuerpo, es decir en el estado de sueño, o durante el orgasmo, es mucho mas susceptible de contraer enfermedades, pues se encuentra a merced de fuerzas nocturnas y maléficas.
Por ejemplo un muerto puede presentarse en el sueño de su enemigo y enfermarlo de susto.
Los males del espíritu llegan a manifestarse como delirios, afasias , melancolía, irritabilidad, mal erótico, depresión y locura, entre otras formas ;
pero también afectan al cuerpo, que sufre fiebre, hinchazones, dolores, urticarias, ahogos, etc…, capaces de producir incluso la muerte.
La mas común de las enfermedades del espíritu es “la perdida del alma”. Es posible extraviar el alma de diversas maneras, pero sobre todo por “espanto” o “susto”, por un accidente o por “mal echado” por un enemigo. Se piensa que el alma se sale y es capturada por los espíritus guardianes de la tierra, los ríos, los bosques, por los seres del inframundo o por los malos “aires”, que son entidades maléficas con voluntad.
En Tepoztlan, por ejemplo, se cree que los “aires” habitan en las barrancas o los hormigueros-palabras que se emplean indistintamente para indicar sitios malos y peligrosos-, por lo que atacan de preferencia en esos lugares. En las barrancas habita asimismo el arco iris, identificado con serpientes malignas.
También un feto puede perder el alma si la madre sufre un susto; los bebes la pierden con mas facilidad, por no habérseles cerrado todavía la “mollera”. Las almas que se pierden se quedan en el sitio del susto, o en poder del “aire”, o bien se van al inframundo “TLALOCAN”.
Cuando el alma se ha perdido, el cuerpo enferma; los síntomas son falta de apetito, debilidad, depresión, exceso de sueño y sueño agitado. Otro grupo de padecimientos del espíritu lo constituyen los ocasionados por los seres humanos, que se cuentan entre los peores; el más frecuente es el “mal echado” por un brujo, que tiene varias manifestaciones. Por lo general, los brujos echan o envían la enfermedad con formulas mágicas y, además, preparan pócimas venenosas y tienen como aliados a los malos aires, que introducen por los orificios naturales de sus victimas, luego de expelerlos por los suyos.
El “mal echado” incluye toda clase de desordenes psíquicos y locura.
El brujo puede poner cabellos en la garganta o en el estomago de las victimas, lo que les causa la muerte por asfixia o dolor agudo, y puede introducir en el abdomen animales, como ratas, armadillos, lechones, cachorros de perro, sapos, culebras o insectos. Los hechizados experimentan terribles dolores y finalmente mueren.
Los brujos también pueden producir esterilidad por enfriamiento de los genitales, que se cura con vapores de hierbas aplicados de modo directo a esos órganos.
Los brujos pueden, en fin, “cortar la hora”, es decir provocar la muerte tras una lenta agonía, en virtud de que sus aliados, los dioses de la tierra, aprisionan al otro yo animal de la victima y lo mantienen sin alimentos. La persona se va debilitando, sufre vómitos, dolores, hinchazones y por ultimo, muere.
Hay otras alteraciones ocasionadas por hombres con poderes sobrenaturales, aunque involuntariamente, como las que sobrevienen por la “VISTA FUERTE” o por exceso de “CALOR”;
Este es una energía peculiar que se acumula con los anos y la sabiduría; entre los antiguos nahuas, formaba parte del tonalli.
Cuando una mujer esta embarazada, por ejemplo, tiene exceso de calor que puede dañar a otros, sobre todo a los niños.
Las enfermedades producidas por seres humanos, ya sea voluntaria o involuntariamente, son por lo general graves; por eso dicen los tojolabales que “DE POR SI NO HAY PEOR PONZOÑA QUE LA DE LA GENTE”
y precisamente las enfermedades del espíritu son las atendidas por los chamanes, pues su diagnostico y tratamiento rebasa los conocimientos y capacidades de los curanderos comunes.
Los chamanes diagnostican ante todo por la adivinación, de igual forma y con las mismas semillas de sus antepasados prehispánicos. La adivinación realizada mediante la ingestión de substancias alucinógenas ya no es tan común como en la época prehispánica (se conserva entre los nahuas de la sierra de puebla y de la región de tétela del volcán, por ejemplo; Los brujos, echadores de enfermedad también curan, sobretodo los padecimientos que ellos mismos ocasionan, como la locura. Incluso tienen la protección del mismo Santo que cuida a los chamanes buenos: San Pedro. Tanto entre los nahuas como entre los mayas.              Ellos conocen los ritos, las formulas mágicas y las “contrahierbas”.
Cuando fracasa un Chaman se consulta al brujo, que posee mas recursos. Las ceremonias curativas son diversas y complejas, pero incluyen siempre la quema de Copal, que es uno de los alimentos de los dioses; oraciones donde se pide el perdón y la devolución de la salud o del alma perdida. Exhortaciones al cuerpo enfermo para que se cure o al alma para que regrese, y el uso de velas , flores, y alimentos.
Muchas veces se mata una gallina o un pollo negro, que se entrega a los dioses a cambio del alma.
Los ritos se realizan en casa del paciente, en el lugar donde se perdió el alma, visitando en peregrinación diversos altares de las montanas sagradas o en los campos y cuevas. Además de las oraciones y conjuros, se hacen sobadas, barridas, sopladas, baños y sangrías; también se chupa el mal, como se hacia en la época prehispánica, y se aplican o dan a beber medicamentos.
A veces la curación solo se logra con el alma separada del cuerpo, es decir durante el sueño o en estado de trance extático; para logra este ultimo, se da a beber al paciente un alucinógeno, como se hace en Tétela del Volcán. Todas estas creencias y prácticas médicas, aunque incluyan oraciones cristianas y muchos elementos nuevos, son en esencia de tradición prehispánica y concuerdan con la concepción indígena del mundo y de la vida que de un modo u otro ha pervivido.

EL TEXTO ANTERIOR ES UN FRAGMENTO DE UN ESTUDIO REALIZADO POR MERCEDES DE LA GARZA (EXDIRECTORA DEL MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA DE MEXICO )
Es parte de un artículo publicado en la revista de la universidad nacional autónoma de México en su número 572 de fecha septiembre/1998

A CRUZADA GUARANI

A CRUZADA GUARANI

“Singular e assombroso o destino de um povo como os Guarani!
Marginalizados e periféricos, nos obrigam a pensar sem fronteiras
Tidos como parcialidades, desafiam a totalidade do sistema.
Reduzidos, reclamam cada dia espaços de liberdade sem limites
Pequenos, exigem ser pensados com grandeza.
São aqueles primitivos cujo centro de gravitação já está no futuro.
Minorias, que estão presentes na maior parte do mundo.”
(Bartomeu Meliá)
Com o objetivo de reivindicar o que se supõe deveria ser na história o verdadeiro sentido da civilização guarani, surgiu, entre alguns escritores, uma corrente que inaugurou uma série de discussões polêmicas.
Uma destas correntes, entende que pertence ao patrimônio histórico da raça guarani a invejável civilização dos astecas do México e dos Incas do Peru e que todo esse monumento de glórias, criminosa e miseravelmente destruído pelos espanhóis, foi roubado a essa família indígena.
Obedecendo esta ordem de idéias, concebe ela que os guaranis chegaram a fundar, nos demais recantos da América do Sul, uma considerável civilização pré-colombiana e que os europeus a destruíram com tal habilidade que até os vestígios desapareceram.
A Grande Confederação Guaranítica, compreendeu inúmeras nações esparramadas pelo Continente Sul Americano, sendo a capital dessa civilização uma grande cidade denominada “Mbaeveraguasú”. Imaginam os defensores dessa corrente, que os guaranis eram comunistas puros, organizados em Estado, com feição altamente civilizada. Para eles a palavra “guarani”, tinha um sentido amplo e compreendia todos os indígenas de mais da metade do continente americano, excluindo-se, algumas raças que reputavam inferiores, sem as qualidades que ornam o caráter e a inteligência das múltiplas nações guaranis.
Há entretanto, algumas tribos, que não sendo guaranis, acomodaram-se aos costumes destes, em uma fusão regular, sendo por isso mesmo seus parentes, ou vassalos, como aconteceu com os “Aruacás”, que acompanharam os “Caraivés”, desde as Antilhas, como seus escravos.
Percebe-se portanto, que os guaranis correspondem ao homem sul-americano por excelência.
COMO TUDO COMEÇOU…

Para nos assenhorarmos dos verdadeiros pendores que dominam a alma coletiva de tão curiosa civilização, teremos que buscar recursos na história.
A Cruzada Guarani II

A nação guarani à luz do “descobrimento” conglomerava diversos povos. Com a chegada dos espanhóis (1537 em Assunción), foram diferentes as formas de contato e distintas as adaptações históricas-culturais da nação guarani. Podemos dividi-los a partir deste momento, em três grupos, ou três trajetórias.
1. O indígena que sofreu o impacto imediato do colonialismo. Encontramos aqui o índio “civilizado” e o escravo encomendado. Os índios civilizados, foram aqueles que lhes foi roubada a felicidade e convencidos à força de que os donos da civilização era os europeus. Estes foram os que mais sofreram adaptações. Já o índio encomendado, era aquele entregue ao espanhol para a catequese e conversão. Doutrinavam os índios em troca da utilização de seu trabalho. Na verdade, tal troca, acobertava uma disfarçada escravidão. Desse grupo, sobraram muito poucos, pois conduzidos a um cativeiro deshumano, acabaram dizimados, pela intensidade do trabalho forçado ou pelas inúmeras doenças trazidas pelos conquistadores.
2. Os guaranis reduzidos ou missioneiros, que buscavam refúgio da sanha colonial nas reduções jesuíticas. As reduções se constituíam em um Estado dentro do Estado. Neste aldeamentos fechados, os índios aprenderam ofícios tornando-se artesãos, marceneiros, carpinteiros e músicos, o que lhes permitiu dirigirem-se para os centros urbanos, como Montevidéu, Buenos Aires e Santa Fé, após a expulsão dos jesuítas das colônias ibéricas.
No inicio da civilização, os colonos sentiram a necessidade imprescindível do auxílio do missionário para a pacificação indígena. Mas, aos poucos o homem branco, emancipou-se daquela dependência e aliando-se com o mameluco, organizaram-se em bandeiras e, armados em verdadeiros exércitos, passaram a caçar o índio, para explorar e corromper. Eram invencíveis, sobretudo em uma luta com missionários e índios inermes. Ao desejo de enriquecer aliava-se a sede de glória, iniciando-se deste modo, um genocídio. Poucos foram os que conseguiram bater em retirada, único meio de fugir aquela ameaça de destruição. Mas, mesmo experimentando grande regozijo de escapar à sanha de seus agressores, tiveram os heróicos retirantes de enfrentar muitos perigos e sofrimentos durante a sua longa cruzada de fuga.
Alguns dirigiram-se para o Paraguai, onde o Guarani Paraguaio é hoje falado por cerca de 3 milhões de pessoas; para a Bolívia, onde o Guarani Boliviano (ou Chiriguano) é falado por cerca de 50 mil pessoas e para o norte da Argentina. Dos índios capturados, alguns tornaram-se escravos dos bandeirandes (séc. XVIII) e outros tornaram-se empregados de fazendeiros brasileiros e paraguaios, que iniciaram a ocupação destas terras com a extração da erva-mate.
3. O terceiro grupo a salientar, é o guarani que permaneceu fora do alcance da fome colonial, mantendo-se escondido nas densas florestas paraguaias. Os Caaguá foi um grupo que logrou manter sua cultura quase que intacta. Dele descendem os Guarani Mbya, Chiripá ou Ñandeva e os Paitvyterã ou Kaiowá. Eles foram raramente visitados por algum viajante no século XIX e conseguiram passar para o século XX, sem interferências exteriores.
A ALMA GUARANI

O guarani é um indivíduo profundamente espiritual. Embora haja muitos sub-grupos, todos compartilham de uma religião que enfatiza a terra. O conceito de terra para eles está relacionada a idéia de terra-sem-males, na concepção de “bem viver”, um lugar onde se vive o “teko” (jeito de ser). Ou seja, não concebem a terra em sua materialidade, mas a consideram como necessária para ser construída e arada culturalmente.
.Seguindo mensagens de Nhanderú, eles buscam o que acreditam ser a “Terra sem Males”, um lugar onde não falta caça, pesca e muita paz. A sua procura, localizada no imaginário dos Guarani, para além do Atlântico, por si só, não minimiza as responsabilidades dos brancos sobre os poucos espaços territoriais que sobraram para esses índios. A sua perambulação, organizados em pequenos grupos familiais, por estradas e rodovias do Sul e Sudeste do país, é uma face trágica dessa diáspora.
Por uma terra sem males” é o sugestivo lema da Campanha da Fraternidade 2002.
O MITO DA TERRA-SEM-MALES

O grupo com o qual Nimuendaju (Curt Unkel, 1883-1945, etnólogo alemão) teve contato, guardou em seu imaginário mitológico a iminência da destruição do mundo por um incêndio e um dilúvio e a entrada em uma terra onde não haveria mais sofrimento, nem morte.
Conta este mito dos Guarani, “quando Nhanderuvuçu ( nosso grande Pai) resolveu acabar com a terra, devido à maldade dos homens, avisou antecipadamente Guiraypoty, o grande pajé, e mandou que dançasse. Esse obedeceu-lhe, passando toda a noite em danças rituais. E quando Guiraypoty terminou de dançar, Nhanderuvuçu retirou um dos esteios que sustentam a terra, provocando um incêndio devastador.
Guiraypoty, para fugir do perigo, partiu com sua família para o Leste, em direção ao mar. Tão rápida foi a fuga, que não teve tempo de plantar nem de colher mandioca. Todos teriam morrido de fome, se não fosse o seu grande poder que fez com que o alimento surgisse durante a viagem. Quando alcançaram o litoral, seu primeiro cuidado foi construir uma casa de tábuas, para que quando viessem as águas, ela pudesse resistir. Terminada a construção, retomaram a dança e o canto.

O perigo tornava-se cada vez mais iminente, pois o mar, como que para apagar o grande incêndio, ia engolindo toda a terra. Quanto mais subiam as águas, mais Guiraypoty e sua família dançavam.

E para não serem tragados pela água, subiram no telhado de casa. Guiraypoty chorou, pois teve medo. Mas sua mulher lhe falou:

” Se tens medo, meu pai, abre teus braços para que os pássaros que estão passando possam pousar. Se eles sentarem no teu corpo, pede para nos levar para o alto.”

E, mesmo em cima da casa, a mulher continuou batendo a taquara ritmadamente contra o esteio da casa, enquanto as águas subiam.

Guiraypoty entoou então o nheengaraím, o canto solene Guarani. Quando iam ser tragados pela água, a casa se moveu, girou, flutuou, subiu… subiu até chegar à porta do céu, onde ficaram morando.

Esse lugar para onde foram chama-se YvY marã ei ( a “terra sem males”). Aí as plantas nascem por si próprias, a mandioca já vem transformada em farinha e a caça chega morta aos pés dos caçadores. As pessoas nesse lugar não envelhecem e nem morrem, e aí não há sofrimento.”
Durante diversos espaços de tempo e de formas variáveis, grupos guarani reviveram historicamente este mito. Relatado por Curt Nimuendaju (nome que significa “homem que abriu seu próprio caminho”), no início do século XX, os pajés dos Guarani Apapocuva, buscaram a Terra-sem-mal no leste. Em todas as viagens apontadas para esta direção, o mito se fez história.
A Terra-sem-mal era uma dádiva a ser encontrada, localizada à leste, além do oceano e no alto.
TRAJETÓRIA E OBJETIVO DA MIGRAÇÃO

A causa do êxodo Guarani sempre foi a imperativa necessidade de encontrarem um lugar onde possam viver em segurança, segundo seu antigo modo de ser, ou seja, a busca da “Terra-sem-males”.
“Os primeiros que abandonaram a sua pátria, migrando para o leste foram os vizinhos meridionais dos Apapocuva: a horda dos Tañyguá, sob a liderança do pajé chefe Ñanderyquyní, que era temido feiticeiro. Subiram lentamente pela margem direita do Paraná, atravessando a região dos Apapocúva, até chegar à dos Oguauíva, onde seu guia morreu. Seu sucessor, Ñanderuí, atravessou com a horda do Paraná – sem canoas, como conta a lenda – , pouco abaixo da foz do Ivahy, subindo então pela margem esquerda deste rio até a região de Villa Rica, onde cruzando o Ivahy, passou-se para o Tibagy, que atravessou na região de Morro Agudos.
Rumando sempre em direção ao leste, atravessou com seu grupo o rio das Cinzas e o Itararé até se deparar,finalmente com os povoados de Paranapitinga e Pescaria na cidade de Itapetinga, cujos primeiros colonos nada melhor souberam fazer que arrastar os recém-chegados a escravidão. Eles porém, conseguiram fugir, perseverando tenazmente em seu projeto original, não de volta para o oeste, mas para o sul, em direção ao mar. Escondidos nos ermos das montanhas da Serra dos Itatins fixaram-se então, a fim de se prepararem para a viagem milagrosa através do mar à terra onde não mais se morre.”
Os Guarani Mbya, começaram a chegar, ao que se sabe, a partir do início do século XX. Em 1921, Nimuendaju, na época funcionário da antigo SPI, teve a ventura de acompanhar de perto a migração de um pequeno grupo Mbya rumo ao mar. Esta fantástica experiência não modificou apenas o modo desse antropólogo alemão encarar a sociedade Guarani, como a partir de então, iria influenciar de maneira decisiva, o modo como a maioria dos antropólogos passaria a ver os Guarani.
Dizimados por doenças e obcecados com a fuga da destruição do mundo, Nimuendaju alcançou-os perto de Itanhaém/SP. Quando chegaram ao litoral, termina sua viagem horizontal e histórica. Inicia-se então a caminhada que deveria, através da dança, tomar um rumo vertical. Dançaram três dias até a exaustão e então veio a terrível decepção: o fracasso. “Havia ocorrido algum erro, que anulara toda a magia e que, fechara para sempre o caminho para o Além aos peregrinos”. A maioria dos Guarani convenceu-se que já não poderiam alcançar a “Terra-sem-mal”, pela falta de um instrumento e pela interpretação incorreta do mito.
Depois partiram “na direção do noroeste, convencidos de que a Terra-sem-mal se localizava, não além do oceano e sim no centro da Terra”. Segundo Egon Scahden, somente poderiam ir em sua busca, aqueles que guardavam intactas suas crenças originais.
Hoje existem “aqueles que acreditam que só sua alma retornará a Nhanderú retã.” Mas há ainda aqueles, que acreditam conseguir atravessar o oceano com corpo e alma e superando a prova da morte, serem testemunho da tradição.
Uma alucinada tentativa de alcançar a qualquer custo a Terra-sem-mal, pode ser observada entre os Guarani e Kaiowá no Mato Grosso do Sul. Nos anos entre 1986 a 2000, 337 índios das áreas de Dourados, Amambaí, Caarapó, Porto Lindo e Takuapery, cometeram suicídio. A ampla espoliação de seu território físico e espiritual e a falta de perspectiva de encontrarem a sua prometida terra-sem-mal, os levaram a depressão profunda, o que concorreu para a concretização de tão trágico fim.
Na utopia da Terra-sem-mal, o imediatismo histórico ficou frustrado.
Em busca da “Terra-sem-mal”, vivem hoje os Guarani, ameaçados do Mal sem Terra.
A batalha dos Guarani pela sobrevivência física e cultural continua nos dias atuais, no Paraguai, Argentina e Brasil (Maranhão, Espírito Santo, Rio de Janeiro, São Paulo, Mato Grosso do Sul, Paraná, Santa Catarina e Rio Grande do Sul). A luta pela demarcação ou reconquista de suas terras confundem-se com a recuperação de sua identidade étnica.
Os Guarani somam hoje, aproximadamente, trinta mil pessoas em todo o território brasileiro.
Com esta pequena contribuição, viso despertar a curiosidade do leitor à tudo que se refere à civilização do índio sul-americano que até nossos dias permanece como objeto de acurado estudo. Enfatizo também, meu carinho e respeito pelas tradições deste povo, guardando como relíquia preciosa tudo o que evoca sua história e anima a lembrança de seus dias mais remotos.

“America Ameríndia,
aínda na Paixão:
um dia tua Morte
terá Ressurreição!”
Bibliografia consultada
C. Nimuendaju Unke. As Lendas de criação e destruição do mundo como fundamentos da religião dos Apapokura-Guarani. SP. 1987.
M. I. Queiroz – O Mito da terra sem males: uma utopia guarani?. Revista de Cultura Vozes. 67/1 (1973)
M. Bartolomeu. El guarani: experiência religiosa. Asunción. 1991
E. SCHADEN. Aspectos fundamentais da cultura guarani. São Paulo: Difusão Européia do Livro, 1962.

LA CRUZADA GUARANI

“Singular y asombroso el destino de un pueblo como los Guarani!
Marginal izados  y periféricos, obligan nosotros a pensar sin fronteras

Son hechos como parcialidades, desafían la totalidad del sistema.
Reducidos, reclaman cada día espacios de libertad sin limites
Pequeños, exigen ser pensados con grandeza.
Son aquellos primitivos cuyo centro de gravitación  ya está en lo futuro.
Minorías, que están presentes e n la mayor parte do mundo.”
(Bartomeu Meliá)

Con el objetivo de reivindicar lo que por supuesto debería ser en la historia lo verdadero sentido da civilización guarani, surgía, entre algunos escritores, una corriente que inauguró una serie de discusiones polémicas.

Una de estas corrientes, entiende que pertenece al patrimonio histórico de la raza guarani a envidiable civilización de los aztecas do México y de los Incas do Peru e que todo ese monumento de glorias, criminosa e miserablemente destruido pelos españoles, fue robado a esa familia indígena.

Obedeciendo esta orden de ideas, concibe ella que los guaranis llegaran la fundar, en los demás  hogares de la América del Sur, una considerable civilización pre-colombiana y que los europeos la destruirán con tal habilidad que até los vestigios desaparecerán.

A Grande Confederación  Guaranítica, comprende innumeras naciones esparcidas pelo Continente Sur Americano, sendo a capital de esa civilización una grande ciudad denominada “Mbaeveraguasú”. Imaginan los defensores de esa corriente, que os guaranis eran comunistas puros, organizados en Estado, con fisonomía altamente civilizada. Para ellos la palabra “guarani”, tenia un sentido amplio y comprendía todos los indígenas de mas de la mitad de lo continente americano, excluido-se, algunas razas que reputaban inferiores, sin las cualidades que ornan lo carácter y la inteligencia de las múltiplas naciones guaranis.

Ha entretanto, algunas tribus, que no sendo guaranis, acomodaran-se a los costumbres de estos, en una fusion regular, sendo por eso mismo sus parientes, o vasallos, como acontece con los “Aruacás”, que acompañaran los “Caraivés”, desde las Antilhas, como sus esclavos.

Percebe-se por tanto, que os guaranis corresponden al hombre sur-americano por excelencia.

COMO TUDO COMEÇOU…

Para que seamos ciertos de los verdaderos pendones que dominan la alma colectiva de tan curiosa civilización , tendremos que buscar recursos en la historia.

La Cruzada Guarani II

La nación guarani a la luz de lo “descubrimiento” conglomeraba diversos pueblos. Con la llegada de los españoles (1537 en Asunción), fueran diferentes las formas de contacto e distintas as adaptaciones históricas-culturales de la nación  guarani. Podemos dividí-los a partir de este momento, en tres grupos, o tres trayectorias.

1. Lo indígena que sufre lo impacto inmediato do colonialismo. Encontramos aquí lo indio “civilizado” y lo esclavo encomendado. Los indios civilizados, fueran aquellos que les fue robada la felicidad y convencidos a la fuerza de que los dueños de la civilización eran los europeos. Estos fueran los que mas sufrieran adaptaciones. Ya lo indio encomendado, era aquello entregue al español para la catequice y conversión. Doctrinaban los indios en cambio de la utilización  de su trabajo. En la verdad, tal cambio, encubría una disfrazada esclavitud. De eso grupo, sobraran mucho pocos, pos conducidos a un cautiverio deshumano, acabaran desapareciendo, por la intensidad de lo trabajo forzado o por las innumeras dolencias que venían por los conquistadores.

2. Los guaranis reducidos o misioneros, que buscaban refugio da saña colonial en las reducciones jesuíticas. As reducciones se constituían en un Estado adentro de lo Estado. En estas aldea cerradas, los indios aprenderán oficios tornando-se artesanos, mercenaria, carpinteros e músicos, o que les permitía dirigieren-se para los centros urbanos, como Montevideo, Buenos Aires e Santa Fe, después a expulsión de los jesuitas de las colonias ibéricas.
No inicio da civilización, los colonos sentirán la necesidad imprescindible del auxilio del misionero para la pacificación indígena. Mas, al los  pocos lo hombre blanco, emancipo-se de aquella dependencia y aliando-se con o mameluco, organizaran-se en banderas y, armados en verdaderos ejércitos, pasaran a cazar lo indio, para explorar e corromper. Eran invencibles, sobretodo en una lucha con misioneros e indios inermes. Al deseo de enriquecer aliaba-se a sede de gloria, iniciando-se de este modo, un genocidio. Pocos fueran los que conseguirán huir en retirada, único meo de huir de aquella amenaza de destrucción. Mas, mismo experimentando grande regocijo de escapar a la saña de sus agresores, tuvieran los heroicos retirantes (huidos) de enfrentar muchos peligros y sufrimientos durante la su longa cruzada de fuga.
Algunos dirigirán-se para o Paraguay, donde lo Guarani Paraguayo es hoy hablado por cerca de 3 millones de personas; para a Bolivia, donde lo Guarani Boliviano (o Chiriguano) es hablado por cerca de 50 mil personas y para lo norte da Argentina. De los indios capturados, algunos tornaran-se esclavos de los bandeirantes (séc. XVIII) y otros tornaran-se empleados de estancieros brasileros y paraguayos, que iniciaran la ocupación de estas tierras con la extracción de la hierba-mate.
3. Lo tercero grupo, es l guarani que permaneció fuera del alcance de la hambre colonial, mantenido-se escondido en las densas florestas paraguayas. Os Caaguá fue un grupo que logro mantener su cultura cuaje que intacta. De ello descienden los Guarani Mbya, Chiripá ou Ñandeva e os Paitvyterã ou Kaiowá. Ellos fueran raramente visitados por alguno viajante en lo siglo XIX e conseguirán pasar para el siglo XX, sin interferencias exteriores.

LA ALMA GUARANI

Lo guarani es un individuo profundamente espiritual. Todavía aja muchos sub.-grupos, todos comparten de una religión que enfatiza la tierra. Lo concepto de tierra para ellos esta relacionada la idea de tierra-sin-males, en la concepción de “bien vivir”, un lugar donde se vive o “teko” (jeito de ser). O sea, no conciben la tierra en su materialidad, mas la consideran como necesaria para ser construida e arada culturalmente.

Seguido las mensajes de Nhanderú, ellos buscan lo que acreditan ser a “Tierra sin Males”, un lugar donde no falta caza, pesca e mucha paz. La su procura, localizada no imaginario de los Guarani, para allá de lo Atlántico, por si solo, no minimiza las responsabilidades dos blancos sobre los pocos espacios territoriales que sobraran para estos indios. La su perambulação (andar sin rumo), organizados en pequeños grupos familiares, por estradas del Sur e Sudeste del país, es una faz trágica de esa diáspora.

Por una tierra sin males” é o sugestivo lema da Campaña de la Fraternidad en 2002.

El MITO DA TERRA-SEM-MALES

O grupo con lo cual Nimuendaju (Curt Unkel, 1883-1945, etnólogo alemán) tuve contacto, guardó en su imaginario mitológico la inminencia de la destrucción  de lo mundo por un incendio y un diluvio y la entrada en una tierra donde no tenería mas sufrimiento, ni muerte.

Cuenta esto mito de los Guarani, “cuando Nhanderuvuçu ( nuestro grande Padre) resolved acabar con la tierra, debido a la maldad de los hombres, aviso anticipadamente Guiraypoty, lo grande paje, y mando que danzase. Ese obedece-le, pasando toda la noche en danzas rituales. Y cuando Guiraypoty terminó de danzar, Nhanderuvuçu retiro un de los amparos que sustentan la tierra, provocando un incendio devastador.

Guiraypoty, para huir del peligro, partió con su familia para o Leste, en dirección al mar. Tan rápida fue la fuga, que no tuve tiempo de plantar mandioca. Todos tendrían muertos de hambre, si no fuera su grande poder que hizo con que lo alimento surgirse durante la viajen. Cuando alcanzaran lo litoral, su primero cuidado fue construir una casa de tablas, para que cuando viesen las aguas, ella pudiese resistir. Terminada la construcción, retomaran la danza y lo canto.

Lo peligro tornaba-se cada vez mas inminente, pos lo mar, como que para apagar lo grande incendio, ya engullendo toda la tierra. Cuanto más subían las aguas, más Guiraypoty y su familia danzaban.

E para no ser tragados por la agua, subirán no tejado de  la casa. Guiraypoty lloró, pos tuve medo. Mas su mujer le hablou:

” Se tienes medo, mí padre, abre tus brazos para que los pájaros que están pasando posan posar. Se ellos sentaren en tu cuerpo, pede para nos levar para o alto.”

Y, mismo en cima da casa, la mujer continuó batiendo la taquara (bambú)  ritmadamente contra el amparo de la casa, en cuanto las aguas subían.

Guiraypoty cantó entonces lo nheengaraím, lo canto Guarani. Cuando serían tragados por la agua, la casa se mueve,  da giros, fluctúa , sube… sube até llegar a la porta del cielo, donde quedaran morando.

Esto lugar para donde fueran llama-se YvY marã ei ( la “tierra sin males”). Ahí las plantas nacen por si propias, la mandioca ya viene transformada en harina y la caza llega muerta al los pies de los cazadores. Las personas en ese lugar no envejecen  y ni mueren, y ahí no hay sufrimiento.”

Durante diversos espacios de tempo y de formas variables, grupos guarani revivirán históricamente esto mito. Relatado por Curt Nimuendaju (nombre que significa “hombre que abre su propio camino”), no inicio d e lo siglo XX, los pajes dos Guarani Apapocuva, buscaran la Tierra-sin-mal no leste. En todas las viajen apuntadas para esta dirección, lo mito se hizo historia.

La Tierra-sin-males era una dádiva a ser encontrada, localizada à leste, después de lo océano e no alto.

TRAJETÓRIA E OBJETIVO DA MIGRAÇÃO

La causa do éxodo Guarani siempre fue la imperativa necesidad de encontraren un lugar donde posan vivir con seguridad, segundo su antiguo modo de ser, o sea, la busca da “Tierra-sin-males”.

“Los primeros que abandonaran su patria, migrando para o leste fueran los vecinos meridional dos Apapocuva: la horda dos Tañyguá, liderados por paje Ñanderyquyní, que era temido hechicero. Subirán lentamente pela margen directa do Paraná, atravesando la región de los Apapocúva, até llegar a la de los Oguauíva, donde su guía muere. Su sucesor, Ñanderuí, atravesó con la horda do Paraná – sin canoas, como cuenta la leyenda – , poco abajo da foz do Ivahy, subiendo entonces por la margen izquierda de este río até la región de Villa Rica, donde cruzando lo Ivahy, pasó-se para o Tibagy, que atravesó en la región de Morro Agudos.

Rumo siempre en dirección al leste, atravesó con su grupo o río das Cinzas y lo Itararé até se deparar, finalmente con los pueblos de Paranapitinga y Pescaria en la ciudad de Itapetinga, cuyos primeros colonos nada mejor subieran hacer que arrastrar los recen-llegados a esclavitud. Ellos pero, conseguirán huir, perseverando tenazmente en su proyecto original, no de vuelta para lo oeste, mas para lo sur, en dirección al mar. Escondidos en las montañas da Serra dos Itatins quedaran-se entonces, a fin de se prepararen para la viajen milagrosa a través do mar a la tierra donde no mas se muere.”
Los Guarani Mbya, comenzaran  a llegar, al que se sabe, a partir do inicio do siglo XX. En 1921, Nimuendaju, en la época funcionario de la antiguo SPI, tuve la ventura de acompañar la migración de un pequeño grupo Mbya rumo al mar. Esta fantástica experiencia no modifico apenas o modo de esto antropólogo alemán encarar la sociedad Guarani, como a partir de entonces, iría influenciar de manera decisiva, o modo como la mayoría de los antropólogos pasaría a ver los Guarani.
Reducidos a pocos por dolencias y obcecados con la fuga de la destrucción del mundo, Nimuendaju alcanzo-os próximo  de Itanhaém/SP. Cuando llegaran al litoral, termina su viajen horizontal e histórica. Inicia-se entonces la caminada que debería, a través de la danza, tomar un rumo vertical. Danzaran tres días até a exhaustazo y entonces venia la terrible decepción o fracaso. “havia ocurrido algún erro, que anulara toda a magia e que, fechara para siempre lo camino para o además de los peregrinos”. La mayoría de los Guarani convence-se que ya no podrían alcanzar la “Tierra-sin-mal”, pela falta de un instrumento e pela interpretación incorrecta do mito.

Después partirán “en la dirección do noroeste, convencidos de que la Tierra-sin-males se localizaba, no después do océano e si en lo centro de la Tierra”. Segundo Egon Scahden, solamente podrían ir en su busca, aquellos que guardaban intactas sus creencias origináis.

Hoy existen “aquellos que acreditan que solo su alma retornará a Nhanderú retã.” Mas hay aquellos, que acreditan conseguir atravesar lo océano con cuerpo y alma y superando la proba de la muerte, ser testigo de la tradición.
Una alucinada tentativa de alcanzar a cualquier costo la Tierra-sin-males, pode ser observada entre os Guarani e Kaiowá no Mato Grosso do Sul. Nos anos entre 1986 a 2000, 337 indios de las áreas de Dourados, Amambaí, Caarapó, Porto Lindo e Takuapery, cometieron  suicidio. La amplia expoliación de su territorio físico e espiritual e a falta de perspectiva de encontraren a su prometida tierra-sin-males, los levaran la depresión  profunda, o que levó para a concretización  de tan trágico fin.

En la utopía de la Tierra-sin-males, lo inmediato  histórico quedó frustrado.

En busca da “Tierra-sin-males”, viven hoy los Guarani, amenazados do Mal sin Tierra.
La batalla de los Guarani pela sobre vivencia física e cultural continua nos días actuáis, no Paraguai, Argentina e Brasil (Maranhão, Espírito Santo, Rio de Janeiro, São Paulo, Mato Grosso do Sul, Paraná, Santa Catarina e Rio Grande do Sul). La lucha pela demarcación o reconquista de sus tierras confunden-se con la recuperación de su identidad étnica.
Los Guarani soma hoy, aproximadamente, treinta mil personas en todo o territorio brasilero.

Con esta pequeña contribución, viso despertar la curiosidad do lector a la todo que se refiere a la civilización de lo indio sur-americano que até nuestros días permanece como objeto de estudio. Enfatizo tamben, mío cariño y respecto pelas tradiciones de este pueblo, guardando como reliquia preciosa todo lo que evoca su historia e anima el recuerdo de sus días mas remotos.

“America Ameríndia, aínda na Paixão: um dia tua Morte terá Ressurreição!”

Bibliografia consultada

C. Nimuendaju Unke. As Lendas de criação e destruição do mundo como fundamentos da religião dos Apapokura-Guarani. SP. 1987.

M. I. Queiroz – O Mito da terra sem males: uma utopia guarani?. Revista de Cultura Vozes. 67/1 (1973)

M. Bartolomeu. El guarani: experiência religiosa. Asunción. 1991

E. SCHADEN. Aspectos fundamentais da cultura guarani. São Paulo: Difusão Européia do Livro, 1962.

Algunas anecdotas de chamanes siberianos

Algunas anecdotas de chamanes siberianos

“Al oír el título de mi libro, “el manto del chamán”, Baibek (del
pueblo Tuva), contó la historia de una chamana del lugar. “Sucedió
en la época de las represiones comunistas. Fue detenida y enviada a
prisión. Pero abrió la puerta y partió rumbo a casa. Estaba
descansando en lo alto de una montaña cuando la militsia fue para
cogerla. Alargó su mano, así, y salieron todos despedidos hacia
atrás. Lo intentaron dos veces más, y cada vez sucedía lo mismo, así
que se dieron por vencidos y se marcharon sin ella a la ciudad.
Cuando llegaron, todos murieron al poco, al igual que la “babka”.
-¿Por qué ella también?
-¡Claro que murió! Ya no le permitían curar a la gente, así que ¿qué
tipo de vida la esperaba?. Era una chamana fuerte, muy fuerte. Ya no
existen tales chamanes ahora, todos fueron asesinados. Quizás en
unas pocas generaciones tendremos otra vez a los fuertes.(…)

En Kizil le pregunté a mi casera si creía en los “albisi”,
los “cambiadores de forma” que abundaban en los cuentos y leyendas
del pueblo Tuva. Ciertamente sí creía. En su niñez había conocido a
una mujer, una albis. “Una vez encontramos un cerdo corriendo de
aquí para allá, y sabíamos que era ella así que le cortamos una
oreja para ver qué pasaba. Luego fuimos a su casa, y allí estaba
ella, lamentándose y sosteniéndose la cabeza”. Luego me enseñó una
fotografía de su álbum, del padre de su marido. La fotografía había
sido tomada cuando fue detenido en 1938. Murió en prisión. Pero la
chamana con la que había compartido la celda escapó transformándose
en perro. Cuando corría hacia su casa para ver a sus hijos, un
cazador le disparó dos veces, pero las 2 veces hizo que se desviase
la bala. Después el hombre se disculpó, diciendo que no sabía que se
trataba de una “shamanka”.

Otro testimonio recogido en Ytik-Kel, tierra de los sajas, afirmaba:
“Había un chamán genuino aquí. No se llamaba a sí mismo chamán sinó
curador, lo que le mantuvo fuera de la cárcel a pesar de que tenía
problemas a menudo con la militsia. Una vez fue detenido por robar.
El policía lo puso en la celda, cerró la puerta y salió fuera. Y
allí estaba Foma, sentado en un banco tomando el sol. El policía lo
volvió a arrestar, pero cuando volvió a salir se lo encontró fuera
de nuevo. Al final el policía se rindió y lo dejó ir”. El testigo
que narraba esto, Ivan , no creía (claro que no)en el chamanismo,
pero afirmaba que Foma había sido un buen chamán. “Sabía lo que
podía curar y lo que no. Algunas cosas que no sabía arreglar las
enviaba al hospital. Lo malo es esa gente que se ha presentado desde
la perestroika. No les importa lo que hacen mientras les paguen”.
Ludmilla, del mismo pueblo, contó que usó los servicios de Foma para
aliviar la epilepsia de su padre y para ayudar a una hermana suya a
superar un trauma por divorcio. El “le dijo que pusiese un trozo de
corteza de abedul en su pecho, cada noche al acostarse. El trozo
estaba cortado como en forma de M, y nadie sabía lo que quería
decir, pero el nombre de su marido era Mijaíl”. Ambos testigos
opinaban que “Los chamanes de verdad no se exhiben como los que
ahora están de moda. Ponerse un traje y hacer tanto espectáculo
puede dañar el chamanismo”.

Entre los chukchis, recogió otro testimonio de boca de Ivan:
Chaplino solía ser un chamán fuerte. Ahora ya está muerto, pero
había sido muy hábil recuperando escopetas caídas en grietas de
hielo, y una vez apareció de la nada en el trineo de correos durante
una tormenta, guiándolo por un lugar seguro. Había habido otro
chamán en la propia brigada de renos de Ivan, en los días que era un
brigadir. Aunque ese hombre era un buen narrador de relatos, Ivan y
sus compañeros no se dieron cuenta de que era un chamán hasta que un
otoño fueron a verlo a los pastizales donde vivía, y no encontraron
nada salvo las huellas de sus raquetas de nieve, que terminaban en
un punto. A la primavera siguiente reapareció otra vez, alegre como
siempre. No podía haber sobrevivido a un invierno en las montañas,
así que concluyeron que se había convertido en una grulla y había
volado hacia el sur. Iván, graduado en la Escuela Superior del
Partido y en el Instituto de Agricultura de Leningrado, aseguraba
que era cierto. Lo había visto todo con sus propios ojos.”

La autora del libro solo pudo encontrar 2 chamanes vivos dispuestos
a dejarse entrevistar. En Buriatia se encontró con Nadia Stepanovna,
chamana famosa (había salido en la TV). Una aldeana le contó que
Nadia había sido útil arreglando el matrimonio de su hija. El marido
estaba liándose con una joven. Nadia le recomendó salpicar con vodka
sus vestiduras para “purificarlo” de esa ligazón. El marido dejó su
lio con la chica, que solo tenía 19 años, y volvió con su mujer. Al
mismo tiempo la chica había encontrado otro amante de su edad, así
que todos quedaron contentos. Cuando la fue a visitar, Nadia alardeó
un poco de las importantes visitas que había recibido y de sus
relaciones (y fotografías) con diversas personas del mundo: un maorí
famoso, el dalai Lama…una conferencia que dio en la Sorbona…Le
preguntó la escritora:
-¿Cuánto se parece el chamanismo tuyo al tradicional, tal como lo
describen los antropólogos del siglo XIX?¿Son iguales los rituales
utilizados?.
-Vosotros podeis mirar todos esos libros en Occidente, podéis leer
sobre lo que solíamos hacer. Pero aquí nunca hemos tenido nada,ni
libros, pues se creía que era dañino. ¡Hemos sido oprimidos por
todos: cristianos, budistas y comunistas!.
– Entonces ¿como se sabe que es chamanismo genuino?
– ¡Claro que es genuino! ¡Los espíritus me dicen directamente lo que
tengo que hacer!. En Inglaterra habeis perdido el contacto con
vuestros druidas, con vuestro conocimiento profundo. Tal vez por eso
los espíritus no pueden llegar a comunicarse con vosotros.

Luego conoció a Valeri, otro chamán. Se reunió con él en el campo,
después de que el fuera allá a pedir la bendición del espiritu de
una montaña para una joven pareja.Dejó ofrendas sobre la hierba,
trazó un círculo con té humeante y estuvo cantando. Al final de la
ceremonia, la pareja le dio discretamente unos pocos billetes (la
voluntad). Le preguntó a Valeri cómo halló su vocación. Su relato
era típico entre lo que se cuenta del chamanismo en aquella zona:
enfermedad misteriosa, resistencia, aceptación final, catarsis…El
habia ido a una escuela de arte y trabajó temporalmente en una
tienda y luego como pintor-decorador. Siempre estaba enfermizo
(dolores de cabeza persistentes). Empezó a sufrir espantosos sueños
a los 30 y pocos años. En algunos estaba tan aterrorizado que “mi
corazón se paró. Vi aquellos brazos negros, negros, aquí y allá. Y
sentí como si una cabeza cortada hubiera caído sobre mis piernas,
algo viscoso y gelatinoso, horrible como en una película de miedo.
Los perros corrían alrededor de mi casa toda la noche, ladrando y
ladrando”. En sueños era acosado por todo tipo de seres, llegó a
temer dormir cada noche, y se levantaba cada mañana bañado en
lágrimas. Al final su mujer lo llevó a ver a un anciano chamán,
quien le dijo que sólo hallaría la paz si se hacía chamán, que los
espíritus lo estaban acosando. Al principio Valeri pensó que todo
era un absurdo, una locura, pero al cabo del tiempo siguió el
consejo y desde entonces se había sentido muy bien.
-¿Te enseñó el anciano chamán qué hacer, o qué palabras usar?
-No, no hubo lecciones. Las palabras que digo dependen de mí y
varían. Simplemente dejo que suceda.
-¿Haces viajes del alma?
-No, dominar el trance es para chamanes muy fuertes.

Normalmente el trabajo de Valeri era con temas de salud:
minusválidos, problemas de fertilidad, enfermedades. Presidía de vez
en cuando ceremonias sagradas junto a un lago, o en las montañas y
los bosques. Recientemente había realizado una especial para pedir
permiso a un bosque, pues necesitaban cortar madera para construir
un pabellón de deportes. “Normalmente jamás cortaríamos madera de un
bosque sagrado. Pero los tiempos actuales son muy duros, no tenemos
transporte ni combustible, así que decidimos pedirle permiso al
guardián del bosque. Recé e hice ofrendas. Por eso cuando cortamos
los árboles no hubo ninguún accidente, nadie resultó herido. Si no
haces ofrendas ni pides permiso, siempre hay algo que va mal”.

Cuando la escritora le preguntó qué opinaba del cristianismo
ortodoxo, Valeri se rió, sacó de debajo de la ropa un crucifijo y
dijo, apuntando al cielo: “Oh, si, por supuesto todos hemos sido
bautizados. Todo es un Dios”.

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