SONIDOS DEL SUR

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 16/09/2005 11:26

SONIDOS  DEL  SUR

La marimba llegó al Mundo Maya a finales del siglo XVI,
junto con un cargamento de esclavos africanos.

Texto y fotos por David Díaz Gómez

“Selva hecha melodía, maderas que cantan con voz de mujer”. Así describe una popular canción a la marimba, sin duda el instrumento musical más representativo del Mundo Maya.

    El estadounidense Laurence Kaptain describe la marimba como “un tipo de xilófono [instrumento de percusión formado por una serie de listones de madera de dimensiones debidamente graduadas, para que den sonidos correspondientes a las diversas notas de la escala musical.] diseñado en forma de mesa. En la superficie va colocada una serie de tablillas o teclas. Abajo de cada tecla hay cajones de resonancia cuya base es de forma piramidal; los de las notas graves son más largos, los de las agudas, más pequeños, acomodados de menos a más en tamaño”.

bastidor marimba maya    La marimba es universal; dondequiera que haya clima tropical o selva hay marimbas. Las conocen en Cuba, Barbados, Colombia y Ecuador, pero son de teclado simple y no evolucionaron musicalmente; se ejecutan en el suelo o el músico las lleva colgadas del cuello. En cambio, las marimbas del Mundo Maya están elevadas sobre patas largas y torneadas, y presentan un bello doble teclado que les confiere una riqueza armónica igual a la del piano.

cajas marimba maya    La república de Guatemala y el estado mexicano de Chiapas comparten el origen de la marimba actual, la de doble tecladura. En Guatemala se habla de un misterioso códice y de una figurilla prehispánica que representa a un personaje tocando algo parecido a una marimba; y en Jiquipilas, Chiapas, un explorador español aseguró haber visto, en 1545, un instrumento musical indígena de ocho tablillas de madera unidas con cordeles que los lugareños tocaban en ceremonias importantes.

    Hasta 1896, las marimbas eran de un solo teclado, carente de semitonos. Fue el músico Corazón Borraz quien las dotó de un segundo teclado, recurso que permitió la ejecución de cualquier tipo de música.

baquetas marimba maya    La materia prima de la marimba es la madera del hormiguillo (Platymiscium dimorphandum), árbol que crece en los bosques templados de América Central y que se llama así porque el tronco suelta una savia dulce, apreciada por las hormigas.

    Una marimba grande puede contener hasta setenta y ocho teclas; el tablero es un rectángulo irregular con dos lados iguales de 2.70 m cada uno, y dos desiguales, uno de 1.10 m junto a las teclas de tono bajo y otro 30 cm junto a las agudas. Puede pesar 60 kilos y medir 93 cm del tablero al suelo.

cajas marimba maya    Para hacerla sonar, cuatro músicos utilizan baquetas confeccionadas de ramas livianas: el primero de izquierda a derecha es quien lleva el bajo de la melodía tocando con una baqueta en cada mano. El segundo es el armonista, que “acompaña” a la ejecución musical y toca con una o dos baquetas por mano; posteriormente está el melodista, que “construye” y recrea la pieza musical: es el líder del grupo, da la pauta a seguir y toca con dos baquetas en cada mano. A su lado se halla el requinto, quien puntea con notas agudas la ejecución del melodista.

    En Guatemala, la marimba es considerada monumento nacional, bandera de la música guatemalteca. Los chiapanecos la utilizan como carta de presentación; una muestra del alma alegre que caracteriza a los habitantes del sureste mexicano. Por eso no son pocos los que piden, al calor del baile, que “cuando muera me entierren sobre las teclas de una marimba”.

SEÑORES DE LAS NUBES

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 16/09/2005 11:23

SEÑORES DE LAS NUBES

Herederos de antiguas ciudades perdidas en la selva, los tzotziles son hombres y mujeres que se distinguen por su genuino orgullo y su mirada firme, casi retadora. Dicen ser los batsil uinic, “hombres verdaderos”, y sus raíces están profundamente enterradas en la América prehispánica.

Por David Díaz Gómez

Los tzotziles integran un pueblo que durante siglos ha sabido conservar sus costumbres en las partes altas del estado mexicano de Chiapas. La mayoría vive en pequeños valles o las cimas de los cerros, entre las nubes, a alturas que van de los 1 500 a los 2 700 metros sobre el nivel del mar.

    El pueblo tzotzil han mantenido de manera oral sus costumbres ancestrales. En pequeños asentamientos dispersos en las montañas, llamados parajes, es posible escuchar los conceptos mitológicos que tienen los batsil uinic del medio a su alrededor. Por ejemplo, para los totiques (personas venerables) del poblado de Zinacantán, el mundo es un cubo rodeado de agua sostenido por las deidades de los cuatro puntos cardinales; cuando alguno de estos titanes se mueve, sea por cansancio o porque cambia el cubo de un hombro al otro, ocurren los terremotos.

    Cinco siglos de colonización cristiana no pudieron desterrar los conceptos que este pueblo tiene de los dioses habitantes del cielo, las montañas o el inframundo. Al contrario, con el tiempo se ha creado un sincretismo de santos y vírgenes con atributos de deidades prehispánicas, lo cual desembocó en una serie de creencias que han provocado dolores de cabeza a muchos representantes de la iglesia católica.

    El tzotzil más conocido, Juan Pérez Jolote, cuenta en su biografía que “antes que naciera San Manuel, el sol estaba frío igual que la luna. En la tierra vivían los pukujes (demonios) que se comían a la gente. El sol empezó a calentar cuando nació el Niño Dios… Cuando aclaró bien el día y los pukujes huyeron, se escondieron en cerros, en barracas, para que no los vieran”.

    Por su parte, los zinacantecos cuentan que cuando la imagen del santo patrono San Lorenzo llegó al pueblo, hablaba mucho, pero que a los principales no les gustaba que los santos hablasen, por lo que le echaron agua caliente en la boca y así lo callaron por siempre.

    Para los tzotziles todas las cosas del universo tienen chulel o alma, incluyendo lo material y lo natural. El alma de un hombre es algo que se puede perder o se puede robar; cuando esto sucede, el ser humano se enferma y corre el riesgo de morir. La creencia dice que si el tzotzil se porta mal con su familia, si maltrata el bosque sin razón o se niega a servir a la comunidad en la jerarquía religiosa (servicio que todos los tzotziles tienen que realizar) pierde parte de su chulel y enferma, anda malhumorado o triste. En el mundo mágico de los tzotziles impera el equilibrio: todo hombre nace con un doble animal que habita en el territorio de las deidades. Si el humano se porta mal, la dualidad animal cae en desgracia, deja de recibir la protección divina y puede sufrir un accidente, ser herida o cazada en el mundo real, lo que implica serios males para su par.

    El diagnóstico y la curación de las enfermedades del alma únicamente pueden ser realizados por el ilol o curandero. Varios rezos, ofrendas de flores y velas ante imágenes sagradas en iglesias, en los ojos de agua o en las cuevas de los cerros, son suficientes para rehabilitar el chulel del tzotzil. Los curanderos también son expertos en dar buenos consejos que orienten al “hombre verdadero” en su comportamiento cotidiano con la familia, la sociedad y la naturaleza, evitando así que cometa actos de consecuencias funestas para su alma.

LA SOCIEDAD TZOTZIL

El mundo real de los tzotziles no es tan poético como el mitológico. La mayoría de las mujeres siguen pariendo a sus hijos arrodilladas en el suelo, con el auxilio de suegras y cuñadas o con la asistencia de una comadrona. Niñas y niños ayudan a sus mayores en labores cotidianas. Los varones asisten en las milpas y en el corte de la leña. Las niñas aprenden a preparar las tortillas, acarrean agua—a veces desde sitios a varios kilómetros del hogar—y siguen la tradición materna de tejer sus prendas. Si hay tiempo, van a la escuela.

    La dieta del tzotzil se basa en el maíz y el frijol, algunas verduras y hortalizas que ellos mismos cosechan y de cuando en cuando huevos y pollo. La carne de res es para momentos especiales como festejos religiosos o matrimonios.

    Los hombres emigran a trabajar por temporadas en fincas cafetaleras o campos de maíz de otras regiones del estado. Laboran como peones y ahorran gran parte del dinero que ganan: los jóvenes para casarse y los adultos para sufragar gastos de la jerarquía religiosa y civil de su comunidad.

    Además de las autoridades que exige el gobierno, en cumplimiento de las leyes mexicanas, los tzotziles poseen sus propios jerarcas civiles quienes, en la práctica, rigen la vida de sus comunidades. Estos “gabinetes morales” están integrados por al menos cincuenta miembros, entre mayordomos, mayores, alcaldes viejos, alféreces y regidores. Ellos se encargan de arreglar los problemas de tipo familiar, doméstico y social en los parajes; para asuntos más graves recurren a las autoridades oficiales. La jerarquía religiosa, por su parte, tiene a su cargo el mantenimiento de los festejos a los santos, la conservación y observación de los rituales y proveer lo indispensable para que el ciclo vital y espiritual de la comunidad se realice conforme a las tradiciones.

    Cualquier tzotzil que se digne de serlo debe participar, cuando menos una vez en su vida, en la jerarquía tradicional de su pueblo. El hombre está obligado a dejar a su pareja durante un año y atender, en la sede del cabildo tradicional, todas las acciones que demande su investidura. Sus deberes principales son colaborar y organizar los festejos dedicados a los santos patronos que le sean asignados. Esto significa un complejo ciclo anual de festejos que termina por abatir los bolsillos de los participantes.

    Las mujeres son las verdaderas arcanas de la tradición tzotzil. Cuando los hombres se ausentan, ellas asumen la responsabilidad de la economía familiar. Laboran en la milpa con los hijos y los suegros, se hacen cargo de la cría de borregos —cuya lana es materia prima para sus prendas de vestir— y comercian con el excedente de sus parcelas, hortalizas y granjas domésticas. Muchas trabajan el barro y tejen textiles artesanales que posteriormente venden en mercados de ciudades como San Cristóbal de las Casas o Tuxtla Gutiérrez, la capital.

    A diferencia de los hombres, las mujeres portan con orgullo el traje típico y conocen al detalle leyendas e historias de sus parajes, las cuales transmiten de manera oral de generación en generación. La educación de los hijos es parte de su tarea cotidiana y la emprenden con mucho amor y paciencia.

    El matrimonio entre tzotziles exige un previo y largo ritual de cortejo por parte del joven ante sus futuros suegros. En él intervienen pedidores —miembros respetables de la comunidad— y un buen número de regalos para la familia de la novia. Antes de pedirla en matrimonio, los padrinos se presentan frente a los padres de la muchacha para exponer las bondades del aspirante a yerno. Cuando se formaliza la relación, el joven pretendiente efectúa periódicas visitas llevando prebendas como frutas, algo de maíz, frijol, dulces para los cuñados menores y botellas de aguardiente (posh, en tzotzil) para el suegro o piezas nuevas de madera para el telar de la suegra. También hace trabajos en el campo que lo congratulen con la familia de la novia.

    Después de año y medio de cortejo el padre de la novia entrega a su hija, quien se va a vivir con los padres del novio en lo que éste construye su propia vivienda. Primero se casan ante las autoridades civiles, conforme a las leyes mexicanas, después ante la ley tzotzil en una vistosa y cara ceremonia supervisada por un anciano experimentado en los rituales.

    Los matrimonios tzotziles se tratan con sumo respeto, cada quien abocado a su responsabilidad dentro del núcleo familiar. Sólo en la jerarquía religiosa la mujer nunca ocupa un puesto de autoridad. La infidelidad casi no existe pues, según la tradición, los hombres que la cometen corren el riesgo de perder parte de su alma y las mujeres pueden ser víctimas de Viniktón, fantasma con cuerpo de burro que mata a las infieles en el bosque.

    Sólo se permiten los excesos durante la semana de Carnaval. En el poblado de Chenalhó, por ejemplo, hombres y mujeres casados pueden disfrutar sexualmente los kin tajimoltic (días locos) con otra persona sin temor al castigo.

    El rechazo de los tzotziles a todo aquello que no provenga de sus tradiciones y creencias va más allá de instalar autoridades paralelas. Cuando enferman, por ejemplo, acuden primero al curandero antes que consultar en un centro de salud oficial. Los iloles son expertos en herbolaria tradicional y en sus recetas la mezclan con rezos, velas y el sacrificio de algunas aves de corral. El diagnóstico parte de lo que la sangre “dice”. Para lograr esto el ilol toma el pulso del enfermo y “escucha” lo que el flujo sanguíneo le dicta. Los curanderos también obtienen sus diagnósticos “tirando el maíz”: por la forma en que caen al piso los granos de un puño de maíz pueden saber cuántas partes del alma del enfermo se han perdido. Si el mal es una enfermedad de ladino (todo aquel que no es tzotzil es un caxlán o ladino), como viruela, tuberculosis o gripe asiática, el curandero aconseja al paciente acudir a un centro de salud.

    Así es el mundo mágico de los tzotziles. Un mundo en el que el relieve, la vegetación y el clima son menos importantes para determinar el paisaje que las formas de asentamiento, los métodos económicos ancestrales y los signos culturales. Un mundo en el que cerros, valles, bosques y manantiales están cargados de un profundo significado.

EN TIERRAS GARÍFUNAS

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 16/09/2005 11:20

EN TIERRAS GARÍFUNAS

Por Sharon Van Bramer

Dangriga es la mayor ciudad del sur de Belice y base ideal para la exploración de esta parte del país. Se encuentra a 90 km de Belmopán, la capital, y a 170 km de Ciudad Belice. Cerca se hallan el Santuario de Vida Silvestre de la Cuenca de Cockscomb y el sitio arqueológico de Caracol; frente a la playa se sitúan los fabulosos cayos de South Water, Man-o-War y Tobacco. Dangriga está bien ubicada, pero lo que hace que valga la pena como destino por sí solo, a pesar de ser un modesto pueblo rural, son los garífuna.

    Éstos fundaron Dangriga hace casi dos siglos, pero con su población de 8 100 almas hoy es una de las mayores comunidades afrocaribeñas del mundo. Son una cultura híbrida, estrechamente ligada a la historia de la cuenca del Caribe y una de las razones de que Belice sea caribeño en vez de latinoamericano, salvo la geografía.

    Antes que Colón zarpara para lo que se llamó Nuevo Mundo, las islas de Sotavento estaban habitadas por indios caribes y arawak. Aquéllos acabaron por absorber a los arawak, pero no tardaron en enfrentarse a ingleses y franceses. Los ingleses lucharon contra los caribes entre 1625 y 1660, año en que se firmó un tratado que concedía la soberanía a los indios en las islas de Saint Vincent y Dominicana. Pero al cabo de ocho años, los europeos rompieron el tratado y colonizaron ambas islas.

    Era una época en la que la esclavitud constituía un gran negocio. Por esos rumbos abundaban los esclavistas y hacia 1635 dos barcos españoles se hundieron frente a la costa de Saint Vincent con decenas de nigerianos, algunos de los cuales lograron llegar vivos a la isla. Ambas razas, la india y la negra, se mezclaron y en 1773 la mayoría de los habitantes de Saint Vincent era una población llamada garífuna.

    Durante todo el siglo XVIII, la hostilidad entre blancos y negros fue creciendo hasta que en 1796 los garífunas lanzaron un ataque total y perdieron. Fueron capturados cinco mil y fue muerto el gran jefe caribeño Joseph Chatoyer. Los británicos deportaron unos dos mil garífunas a la isla de Roatán, parte del archipiélago hondureño de la Bahía. Muchos murieron en la travesía y el resto fue dejado con víveres para tres meses. No se quedaron allí: en grupos, intentaban llegar al continente, donde eran perseguidos por el gobierno colonial español. En 1832, uno de esos grupos, bajo el mando de Alejo Beni, se trasladó al norte, hacia lo que hoy es el distrito de Stann Creek, en Belice.

    Las únicas comunidades garífunas del mundo están circunscritas al litoral este de Nicaragua, Honduras, Guatemala y Belice. En cada uno de sus países de adopción forman una cultura aparte. En Belice viven al margen de la vida nacional y se sienten felices así.

    Los garífunas son celosos de sus raíces y su mentalidad es conservadora; se trata de gente campechana y sin complicaciones, con cierta vena espiritual y artística. La música y bailes son expresiones únicas de su concepto del mundo y de su talento para la percusión. Son también sobresalientes artistas naif y varios pintores de este estilo viven y trabajan en Dangriga.

    Los garífunas son una cultura matriarcal que se da el nombre de garinagu. La madre es el centro de la familia y ésta, a su vez, es la unidad básica de la sociedad. Las mujeres son las depositarias del antiguo saber de la cultura y el vehículo por cuyo intermedio los muertos se comunican con los vivos. Los garífunas creen que los muertos pueden actuar directamente en los vivos, y las mujeres periódicamente son “poseídas” por parientes difuntos deseosos de conversar (cosa que hacen en encuentros formalmente organizados, llamados dugus). Según sus creencias, las fuerzas del bien y el mal se pueden dirigir mediante sortilegios, otra manifestación de su origen oesteafricano.

    En Dangriga se habla un idioma propio de todos los garífunas, un patois o creol que conjuga las múltiples influencias culturales de su historia. El idioma raíz, caribeño-arawak, está salpicado de palabras del español, inglés y francés. Pero la mayoría de los garífunas son bilingües y, además de su idioma, hablan inglés o español; algunos incluso chapurrean dialectos mayas, como el kekchí o el miskito.

    En Dangriga la gente vive con sencillez, dedicada a la pesca y a la agricultura. De entre los garífunas ha salido un puñado de profesionales (maestros, enfermeras, burócratas), muchos de los cuales han emigrado a Estados Unidos, donde tener formación es redituable. Así pues, otra fuente de ingresos del país suele ser a menudo el dinero que estos emigrados envían a los familiares de Belice.

    La gastronomía se basa en el pescado, el pollo, la carne de puerco, el maíz y la yuca, pero además hacen maravillas con el coco. Son también buenos artesanos, y en Dangriga se realizan obras como las tradicionales muñecas, maracas, trabajos de palma y los tambores que, según sus fabricantes, duran cien años.

    La arquitectura no ha cambiado en siglos. Desde luego, hay algunas casas edificadas sólidamente con cemento, pero en la mayoría de los casos se trata de construcciones de planchas de madera levantadas sobre postes para salvarse de eventuales inundaciones y para que les llegue mejor la brisa.

    El poblado se distribuye a ambas orillas del río North Stann Creek, que los garífunas llaman Gumaragaru, nombre cuyo significado es “aquí el agua está a la mano”; de hecho, el agua potable de Dangriga está considerada como la mejor de Belice. Barcas de pesca recorren el río y las mujeres andan de aquí por allá por las polvorientas calles cargando todo tipo de cosas sobre la cabeza.

    Durante las fiestas, Dangriga adquiere otra vida. Navidad se vuelve un auténtico carnaval, aunque el más importante día del año es, con mucho, el 19 de noviembre. Los garífunas que viven en otras partes del mundo regresan a sus casas para celebrar el día que su gente llegó a Belice, en 1835, festejo en que se escenifica “El Desembarco”.

LA FIESTA GRANDE

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 16/09/2005 11:16

LA FIESTA GRANDE

Danzantes mayas

En las cálidas riberas del río Grijalva se localiza la fundación colonial más antigua del estado mexicano de Chiapas. Es la ciudad de Chiapa de Corzo, escenario de la Fiesta Grande o Fiesta de los Parachicos, una gran celebración mestiza.

Texto y fotos por David Díaz Gómez

Chiapa de Corzo, establecida en 1528 por el español Diego de Mazariegos, creció con la mezcla de tres culturas: la indígena, la europea y la africana, esta última aportada por los esclavos negros que llegaron a la zona en los siglos XVI y XVII y que al integrarse a la población ya establecida generaron la actual sociedad chiapacorceña, rica en costumbres y tradiciones. Una de ellas es la llamada Fiesta Grande de Enero o Fiesta de los Parachicos que, a juicio de muchos, no sólo representa la mejor celebración mestiza de la entidad sino de todo el sureste mexicano.

Trajes típicos    La fiesta se hace para honrar a tres santos patronos: el Señor de Esquipulas, San Antonio Abad y San Sebastián Mártir, los días 15, 17 y 20 de enero, respectivamente. Como inauguración, la noche del 14 aparecen por las calles de la ciudad grupos de chuntás: hombres vestidos de mujer y maquillados, que usan canastitas con banderas de papel en la cabeza y agitan sonajas; algunos se disfrazan de personajes carnavalescos o artistas de cine y televisión. Las chuntás realizan su recorrido nocturno visitando las casas y los templos en donde se veneran las imágenes de los santos festejados; con aquéllas, vienen los músicos de tambor y flauta de carrizo, y a veces mariachis o bandas de música de viento. El 19 de enero el gobierno municipal premia a los mejores grupos y a los disfraces más representativos en un acto que se efectúa en la plaza principal.

    Pero el alma de la fiesta son los parachicos, cuyo disfraz consiste en una máscara de cedro o guanacaste (árbol de la región que se utiliza para la ebanistería) tallada con los rasgos físicos del rostro “español” y laqueada con aceite obtenido del insecto al que llaman aje (Cocus axin). La áspera cabellera es una peluca de ixtle, fibra de la planta del agave que se adorna con flores y listones. El parachico viste un colorido sarape (cobija de lana o algodón, generalmente con abertura en el centro para la cabeza) y sobre los tubos del pantalón luce imágenes bordadas en chaquiras y lentejuelas. Los parachicos aparecen los días 15, 17, 18, 20, 22 y 23 de enero. Estos personajes, agitando sus sonajas y bailando, recorren los barrios y las iglesias de la ciudad mientras acompañan al “patrón” quien, por ser el líder, porta una máscara diferente a todas las demás.

Danzantes mayas    Los parachicos entran a las casas en donde hay imágenes de los santos venerados y rezan ante los altares adornados con múltiples arreglos florales. Algunos se hincan y el “patrón” los flagela con un látigo, en acto de purificación ritual, mientras los demás bailan sones y zapateados que interpretan con el tambor y la flauta de carrizo.

    Las tres juntas de festejos, una para cada santo, organizan las actividades de las celebraciones: los rezos, los arreglos florales, las misas y los “anuncios”, multitudinarios paseos populares que se realizan marchando casi a media noche entre cohetes y la música de banda de viento, pregonando la víspera de la fiesta. Estos paseos terminan en la madrugada con las Mañanitas, la tradicional canción de cumpleaños en México, al santo festejado. El prioste, quien tiene a su cargo la imagen del santo venerado, prepara un gigantesco banquete hasta para dos mil personas. En él participan los visitantes y los parachicos, que disfrutan una maravilla culinaria: la pepita con tasajo, carne de res en crema de semilla de calabaza.

    Dos momentos culminantes de la fiesta son el combate naval, un espectáculo de luces y colores en las orillas del río Grijalva, y el desfile de los carros alegóricos en memoria de María de Angulo, benefactora de la entidad. Entonces las mujeres salen a la calle luciendo el traje de chiapaneca, bordado de flores con hilos de seda en color oro, plata y al natural.

La fiesta de los muertos entre los mayas

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 16/09/2005 11:09

LA  FIESTA  DE  LOS  MUERTOS
Danzantes mayas Guatemala
Ricardo Mata

El culto a los muertos en el Mundo Maya es hoy una mezcla de ritos paganos y cristianos. Así, mientras en Guatemala se baila rumbo al cementerio (ARRIBA), en México los mayas de la península de Yucatán, Tabasco y Chiapas preparan comida, levantan altares y rezan por los difuntos.

Por Beatriz Martí

Noviembre es, para el Mundo Maya, el mes de los muertos. Se cree, se presiente, por memoria histórica y cultural, que en estas fechas se les permite abandonar el más allá y vagar unos cuantos días por el mundo. Buscan sus casas, a sus familias, sus tierras. Cuando las encuentran, se quedan a comer y a beber, comparten regalos, anécdotas y, una vez satisfechos, regresan a su eterna morada. Volverán el próximo año, los días 1 y 2 de noviembre, en un permanente ciclo que mantiene unidas la vida y la muerte.

    Este retorno perpetuo es una creencia firmemente arraigada entre las diversas comunidades del Mundo Maya. Son pueblos acostumbrados a mirar hacia el pasado y a tomarlo en cuenta, para los cuales morir es solamente abandonar este mundo y habitar en otro.

    Sin embargo, cada sitio tiene características distintivas cuando llega la fecha de comunicarse con sus muertos. Muchos lo hacen sufriendo y reviviendo el duelo, otros festejando y algunos, incluso, dedicándose a los juegos de azar. Todos tienen el mismo objetivo: dejar satisfechos a quienes vuelven del más allá, pues se cree que solamente así éstos lograrán el descanso de sus almas.

    Lo invitamos a conocer cómo festejan a sus muertos los mayas de cuatro regiones del Mundo Maya.

EN GUATEMALA

Las comunidades indígenas de Guatemala han incorporado a sus ritos y ceremonias ancestrales, costumbres que llegaron con los españoles tras la conquista y la colonización, hace cinco siglos.

.    Muestra de esa mezcla entre lo católico y lo pagano son las ceremonias del Día de Muertos. Se llevan a cabo en todo el país, y aunque tienen el objetivo común de veneración y recuerdo, en cada sitio adquieren matices propios.

Señoras mayas    Año tras año, a fines de octubre, los guatemaltecos instalan en sus hogares un altar. Es el altar de muertos, en cuyo centro colocan las fotografías de familiares fallecidos, y a su alrededor, a manera de ofrenda, ponen agua, flores, veladoras, diversos alimentos (por ejemplo, pan y frutas) y algunas bebidas como el aguardiente (hecha de caña de azúcar), o el atole (ésta no alcohólica, a base de maíz y agua).

.    El ritual continúa la madrugada del 1 de noviembre, cuando todos los vivos de la familia colocan flores en las ventanas y portales de la casa. Es la manera de comunicarle a las ánimas que son bienvenidas. Sigue entonces el rito de “vestir” las tumbas. Para ello, la familia se dirige al cementerio y esparce flores a lo largo y ancho de sencillos y pequeños promontorios, sitio donde reposan sus muertos. Dejan coronas de papel encerado en la cabecera de la tumba y después preparan la comida, que consumirán ahí mismo, como una forma más de compartir con los difuntos.

    La comida consiste en fiambre (especie de cocido español a base de carne o pescado, aceitunas, alcaparras) y canshul (combinado de hortalizas regionales) que la familia disfruta junto a la tumba.

    Algunos pueblos de Guatemala añaden otros elementos a la ceremonia. En Todos Santos Cuchumatán, población ubicada a unos 300 km de Guatemala, la capital, sus habitantes celebran el Día de Muertos con música de marimba y quema de cohetones dentro del camposanto. Ellos están seguros de que los muertos participan en el festejo, el cual sigue hasta bien entrada la noche.

    La fiesta común se vuelve individual cuando cada grupo de deudos se acerca a las tumbas de sus familiares para interpretar aquellas canciones que fueron preferidas por el difunto.

    Santiago Sacatepéquez es una población situada al este de la capital. Para celebrar el Día de Muertos sus habitantes fabrican barriletes, enormes cometas de papel de china y varillas de bambú que miden hasta seis metros de alto por tres de ancho. Los días 1 y 2 de noviembre cada familia lleva al campo su propio barrilete y lo hace ondear en el cielo. Es la forma de llamar a los muertos, quienes según el color del cometa identificarán a sus parientes y lograrán unirse a éstos gracias al hilo que sirve como conductor.

Barriletes    Cuando el ritual termina, los barriletes son quemados para que los muertos retornen tranquilos a la morada que ahora ocupan. Se cree que si los cometas no se queman, las almas ignorarían que ha llegado la hora de partir, y se quedarían en la tierra, provocando daños en sus deudos, cosechas y animales.

    Chintla es otro pueblo que celebra el Día de Muertos de manera peculiar. Cada 1 de noviembre se organizan carreras de caballos, que van del pueblo al panteón, en una especie de competencia entre los vivos y sus antepasados. Los jinetes aseguran sentir la presencia de los muertos cabalgando junto a ellos.

EN LA PENÍNSULA DE YUCATÁN

Los tres estados de la península de Yucatán, en México, forman parte del Mundo Maya. En los tres —Campeche, Quintana Roo y Yucatán— la conmemoración del Día de Muertos es similar. Ésta inicia el 31 de octubre, día en que se cree las almas de los difuntos llegan a visitar a sus familiares y a disfrutar de algunos días de fiesta. Se prepara entonces una ofrenda con la “comida de las almas” (hanal-pixan, en maya), variable según los gustos que hayan tenido quienes ahora regresan.

    La madrugada del 31 de octubre hacen su aparición las ánimas de los niños muertos. Para ellos es la ofrenda de atole nuevo y elotes sancochados (hervidos y asados sobre brasas). Mientras las almas infantiles deambulan y se alimentan, la familia reza rosarios y otras oraciones. Los rezos, que se realizan en absoluta paz, sirven para pedir por los fallecidos y por los que aún siguen con vida.

Altar Yucatán  Terminado el rezo las almas de los niños abandonan las casas y los familiares consumen el desayuno. Se les prepara entonces otra recepción para el mediodía, con una ofrenda que consiste en gallina guisada, dulce de calabaza, chocolate, galletas, pan, caldos y carne, verduras, atole y frutas.

  El 1 de noviembre llegan las almas de los adultos, guiadas por las luces de los cirios que han sido colocadas alrededor de sus casas: uno por cada muerto, y algunos extras por si algún nombre se hubiese olvidado. La ofrenda es mucho más elaborada: tamales de maíz, carne de ave y de puerco en salsa de chile y especias (mukbil pollo, en maya), atole y chocolates, frutas, panes y dulces. Para los muertos que no tienen familia se cuelgan de un árbol recipientes con porciones de la ofrenda.

  Una vez satisfechas las almas, los familiares y amigos proceden a alimentarse ellos mismos. Pero en la península de Yucatán las almas de los muertos se quedan ocho días, al cabo de los cuales hay que preparar una ceremonia de despedida los días 7 y 8 de noviembre, por lo que se hacen nuevas

EN CHIAPAS

Todas las ciudades y pueblos del estado mexicano de Chiapas festejan el Día de Muertos. La celebración, empero, adquiere significado especial en algunos sitios.

  Uno de ellos es Chiapa de Corzo, pequeña ciudad colonial a sólo 14 km de Tuxtla Gutiérrez, la capital. Ahí, los preparativos inician días antes, cuando hombres, mujeres y niños llegan al camposanto cargados de escobas, cubetas con agua, botes de pintura y brochas, para limpiar y remozar las tumbas. El 30 de octubre el panteón está lleno de rosas, margaritas, crisantemos, alcatraces y flores de nubilé.

  En las casas inician también los preparativos. Se instala un altar —en caso de que no exista permanentemente— con veladoras, santos y las fotos de los familiares muertos. La ofrenda es distribuida frente al altar.

  Para las llamadas “almas chicas”, se colocan dulces en forma de rosca y de varios animales denominados “almitas”; golosinas de diversos tipos, agua y pan. A las “almas grandes” se les ofrenda pan de muertos (un pan dulce de harina de trigo y manteca que sólo se prepara en esta temporada), chocolate, cigarrillos, dulce de calabaza, el platillo favorito del difunto y, si en vida fue aficionado a la bebida, una botella de mistela, popular licor a base de jocote, fruta de la región.

  Las almas de los niños llegan a este mundo el 1 de noviembre, día de Todos los Santos. Lo mejor es permanecer toda la jornada junto a las tumbas, para que los infantes muertos reconozcan a sus familiares y no se equivoquen de sepultura. Pero a ellos no hay que velarlos en la noche, porque las almas chicas se van a dormir temprano.

  Con las ánimas de los adultos pasa lo contrario. Por ello, entre la noche del 1 de noviembre y la madrugada del día 2, todo el pueblo de Chiapa de Corzo permanece despierto. Cuando se trata de recordar a algún personaje popular que ha fallecido, durante la noche de muertos se repite la misma ceremonia que se llevó a cabo el día de su velorio. Sus familiares rentan sillas y mesas que colocan en la calle, previamente cerrada al tráfico vehicular. Ahí, los hombres juegan naipes, dados, dominó y ajedrez, mientras platican recordando al difunto. Una vez que amanece, hombres y mujeres se van al panteón a despedir el alma de sus muertos, llevando un cirio encendido por cada familiar que hayan perdido.

  El 2 de noviembre hay fiesta en el camposanto de la ciudad. Algunas de las tumbas están adornadas con listones de colores, plantas tropicales y una silla, para que el alma del muerto pueda descansar durante su visita a este mundo. Al cementerio se llevan tríos, mariachis y marimbas, que interpretan las canciones favoritas de aquellos que, según la expresión popular, “nos llevaron la delantera”. A las 12 del día, una vez que los familiares han comido junto a las tumbas, se queman cohetes para anunciar que las almas han partido.

EN TABASCO

Nacajuca, en el estado mexicano de Tabasco, está habitado por indígenas chontales de origen maya. Sus creencias en el alma y en el más allá han sido sincretizadas con la religión católica, aunque conservan creencias propias como la existencia de idolitos y duendes, espíritus que pueden causar enfermedades y otras desgracias.

    La ceremonia para celebrar la “venida” de las almas de los muertos inicia el 1 de noviembre en la iglesia local, rezando el rosario dedicado a las ánimas. Esta ceremonia la dirigen un rezandero y su ayudante, quienes se ubican junto a una mesa que hace las veces de altar. Mientras dura el rezo, los asistentes colocan velas encendidas en el piso y queman incienso

Altar Tabasco    La ofrenda doméstica a los muertos es también costumbre entre los chontales. Frente al altar permanente que hay en cada casa, los varones de la familia hacen un tendido o cama de hojas de plátano, en la que depositan alimentos y algunos objetos. Siguiendo un orden preestablecido, colocan al centro algunas aves cocidas y tamales sin carne llamados manea, lo cual constituye el platillo principal de la ofrenda. A los lados ponen jícaras con chorote (bebida de masa de maíz y cacao), cada una con un agitador que lleva en su extremo una bolita de masa de maíz. Después acomodan el uliche (cocido de pavo sazonado con cominos y cilantro). Distribuyen entre los platos bolas de masa y muchas velas y a un lado de la ofrenda ponen el incensario.

    Una vez terminada la ofrenda dan inicio las oraciones, dirigidas por un rezandero y en las que participan únicamente los varones. A lo largo del rosario los niños salpican la ofrenda con agua bendita, se quema incienso y se revuelve el chorote con los agitadores.

    Cuando los rezos concluyen, el jefe de familia comparte sus alimentos y bebidas: primero con los rezanderos y después con todos los presentes. Ya que los presentes hayan probado del mismo plato, corta el pavo y sirve a cada uno de los comensales. Con lo que sobra prepara pequeños bultitos y los reparte entre parientes y amigos.

    Aunque hay comunidades chontales donde las mujeres tienen una participación más activa en las ceremonias del Día de Muertos, es casi una regla que permanezcan alejadas de la celebración e inclusive de los panteones, a donde se les prohibe asistir. Eso sí, cosa de vivos, son ellas quienes preparan los alimentos necesarios para la celebración.

    En algunas partes del Mundo Maya, el 30 de noviembre se lleva a cabo una última ceremonia comunal relacionada con la muerte. Dentro de los templos y mediante rezos y veladoras suele celebrarse la “ida de las ánimas” que, satisfechas con los ritos y las fiestas, se disponen a volver al más allá, a un descanso que durará hasta el siguiente mes de noviembre.

Nebaj, un rincon en la sierra

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 16/09/2005 11:06

NEBAJ, UN  RINCÓN EN LA SIERRA

Nebaj es una de las tres poblaciones de los Altos de Guatemala que conservan los últimos vestigios de la cultura ixil, descendiente de la civilización maya.

Por Leonor López

El departamento del Quiché ocupa las regiones norcentral y noroccidental de Guatemala. El Quiché es la zona con mayor población indígena de origen maya y se considera como no hispanizada, ya que conserva tradiciones que datan de la época anterior a la conquista española (mediados del siglo XVI).

Niñas mayas    Nebaj, Chajul y San Juan Cotzal, tres de los municipios que conforman El Quiché, tienen un total de 115 mil habitantes. Ellos viven en los bosques húmedos tropicales de la falda norte de la cordillera de los Cuchumatanes, que nace en territorio mexicano y se expande hacia el sur en la parte central de Guatemala hasta desaparecer en la zona del Caribe.

    Muchos de los habitantes de Nebaj no hablan español. Entre los tres municipios existen algunas variaciones en los dialectos: el ixil hablado en Nebaj y el de San Juan Cotzal son más semejantes entre sí que el hablado en Chajul. En Nebaj, además, se practica una religión que mezcla los ritos ancestrales mayas con las ceremonias del culto católico. Los rituales son realizados por sacerdotes mayas, curanderos y adivinos, y las oraciones se dirigen al creador del mundo, al señor de los cerros y del agua.

    Nebaj, Chajul y San Juan Cotzal constituyen la llamada Región Ixil, que debe su nombre al grupo indígena de origen maya ahí asentado desde el año 200 d.C., aproximadamente. Juntos, los tres municipios ocupan una extensión de 2 314 kilómetros cuadrados. Su pasado cultural es muy rico, tal como lo muestran los restos arqueológicos y las piezas de cerámica y de jade encontradas en la agreste región.

    Nebaj es el municipio más importante, tiene 50 mil habitantes y de éstos sólo el quince por ciento vive en el poblado del mismo nombre. El resto se encuentra disperso entre las montañas brumosas, frías y húmedas de la sierra.

.    Para su consumo diario, los habitantes de Nebaj siembran maíz, frijol, calabaza, papa y algunos frutales como la manzana. No obstante, su principal fuente de ingresos la constituyen los tejidos que realizan las mujeres ixiles.

    El tejido es una actividad tradicional de la comunidad ixil. Ya en 1740 el fraile Olavarreta escribía: “Las indias son grandes trabajadoras, tejen constantemente y envían [la tela] a Guatemala”. El mismo cronista añade: “El pueblo [Nebaj] está ubicado plácidamente en un ancho valle con calles hermosas y bien ordenadas”.

    A causa del aislamiento, los ixiles han podido conservar muchos de sus rasgos culturales; sin embargo, a menudo son presas de la marginación, por lo que suelen emigrar a México, casi siempre cruzando el río Usumacinta, o bien la “tierra caliente”, para trabajar como jornaleros en las grandes fincas de café.

Niñas mayas    Al igual que muchos otros pueblos indígenas de América, los ixiles de Nebaj subsisten hoy gracias a las artesanías. Las mujeres visten faldas y huipiles tradicionales en colores rojo y blanco, bordados con motivos ya sean geométricos o de la flora y fauna locales. Gracias a la aceptación que han obtenido sus productos en los principales centros turísticos de Centroamérica y el sureste de México, las tejedoras ixiles incluyeron en sus espléndidos bordados una mayor variedad de colores (morado, verde y azul de diversas tonalidades, sobre fondos rojos o blancos). Ahora, a menudo utilizan telas importadas de Alemania o de Inglaterra.

    Los ixiles constituyen en la actualidad uno de los grupos étnicos más pequeños de Centroamérica; no obstante, han logrado reconocimiento gracias a las peculiares fiestas que realizan para honrar a sus santos patronos y en las que también rinden tributo a las deidades mayas, pero sobre todo, gracias a su laboriosidad, en la que se pone de manifiesto un gran sentido artístico heredado de tiempos inmemoriales.

Los guaranies y las plantas

De: Alias de MSNThe_dark_crow1_v301  (Mensaje original) Enviado: 28/06/2005 2:09

LOS GUARANÍES Y LAS PLANTAS

Las usaban para adormecer a los peces y pescarlos.
Sus conocimientos son tan extensos que la botánica está repleta de
sus términos.

por: Roque Vallejos (x)

Los guaraníes conocieron plantas de efectos narcóticos,
alucinógenos, euforizantes y entorpecientes.Ello se desprende de los
textos de bótanica guaraní, de estudios sobre la cultura de dicha
etnia así como de los ñe´ëngueriru o diccionario del idioma guaraní.

El profesor doctor Dionisio González Torres en su obra Cultura
Guaraní (1) dedica al tema un importante e ilustrativo capítulo. El
mismo se titula “Plantas psicotrópicas y entorpecientes usadas por
los Guaraní” y en él detalla una increíble variedad de plantas que
él denomina psicotrópicas, conservando la acepción que actualmente
tienen en medicina y farmacología, esto es, sustancias que “actúan
sobre la función, la conducta o la experiencia psíquica”. La rica y
vasta flora americana recoge en su seno todo tipo de substancias
psicoactivas.

La sola cultura guaraní conocía y conoce una cantidad tan
considerable de ellas sin que haya usado jamás dicho saber peligroso
en forma nociva para el normal desarrollo de su vida social,
familiar e incluso individual. Cercados por el hechizo de verdaderos
paraísos artificiales nunca han relajado la austeridad de sus
costumbres ni han depravado su moral con el uso indebido de tales
plantas, que para ellos se circunscriben al campo terapéutico-
medicinal o religioso-ritual. Ello prueba, a su vez, que es la
desintegración de los valores éticos de la sociedad, su cambio de
principios y la estrategia de su filosofía materialista los que
realmente permiten mutaciones aberrantes en la conducta de los
pueblos y de los hombres.

Las parcialidades aborígenes, los pueblos indios de nuestro país,
han sufrido cinco siglos de despojos, humillaciones, crueldades,
proscripciones, etc., sin que tantas degradaciones los hayan
llevado a la evasión artificial de sus penurias y pretericiones sin
fin.

Citaremos aquellas plantas más conocidas y de más extendido uso.
Parika o angico, angico verdadero más conocido por kurupa´y. Dice el
diccionario de A. Guasch y Diego Ortiz de dicha voz: kurupa:
anestésico, narcótico (para peces y personas)= kurupa´ymi. Kurupa´y
(yvyraju, jarupi, ka´ahovy): cebil, árbol de madera excelente y para
curtiembre (2). Antonio Ortiz Mayans al estudiar la palabra curupa-ï
dice: curupa-ï-curú, curupa-ï-mi, curupa-ï-morotï, curupa-ï-pitä,
curupa-irä (sic) (3). Anselmo Jover Peralta y T. Ozuna refieren
las propiedades psicotrópicas al curupá , s.arc. Un narcótico
preparado con zumo de cierta planta y que usaban los indios para
entrar en trance o para adormecer peces (4).

González Torres cita Piptadena peregrina o kurupa´y kuru o morosyvó-
pytä. Y luego agrega: Bertoni cita las propiedades narcóticas de
estas plantas y que nuestros indios usan la P.(piptadena) macrocarpa
y la P. Peregrina por estas propiedades (5).

Hay una transcripción textual de Bertoni que reza: “Lo que en
general es ignorado es la propiedad narcótica de estas especies que
los indios aprovechan para hacer sus kurupa, en todos los países
donde hay Piptademia. Esta propiedad puede ser aprovechada para
otra cosa que obtener visiones, pues es del orden de las del opio,
con cierta diferencia característica, que hace esperar una
utilización especial. Anque no sea de aplicación especial a la
medicina, el kurupa es otro recurso que el médico guaraní sabe
emplear en ciertos casos. El kurupa´y es un narcótico y no un
hechizo, como Montoya pretende.El uso del kurupa se liga a la
práctica del hipnotismo..” (6).

El syñandý o ceibo. González Torres: “Mulugú en el Brasil; chopo en
Argentina. Brithrina cristagalli L.; E. falcata; E. Mungulú; F.
Dominguessii Hassl (sic). Lagumonisas papilonáceas.El ceibo contiene
el alcaloide erithrina, de propiedades sedantes y narcóticas (7). A.
Ortiz Mayans dice: “Suiñandí: Bot. Ceibo o seibo. Se emplea en la
medicina indígena. Su cáscara es un gran calmante nervioso. Su flor
es símbolo nacional de la Argentina./ Folk…”(8) Hay otras plantas,
cardos, lianas, tallos de menor importancia al parecer si se tiene
en cuenta que los lexicógrafos no las registran: katái, ysió,
kaapeva, algunas producen alucinaciones auditivas y visuales, otras
sonambulismo, pérdida de la noción del tiempo y del espacio, etc.

Entorpecientes usados en la pesca
Los guaraníes usaban, entre sus modos de pesca, plantas
entorpecientes conocidas con el nombre de tinguí: tinguy, quedando
verbalizado el vocablo para indicar la acción: tinguisar. Al
referirse a ellas dice González Torres: “Son generalmente plantas
tóxicas que contienen rotenona; machacaban las cortezas, ramas,
hojas o frutos, y echaban en el agua retenida por el barraje. Al
cabo de cierto tiempo los peces, entorpecidos, eran recogidos con
las manos o con cedazos (9). Al mencionar la voz ysypo consignan
Guasch y Ortiz: “Bejuco, enredadera (liana), planta sarmentosa, que
sirve de cuerda. Hay varias especies medicinales de interés para el
botánico (10).

Ortiz Mayans en el termino isipó da una gran variedad botánica,
entre las cuales está el isipó-morotï, del que afirma que “es un
bejuco de color azulado; los indios misioneros le atribuían un poder
sobrenatural: de ahí su otro nombre: isipó-payé; y también el isipó-
timbó, que es venenoso y tiene propiedades tintóreas, es el añil
bravo” (11). Son inumerables las plantas que se podrían citar por
los efectos entorpecientes aludidos, mas nos conformaremos con
algunas: guajaná timbó o guatimbó, karaja bola kupikay, andá, kuri´y-
vaí, etc.

El conocimiento que los guraníes tenían de la botánica era tan
extenso y profundo que es una de las lenguas que más aportado
términos a la nomenclatura botánica. Afirma el profesor doctor Juan
J. Soler: ” La clasificación binaria (género y especie), que tanta
fama dio a Linneo, ya lo conocían los guaraníes” (12)

Notas:

(1) Cultura Guaraní , Dionisio González Torres. As.,1991.
(2) Diccionario Castellano-Guaraní y Guaraní-Castellano : A.
Guasch y D. Ortiz, p.614, Edic. C.E.P.A.G. As., 1986.
(3) Gran Diccionario Castellano-Guaraní/Guaraní-Castellano: A.
Ortiz Mayans, p. 431. Ediciones Unidas del Paraguay. As., 1990.
(4) Diccionario Guaraní-Español y Español-Guaraní: A. Jover
Peralta- T. Ozuna, p. 48. Editorial Tupá. Bs.As., 1952.
(5) Dionisio González Torres: opus cit.p. 225.
(6) Moisés Bertoni citado por González Torres en opus cit.,
225/226.
(7) Dionisio González Torres: opus cit., p.226.
(8) A. Ortiz Mayans: opus cit., p. 518.
(9) Dionisio González Torres: opus ct., p. 227.
(10) Guasch y Ortiz: opus cit., p. 792.
(11) A. Ortiz Mayans: opus cit., p. 442.
(12) Introducción al Derecho Paraguayo : Juan José Soler, p. 186.
Edit. La Colmena. As., 1959.

(x) Miembro de la Sociedad Científica del Paraguay. Presidente de la
Academia de Lengua (Paraguay.1999).
(xx) Del diario ÚLTIMA HORA, 5 de Agosto de 1995 (Asunción,
Paraguay).
(xxx) Más información sobre el idioma guaraní , haga click sobre lo
subrayado.

Entrevista a indio Aymara

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 03/06/2005 0:20

Entrevista a indio Aymara.

——
MAX PAREDES, PRESIDENTE DEL PARLAMENTO AIMARA

Tengo 68 años. Nací y vivo en Charaña, en el altiplano boliviano:
soy aimara. Soy ganadero de camélidos sudamericanos: llamas,
alpacas… Estoy casado con Natividad y tenemos dos hijos, Ovidio
(32) y Alicia (24), más otros dos hijos de otra mujer. ¿Creencias?
Ni Marx ni Cristo, ni capitalismo ni marxismo: filosofía cósmica de
la naturaleza

VÍCTOR–M. AMELA – 29/04/2003: Qué está masticando?

–Hojas de coca. ¿Quiere? Le invito.

Ah, muchas gracias.

–Aquí tiene, vaya tomando.

Veo que las lleva usted en esa bolsita colgada al cuello…

–Siempre. La bolsa es de lana de llama.

¿Y ahora qué tengo que hacer?

–Póngase una hojita sobre la lengua y vaya chupándola,
mordisqueándola muy suavemente. Luego coja otra, y otra… Es lo que
hacemos nosotros cada vez que comenzamos una reunión, un
encuentro…

Ajá, a ver… Noto un leve sabor amargo. ¿Qué efectos tiene esto?

–Los aimara vivimos a 4.000 metros de altitud, y la hoja de coca nos
da tono. Es una hoja sagrada, que nos comunica con la tierra, con
los astros… También la tomamos en infusión, y contra los dolores
de estómago… Si te duele la cabeza, mordisqueas una hojita y,
mojada en saliva, te la colocas en la sien, así.

¿Y desaparece el dolor de cabeza?

–Sí. ¡Es nuestra aspirina! La coca es nuestra medicina y nuestra
vitamina.

¿No disponen ustedes de medicinas?

–Sí, ¡pero los médicos son caros! Así que, a veces, nos arreglamos
con nuestras hierbas, nos curamos con la coca y con la orina.

¿La orina?

–Te bebes un vasito de tu orina calentita por la mañana, luego otro
vasito de agua…, y en pocos días se te va todo.

¿Tienen los aimara alguna relación con el narcotráfico?

–Somos sus víctimas. Estados Unidos tiene dos millones de
drogadictos, los hijos de “los multinacionales”. ¡Ellos son los
drogadictos, no nosotros!, y se permiten prohibir la coca, ¡que es
nuestra planta sagrada!

¿Desde cuándo lo es?

-Desde tiempo inmemorial, milenario. Los aimara somos los atlantes
de los que habla Platón. Platón, en su “Timeo”, habló de un
continente perdido en medio del Atlántico: la Atlántida. Hoy la
gente le llama América… Pero… ¡somos atlantes, no americanos!

¡Es un placer hablar con un atlante!

-Uno de los reinos atlantes era Tiahuanaco, y ahí estaba nuestro
pueblo desde hace 60.000 años, o sea, desde antes del diluvio.

–¿Los aimara? ¿Hace 60.000 años…?

Sí. El diluvio cortó el contacto con el resto del mundo. En las
pirámides egipcias se ha encontrado hoja de coca y “chuñu”
y “tunta”, que es nuestra papa deshidratada…

¿De verdad? No sabía eso…

–Sí. El nombre de nuestro pueblo, en verdad, es qullana (que
significa “medicina”), pero al preguntarnos los conquistadores
españoles sobre nuestra lengua les dijimos que era una “aymara”
(“lengua humana”) muy antigua. ¡Y se nos quedó lo de aymara…!

¿Y cómo les tratamos los españoles?

–Nos masacraron. Les recibimos pacíficamente: nuestra fe nos prohíbe
matar y éramos un pueblo sin armas. Por eso nos tomaron por pueblo
atrasado y se aprovecharon.

Pero conservan ustedes su idioma…

–Milagrosamente. Cuando yo era niño, los profesores me pegaban si me
oían hablar aimara. ¡Estaba prohibido! Los otros niños se
chivaban: “¡Max ha hablado en aimara!”, y me ponían de rodillas, o
media hora a la pata coja aguantando un adobe sobre la cabeza.

¿Cuántos años fue usted a la escuela?

–Cuatro años, de los 8 a los 12 años, y allí me lavaban el cerebro
diciéndome que yo era “boliviano” y mi lengua, el español…

¿Cuánta gente habla hoy aimara?

–La mitad de los seis millones de aimara, que somos un pueblo sin
fronteras porque estamos en Bolivia, Argentina, Chile y Perú.

¿Tienen ustedes religión propia?

–Creemos en la madre tierra, Pachamama. Vinieron los curas y dijeron
que nuestra religión era pecado. Hoy tenemos una mezcla de
catolicismo y creencias aimara. En su día seguimos la corriente a
los curas, para no tener más líos. Pero pasaba cada cosa…

¿Qué cosas?

–Los aimara siempre habíamos enterrado a los muertos en ciertos
lugares sagrados, y los curas nos obligaban a enterrarlos en el
cementerio junto la iglesia. Los aimara cedíamos, pero por la noche
desenterrábamos al muerto y lo llevaban al otro sitio.

¿Y si se enteraba el cura, qué pasaba?

–Que hacía desenterrar al muerto de nuevo y volvía a llevárselo al
cementerio. Por la noche, los aimara volvíamos a recuperarlo.

Qué mareo para el muerto….

–Son cosas que pasaban… Ya no, aunque nosotros aún creemos que la
primera pareja humana fue puesta en Tiahuanaco por el sol y la luna
mediante el “illapu” (rayo).

¿Y qué tal les tratan hoy los gobernantes?

–No existimos, no quieren ni vernos. Por eso fundamos el Parlamento
aimara, órgano deliberante de todos los aimara, desde el que
lanzamos nuestras peticiones. ¡Pero jamás con violencia!: no nos
gustan las manifestaciones, las huelgas, los enfrentamientos.

¿Cuáles son sus peticiones?

–Que detengan las obras que se llevan el agua de la cabecera de los
ríos andinos a las costas: ¡están desertizando la puna, desecan el
lago Titicaca! Y los aimara se quedan sin agua. Y buscamos ayudas
para crear una universidad aimara. ¡Queremos educarnos, y hacerlo
desde nuestras propias raíces!

Ánimo.

–¡El lago Titicaca es el termorregulador de Sudamérica! Si el lago
decrece, la temperatura ascenderá, la Amazonia arderá de calor…

¿Y cómo ven desde ahí las guerras?

–¡Hacen con Iraq como hicieron con nosotros..! “¡Janiwa jaque
marsima jiwañakiti!”.

¿Qué ha dicho?

–”No mates a tu prójimo”: ¡no a la guerra!

El indio sabe

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 03/06/2005 0:16

El Indio Sabe

Sin que nadie se lo haya dicho,

el indio sabe muchas cosas.

El indio lee con sus ojos tristes

lo que escriben las estrellas que pasan volando,

lo que está escondido en el fondo de las grutas,

lo que está grabado en el polvo húmedo de la pradera

y en la huella fugaz del ciervo fugitivo.

El oído del indio escucha lo que dicen

los pájaros sabios cuando el sol se apaga,

y oye hablar a los árboles en el silencio de la noche,

Nadie le ha enseñado a ver, ni a oír, ni a entender

estas cosas misteriosas y grandes… pero él ¡sabe!

Sabe y no dice nada.

El indio habla solamente con las sombras.

Cuando el indio duerme su fatiga

está hablando con aquellos que lo escuchan

y está escuchando a aquellos que le hablan.

Cuando despierta, sabe más que antes

y calla, calla más que nunca…

Anónimo adaptado por

AUKANAW

“No somos importantes para la vida”

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 03/06/2005 0:15

YNN MARGULIS, GEOBIÓLOGA
“No somos importantes para la vida”

Aunque no es un tema chamánico cien por cien, creo que mas de un
chaman asentiría de acuerdo a algunas afirmaciones de esta mujer.
Por eso pongo aqui una entrevista que le hizo La VAnguardia hace
unas semanas. Me fascina la idea de fondo de que “evolucion”
significa asociacion en armonia entre seres de diversas especies.
Ese respeto por todas las especies vivas, esa consciencia de que
somos un todo, un caos donde todo se inter relaciona.

Eso de saber que tenemos en el cuerpo celulas que provienen de algas
y de bacterias…eso de sabernos parientes de todo bicho
viviente…¡es lo que siempre han dicho algunos pueblos!.

———

Tengo 64 años y nací en Chicago. Soy geobióloga. Soy catedrática de
Geociencia en la Universidad de Massachusetts-Amherst. He asesorado
a la NASA en cuestiones de biología planetaria. Soy viuda de Carl
Sagan y separada de Thomas N. Margulis: tengo cuatro hijos de mis
dos matrimonios, y cinco nietos. Soy escéptica acerca del ser
humano. La naturaleza es mi religión. Este planeta es un ecosistema
de ecosistemas autorregulado en cuya base están las bacterias, ¡que
nos sobrevivirán!

Por Víctor-M. Amela – 26/01/2003
Estornuda si hay un pelo de gato cerca, y le gustan las fresitas con
nata. Esta simpática mujer, tan jovial, tan campechana, es un genio
de la biología. Esta mujer está dándole una vuelta de tuerca a la
teoría darwinista de la evolución. Un día obtendrá el premio Nobel
por ello, seguro. Y no es que Lynn Margulis contradiga a Darwin,
no: “sólo” lo completa.

¿Que diría Darwin hoy?

– No lo sé. Él no disponía de los datos y observaciones de que hoy
sí disponemos.

¿Y qué le diría usted a Darwin?

– Que en su obra él habló poco del “origen de las especies”, de la
aparición de especies nuevas. Le diría que yo atribuyo la aparición
de especies nuevas a la simbiogénesis.

¿Simbiogénesis? ¿Qué es eso?

– Generación por simbiosis. Es decir, que la generación de especies
nuevas se debe a procesos simbióticos, a simbiosis. Esto es, el
contacto físico entre dos organismos vivos distintos para cooperar,
¡acaba por generar organismos nuevos! Dos organismos acaban
fusionados en un organismo nuevo, más complejo, con los genes de
ambos: en un nuevo tipo de ser vivo.

¿Por fusión, dice?

-¡Así fue como apareció la primera célula sobre este planeta! Dos
bacterias se fusionaron… y se formó la célula con núcleo,
eucariota: ¡las células de las que están hechos todos los animales y
las plantas! Desde aquel momento, todo es ya simbiótico: la vida en
la Tierra es la resultante de una simbiosis de organismos.

¿Yo soy simbiótico también?

– Sin las bacterias de su intestino, usted moriría, por ejemplo. Y
usted ve porque en el fondo de sus ojos actúa una célula que
proviene de un tipo de alga, y que se hizo simbionte en algún
momento de la evolución animal. Y cada una de sus células existe por
simbiosis de bacterias…

Está asustándome…

– ¿Por qué? Lo que pasa es que solemos relacionar la
palabra “bacteria”, “microbio” o “germen” con enfermedad, ¡cuando
son justamente la vida!: usted es un saco ambulante de bacterias. Si
se las quitasen todas, ¡pesaría usted un 10% menos..!, y moriría,
claro.

Está usted enamorada de las bacterias, veo…

-¡Son maravillosas formas de vida! Fueron la primera forma de vida
que apareció sobre este planeta, y cuando la especie humana ya se
haya extinguido, ellas seguirán aquí.

¿Y cuándo apareció la primera bacteria sobre la Tierra?

– Hace unos 3.600 millones de años. O sea, ¡sólo 1.000 millones de
años después de que la Tierra se originara como un cuerpo rocoso con
atmósfera y océano!

Pero, ¿de dónde salió esa primera bacteria hace 3.600 millones de
años? ¿Lo sabe usted?

– Uff… Sólo podemos apuntar que hubo combinación de moléculas
hasta generarse un ser vivo, un ser capaz de duplicarse, ¡el primer
ser vivo sobre la Tierra!: una bacteria.

¿Y de aquella remota bacteria provenimos todos los seres vivos de
este planeta?

-¡Sí!

Cuesta creerlo…

– También cuesta creer que usted, compuesto de millones de células,
provenga ¡de una sola célula! fertilizada (zigoto) que existió
hace… hace muy poquitos años, ¿no?

Sí, gracias: 42 años y meses.

– ¡Y aquí está usted!

Sí, y queriendo saber cómo era aquella primera bacteria…

– Eran bacterias anóxicas: vivían sin oxígeno, porque no lo había
por entonces en la atmósfera terrestre.

¿Ah, no?

– ¡No! El oxígeno fue justamente el gas residual que empezaron a
expeler esas cianobacterias al tomar el hidrógeno del agua: al
hacerlo, liberaban un residuo, un excremento bacteriano, un gas
tóxico: el oxígeno.

¡El oxígeno, un gas tóxico!

– Para la vida de entonces, aquel oxígeno supuso un holocausto mucho
más brutal que cualquier actividad medioambiental humana. Pero,
después, de las mismas cianobacterias surgió otro linaje de
bacterias que supo aprovechar ese oxígeno para vivir de él. Esto es
la ecopoyesis: ¡los residuos de un tipo de vida alimentan a otro
tipo de vida!

El aire que yo respiro, pues, ¿es un residuo bacteriano, un
viejo “excremento de bacterias”?

– Así se originó. Hace 1.000 millones de años había menos oxígeno en
la atmósfera del que habría medio millón de años después (que es más
o menos el mismo que hay hoy).

¡Gracias, bacterias!

– La vida en la Tierra constituye un enorme ecosistema (Gaia)
formado por muchos ecosistemas menores. Si en la Tierra hubiera una
sola especie viva, se ha calculado que no podría durar más de 300
millones de años, pues en ese tiempo habría ya agotado todo su
sustento. Pero como la vida recicla la materia…: los desperdicios
de unos seres vivos… ¡son aire fresco para otros!

¿Cómo era el primitivo ecosistema de las primeras bacterias?

– Unas arenas sucias. En el delta del Ebro estoy estudiando un
ecosistema así, ¡idéntico al que hubo en la Tierra en el origen de
la vida! En ese ecosistema conviven cientos de microscópicas
especies microbianas, en un universo en continuo reciclaje. ¡Y ahí
he descubierto un “bichito catalán” muy importante!

¿A qué se refiere con lo de “bichito catalán”?

– A la “Titanospirillium velox”, una bacteria espiroqueta ¡que
originó la célula con núcleo, la célula eucariota, el tipo de célula
del que estamos hechos nosotros, y todos los hongos, todas las
plantas y animales!

¿Y cómo lo hizo?

– Por simbiogénesis: esa bacteria con grandísima velocidad y
movilidad nadadora (espiroqueta) se unió a otra bacteria resistente
al calor y al ácido (arqueobacteria termoacidófila). La fusión
funcionó, dio ventajas, persistió: dos socios formaban un nuevo ser
(la primera célula nucleada), que sobrevivió y tuvo descendencia
viva.

Dicho así, parece un mecano…

– Sí, pero forzado por las necesidades –no por mero azar– de hace
3.000 millones de años. Después, hace 2.000 millones de años, se
sumó a ese consorcio otra bacteria, capaz de respirar oxígeno. Vea
las mitocondrias de nuestras células: ¡son vestigio de esas antiguas
bacterias respiradoras! Las mitocondrias fueron un día bacterias de
vida libre, y luego se integraron en la célula nucleada. Y con esas
células se irían construyendo todos los seres vivos complejos; y
aquí estamos.

¿Qué dicen sus colegas de todo esto?

– Al principio miraban hacia otro lado. Poco a poco, tres cuartas
partes de mis tesis han acabado por ser aceptadas. En 10 años lo
serán al ciento por ciento, estoy segura.

A mí me resulta una propuesta de lo más poética…

– Gracias. Yo creo que las colas de los espermatozoides, los cilios
de células ciliadas, los cilios de las trompas de Falopio de las
mujeres y los cilios de nuestras gargantas, por ejemplo, ¡derivan
todos de aquellas antiquísimas y movedizas bacterias espiroquetas de
vida libre!

Total, que somos fruto de larguísimos ensamblajes.

– De procesos simbióticos: usted, yo y todos los seres vivos somos
simbióticos. La vida misma es simbiótica. ¡Vivimos en un planeta
simbiótico! O sea, la vida es la tupida red de todos los organismos
macroscópicos y microscópicos –conexos, interpenetrados– que genera
especies nuevas. Y ahora le hago yo una pregunta: ¿qué es una vaca?

Un animal de cuatro patas que come hierba, da leche…

– Cuatro patas que transportan un tanque de 120 litros de fluido
lleno de bacterias, levaduras, ciliados… que degradan la celulosa
de la hierba. ¡Sin esas bacterias, la vaca no podría digerir ni una
brizna de hierba! Sin ellas, no habría vaca. ¿Qué es una vaca, pues?
¡Esos microbios degradadores de celulosa son la vaca!

– Pero esas bacterias viven “en” lo que llamamos “vaca”. ¿Cómo han
llegado ahí?

– Al ternero le llegan al lamer la placenta, al nacer. No están en
otro sitio que en las vacas. Remotamente, estuvieron en el suelo,
luego en algas… hasta que “fueron vaca”. Y, por cierto, el gas
metano existente en la atmósfera viene en gran medida de la
fermentación en estómagos bovinos: de los eructos de las vacas.

¿En serio?

– Sí. ¡Y del ano de las termitas! Las termitas albergan también en
sus entrañas bacterias que rompen la celulosa en compuestos químicos
que los anos de millones de termitas expulsan al aire. ¿Ve? ¡Los
sistemas gaseosos de la atmósfera, inestables a largo plazo, son
resultado de la incesante vida microbiana!

Voy de sorpresa en sorpresa.

– La superficie planetaria entera (seres vivos y atmósfera) está tan
lejos del equilibrio químico… ¡que es más correcto considerarla
algo vivo! ¡Ésa es la hipótesis Gaia! Gaia es la suma de la vida
planetaria.

¿Y estamos los de la especie humana poniéndola en peligro?

– Ja, ja… ¡No sea tan engreído! Gaia es la resultante de billones
de seres que pugnan, se alimentan, se aparean y excretan. ¡La
especie humana acaba de llegar, hombre! Gaia es perra vieja: ¡no
está en absoluto siendo amenazada por los humanos!

¿No? ¿Seguro?

– ¡Cuánta arrogancia especie-centrista! La especie humana es
peligrosa para sí misma, ¡jamás para Gaia!

O sea, que podemos provocar nuestra propia extinción, pero no la de
la vida sobre el planeta.

– Exacto. Aunque lo intentara, la especie humana jamás podría
destruir la vida en este planeta.

¿Pretende espolearnos más?

– Quiero decir que no hay una especie en particular que sea el
centro de la vida. ¡Y los humanos, de hecho, ni siquiera somos
importantes para la vida!

¿Somos sólo una banal excrecencia de este planeta?

– Somos una parte reciente de un todo antiguo y enorme. Una parte
reciente que crece rápidamente, eso sí. Eso nos hace sentirnos
duros… Pero Gaia nos pondrá límite: el sobrecrecimiento de toda
población viva conduce a un estrés y ese estrés hace disminuir dicho
sobrecrecimiento. ¡Así se autorregula Gaia!

¿Gaia acabará con nosotros?

– Sólo digo que nosotros no podemos acabar con la naturaleza, que la
vida existía sin nosotros… y seguirá sin nosotros,
autorregulándose.

Pero, dígame, ¿dónde está el cerebro de la sabia Gaia?

– No hay tal cerebro central. Fíjese: todo ser vivo autorregula su
temperatura interna para que fluctúe entre pocos grados, ¿no? ¿Y
cómo “sabe” cada célula de ese cuerpo mantener dicha temperatura?
Pues del mismo modo actúa Gaia.

Salude a Gaia de mi parte…

– Gaia es la red entretrejida de toda vida: está viva, consciente y
despierta en diferentes grados en todas sus células, cuerpos y
sociedades. Gaia es la superficie autorregulada del planeta… que
crea incesantemente nuevos medios ambientes y organismos. Gaia, la
vida en este planeta, en toda su gloria simbiogenética, es
exquisitamente resistente.

“El Mundo Polivalente” (La Vida según cesitar)

(opiniones Estrictamente personales de las que por
supuesto NO se responsabiliza este autor)
(nota: Ruego a las personas que no sean sardónicas e
irónicas que no lean este panfleto)

-El Multiuniverso Multidimensional está entretejido
por Múltiples realidades subjetivas, ya que la Génesis
misma y el resultado del Mismo, dependen al cien por
cien del sujeto que percibe el fenómeno y el sentido
con el que percibe.

Por lo que no se puede hablar de “la realidad” sino de
“tu realidad”. Lo real y lo imaginario se entremezclan
y el resultado es aditivo, sumante.

Con lo que el “todo” se multiplica en la miríada de
apéndices sensores. O sea, todos somos ojos, tacto,
imaginación, sueño del todo absoluto. Comprendiendo
este la nada, el todo, el principio y el fin, lo
eterno y el infinito, etc..

Es por eso que pienso que en las postrimerías del
humano, en los albores de la era “post-humana”, él
único debate posible, es el de sí él todo “crece” ó
“decrece”. Y cuales son las pautas por las que él
“todo” crece.

¿Crece él “todo” en la medida que sus preceptores le
enriquecen?
¿Recicla el “todo” a los preceptores que no le hacen
“crecer”, desindividualizandolos mediante la muerte?
¿Se puede trascender al “todo”?
¿Es el “todo” ético ó un simple tragón?

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