Entrevista a indio Aymara

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 03/06/2005 0:20

Entrevista a indio Aymara.

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MAX PAREDES, PRESIDENTE DEL PARLAMENTO AIMARA

Tengo 68 años. Nací y vivo en Charaña, en el altiplano boliviano:
soy aimara. Soy ganadero de camélidos sudamericanos: llamas,
alpacas… Estoy casado con Natividad y tenemos dos hijos, Ovidio
(32) y Alicia (24), más otros dos hijos de otra mujer. ¿Creencias?
Ni Marx ni Cristo, ni capitalismo ni marxismo: filosofía cósmica de
la naturaleza

VÍCTOR–M. AMELA – 29/04/2003: Qué está masticando?

–Hojas de coca. ¿Quiere? Le invito.

Ah, muchas gracias.

–Aquí tiene, vaya tomando.

Veo que las lleva usted en esa bolsita colgada al cuello…

–Siempre. La bolsa es de lana de llama.

¿Y ahora qué tengo que hacer?

–Póngase una hojita sobre la lengua y vaya chupándola,
mordisqueándola muy suavemente. Luego coja otra, y otra… Es lo que
hacemos nosotros cada vez que comenzamos una reunión, un
encuentro…

Ajá, a ver… Noto un leve sabor amargo. ¿Qué efectos tiene esto?

–Los aimara vivimos a 4.000 metros de altitud, y la hoja de coca nos
da tono. Es una hoja sagrada, que nos comunica con la tierra, con
los astros… También la tomamos en infusión, y contra los dolores
de estómago… Si te duele la cabeza, mordisqueas una hojita y,
mojada en saliva, te la colocas en la sien, así.

¿Y desaparece el dolor de cabeza?

–Sí. ¡Es nuestra aspirina! La coca es nuestra medicina y nuestra
vitamina.

¿No disponen ustedes de medicinas?

–Sí, ¡pero los médicos son caros! Así que, a veces, nos arreglamos
con nuestras hierbas, nos curamos con la coca y con la orina.

¿La orina?

–Te bebes un vasito de tu orina calentita por la mañana, luego otro
vasito de agua…, y en pocos días se te va todo.

¿Tienen los aimara alguna relación con el narcotráfico?

–Somos sus víctimas. Estados Unidos tiene dos millones de
drogadictos, los hijos de “los multinacionales”. ¡Ellos son los
drogadictos, no nosotros!, y se permiten prohibir la coca, ¡que es
nuestra planta sagrada!

¿Desde cuándo lo es?

-Desde tiempo inmemorial, milenario. Los aimara somos los atlantes
de los que habla Platón. Platón, en su “Timeo”, habló de un
continente perdido en medio del Atlántico: la Atlántida. Hoy la
gente le llama América… Pero… ¡somos atlantes, no americanos!

¡Es un placer hablar con un atlante!

-Uno de los reinos atlantes era Tiahuanaco, y ahí estaba nuestro
pueblo desde hace 60.000 años, o sea, desde antes del diluvio.

–¿Los aimara? ¿Hace 60.000 años…?

Sí. El diluvio cortó el contacto con el resto del mundo. En las
pirámides egipcias se ha encontrado hoja de coca y “chuñu”
y “tunta”, que es nuestra papa deshidratada…

¿De verdad? No sabía eso…

–Sí. El nombre de nuestro pueblo, en verdad, es qullana (que
significa “medicina”), pero al preguntarnos los conquistadores
españoles sobre nuestra lengua les dijimos que era una “aymara”
(“lengua humana”) muy antigua. ¡Y se nos quedó lo de aymara…!

¿Y cómo les tratamos los españoles?

–Nos masacraron. Les recibimos pacíficamente: nuestra fe nos prohíbe
matar y éramos un pueblo sin armas. Por eso nos tomaron por pueblo
atrasado y se aprovecharon.

Pero conservan ustedes su idioma…

–Milagrosamente. Cuando yo era niño, los profesores me pegaban si me
oían hablar aimara. ¡Estaba prohibido! Los otros niños se
chivaban: “¡Max ha hablado en aimara!”, y me ponían de rodillas, o
media hora a la pata coja aguantando un adobe sobre la cabeza.

¿Cuántos años fue usted a la escuela?

–Cuatro años, de los 8 a los 12 años, y allí me lavaban el cerebro
diciéndome que yo era “boliviano” y mi lengua, el español…

¿Cuánta gente habla hoy aimara?

–La mitad de los seis millones de aimara, que somos un pueblo sin
fronteras porque estamos en Bolivia, Argentina, Chile y Perú.

¿Tienen ustedes religión propia?

–Creemos en la madre tierra, Pachamama. Vinieron los curas y dijeron
que nuestra religión era pecado. Hoy tenemos una mezcla de
catolicismo y creencias aimara. En su día seguimos la corriente a
los curas, para no tener más líos. Pero pasaba cada cosa…

¿Qué cosas?

–Los aimara siempre habíamos enterrado a los muertos en ciertos
lugares sagrados, y los curas nos obligaban a enterrarlos en el
cementerio junto la iglesia. Los aimara cedíamos, pero por la noche
desenterrábamos al muerto y lo llevaban al otro sitio.

¿Y si se enteraba el cura, qué pasaba?

–Que hacía desenterrar al muerto de nuevo y volvía a llevárselo al
cementerio. Por la noche, los aimara volvíamos a recuperarlo.

Qué mareo para el muerto….

–Son cosas que pasaban… Ya no, aunque nosotros aún creemos que la
primera pareja humana fue puesta en Tiahuanaco por el sol y la luna
mediante el “illapu” (rayo).

¿Y qué tal les tratan hoy los gobernantes?

–No existimos, no quieren ni vernos. Por eso fundamos el Parlamento
aimara, órgano deliberante de todos los aimara, desde el que
lanzamos nuestras peticiones. ¡Pero jamás con violencia!: no nos
gustan las manifestaciones, las huelgas, los enfrentamientos.

¿Cuáles son sus peticiones?

–Que detengan las obras que se llevan el agua de la cabecera de los
ríos andinos a las costas: ¡están desertizando la puna, desecan el
lago Titicaca! Y los aimara se quedan sin agua. Y buscamos ayudas
para crear una universidad aimara. ¡Queremos educarnos, y hacerlo
desde nuestras propias raíces!

Ánimo.

–¡El lago Titicaca es el termorregulador de Sudamérica! Si el lago
decrece, la temperatura ascenderá, la Amazonia arderá de calor…

¿Y cómo ven desde ahí las guerras?

–¡Hacen con Iraq como hicieron con nosotros..! “¡Janiwa jaque
marsima jiwañakiti!”.

¿Qué ha dicho?

–”No mates a tu prójimo”: ¡no a la guerra!