El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

Óscar Aguilera Faúndez

Resumen

De la literatura oral de los pueblos fueguinos la más desconocida es la de los kawésqar, etnia que habita el extremo sur de Chile, y que se cuenta entre las más antiguas de las que poblaron el confin austral del continente. Este artículo presenta algunos textos míticos sobre la muerte, transmitidos oralmente y rescatados por el autor en trabajos de terreno. En estos textos se examina el tema de la muerte en relación con el sueño, y de las relaciones entre los mundos mítico y real. Se establece, asimismo, una clasificación de los relatos, sobre la base de una tipología de la muerte.

Introducción

Los kawésqar actualmente se encuentran divididos en dos grupos que habitan el extremo sur de Chile: el grupo residente en Puerto Edén, en la isla Wellington, situada en la zona de los canales de la Patagonia Occidental, compuesto por 12 personas, y el grupo de kawésqar urbanos, que reside en Puerto Natales y Punta Arenas. Estos últimos, de acuerdo al criterio de CONADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena), que incluye en los grupos étnicos a todos los individuos que se auto-reconozcan con ascendencia indígena, sumaría más de 300. No obstante, casi todos los miembros del grupo de Puerto Edén consideran como étnicamente “legítimos” sólo a aquellos que han emigrado de este lugar hacia la ciudad, son hablantes de la lengua y de padre y madre kawésqar. El número de estos individuos no supera las 15 personas.

De la literatura oral de los pueblos fueguinos, la más desconocida es la kawésqar, pues se posee una rica documentación de los selk’nam y yámanas (o yaganes), gracias a la labor de investigación de Martin Gusinde. Sin embargo, el material que se puede encontrar en el tercer tomo de su monumental obra “Die Feuerland-Indianer”, dedicado a los alacalufes (que él denomina “halkwulup”), es extremadamente reducido. Tal vez esto se deba al poco tiempo que pasó con el grupo meridional alacalufe y su desconocimiento de la lengua.

Tampoco en la obra de Joseph Emperaire, “Los Nómades del mar”, más conocida que la de Gusinde, encontramos información sobre la tradición oral, a pesar del largo tiempo que cubrió la investigación en terreno de este autor.

El hecho de que en las dos obras más importantes y detalladas sobre esta etnia no se encuentren datos sobre mitos y leyendas, hizo pensar que tal acervo cultural había desaparecido hacía mucho tiempo ya. No obstante, en nuestros trabajos de campo hemos comprobado lo contrario: la literatura oral se siguió transmitiendo y se ha conservado hasta el presente, aunque en la actualidad se encuentra en forma fragmentaria, y muchas veces sólo a partir de varios fragmentos se puede reconstruir un mito. Esto se debe principalmente a que los narradores expertos ya han desaparecido, y los informantes que recuerdan los relatos se consideran menos hábiles e incapaces de alcanzar la destreza oratoria y el estilo de sus fallecidos congéneres.

El último de los grandes narradores fue Juan Zambrano (Cerksáu), cuya muerte ocurrida en 1983 lamentan mucho los actuales miembros del grupo de Puerto Edén. Su lugar habitual de residencia era la isla Guarello, donde vivía como solitario, ocupado en faenas de pesca y recolección, cuyo producto comerciaba con el personal de la mina de caliza de la Compañía de Acero del Pacífico, que funciona en Guarello. De vez en cuando hacía algunas visitas a Puerto Edén, donde sus historias eran escuchadas ávidamente. Uno de nuestros informantes narra así como aprendió de él y se lamenta de su desaparición:

Jaláu kawésqar arhána jetæl-hóraras. Kuosá kuos jehánar-k’ejéqas, jehánar-hóro-afqát kuos k’iót kepás ak’uás. Kuosá asætal ak’uás jaláu eik’óse kuteké kius jektá-qei-so-hójok kuos asesekcés cecáu-jetáqtæs kuteké seplaktæs asætal-er-k’éna jewá hójok-s as. Kuos as jehánar-k’ecé-s-jenák. Seplalái-s kuk ka kuos asætal ka kuos asáqas-keséktal-er-as-er-k’éna as kuo. Kuosá kuos jehána-afqát kuo kep ak’uás ka kuos asætal-ker kuos kepásna-k’ejéqas-atál as keráu; æs qólok táu háute æs-c’éwe-terrék jenák-atál-s kuosá kuo kepás ak’uás atál-as sa. Kuosá eik’óse qólok kuosá kuos jetáktas kóka kuos asætal-jowá-er-k’éna as kuo. Kuos ceá kiut askét kuos eik’óse-k eikuakuálok-ker-hóraras jenák. Atqásap eik’óse ak’uá kuteké kajésqa qárwes eik’óse kuosá jetáqtæs kuos asetálap-hóraras kuo. Kiúk cejá kuos asakuálok-ker-hóraras kuos jenák as, kuos seplás kuos asenák-k’enák as.

“Antiguamente andaba el anciano. Y todos se han muerto, se han ido muriendo [los ancianos] y los últimos (= la gente de ahora) ya no saben nada más. Y contaba cuentos antiguos y sus vivencias, y al contarlo se entusiasmaba, y cuando le preguntaban solía contar. ¡Y se fue a morir! Cuando le preguntaban contaba todo. Y al morirse no hay nadie que cuente [como él], pues todos han olvidado todo; yo sé que todos los que están al otro lado (= al otro lado de la bahía) no saben nada. Y yo sé contar cuentos, y cuando me dicen que lo haga, lo empiezo a contar. Y yo aprendí de él. El cuento del ratón y el cuento del pájaro, del pato quetro, a animarlo lo contaba. Ahí yo aprendí y aquí estoy, y cuando me preguntan, yo hablo”.

Características generales de los relatos míticos

Los textos míticos que hemos podido rescatar en diversos trabajos en terreno presentan una versión resumida y fragmentaria, distinta a la manera tradicional de narrar. No obstante, conservan rasgos formales de la que debió ser su estructura normal. Al comparar los diversos tipos de textos narrativos se observa, por ejemplo, que los textos no míticos no contienen formas canónicas como los míticos y son más libres en su forma, a pesar de la imposición de tópicos por parte del investigador, puesto que no son textos espontáneos, sino predeterminados por el lingüista. La fijación de tópico, en todo caso, no influye en el estilo individual del narrador y encontramos distintas modalidades de narración, como por ejemplo, en las que predomina el diálogo en forma de citas directas, o en oraciones que forman períodos asindéticos largos donde la paráfrasis ocupa un lugar importante.

Los mitos generalmente aparecen introducidos por formas canónicas, comúnmente compuestas de dos oraciones coordinadas asindéticas: una oración simple en donde el tiempo va marcado por un sufijo de pasado mítico o narrativo (-hójok), seguida de una oración “pseudo pasiva reflexiva”, formada por un solo verbo con un sufijo genitivo:
(1) fcakiáns sa jenák-hójok, eikúksta-s
Había una vez un zorzal, se cuenta.

(2) kenakéna-s wa cemnák-hójok, eikúksta-s
El pájaro carpintero mataba a golpes, se cuenta.

La segunda oración que forma el período asindético narrativo puede estar constituida por una oración simple de un verbo con sufijos aspectuales y también el sufijo narrativo acompañado de genitivo y, ocasionalmente por alguna partícula temporal que hace las veces de reforzativo (como jat en (3) y asós en (5)):
(3) arkaksélas kawésqar hójok, asesekcéjer-hójok-s jat
Los astros eran personas, se dice.

(4) atqásap wa atqásap k’oának cepaqás-k’enák-hójok, eik’osekcéjer sa
A los ratones, a todos los ratones aniquilaron, cuenta el cuento.

(5) atqásap sa jéjes árka kar kekétka-k’enák-hójok, eik’osek céjer asós
El ratón corría a lo alto del cerro a mirar, contaba el cuento.

En ocasiones en que el relato propiamente tal comienza tras una respuesta o comentario del narrador, el elemento marcador temporal es elíptico:
(6) talqájes sa kuosk’ák kep
El cometocinos tampoco [tiene cuento]

(7) fcakiáns sa cafalái kskué arlái
El zorzal [tenía] agua muy secreta.

(8) as, árkap asátap as
Se fueron hacia arriba, las mujeres se fueron

En los casos en que el narrador comete un error al comenzar, tiene una “mala partida” o una vacilación, introduce la partícula askét “este que…”, y estructura una nueva oración u oraciones coordinadas hasta llegar a la estructura canónica:
(9) c’elasáwe sa askét taksóktek-sélas ak’uás asesek céjer-s kok asesekcéjer-hójok
Las estrellas este que… sus hermanas que, se dice, [eran] se dice.

(10) jálau kawesqár arksá-s wa kius cacár askét laálte kuteké kajésqa léjes ksepcé-s asós kuos laálte æjámas qar-ker-hójok eikúksta
Un joven del pasado su padre este que… en el momento en que [su padre] andaba cazando nutrias y pájaros, salió y una nutria tabú mató, se cuenta.

Las oraciones introductorias de relato cumplen diversos roles asignados por el narrador en su interrelación con los oyentes :

(i) Proporcionar un resumen del cuento, con el fin de dar los detalles a continuación, mostrando la pericia del narrador. El cuento se conoce, pero el narrador le otorga su toque personal distintivo:
(11) eik’óse táwon hójok asesekcéjer wa kenakéna kius kucelákso aksarrúna-k’éjes cæpásap ak’uás kuteké kencákso-k’éjes awákso-k’éjes asesektæl-jeké eik’osektálær-hójok
se dice que tiene cuento el pájaro carpintero engañaba a su amigo para luego matarlo y también lo quemaba, lo quemaba en el fuego se cuenta

(ii) Resumir el cuento, pero requiriendo información de background por parte de los oyentes, aunque la diferencia con el ejemplo de arriba sólo radica en que no se hace el resumen completo:
(12) C’elaqájo sa kástap-hójok asesekcé
El chancharro (cierto pez, Sebastodes darwini ) fue arrojado al agua se dice

(13) Atqásap wa atqásap k’oának cepaqás-hójok eik’osekcéjer-hójok sa
A los ratones, a todos los ratones aniquilaron, se cuenta

(iii) Establecer la ambientación:
(14) Jála kawesqár ak’uás eik’óse eik’osekcéjer-hójok Asé-arlái-asé kawésqar, eik’olájer-s kok
La gente del pasado que narra el cuento era gente del Brazo Norte, cuenta el cuento

En el ejemplo de arriba, la narración comienza con la ambientación, el lugar donde ocurrirán los eventos, y termina la sucesión de oraciones con la forma canónica seguida de una partícula suspensiva ( kok ) que anuncia que seguirá un evento o algún comentario del narrador. En (14) es el primer caso: kstal pe arrakstáwar ak’uás asós kuos cekéja jefejáqas-hójok eikúksta = era un grupo grande, el cual fue devorado por un animal, cuenta el cuento.

(iv) El rol es inverso al anterior, aquí se narra un evento, seguido por la ambientación:
(15) Atqásap askét talaktáf kástap-kténa kuktép kekéhoi [ ] eik’osekcéjer asós kekehójer Eiwaitáuher-kar kius léjes-ho kar hójok eikuaksenák-er-hójok-s
El ratón botaba chamiza al mar y ahí pasaba corriendo, se contaba cruzaba corriendo al cerro Eiwaitáu, la isla era su puesto de observación, se contaba.

(v) Entregar información explicativa, en los términos que describe Grimes (1975 : 56 ss.) como background. Existen diversas variantes:

(v.1) Información explicativa pura para terminar en una estructura de silogismo:
(16) Kajéco táu eik’óse táwon hos asékta sa : kajéco sa kius asáqe asesekcéjer-hójok kuos akcáwe-jeké táusa afcár-kstái ka kius kutæl jefétæl-hójok asesekcéjer-hójok kuos ku-aksék kuos kejéro-ketæl hos sa kius takés
El martín pescador tiene cuento se dice: el martín su comida se dice eran cholguitas solamente, frente a la fogata las calentaba para cocinar se dice y por eso son rojas sus plumas.

(v.2) Información explicativa seguida de ambientación y luego más información explicativa en forma de canción:
(17) Jekcál sa eik’óse táwon; afcár jektál-k’ejésap jekcál jektál hójok sa kejá-japána :
kejá-japána, kejá-japána atektegrá, atektegrá,
kejá-japána, kejá-japána t’aqás-kecéjer jektál-kesekcál
El ciervo tiene cuento; le canta al fuego, la canción del ciervo es del cervatillo gordo :
[sigue la canción].

(v.3) Información explicativa seguida de un evento:
(18) K’iúncar sa tákso, æs tælksta qólok-s, æs afcók asahák-er-fqat sa, æs tælksta qólok-afqát sa, k’iúncar ksekená-ker-hójok æs… eik’olájer kuos
El zorro una vez, yo lo sé de oídas, mi esposa lo contaba, yo lo sé de oídas, el zorro huyó/huía mi… se cuenta.

(v.4) Información explicativa seguida de ambientación y evento:
(19) K’iúncar sa jáu æs-asék ak’uás æs-kas eik’óse jenák hójok eikúksta, kius… kius tarkéjep sa c’afalájep jenák eikos… ak’uás jeqapc’éwe álæs sa kejétal, kejétal-hójok eikúksta-s
El cuento del zorro es de por estos lados, su… su … suegro era la lechuza cuent… que volaba de noche, se cuenta

Los componentes post-introductorios están formados por oraciones enunciativas aclaratorias, a veces va una canción alusiva al texto y oraciones secuenciales que forman la sección media del relato. Se agregan además oraciones de cita, directas o indirectas. Las primeras tienen como función dar viveza al relato al asumir el narrador la posición del o los personajes. Estas apariciones de cita directa eran mucho más frecuentes en el pasado, especialmente por parte de los narradores expertos, quienes agregaban un colorido especial al relato con cambios de voz o entonación. Tanto la cita directa como la indirecta generalmente se dan hacia el final del relato o en una parte intermedia que señala clímax:
(20) “Ak’iápær kuos as kep aká?”
Kuosá kuos kius aihiól-sélas :
“Kuos kskená kekiájeks-qei-sekóna-ar akcélo teselónar”.
“¿Adónde se fue que no está?”
Y su hija [dijo]:
“Creo que huyó corriendo a pesar de que se le pidió que no huyera”.

Las citas indirectas son mucho más frecuentes, en especial porque ya no existen narradores expertos que “actúen” el papel de los personajes, de allí que se haga frecuentemente mención a “como contaban/decían los difuntos”:
(21) Atqásap akc’éwe-s wa táwon eik’óse táwon sos. Kius akc’éwe akcólai-s atqásap akc’éwe-s táu æs-c’éwe aksér táwon æskuosk’ák ka eik’osekcéjer asós. Sæltal-asé-tqal kas ka talaktáf kástap kekiól-k’enák-qei-so-hójok eikuahák-er sos; cecél ac ál eik’uahák tawaisélok-er-hójok.
El ratón tenía un pozo, contaba el cuento. El ratón bebía de su pozo solamente, así, como se contaba por aquí. Allá en la bahía del seno Sæltal arrojaba su chamiza, ponía un palito tras otro, según contaban; los dejaba, como contaban los difuntos.

(22) Kiúka kuos jekcál aselájer-s kok awók’iot tæsqar awók’iot táwon kuos lói.
Después dijo que el ciervo que iba a entrar traía un tizón en la cabeza.

En el desenlace casi la totalidad de las narraciones terminan con un evento de carácter decisivo en la resolución final del relato; el conflicto termina positiva o negativamente y es cerrado por una oración (o dos o más oraciones que forman un período asindético) generalmente introducida por kuos u otra partícula derivada de la anterior, más una oración pseudo-pasiva canónica. Rara vez el desenlace se da mediante una cita directa (v. ejemplos 25 y 26), seguida de una conclusión o bien la repetición de una canción ya introducida en el cuerpo del relato:
(23) kuósos sa aswákiar, eit’áksta aswálai-k’enák-hójok, eikúksta.
después amaneció, amaneció con tiempo bueno, se cuenta.

(24) kuos k’oának jétqa-k’ejéqas, asesekcéjer-hójok jat.
y todos subieron [i.e. la luna y las estrellas], se dice, en ese entonces.

(25) “Tæs c’erraqás, [h]annó ce tæs c’erraqás weejáu aaa, kar-s tæs kstái kc érksta-ker”.
“Mi ojo está roto, mira, yo tengo mi ojo roto, ¡weeejáu aaa!, el palo penetró en mi ojo”.

(26) kuos hánno : “Páu askét kujæktar kújes pap-ker-pas jetékta-kóna-ar, aswálak ko-aswálak ka kuos cekék-sekué”.
y he aquí que [decía]: “Afuera (= en los canales) este que… estará disfrutando de una fogata allá, mañana o pasado mañana volverá”.

* Publicado en Anales de la Universidad de Chile. Sexta Serie N° 6, diciembre de 1997, pp. 13-40

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

Óscar Aguilera Faúndez

El tema de la muerte en los relatos

1. La muerte y los sueños

La muerte es un tema muy recurrente en la literatura oral kawésqar. En la mayoría de los relatos se produce en forma violenta como consecuencia de conflictos, engaños, venganzas, rompimiento de tabúes o por agentes naturales, aunque este último tipo es menos frecuente. Ni hay muertes “apacibles” en las narraciones, a excepción del caso de la muerte por frío en el cuento del cisne.

Las muertes por enfermedad se dan en el mundo real y no forman parte del mundo mítico. No encontramos en los relatos descripciones de las prácticas mortuorias, profusamente descritas por Gusinde (III: 453 ss.) Y Emperaire (1966: 249 ss.). Lo único que comparten el mundo mítico y el real en el conjunto de creencias del grupo kawésqar es la conexión entre el sueño y el mundo de la muerte. Los espíritus de los muertos, que se convierten en auxiliares de los vivos en situaciones extremas, se comunican con estos últimos a través del sueño. Este es el único vehículo, la única vía de comunicación con el mundo de los vivos, ya que la persona al perder la corporalidad con la muerte, sólo puede comunicarse por una vía que excluye el contacto físico. Al respecto, hay que señalar que los kawésqar hacen la distinción entre lo que correspondería al alma (os) y una fuerza vital que mueve al cuerpo (aksæmhar).

La muerte ocasiona que la fuerza vital abandone el cuerpo, con lo cual el alma también se separa de la “envoltura física”. Para el vivo, la fuerza vital muere, pero en la muerte sigue funcionando en conexión con el alma. La fuerza vital que movía al cuerpo en vida hace que el alma “viva”, se mueva y actúe en el mundo de la muerte:
(27) K.: kuosá kuos aksæmhar táwon asesekcéjer-hójok ak’uá kius jehánar sos
K.: ¿se dice que tiene espíritu la persona muerta?
T.: kep sa, aksæmhar jehánar-k’ejéqas asó sa
T.: no, el espíritu ha muerto
kuos ku-k’ot kucelásk’ak jehánar-k’éja asesekcéjer-hójok
y al rato muere la persona, se contaba
kiáu ka kskiál aksæmhar jehánar-k’ecé jetæl k’élok sa
mientras está vivo el espíritu también, uno muere, no anda
k’oának ka aksæmhar jehánar-k’ejéqas asós kuceláksk’ak jexás (= k’exás)
todos los espíritus mueren al mismo tiempo, por último

Lo que el vivo ve a través del sueño es el “alma” del difunto, con rasgos aprecidos a los que tenía cuando estaba vivo. Esta manifestación del alma es posible a través de la fuerza vital que ahora acompaña al alma, tal como acompañaba al cuerpo en vida, haciendo que éste funcionara:
(28) K.: ak’uásk’ak táu kuos kawésqar jehánar-s kok kuos jeséktal
K.: ¿y cómo cuando una persona muere se ve después?
ak’uá kius aksæmhar séwel asó táu-s kuos jeséktal-s ko-sektæl-s?
¿o no será su espíritu que se ve también se ve en el sueño?
T.: akuó ka kuosó qolókna kuteké cecáu-jerrákso sa kuos tqáme álowe jeksór
T.: cuando en él se aparece también penetra en uno y se ve en el sueño
K.: ak’uák’ak kuos aksæmhar karsektálær-hójok sa askét
K.: cómo al que llaman espíritu este que…
aséksor jéksor-s kok
lo veía en el sueño
ka kawésqar jehánar-afqát kius aksæmhar asó co jeksór-pas æsk’ák
cuando una persona moría, su espíritu yo lo veía, así
askét kius os asó táu qolókna kuos ko-séktal hos kua
este que… su alma/espíritu es acaso su alma que aparece en el sueño?
T.: kuosá jehánar-s asó sa kuos ko so ak’uá aséksor jéksor asesektálær-k’enák
T.: después de haber muerto después se ve en el sueño dicen
jehánar so kuosá kuos sekárk’ap-er-k’éna hos
el muerto después es distinto/cambiado/transformado
kolái-s kok kuos hánno lafk co jejehák asahák
en el sueño y también actualmente yo lo veo y cuento
Sampráo-s wa qólok as kuos kuos kónar jelái-s kok
Zambrano se aparece cuando sueño y lo veo
tæs pe æs tæs pe k’enák-atál as
todo se ve en mi mente
K.: kius os táu ka kius aksæmhar sos?
K.: ¿era su alma o su espíritu?
T.: kius os ka kuteké aksæmhar so ak’uás kepás ak’uás
T.: su alma y también su espíritu eso creo, ignoro qué
K.: kawésqar jaláu jehánar kuos jehánar asó kuos asesekcéjer-hójok
K.: cuando moría la gente antiguamente se contaba
kuosá kawésqar ja… ja… qaqár-fqat kius os asó co jeksór-pas
después la gente dejaba su alma, yo lo vi
kuosá aksæmhar táwon ak’uás aselájer
y se cuenta que tiene espíritu
kuosá ke (= que?) jehánar ke kius jehánar os asó k’ua aselájer-s kuos cekék-ketæl hos as kawesqár
después el muerto el alma del muerto se dice que viene como persona
ceppacéwel ka jetætal kúka kuteké kséptal hos ka kawesqá k’etæl hos as
como sano/normal está y también camina
kuos tqáme álowe jelái-s kok
y se ve en el sueño.

El espíritu (alma) de una persona se puede comunicar también con los vivos cuando se produce la muerte en la distancia. El espíritu del familiar o amigo puede “avisar” de esta manera su tránsito al mundo de los muertos. Esta comunicación se puede realizar a través del sueño o por intervención del ambiente físico, en forma de ruidos que manifiestan distintos tipos de actividad, como por ejemplo, remar, cortar leña o lanzar palos o ramitas a la choza en los campamentos temporales, o animales que realizan acciones no comunes: el lobo marino sube a tierra y brama; una orca o un delfín se acerca a tierra:
(29) (…) ka kuteké kawésqar ak’uás kojóterrek jehánar ka jajá
(…) también cuando una persona se ha muerto en otro lugar
kuos os asó sa hout’éksta-ar sa æsk’ák
y su espíritu es el que está tirando algo [un palo] así
ka k’eicesektálær sa
nos avisa
[jehánar] ka kuos askét jetéksta káuker qálksta
[cuando muere] también este que… se presenta, se siente caminar
ka kuteké kencéktas ka ketæl hos as asár
y también se siente hachear en un lugar inaccesible (o malo)
árka káskuk jetæl ceá kuos asós askét
cuando anduve para arriba este que…
hout’afténarær-horo-qei-er-afqát
me asusté cuando cayó súbitamente un palo
ce sa kawésqar … æs aihiól ka kuteké os asó qei so ker sa kuos askét
yo una persona … era el espíritu de mi hijo este que…
hout’éja-qei-fqat
estaba tirando palos
kuterrék ceá jepás tæl so
cuando estuve esperando
kuos árka æs-pe-terrék cekék ak’uás sórksta-æská-ker
por el monte llegó alguien que hacía sonar palos al caminar
kuos ceá tariépskak æstæs kúkstai jenák
y yo estaba tranquilo mirando hacia arriba (al monte)
kawésqar-s sas asó kuos kas cekék-akstá-ar
la persona que salió se sintió llegar
kuos kájef asép asér kuos arwéksta-ar
y después se embarcó en la chalupa e hizo ruido
jemókar-s ko-ásep kuos eihén
el remo que estaba ahí
akiár céksta-kecéjer
lo tiró y se sintió golpear
kuosá kájef arwérksta jemókar jetákar arwérksta æsk’á ker
y la chalupa hizo un ruido al golpear el remo hizo un ruido así
kúkstai asér jelái-s kóka kep
cuando bajé a mirar no había nadie.

(30) at háuterrek jehánar-k’er aseksórnark
cuando una persona se ha muerto en otro campamento se sueña
ka kuteké páqtæs k’e aseksórnær
y si se ha ahogado [alguien] se sueña
kuos aksæmhar asó tqáme pek aksér cekék qolókna
y su espíritu llega al sueño, aparece
ksep k’uijéfna ksep aqtæl-tálnærk, aqtálnak
nos da pesadilla y hace despertar llorando, llorando
atqanák jen… askét aséksor álowe aqtálnak-atál kot (?) atæl aqtál-tálnær
llorando este que… en el sueño se ven llorar [las personas] y con su llanto me despierto
ka kuos tælamás altqátqal
por último me levanto llorando
kuos askét aqtália jektál-k’éja-atál-hójok
y este que… lloran y cantan.

Un ejemplo de esta comunicación con los muertos por medio del sueño lo encontramos en el relato que hemos llamado “La gran inundación” (Aguilera-Brito 19:). En este realto, un joven mata a una nutria tabú, a pesar de la advertencia hecha por sus padres. Se produce una gran marejada que extermina a personas y animales. Sólo sobrevive el joven y la muchacha de quien está enamorado. Ambos logran escapar de la furia del mar subiendo a un cerro alto. Al encontrarse desamparados, sin alimentos ni abrigo, el joven sueña con el espíritu de su madre, quien lo guía para salir de la situación:
(31) Bueno, pensaba hacer su casita, puh
Había pasto; tejieron con pasto, ramas, qué sé yo
No ve que con qué taparse, puh, no hay cuero.
La capa llevaron mar (= el mar se llevó la capa).
Entonces obligao a tener que estar con puesto no más y lo…
lo manecieron (= amanecieron) los dos ella con él.
Entonces ya tenía . . ese muchacho lo pone triste (= se pone triste),
qué sé yo, va a soñar con
su mamá puh, l’espíritu su mamá.

2. El mundo mítico

El mundo mítico está poblado por animales-hombres y hombres que interactúan con aquéllos. En un texto recogido por el investigador argentino Fernando Pagés Larraya incluso se menciona la existencia de plantas-hombres.

En este mundo mítico, la muerte aparece como agente de transformación y origen, conectando el mundo mítico con el real. Los animales-hombres al morir, se transformarán en los animales que poblarán el mundo real:
(32) fcakiáns sa eik’óse táwon hójok asékta
el zorzal tiene cuento se dice
kius asáqe hójok asékta kuos kajésqa,
su alimento se dice eran pájaros
kajésqa atáwe asá-ap
pájaros gordos comía
kajésqa kejá sa hakuás wa
pájaros gordos cazaba de noche
kuos ak’éwe wa kuos kajésqa álæs
y en la noche salía a coger pájaros
kuósos sa jenák asó qar-hójok asékta kius kucelákso
y después fue asesinado se dice por su amigo
akcólai ft’ói jenák ak’uás kuteké akcólai askét
mezquino de agua era y el agua este que…
kue jenák asó
era secreta
cecáu-jefé-akcawésna asó
le dio sed después de haber comido cholgas
akcólai as asó
fue al agua
kuos akcólai kt’áip at’æl-atáuk qar-hójok asékta
y en el pozo lo hundieron, lo mataron se dice
kuosá kajesqána-hójok kuos ália
después se transformó en pájaro y vuela.

(33) waláman tawesána-qei so hójok eikúksta kelæl
el cisne pasó un mal momento, se cuenta, …..
eitérja jecérlap asó sa tawesána-hójok eikúksta
con viento sur salió a vela y casi naufragó
waláman aselái karlájer-s kuos eik’olájer-s kok
se dice que era un cisne de cuello negro cuenta el cuento
kesá-kanána-k’ejéqas ka kuteké kuosó kajesqána-k’ejéqas-hójok eikúksta-s
y todos murieron de frío y se transformaron en aves se cuenta
kas ka kuteké áperk páqtas kuteké kesetónar
allá, también con la lluvia se ahogaron y se congelaron.

El mundo mítico también albergaba seres que siempre tuvieron carácter de animales, como algunos mamíferos terrestres y marinos que eran fuente de alimento, aunque algunos eran animales tabú, como por ejemplo el ciervo (huemul), portador del fuego, cuyas crías sí podían ser alimento; la nutria hembra con crías, que asegura la existencia de la especie; el chancharro (cierto pez, Sebastodes darwini), que da origen a los canales; el lobo marino, cuya primera muerte lo convierte en alimento principal hasta hoy día. Otras criaturas eran parecidas a los animales actuales, pero se diferenciaban por su monstruosidad, criaturas gigantescas, de gran ferocidad, devoradoras de hombres.

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

Bibliografía

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kawésqar

Características generales de la cultura

En 1936, se instaló en Puerto Edén una base de la Fuerza Aérea (FACH) destinada a apoyar una línea de hidroaviones que uniría Puerto Montt con Punta Arenas. Los kawésqar que antes habían establecido campamentos temporales junto al faro San Pedro en busca de alimentos y ropa, encontraron en Puerto Edén un nuevo sitio donde podían satisfacer tales necesidades. Poco a poco fueron instalándose alrededor de la base, logrando la protección del personal de la FACH, la cual se consolidó posteriormente en forma de decreto del Gobierno de la época.

En un comienzo construyeron sus típicas viviendas de tipo oval, con una estructura de varas curvadas, amarradas con junquillo o lazos de cuero de lobo, cubiertas de ramas y pieles o materiales de desechos de barcos varados o conseguidos por trueque. Con posterioridad este tipo de vivienda fue siendo reemplazado por chozas de madera, latas, cueros y lonas, y el material que les proporcionaba el personal de la base, a fin de mejorar sus condiciones de vida. Así, varias familias de indígenas y sus perros se hacinaban en estas chozas en la playa, delante del establecimiento militar.

El manejo de estas novedosas habitaciones, donde se habían modificado todas las condiciones funcionales acostumbradas, condujo a que se produjeran repetidos incendios, pero los kawésqar, en su deseo de cambiar o por consejo de sus protectores, volvieron a reconstruir de la misma manera, con iguales consecuencias

Tiempo después fueron llegando colonos desde el norte y el sur, permitiéndose su establecimiento en diversos puntos de la bahía, constituyéndose los núcleos principales hacia el sur y este de la Caleta Malacca, ocupando toda la línea costera que ya mencionamos.

Durante la década de 1960 se construyó la escuela, y Puerto Edén quedó bajo la jurisdicción de Carabineros de Chile. El Gobierno de ese período hizo entrega de casas al grupo alacalufe, siendo instaladas éstas en el lugar que señalamos antes, abandonando el sitio contiguo al puesto de la FAch. Con posterioridad este edificio fue traspasado a la Empresa de Comercio Agrícola (ECA), que instaló un almacén de expendio de comestibles. Hoy el sitio ha recuperado su carácter de recinto militar, al instalarse allí la Capitanía de Puerto, dependiente de la Armada de Chile.

Las casas otorgadas a los kawésqar se situaron en una aparente ordenación lineal paralela a la costa, sostenidas sobre postes de madera para obtener nivelación de piso y aislación de la superficie húmeda del terreno. Algunas de estas viviendas se quemaron, dado el material altamente combustible de que estaban fabricadas y por la falta de hábito de residir en ellas por parte de los usuarios, a lo que hay que agregar, además, la utilización de cocinas a leña e iluminación de velas. Ante esta emergencia los ocupantes solían instalarse temporalmente con otras familias, o bien construían chozas en el mismo emplazamiento, semejantes a las de los antiguos tiempos, pero sin contar ahora con los materiales ni las condiciones del terreno adecuadas.

La institución social básica del grupo es la familia. No se reconocen clanes ni jefes, sino familias que se caracterizan como relativamente extensas y de tipo paternal en términos no absolutos.

Cuando el grupo era relativamente numeroso, durante las temporadas de caza, se formaban cuadrillas integradas por los miembros masculinos del grupo, permaneciendo las mujeres y los niños de corta edad, así como los escolares -a diferencia delos tiempos más remotos-, en casa, recayendo en este caso toda la autoridad en la madre. Se observaba también una cierta predominancia femenina en materias comerciales de venta o trueque. Hoy en día, rara vez sale una familia completa a una partida de caza.

Por otro lado, es la mujer la encargada de la organización doméstica del quehacer cotidiano: preparación y distribución de alimentos, cuidado de los niños y atención a visitantes. Es por esto último que la primera impresión que recibía el extraño al entrar en contacto con estos indígenas en su vivienda, era encontrarse con un cierto grado de subordinación del varón, pues era la mujer quien respondía y mantenía el diálogo, mientras que el hombre se limitaba a escuchar o a responder con monosílabos.

A diferencia de las costumbres ancestrales, la mujer comenzó a unirse en matrimonio con individuos muy distantes de su raza, prefiriendo a los blancos o a los huilliches mestizos de Chiloé en estos enlaces.

Lo mismo no ocurre para con los individuos de sexo masculino, los cuales si pueden se unirán, aunque con ciertas restricciones, a la mujer kawésqar que los acepte. Además, se registraban casos de poliginia y poliandria.

La poliginia cesaba cuando el varón era considerado inútil por vejez, enfermedad o molicie, siendo éste abandonado por una o sus dos mujeres.

La poliandria se registraba en una continuidad temporal muy duradera, en la cual uno de sus hombres podía hallarse ausente por largos períodos o transitoriamente, debido a razones de trabajo o partidas de caza en lugares lejanos.

Dentro del grupo solía darse algunos individuos aislados, senescentes o de mediana edad, abandonados por su mujer. Son los llamados botados. Se podía dar el caso también de algún individuo que era parcialmente aceptado dentro de la comunidad, pero que frecuentemente no participaba en las actividades comunes, o sólo ocasionalmente. Se marginaba o era marginado de las partidas de caza, recolección de mariscos u obtención de leña y madera. Este fenómeno ocurría generalmente dentro de los miembros varones del grupo y ocasionalmente dentro del círculo de mujeres, las cuales formaban un conglomerado altamente solidario. Si existía un individuo de la categoría abotado” y éste era casado, sólo se marginaba él y no su mujer, la cual formaba parte activa de la vida social de su circulo.

Existen algunas formas de normas sociales implícitas dentro de la comunidad las que se hallan representadas por la consideración especial que se tiene ante la opinión de un individuo más experimentado o los mayores. Respecto a este último punto, presentamos el siguiente ejemplo: Hay derechos perfectamente delimitados en cuanto a la propiedad habitacional y los terrenos colindantes. En la línea divisoria de la propiedad de dos hermanos había un pozo de agua que era utilizado por ambos. Con posterioridad, uno de los hermanos, el mayor, demarcó manifiestamente con una cerca, el deslinde del predio, apropiándose del pozo. Este hecho no suscitó ninguna protesta por parte de su hermano, pues el otro estaba ejerciendo su derecho de mayoría de edad.

Los derechos de propiedad individual no son enteramente estrictos, fuera del derecho habitacional que hemos señalado Los utensilios, instrumentos de caza y pesca, herramientas y embarcación son compartidos por la comunidad, hecho que se hace más notorio en las faenas de recolección y caza.

Esta institución recibe el nombre de c’as, que consiste en un intercambio de estos objetos o alimentos entre el grupo de cazadores. Emperaire denomina esta institución tchas colectivo, diciendo: “Se ofrece, se da (tal es la traducción de la palabra tchas, ofrenda dádiva, intercambio), aunque no haya nada que esperar en trueque por el momento. Se trata, ante todo, de un acto gratuito, un acto de correspondencia, de participación entre los individuos o la familia del grupo del momento. Por ejemplo, el alimento es repartido entre todas las familias del grupo sin que el que lo proporciona sea objeto de un reconocimiento especial por el esfuerzo o trabajo que le ha costado… Cada uno, según las circunstancias, se somete libremente y… admite por beneficiarios a todos los miembros del grupo provisional” (Emperaire, 1963: 229).

Existe otro tipo de c’as que Emperaire denomina individual, que consiste en un regalo de individuo a individuo, sin que se espere retribución inmediata ni equivalente (cf. Emperaire, ibíd.).

El patrón de vida diaria, que antaño implicaba una rutina cotidiana de recolección de alimento, ha sufrido modificaciones considerables Las costumbres relacionadas con la alimentación se han transformado por influencia del sistema de vida chilota, consecuencia del aumento del número de colonos, el paso frecuente de barcos y la instalación del almacén de la ECA en un comienzo y hoy por la proliferación de almacenes que venden diversos productos. Esto último posibilitó la obtención de otras fuentes de alimentos y cambios en su sistema económico.

No obstante, persisten las prácticas de recolección y caza acostumbradas que se conocen.

La dieta principal aún consiste en moluscos y carne de lobo marino. La recolección de cholgas, choros, almejas y locos está sujeta a las variaciones que experimentan las mareas. Los erizos se obtienen mediante la utilización de fisgas. A veces extraen centollas o pescan, utilizando redes, robalos, chancharros o pejerreyes.

La incorporación de nuevos alimentos ha redundado en el léxico con la creación de neologismos o adopción de vocablos que han sufrido un desplazamiento de su significado primitivo, para utilizarlo como denominación de los nuevos productos. Tal es el caso de la palabra con que en un comienzo designaba al plátano: kejérwa-sakujéska, que era el nombre de un fruto silvestre con cierta similitud al plátano, o bien el nombre que utilizan para denominar la naranja: ánate-lájek; ánate es el nombre que designa un hongo de color anaranjado intenso (Cyttaria Darwini), y lájek” tiene la connotación de “bueno” o “sabroso”. Estos términos, sin embargo son de corta vida y casi han sido reemplazados por las palabras españolas.

Pocos son los préstamos de vocablos españoles, modificados de acuerdo a la fonética kawésqar, como, por ejemplo, parróta = porotos.

Antes de la llegada de exploradores blancos los indígenas canoeros de la Patagonia Occidental desconocían las bebidas alcohólicas. En un comienzo estas bebidas fueron rechazadas, siendo adoptadas paulatinamente con las incursiones de los loberos y la incorporación de colonos en los territorios indígenas.

El grupo tiene una gran tendencia a la imitación y adopción de modos y algunas costumbres del blanco, al cual considera superior, o por lo menos bajo su dependencia. Con el consumo de bebidas alcohólicas por parte del blanco, comenzó a generalizarse dentro del grupo el uso habitual.

Actualmente el indígena hace todo lo posible por obtener alcohol, el cual obtiene mediante su compra o trueque. Incluso vende utensilios que le son absolutamente indispensabes -como hachas- para comprarlo.

Según mis informantes, y en observación directa, una vez obtenido el licor, se reúnen en una casa, generalmente la más grande, y comienzan a beber. En esas reuniones escuchan música, conversan, y frecuentemente se registran disputas que finalizan con la retirada de uno de los contrincantes. Estas disputas siempre tienen un carácter verbal. El indígena kawésqar no es muy adicto a la lucha, y aunque adquiera cierta corpulencia con el ejercicio del remo, siempre es dado a la molicie

Esta molicie es tan persistente, a veces, que aunque esté efectuando labores que le significarán mayor ingreso económico, prefiere abandonarlas por sumirse en ella.

El consumo de bebidas alcohólicas trastrueca completamente la conducta de los individuos, tanto dentro de la comunidad como e n contacto con el blanco. Dentro de la comunidad, como lo he mencionado, se vuelve locuaz y pendenciero. En un medio diferente i. e., entre los blancos, la locuacidad también es muy evidente. Incluso se atreve a hablar sobre temas que no hubiera aceptado abordar estando sobrio. Desaparece en cierto grado el sentimiento de inferioridad experimentado ante el blanco, y llega a sentir dependiendo de las circunstancias, antagonismo o un mayor sentimiento de amistad. El estado anímico alterna entre euforia y melancolía. Fuera de su hábitat se acentúa el estado melancólico, que lo lleva, incluso al llanto, al recordar a sus parientes y amigos.

Ilustraré a continuación, en forma sucinta, las prácticas de caza de este grupo étnico.

Constituyen piezas de caza principales el lobo marino en sus variedades de lobo común o de un pelo y lobo fino o de dos pelos, nutrias, coipos y huemules.

Los lobos son arponeados o bien cogidos con una red grande especial (feitcétqal), que se coloca a la entrada de grutas que están a nivel del agua y luego son muertos con garrote (eikuák).

A este instrumental de caza se sumaba hasta hace algún tiempo, armas de fuego. La utilización de estas armas convirtió a los kawésqar en excelentes tiradores.

La carne es aprovechada como alimento, consumiéndose asada o cocida, acompañada de papas y apio silvestre, en los campamentos temporales. La piel se pone a secar en un bastidor semirrectangular, confeccionado de varillas de madera (cejénesxar). Posteriormente, ésta es utilizada para la confección de pequeñas canoas a semejanza de la antigua canoa de piel, que estos indígenas venden o truecan en los barcos que pasan por Puerto Edén

La nutria y el coipo se cazan con perros, los cuales ubican las piezas en sus madrigueras -tratándose de las nutrias-, arrinconándolas en el mismo lugar o entre las rocas, donde son muertas con garrote. El coipo es cazado ocasionalmente por los indígenas, ya que su piel no presta mayor utilidad, su precio es inferior al de la nutria, y sólo se aprovecha su carne.

Hoy día la nutria no es cazada debido, principalmente, a las prohibiciones existentes y a la carencia de perros entrenados, ya que el perro fueguino se ha extinguido completamente y ha sido reemplazado por otros que no poseen las cualidades muy especializadas de la especie autóctona.

Para atrapar el huemul también se utilizan perros, los que, cercando al animal, lo obligan a desplazarse hasta un barranco, donde terminan por despeñarlo, o bien son acosados hacia el mar, donde los arponean los cazadores que esperan en sus embarcaciones.

Las aves, parte importante en la dieta de los kawésqar, hoy no son frecuentemente cazadas. Se apetece más las variedades de palmípedos que se encuentran en los canales, y en forma especial el pato quetro no volador o pato vapor. La técnica empleada es la caza al acecho con lazo: El cazador se oculta en un emplazamiento hecho de ramas, donde éste imita el llamado del ave para que se acerque, y con el lazo preparado la atrapa. Otra técnica utilizada es la del lazo múltiple (arkás), que se coloca en el paso de las aves hacia los nidos.

El empleo de instrumental de caza autóctono experimentó cambios, producto de las incursiones de los loberos en la zona; el fusil de caza pasó a reemplazar parcialmente al arpón, ya que la adquisición de estas armas modernas era fácil para los indígenas. Principalmente las armas de fuego eran entregadas o cambiadas por los loberos para que los nativos les proporcionaran pieles.

Con el transcurso del tiempo este armamento comenzó a deteriorarse hasta su completa inutilización, no siendo renovado debido a la prohibición de la caza de mamíferos marinos. Esto implicó una reactualización de los instrumentos antiguos autóctonos que anteriormente tenían un uso paralelo.

Esta prohibición, que terminó con el comercio de los loberos, sigue en vigencia, sin embargo, los kawésqar están autorizados para cazarlos y utilizar su carne de alimento y la piel para artesanía.

Origen del nombre de la etnia

Diversas han sido las denominaciones que ha tenido esta etnia debido a la amplitud del territorio en que se desarrolló su existencia, y a la dificultad de obtener datos de esta naturaleza por navegantes y viajeros de otras épocas, así como también por la influencia que ejerció lo que anotaron sobre el particular algunos investigadores.

Otro factor que debemos señalar se relaciona con la falta de entrenamiento auditivo de quienes recogían los testimonios lingüísticos; de allí la variedad de grafías que se encuentran en todos los escritos. Fitz-Roy fue el primero que designó a un grupo de indígenas que habitaban hacia el oeste del canal Beagle y el estrecho de Magallanes con el nombre alikhoolip, indicando, además, la existencia de otros dos grupos: sitúa al primero en la parte central del estrecho de Magallanes, denominándolos pecheray, siguiendo a Bougainville (“Nous les avions alors nommé Pécherais, parce que ce fut le premier mot qu’ils prononcerent en nous abordant, et que sans cesse ils nous le répetaient”; Bougainville 1772, I: 276.), y debido a que estos indígenas lo recibieron con esta exclamación. El otro grupo que menciona lo ubica cerca de las aguas de Otway y Skyring, cuyo nombre no pudo averiguar, designándolos como huemules:

“To the westward, between the western part of the Beagle Channel and the Strait of Magalhaens, is a tribe now called alikhoolip (which may be the poy-yus), whose number amount perhaps to four hundred.
About the central parts of Magalhaens Strait is a small and very miserable horde, whose name I do not know. Their usual exclamation is ‘pecheray, pecheray!’, whence Bougainville and others called them Pecherais. For want of a more correct term I shall here use the same word The number of adults among them is about two hundred. Near Otway and Skyring waters is a tribe, or fraction of a tribe, whose name I could not learn; for the present I shall call them ‘huemul’ -because they have many skins of roebuck, which is said to be the animal described by Molina as the ‘huemul’. Their number may be one hundred, or thereabouts.
“I am inclined to think that these Huemul Indians are a branch of the Yacana people, whom Falkner describes as living on both sides of the Strait” (Fitz-Roy, 1839, II: 132). (traducción)

Emperaire postula que el nombre alacalufe, alakulof, alikkolif, alakwulup, etc., podría ser una deformación de la palabra española regalar: “Un término cuya consonancia es extrañamente vecina a la palabra alakaluf fue escuchada dos veces en 1946. Estábamos en una choza colocando anzuelos en una lienza, cuando una mujer preguntó si podíamos alakala takso (darle uno) y que, a cambio de eso, ella “alakala” un canasto Después de varias explicaciones, nos dimos cuenta de que la palabra “alakala” era una deformación de la palabra española regalar. Acaso sea preciso ver en ello la explicación de este término extraño de alacalufe, que recordaría el tiempo, no tan remoto, en que los kawéskar de los archipiélagos subían a bordo de los barcos a pedir hierro y trajes” (Emperaire, 1963: 213).

Emperaire también indica que el nombre kawéskar significaría “hombres que llevan piel”. de kawes=piel, y kar= hueso, palo, todo lo que indique materia dura (Emperaire, ibíd.).
Hammerly Dupuy utiliza esta misma denominación para los indígenas de la isla Wellington, dándole el significado de “piel dura” (Hammerly, 1947 b: 500).

Respecto a la denominación pecheré o pecherais, Gusinde ofrece una interpretación que nos parece la más plausible. Según él, se trataría de un préstamo Selk’nam, siendo la palabra Peshére el nombre de una ceremonia de los shamanes selk’nam, que finaliza con un intercambio general de objetos, acompañado de continuos gritos de peshére o pesheréé:

“Juni 1923 hatte ich die seltsame, für mich auch als einzigem Europäer sich bietende Gelegenheit, der Veranstaltung des Peshére der Selk’nam auf der Isla Grande beizuwohnen (I,797). Erstmalig habe ich sie ausfürlich beschrieben (1) als eine Festversammlung der Selk’nam-Schmanen. Nicht allein deshalb, weil diese letzteren jene Zusammenkunft veranlassen und leiten; sondern auch mit Rücksicht auf das spezielle Ziel, dem die Veranstaltung gilt und das kein geringeres ist als die Weckung neuer Berufe oder Werbung neuer Kandidaten fur das Amt, in dem sie selbst tätig sind.
“Durch ihre langanhaltenden Gesänge von sehr einförmiger, monotoner Melodie, die gewöhnlich mit lebhaften Tanzen um das Feuer in einer besonders geräumigen Hütte enden, sucht die kleine Gruppe der Schamanen auf die Anwesenden einzuwirken. Es bleibt meistens nicht aus, dass schon inerhalb weniger Abende aus der grossen Anzahl der Anwesenden der eine oder andere junge Mann, wie geistesabwesend und mehr unbewusst, leise in den Gesang der Schamanen hineingezogen wird und die Melodie begleitet. Damit gibt er sich zu erkennen als ein fur dieses Amt Prädestinierten. Alle übrigen Teilnehmer konnten diese Entwicklung genau beobachten und sagen nun: ‘Das Peshére ist zu diesem Manne gekommen! -Jetzt hat das Peshére den dort gefasst!’.
“Wohl grösstenteils die Genugtuung iiber den von der Schamanenvereinigung errungenen Erfolg, durch neue Kandidaten ihre Reihe vermehrt zu haben, dann aber auch die Anteilnahme der Anwesenden mit Konzentrierung ihrer Geisteskräfte auf den Entwicklungsgang der Veranstaltung, welche nach einer Entspannung der lange gezollten intensiven Aufmerksamkeit hindrängt, begründen die weitgehende Ausgelassenheit in den zum Schluss erfolgenden äusserungen der Freude, Anteilnahme und Zufriedenheit. Es erweitert sich die Mitteilsamkeit der eigenen frohen Gemütsverfassung an andere zur uneingeschränken übergabe von Wertobjekten und Gebrauchsgegenständen aller an alle; also schliesst das Peshére mit einer allgemeinen gegenseitigen Beschenkung. Bei den spontanen Freudenäusserungen geht es meist etwas stürmisch her, und es kommt zu einem gewissen übereifrigen Durcheinander, das psychologisch sehr gut begründet ist. Es halt der einzelne einen Gegenstand mit beiden Händen, streckt die arme nach oben, dass sein Gesicht teilweise verdeckt wird, geht oder läuft dem andern entgegen und wirft ihm das Geschenk über den Kopf, wobei er laut ruft: ‘Peshére’! oder auch das lang gezogene ‘Pesheréé’. Den ganzen Tag hört man das sich ständig wiederholende ‘Peshére’, begleitet von Lachen, Jauchzen und Kichern.
“Erschöpft vom Erguss ihrer ganzen Freude und Lebhaftigkeit, drangen sich alle, wenn im tiefen Nachtdunkel das letzte ‘Peshére’ verklingt, wieder in die grosse Hütte hinein; und hier, um das Feuer bundt dureheinander hockend, löst die erzählende Wiedergabe von seltsamen überraschungen und komischen Szenen neue Freudenausbrüche und Lachsalven aus. Erst wenn starke Ermattung die Geistesfrische abgeschwächt hat, nimmt das lebhafte Reden und Schwatzen ein Ende. Ermüdet sucht einer nach dem andern die eigene Wohnhütte auf und sagt beim Weggehen noch: ‘Das war ein schönes P&eacuteshére, welches wir jetzt gefeiert haben!’ Mit dieser allgemeinen Beschenkung also ist der Schlussakt dieser Festveranstaltung der Schamanen erreicht” (Gusinde, 1974: 115-116). (traducción)

Gusinde señala que existe la posibilidad de que algunos alacalufes hayan participado en una de esas “Fiestas Peshére”, y de este modo pueden haber aprendido a responder a un selk’nam ante esta “invitación al trueque”, incorporando la expresión peshére o pesheréé a su lengua, utilizándola posteriormente frente a extranjeros cuya lengua desconocían:

“Wenn auch kein positives Moment zur Annahme zwingt, ein Halakwulup hätte Gelegenheit gehabt, dem oben erwähnten Peshére-Fest beizuwohnen, so liegt es sicherlich im Bereiche des Wahrscheinlichen, dass solch gerauschvolle, stets mit grösserer Teilnehmerzahl vorgenommene, freudige Veranstaltung eben deshalb, weil sie in einer allgemeinen Belustigung und Ausgelassenheit ihren Abschluss fand, gelegentlich doch einmal einige Halakwulup anziehen müsste, die erst als neugierige Zuschauer geduldet wurden, allmählich aber von der allgemeinen heiteren Erregung erfasst, schliesslich als aktive, wenn auch noch als sehr zurückhaltende Teilnehmer das Beispiel der Selk’nam nachahmten.
Aber wenn die Möglichkeiten der persönlichen Teilnahme eines Halakwulup an jener freudigen Bewegung innerhalb der Selk’nam-Hütte selbst sich nicht verwirklicht haben sollten, so ist nichts gegen die Voraussetzung einzuwenden, dass ein von jener Versammlung herkommender Selk’nam bei seinem Zusammentreffen mit einem Halakwulup noch aus seiner Feststimmung heraus ihm irgendwelche Gegenstände zugeworfen oder angeboten hat, unter oft wiederholten Peshére-Rufen, welche dieser als eine Art von Aufforderung zum Tauschhandel auffassen musste; so gab er für das ihm Gebotene etwas anderes her, und beide trennten sich voller Befriedigung” (Gusinde, l974: 116). (traducción)

Gusinde no pudo encontrar un significado específico de la palabra Peshére entre los selk’nam. Tampoco le fue posible hallarlo entre los alacalufes, quienes no identificaron esta expresión como perteneciente a su lengua. Antonio de Córdova, en la expedición de la fragata “Santa María de la Cabeza” (1785-86), recoge la expresión pissiri, traduciéndola como “hijo. niño, muchacho”; y algunas veces “hombre”. Es muy poco probable que éste sea el significado de tal palabra, como lo atestiguan los vocabularios recopilados.

Otro intento de interpretación es el de Spegazzini: “En huéman o alakalluf tenemos el verbo peshéio, el cual puede traducirse por: tener piedad, tener compasión; el imperativo presente, segunda persona de dicho verbo es: peshére, que podrá responder al español: seas bueno, caritativo, generoso o compasivo; no es un nombre de tribus o pueblo, sino el grito de la miseria…” (Spegazzini, 1923: 111). La derivación verbal que pretende Spegazzini podría ser una buena interpretación; sin embargo, (Gusinde 1931: 801) señala que tal verbo no existe en alacalufe ni en la lengua yámana; por nuestra parte, tampoco pudimos identificarlo entre los kawésqar. Las formas de imperativo en alacalufe septentrional son muy diferentes a la supuesta forma verbal de Spegazzini. Gusinde advierte, además, que Spegazzini incurre en un grave error al denominar Huéman a los alacalufes, ya que Wéman es el grupo occidental de los yámana (Gusinde, l931: 801).

En cuanto a los taijatafes, mencionados por García Martí, ubicándolos entre los 48° y 49°, según las cartas de aquella época, corresponde a un topónirno kawésqar que hemos registrado: Taixatáfkstai, nombre de un pequeño canal que se encuentra en las cercanías de la isla Guarello. Es probable que los indígenas que menciona García Martí pertenecieran a un grupo que frecuentaba esos lugares o residía en las cercanías. De todos modos, y a nuestro juicio, se trata de la parcialidad alacalufe septentrional.

El nombre kawésqar con que se designan los indígenas de Puerto Edén, tienen literalmente la connotación de “ser racional de piel y hueso” (cf. esp. “de carne y hueso”), es similar a la denominación yámana: “Esta palabra yámana aplicada especialmente a la humanidad, es altamente significativa, pues sugiere la idea de que el hombre es la forma más elevada de la vida. Esta palabra, en efecto, significa vivo; como sustantivo quiere decir vida, y como verbo vivir, recobrar la vida o la salud” (Bridges, 1886: 207). Yámana es, según diversos autores, “ser vivo, hombre, individuo, gente” (cf. Gusinde, l937: I97, nota).

Kawésqar significa, además, gente, no se limita, como dice Emperaire, exclusivamente a “todo lo que se refiere al indio de los archipiélagos; por ejemplo, kawéskar asaré (2), el alimento indio” (Emperaire, 1963: 213). Kawésqar asáqe es el “alimento de la gente”, en general, como kawésqar awélqe es “la ropa de la gente” No quiere decir tampoco que se aplique a todo lo que es indígena; Emperaire fundamenta su aserción sobre la base de que existe la denominación jemmá, que designa al hombre blanco, y kstaporái o kstapón al chilote, no obstante existe la expresión jemmá kawésqar, “la gente blanca”.

Casi todos los nombres gentilicios corresponden a apodos que da un pueblo a sus vecinos o bien a nombres toponímicos, dependiendo de la distribución geográfica de las tribus o grupos étnicos. Así los taijatafes de García Martí son los que habitaban en las proximidades de Taixatáfkstai; los cálenes, aquellos que habitaban en el territorio del estero Cálen, en el Baker. Los actuales kawésqar designan a sus vecinos más próximos como tawóksers, “gente del sur”, denominación que hemos adoptado para los alacalufes centrales.
El nombre alacalufe o alakaluf no es reconocido por los kawésqar, y es factible que haya sido el nombre que tenía la parcialidad meridional, como lo atestiguan todos los escritos.

Bibliografía

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Notas

Der Ausdruck “Pescheräh”. Ein Erklärungsversuch. Petermanns Geograph. Mitteilungen; Jahrg. 72, S. 59-64. Gotha 1926.

La palabra “asaré” transcrita por Emperaire corresponde realmente a “asáqe”. El error de transeripción lo atribuimos a la dificultad que presenta en un comienzo la identificación de la consonante uvular oclusiva sorda [ql que a veces, en una pronunciación relajada, puede confundirse, al no poseer un entrenamiento auditivo adecuado, con la consonante francesa [R].

Traducciones

“Hacia el oeste, entre la parte occidental del canal Beagle y el Estreeho de Magallanes, hay una tribu llamada ahora Alikhoolip (que pueden ser los poy-yus), cuyo número alcanza tal vez a cuatrocientos individuos.
En las partes centrales del Estrecho de Magallanes hay una horda pequeña y miserable, cuyo nombre no lo s&eacute. Su exclamación habitual es ‘¡pecheray, pecheray!’, razón por la cual Bougainville y otros los denominaron Pecherais. Por carecer de un término más corrceto usaré aquí la misma palabra. El número de adultos entre ellos es alrededor de 200.
Cerca de las aguas de Otway y Skyring hay una tribu, o sección de una tribu, cuyo nombre no pude averiguar; por ahora los llamaré ‘huemul’ -porque tienen muchas pieles de esta especie de ciervo, que parece ser el animal descrito por Molina como “huemul”. Su número puede estimarse aproximadamente en cien individuos.
Me inclino a pensar que estos indios ‘huemul’ son una rama del pueblo Yacana, que Falkner describe viviendo en ambos lados del Estrecho”.

“En 1923 se me presentó la rara oportunidad de ser el único europeo que presenciara la fiesta del “Peshére” de los Selk’nam en la Isla Grande (T. I, pág. 797). Por primera vez la describí detalladamente como una reunión festiva de los shamanes selk’nam, no só1o porque estos últimos organizaron y dirigieron aquella reunión, sino también en consideración al objetivo especifico que posee la fiesta, que es nada menos que estimular nuevas vocaciones o alistamiento de nuevos candidatos para el ministerio que ellos ejercían.
A través de sus incesantes cantos de melodía uniforme y monótona que usualmente terminan con una animada danza alrededor del fuego, en una choza especialmente amplia, el pequeño grupo de shamanes intenta influir sobre los presentes. A menudo sucede que al cabo de algunas noches, de entre los numerosos asistentes, uno u otro joven, como transportado e inconsciente, se incorpora en voz baja al canto de los shamanes y acompaña la melodía. Con esto se da a conocer como predestinado para este ministerio. Todo el resto de los participantes ha observado detenidamente este proceso y exclaman ahora: “­El Peshére ha venido a este hombre!; ­Ahora el Peshére ha cogido a ese otro!”.
Sin duda, en gran parte la satisfacción por el éxito alcanzado por la comunión de shamanes al haber incrementado su número por medio de nuevos candidatos, y también el interés de los presentes manifestado en la concentración de su poder espiritual en el proceso de desarrollo de la fiesta, que necesita una relajación de la larga atención prestada, justifican el amplio alborozo de los asistentes vertido en las expresiones de alegría, interés y satisfacción logrados a su término.
Interacción social en Puerto Edén

La literatura existente muestra el significado que ha tenido el contacto del blanco con la población autóctona, pero muchas veces considera al “blanco” como si se tratara de una entidad homogénea. (1)

Con el transcurso del tiempo, Puerto Edén ha llegado a ser punto intermedio entre los dos grandes núcleos preponderantes de poblamiento del sur de Chile, a saber, Puerto Montt y Punta Arenas, favorecido por el tráfico marítimo, el cual ha contribuido al desarrollo de las actividades comerciales de la población en el campo de la pesca, recolección y preparación de mariscos.

La heterogeneidad del grupo humano no-autóctono de Puerto Edén ha dado lugar a que éste experimente influencias recíprocas que interactúan sobre la población indígena. Los kawésqar hacen claramente la distinción entre chilotes y pobladores procedentes de otros puntos del país. Esto se ve reflejado tanto en las interacciones sociales como en el léxico: el chilote es denominado kstapón o, despectivamente, kstaporái; el resto de la gente es jemmá (blanco), o bien pascéwe (extranjero, no chileno), si se da el caso.

Los contactos de los kawésqar con los chilotes, antes de que Puerto Edén se constituyera como punto de colonización, se remontan a la época en que proliferaba libremente y sin control el comercio de pieles de mamíferos marinos. Los lugares de parición eran frecuentados tanto por indígenas como por cazadores chilotes y loberos de Punta Arenas, favoreciendo el contacto. Como resultado de éste los indígenas obtenían alimentos, algo de vestuario, y los cazadores, por su parte, pieles y mano de obra para su preparación. Instrumentos tales como cuchillos y hachas, así como también las chalupas y armas de fuego atraían a los indígenas, produciéndose frecuentes robos, que terminaban posteriormente en matanzas de hasta familias completas de alacalufes; también los raptos de mujeres y muchachas eran frecuentes por parte de los loberos.

A pesar de que estos contactos eran relativamente frecuentes, los indígenas nunca tuvieron oportunidad de permanecer por períodos prolongados junto a grupos no-autóctonos. Esto se produjo tiempo después con la instalación de los dos puestos militares ya mencionados: el faro San Pedro y la estación meteorológica de la FACH en Puerto Edén.

Aparte de los cambios en la vivienda, la alimentación diferente que lograban produjo un abandono parcial de las prácticas de caza, y su asentamiento junto a grupos no-autóctonos condujo al cese de las antiguas ceremonias tradicionales, aunque se ignora si las seguían practicando secretamente durante sus incursiones por los canales. (2)

La presencia de los funcionarios de la FACH permitió el desarrollo paulatino del bilingüismo. Los indígenas adoptaron el español de la zona central, favorecido además por el cumplimiento del Servicio Militar por parte de algunas individuos.

Con la incorporación de colonos de Chiloé los indígenas adoptaron el sistema de vida chilota, así como la alimentación y vestuario. Lo mismo sucedió con las escasas minorías no-autóctonas de la zona de Puerto Montt y del norte, las cuales abandonaron su sistema de vida agrícola, adoptando algunos un sistema mixto agrícola-marítimo, mientras que otros combinaron el comercio terrestre o actividades madereras a menor escala con el comercio marítimo.

La instalación del almacén de la ECA alteró el sistema económico de los indígenas, pues no podían emplear el trueque y se vieron obligados a utilizar el dinero. Poco a poco comenzaron a aprender el valor de la moneda, haciendo fluctuar los precios de sus productos artesanales. No obstante, el sistema de trueque persiste, y es utilizado ocasionalmente tanto por los indígenas como por la comunidad no-autóctona.

La presencia de grupos no-autóctonos en contacto permanente con los indígenas impuso el uso del español, contribuyendo al desarrollo del bilingüismo, con una restricción notoria de la lengua materna, ya que los indígenas utilizan su lengua exclusivamente cuando no están en presencia de miembros de la comunidad no-autóctona, aun ante aquéllos que se han integrado al grupo por matrimonio.

Como la comunidad no-autóctona no es homogénea, el español alacalufe varía según el contacto con cada grupo; al mismo tiempo es posible advertir variedades de uso dentro de la comunidad no autóctona. Así, por ejemplo, y dada la preponderancia de colonos procedentes de Chiloé, las minorías de la zona del interior de Puerto Montt, zona central y otros puntos, adoptaron la terminología marítima chilota.

Otros factores que han contribuido al desarrollo del bilingüismo por parte de los indígenas son el cumplimiento del Servicio Militar, la instrucción recibida en la escuela, el desempeño de trabajos en ciudades o centros laborales, y el uso de receptores de radio a baterías. El aprendizaje del español escrito, ya sea en la escuela o durante el Servicio Militar, ha servido como medio de comunicación con parientes u otros miembros de la comunidad indígena que se hallan en los centros de población más grandes al sur de Puerto Edén ( Punta Arenas, Puerto Natales ) . Esta comunicación epistolar ocasionó la asunción de roles dentro del grupo, desempeñados preferentemente por los jóvenes y niños que recibían instrucción escolar, los cuales comenzaron a desempeñar el papel de escribas.

Siendo el español la lengua dominante -en un sentido extenso- por razones socioculturales, ésta opera como código impuesto en las interrelaciones del grupo indígena y el no-autóctono; sin embargo, existen ciertos factores que han traído como consecuencia interferencias en la competencia comunicativa (3) del grupo indígena.

Estas interferencias se manifiestan tanto en lo que denominamos comunicación interna como externa. Entendemos por comunicación interna aquella que se realiza exclusivamente entre los miembros de la comunidad indígena, y externa aquella que se efectúa con la comunidad no-autóctona.

El desarrollo de la competencia lingüística en este código impuesto, sufre limitaciones debido a factores psicosociales que actúan como interferencia en la competencia comunicativa: el indígena evita en parte la comunicación con los miembros no-autóctonos de la comunidad, tratando en cierto modo de permanecer desapercibido.

Esto se explica por los poco afortunados contactos que tuvieron con los antiguos loberos, lo cual ha contribuido a que se desarrolle una desconfianza natural hacia los grupos no-autóctonos. Por otro lado, las enfermedades que han diezmado en parte a los indígenas (4) son atribuidas a su contacto con tales grupos; además, existe un sentido de antagonismo frente a la competencia comercial que se registra con el tráfico de barcos. Según los indígenas, si la población no-autóctona no estuviera en Puerto Edén, habría más oportunidad de efectuar operaciones comerciales, no limitadas sólo al producto de su escasa artesanía, sino también a la venta de mariscos y crustáceos.

Sin embargo, la internación de colonos en los territorios indígenas no es considerada como una apropiación de ellos, en términos de conquistadores y sometidos. El antagonismo sólo se refleja en razón de la competencia comercial.

Frente a este antagonismo y reticencia a la comunicación, el indígena se ve obligado a entrar en relaciones con los otros grupos en pro de la adquisición de bienes materiales y alimentos, que sólo el blanco puede proporcionarle. Hay que tomar en cuenta, además, que el indígena depende enteramente del blanco en materias de salud, trabajo esporádico, servicios especializados (por ejemplo, aserraje de maderas para la construcción de embarcaciones), préstamo de bienes materiales fuera de su alcance (como embarcaciones mayores, herramientas, redes), etc.

A mi juicio, los factores psicosociales impiden que la competencia lingüística del español alcance un desarrollo mayor; no obstante, este fenómeno se registra preferentemente en las generaciones más viejas. Las nuevas generaciones que han tenido mayor contacto con grupos no-autóctonos -como consecuencia de su asistencia a la escuela, actividades laborales en centros de trabajo relativamente cercanos (por ejemplo, en la mina de caliza de la Compañía de Acero del Pacífico, o actividades madereras en la zona del Canal Baker), a lo que se suma el cumplimiento del Servicio Militar y trabajo en ciudades-, han desarrollado una competencia lingüística mayor del español, pero al mismo tiempo se ha producido un desmejoramiento en la competencia lingüística de su lengua materna, ya que ésta alcanza un desarrollo a través de un lapso más extendido, produciéndose, a su vez, interferencias en la competencia comunicativa dentro de su propio grupo.

De este modo, nos encontramos con una competencia diferencial en el grupo indígena, tanto en lo que concierne a la lengua autóctona como al español.

En cuanto a interferencias en las interrelaciones sociales de los grupos no-autóctonos y la comunidad indígena, podemos señalar los siguientes factores:

a) Competencia comercial: Hasta hace unos pocos años la única artesanía que se podía encontrar en Puerto Edén era producida por los kawésqar. Hoy, debido a un desafortunado proyecto implementado por una institución de Punta Arenas, una de las mujeres kawésqar enseñó a mujeres chilotas la confección de canastos de junquillo y botecitos de piel de lobo y corteza. Como consecuencia, actualmente son los pobladores chilotes quienes comercian con tal artesanía con turistas de los barcos que pasan por el lugar. Antes se producía una especie de equilibrio en el comercio: los kawésqar vendían su artesanía y el resto de la población productos del mar, incluso se había prohibido la confección de esta artesanía por parte de la comunidad no-autóctona. En la actualidad los kawésqar casi no confeccionan esta artesanía y la poca que fabrican la remiten a Punta Arenas, donde parientes las venden en kioscos artesanales o en ferias artesanales.

b) Desconfianza hacia el indígena: Motivada por el desconocimiento de su modo de actuar, con la preconcepción de que todo indígena no es confiable.

c) Mayor atención por parte de las autoridades hacia el indígena: Parte de la comunidad no-autóctona se ha sentido desplazada ante la preocupación que existe en materias sanitarias, vestuario y alimentación de la comunidad indígena. Además, hay que considerar que ésta ha sido el centro de atención en las investigaciones, lo que los excluye de todo posible beneficio por parte de las expediciones científicas.

Como factores puramente lingüísticos pueden señalarse diversos grados de gramaticalidad, lo que necesariamente implica grados de aceptabilidad. El bilingüismo alcanzado por el grupo indígena, naturalmente, registra distintos niveles con las interferencias propias que son susceptibles de encontrar en el plano de dos lenguas en contacto. Por otra parte, al considerar el grado de bilingüismo, hay que tomar en cuenta la perspectiva sociopsicológica en el proceso de aprendizaje de la segunda lengua. En el presente caso, la motivación es tanto instrumental como integrativa (Lambert, 1967, en Pride, J. B. y Janet Holmes: 345).

El carácter instrumental es claramente manifiesto si consideramos la dependencia del indígena respecto de la comunidad no-autóctona de Puerto Edén y del blanco en general, factor que señalamos anteriormente. El carácter integrativo se advierte preponderantemente en los miembros más jóvenes del grupo, manifestado por el deseo de ser aceptado en el seno de la comunidad blanca por insatisfacción de su propia cultura, en términos de alcanzar un status más elevado, tanto socioeconómico como cultural. Sin embargo, el deseo de llegar a ser miembro de la otra comunidad cultural no es posible realizarlo en la localidad en que habita. El indígena puede integrarse parcial mente a la comunidad no-autóctona de Puerto Edén, pero no apartarse de su propio grupo y desconocer su pertenencia a él. Tratándose, además, de una comunidad tan pequeña, la integración nunca llegaría a ser completa, de manera que la motivación integrativa implica la emigración del sujeto hacia la ciudad. Allí, tal motivación se acentúa hasta el punto de rechazar completamente la lengua materna y desplazarla por el español, aun frente a individuos de su propio grupo étnico, sin la presencia del blanco.

Notas

(1) Algunos autores hacen la distinción entre blancos y chilotes (cf. Emperaire 1963: 70-73; Gusinde 1974: 107-113), siendo estos últimos descendientes mestizos de los huilliches de Chiloé, los cuales forman el porcentaje más alto de la población de la Isla Grande y archipiélagos de Chiloé; para nuestro propósito consideraremos a los chilotes dentro de la categoría “no-autóctona”, dado que el número de colonos procedentes de Chiloé establecidos en Puerto Edén no está compuesto exclusivamente de “chilotes puros”.
(2) Al parecer sucedía esto y es posible que hasta hacemás de veinte años tuvieran lugar tales ceremonias secretas. En nuestro primer trabajo de campo (1975) pudimos constatar la presencia de tonsuras en algunos niños. Su reticencia a hablar sobre estos temas no nos permitió penetrar en el asunto. Los sujetos observados con tonsura todos masculinos, eran entre las edades de 8 a 12 años.
(3) D. H. Hymes (Hymes, D.H. 1971: “On Communicative Competence”, en Pride, T. B. y Janet Holmes Sociolinguistics 1972: 269-293. Penguin) ha observado que en el proceso de aprendizaje de una lengua, un niño normal no sólo adquiere el conocimiento de oraciones gramaticales, sino también las apropiadas. Adquiere, en otras palabras, una competencia que le permite saber cuándo hablar, cuándo no hablar, sobre qué hablar y con quién, cuándo, dónde y de qué manera hablar. La adquisición de tal competencia es, por supuesto, proporcionada por la experiencia social.
(4) V, Emperaire (1963: 86); Laming, Anette En la Patagonia, Confin del Mundo, 1957: 264. Santiago de Chile, Editorial del Pacífico: “…las enfermedades venéreas, probablemente desconocidas de esta gente -al menos en su forma europea-, adquieren espantosas proporciones. Epidemias de diversas enfermedades, hasta entonces desconocidas, causan estragos”.

Los últimos descendientes

El grupo actual (1996) kawésqar de Puerto Edén está compuesto por doce personas, dos de las cuales son estudiantes y sólo se encuentran en el lugar en el período de vacaciones. El grupo ha tenido aquí su residencia más o menos permanente desde el establecimiento de la base de la Fuerza Aérea en la década del 40.

Otro de los sitios de permanencia temporal en aquel tiempo -como se dijo anteriormente- era el faro san Pedro, situado en la isla del mismo nombre y, en las últimas décadas, la isla Guarello (más bien las cercanía de la isla), donde se encuentran las instalaciones de la Compañía de Acero del Pacífico (CAP).

Estos puntos de asentamiento parcial se han debido a que se hallaban junto a instalaciones militares y civiles que proporcionaban alimento y vestuario al grupo.

La reducción de la población en Puerto Edén se ha debido a las pobres condiciones de subsistencia en la zona, habiéndose producido una migración hacia Punta Arenas y Puerto Natales, formándose un grupo de kawésqar urbanos, quienes comercian en artesanía, trabajan como integrantes de cuadrillas de pescadores-recolectores de mariscos o gozan de pensiones por parte del gobierno.

Las viviendas que fueron entregadas a los kawésqar después de haberse constituido la villa Edén, al otro lado de la bahía, frente a la antigua base de la FACH, fueron reemplazadas en años recientes por nuevas construcciones, donadas por una O.N.G. belga. Estas nuevas casas fueron instaladas en los mismos terrenos de las anteriores y son las que actualmente ocupan, a excepción de una casa perteneciente a la Municipalidad, habitada por Gabriela Paterito y Raúl Edén, quienes quedaron fuera del otorgamiento de las viviendas “belgas” por encontrarse en aquel entonces en Guarello, al igual que Francisco Arroyo.

Esta misma O.N.G. donó una lancha para la comunidad kawésqar de Puerto Edén, la que fue construida en la zona. El propósito de esta donación era que los kawésqar pudieran contar con una embarcación mayor, bien equipada, para trabajar en la extracción de mariscos y su comercialización. Sin embargo, no se tomó en cuenta la estructura social del grupo. Como siempre estuvo formado por familias individuales, sin un jefe reconocido, la utilización de la lancha y su equipamiento trajo conflictos en el seno de la comunidad. Se instauró, entonces, artificialmente un “jefe” del grupo, nombrándose a Carlos Renchi (C’akuol) (en la foto), por ser el más antiguo. La calidad de “jefe” fue asumida livianamente por el grupo y nunca reconocieron su liderazgo. Por otro lado, la lancha comenzó a ser utilizada indiscriminadamente por pobladores no kawésqar para servicios a la población de Puerto Edén (corte y acarreo de leña, por ejemplo), sin mantenimiento, con lo cual, en poco tiempo la embarcación quedó inutilizada.

Durante el gobierno de Patricio Aylwin se constituyó la Comisión Especial para los Pueblos Indígenas (CEPI), destinada a estudiar, planificar e implementar planes de desarrollo y preservación de las culturas indígenas de Chile.

Desde esa época comenzaron a desarrollarse diferentes proyectos para las comunidades indígenas, de los cuales no quedaron exentos los kawésqar. Estos proyectos, no todos de la institución mencionada y su sucesora (v. Infra), han tenido diversos impactos sobre el grupo, algunos han sido verdaderamente desafortunados, como el que mencionamos anteriormente y que afectó la producción artesanal.

En 1993, la CEPI, que más tarde se transformaría en CONADI (Comisión Nacional de Desarrollo Indígena), encargó al abogado José Aylwin Oyarzún un estudio sobre los indígenas del extremo sur de Chile, quien elaboró el documento titulado ” Comunidades Indígenas de los canales Australes: Antecedentes Históricos, Situación Actual y Demandas Fundamentales”.

Este documento ha sido punto de partida de un polémico traslado de la población kawésqar de Puerto Edén al antiguo asentamiento junto a la Capitanía de Puerto (ex base de la FACH), sitio denominado Jetárkte (Yetarkte en los documentos oficiales, con la grafía española).

La idea del traslado se origina en dos instancias: (a) la reivindicación de antiguos territorios indígenas, (b) protección del grupo ante maltrato, discriminación, etc., de la población no-autóctona y, solución (ilusoria) del problema del alcoholismo.

La idea de la reivindicación es ajena al modo de vida ancestral y a la mentalidad kawésqar, quienes han tenido como característica fundamental el nomadismo, por lo cual difícilmente existe una noción de posesión de territorios. Por ello resultaba de escaso sentido la demanda y petición de reivindicación de los territorios de nomadismo, puesto que, según nos expresaron en una oportunidad (casi textualmente) “¿De qué nos serviría, por ejemplo, ser dueños del Canal Grappler?” Sin embargo, como se verá más adelante, la compra de terrenos por parte de CONADI, tras las dificultades de un primer período, ha resultado beneficiosa a largo plazo.

La noción de la posesión territorial aparecía como impuesta desde el exterior, al igual que la de organización tipo tribal. El grupo kawésqar desde tiempos remotos ha tenido como organización social básica a la familia. Como dijimos más arriba, no se reconocen clanes ni jefes, sino familias que se caracterizan como relativamente extensas y de tipo paternal en términos no absolutos.

Dado que la CEPI necesitaba representantes de los pueblos indígenas, se hizo una intervención en el grupo, que tuvo como resultado la designación de Carlos Renchi como dirigente o representante de la comunidad de Puerto Edén. Aylwin apunta lo siguiente (pp. 54-55): “El conocimiento que han tenido algunos dirigentes de la comunidad de la experiencias de organización, rescate cultural y desarrollo de otros pueblos indígenas del país a través de su participación en encuentros indígenas nacionales, así como de la valorización que existe en el resto de la sociedad sobre su historia y cultura, son también hechos que han influido en el cambio de actitud de muchos kawéskar con respecto a su comunidad, contribuyendo también al proceso de autoidentificación (…) Ello se ha traducido durante los últimos años en un proceso de organización de la comunidad kawéskar en los lugares en que ésta actualmente reside. Es así como durante los últimos años se han constituido dos organizaciones que los agrupan en defensa de sus intereses: el “Consejo Kawashkar”, entidad de hecho creada a fines de la década de los ochenta que agrupa a los kawéskar de Puerto Edén, que es dirigida por Carlos Renchi, y la “Comunidad Kawashkar”, organización comunitaria funcional (ley N§ 18.893) creada en febrero de 1993 que agrupa a 26 personas mayores de edad integrantes de la comunidad kawéskar de Punta Arenas, cuya dirección fuera entregada a Carlos Messier”.

Más adelante, Aylwin alude a la demanda de tierras: “Otros hechos demostrativos del proceso de rescate cultural que hoy está viviendo la comunidad kawéskar son la demanda que durante los últimos años ha planteado la comunidad de Edén para recuperar los terrenos de Yetarkte donde vivieran hasta fines de los sesenta”.

Esta demanda de tierras parece originarse en la aplicación del artículo 12 No. 2 de la Ley Indígena para todos los pueblos indígenas de Chile. Se habría adoptado un criterio de no exclusión en esta ley, aunque los factores culturales son diferentes. El pueblo kawésqar jamás tuvo conflictos territoriales, a diferencia de otros grupos étnicos de Chile.

A grandes rasgos, las razones del traslado serían (1) problemas con el resto de la población de Puerto Edén; (2) medio de contrarrestar el alcoholismo.

Problemas con los pobladores no kawésqar de Puerto Edén siempre han existido a nivel individual, como en toda comunidad, nunca llegando a conflictos extremadamente serios. En entrevista sostenida por mí con el poblador Hugo Zúñiga, quien reside en los terrenos adquiridos por CONADI, me manifestó que el traslado contribuiría a crear conflicto con quienes se han establecido en ese punto de la bahía, incluyéndose él mismo y agregaba: “¿Por qué, si hemos vivido tranquilamente con ellos, ahora nos quieren echar? ¿Para qué quieren todo ese lado de la bahía?”

Por otro lado, los problemas de alcoholismo no se resolverían con el traslado, pues cualquiera puede obtener bebidas alcohólicas, viva donde viva dentro de la bahía.

El verano de 1995 mientras realizaba mi trabajo de campo, llegó un equipo consultor de CONADI, el cual tenía como misión averiguar las demandas del grupo kawésqar de Puerto Edén.

Uno de los puntos tratados por el consultor en una reunión con los kawésqar a la cual asistí acompañado de José Segundo Tonko Paterito, de la Universidad de Ciencias y Artes Sociales, quien se encontraba conmigo en Pto. Edén, fue el traslado. Debido a que no había concenso y muchas cosas no eran comprendidas por algunos miembros (si no la totalidad) del grupo, propusimos una reunión en la cual se hablaría en lengua kawésqar. Esta reunión lamentablemente se llevó a cabo sin la presencia del consultor de CONADI.

Los kawésqar manifestaron que se trasladarían con algunas condiciones. Verónica Achacaz señaló que no le gustaría irse, pero si todos los demás se iban, ella no querría quedarse sola. Julio Tonko (Chamalo) manifestó su rechazo, al igual que Ester Edén Wellington (Atáp). Gabriela Paterito (Paáksa) (en la foto) rechaza terminantemente el traslado, aunque de producirse éste, pone algunas codiciones.

Texto en kawésqar de Gabriela Paterito (con sonido)

Sin embargo, la realidad es que las proposiciones de una autoridad (en este caso CONADI y cualquier representante), son concebidas por los kawésqar como órdenes que deben acatarse. Carlos Renchi decía: “Ellos son los jefes y tenemos que obedecer. Ellos tienen el poder.”

Debido a que el representante de CONADI tenía que llevar una respuesta de las demandas de la comunidad, el grupo kawésqar de Puerto Edén elaboró un documento, que contó con nuestra asesoría, donde se establecen ciertas condiciones al traslado, como por ejemplo, conservación de los actuales terrenos ocupados, instalación de electricidad, etc., es decir, si se efectúa el traslado, éste no debería dejar a los kawésqar en condiciones inferiores a las que actualmente tienen.

Da la impresión de que los kawésqar temen represalias de la autoridad en términos de cese de ayuda de cualquier naturaleza (económica, etc.), si se rechaza alguna proposición..

En 1996, en mis entrevistas con los kawésqar, éstos expresaron su rechazo al traslado, aduciendo las siguientes razones:
1. Aislamiento
2. Deterioro de viviendas y enceres (ante posible traslado de actuales casas)
3. Falta de energía eléctrica
4. Pérdida del muelle
5. Terreno poco apropiado

En la actualidad, 1999, el traslado no se presenta como un problema principal de la comunidad kawésqar de Puerto Edén. Los terrenos adquiridos son valorizados por ellos para diferentes usos, aparte de residencia. Los nuevos proyectos impulsados y ejecutados por CONADI regional o en vías de ejecución, muestran una acertada visión del grupo étnico.

Memorial de Sololá

Memorial de Sololá
(Selección)

1. Aquí escribiré unas cuantas historias de nuestros primeros padres y antecesores, los que engendraron a los hombres en la época antigua, antes que estos montes y valles se poblaran, cuando no había más que liebres y pájaros, según contaban; cuando nuestros padres y abuelos fueron a poblar los montes y valles ¡oh hijos míos! en Tulán.

2. Escribiré las historias de nuestros primeros padres y abuelos que se llamaban Gagavitz el uno y Zactecauh el otro; las historias que ellos nos contaban: que del otro lado del mar llegamos al lugar llamado Tulán, donde fuimos engendrados y dados a luz por nuestras madres y nuestros padres ¡oh hijos nuestros! Así contaban antiguamente los padres y abuelos que se llamaban Gagavitz y Zactecauh, los que llegaron a Tulán, los dos varones que nos engendraron a nosotros los Xahilá.

3. He aquí los nombres de las casas y parcialidades de los Gekaquch, Baqaholá y Zibakihay. Katún y Chutiah, así llamados, engendraron a los de Baqaholá. Tzanat y Guguchom, así llamados, engendraron a los Gekaquchi. Daqui Ahauh y Chahom Ahauh engendraron a los Zibakihayi. Así pues, éramos cuatro familias las que llegamos a Tulán, nosotros la gente cakchiquel ¡oh hijos nuestros!, dijeron. Allí comenzaron los Caveki, que engendraron a los llamados Totomay y Xurcah. Allí comenzaron también los Ahquehay que engendraron a Loch y Xet. Comenzaron igualmente los Ah Pak y Telom, que engendraron a los llamados Qoxahil y Qobakil. De la misma manera dieron principio también allí los Ikomagi. Y esas cuatro ramas que allá comenzaron eran las tribus.

4. He aquí las historias de Gagavitz y Zactecauh; éste es el principio de las historias que contaban Gagavitz y Zactecauh: “De cuatro [lugares] llegaron las gentes a Tulán. En oriente está una Tulán; otra en Xibalbay; otra en el poniente, de allí llegamos nosotros, del poniente; y otra donde está Dios. Por consiguiente había cuatro Tulanes ¡oh hijos nuestros!” Así dijeron. “Del poniente llegamos a Tulán, desde el otro lado del mar; y fue a Tulán a donde llegamos para ser engendrados y dados a luz por nuestras madres y nuestros padres”. Así contaban.

5. Entonces fue creada la Piedra de Obsidiana por el hermoso Xibalbay, por el precioso Xibalbay. Entonces fue hecho el hombre por el Creador y el Formador, y rindió culto a la Piedra de Obsidiana. Cuando hicieron al hombre, de tierra lo fabricaron, y lo alimentaron de árboles, lo alimentaron de hojas. Únicamente tierra quisieron que entrara [en su formación]. Pero no hablaba, no andaba, no tenía sangre ni carne, según contaban nuestros antiguos padres y abuelos ¡oh hijos míos! No se sabía qué debía entrar [en el hombre]. Por fin se encontró de qué hacerlo. Sólo dos animales sabían que existía el alimento en Paxil, nombre del lugar donde se hallaban aquellos animales que se llamaban el Coyote y el Cuervo. El animal Coyote fue muerto y entre sus despojos, al ser descuartizado, se encontró el maíz. Y yendo el animal llamado Tiuh-tiuh a buscar para sí la masa del maíz, fue traída de entre el mar por el Tiuh-tiuh la sangre de la danta y de la culebra y con ellas se amasó el maíz. De esta masa se hizo la carne del hombre por el Creador y el Formador. Así supieron el Creador, el Formador, los Progenitores, cómo hacer al hombre formado, según dijeron. Habiendo terminado de hacer al hombre formado resultaron trece varones y catorce mujeres; había [una mujer)] de más. En seguida hablaron, anduvieron, tenían sangre, tenían carne. Se casaron y se multiplicaron. A uno le tocaron dos mujeres. Así se unieron las gentes, según contaban los antiguos ¡oh hijos nuestros! Tuvieron hijas, tuvieron hijos aquellos primeros hombres. Así fue la creación del hombre, así fue la hechura de la piedra de obsidiana. “Y poniéndonos en pie, llegamos a las puertas de Tulán. Sólo un murciélago guardaba las puertas de Tulán. Y allí fuimos engendrados y dados a luz; allí pagamos el tributo en la obscuridad y en la noche ¡oh hijos nuestros!”, decían Gagavitz y Zactecauh. Y no olvidéis el relato de nuestros mayores, nuestros antepasados. Estas fueron las palabras que nos legaron.

6. Entonces se nos mandó venir por nuestras madres y nuestros padres a las trece parcialidades de las siete tribus, a los trece grupos de guerreros. Luego llegamos a Tulán en la obscuridad y en la noche. Entonces dimos el tributo, cuando llevaron el tributo las siete tribus y los guerreros. Nosotros nos colocamos en orden en la parte izquierda de Tulán, allí estuvieron las siete tribus. En la parte de la derecha de Tulán se colocaron en orden los guerreros. Primero pagaron el tributo las siete tribus y en seguida pagaron el tributo los guerreros. Pero éste se componía únicamente de piedras preciosas [jade], metal, guirnaldas cosidas con plumas verdes y azules y pinturas y esculturas. Ofrendaban flautas, canciones, calendarios rituales, calendarios astronómicos, pataxte y cacao. Sólo estas riquezas fueron a tributar los guerreros a Tulán durante la noche. Sólo flechas y escudos, solo escudos de madera eran las riquezas que fueron a dar en tributo cuando llegaron a Tulán.

7. Luego se les dijo y mandó a nuestras madres: “Id, hijos míos, hijas mías, éstas serán vuestras obligaciones, los trabajos que os encomendamos”. Así les habló la Piedra de Obsidiana. “Id a donde veréis vuestras montañas y vuestros valles; allá al otro lado del mar están vuestras montañas y vuestros valles ¡oh hijos míos! Allá se os alegrarán los rostros. Estos son los regalos que os daré, vuestras riquezas y vuestro señorío”. Así les dijeron a las trece parcialidades de las siete tribus, a las trece divisiones de guerreros. Luego les dieron los ídolos engañadores de madera y de piedra. Iban bajando hacia Tulán y Xibalbay cuando les fueron entregados los ídolos de madera y de piedra, según contaban nuestros primeros padres y antecesores, Gagavitz y Zactecauh. Estos fueron sus regalos y éstas fueron también sus palabras.

8. Las siete tribus fueron las primeras que llegaron a Tulán, según decían. En pos de ellas llegamos nosotros los guerreros llevando nuestros tributos; todas las siete tribus y los guerreros entramos cuando se abrieron las puertas de Tulán.

9. Los zutujiles fueron la primera de las siete tribus que llegó a Tulán. Y cuando acabaron de llegar las siete tribus llegamos nosotros los guerreros. Así decían. Y mandándonos llegar nos dijeron nuestras madres y nuestros padres: “Id, hijas mías, hijos míos. Os daré vuestras riquezas, vuestro señorío; os daré vuestro poder y vuestra majestad, vuestro dosel y vuestro trono”. Así se os tributarán las rodelas, riquezas, arcos, escudos, plumas y tierra blanca. Y si se os tributan piedras preciosas [jade], metal, plumas verdes y azules; si se os ofrendan pinturas, esculturas, calendarios rituales, calendarios siderales, flautas, cantos, cantos por vosotros despreciados, vuestros serán también, os los tributarán las tribus y allá los recibiréis. Seréis más favorecidos y se os alegrarán los rostros. No os daré su señorío, pero ellas serán vuestros tributarios. En verdad, grande será vuestra gloria. No os menospreciarán. Os engrandeceréis con la riqueza de los escudos de madera. No os durmáis y venceréis ¡hijas mías! ¡hijos míos! Yo os daré vuestro señorío, a vosotros los trece jefes, a todos por igual: vuestros arcos, vuestros escudos, vuestro señorío, vuestra majestad, vuestra grandeza, vuestro dosel y vuestro trono. Estos son vuestros primeros tesoros”. Así les hablaron a los quichés cuando llegaron los trece grupos de guerreros a Tulán. Los primeros que llegaron fueron los quichés. Entonces se fijó el mes de Tacaxepeual para el pago del tributo de los quichés; después llegaron sus compañeros, uno en pos de otro, las casas, las familias, las parcialidades, cada grupo de guerreros, cuando llegaron a Tulán, cuando acabaron de llegar todos ellos.

10. Llegaron los de Rabinal, los Zotziles, los Tukuchées, los Tuhalahay, los Vuchabahay, los Ah Chumilahay; llegaron también los Lamaquis, los Cumatz y los Akahales. Con los de Tucurú acabaron de llegar todos. Después llegaron los trece [grupos de] guerreros, nosotros los Bacah Pok, nosotros los Bacah Xahil. Primero llegaron unos y tras ellos los demás de nosotros los Bacah. Los Bacah Pok llegaron primero y en pos de ellos llegamos nosotros los Bacah Xahil. Así contaban nuestros padres y antecesores ¡oh hijos nuestros! Hacía tiempo que habían llegado las siete tribus, y poco después comenzaron a llegar los guerreros. Luego llegamos nosotros los cakchiqueles. En verdad, fuimos los últimos en llegar a Tulán. Y no quedaron otros después que nosotros llegamos, según contaban Gagavitz y Zactecauh. De esta manera nos aconsejaron: “Estas son vuestras familias, vuestras parcialidades”, les dijeron a Gekaquch, Baqahol y Zibakihay. Estos serán vuestros jefes, uno es el Ahpop, el otro el AhpopQamahay”. Así les dijeron a los Gekaquch, Baqahol y Zibakihay. Procread hijas, engendrad hijos, casaos entre vosotros los señores”, les dijeron. Por lo tanto, ellos fueron madres y abuelas. Los primeros que llegaron fueron los Zibakihay; después llegaron los Baqahol y luego los Gekaquch. Estas fueron las primeras familias que llegaron.

11. Más tarde, cuando llegamos nosotros los jefes, se nos mandó de esta manera por nuestras madres y nuestros padres: “Id, hija mía, hijo mío, tu familia, tu parcialidad se ha marchado. Ya no debes quedarte atrás, tú el hijo más pequeño. En verdad, grande será tu suerte. Búscalos, pues”, le dijeron el ídolo de madera y de piedra llamado Belehé Toh y el otro ídolo de piedra llamado Hun Tihax. “Rendid culto a cada uno”, se nos dijo. Así contaban.

12. En seguida se revistieron de sus arcos, escudos, cotas de algodón y plumas, y se pintaron con yeso. Y vinieron las avispas, los abejorros, el lodo, la obscuridad, la lluvia, las nubes, la neblina. Entonces se nos dijo: “En verdad, grandes serán vuestros tributos. No os durmáis y venceréis, no seréis despreciados, hijos míos. Os engrandeceréis, seréis poderosos. Así poseeréis y serán vuestros los escudos, las riquezas, las flechas y las rodelas. Si se os tributan piedras preciosas [jade], metal, plumas verdes y azules, canciones por vosotros despreciadas, vuestras serán también; seréis más favorecidos y se os alegrarán los rostros. Las piedras de jade, el metal, las plumas verdes y azules, las pinturas y esculturas, todo lo que han tributado las siete tribus os alegrará los rostros en vuestra patria; todos seréis favorecidos y se os alegrarán los ojos con vuestras flechas y vuestros escudos. Tendréis un jefe principal y otro más joven. A vosotros los trece guerreros, a vosotros los trece señores, a vosotros los jefes de igual rango, os daré vuestros arcos y vuestros escudos. Pronto se van a alegrar vuestros rostros con las cosas que recibiréis en tributo, vuestros arcos y vuestros escudos. Hay guerra allá en el oriente, en el llamado Zuyva; allá iréis a probar vuestros arcos y vuestros escudos que os daré. ¡Id allá, hijos míos!” Así se nos dijo cuando fuimos a Tulán, antes que llegaran las siete tribus y los guerreros. Y cuando llegamos a Tulán fué terrible, en verdad; cuando llegamos en compañía de las avispas y los abejorros, entre las nubes, la neblina, el lodo, la obscuridad y la lluvia, cuando llegamos a Tulán.

13. Al instante comenzaron a llegar los agoreros. A las puertas de Tulán llegó a cantar un animal llamado Guardabarranca, cuando salíamos de Tulán. “Moriréis, seréis vencidos, yo soy vuestro oráculo”, nos decía el animal. “¿No pedís misericordia para vosotros? ¡Ciertamente seréis dignos de lástima!” Así nos habló este animal, según contaban.

14. Luego cantó otro animal llamado Tucur, que se había posado en la cima de un árbol rojo, el cual nos habló también diciendo: “Yo soy vuestro oráculo”. “Tú no eres nuestro oráculo, como pretendes”, le respondimos a esta lechuza. Estaban también allí los mensajeros que llegaron a darnos los ídolos de piedra y de palo, dijeron nuestros padres y antepasados en aquel tiempo. Después cantó otro animal en el cielo, el llamado perico, y dijo también: “Yo soy vuestro mal agüero, ¡moriréis!” Pero nosotros le dijimos a este animal: “Cállate, tú no eres más que la señal del verano. Tú cantas primero cuando sale el verano y después que cesan las lluvias: entonces cantas”. Así le dijimos.

15. Luego llegamos a la orilla del mar. Allí estaban reunidas todas las tribus y los guerreros a la orilla del mar. Y cuando lo contemplaron, se les oprimieron los corazones. “No hay manera de pasarlo; de nadie se ha sabido que haya atravesado el mar”, se dijeron entre sí todos los guerreros y las siete tribus. “¿Quién tiene un palo con el cual podamos pasar, hermano nuestro? Solamente en ti confiamos”, dijeron todos. Y nosotros les hablamos de esta manera: “Id vosotros, marchad los primeros, cuidadosamente”. “¿Cómo pasaremos en verdad los que estamos aquí?” Así decíamos todos. Luego dijeron: “Compadécete de nosotros ¡oh hermano! que hemos venido a amontonarnos aquí a la orilla del mar, sin poder ver vuestras montañas ni nuestros valles. Si nos quedamos a dormir aquí seremos vencidos, nosotros los dos hijos mayores, jefes y cabezas, los primeros guerreros de las siete tribus ¡oh hermano nuestro! ¡Ojalá que pasáramos y que pudiéramos ver sin tardanza los presentes que nos han dado nuestras madres y nuestros padres ¡oh hermano mío!” Así hablaron entre sí los que engendraron a los quichés. Y dijeron nuestros abuelos Gagavitz y Zactecauh: “Con vosotros hablamos: ¡Manos a la obra, hermanos nuestros! No hemos venido para estarnos aquí amontonados a la orilla del mar, sin poder contemplar nuestra patria que se nos dijo que veríamos, vosotros nuestros guerreros, nuestras siete tribus. ¡Arrojémonos [al mar] ahora mismo!” Así les dijeron y al punto se llenaron todos de alegría.

16. “Cuando llegamos a las puertas de Tulán fuimos a recibir un palo rojo que era nuestro báculo, y por eso se nos dio el nombre de Cakchiqueles ¡oh hijos nuestros!” dijeron Gagavitz y Zactecauh. “Hinquemos la punta de nuestros báculos en la arena dentro del mar y pronto atravesaremos el mar sobre la arena sirviéndonos de los palos colorados que fuimos a recibir a las puertas de Tulán”. Así pasamos, sobre las arenas dispuestas en ringlera, cuando ya se había ensanchado el fondo del mar y la superficie del mar. Alegráronse todos al punto cuando vieron las arenas dentro del mar. En seguida celebraron consejo. “Allí está nuestra esperanza, allá en las primeras tierras debemos reunirnos –dijeron–; solamente allí podremos organizarnos ahora que hemos llegado a Tulán”.

17. Lanzáronse entonces y pasaron sobre la arena; los que venían a la zaga entraban en el mar cuando nosotros salíamos por la otra orilla de las aguas. En seguida se llenaron de temor las siete tribus, hablaron entonces todos los guerreros y dijeron las siete tribus: “Aunque ya se han visto los presentes, no se han alegrado vuestros rostros ¡oh señores!, ¡oh guerreros! ¿Acaso no fuimos con vosotros al oriente? ¿Acaso no hemos venido a buscar nuestras montañas y nuestros valles, donde podamos ver nuestros presentes, las plumas verdes, las plumas azules, las guirnaldas?” Así dijeron las siete tribus reunidas en consejo. Y diciendo “está bien”, dieron fin las siete tribus a su conferencia.

En seguida se dirigieron al lugar de Teozacuancu, fuéronse todos allá y a continuación se encaminaron a otro lugar llamado Meahauh, donde se reunieron. Luego, saliendo de Meahauh, llegaron a otro lugar llamadoValval Xucxuc, donde descansaron. Juntáronse de nuevo y saliendo de allí llegaron a los lugares llamados Tapcu y Olomán.

18. “Reunidos todos allí, celebramos consejo”, decían nuestros padres y abuelos Gagavitz y Zactecauh. Y hallándonos ya en ese lugar, sacamos y desenvolvimos nuestros presentes. Y dijeron todos los guerreros: “¿Quiénes vendrán a ponerse aquí frente a nosotros los soldados, los que damos la muerte, y cuyas armas son bien conocidas ¡oh hermano menor nuestro! ¡oh nuestro hermano mayor!”, nos dijeron. Y nosotros les contestamos: “En verdad la guerra está cercana: ataviáos, cubríos de vuestras galas, revestíos de plumas, desenvolvamos nuestros presentes. Aquí tenemos las prendas que nos dieron nuestras madres y nuestros padres. He aquí nuestras plumas, yo soy el que sabe”. Así les dijimos. Y en seguida desenvolvimos nuestros presentes, los presentes que teníamos, las plumas, el yeso [para pintarse la cara], las flechas, los escudos y las cotas de algodón.

19. Así nos presentamos ante todos. Primero nos adornamos con los arcos, los escudos, las cotas de algodón, las plumas verdes, el yeso; nos ataviamos todos de esta manera y les dijimos: “A vosotros os toca, hermanos y parientes nuestros; en verdad el enemigo está a la vista, ataquémosle, probemos nuestras flechas y nuestros escudos. Vamos al instante, tomemos nuestro camino”, les dijimos. “No queremos ir a escoger el camino”, contestaron. “Escoge tú nuestro camino, hermano, tú que lo conoces”, nos dijeron. “Entonces lo escogeremos nosotros”, respondimos. Luego nos juntamos y en seguida fuimos a hacer encuentro a una tribu enemiga, los nonoualcas, los xulpiti, así llamados, que se encontraban a la orilla del mar y estaban en sus barcas.

20. En verdad fue terrible el disparar de las flechas y la pelea. Pero pronto fueron destruidos por nosotros; una parte luchó dentro de las barcas. Y cuando ya se habían dispersado los nonoualcas y xulpiti, dijeron todos los guerreros: “¿Cómo atravesaremos el mar, hermano nuestro?” Así dijeron. Y nosotros respondimos: “En sus canoas pasaremos, sin que nos vean nuestros enemigos”. Así pues, nos embarcamos en las canoas de los nonoualcas y dirigiéndonos al oriente pronto llegamos allí. Formidables eran, en verdad, la ciudad y las casas de los de Zuyva, allá en el oriente. Cuando hubimos llegado a la orilla de las casas nos pusimos a lancearlos, luego que llegamos. Fue terrible realmente cuando nos encontramos entre las casas; era en verdad grande el estruendo. Levantóse una polvoreda cuando llegamos; peleamos en sus casas, peleamos con sus perros, con sus aves de corral, peleamos con todos sus animales domésticos. Atacamos una vez, atacamos dos veces, hasta que fuimos derrotados. Unos caminaban por el cielo, otros andaban en la tierra, unos bajaban, otros subían, todos contra nosotros, demostrando su arte mágica y sus transformaciones. Uno por uno fueron regresando todos los guerreros a los lugares de Tapcu y Olomán. “Llenos de tristeza nos reunimos allí y allí también nos despojamos de las plumas y nos quitamos los adornos ¡oh hijos nuestros!” Así dijeron Gagavitz y Zactecauh. En seguida preguntamos: “¿Dónde está vuestra salvación?” Así les dijimos a los quichés. “Puesto que truena y retumba en el cielo, en el cielo está nuestra salvación”, dijeron. En consecuencia, se les dio el nombre de tojojiles. Y dijeron los zotziles: “Sólo podremos vivir y estar a salvo en el pico de la guacamaya”. Y por lo tanto se les llamó los cakix. Luego hablamos nosotros, los cakchiqueles: “Solo en medio de la llanura estará nuestra salvación, cuando lleguemos a aquella tierra”. Y en consecuencia se nos llamó los chitagah. Otros, llamados gucumatz, dijeron que sólo en el agua había salvación. Los tukuchées dijeron que la salvación estaba en un pueblo en alto, y en consecuencia se les llamó los ahcic-amag. Y dijeron los akajales: “Sólo nos salvaremos dentro de una colmena”, y por eso se les dio el nombre de akajales. De esta manera recibieron todos sus [respectivos] nombres y eran muy numerosos. Pero no se crea que se salvaron. Tampoco debe olvidarse que del oriente vinieron los nombres de todos ellos. “El diablo fue el que nos vino a separar”, dijeron Gagavitz y Zactecauh. Y nosotros dijimos, cuando removíamos el seno de nuestras montañas y nuestros valles: “Vamos a probar nuestros arcos y nuestros escudos a alguna parte donde tengamos que pelear. Busquemos ahora nuestros hogares y nuestros valles”. Así dijimos. En seguida nos dispersamos por las montañas; entonces nos fuimos todos, cada tribu tomó su camino, cada familia siguió el suyo. Luego regresaron al lugar de Valval Xucxuc, pasaron al lugar de Memehuyú y Tacnahuyú, así llamados. Llegaron también a Zakiteuh y Zakikuvá, así llamados. Se fueron a Meahauh y Cutamchah y de allí regresaron a los lugares llamados Zakijuyú y Tepacumán. Luego fueron a ver sus montes y sus valles; llegaron al monte Togohil donde le alumbró la aurora a la nación quiché. Fuimos después a Pantzic y Paraxón, donde brilló nuestra aurora ¡oh hijos nuestros! Así contaban nuestros primeros padres y abuelos Gagavitz y Zactecauh. “Estos son los montes y llanuras por donde pasaron, fueron y volvieron. No nos vanagloriemos, sólo recordemos y no olvidemos nunca que en verdad hemos pasado por numerosos lugares”, decían antiguamente nuestros padres y antepasados.

21. He aquí los lugares por donde pasaron: Popo Abah, de donde bajaron a Chopiytzel, entre los grandes montones [de rocas], bajo los grandes pinos. Bajaron allá por Mukulic-ya y Molomic-chée. Encontráronse entonces con Qoxahil y Qobakil, así llamados; en los sitios llamados Chiyol y Chiabak los encontraron. Eran también de los Bacah y únicamente se dedicaban al arte mágica. Cuando los encontraron les preguntaron: “¿Quiénes sois vosotros?” Y contestaron Qoxahil y Qobakil: “¡Oh, Señor!, no nos mates. Somos tus hermanos, somos tus parientes. Somos los únicos que quedamos de los Bacah Pok y los Bacah Xahil y seremos servidores de tu trono, de tu señorío ¡oh Señor!”, contestaron. Y dijeron Gagavitz y Zactecauh: “Tú no eres de mi casa ni de mi familia”. Pero aquéllos replicaron: “En verdad eres mi hermano y mi pariente”. Entonces dijeron las parcialidades: “Son los llamados Telom y Cahibak”. En seguida se marcharon de allí, de Chiyol y Chiabak, y dos veces anduvieron su camino, pasando entre los volcanes que se levantan en fila, el de Fuego y Hunahpú. Allí se encontraron frente a frente con el espíritu del Volcán de Fuego, el llamado Zaquicoxol. “En verdad, a muchos ha dado muerte el Zaquicoxol y ciertamente causa espanto ver a este ladrón”, dijeron.

22. Allí, en medio del Volcán de Fuego, estaba el guardián del camino por donde llegaron y que había sido hecho por Zaquicoxol. “¿Quién es el muchacho que vemos?”, dijeron. En seguida enviaron a Qoxahil y Qobakil, los cuales fueron a observar y a usar de su poder mágico. Y cuando volvieron dijeron que ciertamente su aspecto era temible, pero que era uno solo y no muchos. Así dijeron. “Vamos a ver quien es el que os asusta”, dijeron Gagavitz y Zactecauh. Y después que lo vieron le dijeron: “¿Quién eres tú? Ahora te vamos a matar. ¿Por qué guardas el camino”, le dijeron. Y él contestó: “No me mates. Yo vivo aquí, yo soy el espíritu del volcán”. Así dijo. Y en seguida pidió con qué vestirse. “Dame tu vestido, dijo”. Al instante le dieron el vestido: la peluca, un peto color de sangre, sandalias color de sangre, esto fue lo que llegó a recibir Zaquicoxol. Así fue como se salvó. Se marchó y descendió al pie de la montaña. Sufrieron entonces un engaño a causa de los árboles y los pájaros. En efecto, oyeron hablar a los árboles, y que los pájaros se llamaban a silbidos allá arriba. Y al oÍrlos, exclamaron: “¿Qué es lo que oímos? ¿Quién eres tú?” dijeron. Pero era solamente el ruido de los árboles; eran los que chillan en el bosque, los tigres y los pájaros que silbaban. Por este motivo se dio a aquel lugar el nombre de Chitabal.

23. En seguida partieron de allí. Unicamente mencionaremos en su orden los nombres de cada uno de aquellos lugares: Beleh Chi Gag, Beleh Chi Hunahpú, Xezuh, Xetocoy, Xeuh, Xeamatal, Chi Tzunún-Choy, Xecucú-Huyú, Tzunún-Huyú, Xiliviztán, Zumpancu, Tecpalan, Tepuztán. Luego bajaron a Chol Amag y Zuquitán. Ciertamente era difícil su lenguaje; sólo los bárbaros entendían su idioma. Nosotros interrogamos a los bárbaros llamados Loxpín y Chupichín y les dijimos cuando llegamos: vaya vaya ela opa. Se sorprendieron los de Chol Amag cuando les hablamos en su idioma; se asustaron, pero nos respondieron con buenas palabras.

24. Llegaron después por segunda vez a los lugares de Memehuyú y Tacnahuyú. [Sus habitantes] no hablaban claro, eran como tartamudos. Pero ciertamente eran buenas gentes. Nos hablaron tratando de seducirnos para que nos demoráramos allí y aprendiéramos su lengua, diciéndonos: “Tú, señor, que has llegado y estás con nosotros, nosotros somos tus hermanos, tus parientes, quédate aquí con nosotros”. Así dijeron. Querían que olvidáramos nuestra lengua, pero nuestros corazones sentían desconfianza cuando llegamos ante ellos.

25. He aquí algunos de los nombres de los lugares donde llegaron: Zakiteuh, Zakiquá, Niqah Zubinal, Niqah Chacachil, Tzulahauh, Ixbacah, Niqah Nimxor, Niqah Moinal, Niqah Carchah. Llegaron ante los hijos de Valil, los hijos de Tzunún llegaron ante Mevac y Nacxit que era en verdad un gran rey. Entonces los agasajaron y fueron electos Ahauh Ahpop y Ahpop Qamahay. Luego los vistieron, les horadaron la nariz y les dieron sus cargos y las flores llamadas Cinpual. Verdaderamente se hizo querer de todos los guerreros. Y dirigiéndose a todos, dijo el señor Nacxit: “Subid a estas columnas de piedra, entrad a mi casa. Os daré a vosotros el señorío, os daré las flores Cinpuval Taxuch. No les he concedido la piedra a otros”, agregó. Y en seguida subieron a las columnas de piedra. De esta manera se acabó de darles el señorío en presencia de Nacxit y se pusieron a dar gritos de alegría.

26. Luego se encontraron con los de Mimpokom y los de Raxchich, cuyo pueblo se llama Pazaktzuy. Los pokomames pusieron a la vista todos sus presentes y bailaron sus danzas. Las hembras de los venados, las hembras de las aves, la caza del tirador de venado, trampas y liga [para coger a los pájaros], eran los presentes de los de Raxchich y Mimpokom. Pero las siete tribus los observaban de lejos. Luego enviaron al animal Zakbim para que fuera a expiarlos, y enviaron también a Qoxahil y Qobakil para que pusieran en juego sus artes de magia. Cuando se fueron a hacer su observación les dijeron: “Id a ver quienes son los que se acercan y si son nuestros enemigos”. Así les dijeron. Llegaron los de Mukchée, pero no se presentaron pronto y no fueron a espiar. Llegó por fin la señal de Zakbim, el sonido de una calabaza y una flauta de reclamo. “Ahora iremos a veros”, dijeron. “Grande es en verdad su poder y están bailando una danza magnífica. Son muy numerosos”, dijeron cuando llegaron. Y Gagavitz y Zactecauh ordenaron a sus compañeros: “Poneos vuestros arreos como para entrar en batalla”. Así dijeron. Armáronse entonces de sus arcos y sus escudos y ataviados de esta manera se mostraron ante los pokomames. Llenáronse estos al punto de terror y los nuestros los prendieron en seguida y los atormentaron.

27. Luego encontraron a los dos llamados Loch el uno y Xet el otro. Los encontraron allá al pie de Cucuhuyú y Tzununhuyú. Y cuando los encontraron dijeron estos: “No nos mates, Señor, nosotros seremos los servidores de tu trono y tu poder”. Así dijeron y poco después entraron a servir llevando los arcos y los tambores. Regresaron y con una calabaza fabricaron una trampa para coger pájaros. Allí se separaron y por esa razón se dio al lugar el nombre de Tzaktzuy, que fue el símbolo que tomaron los Ahquehay, los primeros padres y abuelos que engendraron a los Ahquehay. Así fue como llegaron, decían, y estuvieron en el lugar nombrado. Una parte de la parcialidad llegó ¡oh hijos míos!, y así fue verdaderamente como nuestros primeros padres y abuelos nos engendraron y nos dieron el ser a nosotros la gente cakchiquel.

28. Fueron después a reunirse al lugar de Oronic Cakhay, a donde llegaron todos los guerreros de las siete tribus. Y dijeron Gagavitz y Zactecauh, dirigiéndose a los quichés: “Vamos todos a ese lugar, conquistemos la gloria de todas las siete tribus de Tecpán, rebajemos su orgullo. Tu cuenta sus caras, tú permanecerás en Cakhay. Yo entraré al lugar de Cakhay, yo los conquistaré y abatiré su espíritu. Iré a aquel lugar a vencerlos, allí donde no han sido vencidos todavía”. Así dijeron. Pronto llegaron, en efecto; llegaron a Cakhay y al instante comenzaron a pasar todos, pero allá dentro del lugar desfalleció su espíritu. Luego comenzó a llover y dieron con el monte ardiendo y no pudieron seguir hasta el interior del lugar. Dijeron entonces: “¡Oh Señor!, yo te daré la carne del venado y la miel, yo que soy cazador, que soy dueño de la miel, pero no puedo pasar, dijo, porque el monte está ardiendo”. De esta manera ofrendaron el venado y la miel, a causa de la quema del monte. Salieron de allí y llegaron a Tunacotzih y Gahinak Abah. Loch y Xet probaron allí sus arcos y tambores y por haber tocado sus tambores se dio al lugar el nombre de Tunacotzih.

29. Por aquel tiempo encontraron a los Cavek, allí bajo los grandes pinos, en el paraje llamado Ximbal Xuk. Se oía entonces el canto de las codornices bajo los altos pinos, por arte de encantamiento de los Cavek. Gagavitz y Zactecauh les preguntaron: “¿Quiénes sois vosotros? ¿Qué es lo que dicen [las aves]?”, les dijeron. Y Loch y Xet respondieron: “Son nuestros servidores ¡oh Señor!, y sólo están lanzando sus quejas”, dijeron. En seguida llevaron sus presentes: redes para cazar pájaros, fibra de maguey, instrumentos, sandalias, éstos eran sus presentes. No llevaban otros porque sólo hacían sus casas de cueros de venado, y por esta razón se les llamaba los Ahquehay.

Luego extendieron las trampas sobre los árboles y cogieron en ellas a las codornices bajo los grandes pinos. Trajeron después las codornices en las redes y ofreciéndolas dijeron: “¡Oh Señor!, no me mates”. “¿Quién eres tú?”, les contestaron. Y ellos replicaron. “Fuimos vencidos por los Señores quichés, nosotros tus hermanos y parientes, nosotros los Cavek. No tenemos otras riquezas que las cuentas amarillas”, dijeron cuando se las entregaron los padres y antecesores de los Cavek. Eran dos varones llamados Totumay el primero y Xurcah el segundo y eran vasallos del llamado Cavek Paoh. Y dirigiéronse a ellos dijo Gagavitz: “Vosotros seréis la cuarta de nuestras parcialidades: los Gekaquch, los Bakahol, los Cavek y los Zibakihay”. Así les dijo. “En verdad, vosotros sois nuestros hermanos, nuestros parientes”. Y hablando a los Ahquehay les dijo también: “Vosotros os contaréis entre nuestra parcialidad, seréis los obreros de nuestras construcciones, los trabajadores diligentes. Ya no sois siervos, arrojad las redes. Los Cavek son recibidos, ellos forman parte de nuestra tribu”. Así dijeron en otro tiempo nuestros padres, nuestros antecesores ¡oh hijos míos! Así, pues, no debemos olvidar las palabras de aquellos jefes.

Cosmología y chamanismo en Patagonia


Beatriz Carbonell 
Universidad de Fasta, Bariloche, Patagonia Argentina
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La tendencia a construir cosmologías es mucho más antigua y primitiva que el impulso de efectuar observaciones sistemáticas del cielo.
Thomas Kuhn decía: «El hombre no deja pasar nunca demasiado tiempo sin inventar una cosmología, puesto que ésta siempre le impregna de un determinado punto de vista sobre el mundo y de un significado a cada uno de sus actos, sean físico o espirituales» (Kuhn 1962).

La religión primitiva abarca temas como los de la magia, el totemismo, el tabú e incluso la brujería, todo lo que se engloba en mentalidad primitiva, pero no elude de ninguna manera lo «mágico religioso».

El hombre primitivo es esencialmente racional, aunque no intente explicar racionalmente los fenómenos desconcertantes. Los hombres siempre han tenido una intuición de lo divino, la idea de lo infinito, que deriva de sus experiencias sensoriales. Todo conocimiento humano llega a través de los sentidos, en ellos basa todo su raciocinio.

La religión comenzó cuando los hombres deificaron los grandes objetos naturales; fue cuando estos les transmitieron la sensación de lo infinito, para lo cual ademas sirvieron de símbolos.

Uno de los supuestos básicos de la cosmología es que el Universo está organizado. Esa búsqueda del orden transcurre también en el plano secular. «No existe -dice Durkheim- religión alguna que no sea al mismo tiempo una cosmología, es decir una especulación sobre las cosas divinas».

Pero no todas las culturas tienen las mismas nociones que nosotros sobre tiempo y espacio, nociones que se suponen son intuiciones universales.
 

Tiempo y espacio en la cultura mapuche

Un aspecto fundamental lo constituye lo circular, se inicia con la vida al nacer y volver a la madre tierra, una vez que se muere.

Este es un carácter cíclico del tiempo, que no tiene que ver con nuestro tiempo lineal. La naturaleza no cambia, sólo se renueva. El tiempo se renueva, termina una jornada, un ciclo y se repite, siempre, de distintas maneras, más fuerte o más débil como la Naturaleza. No es un tiempo diferente, es el mismo tiempo que se va rotando.

El valor intrínseco de que esos acontecimientos que ocurren en un momento del tiempo, forman una estructura permanente. Esto significa pasado, presente y futuro.

Existe un pasado vinculado a los ancestros, quienes proveen la sabiduría, que ha sido entregada y es un acto colectivo para su continuación.

Existe un presente que fortalece las relaciones entre la comunidad local y los grupos familiares, en el conjunto de sus creencias y mitos, los cuales deben resultar en la percepción de un futuro.

Nociones de tiempo y espacio en la cultura selknam (onas)
En la época de los hoowin (tiempo mítico) las mujeres gobernaron sin piedad a los hombres. No sólo los obligaban a cazar y a proveer lo necesario para la vida, sino que además debían ocuparse de los niños y desempeñar tareas domésticas.

Vivían temerosos y sometidos, tenían armas que usaban para cazar pero no podían usarlas contra las brujerías y enfermedades. Las mujeres se reunían para discutir y los hombres no podían sentarse con ellas a deliberar. Las mujeres tomaban decisiones e impartían ordenes. Los hombres dependían totalmente de ellas.

Este matriarcado terminó cuando todas las mujeres yacieron en charcos de sangre sobre el suelo del Hain, fue cuando los hombres se rebelaron imponiendo el patriarcado.

El patriarcado como orden social se opone al matriarcado, pero este sigue siendo un matriarcado mítico, su poder funciona detrás del dominio patriarcal, y es sentido como un peligro subyacente para el hombre, quienes temen que vuelva a restablecerse.

Por otra parte las mujeres, astutas, aceptan el dominio de los hombres porque una sociedad sin hombres es inconcebible.

Los selknam establecen la periodicidad del día como la persecución a Luna, mujer diabólica que huyó a los cielos y se transforma de luna creciente a luna menguante para engañar y devorar a los hombres.

La explicación sociológica mediante este mito explica que Luna mujer engañosa y diabólica fue vencida por los hombres (Sol) y obligada a huir. Pero como peligro sigue latente el matriarcado y de allí el lamento de los chamanes al decir: «Sol debió matar a esa mujer… siempre es una amenaza para todos».

El sentido del espacio se encuentra en la choza ritual, Hain, espacio ritual que esta sostenido por siete postes que representan los siete joones (chamanes) principales de la cultura desde tiempos ancestrales.

Los cuatro puntos cardinales sostienen los lugares sagrados, en el medio del hain un abismo profundo adonde caerán aquellos que no respeten las normas sagradas establecidas, que se socializan e interiorizan en cada sujeto de la cultura.

La noción de espacio comunitario se establece en los harowen (80 en total) que son los territorios determinados por linaje matriarcal y que corresponden a los grupos con territorialidad espacial terrestre, que limita y determina el mismo dominio en los cielos.

El tiempo existe en el día, prosecución del día y la noche, persecución del Sol a Luna.

El concepto del mes no existe en la lingüística, pero si de los ciclos lunares (28 días), naturalmente establecidos por los cambios lunares.

El término año esta marcado por dos estaciones: invierno y verano.

Cuando se dice pasado: «cuando vivia mi padre», «cuando vivian los antepasados».

Nocion de cantidad: «más que…» «menos de…» expresión acompañada de mostrar los dedos de la mano.

Noción de tiempo y espacio entre los yaganes

Los yaganes o yámanas, habitantes del Canal de Beagle, en la Isla de Tierra del Fuego, gran parte de su vida transcurrían entre islas y el mar.

Llevaban en sus canoas y embarcaciones el fuego y navegan desplazandose por los canales y mares árticos.

Su concepción del mundo tiene que ver con extensiones de agua y hielo, el tiempo transcurre de manera mítica respetando sus relaciones con los animales que conforman la Naturaleza.

Todo esto se expresa en sus canciones, guturales, por las que fueron transmitiendo de generación en generación sus concepciones cosmológicas.

La explicación del origen del mundo , fue cuando la luna cayó al mar, todo se hundió, la gran Isla (Gable) resurgió, los únicos sobrevivientes quedaron en ella..

Los yaganes creían descender de ellos como si fueran esos sobrevivientes seres superiores.

Las mujeres dominaron por magia y astucia hasta que los hombres en una reunión decidieron hacerse cargo del mundo, no hubo matanza en esta cultura.

Su noción del mundo conocido, territorialmente tenía que ver con las costas, cinco vocablos lingüísticos diferentes expresan la concepción de costas geográficas.

La noción de tiempo se expresa en largas noches en invierno y largos días en verano.

Toda la cosmovisión se refiere vinculada a los animales y la Naturaleza.

El tiempo se expresa en acciones, de invernadas largas, descansos en invierno y de movilidad y navegación en veranos.
 

Chamanismo

El vocablo nos llega del tungús: chamán. Es una figura dominante por cuanto la experiencia extática está considerada como una experiencia religiosa por excelencia, siendo el chamán el gran maestro del éxtasis. Domina los espíritus, él que es humano logra comunicarse con los muertos, los demonios y los espíritus de la Naturaleza, sin convertirse por ello en un instrumento suyo.

Son elegidos y como tales tienen entrada en una zona de lo sagrado, inaccesible a los demás miembros de la comunidad. Son seres privilegiados, son los llamados extáticos. Los separa del resto de la comunidad la intensidad de su propia experiencia religiosa. Es el gran especialista del alma humana, sólo él la ve, porque conoce su forma y su destino.

Un curador que ha experimentado el mundo de las tinieblas y que confrontado sin miedo su propia sombra, lo diabólico de los otros y que puede trabajar con éxito las fuerzas de la oscuridad y de la luz

Chamanismo mapuche

El chamanismo mapuche al igual que otros chamanismos del subártico (tunguses) produce el vuelo extático sin hipnóticos, lo hace mediante el sonido del kultrun (tambor sagrado).

Es condición para ser machi (chamán) ser mujer, y aunque pueden serlo algunos hombres, deben tener condición femenina (travestidos, homosexuales, hermafroditas). 

Sin embargo la machi no actúa sola, un dungumachife (interprete) de condición masculina, la asistirá en sus ceremonias de curación, estableciendo así la necesidad de sumar los dos sexos, femenino y masculino, como símbolo de poder, como en otras religiones andinas (ejemplo: Pachamama).

Su universo de acción encarna la doble posibilidad de instalarse en el bien o en el mal, puede dar vida, pero también ocasionar la muerte. Establece la relación de los hombres con los habitantes del Wenu Mapu (dioses).

Pueden curar, conocen las oraciones sagradas, reconocen la sabiduría que existen en las plantas y las flores, organizan con su poder mágico-religioso, las comunidades.

Es portadora de prácticas, creencias y conocimientos tradicionales relacionados con la cosmovisión mapuche. Opera en base a su relación con elementos sobrenaturales, realiza actos rituales definidos culturalmente. Accede al oficio chamánico por un aprendizaje largo y doloroso. El camino de iniciación supone un complejo ritual, guiado por otras machis.

Chamanismo selknam

Los chamanes eran considerados los más importantes en la escala de jerarquía social. Casi nunca eran mujeres. En Hauwepen, cerca del Lago Cahme, apareció Kuanip, héroe libertador, hace ahora mucho tiempo.

Algunos lo creyeron hijo del lago y de la montaña roja, pero en verdad era hijo de Kreeh (Luna) y Krren (Sol) enviado por Temaukel (Ser Supremo) en quien viven todos los seres.

Kuanip vino a doctrinar a los indios selknam para libertarlos del horror antártico. A semejanza de Prometeo, trajo el fuego. Encendió el hogar, enseñó a las mujeres a educar a los niños y enseñó a los hombres a construir sus canoas, a armar el arco y las flechas, a pescar, a sobar la piel del guanaco, a husmear los rumbos a soportar el frío, a presentir los vientos, a curar las enfermedades. Adoctrinó a los primeros chamanes.

Dio a los selknam preceptos morales para regirse en la vida fundando en ellos la jerarquía, para que fueran gobernados por maestros. Explicó la esencia espiritual de las fuerzas naturales y el secreto de los Mehnes, espíritus invisibles que perduran en transformaciones y transmigraciones interminables.

El mayor antagonismo de Kuanip en la persecución de los malos fue contra el demoníaco Siaskel, que vivía soterrado y cuya sangre era veneno.

Así la naturaleza se humanizó en la religión de los selknam y su visión del mundo se hizo maravillosa en belleza y de un dramatizado animismo.

Cuando Kuanip terminó sus hazañas, encaminóse hacia el interior de la Isla hacia la parte del estrecho que hoy llaman de Le maire, retornó a su origen y se transfiguró en una estrella que puede verse en la noche del cielo austral.

La choza del Hain, era el microcosmos del Universo, y la ceremonia misma tenia cuatro objetivos:

– Iniciar y entrenar a los jóvenes varones kokleten.
– Disciplinar e intimidar a las mujeres.
– Facilitar la interrelación social.
– Cumplir una función religiosa.

Estas funciones eran cumplidas y controladas por los chamanes, estableciendo lo sagrado y profano:

– Lo sagrado vincula la ceremonia ritual y la sociedad misma con sus orígenes mitológicos y con los poderes que emanan de la Naturaleza a través de poderes sobrenaturales.

– Lo profano: sirve a fines pragmáticos: iniciar a los jóvenes, disciplinar a las mujeres y divertir e intensificar el placer y la alegría de reunirse.

Enlazando de esta manera lo sagrado y lo profano en la ceremonia, como sucede con el rito y el teatro.

Chamanismo entre los yaganes

Yekamush eran los curanderos o chamanes, muy importantes. Podían sanar enfermos, curar desequilibrios emocionales e invocar a los espíritus.

El hechicero se dispone a actuar mediante un largo canto llamando en esta forma a los espíritus para que le auxilien. Nada debe molestar ni distraer su atención prefiere verse solo con los que le piden su ayuda, los que se sientan o se tienden ante él .

Entre cantos y suaves balanceo del tronco va reuniendo en un determinado lugar la materia enfermiza, chupandola luego violentamente con sus labios. Enseguida la escupe en la palma de la mano y la sopla después. 

Su canto era especial, distinto a los demás cánticos, era un canto sagrado.

Los aprendices de curanderos debían someterse a un difícil aprendizaje. Eran elegidos también entre los jóvenes que contaban con capacidad o predisposición a esta función. Podían ser recomendados por parientes u otros médicos yaganes. Se les enseñaba los secretos, debían lograr un control físico espiritual y mental, enseñandoseles todos los secretos de su rol en el grupo. Esta tarea de enseñanza la desempeñaban los curanderos más ancianos.

El último chaman existió en 1941.

Patagonia es una región cercana al antártico que posee una cultura mágico-religiosa instalada y resignificada, según el proceso de desaparición, aculturación y sincretismo de sus pueblos originarios.

La cosmología y el chamanismo han sufrido estos cambios y han podido desplazarse durante siglos en la transmisión oral, subyaciendo o resignificándose en prácticas neochamánicas. Sus culturas, iniciáticas, herméticas, secretas, perduran aún en sus descendientes que vehiculan los significados de las primitivas y arcaicas religiones.

Curiosamente los fenómenos chamánicos del preantártico pueden ser comparados a los fenómenos chamánicos del preártico.

Generando una incógnita que llevará a investigadores posteriores a buscar las causas que hacen que factores similares geográficos permitan desarrollar fenómenos sobrenaturales, como son los chamánicos, similares en distintas áreas geográficas y culturales, que no han tenido históricamente contacto alguno en los tiempos. ¿Será tal vez que la mente humana reacciona igual ante experiencias básicamente similares? 

Cada ser vivo construye el mundo en el que existe a partir de su propio territorio cognitivo. Los seres humanos tenemos la necesidad básica de habitar un mundo con sentido. Cada cultura provee de ese sentido a la vida de los individuos que en ella se socializan.

La idea que cada pueblo tiene del tiempo, de la muerte, y de las emociones son el eje central sobre el que se construyen sus cosmovisiones.

Hoy las culturas originarias en fatal proceso de desaparición ponen énfasis en mantener vivas las técnicas y valores asociados a sus chamanismos: símbolos, cánticos, rituales, territorios sagrados, mundos sagrados…

Los chamanes actúan a partir de las emociones, que son el campo básico sobre el cual se crea la red de conexiones y prácticas sociales. Las emociones propulsan diversos estados de consciencia, y a diferencia de los sentimientos (en cada cultura hay sentimientos distintos), las emociones son universales.

La experiencia chamánica, ancestral, mística, desmesurada, connota en sí misma el sentido de un laberíntico viaje… a través de los tiempos… a través de los espacios.

A de vez en cuando camino al revés
es mi modo de recordar…
si caminara hacia delante

te podría contar cómo es el olvido…
   
Diluvio: la luna cayó al mar.
Los únicos sobrevivientes en la Isla Gable.Los yaganes creían descender de esos sobrevivientes. Los hombres más antiguos se transformaron en montes. No registra diluvios, ni hechos de la creación del mundo. En el origen de los tiempos, Nguenechen creo el mundo después del diluvio, un casal niño y niña sobrevivieron. Siendo hermanos debieron usar sus cuerpos para procrear. Asi lo permitió Nguenechen
Mujeres dominaron por magia y astucia. Los hombres decidieron en una reunión hacerse cargo del mundo. Las mujeres dominaron sin piedad a los hombres. Los engañaban en los rituales,hasta que estos descubrieron el engaño y las mataron. Sobrevivieron las niñas. La Mapu (Tierra) es la Diosa Madre, las mujeres sostienen desde hace miles de años una cultura donde el matriarcado se manifiesta subyaciendo, en los espacios privados. La mujer cuida y transmite la cultura. Sostiene el patriarcado, con su poder subyacente.

Temaukel Kenos (poderoso joon) Kuanyp (héroe mítico) cuando deja la Tierra se transforma en Canopo (estrella mayor de la constelaciones). Los dioses del Wenu Mapu Nguenechen como entidad su superior. Futa Chao como Paradre Chao (indica que se debe hacer al mapuche).

Xalpen Mujer caníbal y libidinosa, monstruo del Hain. Devoraba a los niños.
Shoort: espíritu dañino. Wekufu (energía maligna) actúa causando daño y enfermedad al mapuche. Habita el Minche Mapu, estadio anterior al Wenu Mapu (estadio que habitan los dioses del bien).

Parto de Xalpen: todos los hombres deben ser ultimados para que ella dé a luz. Antiguamente se paría cerca del agua, río o lago, porque el agua es energía, se lavaba al niño en la orilla y las aguas se llevaban los restos de sangre y placenta.

Mujeres: cuando menstruaban se las aislaba por unos días. Hombres: Ceremonia del Hain los kloketens se sometían a pruebas de destrezas. La ceremonia del Kitun pillan o imposición de aros en las niñas, junto a los aros de plata que le darían felicidad, se les imponía el nombre. La menarca, iniciaba a la niña a los secretos de las mujeres vinculadas a Kuyen (luna).
Creían espíritus de muertos. Cuando alguien se ahogaba no lejos de la costa, se encendía un fuego, cuando la llama se extinguía los espíritus de los ahogados se conjuraban. Enterraban a sus muertos envueltos en cueros de guanaco. Demostraban el duelo produciendo heridas en el cuerpo y danzando y quejándose. Sepultaban con el rostro hacia arriba. Los ritos funerarios son extensos, llantos y lamentos, exponen el cadáver y luego de enterrarlo, queman su ruca (casa) para extinguir al espiritu que le causara la muerte o enfermedad. Se les enterraba con todas sus pertenencias.
Enfermedad como pérdida del alma. Se produce por autohipnosis.
Joon : poderoso chamán La machi (chaman) es mujer u hombre afeminado. Su poder está en el bien y el mal. Puede sanar y también causar la muerte. Es elegida y no puede negarse. Produce el vuelo extático con el sonido del kultrun (tambor sagrado).

Máa tóni: Canto de las mujeres para los kloketens que están cazando para Xalpen.

Kawhayulh: curandero de cabello blanco, cuyo cuerpo lleno de lanzas no murió y debieron cortarle la cabeza. La cabeza aún sonríe y aparece en los bosques ocasionando miedo entre los yaganes.

Daban importancia a la luna por su poder sobre las mareas. Una mujer vivió con un lobo marino, tuvo un hijo con él. Syuna el pez de las rocas. Wasana, yagán muy pequeño, profería gritos y en una pelea se metamorfoseó en ratón. Los hombres antiguos se transformaron en montes. Gobierno de mujeres terminó en matanza. Cazadores se transformaron en pájaros o animales. El Sol subió al cielo al perseguir a la Luna. Kuanip subió al cielo y se transformó en el lucero. La mitología vinculada a seres sobrenaturales del agua. Los nguen forman un subsistema de dueños de la naturaleza. Los mitos explican el diluvio. Vinculados a establecer lo ético en la cultura. Son mitos de origen y mitos explicativos.

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Bibliografía

Carbonell, Beatriz
1998 «Patagonia, Culturas comparadas». Washington State University, Vermont, USA. Mayo. Congreso PhibetaDelta.
1998 «Estudio integral de los indios Selk´nans». Congreso de las Américas. Puebla, México, abril. PhiBetaDelta.
1999 «Fronteras geográficas versus límites culturales», Lehigh University, San Diego, Mision Valley. PhiBetaDelta
1999 «Cosmología Mapuche». Congreso de Historia. Universidad Fasta, Rio Negro, octubre.
2000 «Anthtropological experiences on Patagonia foundament changes alternatives». Kansas City University, abril. PhiBetaDelta.
2000 «Comprobación poblacional de antiguos cazadores patagónicos-fueguinos, según análisis cultural, cosmología y relatividad mito-ritual». 77th Annual Meeting Anthropology. Indianna University Bloomington, abril. CSAS Archeology Forum.
2001 «Desintegración étnica, desaparición del chamanismo en Linea Sur», IV Congreso Chileno-Argentino de Estudios Históricos e Integración Cultural. Viña del Mar, Valparaíso, Chile.
2001 Galardón otorgado por el Centro de Documentación de la Artesanía de España y América al trabajo presentado en Tenerife: «Los significados de la Tierra en hilos de lana y plata». Premio Tenerife al Fomento y la Investigación de España y América 2000. Islas Canarias. España.
2001 «El ser mapuche en la era de la globalización», XXIII Congreso ALAS, Asociación Latinoamericana de Sociología. 29 octubre al 2 de noviembre. Antigua B Guatemala, Universidad San Carlos de Guatemala.
2002 «Proyecto Nguenechen» Proyecto de educación no formal para poblaciones desfavorecidas, considerando sus estructuras culturales. Congreso Internacional Desarrollo de Inteligencias Tempranas. Barquisimeto, Venezuela OEA, junio. 
2002 «Chamanismo mapuche, formas de organización social». Congreso XXIV Americanistica Sao Paulo. Universidad Peruggia, Italia / Universidad Sao Paulo, Brasil.

Kuhn, Thomas
1962 The structure of scientific revolutions. Chicago, University of Chicago Press.
 

Fuentes primarias

Informantes: Machi Elena y Machi Teresa.

Resumen
Cosmología y chamanismo en Patagonia

Este estudio se ha realizado a lo largo de 20 años habitando y haciendo trabajo de campo antropológico en esta región. Reúne las concepciones de tiempo y espacio de culturas como la mapuche y otras casi extinguidas, como la selknam y la yagan. La idea que cada pueblo tiene del tiempo, de la muerte y de las emociones constituye el eje central sobre el que se construye su cosmovisión. La intención de este trabajo ha sido rescatar del olvido y de la desaparición formas de cosmologías de esas culturas primitivas. En Patagonia, el fenómeno mágico-religioso del chamanismo no ha desaparecido, sino que se resignifica en simbolismos y en rituales, y adopta nuevas formas para perdurar. Las culturas no mueren: subyacen y persisten a través de los tiempos.

Abstract

Cosmology and shamanism in Patagonia

This research was carried out during 20 years living and making antropological fieldworks in Patagonia (Argentina). It considers the conceptions of time and space in cultures like the Mapuche and others kind of cultures almost extinct, like the Selknam or the Yagan. The idea that every people have about time, death and emotions, is the main motivation to construct thier cosmovision. The intention of this research is to save from oblivion and from extinction the cosmological conceptions of those early cultures. In Patagonia the magic and the religious phenomenon of the shamanism are not disappeared, they are alive through the symbolism and the ritualism, and they adopt new appearances to survive. The cultures don’t die. They underlie and persist along the time.

Madre-Tierra: un modo de vida

Autor: Licdo.Heraclio López Hernández (Filósofo)

Introducción

Esta investigación “Madre Tierra: un modo de vida” se orientó a identificar Nana Olotilillisob y el papel de Gungidule, que designa a una persona dotada de grandes privilegios y facultades, en relación a la Madre Tierra. La Madre Tierra es la raíz y el símbolo primigenios de la existencia. La tierra es amada como la mamá, porque ella nos nutre, por o en ella, existimos y habitamos gracias a ella.

Por otra parte, se le da especial atención a dos pensadores kunas: Gubiler, botánico, especialista sobre la vida de las plantas, sus relaciones con el hombre; Uagibler, ornitólogo, conocedor del reino de las aves. Estos nelegan, genios o sabios, se consagraron a la investigación, más tarde, a la enseñanza.

Durante siglos viene transmitiéndose este conocimiento en forma de literatura oral. Para fines de la investigación, acudimos al saila, persona probada en el pensamiento kuna, sobre todo de los igargan, relatos de sabiduría; al inaduled, médico botánico, estudia el uso de las plantas para la medicina; al nele, persona encargada de diagnosticar la enfermedad por medio de sahumerios de cacao y con la ayuda de “nuchus”. Los “nuchus” son troncos tallados en forma humana, portadores de una fuerza a partir del consejo especial del mismo nele.

Lo básico de esta investigación consistió en determinar a partir de los sabios kunas, un estudio sobre la Madre Tierra, que es un volver a las raíces del ser humano, concretamente del kuna. El kuna es hijo de la Madre-Tierra. Desde esta concepción, el kuna se realiza, se desarrolla; así es persona. El hombre y la mujer como hijos tienen una obligación natural de defensa, cuidado, de sostén y apoyo. La tierra es de todos: personas, animales y plantas.

1. Etapas de desarrollo de la Madre-Tierra.

La Madre Tierra está constituida en cuatro (4) etapas de desarrollo: Oloitirdili, Olotilillisob, Ologuadule y Napguana.

OLOITIRDILI: Es la Madre Tierra en sus inicios. La tierra era aguada, blanda. Ahincaste, uno de los expositores de este tema, habla de que en esta etapa es cuando surge la formación de los cinco continentes o islas enormes. Ahincaste dice que sus habitantes: uno tiene la piel como el color de la balsa; otros como los tizones de carbón; otros, como la crecida de los ríos, etc. En la etapa de Oloitirdili surgieron también el sol, las lunas, las estrellas. Se iluminó la tierra. Se alumbró el rostro de la madre.

OLOTILILLISOB: La tierra era como gelatina, como barro. La tierra poco a poco se va endureciendo cada vez más. La tierra era hermosa, los vientos soplaban apacibles y movían suavemente todo lo que existía. El sol, las estrella acariciaban con su luz el rostro de la Madre. La Madre Tierra está viva y era joven, sonreía llena de vida al silbido de las aves. Todo era hermoso y alegre. La Madre Tierra es adornada con la pequeña y débil vegetación.

NANA OLOGUADULE: La Madre-Tierra se puso más dura y se levantaron las colinas. La madre-Tierra se adornó de flores y frutas como niña hermosa y madura. Nana Ologuadule nació muy fuerte y se dotó como de un útero, para que ella pudiera reproducirse una y otra vez.
Nana Ologuadule, es la protectora de todo aquello que se mueve, camina, nada, se arrastra, crece y descansa sobre ella. “La madre-Tierra está fijada sobre una base de oro; sus columnas y troncos amarrados fuertemente con bejucos de oro macizo” (Entrevista a Horacio Méndez. Usdup, 22 junio 1985). En la superficie se diseminaron todas las semillas y especies de albahaca. Todas florecen. Y eran vivas, seres vivos. El kuna cuando habla de “oro” extendida en la raíz de la Madre-Tierra, entiende la formación de sí mismo. El hombre es parte integrante de la naturaleza, sin confundirlo con ella, sino como organizador, colaborador en su evolución. El oro como algo que se impone al hombre no es más que la tarea que recibe al llegar a la tierra. Por eso, las flores son “vivas”, “seres vivos”. Esto significa imagen del hombre y simboliza su existencia, pero aun sin haber llegado a su realización plena, y a medida que Nana Ologuadule se realiza, su vida también va tomando forma, definiéndose al ritmo de ella, porque gracias a ella se es hombre, desde ella se define el kuna.

Cuando Nana llegó a su plenitud, el sitio se llamó ABYA YALA (continente americano). Corría el río Olodulasgundiuar, el río Oloburgandiuar. Los ríos allí descritos tienen un significado muy profundo que necesitan un análisis exhaustivo para una mejor comprensión. El río OLODULASGUNDIUAR, el río OLOBURGANDIUAR envuelven misterios de vida, de la existencia. Olodulasgundiuar y Oloburgandiuar evocan la población de seres humanos y la abundancia de las plantas, respectivamente. Surgió el verdor y el cuerpo de la Madre se llenó de hermosos y robustos árboles. Los océanos y mares se agitaron llenos de peces; las riberas de los ríos brindaron extensos cañaverales y platanales. Los ríos traían y llevaban las semillas, cepa de plátanos, de otoe, de camote.

NAPGUANA: Es la etapa donde la Madre ya nos brinda los frutos de sus entrañas.

2. El hombre y la mujer.

El hombre vino sobre al gran Madre-Tierra henchido de espíritu para cuidar, para sostener, para hacer productiva la tierra. Vino Olonaikabaler y Olonailasob. Olonaikabaler y Olonailasob eran los primeros. Ellos cuidaron la tierra por muchos siglos. Pero, poco a poco se conviertieron en enemigos de la Madre y se despertaron los árboles contra el hombre y la mujer; palideció el verdor de la tierra; se retorcieron los troncos de los árboles; las hojas se agujerearon. Las avispas, las culebras y todos los animales se alzaron contra el hombre y contra la mujer.

Según esta tradición, la tierra es una madre a la que hay que proteger, cuidar y defender. La tierra es vida. Si ella muere, muere un pueblo. En la tierra también encontramos las medicinas. Es la Madre que sustenta y da frutos a todos. Nosotros, los hombres estamos para producir la tierra y somos guardianes de ella. La misión de todo hombre es “no dejar sola a la Madre-Tierra” (Entrevista a Manuel Smith. Usdup, abril 1991).

3. Estudios de casos.

Para identificar y caracterizar la importancia del estudio de la Madre-Tierra, analizaremos dos igala (disciplina o conjunto de saber). Uno, Nele Gubiler, nos introducirá en el estudio de la vida de las plantas, y dos, Nele Uagibler nos ayudará a conocer el reino de las aves.

3.1. Nele Gubiler y el lenguaje de la Madre-Tierra.

Nele Gubiler nació en Yoodiuar, en el sitio llamado Agsib Diuar (por los lados de la actual Provincia de Darién, específicamente alrededor de las poblaciones de Pucro y Paya). Fue discípulo de Dada Neba. Dada Neba recibió a su vez las enseñanzas de Ibeorgun.

Gubiler era Nele (genio, educador de acuerdo a su capacidad) y se ocupó del estudio de las plantas; el misterio de la vida de la hierba, del arbusto y de los árboles. A pesar de ser Nele “recibió los baños medicinales prescritos de las manos de “Dada Neba” (Entrevista a Carlos López. Dad Nakue Dup Bir, febrero de 1994), para penetrar los misterios de galugan (lugares o centros de formación y educación de la etnia). La adquisición de estas disciplinas requiere varios años de entrenamiento. En la vida intelectual de Gubiler se destacan tres aspectos fundamentales: estudio de los aspectos de la Madre-Tierra, las enseñanzas de otros sabios y era un experto inaduled.

Gubiler empezó a profundizar las nuevas dimensiones de la Madre-Tierra. El penetró los misterios de Galu Ibesaila y lo frecuentó varias veces. En los fragmentos del relato de Gubiler que aun se conserva oralmente, dice: me voy a alejar de la superficie de la Napguana, y me internaré en ella” (Entrevista a Carlos López. Dad Nakue Dup Bir, febrero de 1994). Se distancia de ella para estudiarla y analizarla. En las frecuentes entradas y salidas del Galu Ibesaila, Gubiler conversa con distintas nanagan (madres). Gubiler visita cuatro etapas o estadios: en la primera etapa, dice: “me encontré conNana Olokunasob”. En la segunda etapa, está Nana Olouainasob. En la tercera estapa, es el reino de Nana Oloturuanasob. Y, en la cuarta etapa, dice, “me encontré con otra gran madre: Nana Olokiidili”.

Las tres primeras mamás observan, vigilan y protegen los movimientos de sus hermanos; sol, luna, estrelas, etc.. Son madres que nos protegen en Sapibe Nega (se considera que en Sapibe Nega venimos forjados de la capacidad intelectual y práctica). Las madres “cantan” nuestras tendencias e inclinaciones profesionales que poco a poco en el tiempo se realizan y se manifiestan en la tierra. Nana Olokiidili es la que introduce a Gubiler a Sapibe Nega. Estudia la flora y fauna. Encuentra allí a Dada Olopenkekaliler, Olopenkekaliler, padre de las plantas.

La Madre-Tierra, dice Gubiler, es el astro que habitan las personas, animales, plantas, minerales. Son los ríos, quebradas, montañas. Son los océanos y mares, etc. La Madre-Tierra es una inmensa semilla que tiene sus bases sólidas con fundamentos de oro. Las plantas al igual que las personas, animales, son seres vivos. Nacen, crecen, se reproducen y mueren. “Las plantas nos protegen, nos ayudan a vivir y son nuestros hermanos. Todas las plantas son “mujeres” que adornan el rostro de la Madre-Tierra; por eso, todo florece, todo da fruto, todo crece. La Madre-Tierra es la gran madre y nos ofrece sus frutos.

Nele Gubiler habla de los órganos fundamentales de las plantas: la raíz, el tallo y las hojas; la flor, el fruto y la semilla. La raíz es la parte que crece dentro de la tierra, sirve para tomar agua y sales minerales. Las plantas respiran el oxigeno del aire por las hojas. La flor sirve para la reproducción. Las plantas son “nuestras hermanas”, porque sorben como nosotros, los hombres, el frescor de la “leche” que nos ofrece la madre-Tierra. El río del que tomamos es el mismo río que bebe las plantas.

Dada Olopenkekaliler protege las plantas, las defiende, es su padre. Las plantas “hablan” entre sí “la Madre-Tierra nos envolvió con su manto y crecimos gustados de su calor. No nos separaremos de esta madre, estamos en ella, pertenecemos a ella y ella nos pertenece” . (Entrevista a Carlos López. Dad Nakue Dup Bir, febrero de 1994). La Madre-Tierra tiene muchos hijos y ella une a sus hijos, somos hermanos.

3.2. Uagibler y el Lenguaje de las aves.

Uagibler nació en Dagargunyala. Estudió el comportamiento y el lenguaje de las aves. Conoció la vida, los cantos, el vuelo, las leyes que siguen las aves; como el reino de las aves.

Uagibler fue discípulo de Dada Yala, recorrió las llanuras de Dagargun para recoger las plantas medicinales, y los preparó para Uagibler. Desde muy temprana edad, Uagiblero demostró sus cualidades extraordinarias. Hablaba de la vida de los pájaros, los cantos de las aves, interpretaba a la comunidad el lenguaje de las aves.

Uagibler decía: las aves cantan en la mañana y claman su ración de comida para el día. Las aves claman muy contentos: “casi, casi quiebro tú tejado con mi peso al posar sobre el palo de la choza”.Uagibler “se reía de los pájaros” (Entrevista a Horacio Méndez. Usdup, abril de 1985).

Las aves se ayudan mutuamente, sienten como suyas las necesidades de otras aves de su reino. Aunque yo tengo solamente un pico y dos alas, no me siento menos que los hombres. Sé cobijarme y sé cómo tratar a mis pequeños. Sé cómo construirles una casita para que no se mueran de frío. Yo tengo dos alas que permiten buscar alimentos para mis críos muy lejos.

Bibliografía

1. Fragmentos de los Relatos de Uagibler.
2. Fragmentos de los Relatos de Gubiler.
3. Fragmentos de los Relatos sobre la Madre-Tierra.

Arte rupestre y chamanismo (I)

Arte rupestre y chamanismo (I)
Por: Fernando Urbina Rangel
Universidad Nacional de Colombia

Generalidades

    Se entiende por arte rupestre un conjunto de obras intencionalmente elaboradas, por artífices prehistóricos o protohistóricos, sobre superficies de piedra (pictografías), o practicando surcos en ellas (grabados = petroglifos).

    El término “rupestre” deriva del latín rupestris, que contiene el factor rupes, que se hace equivaler, por lo general, a roca, pero que también significa antro o caverna. Esta última significación se ha tenido en cuenta al nominar como arte rupestre, las obras –pictografías y grabados– halladas en abrigos rocosos y cavernas pétreas (las hay, aunque pequeñas, de sólo tierra); es por eso que también se utiliza la expresión arte de las cavernas. Otra nominación es arte parietal, (literalmente, arte de las paredes) con la que se alude a ejecuciones hechas en muros de roca, o sea, en superficies verticales; dicha denotación se hace extensiva a los techos.

    La expresión más genérica parecería ser arte en las rocas, pues no excluye el de las cavernas y abrigos, y sí comprende el ejecutado al aire libre, ya no sólo sobre superficies verticales –paredes–, sino sobre pisos pétreos y bloques sueltos, incluso mobiliares. El hecho es que en castellano se impuso la forma arte rupestre, y no hay para qué cambiarla, pero sí continuarla haciendo suficientemente extensiva para que incluya todas las manifestaciones a las que he hecho alusión.

    He de puntualizar que con la palabra pictografía se alude a aquellas obras que resultan de aplicar por diferentes medios, intencionalmente, uno o varios pigmentos sobre superficies rocosas. En tanto que con esta técnica se agrega algo a la piedra base, con el grabado ocurre lo contrario, pues en éste, al rayar la superficie pétrea lo que se hace es eliminar una porción de la materia de la base utilizando, por lo general, un punzón o cincel para raspar o golpear, con el propósito de ahuecar –zanjar– la superficie en cuestión. Al grabado se le da también un nombre más técnico: petroglifo, de petro = piedra y glifein, término griego para referirse al hecho de ejecutar estrías, zanjas o surcos angostos sobre una superficie dura. También los artistas prehistóricos emplearon la técnica de preparar la superficie pétrea aplicando capas de arcilla, para luego modelar y/o pintar en ella diversas figuras. No olvidar, tampoco, la práctica bastante recurrente, de aprovechar los accidentes naturales en el soporte pétreo para complementar figuras (1), ahorrándose esfuerzo, especialmente cuando se trata de dar volumen a las representaciones; fue éste el camino para llegar a los relieves escultóricos, que pudieron haber sido, en algunos casos, el preámbulo de la escultura propiamente tal (2). Por último, se ha de tener en consideración los casos de coyunda de grabado y –posteriormente– pintura en una misma pieza.

    Al inicio, en la definición, he usado los términos prehistórico –muy frecuente– y protohistórico –poco socorrido. El primero alude a una época de la cual no se poseen testimonios escritos; allí cabe la casi totalidad de la historia humana, toda vez que la invención de la escritura –en su acepción común– es muy reciente: no parece exceder al 5500 antes del presente (a.p.), y bien sabemos que el acontecer del género homo ya desborda los tres millones de años. Pero la historia (pasado reconstruido, especialmente, con testimonios escritos) no ha comenzado para todos los pueblos desde hace cinco milenios y medio, por cuanto la gran mayoría de ellos sólo llega a poseer escritura muy recientemente, y de tenerla su uso fue, habitualmente, escaso.

    De resultas de estas consideraciones, se acuñó el término protohistoria para referirse a aquellos pueblos y/o períodos de los cuales se conservan testimonios orales, o sobre los que otras culturas contemporáneas sí elaboraron documentos escritos, en donde recogían las tradiciones orales, o bien reseñaban otros aspectos de esas culturas ágrafas. Así, por ejemplo, los antiguos germanos habrían salido de la prehistoria para entrar en la protohistoria, en el momento en que los romanos empezaron a glosar sobre ellos con ocasión, especialmente, de sus guerras con tan belicosos vecinos (3). Es el mismo caso de lo ocurrido con la mayoría (4) de los grupos indígenas abyayalenses (5), muchos de ellos aniquilados (6), pero de quienes nos llegaron referencias en los Cronistas de Indias y en los documentos oficiales.

    Debo, en aras de la claridad, referirme a eso de la intencionalidad, concepto que ya he utilizado en dos ocasiones (supra). El tópico es viejo ya en arqueología. Abundaría diciendo que la casi totalidad de las obras rupestres requirieron para su ejecución de una intencionalidad expresa. Esto traza una diferencia puntual entre un cierto tipo de evidencia arqueológica azarosa, netamente accidental (7), y aquella que proviene de un acto en que se tuvo la voluntad de hacerlo perdurable. Es el caso del arte rupestre, por lo cual resulta un testimonio privilegiado, sobre todo en lo que respecta a la dimensión espiritual de los hombres de la prehistoria y de la protohistoria. Más adelante volveremos a dar aclaraciones sobre esta idea.

    A escala mundial, actualmente, las obras mejor inventariadas y examinadas con mayor atención han sido las agrupadas en el llamado arte parietal europeo. Dichos estudios patronaron las estructuras y contenidos de esa nueva disciplina llamada arte rupestre, confiriéndole las ventajas derivadas del tesón con que un creciente grupo de intelectuales europeos se ha venido dedicando al asunto, pero también con las cortapisas propias del eurocentrismo básico.

    La polémica que se suscitó inicialmente sobre la autenticidad del arte rupestre obligó a hablar de las capacidades mentales (intelectuales, espirituales) de los hombres de la prehistoria. El asunto se formulaba así: “¿Cómo era posible que unos hombres en una etapa cultural tan primitiva (8), pudieran haber realizado obras de tan acabada perfección?” (9) Esta pregunta alojaba un prejuicio de cuño evolucionista que, aplicado al arte, da como resultado unas distorsiones abrumadoras. Por el ancho camino de los prejuicios –el más fácil de recorrer– todo confluye en considerar admirable y óptimo en los demás, aquello que quienes juzgan establecen como admirable y óptimo para ellos. Una vez demostrada la autenticidad de las obras rupestres paleolíticas, la extraordinaria calidad que se vio en esas ejecuciones en un pasado tan remoto, obligaba a hacer equiparables a sus ejecutores con los modernos.

    El asombro que continúan suscitando, tanto más cuanto el arte moderno demoró y aún demora en ser aceptado (10), motiva mayor admiración. El autocentrismo que de una manera o de otra elabora toda cultura, obliga a reconocer –al calificar como admirables dichas obras– que sus ejecutores fueron como los modernos, pues los modernos (incluso aquellos que se sienten postmodernos) se constituyen en el patrón de la admiración, la norma de lo que se admira (11). Por un momento aprovechémonos de estos prejuicios, para adelantar la presente reflexión.

    Indagar por estas arcaicas producciones del espíritu humano –el arte rupestre más antiguo–, resulta de una importancia capital a la hora de pretender asomarnos a las estructuras mentales de los hombres prehistóricos. Hablando muy en general, dichos personajes fueron quienes produjeron los fundamentos de lo que hoy en día somos, razón por la cual nos creemos capaces de percibir –no sin un delicado, arduo y continuado trabajo– las estructuras y contenidos de tales obras de arte.
    Hablamos de arte al referirnos a dichas obras rupestres. Ellas transparentan un quehacer lúdico que hemos dado en denominar arte, quizás porque no tenemos otra cosa más admirable a qué referirlas en nuestro mundo. Nominamos así a aquellas acciones que no buscan una utilidad inmediata, tales como el comer, escapar o guarecerse, sino que se complacen en el rodeo, rodeo sencillo o complejo en que se demora el creador, incluso cuando persigue una satisfacción inmediata. Goza en ese demorarse (12), absorto en el trazo de su mano, en el movimiento que se hace danza, o en el gesto mímico en que el cuerpo mismo se torna evocación, se transforma, o en la palabra que se forja en canto y poema.

    Detectar los orígenes del arte es tanto como determinar el origen del símbolo, del lenguaje, o, lo que es igual, el origen del hombre mismo. Por ahí, en las paredes rocosas de los abrigos que protegían de las inclemencias del tiempo, a uno que otro antepasado le dio por rasguñar las piedras, seguramente sin un propósito muy fijo… Se sintió pleno, pues liberaba una tensión. Ese acto fue el comienzo del arte.

Acotación

    Antes de tocar el tema del arte rupestre en Colombia, he de formular la siguiente advertencia: La copiosa producción bibliográfica (textos, láminas), televisiva, cinematográfica y gráfica en general (exposiciones, afiches, plegables y demás), como también unos muy bien montados circuitos turísticos, en función de las obras rupestres europeas (sobre todo de España y Francia), ha patronado en la gente, a escala mundial, una forma de entender, valorar y admirar lo que se tiene como arte rupestre en general, haciendo que –para bien o para mal– otras manifestaciones del arte rupestre, correspondientes a otros estilos, geografías y tiempos, sean vistas a través de esa obligada referencia. Y aquí continúan los prejuicios; no tanto en cabeza de los propios investigadores del arte paleolítico europeo sino, ante todo, entre las gentes de otras regiones que también cuentan con profusa presencia de este tipo de obras. Entre estos públicos es muy frecuente oír expresiones de la siguiente laya: “Sí, estas obras son testimonio de nuestro pasado aborigen, pero no se acercan ni remotamente a la calidad de las obras europeas”. Este criterio termina por generar un desprecio que se traduce en abandono y olvido… Pero hay algo más grave: por esta senda de valoraciones poco rigurosas se termina por pensar que los aborígenes europeos fueron superiores a los indígenas abyayalenses, australianos, africanos, etcétera. La culpa de estos prejuicios y sus consecuencias no está, desde luego, en la calidad de la producción europea sino en el complejo de inferioridad propio de las élites económicas, raciales, políticas e intelectuales de los países que los europeos colonizaron y que una vez producidas las emancipaciones formales, continúan sojuzgando económica y culturalmente.

El arte rupestre en Colombia

    A lo largo y a lo ancho del país, desde las alturas cordilleranas hasta los litorales, en cavernas, en abrigos rocosos, en las paredes de los cañones esculpidos por los ríos o en las losas de sus lechos, como también en infinidad de rocas desperdigadas por toda nuestra geografía, se han venido encontrando en asombrosa profusión grabados y pinturas, testimonios de esa aventura milenaria que iniciaron los paleoindios al descubrir, penetrar y signar sus nuevos territorios, tarea continuada por los innumerables pueblos en que se diversificaron los protoamerindios, y que mantuvieron sus técnicas rupestres hasta fechas incluso inmediatamente posteriores al cataclismo genocida y etnocida ocasionado por la conquista europea.

    El estudio del arte rupestre en Colombia se inicia desde épocas muy tempranas, cuando las oleadas sucesivas de pobladores enfrentaban las obras que sobre las rocas dejaban pueblos más antiguos, muchos de ellos ya diluidos en la neblina primordial. Los nuevos ocupantes de las regiones donde se fijaron las primeras obras rupestres hicieron aquello que siempre acostumbran los seres humanos: interpretar lo que de otros queda, asignándole un puesto dentro de sus sistemas de creencias y continuando en algunos casos la labor (13).

    Prueba de ello son las sobreposiciones de obras de diferentes estilos (palimpsestos), el hecho de completar algunas figuras, o de colocar otras al lado de las más antiguas, como también el evitar los lugares en que aparecen las obras, con el fin de no exponerse a los efectos negativos que pueden padecer quienes se acercan a aquellos receptáculos de fuerzas (lo numinoso) manejadas por otros hacedores (14). Por otra parte, algunos de los más antiguos intentos de explicación de estas obras rupestres figuran en los mitos que aún perduran, sobre todo en las regiones en que el fluir de la milenaria cultura indígena no quedó interrumpido.

    Con la llegada de los europeos los estudios sobre el arte rupestre abyayalense (amerindio) dan un paso más. En el caso colombiano los cronistas Simón y Piedrahita aluden al tema en sus escritos. Siglos después la Comisión Corográfica dedicará varias de sus láminas a recoger estas antigüedades de indios. Numerosos viajeros europeos de los siglos XVIII y XIX y comienzos del XX, reseñan algo de la extrema profusión de pictografías y petroglifos, y ya en los inicios del siglo que recién terminó, Triana hará uno de los primeros grandes aportes al asunto –al menos en lo que toca al interior andino–, trabajo que será continuado generación tras generación por unos pocos estudiosos hasta llegar al presente.

    Importa puntualizar al menos las apreciaciones de un cronista de Indias y de tres viajeros europeos que se ocuparon expresamente del arte rupestre, mucho antes del boom mundial desencadenado una vez reconocida la autenticidad de las obras de Altamira, asunto que sólo tiene lugar a partir del famoso mea culpa formulado por Cartailhac, quien había sido, hasta ese momento (1906)¸ uno de los principales impugnadores de tal autenticidad.

    En sus Noticias Historiales (1627) Fray Pedro Simón hace referencia a Nemquerequeteba (¿Bochica?) civilizador de los muiscas, cuya presencia explicaban los indígenas atribuyéndole una antigüedad de veinte edades, comprendiendo cada una setenta años, con lo cual se avecindaba un tanto a las primeras prédicas del evangelio cristiano. Para el cronista, los muiscas mostraban en su iconografía, tradiciones y creencias, una serie de rasgos que permitían vislumbrar una posible evangelización temprana en estas tierras, milenio y medio antes de la llegada de los españoles, habiendo sido dicho personaje –de luengas barbas blancas, y que traía un camello (15) (Simón no afirma que lo montara)– quien había impartido tales enseñanzas. Fray Pedro es explícito en afirmar que él no aprueba ni reprueba dichas tradiciones, limitándose simplemente a consignarlas habiéndolas tomado de “entre los hombres graves y doctos de este Reino” (16). El párrafo más pertinente (III, 4,3,3) dice:

    Otros le llamaban a este hombre Nemterequeteba, otros le decían Xué. Este les enseñó a hilar algodón y tejer mantas, porque antes de esto sólo se cubrían los indios con una planchas que hacían de algodón en rama, atadas con unas cordezuelas de fique unas con otras, todo mal aliñado y aún como gente ruda. Cuando salía de un pueblo les dejaba los telares pintados en alguna piedra lisa y bruñida, como hoy se ven en algunas partes, por si se les olvidara lo que les enseñaba (17); como se olvidaron de otras muchas cosas buenas que dicen les predicaba en su misma lengua a cada pueblo, con que quedaban admirados. Enseñóles a hacer cruces y usar de ellas en las pinturas de las mantas con que se cubrían y por ventura, declarándoles sus misterios y los de la encarnación y muerte de Cristo, les diría alguna vez las palabras que él mismo dijo a Nicodemus tratando de la correspondencia que tuvo la Cruz con la serpiente de metal que levantó Moisés en el desierto, con cuya vista sanaban los mordidos de las serpientes. De donde pudo ser la costumbre que hemos dicho tenían de poner las cruces de los que morían picados de serpientes. También les enseñó la resurrección de la carne, el dar limosna y otras muy buenas cosas, como lo era también su vida. Que si esto es así, no sólo estas de que ellos se acuerdan sino otros muchos misterios de nuestra fe les enseñaría.

    Las interpretaciones de algunas figuras rupestres (símbolos dejados por un héroe civilizador para recordar sus enseñanzas, referidas a la hechura y decoración de mantas (18), formuladas por los indígenas y llegadas hasta nosotros gracias al acucioso cronista, tienen un aire de juicioso realismo que contrasta con buena parte de las fantasiosas lucubraciones que han sido tan frecuentes en el estudio del arte rupestre a nivel mundial. Es de resaltar que la preocupación del benevolente fraile es mostrar que los “indígenas habían sido civilizados y poseían ya rasgos de alta moralidad”, si bien esto se debía a una posible influencia cristiana. Al menos les concedía la capacidad de haber asimilado dicha influencia, si bien luego la habían perdido un tanto, como glosa después en sus comentarios donde atribuye a una mítica figura femenina –perversa, por supuesto– el haber tergiversado las enseñanzas del gran macho civilizador.

    Un tono muy distinto se percibe en la pareja de investigadores compuesta por Spix y von Martius quienes reseñaron en su viaje de 1820 (1938: vol. II, 351) unos pocos de los miles de espléndidos grabados de Araracuara y La Pedrera, localidades del río Caquetá, en la Amazonia colombiana. Por cierto, la actitud plagada de prejuicios de estos dos investigadores compendia una posición muy frecuente entre muchos de los apresurados viajeros del siglo XIX, ansiosos por atiborrarse de datos y cosas de indios con destino a los museos europeos, pero muy poco interesados en profundizar en las culturas indígenas, a las que despreciaban. Refiriéndose a dichas inculturas no vacilaron en afirmar que “ellas constituyen, desde hace siglos, la tétrica demostración de la inferioridad de intuición de esa raza”… Y rematan diciendo que “… al primer golpe de vista se verifica en estas figuras grotescas la absoluta inexistencia de cualquier significado de un simbolismo superior” (op. cit.: 373-4). Era la tónica propia de la Ilustración europea frente a la supuesta barbarie de las colonias, y del llamado hombre primitivo, salvaje o natural, a quien representaban en las ilustraciones de los libros de viajes con rasgos un tanto simiescos, toscos.

    Un siglo más tarde, durante su viaje de 1903-5 entre los indios del noroeste de la Amazonia, Theodor Koch-Grünberg, hace observaciones puntuales sobre los grabados en piedra encontrados durante sus amplios recorridos y, echando mano de la etnografía, alude –al igual que lo hicieron los muiscas y su cronista–, a las evidentes similitudes entre algunas imágenes del arte rupestre y algunos elementos de la cultura material de pueblos indígenas que ocupaban en su momento –comienzos del siglo XX– los mismos enclaves donde se encuentran los petroglifos. Con el mismo cuidado, el estudioso austriaco reseña en sus cuadernos muchos dibujos hechos por los propios indígenas y hace enjundiosas observaciones sobre los decorados que ejecutan en sus propios cuerpos o utilizando diversas superficies. Con dichos apuntes elabora dos obras que ven la luz con anterioridad a su más conocido libro de divulgación Dos años entre los indios (1909); se trata de Los comienzos del arte en la selva (1906) y Petroglifos suramericanos (1907). Al respecto, Gerardo Reichel-Dolmatoff nos dice (19) (p.15) que Koch-Grünberg “se dio cuenta que los hombres primitivos de estas selvas tenían un potencial de expresión estética que Europa aún no había comprendido ni apreciado”. Líneas más adelante Reichel cita el siguiente fragmento tomado de la obra de 1906, en donde Koch-Grünberg alude a los dibujos que los tukanos estamparan en sus cuadernos de viaje:
    Estaré satisfecho si estas láminas por lo menos tengan éxito en introducir también otros círculos al mundo espiritual de estos “salvajes” tan mal conocidos y demostrar que aquellos así llamados “salvajes” no son semihumanos sino hombres pensantes, agudamente pensantes.

    Justas apreciaciones que bien pueden extenderse a los ejecutores del arte rupestre.
    En la segunda mitad del siglo pasado surgen personalidades tales como Silva Celis, Cabrera y los Rendón, quienes continúan los estudios en la disciplina, pero es Gerardo Reichel-Dolmatoff quien decididamente reorienta la disciplina de la mano de sus investigaciones etnográficas.
    Herederos de esos estudiosos, nuevos rupestrólogos continúan armando con sus descubrimientos y levantamientos el riquísimo mapa del arte rupestre en Colombia, de una manera ya continuada y un tanto sistemática. Así: Muñoz y Becerra en el altiplano cundiboyacense; E. Reichel, Urbina, Botiva, Van der Hammen, Castaño y Ardila en la Amazonia; Bautista en San Agustín; Granda en Nariño; Munar y Ortiz en la Orinoquia… y ya se preparan relevos generacionales especialmente alrededor de las cátedras sobre arte rupestre creadas en diversas universidades por miembros del grupo GIPRI y en torno a la revista Rupestre, órgano de difusión de dicho equipo, comandado por Muñoz.
    Otro de los factores de especial significación para los estudiosos del arte rupestre nacional lo constituye el arribo a la disciplina de investigadores procedentes de ciencias tales como la matemática, la lógica y la bioquímica… y de artistas de la plástica –como es el caso del Maestro Dioscórides–, quienes deciden retomar las sendas del arte rupestre con la sensibilidad y las técnicas propias del arte moderno. En otro campo, el de la restauración, se da una incipiente pero promisoria preocupación.

(En próxima entrega: El tema del chamán)

NOTAS
(1) En todo tiempo y lugar algunas formas naturales –especialmente las que muestran simetrías– son vistas como representaciones de seres naturales o culturales. Es muy frecuente que alguien decida agregar algunos trazos para hacer más evidente el parecido. Por este camino se llega a una bella idea formulada por infinidad de artistas de la plástica; ellos postulan que su acción poiética consiste tan sólo en colaborar sacando a la luz –explicitando– la figura que puja por salir de la entraña material informe. En parte se siguen estos lineamientos en infinidad de lugares donde avistan Vírgenes, manifestaciones consideradas milagrosas y fuente, por lo general, de pingües negocios.
(2) La escultura se dio en el arte prehistórico. Se han hallado figurinas –por lo común diminutas– en hueso y en piedra; también se dan figuras en tres dimensiones modeladas en arcilla, esas sí de mayor tamaño.
(3) Este tipo de testimonios suele estar en extremo sesgado. En el ejemplo –los pueblos germanos– las reseñas destacan sus aspectos agresivos –el tema lo impone–, con lo cual se genera una visión que califica de belicosas per se a dichas culturas, cuando la agresión ha sido precisamente la de aquellos que escribieron sobre ellos al combatirlos, con ánimo de sojuzgarlos.
(4)  Sistemas de escritura se dieron entre las culturas amerindias con precedencia a la llegada de los europeos. En alguna de ellas, dicha antecedencia se cuenta en milenios. Es el caso de la escritura maya (jeroglíficos con valores silábicos) y la de los kipus incas. Knorosov, en 1952, dio con la clave definitiva para traducir la primera. La visceral e irracional oposición de Eric Thompson (sólo porque Knorosov era ruso y, por lo tanto, presuntamente bolchevique) fue desbordada finalmente por la evidencia; pero su actitud entorpeció el proceso de investigación en no menos de media centuria. Las razones extracientíficas son tan frecuentes en los procesos de investigación, que la historia de la ciencia ha de dejar de ser la reseña de la sucesión de descubrimientos, para centrarse en la reconstrucción de los procesos teniendo en cuenta los aspectos biográficos integrales de los científicos que construyen teorías.
(5) De Abya-Yala: tierra en plena madurez; tal es su significación en el idioma de los kunas (tule). Equivale a América. Ver Visión Chamánica Nº 2, p. 47, nota Nº 7.
(6)Justificadamente aniquilados o esclavizados, por ser muy rebeldes, o mejor aún, por ser caníbales. Entre otras cosas, los conquistadores –cuando les conviene– suelen destacar el aspecto bélico de sus contrincantes para realzar su propia valentía.
(7) Una osamenta abandonada al azar, un fragmento de cerámica fuera de un basurero, incluso cuando la pieza es destruida intencionalmente, pues en tal caso el objetivo es que no perdure. Un aspecto asociado al arte rupestre y de suma importancia lo constituye el estudio de las huellas –no intencionales– dejadas por los hombres prehistóricos en los sitios donde se encuentran las obras, tales como improntas de los pies en la arena, barro, polvo, o ceniza; o de las manos sobre el barro o las improntas accidentales de éstas o de los dedos sobre las paredes, como también las de otros actores presentes en las cuevas, como es el caso de ciertos animales que las exploraban o pernoctaban en ellas; los osos, por ejemplo. En Francia uno de los mayores especialistas en este asunto es Michel García.
8  Propia de la más temprana Edad de Piedra, el Paleolítico.
9  La sola posibilidad causaba vértigo. De ahí que Don Marcelino, marqués de Sautuola, al denunciar en 1878 la existencia de pinturas prehistóricas en la cueva de Altamira –localizada en terrenos de su propiedad– es declarado un ingenuo que se dejó engañar o, peor aun, un falsario que expresamente encargó pintar a algún buen artista esos maravillosos murales.
10  Me refiero a su no uso a nivel masivo. El arte moderno continúa siendo un asunto de élites, como la mayoría de todo aquello que se califica de moderno, expresión que ha terminado sirviendo para contraponerse a lo popular, de sabor arcaizante. Con mucha frecuencia lo popular es asumido por la actitud modernizante, pero a la manera de moda, es decir, dentro de un manoseo superficial. Es el caso de las prácticas chamánicas, propias del neochamanismo. El asunto se extiende incluso hasta lo postmoderno, cuando se ve al llamado postmodernismo como una “vuelta a lo no racional”, entendiendo equivocadamente por tal un retorno al mito –considerado como algo propio de la pretendida mentalidad primitiva o popular– olvidando lo que éste tiene precisamente de profundamente racional, pero sin agotarse en ello. Sobre este tema se esperan renovaciones teóricas al hacerse cargo de las propuestas de Gardner sobre las “inteligencias múltiples” o, si se desconfía del término inteligencia como factor esencial de la mente humana, aquello de las potencialidades en plural, entre las cuales figuraría la propia inteligencia, sin que se le reste importancia a las otras.
11  Cuando la corriente intelectual predominante en el llamado mundo occidental se enrumba en una determinada dirección, inmediatamente empieza a juzgar, o, mejor aun, a construir el pasado desde los nuevos modos. A la larga no parece posible comportarse de otra manera. Este proceder epistemológico trae como consecuencia valorar en alto agrado todo aquello detectable en el pasado que se parezca a la nueva posición, y, por supuesto, el marginar o, incluso, vilipendiar lo que se le opone.
12  Morar en la ejecución, por el goce que ésta produce, dejando de lado –al menos momentáneamente– la precisión y urgencia de la meta.
13  Igual ocurre con nosotros, los seres humanos que inauguramos el tercer milenio después de Cristo: estudiamos estas obras desde nuestros sistemas de creencias (la ciencia es un muy sofisticado sistema de creencias que, desde luego, trata de justificarse a sí mismo) y, de una manera o de otra, las continuamos.
14  Siguiendo algunas de estas ideas, hasta tiempos muy recientes, muchos clérigos cristianos conjuraban y pretendían neutralizar las fuerzas satánicas propias de los cultos paganos (aún sobrevivientes hasta hoy día en zonas campesinas) mediante la pintura de cruces o de la imagen de algún santo o virgen en los sitios con presencia de arte rupestre.
15  Se piensa que pudiera haberse tratado de una llama.
16  No es claro a quiénes se refiere, si a los sabedores indígenas (informantes altamente calificados) o a los estudiosos españoles que ya habían reflexionado sobre el asunto introduciendo tales interpretaciones. Considero que es a los últimos.
17  Subrayado nuestro.
18  No está descaminada la fórmula de ver en algunas pictografías del altiplano cundiboyacense figuras que se pueden rastrear en las decoraciones de algunos fragmentos de telas procedentes de la cultura chibcha, e incluso en algunos trazos de las vestiduras rituales del llamado “cacique o cacica de Sutatausa”, descubierto en 1996 en el templo colonial (s. XVII) de esa localidad. Cf. Martínez.
19  Prólogo de la obra de Koch-Grünberg, Theodor, Dos años entre los indios. Viajes por el noroeste brasileño 1903-1905, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1995.

Entrevista con el mamo arhuaco Arwa Vikú

Entrevista con el mamo arhuaco Arwa Vikú
Trabajamos para mantener el equilibrio del planeta Tierra
Ricardo Díaz – Consuelo Pinzón – Iván Arana
Visión Chamánica

Entre nosotros, los viejos dicen: languschina, langus fortui china
(“la religión más práctica es el amor, la paz que podamos demostrarle
a nuestro planeta”). Esa sería nuestra verdadera religión.

    ¿Se pueden considerar las cuatro etnias de la sierra nevada de Santa Marta como integrantes de una misma tradición espiritual?
    Cuentan nuestros ancianos, nuestros guías espirituales, basados en el mapa sagrado de Serankwa, que allí están demarcadas las cuatro tribus que hemos tenido asiento en la sierra nevada de Santa Marta: los wiwas o arzarios, los kankwis o kankwamas, los kágabas o koguis, y nosotros los vintukwas o arhuacos. A las cuatro tribus nos distingue y nos identifica el conocimiento de la línea de origen, o la línea tradicional, para mantener el equilibrio del planeta Tierra.
    Además de mantener la unidad en torno a nuestra sabiduría milenaria, también nos une el marco geográfico de la sierra nevada de Santa Marta, ya que los picos nevados hacen parte de nuestra fuente de iluminación y sirven como una antena especial para mantener una guía, una visión, un espectro a nivel del planeta y eso nos sirve a nosotros para mantener el equilibrio. Por lo tanto, a los phundwas o picos nevados acudimos todos los mamos, sin distinción de grupo alguno, y allí hacemos las mismas ofrendas, hacemos los mismos rituales para mantener precisamente esa unidad de las cuatro tribus sagradas, esa identidad y ese equilibrio.

        ¿Cuáles son los elementos comunes en la tradición de las cuatro tribus sagradas de la sierra nevada de Santa Marta?
        En primer lugar nuestra enseñanza se inicia desde el vientre materno. Una vez que el niño sale, ya tiene una elección y ese viene a ser zeimake, tanto en el hombre como en la mujer, y a partir de esa predestinación que se le da al niño que está por nacer, él tiene los cuidados y preparativos a medida que va creciendo. Entonces ese zeimake se va a distinguir porque todo el tiempo va a estar al lado del anciano y eso va a dar lugar a que él, en estado de inocencia, aprenda de la inocencia del maestro y, como en un ritual de juegos, él vaya adquiriendo toda la destreza y la sabiduría de los mamos, cosa que cuando llegue a la edad de los siete años aproximadamente ya tiene casi todos los conocimientos del mamo mayor. Y posteriormente, cuando llega a la edad de la reproducción, ya él está en capacidad no solamente de dirigir al conjunto de la comunidad, sino que está revestido de una orden especial para mantener determinada disciplina en la Sierra, en el cuidado de los ríos, o de los animales, o de las semillas sagradas originarias de la Sierra.

        Otros se especializarán en el conocimiento de la medicina, como en el caso mío, que tengo ambas disciplinas: tengo la disciplina de velar por el conocimiento de los indígenas, internamente en la Sierra, si me lo exigen, y también tengo la disciplina de curar a las personas que están fuera de nuestro marco geográfico, o los hermanos menores como nosotros los diferenciamos, o los hermanos de la línea zuntaluyina o yugayina, que son la sociedad mayor, sin distingo de raza ni de credo religioso, político ni nada de eso. Esa disciplina a nosotros nos la enseñan los ancianos mamos especialistas en eso. Esa parte de esa disciplina se conoce entre nosotros como negrayina que es el bastón éste que estoy portando con diferentes colores, dando a entender así que son las diferentes razas del planeta para poderlas atender, para poder dialogar con ellos, tener la profundidad de mirar su conocimiento, tanto a nivel interno, como a nivel biológico. Entonces es una disciplina muy grande que a nosotros nos dan.

        Por otro lado, las mujeres también tienen una disciplina especial en nuestra enseñanza, porque ellas también son zeimake al igual que nosotros los hombres. Pueden llegar también al grado de mamas y ellas ocupan un papel muy importante porque son las que en silencio preservan todo el conocimiento de nosotros; además de que ellas son las que dan la medida o el equilibrio de cómo debe organizarse la familia, cómo debe organizarse la cosecha, la agricultura. Dan incluso los pronósticos de qué puede ocurrir en el futuro. Entre mamos y mujeres mantienen esa unidad para que se vaya recobrando todo el conocimiento milenario de la Sierra. Gracias a la mujer indígena, a la mujer zeimake, a la mujer mama, nosotros hemos logrado mantener todos los conocimientos milenarios.

        Otro aspecto que también nos identifica es que los marumsama, o los poderes que a nosotros nos dan como a ustedes los títulos profesionales, nos dan unas mochilitas así como ésta que pueden apreciar, este butaquito y bastón. Y estos son los marumsama, son como unas insignias o títulos de poderes para nosotros poderlos manejar a través de nuestro conocimiento. Y dicen nuestros viejos que nuestro conocimiento es de sencillez, es de voluntad, es de tener un contacto directo con la naturaleza; incluso de poder hablar con la naturaleza misma, hablar con los objetos. De pronto, las cosas sofisticadas, lo metálico, todo eso ya tiene una manipulación del hombre y nosotros debemos aprender a manipular un palo, una piedra, una hoja, para que a través del espíritu, de la esencia, a través de esa sabiduría milenaria que mantienen todos los objetos naturales nos podamos comunicar íntimamente y ese mensaje lo podamos transmitir a cualquier persona, a cualquier individuo, para su realización en el aspecto que nos los exijan.

        Así, por ejemplo, podemos observar el conocimiento de la hoja del ayu o la coca. El ayu es precisamente algo que a nosotros nos mueve a mantener ese conocimiento. El término solo ayu es como si fuera un diálogo interno que tenemos con nuestro espíritu para que a través del elemental de la hoja nos sirva como un medio de comunicación; además de considerarla nosotros una planta mágica ritual, nosotros podemos hablar de un conocimiento sobre la hoja del ayu, la cultura de la hoja del ayu, y es simplemente utilizarla pura, sin necesidad de ninguna mezcla y a partir de eso podemos tener nosotros unos conocimientos muy profundos en nuestra disciplina.
        Otro elemento que también nos distingue es el kankabu, ese objeto que ven aquí como un butaquito. Dicen que es el asiento común del hombre, por eso cuando nosotros ponemos este marumsama encima de eso, lo golpeamos cuatro veces, por cada uno de los cuatro puntos cardinales que para nosotros no son cardinales sino que son la manifestación del día, la oscuridad, el planeta Tierra y el cosmos en general; para conformarse el conjunto de las fuerzas del creador, por las cuales nosotros también mantenernos para dirigirnos a un paciente, a un enfermo y, a través de ello, manifestarle nuestra sabiduría de salud.

        Entonces, todas estas cosas que estoy comentando son algo que nos une a las cuatro tribus de la Sierra, y por eso subsistimos hasta el presente

¿Qué significa para los arhuacos la línea negra o la línea de origen?
La línea negra para nosotros es la línea sabia o la línea de origen. La llamamos así porque es la línea que nosotros tenemos por predestinación desde el momento mismo en que fue creado nuestro planeta. La creación para nosotros es el conjunto de la esencia de todo cuanto existe y nosotros tenemos de todo una porción mínima: tenemos de los árboles, de los animales, de las piedras, de los metales, tenemos del agua en su mayoría, tenemos de la energía cósmica, de la atómica, de las piedras, de todo… Por ese motivo, nosotros en vez de hablar de que hicimos invención de algo muy especial, hablamos de la línea de origen, de que el hombre debe recurrir a la línea de origen; nosotros la tenemos demarcada como algo especial, y no solamente la tenemos marcada sino que la percibimos a través de nuestro conocimiento. También para nosotros explicar algo del origen, tenemos como especie de unas evocaciones, unas palabras especiales, altamente sagradas.

Este palito que ustedes están viendo tiene el mismo mapa. Aquí no se alcanza a ver, pero se supone que ocultamente lleva las líneas. Aquí está la figura de Serankwa internamente y ésta es la mitad de la tierra. En sus extremos amarrado, usted coge este palito; no pesa un gramo, no pesa nada. Entonces si yo cojo ese palito como hombre común y corriente, sin ninguna evocación, yo no obtengo nada de eso. Pero si el mamo evoca la línea de origen y le pide que lo ayude, que le transmita esa fuente de energía de la cual nosotros somos modestos, humildes, de obedecerle a ella, a su conocimiento, a su energía, a toda su fuerza que está guardada en lo más profundo, inmediatamente siente esa evocación, la percibe. Entonces eso es quizá lo que a nosotros nos mantiene aferrados a la idea de que no podemos dejar de existir en este planeta y que cada día va a ser renovada la sociedad con base en los conocimientos de nosotros, de los mamos. Mamo es sabio, es guía; el mamo es el orientador, es el que mantiene la unidad de todo el planeta. Entonces, si yo cojo este butaquito y hago mi evocación, cojo mi coquita –mi ayu–, no como la gente tiene entendido que uno coge la hoja para drogarse, para uno no hay necesidad de eso.

(En este punto de la conversación, en nuestra presencia, el mamo hace su evocación en la lengua natal, toma el palito y sin tener ningún contacto ni enlace físico con el butaquito que se encuentra sobre la mesa, lo hace levitar).

… Es la diferencia, eso es lo que nosotros queremos explicarle a la gente. Si el hombre tiene su orgullo, su vanidad, solamente en el conocimiento de la información, no se aprende nada. Nuestro conocimiento es más práctico que estudiar. Y se estudia en la práctica y en la medida en que nosotros tenemos contacto directo con la naturaleza. Yo cuando pronunciaba el primer término –ñankwa– me dirigía al dueño del planeta: Serankwa. Y así como existe Serankwa, también existe otra fuerza: Kakarwa Viku, la fuerza de la luz. Y también existe Kaka Kariwkukuy, es el poder o la energía de la cosmogonía, del cosmos. Y finalmente me dirijo al padre de la oscuridad, que en nosotros sería la muerte viva –porque para nosotros no existe la muerte, la muerte es tan sagrada como vivir–. Entonces, me dirijo a la muerte y yo le doy un agradecimiento; inmediatamente me lleno de magnetismo y por eso es que este objetico, tan chiquitico que no pesa un gramo, me obedece, de otra manera no me haría caso.

Esa misma aplicación la damos también en la medicina. Por ejemplo, yo veo a alguien entrar aquí y con eso ya sé si se salva o se muere, así de sencillo. De pronto yo le pongo un aparato es como por llenar un requisito, pero no hay necesidad de eso, yo ya estoy viendo si el paciente se salva o no.
¿Cómo fue su proceso de formación para llegar a ser mamo?
Mi proceso inicia desde muy niño. Yo inicialmente nazco un día martes a las cuatro de la mañana, en el lugar de Bezameina – “licor sagrado”–. Cuenta mi madre que ese día había una reunión de mamas ancianos en un ritual especial sobre la producción y cuando ella regresó nuevamente a la choza donde estaban reunidos los mamas, se dirigió a ellos y les dijo que les tenía una sorpresa. La sorpresa era que yo había nacido. A partir de eso me señalan un anciano mama llamado Vikú. Entonces me mandaban con él a hacerle los mandados, acompañándolo a caminar con él; en sí es un ejercicio que parece como si fuera un juego interno entre el anciano y el niño: uno simplemente lo acompaña y está cerca de él y él está en sus ejercicios. Estoy hablando de 52 años atrás.

Ya después de que yo paso el proceso de zeimake con el mamo Vikú, empiezo mi escuela con mi padre Gunmaku-Maney Maku –Apolinar Izquierdo Suárez, en español–. El era un gran mama y al lado de él estaban los hermanos, o sea los tíos por parte de mi papá, también todos mamos –entre ellos estaban mamo Valerio, mamo Atanasio, mamo Mingo Niño, mamo Cornelio Torres y una serie de mamos que yo pude consultar ya mayor–. Y lo mismo, empiezo mi enseñanza práctica con mi padre, en los ejercicios, en las piedras, en los arroyos, en los árboles, las fuentes de agua, con los animales… y empieza uno a tener ese conocimiento. De manera que cuando yo llego a la edad de 12 años más o menos, que es cuando yo empiezo a aprender el español, voy al orfelinato.

En ese entonces se conocía como el orfanato de las Tres Avemarías. Como ustedes entienden el orfanato era de huérfanos. Pero ese huérfano es muy relativo. Yo me acuerdo que habíamos más o menos unos 450 niños, entre hombres y mujeres, y eso era como una guarnición cerrada, como una cárcel cerrada, grande, con una división por la mitad. Mirando hacia el norte del lado izquierdo, estaban las mujeres y hacia el lado derecho estaban los hombres; hacia el lado izquierdo, las monjas y hacia el lado derecho los curas.

Entonces, yo ya tenía mucho conocimiento sobre lo del mamo, y al mismo tiempo me existía una duda internamente, cada rato me martillaba, porque yo empiezo a mirar cómo los niños eran obligados a asistir a ese centro, y el que no iba allá era castigado. Había el corregidor, era un señor blanco, el secretario era blanco, los semaneros, como una especie de policías, eran blancos. Eran autoridades civiles. Y ellos tomaban como una desobediencia de la familia indígena no llevar los niños al orfanato. Entonces los castigaban: no recibían las dádivas que eran repartidas –un poco de harina de trigo que venía de Estados Unidos, con gorgojos y gusanos; que eso era lo que nos daban a nosotros–. Nos ponían a cultivar papa, a cultivar cebolla, zanahoria y todos los productos de tierra fría. Eran jornadas largas. Y toda la producción que salía nosotros no la consumíamos sino que la sacaban para Valledupar, para Barranquilla… Nosotros éramos los que menos veíamos de eso. Lo mismo ocurría con el ganado. Eso había mucho territorio hacia la parte baja de la Sierra en las riberas del río Nabusimaque; lo que es Santo Domingo, San Francisco, eso eran ganaderías de los curas. En ese tiempo decían que habían más de dos mil o tres mil reses de la misión de los capuchinos, allá en territorio nuestro. Y a nosotros solamente nos daban del ganado que se rodaba a los abismos; cuando ya estaba medio podrido, lo sacaban y lo echaban a secar y nos daban de ese ganado.
Una vez había un niño que por motivos de hambre a él le tocó subirse arriba a la terraza de la casa, que allá los padres guardaban las panelas. Entonces el niño se dejó agarrar en la terraza; lo bajaron, lo colgaron de los brazos y le dieron palo. Otro día, yo me salgo un poquito de la cárcel, de la Misión. Hacia la parte occidental habían unos árboles grandes y estaban llenos de granadilla, y me subí a arrancar mis granadillas. Cuando estaba bajando del árbol, yo escuché algún ruido extraño abajo y yo vi que había un niño, apoyado en un barranco, y el padre estaba abusando sexualmente del niño, y yo eso lo vi. Entonces, yo veía cómo los padres amenazaban a las niñas, a los niños; y cómo llevaban un capuchón aquí detrás y les pasaban por la mañana dádivas de pan; y ya uno sospechaba de que esos niños eran las víctimas sexuales de los curas.

Entonces yo me volví desde ese momento un rebelde de mi comunidad. Tanto, que organicé mi maleta y me fui para mi casa. Cuando llegué allá, mi padre me pregunta:
– ¿Usted por qué se vino?
– Yo me vine porque yo vi algo raro. –El me quiso desmentir. Le dije: –Papá, haga su ejercicio; como es mamo, adivine que yo estoy aquí es por esto, porque yo vi esto. –El me aceptó y me dijo:
– No, entonces usted no puede seguir estudiando allá. Usted se va a estudiar fuera de la comunidad.
Y sí, a los 16 años di el primer campanazo. Hice el primer documento –por ahí lo debo tener guardado–, denunciando todos los atropellos que estaba cometiendo la misión capuchina en contra de los indígenas. Al lado de eso, sumé unas historias de los mamas que habían visto cómo las monjitas que salían embarazadas botaban los fetos a los pozos sagrados (pozo del diablo). Nosotros a los pozos les llamamos yeikunuma (Poder del Agua). Yei es agua; numa es fuerza del agua, para nosotros hablar con el agua, y eso lo consideramos como un remanente supremamente sagrado. Los mamos eran buceadores. Se lanzaban allá a ver qué era lo que habían botado, perfecto sacaban el feto de las monjas.
Todo eso yo lo empecé a denunciar. Después, como quemaron las kankurwas del mamo Adolfo, que era un mamo rebelde también, él empezó a hacer las denuncias que estábamos viendo. Y vimos cómo los padres siempre estaban aliados con los colonos, imponiéndonos granjas, imponiéndonos cosas, pero era para saber cuáles eran los mamos que seguían la tradición, para sostener ellos que todo lo que hacíamos los mamos eran cosas de fetichismo, de brujería, de paganismo, eran cosas diabólicas. Entonces nos echaban fuego a nuestras kankurwas.

Todo eso lo denunciamos, hasta que al fin nace la idea de crear en la Sierra el primer Cabildo Gobernador. Lo hicimos con una segunda intención: necesitábamos un gobierno interno que sirviera de puente para mantener una relación directa con el Gobierno. Liberato Crespo, ya muerto, fue el primer gobernador de la Sierra y yo fui su primer secretario. Como tenía conocimiento de mamo y el cabildo gobernador era mamo, entonces nos entendíamos muy bien. Entonces empezamos a hacer los primeros documentos. Hicimos los primeros lineamientos a nivel territorial, a nivel educativo. Y a partir de esos primeros lineamientos, hicimos un documento fuerte donde pedíamos terminantemente que la misión capuchina tenía que ser expulsada algún día de los territorios sagrados.

Dio la gran coincidencia que en los últimos años de la estadía de los capuchinos en la Sierra le tocó dirigir a un padre colombiano, el padre Javier Rodríguez –yo aún le digo padre por cariño–. Al padre Javier yo lo llevé a muchos lugares sagrados y lo llevé a conocer muchos mamos, antiguos, sabios, casi la mayoría son ya finados, muertos, y el padre entendió el mensaje de nosotros. Tanto que un día me dijo: “No, si ustedes los mamos son más religiosos que nosotros. Yo esta sinvergüencería, este colonialismo, si no lo voy a aceptar. Yo les voy a devolver la tierra a ustedes”. Y él empezó a entregarnos las tierras, que eran de nosotros, pero que estaban en posesión de los capuchinos. Ahí empezó el desastre. El padre renuncia, el padre pidió la baja como padre y siguió estudiando con nosotros. Nosotros ahí sí fuimos tratados de comunistas, de falsos secretarios; bueno, de todo lo que ustedes se pueden imaginar. Sin embargo, yo seguí al lado de los mamos. Termina el gobierno de Liberato Crespo y se nombra a Luis Napoleón Torres.

Ya en el gobierno de Liberato Crespo, nosotros habíamos planteado la necesidad de hacer un gran congreso en la Sierra, invitando a todas las comunidades indígenas del país. Y ese congreso llevaba un objetivo: fortalecernos internamente y conocer las otras etnias que había en todo el país, invitando incluso algunas de otros países. Entonces, el mamo Marco, que fue un gran maestro mío, me asignó ir a visitar a los evangélicos, porque ellos estaban fortalecidos en la parte oriental.
Una vez que yo voy allá, me encuentro a un indígena que es pariente mío, a Ángel Torres –él era el pastor; un indígena pastor–. Espero que él termine su ceremonia y yo lo llamo, le digo: “Primo, yo necesito hablar con usted urgentemente. Quiero que me acompañe a ese árbol grande que hay allí”. Yo sabía que ese era un árbol sagrado. Al pie del árbol pasaba un río y ahí estaba al pie como un pozo grande. Yo me llevo a Ángel y le digo: “Ángel, en este árbol, aquí guardaban reliquias nuestros ancestros, nuestros viejos mamos, entonces usted tiene que aprender mucho de eso”. Y empecé a hacerle un diálogo sobre el conocimiento de los mamos. De tal manera que él regresó nuevamente al templo, a la iglesia evangélica y me dice: “No, si eso es así, yo lo voy a acompañar”. Yo ya le había dicho en qué fecha se hacía el congreso. Y de una vez en la noche, me acuerdo, como a las diez de la noche, él ensilló su mula y se despidió de la señora y se fue a donde había otro pastor indígena.
Él representaba algo, pero fuera de eso era pastor, llegamos a las cuatro de la mañana a la casa de Luis Napoleón y lo mismo. Yo voy preparado dentro de la orden que me dan los mamos al diálogo con él y llevo al otro pastor. Llegamos a un acuerdo, sacamos por conclusión que él era yerno de un gran mama llamado Julián. Yo le dije a él ya por la mañana, vamos a visitar a su suegro. Al mamo, un viejo anciano, se le hizo raro que llegaba el pastor evangélico a visitarlo. Entonces, él me abrazó a mi, el anciano, el mamo me dijo: bienvenido que haya traído estos personajes aquí. Ahí hacemos el primer trabajo. Por eso le digo que yo creo en mi tradición y estoy aferrado a mi tradición, sin ninguna pelea alcancé a dominar a esos dos señores. Tanto que cuando voy al congreso, ellos asisten al congreso: nadie esperaba eso. Y a partir de eso empezamos un trabajo intenso. Yo no los dejo, yo me traslado un tiempo hacia la parte oriental, en la zona evangélica. Yo tengo ya con Ángel varias experiencias. Ángel, que era pastor evangélico, se vuelve para el movimiento indígena. Él hace las primeras denuncias en contra de los evangélicos, después de que era su gran amigo. Él se apoyaba en que yo estaba con él.
Nosotros alcanzamos a coger cosas tan delicadas que eran anticonceptivos, eran esterilizantes, eran una cantidad de drogas, todas sofisticadas, gringas, y nosotros las trajimos al Ministerio de Gobierno en ese entonces para que las estudiaran. Después hicimos denuncias donde decían los mamas que los indígenas estaban quedando estériles. Esa era una política del Instituto Lingüístico de Verano: acabar con las comunidades indígenas. Todo eso lo denunciamos en ese entonces, y pedimos también el retiro. Ya en el segundo viaje nos tomamos el templo evangélico a la brava, y entonces tuvieron que salir los del Instituto Lingüístico de Verano de allá. Fue la primera sorpresa.

Después, cuando ya se hace el primer Congreso Arhuaco, de ahí se nombra a Luis Napoleón como Cabildo Gobernador de los Arhuacos –alrededor de los años 1976 a 1986–. Lo acompaño a él en los primeros cuatro años, y dejo de acompañarlo porque ya sucedieron cosas muy directas contra nosotros, contra el movimiento. A mí me empiezan a hacer la persecución. Pero yo sabía que eso era orden de los curas, de los padres; me hacen dos atentados, uno en Valledupar, uno en Pueblo Bello, y a partir de eso consulto a mi papá y él me dice: “No. Usted tiene que irse. Si no se va, está corriendo mucho riesgo”. Le hago caso a mi papá y me vengo para aquí, para Bogotá.

Aquí me dediqué a la parte médica que yo había aprendido. Estando aquí, me vuelven a llamar; Napoleón vuelve y me llama, me dice: “Lo necesitamos porque hay unos problemas muy agudos internamente”. Yo volví y estando allá ocurrieron cosas muy extrañas, ya cuando desaparecen algunos indígenas, ya cuando matan unos colonos. Entonces, el problema fue serio. Yo no sé cómo no caí, me salvé. Pero me tocó en ese entonces hasta de abogado de mis hermanos indígenas. Porque yo vi cosas muy terribles. Encontrar los cadáveres amarrados a orillas de los ríos; los indígenas amarrados, entre cuatro, cinco y seis, así… y todo eso se quedaba en silencio. Sin embargo, yo hice inteligencia muy internamente sobre quiénes eran los asesinos y los denuncié con nombre propio. Ellos fueron fulano y fulano. Y eso me acarreó problemas tremendos. Sin embargo, ya sabía que eso iba a venir. Hasta el último día, antes de renunciar, iban por la cabeza de Napoleón, lo iban a matar a él, y yo estaba por delante. Sin embargo alcancé a avisarle a Napoleón: escóndase; porque ya iban los sicarios a matarlo. Entonces, esa tarde llegan un hermano de Napoleón y otros líderes que estaban armando una tienda comunal arriba en la Sierra, y vi cuando pasaron –en ese tiempo, una ranger– hacia arriba, una vez que ellos habían salido. Y al otro día que averiguamos, que bajaban los indígenas, preguntamos si había llegado el hermano de Napoleón. No llegó.

Estaba mamo Zarai, anciano que yo lo había llamado porque él era rebelde, no le gustaba nada de gobierno, ni de política, él era alejado de eso, mamo consagrado solamente a su conocimiento; pero él me hizo caso, entonces me dijo “yo lo voy a acompañar unos días”. El me acompañó y fui y le consulté yo al mamo. “¿Por qué no me adivina qué pasó con esos señores?” “No, esos señores aparecen muertos”, de una vez me dijo. Sí, se nombró una comisión y se encontraron los cuatro cadáveres: otros cuatro cadáveres de indígenas. El hermano de Napoleón y otros. Como yo sabía quienes eran, entonces vine y los denuncié directamente a ellos. Entonces los otros pues en venganza, ya como a los tres meses asesinan otros familiares de ellos y se agudizó el problema. Traen los indígenas, los meten a la cárcel. Yo tenía bastante influencia en Valledupar con algunos jueces y con eso pude sacar los indígenas de noche de la cárcel donde estaban detenidos y los volví otra vez a la Sierra. Entonces eso me fue acarreando problemas y me tocó abandonar la sierra por algún tiempo, hasta que ya toda esa gente, que eran malos y todo eso, se fueron muriendo poco a poco y así ya pude regresar a retomar nuevamente la medicina.

Lo único que sí tengo es el agradecimiento de la Sierra, que no me han abandonado los mamos. Tanto, que estoy aquí casi cumpliendo una misión. De allá mandan las ofrendas para que visite muchos lugares que consideramos altamente sagrados, como santuarios –Monserrate, el Salto del Tequendama, las salinas de Zipaquirá, la laguna de Guatavita y otros sitios–. De tal manera que todos los objetos que ellos me mandan de allá, tengo que hacerlos llegar a esos lugares para mantener viva la esperanza de que mucha gente que está aquí se va a sensibilizar mucho con el problema indígena; no solamente de nosotros los arhuacos, sino también de las comunidades indígenas en general; porque pensamos de que las comunidades indígenas también hacen parte del conocimiento de la línea negra que nosotros hablamos y por eso hemos estado invitando en los últimos años, ya se han hecho dos congresos a nivel internacional en la Sierra y uno se hizo en el Amazonas y hemos estado promoviendo esa comunicación. Y aquí los estudiantes me tienen como parte de consulta cuando ellos tienen sus problemas a nivel interno. Entonces los estudiantes arhuacos, koguis, que están en las universidades vienen aquí; necesitan fortaleza espiritual, entonces les hago su ejercicio aquí y se van a estudiar tranquilos. No tienen problema. Entonces hemos cumplido ese papel.

Lo otro es que tenemos mucha gente indígena con problemas de salud, aquí ya han venido. Por ejemplo, un líder indígena de Tierradentro al que no lo había podido curar nadie. Muy grave me lo trajeron; en tres sesiones se curó. Entonces me invitaron a un encuentro del CRIC –Consejo Regional Indígena del Cauca–, no fui porque me mantengo aquí muy ocupado –les pedí excusas porque no podía ir–. De todas maneras ese es un servicio que tengo orden de prestar a los hermanos indígenas también. Lo hacemos porque pensamos que ellos también tienen que aprender de este conocimiento para que sientan confianza de que no es solamente la medicina científica, sino que hay una medicina sencilla que también se puede utilizar. A eso le estamos dando aplicabilidad en la Sierra Nevada a través de la ARS indígena que tenemos allá. Y, ¿qué ha ocurrido? Que nosotros tenemos superávit. Que los dineros que nos ha dado el gobierno solamente los estamos utilizando para los casos más delicados. Pero los niveles de medicina general los manejamos nosotros y no cobramos. Nos ha ido bien en ese sentido. Nosotros a nivel interno sabemos que el dinero hace mucho daño, entonces solamente lo manejamos a nivel externo para pagarle a los médicos generales, los cirujanos y las clínicas, nada más; a nivel interno estamos los médicos tradicionales, los mamos, con nuestra botánica.

Durante todo ese gobierno a partir de Napoleón, cuando lo nombran Cabildo Gobernador, se fortalece la comunidad. Hay un pequeño impasse ahí. Cuando se nombra el Cabildo Gobernador aparentemente se divide la comunidad: los de mentalidad mestiza y los de mentalidad tradicional. Yo estaba dentro del grupo de los de mentalidad tradicional. Como los de mentalidad mestiza en ese entonces eran casi mayoría familiares míos, en un tiempo yo me eché mi familia encima por ese problema. Sin embargo, yo seguí trabajando internamente. Fui preparando los líderes a nivel interno y en todas las conferencias les fui divulgando el conocimiento de los mamos. En ese momento lo tomaban algunos como burla, porque tenían todo el conocimiento de los curas, de los misioneros, y allá no había más religión sino la religión católica. Pero cuando ya a los padres les ponemos la cosa bien dura, tienen que abandonar el territorio de la Sierra, ellos quedan aparentemente desarmados. Entonces, como ellos estaban preparados para dirigir la parte administrativa, porque les habían enseñado, a ellos les dieron todos los cargos y nosotros los indígenas de mentalidad tradicional nos salimos de esos cargos; una táctica que utilizamos, y los empezamos a trabajar. Como esto es de los mamos, y el pensamiento es de mamos, ustedes tienen que obedecer a los mamos y no los vamos a obligar. Ahora vamos a hacer al revés de lo que harían los curas; los niños que quieran ir al mamo que vayan –como había un trabajo previo, pues la mayoría acudió a los mamos.

Entonces fue tomando fuerza el movimiento, hasta que nombran a Bienvenido Arroyo, que cumple un doble papel, porque tenía una relación muy fuerte con los colonos y una relación muy fuerte con los indígenas. En ese doble trabajo que se hace estuve colaborándole casi siempre, orientándolo, y empezamos a promover ya a la gente nuestra para que se preparara en la universidad, tuvieran un conocimiento. Casi todos eran hijos de mamos, de manera que no perdían el puente; estaban en la universidad, hacían el puente que yo les daba aquí, el conocimiento, y allá lo veían y lo reforzaban.

Cuando ellos salen profesionales van a ocupar los cargos y, lógico, esa gente está muy preparada y no se iba a dejar engañar muy fácil. Entonces, van ocupando todos los cargos. Es el caso de las escuelas indígenas que eran antes dirigidas por profesores extraños a la comunidad, ya son en este momento 100% indígenas.

En este momento estamos peleando ya los cargos a nivel gobierno. Hemos encontrado la traba porque son cargos políticos, de cuotas políticas. Ahí estamos agarrados. En este momento estamos solicitando que el jefe de la División de Asuntos Indígenas sea un indígena y ellos están aferrados que no, porque eso es una cuota política. Pero pensamos que lo vamos a ganar. Pensamos también que las alcaldías que están alrededor de la Sierra y donde tenemos más población indígena, esas alcaldías tienen que ser indígenas. Porque fueron alcaldías impuestas, a sabiendas que suplantaron el resguardo y lo hicieron sobre el resguardo, el caso de Don Diego, de Pueblo Bello y de Dibuya, todo eso afectó territorio kogui, territorio arhuaco, el resguardo arhuaco. Ese es otro trabajo que se está haciendo y tenemos gente allá.

Entonces, todo eso ha servido para mantener la línea de los mamos. Hay un lugar que nosotros vamos a revivir ya como una escuela de mamos en la Sierra, que es una escuela antigua y es la escuela que siguió Arumaku Flores. Él era hijo de un cura alemán con una indígena de la Sierra, de ahí se mestizó la comunidad, esa rama, y los que se quedaron solamente con su raíz tradicional se murieron. Entonces Arumaku Flores decía que nosotros no vamos a perder nuestra tradición a pesar de que habíamos recibido un mestizaje a través de ese cura. Él tuvo asentamiento en un lugar en la Sierra donde invitó a las cuatro tribus –los kogui, los arzarios, los kamkuamas y nosotros los arhuacos– y en ese lugar él hizo las insignias sagradas que su pueblo jamás debía destruir. Él era como un profeta. Fue el que recibió por primera vez la distribución de los elementos extraños a la comunidad –como era el machete, la pala, objetos de cocina, los animales domésticos: la vaca, el burro, el ganado–; pero bautizados, no metidos violentamente. Él los recibió con ceremonia y con todo, él asignó para eso un templo especial. Él se consideró en ese tiempo como un guía espiritual de una comunidad muy grande, pero eso está casi en su extinción. Por eso era lo que los curas estaban felices, porque ellos tenían mamos a favor de ellos también, haciéndole trabajo a ellos y nosotros los tradicionales por otro lado. Entonces había como un choque.

Hoy todavía quedan rezagos de eso por ahí, pero ya muy pocos. Porque la organización más grande la está dirigiendo el movimiento Guzintana, que es el movimiento de nosotros. Por decir algo, si en la comunidad mía hay 100 mamos, por ejemplo, nosotros tenemos más o menos 70 mamos a favor del movimiento de nosotros, y mamos muy serios, muy respetados, los que hemos trabajado por ejemplo la recuperación de los mapas sagrados, la fortaleza de la línea negra, los que estamos fortaleciendo las escuelas, los que hemos permitido que el hombre tiene que capacitarse en ambas culturas. Allá hay unos que están aferrados a que el hombre no debe recibir enseñanza de ninguna. Es un movimiento muy pequeño, pero lo hay; son muy fácil presa de manipularlos y todo eso. Pero pensamos que poco a poco vamos a lograr esa unidad. Entonces, antes nos decían que era porque los indígenas no se habían capacitado, pero hoy tenemos gente capacitada: en derecho, en medicina, en enfermería, en administración, en contaduría. Entonces, ya no nos pueden sacar excusas de que es que los indígenas no se han preparado. Estamos en esa pelea en este momento.

En ese tiempo, en esos cincuenta y pico de años que llevo, he hecho el curso general de mamo. Y el último esfuerzo que tengo pensado hacer, que ya lo estamos empezando, es volver a levantar la Kamsamaría.

Entrevista a un chamán shuar

Entrevista a un chamán shuar

El periódico a veces trae buenas noticias…

01/09/2003
HILARIO CHIRIAP, CHAMÁN DE LA NACIÓN SHUAR
“Mira hacia atrás y verás delante de ti”

Tengo 38 años. Nací en Asaú, una comunidad shuar en la selva
amazónica dentro del Estado de Ecuador: mis padres sobrevivieron a
30 años de guerras tribales; mis abuelos chamanes, no. Tengo cinco
hijos y una mujer, Rosa, que viaja conmigo. Creo que tenemos que
limpiar nuestras raíces con las cuatro muertes para poder crecer

Mi familia era de chamanes, pero mis padres vivieron 30 años de
guerra…

–¿Con el gobierno?

No, entre tribus. Mis abuelos fueron exterminados en las guerras
tribales y mis padres tuvieron que huir. Éramos trece hermanos y yo
fui educado en la tradición chamánica de mi pueblo, la nación
shuar…

–¿No eran ustedes los jíbaros?

No nos gusta ese nombre. Nos lo pusieron los conquistadores
españoles.

–No quería ofender…

Somos shuar. Los salesianos empezaron a trabajar con nuestra gente
en los años 60 y yo fui uno de los elegidos de mi pueblo para
estudiar. Fui enviado a misiones y luego llegué a la universidad en
Quito, pero no quise quedarme allí.

–¿Por qué?

Cuando estudiaba en el colegio, algunos profesores no entendían que
pudiéramos ser tan buenos en matemáticas, como los mejores, y nos
ponían peores notas que a los mestizos y a los blancos. Estuve
interno hasta los 18 años y tenía que soportar muchos desprecios por
mi raza, hasta que, por fin, consiguieron que, cuando era ya mayor,
no estuviera orgulloso de ser un shuar.

–¿Y qué le hizo convertirse en el líder espiritual de su nación?

Yo no era feliz en Quito. Pero hablaba con mi madre siempre que
volvía a mi pueblo. Mi madre había heredado el chamanismo de mis
abuelos y me explicó cómo todos los seres vivimos y morimos en la
misma tierra bajo el mismo sol respirando el mismo aire: somos lo
mismo. Todos venimos de lo mismo y vamos a parar a lo mismo.

–Eso me suena.

Así que yo no podía sentirme inferior.

–¿Siguió estudiando?

Sí, pero a los dos años de universidad me di cuenta de que mis
chamanes tenían tanto que enseñarme como la universidad. Volví a mi
casa y empecé a estudiar con mi madre, que sabe todos los ritos
tradicionales, luego estuve con los chamanes de otras naciones
indias que todavía no hablaban español y al fin con Jimpikit, mi
maestro.

–¿Qué aprendió?

El valor de la vida y el camino de las cuatro muertes; aprendí a
respirar, a curar lo curable y a aceptar lo incurable. Supe de
cientos de plantas que crecen en nuestra Amazonia y que mi madre
mencionaba en sus cantos hasta que se acababa su memoria junto a los
peces y los pájaros y los animales. Ella los nombraba para que no se
extinguieran.

–¿Qué son las cuatro muertes?

Nosotros al nacer no estamos limpios. Heredamos siglos de guerras,
de odios, de asesinatos, de robos y abusos, de destrucción de la
naturaleza, de la tierra, del agua, del aire, de los árboles y
animales… Es una pesada carga que vas arrastrando contigo por el
mundo y que te impide crecer.

–¡Qué le vamos a hacer!

Se puede hacer algo. Nosotros creemos que podemos recuperar los
ancestros. Conocer tus raíces, volver por ellas, reconociendo a tus
antepasados hasta la tierra. Y cuando has limpiado tus raíces,
crecerás como un árbol, pero limpio. Hay que mirar hacia atrás para
poder ver delante de ti.

–¿Y eso cómo lo hacen?

Hay que purificar tu genética: morir para ver a tu familia hasta las
raíces, y así abrirás tu mente y comprenderás.

–¿Habla de tomar drogas?

Hay sustancias que pueden ayudarte, pero, si no quieres, puedes
atravesar el camino y pasar por las cuatro muertes sin tomar nada.

–Hablemos de las sustancias.

Utilizamos el natem, la naikiua y el tsank.

–¿Hay traducción?

El natem o ayahuasca es una liana conocida como planta sagrada; la
naikiua creo que ustedes la llaman también floripondio. Y el tsank
es el tabaco, que nosotros utilizamos en hojas verdes, cuanto más
frescas mejor.

–¿Y si quiero ver mis raíces y limpiarlas, pero sin tomar nada?

Perfecto. Entonces también tenemos nuestras técnicas: una dieta,
meditación, una actitud especial y una profundización en su
interior.

–¿Qué estudió usted en la universidad?

Psicología.

–¿Qué dicen los psiquiatras y los psicólogos y los médicos de sus
prácticas?

Ahora mismo estamos colaborando con muchos médicos oficiales en
recuperar plantas y tratamientos antes de que se olviden. Hemos
creado un Centro Educativo Shuar para grabar, filmar y recopilar
todo lo que nos explicaron nuestros maestros.

–Por ejemplo.

Cómo construir casas con lo que nos da la selva, porque toda la
selva es nuestra casa, y cómo tener familia y mantenerla y cómo
vivir sin acabar con los peces ni los árboles ni las plantas. Cómo
coger esas plantas sin destruir las raíces para que puedan volver a
crecer y cómo cazar sin que se acabe la caza.

–¿Usted cree en Dios o en sus dioses?

Nosotros creemos en el Yus, la máxima fuerza, que se incorpora en el
Arutam a la vida de los humanos, que cuando viven alcanzan el
Uwishin, la plena armonía.

–Entonces ustedes los shuar son monoteístas…

No, somos politeístas. Esa energía universal tiene múltiples formas,
que son nuestros dioses, pero creemos en una fuerza suprema.

–¿No es una contradicción?

No la hay. Esa fuerza universal está en todos los seres y está en
uno: está en todos nosotros. Salimos de ella y volvemos a ella.

Sueño interpretado segun la tradición Inca

Sueño interpretado segun la tradición Inca

“- Anoche tuve un sueño, un sueño muy raro… No sé, siento la
necesidad de contártelo. ¿Te parece bien?
-¡Por supuesto! Los sueños son muy importantes para los incas. En
realidad, son maestros de la interpretación de sueños. Sí, vamos,
adelante.
-De acuerdo. -Avergonzada, respiré hondo y me lancé:

Soñé que estaba en un gimnasio en el que para poder hacer ejercicios
uno debía cortarse una pierna y dejarla en la taquilla del vestuario.
Sabía que mientras estuviera haciendo ejercicio, alguno de los
encargados del gimnasio iba a acortarla, lo cual formaba parte de los
servicios rutinarios y normales que ofrecían. En fin, ya había dejado
mi pierna en la taquilla y estaba en otra parte del gimnasio cuando
me encontré con una ex compañera de la universidad. Le expliqué mis
dudas sobre esa extraña práctica de recortar las piernas y ella me
dijo:
-Bueno, simplemente ve allí y diles que no quieres que te la
acorten. No es ninguna obligación, ¿sabes?.
Alentada por sus palabras, volví al vestuario y vi que el encargado
ya tenía mi pierna encima de la mesa y se disponía a cortarla. Me
acerqué a él y le exigí que me devolviera la pierna. El masculló algo
pero me la entregó.
-Como quiera, señora -me dijo- Nosotros ofrecemos este servicio
gratis, y si algunas personas no son lo bastante inteligentes para
aprovecharlo, bueno, qué le vamos a hacer.

Tomé la pierna y la miré… Bueno en realidad miré mi cadera a la
altura donde se suponía que debía colocarme la pierna. Esperaba ver
una masa sanguinolenta, pero sólo vi los músculos, los tejidos y los
ligamentos muy bien ordenados y limpios, rodeados por siete capas
perfectas de epidermis y, en el centro, el hueso con su hermosa
médula. Parecía una flor. Su vista me trajo a la memoria que en
cierta ocasión, cuando estaba en la universidad, observé unas plantas
por el microscopio y vi la perfección con que estaban ordenadas sus
estructuras celulares, aunque al mirar las plantas en el jardín, no
parecían tener ninguna estructura ni orden. En fin, mi pierna me
recordó a aquellas plantas. Distinguí todos los detalles de sus
estructuras físicas, muy ordenadas, y de pronto la encontré hermosa,
natural, con todas las partes organizadas con perfección artística.

-¿Qué pierna era? -me preguntó Juan.
Me sorprendió la pregunta y tuve que pensar un momento para
recordarlo.
-La derecha.
-¡Ya!
-¿Ya?
-Sí, tal como lo suponía.
De pronto, sin vacilar m un instante, inició un interesante y
profundo análisis de mi sueño.

-En primer lugar -comentó, con el placer de un pintor que saca sus
cuadros favoritos-, la pierna derecha representa el lado derecho del
camino, del que te has librado deliberadamente porque crees que te
estorba para realizar tu ejercicio; el lado derecho del camino tiene
que ver con la estructura. En segundo lugar, tu intervención para
impedir que te acortaran la pierna y tu ex-compañera, representan la
capacidad de discernimiento que has desarrollado para saber lo que
deseas a pesar de las «normas» o imposiciones de la sociedad. Y
finalmente, el hecho de que hayas entregado tu pierna y después la
hayas recuperado indica que estás pasando por un proceso de renuncia
y recuperación del lado derecho de tu naturaleza. Primero debes
renunciar a él para ver su belleza. El hecho de que al final del
sueño hayas visto tu parte derecha como una «flor» es muy importante.
El sueño sugiere que ahora eres capaz de ver que el lado derecho
también es natural y sagrado, es decir, que puedes distinguir el
aspecto racional, estructurado, ordenado, de tu humanidad. No es un
enemigo ni un obstáculo en tu camino espiritual, sino una parte que
debes aceptar y reintegrar si quieres avanzar en tu camino. Esto
apunta al poder místico de la mente crítica.

Su interpretación del sueño me dejó sin aliento, ya que había
acertado plenamente. Tuve que pedirle que volviera a explicármelo
otras dos veces, para poder asimilarlo.

-Los norteamericanos tendéis a pensar que la mente crítica es el
enemigo, que lo único que tenéis que hacer es abrir la intuición para
que todo vaya de maravilla. Eso es una tontería. Es cierto que en
Occidente se ha exagerado la importancia del pensamiento racional en
detrimento de otros tipos de conocimiento, por ejemplo la conexión
con la naturaleza tormentosa y más caótica del lado izquierdo del
camino. Pero ¿por qué ir de un extremo al otro?

Aunque yo no era una entusiasta de los teóricos que localizaban la
conciencia en los hemisferios cerebrales, por la explicación de Juan,
me pareció ver una relación entre el lado derecho del camino con lo
que por lo general se consideraban «funciones o actividades del
hemisferio cerebral izquierdo», y entre el lado izquierdo del camino
con el «hemisferio derecho», más creativo. Sin duda los andinos se
centraban más en el cuerpo que en el cerebro. Juan continuó con su
fascinante elucidación:
-Para subir de nivel tienes que desarrollar los poderes de los lados
izquierdo y derecho. Debes tener discernimiento. Cuando acudiste a mí
y nos conocimos, pertenecías totalmente al lado izquierdo, lo cual es
peligroso porque eso deja abierto al gran problema del delirio
místico.
-¿El delirio místico?
-Sí, el delirio místico, el peligro de identificarse con las energías
arquetípicas que uno va descubriendo. Cuando el ego comienza a
expandirse para contener la identidad espiritual más grande, pasa por
un intenso período de contracción y expansión. Primero piensas que no
eres nada; después que lo eres todo. Eso está bien, siempre y cuando
el iniciado reconozca el proceso y no se tome demasiado en serio
ninguno de los dos extremos, ni actúe a partir de ahí. Por desgracia,
llegados a esta fase, muchos iniciados empiezan a creer que han
descubierto una verdad absoluta simplemente porque han conectado con
un poder más grande que su yo individual. Pero ese poder continúa
filtrándose por el ego. De pronto surgen muchos maestros inspirados,
pero se consumen rápidamente como una estrella fugaz. No son capaces
de contener ni retener ese poder. Ésa es una fase muy peligrosa, en
la que el iniciado es tentado por los poderes que en las tradiciones
orientales llaman siddhis. Aquí lo llamamos «delirio místico».
El poder de la mente crítica es exactamente el contrapunto que se
necesita para mantener el equilibrio en esta fase que podría ser
desastrosa. Tu sueño es un signo excelente. Indica un progreso, por
así decirlo.
Me hizo un guiño, mirándome como un padre orgulloso de su hija.

-Además -agregó-, en nuestra tradición, y en particular respecto a la
interpretación de los sueños, vemos el cuerpo como un oráculo. ¿Sabes
cómo se inicia tradicionalmente una persona en este camino?
Recordé las historias que había oído en la mesa de Ricardo.
-Me han dicho que la golpea un rayo; que es elegida por la propia
naturaleza.
-Sí, eso es correcto. Pero ¿sabías que tiene que ser golpeada tres
veces por un rayo? Verás, el primer rayo mata al iniciado, el segundo
le desmiembra el cuerpo, y el tercero vuelve a unirlo, pero con una
configuración diferente. Si contemplamos esta antiquísima experiencia
iniciática desde el punto de vista metafórico, vemos que el ego
muere, se desintegra y finalmente adopta una forma más apropiada que
sea capaz de contener más energía.
Los maestros andinos también aseguran que si se mueve el cuerpo antes
de que haya sido sacudido tres veces por un rayo, la persona muere.
(…) Si consideramos esto en un sentido metafórico, el mensaje es
que mientras se está pasando por un proceso de iniciación hay que
permanecer inmóvil, es decir, no hacer ningún cambio importante en la
vida, no tomar ninguna decisión vital hasta que acabe el proceso.”

(Extraido del libro “Iniciación en el corazón de los Andes”.
Elizabeth Jenkins

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