El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

Óscar Aguilera Faúndez

Resumen

De la literatura oral de los pueblos fueguinos la más desconocida es la de los kawésqar, etnia que habita el extremo sur de Chile, y que se cuenta entre las más antiguas de las que poblaron el confin austral del continente. Este artículo presenta algunos textos míticos sobre la muerte, transmitidos oralmente y rescatados por el autor en trabajos de terreno. En estos textos se examina el tema de la muerte en relación con el sueño, y de las relaciones entre los mundos mítico y real. Se establece, asimismo, una clasificación de los relatos, sobre la base de una tipología de la muerte.

Introducción

Los kawésqar actualmente se encuentran divididos en dos grupos que habitan el extremo sur de Chile: el grupo residente en Puerto Edén, en la isla Wellington, situada en la zona de los canales de la Patagonia Occidental, compuesto por 12 personas, y el grupo de kawésqar urbanos, que reside en Puerto Natales y Punta Arenas. Estos últimos, de acuerdo al criterio de CONADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena), que incluye en los grupos étnicos a todos los individuos que se auto-reconozcan con ascendencia indígena, sumaría más de 300. No obstante, casi todos los miembros del grupo de Puerto Edén consideran como étnicamente “legítimos” sólo a aquellos que han emigrado de este lugar hacia la ciudad, son hablantes de la lengua y de padre y madre kawésqar. El número de estos individuos no supera las 15 personas.

De la literatura oral de los pueblos fueguinos, la más desconocida es la kawésqar, pues se posee una rica documentación de los selk’nam y yámanas (o yaganes), gracias a la labor de investigación de Martin Gusinde. Sin embargo, el material que se puede encontrar en el tercer tomo de su monumental obra “Die Feuerland-Indianer”, dedicado a los alacalufes (que él denomina “halkwulup”), es extremadamente reducido. Tal vez esto se deba al poco tiempo que pasó con el grupo meridional alacalufe y su desconocimiento de la lengua.

Tampoco en la obra de Joseph Emperaire, “Los Nómades del mar”, más conocida que la de Gusinde, encontramos información sobre la tradición oral, a pesar del largo tiempo que cubrió la investigación en terreno de este autor.

El hecho de que en las dos obras más importantes y detalladas sobre esta etnia no se encuentren datos sobre mitos y leyendas, hizo pensar que tal acervo cultural había desaparecido hacía mucho tiempo ya. No obstante, en nuestros trabajos de campo hemos comprobado lo contrario: la literatura oral se siguió transmitiendo y se ha conservado hasta el presente, aunque en la actualidad se encuentra en forma fragmentaria, y muchas veces sólo a partir de varios fragmentos se puede reconstruir un mito. Esto se debe principalmente a que los narradores expertos ya han desaparecido, y los informantes que recuerdan los relatos se consideran menos hábiles e incapaces de alcanzar la destreza oratoria y el estilo de sus fallecidos congéneres.

El último de los grandes narradores fue Juan Zambrano (Cerksáu), cuya muerte ocurrida en 1983 lamentan mucho los actuales miembros del grupo de Puerto Edén. Su lugar habitual de residencia era la isla Guarello, donde vivía como solitario, ocupado en faenas de pesca y recolección, cuyo producto comerciaba con el personal de la mina de caliza de la Compañía de Acero del Pacífico, que funciona en Guarello. De vez en cuando hacía algunas visitas a Puerto Edén, donde sus historias eran escuchadas ávidamente. Uno de nuestros informantes narra así como aprendió de él y se lamenta de su desaparición:

Jaláu kawésqar arhána jetæl-hóraras. Kuosá kuos jehánar-k’ejéqas, jehánar-hóro-afqát kuos k’iót kepás ak’uás. Kuosá asætal ak’uás jaláu eik’óse kuteké kius jektá-qei-so-hójok kuos asesekcés cecáu-jetáqtæs kuteké seplaktæs asætal-er-k’éna jewá hójok-s as. Kuos as jehánar-k’ecé-s-jenák. Seplalái-s kuk ka kuos asætal ka kuos asáqas-keséktal-er-as-er-k’éna as kuo. Kuosá kuos jehána-afqát kuo kep ak’uás ka kuos asætal-ker kuos kepásna-k’ejéqas-atál as keráu; æs qólok táu háute æs-c’éwe-terrék jenák-atál-s kuosá kuo kepás ak’uás atál-as sa. Kuosá eik’óse qólok kuosá kuos jetáktas kóka kuos asætal-jowá-er-k’éna as kuo. Kuos ceá kiut askét kuos eik’óse-k eikuakuálok-ker-hóraras jenák. Atqásap eik’óse ak’uá kuteké kajésqa qárwes eik’óse kuosá jetáqtæs kuos asetálap-hóraras kuo. Kiúk cejá kuos asakuálok-ker-hóraras kuos jenák as, kuos seplás kuos asenák-k’enák as.

“Antiguamente andaba el anciano. Y todos se han muerto, se han ido muriendo [los ancianos] y los últimos (= la gente de ahora) ya no saben nada más. Y contaba cuentos antiguos y sus vivencias, y al contarlo se entusiasmaba, y cuando le preguntaban solía contar. ¡Y se fue a morir! Cuando le preguntaban contaba todo. Y al morirse no hay nadie que cuente [como él], pues todos han olvidado todo; yo sé que todos los que están al otro lado (= al otro lado de la bahía) no saben nada. Y yo sé contar cuentos, y cuando me dicen que lo haga, lo empiezo a contar. Y yo aprendí de él. El cuento del ratón y el cuento del pájaro, del pato quetro, a animarlo lo contaba. Ahí yo aprendí y aquí estoy, y cuando me preguntan, yo hablo”.

Características generales de los relatos míticos

Los textos míticos que hemos podido rescatar en diversos trabajos en terreno presentan una versión resumida y fragmentaria, distinta a la manera tradicional de narrar. No obstante, conservan rasgos formales de la que debió ser su estructura normal. Al comparar los diversos tipos de textos narrativos se observa, por ejemplo, que los textos no míticos no contienen formas canónicas como los míticos y son más libres en su forma, a pesar de la imposición de tópicos por parte del investigador, puesto que no son textos espontáneos, sino predeterminados por el lingüista. La fijación de tópico, en todo caso, no influye en el estilo individual del narrador y encontramos distintas modalidades de narración, como por ejemplo, en las que predomina el diálogo en forma de citas directas, o en oraciones que forman períodos asindéticos largos donde la paráfrasis ocupa un lugar importante.

Los mitos generalmente aparecen introducidos por formas canónicas, comúnmente compuestas de dos oraciones coordinadas asindéticas: una oración simple en donde el tiempo va marcado por un sufijo de pasado mítico o narrativo (-hójok), seguida de una oración “pseudo pasiva reflexiva”, formada por un solo verbo con un sufijo genitivo:
(1) fcakiáns sa jenák-hójok, eikúksta-s
Había una vez un zorzal, se cuenta.

(2) kenakéna-s wa cemnák-hójok, eikúksta-s
El pájaro carpintero mataba a golpes, se cuenta.

La segunda oración que forma el período asindético narrativo puede estar constituida por una oración simple de un verbo con sufijos aspectuales y también el sufijo narrativo acompañado de genitivo y, ocasionalmente por alguna partícula temporal que hace las veces de reforzativo (como jat en (3) y asós en (5)):
(3) arkaksélas kawésqar hójok, asesekcéjer-hójok-s jat
Los astros eran personas, se dice.

(4) atqásap wa atqásap k’oának cepaqás-k’enák-hójok, eik’osekcéjer sa
A los ratones, a todos los ratones aniquilaron, cuenta el cuento.

(5) atqásap sa jéjes árka kar kekétka-k’enák-hójok, eik’osek céjer asós
El ratón corría a lo alto del cerro a mirar, contaba el cuento.

En ocasiones en que el relato propiamente tal comienza tras una respuesta o comentario del narrador, el elemento marcador temporal es elíptico:
(6) talqájes sa kuosk’ák kep
El cometocinos tampoco [tiene cuento]

(7) fcakiáns sa cafalái kskué arlái
El zorzal [tenía] agua muy secreta.

(8) as, árkap asátap as
Se fueron hacia arriba, las mujeres se fueron

En los casos en que el narrador comete un error al comenzar, tiene una “mala partida” o una vacilación, introduce la partícula askét “este que…”, y estructura una nueva oración u oraciones coordinadas hasta llegar a la estructura canónica:
(9) c’elasáwe sa askét taksóktek-sélas ak’uás asesek céjer-s kok asesekcéjer-hójok
Las estrellas este que… sus hermanas que, se dice, [eran] se dice.

(10) jálau kawesqár arksá-s wa kius cacár askét laálte kuteké kajésqa léjes ksepcé-s asós kuos laálte æjámas qar-ker-hójok eikúksta
Un joven del pasado su padre este que… en el momento en que [su padre] andaba cazando nutrias y pájaros, salió y una nutria tabú mató, se cuenta.

Las oraciones introductorias de relato cumplen diversos roles asignados por el narrador en su interrelación con los oyentes :

(i) Proporcionar un resumen del cuento, con el fin de dar los detalles a continuación, mostrando la pericia del narrador. El cuento se conoce, pero el narrador le otorga su toque personal distintivo:
(11) eik’óse táwon hójok asesekcéjer wa kenakéna kius kucelákso aksarrúna-k’éjes cæpásap ak’uás kuteké kencákso-k’éjes awákso-k’éjes asesektæl-jeké eik’osektálær-hójok
se dice que tiene cuento el pájaro carpintero engañaba a su amigo para luego matarlo y también lo quemaba, lo quemaba en el fuego se cuenta

(ii) Resumir el cuento, pero requiriendo información de background por parte de los oyentes, aunque la diferencia con el ejemplo de arriba sólo radica en que no se hace el resumen completo:
(12) C’elaqájo sa kástap-hójok asesekcé
El chancharro (cierto pez, Sebastodes darwini ) fue arrojado al agua se dice

(13) Atqásap wa atqásap k’oának cepaqás-hójok eik’osekcéjer-hójok sa
A los ratones, a todos los ratones aniquilaron, se cuenta

(iii) Establecer la ambientación:
(14) Jála kawesqár ak’uás eik’óse eik’osekcéjer-hójok Asé-arlái-asé kawésqar, eik’olájer-s kok
La gente del pasado que narra el cuento era gente del Brazo Norte, cuenta el cuento

En el ejemplo de arriba, la narración comienza con la ambientación, el lugar donde ocurrirán los eventos, y termina la sucesión de oraciones con la forma canónica seguida de una partícula suspensiva ( kok ) que anuncia que seguirá un evento o algún comentario del narrador. En (14) es el primer caso: kstal pe arrakstáwar ak’uás asós kuos cekéja jefejáqas-hójok eikúksta = era un grupo grande, el cual fue devorado por un animal, cuenta el cuento.

(iv) El rol es inverso al anterior, aquí se narra un evento, seguido por la ambientación:
(15) Atqásap askét talaktáf kástap-kténa kuktép kekéhoi [ ] eik’osekcéjer asós kekehójer Eiwaitáuher-kar kius léjes-ho kar hójok eikuaksenák-er-hójok-s
El ratón botaba chamiza al mar y ahí pasaba corriendo, se contaba cruzaba corriendo al cerro Eiwaitáu, la isla era su puesto de observación, se contaba.

(v) Entregar información explicativa, en los términos que describe Grimes (1975 : 56 ss.) como background. Existen diversas variantes:

(v.1) Información explicativa pura para terminar en una estructura de silogismo:
(16) Kajéco táu eik’óse táwon hos asékta sa : kajéco sa kius asáqe asesekcéjer-hójok kuos akcáwe-jeké táusa afcár-kstái ka kius kutæl jefétæl-hójok asesekcéjer-hójok kuos ku-aksék kuos kejéro-ketæl hos sa kius takés
El martín pescador tiene cuento se dice: el martín su comida se dice eran cholguitas solamente, frente a la fogata las calentaba para cocinar se dice y por eso son rojas sus plumas.

(v.2) Información explicativa seguida de ambientación y luego más información explicativa en forma de canción:
(17) Jekcál sa eik’óse táwon; afcár jektál-k’ejésap jekcál jektál hójok sa kejá-japána :
kejá-japána, kejá-japána atektegrá, atektegrá,
kejá-japána, kejá-japána t’aqás-kecéjer jektál-kesekcál
El ciervo tiene cuento; le canta al fuego, la canción del ciervo es del cervatillo gordo :
[sigue la canción].

(v.3) Información explicativa seguida de un evento:
(18) K’iúncar sa tákso, æs tælksta qólok-s, æs afcók asahák-er-fqat sa, æs tælksta qólok-afqát sa, k’iúncar ksekená-ker-hójok æs… eik’olájer kuos
El zorro una vez, yo lo sé de oídas, mi esposa lo contaba, yo lo sé de oídas, el zorro huyó/huía mi… se cuenta.

(v.4) Información explicativa seguida de ambientación y evento:
(19) K’iúncar sa jáu æs-asék ak’uás æs-kas eik’óse jenák hójok eikúksta, kius… kius tarkéjep sa c’afalájep jenák eikos… ak’uás jeqapc’éwe álæs sa kejétal, kejétal-hójok eikúksta-s
El cuento del zorro es de por estos lados, su… su … suegro era la lechuza cuent… que volaba de noche, se cuenta

Los componentes post-introductorios están formados por oraciones enunciativas aclaratorias, a veces va una canción alusiva al texto y oraciones secuenciales que forman la sección media del relato. Se agregan además oraciones de cita, directas o indirectas. Las primeras tienen como función dar viveza al relato al asumir el narrador la posición del o los personajes. Estas apariciones de cita directa eran mucho más frecuentes en el pasado, especialmente por parte de los narradores expertos, quienes agregaban un colorido especial al relato con cambios de voz o entonación. Tanto la cita directa como la indirecta generalmente se dan hacia el final del relato o en una parte intermedia que señala clímax:
(20) “Ak’iápær kuos as kep aká?”
Kuosá kuos kius aihiól-sélas :
“Kuos kskená kekiájeks-qei-sekóna-ar akcélo teselónar”.
“¿Adónde se fue que no está?”
Y su hija [dijo]:
“Creo que huyó corriendo a pesar de que se le pidió que no huyera”.

Las citas indirectas son mucho más frecuentes, en especial porque ya no existen narradores expertos que “actúen” el papel de los personajes, de allí que se haga frecuentemente mención a “como contaban/decían los difuntos”:
(21) Atqásap akc’éwe-s wa táwon eik’óse táwon sos. Kius akc’éwe akcólai-s atqásap akc’éwe-s táu æs-c’éwe aksér táwon æskuosk’ák ka eik’osekcéjer asós. Sæltal-asé-tqal kas ka talaktáf kástap kekiól-k’enák-qei-so-hójok eikuahák-er sos; cecél ac ál eik’uahák tawaisélok-er-hójok.
El ratón tenía un pozo, contaba el cuento. El ratón bebía de su pozo solamente, así, como se contaba por aquí. Allá en la bahía del seno Sæltal arrojaba su chamiza, ponía un palito tras otro, según contaban; los dejaba, como contaban los difuntos.

(22) Kiúka kuos jekcál aselájer-s kok awók’iot tæsqar awók’iot táwon kuos lói.
Después dijo que el ciervo que iba a entrar traía un tizón en la cabeza.

En el desenlace casi la totalidad de las narraciones terminan con un evento de carácter decisivo en la resolución final del relato; el conflicto termina positiva o negativamente y es cerrado por una oración (o dos o más oraciones que forman un período asindético) generalmente introducida por kuos u otra partícula derivada de la anterior, más una oración pseudo-pasiva canónica. Rara vez el desenlace se da mediante una cita directa (v. ejemplos 25 y 26), seguida de una conclusión o bien la repetición de una canción ya introducida en el cuerpo del relato:
(23) kuósos sa aswákiar, eit’áksta aswálai-k’enák-hójok, eikúksta.
después amaneció, amaneció con tiempo bueno, se cuenta.

(24) kuos k’oának jétqa-k’ejéqas, asesekcéjer-hójok jat.
y todos subieron [i.e. la luna y las estrellas], se dice, en ese entonces.

(25) “Tæs c’erraqás, [h]annó ce tæs c’erraqás weejáu aaa, kar-s tæs kstái kc érksta-ker”.
“Mi ojo está roto, mira, yo tengo mi ojo roto, ¡weeejáu aaa!, el palo penetró en mi ojo”.

(26) kuos hánno : “Páu askét kujæktar kújes pap-ker-pas jetékta-kóna-ar, aswálak ko-aswálak ka kuos cekék-sekué”.
y he aquí que [decía]: “Afuera (= en los canales) este que… estará disfrutando de una fogata allá, mañana o pasado mañana volverá”.

* Publicado en Anales de la Universidad de Chile. Sexta Serie N° 6, diciembre de 1997, pp. 13-40

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

Óscar Aguilera Faúndez

El tema de la muerte en los relatos

1. La muerte y los sueños

La muerte es un tema muy recurrente en la literatura oral kawésqar. En la mayoría de los relatos se produce en forma violenta como consecuencia de conflictos, engaños, venganzas, rompimiento de tabúes o por agentes naturales, aunque este último tipo es menos frecuente. Ni hay muertes “apacibles” en las narraciones, a excepción del caso de la muerte por frío en el cuento del cisne.

Las muertes por enfermedad se dan en el mundo real y no forman parte del mundo mítico. No encontramos en los relatos descripciones de las prácticas mortuorias, profusamente descritas por Gusinde (III: 453 ss.) Y Emperaire (1966: 249 ss.). Lo único que comparten el mundo mítico y el real en el conjunto de creencias del grupo kawésqar es la conexión entre el sueño y el mundo de la muerte. Los espíritus de los muertos, que se convierten en auxiliares de los vivos en situaciones extremas, se comunican con estos últimos a través del sueño. Este es el único vehículo, la única vía de comunicación con el mundo de los vivos, ya que la persona al perder la corporalidad con la muerte, sólo puede comunicarse por una vía que excluye el contacto físico. Al respecto, hay que señalar que los kawésqar hacen la distinción entre lo que correspondería al alma (os) y una fuerza vital que mueve al cuerpo (aksæmhar).

La muerte ocasiona que la fuerza vital abandone el cuerpo, con lo cual el alma también se separa de la “envoltura física”. Para el vivo, la fuerza vital muere, pero en la muerte sigue funcionando en conexión con el alma. La fuerza vital que movía al cuerpo en vida hace que el alma “viva”, se mueva y actúe en el mundo de la muerte:
(27) K.: kuosá kuos aksæmhar táwon asesekcéjer-hójok ak’uá kius jehánar sos
K.: ¿se dice que tiene espíritu la persona muerta?
T.: kep sa, aksæmhar jehánar-k’ejéqas asó sa
T.: no, el espíritu ha muerto
kuos ku-k’ot kucelásk’ak jehánar-k’éja asesekcéjer-hójok
y al rato muere la persona, se contaba
kiáu ka kskiál aksæmhar jehánar-k’ecé jetæl k’élok sa
mientras está vivo el espíritu también, uno muere, no anda
k’oának ka aksæmhar jehánar-k’ejéqas asós kuceláksk’ak jexás (= k’exás)
todos los espíritus mueren al mismo tiempo, por último

Lo que el vivo ve a través del sueño es el “alma” del difunto, con rasgos aprecidos a los que tenía cuando estaba vivo. Esta manifestación del alma es posible a través de la fuerza vital que ahora acompaña al alma, tal como acompañaba al cuerpo en vida, haciendo que éste funcionara:
(28) K.: ak’uásk’ak táu kuos kawésqar jehánar-s kok kuos jeséktal
K.: ¿y cómo cuando una persona muere se ve después?
ak’uá kius aksæmhar séwel asó táu-s kuos jeséktal-s ko-sektæl-s?
¿o no será su espíritu que se ve también se ve en el sueño?
T.: akuó ka kuosó qolókna kuteké cecáu-jerrákso sa kuos tqáme álowe jeksór
T.: cuando en él se aparece también penetra en uno y se ve en el sueño
K.: ak’uák’ak kuos aksæmhar karsektálær-hójok sa askét
K.: cómo al que llaman espíritu este que…
aséksor jéksor-s kok
lo veía en el sueño
ka kawésqar jehánar-afqát kius aksæmhar asó co jeksór-pas æsk’ák
cuando una persona moría, su espíritu yo lo veía, así
askét kius os asó táu qolókna kuos ko-séktal hos kua
este que… su alma/espíritu es acaso su alma que aparece en el sueño?
T.: kuosá jehánar-s asó sa kuos ko so ak’uá aséksor jéksor asesektálær-k’enák
T.: después de haber muerto después se ve en el sueño dicen
jehánar so kuosá kuos sekárk’ap-er-k’éna hos
el muerto después es distinto/cambiado/transformado
kolái-s kok kuos hánno lafk co jejehák asahák
en el sueño y también actualmente yo lo veo y cuento
Sampráo-s wa qólok as kuos kuos kónar jelái-s kok
Zambrano se aparece cuando sueño y lo veo
tæs pe æs tæs pe k’enák-atál as
todo se ve en mi mente
K.: kius os táu ka kius aksæmhar sos?
K.: ¿era su alma o su espíritu?
T.: kius os ka kuteké aksæmhar so ak’uás kepás ak’uás
T.: su alma y también su espíritu eso creo, ignoro qué
K.: kawésqar jaláu jehánar kuos jehánar asó kuos asesekcéjer-hójok
K.: cuando moría la gente antiguamente se contaba
kuosá kawésqar ja… ja… qaqár-fqat kius os asó co jeksór-pas
después la gente dejaba su alma, yo lo vi
kuosá aksæmhar táwon ak’uás aselájer
y se cuenta que tiene espíritu
kuosá ke (= que?) jehánar ke kius jehánar os asó k’ua aselájer-s kuos cekék-ketæl hos as kawesqár
después el muerto el alma del muerto se dice que viene como persona
ceppacéwel ka jetætal kúka kuteké kséptal hos ka kawesqá k’etæl hos as
como sano/normal está y también camina
kuos tqáme álowe jelái-s kok
y se ve en el sueño.

El espíritu (alma) de una persona se puede comunicar también con los vivos cuando se produce la muerte en la distancia. El espíritu del familiar o amigo puede “avisar” de esta manera su tránsito al mundo de los muertos. Esta comunicación se puede realizar a través del sueño o por intervención del ambiente físico, en forma de ruidos que manifiestan distintos tipos de actividad, como por ejemplo, remar, cortar leña o lanzar palos o ramitas a la choza en los campamentos temporales, o animales que realizan acciones no comunes: el lobo marino sube a tierra y brama; una orca o un delfín se acerca a tierra:
(29) (…) ka kuteké kawésqar ak’uás kojóterrek jehánar ka jajá
(…) también cuando una persona se ha muerto en otro lugar
kuos os asó sa hout’éksta-ar sa æsk’ák
y su espíritu es el que está tirando algo [un palo] así
ka k’eicesektálær sa
nos avisa
[jehánar] ka kuos askét jetéksta káuker qálksta
[cuando muere] también este que… se presenta, se siente caminar
ka kuteké kencéktas ka ketæl hos as asár
y también se siente hachear en un lugar inaccesible (o malo)
árka káskuk jetæl ceá kuos asós askét
cuando anduve para arriba este que…
hout’afténarær-horo-qei-er-afqát
me asusté cuando cayó súbitamente un palo
ce sa kawésqar … æs aihiól ka kuteké os asó qei so ker sa kuos askét
yo una persona … era el espíritu de mi hijo este que…
hout’éja-qei-fqat
estaba tirando palos
kuterrék ceá jepás tæl so
cuando estuve esperando
kuos árka æs-pe-terrék cekék ak’uás sórksta-æská-ker
por el monte llegó alguien que hacía sonar palos al caminar
kuos ceá tariépskak æstæs kúkstai jenák
y yo estaba tranquilo mirando hacia arriba (al monte)
kawésqar-s sas asó kuos kas cekék-akstá-ar
la persona que salió se sintió llegar
kuos kájef asép asér kuos arwéksta-ar
y después se embarcó en la chalupa e hizo ruido
jemókar-s ko-ásep kuos eihén
el remo que estaba ahí
akiár céksta-kecéjer
lo tiró y se sintió golpear
kuosá kájef arwérksta jemókar jetákar arwérksta æsk’á ker
y la chalupa hizo un ruido al golpear el remo hizo un ruido así
kúkstai asér jelái-s kóka kep
cuando bajé a mirar no había nadie.

(30) at háuterrek jehánar-k’er aseksórnark
cuando una persona se ha muerto en otro campamento se sueña
ka kuteké páqtæs k’e aseksórnær
y si se ha ahogado [alguien] se sueña
kuos aksæmhar asó tqáme pek aksér cekék qolókna
y su espíritu llega al sueño, aparece
ksep k’uijéfna ksep aqtæl-tálnærk, aqtálnak
nos da pesadilla y hace despertar llorando, llorando
atqanák jen… askét aséksor álowe aqtálnak-atál kot (?) atæl aqtál-tálnær
llorando este que… en el sueño se ven llorar [las personas] y con su llanto me despierto
ka kuos tælamás altqátqal
por último me levanto llorando
kuos askét aqtália jektál-k’éja-atál-hójok
y este que… lloran y cantan.

Un ejemplo de esta comunicación con los muertos por medio del sueño lo encontramos en el relato que hemos llamado “La gran inundación” (Aguilera-Brito 19:). En este realto, un joven mata a una nutria tabú, a pesar de la advertencia hecha por sus padres. Se produce una gran marejada que extermina a personas y animales. Sólo sobrevive el joven y la muchacha de quien está enamorado. Ambos logran escapar de la furia del mar subiendo a un cerro alto. Al encontrarse desamparados, sin alimentos ni abrigo, el joven sueña con el espíritu de su madre, quien lo guía para salir de la situación:
(31) Bueno, pensaba hacer su casita, puh
Había pasto; tejieron con pasto, ramas, qué sé yo
No ve que con qué taparse, puh, no hay cuero.
La capa llevaron mar (= el mar se llevó la capa).
Entonces obligao a tener que estar con puesto no más y lo…
lo manecieron (= amanecieron) los dos ella con él.
Entonces ya tenía . . ese muchacho lo pone triste (= se pone triste),
qué sé yo, va a soñar con
su mamá puh, l’espíritu su mamá.

2. El mundo mítico

El mundo mítico está poblado por animales-hombres y hombres que interactúan con aquéllos. En un texto recogido por el investigador argentino Fernando Pagés Larraya incluso se menciona la existencia de plantas-hombres.

En este mundo mítico, la muerte aparece como agente de transformación y origen, conectando el mundo mítico con el real. Los animales-hombres al morir, se transformarán en los animales que poblarán el mundo real:
(32) fcakiáns sa eik’óse táwon hójok asékta
el zorzal tiene cuento se dice
kius asáqe hójok asékta kuos kajésqa,
su alimento se dice eran pájaros
kajésqa atáwe asá-ap
pájaros gordos comía
kajésqa kejá sa hakuás wa
pájaros gordos cazaba de noche
kuos ak’éwe wa kuos kajésqa álæs
y en la noche salía a coger pájaros
kuósos sa jenák asó qar-hójok asékta kius kucelákso
y después fue asesinado se dice por su amigo
akcólai ft’ói jenák ak’uás kuteké akcólai askét
mezquino de agua era y el agua este que…
kue jenák asó
era secreta
cecáu-jefé-akcawésna asó
le dio sed después de haber comido cholgas
akcólai as asó
fue al agua
kuos akcólai kt’áip at’æl-atáuk qar-hójok asékta
y en el pozo lo hundieron, lo mataron se dice
kuosá kajesqána-hójok kuos ália
después se transformó en pájaro y vuela.

(33) waláman tawesána-qei so hójok eikúksta kelæl
el cisne pasó un mal momento, se cuenta, …..
eitérja jecérlap asó sa tawesána-hójok eikúksta
con viento sur salió a vela y casi naufragó
waláman aselái karlájer-s kuos eik’olájer-s kok
se dice que era un cisne de cuello negro cuenta el cuento
kesá-kanána-k’ejéqas ka kuteké kuosó kajesqána-k’ejéqas-hójok eikúksta-s
y todos murieron de frío y se transformaron en aves se cuenta
kas ka kuteké áperk páqtas kuteké kesetónar
allá, también con la lluvia se ahogaron y se congelaron.

El mundo mítico también albergaba seres que siempre tuvieron carácter de animales, como algunos mamíferos terrestres y marinos que eran fuente de alimento, aunque algunos eran animales tabú, como por ejemplo el ciervo (huemul), portador del fuego, cuyas crías sí podían ser alimento; la nutria hembra con crías, que asegura la existencia de la especie; el chancharro (cierto pez, Sebastodes darwini), que da origen a los canales; el lobo marino, cuya primera muerte lo convierte en alimento principal hasta hoy día. Otras criaturas eran parecidas a los animales actuales, pero se diferenciaban por su monstruosidad, criaturas gigantescas, de gran ferocidad, devoradoras de hombres.

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

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