Sueño interpretado segun la tradición Inca

Sueño interpretado segun la tradición Inca

“- Anoche tuve un sueño, un sueño muy raro… No sé, siento la
necesidad de contártelo. ¿Te parece bien?
-¡Por supuesto! Los sueños son muy importantes para los incas. En
realidad, son maestros de la interpretación de sueños. Sí, vamos,
adelante.
-De acuerdo. -Avergonzada, respiré hondo y me lancé:

Soñé que estaba en un gimnasio en el que para poder hacer ejercicios
uno debía cortarse una pierna y dejarla en la taquilla del vestuario.
Sabía que mientras estuviera haciendo ejercicio, alguno de los
encargados del gimnasio iba a acortarla, lo cual formaba parte de los
servicios rutinarios y normales que ofrecían. En fin, ya había dejado
mi pierna en la taquilla y estaba en otra parte del gimnasio cuando
me encontré con una ex compañera de la universidad. Le expliqué mis
dudas sobre esa extraña práctica de recortar las piernas y ella me
dijo:
-Bueno, simplemente ve allí y diles que no quieres que te la
acorten. No es ninguna obligación, ¿sabes?.
Alentada por sus palabras, volví al vestuario y vi que el encargado
ya tenía mi pierna encima de la mesa y se disponía a cortarla. Me
acerqué a él y le exigí que me devolviera la pierna. El masculló algo
pero me la entregó.
-Como quiera, señora -me dijo- Nosotros ofrecemos este servicio
gratis, y si algunas personas no son lo bastante inteligentes para
aprovecharlo, bueno, qué le vamos a hacer.

Tomé la pierna y la miré… Bueno en realidad miré mi cadera a la
altura donde se suponía que debía colocarme la pierna. Esperaba ver
una masa sanguinolenta, pero sólo vi los músculos, los tejidos y los
ligamentos muy bien ordenados y limpios, rodeados por siete capas
perfectas de epidermis y, en el centro, el hueso con su hermosa
médula. Parecía una flor. Su vista me trajo a la memoria que en
cierta ocasión, cuando estaba en la universidad, observé unas plantas
por el microscopio y vi la perfección con que estaban ordenadas sus
estructuras celulares, aunque al mirar las plantas en el jardín, no
parecían tener ninguna estructura ni orden. En fin, mi pierna me
recordó a aquellas plantas. Distinguí todos los detalles de sus
estructuras físicas, muy ordenadas, y de pronto la encontré hermosa,
natural, con todas las partes organizadas con perfección artística.

-¿Qué pierna era? -me preguntó Juan.
Me sorprendió la pregunta y tuve que pensar un momento para
recordarlo.
-La derecha.
-¡Ya!
-¿Ya?
-Sí, tal como lo suponía.
De pronto, sin vacilar m un instante, inició un interesante y
profundo análisis de mi sueño.

-En primer lugar -comentó, con el placer de un pintor que saca sus
cuadros favoritos-, la pierna derecha representa el lado derecho del
camino, del que te has librado deliberadamente porque crees que te
estorba para realizar tu ejercicio; el lado derecho del camino tiene
que ver con la estructura. En segundo lugar, tu intervención para
impedir que te acortaran la pierna y tu ex-compañera, representan la
capacidad de discernimiento que has desarrollado para saber lo que
deseas a pesar de las «normas» o imposiciones de la sociedad. Y
finalmente, el hecho de que hayas entregado tu pierna y después la
hayas recuperado indica que estás pasando por un proceso de renuncia
y recuperación del lado derecho de tu naturaleza. Primero debes
renunciar a él para ver su belleza. El hecho de que al final del
sueño hayas visto tu parte derecha como una «flor» es muy importante.
El sueño sugiere que ahora eres capaz de ver que el lado derecho
también es natural y sagrado, es decir, que puedes distinguir el
aspecto racional, estructurado, ordenado, de tu humanidad. No es un
enemigo ni un obstáculo en tu camino espiritual, sino una parte que
debes aceptar y reintegrar si quieres avanzar en tu camino. Esto
apunta al poder místico de la mente crítica.

Su interpretación del sueño me dejó sin aliento, ya que había
acertado plenamente. Tuve que pedirle que volviera a explicármelo
otras dos veces, para poder asimilarlo.

-Los norteamericanos tendéis a pensar que la mente crítica es el
enemigo, que lo único que tenéis que hacer es abrir la intuición para
que todo vaya de maravilla. Eso es una tontería. Es cierto que en
Occidente se ha exagerado la importancia del pensamiento racional en
detrimento de otros tipos de conocimiento, por ejemplo la conexión
con la naturaleza tormentosa y más caótica del lado izquierdo del
camino. Pero ¿por qué ir de un extremo al otro?

Aunque yo no era una entusiasta de los teóricos que localizaban la
conciencia en los hemisferios cerebrales, por la explicación de Juan,
me pareció ver una relación entre el lado derecho del camino con lo
que por lo general se consideraban «funciones o actividades del
hemisferio cerebral izquierdo», y entre el lado izquierdo del camino
con el «hemisferio derecho», más creativo. Sin duda los andinos se
centraban más en el cuerpo que en el cerebro. Juan continuó con su
fascinante elucidación:
-Para subir de nivel tienes que desarrollar los poderes de los lados
izquierdo y derecho. Debes tener discernimiento. Cuando acudiste a mí
y nos conocimos, pertenecías totalmente al lado izquierdo, lo cual es
peligroso porque eso deja abierto al gran problema del delirio
místico.
-¿El delirio místico?
-Sí, el delirio místico, el peligro de identificarse con las energías
arquetípicas que uno va descubriendo. Cuando el ego comienza a
expandirse para contener la identidad espiritual más grande, pasa por
un intenso período de contracción y expansión. Primero piensas que no
eres nada; después que lo eres todo. Eso está bien, siempre y cuando
el iniciado reconozca el proceso y no se tome demasiado en serio
ninguno de los dos extremos, ni actúe a partir de ahí. Por desgracia,
llegados a esta fase, muchos iniciados empiezan a creer que han
descubierto una verdad absoluta simplemente porque han conectado con
un poder más grande que su yo individual. Pero ese poder continúa
filtrándose por el ego. De pronto surgen muchos maestros inspirados,
pero se consumen rápidamente como una estrella fugaz. No son capaces
de contener ni retener ese poder. Ésa es una fase muy peligrosa, en
la que el iniciado es tentado por los poderes que en las tradiciones
orientales llaman siddhis. Aquí lo llamamos «delirio místico».
El poder de la mente crítica es exactamente el contrapunto que se
necesita para mantener el equilibrio en esta fase que podría ser
desastrosa. Tu sueño es un signo excelente. Indica un progreso, por
así decirlo.
Me hizo un guiño, mirándome como un padre orgulloso de su hija.

-Además -agregó-, en nuestra tradición, y en particular respecto a la
interpretación de los sueños, vemos el cuerpo como un oráculo. ¿Sabes
cómo se inicia tradicionalmente una persona en este camino?
Recordé las historias que había oído en la mesa de Ricardo.
-Me han dicho que la golpea un rayo; que es elegida por la propia
naturaleza.
-Sí, eso es correcto. Pero ¿sabías que tiene que ser golpeada tres
veces por un rayo? Verás, el primer rayo mata al iniciado, el segundo
le desmiembra el cuerpo, y el tercero vuelve a unirlo, pero con una
configuración diferente. Si contemplamos esta antiquísima experiencia
iniciática desde el punto de vista metafórico, vemos que el ego
muere, se desintegra y finalmente adopta una forma más apropiada que
sea capaz de contener más energía.
Los maestros andinos también aseguran que si se mueve el cuerpo antes
de que haya sido sacudido tres veces por un rayo, la persona muere.
(…) Si consideramos esto en un sentido metafórico, el mensaje es
que mientras se está pasando por un proceso de iniciación hay que
permanecer inmóvil, es decir, no hacer ningún cambio importante en la
vida, no tomar ninguna decisión vital hasta que acabe el proceso.”

(Extraido del libro “Iniciación en el corazón de los Andes”.
Elizabeth Jenkins