LA RELEVANCIA DEL MUNDO INDÍGENA EN ESTE TIEMPO CRÍTICO:UNA REFLEXIÓN

http://www.manataka.org/page1010.html

Otto Caballo Blanco Riollano

Embajador de Manataka ante los ancianos espirituales de la América Latina

Original – 30 de marzo de 2006; revisado – 22 de mayo de 2006

Una reseña biográfica simbólica, en agradecimiento

Desde pequeño el autor pensaba,  inocentemente,  que el mundo tenía que ser como los que lo rodeaban

le decían que era, a pesar de que lo veía totalmente diferente.  La presunta sabiduría de los que le decían,  tratando de enseñarle,  estaba  reforzada con teorías, historias, argumentos y montajes deslumbrantes,  que en muchos casos a cambio requerían sumisión y reverencias.  Pero, la verdad es que no entendía.  Ante esta fuerza,  pensaba:  “Tengo que tratar de aprender lo que otros saben tan bien.  Quizá tenga algo de tonto y por eso no aprendo.” 

Las dudas y las preguntas sin contestación, o contestadas agresivamente con postulados inapelables,  seguían acosándolo en su camino. “Eres idealista e inconforme.  Estás filosofando mucho”, le decían. Volvieron las dudas:  “Sigo no entendiendo.  Parece que me equivoqué de nuevo….”

Fue luego de haber caminado bastante que,  por la influencia de “malas compañías”,  comenzó a leer algunos libros vedados,  o mal mirados por la sociedad cuerda establecida,  y a escuchar a grupos pequeños y aislados que trataban sobre temas llamados esotéricos.

“Te vas a confundir;  eso son cosas del diablo “,  le decían los que seguían tratando de enseñarle.  Pero a él le parecía que ese mundo que hasta entonces le habían ocultado,  hacía mucho sentido y que lo que decían los libros vedados,  aunque no podía explicarlo, encerraban mensajes que de alguna manera entendía en lo más profundo de su ser.  ” Creo que los que me dicen que saben,  no saben de lo que están hablando.” 

Entonces comenzó a ser atraído por gente “rara”,  a reunirse con místicos desarropados y con brujos llamados chamanes.  ¡Entonces sí que lo dieron por perdido!  Se había apartado del mundo convencional y supuestamente cuerdo.  Una tras otra comenzó a vivir las experiencias y escuchar las palabras — y los silencios — que le confirmaban que su manera de pensar y sus sentimientos no habían estado equivocados desde un principio.  Descubrió que su  “perdición y  condena segura”  había sido un reencuentro jubiloso con una realidad perenne que lo llevó a reunirse nuevamente con hermanos espirituales de siempre.  En esta etapa del camino se encontró con el Consejo Indígena Americano de Manataka, que amablemente lo invitó a su hogar — el Cículo de la vida. 

Del caudal inagotable de verdades y enseñanzas inmutables conservadas en la tradición, los principios y la cultura  de los pueblos ancestrales del Abya Yala (el continente americano),  el autor ha podido  percibir con claridad lo que siempre había sospechado existía:  el mundo del equilibrio.  En ese mundo late activamente una consciencia profunda sobre una razón de ser que se fundamenta en el compartir,  en el  respeto por todos los seres de la Madre Tierra y en la convivencia en paz.  “¡Que abundancia!  Gracias!

Introducción

Luego de haber caminado gran parte del camino de su vida y haber  tenido  la experiencia  reseñada de manera simbólica,  el autor ha sentido el impulso de compartir una reflexión sobre la relevancia del mundo indígena en este tiempo crítico.

El Consejo Indígena Americano de Manataka (CIAM) inició recientemente  la publicación de la sección en español ACERCAMIENTO por este medio electrónico,  para divulgar información sobre las tradiciones y la cultura indígena.  Esta iniciativa está dirigida en particular a los pueblos ancestrales del Abya Yala (el continente americano) por razón de la tradición espiritual, valores sociales, actitudes y comportamiento que estos comparten fundamentalmente. 

El término indígena se usa de manera incluyente.  Aunque en este escrito principalmente se refiere a los pueblos autóctonos de la Isla Tortuga (Norteamérica) que se han conservado puros y a los metizos que derivan de éstos,  incluye a los otros pueblos indígenas y metizos del continente americano,  y a las razas negras, blancas y amarillas  que comparten principios similares a los de estos pueblos ancestrales.  Como dijo Oso Parado, secretario del CIAM: 

“Ser indígena es una manera de pensar, una manera de creer y de vivir.  El indígena americano está consciente de su ser interior y de su interrelación entre él y la creación — el Gran Espíritu-Creador, la Tierra Madre y todas las formas y elementos que forman parte de este magnífico sueño. Se trata del balance dentro de uno mismo y dentro del Círculo de la vida.  Un indígena se siente parte,  y profesa gran respeto,  por todo lo creado.  Nos percibimos unidos a  toda la materia, incluyendo los animales, los peces, las plantas, las piedras, los elementos del viento, el fuego y el agua — y aún a las estrellas –, ninguno superior al otro, pero todos formando parte necesaria del círculo.”

Para el hombre sumido en la modernidad el mundo indígena es visto como uno exótico, caduco, retrasado y supersticioso.  Sinembargo,  los que lo han vivido y conocido con el corazón saben que este mundo guarda claves para la redención del Hombre (género masculino y femenino) de este tiempo;  claves para la elevación del nivel de consciencia,  para promover la fraternidad humana, y para convivir en paz y en armonía con la Madre Tierra y todo lo que ella sostiene.  Desde luego,  planteamientos como el anterior  enfrentan la resistencia —  y muchas veces la burla — de un mundo mayormente dominado por el materialismo y la corrupción, ofuscado por una ciencia soberbia,  y cristalizado en sus ilusiones de desarrollo tecnológico y progreso desmedido.  Este mundo excluye toda consideración cosmológica trascendente, como es la de la espiritualidad indígena.

Este trabajo es una contribución al esfuerzo de esclarecimiento en pogreso para que los pueblos indígenas del continente Americano puedan ocupar el lugar justo que desde siempre le ha correspondido y que desde los últimos quinientos años se le ha negado.  Desconocemos el tiempo que pueda tomar esta reivindicación.  No obstante, ya hay señales de que está próxima a acontecer,  aunque no sabemos de que manera se dará,  o aún si finalmente será en la dimensión actual, debido al desequilibrio que está provocando el Hombre en la Tierra.  Como señal dramática de esto último,  tenemos el calentamiento global que en gran medida esta siendo causado por el Hombre y que está generando un cambio climático acelerado.  La inmensa mayoría de los  pueblos hasta ahora han ignorado esta amenaza,  a pesar de que apunta a resultados catastróficos para el sostenimiento de la vida. 

Sobre este particular,  cabe mencionar la Declaración de Albuqueque del 1998 en la que más de ciento ochenta ancianos espirituales de Norteamérica advirtieron sobre el calentamiento global y la necesidad impostergable de desarrollar economías sustentables,  advirtiendo sobre los resultados aquí señalados.  No les hicieron caso.  Contrario a sus advertencias,  el sistema económico dominante continuó impasible en su trayectoria de desarrollo insostenible. 

Hay, además,  otras causas externas que están contribuyendo a estos cambios,  como la radiación solar y los ciclos de naturaleza cósmica — los de la precesión de los equinoxios –,  los que corresponden a los cálculos, las visiones y las profecías de muchos sabios indígenas (maya, hopi, kogi. cherokee, qeros y muchos otros más),  algunas hechas desde mucho antes de este tiempo.  Es posible que una de las señales más inequívocas de que estamos en la alborada de la restitución del equilibrio en la  Tierra Madre,  la Pachamama,  es el resurgir dramático de los pueblos del Abya Yala,  como los del gran Tawaintisuyu,  en correspondencia con la hora del reloj cósmico que conocen. 

En vista que el autor ocupa un cargo en el CIAM,  valga la aclaración que este artículo es una expresión de sus percepciones, sentimientos,  y algunos conocimientos adquiridos en el camino de la vida.  Confía que  los errores y las limitaciones en su contenido sean subsanados por la intensidad puesta en las expresiones  y el deseo de prestar un servicio desinteresado. 

PARTE  I

Obstáculos del mundo moderno al camino estrecho de la espiritualidad y la ascensión de la consciencia

El mundo moderno actual está siendo arropado agresivamente y más que nunca antes,  por la fantasía de un sistema de vida materialista y seductor.  Por sus atractivos deslumbrantes,  esta fantasía fácilmente se torna adictiva a los sentidos.  Uno de sus efectos es que enajena del concierto de la naturaleza y de la consciencia sobre la interconexión entre todo lo que ésta manifiesta.  También genera inconsciencia sobre la necesidad de mantener un estado de balance razonable, y en todo lo posible, como fundamento para el sostenimiento de la vida. 

Es evidente que en el mundo moderno  la adicción a la fantasía señalada aparentemente disminuye, cuando no cancela del todo,  la capacidad del análisis profundo y desapasionado de que es capaz el ser humano,  y la capacidad de escuchar lo que dicta el corazón.  Sin esta capacidad es improbable que se pueda conocer el justo valor de las cosas,  y por ende,  actuar con un sentido ético,  o aún con cordura.  Para agravar esta incapacidad,  se carece, además,  de un código de comportamiento universal, como el que tiene los indígenas, y que se fundamenta en un respeto profundo por las creencias de otros y por la diversidad cultural.  ¡Terrible circunstancia para el mundo moderno!

Los valores éticos, el comportamiento y la cosmovisión en que se sustenta  la espiritualidad indígena  son opuestos al sistema aquí denunciado.  Esta es una de las razones por las que dicha espiritualidad es ignorada por el mundo moderno, cuando no menospreciada y hasta atacada.  En la mayoría de los círculos políticos y económicos vigentes,  e inclusive en los académicos y los religiosos,  este es un tema tabú.  Y es explicable que así sea,  pues pone en evidencia los errores en muchos de esos círculos,  en los que sobresale notablemente el orgullo, la  exaltación de la personalidad y el apego a lo material — o simplemente, la avaricia –. 

En el presente,  gran parte de la humanidad está siendo estimulada y programada para que se rodee de lujos, de comodidades y de diversiones que hagan la vida más cómoda  y placentera.  El  conjunto que se promueve rebasa por mucho lo que es realmente justo y necesario.  Esta actividad impulsa el consumo desmedido y caprichoso,  lo que implica el mal uso y agotamiento de los recursos naturales,  y un aumento en los desperdicios y la acumulación de tóxicos.  En este esquema económico-existencial el dinero es el denominador común y, por lo tanto, adquirirlo  se torna entonces en el objetivo primordial de la existencia.

La exposición anterior es de conocimiento general.  Lo que también se conoce,  pero no se menciona mucho,  es que de este esquema está excluída la inmensa mayoría de la humanidad que vive bajo el sistema imperante,  sobre todo la que vive en la sevidumbre, desposeída y luchando para escasamente poder sobrevivir  —. 

Además del mentir y del robar,  otra de las tragedias que introdujo la civilización occidental al continente americano fue la de su visión del éxito en la vida,  la que exalta al más fuerte,  al más ingenioso, al más poderoso …  ¡y al más tramposo también!    En términos concretos,  este éxito se mide por el dinero acumulado y el  poder adquirido.  Esta meta en la vida es esencialmente ajena a los pueblos ancestrales de las Américas, por ser excluyente y de naturaleza agresiva. 

Una de las formas de exclusión más común,  y que hasta  se aplaude y se venera como si fuera un principio universal, es:  la competencia.  En realidad,  y a diferencia de su opuesto — la cooperación –, la competencia,  y las premisas que la constituyen y  tratan de justificarla,  no es otra cosa que una energía negativa que degrada al ser humano, lo insensibiliza y le crea estados de animosidad.  En su proyección más amplia,  genera pobreza, acultura y hasta mata. 

Precisamente, de la energía negativa de la competencia es que se nutre la globalización y el libre comercio,  que son ideologías socio-económicas cuya finalidad es la del dominio político y el control económico a nivel mundial.  Porque estas ideologías cohartan principios fundamentales de libertad y de independencia, es que están enfrentando una resistencia creciente alrededor del mundo,  y de manera decidida por gran parte del mundo indígena de las Américas.  Y es que si hay un principio que está profundamente arraigado,  conoce y  vive el  indígena,  es el de la libertad,  en el sentido más amplio del término.

El nivel elevado de vida material del mundo moderno (el renombrado “high standard of living”),  que es determinado y medido por el dinero y las posesiones que se tenga, se promueve como lo que constituye el éxito y la felicidad en la vida (pero no dice para cuantos).  Esta idea encuentra su máximo exponente en el llamado “American dream” en el que tantos ilusos están y al que otros sueñan con incorporarse.  En lo concreto este “dream”,  o sueño,  es eso mismo: una ensoñación,  que ya va teniendo una proyección mundial (¿un “World dream”?).  Esta ensoñacion está comenzando a manifestarse de manera creciente hasta en sociedades populosas y anteriormente frugales,  como la India y la República Popular de la China,  ahora en pleno auge de desarrollo económico y … de consumismo. 

Esta tendencia socio-económica augura una gran pesadilla a nivel del planeta Tierra.  Por sus  contradicciones y negaciones — como las de su dependencia en la explotación de pueblos y sectores pobres,  la expoliación de recursos naturales no renovables y el anteponer el lucro a las necesidades humanas más básicas — los que estén adormecidos en esta fantasía es más que probable que estarán destinados a enfrentar un eventual despertar estremecedor.  De hecho,  este despertar ya empieza a ocurrir, como lo evidencia el caso inaudito del abandono de las víctimas del huracán Katrina en la supuesta nación más rica y poderosa del mundo.

¿Un proyecto mortal?

El sistema de vida del mundo moderno dominante aparenta no tener perspectivas de poder continuar en un futuro cuyo plazo para manifestarse da señas de estar acortándose.  Este sistema es, fundamentalmente,  violatorio de leyes universales inmutables, como las que rigen el equilibrio y la evolución.  Estas leyes están siendo atacadas por las fuerzas inconscientes que han estado imponiéndose en el  Planeta desde hace tiempo (desde miles de años atrás),  y de manera más agresiva e insidiosa últimamente.  De estas fuerzas es que surgen el egoísmo,  el individualismo y  la avaricia que, en síntesis, se manifiestan en la falta de respeto por la vida humana y por el resto de la creación.  Como resultado,  este sistema rechaza  formas y prácticas sociales y económicas justas y humanitarias,  que son imprescindibles para la convivencia,  y aún para la misma supervivencia,  como son:  la cooperación,  el compartir,  la conservación de los recursos naturales,  la sustentabilidad y la autosuficiencia.  No sólo son rechazadas estas prácticas,  sino que  hasta son criminalizadas y atacadas por el sistema dominante,  aduciendo argumentos ideológicos acomodaticios a intereses egoístas.

Las fuerzas negativas señaladas requieren seguir aumentando su  poder mediante un crecimiento económico constante y sin límites para lograr su objetivo último:  establecer un Nuevo orden mundial.  Este nuevo orden tan altisonante, y ya anunciado públicamente por los que lo están promoviendo,  está siendo utilizado para adelantar la globalización socio-económica mediante los llamados tratados de libre comercio.  Esto resulta, entre otros efectos adversos,  en la pérdida de la autosuficiencia (o la creación de dependencia) y en el aumento desmedido en la producción,  ignorando en este esquema el problema de los desechos,  y la acumulación de basura y tóxicos de manera incremental.

Se sabe que toda esta actividad, que incluye también la producción, venta y uso de todo género de armas de aniquilación masiva,  está provocando daños desequilibrantes inconmesurables en la Tierra y en su atmósfera.  Pero, la adicción a la fantasía encantadora de un mundo moderno fabricado con ilusiones — algunas extremadamente absurdas y macabras,  como las de lograr la paz mediante la guerra y el dominio –, opaca en gran medida el reconocimiento de estos hechos.

El crecimiento económico constante es uno de los postulados fundamentales del Nuevo orden mundial.  Lo que impulsa este crecimiento es la creación constante de necesidades y deseos que, a su vez, promueven el consumo de productos de manera desmedida — el fenómeno del consumismo –.  Como se sabe, este se logra mediante el acondicionamiento mental,  efectuado por la publicidad y otros métodos,  lo que conduce a la generación de más deseos  y más necesidades,  y así, sucesivamente.

Cuando la frustración y el vacío llegan al  punto de saturación como resultado de la adhesión indiscriminada a los encantos de este estar ilusorio, entonces se abren las compuertas de los escapes:  el matar el tiempo con juegos, deportes (cada vez más extremos), entretenimientos embrutecedores, la gula,  la adicción a los celulares,  el sexo desenfrenado, las drogas, los estimulantes, los tranquilizantes,  los analgésicos y los antidepresivos.  Por estos excesos,  muchos finalmente caen en el foso de la enajenación del propósito de la vida y  la depresión crónica,  lo que termina,  si no en el suicidio,  en una muerte en vida. 

En este punto procede una aclaración sobre esta reflexión.  La razón para tratar el proyecto señalado de una manera un tanto sentenciosa  y  bastante agotadora — incluyendo las perogrulladas —,  y aún a  riesgo de los errores a que se está sujeto al indagar sobre temas de esta naturaleza,  es porque el autor está convencido de que encierra una amenaza que debe ser expuesta sin rodeos o economía en los calificativos que le corresponden,  a la altura de estos tiempos tan presagiosos.

Tomando consciencia del sistema de vida expuesto y de sus cantos de sirena seductores,  podemos reconocer la dimensión morbosa que oculta.  Podremos entonces,  con discernimiento, voluntad,  y determinación,  rechazar sus llamados  y optar por el camino que propicia la evolución de la consciencia del Hombre, que es el de la verdadera vida, o la vida verdadera.  Para hacer efectiva esta opción, es necesario hacer del vivir una oración constante,  como la que encierra “Los Diez mandamientos Indígenas”, incluídos al final de este trabajo. 

PARTE II

Los tres temas siguientes pueden parecer una desviación de las sustancia de esta reflexión.  No obstante, requieren ser destacados por razón del efecto negativo tan particular que pueden tener  en estos tiempos tan críticos y en  la relevancia del mundo indígena.  Esta información puede servir de alerta y como una señal para estar vigilantes.

Globalización

Cada día se hace más evidente que la globalización que está de moda,  es una estratagema para el control de este mundo mediante un sistema capitalista neoliberal constituído por empresas multinacionales y otros grupos con intereses creados, como las intituciones financieras, políticas y militares.  Se sabe que este sistema está regido por una elite de poder que trasciende las fronteras de la raza,  la nacionalidad y la ciudadanía.  Por eso se le llama elite global.  Tanto su constitución y su dimensión,  como sus modos de operar y sus objetivos últimos,  no son muy conocidas,  aunque son incontables los que están sintiendo y padeciendo sus efectos.

Para que esta estratagema funcione, una de las estrategias indispensables es la de diezmar la población de los que se consideran inservibles.  Estos es, eliminar a los que no le producen al sistema socioeconómico imperante,  ya que impiden que este pueda funcionar con la mayor eficiencia y efectividad.  Esta eliminación responde a una cuestión matemática simple,  que a continuación se intenta resumir:

La población de los hábiles para consumir (los que tienen dinero para gastar) constituye un factor productivo directamente relacionado al sistema capitalista neoliberal,  ya que determina las ganacias sobre las inversiones de capital que lo nutre.  En la ecuación económica de la globalización,  las ganacias deben aumentar constantemente para satisfacer las expectativas del capital invertido.  Este aumento se logra mediante el incremento en los gastos de consumo,  convirtiendo los gastos discrecionales en gastos  “necesarios”  — el llamado consumismo — ,  lo que a su vez exige un aumento constante en la producción de productos, mayormente desechables,  y por ende,  el uso indiscriminado y el eventual agotamiento de los recursos naturales de que la producción depende.  El movimiento circular en el espiral de producción-consumo-producción sin fin y sin medida que se genera,  es una característica fundamental de la globalización.

Obviamente,  esta estratagema opera en contra de la sustentabilidad y a favor del desequilibrio.  Al este último llegar al nivel de saturación — la llamada “masa crítica” — debe ocurrir un cambio dramático , de naturaleza explosiva,  que propende a la restitución del balance perdido.  Aparentemente el sistema imperante ya anda rondando el nivel señalado. 

Los seres humanos que no le producen al sistema operacional de la globalización se vuelven un lastre,  porque se convierten en un factor de gasto puro,  pues sólo consumen.  Son factores económicos inservibles.  ¿Qué se hace con lo que no sirve?

Genocidio

La estrategia de reducción sistemática de la población no es otra cosa que un genocidio.  Al método tradicional de sencillamente matar abiertamente a poblaciones enteras,  en tiempos recientes se le ha sumado la práctica de la eugenesia  y de la  asimilación forzosa de pueblos,  mediante procesos de  aculturación ejecutados deliberadamente.

Actualmente el genocidio emplea métodos  prácticamente insospechados por sus víctimas.  Esto incluye el uso de tecnologías y procedimientos bien sofisticados,  como la inducción artificial por riego aéreo,  o por vacunación, de agentes biológicos y químicos que predisponen a enfermedades catastróficas que, oportunamente,  pueden tornarse en epidémicas o pandémicas.  Esta práctica es más efectiva si se tiene conocimiento del genoma que es exclusivo de los pueblos y las razas apuntadas para esta práctica.  Esto se debe a que por medio de la ingeniería biogenética se pueden desarrolar organismos patógenos  que afetcan exclusivamente a una raza en particular.  ¿Podría esto estar relacionado al proyecto en curso de hacer un mapa mundial del genoma humano,  habiéndose efectuado este trabajo prioritariamente en regiones con pobreza extrema, como en Africa y en Suramérica?

Sobre la práctica moderna del genocidio hay prueba de evidencia directa, indirecta y circunstancial.  Desde luego,  por su naturaleza tan monstruosamente perversa se hace difícil reconocerla y exponerla.  ¿Acaso no es una práctica genocida las ayudas que no atienden las causas, y que son más bien simbólicas y promocionales,  para contrarrestar las hambrunas en Africa,  efectuadas por países que,  por otro lado, botan la comida y no escatiman dinero para sus guerras?

A pesar de ser del conocimiento de organizaciones internacionales de justicia,  humanitarias, e inclusive hasta religiosas,  este crimen de lesa humanidad continúa con impunidad.  Los que han sido desposeídos de sus tierras, de sus tradiciones y de sus culturas,  y hasta de su libertad — como tantos pueblos indígenas de las Américas –,  han sido,  y siguen siendo,  las víctimas más indefensas,  y por lo tanto, las que están siendo más vulneradas con esta práctica criminal.  En respuesta a los señalamientos que se han hecho sobre esto,  sólo se ha escuchado el ruido mortífero de una propaganda encubridora y el silencio de los poderosos que conocen,  y deberían estar denunciando,  estos crímenes.  No obstante,  a muchos de los que hemos sido desposeídos de los derechos y atributos mencionados nos queda lo vital que no se puede arrebatar:  la consciencia despierta y una esperanza particular,  pues no estamos solos,  ni desamparados,  en el sentido más  amplio de estos términos.

Control mental

El control mental al que se alude en el título de este capítulo no se refiere exclusivamente al acondicionamiento mental producto de la publicidad y la propaganda.  Se refiere, además,  al de unos métodos novedosos que incursionan surrepticiamente en la manera de pensar y de sentir,  y en el comportamiento. 

Los procesos de disminución del ser humano,  y que pretenden hasta cancelar sus atributos más sagrados —- su espiritualidad y su nivel de consciencia —,  es lo que,  como muchos han percibido y visualizado, prenuncia la intervención rectificadora de fuerzas cósmicas superiores.  Fuerzas que se han visualizado como energías positivas que se encuentran en una vibración más sutil y evolucionada que la del planeta Tierra,  y que restablecerán el equilibrio perdido,  para dar paso a la continuación de los procesos ineluctables de la evolución espiritual del Hombre y de los demás seres de la naturaleza, de acuerdo a las grandes leyes que rigen el orden cósmico. 

De cierto,  la chispa de luz inmortal que anima al Hombre desde el acto de su creación no puede ser arrestada,  y como parte de la Unidad, menos destruída por fuerza alguna.  Las armas de desequilibrio y de destrucción descritas,  y el resto de la locura que las acompañan, aunque todavía puedan hacer mucho daño,  no pueden imponerse finalmente sobre la manifestación de esa energía que el indígena norteamericano honra con devoción en toda la creación,  y que llama:  el Gran Espíritu Creador,  El Gran Misterio. 

El autor considera que tiene importancia crítica que el mundo indígena del continente americano tome consciencia sobre los retos que presentan las situaciones novedosas que han sido someramente expuestas en esta Parte II.

PARTE  III

El plan de vida en balance

El propósito de la exposición anterior es contribuir a promover el plan de vida en balance,  alertando sobre algunos de los obstáculos que en este tiempo están atentando seriamente y de manera inusitada contra este plan.  Estos obstáculos correponden a una realidad que deben conocer los que están aspirando a seguir el camino que conduce a la evolución espiritual o la elevación de nuestro nivel de consciencia.  En síntesis, este camino es el de:  el servicio desinteresado a los demás, el despego,  la entrega a los designios de las leyes superiores según los percibe el ser interior,  y la devoción, o la voluntad de evolucionar, aún ante la adversidad y los retrocesos.  Este camino es uno que se anda sólo,  en silencio, guiado por el ser interior y sostenido por la fe.  Lo conoce el que lo está caminando,  y en  principio está abierto a todos los seres humanos.

Es de conocimiento común que el mundo ancestral de este continente — que tradicionalmente ha sido adepto a este camino —fue opacado y disminuído,  y prácticamente exterminado en muchos casos,  por los eventos de la colonización.  A la gran confusión y fragmentación creada entre sus pueblos indígenas como resultado de la usurpación de sus territorios y ataques demoledores a sus culturas y tradiciones,  ahora le está siguiendo el tiempo de la recuperación,  de la sanación y de su fortalecimiento,  como manifestación del movimiento inexorable del Círculo de la vida. 

Naciones, pueblos y tribus indígenas se están uniendo en este proceso de recuperación, mediante la oración,  la reafirmación en sus creencias,  el poder de las ceremonias ancestrales y otras prácticas antiguas.  Este evento histórico está haciendo que se definan dos campos opuestos.  En uno está el  resurgimiento de la cosmovisión indígena y en el que se vislumbra una aurora de armonía y convivencia en paz.  En el otro,  el invasor de raíz occidental que sigue siendo brutalmente agresivo y excluyente,  pero cuyo sistema de vida ya está manifestando,  de manera inequívoca,  una confusión caótica y desintegrante.

Por razón de su conocimiento de las leyes del  Gran Espíritu —  la Energía que crea, mantiene, disuelve y regenera constantemente y de manera cíclica,  como se manifiesta en las estaciones del tiempo de la Tierra Madre —  el mundo indígena tiene,  como siempre ha tenido y tuvo desde el principio en que no le hicieron caso,  un plan de vida en balance,  caracterizado por una vida en armonía con la naturaleza,  por el compartir,  por el respeto por todo lo creado,  incluyendo el respeto por la diversidad cultural y tradicional de los pueblos vecinos,  por la sustentabilidad y por la autosuficiencia,  por el reconocimiento de la interconexión de todo y por la convivencia en paz.  ¡Modelo de vida extraordinariamente ejemplar para afrontar de manera alentadora y edificante los retos de este tiempo!

Ponerse de pie y cumplir con la razón de ser

Quizá como nunca antes en la historia de esta era,  y posiblemente hasta en eras anteriores en que otros seres con la chispa de la inteligencia habitaron este Planeta,  la humanidad se encuentra sumida en la polarización de las posiciones ante la vida a un grado de tensión extrema.  Esta polarización se asemeja a la gran batalla épica librada en la India antiquísima —  la India de la vedanta, o de “el conocimiento divino” — que tuvo lugar en el campo aguerrido Kurukshetra, que simbólicamente es el campo en el cual se desenvuelve la vida. 

De acuerdo al libro sagrado del Bhagavad Gita,  en este campo se enfrentaron dos grandes ejércitos.  Uno de los guerreros principales,  el  príncipe Arjuna, rehusaba lanzarse al combate, aduciendo temores por los sufrimientos que ocasionaría, porque en el campo contrario habían familiares y seres queridos,  y por otros escrúpulos materiales.  Ante estos, el conductor de su carruaje,  el señor Krichna — reconocido como una manifestación de la divinidad,  el vencedor de la ignorancia, el siempre consciente, el regidor de los sentidos –,  lo increpó: “Tus palabras son sabias,  pero tu sufrimiento es en vano.  Los verdaderamente sabios no se apenan por los vivos,  ni por los muertos.  Nunca hubo un tiempo en el cual ni tú, ni estos reyes, ni yo no hayamos existido, ni habrá uno en el que dejaremos de existir… un espíritu sereno acepta con ecuanimidad el placer y el sufrimiento … la realidad que permea el universo es indestructible … se dice que los cuerpos mueren,  pero aquello que posee el cuerpo es inmortal, no puede ser limitado, ni destruído … por lo tanto, debes ponerte de pie y luchar por lo que la vida te exige.”  (Texto parafraseado por el autor.) 

Por supuesto, este campo de batalla se refiere al de las luchas del espíritu por librarse de la ignorancia que recubre la luz de su esencia,  no dejándola brillar.  Por lo tanto, no se refiere a una lucha cuerpo a cuerpo.  Si bien es cierto que la vida exige  y legitima  el esfuerzo físico y mental (la “lucha”) para procurarse las necesidades básicas de la supervivencia,  para promover la justicia y  para defenderse de atropellos,  también es cierto que,  inseparable de este esfuerzo físico,  está el que se libra en el interior del ser contra la ignorancia que alimenta las actitudes equivocadas y el comportamiento retrógrado. 

En este “campo de batalla” de la vida es donde entra majestuosamente con contestaciones certeras el mundo indígena del Abya Yala; ese mundo que  a pesar de tanta adversidad ha conservado una cosmovisión que encierra respuestas eminentemente claras y simples a las preguntas claves de la vida:  de dónde venimos,  quienes somos, para qué estamos aquí y hacia dónde vamos.  Las respuestas a estas preguntas se encuentran en sus tradiciones ancestrales,  como en las del indígena nortamericano, sintetizadas en los símbolos de El Árbol sagrado y  El círculo de la vida, con sus cuatro direcciones.  (Por estos temas ser tan profundos y sublimes,  el autor invita a que se amplíe el conocimiento sobre éstos, acudiendo a referencias disponibles, como las que se recomiendan al final de este capítulo.)

La generalización anterior no debe tomarse como una idealización indiscriminada del indígena y su mundo.  No obstante,  estos son los valores fundamentales y la realidad que prima en sus culturas.  Ya bien sea de manera manifiesta, o en estado latente,  los  integrantes del mundo indígena de la Isla Tortuga,  al igual que los del Abya Yala,  guardan en lo profundo del corazón,  en el subconsciente, en su espiritualidad  arquetípica y quizá hasta en su genética biológica,  las respuestas a los grandes retos que actualmente la humanidad está enfrentando,  incluyendo los de la supervivencia a corto plazo.  Estas respuestas ya se están dando.  Un ejemplo claro es la recuperación y/o el reavivamiento de la cultura y las tradiciones de los pueblos indígenas del Tawaintisuyu —  el gran territorio de las cuatro direcciones del sol —,  ya manifestándose efectivamente en aquella parte sobre la que fue impuesta  la división geopolítica hoy conocida como la República de Bolivia.

Es oportuno recordar en este momento que precisamente fueron las enseñanzas que encierran las claves mencionadas las que el hombre occidental invasor no reconoció,  ni entendió al verlas en función — y todavía se resiste a reconocer y a entender;  ni siquiera a respetar.  En su vez, impuso lo que muchos indígenas han llamado Proyecto de muerte,  porque es un proyecto existencial que no tiene futuro; conduce a la aniquilación por medio de la exclusión,  del desequilibrio, de la expoliación y de las guerras.  Este proyecto ha tomado fuerza con el ave de rapiña del capitalismo neoliberal y depredador, disfrazado de una llamada “globalización”, que no es otra cosa  que un comercio que anda por la libre explotando y oprimiendo para el beneficio egoísta de unos pocos que, a fin de cuentas,  están sumidos en una locura perversa y macabra.  Aunque difícil de reconocer,  hay que tener presente que estos seres confundidos después de todo son nuestro hermanos.  Al igual que a todos los otros seres de esta Creación , merecen nuestra compasión.

De seguir progresando este proyecto,  terminaría por liquidar lo que queda de vida y de esperanza en la humanidad.  Pero antes de que esto ocurra, ciertamente entrará en función la Ley del Equilibrio (la Ley de Karma) ,  lo que equivale en parte a un rescate de las consciencias despiertas de los embates de las fuerzas involutivas mencionadas.  Sobre este particular,  hay un número creciente de personas que, conscientes de esta situacion y anticipando los eventos previstos,  de muchas maneras se están afinando al proceso de restauración de la Madre Tierra.  Lo están haciendo orando y  trabajando en el servicio desinteresado a los demás, con devoción y entrega.  Se dice que las energías positivas de estos esfuerzos podrían mitigar en parte el impacto de las terribles fuerzas equilibradoras anticipadas (que ya están comenzando a asomarse). 

Aunque no se sabe como finalmente estas fuerzas equilibradoras se van a manifestar y como será el despertar al Nuevo Mundo que se presiente surgirá,  se dice que los “buenos” y los “malos”, lo animado y lo inanimado  — en fin,  todos y todo –,  de maneras y de formas que en realidad desconocemos, continuarán en el espiral  ascendente de la evolucion, de acuerdo al nivel de consciencia,  o vibración,  que cada ser haya alcanzado.  Esta realidad suprema visualizada es en la que se fundamenta la práctica de la compasión,  que forma parte de la insondable Gran Ley del Amor.

Las aseveraciones anteriores están sujetas a muchas interpretaciones.  Son muchos los que están convencidos de este devenir, en sus lineamientos generales.  En el otro extremo,  es negado en su totalidad.  El autor piensa que la realidad de esta visualización es tan sutil que en última instancia sólo puede ser percibida por la intuición,  o por otros niveles profundos del conocimiento y del entendimiento que residen en el interior del ser.  Desde luego, cada cual hará su propia  interpretación de esta visión y llegará a sus propias conclusiones.

Para concluir,  el autor comparte con el lector la siguiente breve reflexión sobre la relevancia del ser indígena del continente Abya Yala en estos tiempos críticos:

— El Plan de vida del indígena ancestral es,  en su forma y contenido,  el modelo que en principio corresponde al de la vida en balance,  y por lo tanto,  tiene actualidad y es de gran relevancia en este tiempo crítico.

—  Aunque todavía causará estragos inimaginables,  el Proyecto de muerte al que aquí se alude no triunfará.  Triunfará el plan de vida en balance,  como el del indígena americano,  que es el que en última instancia está en armonía con el proceso de evolución de todo lo creado.  No obstante,  no sabemos en que dimensión de espacio y de tiempo este plan finalmente se manifestará. 

—  Al igual que la verdad,  la verdadera vida en última instancia es una dimensión que no está limitada por el tiempo,  ni por el espacio.  Reside en el espíritu,  que es una chispa de la Luz del Creador.  Por lo tanto, es eterna. 

(Algunas referencias recomendadas para ampliar el conocimiento sobre los temas tratados en este capítulo son: 

The Wisdom of the Native Americans, editado por Kent Nerburn,  New World Library, 1999; 

Code of Conduct, Code of Ethics,  Manataka American Indian Council, www.manataka.org/page182.html;    The Sacred Tree, contribución de varios autores, Lotus Light Publications, Wisconsin, 1985; 

The Earth Shall Weep, por James Wilson, Grove press, 1998; 

Hiawatha and the Great Peace,  por Torkom Saraydarian, T.S.G Publishing Foundation, Inc., 1984; 

In the Absence of the Sacred, por Jerry Mander, Sierra Club Books, 1991;

Dreaming the Council Ways, por Ohky Simine Forest, Samuel Weiser, Inc., 2000; 

Return of the Children of Light, por Judith Bluestone Polish, Bear & Company, 2001.) 

PARTE  IV

El orar

El autor considera que actualmente estamos en un módulo de supervivencia y en los albores de un gran evento de cambio y de trascendencia en lo que respecta al nivel de consciencia del ser humano.  Este cambio incluye la elevación del nivel vibratorio de todo lo existente,  incluyendo el del planeta Tierra y todo lo que este alberga.  Este proceso evolutivo es el que ha sido denominado como uno de Ascensión. 

En estos tiempos críticos la oración tiene una importancia única.  Pero, ¿qué es la oración y cómo se ora? 

Se ha dicho mucho de la oración,  ya que es una actividad humana que tiene raíces inmemoriales.  También son muchas las interpretaciones que se hacen de este ejercicio tan sutil y subjetivo.  Aparte de los cánones establecidos por religiones,  en cultos y en prácticas devocionales,  y por uso y costumbre tradicional — que incluye en muchos casos el rezo de oraciones formuladas –,  esta actividad espiritual invariablemente está dirigida a fuerzas suprahumanas o superiores.  Comúnmente se hace como una súplica de ayuda.

A continuación se ofrece una interpretación sobre la oración,  la que puede ayudar al entendimiento y al uso más apropiado de esta práctica espiritual.  (Esta información ha sido recopilada del Diccionario Esotérico de la obra de Trigueirinho, editorial Kier, 1994)

“Oración — La oración auténtica es un estado de receptividad y aspiración al contacto con energías suprahumanas.  A través de la oración el individuo invoca esas energías y afianza la disposición de unirse a ellas en el interior de su ser.  Es un instrumento poderoso,  pero su efectividad es poco conocida, lo cual se debe, en parte, a que los seres humanos siempre han practicado la oración en favor de sí mismos y a que esté polarizada al nivel emocional.  La oración con miras al bien personal,  o al de otros,  es una acción orientada, tiene objetivos humanos y por eso crea karma, mientras que la oración desinteresada es apertura incondicional,  pura entrega y donación sincera a la voluntad de la Consciencia Suprema, que se refleja en la voluntad del yo interior.  Moviliza las energías del individuo y las eleva al nivel intuitivo, o más allá.  No genera deudas kármicas, no crea vínculos, ni los sujeta a circuitos de retribución.  Sus propias energías son reunidas y ofrecidas, y la vida cósmica puede contar con ellas para su manifestación más pura.  Por lo tanto, en la oración sólo existe la búsqueda irrestricta de la verdad.  Es construída en el silencio interior,  se basa en la fe y en la vigilancia.  Se proyecta en el mundo externo como la pacificación de deseos y de pensamientos, y también como la supresión de acciones supérfluas.  Incluso, sin saberlo ni dirigir nada,  el individuo en oración estimula transformaciones en los demás:  irradia claridad y lucidez hacia el aura planetaria.  La oración es, pues, un istrumento de servicio al mundo y, para ser eficaz, debe nacer de la humildad.  Invisible y abnegada,  es la base de obras evolutivas.” 

El mundo indígena de la Isla Tortuga (Norteamérica) nos ofrece un magnífico ejemplo de la oración, que algunos han llamado Los diez mandamientos indígenas.  A continuación se resumen:

LOS DIEZ MANDAMIENTOS INDÍGENAS

1.      Mantente siempre en comunión con el Gran Espíritu.

2.      Manifiesta un profundo respeto por tus semejantes.

3.      Trata con respeto a la Madre Tierra y todo lo que forma parte de Ella.

4.      Trabaja, unido a otros, en beneficio de la Humanidad.

5.      Brinda ayuda y amabilidad donde quiera que ésta se necesite.

6.      Haz aquello que sepas es lo debido y correcto.

7.      Cuida de tu bienestar físico y espiritual.

8.      Dedica parte de tus esfuerzos al bien común.

9.      Se siempre veraz y honesto.

10.    Asume completa responsabilidad por tus actos.

Estos mandamientos forman parte integral de la manera tradicional de pensar y de actuar del indígena norteamericano.  Promueven el que se tenga una consciencia activa de la relación que hay entre todos los seres, animados e inanimados, dentro del gran templo de la creación que es la  Tierra Madre — la Pachamama — y toda lo que esta alberga;  promueve la evolución espiritual y conduce a la reintegración a la vibración de la Unidad.

En consideración de lo anterior,  se puede aseverar que la práctica de los Diez mandamientos indígenas constituye una oración por excelencia. 

Gracias.

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A REFLECTION ON THE RELEVANCE OF THE INDIGENOUS WORLD IN THESE CRITICAL TIMES

Otto Caballo Blanco Riollano

Manataka Ambassador to the Spiritual Elders of Latin America

(This is a translation from the original in Spanish, La relevancia del mundo indígena en este tiempo crítico – una reflexión, March 30, 2006)

A symbolic biographical note, in thoughtful appreciation

Since he was a child, the author thought, innocently,  that the world in which he lived had to function the way he was explained it did by those close to him.  The presumed wisdom of these teachers was reinforced with theories,  reasoning of sorts, and overwhelming images which,  in many instances,  required submission and reverence in exchange.  The truth is he did not quite understand what he was being taught:  “I have to try to learn what others seem to know so well.  Perhaps I am a bit retarded, and that is why I can not learn.”

Doubts and unanswered questions — or answered aggressively, and without recourse — continued to haunt him on the path of his life.  “You are an idealist … and also stubborn.  You are being too philosophical all the time”, he was told over and over again, and over and over again doubts continued creeping into his youthful mind.  “I still can not understand.  It seems I am bound to be permanently in error.”

After having walked along his path in his youthful years, bearing the heavy burden of the confounded vision of life he was told he had,  he then began to be influenced by “undesirable people”.  This resulted in  the discovery of fascinating “banned books”  (banned by the learned and well intentioned people who had been telling him all the time that he was wrong).  He also started meeting with small and isolated groups who were interested in what they termed as: studies of an esoteric nature.

“You are going to become hopelessly confused … those studies are subjects of the devil”, he was told by those who were about to give up teaching him.  However, he began to realize then that the world which had been concealed from him up to then, clearly made sense.  Also, that he could somehow understand deep inside his self, and,  consequently,  could not explain to others (particularly to his teachers),  the many lessons  and messages in the “banned books”.  “Now I am convinced that those who apparently had learning and perhaps were honestly trying to teach me, really did not know what they were talking about.”

Then he began to be drawn to odd people,  some with a saintly nature, but who looked more like beggars, and others called medicine men and shamans.  “He has become a hopeless case”, it was finally said by family and friends,  for he had withdrawn from conventional society and socializing with proper people.  One right after an other, he started undergoing life experiences and listening to words — and silences — which confirmed that his thinking and his inner feelings had been basically right ever since doubts started creeping in from the very beginning.  He realized  that what his first teachers had finally termed as “a wrong turn in life and sure damnation”,  had been a most joyful re-encounter with a perennial reality which brought him, once again,  close to his timeless brothers.  It was at this stage in the path of his life that he came to meeting the Manataka  American Indian Council which, kindly and generously, invited him to its Circle of Life.  “What a blessing!”

From the unfathomable abundance of truths and teachings preserved in the traditions,  code of conduct, and culture of the ancestral people of Turtle Island (North America) and of Abya Yala (the American Continent), the author has been able to clearly perceive what he had always thought existed in principle:  the possibility of living in a world in balance.  It has now become evident to him that it is in a world in balance where it can become manifest a profound state of consciousness of  life’s sacred purpose, based on sharing, respect for all beings,  and living in peace and harmony.  “Thanks!”

Introduction

Honored Brothers and Sisters,  ¡Saludos!

After having trodden the larger part of his path in life,  and having gone through the experience described symbolically,  the author has felt an impulse to share some thoughts derived on the way,  with the hope that these may be found useful.  These have been summed up under the title:  A Reflection on the Relevance of the Indigenous World in these Critical Times.

The Manataka American Indian Council  (MAIC) recently started publishing on its web site newsletter, Smoke Signal, a section in Spanish.  The objective of this project is to reach out and share information with our Brothers and Sisters to the South on traditional and current subjects which can bring us closer together, and to participate, whenever possible, in activities of mutual interest.  This initiative is mainly directed to the indigenous people of the Abya Yala (the American continent) due to the spiritual principles, social values, attitudes, and a similar historical experience shared in common during the last five hundred years. 

The word  “indigenous” is used in an inclusive way.  In this writing it refers to the original people of Turtle Island  (North America) — known as the red people –, as well as to the indigenous world to the south of the Abya Yala (the American continent), the mixed ones, or “Mestizos”, and the black, white and yellow races.  On this matter, a few years ago Honorable Brother Standing Bear,  secretary of MAIC,  spoke the following enlightening words: 

“Who is an American Indian?  Blood passed from generation to generation makes one an American Indian, is the response  of many.  Nasgi (Not) we say. An American Indian is much more!  An Indian is a way of thinking,  a way of belief and living.  An American Indian realizes that the inner self and the interrelationship between oneself and creation  — the Great Spirit-Creator, Mother Earth and all the forms and elements that are part of her magnificent dream.  It is about balance within oneself and balance within the Circle of Life.  An Indian feels great kinship and deep respect for all things of creation.  We see ourselves as one with all matter, including animals, birds, fish, plants, stones, the elements of wind, fire, water,  and even the stars — one no better than the other, but all necessary as part of the Circle.”

For those who are fully and indiscriminately immersed in modernity, the indigenous world tends to be seen as an exotic, obsolete, backward and superstitious one.  However, those who have lived in it and taken it to their hearts, know that it embraces codes for the redemption of Man (feminine and masculine gender) in these times; codes for the raising of the level of consciousness, for promoting brotherhood-sisterhood,  for living in peace and harmony with Mother Earth and all that she shelters and nurtures.  Of course, statements like these are confronted with rejection,  and even mockery,  by those who are committed to a materialistic and corrupt way of life,  obfuscated by an arrogant scientific establishment,  and who have their sensibility hardened by the fascination which creates capricious technological developments  and the unbridled so-called progress.  This world excludes any consideration of Indian spirituality.

This article is a contribution to the efforts being made to strengthen and promote Indian spirituality, and to reinstate the rights and domains of the indigenous people of the American continent,  which for the last five hundred years have been robbed of almost everything that could be taken,  mostly through violent means.  No one knows the time this restitution will take,  however, there are signs that this process has already begun.  No one knows, also,  to what extent this will take place in the world as we know it now,  or if it will become  a reality in another space and dimension, as some have envisioned.  Due to the degree of unbalance which man has caused to Mother Earth,  it seems it is becoming very difficult for Her to continue sustaining life much longer now.  Unequivocal signs of this predicament are:  the global warming that is taking place (mainly caused by Man) and the dramatic resultant climate change we are experiencing, which is accelerating with ominous speed and destructive force.

The great majority of people on planet Earth are ignoring this threat,  in part due to the fact that this impending phenomena and the already envisioned catastrophic events it will cause, has been criminally concealed  by special interest groups for the sake of power and money.  This has come out in the open just recently, but denial and indifference still predominate. 

It is pertinent to mention here the 1998 Albuquerque Declaration,  where more than one hundred eighty  (180) indigenous spiritual elders from North America met and warned about global warming and the urgent need to develop sustainable economies.  They were ignored.  Contrary to this warning and their advice, the dominant economies of the world have continued on the path of unsustainable and reckless development.

There are other external causes which are contributing to climate change,  like he Sun’s coronal mass ejections and radiation,  and other  forces of a cosmic nature, as those arising from what has been termed as the cyclical precession of the equinoxes.  By the way, all these forces of change corroborate the observations, calculations and visions of indigenous spiritual elders from various nations (Maya, Hopi, Kogi, Cherokee, Qeros and many others), made many years ago and even before these historical times.  Perhaps one very significant and heartening event which is signaling the beginning of the extraordinary and ultimately positive changes envisioned, is the strong resurgence of many indigenous nations of the Abya Yala,  like those of the great Tawaintisuyu.  This corresponds to the hour in the cosmic clock which they know so well since ancient times.

It is proper to mention that this article is an expression of the author’s personal feelings, perceptions, experiences and information gathered along the way in his life path.  He is fully accountable for its contents and hopes that mistakes made and other shortcomings will be kindly forgiven,  taking into account that the underlying intention which has prompted it is rendering a service in favor of justice and peace. 

PART  1

Obstacles of the modern world in the narrow path of spirituality and consciousness awakening 

The modern world is currently being blanketed aggressively, perhaps more than in any other period of known history,  with the fantasies of a materialistic and seductive life system.  Because of their dazzling attractions, these fantasies easily become addictive.  One of their effects is that they alienate from nature’s concert and the awareness of the interconnection between everything that is manifest.  It also develops an unawareness of the need to maintain a state of balance as a fundamental requirement for sustaining life.

It is evident that the modern world addiction to the fantasies it has fabricated, apparently diminishes the capacity of human beings to analyze dispassionately and to reason,  as well as to listen with the heart.  Without this capacity it is highly improbable to become aware and learn about the right value of things, and thus,  be able to act ethically, and even sensibly.  To aggravate this disability,  there is also a lack of a universally accepted  code of conduct,  such as the one which is traditional among indigenous nations and which is based, fundamentally, on a profound attitude of respect and tolerance for others beliefs and cultural diversity. As a result, the modern world is drifting into a situation of growing disharmony and conflicts.  A foreboding situation this is!

The ethical values, behavior and cosmic vision on which Indian spirituality rests, are the opposite of the life system mentioned.  This is one of the reasons why it is ignored by the modern world, if not despised and openly attacked.  In political and economic circles, and even in academic and religious groups, these subjects are taboo.  Of course, this is understandable, because it exposes the errors of the system prevailing in the world, topping these, among others, the exaltation of personality (over six billion in this planet!) and  individualism. 

Humanity In general is being stimulated and programmed to aspire to a living style surrounded by luxuries, conveniences and pleasure-giving objects,  with the promise that this leads to a life of abundance and happiness.  Some of these aspirations can not be objected to indiscriminately, like many modern conveniences, as long as these are developed within the bounds dictated by reasonableness and balance. However, these are not the criteria being employed in developing the aforementioned living style.  Consequently, we have a growing trend towards unrestricted production and consumption of goods, which results in an alarming depletion of natural resources (many of which are not renewable), and the accumulation of waste material and toxic substances at a rate which is already seriously threatening life in many areas of the world, including the oceans.

The author is aware that many of the aforementioned statements are platitudes.  However,  these are used to stress the fact that, ironically, the great majority of human beings around the world who are living under the current dominant system are excluded from the life plan which it upholds and promotes.  Within this majority are the countless number who are completely destitute, many struggling just to get enough food to barely survive (as is happening in the growing number of refugee camps around the world today),  and those in serfdom — including the abomination of children being exploited in sweat shops and prostitution rings.

In addition to lying and stealing, among the many other tragedies which were introduced into the American continent by the western civilizers,  was their particular view of success in life.  This was focused on obtaining material gains,  which many times too many require being the most cunning and the one who cheats the most.  This goal and behavior was foreign to the indigenous people of Turtle Island,  because it was exclusive and aggressive in nature. This view of life and living is, precisely, the one that has gained tremendous force now.

One common exclusion practice, which is applauded unquestionably and even revered as if it were a universal principle is: competition —  in a way, a struggle for the the survival of the fittest.  The word has become like a sacred mantra of the system.  To many, this statement may sound foolish , and even absurd. However, in reality  this practice, and the assumptions on which it is based, is a negative energy which ultimately make people insensitive to others, degrades humanity and fosters animosity.  It is the opposite of cooperation,  serving to the best of one’s abilities for the sake of being of service, selflessly, and giving support to the weaker or less fortunate. 

The negative energies of competition are the ones which nurture globalization and its “free trade” agenda.  As many know,  the latter two constitute a socio-economic ideology which has world economic control and political domination as its end objective.  Because in practical terms this ideology ends up doing away with diversity, sustainability, respect, and even puts survival in jeopardy,  is the reason why it is encountering a growing and resolute

En busca del alma perdida

Espiritualidad Indígena
http://www.ecologiaaldia.com/mmmq/espiritualidadindigena.htm

 
 
Desde Alaska hasta la Patagonia, cruzando modernísimas ciudades con sus enjambres de semáforos, altísimos rascacielos y luces de neón; pasando por extensas planicies donde las sombras se alargan quietas sobre la hierba; remontando montañas heladas que se confunden entre las nubes; descendiendo hacia la profunda humedad de la selva amazónica, ella se extiende única, irrepetible, cambiante. América, tierra de ensueño, continente donde la vida medra de manera inesperada e inusualmente diversa, alberga el más grande tesoro del planeta: sus culturas milenarias.

El Perú será sede de una excepcional reunión donde se congregarán mujeres y hombres, descendientes de los primigenios habitantes de esta parte del globo y depositarios de una sabiduría que se pierde en los albores del tiempo.
A partir del próximo lunes 9 y hasta el sábado 14, del presente, la hermosa ciudad de Tarapoto, enclavada en las faldas de la verde vertiente oriental de los Andes, será sede del Segundo Foro Internacional sobre Espiritualidad Indígena.
El eje central de la cita ser. Ética, Mal y Transgresión. Representantes de las más diversas etnias del continente, así como destacados especialistas internacionales, llegarán para dialogar sobre temas que recién a finales del siglo XX empezamos a comprender como vitales para la supervivencia de la humanidad en su conjunto… “La vida es una flor, el espíritu es el florecimiento. Todos sabemos que los espíritus existen aunque no podamos verlos. Cada uno tiene un espíritu que nunca muere; simplemente se mueve a otro mundo sirviendo como puente”. Son palabras de Arturo Leguía, artesano cuzqueño, recopiladas en el hermoso libro “El significado de la vida”. Allí también aparece la curandera boliviana Ema Rivas diciéndonos: “Toda la vida viene de la Pachamama. Sin ella no hay nada -no hay cosechas, fuego, estaciones, ni sueños. Sin la Pachamama ni siquiera tendríamos un lugar para estar.

Yo sirvo a la Pachamama y ella me da la sabiduría para, en su honor, ayudar a la gente. Es el poder de la Pachamama que me permite curar a los enfermos o ver el mal que carcome la mente de las personas. Cuando padeces hambre, sed o cansancio también lo siente la Pachamama. Atiéndela a ella primero, antes que a ti, tal como harías con un anciano, un niño o un invitado”. Y dijo Oren Lyons, jefe de la nación indígena norteamericana Onondaga: “… toda la vida es igual.

Esa es nuestra filosofía. Debes respetar la vida, toda la vida, no sólo la tuya. La palabra clave es respeto. A menos que respetes la Tierra, la destruyes. A menos que respetes toda vida como propia te conviertes en un destructor, en un asesino. El hombre cree, a veces, que ha sido elevado para ser el controlador. Pero no lo es. Apenas es una parte del todo. El trabajo del hombre no es explotar sino prever y servir. El hombre tiene responsabilidad, no poder”.

Son frases que nos permiten vislumbrar cuán lejos han quedado la cultura occidental (consumista y rapaz) y nuestras sociedades modernas y desarrolladas (tan injustas como corruptas) del verdadero humanismo, es decir de la armonía entre todos los seres humanos y la Creación, del respeto a la diversidad y de la conquista de la paz.

CULTURA DE VIDA

Del 9 al 14 de noviembre Tarapoto será sede del Segundo Foro Internacional sobre Espiritualidad Indígena, organizado por el Consejo Interamericano de Espiritualidad Indígena (CISEI). Esta entidad sin fines de lucro, con sede en México, agrupa a prestigiosos académicos de todos los rincones del planeta y a los principales líderes espirituales de los pueblos indígenas del extenso continente americano.

El primero de estos foros se desarrolló en Morelia, Michoacán, México en 1996. Ahora dos años después se continuará en el Perú andando por ese camino.
Expresan los organizadores: “El patrimonio cultural nativo de América, con toda su riqueza y diversidad es actual y vigente, y aporta nuevas luces para afrontar la degradación de los ecosistemas, la fragmentación y deterioro de la calidad de vida en el contexto de modernidad y globalización de la economía”.

Este patrimonio es, sin duda, el mayor tesoro que esconden las tierras americanas. Estas mujeres y hombres son depositarios, no sólo de ancestrales conocimientos y tecnologías adecuadas a la realidad ecológica de esta parte del planeta, sino herederos de valores morales y espirituales fundamentales.

CONOCEDORES DE LAS RIQUEZAS

En su libro La Serpiente cósmica, el antropólogo Jeremy Narby, de la Universidad de Stanford, indica que sin el saber botánico de los pueblos indígenas, los biotécnicos quedarían limitados a probar al azar las propiedades medicinales de miles de especies vegetales.

El CISEI indica: “el medio ancestral utilizado por las diversas tradiciones indígenas americanas para acceder al ámbito espiritual y al conocimiento es el uso de las llamadas plantas sagradas en el contexto de las ceremonias rituales. Estas especies botánicas psicoactivas usadas con responsabilidad y en la forma tradicional abren nuevas perspectivas para el tratamiento del fármaco dependencias. Los actuales avances en la investigación biomédica y psicológica han permitido revalorar estos conocimientos, generando expectativas del potencial terapéutico de las especies botánicas sagradas. Este campo cobra nueva importancia en el contexto de los hallazgos científicos modernos que proponen los conceptos de interdependencia y complementariedad (“holístico”).

RENACER

La reunión de Tarapoto, sin duda, dejará honda e iluminada huella en lo que respecta al modo en que durante centurias los grupos indígenas han venido siendo sistemáticamente agredidos, postergados y marginados, mientras en silencio veían cómo, en nombre del progreso y el desarrollo, sus territorios milenarios fueron -como lo siguen siendo- depredados. La Perspectiva jurídica y los derechos de los pueblos indígenas, serán como la espiritualidad, la etnobotánica y la ciencia médica, también un tema fundamental del encuentro.

En su “Memoria del fuego”, el lúcido periodista uruguayo Eduardo Galeano, da nueva vida a un mito amazónico recopilado por Marc de Civrieux, en su libro “Watunna: Mitología Makiritare”, y que constituye un verdadero mensaje de esperanza, y de vida.
Con su insuperable pluma escribe Galeano”: La mujer y el hombre soñaban que Dios los estaba soñando. Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio. Los indios makiritare saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento.

La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio; y Dios, soñando los creaba, y cantando decía: -Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira…”.

UN ACERCAMIENTO A LA SALUD, ENFERMEDAD Y MEDICINA EN EL MUNDO INDIGENA

UN ACERCAMIENTO A LA SALUD, ENFERMEDAD Y MEDICINA EN EL MUNDO INDIGENA

Introducción

Es interesante notar que en la mayoría de las culturas indígenas no existe una palabra para “salud”. Lo que sí existe es una serie de conceptos y prácticas, que a su vez conducen a un tratamiento preventivo y curativo de la enfermedad. (…) En el mundo indígena, la enfermedad  es vista como la consecuencia de una ruptura de las relaciones entre el individuo y su medio social o natural. Por tanto, la enfermedad puede expresarse como un malestar orgánico o psicosocial, incluyendo la mala suerte, la falta de caza, o la escasa producción agrícola. En este sentido, los conceptos indígenas de enfermedad están basados en una visión global que entiende a la “salud”, o la falta de enfermedades, como la expresión de un equilibrio social y ecológico.
(…)Las concepciones de la enfermedad y salud siempre mantienen una estrecha relación al  concepto de articulación espiritual y material entre la sociedad y la naturaleza.

Salud

El ser humano comparte la vida con todas las otras formas de vida existentes en este mundo. En el universo indígena, esta fuerza, que hace posible la vida, existe tanto en el hombre como en los animales, en las plantas, en el agua, en la tierra, en el aire, en fin, en toda la naturaleza y en todo el universo. Su origen es común a todo lo que existe en este mundo.
Vivir, en el mundo indígena, es compartir esta fuerza de vida con todas las demás criaturas y formas de vida, sean físicas o espirituales, visibles o invisibles, que se cree existen en éste. Por eso, cuando se caza, cuando se pesca, o cuando se recolecta productos del bosque, del río o de la chacra es como hacer un intercambio con el mundo de la naturaleza. Los espíritus del bosque, del río o de la chacra entregan una porción de esta fuerza a la gente en la caza, en la pesca o en el cultivo. Los espíritus hacen como un préstamo a la gente. Decimos préstamo porque la gente tiene que devolver algo… para que siempre haya animales en el monte, peces en los ríos y buenas cosechas en las chacras. Esta práctica se llama reciprocidad. La gente, los animales, las plantas… todos dependen de todos y deben compartir entre sí. (…) La forma de pagar está en el comportamiento de la persona, en el respeto de ciertas normas, en el cumplimiento de ciertas reglas ancestrales que garantizan relaciones de intercambio estables.
Por eso, existe la preocupación por mantener siempre buenas relaciones con las “Madres” o “Dueños” de las plantas o animales. Pues, si por algún motivo se rompe la estabilidad, es decir, las buenas relaciones, porque se ha sobrecazado o sobrepescado, por ejemplo, la Madre o el Dueño se pueden amargar; y esto puede significar la disminución o desaparición momentánea de aquella especie. También se entiende como si la Madre o el Dueño se debilitasen, como si se enfermasen. Por eso, para recuperarse, la Madre o el Dueño hacen que la gente se enferme. Al enfermarse, la gente pierde su fuerza, y ésta la recupera la Madre o el Dueño para reponerse. A través de la enfermedad la especie recupera su fuerza y así se restablece el equilibrio, la estabilidad, la normalidad. Es así como la propia Naturaleza hace recordar el mensaje ancestral de sus enseñanzas y las normas de comportamiento que garantizan un buen entendimiento entre todos los seres que pueblan el mundo. (…)

Enfermedad

La vida  compartida con la naturaleza requiere la práctica de una disciplina y el respeto de los conocimientos y enseñanzas dejados por los “antiguos”. Esto es la base de lo que podemos llamar el sistema de prevención indígena.
El relajo de esta disciplina, la falta de respeto por estos conocimientos, o el incumplimiento de las reglas de comportamiento pueden ocasionar una ruptura de las relaciones de intercambio entre el Hombre y la Naturaleza. Y esto traerá como consecuencia la pérdida del equilibrio, de la estabilidad, de la normalidad, la pérdida de la salud, o sea la enfermedad.
Para el indígena, la enfermedad tiene, ante todo, una dimensión espiritual: es un “choque” con el mundo de los espíritus que, entre otras cosas, regulan la extracción de los recursos naturales. Es fundamental comprender que para el indígena la enfermedad abarca, más allá del problema físico, otros aspectos individuales o colectivos que atañen a las actividades sociales, rituales o de subsistencia de la comunidad.

Medicina

Si la enfermedad es generalmente entendida como un resultado de la pérdida de equilibrio o de la estabilidad en las relaciones entre el Hombre y la Naturaleza, la práctica de la medicina indígena, fundamentalmente está dirigida a restablecer este equilibrio o estabilidad o normalidad.
Esta ciencia se basa en el conocimiento y la reafirmación de estos principios, antes enunciados, que gobiernan el destino y la salud de todas las especies. La percepción de los médicos indígenas –su visión- y la movilización de esta fuerza vital –su poder- es lo que les permite prevenir y tratar los males y las enfermedades. (…)
Es muy lamentable y muy triste que por falta de comprensión y respeto, muchos médicos indígenas hayan desaparecido sin haber podido retransmitir estos conocimientos ancestrales; que a otros se les niegue el derecho y la libertad de practicar su arte; y que en general, haya muy pocos jóvenes interesados en aprender y recoger de sus padres y abuelos quizá lo más profundo y valioso de su propia cultura.

¿Cómo prevenir?

“Más vale prevenir que curar”. Los médicos indígenas también saben que esto es cierto, y para ellos es una verdad muy antigua. Las medicinas indígenas son esencialmente preventivas. Se cura para prevenir.
Prevenir, en el mundo de la medicina indígena, significa velar por la estabilidad de las relaciones entre los miembros del grupo y la “gente de afuera”, con los espíritus del monte, del río y de la chacra, con los espíritus de los antepasados que “viven en el otro mundo”, etc.
La salud depende de la calidad de estas relaciones. Por ejemplo, si no hay buenas relaciones con los espíritus de los animales, no habrá qué comer. En caso de que no haya buenas relaciones con la “gente de afuera”, esto traerá toda clase de problemas, que afectarán la salud de distintas maneras.
Los cambios rápidos que ha ocurrido y siguen ocurriendo, en la vida de los pueblos indígenas, no siempre consiguen mantener la calidad de estas relaciones. Es difícil mantener la estabilidad o el equilibrio en las condiciones actuales de vida. Prevenir, con criterios puramente occidentales, no siempre es posible o deseable.
(…) La sabiduría indígena enseña muchos valores que, tradicionalmente, han contribuido a preservar la salud de la gente. El conocimiento y el uso de las plantas medicinales es uno de estos valores, que aún no se ha perdido del todo.
Las plantas no sólo se usan para curar, sino también para prevenir. Las plantas se usan para tener suerte en la caza o en la pesca. También, hay plantas que promueven y protegen el crecimiento y el cultivo de otras plantas. Se baña a las criaturas y a los niños con plantas para que no se enfermen. Las plantas ayudan a los hombres a ser buenos amigos, a evitar las peleas… las plantas enseñan a controlar la fertilidad. Sí, hay plantas que enseñan también; son las “plantas maestras”, las que permiten a los médicos indígenas “ver”, “saber” y “poder”.

El gobierno mexicano prohíbe el uso de 85 plantas medicinales

Carlos González García, María de Jesús Patricio

y Mario Flores Juárez

Por tiempos inmemoriales los pueblos indígenas de nuestro país han utilizado formas propias de curación. Apoyadas en un conocimiento profundo de la madre tierra y sus frutos, que nace del respeto y convivencia con la naturaleza a partir de una cosmovisión propia, las comunidades indígenas han construido saberes rigurosos que, combinando el uso de plantas, hongos, minerales y partes de animales, pueden curar las enfermedades del cuerpo y del espíritu.

El saber indígena tradicional en la materia también ha de nombrarse medicina, tan respetable como la occidental. Los médicos indígenas no son hechiceros, no son simples curanderos (en el uso peyorativo y restrictivo de la palabra), no son brujos. Los médicos indígenas resguardan el saber tradicional de cientos de generaciones, resguardan un conocimiento invaluable para la humanidad entera.

La medicina indígena tradicional que se practica en México ha logrado un enorme saber acumulado de las plantas y su poder curativo. A diferencia de la occidental, ha construido un concepto más profundo del enfermo y de la enfermedad, pues entiende al paciente de manera integral con la naturaleza y con su comunidad, como cuerpo y como espíritu. Reconoce que la enfermedad tiene un origen físico, pero también espiritual, que muchas veces tiene que ver con el rompimiento de la comunalidad y con la violación de los deberes que la persona tiene para con su familia y la comunidad.

El médico indígena tradicional vive una experiencia de trabajo y de vida distinta a la del médico occidental, pues es el encargado de resguardar los antiguos saberes de la comunidad: la medicina tradicional no es patrimonio de unos cuantos, sino de toda la comunidad y no ha de servir para el enriquecimiento y lucro personal de quienes la practican.

Debido al valor de la medicina practicada por nuestros pueblos y, sobre todo, al gran saber acumulado sobre las propiedades curativas de las plantas que la madre tierra nace, los grandes laboratorios internacionales y las universidades se han ocupado, desde hace años, en registrar y saquear los conocimientos de las comunidades indígenas como si fueran de ellos. Con la complicidad del gobierno han expropiado los saberes tradicionales y los utilizan para alcanzar prestigio y grandes ganancias, patentando incluso variedades biológicas y principios activos con potencial para la industria moderna. Los casos de bioprospección y biopiratería en nuestro país van mucho más allá de los ya documentados, pues prácticamente todas las comunidades indígenas de nuestro país son visitadas de un modo u otro por “interesados” en la plantas curativas. La creación, en los últimos años, de reservas ecológicas en tierras ejidales y comunales, las más de las veces han ido acompañadas de acciones sistemáticas de bioprospección tal y como ocurre en la Sierra de Manantlán, Jalisco, donde el despojo hacia las empobrecidas comunidades indígenas se arropa un disfraz ecológico y de supuesto desarrollo sustentable.

La lógica del neoliberalismo pretende que los conocimientos de las comunidades se conviertan en simples mercancías que proporcionan ganancias fabulosas a las grandes empresas trasnacionales a costa de la pobreza de nuestros pueblos originarios que se niegan a patentar o a presentarse como propietarios de conocimientos curativos que pertenecen a la comunidad. Como dice un viejo sabio wixárika: “las plantas no son de nosotros, las plantas son de la madre tierra”.

Por ello cuando diversas comunidades y organizaciones de médicos indígenas tradicionales hablan de biopiratería hablan en primer lugar de piratería intelectual, de robo de conocimientos que a lo largo de siglos han generado los pueblos más antiguos de este país. La expropiación de los saberes tradicionales, la biopiratería o la contaminación del maíz con transgénicos son asuntos de trascendencia estratégica dentro de la guerra de exterminio que el gran capital ha desatado contra los pueblos indígenas del mundo. Hoy nuestros pueblos están siendo destruidos en su raíz misma, por lo que la existencia de contaminación en nuestras variedades nativas de maíz o la apropiación de los saberes tradicionales resultan de toda gravedad. No hay duda que el movimiento indígena habrá de resistir.

Resulta pertinente denunciar la publicación, en el Diario Oficial de la Federación (15 de diciembre de 1999), de un acuerdo fechado el 7 de diciembre del mismo año, por el que el gobierno federal prohíbe o condiciona la utilización de 85 plantas medicinales en la elaboración de té, infusiones y suplementos alimenticios. Muchas de estas plantas se encuentran entre las más utilizadas por los pueblos indígenas de acuerdo a información proporcionada por el propio Instituto Nacional Indigenista, siendo algunas de ellas: el árnica, usada para la curación de inflamaciones internas y traumatismos externos; el alcanfor, utilizado para tratar enfermedades respiratorias; el epazote, que cura la parasitosis y se utiliza como suplemento alimenticio; el estramonio, indicado para calmar dolores agudos; el anís estrella, usado para complicaciones de los bronquios; la gobernadora, uno de los antibióticos más fuertes que existen en la naturaleza; el perejil, la ruda y la salvia, cuyas propiedades curativas son múltiples.

El gobierno federal señala, sin ningún fundamento, que dichas plantas pueden contener sustancias activas que dañan la salud. Con lo anterior se exhibe el desprecio que el poder siente por el saber tradicional, pues nuestros médicos conocen con precisión el uso y manejo adecuados de las plantas medicinales.

Lo anterior significa un golpe a la práctica de la medicina tradicional y detrás pudieran encontrarse los intereses de los grandes laboratorios trasnacionales, que, poco a poco, se han ido apropiando de nuestros saberes y de nuestros recursos naturales. Consideramos que dicho acuerdo tiene como fin proteger la biopiratería que realizan universidades y empresas trasnacionales en las comunidades indígenas y rurales de todo el país, favoreciendo el uso monopólico de las plantas medicinales por parte de las grandes empresas internacionales.

En consecuencia se vuelve indispensable que comunidades indígenas, campesinos y organizaciones sociales unamos esfuerzos para frenar la expropiación de los saberes tradicionales indígenas y la biopiratería, la contaminación de nuestro maíz, y la destrucción intencional de las comunidades indígenas de México.

Actualmente diversas comunidades y organizaciones de médicos tradicionales que luchan por la defensa de la medicina tradicional han propuesto la realización de la XXVIII Fiesta Nacional de la Planta Medicinal, para mediados de septiembre, en la comunidad indígena de San Pedro Atlapulco, donde gran número de médicos tradicionales indígenas y no indígenas esperan generar una posición de contundente rechazo a las políticas oficiales y de irrestricta defensa de los recursos naturales y saberes tradicionales de nuestras comunidades.

Antecediendo a dicho evento comunidades y organizaciones de médicos promoverán acciones de rechazo a las políticas de gobierno en materia de medicina tradicional y acciones de autonomía en defensa del territorio y de los recursos naturales que hoy les son arrebatados. Un paso importante es la realización del Encuentro de Médicos Tradicionales en el municipio de Cherán, Michoacán, los días 19, 20 y 21 de abril de este año.

Finalmente y pese a los peores augurios la lucha indígena sigue viva, exige el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés y construye condiciones para la larga resistencia que hoy como ayer nuestras comunidades han de continuar.
 

Los tres autores son integrantes del Congreso Nacional Indígena: Carlos González es asesor de la Alianza de Pueblos Indígenas, Ejidos y Comunidades del Anáhuac. María de Jesús Patricio es médica tradicional de la comunidad nahua de Tuxpan, promotora de la medicina tradicional en Jalisco. Mario Flores es presidente del Comisariado de Bienes Comunales del poblado ñahñu de San Pedro Atlapulco, Estado de México.

COSMOGONíA DEL PUEBLO INUIT

Cosmogonía del Pueblo Inuit

http://www.conciencia-animal.cl/paginas/temas/temas.php?d=944
Para la gente inuit, la cultura, la sabiduría y la vida están interrelacionadas, de modo que la espiritualidad impregna cualquier aspecto de sus vivencias. Para poder sobrevivir en este medio tan hostil, han tenido que desarrollar toda una serie de estrategias de supervivencia y normas de convivencia, entre ellas el mantenimiento del equilibrio y el respeto hacia el mundo natural y el mundo espiritual.

Si esto no fuera así, posiblemente no podrían sobrevivir. Para ayudarlos a alcanzar este equilibrio, estos pueblos han desarrollado una visión metafísica de la naturaleza, donde la armonía con el espacio es un elemento fundamental para sobrevivir.

El sistema aborigen espiritual es descrito como chamanístico debido al papel fundamental desempeñado por los chamanes, llamados «angakut», que consiguen mediar con fuerzas espirituales para que propicien el éxito en la caza o recuperen la armonía con el mundo natural y espiritual.

Los chamanes son especialistas en este tipo de religión considerada «animista», según la cual el mundo está habitado por muchos seres espirituales. Estos chamanes inuit son hombres que van más allá del conocimiento humano y, como tales, son capaces de comunicarse con la naturaleza y con el mundo sobrenatural, de forma que gracias a ellos se podría lograr un mayor equilibrio.

Los chamanes tenían el don de percibir las voces de la naturaleza y por intuición descifrar los mensajes que eran transmitidos a través de los mitos, los tabúes, los rituales y la ceremonias u otras formas de acontecimientos extraordinarios. Estos individuos sabios y especiales podían viajar libremente en el mundo «no visto» o sobrenatural, y, a menudo, regresaban con canciones nuevas, tabúes, rituales o ceremonias para mostraralas al resto.

Los amuletos también fueron elementos muy empleados por los chamanes; a menudo consistían en partes de animal o pedazos de creaciones terrenales. A menudo, los chamanes llevaban el amuleto o el bolso de medicina como un collar o bien cosido en algún sitio sobre la parka.

Estos sabios chamanes tenían experiencias con espíritus a los que sólo ellos podían ver y, a veces, estos espíritus bondadosos, que viven en otro mundo y que son llamados «mishtapeuat», ayudaban a los chamanes a comunicarse con el mundo sobrenatural. El chamán solía ser un curandero que trataba los síntomas físicos, psicológicos y espirituales de sus pacientes, ya que con sus cualidades especiales podía adivinar la causa de la falta de salud o la poca suerte en la caza.

Según el sistema de creencias inuit, cuando las ofensas de las personas desequilibraban el Universo, el chamán podía volar al mundo de los espíritus y servir de mediador con ellos, con el fin de restablecer la armonía. Los chamanes y los ancianos eran los encargados del ciclo ceremonial. Además, existían cuatro fiestas al año: la fiesta de las Preguntas ( Petugtaq), la de los Difuntos (MeFF’aq), la de la Vejiga (Nakaduq) y la de la Invitación (Kelek-lka’aF).

Respecto a la obtención de información sobre el mundo de los espíritus y de los animales, la adivinación es una de las vías utilizadas por los inuit para realizar sus averiguaciones. En cualquier caso, el ritual que se seguía tradicionalmente debía de desarrollarse en secreto, participando solamente los miembros de la comunidad aborigen. Otro método empleado, era la inducción de un estado de trance mediante el cual los cazadores podían conseguir alguna información.

Por otro lado, para los inuit, los sueños eran y son una fuente vital de información más o menos veraz sobre el futuro. Las comunicaciones del mundo espiritual también vienen, aunque de una forma algo embrollada, de una figura llamada «Matshishkapeu», que intenta comunicarse con los inuit, aunque no hable muy bien la lengua inuit. Sin embargo, no debemos olvidar que, si bien es cierto que todos los cazadores tienen algún poder espiritual, los chamanes tienen más poder porque ellos tienen el acceso directo al mundo sobrenatural.

Podemos concluir señalando que la importancia de la figura del chamán radica principalmente en su papel de intermediario entre mundo físico y ordinario y el mundo de los espíritus, ya que mediante sus ceremonias rituales y cantos son capaces de convocar a los espíritus y hablar su lengua especial.

El Mundo de Maestros Animales.

Para aquellos inuit que mantienen sus creencias tradicionales los animales son un elemento muy importante en el equilibrio con la naturaleza, ya que son fuente de alimento, materia prima para la elaboración de sus tiendas, de su ropa y otros utensilios, así como fuente de inspiración de creencias espirituales y valores sociales.

El mundo animal, según la tradición inuit, se divide en dos grupos: uno, el europeo, o, dicho de otro modo, el conjunto de animales domesticados, y, otro, el inuit, es decir, el grupo de animales salvajes. A su vez, los animales salvajes se agrupan en cinco categorías tradicionales, definidas como cinco reinos animales, llamados «tipentamun»; estos reinos son: animales cuadrúpedos, aves acuáticas, pájaros, peces e insectos.

En esta división en «tipentamun», cada reino animal es gobernado por un espíritu animal, conocido como «utshimau» que es el jefe, como «aueshish-utshimau» el maestro de los animales o como «katipenitak», que significaría el regulador. Por otro lado, se puede apreciar una jerarquía en las relaciones entre los distintos maestros. Así, por ejemplo, el caribú y las aves acuáticas suelen ser considerados como los más poderosos para muchos inuit de región de La Romaine.

Ciertos animales representan el poder, por ejemplo, el oso, el lobo, el cuervo, el águila y el castor y cada uno posee ciertas características que les hacen destacar por encima de los demás: el oso destaca por su fuerza, el lobo por su organización social y el águila por su agudeza visual. Los inuit creen que para estar especialmente fuerte contra espíritus malignos, es necesario guardar un equilibrio con la naturaleza y con el mundo espiritual, y por lo tanto con los animales y con sus maestros espirituales, que residen en el Mundo de los Espíritus en compañía de otros, que ya hemos mencionado anteriormente.

A medida que nos trasladamos de una comunidad inuit a otra encontramos pequeñas variaciones en la idea que tienen sobre estos maestros de los animales. También podemos encontrar variaciones entre los miembros de una misma comunidad. A modo de ejemplo, señalaremos el caso de la comunidad inuit de La Romaine, que considera que cada especie animal tiene a su propio maestro animal, entre ellos:

-Papakashtshihku, maestro del caribú
-Kakuapeu, maestro del puercoespín
-Nisk-napeu, maestro del gansos
-Atshikash-napeu, maestro del visón
-Uhuapeu, maestro de los búhos
-Uapineu-napeu, maestro de la perdiz
-Mashkuapeu, maestro de los osos
-Amishkuapeu, maestro de los castores
-Uapishtan-napeu, maestro del martín pescador

Al mismo tiempo, suele ocurrir que ciertas especies están representadas por un mismo maestro, atendiendo a semejanzas físicas o rasgos compartidos por ambas especies. Por ejemplo, Missinaku es el maestro de pescado y muchas criaturas acuáticas, mientras que Anikapeu es el maestro de ranas y sapos.

Algún inuit de Schefferville sostiene una teoría ligeramente divergente, ya que consideran que determinadas especies como los ratones y los pájaros cantarines no tienen ningún maestro. Por el contrario, agrupan a muchos animales en una de las cuatro clases animales, gobernadas cada cual por un maestro. Estos maestros animales son:

Missinaku: maestro de las especies acuáticas que incluye a los peces, castor, nutria, almizclera, sellos, sapos, ranas, y aves acuáticas migratorias, etc.

-Mashku: maestro de oso, marmota, mofeta, etc.

-Uhuapeu: maestro de puerco espín, liebre, urogallo, cuervo, etc.

-Memekueshishkueu: maestro de zorro, martín, el visón, lobos, caracayús, la ardilla, la comadreja, el lince, etc.

-Kanipinikassikueu: maestro del caribú, a pesar de ser considerado el más importante de todos los maestros, sólo controla al caribú.

Como conclusión final indicaremos que la riqueza y la diversidad de los mitos inuit hace prácticamente imposible recogerlos todos en este modesto trabajo. Por otro lado, no todos los grupos ni todos los miembros de una comunidad inuit conservan sus tradiciones con la misma intensidad, y, por lo tanto, no todos los relatos son bien conocidos. La visión práctica que los inuit tienden de la naturaleza, hace que, en cierto modo, su cosmogonía se centre en un sentido útil, que les permita comprender la realidad que viven.

Medicina Indígena Sikuani

Medicina Indígena Sikuani

Por: Lina María Gómez M. – Antropóloga

 
Indígena sikuani, tostando la yuca brava para la producción del mañoco, su alimento propio.

El pueblo Sikuani es una etnia binacional que habita en los llanos orientales de Colombia, y al occidente de Venezuela. Pertenecen a la familia lingüística Guahibo y son conocidos también por ese apelativo.

El Lugar

El Vichada, en Colombia, ocupa el 23 % de la Orinoquía  y corresponde al 8% del país; [1] actualmente el departamento está conformado por 4 municipios, Puerto Carreño, La Primavera, Santa Rosalía y Cumaribo, conformados a su vez por veredas, corregimientos e inspecciones

Otros ríos importantes son el río Muco y el río Uva, y en esta zona habitan mayoritariamente comunidades indígenas en un 90% de la población del departamento. El aspecto geográfico es delimitado por sabanas y llanuras donde se ubican bosques de galería y se traza la frontera entre el oriente llanero y la selva en confluencia con el río Vichada y el Guaviare. El río Tomo es navegable desde Palmita hasta el caño Guarida y nace frente a la laguna de Carimagua lugar ancestral de los Sikuani y desembocando en el río Orinoco. 

La Gente

Guahíbo es la familia lingüística que contiene a los grupos Sikuani, Hitnu, Kuiba y Guayabero, ubicados en la parte oriental de Colombia,  abarcan el departamento de Vichada, Meta, Arauca y Casanare así como parte de los llanos Venezolanos que juntos tienen una extensión de 250.000 kilómetros cuadrados.

El nombre Sikuani significa “gente salvaje”; conocidos como expertos cazadores y pescadores, para ellos el pasado es presente al tener una dinámica continua. Sus acciones se expresan con relación a los puntos cardinales de forma también que existen algunas palabras sikuani que no tienen interpretación en otras lenguas. Se ubican en varias partes de los llanos; Río Meta (norte), Orinoco (este), Vichada y Guaviare (sur) y Manacacías (oeste), donde habitan en sabanas abiertas al lado de zonas selváticas siendo el Sikuani el grupo más numeroso de la Orinoquía.

En la región también se encuentra comunidades Piapoco y Curripaco de la familia lingüística Arawak así como también Salivas, Amortúa, Cubeos, y Puinaves de la familia lingüística Maku, que aunque similares presentan diferentes rasgos.

Su Medicina

Según la dirigente Sikuani Rosalba Jiménez “Las medicinas tienen unos principios rectores que son las leyes de origen, o sea, para el control y desarrollo biológico del hombre. La medicina también ha servido para la convivencia en armonía con los demás seres de la naturaleza y para el control y el equilibrio de los estados del hombre: el amor, el dolor la ira, el afecto, lo que uno siente como persona. El hombre está compuesto de todas esas manifestaciones y la medicina tiene la cura para estos males.[2]”

Los sikuani llaman al médico tradicional que controla la enfermedad penajorubinü –el del soplo, el que maneja el aliento–. Pero hay otro médico terapéutico, el wajipaevinü, el que canta waji. Está también la medicina más adivinatoria que es la del kuiwanismo. “Para el kuiwanismo no hay que estudiar sino que hay un proceso en la vida que es como una iluminación: tu llegas con un saber heredado, en relación con los dioses, con Kuwai y con Shamani.”

El Sikuani no ve al mundo de forma única y unidireccional, sino al contrario como un espacio donde conviven múltiples dimensiones y dejan su enseñanza a la comunidad. Así, el mundo de abajo donde ciertos seres viven, establece unas pautas de comportamiento y encuentro y donde el ritual establece y marca comunicación con esas otras dimensiones que conforman su realidad no visible.

Para las comunidades indígenas el mito es parte práctica de la vida y establece los principios que guían al grupo. Es en esta dimensión que se hace fundamental convivir y comprender el tejido del mito, su construcción y su historia, de dónde vino y quién lo enseñó, todo esto conforma parte del aprendizaje no solo de los Sikuani, sino de la mayoría de los pueblos indígenas.

La planta de poder de los Sikuani

El yopo o Anadenanthera peregrina es una leguminosa y otra de las plantas de poder que han sido usadas durante milenios por los indígenas de la Orinoquía, esta se encuentra en zonas de llanura o cercana a los bosques de galería, el Yopo, se clasifica en dos especies: anadenanthera y colubrina, que han sido usadas como inhalantes  e infusiones durante milenios. En tiempos prehispánicos era intercambiado por los indígenas de los llanos del Orinoco con los Chibchas de los Andes Colombianos.

En el yopo son usadas las semillas de la vaina de un árbol, que luego son tostadas y pulverizadas y de las que se sirven para inhalar a través de un tubo de hueso de garza o de tubos de madera y bambú. El uso de esta planta medicinal y de conocimiento ha servido  para adivinar, profetizar y para proteger a la comunidad contra desgracias, epidemias, y enfermedades,  al tiempo que en rituales de iniciación y de paso, y aún se conserva como medicina tradicional con la que mantienen contacto las comunidades Sikuani para su sanación.

“Los inhalantes preparados con semillas de Anadenanthera peregrina son rápidos y poderosos. No solo en el pasado pre-europeo sino incluso en la actualidad, la tecnología inhalante de los indios agrícolas es muy compleja, y todo tipo de pipas nasales decoradas y sin decorar, tubos para inhalar, morteros, recipientes y tablillas abundan en colecciones arqueológicas y etnográficas. La inhalación es muy sencilla, como lo es su material cultural en general. Algunos grupos como los waikas (yanomamos), toman el inhalante preparado a través de tubos muy largos de bambú, y un hombre sopla la carga a la nariz del otro. Casi en el acto las membranas mucosas se activan, la nariz se afloja y la saliva fluye copiosamente. También produce fuerte comezón u hormigueo en la parte superior del cráneo, ante la cual los indios reaccionan rascándose vigorosamente. El mismo Schultes (1972) no experimentó sensaciones visuales o auditivas extraordinarias, mas para los indios estas suceden a los pocos minutos de la carga de Ebene y se percibe como una comunicación directa con los espíritus de las plantas, animales, parientes fallecidos y otros seres sobrenaturales. Hay una variación considerable entre individuos en el grado de control motor, y existen chamanes experimentados que al parecer son capaces de ejercitar un control mucho mayor sobre sus movimientos que otros. La intensidad del trance extático también varía; la experiencia usualmente es de duración corta, sin embargo usualmente los participantes aspiran repetidas cargas del inhalante en el transcurso del viaje ritual (y, en la actualidad, también recreacional entre los Waikas mas  aculturizados)[3]”

La relación de una sociedad con su salud determina las prácticas y formas en que este derecho se ejerce, en la vida Sikuani el yopo tiene un papel preponderante en la vida, ya que  no solo permite a la comunidad mantenerse integra sino también conectada con su linaje y sus mitos, guardando y compartiendo así su lógica ancestral y haciendo evidente el manejo sagrado con el conocimiento milenario.

Eladio Estrada un Sikuani de la Medicina

Las formas ancestrales de conocimiento han permitido la sobrevivencia de este pueblo. El médico tradicional también conocido como payé, es además de sanador, bailador, curandero y rezandero, un sabedor, pero al igual que sucede con el médico occidental algunos están especializados en alguna forma de conocimiento. Eladio Estrada es un cantador y rezandero de la Loma, comunidad del resguardo San Luis del Tomo, aledaña al rio que pertenece al municipio de Cumaribo. Eladio por medio de los cantos examina y cura a sus pacientes, sopla con tabaco la enfermedad y la extrae; a través de la comunicación con los espíritus. Los Sikuani han hecho uso de la Anadenanthera peregrina por milenios. La preparación ritual del yopo y sus formas de  uso le permiten entrar en relación con otras dimensiones y contactar con los elementales de las plantas y animales de forma sanadora.

Eladio Estrada, rezandero y cantador sikuani, junto a dos de sus hijos.

Al igual que en el nororiente amazónico y en el resto de la Orinoquía, el dios supremo es Kuwait, quien se encuentra tallado y representado en la maraca del sabedor junto a otros elementos de la naturaleza tales como la nube, la lluvia, el sol, las viviendas y unos cuadros de doble marco que Eladio, el cantador, dice son espejos. A su lado, en la maraca se ve inscrito kuway Tsaju Jaynae . Este mundo mítico ritual solo se puede interpretar, su significado trasciende lo visible y limita la razón, para aproximarse siquiera a este conocimiento la búsqueda de una visión, caminar y una paciencia infinita son necesarios para contactarlo

Al detenerme en su vivienda encuentro un plato ritual que sirve de pilón, en forma de pez hecho en madera roja de similar apariencia al “palo de sangre”, hay también una escobilla hecha en fibra, delimitada y cortada para barrer el plato y un macerador de la misma madera tallada, es el “pate” con esto el cantador o el médico tradicional prepara el yopo y el caapi, son las herramientas sagradas con las cuales se prepara la medicina, necesarios para sus rezos y curaciones.

Según la mujer de Eladio Estrada, los miembros de la comunidad acuden a los médicos tradicionales para que hagan los rezos tradicionales del pescado durante el rito de pasaje, la fiesta de una reina. Cuando a una niña le llega su primera menstruación los Ainawi, o espíritus del pescado, la pueden llevar consigo al  otro mundo sino se llevan a cabo estos rezos; también deben hacer rezos cuando una mujer esta embarazada y al momento del nacimiento de un hijo a quienes se les debe rezar el pescado, los peces son los animales a los que más respeto le tienen estos indígenas. Luego está el rezo del agua, como también debe ser rezada el agua y los seres que en ella habitan; los Sikuani no entran al agua si  no tiene un rezo especial, las mujeres antes de dar a luz deben tener el rezo para poder tocar el agua sin que ningún espíritu las afecte, para lo cual la relación con el médico tradicional o rezandero es indispensable.

El médico es el mediador entre los espíritus de los animales, sus aliados, protectores y demás seres sobrenaturales que habitan junto a ellos, comunicándose en distintos planos que aun son imposibles de comprender para muchos. Existen también los rezos de amor, que en la región y en los llanos orientales colombianos se conocen como el bebedizo de pusana o chundu, es un canto de enganche, así como el pez se pega al anzuelo. También están los rezos de sanación para extraer enfermedades donde el médico tradicional diagnostica y examina para curar la perturbación física o espiritual que se encuentra en forma mineral en el cuerpo y la cual debe ser extraída.

El médico además debe prevenir y ver de dónde provienen las enfermedades, debe conocer los sueños y sus significados así como el uso de las plantas, los mayores deben orientar a los niños y deben aprender a reestructurar la medicina.

Participar en un ritual de curación, involucra sus cantos,  forma de alternar la conciencia con el poder de sus rezos que durante milenios han sido usados como medicina,  la mas antigua forma de curación que ha servido a los pueblos indígenas para mantenerse aun perdurando, también esta relacionada con dimensiones sagradas de respeto y apertura  que  vienen desde tiempos atrás.

Editado por visionchamanica.com a partir de:

Gómez Morales, Lina María. Diagnóstico sobre las Condiciones de Vida de las Comunidades Sikuani de las Riveras del Alto Río Tomo, Vichada, Universidad de los Andes.

Avelino Jiménez, psiquiatra: “No puede haber una sociedad sin drogas”

Avelino Jiménez, psiquiatra: “No puede haber una sociedad sin drogas”
Entrevista de Mauricio Becerra R., publicada en diario El Ciudadano, Diciembre 2008

Avelino Jiménez, psiquiatra que entre 1995 y 2003 fue coordinador del Subprograma de Adicciones en el Servicio de Salud Metropolitano Occidente, y autor del libro ‘Cómo consumir drogas sin ser adicto’, en conversación con El Ciudadano comparte otra mirada para entender el fenómeno de las drogas. No por nada un estudio del Conace hecho el 2003, señala que el 98,9% de la población declara no tener problemas con el consumo de drogas.

Para Jiménez la prohibición de las drogas es una actitud grosera con lo que la naturaleza nos entrega, la mayor parte de los usuarios e sustancias prohibidas no tienen problemas con su consumo y los medios de comunicación han distorsionado el tema.

¿Su experiencia personal y terapéutica qué dice de los motivos por los cuales las personas usan drogas?

– El mayor consumo de drogas es por diversión, por la embriaguez o relación que cada droga produce y que favorece acercamiento social, bienestar o evita algún tipo de sufrimiento. Otros motivos son la búsqueda existencial, religiosa, el camino espiritual, todas las religiones giran en torno a una droga, o muchas de ellas; por ejemplo Jesús en la última cena con sus amigos tomó vino y lo presenta como su sangre de ahí se repite el rito en cada ¿Qué significa? Vino es la sangre como dice la Biblia, compromiso, pasión, vida no por el color sino por el espíritu, y como en muchas religiones en la nuestra las drogas embriagantes son los canales de comunicación con la divinidad.

– Sin embargo desde hace unas décadas por razones de política se empezó a vulgarizar el término droga y a aplicarse a las sustancias  ilegales que son capaces de producir adicción. Esto lleva a que se crea que entonces los medicamentos y las drogas legales no son igualmente drogas, que no producen problemas. Es una especie de lavado de imagen, que tiene sentido pero desde el punto de vista de la relación que hay entre drogas y adicción es incorrecto, arbitrario y confuso.  Aquí ya tenemos la primera afección en el discurso de la salud pública desde agentes no sanitarios o desde nomenclaturas ajenas a la tradición sanitaria.

Además que dejan fuera el alcohol y el tabaco.

– Sí. El alcohol y el tabaco son los que producen mayor cantidad de muertes por año en Chile, cerca de 15000 cada uno, y en el mundo, pero se habla de ellos en un doble estándar que induce a creer que no son drogas. Y como la palabra droga se ha cargado con significados negativos, el decir “alcohol y drogas” o “tabaco y drogas” manipula la comprensión simple llana y útil de la realidad. Las personas cuando consultan dicen no he consumido nunca drogas, casi con orgullo, y luego resulta que tienen tabaquismo y alcoholismo. O en los consultorios algunas personas que llevan más de 20 años tomando benzodiazepinas, tranquilizantes como diazepam, clonazepam, alprazolam, hablan con desprecio de los “drogadictos”, o antes era mas frecuente que hablaran de los “marihuaneros”, especialmente mujeres que buscan más las drogas tranquilizadoras: Justamente ellas que llevan 20 años sin pasar un día lucidas. Pero como se las prescribe el médico y está avalada por el Estado, no ven cuanto se parecen ellas o ellos a quines están descalificando. Claro puede que necesiten esas drogas y los otros adictos también. Cada vez veo con cierta curiosidad que situaciones como estas de los pacientes que usan por años remedios potencialmente adictivos prescritos por los médicos, se parecen a los adictos a heroína que están en programas de metadona en Europa, el estado mantiene a algunos adictos a las benzodiazepinas en nuestro país y los salva del tráfico y su criminalización, cada droga con su diferencia en lo que corresponde por su puesto, pero si no se les prescribe he visto a quienes ponen el hospital patas para arriba y pueden agredir físicamente a los médicos incluso.

¿Entonces cuál sería un primer orden del asunto para iniciar una comprensión más sensata del fenómeno?

– Es mejor decir simplemente drogas y no alcohol y drogas y ahí están todas, y luego hacer el diagnóstico de consumo normal, perjudicial o patológico. Entonces va a ser fácil tener claro que desde la medicina la legalidad de la droga no determina si produce o no adicción y si un consumidor es adicto o no basándose en si la droga que se consume es legal.

En su libro ‘Como consumir drogas sin ser adicto’ menciona que la mayor parte de las personas han consumido drogas sin desarrollar algún grado de dependencia. Pero esto se omite en las políticas públicas sobre drogas. ¿Cuáles son las consecuencias en la salud pública que trae ignorar la diferencia entre consumidores sin problemas y patológicos?

– La mayoría de las personas las consume y sólo algunas son capaces de producir adicción, y quienes las consumen generalmente no son adictos. Con esta visión obviamente sobre el 90% de la gente consume alguna droga como medicina, diversión, espiritualidad,  religión o búsqueda existencial, como psiconautas (aventureros de la mente), pero un pequeño porcentaje, menor del 5 %, son adictos. Consumir drogas es lo normal; enfermarse por eso es lo anormal. No puede haber una sociedad sin drogas, las drogas y antes que ellas aparecieran  la medicina tradicional, nos han permitido el desarrollo como especie, la salud y la expectativa de vida humana que hemos alcanzado.

– Sin estas distinciones no podemos comprender al ser humano y la importancia que tienen las drogas en su vida. Las políticas de salud pública asociadas a esa confusión nos llevan con la vista vendada a buscar  la solución de uno de los problemas connaturales a  lo que somos: el consumo perjudicial y las adicciones. Quizás esa sea una de las causas de que las políticas basadas en la represión y el prohibicionismo, como se les ha llamado, no consiguen sus propósitos.

¿Cómo ve la actual disposición de los funcionarios públicos de salud respecto a enfoques no represivos o de reducción del daño en el tema de drogas?

– En la clínica, cuando se trata a pacientes adictos a drogas legales como el alcohol, tabaco o medicamentos, siempre ha habido algo de reducción del daño, aunque encuentro mas completo decir Prevención de Riegos y Reducción de Daños. Sé que muchos funcionarios públicos de salud se alinean con las políticas dominantes sin que sientan que armonice con sus experiencias ni con sus propias historias de vida. Se ven atrapados en un doble estándar que en cada caso tiene su grado de disociación. Claro que ahora, con la revista Cáñamo, algunos libros publicados, declaraciones de la  Fundación Paréntesis, el senador Avila y muchos otros, entra en la conversación nacional una página de la vida cotidiana, con la opinión que estuvo negada de tanta gente, que habla sobre consumo y enseña sobre drogas legales e ilegales culta y atractivamente, y si alguien no participa de ese marco más amplio de puntos de vista tampoco puede esperar que su opinión sea escuchada. Incluso, el propio Conace tiene contenidos nuevos que derivan de la estrategia de reducción del daño, aunque no lo reconocen abiertamente. El problema mayor es que Chile se haya jugado por una política dura, porque ahora le es más difícil reconocer cosas que en cierto modo dramatizó como inaceptables.

¿Es posible hacer prevención y educación de consumo de drogas más allá de la abstinencia?

– Creo que es posible. Hay varios aspectos interesantes que serían trascendentes en la formación de la gente y que les sería útil para relacionarse con las drogas, y prevenir el consumo patológico de aquellas potencialmente adictivas, y otros problemas del uso de drogas que no son adictivas, incluyendo a los productos naturales. Lo que se debería pretender es un conocimiento real de la tradición humana y animal en el uso de sustancias que  producen beneficios y que por tanto se acompañan  o tienen como consecuencia alguna emoción agradable, que es lo que la vida biológica identifica con lo bueno, y por lo tanto tiende a repetirla, para así conservar y mejorar el estado vivo.

– La prevención no se puede basar en la abstinencia del consumo y en el uso exclusivo de las drogas legales, por  mucho que la mejor manera de evitar el consumo perjudicial  o patológico sea la abstinencia. La comunidad no quiere ni puede tener un comportamiento de esa índole. Por lo tanto es más adecuado el consumo de cualquier drogas con el debido cuidado personalizado de sus riesgos, el consumo de drogas legales únicamente y la abstinencia del consumo de drogas, en ese orden de prioridad. Cada uno verá  un principio preventivo de acuerdo a su conveniencia.

– Por otro lado, si el dialogo social sobre los temas importantes de la convivencia no es amplio y enriquecedor perdemos todos una oportunidad de desarrollo y de educación, de estilo de vida más ambicioso. Si la vida real enseña más que las aulas, por último si se enseña en las aulas es para la vida real, de manera que en muchos sentidos decir cualquier cosa por arrear a la gente con buena o mala intención no puede ser inocuo para la salud pública.

¿Qué nos podría decir sobre el desarrollo de adicciones?

– Somos seres preadictivos o proadictivos, pienso. Creo que por el modelo instintivo, que funcionamos por el principio del placer y esto lleva al hábito. Sea que nos demos cuenta o no lo principal de la vida  no está entregado a la volunta  personal, demos como ejemplo: comer, reproducirse, luchar, arrancar y quizás cuantos impulsos heredados mas que podríamos distinguir. Todas estas tendencias que se nos imponen si o sí desde lo biológico, la naturaleza, del cosmos mismo al fin y al cabo porque nuestra naturaleza en la Tierra es una manifestación del universo. Así nos mantenemos en la condición de ser vivo, fuera de ello o enfermamos o morimos. En el fondo estas tendencias o instintos que nos envuelven completamente nos relacionan con el mundo de acuerdo a lo que necesitamos, y el organismo, nosotros mismos por tanto lo reconocemos como sentimientos agradables, y eso es el principio del placer. Es obvio para cualquiera, en lo que le pasa a la gente en la vida real de todos lo días y por siempre: el placer de comer, de enamorarse, de dormir, de ir al baño, de suprimir el sufrimiento del frío, del hambre, de una enfermedad, del dolor. Entonces para la persona, o para el sujeto biológico, es inteligente repetir lo que siente que le hace bien, acostumbrarse a eso que ya demostró ser bueno para su vida, lo absurdo, trágico, y suicida sería alejarse de lo que  ha sido “reconocido” por el organismo como beneficioso.

– Es por esto que el hábito es tan importante, pero hay una pana, casi una pana lógica y natural en este mecanismo del hábito y es la dependencia, de cualquier tipo, y cuando se trata de dependencias a sustancias se les llama adicción a drogas. ¿Acaso alguien podría negar que este hábito patológico está presente en los millonarios, y en todos aquellos que son presos de una pasión dominante de ganar o poseer dinero, o poder, o personas en las dependencias amorosas?

– Mientras mejor salud mental y estabilidad mental menos riesgo de consumo perjudicial o patológico. Por ello es que a mayor nivel socio económico o de oportunidades en el orden social, hay menor posibilidades de consumo perjudicial o patológico (los niveles socio económicos altos consumen probablemente en mayor cantidad pero mejores drogas y de un modo adecuado evitando las complicaciones) y, un orden social con oportunidades para la satisfacción de las necesidades de la existencia disminuye el riego de adquirir una adicción. Y en cuanto a la droga mientras mas dura o adictiva sea y mayor oferta mayor probabilidad de complicaciones en el consumo.

¿Cuáles son las drogas más adictivas usadas en Chile?

– La Pasta base y el tabaco, después vendrían el alcohol y las benzodiazepinas o los tranquilizantes.

¿Qué rol juegan los medios de comunicación?

– Es determinante su influencia. Juegan un papel aspectos como la inducción publicitaria y los perfiles de las drogas; por ejemplo el wisky es elegante, el ron es alegre y la pasta base es delictual, para dar un ejemplo simplificado, y los medios están todo el día perfeccionando esos modelos. Cuando se habla de las drogas como siempre se asocia con tráfico, truculencia, balaceras o detenciones. Pacientes adictos me han contado que esos programas donde muestra y hablan de las drogas como reality, les despiertan fuerte ansiedad de consumo y perjudica su tratamiento ¿Qué les parece? Creo que las autoridades ni los canales saben que hay muchos televidentes en esa lucha por el raiting que están siendo perjudicados en su consumo anormal de drogas, quizás las autoridades y los canales  están buscando el efecto contrario, espero que tomen nota.

¿Ve alguna contradicción en estos regímenes de representación?

– En Chile hay una política de control de estupefacientes y psicotrópicos dura y somos productores de buenos vinos y piscos, y durante las décadas pasadas hemos fortalecido la exportación, llevando la droga que más morbilidad y mortalidad produce a otros pueblos del mundo y principalmente a los jóvenes; y todavía no ponemos en las botellas una advertencia algo así como: el alcohol puede provocar graves daños para la salud y eventualmente llevar a la muerte. Uno de nuestros ídolos futbolísticos fue figura para la venta de drogas en un spot  de vino con el slogan “la calidad va por dentro”, y después usando la misma ascendencia sobre la población, especialmente sobre los jóvenes, fue figura de la campaña antidrogas del Conace, exactamente al otro lado. Esa son contradicciones que se tienen en la visión de las drogas y en la transparencia de las acciones

Además que los mismos medios nos invitan a la utopía de una sociedad libre de drogas.

– Sí, podría haber la posibilidad de una vida sin drogas en una sociedad perfecta, entonces la oferta de placer, satisfacción o bienestar que ellas ofrecen estaría cubierta auténticamente por otras posibilidades, pero en ese camino de perfección nos hubiéramos desecho de tanto lastre y sufrimiento que también sería innecesarias las religiones, las ideologías, quizás los ritos. Por eso que es utópico.

– La gente necesita desarrollo, pero no para que deje de consumir drogas. A una población se le debe proveer de las condiciones para su educación, esparcimiento, trabajo, pero no como parte de un programa para alejarlos de la drogas, si no como parte de las necesidades naturales de sus miembros. ¿Recién van a pensar en la canchita de baby cuando enfrentan el consumo patológico de drogas. Esa población no se beneficia del deporte por sí mismo?

¿Qué problema de salud pública ves tu en el hecho de que para las autoridades todo consumo de drogas sea visto como adicción, o su posibilidad, olvidando que la mayor parte de los usuarios de sustancias prohibidas no tienen gran problema con su consumo?

– Es un acto automutilativo en lo psicológico, corporal y social porque desconoce y ataca  aspecto de lo humano al calificar de patológico o criminalizando una dimensión normal.  Ese tipo de contenidos preventivos son vistos con suspicacia porque se parte con una afirmación que no coincide con lo que la mayoría observa por si mismo. Pueden ser creídos por quienes no tienen ningún conocimiento sobre drogas ni van a estar probablemente en mayor riesgo, pero van a provocar resistencia y rechazo en quienes tienen experiencia y sobre todo en los usuarios con consumo perjudicial y en adictos que saben sobre la droga de la que están enamorados, puede que no sepan sobre la adicción, pero sobre la droga saben  más que el profesional a veces, o que los políticos que determinan las leyes que las rigen, y son esos consumidores con problemas quienes más que nadie deben ser los destinatarios de esas políticas. Creo que las afirmaciones preventivas que igualan el consumir drogas a ser adicto, son efectivas en una franja de la población, y seguramente a consecuencia de ello hay muchas personas con la que se cumple el objetivo de salud. Incluso el condicionamiento con contenidos antidrogas  de los niños a temprana edad, ya que no es educación propiamente tal, tiene efecto preventivo por que hay quienes nunca se van a exponer a sus efectos positivos o negativos.

– Es perjudicial para el uso del presupuesto en salud, seguridad, justicia, para las atenciones en cada uno de estos ámbitos que son recargados con demandas producidas por los programas que no van a ninguna parte porque muchas son personas sanas. Es el caso de los peritajes a usuarios de drogas enviados por los juzgados por que los encontraron con drogas ilícitas y debía diagnosticarse si tenía o no un consumo anormal, la mayoría de ellos  por marihuana y por tanto con bajo porcentaje de problemas en el consumo. Si las autoridades dicen que el consumo es igual que la adicción, o no hacen la diferencia a veces o muchas veces, es porque algunos puede que lo ignoren lo que es lamentable, si no vergonzoso, pero creo que lo hacen cuando están tratando de ejercer una forma de control social. Quieren sacar a la gente a pasear pero con el collar puesto.

¿Cómo evaluarías los resultados hasta ahora obtenidos por el enfoque centrado en lo represivo que ha dirigido las políticas de drogas en Chile?

– Como aceptable pero insatisfactorio. No es una política chilena, es un alineamiento mundial. En las estimaciones de las políticas de drogas no me acuerdo de algún trabajo o estudio que elogie los resultados, todas las variables que pretendían reducir están en permanente crecimiento u oscilación, me refiero como siempre a lo que pasa en general internacionalmente.

– Países como Holanda que tienen políticas diferentes les ha ido bien en varias cosas en los más de treinta años que la tienen, pero no es una política abierta de verdad tampoco, solo tiene el camino medio abierto a la cannabis y sus derivados.

– En el caso particular de Chile con el Conace a la cabeza, han  crecido y se han desarrollado, tanto en inversión como en rehabilitación, en diversificación de programas para distintos grupos con problemas, lo que es un gran mérito y un enorme trabajo sostenido en el tiempo. En la atención de los afectados no hay tanta diferencia en la intervención. Pero en la comprensión de las dinámicas sociales que relacionan a las personas con las drogas, creo que no han evolucionado y son como un espejo en el que por más que el país se mire no logra reconocerse.

¿Qué elementos señalarías como capitales a la hora de plantear otra política de drogas en el país?

– La persona tiene derecho sobre su cuerpo y no se le puede entregar al estado supremacía sobre la vida privada. Por lo tanto no debe penalizarse el consumo de ninguna droga. La ley de drogas produce violencia social, un factor que de alguna manera enardece la salud mental poblacional. Por su puesto para equilibrar tiene que legislarse firmemente para enfrentar la molestia derivada de los malos consumidores; el derecho a consumir drogas no autoriza en nada a perturbar a terceros no interesados, ni atenuar delitos o eximir de sanciones generales que se le aplica a todos.

¿Y respecto a la información de los organismos públicos sobre drogas?

– Esta debe ser sin censura ni distorsiones ideológicas. Cuando se leen los informes del boletín de narcóticos, o del centro de monitoreo europeo para la droga y la drogadicción, o la oficina de las naciones unidas contra las drogas y la criminalidad, se observa que los organismo de alto nivel tienen una actitud abierta en comparación al oscurantismo y  la censura en el medio nacional, estamos siendo en los hechos mas papistas que el papa. Lo último atenta evidentemente contra la madurez del país y por ende la acertividad con que puede enfrentar situaciones. Por otro lado me preocupa y siento pena en cierta medida cuando se pretenden implementar programas contra las drogas en niños, me parece en cierta medida un abuso que implanten un chip en la mente limpia y en crecimiento de quienes no están en condiciones de oponerse, provocando en ellos un adiestramiento social con contenidos que pertenecen a un sector de la sociedad y con un tema de adultos. Respetémoslos, no  convirtamos a los niños comparsas de las controversias existenciales que les tocara enfrentar a su momento; cuidemos de ir corriendo a ver quien se gana las mentes infantiles a su favor frente a cada controversia existencial que enfrentamos.

¿Qué le parece la distinción entre drogas duras y blandas?

– Tiene que haber una distinción. No es de sentido común que la marihuana sea prohibida porque tiene poco riego social y sanitario. Holanda el único país en donde durante décadas han practicado el consumo de marihuana en su política de drogas, seriamente monitoreado lo avala, ¿que otro país puede tener un respaldo similar? Lo que no significa que se pueda traficar libremente. Porque los comerciantes que tienen la motivación de la ganancia son un peligro para la relación equilibrada de las personas con las drogas, y son un estímulo a la criminalización de las actividades, las dinámicas y los productos comprometidos, y de eso no se salva quines giran alrededor de la marihuana, porque es un principio que tiende a cumplirse en todos los casos.

– También sería interesante considerar el funcionamiento de laboratorios que analicen las muestras de las drogas ilegales  como un servicio quien quiera saber que va a consumir cuando las compra. Esta sería una típica intervención de prevención del riesgo y reducción de daño. No necesariamente tienen que ser gastos del estado, pueden ser laboratorios particulares, o de ambos, y con un sistema de monitoreo centralizado de los resultados que mida y siga la calidad  de las drogas que están ofreciéndose en el mercado de drogas ilícitas. Un usuario con el informe de lo que ha comprado podría abandonar a los traficantes que ofrecen drogas malas, lo que en los hechos traería un impacto económico y sanitario en el mercado negro de las drogas insospechado. Además sería una excelente guía para ir previniendo a la población de acuerdo a los cambios de calidad y a las mezclas que vayan surgiendo.

¿No sería mejor empezar por cambiar los conceptos y llamar a algunas sustancias enteógenos, por ejemplo, noción que conlleva otra dimensión mucho más rica?

– Sí, me gustaría que en un política más sofisticada, pudiera accederse a drogas como LSD, éxtasis, hongos mágicos, mezcalina y todo ese grupo de drogas enteógenas, que tienen poco efecto adictivo. Lo principal del término enteógeno es que llevan a experiencias de revelación del mundo (hacen visible o generan a Dios), lo que corresponde a los éxtasis religiosos de los místicos; experiencias de integración profunda con el mundo y de conciliación personal. No todos se interesan en ellas, pero hay una necesidad en el ser humano de la aventura de la mente y del espíritu de gran belleza y moralidad que no puede si no enriquecerlo, y el que se sienta llamado a ello, es un derecho muy delicado procurárselo; del mismo modo que debe haber acceso expedito a las drogas para investigaciones sobre la mente y el comportamiento.

– Estas mismas drogas podría usarse para el bien morir. La humanidad, todas las personas tienen la sombra de la muerte rondando, es una realidad, el temor a como le va a tocar morir a cada uno, con cuanto dolor, cuanto tiempo de agonía, en que condiciones. La vida podría ser inmensamente más tranquila y hermosa si no tuviera esa incertidumbre terrible al final. La mayoría desea ingenuamente tener una muerte rápida y sin sufrimiento, sin ser carga para nadie. Cuanto cambiaría nuestra alma, la salud mental de la gente, si fuera diferente, y puede ser ya ahora mismo diferente. De manera que el poder químico actual nos aportara drogas con las que nos despidiéramos sin dolor y con un sentimiento profundo de seguridad y amor lo que sería la justa dignidad para el que muere y de gran nobleza para los que se quedan ¿si repreguntas que haría con la persona a quién más quiero en el mundo en esa encrucijada de la muerte? Evitaría que caiga en el precipicio del dolor, la desintegración física, el terror y el sufrimiento extremo, no podemos impedir la muerte pero si enfrentarla juntos con el o ella para que se valla volando gloriosamente, es como acompañarla hasta la puerta, un abrazo y nos despedimos con agradecimiento; ¡eso es escala humana! Si fuéramos capaces de tomar decisiones como estas probablemente seríamos capaces de vivir también mucho mejor y las drogas serían menos recurridas como medios de bienestar y habrían menos adicciones. Y sabes que en alguna importante medida las drogas nos hacen ese impagable favor de alivianarnos el sufrimiento y dolor en la muerte ya desde hace mucho, y son las mismas que denigramos banal y estúpidamente, por ejemplo los derivados del opio como la morfina, de donde mismo  se origina la heroína. Debemos una disculpa por esta actitud grosera con lo que la naturaleza nos entrega.

 

* Esta entrevista forma parte del reportaje sobre como consumir drogas sin ser adicto, publicado en la edición de diciembre de 2008 de El Ciudadano (www.elciudadano.cl) .

Las Leyes cuestionables

Por Alejandro Celis H., Psicólogo Transpersonal y director del Instituto de Expansión de la Conciencia Humana

(Publicado en Revista UnoMismo Nro. 230 – Febrero 2009)

Se dice que el gran Lao Tsé se estaba alejando de la civilización, “cansado de la necedad de los hombres”, cuando fue  detenido en la frontera por un discípulo, quien le puso como condición para dejarle ir, que dejara un legado escrito, lo que dio origen al invaluable Tao te Ching.

En Grecia, la sociedad contemporánea de Sócrates no pudo tolerar que hablara libremente su verdad, pues “corrompía a la juventud”, por lo cual terminó bebiendo la cicuta.

Salvo escasísimas excepciones, que por cierto no son visibles en el mundo actual, los individuos suelen ser más sabios que la sociedad que les rodea. EEUU e Inglaterra invadieron Irak impunemente, quebrantando decisiones de la ONU; muy pocos chistaron y todo siguió como si nada. Ministros y Presidentes de este país siguieron tomándose fotos sonrientes con Bush o Condoleeza, como si fuesen ciudadanos ejemplares y no criminales internacionales; Blair tiene ahora un importante puesto en la ONU y por sus conferencias cobra precios altísimos…

Durante la Dictadura, los opositores intentaron por todos los medios derrocar a un gobierno que institucionalizó el terror y la tortura en el país, pero en ese contexto los opositores fueron catalogados de “terroristas” y de “vulgares delincuentes”; y hasta nuestros días persiste la discusión respecto a la legalidad o ilegalidad de sus actos. En nuestros días, los iraquíes que se siguen oponiendo al invasor yanqui –porque eso es lo que es- aún son tratados como “insurgentes” y “terroristas” por prácticamente todos los medios. Lo mismo ocurre en nuestro país con los pueblos originarios que demandan sus tierras, robadas por los invasores blancos con violencia y subterfugios.

Situaciones anormales, gobiernos dictatoriales, legisladores ineptos, corruptos o simplemente estúpidos o ignorantes, siguen dando motivo de discusión respecto a la ley. Obviamente, la ley es la ley, y quien la viola se arriesga a las peores consecuencias. Pero, como hemos visto, a veces la ley es abusiva dependiendo de quien la aplique; y en otras, se aplica la ley al débil pero no al poderoso, quien parece tener libertad para hacer lo que le venga en gana.

Los pueblos originarios de este continente no iban a misa antes de la llegada de quienes los exterminaron, el “descubridor” español; su forma de conectarse con la espiritualidad fue utilizando, entre otras cosas, las plantas que crecían en su entorno. Sus chamanes descubrieron los poderes sanadores y transformadores de muchas de ellas, las que siguen siendo utilizadas hasta el día de hoy para una variedad de dolencias; y en países como Perú, incluso para sanar la adicción al alcoholismo o a la cocaína. El indígena altiplánico masca hojas de coca para acostumbrarse a la altura, tal como debe hacerlo el visitante occidental con el mismo fin; poca relación tienen estas hojas con el destructivo clorhidrato de cocaína, invento recreacional del Occidente y no de los indígenas.

Más allá de las plantas estrictamente medicinales –muy generosamente abundantes en Chile- existen en el continente americano plantas mediante las cuales los pueblos originarios se conectaban con su espiritualidad, y por tanto las han considerado sagradas por siglos: el peyote en México, diversos tipos de hongos distribuídos por toda América, la ayahuasca y una diversidad de otras en la selva del Amazonas, el San Pedro en el desierto atacameño, el chamico o datura en varios países, el canelo en Chile y muchas, muchas otras. La verdad es que lo que los occidentales llamamos, en nuestra ignorancia, “drogas alucinógenas” (sin distinguirlas en nada de los monstruos químicos que nuestra sociedad ha creado) son tan numerosas que prácticamente habría que cubrir de cemento la Madre Naturaleza para eliminarlas.

Diversos antropólogos y psicoterapeutas se interesaron muy tempranamente en estos ceremoniales indígenas, existiendo registros de este interés desde el siglo 19. En la primera mitad del siglo 20, literatos y psicoterapeutas ahora famosos –como Havelock Ellis, Aldous Huxley, Stanislav Grof y Claudio Naranjo- experimentaron y estudiaron en profundidad sus efectos. Todos valoraron entusiastamente su enorme potencial terapéutico y transformador, constituyendo una muestra más del creciente interés que los occidentales sensibles han tenido desde tiempo atrás por las culturas precolombinas.

En nuestro país, sin embargo, actualmente se encuentran penados el cultivo y “tráfico” (regalando o proporcionando a otros a cambio de algo) de la planta del cáñamo (cannabis), del San Pedro, del ácido lisérgico y del hongo que contiene psilocibina, todos con efectos relativamente similares. La ley prohibe estas sustancias, tratando a los infractores del mismo modo como trata a delincuentes comunes que matan, roban, violan, asesinan o trafican con sustancias –como la cocaína, heroína o pasta base- que destruyen el cerebro de niños y adolescentes. Es realmente vergonzoso que los legisladores que dictan leyes de este tipo tengan este nivel de ignorancia y prejuicio respecto a lo que deciden; a mí me producen desaliento y vergüenza ajena, la verdad, porque si bien considero que estas sustancias deben ser tratadas con respeto y sobre todo con un nivel adecuado de información respecto a sus efectos y a las precauciones que deben tenerse, no producen adicción ni perjuicio alguno si se cumplen esas condiciones.

A fines de Noviembre 2008 hubo arrestos, con gran publicidad y entusiasmo por parte de la prensa amarilla, de dos personas que dirigían rituales con el cacto San Pedro. Los medios hicieron su fiesta y supongo que los sectores más recalcitrantemente conservadores del país también, versión moderna del populacho que mandaba los cristianos a los leones. Se anunció triunfalmente que “se habían arrancado los cactos”… pobrecitos. ¿Pensarán arrancar también todos los del desierto de Atacama, así como los yanquis han deseado erradicar la planta de la coca? Repito: es una desgracia que todos nos hallemos sometidos a leyes y a legisladores tan ignorantes.

Se mencionó en la prensa que estas personas son terapeutas transpersonales. Es cierto que se adscriben a esta corriente, a la que yo también adhiero; mi posición al respecto es ambivalente, pues si bien la ley –por estúpida que sea- es la ley y lo razonable es respetarla, en los orígenes de esta corriente, en que estas sustancias eran enteramente legales, se verificó su enorme potencial terapéutico. Y es debido al Imperio, que propulsó su prohibición –tal como prohibió el alcohol en algun época y en general ha tenido un comportamiento tan caprichoso como el de un niño de cuatro años- que el resto del mundo (siguiendo el juego de “Simón dice…”) se encuentra en esta absurda situación. ¿Cuándo dejaremos de ser colonia gringa y pensaremos, estudiaremos y obtendremos nuestras propias conclusiones en forma independiente? ¿O el próximo paso es que nos pongan una base militar –como en tantos otros países- en un futuro próximo?

“La conciencia es el camino y también la meta”

http://www.ricardojimenezo.cl/blog/index.php/category/plantas/la_conciencia/
Ricardo Jiménez, detenido por usar San Pedro en sanaciones.

Por Tatiana Vega P. (Entrevista publicada en revista UnoMismo nro. 229 – Enero 2009)

Una situación judicial puntual nos conmina a una profunda reflexión sobre el derecho a elegir libre, consciente y responsablemente la forma en que queremos sanar y cultivar nuestro cuerpo, mente, alma y espíritu. Del miedo a la libertad y del arte de amar nos habla esta entrevista.

El sábado 29 de diciembre del año recién pasado no fue un día cualquiera en la vida de Ricardo Jiménez y su pareja, Loreto Frederick, en su bucólica parcela del Cajón de Maipo.

“Iniciábamos recién la caminata hacia la montaña un grupo de 7 personas, mi pareja y yo, para realizar un ritual de ingesta de San Pedro, cuando, en cuestión de segundos nos vimos rodeados de personal de la Policía de Investigaciones que aparecía por todos lados… Eran 10 ó 12 policías… A la distancia, un par de camarógrafos grababan el operativo…

“Uno de los policías me apartó del grupo y me informó que había una orden de detención en contra mía y de Loreto y de allanamiento de mi casa por micronarcotráfico de mescalina.

“Me devolví hacia el grupo y saqué de mi mochila las botellas que contenían la cocción de San Pedro, las levanté y se las mostré a los policías diciendo: ‘¡Aquí está lo que buscan, no tenemos nada que ocultar; por favor, tranquilícense’, lo que bajó enormemente el grado de tensión y nerviosismo de todos. Nos devolvimos caminando hacia mi casa.

“Cuando llegamos, se sumaron 2 ó 3 vehículos de Investigaciones que traían equipos, los que fueron siendo distribuidos en diferentes actividades. Unos sacaron sus computadores e impresoras y comenzaron a tomar declaraciones a los participantes. Otros vaciaban gotas del líquido de las botellas con San Pedro en un equipo para medir la presencia de mescalina. Otros fueron revisando minuciosamente todas las habitaciones de la casa mientras otro grupo lo hacía en la parte de afuera y los alrededores.

“Entre nosotros y los policías se fue desarrollando un contacto cada vez más humano y las preguntas que inicialmente emitían en tono acusatorio se fueron formulando en un tono más respetuoso…”

Ingeniero civil de la U. Católica de Chile, con postítulo de Facilitador de Desarrollo Personal e Interpersonal en la Universidad del Mar, Ricardo Jiménez fue socio fundador de la Sociedad Chilena de Desarrollo Personal y miembro del Equipo Técnico de la institución en los programas de Formación y Perfeccionamiento desde el año 1993; se especializó en Terapia Gestáltica y Grupos de Encuentro con Patricio Varas S., y tiene una larga trayectoria experiencial, investigativa y de formación en el campo de la psicología transpersonal, con participación en diversos talleres, cursos, seminarios y congresos tanto nacionales como extranjeros. En la actualidad, además de ejercer su profesión de ingeniero, se desempeña como terapeuta individual y grupal, bajo el enfoque de la psicología humanista-transpersonal.

Expansión de conciencia

Al cierre de esta edición, tuvimos la oportunidad de profundizar en el tema de su detención con el sanador Ricardo Jiménez, hoy en libertad condicional con arraigo nacional.

¿Crees que puede denominarse “droga” al cactus San Pedro? ¿Que puede caber en la misma clasificación que la pasta base, por ejemplo? ¿Por qué no? ¿Qué es para ti, el San Pedro (en cuanto a experiencia)?

La mescalina es, efectivamente, una droga que puede ser extraída del cactus San Pedro o de otra especie llamada Peyote. Por lo que entiendo, ello involucra un procedimiento de laboratorio, que altera la estructura molecular y donde intervienen otros agentes químicos… Creo que el proceso se llama sintetización. Jamás la he probado y desconozco sus efectos.

Otra cosa es una cocción natural y orgánica del cactus, donde las sustancias conservan su estado natural y la dilución del principio psicoactivo es muy alta. Todas las investigaciones indican que su consumo bajo esta modalidad no produce daño cerebral ni adicción; características asociadas a una droga dañina. Más aún, hay estudios y experiencias de aplicación de estas técnicas de sanación en rehabilitación de drogadictos y alcohólicos.

En lo fundamental, para mí, el San Pedro es uno de los tantos vehículos a través de los cuales es posible lograr estados expandidos de conciencia, es decir, estados en que las facultades perceptivas y cognitivas se potencian, sin perder las facultades habituales. Creo que no hay mayor diferencia entre el estado de conciencia que se logra a través del San Pedro y el que se obtiene mediante un trabajo de meditación profunda o técnicas de respiración. Son formas distintas, que requieren metodologías diferentes, pero que finalmente desembocan, en lo esencial, en un estado de conciencia superior al habitual.

La ventaja adicional que proveen las plantas de poder cuando se utilizan en un contexto de sanación es que permiten mantener dicho estado por un período bastante largo (en torno a las 5 hrs) y sin necesidad de estar realizando una práctica especial. En ese tiempo y en ese estado es posible una intervención terapéutica muy profunda y eficaz.

San Pedro es una planta sagrada que abre las puertas de la conciencia superior, lo que metafóricamente en otras tradiciones se simboliza como el portador de las llaves que permiten acceder al cielo.

¿Podrías explicar cómo usas la planta con tus pacientes? ¿Con qué fines?

En el contexto de un trabajo psicoespiritual, los propósitos o intenciones de cada participante son personales y muy variados… y van desde motivaciones psicológicas hasta espirituales, desde resolver un “rollo” hasta tener una vivencia mística.

Mi experiencia en psicoterapia transpersonal -y en eso incluyo cualquier metodología que promueva estados de conciencia expandida- es que la configuración del propósito tiene mucha relevancia, ya que finalmente determinará la dirección y el sentido de la experiencia interna/subjetiva de cada participante. Toda la primera parte de nuestro ritual antes de la ingesta (aproximadamente 2 hrs) está destinada a que cada persona profundice en sus motivaciones e intenciones.

Al momento de hacer la ingesta, cada persona vuelve a focalizar su propósito… Lo que viene después es una entrega para que la conciencia superior de cada participante conduzca el proceso. Durante la experiencia hay intervención terapéutica – individual y colectiva – en las etapas que hemos ido detectando claves, con el fin de supervisar, asistir, apoyar y acompañar a la persona cuando es necesario. Adicionalmente, hay intervenciones individuales ante solicitud del participante o por iniciativa de los terapeutas.

Una de las claves es que se produzca integración y equilibrio entre la percepción-cognición de las realidades externa/objetiva e interna/subjetiva. Este equilibrio garantiza que la totalidad de la experiencia sea bien asimilada por la persona y que, posteriormente, el aprendizaje sea aplicable en su vida cotidiana.

El verdadero poder

Cuando se habla de “plantas de poder”, ¿a qué poder se refiere el término?

Obviamente, al poder de la conciencia. La conciencia expandida abre facultades que no están siempre a nuestra disposición… Cuando esas facultades se orientan a la sanación, su efecto es poderoso.

Hay muchísimos experimentos y de muy diversa índole que pueden ejemplificar estas facultades potenciadas en conciencia expandida, que reitero, no están circunscritos a la ingesta de plantas. Por dar algunos:

– El ritual de la caminata sobre el fuego muestra de manera categórica que el efecto del calor sobre el cuerpo puede ser de índole muy distinta según el estado de conciencia en que estemos. Esto es muy significativo, porque estamos hablando de afectar leyes físicas.

– Las facultades intuitivas y de percepción del “mundo sutil” pueden adquirir una gran potencia y es muy habitual que alguien pueda “adivinar” lo que está pensando o sintiendo otra persona.

– La tolerancia al dolor puede llegar a grados muy altos cuando estamos en estos estados… Hay muchos rituales de raíces indígenas que utilizan este método como una forma de expandir la conciencia. El autoflagelo en la tradición católica y los fakires en la yóguica son manifestaciones de lo mismo.

Se podrían citar muchísimos otros ejemploes, pero para decirlo en una frase: la conciencia es el camino y también la meta.

¿Dirías que tu trabajo es de índole espiritual? ¿Por qué?
Para los que trabajamos en psicoterapia desde la perspectiva transpersonal no hay separación entre lo psicológico y lo espiritual… Los procesos de sanación se abordan desde una compresión unitiva del cuerpo, la mente y el alma.

Esto no tiene nada que ver con la promoción de determinas creencias o dogmas; esa es la parte exotérica de la espiritualidad, materia de las instituciones religiosas o iglesias.

En la perspectiva transpersonal, tomamos las herramientas y métodos que proveen las tradiciones espirituales en su aspecto esotérico, es decir, prácticas que facilitan que cada persona se encuentre con la verdad psicológica y espiritual que emana en forma libre y consciente de su propia interioridad, que por cierto es muy diversa y siempre respetable.

Cuando tomamos una herramienta de alguna tradición, por respeto y gratitud intentamos conservar el mensaje esencial que ha inspirado a dicha tradición. Cuando vamos a la fuente budista, el énfasis estará en desarrollar nuestra conciencia superior para ponerla al servicio de la compasión. En el caso de nuestros rituales, que se inspiran en las tradiciones indígenas, el foco es ‘honrar la sagrada naturaleza como fuente de sabiduría y sanación’… o sea, la naturaleza como manifestación y portal de acceso a la divinidad.

El derecho a elegir

¿Cómo interpretas el hecho de protagonizar este proceso en el contexto histórico chileno actual?

Por una parte, creemos que este juicio sentará jurisprudencia sobre 3 aspectos legales: El uso de las terapias alternativas y complementarias como parte de los tratamientos médicos reconocidos que aportan a la salud; la posibilidad de que profesionales que no tienen título universitario en alguna de las carreras de la salud puedan oficiar como terapeutas en determinadas técnicas, y, tercero, el uso de las plantas de poder con fines psicoespirituales como método terapéutico válido.

Los dos primeros puntos están prácticamente formalizados en nuestra sociedad, ya que hay diversas situaciones que los avalan, como el hecho que en hospitales públicos se esté realizando este tipo de terapias y existan carreras universitarias que imparten esos conocimientos.

¿Qué es lo que está en juego, en realidad, en el trasfondo de esta polémica?

Desde una perspectiva más amplia y profunda, me parece que a nivel cultural el debate versa sobre si nuestra sociedad tiene la madurez suficiente para elegir libre, consciente y responsablemente la forma en que queremos sanar y cultivar nuestro cuerpo, mente, alma y espíritu; en el entendido, claro está, que estas formas no afecten o restrinjan las libertades de otros.

Estimo en alrededor de un centenar las personas que durante estos poco más de dos años han participado de nuestros rituales. Nunca hemos tenido un accidente que sobrepase un porrazo durante la caminata por el cerro, y todos han testimoniado una experiencia positiva y benéfica para sus vidas. Jamás hemos tenido un reclamo y, hasta el momento, no tenemos conocimiento de denuncia alguna. Entonces: ¿qué origina este tremendo operativo policial y periodístico?, ¿Qué hace que una sociedad que institucionaliza la libertad como principio fundamental reaccione tan radicalmente ante un hecho de tan pequeña escala y con propósitos de sanación?

La respuesta última que llega a mi conciencia cuando me planteo esto coincide con el título del clásico de Erick Fromm: “El Miedo a la Libertad“. Para los que trabajamos en el campo del desarrollo de la conciencia, el miedo es tema frecuente y también raíz de la mayor parte de nuestras limitaciones psicológicas. No podía ser de otra manera, porque como decía el viejo Perls, es obvio que una sociedad neurótica promueve la presencia de la neurosis en los individuos y que individuos neuróticos tenderán a crear estructuras igualmente insanas.

Las raíces del miedo son siempre emocionales. Sabemos que se gesta en las etapas tempranas del desarrollo y que opera desde el inconsciente por el resto de la vida mientras no salga al descubierto. Es en el seno de la familia donde se aprende a temer… son las interacciones familiares insanas las que siembran esta pérdida de confianza en el otro y motivan las actitudes que coartan la libertad propia y ajena.

Si nuestra meta es la libertad, nuestro obstáculo es el miedo, tanto a nivel individual como social. Efectivamente, si reconocemos nuestros temores, lograremos ver que tras la violencia, ya provenga de personas o instituciones, hay niños heridos y asustados; y ello puede conducirnos hacia la verdadera puerta de salida a este círculo vicioso – de agresión y miedo – en que nos encontramos atrapados como humanidad. Curiosamente, esa puerta finalmente corresponde también al título del otro clásico de Fromm: “El Arte de Amar”.

Entonces, con una mirada aún más amplia y generosa, podremos simbolizar en este proceso la oportunidad de retribuir a la sociedad que nos ha cobijado, lo que por años hemos estado aprendiendo en las modernas catacumbas del mundo alternativo… nuestro pequeño y humilde aporte a esta transición desde una cultura del miedo hacia una cultura del amor. Donde los seres humanos podríamos relacionarnos entre nosotros con la misma naturalidad y confianza con que nos paseamos por un jardín – rico en variedad de especies, colores, aromas y formas-, para reconocer que en esa diversidad radica, precisamente, la riqueza y belleza de la humanidad.

Para ello solo debemos entregarnos a las transformaciones – internas y externas, individuales y colectivas – que la vida nos va indicando… entendiendo que ellas son sólo parte de un orden universal que nos trasciende.

La experiencia del Dr. Claudio Naranjo

La experiencia del Dr. Claudio Naranjo
En Junio de1994 y en el contexto del Congreso de Psicología Clínica, el psiquiatra chileno Dr. Claudio Naranjo C. dictó  una conferencia titulada “Acerca de las fuentes de mis aportes a la psicología”, donde relata además de otras vivencias, sus experiencias personales explorando con sustancias psicotrópicas. A continuación un extracto de su charla, en los párrafos y preguntas relacionados con “alucinógenos”.

Charla

Y la segunda influencia fue mi primera experiencia psicodélica importante -lo digo así porque yo había sido conejillo de Indias aquí en la Clínica Psiquiátrica: en una ocasión fui inyectado con ácido lisérgico (LSD) -una dosis no demasiado grande, 75 microgramos-, y puesto en una cámara oscura que se había construído para experimentos en deprivación sensorial con perros (risas). Pero en fin, era una aproximación a una situación de mínimos estímulos y había tenido una experiencia de interés filosófico. Por ejemplo, había muchas espirales, todo era espiral, y estas espirales me parecían fascinantes, y tuve muchos pensamientos sobre las espirales. O, si estaba alerta, si estaba mirando mi pensamiento, no ocurría nada, no había nada de que pudiera hablar. Pero si no me ponía a mirar, pasaban muchas cosas, pero después no recordaba nada. Eso me dio mucho que pensar… cosas un poco intrascendentes, desde el punto de vista de lo que puede ser la experiencia con uno de estos alucinógenos fuertes.

Entonces, eso me había motivado: era algo interesante, pero no había sido una experiencia transformadora. Y aquí me encuentro con un gran terapeuta, especialista en el manejo del ácido lisérgico: Leo Zeff, que se había venido de la clínica de Menninger. Un Junguiano de la clínica de Menninger -claro que ése es esencialmente un lugar de Freudianos- y un hombre que no publicaba ni le interesaba publicar, un hombre de gran corazón, y era un verdadero maestro en el manejo de este recurso terapéutico. Eran las postrimerías de mi tiempo allá en la Universidad de California: estaba allá, como digo, en un estudio sobre valores, haciendo análisis factorial de los valores y de las preferencias estéticas -cosas muy de la psicología clásica-. Me encuentro con este hombre -me impresiona-, un hombre que tenía además la formación de rabino, un hombre muy religioso; y era una coyuntura de mi vida en que tenía que tomar una decisión en relación con mi vida amorosa. Pienso, “Esto va a ser muy importante”, le pido una sesión, y esa sesión fue una experiencia muy profunda que me dejó conectado con otro nivel de mí mismo: fue un efecto sanador muy extraordinario.

Esa única inmersión en mí mismo tuvo su paraíso y su infierno. Es algo que a la salida me dejó con una nueva confianza en mí mismo, con una sensación que yo expresaba diciendo que “había puesto el pie en el camino”: y es que no sabía más, pero sabía que a cada paso sabría lo suficiente para poner el pie en el siguiente paso. Es como una confianza de caminar un paso a la vez, confianza en mis propios recursos; y desde ese momento, desde la salida, desde el día siguiente de esa única experiencia, supe que yo podía servir para la psicoterapia “y antes sabía y había probado que no servía: es decir, de vez en cuando me salía por casualidad”, como he explicado. Entonces, supe intuitivamente que ahora, este estado interior de más contacto conmigo mismo y con mi intuición, era algo que me permitía dar algo.

Y eso se combinó con la aventura siguiente en mi vida: ya había organizado una expedición al Putumayo -un río que es un afluente del Amazonas, que corre entre Colombia y Ecuador-, porque me había interesado en el yagé, que es una planta alucinógena de los indios. Este es un interés que ya venía siguiendo a través del libro de un explorador, Cunningham, que había escrito un libro que se llamaba Yo también fui cazador de cabezas. Fue alguien que fue adoptado por una tribu de cazadores de cabezas, se casó con varias de las mujeres de la tribu -porque son polígamos- y atravesó la iniciación de los guerreros: y allí le dieron este brebaje extraño y tuvo una experiencia…esencialmente, de heroísmo. En la ceremonia de iniciación de los guerreros se usan los azotes; y, al ser azotado, él desplegó una actitud de desafío ante el dolor, que a mí me llamó la atención -porque yo he sido muy sensible al dolor físico y psíquico-. Era un sentimiento de invulnerabilidad en que le decía al personaje disfrazado, alado, al demonio -pero claro, encarnado por un iniciador- que lo azotaba, “¡ Dame más !¡ Dame más !”, como queriendo probar su ir más allá del cuerpo.

Y yo, como cobarde constitucional, porque fui siempre un conejo de nacimiento -es una cosa biológica eso de ser conejo- (risas) ¡ Probado! Más adrenalina, más reacción de huída-. Pensé, “Qué buena sería una droga que a uno lo haga más heroico”, aunque fuera como para aprender qué es eso. Y me propuse llegar hasta a arriesgarme entre los cazadores de cabezas para conseguir ese remedio contra la cobardía (risas). Y con Humberto Maturana tuvimos un proyecto de ir a cazar un insectívoro raro por ahí en la selva, como pretexto para conseguir una beca que nos permitiera llegar donde estos cazadores de cabezas (risas). Total, no resultó eso, pero muchos años después, cuando estaba en el Museo Botánico de Harvard, veo un rótulo que dice, Exposición especial: Botánica Económica -no sabía que existiese ese ramo- pero veo distintas plantas con sus productos. Allí está el opio con sus cuarenta alcaloides en distintos frasquitos, está la planta de la coca con su alcaloide, muchas de las plantas medicinales -el curare, la digitalis-.

Y entre tantas plantas, veo una liana retorcida y un pequeño apartado que dice “La naturaleza botánica de los narcóticos malpigiáceos de Sudamérica” y en él, una fotografía de indios azotándose, con lo cual supe que la planta que yo buscaba ya estaba identificada botánicamente. Me propuse hablar con el curador del Museo Botánico, y resultó que él mismo era el autor de ese apartado: había estado doce años haciendo trabajos de campo en Colombia y otros países Sudamericanos. Ya tenía aclarado mucho: me puso en contacto con los indios que le ayudaban a recolectar plantas…así que a la vuelta de mi beca a Estados Unidos, me fui a conocer a estos indios y conseguir algo de yagé. El yagé es algo que se usaba en la formación de chamanes. Cuando yo hablaba con los chamanes en castellano -porque algunos de los indios ya estaban bastante españolizados, no se necesitaba siquiera intérprete- hablaban de estudiar medicina: “Se usa el yagé para estudiar medicina”. “¿ Y cómo se estudia medicina ?”. “Bueno: hay que aprender a entender los propios sueños”.

El yagé tiene mucho que ver con el desarrollo de la intuición: se puede decir que es un alucinógeno, en un sentido muy amplio de la palabra, pero no produce alucinaciones. Lo que pasa es que, a ojos cerrados, se facilita mucho ese tipo de fantasía que se maneja, justamente, en la fantasía dirigida: una fantasía en que uno está plenamente consciente, sin trastornos de la identidad ni diferencia en la actitud emocional ni cambio de juicio: es un mundo simbólico muy exaltado, pero muy espontáneo. Y a través de ese mundo simbólico se pueden aprender cosas: se puede contemplar este mundo e incluso entender cosas de uno mismo y de la realidad. Los indios dicen que ésa es su manera de aprender sobre las plantas, sobre la naturaleza, sobre los animales. Lo usan en la cacería, para desarrollar capacidades parapsicológicas. Así que me entusiasmó bastante el mundo del yagé, y cuando regresé a Chile planteé una investigación que usaba, en forma comparada, el yagé y la mezcalina, que era otro alucinógeno conocido. Venía, sin embargo, de mi apertura interior a una capacidad terapéutica, y me había encontrado con personas en estados de consciencia más libres, más fluidos, de una gran potencialidad terapéutica: estados en que es como si se disolviera el ego transitoriamente, y se pudiera recomponer un poquito diferente. Empecé entonces a hacerme psicoterapeuta, por primera vez de veras. Empecé a nadar en este territorio nuevo.

En el curso de los años, esta investigación sobre el yagé me llevó a la psicofarmacología durante un tiempo, cuando publiqué un libro llamado The Healing Journey (El Viaje Sanador). Allí hablo como lo solía hacer hasta hace poco: para hacer más aceptables mis ideas: “Ya todos sabemos tal cosa”. Así que presenté una serie de fármacos como si ya estuvieran en circulación; pero en realidad, me tocó descubrir muchas cosas nuevas. En esa época sólo habían tomado yagé los indios: era cuestión de curanderos que recién estaba entrando en contacto con las poblaciones blancas. Ocasionalmente, los blancos venían a curarse con ellos; pero esto no había sido traído al mundo clínico. Aquí, en Santiago, en casa de una amiga chilena, Nieves Yankovic, estaba hablando de mi hallazgo de las posibilidades terapéuticas del yagé y contando cómo produce imágenes arquetípicas características de tigres y de serpientes. Estaba presente en esa ocasión el ex cónsul británico en el Congo. Me dijo, “Ah, lo que usted cuenta es muy parecido a lo que en el Congo se conoce mucho: que los hechiceros se transforman en leones. Incluso he escuchado la historia de alguien que le disparó a un león, pero después se encontró con que el hechicero había sido muerto de un balazo. La gente piensa, en el Africa, que los hechiceros verdaderamente se transforman en leones”.

Entonces pensé, “¿ No será que ésta es una historia que parte de la vivencia subjetiva de la transformación del chamán en animal ? Porque así me parece que fuera el caso en Colombia, en Venezuela, en Brasil, en lugares donde se consume el yagé: las personas dicen transformarse en jaguares. Ahora, cuando yo tomé, no me transformé en jaguar: vi un tigre dibujado por Draco Maturana, un amigo con un gran talento para dibujar. Hacía unos dibujos muy simpáticos, un poco a la Rousseau -pero un poco más sofisticados, en realidad-. Me había regalado un tigre de mucho colorido: cuando fui mi propio conejillo de Indias para probar el extracto de la planta, lo que vi era un tigre de caricatura. Estaba muy lejos mi instintividad de ser tan sana como para poder sentirme tigre: veía al tigre de lejos. Los indios recorren todo un proceso; y también, cuando iban blancos a curarse de cosas tan diversas como el asma o la estitiquez -porque vienen por enfermedades psicosomáticas, sobre todo- muchas veces, los indios -que conocen a los blancos y cuán lejos están de su mundo instintivo- los amarran a un árbol, porque si no salen corriendo cuando se encuentran con los tigres y las serpientes.

En todo caso, cuando yo le cuento esto a este Cónsul, él me cuenta la historia de los africanos y, naturalmente, me interesé por ver qué sustancia pudiera ser; y después de poco leer, me doy cuenta de que hay un producto en la planta que se llama iboga que se supone que produce un estimulante similar al café y que los indios usan para sus bailes. Yo pensé, “Creo que ese estimulante es un poquito más que el café: tal vez los blancos piensan eso, pero lo que ellos están sintiendo con eso debe ser un poco más”. Así que me informé en la literatura y vi que había estudios sobre la ibogaína -este alcaloide- solamente en la vagina de la rata y en el intestino del conejo. Así que fui mi conejillo de Indias una vez más para ver si en la corteza cerebral del hombre intacto producía la ibogaína algún efecto subjetivo, además de los efectos que se sabía que tenía en el músculo liso. Entonces, tomé ibogaína y ahí fue mi acto creativo de tirarme al abismo, creyendo en mi intuición que estaba frente a algo ya conocido por los indios por centenares de años.

Tuve una experiencia en que todo el mundo giraba en órbitas perfectas: la armonía de las esferas, todo era una gran danza, todo era un Gran Homenaje a lo Divino; y en esta danza, en esta Gran Celebración que era el Universo, había un punto negro al centro -que era yo- que no se movía (risas); y yo estaba allí como queriendo saber algo, pero sin meterme. Y es como si se me hubiera dado la libertad de tocar el interruptor e incorporarme a esa danza. Tenía las palabras mágicas en la boca -”Hágase tu voluntad”-, y con esa entrega a la voluntad cósmica yo lo estaría pasando mejor, pero había la posibilidad de que la voluntad divina fuera que yo no fuera nada, que fuera polvo: y no me atreví (risas). Y tuve como tres minutos de libertad para tener la mano en este interruptor, y después fue un bad trip (mal viaje): fue una película tipo Walt Disney, con conejitos, con cosas intrascendentes. Pero le tomé mucho respeto a la ibogaína, y cuando se me invitó a la Primera Conferencia Mundial sobre Alucinógenos, organizada por la Universidad de California, -una gran conferencia interdisciplinaria, en que había una antropóloga, un profesor de religión comparada -Houston Smith-, el poeta Allen Ginsberg, Tim Leary -que después produjo tanto escándalo- y Alpert y otros; en fin, los pioneros del ácido lisérgico en ese momento. Se me invitó a eso y yo no presenté nada sobre el ácido lisérgico, sino que mi descubrimiento en ese momento fue la ibogaína, planteando que era -así como del ácido lisérgico se decía que era un facilitador del aquí y ahora-, yo dije que la ibogaína era un facilitador del allí y entonces: una gran posibilidad de redigerir escenas de la infancia.

Había descubierto dos alucinógenos -también la armalina, pues aunque los indios conocieran el yagé, me tocó descubrir que este alcaloide en particular funcionaba en distintas combinaciones-. Se me ocurría que el sistema nervioso estaba lleno de caminos distintos; y que este estado interno de flexibilidad, de posibilidad, de mayor maleabilidad, podía ser facilitado en distintas direcciones. En Estados Unidos se había hecho tabú el asunto de los alucinógenos, porque hubo todo un fenómeno social de abuso que fue el resultado de la reacción a este clima prohibicionista que ha habido allí ya desde el intento de prohibir el alcohol. Se produjo una criminalización creciente de todo este ámbito, así que yo me encontré con una posibilidad muy especial aquí en Chile, con las manos libres, auspiciado por la Universidad de Chile para trabajar en una serie de productos que Schulgein -un químico de gran talento para la síntesis con quien me topé en Estados Unidos, y que ahora se está haciendo muy famoso- estaba sintetizando en el laboratorio.

Así que hubo un período en que me dediqué a esto, que fue otro estímulo para mi exploración de formas de psicoterapia e integración de las cosas que iba recibiendo en California. Así que fue, por una parte, investigación psicofarmacológica: ver qué fármaco produce tal cosa en los seres humanos en una situación experimental; pero, por otra parte, era investigación terapéutica -cómo puede manejarse el estado mental que produce esto, que produce aquello-. El más importante de los fármacos que encontré en esa época fue el MDA, que fue el precursor de uno que ahora circula con el nombre de éxtasis, que es la misma cosa pero con una pequeña modificación química que lo hace menos tóxico. Creo que tiene un gran, gran potencial terapéutico; y en Suiza y en otras partes se está investigando, se está reabriendo la investigación en Estados Unidos después de una época en que el establishment norteamericano se cerró rotundamente, confundiendo una cosa con otra, confundiendo los alucinógenos mayores con estos fármacos derivados de la anfetamina, que son en realidad muy inofensivos y de un potencial terapéutico que es una vergüenza menospreciar.

Preguntas

Ps. Alejandro Celis: Tú decías algo respecto a que las distintas sustancias psicodélicas habían sido metidas en el mismo saco con otras cosas -como las drogas “pesadas”, obviamente más peligrosas-. (Sí.) Y que eso se está revirtiendo…

Dr. Claudio Naranjo: En Estados Unidos, en este momento, el Servicio de Salud afortunadamente está cambiando de política: digo “política” subrayando la palabra, porque Bush y Reagan verdaderamente hicieron suya una posición que recordaba un poco la del antisemitismo alemán. Es una posición de decir “los jóvenes tienen la culpa de todos los males, y la contracultura y las drogas hacen que la gente deje de adherir a la Vieja Buena Moral”. Es como ese rearme moral norteamericano, el Moral Majority, que es una minoría -por suerte-; ese movimiento tan conservador anti-droga parece haber sido una manipulación política, de distraer, así como las grandes tiranías distraen con el fútbol para que la gente no piense demasiado en lo que está pasando, también se distrae con “el gran problema de las drogas”. Y se muestran helicópteros llenando de gases los campos de cocaína en Bolivia: a cada rato, los programas de TV americanos muestran que el verdadero enemigo está allá.

Y ahora se está dando vuelta eso, gracias sobre todo a que el jubilado Albert Hoffman -descubridor accidental del ácido lisérgico- desde su jubilación está tomando una posición más activa con los terapeutas de Suiza. Suiza hizo excepción a esa recomendación de la OMS de drogas prohibidas; dijeron, “No, nosotros queremos investigar un poco más. Aquí hay metilendioxianfetamina que parece que hace bien a la psicoterapia, está aquí la ibogaína, que hay que conocerla más, y hay esto y lo otro”. Y entonces hay una serie de drogas en estudio; y Estados Unidos está empezando, también; sólo que la burocracia que hay que atravesar para llegar a poder tener un estudio aprobado es tan desagradable que yo, personalmente, no lo haría.

Ps. Luz María Alliende: ¿ Estás optimista con esta Humanidad ? ¿ Hacia dónde crees que va?

Dr. Claudio Naranjo: Siento que, así como citaba que en matemáticas un criterio de buena demostración es la elegancia -aunque no podemos saber el futuro-, sería elegante pensar que esta gran construcción que es la evolución de la Vida no va a terminar en nada. Toda esta evolución de la Humanidad es una evolución, por una parte, y una regresión por otra. Es una evolución acoplada a la evolución de un parásito, que es la neurosis colectiva. Paralelamente ha habido una evolución de la cultura y de la enfermedad. Entonces, yo diría que el árbol de la Vida es, socialmente, un árbol que no ha llegado a dar fruto, a florecer como Humanidad. Somos un árbol retorcido que ha podido sobrevivir su propia miseria: ese clima permanente de injusticia, de empobrecimiento del terreno, de esto y lo otro. No suena como un bonito plan del Arquitecto Divino que esto termine en una explosión, así que tiendo a pensar, mesiánicamente, que a medida que va muriendo la cultura milenaria patriarcal -el espíritu de la civilización, tal como la hemos conocido- está naciendo otra cosa que no va a ser un aborto.

No podemos saberlo, pero hay que actuar como mejor se puede. Y actuar como mejor se puede es una cosa compleja: sería tema para toda una conferencia. No es actuar como si supiéramos lo que tenemos que hacer, tampoco. Hay una muy buena frase de Max Neef: él decía, “Derivar en estado de alerta; unir con lo que está pasando creativamente, sin que nuestros planes y nuestros conocimientos supuestamente interfieran en forma excesiva con lo que nos va presentando el momento -con creatividad y con benevolencia-”. Lo que más falta, yo diría, es la transformación individual, porque ya se sabe que lo político no basta; las transformaciones sociales han sido, hasta ahora, todos abortos. Los políticos nunca han podido dar lo que han prometido: el sistema no permite que se pueda hacer un cambio desde fuera. Aunque los marxistas decían, “Necesitamos a un Hombre Nuevo para un Mundo Nuevo”, se descuidó eso en la práctica. El espíritu militante activista es un espíritu muy poco psicológico.

Así que yo creo que una sociedad sana sólo puede ser constituída de individuos sanos, y que el mayor acto político del momento es el acto de auspiciar, de fomentar el cambio individual. Una especie de alfabetización en el sentido de saber qué hay que hacer, para entender lo que pasa y para entenderse a sí mismos, como punto de partida.

Ps. Ana María Puga: Escuchándote en relación al uso y a la prohibición del uso de los alucinógenos, quiero preguntar tu opinión en torno al legítimo y legal uso de otros fármacos que se usan de una manera extendida para producir experiencias tranquilizadoras, que de alguna forma están, sí, legitimadas…

Dr. Claudio Naranjo: ¡ Claro ! Todo lo que disminuya la consciencia es permitido, todo lo que aumente la atención es prohibido, eso es claro. El alcohol está permitido; todos los fármacos que producen una lobotomía funcional que disminuya los problemas disminuyendo el campo de consciencia están permitidos. Ha habido movimientos de querer contrarrestar eso: toda la Antipsiquiatría fue un movimiento en ese sentido. Para poder no acudir a los fármacos depresores o los antipsicóticos, hay que dar mucho más cuidado, mucha más consciencia, mucha más atención. Toma mucho más trabajo, así que hay un problema económico involucrado, muy delicado: no querría meterme en eso. Pero ciertamente que la legislación está muy inclinada a un lado de la balanza, y yo creo que con consecuencias graves.

Se piensa que la prohibición de los alucinógenos se transforme simplemente en un asunto de Salud Pública, para impedir que haya complicaciones, para neutralizar, en cierto modo, los riesgos de la adicción. Y claro que hay riesgos de adicción: hay abuso, personalidades adictivas, hay el uso de las drogas como escape, hay todo eso; pero también creo que puede ser que el Cielo nos manda ciertos fármacos como se los ha dado a los chamanes, a las culturas primitivas; nos los da para que hagamos algo con ellos. Y tal vez el valor que tienen en catalizar, en permitir el desarrollo humano, el desarrollo de lo terapéutico, de lo espiritual, como un factor iniciatorio impersonal, sea justamente lo que necesitamos para poder reemplazar los otros fármacos. Esa atención que no sabemos darle a los psicóticos, tal vez sabríamos dársela si hubiéramos tenido más acceso a estos otros recursos prohibidos.

En general, la actitud que tienen las culturas primitivas frente a la psicosis es un poco como en la Edad Media: el loco es santo, es alguien que tiene contacto con algo muy respetable. Se lo manda a la selva: que se retire, que viva su locura hasta que salga de ella, porque se piensa que la psicosis es una cosa que tiene su recorrido y que se sale de ella -si no se la interfiere como nosotros, que le tenemos tanto miedo-. Gran parte del fenómeno psicótico está hecho del miedo a la psicosis: es un estar atragantado entre dos mundos, no ser capaz de afrontar el abismo o las verdades últimas de la existencia, estar allí cogido en un mundo que no es nada, en un limbo entre vivencias profundas y la insuficiencia de lo cotidiano.

Así que hay una promesa en que la legislación vaya cambiando; y yo aprovecharía este momento para decir que, si las autoridades chilenas toman la iniciativa de plantearle a la Organización Mundial de la Salud una iniciativa semejante a la de Suiza, harían un gran favor a este país. Esta es una cosa absolutamente de circunstancia política de presión del Gobierno americano -con su actitud “liga Antialcohólica”, actitud prohibicionista, sobreprotectora, controladora: toda la medicina americana es excesivamente sobreprotectora, por motivaciones económicas secundarias, no por verdadero cuidado-. Eso está en el espíritu con el cual eso pasó a la ONU y luego al mundo: algo completamente arbitrario. Así que se beneficiaría enormemente Chile si se tomara la autonomía a nivel de Gobierno para usar estos recursos e investigarlos y explorarlos más. Además, fueron lanzados al mundo por un chileno: me tocó descubrir como veinticinco psicodélicos. Están publicados en Nature, en Science, en revistas famosas; pero están en un lenguaje tan químico y tan poco cotidiano que nadie se ha fijado todavía; pero están allí los experimentos animales, los estudios de toxicología, así que se puede dar el paso siguiente.

Una participante: Yo quería preguntarle si el trabajo de meditación, el trabajo con hipnosis, no podría reemplazar el trabajo con este tipo de alucinógenos.

Dr. Claudio Naranjo: A veces sí…a veces, un poco de dinamita hace lo que no puede hacer la pala. Depende de la persona. Conozco a Hanscarl Leuner, psiquiatra de una Universidad europea que se ha dedicado a trabajar en las neurosis de guerra, neurosis post-traumáticas, gente que ha estado en campos de concentración, gente que ha estado en las trincheras, y quedado muy dañada. Hay gente que no ha logrado salir con nada…y salen con ácido lisérgico, porque se derrumban las estructuras, ¡ incluso la neurosis ! Eso se quiere hacer con electroshock, con shock insulínico; pero se lo hace tanto mejor y con tanto menos daño con esta experiencia, que dura unas pocas horas y que tiene tanto beneficio: la persona contacta su espontaneidad profunda y sale con una nueva inspiración.

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