COSMOGONíA DEL PUEBLO INUIT

Cosmogonía del Pueblo Inuit

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Para la gente inuit, la cultura, la sabiduría y la vida están interrelacionadas, de modo que la espiritualidad impregna cualquier aspecto de sus vivencias. Para poder sobrevivir en este medio tan hostil, han tenido que desarrollar toda una serie de estrategias de supervivencia y normas de convivencia, entre ellas el mantenimiento del equilibrio y el respeto hacia el mundo natural y el mundo espiritual.

Si esto no fuera así, posiblemente no podrían sobrevivir. Para ayudarlos a alcanzar este equilibrio, estos pueblos han desarrollado una visión metafísica de la naturaleza, donde la armonía con el espacio es un elemento fundamental para sobrevivir.

El sistema aborigen espiritual es descrito como chamanístico debido al papel fundamental desempeñado por los chamanes, llamados «angakut», que consiguen mediar con fuerzas espirituales para que propicien el éxito en la caza o recuperen la armonía con el mundo natural y espiritual.

Los chamanes son especialistas en este tipo de religión considerada «animista», según la cual el mundo está habitado por muchos seres espirituales. Estos chamanes inuit son hombres que van más allá del conocimiento humano y, como tales, son capaces de comunicarse con la naturaleza y con el mundo sobrenatural, de forma que gracias a ellos se podría lograr un mayor equilibrio.

Los chamanes tenían el don de percibir las voces de la naturaleza y por intuición descifrar los mensajes que eran transmitidos a través de los mitos, los tabúes, los rituales y la ceremonias u otras formas de acontecimientos extraordinarios. Estos individuos sabios y especiales podían viajar libremente en el mundo «no visto» o sobrenatural, y, a menudo, regresaban con canciones nuevas, tabúes, rituales o ceremonias para mostraralas al resto.

Los amuletos también fueron elementos muy empleados por los chamanes; a menudo consistían en partes de animal o pedazos de creaciones terrenales. A menudo, los chamanes llevaban el amuleto o el bolso de medicina como un collar o bien cosido en algún sitio sobre la parka.

Estos sabios chamanes tenían experiencias con espíritus a los que sólo ellos podían ver y, a veces, estos espíritus bondadosos, que viven en otro mundo y que son llamados «mishtapeuat», ayudaban a los chamanes a comunicarse con el mundo sobrenatural. El chamán solía ser un curandero que trataba los síntomas físicos, psicológicos y espirituales de sus pacientes, ya que con sus cualidades especiales podía adivinar la causa de la falta de salud o la poca suerte en la caza.

Según el sistema de creencias inuit, cuando las ofensas de las personas desequilibraban el Universo, el chamán podía volar al mundo de los espíritus y servir de mediador con ellos, con el fin de restablecer la armonía. Los chamanes y los ancianos eran los encargados del ciclo ceremonial. Además, existían cuatro fiestas al año: la fiesta de las Preguntas ( Petugtaq), la de los Difuntos (MeFF’aq), la de la Vejiga (Nakaduq) y la de la Invitación (Kelek-lka’aF).

Respecto a la obtención de información sobre el mundo de los espíritus y de los animales, la adivinación es una de las vías utilizadas por los inuit para realizar sus averiguaciones. En cualquier caso, el ritual que se seguía tradicionalmente debía de desarrollarse en secreto, participando solamente los miembros de la comunidad aborigen. Otro método empleado, era la inducción de un estado de trance mediante el cual los cazadores podían conseguir alguna información.

Por otro lado, para los inuit, los sueños eran y son una fuente vital de información más o menos veraz sobre el futuro. Las comunicaciones del mundo espiritual también vienen, aunque de una forma algo embrollada, de una figura llamada «Matshishkapeu», que intenta comunicarse con los inuit, aunque no hable muy bien la lengua inuit. Sin embargo, no debemos olvidar que, si bien es cierto que todos los cazadores tienen algún poder espiritual, los chamanes tienen más poder porque ellos tienen el acceso directo al mundo sobrenatural.

Podemos concluir señalando que la importancia de la figura del chamán radica principalmente en su papel de intermediario entre mundo físico y ordinario y el mundo de los espíritus, ya que mediante sus ceremonias rituales y cantos son capaces de convocar a los espíritus y hablar su lengua especial.

El Mundo de Maestros Animales.

Para aquellos inuit que mantienen sus creencias tradicionales los animales son un elemento muy importante en el equilibrio con la naturaleza, ya que son fuente de alimento, materia prima para la elaboración de sus tiendas, de su ropa y otros utensilios, así como fuente de inspiración de creencias espirituales y valores sociales.

El mundo animal, según la tradición inuit, se divide en dos grupos: uno, el europeo, o, dicho de otro modo, el conjunto de animales domesticados, y, otro, el inuit, es decir, el grupo de animales salvajes. A su vez, los animales salvajes se agrupan en cinco categorías tradicionales, definidas como cinco reinos animales, llamados «tipentamun»; estos reinos son: animales cuadrúpedos, aves acuáticas, pájaros, peces e insectos.

En esta división en «tipentamun», cada reino animal es gobernado por un espíritu animal, conocido como «utshimau» que es el jefe, como «aueshish-utshimau» el maestro de los animales o como «katipenitak», que significaría el regulador. Por otro lado, se puede apreciar una jerarquía en las relaciones entre los distintos maestros. Así, por ejemplo, el caribú y las aves acuáticas suelen ser considerados como los más poderosos para muchos inuit de región de La Romaine.

Ciertos animales representan el poder, por ejemplo, el oso, el lobo, el cuervo, el águila y el castor y cada uno posee ciertas características que les hacen destacar por encima de los demás: el oso destaca por su fuerza, el lobo por su organización social y el águila por su agudeza visual. Los inuit creen que para estar especialmente fuerte contra espíritus malignos, es necesario guardar un equilibrio con la naturaleza y con el mundo espiritual, y por lo tanto con los animales y con sus maestros espirituales, que residen en el Mundo de los Espíritus en compañía de otros, que ya hemos mencionado anteriormente.

A medida que nos trasladamos de una comunidad inuit a otra encontramos pequeñas variaciones en la idea que tienen sobre estos maestros de los animales. También podemos encontrar variaciones entre los miembros de una misma comunidad. A modo de ejemplo, señalaremos el caso de la comunidad inuit de La Romaine, que considera que cada especie animal tiene a su propio maestro animal, entre ellos:

-Papakashtshihku, maestro del caribú
-Kakuapeu, maestro del puercoespín
-Nisk-napeu, maestro del gansos
-Atshikash-napeu, maestro del visón
-Uhuapeu, maestro de los búhos
-Uapineu-napeu, maestro de la perdiz
-Mashkuapeu, maestro de los osos
-Amishkuapeu, maestro de los castores
-Uapishtan-napeu, maestro del martín pescador

Al mismo tiempo, suele ocurrir que ciertas especies están representadas por un mismo maestro, atendiendo a semejanzas físicas o rasgos compartidos por ambas especies. Por ejemplo, Missinaku es el maestro de pescado y muchas criaturas acuáticas, mientras que Anikapeu es el maestro de ranas y sapos.

Algún inuit de Schefferville sostiene una teoría ligeramente divergente, ya que consideran que determinadas especies como los ratones y los pájaros cantarines no tienen ningún maestro. Por el contrario, agrupan a muchos animales en una de las cuatro clases animales, gobernadas cada cual por un maestro. Estos maestros animales son:

Missinaku: maestro de las especies acuáticas que incluye a los peces, castor, nutria, almizclera, sellos, sapos, ranas, y aves acuáticas migratorias, etc.

-Mashku: maestro de oso, marmota, mofeta, etc.

-Uhuapeu: maestro de puerco espín, liebre, urogallo, cuervo, etc.

-Memekueshishkueu: maestro de zorro, martín, el visón, lobos, caracayús, la ardilla, la comadreja, el lince, etc.

-Kanipinikassikueu: maestro del caribú, a pesar de ser considerado el más importante de todos los maestros, sólo controla al caribú.

Como conclusión final indicaremos que la riqueza y la diversidad de los mitos inuit hace prácticamente imposible recogerlos todos en este modesto trabajo. Por otro lado, no todos los grupos ni todos los miembros de una comunidad inuit conservan sus tradiciones con la misma intensidad, y, por lo tanto, no todos los relatos son bien conocidos. La visión práctica que los inuit tienden de la naturaleza, hace que, en cierto modo, su cosmogonía se centre en un sentido útil, que les permita comprender la realidad que viven.