La vida interior del curador

LA VIDA INTERIOR DEL CURADOR
IMPORTANCIA DEL CHAMANISMO PARA LA MEDICINA MODERNA

Larry Dossey

Convertirse en chamán jamás ha sido una mera cuestión de cultivar pericia intelectual. Se trata más bien de ejercitar la totalidad del ser: el cuerpo, la mente, la psique y el espíritu. Las siguientes palabras de un chamán iglulik esquimal constituyen un reflejo vivaz departe del proceso:
Deseaba convertirme en chamán con la ayuda de los demás, pero no lo conseguí. Visité a muchos chamanes famosos y les hice grandes regalos… Busqué la soledad y pronto me entró una profunda melancolía. A veces me echaba a llorar y me sentía muy desgraciado, sin saber por qué. Entonces, sin razón alguna, de repente todo cambiaba y me sentía inexplicablemente alegre, con una alegría tan poderosa que era incapaz de contenerla, y tenía que ponerme a cantar, una poderosa canción en la que sólo había cabida para una palabra: ¡Alegría, alegría! Además, tenía que utilizar toda la fuerza de mi voz. Entonces, en el seno de aquel misterioso y abrumador ataque de alegría, me convertí en chamán, sin saber yo mismo cómo había ocurrido. Pero era chamán. Podía ver y oír de un modo totalmente distinto. Había adquirido mi qaumanEq, mi iluminación, la luz chamánica del cerebro y del cuerpo, de modo tal que no sólo era capaz de ver a través de la oscuridad de la vida, sino que la misma luz emanaba de mí, imperceptible para los seres humanos, pero visible para todos los espíritus de la tierra, del cielo y del mar, que se me acercaron para convertirse en mis ayudantes espirituales. 1
Sin embargo, convertirse en médico moderno es algo muy distinto. Consiste principalmente en aprender una cantidad descomunal de datos y hechos objetivos, sin los cuales uno no puede funcionar como doctor con una orientación científica. El proceso de educación médica hace hincapié en una externalidad abrumadora con respecto al mundo de las dolencias y enfermedades: todo está «ahí fuera». Por tanto, no es sorprendente que el médico siempre parezca mirar hacia el exterior. A muy pocos se les ocurre que pueda ser importante mirar hacia dentro, hacia su propio interior, considerar su vida objetiva e íntima en el proceso de curación.
Esto no debe sorprendernos. Después de todo, el hecho de ver el mundo como algo externo está en consonancia con los cánones de la ciencia moderna, ya que la ciencia es supuestamente posible gracias a que el mundo no es subjetivo, sino plenamente objetivo. El mundo, incluida la salud y la enfermedad, no depende de nuestros pensamientos ni sentimientos para ser como es. De no ser así, como lo subraya Jacques Monod, la ciencia simplemente no podría existir. (El hecho de que esta visión no sea consecuente con los descubrimientos de la física moderna no ha llegado todavía a la medicina ni a las ciencias biológicas, en general.)
Así pues, se ignora la vida subjetiva del médico como factor importante en su profesión. Se le atribuye un valor frívolo y superfluo. Al compararlos con el «saber» y con el «hacer», los aspectos del «ser» en la vida del médico se consideran insignificantes. Esto supone un cambio radical con respecto a las tradiciones chamánica y popular de la curación, y es una dirección con enormes consecuencias negativas en cuanto al poder de curación de los que están dominados por dicho punto de vista.
Sin embargo, no siempre ha sido así. En otra época, en occidente, con anterioridad a la objetivación extrema de la naturaleza que ha tenido lugar con la aparición de la ciencia moderna, en general se consideraba valioso el hecho de cultivar la vida interior. Mirar hacia dentro no sólo era aconsejable para el hombre común, sino que se consideraba indispensable para el especialista en cualquier área del saber.
El hecho de ignorar la importancia de cultivar la vida interior ha tenido consecuencias desastrosas para los médicos modernos. Algo vital se ha perdido debido a ello, algo que es fundamental en la misión del curador. El enfoque preponderantemente externo de la enfermedad, la visión de que se la puede tratar como un hecho totalmente externo y objetivo, ha sido claramente un fracaso.
Esto no es ningún secreto. En la actualidad, entre los propios responsables de la educación médica, se reconoce ampliamente que algo grave ha ocurrido en el proceso de formación de los médicos. Las actuales deficiencias en el programa de formación de los nuevos terapeutas son el tema central de un destacado informe publicado recientemente por la Association of American Medical Colleges, titulado Physicians for the Twentyfirst Century.2 El informe reconoce que actualmente se están formando médicos que dejan mucho que desear como curadores. Y, a pesar de que no menciona específicamente la lamentable negligencia del desarrollo interior del médico, hace referencia implícita al tema, al igual que los siguientes comentarios, también procedentes del seno de los pedagogos facultativos, que describen el trance de la actual situación:
… en general, el conjunto de los médicos de formación reciente son insensibles, tienen una mala relación con el paciente, sus conocimientos médicos generales y su pericia exploratoria son deficientes, y sienten poca preocupación por el impacto de la medicina en la sociedad… Además, son pocos los jóvenes en el ejercicio de la medicina que parezcan sentirse emocional o intelectualmente satisfechos con su profesión… El engorroso proceso actual de formación suele convertir a jóvenes inteligentes y creativos, impulsados por el deseo de ayudar al prójimo, en personas frías y aisladas, que han perdido la mayoría de sus ideales originales sobre la práctica de la medicina… produciendo doctores con cualidades diametralmente opuestas a aquéllas en las que ostensiblemente cree .3
Por consiguiente, no es ningún secreto que algo anda mal. No es sólo el paciente quien está enfermo, sino también los médicos. De tal modo que hoy en día es difícil hallar a alguien que se sienta satisfecho con el estado de la medicina moderna, tanto entre los pacientes como entre los profesionales. Las quejas más comunes son sobradamente conocidas: su elevado coste; la disponibilidad poco ecuánime de la atención médica; la cualidad distante, fría y deshumanizada de gran parte de la medicina actual; el fracaso, en muchas áreas de la medicina científica, de los proyectos en curso; su preocupación por aspectos meramente tecnológicos como los medicamentos y la cirugía, en lugar de un enfoque preventivo y educativo, y, como hemos visto, la incapacidad del médico de satisfacer las necesidades de atención y asistencia del enfermo.
Es esta última deficiencia la que a mi entender es más preocupante. Aunque todos los demás temas se resolvieran, la percepción de la medicina como misión fallida persistiría. Si no sana el sanador, nadie podrá ser sanado.
El propósito de este ensayo no es el de discutir los méritos particulares de ninguna de dichas quejas, ya que existen abundantes estudios al respecto. Lo que me propongo es partir de la observación indiscutible de que algo falla en la medicina actual; sugerir que la causa más importante de dicho problema es la falta de comprensión, por parte de los médicos, de la importancia vital de su propio desarrollo interior; demostrar que esta observación es ineludible ante buena parte de la información clínica existente en la actualidad, y probar que en el chamanismo se puede llegar a apreciar la importancia de la vida interior del curador como elemento decisivo en la misión curativa.
Una de las características más notables de la medicina moderna es la forma en que el médico ha llegado a ver su relación personal con su oficio. Esencialmente es una posición de distanciamiento. Esta forma de pensar está incorporada en la creencia, por ejemplo, de que uno no elige a un cirujano en base a su personalidad, sino exclusivamente por su pericia quirúrgica. O que a la hora de nombrar un interno no se tiene en cuenta su calor personal, sino su nivel intelectual, su habilidad para compaginar diversas piezas del rompecabezas diagnóstico, o la intrepidez con que es capaz de elaborar un tratamiento. Estas actitudes reflejan la creencia general de que un auténtico distanciamiento del paciente no sólo es permisible, sino en realidad aconsejable; una intimidad excesiva podría ofuscar su juicio y ser en definitiva contraproducente para el paciente.
Comprendo que muchos médicos, que a su entender mantienen una relación sincera y emotiva con el paciente, no estarán de acuerdo con lo que acabo de decir. Sin embargo, el tipo de participación al que me refiero va mucho más allá de lo que normalmente se entiende por «relación médicoenfermo». Supera la simpatía, comprensión, amabilidad, intimidad, o incluso la atención que pueda dispensar el doctor. Creo que cuando el médico se encuentra con su paciente, intervienen ciertos factores que no describen estos términos de cariz psicológico, factores hoy olvidados, pero a los que eran muy sensibles los curanderos y chamanes del pasado. Es en realidad la vida interior del médico, su vivacidad espiritual, la calidad de su existencia en el mundo, en lo que estoy pensando y sobre lo que deseo llamar la atención.
Pero, ¿por qué? Introducir algo tan nebuloso como la vida interior del médico entra en discordia con los supuestos categóricos de los doctores modernos de que toda enfermedad es externa, física y concreta en su origen; de que son las moléculas y los átomos del cuerpo físico los que no funcionan debidamente y causan la enfermedad.
Sin embargo, desde el punto de vista del chamán, este enfoque moderno del problema es una profanación, no sólo con relación al paciente, sino al mundo en general. Ver al paciente como una colección de materia muerta y no pensante, negando la importancia de sus complejas conexiones con multitud de fuerzas omnipresentes, y creer que el mundo es manipulable sólo por medios físicos, supone un insulto para los espíritus y poderes vivientes que impregnan todos los cuerpos y la totalidad del mundo.
Para el chamán, curar al paciente no es sólo cuestión de pericia intelectual, sino un ejercicio de poder. Y la suerte del paciente siempre depende de la percepción del chamán de los poderes que operen en el caso, y de su pericia para intervenir, propiciar, manipular, dirigir, eliminar y en general manejar los espíritus y las fuerzas que intervengan en un caso determinado.
Para que el chamán pueda funcionar de este modo, no basta con su capacidad técnica. Debe saber mucho más que, por ejemplo, cómo usar diversas hierbas y pociones. Ésta no es más que la parte exotérica de su arte. El lado interior o esotérico incluye el conocimiento que sólo ha podido adquirir siguiendo la senda espiritual marcada por los chamanes y guías que le han precedido, y escuchando las voces internas que siempre hablan a quienes están dispuestos a escuchar. En la tradición chamánica, sería tan inconcebible que un curandero intentara tratar a un paciente sin antes adquirir un alto nivel de comprensión espiritual, como que un estudiante de primer año de medicina se propusiera extirpar un tumor cerebral. Para poder curar, en ambos casos se presupone la pericia necesaria, sólo que a lo largo de los siglos hemos llegado a equiparar la pericia, primordialmente, con la técnica y el conocimiento intelectual.
La misma forma en que Mircea Eliade define el chamanismo, como una «técnica de éxtasis», indica implícitamente que en la curación chamánica no sólo interviene la pericia intelectual.’ Históricamente, el chamán es el personaje dominante en la vida mágicoreligiosa de su comunidad, el «manipulador de lo sagrado» y el «gran maestro del éxtasis», en palabras de Eliade. Estos términos transmiten claramente la importancia de la vida interior de experiencia espiritual, sistemáticamente excluida del proceso de formación de los médicos actuales.
Puede que el médico moderno acepte nominalmente la importancia de la vida interior, pero casi en todos los casos es la vida interior del paciente y no la del médico la que se considera importante. A este fin, puede que se recurra a diversos «especialistas del interior» (cura, pastor, psicólogo o psiquiatra) para contribuir a la recuperación del paciente. Sin embargo, la mayoría de los médicos piensan y actúan como si estas consideraciones pertenecieran a una segunda categoría, independiente de las formas más substanciales de intervención.
Evidentemente, estos esfuerzos pueden estimular el deseo del paciente de mejorar, pueden alentar su espíritu de lucha, pero a la larga no son más que ornamentos, ya que no alcanzan las causas físicas, que es donde radica el quid de la cuestión. El tumor es o no susceptible a los medicamentos; la operación ha o no ha tenido éxito; la intervención se ha practicado o no antes de que fuera demasiado tarde. He ahí donde radica el verdadero poder y no en la mente del sacerdote, del pastor, de los amigos interesados, o incluso del propio paciente.
Podemos resumir las diferencias entre la visión del mundo del chamán y la del médico moderno como sigue: el médico moderno vive en un mundo desapasionado y mecánico, el chamán, en un mundo encantado. Pero a fin de cuentas, ¿qué importa que la actitud del chamán y la del médico moderno en el mundo sean tan radicalmente dispares? Para cualquiera que se dedique a la curación, la diferencia se expresa en la «última línea»: el resultado clínico, la suerte del paciente. Pero aquí es donde debemos proceder con cautela, ya que el criterio de éxito puede ser radicalmente distinto para el chamán y para el médico moderno, sin que dependa necesariamente de la eliminación de laenfermedad o incluso de la supervivencia del cuerpo.
Si consideramos la supervivencia, el médico moderno puede presumir de su supremacía, ya que cuenta con muchos másrecursos que el chamán. Sin embargo, el chamán también tiene ciertas habilidades que superan a las de muchos doctores actuales. Éstas giran en torno al concienciamiento del significado esencial contenido en la totalidad del entorno cósmico y en el significado de dichas pautas, tal como las percibe el paciente. Para ello debe estar familiarizado con las actitudes, emociones y cualidades espirituales del paciente. Necesita saber lo que la enfermedad significa para el paciente, lo que la dolencia le «dice»; cómo se desenvolvía la vida del paciente antes de que se declarara la enfermedad; cómo afectan las pautas de numerosos elementos (el sol, la luna, los planetas, las estrellas, el tiempo, las plantas, los animales y los demás seres humanos) los acontecimientos en la vida del paciente. Este tipo de cuestiones casi nunca forman parte del proceso de curación de un médico moderno, pero son indispensables para que el chamán pueda actuar.
La cuestión de los significados de la enfermedad está firmemente vinculada a la vida interior del médico. Según su comprensión de su propio interior será o no capaz de detectar el tipo de información general, que tan valiosa es para el chamán. Si padece inercia interior o ceguera espiritual, es probable que no logre discernir las pautas contenidas en el acaecimiento de la enfermedad. Por mi parte, estoy convencido de que muchos médicos lo intuyen; les asusta pensar en la existencia de significados o pautas ocultas contenidas en la enfermedad, que quizá no estén capacitados para ver.
Su actitud es comprensible, ya que si dichas pautas existen y no se es capaz de detectarlas, deben admitir que se les escapa algo relacionado con la enfermedad. Reconocerlo equivaldría a confesar su ignorancia con respecto al funcionamiento del mundo y a su lugar en el mismo. La abierta admisión de dicha carencia supondría no sólo admitir su propia debilidad, sino también lo inadecuado del concepto moderno de enfermedad, que niega la existencia de dichas pautas; equivaldría a poner en duda el supuesto de que los procesos puramente físicos no albergan significado alguno; y a cuestionar la creencia de que las únicas pautas valederas son las que hacen referencia a los átomos, las moléculas y los procesos celulares.
Si el médico reconoce la existencia de significado en los detalles más sutiles de la enfermedad del paciente, tales como en sus relaciones con su familia, e incluso con el cosmos en general, en realidad estará admitiendo que ha cometido graves equivocaciones, que hay una carencia en su teoría y en su formación, que como médico está pisando sobre hielo quebradizo después de una omisión de tal magnitud, y que su filosofía, tanto personal como profesional, es deficiente.
Estos descubrimientos revelan siempre algo respecto de uno mismo, ya que la siguiente reflexión es inevitable: si las experiencias de mis pacientes contienen significados ocultos, ¿qué significados habrá en mi propia vida que ignoro por completo? Admitir una grave ineptitud en la teoría médica acarrea el riesgo de reconocer una profunda insuficiencia personal. Así es como la cuestión del significado de la enfermedad se relaciona con la vida interior del médico y ésta es la razón por la que él se resiste tan vigorosamente a su reconocimiento, a pesar de lo evidente de su importancia.
¿Existe alguna prueba de que los chamanes puedan estar en lo cierto? ¿Hay algún significado en la enfermedad que los postulados modernos ignoren? Con enfoques científicos no logramos hallarles significado a muchos de los acontecimientos cósmicos que el chamán afirma ser capaz de interpretar. Sin embargo, podemos ir lo bastante lejos con los criterios científicos como para determinar la importancia de tales significados, pues la ciencia es algo que debemos utilizar, ya que es un instrumento de curación muy poderoso. Para los facultativos con formación científica, la pregunta debería ser: ¿qué pruebas científicas existen, en la actualidad, de que el significado de la enfermedad es importante en la medicina clínica?
Las pruebas, a mi parecer, son abrumadoras. Afectan el corazón de la teoría médica moderna y su insistencia en que las bases de la enfermedad carecen de significado. En una categoría clínica tras otra, los significados que la gente percibe del mundo se filtran de un modo claramente detectable en el proceso físico de la enfermedad, produciendo efectos importantes en el mismo, que a veces son cuestión de vida o muerte.
En su conjunto, dichas pruebas sugieren que tenemos mucho que aprender del chamanismo, en cuanto a detectar el significado de la salud y la enfermedad, para lo cual es preciso que, como médicos, sintonicemos nuestra vida interior con ese fin.
¿Qué prueba existe de que el significado es importante? En primer lugar, consideremos la causa principal de la muerte en nuestra cultura, las enfermedades cardiovasculares. En este caso, para comprender los orígenes de la enfermedad, se han explorado los clásicos «factores de riesgo». Es bien sabido que la probabilidad de desarrollar una arteriosclerosis coronaria es superior si uno es fumador, si tiene un nivel elevado de colesterol en la sangre, presión sanguínea elevada o diabetes. No obstante, según fuentes fidedignas que registran la epidemiología de este problema, la mayoría de la gente que comienza a padecer síncopes cardíacos en este país no comparte ninguno de los principales factores de riesgo.’ La evidencia sugiere que algo falla en nuestro enfoque físico a la comprensión de los orígenes de esta enfermedad y que puede estar relacionado con significados implícitos.
Consideremos el estudio realizado en 1972 en el estado de Massachusetts, que demuestra que la mejor forma de pronosticar el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares no es ninguno de los factores clásicos de riesgo, sino la satisfacción laboral. Y, en segundo término, aparece lo que los autores del estudio denominan «felicidad global». Aquí la clave es la importancia del significado: el significado del trabajo del individuo, el significado de los acontecimiento de la vida, la felicidad que uno percibe. Evidentemente, es imposible encuadrar los orígenes de la satisfacción laboral o de la «felicidad global» en átomos y moléculas: las pautas de las relaciones, el ambiente social en el que la persona se desenvuelve.’
Además, los estudios demuestran que un tercio de los pacientes que ingresan en las unidades cardiovasculares con arritmias graves (latido alterado del corazón) han experimentado graves trastornos emocionales durante el período inmediatamente anterior a la arritmia.’ También es cierto que se han utilizado la meditación y el reposo, que permiten la reinterpretación de viejos significados y la emergencia de otros nuevos, en el tratamiento de arritmias graves8 con peligro para la vida del paciente, así como en casos de nivel sanguíneo de colesterol muy elevado.9
En los trastornos de inmunodeficiencia, los significados percibidos son de suma importancia. Schleifer y sus colaboradores examinaron las funciones de las células T y B en un grupo de hombres cuyas esposas padecían de cáncer de pecho. Antes del fallecimiento de la esposa, las células inmunes funcionaban con normalidad. Sin embargo, poco después de su muerte y a lo largo de muchos meses, las células T y B dejaban de funcionar, y permanecían inactivas incluso después de extraídas de la sangre y expuestas, en el laboratorio, a substancias químicas que habitualmente estimulan su inmunoactividad.lo
Thomas ha demostrado que los estudiantes de medicina a quienes les resulta difícil exteriorizar sus emociones y que han tenido una relación deficiente con sus padres durante su crecimiento, cuentan con mayores posibilidades de morir de algún tipo de tumor maligno.” Numerosos estudios de publicación reciente12 demuestran la existencia de variaciones en la represión de la función inmunológica en consonancia con numerosos índices de la función psicológica.
La lista prosigue, pero su enumeración se hace monótona. Hoy en día, a mi entender, el papel de la percepción del significado como factor de la enfermedad ha quedado incuestionablemente establecido en una amplia gama de dolencias. Los conocimientos en este área aumentan a un ritmo vertiginoso y sólo apelando a una definición que convirtiera los efectos de los significados percibidos en inexistentes (como, por ejemplo, afirmando que todo pensamiento es en definitiva un hecho físico) podría negarse su importancia.
A pesar de toda esta información, los médicos modernos no se sienten cómodos en el campo de los significados. En el supuesto de que dichos estudios sean válidos, ¿cómo puede reaccionar el médico ante significados distorsionados en la vida del paciente? No podrá extender ninguna receta destinada a mejorar la satisfacción laboral o las relaciones interpersonales, para no mencionar la «felicidad global». Por consiguiente, a muchos médicos les resulta más fácil negar el papel en la salud de los significados percibidos que decidir lo que deberían hacer en el caso de que fueran importantes. Además, mientras se siga subestimando su importancia, el médico no se verá obligado a cuestionar su propia felicidad global, su satisfacción laboral, o la riqueza general y la pertinencia de los significados que percibe en su propia vida.
El precio que se paga por ignorar estos temas es una medicina inadecuada, así como una gran insatisfacción tanto por parte de los médicos como por la de los pacientes, que podría remediarse, por lo menos parcialmente, abriendo el campo terapéutico a la parte de la enfermedad reflejada en los significados. Examinar la forma en que los curanderos de otras épocas y otras culturas se han servido de los significados puede que contribuya a que los médicos modernos reconozcan su importancia en la salud y en la enfermedad. La herencia de métodos chamánicos se remonta por lo menos a cincuenta milenios, y siempre ha tenido en cuenta la importancia de los significados, los procesos y las pautas de las enfermedades. ¿Es factible que los médicos, al sentirse vinculados a estas grandes tradiciones curativas, sean más propensos a resucitar esta faceta de su arte?
Pero el hecho de reconocer los vínculos con el pasado no es más que uno de los tantos enfoques posibles; otro sería el de aceptar los descubrimientos de la ciencia médica actual antes mencionados. Hoy es la propia ciencia médica la que está empezando a documentar la importancia del significado, de un modo claro y preciso. Así pues, para reconocer la importancia del significado, los médicos pueden mirar al pasado o al presente, a la tradición o a la ciencia actual. Si logramos reaprender la lección del significado, que constituye una parte antiquísima de la herencia chamánica, puede que hayamos colocado la primera piedra de un prolegómeno de curación en el que se incluya la vida interior del médico como elemento fundamental.
¿Cómo y en qué momento hemos perdido la concepción fundamental de que la vida interior del médico está primordialmente vinculada a su capacidad curativa? No creo que la respuesta sea demasiado críptica. Nos hemos desentendido de la misma porque creímos que entorpecía la práctica de una «buena medicina», la evaluación puramente clínica y el ejercicio justo de la profesión. Nos creímos capaces de elaborar una medicina totalmente objetiva para la humanidad. Efectivamente, creímos que realizábamos una buena obra al exorcizar las directrices interiorizadoras de la medicina, y nuestra última justificación no podía ser más contradictoria: lo hicimos en nombre de la ciencia. Pero cometimos un error.
Sin embargo, existe otra lección que podemos aprender, en cuanto a la razón por la que la vida interior del curador ha tenido siempre tanta importancia. Actualmente podemos afirmar que la razón por la que los chamanes otorgaron importancia a la introspección espiritual y a las visiones internas del curador, no fue su carencia de ciencia, ni su incapacidad para razonar tan objetivamente como nosotros, sino porque la curación, en su máxima expresión, es inalcanzable sin ellas. Sin dichas cualidades, el curador no puede curar: he ahí la cuestión. La razón por la que dicho conocimiento no fue jamás desechado a lo largo de la tradición chamánica no se debe a falta de ilustración, sino, precisamente, a la sabiduría de los antiguos curadores. En otras palabras, como lo sostienen muchos estudiosos del chamanismo, el método tuvo éxito mientras perduró.
Quizá el médico moderno, al igual que el chamán, pueda comenzar a explorar nuevamente su vida interior como parte esencial de su formación, y con el mismo rigor con que aprende anatomía, fisiología y bioquímica. No pretendo sugerir que los médicos adopten las formas específicas de las creencias y prácticas chamánicas, como los ayudantes espirituales, los animales de poder, el uso del tambor y de la maraca, la utilización de drogas para provocar el éxtasis o el trance. Estas cosas no son propias de nuestra época y sería absurdo adoptar hábitos ajenos a nuestras costumbres. Lo que necesitamos desesperadamente del chamanismo es algo mucho más importante que los formulismos del chamán: debemos recuperar el alma del curador, ya que eso es lo que hemos perdido.
Reintroducir el «alma» en el arte de la curación no significa insertar una religiosidad a ultranza, sino más bien el «alma» como medio de concienciamiento de lo que es posible, como introspección en la dimensión «terrestre» de toda experiencia. Se trata de una forma de ver que rescate la totalidad de la vida de ese vacío estéril que se ha convertido en sinónimo de modernidad. La capacidad de discernir la dimensión «terrestre» en la totalidad de la existencia nos permitiría ser de nuevo conscientes de la «verticalidad» intrínseca del mundo, que es la cualidad que Tillich describió como trágica y lamentablemente ausente de la vida moderna. Sin la capacidad de conocer la base de toda experiencia, la vida carece de dinamismo. Y una medicina con una percepción remota de dicha base ya no puede ser satisfactoria.
Este es, por consiguiente, el gran legado del chamanismo para el curador moderno: una forma de introducir dinamismo en la vida, una forma de descubrir que el mundo está encantado y no muerto, y esencialmente, una forma de resucitar el cadáver de la medicina moderna.
En la Edad Media, el místico cristiano Johannes Eckhart (12601328 aproximadamente) comentó que «no es lo que hacemos lo que nos santifica, sino que debemos santificar lo que hacemos».” Ésta era la habilidad que el chamán tenía y que el médico moderno ha perdido; pero no sólo ha perdido la capacidad de santificar lo que hace, sino incluso la de percibir la cualidad de santidad del mundo.
¿Somos capaces de escuchar aún el mensaje atemporal del chamán sobre la importancia de las cualidades anímicas del curador, que posibilitan la recuperación del sentido de la santidad? De no ser así, la impotencia y la confusión seguirán caracterizando el futuro de la medicina moderna. Si lo logramos, la medicina se convertirá una vez más en un camino, en una senda espiritual para el médico, como siempre lo ha sido para el chamán, recuperando de este modo algo ausente en la medicina contemporánea: el poder de curación.

1. Knud Rasmussen, Intellectual Culture of the Iglulik Eskimos. Informe de la quinta expedición Thule 192124, vol. 7, no 1 (Copenhague, Gyldendalske Boghandel, Nordisk Forlag, 1929), pp. 118119; citado pür Michael Harner en The Way of the Shaman (San Francisco, Harper Row, 1980), pp. 2223.
2. Physicians for the Twentyfirst Century: Report of the Project Panel on the General Professional Education of the Physician and College Preparation for Medicine. Association of American Medical Colleges, 1985.
3. T. J. Iberti, «American Medical Education: Has It Created a Frankenstein?» American Journal of Medicine 78 (1985), 179181.
4. Mircea Eliade, Shamanism: Archaic Techniques of Ecstasy (Princeton, N. J., Princeton University Press, 1964), p. 4.
5. C. D. Jenkins, «Psychological and Social Precursors of Coronary Disease», New England Journal of Medicine 284 (1971), pp. 244255.
6. Work in America: Report of a Special Task Force to the Secreta.y of Health, Education, and Welfare (Cambridge, MIT Press, 1973).
7. P. Reich y otros, «Acute Psychological Disturbances Precedinig LifeThreatening Ventricular Arrhythmias», Journal of the American Medical Association, 17 de julio de 1981, pp. 233235.
8. B. Lown y otros, «Basis for Recurring Ventricular Fibrillation in the Absence of Coronary Heart Disease and Its Management», New En’ gland Journal o f Medicine 294 (1976), 623629.
9. M. Cooper y M. Aygen, «A Relaxation Technique in the Management of Hypercholesterolemia», Journal of Human Stress, diciembre 1979, pp. 2427.
10. S. J. Schleifer y otros, «Suppression of Lymphocyte Stimulation Following Bereavement», Journal of the American Medical Association 250 (1983), pp. 374377.
11. C. B. Thomas, «Precursors of Premature Disease and Death: The Predictive Potential of Habits and Family Attitudes», Annals of Internal Medicine 85 (1976), 653658.
12. S. E. Locke y M. HornigRohan, Mind and Immunity: Behavioral Immunology (Nueva York, Institute for the Advancement of Health, 1983).
13. Meister Eckhart, «Counsels on Discernment», en Meister Eckhart, die deutschen und lateinischen Werke: Deutsche Werke (V. Stuttgart, 1971), p. 198.

Cancionero de las ausencias

DE LA ANTOLOGÍA MAZAHUA

Cancionero de ausencias

        El pueblo jñatjro ha vivido durante siglos en lo que hoy se conoce como Estado de México y desde hace décadas ha migrado hacia la ciudad de México, y hoy también hacia el norte y Estados Unidos. Como unidos están los conceptos “marías”, “sirvientas” y “mazahuas”. Más allá del tópico, y de su evidencia demográfica, los mazahuas han resistido como pocos pueblos el embate de las modernidades en donde más estorban. Todos estos años y años de “grupo Atlacomulco” y bonanza de empresarios y comerciantes panistas, de proliferación de “fraccionamientos” y ciudades industriales, de americanización del way of life de obreros, clases medias y burguesía. Y para los mazahuas, nada, salvo la expulsión endémica que no ha logrado terminar con ellos, ni en sus tierras, ni en las ciudades que creen digerirlos. Pueblo espiritual, generoso, trabajador (son los albañiles que construyen sin cesar la capital y los mil suburbios de la mancha urbana), ahora ha tomado la palabra, y como muchos otros pueblos mexicanos, conquista la escritura y revela su queja, su amor como costumbre, su persistencia y el orgullo de vivir en un “presente eterno” que es de todos. Los invisibles mazahuas no se han ido de “la ciudad” ni de ninguna parte. Están en donde quiera. En el aire, en las calles y debajo de las piedras. Saben durar.

Mujer mazahua

¿Qué haces en la ciudad de México,

mujer mazahua,

qué haces aquí?

Tal vez ya no recuerdes

la tierra que te vio nacer,

tal vez ya olvidaste el camino

que transitabas cuando

eras pequeña,

tal vez ya olvidaste el pozo,

tal vez ya olvidaste el monte.

¿Por qué no han regresado a casa,

por qué ya no vienes?

Te está esperando el pozo,

te está esperando la estrella,

te está esperando el aire,

te está esperando la milpa.

¿Por qué no has regresado a casa,

por qué ya no vienes?

Te está esperando el metate,

te está esperando el perrito,

te están esperando los animales,

te está esperando la yerba,

Mujer mazahua: regresa a casa.
Nzhixu jñatrjo

Pje gui kjaba a B’onro

nzhixu jñatrjo,

pje gui kjaba.

Pe y’a kja xi gui mbeñe

nu xoñijojmu nuja bi enje

pe a gui jy’ombeñe nu ñiji

kuaja mi nzhod’u ma kja mi

ts’ik’ege,

pe a gui jy’ombeñe nu meeje

pe a gui jy’ombeñe nu tr’eje.

Janga y’a kja xi gui pa’a a nzumu

Janga y’a kja xi gui enje.

Ba tepk’e nu meeje,

ba tepk’e nu seeje,

ba tepk’e nu nrajma,

ba tepk’e nu juajma.

Janga y’a kja xi gui pa’a a nzumu

janga y’a kja xi gui enje.

Ba tepk’e nu kjunu,

ba tepk’e nu ts’iy’o,

ba tepk’e yo nzhunu,

ba tepk’e yo pjiño.

Nzhixu jñatrjo, nzhogu a nzumu.
Demetrio Espinoza Jiménez
Nació en La Virgen, municipio de San Felipe del Progreso. Maestro de primaria, autor del libro El viento negó ayudar y coautor del libro de texto de cuarto año en su lengua y de La gramática mazahua.

Canto al movimiento de la vida

Caminan el sol y el águila,

el día y la noche.

Las culebras silban

y llega la lluvia.

El camaleón nos protege

del rayo y la centella

y entre los árboles

platica el viento.

Se mueve la raíz bajo la tierra

y las ramas se elevan bajo el cielo

derramando el perfume de las flores.

Se escucha la sonrisa blanca

de los boxes en la montaña.

El musgo trepa la piedra

y mira las estrellas

el corazón dulce

de ixkiñi y de kiñi.

Caminan el tecolote y la luna,

las luciérnagas danzan

y encienden sus antorchas;

la vida es movimiento,

la vida es una recta;

aquí comienza y allá termina

para renovarse y caminar siempre.
Nu tonjo nu xinchi zak’u

Na nzho’du nu jyaru ñe nu xunu,

nu paa ñe nu xomu.

Yo k’imi juxu

ñe ba enje nu d’yeb’e.

Nu zikkji ñanguji

nu jeb’i ñe nu fueñi

ñe jango kja ye xijño

jñaa nu ndajma.

Ñom’u nu dyu’u a mboo nu jomu

in yo d’yeza jandaji a jense

ñe pjod’u nu jyara ye ndajna.

Ri araji nu t’oxu tjeñe

nuyo boxe nu kja nu t’at’eje.

Nu ts’icheb’i nara kja ndaro

ñe jonda ye seje

nu onm’ub’u

nu ixkiñi ñe nu kiñi.

Nzhod’u nu tuxkulu ñe nu zana,

neme yo pesibi

ñe zaka yo t’ons’u

nu zak’u me xinchi,

nu zak’u nge naja ñiji:

a ñeb’a pjuru a manu kjuaru

ngek’ua ra d’adyo ñe ra nzhod’u.
Julio Garduño Cervantes
Ndareje
Educador, pintor, fotógrafo, promotor cultural, cronista municipal de Temascalcingo desde 1983, autor del poemario Soy mazahua, de la monografía El final del silencio y del “Himno del movimiento indígena mazahua”. Nació en Ejido del Puente, Temascalcingo, en 1940.
(Boxes: duendes; ixkiñi: tuna agria; kiñi: tuna).

 
Juventud, vete ya

Yo fui un corcel brioso

que galopó con las riendas sueltas

y halló en el infinito abismo

la misteriosa moza de la sepultura.

Anduve por los recodos del olvido

que reforzó mi tenue existencia,

ocultándome en las faldas de la tarde

para evitar el gusano del vicio.

Cumplí con mi anónima infancia

y la misión que me fue impuesta;

de un salto burlé la frontera,

llenándose mis venas de juventud.

Solo, recorrí las podridas calles;

mis pasos, más que avanzar,

taparon pozos de basura

que alejan la letal amargura.

Con mi espíritu de bohemio

que calla y habla de ternura,

como la arruga que roba figura

o como caja de la sepultura.

Como centella viene la madurez,

adquiere nuevo brillo mi pupila;

se fue el niño, se va la juventud;

sólo Dios sabe a dónde llegaré.

Juventud, vete ya.
Tr’ii ma’adya

Nuzgo nu ru ngejego d’ar tr’apjadu

nu o b’ug u na zezhi kja b’atrju

ñe o ch’otr’u a mbo’o nu potrju

nu xuntr’i n u dya nra ri panr’uji.

Ru nzhod’ukja ye ñi’i yo jiombeñeji

nu o pjoxk’u nu ts’ik’e nu ru mimi,

ro kjongu nu kjezhe nu nzha’a

ngek’ua dya ru nugu nu dyoxu pare.

Ru kjuatu yo kje’e ma mi ts’itr’i

tenxe yo b’epji yo o jiezgoji;

kja naja d’ak’u ru enbe nu nrungumu

in yo in nzi’i o nizhi kja nu tr’ii.

D’ase, ru nzhod’u yo dyajñi’i;

yo in kuago dya mi maaji

o ngontr’uji yo tro’o ts’añab’u

nu panuji nu exi potrk’uji.

K’o nu in jñu’u nu sitrjo

nu ts’otr’u i tee ñe jñaa na joo,

nza kja nu pese kja in jmi’iji

o nza kja nu za’a nu oguzuji.

Nzakja nu sibi na eje nu nrante’e,

ximi pedye dadyo sibi in choogo;

o ma nu ts’itr’i, ra ma nu tr’ii;

ngetrjo mizhokjimi panru nura satr’a.

Tr’ii, ma adya.

Fausto Guadarrama López
Psicólogo social, conductor radiofónico y poeta, San Felipe del Progreso, 1964, es autor de La voz del corazón y Male Albina.
Es compilador de Amanecer/Ra jyasu. Antología de poesía mazahua contemporánea

Migrantes

Nosotros, la gente del pueblo,

veamos los que van allí:

¿hacia dónde creen que van?

En el camino, por delante van llevando a sus hijitos.

Cada uno va cargando sus maletitas.

Pero ¿hacia dónde creen que van?

Ya se van a la perdición.

¿A donde irán a llegar?

Pobrecitos.

Cargando sus maletitas van.

¿Hacia dónde creen que van?

Pudiendo quedarse a vivir por aquí;

aquí tienen su casa,

aquí está su pueblo.

¿A dónde irán a padecer de hambre, de sed, de frío?

¿Acaso ya no regresarán?
Yo tee paa na je’e

Nuzgoji yo ri mejñiñiji,

ra jand uji yo tee yo paa nu:

ja je ni moji a zoo.

K’ant’u a ñiji yo ch’it’i a moji

T’unsu k’o t’unsu yo ch’ipoji.

Mbe ja je ni moji a zoo.

Ya ra ma b’ezhiji a manu.

Ja ra ma zat’aji,

Exi juemeji.

Tunsu o ch’ipojo a moji.

Ja je ni moji a zoo.

Ma ra soo ra ngaratoji a maba:

jara o ngumujiba

ngeje a jñiñiba.

Ja ra ma zoji a tjijmi, o n’ureje, o see.

Poi i dya xi ra nzhobuji.

Ya ra ma ngejmetjoji a manu.
Esteban Bartolomé Segundo Romero
Estelomé Sero
Nacido en San Pedro Potla, Temascalcingo, en 1951. Maestro normalista, antropólogo y poeta, autor de un Diccionario mazhua-español y de Sjenchjo, sobre la bebida tradicional mazahua de maíz fermentado

Viento mazahua

Pueblo mazahua,

yo soy el que está

aquí y en todas

partes.

Fui tu aliento

primero y también

seré el último.

Estuve antes de

que los pueblos

nacieran,

moldeé con mis

manos todos los

contornos bellos

de tu madre tierra.

Antes de que fueras,

yo reí como tú;

hoy también estoy

contigo,

no he envejecido,

y como una flor

todos los días

abro mis pétalos

y dejo escapar el

perfume primero

de la mañana.

Hoy canto contigo,

pueblo mazahua; son

tus niños la hermosura

de tus campos

y al sol de tus mujeres

les regalas brillo.

Soy el viento, pueblo

mazahua; estoy

dentro y fuera

de tu ser,

te acompañaré

cuando sólo yo

tenga el recuerdo

de ti.

Pedro Martínez Escamilla nació en Cuautepec, Distrito Federal, en 1964, de madre nahua y padre hñahñu. Ha recopilado y rescatado el material de los libros Comida tradicional náhuatl, Poesía otomí, Costumbres y creencias mazahuas y Medicina tradicional de la sierra de Guadalupe.

Carta anónima de un practicante tradicional

Nota: Texto enviado a Alfonso Orozco para ser publicado en mexicanidad.org

¿Importa quien soy?. No. Lo que importa es el camino y no el hombre en primer lugar.
Me inicie hace más de una década en la medicina tradicional cuando era adolescente en una comunidad donde había un grupo tradicional de curanderos. No soy indígena, sino un mestizo adoptado que decidió seguir el camino que se le ofreció como una oportunidad para comprender la vida. Comprender lo humano. Se me explicaron tradiciones indígenas, más no prehispánicas. Y no conocí de estas últimas hasta años recientes debido a ciertas situaciones largas de reseñar pero que estaban relacionadas con la alteración de la historia con fines de lucro, y que tenía que ver a su vez con la tergiversación y adulteración de un movimiento con el que contacte mas adelante como mexicanidad del cual principalmente conocí grupos de danza conchera o también llamados danza azteca.

Buscando material fidedigno sobre la mexicanidad para comprenderla mejor y tratando de conocer sus practicantes observe cosas que en parte ampliaron mi visión de la identidad del pueblo de México pero también como se adultera una tradición en aras de lo que se desea ser que fuese el presente, en relación a un pasado que dejo de ser. Encontré hombres honorables, encontré hombres que son reconocidos dentro de la mexicanidad por su habilidad para relacionar grupos mexicanos con otros de distintos pueblos y que son tomados como lideres y autoridades pero que a su vez tratando de ser reconocidos y en engrandecimiento de su ego actúan con mentiras en relación a sus propios actos y con dolo para tener mayor reconocimiento de aquellos que toman por incautos. Y a sabiendas que mienten se les sigue y se les escucha de parte de aquellos que los reconocen por sus palabras tergiversadas porque se les perdona esos hechos gracias a que promueven la mexicanidad. Honor al que a la mexicanidad promueve pareciera, sin importar los medios y los modos. Y sin importar que se beneficie y se dirigen algunos llamados a si mismos lideres de personas extranjeras, a las cuales con los mejores tratos y cortesías tratan de engatusar presentándose como chamanes o guardianes de tradición. Perdonándoles obviamente sus faltas a sabiendas que a cambio obtendrán lo de menos dinero, y reconocimiento, pero en otros casos incluso sexo. Trato desigual benéfico a cambio de prebendas y beneficios que saben que no obtendrán con sus paisanos. Claro esta, presentándose como indígenas. Aunque la mayoría lamentablemente en la mexicanidad los hayan olvidado y no tengan interés de saber su estado.

Ahí toco otro punto. Con deseos de ser aquello que se fue en el pasado con una mirada de forma idílica (ya se aztecas, toltecas, mayas, etc), en la mexicanidad se olvidan del presente. De aquellos que portan las tradiciones vivas. Desean ser raza de bronce pero al indígena se le desdeña porque nos recuerda que ese pasado que añoran dejo de existir y que el presente vive siempre bajo un yugo y a la sombra. Y a tal grado en muchos grupos de mexicanidad se desea recordar los orígenes de reyes y sabios del pasado que ya incluso por desconocimiento o una inocencia infantil calpullis reales se han estado viendo contaminados por basura de aquellos que comercian con la fe y que han quedado sueltas por la red. En un afán de “si justifica lo que deseo lo tomo por cierto” mentiras de orígenes divinos o de una comunidad continental idílica se mantienen y se sostienen a cal y canto. Se olvidan de la sangre derramada de inocentes, de mujeres, y de pueblos por tiranos. Se olvidan de la violencia de un mundo en donde incluso los demás pueblos hartos de un yugo azteca estuvieron dispuestos a soportar la decisión de el haber elegido el aliado erróneo. Se olvidan que cada tiempo y cada cultura tiene una época y que lo que fue no volverá a ser. Se olvidan del indígena porque es de nuevo el recordatorio que quienes sobreviven ahora tuvieron mucho mejores capacidades que las culturas que se enaltecen a veces hasta injustificadamente en la mexicanidad. Siendo ridículo que sepan varios grupos mucho sobre toltecas y grupos prehispánicos pero no tengan la menor idea de medicina tradicional y de grupos y prácticas indígenas actuales. Como si los náhuatl y los mexicas fuera lo único que existió. Y mas aún grupos que toman ideas del esoterismo ajeno y del new age para justificar el vació de conocimiento que tienen o para ser mas aceptados por otros. Para no ser solo y disculpen la expresión: “un pinche indio”.

El mestizo no quiere ser español, y no quiere ser indígena. Quiere ser la raza de bronce o raza cósmica que nunca despego de los sueños. Menos despegara de la tierra.

Si no aceptas tu sangre, si no aceptas que no eres ninguno de los dos sino la suma de mas sangres no podrás encontrar tu propia identidad. Creerás que lo que importa es el hombre, el individuo y no el camino el cual sobrevivió por las palabras y el espíritu de aquellos que lo siguen sosteniendo.

Encontramos cosas como las que describo en los siguientes párrafos: Concheros y mexicanistas
que combinan sus creencias “prehispánicas” con catolicismo, santería, culto a santa muerte o brujería citadina, a veces hasta con las estupideces de ese libro conocido como brujería a la mexicana. Es memorable en el caso de Querétaro ver danzas concheras con personajes vestidos de indios y vaqueros, de soldados españoles, de diablos, la presencia de mojigangas, trajes y mascaras de hallowen, vestimentas de indios norteamericanos, vestimenta por cierto bastante alejada de lo prehispánico e incluso eventualmente a atuendos con figuras de silvestre y piolin. Afortunadamente también hay varios grupos más centrados que respetan más sus propias formas y que a su vez se vinculan con otras tradiciones o que enseñan elementos de conocimiento prehispánico, que enseñan el náhuatl y las tradiciones de los distintos caminos.

En el caso de Querétaro se ha dado un fenómeno bastante particular… y lamentable. Siendo los grupos de Querétaro los más relacionados con la iglesia católica y en muchos casos supeditados a esta incluso en la toma de decisiones se han vinculado con otros grupos y tratado de enseñarles o trasmitirles formas más aceptables por la iglesia de espiritualidad prehispánica. Esto es, es vez de actuar en forma de rescate de tradiciones tratan de provocar que la iglesia católica continué incidiendo en sus actos y minando entonces en la renovación de creencias originarias. También es particular el sometimiento que algunos grupos de Querétaro muestran ante las autoridades gubernamentales en las cuales hacen incluso entrega de bastones de mando o poder, que en términos simbólicos es darle autoridad a alguien que representa a aquellos que los ha sometido y sojuzgado. Sin quererse reconocer en esos mismos hechos que en la entrega del ultimo bastón de mando en el 2007 al alcalde Manuel González Valle hubo 90 mil pesos de por medio. Un pago por evento. Tu sometimiento por 30 monedas o un poco mas. En otros lugares y estados no se encuentra ese nivel de declive de la danza conchera, ni las situaciones de alcoholismo o de danzantes alterados con estupefacientes en las festividades que se realizan en el mes de Septiembre por el templo de la Cruz, y mucho menos se encuentra lo que se ve en ese mismo lugar de danzantes concheros homosexuales que aprovechan el hecho de haber danzantes postrando el pectoral para buscar pareja en un momento que se presupone sagrado. Los concheros y los mexicanistas aquí son sujetos sumamente indisciplinados y que el sincretismo que han hecho con la iglesia católica y la tradición ha hecho que se vuelvan, como decirlo, mas en cierto modo como un peligro para la sobrevivencia de las tradiciones originales pues la iglesia todavía mantiene su afán persecutorio sobre todo con tradiciones indígenas, con aquellas que han decidido no verse sometidas y no sojuzgarse, con aquellas que prefieren morir a perder la dignidad.

Los concheros promedios que no andan realmente en la tradición mas bien son un tanto showmans, si no hay publico, no hay “espectáculo” escuche una vez de uno de ellos, “si no hay quien mire entonces para que danzo”, escuche otra vez. Y recuerdo de nuevo. Lo que importa es el camino y no la persona. Hay quienes eligen el camino siendo concheros, siendo mexicanistas. Honor para aquellos. Que son a su vez los menos.

No todo afortunadamente es así en todos los grupos, sin embargo al ser los mas visibles y lo mas notorio aquellos que hacen ello, tratar de ser un autentico mexicano, alguien con identidad se vuelve proeza y no un acto cotidiano. No se puede despegar en una identidad, en donde se niega su sangre, donde se actúa con racismo a sabiendas que en realidad muy adentro se saben y se sienten menos aquellos que miran hacia abajo a los otros: a aquellos que no deciden ser mexicanistas, o concheros. No se puede ser mexicano negando de tu propia sangre la de piel roja y blanca o incluso negra y de tus propios pueblos. No se puede ser mexicano si vives de sueños de un pasado que no fue como desearas realmente. No puedes ser mexicano si aceptas las mentiras o las tergiversaciones para sostener sueños inútiles de algo que perdió la magia de su edad. Ni somos toltecas, mexicas ni mayas, ni somos españoles ni europeos. Somos sangre nueva, pero sangre con un presente que necesita que se le reconozca para no morirse de hambre, de falta de empleos, de emigración, de desculturización, de paramilitares y sobretodo… de olvido.

Lamentablemente la mexicanidad se queda a medio camino entre la espiritualidad indígena, y identidad cultural. Sin llegar a ser ni uno ni lo otro. Ni es chamanismo ni es una cultura en base a pueblos vivos a excepciòn de algunos grupos.

Epilogo:
Mientras no se actue de acuerdo realmente a los valores tradicionales, o por lo menos prehispanicos; la mexicanidad quedara reducida en una justificacion para soñar despierto creyendose descendientes de un linaje continental llamado Anahuac para muchos, para otros en una forma de justificar su exhibicionismo o afan de trascender y ser memorables para otros, y para unos cuantos mas en la forma para presentarse como lideres espirituales, representantes de una tradicion que ya ni existe o como chamanes y tal vez asi incluso hasta ligar y conseguir tanto nacionales o extranjeras para su disfrute sexual: Turismo sexual a la inversa.

Lo que importa es el camino, no la persona.

Cantos tristes

Se ha perdido el pueblo mexica

El llanto se extiende, las lágrimas gotean allá por Tlaltelolco.
Por agua se fueron ya los mexicanos;
semejan mujeres; la huida es general.
¿Adónde vamos?, ¡Oh amigos! Luego ¿fue verdad?
Ya abandonan la Ciudad de México:
el humo se está levantando; la neblina se está extendiendo…
Con llanto se saludan el Huiznahuácatl Motelhuihtzin,
el Tlailotlácatl Tlacotzin,
el Tlacatecuhtli Oquihtzin…
Lloren, amigos míos,
tengan entendido que con estos hechos,
hemos perdido la nación mexicana.
¡El agua se ha acedado, se acedó la comida!
Esto es lo que ha hecho el Dador de vida en Tlatelolco.
Sin recatos son llevados Motelhuihtzin y Tlacotzin.
Con cantos se animaban unos a otros en Acachinanco,
ah, cuando fueron a ser puestos allá en Coyoacán…

Cantares Mexicanos (Biblioteca Nacional de México)

Los últimos días del sitio de Tenochtitlán
Y todo esto pasó con nosotros.
Nosotros lo vimos,
nosotros lo admiramos.
Con esta lamentosa y triste suerte
nos vimos angustiados.

En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
enrojecidos tienen sus muros.

Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos,
es como si bebiéramos agua de salitre.

Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,
y era nuestra herencia una red de agujeros.
Con los escudos fue su resguardo, pero
ni con escudos puede ser sostenida su soledad.

Hemos comido palos de colorín,
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe, lagartijas,
ratones, tierra en polvo, gusanos…

Comimos la carne apenas,
sobre el fuego estaba puesta.
Cuando estaba cocida la carne,
de allí la arrebataban,
en el mismo fuego, la comían.

Se nos puso precio.
Precio del joven, del sacerdote,
del niño y de la doncella.

Basta: de un pobre era el precio
sólo dos puñados de maíz,
sólo diez tortas de mosco;
sólo era nuestro precio
veinte tortas de grama salitrosa.

Oro, jades, mantas ricas,
plumajes de quetzal,
todo eso que es precioso,
en nada fue estimado…

Ms. anónimo de Tlaltelolco, 1528,
Biblioteca Nacional de París.

El lugar de la espiritualidad indigena en tiempos de la globalizacion

¿Cómo se trasmite esta sabiduría?
¿Cuáles son hoy las fuentes de los jóvenes?
Todo depende de que los movimientos indios cumplan su papel
El Proyecto Guaicaipuro al Panteón nacional
Aproximación a la recta espiritualidad
¿Qué pasa con la espiritualidad indígena en la era de la globalización?
Anexo
Cada pueblo indígena durante miles de años genera un sistema de conocimientos. Dentro de ese sistema, su espina dorsal está conformada por una espiritualidad, ligada a una visión del mundo que responde a eso de ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?. Eso es común a todos los pueblos del planeta. Pero en el mundo indígena estas mismas preguntas parecieran formularse de una manera distinta: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Quiénes somos los wayuu, los warao o los jivi?.

La respuesta de cada pueblo a cada una de estas preguntas resuelve el problema de los orígenes y desarrollo de cada pueblo. La sabiduría india responde en términos colectivos, pero también en términos cósmicos, de Alianza con la Madre Tierra. Es una vivencia cósmica, un vivir con el cosmos, con los elementos naturales y con todos los seres vivos. Es una vivencia íntima y al mismo tiempo compartida con todo el grupo: no tiene el mismo sentido estos mitos, leyendas, cantos, o danzas cuando son relatados por el misionero, el antropólogo occidental o cualquier otro especialista, que cuando es relatado por quienes comparten esas vivencias desde su misma cultura. Cuando se atraviesa la óptica de otra cultura para el relato o la interpretación y sobre todo, cuando es llevado a otra lengua, pierde un poco su sentido como conocimiento directo y como parte de lo que se narra o relata. Se puede llegar a aproximaciones, siempre válidas en algún sentido, pero nunca es lo mismo.

Veamos por ejemplo: Para el Occidente, cultura es lo que se opone a la naturaleza. En cambio para el mundo indígena, cultura es un modo de vivir, de pensar y de sentir, que no interrumpe las leyes de la naturaleza. Es una alianza con la naturaleza la que va a permitirle su modo de vida, sin hacerle cambios profundos en su interior, sin alterar en lo fundamental los ecosistemas. Por eso, cada cultura, calcula la ración de pesca, de cacería o de agricultura en un mismo lugar para no interrumpir su ciclo reproductivo. Y esta es la dirección correcta que toma siempre la sabiduría indígena: vivir sin atentar contra la continuidad de la vida.

Por eso sus modelos de conocimiento no introducen cambios profundos en el vientre de la Madre Naturaleza. Muchas de las prohibiciones en la cacería –por ejemplo- tienen que ver con una ética de la vida, para no agotar la especie y para contar siempre con alimentos disponibles. Entonces aquí, el exceso, sería la infracción. La sabiduría está así ligada a una espiritualidad, pero también a una ciencia y tecnología, arte y por supuesto, a un modelo de desarrollo sustentable en sus fundamentos. De esta forma, cada pueblo tiene un conocimiento común, empírico y conocimientos especializados en distintas áreas del quehacer colectivo, indesligables de todo su universo cultural.

¿CÓMO SE TRASMITE ESTA SABIDURÍA?
Por vía oral, de generación en generación. Por ancianos y ancianas, según los casos que son los depositarios de un conocimiento público, abierto a la comunidad y a la vida ordinaria. Y un conocimiento especializado, sagrado, que se trasmite de acuerdo a una rigurosa selección humana según cada cultura y sin negar la igualdad de oportunidades.

Cada pueblo tiene un sentido del nacimiento, de la enfermedad y de la salud, de la vida y de la muerte. Por vía del sabio, shamán o piache se manifiesta lo más trascendente de la cultura. Vale decir una filosofía de vida y ésta es plenamente vivida. Iniciarse en la sabiduría es un reto, un riesgo, pero también un honor, según cada cultura.

Los jóvenes iniciados (hombres o mujeres, según el caso) son la garantía para darle continuidad al conocimiento, a la trasmisión de la cultura propia. Si en la juventud indígena no hay prioridad por la sabiduría, ésta se estancaría, sería expropiada por investigadores externos y la cultura se iría debilitando hasta desnaturalizarse y perder sus referencias específicamente étnicas. No olvidar que la sabiduría, la espiritualidad, no está desligada de la organización social, familiar y comunal, de su adaptación al medio y de sus formas de desplazamiento territorial; y así, está ligada a la estructura íntima del idioma materno, en cuyos fundamentos se organizan sus brújulas, sus símbolos, sus interpretaciones y su operatividad en la realidad cotidiana y en los momentos más extraordinarios en los que sale a flote la lengua sagrada.

Preservar la espiritualidad es una responsabilidad de la familia indígena, de la comunidad, de sus ancianos y de sus jóvenes. De la formación que tengan los jóvenes dependerá la capacidad de mantener en secreto lo que hay que mantener en secreto, como parte de la reserva de la cultura y hacer público lo que haya que hacer público para fortalecer internamente a la comunidad y para obtener el respeto de los pueblos diferentes.

¿CUÁLES SON HOY LAS FUENTES DE LOS JÓVENES?
Hay varias fuentes de los jóvenes además de la familia, la comunidad y los ancianos especialistas. Muchos conocimientos interrumpidos en la memoria están hoy en manos de algunos especialistas o están en bibliotecas y en archivos.

Esos datos deben confrontarse con los ancianos para ver su legitimidad, sus deformaciones. Pero está también el empeño de los jóvenes en formarse y profundizar sobre su propia cultura, desde su propia óptica. Observar los cambios en la comunidad y contribuir a la actualización de la cultura de acuerdo al momento histórico, sin desnaturalizarla.

Éste es el nuevo reto planteado a la educación propia. Esto significa un esfuerzo de investigación-acción que no debe ser paralela a la educación propia y a la sabiduría específica de cada pueblo. Ninguna Universidad, ningún postgrado o doctorado llega a agotar el conocimiento de una cultura indígena, ni a superarla en forma global.

Para los préstamos culturales es necesario que cada quien esté bien afincado en su cultura, en un idioma, en su visión del mundo, en el calendario específico de su pueblo. Ésta es la base y la posibilidad real de un diálogo intercultural, de la interculturalidad del conocimiento, de poder trasmitir algo real y verdadero, algo sembrado en la cultura de origen. Lo otro no sería diálogo, sería sembrar en tierra ajena, sería aceptar la imposición de la cultura dominante y calcinarnos en el fogón de la desmemoria para quedarnos luego en el lamento de las cenizas. Sería seguirnos conformando con dejarnos arrebatar todo, la tierra, las riquezas del suelo y del sub-suelo, el conocimiento y la espiritualidad, lo que equivale a entregar familia y comunidad, la madre, las mujeres y los niños, hasta renunciar al futuro. Caer en el juego de la desindialización progresiva es condenarse a la mendicidad y a la exclusión social.

Es una responsabilidad y una obligación con nuestros pueblos, mantener y seguir desarrollando esos reservorios de la sabiduría, el intercambio entre los propios pueblos indígenas para el enriquecimiento mutuo. No se puede permanecer sólo en la resistencia, activa o pasiva. Es necesario ocupar el puesto que corresponde en la Historia de Venezuela y América. Y distinguir entre aquellos investigadores que nos retribuyen con su militancia solidaria, de aquellos que van siempre sólo a investigar para saquear la sabiduría, mutilarla y empobrecerla al distorsionarla y usarla contra los propios pueblos que le brindan hospitalidad.

TODO DEPENDE DE QUE LOS MOVIMIENTOS INDIOS CUMPLAN SU PAPEL
Aparte de otros factores, es indispensable que los movimientos indios cumplan con su papel histórico, sobre todo en lo relativo al rescate de la formación en la educación propia, punto de partida de la educación intercultural bilingüe, priorizando la lengua y la cultura materna, la lengua y la espiritualidad sobre la lengua, cultura y espiritualidad dominante.

Resulta asombroso que se quiera asumir un papel protagónico y no se le dé ninguna importancia a la espiritualidad indígena como brújula prioritaria, e imprescindible en la lucha por la liberación. Afortunadamente, hoy existe un cierto despertar en la juventud india y un acercamiento propiciatorio del diálogo con los ancianos y con todo el saber ancestral desde la perspectiva del presente y del futuro más inmediato.

Vamos a decirlo en los términos en que pueda entenderlo la cultura dominante: Una cultura sin su espiritualidad es una osamenta sin alma. No olvidemos que la espiritualidad indígena está encarnada en la vida. No es una sombra pasmosa que oculta su realidad interna. La espiritualidad penetra todos los poros de la vida social y familiar, contribuye a estructurar y a explicar su orden interno y su relación con todo lo viviente.

La espiritualidad indígena, como operador atraviesa toda la cultura. De allí que quien sostenga que la espiritualidad no es vital, y necesaria y de fortalecimiento prioritario, nada sabe de cómo funciona internamente un pueblo y una comunidad indígena. Así esta afirmación venga de extraños o de indígenas aculturados. Y esta espiritualidad indígena está referida, primero, a cada pueblo indígena del país; y en segundo lugar, a la espiritualidad indígena que ha sido oprimida en la cultura nacional de Venezuela y cuya figura histórica más relevante es el Cacique Guaicaipuro, encarnado también en la identidad indígena del pueblo criollo y muy particularmente del pueblo del más marginado y oprimido.

EL PROYECTO GUAICAIPURO AL PANTEÓN NACIONAL
En su primera fase, este Proyecto dura 27 años. (1974 – 2.001). Su segunda fase será del 2.001 al 2.004. A todo lo largo de su historia de lucha, este Proyecto encarnó las prioridades de los pueblos indígenas, llevándolas a todos los escenarios; sus derechos constitucionales, como derechos históricos, el convenio 169 de la OIT, el balance crítico alternativo del V Centenario. El proyecto de programa mínimo de los pueblos indios de América para 1.992-década del 90, cuya síntesis expuso la hermana Noelí Pocaterra en la Sesión Especial de la ONU para declarar a 1.993 como año Internacional de los Pueblos Indígenas: 10 de diciembre de 1.992. Y así, en el marco del pueblo criollo asumimos el debate por la identidad nacional, la defensa de los humanismos y humanidades frente a la ideología tecnocrática; la defensa del estudio de la geografía, historia e identidad regional y local. La defensa de los idiomas indígenas frente al castellano y del castellano frente a la hegemonía del inglés; la defensa del ambiente en cuatro marchas ecológicas por la vida, la reivindicación de la pluralidad cultural y étnica en los talleres con educadores criollos e indígenas; la defensa del patrimonio histórico y cultural del Estado Miranda; planteamos la reorientación intercultural de los Ateneos y Casas de la Cultura; la revisión crítico-constructiva de la cultura nacional y la reorientación del Panteón Nacional entre muchas otras cosas.

Cabe destacar también el papel del Proyecto Guaicaipuro al Panteón Nacional en las Mesas de Diálogo del Palacio de Miraflores, donde se presentaron varios papeles de trabajo, entre otros, Aproximación a las metodologías indígenas del diálogo y del consenso, presentado por la hermana Dalia Herminia Yanez. Siete papeles de trabajo fueron presentados desde la perspectiva indígena y proponiendo llevar la discusión al interior del país y a los pueblos y comunidades indias. Esto para no hablar del largo trabajo de más de 25 años llevando los talleres de formación a los educadores indígenas y criollos, a los estudiantes y jóvenes indígenas y a otros sectores.

APROXIMACIÓN A LA RECTA ESPIRITUALIDAD
La sabiduría indígena y su espiritualidad representan un conocimiento que no se queda en el plano intelectual. Es un conocimiento que va del corazón a la mente y de la mente al corazón. Implica un desarrollo emocional, mental y corporal. Recuerdo en estos momentos la confesión de un cacique indígena del Canadá, a quien su abuelo le había dicho:

QUE EL VIAJE MÁS LARGO DE SU EXISTENCIA

ES EL QUE VA DE LA MENTE AL CORAZÓN.

¿Cómo procesa, cómo siente el corazón todo aquel conocimiento que la mente recoge superficialmente y a veces, la más de las veces, sin digerir? Es que la mente-como apunta Krishnamurti- procesa el conocimiento con simples comparaciones de “esto me gusta – esto no me gusta”, ” esto es bueno – esto es malo”, “esto es alto – esto es bajo”, “esto es blanco – esto es negro”, “esto es exacto – esto es inexacto”, “esto es ciencia – esto es magia”.

Se trata de comprender con todo el ser, comprender viviendo, sintiendo, más allá del dato intelectual. No es el pasado muerto, es el pasado vivo, encarnado en presente, con sus cambios históricos, sociales y culturales; es la semilla que germina en cada temporada, de generación en generación, en cada retoño con todo su verdor bajo el azul celeste y el horizonte abierto al cosmos a la espera de su florecimiento. Es el renacimiento constante, de las plantas, de los animales, del río, de los hombres y de las mujeres, de la cultura en el lecho de la Madre Naturaleza, al pie del paisaje y del ambiente total.

El conocimiento, entonces, no es una moda, que viene y pasa y luego se olvida. Alguien dirá, recordando a los griegos, que nunca nos bañamos dos veces en el mismo río. Pero se olvidan que el agua pasa y el río sigue su curso. Pasan las aguas, pero el río permanece y de su permanencia depende la vida. En sus galerías selváticas están sus raíces y sus galerías selváticas son parte del tejido de la vida, de ese tejido que a veces se expresa con puntos geométricos, color y movimiento en la artesanía, como lo aprendieron los wayuu de waleker. En ese tejido de araña, del mundo y de mundos donde se conectan los hilos de la vida.

El conocimiento es de estrellas y galaxias, oculto para los ciegos del alma y manifiesto para quienes tienen el atrevimiento de abrir los ojos del espíritu. Para ver más allá de los sentidos, sentir más allá de los ruidos del día. Hasta sentir en carne propia lo que afecta al otro o a la otra, a la Madre Tierra y a todo lo viviente. Retomando en cada instante el sendero de la vida y el equilibrio de los elementos naturales: agua, aire, tierra, fuego y éter. De esta manera encontramos el sendero del conocimiento, el cual se reencuentra con el camino de la vida y donde la muerte es sólo transformación para volver a la vida. Es el encuentro de la eternidad en el tiempo. De un tiempo que tiene sentido distinto en cada cultura; con su espacio y tiempo de cambio y de persistencia.

Cuando la espiritualidad indígena se pone al servicio del invasor, del enemigo de la cultura, de los enemigos de la naturaleza, allí aparece el camino torcido, enfrentado a la auténtica espiritualidad: esta es la magia “negra”, la que niega la vida en cualquiera de sus vertientes. Y peor ocurre, cuando la espiritualidad recorre un camino contrario a la unidad de su propio pueblo, trabajando directa o indirectamente para el colonialismo interno o externo. Lo que está al servicio de dividir –y de comprar la conciencia de mis hermanos y hermanas indias- ofreciendo dinero, motores fuera de borda, hachas y machetes, harina pan o blanca flor para mitigar el hambre, negando una participación con dignidad y respeto, en condiciones de justicia y de igualdad social.

Por eso el conquistador -de ayer y de hoy- siempre ha tenido “indios mansos” o “guatiaos” de su lado, los eternos renegados de su propia causa, de su idioma y de su cultura. El conquistador siempre establece:

Las condiciones que le permiten dividir y enfrentar al pueblo indígena que pretende someter y explotar. Y para esto necesita un sector de la dirigencia india que se presta a sus pretensiones, hasta convertirlo en verdugos de sus propios pueblos.

Apunta con destruir todo lo que mantiene la unidad y continuidad de un pueblo indígena quebrantado, tergiversado o anulando su espiritualidad:

El idioma materno, que es la lengua propia en que se expresa la espiritualidad, es el código matriz, donde descansa su simbología y visión del mundo.

La religiosidad autóctona: su alianza con la naturaleza, base de su cosmovivencia y espiritualidad.

El calendario autóctono: Trastoca su temporada de cosecha, de pesca, de recolección, sus fiestas de gratificación, cambiando las fechas durante todo el año y propiciando la desorganización social y familiar, algo indesligable de la espiritualidad.
Si es sedentario, lo convierte en itinerante al robarle sus tierras; si es itinerante o semi-itinerante, lo vuelve sedentario a la fuerza mediante las reducciones, empobreciendo o cercando las galerías selváticas de los ríos.

Y por supuesto, busca estrangular sus formas de organización política, sus formas de gobierno, su estrategia de ocupación del territorio.

De esta manera, podemos ver, que la espiritualidad es la brújula estratégica, la que ilumina el camino de la vida. Entonces, ¿es o no es prioritaria para un pueblo que quiere autogobernarse, ser libre, vivir en paz, en democracia y en alianza con la humanidad y con la Madre Tierra? La espiritualidad reside en ese Santuario vivo de la Madre Tierra por la paz del mundo y un nuevo orden planetario. En el cuerpo vivo de los Guaicaipuro como la Hostia Cósmica donde germina toda semilla hasta alcanzar sus frutos en cada florecimiento.

¿QUÉ PASA CON LA ESPIRITUALIDAD INDÍGENA EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN?

Ocurre algo aparentemente contradictorio. Mientras se viene divulgando la idea de que los pueblos indígenas son parte del pasado y han sido superados globalmente por el actual momento histórico, se refuerza una corriente sumamente poderosa que trabaja en forma silenciosa y pone de manifiesto todo lo que ha sido el aporte del pasado y del presente de los pueblos indígenas, desde 1492 hasta hoy. Y como si esto fuera poco, esta corriente intercultural, inter-espiritual, inter-científica, inter-filosófica, inter-artística, señala una serie de aportes que los pueblos indígenas ya están legando al futuro.

La espiritualidad de los pueblos indígenas no es clientelista, proselitista. No hay ningún interés de ningún pueblo indígena para que otros pueblos asuman su religiosidad. No son por tanto espiritualidades extensivas sino intensivas, de convivencia, que pertenecen a cada pueblo para afianzar su modo de vida y a su alianza con la Naturaleza.

La interculturalidad y el diálogo inter-científico plantean hoy que la espiritualidad de los pueblos indígenas no es una especie de oscurantismo que se opone a la luz de la ciencia y de las civilizaciones diferentes. Por el contrario, cada día la misma ciencia occidental comprueba que la espiritualidad de los pueblos indígenas enriquece el diálogo de civilizaciones, el diálogo inter-filosófico, el diálogo inter-científico, el diálogo inter-artístico, el diálogo inter-lingüístico, generando un replanteamiento global de todos los fundamentos del conocimiento para una mayor comprensión de los problemas humanos como los relacionados con la paz con justicia, las formas de participación democráticas, la democracia cultural como base de la democracia política, económica y social, el equilibrio ambiental, el equilibrio político del universo y tantos otros.

Reviste especial interés, reconocido por la UNESCO y otros organismos internacionales, el aporte de los pueblos indígenas a la interculturalidad del sistema educativo a nivel local y planetario.

En la medida en que se afirma el proceso de globalización, se afianza el lugar de las localidades y regiones, las etnias-naciones y la pluralidad sociocultural, el pluralismo social jurídico, tomando en consideración que estos pueblos en cuanto portadores de sistemas políticos altamente descentralizados, enriquecen el derecho intercultural como base de un derecho internacional distinto, al igual que el derecho transgeneracional el derecho de las nuevas generaciones a perpetuar el equilibrio ambiental y el desarrollo local y regional sostenibles.
La globalización es un proyecto económico y político del neoliberalismo, de las minorías del norte del planeta. No es todavía una realización en redondo. Es verdad que las comunicaciones se han intensificado a nivel planetario, pero las economías locales, regionales y nacionales siguen teniendo cierta fuerza, cierta resistencia a la aplanadora de la globalización. El primero que planteó un gobierno mundial único, en la década del 20 del siglo pasado fue Bertrand Russell y señaló que este gobierno debía actuar bajo la hegemonía de los Estados Unidos y de los ingleses como supuesta raza y cultura “superior”. Nosotros estamos hoy en el deber de reencontrarnos con toda la humanidad, con el respeto a sus idiomas, culturas, visiones del mundo y en esto juega un papel fundamental la familia indígena, la comunidad indígena y la espiritualidad de cada pueblo.

Hace algunos años, un ensayista venezolano, Mariano Picón Salas reconoció que la parte más difícil de reducir en nuestros pueblos de América Latina y el Caribe es la espiritualidad y todo aquello que no se puede someter a cálculo y medida (diríamos nosotros, en el sentido estrictamente occidental). Es lo que más marca nuestras diferencias con el Norte. En ese orden de ideas, las espiritualidades de los pueblos indígenas, afroamericanos, criollos y mestizos múltiples son irreductibles, son la parte más sensible que nos permite ver otros caminos, otros horizontes. El neoliberalismo globalizador y envolvente, representa una amenaza global para todos los pueblos del mundo, una negación de la espiritualidad de cada pueblo y el peligro de exclusión de sus mayorías.

ANEXO N° 1
PONENCIA SOBRE LA ESPIRITUALIDAD INDÍGENA EN TIEMPO DE GLOBALIZACIÓN

PERFIL DEL FALSO Y DEL VERDADERO SABIO (O SABIA)

(Esquema para la discusión en foros, talleres de educación indígena, educación intercultural bilingüe e interculturalidad)

SAÚL RIVAS – RIVAS

Coordinador del Proyecto

Guaicaipuro en el Panteón Nacional

Telf.: 0414-2577187

EL FALSO SABIO (O SABIA):

Dice que sabe / habla mucho y dice más de lo que sabe, sin medir las consecuencias del conocimiento que trasmite.
EL SABIO VERDADERO (O SABIA):

Prefiere oír…

Dice, vamos a ver si se puede/ imparte gradualmente y en forma responsable el conocimiento, deslindando el conocimiento público del conocimiento secreto.

Demuestra todo con palabras y atribuye a su sabiduría cualquier acierto.

Demuestra con hechos y no atribuye a sí mismo los aciertos.

No tiene silencio interno, ni dominio de sí mismo.

Habla pausado y sólo lo necesario. Tiene silencio interno y dominio de sí mismo.

Busca poder para ponerlo al servicio de sí mismo. Se vuelve utilitario. Exprime al militante a su servicio y no ve sus necesidades.

Simplemente vive, presta servicios y el poder lo pone al servicio de la comunidad.

Es competitivo y enfrenta al grupo, unos contra otros, convirtiendo a sus partidarios en súbditos serviles, súbditos agradecidos.

Es cooperativo, solidario y media acertadamente para buscar la unidad del grupo. Respeta la dignidad de sus colaboradores. No humilla, critica constructivamente dando la oportunidad de rectificar.

No maneja la metodología indígena del consenso y hace las críticas en forma directa e hiriente. Es temeroso para tomar decisiones duras y contundentes en el momento preciso. Se vuelve temeroso y acomodaticio a la voluntad de sus adversarios internos y termina convertido en un juguete de ellos.

Maneja en forma precisa la metodología indígena del consenso. Hace las críticas en forma indirecta, sin dejar de tomar decisiones duras en el momento preciso.
Sus adversarios internos y externos saben a que atenerse, porque no pone en juego el destino del equipo y de su pueblo.

Toma decisiones unilateralmente y no informa a nadie de sus actividades y decisiones transcendentes, pero espera que todo el mundo le consulte todo y le informe de todo lo que hace.

Busca el consenso mediante la consulta inteligente, informa lo que debe informar y resguarda para el momento oportuno las informaciones de riesgo.

Quiere jefear siempre y se afirma con el trabajo de los demás.
Halaga al alumno, lo deforma y lo utiliza en forma burda.

Se erige como “jefe único” es posesivo, engreído. Nunca comete errores y tiene en sus manos la verdad absoluta.

Coordina el trabajo en equipo y contribuye a ubicar a cada quien según sus capacidades como una forma de ser justo, equitativo y equilibrado.
Propicia el autogobierno, comenzando por el gobierno de sí mismo. Asume el liderazgo compartido y propicia que cada quien cumpla sus tareas correctamente, sin nadie mandarlo.

Ve sólo las imperfecciones de los demás, atrapado en su propia envidia

Se convierte en su principal crítico. La autocrítica es la mejor garantía de crecimiento

Busca alianza con los enemigos fundamentales de su causa y aísla a los aliados fundamentales. Se siente más cerca de los enemigos de su pueblo que de alguien de los suyos al no saber procesar las diferencias

Sabe detectar rápidamente a los enemigos fundamentales, practicando la rectitud en la conformación de alianzas. Sabe distinguir la amistad del “amiguismo” cómplice.

Cuando asume su cargo, cambia instantáneamente y comienza a ver al equipo y a sus amigos por encima del hombro.
Se vuelve cínico, arrogante, prepotente y sobre todo, mentiroso en el poder. La demagogia será su recurso favorito.

No sabe por tanto elegir a su equipo de trabajo y si lo elige bien, pronto lo pervierte. Su poder es externo a las comunidades: le es dado de arriba, de los cogollos políticos.

Permanece siendo él mismo. Sabe que el poder es transitorio. Pero además entiende bien aquella enseñanza que dice: en el destierro conocerás a tus amigos y en el poder a los adulantes. Su verdadera sabiduría consistirá en poder conocer a sus verdaderos amigos en la victoria y en las derrotas. No práctica la demagogia: prefiere decir no se puede.
Sabe elegir y conservar su equipo.

Practica la magia “negra” para deshacerse de sus enemigos y convierte a sus críticos constructivos en sus peores enemigos
Avala todos los proyectos desarrollistas contra las comunidades y pueblos y todo lo que propicia la muerte

Práctica la igualdad social y está atento a sus propios resentimientos. Pasa humanamente del estadio del resentido al cultivo de la bondad humana. Por eso no se pasa automáticamente al enemigo cuando sele separa del cargo. Sigue apoyando la causa justa de forma crítica constructiva. Sabe que es lo que quiere y que causa defiende.

Los fracasos lo envuelven y lo aturden. Pierde la fe en los demás y en el futuro. No aprende del pasado y termina viendo enemigos en todas partes.

Sabe valerse de los fracasos para propiciar la investigación, la meditación, reflexión-acción. Convierte el pasado en instrumento actualizado para afrontar el futuro. No ve enemigos en todas partes. En cambio, encuentra amigos y aliados en todas partes.

Se preocupa más por “quien seré mañana”, dejando de lado el futuro de su pueblo. Vende a su pueblo y sus tierras si es necesario para alcanzar prestigio y poder. No piensa en el futuro de sus hijos y nietos.
Si puede vende también a su madre, a su mujer y sus hijos.

Su preocupación fundamental es por su pueblo y por su destino en el mañana. Preserva a su pueblo de los falsos profetas y toma las precauciones debidas para orientar a las nuevas generaciones.

Convierte a los adulantes en el modelo, trasformándolos en obedientes monaguillos de su propia “iglesia.”

Sabe que con hombres y mujeres sumisas no puede edificar nada grande, nada trascendente. Por eso respeta la personalidad de cada quien, si desatender el mandato del colectivo.

Le gusta el chisme y eleva a los chismosos y adulantes a los altares del poder.
Se deja halagar la vanidad con su ejército de aduladores, convierte a los aduladores en sus mejores aliados. Y en sus más cercanos consejeros.

Ignora a los chismosos y adulantes y da preferencia inteligentemente a todos aquellos que trabajan en silencio.
Rechaza la adulancia y no se deja halagar la vanidad.

Sabe que su poder depende del poder de los aduladores estimulado la competencia.

Sabe que su poder depende de su capacidad para estimular la cooperación sana y transparente del equipo.

Cobra por los servicios prestados (sanación, servicios políticos y sociales, etc.)

Hace todos los servicios en forma gratuita y la comunidad le retribuye con seguridad social.

Se autodesprecia por no saber leer y escribir o desprecia a los que no saben leer y escribir y no han ido a la escuela, el liceo o la universidad. Cree que saben más que los que no ha tenido formación escolar.

No siente inseguridad por no haber tenido educación escolar y tiene claridad en que su espiritualidad y sabiduría no se adquiere en la escuela y la universidad, orienta a los universitarios de su comunidad para que no se separen de la educación propia y de su pueblo. Los fustiga positivamente cuando es necesario.

Ridiculiza y combate, abiertamente o en forma encubierta la formación y educación de la juventud indígena. Los desalienta cada vez que puede y los incita a buscar poder sin preparación.

Propicia la formación, educación y capacitación en forma integral y en todos los órdenes y a ser responsables en el ejercicio del poder. Asume los riesgos de ser marginado por su propia gente y por el poder establecido para ejercer con rectitud su liderazgo.

Dice que no hay tiempo para la formación, que hay otras cosas prioritarias. Predica un conocimiento que no se encanna en la vida y en la comunidad.

Sabe que el tiempo para la formación es el mismo tiempo para la vida. Usa la paciencia, la astucia y la comprensión para no dejarse aislar. Encarna lo que dice en lo que hace: investiga haciendo, hace investigando.

Se pone al servicio de los investigadores foráneos que no retribuyen los conocimientos a la comunidad. Vende si es necesario, los secretos de la sabiduría. Es un Biozulua más, que trasfiere a otros el escondite de la sabiduría.
Favorece la expropiación de la sabiduría. No le preocupa la continuidad de la sabiduría. No le preocupa la continuidad de la sabiduría y declara que eso no es prioritario.

No hay iniciados detrás de (él.o con ella). “sabiduría” termina con él.

Investiga y propicia la investigación de su pueblo con su propia gente y se alía con verdaderos investigadores-militantes para tener una doble visión de su pueblo: la de adentro y la de afuera. Utiliza la investigación de afuera para verse en su propio espejo.
Se preocupa prioritariamente por la continuidad de la sabiduría, guarda adecuadamente los secretos y divulga lo que es necesario. Deja otros iniciados detrás él. Su muerte no es la muerte de la sabiduría.

No hace oración y ayuno, ni pasa las pruebas requeridas para la iniciación como codición para ser piache o cacique.
Si pasa las pruebas iniciales, cree que eso es suficiente y es lo único necesario para ejercer la recta sabiduría:

Ni sigue viendo la oración y el ayuno como parte de la purificación para toda la vida.

Cree que el comportamiento recto no es para toda la vida, sino para el momento de iniciarse.

Es incapaz de entender que el ayuno no debilita sino que llena de energía y el comer en exceso envejece prematuramente y roba energía.

No cuida la alimentación diaria, racional y de calidad. Tampoco vela por la correcta alimentación de su pueblo. Engorda como un cerdo.

Convierte el uso de alucinógenos en un vicio degradante y termina uniéndose a los magnates del narcotráfico.

Sabe que la oración, el ayuno y las pruebas de la iniciación representan el temple y desafío para alcanzar el conocimiento y que este conocimiento se adquiere sin interrupción y de forma progresiva, presentándole a todos la oportunidad y formando a los que tengan vocación para ello.
Pasar todas las pruebas tiene que ver con el desarrollo de la humildad, generosidad, compromiso de por vida y por la vida: condiciones indispensables para ejercer rectamente el conocimiento.

El ayuno es practicado también por algunos intelectuales, artistas y religiosos para convocar su despertar interno y darle fuerza a la creatividad artística o intelectual o ya, para propiciar estados místicos. Otros intelectuales y artistas han llegado a practicar el lavado intestinal como medio de purificación para despertar la creatividad.

Sabe que además de oración y ayuno debe practicar de por vida, el shamán y el cacique una alimentación racional (pocos alimentos, pero de calidad) y una alimentación sana, atendiendo a una lista de alimentos permitidos para su desarrollo y de otros prohibidos. Mantener el cuerpo liviano para mantener agilidad y silencio interno.

El uso de algunos alucinógenos está contextualizado en cada cultura indígena y se usa como auxiliares –como el ayuno para adentrarse en estados místicos que permitan unir lo visible y lo invisible.

Se queda en lo que ven los cinco sentidos y eso le basta: oído, olfato, vista y tacto.

Sabe que hay una realidad más profunda y sensible que aquella que captan sus ojos, su vista, sus oídos y sus manos o de los sabores que palpa su gusto. Hay un conocimiento extrasensorial, más allá de los cinco sentidos: un conocimiento sagrado y que se expresa por la legua sagrada.

No siente respeto por la mujer indígena, ni por su papel en la sociedad
La mujer es una cosa, un objeto más, una mercancía.

Si el falso sabio es una mujer, puede reproducir un machismo al revés como ha ocurrido en la primera fase de la lucha por los derechos de la mujer en la cultura occidental, plantea al margen de sus formas de familia y de organización social.

Sabe que en algunos pueblos indígenas la mujer tiene acceso a la iniciación como piache o como cacica. Y que en toda sociedad indígena la filosofía descansa en la unidad de los opuestos complementarios: hombre y mujer. Tanto en las sociedades matrilineales como en las sociedades patrilineales. En la recta sabiduría se sabe que la mujer como madre, esposa, hija, hermana, es el símbolo humano de la Madre Tierra y fruto de su fecundidad, inscrita en un cosmos de sol, agua, aire, tierra y éter.
Esto no significa que no existan de antemano algunas manifestaciones de machismo en esas sociedades y que el mismo sea reforzado por la penetración cultural. Debe buscarse la superación del machismo tomando como punto de partida la cultura materna, imprimiendo los correctivos necesarios.

No se preocupa por enriquecer la espiritualidad y la sabiduría con otros pueblos indígenas.
No le importa el destino de los demás pueblos indígenas. Ni siquiera le interesa su propio pueblo.

Sabe hacer alianzas por la causa común con los sabios de los otros pueblos indígenas y tiene claro que la supervivencia depende de la unidad indígena.

Se presta con algunos antropólogos europeos y norteamericanos para dividir a la población venezolana entre indios y los supuestos “no-indios”, dejando bloqueada la identidad indígena de los criollos descendientes de indígena. Sin embargo, se alía con criollos y extranjeros explotadores de su propio pueblo.

Sabe ganarse a los criollos descendientes de indígenas, pero no se presta a los criollos y extranjeros explotadores de su propio pueblo. Permanentemente refina y perfecciona su política de alianzas. Olfatea a los aliados naturales: nuca los aparta. Sean indios descendientes de indios o de cualquier lugar.

Propicia los vicios en su comunidad y en su pueblo; el alcoholismo, la prostitución, la mendicidad en la calle y la mendicidad política en los despachos burocráticos, hasta llegar a la mendicidad espiritual.
Trabaja solo como el, llanero solitario

Combate acertadamente todos estos vicios y trata de encarnar la rectitud e su propia vida. Genera políticas concretas para combatir los vicios y debilidades orientando en forma acertada y con el trabajo en equipo: no trabaja solo. Construye equipos donde puede. Sabe que el llanero solitario es un falso héroe que convierte a Toro en un tonto, en un cero a la izquierda.

En definitiva se cree un sabio.

Sabe que no es sabio y que la verdadera sabiduría está en manos de la Madre Naturaleza, del Gran Espíritu o como se llame en cada cultura o pueblo. Y si está evangelizado, sabe de antemano que el mismo Jesús dijo: Sólo uno es perfecto y está en los cielos.
El mismo Gandhi en la India se molestaba cuando le decían Mahatma, alma grande.

“Dentro de más sabio se crea, más cerca de la ignorancia está “, decía un piache piaroa del Amazonas.

El pueblo dice: no hay peor demonio que el que se cree santo.

Y el libertador decía que todo talento ejercido sin rectitud es un azote. Tal vez por ello resulte difícil cualquier definición de sabio o sabiduría, humildad, santidad.

Y volvemos por otras vías, al tanto sé, que no sé nada de Sócrates.

Hacia la segunda fase del Proyecto Guaicaipuro en el Panteón Nacional:

UN SANTUARIO A LA MADRE TIERRA POR LA PAZ DEL MUNDO Y UN NUEVO ORDEN PLANETARIO. Con un puñado de tierra de los pueblos indígenas de todos los continentes. Hacia el fortalecimiento de la espiritualidad pan indígena planetaria y la espiritualidad indo-mestiza del continente (*)

2001-2004

Caracas, los Teques 28 de noviembre de 2002

(*) Cada puñado de tierra de cada pueblo indígena, pasa por una ceremonia local en su nación o continente antes de ser incorporada al Panteón Nacional de Venezuela, para unirse a la Tierra de Suruapo, símbolo vivo de Guaicaipuro y los Pueblos y Caciques Heroicos .

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LA MANIPULACIÓN IDEOLÓGICA DE LA INTERCULTURALIDAD

EN LOS PROYECTOS HISTÓRICOS DE AMÉRICA LATINA

SAÚL RIVAS-RIVAS (Coordinador del Proyecto Guaicaipuro en el Panteón Nacional, segunda fase: 2001-2004 ….

No podemos acercarnos a los distintos procesos de intercambio cultural en América Latina y el Caribe si no actuamos a la luz de los distintos Proyectos Históricos; y particularmente ahora a la luz de la actual coyuntura neoliberal y globalizadora.Pero comencemos por ubicar lo más sobresaliente de la coyuntura política global:

1.-LA COYUNTURA GLOBAL

1.1.- Lo más sobresaliente es la dictadura global y unipolar de los Estados Unidos, que se ha perfilado a partir de la década de los 80 , con la hegemonía neoliberal.

1.2.-Dentro de esta hegemonía hay una guerra del petróleo como materia prima lider de esta época, pero que muy pronto dado el colapso del planeta, esta guerra del petróleo será una guerra del agua. Presenciamos el saqueo más profundo y acelerado de los recursos del suelo y del subsuelo.

1.3.-En el caso del genocidio contra Iraq, Estados Unidos gana la “guerra”, pero pierde la batalla política y diplomática en el mundo, incluso en su propio país, abarcando Europa.

1.4.-Los pueblos del mundo están hoy contra la guerra y se levantan contra la hegemonía imperialista unipolar.

1.5.-Hay dos grandes amenazas sobre América: el ALCA (en el plano económico) y el Plan Colombia en lo político-militar (con la amenaza de una intervención multilateral), acompañado de la ofensiva ideológica y política.-

1.6.-Destaca el arco de recursos petroleros y otras fuentes de energía que va desde Trinidad, pasando pasando por Venezuela y bajando hasta Bolivia, cruzando los Andes y parte de la Amazonía . Aquí está la justificación oculta del Plan Colombia y que pretende una intervención multilateral, como lo ha puesto en evidencia el Presidente Chávez, tumbándole la careta a la última cumbre del Cuzco.

1.7.-Otra de las razones de Estados Unidos para privilegiar el Plan Colombia, es que en esta fase de la dominación, el polo de la dominación occidental se traslada del Atlántico al Pacífico, temiendo un desarrollo sostenido del Asia liderizado por China.

1.7.1.- En nuestro caso pensamos que si China se occidentaliza hasta el extremo de perder su propio perfil para competir con Occidente, puede pagar a la larga un precio muy alto (y aquí hay quienes piensan que los excedentes de arroz en el mundo no bastarían para cubrir su déficit (F.cool.gif

1.7.1.-La geoestrategia unipolar por el control del Pacífico para el control del mundo, pone en la mira del imperio todo el rosario de pueblos que formaron la Gran Colombia y promovieron el Congreso de Panamá. Toma el imperio el corazón de la indianidad sudamericana y del bolivarianismo revolucionario e integracionista, ahora que asume su naturaleza multisocietaria a lo interno del proyecto en una forma más consciente. Del lado del Atlántico se perfila –como señala Chávez- un eje de la liberación que apunta desde Caracas- Manaos-Brasilia –Buenos Aires. Lo cual no significa que esté vedada de antemano la ruta indianista y bolivariana de Los Andes y la Amazonía, por los intereses en ella involucrados. La resistencia indianista y bolivariana en la zona andina se manifiesta en Ecuador, Bolivia, Colombia, aunque en otros paises asuma una presencia más silenciosa y en otras comience por desbordar las nuevas traiciones, como el caso de Lucio Gutierrez.Y de algunos sectores e individualidades en Venezuela.

1.8.-El gran objetivo , tal vez el principal por parte del imperio, es la desarticulación de los paises petroleros de Asia Central y Medio Oriente, pasando por la destrucción de la OPEP..para dominar la principal fuente de energía del mundo.

1.9.- Toda esta situación no escapa a la gran crisis de Occidente y de la cabeza del imperio,, lo que hace pensar que el polo de una neo-occidentalización se puede trasladar al Asia en el futuro próximo o ya, un nuevo espacio global para una nueva liberación. Pero tengamos muy claro que una caida de Estados Unidos y el derrumbe incluso de Occidente, no representan para nosotros, automáticamente, una nueva liberación y mucho menos una liberación de fondo. Sobre todo, si estos derrumbes nos sorprenden sin un cuerpo de doctrina de naturaleza multisocietaria, que sustente nuestras especificidades históricas, sociales, económicas y culturales

Orlando Camacaro

camacaroorlando[arroba]hotmail.com

Saúl Rivas Rivas

Coordinador del Proyecto

Guaicaipuro en el Panteón Nacional

(Segunda Fase)

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA SEGUNDA VICEPRESIDENCIA – DE LA ASAMBLEA NACIONAL FORO TALLER CON LAS MUJERES INDÍGENAS DE VENEZUELA – CAPITOLIO FEDERAL

CARACAS 27 Y 28 DE NOVIEMBRE DE 2002

La incesante agonia del mundo indigena

Eran los dueños de paraísos terrenales definitivamente perdidos. Eran unos 250 millones de aborígenes repartidos en cinco mil culturas que vivían en armonía con la Tierra, una forma de vida que el hombre ha perdido. Todo fue así durante miles de años hasta que los “blancos” descubrieron la riqueza de sus patrimonios y se lanzaron sobre sus bosques, construyeron minas y caminos, asesinaron en masa e importaron enfermedades. En cien años sólo sobrevivirá la mitad de estos pueblos.

“Los indios son unos imbéciles y unos holgazanes que ocupan demasiada tierra. Un lujo folklórico que ninguna nación moderna, con aspiraciones de desarrollo, puede permitirse”. Estas palabras, pronunciadas hace no mucho tiempo por un secretario de Justicia de la región brasileña de Mato Grosso, resumen cuál es la situación de los pueblos aborígenes.

En los últimos meses han sido asesinados 55 indios asháninka en Perú, setenta yanomamis en Brasil, más de mil indígenas de las colinas Cittagone (Bangladesh), casi cincuenta en Sudán… La veda está abierta. Los aborígenes sobran. Son perseguidos como animales y se encuentran en grave peligro de extinción.

El hombre olvida muy de prisa sus errores. Cuando la biblioteca de Alejandría se consumió entre las llamas, los cimientos de la cultura occidental se conmovieron. Se había perdido gran parte de la memoria de un pueblo; 1.600 años después la biblioteca de Sarajevo ha corrido igual suerte, destruida esta vez por una guerra entre hermanos. Es la fragilidad con que se conserva el archivo de la vida.

Una tragedia que se repite todos los días. Cada vez que en un pueblo indígena muere un anciano, una biblioteca se quema. Un vasto registro de sabiduría y conocimientos que, lamentablemente no merece la atención del resto del mundo.

Los aborígenes son demasiado insignificantes para la sociedad moderna. Viven en armonía con los animales y las plantas, en plena naturaleza, y no desean mantener relaciones con la supuesta civilización. No compran automóviles. No ven la televisión. No siguen las imposiciones de las modas. No tienen farmacias. No confían sus ahorros a los bancos. No votan. Son los últimos hombres libres. Los dueños del paraíso. Son distintos, y están condenados a desaparecer.

En el mundo “civilizado” no hay lugar para aquellos que no se someten a la esclavitud del dinero. Aquel que no “consume” comprando lo que no necesita, no merece existir. Aquel que no se somete a la esclavitud del “empleo” desperdiciando la mayor parte de su vida en tareas que no le agradan y que sólo benefician a otros: es un vago indeseable , no merece existir.

La meditación, la contemplación de la naturaleza y el disfrutar la vida son delitos censurables y penados por las leyes como vagancia. ¿ Los “blancos” se han olvidado de ser humanos, convirtiéndose en máquinas?.

Los aborígenes son los últimos HUMANOS.La ONU ha declarado a 1993 Año Internacional de los Pueblos Indígenas, pero no parecen buenos tiempos para confraternizaciones. El genocidio cultural y físico continúa. De los más de cinco mil millones de personas que viven en el mundo, 250 millones son aborígenes. En total son cinco mil culturas indígenas, casi el 95 por ciento de la diversidad cultural del planeta. La deforestación, la minería, la contaminación, la construcción de represas, los gobiernos intransigentes y sus todopoderosos ejércitos… Demasiados enemigos para unas gentes que basan su fortaleza en el contacto directo con la naturaleza y la espiritualidad.

Algunos antropólogos son pesimistas: dentro de cien años sólo habrá sobrevivido la mitad de estos pueblos. ¿Por qué se les llama indígenas? Porque fueron los primeros en vivir en unas tierras libres, posteriormente colonizadas por extranjeros. Ahora son prisioneros en sus propias casas. Richard Nerysoo, inuit, da una explicación aún más sencilla: “Ser indio es importante, porque hay que ser capaz de vivir de una manera muy especial. Quiere decir vivir en armonía con la tierra, con los peces y los pájaros, como si fueran nuestros hermanos. La tierra es una vieja amiga, lo fue de tu padre y lo será de tus hijos. Es el centro de nuestras vidas”.

Desde 1900, noventa de las doscientas tribus de indios norteamericanos han desaparecido. No son tan lejanos los días en los que los grandes militares norteamericanos cabecillas de un expolio histórico, consideraban que el único indio bueno era el indio muerto (Sherman). Tampoco son lejanos aquellos en que un “civilizado” presidente argentino llamado Sarmiento sostenía que: la sangre de indios y gauchos, los “bárbaros”, sólo sirve para regar la tierra. Los indios de Tierra del Fuego fueron totalmente exterminados para quitarles sus tierras por estancieros como los Menéndez, que organizaban cacerías humanas promocionadas en periódicos de Francia. Parece que todo sigue igual. Algunos presidentes de Argentina toman como modelo al etnocida Julio Argentino Roca, exterminador de millares de mapuches, tewelches, guaraníes y tobas.Es un hecho que la “justicia” de los blancos, subordinada a los intereses del poder, es arbitraria e inicua con los mismos blancos. ¿Qué pueden esperar entonces de ella los aborígenes, los “salvajes” “primitivos”?…

Una parte demasiado grande de la historia se ha escrito sin tener en cuenta a los aborígenes. Cuando Cristóbal Colón creyó haber llegado a las Indias por una nueva ruta, bautizó a los habitantes del lugar, el Caribe, como indios. Desde entonces, los errores se han sucedido. “Con sólo cincuenta hombres podríamos dominarlos y obligarles a hacer lo que deseemos”, acertó a decir el almirante a su regreso a España, y se convirtió junto a sus hermanos en el primer “blanco” genocida…

“Les dimos montañas cubiertas de bosques y valles llenos de caza”, recordaba un líder indio hace casi doscientos años. “¿Y qué dieron ellos a nuestros guerreros y a nuestras mujeres? Ron, baratijas y una tumba”.

“Los consideramos como hermanos, abrimos nuestros pechos y les entregamos nuestro corazón. Y ellos ¿que hicieron?, se aprovecharon de nuestra nobleza y nos lo arrancaron y se lo dieron a comer a sus perros”, decía un cacique mapuche

“¿ Qué se puede esperar del blanco? Mentiras, robo, opresión y la muerte”.

Los indios han sido utilizados por el hombre blanco para los fines mas diversos. Los primeros antropólogos los consideraron simples salvajes, caníbales sin escrúpulos capaces de las mayores atrocidades. Pero eran eran perfectos para posar junto a ellos y hacerse magníficas fotografías, que sin duda engrandecieron las paredes de sus bibliotecas y sociedades geográficas.

Posteriormente, los misioneros trataron de librarles de sus depravadas costumbres, dignas de animales y no de personas, pero no pudieron hacerles ver con el ejemplo que el buen camino pasaba por la religión. Los filósofos del siglo XVIII fueron los primeros en descubrir en ellos rastros de primitiva sabiduría. Su relación con la naturaleza les pareció admirable.

Actualmente, muchos ecologistas los han convertido en bandera de sus reivindicaciones. La naciones americanas en su período de independencia los usaron como símbolo de esta tierra contraponiéndolos a la Metrópoli, para después -cuando ya no eran útiles- destrozarlos en atroz genocidio.

Hoy los partidos políticos los usan en sus campañas electorales, y una vez recogidos los votos ya no recuerdan las promesas efectuadas ni aplican o reglamentan las “leyes indígenas” promulgadas.Invadidos, pero no conquistados. Esta frase resumió la opinión indígena durante la celebración del V Centenario. Para muchos de ellos han sido quinientos años de resistencia. Heridos para siempre, se enfrentan ahora a lo que puede ser el holocausto. Es la desesperada defensa de unos pueblos que tienen derechos a dirigir sus vidas simplemente porque estaban aquí primero.

Russell Means, jefe de los sioux de las Colinas Negras (Black Hills) de Dakota del Sur, aprovechó una visita a España para confesar que estaba cansado “de ser considerado un salvaje primitivo”. “No soy un objeto turístico”, continuó diciendo “…soy una persona”. Faltaban sólo unos días para que fuese el Año Internacional de los Pueblos Indígenas. Se celebraba el V Centenario, “un insulto para los pueblos indios”. Cuando llegó Colón a América vivían en Estados Unidos y Canadá alrededor de diez millones de indígenas. Han sobrevivido menos de un millón y medio.

Cuatrocientos mil viven en reservas, y un millón han tenido que abandonar sus tierras y repartirse por los barrios marginales de las grandes ciudades.

“Los indios viven peor que cualquier otra etnia. Tenemos los mayores límites de desempleo, mortalidad, alcoholismo…”.”¿Qué es una “reserva” indígena, una “comunidad” o una “reducción”? Es el término eufemístico que usan los blancos para llamar a los CAMPOS DE CONCENTRACIÓN donde nos han metido prisioneros, una forma de matarnos lentamente” nos decía un ilustrado mapuche.

En África, Asia y Oceanía, la situación aborigen no es mucho más optimista.Pigmeos (Zaire, Congo, Gabón), bosquimanos (Botsuana y Namibia), vedas (Sri Lanka), karen (Birmania y Tailandia), kalingas y bontoc (Filipinas), sarawak (Malasia), maoríes (Nueva Zelandia) y tasmanios (Tasmania), entre otras muchas etnias, se han convertido en supervivientes. En Chile se debaten en una supervivencia cada vez más arriesgada cerca del millón de mapuches. En Argentina sobreviven algo más de quinientos mil aborígenes, tomando en cuenta los que viven en comunidades con identidad definida. Alrededor de 150 mil kollas conforman el pueblo más numeroso. Le siguen los tobas (unos 78 mil), los mapuches (72 mil) y los matacos (47 mil) (cifras oficiales). Luego, hay grupos más pequeños, y entre todos, reúnen un espectro de más de media docena de etnias diferentes El gran problema de todos ellos es la tierra que pisan, el lugar donde vivieron sus antecesores, el sitio donde ellos desean criar a sus hijos y morir.

¿Paraíso o infierno? La pregunta no tiene respuesta. Viven en lugares maravillosos, pero no son libres. No pueden decidir sobre lo que es suyo. Dominan la tierra, y saben utilizar sus recursos sin llegar jamás a esquilmarla. Son capaces de identificar los diferentes tipos de suelo, de forma que evitan los más débiles y aprovechan los fértiles. Además, cada cierto tiempo cambian de cultivos y de terrenos, permitiendo que la naturaleza se recupere. Todo esto no sirve de nada. Los gobiernos de los países en los que les ha tocado vivir los consideran prehistóricos, y piensan que su presencia es un paso atrás en el camino hacia un futuro occidental. El derecho a la libre determinación de los pueblos y la soberanía no existen para las naciones indígenas.

Muchos países le asignan por la fuerza la nacionalidad del estado invasor. No son tobas, mapuches o guaraníes, son argentinos, paraguayos o chilenos; perversa forma de negar la existencia de naciones soberanas preexistentes, malicioso proceder de los Estados “blancos” para evitar cuestionamientos a su legitimidad.

En Bangladesh, las fuerzas políticas creen “que la raza no puede ser fuerte si se continúa mezclando con esos indios tan feos”. Racismo en estado puro.

En el mes de abril del pasado año, un grupo de militares de ese país realizó una nueva incursión en un pueblo de la región de las colinas de Chittagong, la reserva para indígenas creada en la frontera entre Bangladesh, India y Birmania. Entraron en una aldea llamada Logang y obligaron a todos los habitantes a entrar en sus casas. Después prendieron fuego a las viviendas. Alrededor de 1.200 personas, la mayoría mujeres, niños y ancianos, fueron quemadas vivas, lo mismo se hizo muchas veces en la Argentina y Chile con los mapuches.Los supervivientes de este pueblo-colmena, en el que estaban reunidos desde el año 1989 indígenas de veinticinco etnias diferentes, no podían ocultar su dolor: “No tienen suficiente con arrojarnos fuera de nuestras tierras, y se divierten matándonos con sistemas que nosotros seríamos incapaces de utilizar para capturar animales”.

El gobierno de Bangladesh tiene prohibida la entrada a esta región a los extranjeros. Los periodistas no visitan jamás la zona, y las autoridades informan sólo cuando no han podido silenciar la noticia. Violaciones, torturas, asesinatos. El horror no quiere testigos. Nadie sabe cuántos indígenas han muerto en Chittagong, pero las organizaciones humanitarias hablan de decenas de miles.

Hasta sus voces están condenadas a muerte. Un estudio del Instituto de Tecnología Lingüística de Massachusetts confirma que tres mil de las seis mil lenguas que se hablan en el mundo se perderán porque los jóvenes no las hablan. “Nos prohiben enseñar a nuestros niños nuestra hermosa lengua en la escuela” dice el cacique mapuche Amaranto Aigo de Ruka Choroy.Una tragedia que no viene sola: al ser culturas no escritas, perderán para siempre sus tradiciones, sus conocimientos sobre medicina y naturaleza… Sólo trescientas lenguas tienen el futuro asegurado.

Los indígenas son los más discriminados, la discriminación sufrida por los judíos y las mujeres es mínima al lado de la que sufren los aborígenes. En Perú, en Bolivia, en Ecuador, en Brasil, en México son considerados menos que animales. En Argentina, país con aspiraciones raciales nórdicas, se niega que haya indígenas. Los anuncios publicitarios en los medios de comunicación siempre muestran personas rubias y de ojos celestes, y sin embargo la mayoría de los habitantes de ese país son de piel cobriza, pelo y ojos obscuros. Sólo cuando se mezclan los colores de las razas, se obtiene el verdadero color de la tierra En ese mismo país el Registro de las Personas se niega a registrar los recién nacidos con nombres indígenas, a pesar de existir una ley que ampara ese derecho. Sin embargo no se pone el menor reparo cuando se los inscribe con nombres exóticos y grotescos. Allí también, las religiones indígenas no está inscriptas en el Registro de Culto, por lo tanto jurídicamente su ejercicio no está permitido. Cientos de sectas de incierto origen y nebulosa calidad, en cambio, están matriculadas y protegidas.

En Paraguay se prohibe a los indios en muchos sitios, manejados por misioneros cristianos, la práctica de su religión ancestral. La Constitución de la Argentina, en uno de sus artículos, señala que se promoverá la conversión de los indígenas a la religión católica. A los indios se les arrebató todo su patrimonio material, ahora se les pretende destruir lo último y lo más valioso que les queda: su patrimonio espiritual.

Si un judío o un negro es discriminado se alzan cientos de voces en protesta, si un indio es apaleado e insultado todos callan y miran hacia otro lado. Si se habla de genocidio, solo se recuerdan los seis millones, mayoritariamente judíos, exterminados por los nazis; pero nadie menciona los 60.000.000, (SÍ USTED LEYÓ BIEN 60 MILLONES) de indígenas americanos exterminados por los blancos, sin la menor exageración numérica, ¡un verdadero holocausto hitleriano pero con un 1.000 % más de víctimas!.La opresión transforma a los hombres en supervivientes. Y algunos se niegan a aceptar ese papel.

Por primera vez en la historia, los indios se están suicidando. Un yanomami de veinte años se quitó la vida la pasada primavera comiendo frutos venenosos. Había perdido a su mujer y a sus hijos, víctimas de una enfermedad introducida por los mineros. Marcos Pellegrini, médico durante diez años en tierras yanomamis, está convencido de que “no es una muerte accidental”. “Conocen desde muy pequeños las plantas y los animales venenosos”, continúa diciendo, “y nunca cometen errores de este tipo. Además, no es el único caso. Lo que sucede es que no soportan la presión a que les están sometiendo…”.

Muchos indígenas ya han dicho basta. Están dispuestos a morir por su tierra. Un total de 22.500 familias del valle Narmada, en la India, han asegurado que no quieren abandonar sus casas para que el gobierno construya el embalse de Sadar Sarovar. Pero los muros miden ya sesenta metros y provocarán graves inundaciones con las primeras lluvias monzónicas.”Somos hombres, no animales o cosas que el gobierno pueda mover a su voluntad”, afirmó un habitante del valle Narmada. Prefiere morir ahogado, en su casa, a hacerlo de hambre, sed o enfermedades en los lugares asignados para su asentamiento. Una vez finalizada, la obra habrá desplazado a sesenta mil nativos, y sus aguas beneficiarán principalmente a industrias y a núcleos urbanos. Los mapuches pewenches del valle del Alto Bío-Bío, en Chile, se encuentran en una lucha similar. Ya hay 144 mapuches en prisión por defender las tierras donde reposan los huesos de sus padres y preservar el vital ecosistema. Pero los intereses económicos no entienden otra cosa que no sea la ganancia y los gobiernos hacen oídos sordos.

¿Es un pecado querer vivir en paz con el planeta?. Acorralados por la cultura dominante, y empujados de sus territorios por ambiciones sin escrúpulos, los indígenas del mundo y su amplio espectro de etnias continúan marchando por el camino de una lenta agonía que los lleva hacia el abismo de la extinción. Pero aún siguen siendo libres a su modo: son los últimos HOMBRES en armonía con la Naturaleza.(basado en un artículo publicado enEl País, de Madrid) por AUKANAW

ElSagrado árbol Pewen

y el Sagrado volcán Llaima (Pewen Mapu)

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La lucha esta ganada cuento

Cuento tseltal

La lucha está ganada

Marceal Méndez Pérez

“Si dejamos Bachajón fue por esta tierra. Así lo quiso Dios. Aquí está nuestro destino, donde se une el agua fría del Pajwuchil y el agua tibia del río Grande. Ya no podrán quitarnos estas tierras, la lucha está ganada. Aquel kaxlan ya no volverá, aunque regresara con el gobernador no le sería fácil corrernos. Nos quería mandar allá, al cerro K’ajk’em wits; pero allí no crecen bien las cosas, sobre el polvo de las piedras no enraiza el maíz ni el frijol, solamente zacates y algunas verduras, nada más. Por eso quiso convencernos a la fuerza para que nos fuéramos hasta allá, lejos; que abandonáramos este regalo de Dios: la tierra humedecida por arroyos, con su vegetación espesa que la decora con flores y cantos de pájaros. Su gran mentira no se escondió. Primero dijo en la asamblea que era orden del gobierno acaparar esta llanada. Varios días después, quería quedarse y pagar nuestra jornada para llevarse la cosecha a otra parte. Así supimos lo que había en su corazón. Entonces, yo convencí a la gente de que no convenía, que era un engaño. Él enrojeció de coraje, y frunciendo el ceño se alejó galopando de la pequeña plaza. Y de veras no conviene, hijo, lo debes de entender…”

­¡Petul! ¡Despierta, Petul!

Mi padre se sobresalta de la hamaca. Su mirada temerosa se clava en mis ojos y me inmoviliza en el asiento junto al fuego, donde escucho sus consejos.

­¡Petul! ¡Abre tu puerta, Petul!

La luz débil de una vela sobre la mesa palidece más su rostro. Voltea hacia el rincón donde mi madre enferma yace encobijada en un petate; se acerca indeciso a la puerta y aparta lentamente las tablas de corcho.

­¡Teófilo! ¿Qué te trae aquí tan temprano? ¿Por qué tiemblas, Teófilo?

­¡Hay varios hombres en la orilla del pueblo, allá por la laguna! También está el kaxlan, el que quería quitarnos la tierra, ¿qué vamos a hacer?

Mi padre se calza los huaraches viejos y dobla su pantalón de manta hasta las rodillas; descuelga su machete del gancho junto a la puerta. Fija su angustiosa mirada sobre mi madre, se amarra la funda a la cintura y sale sin hablar. Descuelgo también el mío, y después de ponerme un par de botas manchadas de lodo, avanzo tras él por las calles empedradas todavía envueltas con niebla. Al llegar a la plaza, Teófilo sube a una mata de naranjo frente a la comisaría, y a la altura del techo de teja, hace un llamado con el mugido de un cuerno, provocando la algarabía de los zanates en otros árboles de la plaza.

Varios hombres se asoman dispuestos a cualquier cosa que suceda; pues saben que algo anda mal, no es común llamar a reuniones a tan tempranas horas; se dirigen al pequeño corredor de la comisaría donde hacen asambleas los domingos y ponen atención a las palabras de mi padre:

­Ha vuelto el kaxlan, vino a quitarnos la tierra… ¿vamos a dejar que nos corran de aquí? Hemos vivido aquí desde que nuestros abuelos dejaron Bachajón hace mucho tiempo. ¡La defendamos, compañeros!…

El griterío de los hombres espanta a los pájaros de los árboles y vuelan despavoridos hacia todos lados. Sin perder tiempo, avanzamos tumultuosamente por la terracería rumbo a Tila, hacia la laguna. Algunas mujeres se asoman a la puerta de sus casas para vernos pasar, los perros gruñen y nos persiguen con ladridos por la carretera hasta las afueras del pueblo; nos detenemos en la piedra grande el Golol ton, el descansadero, y desde allí escuchamos las risas de los trabajadores. Al acercarnos a la laguna espesa, en cuya húmeda orilla un caballo negro come hojas tiernas, vemos a los hombres venidos de quién sabe dónde dando tajos y reveses al monte. El fuereño camina entre ellos, mirando prevenidamente a su rededor: su mirada se detiene en nosotros y, enrojeciéndose su rostro de ira o de vergüenza, reúne a su gente junto a él. Como si todos ellos hubiesen adivinado nuestros pensamientos, nos miran enfurecidos. Entonces nosotros, ciegos de coraje, nos acercamos. Ellos, obedeciendo a sus impulsos, avanzan contra nosotros. De pronto el miedo me inmoviliza: veo caminar a mis compañeros como si fueran solamente sombras, sin vida, arrastrados por una fuerza incontrolable hacia el encuentro con la muerte. Pareciera ser en un sueño verlos mezclarse con los fuereños, aferrarse uno al otro para tumbarse al suelo y forcejear… De repente vuelven mis sentidos, bruscamente, como si hubiese despertado de una pesadilla atroz, cercana y real… Me descubro a la orilla de la laguna, todavía inmóvil; veo cómo entre ellos se hacen heridas en brazos y piernas, escapan gritos lastimeros, algunos huyen aterrados por el monte y otros se retuercen empapados de sangre sobre la broza. El fuereño se interna en el cafetal, huyendo. Yo avanzo tras él, con una piedra en mano. Al verme desenfunda su pequeño machete y, antes de atacarme, la piedra se estrella en su cara. Cae ensangrentado. Lo arrastro del pescuezo hacia el claro del acahual, junto a su caballo que permanece indiferente. Le aprieto con fuerza, con coraje.

­¡No me mates! ¡No me mates, por favor! –balbucea trabajosamente.

Loco de ira, desenfundo el machete decidido a matarlo.

­¡Lekol, está muriendo tu tata! –grita alguien.

Un escalofrío me estremece. El hombre se zafa de mis brazos y corre despavorido hasta perderse en la espesura del camino. Algunos de sus hombres, perseguidos por mis compañeros, corren como mulas espantadas detrás de él. Me dirijo aprisa donde mi viejo agoniza, junto a heridos bañados en sangre que se arrastran por la broza.

­Hijo, escucha mi palabra, el dinero provoca sufrimiento…, en cambio, la santa tierra te alimenta –dice mi padre, jadeante, como si tuviera sed de aire, su cabeza se reclina sobre las piernas acuclilladas de Teófilo. Sangra una herida profunda en su pecho. La lucha está ganada… ¿Ves que ya no es fácil que nos quiten estas tierras? Nunca le tengas miedo a nadie, ni siquiera al gobernador. Si alguien poderoso te provoca, con la fuerza del pueblo… arráncale el corazón.

En su última palabra, su alma sale agazapada para volar en la inmensidad interminable del espacio.

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Marceal Méndez Pérez es un narrador tseltal originario de Petalcingo, Chiapas. Este relato proviene de un libro inédito de próxima aparición. Es colaborador frecuente de Ojarasca.

El ultimo chaman

El último chamán
http://www.unesco.org/courier/2000_04/sp/doss02.htm
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El último chamán  Carlos Andrade, lingüista y periodista ecuatoriano
photo
Los záparas en el siglo xix. Grabado del libro del explorador italiano Gaetano Osculati, Esplorazione delle regioni equatoriali (1848).

Mi lengua, mi apreciada posesión. Mi lengua, mi objeto de afecto. Mi lengua, mi precioso ornamento.

De un poster en lengua maorí (Nueva Zelandia)

El centenar de záparas que viven en la Amazonia ecuatoriana han emprendido una carrera contra el tiempo para resistir a una muerte anunciada y recuperar su lengua, su cultura y su territorio.

“Yo soy Manari, que en mi lengua, el idioma záparo, es un lagarto poderoso en la selva, pero para que nos inscriban en el Registro Civil nos hemos tenido que poner nombres españoles y en tu lengua me llamo Bartolo Ushigua. (…) Los záparas éramos uno de los pueblos indios más grandes de la Amazonia, y también los que teníamos chamanes más poderosos porque conocían los secretos medicinales de más de quinientas plantas.”1
Así habla Manari, 25 años, hijo del último chamán fallecido hace tres años y presidente de los 115 záparas que viven en la actual provincia amazónica de Pastaza, a 240 km al sur de Quito en las riberas del río Conambo; un río por el que llegaron todos los infortunios que aceleraron su decadencia: los colonizadores, las enfermedades, el boom del caucho, la esclavitud, las guerras, la explotación petrolera, la “modernidad”. “Desde que vinieron a nuestra selva los blancos caucheros”, añade Manari, “han tomado a nuestros hermanos para obligarles a trabajar como esclavos y también para venderlos como si fueran mercancía. Cuando ellos vinieron trajeron también enfermedades que nosotros no conocíamos, que nuestros chamanes no sabían cómo curar, entonces ha muerto la mayoría de nuestro pueblo.”
“En esta Patria, oficialmente, los záparas han desaparecido”, se apresuró a afirmar un texto publicado en Ecuador a principios de los años 90. Pero los záparas están empeñados en sobrevivir, aunque las amenazas que pesan sobre ellos son más de las que pueden contar: su sistema numeral llega hasta el tres.
El rescate de la lengua zápara es, junto con la delimitación definitiva de su territorio y el reencuentro con sus parientes del otro lado de la frontera con el Perú, uno de los tres pilares del combate que los jóvenes záparas, encabezados por Manari y apoyados por la Organización de los Pueblos Indígenas del Pastaza (OPIP), se propusieron librar hace tres años para salvar su cultura y su modo de vida tradicional de recolectores y cazadores. El balance es hoy poco halagador.

“Somos pocos y tenemos miedo de acabarnos”
El reencuentro con sus familiares peruanos, de quienes se separaron hace casi 60 años, luego de una guerra entre ese país y el Ecuador, no ha podido concretarse. El viaje puede tardar un mes río abajo y hasta tres meses río arriba y es apenas hace un par de meses que los záparas recibieron un motor fuera de borda como donación. El viaje implica también contactos diplomáticos para penetrar en un territorio de alta conflictividad. “Nosotros somos ecuatorianos”, dice Manari, “pero antes los záparas éramos un solo pueblo y éramos una sola selva. Por eso nosotros no sabemos sacar permiso en la frontera y no sabemos cómo buscar a nuestros hermanos.”
La idea es que un grupo ya escogido de cuatro niños viajen al encuentro de los chamanes que están del lado peruano para que éstos los instruyan en sus prácticas. Ello es fundamental para la supervivencia de la comunidad, pues desde que murió el último chamán hace tres años los záparas han perdido la única fuente de saber sobre sus tradiciones, sobre el poder curativo de las plantas y los secretos de la selva. “Desde que murió mi padre no tenemos quien nos proteja y muchos de nuestros hermanos están enfermándose y muriendo”, dice Manari. La transmisión de los saberes tradicionales y las terapias del chamanismo sólo son posibles a través de la lengua. La conservación del idioma záparo es algo más que una cuestión cultural, es la supervivencia física de la comunidad, su existencia misma, lo que está en juego. Y el proyecto para recuperarla es una carrera contra el tiempo, pues sólo la hablan aún cinco personas muy ancianas que viven a varios días de camino unas de otras. Una de ellas es Sasiko Takiauri, que nació hace unos setenta años a orillas del Conambo. “Por ese entonces”, recuerda Sasiko, “todos hablaban záparo; yo aprendí el quichua recién a los 18 años.”
La historia la lengua zápara es común a las del resto de la región. Forma parte de la familia lingüística del mismo nombre, junto con el arabela, el iquito y el taushiro del Perú y guarda parentesco con otras ya desparecidas (konambo, gae y andoa). El záparo cedió espacio al quichua recientemente. Hace unos 60 años, según cuenta Sasiko, los záparas comenzaron a identificarse con la cultura de los quichuas cuando se hicieron frecuentes los intercambios comerciales con el poblado quichua de Sarayacu. Hoy, los nietos y bisnietos de Sasiko que viven en los poblados záparas de Llanchama Cocha, Jandia Yacu y Mazaramu, reciben clases en quichua y español, según un modelo de educación bilingüe implantado por el Estado. Los profesores tienen el nivel de bachillerato, no son originarios de las comunidades donde enseñan, reciben un sueldo mensual de cuatro dólares y no dudan en declarar que se irán de ahí apenas puedan. Sus alumnos casi no hablan español y aprenden el quichua casi exclusivamente de forma oral.
“No nos ha gustado a nosotros pedir favores”, dice Manari. “Pero como ahora somos pocos tenemos miedo de acabarnos.” Mientras tanto los viejos, con Sasiko a la cabeza, vuelven a dar a los niños nombres en su lengua, Newa, Toaro, Mukútzagua (perdiz, loro, pájaro oropéndola), para hacer saber al mundo que los záparas no han desaparecido.

1. Las palabras de Manari están tomadas de una carta que envió hace dos años al agregado cultural de la embajada del Ecuador en el Perú solicitando su intervención para que los záparas ecuatorianos pudieran cruzar la frontera y encontrar a sus hermanos peruanos.

nauta@speed.net.ec
Organización de Pueblos Indígenas del Pastaza (OPIP)
General Villamil s/n° y Teniente Hugo Ortiz
Puyo, Ecuador

II. La Cosmovisión Chamanística

II.  La Cosmovisión Chamanística

El primer paso para poder apreciar el significado del oro precolombino en un contexto socio-religioso, consiste en tratar de reconstruir la cosmovisión del chamán indígena. Aunque indudablemente hay variantes que se deben a diversas orientaciones intelectuales de los aborígenes, a diferentes tradiciones locales y a distintas épocas, es posible discernir ciertas constantes en el pensamiento chamanístico, o sea algunos temas que se repiten insistentemente en las creencias de las sociedades indígenas del país y cuyas raíces se remontan a muy antiguas épocas prehistóricas.

El chamanismo es un sistema coherente de creencias y prácticas religiosas, que tratan de organizar y explicar las interrelaciones entre el cosmos, la naturaleza y el hombre. Estas explicaciones sobre el lugar que el hombre ocupa en la naturaleza, en parte se fundamentan en experiencias visionarias que, por tener una común base neurofisiológica, son muy convincentes. A continuación trataremos de una serie de rasgos culturales y psicológicos que podemos considerar como característicos, tanto del sistema chamanístico universal, como del de muchas tribus colombianas actuales. (1)

Una constante es la idea de que el cosmos está estratificado y de que consiste en una secuencia de mundos superpuestos, lo que implica una gradación. En una imagen simplificada el cosmos es tripartito y está formado por nuestro mundo terrestre, por un mundo subterráneo y otro superior celeste. Los chamanes y otras personas con conocimientos esotéricos, subdividen estos tres grandes estratos en un número mayor de dimensiones y hablan de una cadena, cada vez más remota, de otros mundos. Por cierto, son precisamente dichas dimensiones las que los chamanes y otros visionarios dicen poder visitar durante sus trances. Es además frecuente la creencia de que, en épocas míticas, haya existido la posibilidad para toda la gente, de comunicarse con estos mundos por medio de una escalera, un bejuco, un puente o un camino secreto, pero que esta comunicación fue interrumpida por varias causas.

Aquellos mundos escalonados, según la tribu en cuestión, son imaginados de distintas formas. Para algunas tribus amazónicas cada mundo es como una enorme casa, una maloca, con el interior preciosamente adornado con pinturas o con plumas multicolores. Para otras tribus de la misma región del país, los diferentes mundos son como grandes platos de barro, llamados budares, sobre los cuales se tuestan las tortas de cazabe, preparadas de harina de yuca amarga. Los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta imaginan los mundos como grandes volantes de huso que se ensartan, el uno sobre el otro, en un inmenso huso que constituye un eje central, un axis mundi.

Hay pues infinidad de imágenes; pero la invariante es un modelo del cosmos claramente estratificado diferenciándose cada estrato del otro por ciertas características únicas sean personificaciones sobrenaturales benévolas o malévolas, el País de los Muertos, los animales, plantas medicinales, música celeste, soles y lunas propias, más un gran número de otros aspectos.

Según las creencias chamanísticas de algunas tribus, aquellos mundos escalonados que yacen fuera de esta tierra, corresponden a un microcosmos que consiste en una secuencia de dimensiones del propio mundo interior del individuo, es decir, representan una escala interna de “mundos” de la conciencia humana. Dicen los chamanes que, en sus alucinaciones, penetran los diferentes estratos del cosmos como si fuera por estrechas puertas y que, a la inversa, pueden y deben explorarlas dimensiones de su propio ser.

Este modelo cósmico se repite luego en una escala cada vez menor: las montañas y los cerros los imaginan como “mundos” estratificados; detalles arquitectónicos de templos y aún de viviendas, simbolizan la estructura del cosmos; el cuerpo humano se interpreta en términos de segmentos horizontales, y el mismo principio se puede aplicar a artefactos tales como una olla o un instrumento musical.

Entre las sociedades indígenas colombianas son comunes estas creencias acerca de la estructura básica del cosmos así como de la posibilidad de moverse una persona dentro de este modelo escalonado. Ideas muy parecidas se encuentran en muchas otras partes del continente americano y también en el Viejo Mundo; es posible suponer que se trate de una forma de pensamiento arcaico que se remonte a lejanas épocas prehistóricas. (2)

Debo referirme ahora en más detalle a la persona del chamán. Por lo general este oficio es de hombres pero en varias culturas las mujeres también son chamanes. Contrario al estereotipo popular, los llamados “brujos” o “hechiceros” de los indios son, por lo general, individuos muy inteligentes que desempeñan múltiples funciones importantes dentro de sus sociedades. Son curanderos, rezanderos y dirigen los rituales del ciclo vital del Individuo; son especialistas en genealogías, en recitaciones mitológicas, en bailes y cantos y, por lo general, reúnen en sus personas a varias de estas funciones aunque puede haber especialistas. El chamán es muchas veces astuto político y, como gran conocedor de la naturaleza, influye sobre la toma de decisiones en el campo de la conservación de los recursos. Es muy importante su función mediadora en el caso de conflictos sociales, así como su papel en el alivio de problemas psicológicos individuales. Pero ante todo el chamán es un mediador entre este mundo y el mundo sobrenatural. Por cierto, siempre y en todas partes del mundo, ha existido una relación estrecha entre el chamanismo y el arte, y en algunas tribus el chamán incluso sigue siendo un artista o un artesano consumado. (3)

En muchas sociedades, antiguas y actuales, el chamán tiene un carácter fálico o andrógino y personifica las energías procreativas de la naturaleza. Como “dueño” de los animales pretende influir con sus ensalmos y ritos sobre la fertilidad de la fauna selvática y acuática; así mismo se preocupa por la iniciación sexual de los adolescentes de la tribu, que llegan a la pubertad. El embarazo y el parto siempre son ocasiones de prácticas chamanísticas. La imagen fálica del chamán es también la razón por la cual se le asocia comunmente con aquellos animales a los cuales se atribuye gran potencia sexual, expresada por ciertos rasgos morfológicos, anatómicos o por características de comportamiento.

Según las diferentes culturas el oficio del chamán puede ser heredado o revelarse en una visión o un sueño; también es posible que una persona se vuelva chamán simplemente siguiendo su vocación. El aprendizaje, bajo la dirección de un practicante mayor, puede durar varios años y termina con la iniciación. Es una regla prácticamente universal que el neófito tenga que morir simbólicamente, para renacer luego, dotado de ciertas facultades sobrenaturales. Para lograr este fin, el aprendiz pasa una larga temporada en aislamiento social, ayuna hasta encontrarse en una fase de inanición severa y desarrolla estados alucinatorios durante los cuales se imagina que, convertido en ave, vuela por los aires y visita dimensiones ignotas del cosmos.

Por lo general, al menos en el continente americano, la iniciación chamánica implica ingerir una serie de substancias alucinógenas. En estas ocasiones es cuando el chamán adquiere sus familiares, es decir, los espíritus de animales que posteriormente se convierten en sus auxiliares. Dichas creencias y prácticas continúan aún entre un crecido número de tribus colombianas. (4)

Una de las funciones principales del chamán consiste en establecer y mantener contacto con el mundo sobrenatural, tal como se anotó anteriormente. Este contacto a veces lo puede lograr por meditación profunda, por privaciones sensoriales o por súbitas visiones de seres o situaciones sobrenaturales, pero en gran parte del continente americano, es más frecuente llegar al éxtasis apelando a materias alucinógenas. En efecto, para la mayoría de los chamanes, el éxtasis tiene un origen místico; el alucinógeno es un don de los diosés.(5)

Colombia es un país particularmente rico en plantas psicotrópicas que crecen en todas sus zonas; éstas producen efectos en los cuales la realidad ordinaria se distorsiona entrando la persona a un mundo visionario y totalmente irreal.

Debemos distinguir aquí entre dos categorías de visiones. Una categoría tiene una base neurofisiológica y consiste en sensaciones luminosas que aparecen como relámpagos en el campo visual, aún en la obscuridad absoluta. Generalmente se trata de líneas y puntos, estrellas y círculos, es decir, de motivos geométricos y no figurativos que, técnicamente, se designan como fosfenos. Ya que todos poseemos la misma estructura cerebral, todos tenemos las mismas sensaciones luminosas, independientes de una luz externa. Estos fenómenos son comunes bajo el estímulo de una droga alucinógena. La otra categoría de visión alucinatoria tiene una base cultural y no biológica, pues consiste de imágenes figurativas que la persona proyecta, a base del acervo acumulado de sus experiencias, sobre el fondo de colores y movimientos causados por la droga.

Las principales plantas alucinógenas usadas en Colombia por los indígenas son las diferentes especies de una liana selvática del género Banisteriopsis, comunmente llamada yajé; la fruta o flor del árbol “borrachero” (Brugmansia), las diversas especies de chamico (Datura) y la batatilla (lpomea violacea). Rapés narcóticos que se absorben por la nariz, se preparan de las semillas de yopo (Anadenanthera peregrina, A. macrocarpa), un árbol de los Llanos Orientales, o de la cáscara de varias especies arbóreas del género Virola, que es selvático. Los grandes cigarros que los indios fuman ritualmente, en la región del noroeste amazónico, pueden causar síntomas de intoxicación e inducir alucinaciones. Los indios usan ciertos hongos (Psilocybe y otros) o las secreciones de las glándulas parótidas de un sapo (Bufo marinus) que contiene componentes alucinógenos muy poderosos. En resumen, es un hecho que los indios colombianos son expertos en la preparación de una amplia gama tanto de bebidas como de rapés, dosificando sus diversos componentes con gran conocimiento etnofarmacológico, generalmente con el fin de inducir determinada clase de visiones y sensaciones. (6)

Los cronistas españoles de la Conquista y Colonia recogieron muchos datos fidedignos sobre el uso de éstas y otras drogas por parte de los indígenas colombianos y también existen pruebas contundentes respecto a su empleo en épocas prehistóricas, como veremos más adelante. (7)

El uso de drogas alucinógenas es un elemento cultural arcaico, de difusión prácticamente universal y es de suponer que ya los cazadores de la época paleolítica conocieron algunas plantas narcóticas. El empleo de estas drogas está estrictamente relacionado con el llamado vuelo chamánico, es decir, con la sensación de una disociación durante la cual el “espíritu” del chamán se separa de su cuerpo y penetra en otras dimensiones del cosmos, sea para encontrar en ellas la curación de enfermedades, sea para consultar con los seres sobrenaturales o ancestrales, acerca de sucesos actuales y venideros, sea para aprender nuevos ensalmos, cantos o bailes.

En muchos aspectos, el vuelo chamánico simboliza la muerte, seguida por el renacimiento en un estado del saber. El chamán es el hombre que puede producir su propia muerte a voluntad, en cualquier momento, para luego volver a su condición corporal biológica, pero cada vez imbuído de un “saber” adquirido en otra dimensión cognoscitiva donde cree estar en presencia de seres sobrenaturales así como de espíritus de muertos. La muerte y el renacimiento del chamán son temas míticos muy frecuentes; en ellos el chamán es devorado por un monstruo, un caimán, una serpiente gigantesca o el remolino de un río, situaciones de las cuales sale ileso, transformado y elevado a un estado de sacralidad.

La idea de otras dimensiones, de “otros mundos” que son las moradas de los espíritus de los muertos o de seres fantásticos, se fundamenta en la experiencia del viaje extático del chamán; por consiguiente, la imagen que él se forma de esas dimensiones y las descripciones que hace de aquellas, dependen de los procesos proyectivos de la personalidad cultural y psicológica del chamán, así como de la tradición cultural de la tribu.

El vuelo extático proporciona el modelo para el concepto de la transformación. A partir de éste, el chamán, bajo la influencia de ciertos narcóticos, cree poder transformarse en un pájaro, en un jaguar o en otros animales y así poder vagar, sin ser reconocido, en nuestro mundo terrenal. Bajo esta apariencia acecha a sus enemigos, observa la conducta de las gentes, se comunica con otros chamanes.

El chamán es siempre un gran transformador y así hay una relación, un entendimiento entre él y ciertos animales que pasan por una metamorfosis; los batracios y las mariposas son animales chamánicos por excelencia, lo mismo como aquellos que cambian de piel, las culebras y los cangrejos.

El vuelo chamánico da lugar a varios otros importantes complejos de asociaciones. Ante todo, el chamán es el hombre-pájaro, es el dueño y compañero de todas las aves, las cuales forman el grupo más versátil de la fauna. En muchas sociedades el chamán ostenta una máscara de ave y, en lo general, los chamanes se adornan con gran corona de plumas. Algunos llevan cuerdas emplumadas sobre la espalda o alas de aves; incluso otros se cubren todo el cuerpo de plumas; a veces sus objetos rituales están adornados con plumitas. La maraca, el instrumento tan característico del chamán, casi siempre está adornada con un penacho de plumas; el rapé narcótico se absorbe a través de un hueso tubular de ave.

Según piensan los indios, los animales también tienen sus chamanes y, al penetrar el chamán indígena en otras dimensiones, se le presentan animales monstruosos, híbridos deformes que en ocasiones le impiden el paso. Hay pues una relación muy especial entre el chamán y los animales; algunos de ellos son sus dobles, sus avatares y el chamán puede adoptar su forma. El jaguar, el águila arpía, o las grandes serpientes de agua son manifiestamente animales chamánicos que representan metáforas, simbolizan pasajes míticos o sirven de auxiliares, mensajeros o ejecutores. La mitología y el ritual indígena abundan con estas imágenes. (8)  En el folklore colombiano actual encontramos varios de estos personajes chamanísticos, tales como el Mohán, el Poira, la Madremonte, la Patasola, y otros más.

A veces un animal, insignificante para nosotros, puede ser un animal chamánico de gran poder: una lagartija, una ranita o un pequeño pájaro. Pero siempre son animales que, si se estudia su anatomía, aspecto o comportamiento, tienen alguna característica muy significativa que los asocia con el mundo chamanístico. Talvez sea su color, su olor particular, la forma de sus genitales, o algún rasgo que no escapó a la observación del indígena quien, como cazador y pescador, es un excelente conocedor de la fauna.

Por otro lado están los monstruos, los animales fantásticos. El chamán los ve en sus alucinaciones, lucha con ellos, los somete, y en ocasiones hace de ellos sus auxiliares. En los mitos de tantas tribus colombianas se refieren a jaguares con pies humanos, dantas gigantescas que andan en las patas traseras, serpientes bicéfalas o venados que se transforman en mujeres seductoras. En este mundo mítico y alucinatorio se confunden y combinan a veces los rasgos de un felino con los de un reptil y un ave, resultando un ser que simboliza todos los poderes chamánicos en una sola figura fantástica, especie de dragón que vuela, devora y envenena con sus colmillos ponzoñosos. Muchas veces algunos de estos animales subsidiarios adquieren el carácter de un alter ego.

En muchas sociedades indígenas se distinguen varias categorías de chamanes y con alguna frecuencia se habla de “brujos”, quienes, bajo la presunta forma de animales o disparando minúsculos proyectiles invisibles, dicen poder causar la enfermedad y aún la muerte de otra persona. Indudablemente estas creencias ya existían en tiempos prehistóricos. Es un hecho que, por sus supuestos contactos con el mundo sobrenatural, el chamán fácilmente aparece como un personaje de las tinieblas, asociado con la lechuza y el murciélago, temido y acusado de hacer daño a sus enemigos. En efecto, la agresividad es otra característica del chamán quien frecuentemente aparece como un luchador, un guerrero que se enfrenta tanto a supuestas fuerzas maléficas sobrenaturales, como a enemigos personales. En ocasiones dos chamanes enemigos ponen en escena verdaderos duelos; pero en la mayoría de los casos estos encuentros violentos no ocurren en realidad sino se representan muy dramáticamente en la esfera alucinatoria. Los contendores yacen en un profundo trance, y su lucha se desarrolla en una dimensión irreal.

Hablar aquí de chamanes buenos o malos, de magia blanca o negra, me parece una polarización algo dudosa, basada en prejuicios y conceptos occidentales; más bien habría que aceptar que los chamanes actúan de acuerdo con las definiciones del bien y del mal de sus culturas respectivas y que difícilmente se pueden medir con los valores y normas de otros credos. De todos modos, la agresividad es parte esencial de la constitución psicológica del chamán y a veces se expresa en forma violenta, acrecentada, como es natural, por los efectos de las substancias psicotrópicas que consume. Cabe añadir que sus atavíos, sus máscaras y sus gestos a veces violentos, pueden inspirar temor reverente a participantes en rituales nocturnos. Además, muchos chamanes emplean en sus cantos y ensalmos un idioma arcaico, secreto, lo que aumenta desde luego la sensación de lo misterioso de los ritos.

Detengámonos un instante en este punto, con el fin de resumir la esencia fundamental del chamanismo. Para alcanzar la integración del universo estratificado, en un sistema comprensible y manejable por el hombre, se necesitan varios poderosos factores mediadores. Esta mediación se logra a través de tres agentes: el chamán, los animales y, en el caso del continente americano, las substancias alucinógenas. Hasta aquí he hablado principalmente de las características del chamanismo universal, tal como ellas están documentadas para el Viejo Mundo. Para ilustrar ahora la mentalidad chamanística en el ambiente aborígen colombiano, se pueden mencionar varios ejemplos etnográficos de las tribus actuales. Ya que el material disponible es muy voluminoso, debo limitarme a citar sólo una selección de datos.

Acerca de la idea del cosmos estratificado, ya mencioné algunos conceptos de los indios de la Sierra Nevada y de la región amazónica. Sobre la “escalera” chamánica, que comunica varios estratos, hay algunas informaciones del Chocó. En el río Docordó, afluente del San Juan, observé en la casa de un chamán de los indios Noanamá, una larga escalera tallada de un sólo tronco de madera, que remataba en una cabeza antropomorfa. (9) Entre los indios Chamí, otro grupo del Chocó, recogí un mito que habla de un chamán que construye una escalera de guadua, para subir al cielo. Cuando el pájaro carpintero troza la escalera, el hombre cae pero al pronunciar la palabra mágica “pluma”, flota lentamente hacia abajo y llega a un mundo subterráneo poblado por seres extraños. (10)

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1. Acerca de la cosmovisión y práctica chamanística, véanse, ante todo, las obras de Eliade
(1965;1968; 1976) y la extensa bibliografía que cita este autor. Una breve introducción al tema se encuentra en Halifax (1982), Lewis (1975) y Rogers (1982). Sobre chamanismo indígena americano en general, véanse, Hultkrantz (1963), Krickeberg etal. (1968), La Barre (1972), Métraux (1947), Schmitz (1964). Véase también Furst (1973-1974). (regresar1)

2.  La Baria (1972), passim.  (regresar2)

3.  Sobre el chamán como artista, véanse, Furst (1974), Lommel (1967) y sus respectivas
bibliografías. El número especial de la revista Artscanadá (Nos. 184-187, 1973/1974) está dedicado
a este tema, bajo el título de Stones, banes and skin: Ritual and Shamanic Art”.  (regresar3)

4.  Sobre la iniciación chamánica, tal como la practican algunas tribus colombianas actuales, véase,  Reichel-Dolmatoff (1976; 1979c; 1986, pp.155-170). Sobre el discutido tema de la “normalidad”
psicológica del chamán, véanse, entre Otros, Dévereux (1956), Lewis (1975), Silverman (1967).  (regresar4)

5.  Sobre el chamanismo y el uso de alucinógenos, véanse, entre otros,  Cordy-Co¡ms (1977),  Furst (1972; 1974; 1976); Harner (1973): Reichel-Dolmatoff (1976c).  (regresar5)

6.  Sobre las plantas alucinógenas de Colombia, véanse, Reichel-Dolmatoff (1978c); Schultes &  Hofmann (1979) y las bibliografías citadas por estos autores. Una obra enciclopédica, de alcance  transeultural, son los don volúmenes de V ö lger (1981).  (regresar6)

7.  En algunas culturas indígenas de Colombia y de otros países, no sólo el chamán ingiere
alucinógenos; también grupos de hombres adultos los toman con ocasión de ceremonias colectivas
dirigidas por el chamán. Generalmente las mujeres participan en estas ceremonias pero sin consumir  substancias narcóticas.  Hay que aclarar aquí que nuestro concepto genérico de  drogas no existe entre los indígenas que  distinguen entre materias psicotrópicas según los efectos específicos, Sería impensable para un  chamán, aplicar nuestro concepto de droga a su transformación en jaguar, en el mismo sentido que  a su vuelo extático. Además, entre las sociedades tribales la experiencia alucinatoria es controlada  y moderada, de modo que este fenómeno no se puede comparar con el uso altamente nocivo de  compuestos químicos comerciales o de plantas narcóticas, tal como hoy se practica en las  sociedades modernas.  (regresar7)

8. Sobre la transformación chamánica en jaguar, véase Reichel-Dolmatoff (1978c).  (regresar8)

9.  Reichel-Dolmatoff (1953), pp. 9-10;  (regresar9)

10.  Reichel-Dolmatoff (1960), Fig. 4 2.  (regresar10)

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