De la insensatez a la Sabiduría

De la insensatez a la Sabiduría

“Para Platón, la sociedad ideal era donde los hombres y mujeres eran sabios, filósofos, participaban en las decisiones de su destino, eran cultos, amantes de la belleza, y la tierra era fértil, feliz y producía todo lo que se necesitara”  La Sociedad de los Sabios. ed.Sinarka.

Tres son los nudos problemáticos que urge desatar.
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a) La extinción de los recursos naturales no renovables.
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b) La Soportabilidad de la Tierra. ( ¿Cuánta agresión puede soportar?)
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c) La injusticia Social Mundial

La solución de éstos problema no está en la Civilización vigente, pues el eje estructurador de ésta consiste en la voluntad de poder y dominación.

  Someter la Tierra, explotar al máximo sus recursos, conquistar pueblos y apropiarse de sus riquezas, buscar la prosperidad , incluso a costa de la explotación de la fuerza de trabajo y de la naturaleza.

Esta voluntad está llevando a la humanidad y a la Tierra a un callejón sin salida.

O cambiamos o perecemos.

Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, sentir, valorar y actuar. Nos urge un cambio radical, revolucionario en nuestra civilización, bajo otra inspiración y a partir de otros principios más benevolentes para con la Tierra, sus hijos y sus hijas.

De éste modo, los seres humanos podrán salvarse y salvar también el bello y radiante planeta Tierra.

  Los Sinarquistas creemos que la Historia está de  Parto.  Los sufrimientos actuales poseen un significado que trasciende la crisis de la civilización.  Estamos en el nacimiento de una nueva etapa en el proceso de humanizar el Universo. Están surgiendo los brotes de un nuevo Pacto Social entre los pueblos y una nueva alianza de paz y cooperación con la Tierra, nuestra Casa Común.

  Rechazamos la idea de que 4.5 billones de años de formación de la Tierra solo hayan servido para su destrucción. Las Crisis y los sufrimientos son anuncio de una gran aurora, que nadie podrá detener.

  Estamos dejando atrás un Paradigma que plasmó la historia los últimos quince mil años.

Lugares sagrados indígenas.

Lugares sagrados indígenas.

Clodomiro Siller
Original: Agenda Latinoamericana’95

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Hace miles de años, cuando nuestros antepasados vivían en cuevas y
grutas representaban a Dios como Fuego. El fuego mantiene la cueva en
condiciones de habitarla, quizá por eso lo escogieron como símbolo de
la vida; igualmente, la comunidad se convocaba en torno al fuego para
preparar los alimentos y compartirlos; alrededor del fuego, los más
ancianos contaban la historia del grupo y las hazañas de quienes
habían ido sirviendo a la comunidad. Creían que todos estos aspectos
de la vida del pueblo eran una realidad que los sobrepasaba. También
experimentaban que si se mantenían como grupo era porque Dios estaba
presente en ellos. Compartir la comida iba de acuerdo con el Ser
mismo que les había dado la vida como personas y como grupo humano;
cuando los viejos echaban “cuentos” sabían que estaban hablando de lo
que Dios quería para ellos como pueblo. Todavía hoy, si hay sequía y
no llueve, muchas comunidades peregrinan hacia las cuevas, encienden
fuego en ellas, hacen ceremonias y sacrificios, y le piden a Dios que
les mande la lluvia y la vida. Casi siempre al terminar esos ritos
empiezan los temblores.
En muchas cuevas encontramos pintadas las primeras representaciones
de todo eso. Allí vemos las manos de quienes las habitaron y de los
que celebraron en ellas su encuentro con Dios. Allí están los
círculos con un centro que representa precisamente a la cueva y, en
medio, a Dios. También en ella encontramos los cuerpos de nuestros
antepasados que fueron enterrados cubiertos de flores, o con jarros
que contenían agua, y con comida y con otras cosas. Los pusieron allí
preparados para un viaje en el que al final llegarían al lugar en
donde está El-que-nos-sobre pasa, simbolizado en el fuego, al que
llamaron Xiutecúhtli, Señor del fuego, o también HuehueTéotl, el Dios
Viejo, la forma más antigua como hablaron de El.

La vida de los grupos humanos se desarrollaba también, en el campo.
Las actividades principales eran recolectar fruto y cazar animales.
La vida la recibían muy directamente del agua, de la tierra, de los
manantiales. Todo esto lo convirtieron también en representación o
signos de la relación con el Dios de la vida. Hablaban de Dios como
Agua, como Lluvia, como Tierra. Veían a Dios principalmente en
representaciones femeninas, vitales. También representaron a Dios
como Viento. El era la mediación entre la tierra que pisaban y el
cielo que miraban. Entonces los montes, las llanuras y los valles los
convirtieron en lugares sagrados. Señalaban un monte, delimitaban un
espacio en el valle, circundaban un manantial y esos eran sus
templos. En ellos se reunían para celebrar sus encuentro con Dios.
Hoy todavía vemos a las comunidades que hacen celebraciones en los
montes, en los llanos, en los manantiales. Preparan una explanada y
en ellas hacen sacrificio y danzas, de día o de noche, o noche y día.
O celebran y danzan, o mueren. En esas celebraciones dan
trascendencia a su vida.

La casa fue también un lugar sagrado para cada familia. En ellas se
hacían ceremonias que no reunían a todo el pueblo pero que las veían
necesarias para celebrar experiencias que habían puesto a las
personas o a las familias en contacto con la presencia o voluntad de
Dios. Y procuraban poner repisas, mesas o muros dedicados
especialmente para lo religioso en las casas. Posteriormente se
construyeron altares en toda forma, en los que además colocaban
recuerdos que habían de otros lugares o santuarios y que les
recordaban a Dios de la misma manera como todo el pueblo lo
representaba. Así las casas, como lugares sagrados, estaban
estrechamente en relación con otros lugares sagrados mayores.
Actualmente estos altares se conservan en formas de mesas sencillas,
adornadas con flores y papel picado, ante ellas las familias celebran
infinidad de ritos que expresan su sentido religioso y sobre las que
ponen las imágenes que mejor expresan su experiencia trascendente.

Cuando las culturas de algunos pueblos se hicieron más complejas y
los grupos humanos se organizaron socialmente en ciudades o en
ciudades-estado, dentro de ellas construyen espacios, plazas,
adoratorios, edificios y conjuntos que estaban dedicados casi
exclusivamente a celebrar la experiencia religiosa de los pueblos.
Eran lugares sagrados de gran belleza arquitectónica. Lo que allí
celebraban era la experiencia de Dios que había reflexionado y de la
que hablaban de manera más organizada. Tenían ya su teología. En casi
todos los pueblos de nuestro continente, la teología y los lugares
sagrados contenían no únicamente el pensamiento religioso de este
último momento, sino que también se referían a las experiencias
religiosas de los tiempo más antiguos, repensadas y profundizadas.
Esto hizo que los primeros misioneros cristianos, allá por el siglo
XVI, al ver la riqueza de expresiones y representaciones que tenían
los indígenas, pensaran que nuestros pueblos eran politeístas. Por
nuestra parte, tenemos muchas crónicas, textos y mitos de las propias
tradiciones indígenas de aquellos tiempos que nos demuestran
precisamente lo contrario. Los distintos “dioses” no eran otra cosa
que distintos nombres que permitían a nuestros pueblos expresar de
distintas maneras y en distintos momentos las experiencias religiosas
que ellos habían hecho con una sola divinidad.

Muchas veces alrededor de lugares sagrados, ya con prestigio por las
concentraciones que en ellos había habido desde tiempos muy antiguos,
se fueron construyendo las ciudades, conservando siempre al centro,
aquellos adoratorios, y, casi siempre al oriente, los grandes
monumentos dedicados al Sol que, junto con la Tierra y la Luna, eran
los símbolos más representativos de Dios. De estos lugares conviene
recordar La Venta, en Tabasco, México, en donde los más antiguos
antepasados de las culturas mesoamericanas hicieron ese enorme templo
que no es ni cuadrado, ni circular, ni rectangular, ni cónico, sino a
manera de gajos, que todavía hoy nos asombra. Todos recordamos
Tiwanaco, en Bolivia, con sus plazas, patios y templos, y con la
puerta por donde el Sol pasa para bajar a estar con el pueblo reunido
en los inmensos patios hundidos. Así funcionó también el Templo del
Sol, colocado exactamente siguiendo el camino del astro, que se
construyó en Machu Pichu, Perú, donde Dios desciende a la historia
sobre las poderosas alas del Cóndor.

En medio de lo más profundo de la selva del Petén construyeron los
Mayas de Guatemala la enorme ciudad ceremonial que conocemos como
Tikal en donde se dieron cita personas y pueblos religiosos de todo
el mundo antiguo de Mesoamérica. Los mayas que la construyeron
procedían y peregrinaban de otros lugares también consagrados como
Kaminal Juyú en la misma Guatemala. Hoy nos asombra el Templo de
Quetzalcóatl en Chichen Itzá, que realmente no está construido en esa
ciudad del actual Yucatán en México, sino que sus arquitectos
colocaron en el espacio sideral, relacionando el templo con el
movimiento de la tierra alrededor del Sol, de tal manera que, en el
momento del equinoccio de primavera, las sombras de sus volúmenes
proyectan al atardecer una serpiente luminosa que lentamente
desciende desde el templo en la cima hasta completarse al llegar al
suelo, precisamente en el día y hora en que han de comenzar las
lluvias en esa región. Sol, Lluvia, Tierra, Humanidad, presencia de
Dios entre nosotros. En Toniná, en el corazón de la selva de
Ocosingo, en Chiapas, México, últimamente ha quedado completamente al
descubierto el edificio más grande del mundo antiguo y moderno: el
Templo del Sol. Desde sus alturas el juego de pelota al pie del mismo
templo se ve no más grande que dos palmas de la mano. Allí está
representado nuevamente Quetzalcóatl en un enorme mosaico de piedra
caliza; en la cumbre vemos a Dios, como Sol, surgiendo en el amanecer
de las fauces abiertas de la Madre Tierra.

Ya sabemos como, al estar desarrollando un conjunto habitacional en
Konoquia Mounds, Illinois, Estados Unidos, empezaron a aparecer los
restos de lo que fue un enorme templo, construido a imagen y
semejanza de la Pirámide del Sol en Teotihuacán, México. Allá los
indígenas, que habían construido ese lugar sagrado siguiendo las
pautas de los arquitectos que huyeron de la destrucción de
Teotihuacán en el 900 d.C., hablaban de Dios como Usen, “el Gran
Espíritu”, y entraban así con un nuevo aporte al cauce hondo de las
religiones antiguas de nuestro continente. En Teotihuacán el Templo
del Sol está al oriente del de la Luna al extremo de una avenida de 5
kilómetros. En la cima de la estructura mayor dedicada al Sol se iba
a colocar una representación de Dios como el Señor del Agua, Tláloc;
y sobre el templo de la Luna estaba una representación de Dios en su
símbolo de Chalchiutlícue, la Señora de los Manantiales, “La-vestida-
de-esmeraldas”.

Quien ha estado en Tula, el principal centro religioso tolteca, en
México, ciertamente que experimenta la profunda religiosidad de
quienes modelaron en altas esculturas a Tlahuicanpantecúhtli,
el “Señor del Sol de la Aurora”. Esa es una manera sublime
de “hablar” de la continua novedad y renovación de lo divino en la
historia. Allí infinidad de veces, representaron a
Tlahuizcanpantecúhtli mediante enormes bloques de piedra que llevan
en el pecho el Papáotl. “La Mariposa”, el Espíritu que hace
trascender todo.

En el mundo indígena hay infinidad de lugares sagrados. Sólo en las
costas del Golfo de México el catálogo del Instituto Nacional de
Antropología tiene registrados más de 600. ¿Y en la península de
Yucatán? ¿Y en el Altiplano? ¿Y en los valles y tierras bajas de
Oaxaca? ¿Y en las Huastecas? ¿Y en Honduras? ¿Y en Colombia? ¿Y en
Ecuador? ¿Y en las selvas y ríos del Amazonas? ¿Y en las inmensidades
geográficas y humanas del Cono Sur que se pierde en la helada
Antártica? ¿Y en el enorme casco polar del norte?. No podemos ni
siquiera intentar hablar de los principales de estos lugares. Lo que
sabemos con certeza es que el mundo, la tierra, la parcela, los
manantiales, los ríos y lagunas, el aire y el cielo, la casa, el
adoratorio, la plaza, el templo y muchas actividades personales,
grupales, sociales y políticas, eran lugares sagrados para nuestros
antepasados. Pero, como meditaba Nezahualcóyotl, el más grande poeta
y sacerdote de nuestra antigüedad: “Busco a Dios en el templo y no lo
hallo./ Lo busco en la filosofía y no está./ Lo busqué en los campos
y no lo encontré./ Lo encuentro en la persona humana./ Está en el
corazón de mi hermano”.

Toda la tierra y el espacio de nuestro continente es sagrado. Pero el
principal lugar sagrado para los indígenas de antes y de hoy es la
humanidad, “los merecidos por la penitencia de Dios”, los macehualme.
Dios está para la humanidad, se da a conocer por ella y en ella. Dios
se hizo persona humana en el Señor de Tula, Quetzalcóatl, para los
mesoamericanos; en Wiracocha, para los quichuas; en Cristo, para los
judíos. Es siempre el mismo que sabe cómo darse a la humanidad
entera. En la persona humana está el Tzintéotl o maíz divino; la
persona está hecha de Tierra y de Sol y de Agua, signos y presencia
de Dios. Dios pare continuamente a la humanidad y le da vida. Dios
se “encarna” de muchas maneras y de muchos modos. Y todas esas
maneras y modos y lugares son sagrados.

Tradición Maya

Tradición Maya

http://cultura_sinarka.mx.tripod.com/tradicion_maya.htm
  1. El Colibrí. (Leyenda)
  2. El Colibrí (Canción)
  3. Diez Poemas Mayas (Aporte de Alex Tlakaelel)
  4. Memorial de Sololá    La Creación y Origen del Pueblo en sus palabras,
  5. Leyendas Mayas ( Campeche)
  6. Quienes son los Mayas? Arte, Religión, Historia….
  7. Coten Ech in Puccical  Una anécdota de los sinarquistas Mayas.

Leyenda Maya del Colibrí   

Leyenda Maya del Colibrí
Por: Enrique Vázquez.

Historia de la hermosa Sac–Nicté.

Al manantial iba la hermosa Sac-Nicté (flor blanca), hija del batab
(gobernante) del pueblo, Ahí se veía a escondidas con el apuesto
joven Colnaal, de quien estaba enamorada.
Pero, se enteró su padre, de estas citas, y no queriendo que se casara con un humilde campesino, mandó llamar al Chilam-Balam (sacerdote-hechicero) para pedirle que con un hechizo protegiera a su hija, convirtiéndola en una flor, para quitarle su amor por Conaal.
Cuando, Sac-Nicté fue al manantial quedó convertida en el hermoso lirio “xzulá”. al llegar su joven enamorado, admiró la flor, pero en vano esperó a su amada. y aunque fue todos los días, nunca pensó que estaba convertida en una flor.
Pasó el tiempo, y Conaal siempre entristecido deseaba morir. Fue con el Clilam-Balam para que le preparara la bebida de la muerte. El hechicero descubriendo el profundo amor entre Conaal y Sac-Nicte, le dijo que ella estaba convertida en una de las miles flores que hay en la selva.
Entonces, el le pidió su ayuda y el Chilam decidió convertirlo en el colibrí “Pizlimtec”, Para que buscara entre la miel de las flores, hasta que encontrara a su amada y le informara para deshacer el encantamiento.
Pasaron los días y el colibrí probaba la miel de todas las flores, sin encontrar a su bella Sac-Nactié. hasta que, sediento fue al manantial y vio el blanco lirio del que libó su néctar, descubriendo a su amada, y embelezándole un intenso beso, sin darse cuenta que rompía el frágil tallo del lirio, cayendo ambos en las aguas de la fuente, para quedar unidos hasta la eternidad.
Así es, como el colibrí “Pizlimtec” se convirtió en el Dios Maya de la poesía y Sac-Nicte en el blanco lirio “Xzulá” que crece a orillas de la fuente, como un símbolo de amor entre los dos, más allá de la muerte…
A continuación presenta-mos a ustedes la canción de el Colibrí que emana de esta Leyenda Maya y que es un Poema echa canción.

El Colibrí. Canción
El  COLIBRI (Canción)

Creció una Flor, a orillas de una fuente,

más pura que la flor de la ilusión. Y el huracán tronchola de repente, cayendo al agua la preciosa flor.
Y el huracán tronchola de repente, cayendo al agua la preciosa flor.

Un Colibrí que en su enramaje estaba, corrió a salvarla solicito y veloz y cada vez que con el pico la tocaba sumergiase en el agua con la flor.
Y cada vez que con el pico la tocaba sumergiase en el agua con la flor.

El Colibrí la persiguió constante, sin dejar de buscarla en su aflicción, y cayendo desmayado en la corriente, corrió la misma suerte que la flor.
Y cayendo desmayado en la corriente corrió la misma suerte que la flor.

Así hay en el mundo seres, que la vida cuesta un tesoro, yo soy el Colibrí si tu me quieres, mi pasión es el torrente y tu la Flor.
Yo soy el Colibrí si tu me quieres, mi pasión es el torrente y tu la flor.

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Ocho Poemas Mayas

1. Himno solar
Vengo ante tu tablado a merecer de ti, Señor, tu alegría.
Porque no es malo lo que das.
Lo bueno esta bajo tu mano.
Es buena y redentora tu palabra.

Veo lo malo y lo bueno aquí en la tierra.
Dame tu luz, mi verdadero padre.
Pon en mi pensar y en mi inteligencia mucho entendimiento
a fin de que pueda reverenciarte cada día.

II
Si no es verdad lo que declaro,
lance su flecha contra mi la amante
del Gran Señor del Inframundo.

Que se muera mi madre,
que se muera mi padre,
que se mueran mis animales
si es falsedad lo que relato.

Padre mío,
de verdad te imploro,
hermoso Padre de los cielos.
Grande eres en tu trono en las alturas.
Por eso te reverencio,
Dios único y hermoso.
Tu repartes el bien y el mal sobre la tierra.
Te llamo…

***

2. La ponzoña del año: los días negros

Los días del llanto y de las cosas malas.
Abierto se halla el inframundo,
libre su dueño.

Bondad no hay:
Solo maldad, lamento y llanto.

Ha pasado un año completo.
Han venido también los veinte días
sin nombre, los dolorosos,
los días de la maldad, los negros días.

Ya no existe la hermosa luz de los ojos
de Hubnaku para sus hijos terrestres.
A todos, hombres y mujeres,
niños y adultos, pobres y ricos,
ignorantes y sabios,
se les miden sus pecados terrestres
en el transcurso de estos días.
Ahaucanes, Ah Kuleles,
Batabes, Nacomes, Chaques,
Chuntanes, Tupiles:
a todos se les miden sus pecados
en estos días.

Porque ha de llegar el tiempo
en que serán el fin del mundo estos días.
Por eso se lleva la cuenta
de todos los pecados humanos,
aquí en la tierra.

Hubnaku los pone en un vaso grande
con el barro de las termitas y las lagrimas
de quienes lloran las maldades
padecidas aquí en la tierra.
Cuando se colme el gran vaso…

***

3. Recibimiento de la flor

Alegría, cantemos de alegría porque vamos al recibimiento
de la flor. Ríen las muchachas, ríen sus caras, saltan los
corazones en su pecho, entre los senos. ¿Por que ríen?
Porque saben que darán su virginidad a quienes aman.

Canten a la flor. Las acompañarán el Nacom y el gran
Señor Ah Kulel, presentes en el tablado. Canta Ah Kulel:
“Vayamos, vayamos a poner nuestras voluntades ante la
hermosa Virgen y Señora, Suhuy Kaañ, la Flor de las
Muchachas que esta en su alto tablado. También ante la
bella X’ Kanleox, la bella X’Zoot y la bella Señora
Virgen X’ Toot’Much.

Ellas son las que dan el bien a la vida, aquí en la
región, aquí en la sabana, y aquí en toda la tierra a la
redonda. Vayamos pues, muchachas, a dar perfecto goce
aquí en Pitil Piich, Dzilbache.

5. Las antiguas ciudades

Se ha vuelto necesario medir la cuenta de los años y los
katunes transcurridos desde que los hombres grandes
y poderosos habitaron estas ciudades. Ellos alzaron
los muros de las antiguas ciudades que ahora miramos
aquí en la provincia de la Sabana.

Diremos que significan todas esas ciudades esparcidas
sobre la tierra, todos los edificios que hoy
vemos dondequiera posados sobre los cerros. Porque
todos los días miramos en medio de los cielos la
señal de lo que nos fue dicho por los antiguos de
aquí de nuestros pueblos, de aquí de nuestra tierra.

Nuestra intención es verdadera. Queremos leer lo que
hay en la faz del cielo, al entrar la noche desde el
horizonte hasta el meridiano. Asi pues, se
inclina…

***

6. Nicte: el canto de la flor

Sobre el bosque se ha alzado la bellísima luna. Se
enciende en medio de los cielos y queda suspendida
para alumbrar sobre la tierra el bosque entero.
Dulcemente el aire trae el perfume.

La luna ha llegado a mitad del cielo. Su luz resplandece
sobre todas las cosas. En toda persona buena hay
alegría. Alcanzamos el interior del bosque. Nadie
vera lo que hemos venido a hacer.

Trajimos la flor de la plumería, la flor del chuchum, la
flor del jazmín canino. Trajimos el copal, la caña
rastrera ziit, la concha de la tortuga terrestre,
el nuevo polvo de calcita dura, el nuevo hilo de
algodón, la nueva jícara y el pedernal grande y
fino: la nueva pesa, la nueva tarea de
hilado, el pavo de regalo, las sandalias nuevas:
todo es nuevo.

También son nuevas las bandas que atan nuestras
cabelleras para adornarnos con el nenúfar.
Nuevos el caracol sonoro y la maestra que nos
adiestrara en la ceremonia.

Ya estamos en el corazón del bosque, a orillas de la poza
en la roca. Vinimos a esperar que surja sobre
los árboles la hermosa estrella humeante.

Muchachas, vírgenes: desnúdense, desaten sus cabellos.
Queden como llegaron a este mundo.

***

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7. Canto doliente del huérfano de madre
(baile de golpe en la madera)

Yo era muy pequeño
cuando murió mi madre
y después mi padre.
Ay, Señor.

Solo quedaron mis amigos.
No tengo a nadie
aquí sobre la tierra.
Ay, Señor.
A los dos días
murieron mis amigos.
Ay, me he quedado solo y sin apoyo.
Al día siguiente de quedarme solo
un extraño
me tomo de la mano
para llevarme.
Ay, Señor: cuanto mal,
muchísimo mal,
paso aquí en la tierra.
Tal vez ya nunca cesara mi llanto.
No existen mis parientes.
Estoy solo y errante aquí en la tierra.
Día y noche mis ojos consumen solo lagrimas.
La dureza del mal me desalienta.
Ten compasión, Señor. Acaba
con mi dolor y sufrimiento.
Dame, Señor, la muerte o bien la fuerza
de resistir el mal que me atormenta.
Pobre y solo en la tierra,
tengo que mendigar
de puerta en puerta.
¿Me dará amor el que me vea?
Desnudo y solo, sin hogar ni hoguera,
ten compasión, Señor.
Dame la fuerza
de resistir el mal que me atormenta.

8. Alabanza

Ponte tu mejor ropa.
El día de la dicha ha llegado.
Peina tu larga cabellera.
Ponte tu mas bello vestido.
Calza tus mejores sandalias.
Cuélgate grandes arracadas.
Cubre tu cabeza con la tela mejor.
Que el collar adorne tu hermoso cuello.
Y se llenen de ajorcas tus brazos.
Es necesario que te vean como eres:
la mas bella de todas,
aquí en el pueblo de Zibalche.

Te amo.
Quiero que luzcas de verdad muy hermosa,
parecida a la estrella humeante,
deseada hasta por la luna y las flores del campo.

Blancos y puros son tus vestidos, doncella.
Ven a dar la alegría de tu risa.
Llena tu corazón de bondad.
Alegra a todos los hombres que te aman.

* De El libro de las danzas de los antiguos
** Sobre la traducción de Alfredo Barrera Vázquez

***

(Un katún corresponde a un año maya o a una cantidad unitaria de
calendario maya.)

Textos Mayas: memorial de Sololá

Publicamos el Memorial de Sololá, un texto del área Maya escrito en
lengua cackchikel y caracteres latinos. Se trata de fragmentos cuya
intención es despertar el interés de los lectores y promover de esa
manera su estudio en las mismas fuentes, lo que no siempre es
sencillo, pues generalmente las ediciones de estos textos son
difíciles de hallar, o se encuentran agotadas, aunque sí están
presentes en buenas bibliotecas públicas.

Memorial de Sololá
(Selección)

1. Aquí escribiré unas cuantas historias de nuestros primeros padres
y antecesores, los que engendraron a los hombres en la época antigua,
antes que estos montes y valles se poblaran, cuando no había más que
liebres y pájaros, según contaban; cuando nuestros padres y abuelos
fueron a poblar los montes y valles ¡oh hijos míos! en Tulán.

2. Escribiré las historias de nuestros primeros padres y abuelos que
se llamaban Gagavitz el uno y Zactecauh el otro; las historias que
ellos nos contaban: que del otro lado del mar llegamos al lugar
llamado Tulán, donde fuimos engendrados y dados a luz por nuestras
madres y nuestros padres ¡oh hijos nuestros! Así contaban
antiguamente los padres y abuelos que se llamaban Gagavitz y
Zactecauh, los que llegaron a Tulán, los dos varones que nos
engendraron a nosotros los Xahilá.

3. He aquí los nombres de las casas y parcialidades de los Gekaquch,
Baqaholá y Zibakihay. Katún y Chutiah, así llamados, engendraron a
los de Baqaholá. Tzanat y Guguchom, así llamados, engendraron a los
Gekaquchi. Daqui Ahauh y Chahom Ahauh engendraron a los Zibakihayi.
Así pues, éramos cuatro familias las que llegamos a Tulán, nosotros
la gente cakchiquel ¡oh hijos nuestros!, dijeron. Allí comenzaron los
Caveki, que engendraron a los llamados Totomay y Xurcah. Allí
comenzaron también los Ahquehay que engendraron a Loch y Xet.
Comenzaron igualmente los Ah Pak y Telom, que engendraron a los
llamados Qoxahil y Qobakil. De la misma manera dieron principio
también allí los Ikomagi. Y esas cuatro ramas que allá comenzaron
eran las tribus.

4. He aquí las historias de Gagavitz y Zactecauh; éste es el
principio de las historias que contaban Gagavitz y Zactecauh: “De
cuatro [lugares] llegaron las gentes a Tulán. En oriente está una
Tulán; otra en Xibalbay; otra en el poniente, de allí llegamos
nosotros, del poniente; y otra donde está Dios. Por consiguiente
había cuatro Tulanes ¡oh hijos nuestros!” Así dijeron. “Del poniente
llegamos a Tulán, desde el otro lado del mar; y fue a Tulán a donde
llegamos para ser engendrados y dados a luz por nuestras madres y
nuestros padres”. Así contaban.

5. Entonces fue creada la Piedra de Obsidiana por el hermoso
Xibalbay, por el precioso Xibalbay. Entonces fue hecho el hombre por
el Creador y el Formador, y rindió culto a la Piedra de Obsidiana.
Cuando hicieron al hombre, de tierra lo fabricaron, y lo alimentaron
de árboles, lo alimentaron de hojas. Únicamente tierra quisieron que
entrara [en su formación]. Pero no hablaba, no andaba, no tenía
sangre ni carne, según contaban nuestros antiguos padres y abuelos
¡oh hijos míos! No se sabía qué debía entrar [en el hombre]. Por fin
se encontró de qué hacerlo. Sólo dos animales sabían que existía el
alimento en Paxil, nombre del lugar donde se hallaban aquellos
animales que se llamaban el Coyote y el Cuervo. El animal Coyote fue
muerto y entre sus despojos, al ser descuartizado, se encontró el
maíz. Y yendo el animal llamado Tiuh-tiuh a buscar para sí la masa
del maíz, fue traída de entre el mar por el Tiuh-tiuh la sangre de la
danta y de la culebra y con ellas se amasó el maíz. De esta masa se
hizo la carne del hombre por el Creador y el Formador. Así supieron
el Creador, el Formador, los Progenitores, cómo hacer al hombre
formado, según dijeron. Habiendo terminado de hacer al hombre formado
resultaron trece varones y catorce mujeres; había [una mujer)] de
más. En seguida hablaron, anduvieron, tenían sangre, tenían carne. Se
casaron y se multiplicaron. A uno le tocaron dos mujeres. Así se
unieron las gentes, según contaban los antiguos ¡oh hijos nuestros!
Tuvieron hijas, tuvieron hijos aquellos primeros hombres. Así fue la
creación del hombre, así fue la hechura de la piedra de obsidiana. “Y
poniéndonos en pie, llegamos a las puertas de Tulán. Sólo un
murciélago guardaba las puertas de Tulán. Y allí fuimos engendrados y
dados a luz; allí pagamos el tributo en la obscuridad y en la noche
¡oh hijos nuestros!”, decían Gagavitz y Zactecauh. Y no olvidéis el
relato de nuestros mayores, nuestros antepasados. Estas fueron las
palabras que nos legaron.

6. Entonces se nos mandó venir por nuestras madres y nuestros padres
a las trece parcialidades de las siete tribus, a los trece grupos de
guerreros. Luego llegamos a Tulán en la obscuridad y en la noche.
Entonces dimos el tributo, cuando llevaron el tributo las siete
tribus y los guerreros. Nosotros nos colocamos en orden en la parte
izquierda de Tulán, allí estuvieron las siete tribus. En la parte de
la derecha de Tulán se colocaron en orden los guerreros. Primero
pagaron el tributo las siete tribus y en seguida pagaron el tributo
los guerreros. Pero éste se componía únicamente de piedras preciosas
[jade], metal, guirnaldas cosidas con plumas verdes y azules y
pinturas y esculturas. Ofrendaban flautas, canciones, calendarios
rituales, calendarios astronómicos, pataxte y cacao. Sólo estas
riquezas fueron a tributar los guerreros a Tulán durante la noche.
Sólo flechas y escudos, solo escudos de madera eran las riquezas que
fueron a dar en tributo cuando llegaron a Tulán.

7. Luego se les dijo y mandó a nuestras madres: “Id, hijos míos,
hijas mías, éstas serán vuestras obligaciones, los trabajos que os
encomendamos”. Así les habló la Piedra de Obsidiana. “Id a donde
veréis vuestras montañas y vuestros valles; allá al otro lado del mar
están vuestras montañas y vuestros valles ¡oh hijos míos! Allá se os
alegrarán los rostros. Estos son los regalos que os daré, vuestras
riquezas y vuestro señorío”. Así les dijeron a las trece
parcialidades de las siete tribus, a las trece divisiones de
guerreros. Luego les dieron los ídolos engañadores de madera y de
piedra. Iban bajando hacia Tulán y Xibalbay cuando les fueron
entregados los ídolos de madera y de piedra, según contaban nuestros
primeros padres y antecesores, Gagavitz y Zactecauh. Estos fueron sus
regalos y éstas fueron también sus palabras. Volver al principio

8. Las siete tribus fueron las primeras que llegaron a Tulán, según
decían. En pos de ellas llegamos nosotros los guerreros llevando
nuestros tributos; todas las siete tribus y los guerreros entramos
cuando se abrieron las puertas de Tulán.

9. Los zutujiles fueron la primera de las siete tribus que llegó a
Tulán. Y cuando acabaron de llegar las siete tribus llegamos nosotros
los guerreros. Así decían. Y mandándonos llegar nos dijeron nuestras
madres y nuestros padres: “Id, hijas mías, hijos míos. Os daré
vuestras riquezas, vuestro señorío; os daré vuestro poder y vuestra
majestad, vuestro dosel y vuestro trono”. Así se os tributarán las
rodelas, riquezas, arcos, escudos, plumas y tierra blanca. Y si se os
tributan piedras preciosas [jade], metal, plumas verdes y azules; si
se os ofrendan pinturas, esculturas, calendarios rituales,
calendarios siderales, flautas, cantos, cantos por vosotros
despreciados, vuestros serán también, os los tributarán las tribus y
allá los recibiréis. Seréis más favorecidos y se os alegrarán los
rostros. No os daré su señorío, pero ellas serán vuestros
tributarios. En verdad, grande será vuestra gloria. No os
menospreciarán. Os engrandeceréis con la riqueza de los escudos de
madera. No os durmáis y venceréis ¡hijas mías! ¡hijos míos! Yo os
daré vuestro señorío, a vosotros los trece jefes, a todos por igual:
vuestros arcos, vuestros escudos, vuestro señorío, vuestra majestad,
vuestra grandeza, vuestro dosel y vuestro trono. Estos son vuestros
primeros tesoros”. Así les hablaron a los quichés cuando llegaron los
trece grupos de guerreros a Tulán. Los primeros que llegaron fueron
los quichés. Entonces se fijó el mes de Tacaxepeual para el pago del
tributo de los quichés; después llegaron sus compañeros, uno en pos
de otro, las casas, las familias, las parcialidades, cada grupo de
guerreros, cuando llegaron a Tulán, cuando acabaron de llegar todos
ellos.

10. Llegaron los de Rabinal, los Zotziles, los Tukuchées, los
Tuhalahay, los Vuchabahay, los Ah Chumilahay; llegaron también los
Lamaquis, los Cumatz y los Akahales. Con los de Tucurú acabaron de
llegar todos. Después llegaron los trece [grupos de] guerreros,
nosotros los Bacah Pok, nosotros los Bacah Xahil. Primero llegaron
unos y tras ellos los demás de nosotros los Bacah. Los Bacah Pok
llegaron primero y en pos de ellos llegamos nosotros los Bacah Xahil.
Así contaban nuestros padres y antecesores ¡oh hijos nuestros! Hacía
tiempo que habían llegado las siete tribus, y poco después comenzaron
a llegar los guerreros. Luego llegamos nosotros los cakchiqueles. En
verdad, fuimos los últimos en llegar a Tulán. Y no quedaron otros
después que nosotros llegamos, según contaban Gagavitz y Zactecauh.
De esta manera nos aconsejaron: “Estas son vuestras familias,
vuestras parcialidades”, les dijeron a Gekaquch, Baqahol y Zibakihay.
Estos serán vuestros jefes, uno es el Ahpop, el otro el
AhpopQamahay”. Así les dijeron a los Gekaquch, Baqahol y Zibakihay.
Procread hijas, engendrad hijos, casaos entre vosotros los señores”,
les dijeron. Por lo tanto, ellos fueron madres y abuelas. Los
primeros que llegaron fueron los Zibakihay; después llegaron los
Baqahol y luego los Gekaquch. Estas fueron las primeras familias que
llegaron.

11. Más tarde, cuando llegamos nosotros los jefes, se nos mandó de
esta manera por nuestras madres y nuestros padres: “Id, hija mía,
hijo mío, tu familia, tu parcialidad se ha marchado. Ya no debes
quedarte atrás, tú el hijo más pequeño. En verdad, grande será tu
suerte. Búscalos, pues”, le dijeron el ídolo de madera y de piedra
llamado Belehé Toh y el otro ídolo de piedra llamado Hun
Tihax. “Rendid culto a cada uno”, se nos dijo. Así contaban.

12. En seguida se revistieron de sus arcos, escudos, cotas de algodón
y plumas, y se pintaron con yeso. Y vinieron las avispas, los
abejorros, el lodo, la obscuridad, la lluvia, las nubes, la neblina.
Entonces se nos dijo: “En verdad, grandes serán vuestros tributos. No
os durmáis y venceréis, no seréis despreciados, hijos míos. Os
engrandeceréis, seréis poderosos. Así poseeréis y serán vuestros los
escudos, las riquezas, las flechas y las rodelas. Si se os tributan
piedras preciosas [jade], metal, plumas verdes y azules, canciones
por vosotros despreciadas, vuestras serán también; seréis más
favorecidos y se os alegrarán los rostros. Las piedras de jade, el
metal, las plumas verdes y azules, las pinturas y esculturas, todo lo
que han tributado las siete tribus os alegrará los rostros en vuestra
patria; todos seréis favorecidos y se os alegrarán los ojos con
vuestras flechas y vuestros escudos. Tendréis un jefe principal y
otro más joven. A vosotros los trece guerreros, a vosotros los trece
señores, a vosotros los jefes de igual rango, os daré vuestros arcos
y vuestros escudos. Pronto se van a alegrar vuestros rostros con las
cosas que recibiréis en tributo, vuestros arcos y vuestros escudos.
Hay guerra allá en el oriente, en el llamado Zuyva; allá iréis a
probar vuestros arcos y vuestros escudos que os daré. ¡Id allá, hijos
míos!” Así se nos dijo cuando fuimos a Tulán, antes que llegaran las
siete tribus y los guerreros. Y cuando llegamos a Tulán fué terrible,
en verdad; cuando llegamos en compañía de las avispas y los
abejorros, entre las nubes, la neblina, el lodo, la obscuridad y la
lluvia, cuando llegamos a Tulán.

13. Al instante comenzaron a llegar los agoreros. A las puertas de
Tulán llegó a cantar un animal llamado Guardabarranca, cuando
salíamos de Tulán. “Moriréis, seréis vencidos, yo soy vuestro
oráculo”, nos decía el animal. “¿No pedís misericordia para vosotros?
¡Ciertamente seréis dignos de lástima!” Así nos habló este animal,
según contaban.

14. Luego cantó otro animal llamado Tucur, que se había posado en la
cima de un árbol rojo, el cual nos habló también diciendo: “Yo soy
vuestro oráculo”. “Tú no eres nuestro oráculo, como pretendes”, le
respondimos a esta lechuza. Estaban también allí los mensajeros que
llegaron a darnos los ídolos de piedra y de palo, dijeron nuestros
padres y antepasados en aquel tiempo. Después cantó otro animal en el
cielo, el llamado perico, y dijo también: “Yo soy vuestro mal agüero,
¡moriréis!” Pero nosotros le dijimos a este animal: “Cállate, tú no
eres más que la señal del verano. Tú cantas primero cuando sale el
verano y después que cesan las lluvias: entonces cantas”. Así le
dijimos.

15. Luego llegamos a la orilla del mar. Allí estaban reunidas todas
las tribus y los guerreros a la orilla del mar. Y cuando lo
contemplaron, se les oprimieron los corazones. “No hay manera de
pasarlo; de nadie se ha sabido que haya atravesado el mar”, se
dijeron entre sí todos los guerreros y las siete tribus. “¿Quién
tiene un palo con el cual podamos pasar, hermano nuestro? Solamente
en ti confiamos”, dijeron todos. Y nosotros les hablamos de esta
manera: “Id vosotros, marchad los primeros, cuidadosamente”. “¿Cómo
pasaremos en verdad los que estamos aquí?” Así decíamos todos. Luego
dijeron: “Compadécete de nosotros ¡oh hermano! que hemos venido a
amontonarnos aquí a la orilla del mar, sin poder ver vuestras
montañas ni nuestros valles. Si nos quedamos a dormir aquí seremos
vencidos, nosotros los dos hijos mayores, jefes y cabezas, los
primeros guerreros de las siete tribus ¡oh hermano nuestro! ¡Ojalá
que pasáramos y que pudiéramos ver sin tardanza los presentes que nos
han dado nuestras madres y nuestros padres ¡oh hermano mío!” Así
hablaron entre sí los que engendraron a los quichés. Y dijeron
nuestros abuelos Gagavitz y Zactecauh: “Con vosotros hablamos: ¡Manos
a la obra, hermanos nuestros! No hemos venido para estarnos aquí
amontonados a la orilla del mar, sin poder contemplar nuestra patria
que se nos dijo que veríamos, vosotros nuestros guerreros, nuestras
siete tribus. ¡Arrojémonos [al mar] ahora mismo!” Así les dijeron y
al punto se llenaron todos de alegría.

16. “Cuando llegamos a las puertas de Tulán fuimos a recibir un palo
rojo que era nuestro báculo, y por eso se nos dio el nombre de
Cakchiqueles ¡oh hijos nuestros!” dijeron Gagavitz y
Zactecauh. “Hinquemos la punta de nuestros báculos en la arena dentro
del mar y pronto atravesaremos el mar sobre la arena sirviéndonos de
los palos colorados que fuimos a recibir a las puertas de Tulán”. Así
pasamos, sobre las arenas dispuestas en ringlera, cuando ya se había
ensanchado el fondo del mar y la superficie del mar. Alegráronse
todos al punto cuando vieron las arenas dentro del mar. En seguida
celebraron consejo. “Allí está nuestra esperanza, allá en las
primeras tierras debemos reunirnos –dijeron–; solamente allí po=
dremos
organizarnos ahora que hemos llegado a Tulán”. Volver al principio

17. Lanzáronse entonces y pasaron sobre la arena; los que venían a la
zaga entraban en el mar cuando nosotros salíamos por la otra orilla
de las aguas. En seguida se llenaron de temor las siete tribus,
hablaron entonces todos los guerreros y dijeron las siete
tribus: “Aunque ya se han visto los presentes, no se han alegrado
vuestros rostros ¡oh señores!, ¡oh guerreros! ¿Acaso no fuimos con
vosotros al oriente? ¿Acaso no hemos venido a buscar nuestras
montañas y nuestros valles, donde podamos ver nuestros presentes, las
plumas verdes, las plumas azules, las guirnaldas?” Así dijeron las
siete tribus reunidas en consejo. Y diciendo “está bien”, dieron fin
las siete tribus a su conferencia.

En seguida se dirigieron al lugar de Teozacuancu, fuéronse todos allá
y a continuación se encaminaron a otro lugar llamado Meahauh, donde
se reunieron. Luego, saliendo de Meahauh, llegaron a otro lugar
llamadoValval Xucxuc, donde descansaron. Juntáronse de nuevo y
saliendo de allí llegaron a los lugares llamados Tapcu y Olomán.

18. “Reunidos todos allí, celebramos consejo”, decían nuestros padres
y abuelos Gagavitz y Zactecauh. Y hallándonos ya en ese lugar,
sacamos y desenvolvimos nuestros presentes. Y dijeron todos los
guerreros: “¿Quiénes vendrán a ponerse aquí frente a nosotros los
soldados, los que damos la muerte, y cuyas armas son bien conocidas
¡oh hermano menor nuestro! ¡oh nuestro hermano mayor!”, nos dijeron.
Y nosotros les contestamos: “En verdad la guerra está cercana:
ataviáos, cubríos de vuestras galas, revestíos de plumas,
desenvolvamos nuestros presentes. Aquí tenemos las prendas que nos
dieron nuestras madres y nuestros padres. He aquí nuestras plumas, yo
soy el que sabe”. Así les dijimos. Y en seguida desenvolvimos
nuestros presentes, los presentes que teníamos, las plumas, el yeso
[para pintarse la cara], las flechas, los escudos y las cotas de
algodón.

19. Así nos presentamos ante todos. Primero nos adornamos con los
arcos, los escudos, las cotas de algodón, las plumas verdes, el yeso;
nos ataviamos todos de esta manera y les dijimos: “A vosotros os
toca, hermanos y parientes nuestros; en verdad el enemigo está a la
vista, ataquémosle, probemos nuestras flechas y nuestros escudos.
Vamos al instante, tomemos nuestro camino”, les dijimos. “No queremos
ir a escoger el camino”, contestaron. “Escoge tú nuestro camino,
hermano, tú que lo conoces”, nos dijeron. “Entonces lo escogeremos
nosotros”, respondimos. Luego nos juntamos y en seguida fuimos a
hacer encuentro a una tribu enemiga, los nonoualcas, los xulpiti, así
llamados, que se encontraban a la orilla del mar y estaban en sus
barcas.

20. En verdad fue terrible el disparar de las flechas y la pelea.
Pero pronto fueron destruidos por nosotros; una parte luchó dentro de
las barcas. Y cuando ya se habían dispersado los nonoualcas y
xulpiti, dijeron todos los guerreros: “¿Cómo atravesaremos el mar,
hermano nuestro?” Así dijeron. Y nosotros respondimos: “En sus canoas
pasaremos, sin que nos vean nuestros enemigos”. Así pues, nos
embarcamos en las canoas de los nonoualcas y dirigiéndonos al oriente
pronto llegamos allí. Formidables eran, en verdad, la ciudad y las
casas de los de Zuyva, allá en el oriente. Cuando hubimos llegado a
la orilla de las casas nos pusimos a lancearlos, luego que llegamos.
Fue terrible realmente cuando nos encontramos entre las casas; era en
verdad grande el estruendo. Levantóse una polvoreda cuando llegamos;
peleamos en sus casas, peleamos con sus perros, con sus aves de
corral, peleamos con todos sus animales domésticos. Atacamos una vez,
atacamos dos veces, hasta que fuimos derrotados. Unos caminaban por
el cielo, otros andaban en la tierra, unos bajaban, otros subían,
todos contra nosotros, demostrando su arte mágica y sus
transformaciones. Uno por uno fueron regresando todos los guerreros a
los lugares de Tapcu y Olomán. “Llenos de tristeza nos reunimos allí
y allí también nos despojamos de las plumas y nos quitamos los
adornos ¡oh hijos nuestros!” Así dijeron Gagavitz y Zactecauh. En
seguida preguntamos: “¿Dónde está vuestra salvación?” Así les dijimos
a los quichés. “Puesto que truena y retumba en el cielo, en el cielo
está nuestra salvación”, dijeron. En consecuencia, se les dio el
nombre de tojojiles. Y dijeron los zotziles: “Sólo podremos vivir y
estar a salvo en el pico de la guacamaya”. Y por lo tanto se les
llamó los cakix. Luego hablamos nosotros, los cakchiqueles: “Solo en
medio de la llanura estará nuestra salvación, cuando lleguemos a
aquella tierra”. Y en consecuencia se nos llamó los chitagah. Otros,
llamados gucumatz, dijeron que sólo en el agua había salvación. Los
tukuchées dijeron que la salvación estaba en un pueblo en alto, y en
consecuencia se les llamó los ahcic-amag. Y dijeron los
akajales: “Sólo nos salvaremos dentro de una colmena”, y por eso se
les dio el nombre de akajales. De esta manera recibieron todos sus
[respectivos] nombres y eran muy numerosos. Pero no se crea que se
salvaron. Tampoco debe olvidarse que del oriente vinieron los nombres
de todos ellos. “El diablo fue el que nos vino a separar”, dijeron
Gagavitz y Zactecauh. Y nosotros dijimos, cuando removíamos el seno
de nuestras montañas y nuestros valles: “Vamos a probar nuestros
arcos y nuestros escudos a alguna parte donde tengamos que pelear.
Busquemos ahora nuestros hogares y nuestros valles”. Así dijimos. En
seguida nos dispersamos por las montañas; entonces nos fuimos todos,
cada tribu tomó su camino, cada familia siguió el suyo. Luego
regresaron al lugar de Valval Xucxuc, pasaron al lugar de Memehuyú y
Tacnahuyú, así llamados. Llegaron también a Zakiteuh y Zakikuvá, así
llamados. Se fueron a Meahauh y Cutamchah y de allí regresaron a los
lugares llamados Zakijuyú y Tepacumán. Luego fueron a ver sus montes
y sus valles; llegaron al monte Togohil donde le alumbró la aurora a
la nación quiché. Fuimos después a Pantzic y Paraxón, donde brilló
nuestra aurora ¡oh hijos nuestros! Así contaban nuestros primeros
padres y abuelos Gagavitz y Zactecauh. “Estos son los montes y
llanuras por donde pasaron, fueron y volvieron. No nos vanagloriemos,
sólo recordemos y no olvidemos nunca que en verdad hemos pasado por
numerosos lugares”, decían antiguamente nuestros padres y
antepasados.

21. He aquí los lugares por donde pasaron: Popo Abah, de donde
bajaron a Chopiytzel, entre los grandes montones [de rocas], bajo los
grandes pinos. Bajaron allá por Mukulic-ya y Molomic-chée.
Encontráronse entonces con Qoxahil y Qobakil, así llamados; en los
sitios llamados Chiyol y Chiabak los encontraron. Eran también de los
Bacah y únicamente se dedicaban al arte mágica. Cuando los
encontraron les preguntaron: “¿Quiénes sois vosotros?” Y contestaron
Qoxahil y Qobakil: “¡Oh, Señor!, no nos mates. Somos tus hermanos,
somos tus parientes. Somos los únicos que quedamos de los Bacah Pok y
los Bacah Xahil y seremos servidores de tu trono, de tu señorío ¡oh
Señor!”, contestaron. Y dijeron Gagavitz y Zactecauh: “Tú no eres de
mi casa ni de mi familia”. Pero aquéllos replicaron: “En verdad eres
mi hermano y mi pariente”. Entonces dijeron las parcialidades: “Son
los llamados Telom y Cahibak”. En seguida se marcharon de allí, de
Chiyol y Chiabak, y dos veces anduvieron su camino, pasando entre los
volcanes que se levantan en fila, el de Fuego y Hunahpú. Allí se
encontraron frente a frente con el espíritu del Volcán de Fuego, el
llamado Zaquicoxol. “En verdad, a muchos ha dado muerte el Zaquicoxol
y ciertamente causa espanto ver a este ladrón”, dijeron. Volver al principio

22. Allí, en medio del Volcán de Fuego, estaba el guardián del camino
por donde llegaron y que había sido hecho por Zaquicoxol. “¿Quién es
el muchacho que vemos?”, dijeron. En seguida enviaron a Qoxahil y
Qobakil, los cuales fueron a observar y a usar de su poder mágico. Y
cuando volvieron dijeron que ciertamente su aspecto era temible, pero
que era uno solo y no muchos. Así dijeron. “Vamos a ver quien es el
que os asusta”, dijeron Gagavitz y Zactecauh. Y después que lo vieron
le dijeron: “¿Quién eres tú? Ahora te vamos a matar. ¿Por qué guardas
el camino”, le dijeron. Y él contestó: “No me mates. Yo vivo aquí, yo
soy el espíritu del volcán”. Así dijo. Y en seguida pidió con qué
vestirse. “Dame tu vestido, dijo”. Al instante le dieron el vestido:
la peluca, un peto color de sangre, sandalias color de sangre, esto
fue lo que llegó a recibir Zaquicoxol. Así fue como se salvó. Se
marchó y descendió al pie de la montaña. Sufrieron entonces un engaño
a causa de los árboles y los pájaros. En efecto, oyeron hablar a los
árboles, y que los pájaros se llamaban a silbidos allá arriba. Y al
oÍrlos, exclamaron: “¿Qué es lo que oímos? ¿Quién eres tú?” dijeron.
Pero era solamente el ruido de los árboles; eran los que chillan en
el bosque, los tigres y los pájaros que silbaban. Por este motivo se
dio a aquel lugar el nombre de Chitabal.

23. En seguida partieron de allí. Unicamente mencionaremos en su
orden los nombres de cada uno de aquellos lugares: Beleh Chi Gag,
Beleh Chi Hunahpú, Xezuh, Xetocoy, Xeuh, Xeamatal, Chi Tzunún-Choy,
Xecucú-Huyú, Tzunún-Huyú, Xiliviztán, Zumpancu, Tecpalan, Tepuztán.
Luego bajaron a Chol Amag y Zuquitán. Ciertamente era difícil su
lenguaje; sólo los bárbaros entendían su idioma. Nosotros
interrogamos a los bárbaros llamados Loxpín y Chupichín y les dijimos
cuando llegamos: vaya vaya ela opa. Se sorprendieron los de Chol Amag
cuando les hablamos en su idioma; se asustaron, pero nos respondieron
con buenas palabras.

24. Llegaron después por segunda vez a los lugares de Memehuyú y
Tacnahuyú. [Sus habitantes] no hablaban claro, eran como tartamudos.
Pero ciertamente eran buenas gentes. Nos hablaron tratando de
seducirnos para que nos demoráramos allí y aprendiéramos su lengua,
diciéndonos: “Tú, señor, que has llegado y estás con nosotros,
nosotros somos tus hermanos, tus parientes, quédate aquí con
nosotros”. Así dijeron. Querían que olvidáramos nuestra lengua, pero
nuestros corazones sentían desconfianza cuando llegamos ante ellos.

25. He aquí algunos de los nombres de los lugares donde llegaron:
Zakiteuh, Zakiquá, Niqah Zubinal, Niqah Chacachil, Tzulahauh,
Ixbacah, Niqah Nimxor, Niqah Moinal, Niqah Carchah. Llegaron ante los
hijos de Valil, los hijos de Tzunún llegaron ante Mevac y Nacxit que
era en verdad un gran rey. Entonces los agasajaron y fueron electos
Ahauh Ahpop y Ahpop Qamahay. Luego los vistieron, les horadaron la
nariz y les dieron sus cargos y las flores llamadas Cinpual.
Verdaderamente se hizo querer de todos los guerreros. Y dirigiéndose
a todos, dijo el señor Nacxit: “Subid a estas columnas de piedra,
entrad a mi casa. Os daré a vosotros el señorío, os daré las flores
Cinpuval Taxuch. No les he concedido la piedra a otros”, agregó. Y en
seguida subieron a las columnas de piedra. De esta manera se acabó de
darles el señorío en presencia de Nacxit y se pusieron a dar gritos
de alegría.

26. Luego se encontraron con los de Mimpokom y los de Raxchich, cuyo
pueblo se llama Pazaktzuy. Los pokomames pusieron a la vista todos
sus presentes y bailaron sus danzas. Las hembras de los venados, las
hembras de las aves, la caza del tirador de venado, trampas y liga
[para coger a los pájaros], eran los presentes de los de Raxchich y
Mimpokom. Pero las siete tribus los observaban de lejos. Luego
enviaron al animal Zakbim para que fuera a expiarlos, y enviaron
también a Qoxahil y Qobakil para que pusieran en juego sus artes de
magia. Cuando se fueron a hacer su observación les dijeron: “Id a ver
quienes son los que se acercan y si son nuestros enemigos”. Así les
dijeron. Llegaron los de Mukchée, pero no se presentaron pronto y no
fueron a espiar. Llegó por fin la señal de Zakbim, el sonido de una
calabaza y una flauta de reclamo. “Ahora iremos a veros”,
dijeron. “Grande es en verdad su poder y están bailando una danza
magnífica. Son muy numerosos”, dijeron cuando llegaron. Y Gagavitz y
Zactecauh ordenaron a sus compañeros: “Poneos vuestros arreos como
para entrar en batalla”. Así dijeron. Armáronse entonces de sus arcos
y sus escudos y ataviados de esta manera se mostraron ante los
pokomames. Llenáronse estos al punto de terror y los nuestros los
prendieron en seguida y los atormentaron.

27. Luego encontraron a los dos llamados Loch el uno y Xet el otro.
Los encontraron allá al pie de Cucuhuyú y Tzununhuyú. Y cuando los
encontraron dijeron estos: “No nos mates, Señor, nosotros seremos los
servidores de tu trono y tu poder”. Así dijeron y poco después
entraron a servir llevando los arcos y los tambores. Regresaron y con
una calabaza fabricaron una trampa para coger pájaros. Allí se
separaron y por esa razón se dio al lugar el nombre de Tzaktzuy, que
fue el símbolo que tomaron los Ahquehay, los primeros padres y
abuelos que engendraron a los Ahquehay. Así fue como llegaron,
decían, y estuvieron en el lugar nombrado. Una parte de la
parcialidad llegó ¡oh hijos míos!, y así fue verdaderamente como
nuestros primeros padres y abuelos nos engendraron y nos dieron el
ser a nosotros la gente cakchiquel. Volver al principio

28. Fueron después a reunirse al lugar de Oronic Cakhay, a donde
llegaron todos los guerreros de las siete tribus. Y dijeron Gagavitz
y Zactecauh, dirigiéndose a los quichés: “Vamos todos a ese lugar,
conquistemos la gloria de todas las siete tribus de Tecpán, rebajemos
su orgullo. Tu cuenta sus caras, tú permanecerás en Cakhay. Yo
entraré al lugar de Cakhay, yo los conquistaré y abatiré su espíritu.
Iré a aquel lugar a vencerlos, allí donde no han sido vencidos
todavía”. Así dijeron. Pronto llegaron, en efecto; llegaron a Cakhay
y al instante comenzaron a pasar todos, pero allá dentro del lugar
desfalleció su espíritu. Luego comenzó a llover y dieron con el monte
ardiendo y no pudieron seguir hasta el interior del lugar. Dijeron
entonces: “¡Oh Señor!, yo te daré la carne del venado y la miel, yo
que soy cazador, que soy dueño de la miel, pero no puedo pasar, dijo,
porque el monte está ardiendo”. De esta manera ofrendaron el venado y
la miel, a causa de la quema del monte. Salieron de allí y llegaron a
Tunacotzih y Gahinak Abah. Loch y Xet probaron allí sus arcos y
tambores y por haber tocado sus tambores se dio al lugar el nombre de
Tunacotzih.

29. Por aquel tiempo encontraron a los Cavek, allí bajo los grandes
pinos, en el paraje llamado Ximbal Xuk. Se oía entonces el canto de
las codornices bajo los altos pinos, por arte de encantamiento de los
Cavek. Gagavitz y Zactecauh les preguntaron: “¿Quiénes sois vosotros?
¿Qué es lo que dicen [las aves]?”, les dijeron. Y Loch y Xet
respondieron: “Son nuestros servidores ¡oh Señor!, y sólo están
lanzando sus quejas”, dijeron. En seguida llevaron sus presentes:
redes para cazar pájaros, fibra de maguey, instrumentos, sandalias,
éstos eran sus presentes. No llevaban otros porque sólo hacían sus
casas de cueros de venado, y por esta razón se les llamaba los
Ahquehay.

Luego extendieron las trampas sobre los árboles y cogieron en ellas a
las codornices bajo los grandes pinos. Trajeron después las
codornices en las redes y ofreciéndolas dijeron: “¡Oh Señor!, no me
mates”. “¿Quién eres tú?”, les contestaron. Y ellos
replicaron. “Fuimos vencidos por los Señores quichés, nosotros tus
hermanos y parientes, nosotros los Cavek. No tenemos otras riquezas
que las cuentas amarillas”, dijeron cuando se las entregaron los
padres y antecesores de los Cavek. Eran dos varones llamados Totumay
el primero y Xurcah el segundo y eran vasallos del llamado Cavek
Paoh. Y dirigiéronse a ellos dijo Gagavitz: “Vosotros seréis la
cuarta de nuestras parcialidades: los Gekaquch, los Bakahol, los
Cavek y los Zibakihay”. Así les dijo. “En verdad, vosotros sois
nuestros hermanos, nuestros parientes”. Y hablando a los Ahquehay les
dijo también: “Vosotros os contaréis entre nuestra parcialidad,
seréis los obreros de nuestras construcciones, los trabajadores
diligentes. Ya no sois siervos, arrojad las redes. Los Cavek son
recibidos, ellos forman parte de nuestra tribu”. Así dijeron en otro
tiempo nuestros padres, nuestros antecesores ¡oh hijos míos! Así,
pues, no debemos olvidar las palabras de aquellos jefes.

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¿Qué … ?

[El Canancol
Cuénteme, don Nico: ¿por qué pone ese muñeco con esa piedra en la mano en medio de su milpa?, pregunté un día a un ancianito agricultor.
Su cara se animó con una sonrisa de niño, en tanto que me contestaba: Sé que usted no cree, pero le diré: soy pobre, muy pobre y no tengo quien me ayude a cuidar la milpa, pues casi siempre cuando llega la cosecha, me roban el fruto de mis esfuerzos. Este muñeco que ve no es un muñeco común; es algo más; cuando llega la noche toma fuerzas y ronda por todo el sembrado; es mi sirviente… Se llama Canancol y es parte mía, pues lleva mi sangre. El sólo me obedece a mí… soy su amo.
Don Nico siguió diciendo: Después de la quema de la milpa se trazan en ella dos diagonales para señalar el centro; se orienta la milpa del lado de Lakín (Oriente) y la entrada queda en esa dirección. Terminado esto, que siempre tiene que hacerlo un men (hechicero) se toma la cera necesaria de nueve colmenas, el tanto justo para recubrir el canancol, que tendrá un tamaño relacionado con la extensión de la milpa. Después de fabricado el muñeco, se le colocan los ojos, que son dos frijoles; sus dientes son maíces y sus uñas, ibes (frijoles blancos); se viste con holoch (brácteas que cubren las mazorcas). El canancol estará sentado sobre nueve trozos de yuca. Cada vez que el brujo ponga uno de aquellos órganos al muñeco, llamará a los cuatro vientos buenos y les rogará que sean benévolos con (aquí se dice el nombre del amo de la milpa), y le dirá, además, que es lo único con que cuenta para alimentar a sus hijos. Terminado el rito, el muñeco es ensalmado con hierbas y presentado al dios Sol y dado en ofrenda al dios de la lluvia; se queman hierbas de olor y anís y se mantiene el fuego sagrado por espacio de una hora; mientras tanto, el brujo reparte entre los concurrentes balché , que es un aguardiente muy embriagante, con el fin de que los humanos no se den cuenta de la bajada de los dioses a la tierra. Esta es cosa que sólo el men ve.

La ceremonia debe llevarse a efecto cuando el sol está en el medio cielo. Al llegar esta hora, el brujo da una cortada al dedo meñique del amo de la milpa, la exprime y deja caer nueve gotas de sangre en un agujero practicado en la mano derecha del muñeco, agujero que llega hasta el codo.

El men cierra el orificio de la mano del muñeco, y con voz imperativa y gesticulando a más no poder, dice a éste: Hoy comienza tu vida. Este (señalando al dueño), es tu señor y amo. Obediencia, canancol, obediencia… Que los dioses te castigarán si no cumples. Esta milpa es tuya. Debes castigar al intruso y al ladrón. Aquí está tu arma. Y en el acto coloca en la mano derecha del muñeco una piedra.

Durante la quema y el crecimiento de la milpa el canancol está cubierto con palmas de huano; pero cuando el fruto comienza a despuntar, se descubre… y cuenta la gente sencilla que el travieso o ladrón que trate de robar recibe pedradas mortales. Es por lo que en las milpas donde hay canancoles nunca roban nada.

Es tan firme esta creencia, que si por aquella época y lugar se encuentra herido algún animal, se culpa al canancol.

El dueño, al llegar a la milpa, toma sus precauciones y antes de entrar le silba tres veces, señal convenida; despacio se aproxima al muñeco y le quita la piedra de la mano; trabaja todo el día, y al caer la noche, vuelve a colocar la piedra en la mano del canancol, y al salir silba de nuevo. Cuando cae la noche, el canancol recorre el sembrado y hay quien asegura que para entretenerse, silba como el venado.

Después de la cosecha se hace un hanincol (comida de milpa) en honor del canancol; terminada la ceremonia se derrite el muñeco y la cera se utiliza para hacer velas, que se queman ya en el altar pagano, ya en el altar cristiano.

Y calló el viejecito después de haber hablado con acento de creyente perfecto.

Leyenda tomada del libro “El alma de Campeche en la leyenda maya” de Elsie Encarnación Medina E.
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¿Quienes fueron los Mayas?

( Información recopilada de la Universidad de Campeche)

La civilización maya se extendió por el sur de Yucatán, parte de Guatemala y Honduras. entre los siglos III y XV.
Los mayas no constituían un estado unificado, sino que se organizaban en varias ciudades-estado independientes entre si que controlaban un territorio más o menos amplio. Tampoco hablaban una única lengua.
Templo I de Tikal (700 d.c.) Fuente: A. Ciudad, Los mayas, col. biblioteca iberoamericana, Anaya, Madrid, 1988. p. 28)                      Cultura: Arte.Arquitectura

Las construcciones mayas se hicieron de madera y piedra básicamente. Entre las maderas se prefirieron la coba y el zapote, por ser muy resistentes a los ataques de las termitas. Entre las piedras se usaron caliza, arenisca, mármol, etc.
Realizaron todo tipo de construcciones: palacios rectangulares y alargados, templos, juegos de pelota, calzadas (sacbeob) que unían las ciudades principales, fortificaciones, baños de vapor (temazcal).
Se conservan importantes pirámides escalonadas en piedra. En lo alto de éstas se colocaba el templo. Estaban decoradas con pinturas de una variada gama de colores, y relieves. Algunos de estos son inscripciones de la escritura jeroglífica maya, aun no descifrada completamente. Las construcciones más importantes de esta época fueron Copán, Quiriguá, Piedras Negras, Palenque y Tikal.
El dios del comercio y el dios de la muerte según el códice de Madrid. Fuente: A. Ciudad, Los mayas, col. biblioteca iberoamericana, Anaya, Madrid, 1988. p. 103)Cultura: EscrituraSignos de la escritura maya procedentes de un mural de Uaxactun. Fuente: A. Ciudad, Los mayas, col. biblioteca iberoamericana, Anaya, Madrid, 1988. p. 83)

Los mayas desarrollaron el sistema de escritura más completo de todos los pueblos indígenas americanos. Con él escribieron todo tipo de textos: de medicina, de botánica, de historia, de matemáticas, de astronomía…
Se conservan, además de las inscripciones, algunos códices:
bullet El Códice de Dresde: escrito en el siglo XIII.Contiene un tratado de adivinación y de astronomía.
bullet El Códice de París: posiblemente del siglo XIII. Contiene profecías y adivinaciones.
bullet El Códice de Madrid: Contiene horóscopos y almanaques.
bullet El Códice Grolier: Muy mal conservado. Contiene un calendario completo.
Cultura: Ciencias: Calendario. Astronomía

Desarrollaron un calendario muy preciso, con un año de 365 días. El año solar (haab) tenía 18 meses de 20 días cada uno y otro más de sólo cinco días. Los nombres de los meses eran: Pop, Uo, Zip, Zotz, Tzec, Xul, Yaxkin, Mol, Chen, Yax, Zac, Ceh, Mac, Kankin, Moan, Pax, Kayab, Cumbu y Uayeb.
Cultura: Ciencias: Matemáticas

Utilizaban un sistema de numeración vigesimal posicional. También tenían un signo para representar el cero, y así poder realizar operaciones matemáticas complejas. Numeración Maya
El punto tiene un valor numérico de 1 y la raya de 5. Así podían contar hasta 19. Para hacer números mayores (igual que nosotros para hacer números mayores de 9) tenían que colocar esos signos en determinadas posiciones. Al ser un sistema vigesimal, o sea, que considera el 20 como unidad básica para la cuenta, cada espacio que se avanza en el número representa 20 veces más que el espacio anterior. Esto se entiende mejor si lo comparamos con el sistema que usamos nosotros.
El nuestro es un sistema decimal, o sea, que nuestra únidad básica de cuenta es el 10. Tenemos, por tanto, signos numéricos para contar del hasta 9. Si queremos contar más allá necesitamos jugar con las posiciones y colocar al menos dos signos numéricos, uno en primera posición y otro en segunda. La primera posición son las unidades y la segunda, como es un sistema decimal, representa 10 veces más que la primera, esto es las decenas. Así veinticinco nosotros lo escribimos 25 5 de unidades más 2 de unidades por 10 (2×10=20).
Un maya haría lo siguiente. € ______ La raya ocupa la primera posición, que son unidades, y por tanto es 5. El punto ocupa la segunda posición que significa 20 veces más de las unidades. Por tanto un punto en segunda posición vale 20 (y dos puntos valdrían 40).
SociedadMáscara funeraria de jade hecha para “Pacal el Grande” ( Fuente: A. Ciudad, Los mayas, col. biblioteca iberoamericana, Anaya, Madrid, 1988. p. 91)

La elite social la constituían los sacerdotes y los nobles, que residían en la ciudad (que era también el centro religioso). Los campesinos vivían en las zonas rurales cercanas a la ciudad.La base de la economía era la agricultura y frecuentemente se desbrozaban trozos de selva para realizar nuevos cultivos. Los principales fueron el maíz, el algodón y el cacao.Este último tuvo tanta importancia que llegó a ser utilizado como moneda.
Existía la esclavitud. Se supone que esos esclavos serían la mano de obra para la construcción de las pirámides colosales, pero ayudados por los campesinos. También debieron existir grupos de artesanos especializados.
Vida cotidiana

El principal espectáculo de los mayas era un juego de pelota, parecido al fútbolJuego de pelota (Fuente: A. Ciudad, Los mayas, col. biblioteca iberoamericana, Anaya, Madrid, 1988. p. 118). Según algunos investigadores, los jugadores eran los prisioneros de guerra y se decapitaba a los que perdían. Pero en realidad era más que un simple juego. Era un ceremonial religioso que representaba el paso de los astros y el sol (representado por la pelota), que es fuente de vida.
Cultura: Creencias y pensamiento

Los mayas creían que antes de existir nuestro mundo habían existido otros, pero que estos habían sido destruidos por diferentes catástrofes.El universo tenía tres partes: el cielo, la tierra y el inframundo. El cielo tenía 13 capas (la última de ellas en contacto con la tierra) y cada una gobernada por uno de los Oxalahuntikú. El dios Itzamná, a quien se representaba con forma de reptil o iguana, regía el Cielo en su conjunto. El inframundo estaba debajo de la tierra, y estaba dividido en 9 capas. Cada una de estas capas era gobernada por uno de los Bolontiku o Señores de la Noche.
Había además otros dioses  que actuaban sobre las cosas cotidianas: el maíz, la miel, los mercados, etc.

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Coten Ech in Puccical

“Vengan a mi Corazón y miren…”

En el Sureste mexicano surgieron grupos sinarquistas con destacados animadores, como Andrés Valencia, Rach,  Soltero Suluc, Celso Chi, Esteban Aké y otros.

Aquí unas palabras de Esteban Aké que Antonio Martínez Aguayo transcribe en su libro “Sucedió ayer…”.

” En nuestras andanzas por esas tierras Mayas tuvimos oportunidad de escuchar un discurso que nos pareció de singular belleza. Brotó más que de los labios, de lo más profundo del Ser de éste sinarquista Maya que había sido conquistado para la Causa por Andrés Valencia, pregonero del Sinarquismo en las calcáreas tierras del Mayab.

    Coten ech in Puccical fué todo lo que se nos grabó en el oído. Pero sus brazos hercúleos abiertos en cruz y posteriormente recogidos con suavidad hacia su pecho, y su mirada plena de indescriptible amor, ha estado viva en el correr del tiempo.

Esteban Aké puso fín a su breve pero estrujante discurso en lengua maya que otro compañero tradujo al español para que nosotros comprendiéramos lo que dijo, pues prácticamente todo el auditorio estaba compuesto por indígenas mayas.

    El pensamiento central fué el siguiente:

“Compañeros! : Dzules y Macehuales ( Mestizos e indígenas) … Vengan todos a mi  corazón y miren lo que hay dentro de él, yo no podría explicarles lo que es y lo que quiere el Sinarquismo, pero métanse aquí dentro y vean cómo allí sólo hay amor para todos; ¡ Eso es Sinarquismo !: amor, amor para nuestros amigos y amor también para nuestros enemigos; a éstos vamos a conquistarlos amándolos, pues sólo el amor dignifica y engrandece al Hombre”.

    Bella lección de cómo debe entenderse al Sinarquismo.

Pedro Rodea El libro de las contemplaciones

Pedro Rodea

Nuestra verdadera vocación está en escuchar el signum de la Verdad…˜ El signum de la Verdad está siempre con nosotros…˜ Nosotros debemos entrar en el jardín del divino descontento de nosotros mismos…˜ Y si nosotros no entramos consintiendo…˜ somos introducidos en él sin que sepamos cómo…˜ ¿Por qué juega la Verdad con nosotros…˜ a parecer que ella está oculta…˜ a parecer que ella es difícil de alcanzar?…˜ Yo no lo s酘 Inteligiblemente es un misterio…˜ racionalmente es un desafío…˜ Pero amorosamente es una absoluta conformidad…˜ Todo lo más que alcanzo a ver…˜ es que yo era como si yo estuviera muerto…˜ y el amor de la Verdad me ha resucitado…˜
¿Cómo fue el comienzo?…˜ Esta Luz venía de la obscuridad e ignorancia natales…˜ Repentinamente…˜ en mi adolescencia…˜ lágrimas brotaban de mis ojos sin saber por qué?…˜ Sin saber por qué era un estado punzante…˜ debido a que había en mí una sed profunda de explicación…˜ Yo quería saber por qu酘 debido a qué esto era as텘 Yo quería saber ese “esto se debe a esto” que todos buscamos cuando no sabemos qué nos pasa…˜ Pero yo no tenía la respuesta…˜ Lo más parecido a una respuesta que yo encontr酘 era la doctrina religiosa…˜ Hubo una gran conversión…˜ una gran recesión de todo cuanto en el mundo y en mí mismo se había revelado completamente insuficiente para dar razón y respuesta al profundo pesar que atenazaba mi corazón…˜
Casi de inmediato leí sobre lo que es llamado la Liberación…˜ Mi comprensión se inflamó de gozo…˜ Era como entrar en un jardín inconocido dentro de un jardín…˜ Yo no hacia nada…˜ Lo signos venían a mí como una nube de flechas a su blanco…˜ Y yo cada vez sabía menos qué me estaba ocurriendo…˜ Si tengo que regresar al comienzo del conocimiento en m텘 sólo veo que el conocimiento en mí sabía que no sabía…˜ Mi mente era absolutamente incapaz de comprender qué me estaba ocurriendo…˜ Sólo un intenso descontento…˜ un doloroso desasosiego…˜ No vayáis a creer que este intenso descontento ha cesado…˜ no vayáis a creer que el doloroso desasosiego se ha aplacado…˜ Yo no he encontrado la respuesta que ya me hacía en mi más temprana adolescencia…˜ Yo no he sido dejado en paz…˜ ¿Cómo llamarlo?…˜ Las palabras no son lo que ellas nombran…˜ Pero a lo que más se parece es a lo que llaman amor…˜ Un amor que sabe que ama pero no sabe qu酘 Cuán misterioso…˜ cuán indescriptiblemente prodigioso…˜ Los signos siguen viniendo a mí como flechas a su blanco…˜ Es absolutamente imposible eludirlos…˜ Lo más sorprendente es que he llegado a amar indescriptiblemente este estado de ser así flechado…˜ ¿Sabéis?…˜ Un cuerpo-mente-y-alma-y-espíritu…˜ lo que cada uno de nosotros cree ser…˜ es exactamente como un cadáver…˜ Por él mismo no tiene vida…˜ Él es el blanco donde una indefinidad de flechas vienen a clavarse…˜ y a cada impacto una pregunta…˜ un anhelo…˜ un divino descontento…˜ un irrefrenable desasosiego…˜ A cada signum un responsum…˜ Hay una tensión máxima…˜ Tensado este cuerpo-mente-alma-y-espíritu…˜ como una piel tensa puesta a secar al sol…˜ Él es tensado…˜ y yo sigo sin saber cómo…˜ Es un misterio por encima de toda comprensión…˜ Es un misterio cuya respuesta es aceptarlo completamente misterioso…˜ eternamente misterioso…˜ Es un misterio de amor…˜ donde…˜ aunque yo parezco amar indescriptiblemente…˜ la realidad es que soy hecho amar como yo no sé y lo que yo no s酘
El jardín donde fui forzado a entrar en mi adolescencia es el jardín de la premonición…˜ Yo fui promovido…˜ no es yo quien se movió…˜ Yo fui conmovido…˜ no es yo quien quiso…˜ Fue un querer otro que mi querer el que quiso que yo entrara en el jardín de la preciosa tensión…˜ Desde entonces no descanso ni quiero…˜ Mi descanso es no descansar siguiendo el rastro…˜ como hipnotizado…˜ como hechizado…˜ Es una atracción irresistible…˜ incontenible…˜ bellísima…˜ 

Gaudapada

Gaudapada

Gaudapada fue, por tradición, el abuelo filosófico de Shankara. Su Karika sobre la Mandukya Upanishad es la más antigua exposición sistemática conocida de Advaita Vedanta. Gaudapada muestra claros signos de familiaridad con la filosofía budista, y tanto su lenguaje como su doctrina se acercan en muchos casos a los originales budistas. Esto ha llevado a muchos eruditos a especular que Gaudapada mismo fue originalmente un budista.

Sri Sankaracharya

Sri Sankaracharya

Srî Sankarâchârya, aunque no el primero, fue el más grande difusor de la doctrina Vedanta No-dualista. Sus obras mantienen toda su frescura expositiva gracias a la claridad y sencillez con que supo construir sus textos.
Al “Maestro Shánkara”, se le suele considerar tanto en la India como fuera de ella el filósofo más importante de toda la historia del pensamiento hinduista, no sólo los círculos intelectuales lo tienen en alta estima sino que el pueblo llano lo adora como un gran santo, una verdadera encarnación del dios Shiva, presente en la narrativa popular y la imaginería religiosa.

Sri Ranjit Maharaj

Sri Ranjit Maharaj

Sri Ranjit Maharaj nació el 4 de enero de 1913. A la edad de 12 años encontró a su Maestro, Siddharameshwar Maharaj, un gran Maestro casi desconocido en su propia época. Siddharameshwar Maharaj murió a la edad de 48 años, en 1936. Ranjit Maharaj no comenzó a enseñar hasta 1983, a la edad de 70 años, cuando un número creciente de buscadores se presentaban a su puerta. Lo que distingue sus enseñanzas es su simplicidad y su inmediatez. En esta tradición se sintió que la enseñanza debía estar disponible para todos, con ejemplos cotidianos, y sin conceptos complicados. Las vidas de estos dos maestros tienen características similares. Hay una abertura a todos y sus vidas personales son simples, sin consideración por el confort físico o la adulación. Ranjit Maharaj ha vivido en el mismo apartamento de una sola habitación durante 55 años, y sólo ha dejado la India cuando fue invitado a enseñar en occidente por sus estudiantes occidentales. Los tres aspectos principales de la enseñanza son: 1º la comprensión a través de los diálogos, 2º la meditación del mantra, y 3º el culto.

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Sri Nisargadatta Maharaj

Sri Nisargadatta Maharaj nació en Bombay en 1897. Sus padres, que le dieron el nombre de Maruti, tenían una pequeña granja en la aldea de Kandalgaon y fue allí donde pasó sus primeros años. En 1924 contrajo matrimonio, haciéndose más tarde comerciante de cigarrillos en Bombay donde él y su esposa formaron una familia. Desde la temprana infancia había mostrado un agudo interés en los asuntos espirituales, y sus conversaciones con hombres de santidad aguzaron su mente inquisitiva y encendieron en él un fuego espiritual. A la edad de 34 años encontró a su Gurú y tres años más tarde se realizó a sí mismo, tomando el nombre de Nisargadatta. Continuó viviendo la vida de un comerciante indio ordinario pero sus enseñanzas, que expuso en su obra maestra I Am That y que están arraigadas en la antigua tradición upanishádica, constituyen una significativa ruptura filosófica con el pensamiento contemporáneo. Hasta su muerte en 1981, devotos de todo el mundo han viajado para oír el mensaje único de Sri Nisargadatta Maharaj.

Michael James

Michael James

Michael James conoció las enseñanzas espirituales de Bhagavan Sri Ramana en 1976 mientras viajaba alrededor de la India buscando algo que diera un significado y propósito a su vida. Lo poco que escuchó al principio, acerca de la vida y enseñanzas de Sri Ramana, despertaron su interés, así que Michael decidió visitar Tiruvannamalai (la ciudad al sur de la India donde Él vivió durante cincuenta y cuatro años) para aprender más, y donde terminó viviendo los veinte años siguientes.
Al poco tiempo de estar en Tiruvannamalai encontró la ayuda de Sri Sadhu Om quien le ofreció respuestas simples y claras acerca de la filosofía y la práctica de las enseñanzas de Sri Ramana. Durante los más de ocho años que pasó en compañía de Sri Sadhu Om, pudo bajo su clara dirección estudiar minuciosamente y en profundidad todas las escrituras originales del tamil de Sri Ramana, y otros trabajos importantes tales como Gurú Vachaka Kovai, que es el registro más comprensivo y profundo de los dichos de Sri Ramana, compilados en la forma de versos tamiles por su primer discípulo, Sri Muruganar. De esta manera, Michael tuvo una oportunidad única de conseguir penetrar profundamente en la enseñanza de Sri Ramana, aprendiendo directamente de los textos originales en su tamil original con la ayuda y la dirección personal de uno de sus discípulos más cercanos (término que no sólo significa que fueron bendecidos para vivir cerca de Él físicamente, sino que siguieron sus enseñanzas lo más de cerca posible y fielmente).
Habiendo trabajado tan estrechamente con Sri Muruganar y con su extensa obra poética, Sri Sadhu Om tenía una comprensión muy íntima de todos sus versos, así que cuando Michael le ayudó a traducir al inglés el Gurú Vachaka Kovai, él fue capaz de explicarle el fondo de muchos de los versos, e indicarle todas las implicaciones sutiles contenidas en cada uno de ellos. De la misma manera, arreglando los versos de Sri Ramana Jnana Bodham, él le explicaba a menudo su significado profundo y sutil.
Lamentablemente, Michael, no fue capaz por entonces de registrar por escrito todas estas explicaciones. Sin embargo, toda esta enseñanza penetró profundamente en su mente, construyendo una base firme de profunda comprensión, que ahora es capaz de compartir con otros a través de sus actuales escritos tales como La Felicidad y El Arte de Ser, con el único propósito de guiarnos y animarnos en nuestra búsqueda práctica de la experiencia directa, inmediata, no-dual y absoluta del auto-conocimiento verdadero.

La Realización Metafísica

La Realización Metafísica
(Capítulo X del libro: Introducción General al Estudio de las Doctrinas Hindúes)

Al indicar los caracteres esenciales de la metafísica, hemos dicho que constituye un conocimiento intuitivo, es decir, inmediato, que se opone en eso al conocimiento discursivo y mediato del orden racional. La intuición intelectual es incluso más inmediata aún que la intuición sensible, ya que está más allá de la distinción del sujeto y del objeto que esta última deja subsistir; es a la vez el medio del conocimiento y el conocimiento mismo, y, en ella, el sujeto y el objeto están unificados e identificados. Por lo demás, todo conocimiento no merece verdaderamente este nombre sino en la medida en que tiene por efecto producir una tal identificación, pero que, en cualquier otro caso, permanece siempre incompleto e imperfecto; en otros términos, no hay otro conocimiento verdadero que el que participa más o menos en la naturaleza del conocimiento intelectual puro, que es el conocimiento por excelencia. Todo otro conocimiento, al ser más o menos indirecto, no tiene en suma más que un valor sobre todo simbólico o representativo; no hay otro conocimiento verdadero y efectivo más que el que nos permite penetrar en la naturaleza misma de las cosas, y, si una tal penetración puede tener lugar ya hasta un cierto punto en los grados inferiores del conocimiento, no es sino en el conocimiento metafísico donde ella es plena y totalmente realizable.

La consecuencia inmediata de esto, es que conocer y ser no son en el fondo más que una sola y misma cosa; son, si se quiere, dos aspectos inseparables de una realidad única, aspectos que, verdaderamente, ya no podrían distinguirse siquiera ahí donde todo es «sin dualidad». Eso basta para volver completamente vanas todas las «teorías del conocimiento» con pretensiones pseudometafísicas que tienen un lugar tan grande en la filosofía occidental moderna, y que a veces tienden incluso, como en Kant por ejemplo, a absorber todo lo demás, o al menos a subordinárselo; la única razón de ser de este género de teorías está en una actitud común a casi todos los filósofos modernos, y que, por lo demás, ha salido del dualismo cartesiano, actitud que consiste en oponer artificialmente el conocer al ser, lo que es la negación de toda metafísica verdadera. Esta filosofía llega así a querer sustituir el conocimiento mismo por la «teoría del conocimiento», y, por su parte, eso es una verdadera confesión de impotencia; a este respecto, nada es más característico que esta declaración de Kant: «Después de todo, la mayor y quizás la única utilidad de toda filosofía de la razón pura es exclusivamente negativa, puesto que no es un instrumento para extender el conocimiento, sino una disciplina para limitarle»[1]. ¿No equivalen tales palabras a decir simplemente que la única pretensión de los filósofos debe ser imponer a todos los límites estrechos de su propio entendimiento? Por lo demás, ese es el inevitable resultado del espíritu de sistema, que es, lo repetimos, antimetafísico al más alto grado.

La metafísica afirma la identidad profunda del conocer y del ser, que no puede ser puesta en duda más que por aquellos que ignoran sus principios más elementales; y, como esta identidad es esencialmente inherente a la naturaleza misma de la intuición intelectual, no sólo la afirma, sino que la realiza. Al menos esto es verdad para la metafísica integral; pero es menester agregar que lo que hubo de metafísica en Occidente parece haber permanecido siempre incompleto bajo este aspecto. No obstante, Aristóteles planteó claramente en principio la identificación por el conocimiento, al declarar expresamente que «el alma es todo lo que ella conoce»[2]; pero ni él ni sus continuadores parecen haber dado nunca a esta afirmación su alcance verdadero, sacando de ella todas las consecuencias que implica, de suerte que ha permanecido para ellos algo puramente teórico. Eso es mejor que nada, ciertamente, pero no obstante es muy insuficiente, y esta metafísica occidental se nos aparece como doblemente incompleta: lo es ya teóricamente, puesto que no va más allá del ser, como lo hemos explicado precedentemente, y, por otra parte, no considera las cosas, en la medida misma en que las considera, más que de una manera simplemente teórica; la teoría se presenta en ella en cierto modo como bastándose a sí misma y como siendo su propio fin, mientras que, normalmente, no debería constituir más que una preparación, por lo demás indispensable, en vista a una realización correspondiente.

Es menester hacer aquí una precisión sobre el tema de la manera en que empleamos esta palabra «teoría»: etimológicamente, su sentido primero es el de «contemplación», y, si se tomara así, se podría decir que la metafísica toda entera, con la realización que implica, es la «teoría» por excelencia, únicamente, el uso ha dado a esta palabra una acepción algo diferente, y sobre todo mucho más restringida. Primeramente, se ha tomado el hábito de oponer «teoría» y «práctica», y, en su significación primitiva, esta oposición, al ser la de la contemplación y la acción, también estaría justificada aquí, puesto que la metafísica está esencialmente más allá del dominio de la acción, que es el de las contingencias individuales; pero el espíritu occidental, al estar vuelto casi exclusivamente del lado de la acción, y al no concebir ninguna realización fuera de está, ha llegado a oponer generalmente teoría y realización. Por consiguiente, es esta última oposición la que aceptamos de hecho, para no apartarnos del uso recibido, y para evitar las confusiones que podrían provenir de la dificultad que se tiene para separar los términos del sentido que se está habituado a atribuirles con razón o sin ella; no obstante, no llegaremos hasta cualificar de «práctica» a la realización metafísica, ya que esta palabra ha permanecido inseparable, en el lenguaje corriente, de la idea de acción que expresaba primitivamente, y que aquí no podría aplicarse de ninguna manera.

En toda doctrina que es metafísicamente completa, como lo son las doctrinas orientales, la teoría va siempre acompañada o seguida de una realización efectiva, de la que es sólo la base necesaria: ninguna realización puede ser abordada sin una preparación teórica suficiente, pero la teoría toda entera está ordenada en vista de la realización, como el medio en vista del fin, y este punto de vista se supone, al menos implícitamente, hasta en la expresión exterior de la doctrina. Por otra parte, la realización efectiva puede tener, además de la preparación teórica y después de ella, otros medios de un orden muy diferente, pero que, ellos también, están destinados a proporcionarle un soporte o un punto de partida, que no tienen en suma más que un papel de «ayudas», cualquiera que sea, por lo demás, su importancia de hecho: esa es, concretamente, la razón de ser de los ritos de carácter y de alcance propiamente metafísicos cuya existencia hemos señalado. No obstante, a diferencia de la preparación teórica, estos ritos no se consideran nunca como medios indispensables, no son más que accesorios y no esenciales, y la tradición hindú, donde tienen no obstante un lugar importante, es completamente explícita a este respecto; pero, por su eficacia propia, facilitan enormemente la realización metafísica, es decir, la transformación de ese conocimiento virtual que es la simple teoría en un conocimiento efectivo.

Estas conclusiones pueden parecer ciertamente muy extrañas a los occidentales, que no han considerado nunca ni siquiera la simple posibilidad de algo de este género; y, sin embargo, a decir verdad, se podría encontrar en occidente una analogía parcial, aunque bastante lejana, con la realización metafísica, en lo que llamaremos la realización mística. Queremos decir que en los estados místicos, en el sentido teológico de esta palabra, hay algo efectivo que hace de ellos algo más que un conocimiento simplemente teórico, aunque una realización de este orden sea una realización forzosamente limitada. Por eso mismo de que no se sale del modo propiamente religioso, no se sale tampoco del dominio individual; los estados místicos no tienen nada de supraindividual, no implican más que una extensión más o menos indefinida de posibilidades únicamente individuales, que, por lo demás, van incomparablemente más lejos de lo que se supone ordinariamente, y sobre todo de lo que son capaces de concebir los psicólogos, incluso con todo lo que se esfuerzan en hacer entrar en su «subconsciente». Esta realización no puede tener un alcance universal o metafísico, y permanece siempre sometida a la influencia de elementos individuales, principalmente de orden sentimental; ese es el carácter mismo del punto de vista religioso, pero aún más acentuado que en cualquier otra parte, como ya lo hemos señalado, y es también, al mismo tiempo, lo que da a los estados místicos el aspecto de «pasividad» que se les reconoce bastante generalmente, sin contar que la confusión de los dos órdenes, intelectual y sentimental, puede ser en ellos frecuentemente una fuente de ilusiones. En fin, es menester advertir que esta realización, siempre fragmentaria y raramente ordenada, no supone ninguna preparación teórica: los ritos religiosos juegan en ella ese papel de «ayudas» que juegan en otra parte los ritos metafísicos, pero es independiente, en sí misma, de la teoría religiosa que es la teología; eso no impide, por lo demás, que los místicos que poseen algunos datos teológicos se eviten muchos de los errores que cometen aquellos que están desprovistos de ellos, y que sean más capaces de controlar en una cierta medida su imaginación y su sentimentalidad. Tal cual es, la realización mística, o en modo religioso, con sus limitaciones esenciales, es la única que es conocida en el mundo occidental; podemos decir también aquí, como hace un momento, que eso es mejor que nada, aunque esté muy lejos de la realización metafísica verdadera.

Hemos tenido que precisar este punto de vista de la realización metafísica, porque es esencial para el pensamiento oriental, y, por lo demás, común a las tres grandes civilizaciones de las que hemos hablado. No obstante, no queremos insistir demasiado en ello en esta exposición, que debe forzosamente permanecer más bien elemental; así pues, en lo que concierne especialmente a la India, no le consideraremos sino en tanto que sea estrictamente inevitable hacerlo, ya que este punto de vista es quizás aún más difícil de comprender que cualquier otro para la generalidad de los occidentales. Además, es menester decir que, si la teoría puede ser expuesta siempre sin reservas, o al menos bajo la única reserva de lo que es verdaderamente inexpresable, no sucede lo mismo con lo que toca a la realización.

[1] Kritik der reinen Verunuft, ed. Harteustein, p. 256.

[2] De Anima.

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