Luna Roja

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2005 1:28

RUKSÁS MÁNNU
LA LUNA ROJA
Iria Ciekca Schmidt

LA MITOLOGÍA SAAME – LOS CUENTOS DE LA LUNA ROJA(RUKSÁS MÁNNU):
Rika-Maia (Rijkuo-Maja)
Las Hijas de Dios (Mátta ráhku nieiddat)

Los cuentos de la luna roja
Este proyecto comenzó hace aproximadamente diez años, durante un viaje a Holanda. Por primera vez en mi vida vi libros y estudios sobre los saame, el pueblo autóctono de Laponia; sobre la mitología, los símbolos de los tambores de los chamanes, el espíritu de los saame  y sus relaciones con los dioses y con el Universo. Este proyecto es un viaje que narra la pérdida y la búsqueda de identidad, la historia de mi propio pueblo y, a la vez, mi propia historia. En él he incluido dos cuentos: “Rika-Maia”; una bruja del siglo XVII del Norte de Suecia, y “Las Hijas de Dios”; un cuento sobre las diosas del pueblo saame

Historia
En el siglo XVII empezaron las cazas de brujas en Suecia-Finlandia y en Dinamarca-Noruega. Los saame fueron convertidos al cristianismo a la fuerza. Los chamanes fueron criminalizados. Se secuestraron sus tambores y se iniciaron actos jurídicos contra ellos. Invadidos por el miedo, los saame destruyeron sus tambores y los escondieron en los cimientos de sus viviendas o en las cuevas de los montes. Se han encontrado unos 70 tambores conservados, la mayoría de ellos en Suecia y 3 en Finlandia. Los tambores de los chamanes formaban parte de los ritos de los saame, en los cuales el chamán era el personaje principal. El tambor era una parte esencial de la mitología y de los rituales chamanísticos. Era un instrumento a través del cual se conversaba con los dioses. El tambor representaba el espíritu del chamán y sus símbolos eran muy personales – un secreto entre el ser humano y el dios. En la cosmovisión saame, el chamán tenía un papel importante como transmisor de la cultura y de la herencia espiritual de su pueblo. El chamán era el curandero y el intérprete de las señales de la naturaleza, el líder espiritual. Él no elegía su papel sino que aceptaba este regalo de los espíritus como una vocación y una carga pesada. El pueblo saame ha dibujado más símbolos en la superficie de los tambores que cualquier otro pueblo practicante del chamanismo. El lado de los símbolos del tambor estaba a la vista de todos. Sin embargo, su parte interior pertenecía exclusivamente a su dueño. Contenía el saber esotérico que el chamán transmitía a su sucesor. Las personas que utilizaban los tambores conocían, de manera empírica, la situación y los movimientos constantemente variables del sol, de la luna, de la Vía Láctea, y de las estrellas del macrocosmo.

Pensamientos
Soy consciente de que estoy pisando por un campo de minas. Este tema ha sido, y sigue siendo, un tabú por razones religiosas. Es un tabú entre los saame, puesto que no se ha logrado prohibir la religión natural. La Iglesia todavía lo considera como pecado. Hay que guardar silencio sobre lo que no se puede hablar. La fiebre por la tecnología amenaza con destruir la vida y la cultura de todos los pueblos indígenas – lo que prácticamente ya es un hecho.

Símbolos
He intentado encontrar un lenguaje metafórico que, de algún modo, exprese algo sobre el origen; algo que nos transmita la perspectiva del tiempo y el mensaje original desmañado y “primitivo”. El retumbar de los tambores. El lenguaje de los símbolos, que no siempre agrada al ser humano moderno.

Temas:
Báiki: Un lugar en el corazón, un lugar en el mundo.     
Sáiva: Las aguas bajo el control de los espíritus.
Ruksás Mánnu: La luna roja, los cuentos aún se cuentan.

LA  LUNA ROJA…

“De la misma manera que la luna refleja la luz que recibe del sol.

En estas obras mías no intento contar nada, sino ir reflejando los confines de lo visible y lo invisible.
Me he apoyado en la mitología como un reflejo.

Como un espejo, las imágenes reflejan el presente pasado, y, tal vez, el futuro.
Ha de existir el mundo de los espíritus; visible, invisible, y reflejante. En el momento en que piensas que has visto algo, ya ha desaparecido, como si miraras la superficie del agua.
Alguien ha oído alguna vez los cuentos de la luna roja, alguien ha olvidado algunos.
Sin embargo, siguen viviendo en las mentes, como un reflejo.

Si oyes, desde lejos, el retumbar hueco de un tambor, me alegraré.”

Iria Ciekca Schmidt

La leyenda de Rika-Maia

La mayoría de los brujos eran hombres, pero también había mujeres que se hicieron brujas. Una de estas brujas poderosas era Rika-Maia, una lapona que vivió de 1660 a 1756 en Mausjaur, más allá de Arvidsjaur, en el Norte de Suecia.

Según las leyendas, esta bruja era extraordinariamente rica, y era proprietaria de una gran manada de renos. Era una bruja muy potente, que poseía grandes poderes mágicos. Dicen que Rika-Maia tenía buenas relaciones con Tiermes, el dios de la tormenta. El dios de la tormenta planeaba por los aires en ropa azul y hacía pedazos los montes de Laponia con su martillo. Era el dios del agua y del fuego.

Rika-Maia sacrificaba renos al dios de la tormenta. Durante el sacrificio enterraba los renos de manera que sólo se veían sus cuernos. Si luego se oía el trueno, significaba que se había recibido el sacrificio con satisfacción.

Se dice que, una vez, alguien intentó robar los cuernos de un reno sacrificado, pero entonces le mató la tormenta.

Los sacrificios se hacían en un lugar que se llamaba el Pantanal de la Tormenta, a las afueras de Arvidsjaur.

Una vez se encendió un violento incendio forestal que amenazaba los pastizales de los renos de Rika-Maia. Entonces, Rika-Maia, que se había quedado ciega al llegar a la vejez, pidió que su sirviente la llevara al río Mausjaur. Ahí vadeó un largo trayecto y echó un velo sobre su cabeza. Luego empezó a silbar y a lanzar agua mientras tocaba su tambor. Entonces surgió un nubarrón de la nada y empezó un aguacero que extinguió el incendio.

Antes de su muerte, Rika-Maia pidió que la enterraran en el Storberget (el gran monte) a fin de que pudiera oír el ruido de los cascos de sus renos cuando estuviera tendida en su tumba. Amenazó, si no se realizara su deseo, con destrozar toda su manada de renos.

Cuando se murió Rika-Maia, según su yerno, hubiera sido demasiado pagano enterrarla en el monte, y, por consiguiente, la enterraron en un cementerio.

El año siguiente fue un año difícil de cría de renos y las manadas de renos fueron yendo más y más lejos, y bajaron hasta el litoral del Océano Antártico. No se pudo hacer parar a los renos, que al final llegaron hasta el océano y se desaparecieron en el hielo, donde perdieron su vida.

De esa manera, se hizo realidad la amenaza de Rika-Maia. Hoy en día, el monte donde quería ser enterrada la bruja se llama Kärringberget (el monte de la mujeruca).

Las Hijas de Dios

Las diosas en la religión precristiana de los saame

Los saame han tenido muchos dioses. Cada dios tenía su propio papel importante. El dios del mundo, Mailmen Radien, era considerado como el dios principal.

Mailmen Radien era el dios de la fertilidad muy potente que mantenía el orden en el mundo. Él decidía la suerte de los renos, y también controlaba las acciones de ciertos dioses. Se le sacrificaban, en rituales sangrientos, por ejemplo, órganos genitales de los renos. Tanto las mujeres como los hombres podían rendir culto a Mailmen Radien.

Entre otros dioses se encontraban Tiermes (Horagállis), el dios de la tormenta, Bieggaolmmái, el dios del viento y del tiempo, y Beaivvi nieida, el dios del sol muy exigente, al que había que sacrificar renos blancos. El dios de la luna era Mánnu. La luna y el sol tenían significados muy importantes en la mitología saame. Eran antagónicos tanto en lo bueno como en lo malo. Mientras que la luz, el calor y la fertilidad eran símbolos del sol, la luna, a su vez, era la hora en que vagabundeaban los espíritus malos.

Las mujeres tenían sus propias diosas especiales. Se llamaban las diosas Áhkká. Había cuatro diosas Áhkká: Máttaráhkká, que era la madre de las madres. Ella tenía tres hijas; Sáráhkká, Juksáhkká y Uksáhkká. Se creía que las diosas Áhkká eran espíritus de los difuntos que tenían poder tanto en la vida como en la muerte. Incluso la gobernante del reino de los muertos, Jábmiidáhkká, era una diosa Áhkká.

Durante el nacimiento de un niño se necesitaban todas estas diosas. Máttaráhkká, Sáráhkká, Juksáhkká, y Uksáhkká eran las diosas más importantes en una tienda lapona. Cada diosa tenía su propio sitio en la tienda, debajo del suelo.

Durante el nacimiento de un niño, el dios supremo, Mailmen Radien (Vearalden Olmmái), manda el espíritu a la diosa Máttaráhkká, que le da la vida. Es la protectora más alta de los vivientes. Máttaráhkká, por su parte, traspasa el espíritu a sus hijas, y así entra este espíritu vivo en el cuerpo de una mujer. Luego deciden Juksáhkká y Sáráhkká lo que va a ser de esta vida; si va a ser una niña o un niño.

Sáráhkká cría la carne alrededor del espíritu en la matriz y se ocupa de que vaya bien el parto. Si le sacrifican algo, ayuda también con los problemas de la menstruación. Sáráhkká vive en el centro de la tienda, debajo del fogón. Protege a la gente que vive en la tienda, también al padre. Sáráhkká se representa con una ramita bifurcada en la mano, que simboliza su capacidad de abrir y ayudar a las mujeres en el parto.

La diosa Juksáhkká protege a la madre y al niño. Una de sus responsabilidades es también definir el sexo del niño. Se representa con un arco en la mano, que es el símbolo del sexo masculino. Puede transformar a las niñas en niños. Y si acepta el sacrificio, manda al niño al dios Leaibolmmái, el dios de la caza.

Uksáhkká está de guardia en la puerta; es su sitio en la tienda. Se representa con un bastón en la mano. Cuida al niño después de su nacimiento. Uksáhkká es la cuidadora del niño, que le previene de caerse ni golpearse cuando está aprendiendo a andar.

Tal vez la más popular y la más querida de estas diosas Áhkká era la diosa Sáráhkká. Se le pedía ayuda y se le rezaba. No sólo las mujeres sino también los hombres la veneraban. Se le sacrificaba todo tipo de comida y bebida.

Durante la celebración de nacimiento de un niño, antes del parto, las mujeres bebían vino y comían papilla de Sáráhkká. A Sáhrákká se le sarificaban crías de reno, perros, pájaros, etc.

Cuando el niño era pequeño, sus dioses más cercanos eran Máttaráhkká y sus tres hijas. Las chicas y las mujeres las mantenían como sus diosas durante toda su vida.

Los chicos adaptaron otros dioses cuando empezaron a seguir a sus padres en los bosques para aprender a criar renos, pescar, y cazar.

¿Podría ser que los dioses masculinos estaban durmiendo mientras las diosas eran activas? Se ocupaban de que la vida continuara de generación en generación.

En el reino de los muertos Jábmiidáhkká mide la longitud de la vida. En la muerte el espíritu va al reino de los muertos -no se muere. Simplemente deja al cuerpo y pasa a otro estado, a otra existencia.

Estas diosas, Máttaráhkká y sus hijas, representaban poderes positivos y se especializaban en la ayuda de los seres humanos y, particularmente, en la ayuda de las mujeres.

ENSAYO SOBRE ALGUNOS MITOS Y RITOS SELK’ NAMS

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2005 1:21

ENSAYO SOBRE ALGUNOS MITOS Y RITOS SELK’ NAMS
Por Anne M. Chapman

Anne Chapman es autora de célebres investigaciones sobre los selk’ nams u onas. En Los onas, editorial Emecé, ha estudiado profusamente el ritual ona del hain. Aquí, la antropóloga francesa bucea en diversos aspectos simbólicos de algunos mitos del desaparecido pueblo de la Isla Grande de Tierra del Fuego, pueblo creador de una de las más ricas mitologías de la historia.   

    “¿A dónde se fueron las mujeres que cantaban como los tamtam (canarios)? Había muchas mujeres. ¿A dónde se fueron?”, me preguntó un día Lola Kiepja, la última selk’nam de Tierra del Fuego que vivió como indígena. Eso fue en mayo de 1966 cuando estuve viviendo con ella cerca del Lago Fagnano en lo que era entonces la reserva indígena. Lola falleció pocos meses más tarde a la edad aproximada de 90 años. Desde su muerte el 9 de octubre de 1966 hasta la fecha, 15 de agosto de 1973 han muerto cuatro hombres de ascendencia selk’nam. En la Isla Grande, Tierra del Fuego, quedan en vida cinco personas de madre indígena y cuatro más que hablan aún el idioma de sus padres, o sea Angela Loij, una mujer dulce y sonriente; Luis Garibaldi Honte, el mayor de todos; Federico Echelaite, trabajador de estancia y Augustín Clemente, de madre selk’nam (1) y padre yámana (yahgan). Y aún vive Leticia Ferrando cuyo padre era selk’nam y la madre alakaluf. Hay varias personas en la Patagonia y aún en Buenos Aires de ascendencia selk’nam. Son los que quedan de un grupo que se estimó en 3.500 o 4.000 individuos antes de la llegada de los blancos a la Isla Grande por el año 1880 (2). Pese a los esfuerzos bien intencionados de los misioneros salesianos y otros blancos como los hijos del misionero T. Bridges, los selk’nam desaparecieron a raíz del encuentro con los blancos. Fueron asesinados, murieron de enfermedades aportadas por los blancos y fueron deportados fuera de la zona. Otros sucumbieron en luchas fraticidas de los últimos veinte años del siglo pasado y principio de éste.
Los selk’nam eran un pueblo de tipo paleolítico. Fabricaban herramientas de piedra, hueso y madera y vivían de la naturaleza, sin cultivar la tierra. Una actividad capital para ellos era la caza, pues comían sobretodo guanacos y varias especies de roedores, se vestían con pieles de estos dos animales, además de la del zorro. Hacían sus toldos de pieles de guanaco. Recogían moluscos, huevos, bayas, ciertas raíces, semillas y hongos. Cazaban pájaros y focas; pescaban en las lagunas y por las playas y aprovechaban ballenas encalladas. A menudo cambiaban de campamento: el hombre iba adelante, sosteniendo el arco con el brazo y el carcaj con las flechas sobre el hombro. Lo seguía su mujer cargada de todos los objetos domésticos y a menudo de un bebé atado a la espalda en una tabla-cuna. Detrás iban los niños y los viejos. Las marchas se hacían por terrenos conocidos. Las paradas estaban previstas según la caza o la pesca que se esperaba encontrar. Conocían a fondo su isla y dieron nombres a todos los relieves topográficos. Familias extendidas (de tres o cuatro generaciones) patrilincales y patrilocales, ocupaban un terreno específico llamado haruwenh, cuyos límites eran respetados (generalmente) por los vecinos (3).
Los que habitaban terrenos muy apartados unos de otros, se conocían por lo menos de vista o de oídas, Pues tenían muchas oportunidades de reunirse. Cuando encallaba una ballena los primeros en llegar encendían dos fuegos como señal para que todos los que alcanzaran a verlos acudiesen a participar del despedazamiento del animal. Se reunían para celebrar competencias: largas carreras a pie, luchas cuerpo a cuerpo o para probar su destreza contra un voluntario que saltaba sin cesar tratando de esquivar las flechas, despuntadas para esa ocasión. Cuando moría una persona renombrada, la gente se dirigía a su haruwenh al ver la tierra quemándose en señal de luto, para expresar su pesar por medio de cantos y otros ritos. El trueque atraía también a gentes que vivían a veces muy lejos unos de otros: se intercambiaban piedras para encender el fuego, para hacer herramientas, maderas para fabricar arcos, flechas, soportes de toldos, plumas decorativas para tocas, grandes caracoles para extraer agua, caracolitos que se arreglaban en forma de collares, etc.
Otro tipo de “encuentro” eran los combates que duraban uno o dos días o solamente algunas horas pero que, a pesar de su brevedad, eran a veces mortíferos para los hombres. Los vencedores solían llevar las mujeres de los vencidos para incorporarlas a su grupo aunque a menudo las mujeres así raptadas lograban escapar y volver con los suyos.
Los chamanes, llamados xo’on hacían reuniones públicas para discutir las tradiciones místicas y realizar competencias de poder espiritual y cantaban y recitaban las tradiciones místicas en estado de trance. Una de las pruebas culminantes y más promágico. Los xo’on más renombrados digiosas de los xo’on consistía en introducir una flecha con punta de madera bajo la piel, justo debajo de la clavícula y, arrastrándola paulatinamente a través del pecho, hacerla salir a la altura de la cintura, sin sangrar. Otra ocasión de reunión de aún mayor significación cultural era la ceremonia conocida como el hain. Muchas familias de distintos haruwenh se dirigían a un lugar predeterminado para iniciar a los varones púberes y hacerlos pasar a la categoría de adultos mediante la ceremonia del hain, que, normalmente, duraba de dos a tres meses. Y si el hain era una ceremonia de iniciación, era a la vez el eje cultural y psicológico de la sociedad: simbolizaba en una compleja síntesis, el razonamiento y la razón de ser de la existencia comunal e individual.
Entre los símbolos la Luna se sitúa en el centro del eje lógico de ese pensamiento. No es simplemente el símbolo de la mujer como tampoco el Sol lo es el del hombre. Su “función” en el esquema conceptual es compleja. Es “ella” que crea el drama de los orígenes, del pasado mitológico, y es a través de su transfiguración de mujer terrestre en mujer celeste que los selk’nam se explican el porqué de su existencia presente y aprehenden la amenaza del futuro: amenaza de muerte por el individuo, amenaza de desequilibrio por la sociedad. Más adelante volveremos sobre este aspecto de nuestro análisis.
Luna es la esposa cuyo marido (Sol) no logra alcanzar. El símbolo de la sociedad es Sol, así el día es luminoso. Aunque Luna aclara parcialmente la noche, de ella emana un peligro intangible. Ella se pone en eclipse para mostrarse amenazante. Y durante estos momentos los chamanes (xo’on), los demás hombres y las mujeres se reúnen para rendirle homenaje, para apaciguar su rencor y asegurarse que mañana será igual que hoy, que Sol reinará en todo su esplendor y que la Luna cambiante e iracunda, se conformará con huir en la noche.

Mitos: Cuando los dioses habitaban la tierra

Luna es Sho’,On Tam, la hija del Cielo, su hermana es Nieve. Su esposo, Sol, es hermano de Viento. Nieve, el hermano de la Luna, se casó con la hermana de Lluvia.
Luna (Kre) y Nieve (Xoshé) pertenecen al Sud. Sol (Kren) y Viento (Shenu) son del Oeste. Lluvia (Chalu), Mar (Ko’oh) y su hermana Tempestad (O’oké) son del Norte. Este, lugar de la cordillera resbaladiza era el “centro” del universo y la sede del poder chamánico. Allí está Temukel, Palabra, el más poderoso de todos.
En la era mítica que se llama hówenli, todas estas fuerzas, lo mismo que algunas estrellas, habitaron la tierra y fueron poderosos chamanes. Y esa “gente” de la era de hówenh se llaman los hówenh. Cuando se originó el mundo actual y la sociedad humana, la mayor parte de los hombres y de las mujeres howenh fueron transformados en los animales, cordilleras, corros y acantilados, pampas y valles, lagos y lagunas de la tierra, o sea en lo que se conoce hoy en día como la Isla Grande, Tierra del Fuego. Uno de los hówenh se convirtió en arco iris. Tanto antes como después de la metamorfosis, todos pertenecían a uno de los cuatro cielos (sho’on), como pertenecían también todos los humanos, los selk’nam, por transmisión patrilineal.
Al igual que los selk’nam después, los hówenh tuvieron sus territorios bien delimitados, sus har wenh. Toda la isla estaba dividida entre ellos. El har wenh de Luna, por ejemplo, se llama Apen y se encuentra al sud de la isla, a los pies de una cordillera de nieves eternas donde, desde luego, habitaba también su hermano Nieve.
En la era de hówenh Luna era el chamán más poderoso, con excepción de Palabra. Ella y las demás mujeres dominaron a los hombres. La sociedad hówenh era pues un Matriarcado. Los grandes chamanes hombres: Sol, Viento, Lluvia y Nieve, así como todos los hombres, se ocuparon de las tareas humildes: de llevar las cargas cuando las familias se desplazaban, de cocinar, de vigilar a los bebés y a los hijos pequeños, de traer el agua para el uso doméstico, etc.
Las jóvenes hówenh accedían a la posición social de mujer adulta por medio del rito a lo cual aludimos, llamado ha¡ . A la choza ceremonial, una gran construcción cónica hecha de troncos, también se le decía hain. En preparación a la ceremonia ciertas mujeres hówenh, ya iniciadas, se disfrazaban de espíritus, usando altas máscaras hechas de corteza de árbol o cuero de guanaco que les llegaban hasta los hombros o hasta las rodillas. Otros espíritus eran representados por mujeres cuyos cuerpos se pintaban con arcilla roja y blanca y cenizas sobre lo cual se trazaba dibujos geométricos, símbolos de su identidad. Un espíritu se cubría de plumones blancos pegados al cuerpo desnudo y su máscara. Los maquillajes, las máscaras y los movimientos del cuerpo traducían con tal exactitud la imagen de los espíritus que los hombres, hówenh, espectadores pasivos, confundían a los actores con los personajes representados.  Los hombres creían que los espíritus surgían de las entrañas de la tierra y descendían de los cielos para participar de la iniciación de las mujeres jóvenes en el recinto del hain donde ningún hombre podía penetrar y ni siquiera aproximarse. Así cada vez que se celebraba el rito los hombres vieron a los espíritus manifestar su solidaridad con las mujeres y su aprobación por el dominio que ellas ejercían sobre la sociedad hówenh. Así era el orden inquebrantable del universo.
Por lo menos así parecía desde “siempre”, hasta que un día unos hombres hówenh, los que después fueron transformados en Sít, (un ostrero), en Kehke (borotero) y en Chechu (chingolo), todos asociados al cielo del Oeste (el de Sol), se acercaron al hain para espiar (4). Y lograron sorprenderlo a uno de los ,,espíritus” en el acto de disfrazarse. Era uno llamado Mata. Se dieron cuenta enseguida que todos los “espíritus” no eran sino mujeres disfrazadas. Descubierta la verdad, Sit silbó para alertar a los demás hombres. La mujer que iba a representar Mata fue aniquilada allí mismo transformándose en cisne de cuello negro y rostro mitad negro y mitad blanco como ella se estaba pintando para hacer el papel de Matan. Del interior del hain, las demás mujeres oyeron el silbido y enseguida apagaron el fuego sagrado (5). Los tres compañeros se transformaron luego en los pájaros mencionados arriba. Como espías que eran, ahora caminan sin hacer ruido, mirando hacia todos lados y confundiéndose con su medio ambiente. Sit conserva siempre el mismo canto, un silbido de alerta.
El marido de Luna, exasperado por esta revelación, empujó a su mujer al fuego del hogar. Ella logró escaparse al cielo pero no sin que antes su cuñado, Viento, también la arrojara al fuego. Con el rostro seriamente quemado y sintiendo una cólera sin límites, jamás ha dejado de odiar a los hombres. Cuando abandonó la tierra para siempre, convertiéndose en la Luna, su marido se transformó en el Sol y desde entonces la persigue por el cielo intentando atraparla, sin que hasta ahora lo consiga.
Todos los meses la Luna revive este suceso. Aparece llena como en la época de su antiguo poderío aunque desfigurada por las cicatrices (“manchas” lunares) que recuerdan la ofensa irreparable. Entonces disminuye hasta desaparecer para iniciar su nuevo ciclo.
Entonces fue Sol el que enseñó a los hombres a castigar a sus mujeres. Aunque no pudo o no quiso matar a la suya. Luna fue la única mujer hówenh del hain femenino que logró salvarse, Sol hizo matar a su hija Tamtam la hermosa, transformada después en Canario. Y en la sociedad humana las mujeres selk’nam ocuparon el lugar de los hombres hówenh como espectadoras pasivas del hain masculino, ellas entonaban el canto de Tamtam todas las auroras mientras duraba la ceremonia.
Hubo hombres hówenh que trataron de salvar a sus hijas. Cuando Sit alertó a los demás hombres hówenh y reveló que el hain no era sino una farsa de mujeres, los hombres se encolerizaron y tomaron el hain por asalto y masacraron a todas las mujeres. Pero un hombre hówenh Tari (Pato Vapor) quiso defender a su hija que en el momento del asalto se acurrucó entre las piernas de su padre, pero su padre no pudo contra los demás y ella también cayó flechada. Keysaishk (Comorán) luchó contra Karkai (Carancho) para salvar su hija, pero fue en vano.
Los hombres hówenh mataron a todas las mujeres y también a las jóvenes iniciadas pues éstas conocían ya el secreto del hain. El secreto que había sido tan celosamente guardado de los hombres era que los espíritus no eran divinidades sino simples mujeres disfrazadas. Del sexo femenino sólo quedaron las niñas pequeñas, que eran inocentes de la “perfidia” de sus madres y hermanas mayores.
Después de la matanza de las mujeres hówenh, los hombres, niños y niñas partieron -a los confines del mundo, al Este más allá de los mares. Allí permanecieron mucho tiempo llorando a sus mujeres y madres. Cuando las niñas a su vez se convirtieron en mujeres, los hówenh retornaron haciendo un larguísimo viaje. Caminaron durante “siglos”. Pasaron por las cordilleras más allá de los mares, por las del Norte, luego las del Oeste y finalmente volvieron a la tierra por las del Sud.
Los hówenh fundaron entonces el hain masculino. Y en este mismo tiempo vino un hówenh del cielo del Norte trayendo consigo la Muerte. Los hówenh no podían “convivir” con la Muerte puesto que eran ellos los inmortales. Así fue que los más poderosos abandonaron la tierra y se transformaron en astros: las Pléyades, Orión, Venus, etc. Otros de los más poderosos se convirtieron en el Viento, la Lluvia, la Nieve, el Mar, etc. Y el mayor de todos hizo o se hizo la Palabra. Otros los más humildes, se hicieron pájaros, animales, peces, cerros y lagunas, etc. Fue por aquel “entonces” que el primer ser humano, el primer selk’nam, fue creado de un terrón de tierra. Y a partir de entonces los hombres selk’nam guardaban el secreto del hain para dominar a las mujeres. Así que se originó la sociedad humana, la sociedad selk’nam, el Patriarcado.

Ritos: Cuando los selk’nam habitaban la tierra

Desde, probablemente, millares de años atrás y hasta fines del siglo pasado, los jóvenes selk’nam eran iniciados en le hain donde les revelaban que los espíritus del hain eran sólo hombres disfrazados para engañar a las mujeres. A lo largo de los meses que duraba la ceremonia, los klc,keten, o sea los jóvenes iniciantes, debían dejar de ser niños para convertirse en hombres. Esto es el sentido que daban a las duras pruebas físicas y morales que los jóvenes tenían que soportar, como también a la educación que allí les impartían los viejos. Les instruían en las tradiciones de hówenh, a propósito de los orígenes y las transformaciones de todas las cosas del universo. Les enseñaban el comportamiento que debían seguir y las obligaciones familiares y sociales que debían cumplir. Y tenían que confesarse si habían cometido falta contra ese código, durante su niñez.
Para el “espectáculo” que se presentaba a las mujeres durante el transcurso de toda la ceremonia, hombres escogidos especialmente por sus diferentes dones interpretaron los espíritus del hain, unos quince, veinte o más según el número de participantes en el evento. Sin embargo dos espíritus del hain no eran representados por “actores”. Aquí nos ocuparemos solamente de uno, ,cuyo nombre era Xalpen, un espíritu subterráneo que la tradición describía como hembra caníbal, voraz y colérica. Esta no era representada por nadie debido a razones que se verán a continuación.
En la era hówenh, y del hain femenino, fue sobretodo Xalpen quien estremecía de terror a los hombres. Era mitad roca y mitad carne. Cuando emergía de su recinto subterráneo al interior de la choza ceremonial y durante todos los meses que duraba el rito, no cesaba de reclamar carne de guanaco y toda clase de alimentos. Los hombres hówenh fueron obligados a buscarlos y ofrecérselos, tratando así de calmar su apetito insaciable esperando que así ella no exigiría carne “humana”. Ella metía todo lo que los hombres le traían, en un gran bolso que, según se decía, estaba hecho de piel de guanaco y adornado con rayas rojas. En los momentos culminantes de la ceremonia, se desesperaba por comer carne “humana”. En otro artículo esperamos tratar más a fondo este y otros aspectos del rito, pues su descripción merece una atención detenida.
Cuando los hombres hówenh hubieron arrancado el secreto del poder a las mujeres, los recuerdos de éstas se volvieron incomunicables pues ellas fueron transformadas en elementos del cosmos y de la naturaleza o en animales y por lo tanto privadas de la palabra. Y lógicamente Xalpen fue obligada a servir a sus antiguas víctimas, es decir a los hombres, en perjuicio de sus anteriores amas, las mujeres.
En el tiempo “humano”, (pasado el mitológico) al preparar la ceremonia, ciertas veces los hombres fabricaron un Xalpen con una armazón hecha de arcos que rellenaban con hierbas para darle volumen y solidez. Forraban el armazón con cueros de guanaco cosidos y pintados con rayas de arcilla roja. En ciertos momentos del rito, lo asomaban un poco a la entrada del hain para mostrarla a las mujeres esperando así atemorizarlas. Las mujeres la percibían pero de lejos, pues les estaba prohibido acercarse al hain.
En el interior del hain los hombres golpeaban el suelo con pieles de guanaco enroscadas para fingir la cólera de Xalpen y recordar a las mujeres su hambre implacable. Los kloketen entonces salieron a cazar para aportarle comida, mientras las madres de los kloketen, a unos cientos de metros del hain, entonaban súplicas a Xalpen:
“Ahora (los kloketen) están lejos, Las tobillos cansados.
Corazón bueno. Los hombres se empeñan (porque Ud. es) buena.”
La caza duraba días y días. Los kloketen salían y desplomándose bajo el peso de los guanacos, volvían al hain. Pero aún la avidez de Xalpen no disminuía; por el contrario, se excitaba con cada llegada de los kloketen. Hasta que su furia por la carne humana se desencadenaba Y arrojándose sobre ellos los despedazaba uno por uno, desde el cuello hasta el vientre, usando la larguísima uña de su índice. Cuando acababa con uno, sacudía el suelo con un gran golpe. Los hombres aullaban en el interior del hain procurando dominarla a la vez que atontados por la terrible muerte de sus hijos.
Esta escena de horrores era pues la farsa más completa imaginable En realidad los hombres en el interior del hain no se ocupaban sino en hacer los efectos de sonido. Gritaban y golpeaban el suelo representando así el drama para el público (las mujeres). Durante la bulla los kloketen estaban sentados tranquilos unos y quizás preocupados otros, pensando en la angustia de sus madres que les creían devorados por el monstruo femenino.
Las mujeres, afuera, oyendo los gritos de sus maridos, los gemidos de sus hijos y los golpazos de Xalpen se desesperaban y sollozando, cantaban para implorar a Xalpen que tuviera piedad de sus hijos. Y a veces agobiadas por su impotencia, las madres cantaban blasfemias a Xalpen:
“Cabeza de piedra.
Cara enfurecida.”
Y la tierra también temblaba con el furor de Xalpen.
Hasta la aniquilación de esta cultura, hacia fines del siglo pasado, el secreto del hain fue rigurosamente ocultado a las mujeres de todas las edades y a los varones aun no iniciados. Si, por casualidad, una mujer, descubría el secreto, encontraba pronto la muerte, supuestamente embrujada por un chamán, a menos que, sabiendo la verdad, no la dejara entrever.
Si el “personaje” de Xalpen es el símbolo de la mujer que traicione su propio sexo al destrozar y comer los hijos de las mujeres, Luna permanece siempre fiel al suyo, pero tan excesiva es su fidelidad que las mismas mujeres la repudian porque, aunque movida por pasiones diametralmente opuestas a las de Xalpen, comete la misma atrocidad, esto es, ella también “come” a los varones. Así, nos parece, que entre la mística del hain y la de Luna, la sociedad selk’nam resolvía el conflicto que simbólicamente amenazaba su equilibrio: conflicto entre los sexos por el dominio traducido como la derrota del matriarcado mitológico frente al patriarcado real.
Pasemos rápidamente por algunos aspectos del rito lunar.
Desde que el mundo es lo que es, la Luna se pone en eclipse para mostrar que mantiene su cólera en contra de los hombres, como en el primer instante de su humillación. Su rostro entonces se enrojece de la sangre de los hombres muertos sangrándose y de los que morirán así y la tierra aparece como si estuviera empapada en sangre: la Luna está comiendo a los hombres.
Por sus sueños los xo’on (chamanos) sabían cuando la Luna entraría en este estado. Se reunían entonces de dos, tres o más xo’on con gentes de sus haruwenh respectivos. Las mujeres aparecían pintadas con arcilla roja, sus rostros rayados de arcilla blanca, de la nariz a las orejas. Golpeando el suelo con pieles de guanaco enrolladas, cantaban en coro para apaciguar el furor de la Luna:
“Corazón bueno… Mujer de Apen. Luna a cara ancha.”
Los xo’on pintados de una marca redonda y roja en cada mejilla, lucían un tocado, un po’or, de plumas muy finas además de su larga capa de piel de guanaco y miraban la Luna mientras la cantaban:
“Vámonos a la Hija del Cielo.”
Durante el eclipse el xo’on debía visitar a Luna, en espíritu desde luego. Para eso tenía que estar en estado de trance pues solamente así podría liberar su espíritu (waiyuwen) de su cuerpo. Concentrándose en ella, saltaba y cantaba hasta que sentía que su waiyuwen partía al cielo como un Kehe (un halcón). En ese momento entonaba el grito del halcón que es el pájaro que penetra más profundamente en el cielo.
Luna se sentaba en el ángulo Sud (su sho’on, “cielo”) de un espacio delimitado por cuatro troncos de árboles en representación del espacio del universo, los cuatro cuartos del cielo. Cuando el waiyuwen de un xo’on llegaba junto a Luna, ella le hacía saber si tenía o no, derecho a sentarse. Los que tenían permiso de hacerlo debían colocarse en el lugar que les correspondían por su afiliación a uno de los cuatro cielos, exactamente como en la tierra, en el interior de la choza ceremonial, el hain.
Los favorecidos por Luna, los que tenían permiso para sentarse, no morirían en un futuro próximo Pero el xo’on a quien le era negado permiso para sentarse se encontraba colocado en la sombra de Luna, bajo sus rodillas o detrás de ella. Comprendía entonces que estaba condenado. Luna no lo miraba.
En la tierra, el chamán que veía su toca de plumas en la sombra de Luna y las plumas mojadas de sangre, sentía que moriría pronto, que Luna lo había “agarrado”, que lo había embrujado. Su cuerpo temblando, él cantaba:
“Estoy Allá. Mi cabeza está en la sombra.
Estoy agarrado por la Hija del Cielo. Estoy debajo de sus rodillas.
Alguien me matará. Estoy agarrado por la Luna.”
Entonces las mujeres elevaban sus voces en coro, insultándola:
“Luna – cara quemada.
Cara enfurecida.”
Aquel que Luna “comerá”, ella le mostraba una cosa ensangrentada, sea un puñado de hierbas, una punta de flecha, un desgarrón de su capa (6). Ese sería matado en un combate o aniquilado solo. Los que van a sucumbir por una enfermedad, se ven en la sombra de Luna como un halcón sin plumas.
A sus favorecidos Luna les daba una cosa redonda, de piedra, madera o cuero de guanaco. Y cuando su espíritu descendía a la tierra, otro xo’on se acercaba a él y tomaba con la boca, la cosa redonda que la Luna le había dado. Pero el sentenciado por Luna, descendía sin nada.

Creencias

En el tiempo de hówenh, Lechuza era una mujer. Su nombre era K’uumits en tanto que la palabra que significa al ave lechuza es sank’on. Estaba asociada al Sud, como Luna y era originaria de Apen, el territorio de Luna. Su marido Cheip, Gorrión, pertenecía al Oeste, como Sol. El cazaba guanacos pero a ella no le agradaba esa carne. Un día K’uumits mató a su cuñado armada de un arpón (o una lanza), cortó el cuerpo en pedazos y lo asó; pero cuando empezaba a comerlo oyó llegar a su marido.
-¿”Dónde está mi hermano?” Le preguntó a su mujer. -“No lo sé.”
Fue la respuesta.
Buscando a su hermano, el hombre levantó unas mantas (de piel de guanaco) y allí vio una cadera de su hermano. En este instante K’uumits se transformó en Lechuza y voló hacia la noche riendo. Y se ríe siempre por haber podido comer a su cuñado.
Los selk’nam del territorio de Apen (ubicado al sur de río Grande, en la zona de Lago Blanco) fueron llamados kre-unka, “originarios de Luna”. En el siglo pasado antes de la llegada de los blancos a la Isla Grande, allí vivía una mujer llamada Waa-an. Ella no fue xo’on pero en cada eclipse cantaba sola a la Luna. Adoraba a Luna.
El marido de Waa-an la golpeaba mucho. Abrumada por estos abusos, se armó de un arpón. En ese momento llegó su cuñado que le arrancó el arpón y luego de golpearla le dijo:
“¡Ibas a atacar a mi hermano! Eras como tu hówenh, K’uumits. Quieres comer carne humana. Tú desciendes de Luna y por eso eres tan colérica.”
Y la mató. Luego cuando llegó su hermano le dijo:
“Tu mujer iba a matarte para comerte. Era del hówenh peligroso de comedores de gente.”
No obstante su mitología y creencias, los selk’nam no eran antropófagos como tampoco lo eran los demás grupos indígenas de Tierra del Fuego (7).
Como símbolo de un poder nefasto femenino Luna a veces “comía” a sus eternos enemigos, los hombres. Uno de sus últimos “víctimas” fue un xo’on llamado Kau-opr del haruwenh llamado Kamshkin (por un cerro así nombrado que se sitúa cerca de río Moneta en la región fronteriza, Argentina-Chile). Allí en la década del noventa del siglo pasado todavía vivían unos ocho o diez familias. Kau-opr, sea Kamshkinuxo’on había heredado su poder chamánico de su padre quien había sido muerto por los blancos unos años atrás. El vivía con su mujer y seis hijos varones además de sus seis hermanos, dos de los cuales también tenían hijos, con sus tíos, y demás familia. Un día unos blancos llegaron a caballo al campamento, armados y de improvisto, con la intención de llevar las familias a la misión salesiana establecida entonces en la Isla Dawson. No se sabe como ocurrió el primer encuentro pero mataron a varios hombres, Kamshkinu – xo’on entre ellos. Algunos adultos y niños fueron llevados a la misión en tanto que los demás se escaparon. Kamshkinuxo’on se había convencido que iba a ser matado, fuera por un blanco, fuera por otro indio. Durante un eclipse de Luna que ocurrió algún tiempo atrás su espíritu había hecho el “viaje” a Luna. Ella le habría mostrado un puñado de pasto ensangrentado: estaba kre chinen, agarrado de Luna. Comprendió entonces que ella lo iba a “comer” (8). (*)

(*) Fuente:  Este artículo fue publicado originalmente en francés en la revista Objects et Mondes, bajo el título Lune en Terre de Feu. Mythes et rites des Selk’nam, Tomo XII, 1972, pp. 145-158. El texto aquí presentado aquí difiere en algo del original. (A su vez, este texto ha sido previamente editado, en edición digital en Biblioteca virtual de página web de Museo del Fin del Mundo en Ushuaia, Tierra del Fuego, República Argentina.

NOTAS
(1) Aquí no hacemos la distinción entre los selk’nam y los haush. Aunque sus idiomas diferían sus modos de vida eran muy parecidos. (cf. Karukinká, N° 3, 1973, pp. 5-7).

(2) Esta estimación es del Padre Martín Gusinde el etnólogo que más ha estudiado los pueblos indígenas de Tierra del Fuego y quien visitó la zona cuatro veces entre 1918 y 1922. Es el autor de una obra de 1176 páginas, dedicada a una descripción de la cultura selk’nam publicado en Modling bei Wien en 1931, de otra obra de la misma magnitud tratando la cultura vámana (de los Yahganes), de un libro de divulgación “Hombres Primitivos de Tierra del Fuego”, Sevilla, 1951 v de numerosos artículos sobre estos grupos, publicados en revistas científicas alemanes. (3) El idioma selk’nam tiene una serie de fonemas que no existen en los idiomas indo-europeos. En este artículo transcribimos las palabras en selk’nam sin emplear signos especiales y por ende su ortografía es solo una aproximación al verdadero sonido de las palabras.

(4) Todos los hówenh tenían nombres propio diferentes de las palabras comunes con que se designan las cosas en las cuales fueron trans formados. Sin embargo aquí se nombra a lo hówen por las palabras comunes v no por su nombres, porque no me ha sido posible, hasta ahora, conocer todos los que son mencionado en este texto.

(5) Otra versión de este mito dice que fue So quien se dio cuenta. Al comienzo de la ceremonia encontró a una mujer que se estaba pegando plumones para representar al espíritu Ketérnen. Al darse cuenta que Sol le había visto ella se arrojó a una cascada para ocultarse. Se convirtió entonces en el pájaro Ko’oklol (pinzón que vive aún cerca de las cascadas.

(6) Después de la llegada de los blancos a la isla, Luna a veces mostraba un pedazo de uniforme de policía ensangrentado o de cuero de botas para significar que el hombre sería matado por un blanco.

(7) Cf. por ejemplo pp. 25-28 de El Ultimo Confín de la Tierra, E. Lucas Bridges, Buenos Aires, 1952.

(8) Los datos presentados en este artículo fueron recogidos directamente de “informantes” indios. Representan parte del estudio etnológico que la autora lleva a cabo desde 1965 en Tierra del Fuego, Argentina. El trabajo se inició con Lola Kiepja (fallecida en 1966) y se prosigue principalmente con Angela Loij. Federico Echelaite y Luis Garibaldi Honte también han aportado datos importantes. Este estudio se realiza sobretodo gracias al concurso del Centre National de la Recherche Sientifique (París) y en el último aiío también del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (Buénos Aires).

Inframundo

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2005 1:06

PUERTA AL INFRAMUNDO.
¿ Donde es corazón mio, el sitio de mi vida?
¿ Donde mi verdadera casa?
¿ Donde mi mansión precisa está ?
¡ Yo sufro aqui en la tierra !
¿ Sufres corazón mio ?
¡ No te atormentes mas en esta tierra !
Y ese es mi destino; lo saben todos.
Logré el don de nacer así en la tierra:
En un lugar de purificación.
Con esto ya puedo ir a la hermosura,
a donde está la vida.
¿ Como lo dice el mismo corazón?
¿ Como lo dice?
-no es verdad que vivimos.
no es verdad que venimos a durar sobre la tierra.
¡He de dejar las bellas flores!
He de bajar al reino de las sombras;
luego por breve tiempo se nos prestan
los cantos de hermosura.
NETZAHUALCOYOTL.

PUERTA MAYA

Cuando no se había alumbrado la tierra, no había cielo, no había tierra, entonces en el primer cielo, Dios, El Verbo
tenía sujeta su piedra, tenía sujeta su serpiente, tenía sujeta su substancia.
Allí tambien estaban suspendidos sus angeles.

EL UNIVERSO SAGRADO DE LA SERPIENTE
ENTRE LOS MAYAS

El nacimiento del fuego

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2005 1:04

PAQUIME.

La primera chispa de mi pedernal caerá en el sur, la segunda caerá en el norte, la tercera en el oriente, la cuarta en el poniente y la quinta caerá en el centro que soy yo mismo: Tatevarí Tamatz.
al decir esto se encendió la yesca y el viejo se convirtió en una gran llamarada. Los animales se asustaron, era la primera vez que veían el fuego, era la primera vez que se veían a sí mismos.

EL NACIMIENTO DEL FUEGO
CANTOS HUICHOLES.

El cactus sagrado

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2005 1:03

CACTUS SAGRADO.

Salió del mar, del mar pasó y detras del mar vinieron todos los dioses, pasaron como las flores, en figuras de flores vinieron detras del mar y llegaron a la placenta, de la que habían nacido. De la placenta nació la nube, y de la nube, el Ririkí, y del Ririkí nació el venado, que se convirtió en maíz, que se convirtió en nube y llovió sobre la milpa.
¿ Que ocurre en el Coamil, que ocurre en el seno de nuestra madre Tateí uranca?- se dijeron los dioses, ¡ es necesario saber lo que allí ocurre! Escondidos en el monte asistieron al divino parto, y vieron nacer la planta llamada Wiwatzirra, la cuna del venado, que será tambien su mortaja.

CANCION DEL PEYOTE.

Chamanismo-2359

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 20/02/2005 0:52

http://www.isabelsalama.com/Chamanismo%20definicion.htm;

El chamanismo es una tecnología de transformación paleolítica, de ámbito
mundial, que utilizaba el acceso controlado a los estados de éxtasis de la
conciencia para comunicarse con las plantas, los animales, los antepasados,
los espíritus y los cuatro elementos. El chamán era sanador, controlador del
tiempo climatológico, adivinador de fuentes de alimentos, enemigos y objetos
perdidos… un ecologista espiritual que mantenía el equilibrio entre su
tribu y la biorregión de ésta, para lo cual era agudamente sensible a lo que
D. H. Lawrence llamó «el espíritu del lugar»:
“… todo pueblo se polariza en alguna localidad determinada, que es el
hogar la patria. Diferentes lugares en la faz de la tierra tienen influencia
vital diferente, vibración diferente, exhalación química diferente,
polaridad diferente con estrellas diferentes: llamadlo como os guste, pero
el espíritu del lugar es una gran realidad.”
Este sentido intuitivo del lugar es una forma embrionaria de geomancia, la
ubicación de viviendas, lugares sagrados y cementerios en armonía con la
topografía local y con sutiles energías de la tierra, que se volvió más
formalizada al evolucionar las civilizaciones.

«Los chamanes eran los que recordaban los comienzos», escribió el
historiador de la religión Mircea Eliade. La capacidad de recobrar, de
recordar, a partir de un estado alterado o trance un estado normal de
conciencia cruzando lo que normalmente es un velo de olvido -por ejemplo,
despertar de un sueño misterioso-, se denomina retención de estado cruzado.
La retención de estado cruzado propia de los chamanes requiere un
conocimiento profundo de los ciclos biológicos del nacimiento, la vida, la
muerte y la regeneración en todos los fenómenos. Además de cantar, rezar,
danzar, tocar el tambor y ayunar, uno de los métodos más efectivos para
entrar en estados de éxtasis en la búsqueda del conocimiento de estado
cruzado, es por medio del uso ritual de plantas de poder, tales como hongos
psicoactivos, dondiego de día o peyote (el cacto que contiene mescalina).
McKenna, que ha efectuado muchas investigaciones etnofarmacológicas en
Amazonia, sugiere que estas plantas psicodélicas pueden ser feromonas de
especie cruzada, que al ser ingeridas bajo control apropiado y en un marco
ambiental adecuado revelan que:
“la naturaleza quiere que la articulen, quiere que la reconozcan como fuente
de información y como ser cohesivo con intencionalidad. Compartimos esta
planta con algo inteligente. No es inteligente de modo abstracto,
incomprensible, sino de modo concreto, de un modo que podemos comprender.”
La comunión arcaica con la Tierra viva por medio de plantas es una
experiencia propia de chamanes a escala mundial. Las plantas no son sólo
fuentes de alimento, vestido, bebida, tabaco, medicinas y perfumes; son
también maestras muy profundas. La experiencia con una planta psicodélica
pone a un chamán en comunicación con el latido del corazón de la Tierra.
Cualquier cosa desequilibrada o arrítmica se hace visible inmediatamente, lo
cual es la señal para que el chamán proceda a su corrección ritual.
John Steele (Gaia: La Tierra inteligente)

Chamanismo es es un sistema religioso de los chamanes. Los chamanes son unos
sacerdotes budistas entre las tribus que habitan en el norte de Asia. Son
sacerdotes adivinos y medicos.
Chamán, líder religioso, conocido por el papel que desempeñaba en culturas
cazadoras y recolectoras poco estructuradas, aunque homogéneas, que
empleaban técnicas elementales de trabajo. La palabra Chamán se deriva de un
término de la lengua tungus de Siberia, una de las zonas en las que se
observa la forma clásica de chamanismo. Otras modalidades de chamanismo han
estado presentes en sociedades de tradición oral muy dispersas localizadas
en Asia central, Norteamérica y Oceanía. Los fenómenos chamanísticos se
observan también en religiones de culturas jerarquizadas más elevadas, como
la China o el sintoísmo japonés, aunque no podemos clasificarlas como
chamanísticas.
Si bien un chamán puede alcanzar distintas categorías religiosas mediante la
herencia, la búsqueda personal o la vocación, el reconocimiento y la llamada
individual es siempre una parte esencial de la elevación de la persona a una
nueva categoría. El chamán, generalmente un hombre, es un médium, un
portavoz de los espíritus que se convierten en sus familiares a lo largo de
su iniciación, durante la cual experimenta con frecuencia ayunos
prolongados, retiros y otras pruebas que conducen a sueños y visiones. Le
sigue una formación impartida por chamanes veteranos.
Las tareas religiosas principales de un chamán son la curación y la
adivinación. Ambas se alcanzan tanto gracias a la posesión espiritual como
al viaje del alma al cielo o al inframundo. Hay pruebas de que el chamán
realiza resurrecciones milagrosas viajando a la tierra de los muertos para
traer de regreso a los espíritus difuntos. Los chamanes también adivinan
dónde se localiza la caza, la posición del enemigo y la mejor forma de
proteger y aumentar el abasto de víveres. Los chamanes llegan a ocupar una
elevada posición social y económica, en particular si tienen éxito como
sanadores.
Los intentos de explicar cómo trabajan y curan los chamanes han sido
numerosos. Ciertos estudiosos han establecido paralelismos entre la curación
chamanística y las curaciones psicoanalíticas y han concluido que en ambos
casos se crean eficaces símbolos terapéuticos que conducen a la liberación
de la conciencia y a la sanación fisiológica. Varios antropólogos, que
rechazan la teoría de que los chamanes son en sustancia neuróticos o
psicóticos, han sugerido que éstos poseen ciertas habilidades cognitivas
notablemente superiores al resto de la comunidad. Otros eruditos explican el
chamanismo como el precursor de sistemas religiosos más organizados, o como
una técnica para alcanzar el éxtasis

Nexos entre espiritualidad, chamanismo, psicología y psicoactivos

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 20/02/2005 0:46

Nexos entre espiritualidad, chamanismo, psicología y psicoactivos

Según Josep María Fericla:

Antropólogo y terapeuta experto en chamanismo y enteógenos

Cuando tomas ayahuasca o peyote, al acabar la experiencia, ya no estás igual que antes, descubres cosas de ti mismo y del exterior. Por eso estas sustancias tienen la capacidad de generar una cultura a su alrededor… El constructivismo es una teoría muy elaborada que nace precisamente de la deconstrucción del ego que produce el consumo de enteógenos. Si no fuera por estas sustancias, en el ámbito de la psicología, probablemente estaríamos todavía sujetos a psicoterapias no tan eficaces como la Gestalt, sino a terapias más rígidas y dogmáticas…

Claro que son un atajo. Estas sustancias lo que fundamentalmente hacen es abrir el inconciente. Por esos las metáforas son importantes para poder elaborar la experiencia, ya que en el inconciente no hay nada más que pulsiones, imágenes arquetípicas o emociones bloqueadas. Estas imágenes arquetípicas parece que probablemente sean heredadas. De la misma manera que hay herencias biológicas, tenemos estas herencias de índole psicológico en forma de imágenes. Hay determinados arquetipos que aparecen en culturas muy lejanas y que además son entendidos de la misma manera…

Necesitamos dar sentido a esas visiones y conocer el inconciente, dando forma a todo este material que aparece tanto en los sueños como bajo efecto de los enteógenos. Sin esta integración, la mayoría de la gente que los toma, al carecer de los instrumentos necesarios, se queda con la experiencia emocional de haberlos tomado sin ser capaces de entender lo que se ha estado moviendo dentro de ellos. Así no cabe hablar de enriquecimiento alguno que la experiencia pueda propiciar… Abrir el inconciente y confrontarlo con lo que pasa por tu conciencia es un proceso de adaptación fantástico, por eso yo creo que a estas sustancias se las debería llamar adaptógenos.

(“Entrevista con Josep María Fericgla”, revista monográfica El idiota, primer número, Barcelona, 2000.)

Según Stanislav Grof:

Co-fundador de la Psicología Transpersonal

La espiritualid es algo que caracteriza la relación de un individuo con el universo, con lo Divino y no requiere necesariamente una estructura formal, un ritual colectivo o la mediación de un sacerdote…

Lo Divino se manifestó y me atrapó en un laboratorio moderno en medio de un serio experimento científico llevado a cabo en un país comunista con [LSD] una substancia producida en el tubo de ensayo de un químico del siglo XX… Salí de la experiencia tocado en mi núcleo más íntimo y muy impresionado por su poder. Como en esa época no creía, como ahora, que el potencial para una experiencia mística es un derecho natural de todos los seres humanos, lo atribuí todo al efecto de la droga…

Actualmente creo que la conciencia y la psique humana son mucho más que un producto accidental de los procesos fisiológicos del cerebro; son reflejo de la inteligencia cósmica que impregna toda la creación. No somos simplemente máquinas biológicas y animales muy evolucionados, sino también campos de conciencia sin límites que trascienden el tiempo y el espacio. En dicho contexto, la espiritualidad es una dimensión importante de la existencia, y ser conciente de este hecho es algo deseable en la vida humana.

(Grof, Christina y Stanislav: La tormentosa búsqueda del Ser, Los libros de la liebre de marzo, Barcelona, 1990.)

Según Alex Shulguin:

Químico, diseñador e investigador de drogas psicoactivas

La espiritualid significa para mí tratar de contestar las preguntas esenciales del ser humano: quiénes somos, qué estamos haciendo aquí, por qué estamos aquí, por qué somos de la forma que somos, por qué hacemos las cosas que hacemos, como especie…

Las drogas no son el único camino [para contestar estas preguntas] pero siento que son el más rápido, pues ofrecen la posibilidad de hacer aflorar intuiciones y percepciones más rápidamente y debido a la intensidad del conocimiento directo al que nos permiten acceder, provocan cambios más radicales. Lo cual las hacen muy valiosas cuado la persona que las usa sabe lo que está haciendo.

(Shulgin, Alexander y Ann: PHIKAL, a chemical love story, Transform press,1995, USA.)

Según Asunción Fernández

Profesora de Historia de la Medicina en la Universidad de Zaragoza

El LSD se usó con fines terapéuticos. Se utilizó con dos métodos: uno de tipo psicolítico, en el cual se administraban pequeñas dosis que aumentaban a lo largo de un año, con el fin de romper los bloqueos emocionales de la memoria y permitir así acortar el curso del psicoanálisis; el otro método era de tipo psicodélico, y en él se administraba sólo una gran dosis, en una o dos sesiones, lo que causaba un considerable cambio en la conducta del paciente. Este último método se utilizó fundamentalmente en el tratamiento de los alcohólicos y en diversos estados de ansiedad, facilitando también la psicoterapia. En ambos casos, la administración de LSD era sólo una parte del tratamiento y en los trabajos que se publicaron se insistía en que, sin psicoterapia y rehabilitación, el tratamiento con LSD no tenía valor. También en alguna ocasión se utilizó en el tratamiento del autismo con resultados positivos, pero sus usos terapéuticos fueron decayendo a causa de la extensión de su consumo en círculos no médicos.

(Fernández, Asunción: “Evolución histórica de los usos del LSD”, en Alucinógenos, la experiencia psicodélica, Ediciones en Neurociencias, Barcelona, 1996.)

Según Richard Yensenn

Terapeuta impulsor de la Medicina Psiquedélica

El pensamiento contemporáneo acerca de los enteógenos carece de claridad a causa de que la compleja sociedad tecnológica en la que vivimos ha abandonado modos de pensar acerca del mundo que permiten a otras culturas aceptar dichas substancias como sagradas o divinas. En un sentido muy real, la sociedad occidental ha perdido su espíritu. El punto de vista tecnológicamente orientado, pseudocientífico y materialista, que mantenemos ha dejado de estar animado por los espíritus, pero existen esperanzas de llenar estas lagunas si somos capaces de aprender de culturas que, a lo largo de la historia, han sido capaces de utilizar con éxito los enteógenos. Estas culturas otorgan un papel sagrado a las substancias. Esta percepción de los psiquedélicos es realmente muy razonable cuando consideramos la universalidad delas experiencias místico-religiosas que pueden producir. Una substancia que puede facilitar un conocimiento interior personal sobre la dimensión más significativa de la existencia, es evidente que cumple con todos los requisitos para disfrutar de un estatus de sagrado.

(Yensen, Richard: Hacia una medicina psiquedélica. Los libros de la liebre de marzo, España,1998.)

Chamanes y adivinos, una tradicion inmortal

Texto: Mercedes de la Garza Camino

Nakuk Sojom Supo al despertar que ese venado era su “otro yo”, el animal en el que habitaba Ia parte de su espíritu llamada wayjel, y que el gran jaguar era el compañero animal deI uaiaghon o chamán maligno que le había echado el mal. Ver en Sueños a su compañero animal perseguido le indicó que había sido expulsado deI corral de la montaña sagrada por los dioses ancestrales.

Dos días antes Nakuk Sojom había acudido al curandero, quien después de tomarle el pulso le dio a beber una infusión de hierbas, pero el mal se había venido agravando, y ese día cruzó por su mente que no solo había sufrido la pérdida de su wayjel, sino que tal vez el uaiaghon había decidido “cortar su hora”, es decir quitarle Ia vida tras una lenta agonía. Entonces decidió llamar al h’ ilol, “el que ve”, para que salvara a su wayjel de Ia muerte, que acarrearía Ia de su propio cuerpo. EI h’ilol, era el hombre santo, el médico del espíritu, que además de convertirse a voluntad en un animal podía trasmutarse en un cometa, y el único capaz de curar Ia pérdida deI espíritu y el mal echado, porque él mismo podía causar esas enfermedades. EI h’ilol, con su túnica negra y su bastón bajo e] brazo izquierdo, llegó a Ia casa de Nakuk Sojom un rato después, y de inmediato lo interrogó acerca de sus sueños que él podía interpretar gracias a su “visión”, y que revelaban lo que el chulel o espíritu había experimentado al desprenderse del cuerpo del enfermo mientras dormía. Después de escuchar el sueno del jaguar y el venado, el h’ilol supo que el wayjel de Nakuk Sojoni andaba perdido y desprotegido en el bosque, a merced del uaiaghon trasmutado en jaguar. Entonces le tomó el pulso cuidadosamente y el latir de Ias venas le indicó incluso quién era el chamán causante del daño: un conocido anciano, a quien un enemigo de Nakuk Sojom había encargado echarle el mal para vengarse de una antigua afrenta.

EI hilol habló con los familiares de Nakuk Sojom y todos se dispusieron a preparar Ia ceremonia curativa. Consiguieron un guajolote negro macho, agua de los manantiales sagrados, no tocada por mano humana, flores, agujas de pino y distintas hierbas, así como aguardiente. Prepararon también posol y tamales para el h’ilol. Mientras tanto, el chamán construía un corral alrededor de Ia cama deI enfermo, que representaba los corrales de Ia montaña sagrada donde los dioses guardaban y protegían a los compañeros animales de los seres humanos.

En seguida se encendió el copal, se presentaron las ofrendas, se bañó al enfermo en el agua sagrada con Ias hierbas curativas, se le puso ropa limpia y se le acostó en Ia cama-corral. EI chamán le dio a beber una infusión y le untó una pomada negruzca en el vientre, sobando en círculos hacia el lado izquierdo; luego le hizo una limpia con un manojo de hierbas, encendió su tabaco y empezó a beber el aguardiente en pequeños sorbos, mientras pronunciaba Ias largas oraciones que inclinarían a los dioses a recuperar aI animal compañero de Nakuk Sojom y guardarlo de nuevo en el corral de Ia montaña sagrada. AI terminar Ias oraciones, hizo el “llamado deI alma” de Nakuk Sojom, incitándoIa a regresar: “Ven Nakuk, pide perdón a los dioses, regresa de donde estabas solo, de donde estabas asustado y perdido”, al tiempo que sacaba sangre deI cuello deI guajolote negro, que representaba al propio a Nakuk, y daba a beber unas gotas al enfermo.

Luego de que hubieron comido el chamán, el paciente y los ayudantes, y de haber encomendado a Ias mujeres ya los ancianos el cuidado deI enfermo, el h’ilol, acompañado deI resto de Ia familia, se dirigió a los altares de Ia montaña sagrada para realizar Ias ceremonias pertinentes y dejar ahí al guajolote negro, ya muerto, a cambio deI alma de Nakuk Sojomo. A los dos días, el paciente pudo levantarse: había recuperado el control de su wayjel, Ias fuerzas malignas habían sido vencidas, los dioses lo habían perdonado. Siglos antes de Ia ceremonia de curación de Nakuk Sojom, los grandes chamanes eran los propios gobernantes, quienes aprendían, a través de sus sueños, a adivinar, a curar y a comunicarse con los dioses, realizando después diversos ritos iniciáticos o EI momento culminante de una iniciación consistía en ser tragados por una serpiente u otro animal poderoso para luego renacer convertidos en chamanes, hombres con poderes sobrenaturales. Los chamanes, mediante el trance extático o externamiento deI alma, propiciado por Ia ingestión de hongos y plantas psicoactivas, así a corno por la meditación, el ayuno, la abstinencia sexual y la extracción de su propia sangre, lograban entrar en contacto con los dioses, transformarse en animales, realizar viajes al cielo y al inframundo, encontrar personas y cosas perdidas, adivinar la causa de las enfermedades, descubrir a los delincuentes y a los malvados, y controlar fuerzas naturales como el granizo. Todo ello los convertía en los intermediarios entre los dioses y los hombres.

En el Popol Vuh de los quichés se describe así a los gobernantes-chamanes:

“Grandes señores y hombres prodigiosos eran los reyes portentosos Gucumatz y Cotuhá, y los reyes portentosos Quicab y Cavizirnah. Ellos sabían si se haría Ia guerra y todo era claro ante sus ojos… Pero no sólo de esta manera era grande Ia condición de los señores; grandes eran también sus ayunos… y esto era en pago de haber sido creados y en pago de su reino… ayunaban y hacían sacrificios, y así mostraban su condición de Señores”. y de los patriarcas de Ias tribus quichés se decía: “Entonces, Ia gente mágica, Nawal Winak, proyectó su venida. Su mirada llegaba lejos, al delo y a la tierra; no había nada que se igualara con lo que ellos vieron bajo el cielo. Eran los grandes, los sabios, los jefes de todas las parcialidades de Tecpán “.

A la llegada de los españoles, los chamanes se replegaron en la clandestinidad, pero siguieron siendo los hombres sabios y portentosos del pueblo, siguieron practicando su oficio de curanderos y adivinos, y continúan haciéndolo hasta el día de hoy.

Fuente: Pasajes de la Historia No. 2 Los misterios de Palenque / septiembre 2000

La ética Huna

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 12/11/2004 10:37

La ética de huna

Ó SERGE KAHILI KING

Traducción: Eugenia Lerner

De vez en cuando se me pregunta por el lado ético de Huna porque a primera vista los Principios parecen ser amorales. Esto es, algunas personas se inquietan porque en ellos no parece haber ninguna pauta clara de conducta, ningún debería o tendría.

Sin embargo, como es propio del “conocimiento oculto,” la ética está implícita en los Principios. Si los sigues lógicamente, no puedes evitar ser ético. Examinémoslos uno a uno bajo esa luz.

Si aceptas que el mundo es lo que piensas que es, consciente y subconscientemente, entonces sólo tiene sentido trabajar para cambiar tus creencias para mejor, en orden de tener una vida mejor. Después de todo, en realidad estamos hablando de tu experiencia subjetiva del mundo y no de un mundo objetivo imaginado. Te agrade o no, la realidad subjetiva es todo lo que vas a tener. Una fascinante implicancia de esto es que tu misma experiencia subjetiva te dirá, claramente, cuán bien lo estás haciendo en el campo del pensamiento. La vida será buena al grado de que tu pensar sea bueno. No puedes esconderte de tus creencias.

Si no hay límites, entonces el universo es infinito. A algunos científicos les gusta especular acerca de universos múltiples e incluso infinitos múltiples, pero están simplemente jugando con las palabras. “Universo” significa toda la cosa, e “infinito” quiere decir, bueno, infinito. La idea de un universo infinito implica que todo está en todas partes y en todo momento, lo que implica que cada parte de él es infinita. Y eso implica que tu lo eres, también. Lo que finalmente implica que tu estás siempre encontrándote a ti mismo, de una forma u otra. De manera que tiene sentido ser amable con tu vecino, porque tu vecino eres tu.

Decir que la energía fluye donde va la atención implica que el efecto de sostener la atención, consciente o subconsciente, es el de dar poder al objeto de atención. Mora en la enfermedad y la enfermedad aumentará en tu vida; mora en la felicidad y serás más feliz; enfoca en la carencia y la carencia será más evidente; enfoca en la abundancia y la abundancia abundará. Por supuesto, si tu foco es mixto, obtendrás resultados mixtos. No se necesita mucha sagacidad para deducir que se gana al prestar atención a tu atención.

Si ahora es realmente el momento de poder, entonces cada momento es una oportunidad para cambiar tu vida para mejor, que es lo que todo el mundo está tratando de hacer de todos modos. En cualquier momento, desligado de consideraciones acerca del pasado o del futuro, el cambio puede ocurrir instantáneamente. La cosa más interesante en relación a esto es que cuando la mente o el cuerpo tienen semejante oportunidad, automáticamente se mueven hacia la paz y la felicidad, como si la ética ya estuviera construida en ellos.

Si defines el amor como la conducta de ser feliz con algo o con alguien, entonces si quieres ser feliz, hay algo práctico para hacer: aumentar tu amor. Los sabios antiguos que desarrollaron estas ideas notaron el hecho curioso de que la felicidad aumenta al aumentar la felicidad, lo que quiere decir que tienes que continuar extendiéndola a tu alrededor para que continúe existiendo. Este tipo de felicidad no implica un tipo de felicidad frívola, descuidada o de ‘bandita’ positiva. La palabra “aloha” amor, de la que el principio deriva, también incluye los conceptos de misericordia, compasión, gracia, caridad, y todas las otras cosas buenas que vienen bajo el nombre de amor (no incluye ninguna de las cosas malas). Mientras practicas el amor, aumentas el amor y la felicidad en todos los involucrados.

Si todo el poder viene de nuestro interior, una idea que se desprende lógicamente del segundo principio, entonces todo tiene la misma fuente de poder. La diferencia radica en el modo y la habilidad con las que se lo emplea. Sin embargo, hay un aspecto del poder que es frecuentemente pasado por alto. El poder es la habilidad de usar poder para dar poder. El poder hidroeléctrico viene del poder del agua que cae, este poder da poder a máquinas que generan electricidad. El poder político viene del poder de una sociedad que da poder a individuos para dar órdenes o legislar. El poder no tiene un único comienzo o final o fuente. Constantemente está cambiando de foco. A medida que más gente tome conciencia de su poder para dar poder, más gente le dará a esto naturalmente una consideración más cuidadosa.

Si la efectividad es utilizada como medida de la verdad, cosa que es usual en nuestra vida diaria en algunas áreas pero no en otras, entonces la retroalimentación que nos brinda nuestra experiencia nos guiará fácilmente hacia un comportamiento más efectivo. Esta idea está basada en una palabra hawaiiana, “pono,” un concepto que se refiere a la bondad, la rectitud, o la adecuación. Tal como se usó en la cultura antigua significa el mayor bien para el mayor número, no en base a definiciones dadas por reglas arbitrarias, sino tomando en consideración la experiencia real de éxito, prosperidad, salud y felicidad. En este sentido, entonces, la verdad de tus acciones será demostrada por sus resultados, tal como ellos son experimentados por todos los involucrados.

En la historia de la ética, según la  Enciclopedia de Funk y Wagnalls, “existen tres criterios principales de conducta, cada uno de los cuales ha sido propuesto como el mayor bien: felicidad o placer; deber, virtud, u obligación; y perfección, el desarrollo más completo y armonioso del potencial humano”. La ética Huna incluye a los tres.

* Huna es la filosofía “secreta” de la Polinesia. La misma se basa, entre otras cosas, en 7 Principios.

Mi encuentro con un shaman

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 12/11/2004 10:36

” Sueña lo que te atrevas a soñar, ve donde quieras ir…sé lo que quieras ser…vive! “(Juan Salvador Gaviota).

Viajar al Santuario de Machu Picchu fue un sueño que quise hacer realidad. Los Incas me atrajeron toda mi vida, con enorme magnetismo, y como soy de la clase de los que aman hacer los sueños realidad y creen en lo ilimitado de la vida y a ésta es uno el que la va moldeando, eligiendo lugares, personas, situaciones, como si fuera una obra de teatro, ¿ o acaso no lo es ?, intuí que había llegado el tiempo de ver con mis propios ojos al mítico Perú.

Así fue que corriendo el mes de julio, Gaby- una amiga aventurera- y yo estrenábamos el primer viaje. Nos costaba creer que estábamos en la sagrada ciudad de Cusco, eligiendo nuestro primer destino a conocer: el santuario arqueológico de Sacsayhuaman, justo arriba de Cusco, a sólo cinco minutos de auto. Pese a que soy guía y justamente por ello, es que deseaba poder encontrar un guía nativo que conociera las claves, la historia y la mítica de esos lugares, puesto que Gaby y yo habíamos elegido un viaje de transformación, más que meramente turístico.

Queríamos adentrarnos en la espiritualidad andina, se nos había dicho que todo fluiría, que no nos preocupáramos de nada, que las cosas se presentarían por sí solas, que nos aflojáramos y disfrutáramos de todo, algo que, afortunadamente estoy acostumbrado a hacer.

Allí estábamos los dos, frente al santuario de Sacsayhuaman, absolutamente confiados. Deseábamos tener el privilegio de meditar en el Templo superior y estábamos subiendo hacia allí cuando, distraidamente, veo un hombre de tez cobriza y aspecto humilde que venía bajando. Mi fascinación era tal que no le presté atención . Grande fue mi sorpresa cuando al cruzar sus pasos con los nuestros, nos dijo: “Yo soy el guía que ustedes buscan”. Mi reacción todavía lenta, fue comenzar a decir: bueno, en realidad este no es un viaje turístico, es… Con una sonrisa nos mostró una pluma de cóndor y acto seguido, y antes de que tuviéramos tiempo de reaccionar, un cayado de cristal de roca (ambos instrumentos usados por los chamanes en sus rituales). Gaby, que es muy expresiva, lo abrazó riendo y le dijo: a vos te estábamos esperando. Luego de decirnos que nos “aquietáramos”, comenzamos a subir los tres. Debo confesar que todas las sensaciones que percibí en mí hasta llegar al templo, me hicieron saber que algo importante estaba por suceder.

Carlos – así se llama el Chamán – se abrazó al llegar con un guía que estaba junto a un grupo de norteamericanas y, disimuladamente, en un movimiento que pude advertir, acomodó unas hojas de coca que el guía había colocado en el centro del gran templo circular, pero no en la forma adecuada. Con lo que acababa de presenciar, más la manera en que fue saludado – con reconocimiento y respeto – no tuve dudas en manos de quién estábamos. Luego de compartir un trabajo breve entre todos los allí reunidos, nos quedamos solos Gaby, Carlos y yo.

En realidad, me encontraba en un estado tal que percibía con total claridad todo lo que me conecta con mi interioridad, así fue que no reparé que estábamos siendo observados por cinco mujeres. Carlos comenzó a realizar un ritual y llamando a Gaby a su lado, le indicó que se parar en el centro del gran círculo, a mí me hizo sentar en el perímetro y él se ubicó delante, a unos metros de Gabriela. Yo no dejaba de sentir una enorme cantidad de energía atravesando todo mi cuerpo. Al cabo de un tiempo, fui llamado al centro y tuve la sensación de que llegué sin sentir mi cuerpo. Me pidió que hablara, y al hacerlo sentí que mi voz vibraba como si estuviera dentro de un tubo. Ni siquiera tenía tiempo de asombrarme. Luego, me dijo que abriera los brazos con las palmas hacia arriba y que cerrara los ojos. A los pocos segundos, lo sentí a mi lado realizando un trabajo de limpieza del aura, con las plumas de cóndor y haciendo unas invocaciones cantadas en quechua.

Fue un fuerte golpe de manos el que me hizo volver a la realidad, cuando con total determinación le pedí – antes de dar por terminado mi trabajo – si podía agacharme y besar esa tierra sagrada. Fue un impulso que vino desde dentro de mi. Carlos me dijo que lo hiciera y agregó que también llevara mis manos al pecho para conectar y bendecir a mi ser interno, y que terminara levantando los brazos hacia el cielo para conectarme y bendecir al cosmos.

De esta manera me enseñaba los tres niveles energéticos andinos; el ucku pacha, el kay pacha y el hanan pacha. La madre Tierra, el Hombre , el Cosmos, representados por la serpiente, el Puma y el Cóndor, respectivamente.

En el mismo momento en que con los ojos cerrados, finalizaba el ritual, “vï” una explosión en rojo intenso y brillante que me inundó y sorprendió, pues nunca había experimentado algo semejante. Era la Pacha Mama, que me abrazaba y recibía.

Mientras salía del círculo y sintiéndome todavía conectado con toda la experiencia, vi que una de las dos mujeres se acercaba a Carlos y le pedía si por favor, podía ella participar del ritual.

Grande fue mi sorpresa cuando, sentados en el perímetro del gran circulo detrás de la mujer- quien tenía a Carlos delante, asistiéndola- nuevamente llevado por un irresistible impulso interior y luego de pedir el consentimiento de Carlos con la mirada, me levanté y parándome justo detrás de la mujer, levanté mis manos y puse las palmas en su espalda. En ese instante sucedieron dos cosas: por un lado yo podía sentir como de las palmas de mis manos salía gran cantidad de energía, como corriente eléctrica, y por el otro, en ese mismo momento la mujer comenzó a contornear todo su cuerpo de tal manera que parecía que se iba a desmembrar. Al cabo de unos segundos, sentí que la energía me iba abandonando y bajando las manos, volví a mi lugar. Carlos terminó el trabajo.

Entonces reparé conscientemente en las cinco mujeres que habían estado siguiendo con gran expectativa todo lo vivido, hasta que una de ellas, Ana, resistió el deseo de experimentar por sí misma lo que ya percibían. Cuatro de ellas eran dinamarquesas y una peruana.

Este fue el gran principio de mi amistad con Carlos y el comienzo de innumerables experiencias en la sagrada tierra de Perú. Demás está decir que queda mucho por contar, que las cinco mujeres se integraron a nosotros, compartiendo maravillosos y únicos momentos, y que sigo viajando con grupos del Uruguay y de Argentina, tan seguido como es posible para encontrarme con Carlos, el Chamán.

Javier Peralta Ramos.

1 57 58 59 60