El arte del pensamiento desordenado

El arte del pensamiento desordenado

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A ver: el hombre va cada vez más rápido, ¿no? En la prehistoria, a pie, la velocidad media era de 4-5 kilómetros por hora para el cromañón común, que es lo que podemos caminar nosotros con entrenamiento. Luego se domesticó al caballo y el promedio subió a 6 km por hora, sin contar con que estos animalitos podían correr distancias razonables a 20 o 30 kilómetros por hora, lo que aumentó enormemente nuestra velocidad punta. Luego se inventó el automóvil, que se supone que anda a 50 kilómetros por hora en ciudad y a 120 en carretera. Vino el avión, que hoy nos permite viajar a 900 kilómetros por hora. Es lógico pensar que esta progresión geométrica algún día nos permitirá viajar en un plazo razonable a otras estrellas y otras galaxias, ¿verdad?

Pues no.

Otro ejemplo: las células de nuestro cuerpo tienen actividad electroquímica, ¿no? Las cargas eléctricas de los intercambios celulares se pueden medir, especialmente las que ocurren en nuestro cerebro, ¿verdad?. ¿Y no se usa precisamente la variabilidad de la carga eléctrica de un electroimán para emitir ondas de radio? Por supuesto que sí. Entonces, ¿no es lógico pensar que nuestro cerebro emite algo así como ondas de radio con su propia electricidad que pueden percibir otros cerebros, haciendo efectiva la telepatía?

Pues tampoco.

Estos ejemplos son muestra de un pensamiento desordenado que se apoya en unos pocos datos mal masticados al tiempo que niega una enorme cantidad de otros datos para concluir no lo que es razonable y lógico, sino lo que se le viene dando la gana (o lo que le conviene para aliviar a sus congéneres del peso de sus monederos, billeteras y cuentas bancarias).

La enorme variedad de estupideces que proponen los charlatanes se basan todas en distintas formas de pensamiento desordenado, de saltos lógicos sin sustento y de manejo convenenciero de los datos más elementales, al grado que el escéptico se ve agobiado cuando trata de explicar por qué alguna de las taradeces que sueltan los charlatanes es insostenible.

Pero hagamos un par de ejemplos ilustrativos.

Más rápido que la luz, o tan rápido como la prima Luz

Si antes era un problema enorme ir al pueblo de junto y ahora estamos pensando en poner un hombre en Marte, ¿por qué es tonto pensar que a la larga podamos ir a las Pléyades a cenar y volver a tiempo para ver las noticias de la medianoche en casita? Y lo peor, ¿por qué es tonto pensar que constantemente nos visitan seres de otros planetas que ya alcanzaron ese conocimiento inevitable y vienen con el noble propósito de permitir que una tribu de indeseables vivan del cuento?

Quienes plantean, con base en un puñado de fotos desafocadas y el testimonio de personajes de dudosa estabilidad mental o de desmedida ambición, que los viajes interestelares e intergalácticos son posibles, no saben o no quieren saber que el universo es grande.

No sólo es grande, es GRANDE.

Es más grande de lo que podemos siquiera imaginar.

Y su funcionamiento está descrito por leyes.

Esas leyes no las “inventaron” los científicos para desprestigiar a pajarracos como “Billy” Meier, el demencial Salvador Ferixedo o sus patibularios cómplices. Son las mismas leyes que explican cómo los automóviles andan con gasolina, cómo la hemoglobina traslada oxígeno a nuestras células, cómo nos mantenemos unidos a la Tierra mediante la gravedad. La ciencia es un solo cuerpo de conocimientos y no está para que lleguen los vivarachos a elegir cuál parte les gusta y cuál no.

Y esas leyes dicen que hay un límite a la velocidad a la que puede llegar cualquier trozo de materia: la velocidad de la luz, que es del orden de poco más de 299,792 kilómetros por segundo.

Ese límite no existe porque se le haya ocurrido a Einstein hacerle difícil la trasquila de conciudadanos a Jiménez del Oso o a Juan José Benítez, sino porque cuando un objeto se acerca a la velocidad de la luz, su masa crece, cosa que está plenamente demostrada. Y su masa crecerá hasta volverse infinita si llega a la velocidad de la luz, pero para ello requiere de una energía prácticamente infinita.

Necesita más energía de la que hay en todo el universo.

Y si su masa se vuelve infinita, ocupará todo el universo al mismo tiempo.

Esto es un hecho de la naturaleza que se ha descubierto, no algo que se haya inventado.

No hay forma de obtener energía suficiente para que un objeto físico viaje a velocidades siquiera cercanas a la de la luz, del mismo modo en que es imposible hacer muchas cosas que el universo nos impide. Por desgracia, no nos impide ser estúpidos.

Pero, dirá el místico holístico de turno: para una mente decidida “nada es imposible”.

Suena muy bonito, pero es falso. Hay montones de cosas imposibles, y sólo un loquito podría negarlo. O un descarado de campeonato. Para empezar, es imposible convencer a un “verdadero creyente”.

El problema real es que, para entender las leyes físicas que hacen imposible el viaje a velocidades como la de la luz o mayores, así como las demostraciones de que esto se una descripción del universo y no una ocurrencia de un matemático chiflado, hay que estudiar. Y ni los charlatanes ni sus víctimas suelen empeñarse demasiado en el estudio. De modo que acuden al pensamiento desordenado para justificar sus delirios.

Por ejemplo, ¿no sería posible que el día de mañana se descubriera alguna ley física que nos permita ir más rápido que la luz? Difícilmente, ya que hay otro montón de leyes físicas, que conforman todas una estructura sólida de conocimientos entretejidos y todos demostrados que lo hacen altamente improbable. Pero imaginemos que sí, ¿eso qué significa? ¿Que debemos creerle todas sus fumadas a los profesionales del embuste? Eso equivaldría a encarcelar a quien se nos ocurra pensando que es “posible” que mañana cometa un delito, o renunciar a nuestro trabajo y mearle el escritorio al jefe porque compramos un billete de lotería y es “posible” que mañana nos saquemos 10 millones de dólares.

El que un dato científico se revise a la luz de nuevos conocimientos no le da la razón a los cuenteros, por más que así les guste creerlo cuando les da por la pipa de opio. Hasta ahora, no hay motivos para creer que no sea cierto el dato básico: ningún objeto físico puede acelerar hasta alcanzar la velocidad de la luz.

Si hay gente que se va a tomar el café con los extraterrestres, bien podría preguntarles en qué leyes se basan para viajar más rápido que la luz y ya con eso demostrarían todas sus afirmaciones. En lugar de aguantar las taradeces de Javier Sierra, los delirios de Maussán y sus maussanitas, las fotos espectaculares o malhechotas, bastarían algunas ecuaciones en un papelito para asombrar y convencer a todos los científicos y escépticos del mundo.

Pero ninguno de los micos que cobran en los medios con sus historias de etés ha ofrecido nunca un conocimiento nuevo, sólo vagas y aburridas sentencias filosóficas light como las que destilan los más inútiles libros de “superación personal” o “misticismo sin neuronas” que usurpan, en las librerías, los espacios que deberían ocupar la ciencia, la literatura y los recetarios de comida vietnamita.

Los conocimientos nunca han salido de sus fumadas, sino del trabajo serio y ordenado de la ciencia.

Dicen que los extraterrestres “pueden” viajar más rápido que la luz. Interesante afirmación. ¿Alguna prueba sólida? Ah, no. Pero suena bonito.

Igual podrían decir cualquier estupidez. Y, de hecho, las dicen. Total, no tienen que dar pruebas.

Emitiendo incoherencias a un milímetro de distancia

El segundo ejemplo de pensamiento desordenado es incluso más sencillo de rebatir: quienes hacen tal paralelo retorcido para “justificar” su insana creencia en la telepatía evidentemente ignoran todo sobre la radiodifusión y sobre la electroquímica del cerebro. Una radiodifusora emite con una potencia de varios cientos de watts (o vatios), y hasta de diez mil o más watts. El cerebro no, su consumo de energía es de 25 watts. La radiodifusora usa toda la potencia mencionada en la radiodifusión. El cerebro se ocupa de un montón de cosas y de todas las funciones y percepciones del cerebro, y no tiene ningún área dedicada a transmitir por radio nada. Por eso, para recibir las emisiones de una radiodifusora se puede usar un radiorreceptor, mientras que para percibir los microvoltajes del cerebro es necesario pegar unos electrodos a la cabeza y usar amplificadores artificiales para poder registrarlos en un electroencefalograma.

¿Se va viendo alguna diferencia?

Una radiodifusora toma un tipo de información estructurada (los rollos demenciales de Iker Jiménez, digamos, o, mejor, el Concierto para violín y orquesta de Beethoven) la transforma cifrándola, usando aparatos eléctricos y electrónicos para modularla (por eso la radio puede ser de AM, cuando lo que se modula es la amplitud, o de FM, cuando se modula la frecuencia), de modo que sólo la puedan recibir los aparatos que sintonicen su demodulador en exactamente la frecuencia en la que se transmite. El cerebro no, ése pasa en segundos de funcionar (no transmitir, funcionar) de 5 a 40 hertz o hercios o herzios o hertzios o como se le ocurra a usted, sin modular ni transmitir ni sus muchas amplitudes ni ninguna de sus cambiantes frecuencias. Tan es así que los electroencefalogramas, con todos los avances de la ciencia, nos pueden decir apenas unas pocas cosas sobre el funcionamiento del cerebro y nada, absolutamente nada, sobre el pensamiento, las ideas o los conocimientos del individuo.

Pero, además, un radiotransmisor no es un radiorreceptor. Es decir, se trata de dos aparatos radicalmente distintos, que conviven, sí, en aparatos como los walkie-talkies. ¿Cómo es que un cerebro “superdotado” (según sus delirios) puede “percibir” las emisiones electromagnéticas telepáticas de microvoltajes con variados wattajes, frecuencias y amplitudes de otro cerebro alejado, separar o diferenciar las emisiones de ese cerebro de las de los otros 6 mil millones de seres humanos de los alrededores y reinterpretarlas para darles el mismo sentido que el pensador original? Al menos suena difícil, aunque bien visto es totalmente imposible.

Claro que ninguno de los tomadores de pelo dedicados a la telepatía está investigando tal cosa. O está cobrando por sus embustes o sigue en el laboratorio, empecinado en demostrar que la telepatía existe, y fracasando sin cesar.

Un cerebro se parece tanto a una radiodifusora o a un radiorreceptor como mi tía Nieves se parecía a una lancha rápida. La acumulación de ideas vagas, de medias verdades, de selección de la información y de convenencierismo codicioso, dan como resultado aparentes razonamientos que “no suenan del todo descabellados” hasta que se analizan con un poquito de seriedad y buscando datos reales.

Características del pensamiento desordenado

Cuando magos como James Randi y otros muchos demostraron que hay docenas de formas de duplicar el “fenómeno” de doblar cucharitas del singular miserable Uri Geller, los creyentes decididos dijeron que “ellos hacen trucos, pero lo de Uri es verdad”.

Ante las críticas a las fotografías mañosas de Billy Meier, la respuesta de los creyentes ha sido el desafío a reproducirlas (claro que, si se reproducen, el razonamiento será que “ésas son trucos fotográficos, pero las de Billy son reales”).

Cuando gente como Harry Houdini demostraba que los médiums de principios del siglo XX usaban trucos, el razonamiento de los fanáticos del espiritismo era que, bueno, en algunas ocasiones los médiums acudían a trucos porque se sentían muy presionados por su público, pero que “la mayoría de las veces sus efectos eran reales”.

Cuando la falta de datos suficientes no permite a algún científico explicar de inmediato algún fenómeno que se observe en la atmósfera, los descerebrados concluyen a toda prisa que “la única explicación son las naves extraterrestres”, aunque para decir tamaña barbaridad no tengan tampoco ningún otro dato además de su pasión visceral por creer en tal loquera.

Si un remedio tradicional, alguna planta, tiene un componente activo que se usa en medicina, saltan como orangutanes diciendo que “toda la medicina tradicional tiene bases científicas”. Si un masaje logra disminuir un dolor, entonces chapurrean babosadas sobre el “drenaje linfático” o la “digitopuntura” (que no “puntura” nada, pero vaya usted a explicárselos). Si los oceanógrafos y biólogos marinos buscan al architeutis o calamar gigante, concluyen que seguramente el “monstruo del Lago Ness” también existe.

Sin ser exhaustivos, hay algunos signos reveladores del pensamiento desordenado.

1. El pensamiento desordenado es difuso. Se conforma con entender las cosas a grosso modo, porque el detalle fino que diferencia al conocimiento de la superstición exige pensar y detenerse en los detalles, y las similitudes vagas no bastan.

2. El pensamiento desordenado se enamora de las ideas interesantes. Los hechos le parecen bastos, groseros y poco cautivadores. La meadoterapia (u orinoterapia), el flujo constante de babosadas californianas como la “medicina cuántica” del insigne embustero Deepak Chopra (probablemente el charlatán más acaudalado del mundo, por haber tenido el tino se depredar víctimas llenas de dólares y que no tiene nada que ver con la cuántica real) o la infame quiropráctica (madre de más de un cuadripléjico), son, sin duda, ideas interesantes y no pocas personas inteligentes encuentran que su solo atractivo les confiere algún grado de verdad, aunque para ello se nieguen a conocer y criticar las bases teóricas que afirman tener los médicos brujos de su preferencia. (Claro que ante ideas como los unicornios y los duendes chocarreros son más críticos, haciendo diferencias entre supersticiones que consideran bastas y supersticiones mononas adecuadas para “gente pensante”.)

3. El pensamiento desordenado se decanta por el “principio de autoridad” selectivo. Si cualquier persona respetable, como un médico o científico (uno solo, solito, de preferencia simpático, agradable y buena gente) dice una cosa, tal cosa se convierte para los creyentes en dogma de verdad absoluta y de nada sirve que opinen lo contrario centenares o miles de otros médicos o científicos. Se asume, cuando conviene, que tal médico o científico habla como único portavoz autorizado de la medicina o la ciencia. El pensamiento desordenado busca una convalidación de sus prejuicios y desecha (incluso con violencia) los posibles datos que lo contradigan mientras eleva a calidad de verdad indiscutible aquello que va de acuerdo con sus personales creencias subjetivas y que, tal vez, posiblemente, quizá, según dicen algunos, podría ser verdad.

4. El pensamiento desordenado selecciona los datos que le gustan y desecha los que no le gustan. Es capaz de sobreinterpretar cualquier elemento al tiempo que ignora o minimiza otros, desprecia los mecanismos normales gracias a los cuales nuestra especie ha acumulado una asombrosa cantidad de conocimientos, pero al mismo tiempo los aprovecha ciegamente y sin ver su contradicción (como los “naturistas”, “homeópatas” “cirujanos psíquicos” y otros sacaplata que usan gafas y van al médico cuando les duele el píloro).

5. El pensamiento desordenado, como los razonamientos de los esquizofrénicos paranoides, es capaz de generar fantasías bien estructuradas y de gran complejidad. Acude a explicaciones a partir de suposiciones y es incapaz de rendirse a la evidencia y cambiar de opinión cuando se demuestra que su edificio se apoya en cimientos falsos, en vez de lo cual acusa de “intransigencia” al pensamiento crítico y a la ciencia.

6. El pensamiento desordenado privilegia la evidencia anecdótica. renunciando a la lógica, suele regodearse en la falacia post hoc, ergo propter hoc (véase el punto 13 de la entrada de este blog Guía para detectar a los pillastres y sus patrañas) generalmente acompañándola de generalizaciones desaseadas del tipo: Paco Porras le curó un dolor de cabeza a mi prima Neptunia, y por tanto Porras y todos los curanderos algo de verdad deben tener.

Interesante bicho, pues.

De la solidez, inmovilidad y firmeza del pensamiento desordenado

Ser médico, físico nuclear, persona con un cociente intelectual de 120, famoso, astronauta o tener cualquier otra característica intelectual similar no es antídoto del pensamiento desordenado. Numerosas personas que, por otra parte, son razonables y racionales, que parecen manejar el mundo con adecuada objetividad, se despeñan por el abismo de la superstición si ésta “les parece” válida o toca de cerca sus problemas personales, en particular los relativos a la salud.

El pensamiento ordenado, crítico no es forzosamente asunto de cultura, de conocimientos ni de inteligencia (del mismo modo que ninguna de esas características es antídoto del riesgo de caer víctima de una secta, como lo demuestra el elevado nivel académico de los seguidores de Shoko Asahara, el siniestro gurú japonés asesino). Es una disciplina que se aprende y se ejercita en todos los aspectos de la vida, y debería ser la primera preocupación de un sistema educativo destinado al beneficio de los educandos.

Pero la educación sigue privilegiando, previsiblemente, la indoctrinación y el pensamiento difuso, con objeto de servir al partido, al gobierno, a los patrones, a la iglesia, al status quo o a cualquier ideología determinada.

Más aún, muchas personas inteligentes, cultas e informadas en algunas cuestiones son capaces de realizar verdaderas contorsiones mentales para justificar cualquier tontería que le sea cara a sus personales prejuicios. (No recuerdo, para su fortuna, el nombre del mastuerzo que afirmaba que las brujas tenían que servir porque líderes de la preclara talla de Ronald Reagan y Carlos Salinas destinaban dineros del erario a pagar a sus respectivas videntes, Joan Quigley y “La Paca”.)

La existencia de civilizaciones extraterrestres que nos visitan o la validez curativa de cualquier terapia extravagante serían relativamente fáciles de demostrar de ser ciertas. Bastaría que se mostraran hechos observables claros, experiencias repetibles y un proceso de estudio aseado y coherente. Si la demostración es consistente, la ciencia, los científicos y quienes promueven el pensamiento crítico se convencerán con facilidad. Ya ha ocurrido. Muchas veces.

Pero vaya usted y trate de convencer a un creyente verdadero de que es víctima de un delirio y verá que es imposible convencerlo. No importa cuántos datos ofrezca, o a cuántas explicaciones acuda. La devoción religiosa del creyente es a prueba de bombas.

De allí que quienes viven del pensamiento desordenado de los demás, no estén, ni con mucho, en peligro de extinción, pues no les faltan víctimas peleándose por darles su dinero, su admiración y su defensa gratuita.

Darse cuenta de esta situación, sin embargo, es el primer paso hacia un pensamiento crítico y genuinamente cuestionador cuya utilidad, sin duda alguna, va mucho más allá de simplemente escaparse de llenarle los bolsillos a todo tipo de mamarrachos pretenciosos y mendaces.

El síndrome de la vida perdida

El síndrome de la vida perdida

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Vengo a enterarme por estos días de que en el verano de 2003 un experto español en el tema de las sectas destructivas hizo un comentario sobre el tal Javier Sierra, director del más amplio circo de fenómenos para anormales de España.

El experto decía que Javier Sierra es bastante buena persona y que, aunque parece un caradura que desvergonzadamente promueve barbaridades que atentan contra el sentido común, es en realidad una persona que cree genuinamente en todas las insanías que promueve en su lucrativa revista, sus lucrativos libros y sus no menos lucrativas presentaciones en los medios de comunicación.

Es decir, Javier Sierra es un bobo que parece engañabobos. Fea combinación, si las hay.

Es difícil de creer, en realidad, que sea un convencido, pero lo usaremos como hipótesis a reserva de otras entradas de este blog.

Esto viene a cuento porque acaba de aparecer en una revista “del corazón” española otra entrevista con Javier Sierra, quien parece decidido a ocupar un espacio absolutamente injustificado en los medios (lo cual no es poco decir en estos tiempos, cuando cualquier subnormal sin talento alguno se puede convertir en famoso en cosa de 15 segundos si tiene la cara lo bastante dura).

En la entrevista, promueve sus libracos y, sobre todo, la fantasía de que es periodista de investigación. Tanto en sus libros como en la entrevista, el personaje en cuestión asegura creer en cosas que ni los más expertos y adinerados charlatanazos profesionales se atreven a creer, como que realmente pasó algo en Roswell en 1947. Lo que no explica es por qué la única foto real del csao es de lo que siempre se dijo que era: un globo aerostático plateado como el que usó en México Rafael Fernández Flores para poner en el más absoluto de los ridículos al equivalente mexicano de Javier Sierra, el tal Jaime Maussán, campeón nacional de falta de credibilidad.

Curiosamente, Javiercito admite que la autopsia del “extraterrestre de Roswell” fue un fraude. Pero convenientemente olvida que todos los ufólogos y mafufólogos (del mexicano “mafufo”, persona empeñada en el consumo de mariguana, hierba santa, verde, mota, cannabis) lo saludaron como la mayor verdad desde el teorema de Pitágoras y le dieron al defraudador Ray Santilli suficiente dinero como para retirarse y alejarse de los reflectores desde 1997.

Ahora afirman que el fraude de la autopsia no fue de uno de sus correligionarios, sino que la hicieron “ellos” para distraer la atención de “algo”. Wow… o guau…

Si lee en inglés, le recomendamos este sitio con los datos sobre la engañifa del extraterrestre .

Y sobre el incidente de Roswell tamién está prácticamente todo escrito y resumido por el diccionario escéptico y en la revista de CSICOP, por desgracia todo en inglés, a ver cuándo se puede traducir para joderles el negocio a éstos.

Por cierto, Javiersuco vive la fantasía de que la Segunda Guerra Mundial acabó en 1949, ya que afirma tan campante: “Eso sucedió en 1947, dos años antes de acabar la Segunda Guerra Mundial”.

Eso es precisión en los datos… ¿cómo no creerle las demas pamplinas que oferta a modo de “investigación”?

Por ejemplo, desconociendo los avances de la paleoantropología, sigue creyendo en la paparrucha decimonónica del “eslabón perdido”, inventado por los opositores a Darwin cuando aún no se había siquiera empezado a recuperar el registro fósil que va desde el Australopithecus afarensis hasta el Homo sapiens o algo menos sapiens en casos como el que nos ocupa.

Es decir, que contra los datos aportados por gente mucho más preparada que él, Javier Sierra aporta su opinión y espera que sea considerada más valiosa que los datos, lo cual es una reacción habitual en los fanáticos.

Javier Sierra también cree, por supuesto, en que los círculos de Wiltshire son realmente resultado del aterrizaje de naves extraterrestres.

Mientras estos ingenuos se tragan todo tipo de majaderías, en Internet se pueden encontrar sitios de los creadores de los círculos y hasta una guía para hacer círculos místicos para sorprender a personas que no gustan de molestar a sus neuronas.

Para mantener esa creencia, este personajillo debe negarse a admitir la evidencia de que son producto de la acción humana. Por ello es de suponerse que por mucho que le guste darse brillo llamándose “periodista” e “investigador”, Javiercín es incapaz de la mínima objetividad necesaria para corregir estilo en un periódico serio, ya no digamos para hacer “investigaciones”, dado que salta a conclusiones inadmisibles a partir de premisas más que dudosas, demostrando así que lo ignora todo acerca del método científico de investigación. Y del periodístico, por supuesto.

Citemos algunas de las declaraciones más alarmantes del domador de místicos Javier Sierra:

“Muchos mitos de muchas culturas y religiones se basan en observaciones celestes, que quizá no fueron bien entendidas en su día y acabaron creando esos mitos de seres blancos que bajaron del cielo y nos regalaron la sabiduría.”

La cantidad de barbaridades contenidas en este párrafo es sublime. Va desde apoyar la teoría racista de Von Däniken que dice que los pueblos de piel oscura no pueden haber realizado los avances que los distinguieron hasta afirmar, después de un “quizá” engañoso, que los mitos no pueden haber procedido ni siquiera de la imaginación de los pueblos “inferiores”.

Vaya usted y pregúntele a Javier Sierra en qué realidad se basa la historia de la caperucita roja, a ver si le dice que está “basada en observaciones”. Porque los mitos no son menos imaginarios que el cuento de la caperucita, claro.

El figurón del cuento nos relata entonces cómo fue a ver ovnis (apariciones programadas) y ¿qué cree usted? ¡Los vio! Y no sólo los vió… ¡los fotografió!

Fantástico, increíble, maravilloso… ¿y las fotos?

Ah, pues no me lo va a creer usted, pero resulta que los carretes o rollos de las tres-cámaras-tres que llevaban “se velaron” y esta maravilla sólo la vieron él y sus acompañantes.

¿Casualidad? ¿O tendrá algo que ver con lo que mencionábamos en el artículo “Platos voladores y meteoritos” de este blog el febrero 4, 2004?

Y si de decir se trata, sin prueba alguna, sugiere que el proyecto estadounidense en el que se hundieron millones tratando de hacer espías síquicos sin ningún resultado, realmente tuvo resultados. Sin saber la biología más elemental, asegura que las sondas marcianas han “contaminado” Marte con vida, que la vida en la Tierra viene del espacio, que el hombre es producto de una manipulación genética extraterrestre “hace 30 mil años” (a saber de dónde saca esta fecha) y mil barbaridades más que el entrevistador traga fascinado, quizá impotente ante su incapacidad de poner a prueba las afirmaciones del joven sofista que pierde el pelo ante sus ojos.

Si realmente cree en tales extravagancias, lo más probable es que este crédulo businessman sea una víctima del llamado “síndrome de la vida perdida”, una reacción humana que permite que los fanáticos persistan en las creencias más extravagantes sin importar la cantidad de pruebas, datos, hechos y demostraciones que se le puedan hacer.

Cuando alguien cree firmemente en algo, es inamovible.

Basta recordar que los creyentes en el espiritismo, a principios del siglo XX, se rehusaron a creer en la confesión de una de las hermanas que iniciaron la locura de la mediumnidad y el negocio de las telecomunicaciones con el otro mundo: Margaret Fox.

Y es que, admitámoslo, los seres humanos no decimos con la frecuencia que merecen las palabras “me equivoqué”.

Si alguien ha apostado su formación, su profesión, su vida social, su imagen pública y su compromiso individual con alguna creencia, por extravagante que sea, será muy difícil que llegue a aceptar que ha estado perdiendo el tiempo durante toda su vida anterior, que se ha entregado con intensidad sublime a una paparrucha, que ha adorado como deidad a un gurú primitivo y abusivo, que ha sido un ingenuo, un bobo, un incauto, un crédulo.

Es el tipo de vergüenza que impide que la mayoría de quienes caen en las garras de estafadores profesionales se presente a denunciarlos ante la policía. La denuncia implica aceptar que uno es un imbécil total o un inocente inmaduro capaz de creer alguna locura cuidadosamente urdida por un delincuente vivaracho.

Casi nadie está dispuesto a renunciar a sus creencias del pasado y asumir con humilidad los hechos que los contradicen.

Por eso mismo, la labor de la promoción del pensamiento crítico no tiene en realidad por objeto a estos personajes. El defraudador que sabe que vende pamplinas es distinto del verdadero creyente, aunque actúen de manera parecida. Pero ninguno de ellos cambiará de opinión.

Quienes sí pueden cambiar de opinión, por supuesto, son quienes aún no se convierten en fanáticos de las falacias más diversas, generalmente jóvenes inquietos (cosa más que legítima) que buscan lsa sorpresas que les reserva el mundo y que son, por tanto, el público meta de gran parte del esfuerzo de los embusteros profesionales y de quienes, por no padecer el síndrome de la vida perdida, están dispuestos a aceptar cualquier ficción como dogma de fe.

El pensamiento crítico empieza simplemente preguntando: “¿Cómo lo sabe?” y “¿Puede probarlo?” Con esas dos preguntas tiene uno para hacerle la vida muy difícil a los embaucadores.

Lo triste es que hasta ahora nadie parece haberle preguntado eso a Javier Sierra, el omnipresente de la charlatanería española.

El fanatismo del creyente y la cautela del sentido común

El fanatismo del creyente y la cautela del sentido común

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Una y otra vez, a lo largo de los años, hemos constatado que es imposible convencer a los verdaderos creyentes acerca de la falsedad de su religión.

Esto únicamente sirve para demostrar que tales homínidos son inmunes a la razón, a los datos, a las pruebas y a la evidencia real. Por eso no discutimos con ellos, a menos que hacerlo tenga algún valor didáctico para sus posibles víctimas.

El ovni de Puebla

Pongamos un caso que fue ciertamente famoso, el del “Ovni de Puebla”, de México, el 29 de Julio de 1977, visto por decenas de miles de personas, filmado varias veces, incluso profesionalmente (por un equipo que trabajaba en una película sobre el cual pasó el objeto), y que cayó finalmente en la Sierra Norte de Puebla.

Mientras los loquetes de siempre deliraban por la “visita extraterrestre”, dos investigadores, Héctor Chavarría y Pablo Latapí, llegaron al lugar, entrevistaron a los pobladores e incluso obtuvieron un trozo de lo que se estrelló en el asoleadero de café de un campesino severamente perjudicado por todo el meneo. El objeto fue analizado y se determinó que era acero similar a una aleación al cromo silicio usada, entre otras cosas, para hacer resortes.

Los años pasaron mientras los ufólogos creyentes bordaban una tontería tras otra sobre el “Caso Puebla”.

En 1990, amparado en el Acta de Libertad de Información, el ufólogo escéptico Héctor Escobar consiguió datos del Comando de Defensa Estratégica de los EE.UU., que probaban que la trayectoria, velocidad y hora de entrada del “ovni” a la atmósfera coincidían con los de la tercera etapa del cohete soviético que había puesto en órbita al satélite Cosmos 929.

El objeto venía de los cielos, habiendo sido lanzado previamente desde Baikonur. Misterio resuelto. Ovni convertido en ovi.

¿Alguien en el mundo de la ovnilogía o ufología charlatanescas quedó convencido de la prueba y archivó el caso Puebla? Pues no.

La historia completa la escribieron Héctor Chavarría (uno de los primeros investigadores) y Héctor Escobar (que resolvió el caso) en en el boletín de la ARP-SAPC y en muchos otros lugares.

El mundo de la ovnilatría sinvergüenza no tuvo interés en investigar el hecho. Tenían lo que llamaron “un caso perfecto” y no iban a permitir que se los viniera a joder la realidad. La investigación de verdad tuvo que ser hecha por quienes no comparten los dogmas de fe de estos acólitos de la baba.

Pero los fanaticazos fundamentalocos siguen citando el caso y, antes de acudir a esta información, prefieren citar párrafos de franca alucinación, pergeñados por tipos que nunca vieron los restos pero aseguran que tienen “un brillo azul que nos llena de paz” y sofritos mentales de este tipo. (He tenido en mis manos varias veces el trozo que guarda Héctor Chavarría, y es acero sin ningún brillo mamón ni efectos esotéricos.)

“Los hechos nos importan un carajo”

¿Se demostró que las “investigaciones” sobre Uri Geller en la universidad de Colgate estuvieron malhechas y no son válidas al no evitar que el vivaracho israelí hiciera trampa? Ni lo mencionan. ¿Se encontraron modelos de “naves extraterrestres” adecuados para trucos fotográficos en la casa del demencial “Billy” Meier? Eso no demuestra nada, según ellos. ¿La psicología ha demostrado que las “regresiones” son memorias falsas introducidas por hipnotistas imbéciles o interesados? No hay una sola mención en los documentos públicos de los hipnotizadores que ofrecen tales “regresiones”. ¿Una investigación demuestra las falsedades de distintos curanderoides? No importa, la consulta sigue llena. ¿Las pruebas estadísticas demuestran que las predicciones astrológicas no funcionan para un carajo? Es que la ciencia no nos quiere, es mala con nosotros (y se sueltan a llorar). ¿El caso de las hermanas Fox hace ciento y tantos años fue un fraude confesado por una de ellas, Margaret? Lo ocultan avergonzados.

Nada, absolutamente nada de lo que se diga a estos fanáticos los mueve de sus convicciones. Lo suyo, aunque lo disfracen con palabras extravagantes como “investigaciones” es cosa de fe, asumida de manera fundamentalista, en la que el no creyente es, cuando menos, un hereje, y el que los critica se vuelve blanco de todo tipo de ataques.

Como los talibanes, pues.

Nunca han aceptado las pruebas que se les dan, por sólidas que sean (y pocas cosas más sólidas que un trozo de acero) y a cambio exigen que se acepten “evidencias” frágiles, cuando no meramente simples decires de personas, que habitualmente hacen negocio con sus afirmaciones.

Los escépticos ya han visto que su aproximación a los hechos no tiene efecto sobre estos cerebros de planaria y su buena fe inexistente. La mentalidad científica no tiene ningún problema en cambiar de opinión, pues ni tiene ni cree tener a La Verdad agarrada por el pescuezo, sino que se concibe como un proceso de acercamiento continuo a hechos y datos certeros y certificables por cualquiera para obtener explicaciones válidas y que se integren a todo un enorme cuerpo de conocimientos (esto último quiere decir que lo que ocurre en la química no contradice a la física, y que la anatomía del aparato digestivo no contradice a la química, el conocimiento está sistematizado y es coherente, a diferencia de los jirones patéticos que hilan los paranormalólogos).

¿Cómo funciona la ciencia? Dice que hay nueve planetas en el sistema solar porque conoce nueve, pero se demuestra la existencia de Sedna y entonces, en vez de “defender” su posición previa, acepta las pruebas, dice que hay diez planetas y se pone a estudiar. Supone que los dinosaurios eran reptiles hasta que se demuestra que no, que tienen un antepasado común con los reptiles pero pertenecen a otro orden, y la ciencia lo acepta y sigue avanzando. Contaba con las leyes de la gravitación de Newton para explicar la dinámica del universo, pero al demostrarse que tales leyes no eran aplicables a nivel microcósmico y macrocósmico, la ciencia aceptó la relitivdad de Einstein y la mecánica cuántica de Planck.

Igualmente, la ciencia se autocorrige. Al funcionar con investigaciones repetibles y contrastables, lo que dice un investigador puede ser comprobado por otros en las mismas condiciones, si no se replica, se analiza todo de nuevo. Eso impide que los charlatanazos sobrevivan mucho en el mundo de la ciencia real.

¿Que en la ciencia hay reticencias y a veces no se puede avanzar tan rápido como se pudiera? Pues sí, pero los científicos son humanos y se comportan como tales. Pero, a la larga, los hechos demostrables se imponen sobre las opiniones y resulta que conocemos mejor nuestro universo y podemos operar sobre él de manera predecible (algo que ninguna forma de la charlatanería nos permite hacer, mire a su alrededor y constátelo).

Por tanto, quien tiene un pensamiento crítico y científico, que sabe dudar de su propia visión de la realidad, supone ingenuamente (y tontamente, los años lo demuestran) que los embusteros de oficio piensan igual, y que bastarán las pruebas y una argumentación racional impecable para que muden de parecer.

Nunca van a cambiar de opinión porque tienen la respuesta antes de enfrentar los hechos, porque prefieren creer antes que saber y porque tienen intereses creados enormes.

Siete formas de ser como el tío Lolo, que se hacía tonto solo

Primero: tratar de trasladar el peso de la prueba a los escépticos. Esto es falaz, porque quien presenta una hipótesis es quien debe demostrarla, no al revés. Si alguien dice que Fulanito Descerebradito puede hacer algo maravilloso (doblar metales con la mente, predecir el futuro, conversar con extraterrestres, teletransportarse) debe demostrarlo satisfactoriamente. El que afirma, debe probar, el que afirma cosas maravillosas (fantasmas, extraterrestres, visión del futuro) debe dar pruebas igualmente maravillosas, no fotos y grabaciones dudosas, relatos lisérgicos y “predicciones” simplotas que cualquiera puede hacer.

Segundo: acudir a que los fenómenos “no los pueden reproducir los escépticos”. Este argumento es especialmente bobo. Yo no sé cómo hace el mago Yunke su ilusión de cortarle la cabeza a la nena que lo ayuda, pero no porque yo no pueda reproducirlo voy a creer que “hace magia de verdad”.

Tercero: saltarse a la torera la demostración de los hechos para tratar de discutir su “explicación” de manera delirante. Basta echar un ojo a cualquier manual de los especialistas en dar gato por liebre para encontrar docenas de explicaciones de cada taradez suya, haciendo que el lector (víctima) olvide que nadie ha podido demostrar la existencia del fenómeno en cuestión. Es como debatir el tipo sanguíneo de las hadas o el nombre del sastre de Astérix.

Cuarto: hacer el blanco móvil. Si alguien ofrece un misterio y se pone en duda, se apresura a ofrecer otro y otro, y otro, complicando el escenario para que nadie se dé cuenta de que todavía sigue sin demostrarse que el primer “misterio” no fuera un embuste. Así, un sacaplata superprofesional como el supuesto “contactado” Billy Meier empezó diciendo que tomaba fotos de platos volantes (se encontraron los modelos en su garaje), luego de extraterrestres (lástima que una “extraterrestre” fotografiada era una cantante conocida, por mucho que la desafocó), luego los filmaba (colgados de un palito), luego resultó que además viajaba en los platillos volantes y, lo último, ahora viaja en el tiempo (como prueba ofrece una foto de San Francisco después de un ataque nuclear, lástima que es la foto de un dibujo de un artista para ilustrar un artículo sobre el tema en la revista Geo años antes de la “foto” de Meier). Y entonces, en vez de centrarnos en que sus fotos no son pruebas de nada, se nos cuenta algo tan oriental como que le ha tomado una foto a Cristo cuando viajó en el tiempo.

Quinto: diversificarse (variación del 4). Habiendo dinero y “prestigio” (por fraudulento que fuere) en tantas áreas, los charlatanes surgen de una especialidad y al cabo de pocos años están metidos en muchas de las demás formas de desplumamiento de incautos. Con esto, además, pueden mover el blanco con más eficacia, por ejemplo, al ser cuestionados sobre sus fantasmas salir con un rollete sobre ovnis que hace todo diálogo imposible.

Sexto: desprestigiar al crítico. Quienes han tenido la mínima formación en lógica saben que ésta es una falacia de argumentación llamada argumento ad hominem, y que demuestra una mente poco ducha en la discusión racional (descubrimiento asombroso).

Séptimo: el insulto, la ofensa y acusaciones más o menos veladas. Cuando pierden los estribos y asumen su personalidad real (la de fanáticos babeantes, acefálicos y desprovistos de toda ética) resultan sumamente divertidos. Quedan totalmente desnudos en su ruin bajeza, la que antes de ese momento ocultaban bajo un manto de “espiritualidad”, “iluminación”, “sabiduría ancestral (o extraterrestre, o astral)” , “desarrollo mental”, “relación con energías preternaturales maravillosas” y demás inventos engañabobos. (Por cierto, es cuando llegan a esto cuando los irracionales vendedores de abono disfrazado de alimento kármico acaban ante un juez explicando sus acciones y afirmaciones difamatorias.)

La bala mágica: el sentido común

El sentido común (que, como todo el mundo sabe, es el menos común de los sentidos) es, por ello, el arma ideal para enfrentar a los farsantes (y en cierta medida a los defraudadores, aunque sería mejor que éstos estuvieran más seguido ante los tribunales por vender curas falsas, cursos imbéciles, “lecturas” adivinatorias mendaces, “contactos con espíritus” imaginarios y todo tipo de imposturas dañinas, perjudiciales y, en última instancia, delictivas).

Pero no se trata de enfrentarlos para “convencerlos”, sino para exhibir su miseria humana, moral, intelectual y científica ante sus posibles víctimas, quitándoles así a los charlatanes la posibilidad de seguir obteniendo beneficios de su oferta de ignorancia y ayudando a sus víctimas a escapar de la trampa.

¿Hay datos que puedan demostrar que los muertos gustan de hablarle al micrófono especialmente a Pedro Amorós en sus psicóticas psicofonías? No los hay ni les interesa ofrecerlos, que muy ocupados están vendiendo cursetes mamertos y cobrando publicidad de sitios igualmente desavenidos con la verdad. ¿Hay forma de demostrar que, efectivamente, las “miles” de cintas con las que pretende apabullar a sus presas sean falsas? Pues menos, porque nadie ha controlado cómo manufactura sus cuentos de muertitos durante tantos años. No se deja.

Sólo hay dos formas de enfrentar seriamente tales estupideces. La primera sería que, en aras de la “investigación” con la que se llenan la boca falsamente, Pedro Amorós o alguno de sus compinches aceptara realizar sus milagretes bajo condiciones de laboratorio con variables controladas y un protocolo experimental debidamente establecido por científicos y magos de escenario (expertos en las artes de engañar al público, pero de manera honrada). A esto no se someten estos pavorreales inútiles ni bajo amenaza de muerte. (Bueno, en contadas ocasiones sí, y cuando se someten y fracasan, siempre tienen pretextos. Lo que nunca tienen es éxito.)

La otra forma es poner en palabras claras lo que venden estos descerebrados para que sus presas lo vean con claridad. Decir en lenguaje llano lo que ellos revisten de imaginación enfermiza y verborrea deesaforada y demencial (demencial porque pretenden confundirla con la realidad; como todo el mundo sabe, sólo los niños y los locos son incapaces de distinguir entre lo real y lo imaginario), acudir a la lógica, a lo simplemente obvio:

¿Realmente las mentes superiores de este universo vienen desde el grupo de estrellas de Las Pléyades a 400 años luz sólo para las vea un chalado llamado Billy Meier y se forre de dinero vendiendo el cuento? ¿Es lógico pensar que las estrellas influyen en nosotros sin importar su distancia de nosotros y luego creer que su posición sí importa? ¿Cómo es que los estudios de sonido de todo el mundo borran cintas en magnetófonos sin micrófono y a nadie le aparecen las voces que persiguen a un puñado de selectos lamesuelos? ¿En verdad alguien puede aceptar que un pelmazo como los de “El castillo de las mentes prodigiosas” sea un sujeto “superior” cuando se comporta como cualquier delincuente menor?

Lo importante es que usted, que no está tan seguro de si tantas afirmaciones extravagantes son o no verdad, aprenda a dudar y preguntar con agudeza ante las barbaridades que pretenden que crea y compre.

Y que recuerde que más allá de los cuentos de estos viles orates, el universo real está lleno de maravillas reales y asombrosas que éstos quieren ocultarle; ellos se dedican a evitar que usted levante la cabeza y mire de frente a su realidad y la entienda, su meta es conseguir que usted se deje manipular, que eso siempre conviene a los poderosos, en lugar de entender su mundo y disfrutar del conocimiento real y de todo lo que ofrece.

Lógica, sentido común, razón elemental, pensamiento simple. Son como los Cuatro Jinetes del Apocalipsis para esos vividores que sólo pueden prosperar si reclutan incautos.

A ellos no los convence nadie, y precisamente por eso es peligroso que usted se deje convencer por ellos sin dudar sistemáticamente.

Los Charlatanes y la Egiptología

Los Charlatanes y la Egiptología
  El antiguo Egipto siempre ha fascinado al público, no sólo por el tamaño de los monumentos que nos ha legado, sino también por muchas otras razones, como por ejemplo, la reputación transmitida por muchos autores clásicos de ser un pueblo sabio, dotado de gran capacidad artística y por la curiosidad que suscita en nosotros su peculiar sistema de escritura.
  Uno de los mayores lastres que ha debido soportar la egiptología desde su auspicioso comienzo como ciencia en 1831, cuando J. F. Champollion fue nombrado el primer profesor de esta disciplina en el Collège de France, poco antes de su muerte, ha sido la aparición periódica de charlatanes de uno u otro tipo quienes tratan de atraer la atención del público (y a la vez, ganar algo de dinero), infligiéndoles todo tipo de ideas extrañas, las que debemos admitir con cierta tristeza, resultan usualmente más interesantes para la imaginación popular que las sobrias conclusiones de los investigadores serios.

  Todo comenzó aparentemente con los antiguos griegos, quienes tal como Serge Sauneron señalara en uno de sus libros, interpretaron la reticencia de los egipcios de la época tardía que ellos conocieron, explicable por presentarse los griegos como gente inquisitiva y tan distinta de los pobladores del Valle del Nilo, como un estímulo a la especulación atribuyéndole a los antiguos egipcios logros fantásticos, mayores aún que la maravillosa aunque no tan exagerada, realidad.

  La leyenda de Atlántida, el continente perdido, y de su avanzada civilización, nació y autores posteriores le asignaron un papel civilizador al establecerse colonos provenientes de esa región en Egipto, donde habrían sido responsables de las primeras tradiciones y logros allí, aportando lo que habrían recogido de su tierra hundida en el océano. Por supuesto que ningún investigador serio hoy acepta esta interpretación.

  Hay gente que lamentablemente no comprende que este tipo de ideas que pretende quitarle a antiguos pueblos el derecho a su propio pasado, atribuyendo los cambios a la acción colonizadora de otros, implica una forma de racismo que reduce a esas comunidades al papel de pasivos receptores de la cultura y los logros tecnológicos de otros, deliberadamente ignorando toda la evidencia en contra de esas caprichosas especulaciones.

  Los antiguos romanos, a pesar de un cierto menosprecio respecto al pueblo que habían conquistado tan fácilmente, al que Juvenal había inmortalizado como adoradores de las hortalizas comunes de los campos, mostrando así más su ignorancia que su talento satírico, no podían ignorar por otro lado los magníficos monumentos de Egipto que hablaban de una pasada grandeza y un tanto a pesar suyo aceptaban algunas de las historias relatadas por los griegos al tiempo que despertaban su interés las experiencias místicas de los habitantes del Valle del Nilo.

  De este modo surgieron y se expandieron por todo el vasto imperio romano templos de divinidades egipcias, especialmente los consagrados al culto de la gran diosa Isis.

  Cuando un manto de oscuridad cayó sobre el antiguo Egipto después que los emperadores cristianos de Roma prohibieron el uso del sistema jeroglífico de escritura y los sacerdotes paganos egipcios fueron perseguidos y expulsados hacia el sur, al Sudán actual, el terreno estaba fértil para el surgimiento de todo tipo de extrañas teorías sobre esta civilización.

  Intentos místicos, tan elaborados como infructuosos, por traducir los jeroglíficos egipcios condujeron a la pérdida de prestigio académico de investigadores respetados hasta ese momento tales como A. Kircher y otros. Algunos escritores, basándose en la Biblia (o más bien, utilizándola indebidamente para sus propósitos), sostuvieron que monumentos como las pirámides habían sido graneros o según Piazzi Smyth, un símbolo de revelación divina y la expresión de cálculos matemáticos increíblemente precisos.

  El hecho que Petrie, uno de los fundadores de la arqueología moderna, sorprendió a un seguidor de estas extrañas teorías serruchando un trozo de piedra dentro de la Gran Pirámide de Guiza para hacer que el monumento correspondiera a la teoría, no desalentó a los creyentes que hasta el día de hoy continúan escribiendo libro tras libro (a menudo éxitos de venta) sobre el tema.

  El descubrimiento de la tumba de Tutanjamón en 1922, que deslumbró al mundo con sus historias de oro enterrado, misteriosas estatuas e inscripciones, y especialmente referentes a la momia del joven rey, trajo consigo una demanda popular de información sobre el hallazgo, cuanto más sensacional mejor, que periodistas inescrupulosos supieron explotar urdiendo toda clase de historias sobre maldiciones imaginarias y muertes inexplicables. También aquí, el hecho que el principal responsable del sacrilegio, Howard Carter, y muchos de sus más cercanos colaboradores, no sufrieron consecuencia alguna y vivieron largas y felices vidas, no desalentó a los seguidores del nuevo mito ni los disuadió en su intento de embaucar a sus lectores con relatos distorsionados y deliberadamente selectivos de los hechos relacionados con el descubrimiento de esta tumba.

  Más recientemente, con la irrupción de la llamada “Nueva Era” o “New Age” y su ola asociada de múltiple irracionalidad, florecieron nuevamente algunas de las corrientes místicas tradicionales y otras nuevas tales como por ejemplo, la del llamado “Poder de las Pirámides”. Según esta última, las pirámides de Egipto y la Gran Pirámide de Guiza principalmente, podrían generar de algún modo una forma de energía que permitiría conservar alimentos, afilar cuchillos y curar enfermedades. Por cierto lapso, millones de libros sobre el tema enriquecieron a algunos a pesar de que la Universidad de Guelph en Canadá, harta de las numerosas consultas y desafíos de los devotos del nuevo culto, llevó a cabo una serie de ensayos que demostraron la falta de veracidad de tales afirmaciones, lo que no pareció afectar significativamente la difusión mundial del mito.

  No nos referiremos aquí a las historias verdaderamente fantásticas de hombrecillos verdes u otros extraterrestres manifestándose en el antiguo Egipto, a esfinges en Marte y relatos similares, pues pensamos que muy poca gente razonable los considera verosímiles.

  Pensamos que el público debe ser advertido acerca de la engañosa popularidad de tales teorías, elaboradas por personas que no pudieron destacarse en el mundo académico y que recurren en su frustración al público, como si tal aclamación popular pudiera darles el reconocimiento que no pudieron lograr por otros medios más válidos. No es preciso ser muy perspicaz para deducir que los importantes ingresos producto de la venta de libros o de programas de televisión sobre sus teorías, pueden ser también una motivación que lleva a esos autores a jugar con la buena fe del público, presentándose como lo que no son.

  Hoy en día, con el desarrollo acelerado de los medios de difusión masiva y de la necesidad consiguiente de elaborar historias amenas para contarle al público, ha aumentado el riesgo (y la tentación) de repetir las viejas teorías desacreditadas pero nunca totalmente descartadas, que estimulan la imaginación popular y entretienen, aunque en realidad juegan con el desconocimiento de la gente y en realidad, desinforman.

  Pensamos también que es nuestro deber como egiptólogos, a pesar de estar ocupados en la enseñanza o en la investigación, salirle al paso a tales intentos y ofrecerle al público nuestros puntos de vista para que la gente pueda decidir con toda la evidencia a la vista. Pensamos asimismo que es el deber de los periodistas profesionales, responsables y bien intencionados, consultar a los especialistas antes de difundir noticias sobre teorías extrañas o acontecimientos misteriosos relacionados con el antiguo Egipto. No hay razón para que los periodistas no usen en este terreno los mismos criterios de información objetiva e imparcial que procuran emplear cuando difunden noticias sobre temas políticos o sociales contemporáneos. De esa forma el público saldrá beneficiado y muchos charlatanes podrán ser desenmascarados antes de que causen daño alguno.

  No está demás recordar que todos los imponentes progresos en nuestro conocimiento sobre antiguas civilizaciones en los últimos cien años, se debe a los esfuerzos de investigadores pertenecientes a instituciones debidamente acreditadas, ya que ni uno sólo de esos avances se ha debido al aporte de los llamados “investigadores independientes”. Si fuera por ellos, todavía estaríamos especulando sobre el significado de los jeroglíficos egipcios o sobre el origen y desarrollo de la civilización en las orillas del Nilo.

  Los egiptólogos, entrenados exhaustivamente, profesionales serios que trabajan en instituciones académicas de sólida reputación, y que por medio del esfuerzo duro, honesto y anónimo ensanchan nuestros horizontes de conocimiento, a veces en el acierto, a veces en el error, pero como verdaderos hombres y mujeres de ciencia siempre procurando aprender de sus errores, trabajan sin descanso para avanzar en el esclarecimiento de los múltiples problemas que presenta el estudio del pasado.

  Es nuestra convicción que el público (y quienes reclaman para sí la responsabilidad de informar) estarían mejor encaminados si los consultan antes de difundir y aceptar sin discusión hechos o ideas dudosas que en vez de esclarecer, confunden y oscurecen la realidad.
  Por cualquier comentario o pregunta, puede Ud. comunicarse con el Instituto Uruguayo de Egiptología, usando la siguiente información:

Correo electrónico: juancast@yahoo.com

Tel. / Fax : ( 598 2 ) 622 5352

Dirección: 4 de Julio 3068 Montevideo

Uruguay C.P.: 11600

Autor del artículo: Profesor Juan José Castillos 

  Nota: Este artículo ha sido cedido, para su mayor difusión, por el Instituto Uruguayo de Egiptología y en su Web pueden ver el original.

Chopra, Deepak

Chopra, Deepak
Médico endocrinólogo, Escritor. India/EE.UU.
En 1999, la revista Time lo seleccionó entre lo cien íconos y héroes del siglo XX, y lo describió como el “poeta-profeta de la medicina alternativa”. No todos piensan lo mismo: en 1994, Forbes, una revista especializada en economía, ya lo había calificado como “el último de una serie de gurúes que han prosperado combinando ciencia pop, psicología pop e hinduísmo pop”. Y, cada vez que se presenta en cualquier ciudad del mundo para dictar, palabras más o menos, la misma o parecida conferencia del año anterior, o del otro, la da a salón lleno.

El periodista Sami Rozenbaum, lo describió como “el más destacado adalid de la fe posmoderna”. Uno de los factores que lo vuelven atractivo consiste precisamente en que en su discurso amasa una retórica religiosa con pinceladas de “ciencia”, aggiornando un mensaje que -si se quedara en el misticismo- no lo volvería diferente de muchos otros gurúes. En su caso, casi todas las reseñas biográficas celebran sus esfuerzos por conciliar sus creencias místicas con la medicina moderna. Casi ninguna, en cambio, se ocupa en descorrer el velo que cubre las lagunas -muchas veces los mares- que ponen al descubierto sus magros e incluso decididamente erróneos conocimientos científicos. En ocasiones, tales “errores” parecen revelar que existe un “desajuste” intencionado de la (mala) información científica que ofrece a sus lectores y oyentes. En este sentido, estas líneas pretenden reparar una injusticia informativa largamente postergada.

Deepak Chopra nació en la India en 1947 y se diplomó de médico endocrinólogo en 1968. En 1980, emigró a los Estados Unidos, donde realizó una exitosa carrera que lo llevó a ocupar un cargo directivo en el New England Memorial Hospital en Massachusets. También fue profesor en las Escuelas de Medicina de las Universidades de Tufts y Boston. Hábil disertante y escritor prolífico, publicó más de 25 libros traducidos en casi todos los idiomas y -sólo en inglés- lleva vendidos más de 10 millones de ejemplares. Fundó y dirige El Centro Chopra para el Bienestar y el Instituto Médico Mente-Cuerpo, ambos en La Jolla, California (EE.UU).

Según su biografía oficial, la alta posición que alcanzó en New England Memorial Hospital “lo incomodaba” (eso no explica por qué estos datos encabezan las solapas de todos sus libros, pero en fin…). Su vida cambió por completo, dice Chopra, en 1981, cuando conoció al “prominente médico ayurveda” Brihaspati Dev Triguna. Este encuentro constituyó para él una “experiencia pivotal”. Luego se incorporó al movimiento religioso Meditación Trascendental, liderado por el Maharishi Mahesh Yogi, introducida en Occidente en los ‘60 sobre todo por la difusión que favoreció la noticia de que los Beatles adherían a su filosofía.

Así, Chopra comenzó a incursionar en los arcanos de la “medicina ayurveda”, a la que suele presentar como una disciplina hindú “varias veces milenaria”. Como se sabe, entre el público ávido de espiritualidad “a la carta”, cuanto más añeja es una creencia, mayor parece ser su garantía de calidad. Chopra, en síntesis, asegura que esta medicina tiene 6.000 años de antigüedad. Lo extraño es que no parece ser el caso de la “medicina ayurveda”, que es marca registrada por el propio Maharishi desde mediados de los años ’80. La explicación: Maharishi “recuperó” estos conocimientos gracias a su personal interpretación de antiguos textos sánscritos. En realidad, sólo unas pocas formas de terapia que él utiliza figuran en los textos védicos.

Las funciones vitales, según esta medicina, están determinadas por tres principios o “doshas”: Vata, Pitta y Kapha. “Vata -escribe Chopra- controla todo el movimiento del cuerpo, sea el del pensamiento o el de los intestinos, la vibración de las cuerdas vocales o los ademanes, o incluso la danza del ADN cuando se multiplica. Pitta controla el metabolismo y la digestión, y Kapha, la estructura”. Estos herméticos principios básicos o “doshas”, según Chopra, “emergen como expresiones de tendencias metabólicas tanto en nuestro cuerpo físico como en nuestro tipo psicológico”. Rozenbaum compara estos doshas con el funcionamientos de los signos astrológicos, determinando las características de cada individuo; los doshas pueden ser conocidos tomándole el pulso a la persona, o haciéndole responder un cuestionario. Sin embargo, el dosha puede cambiar de hora a hora. Los doshas deben ser “pacificados”, para lo cual se indican diversos tratamientos. En todos sus libros Chopra insiste en tener “pensamientos positivos”: las ideas generarían una molécula en el cuerpo; así, los pensamientos positivos generan “moléculas positivas”. La “medicina ayurveda”, así, no sólo permite lograr una “salud perfecta”: si todos la practicaran, dice, las guerras y aun los accidentes serán cosa del pasado. Pero, incluso siendo exageradamente optimistas, parece una meta difícil de lograrar: sus conferencias, cursos o seminarios sólo son accesibles para un reducido segmento social: la minoría que pueda pagarlos.

EL CUENTO DEL CUANTO
“Ageless Body, Timeless Mind” (“Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo”, 1993) se convirtió en su libro más popular. Chopra hace una curiosa síntesis entre la “medicina ayurveda” y la física cuántica, señalando que los pacientes que acusan remisiones espontáneas de cáncer “saltan a un nuevo nivel de conciencia que prohíbe la existencia del cáncer (…) se trata de un ‘salto cuántico’ de un nivel de funcionamiento a otro nivel superior. Es decir, Chopra no utiliza el “cuanto” de la física en un sentido metafórico: sus terapias -en general, basadas en productos herbarios- poseen “vibraciones” específicas que contrarrestan la “vibración cuántica” del cuerpo.

La asimilación entre la física cuántica y el misticismo hindú tiene un famoso antecedente. En 1975, el físico Fritjof Capra la defendió con fuerza en su voluminosa obra “El Tao de la Física”. En aquel libro, Capra destaca los rasgos familiares y omite las diferencias. Chopra también, con la diferencia de que él es esencialmente un místico: afirma que el tiempo, los opuestos y la materia son meras ilusiones de un psiquismo embotado. En “Cuerpos sin edad….”, por ejemplo, escribe: “Las semillas de este nuevo paradigma fueron plantadas por Einstein, Böhr, Heisenberg y los demás pioneros de la física cuántica, quienes comprendieron que el modo aceptado de ver el mundo físico era falso. Aunque las cosas de allí afuera parecen reales, no hay prueba de la realidad aparte del observador. No hay dos personas que compartan exactamente el mismo universo. Cada visión del mundo crea su propio mundo.” Su visión de la física es técnicamente incorrecta: la física cuántica da cuenta del comportamiento de átomos y partículas subatómicas o agregados de ellas, y no del de sistemas macroscópicos como el cuerpo humano. Ahora bien, ¿cuánto sabe Chopra de física? En el mismo libro, cita al “eminente físico Stephen Hawking” como una autoridad en la materia. Hawking no lo es: como señala el catedrático de física de la Universidad de Maryland Robert Park, cuando surgió el concepto del cuanto Hawking ni siquiera había nacido. Chopra, en cambio, cita a Hawking porque leyó su libro de divulgación “Historia del tiempo” y, claro, sabe que se trata de un científico familiar para los lectores de su libro.

Tiene sentido el discurso de Chopra cuando insiste en la relación entre estrés y salud y recomienda métodos de relajación. Estos tratamientos son especialmente útiles para problemas endócrinos, reumáticos y alérgicos, y es cierto que un buen estado de ánimo en el paciente ayuda a cualquier terapia. Pero, definitivamente, éste no es un descubrimiento de Chopra sino una corriente de pensamiento que comenzó a filtrarse desde Oriente a Occidente desde la década del ’60.

METEDURAS DE PATA REVELADORAS
Pero este acierto no le extiende carta blanca: en 1991, Chopra, junto con Hari Sharma y Dev Triguna, publicó un artículo sobre medicina ayurveda en el prestigioso Journal of the American Medical Asociation (JAMA). En esa nota aseguró, por ejemplo, que “tomar el pulso es suficiente para diagnosticar numerosas dolencias graves”. Y añadió: “los antibióticos y demás drogas modernas no funcionan”. Semejante afirmación desató un aluvión de cartas de protesta de la comunidad médica, obligando a que la dirección de la revista se retractara en su siguiente número, máxime cuando una investigación comprobó que la evidencia suministrada por Chopra para defender su tesis central era dudosa. Tanto Chopra como los coautores de aquel trabajo se habían negado a realizar experimentos “doble ciego”, un procedimiento elemental en ciencia básica. Por otra parte, se comprobó que habían violado los estatutos de la publicación al ocultar sus intereses económicos detrás de las ideas que promovían. Seis años después, Robert Sapolsky, de la Universidad de Stanford, entabló una demanda a Chopra. El profesor Sapolsky demostró que en el libro “Cuerpos sin edad…” se habían plagiado varias partes de su obra “Behavioral Endocrinology”. Luego se llegó a un arreglo extrajudicial, a favor de Sapolsky. La editorial tenía con qué saldar la deuda por derechos intelectuales alterados con Sapolsky: “Cuerpos sin edad…” figuró durante varias semanas en el top de best-sellers del “New York Times” y un título anterior de Chopra “Quantum Healing” (“Terapia cuántica”) ya llevaba dos años entre los diez primeros más vendidos.

CARO POR NO EJERCER COMO MÉDICO
En 1992 fue nombrado miembro del National Institute of Health and Hoc Panel on Alternative Medicine y, desde 1993, es director ejecutivo del “Instituto Sharp para el Potencial Humano y la Medicina Cuerpo-Mente” en San Diego, California, así como de su Centro Chopra para el Bienestar donde los “programas de purificación” cuestan hasta 3.200 dólares. Más tarde, Chopra debió dejar de ejercer la medicina cuando trascendió que carecía de licencia para ejercer en el estado de California. En el Centro de Salud Maharishi Ayurveda Para el Manejo del Estrés en Lancaster, Massachusetts, otra de sus instituciones, los pacientes con enfermedades graves pagan desde cientos a miles de dólares por consultas astrológicas, y se les recetan yagyas (ceremonias religiosas destinadas a solicitar ayuda a las deidades hindúes).

Chopra viaja por todo el mundo ofreciendo sus seminarios y sacó su propia línea de hierbas y aceites aromáticos. Entre las celebridades que lo siguen se cuentan Demi Moore, Elizabeth Taylor, Michael Jackson y el ex-beatle George Harrison, fallecido en diciembre de 2001 por un cáncer de pulmón. Según parece, en ninguno de sus institutos se hace un seguimiento caso por caso y nada se sabe de la relación éxitos-fracasos. Esa ausencia de casuística de la eficacia de su terapia no necesariamente validan los casos negativos. Pero tampoco a los positivos. El caso de Harrison, en última instancia, no es el único: David Flint, un paciente de leucemia tratado por un practicante avalado por Chopra, gastó 10 mil dólares a lo largo de nueve meses. Murió al poco tiempo de haber sido dado de alta.

El gurú (como el psiquiatra “new age” argentino, Jorge Bucay, quien cierta vez amenazó con “cagar a trompadas” a un periodista que insistió en proponerle preguntas que él no deseaba contestar) perdió más de una vez los estribos ante las objeciones de los escépticos. Dato poco feliz, si se quiere, para quien se reivindica campeón de la armonía universal.

FUENTES CONSULTADAS
Chopra, Deepak; “Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo” (Ed. Vergara, 2001)
Chopra, Deepak; “Sanar el corazón (Ed. Vergara, 1998)
Park, Robert L. “Ciencia o vudú. De la ingenuidad al fraude científico”. Grijalbo, 2001. Pp. 279-280.
Rozenbaum, Sami. “Medicina ayurveda y misticismo fundamentan las ideas –y el imperio– de este gurú de la Nueva Era”. En diario “EL UNIVERSAL”, 30 de septiembre de 2001.

NIÑOS ÍNDIGO

NIÑOS ÍNDIGO

¿REALIDAD O FICCIÓN?

Ricardo Babarro

Biólogo

La influencia social de la Nueva Era no es un factor despreciable cuando se trata de envolver con su edulcorada mitología aspectos vitales de la sociedad. Recientemente ha surgido un concepto creado por parasicólogos y aprovechado por escritores de best sellers, conocido como “niños índigo”, una especie de mesianismo esotérico que atribuye a estos niños la categoría de nueva raza superior, “con un alto potencial intelectual y una nueva conciencia interna” destinada ni más ni menos que a salvar el mundo “rompiendo los antiguos esquemas sociales que atan a la humanidad para lograr mediante su transformación abolir la infelicidad en la Tierra”.

Contra toda sensatez, esta idea está despertando entusiasmo en ciertos círculos de la psicopedagogía. Grupos cada vez mayores de educadores y sicólogos infantiles se han plegado a este tipo de ideas, sin sentarse a analizar si se trata de un fenómeno científicamente comprobable, de una nueva creencia dentro del mundo de lo paranormal y espiritual, o si simplemente es un negocio más, basado en la necesidad de creer que somos especiales y en la explotación del orgullo de los padres para con sus hijos.

ORIGEN DE LA IDEA

El termino “índigo” fue inventado en 1982 por Nancy Ann Tappe, una parasicóloga que desarrolló un sistema para clasificar la personalidad de las personas de acuerdo a al color de su “aura”. Según ella, las auras han estado saliendo y entrando de la Tierra a través de la historia, pero las de color índigo comenzaron a aparecer en los años 1980 y su número aumenta rápidamente.

Pero no fue sino hasta 1999 cuando apareció un libro titulado “Los Niños Índigo”, cuyos autores, Lee Carroll y Jean Tober, popularizaron la idea de una nueva generación espiritual de características especiales, destinada a mejorar el mundo. Este libro se originó sobre la base de relatos de “extraños” comportamientos por parte de niños, reportados por maestros y sicólogos que asistieron a sus seminarios. Así, describieron presuntos atributos sicológicos “poco usuales” y patrones de comportamiento “no documentados con anterioridad”. El libro no es más que una colección de ensayos y entrevistas a “expertos” en la materia, principalmente personas dedicadas la “sanación espiritual”, “canalizadores” (modernos mediums espiritistas), “terapia de ángeles” y “terapias alternativas”. Según los autores, los patrones de conducta distintivos de los niños índigo son:

Llegan al mundo sintiéndose reyes, y a menudo se comportan como tales.
Tienen la sensación de merecer estar donde están, y se sorprenden cuando los demás no la comparten.
No tienen problemas de valoración personal, a menudo le dicen a sus padres quiénes son.
Les cuesta aceptar la autoridad que no ofrece explicación ni alternativa.
Se niegan a hacer ciertas cosas, como por ejemplo esperar en una fila.
Se sienten frustrados con los sistemas ritualistas que no requieren un pensamiento creativo.
A menudo encuentran formas mejores de hacer las cosas, tanto en la casa como en la escuela.
Parecen ser antisociales, a menos que se encuentren con personas como ellos.
No reaccionan ante la disciplina de la culpa.
No son tímidos para manifestar sus necesidades.
Es fácil darse cuenta de que todas estas características son demasiado ambiguas y comunes en niños pequeños como para definir un patrón especial, y muchas de ellas, como se verá más adelante, describen parcialmente el comportamiento de niños con Síndrome de Déficit de Atención e Hiperactividad (SDAH). Sin embargo, algunas conductas atribuidas a estos niños, que incluyen comportamiento antisocial, problemas de autoridad, egoísmo, etc., describirían fácilmente a un delincuente en potencia. Entre otras características atribuidas a los niños “índigo” se cuentan una inteligencia y creatividad superiores, sistemas inmunológicos “mejorados”, y hasta atributos paranormales.

Todo esto señala perfectamente las peligrosas implicaciones del concepto de los niños índigo. La idea de predestinación, de vana superioridad, de libertad absoluta y falta de respeto por la sociedad, serían las consecuencias más dañinas si este enfoque llega a penetrar la psicología educativa actual. Si bien el autoritarismo excesivo es contrario a una educación adecuada, el otro extremo es tanto o más peligroso, redundando en la alienación y frustración casi segura de grandes números de estos niños, adolescentes y adultos, al descubrir que en realidad son tan ordinarios como cualquiera de nosotros.

Sin duda, la afirmación más extraordinaria es que esta nueva “raza superior” está provista de un sistema inmunológico mucho mejor dotado, que impide que enfermen en lo absoluto. Si en efecto estos niños son una “nueva raza biológica” además de espiritual, tal sería una excelente prueba de su existencia y origen especial.

La única mención hallada de un caso particular (aunque sin referencia bibliográfica específica) es acerca de las presuntas pruebas realizadas en una fecha que no se especifica en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA), donde supuestamente se expusieron células de niños índigo (tampoco se especifica qué tipo de células: piel, sangre, etc.) a virus del SIDA y células cancerígenas (no se especifica de qué tipo), “las cuales no afectaron en modo alguno las células de los infantes.”

Ante tan trascendental descubrimiento en la historia de la medicina mundial, buscamos en la página web de la referida universidad, pero no se pudo encontrar referencia alguna relativa a este pretendido experimento, o siquiera alguna reseña sobre los niños índigo. Tampoco se encontró ninguna referencia de tan extraordinarios resultados consultando las páginas web de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU. (U.S. National Library of Medicine) y los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health), las cuales contienen referencias y resúmenes de investigaciones publicadas en 4.600 revistas biomédicas en el ámbito mundial. Un descubrimiento de esta importancia no hubiera pasado desapercibido para la comunidad médica mundial y sin duda los investigadores serían merecedores del Premio Nóbel, por lo que se puede deducir sin mayores dudas que se trata de una afirmación falsa.

Dentro de las características sicológicas se atribuye a los niños índigo un desarrollo mental acelerado que les permite adquirir habilidades motrices antes de la edad respectiva, y por lo mismo su inteligencia es muy superior a la promedio. Adicionalmente se les atribuyen facultades extrasensoriales como clarividencia, telepatía, etc.

Cualquier escepticismo sobre estas afirmaciones se despejaría si se realizaran pruebas estadísticas, comparando tests de inteligencia entre niños “índigo” y comunes, partiendo del supuesto de que tengan similar alimentación, cuidado paterno y educación. Habría que realizar ensayos doble ciego* en los que se encomendaría a uno o varios “iluminados” que puedan “ver las auras” para que se elija, según su criterio, un número (obs.:Un ensayo doble ciego tiene como premisa, independientemente del diseño experimental, que ni el investigador ni el sujeto investigado conozcan aspectos del experimento que puedan alterar los resultados.) suficiente de niños índigo.

De igual manera se seleccionaría un grupo similar de niños “no índigo”. A estos dos grupos se les aplicarían tests de inteligencia y se analizarían los resultados. En ninguna fuente de información sobre niños “índigo” se menciona la realización de este tipo de sencillas pruebas; solo se hacen simples afirmaciones sustentadas en la nada.

Con relación a las aptitudes parasicológicas, numerosos estudios científicos controlados acerca de telepatía, telequinesis, etc. han demostrado repetidamente que no se trata de fenómenos reales sino de creencias, o en la mayoría de los casos, simples fraudes.

CONSECUENCIAS PARA LA EDUCACIÓN

Para entender la actual popularidad de esta idea, es necesario analizar por qué se asegura que los niños que sufren de SDAH son en realidad “niños índigo”. La natural resistencia de los padres a reconocer que sus hijos puedan tener problemas neurológicos explica que algunos prefieran creer en explicaciones alternativas, sin ningún tipo de evidencia científica que las apoye, pero que les ofrezcan las respuestas que quieren escuchar: que sus hijos no tienen problemas sino que son seres especiales, procedentes de otros planos espirituales, incomprendidos por la medicina moderna.

Además, en Estados Unidos existe actualmente una corriente de opinión contra el uso del Ritalin (medicamento utilizado desde 1950 en casos graves de hiperactividad), acicateada por promotores de terapias alternativas y defensores de la Nueva Era, quienes sostienen que los tratamientos “naturales” son más efectivos que las drogas creadas y probadas científicamente. Parece que esta histeria que rodea el uso del Ritalin se ha incrementado por la cobertura sensacionalista de algunos medios de comunicación, y eso ha hecho posible que un libro tan intrascendente como Los Niños Índigo sea tomado en serio. Simplemente escribieron lo que muchos padres y maestros querían oír y creer, lo adornaron con auras azules y genios salvadores del mundo, y lo publicaron en el momento correcto. Hay peligros reales al tratar niños que sufren SDAH con ideas metafísicas y no con medicina moderna. Los infantes con este síndrome, si no son atendidos adecuadamente, con frecuencia experimentan disminuciones en su coeficiente intelectual y rendimiento académico, resultando en una alta probabilidad del uso de drogas cuando llegan a adolescentes y adultos.

Enseñarles a los niños que son capaces y especiales puede ser positivo para su autoestima, siempre y cuando no se les inculque que son superiores a nadie. Sin embargo, muchos niños desarrollan problemas por causa de las expectativas irreales de sus padres, que los presionan y los frustran. El caso de los “niños índigo” sería lapidario. Tampoco hay que olvidar todas las implicaciones económicas de esta y otras creencias de la Nueva Era, que incluye seminarios, talleres de autoayuda, libros, revistas y páginas web que promocionan la idea para captar padres y educadores. Incluso existen “escuelas” con programas de educación “especial” para niños índigo (bastante costosas por cierto), basadas en esta creencia. Para colmo, en Venezuela, en mayo de 2003, la Universidad de Los Andes –a través de su Facultad de Humanidades y Educación– avaló un taller al respecto dictado por gurús de la Nueva Era, dándole “respetabilidad” al tema pero restándosela a la universidad. Si esta es la tendencia de los educadores modernos, estamos en graves problemas.

REFERENCIAS

Biblioteca Nacional de Medicina e Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. http://www.nlm.nih.gov
Carrol, L & Tobber, J. (2001) Los Niños Índigo. Barcelona, España. Ediciones Obelisco.
El Club de los Niños Índigo: http://www.geocities.com/elclubdelosninosindigo/
Índigo Kinder en español. Nuevos Niños, Nuevos Hombres. Los Niños Índigos. http://www.indigokinder.de/die_indigo_kinder_espanol.htm
Kryon (mensajero celeste). http://www.kryon.com/
Psicopedagogía. Hiperactividad infantil. http://www.psicopedagogia.com/marcos.html?hiperactividad.htm
Universidad de California-Los Ángeles. http://www.ucla.edu

NOSOTROS YA NO SOMOS NIÑOS INDIGO… ¡NUESTROS PADRES CRECIERON!

Entrevista a Javier Sierra, director de la revista “Más Allá”

De: ArdillaEspiritual  (Mensaje original) Enviado: 01/03/2004 02:55 p.m.
Las misiones a Marte envíadas por la NASA y la Agencia Española Europea (ESA) están siendo seguidas con especial interés, no sólo por expertos en ciencia y tecnología de todo el mundo, sino tmbién por buena parte del público que, profano en estos temas, se pregunta si hay vida más allá de la Tierra o si nuestro planeta ha recibido la visita  de seres procedentes de otros mundos. Javier Sierra lleva desde 1984 estudiando todo tipo de fenómenos relacionados con los ovnis. Es periodista, ufólogo e investigador de anomalías, director de la revista “Más Allá” y autor del libro “Roswell, Secreto de Estado”, en el que recoge el caso de la nave “no humana” que se estrelló en Nuevo México en 1947. Javier Sierra, además, es colaborador de “Crónicas marcianas”.
¿Estás siguiendo las expediciones de la NASA y la ESA a Marte? ¿Qué conclusiones extraes de los datos que han envíado?
Lo estoy siguiendo todo con expectación:Parece que van a conseguir demostrar una vieja creencia, y es que, en el pasado remoto de Marte, había unas condiciones de habitabilidad similares a las de aquí. Marte es casi una proyección de lo que le puede pasar a la Tierra si las circunstancias geológicas y de erosión acaban por esterilizar nuestro planeta, como sucedió con Marte.
Las sondas están buscando agua líquida en el subsuelo marciano. ¿La encontrarán?
Sí, aunque a mí me sorprende una cosa. La NASA sabe que hay grandes concentraciones de hielo en los polos y, sin embargo, no ha dirigido ninguna de las misiones hacia ninguno de esos puntos donde se supone que hay agua, y las ha envíado al ecuador, que es la zona más árida, donde solo se han encontrado lechos de ríos secos.

“ESTOY CONVENCIDO DE QUE HAY VIDA EN EL SUBSUELO DE MARTE”
¿Crees que habrá indicios de vida en esos ríos de agua subterránea?
Sí, sin duda. Estoy convencido de que los hay. Marte es, de los nueve planetas del Sistema Solar, el único que está en la llamada “franja de la vida”, es decir, que está a una distancia del Sol apta para que se dén condiciones de habitabilidad, que ni se enfríe demasiado, ni se caliente en exceso, como ocurre con el resto de los planetas. Es también un planeta de tamaño parecido a la Tierra, en el que probablemente, hubiera habido vida en el pasado, que se habría extinguido.
Estamos yendo a Marte, pero ¿a nosotros nos visitan de otros mundos?
Yo creo que nos visitan y nos han visitado en el pasado. Muchos mitos de muchas culturas y religiones se basan en observaciones celestes, que quizá no fueron bien entendida en su día y acabaron creando esos mitos de seres blancos que bajaron del cielo y que nos regalaron la sabiduría. Eso me da la pauta de que en el pasado remoto del planeta hubo visitas, y creo que las hubo en el siglo XX y en el siglo XXI. Aquí entraríamos en el pantanoso terreno de los ovnis, donde se han vertido muchas opiniones gratuitas y se ha dado prioridad a testimonios extravagantes por encima de los, digamos, serios. Pero hay mucha gente, servicios de inteligencia, personal aeronáutico…..que afirman haber visto aeronaves con comportamiento no humano, que han sido fotografíadas o cartografíadas. No hablo de fotos dudosas, sino de verdad.
¿Como por ejemplo…?
En 1971, en la laguna de Cote (Costa Rica), se ve una especie de platillo saliendo del agua que fué fotografíado por el Servicio Cartográfico de Costa Rica, sin que el fotógrafo se diera cuenta, porque la cámara iba adosada a la panza de la avioneta. Se piensa que es un disco de unos 10 metros de diámetro, pillado justo cuando sale del agua. Esa foto es incontestable, porque nosotros no tenemos, en el año 2004, ningún vehículo anfibio discoidal capaz de meterse en el agua y salir volando. Lo más razonable es pensar que se trate de un artefacto extrerrestre.
¿Has vivido, en primera persona, un avistamiento o un contacto de esos inexplicables?
Sólo una vez, el 24 de julio de 1987, en Monserrat (Barcelona). Iba con otro investigador para ver si era cierto que allí, todos los meses se veían ovnis. Estábamos tres personas en la montaña, a medianoche, y yo estaba grabando una entrevista. De repente, apareció una masa de luz redonda muy grande, con un centro de color verde y unas bolas anaranjadas por detrás. “Eso” nos sobrevoló durante tres o cuatro segundos, fue muy rápido, volaba muy bajo, y volvió a desaparecer de la misma manera que había aparecido. No hubo ningún ruído. Los carretes de las tres cámaras fotográficas que llevábamos se velaron. Lo único que quedó como testimonio de aquella noche fue la grabación. No he pasado más miedo en toda mi vida. Después de tantas investigaciones, de hablar con unos y con otros, me enfrenté a una situación, que no sabía lo que era, me sentí impotente. Y comprendí una cosa que siempre dicen todos los testigos, a modo de coletilla: “No me importa que no te lo creas, porque yo sé lo que he visto y con éso me basta”. A mí me pasó lo mismo.
Me imagino que, al día siguiente, te lanzarías de cabeza para averiguar qué era, ¿no?
Por supuesto.Hicimos todo tipo de comprobaciones. Llamamos al aeropuerto del Prat para ver si era algún tipo de tráfico aéreo descontrolado, también llamamos al servicio meteorológico, a los militares. Pero nadie se hacía responsable de éso, y menos a una  altura tan baja, como u
nos cien metros por encima de nuestras cabezas…

“EL “SPIRIT” PUEDE HABER “INFECTADO DE VIDA” EL PLANETA MARTE”
En el caso Roswell, que tú has investigado, ¿qué hay de cierto y qué veracidad le concedes a la película en la que aparece una autopsia a un presunto extraterrestre?
Al caso en sí le doy la máxima credibilidad. Hubo “algo” muy importante que se estrelló en la base de Roswell, en Nuevo México, que despertó el interés de los militares, que sirvió para que se creara un organismo que estudiara el fenómeno ovni y se clasificara como secreta cualquier información que tuviera que ver con ese fenómeno. La película, en cambio, es un fraude. Pienso que tenía el objetivo de desviar la atención del caso Roswell, justo en el momento en que se había pedido al Gobierno de E.E.U.U. que desclasificara la información.
En tu libro hablas de una nave “no humana”, pero ¿estaba tripulada por algún ser vivo?
No me atrevo a asegurar éso. Podría ser, salvando las distancias, algo parecido a lo que hemos hecho ahora en Marte: una nave que hemos lanzado y que se ha depositado allí. Pero lo que no entiendo es por qué el caso Roswell sigue siendo un secreto. Eso sucedió en 1947, dos años antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial, y, ante el hecho de que cayera un ingenio tan avanzado en suelo americano, me hace pensar que prefirieron aprovecharse de la tecnología que les había caído del cielo. Es curioso que, meses después, tres científicos, que trabajaban en la base militar, patentaron el primer transistor electrónico, precisamente en Nuevo México, que les valió el premio Nobel.
¿Cómo te imaginas tú a los alienígenas?
Voy por partes, porque es dificil de explicar. Nosotros, los sers vivos, humanos, insectos, peces…tenemos origen extraterrestre. Existen diversos estudios y teorías científicas que afirman que la vida no se pudo crear de la nada. Eso de que, a partir de elementos inorgánicos, y por influencia de gases o de electricidad, se creara un elemento orgánico, yo no me lo creo. La vida, probablemente, llegó del espacio, a bordo de meteoros o, como decía el descubridor del ADN, Francs Crick, pudo haber llegado en sondas que se enviaron al espacio, por parte de una civilización antigua, para sembrar el universo de vida. Nosotros también estamos en condiciones de hacerlo en el futuro.
El “Spirit” o el “Opportunity” pueden haber envíado algún organismo a Marte, no?
Seguro. Con el simple hecho de que estornude un señor delante de una de las patas del robot que se ha envíado a Marte, o partículas que haya en la atmósfera, pueden “infectar de vida” y llevarla  a otro sitio. Por eso estoy convencido de que la vida, en su totalidad, tiene origen extraterrestre.
El ser humano también?
El caso humano es otra historia. Creo que, evidentemente, ha habido una evolución de las especies, pero hay un determinado momento que sigue siendo un misterio: lo que se ha llamado “el eslabón perdido”, es decir, la aparición del ser humano en la Tierra, ese momento en que un primate deja de serlo y, de repente, empieza a manejar herramientas, a enterrar a sus muertos, a desarrollar el lenguaje…ese salto que se produce hace 30.000 años es muy bestial. Francis Crick apuesta por la posibilidad de que en nuestro código genético se hubiera producido una manipulación deliberada, artificial, que pudo haber sido obra de una civilización extraterrestre. Si éso es así, mi creencia es que esos extraterrestres no serían muy distintos a nosotros, habrían creado una vida muy similar a la de ellos, pero, claro, ahora mismo éso no es demostrable.
¿Qué cosas hay de verdad en las películas o series de ciencia-ficción?
Muchas veces la ficción es un pálido reflejo de la realidad. Por ejemplo, es cierto que E.E.U.U. gastó más de 20 millones de dólares en los años 80 para crear los “espías psíquicos”, personas capaces de salir de su cuerpo y hacer viajes astrales. El gobierno norteamericano quiso utilizar a gente con esa capacidad para espiar a los soviéticos. Ya que salen del cuerpo y son indetectables, pues que se den un paseo por  el Kremlin…A esa operación le pusieron el nombre de “Stargate”. Obviamente, hay muchas exageraciones y hay gente que aparece en medios de comunicación que dice cosas increíbles, sin ninguna base.

“SUDAMERICA ES LA ZONA EN LA QUE SE PRODUCEN UN MAYOR NUMERO DE CASOS”
Se dice que el 90/95% de los avistamientos de ovnis tienen una explicación lógica. Es decir, que son producto de un fenómeno natural o artefactos creados por el hombre. ¿Eso es así?
Actualmente, y gracias a los sofisticados radares, a los GPS, a las medidas de seguridad, y a la alta preparación de los pilotos, es muy dificil confundir algo vulgar con algo extraordinario. Que un piloto confunda el planeta Venus con un objeto no identificado es prácticamente imposible. Ese porcentaje lo reduciría a un 40% de casos que tienen explicación, y un 60% no lo tendría. Hablo de los casos que aportan testigos adiestrados en el conocimiento de los cielos. Yo hice una encuesta, en el año 91, entre pilotos civiles españoles. Uno de cada tres pilotos decía haber visto un ovni. Eso es muchísimo, aunque sólo una mínima parte, un 20%, admitía que podía ser una nave extraterrestre. Eso quiere decir, llevado a las grandes cifras, que, en el año 91, uno de cada quince pilotos españoles, creía haber visto alguna vez una nave extraterrestre.
En EEUU, un 50% de la población cree en los ovnis. En Sudamérica, un 97%. ¿Eso se debe a que en esa parte del mundo es donde se produce mayor número de avistamientos?
Sí, en Sudamérica mucha gente ha vivido fenómenos de este tipo. Por ejemplo, en la Amazonia brasileña hay muchos testigos que se han sentido agredidos por ovnis, o por impactos de luz, y luego han desarrollado cáncer. Ese tipo de casos han despertado mucho interés porque dejan algún tipo de evidencia física: quemaduras, cicatrices…Todo éso es investigable. O casos, por ejemplo, en que el ovni aterriza sobre vegetación y ésta pierde la clorofila, y no sabemos porqué.
¿Cómo os llevais ufólogos y científicos?
Cuando ha habido necesidad de intercambiar información, como con el meteorito caído el 4 de enero, hay buena comunicación. Pero hay de todo: científicos muy escépticos, otros muy negativistas, que dicen siempre que no a todo, y otros muy abiertos, a quienes estos temas les fascinan.

Texto: Montse Jolis

LA VERDAD SOBRE SHAMBALLA, UN MITO QUE PERDURA EN EL TIEMPO

De: ArdillaEspiritual  (Mensaje original) Enviado: 09/03/2004 08:58 a.m.
LA VERDAD SOBRE SHAMBALLA, UN MITO QUE PERDURA EN EL TIEMPO

Estimado profesor Velmont: Me dirijo a Ud. para agradecerle el envío del libro Enigmas develados, que le confieso que me ha asombrado (no sé si ésta es la palabra que busco) por sus respuestas. Sin embargo, a pesar de la profusión de temas que contiene, no encontré nada sobre Shamballa, conocida por muchos nombres, como “La Tierra Prohibida” “La Tierra de Aguas Blancas”, “La Tierra de los Espíritus Radiantes”, “La Tierra del Fuego Viviente”, “La Tierra de los Dioses Vivientes”, etc. En mis investigaciones he visto que los autores no se han puesto de acuerdo sobre si realmente existió o si aún existe y menos aún sobre su real función y sus habitantes. Desde ya le agradezco cualquier dato que posea.
Ruth L.

Respuesta
Apreciada Ruth: Se han escrito tantos disparates sobre Shamballa que apenas se puede creer. Ninguna de las especulaciones tiene el menor asidero. La historia auténtica es la que sigue a continuación, obviamente relatada por nuestros guías espirituales. La verdad, como siempre sucede en todos estos casos, es muy simple.
La ciudad de Shamballa existió, como existió Lemuria o la Atlántida, hace alrededor de 5000 ó 6000 años y estaba situada en la zona de Nepal. Era una ciudad de aproximadamente 70.000 habitantes, algo inusual para aquella época, y más aún en una zona tan desértica.
Shamballa estaba habitada por muchos espíritus de Luz que habían encarnado en esa época y usaban tecnología extraterrestre, entre ellas para cubrir con un campo de energía a la ciudad. Los extraterrestres con los cuales estaban en contacto provenían de Orión 3, los mismos que construyeron las pirámides de Egipto y la famosa Cara de Marte.
El campo de energía que cubría la ciudad provocaba su aparición y desaparición. Este aspecto fantasmagórico, visto a la distancia, así como también el hecho de que tenía jardines colgantes como la vieja Babilonia, hizo que los pobladores vecinos comenzaran a tejer fantasías sobre Shamballa, corriéndose el rumor de que estaba situada en otra dimensión.
A través de la tecnología extraterrestre habían construido, además de los campos de energía, puertas dimensionales que los transportaban a otros mundos, igual que ocurría con las Pirámides de Egipto, aunque la tecnología de Shamballa era superior.
Durante más de mil años, los ciudadanos de Shamballa recibieron pacíficamente a los extraterrestres de Orión 3, e incluso muchos de éstos convivieron e interactuaron con sus científicos.
Pero los extraterrestres, como siempre sucede con los pueblos tecnológicamente avanzados pero moralmente primitivos –es el caso, precisamente, de los habitantes de Orión 3, aun en la actualidad–, decidieron apoderarse de la Tierra usando esta ciudad como base logística.
No pudieron hacerlo por la tenaz oposición de los habitantes, que incluso llegaron hasta las armas, las cuales no les sirvieron de nada frente a la tecnología de los extraterrestres, que dispararon una bomba parecida a la de neutrones y destruyeron toda la ciudad junto con sus habitantes.
Y así desapareció Shamballa de la faz de la Tierra quedando solamente su leyenda, alimentada en cada época por la fantasía de cada autor que se ocupó del tema. Y ésta es la simple historia, que en nuestro planeta siempre se repite, y que no tiene nada de extraña ni de misteriosa. Bienvenida al Club. Un fuerte abrazo.
Horacio Velmont

Si te interesa el tema de los misterios que han tenido perplejos a los seres humanos desde tiempos inmemoriales, puedes copiar, directa y gratuitamente, de este sitio web los libros “Enigmas develados” (partes I, II, III, etc.), “El Cielo responde” (partes I, II, III, etc.), el Diccionario Técnico de Psicointegración y también los otros libros que se mencionan.
Para ello haz clic en los rubros respectivos que se encuentran justo debajo de “LIBROS GRATUITOS”, a la izquierda y arriba de esta página.
La división en partes de los libros es al solo efecto de facilitar su copiado.
Al entrar a la página encontrarás los sencillos pasos que tienes que dar para archivarlo en Word.
También puedes copiar, directa y gratuitamente, las sesiones de contacto telepático que hemos mantenido con diversos Maestros de Luz.

Fuente: http://usuarios.lycos.es/grupoelron/newpage46.html

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No hay misterios, sólo hay falta de información.
Tampoco hay milagros, sólo hay hechos científicos ignorados

Científicos indios predicen la inversión del polo magnético de la Tierra 2012

Científicos indios predicen la inversión del polo magnético de la Tierra en el año 2012
Modelos de simulación informática predicen que la inversión del polo magnético en la Tierra y en el Sol puede traer el final de la civilización humana en el año 2012. Hay evidencia de ayuda extraterrestre en nuestra supervivencia.

Fuente: Staff Reporter
Foro GAP Internacional

Según algunos científicos informáticos que trabajan juntos con un grupo de geofísicos y astrofísicos, la Tierra y el Sol atravesarán un proceso de inversión del polo magnético en el año 2012. Esto último sucedió hace millones de años cuando desaparecieron los dinosaurios. Una compañía de investigación privada y análisis en Hyderabad (India) predice un trastorno importante en el año 2012.

La inversión del polo magnético es un proceso que ocurre cuando el Polo Norte y el Polo Sur invierten sus posiciones. Cuando sucede esto, en algún momento, el campo magnético de la Tierra alcanza cero Gauss, lo que significa simplemente que la Tierra tiene magnetismo cero en ese momento. Cuando esto coincide con un ciclo de once años de la revocación polar del Sol, surge un problema importante.

En la historia humana moderna, no se han registrado tales sucesos. Solamente los modelos informáticos pueden predecir el resultado. La Nasa ha traído recientemente el miedo público al decir que la inversión polar hará que se debilite y se haga errático el magnetismo de la Tierra pero sin llegar a cero.

Según el modelo informático de Hyderabad, la inversión polar de la Tierra y el Sol pueden causar los siguientes problemas serios aparte del mal funcionamiento electrónico, la pérdida del sentido de la dirección en la migración de los pájaros, etc.:

– Se debilitará substancialmente el sistema inmunitario de todos los animales, incluyendo a los seres humanos.

– La corteza terrestre experimentará un aumento de los volcanes, movimientos tectónicos, terremotos y deslizamientos de tierra.

– Se debilitará la magnetosfera de la Tierra y aumentará muchas veces la radiación cósmica del Sol haciendo inevitables peligros de la radiación como el cáncer y así sucesivamente.

– Grandes asteroides serán atraídos hacia la Tierra.

– El campo gravitatorio de la Tierra experimentará un cambio aunque nadie sabe cómo cambiará

Si se agregan todos estos posibles panoramas devastadores pueden ver fácilmente que en palabras simples, la superficie de la Tierra puede llegar a ser no adecuada para la civilización humana hacia el 2012 para los que vivan sobre la corteza terrestre o cerca de ella.

Sobrevivirán los organismos que vivan en la profundidad de la Tierra muy por debajo de la corteza terrestre. Sin ninguna intervención en este proceso natural, millones de años más tarde veremos alguna otra forma de vida inteligente o grandes formas de vida que dominen la Tierra sobre su corteza.

Una gran cantidad de avistamientos de ovnis extraterrestres en días recientes, según muchos investigadores de ovnis en el mundo, están conectados para salvar de la extinción a la civilización humana. Es posible en ausencia de nuestro conocimiento que traten de proporcionar una contramedida que pueda salvar a la civilización humana.

Como sucedió durante el momento del maremoto, sería posible que nos quedemos perplejos y atónitos, (sin capacidad de reaccionar) ante un suceso increíble que nos barra a todos.

Si este modelo es verdad, el único modo de que sobrevivamos será llevar a nuestra civilización bien debajo de la corteza terrestre o trasladarnos a otro planeta. Puso haber sucedido a Marte hace millones de años.

Recientes actividades de ovnis extraterrestres en los últimos cien años señalan que alguien allá fuera sabe que sucederá algo severo. Pueden crear un escenario donde pueden ayudarnos silenciosamente o incluso trasladarnos a un destino desconocido.

Enlace directo al artículo en inglés:
http://www.indiadaily.com./editorial/1753.asp

Foro GAP Iinternacional Guardianes del Planeta
www.laneta.apc.org/redanahua

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Respuesta
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De: -Epicuro- Enviado: 01/05/2005 12:56 p.m.
¡Menudos disparates!

Por dos motivos:

1) La inversión del campo magnético terrestre es algo que ha ocurrido ya muchas veces; no tiene nada de raro. Ocurre a intervalos irregulares, que pueden ser de 300.000 años o de más de un millón. La última ocurrió hace 780.000 años, sin que produjera ninguna extinción masiva ni catástrofe reseñable.

2) Es completamente imposible, por lo menos ahora, predecir cuándo ocurrirá la próxima inversión. Hay modelos que tratan de explicarlo por los complejos flujos magnetohidrodinámicos de un líquido magnético en rotación, como es el núcleo terrestre de hierro fundido. Pero no son muy perfectos. Además, para predecir haría falta conocer exactamente el estado actual de movimiento del núcleo, lo que no está a nuestro alcance.

http://www.mappinginteractivo.com/art-ns1.asp

Se ve también que el artículo es totalmente falso en los siguientes detalles:

– Saca a colación a la NASA. Cuando es la única institución científica que se cita en un artículo, hay que desconfiar (lo hacen porque es la única institución científica que conocen hasta los más ignorantes).

– Saca a colación a los OVNIs. Sobran comentarios.

En una palabra: tonterías y estupideces. IndiaDaily no debe ser un medio de mucha confianza, por lo menos en noticias científicas. Y los otros… imagino que una mezcla de chiflados y aprovechados, que intentan sacar partido de la enésima profecía apocalíptica.

Saludos.

El boom de los esoterico

De: Seren@  (Mensaje original) Enviado: 26/07/2002 06:30 p.m.
El boom de lo esotérico demuestra la inseguridad e inestabilidad de las gentes en épocas dificiles o de cambios. Es penoso ver como en éste país proliferan personajillos que  hacen su agosto a costa de las circunstancias personales de los demás.

Es degradante ver como la sociedad está impávida ante estos personajes que viven a costa de los más desafortunados, escondiéndose bajo una capa de supuesto poder o videncia. Pero lo más decepcionante es ver como la gente de buena fe sucumbe ante ellos y además les paga sin rechistar unas sumas que dan por bien empleadas y todo por tragarse a pies juntillas lo que les dice él o la charlatana de turno. En el fondo me debería mover la pena, pero no es así, con la pena no ayudo a nadie, en todo caso con mi silencio intervengo para que los más desalmados sigan forrándose a costa del débil.

Ellos los esotéricos, pueden decir lo que quieran, ya se sabe que los que menos conciencia tienen de sus malos actos son los que más se defienden sin entrar en diálogo razonado. No creo que se haga ningún bien apoyando silenciosamente a ese colectivo fraudulento. Mientras unos callan, ellos siguen dispuestos a engatusar con nuevas artimañas a personas que desorientadas acuden a sus redes, más tarde lo lamentaran, pero antes nadie se lo ha podido impedir. La sociedad debe ayudar de alguna manera, activamente y colaborar para que no ocurra lo de siempre, lamentarse cuando ya está todo perdido. 

Sería bueno contar con opiniones de todos.
Un saludo, nos leemos. 

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Respuesta
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De: -Epicuro- Enviado: 27/07/2002 04:04 a.m.
Seren@, tu mensaje me parece admirable; es necesario que más gente se indigne ante la desvergüenza que nos invade, por lo menos para que se note que hay gente razonable en el mundo.

Sin embargo, ya que pides nuestras opiniones, la mía es más pesimista que la tuya. No creo que podamos ayudar a los engañados, porque no se dejarían.

Para empezar, la frase El boom de lo esotérico demuestra la inseguridad e inestabilidad de las gentes en épocas dificiles o de cambios , aunque es muy repetida, me parece difícil de justificar.

Para empezar, niego la mayor; no creo que haya ningún boom de lo esotérico. Siempre ha habido una minoría numerosa de gente capaz de dejarse los cuartos en este tipo de prácticas. Lo que sí creo que hay es un boom de la desvergüenza.

Antiguamente, cuando la gente iba a ver a brujos o adivinos lo hacía clandestinamente, o al menos discretamente, ya sea porque estaba prohibido, ya sea porque estaba mal visto. Hoy en día no ocurre así. También influye mucho la multiplicación de medios informativos de propiedad privada, que seleccionan sus contenidos únicamente por la rentabilidad que puedan reportarles, olvidando cualquier principio de ética o veracidad.

Por otra parte, buscar una motivación en la “inseguridad e inestabilidad…” es sobreestimar a la humanidad. Como dice el gran historiador Carlo M. Cipolla (que sin duda sabe de lo que habla), gran parte de las características de las sociedades humanas, ya sean importantes o anecdóticas, no tienen justificación racional, se deben únicamente a la estupidez de la gente. Según sus 5 leyes de la estupidez, tanto la cantidad de gente estúpida como los estragos que causan son siempre enormemente subestimados.

El hecho de que los timadores profesionales de la brujería tengan éxito, según mi opinión personal, tiene poco que ver con la ignorancia (mi madre apenas sabe escribir, pero jamás se le ocurriría dar dinero a uno de esos ladrones) ni con la desesperación (la mejor clientela de esa gente se compone de gente más que acomodada). Depende fundamentalmente de la estupidez de las personas.

Como pruebas de ello aduzco las siguientes:

– Es bien sabido que la clientela de los esotéricos se compone de personas de toda condición y circunstancia: ricos, pobres, ignorantes, universitarios, felices, desgraciados… Otra de las leyes de Cipolla dice que el grado de estupidez de una persona no guarda relación con ninguna otra de sus características.

– Basta hojear algunas revistas atrasadas para darse cuenta que los adivinos se equivocan con gran frecuencia, salvo cuando sus predicciones son tan obvias o generales que cualquiera con un mínimo de sentido común podría hacerlas. Indudablemente todos los que recurran a esta gente lo habrían experimentado en su persona, si hubieran prestado atención (pero no lo hacen). Incluso cuando, como ocurrió recientemente en España, se desenmascara en televisión a alguno de estos falsarios descubriendo toda su falsedad e hipocresía, no sólo no pierden clientela, sino que redoblan sus beneficios.

Por lo tanto, es poco lo que la gente razonable puede hacer contra esto. A lo sumo, alguna medida testimonial, como puede ser dejar de adquirir los periódicos que publiquen horóscopos y cosas parecidas, previa carta al Director.

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  0 recomendaciones  Mensaje 3 de 21 en la discusión 

Enviado: 28/07/2002 08:59 a.m.
Este mensaje ha sido eliminado por el autor.

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Recomendar  Mensaje 4 de 21 en la discusión 

De: Seren@ Enviado: 28/07/2002 09:03 a.m.
Hola Epicuro!

Ante todo gracias por contestar. Comparto gran parte de tu opinión, aunque debo entrar en algunos matices que no mencioné y eso provoca confusiones. Cuando dije lo del boom de lo esotérico y que la gente en épocas de inestabilidad está más vulnerable a caer en sus redes, me refería a cierto tipo de gente (como es lógico) porque tiene que haber de base una predisposición a creer en lo mágico. Este tipo de personas creen que la solución a su situación problemática les vendrá del exterior. O que si tienen mala suerte se debe más a factores ajenos o paranormales y que influyen negativamente en sus vidas. Suelen ser personas que en el fondo van de víctimas, así  reafirman  su incapacidad para madurar y afrontar la responsabilidad de sus acciones.

Actualmente y con la facilidad que cuentan los integrantes de este mundillo esotérico para introducirse por todas partes, haciendo que proliferen en diferentes medios de comunicación sus cuestionables dotes . Esto provoca un impacto a nivel social que les beneficia. Estos individuos suelen anunciarse en canales de audiencia frecuentados por un público potencial que responderá a su llamada, y si además no tienen unos límites establecidos para filtrar ese tipo de propaganda en dichos medios,  ocurre lo que todos sabemos y es que campan a sus anchas abonando el terreno de los más débiles (ahí es dónde me refiero al boom de lo esotérico, fomentado por ellos mismos). No se puede olvidar que para anunciarse deben invertir sumas sustanciosas de dinero obtenido a costa de la clientela que les visita.

Ciertamente el nivel cultural no es factor decisivo en la mayoría de los casos  para etiquetar quienes son los que se sienten atraídos a ir a sus consultas. El factor principal es el mental, pues hay entre sus adeptos una predisposición a creer sin exigencias  todo lo que les dicen.  Todo fantoche con presuntas artes adivinatorias (que sólo se las avalan entre ellos) que aparece en estos medios negando la evidencia de su fraude, por el contrario tan obvio ante la mayoría de la audiencia crítica. Lo hace debido a su personalidad egocéntrica y narcisista con un fondo notable de perversión. No tienen empatía, no saben lo que es ponerse en el lugar del otro. Una muestra de ello es que no se inmutan lo más mínimo cuando son atacados por haber sido pillados  con las manos en la masa, y siguen presos de una verborrea propia de paranoicos inmersos en su propio delirio. Siempre están retando al otro para mantener el poder del cual se alimentan.

Pero lamentablemente tienen su público, ese mismo que algunas veces se queja después de haber sido ridiculizado y explotado y que ha dejado ir en sus manos unas cantidades de dinero que en el fondo es lo que más les pesa. No hay duda que se debería entrar en las áreas  psicológicas para conocer las causas subyacentes que actúan en cada uno de ellos y que les permite seguir  tanto a víctimas como a verdugos a continuar ejerciendo ese tipo de penosas actividades. Todo ello formaría parte de otro debate psicológico que se puede tener en cuenta para un futuro tema. Saludos, nos leemos.

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De: -Epicuro- Enviado: 28/07/2002 11:34 a.m.
Bien matizado, Seren@.

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De: ArdillaEspiritual Enviado: 12/07/2003 12:32 p.m.
Hola Serena:

El Boom del esoterismo viene del Caboom de la ciencia, esos cientificos de altas esferas que solo piensan en los premios y las subvenciones que van a ganar del gobierno y se olvidan del principal: el pueblo. Son incapaces de simplificar su lenguaje y de dar ejemplos más reales y menos virtuales, el pueblo está olvidado y “en tierra de ciego quien tiene un ojo es rey”, la gente se contenta con medias verdades o fantasias puras porque nadie se atreve a decir lo que realmente está pasando. ¿Vivemos en Matrix?

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De: Jaime Enviado: 20/07/2003 09:19 a.m.
Hola a todos:

  Creo que éste es un tema interesante. Ya que parece imposible razonar con los crédulos y los magufos, cabría preguntarse, en efecto, por qué la gente basa sus vidas en realidades completamente ficticias y demostradamente erróneas, y si realmente este tipo de prácticas esotéricas son censurables desde un punto de vista ético (en España se eliminó la tipificación de las prácticas adivinatorias como delito escudándose en la libertad de expresión y credo).
  Estoy muy de acuerdo con vosotros en que es necesario instruír, y reaccionar con dureza ante todos estos engañabobos, al menos para que la gente no sólo reciba los cuentos parapsicológicos, sino también los argumentos de por qué todo eso son sólo cuentos. Y creo que los científicos tenemos una parte importante de responsabilidad a la hora de transmitir dichos conocimientos y formar a las generaciones futuras, aunque discrepo con Ardilla en su crítica hacia los científicos “comerciales”, que sólo piensan en premios… Hay que llevar la ciencia al pueblo, sí, pero eso no es sencillo de hacer. No todo el mundo es Carl Sagan o Isaac Asimov, y al fin y al cabo la ciencia es un trabajo como cualquier otro, en el que también se aspira a mejorar, ser reconocido y poder llevar una vida lo más cómoda posible. Si un empresario busca consolidad su compañía y ganar dinero, no veo por qué no un científico no puede hacer lo mismo, siempre que su labor puramente científica sea adecuada.
  Pero volviendo al tema principal, es fundamental educar a los jóvenes en la esencia de la ciencia. Mencionando de nuevo a Carl Sagan, éste decía que la ciencia es, por encima de todo, una forma de pensar. Es una actitud ante el mundo y ante los problemas que nos surjen. Frente a la adversidad o lo desconocido, podemos reaccionar de dos modos: con curiosidad, ansias de saber y un sano espíritu crítico, o con credulidad y conformismo, aceptando lo más fácil o lo que nos satisface en mayor medida. El error es que nuestro sistema educativo no enseña a los jóvenes a adquirir una actitud crítica y racional, y no instruye en los procedimientos científicos, sino sólo en sus resultados, que a oídos del lego suenan igual que los de un parapsicólogo cuyo discurso sea vestido de tecnicismos. En definitiva, la población desconoce no sólo la realidad científica, sino las herramientas necesarias para distinguirla de la mentira. Un caldo de cultivo ideal para la proliferación de las pseudociencias y del esoterismo, especialmente si hace creer que tales disciplinas pueden ayudarnos o satisfacernos.
  Evidentemente, hace siglos la cultura no era accesible salvo para una reducida minoría, pero ahora que disponemos de un conocimiento tan profundo del cosmos y de una sociedad capaz de llevar la educación a la inmensa mayoría de la población, es ridículo que tantísima gente viva sumida en el engaño, la oscuridad y la ignorancia simplemente porque la mentira es más satisfactoria. Y, sí, en efecto, nosotros tenemos la responsabilidad (y casi la obligación) de cambiar eso.

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De: ABEL Enviado: 21/07/2003 03:50 p.m.
Leyendo vuestras respuestas diría lo siguiente:
Cierto es que la maguferia esta en todos los estamentos sociales, pero tambien lo es que a mas cultura mas dificil lo tiene; tuve en mis manos un estudio estadístico que mostraba que la “maguferia” era menos frecuente en personas con estudios universitarios, por desgracia perdi la referencia pero lo recuerdo muy bien. La cultura y el estar informado es un poco una vacuna aunque no totalmente efectiva.
La mayoria de los humanos somos “curiosos y observadores” desde que nacemos, esa curiosidad puede verse estimulada y reforzada desde pequeños siendo la base de la duda y del escepticismo pero tambien puede castigarse, no reforzarse o ser dirigida; no nos enseñan como pensar si no que pensar para dar respuesta rapida a nuestras inquietudes, etc. Observad bien que ante una inquietud buscamos respuestas rapidas que no encontramos en la ciencia por que no la conocemos como posible forma explicativa (el como pensar) siendo la unica alternativa la busqueda de patrones explicativos rapidos en forma de cliches preestablecidos por nuestra cultura; por ej. hay un cliche cultural que nos dice que cuando ocurre algo sea agradable o desagradable si necesitamos una explicación busquemos algo “cerca” que sera establecida como causa del evento (conducta supersticisosa). Hay una buena “tanda” de cliches preestablecidos en nuestros cerebros que nos invitan a pensar de una manera dada. 

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De: pepecristiano Enviado: 22/07/2003 01:10 p.m.

si ahi te doy la razon, los famosos esquemas cognitivos, pero discrepo que la educacion pueda barrerlos tan facilmente, no nos olvidemos que el hombre urbano y civilizado tiene el mismo cerebro desde hace poco mas o menos 50000 años, de hecho los escepticos probablemente tengan una forma de pensar debida a una especial configuracion cerebral para nada coincidente con el de la mayoria de la poblacion. Desde ahora te digo que yo personalmente no creo en la educacion como herramiente para cambiar la forma de pensar y la conducta de la gente,  si creo en la educacion para los que tienen los adecuados genes para aprovecharla con rendimiento

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De: ABEL Enviado: 22/07/2003 04:07 p.m.
Cada uno podra tener sus “simpatias” hacia determinados enfoques explicativos, pero….hoy por hoy no tenemos un remedio eficaz, a modo de “pastillas” para hacer que la gente sea “esceptica” de un plis plas; asi que el unico “remedio” minimamente efectivo, de momento, consiste en la educacion y en la cultura, en enseñar como pensar en vez de que pensar. Al utilizar tu mismo la expresion “probablemente” pones en duda, como esceptico supongo, el papel de un programa o configuracion cerebral como factor determinante de ser esceptico. Hoy por hoy, tal vez solo tengamos una herramienta y es la cultura (informacion y educacion); ahora bien, si como consecuencia de nuestras “simpatias” personales hacia determinados modelos teoricos tenemos una actitud del tipo “nada podemos hacer” entonces bloqueas cualquier posible conocimiento al respecto, ahora bien si dices al menos “es posible” entonces abres las puertas a posibles mayores conocimientos al respecto y soluciones. No podemos cerrarnos en banda, solo por que nos guste determinado enfoque, hacia cualquier modelo que pueda significar una ayuda bien constatada por muy pequeña que esta sea proceda del area del conocimiento de la que proceda.

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De: pepecristiano Enviado: 25/07/2003 12:28 p.m.

si es cierto que lo de los esquemas cognitivos da mucho juego, no por nada Daniel Kahneman gano el premio nobel en economica, explicando como las expectativas y los sesgos cognitivos influyen en la toma de decisiones, dudo que todo un premio nobel de economia se lo den a un saltimbanquis. Creo que en definitivasi puede ser un enfoque explicativo valido para ciertas conductas humanas, los sesgos cognitivos explican bastante bien fenomenos que eran inexplicables desde el homo oeconomicus de la ciencia economica clasica, y eso lo ha hecho un psicologo sin olvidar al gran Amos Tversky.

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De: ABEL Enviado: 26/07/2003 07:05 p.m.
Un libro “clasico” de texto, pero un poco antiguo, es “actividad humana y procesos cognitivos”, en mi epoca de estudiante no termine de leerlo por que era muy complicado. La verdad meterse en la “caja negra” que obvió la psicología conductista es en la actualidad totalmente necesario pero complicado. La Caja negra que olvido el conductismo, en su lucha contra el psicoanalisis y en su intento de dar un carisma experimental a la conducta, son precisamente los condicionantes biologicos y los procesos congnitivos (constructos hipoteticos e inferencias predictivas); pero debemos a Skinner y a otros conductistas el establecimiento de unas bases metodologicas que siguen en boga y la ruptura con la especulación en algo tan importante como el comportamiento. Por decirlo de alguna manera, la psicología actual, correctamente tratada, es la evolucion del conductísmo y del neoconductísmo ya que cada vez se observa mas la necesidad de interponer entre ESTIMULO Y RESPUESTA variables tanto biologicas (psicobilogía) como cognitivas (ciencias cognitivas). El psicoanalisis y el mentalismo especulativo se han arriconado sectariamente como algo ajeno.

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De: pepecristiano Enviado: 27/07/2003 08:06 a.m.
sin embargo, estimado Abel, el esquema E-O-R me parece que se olvida que el cerebro emite respuesta internas propias desligadas de todo estimulo y de toda respuesta esqueletica, los trabajos de R. Llinas demuestran esto, seria interesante relacionar esta actividad interna del cerebro con los procesos cognitivos. Pero, si esta claro que el conductismo es algo serio y metodologicamente implecable aunque teoricamente las neurociencias cognitivas lo han adelantado.

Es cierto la Psicologia Cientifica es poco conocida parasitada como esta por todo esta gama de personajillos esotericos,  pero bueno eso a los academicos y a los cientificos poco le interesan y para nada influyen en sus investigaciones y la evolucion de la disciplina. La psicobiologia sigue triunfante y la Teoria del Aprendizaje goza actualmente de un formalismo que nada tiene que envidiar al de la Fisica (Modelos de Rescorla-Wagner, Pearce-Hall, McKintosh para el aprendizaje asociativo por ejemplo) y que supera por impecabilidad metodologica y matematizacion a muchas disciplinas biologicas que ni siquiera son susceptibles de simulacion computacional. No olvidemos que la tecnologia de las redes neuronales son obra de psicologos cognitivos como David Rulmelhart, Jay McClelland, Franz Rossenblatt y estan fuertemente matematizadas, no hay nada asi en el campo de la Biologia. Asi que le pido disculpas por mi ignorancia al confundir una psicologia vulgar y callejera con la Academica y la Cientifica, que es simplemente grandiosa (sobre todo la de los EEUU).

Creo que por mucho que hagamos los escepticos seremos siempre muchisimo menos que los credulos, ingenuos y simplemente caraduras-vividores de la ignorancia y la desgracia ajena, que de esto ultimo mucho hay. Es como tu dices un problema de esquemas , de funcionamiento mental,  fijate que por ejemplo EEUU el pais mas avanzado tecnologica y cientificamente tiene una poblacion que en su inmensa mayoria es analfabeta cientificamente y bastante supersticiosa (si incluimos a las religiones), por mucha educacion que puedan recibir el cerebro siempre seguira funcionando igual, siendo un pesimo calculador de probabilades, hallando causas donde solo hay coincidencias, llenando lagunas temporales con falsos recuerdos… etc,  hasta los mas escepticos estoy convencido que tienen creencias irracionales sobre si mismos y sobre el mundo, aunque sea solo para sobrevivir conviviendo con la mayoria credula.

un saludo

Pepe

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De: ABEL Enviado: 27/07/2003 06:25 p.m.
He resumido tal vez un poco demasiado; dentro de O hay tambien E (estímulos) y estos estímulos son los llamados constructos hipoteticos, algo que se supone que debe exístir pero aun desconocido; no obstante hoy día ya se saben algunas cosas sobre estos estímulos internos tanto a nivel químico como estructural y tambien es cierto que algunos de estos estímulos lo son sin estimulación ambiental a priori, por eso el conductísmo vale para segun que cosas pero otras conductas se quedan sin explicar.
Hoy día no hay conductísmo en el sentido estricto de la palabra, hay psicología científica y nada mas, lo demas para mi no es psicología; del conductísmo hemos heredado su metodo experimental controlado y la utilización de la estadística como una forma de verificación de hipotesis; pero a evolucionado y los que fuimos conductistas pues ya no lo podemos ser, el modelo no ajusta totalmente a los datos aunque eso no lo invalida para segun que ocasiones, la ciencia es acumulativa y no nos podemos estancar como hacen los psicoanalístas; en terapia si en algo se puede confiar es en los medicamentos (psicofarmacología)  y en lo que se sabe hasta hora sobre el aprendizaje, tambien la psicocirugia (que es una terapia biologica puesto que afecta la estructura); las terapias cognitivas queda aun mucho por hacer pero segun he leido varias veces (mirare de nuevo literatura) funcionan de veras por encima de un grupo placebo, el problema esta en que es dificil dilucidar que “parte” del tratamiento funciona ya que a menudo los tratamientos de ofrecen como “cocteles” donde hay “manipulación ambiental”, “medicamentos”, “reestructuracion cognitiva” etc etc; tambien se que cada terapia funciona por separado pero que sus resultados aumentan cuando se ofrece el “coctel” que una sola terapia; por ej. terapia psicofarmacologica+terapia cognitiva es ideal para ciertas depresiones, un solo enfoque es menos eficaz. Fijate, el medicamento al tomarse es de hecho un estímulo organísmico que afectara la conducta, mientras que mostrar a un paciente una “creencia inadecuada” (a grandes rasgos) tambien supone un cambio químico en el cerebro. En todo caso no aconsejo un psiconalisis para nada, se pierde el tiempo y el dinero cuando con tratamiento un “serio” en un par de meses puedes terminar por ej. con una molesta fobia o agorafobia.
EEUU es el pais con los mejores planes de estudio de psicología. En España el psicoanalisis ha dejado de ser obligatorio por fin. Por cierto que en lo que ha programas y estímulos ambientales se refiere, pienso que todo tiene un programa (factor predisponente) que aumenta la probabilidad de que algo se de (se estudio en alcoholicos) pero que la combinacion de unas circunstancia ambientales seran el factor precipitante final de algo. Ahora bien esto no se puede generalizar a todo el repertorio conductual; habra circunstancias en que el peso del factor predisponente sea crucial y en otras sera el ambiental; en realidad una interaccion de ambas da como resultado lo que somos; es posible que tenga genes que me predispongan a ser “esceptico” pero me temo que si no se hubieran dado una serie de circunstancias “azarosas” ambientales hoy día seria un “credulo” mas. La mejor solucion y mas rapida serian “identificar” el gen de la credulidad y del escepticismo y, comprendiendo así mísmo los factores ambientales, establecer un ambiente que favorezca la expresion del pensamiento creativo y racional. Pero esto es ciencia ficcion 

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De: pepecristiano Enviado: 29/07/2003 03:57 p.m.
Bueno una cosa es que transiga con el caracter cientifico de la psicologia, despues de estudiarme sesudos manuales sobre el tema, y otra que admita lo de las psicoterapias, simplemente NO y MIL VECES no DIANTRES!!, Sr Abel, no mezclemos las churras con las merinas, la psicologia experimental y psicobiologia van por caminos distintos sino en direccion contraria al de las psicoterapias y otras psicologias aplicadas. Le digo que no se ha realizado hasta la fecha ningun estudio serio como el que exigen los psicobiologos y psicologos experimentales que prueba que las psicoterapias son mas eficacias que un simple placebo. Le digo cual es la critica expuesta en cualquier manual de experimental a las investigaciones que teoricamente habian probado  la eficacia de la psicoterapia: 1) los grupos controles estaban mal definidos o eran inexistentes (caso del biofeedback o la terapia conductista)  2) los grupos experimentales carecen de un n suficientemente grande (caso de la terapia conductista) o los grupos estan pobremente clasificados lo que impide la aplicacion de los potentes analisis de varianza  3) Pobre conocimiento de las tecnicas estadisticas y sus presupuestos 4) desconocimiento de los diseños doblemente ciegos. Por contra los escasos estudios que si contaban con buenos diseños experimentales y una aplicacion correcta de las hipotesis y tecnicas estadisticas dictaminaron que la PSICOTERAPIA ERA TAN EFICAZ COMO UN PLACEBO O EL SIMPLE PASO DEL TIEMPO. Por eso la APA no ha logrado colar la psicoterapia en los seguros sanitarios del pais mientras no demuestre que realmente se trata de una terapia y no de un simple TIMO.

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De: ABEL Enviado: 29/07/2003 05:12 p.m.
En parte tienes creo razon Pepe. Hace unos dias tuvimos una cena donde estuvo mi exprofesor de estadística y estuvimos hablando del tema de las pseudomedicinas, astrología, y, como no de las terapias psicologicas (no psicoanalisis). En mis tiempos de estudiante SI tuve la ocasion de estudiar el tema y tuve en mis manos información sobre el asunto, por desgracia ya no estoy vinculado a la psicología y ya ni me acuerdo de esta información pero puedo decir que vi datos sobre las terapias derivadas del conocimiento controlado en laboratorio (experimental) que funcionan en determinadas areas (prometo dar informacion cuando la tenga); ten en cuenta que la ps. exp y la psicob. no pueden ir por caminos distintos a su aplicabilidad…es que CARAY la gracia esta en que podamos aplicar los pocos o muchos conocimientos que se posean NO SE TRATA DE UN SIMPLE GUSTO POR EL CONOCIMIENTO si no de sacarle algun provecho a la psi cientifica no? que al menos ya nos ofrece algunas explicaciones racionales a las “magufadas”.
Volviendo al tema de mi ex de estadística, que siempre se reune con nosotros cada año; me dijo muchas cosas muchasssssssss, que por desgracia y por el cariz de la cena no apunte; lo primero que la astrología, eso ya lo sabemos, ES LA ESTAFA DEL MILENIO, que NO HAY NADA de las pseudomedicinas excepto la acupuntura que funciona como analgesico para ciertos dolores, aunque me señalo que funciona en estos casos por razones fisiologicas y no por las arguidas por la acupuntura y ademas cometen el error de generalizarlo a un monton de enfermedades; en las terapias psicologicas SI me constato hay evidencia de que funcionan por encima del placebo las terapias derivadas de la psicologia exp. y de la teoria del aprendizaje, que tu mismo has reconocido como “seria”; de todas formas espero volverlo a ver para cojer informacion. Un apunte mas, tambien me dijo algo importantisimo y con lo que estoy de acuerdo, que es muy dificil saber que es exactamente lo que funciona de un tratamiento, si la terapia en si o si otros factores psicologicos y ambientales como el “placebo”, “la actitud del terapeuta”, “dar una explicación coherente de lo que le pasa al paciente”, “las expectativas el paciente”, “un tratamiento concomitante”, “una mejora coincidente”….etc etc etc, me dijo que ir al psicologo es estadísticamente eficaz pero, a menudo, por razones distintas a las arguidas por la teoria y que se necesitan mas “dineros” para subvencionar mas “investigacion” sobre el tema; vino a decir DA UNA EXPLICACION COHERENTE SOBRE SU MAL añade una buena dosis de confianza y asertividad y aplica una técnica derivada de conocimientos empíricos sobre la conducta y tendras una arma eficaz.
Añadire una cosa mas que creo importante, no creo que se pueda justificar “la indiferencia tecnica” solo por que aun no poseamos suficientes conocimientos empíricos y que las terapias aun no esten provadas ( y una terapia “no comprovada” no quiere decir que no funcione); es de esperar, con mayor justificacion que una medicina basada en la “memoria del agua” o en el olor de las flores, que una tecnica que provenga directamente de un estudio controlado en laboratorio funcione realmente por encima de un placebo aunque este tratamiento aun no este provado por ensayos de doble ciego y tratamiento estadístico. Hay personas que necesitan ayuda e informacion y que no desean “pastillas” asi que demosles lo poco que tengamos y que sabemos que funciona aunque aun no sepamos por que; segun mi parecer mas vale que reciban un tratamiento que se base en una teoria “racional” falseable(aunque no este clara aun su eficacia) que la vista a un cartomantico, curandero o astrologo, que al basarse en “teorias” no cientificas tienen muchos menos numeros para asignarse un exito por sí mísmas.
En todo caso, y si es tal como dices, eso quiere decir precisamente una cosa HAY QUE SEGUIR TRABAJANDO; por otra parte disculpa que haya perdido una información que creo hubiera sido muy util, pero te aseguro que cuando la tenga no la dejare escapar así como así

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