FALLAS DE LA BIBLIA 3

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 3
Marzo de 1983

COMENTARIO

LA SALVACIÓN

Después de Jesús, probablemente ningún tema ocupa más la mente de los cristianos que la salvación. Hay que hacer lo que sea para ser salvados, suponiendo, claro está, que la salvación exista. Hay que obtener la vida eterna. Ésa es la actitud cristiana. Sin embargo, el problema fundamental al respecto es que, incluso si uno le dijera a un creyente: “De acuerdo, te creo, así que dime qué debo hacer para salvarme”, no podría recibir una respuesta racional. ¿Por qué? Porque la respuesta dependería de qué versos bíblicos se escogieran. Algunos pasajes de las escrituras dicen que nos salvamos por obras, otros dicen que por fe, otros dicen que nuestro destino ya está predeterminado y otros dicen que se decide por capricho de Dios: él simplemente mira y escoge arbitrariamente a los que desea.

(1) La salvación por obras se describe con claridad en Mateo 19:16-21, donde un hombre le preguntó a Jesús qué debía hacer para tener la vida eterna:

“Y he aquí, uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Y él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es a saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Dícele: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No mataras: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: Honra a tu padre y a tu madre: y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Dícele el mancebo: Todo esto guardé desde mi juventud: ¿qué más me falta? Dícele Jesús: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.”
Está claro que, según Jesús, la salvación se obtiene por obras. Los buenos actos, seguir los mandamientos, es todo lo que se necesita. Jesús no dijo nada sobre creer. La fe o creencia ni siquiera se menciona. Robert Ingersoll dijo muy bien: “[En el capítulo 19 de Mateo encontramos que] un hijo de Dios le pregunta a Dios qué necesita hacer para heredar la vida eterna (…). Ahora bien, si alguna vez tuvo el Todopoderoso la oportunidad de conceder a un hombre de mente curiosa la información necesaria sobre el particular, aquí estaba la oportunidad (…) [Pero Jesús] no le dijo: Debes creer en mí, en que soy el hijo unigénito del Dios vivo. No le dijo: Debes creer en la Biblia. No le dijo: Debes guardar el sabat, que es sagrado. (…) ¿Qué derecho tiene la iglesia para añadir condiciones para la salvación?” (What Must We Do To Be Saved?, Ingersoll’s Works Vol. 1 p 465.)
Por cierto, Jesús sólo citó cinco mandamientos, y “Amarás a tu prójimo” ni siquiera hace parte de los diez mandamientos. Se encuentra realmente en Levítico 19:18.
Marcos 10:17-19 repite el mensaje esencial de Mateo 19:16-18 y, además, enumera un mandamiento, “no defraudes”, que ni siquiera existe. De nuevo, omitió cinco mandamientos. (Ver también: Lucas 18:18-22, 10:25-28, Hechos 10:35 Ezequiel 18:4-9, Santiago 1:25, 27, 2:21, 25, Romanos 2:13, 1 Corintios 7:19, Lucas 19:8-9, Juan 5:28-29, Deuteronomio 10:12-13, Eclesiastés 12:13). Todos estos versos se parecen a Miqueas 6:8, que dice:
“…qué pida de ti Jehová: solamente hacer lo justo, y amar misericordia, y humillarte para andar con tu Dios.”
Todos estos versos dicen que uno se salva por las buenas obras. Ninguno menciona nada relacionado con la creencia o fe. Las buenas obras solas bastan.

(2) Algunos versos sostienen que nuestro destino está predeterminado, fijo, como Hechos 13: 48:

“Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la palabra del Señor: y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”
Y Efesios 1:4-5:
“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; nabiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo a sí mismo, según el puro afecto de su voluntad.”
(Ver también 2 Tesalonicenses 2:13, Efesios 1:11, Mateo 24:24, 31, Proverbios 16:9, 20:24, 2 Timoteo 2:10, 1 Pedro 1:2, 2:8.)

(3) Otros pasajes afirman que Dios simplemente selecciona a las personas según le place. El salmo 65:4 es un buen ejemplo:
“Dichoso el que tú escogieres, e hicieres llegar a ti, para que habite en tus atrios.”
(Ver también: Juan 6:44, 65, 17:9, Hechos 22:14, Romanos 9:16, 18, Salmo 86:13)

(4) Y, por supuesto, están los versos que citan los cristianos para probar que uno se salva por fe. Hechos 16: 30-31 es muy representativo:
“Y sacándolos fuera, les dice: Señores, ¿qué es menester que yo haga para ser salvo? Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa.” (Ver también: Juan 14:6, 3:15-16, 18, 36, 6:28-29, 47, 11:25-26, Hechos 4:12, 13:39, Romanos 1:16-17, Hebreos 11:6, Efesios 2:8-9)

Todo lo anterior muestra claramente que, incluso si uno se fuera a someter completamente a las enseñanzas cristianas, todavía no sabría qué hacer. Si se salva por obras, más le vale hacer actos buenos; si se salva por un acto divino de selección misericordiosa, sólo puede esperar ser escogido; si se salva por fe, tiene que escoger las creencias correctas; y si su destino está predeterminado, puede olvidarse de todo el asunto: ¿por qué preocuparse por lo inalterable? Es interesante observar que, aunque Pablo a menudo habla de salvación por fe, Jesús claramente dice que uno se salva por obras. Y, a menos que el cristianismo sea realmente “paulismo”, las palabras de Jesús tienen más peso.
Una vez Thomas Paine hizo una astuta observación con respecto a la salvación paulina por fe: “Un grupo de predicadores hace que la salvación consista en creer. Les dice a sus congregaciones que si creen en Cristo se les perdonarán los pecados. En primer lugar, ésta es una invitación a pecar, de modo similar a cuando se le dice al hijo pródigo que su padre pagará todas sus deudas: se endeuda más rápido y se vuelve más extravagante. Papá dice que él pagará todo y el hijo continúa: igualmente, Cristo paga todo, y el pecador sigue pecando.” (The Life and Works of Thomas Paine Vol 9, p. 27)
Paine hizo un comentario igualmente preciso con respecto a la predestinación: “Otro grupo de predicadores les dice a sus congregaciones que Dios predestinó y escogió, desde el principio de la eternidad, a un cierto número para que fueran salvos, y a un cierto número para que fueraon condenados eternamente. Si fuera cierto, el día del juicio ya pasó: su prédica es vana y les iría bien haciendo algo más útil con sus vidas. Esta doctrina tiende directamente a desmoralizar a la humanidad.” (The Life and Works of Thomas Paine, Vol 9, p. 208)
No sorprende que nunca se haya cumplido esta profecía de Jesús:
Juan 10:16: “… y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” Es fácil entender cómo un libro tan incoherente como la Biblia ha dado origen a más de mil quinientas denominaciones cristianas diferentes. El defecto no está tanto en los predicadores como en el libro que predican.

PROFECÍAS

Los cristianos suelen decir que la supuesta inspiración de la Biblia se demuestra por las exactas profecías que contiene. Pero cualquier análisis razonablemente objetivo del libro expone varias predicciones incorrectas. En general, las fallas proféticas pueden agruparse en tres categorías: las que se cumplieron en una manera diferente de la prometida, las que nunca ocurrieron, y las referencias en el Nuevo Testamento a profecías del Antiguo Testamento que no existen. Además de la predicción errada de Jesús sobre el cantar del gallo, el ladrón que iría con él al paraíso y la similaridad entre su muerte y el tiempo de Jonás dentro de la ballena (ver número 2 de Fallas de la Biblia), se pueden mencionar las siguientes falsedades:
En Génesis 2:17 Dios le dijo a Adán: “Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.” Pero Adán comió el fruto y no murió en ese día. De hecho, vivió hasta los 930 años (Génesis 5:5).
Si la intención del verso era una muerte espiritual en vez de física, entonces ése también podría haber sido el caso cuando David pecó contra Dios y Natán le dijo en 2 Samuel 12:14:
“Mas por cuanto con este negocio hiciste blasfemar á los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido morirá ciertamente.” El verso 18 deja claro que, poco después, el niño murió física y no espiritualmente (lo que también contradice Deuteronomio 24:16).
A menos que el contexto muestre que un verso debe interpretarse espiritualmente, debemos adherirnos a un enfoque literal. El conocido apologeta W. Arndt dijo muy bien: “Debe recordarse que no se justifica desviarse del sentido literal a menos que las Escrituras mismas señalen ese proceder.” (Bible Difficulties, W. Arndt, p. 133.)
Hallamos otra profecía errada en Génesis 28:13: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac: la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu simiente.” Jacob nunca recibió la tierra prometida y es discutible si el lugar donde yacía llegó a ser propiedad de sus descendientes.
En Génesis 35:10 Dios le dijo a Jacob: “Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre: y llamó su nombre Israel.”
Pero sólo 11 capítulos después el texto dice en Génesis 46:2: “Y habló Dios á Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí.”
Para concluir, una falsa profecía entre las veintenas disponibles se encuentra en Deuteronomio 23:3: “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová; ni aun en la décima generación entrará en la congregación de Jehová para siempre.”
Rut la moabita no sólo entró en la congregación de Dios, como se ve en Rut 1:4, 1:22, 4:13, 4:17, sino que fue antecesora de David y Jesús.
Aún más notables son las profecías inexistentes, como la de Mateo 2:23: “Y vino, y habitó en la ciudad que se llama Nazaret: para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que había de ser llamado Nazareno.” Que debiera llamarse nazareno no aparece en el Antiguo Testamento. No hay tal profecía.

JESÚS, EL MODELO DEFECTUOSO

Me pareció apropiado concluir el comentario de este número con más frases y actos de Jesús que contradicen su perfección.
En Mateo 5:44 Jesús le dijo a la gente: “…Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen…” Pero él varias veces insultó y maltrató a sus adversarios. (Ver Mateo 23:15, 23:17, 19, 27, 33, Juan 10:8, Lucas 11:40, Mateo 12:34.)
En Juan 12:32 Jesús dijo: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, á todos traeré á mí mismo.” Se supone que Jesús fue levantado, pero está lejos de haber atraído a todos. La mayor parte de la humanidad nunca ha oído su nombre.
En Mateo 8:20 Jesús dijo: “Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza”, mientras que Marcos 2:15 dice: “…estando Jesús á la mesa en casa de él…” Jesús no tenía donde recostar la cabeza, pero poseía una casa. Según el salmo 24:1, todo le pertenece.
Y para terminar, en Mateo 19:19 Jesús dijo: “Honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pero le decía a su propia madre en Juan 2:4: “¿Qué tengo yo contigo, mujer?” Al parecer, Jesús se había olvidado del amor. Éste es el mismo Jesús que nos dijo que honráramos a nuestros padres.

RESEÑA

Un problema relacionado con la toma del fruto prohibido es especialmente molesto para los creyentes. ¿Cómo pudo aparecer el mal en el comienzo, si todo lo que Dios creó era perfecto y bueno? Adán y Eva no pudieron haber creado el mal, pues eran parte de la creación perfecta. Como seres perfectos, no podían haber creado la imperfección, es decir, el pecado. Si lo hicieron, si les era posible, entonces por definición no eran perfectos. El apologeta W. Arndt dijo muy bien:
“Aquí nos enfrentamos a un misterio, desconcertante para todo creyente, del que nosotros, apoyados en la Biblia, no podemos ofrecer más explicación que la que se nos ofrece por revelación divina: a saber, que Satanás introdujo el pecado en el mundo. Si se traslada la cuestión más allá de este punto [cosa que Fallas de la Biblia no duda en hacer] y se pregunta cómo Satanás, quien evidentemente fue creado como un ser bueno, pudo pervertirse y volverse enemigo de Dios, no somos capaces de dar una solución. Éste es un asunto sobre el que Dios no creyó necesario informarnos en Su santa Palabra.” (Bible Difficulties, W. Arndt, p.132)
Es fácil entender por qué no se da ninguna respuesta. No la hay.
Este problema va en paralelo con el que presentan Isaías 44:24, Eclesiastés 11:5, Juan 1:3, Efesios 3:9, Apocalipsis 4:11 y otros que sostienen que Dios debe ser el creador de todo. Si Dios no creó el mal, entonces. o el mal no existe, o Dios no creó algunas cosas, como el mal. Es así de sencillo. Al tratar de remediar el problema, W. Arndt afirmó:
“… hay ángeles que no permanecieron en el estado de rectitud y santidad en el que habían sido creados, sino que pecaron, dejando su propia morada, la mansión celestial, y fueron arrojados por Dios al infierno (…) Es aquí donde tenemos el origen del mal en el universo. Uno de estos ángeles caídos es Satanás, y fue él quien empleó a la serpiente en su exitosa intención de llevar a la humanidad al pecado.” (Ibid. p. 136)
Esta explicación tiene una evidente falla. Si la creación original de Dios era perfecta, ninguna parte de ella pudo haber creado el mal. Si los ángeles caídos eran originalmente perfectos, entonces no pudieron haber cometido más maldades que el supuestamente perfecto Jesús.

DIÁLOGO Y DEBATE

[cartas que Biblical Errancy recibió durante la época de su distribución original en inglés]

De R. W. en Cedarville, Ohio

[Luego de citar 2 Timoteo 3:16, que dice que toda escritura es inspirada]

La primera pregunta que me gustaría hacerle es por qué está llegando a tales extremos para desacreditar la autoridad de la Palabra de Dios. En segundo lugar, ¿usted cree que un cristiano que ama al Señor Jesús tiene la autoridad para refutar la Palabra de Dios? Tercero, ¿usted cree que [2 Tim. 3:16] es Palabra de Dios o palabra de los hombres? ¡Yo creo que es plenamente la infalible palabra de Dios! (…) Cuarto, ¿usted cree que nuestro Dios es Dios de la verdad? Sabemos a partir de Tito 1:2 (…) que Dios no puede mentir. Por último, señor McKinsey: si usted no conoce personalmente a Jesucristo como Salvador, entonces su corazón y su mente están oscurecidos por el espíritu que ahora obra en los hijos de la desobediencia. Lea Efesios 2:1-10 (…) [Luego de hacerme más preguntas comunes de sermón de predicador] ¿Está usted salvado por la fe? Me gustaría algún día que nos encontráramos personlmente para discutir este asunto. Por favor, responda a mis preguntas. La única razón por la que se las hago es que es vital conocer a Cristo para identificar correctamente y conocer la verdad. Definitivamente me encantaría responder a algunos de sus argumentos sobre falibilidad y los versos que ha citado. Pero confío en que usted busca en la palabra de Dios la salvación en Cristo, y no la forma de probar sus propias convicciones.

Respuesta del Editor

R. W., aprecio recibir su carta, no sólo porque expone varias de las grandes falacias de las creencias cristianas, sino porque también permite el diálogo. A diferencia de los teleevangelistas cristianos, yo creo que con respecto a la validez de la Biblia ambos lados merecen ser oídos. Es imposible que emerja la verdad cuando millones oyen o leen una sola versión. A gran escala, ése es el problema con las denominaciones cristianas hoy en día. Cada grupo vive en una cápsula ideológica llena de sentimientos de superioridad.
Permítame responder a sus argumentos uno a la vez. Usted comienza cometiendo el mayor error de los cristianos: afirmar que la Biblia es la palabra de Dios. Me gustaría darle una lista, una letanía, de los actos que Dios ha cometido en el Antiguo Testamento. Recuerde que Dios, el ser perfecto, hizo todo lo siguiente en lo que se supone que es su libro: creó el mal (Lamentaciones 3:38, Jeremías 26:3, 36:3, Ezequiel 20:25-26, Jueces 9:23, 1 Samuel 16:23, 18:10); engañó (Jeremías 4:10, 15:18, 20:7, 2 Crónicas 18:22, Ezequiel 14:9, 2 Tesalonicenses 2:9-12); ordenó mentir (Éxodo 3:18, 1 Samuel 16:2); mintió (Génesis 2:17, 2 Samuel 7:13); premió a los mentirosos (Éxodo 1:15-20); ordenó embriagarse (Jeremías 25:27); premió al insensato y al transgresor (Proverbios 26:10); puso a un hombre en manos de Satanás (Job 2:6); introdujo un espíritu perverso (Isaías 19:14); esparció estiércol en la cara de la gente  (Malaquías 2:3); ordenó robar (Ezequiel 39:10, Éxodo 3:22); hizo falsas profecías (Jonás 3:4. Génesis 35:10); cambió de opinión (Jonás 3:10); provocó adulterio (2 Samuel 12:11-12); ordenó un matrimonio con una prostituta (Oseas 1:2, 3:1-2); mató (Números 16:35, 21:6, Deuteronomio 32:39, 1 Samuel 2:6, Salmo 135:10); ordenó matar (Levítico 26:7-8, Números 25:4-5); tuvo mal carácter (Deuteronomio 13:17, Jueces 3:8); a menudo era celoso (Deuteronomio 5:9, 6:15); no estaba en todas partes (Génesis 4:16, 11:5, 1 Reyes 19:11-12); no lo sabía todo (Deuteronomio 8:2, 13:3, 2 Crónicas 32:31); a menudo se arrepintió (Éxodo 32:14, 1 Samuel 15:35); practicó la injusticia (Éxodo 4:22-23, Josué 24:20, Romanos 5:12); tuvo favoritos (Deuteronomio 7:6, 14:2, 1 Samuel 12:22); aceptó la esclavitud (Éxodo 21:20-21, Deuteronomio 15:17); discriminó a las personas con deformidades (Levítico 21:16-23); discriminó a los hijos ilegítimos (Deuteronomio 23:2); castigó a muchos por los actos de uno (Génesis 3:16, 20:18); castigó a los hijos por los pecados de sus padres (Éxodo 12:29, 20:5, Deuteronomio 5:9); evitó que varias personas oyeran su palabra (Isaías 6:10, Juan 12:39-40); apoyó los sacrificios humanos (Éxodo 22:29-30, Ezequiel 20:26); ordenó el canibalismo (Levítico 26:29, Jeremías 19:9); exigió vírgenes como botín de guerra (Números 31:18, 35); ordenó jugar suertes (Josué 14:2, Números 26:55-56); ordenó lisiar caballos (Josué 11:6); aceptó la violación de mujeres enemigas (Deuteronomio 21:10-14); aceptó que se apaleara a muerte a los esclavos (Éxodo 21:20-21); exigió que la mujer violada se casara con su agresor (Deuteronomio 22:28:29); enseñó la guerra (Salmo 144:1); ordenó quemar heces humanas para cocinar (Ezequiel 4:12); decretó intencionalmente leyes malas (Ezequiel 20:25); disculpó los pecados de prostitutas y adúlteras (Oseas 4:14); excusó a un asesino y le prometió protección (Génesis 4:8-15); mató a un hombre por negarse a embarazar a su cuñada viuda (Génesis 38:9-10); y es indeciso (Génesis 18:17-18).
Ahora imagine a alguien, en especial un ser supuestamente perfecto, que dijera: “Sí, ése es mi libro, el que me representa; así soy yo”. ¿Qué villano, qué criminal en toda la historia tiene un historial comparable?
Segundo, usted pregunta si creo que un cristiano que ama al Señor Jesús tiene la autoridad para refutar la Palabra de Dios. Para empezar, no es cuestión de autoridad, sino de derecho. Todos, cristianos o no, tienen del derecho, la obligación, de cuestionar la verdad de lo que se le dice y exigir evidencia. La obediencia ciega lleva al desastre. Y cada parte de Fallas de la Biblia prueba que la Biblia no es palabra de Dios.
Tercero, usted pregunta si conozco y amo al Señor y Salvador. Mi respuesta ya debería ser obvia. No es el Señor y no es nuestro Salvador. Pero que usted o yo digamos cosas prueba poco: la evidencia, como la mostrada en Fallas de la Biblia, es lo que cuenta.
Cuarto, usted pregunta si creo que la Biblia es la Palabra de Dios. Usted dice creer que es plenamente infalible. Pero lo que crea usted o yo es irrelevante e importa poco. Como en un tribunal, la evidencia debe hablar por sí misma.
Quinto, usted pregunta si creo que nuestro Dios es Dios de la verdad. Fallas de la Biblia no se ocupa de la naturaleza de Dios: su campo es la Biblia. Por definición, Dios no puede mentir, pero la Biblia sí miente.
Sexto, repetir que Jesús es nuestro Salvador no prueba nada. ¿Por qué lo sigue diciendo sin agregar ninguna prueba? Los creyentes parecen pensar que si repiten una afirmación muchas veces la gente terminará sucumbiendo.
Séptimo, ¿estoy salvado por la fe? No, y tampoco usted, segun Jesús. En este número se ha discutido cómo se salva uno, si es que existe la salvación. La Biblia no puede darle a nadie una respuesta definitiva a esta pregunta.
Y, para responder a su última pregunta, lamento decirle, R. W., que se equivoca doblemente. No busco en la Biblia la salvación en Cristo porque no es la palabra de Dios y Jesús no es mi Salvador, y no estoy probando mis propias convicciones. Yo aporto hechos, evidencia, documentación e información. Otros formularán las convicciones y serán el jurado.

FALLAS DE LA BIBLIA 2

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 2
Febrero de 1983

LA RESURRECCIÓN

Entre las creencias cruciales para el cristianismo, pocas son de mayor importancia que la de la resurrección. Pablo llegó al punto de afirmar que la base misma del cristianismo se apoya en este hecho:
1 Corintios 15:14 “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.” (también 1 Corintios 15:17)
Pero, ¿por qué debería ser tan importante la resurrección? Elías levantó de la muerte a un niño (1 Reyes 17:17-22); Samuel le dijo a Saúl: “¿Por qué me has inquietado haciéndome venir?” (1 Samuel 28:15); Eliseo levantó al hijo de una sunamita (2 Reyes 4:32-35); un muerto que estaba siendo sepultado revivió al tocar los huesos de Eliseo (2 Reyes 13:21); Moisés y Elías revivieron en el momento de la Transfiguración (Lucas 9:29-31); los santos se levantaron cuando murió Jesús (Mateo 27:52-53); la hija de Jairo se levantó de la muerte (Mateo 9:18, 23-25); el hijo de la viuda de Naín revivió (Lucas 7:11-15) y Lázaro fue resucitado (Juan 11:43-44). Todas estas personas se levantaron de la muerte, y antes de que Jesús lo hiciera. Así que, ¿por qué atribuirle tanta importancia al evento? Para cuando Jesús se levantó de la muerte, éste ya era un suceso bastante común. Es más: no sólo antes, sino también después de Jesús: Pedro revivió a Tabita y Pablo a Eutico.
Hace varios años, mientras participaba en un programa radial, un oyente llamó y me dijo que, a diferencia de Jesús, todas las personas mencionadas volvieron a morir. Pero Pablo dijo claramente que lo que importaba era la resurrección en sí misma, no el hecho de que Jesús no hubiera vuelto a morir. Le pedí al oyente que citara un pasaje bíblico que justificara su afirmación. No dio respuesta.
Un segundo problema relacionado con la resurrección tiene que ver con los registros contradictorios que dan los cuatro evangelios sobre lo que ocurrió. Los siguientes son algunos de los mayores desacuerdos que rodean a los eventos conectados con la resurrección:

A. ¿A qué hora de la mañana fueron las mujeres a visitar la tumba?
Al amanecer (Marcos 16:2)
Cuando todavía estaba oscuro (Juan 20:1)

B. ¿Quién fue?
María la Magdalena sola (Juan 20:1)
María la Magdalena y la otra María (Mateo 28:1)
María la Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé (Marcos 16:1)
María la Magdalena, Juana, María la madre de Santiago, y otras mujeres (Lucas 24:10)

C. ¿La tumba estaba abierta o cerrada cuando llegaron?
Abierta (Lucas 24:2)
Cerrada (Mateo 28:1-2)

D. ¿A quién vieron en la tumba?
Un ángel (Mateo 28:2)
Un hombre joven (Marcos 16:5)
Dos hombres (Lucas 24:4)
Dos ángeles (Juan 20:11-12)

E. ¿Estos hombres o ángeles estaban adentro o afuera del sepulcro?
Afuera (Mateo 28.2)
Adentro (Marcos 16:5, Lucas 24:3-4, Juan 20:11-12)

F. ¿Estaban de pie o sentados?
De pie (Lucas 24:4)
Sentados (Mateo 28:2, Marcos 16:5, Juan 20:12)

G. ¿María la Magdalena se dio cuenta cuando Jesús se le apareció por primera vez?
Sí (Mateo 28:9)
No (Juan 20:14)

Si las historias fueran coherentes, uno podría escribir una sola narración larga y continua que incorporara las cuatro versiones sin temor a divergencias. Pero esto nunca se ha hecho sin agregar, alterar u omitir versos clave. Los apologetas suelen ofrecer el argumento del “testigo del accidente de tránsito”, que es irrelevante, pues dos versiones diametralmente opuestas y mutuamente excluyentes del mismo evento no pueden ser simultáneamente exactas. Una de las dos es falsa. Es más: los testigos de un accidente, a diferencia de los evangelistas, no afirman ser infalibles.
Thomas Paine resumió bastante bien la relación entre los evangelios:
“… creo que es imposible encontrar en historia registrada alguna tantos y tan notables absurdos, contradicciones y falsedades como en los [evangelios]. Son más numerosos y chocantes de lo que había esperado encontrar cuando empecé este examen…” (Age of Reason, p. 167)
Un tercer problema conectado con la resurrección está en el hecho de que, incluso si Jesús se hubiera levantado, nadie lo seguiría:
Eclesiastés 3:19-21 “Porque el suceso de los hijos de los hombres, y el suceso del animal, el mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros (…) ni tiene más el hombre que la bestia (…) Todo va a un lugar: todo es hecho del polvo, y todo se tornará en el mismo polvo. ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres suba arriba, y que el espíritu del animal descienda debajo de la tierra?”
Job 7:9-10, 1 Timoteo 6:15-16 e Isaías 26:14 lo corrroboran. Robert Ingersoll, uno de los mayores comentaristas bíblicos de la historia estadounidense, dijo sabiamente: “El Antiguo Testamento nos dice cómo perdimos la inmortalidad y no dice ni una palabra sobre otro mundo, desde el primer error del Génesis hasta la última maldición de Malaquías. Ningún hombre del Antiguo Testamento se para junto a un muerto y le dice: ‘Nos encontraremos de nuevo’. De la cima del Sinaí no vino ninguna esperanza de otro mundo”. (Orthodoxy, Ingersoll’s Works, Vol. 2, p 424.)
Por último, hubo otros eventos todavía más extraordinarios. Para empezar, Adán nunca nació (Génesis 1:27); vino al mundo como adulto. Enoc (Génesis 5:22-24) y Elías (2 Reyes 2:11) nunca murieron. Elías fue directamente al cielo, lo que, por cierto, contradice directamente a Hebreos 9:27: “…está establecido a los hombres que mueran una vez…”.
En realidad, ¿qué hizo Jesús que no se hubiera logrado antes? Se levantó de la muerte, pero después de otros. Hizo milagros, pero otros los hicieron también. Revivió a muertos, pero ya lo habían hecho los profetas del Antiguo Testamento. Sanó, pero otros también. Entonces, ¿qué hizo Jesús que fuera diferente, que no se hubiera hecho antes? En pocas palabras: ¿qué lo hace sobresalir de la multitud? Miles han dicho ser el salvador, así que, ¿cuáles los actos que sustentan sus credenciales? Las afirmaciones solas no prueban nada. Cualquiera puede decir ser el Mesías. Miles lo han hecho.

JESÚS, EL MODELO DEFECTUOSO

Por dos mil años los cristianos han afirmado que Jesús de Nazaret es Dios encarnado, el ser sin pecados, la representación terrenal de la perfección.
1 Pedro 2:22 “El cual no hizo pecado; ni fue hallado engaño en su boca.”
Isaías 53:9 “Y dipúsose con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; porque nunca hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca.”
Pero el Nuevo Testamento muestra muchas afirmaciones y actos de Jesús que prueban lo contrario. Igual que Pablo, hizo varias afirmaciones falsas y profecías inexactas. Aquí van algunos ejemplos:

(A) Juan 7:8-10 “Vosotros subid a esta fiesta; yo no subo a esta fiesta, porque mi tiempo aún no es cumplido. Y habiéndoles dicho esto, quedóse en Galilea. Mas como sus hermanos hubieron subido, entonces él también subió a la fiesta, no manifiestamente, sino como en secreto.”
Jesús rompió su palabra yendo en secreto luego de decir que no iría.

(B) En Juan 13:38 Jesús dijo: “…De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.”
Pero Marcos 14:66-68 nos muestra lo que realmente ocurrió:
“Y estando Pedro abajo en el atrio, vino una de las criadas del sumo sacerdote; y como vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Y tú con Jesús el Nazareno estabas. Mas él negó, diciendo: No conozco, ni sé lo que dices. Y se salió fuera a la entrada; y cantó el gallo.”
Según la profecía de Jesús, el gallo cantaría luego de la tercera negación, no la primera.

(C) Jesús le dijo al ladrón en la cruz en Lucas 23:43 “… De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Esta profecía no pudo haberse cumplido a menos que Jesús hubiera ido al cielo en ese mismo día, pero entonces no podría haber estado sepultado por tres días.

(D) Jesús le dijo a un hombre en Marcos 8:34 “… Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”
Jesús dijo esto comenzando su ministerio. Pero la cruz no pudo haberse convertido en símbolo cristiano sino después de la crucifixión. No había cruz que tomar. Esta afirmación no habría tenido sentido alguno para el hombre a quien fue dicha.

(E) En Mateo 5:22 dijo: “… cualquiera que dijere, Necio, será culpado del infierno de fuego.”
Pero Jesús insultó varias veces a la gente, como en Mateo 23:17,19 (“¡Insensatos y ciegos!”) y Lucas 11:40 (“Necios…”).

(F) En Mateo 12:40 Jesús dijo: “Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.”
Marcos 15:37, 42 muestra que Jesús murió en el día anterior al sabat, es decir, el viernes. Marcos 16:9 y Mateo 28:1 muestran que, supuestamente, resucitó en algún momento de la noche del sábado o la madrugada del domingo. Del viernes por la tarde al domingo por la madrugada no hay tres días. Su profecía falló.

(G) En Juan 3:13 Jesús mintió: “Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.”
Este verso no sólo es históricamente inexacto, como muestra 2 Reyes 2:11 (“he aquí, un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos: y Elías subió al cielo en un torbellino”), sino también absurdo por sí mismo. Si el hijo del hombre (o sea, Jesús) estaba aquí hablando en la tierra, ¿cómo podía estar en el cielo?

(H) Y en Mateo 27:46 Jesús gritó fuerte: “Eli, Eli, ¿lama sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.
¿Cómo podía Jesús ser el salvador de toda la humanidad cuando no pudo salvarse ni a sí mismo? Éstas no son las palabras de un hombre que va a a cruz voluntariamente a morir por nuestros pecados. Son las palabras de un hombre que puede pensar en cien lugares mejores donde preferiría estar. Ciertamente no son las palabras de alguien que tiene controlada la situación.

Estos ejemplos de la duplicidad de Jesús representan sólo una fracción de los 193 que podrían haberse presentado. El Nuevo Testamento da evidencia más que suficiente para demostrar la incapacidad de Jesús para servir de modelo confiable que ilumine el camino a la verdad y la honestidad, menos para reclamar el título de Mesías. Como dijo Thomas Paine: “Los sacerdotes de hoy en día profesan creer [la historia de Jesús]. Se ganan la vida con ella y claman contra lo que llaman infidelidad. Yo definiré lo que ésta es: QUIEN CREA EN LA HISTORIA DE CRISTO ES INFIEL A DIOS”. (The Life and Works of Thomas Paine, Vol 9, p. 292)
Jesús no es la perfección encarnada. Como dijo Robert Ingersoll: “El Cristo teológico es la unión imposible de lo humano y lo divino: el hombre con los atributos de Dios, y Dios con las debilidades del hombre”.
Para cerrar el comentario de este número, vale la pena anotar varias contradicciones. El padre de José es Jacob en Mateo 1:16 pero es Elí en Lucas 3:23. David mató a 700 cocheros y 40.000 jinetes sirios según 2 Samuel 10:18, mientras 1 Crónicas 19:18 dice que fueron 7.000 cocheros y 40.000 soldados de infantería. Salomón tenía 40.000 caballerizas en 1 Reyes 4:26 pero 2 Crónicas 9:25 dice que eran 4.000 caballerizas.

RESEÑA

Aunque Gleason Archer, en su obra apologética Enciclopedia de Dificultades Bíblicas, evitó algunas de las contradicciones mencionadas (tome su cruz, no iré a la fiesta, no insultes a tu prójimo), sí dirigió su atención a otras.
Su explicación del problema de “hoy estarás conmigo en el paraiso” es especialmente reveladora. Abunda en suposiciones, conjeturas e hipótesis, ninguna de las cuales tiene fundamento bíblico. En la página 367 Archer dice: “La respuesta está en la ubicación que tenía el paraíso durante el Viernes Santo. Al parecer, el paraíso no fue elevado al cielo hasta el Domingo de Pascua. Jesús parece referirse a él en la parábola del rico y Lázaro como el ‘seno de Abraham’, adonde los ángeles llevaron al santo mendigo Lázaro luego de su muerte (Lucas 16:19-31).”
¡Parece, parece! “Al parecer, el paraíso no fue elevado.” “Jesús parece referirse a él en la parábola del rico.” No hay ninguna evidencia sólida de la veracidad de estas suposiciones. Sin embargo, desde el punto de vista de Archer sería muy agradable que así fuera, pues el problema se desvanecería.

Él continúa:
“Así, el seno de Abraham se refiere al lugar donde esperan las amas de los redimidos hasta el día de la resurrección de Cristo. Puede suponerse que éste es el mismo paraíso (…) Sin duda, era el paraíso infernal donde las almas de Jesús y el ladrón arrepentido fueron luego de morir en la tarde del viernes.”
¡Puede suponerse! ¿Quién lo supone? Toda la explicación de Archer se basa en conjeturas y suposiciones injustificadas. ¿Dónde está la evidencia de que el paraíso no se convirtió en cielo hasta el Domingo de Pascua, de que el paraíso es el mismo seno de Abraham, o de que las almas entraban al paraíso antes de ir al cielo? Es más: incluso si Jesús y el ladrón hubieran ido al “paraíso” en vez de ir al cielo, igual Jesús no habría permanecido los tres días bajo tierra que había profetizado en Mateo 12:40.
Como muchos apologetas, Archer supone que si puede construir explicaciones razonablemente viables para dificultades bíblicas, entonces no hará falta evidencia que las sustente. Las teorías posibles envueltas en especulaciones cuidadosamente armadas son suficientes por sí mismas. La mayoría de la apologética tiene más que ver con racionalizaciones y justificaciones que con la verdad objetiva.

Con respecto al número de caballerizas de Salomón y las diferencias en nombres propios, Archer admite con franqueza la contradicción. En la página 222 dice:
“Al explicar estos errores de transmisión (según creemos que son), debe entenderse que los números y nombres propios siempre son más susceptibles a errores que casi cualquier otra clase de tema…”
“Según creemos que son” es un franco reconocimiento de especulación. Sería igualmente racional suponer que no hubo errores de copia, sólo escritores independientes que seguían tradiciones independientes al registrar los mismos eventos. Los creyentes usan demasiado el argumento de “errores de copia” para escapar de dilemas que de otro modo serían insolubles. Es una ruta rápida de escape.

DIÁLOGO Y DEBATE

[cartas que Biblical Errancy recibió durante la época de su distribución original en inglés]

De M. H. en Dayton, Ohio

He leído su publicación Fallas de la Biblia. La Biblia dice en 1 Corintios 2:14: “Mas el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente”. Al tratar con la Biblia tratamos con un libro espiritual. Los hombres que escribieron las Escrituras lo hicieron movidos por el Espíritu Santo, y para entender las Escrituras uno debe ser espiritual. Para usted, como dice 1 Corintios 2:14, la Biblia parece infantil, llena de contradicciones y errores aparentes.
En realidad usted necesita nacer de nuevo. Jesús, Dios manifestado en la carne, dijo: “Debes nacer de nuevo”. Adjunto va un folleto que le dirá cómo salvarse y nacer de nuevo. Usted necesita la salvación, por favor léalo.

Respuesta del Editor

Usted me pidió leer su folleto, titulado “En el Infierno del Diablo”. Pues bien, lo hice y me ha parecido el típico panfleto que encontramos en la estación de bus, la mesa de biblioteca y el gozne de la puerta. En él abunda la urgente necesidad de aceptar a Jesús, confesar los pecados, salvarse y temerle al infierno. Dice mucho y no prueba nada.
Ahora yo le pido un proceder similar. Lea Fallas de la Biblia, pero no a través de un filtro de fundamentos cristianos. Entre otras cosas, el número anterior probó que la Biblia no debe tomarse por fuente confiable. Pero su folleto evitó toda la evidencia y procedió a ciegas con citas como: “los malvados serán llevados al infierno”, “Cristo murió por nuestros pecados y se levantó de entre los muertos” y “si confesares con tu boca (…) serás salvo”. Fallas de la Biblia muestra afirmaciones bíblicas claramente contradictorias que usted ha ignorado por completo.
Usted acepta a priori el asunto bajo discusión, la veracidad de la Biblia. Si se le preguntara cómo sabe que lo que dice es cierto, probablemente contestaría: porque está en la Biblia. En vez de preguntarse si la Biblia es cierta, usted lo da por sentado. Pero he probado lo contrario: la Biblia no es la verdad. Dice, por ejemplo, que “todos han pecado”, lo cual es totalmente falso. ¿Cómo lo sé? Porque su propio libro lo dice. ¿No me cree? “Noé, varón justo, perfecto fue en sus generaciones…” (Génesis 6:9); “Job (…) era (…) perfecto y recto…” (Job 1:1). Estos hombres eran perfectos, así que obviamente no podían haber sido pecadores. ¿Cómo puede uno ser un pecador y ser perfecto? La Biblia tiene cientos de problemas de esta naturaleza y, si me sigue, lo demostraré en los ejemplares siguientes. Pero, por favor, sea razonable: no puedo cubrir todo el libro en dos números.
Citar de una obra es vano a menos que primero se pruebe que el libro es válido, veraz y confiable. He dado evidencias de que la Biblia no pasa la prueba. En lugar de probar que mis evidencias son falsas o inválidas, en vez de probar que el libro es cierto, usted simplemente lo supone y cita a gusto. ¿No le cree a la Biblia cuando dice: “Examinadlo todo” en 1 Tesalonicenses 5:21, o: “Mas la sabiduría que es de lo alto (…) es pura, después (…) modesta, benigna…” en Santiago 3:17? ¿Qué ha demostrado usted? ¿Dónde está su razonamiento? La Biblia dice en 1 Pedro 3:15:  “estad siempre aparejados para responder (…) a cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. ¿Dónde están su razones, su defensa? Las afirmaciones solas no prueban nada.
Usted me ha enviado un folleto que da a entender que las personas son malvadas y pecadoras, mientras que usted permanece confiado en Jesús. Pero la Biblia dice en 1 Juan 3:6: “Cualquiera que permanece en él, no peca…”. Si usted permanece en él, como así lo cree, ¿por qué sigue pecando? Seguramente no dirá que ya no peca. Amigo mío, con todo el debido respeto, si hay algún verso de la Biblia que usted y sus partidarios deban aprenderse de memoria, es Proverbios 14:15: “El simple cree a toda palabra: mas el avisado entiende sus pasos”.

De un lector anónimo en Cleveland, Ohio

Fallas de la Biblia discute las contradicciones, pero, ¿cuál es su importancia? La intención de la Biblia no era ser científicamente exacta. No es un tratado de historia. Se escribió para ofrecer un camino hacia la salvación por medio de Nuestro Señor Jesucristo. Usted se está concentrando demasiado en los detalles y no ve lo que realmente cuenta. Acepte a Jesús y tendrá la respuesta a sus preguntas.

Respuesta del Editor

Amigo mío, todo lo que usted sabe sobre Jesús proviene de las escrituras. La validez de Jesús depende de la validez, confiabilidad y exactitud de las escrituras. Rara vez concuerdo con los evangélicos, pero no podría estar más de acuerdo con el Concilio Internacional de Infalibilidad Bíblica de Oakland, California, en respuesta a la afirmación de que “La infalibilidad no es importante. Es entretenerse con detalles insignificantes. Lo que realmente cuenta es la relación de la persona con Jesucristo”:
“… Pero, ¿cómo conoce uno a Jesús, si no es como se nos presenta en la Biblia? Si la Biblia no es la Palabra de Dios y no muestra una imagen confiable de Jesús, ¿cómo sabe uno que está siguiendo al verdadero Cristo? Podría estar adorando a un Cristo imaginado por uno mismo.” (Does Errancy Matter, por James Boice, p. 24)
Una vez que aceptamos que hay errores en la Biblia, se abre una caja de Pandora. ¿Cómo sabemos qué partes son ciertas, si admitimos que algunas son falsas? Como dijo el citado concilio: “… Pero [afirmar que las partes de la Biblia donde Dios habla son ciertas y donde hablan los hombres no] es insensato. Quienes piensan así hablan de autoridad bíblica, pero en el mejor de los casos tienen una autoridad bíblica parcial, pues las partes erradas obviamente no pueden llevar autoridad. Peor aún: ni siquiera saben decirnos qué partes provienen de Dios y son ciertas y qué partes no provienen de Dios y yerran. Suelen decir que las “partes sobre la salvación” son de Dios, pero no nos dicen cómo separar las partes sobre la salvación de las que no lo son”. (Does Errancy Matter, por James Boice, p. 8)
También tenía razón este concilio cuando dijo que la siguiente confesión de fe: “… Claro que creo en la Biblia, como usted, pero, ¿qué diferencia hace si contiene algunos errores? Después de todo, no es un tratado de historia. No es un texto científico. Sólo nos habla de Dios y la salvación” era un ataque contra la Biblia. Más que un ataque, esta creencia es una refutación. Como dijo el reformador religioso John Wesley:
“Si hay error alguno en la Biblia, podría haber mil. Si hay falsedad alguna en ese libro, no provino del Dios de la verdad.”
¡Bien dicho! Y Fallas de la Biblia expondrá esas falsedades.

FALLAS DE LA BIBLIA 1

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 1
Enero de 1983

(A) Uno de los conceptos más importantes del cristianismo es el pecado original, la creencia de que toda la humanidad ha heredado una naturaleza pecaminosa producida por los actos de Adán y Eva.
Romanos 5:12 “… así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron.”
Romanos 5:19 “Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituídos pecadores…”
1 Corintios 15:22 “Porque así como en Adán todos mueren…”
Sin embargo, ningún razonamiento teológico puede hacer parecer correcta una idea tan inherentemente injusta. Castigar a miles de millones de personas por los actos de una no es sólo injusto en sí mismo y desproporcionado, sino que también se opone a otros versos bíblicos como:
Deuteronomio 24:16 “Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado” (2 Crónicas 25:4; 2 Reyes 14:6)
Ezequiel 18:20 “El alma que pecare, esa morirá: el hijo no llevará por el pecado del padre, ni el padre llevará por el pecado del hijo: la justicia del justo será sobre él, y la impiedad el impío será sobre él.”
Ezequiel 33:20 “Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.”
Jeremías 31:29-30 “En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agraces, y los dientes de los hijos tienen la dentera. Sino que cada cual morirá por su maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agraces, tendrán la dentera.”
Romanos 2:6 “El cual pagará a cada uno conforme a sus obras.”
Ezequiel 18:4 “… el alma que pecare, esa morirá.”
Cada uno de estos versos muestra que las personas deben ser castigadas sólo por los pecados que ellas cometan, no por los de otros.
El pecado original tiene casi tanto sentido como si yo estuviera sentado en mi casa una tarde y ocurriera lo siguiente: llega la policía a mi puerta y dice que estoy arrestado porque mi padre acaba de matar de un tiro a alguien en Europa. Yo pregunto qué tiene eso que ver conmigo y me contestan: “Es tu padre, ¿no?”.

(B) Otro concepto falso que sostienen muchos cristianos es que la Biblia no contiene contradicciones. Pocas creencias son más erróneas. Por esta razón, este número y todos los siguientes de Fallas de la Biblia resaltarán las afirmaciones contradictorias. Estos ejemplos son sólo una fracción de los que podrían mencionarse:
Romanos 3:23 “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”
1 Reyes 8:46 “…porque no hay hombre que no peque…” (2 Crónicas 6:36)
Proverbios 20:9 “¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, Limpio estoy de mi pecado?”
Eclesiastés 7:20 “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga bien y nunca peque.”
Marcos 10:18 “Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.”
Romanos 3:10 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno.”
(También 1 Juan 1:8, 10, Romanos 3:12, 5:12, Gálatas 3:22)
Versus:
Génesis 6:9 “Noé, varón justo, perfecto fué en sus generaciones; con Dios caminó Noé.”
Job 1:1 “Hubo un varón en tierra de Hus, llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y apartado del mal.”
Job 1:8 “¿ …mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal?” (Job 2:3)
Génesis 7:1 “Y Jehová dijo a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.”
Lucas 1:5-6 “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la suerte de Abías; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet. Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor.”

(C) Otra clara contradicción tiene que ver con si Dios se arrepiente o no.
Números 23:19 “Dios no es hombre, para que mienta; ni hijo de hombre para que se arrepienta.”
1 Samuel 15:29 “Y también el Vencedor de Israel no mentirá, ni se arrepentirá: porque no es hombre para que se arrepienta.”
Versus:
Jonás 3:10 “Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino: y arrepintióse del mal que había dicho les había de hacer, y no lo hizo.”
1 Samuel 15:11 “Pésame de haber puesto por rey a Saúl…”
Éxodo 32:14 “Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.”
Jeremías 42:10 “… porque arrepentido estoy del mal que os he hecho.”
Génesis 6:6 “Y arrepintiose Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y pesóle en su corazón.”
1 Samuel 15:35 “…Jehová se había arrepentido de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.”

(D) Vale la pena anotar una última contradicción. Tiene que ver con la cuestión de si alguien ha visto o no el rostro de Dios.
Juan 1:18 “A Dios nadie le vio jamás…”
Juan 6:46 “No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre.”
1 Juan 4:12 “Ninguno vió jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios está en nosotros, y su amor es perfecto en nosotros.”
Versus:
Génesis 32:30 “Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peniel: porque vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”
Éxodo 33:11 “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.”
Números 14:14 “…ojo a ojo aparecías tú, oh Jehová…”
Job 42:5 “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.”
Deuteronomio 34:10 “Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara…”
Deuteronomio 5:4 “Cara a cara habló Jehová con vosotros.”
(también Salmo 63:2, Isaías 6:1, 5, Amós 7:7-8, Ezequiel 20:35, Éxodo 24:9-10)

RESEÑA

En abril de 1982, Zondervan Publishing House lanzó uno de los textos más completos en memoria reciente que tratan de justificar las falacias bíblicas. Con el título de Enciclopedia de Dificultades Bíblicas, la campaña promocional del Christian Readers News lo describe como una obra que “estudia exhaustivamente cada pasaje difícil de la Biblia, del Génesis al Apocalipsis”. Esto está errado, como muestran éste y los siguientes números de Fallas de la Biblia. Por ejemplo, el autor, Gleason Archer, profesor de la Trinity Evangelical Divinity School, no explica cómo podemos todos ser vícimas del pecado original debido a los actos de uno solo ni cómo Noé podía ser perfecto si todos somos pecadores.
Por cierto, siempre es interesante observar la terminología que usan los apologetas bíblicos con respecto a las contradicciones. Rara vez se refieren a ellas como tales. Se ven más palabras como “dificultades”, “discrepancias”, “divergencias” y “problemas” que contradicciones, falacias y mentiras. Las primeras palabras denotan un obvio intento de minimizar las incoherencias. Una discrepancia menor siempre suena menos seria que una contradicción.

(E) ¿Cuáles son, entonces, las explicaciones de Gleason Archer para las contradicciones arriba mencionadas? Con respeto al problema del arrepentimiento de Dios, nos ofrece lo siguiente:
“… es un error inferir de [la omnisciencia de Dios] que sea incapaz de tener emociones y reaccionar ante la depravación intencionada de sus criaturas.”(p. 80)
(1) Si la palabra arrepentirse significa algo, es: Cometí un error. No simplemente lamentar los resultados de mis actos; yo hice lo incorrecto. Si lamentas las consecuencias, también estás diciendo: Quisiera haber hecho otra cosa. (2) Incluso si el arrepentirse se restringe al estrechísimo significado de la emoción del remordimiento, el hecho sigue siendo que Dios no se arrepiente en absoluto. 1 Samuel 15:29 y Números 23:19 lo dejan bien claro. Es irrelevante que se apene o no. Dios no se arrepiente y punto. Los apologetas usan las frases en un sentido universal cuando les conviene, pero en un sentido limitado cuando es obvio que el más amplio está errado.

Después de decir que Dios se podía arrepentir con pena o remordimiento, Archer afirma:
“Sin embargo, cuando se trata del propósito de Su pacto anunciado a Su pueblo, Dios es ciertamente incapaz de arrepentirse.”
(1) Pero no hay evidencia en las escrituras de tal distinción. Números 23:19 y 1 Samuel 15:29 dicen que Dios no se arrepiente. No dicen que esto se aplique sólo a las situaciones que involucran “el propósito de Su pacto anunciado a Su pueblo”. Archer ha insertado una cláusula que no proviene de la evidencia por ningún lado.
Batallando por salir de este pantano, Archer se ha aferrado a dos ramitas. Los lectores son libres de escoger cual. “Arrepentirse” sólo tiene un sentido antropomórfico, o Dios no se arrepiente “cuando se trata del propósito de Su pacto anunciado a Su pueblo”. Ninguna de estas suposiciones tiene la menor evidencia a su favor.

(F) Sobre ver el rostro de Dios, Archer dice: “La Biblia traza una distinción clara entre contemplar la gloria descubierta de Dios y ver una representación o reflejo suyo…”
(1) El asunto es si se ha visto la cara de Dios, no si se ve su gloria o un simple reflejo. Archer ha reescrito el problema y le ha puesto otro marco. Éxodo 33:11 y Génesis 32:30 dicen claramente que lo que se vio fue el rostro de Dios, no una representación.
(2) La Biblia no hace distinción en estos versos entre la gloria de Dios y un mero reflejo. Archer ha creado artificialmente una diferencia inexistente. Está tratando de huir del problema admitiendo que se vio un reflejo de Dios pero no su esencia, su gloria.

Archer continúa:
“Juan 1:18 declara que ‘A Dios nadie le vió jamás’ (es decir, su gloria plena como Creador y Soberano de todo el universo).”
(1) Juan 1:18 no dice nada sobre “su gloria plena como Creador y Soberano de todo el universo” No se hace tal distinción, ni siquiera de forma implícita.

Archer prosigue: “Contemplamos el rostro de Dios por fe cuando miramos a Cristo: ‘El que me ha visto, ha visto al Padre’ (Juan 14:9). Por tanto, Dios mostró Su rostro y declaró Su gloria a través de Su Hijo, quien era Dios encarnado.”
(1) Sí, la Biblia dice que los hombres ven a Dios a través de Jesús, pero también habla de hombres que lo vieron cara a cara, y en abundancia. La Biblia no dice en ninguna parte que lo uno excluya lo otro.

Archer continúa: “Dios mostró Su rostro por medio de un ángel (como cuando habló con Moisés en la zarza ardiente en Éxodo 3:2-6), o por Su nube gloriosa…”
(1) La Biblia dice claramente que Moisés (Éxodo 33:11) y Jacob (Génesis 32:30) vieron a Dios cara a cara, no “po medio de un ángel” o ” por Su nube gloriosa”. Archer ha insertado afirmaciones injustificadas e infundadas en los versos bíblicos para escapar contradicciones o errores.
(2) Desde su perspectiva, Archer escogió un mal ejemplo cuando usó Éxodo 3:2-6. Dice: “Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.” ¿Cómo, entonces, pudo haber estado viendo la cara de Dios por un ángel u otro intermedio?

Él agrega:
“Por tanto, debemos entender que Yavé se encontró con Moisés y habló con él por una representación gloriosa que no alcanzaba a ser un descubrimiento completo de Su rostro. En ese sentido habló con Moisés cara a cara…”
(1) De nuevo, Éxodo 33:11 y Génesis 32:30 dicen “cara a cara”, no “por una representación gloriosa que no alcanzaba a ser un descubrimiento completo de Su rostro”.

Por último, Archer dice, falsamente, que en Éxodo 33:18 “Moisés pidió ver el rostro mismo de Dios”.
(1) En realidad, este verso dice que Moisés pidió ver la gloria de Dios, no su rostro. No es lo mismo. Dios no negó esta petición, como muestra el verso 19, pero en el 20 se nos dice que no llegó a revelar su rostro.

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