FALLAS DE LA BIBLIA 3

FALLAS DE LA BIBLIA
por Dennis McKinsey

Número 3
Marzo de 1983

COMENTARIO

LA SALVACIÓN

Después de Jesús, probablemente ningún tema ocupa más la mente de los cristianos que la salvación. Hay que hacer lo que sea para ser salvados, suponiendo, claro está, que la salvación exista. Hay que obtener la vida eterna. Ésa es la actitud cristiana. Sin embargo, el problema fundamental al respecto es que, incluso si uno le dijera a un creyente: “De acuerdo, te creo, así que dime qué debo hacer para salvarme”, no podría recibir una respuesta racional. ¿Por qué? Porque la respuesta dependería de qué versos bíblicos se escogieran. Algunos pasajes de las escrituras dicen que nos salvamos por obras, otros dicen que por fe, otros dicen que nuestro destino ya está predeterminado y otros dicen que se decide por capricho de Dios: él simplemente mira y escoge arbitrariamente a los que desea.

(1) La salvación por obras se describe con claridad en Mateo 19:16-21, donde un hombre le preguntó a Jesús qué debía hacer para tener la vida eterna:

“Y he aquí, uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Y él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es a saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Dícele: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No mataras: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: Honra a tu padre y a tu madre: y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Dícele el mancebo: Todo esto guardé desde mi juventud: ¿qué más me falta? Dícele Jesús: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.”
Está claro que, según Jesús, la salvación se obtiene por obras. Los buenos actos, seguir los mandamientos, es todo lo que se necesita. Jesús no dijo nada sobre creer. La fe o creencia ni siquiera se menciona. Robert Ingersoll dijo muy bien: “[En el capítulo 19 de Mateo encontramos que] un hijo de Dios le pregunta a Dios qué necesita hacer para heredar la vida eterna (…). Ahora bien, si alguna vez tuvo el Todopoderoso la oportunidad de conceder a un hombre de mente curiosa la información necesaria sobre el particular, aquí estaba la oportunidad (…) [Pero Jesús] no le dijo: Debes creer en mí, en que soy el hijo unigénito del Dios vivo. No le dijo: Debes creer en la Biblia. No le dijo: Debes guardar el sabat, que es sagrado. (…) ¿Qué derecho tiene la iglesia para añadir condiciones para la salvación?” (What Must We Do To Be Saved?, Ingersoll’s Works Vol. 1 p 465.)
Por cierto, Jesús sólo citó cinco mandamientos, y “Amarás a tu prójimo” ni siquiera hace parte de los diez mandamientos. Se encuentra realmente en Levítico 19:18.
Marcos 10:17-19 repite el mensaje esencial de Mateo 19:16-18 y, además, enumera un mandamiento, “no defraudes”, que ni siquiera existe. De nuevo, omitió cinco mandamientos. (Ver también: Lucas 18:18-22, 10:25-28, Hechos 10:35 Ezequiel 18:4-9, Santiago 1:25, 27, 2:21, 25, Romanos 2:13, 1 Corintios 7:19, Lucas 19:8-9, Juan 5:28-29, Deuteronomio 10:12-13, Eclesiastés 12:13). Todos estos versos se parecen a Miqueas 6:8, que dice:
“…qué pida de ti Jehová: solamente hacer lo justo, y amar misericordia, y humillarte para andar con tu Dios.”
Todos estos versos dicen que uno se salva por las buenas obras. Ninguno menciona nada relacionado con la creencia o fe. Las buenas obras solas bastan.

(2) Algunos versos sostienen que nuestro destino está predeterminado, fijo, como Hechos 13: 48:

“Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la palabra del Señor: y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”
Y Efesios 1:4-5:
“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; nabiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo a sí mismo, según el puro afecto de su voluntad.”
(Ver también 2 Tesalonicenses 2:13, Efesios 1:11, Mateo 24:24, 31, Proverbios 16:9, 20:24, 2 Timoteo 2:10, 1 Pedro 1:2, 2:8.)

(3) Otros pasajes afirman que Dios simplemente selecciona a las personas según le place. El salmo 65:4 es un buen ejemplo:
“Dichoso el que tú escogieres, e hicieres llegar a ti, para que habite en tus atrios.”
(Ver también: Juan 6:44, 65, 17:9, Hechos 22:14, Romanos 9:16, 18, Salmo 86:13)

(4) Y, por supuesto, están los versos que citan los cristianos para probar que uno se salva por fe. Hechos 16: 30-31 es muy representativo:
“Y sacándolos fuera, les dice: Señores, ¿qué es menester que yo haga para ser salvo? Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa.” (Ver también: Juan 14:6, 3:15-16, 18, 36, 6:28-29, 47, 11:25-26, Hechos 4:12, 13:39, Romanos 1:16-17, Hebreos 11:6, Efesios 2:8-9)

Todo lo anterior muestra claramente que, incluso si uno se fuera a someter completamente a las enseñanzas cristianas, todavía no sabría qué hacer. Si se salva por obras, más le vale hacer actos buenos; si se salva por un acto divino de selección misericordiosa, sólo puede esperar ser escogido; si se salva por fe, tiene que escoger las creencias correctas; y si su destino está predeterminado, puede olvidarse de todo el asunto: ¿por qué preocuparse por lo inalterable? Es interesante observar que, aunque Pablo a menudo habla de salvación por fe, Jesús claramente dice que uno se salva por obras. Y, a menos que el cristianismo sea realmente “paulismo”, las palabras de Jesús tienen más peso.
Una vez Thomas Paine hizo una astuta observación con respecto a la salvación paulina por fe: “Un grupo de predicadores hace que la salvación consista en creer. Les dice a sus congregaciones que si creen en Cristo se les perdonarán los pecados. En primer lugar, ésta es una invitación a pecar, de modo similar a cuando se le dice al hijo pródigo que su padre pagará todas sus deudas: se endeuda más rápido y se vuelve más extravagante. Papá dice que él pagará todo y el hijo continúa: igualmente, Cristo paga todo, y el pecador sigue pecando.” (The Life and Works of Thomas Paine Vol 9, p. 27)
Paine hizo un comentario igualmente preciso con respecto a la predestinación: “Otro grupo de predicadores les dice a sus congregaciones que Dios predestinó y escogió, desde el principio de la eternidad, a un cierto número para que fueran salvos, y a un cierto número para que fueraon condenados eternamente. Si fuera cierto, el día del juicio ya pasó: su prédica es vana y les iría bien haciendo algo más útil con sus vidas. Esta doctrina tiende directamente a desmoralizar a la humanidad.” (The Life and Works of Thomas Paine, Vol 9, p. 208)
No sorprende que nunca se haya cumplido esta profecía de Jesús:
Juan 10:16: “… y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” Es fácil entender cómo un libro tan incoherente como la Biblia ha dado origen a más de mil quinientas denominaciones cristianas diferentes. El defecto no está tanto en los predicadores como en el libro que predican.

PROFECÍAS

Los cristianos suelen decir que la supuesta inspiración de la Biblia se demuestra por las exactas profecías que contiene. Pero cualquier análisis razonablemente objetivo del libro expone varias predicciones incorrectas. En general, las fallas proféticas pueden agruparse en tres categorías: las que se cumplieron en una manera diferente de la prometida, las que nunca ocurrieron, y las referencias en el Nuevo Testamento a profecías del Antiguo Testamento que no existen. Además de la predicción errada de Jesús sobre el cantar del gallo, el ladrón que iría con él al paraíso y la similaridad entre su muerte y el tiempo de Jonás dentro de la ballena (ver número 2 de Fallas de la Biblia), se pueden mencionar las siguientes falsedades:
En Génesis 2:17 Dios le dijo a Adán: “Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.” Pero Adán comió el fruto y no murió en ese día. De hecho, vivió hasta los 930 años (Génesis 5:5).
Si la intención del verso era una muerte espiritual en vez de física, entonces ése también podría haber sido el caso cuando David pecó contra Dios y Natán le dijo en 2 Samuel 12:14:
“Mas por cuanto con este negocio hiciste blasfemar á los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido morirá ciertamente.” El verso 18 deja claro que, poco después, el niño murió física y no espiritualmente (lo que también contradice Deuteronomio 24:16).
A menos que el contexto muestre que un verso debe interpretarse espiritualmente, debemos adherirnos a un enfoque literal. El conocido apologeta W. Arndt dijo muy bien: “Debe recordarse que no se justifica desviarse del sentido literal a menos que las Escrituras mismas señalen ese proceder.” (Bible Difficulties, W. Arndt, p. 133.)
Hallamos otra profecía errada en Génesis 28:13: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac: la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu simiente.” Jacob nunca recibió la tierra prometida y es discutible si el lugar donde yacía llegó a ser propiedad de sus descendientes.
En Génesis 35:10 Dios le dijo a Jacob: “Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre: y llamó su nombre Israel.”
Pero sólo 11 capítulos después el texto dice en Génesis 46:2: “Y habló Dios á Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí.”
Para concluir, una falsa profecía entre las veintenas disponibles se encuentra en Deuteronomio 23:3: “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová; ni aun en la décima generación entrará en la congregación de Jehová para siempre.”
Rut la moabita no sólo entró en la congregación de Dios, como se ve en Rut 1:4, 1:22, 4:13, 4:17, sino que fue antecesora de David y Jesús.
Aún más notables son las profecías inexistentes, como la de Mateo 2:23: “Y vino, y habitó en la ciudad que se llama Nazaret: para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que había de ser llamado Nazareno.” Que debiera llamarse nazareno no aparece en el Antiguo Testamento. No hay tal profecía.

JESÚS, EL MODELO DEFECTUOSO

Me pareció apropiado concluir el comentario de este número con más frases y actos de Jesús que contradicen su perfección.
En Mateo 5:44 Jesús le dijo a la gente: “…Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen…” Pero él varias veces insultó y maltrató a sus adversarios. (Ver Mateo 23:15, 23:17, 19, 27, 33, Juan 10:8, Lucas 11:40, Mateo 12:34.)
En Juan 12:32 Jesús dijo: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, á todos traeré á mí mismo.” Se supone que Jesús fue levantado, pero está lejos de haber atraído a todos. La mayor parte de la humanidad nunca ha oído su nombre.
En Mateo 8:20 Jesús dijo: “Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza”, mientras que Marcos 2:15 dice: “…estando Jesús á la mesa en casa de él…” Jesús no tenía donde recostar la cabeza, pero poseía una casa. Según el salmo 24:1, todo le pertenece.
Y para terminar, en Mateo 19:19 Jesús dijo: “Honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pero le decía a su propia madre en Juan 2:4: “¿Qué tengo yo contigo, mujer?” Al parecer, Jesús se había olvidado del amor. Éste es el mismo Jesús que nos dijo que honráramos a nuestros padres.

RESEÑA

Un problema relacionado con la toma del fruto prohibido es especialmente molesto para los creyentes. ¿Cómo pudo aparecer el mal en el comienzo, si todo lo que Dios creó era perfecto y bueno? Adán y Eva no pudieron haber creado el mal, pues eran parte de la creación perfecta. Como seres perfectos, no podían haber creado la imperfección, es decir, el pecado. Si lo hicieron, si les era posible, entonces por definición no eran perfectos. El apologeta W. Arndt dijo muy bien:
“Aquí nos enfrentamos a un misterio, desconcertante para todo creyente, del que nosotros, apoyados en la Biblia, no podemos ofrecer más explicación que la que se nos ofrece por revelación divina: a saber, que Satanás introdujo el pecado en el mundo. Si se traslada la cuestión más allá de este punto [cosa que Fallas de la Biblia no duda en hacer] y se pregunta cómo Satanás, quien evidentemente fue creado como un ser bueno, pudo pervertirse y volverse enemigo de Dios, no somos capaces de dar una solución. Éste es un asunto sobre el que Dios no creyó necesario informarnos en Su santa Palabra.” (Bible Difficulties, W. Arndt, p.132)
Es fácil entender por qué no se da ninguna respuesta. No la hay.
Este problema va en paralelo con el que presentan Isaías 44:24, Eclesiastés 11:5, Juan 1:3, Efesios 3:9, Apocalipsis 4:11 y otros que sostienen que Dios debe ser el creador de todo. Si Dios no creó el mal, entonces. o el mal no existe, o Dios no creó algunas cosas, como el mal. Es así de sencillo. Al tratar de remediar el problema, W. Arndt afirmó:
“… hay ángeles que no permanecieron en el estado de rectitud y santidad en el que habían sido creados, sino que pecaron, dejando su propia morada, la mansión celestial, y fueron arrojados por Dios al infierno (…) Es aquí donde tenemos el origen del mal en el universo. Uno de estos ángeles caídos es Satanás, y fue él quien empleó a la serpiente en su exitosa intención de llevar a la humanidad al pecado.” (Ibid. p. 136)
Esta explicación tiene una evidente falla. Si la creación original de Dios era perfecta, ninguna parte de ella pudo haber creado el mal. Si los ángeles caídos eran originalmente perfectos, entonces no pudieron haber cometido más maldades que el supuestamente perfecto Jesús.

DIÁLOGO Y DEBATE

[cartas que Biblical Errancy recibió durante la época de su distribución original en inglés]

De R. W. en Cedarville, Ohio

[Luego de citar 2 Timoteo 3:16, que dice que toda escritura es inspirada]

La primera pregunta que me gustaría hacerle es por qué está llegando a tales extremos para desacreditar la autoridad de la Palabra de Dios. En segundo lugar, ¿usted cree que un cristiano que ama al Señor Jesús tiene la autoridad para refutar la Palabra de Dios? Tercero, ¿usted cree que [2 Tim. 3:16] es Palabra de Dios o palabra de los hombres? ¡Yo creo que es plenamente la infalible palabra de Dios! (…) Cuarto, ¿usted cree que nuestro Dios es Dios de la verdad? Sabemos a partir de Tito 1:2 (…) que Dios no puede mentir. Por último, señor McKinsey: si usted no conoce personalmente a Jesucristo como Salvador, entonces su corazón y su mente están oscurecidos por el espíritu que ahora obra en los hijos de la desobediencia. Lea Efesios 2:1-10 (…) [Luego de hacerme más preguntas comunes de sermón de predicador] ¿Está usted salvado por la fe? Me gustaría algún día que nos encontráramos personlmente para discutir este asunto. Por favor, responda a mis preguntas. La única razón por la que se las hago es que es vital conocer a Cristo para identificar correctamente y conocer la verdad. Definitivamente me encantaría responder a algunos de sus argumentos sobre falibilidad y los versos que ha citado. Pero confío en que usted busca en la palabra de Dios la salvación en Cristo, y no la forma de probar sus propias convicciones.

Respuesta del Editor

R. W., aprecio recibir su carta, no sólo porque expone varias de las grandes falacias de las creencias cristianas, sino porque también permite el diálogo. A diferencia de los teleevangelistas cristianos, yo creo que con respecto a la validez de la Biblia ambos lados merecen ser oídos. Es imposible que emerja la verdad cuando millones oyen o leen una sola versión. A gran escala, ése es el problema con las denominaciones cristianas hoy en día. Cada grupo vive en una cápsula ideológica llena de sentimientos de superioridad.
Permítame responder a sus argumentos uno a la vez. Usted comienza cometiendo el mayor error de los cristianos: afirmar que la Biblia es la palabra de Dios. Me gustaría darle una lista, una letanía, de los actos que Dios ha cometido en el Antiguo Testamento. Recuerde que Dios, el ser perfecto, hizo todo lo siguiente en lo que se supone que es su libro: creó el mal (Lamentaciones 3:38, Jeremías 26:3, 36:3, Ezequiel 20:25-26, Jueces 9:23, 1 Samuel 16:23, 18:10); engañó (Jeremías 4:10, 15:18, 20:7, 2 Crónicas 18:22, Ezequiel 14:9, 2 Tesalonicenses 2:9-12); ordenó mentir (Éxodo 3:18, 1 Samuel 16:2); mintió (Génesis 2:17, 2 Samuel 7:13); premió a los mentirosos (Éxodo 1:15-20); ordenó embriagarse (Jeremías 25:27); premió al insensato y al transgresor (Proverbios 26:10); puso a un hombre en manos de Satanás (Job 2:6); introdujo un espíritu perverso (Isaías 19:14); esparció estiércol en la cara de la gente  (Malaquías 2:3); ordenó robar (Ezequiel 39:10, Éxodo 3:22); hizo falsas profecías (Jonás 3:4. Génesis 35:10); cambió de opinión (Jonás 3:10); provocó adulterio (2 Samuel 12:11-12); ordenó un matrimonio con una prostituta (Oseas 1:2, 3:1-2); mató (Números 16:35, 21:6, Deuteronomio 32:39, 1 Samuel 2:6, Salmo 135:10); ordenó matar (Levítico 26:7-8, Números 25:4-5); tuvo mal carácter (Deuteronomio 13:17, Jueces 3:8); a menudo era celoso (Deuteronomio 5:9, 6:15); no estaba en todas partes (Génesis 4:16, 11:5, 1 Reyes 19:11-12); no lo sabía todo (Deuteronomio 8:2, 13:3, 2 Crónicas 32:31); a menudo se arrepintió (Éxodo 32:14, 1 Samuel 15:35); practicó la injusticia (Éxodo 4:22-23, Josué 24:20, Romanos 5:12); tuvo favoritos (Deuteronomio 7:6, 14:2, 1 Samuel 12:22); aceptó la esclavitud (Éxodo 21:20-21, Deuteronomio 15:17); discriminó a las personas con deformidades (Levítico 21:16-23); discriminó a los hijos ilegítimos (Deuteronomio 23:2); castigó a muchos por los actos de uno (Génesis 3:16, 20:18); castigó a los hijos por los pecados de sus padres (Éxodo 12:29, 20:5, Deuteronomio 5:9); evitó que varias personas oyeran su palabra (Isaías 6:10, Juan 12:39-40); apoyó los sacrificios humanos (Éxodo 22:29-30, Ezequiel 20:26); ordenó el canibalismo (Levítico 26:29, Jeremías 19:9); exigió vírgenes como botín de guerra (Números 31:18, 35); ordenó jugar suertes (Josué 14:2, Números 26:55-56); ordenó lisiar caballos (Josué 11:6); aceptó la violación de mujeres enemigas (Deuteronomio 21:10-14); aceptó que se apaleara a muerte a los esclavos (Éxodo 21:20-21); exigió que la mujer violada se casara con su agresor (Deuteronomio 22:28:29); enseñó la guerra (Salmo 144:1); ordenó quemar heces humanas para cocinar (Ezequiel 4:12); decretó intencionalmente leyes malas (Ezequiel 20:25); disculpó los pecados de prostitutas y adúlteras (Oseas 4:14); excusó a un asesino y le prometió protección (Génesis 4:8-15); mató a un hombre por negarse a embarazar a su cuñada viuda (Génesis 38:9-10); y es indeciso (Génesis 18:17-18).
Ahora imagine a alguien, en especial un ser supuestamente perfecto, que dijera: “Sí, ése es mi libro, el que me representa; así soy yo”. ¿Qué villano, qué criminal en toda la historia tiene un historial comparable?
Segundo, usted pregunta si creo que un cristiano que ama al Señor Jesús tiene la autoridad para refutar la Palabra de Dios. Para empezar, no es cuestión de autoridad, sino de derecho. Todos, cristianos o no, tienen del derecho, la obligación, de cuestionar la verdad de lo que se le dice y exigir evidencia. La obediencia ciega lleva al desastre. Y cada parte de Fallas de la Biblia prueba que la Biblia no es palabra de Dios.
Tercero, usted pregunta si conozco y amo al Señor y Salvador. Mi respuesta ya debería ser obvia. No es el Señor y no es nuestro Salvador. Pero que usted o yo digamos cosas prueba poco: la evidencia, como la mostrada en Fallas de la Biblia, es lo que cuenta.
Cuarto, usted pregunta si creo que la Biblia es la Palabra de Dios. Usted dice creer que es plenamente infalible. Pero lo que crea usted o yo es irrelevante e importa poco. Como en un tribunal, la evidencia debe hablar por sí misma.
Quinto, usted pregunta si creo que nuestro Dios es Dios de la verdad. Fallas de la Biblia no se ocupa de la naturaleza de Dios: su campo es la Biblia. Por definición, Dios no puede mentir, pero la Biblia sí miente.
Sexto, repetir que Jesús es nuestro Salvador no prueba nada. ¿Por qué lo sigue diciendo sin agregar ninguna prueba? Los creyentes parecen pensar que si repiten una afirmación muchas veces la gente terminará sucumbiendo.
Séptimo, ¿estoy salvado por la fe? No, y tampoco usted, segun Jesús. En este número se ha discutido cómo se salva uno, si es que existe la salvación. La Biblia no puede darle a nadie una respuesta definitiva a esta pregunta.
Y, para responder a su última pregunta, lamento decirle, R. W., que se equivoca doblemente. No busco en la Biblia la salvación en Cristo porque no es la palabra de Dios y Jesús no es mi Salvador, y no estoy probando mis propias convicciones. Yo aporto hechos, evidencia, documentación e información. Otros formularán las convicciones y serán el jurado.