El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

Óscar Aguilera Faúndez

Resumen

De la literatura oral de los pueblos fueguinos la más desconocida es la de los kawésqar, etnia que habita el extremo sur de Chile, y que se cuenta entre las más antiguas de las que poblaron el confin austral del continente. Este artículo presenta algunos textos míticos sobre la muerte, transmitidos oralmente y rescatados por el autor en trabajos de terreno. En estos textos se examina el tema de la muerte en relación con el sueño, y de las relaciones entre los mundos mítico y real. Se establece, asimismo, una clasificación de los relatos, sobre la base de una tipología de la muerte.

Introducción

Los kawésqar actualmente se encuentran divididos en dos grupos que habitan el extremo sur de Chile: el grupo residente en Puerto Edén, en la isla Wellington, situada en la zona de los canales de la Patagonia Occidental, compuesto por 12 personas, y el grupo de kawésqar urbanos, que reside en Puerto Natales y Punta Arenas. Estos últimos, de acuerdo al criterio de CONADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena), que incluye en los grupos étnicos a todos los individuos que se auto-reconozcan con ascendencia indígena, sumaría más de 300. No obstante, casi todos los miembros del grupo de Puerto Edén consideran como étnicamente “legítimos” sólo a aquellos que han emigrado de este lugar hacia la ciudad, son hablantes de la lengua y de padre y madre kawésqar. El número de estos individuos no supera las 15 personas.

De la literatura oral de los pueblos fueguinos, la más desconocida es la kawésqar, pues se posee una rica documentación de los selk’nam y yámanas (o yaganes), gracias a la labor de investigación de Martin Gusinde. Sin embargo, el material que se puede encontrar en el tercer tomo de su monumental obra “Die Feuerland-Indianer”, dedicado a los alacalufes (que él denomina “halkwulup”), es extremadamente reducido. Tal vez esto se deba al poco tiempo que pasó con el grupo meridional alacalufe y su desconocimiento de la lengua.

Tampoco en la obra de Joseph Emperaire, “Los Nómades del mar”, más conocida que la de Gusinde, encontramos información sobre la tradición oral, a pesar del largo tiempo que cubrió la investigación en terreno de este autor.

El hecho de que en las dos obras más importantes y detalladas sobre esta etnia no se encuentren datos sobre mitos y leyendas, hizo pensar que tal acervo cultural había desaparecido hacía mucho tiempo ya. No obstante, en nuestros trabajos de campo hemos comprobado lo contrario: la literatura oral se siguió transmitiendo y se ha conservado hasta el presente, aunque en la actualidad se encuentra en forma fragmentaria, y muchas veces sólo a partir de varios fragmentos se puede reconstruir un mito. Esto se debe principalmente a que los narradores expertos ya han desaparecido, y los informantes que recuerdan los relatos se consideran menos hábiles e incapaces de alcanzar la destreza oratoria y el estilo de sus fallecidos congéneres.

El último de los grandes narradores fue Juan Zambrano (Cerksáu), cuya muerte ocurrida en 1983 lamentan mucho los actuales miembros del grupo de Puerto Edén. Su lugar habitual de residencia era la isla Guarello, donde vivía como solitario, ocupado en faenas de pesca y recolección, cuyo producto comerciaba con el personal de la mina de caliza de la Compañía de Acero del Pacífico, que funciona en Guarello. De vez en cuando hacía algunas visitas a Puerto Edén, donde sus historias eran escuchadas ávidamente. Uno de nuestros informantes narra así como aprendió de él y se lamenta de su desaparición:

Jaláu kawésqar arhána jetæl-hóraras. Kuosá kuos jehánar-k’ejéqas, jehánar-hóro-afqát kuos k’iót kepás ak’uás. Kuosá asætal ak’uás jaláu eik’óse kuteké kius jektá-qei-so-hójok kuos asesekcés cecáu-jetáqtæs kuteké seplaktæs asætal-er-k’éna jewá hójok-s as. Kuos as jehánar-k’ecé-s-jenák. Seplalái-s kuk ka kuos asætal ka kuos asáqas-keséktal-er-as-er-k’éna as kuo. Kuosá kuos jehána-afqát kuo kep ak’uás ka kuos asætal-ker kuos kepásna-k’ejéqas-atál as keráu; æs qólok táu háute æs-c’éwe-terrék jenák-atál-s kuosá kuo kepás ak’uás atál-as sa. Kuosá eik’óse qólok kuosá kuos jetáktas kóka kuos asætal-jowá-er-k’éna as kuo. Kuos ceá kiut askét kuos eik’óse-k eikuakuálok-ker-hóraras jenák. Atqásap eik’óse ak’uá kuteké kajésqa qárwes eik’óse kuosá jetáqtæs kuos asetálap-hóraras kuo. Kiúk cejá kuos asakuálok-ker-hóraras kuos jenák as, kuos seplás kuos asenák-k’enák as.

“Antiguamente andaba el anciano. Y todos se han muerto, se han ido muriendo [los ancianos] y los últimos (= la gente de ahora) ya no saben nada más. Y contaba cuentos antiguos y sus vivencias, y al contarlo se entusiasmaba, y cuando le preguntaban solía contar. ¡Y se fue a morir! Cuando le preguntaban contaba todo. Y al morirse no hay nadie que cuente [como él], pues todos han olvidado todo; yo sé que todos los que están al otro lado (= al otro lado de la bahía) no saben nada. Y yo sé contar cuentos, y cuando me dicen que lo haga, lo empiezo a contar. Y yo aprendí de él. El cuento del ratón y el cuento del pájaro, del pato quetro, a animarlo lo contaba. Ahí yo aprendí y aquí estoy, y cuando me preguntan, yo hablo”.

Características generales de los relatos míticos

Los textos míticos que hemos podido rescatar en diversos trabajos en terreno presentan una versión resumida y fragmentaria, distinta a la manera tradicional de narrar. No obstante, conservan rasgos formales de la que debió ser su estructura normal. Al comparar los diversos tipos de textos narrativos se observa, por ejemplo, que los textos no míticos no contienen formas canónicas como los míticos y son más libres en su forma, a pesar de la imposición de tópicos por parte del investigador, puesto que no son textos espontáneos, sino predeterminados por el lingüista. La fijación de tópico, en todo caso, no influye en el estilo individual del narrador y encontramos distintas modalidades de narración, como por ejemplo, en las que predomina el diálogo en forma de citas directas, o en oraciones que forman períodos asindéticos largos donde la paráfrasis ocupa un lugar importante.

Los mitos generalmente aparecen introducidos por formas canónicas, comúnmente compuestas de dos oraciones coordinadas asindéticas: una oración simple en donde el tiempo va marcado por un sufijo de pasado mítico o narrativo (-hójok), seguida de una oración “pseudo pasiva reflexiva”, formada por un solo verbo con un sufijo genitivo:
(1) fcakiáns sa jenák-hójok, eikúksta-s
Había una vez un zorzal, se cuenta.

(2) kenakéna-s wa cemnák-hójok, eikúksta-s
El pájaro carpintero mataba a golpes, se cuenta.

La segunda oración que forma el período asindético narrativo puede estar constituida por una oración simple de un verbo con sufijos aspectuales y también el sufijo narrativo acompañado de genitivo y, ocasionalmente por alguna partícula temporal que hace las veces de reforzativo (como jat en (3) y asós en (5)):
(3) arkaksélas kawésqar hójok, asesekcéjer-hójok-s jat
Los astros eran personas, se dice.

(4) atqásap wa atqásap k’oának cepaqás-k’enák-hójok, eik’osekcéjer sa
A los ratones, a todos los ratones aniquilaron, cuenta el cuento.

(5) atqásap sa jéjes árka kar kekétka-k’enák-hójok, eik’osek céjer asós
El ratón corría a lo alto del cerro a mirar, contaba el cuento.

En ocasiones en que el relato propiamente tal comienza tras una respuesta o comentario del narrador, el elemento marcador temporal es elíptico:
(6) talqájes sa kuosk’ák kep
El cometocinos tampoco [tiene cuento]

(7) fcakiáns sa cafalái kskué arlái
El zorzal [tenía] agua muy secreta.

(8) as, árkap asátap as
Se fueron hacia arriba, las mujeres se fueron

En los casos en que el narrador comete un error al comenzar, tiene una “mala partida” o una vacilación, introduce la partícula askét “este que…”, y estructura una nueva oración u oraciones coordinadas hasta llegar a la estructura canónica:
(9) c’elasáwe sa askét taksóktek-sélas ak’uás asesek céjer-s kok asesekcéjer-hójok
Las estrellas este que… sus hermanas que, se dice, [eran] se dice.

(10) jálau kawesqár arksá-s wa kius cacár askét laálte kuteké kajésqa léjes ksepcé-s asós kuos laálte æjámas qar-ker-hójok eikúksta
Un joven del pasado su padre este que… en el momento en que [su padre] andaba cazando nutrias y pájaros, salió y una nutria tabú mató, se cuenta.

Las oraciones introductorias de relato cumplen diversos roles asignados por el narrador en su interrelación con los oyentes :

(i) Proporcionar un resumen del cuento, con el fin de dar los detalles a continuación, mostrando la pericia del narrador. El cuento se conoce, pero el narrador le otorga su toque personal distintivo:
(11) eik’óse táwon hójok asesekcéjer wa kenakéna kius kucelákso aksarrúna-k’éjes cæpásap ak’uás kuteké kencákso-k’éjes awákso-k’éjes asesektæl-jeké eik’osektálær-hójok
se dice que tiene cuento el pájaro carpintero engañaba a su amigo para luego matarlo y también lo quemaba, lo quemaba en el fuego se cuenta

(ii) Resumir el cuento, pero requiriendo información de background por parte de los oyentes, aunque la diferencia con el ejemplo de arriba sólo radica en que no se hace el resumen completo:
(12) C’elaqájo sa kástap-hójok asesekcé
El chancharro (cierto pez, Sebastodes darwini ) fue arrojado al agua se dice

(13) Atqásap wa atqásap k’oának cepaqás-hójok eik’osekcéjer-hójok sa
A los ratones, a todos los ratones aniquilaron, se cuenta

(iii) Establecer la ambientación:
(14) Jála kawesqár ak’uás eik’óse eik’osekcéjer-hójok Asé-arlái-asé kawésqar, eik’olájer-s kok
La gente del pasado que narra el cuento era gente del Brazo Norte, cuenta el cuento

En el ejemplo de arriba, la narración comienza con la ambientación, el lugar donde ocurrirán los eventos, y termina la sucesión de oraciones con la forma canónica seguida de una partícula suspensiva ( kok ) que anuncia que seguirá un evento o algún comentario del narrador. En (14) es el primer caso: kstal pe arrakstáwar ak’uás asós kuos cekéja jefejáqas-hójok eikúksta = era un grupo grande, el cual fue devorado por un animal, cuenta el cuento.

(iv) El rol es inverso al anterior, aquí se narra un evento, seguido por la ambientación:
(15) Atqásap askét talaktáf kástap-kténa kuktép kekéhoi [ ] eik’osekcéjer asós kekehójer Eiwaitáuher-kar kius léjes-ho kar hójok eikuaksenák-er-hójok-s
El ratón botaba chamiza al mar y ahí pasaba corriendo, se contaba cruzaba corriendo al cerro Eiwaitáu, la isla era su puesto de observación, se contaba.

(v) Entregar información explicativa, en los términos que describe Grimes (1975 : 56 ss.) como background. Existen diversas variantes:

(v.1) Información explicativa pura para terminar en una estructura de silogismo:
(16) Kajéco táu eik’óse táwon hos asékta sa : kajéco sa kius asáqe asesekcéjer-hójok kuos akcáwe-jeké táusa afcár-kstái ka kius kutæl jefétæl-hójok asesekcéjer-hójok kuos ku-aksék kuos kejéro-ketæl hos sa kius takés
El martín pescador tiene cuento se dice: el martín su comida se dice eran cholguitas solamente, frente a la fogata las calentaba para cocinar se dice y por eso son rojas sus plumas.

(v.2) Información explicativa seguida de ambientación y luego más información explicativa en forma de canción:
(17) Jekcál sa eik’óse táwon; afcár jektál-k’ejésap jekcál jektál hójok sa kejá-japána :
kejá-japána, kejá-japána atektegrá, atektegrá,
kejá-japána, kejá-japána t’aqás-kecéjer jektál-kesekcál
El ciervo tiene cuento; le canta al fuego, la canción del ciervo es del cervatillo gordo :
[sigue la canción].

(v.3) Información explicativa seguida de un evento:
(18) K’iúncar sa tákso, æs tælksta qólok-s, æs afcók asahák-er-fqat sa, æs tælksta qólok-afqát sa, k’iúncar ksekená-ker-hójok æs… eik’olájer kuos
El zorro una vez, yo lo sé de oídas, mi esposa lo contaba, yo lo sé de oídas, el zorro huyó/huía mi… se cuenta.

(v.4) Información explicativa seguida de ambientación y evento:
(19) K’iúncar sa jáu æs-asék ak’uás æs-kas eik’óse jenák hójok eikúksta, kius… kius tarkéjep sa c’afalájep jenák eikos… ak’uás jeqapc’éwe álæs sa kejétal, kejétal-hójok eikúksta-s
El cuento del zorro es de por estos lados, su… su … suegro era la lechuza cuent… que volaba de noche, se cuenta

Los componentes post-introductorios están formados por oraciones enunciativas aclaratorias, a veces va una canción alusiva al texto y oraciones secuenciales que forman la sección media del relato. Se agregan además oraciones de cita, directas o indirectas. Las primeras tienen como función dar viveza al relato al asumir el narrador la posición del o los personajes. Estas apariciones de cita directa eran mucho más frecuentes en el pasado, especialmente por parte de los narradores expertos, quienes agregaban un colorido especial al relato con cambios de voz o entonación. Tanto la cita directa como la indirecta generalmente se dan hacia el final del relato o en una parte intermedia que señala clímax:
(20) “Ak’iápær kuos as kep aká?”
Kuosá kuos kius aihiól-sélas :
“Kuos kskená kekiájeks-qei-sekóna-ar akcélo teselónar”.
“¿Adónde se fue que no está?”
Y su hija [dijo]:
“Creo que huyó corriendo a pesar de que se le pidió que no huyera”.

Las citas indirectas son mucho más frecuentes, en especial porque ya no existen narradores expertos que “actúen” el papel de los personajes, de allí que se haga frecuentemente mención a “como contaban/decían los difuntos”:
(21) Atqásap akc’éwe-s wa táwon eik’óse táwon sos. Kius akc’éwe akcólai-s atqásap akc’éwe-s táu æs-c’éwe aksér táwon æskuosk’ák ka eik’osekcéjer asós. Sæltal-asé-tqal kas ka talaktáf kástap kekiól-k’enák-qei-so-hójok eikuahák-er sos; cecél ac ál eik’uahák tawaisélok-er-hójok.
El ratón tenía un pozo, contaba el cuento. El ratón bebía de su pozo solamente, así, como se contaba por aquí. Allá en la bahía del seno Sæltal arrojaba su chamiza, ponía un palito tras otro, según contaban; los dejaba, como contaban los difuntos.

(22) Kiúka kuos jekcál aselájer-s kok awók’iot tæsqar awók’iot táwon kuos lói.
Después dijo que el ciervo que iba a entrar traía un tizón en la cabeza.

En el desenlace casi la totalidad de las narraciones terminan con un evento de carácter decisivo en la resolución final del relato; el conflicto termina positiva o negativamente y es cerrado por una oración (o dos o más oraciones que forman un período asindético) generalmente introducida por kuos u otra partícula derivada de la anterior, más una oración pseudo-pasiva canónica. Rara vez el desenlace se da mediante una cita directa (v. ejemplos 25 y 26), seguida de una conclusión o bien la repetición de una canción ya introducida en el cuerpo del relato:
(23) kuósos sa aswákiar, eit’áksta aswálai-k’enák-hójok, eikúksta.
después amaneció, amaneció con tiempo bueno, se cuenta.

(24) kuos k’oának jétqa-k’ejéqas, asesekcéjer-hójok jat.
y todos subieron [i.e. la luna y las estrellas], se dice, en ese entonces.

(25) “Tæs c’erraqás, [h]annó ce tæs c’erraqás weejáu aaa, kar-s tæs kstái kc érksta-ker”.
“Mi ojo está roto, mira, yo tengo mi ojo roto, ¡weeejáu aaa!, el palo penetró en mi ojo”.

(26) kuos hánno : “Páu askét kujæktar kújes pap-ker-pas jetékta-kóna-ar, aswálak ko-aswálak ka kuos cekék-sekué”.
y he aquí que [decía]: “Afuera (= en los canales) este que… estará disfrutando de una fogata allá, mañana o pasado mañana volverá”.

* Publicado en Anales de la Universidad de Chile. Sexta Serie N° 6, diciembre de 1997, pp. 13-40

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

Óscar Aguilera Faúndez

El tema de la muerte en los relatos

1. La muerte y los sueños

La muerte es un tema muy recurrente en la literatura oral kawésqar. En la mayoría de los relatos se produce en forma violenta como consecuencia de conflictos, engaños, venganzas, rompimiento de tabúes o por agentes naturales, aunque este último tipo es menos frecuente. Ni hay muertes “apacibles” en las narraciones, a excepción del caso de la muerte por frío en el cuento del cisne.

Las muertes por enfermedad se dan en el mundo real y no forman parte del mundo mítico. No encontramos en los relatos descripciones de las prácticas mortuorias, profusamente descritas por Gusinde (III: 453 ss.) Y Emperaire (1966: 249 ss.). Lo único que comparten el mundo mítico y el real en el conjunto de creencias del grupo kawésqar es la conexión entre el sueño y el mundo de la muerte. Los espíritus de los muertos, que se convierten en auxiliares de los vivos en situaciones extremas, se comunican con estos últimos a través del sueño. Este es el único vehículo, la única vía de comunicación con el mundo de los vivos, ya que la persona al perder la corporalidad con la muerte, sólo puede comunicarse por una vía que excluye el contacto físico. Al respecto, hay que señalar que los kawésqar hacen la distinción entre lo que correspondería al alma (os) y una fuerza vital que mueve al cuerpo (aksæmhar).

La muerte ocasiona que la fuerza vital abandone el cuerpo, con lo cual el alma también se separa de la “envoltura física”. Para el vivo, la fuerza vital muere, pero en la muerte sigue funcionando en conexión con el alma. La fuerza vital que movía al cuerpo en vida hace que el alma “viva”, se mueva y actúe en el mundo de la muerte:
(27) K.: kuosá kuos aksæmhar táwon asesekcéjer-hójok ak’uá kius jehánar sos
K.: ¿se dice que tiene espíritu la persona muerta?
T.: kep sa, aksæmhar jehánar-k’ejéqas asó sa
T.: no, el espíritu ha muerto
kuos ku-k’ot kucelásk’ak jehánar-k’éja asesekcéjer-hójok
y al rato muere la persona, se contaba
kiáu ka kskiál aksæmhar jehánar-k’ecé jetæl k’élok sa
mientras está vivo el espíritu también, uno muere, no anda
k’oának ka aksæmhar jehánar-k’ejéqas asós kuceláksk’ak jexás (= k’exás)
todos los espíritus mueren al mismo tiempo, por último

Lo que el vivo ve a través del sueño es el “alma” del difunto, con rasgos aprecidos a los que tenía cuando estaba vivo. Esta manifestación del alma es posible a través de la fuerza vital que ahora acompaña al alma, tal como acompañaba al cuerpo en vida, haciendo que éste funcionara:
(28) K.: ak’uásk’ak táu kuos kawésqar jehánar-s kok kuos jeséktal
K.: ¿y cómo cuando una persona muere se ve después?
ak’uá kius aksæmhar séwel asó táu-s kuos jeséktal-s ko-sektæl-s?
¿o no será su espíritu que se ve también se ve en el sueño?
T.: akuó ka kuosó qolókna kuteké cecáu-jerrákso sa kuos tqáme álowe jeksór
T.: cuando en él se aparece también penetra en uno y se ve en el sueño
K.: ak’uák’ak kuos aksæmhar karsektálær-hójok sa askét
K.: cómo al que llaman espíritu este que…
aséksor jéksor-s kok
lo veía en el sueño
ka kawésqar jehánar-afqát kius aksæmhar asó co jeksór-pas æsk’ák
cuando una persona moría, su espíritu yo lo veía, así
askét kius os asó táu qolókna kuos ko-séktal hos kua
este que… su alma/espíritu es acaso su alma que aparece en el sueño?
T.: kuosá jehánar-s asó sa kuos ko so ak’uá aséksor jéksor asesektálær-k’enák
T.: después de haber muerto después se ve en el sueño dicen
jehánar so kuosá kuos sekárk’ap-er-k’éna hos
el muerto después es distinto/cambiado/transformado
kolái-s kok kuos hánno lafk co jejehák asahák
en el sueño y también actualmente yo lo veo y cuento
Sampráo-s wa qólok as kuos kuos kónar jelái-s kok
Zambrano se aparece cuando sueño y lo veo
tæs pe æs tæs pe k’enák-atál as
todo se ve en mi mente
K.: kius os táu ka kius aksæmhar sos?
K.: ¿era su alma o su espíritu?
T.: kius os ka kuteké aksæmhar so ak’uás kepás ak’uás
T.: su alma y también su espíritu eso creo, ignoro qué
K.: kawésqar jaláu jehánar kuos jehánar asó kuos asesekcéjer-hójok
K.: cuando moría la gente antiguamente se contaba
kuosá kawésqar ja… ja… qaqár-fqat kius os asó co jeksór-pas
después la gente dejaba su alma, yo lo vi
kuosá aksæmhar táwon ak’uás aselájer
y se cuenta que tiene espíritu
kuosá ke (= que?) jehánar ke kius jehánar os asó k’ua aselájer-s kuos cekék-ketæl hos as kawesqár
después el muerto el alma del muerto se dice que viene como persona
ceppacéwel ka jetætal kúka kuteké kséptal hos ka kawesqá k’etæl hos as
como sano/normal está y también camina
kuos tqáme álowe jelái-s kok
y se ve en el sueño.

El espíritu (alma) de una persona se puede comunicar también con los vivos cuando se produce la muerte en la distancia. El espíritu del familiar o amigo puede “avisar” de esta manera su tránsito al mundo de los muertos. Esta comunicación se puede realizar a través del sueño o por intervención del ambiente físico, en forma de ruidos que manifiestan distintos tipos de actividad, como por ejemplo, remar, cortar leña o lanzar palos o ramitas a la choza en los campamentos temporales, o animales que realizan acciones no comunes: el lobo marino sube a tierra y brama; una orca o un delfín se acerca a tierra:
(29) (…) ka kuteké kawésqar ak’uás kojóterrek jehánar ka jajá
(…) también cuando una persona se ha muerto en otro lugar
kuos os asó sa hout’éksta-ar sa æsk’ák
y su espíritu es el que está tirando algo [un palo] así
ka k’eicesektálær sa
nos avisa
[jehánar] ka kuos askét jetéksta káuker qálksta
[cuando muere] también este que… se presenta, se siente caminar
ka kuteké kencéktas ka ketæl hos as asár
y también se siente hachear en un lugar inaccesible (o malo)
árka káskuk jetæl ceá kuos asós askét
cuando anduve para arriba este que…
hout’afténarær-horo-qei-er-afqát
me asusté cuando cayó súbitamente un palo
ce sa kawésqar … æs aihiól ka kuteké os asó qei so ker sa kuos askét
yo una persona … era el espíritu de mi hijo este que…
hout’éja-qei-fqat
estaba tirando palos
kuterrék ceá jepás tæl so
cuando estuve esperando
kuos árka æs-pe-terrék cekék ak’uás sórksta-æská-ker
por el monte llegó alguien que hacía sonar palos al caminar
kuos ceá tariépskak æstæs kúkstai jenák
y yo estaba tranquilo mirando hacia arriba (al monte)
kawésqar-s sas asó kuos kas cekék-akstá-ar
la persona que salió se sintió llegar
kuos kájef asép asér kuos arwéksta-ar
y después se embarcó en la chalupa e hizo ruido
jemókar-s ko-ásep kuos eihén
el remo que estaba ahí
akiár céksta-kecéjer
lo tiró y se sintió golpear
kuosá kájef arwérksta jemókar jetákar arwérksta æsk’á ker
y la chalupa hizo un ruido al golpear el remo hizo un ruido así
kúkstai asér jelái-s kóka kep
cuando bajé a mirar no había nadie.

(30) at háuterrek jehánar-k’er aseksórnark
cuando una persona se ha muerto en otro campamento se sueña
ka kuteké páqtæs k’e aseksórnær
y si se ha ahogado [alguien] se sueña
kuos aksæmhar asó tqáme pek aksér cekék qolókna
y su espíritu llega al sueño, aparece
ksep k’uijéfna ksep aqtæl-tálnærk, aqtálnak
nos da pesadilla y hace despertar llorando, llorando
atqanák jen… askét aséksor álowe aqtálnak-atál kot (?) atæl aqtál-tálnær
llorando este que… en el sueño se ven llorar [las personas] y con su llanto me despierto
ka kuos tælamás altqátqal
por último me levanto llorando
kuos askét aqtália jektál-k’éja-atál-hójok
y este que… lloran y cantan.

Un ejemplo de esta comunicación con los muertos por medio del sueño lo encontramos en el relato que hemos llamado “La gran inundación” (Aguilera-Brito 19:). En este realto, un joven mata a una nutria tabú, a pesar de la advertencia hecha por sus padres. Se produce una gran marejada que extermina a personas y animales. Sólo sobrevive el joven y la muchacha de quien está enamorado. Ambos logran escapar de la furia del mar subiendo a un cerro alto. Al encontrarse desamparados, sin alimentos ni abrigo, el joven sueña con el espíritu de su madre, quien lo guía para salir de la situación:
(31) Bueno, pensaba hacer su casita, puh
Había pasto; tejieron con pasto, ramas, qué sé yo
No ve que con qué taparse, puh, no hay cuero.
La capa llevaron mar (= el mar se llevó la capa).
Entonces obligao a tener que estar con puesto no más y lo…
lo manecieron (= amanecieron) los dos ella con él.
Entonces ya tenía . . ese muchacho lo pone triste (= se pone triste),
qué sé yo, va a soñar con
su mamá puh, l’espíritu su mamá.

2. El mundo mítico

El mundo mítico está poblado por animales-hombres y hombres que interactúan con aquéllos. En un texto recogido por el investigador argentino Fernando Pagés Larraya incluso se menciona la existencia de plantas-hombres.

En este mundo mítico, la muerte aparece como agente de transformación y origen, conectando el mundo mítico con el real. Los animales-hombres al morir, se transformarán en los animales que poblarán el mundo real:
(32) fcakiáns sa eik’óse táwon hójok asékta
el zorzal tiene cuento se dice
kius asáqe hójok asékta kuos kajésqa,
su alimento se dice eran pájaros
kajésqa atáwe asá-ap
pájaros gordos comía
kajésqa kejá sa hakuás wa
pájaros gordos cazaba de noche
kuos ak’éwe wa kuos kajésqa álæs
y en la noche salía a coger pájaros
kuósos sa jenák asó qar-hójok asékta kius kucelákso
y después fue asesinado se dice por su amigo
akcólai ft’ói jenák ak’uás kuteké akcólai askét
mezquino de agua era y el agua este que…
kue jenák asó
era secreta
cecáu-jefé-akcawésna asó
le dio sed después de haber comido cholgas
akcólai as asó
fue al agua
kuos akcólai kt’áip at’æl-atáuk qar-hójok asékta
y en el pozo lo hundieron, lo mataron se dice
kuosá kajesqána-hójok kuos ália
después se transformó en pájaro y vuela.

(33) waláman tawesána-qei so hójok eikúksta kelæl
el cisne pasó un mal momento, se cuenta, …..
eitérja jecérlap asó sa tawesána-hójok eikúksta
con viento sur salió a vela y casi naufragó
waláman aselái karlájer-s kuos eik’olájer-s kok
se dice que era un cisne de cuello negro cuenta el cuento
kesá-kanána-k’ejéqas ka kuteké kuosó kajesqána-k’ejéqas-hójok eikúksta-s
y todos murieron de frío y se transformaron en aves se cuenta
kas ka kuteké áperk páqtas kuteké kesetónar
allá, también con la lluvia se ahogaron y se congelaron.

El mundo mítico también albergaba seres que siempre tuvieron carácter de animales, como algunos mamíferos terrestres y marinos que eran fuente de alimento, aunque algunos eran animales tabú, como por ejemplo el ciervo (huemul), portador del fuego, cuyas crías sí podían ser alimento; la nutria hembra con crías, que asegura la existencia de la especie; el chancharro (cierto pez, Sebastodes darwini), que da origen a los canales; el lobo marino, cuya primera muerte lo convierte en alimento principal hasta hoy día. Otras criaturas eran parecidas a los animales actuales, pero se diferenciaban por su monstruosidad, criaturas gigantescas, de gran ferocidad, devoradoras de hombres.

El tema de la muerte en la literatura oral kawésqar (alacalufe)

Bibliografía

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kawésqar

Características generales de la cultura

En 1936, se instaló en Puerto Edén una base de la Fuerza Aérea (FACH) destinada a apoyar una línea de hidroaviones que uniría Puerto Montt con Punta Arenas. Los kawésqar que antes habían establecido campamentos temporales junto al faro San Pedro en busca de alimentos y ropa, encontraron en Puerto Edén un nuevo sitio donde podían satisfacer tales necesidades. Poco a poco fueron instalándose alrededor de la base, logrando la protección del personal de la FACH, la cual se consolidó posteriormente en forma de decreto del Gobierno de la época.

En un comienzo construyeron sus típicas viviendas de tipo oval, con una estructura de varas curvadas, amarradas con junquillo o lazos de cuero de lobo, cubiertas de ramas y pieles o materiales de desechos de barcos varados o conseguidos por trueque. Con posterioridad este tipo de vivienda fue siendo reemplazado por chozas de madera, latas, cueros y lonas, y el material que les proporcionaba el personal de la base, a fin de mejorar sus condiciones de vida. Así, varias familias de indígenas y sus perros se hacinaban en estas chozas en la playa, delante del establecimiento militar.

El manejo de estas novedosas habitaciones, donde se habían modificado todas las condiciones funcionales acostumbradas, condujo a que se produjeran repetidos incendios, pero los kawésqar, en su deseo de cambiar o por consejo de sus protectores, volvieron a reconstruir de la misma manera, con iguales consecuencias

Tiempo después fueron llegando colonos desde el norte y el sur, permitiéndose su establecimiento en diversos puntos de la bahía, constituyéndose los núcleos principales hacia el sur y este de la Caleta Malacca, ocupando toda la línea costera que ya mencionamos.

Durante la década de 1960 se construyó la escuela, y Puerto Edén quedó bajo la jurisdicción de Carabineros de Chile. El Gobierno de ese período hizo entrega de casas al grupo alacalufe, siendo instaladas éstas en el lugar que señalamos antes, abandonando el sitio contiguo al puesto de la FAch. Con posterioridad este edificio fue traspasado a la Empresa de Comercio Agrícola (ECA), que instaló un almacén de expendio de comestibles. Hoy el sitio ha recuperado su carácter de recinto militar, al instalarse allí la Capitanía de Puerto, dependiente de la Armada de Chile.

Las casas otorgadas a los kawésqar se situaron en una aparente ordenación lineal paralela a la costa, sostenidas sobre postes de madera para obtener nivelación de piso y aislación de la superficie húmeda del terreno. Algunas de estas viviendas se quemaron, dado el material altamente combustible de que estaban fabricadas y por la falta de hábito de residir en ellas por parte de los usuarios, a lo que hay que agregar, además, la utilización de cocinas a leña e iluminación de velas. Ante esta emergencia los ocupantes solían instalarse temporalmente con otras familias, o bien construían chozas en el mismo emplazamiento, semejantes a las de los antiguos tiempos, pero sin contar ahora con los materiales ni las condiciones del terreno adecuadas.

La institución social básica del grupo es la familia. No se reconocen clanes ni jefes, sino familias que se caracterizan como relativamente extensas y de tipo paternal en términos no absolutos.

Cuando el grupo era relativamente numeroso, durante las temporadas de caza, se formaban cuadrillas integradas por los miembros masculinos del grupo, permaneciendo las mujeres y los niños de corta edad, así como los escolares -a diferencia delos tiempos más remotos-, en casa, recayendo en este caso toda la autoridad en la madre. Se observaba también una cierta predominancia femenina en materias comerciales de venta o trueque. Hoy en día, rara vez sale una familia completa a una partida de caza.

Por otro lado, es la mujer la encargada de la organización doméstica del quehacer cotidiano: preparación y distribución de alimentos, cuidado de los niños y atención a visitantes. Es por esto último que la primera impresión que recibía el extraño al entrar en contacto con estos indígenas en su vivienda, era encontrarse con un cierto grado de subordinación del varón, pues era la mujer quien respondía y mantenía el diálogo, mientras que el hombre se limitaba a escuchar o a responder con monosílabos.

A diferencia de las costumbres ancestrales, la mujer comenzó a unirse en matrimonio con individuos muy distantes de su raza, prefiriendo a los blancos o a los huilliches mestizos de Chiloé en estos enlaces.

Lo mismo no ocurre para con los individuos de sexo masculino, los cuales si pueden se unirán, aunque con ciertas restricciones, a la mujer kawésqar que los acepte. Además, se registraban casos de poliginia y poliandria.

La poliginia cesaba cuando el varón era considerado inútil por vejez, enfermedad o molicie, siendo éste abandonado por una o sus dos mujeres.

La poliandria se registraba en una continuidad temporal muy duradera, en la cual uno de sus hombres podía hallarse ausente por largos períodos o transitoriamente, debido a razones de trabajo o partidas de caza en lugares lejanos.

Dentro del grupo solía darse algunos individuos aislados, senescentes o de mediana edad, abandonados por su mujer. Son los llamados botados. Se podía dar el caso también de algún individuo que era parcialmente aceptado dentro de la comunidad, pero que frecuentemente no participaba en las actividades comunes, o sólo ocasionalmente. Se marginaba o era marginado de las partidas de caza, recolección de mariscos u obtención de leña y madera. Este fenómeno ocurría generalmente dentro de los miembros varones del grupo y ocasionalmente dentro del círculo de mujeres, las cuales formaban un conglomerado altamente solidario. Si existía un individuo de la categoría abotado” y éste era casado, sólo se marginaba él y no su mujer, la cual formaba parte activa de la vida social de su circulo.

Existen algunas formas de normas sociales implícitas dentro de la comunidad las que se hallan representadas por la consideración especial que se tiene ante la opinión de un individuo más experimentado o los mayores. Respecto a este último punto, presentamos el siguiente ejemplo: Hay derechos perfectamente delimitados en cuanto a la propiedad habitacional y los terrenos colindantes. En la línea divisoria de la propiedad de dos hermanos había un pozo de agua que era utilizado por ambos. Con posterioridad, uno de los hermanos, el mayor, demarcó manifiestamente con una cerca, el deslinde del predio, apropiándose del pozo. Este hecho no suscitó ninguna protesta por parte de su hermano, pues el otro estaba ejerciendo su derecho de mayoría de edad.

Los derechos de propiedad individual no son enteramente estrictos, fuera del derecho habitacional que hemos señalado Los utensilios, instrumentos de caza y pesca, herramientas y embarcación son compartidos por la comunidad, hecho que se hace más notorio en las faenas de recolección y caza.

Esta institución recibe el nombre de c’as, que consiste en un intercambio de estos objetos o alimentos entre el grupo de cazadores. Emperaire denomina esta institución tchas colectivo, diciendo: “Se ofrece, se da (tal es la traducción de la palabra tchas, ofrenda dádiva, intercambio), aunque no haya nada que esperar en trueque por el momento. Se trata, ante todo, de un acto gratuito, un acto de correspondencia, de participación entre los individuos o la familia del grupo del momento. Por ejemplo, el alimento es repartido entre todas las familias del grupo sin que el que lo proporciona sea objeto de un reconocimiento especial por el esfuerzo o trabajo que le ha costado… Cada uno, según las circunstancias, se somete libremente y… admite por beneficiarios a todos los miembros del grupo provisional” (Emperaire, 1963: 229).

Existe otro tipo de c’as que Emperaire denomina individual, que consiste en un regalo de individuo a individuo, sin que se espere retribución inmediata ni equivalente (cf. Emperaire, ibíd.).

El patrón de vida diaria, que antaño implicaba una rutina cotidiana de recolección de alimento, ha sufrido modificaciones considerables Las costumbres relacionadas con la alimentación se han transformado por influencia del sistema de vida chilota, consecuencia del aumento del número de colonos, el paso frecuente de barcos y la instalación del almacén de la ECA en un comienzo y hoy por la proliferación de almacenes que venden diversos productos. Esto último posibilitó la obtención de otras fuentes de alimentos y cambios en su sistema económico.

No obstante, persisten las prácticas de recolección y caza acostumbradas que se conocen.

La dieta principal aún consiste en moluscos y carne de lobo marino. La recolección de cholgas, choros, almejas y locos está sujeta a las variaciones que experimentan las mareas. Los erizos se obtienen mediante la utilización de fisgas. A veces extraen centollas o pescan, utilizando redes, robalos, chancharros o pejerreyes.

La incorporación de nuevos alimentos ha redundado en el léxico con la creación de neologismos o adopción de vocablos que han sufrido un desplazamiento de su significado primitivo, para utilizarlo como denominación de los nuevos productos. Tal es el caso de la palabra con que en un comienzo designaba al plátano: kejérwa-sakujéska, que era el nombre de un fruto silvestre con cierta similitud al plátano, o bien el nombre que utilizan para denominar la naranja: ánate-lájek; ánate es el nombre que designa un hongo de color anaranjado intenso (Cyttaria Darwini), y lájek” tiene la connotación de “bueno” o “sabroso”. Estos términos, sin embargo son de corta vida y casi han sido reemplazados por las palabras españolas.

Pocos son los préstamos de vocablos españoles, modificados de acuerdo a la fonética kawésqar, como, por ejemplo, parróta = porotos.

Antes de la llegada de exploradores blancos los indígenas canoeros de la Patagonia Occidental desconocían las bebidas alcohólicas. En un comienzo estas bebidas fueron rechazadas, siendo adoptadas paulatinamente con las incursiones de los loberos y la incorporación de colonos en los territorios indígenas.

El grupo tiene una gran tendencia a la imitación y adopción de modos y algunas costumbres del blanco, al cual considera superior, o por lo menos bajo su dependencia. Con el consumo de bebidas alcohólicas por parte del blanco, comenzó a generalizarse dentro del grupo el uso habitual.

Actualmente el indígena hace todo lo posible por obtener alcohol, el cual obtiene mediante su compra o trueque. Incluso vende utensilios que le son absolutamente indispensabes -como hachas- para comprarlo.

Según mis informantes, y en observación directa, una vez obtenido el licor, se reúnen en una casa, generalmente la más grande, y comienzan a beber. En esas reuniones escuchan música, conversan, y frecuentemente se registran disputas que finalizan con la retirada de uno de los contrincantes. Estas disputas siempre tienen un carácter verbal. El indígena kawésqar no es muy adicto a la lucha, y aunque adquiera cierta corpulencia con el ejercicio del remo, siempre es dado a la molicie

Esta molicie es tan persistente, a veces, que aunque esté efectuando labores que le significarán mayor ingreso económico, prefiere abandonarlas por sumirse en ella.

El consumo de bebidas alcohólicas trastrueca completamente la conducta de los individuos, tanto dentro de la comunidad como e n contacto con el blanco. Dentro de la comunidad, como lo he mencionado, se vuelve locuaz y pendenciero. En un medio diferente i. e., entre los blancos, la locuacidad también es muy evidente. Incluso se atreve a hablar sobre temas que no hubiera aceptado abordar estando sobrio. Desaparece en cierto grado el sentimiento de inferioridad experimentado ante el blanco, y llega a sentir dependiendo de las circunstancias, antagonismo o un mayor sentimiento de amistad. El estado anímico alterna entre euforia y melancolía. Fuera de su hábitat se acentúa el estado melancólico, que lo lleva, incluso al llanto, al recordar a sus parientes y amigos.

Ilustraré a continuación, en forma sucinta, las prácticas de caza de este grupo étnico.

Constituyen piezas de caza principales el lobo marino en sus variedades de lobo común o de un pelo y lobo fino o de dos pelos, nutrias, coipos y huemules.

Los lobos son arponeados o bien cogidos con una red grande especial (feitcétqal), que se coloca a la entrada de grutas que están a nivel del agua y luego son muertos con garrote (eikuák).

A este instrumental de caza se sumaba hasta hace algún tiempo, armas de fuego. La utilización de estas armas convirtió a los kawésqar en excelentes tiradores.

La carne es aprovechada como alimento, consumiéndose asada o cocida, acompañada de papas y apio silvestre, en los campamentos temporales. La piel se pone a secar en un bastidor semirrectangular, confeccionado de varillas de madera (cejénesxar). Posteriormente, ésta es utilizada para la confección de pequeñas canoas a semejanza de la antigua canoa de piel, que estos indígenas venden o truecan en los barcos que pasan por Puerto Edén

La nutria y el coipo se cazan con perros, los cuales ubican las piezas en sus madrigueras -tratándose de las nutrias-, arrinconándolas en el mismo lugar o entre las rocas, donde son muertas con garrote. El coipo es cazado ocasionalmente por los indígenas, ya que su piel no presta mayor utilidad, su precio es inferior al de la nutria, y sólo se aprovecha su carne.

Hoy día la nutria no es cazada debido, principalmente, a las prohibiciones existentes y a la carencia de perros entrenados, ya que el perro fueguino se ha extinguido completamente y ha sido reemplazado por otros que no poseen las cualidades muy especializadas de la especie autóctona.

Para atrapar el huemul también se utilizan perros, los que, cercando al animal, lo obligan a desplazarse hasta un barranco, donde terminan por despeñarlo, o bien son acosados hacia el mar, donde los arponean los cazadores que esperan en sus embarcaciones.

Las aves, parte importante en la dieta de los kawésqar, hoy no son frecuentemente cazadas. Se apetece más las variedades de palmípedos que se encuentran en los canales, y en forma especial el pato quetro no volador o pato vapor. La técnica empleada es la caza al acecho con lazo: El cazador se oculta en un emplazamiento hecho de ramas, donde éste imita el llamado del ave para que se acerque, y con el lazo preparado la atrapa. Otra técnica utilizada es la del lazo múltiple (arkás), que se coloca en el paso de las aves hacia los nidos.

El empleo de instrumental de caza autóctono experimentó cambios, producto de las incursiones de los loberos en la zona; el fusil de caza pasó a reemplazar parcialmente al arpón, ya que la adquisición de estas armas modernas era fácil para los indígenas. Principalmente las armas de fuego eran entregadas o cambiadas por los loberos para que los nativos les proporcionaran pieles.

Con el transcurso del tiempo este armamento comenzó a deteriorarse hasta su completa inutilización, no siendo renovado debido a la prohibición de la caza de mamíferos marinos. Esto implicó una reactualización de los instrumentos antiguos autóctonos que anteriormente tenían un uso paralelo.

Esta prohibición, que terminó con el comercio de los loberos, sigue en vigencia, sin embargo, los kawésqar están autorizados para cazarlos y utilizar su carne de alimento y la piel para artesanía.

Origen del nombre de la etnia

Diversas han sido las denominaciones que ha tenido esta etnia debido a la amplitud del territorio en que se desarrolló su existencia, y a la dificultad de obtener datos de esta naturaleza por navegantes y viajeros de otras épocas, así como también por la influencia que ejerció lo que anotaron sobre el particular algunos investigadores.

Otro factor que debemos señalar se relaciona con la falta de entrenamiento auditivo de quienes recogían los testimonios lingüísticos; de allí la variedad de grafías que se encuentran en todos los escritos. Fitz-Roy fue el primero que designó a un grupo de indígenas que habitaban hacia el oeste del canal Beagle y el estrecho de Magallanes con el nombre alikhoolip, indicando, además, la existencia de otros dos grupos: sitúa al primero en la parte central del estrecho de Magallanes, denominándolos pecheray, siguiendo a Bougainville (“Nous les avions alors nommé Pécherais, parce que ce fut le premier mot qu’ils prononcerent en nous abordant, et que sans cesse ils nous le répetaient”; Bougainville 1772, I: 276.), y debido a que estos indígenas lo recibieron con esta exclamación. El otro grupo que menciona lo ubica cerca de las aguas de Otway y Skyring, cuyo nombre no pudo averiguar, designándolos como huemules:

“To the westward, between the western part of the Beagle Channel and the Strait of Magalhaens, is a tribe now called alikhoolip (which may be the poy-yus), whose number amount perhaps to four hundred.
About the central parts of Magalhaens Strait is a small and very miserable horde, whose name I do not know. Their usual exclamation is ‘pecheray, pecheray!’, whence Bougainville and others called them Pecherais. For want of a more correct term I shall here use the same word The number of adults among them is about two hundred. Near Otway and Skyring waters is a tribe, or fraction of a tribe, whose name I could not learn; for the present I shall call them ‘huemul’ -because they have many skins of roebuck, which is said to be the animal described by Molina as the ‘huemul’. Their number may be one hundred, or thereabouts.
“I am inclined to think that these Huemul Indians are a branch of the Yacana people, whom Falkner describes as living on both sides of the Strait” (Fitz-Roy, 1839, II: 132). (traducción)

Emperaire postula que el nombre alacalufe, alakulof, alikkolif, alakwulup, etc., podría ser una deformación de la palabra española regalar: “Un término cuya consonancia es extrañamente vecina a la palabra alakaluf fue escuchada dos veces en 1946. Estábamos en una choza colocando anzuelos en una lienza, cuando una mujer preguntó si podíamos alakala takso (darle uno) y que, a cambio de eso, ella “alakala” un canasto Después de varias explicaciones, nos dimos cuenta de que la palabra “alakala” era una deformación de la palabra española regalar. Acaso sea preciso ver en ello la explicación de este término extraño de alacalufe, que recordaría el tiempo, no tan remoto, en que los kawéskar de los archipiélagos subían a bordo de los barcos a pedir hierro y trajes” (Emperaire, 1963: 213).

Emperaire también indica que el nombre kawéskar significaría “hombres que llevan piel”. de kawes=piel, y kar= hueso, palo, todo lo que indique materia dura (Emperaire, ibíd.).
Hammerly Dupuy utiliza esta misma denominación para los indígenas de la isla Wellington, dándole el significado de “piel dura” (Hammerly, 1947 b: 500).

Respecto a la denominación pecheré o pecherais, Gusinde ofrece una interpretación que nos parece la más plausible. Según él, se trataría de un préstamo Selk’nam, siendo la palabra Peshére el nombre de una ceremonia de los shamanes selk’nam, que finaliza con un intercambio general de objetos, acompañado de continuos gritos de peshére o pesheréé:

“Juni 1923 hatte ich die seltsame, für mich auch als einzigem Europäer sich bietende Gelegenheit, der Veranstaltung des Peshére der Selk’nam auf der Isla Grande beizuwohnen (I,797). Erstmalig habe ich sie ausfürlich beschrieben (1) als eine Festversammlung der Selk’nam-Schmanen. Nicht allein deshalb, weil diese letzteren jene Zusammenkunft veranlassen und leiten; sondern auch mit Rücksicht auf das spezielle Ziel, dem die Veranstaltung gilt und das kein geringeres ist als die Weckung neuer Berufe oder Werbung neuer Kandidaten fur das Amt, in dem sie selbst tätig sind.
“Durch ihre langanhaltenden Gesänge von sehr einförmiger, monotoner Melodie, die gewöhnlich mit lebhaften Tanzen um das Feuer in einer besonders geräumigen Hütte enden, sucht die kleine Gruppe der Schamanen auf die Anwesenden einzuwirken. Es bleibt meistens nicht aus, dass schon inerhalb weniger Abende aus der grossen Anzahl der Anwesenden der eine oder andere junge Mann, wie geistesabwesend und mehr unbewusst, leise in den Gesang der Schamanen hineingezogen wird und die Melodie begleitet. Damit gibt er sich zu erkennen als ein fur dieses Amt Prädestinierten. Alle übrigen Teilnehmer konnten diese Entwicklung genau beobachten und sagen nun: ‘Das Peshére ist zu diesem Manne gekommen! -Jetzt hat das Peshére den dort gefasst!’.
“Wohl grösstenteils die Genugtuung iiber den von der Schamanenvereinigung errungenen Erfolg, durch neue Kandidaten ihre Reihe vermehrt zu haben, dann aber auch die Anteilnahme der Anwesenden mit Konzentrierung ihrer Geisteskräfte auf den Entwicklungsgang der Veranstaltung, welche nach einer Entspannung der lange gezollten intensiven Aufmerksamkeit hindrängt, begründen die weitgehende Ausgelassenheit in den zum Schluss erfolgenden äusserungen der Freude, Anteilnahme und Zufriedenheit. Es erweitert sich die Mitteilsamkeit der eigenen frohen Gemütsverfassung an andere zur uneingeschränken übergabe von Wertobjekten und Gebrauchsgegenständen aller an alle; also schliesst das Peshére mit einer allgemeinen gegenseitigen Beschenkung. Bei den spontanen Freudenäusserungen geht es meist etwas stürmisch her, und es kommt zu einem gewissen übereifrigen Durcheinander, das psychologisch sehr gut begründet ist. Es halt der einzelne einen Gegenstand mit beiden Händen, streckt die arme nach oben, dass sein Gesicht teilweise verdeckt wird, geht oder läuft dem andern entgegen und wirft ihm das Geschenk über den Kopf, wobei er laut ruft: ‘Peshére’! oder auch das lang gezogene ‘Pesheréé’. Den ganzen Tag hört man das sich ständig wiederholende ‘Peshére’, begleitet von Lachen, Jauchzen und Kichern.
“Erschöpft vom Erguss ihrer ganzen Freude und Lebhaftigkeit, drangen sich alle, wenn im tiefen Nachtdunkel das letzte ‘Peshére’ verklingt, wieder in die grosse Hütte hinein; und hier, um das Feuer bundt dureheinander hockend, löst die erzählende Wiedergabe von seltsamen überraschungen und komischen Szenen neue Freudenausbrüche und Lachsalven aus. Erst wenn starke Ermattung die Geistesfrische abgeschwächt hat, nimmt das lebhafte Reden und Schwatzen ein Ende. Ermüdet sucht einer nach dem andern die eigene Wohnhütte auf und sagt beim Weggehen noch: ‘Das war ein schönes P&eacuteshére, welches wir jetzt gefeiert haben!’ Mit dieser allgemeinen Beschenkung also ist der Schlussakt dieser Festveranstaltung der Schamanen erreicht” (Gusinde, 1974: 115-116). (traducción)

Gusinde señala que existe la posibilidad de que algunos alacalufes hayan participado en una de esas “Fiestas Peshére”, y de este modo pueden haber aprendido a responder a un selk’nam ante esta “invitación al trueque”, incorporando la expresión peshére o pesheréé a su lengua, utilizándola posteriormente frente a extranjeros cuya lengua desconocían:

“Wenn auch kein positives Moment zur Annahme zwingt, ein Halakwulup hätte Gelegenheit gehabt, dem oben erwähnten Peshére-Fest beizuwohnen, so liegt es sicherlich im Bereiche des Wahrscheinlichen, dass solch gerauschvolle, stets mit grösserer Teilnehmerzahl vorgenommene, freudige Veranstaltung eben deshalb, weil sie in einer allgemeinen Belustigung und Ausgelassenheit ihren Abschluss fand, gelegentlich doch einmal einige Halakwulup anziehen müsste, die erst als neugierige Zuschauer geduldet wurden, allmählich aber von der allgemeinen heiteren Erregung erfasst, schliesslich als aktive, wenn auch noch als sehr zurückhaltende Teilnehmer das Beispiel der Selk’nam nachahmten.
Aber wenn die Möglichkeiten der persönlichen Teilnahme eines Halakwulup an jener freudigen Bewegung innerhalb der Selk’nam-Hütte selbst sich nicht verwirklicht haben sollten, so ist nichts gegen die Voraussetzung einzuwenden, dass ein von jener Versammlung herkommender Selk’nam bei seinem Zusammentreffen mit einem Halakwulup noch aus seiner Feststimmung heraus ihm irgendwelche Gegenstände zugeworfen oder angeboten hat, unter oft wiederholten Peshére-Rufen, welche dieser als eine Art von Aufforderung zum Tauschhandel auffassen musste; so gab er für das ihm Gebotene etwas anderes her, und beide trennten sich voller Befriedigung” (Gusinde, l974: 116). (traducción)

Gusinde no pudo encontrar un significado específico de la palabra Peshére entre los selk’nam. Tampoco le fue posible hallarlo entre los alacalufes, quienes no identificaron esta expresión como perteneciente a su lengua. Antonio de Córdova, en la expedición de la fragata “Santa María de la Cabeza” (1785-86), recoge la expresión pissiri, traduciéndola como “hijo. niño, muchacho”; y algunas veces “hombre”. Es muy poco probable que éste sea el significado de tal palabra, como lo atestiguan los vocabularios recopilados.

Otro intento de interpretación es el de Spegazzini: “En huéman o alakalluf tenemos el verbo peshéio, el cual puede traducirse por: tener piedad, tener compasión; el imperativo presente, segunda persona de dicho verbo es: peshére, que podrá responder al español: seas bueno, caritativo, generoso o compasivo; no es un nombre de tribus o pueblo, sino el grito de la miseria…” (Spegazzini, 1923: 111). La derivación verbal que pretende Spegazzini podría ser una buena interpretación; sin embargo, (Gusinde 1931: 801) señala que tal verbo no existe en alacalufe ni en la lengua yámana; por nuestra parte, tampoco pudimos identificarlo entre los kawésqar. Las formas de imperativo en alacalufe septentrional son muy diferentes a la supuesta forma verbal de Spegazzini. Gusinde advierte, además, que Spegazzini incurre en un grave error al denominar Huéman a los alacalufes, ya que Wéman es el grupo occidental de los yámana (Gusinde, l931: 801).

En cuanto a los taijatafes, mencionados por García Martí, ubicándolos entre los 48° y 49°, según las cartas de aquella época, corresponde a un topónirno kawésqar que hemos registrado: Taixatáfkstai, nombre de un pequeño canal que se encuentra en las cercanías de la isla Guarello. Es probable que los indígenas que menciona García Martí pertenecieran a un grupo que frecuentaba esos lugares o residía en las cercanías. De todos modos, y a nuestro juicio, se trata de la parcialidad alacalufe septentrional.

El nombre kawésqar con que se designan los indígenas de Puerto Edén, tienen literalmente la connotación de “ser racional de piel y hueso” (cf. esp. “de carne y hueso”), es similar a la denominación yámana: “Esta palabra yámana aplicada especialmente a la humanidad, es altamente significativa, pues sugiere la idea de que el hombre es la forma más elevada de la vida. Esta palabra, en efecto, significa vivo; como sustantivo quiere decir vida, y como verbo vivir, recobrar la vida o la salud” (Bridges, 1886: 207). Yámana es, según diversos autores, “ser vivo, hombre, individuo, gente” (cf. Gusinde, l937: I97, nota).

Kawésqar significa, además, gente, no se limita, como dice Emperaire, exclusivamente a “todo lo que se refiere al indio de los archipiélagos; por ejemplo, kawéskar asaré (2), el alimento indio” (Emperaire, 1963: 213). Kawésqar asáqe es el “alimento de la gente”, en general, como kawésqar awélqe es “la ropa de la gente” No quiere decir tampoco que se aplique a todo lo que es indígena; Emperaire fundamenta su aserción sobre la base de que existe la denominación jemmá, que designa al hombre blanco, y kstaporái o kstapón al chilote, no obstante existe la expresión jemmá kawésqar, “la gente blanca”.

Casi todos los nombres gentilicios corresponden a apodos que da un pueblo a sus vecinos o bien a nombres toponímicos, dependiendo de la distribución geográfica de las tribus o grupos étnicos. Así los taijatafes de García Martí son los que habitaban en las proximidades de Taixatáfkstai; los cálenes, aquellos que habitaban en el territorio del estero Cálen, en el Baker. Los actuales kawésqar designan a sus vecinos más próximos como tawóksers, “gente del sur”, denominación que hemos adoptado para los alacalufes centrales.
El nombre alacalufe o alakaluf no es reconocido por los kawésqar, y es factible que haya sido el nombre que tenía la parcialidad meridional, como lo atestiguan todos los escritos.

Bibliografía

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Notas

Der Ausdruck “Pescheräh”. Ein Erklärungsversuch. Petermanns Geograph. Mitteilungen; Jahrg. 72, S. 59-64. Gotha 1926.

La palabra “asaré” transcrita por Emperaire corresponde realmente a “asáqe”. El error de transeripción lo atribuimos a la dificultad que presenta en un comienzo la identificación de la consonante uvular oclusiva sorda [ql que a veces, en una pronunciación relajada, puede confundirse, al no poseer un entrenamiento auditivo adecuado, con la consonante francesa [R].

Traducciones

“Hacia el oeste, entre la parte occidental del canal Beagle y el Estreeho de Magallanes, hay una tribu llamada ahora Alikhoolip (que pueden ser los poy-yus), cuyo número alcanza tal vez a cuatrocientos individuos.
En las partes centrales del Estrecho de Magallanes hay una horda pequeña y miserable, cuyo nombre no lo s&eacute. Su exclamación habitual es ‘¡pecheray, pecheray!’, razón por la cual Bougainville y otros los denominaron Pecherais. Por carecer de un término más corrceto usaré aquí la misma palabra. El número de adultos entre ellos es alrededor de 200.
Cerca de las aguas de Otway y Skyring hay una tribu, o sección de una tribu, cuyo nombre no pude averiguar; por ahora los llamaré ‘huemul’ -porque tienen muchas pieles de esta especie de ciervo, que parece ser el animal descrito por Molina como “huemul”. Su número puede estimarse aproximadamente en cien individuos.
Me inclino a pensar que estos indios ‘huemul’ son una rama del pueblo Yacana, que Falkner describe viviendo en ambos lados del Estrecho”.

“En 1923 se me presentó la rara oportunidad de ser el único europeo que presenciara la fiesta del “Peshére” de los Selk’nam en la Isla Grande (T. I, pág. 797). Por primera vez la describí detalladamente como una reunión festiva de los shamanes selk’nam, no só1o porque estos últimos organizaron y dirigieron aquella reunión, sino también en consideración al objetivo especifico que posee la fiesta, que es nada menos que estimular nuevas vocaciones o alistamiento de nuevos candidatos para el ministerio que ellos ejercían.
A través de sus incesantes cantos de melodía uniforme y monótona que usualmente terminan con una animada danza alrededor del fuego, en una choza especialmente amplia, el pequeño grupo de shamanes intenta influir sobre los presentes. A menudo sucede que al cabo de algunas noches, de entre los numerosos asistentes, uno u otro joven, como transportado e inconsciente, se incorpora en voz baja al canto de los shamanes y acompaña la melodía. Con esto se da a conocer como predestinado para este ministerio. Todo el resto de los participantes ha observado detenidamente este proceso y exclaman ahora: “­El Peshére ha venido a este hombre!; ­Ahora el Peshére ha cogido a ese otro!”.
Sin duda, en gran parte la satisfacción por el éxito alcanzado por la comunión de shamanes al haber incrementado su número por medio de nuevos candidatos, y también el interés de los presentes manifestado en la concentración de su poder espiritual en el proceso de desarrollo de la fiesta, que necesita una relajación de la larga atención prestada, justifican el amplio alborozo de los asistentes vertido en las expresiones de alegría, interés y satisfacción logrados a su término.
Interacción social en Puerto Edén

La literatura existente muestra el significado que ha tenido el contacto del blanco con la población autóctona, pero muchas veces considera al “blanco” como si se tratara de una entidad homogénea. (1)

Con el transcurso del tiempo, Puerto Edén ha llegado a ser punto intermedio entre los dos grandes núcleos preponderantes de poblamiento del sur de Chile, a saber, Puerto Montt y Punta Arenas, favorecido por el tráfico marítimo, el cual ha contribuido al desarrollo de las actividades comerciales de la población en el campo de la pesca, recolección y preparación de mariscos.

La heterogeneidad del grupo humano no-autóctono de Puerto Edén ha dado lugar a que éste experimente influencias recíprocas que interactúan sobre la población indígena. Los kawésqar hacen claramente la distinción entre chilotes y pobladores procedentes de otros puntos del país. Esto se ve reflejado tanto en las interacciones sociales como en el léxico: el chilote es denominado kstapón o, despectivamente, kstaporái; el resto de la gente es jemmá (blanco), o bien pascéwe (extranjero, no chileno), si se da el caso.

Los contactos de los kawésqar con los chilotes, antes de que Puerto Edén se constituyera como punto de colonización, se remontan a la época en que proliferaba libremente y sin control el comercio de pieles de mamíferos marinos. Los lugares de parición eran frecuentados tanto por indígenas como por cazadores chilotes y loberos de Punta Arenas, favoreciendo el contacto. Como resultado de éste los indígenas obtenían alimentos, algo de vestuario, y los cazadores, por su parte, pieles y mano de obra para su preparación. Instrumentos tales como cuchillos y hachas, así como también las chalupas y armas de fuego atraían a los indígenas, produciéndose frecuentes robos, que terminaban posteriormente en matanzas de hasta familias completas de alacalufes; también los raptos de mujeres y muchachas eran frecuentes por parte de los loberos.

A pesar de que estos contactos eran relativamente frecuentes, los indígenas nunca tuvieron oportunidad de permanecer por períodos prolongados junto a grupos no-autóctonos. Esto se produjo tiempo después con la instalación de los dos puestos militares ya mencionados: el faro San Pedro y la estación meteorológica de la FACH en Puerto Edén.

Aparte de los cambios en la vivienda, la alimentación diferente que lograban produjo un abandono parcial de las prácticas de caza, y su asentamiento junto a grupos no-autóctonos condujo al cese de las antiguas ceremonias tradicionales, aunque se ignora si las seguían practicando secretamente durante sus incursiones por los canales. (2)

La presencia de los funcionarios de la FACH permitió el desarrollo paulatino del bilingüismo. Los indígenas adoptaron el español de la zona central, favorecido además por el cumplimiento del Servicio Militar por parte de algunas individuos.

Con la incorporación de colonos de Chiloé los indígenas adoptaron el sistema de vida chilota, así como la alimentación y vestuario. Lo mismo sucedió con las escasas minorías no-autóctonas de la zona de Puerto Montt y del norte, las cuales abandonaron su sistema de vida agrícola, adoptando algunos un sistema mixto agrícola-marítimo, mientras que otros combinaron el comercio terrestre o actividades madereras a menor escala con el comercio marítimo.

La instalación del almacén de la ECA alteró el sistema económico de los indígenas, pues no podían emplear el trueque y se vieron obligados a utilizar el dinero. Poco a poco comenzaron a aprender el valor de la moneda, haciendo fluctuar los precios de sus productos artesanales. No obstante, el sistema de trueque persiste, y es utilizado ocasionalmente tanto por los indígenas como por la comunidad no-autóctona.

La presencia de grupos no-autóctonos en contacto permanente con los indígenas impuso el uso del español, contribuyendo al desarrollo del bilingüismo, con una restricción notoria de la lengua materna, ya que los indígenas utilizan su lengua exclusivamente cuando no están en presencia de miembros de la comunidad no-autóctona, aun ante aquéllos que se han integrado al grupo por matrimonio.

Como la comunidad no-autóctona no es homogénea, el español alacalufe varía según el contacto con cada grupo; al mismo tiempo es posible advertir variedades de uso dentro de la comunidad no autóctona. Así, por ejemplo, y dada la preponderancia de colonos procedentes de Chiloé, las minorías de la zona del interior de Puerto Montt, zona central y otros puntos, adoptaron la terminología marítima chilota.

Otros factores que han contribuido al desarrollo del bilingüismo por parte de los indígenas son el cumplimiento del Servicio Militar, la instrucción recibida en la escuela, el desempeño de trabajos en ciudades o centros laborales, y el uso de receptores de radio a baterías. El aprendizaje del español escrito, ya sea en la escuela o durante el Servicio Militar, ha servido como medio de comunicación con parientes u otros miembros de la comunidad indígena que se hallan en los centros de población más grandes al sur de Puerto Edén ( Punta Arenas, Puerto Natales ) . Esta comunicación epistolar ocasionó la asunción de roles dentro del grupo, desempeñados preferentemente por los jóvenes y niños que recibían instrucción escolar, los cuales comenzaron a desempeñar el papel de escribas.

Siendo el español la lengua dominante -en un sentido extenso- por razones socioculturales, ésta opera como código impuesto en las interrelaciones del grupo indígena y el no-autóctono; sin embargo, existen ciertos factores que han traído como consecuencia interferencias en la competencia comunicativa (3) del grupo indígena.

Estas interferencias se manifiestan tanto en lo que denominamos comunicación interna como externa. Entendemos por comunicación interna aquella que se realiza exclusivamente entre los miembros de la comunidad indígena, y externa aquella que se efectúa con la comunidad no-autóctona.

El desarrollo de la competencia lingüística en este código impuesto, sufre limitaciones debido a factores psicosociales que actúan como interferencia en la competencia comunicativa: el indígena evita en parte la comunicación con los miembros no-autóctonos de la comunidad, tratando en cierto modo de permanecer desapercibido.

Esto se explica por los poco afortunados contactos que tuvieron con los antiguos loberos, lo cual ha contribuido a que se desarrolle una desconfianza natural hacia los grupos no-autóctonos. Por otro lado, las enfermedades que han diezmado en parte a los indígenas (4) son atribuidas a su contacto con tales grupos; además, existe un sentido de antagonismo frente a la competencia comercial que se registra con el tráfico de barcos. Según los indígenas, si la población no-autóctona no estuviera en Puerto Edén, habría más oportunidad de efectuar operaciones comerciales, no limitadas sólo al producto de su escasa artesanía, sino también a la venta de mariscos y crustáceos.

Sin embargo, la internación de colonos en los territorios indígenas no es considerada como una apropiación de ellos, en términos de conquistadores y sometidos. El antagonismo sólo se refleja en razón de la competencia comercial.

Frente a este antagonismo y reticencia a la comunicación, el indígena se ve obligado a entrar en relaciones con los otros grupos en pro de la adquisición de bienes materiales y alimentos, que sólo el blanco puede proporcionarle. Hay que tomar en cuenta, además, que el indígena depende enteramente del blanco en materias de salud, trabajo esporádico, servicios especializados (por ejemplo, aserraje de maderas para la construcción de embarcaciones), préstamo de bienes materiales fuera de su alcance (como embarcaciones mayores, herramientas, redes), etc.

A mi juicio, los factores psicosociales impiden que la competencia lingüística del español alcance un desarrollo mayor; no obstante, este fenómeno se registra preferentemente en las generaciones más viejas. Las nuevas generaciones que han tenido mayor contacto con grupos no-autóctonos -como consecuencia de su asistencia a la escuela, actividades laborales en centros de trabajo relativamente cercanos (por ejemplo, en la mina de caliza de la Compañía de Acero del Pacífico, o actividades madereras en la zona del Canal Baker), a lo que se suma el cumplimiento del Servicio Militar y trabajo en ciudades-, han desarrollado una competencia lingüística mayor del español, pero al mismo tiempo se ha producido un desmejoramiento en la competencia lingüística de su lengua materna, ya que ésta alcanza un desarrollo a través de un lapso más extendido, produciéndose, a su vez, interferencias en la competencia comunicativa dentro de su propio grupo.

De este modo, nos encontramos con una competencia diferencial en el grupo indígena, tanto en lo que concierne a la lengua autóctona como al español.

En cuanto a interferencias en las interrelaciones sociales de los grupos no-autóctonos y la comunidad indígena, podemos señalar los siguientes factores:

a) Competencia comercial: Hasta hace unos pocos años la única artesanía que se podía encontrar en Puerto Edén era producida por los kawésqar. Hoy, debido a un desafortunado proyecto implementado por una institución de Punta Arenas, una de las mujeres kawésqar enseñó a mujeres chilotas la confección de canastos de junquillo y botecitos de piel de lobo y corteza. Como consecuencia, actualmente son los pobladores chilotes quienes comercian con tal artesanía con turistas de los barcos que pasan por el lugar. Antes se producía una especie de equilibrio en el comercio: los kawésqar vendían su artesanía y el resto de la población productos del mar, incluso se había prohibido la confección de esta artesanía por parte de la comunidad no-autóctona. En la actualidad los kawésqar casi no confeccionan esta artesanía y la poca que fabrican la remiten a Punta Arenas, donde parientes las venden en kioscos artesanales o en ferias artesanales.

b) Desconfianza hacia el indígena: Motivada por el desconocimiento de su modo de actuar, con la preconcepción de que todo indígena no es confiable.

c) Mayor atención por parte de las autoridades hacia el indígena: Parte de la comunidad no-autóctona se ha sentido desplazada ante la preocupación que existe en materias sanitarias, vestuario y alimentación de la comunidad indígena. Además, hay que considerar que ésta ha sido el centro de atención en las investigaciones, lo que los excluye de todo posible beneficio por parte de las expediciones científicas.

Como factores puramente lingüísticos pueden señalarse diversos grados de gramaticalidad, lo que necesariamente implica grados de aceptabilidad. El bilingüismo alcanzado por el grupo indígena, naturalmente, registra distintos niveles con las interferencias propias que son susceptibles de encontrar en el plano de dos lenguas en contacto. Por otra parte, al considerar el grado de bilingüismo, hay que tomar en cuenta la perspectiva sociopsicológica en el proceso de aprendizaje de la segunda lengua. En el presente caso, la motivación es tanto instrumental como integrativa (Lambert, 1967, en Pride, J. B. y Janet Holmes: 345).

El carácter instrumental es claramente manifiesto si consideramos la dependencia del indígena respecto de la comunidad no-autóctona de Puerto Edén y del blanco en general, factor que señalamos anteriormente. El carácter integrativo se advierte preponderantemente en los miembros más jóvenes del grupo, manifestado por el deseo de ser aceptado en el seno de la comunidad blanca por insatisfacción de su propia cultura, en términos de alcanzar un status más elevado, tanto socioeconómico como cultural. Sin embargo, el deseo de llegar a ser miembro de la otra comunidad cultural no es posible realizarlo en la localidad en que habita. El indígena puede integrarse parcial mente a la comunidad no-autóctona de Puerto Edén, pero no apartarse de su propio grupo y desconocer su pertenencia a él. Tratándose, además, de una comunidad tan pequeña, la integración nunca llegaría a ser completa, de manera que la motivación integrativa implica la emigración del sujeto hacia la ciudad. Allí, tal motivación se acentúa hasta el punto de rechazar completamente la lengua materna y desplazarla por el español, aun frente a individuos de su propio grupo étnico, sin la presencia del blanco.

Notas

(1) Algunos autores hacen la distinción entre blancos y chilotes (cf. Emperaire 1963: 70-73; Gusinde 1974: 107-113), siendo estos últimos descendientes mestizos de los huilliches de Chiloé, los cuales forman el porcentaje más alto de la población de la Isla Grande y archipiélagos de Chiloé; para nuestro propósito consideraremos a los chilotes dentro de la categoría “no-autóctona”, dado que el número de colonos procedentes de Chiloé establecidos en Puerto Edén no está compuesto exclusivamente de “chilotes puros”.
(2) Al parecer sucedía esto y es posible que hasta hacemás de veinte años tuvieran lugar tales ceremonias secretas. En nuestro primer trabajo de campo (1975) pudimos constatar la presencia de tonsuras en algunos niños. Su reticencia a hablar sobre estos temas no nos permitió penetrar en el asunto. Los sujetos observados con tonsura todos masculinos, eran entre las edades de 8 a 12 años.
(3) D. H. Hymes (Hymes, D.H. 1971: “On Communicative Competence”, en Pride, T. B. y Janet Holmes Sociolinguistics 1972: 269-293. Penguin) ha observado que en el proceso de aprendizaje de una lengua, un niño normal no sólo adquiere el conocimiento de oraciones gramaticales, sino también las apropiadas. Adquiere, en otras palabras, una competencia que le permite saber cuándo hablar, cuándo no hablar, sobre qué hablar y con quién, cuándo, dónde y de qué manera hablar. La adquisición de tal competencia es, por supuesto, proporcionada por la experiencia social.
(4) V, Emperaire (1963: 86); Laming, Anette En la Patagonia, Confin del Mundo, 1957: 264. Santiago de Chile, Editorial del Pacífico: “…las enfermedades venéreas, probablemente desconocidas de esta gente -al menos en su forma europea-, adquieren espantosas proporciones. Epidemias de diversas enfermedades, hasta entonces desconocidas, causan estragos”.

Los últimos descendientes

El grupo actual (1996) kawésqar de Puerto Edén está compuesto por doce personas, dos de las cuales son estudiantes y sólo se encuentran en el lugar en el período de vacaciones. El grupo ha tenido aquí su residencia más o menos permanente desde el establecimiento de la base de la Fuerza Aérea en la década del 40.

Otro de los sitios de permanencia temporal en aquel tiempo -como se dijo anteriormente- era el faro san Pedro, situado en la isla del mismo nombre y, en las últimas décadas, la isla Guarello (más bien las cercanía de la isla), donde se encuentran las instalaciones de la Compañía de Acero del Pacífico (CAP).

Estos puntos de asentamiento parcial se han debido a que se hallaban junto a instalaciones militares y civiles que proporcionaban alimento y vestuario al grupo.

La reducción de la población en Puerto Edén se ha debido a las pobres condiciones de subsistencia en la zona, habiéndose producido una migración hacia Punta Arenas y Puerto Natales, formándose un grupo de kawésqar urbanos, quienes comercian en artesanía, trabajan como integrantes de cuadrillas de pescadores-recolectores de mariscos o gozan de pensiones por parte del gobierno.

Las viviendas que fueron entregadas a los kawésqar después de haberse constituido la villa Edén, al otro lado de la bahía, frente a la antigua base de la FACH, fueron reemplazadas en años recientes por nuevas construcciones, donadas por una O.N.G. belga. Estas nuevas casas fueron instaladas en los mismos terrenos de las anteriores y son las que actualmente ocupan, a excepción de una casa perteneciente a la Municipalidad, habitada por Gabriela Paterito y Raúl Edén, quienes quedaron fuera del otorgamiento de las viviendas “belgas” por encontrarse en aquel entonces en Guarello, al igual que Francisco Arroyo.

Esta misma O.N.G. donó una lancha para la comunidad kawésqar de Puerto Edén, la que fue construida en la zona. El propósito de esta donación era que los kawésqar pudieran contar con una embarcación mayor, bien equipada, para trabajar en la extracción de mariscos y su comercialización. Sin embargo, no se tomó en cuenta la estructura social del grupo. Como siempre estuvo formado por familias individuales, sin un jefe reconocido, la utilización de la lancha y su equipamiento trajo conflictos en el seno de la comunidad. Se instauró, entonces, artificialmente un “jefe” del grupo, nombrándose a Carlos Renchi (C’akuol) (en la foto), por ser el más antiguo. La calidad de “jefe” fue asumida livianamente por el grupo y nunca reconocieron su liderazgo. Por otro lado, la lancha comenzó a ser utilizada indiscriminadamente por pobladores no kawésqar para servicios a la población de Puerto Edén (corte y acarreo de leña, por ejemplo), sin mantenimiento, con lo cual, en poco tiempo la embarcación quedó inutilizada.

Durante el gobierno de Patricio Aylwin se constituyó la Comisión Especial para los Pueblos Indígenas (CEPI), destinada a estudiar, planificar e implementar planes de desarrollo y preservación de las culturas indígenas de Chile.

Desde esa época comenzaron a desarrollarse diferentes proyectos para las comunidades indígenas, de los cuales no quedaron exentos los kawésqar. Estos proyectos, no todos de la institución mencionada y su sucesora (v. Infra), han tenido diversos impactos sobre el grupo, algunos han sido verdaderamente desafortunados, como el que mencionamos anteriormente y que afectó la producción artesanal.

En 1993, la CEPI, que más tarde se transformaría en CONADI (Comisión Nacional de Desarrollo Indígena), encargó al abogado José Aylwin Oyarzún un estudio sobre los indígenas del extremo sur de Chile, quien elaboró el documento titulado ” Comunidades Indígenas de los canales Australes: Antecedentes Históricos, Situación Actual y Demandas Fundamentales”.

Este documento ha sido punto de partida de un polémico traslado de la población kawésqar de Puerto Edén al antiguo asentamiento junto a la Capitanía de Puerto (ex base de la FACH), sitio denominado Jetárkte (Yetarkte en los documentos oficiales, con la grafía española).

La idea del traslado se origina en dos instancias: (a) la reivindicación de antiguos territorios indígenas, (b) protección del grupo ante maltrato, discriminación, etc., de la población no-autóctona y, solución (ilusoria) del problema del alcoholismo.

La idea de la reivindicación es ajena al modo de vida ancestral y a la mentalidad kawésqar, quienes han tenido como característica fundamental el nomadismo, por lo cual difícilmente existe una noción de posesión de territorios. Por ello resultaba de escaso sentido la demanda y petición de reivindicación de los territorios de nomadismo, puesto que, según nos expresaron en una oportunidad (casi textualmente) “¿De qué nos serviría, por ejemplo, ser dueños del Canal Grappler?” Sin embargo, como se verá más adelante, la compra de terrenos por parte de CONADI, tras las dificultades de un primer período, ha resultado beneficiosa a largo plazo.

La noción de la posesión territorial aparecía como impuesta desde el exterior, al igual que la de organización tipo tribal. El grupo kawésqar desde tiempos remotos ha tenido como organización social básica a la familia. Como dijimos más arriba, no se reconocen clanes ni jefes, sino familias que se caracterizan como relativamente extensas y de tipo paternal en términos no absolutos.

Dado que la CEPI necesitaba representantes de los pueblos indígenas, se hizo una intervención en el grupo, que tuvo como resultado la designación de Carlos Renchi como dirigente o representante de la comunidad de Puerto Edén. Aylwin apunta lo siguiente (pp. 54-55): “El conocimiento que han tenido algunos dirigentes de la comunidad de la experiencias de organización, rescate cultural y desarrollo de otros pueblos indígenas del país a través de su participación en encuentros indígenas nacionales, así como de la valorización que existe en el resto de la sociedad sobre su historia y cultura, son también hechos que han influido en el cambio de actitud de muchos kawéskar con respecto a su comunidad, contribuyendo también al proceso de autoidentificación (…) Ello se ha traducido durante los últimos años en un proceso de organización de la comunidad kawéskar en los lugares en que ésta actualmente reside. Es así como durante los últimos años se han constituido dos organizaciones que los agrupan en defensa de sus intereses: el “Consejo Kawashkar”, entidad de hecho creada a fines de la década de los ochenta que agrupa a los kawéskar de Puerto Edén, que es dirigida por Carlos Renchi, y la “Comunidad Kawashkar”, organización comunitaria funcional (ley N§ 18.893) creada en febrero de 1993 que agrupa a 26 personas mayores de edad integrantes de la comunidad kawéskar de Punta Arenas, cuya dirección fuera entregada a Carlos Messier”.

Más adelante, Aylwin alude a la demanda de tierras: “Otros hechos demostrativos del proceso de rescate cultural que hoy está viviendo la comunidad kawéskar son la demanda que durante los últimos años ha planteado la comunidad de Edén para recuperar los terrenos de Yetarkte donde vivieran hasta fines de los sesenta”.

Esta demanda de tierras parece originarse en la aplicación del artículo 12 No. 2 de la Ley Indígena para todos los pueblos indígenas de Chile. Se habría adoptado un criterio de no exclusión en esta ley, aunque los factores culturales son diferentes. El pueblo kawésqar jamás tuvo conflictos territoriales, a diferencia de otros grupos étnicos de Chile.

A grandes rasgos, las razones del traslado serían (1) problemas con el resto de la población de Puerto Edén; (2) medio de contrarrestar el alcoholismo.

Problemas con los pobladores no kawésqar de Puerto Edén siempre han existido a nivel individual, como en toda comunidad, nunca llegando a conflictos extremadamente serios. En entrevista sostenida por mí con el poblador Hugo Zúñiga, quien reside en los terrenos adquiridos por CONADI, me manifestó que el traslado contribuiría a crear conflicto con quienes se han establecido en ese punto de la bahía, incluyéndose él mismo y agregaba: “¿Por qué, si hemos vivido tranquilamente con ellos, ahora nos quieren echar? ¿Para qué quieren todo ese lado de la bahía?”

Por otro lado, los problemas de alcoholismo no se resolverían con el traslado, pues cualquiera puede obtener bebidas alcohólicas, viva donde viva dentro de la bahía.

El verano de 1995 mientras realizaba mi trabajo de campo, llegó un equipo consultor de CONADI, el cual tenía como misión averiguar las demandas del grupo kawésqar de Puerto Edén.

Uno de los puntos tratados por el consultor en una reunión con los kawésqar a la cual asistí acompañado de José Segundo Tonko Paterito, de la Universidad de Ciencias y Artes Sociales, quien se encontraba conmigo en Pto. Edén, fue el traslado. Debido a que no había concenso y muchas cosas no eran comprendidas por algunos miembros (si no la totalidad) del grupo, propusimos una reunión en la cual se hablaría en lengua kawésqar. Esta reunión lamentablemente se llevó a cabo sin la presencia del consultor de CONADI.

Los kawésqar manifestaron que se trasladarían con algunas condiciones. Verónica Achacaz señaló que no le gustaría irse, pero si todos los demás se iban, ella no querría quedarse sola. Julio Tonko (Chamalo) manifestó su rechazo, al igual que Ester Edén Wellington (Atáp). Gabriela Paterito (Paáksa) (en la foto) rechaza terminantemente el traslado, aunque de producirse éste, pone algunas codiciones.

Texto en kawésqar de Gabriela Paterito (con sonido)

Sin embargo, la realidad es que las proposiciones de una autoridad (en este caso CONADI y cualquier representante), son concebidas por los kawésqar como órdenes que deben acatarse. Carlos Renchi decía: “Ellos son los jefes y tenemos que obedecer. Ellos tienen el poder.”

Debido a que el representante de CONADI tenía que llevar una respuesta de las demandas de la comunidad, el grupo kawésqar de Puerto Edén elaboró un documento, que contó con nuestra asesoría, donde se establecen ciertas condiciones al traslado, como por ejemplo, conservación de los actuales terrenos ocupados, instalación de electricidad, etc., es decir, si se efectúa el traslado, éste no debería dejar a los kawésqar en condiciones inferiores a las que actualmente tienen.

Da la impresión de que los kawésqar temen represalias de la autoridad en términos de cese de ayuda de cualquier naturaleza (económica, etc.), si se rechaza alguna proposición..

En 1996, en mis entrevistas con los kawésqar, éstos expresaron su rechazo al traslado, aduciendo las siguientes razones:
1. Aislamiento
2. Deterioro de viviendas y enceres (ante posible traslado de actuales casas)
3. Falta de energía eléctrica
4. Pérdida del muelle
5. Terreno poco apropiado

En la actualidad, 1999, el traslado no se presenta como un problema principal de la comunidad kawésqar de Puerto Edén. Los terrenos adquiridos son valorizados por ellos para diferentes usos, aparte de residencia. Los nuevos proyectos impulsados y ejecutados por CONADI regional o en vías de ejecución, muestran una acertada visión del grupo étnico.

Camino de lagrimas

Los cherokees pertenecen a la familia iroquesa. Se llaman a sí mismo yun´wiyá que significa “gente verdadera”. La palabra cherokee no tiene ningún significado y parece ser que es una palabra extranjera.
Una palabra parecida aparece por primera vez en un documento francés con fecha de 1.699, esta palabra es “cheraqui”.

Esta tribu vivía especialmente en los estados actuales de Virginia, Carolina del Norte y del Sur, Georgia, Tennessee y Alabama y estaban divididos en siete clanes. La alimentación se basaba en el maíz, habichuelas y calabacín que se complementaba con la caza de animales. Eran principalmente agricultores y el único animal domestico que tenían era el perro. Los cargos jerárquicos estaban muy bien definidos. Había el jefe blanco que representaba el dialogo, y el jefe rojo que representaba la guerra. El jefe blanco tenia más poder que el rojo. Después estaban los ayudantes de éstos y una especie de portavoz que tenia capacidad para hablar en publico. Después estaban los representantes de los diversos clanes. En tiempos de guerra todo el poder caía en manos del jefe rojo.

La máxima de la nación cherokee era el mantenimiento de la paz bajo toda costa, fomentaban la relación comercial y política a la toma de las armas

Al inicio de los conflictos entre las colonias inglesas y el gobierno británico los cherokees apoyaron al gobierno ingles. Esta situación es fácil de entenderla por que los cherokees habían visto que durante años los colonos se habían apoderado de sus tierras. Aparte de pensar que con este apoyo el gobierno ingles les premiaría con la devolución de algunos territorios ahora en manos de los colonos.
Como ya todos sabemos los colonos ganaron la guerra a los británicos y esto fue la semilla del nacimiento de los EE.UU.
El 4 de Julio de 1.776 las 13 colonias declararon formalmente su independencia sobre la Corona. Durante este periodo de tiempo el Congreso norteamericano deja que cada estado asumiera los asuntos referentes a los indios. Así que cada estado se queda lo que le dio la gana de los territorios indios incluido, claro esta, los de la nación cherokee.

El 20 de mayo de 1.777 se firma el tratado de Dewitts Cornes, el primer tratado firmado entre la nación cherokee y el gobierno americano. En este tratado los indios cedieron Carolina del Sur y gran parte de los territorios vecinos. El gobierno nombro como representarte del gobierno al capitán James Robertson. Que su cometido mas que ser de puente entre la nación cherokee y el gobierno era el de recuperar material robado y evitar el contacto entre naciones indias.

Con estos tratados no hay que decir que los indios cherokees se quedaron con una porción minúscula de su antiguo territorio, minúscula y con apenas caza. La hambruna pronto llega a las tribus y la población refugiada en las montañas malvivía comiendo raíces y bellotas.

En 1.786 una epidemia de viruela mata a mas de 2.000 indios. Esto puso a esta etnia al borde de su extinción. Dragging Canoe
Una parte importante de las tribus se negaron a aceptar estos tratados y declararon la guerra al gobierno norteam El jefe cherokee Dragging Canoe opto por conducir a sus guerreros hasta el río Chickamauga en el estado de Tennessee.
Entre los años 1.782 y 1.794 los enfrentamientos fueron continuos pero al final fueron derrotados. En algún momento llegaron a contar con mas de 1.500 guerreros, no todos eran cherokees también habían creeks, shawnees y hasta blancos leales aun a la Corona británica. Las demás tribus cherokees continuaron su resistencia y a la vez perdiendo mas terreno, hasta la firma del tratado de Holston el 2 de Julio de 1.791.

A pesar de las perdidas sufridas esta tribu seguía manteniéndose unida como nación. Los principales jefes cherokees al ver que era inútil seguir luchando optaron por convencer a su gente para cambiar sus costumbres y crear un gobierno parecido al gobierno de los EE.UU. Uno de estos jefes era John Ross, de padre escocés y madre cherokee y para demostrar buena voluntad de dialogo con el gobierno americano la nación cherokee puso a disposición del ejercito yankee unos 800 guerreros para ayudar a sofocar una revuelta creek.. Entre los años 1.804 al 1.818 la relación entre los dos gobiernos fue buena sin ningún conflicto importante.

Sequoyah
Dentro de la tribu cherokee hay que destacar un nombre, el de Sequoyah, hijo de un alemán y una mujer cherokee. Este hombre hizo lo que ningún otro indio había hecho nunca, crear un alfabeto de la lengua cherokee. Este alfabeto provoca una revolución cultural entre esta tribu. En 1.828 apareció el primer periódico indio el Cherokee Phoenix. Este hecho provoco el recelo al gobierno de los EE.UU por que veían que esta tribu estaba cogiendo demasiado poder y muy especialmente fue la reacción del estado de Georgia que por aquel tiempo estaba intentado robar los terrenos que tenían los cherokees en ese estado. En 1.843 Sequoyah murió, y el 1.847 recibió reconocimiento perpetuo cuando el botánico S. Endlicher dio nombre a una clase de arboles de California.

Hay que entender que la nación cherokee consiguió formar un estado dentro de los EE.UU con gobierno propio y medios de comunicación propios y en 1.828 se creo la República Cherokee. El gobierno americano se dio cuenta de que esta república poseía unas 4.100.000 de hectáreas para una población de 10.000 personas, demasiado terreno para tan poca gente y decidió que con 519.000 hectáreas era mas que suficiente, esto dejaba libre unas 3.240.000 hectáreas “libres”, a cambio de estas tierras el gobierno federal les daría maquinaria y enseres para cultivar la tierra y el derecho de ser considerados ciudadanos de los EE.UU de pleno derecho. Esto no gusto a las dos partes más conservadoras.

Aparte de estas buenas intenciones el gobierno americano proseguido la política de expropiación y traslado de tribus o otros terrenos. Tribus como las Miami, Potawatonis, Fox o Delawares, fueron expulsadas de sus tierras hacia las Llanuras provocando conflictos entre tribus. En Cambio los cherokees se consideraba una Nación dentro de los EE.UU y se negaban a abandonar sus tierras. Esto provoco que el estado de Georgia se negara a reconocer la República Cherokee y expropio sus tierras incluida la capital de esta nueva Nación, New Echota. Esta situación empeora a partir de la elección como presidente de los EE.UU de Andrew Jackson partidario del derecho de los colonos sobre las tierras indias. Su idea era de que los indios eran un estorbo para el progreso de la nación americana, y temía que el hecho que una etnia india pudiese formar un nuevo estado de la Unión, obviamente esto era impensable

La Nación Cherokee en vez de defender por las armas sus tierras llevaron a los tribunales a todo el mundo que quería quedarse con sus tierras, pero en 1.831 el juez supremo John Marshall sentencio de que los cherokees no eran una nación independiente si no una ” nación domestica dependiente” del gobierno de Washington, además el gobierno cherokee y su prensa fue clausurada.
La Nación cherokee se divido en dos bandos los que buscaban defender sus tierras lideradas por John Ross y los partidarios de firmar un acuerdo digno y irse al Oeste mandados por John Ridge. Estos dos hombres se entrevistaron con un representante del gobierno americano, el reverendo Shermerhorn. Este reverendo ofreció 3.250.000 de dólares por ceder todos los terrenos al gobierno, John Ross hizo una contra oferta de 20.000.000 de dólares que no fueron aceptados. Washington cansada de tanto dialogo con los indios ordeno una reunión con todos los jefes cherokees que se celebro en Diciembre de 1.835 en New Echota.

Al mismo tiempo se les advertía que aquellos que no fuesen serian considerados a favor de las cesiones de tierra al gobierno federal. A pesar de estas amenazas únicamente fueron algunos hombres y mujeres sin la presencia de ningún líder. Esto no impidió que sé firmara un tratado de venta de todo el territorio cherokee por 5.000.000 de dólares y la expulsión de estos a una zona al norte de Kansas. El presidente Jackson veto que ciertos lideres indios educados por colegios de lengua inglesa pudiesen quedarse y adquirir la ciudadanía americana. Jackson ordeno que todos los cherokees fuesen deportados.

A pesar de los esfuerzos del Consejo Nacional Cherokee de retrasar esta deportación, esta se produjo en el verano de 1.838. Unicamente una pequeña parte acepto irse. El general Scott fue designado para desarmar y expulsar lo más rápido posible a esta tribu. Unos 8.000 soldados fueron mandados a esas tierras. La mayoría de los indios no creían que se llevaría a cabo esta orden de deportación y no estaban preparados para lo que les venia encima, tuvieron que abandonar sus casas, granjas y sus cultivos a golpe de bayoneta. Entre el 26 de Mayo y el 20 de Junio todos los cherokees se hallaban presos en centros de detención.

A principios de Julio unas 5.000 personas fueron embarcadas en barcas remolcadas por barcos de vapor en varias zonas del río Tennessee, la ruta eran bajar hasta el río Ohio y después navegar por el río Mississippi donde desembarcarían y seguirían a pie hasta llegar a las reservas que el gobierno había decidido. Viendo que las altas temperaturas de esa época estaban matando a muchos indios en especial niños y ancianos, los jefes cherokees pidieron aplazar el traslado a otras fechas menos calidades. El general Scott al mando de esta misión accedió y mando reanudar la marcha el 20 de Octubre. Esta demora ayudo a prepararse mejor para la larga travesía que les esperaba, los cherokees pudieron reunir unos 700 carros, un numero muy corto y muchos tuvieron que hacer la travesía a pie.

El 20 de Octubre comenzó de nuevo el éxodo estaba vez por completo a pie. Se formaron grupos de unos 1.000 individuos vigilados por soldados a los flacos. La larga travesía empezó a dejar su huella matando a mucho niños y ancianos. Cada día morían unos 20 cherokees por cansancio, y las tumbas a lo largo del camino quedaron como testigos del paso de la poderosa nación cherokee ahora caída en total desgracia. Al llegar al río Ohio lo encontraron casi helado, y tuvieron que llegar a Illinois para poderlo cruzar con seguridad.
Después de cruzar el río Ohio tuvieron que cruzar el inmenso Mississippi y después el río Missouri. Tardaron 5 meses para llegar a su destino, se calcula de por motivos de este éxodo forzado murieron mas de 4.500 cherokees.

Este hecho constituye una de las paginas más penosas entre el enfrentamiento de los indios y el gobierno norteamericano. Los cherokees llamaron a esta travesía ” El Camino de las Lagrimas”

En 1.839 el nuevo presidente de los EE.UU Martin Van Buren informo al senado que tenia el placer de informales que el traslado de la Nación Cherokee a tierras al oeste del Mississippi se había realizado en perfecto estado y sin ninguna renuncia a los derechos Cherokees. Irónico.

Chamanismo-1477

Chamanismo

El chamanismo no es, propiamente hablando, una religión, sino un conjunto de métodos extáticos y terapéuticos ordenados para obtener el contacto con el universo paralelo, aunque invisible, de los espíritus y el apoyo de estos últimos en la gestación de los asuntos humanos. Aunque se manifiesta prácticamente en las religiones de todos los continentes y en todos los niveles culturales, el chamanismo ha hecho de Asia central y septentrional su patria adoptiva. Después de constatar que el chamanismo auténtico floreció en Asia central y septentrional (pueblos turco-mongoles, himalayos, ugrofineses y árticos), la mayor parte de los especialistas están de acuerdo en incluir en el área del chamanismo a Corea y Japón, a Indochina y a América del norte y del sur. El termino chaman es de origen tunguso, y significa , .

Entre los pueblos de cazadores y pescadores de la Siberia septentrional, por ejemplo, el chaman tiene una función clánica, local o sin base local. En el sur agrícola, la institución del chamanismo es más compleja y el estatuto del chamán varía de acuerdo con sus poderes personales. El chamanismo siberiano, incluso cuando hereda su función del padre, debe someterse a una iniciación individual, con componentes en parte tradicionales (transmisión de conocimientos) y en parte sobrenaturales (obtención de auxiliares entre los espíritus). Visitado por los espíritus, el chamán contrae en un primer momento la enfermedad psíquica, que no desaparece hasta que, atravesado el territorio desértico de la muerte y volviendo a la vida, aprende a manipular a sus visitantes para efectuar viajes extáticos, la mayor parte de las veces con fines curativos. En las sesiones, el chamán utiliza una serie de objetos que simboliza sus facultades particulares y le ayudan a ponerse en camino hacia el país de los espíritus: el tambor fabricado de la madera de un árbol que simboliza el árbol cósmico, la cofia, el vestido que asocia a su dueño con los espíritus y que al mismo tiempo evoca un esqueleto, simbolizando de ese modo la muerte y la resurrección iniciática. Durante la sesión, el chamán invoca a sus auxiliares, después, en estado de trance (que no va asociado necesariamente al consumo de alucinógenos o productos tóxicos), viaja al país de los espíritus. En Siberia central y oriental, el chamán es poseído a menudo por los espíritus, que hablan a través de él.

Bibliografía, Eliade M. y Couliano I.P., Diccionario de las religiones, Ed. Paidós Orientalia.

Filosofía indianista

Filosofía indianista

Manchado.

Introducción

Los pueblos indios tienen su propia filosofía, su propio modo de vida, su propia ideología, en fin,su propia concepción del mundo, características que conservan a pesar de que a través de siglos desde la invasión europea, se ha querido distorsionar y mutilar toda su herencia ancestral. Sus valores culturales se han mantenido en el transcurso del tiempo debido a esa visión cósmica y natural que los mueve.

La indianidad como ideología de las naciones pre-americanas, cuando se presenta como tal, causa indignación a quienes sostienen que Cristo los salvará, o que la izquierda les dará la libertad revolucionaria.

Desde el punto de vista de los sectores indios sin embargo, las afirmaciones tanto del lado del sector cristiano, como del sector progresista de la izquierda, carecen de validez empírica y además son incompatibles con la cosmovisión de las naciones que tienen un sistema cultural diferente, diferente a la estructura de matriz occidental prevaleciente.

Hoy, los Pueblos Indios sobre la base de la propia cosmovisión y tomando la experiencia histórica de vida que desde tiempos inmemorables se proyectan hasta la actualidad en las más diversas comunidades, insisten en plantear alternativas concretas a las sociedades contemporáneas ya que están siendo afectadas por crisis de muy diferente índole ( económica, política, cultural, eco-humana, etc.), las cuales hacen urgente y necesario repensar las concepciones de mundo vigentes en las sociedades dominantes y ensayar las posibles alternativas que permitan encarar las relaciones entre el ser humano y la naturaleza.

Evidentemente la realidad actual nos plantea desafíos absolutamente inéditos, brutales en su violencia y en su globalidad, que exige por lo menos en una primera instancia, generar el debate público n torno al problema.

Aclaración de conceptos

Los siguientes han sido definidos por el Consejo Indio de Sud-américa y compartidas por muchas otras organizaciones. Indio: denota identidad y bandera de liberación de todos los hombres y mujeres herederos de las naciones precolombinas y de todos aquellos que asumen esta identidad.

El indio tiene personalidad histórica, una particular manera de vivir y especificidad en su pensamiento. Su sabiduría proviene de la ley cósmica.

Indianidad: expresa un conjunto de afinidades, identidad, leyes y preceptos que caracterizan al indio y su existencia en el marco de una categoría universal de civilización.

Indianismo: es la práctica de la indianidad y un proyecto político que aspira a restablecer sus propios tipos de sociedades en el presente y en el futuro en base a su legado ancestral.
Por ello, es y será una alternativa válida por cuanto su política proviene de la práctica y la experiencia concreta, y no de modelos teóricos y dogmáticos ajenos a su realidad. Es una filosofía,una ideología y una política de proyección histórica.

Indígena: (indigente) se aplica a sociedades carentes de recursos múltiples, tales como: político, culturales, económicps, etc. Que deben ser protegidas, educadas y desarrolladas en base al modelo prevaleciente.

Filosofía en el Mundo Indio

En términos de aproximación, se puede decir que filosofía no es ni una creencia, ni un proceso de intelectualización de la realidad, sino una práctica vital.

Es la actividad del sabio de la comunidad y la práctica cotidiana comunitaria e individual de los sujetos, la fuente de sabiduría para comprender y darle sentido a un modo particular de ser y de vivir.

Principios fundamentales de la filosofía de la indianidad

1. Ngnemapum (dialéctica) como ley general del universo en su característica única de contradicciones no antagónicas.
2. Fill Mapu ( materialismo armónico) como pilar del pensamiento científico y filosófico del hombre.
3. Norh Mapu (orden cósmico, ( como modelo de organización social.
4. Lofche (colectivismo y comunitarismo), como prácticas y normas de vida de núcleos interfamiliares.

Todos los ejemplos corresponderán al mundo mapuche, así como también algunos vocablos utilizados.

Como se ha dicho el concepto filosofía, es para los indios, un modo de vida, un modo de vida en el que operan de manera inseparable un conjunto de saberes y enseñanzas para la convivencia, basado en la verdad y rectitud de acuerdo a una moral específica.

Filosofía es también sabiduría, es saber quién es el “ser”, quién lo ha engendrado y para qué.

El cosmos ha engendrado al “ser”, para ser pensamiento hecho conciencia, es decir conciencia del cosmos. Por eso la conciencia humana jamás puede ser otra cosa que la existencia hecho conciencia, y la existencia de los hombres (el “ser”, materia altamente organizada)es un procesos real de su vida.

La filosofía como teoría del conocimiento y metodología, permite a los indios desarrollar concepciones que están en relación directa con la vida.

Autor: Manuel Painiqueo Tramolao ( mapuche).

ÚLTIMO MENSAJE DE CUAHTÉMOC

Nota: recorde que existia esto en referencia a una persona que comenzo a decir que era apoyado por los guardianes aun cuando lucra con la espiritualidad.

ÚLTIMO MENSAJE DE CUAHTÉMOC Ó
CONSIGNA DE ANÁHUAC
.
Desde hace ya un buen tiempo un buen número de años se han empezado a conocer diferentes versiones de lo que se conoce como “consigna, mensaje, mandato o último decreto de Cuahtémoc”, también como “Consigna de Anáhuac”. Éstas se dice que proceden de los depositarios de la tradición oral a pesar de quienes niegan su autenticidad, cada dia aparecen nuevas variantes de este esperanzador mensaje.

Las diferentes versiones tienen mucho en común. En todas se habla del ocultamiento del sol que alumbraba al antiguo Anáhuac. En todas se pide a los antiguos anahuacas que conserven secretamente nuestra cultura autóctona, que la transmitan oralmente a sus descendientes hasta que nuestro Sexto Sol tenga a bien iluminar el resurgir de la civilización ancestral de Anáhuac: hecho que ya empezó a manifestarse en nuestra patria.

Según se dice, un matlactlihuan yei cuestzpallin ilhuitl, ipan tlaxochimaco metztli, ipan yei calli xihuitl, ipan ic macuiltetl Tonalli (“dia trece lagartija, en el mes se ofrendan flores, en el año tres casa, en el Quinto Sol”), lunes 12 de agosto de 1521, se reunió el Consejo de Gobierno de la Confederación Anáhuac, presidido por el huey tlahtohuani Cuauhtemoctzintli y decidió enviar este mensaje a los cuatro rumbos del antiguo Anáhuac.

El comunicado habría sido enviado al sistema mnemotécnico oral de conservar los hechos que era fundamental en el Calmecac del antiguo Anáhuac. Hasta el presente, en muchas localidades de habla autóctona siguen existiendo depositarios de la tradición oral anáhuaca. En Ichcateopan se guardó la memoria del entierro de Cuahtémoc a través de once “cartas vivas”, la primera de ellas habría nacido en 1519.

La Consigna de Anáhuac que se representa aqui trata de ser completa. Es una integración de siete versiones diferentes. La ortografía de esta versión es la llamada tradicional, aunque fonemizada, la sintaxis es la que se considera haber sido usada en el Calmecac, los verbos usados para referirse a nuestras fuerzas generadoras, a nuestros difuntos, a nuestros padres y a Anáhuac están en su forma honorante, como corresponde al diario hablar de un ciudadano del antiguo Anáhuac que se había educado en el Calmecac: éste era el caso de Cuahtémoc.

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TLATZACCAN CAUHTEMOCTZINTLI ITENAHUATIL
(ÚLTIMO VENERABLE CUAHTÉMOC SU MANDATO)
.
..
Totonaltzin ye omotlatihzinoh,
totonaltzin ye omixpoliuhtzinoh,
ihuan centlayohuayan otechcahuilih.
..
Mach tictomachiliah occeppa mohualhuiliz,
ma occeppa moquizaltiz
ihuan yancuican techmotlahuililiquiuh.
.
In oquic ompa mictlanzinco momanilticaz
.
ma zan iciuhca titocentlalihtzinocan,
ma titonechicohtzinocan
ihuan toyolnepantlahtzinco ma tictotlatilican
mochi in toyollotzin quimotlazohtilia
ihuan ticmachiliah totlaqui:
topan yuhquin huei chalchihuitzintli.
.
Ma tiquinpohpolhuican in toteocalhuan,
in tocalmecahuan, in totlachcohuan,
in totelpochcalhuan, in tocuicacalhuan;
ma mocelcahuican in toohuihuan
ihuan tochantzitzinhuan ma techpielican
.
Quin ihcuac moquizaltiz in yancuic totonaltzin,
in tetahzitzintin ihuan in tenantzitzintin
ma aic xicmilcahuilican
quimilhuitizqueh in intelpochtzitzinhuan
ihuan ma quinmachtilican inpilhuantzitzinhuan
in oquic nemitizqueh,
huel quenin cualli moyetzinoticatca
quin axcan Totlazohanahuac
in campa techmocuitlahuiqueh toteotzitzinhuan,
intlanequiliz ihuan intlaelehuiliz,
ihuan zan ye no ipampa toquinmahuiliz
ihuan toquinpololiz
oquinceliliqueh in tiachcatzitzihuan,
ihuan tlen in totahtzitzihuan,
ahhuic yolecayopan,
oquinximachtiliqueh toyelizpan.
.
Axcan tehhuantzitzin tiquintotequimaquiliah
in topilhuan:
¡Macamo quicalhuilican, ma quinnonotzacan
inpilhuan huel quenin moyetzinotiyez
in imahcoquizaliz,
quenin occeppa moehualtiz in totohaltzin;
ihuan huel quenin mochicahuilihtzinoz
huel quenin moquitzontiliz hueyica
inehtotiliztzin inin
totlazohtlalnantzin Anáhuac¡

.
CUAHTEMOCTZIN
Anáhuac Huei Tlahtohuani
.
Tenochtitlán-México
mahtlactlihuan yei cuetzpalin, tlaxochimaco, yei calli

(EN ESPAÑOL):
.
ÚLTIMO MANDATO DEL VENERABLE CUAHTÉMOC
.
Nuestra sagrada energía ya tuvo a bién ocultarse,
nuestro venerable sol ya dignamente desapareció su rostro,
y en total obscuridad se dignó dejarnos.
.
Ciertamente sabemos (que) otra vez se dignará volver,
que otra vez tendrá a bien salir
y nuevamente vendrá dignamente a alumbrarnos.
.
En tanto que allá entre los muertos tenga a bien permancer
.
Muy rápido reunámonos,
congreguémonos
y en medio de nuestro corazón escondamos
todo el nuestro corazón se honra amando
y sabemos nuestra riqueza
en nosotros como gran esmeralda.
.
Hagamos desaparecer los nuestros lugares sagrados,
los nuestros calmecac los nuestros juegos de pelota,
los nuestros telpochcalis, las nuestras casas de canto;
que solos se queden los nuestros caminos
y nuestros hogares que nos preserven
.
Hasta cuando se digne salir el nuevo nuestro sol,
los venerados padres y las veneradas madres
que nunca se olviden de
decirles a los sus jóvenes
y que les enseñen (a) sus hijos
mientras se dignen vivir,
precisamente cuán buena ha sido
hasta ahora nuestra amada ANÁHUAC
donde nos cuidan nuestros venerados difuntos,
su voluntad y sus deseo,
y solo también por causa de nuestro respeto por ellos
y nuestra humildad ante ellos
que recibieron nuestros venerados antecesores
y que los nuestros venerados padres,
a un lado y otro en las venas de nuestro corazón,
los hicieron conocer en nuestro ser.
.
Ahora nosotros entregamos la tarea (a)
los nuestros hijos
¡Que no olviden, que les informen
(a) sus hijos intensamente como será
la su elevación,
como nuevamente se levantará el nuestro venerable sol
y precisamente como mostrará dignamente su fuerza
precisamente como tendrá a bien completar grandiosamente
su digna promesa esta
nuestra venerada y amada tierra madre ANÁHUAC!
.
CUAHTÉMOC
Anáhuac Huei Tlahtohuani
.
Tenochtitlán-México
mahtlactlihuan yei cuetzpalin, tlaxochimaco, yei calli
( trece lagartija, se ofrendan flores, tres casa)
(Lunes 12 de agost de 1521 del calendario europeo juliano)
(jueves 22 de agosto de 1521 del calendario europeo gregoriano)

Ésta Consigna fue tomada del libro de Tlacatzin Stívalet ANÁHUAC 2000, lo pasado y lo presente proyectados hacía el porvenir. Ediciones Águila y Sol, México 1990.

ANAHUACA:
El tiempo se ha cumplido, así como nuestros abuelos tuvieron que esconder nuestra civilización ante los invasores, sabemos que ya es hora de despertar. A nosotros nos corresponde esforzarnos, trabajar para que florezca nuevamente la magnificencia y la gloria de nuestra amada madre Anáhuac. Como nos dejó dicho Cuahtemoczintli, en el corazón de cada uno de nosotros se encuentra la sabiduría de nuestros abuelos. Es ya el momentode empezara construir con nuestros corazones, armoniosamente, piedra por piedra, desde sus cimientos, lo que será la Confederación de Anáhuac, cuyo edificio debera concluirse el día 22 de agosto del año 2000, dia chicoyei cuetzpalin, mes tlaxochimaco, del año ce tecpatl, del Sexto Sol de Anáhuac.
.
¡¡¡INTÉGRATE YA A LA TRANSFORMACIÓN DE NUESTRA PATRIA!!!
¡¡¡DIÁLOGA CON TU CORAZÓN Y TRABAJA ARMONIOSAMENTE POR ANÁHUAC!!!.

Guatemala: La herida abierta

Guatemala: La herida abierta

Marco Vinicio Mejía

Se ha tratado de evitar la clasificación de racista para la sociedad guatemalteca al definirse las categorías de “indígena” y “ladino” por sus rasgos culturales (individuales e “integrados”), excluyéndose las relaciones entre los distintos niveles de la realidad social e ignorándose la coexistencia de minorías étnicas como los garífunas de la Costa Atlántica, los chinos y los culíes. Popularmente, se han empleado en forma indistinta los conceptos de raza y etnia. La raza se refiere a las características somáticas, mientras la etnia tiene que ver con la cultura.

Se ha puesto de moda un antirracismo sentimental y dogmático, con el cual se niega que las razas existen, mediante lucubraciones ideológicas sin base biológica. Es evidente que los factores biológicos definen las razas. Si bien los rasgos escogidos para caracterizar las razas tienen cierto grado de “selección ideológica”, esos factores existen.

Con ese antirracismo que niega la existencia de las razas, se cae en una especie de racismo, aún no discutido. No hay diferentes racismos, sino diversas formas en que éste se manifiesta. Negar la existencia de las diferencias físicas externas entre los seres humanos es evadir el problema, cayendo en una nueva y sutil trampa de la cultura occidental, asediada por la culpa. Esa culpa ha adquirido en este siglo la forma de un discurso bifurcado en lo antropológico y en la histeria ecológica, y se exalta la primitividad y el naturalismo. De ahí que, como advierte el venezolano Gustavo Martín, la antropología representa una especie de “mala conciencia” del Occidente ante los horrores de la ocupación original, mientras la ecología es la otra “mala conciencia” del mundo industrializado, que se sintió viejo por la destrucción de lo recursos naturales.

Se ha dicho, equivocadamente, que en Guatemala no existe discriminación racial, sino cultural. En realidad, se dan las dos.

La discriminación racial contra los indígenas, se manifiesta en actitudes como la incomprensión, el paternalismo, los prejuicios desfavorables, la repugnancia física, el miedo y la desconfianza, el desprecio, la hostilidad, el odio y la discriminación en el empleo y la vivienda, la segregación física de ciertos lugares o tiempos, los obstáculos al casamiento mixto, las provocaciones, las burlas, la explotación, la violencia. Todo se puede resumir en las palabras que empleamos en el lenguaje diario. “Indio” es sinónimo de necio, bruto, tonto, animal (idea de inferioridad) y, en su caso extremo, da una idea de insulto soez. Cuando el no indígena atribuye al indio las acciones violentas o irracionales que él mismo realiza, recurre a la expresión “salírsele el indio” (“se le salió lo indio” o “se me salió lo indio”) como una aparente justificación de que todos sus defectos se encuentran en sus raíces indias, por lo que califica como “indio” todo lo “malo” que hace y dice. Por otro lado, se acostumbra calificar de “indio” a la persona considerada débil, incapaz, pobre.

Con la segregación cultural racista se busca mantener la cultura de los pueblos indígenas, no porque ese sea el deseo de los propios indígenas, sino por los dictados de una sutil explotación. Se pretende conservar lo que Darcy Ribeiro llama los “pueblos testimonio” y así proveer de información a ciertos antropólogos. También para constituirlos en lugares de atracción turística o bien, como zona de mercado cautivo para aprovechar determinados productos (textiles, artesanías) para el comercio. A veces, por motivos religiosos o humanitarismo, se decide en forma paternalista lo que mejor le conviene a un pueblo indígena, sin dar la oportunidad para que los pobladores sean los verdaderos artífices de su desarrollo.

La discriminación cultural se expresa en el folklorismo, en la idealización. Si bien se estimulan manifestaciones culturales, no se lucha con igual ahínco por crear sistemas locales de autogestión y exigir que el Estado cumpla con dotar a las distintas comunidades de los servicios esenciales. Luis Cardoza y Aragón lo visualiza de la siguiente manera:

Nos maravillan los trajes indígenas y se olvida a quien visten. El traje, lo exterior colorido. Si nos lo ponemos somos una falsificación, un ente supletorio. Sospecho que nos engañamos al no percibir que mucho de lo tradicional, de usos y costumbres, es una cultura de la desdicha y la explotación; carencias y miserias seculares que impiden una cultura popular que no emerja del arrinconamiento, de la discriminación, de la esclavitud. (El río, novelas de caballería, página 754)

Son muy pocos los estudios realizados sobre la condición jurídica del indígena guatemalteco. Rolando López Godínez (1972) aportó evidencias importantes acerca de la situación de los indígenas condenados a penas de cárcel, presentándose el siguiente panorama:

-Casi ninguno de los prisioneros podía explicar o explicarse cuál era el delito o los delitos que habían cometido.

-La mayoría no consideraba malo el hecho por el cual se les enjuició o condenó.

-La minoría que reconoció su culpabilidad, no aceptó como justa la pena impuesta.

-La gran mayoría se consideraba inocente y rechazaba por injusta, la pena aplicada.

-En ningún caso, se preocuparon los jueces por conocer las circunstancias específicas en que los hechos ocurrieron. Los juzgadores y empleados menores de los juzgados vieron con manifiesto menosprecio a los acusados “indios”.

-Casi ninguno de los encausados hablaba español, lo que no bastó para que se siguieran los juicios en el idioma oficial y sin el auxilio de intérpretes.

Desde la irrupción de los españoles en lo que ahora es Guatemala, transcurrieron 461 años para traducir la ley a los idiomas mayas. En 1985 se impulsó la divulgación de la Constitución en las cuatro lenguas mayoritarias, lo que tuvo vigor durante el primer año de vigencia de ese cuerpo legal. La actual Ley de Educación Nacional (1991) sí dispone ese tipo de traducción y la de su Reglamento.

Además de la inexistencia casi absoluta de versiones legales en los idiomas vernáculos, durante mucho tiempo se aplicó rigurosamente el principio que reza: “contra la observancia de la ley no puede alegarse uso, costumbre o práctica en contrario” que, si bien ya no se encuentra expresamente en la actual Ley del Organismo Judicial, bien podría permitir el reconocimiento del derecho consuetudinario maya, al admitir la costumbre como fuente de derecho. También, la falta de escolaridad entre los pueblos indígenas, ha contribuido a que éstos no tengan acceso a las informaciones legales procedentes de las autoridades no indígenas.

La frontera legal es la más infranqueable para el indígena guatemalteco, después del lindero económico. No se trata de algo premeditado por parte de las autoridades judiciales, aunque el que fuera presidente del Organismo Judicial, Edmundo Vásquez Martínez, haya intentado establecer juzgados en zonas indígenas pero con recursos de traducción, acción aislada, insuficiente y descontinuada.

La realidad jurídica de los pueblos indígenas ha sido obviada por las universidades, de cuyas facultades de Derecho proviene la totalidad de jueces y magistrados que han jurado velar por “el mantenimiento de la justicia y la recta aplicación de la ley”.

En Guatemala, los indígenas han visto amenazadas sus culturas de diferentes formas. Una de ellas ha sido el etnocidio estadístico, otra de las formas del racismo. El etnocidio es una política deliberada, generalmente por parte del Estado, para impedir que un grupo étnico pueda disfrutar, desarrollar y transmitir su propia cultura y su propia lengua, o sea se trata de destruir su identidad cultural.

Los indígenas han estado sujetos a una subenumeración sistemática en los censos, que no ha sido una negligencia de los responsables de realizarlos sino política intencional para desintegrar la población indígena. El Estado en Guatemala ha buscado durante siglos asimilar –en forma violenta– o integrar –en forma pacífica–, a los pueblos indígenas. La idea de que en Guatemala todos somos guatemaltecos porque sólo hay una cultura nacional, ha permitido afirmar que no hay diferencias importantes de tipo cultural y las únicas que pudieran darse, como la lengua o la indumentaria, fueron utilizadas como indicadores en los censos. La importancia de los censos no estriba sólo en conocer cuántos somos sino en establecer quiénes somos.

Las condiciones de marginación social y económica en que se encuentran los indígenas y sus rasgos culturales distintivos, ha provocado que su conducta demográfica sea muy diferente a la del resto de la población. No se puede cuantificar con precisión el tamaño de la población indígena y se desconocen variables básicas de ésta, como las tasas de natalidad, mortalidad y migración.

Los criterios objetivos y subjetivos para definir a la población indígena son un derecho vedado a los propios indígenas, quienes son los únicos que podrían definirse a sí mismos. Se trata entonces, de establecer tres dimensiones: cuáles son los criterios definitorios, quiénes habrán de utilizarlos y con qué derecho.

Marco Vinicio Mejía: colaborador frecuente de Ojarasca desde su natal Guatemala. Esta es una versión abreviada de su ensayo “El racismo en Guatemala”.

12 DE OCTUBRE UN DÍA MÁS DE LA RESISTENCIA

12 DE OCTUBRE UN DÍA MÁS DE LA RESISTENCIA
INDÍGENA, NEGRA Y POPULAR
¡¡¡¡¡¡507 AÑOS DE RESISTENCIA Y MEXICO PERVIVE!!!!!!

El indígena fruto y promesa de la revolución
El proceso colonial modificó nuestra cultura, pero NO desapareció
Los modelos importados no funcionan

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..”Que todos se levanten que se llame a todos, que no haya un grupo,
ni dos grupos que se queden atrás de los demás”…

Popol Vuh

POR GUSTAVO VARGAS ALARCÓN

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Antes de encontrar estas tierras de Ixachilan hoy América (1492), la palabra “indio” solo definia a la población de la India. Cristóbal Colón designó “indios” a los pobladores de las primeras estribaciones del “subcontinente asiático” a donde tenía la certeza de haber llegado. Ese error pronto se convirtió en hábito y calificó de manera uniforme a toda la población del Continente, enmarcando así su especie histórica.

En la naciente sociedad colonial y su subsecuente estratificación social, se establecieron las primeras relaciones de clase, basadas en la simple división de invasores y sometidos.

Así el término “indio” pasó a designar una categoria social por la función ecónomica, política e ideológica que desempeñaban los autoctónos, de acuerdo a los intereses de los invasores.

El vocablo indio pasa a designar una categoría que tiene poco a nada que ver con el espacio geográfico que ocupa, y si mucha relación con la función política económica que desempeñan los naturales.

Entonces, podemos decir que los dueños de estas tierras (autóctonos) no “entran en la historia del pensamiento ideológico” español desde el momento mismo de la invasión que produce la colonización y se inicia el establecimiento de los primeros sistemas de producción económica y a la vez los sitemas políticos e ideólogicos que habrán de regir las relaciones entre españos e “indios”

A medida que se consolida la colonización, la palabra “indio” va perdiendo su exclusividad en la estratificación social que en los inicios de la colonia lo caracterizaba.

El término se mantiene, pero el “indio” ya no es el único que cumple una función de explotado en el mosaico de las “castas” que comienza a dibujarse en las colonias.

Entonces otras categorias étnicas-los negros- entrarán a compartir su suerte con el “indio”, aunque cada uno conservará cierta especificidad que los diferencia. Ello radica en los criteros que sobre la libertad del ser humano existen durante las diversas épocas que atraviesa la colonia española: desde que la cultura negra comienza a llegar a las tierras de Ixachillan (Ámerica), lo haran en calidad de esclavos traidos desde el Africa.

Así México llega a la vida independiente en 1810; y una de las tareas es crear y fomentar entre todos los ciudadanos la nueva igualdad, “son abolidas las castas” se procla la libertad, y la igualdad entre todos.
Al triunfar la Independencia, la burguesía que asume el poder esta formada principalmente por criollos y mestizos. Estos necesitan el destruir la tradición de las tierras comunales índigenas, para de esta manera poder extender sus propiedades o venderlas al capital extranjero dispuesto a introducir el capitalismo en el campo mexicano.

Las reformas a la tenencia de la tierra no tuvo otro fin que dejarla libre para que pudiera ser vendida o enajenada por la creciente burguesía nacional que se constituía en el poder.

Más adelante, inclusive en la historia, podemos observar como atravéz de la ley sobre los terrenos baldíos, la manipulación en torno a las propiedades índigenas irá en el aumento hasta que, en la época del porfiriato, llegará a sus niveles más altos de acaparamiento de tierras, hehco que entre otros propiciará el estallido de la Revolución en la primer a década del siglo XX.

El papel desempeñado por los índigenas, en la lucha armada de la Revolución, es bastante notorio al lado de los jefes militares que dirigen. Terminada la contienda armada y ante el país devastado por los año de lucha, es labor obligatoria encontrar un ideal que a su vez cumpliera las funciones de aglutinar a las masas alrededor de un caudillo que se propusiera levantar al país de todos los apectos de la económia y la política.

Se necesitaba contar con una imagen de la Nación que surgía victoriosa de después de una contienda de muchos años, se recurrió´entonces a la imagén de un pasado índigena glorioso que pasaria a formar parte fundamental de la tradición del pueblo que iniciaba el camino de su recontrucción. El índigena del pasado sería el estandarte de la imagen del pueblo mexicano rescataría como identidad surgida, como fruto de promesas de la Revolución. Esta glorificación del índigena no signífica en ningún modo que el indio del presente vería resueltos todos los problemas que lo aquejaban, ya que hacían que se comenzara a hablar del “problema índigena”

La política indigenista tiene en México sus diferentes defensores y sus criticos que presenta altibajos a lo largo de su trayectoria; altibajos que responden a muy diferentes causas (políticas, sociales y ecónomicas)

Politícas, porque cambios como la Independencia de México, provocarán formas nuevas de sensibilidad “problema indígena”. Sociales porque revoluciones como la mexicana producirán cambios radicales en las relaciones establecidas entre los diferentes grupos indígenas. Económicas, por que lo anterior hace conflictos en el orden económicos que en muchos casos manifiestan en la simple asignación presupuestaria de la institución que tiene a su cargo la ejecución de la politíca indigenista.

Ahora bien, si los indígenas se encuentran en situación precaria o francamente miserable, se debe a que han padecido, en primer lugar tres siglos de la ignominiosa y cruel esclavitud, y en segundo lugar, casi dos siglos, de un trato dado por los gobernantes de ignominia y abandono. Con todo eso ¡que vigorosa del alma y cuerpo y qué gloriosa han de ser esas naciones que a pesar de muchas desgracias, no solamente no se han extinguido, como le hubera sucedido a cualquier otra cultura, sino que han aumentado en número y aún mantiene vigoroza su presencia en la historia de México! pero esa situación actual de las naciones indígenas se debe sobre todo a que ellos no tienen en sus manos el poder público que perdieron durante la invasión; si ellas lo detentaran, otras serían sus condiciones y pudera ser que los mestizos y criollos fueran postergados.
El indígena, por ser el dueño natural de l estas tierras de Ixachilan (América) y por ser el tronco de nuestra nacionalidad (México) y además por ser humano, tiene derecho de gozar de todas las garantías que el país otorga según lo específica nuestra constitución política.

Es además afrenta, pero sobre todo absurdo que los extranjeros en nuestra patria disfruten de más privilegios y tengan más facilidades a los bienes de Méxicoque estos mexicanos puros como son los indígenas.

Es el nican- axan (aqui y éste tiempo) de que termine esta situación; es tiempo ya de que las naciones indígenas ocupen el lugar de dignidad y bienestar que históricamente le correspondee en la patria mexicana.

En 1942 comenzó la destrucción de nuestros pueblos y de nuestras tradiciones, por eso el 12 de octubre es un dia triste para el indígena y realmente deberíamos oponernos a que ese día sea celebrado en Ixachilan.

Con la llegada de Colón empezó la destrucción y la discriminación y después, comenzaron a llegar los misioneros con su soberbia de ser poseedores de la “verdadera” religión. Al mismo tiempo vinieron de Europa todo tipo de gentes: soldados, aventureros, mineros, expresidiaros, y con ello sus enfermedades, etc. Actuando como les diera la gan en estas tierras y reprimiendo la protestas con la violencia, donde a los indígenas los llamaron “flojos”, irracionales y “salvajes”, sin escritura, sin ideas y sin creencias. Por todo esto, y por esta historia de la invasión, debemos de dar a conocer a todos nuestros hermanos que no hay que confiar en promesas de invasores y/o colonizadores. Mucho se ha escrito sobre nuestro pasado indígena, pero poco se ha llevado a la práctica las politícas de apoyo a las 56 etnias de nuestra patria, para ello retomaremos algunas ideas que nos dejo en herencia el maestro Guillermo Bonfil Batalla, que te daremos a conocer amigo lector, y despiertes tu conciencia que se encuentraen tu memoria genética, para que asi mismo tengas conciencia de Nación:

“El pueblo colonizado posee la sociedad colonizadora. El proceso colonial la habrá mutilado, constreñido, modificado, pero no le habrá hecho desaparecer”

El invasor trabaja imponiendo modelos de vida ajenos a la cultura sometida, pero a la mismo tiempo marcando límites de tal suerte que no sea totalmente participante de esa otra cultura supuestamente superior, “la afirmación de la cutrua es (…) un componente central, no sólo de cualquier proyecto democrático, sino de toda acción que descanse en la convicción que los hombres lo son por su potencialidad creadora”

El esfuerzo gigantesco y elementalmente absurdo que ha significado para el país el haber sido arrojado por sus capas dirigentes a la empresa monstruosa de negarsea a si mismo durante sus 187 años de vida independiente, construye sin lugar a dudas la causa fundamental de los fracasos, los errores, las desviaciones, los contrastes, las incongruencias y, en fin, la esquizofrenia que manifiesta la vida del país en todos sus órdenes y escalas: desde el debate y la acción política nacional hasta mínimos detalles de la vida cotidiana en cualquier rincón de la patria.

Si, definitivamente los modelos hasta ahora impuestos van en sentido contrario a la realidad de todos los mexicanos; contrarios a los que contiene su propia cultura, y son modelos de los mismos modelos de los mismos gobiernos nacionales, que al fina y al cabo forman parte del sistema occidental.

…El error es negar al México profundo, al real, e intentar construir un México imaginario, tal es al esquizofrenia que circula por las venas abiertas de nuestro país…
BONFIL BATALLA

El maestro Bonfil pone el dedo en la llaga al reconocer que como en los inicios de la colonia, amplios segmentos de cultura de muchos millones de mexicanos quedan constreñidos a prácticas clandestinas, se convierte en convicciones que no se expresan, palabras que no se dicen, y rostros que se ocultan. Mucho se pierde en el camino, tal vez para siempre.

En otras palabras, hay verguenza de ser, verguenza de nuestras creencias ancestrales, veguenza de las prácticas culturales heredadas, hay miedo a ser nosotros mismos.

Estos son los problemas y en un día como hoy, 12 de octubre, es importante considerar y reflexionar en que somos culturas diferentes, no desiguales, y en el orgullo de ser y dejar de lado las ideas colonizadoras sobre la supuesta superioridad del modo de vida y demás características del hombre europeo o del hombre anglosajón, está la salvación de nuestra patria.

En conclusión: el sistema moderno en el que se enmarcan las culturas indígenas (56), en este caso, las de México, con la llegada de los hombres blancos y barbáros, se instaló ele colonialismo, sistema en que el colonizador marca las pautas en la vida del dominado.
Entender que las culturas populares son diferentes no inferiores y tener presente que somos proclives a la impotación discriminada y acrítica de todo modelo de interpretación que esté más o menos de moda en los centros intelectuales del europeo, occidental, judeo-cristiano y que el problema de la colonización cultural se manifiesta en el nivel de vida que se sufran en estos tiempos, por la copia de modelos económicos neoliberales, y por las cartas de intención firmadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, (BM), y las políticas desmográficas de las Naciones Unidas (ONU)

Me despido con un pensamiento, que escuche en la glorieta de Colón, del paseo de la Reforma, de la ciudad de Mexico-Tenochtitlan

“Si indio ha sido el nombre con el que fuimos sometidos, indio será el nombre con el que nos sublevaremos”

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Jan de Vos

Jan de Vos

Los mayas en los tiempos modernos

Los manuales de historia mencionan generalmente 1821 como el inicio de la época moderna para México y Centroamérica, ya que es el año de su independencia del imperio español. Tal periodización únicamente vale para las reducidas élites criollas que vivían en las ciudades y haciendas de aquel entonces. La guerra de 1821 fue un proceso de emancipación en el cual las grandes masas mestizas e indígenas empobrecidas no estaban incluidas, ni como sujetos, ni como objetos. En realidad, los pocos insurgentes de Yucatán, Chiapas y Guatemala soñaron con desplazar a los peninsulares en los puestos de mando y provecho. Decidieron sacudir el yugo español, después de asegurarse de que el nuevo proyecto imperial de Iturbide garantizara sus privilegios. Y el orden republicano que poco tiempo después se les impuso no significó en los tres nuevos estados federados cambio alguno en cuanto a reformas sociales se refiere. Los de arriba -liberales y conservadores, por igual- estaban muy a gusto viviendo a cuestas de los de abajo y no pensaban renunciar a su bienestar ganado por medio de la despiadada explotación de la “indiada”.

Esta estaba formada, en su inmensa mayoría, por campesinos mayas que vivían agrupados en poco menos de medio millar de pueblos de factura colonial: unos 110 en Chiapas, unos 130 en Yucatán y alrededor de 220 en Guatemala. Sus más de 800 mil habitantes constituían aproximadamente 80 por ciento de la población total. Para todos ellos la tan mentada Independencia era una palabra hueca que encubría el verdadero destino que les preparaba el tiempo a venir: la prolongación de su condición de explotados, ahora por autoridades directamente identificadas con el poder local. Comenzó así para los mayas una época que bien podemos llamar neocolonial y que ya lleva casi dos siglos de existencia, puesto que el tiempo no ha logrado eliminar totalmente su centenaria marginación.

Sin embargo, no fue el año de 1821 el momento en que los mayas empezaron a sufrir un cambio profundo en su modo de vivir. Este había arrancado medio siglo antes con la llegada de las reformas borbónicas. La modernización administrativa entonces introducida trastornó seriamente el sistema sociocultural defensivo que habían logrado construir, con mucha paciencia e imaginación, sobre las ruinas causadas por la invasión española en la década de los años 1520-1530. Fue esa segunda conquista, 200 años después de la primera, la que realmente marcó para los mayas de Yucatán, Chiapas y Guatemala la entrada al mundo moderno, más que la Independencia de 1821. Según esta otra manera de medir el tiempo, la dominación para los mayas se extendería entonces sobre un periodo de casi cinco siglos, ya que arrancó en alrededor de 1520 y aún no termina. Al contrario, en la medida en que nos acercamos al tercer milenio se están multiplicando las señales de una tercera conquista, igual de devastadora: la irrupción del sistema neoliberal, que ha declarado una guerra de exterminio en contra de todo lo que pudiera estorbar la implantación de su capitalismo salvaje.

En este breve texto daré constancia de la vida de los mayas bajo el régimen neocolonial, introducido por la corona española alrededor de 1770 e intensificado notablemente por los gobiernos republicanos a partir de 1821. Destacan tres experiencias particularmente dolorosas: el despojo de sus tierras, la proletarización de su fuerza de trabajo y la fracturación de su mundo sociocultural. También daré cuenta de las diversas maneras en que los mayas trataron de sobrevivir como colectividades frente a las agresiones de los “ladinos”, fueran éstos civiles o eclesiásticos, ricos o pobres, bien o mal intencionados. Las estrategias defensivas que aplicaron fueron las mismas que ya ha- bían demostrado su eficiencia en los siglos anteriores: la resistencia pasiva de todos los días, la negociación siempre y cuando era posible, la retirada en casos de emergencia, y el enfrentamiento armado al agotarse las otras alternativas.

Durante los dos primeros siglos de la época colonial, los pueblos de indios de la región maya habían disfrutado de un no despreciable nivel de autonomía real. Las autoridades españolas que residían en las contadas ciudades y villas habían acostumbrado dejar buena parte de la administración de las comunidades en manos de los gobernadores indígenas. Estos se habían convertido en los verdaderos depositarios de la unidad comunitaria gracias al respeto incondicional que sus súbditos les brindaban. Centralizaban en sus personas los privilegios de hacer justicia, supervisar la recolección de tributos y obvenciones, controlar la economía de las cofradías y cajas de comunidad, cuidar del buen desarrollo de las fiestas. Las “repúblicas de indios”, como se solía llamar jurídicamente a los pueblos, no tenían nada de republicano en el sentido moderno de la palabra. Eran sociedades socialmente estratificadas, en donde todo se hacía en común, pero bajo el mando de una aristocracia nativa que monopolizaba el poder en sus manos.

Ese sistema corporativo, basado en una relación recíproca de privilegio y obediencia, había funcionado de maravilla en los tiempos de los Habsburgos pero a los ojos de los Borbones era un obstáculo inaceptable frente a la tan necesitada reforma fiscal y administrativa. Para los gobiernos independientes del siglo XIX era, además, una ofensa a los principios de libertad individual e igualdad política. Las comunidades tradicionales recibieron el primer aviso de los cambios a venir con la introducción, en 1786, de las intendencias. Esta medida no sólo significó un nuevo ordenamiento territorial de las antiguas provincias -la subdivisión en intendencias y partidos- sino también la instalación en las cabeceras de oficiales no indígenas que quitaron a los líderes nativos la responsabilidad de la administración local, excepto los cargos directamente relacionados con las fiestas religiosas de la comunidad. Pero aun estas funciones sagradas les eran cada vez más difíciles de cumplir, al ya no contar con la riqueza personal de antes ni poder disponer libremente de los ingresos colectivos.

La drástica reducción de la autoridad de los líderes nativos no fue la única agresión a la comunidad indígena en vísperas de la Independencia. Otro atropello fue el despojo de las tierras comunales a favor de las haciendas, que en el mismo periodo se transformaron, de las modestas estancias ganaderas que habían sido hasta entonces, en pujantes empresas agropecuarias productoras para el comercio exterior. El cultivo a gran escala de algodón, henequén, tabaco, caña y otros productos, exigía no sólo un cambio tecnológico sino también un aumento en superficie de tierra laborable. Y los nuevos empresarios no titubearon en quitársela a los pueblos de indios vecinos y no tan vecinos. El primer paso fue la apropiación o compra de las fincas de las cofradías, el segundo el acaparamiento de las tierras de la comunidad misma.

Cuando en 1821 Yucatán, Chiapas y Guatemala se independizaron de España, los mayas cambiaron de dueño pero no de condición. Peor aún, las Leyes de Indias, que de alguna manera los habían protegido en sus personas y bienes, dejaron de tener vigencia. De ahí en adelante, los gobiernos liberales y conservadores que se alternaron en el poder continuaron el despojo, utilizando una legislación hecha de acuerdo con los intereses de los hacendados. El mecanismo consistía en reducir drásticamente la extensión del fundo legal de las comunidades y declarar a los terrenos excedentes como “baldíos”, aptos para ser enajenados por las autoridades a favor de particulares que disponían del capital necesario y de las conexiones políticas adecuadas para comprarlos. Los candidatos estaban interesados en las tierras indias porque éstas ya habían pasado por varios ciclos de desmonte y, en consecuencia, eran aprovechables inmediatamente. En el caso de Chiapas las Memorias que los gobernadores presentaron a lo largo del siglo XIX sobre su gestión son muy ilustrativas al respecto. Si en 1837 sólo existían 853 haciendas y ranchos, en 1889 ya había 3 mil 159, en 1896 llegaban a 4 mil 546, en 1903 a 4 mil 794, y en 1909 a 6 mil 862.

Los nuevos propietarios no tardaron en apropiarse también de la fuerza de trabajo de los despojados. Estos cayeron en una de dos categorías: la de “baldíos” y la de “mozos”. Los primeros eran los habitantes de los parajes quienes fueron despojados de su ranchito y milpa al quedar éstos dentro del terreno acaparado por algún poderoso hacendado. No tenían más remedio que convertirse en siervos de su nuevo amo. Podían permanecer en su lugar de origen y cultivar su parcela, a cambio de trabajar de tres a cinco días por semana para el patrón sin recibir remuneración alguna. Los segundos eran los que abandonaron sus comunidades apremiados por la falta de tierra y demás oportunidades. Estos fueron a vender su fuerza de trabajo en las haciendas que siempre habían existido o se habían formado, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, en tierras enajenadas a la Iglesia o a la nación.

Los mozos, igual que los baldíos, terminaron atados de por vida a la hacienda adonde habían ido a buscar trabajo en calidad de jornaleros libres. La táctica utilizada por el hacendado y sus capataces era el endeudamiento gradual del trabajador: lo obligaban a comprar en la tienda de raya y lo multaban por bajo rendimiento. Las deudas, en vez de extinguirse, aumentaban constantemente, y al morir quien las había contraído, caían sobre sus hijos y, a falta de éstos, sobre los parientes más cercanos. De esta manera la hacienda se aseguraba la presencia continua de mano de obra abundante y barata. Todos estos peones mayas, desarraigados de su comunidad y amarrados a la cadena infernal de la deuda, corrieron el riesgo de perder, junto con su dignidad de hombres y mujeres libres, su identidad étnica.

A diferencia de los baldíos y mozos, los indios que lograron preservar la tenencia de su parcelas gozaron de mayor libertad. Sin embargo, su condición de pequeños productores independientes pronto se vio amenazada por la competencia de las empresas agrícolas y ganaderas ladinas en el mercado regional. Los humildes ranchitos indios, situados en terrenos poco fértiles y cada vez más reducidos, por lo general no alcanzaban ni siquiera para sostener a las familias que los habitaban. Los hombres terminaron recurriendo al trabajo temporal en las haciendas cercanas o yendo a las plantaciones y monterías de tierra caliente, en el caso de los mayas que vivían en los altiplanos de Chiapas y Guatemala. De esta manera conseguían completar los magros ingresos que les daban la milpa y la venta esporádica de animales domésticos y artesanías caseras.

A finales del siglo XIX, los pueblos mayas habían perdido la mayor parte de sus tierras y personas en beneficio de las haciendas. En ellas había surgido un nuevo tipo de poblado indígena, de alguna manera duplicado de la comunidad tradicional pero ya no con la iglesia como núcleo físico y sociocultural. La nueva aglomeración se concentraba en torno de la casa del señor hacendado, edificio mucho más imponente que la modesta ermita. En ella no faltaba la imagen del santo patrono escogido por el amo, quien se encargaba personalmente de los pagos necesarios para las fiestas en su honor. La sociedad formada por estos “indios de hacienda” era una triste copia de la comunidad de origen, ya que carecía de la elaborada estructura corporativa que proporcionaba a los “indios de pueblo” la fuerza de seguir sobreviviendo en medio de las agresiones.

De estas agresiones falta una última por mencionar: la gradual invasión de las comunidades por mestizos de escasos recursos. Estos se establecieron como rancheros en las inmediaciones del pueblo o como tenderos y artesanos en el casco del poblado. El fenómeno había empezado ya durante el siglo XVIII pero aumentó de manera considerable durante el siglo XIX. Muchos “pueblos de indios” se convirtieron así en “villas” en donde una minoría de “vecinos” ocupaba el centro, y la mayoría de los “naturales” vivía desplazada hacia la orilla. Entre esos invasores mestizos destacaba, por su perniciosidad, el fabricante y vendedor de aguardiente. El consumo de licor era una costumbre antigua entre los indios, ya que su libación acompañaba necesariamente todo rezo de petición o curación. Sin embargo, al deteriorarse las condiciones de vida en las comunidades, muchos hombres empezaron a buscar refugio en el alcohol. Lo que al principio fue una costumbre religiosa y festiva, se volvió así un vicio social, introducido y fomentado por el cantinero local.

¿Cómo los mayas lograron sobrevivir a tantas calamidades? En primer lugar por medio de una paciente labor de reconstrucción de la comunidad, a nivel de la convivencia social y a nivel de sus expresiones simbólicas. En la mayoría de los casos, esta recreación reveló ser la única respuesta viable frente al desmembramiento sufrido por el baldiaje en las haciendas cercanas y el trabajo migratorio en las plantaciones lejanas. Gracias a este esfuerzo, muchas etnias llegaron con vida al tercer milenio; mutiladas, sí, pero con su identidad salvaguardada a pesar de las alteraciones que inevitablemente sufrieron durante el proceso.

Uno de los cambios más notables fue el que transformó el tradicional sistema de cofradías, heredado de la Colonia, en el de mayordomías o cargos sociorreligiosos. Debido a la ausencia crónica y la muerte prematura de muchos hombres adultos, provocadas por el trabajo forzado y malsano en las plantaciones y monterías, las cofradías perdieron cada vez más miembros y dejaron, finalmente, de funcionar. En su lugar fueron introducidas una serie de nuevas prácticas, fiestas dedicadas a santos inusitados, cuya celebración fue encargada a un par de mayordomos nombrados a propósito. Y para que estos cargos estuvieran bien atendidos, los alcaldes y regidores acostumbraron designar a los candidatos con base en un orden jerárquico de funciones ascendentes. Nació así un elaborado sistema en donde el cura doctrinero participaba de alguna manera pero ya no figuraba como la persona central, si en algún momento había gozado de ese privilegio. Aún más que antes, los mayas llegaron a controlar la celebración de sus fiestas, cada vez más adaptadas a sus propios gustos y necesidades. Muchos ritos que ahora son la fascinación de los antropólogos culturalistas fueron elaborados entonces. Aún está por estudiarse, a fondo y en detalle, el proceso de recreación de estas innumerables y complejas costumbres a lo largo y ancho de la región maya. En este sentido, el siglo XIX bien podría revelarse como igual de inventivo que el siglo XVI. Los sujetos de está nueva creatividad se vieron restringidos por los límites impuestos por la opresión neocolonial, pero siempre encontraron el espacio suficiente para construir y reconstruir, a partir de elementos autóctonos y extranjeros, su propio universo.

Es importante subrayar que se trata de un mundo netamente campesino, en donde la preocupación por la posesión y el cultivo de la tierra nunca deja de ocupar el lugar central. Por esta razón persistieron tantas devociones y celebraciones en torno de deidades prehispánicas, mucho más identificadas éstas con las fuerzas de la naturaleza que el Dios cristiano y su corte celestial de santos y ángeles. Podemos postular, para la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, una gradual liberación de muchas costumbres antes inhibidas. Los ojos de agua, las cuevas, los cerros, las milpas, siempre habían sido sitios privilegiados para ofrecer plegarias y realizar ofrendas, pero en ese periodo conocieron un bienvenido renacimiento.

Al lado de la proliferación de costumbres rituales, la tradición oral tuvo un papel más modesto, aunque no menos esencial en la recreación comunitaria. Los mayas parecen ser más imaginativos para celebrar que para contar. Sin embargo, la escasez puede estar relacionada más con nuestra falta de conocimiento que con su supuesta parquedad. Muchos mitos, relatos y leyendas aún circulan exclusivamente entre ellos, a pesar del trabajo acucioso de varios antropólogos que han empezado a recopilarlos. La tradición oral nativa, encerrada en una lengua determinada y a menudo restringida a una sola comunidad, a través de su rescate adecuado y su divulgación impresa o grabada podría así llegar a ser patrimonio de todos.

El interés de antropólogos e historiadores por los mayas coloniales y modernos comenzó con el siglo XX y pronto rivalizó con el de los estudiosos de la cultura prehispánica. Estos últimos habían sido precedidos por los exploradores decimonónicos de las ruinas escondidas en la selva tropical compartida por Yucatán, Chiapas y Guatemala. A lo largo de los últimos cien años, miles de libros y artículos han introducido a los mayas a un público lector cada vez más numeroso y exigente. Sus autores, llamados “mayistas”, son los responsables de la clasificación lingüística que divide a la familia mayense en hablantes de 25 idiomas, muchos de ellos a su vez subdivididos en varios dialectos.

Esta caracterización, introducida por los académicos, ha cobrado tanta importancia que hasta los indígenas mismos han adoptado la costumbre de identificarse étnicamente con base en la lengua que les es propia y ya no tanto según la pertenencia a tal o cual comunidad.

El mosaico lingüístico que llama tanto la atención en Guatemala y Chiapas contrasta vivamente con la situación en la península de Yucatán, donde prevalece un solo idioma, el maya-yucateco. Es tal su predominio que hasta un buen número de mestizos lo habla, sin mencionar la marcada influencia que ejerce sobre la manera de pronunciar e intonar el español. Pero la presencia de lo maya en Yucatán no se reduce al terreno lingüístico: permea casi todos los niveles de la vida social, a diferencia de Chiapas y Guatemala, en donde la polarización cultural es mucho más evidente. Es esto un fenómeno curioso, si sabemos que durante más de medio siglo, de 1847 a 1901, indígenas y blancos se habían enfrentado en una conflagración sangrienta, conocida como la Guerra de Castas, que cobró más de 250 mil muertos, es decir más de 30 por ciento de la población total.

La Guerra de Castas fue, sin duda, la rebelión más importante de los mayas en los últimos cinco siglos. Fue una combinación de dos estrategias diferentes pero estrechamente relacionadas entre sí: un enfrentamiento armado de gran violencia y relativamente corta duración (1847-1855), seguido por una retirada al noreste selvático de la península y la transformación de esa región en territorio libre durante casi cincuenta años (1854-1901). La sublevación nació en las comunidades indígenas de la región central que habían logrado resistir mejor al embate del régimen neocolonial. Fue un intento de preservar la autonomía tradicional contra la hacienda, que buscaba invadir nuevos espacios, al haber concluido su expansión en el noroeste. La reacción sólo pudo haber provenido de aquellos pueblos irreductos en donde la estructura corporativa no había sido alterada aún. Los líderes originales del movimiento eran gobernadores nativos con capacidad de movilizar y armar a la gente gracias a una autoridad legitimada por la costumbre.

“Costumbre”: así llaman los mayas aún al conjunto de tradiciones sociorreligiosas considerado por muchos de ellos como la herencia más valiosa que recibieron de sus antepasados y que por esta razón les toca salvaguardar a toda costa. En el último medio siglo este patrimonio ha sido seriamente agredido por varios agentes extraños a las comunidades pero deseosos de convertirlas a su respectivo credo de redención. Indigenistas oficiales, misioneros protestantes, religiosos católicos, activistas de izquierda y guerrilleros de diversas tendencias: todos llegan con el afán de prometer a los mayas una vida más justa y digna, siempre según su muy particular punto de vista. Como son antagónicos entre sí, han convertido el mundo maya en el teatro de una feroz contienda ideológica con la causa indígena como bandera.

El enfrentamiento ha sido particularmente trágico en Guatemala, puesto que las comunidades se dividieron primero entre costumbristas y miembros pertenecientes a la llamada Acción Católica o alguna de las múltiples denominaciones evangélicas. Sobrevino después la fascinación por la opción armada como posible salida a una situación económica y política sin perspectivas. Pronto, los mayas se vieron atrapados en una guerra civil que no era suya y en donde cayeron víctimas de una terrible espiral de violencia que duró casi 30 años y causó más de 30 mil muertos y casi un millón de desplazados. Entre estos últimos se encuentran alrededor de 50 mil personas que cruzaron la frontera mexicana y obtuvieron en el otro lado protección en calidad de refugiados internacionalmente reconocidos. Desde hace algunos años han emprendido el dificultoso regreso bajo los auspicios del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Algo semejante sucedió en Chiapas, en donde la población indígena también fue desgarrada por divisiones religiosas y políticas. Esta efervescencia coincidió con la colonización de la selva Lacandona por campesinos hambrientos de tierra que provenían de las comunidades tradicionales de los Altos y de las haciendas más cercanas. Las colonias recién fundadas tenían especial necesidad de construirse una nueva identidad frente a la inseguridad que significaba la emigración. La ofreció al principio el personal de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas por medio de una evangelización que no se limitaba a la predicación de la Palabra de Dios sino incluía la concientización y organización comunitaria a nivel social, económico y político. Sin embargo, pronto tuvo que compartir el espacio con asesores pertenecientes a movimientos de izquierda surgidos a raíz del 68 y, a partir de 1983, también con un pequeño grupo guerrillero de las Fuerzas de Liberación Nacional que vino a ofrecer a los mayas, una vez más, la vía armada como única solución para sus problemas.

El desenlace de la contienda chiapaneca es de todos conocido. Durante diez años, guerrilleros y campesinos se tomaron el tiempo para conocerse y aceptarse mutuamente en la clandestinidad de la montaña. En este largo aprendizaje, los primeros abandonaron parte de su rigidez dogmática y los segundos se transformaron de campesinos rebeldes en insurgentes con un programa de cambio político para toda la nación. Resultado de esta simbiosis fue la formación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que irrumpió en la escena nacional e internacional el primero de enero de 1994. Cabe decir que no todos optaron por las armas. La tragedia guatemalteca, la propaganda disuasiva de los agentes de gobierno y la falta de apoyo por parte de la diócesis de San Cristóbal llevaron a muchos a abandonar la causa zapatista. Sin embargo, las demandas de los rebeldes son compartidas por muchas comunidades indígenas dentro y fuera de Chiapas a pesar de su oposición a la solución militar. Nunca en la historia de México los pueblos indios habían logrado sentarse en una misma mesa con el gobierno federal para explicarle sus necesidades y exigirle justicia.

Desde antes de la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y mucho más allá de su área de influencia, el mundo maya acaba de entrar en un movimiento que anuncia una nueva época a venir. Los mayas, en su gran mayoría, siguen siendo campesinos pobres y ciudadanos de segunda, en México igual que en Guatemala. Pero en las últimas décadas tuvieron varias experiencias que les enseñaron a cuestionar su situación y reconocer la necesidad de unir fuerzas. Aprendieron que para ellos no habrá futuro si no miran más allá del limitado horizonte de su comunidad tradicional. Saben que sólo bien organizados podrán reclamar el lugar que, por elemental justicia, les corresponde dentro de los países en los cuales les tocó vivir. Reconocidos como “comunidades” desde hace siglos y como “etnias” desde hace algunas décadas, ahora empiezan a revalorar también su pertenencia a un mismo “pueblo”, el “Pueblo Maya”. Sin embargo, esta nueva realidad poco tiene que ver con el “Mundo Maya” de los estudiosos o la “Ruta Maya” del turismo internacional. Se trata de una red de relaciones que los mayas están a punto de integrar como parte fundamental de una identidad en proceso de construcción. Saben que la van a necesitar en el futuro si quieren conseguir una autonomía digna y justa, más allá de las divisiones sociales introducidas en el siglo XVI y las fronteras políticas impuestas en el siglo XIX.

El “Pueblo Maya” lo constituyen actualmente algo menos de 6 millones de hablantes de 25 idiomas. La abrumadora mayoría vive en Guatemala, donde forma más de la mitad de la población nacional, y en Chiapas y Yucatán, donde son minoría importante. El resto está repartido sobre Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Veracruz, Honduras, Belice, El Salvador… y Estados Unidos, país a donde fueron a buscar trabajo, igual que muchos otros mexicanos y guatemaltecos. Salvo excepciones, pertenecen al sector social calificado en los censos de México y Guatemala como “pobres” y “pobres extremos”. Además sufren el desprecio de buena parte de la población mestiza, que no entiende por qué los mayas siguen pugnando por su sobrevivencia cultural, social y política.

Al acercarse el tercer milenio, es de esperar que los mayas lleguen por fin a ser de nuevo sujetos de su propia historia. Ellos guardan la esperanza de que eso será posible en la medida en que seguirán abriéndose espacios de participación democrática en los países a los que pertenecen. Sólo piden ocupar, dentro de la casa mexicana y guatemalteca, la morada que merecen.

Para leer más…

Bracamonte, Pedro, La memoria enclaustrada. Historia indígena de Yucatán, 1750-1915, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social -Instituto Nacional Indigenista, México, 1995

Breton, Alain y Arnauld, Jacques, Mayas. La passion des anctres, le désir de durer, Editions Autrement, París, 1991

De Vos, Jan, Vivir en frontera. La experiencia de los indios de Chiapas, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Instituto Nacional Indigenista, México, 1994

Farriss, Nancy, La sociedad maya bajo el dominio colonial. La empresa colectiva de supervivencia, Alianza Editorial, Madrid, 1992

Favre, Henri, Changement et continuité chez les mayas du Mexique. Contribution ˆ l’étude de la situation coloniale en Amérique Latine, Anthropos, París, 1971

Le Bot, Yvon, La guerre en terre maya. Communauté, violence et modernité au Guatemala, Karthala, París, 1992

La Jornada domingo 6 de septiembre de 1998

Historias de resistencia de los Lakota

Libertad para Leonard Peltier
“¡Eso no pasará en mi mundo!”:
Historias de resistencia de los lakota

Debbie Lang

Obrero Revolucionario #1031, 21 de noviembre, 1999

Este mes un contingente de amerindios de la reserva de Pine Ridge en Dakota del Sur fue a Washington, D.C., para reclamar libertad para el preso político Leonard Peltier. Los lakota de Pine Ridge han ido a defenderlo, igual que él los defendió a ellos.

Después de un mitin frente a la Casa Blanca, platiqué muchas horas con ellos acerca del maltrato y represión que les ha dado este sistema. Me contaron historias de sus antepasados: de las masacres de los amerindios y el exterminio de los búfalos; de la derrota del general George Armstrong Custer en la guerra para defender He Sapa, los Cerros Negros; y de la dura lucha para defender su cultura, sus creencias espirituales y su experiencia histórica, y transmitirlas a sus descendientes. Entre sí hablan el idioma lakota con mucho orgullo, a pesar de los muchos esfuerzos de borrarlo del gobierno, los misioneros y las escuelas.

A continuación, algunas de las historias que oí:

Castigados por ser lakota

Russell Loud Hawk, del pueblo de Oglala en la reserva Pine Ridge, habló de la historia de los lakota (también conocidos como los siux): “Vivían a su manera…. Eran una nación en los días de Crazy Horse y Sitting Bull. Pero Estados Unidos vino y lo trastornó todo; nos acorraló en las siete reservas donde nos encontramos hoy. A mi juicio son campos de concentración. Luché en la II Guerra Mundial así conozco los campos de concentración”.

Ellen Moves Camp, de 69 años, ha vivido toda la vida en la reserva: “Mi abuelita oraba con la pipa de la paz todas las mañanas y nos enseñó nuestras costumbres. Pero no sabía nada de la ceremonia del sudor hasta que me casé. Mis abuelitas hablaban lakota y no aprendieron inglés. Estudiamos en Holy Rosary y otras escuelas de misioneros donde nos obligaban a hablar inglés. Como era bilingüe, yo ayudaba a los niños que no sabían inglés. A veces me castigaban por explicarles cosas en lakota. En el noveno grado me fui y nunca regresé”.

Rosaline Jumping Bull, de 67 años, también ha pasado toda la vida en Pine Ridge. Me habló de los ataques a la cultura lakota: “Mi papá siempre decía: `Si te portas mal, te van a apresar mucho tiempo. Por eso, haz lo que te mande la maestra’. A veces los maestros nos golpeaban o nos castigaban. Nunca me resistí y aprendí a aguantarlo todo. Al comienzo casi no sabía wasichu [el idioma de los blancos] y por eso me castigaban todos los días. Bueno, cuando regresaba a casa mi papá me prohibía hablar wasichu. Me mandaba que hablara lakota. A mis padres no les gustaba lo que nos enseñaban. Por otro lado son cristianos; se convirtieron a la iglesia episcopal y siempre íbamos a la iglesia. Así que en mi niñez todos esos elementos chocaban”.

Edgar Poor Bear me dijo: “Crecí en la reserva Pine Ridge y vi muchos conflictos étnicos en nuestra propia sociedad, de lakota contra lakota, especialmente de los hublas [de piel oscura] contra los mestizos [de piel clara]. Hay miembros de nuestra tribu que se avergüenzan de lo que el Gran Espíritu los ha hecho, que se avergüenzan de su piel oscura…. Eso se debe al proceso de adoctrinamiento y asimilación colonial, son las consecuencias negativas de la aculturación al pensamiento occidental. Por esa opresión muchos indígenas han abandonado la vida de los lakota, no porque quieran sino por necesidad”.

Nos mataban

Rosaline Jumping Bull me contó lo que le pasó a su abuelo: “Fue con su familia a un pueblo llamado Hot Springs. En ese entonces había muy pocos automóviles o carreteras. Cuando regresaban, un ganadero los acusó de cruzar sus tierras, pero sabían que estaban en la reserva. Bueno, mi abuelo sabía muy poco inglés así que no contestó nada. El ganadero abrió fuego contra ellos, y mi abuelo agarró su fusil, le disparó y lo mató. Los blancos vinieron, lo agarraron y lo llevaron a Deadwood, donde le mocharon la cabeza. Esa es la clase de castigo que nos daban. Sencillamente nos mataban.

“Siempre me acordaba de eso. Cuando veía a un blanco me escondía porque temía que si le hablaba se iba a molestar y me meterían a la cárcel. A nosotros, incluso las abuelas, nos decían: `No peleen con un blanco. No golpeen a un blanco o van a parar a la cárcel’. Nos castigaban y así crecimos, y por eso nunca opusimos resistencia. Luego vinieron los mestizos a quitarnos nuestro trabajo y a dejarnos sin nada. Se burlaban de nosotros, de nuestra ropa, de nuestra pobreza. Los blancos los defendían y si nos metíamos con ellos nos castigaban”.

Arlette Loud Hawk es de Oglala. Su abuela sobrevivió la masacre de Wounded Knee de 1890 y su tía era curandera. Como los demás lakota que conocí, se siente muy orgullosa de su pueblo. Me habló de su juventud en los años 60 y 70: “Mis padres vivieron en una época de mucha discriminación y prejuicios. En muchos restaurantes no atendían a los indios. Pero mis padres eran muy pasivos, no querían problemas. Si una mesera no nos atendía, nos íbamos a otro restaurante. Recuerdo que de niña siempre pensaba: ‘¡Eso no pasará en mi mundo!’. En mi mundo si me tratan mal no voy a irme humildemente. Estaba harta de que mi familia tuviera que vivir así. En esos días no había resistencia organizada, no había grupos para reclamar nuestros derechos humanos y derechos civiles. Para mí el espíritu de los lakota se estaba desvaneciendo”.

Arlette me habló de unos primos a quienes mataron unos blancos fuera de la reserva: “Crecí rodeada de racismo, discriminación y prejuicio. Mataron a mis primos y, como mi mamá solía decir, `no hay justicia para los indios’. Uno podía matar a un indio con plena impunidad, pero era todo lo contrario si un indio mataba a un blanco. Recuerdo que un indio-creo que se llamaba White Hawk-mató a un hombre de negocios blanco y lo ejecutaron. Si un indio mataba a un blanco, iba a morir a manos del sistema judicial”.

La defensa de la tierra

En los años 60 y 70, surgió un gran movimiento de resistencia de indígenas en Estados Unidos. El Movimiento Indígena Americano (AIM) buscaba el fin al asesinato de indígenas y el cumplimiento de los tratados que firmó el gobierno. AIM ganó influencia en la reserva de Pine Ridge y eso puso en peligro el plan del gobierno de robarles a los lakota los ricos yacimientos de carbón y uranio. Washington despachó agentes federales a la reserva y ayudó al odiado presidente tribal, Dick Wilson, a formar escuadrones de reaccionarios, llamados GOONs. Los GOONs y el FBI lanzaron un reino de terror.

Ellen Moves Camp describió lo que pasó en 1972: “Dick Wilson y los GOONs eran de lo peor. Pero antes de la llegada de los GOONs y del Movimiento Indígena Americano, ya había mariscales federales armados de fusiles. Cuando vimos a los mariscales, fuimos a donde el director del Departamento de Asuntos Indígenas (BIA) a preguntar por qué estaban en la reserva. Este nos dijo: `Tienen que hablar con Dick Wilson’. Llamó a Wilson y este le dijo: `A usted le toca explicar esto. Usted los pidió'”.

Arlette Loud Hawk recuerda: “Dick Wilson hasta prohibió los powwows, o sea, cualquier forma de reunión o ceremonia indígena. No cabe duda de que era títere del gobierno. Creó un escuadrón antimotín que llamaban los GOONs. En Pine Ridge había francotiradores en el techo del edificio del BIA y uno tenía que ir junto con un grupo si quería regresar vivo. No debía ir solo. Si encontraban a un tipo solo lo mataban. En esos días desapareció mucha gente y nunca se encontraron los cadáveres. Eso no es cuento, es la pura verdad. En la reserva mataban gente cada semana y a nadie le importaba. No se podía llamar a la policía porque eran parte del grupo que mataba. Cuánta violencia y tristeza había en esos días.

“Quieren apoderarse de nuestras tierras. Antes querían nuestro oro, así que nos robaron los Cerros Negros. Ahora quieren quitarnos la reserva, esta vez por el agua. Debajo de la reserva de Pine Ridge hay mucha agua, está el acuífero Oglala o río Madison. Por eso el gobierno quiere quitarnos el derecho a controlar el agua de la reserva y robarnos la tierra. Pero la tierra unifica a nuestro pueblo. Para la sociedad estadounidense la tierra existe para ganar dinero, pero para nosotros es cuestión de respetar a nuestras abuelas y a la abuela de todos: la Tierra”.

El 27 de febrero de 1973, miembros y partidarios de AIM ocuparon Wounded Knee, en el centro de la reserva de Pine Ridge. Centenares de personas participaron en el sitio de dos meses contra los soldados y la policía.

En Washington, D.C., conocí a Carter Camp, quien dirigió el destacamento armado que se apoderó de Wounded Knee. Habló de la ocupación: “Wounded Knee ocupa un lugar especial en el corazón de los indígenas de todas las tribus. Se dice que la masacre de Wounded Knee de 1890 fue el último capítulo en las guerras contra los indígenas. Masacraron al jefe Bigfoot, a Yellow Bird y a todos los indígenas que estaban ahí aquel día. La gente de Turtle Island vio lo que les pasó a esos guerreros, a las mujeres y a los niños. Le partió el corazón a nuestro pueblo…. Pero en 1973, Wounded Knee pasó a ser un potente símbolo para los pueblos indígenas y lo cambió todo. Prendió un incendio que se propagó como pólvora en las comunidades indígenas. Durante los 73 días del sitio de Wounded Knee, los indígenas se pusieron de pie”.

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