Fragmento de La Diosa Blanca, Robert Graves

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 27/11/2005 15:19

LA DIOSA BLANCA, Robert Graves (1948)

La Canción de Amerguin es un antiguo calendario-alfabeto celta. En
todos los lenguajes célticos árboles significa letras. En el alfabeto
irlandés más antiguo, el Beth-Luis-Nion (abedul-fresno silvestre-fresno)
las letras corresponden a la primera de los nombres de distintos árboles.
El druída era “vidente del roble”. En Yorkshire se han encontrado ataúdes
con árboles dentro, entre los cuales el muérdago, aunque éste no llegue a
formar parte del alfabeto celta.
Plinio nos informa del sentir de la gente de su tiempo cuando asevera que
el espíritu, las almas de los difuntos, residen en las judías, y por eso
los griegos se defendían de los fantasmas arrojándoles habichuelas (por
magia homeopática, incluso de contacto). En las fiestas romanas Lemurias
los cabezas de familia arrojaban judías negras a sus espaldas, para
conjurar a los espectros. Los pitagóricos no comían judías porque hacerlo
equivaldría a comerse las cabezas de sus padres (ancestros).
En los nombres, de dioses tanto como de humanos, residía su alma, como
también lo estaba en la sombra, en el pelo, o en la huella al andar… El
verdadero nombre de Roma (Amor?) era escondido celosamente por los Sumos
Pontífices, y cuando un tal Quinto Valerio Sorano se preció de conocerlo y
lo divulgó, fue condenado a muerte en los últimos tiempos de la República.

La toma de Argos, y del templo de Io, por el sirio Dánao ocurrió entre la
fundación de Tebas por el fenicio Cadmo (1350?) y la expedición de los
argonautas a la Cólquide (1225?).
En el 2500 adne. los libios dolicocéfalos a través de España llegaron a la
Britania atravesando el canal de La Mancha en la Edad del Bronce, e
introdujeron los grandes cementerios megalíticos de largos túmulos con
inhumación. En el 2000 nueva “invasión” esta vez de braquicéfalos
constructores de calzadas. Nueva invasión en el 1500 (más o menos) de
dolicocéfalos desde el sudeste europeo, que importaron la cremación y los
túmulos redondos (más acordes con el vientre maternal). El hierro se
introdujo alrededor del 800. En el 600 se desarrolla la cultura
“Hallstadt” y en el 350 la cultura druídica adoradores del muérdago, “La
Tene” llega a Irlanda.
Las 18 letras (13 consonantes –mes lunar- y 5 vocales) del alfabeto
Beth-Luis-Nion corresponden a árboles, que también representan los meses:
B abedul 24.12/20.1 D roble 10.6/ 7.7
vocales:
L fresno silv. 21.1/17.2 T acebo 8.7 / 4.8 a
abeto
N fresno 18.2 / 17.3 C avellano 5.8 / 1.9
e álamo (blanco)
F aliso 18.3 / 14.4 M vid 2.9/29.9
i tejo
S sauce 15.4 / 12.5 G hiedra 30.9/27.10 o
hiniesta, retama
H espino 13.5 / 9.6 P saúco enano 28.10/24.11 u
brezo
R saúco, mirto
25.11/23.12
1. Con rama de abedul (escoba) se azotaba a locos y delincuentes, para
expulsar a los demonios.
2. El fresno silvestre era utilizado contra los hechizos de brujas y los
rayos y para detectar metales, y en su mes se celebraba la Candelaria (2
de febrero).
3. El fresno era el árbol del renacimiento.
4. De mala combustión, el aliso oracular da el mejor carbón (en Grecia
lo sustituye el laurel) y trae la resurrección-regeneración (como el
álamo blanco y el ciprés) con el equinoccio.
5. El saúce del encantamiento y de las brujas, que en Grecia estaba
dedicado a la diosa de la muerte y de la magia, Perséfone, Hécate, Circe,
Hera…, y dio nombre al monte Helicón de las Musas, elabora el ácido
salicílico.
6. El espino aconsejaba abstenerse del coito y realizar purificaciones,
y de sus ramas se hizo la corona de espinas.
7. El roble da el fuego sagrado y hospeda a los rayos. De roble era el
oráculo de Dodona y la nave de Argos. En su mes cae el solsticio de
verano.
8. El acebo florece en julio y era utilizado en Roma en las Saturnales.
9. El avellano para los celtas era el árbol de la sabiduría y de los
heraldos.
10. La vid es del alegre Dionisos.
11. Como lo es la tóxica hiedra, en cuyo mes celebraban sus orgías las
Ménades.
12. El saúco enano o acuático sustituyó a la caña de la que se hacían el
cetro y las flechas del rey.
13. El saúco es también de las brujas pero ahuyenta los demonios, infausto
tal que Judas se ahorca de él, incluye el solsticio de invierno. Arbol de
la perdición, parece que el 13 sigue dando mala suerte.
En navideño abeto (la vocal “a”) convirtió la fenicia (¿?) Cibeles al
hijo de Nana, Atis, el Adonis frigio: era el árbol del invierno. Le seguía
la retama (la “o”), que anunciaba la primavera, al final del mes del
fresno. En madera de brezo (de la “u”) fue emparedado Osiris en Biblos, de
donde Isis lo sacó en el solsticio de verano; se asocia con las abejas, y
Cibeles era abeja que castraba a los zánganos que la fecundaban. El árbol
del otoño era el álamo blanco (la “e”) de la desesperanza. Y el quinto
árbol, el tejo (la “i”), del invierno, era de la muerte, como el saúco y
el mirto y, como vocal de estación, era el día extra, sacrificial, que
precedía al año nuevo que nacía en el solsticio de invierno.
En cuanto a los días de la semana, que empezaba con el abedul (letra B)
del Domingo/Sol:
S.lunes Luna/Hécate sauce D. jueves
Júpiter/Jovis roble T.martes Marte acebo
Q. viernes Venus manzano
C. miércoles Mercurio fresno, o avellano F. sábado Saturno
aliso
El abedul, pues, iniciaba tanto el año solar como la semana.
Componiendo las letras con los días de la semana, diría el devoto,
en latín:
Benignissime, Solo Tibi Cordis Devotionem Quotidianam Facio
(Benignísimo, Sólo a Ti mi Corazón Devoto Qada-día te
consagro),
y en griego:
Beltiste, Soi Ten Cardian Dídomi Cathemerios Phylaxomenen
(Tú, el Mejor, todos los días pongo mi corazón a tu cargo)
A cada mes y día de la semana se le asignaba también una piedra como el
jaspe, el zafiro, el ágata, la amatista, la malaquita, el ámbar, el
granate… Como metales también a las vocales: plata, oro, cobre, estaño y
plomo (aouei).
Que la creación se realizara en siete días con este orden: luz, aguas,
plantas, astros, aves y animales marinos, animales terrestres y humanos,
descanso, con la evidente incoherencia de los astros en el “jueves”,
después de las aguas, sólo pudo deberse al forzar la concordancia entre
domingo-Sol-luz, lunes-Luna-agua, martes-Marte-pastos,
miércoles-Mercurio-astros, jueves-Júpiter-águila… Sí es coherente que la
orden de procrear se diera el viernes-Venus-humanos. Y que el perezoso
Saturno descansara en el sábado.
En otros casos, o lugares, la retama o el ciprés o la acacia sustituyen al
abedul en el domingo, el almendro sustituye al avellano para el miércoles,
el terebinto al roble para el jueves, el membrillo al manzano para el
viernes, el granado al aliso para el sábado. De acacia era la madera del
arca de Noé, cuyas medidas indican su consagración al Sol (Yahvé la
precedía en figura de fuego), del arca de la Alianza, de Osiris…, de todas
las cuales surgiría la regeneración.
El manzano silvestre era la Q (quert) que desapareció. La diosa del
manzano también lo era del mirto, el árbol de la muerte, porque amor y
muerte (thanatos/eros) eran dos fases del mismo proceso (unión
hierogamática y sacrificio subsiguiente). Que Fedra se pinchara y sangrara
con la rama del mirto (vulva?) mientras contemplaba a Hipólito en el
gimnasio, es una poética y coherente licencia del dramaturgo para expresar
la historia de amor de Fedra y la muerte subsiguiente de su amado.
Las 4 estaciones empezaban los días 2-2, 1-5, 2-8 y 1-11. En el 2 de
febrero se commemoraba la regeneración de la naturaleza y el 1 de
noviembre su muerte anual estacional.
En Creta los árboles sagrados eran la higuera, el olivo, el plátano, el
ciprés, la vid, el pino y la palmera.
La relevancia del número 72 proviene de una división del
calendario en 5 estaciones de 72 días cada una, más los 5 días nefastos,
demasiado sagrados, que a su vez son 1/72 del año de 360 días. El cambio
del culto de la diosa-Luna al del Sol-Ra requería un cambio del
calendario, en el que se añadía 1 día nefasto a los 364 de los 13 meses
lunares de 28 días cada uno. 72 fueron los días (de la canícula) que Isis
ocultó a su hijo Horus para protegerlo de su hermano Set. Conocida la
influencia egipcia en los judíos, no extraña que los 5 libros de Moisés
fueran redactados por los 72 doctores de la Ley (versión de los Setenta)
en el trabajo que realizaron en 72 días, coincidiendo exactamente sus
traducciones a pesar de que trabajaron por separado (!). 5 son los
dólmenes del conjunto de Stonehenge, cuya brecha entre dos de ellos
recuerda los 5 días nefastos, sagrados, sobrantes, “inexistentes”.
El calendario precedió al alfabeto. (Y tanto, no te jode?)
El eje de la Tierra describe un círculo completo en el cielo en un período
de 25.765 años (año platónico), moviéndose un grado el Polo Norte cada 72
años dentro de este círculo, que es lo que se llama precesión de los
equinoccios. Es necesario decir esto para entender que hace 5.000 años la
situación privilegiada que hoy ocupa la Estrella Polar de la Osa la
ocupaba entonces la estrella Tuba de otra constelación, la del Dragón.
Pero desconocemos si este cálculo le sirvió al dios egipcio del
calendario, Thor, o si la subdivisión en 5 estaciones de 72 días (mera
consecuencia de dividir 360/5) tuvo un motivo funcional, cara a la siembra
y las cosechas.
La escritura lineal B micénica (1450-1400 adne.) contenía 88 signos
fonéticos diferentes.
La palabra semítica “Cadmo” significa “del este”.
La hoja de parra con que Eva cubre sus vergüenzas muestra que el árbol de
la ciencia del Bien y del Mal fue higuera antes que manzano, que devino
–junto con el granado?- en el árbol de la inmortalidad, por lo que su
fruto era dado a comer, por la diosa, al héroe que iba a ser sacrificado
(y por lo tanto, inmortalizado).
Un dolmen era una cámara mortuoria, un “seno de la tierra”, cuya piedra
horizontal (apoyada en dos o más verticales) cobijaba el cadáver del héroe
a menudo en cuclillas, como un feto en el seno materno, a la espera de
“su” renacimiento (la del grupo totémico). El pasillo de entrada es
estrecho como lo es la entrada del útero. En Melanesia el ritual de la
“regeneración” consiste en que el llamado a renacer se arrastre para
entrar bajo esa puerta sagrada. (El paso de los derrotados bajo el arco de
las lanzas de los victoriosos podría recordar un ritual de adopción de los
vencidos en la tribu de los vencedores? Tiene toda la pinta)
Los quirománticos asignaban el dedo índice a Júpiter, el dios del roble,
como guía del Destino; el dedo “tonto” del corazón (de la Navidad) a
Saturno, para hacer llover; el cuarto dedo (del oro) al Sol (Apolo-Sol
sería el dios de los médicos y de la sabiduría; y el meñique a Mercurio
como conductor de las almas de los difuntos. A la Luna como diosa del
Hades pertenecía la parte inferior de la palma de la mano; a Venus el
pulgar (como símbolo fálico) para obtener la prosperidad, y a Marte el
centro de la mano, donde se empuña el arma. El pulgar levantado junto con
el índice y el corazón era de la bendición latina, o como gesto
propiciatorio antes de iniciar un discurso. La bendición del Diablo
cornudo se obtenía alzando los dedos índice y meñique.
En el teriomorfismo la serpiente fue de los primeros animales totémicos, y
la cabra (que amamantó a Zeus y protege la égida de Palas, o la de Pan o
Diónisos) fue anterior al toro (la vaca) en cuya figura fue troceado
Diónisos, nacido como cabra, para ser devorado por los Titanes en Creta.
El gato, el cerdo y el lobo –más tarde también la vaca- estaban
consagrados a la diosa Luna.
Perseo, “destructor”, es el aqueo que sojuzga a la diosa como luego haría
Héracles, el dorio, “gloria de Hera”, que resulta un sarcasmo.
Belili (Belin en Stonehegen, más allá del 1.500 adne.) era la diosa Blanca
sumeria de los árboles (sauce), de la Luna, del Amor y del Hades, de los
pozos y los manantiales, anterior a Ishtar, y su pareja Tammuz era el dios
de la cosecha, del cereal y la granada (fruta que no pudren los gusanos).
Marduk lo sería luego del Sol y de la Lluvia. En el culto a la frigia
Cibeles, diosa del León y de la Abeja, se castraba los jóvenes en su
ritual. Mitra, Varuna e Indra eran los dioses patriarcales aqueos que
luego tomarían en Grecia los nombres de Zeus, Posidón y Hades, y que
afueron acogidos por los centauros, adoradores de Ino/Leucotea (diosa
Blanca), para combatir a los lapitas de Tesalia. La victoria de Zeus sobre
los Hecatónquiros, nativos pelasgos, la situa Taciano en 322 años antes
del sitio de Troya, que fue en el 1183, o sea en el 1505. La batalla
posterior de la Gigantomaquia commemoraba la victoria aquea sobre los
magnesios del Pelión. Los griegos nativos eolios que se asentaron en
Beocia y el Peloponeso, sin combatir a los aqueos dananeos, tomaron el
nombre de minias. El Olimpo es un invento dorio del 1200 para repudiar a
la Gran Diosa. Las castraciones Urano y de Cronos, con la hoz en forma de
media luna, commemoraban los sacrificios a Zeus, dios del roble en Dodona,
donde el rey anual, inmortalizado como divino protector al ser
sacrificado, era comido en el ágape ritual. El término “segar” era el
mismo que el de “castrar”. “Corone” era la palabra que designaba a
“Cronos” y al “cuervo”. La primera letra “alpha” recuerda a la Diosa
Blanca, como “blanco” es el significado de Argos, dragón que custodiaba a
la Diosa Blanca Io (vaca blanca), también venerada como Leucipa (yegua
blanca).
Luna Nueva es la blanca creciente, como doncella; Luna Llena es es la
de la guerra y el amor, orgiástica, y Luna Vieja, la decreciente, la de la
Magia y la Muerte.
El ataúd como barco (tronco ahuecado) para el viaje del muerto al más
allá.
Mellizos: Cástor y Pólux, Idas y Linceo, Calais y Zetes, Rómulo y Remo,
Demofón y Triptólemo, Abel y Caín, Seth y Osiris, Héracles e Ificles,
Peleo y Acasto…
Niños sacrificados en lugar de su padre, Faetón, Icaro, Demofón, Hilas,
los niños asesinados por Heracles, Diónisos, Melicertes, Aquiles,
Melkhart: “rey de la ciudad”.
Control de la víctima elegida: el Flamen Dialis -que debía su puesto a su
unión con la Flamínica, a cuya muerte cesaba, y de la cual no podía
divorciarse- no podía ver al ejército en armas, ni llevar un anillo
totalmente cerrado, ni tener nudo alguno en su vestimenta, ni tocar pan
con levadura ni un cadáver, ni nombrar una cabra o un perro, ni tocar
carne cruda, ni por supuesto comer habichuelas, ni salir al exterior con
la cabeza descubierta, ni visitar ninguna tumba, ni cortársele el pelo o
las uñas que no fueran enterrados bajo un árbol favorable.
Xto.: hijo de Madre Virgen, concebido por el Espíritu, juzgará como
Osiris a los vivos y a los muertos, recién nacido queda al cuidado de
animales… Remeda las figuras de Tammuz, Dioniso Zagreo, Orfeo, Héracles,
Osiris, Atis, Adonis…
Dios era femenino…, hasta en hebreo…
Adonis era de Biblos (seguro!), y por tanto paredro de Ashtarté, la diosa
siria (pues los fenicios eran sirios, seguro?)
El animal sagrado de Seth era el onagro. Mitos relacionados con el asno:
las orejas de asno del rey Midas, Cronos, Saúl buscaba los asnos perdidos
de Kish, el asno que estaba con Abraham al ir a sacrificar a su hijo
Isaac, la quijada de asno que Sansón utilizó contra los filisteos, el asno
de Balaán con voz humana, el asno del nacimiento de Jesús o de su entrada
en Jerusalem. “Carajo” significa “falo de asno”.
En la Elide se rendía culto a los Dáctilos con el nombre de Heracles,
Peonio, Epímedes, Jasio e Idas (pulgar fálico, índice liberador, corazón
tonto, anular curador y meñique oracular). También se les adoraba en
Efeso, Frigia, Chipre, Creta y Samotracia. Su culto era como dedos para
contar tanto como artífices de productos metálicos (fundición y herrería),
y se les llamaba padres de los Cabiros (en Samotracia) o de los Curetes
(en Creta, Delos, Calcis, Etolia).
El escorpión como o flecha como “arma” sacrificial que hiere a la víctima
en el talón se da en los casos de Aquiles, Mopso, Heracles, Orión, Talos,
Faetón…
La muerte sacrificial del hijo, al sustituir al propio rey, que evitaba
así su muerte, implicaba que el menor era investido rey por un día, para
que muriera como tal, el día de su sacrificio. Hijos sacrificados lo
serían el Doniso cretense de Zeus, Icaro de Dédalo, Faetón y Asclepio de
Apolo, Demofonte de Celeo, Melicertes de Atamante, Mermero y Feres de
Jasón, Isaac de Abraham, Aquiles de Peleo… Simulada la muerte del rey “no”
sacrificado, éste recuperaría el trono y la legitimidad desposando a la
“nueva” viuda, o a su hija, como los faraones con sus hijas, o Ciniras con
Esmirna en Chipre, o Sexto Tarquinio en Roma con Lucrecia. El papel
relevante que tomó el niño se aprecia en las manifestaciones de la diosa
cretense con su hijo, Deméter con el niño en las cestas de Eleusis, Isis
con Horus o Dánae con Perseo.
El suicidio de las 50 sacerdotisas palántidas de Atenas da fe de fuertes
resistencias a la implantación de sistema patriarcal.
Las sandalias como atributo de realeza (para impedir que sus pies dejaran
huellas al andar, pues si no, tendrían que andar sobre las puntas de sus
dedos, sin apoyar el talón, como el cananeo Agag) se ven en los mitos de
Teseo, Perseo, Hermes, Jasón…, o del mismo Jacob (Jahaceb, dios del talón)
que andaba de puntillas tras quedar cojo en su lucha con el ángel.
“Pascua” se deriva de Pesach y ésta de psch, bailar cojeando. Heridos en
el muslo por jabalí morían el frigio Atis, “hijo” de Cibeles, y Adonis de
Biblos. Cojos fueron Hífestos, Abraham, Odiseo, Talos, Filoctetes…
Diónisos, que viste coturnos, viene de Zeus-Nysos, de cuyo muslo nació, y
Nysos en Siracusa significaba “cojo”. Quizás la castración y la cojera
sustituyeran la muerte ritual, como luego la circuncisión recordaría la
antiguas castraciones.
El rey romano Tarquino el Mayor impuso la virginidad a las vestales, para
impedir que engendraran al sucesor al trono, pues todavía se celebraban
las uniones hierogámáticas entre el fin e inicio de año, esto es, en el
solsticio de invierno, al tiempo que era sacrificado el rey que ultimaba
su reinado (de 1, 4, 8 años…, según definieran el año solar). Silvia,
madre de Rómulo y Remo, era vestal en Alba Longa
El equinoccio de primavera lo ocupaba Géminis del 5800 al 3800 (más o
menos), Tauro del 3800 al 1800, el Cordero-Carnero Aries del 1800 adne. al
800 dene. Los nuevos tiempos traen nuevos dioses que necesitan, entre
otros valores, de nuevos calendarios. Al comienzo de nuestra Era Piscis
era reemplazado por Acuario en el solsticio de invierno, estación de
lluvias, y el Toro por el Cordero en el equinoccio de la primavera. Iesus
Christus Theos, el Cordero de Dios, tiene las mismas letras con las que
empieza “pez” (ichttus), sugiere R.Graves. Con el signo del pez se
identificaban los primeros cristianos en la clandestinidad. Jesús mismo
opone el pez a la serpiente en Mateo VII, 10.
Incluso Urano es una masculinización de Ura-Ana (Reina de la tierra), y de
ur viene urbe, donde el territorio prevalece sobre los lazos cognaticios
–consanguíneos- de la antigua tribu. Ureo, la manifestación como serpiente
de la diosa en Egipto, también puede venir de “ouros”, que significa
montaña, donde viven los vientos que tenían cola de serpiente, pero
también “guardiana” (ourus), incluso buey (urus).
Las palabras anapésticas (yámbicas “–u” o dáctilos “––u”) se utilizaban en
las sátiras, mientras que las troqueicas “–u” se usaban para el elogio y
la bendición y los espondeos “- -” para los cantos fúnebres.
Pegaso : “fuente de agua”
3. o 9, 3×3, muchas, tantas como grupos o localidades, era las múltiples
manifestaciones de la diosa (serpiente, agua y luna). Y así serían 3 las
estaciones (antes de que fueran 4), 3 las fases de la Luna, 3 las Horas
del día (mañana, tarde y noche), 3 las Musas (luego 9, a partir del s.VII
adne.)…
La Reina de Inglaterra, el rey es su consorte.
Teriomorfismo:
La Quimera (“cabra”) con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de
serpiente, expresa el calendario (cario) de tres estaciones (el
cristianismo susbtituyó la cabra por el codero, ni siquiera la oveja); el
Can Cerbero (perr@) tenía tres cabezas; que el Fénix renaciera de sus
cenizas es sin duda la representación del año nuevo que renace del
invierno en que muere; lo mismo que la Esfinge, con cuerpo de león, cara
de mujer y alas de águila; tres eran las Sirenas; los cuatro animales de
los evangelistas, león, águila, toro y humano (Ezequiel disfrazó como
águila a la cabra con alas de águila y como humano a la que era la
serpiente), van en esa misma línea, en tiempos en que el calendario era ya
de cuatro estaciones. El león representa la estación del calor, del fuego
del sol, como la serpiente lo hace con el agua y la luna del invierno,
cuya muerte es fecunda pues renace de nuevo con vigor en primavera.
La ilustración de Dionisos-calendario que toma la figura de diferentes
animales en el barco (lunar) en que fue secuestrado, toro, león
serpiente…, dio origen a la leyenda babilónica del cargamento de animales
(del barco de Noé).
Las mujeres “asesinas” como Medea son realmente sacerdotisas del rito
sacrificial, sean las víctimas sus hijos (todos los miembros de la tribu
son por definición hijos de las madres del grupo), o sea el rey (vencedor
del anterior rey en la competición nupcial previa a la unión
hierogamática) o su padre, lo que evidencia una censura patriarcal. Fue
Ishtar la que engañó a Gilgamesh, e Isis la que indujo a Seth a sacrificar
a su hermano Osiris. Algunas como Judith, Dalila, Escila… despojarán del
pelo a la víctima: Holofernes, Sansón, Niso…, pero son más correctos los
relatos en que participa en el sacrificio un nuevo rey vencedor: Egisto,
Filoctetes, Pélope, Teseo… en los casos de Clitemnestra-Agamenón,
Deyanira-Heracles, Hipodamía-Enómao, Ariadna-Minos(tauro)… La cabeza del
rey sacrificado se clavaba en la muralla como talismán para proteger el
territorio de la tribu.
Procne sirvió a Tereo un banquete con el cuerpo de su hijo Itis.
Los sacrificios de mujeres (Ifigenia, Andrómeda, Hesíone…) no se sostienen
como ritual tradicional, más bien parecen representaciones de sacedotisas
perseguidas en sus santuarios para erradicar su culto en la nueva etapa
patriarcal, ya en figura de amazonas, ya como Hera herida en el pecho por
el héroe patriarcal Héracles, ya como Hidra cuyas cabezas cortadas
renacían de su propia sangre, sugiriendo las fuertes resistencias de las
mismas ante el nuevo orden olímpico que terminó por imponerse. La fiebre
iconoclástica tenía como objetivo eliminar el culto a las imágenes de
María, resto de la antigua diosa, que ha sobrevivido todas las
persecuciones.
Dríade, ninfa del roble; hamadríade, ninfa del bosque; meliade, ninfa del
membrillo; méliade, ninfa del fresno; cariátide, ninfa de la nuez;
helicónide, ninfa del Helicón (y del sauce)…; náyades, del mar…
Siniestra: las aves que volaran a nuestra izquierda serían las de mal
agüero.
Apolo no sólo enseñó a despreciar a la mujer sino que ésta se despreciara
a sí misma. La casa del paterfamilas, domus, domesticó a la mujer. El
dogma monoteísta incluye el monopolio de los sacerdotes a interpretar los
mitos religiosos. Su Dios es Alfa y Omega, el Principio y el Fin, sin
ayuda de mujer. La serpiente será ya el origen de todos los males, la que
sedujo a Adán y Eva a intentar conocer por sí mismos el Mal y el Bien.
Las religiones monoteístas se contradicen entre sí al proclamarse a sí
mismas como únicas detentadoras de la verdad, rechazando violentamente a
las demás. El desprecio al mundo las hace misántropas además de misóginas.
El paganismo utilizaba el ritual para protegernos contra el daño, contra
el mal, mientras que las religiones (monoteístas, no caben otras) imponen
la obediencia a sus normas, dogma y moral, y a sus sacerdotes como únicos
exégetas válidos de las mismas.
Los dioses de los vencedores convierten en demonios los dioses de los
vencidos.
El cerdo, como tótem, estaba prohibido comerlo durante todo el año…,
excepto un día, el de la luna llena más cercana al solsticio de invierno,
en que era sacrificado y comido en el culto a Isis y Osiris. El porquerizo
de Ulises es tratado en la Odisea como “divino” lo que acentúa su carácter
sagrado, por lo que era eludido en el trato social, como lo son los
verdugos todavía en los países en los que se acepta la pena de muerte.
El antiguo calendario lunar de Osiris se componía de 13 meses de 28 días.
El día nefasto (sagrado) adicional correspondía al día del solsticio del
invierno en que el sol se detiene en el punto más meridional de sus ocasos
en el horizonte, antes de reiniciar el regreso hacia el otro punto
extremo, el del solsticio del verano. En trece pedazos (más uno, el falo,
aunque Isis sólo encontró los otros trece) fue destrozado por Seth el
cuerpo de Osiris.

El libro de la sabiduria celta

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 04/11/2005 4:29

ANAM CARA,  EL LIBRO DE LA SABIDURÍA CELTA
JOHN O´DONOHUE

Este libro fue pasado a formato Word y con LETRA AMPLIADA para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN

•••

PRIMERA EDICIÓN 1997

En memoria de mi padre,
Paddy O’Donohue, que labraba la piedra con poesía;
de mi tío Pete O’Donohue, que amaba las montañas;
y de mi tía Brigid. En memoria de John, Willie,
Mary y Ellie 0’Donohue,
emigrantes que ahora yacen en suelo estadounidense.

BEANNACHT
Para Josie

Que el día que el peso
se abata
sobre tus hombros
y tropieces,
baile el barro
para equilibrarte.
Y cuando tus ojos
se hielen detrás
de la ventana gris
y de ti se apodere
el espectro de lo perdido,
que una legión de colores,
índigo, rojo, verde
y azul heráldico
despierte en ti
un vergel deleitoso.
Cuando se gaste la lona
de la barca del pensamiento
y una mancha de océano
se forme debajo de ti,
surque las aguas
un largo sendero de luna
por donde volver sano y salvo.
Sea tuyo el alimento de la tierra,
sea tuya la claridad de la luz,
sea tuyo el fluir del océano
sea tuya la protección de los antepasados.
Y así, que un lento viento te envuelva
en estas palabras de amor,
un manto invisible para velar por tu vida.
Prólogo

Qué extraño es estar aquí. El misterio nunca te deja en paz. Detrás de tu cara, debajo de tus palabras, por encima de tus pensamientos, debajo de tu mente, acecha el silencio de otro mundo. Un mundo vive en tu interior. Nadie más puede darte noticia de este mundo interior. Cada cual es un artista. Al abrir la boca sacamos sonidos de la montaña que hay debajo del alma. Esos sonidos son palabras. El mundo está lleno de palabras. Son muchos los que hablan al mismo tiempo, en voz alta o baja, en salones, en las calles, en la televisión, en la radio, en el papel, en los libros. El ruido de las palabras conserva para nosotros lo que llamamos «mundo». Intercambiamos nuestros sonidos y formamos pautas, vaticinios, bendiciones y blasfemias. Nuestra tribu lingüística cohesiona el mundo diariamente. Pero el hecho de pronunciar palabras revela que cada cual crea incesantemente. Cada persona extrae sonidos del silencio y seduce lo invisible para que se haga visible.
Los humanos somos aquí unos recién llegados. Las galaxias del cíelo se alejan bailando hacia el infinito. Bajo nuestros pies hay tierra antigua. Fuimos bellamente formados con esta arcilla. Sin embargo, el guijarro más pequeño es millones de años más viejo que nosotros. En tus pensamientos busca un eco el universo silencioso.
Un mundo ignoto anhela reflejarse. Las palabras son espejos indirectos que contienen tus pensamientos. Contemplas estas palabras-espejo y vislumbras significados, raíces y refugio. Detrás de su superficie brillante hay oscuridad y silencio. Las palabras son como el dios Jano, miran a la vez hacia dentro y hacia fuera.
Si nos volvemos adictos a lo exterior, nuestra interioridad vendrá a acosarnos. Nos dominará la sed y ninguna imagen, persona o acto podrá saciarla. Para estar completos, debemos ser fíeles a nuestra compleja vulnerabilidad. Para conservar el equilibrio, debemos mantener unido lo interior y lo exterior, lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, lo temporal y lo eterno, lo antiguo y lo nuevo. Nadie puede afrontar esta misión por nosotros. Cada cual es umbral, único e irrepetible, de un mundo interior. Esta integridad es santidad. Ser santo es ser natural, acoger los mundos que encuentran equilibrio en ti. Detrás de la fachada de la imagen y la distracción, cada uno es un artista en este sentido primigenio e inexorable. Cada uno está condenado y tiene el privilegio de ser un artista interior que lleva consigo y da forma a un mundo único.
La presencia humana es un sacramento creativo y turbulento, un signo visible de la gracia invisible. No existe otro acceso a misterio tan íntimo y aterrador. La amistad es la gracia dulce que nos libera para afrontar esta aventura, reconocerla y habitarla. Este libro quiere ser un espejo indirecto donde vislumbrar la presencia y el poder de la amistad interior y exterior. La amistad es una fuerza creadora y subversiva. Asegura que la intimidad es la ley secreta de la vida y el universo. El viaje humano es un acto continuo de transfiguración. Afrontados con amistad, lo desconocido, lo anónimo, lo negativo y lo amenazante nos revelan poco a poco su secreta afinidad. El ser humano, en tanto que artista, está siempre activo en esta revelación. La imaginación es la gran amiga de lo desconocido. Invoca y libera constantemente el poder de la posibilidad. Por consiguiente, no se ha de reducir la amistad a una relación excluyente o sentimental; es una fuerza mucho más extensa e intensa.
El pensamiento celta no era discursivo ni sistemático. Pero en sus especulaciones líricas los celtas dieron expresión a la sublime unidad de la vida y la experiencia. El pensamiento celta no estaba lastrado por el dualismo. No dividía lo que propiamente ha de estar unido. La imaginación celta expresa la amistad interior que abarca como un todo la naturaleza, la divinidad, el mundo subterráneo y el mundo humano. El dualismo que separa lo visible de lo invisible, el tiempo de la eternidad, lo humano de lo divino, les era ajeno. Su sentido de la amistad ontológica generaba un mundo empírico impregnado de una rica textura de alteridad, ambivalencia, simbolismo e imaginación. Para nuestra separación dolorosa, la posibilidad de esta amistad fecunda y unifícadora es el don de los celtas.
La concepción celta de la amistad encuentra su inspiración y plenitud en la sublime idea del anam cara. Anam es la palabra gaélica que significa «alma»; cara es «amigo». De manera que anam cara significa «alma gemela, amigo espiritual e íntimo». Anam cara era una persona a quien uno podía revelar las intimidades ocultas de la vida. Esta amistad era un acto de reconocimiento y pertenencia. Cuando se tenía un anam cara, esa amistad trascendía todas las convenciones y categorías. Los amigos espirituales estaban unidos de una manera antigua y eterna. Inspirándonos en este concepto, en el capítulo 1 analizaremos la amistad interpersonal. La idea central es aquí el reconocimiento y el despertar de la antigua comunión que hace de los dos amigos uno. Puesto que el nacimiento del corazón humano es un proceso en curso, el amor es nacimiento continuo de creatividad en y entre nosotros. Exploraremos el anhelo en tanto que presencia de lo divino y el alma como casa del arraigo.
En el capítulo 2 esbozaremos una espiritualidad de la amistad con el cuerpo. El cuerpo es tu casa de arcilla, la única que tienes en el universo. El cuerpo está en el alma; este reconocimiento confiere al cuerpo una dignidad sagrada y mística. Los sentidos son antesalas de lo divino. La espiritualidad de los sentidos es la espiritualidad de la transfiguración.
En el capítulo 3, exploraremos el arte de la amistad interior. Cuando uno deja de temer a su soledad, una nueva creatividad despierta en su seno. La riqueza interior olvidada o descuidada empieza a revelarse. Uno vuelve a su casa interior y aprende a descansar en ella. Los pensamientos son los sentidos interiores. Infundidos de silencio y soledad, revelan el misterio del paisaje interior.
En el capítulo 4 reflexionaremos sobre el trabajo como poética del crecimiento. Lo invisible anhela volverse visible, expresarse en nuestras acciones. Éste es el deseo íntimo del trabajo. Cuando nuestra vida interior entabla amistad con el mundo exterior del trabajo, se despierta una nueva imaginación y se producen grandes cambios.
En el capítulo 5 contemplaremos nuestra amistad en el tiempo de las cosechas de la vida, la vejez. Exploraremos la memoria, el lugar donde nuestros días pasados se reúnen secretamente y reconocen que el corazón fervoroso nunca envejece. El tiempo es eternidad que vive peligrosamente.
En el capítulo 6, indagaremos en nuestra amistad inexorable con el camarada primero y último, la muerte. Reflexionaremos sobre la muerte como el camarada invisible que nos acompaña en el camino de la vida desde el nacimiento. La muerte es la gran herida del universo, la raíz de todo miedo y negatividad. La amistad con nuestra muerte nos permitiría celebrar la eternidad del alma, que la muerte no puede tocar.
La imaginación celta amaba el círculo. Veía que el ritmo
de la experiencia, la naturaleza y la divinidad, seguía un camino circular. La estructura de este libro así lo reconoce al seguir un ritmo circular. Comienza con la exploración de la amistad como despertar, luego indaga en los sentidos como puertas inmediatas y creativas. Así prepara el terreno para una evaluación positiva de la soledad, que a su vez busca expresarse en el mundo exterior del trabajo y la acción. A medida que disminuye nuestra energía exterior, afrontamos la misión de envejecer y morir. Esta estructura sigue el círculo de la vida en su espiral hacia la muerte y trata de echar luz sobre la profunda invitación que presenta.
Los capítulos giran en tomo al capítulo 7, mudo y oculto, que abarca el antiguo centro innominado del yo humano. Aquí reside lo indecible, lo inefable. Este libro quiere ser esencialmente una fenomenología de la amistad en forma lírico-especulativa. Se inspira en la metafísica lírica que subyace en la espiritualidad celta. Más que un análisis fragmentario de datos sobre los celtas, es una amplia reflexión, una conversación interior con la imaginación celta que se propone exponer la filosofía y la espiritualidad de la amistad que la caracterizan.

EL MISTERIO DE LA AMISTAD

La luz es generosa
Si alguna vez te has encontrado al aire libre poco antes del alba, habrás observado que la hora más oscura de la noche es la que precede a la salida del sol. Las tinieblas se vuelven más oscuras y anónimas. Si nunca hubieras estado en el mundo ni sabido lo que era el día, jamás podrías imaginar cómo se disipa la oscuridad, cómo llega el misterio y el color del nuevo día. La luz es increíblemente generosa, pero a la vez dulce. Si observas cómo llega el alba, verás cómo la luz seduce a las tinieblas. Los dedos de luz aparecen en el horizonte; sutil, gradualmente, retiran el manto de oscuridad que cubre el mundo. Tienes frente a ti el misterio del amanecer, del nuevo día. Emerson dijo: «Los días son dioses, pero nadie lo sospecha.» Una de las tragedias de la cultura moderna es que hemos perdido el contacto con estos umbrales primitivos de la naturaleza. La urbanización de la vida moderna nos apartó de esta afinidad fecunda con nuestra madre Tierra. Forjados desde la tierra, somos almas con forma de arcilla. Debemos latir al unísono con nuestra voz interior de arcilla, nuestro anhelo. Pero esta voz se ha vuelto inaudible en el mundo moderno. Al carecer de conciencia de lo que hemos perdido, el dolor de nuestro exilio espiritual es más intenso por ser en gran medida incomprensible.
Durante la noche, el mundo descansa. Árboles, montañas, campos y rostros son liberados de la prisión de la forma y la visibilidad. Al amparo de las tinieblas, cada cosa se refugia en su propia naturaleza. La oscuridad es la matriz antigua. La noche es el tiempo de la matriz. Nuestras almas salen a Jugar. La oscuridad todo lo absuelve; cesa la lucha por la identidad y la impresión. Descansamos durante la noche. El alba es un momento renovador, prometedor, lleno de posibilidades. A la luz nueva del amanecer reaparecen bruscamente los elementos de la naturaleza: piedras, campos, ríos y animales. Así como la oscuridad trae descanso y liberación, el día significa despertar y renovación. Seres mediocres y distraídos, olvidamos que tenemos el privilegio de vivir en un universo maravilloso. Cada día, el alba revela el misterio de este universo. No existe sorpresa mayor que el alba, que nos despierta a la presencia vasta de la naturaleza. El color maravillosamente sutil del universo se alza para envolverlo todo. Así lo expresa William Blake:
«Los colores son las heridas de la luz». Los colores destacan la perspectiva de nuestra presencia secreta en el corazón de la naturaleza.

El círculo celta del arraigo
En la poesía celta campean el color, la fuerza y la intensidad de la naturaleza. En sus bellos versos reconoce el viento, las flores, la rompiente de las olas sobre la tierra. La espiritualidad celta venera la luna y adora la fuerza vital del sol. Muchos antiguos dioses celtas estaban próximos a las fuentes de la fertilidad y el arraigo. Por ser un pueblo próximo a la naturaleza, ésta era una presencia y una compañera. La naturaleza los alimentaba; con ella sentían su mayor arraigo y afinidad. La poesía natural celta está imbuida de esta calidez, asombro y sentido del arraigo. Una de las oraciones celtas más antiguas se titula La coraza de San Patricio; su nombre más profundo es La brama del ciervo. No hay división entre la subjetividad y los elementos. A decir verdad, son las mismas fuerzas elementales las que dan forma y elevación a la subjetividad:
Amanezco hoy
por la fuerza del cielo, la luz del sol,
el resplandor de la luna,
el esplendor del fuego,
la velocidad del rayo,
la rapidez del viento,
la profundidad del mar,
la estabilidad de la tierra,
la firmeza de la roca.
Amanezco hoy
por la fuerza secreta de Dios que me guía.

En el mundo celta reman la inmediatez y el sentido del arraigo. Su mentalidad veneraba la luz. Su espiritualidad emerge como una nueva constelación para nuestra época. Estamos solos y perdidos en nuestra transparencia hambrienta. Necesitamos con urgencia una luz nueva y dulce donde el alma encuentre refugio y revele su antiguo deseo de arraigo. Necesitamos una luz que haya conservado su afinidad con las tinieblas, porque somos hijos de las tinieblas y de la luz.
Siempre estamos viajando de las tinieblas a la luz. Al principio somos hijos de las tinieblas. Tu cuerpo y tu cara se formaron en la benévola oscuridad. Viviste tus primeros nueve meses en las aguas oscuras del vientre de tu madre. Tu nacimiento fue un viaje de la oscuridad hacia la luz. Durante toda tu vida, tu mente vive en la oscuridad de tu cuerpo. Cada uno de tus pensamientos es un instante fugaz, una chispa de luz que proviene de tu oscuridad interior. El milagro del pensamiento es su presencia en el lado nocturno de tu alma; el resplandor del pensamiento nace en las tinieblas. Cada día es un viaje. Salimos de la noche al día. La creatividad nace en ese umbral primero donde la luz y las tinieblas se prueban y se bendicen entre sí. Solamente encuentras equilibrio en la vida cuando aprendes a confiar en el fluir de este ritmo antiguo. Asimismo, el año es un viaje con el mismo ritmo. Los celtas eran profundamente conscientes de la naturaleza circular de nuestro viaje. Salimos de la oscuridad del invierno a la promesa y la efervescencia de la primavera.
En definitiva, la luz es la madre de la vida. Donde no hay luz, no hay vida. Si el ángulo del Sol se apartara de la Tierra, desaparecería la vida humana, animal y vegetal que conocemos. El hielo cubriría la corteza. La luz es la presencia secreta de lo divino. Mantiene despierta la vida. Es una presencia nutricia. Despierta el calor y el color en la naturaleza. El alma despierta y vive en la luz. Nos ayuda a vislumbrar lo sagrado en lo profundo de nuestro ser. Cuando los seres humanos empezaron a buscar el significado de la vida, la luz se convirtió en una de las metáforas más vigorosas para expresar su eternidad y hondura. En la tradición occidental, como en la celta, se suele comparar el pensamiento con la luz. Se consideraba que el intelecto, en su luminosidad, era el asiento de lo divino en nuestro interior.
Cuando la mente humana empezó a explorar el siguiente gran misterio de la vida, el del amor, también utilizó la luz como metáfora de su poder y presencia. Cuando el amor despierta en tu vida, en la noche de tu corazón, es como un alba en tu interior. Donde había anonimato, hay intimidad; donde había miedo, hay coraje; donde reinaba la torpeza, juegan la gracia y el donaire; donde había aristas, ahora eres elegante y estás en sintonía con el ritmo de tu yo. Cuando el amor despierta en tu vida, es como un renacer, un comienzo nuevo.
El corazón humano nunca termina de nacer
Aunque el cuerpo humano nace íntegro en un instante, el corazón humano nunca termina de nacer. Es pando en cada vivencia de tu vida. Todo cuanto te sucede tiene el potencial de hacerte más profundo. Hace nacer en ti nuevos territorios del corazón. Patrick Kavanagh aprehende esta sensación de bendición del suceso: «Ensalza, ensalza, ensalza/lo que sucedió y lo que es». Uno de los sacramentos más bellos de la tradición cristiana es el bautismo, que significa ungir el corazón del niño. El bautismo viene de la tradición judía. Para los judíos, el corazón era el centro de todas las emociones. Se unge el corazón como órgano principal de la salud del niño, pero también como lugar donde anidarán sus sentimientos. La oración pide que el niño que acaba de nacer jamás quede atrapado, apresado o enredado en las falsas redes interiores del negativismo, el rencor o la autodestrucción. Con las bendiciones se aspira a que el niño posea fluidez de sentimientos en su vida, que sus sentimientos fluyan libremente, transporten su alma hacia el mundo y recojan de éste alegría y paz.
Sobre el telón de fondo de la infinitud del cosmos y la profundidad hermética de la naturaleza, el rostro humano resplandece como icono de la intimidad. Es aquí, en este icono de la presencia humana, donde la divinidad creadora se acerca más a sí misma. El rostro humano es el icono de la creación. Cada persona posee a la vez un rostro interior, intuido pero jamás visto. El corazón es el rostro interior de tu vida. El .viaje humano trata de que este rostro sea bello. Es aquí donde el amor anida en tu seno. El amor es absolutamente vital para la vida humana. Porque sólo el amor puede despertar la divinidad en ti. En el amor creces y vuelves a ti mismo. Cuando aprendes a amar y a permitir que tu yo sea amado, vuelves a la casa de tu propio espíritu. Estás abrigado y a salvo. Alcanzas la integridad en la casa de tus anhelos y tu arraigo. Ese crecimiento y retomo a la casa es el beneficio inesperado del acto de amar a otro. El primer paso del amor es prestar atención al otro, un acto generoso de negación del propio yo. Paradójicamente, ésta es la condición que nos permite crecer.
Cuando despierta el alma, comienza la búsqueda y jamás podrás volver atrás. A partir de ese momento se enciende en ti un anhelo especial que no permitirá que te entretengas en las estepas de la autocomplacencia y la realización parcial. La eternidad te apremia. Eres reacio a permitir que un acomodo o la amenaza de un peligro te impida bregar para alcanzar la cima de la realización. Cuando se te abre este camino espiritual, puedes aportar al mundo y a la vida de los demás una generosidad increíble. A veces es fácil ser generoso hacia fuera, dar mientras se es tacaño con uno mismo. Si eres generoso para dar, pero tacaño para recibir, pierdes el equilibrio de tu alma. Debes ser generoso con tu propio yo para recibir el amor que te rodea. Puedes sufrir la sed desesperante de ser amado. Puedes buscar durante largos años en lugares desiertos, muy lejos de ti. Sin embargo, en todo este tiempo, este amor está a centímetros de ti. Está en el borde de tu alma, pero has sido ciego a su presencia. Debido a una herida, una puerta del corazón se ha cerrado y eres incapaz de abrirla para recibir el amor. Debemos estar atentos para ser capaces de recibir. Boris Pasternak dijo: «Cuando un gran momento llama a la puerta de tu vida, a veces el ruido no es más fuerte que el latido de tu corazón y es muy fácil pasarlo por alto».
Es una extraña paradoja que el mundo ame el poder y la propiedad. Puedes ser un triunfador en este mundo, ser objeto de admiración universal, poseer vastas propiedades, una hermosa familia, triunfar en el trabajo y tener todo lo que el mundo puede dar, pero detrás de esa fachada puedes sentirte totalmente perdido y desdichado. Si tienes todo lo que el mundo puede ofrecerte, pero te falta amor, eres el más pobre de los pobres. Todo corazón humano tiene sed de amor. Si en tu corazón no anida la calidez del amor, no tienes nada que celebrar ni que disfrutar. Aunque seas industrioso, competente, seguro de tí o respetado, no importa lo que tú mismo o los demás piensen de ti, lo único que realmente anhelas es amor. No importa dónde estemos, qué o quiénes somos, en qué viaje estamos embarcados, todos necesitamos el amor.
Aristóteles dedica varias páginas de su Ética a reflexionar sobre la amistad. La basa en la idea de la bondad y la belleza. El amigo es el que desea el bien del otro. La amistad es la gracia que da calor y dulzura a la vida: «Nadie quiere vivir sin amigos, aunque no le falte nada más».

El amor es la naturaleza del alma

El alma necesita amor con tanta urgencia como el cuerpo necesita oxígeno. El alma alcanza su plenitud en la calidez del amor. Todas las posibilidades de tu destino humano duermen en tu alma. Existes para cumplir y honrar estas posibilidades. Cuando el amor entra en tu vida, las dimensiones ignotas de tu destino despiertan, florecen y crecen. La posibilidad es el corazón secreto del tiempo. Sobre su superficie exterior, el tiempo es vulnerable a la transitoriedad. Cada día, triste o bello, se agota y se desvanece. En su corazón más profundo, el tiempo es transfiguración. Tiene en cuenta la posibilidad y se asegura de que nada se pierda u olvide. Aquello que parece desvanecerse en su superficie, en realidad se transfigura y aloja en el tabernáculo de la memoria. La posibilidad es el corazón secreto de la creatividad. Martín Heidegger habla de la «prioridad ontológica» de la posibilidad. En el nivel más profundo del ser, la posibilidad es la madre y a la vez el destino transfigurado de lo que llamamos hechos y sucesos. Este mundo callado y secreto de lo eterno es el alma. El amor es la naturaleza del alma. Cuando amamos y permitimos que se nos ame, habitamos cada vez más el reino de lo eterno. El miedo se vuelve coraje, el vacío deviene plenitud y la distancia, intimidad.
El amor es nuestra naturaleza más profunda; consciente o inconscientemente, todos buscamos el amor. Con frecuencia elegimos caminos falsos para satisfacer esta sed profunda. La concentración excesiva en nuestro trabajo, logros o búsqueda espiritual puede alejarnos de la presencia del amor. En la obra del alma, nuestras falsas urgencias pueden despistarnos por completo. Lejos de ir en busca del amor, sólo debemos quedamos quietos y esperar que el amor nos encuentre. Algunas de las palabras más bellas sobre el amor se encuentran en la Biblia. La epístola de san Pablo a los corintios es hermosísima: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor». Otro versículo de la Biblia dice: «El amor perfecto aleja el miedo».

Umbra nihili
En un universo vasto que a veces parece siniestro e indiferente a nosotros, necesitamos la presencia y el abrigo del amor para transfigurar nuestra soledad. Esta soledad cósmica es la raíz de nuestra soledad interior. Nuestra vida, todo lo que hacemos, pensamos y sentimos está rodeado por la Nada. De ahí que sea tan fácil atemorizarnos. El Maestro Eckhart dice que la vida humana se encuentra bajo la sombra de la Nada, sub umbra nihili. Sin embargo, el amor es la hermana del alma, su lenguaje más profundo y su presencia. En el amor, a través de su calor y creatividad, el alma nos protege de la desolación de la Nada. No podemos llenar nuestro vacío con objetos, posesiones o personas. Debemos avanzar más profundamente en ese vacío para encontrar debajo de la Nada la llama del amor que nos aguarda para darnos calor.
Nadie puede herirte tan profundamente como tu ser amado. Cuando admites al Otro en tu vida, abres tus defensas. Aun después de años de convivencia, tu afecto y confianza pueden sufrir una decepción. La vida es peligrosamente imprevisible. La gente cambia, a veces de manera drástica y repentina. El resentimiento y el rencor desplazan el arraigo y el afecto. Toda amistad atraviesa en algún momento el valle negro de la desesperación. Esto pone a prueba tu afecto en todos sus aspectos. Pierdes la atracción y la magia. El sentimiento mutuo se vuelve sombrío, la presencia hiere. Si eres capaz de atravesar este tiempo, tu amor puede emerger purificado, despojado de la falsedad y las carencias. Te llevará a otro terreno donde el afecto puede volver a crecer. A veces una amistad se echa a perder y las partes apuntan a sus centros de negativismo recíproco. Cuando se unen en el punto de carencia, es como si parieran un espectro dispuesto a devorar el último retazo de afecto entre los dos. Ambos son despojados de su esencia. Se vuelven impotentes, recíprocamente obsesionados. Entonces son necesarios la oración profunda, mucha atención y cuidados para reorientar las almas. El amor puede herirnos profundamente. Debemos tener mucho cuidado. El filo de la Nada corta hasta el hueso. Otros quieren amar, entregarse, pero les falta energía. Llevan en sus corazones los cadáveres de antiguas relaciones, son adictos a las heridas como confirmación de su identidad. Cuando una amistad se reconoce como un don, permanecerá abierta a su propio terreno de bendición.
Cuando amas, abres tu vida a un Otro. Caen todas tus barreras. Tus distancias protectoras se derrumban. Esa persona recibe permiso absoluto para penetrar en el templo más profundo de tu espíritu. Tu presencia y tu vida pueden volverse terreno suyo. Se necesita mucho coraje para permitir semejante acercamiento. Puesto que el cuerpo habita en el alma, cuando permites semejante proximidad, dejas que el otro se vuelva parte de ti. En la afinidad sagrada del amor verdadero, dos almas se vuelven gemelas. El cascarón exterior y el contorno de la identidad se vuelven porosos. Se runden mutuamente.

El Anam cara
La tradición celta posee una hermosa concepción del amor y la amistad. Una de sus ideas fascinantes es la del amor del alma, que en gaélico antiguo es anam cara, «Anam» significa «alma» en gaélico, y «cara» es «amistad». De manera que «anam-cara» en el mundo celta es el «amigo espiritual». En la iglesia celta primitiva se llamaba anam cara a un maestro, compañero o guía espiritual. Al principio era un confesor» a quien uno revelaba lo más íntimo y oculto de su vida. Al anam cara se le podía revelar el yo interior, la mente y el corazón. Esta amistad era un acto de reconocimiento y arraigo. Cuando uno tenía un anam cara, esa amistad trascendía las convenciones, la moral y las categorías. Uno estaba unido de manera antigua y eterna con el amigo espiritual. Esta concepción celta no imponía al alma limitaciones de espacio ni tiempo. El alma no conoce jaulas. Es una luz divina que penetra en ti y en tu otro. Este nexo despertaba y fomentaba una camaradería profunda y especial. Juan Casiano dice en sus Colaciones que este vínculo entre amigos es indisoluble: «Esto, digo, es lo que no puede romper ningún azar, lo que no puede cortar ni destruir ninguna porción de tiempo o de espacio; ni siquiera la muerte puede dividirlo».
En la vida todos tienen necesidad de un anam cara, un «amigo espiritual». En este amor eres comprendido tal como eres, sin máscaras ni pretensiones. El amor permite que nazca la comprensión, y ésta es un tesoro invalorable. Allí donde te comprenden está tu casa. La comprensión nutre la pertenencia y el arraigo. Sentirte comprendido es sentirte libre para proyectar tu yo sobre la confianza y protección del alma del otro. Pablo Neruda describe este reconocimiento en un bello verso: «Eres como nadie porque te amo». Este arte del amor revela la identidad especial y sagrada de la otra persona. El amor es la única luz que puede leer realmente la firma secreta de la individualidad y el alma del otro. En el mundo original, sólo el amor es sabio, sólo él puede descifrar la identidad y el destino.
El anam cara es un don de Dios. La amistad es la naturaleza de Dios. La idea cristiana de Dios como Trinidad es la más sublime expresión de la alteridad y la intimidad, un intercambio eterno de amistad. Esta perspectiva pone al descubierto el bello cumplimiento del anhelo de inmortalidad que palpitaba en las palabras de Jesús: «Os llamo amigos». Jesús, como hijo de Dios, es el primer Otro del universo; es el prisma de toda diferencia. Es el anam cara secreto de todos los individuos. Con su amistad penetramos en la tierna belleza y en los afectos de la Trinidad. Al abrazar esta amistad eterna nos atrevemos a ser libres. En toda la espiritualidad celta hay un hermoso motivo trinitario. Esta breve invocación lo refleja:
Los Tres Sacrosantos mi fortaleza son, que vengan y rodeen mi casa y mi fogón.
Por consiguiente, el amor no es sentimental. Por el contrario, es la forma más real y creativa de la presencia humana. El amor es el umbral donde lo divino y la presencia humana fluyen y refluyen hacia el otro.

La naturaleza sagrada de la intimidad
Nuestra cultura está obsesionada por el concepto de relación. Todo el mundo habla de ello. Es un tema constante en la televisión, el cine y los medios de información. La tecnología y los medios no unen el mundo. Pretenden crear un mundo unido por redes electrónicas, pero en realidad sólo ofrecen un mundo simulado de sombras. Por eso nuestro mundo humano se vuelve más anónimo y solitario. En un mundo donde el ordenador reemplaza el encuentro entre seres humanos y la psicología reemplaza a la religión, no es casual que exista semejante obsesión por las relaciones. Desgraciadamente, el término mismo se ha convertido en un centro vacío en torno del cual nuestra sed solitaria anda hurgando en busca de calor y comunión. El lenguaje público de la intimidad es en gran medida hueco y sus repeticiones incesantes suelen delatar la falta total de aquélla. La verdadera intimidad es una vivencia sagrada. Jamás exhibe su confianza y comunión secretas ante el ojo escopófilo de una cultura de neón. La intimidad verdadera es propia del alma, y el alma es discreta.
La Biblia dice que nadie puede vivir después de ver a Dios. Extrapolando esto, podría decirse que nadie puede vivir después de verse a sí mismo. A lo sumo se puede intuir la propia alma. Se pueden vislumbrar su luz, colores y contornos. Experimentar la inspiración de sus posibilidades y la maravilla de sus misterios. En la tradición celta, y en especial en la lengua gaélica, existe una fina intuición de que el acercamiento a otra persona debe encarnar un acto sagrado. En gaélico no existe nuestro «hola». Cuando uno se encuentra con otro, se intercambian bendiciones. Uno dice:
Día dhuit, «Dios sea contigo». El otro responde: Día is Muire dhuit, «Dios y María sean contigo». Cuando se separan, uno dice: Go gcumhdai Dia thu, «Que Dios venga en tu ayuda», o Gogcoinne Día thu, «Dios te guarde». El rito del encuentro comienza y termina con bendiciones. A lo largo de una conversación en gaélico se reconoce explícitamente la presencia divina en el otro. Este reconocimiento también está plasmado en antiguos dichos, tales como «la mano del forastero es la mano de Dios». La llegada del forastero no es casual; trae un don y un esclarecimiento particulares.

El misterio del acercamiento
Desde hace años tengo ganas de escribir un cuento sobre un mundo en el cual cada uno conocería a una sola persona durante toda su vida. Lógicamente, para dibujar ese mundo, este postulado debería prescindir de consideraciones biológicas. Uno tendría que guardar años de silencio ante el misterio de la presencia en el Otro, antes de poder acercarse. En toda su vida uno no encontraría más que un par de personas a lo sumo. Esta idea adquiere mayor realidad si uno pasa revista a su vida y distingue los amigos de los conocidos. No son lo mismo. La amistad es un vínculo más profundo y sagrado. Shakespeare lo dice con una frase muy bella: «Los amigos que tienes y su atención probada, sujétalos a tu alma con argollas de acero.» Un amigo es un tesoro increíblemente valioso. Es un ser amado que despierta tu vida para liberar las posibilidades salvajes que hay en ti.
Irlanda es un país de ruinas. Las ruinas no están vacías. Son lugares sagrados que rebosan de presencias. Un amigo mío, sacerdote en Conamara, pensaba construir una playa de estacionamiento junto a su iglesia. Cerca había una ruina, abandonada desde hacía cincuenta o sesenta años. Fue a ver al hombre cuya familia había vivido allí años antes y le pidió que le cediera las piedras para los cimientos. El hombre se negó. Cuando el sacerdote preguntó por qué, respondió: Ceard a dheanfadh anamacha mo mhuinitire ansin?, es decir, «¿qué sería de las almas de mis antepasados?». Quería decir que incluso en unas ruinas largamente abandonadas, las almas de quienes las habían habitado poseían una afinidad y apego particulares al lugar. La vida y pasión de una persona dejan su impronta en el éter. El amor no permanece enclaustrado en el corazón, sino que sale a construir tabernáculos secretos en el paisaje.
Diarmad y Gráinne
Por toda Irlanda se ven bellas piedras llamadas dólmenes. Se trata de dos enormes bloques de piedra caliza colocadas paralelamente. Sobre ellas se pone otra a manera de techo. La tradición celta las llama leaba Dhiarmada agus Gráinne, es decir, «cama de Diarmad y Gráinne». Dice la leyenda que Gráinne era la compañera de un jefe de los Fianna, los viejos soldados celtas. Se enamoró de Diarmad, los dos huyeron y los fianna los persiguieron por todo el país. Los animales les daban refugio, y personas sabias les daban consejos para eludir a sus perseguidores. Se les dijo que no debían pasar más de dos noches en un lugar. Pero se decía que donde se detenían a descansar, Diarmad construía un dolmen para su amada. Las investigaciones arqueológicas han revelado que eran las tumbas de los jefes. La leyenda es más interesante y vibrante. Es una bella imagen de la sensación de impotencia que suele acompañar al amor. Cuando uno se enamora, se desvanecen el sentido común, la racionalidad y la personalidad seria, discreta y respetable. Uno vuelve a ser adolescente; hay un fuego nuevo en su vida. Uno está revitalizado. Cuando no hay pasión, el alma está dormida o ausente. Cuando la pasión despierta, el alma vuelve a ser Joven y libre, vuelve a danzar. La vieja leyenda celta nos muestra el poder del amor y la energía de la pasión. Uno de los poemas más elocuentes sobre la transfiguración de la vida por este anhelo es el Anhelo dichoso de Goethe:
No se lo digáis a nadie, sino tan sólo a los sabios, que el vulgo siempre propende a la burla y el sarcasmo;
pero al que ansía consumirse en la llama, yo lo alabo. En el frescor de las noches amorosas, en el trueque plácido de las caricias, al ver la vela que esplende y el cuarto alumbra tranquila, un extraño sentimiento más de una vez te acomete. No quisieras seguir preso en la sombra y las tinieblas, y de una vida más alta un ansia sientes violenta. Para ti no hay ya distancias: suelto y libre alzas el vuelo hacia la llama, y al fin, igual que la mariposa, en ella abrasas tu cuerpo. Que mientras en ti cumplido no veas el «¡Muere y transfórmate!», serás en la oscura tierra no más que un huésped borroso que vaga entre las tinieblas.
(Trad. de R. Cansinos Asséns)
El poema expresa la maravillosa fuerza espiritual que es el centro del anhelo y sugiere la gran vitalidad oculta en él. Cuando uno cede a la pasión creativa, ésta lo transporta a los umbrales últimos de la transfiguración y la renovación. Este crecimiento causa dolor, pero es dolor sagrado. Hubiera sido mucho más trágico evitar cautelosamente estas profundidades para quedar anclado en la superficie lustrosa de la banalidad.

El amor como reconocimiento antiguo
La verdadera amistad o el amor no se fabrican ni conquistan. La amistad siempre es un acto de reconocimiento. Esta metáfora se puede hundir en la naturaleza arcillosa del cuerpo humano. Cuando encuentras a la persona que amas, un acto de reconocimiento antiguo os reúne. Es como si millones de años antes de que la naturaleza rompiera su silencio, su arcilla y la tuya yacieran juntas. Luego, en el ciclo de las estaciones, esa arcilla única se dividió y separó. Cada uno se alzó como formas individuales de arcilla que alojaban su individualidad y destino. Sin saberlo, vuestras memorias secretas lloraban la ausencia mutua. Mientras vuestros seres de arcilla deambulaban durante miles de años por el universo, el anhelo del otro nunca decayó. Esta metáfora permite explicar cómo se reconocen súbitamente dos almas en el momento de la amistad. Puede ser un encuentro en la calle, en una fiesta, en una conferencia, una presentación banal, y en ese momento se produce el rayo del reconocimiento que enciende las brasas de la afinidad. Se produce un despertar, una sensación de conocimiento antiguo. Entráis. Habéis regresado a casa por fin.
En la tradición clásica esto encuentra una expresión maravillosa en el Simposio, mágico diálogo de Platón sobre la naturaleza del amor. Platón vuelve al mito de que en el principio los humanos no eran individuos singulares. Cada persona era dos seres en uno. Luego se separaron; por consiguiente, uno pasa la vida buscando su otra mitad. Al encontrarse, se descubren por medio de este acto de reconocimiento. En la amistad se cierra un círculo antiguo. Lo que hay de antiguo entre ambos os cuidará, abrigará y unirá. Cuando dos personas se enamoran, pasan de la soledad del exilio a la casa única de su comunión. En las bodas corresponde reconocer la grada del destino que permitió el encuentro de estas dos personas. Cada una reconoció en la otra a aquella en la cual su corazón encontraría refugio. El amor jamás debe ser una carga, porque hay algo más entre ambos que la presencia mutua.

El círculo de comunión
Para reflejar esto se necesita una palabra más vibrante que la tan trillada «relación». Las frases como «se cierra un círculo antiguo» y «un anhelo antiguo despierta y toma conciencia de sí» ayudan a revelar el significado profundo y el misterio del encuentro. Expresan en el lenguaje sacro del alma la unicidad y la intimidad del amor. Cuando dos personas se aman, se genera una tercera fuerza entre ellas. Una amistad interrumpida no siempre se restaura con horas interminables de análisis y consejos. Es necesario modificar el ritmo de los encuentros y reanudar el contactó con la antigua comunión que los reunió. Esta antigua afinidad os mantendrá unidos si invocáis su poder y su presencia. Dos personas realmente despiertas habitan un círculo de comunión. Han despertado una fuerza más antigua que los envolverá y abrigará.
La amistad exige que se la alimente. La gente suele dedicar su atención principalmente a los hechos de la vida, su situación, trabajo y categoría social. Vuelcan sus mayores energías al hacer. El Maestro Eckhart escribió bellas palabras sobre esta tentación. Según él, muchas personas se preguntan dónde deberían estar y qué deberían hacer, cuando en realidad deberían preocuparse por cómo ser. El amor es el lugar de mayor ternura en tu vida. En una cultura preocupada por las rigideces y definiciones nítidas, y que por consiguiente le exaspera el misterio, es difícil sustraerse a la transparencia de la luz falsa para entrar en el tenue resplandor del mundo del alma. Acaso la luz del alma es como la de Rembrandt, esa luz rojiza, dorada, que caracteriza su obra. Esta luz crea una sensación de volumen y sustancia en las figuras sobre las cuales derrama su suave resplandor.

Amarse con los ojos abiertos

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 02/06/2005 23:49

Reflexiones extraidas del libro “Amarse con los ojos Abiertos” Jorge Bucay y Silvia Salinas:

Me gustaría reflexionar sobre cómo la gente se inventa cuentos, cómo crea historias y se las cree.

Cada uno tiene una serie de condicionamientos neuróticos que intentan encajar en su relación con los demás.

Los cuentos que se inventa cada uno no serían tan graves de no ser porque terminan por convertirse en profecías que se acaban haciendo realidad.

En esta situaciones es importante tomar conciencia. Darnos cuenta de qué hacemos para repetir la historia es el primer paso para dejar de hacerlo.

En las parejas, los guiones de cada integrante se apoderan cada vez más de la relación e influyen en la percepción que cada uno tiene del otro.

Las personas establecen sus relaciones con una idea de lo que va a ocurrir, se comportan como si eso ocurriera realmente, hasta que consiguen que eso suceda.

Deberíamos insistir acerca de lo maravillosos que es sentirse aceptado tal como uno es, porque la aceptación nos da sensación de libertad.

Es importante trabajar para aceptar a nuestro compañero tal como es, viéndolo en su totalidad, descubriendo su sistema de funcionamiento y respetando su manera de ser.

“Aceptarse” empieza por “aceptarme”.

Entramos en la pareja llenos de ideas sobre cómo debe ser el vínculo, cómo se comporta una mujer, cómo se comporta un hombre, cómo debería comportarse alguien que nos quiere, que es y que no es compartir, cuánto y cómo se debe hacer el amor, si debemos hacerlo todo juntos o no, etc.

Y ni en la pareja ni en los individuos existe una ley que determine lo que es mejor. Lo mejor es siempre ser quien uno es.

Si seguimos torturándonos a nosotros mismos, exigiéndonos ser lo que no somos, seguiremos atribuyéndole a alguien la causa de nuestro descontento.

La primera afirmación de la propuesta es que los problemas de pareja, son problemas personales que se expresan en la relación. Y estos problemas sólo emergen en el vínculo amoroso, dado que estando con otro salen a la luz aspectos de uno que estaban en la sombra.

“Si te molesta esta situación. ¿Que cuestión personal se refleja en el conflicto?”. El tema básico está plasmado en la frase de Hugh Prater :”una piedra nunca te importa a menos que esté en tu camino”.

“Proyecto en el otro las partes de mi que más rechazo”.

“Cuando me doy cuenta de cómo me molesta esto en el otro, investigo como me molesta en mi mismo.”

“Si, pienso que yo no tengo nada de eso que me molesta en del otro, el trabajo es darme cuenta de qué pongo yo de lo que tengo, porque si no pusiera de lo mío no me molestaría”.

Proyecto mi sombra en mi compañero y, al verla en él, la descubro.

A partir de ahí tengo dos posibilidades: intentar destruir la temida amenaza destruyéndolo a él o aceptar la oportunidad de integrarme con mi sombra y terminar para siempre con su amenza.

Debería de dejar de culpar al otro por lo que hace y empezar a ver que estoy poniendo yo en este particular conflicto. En vez de utilizar mi energía para cambiar al otro, la utilizo para observarme, y a partir de ahí, hablar de mí, de lo que yo necesito, de lo que a mí me pasa con las actitudes que él tiene.

Puedo usar el conflicto para encontrarle una salida creativa, para ver que puedo desarrollar de mi misma y en que puntos ciegos me estoy bloqueando.

El niño herido que llevamos en nuestro interior es como un agujero negro que lo absorbe todo, es como un dolor de muelas: cuando aparece no podemos pensar en otra cosa, el dolor domina nuestra vida.

En muchos casos de separación el problema no se encuentra en la relación de uno con el otro, sino en asuntos no resueltos de uno de ellos (o de los dos) con su propio pasado.

Mi reacción genera tu propia reacción, y así nos vamos potenciando negativamente.

Siempre estamos reaccionando por cosas que no pasaron hace muchos años. Esto imposiblita la realción con el otro.

Hasta que no me ocupe de este niño herido, el seguirá reaccionando y empeorando mis relaciones íntimas. Y el único que puede escucharlo soy yo mismo, cuando me ocupo de su tristeza y de su enfado.

Es necesario aclarar que no es posible descubrir muchas de estas heridas en soledad. Necesitamos un vínculo que las dispare con una persona que las autorice, que nos permita sentir lo que sentimos sin descalificarnos.

El dolor es un proceso que ocurre a través del shock, la tristeza, la soledad, la herida, el enojo, la rabia, el remordimiento. Y dura mucho tiempo.

Nuestros niños heridos necesitan un espacio para expresar su enfado y su dolor. Cuando se lo damos empiezan a crecer y no interfieren en nuestras realciones íntimas.

Welwood: “Aprender a aprovechar cada dificultad que encontramos en el camino para ahondar más, para conectarnos en más profundidad, no sólo con nuestra pareja, si no también en nuestra condición de seres vivos.”

“Personas brillantes que en la intimidad no son más que niños infinitamente necesitados que reacciona ante la falta de cariño, atención y de reconocimiento.”

“Y el único que puede cuidarlo soy yo mismo.”

“Cuando me ocupo de su tristeza, de su miedo y de su enfado, el niño no reacciona, porque está contenido.”

La doncella sin manos

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 02/06/2005 23:43

A un molinero le iban mal las cosas, y cada día era más pobre; al fin, ya no le quedaban sino el molino y un gran manzano que había detrás. Un día se marchó al bosque a buscar leña, y he aquí que le salió al encuentro un hombre ya viejo, a quien jamás había visto, y le dijo:

-¿Por qué fatigarse partiendo leña? Yo te haré rico sólo con que me prometas lo que está detrás del molino.

«¿Qué otra cosa puede ser sino el manzano?», pensó el molinero, y aceptó la condición del desconocido. Éste le respondió con una risa burlona:

-Dentro de tres años volveré a buscar lo que es mío -y se marchó.

Al llegar el molinero a su casa, salió a recibirlo su mujer.

-Dime, ¿cómo es que tan de pronto nos hemos vuelto ricos? En un abrir y cerrar de ojos se han llenado todas las arcas y cajones, no sé cómo y sin que haya entrado nadie.

Respondió el molinero:

-He encontrado a un desconocido en el bosque y me ha prometido grandes tesoros. En cambio, yo le he prometido lo que hay detrás del molino. ¡El manzano bien vale todo eso!

-¿Qué has hecho, marido? -exclamó la mujer horrorizada-. Era el diablo, y no se refería al manzano, sino a nuestra hija, que estaba detrás del molino barriendo la era.

La hija del molinero era una muchacha muy linda y piadosa; durante aquellos tres años siguió viviendo en el temor de Dios y libre de pecado. Transcurrido que hubo el plazo y llegado el día en que el maligno debía llevársela, se lavó con todo cuidado y trazó con tiza un círculo a su alrededor. Se presentó el diablo de madrugada, pero no pudo acercársele y dijo muy colérico al molinero:

-Quita toda el agua, para que no pueda lavarse, pues de otro modo no tengo poder sobre ella.

El molinero, asustado, hizo lo que se le mandaba. A la mañana siguiente volvió el diablo, pero la muchacha había estado llorando con las manos en los ojos, por lo que estaban limpísimas. Así tampoco pudo acercársele el demonio, que dijo furioso al molinero:

-Córtale las manos, pues de otro modo no puedo llevármela.

-¡Cómo puedo cortar las manos a mi propia hija! -contestó el hombre horrorizado. Pero el otro le dijo con tono amenazador:

-Si no lo haces, eres mío, y me llevaré a ti.

El padre, espantado, prometió obedecer y dijo a su hija:

-Hija mía, si no te corto las dos manos me llevará el demonio, así se lo he prometido en mi desesperación. Ayúdame en mi desgracia y perdóname el mal que te hago.

-Padre mío -respondió ella-, haz conmigo lo que te plazca; soy tu hija.

Y, tendiendo las manos, se las dejó cortar. Vino el diablo por tercera vez, pero la doncella había estado llorando tantas horas con los muñones apretados contra los ojos, que los tenía limpísimos. Entonces el diablo tuvo que renunciar; había perdido todos sus derechos sobre ella.

Dijo el molinero a la muchacha:

-Por tu causa he recibido grandes beneficios; mientras viva, todos mis cuidados serán para ti.

Pero ella le respondió:

-No puedo seguir aquí; voy a marcharme. Personas compasivas habrá que me den lo que necesite.

Se hizo atar a la espalda los brazos amputados, y, al salir el sol, se puso en camino. Anduvo todo el día hasta que cerró la noche. Llegó entonces frente al jardín del Rey, y, a la luz de la luna, vio que sus árboles estaban llenos de hermosísimos frutos; pero no podía alcanzarlos, pues el jardín estaba rodeado de agua. Como no había cesado de caminar en todo el día, sin comer ni un solo bocado, sufría mucho de hambre y pensó: «¡Ojalá pudiera entrar a comer algunos de esos frutos! Si no, me moriré de hambre». Se arrodilló e invocó a Dios, y he aquí que de pronto apareció un ángel. Éste cerró una esclusa, de manera que el foso quedó seco, y ella pudo cruzarlo a pie enjuto. Entró entonces la muchacha en el jardín, y el ángel con ella. Vio un peral cargado de hermosas peras, todas las cuales estaban contadas. Se acercó y comió una, cogiéndola del árbol directamente con la boca, para acallar el hambre, pero no más. El jardinero la estuvo observando; pero como el ángel seguía a su lado, no se atrevió a intervenir, pensando que la muchacha era un espíritu; y así se quedó callado, sin llamar ni dirigirle la palabra. Comido que hubo la pera, la muchacha, sintiendo el hambre satisfecha, fue a ocultarse entre la maleza.

El Rey, a quien pertenecía el jardín, se presentó a la mañana siguiente, y, al contar las peras y notar que faltaba una, preguntó al jardinero qué se había hecho de ella. Y respondió el jardinero:

-Anoche entró un espíritu que no tenía manos y se comió una directamente con la boca.

-¿Y cómo pudo el espíritu atravesar el agua? -dijo el Rey-. ¿Y adónde fue, después de comerse la pera?

-Bajó del cielo una figura, con un vestido blanco como la nieve, que cerró la esclusa y detuvo el agua, para que el espíritu pudiese cruzar el foso. Y como no podía ser sino un ángel, no me atreví a llamar ni a preguntar nada. Después de comerse la pera, el espíritu se retiró.

-Si las cosas han ocurrido como dices -declaró el Rey-, esta noche velaré contigo.

Cuando ya oscurecía el Rey se dirigió al jardín acompañado de un sacerdote, para que hablara al espíritu. Se sentaron los tres debajo del árbol, atentos a lo que ocurriera. A medianoche se presentó la doncella, viniendo del boscaje, y, acercándose al peral, se comió otra pera, alcanzándola directamente con la boca; a su lado se hallaba el ángel vestido de blanco. Salió entonces el sacerdote y preguntó:

-¿Vienes del mundo o vienes de Dios? ¿Eres espíritu o un ser humano?

A lo que respondió la muchacha:

-No soy espíritu sino una criatura humana, abandonada de todos menos de Dios.

Dijo entonces el Rey:

-Si te ha abandonado el mundo, yo no te dejaré.

Y se la llevó a su palacio, y, como la viera tan hermosa y piadosa, se enamoró de ella, mandó hacerle unas manos de plata y la tomó por esposa.

Al cabo de un año el Rey tuvo que partir para la guerra y encomendó a su madre la joven reina, diciéndole:

-Cuando sea la hora de dar a luz, atiéndela y cuídala bien, y envíame en seguida una carta.

Sucedió que la Reina tuvo un hijo, y la abuela se apresuró a comunicar al Rey la buena noticia. Pero el mensajero se detuvo a descansar en el camino, junto a un arroyo, y, extenuado de su larga marcha, se durmió. Acudió entonces el diablo, siempre dispuesto a dañar a la virtuosa Reina, y trocó la carta por otra, en la que ponía que la Reina había traído al mundo un monstruo. Cuando el Rey leyó la carta, se espantó y se entristeció sobremanera; pero escribió en contestación que cuidasen de la Reina hasta su regreso.

Volvió el mensajero con la respuesta y se quedó a descansar en el mismo lugar, durmiéndose también como a la ida. Vino el diablo nuevamente, y otra vez le cambió la carta del bolsillo, sustituyéndola por otra que contenía la orden de matar a la Reina y a su hijo. La abuela se horrorizó al recibir aquella misiva, y, no pudiendo prestar crédito a lo que leía, volvió a escribir al Rey; pero recibió una respuesta idéntica, ya que todas las veces el diablo cambió la carta que llevaba el mensajero. En la última le ordenaba incluso que, en testimonio de que había cumplido el mandato, guardase la lengua y los ojos de la Reina.

Pero la anciana madre, desolada de que hubiese de ser vertida una sangre tan inocente, mandó que por la noche trajesen un ciervo, al que sacó los ojos y cortó la lengua. Luego dijo a la Reina:

-No puedo resignarme a matarte, como ordena el Rey; pero no puedes seguir aquí. Márchate con tu hijo por el mundo, y no vuelvas jamás.

Le ató el niño a la espalda y la desgraciada mujer se marchó con los ojos anegados en lágrimas.

Llegado que hubo a un bosque muy grande y salvaje, se hincó de rodillas e invocó a Dios. Se le apareció el ángel del Señor y la condujo a una casita en la que podía leerse en un letrerito: «Aquí todo el mundo vive de balde». Salió de la casa una doncella, blanca como la nieve, que le dijo: «Bienvenida, Señora Reina», y la acompañó al interior.

Desatándole de la espalda a su hijito, se lo puso al pecho para que pudiese darle de mamar, y después lo tendió en una camita bien mullida. Le preguntó entonces la pobre madre:

-¿Cómo sabes que soy reina?

Y la blanca doncella, le respondió:

-Soy un ángel que Dios ha enviado a la tierra para que cuide de ti y de tu hijo.

La joven vivió en aquella casa por espacio de siete años, bien cuidada y atendida, y su piedad era tanta que Dios, compadecido, hizo que volviesen a crecerle las manos.

Finalmente, el Rey, terminada la campaña, regresó a palacio, y su primer deseo fue ver a su esposa e hijo. Entonces la anciana reina prorrumpió a llorar, exclamando:

-¡Hombre malvado! ¿No me enviaste la orden de matar a aquellas dos almas inocentes? -y le mostró las dos cartas falsificadas por el diablo, añadiendo-: Hice lo que me mandaste ­y le enseñó la lengua y los ojos.

El Rey prorrumpió a llorar con gran amargura y desconsuelo por el triste fin de su infeliz esposa y de su hijo, hasta que la abuela, apiadada, le dijo:

-Consuélate, que aún viven. De escondidas hice matar una cierva, y guardé estas partes como testimonio. En cuanto a tu esposa, le até el niño a la espalda y la envié a vagar por el mundo, haciéndole prometer que jamás volvería aquí, ya que tan enojado estabas con ella.

Dijo entonces el Rey:

-No cesaré de caminar mientras vea cielo sobre mi cabeza, sin comer ni beber, hasta que haya encontrado a mi esposa y a mi hijo, si es que no han muerto de hambre o de frío.

Estuvo el Rey vagando durante todos aquellos siete años, buscando en todos los riscos y grutas, sin encontrarla en ninguna parte, y ya pensaba que habría muerto de hambre. En todo aquel tiempo no comió ni bebió, pero Dios lo sostuvo. Por fin llegó a un gran bosque y en él descubrió la casita con el letrerito: «Aquí todo el mundo vive de balde». Salió la blanca doncella y, cogiéndolo de la mano, lo llevó al interior y le dijo:

-Bienvenido, Señor Rey -y le preguntó luego de dónde venía.

-Pronto hará siete años -respondió él- que ando errante en busca de mi esposa y de mi hijo; pero no los encuentro en parte alguna.

El ángel le ofreció comida y bebida, pero él las rehusó, pidiendo sólo que lo dejasen descansar un poco. Se tendió a dormir y se cubrió la cara con un pañuelo.

Entonces el ángel entró en el aposento en que se hallaba la Reina con su hijito, al que solía llamar Dolorido, y le dijo:

-Sal ahí fuera con el niño, que ha llegado tu esposo.

Salió ella a la habitación en que el Rey descansaba, y el pañuelo se le cayó de la cara, por lo que dijo la Reina:

-Dolorido, recoge aquel pañuelo de tu padre y vuelve a cubrirle el rostro.

Obedeció el niño y le puso el lienzo sobre la cara; pero el Rey, que lo había oído en sueños, volvió a dejarlo caer adrede. El niño, impacientándose, exclamó:

-Madrecita. ¿cómo puedo tapar el rostro de mi padre, si no tengo padre ninguno en el mundo? En la oración he aprendido a decir: Padre nuestro que estás en los Cielos; y tú me has dicho que mi padre estaba en el cielo, y era Dios Nuestro Señor. ¿Cómo quieres que conozca a este hombre tan salvaje? ¡No es mi padre!

Al oír el Rey estas palabras, se incorporó y le preguntó quién era. Entonces ella respondió:

-Soy tu esposa y éste es Dolorido, tu hijo.

Pero al ver el Rey sus manos de carne, replicó:

-Mi esposa tenía las manos de plata.

-Dios misericordioso me devolvió las mías naturales -dijo ella; y el ángel salió fuera y volvió en seguida con las manos de plata. Entonces tuvo el Rey la certeza de que se hallaba ante su esposa y su hijo, y, besándolos a los dos, dijo, fuera de sí de alegría.

-¡Qué terrible peso se me ha caído del corazón!

El ángel del Señor les dio de comer por última vez a todos juntos, y luego los tres emprendieron el camino de palacio, para reunirse con la abuela. Hubo grandes fiestas y regocijos, y el Rey y la Reina celebraron una segunda boda y vivieron felices hasta el fin.

Oracion de la mujer

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 07/02/2005 19:37

ORACION DE LA MUJER

Pido fortaleza y revelación para tener certezas para poder ser valiente y pura, solidaria y libre.

Pido a la Divinidad, que me guíe y alimente con la sabiduría infinita del Profundo Amor de la Conciencia Cósmica, para convertirme en la mujer de mirada limpia y corazón fuerte que sin temores y con total veneración cree en su Dios/Diosa y por El/Ella vive.

Y así ser de las nuevas mujeres que habitarán -habitan- la Tierra.

Pido fortaleza y revelación.

Fortaleza que me permita ser valiente pura y acunar a mis niñ@s y enseñarles a sonreír.

Y revelación para tener la total certeza de quién es el que me da la vida y por qué estoy aquí.

Revelación de mi tarea, de mi aprendizaje de mi valor y de lo que sé que soy.

Que me dé mi Dios, la mirada clara para que con lucidez, tenga visión plena y que lo que vea y se me revele, me permita manifestar la poderosa energía que me envuelve, y me convierta en mujer plena y capaz.

Mujer de manos tibias y ojos brillantesValiente y pura. Solidaria y libre.

Convertirme -Recuperarme- en la mujer de mirada limpia y corazón fuerte, que sin temores y con total veneración cree en su Dios/Diosa y por El/Ella vive.

Pido a la Divinidad, que me guíe y alimente con la sabiduría infinitade la Fuente del Profundo Amor de la Conciencia Cósmica.

Enjugo mis lágrimas y entrego a mis criaturas y me decido a caminar la Tierra anunciando que el Reino ha abierto sus puertas.

Pido la llave para que a paso firme pueda iniciarme en la Divina misión por la que tomé este cuerpo y elegí esta vida.

Ya estoy lista y soy consciente de la perfección Divina y de la fuerza cósmica que me envuelve.

Quiero ser partícipe, colaboradora y voluntaria generosa.

Que se me tome en cuenta a la hora de repartir los dones tengo mis manos limpias y dispuestas mi corazón me ha dado una visión reveladora y ahora sí pondré manos a la obra, porque puedo vislumbrar la vasta grandeza.

Desde mi humildad, solicito ser bienaventurada

Pido tener ojos que vean y oídos que escuchen para que me sean perceptibles la visión magnífica y el son infinito

Te entrego mis pensamientos uno a uno mis sentimientos agobiantes mis preocupaciones, mis temores, mis tristezas y todo lo que me abate y me entorpece la vida.

Y así ser de las nuevas mujeres que habitarán -habitan- la Tierra Mujeres de luz.

Mujeres silenciosas y de ojos infinitos

Anónimo

Afrodita

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 07/02/2005 19:46

AFRODITA

MITO LA NACIDA DE LA ESPUMA Cuando Cronos inducido, por su madre castró con una hoz a su padre Urano, tiró al mar los genitales. al flotar sobre las aguas, estos formaron una espuma blanca desde donde surgió Afrodita, como la concepción oceánica. Montada sobre una ostra, fue empujada por Céfiro, el viento del oeste hasta la orilla de Citera, las diosas de las estaciones la adornaron con suntuosos atuendos y piedras preciosas.

DIOSA DEL AMOR DIOSA DE LA CREATIVIDAD DIOSA DE LA BELLEZA MUJER AMANTE
Ella simboliza la inspiración de la poesía, del arte, de la transformación a través del amor. Todo aquello que sea impregnado de la energía de belleza y amor, por el arquetipo de Afrodita, se siente irresistible. Una atracción de tono magnético, como lo es el amor, produce una química especial entre dos individuos. Se siente una atracción por llegar a conocer al otro, de llegar al coito, como una analogía de fundirse juntos, de conocer-se. Es el deseo de conocer y ser conocido, lo que se produce cuando una mujer se relaciona y se encuentra en su interior con el arquetipo de Afrodita. Esto produce un crecimiento en los espacios psicológico y emocional. Cuando la unión está dada también en los aspectos de la mente y del corazón, es un encuentro espiritual con la energía del amor en su totalidad.
La energía de Afrodita, es el éxtasis que se siente ante una melodía, la emoción al escuchar un poema, los sentimientos de deleite al observar una pintura bella, la inspiración que se siente al ver una obra teatral, lo cual puede ser transmitido excelsamente por los actores en escena, los cuales tienen además una gran manifestación de la energía arquetípica de Afrodita, al expresarse a través del arte.
El arquetipo de Afrodita, puede verse en el éxtasis que se siente en situaciones que para otro, pueden ser triviales y desprovistas de emoción. Para quien vibre con el arquetipo de Afrodita, el hecho de estar en un jardín en un día de lluvia dejando que el agua recorra su cuerpo, sintiéndola deslizarse puede producirle un deleite extasiante. Puede también deleitarse en observar una flor, captar la belleza espiritual que encierra un pimpollo de rosa, sentir que mañana se abrirá en todo su esplendor, y despedirá así mismo, un aroma embriagador. Todo eso vive una persona que tiene el arquetipo de Afrodita como uno de los patrones mas intensos en su ser.
Puede verse también en la interacción que tiene un artista y su obra, o el lienzo en el que ha de plasmar la idea y fluír junto al pincel en su deslizarse por el paño. Puede verse en aquel bailarín que transmite “ese algo” que sus otros compañeros no transmiten desde el escenario.
Arquetipo interno de Afrodita
Es la alquimia del amor, del éxtasis, es el disfrute. La sexualidad y la sensualidad todo junto a pleno. Afrodita es el arquetipo interno que impulsa a las mujeres a la realización de la creatividad y la procreación. Es la mujer amante, que se siente atractiva y sensual. Es también el atractivo, el magnetismo personal, el erotismo. En las culturas en las cuales el erotismo está mal visto, la mujer que porta esta energía, es considerada una mujer liviana, o una prostituta. Esto puede llegar a enfrentar a las personas que así la consideran, con sus propias apariencias de carencia de erotismo, razón por la cual, al verlo, sentirlo de tal manera en “el otro”, le  produce una sensación de rechazo.
El arquetipo de Afrodita, es también el enamorarse, la luz que uno encuentra en el otro, la magia, el encantamiento, una sensibilidad especial, los olores tienen más olor, los colores tienen más color, los sabores tienen más sabor. Todo lo sensorial, es estimulado. El amor, la belleza y la creatividad se presentan como un nuevo patrón interno, que lleva a la persona hacia una nueva dimensión de su expresión. 

La maestria del amor, Dr. Miguel Ruiz

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 07/02/2005 19:40

Al principio tenemos miedo de que nos castiguen, pero más tarde también tenemos miedo de no recibir la recompensa, de no ser lo bastante buenos para mamá o papá o un hermano o un profesor. De este modo es como nace la necesidad de ser aceptado. Antes de eso no nos importa si lo estamos o no. Las opiniones de la gente no son importantes y no lo son porque sólo que­remos jugar y vivir en el presente.

El miedo a no conseguir la recompensa se convierte en el miedo a ser rechazado. Y el miedo a no ser lo bastante buenos para otra persona es lo que hace que intentemos cambiar, lo que nos hace crear una imagen. Imagen que intentamos proyectar según lo que quieren que seamos, sólo para ser aceptados, sólo para recibir el premio. De este modo aprendemos a fingir que somos lo que no somos y perseveramos en ser otra persona con la única finalidad de ser lo suficientemente buenos para mamá, papá, el profesor, nuestra religión o quienquiera que sea. Y con este fin practicamos incansablemente hasta que nos convertimos en maestros de ser lo que no somos.

Pronto olvidamos quienes somos realmente y empezamos a vivir nuestras imágenes, porque no creamos una sola, sino muchas diferentes, según los distintos grupos de gente con los que nos relacionemos. Una imagen para casa, una para el colegio, y cuando crecemos, unas cuantas más.

Y esto funciona de la misma manera cuando se trata de una simple relación entre un hombre y una mujer. La mujer tiene una imagen exterior que intenta proyectar a los demás, y cuando está sola, otra de sí misma. Lo mismo pasa con el hombre, que también tiene una imagen exterior y otra interior. Ahora bien, cuando llegan a la edad adulta, la imagen interior y la exterior son tan distintas que ya casi no se corresponden. Y como en la relación entre un hombre y una mujer existen al menos cuatro imágenes, ¿cómo es posible que se lleguen a conocer de verdad? No se conocen. La única posibilidad es intentar comprender la imagen. Pero es preciso considerar más imágenes.

Cuando un hombre conoce a una mujer, se hace una imagen propia de ella, y a su vez la mujer se hace una imagen del hombre desde su punto de vista. Entonces él intenta que ella se ajuste a la imagen que él mismo ha creado y ella intenta que él se ajuste a la imagen que se ha hecho de él. Ahora, entre ellos existen seis imágenes. Evidentemente, aunque no lo sepan, se están mintiendo el uno al otro. Su relación se basa en el miedo, en las mentiras, y no en la verdad porque resulta imposible ver a través de toda esa bruma.

De pequeños no experimentamos ningún conflicto porque no fingimos ser lo que no somos. Nuestras imágenes no cambian realmente hasta que empezamos a relacionarnos con el mundo exterior y dejamos de tener la protección de nuestros padres. Esta es la razón por la que la adolescencia resulta particularmente difícil. Aun en el caso de que estemos preparados para sostener y defender nuestras imágenes, tan pronto intentamos proyectarlas al mundo exterior, éste las rechaza. El mundo exterior empieza a demostrarnos, no sólo particular, sino también públicamente, que no somos lo que fingimos ser.

Este sería el caso, por ejemplo, de un chico adolescente que aparenta ser muy listo. Acude a un debate en el colegio, y, en ese debate, alguien que es más inteligente, y que está más preparado, le supera y le deja en ridículo delante de todo el mundo. A continuación él intenta explicar, excusar y justificar su imagen delante de sus compañeros. Se muestra muy amable con todos e intenta salvar esa imagen delante de ellos, aunque sabe que está mintiendo. Por supuesto, hace todo lo posible para no perder el control delante de ellos, pero tan pronto se encuentra solo y se ve reflejado en un espejo, lo hace añicos. Se odia a sí mismo; se siente verdaderamente estúpido y cree que es el peor. Existe una gran discrepancia entre la imagen interior y la imagen que intenta proyectar hacia el mundo exterior. Pues bien, cuanto más grande es la discrepancia, más difícil resulta la adaptación al sueño de la sociedad y menos amor se tiene hacia uno mismo.

Entre la imagen que finge ser y la imagen interior que tiene de sí mismo cuando está solo, existen mentiras y más mentiras. Ambas imágenes están completamente alejadas de la realidad; son falsas, pero él no es consciente de ello. Quizás otra persona lo advierta, pero él está totalmente ciego. Su sistema de negación intenta proteger las heridas, pero éstas son reales y siente dolor porque intenta defender esa imagen por todos los medios.

De pequeños aprendemos que las opiniones de todas las personas son importantes y dirigimos nuestra vida conforme a esas opiniones. Una simple opinión de alguien, aunque no sea cierta, es capaz de hacernos caer en el más profundo de los infiernos: «Qué feo estás. Estás equivocado. Eres un estúpido». Las opiniones tienen un gran poder sobre el comportamiento absurdo de las personas que viven en el infierno. Por ese motivo necesitamos oír que somos buenos, que lo estamos haciendo bien, que somos bellos. «¿Qué aspecto tengo? ¿Ha estado bien lo que he dicho? ¿Cómo lo estoy haciendo?”

Necesitamos escuchar las opiniones de los demás porque estamos domesticados y esas opiniones tienen el poder de manipularnos. Por eso buscamos el reconocimiento en los otros; necesitamos el apoyo emocional de ellos; ser aceptados por el Sueño externo a través de los demás. Esta es la razón por la que los adolescentes ingieren alcohol, se drogan o empiezan a fumar. Sólo para ser aceptados por otras personas que opinan que eso es lo que hay que hacer; sólo para que esa gente considere que están «en la onda”.

Pero todas esas falsas imágenes que intentamos proyectar provocan un gran sufrimiento en muchos seres humanos. Las personas fingimos ser muy importantes, pero, a la vez, creemos que no somos nada. Ponemos mucho empeño en ser alguien en el sueño de esa sociedad, en ganar reconocimiento y en recibir la aprobación de los demás. Hacemos un gran esfuerzo para ser importantes, para triunfar, para ser poderosos, ricos, famosos, para expresar nuestro sueño personal e imponer nuestro sueño a las personas que nos rodean. ¿Por qué? Pues porque creemos que el sueño es real y nos lo tomamos muy en serio.

II

La pérdida de la inocencia

Los humanos somos, por naturaleza, seres muy sensibles. Pero si tenemos una sensibilidad tan elevada es porque percibimos todas las cosas a través del cuerpo emocional. Este cuerpo emocional es como un aparato de radio que se puede sintonizar para percibir determinadas frecuencias o bien para reaccionar frente a otras. La frecuencia normal de los seres humanos antes de la domesticación se ajusta en la exploración y el disfrute de la vida; estamos sintonizados para amar. De pequeños no definimos el amor como un concepto abstracto, sólo lo vivimos. Es tal como somos.

Tanto el cuerpo emocional como el cuerpo físico cuentan con un componente parecido a un sistema de alarma que nos permite saber cuándo algo no va bien. En el caso del cuerpo físico este sistema de aviso es lo que denominamos dolor.

Cuando sentimos dolor es porque hay algún problema en nuestro cuerpo, algo que es necesario examinar y sanar. En el caso del cuerpo emocional, el sistema de alarma es el miedo. Siempre que sentimos miedo es porque alguna cosa no va bien. Quizá corra peligro nuestra vida.

El cuerpo emocional percibe las emociones, pero no a través de los ojos. Las emociones se perciben a través del cuerpo emocional. Los niños sencillamente «sienten» emociones, pero su mente racional no las interpreta ni las cuestiona. Esta es la razón por la que aceptan a determinadas personas y rechazan a otras. Cuando no se sienten seguros cerca de una persona, la rechazan porque son capaces de sentir las emociones que esa persona proyecta. Los niños perciben fácilmente cuando alguien está enfadado, ya que su sistema de alarma les provoca un pequeño miedo que les dice: «No te acerques», y siguiendo su instinto, no lo hacen.

Aprendemos a tener un determinado estado emocional según la energía emocional que impregne nuestro hogar y de cómo reaccionemos personalmente a esa energía. A eso se debe que cada componente de la familia, aunque sean hermanos, reaccione de un modo diferente dependiendo de la manera en que haya aprendido a defenderse a sí mismo y a adaptarse a las circunstancias. Cuando los padres se pelean constantemente, falta la armonía y el respeto entre ellos, y se mienten, los niños siguen su ejemplo emocional y aprenden a ser como ellos. Y aunque les digan que no sean así y que no mientan, la energía emocional de sus padres y de toda su familia les hará percibir el mundo de una manera similar.

La energía emocional que impregne nuestro hogar sintonizará nuestro cuerpo emocional con esa frecuencia. El cuerpo emocional empieza a cambiar su sintonización y llega un momento que deja de ser la sintonización normal del ser humano. Jugamos al juego de los adultos, jugamos al juego del Sueño externo y perdemos. Perdemos nuestra inocencia, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestra felicidad y nuestra tendencia a amar. Nos vemos forzados a cambiar y empezamos a percibir otro mundo, otra realidad: la realidad de la injusticia, la realidad del dolor emocional, la realidad del veneno emocional. Bienvenidos al infierno: el infierno que los seres humanos crean, el Sueño del Planeta. Somos bienvenidos a este infierno, pero no lo hemos inventado nosotros. Ya estaba aquí antes de que naciésemos.

Si observas a los niños podrás ver cómo se destruye el amor verdadero y la libertad. Imagínate a un niño de dos o tres años que corre y se divierte en el parque. Mamá está mirando al pequeño y tiene miedo de que se caiga y se lastime. Entonces se levanta para detenerlo, pero el niño, creyendo que está jugando con él, intenta correr todavía más deprisa. Los coches pasan cerca, por una calle próxima, y eso intensifica todavía más el miedo de mamá hasta que, finalmente, lo atrapa. El niño espera que ella se ponga a jugar con él, y sin embargo lo único que recibe es una azotaina. ¡Boom! Esto le causa un sobresalto. La felicidad del niño no era otra cosa que la expresión del amor que emanaba de él, pero después de eso es incapaz de comprender por qué su madre actúa de ese modo. Con el tiempo, este tipo de sobresalto acabará por bloquear el amor. El niño no comprende las palabras, pero aun así, se pregunta: «¿Por qué?”.

Y de este modo, correr y jugar, una expresión del amor, ha dejado de ser algo seguro porque, cuando expresas tu amor, tus padres te castigan. Te envían a tu habitación y no puedes hacer lo que quieres. Te dicen que estás siendo un niño o una niña mala y eso te hace sentir humillado, significa castigo.

En ese sistema de premios y castigos existe un sentido de la justicia y de la injusticia, de lo que es legítimo y de lo que no lo es. El sentido de la injusticia es como un cuchillo que abre una herida emocional en la mente. Después, según cómo reaccionemos ante la injusticia, la herida puede infectarse con veneno emocional. Pero ¿por qué se infectan algunas heridas? Veamos otro ejemplo.

Imagínate que tienes dos o tres años. Te sientes feliz, estás jugando, explorando. Aún no tienes conciencia de lo que es bueno o de lo que es malo, de lo que es correcto o incorrecto, de lo que deberías hacer y de lo que no deberías hacer, porque todavía no estás domesticado. Estás jugando en la habitación con un objeto que se encuentra cerca de ti. No tienes intención de hacer nada malo, ni de intentar causarle daño a nadie, pero estás jugando con la guitarra de tu papá. Para ti es sólo un juguete; no quieres hacerle el menor daño a tu padre. Pero él tiene uno de esos días en los que no se siente bien. Tiene problemas en su trabajo. Entra en la habitación y te encuentra jugando con sus cosas. Se enfada de inmediato, te coge y te da una zurra.

Desde tu punto de vista, es una injusticia. Tu padre no hace más que entrar, y con su enfado, te hace daño. Confiabas plenamente en él porque es tu papá, alguien que, por lo general, te protege y te permite jugar y ser tú mismo. Sin embargo, ahora hay algo que no acaba de encajar. Ese sentido de la injusticia es como un dolor en el corazón. Te sientes vulnerable; te hace daño y te hace llorar. Pero no lloras únicamente porque te ha dado una azotaina. No es la agresión física lo que te duele; lo que te parece injusto es la agresión emocional. No habías hecho nada malo.

Ese sentido de la injusticia abre una herida emocional en tu mente. Tu cuerpo emocional está herido, y en ese momento, pierdes una pequeña parte de tu inocencia. Aprendes que no puedes confiar siempre en tu padre, y aun en el caso de que tu mente todavía no lo sepa, porque no lo analiza, sí lo comprende: «No puedo confiar». Tu cuerpo emocional te dice que existe algo en lo que no puedes confiar y que ese algo puede repetirse.

Quizá reacciones con miedo; quizá con enfado o con timidez o sencillamente te pongas a llorar. Pero esa reacción ya es producto del veneno emocional porque, la reacción normal antes de la domesticación es que, cuando tu papá te da una bofetada, tú quieras devolvérsela. Le pegas o sólo intentas levantar la mano, pero lo único que consigues con eso es que él se enfade todavía más contigo. Solamente has levantado la mano, pero has conseguido que reaccione con mayor enfado y recibes un castigo todavía peor. Ahora sabes que te destruirá. Ahora le tienes miedo y dejas de defenderte porque eres consciente de que, si lo hicieses, únicamente conseguirías empeorar las cosas.

Sigues sin comprender el porqué, pero sabes que tu padre puede incluso matarte. Esto abre una herida atroz en tu mente. Antes de que ocurriese todo, tu mente estaba completamente sana; eras del todo inocente. Sin embargo, ahora, después de estos acontecimientos, la mente racional intenta hacer algo con esa experiencia. Aprendes a reaccionar de un modo determinado, de una manera particular, tuya. Guardas la emoción en ti y eso cambia tu forma de vivir. Y a partir de entonces, esta experiencia se repite cada vez con mayor frecuencia. La injusticia proviene de mamá y de papá, de los hermanos y de las hermanas, de los tíos y las tías, del colegio, de la sociedad, de todos. Con cada miedo aprendes a defenderte, pero no lo haces de la misma manera que antes de la domesticación, cuando te defendías y seguías jugando.

Ahora hay algo dentro de la herida que, en un principio, no parece representar un gran problema: el veneno emocional. No obstante, el veneno emocional se acumula y la mente empieza a jugar con él. A continuación, el futuro empieza a preocuparnos un poco porque tenemos el recuerdo del veneno y no queremos que vuelva a ocurrir. También tenemos recuerdos de cuando hemos sido aceptados; recordamos a mamá y a papá siendo buenos con nosotros y viviendo en armonía. Queremos esa armonía pero no sabemos de qué modo crearla. Y, como estamos en el interior de la burbuja de nuestra propia percepción, nos parece que cualquier cosa que sucede a nuestro alrededor ha sido provocada por nosotros. Creemos que mamá y papá se pelean por nuestra culpa incluso cuando no tiene nada que ver con nosotros.

Valor sabiduría y amor

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 29/07/2006 8:38

Valor sabiduría y amor

– Valor no es solamente lo que se necesita para levantarse y hablar; sino también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.

– La sabiduría no es poder enseñar, sino tener la capacidad de aprender de los demás.

– El amor no es un regalo para que te sientas feliz,
sino para que hagas felices a los demás.

Muchas veces pensamos que tener valor es enfrentarse sin armas a un ejército completo, o salvar a una persona dentro de un edificio en llamas. Sin embargo valor es sinónimo de verdad, honestidad, sinceridad y amistad.

Pues es más valiente el que enfrenta un problema que el que lo oculta con violencia. De la misma forma, el ser sabio no es solamente tener el conocimiento para enseñar, sino la humildad para seguir aprendiendo de aquellos a quienes se enseña.

En frases como estas, debemos recordar el verdadero valor de la vida, el trabajo, el amor, la familia o el estudio; pues al igual que en los casos del valor, el amor o la sabiduría, el mundo se ha encargado de
disfrazar la verdadera esencia de las cosas más importantes para los seres humanos, y debemos recordar todos los consejos de aquel que vino a mostrarnos el verdadero significado de la vida…
Cristo.

Las Celulas del Cuerpo

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 30/07/2006 12:10

Las Celulas del Cuerpo : Un modelo de Vida Espiritual Perfecta 

Propósito superior: Cada célula del cuerpo acuerda trabajar por el bien del todo; el bienestar individual es secundario. Si es preciso, morirá para proteger al cuerpo (lo que ocurre con frecuencia). El egoísmo resulta inconcebible, incluso cuando la supervivencia de las células está en juego.

Comunión: Cada célula permanece en contacto con todas las demás. Hay células mensajeras que corren en todas direcciones para notificar a los puestos avanzados más lejanos cualquier intención o deseo, por pequeño que sea. Retirarse o negarse a comunicar resulta inconcebible.

Conciencia: Las células se adaptan a cada momento. Son flexibles para responder a cada situación. Mantener hábitos rígidos resulta inconcebible.

Aceptación: Las células reconocen que cada una es igualmente importante. Todas las funciones del cuerpo son interdependientes. Realizarlas de manera aislada resulta inconcebible.

Creatividad: Aunque cada célula cumple funciones específicas (las células hepáticas, por ejemplo, realizan 50 tareas distintas), éstas se combinan de manera creativa. Una persona puede digerir alimentos que nunca había comido, concebir pensamientos nuevos o bailar de un modo nunca visto. Aferrarse a conductas anquilosadas resulta inconcebible.

Estar:  Las células obedecen al ciclo universal de reposo y actividad. Aunque este ciclo se manifiesta de distintas formas (niveles hormonales fluctuantes, presión sanguínea, ritmos digestivos), su expresión más obvia es el sueño. Sigue siendo un misterio por qué necesitamos dormir, pero si no lo hacemos sufrimos disfunciones graves. El futuro del cuerpo se incuba en el silencio de la inactividad. La actividad obsesiva o la agresividad resultan inconcebibles.

Eficiencia: Las células operan con la menor cantidad posible de energía. En general, sólo almacenan tres segundos de alimento y oxígeno dentro de la pared celular. Confían totalmente en que se les proveerá. El consumo excesivo de alimento, aire o agua resulta inconcebible.

Conexión:  Debido a su herencia genética común, las células saben que, en esencia, son iguales. El hecho de que las células hepáticas sean diferentes de las cardiacas, y las musculares de las cerebrales, no contradice su identidad colectiva, que es inalterable.

Dar:  La actividad principal de las células es dar, lo que mantiene la integridad del resto. El compromiso total con la concesión produce automáticamente la recepción, la otra mitad de un ciclo natural. El acopio resulta inconcebible.

Inmortalidad:  Las células se reproducen para transmitir a su descendencia, sin restricciones, su conocimiento, experiencia y talentos. Es una clase de inmortalidad práctica: someterse a la muerte en el plano físico, pero vencerla en el no físico. La brecha generacional resulta inconcebible.

Es lo que mis células han convenido. ¿No es un pacto plenamente espiritual? La primera cualidad -seguir un propósito superior- corresponde a los atributos espirituales de renunciación o desprendimiento; dar es devolver a Dios lo que es de Dios; la inmortalidad coincide con la creencia en la vida después de la muerte.

Sin embargo, al cuerpo no le conciernen los apelativos adoptados por la mente. Para él, estas cualidades son simplemente la manera en que funciona la vida, el resultado de la expresión biológica de la inteligencia cósmica a lo largo de billones de años.

El misterio de la vida manifestó su potencial pleno con gran paciencia y cuidado: aun hoy, el acuerdo que mantiene unido mi cuerpo parece un secreto porque, a juzgar por las apariencias, no existe. Más de 250 clases de células realizan sus actividades diarias (las 50 funciones que cumplen las células hepáticas son exclusivas de ellas y no se superponen a las de las células musculares, renales, cardiacas o cerebrales) y sería catastrófico que tan sólo una de ellas se malograra.
El misterio de la vida ha encontrado el modo de expresarse perfectamente por mi conducto.

Relee la lista de cualidades y presta atención a lo señalado como “inconcebible”: egoísmo, incomunicación, aislamiento, consumo excesivo, actividad obsesiva y agresividad. Si nuestras células no se comportan de este modo, ¿por qué lo hacemos nosotros? ¿Por qué si la avaricia provoca la destrucción de las células (la avaricia es el principal pecado de las células cancerígenas), la consideramos buena para nosotros?

¿Por qué nuestro consumo desemboca en una epidemia de obesidad mientras nuestras células reducen el suyo al mínimo? La conducta que aniquilaría a nuestros cuerpos en un día es la que los seres humanos hemos adoptado. Hemos traicionado la sabiduría de nuestro cuerpo y, peor aún, ignorado el modelo de una vida espiritual perfecta.

(Deepak Chopra – El Libro de los Secretos)

El Rechazo

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 31/07/2006 7:27

El Rechazo
¿Cuál es la verdadera esencia del hombre.? ¿De qué depende el significado de la vida del hombre.? ¿Por qué tantos conceptos e ideas acerca de lo que es ideal y lo que no es ideal para ti.? ¿Por qué tanta moral.? ¿Por qué tanto bueno y tanto malo.? ¿Por qué tanta insistencia de otros para que cambies.

Acaso el cambio no es para todos.? Muchas preguntas sin una respuesta concreta. Todo esto debido a que el hombre ha vivido esclavo de la aceptación y el rechazo. ¿No es acaso el hombre un ser privilegiado.? Si no fuera así el hombre no tendría oportunidades de crecimiento. ¿No es acaso el hombre el rey de la naturaleza.? Si no fuera así la tierra te hubiera tragado hace mucho tiempo.

¿Es acaso el hombre solamente un títere de las opiniones, de las ideas, de las creencias, de lo bueno y de lo malo? Si es así entonces. ¿Qué valor tiene la vida.? La esencia del hombre es algo mucho más que eso. Esa es tu tarea a descubrir, en cada momento, en cada labor. como el Hércules moderno.

Como el Hércules moderno tendrás que descubrir la aceptación y el rechazo en cada instante de tu vida. Si vives solo para ser aceptado, te conviertes en ambicioso y orgulloso. y en el momento del rechazo sufrirás. si vives en el rechazo. te conviertes en un ser auto-destructivo y todas tus puertas estarán cerradas.

Aprende a vivir en la aceptación sin olvidar que tarde o temprano el rechazo llegará. Cuando aceptas que el rechazo también es parte de tu arco iris, entonces no sufrirás a favor o en contra. por primera vez descubrirás la ecuanimidad. El rechazo es el aliento de aquel que vive en la aceptación.

¿Cómo es posible.? Te preguntarás. El rechazo significa el aliento de aquellos que miran todo con una luz diferente. Si el rechazo te hace dudar de tus metas y planes. Entonces significa que estas metas y estos planes no eran tuyos, eran prestados, eran imitaciones.

El hombre rechaza y es rechazado, no encuentra alivio en su propia naturaleza. Siempre anda buscando a quién o a qué imitar, la moda, el cine, la TV, los ídolos, el dinero, las propiedades. Recuerda. Un hombre va al conocimiento como va a la guerra: Bien despierto, con respeto, con visión y con absoluta confianza.

Ir de cualquier otra forma al conocimiento o a la guerra es un error y quien lo cometa puede correr el riesgo de no sobrevivir para lamentarlo. Los requisitos para la sabiduría: Estar bien despierto; Tener visión, Respeto y Absoluta confianza.

El hombre real vive en la aceptación de todo lo que existe, y el rechazo llega a él cuando necesita ánimo y aliento. Por eso el hombre sabio sabe alimentarse del rechazo. sabe encontrar en lo más profundo de la noche, la luz misma.

¿Haz sido rechazado? Alégrate. Esto es símbolo de integridad e inteligencia. Solo aquellos que se atreven a ser diferentes llegarán al final del camino con una conciencia íntegra e iluminada.

Allí la diferencia. Todos llegan al final del camino pero solo unos pocos llegan a el, con su corazón íntegro.

Acepta el rechazo.,

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