SHAMANISMO Y ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA

SHAMANISMO Y ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA
DR. OSCAR HUTTERER ARIZA.
ACADEMIA MEXICANA DE MEDICINA TRADICIONAL
Dispongámonos a penetrar a ese mundo negado de forma progresiva y contundente en los últimos siglos, mediante una actitud positiva hacia el “pensamiento irracional” que comprende la intuición, el desarrollo de cualidades sutiles y la conexión con otras leyes que rigen otras dimensiones o mundos, y en los que “curar – mediante plantas sagradas – constituye una transferencia de energía vibratoria al cuerpo” generando el sentimiento sublime de lo divino en el viraje del mundo “pensamiento – sensación” al mundo “intuición – sentimiento”.
De ésta forma el “shamán” es un mago que penetra al mundo de los espíritus o energías cósmicas, utilizando o no sustancias enteógenas . Por ser nuestro abordaje el hombre y sus niveles de conciencia, consideremos que está integrado por tres elementos: cuerpo, alma y espíritu, donde el “ESPÍRITU” o chispa divina representa una emanación de la fuerza creadora, faro luminoso del que alcanzamos a tener fugaces atisbos. (2)
El shamán penetra al mundo de las energías cósmicas, para alcanzar fugaces atisbos de sabiduría que iluminen su camino y poder guiar a su comunidad.
Como un enlace entre los dos extremos está el “ALMA”, que comunica mediante ondas cuánticas la influencia del espíritu sobre el cuerpo, almacenando y catalogando las experiencias de la vida; así, el alma contiene tres atributos de manifestación: pensamiento, sentimiento y voluntad que son los que gobiernan las funciones cerebrales. De donde la MENTE se constituye en la función pensante del alma.
el “shamán” es un mago que penetra al mundo de los espíritus o energías cósmicas
De ésta manera todas las cosas tienen por padre al pensamiento, fuente de la vida dinámica e infinita y por madre a la materia, llena de vida y movimiento. Si consideramos al pensamiento como a una facultad del alma y a ésta como a una emanación del espíritu, podríamos decir que la cualidad distintiva del espíritu es el PENSAMIENTO, y por otra parte, la cualidad característica de la materia sería la FORMA, que implica extensión en el espacio y por tanto también limitación dentro de ciertas fronteras, a diferencia del pensamiento que se encuentra presente en su totalidad en todo lugar, intacto en todos y cada uno de los puntos del espacio simultáneamente.
De ahí que TIEMPO sea el lapso utilizado por un cuerpo para trasladarse de un punto determinado en el espacio, a otro; y por lo tanto lo que no puede cambiar de lugar pero que se encuentra en todas partes, no puede tener la dimensión tiempo.

Nada de lo formulado en el plano del pensamiento puede hallarse lejos de nosotros ni en el tiempo ni en el espacio y la imagen del objetivo pensado “toma existencia en un presente universal y eternamente cuántico”, donde lo relativo y lo absoluto, lo concreto y lo abstracto, lo objetivo y lo subjetivo “no son antagónicos” ni incompatibles, son complementarios uno del otro y la única realidad es la combinación de ambos.
Nada de lo formulado en el plano del pensamiento puede hallarse lejos de nosotros ni en el tiempo ni en el espacio y la imagen del objetivo pensado “toma existencia en un presente universal y eternamente cuántico”
Dando progresión lógica a mis pensamientos, consideremos que la CONCIENCIA, existe fuera de nuestros cuerpos, independientemente, pero individual, alcanzada antes de la materialización del cuerpo, libre y “atemporal “; la conciencia no emerge sino que se conecta por medio el cerebro, así el sistema nervioso actúa como antena que construye la realidad, como flujo direccional de la interacción energética entre la experiencia y la estructura del espacio. Se constituye como ondas cuánticas de información que se mueven del espíritu a la materia y vuelven al espíritu, su patrón vibratorio determina la posibilidad de que tengan lugar acontecimientos físicos, así todo lo que existe en el mundo tiene un sentido; y son nuestros cerebros los que establecen contacto con ella y nos dan la sensación de poseerla internamente.
Toda la energía que el shamán concentra en un momento de curación física o psíquica, es tomada del cosmos inanimado y transformada por el shamán, para equilibrar sus fuerzas con la de los seres vivientes.
Nuestra conciencia no acaba en los límites del cuerpo, sino que es posible extenderla hasta los confines del universo y al comienzo y final del tiempo. Podemos aprender a cambiar nuestra conciencia, porque su campo sigue un patrón conformado en nuestra vida cotidiana por la conciencia ordinaria despierta que sólo nos permite darnos cuenta de una pequeña parte de la misma, debido a que, a causa de nuestras imágenes restrictivas, tenemos un acceso limitado a la magia de nuestros propios cuerpos.
Nuestra conciencia no acaba en los límites del cuerpo, sino que es posible extenderla hasta los confines del universo y al comienzo y final del tiempo.

Por lo tanto, la conciencia es un campo que no se mantiene siempre en nuestros cuerpos; en consecuencia, estamos conectados con toda la vida, lo que significa que tenemos la capacidad de sentir como lo hacen los animales de nuestro entorno, incluso sentir más allá de los muros del espacio y del tiempo. Si podemos ser conscientes de nuestros cuerpos de luz, es decir, la luminosidad existente dentro de nuestros cuerpos, tal vez no seremos capaces de cambiar de forma, pero seguramente podremos cambiar de mentes. La clave está en nuestras conciencias.
En todo está lo absoluto y su percepción solamente depende del nivel de conciencia del que ve. Lo que realmente percibimos es nuestra propia actividad neuronal observada por el ser. De ésta forma, aún en la percepción más “concreta” está involucrado el absoluto. Puesto que todo el universo está formado por vibraciones que se entremezclan sin una clara separación entre ellas, sus partículas aún separadas por años luz se siguen interactuando. De ésta forma, las ondas cuánticas son invisibles, son vitales, son parte de un sistema físico mítico, y sin ellas no existe modo de comprender el universo y la vida. Por ello sólo a través de la física cuántica encontraremos la conexión al comportamiento y sabiduría shamánica.
Tal vez no seremos capaces de cambiar de forma, pero seguramente podremos cambiar de mente.
La clave está en nuestras conciencias De ésta manera, todas las cosas, en especial nuestros cuerpos, persisten una vez aparecen en la evocación del patrón repetitivo de auto observación, es decir, mientras sigan viéndose como son. Este patrón existe a través del pasado, presente y futuro y está controlado por interacciones de luz en el seno del cuerpo, de ahí que todo el organismo esté absorbiendo y emitiendo continuamente luz. Esta danza de luz, onda partícula, es algo realmente mágica, ondas que de repente se transforman en partículas y vuelven a ser ondas dan realmente forma física al cuerpo.

Los shamanes como depositarios de la sabiduría ancestral, son los continuadores del cordón de la vida humana que inicia en el pasado, cruza por el presente y lleva al futuro su mensaje de continuidad.
Las fuerzas que realmente nos mantienen unidos a nuestro cuerpo son ondas de luz electromagnéticas, que de repente se transforman en partículas de energía que incomprensiblemente en la actualidad, nos permite alcanzar el control sobre la materia violando sus constantes físicas fundamentales.
De ésta manera, los shamanes, aunque pocos de ellos comprenden los principios de la física cuántica, creen en una semejante subestructura vibratoria del universo y viven en concordancia a sus efectos, penetrando con facilidad al seno de un mundo espiritual diferente al nuestro.
Los shamanes, son capaces de observar el mundo en términos de mitos y visiones que en un principio parecen contrarias a las leyes físicas, su nivel mítico de la realidad se encuentra en las percepciones del pasado y el futuro de la cultura, construyendo visiones míticas como arquetipos. Según la interpretación transaccional de la física cuántica (3) las ondas de probabilidad cuántica invisibles se originan en el presente, en el pasado y en el futuro, interfiriendo las unas con las otras; y, esta interferencia crea entonces la materia y la energía tal y como la percibimos, alterada y modificada por miles de años.

Los shamanes observan al mundo, en términos de mitos y visiones que parecen contrarias a las leyes físicas, pero encuentran en nuestro pasado histórico, las visiones míticas que construyen los arquetipos del mundo presente y futuro.
Así mismo, todos soñamos y nuestros sueños están llenos de imágenes arquetípicas, como el volar, el convivir con seres desconocidos y en muchas ocasiones fallecidos, etcétera, pero para vivenciarlo conscientemente se requiere un estado alterado de conciencia provocado por nuestras propias endorfinas cerebrales o al través de sustancias psicotrópicas contenidas en las plantas sagradas, tales como la mariguana, ayahuasca, hongos psilocibes, e incluso el tabaco, registradas a través de nuestros milenios tanto de prehistoria como de historia cultural del conocimiento y la sabiduría ancestral.
De ésta forma, los shamanes perciben la realidad en un estado de conciencia alterada donde manipulan la materia y la energía, actúan como observadores emergiendo de un sistema de probabilidad a uno real. Uno de nuestros más dignos ejemplos sería Pachita, curandera mexicana, que constituye uno de los mayores retos para el entendimiento científico, de una experiencia real de esta naturaleza.
Los shamanes trabajan en el seno de la estructura de creencias de los enfermos o desadaptados vibracionales, es decir, del que sufre y se agobia en un estado desequilibrado, con el fin de alterar y empujar fuera sus fijaciones, utilizando sabiamente el viejo proverbio de “ver para creer”, porque el ser común sólo ve lo que cree.
Para el shamán, el sanar el cuerpo o el alma de sus pacientes debe reflejarse en la realidad, pues de lo contrario nadie creería en ellos.
Cuando observamos una telaraña detectamos que está formada por hilos vibrantes tal y como un holograma está conformado por ondas de luz que son vibraciones de energía, es decir, ambos conforman un orden implicado (4), normalmente invisible pero existente, conteniendo todos los fenómenos posibles que puedan ser experimentados.
Cuando se produce una experiencia, el orden varía y se denomina orden manifiesto, puesto que lo que es manifiesto es lo que se observa. De ésta manera, los shamanes eligen lo que es físicamente significativo y ven todos los acontecimientos como universalmente comunicados, escogen la realidad que perciben como verdad.
Los shamanes saben lo que físicamente es significativo, por ello escogen la realidad que perciben en su estado alterado de conciencia como verdad, aunque ella los lleve a la interpretación de mundos múltiples.
De todos es reconocido el hecho de que existen otros mundos presentes que afectan nuestra contemporaneidad; por lo tanto, el mundo que normalmente experimentamos es realmente una realidad múltiple, un compuesto de muchas realidades, algunas probables y otras virtuales como nuestros recuerdos y que según una interpretación de la física cuántica denomina la “interpretación de los mundos múltiples”(4).
Estas extrañas realidades – por no ser comunes – se toman en cuenta con el fin de explicar de un modo adecuado los procesos atómicos y moleculares más simples, considerando que todo estado adulto implica la aceptación de la división intrapsíquica y la coexistencia de varios niveles de conciencia.
De ahí la certeza de que los shamanes penetran en mundos paralelos donde son conscientes de un número de distintas e improbables realidades imbricadas en tiempo y espacio, que incluyen experiencias fuera del cuerpo, cambio de forma, transformación en animales y viajes a través del tiempo.
Los shamanes se ven a sí mismos como parte del gran universo madre y capaces de sintonizarse con lugares intermedios del planeta para mejorar sus poderes mágicos y de sanación, comunicándose con la tierra misma mediante la utilización de sus plantas sagradas y viviendo en las cercanías de lugares mágicos, circunstancias por las que los shamanes se realizan con esa gran sensación de poder que los identifica.
En ellos existe la idea de que cada ser humano es físicamente varón y hembra, y que un desequilibrio en la energía sexual tiene como resultado la enfermedad; de donde la energía sexual tiene mucho que ver con la interacción de la luz con la materia, como ondas cuánticas que se despliegan a lo largo del espacio e incluso más allá de las barreras del tiempo, por tanto la onda cuántica es una acción femenina y la partícula una acción masculina.
El verdadero shamán no presume de serlo, ni ofrece sus servicios en un mercado pueblerino de la salud; los verdaderos shamanes los recomiendan sus propios pacientes, a quienes les consta la efectividad de sus tratamientos.

Penetrar al mundo shamánico constituye toda una vida de preparación en el ser capacitado y designado, por ello, aunque un poco confuso, a pesar de intentos de ejemplificación común, he pretendido, en éste sucinto ensayo, advertir al lector ante quienes ofrecen cursos en 7 lecciones para ser shamán o aprender técnicas de shamanismo, e incluso, duden de quien adopta posturas endiosadas de shamán totalmente fuera de la modestia y del poder ambiental del verdadero shamán, y que han proliferado como “moda” entre grupos sociales incultos e inadaptados, que desean evadir su propia realidad y expandir sus fronteras cognoscitivas en la degradante dependencia de sustancias que conllevan a la drogadicción.
BIBLIOGRAFÍA
1.- La Antropología. Editorial Noguer. EMA Enciclopedia del mundo actual.- Barcelona. España. 1977. pp. 72,73.
2.- Guzmán Emilio. Limosnero o millonario. Editorial Orión. México. 1989. pp. 7-28.
3.- Cramer, Jhon G., an over view of the transactional interpretation of Quantum Mechanics. Review of Modern Physis. Vol. 58, n 3. Julio 1986.
4.- Bohm, David. Wholeness and the Implicate Order. Boston Routledge & Kegan Pasul. 1980. 5.- Cramer, Jhon G. Alternate Universes II. Analog. Noviembre 1984.
6.- Grinberg-Zylverbaum, Jacobo. Curaciones Shamánicas. Pachita el milagro de México. Biblioteca Fundamental Año cero. España. Julio 1994. pp. 196-211.

500 años de chamanes y chamanismo

escrito por Narby,J- Huxley, F.
martes, 21 de febrero de 2006
Hace quinientos años, cuando los primeros europeos iniciaron la exploración de América, se encontraron en numerosas comunidades con personas que aseguraban comunicar con los espíritus con el fin de aprender sobre la vida y la curación. Algunos de ellos ayunaban hasta la emaciación, otros bebían jugo de tabaco licuado o llevaban collares llenos de hormigas venenosas. De este modo, al presenciar tales hechos y escribir sobre ellos, los recién llegados expresaron a menudo una profunda aversión. En 1557, por ejemplo, el misionero francés André Thévet visitó Brasil y llamo a estas personas “pastores del Diablo”. Thévet cuestionó la búsqueda por conocer lo que el consideraba un saber prohibido: “¿Qué necesidad hay de buscar con excesiva curiosidad los secretos de la naturaleza y otras cosas de las que Nuestro Señor se ha reservado el conocimiento para el solo?” Tal curiosidad es una muestra de juicio imperfecto, ignorancia y falta de fe y buena religión.

En el siglo XVII los rusos empezaron la colonización de Siberia y ellos también se encontraron con personas que afirmaban comunicar con los espíritus. Entre la población de habla tungusa de Siberia oriental, estos eran conocidos como saman o shaman. Estos shaman tocaban el tambor, cantaban y actuaban como ventrílocuos y juglares, imitaban los sonidos de los animales en la oscuridad o fingían clavarse cuchillos a si mismos. Aseguraban que podían curar a las personas o causarles daño, influir sobre el tiempo o las presas de la caza y prever el futuro. El padre Avakum Petrovich, quien proporciono el primer relato escrito de un shaman siberiano, le describió como “un vil mago que invoca a los demonios”.

A medida que los exploradores occidentales se extendían por el mundo, encontraron gentes distintas que declaraban comunicar con los espíritus para aprender sobre la vida y la curación. Estas personas recibían distintos apelativos en sus correspondientes lenguas, como page, piaye, angakkut, arendiouannens o shaman. Pero los exploradores, que provenían de países como España, Inglaterra, Francia, Rusia o Alemania, se refirieron a ellos como juglares, hechiceros, magos, taumaturgos y otros términos, a menudos descalificativos.

En el siglo XVIII, en el marco de la Ilustración, los occidentales empezaron a observar el mundo con una nueva mirada. Así, el filosofo alemán Immanuel Kant proclamó el que sería el lema del Siglo de las Luces: “¡Atrévete a conocer!”. Aunque, en general, los primeros observadores racionalistas continuaron menospreciando a los chamanes, al menos ya no se temía al conocimiento. Pero el extraño comportamiento de los chamanes aun resultaba perturbador puesto que, según su punto de vista, los rituales chamánicos y sus trucos poco tenían que ver con el verdadero conocimiento.

Estos observadores pre-científicos buscaban tener una mirada prudente y “objetiva” sobre los hechos y su objetivo era comprender el mundo a partir de la razón. Así pues, cuando se encontraron con los chamanes tendieron a verles como impostores que había que desenmascarar. En este sentido, cuando el profesor alemán Johann Gmelin presenció en Siberia la ceremonia de un chamán tungus y su entorno, llego a la conclusión de que, ante tales “patrañas”, todos ellos merecían trabajar de por vida en las minas de plata.

El siglo XIX vio nacer el estudio académico del ser humano en una nueva disciplina que recibió el nombre de antropología social o etnología. Esta tuvo un pobre inicio, puesto que los primeros antropólogos creían que los pueblos indígenas eran “salvajes” y “primitivos” y que pertenecían a sociedades inferiores”. Por desgracia, en un periodo en el que la civilización occidental tenia en gran consideración las sociedades indígenas y en el que el chamanismo se hallaba en un proceso de rápida transformación, estos primeros investigadores no aportaron demasiado material útil sobre los chamanes.

No obstante, en las postrimerías del siglo XIX, algunos antropólogos se dieron cuenta de que no existía ninguna diferencia esencial entre ellos y las gentes que estaban estudiando. Así, en 1887, el antropólogo germano-estadounidense Franz Boas escribia: “el esquimal es un hombre como nosotros; sus emociones, virtudes y defectos se fundamentan, como los nuestros, en la naturaleza humana”.

A principios del siglo XX, los antropólogos empezaron a tener en cuenta sus propios prejuicios, hecho que mejoro significativamente su capacidad de observación y les condujo a escribir un número sin precedentes de informes detallados sobre los chamanes. También empezaron a dar la oportunidad a los chamanes de expresarse por si mismos, como el antropólogo danés Knud Rasmussen quien, por ejemplo, puso por escrito relatos de los inuit, que publico en la década de 1920. Entre estos, un chaman llamado Igjugarjuk relato a Rasmussen: ” El verdadero saber solo se puede encontrar lejos de la gente, allí afuera, en la gran soledad, y no se encuentra en la acci6n sino solamente a través de la paciencia. La soledad y la paciencia abren la mente humana, por lo que es aquí donde el chaman debe buscar su saber.” A través de tales textos fue posible aprender sobre estos practicantes con mayor empatía.

Pero, en tiempos de Rasmussen, no todos los antropólogos fueron tan abiertos de mente. Algunos vieron a los chamanes como enfermos mentales, puesto que consideraban como reales las alucinaciones que sufrían, afirmaban comunicar con los espíritus y hablaban con voces que no eran las suyas. Así pues, durante décadas, los antropólogos discutieron sobre la salud mental de los chamanes, hasta que el antropólogo francés Claude Levi-Strauss, con su estilo refinado, dio un giro radical a la cuestión y afirmo que los chamanes debían compararse más con los psicoanalistas que con los psicópatas. Otros observadores confirmaron que los chamanes se encontraban a menudo entre los miembros más sanos de su comunidad y que sus iguales solían considerarles como médicos.

A mediados del siglo XX, los antropólogos habían descrito en detalle a los chamanes de regiones tan remotas entre si como Australia, el Ártico o el Amazonas. En cada lugar, estos recibían distintos apelativos, pero todos los apelativos parecían ser sinónimos del termino shaman, procedente de Siberia. En vistas de tal similitud, el antropólogo suizo Alfred Metraux utilizó el termino para describir a los piai del Amazonas, que el estudiaba. Según Metraux, las funciones del chaman comprendían la curación de enfermedades, los hechizos, la interpretación de signos o presagios, la actuacón sobre el clima y la predicción del futuro, así como la capacidad de hacer daño. Pero entre esta desconcertante variedad de habilidades y funciones, Metraux vio una unidad subyacente. Así, en 1944 definió al chaman como “toda persona que sostiene por profesión y en interés de la comunidad una comunicación intermitente con los espíritus, o que es poseída por ellos”. Incluso en la actualidad, esta sigue siendo la definición más sencilla de un fenómeno que, a menudo, se presta a confusión.

En 1951, el historiador de las religiones rumano Mircea Eliade publico su obra central El chamanismo y las técnicas arcaicas de éxtasis, que documentaba correspondencias asombrosas entre las prácticas, las cosmologías y las conductas simbólicas chamánicas de centenares de sociedades en todo el mundo. La obra de Eliade mostró que las practicas y las concepciones chamánicas eran antiguas y profundamente humanas, y, por lo tanto, dignas del interés general. Eliade también presagió el motivo por el cual el chamán se convertiría en una figura tan relevante en la segunda mitad del siglo XX, en una época de descontento por la religión tradicional. Eliade escribió que el chamanismo es “la experiencia religiosa por excelencia” y que “el cháman, y sólo él, es el gran maestro del éxtasis”, lo que presagiaba la explosión del interés por el chamanismo, que llegaría a su ápice con los movimien¬tos New Age.

Los investigadores, por su parte, desarrollaron también un método de observación que transformaría el rostro de los estudios antropológicos: la llamada “observación participativa”, que comportaba vivir con la gente y participar en sus actividades al mismo tiempo que se intentaba observarles con distanciamiento. De este modo, los antrop6logos tomaron parte activa en las sesiones chamánicas con el fin de comprenderlas mejor.

En la década de los anos cincuenta, científicos de otras disciplinas y escritores descubrían los efectos de los alucinógenos, como el LSD y la mescalina, y se percataban de que estas sustancias podían modificar radicalmente la conciencia de una persona sobre la realidad. Este hecho indicaba que los alucinógenos actuaban por medio de la alteración química del cerebro, y no gracias a la superstición y la sugestión.

Cuando los observadores occidentales empezaron a participar en sesiones chamánicas, en las que se hacia use de plantas alucinógenas, se dieron cuenta, para gran sorpresa suya, de que podían tener experiencias parecidas a las que describían los chamanes. Un testimonio en particular fue objeto de una gran atenc16n. En México, el banquero americano Gordon Wasson comió hongos que contenían psilocibina en una se¬sión dirigida por la chaman mazateca Maria Sabina. Mas tarde, en 1957, en un extenso articulo publicado por la revista Life describió como había volado fuera de su cuerpo. Hasta aquel momento, la mayoría de los relatos sobre el chamanismo habían aparecido en revistas académicas especializadas pero, por primera vez, cientos de miles de personas leyeron el relato de Jasón y muchos siguieron su ejemplo, lo que supuso un serio problema para Maria Sabina.

En efecto, en los anos sesenta, muchos jóvenes de todo el mundo probaron las substancias alucinógenas. En aquel momento llego Carlos Castaneda, un estudiante de antropología que afirmaba haber estudiado con un indio yaqui en Arizona y México al convertirse en “aprendiz de brujo”. Castaneda llevó la observación participativa un paso mas allí y proporcionó una descripción de un mundo extraño pero coherente, una “realidad no ordinaria”, a la que viajó bajo la influencia de las plantas alucinógenas. Castaneda publico en 1968 el testimonio de su propia experiencia de aprendizaje titulado Las enseñanzas de Don Juan. Una forma yaqui de conocimiento. El libro y sus continuaciones se convirtieron en grandes ventas en todo el mundo.

Castaneda llamo a su maestro “brujo”, en el sentido de “adivino”, pero en castellano el termino ha adquirido una connotación negativa y ha pasado a designar aquel “hombre al que se le atribuyen poderes mágicos obtenidos del diablo”, según el Diccionario de la Academia. Castaneda no describió a su maestro como a un curandero sino como a un hombre de conocimiento interesado en la obtención de poder. Este hecho, combinado con la descripción de técnicas que el lector podía practicar por si mismo, cautivo la imaginación de millones de personas. La búsqueda de un “sitio de poder”, el use de la visión periférica para ver o la ingestión de hongos que contenían psilocibina daba a los lectores la excitante impresión de que ellos, también, podían ser aprendices de brujo y tener una experiencia chamánica.

Sin embargo, al cabo de poco tiempo, voces críticas empezaron a expresar sus dudas acerca de la autenticidad de los escritos de Castaneda. Parece ser que este maquillo algunas partes de su relato, aunque a partir de experiencias e investigaciones reales. Por encima de todo, los escritos eran fáciles de leer y entretenidos. Haciendo use de recursos literarios, Castaneda ponía trampas a sus lectores al estilo de un chaman y habilidosamente los desconcertaba para liberar sus mentes de las preconcepciones sobre la realidad.

Con los libros de Castaneda, mucha gente empezó a interesarse por el chamanismo de un modo directo y se origino un gran florecimiento de neo-chamanismo a través del movimiento New Age, que se concentro sobre todo en los Estados Unidos pero que progresivamente se expandió por todo el mundo. Los neo-chamanes siguen siendo un fenómeno escasamente estudiado.

A lo largo de las tres últimas décadas del siglo XX, las investigaciones científicas produjeron mas estudios sobre el chamanismo que en cualquier otro periodo anterior, y los chamanes mismos empezaron a escribir sus propias obras. Así, por ejemplo, se publico la autobiografía oral de la chamán mazateca María Sabina, que desde entonces ha sido traducida a varias lenguas.

Al observar con detalle el chamanismo, los antropólogos descubrieron una forma de comprender el mundo coherente y de gran riqueza interior. En los últimos años se ha llegado a considerar al chamanismo como “un conjunto de técnicas de conocimiento” en palabras del antropólogo británico Graham Townsley. En la actualidad, por lo general, los investigadores ya no ven a los chamanes como meros curanderos sino como complejos elaboradores de sentido. De este modo han empezado a situar a los chamanes en el mismo nivel intelectual que ellos mismos.
Sin embargo, aun queda mucha investigación por realizar. Mientras los científicos han indagado en el conocimiento de los chamanes sobre las plantas medicinales para producir medicamentos, aun no se ha estudiado la eficacia de la curación chamánica ni la concepción chamánica de la naturaleza y el mundo. Parece ser que los chamanes son antiguos exploradores de la mente humana, pero sus sistemas de psicología han sido escasamente estudiados. A la luz de lo que en la actualidad se sabe sobre la curación mente-cuerpo, los chamanes ya no tienen por que seguir siendo vistos como charlatanes que embaucan a la gente haciéndoles sentirse mejor o como impostores que hacen use de la prestidigitación y el ventrilocuismo. Mas bien debería considerárseles como médicos de la mente.

La reciente voluntad de los científicos por tomar en serio a los chamanes muestra que es posible el dialogo entre estas dos visiones del mundo, aunque no será fácil. Mientras el chamanismo se apoya en el individuo y la subjetividad, el método científico busca mantener el yo subjetivo del investigador aparte del objeto de estudio. En muchos sentidos, el chamanismo es una “autologia”, o el estudio de si mismo, mientras que la ciencia es una “heterologia”, o el estudio del otro.

En la actualidad, algunos psicólogos y médicos ven al chamanismo como un método para canalizar el poder de la imaginación mental. Pero el chamanismo es mucho más que eso, puesto que concierne al conocimiento, la curación y el poder, además de ser ambiguo por naturaleza. Los aprendices de chamán a menudo sienten un fuerte deseo de abusar de sus nuevos poderes y dañan a otros, como el chamán secoya Fernando Payaguaje señala en su propio libro, mientras otros sucumben al lado oscuro de la brujería. Como escribe el antropólogo norteamericano Michael Brown: “el chamanismo afirma la vida pero también engendra violencia y muerte”.

Llegamos entonces al punto de partida, a los testimonios de los observadores del siglo XVI, que vieron a los chamanes como representantes del diablo. Una visión parcial, pero no del todo desencaminada.

Si miramos atrás, no parece equivocado considerar a los chamanes como ilusionistas, en el sentido de que son capaces de manejar varias cosas al mismo tiempo e introducir nuevos elementos en sus actos. Gracias a ello, en la actualidad, los chamanes del Amazonas se hallan a salvo, viven tanto en la selva como en la ciudad, hablan castellano y portugués, así como sus respectivas lenguas indígenas, y se mueven tanto en¬tre la población mestiza como entre la indígena.

Los chamanes siempre se especializaron en ir de un mundo a otro y nada hace creer que se encuentren menos preparados que otros para hacer frente a este mundo cambiante en el que nos encontramos nosotros mismos. El chamanismo es flexible y “camaleónico”, como lo describe el antropólogo británico Pirex Vitebsk, y puede adoptar ingeniosos nuevos disfraces.

Los chamanes y sus observadores han estado realizando una extraña danza desde hace siglos. Aunque muchos observadores han empezado a tomarlos en serio, aun parece existir un “campo de fuerza” que nos aleja de los chamanes, según la expresión de la antropóloga norteamericana Edith Turnar. De hecho, nos encontramos ante un conflicto de creencias sobre la naturaleza fundamental de la realidad. Muchos ob¬servadores, en especial aquellos que han sido formados como científicos, poseen una visión materialista, creen que todo cuanto existe esta compuesto de materia o depende de ella para existir. Pero no es así para los chamanes: ellos creen en los espíritus.

Incluso después de quinientos años de testimonios sobre el chamanismo, este sigue siendo hoy un misterio. A pesar de ello, hay algo que sí ha cambiado a lo largo de estos cinco siglos, la mirada del obervador. Éste se ha abierto y la comprensión está a punto de florecer.

Qué es un atrapasueños?

Qué es un atrapasueños?

Existe una leyenda proveniente de los indígenas lakotas de origen sioux que reza así:

Hace mucho tiempo cuando el mundo era aún joven, un viejo líder espiritual Lakota estaba en una montaña alta y tuvo una visión. En esta visión, Iktomi -el gran maestro bromista de la sabiduría- se le aparecía en forma de una araña. Iktomi hablaba con él en un lenguaje secreto, que sólo los líderes espirituales de los lakotas sabían entender. Mientras le hablaba, Iktomi -la araña- tomó un trozo de rama del sauce más viejo. Le dio forma redonda y con plumas, pelo de caballo, cuentas y adornos empezó a tejer una telaraña.

Hablaron de los círculos de la vida, de cómo empezamos la existencia como bebés y crecemos a la niñez y después a la edad adulta, para llegar finalmente a la vejez, cuando debemos volver a cuidar de los bebés, completando así el círculo.

Pero Iktomi dijo -mientras continuaba tejiendo su red- “en todo momento de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas otras malas. Si te encuentras en las buenas, ellas te guiarán en la dirección correcta. Pero si escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimarán y te guiarán en la dirección equivocada”. Y continuó: Hay muchas fuerzas y diferentes direcciones y pueden interferir con la armonía de la naturaleza. También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas.”

Mientras la araña hablaba continuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro. Cuando Iktomi terminó de hablar, le dio al anciano Lakota la red y le dijo: “Mira la telaraña es un círculo perfecto, pero en el centro hay un agujero, úsala para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sus sueños y sus visiones. Si crees en el Gran Espíritu, la telaraña retendrá tus buenas ideas que descenderán por las plumas hasta ti y las malas desaparecerán al amanecer por el agujero”.

El anciano Lakota, le pasó su visión a su gente y ahora los indios usan el atrapasueños como la red de su vida. Se cuelgan encima de las camas, en su casa para escudriñar sus sueños y visiones. Lo bueno de los sueños queda capturado en la telaraña de la vida y vive con ellos. Lo malo escapa a través del agujero del centro y no será nunca más parte de ellos.

Los atrapasueños o también llamados cazadores de sueños, se denominaban “Bawaadjigan” en el lenguaje Ojibwe de los sioux, quienes luego se dividieron en los Sante (Isanyati, los que viven cerca de Knife Lake), Dakota centrales y Teton (Lakotas).

Estas culturas sostenían la creencia de que los sueños eran mensajes del mundo espiritual. De esta manera, el atrapasueños funcionaba como un filtro de sueños y visiones, que protegía contra las pesadillas. Los Lakotas particularmente, llegaron a creer que el atrapasueños sostiene el destino de su futuro, y es propicio para la buena fortuna y la armonía familiar, aparte de los buenos sueños.

Una Conversación con Robert Gordon Wasson

Una Conversación con Robert Gordon Wasson

Esta conversación tuvo lugar en la casa del Sr Wason en Danbury, Conecticut en octubre de 1985, 14 meses meses antes de que Gordon falleciese. Gordon Wasson fue banquero en Wall Street, vicepresidente de la J.P. Morgan Trust. La Micología era su pasatiempo hasta que se retiró del mundo de las finanzas en 1963, cuando se puso manos a la obra (got down to real business).

30 años después había publicado ocho libros en el campo de la etnomicología y docenas de artículos académicos desvelando el origen y fenomenología de algunas de las grandes religiones mistéricas de la humanidad. Llego a ser miembro honorífico del Museo Botánico de la Harvard University, y la ciudad de Yale le otorgó su estimado Premio Veblen. Pero el alcance de sus investigaciones todavía han de ser apreciadas por la sociedad moderna. Hoy en América seria ilegal hacer lo que hicieron Gordon y su esposa trayendo el hongo sagrado al mundo occidental. En 1957 escribían:

Qué entretenido ha sido descubrir en la micofobia el servilismo intencionado e indeterminado de muchos europeos ante un tabú tan simple como el que representan las gentes primitivas, un servilismo a respuestas emocionales que parecen provenir de los idas en que nuestros ancestros se encontraban cara a cara con los poderes milagrosos de los hongos sagrados! Perdido el secreto, el tabú sobrevive. Igual que las tribus que estudian nuestros antropólogos, nos aferramos a nuestros tabúes y buscamos su justificación racionalizándolos. Pocos hombres desean la libertad, por mucho que hablen. Pero de nuevo, quizás sea el hombre el que ejerce su libertad de acción cuando se afilia a los confines de su sinrazón (Wasson & Wasson 1957).

Robert Forte: Antes de nada me gustaría decir que es una placer estar aquí de nuevo Sr. Wasson. Tiene buen aspecto, aunque diga que su salud no es muy buena, no lo parece. Es una gran honor poder entrevistarle. Quisiera preguntarle primero sobre los comienzos de su carrera en la micología. Su primer descubrimiento fue que usted, por su origen anglosajón, había crecido ignorante del mundo de los hongos, con aversión, alejamiento e incluso miedo hacia ellos. Sin embargo su esposa, Valentina Pavlovna, de origen ruso, creció con un conocimiento y cierto apego hacia las setas mas comunes. Estas diferentes actitudes fue lo que les propulsó en sus estudios. Mas tarde acuñó los términos micofobia y micofilia para describir estas actitudes opuestas. ¿Podría decir algo sobre esta diferencia?

R.Gordon Wasson: Después de estudiar la materia durante casi una generación lo primero que encontramos fue que no se trataba de una cuestión personal. No era Yo y no era mi esposa. Eran todos los rusos y todos los europeos los que sentían de estas dos maneras divergentes. Se nos ocurrió que debíamos investigar el porqué. Lo estudiamos durante 20 años, y luego, alrededor de 1939 nos sentamos juntos para decidir si debíamos seguir adelante o no. Los dos estabamos muy ocupados ganándonos la vida. Mi esposa entonces era pediatra. Su trabajo se veía constantemente interrumpido por los viajes relacionados con mi trabajo. El banco me envió a Argentina por un año, y fuimos juntos, naturalmente, ya que el banco era mi forma de vida. Entonces no era algo tan seguro como lo fue después. Por lo que decidimos trabajar duro y no desperdiciar mas tiempo con las setas. Pero si había algo realmente importante en aquello entonces deseábamos continuar. En esta reunión en torno al final de la década de los treinta ambos descubrimos que teníamos un secreto, y que éramos demasiado tímidos para expresarlo. El secreto era que la religión estaba detrás de todo ello, detrás de aquellos que odian las setas, los que las temen y los que las aman, como el amor de los rusos.

¿Hasta qué punto cree que esta diferencia se debe a la potencia alucinógena de algunos hongos?

¿Se refiere a la potencia enteogénica?

¿Podría aclarar la diferencia?

Si. “Alucinación” significa “una mentira”. Una alucinación es nada. No me gusta esa palabra. No creo que deba ser utilizada. “Enteógeno” es una palabra mucho mejor. Un comité encabezado por el profesor Carl Ruck, académico de clásica de la Universidad de Boston, inventó esa palabra y todos la adoptamos de forma unánime en lugar de “alucinógeno” para designar aquellas substancias orgánicas reverencias por el hombre antiguo por su potencia y por su habilidad para imponer respeto. La Amanita muscaria es el principal entrógeno fúngico, pero el el género Psilocybe a menudo tiene propiedades enteogénicas. “Enteógeno” significa simplemente “Dios generado dentro de ti!”

Entonces “alucinación” significa algo falso, o no real.

Si. Esta bien para Timothy Leary y los de su clase, ellos pueden utilizarla, pero es una palabra ruin y gastada, “alucinación”. No es una alucinación lo que experimentas cuando consumes los hongos que producen visiones y que hablan.

¿Hasta que punto cree que la micofobia y la micofilia se deben a la potencia enteogénica de algunos hongos?

Bueno, creo que es precisamente por eso. ¿no esta de acuerdo?

Si. Pienso que podría ser otro ejemplo de la gran ambivalencia que encontramos en relación con lo sagrado a lo largo de la historia. Hay una gran atracción por lo sagrado y mucho de ello se convierte en tabú. ¿Cuanto tiempo estuvo involucrado en la micología hasta el descubrimiento de los hongos sagrados de Méjico?

En 1952 recibimos un recorte de prensa que envió Robert Graves. (1) Lo encontró en la redacción del periódico de Ciba, en Nueva York. Hablaba del descubrimiento de un culto a los hongos en Méjico. Los frailes que acompañaron a los conquistadores de Méjico escribieron sobre este culto. Aunque no decían mucho sobre ello, eran muy escuetos, lo que decían era preciso y bueno, tan bueno como puedes esperarte de aquella generación, ya que entonces no había micología. No sabían distinguir una seta de otra.

Deborah Harlow: Sr. Wasson, usted dice que fue en 1952 cuando recibió este comunicado del señor Graves, pero fue en 1939 cuando cuando usted y la señora Wasson tuvieron ese presentimiento sobre la religión y los hongos. ¿De donde vino este presentimiento?

Bueno, vino de haber estudiado los hongos desde 1927. Teníamos algunas pistas sobre las practicas asiáticas de consumir Amanita muscaria. Lamentablemente no tenemos en inglés una palabra para designar este hongo. Es un hongo sin nombre en Ingles. Estamos privados del privilegio de hablar de ella de forma coloquial. Tenemos que utilizar el nombre botánico Amanita muscaria. Esto es reflejo de la antipatía a todas los hongos, y particularmente a la Amanita muscaria, que es una gran seta y que no ha sido aún estudiada a fondo!

RF: ¿Era usted o su esposa particularmente religioso antes de comenzar su búsqueda?

No éramos particularmente religiosos. Yo no soy particularmente religioso aún. Pero religioso, bueno, ligeramente religioso. Mi padre era un pastor episcopal.(2)

¿Entonces esto era un hobby para ustedes?

No lo considerábamos como un hobby. No hubiéramos dedicado tanto tiempo si fuera un hobby. Pero lo manejábamos con la mano izquierda, por decirlo de alguna manera. Ella estaba ocupada tratando de seguir adelante con la medicina y yo estuve trabajando primero en periodismo y mas tarde en las finanzas.

Se deshizo entonces del miedo a los hongos bastante pronto, no?

Si, si. Mi esposa ganó esa batalla.

¿Había leído sobre la existencia del hongo Divino?

Con el tiempo supimos de exploradores en Siberia oriental en el siglo XVIII y XIX; ellos encontraron estas prácticas. Se quedaron perplejos, les disgustaba la “suciedad” de esas tribus paleo-siberianas y despreciaban su cultura y esa practica de comer hongos para intoxicarse. Pero algunos de los observadores tenía mucho talento, merece la pena leer cuidadosamente su testimonio. Los nativos, después de probar el alcohol, decían preferir el hongo. No tenía los efectos secundarios de una borrachera y les gustaba más. Ninguno le prestó la más mínima atención. Muy trapicheramente los europeos pensaban que les hacían un favor introduciéndoles al alcohol.

¿Así que la primera sospecha sobre el hongo divino apuntaba a la Amanita muscaria en Siberia?

Si, esa fue la primera de la que oímos. La siguiente vez que encontré la Amanita fue cuando empecé mis viajes después de la muerte de mi esposa en 1958. Bueno, por supuesto, viajábamos juntos a Méjico cada año durante la década de los 50 y todos nuestros descubrimientos tuvieron lugar en aquella época. Pero era un tipo diferente de hongos.

Gordon Wasson y Valentina Pavlovna

“viajábamos juntos a Méjico cada año durante la década de los 50 y todos nuestros descubrimientos tuvieron lugar en aquella época.”

Luego, después de Méjico, quería comprobar cómo sería en Asia. Entonces cuando me retiré, la misma noche, volé a San Francisco y embarqué en un carguero que me llevó a Auckland en Nueva Zelanda. Luego fui a Australia, Nueva Guinea y finalmente a India. En India cogí el Rig Veda y me puse a leerlo. El noveno mandala esta dedicado por entero a la planta sagrada soma, y ahí es cuando nos pusimos manos a la obra.

Lo primero que hice fue pedir al profesor Ingalls(3) en Harvard que me recomendase a alguien, un estudiante graduado, para ayudarme con las preguntas en sánscrito. Me dijo que tenía a una chica, Wendy Doniger O’Flaherty, que sería estupenda para aconsejarme. Pero no merecía la pena preguntarle porque no aceptaría. Estaba “demasiado llena de vida”, dijo. Yo le dije, “¿porqué no la dejas a ella decidir?” ¡Y aceptó a la primera!, con entusiasmo, aunque nunca me había conocido. Bueno, la verdad es que salió muy bien. Nuestra correspondencia fue magnífica. Ella estaba en Massachusetts, y yo en mi casa en Nueva York. Después de terminar el doctorado (Ph.D) en Harvard fue a Oxford donde realizó estudios de sánscrito, y ahora es profesora en la Universidad de Chicago.

Antes de meternos de lleno en la cuestión del soma debería preguntarle más sobre sus experiencias en Méjico. ¿Cual era su actitud cuando estaba metido en ello? A menudo los occidentales han tenido una actitud condescendiente hacia las prácticas religiosas de las llamadas culturas “primitivas” . ¿En qué pensaba cuando conoció el hongo mejicano y qué fue a buscar?

Bueno, creo que la actitud de muchos americanos, especialmente los antropólogos –ahora no quiero decir nada demasiado severo pero encontré antropólogos, algunos de los mas jóvenes- que piensan que la religión no es una materia de estudio. No están interesados y no se preguntan sobre ella. Tienen otras cuestiones que les interesan más. Relaciones de parentesco. Dedican tiempo en saber con quién te puedes casar y con quien no; cuestiones futiles como esa. Pero en lo que respecta a la religión, no existe para ellos. También sienten desprecio por los misioneros que pueden andar cerca. Creen que adoptan una actitud enteramente equivocada. Por supuesto los misioneros tratan de convertir a los nativos, y a veces lo hacen de manera no muy sabia, pienso yo. Pero cuando son sinceros, comprueban cual es la actitud del nativo hacia la religión. Eso les interesaba muchísimo, aunque para algunos antropólogos eso no era materia. Bueno, le tengo mucha simpatía a los misioneros. Ellos, los inteligentes misioneros, aprendieron la actitud hacia la religión de los nativos, y no despreciaban las religiones locales.

Pusimos un enorme esfuerzo en publicar nuestro libro, María Sabina and her Mazatec Mushroom Velada, un esfuerzo interminable! con los Cowans, George y Florence Cowan, eran misioneros ahí. Trabajamos en ese texto durante 15 años. Teníamos que pasarlo de mi cinta de audio a Mazateca vivo, deletreándolo en la manera que habían diseñado los Cowans y sus asociados para escribir este lenguaje no-escrito para luego publicarlo, línea por línea, en español, inglés y mazateca; dejando la pagina izquierda para el mazateca y línea por línea, las otra lenguas. ¡Un esfuerzo enorme! Y no he notado que haya habido reacción alguna por parte de nadie! Pero estoy tan orgulloso de él como de cualquier otro libro que he escrito. Esta disponible en dos ediciones. Una es la cara, con discos y la otra con cassettes.

¿Entonces su actitud al ir a Méjico era una actitud apreciativa?

Bueno, fui ahí para ver cómo era este culto. Deseaba aprender de él y no deseaba ignorarlo.

Usted informó que María Sabina lamentó haberle divulgado el secreto de los hongos porque muchos extranjeros le siguieron…(4)

No sólo extranjeros, también fueron mejicanos a explorarlo. Los mejicanos pudieron haber aprendido de ello por su cuenta, en los relatos de los frailes del siglo XVI, que son fascinantes. ¡Esos viejos frailes! Bueno, algunos de ellos eran unos fanáticos, pero muchos de ellos eran buenas personas.

¿Supo por primera vez de estos cultos por Robert Graves?

Si, me envió ese recorte del diario de Ciba y luego de Richard Evans Schultes (5) que escribió dos artículos de los que tuve noticia en 1952. Los había escrito en 1939 y 40 –muchos años antes- pero entonces todo era engullido por la guerra. Se fue a la Amazonia.

¿Cuando fueron usted y la señora Wasson a Méjico?

En 1953 tomamos parte en una velada, como se ha llegado a conocer en inglés. Una “vigilia nocturna” es lo que quiere decir, o una “vigilia de noche”. Los hongos se toman solo de noche. Uno no habla de ellas en una plaza pública o en compañía de gente. Hablas de ello solo cuando estas en casa cara a cara con tu anfitriona o alguna otra persona. Esa es la manera en que hablas de los hongos. Ese era el reproche de María Sabina. Había tanta gente que se hicieron conocidos. La gente no se comportaba. Bebían alcohol. ¡Piensa en ello! ¡Bebiendo alcohol y tomando hongos al mismo tiempo! ¡Muy chocante! Y no es que me oponga al alcohol.

Lo que fue una magnífica contribución a la antropología y la historia de las religiones, un enorme logro de la señora Wasson y usted, se convirtió luego en la fuente de una gran tristeza.

Si, bueno, ya lo habíamos anticipado. Dijimos que deseábamos darle la presentación que se merecía, lo mas digna posible, y así lo hicimos. Escribí un artículo en la revista Life (Wasson 1957) que fue restringido.

Aunque María Sabina pudiese pensar que la velada con el hongo se hubiese arruinado por la intrusión de gente blanca, otra manera de verlo es que el hongo fue rescatada de la oscuridad. Mucha gente tiene ahora la oportunidad de aprender de esto.

Si, por supuesto, inevitablemente habría desaparecido. El rito completo hubiera desaparecido, y podría haber desaparecido desapercibido. Esta era una manera en que podíamos preservarlo para la posteridad.

Gordon Wasson y María Sabina

En esta época comenzó su asociación con el Dr. Albert Hofmann,(6) al que contacto para identificar los compuestos psicoactivos de estos hongos.

Si, así es. Fue Roger Heim, director del Museo Nacional de Historia Natural. El había trabajado ya con Albert Hofmann. Cuando Heim no tuvo éxito analizando los hongos en París, los envió a Albert Hofmann. Hofmann esperaba hace tiempo poder tener estos hongos. Se preguntaba como podía contactarme para hacer el trabajo químico. Al final resulto ser un trabajo mucho mas sencillo de lo que esperaba porque los compuestos del hongo están relacionados con los compuestos del ergot.

Según creo la CIA andaba siguiéndole los pasos en su viaje a Méjico. ¿Puede decir algo mas del interés de la CIA en esto?

Bueno, no voy a decir nada fuerte o muy interesante. En la CIA pensaban que se podía aplicar esto a la guerra y querían investigarlo. Me llamaron para preguntarme si quería trabajar con ellos, y les dije, “denme un día para pensarlo”. Les llame al día siguiente y les dije que no quería. Eso me ataría las manos y ya no podría hablar. Así que les dije que no. Sabia mucho mas que ellos. Entonces pusieron a una persona para seguirme la pista, un químico de la Universidad de Delaware. Llego como representante de una Fundación de West Virginia, la Fundación Geschickter, y dijo que quería ver los hongos, e ir allá para ver como funcionaban. Dijo que si le dejaba ir con nuestro grupo nos ayudaría en la financiación del viaje. Bueno, eso era bastante importante porque estos viajes son un verdadera molestia económicamente. Le dije, “de acuerdo, le llevamos”. Y me lo lleve, aunque no tuvo mucho éxito en el viaje. Esto ha sido contado en un libro sobre la CIA por John Marks (1980). Dedica un capitulo entero a esta historia. (7)

Poco después usted y el doctor Hofmann hicieron otro viaje a Méjico, esta vez con píldoras de psilocobina sintética.

Si, en 1962.

María Sabina dijo que esas cápsulas contenían el “espíritu del hongo”, y que ahora seria posible dirigir el ritual cuando no hubiera hongos.

Si, se contradijo de alguna forma. Ella era muy severa, y con razón, con el flujo de visitantes a su pueblo, eran unos desagradecidos, y denigraban todo el ritual. Pero luego, por otro lado, nunca deje de parecerle simpático y me recibía y trataba como un amigo.

¿Ha tomado usted alguna vez psilocibina sintética?

Si.

¿Había alguna diferencia?

Yo no descubrí ninguna. Yo creo que la gente que ve diferencias es porque las busca, y creen ver diferencias. Pero yo no soy una autoridad en esto. No pretendo tener la ultima palabra.

Luego, después de Méjico, centro su atención en la cuestión del soma, el elixir vedico de la inmortalidad.

Cierto.

Su libro, Soma: El Hongo Divino de la Inmortalidad (Wasson 1969) argüia de forma convincente ante importantes indólogos y estudiosos que la Amanita muscaria era el soma. (Smith 1972:4)

Si, pero no todos. John Brough me envió una severa pero muy educada crítica en 30 hojas en forma resumida, de la que tengo una copia aquí (Brough 1971). Por supuesto, para un profano el recibir una critica del Profesor John Brough de la Universidad de Cambridge en treinta paginas de forma resumida era, en cierta forma, un halago. Publique mi respuesta un año después, en 1971, en mis series publicadas por el Museo Botánico de Harvard (Wasson 1971)

El periódico que publico la critica de Brough, ¿no lo acepto?

No esperaba que lo aceptasen y no lo aceptaron. Dijeron que no tenían espacio. Solo publican sus propias criticas, no réplicas. Y el profesor Kuiper, un holandés, publicó una crítica diferente (Kuiper 1970). Hubo otras.

Oí que quizás hubiese cambiado de opinión respecto a la Amanita muscaria. ¿Es esta su posición todavía, que el soma era la Amanita muscaria?

Ah no! Si escucho algo diferente seria un error. Por supuesto que era la Amanita muscaria, y cada vez mas encontramos que la Amanita muscaria era el hongo sagrado de los Mayas -El Quiche de los mayas que dejaron los Popul Vuh. El calkulha es la Amanita muscaria, el significado del calkulha -su significado principal- es un potente rayo y el trueno que lo acompaña. Puede pensar en una metáfora mas poderosa. Eleva el hongo en lo alto del cielo.

¿Como se relaciona la mitología maya con los vedas?

Bueno, los dos poemas tienen al menos dos expresiones con el mismo significado. El “una pata” es muy importante en los dos poemas. Aja ekapad en el poema asiático y hurakan en Quiche, significan lo mismo. Ambos quieren decir soma. Los dos. No hay ninguna duda. Alguien podría discutir que ekapad no puede ser soma pero en Quiche hablan del soma y hurakan como si fuesen la misma palabra.

¿Cree usted que pueda haber habido mas de un soma? Hay otra idea de David Flattery en Berkeley que dice que el soma era Peganum harmala (Flattery 1985). ¿Que piensa de esto?

Eso es absurdo, simplemente absurdo. Esa planta no crea un sentimiento de regocijo.

Pero uno podría rechazar su teoría bajo ese mismo punto de vista. Aparentemente la Amanita muscaria tampoco crea un sentimiento de regocijo.

Si, lo se. Eso me preocupa también. No puedo explicarlo, pero debe haber alguna explicación. Que yo sepa, no hay hombre blanco que experimente regocijo con la Amanita muscaria. Ahora sí hay ocasiones(8). Nosotros experimentamos con ella en la temporada de la Amanita muscaria, en Japón, durante dos años consecutivos. Eramos cuatro, tres micólogos japoneses y yo mismo. Las tomamos tres días en dos años, esto es, unas seis veces, y no obtuvimos ningún resultado de ellas, excepto uno de nosotros, en el último día, y no había duda de su éxtasis. su estado mental era de regocijo. El estaba simplemente…No le reconocíamos. Dijo, “Esto es tan maravilloso, es realmente extraordinario. No es en absoluto como el alcohol, el alcohol no es lo mismo” Habló en japonés, por supuesto, pero me lo tradujeron.

DH: ¿Hubo algo diferente en aquel día o la manera en que se prepararon los hongos?

Bueno, la forma en que lo preparamos fue que cada uno tenia una lámpara y con ella las secamos. Ve, era la temporada y en la temporada el hongo esta fresco, y sabíamos que secándolos aumentábamos su potencia unas cinco veces. Y como no nos quedábamos el suficiente tiempo como para secarlas de otro modo lo hicimos con estas lamparas. Las sujetamos cerca de la bombilla, pero sin quemarlas. Nuestras manos podían aguantar el calor, las secamos durante 20 o 30 minutos hasta que estaban realmente secas, pero sin estar quemadas ni cocinadas. Tuvimos cuidado con eso, y él tuvo cuidado también. ¿Que es lo que hizo que fuese diferente de los demás? No sabemos si hubo alguna diferencia, pero tuvo una experiencia maravillosa. Por otro lado, cuando volvió a casa y se lo contó a su mujer esta le dijo que no lo volviese a hacer.

RF: ¿Ha tenido algún tipo de correspondencia con Mircea Eliade sobre la cuestión de los hongos? El nunca a respondido públicamente a su trabajo, críticamente o de cualquier manera. Generalmente, su tratamiento sobre esta cuestión ha sido mas bien pobre y en cierta forma negativo, aunque ha cambiado en cierta forma respecto a sus primeros escritos en Chamanismo (1951) e Inmortalidad del Yoga y Libertad (1954), donde, como sabe, se refiere a la “intoxicación con hongos” como “decadente”(9)

Si. Escribí sobre eso en Soma, lo sabía?

Si: ¿y sabia que en el primer volumen de Una Historia de Ideas Religiosas apunta al significado primario del soma en el desarrollo de todas la formas subsecuentes de misticismo Indio? Dice que todas ellas evolucionaron para reemplazar la ausencia de la bebida original (Eliade 1978). Es una afirmación que difiere bastante de las que hace en sus anteriores trabajos. ¿Ha tenido algún tipo de comunicación con él?

No, no hemos tenido ningún tipo de comunicación. He preguntado a veces a Wendy sobre él, y me ha dicho cosas, pero no me he comunicado. El no me ha escrito y yo no le he escrito.

Tuve un experiencia muy interesante con él en junio. El fue mi profesor en Chicago. Tuvimos algunas conversaciones sobre sustancias sagradas e historia de la religión, y siempre me animaba a aprender más. Finalmente le pregunté si podía resumir sus puntos de vista porque realmente no había dado un tratamiento adecuado a la cuestión aunque fuese central en todo su otro trabajo. Finalmente accedió a una entrevista y pusimos una fecha. Cuando esta llegó, pasó algo inesperado. Recuerdo nuestra conversación palabra por palabra:

Mircea Eliade: No puedo verte hoy

RF: ¿Pasa algo, profesor?

ME: Estoy un poco deprimido, no puedo pensar bien.

Pensé que si empezábamos la conversación podría salir de su estado. Entonces le dije:

RF: Hay mucha gente en el mundo que puede beneficiarse conociendo sus puntos de vista sobre las plantas sagradas.

ME: Bueno, No puedo hablar sobre eso.

Estaba realmente decepcionado. Trabaje duramente preparando una buena lista de preguntas y esperaba la entrevista con impaciencia ya que era una parte importante de nuestro libro, así que le dije:

RF: Profesor, usted siempre ha sido reacio a abordar esta cuestión y es algo que me sorprende porque es central en todos sus intereses: alquimia, mitología, chamanismo, yoga, secularización contemporánea, metodología en estudios religiosos…Una vez dijo que es porque el tema es muy controvertido, pero usted siempre ha sido controvertido.

ME: Si, lo sé. Pero no se nada sobre ello.

Esto me sorprendió bastante. Acababa de escribir doce páginas de citas de algunos de sus libros sobre plantas sagradas o elixires en la historia de la religión.

RF: Tampoco sabía nada de chamanismo cuando empezó a estudiarlo.

ME: Bueno, soy muy viejo ahora. No puedo empezar algo nuevo. Ahora por favor, váyase. Necesito descansar.

Así que me levante dispuesto a irme cuando le dije,

RF: Dígame profesor, ¿ese este tema, o algo relacionado con él, lo que le hace sentir tan mal?

ME: (zarandeando la mano) si…..no….bueno…..¡si! (luego enfáticamente) ¡No me gustan estas plantas!

¿De verdad? ¿Realmente dijo “no me gustan estas plantas”? ¿Esta autorizado a publicar esta entrevista con Eliade?

Mientras me iba me preguntó si volvería en otoño. Le dije que si, si estaría ahí, y cuando le sugerí el hacer la entrevista pareció aprobar la idea. Yo creo que quiere que piense mas sobre ellas yo mismo. (Mircea Eliade falleció en Abril de 1986).

¿Cuantos años tiene?

Setenta y ocho. No esta muy bien. Tiene artritis y le han vendado las manos.

Eso es terrible.

Admitió la posible relevancia de la cuestión. Menciona a Aldous Huxley (Eliade 1977) indicando que habría mucho mas que decir al respecto, que podrían ser parte de la solución a los problemas de la moderna secularización.

Nunca me mencionó a mi.

No que yo sepa, pero en junio dijo que El Camino hacia Eleusis (Wasson et al. 1978) estaba en su lista de lecturas para el verano.

DH: ¿Que piensa de esa reacción suya?

Bueno, pienso que es muy interesante. Abre por completo la cuestión. Me suena a que esta admitiendo que hay algo que se le ha pasado.

RF: Dos semanas después de nuestra corta entrevista, en una recepción en honor a la creación del sillón Mircea Eliade de Historia de la Religión en la Universidad de Chicago, uno de sus antiguos alumnos, en honor a su antiguo profesor, dijo a la congregación que Eliade en una ocasión canceló su clase para que los alumnos pudiesen salir a escuchar a un hombre que estaba hablando en el campus sobre plantas psicodélicas sagradas. Esto es un ejemplo de cómo Eliade valoraba los temas de actualidad y animaba a sus alumnos a explorar un gran número de tópicos.

¿Y quién era?

Larry Sullivan, fue un alumno de Eliade. (Actualmente Sullivan esta en la Harvard Divinity School)

He pensado mucho sobre la negativa de Eliade a abordar esta cuestión llanamente, y pienso que puede ser debido a un esfuerzo por su parte por preservar la sacralidad de estas sustancias. O quizás haya heredado la aversión bramánica a estas cosas en sus primeros años como yogi en India. Quien sabe. Quizás tratara de no equivocarse de la misma forma que usted siente haberse equivocado, exponiéndolas fuero de un contexto sagrado. Este es un problema interesante. En la Grecia antigua por ejemplo, hacer esto hubiera sido castigado con la muerte. Divulgar el secreto de los Misterios estaba estrictamente prohibido.

Con la muerte, si, pero siempre había una salida…

En 415 a.c. hubo increíbles revelaciones sobre sesiones privadas en casas de varios ciudadanos en las que se imitaban los Misterios Eleusinos. En que tono de voz se imitaban, si se hacían de forma ridícula o con respeto, no lo se. Nadie lo sabe, pero eran imitados. Alkibiades fue uno de ellos y fue relegado de su posición de mando en Siracusa y enviado a Sparta. Y ese fue un gran episodio – ¡un gran episodio!

Esta fue su siguiente gran contribución, su colaboración con Albert Hofmann y Carl Ruck en El Camino hacia Eleusis. Su libro muestra que la poción mística de los Misterios, el Kykeon, pudo muy haber sido una bebida enteogénica derivada del ergot, conteniendo amidas de ácido lisérgico.

Si, cierto.

¿Ha habido alguna crítica sobre este libro?

No he visto ninguna especialmente importante. Sólo en los periódicos. Pero solo eran presentaciones, no estaban realmente por la labor.

¿No ha sido criticado ningún académico?

No. Pero ha sido ampliamente aceptado.

Si están en lo cierto sobre el kykeon en Eleusis, hay implicaciones muy importantes en relación con la fundación de nuestra sociedad.

Por supuesto, solo iban allí una vez. Una persona solo podía ir allí una vez, y eso produce un factor. No volvían una y otra vez como hacen los indios en Méjico.

¿Ha intentado alguna vez reproducir este kykeon?

No.

¿Ha tomado alguna vez LSD?

No.

Hay un cuadro de Tiziano, hecho en 1522-23 llamado La Bacanal. ¿Lo conoce?

No, no lo conozco.

Bueno, es una pintura muy interesante. Es una escena dionisíaca. Un grupo de personas que parecen estar en un estado casi extático. En medio del cuadro hay un niño pequeño. Se esta subiendo el camisón y haciendo pis en el río. Un poco mas abajo hay alguien con una jarra cogiendo agua del río que se hecha en las copas de los asistentes para beber. Luego aparece escrito: “Aquel que bebe y no bebe mas, no sabe lo que es beber” (Williams 1968:90)

No he visto ese cuadro pero me encanta. Se llama La Bacanal? Bueno, hay varios últimamente sobre Tiziano. Me gustaría mucho ver ese cuadro. ¿Donde está?

En el Prado.

Su investigación mas reciente ha sido sobre la ultima cena de Buda (Wasson 1982). Usted dice que al ultima cena de Buda pudo haber sido un plato de setas llamado putika y que esto ayuda a establecer la identidad del soma.

Digo que fue, no que pudo haber sido. Fue la putika.

¿Como nos ayuda esto a identificar el soma?

Bueno, nos ayuda muchísimo puesto que es un hongo. Que sea un hongo es un argumento muy importante en favor del soma (Wasson 1982). Pero tenemos ya tantas evidencias de que el soma es la Amanita muscaria que es solo un factor adicional. Por ejemplo, cuando hablan de aja ekapad, “un pie no nacido”. Aja, “no nacido”, ¿porqué no nacido? No nacido porque no ha habido semilla. No hay semilla. Todas las plantas y animales, incluidos los humanos, nacen de una semilla. Ellos sabían esto y nosotros sabemos esto. O sea que quiere decir, “no nacido de una semilla”. Esto viene a decir que pertenece al pequeño grupo de elementos que no tienen semilla. Los hongos están dentro del grupo de las criptógamas. Las criptogamas pertenecen a la clase de las que no tienen semilla, y los hongos son el elemento conspicuo entre las criptogamas. Bueno, esto es bastante concluyente. Era un hongo. Tenemos muchas otras evidencias sobre ello.

Siempre me he preguntado como reaccionarían sus colegas del banco ante sus aventuras con los hongos.

Bueno, estaban bastante interesados. Ningún otro banco de Nueva York lo hubiera permitido, pero bueno, no sabían nada de lo que hacía cuando iba a Méjico hasta que apareció mi artículo en la revista Life. Le pregunté a Henry Alexander, jefe del banco, si habría algún tipo de objeción, y dijo que no. Fue un alivio porque no quería dejar el banco.

¿Cree usted que lo hubiera hecho llegado a ese punto?

Ah si, lo hubiera hecho.

A estas alturas tenia la impresión de estar tras la pista de algo muy profundo.

Si, exactamente.

Quería hacerle otra pregunta sobre María Sabina. En un libro sobre su vida (Estrada 1981), María Sabina dice que antes que usted llegara, nadie tomaba hongos únicamente para encontrar a dios. Siempre se tomaban para que los enfermos se curasen o tener noticias de alguna persona querida o cosas así.

¿Quién hizo la traducción?

Henry Munn lo tradujo al inglés.

Pero Henry Moon no sabe mazateca.

Tradujo del español al inglés. Del mazateca al español fue traducido por Alvaro Estrada.

Ah si, Alvaro Estrada escribió la vida de María Sabina en mazateca. El es un indio mazateca y su libro es maravilloso. No me gusta la traducción inglesa. Henry Munn creció en este país y fue al Bowdoin College, luego se perdió, no paró de viajar y escribió un millar de palabras -mas de un millón de palabras- sobre sus experiencias con enteógenos. Es tan hablador.

Es un contador de historias. ¿Cree usted que esta es una mala traducción?

Si. Eso no suena para nada a María Sabina.
Maria Sabina

“…asesinaron a su hijo y uno de sus maridos la pegaba sin piedad. El otro era un viejo borracho sin remedio. Cuando la visitamos por primera vez estaba recuperándose de una herida de bala. Aun así pudo contarlo. Era una chamana.”

Cuando uno lee su historia en este libro se pueden ver los malos tragos que pasó. Hubo mucha violencia en su vida y problemas con el alcohol donde vivía.

Si, bueno, asesinaron a su hijo y uno de sus maridos la pegaba sin piedad. El otro era un viejo borracho sin remedio. Cuando la visitamos por primera vez estaba recuperándose de una herida de bala. Aun así pudo contarlo. Era una chamana.

DH: ¿Como dice ese viejo refrán? “Algunos maridos guian a sus esposas por el camino mientras otros las conducen.

RF: ¿Cómo podía arreglárselas para ejercer como curandera en unas condiciones tan difíciles…?

Como una sabia. Como se explica en su libro, hay tres niveles. El mas bajo, el brujo, el cual menciona con ciertas reservas. El Brujo es el nivel más bajo, lo que quiere decir que no necesitas saber demasiado. Esta el nivel de las curandera. Y luego el nivel de la sabia. Sabia, de la raíz, sabe. Así que era la mujer sabia.

DH: Si le he entendido correctamente, uno nace en uno de estos tres niveles según la “antigüedad de su alma” o capacidad innata para entender.

Si, correcto. Uno nace en uno de estos niveles. Por supuesto, eso es lo mismo que en India.

RF: Antes dijo que Henry Alexander, el jefe del banco, estaba muy entusiasmado con esto.

Si, y eso, por supuesto, aclaró el camino para toda la institución.

¿Estaba alguno de sus colegas del banco suficientemente entusiasmado como para probar los hongos?

No, ninguno. No les involucré en ninguna de mis investigaciones con los hongos. Ninguno. Ni siquiera lo intenté. En la hora de comer me preguntaban. Trataban de sonsacarme haciendo preguntas sobre mis experiencias en Méjico. Pero yo hablaba sobre finanzas.

¿Porqué no quería hablar de ello?

No deseaba meterme en tratar de educar a gente totalmente ignorante en la materia. Bueno, la cosa es que no lo hice. Pude haberme equivocado. Quizás debería haber empezado a convertir a todo el mundo. Pudo haber sido una revolución en wall Street!

Muchos de nosotros hemos tenido esa fantasía – introducir las experiencias enteogénicas en el mundo de las finanzas. En este sentido quería preguntarle como ha cambiado su visión del mundo las experiencias con los hongos.

Sabe Dios! ¿Como ha cambiado mi visión del mundo dice? Tendría que traer ha alguien para que le dijese cual era mi visión del mundo antes y cual es mi visión ahora. No sabría decirle cuál es mi visión actual del mundo si me preguntase.

Los banqueros suelen tener diferentes puntos de vista que la gente que explora los enteógenos. Normalmente son más materialistas, seculares, etc, mientras que con los enteógenos encuentras un tipo diferente. La gente y las culturas que usan enteógenos tienden a tener diferentes motivaciones.

Si, puede tener razón. Pero no pienso en esas cuestiones. Tan solo me ocupo de mis asuntos yo solo.

Sus experiencias con los hongos, ¿han cambiado su visión de una vida después de la muerte?

No, para nada. No han tenido nada que ver con eso.

En El Camino hacia Eleusis menciona que estas experiencias pueden ayudarnos a comprender el mundo de las ideas de Platón, el mundo ideal…

Platón tomó el kykeon en Eleusis y tuvo la experiencia. El vio esas formas, “ideas” como las llamaba- en otro mundo y dijo que todas las cosas tienen su arquetipo en una esfera diferente. Creo que tomó esto de su experiencia en Eleusis, pero no lo podría asegurar. Sería ilegal revelar los secretos. Y aun así, las sacerdotisas no podían presentar cargos contra él sin que estos se convirtiesen una fuente de conocimiento público de sus misterios.

Mucha gente que esta interesada en esta materia piensa que es de gran importancia revitalizar la religión renovando el sentido de lo sagrado en nuestra sociedad. ¿Qué piensa usted de esto?

Yo no trato con temas tan descomunales. Tengo mis propios pensamientos, pero no merece la pena repetirlos. No me gusta discutir sobre ellos. (12)

DH: ¿Cual cree que es el significado de su re-descubrimiento del hongo? ¿Su importancia en la religión? ¿Que significado cree que tiene o podría tener para la cultura?

¡Otra pregunta descomunal! Vosotros dos podéis tratar… podéis jugar con estas…Pero soy incapaz de pensar en estos términos de importantes pensamientos mundiales. Simplemente desconecto y dejo que la cosa siga su curso. Me avergüenzo de admitir que no trato estos temas de manera magistral, como el director de una orquesta. No lo hago.

RF: ¿Querría comentar el libro de John Allegro (1970) sobre los orígenes del cristianismo?

Pienso que John Allegro era un gran hombre. Era de origen judío, un judío italiano. Luego fue a vivir a Inglaterra. En Oxford fue líder del círculo lingüístico, y era un lingüista muy prometedor. El resultado es que fue asignado al grupo que investigaba los pergaminos del Mar Muerto como representante de Inglaterra -o como representante de Gran Bretaña. Ese fue un grandisimo honor, un merecido honor. Escribió uno de los primeros libros sobre los manuscritos del Mar Muerto (Allegro 1956). Vendió mas de un millón de copias pero ahora ya esta anticuado por libros mas recientes. Es un trabajo sólido y ha de ser estimado. Luego inició estudios de post-graduado en la Universidad de Manchester.

Supe de él por primera vez en Suiza cuando unos amigos me escribían preguntando, ¿Quién es este hombre, Allegro, que escribe sobre los hongos? Nunca te menciona pero escribe sobre los hongos, y nos hace preguntas sobre los hongos. Y no lo sabía entonces, pero era alguien que estaba trabajando, Allegro era su nombre, y no tenía ningún tipo de publicidad. Luego, mas adelante, llegó su libro, The Sacred Mushroom and the Cross, y cometió el imperdonable error de vender el manuscrito a The News of the World! The News of the World es un infame diario que sale solo los domingos en Inglaterra. Es como el National Enquirer aqui, un infame diario. Se lo vendió por treinta mil libras, cuando las libras valían mas de lo que valen ahora. Salieron a la semana siguiente extractos del manuscrito, encabezamientos de ocho columnas en la página principal, “¡Jesús Solo un Pene!”

Sus colegas en Manchester….Aunque tienen la seguridad del ejercicio de su profesión en Inglaterra, esto no lo podían soportar. Tenían que deshacerse de él. Así que se retiró a la isla de Man, una isla rural. Es una isla encantadora. Me encantaría pasar el resto de mis días ahí. Es tan maravilloso como aquí. Hablan manx. El manx es una lengua gaélica, como el irlandés, escocés y gaélico en Escocia. Tan solo hay unos pocos cientos de personas. Bueno, tenía su dirección, y le escribí una carta cuando se fue ahí, decía, “me gustaría escribirme con usted si usted quisiera contestarme”. Nunca mas supe de él.

¿Podría comentar su libro?

Si, por supuesto. Creo que se lanzó a conclusiones comprometedoras sobre evidencias poco sólidas. Y cuando uno comete meteduras de pata como atribuir la lengua hebrea o la lengua griega al sumerio, eso es inaceptable para cualquier lingüista. La lengua sumeria no es madre de ninguna lengua y no se sabe de donde viene. Se hablaba en la embocadura del Eufrates alrededor del Golfo de Persia. Allí es donde se hablaba, y se convirtió en lengua oficial para registrar, se guardaban documentos escritos en esa lengua, escritos en cuneiforme por un largo periodo. En la cultura Akadia fue el lenguaje oficial durante varios siglos, como lo fue el latín en Inglaterra durante la edad media. Pero tanto como ser la lengua madre del hebreo y el griego, eso no se puede creer.

¿Y no habló sobre las inscripciones de hongos en Egipto?

Creo que si. Pero nadie sabe cuál es la palabra utilizada en Egipto para el hongo. Hay muchísimos nombres botánicos en el antiguo Egipto que nunca han sido identificados y quizás esté entre ellos. Probablemente esta entre ellos porque hay hongos en el delta del Nilo, muchos hongos.

¿Cual es su impresión de lo que ocurrió en los años 60 en esta cultura en relación con la juventud y el tratamiento que los medios de comunicación dio a las drogas psicodélicas?

Bueno, no me gusto mucho, no estaba de acuerdo.

¿Estuvo de alguna manera involucrado en las investigaciones en Harvard con Timothy Leary?

No, no! para nada. Timothy Leary llegó a Nueva York con su amigo Alpert y me llamó en One East End Avenue urgiéndome, con todas sus dotes de persuasión, a unirme a ellos para estar en su junta de directores cuando iniciaban una nueva religión en Millbrook.

¿Esa fue la Unión para el Descubrimiento Espiritual (League for Spiritual Discovery)?

Si, eso creo. Bueno, me negué, me negué absolutamente a estar con ellos. No podía hacer otra cosa! No me congratulo de haber tomado esa decisión, porque Timothy Leary era…no me gusta nada que esto que digo quede registrado, pero puedo decir que le considero un egoísta de primera clase. Y quería ficharme. Podía haber hecho un gran show conmigo, una exhibición; pero solo sería el objeto de atención. No tendría nada que decir. Dios mío, hubiera sido un error. Así pensaba entonces y así pienso ahora. Timothy Leary y Alpert -que ahora es Ram Dass. ¿Donde está ahora?

Viaja frecuentemente en representación de la Fundación Hanuman, despertando conciencias sobre la espiritualidad y la vida moderna. A menudo trabaja con pacientes moribundos, enseñando meditación…

¿Hay que pasar obligatoriamente por todo eso para morir dignamente? No creo.

Bueno, no se, pero creo que estos métodos que vienen de Oriente representan algo diferente para los que sufren, y su frescura es algo que capta su atención. En Occidente hemos ignorado estas cuestiones de la muerte.

¿Es él el que lo lleva?

No se si es el que lo lleva pero es una parte importante.

¿Qué hace ahora Timothy Leary?

DH: No se creerá esto, esta metido en ordenadores.

¿Se ha convertido en un ordenador?

DH: No, todavía no. Pero ese quizás sea uno de sus objetivos. No me importaría tener la inteligencia de Tim un día en mi ordenador. Ahora mismo esta diseñando “software psicoactivo”, como él lo llama. Son juegos interactivos y expansores de la mente basados en su trabajo en psicometría. Su último juego, “Espejo Mental” , utiliza el rol y escenarios intrigantes para enseñar técnicas sociales y empatía. Además de ser una valiosa herramienta psicológica, el juego es excitante y divertido.

RF: Le he oído decir que los ordenadores serán “el ácido de los ochenta”

DH: Luego Dick Price, (co-fundador del Instituto Esalen) dijo, “Tim será la primera persona que consiga que los ordenadores sean ilegales” A cualquier nivel, su trabajo es extremadamente interesante y mucho más accesible que cuando estaba metido en su periodo de migración espacial.

¿Migración espacial? Eso es lo que esperaba oir.

RF: Ya que mencionamos la migración espacial, quería decir que los enteógenos, y particularmente los hongos, tienen esa interesante propiedad de enlazar, de forma telepática o alguna otra misteriosa forma, con otros extraordinarios niveles dimensionales de la realidad -como si fuesen una manera para los humanos de involucrarse en un nivel superior de la consciencia. Es la humildad última la que hace admitir que esta inteligencia superior viene de alguna manera a través de la interacción con un hongo…. ya sé…. pero hay tanta gente que dice haber experimentado esto y lo han hecho durante milenios. Mucha gente dice haberse sentido en contacto con una imponente fuerza religiosa que se extiende por el universo -una especie de red fibrosa de energía e inteligencia- cuando toma el hongo de manera respetuosa. ¿Que piensa sobre ello?

Me temo que desde que estoy aquí, solo, trabajando, no tengo los contactos que vosotros tenéis. No se nada sobre lo que están pensando, pero no creo haber tenido esa impresión cuando he tomado el hongo. Hace ya muchos años que no la tomo. No es una cosa como para tomarla, creo yo, todos los sábados por la noche. Y no trato con estas cuestiones.

¿Cual diría que ha sido su contribución en este campo?

Bueno, mi principal contribución, debo decir, son esos libros en esa estantería. Y en esos libros trato en profundidad muchas de las preguntas que me estáis haciendo.

DH: Desearía que no estuviesen todos agotados.

Bueno, tiene The Wondrous Mushroom (Wasson 1980)? Creo que tengo una copia aquí que te puedes llevar. Ese es un buen libro The Wondrous Mushroom. La verdad es que todos son buenos libros, dice el autor.

Sr. Wasson, dice que usted no esta orquestando este gran proyecto. ¿Quién o qué cree usted que lo esta haciendo

¿Quién es?

¿O qué es? ¿Ve usted estos hongos como una especie de agentes evolutivos?

Pienso que son muy primitivos. Van muy atrás en el tiempo. Hay más enteógenos de los que sospechamos. Ahora estamos descubriendo más y más.

RF: ¿Cómo piensa que sus descubrimientos pueden beneficiar a la sociedad?

Esto son preguntas grandes. Prefiero no contestar esa pregunta.

¿Podría apuntar en alguna dirección para el futuro trabajo en este campo? ¿Qué es lo que le gustaría explorar? La historia de Adán y Eva parece una mitología a explorar por su posible significado enteogénico.

¿Ha leído el pasaje sobre eso en este próximo libro? (Persephone’s Quest: Entheogens and the Origins of Religion, Wasson et al. 1987) Le contestare eso mismo. Lea el capitulo por favor (…)

Aquí comenta cómo Adán y Eva, tras comer la fruta prohibida, adquieren consciencia de sí mismos, y se tapan la desnudez con hojas de higuera.

Génesis, cap.3, 1-7:

Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Yahvé Dios, dijo a la mujer: “conque os ha mandado Dios que no comáis de los árboles todos del paraíso?”. Y respondió la mujer a la serpiente: “Del fruto de los árboles del paraíso comemos, pero del fruto del que está en medio del paraíso nos ha dicho Dios: No comáis de él ni lo toquéis siquiera, no vayáis a morir” Y dijo la serpiente a la mujer: “No, no moriréis; es que sabe Dios que el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”. Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno para comerse, hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él la sabiduría, y cogió de su fruto y comió. Abriéronse los ojos de ambos, y viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos cinturones.

Esta consciencia de sí mismo es lo que distingue al ser humano del resto de las especies.

Si, es muy interesante, y encaja con lo que los McKennas dicen. Pero no es la A. muscaria lo que les impresiona tanto, sino la Stropharia cubensis, como dijimos antes. Ambos proponen la idea de que estos hongos no son solo los causantes de la génesis de las religiones, como sugirió con anterioridad (Wasson 1957, 1978), sino también la génesis de la consciencia que nos distingue de otros primates, como dice ahora (McKenna 1991). (Ver también El Hongo y la Génesis de las Culturas, J.M Fericgla)

Algunas de las pinturas rupestres mas antiguas, los frescos de Tassilli, claramente muestran un uso chamánico de los hongos hace 5000-8000 años en una cultura africana que es todavía un misterio (Lhote 1959). Los McKennas dicen que quizás los hongos estimulasen esa parte del cerebro dándonos acceso al lenguaje y acelerado nuestra capacidad simbólica. Es nuestra consciencia lo que nos distingue de otros animales, y esto es el área de influencia de los enteógenos.

Dennis McKenna me sugirió que le preguntase sobre los Tapices de Paracus de Perú. ¿Los conoce?

Si. La autoridad sobre esos tapices no cree que sea un hongo lo que se representa. Bueno, creo que pueden estar equivocados. No estoy lo suficientemente versado en la historia de estos tapices para decirlo. No quiero sonar tal y tal. Pero me parecen algo dogmáticos. Creen que saben lo que esos signos quieren decir. Olvido quién era mi autoridad, un “consultante” de Harvard.

Marlene Dobkin de Rios, en un libro reciente: Hallucinogens: Cross Cultural Perspectives (1984), dice que representa una persona con un martillo, aunque su forma no forma no parece un martillo. El esquema de color es exactamente el mismo que el de la Amanita.

Tengo unas fotografías muy bonitas de esos tapices en mi biblioteca de Harvard.(13) Podría ser un hongo perfectamente, pero he olvidado la explicación que me dieron. No me importaba no rebatirles. Siempre he tenido miedo de ser demasiado inclusivo en mis afirmaciones -que acepto cualquier cosa con forma de hongo como un hongo.

Mencionaba usted en El Camino hacia Eleusis como un amigo le congratulaba por su trabajo en México, pero le dije, “puedo darle un consejo, quédese con su hongo mejicana y ándese con cuidado de ver hongos por todas partes” (Wasson et al. 1978)

Bueno, tengo el apoyo de Carl Ruck, un profesor de historia clásica de la universidad de Boston.

Y también de Robert Graves.

Pero Robert Graves todavía creía que era la Amanita muscaria en Eleusis, y ahí disiento rotundamente. Era el ergot -el parásito de la cebada, el del trigo.(14)

Hay una gran diferencia experiencial entre la Amanita muscaria y la amida de ácido lisérgico…

Bueno, en hongos diferentes hay diferentes sustancias químicas. La sustancia de la Amanita es totalmente diferente de las sustancias encontradas en las psilocibes y en el ergot, las cuales están relacionadas. Ahora están con el descubrimiento de una planta en Méjico….no puedo recordar el nombre. Estoy un poco cansado. Creo que sería mejor parar.

¿Hay algo que no le hemos preguntado que quisiera responder?

Vuestras preguntas han sido muy buenas, inteligentes.

DH: Hay algo que nos hemos perdido?

Por dios bendito, sigamos mas tarde. Muchas gracias a los dos.

Muchas gracias a usted.

Notas:

1. Robert Graves, poeta y clasicista, autor de muchos libros de poesía, mitología y cultura, estaba interesado desde hace tiempo en los hongos y la religión. Su punto de vista esta expresado de manera concisa en el ensayo “Centaurs Food”, el cual aparece en la colección “Food for Centaurs”

2. Peter Stafford (1922:229) afirma que en la sangre de Wasson había sustancias religiosas mucho antes de que comenzase su búsqueda del hongo:

R. Gordon Wasson es el hijo americano de un ministro episcopal que escribió Religión y Bebida, un libro que examinaba referencias bíblicas relacionadas con la ingestión de alcohol en diferentes figuras religiosas. Asumió el papel de un fundamentalista, que no era su caso, para asumir que era poco cristiano ser critico con el alcohol. Los derechos de este libro le permitieron a un joven Wasson estudiar en España.

3. Daniel H.H Ingalls, uno de los mas destacados académicos en Sánscrito y Profesor Emérito de la Universidad de Harvard, mas tarde critico favorablemente la hipótesis del soma de Wasson (Ingalls 1971a, 1971b)

4. “María Sabina no me reprocha ni una sola vez el haber dado a conocer al mundo los hongos y su don como administradora. Pero no sin angustia leo sus palabras:

Antes de Wasson sentía como los niños sagrados me elevaban. Ahora no lo siento. La fuerza ha disminuido. Si Cayetano no hubiese traído a los extranjeros…los niños sagrados no hubiesen perdido su poder….Desde que lo extranjeros llegaron los niños sagrados perdieron su pureza. Perdieron su poder, los extranjeros lo echaron a perder. A partir de ahora, ya no valdrán para nada. Ya no hay remedio.

Estas palabras me hacen temblar: Yo, Gordon Wasson, me hago responsable del fin de una practica religiosa en Mesoamerica que se remonta hasta un milenio en la historia. Temo que dijese la verdad, haciendo honor a su sabiduría. Una práctica que fue ejercida en secreto durante siglos ahora ha sido aireada, y el aireamiento anuncia su fin.

5. Richard Evans Shultes se retiró en 1985 de una distinguida carrera como profesor en Ciencias Naturales, director de botánica económica en el Museo Botánico de Harvard. Ha escrito numerosos artículos científicos sobre la botánica y bioquímica de plantas medicinales y psicoactivas. Durante muchas décadas el Dr. Shultes practico el método participante-observador en su campo de trabajo. Aunque ha consumido muchas de las sustancias sobre las que escribe en su trabajo, dice no haber tenido nunca una “experiencia mística” con ellas. En una ocasión dijo sentirse “como bailando” después de un ensayo, y un viejo estudiante suyo dijo: “para el Dr. Shultes sentirse “como bailando” es que TUVO una experiencia mística”

6. Albert Hofmann esta retirado de su posición como jefe de los Laboratorios de investigación químico-farmaceutica. División de Productos Naturales, Sandoz, Ltd., Basilea, Suiza. Además de sus bien conocidas contribuciones al conocimiento enteogénico, también ha descubierto las importantes medicinas hydergina, utilizada para combatir la senilidad; metergine, para hemorragias post-parto; oxytocic ergonovine, para estimular el nacimiento.

7. John Marks (1980:114-5) escribe:

En la expedición de 1956 se unieron a Moore y Wasson el reconocido micólogo francés Roger Heim y un colega de la Soborna. El grupo hizo la parte final del viaje, uno a uno, en una diminuta avioneta Cessna, pero cuando llego el turno de Moore resulto que la carga era demasiado pesada. El piloto de repente hizo un brusco giro a la derecha a través de un cañón e hizo una parada no programada junto a una colina…El piloto decidió aligerar la carga dejando a Moore entre los indios locales los cuales no hablaban español o ingles. Por la tarde el piloto volvió y recogió al agitado Moore.

Finalmente en Huatla, durmiendo en el suelo y comiendo comida local, todos estaban encantados con lo la aventura y su primitividad excepto Moore, que sufría. Además de la diarrea recuerda “Tenia un constipado horrible, casi nos morimos de hambre y me picaba todo” mas allá de sus desgracias físicas, Moore parecía cada vez mas alienado, recuerda Wasson “Era una persona de estomago sensible, se puso malo y empezó a odiar todo” Moore comenta. “Nuestra relación se deterioró durante la expedición”.

Wasson retorno con María Sabina, quien le guió al monte alto el año anterior. De nuevo el ritual empezó bien entrada la noche y, para todos menos para Moore, fue una velada encantadora. Wasson canta: “Tuve una sensación maravillosa -un sentimiento de éxtasis. Uno se eleva a una altura a la que no has estado en la vida diaria.” Moore, sin embargo, nunca dejo el monte bajo. su descripción:” Había todo este cantar en su dialecto. Luego pasaron los hongos y las masticamos. Pude notar el efecto alucinógeno, aunque “desorientado” puede que sea al mejor palabra para describir mi reacción”.

8. Desde esta conversación con el Sr. Wasson, Forte conoció a Clark Heinrich, un estudioso independiente y micófilo que se inspiró con el trabajo de Wasson para embarcarse en un largo y atrevido experimento con la Amanita muscaria, culminando, finalmente, después de muchos intentos, en un rapto profundamente religioso, muy del estilo de las descripciones del Rig Veda. La experiencia despertó el interés de Heinrich por descubrir como la Amanita muscaria pudiese estar oculta en otras escrituras religiosas como el antiguo testamento, gnosticismo y alquimia. Desde entonces, Heinrich ha compuesto sus especulaciones en un libro, Strange Fruit (1995).

9. Mircea Eliade, Sewell L. Avery Distinguished Service Professor Emeritus, Universidad de Chicago, falleció en la primavera de 1986. Tenia 78 años. A través de su trabajo vive como una de las autoridades mas importantes en historia de la religión, habiendo escrito sobre yoga, chamanismo, mitología y alquimia en unos treinta libros académicos, y la historia de la religión en un set monumental llamado una historia de ideas religiosas (1978, 1981, 1985).

Su mención mas reciente sobre plantas sagradas es breve, en cierta forma ingénua, y definitivamente negativa. Wasson resume y critica su posición en Soa (1969:326-34). En su trabajo mas reciente Eliade (1978:212) afirma lo siguiente:

No cesaremos de considerar los sustitutos de la planta original en el culto. Es el papel que estas plantas tienen en el pensamiento indio lo que es importante. Muy probablemente estas experiencias estaban confinadas a los monjes y cierto número de ejecutores de sacrificios. Pero tuvieron una repercusión considerable en vista de los himnos que los alaban y especialmente por la interpretación que se daban a los himnos. La revelación de una existencia completa y beatífica, en comunión con los dioses, continuó apareciendo en la espiritualidad india mucho después de la desaparición de la bebida original. Así, se intentó obtener dicha existencia con la ayuda de otros medios: excesos ascéticos u orgiásticos, meditación, las técnicas de yoga, devoción mística….adicionalmente, la búsqueda de la liberación absoluta dio pie a toda una serie de métodos y filosofenómenos que, al final, abrió nuevas vistas y perspectivas, insospechadas durante el periodo védico. en todos estos desarrollos posteriores, el dios Soma jugó una papel no muy prominente; es el principio cosmológico y sacrificial que él significaba lo que acabo por atraer la atención de teólogos y metafísicos.

Bibliografía:

En inglés
Buscar en Amazon.com

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En castellano

Título: CHAMANISMO Y LAS TECNICAS ARCAICAS DEL E
Autor: ELIADE MARCEL
ISBN: 968161058X

Título: LO SAGRADO Y LO PROFANO
Autor: ELIADE, M
ISBN: 8433535218

Título: DICCIONARIO DE LAS RELIGIONES
Autor: ELIADE, M. COULIANO
ISBN: 8475097782

Título: DICCIONARIO DE LAS RELIGIONES
Autor: ELIADE,M
ISBN: 8475097790

Título: HISTORIA DEL LSD
Autor: HOFMANN,A
ISBN: 8474321026

Título: MUNDO INTERIOR MUNDO EXTERIOR. PENSAMIENTOS Y PERSPECTIVAS
Autor: HOFMANN,ALBERT
ISBN: 8487403298

Título: MANJAR DE LOS DIOSES. BUSQUEDA DEL ARBOL DE LA CIENCIA DEL MAL
Autor: MCKENNA, TERENCE
ISBN: 847509967X

Título: HONGO Y LA GENESIS DE LAS CULTURAS
Autor: FERICGLA
ISBN: 8487403158

Enlaces

Robert Gordon Wasson en Fringeware.com

Fuente

Entheogens and the Future of Religion
Edited by Robert Forte
Council of Spiritual Practices
San Francisco, 1997

Mito y realidad Mircea Eliade capitulo 1 y 2

Colección Labor

NUEVA SERIE
8

MITO Y REALIDAD
Mircea Eliade

EDITORIAL LABOR. S.A.

Traducción:
Luis Gil
Diseño de cubierta:
Jordi Vives
Primera edición en Colección Labor: 1991
Título de la edición original:
ASPECTS DU MYTHE
© Harper & Row Publishers, Nueva York, 1963
© Editorial Labor, S. A., Aragó, 390. 08013 Barcelona, 1991 Grupo
Telepublicaciones

Depósito legal: B. 12.918-1991
ISBN: 84-335-3508-0

Printed in Spain – Impreso en España
Impreso en GERSA, Industria Gráfica
Tambor del Bruc, 6 – 08970 Sant Joan Despí

PREFACIO

Este librito fue escrito para la colección «World Perspective» (Ediciones Harper, Nueva York), que dirige Ruth Nanda Anshen. Bástenos decir que en principio está dirigido al gran público culto. En él hemos vuelto a tratar y a desarrollar diversas observaciones presentadas en nuestras obras anteriores. No podíamos aspirar a un análisis exhaustivo del pensamiento mítico.
Una vez más, nuestro querido y erudito amigo el doctor Jean Gouillard se ha encargado de la revisión del texto francés. Quédele patente nuestro más profundo reconocimiento.
Universidad de Chicago, abril 1962.
MIRCEA ELIADE

CAPITULO I
LA ESTRUCTURA DE LOS MITOS
LA IMPORTANCIA DEL «MITO VIVO»
Desde hace más de medio siglo, los estudiosos occidentales han situado el estudio del mito en una perspectiva que contrastaba sensiblemente con la de, pongamos por caso, el siglo XIX. En vez de tratar, como sus predecesores, el mito en la acepción usual del término, es decir, en cuanto «fábula», «invención», «ficción», le han aceptado tal como le comprendían las sociedades arcaicas, en las que el mito designa, por el contrario, una «historia verdadera», y lo que es más, una historia de inapreciable valor, porque es sagrada, ejemplar y significativa. Pero este nuevo valor semántico acordado al vocablo «mito» hace su empleo en el lenguaje corriente harto equívoco. En efecto, esta palabra se utiliza hoy tanto en el sentido de «ficción» o de «ilusión» como en el sentido, familiar especialmente a los etnólogos, a los sociólogos y a los historiadores de las religiones, de «tradición sagrada, revelación primordial, modelo ejemplar».
Se insistirá más adelante sobre la historia de las diferentes significaciones que el término «mito» ha adoptado en el mundo antiguo y cristiano (cf. capítulos VIII-IX). Es de todos conocido que a partir de Jenófanes (hacia 565-470) —que fue el primero en criticar y rechazar las expresiones «mitológicas» de la divinidad utilizadas por Homero y Hesiodo— los griegos fueron vaciando progresivamente al mythos de todo valor religioso o metafísico. Opuesto tanto a logos como más tarde a historia, mythos terminó por significar todo «lo que no puede existir en la realidad». Por su parte, el judeocristianismo relegaba al dominio de la «mentira» y de la «ilusión» todo aquello que no estaba justificado o declarado válido por uno de los dos Testamentos.
No es en este sentido (por lo demás el más usual en el lenguaje corriente) en el que nosotros entendemos el «mito». Precisando más, no es el estadio mental o el momento histórico en que el mito ha pasado a ser una «ficción» el que nos interesa. Nuestra investigación se dirigirá, en primer lugar, hacia las sociedades en las que el mito tiene —o ha tenida hasta estos últimos tiempos— «vida», en el sentido de proporcionar modelos a la conducta humana y conferir por eso mismo significación y valor a la existencia. Comprender la estructura y la función de los mitos en las sociedades tradicionales en cuestión no estriba sólo en dilucidar una etapa en la historia del pensamiento humano, sino también en comprender mejor una categoría de nuestros contemporáneos.
Para limitarnos a un ejemplo, el de los «cargo cults» de Oceanía, sería difícil interpretar toda una serie de actuaciones insólitas sin recurrir a su justificación mítica. Estos cultos profetices y milenarios proclaman la inminencia de una era fabulosa de abundancia y de beatitud. Los indígenas serán de nuevo los señores de sus islas y no trabajarán más, pues los muertos volverán en magníficos navíos cargados de mercancías, semejantes a los cargos gigantescos que los Blancos acogen en sus puertos. Por eso la mayoría de esos «cargo cults» exige, por una parte, la destrucción de los animales domésticos y de los enseres, y por otra, la construcción de vastos almacenes donde se depositarán las provisiones traídas por los muertos. Tal movimiento profetiza la arribada de Cristo en un barco de mercancías; otro espera la llegada de «América». Una nueva era paradisíaca dará comienzo y los miembros del culto alcanzarán la inmortalidad. Ciertos cultos implican asimismo actos orgiásticos, pues las prohibiciones y las costumbres sancionadas por la tradición perderán su razón de ser y darán paso a la libertad absoluta. Ahora bien: todos estos actos y creencias se explican por el mito del aniquilamiento del Mundo seguido de una nueva Creación y de la instauración de la Edad de Oro, mito que nos ocupará más adelante.
Hechos similares se produjeron en 1960 en el Congo con ocasión de la independencia del país. En ciertos pueblos, los indígenas quitaron los techos de las chozas para dejar paso libre a las monedas de oro que harán llover los antepasados. En otros, en medio del abandono general, tan sólo se cuidaron de los caminos que conducían al cementerio, para permitir a los antepasados el acceso al pueblo. Los mismos excesos orgiásticos tenían un sentido, ya que, según el mito, el día de la Nueva Era todas las mujeres pertenecerán a todos los hombres.
Con mucha probabilidad, hechos de este género serán cada vez más raros. Se puede suponer que el «comportamiento mítico» desaparecerá con la independencia política de las antiguas colonias. Pero lo que sucederá en un porvenir más o menos lejano no nos puede ayudar a comprender lo que acaba de pasar. Lo que nos importa, ante todo, es captar el sentido de estas conductas extrañas, comprender su causa y la justificación de estos excesos. Pues comprenderlos equivale a reconocerlos en tanto que hechos humanos, hechos de cultura, creación del espíritu —y no irrupción patológica de instintos, bestialidad o infantilismo—. No hay otra alternativa: o esforzarse en negar, minimizar u olvidar, tales excesos, considerándolos como casos aislados de «salvajismo», que desaparecerán completamente cuando las tribus se civilicen, o bien molestarse en comprender los antecedentes míticos que explican los excesos de este género, los justifican y les confieren un valor religioso. Esta última actitud es, a nuestro parecer, la única que merece adoptarse. Únicamente en una perspectiva histórico-religiosa tales conductas son susceptibles de revelarse como hechos de cultura y pierden su carácter aberrante o monstruoso de juego infantil o de acto puramente instintivo.
EL INTERÉS DE LAS «MITOLOGÍAS PRIMITIVAS»
Todas las grandes religiones mediterráneas y asiáticas cuentan con mitologías. Pero es preferible no hilvanar el estudio del mito partiendo, por ejemplo, de la mitología griega, o egipcia, o india. La mayoría de los mitos griegos fueron contados, y, por tanto, modificados, articulados, sistematizados por Hesiodo y Homero, por los rapsodas y mitógrafos. Las tradiciones mitológicas del Próximo Oriente y de la India han sido cuidadosamente reinterpretadas y elaboradas por los respectivos teólogos y ritualistas. No quiere decir esto: 1.°, que estas Grandes Mitologías hayan perdido su «sustancia mítica» y no sean sino «literaturas», o 2.°, que las tradiciones mitológicas de las sociedades arcaicas no hayan sido elaboradas por sacerdotes y bardos. Al igual que las Grandes Mitologías, que han acabado por transmitirse por textos escritos, las mitologías «primitivas», que los primeros viajeros, misioneros y etnógrafos han conocido en su estadio oral, tienen su «historia»; dicho de otro modo: se han transformado y enriquecido a lo largo de los años, bajo la influencia de otras culturas superiores, o gracias al genio creador de ciertos individuos excepcionalmente dotados.
Sin embargo, es preferible comenzar por el estudio del mito en las sociedades arcaicas y tradicionales, sin perjuicio de abordar más tarde las mitologías de los pueblos que han desempeñado un papel importante en la historia. Y esto porque, a pesar de sus modificaciones en el transcurso del tiempo, los mitos de los «primitivos» reflejan aún un estado primordial. Se trata, a lo más, de sociedades en las que los mitos están aún vivos y fundamentan y justifican todo el comportamiento y la actividad del hombre. El papel y la función de los mitos son susceptibles (o lo han sido hasta estos últimos tiempos) de ser observados y descritos minuciosamente por los etnólogos. A propósito de cada mito, así como de cada ritual, de las sociedades arcaicas, ha sido posible interrogar a los indígenas y enterarse, al menos en parte, de las significaciones que les atribuyen. Evidentemente, estos «documentos vivos» registrados en el curso de encuestas hechas sobre el terreno no resuelven en modo alguno todas nuestras dificultades. Pero tienen la ventaja, considerable, de ayudarnos a plantear correctamente el problema, es decir, a situar el mito en su contexto socio-religioso original.
ENSAYO DE UNA DEFINICIÓN DEL MITO
Sería difícil encontrar una definición de mito que fuera aceptada por todos los eruditos y que al mismo tiempo fuera accesible a los no especialistas. Por lo demás, ¿acaso es posible encontrar una definición única capaz de abarcar todos los tipos y funciones de los mitos en todas las sociedades, arcaicas y tradicionales? El mito es una realidad cultural extremadamente compleja, que puede abordarse e interpretarse en perspectivas múltiples y complementarias.
Personalmente, la definición que me parece menos imperfecta, por ser la más amplia, es la siguiente: el mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los «comienzos». Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una institución. Es, pues, siempre el relato de una «creación»: se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido realmente, de lo que se ha manifestado plenamente. Los personajes de los mitos son Seres Sobrenaturales. Se les conoce sobre todo por lo que han hecho en el tiempo prestigioso de los «comienzos». Los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad (o simplemente la «sobre-naturalidad») de sus obras. En suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado (o de lo «sobrenatural») en el Mundo. Es esta irrupción de lo sagrado la que fundamenta realmente el Mundo y la que le hace tal como es hoy día. Más aún: el hombre es lo que es hoy, un ser mortal, sexuado y cultural, a consecuencia de las intervenciones de los seres sobrenaturales.
Se tendrá ocasión más adelante de completar y de matizar estas indicaciones preliminares, pero de momento importa subrayar un hecho que nos parece esencial: el mito se considera como una historia sagrada y, por tanto, una «historia verdadera», puesto que se refiere siempre a realidades. El mito cosmogónico es «verdadero», porque la existencia del Mundo está ahí para probarlo; el mito del origen de la muerte es igualmente «verdadero», puesto que la mortalidad del hombre lo prueba, y así sucesivamente.
Por el mismo hecho de relatar el mito las gestas de los seres sobrenaturales y la manifestación de sus poderes sagrados, se convierte en el modelo ejemplar de todas las actividades humanas significativas. Cuando el misionero y etnólogo C Strehlow preguntaba a los australianos Arunta por qué celebraban ciertas ceremonias, le respondían invariablemente: «Porque los antepasados lo han prescrito así»1 . Los Kai de Nueva Guinea se negaban a modificar su manera de vivir y de trabajar, y daban como explicación: «Así lo hicieron los Nemu (los Antepasados míticos) y nosotros lo hacemos de igual manera»2 . Interrogado sobre la razón de tal o cual detalle de cierta ceremonia, el cantor Navaho contestaba: «Porque el Pueblo santo lo hizo de esta manera la primera vez»3 . Encontramos exactamente la misma justificación en la plegaria que acompaña un ritual tibetano primitivo: «Como ha sido transmitido desde el principio de la creación de la tierra, así nosotros debemos sacrificar (…). Como nuestros antepasados hicieron en los tiempos antiguos, así hacemos hoy»4 . Tal es también la justificación invocada por los teólogos y ritualistas hindúes: «Debemos hacer lo que los dioses han hecho en un principio» (Satapatha Brâhmana, VII, 2, 1, 4). «Así hicieron los dioses; así hacen los hombres» (Taittiriya Brâhmana, 1, 5, 9, 4)5 .
Como hemos señalado en otro lugar6 , incluso los modos de conducta y las actividades profanas del hombre encuentran sus modelos en las gestas de los Seres Sobrenaturales. Entre los Navaho, «las mujeres han de sentarse con las piernas debajo de sí y de lado; los hombres, con las piernas cruzadas delante de ellos, porque se dijo que en un principio la Mujer cambiante y el Matador de monstruos se sentaron en estas posturas»7 . Según las tradiciones míticas de una tribu australiana, los Karadjeri, todas sus costumbres, todos sus comportamientos se fundaron en el «tiempo del Ensueño» por dos Seres Sobrenaturales, Bagadjimbiri (por ejemplo, la manera de cocer tal o cual grano o de cazar tal animal con ayuda de un palo, la posición especial que debe adoptarse para orinar, etc.)8 .
Sería inútil multiplicar ejemplos. Como lo hemos demostrado en El mito del eterno retorno, y como se verá aún mejor por lo que sigue, la función principal del mito es revelar los modelos ejemplares de todos los ritos y actividades humanas significativas: tanto la alimentación o el matrimonio como el trabajo, la educación, el arte o la sabiduría. Esta concepción no carece de importancia para la comprensión del hombre de las sociedades arcaicas y tradicionales, y de ellas nos ocuparemos más adelante.
«HISTORIA VERDADERA»-«HISTORIA FALSA»
Debemos añadir que en las sociedades en que el mito está aún vivo, los indígenas distinguen cuidadosamente los mitos —«historias verdaderas»— de las fábulas o cuentos, que llaman «historias falsas».
Los Pawnee «hacen una distinción entre las ‘historias verdaderas’ y las ‘historias falsas’, y colocan entre las historias ‘verdaderas’, en primer lugar, todas aquellas que tratan de los orígenes del mundo; sus protagonistas son seres divinos, sobrenaturales, celestes o astrales. A continuación vienen los cuentos que narran las aventuras maravillosas del héroe nacional, un joven de humilde cuna que llegó a ser el salvador de su pueblo, al liberarle de monstruos, al librarle del hambre o de otras calamidades, o al llevar a cabo otras hazañas nobles y beneficiosas. Vienen, por último, las historias que se relacionan con los medicine-men, y explican cómo tal o cual mago adquirió sus poderes sobrehumanos o cómo nació tal o cual asociación de chamanes. Las historias ‘falsas’ son aquellas que cuentan las aventuras y hazañas en modo alguno edificantes del coyote, el lobo de la pradera. En una palabra: en las historias ‘verdaderas’ nos hallamos frente a frente de lo sagrado o de lo sobrenatural; en las ‘falsas’, por el contrario, con un contenido profano, pues el coyote es sumamente popular en esta mitología como en otras mitologías norteamericanas, donde aparece con los rasgos del astuto, del pícaro, del prestidigitador y del perfecto bribón9 .
Igualmente, los Cherokees distinguen entre mitos sagrados (cosmogonía, creación de astros, origen de la muerte) e historias profanas que explican, por ejemplo, ciertas curiosidades anatómicas o fisiológicas de los animales. Reaparece la misma distinción en África; los Herero estiman que las historias que narran los principios de los diferentes grupos de la tribu son verdaderas, porque se refieren a hechos que han tenido lugar realmente, mientras que los cuentos más o menos cómicos no tienen ninguna base. En cuanto a los indígenas de Togo, consideran sus mitos de origen «absolutamente reales»10 .
Por esta razón no se pueden contar indiferentemente los mitos. En muchas tribus no se recitan delante de las mujeres o de los niños, es decir, de los no iniciados. Generalmente, los viejos instructores comunican los mitos a los neófitos durante su período de aislamiento en la espesura, y esto forma parte de su iniciación. R. Piddington hace notar a propósito de los Karadjeri: «Los mitos sagrados que no pueden ser conocidos de las mujeres se refieren principalmente a la cosmogonía y, sobre todo, a la institución de las ceremonias de iniciación»11 .
Mientras que las «historias falsas» pueden contarse en cualquier momento y en cualquier sitio, los mitos no deben recitarse más que durante un lapso de tiempo sagrado (generalmente durante el otoño o el invierno, y únicamente de noche)12 . Esta costumbre se conserva incluso en pueblos que han sobrepasado el estadio arcaico de cultura. Entre los turco-mongoles y los tibetanos, la recitación de cantos épicos del ciclo Gesor no puede tener lugar más que de noche y en invierno. «La recitación se asimila a un poderoso encanto. Ayuda a obtener ventajas de toda índole, especialmente éxito en la caza y en la guerra (…). Antes de recitar se prepara un área espolvoreada con harina de cebada tostada. El auditorio se sienta alrededor. El bardo recita la epopeya durante varios días. En otro tiempo, se dice, se veían entonces las huellas de los cascos del caballo de César sobre esta área. La recitación provocaba, pues, la presencia real del héroe»13 .
LO QUE REVELAN LOS MITOS
La distinción hecha por los indígenas entre «historias verdaderas» e «historias falsas» es significativa. Las dos categorías de narraciones presentan «historias», es decir, relatan una serie de acontecimientos que tuvieron lugar en un pasado lejano y fabuloso. A pesar de que los personajes de los mitos son en general Dioses y Seres Sobrenaturales, y los de los cuentos héroes o animales maravillosos, todos estos personajes tienen en común esto: no pertenecen al mundo cotidiano. Y, sin embargo, los indígenas se dieron cuenta de que se trataba de «historias» radicalmente diferentes. Pues todo lo que se relata en los mitos les concierne directamente, mientras que los cuentos y las fábulas se refieren a acontecimientos que, incluso cuando han aportado cambios en el Mundo (cf. las particularidades anatómicas o fisiológicas de ciertos animales), no han modificado la condición humana en cuanto tal14 .
En efecto, los mitos relatan no sólo el origen del Mundo, de los animales, de las plantas y del hombre, sino también todos los acontecimientos primordiales a consecuencia de los cuales el hombre ha llegado a ser lo que es hoy, es decir, un ser mortal, sexuado, organizado en sociedad, obligado a trabajar para vivir, y que trabaja según ciertas reglas. Si el Mundo existe, si el hombre existe, es porque los Seres Sobrenaturales han desplegado una actividad creadora en los «comienzos». Pero otros acontecimientos han tenido lugar después de la cosmogonía y la antropogonía, y el hombre, tal como es hoy, es el resultado directo de estos acontecimientos míticos, está constituido por estos acontecimientos. Es mortal, porque algo ha pasado in illo tempore. Si eso no hubiera sucedido, el hombre no sería mortal: habría podido existir indefinidamente como las piedras, o habría podido cambiar periódicamente de piel como las serpientes y, por ende, hubiera sido capaz de renovar su vida, es decir, de recomenzarla indefinidamente. Pero el mito del origen de la muerte cuenta lo que sucedió in illo tempore, y al relatar este incidente explica por qué el hombre es mortal.
Del mismo modo, determinada tribu vive de la pesca, y esto porque en los tiempos míticos un Ser Sobrenatural enseñó a sus antepasados cómo capturar y cocer los pescados. El mito cuenta la historia de la primera pesca efectuada por el Ser Sobrenatural, y al hacer esto revela a la vez un acto sobrehumano, enseña a los humanos cómo efectuarlo a su vez y, finalmente, explica por qué esta tribu debe alimentarse de esta manera.
Se podrían multiplicar fácilmente los ejemplos. Pero los que preceden muestran ya por qué el mito es, para el hombre arcaico, un asunto de la mayor importancia, mientras que los cuentos y las fábulas no lo son. El mito le enseña las «historias» primordiales que le han constituido esencialmente, y todo lo que tiene relación con su existencia y con su propio modo de existir en el Cosmos le concierne directamente.
Inmediatamente se verán las consecuencias que esta concepción singular ha tenido para la conducta del hombre arcaico. Hagamos notar que, así como el hombre moderno se estima constituido por la Historia, el hombre de las sociedades arcaicas se declara como el resultado de cierto número de acontecimientos míticos. Ni uno ni otro se consideran «dados», «hechos» de una vez para siempre, como, por ejemplo, se hace un utensilio, de una manera definitiva. Un moderno podría razonar de la manera siguiente: soy tal como soy hoy día porque un cierto número de acontecimientos me han sucedido, pero estos acontecimientos no han sido posibles más que porque la agricultura fue descubierta hace ocho o nueve mil años y porque las civilizaciones urbanas se desarrollaron en el Oriente Próximo antiguo, porque Alejandro Magno conquistó Asia y Augusto fundó el Imperio romano, porque Galileo y Newton revolucionaron la concepción del Universo, abriendo el camino para los descubrimientos científicos y preparando el florecimiento de la civilización industrial, porque tuvo lugar la Revolución francesa y porque las ideas de libertad, democracia y justicia social trastocaron el mundo occidental después de las guerras napoleónicas, y así sucesivamente.
De igual modo, un «primitivo» podría decirse: soy tal como soy hoy porque una serie de acontecimientos tuvieron lugar antes de mí. Tan sólo debería añadir, acto seguido: esos acontecimientos sucedieron en los tiempos míticos, y, por consiguiente, constituyen una historia sagrada, porque los personajes del drama no son humanos, sino Seres Sobrenaturales. Y aún más: mientras que un hombre moderno, a pesar de considerarse el resultado del curso de la Historia universal, no se siente obligado a conocerla en su totalidad, el hombre de las sociedades arcaicas no sólo está obligado a rememorar la historia mítica de su tribu, sino que reactualiza periódicamente una gran parte de ella. Es aquí donde se nota la diferencia más importante entre el hombre de las sociedades arcaicas y el hombre moderno: la irreversibilidad de los acontecimientos, que, para este último, es la nota característica de la Historia, no constituye una evidencia para el primero.
Constantinopla fue conquistada por los turcos en 1453 y la Bastilla cayó el 14 de julio de 1789. Estos acontecimientos son irreversibles. Sin duda, al haberse convertido el 14 de julio en la fiesta nacional de la República francesa, se conmemora anualmente la toma de la Bastilla, pero no se reactualiza el acontecimiento histórico propiamente dicho15 . Para el hombre de las sociedades arcaicas, por el contrario, lo que pasó ab origine es susceptible de repetirse por la fuerza de los ritos. Lo esencial para él es, pues, conocer los mitos. No sólo porque los mitos le ofrecen una explicación del Mundo y de su propio modo de existir en el mundo, sino, sobre todo, porque al rememorarlos, al reactualizarlos, es capaz de repetir lo que los Dioses, los Héroes o los Antepasados hicieron ab origine. Conocer los mitos es aprender el secreto del origen de las cosas. En otros términos: se aprende no sólo cómo las cosas han llegado a la existencia, sino también dónde encontrarlas y cómo hacerlas reaparecer cuando desaparecen.
LO QUE QUIERE DECIR «CONOCER LOS MITOS»
Los mitos totémicos australianos consisten la mayoría de las veces en la narración bastante monótona de las peregrinaciones de los antepasados míticos o de los animales totémicos. Se cuenta cómo, en el «tiempo del sueño» (alcheringa) —es decir, en el tiempo mítico— estos Seres Sobrenaturales hicieron su aparición sobre la Tierra y emprendieron largos viajes, parándose a veces para modificar el paisaje o producir ciertos animales y plantas, y finalmente desaparecieron bajo tierra. Pero el conocimiento de estos mitos es esencial para la vida de los australianos. Los mitos les enseñan cómo repetir los gestos creadores de los Seres Sobrenaturales y, por consiguiente, cómo asegurar la multiplicación de tal animal o de tal planta.
Estos mitos se comunican a los neófitos durante su iniciación. O, más bien, se «celebran», es decir, se les reactualiza. «Cuando los jóvenes pasan por las diversas ceremonias de iniciación, se celebran ante ellos una serie de ceremonias que, a pesar de representarse exactamente como las del culto propiamente dicho —salvo ciertas particularidades características—, no tienen, sin embargo, por meta la multiplicación y crecimiento del tótem de que se trate, sino que van encaminadas a mostrar la manera de celebrar estos cultos a quienes se va a elevar, o que acaban de ser elevados, al rango de hombres»16 .
Se ve, pues, que la «historia» narrada por el mito constituye un «conocimiento» de orden esotérico no sólo porque es secreta y se transmite en el curso de una iniciación, sino también porque este «conocimiento» va acompañado de un poder mágico-religioso.
En efecto, conocer el origen de un objeto, de un animal, de una planta, etc., equivale a adquirir sobre ellos un poder mágico, gracias al cual se logra dominarlos, multiplicarlos o reproducirlos a voluntad. Erland Nordenskiöld ha referido algunos ejemplos particularmente sugestivos de los indios Cuna. Según sus creencias, el cazador afortunado es el que conoce el origen de la caza. Y si se llega a domesticar a ciertos animales, es porque los magos conocen el secreto de su creación. Igualmente se es capaz de tener en la mano un hierro al rojo o de coger serpientes venenosas a condición de conocer el origen del fuego y de las serpientes. Nordenskiöld cuenta que «en un pueblo Cuna, Tientiki, hay un muchacho de catorce años que entra impunemente en el fuego tan sólo porque conoce el encanto de la creación del fuego. Pérez vio frecuentemente a personas coger un hierro al rojo y a otras domesticar serpientes»17 .
Se trata de una creencia muy extendida y que no es propia de un cierto tipo de cultura. En Timor, por ejemplo, cuando un arrozal no medra, alguien que conoce las tradiciones míticas relativas al arroz se traslada al campo. «Allí pasa la noche en la cabaña de la plantación recitando las leyendas que explican cómo se llegó a poseer el arroz (mito de origen)… Los que hacen esto no son sacerdotes»18 . Al recitar el mito de origen, se obliga al arroz a mostrarse hermoso, vigoroso y tupido, como era cuando apareció por primera vez. No se le recuerda cómo ha sido creado, a fin de «instruirle», de enseñarle cómo debe comportarse. Se le fuerza mágicamente a retornar al origen, es decir, a reiterar su creación ejemplar.
El Kalevala cuenta cómo el viejo Väinämöinen se hirió gravemente cuando estaba ocupado en construir una barca. Entonces «se puso a urdir encantamientos a la manera de todos los curanderos mágicos. Cantó el nacimiento de la causa de su herida, pero no pudo acordarse de las palabras que narraban el comienzo del hierro, las palabras que podían precisamente curar la brecha abierta por la hoja de acero azul». Al fin, después de haber buscado la ayuda de otros magos, Väinämöinen exclamó: «¡Me acuerdo ahora del origen del hierro! Y comenzó el siguiente relato: el Aire es la primera de las madres. El Agua es la mayor de los hermanos, el Fuego es el segundo y el Hierro es el más joven de los tres. Ukko, el gran Creador, separó la Tierra del Agua e hizo aparecer el suelo en las regiones marinas, pero el hierro no había nacido aún. Entonces se frotó las palmas de las manos sobre su rodilla izquierda. Así nacieron las tres hadas que habían de ser las madres del hierro»19 . Notemos que en este ejemplo el mito del origen del hierro forma parte del mito cosmogónico y en cierto modo lo prolonga. Tenemos aquí una nota específica de los mitos de origen sumamente importante y cuyo estudio se hará en el capítulo siguiente.
La idea de que un remedio no actúa más que si se conoce su origen está muy extendida. Citemos nuevamente a Erland Nordenskiöld: «Cada canto mágico debe estar precedido de un encantamiento que habla del origen del remedio empleado, de otro modo no será eficaz (…). Para que el remedio o el canto de remedio haga efecto hay que conocer el origen de la planta, la manera cómo fue alumbrada por la primera mujer»20 . En los cantos rituales na-khi publicados por J. F. Rock se dice expresamente: «Si no se cuenta el origen del medicamento, no debe utilizarse»21 . O también: «A menos que se relate su origen, no se debe hablar de él»22 .
Veremos en el capítulo siguiente que, como en el mito de Väinämöinen citado anteriormente, el origen de los remedios está íntimamente ligado a la narración del origen del mundo. Precisemos aquí, no obstante, que se trata de una concepción general que puede formularse de esta suerte: No se puede cumplir un ritual si no se conoce el «origen», es decir, el mito que cuenta cómo ha sido efectuado la primera vez. Durante el servicio funerario, el chamán na-khi, dto-mba, canta:

«Vamos ahora a acompañar al muerto y a conocer de nuevo la
pena.
Vamos a danzar de nuevo y a derribar a los demonios.
No se debe hablar.
Si se ignora el origen de la danza,
No se puede danzar»23 .

Esto recuerda extraordinariamente las declaraciones de los Uitoto a Preuss: «Son las palabras (los mitos) de nuestro padre, sus propias palabras. Gracias a estas palabras danzamos; no habría danza si no nos las hubiera dado»24 .
En la mayoría de los casos, no basta conocer el mito de origen, hay que recitarlo; se proclama de alguna manera su conocimiento, se muestra. Pero esto no es todo; al recitar o al celebrar el mito del origen, se deja uno impregnar de la atmósfera sagrada en la que se desarrollaron esos acontecimientos milagrosos. El tiempo mítico de los orígenes es un tiempo «fuerte», porque ha sido transfigurado por la presencia activa, creadora, de los Seres Sobrenaturales. Al recitar los mitos se reintegra este tiempo fabuloso y, por consiguiente, se hace uno de alguna manera «contemporáneo» de los acontecimientos evocados, se comparte la presencia de los Dioses o de los Héroes. En una fórmula sumaria, se podría decir que, al «vivir» los mitos, se sale del tiempo profano, cronológico, y se desemboca en un tiempo cualitativamente diferente, un tiempo «sagrado», a la vez primordial e indefinidamente recuperable. Esta función del mito, sobre la cual hemos insistido en Le Mythe de l’Éternel Retour (especialmente en las páginas 35 ss), se destacará mejor aún en el curso de los análisis que seguirán.

ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DE LOS MITOS
Estas observaciones preliminares bastan para precisar ciertas notas características del mito. De una manera general se puede decir que el mito, tal como es vivido por las sociedades arcaicas, 1.°, constituye la historia de los actos de los Seres Sobrenaturales; 2.°, que esta Historia se considera absolutamente verdadera (porque se refiere a realidades) y sagrada (porque es obra de los Seres Sobrenaturales); 3.°, que el mito se refiere siempre a una «creación», cuenta Cómo algo ha llegado a la existencia o cómo un comportamiento, una institución, una manera de trabajar, se han fundado; es ésta la razón de que los mitos constituyan los paradigmas de todo acto humano significativo; 4.°, que al conocer el mito, se conoce el «origen» de las cosas y, por consiguiente, se llega a dominarlas y manipularlas a voluntad; no se trata de un conocimiento «exterior», «abstracto», sino de un conocimiento que se «vive» ritualmente, ya al narrar ceremonialmente el mito, ya al efectuar el ritual para el que sirve de justificación; 5.°, que, de una manera o de otra, se «vive» el mito, en el sentido de que se está dominado por la potencia sagrada, que exalta los acontecimientos que se rememoran y se reactualizan.
«Vivir» los mitos implica, pues, una experiencia verdaderamente «religiosa», puesto que se distingue de la experiencia ordinaria, de la vida cotidiana. La «religiosidad» de esta experiencia se debe al hecho de que se reactualizan acontecimientos fabulosos, exaltantes, significativos; se asiste de nuevo a las obras creadoras de los Seres Sobrenaturales; se deja de existir en el mundo de todos los días y se penetra en un mundo transfigurado, auroral, impregnado de la presencia de los Seres Sobrenaturales. No se trata de una conmemoración de los acontecimientos míticos, sino de su reiteración. Las personas del mito se hacen presentes, uno se hace su contemporáneo. Esto implica también que no se vive ya en el tiempo cronológico, sino en el Tiempo primordial, el Tiempo en el que el acontecimiento tuvo lugar por primera vez. Por esta razón se puede hablar de «tiempo fuerte» del mito: es el Tiempo prodigioso, «sagrado», en el que algo nuevo, fuerte y significativo se manifestó plenamente. Revivir aquel tiempo, reintegrarlo lo más a menudo posible, asistir de nuevo al espectáculo de las obras divinas, reencontrar los seres sobrenaturales y volver a aprender su lección creadora es el deseo que puede leerse como en filigrana en todas las reiteraciones rituales de los mitos. En suma, los mitos revelan que el mundo, el hombre y la vida tienen un origen y una historia sobrenatural, y que esta historia es significativa, preciosa y ejemplar.
No podría concluirse de modo mejor que citando los pasajes clásicos en los que Bronislav Malinowski trató de desentrañar la naturaleza y función del mito en las sociedades primitivas: «Enfocado en lo que tiene de vivo, el mito no es una explicación destinada a satisfacer una curiosidad científica, sino un relato que hace revivir una realidad original y que responde a una profunda necesidad religiosa, a aspiraciones morales, a coacciones e imperativos de orden social, e incluso a exigencias prácticas. En las civilizaciones primitivas el mito desempeña una función indispensable: expresa, realza y codifica las creencias; salvaguarda los principios morales y los impone; garantiza la eficacia de las ceremonias rituales y ofrece reglas prácticas para el uso del hombre. El mito es, pues, un elemento esencial de la civilización humana; lejos de ser una vana fábula, es, por el contrario, una realidad viviente a la que no se deja de recurrir; no es en modo alguno una teoría abstracta o un desfile de imágenes, sino una verdadera codificación de la religión primitiva y de la sabiduría práctica (…). Todos estos relatos son para los indígenas la expresión de una realidad original, mayor y más llena de sentido que la actual, y que determina la vida inmediata, las actividades y los destinos de la humanidad. El conocimiento que el hombre tiene de esta realidad le revela el sentido de los ritos y de los preceptos de orden moral, al mismo tiempo que el modo de cumplirlos»25 .

CAPITULO II
PRESTIGIO MÁGICO DE LOS «ORIGENES»
MITOS DE ORIGEN Y MITOS COSMOGÓNICOS
Toda historia mítica que relata el origen de algo presupone y prolonga la cosmogonía. Desde el punto de vista de la estructura, los mitos de origen son equiparables al mito cosmogónico. Al ser la creación del Mundo la creación por excelencia, la cosmogonía pasa a ser el modelo ejemplar para toda especie de creación. Esto no quiere decir que el mito de origen imite o copie el modelo cosmogónico, pues no se trata de una reflexión coherente y sistemática. Pero toda nueva aparición —un animal, una planta, una institución— implica la existencia de un Mundo. Incluso cuando se trata de explicar cómo, a partir de un estado diferente de cosas, se ha llegado a la situación actual (por ejemplo, cómo el cielo se ha alejado de la Tierra, o cómo el hombre se ha hecho mortal), el «Mundo» estaba ya allí, a pesar de que su estructura fuera diferente y de que no fuera aún nuestro Mundo. Todo mito de origen narra y justifica una «situación nueva» —nueva en el sentido de que no estaba desde el principio del Mundo—. Los mitos de origen prolongan y completan el mito cosmogónico: cuentan cómo el Mundo ha sido modificado, enriquecido o empobrecido.
Esta es la razón por la cual ciertos mitos de origen comienzan por el esquema de una cosmogonía. La historia de las grandes familias y de las dinastías tibetanas comienza por recordar cómo el Cosmos ha nacido de un Huevo. «De la esencia de los cinco elementos primordiales salió un gran huevo (…). Dieciocho huevos salieron de la yema de este huevo. El huevo de en medio de esos dieciocho, un huevo de concha marina, se separó de los demás. A este huevo de concha le crecieron miembros, después los cinco sentidos, y ya perfecto, se convirtió en un joven de una belleza tan extraordinaria que parecía la concesión de un voto (yid la smon). También se le llamó el rey Ye-smon. La reina Tchu-lchag, su esposa, parió un hijo capaz de transformarse por magia, Dbang Idan»1 . La genealogía prosigue contando el origen y la historia de los diversos clanes y dinastías.
Los cantos genealógicos polinesios comienzan de la misma manera. El texto ritual hawaiano, conocido bajo el nombre de Kumulipo, es «un himno genealógico que vincula la familia real, a quien pertenece, no solo a los dioses del pueblo entero, adorados en común, con los grupos polinesios aliados; no sólo a los jefes divinizados nacidos en el mundo vivo, los Ao, en la línea familiar, sino también con los astros del cielo, las plantas y los animales de uso cotidiano en la vida terrestre…»2 . En efecto, el canto comienza por evocar:

«E/ tiempo en que se hizo cambiar violentamente a la tierra,
el tiempo en que los cielos cambiaron por separado,
el tiempo en que el sol salía
para dar luz a la luna»3 , etc.

Tales cantos rituales los componen los bardos cuando la princesa está encinta, y se comunica a los danzarines hula para que los aprendan de memoria. Estos últimos, hombres y mujeres, danzan y recitan el canto sin interrupción, hasta el nacimiento del niño. Como si el desarrollo embrionario del futuro jefe estuviera acompañado de la recapitulación de la cosmogonía, de la historia del mundo y de la historia de la tribu. Con ocasión de la gestación de un jefe, se «rehace» simbólicamente el Mundo. La recapitulación es a la vez una rememoración y una reactualización ritual, por medio de los cantos y la danza, de los acontecimientos míticos esenciales que han tenido lugar desde la Creación.
Se encuentran también concepciones y rituales análogos entre las poblaciones primitivas de la India. Entre los Santali, por ejemplo, el guru recita el mito cosmogónico en beneficio de cada individuo, pero solamente dos veces: la primera vez «cuando se reconoce al Santal los plenos derechos de la sociedad (…). En esta ocasión, el guru recita la historia de la humanidad desde la creación del Mundo, termina contando el nacimiento de la persona en cuyo favor se ha cumplido el rito. La misma ceremonia se repite durante el servicio funerario, pero esta vez el guru transfiere ritualmente el alma del difunto al otro Mundo4 . Entre los Gonds y los Baigas, con ocasión de los rituales en honor de Dharti Mata y de Thakur Deo, el sacerdote recita el mito cosmogónico y recuerda al auditorio el importante papel que su tribu ha desempeñado en la creación del Mundo5 . Cuando los magos Munda expulsan los malos espíritus, recitan las canciones mitológicas de los Assur, pues éstos inauguraron una nueva época tanto para los dioses y los espíritus como para los humanos, y por esta razón la historia de sus hazañas puede considerarse como formando parte de un mito cosmogónico6 .
Entre los Bhils, la situación no difiere mucho. Tan sólo uno de los cantos mágicos de fin medicinal ofrece carácter de mito cosmogónico; es El canto del Señor. Pero la mayoría de estos cantos son en realidad mitos de origen. El Canto de Kasumor Dâmor, por ejemplo, considerado como curativo de todas las enfermedades, narra las migraciones del grupo Bhil Dâmor desde el Gujerat hacia el sur de la India central7 . Es, pues, el mito de la instalación territorial del grupo; en otros términos: la historia de un nuevo comienzo, réplica de la creación del Mundo. Otros cantos mágicos revelan el origen de las enfermedades8 . Se trata de mitos ricos en aventuras en los que terminamos por aprender las circunstancias de la aparición de las enfermedades, acontecimiento que, de hecho, ha cambiado la estructura del Mundo.
EL PAPEL DE LOS MITOS EN LAS CURACIONES
En el ritual curativo de los Bhils hay un detalle particularmente interesante. El hechicero «purifica» el lugar que queda junto a la cama del enfermo y, con la harina de maíz, dibuja un mandol. En el interior del dibujo inserta la casa de Isvor y de Bhagwân y traza asimismo sus figuras. La imagen así dibujada se conserva hasta la completa curación del enfermo9 . El término mismo de mandol delata su origen indio. Se trata, bien entendido, del mandala, dibujo complicado que desempeña un importante papel en los ritos tántricos indo-tibetanos. Pero el mandala es ante todo imago mundi: representa a la vez el Cosmos en miniatura y el panteón. Su construcción equivale a una recreación mágica del mundo. Por consiguiente, el mago Bhil, al dibujar el mandol al pie del lecho del enfermo, repite la cosmogonía, incluso si los cantos rituales que entona no hacen alusión expresamente al rito cosmogónico. La operación tiene ciertamente un fin terapéutico. Al quedar hecho, de un modo simbólico, contemporáneo de la Creación del Mundo, el enfermo se sumerge en la plenitud primordial; se deja penetrar por las fuerzas gigantescas que, in illo tempore, han hecho posible la Creación. No carece de interés el recordar, a este propósito, que, entre los Navaho, el mito cosmogónico seguido del rito de la emersión de los primeros humanos del seno de la Tierra se recita sobre todo con ocasión de las curaciones o durante la iniciación de un chamán. «Todas las ceremonias se concentran alrededor de un paciente, Hatrali (aquel sobre el que se canta), que puede ser un enfermo o simplemente un enfermo mental, por ejemplo, una persona asustada por un sueño o que no tiene necesidad más que de una ceremonia con el fin de aprenderla en el curso de su iniciación con el fin de poder oficiar en este canto, pues un medicine-man no puede proceder a una ceremonia sin haber sufrido él mismo la ceremonia»10 . La ceremonia comporta igualmente la ejecución de complejos dibujos sobre la arena, que simbolizan las diferentes etapas de la Creación y la historia mítica de los dioses, de los antepasados y de la humanidad. Estos dibujos (que recuerdan extraordinariamente los mandala indo-tibetanos) reactualizan uno tras otro los acontecimientos que tuvieron lugar en los tiempos míticos. Al escuchar el relato del mito cosmogónico (seguido de la recitación de los mitos de origen) y al contemplar los dibujos sobre la arena, se proyecta al enfermo fuera del tiempo profano y se le inserta en la plenitud del Tiempo primordial: es llevado «hacia atrás» hasta el origen del Mundo y asiste de este modo a la cosmogonía.
La solidaridad entre el mito cosmogónico, el mito del origen y de la enfermedad y del remedio y el ritual de la curación mágica se puede apreciar admirablemente entre los Na-khi, población perteneciente a la familia tibetana, pero que habita desde hace siglos en la China del Sudoeste y especialmente en la provincia Yün-nan. Según sus tradiciones, en un principio el Universo estaba cuerdamente dividido entre los Nâgas y los hombres, pero una enemistad les separó más tarde. Furiosos, los Nâgas esparcieron por el mundo las enfermedades, la esterilidad y toda suerte de calamidades. Los Nâgas pueden igualmente robar las almas de los hombres, poniéndoles enfermos. Si no se gana su benevolencia ritualmente, la víctima fallece. Pero el sacerdote-chamán (dto-mba), por el poder de sus encantos mágicos, es capaz de forzar a los Nâgas a liberar a las almas robadas y apresadas11 . El propio chamán es capaz de luchar contra los Nâgas sólo porque el chamán primordial, Dto-mba, con el concurso de Garuda, emprendió esta lucha en el tiempo mítico. Así, pues, el ritual de curación consiste propiamente hablando en la recitación solemne de este acontecimiento primordial. Como dice expresamente un texto traducido por Rock12 , «si no se cuenta el origen de Garuda, no se debe hablar de él». El chamán recita, pues, el mito del origen de Garuda: narra cómo unos huevos fueron creados por magia en el monte Kailasa y cómo de estos huevos nacieron los Garudas, que a continuación descendieron a la llanura para defender a los humanos de las enfermedades provocadas por los Nâgas. Pero, antes de narrar el nacimiento de los Garudas, el canto ritual relata brevemente la creación del mundo. «En el tiempo en que apareció el cielo se esparcieron el sol, la luna, los astros, las plantas y la tierra; cuando aparecieron las montañas, los valles, los árboles y las rocas, en ese momento aparecieron los Nâgas y los dragones, etc.»13 .
La mayoría de esos cantos rituales con fin medicinal comienzan por evocar la cosmogonía. He aquí un ejemplo: «En el comienzo, cuando los cielos, el sol, la luna, los astros, los planetas y la tierra no habían aparecido todavía, cuando nada había aparecido aún, etc.»14 . Y se cuenta la creación del mundo, el nacimiento de los demonios y la aparición de las enfermedades, y, finalmente, la epifanía del chamán primordial Dto-mba, que aportó los medicamentos necesarios. Otro texto15 comienza por la evocación del tiempo mítico: «En un principio, cuando todo era indistinto, etc.», para narrar el nacimiento de los Nâgas y de los Garudas. Se cuenta a continuación el origen de las enfermedades (pues, como hemos visto anteriormente, «si no se cuenta el origen del medicamento, no se debe utilizar»), por qué medios se propagó de una generación a otra y, finalmente, la lucha entre los demonios y el chamán: «El espíritu produce la enfermedad en los dientes y en la boca disparando su flecha; el dto-mba arranca la flecha, etc.; el demonio produce la enfermedad en el cuerpo disparando la flecha sobre el cuerpo; el dto-mba la arranca, etc.»16 .
Otro canto ritual comienza de la manera siguiente: «Hay que contar el origen del remedio, si no, no se puede hablar de él. En el tiempo en que aparecieron el cielo, las estrellas, el sol, la luna y los planetas, y cuando apareció la tierra», etc., «en aquel tiempo nació Ts’o-dze-p’er-ddu»17 . Sigue un mito larguísimo que explica el origen de los medicamentos: ausente durante tres días de la casa, Ts’o-dze-p’er-ddu encuentra a su vuelta a sus padres muertos. Decide entonces partir en busca de un medicamento que impida la muerte y marcha al país del Jefe de los Espíritus. Después de múltiples aventuras, roba los medicamentos milagrosos; pero, perseguido por el espíritu, cae por tierra y los medicamentos se dispersan, originando las plantas medicinales.
REITERACIÓN DE LA COSMOGONÍA
Ciertos textos publicados por Hermanns son aún más elocuentes. En el curso del ritual curativo, el chamán no sólo resume la cosmogonía, sino que invoca a Dios y le suplica que cree de nuevo el Mundo. Una de estas plegarias comienza por recordar que «la tierra fue creada, el agua fue creada, el universo entero fue creado. Igualmente fueron creados la cerveza ritual chi y la ofrenda de arroz so», y acaba por una evocación: «¡Acudid, oh Espíritus!»18 . Otro texto presenta «la génesis del chi y la de la bebida alcohólica dyö. Según una antigua tradición, su lugar de origen es el mismo del árbol Sang li y del árbol Sang log. En interés del mundo entero y por nuestro bien, acude, oh mensajero de Dios. Tak bo Thing, dios de poderes sobrenaturales, descendió antaño para crear el Mundo. Vuelve a descender ahora para crearlo de nuevo»19 . Está claro que, para preparar las bebidas rituales chi y dyö, se debe conocer el mito de su origen, que está íntimamente ligado con el mito cosmogónico. Pero, lo que es aún más interesante, se invita al Creador a descender de nuevo para una nueva creación del Mundo, en provecho del enfermo.
Se ve que, en estos cantos mágicos con fin medicinal, el mito del origen de los medicamentos está siempre integrado en el mito cosmogónico. Hemos citado en el capítulo precedente algunos ejemplos de los que se deduce que, en las terapéuticas primitivas, un remedio no llega a ser eficaz más que si se recuerda ritualmente su origen ante un enfermo. Un gran número de encantamientos del Oriente Próximo y de Europa contienen la historia de la enfermedad o del demonio que la ha provocado, evocando a la vez el momento mítico en que una divinidad o un santo ha logrado vencer el mal. Un encantamiento asirio contra los dolores de muelas recuerda que «después que Anu hubo hecho los cielos, los cielos hicieron la tierra, la tierra hizo los ríos, los ríos hicieron los canales, los canales hicieron los estanques, los estanques hicieron el Gusano». Y el Gusano se deshace «en lágrimas» ante Shamash y Ea, y les pregunta lo que se le dará de comer para destruirlo. Los dioses le ofrecen frutos, pero el Gusano les pide dientes humanos. «Ya que tú has hablado así, oh Gusano, que Ea te rompa con su mano poderosa»20 . Asistimos aquí: 1.°, a la creación del Mundo; 2.°, al nacimiento del Gusano y de la enfermedad; 3.°, al gesto curativo primordial y paradigmático (destrucción del Gusano por Ea). La eficacia terapéutica del encantamiento reside en el hecho de que, pronunciado ritualmente, reactualiza el tiempo mítico del «origen», tanto origen del mundo como origen de los dolores de muelas y de su tratamiento.
Sucede a veces que la recitación solemne del mito cosmogónico no es más que una entre otras varias. En cuanto modelo ejemplar de toda «creación», el mito cosmogónico es susceptible de ayudar al enfermo a «recomenzar» su vida. Gracias al retorno al origen se espera nacer de nuevo. Ahora bien: todos los rituales médicos que acabamos de ver hacen alusión a un retorno al origen. Se tiene la impresión de que, para las sociedades arcaicas, la vida no puede ser reparada, sino solamente recreada por un retorno a las fuentes. Y la fuente por excelencia es el brote prodigioso de energía, de vida y de fertilidad que tuvo lugar durante la Creación del Mundo.
Todo esto se deduce bastante claramente de múltiples aplicaciones rituales del mito cosmogónico polinesio. Según este mito, no existía en los comienzos más que las Aguas y las Tinieblas. Io, el Dios supremo, separó las Aguas con la fuerza del pensamiento y de sus palabras, y creó el Cielo y la Tierra. Dijo: «Que las Aguas se separen, que los Cielos se formen, que la Tierra se haga.» Estas palabras cosmogónicas de Io, gracias a las cuales el mundo entra en la existencia, son palabras creadoras, cargadas de poder sagrado. También los hombres las pronuncian en cuantas circunstancias hay algo que hacer, que crear. Se repiten en el rito de la fecundación de una matriz estéril, en el rito de la curación del cuerpo y del espíritu, y también con ocasión de la muerte, de la guerra y de los relatos genealógicos. He aquí cómo se expresa un polinesio de nuestros días, Hare Hongi: «Las palabras gracias a las cuales lo modeló el Universo —es decir, gracias a las cuales fue éste producido y llevado a engendrar un mundo de luz—, estas mismas palabras se emplean en el rito de la fecundación de una matriz estéril. Las palabras gracias a las cuales Io hizo brillar la luz en las tinieblas se utilizan en los ritos destinados a alegrar un corazón sombrío y abatido, la impotencia y la senilidad, a esparcir la claridad sobre cosas y lugares escondidos, a inspirar a los que componen cantos y lo mismo en los reveses de la guerra que en muchas otras circunstancias que empujan al hombre a la desesperación. Para todos los casos parecidos, este rito, que tiene por objeto esparcir la luz y la alegría, reproduce las palabras de las que lo se sirvió para vencer y disipar las tinieblas»21 .
Este texto es notable. Constituye un testimonio directo y de primer orden sobre la función del mito cosmogónico en una sociedad tradicional. Como acabamos de ver, este mito sirve de modelo para toda clase de «creación»; tanto para la procreación de un mito como para el restablecimiento de una situación militar comprometida o de un equilibrio psíquico amenazado por la melancolía o la desesperación. Esta capacidad del mito cosmogónico de aplicarse a diferentes planos de referencia nos parece esencialmente significativa. El hombre de las sociedades tradicionales siente la unidad fundamental de todas las especies de «obras» o de «formas», ya sean de orden biológico, psicológico o histórico. Una guerra desafortunada es equiparable a una enfermedad, a un corazón abatido y sombrío, a una mujer estéril, a la ausencia de inspiración en un poeta o a cualquier otra situación existencial crítica en que el hombre se ve impulsado a la desesperación. En todas estas situaciones negativas y desesperadas, aparentemente sin salida, puede cambiarse la situación por la recitación del mito cosmogónico, especialmente por la repetición de las palabras gracias a las cuales Io engendró el Universo e hizo brillar la luz en las tinieblas. Dicho de otro modo: la cosmogonía constituye el modelo ejemplar de toda situación creadora; todo lo que hace el hombre, repite en cierta manera el «hecho» por excelencia, el gesto arquetípico del Dios creador: la Creación del Mundo.
Como hemos visto, el mito cosmogónico se recita también con motivo de la muerte; pues la muerte, también, constituye una situación nueva que interesa asumir bien para hacerla creadora. Se puede «desbaratar» una muerte como se pierde una batalla o como se pierde el equilibrio psíquico y la alegría de vivir. Es igualmente significativo que Hare Hongi coloque entre las situaciones desastrosas y negativas no sólo la impotencia, la enfermedad y la senilidad, sino también la falta de inspiración de los poetas, su incapacidad de crear o de recitar convenientemente los poemas y relatos genealógicos. Se sigue de aquí, en primer lugar, que los polinesios equiparan la creación poética a todas las demás creaciones importantes, pero también —ya que Hare Hongi hace alusión a los relatos genealógicos— que la memoria de los cantores constituye en sí misma una «obra» y que el cumplimiento de esta «obra» puede asegurarse con la recitación solemne del mito cosmogónico.
Se comprende por qué este mito goza de tanto prestigio entre los polinesios. La cosmogonía es el modelo ejemplar de toda especie de «hacer»: no sólo porque el Cosmos es el arquetipo ideal a la vez de toda situación creadora y de toda creación, sino también porque el Cosmos es una obra divina; está, pues, santificado en su propia estructura. Por extensión, todo lo que es perfecto, «pleno», armonioso, fértil; en una palabra: todo lo que está «cosmificado», todo lo que se parece a un Cosmos, es sagrado. Hacer bien algo, obrar, construir, crear, estructurar, dar forma, informar, formar, todo esto viene a decir que se lleva algo a la existencia, que se le da «vida»; en última instancia, que se le confiere un parecido al organismo armonioso por excelencia: el Cosmos. Pues el Cosmos, volveremos a decir, es la obra ejemplar de los Dioses, es su obra maestra.
Que el mito cosmogónico sea considerado el modelo ejemplar de toda «creación» lo ilustra admirablemente la siguiente costumbre de una tribu norteamericana, los Osage. Cuando nace un niño, se llama a «un hombre que ha hablado con los dioses». Al llegar a la casa de la parturienta recita ante el recién nacido la historia de la creación del Universo y de los animales terrestres. A partir de este momento el recién nacido puede ser amamantado. Más tarde, cuando el niño desea beber agua, se llama de nuevo al mismo hombre, o a otro. Este recita otra vez la Creación, completándola con la historia del origen del Agua. Cuando el niño alcanza la edad de tomar alimentos sólidos, el hombre «que ha hablado con los dioses» vuelve a recitar de nuevo la Creación, esta vez relatando también el origen de los cereales y de otros alimentos22 .
Sería muy difícil encontrar un ejemplo más elocuente de la creencia de que cada nuevo nacimiento representa una recapitulación simbólica de la cosmogonía y de la historia mítica de la tribu. Esta recapitulación tiene por objeto introducir ritualmente al recién nacido en la realidad sacramental del mundo y de la cultura, y, al hacer eso, dar validez a su existencia, proclamándola conforme a los paradigmas míticos. Pero hay algo más: al niño que acaba de nacer se le pone frente a una serie de «comienzos». Y no se puede «comenzar» nada más que si se conoce el «origen», si se sabe cómo tal cosa ha venido por primera vez a la existencia. Al «comenzar» a mamar, a beber agua o a comer alimentos sólidos, al niño se le proyecta ritualmente al «origen», cuando la leche, el agua y los cereales aparecieron por primera vez.
EL «RETORNO AL ORIGEN»
La idea implícita de esta creencia es que es la primera manifestación de una cosa la que es significativa y válida, y no sus sucesivas epifanías. De un modo parecido, no es lo que han hecho el padre o el abuelo lo que se enseña al niño, sino lo que hicieron por primera vez los Antepasados, en los tiempos míticos. Cierto es que el padre y el abuelo no han hecho otra cosa sino imitar a los Antepasados; se podría, pues, pensar que al imitar al padre se podrían obtener los mismos resultados. Pero al pensar de esta manera se desvirtuaría el papel esencial del Tiempo de origen, que, como hemos visto, se considera un tiempo «fuerte» precisamente porque ha sido en cierto modo el «receptáculo» de una nueva creación. El tiempo transcurrido entre el origen y el momento presente no es «fuerte» ni «significativo» (salvo, bien entendido, los intervalos en que se reactualizaba el tiempo primordial), y por esta razón se le menosprecia o se le trata de abolir23 .
En este ejemplo se trata de un ritual en que los mitos cosmogónicos y de origen se recitan en beneficio de un solo individuo, como en el caso de los curanderos. Pero el «retorno al origen», que permite revivir el tiempo en que las cosas se manifestaron por primera vez, constituye una experiencia de importancia capital para las sociedades arcaicas. Discutiremos esta experiencia en diversos momentos en las páginas que siguen. Pero citemos aquí un ejemplo de recitación solemne de los mitos cosmogónicos y de origen en las festividades colectivas de la isla Sumba. Con motivo de acontecimientos importantes para la comunidad —una cosecha abundante, el fallecimiento de un miembro importante, etc.— se construye una casa ceremonial (marapu), y con este motivo los narradores cuentan la historia de la Creación y de los Antepasados. «Con ocasión de todos estos acontecimientos, los narradores evocan con veneración los ‘comienzos’, es decir, el momento en que se formaron los principios de la cultura misma que se trata de preservar como el más preciado de los bienes. Uno de los aspectos más destacados de la ceremonia es esta recitación, que se presenta en realidad como un intercambio de preguntas y respuestas entre dos individuos en cierto modo homólogos, puesto que se les escoge en dos clanes unidos por lazos de parentesco exogámico. También, en ese instante capital, los dos recitadores representan a todos los miembros del grupo, comprendidos también los muertos, lo que hace que la recitación del mito de la tribu (que debe al mismo tiempo representarse como un mito cosmogónico) beneficiará al conjunto del grupo»24 .
En suma, se trata de rituales colectivos de periodicidad irregular, que comportan la construcción de una casa cultual y la recitación solemne de los mitos de origen de estructura cosmogónica. El beneficiario es la totalidad de la comunidad, tanto los vivos como los muertos. Con ocasión de la reactualización de los mitos, la comunidad se renueva en su totalidad; recobra sus «fuentes», revive sus «orígenes». La idea de una renovación universal operada por la reactualización cultual de un mito cosmogónico está atestiguada en muchas sociedades tradicionales. Nosotros la hemos tratado en El mito del eterno retorno, y volveremos sobre ella en el capítulo siguiente. En efecto, el escenario mítico-ritual de la renovación periódica del Mundo es susceptible de revelarnos una de las funciones principales del mito, tanto en las culturas arcaicas como en las primeras civilizaciones del Oriente.
PRESTIGIO DE LOS «COMIENZOS»
El puñado de ejemplos citados permite captar mejor las relaciones entre el mito cosmogónico y los mitos de origen. Está, ante todo, el hecho de que el mito de origen comienza, en numerosos casos, por un, bosquejo cosmogónico: el mito rememora brevemente los momentos esenciales de la Creación del Mundo, para pasar a narrar a continuación la genealogía de la familia real, o la historia tribal, o la historia del origen de las enfermedades y de sus remedios, y así sucesivamente25 . En todos estos casos, los mitos de origen prolongan y completan el mito cosmogónico. Cuando se trata de la función ritual de ciertos mitos de origen (por ejemplo, en las curaciones, o, como entre los Osage, mitos destinados a introducir al recién nacido en la sacralidad del Mundo y de la sociedad), se tiene la impresión de que su «potencia» les viene, en parte, del hecho de que contienen los rudimentos de una cosmogonía. Esta impresión la confirma el hecho de que, en ciertas culturas (por ejemplo, en Polinesia), el mito cosmogónico es no sólo susceptible de tener un valor terapéutico intrínseco, sino que constituye también el modelo ejemplar de toda clase de «creación» y de «hacer».
Se comprende mejor esta dependencia de los mitos de origen del mito cosmogónico si se tiene en cuenta que, en un caso como en otro, se trata de un «comienzo». Ahora bien: el «comienzo» absoluto es la Creación del Mundo. No se trata, ciertamente, de una simple curiosidad teórica. No basta conocer el «origen», hay que reintegrar el momento de la creación de tal o cual cosa. Ahora bien: esto se traduce en un «retorno hacia atrás», hasta la recuperación del Tiempo original, fuerte, sagrado. Y, como ya hemos visto y lo veremos aún mejor en lo que sigue, la recuperación del Tiempo primordial, que es lo único capaz de asegurar la renovación total del Cosmos, de la vida y de la sociedad, se obtiene ante todo por la reactualización del «comienzo absoluto», es decir, la Creación del Mundo.
Recientemente, Rafaele Petazzoni ha propuesto considerar al mito cosmogónico como una variante del mito de origen. «Se sigue que el mito de creación participa de la misma naturaleza que el mito de origen (…). Nuestro análisis nos ha permitido arrancar al mito de creación de su espléndido aislamiento; deja por ello de ser un hapax genomenon y pasa a formar parte de la numerosa clase de hechos análogos, los mitos de origen»26 . Por las razones que acabamos de recordar, nos parece difícil compartir este punto de vista. Un nuevo estado de cosas implica siempre un estado precedente, y éste, en última instancia, es el Mundo. Es a partir de esta «totalidad» inicial como se desarrollan las modificaciones ulteriores. El medio cósmico donde se vive, por limitado que sea, constituye el «Mundo»; su «origen» y su «historia» preceden a toda otra historia particular. La idea mítica del «origen» está imbricada en el misterio de la «creación». Una cosa tiene un «origen» porque ha sido creada, es decir, porque una potencia se ha manifestado claramente en el Mundo, un acontecimiento ha tenido lugar. En suma, el origen de una cosa da cuenta de la creación de esta cosa.
La prueba de que el mito cosmogónico no es una simple variante de la especie constituida por el mito de origen es que las cosmogonías, como acabamos de ver, sirven de modelo a toda clase de «creaciones». Los ejemp

C.G. JUNG & MIRCEA ELIADE:, ‘PRIESTS WITHOUT SURPLICES’?

C.G. JUNG & MIRCEA ELIADE:
‘PRIESTS WITHOUT SURPLICES’?
Reflections on the Place of Myth, Religion and Science in
Their Work *
Harry Oldmeadow
The decisive question for man is: Is he related to something infinite or not? That is the telling question of his life.
Carl Jung 1 .the history of religions reaches down and makes contact with that which is essentially human: the relation of man to the sacred. The history of religions can play an extremely important role in the crisis we are living through. The crises of modern man are to a large extent religious ones, insofar as they are an awakening of his awareness to an absence of meaning.
Mircea Eliade 2
…the scientific pursuit of religion puts the saddle on the wrong horse, since it is the domain of religion to evaluate science, and not vice verse.
Whitall Perry 3
1. The Life and Work of Mircea Eliade
The academic study of religion over the last half-century has been massively influenced by the work of Mircea Eliade. His scholarly oeuvre is formidable indeed, ranging from highly specialized monographs to his encyclopedic and magisterial A History of Religious Ideas, written in three volumes over the last decade of his life.4 He was recognized throughout the world, elected to many different Academies, showered with honours. Eliade’s erudition was imposing: his own library ran to something over 100,000 volumes and he was certainly not one to buy books for decorative purposes. (I’m told that it is possible in America to buy books by the yard and by colour!) Looking back we get a sense, as we do with Carl Jung, of a life of intellectual heroism, of indefatigable labours and prodigious output. Both Jung and Eliade were pioneers who changed, respectively, the theoretical landscapes of psychology and comparative religion.
Eliade’s attitude to autobiography was much less ambivalent than Jung’s and we have to hand four volumes of personal journals and a two-volumed autobiography. With the journals particularly, one sometimes shares the sentiments of the schoolboy who opened his review of a book on elephants with the words, ‘This book told me more than I wanted to know about elephants.’ Eliade was born in Roma-nia in 1907 and died in Chicago in 1986. His Romanian nationality was a decisive factor in his life and work; from an early age he felt he had one foot in the Occident, the other in the Orient, reflected in the title of the first volume of his autobiography Journey East, Journey West. He developed an early interest in folklore, mythology and religion, and learnt English in order to read Max Muller and J.G. Frazer. At university he mastered Hebrew, Persian and Italian and embarked on a postgraduate study of the influence of Hermeticism and the Kabbalah on Italian Renaissance philosophy. Whilst visiting Italy he read Dasgupta’s famous work The History of Indian Philosophy. So deeply affected was he by this work that he soon left for Calcutta to study Indian philosophy and spirituality under Dasgupta. In Calcutta he immersed himself in Sanskrit and classical Indian philosophy, and developed an interest in the psycho-spiritual disciplines of yoga and tantra. He spent six months at the holy city of Rishikesh, at the foot of the Himalayas, under the guidance of Swami Shivananda. After more than three years in the sub-continent he returned to Romania where he took up teaching and writing. Apart from a shadowy interlude during the war when he carried out diplomatic work in Lisbon, Eliade devoted the rest of his life to writing and teaching about religious phenomena. After the Soviet seizure of Romania he settled in Paris and over the next decade moved from one temporary post to another, living a rather hand-to-mouth existence. The Communist takeover of Romania left him in an exile that was to be permanent. His work was denounced in Romania itself as being ‘obscurantist’, ‘mystic‘ and ‘fascist’.5 (Decoded these words might signify an interest in the past and in religion, and a hostility to Communist totalitarianism.) In the late 40s and early 50s he produced several works which quickly established his international reputation: Patterns in Comparative Religion, The Myth of the Eternal Return, Shamanism: Archaic Techniques of Ecstasy and Yoga: Immortality and Freedom. In 1956 Eliade was invited to the University of Chicago as a visiting professor. He was to remain there for the rest of his life. When he took up a chair in the History of Religions at Chicago it was one of very few such chairs; within 15 years there were at least 25 chairs in the major American universities, nearly all of them occupied by his former students.6 Like Jung, Eliade seems to have understood his own role in somewhat prophetic terms. From his Journal: ‘I feel as though I am a precursor; I am aware of being somewhere in the avant-garde of the humanity of tomorrow or after.’7
2. Eliade, Jung and ERANOS
Eliade was first invited to the annual ERANOS Conferences in 1950 and attended annually until 1962, the year of Olga Froebe’s death, delivering lectures at most conferences. Over the years met figures like Gershon Scholem, Louis Massignon, Raffael Pettazoni, Joachim Wach, D.T. Suzuki, Guiseppe Tucci and many others in the ERANOS constellation. In his journal Eliade recounts his first meeting with Jung at a dinner in an Ascona restaurant:
…he is a captivating old gentleman, utterly without conceit, who is as happy to talk as he is to listen. What could I write down here first of this long conversation? Perhaps his bitter reproaches of ‘official science’? In university circles he is not taken seriously. ‘Scholars have no curiosity,’ he says with Anatole France. ‘Professors are satisfied with recapitulating what they learned in their youth and what does not cause any trouble…’8
In an interview late in his life he again recalled his first
meeting with Jung:
After half an hour’s conversation I felt I was listening to a
Chinese sage or an east European peasant, still rooted in the Earth Mother yet close to Heaven at the same time. I was enthralled by the wonderful simplicity of his presence…9
In 1952 Eliade conducted a lengthy interview with Jung for the Parisian magazine Combat, at a time when Jung’s recently published Answer to Job was provoking a stormy controversy.10 (We remember Gershon Scholem’s only half-jesting remark that Jung had tried to psychoanalyze Yahweh.11) In the same year, Jung read Eliade’s massive work on shamanism and the two had a long and intense conversation about it. They met several times over the next few years, the last occasion being at Kusnacht in 1959 where they had a lengthy conversation in the garden, primarily about the nature of mystical experience. Eliade’s rather fragmentary remarks about this last encounter are not without interest. He tells us that Jung no longer had any interest in therapies and case studies, nor in contemporary theology, but that he retained his appetite for patristic theology. He also notes again Jung’s disenchantment with the scientific establishment:
… now and then it seemed to me that I detected a trace of bitterness. Speaking about the structures of mystical experiences, he declared the medical doctors and psychologists are ‘too stupid or too uncultivated’ to understand such phenomena.12
Eliade’s connections with the Jungian establishment were institutional as well as personal. In the early 50s he was awarded a special grant by the Bollingen Foundation which enabled him and his wife to escape ‘the nightmare of poverty’.13 Several of Eliade’s major works appeared in the Bollingen Series. In 1953 Eliade gave five two-hour lectures at the Jung Institute in Zurich.
There are a great many subjects which commanded the attention of both Jung and Eliade: mythological symbolisms; esoteric spiritual disciplines such as alchemy; the mystical literature of the East; dreams and the structures of the unconscious; the pathologies of modern civilisation, to name a few. One is constantly struck by parallels. For instance, Jung’s work on alchemy and Eliade’s on shamanism both provided a unified view of reality in which physical and psychic energy are two aspects, or dimensions, of a single reality (hence the possibility of para-normal powers and the like).14 In their approach to these subjects both showed a sympathetic receptivity to the spiritual messages of the documents they were studying.
There are also obvious parallels in their biographies: academic resistance to their discoveries; the hostility of particular disciplinary coteries (the Freudians in Jung’s case, the anthropologists in Eliade’s); the importance of ERANOS as a forum where ideas could be ventilated and hypotheses tested amongst kindred spirits; the trips to India, Africa and America; the intrepid exploration of what Eliade calls ‘foreign spiritual universes’. Consider this passage from Eliade’s journal, written in 1959:
These thirty years, and more, that I’ve spent among exotic, barbaric, indomitable gods and goddesses, nourished on myths, obsessed by symbols, nursed and bewitched by so many images which have come down to me from those submerged worlds, today seem to me to be the stages of a long initiation. Each one of these divine figures, each of these myths or symbols, is connected to a danger that was confronted and overcome. How many times I was almost lost, gone astray in this labyrinth where I risked being killed…These were not only bits of knowledge acquired slowly and leisurely in books, but so many encounters, confrontations, and temptations. I realize perfectly well now all the dangers I skirted during this long quest, and, in the first place, the risk of forgetting that I had a goal…that I wanted to reach a ‘center’.15
With a few words changed how easily this could have come from Jung! Let me now turn briefly to one of Eliade’s main tasks, what he called the ‘deprovincialization’ of Western culture by a ‘creative hermeneutics’ which would bring ‘foreign spiritual universes’ within our purview.
3. ‘Deprovincializing’ European Culture in a ‘Crepuscular Era’
In his autobiography Eliade says this:
…the re-entry of Asia into history and the discovery of the spirituality of archaic societies cannot be without consequence…The camouflage or even occultation of the sacred and of spiritual meanings in general characterizes all crepuscular eras. It is a matter of the larval survival of the original meaning, which in this way becomes unrecognizable. Hence the importance I ascribe to images, symbols and narratives, or more precisely to the hermeneutical analysis which describes their meanings and identifies their original functions.16
In his ERANOS Lectures in 1953, which were on earth
symbolism in various cultures, Eliade tells us that he
…tried to show the necessity, or rather the obligation, to study and understand the spiritual creations of ‘primitives’ with the same zeal and hermeneutical rigor used by Western elites with respect to their own cultural traditions. I was convinced that the documents and method of the history of religions lead, more surely than any other historical discipline, to the deprovincialisation of Western cultures.17
There are many parallels here with Jung’s work. For the moment, however, I would like to point out an interesting divergence in their work. For all his sympathetic inquiries into primal mythologies and Eastern spirituality, and despite the importance of his excursions into other cultures, Jung remained resolutely European in his orientation: his intellectual anchorage, so to speak, was always in Europe. This is nicely illustrated by two episodes from his visit to India: the first is his extraordinary reluctance to visit the great saint and sage of Arunacala, Ramana Maharshi, as if he were either skeptical about the status of Ramana, or more likely, that he felt somewhat threatened by the spiritual force to which such a visit would expose him.18 Recall also this passage from Jung:
I had felt the impact of the dreamlike world of India…My own world of European consciousness had become peculiarly thin, like a network of telegraph wires high above the ground, stretching in straight lines all over the surface of an earth looking treacherously like a geographic globe.
He was profoundly disturbed by the thought that the world of Indian spirituality might be the real world and that the
European lived in a ‘madhouse of abstractions’.19 One cannot help but feel that Jung did not fully confront or
assimilate this experience, that he turned his back on India in a self-defensive reflex, so to speak.20 One senses no such inhibition in Eliade’s immersion in Indian spirituality: his
work ratifies his claim that his three years in India were ‘the essential ones in my life. India was my education’.21 Let me say a few words about what Eliade defined as his
‘essential problems: sacred space and time, the structure and function of myth, and the morphology of divine figures’.22 In Jung’s writings, the most common meaning ascribed to ‘myth’ refers to a personal, inner life, a kind of allegorical narrative embedded deep in the psyche. Nevertheless, Jung is sometimes prepared to go beyond purely psychic understandings of myth. One remembers the vivid account in his autobiography of his encounter with the Taos Pueblo Indians in 1925, and in particular, the meeting with an Indian elder named Ochwiay Biano. The elder was bewildered by the attempts of the American authorities to curtail Indian ritual life. The Indians, he claimed, performed an indispensable service for all Americans, and indeed all peoples:
After all, we are a people who live on the roof of the world; we are the sons of Father Sun, and with our religion we daily help our father to go across the sky. We do this not only for ourselves, but for the whole world. If we were to cease practicing our religion, in ten years the sun would no longer rise. Then it would be night forever.23
Jung’s commentary on this:
If for a moment we put away all European rationalism and transport ourselves into the clear mountain air of that solitary plateau…if we also set aside our intimate knowledge of the world and exchange it for a horizon which seems immeasurable …we will begin to achieve an inner comprehension of the Pueblo Indian’s point of view…That man feels capable of formulating valid replies to the overpowering influence of God, and that he can render back something which is essential even to God, induces pride, for it raises the human individual to the dignity of a metaphysical factor.24
Jung also remarks on the way in which our scientific knowledge impoverishes rather than enriches us by cutting us from the mythic world. This anticipates in striking fashion one of the most persistent motifs in Eliade’s work on archaic cultures: the theme of archaic ontology and cosmic responsibility. Jung’s insight into the ‘cosmic meaning of consciousness’ was reinforced during his visit to the Athi Plains near Nairobi, where he more clearly understood man’s responsibility as a ‘second creator’, again a theme which Eliade has pursued indefatigably.25 Jung’s insights into archaic mythologies and cosmologies was undoubtedly of decisive importance in Eliade’s intellectual development. Clearly Eliade, like Joseph Campbell, was influenced by Jung’s work which disclosed what he called a ‘universal parallelism’ of analogous symbolisms and motifs in mythologies from all over the world.26 Eliade repeatedly acknowledges the debt. At points Jung concedes the metaphysical status of myths:
No science will ever replace myth, and a myth cannot be made out of any science. For it is not that ‘God’ is a myth, but that myth is the revelation of a divine life in man. It is not we who invent myth, rather it speaks to us as a Word of God.27
But one finds in Jung the more or less constant attempt to bring archaic cosmology and metaphysics back into the psychic domain while Eliade is prepared to go beyond it. This can be seen in the different senses in which Jung and Eliade use the term ‘archetypes’: for Jung the archetypes are ‘structures of the collective unconscious’ while Eliade uses the term in its neoplatonic sense of exemplary and ‘transhistorical’ paradigms.28 Jung also tended to homologize dreams and myths. In this context, Eliade’s differentiation of the two is suggestive:
The resemblances between dreams and myths are obvious, but the difference between them is an essential one: there is the same gulf between the two as between an act of adultery and Madame Bovary; that is, between a simple experience and a creation of the human spirit.29
Likewise Jung’s interest in the qualitative determinations of time, most notably in his ideas about synchronicity and psychosynthesis,30 remains within the psychic arena while for Eliade sacred time is itself an irreducible category and one altogether indispensable to an understanding of the archaic and mythological modes.31 Jung evinced much less interest in the question of sacred space which has been pivotal in Eliade’s work.
The bringing of other spiritual universes within the ambit of the West was an important but subsidiary task in Jung’s lifework. It has been the motive force in Eliade’s work. The following passage from Myths, Dreams and Mysteries might well stand as a epigraph for Eliade’s work over half a century:
…the ‘exotic’ and ‘primitive’ peoples have now come within the orbit of history, so that Western man is obliged to enquire into their systems of values if he is to be able to establish and maintain communication with them…We have to approach the symbols, myths and rites of the Oceanians or the Africans…with the same respect and the same desire to learn that we have devoted to Western cultural creations, even when those rites and myths reveal ‘strange’, terrible or aberrant aspects.32
Clearly, for Eliade this was not simply a grandiose academic project but one driven by certain existential imperatives, as was the case with Jung’s studies. Consider this, for instance, from Eliade’s Journal:
…it is not some kind of infatuation with the past that makes me want to go back to the world of the Australian aborigines or the Eskimos. I want to recognize myself—in the philosophical sense—in my fellow men.33
Eliade discerns a great divide in the human past, cutting off archaic and historical man from modern man. Archaic man lives in a world whose meaning and value is articulated symbolically, through a mythology which is enacted and re-actualized in ritual and ceremonial life. Historical man is more conscious of himself in time but his world view remains profoundly religious and spiritual. Modern man, by contrast, lives not in an ordered and meaningful cosmos but a chaotic, opaque and mute universe in which he has lost the capacity for religious experience: ‘the desacralized cosmos is a recent discovery of the human spirit.’34 Such is the legacy of a materialistic scientism. These differences are thrown into sharp relief in Eliade’s work by his treatment of archaic and modern ways of understanding time and space.
For the traditional mentality space is not homogeneous, as it is for modern science, but is qualitatively determined. Sacred space, both natural and man-made, is ordered, meaningful and centered, while profane space is chaotic, meaningless and threatening. Sacred space is ‘organized’ round a centre, a point at which hierophanies occur, at which the barriers between the physical, psychic and spiritual dimensions of reality become permeable and transparent. Time too is qualitatively determined, and is cyclical and repeatable, or ‘recoverable’. Space and time are sanctified by their relationship to that which is sacred, which is to say that which is immutable, beyond the world of flux, beyond time and space. Modern conceptions of time and space, on the other hand, are mechanistic, materialistic and one-dimensional. Furthermore, says Eliade, our encounters with other spiritual universes are urgently necessary for our own spiritual health. We must no longer regard them ‘as immature episodes or as aberrations from some exemplary history of man—a history conceived, of course, only as that of
Western man.’35
4. Science, Religion and Personal Faith
I move now to the most problematic part of this paper, a consideration of the place of science, religion and personal faith in the work of Jung and Eliade. Shortly before their falling-out, Freud made the following plea to Jung:
My dear Jung, promise me never to abandon the sexual theory. That is the most essential thing of all. You see, we must make of it an unshakeable bulwark.
To Jung’s somewhat astonished query as to what this bulwark must stand against, Freud replied, ‘Against the black tide of the mud…of occultism.’ In Memories, Dreams, Reflections Jung makes this comment:
Freud, who had always made much of his irreligiosity, had constructed a dogma; or rather, in the place of a jealous God whom he had lost, he had substituted another compelling image, that of sexuality…the ‘sexual libido’ took over the role of a deus absconditus, a hidden or concealed god…The advantage of this transformation for Freud was, apparently, that he was able to regard the new numinous principle as scientifically irreproachable and free from all religious taint. At bottom, however, the numinosity, that is, the psychological qualities of the two rationally incommensurable opposites—Yahweh and sexuality—remained the same…the lost god now had to be sought below, not above.36
Soon after the breakdown of their relationship Freud spoke disparagingly of Jung’s ‘disregard for scientific logic’37 to which Jung might well have replied with the maxim we find in Memories: ‘Overvalued reason has this in common with political absolutism: under its dominion the individual is pauperised.’38 The episode raises several interesting questions about the way Freud, Jung and Eliade positioned themselves in relation to the ideology of modern science and to religion.
For Freud psychoanalysis was a rigorously scientific discipline which must remain uncontaminated by all those modes of understanding which he herded together under the pejorative label of ‘occultism’. Freud’s views on religion are well known and need not be rehearsed here; as Jung noted in Memories Freud saw any expression of spirituality as a function of repressed sexuality.39 Suffice it to say that Freud surrendered to a severely reductionist view altogether characteristic of the late nineteenth intellectual alienated from religious tradition.40 For Jung the problem was much more complex. He rejected the narrow dogmatism and stifling moralism which characterized his father’s faith but affirmed the richness, potency and psychologically liberating elements within Christianity and in esoteric Western traditions such as gnosticism, hermeticism and alchemy.
…all religions [wrote Jung], down to the forms of magical religion of primitives, are psychotherapies, which treat and heal the sufferings of the soul, and those of the body that come from the soul.41
On the other side, Jung rejected the rampant materialism of a profane science whilst retaining his faith in an empirical mode of inquiry. The appeal of psychiatry, he tells us, was precisely that it was a meeting ground for the biological and the spiritual:
Here was the empirical field common to biological and spiritual facts, which I had everywhere sought and nowhere found. Here at last was the place where the collision of nature and spirit became a reality.42
This, of course, anticipates the great Jungian theme of the
reconciliation of opposites.
In Eliade’s work, the opposites present themselves not as the ‘biological’ and the ‘spiritual’ but rather in terms of a set of dichotomies which structure the whole of his agenda: the sacred and the profane; the archaic and the modern; the mythological and the historical; the poetic and the scientific. Eliade’s work as a whole can be seen as a project to recuperate the former mode from each of these pairings. For Eliade the problem of scientific materialism exerted itself largely through the reductionist models of the anthropologists. Eliade’s task was to ‘revalorize’ manifestations of the sacred, to restore to them their experiential and ontological meanings and to resist the ‘audacious and irrelevant interpretations’ of reductionists of every ilk—Marxist, Freudian, Durkheimian, or whatever.43
Such a demystifying attitude [he wrote] ought to be arraigned in its turn, on charges of ethnocentrism, of Western
‘provincialism’, and so, ultimately, be demystified itself.44
Eliade also challenged his own colleagues:
…the majority of the historians of religion defend themselves against the messages with which their documents are filled. This caution is understandable. One does not live with impunity in intimacy with ‘foreign’ religious forms…But many historians of religion end by no longer taking seriously the spiritual worlds they study; they fall back on their personal religious faith, or they take refuge in a materialism or behaviourism impervious to every spiritual shock.45
One of Eliade’s most important contributions to the discipline of religious studies was his insistence on explanatory categories which are sui generis, peculiar to religious phenomena, which are autonomous, so to speak. Here Eliade is much closer to the great German theologian, Rudolf Otto:
…a religious phenomenon will only be recognized as such if it is grasped at its own level, that is to say, if it is studied as something religious. To try to grasp the essence of such a phenomenon by means of physiology, psychology, sociology, economics, linguistics, art or any other study is false; it misses the one unique and irreducible element in it – the element of the sacred. Obviously there are no purely religious phenomena…But it would be hopeless to try and explain religion in terms of any one of these basic functions…It would be as futile as thinking you could explain Madame Bovary by a list of social, economic and political facts; however true, they do not effect it as a work of literature.46
*
One cannot help noticing in the autobiographical writings of both Jung and Eliade a certain reticence about their own religious beliefs and affiliations. Eliade remarked, in an interview late in his life, ‘I made the decision long ago to maintain a kind of discreet silence as to what I personally believe or don’t believe.’47 One obvious possibility is that both felt that too open an affirmation of such beliefs might compromise their academic standing in a milieu which privileged the ideal of a scientific objectivity and detachment, to such an extent, indeed, that one can speak here of a kind of pseudo-cult. Professional pressures and expectations sometimes ‘diluted [Jung’s] most potent observations in deference to a more conventional audience.’48 As Jung himself observed in a frequently cited passage, ‘Today the voice of one crying in the wilderness must necessarily strike a scientific tone if the ear of the multitude is to be reached.’49 Another possibility is that both struggled with the problems of religious faith without ever resolving the many difficult questions which were latent in Nietzsche’s famous pronouncement of ‘the death of God’. We remember the inscription over the doorway at Kusnacht, the maxim which Jung found in the writings of Erasmus: ‘Invoked or not, the god will be present.’ Jung himself said of this inscription:
It is a Delphic oracle though. It says: yes, the god will be on the spot, but in what form and to what purpose? I have put the inscription there to remind my patients and myself: timor dei initium sapientiae (‘The fear of the Lord is the beginning of wisdom.’ Psalm 11.10) 50
Remember also remember Jung’s famous remark, in an
interview in 1955, that
All that I have learned has led me step by step to an unshakable conviction of the existence of God. I only believe in what I know. And that eliminates believing. Therefore I do not take His existence on belief—I know that He exists.51
There seems no doubt that Jung underwent an experience of a transcendent reality: in later life, he tells us, he became almost exclusively concerned with those events and happenings where the ‘imperishable world irrupted into the transitory one’.52 The problem remained: how to describe, define, conceptualize this experience and what place to give it in his professional work? The problem for us is how, precisely, we are to understand Jung’s somewhat contradictory writings about the exact nature and status of the realities he understood to be signalled by terms like ‘archetype’, ‘collective unconscious’ and, perhaps most vexingly, ‘God’. Gerhard Wehr, one of Jung’s several biographers, claims that
In Jung, as in no other psychologist of his time, the superin-dividual was paramount. A decisive role was played by the transpersonal, not only as a biologically and instinctually grounded driving force, but as an ‘archetype’, a physical, mental and spiritual motive power that points beyond man precisely by engaging him in a lifelong process of maturation.53
This kind of formulation, it seems to me, wants to have it
every which way: the ‘superindividual’ is subsumed in the term ‘archetype’ which then becomes, simultaneously, ‘a physical, mental and spiritual motive force’. This amounts to hedging one’s bets.
5. The Traditionalist Critique of Jung and Eliade
Jung’s work was attacked from the scientific side as being ‘symbolistic’, ‘mystical’, ‘occultist’ and the like, just as Eliade’s work in turn has been attacked as ‘Jungian’ and ‘Catholic’, lacking in ‘objectivity’, and motivated by ‘unscientific zeal’.54 These kinds of criticisms are of no interest in the present context. Much more disturbing, from my point of view, are the charges that have been pressed by exponents of the traditional religious outlook. The most incisive of these critics are traditionalists such as René Guénon, Ananda Coomaraswamy, Frithjof Schuon and Titus Burckhardt. I do not have time here to rehearse the premises from which such thinkers start—we may turn to this in the discussion later. Let us look briefly at a few of the criticisms that have been made. There are, it seems to me, four kinds of criticisms which deserve our attention. I shall flag these criticisms by identifying their targets: pan-psychism; the denial of metaphysics; the tyranny of the ego; the repudiation of traditional religion.
From a traditionalist perspective the first problem is that Jung’s writings often seem to confound the psychic and the spiritual. In Jung’s case it is a matter at times of reducing the spiritual to the level of the psychic (a form of psychologism), and at others of elevating the psychic to the level of the spiritual, or, to put the same point differently, of deifying the unconscious.55 In Memories Jung states that
All comprehension and all that is comprehended is in itself psychic, and to that extent we are hopelessly cooped up in an exclusively psychic world.56
It is difficult to find in Jung’s writings a completely unequivocal affirmation of the objective and supra-psychic reality of the numen, to borrow a term from Otto, a figure who significantly influenced both Jung and Eliade.57 In the interview conducted by Eliade for Combat, Jung does say this:
Religious experience is numinous, as Rudolf Otto calls it, and for me, as a psychologist, this experience differs from all others in the way it transcends the ordinary categories of time, space and causality.58
However, many of his formulations on this subject are ambivalent. It is also undoubtedly true that a great many people, including Christian theologians, have used Jung’s sometimes confusing ruminations as a theoretical platform for a wholesale psychologizing of religion—Don Cuppitt, to name but one popular exponent of the view that religion needs no metaphysical underpinnings.59 This is to be guilty of what Frithjof Schuon has called the ‘psychological imposture’, which he castigates in these terms:
… the tendency to reduce everything to psychological factors and to call into question not only what is intellectual and spiritual…but also the human spirit as such, and therewith its capacity of adequation and still more evidently, its inward illimitation and transcendence…Psychoanalysis is at once an endpoint and a cause, as is always the case with profane ideologies, like materialism and evolutionism, of which it is really a logical and fateful ramification and a natural ally.60
Schuon’s reference to materialism and evolutionism alert us to these two 19thC bugbears (still very much with us, alas!) which occasionally raise their ugly heads in Jung’s writings. Even in the autobiography written near the end of his life, Jung is capable of a kind of scientistic gobbledygook which betrays a failure to break free from the stultifying effects of these prejudices. Two examples: ‘Consciousness is phylogenetically and ontogenetically a secondary phenomenon’.61 (This is a variant on the preposterous evolutionist inversion whereby the ‘flesh’ becomes ‘word’.) Likewise in his Introduction to The Secret of the Golden Flower, Jung descends into Darwinian hocus-pocus when he suggests that the analogical relationships of symbolic vocabularies and mythological motifs across many different cultures derives from ‘the identity of cerebral structures beyond all racial differences’.62 Here the psychic domain seems to have itself been reduced to nothing more than an epiphenomenon of a material substrate. This is Jung at his worst, surrendering to a materialistic scientism which he elsewhere excoriates.
In Psychology and Religion Jung staked out his most
characteristic position on metaphysics:
Psychology treats… all metaphysical… assertions as mental phenomena, and regards them as statements about the mind and its structure that derive ultimately from certain unconscious dispositions. It does not consider them to be absolutely valid or even capable of establishing metaphysical truth…Psychology therefore holds that the mind cannot establish or assert anything beyond itself.63
In similar vein, this:
I am and remain a psychologist. I am not interested in anything that transcends the psychological content of human experience. I do not even ask myself whether such transcendence is possible…64
Jung, to his credit, was not always able to hold fast to this position. In 1946, for example, he was prepared to write that ‘archetypes…have a nature that cannot with certainty be designated as psychic’, and that the archetype is a ‘metaphysical’ entity not susceptible to any unequivocal (ie. ‘scientific’) definition.65 The ‘status’ of archetypes is a critical issue, particularly if we take the following kind of claim seriously: ‘The basis of analytical psychology’s significance for the psychology of religion…lies in C.G. Jung’s discovery of how archetypal images, events and experiences, individually and in groups, are the essential determinants of the religious life in history and in the present.’66 From a traditionalist point of view there are two problems: the first is the suggestion, not hard to find in Jung’s writings, that the psychic domain contains and exhausts all of supra-material reality, a view we have already designated pan-psychism. But even when Jung retreats from this position (as in the passage just cited), he still insists that the psychic is the only supra-material reality that we can explore and know. From the viewpoint of traditional metaphysics this amounts to nothing less than a denial of the Intellect, that faculty by which Absolute Reality can be apprehended, and to which all traditional wisdoms testify.67 What of ‘God’? Jung’s position, at least as Aniela Jaffé recalls it, is subtle but clear: ‘God’ and ‘the unconscious’ are inseparable from the point of view of the subject but not identical. One of Jung’s most careful formulations on the subject goes like this:
This is certainly not to say that what we call the unconscious is identical with God or set up in his place. It is simply the medium from which religious experience seems to flow.
So far so good. The problem arises in what follows: ‘As to what the further cause of such experience may be, the answer to this lies beyond the range of human knowledge.’68 Elsewhere he affirmed that, ‘the transcendental reality…[beyond] the world inside and outside ourselves…is as certain as our own existence.’69 Nevertheless, it necessarily remains an unfathomable mystery. In denying the possibility of intellection and of absolute certitude concerning metaphysical realities Jung again falls foul of the traditional-ists. Compare Jung’s notion that we ‘are hopelessly cooped up in an exclusively psychic world’ and that the cause of religious experience ‘lies beyond human knowledge’ with
this kind of claim from Frithjof Schuon:
The distinctive mark of man is total intelligence, that is to say an intelligence which is objective and capable of conceiving the absolute…This objectivity…would lack any sufficient reason did it not have the capacity to conceive the absolute or infinite…70
Or, even more succinctly,
The prerogative of the human state is objectivity, the essential content of which is the Absolute. There is no knowledge without objectivity of the intelligence…71
Furthermore,
This capacity for objectivity and absoluteness is an anticipated and existential refutation of all the ideologies of doubt: if man is able to doubt, this is because certitude exists; likewise the very notion of illusion proves that man has access to reality.72
Another stumbling block for traditionalists concerns the relationship of the empirical ego and consciousness. Ananda Coomaraswamy signals the problem when he writes,
The health envisaged by empirical psychotherapy is a freedom from particular pathogenic conditions; that envisaged by sacred or traditional psychology is freedom from all conditions and predicaments.73
In other words, Jung sought to rehabilitate the empirical ego
rather than to dismantle it. From a traditionalist point of view Jung hoists himself on his own petard when he writes ‘To us consciousness is inconceivable without an ego…I cannot imagine a conscious mental state that does not relate to the ego…’74 Daniel Goleman elaborates the cardinal point:
The models of contemporary psychology… foreclose the acknowledgement or investigation of a mode of being which is the central premise and summum bonum of virtually every Eastern psycho-spiritual system. Called variously Enlightenment, Buddhahood…and so on, there is simply no fully equivalent category in contemporary psychology.75
Fourthly, several traditionalists, most notably Phillip Sherrard, have argued that Jung’s covert and perhaps not fully conscious agenda was nothing less than the dethronement of Christianity in all of its traditional and institutional forms, and its replacement by a kind of quasi-religious psychology for which Jung himself was a ‘prophetic’ voice. A variant of this particular kind of argument has been elaborated by Philip Rieff and is adumbrated in the following passage:
After the failure of the Reformation, and the further fragmentation of Christianity, the search was on for those more purely symbolical authorities to which an educated Christian could transfer his loyalty from the Church. Biblicism gave way to erudition, erudition to historical liberalism, and the latter to a variety of psychological conservatisms, of which Jung’s is potentially the most attractive for those not entirely unchurched.76
This kind of argument would seem to have some cogency when we recall some of Jung’s many explanations of his own relationship to religion. Take this, for example, from a letter written in 1946:
I practice science, not apologetics and not philosophy…My interest is a scientific one…I proceed from a positive Christianity that is as much Catholic as Protestant, and my concern is to point out in a scientifically responsible way those empirically tangible facts which would at least make plausible the legitimacy of Christian and especially Catholic dogma.77
The traditionalist response to this kind of claim is quite
implacable. Thus Schuon:
Modern science…can neither add nor subtract anything in respect of the total truth or of mythological or other symbolism or in respect of the principles and experiences of the spiritual life…We cannot be too wary of all these attempts to reduce the values vehicled by tradition to the level of phenomena supposed to be scientifically controllable. The spirit escapes the hold of profane science in an absolute fashion.78
In the light of these kinds of criticisms it is not hard to see why one traditionalist has suggested that ‘In the final analysis, what Jung has to offer is a religion for atheists…’,79 or why Rieff claims that Jung’s thought amounts to ‘a religion for heretics’.80 In a wonderfully ambiguous phrase, a Do-minican admirer of Jung called him ‘a priest without a surplice’.81 It was meant as a compliment but if we take the lack of a surplice as signifying Jung’s detachment from any religious tradition then the epithet carries a different freight.
(To make the same point differently, ‘a priest without a surplice’ is no priest at all.) On theological questions Mircea Eliade often retreats into a post-Nietzschean kind of credo. In 1965, for example, he wrote this;
In a ‘world’ composed of billions of galaxies…all the classical arguments for or against the existence of God seem to me naive and even childish. I do not think that, for the moment, we have the right to argue philosophically. The problem itself should be left in suspension as it is. We must content ourselves with personal certitudes, with wagers based on dreams, with divinations, ecstasies, aesthetic emotion. That also is a mode of knowing, but without arguments…82
Eliade only reveals something of his personal religious beliefs in informal mode in his autobiographical writings, almost, one feels, when he is caught off guard. Like Jung he was often prepared to state things more directly face to face than he was in more professional contexts. In an interview with Claude-Henri Rocquet, Eliade put the matter quite unequivocally:
If God doesn’t exist, then everything is dust and ashes. If there is no absolute to give meaning and value to our existence, then that means that existence has no meaning. I know there are philosophers who do think precisely that; but for me, that would be not just pure despair but also a kind of betrayal. Because it isn’t true, and I know that it isn’t true.83
However, Eliade’s apparent lack of any personal commit-
ment to a religious tradition and his failure to understand the full implications of the many scriptures and sacred writings in which he immersed himself have been trenchantly criticized by traditionalists. David Lake thus: ‘One has the impression of an uprooted and genial academic busily drifting from article to article, without inward centre or the intellectual discrimination to master his prodigious mental fertility.’84 Rama Coomaraswamy is even harsher: ‘The man is a dilettante, a mere scholar, and in outlook, a totally profane person. When I say he is a dilettante, I refer to the spiritual realm.’85 Both reviewers accuse Eliade of a kind of psychologism but take no account of Eliade’s own exposure of psychological relativism. In No Souvenirs, for instance (the book under review by both Coomaraswamy and Lake) Eliade has this to say:
Psychoanalysis justifies its importance by asserting that it forces you to look to and accept reality. But what sort of reality? A reality conditioned by the materialistic and scientific ideology of psychoanalysis, that is, a historical product…86
6. Jung and Eliade in Perspective
Where does all this leave us? Considered from the traditionalist perspective both Jung and Eliade can be accused of a kind of ‘humanism’ with quasi-religious trappings; from this point of view they are implicated in the destruction of religion begun by the materialistic and humanistic sciences of the Renaissance and more or less completed by Darwinian evolutionism and Freudian psychoanalysis. As Ananda Coomaraswamy so neatly put it, ‘While nineteenth century materialism closed the mind of man to what is above him, twentieth century psychology opened it to what is below him.’87 Certainly I cannot accept either Jung or Eliade as sages or prophets: they both, it seems to me, exemplify some of the confusions of the age in their life and work. I am not much impressed by the ‘prophetic’ tone which each sometimes strikes in writing of their own work. Our age has not been much blessed by either sages or prophets, and it is perhaps not surprising that both Jung and Eliade have sometimes been mistaken for such. The fact that they cannot live up to the claims of their more extravagant admirers is no reason to dismiss or ignore their work which has a richness and depth not often found amongst the self-styled savants of our times. Both Jung and Eliade were profoundly concerned with man’s position in a world in which science had stripped the cosmos of meaning, apparently eroded the pillars of religious faith, and robbed man of his spiritual dignity. Whatever our views on some of the questions I have been canvassing, we should be grateful to both Jung and Eliade for rescuing their respective disciplines from the clutches of the materialists and their accomplices, and for their attempts to bridge the apparent chasm between traditional religion and modern science. They each have a great deal to say to us. Nevertheless, if we are to draw what is valuable from their work we need to maintain a sense of proportion and to apply a discernment which, I believe, can only be drawn from the treasuries of metaphysical and spiritual teachings found within each of the integral religious traditions. As for Jung, I cannot improve on Philip Novak’s carefully considered judgement:
Of Jung’s enduring value, however, there can be no doubt. For modern psychotherapy and the religious quest alike, he dug a seed-bed from which much life-giving and soul-invigorating insight has sprung…But Jung yearned for absoluteness and for Truth—he so wanted to bring a saving message to man—and the clash of this yearning with his avowed vocation, that of empirical scientist and physician, created a lifelong battle of forces within his breast. These tensions spilled over to the printed page, not least when Jung had there to confront the Asian systems which adumbrated the spiritual completion of psychological man that he sought, but with doctrines and methods he could not accept.88
The more crucial general point towards which Novak’s assessment points is one which the twentieth century is determined to ignore. It has been precisely stated by Frithjof Schuon:
Outside tradition there can assuredly be found some relative truths or views of partial realities, but outside tradition there does not exist a doctrine that catalyzes absolute truth and transmits liberating notions concerning total reality.89
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Mariguana Superstars, Jesus y su relacion con la Maria

Un grupo de investigadores estadounidenses aseguran que Jesús y sus apóstoles pueden haber utilizado un aceite curativo basado en el cannabis. Los expertos afirman que la sustancia, que se utilizaba en los primeros días de la iglesia cristiana para curar diversas enfermedades, contenía un extracto de la marihuana llamado kaneh-bosem.

Y sugieren que el extracto, absorbido por el cuerpo una vez untado sobre la piel, ayudaba a la cura de personas que sufrían diversos problemas mentales y físicos.

Respeto a la fe

La marihuana se utiliza con fines medicinales en partes de EE.UU.

El autor del artículo publicado en la revista estadounidense sobre drogas High Times dijo que las conclusiones fueron obtenidas tras el estudio de la Biblia.

La nota no cuestiona los milagros relatados en los textos sagrados, pero examina la posibilidad de que se haya echado mano a sustancias con un efecto médico activo.

Tampoco descarta el efecto producido por la fe en Cristo.

‘El uso medicinal del cannabis en ese tiempo está comprobado en documentos arqueológicos’, dijo el investigador Chris Bennett.

‘El aceite sagrado para la unción de los enfermos, como está descrito en la versión original en hebreo del libro del éxodo, contenía más de tres kilos de kaneh-bosum’, agregó.

La sustancia es identificada por etimólogos, lingüistas, antropólogos y expertos en botánica como cannabis mezclado en un recipiente que contiene en gran parte aceite de oliva mezclado con otras hierbas perfumadas.

‘Las personas que eran untadas en esa época eran literalmente empapadas en esta poderosa mezcla’, explicó el experto estadounidense.

Polémica sobre milagros

Bennett sugiere que la droga pudo haber jugado un papel en algunos de los milagros curativos.
‘En el mundo antiguo las enfermedades como la epilepsia eran atribuidas a la posesión demoníaca’, subrayó y agregó que ‘el curar a alguno de tal enfermedad, incluso con la ayuda de hierbas, era considerado milagroso’.

‘Es interesante destacar que el cannabis resulta efectivo en el tratamiento no sólo de la epilepsia sino en enfermedades de piel, problemas de visión y dolores menstruales’.

Pero algunas agrupaciones cristianas de Estados Unidos han rechazado estas afirmaciones.

‘Como muchos de nosotros sabemos, Jesús es muchas veces la última esperanza para aquellos a quienes los fármacos no funcionan’, dijeron las organizaciones en el portal religioso de internet JesusJournal.com.

Artículo publicado en BBC Mundo Ciencia

Colectivo Cambio Radical Fuerza Positiva

Colectivo Cambio Radical Fuerza Positiva

COLECTIVO CAMBIO RADICAL
Colectivo C.R.F.P. (Cambio Radical Fuerza Positiva).
Este colectivo es una organización que surgió en el mes de abril de 1987 en la explanada del Museo del chopo.

El Colectivo esta formado por chavos y chavas que en su mayoría pertenecemos al movimiento Punk/HC y que radicamos en varias colonias del D.F. y del Estado de México. Somos independientes de cualquier institución y no tenemos dirigente; Aquí todos tenemos el deber y el derecho de opinar en cualquier tipo de decisión. Nos denominamos pacifistas (mas no pasivos) y creemos en los derechos humanos, por eso nos manifestamos contra cualquier tipo de violencia contra la vida, la libertad y por lo mismo no aceptamos el abuso de las drogas.

Este colectivo ha servido para unir y crear conciencia entre la juventud, y por que para nosotros ser punk no significa tomar el vestuario como moda y tan solo asistir a los conciertos, sino formar parte de un movimiento. El colectivo se ha dado a conocer por su presencia, sus ideas de rebeldía y su inconformidad hacia lo que nos oprime y nos limita como seres humanos y principalmente a los jóvenes en general.

El colectivo tiene proyectos de superación económica y personal, etc., al mismo tiempo demostrar que la colectividad sirve para crear y no para destruir, como es que piensa la mayoría de la gente. Aceptamos experiencias pasadas y retomamos lo positivo, sin dejar aun lado la realidad y así mostrar nuestra propia realidad a la gente que nos rodea.

Esta agrupación tiene tendencias Anarquistas porque creemos que somos capaces de vivir sin necesidad de la represión y otros métodos que utiliza todo gobierno. El colectivo edito tres fanzines en el periodo de su formación, (el numero uno y dos en el 87 y el tercer y ultimo en junio del 88). Aunque el proyecto de seguir editando el fanzine fue abandonado el Colectivo opto por realizar otras actividades más físicas como algunos conciertos, y distribución de folletos y boletines en diversos puntos de la ciudad.

CRONOLOGIA DE ACTIVIDADES

-Sábado 25 de Abril, 87, col. Valle de Guadalupe; Xenofobia, Psicosis, Masacre 68 (Primera presentación), Kkaaooss Subterráneo.
-Domingo 24 de Mayo, 87, col. Andrés Tetepilco; Xenofobia, Psicosis, Masacre 68, Desorden Publico. -Domingo 28 de Junio, 87; col. Ejidos de Iztapalapa, Colectivo Kaotico, Anti gobierno, Kkaaooss Subterráneo.
-Jueves 30 de Julio, 87; Museo Universitario del chopo, Atoxxxico (primera presentación), Masacre 68, Anti Gobierno. ? de Septiembre, 87; col. Tlalcoligia, Decadencia, Complot Anarkico, SS 20, Anti gobierno.
-Sábado 7 Noviembre, 87; col. Puerto Chalma; Podridos, Colectivo Kaotico, Histeria (Palomazo), Masacre 68, Herejía, Subversión colectiva.
-Domingo 14 de Octubre, 90; Ex-Hacienda de Cananea, Deshogo Personal(Tol.), Realidad Podrida(S.L.P.), Batalla Negativa(tol), Adictos al Ruido, KK core, Agonia.
-Domingo 14 de julio, 91, Ex convento de Culhuacan; Putrid Scum, KKcore, Heterodoxia, Libertad para todos, Visión Distorsionada. -Domingo 4 de Agosto, 91, Ex convento de Culhuacan; Libertad para todos, KKcore, Krankhaft, Clamor Inexorable, Visión distorsionada, 34 D, Afasia, Putrid Scum.
-Domingo 13 de Octubre, 91, Ex convento de Culhuacan; Pactum, Orgía de cerdos, Batalla negativa, Psicodencia, Coprofilia. -Domingo 24 de Noviembre, 91, Ex convento de Culhuacan; libertad para todos, ODC, Pactum, Psicodencia, Catarsis liberada.
-Domingo 9 de Diciembre, 91, Local de UPREZ; Libertad para todos, Postura insumisa, Virus, sabotaje final, Infectados por el sistema.
-Domingo 26 de Abril , 92, Centro cultural Isabelino; Clamor Inexorable, Regeneración, Coprofilia.

También he aquí una lista de actividades realizadas por el colectivo conjuntamente con otras personas, organizaciones y colectivos.

-85, Caos Urbano 1, P.N.D., Glorieta el metro insurgentes, exposición.
-86, Caos Urbano 2, Glorieta del metro insurgentes, exposición, y concierto De Punk/HC; Solución Mortal, Kaos Subterráneo, Sindrome, Descontrol, SS 20, Histeria.-88,Campaña contra la pena de Muerte.
-88, Contingente en la 20a Marcha de la Masacre de Tlatelolco del 2 de octubre del 68.-88.
-88, Encuentro Alternativo, Casa del Lago de Chapultepec.
-88, Jornadas del Movimiento Punk 18 y 25 de Mayo, 1 y 2 de Junio, Museo Universitario del Chopo.
-88, Primer Encuentro Regional .Museo Universitario del Chopo.
-89, Encuentro Regional en Morelia, Michoacán, conferencias, marcha y concierto.
-89, Festival Anti-Nuclear “No a Laguna Verde” Información – Música.
Sábado 18 de noviembre, Casa del Lago, Chapultepec.
Domingo 19 de noviembre de 1989 Plantón en Insurgentes y Reforma. (En colaboración con; CHAPS, CLETA, CONCLAVE, MAL, Sind. 6 de julio.)
-89, Programas de Radio, El fin Justifica los medios y especial de Fanzines en la barra juvenil de radio educación.
-90, Segundo Encuentro Regional 28 al 30 de Marzo, 4 al 6 de Abril, Museo Universitario del Chopo.
-90, Encuentro Regional en Cuernavaca, Morelos, conferencias. -92, 1r Jornada por una Cultura Alternativa.
-93, 2aJornada por una Cultura Alternativa 26 al 31 de Julio, Museo Universitario del Chopo.
-94, 3ª Jornada por una Cultura Alternativa 13 al 16 de Julio, Museo Universitario del Chopo.
-95, 4a Jornada por una Cultura Alternativa 24 al 29 de Octubre, Museo Universitario del Chopo y Local Costureras.
-97, A 9 años de las primeras Jornadas del Movimiento Punk, Museo Universitario del Chopo.
-Semana del No Caos, 97, Local de Costureras.
-98, Anarquismo, Magonismo y Autogestión, (Diez años de Jornadas del Movimiento Punk Libertario en México). Museo Universitario del Chopo.
-99, Anarquismo y Autogestión, Museo Universitario del Chopo.

Mixteco Punk

Mixteco Punk
El Rock de la Montaña
Jaime García Leyva

Tomado de la publicación:

Ojarasca 67 noviembre 2002
Notarán enseguida que en este texto el autor se encuentra algo confundido sobre la escena punk, pero consideramos bueno este texto, dado que generalmente las publicaciones cuando tratan el tema punk es para DIFAMAR A LA ESCENA.

Caminan silenciosos con la mezclilla raída, con mirada retadora y audaz. Se apropian de espacios y territorios simbólicos para manifestar sus inquietudes. Son los chavos banda, los roqueros y punks de Tlapa, en la Montaña de Guerrero. Practican la autogestión, utilizan el rock como forma de manifestación y rebeldía. Su lenguaje los identifica como parte de un grupo, una comunidad, una banda, una palomilla. Vinculan propuestas indígenas y roqueras, se solidarizan con las causas sociales, promueven derechos y cultura indígena en sus fanzines, y anuncian con carteles un rocanrol por la dignidad del indio.

Promueven la formación de colectivos, tocadas, encuentros, exposiciones de rock, audiciones. Elaboran revistas y folletos que llaman fanzines, realizan programas de radio, organizan presentaciones de libros, elaboran periódicos murales, apoyan a ONGs en las consultas ciudadanas y por los derechos indígenas. Generan un movimiento roquero local con características muy singulares, pues los jóvenes y adolescentes que integran los colectivos roqueros y punks provienen de familias indígenas llegadas a esta ciudad mercado regional: Tlapa.

Las otras bandas es un programa de rock creado en 1989. Transmite todos los sábados de 2 a 3 de la tarde en la radiodifusora indigenista XEZV La voz de la Montaña. Fue llamado Las otras bandas porque transmite música diferente a la de las bandas de viento de las comunidades indígenas de la región. El espacio radial es punto de reunión de los jóvenes roqueros de la ciudad y el pregonero de la música de rock en la región de la Montaña. El primer locutor de este programa fue Amílcar Serrano, quien después emigró a los Estados Unidos y allá fundó la banda de punk hard core Huasipungo, banda de culto en el círculo roquero punk de los suburbios de Nueva York.

Las otras bandas tiene la más larga trayectoria en la entidad y es el único a nivel nacional en una radio indígena. Transmite rock mexicano, aborda temas sobre juventud, drogadicción, sexualidad, literatura, poesía, ecología, derechos humanos, cultura indígena, y otros. Los propios jóvenes se encargan de la producción y realización, se trabaja en forma abierta, plural e incluyente. Es un espacio de participación autónoma en la radio indígena.

Los territorios de la banda en Tlapa

El primer territorio del que se apropió la banda de Tlapa fue el cuerpo mismo, que llevan tatuado, y visten playeras negras con estampados alusivos a grupos de rock e imágenes de Alejandro Lora, del Tri, el Che Guevara, Marcos, los zapatistas, Emiliano Zapata, Francisco Villa y otros iconos, mezclilla, chamarras negras, pulseras y collares. Por mostrar su rebeldía se dejan crecer el cabello, se rapan, se paran los pelos y se reivindican punks. Su actitud rebelde también está en la facha y el discurso: somos banda, somos la ley, somos el cambio.

Otro territorio de la banda son las calles y las esquinas de los barrios donde los chavos se sientan a compartir las noticias del día, de la chamba o de la escuela; donde cotorrean, platican, la rolan, planean cuando irse para el otro lado: pal norte. En la calle se echan una cascarita de fútbol, ligan, intercambian música, revistas y la pasan chido. La calle es el lugar que les permite intercambiar situaciones personales, broncas y, también, donde se sienten en grupo, machines, valientes.

De la misma manera las bardas y las paredes son espacio, medio y territorio para comunicar sus ideas con “pintas”, dibujos, graffiti, símbolos de anarquía, amor y paz y signos en un lenguaje entendido sólo por ellos.

En las tocadas se lanzan al slam (bailando, brincando y empujándose al ritmo). La tocada es punto de encuentro, liberación y desahogo. En Tlapa desde hace unos años se realizan tocadas esporádicas con bandas que viajan hasta la Montaña por viáticos y la cooperación voluntaria de la banda local. Algunas que han pisado el territorio de la Montaña son: Incinerador, Herejía, Desahogo Personal, Verbal Psicosis, Ley Rota, Enemigo Público, Hangar 18, Boikot, Cerebros Masturbados, La otra cara de México, Wayjel, Interpuesto, Las Ánimas, Abraxas, Cristo, Mictlán, Tupac Amaruc, Zipi and Hell, Nana Pancha, Coprofilia, Electroduendes (España), Estruendo, Invectiva (en 1997, en esta banda tocaba Alejandro Echevarría, el Mosh, dirigente del Consejo General de Huelga (CGH) en la huelga de la UNAM, en 1999). Como parte de la “Gira por la liberación de espacios y contra la usura musical”, tocó en Tlapa la banda punk, Sin Dios, de Madrid, España. La gira la organizaron colectivos punks, autónomos, e individuos independientes de Oaxaca, Guerrero, Querétaro, Guadalajara, el DF, y las Juventudes Antiautoritarias Revolucionarias (JAR), más otros colectivos anarco punks del país.

Bandas de rock de Tlapa

En Tlapa se han formado Euforia, en 1992, grupo que se fusilaba rolas de Metallica, Sepultura y otras agrupaciones. Su estancia en la escena roquera local duró un año. En 1994 surgió la banda punk Resistencia Total. Sus integrantes intentaron cantar en lengua tu´un savi (mixteco) para reivindicar a los indígenas de la región. Tuvo un año de vida. Realizaron una grabación casera (un “demo”) al que titularon Despierta y actúa, que incluía once canciones contestatarias a favor de los indígenas, contra la religión y la tortura animal. Una de sus canciones más escuchadas era “Hambre y miseria” retratando con coraje e indignación la realidad social de la región, la migración, el menosprecio a las culturas indígenas. La banda se desintegró después de realizar sólo cuatro tocadas. El demo que grabaron es histórico. La banda Herejía, del DF, utilizó el cassette y lo vendió en el Tianguis del Chopo, en la ciudad de México. La portada era una foto de los mayas zapatistas tomando el Palacio Municipal de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el 1 de enero de 1994.

Colectivos y fanzines

En la ciudad de Tlapa, la vinculación de los jóvenes con promotores del rock de la ciudad de México, principalmente del Tianguis del Chopo, el Foro Alicia, grupos de rock, colectivos punk anarquistas y organizaciones sociales, ha influido en la formación de estas organizaciones juveniles.

A fines de los ochenta se integró el colectivo Mugre y Miseria, que usaba este nombre en mixteco: Yakua Nda´vi. Sus tendencias eran punk. Sus influencias provenían de los contactos con gente del Tianguis del Chopo, la lectura esporádica de fanzines anarco punks como Amor y Rabia, Picahielo, el fanzine Banda Rockera y otras revistas subterráneas.

En 1995, se integró el Colectivo Cultural Montaña Sur. Realizaba un periódico mural en el zócalo de Tlapa donde abordaban temas sociales, derechos humanos y el respeto a los derechos indígenas. Vale agregar que el 10 de abril de 1995 el periódico fue censurado por el Ayuntamiento porque hablaba sobre el zapatismo en la historia de México. Editaron el fanzine El Caracol y convocaron al Primer Encuentro de Chavos Banda en 1996, en el auditorio del Instituto Nacional Indigenista. También organizaron la “Tocada por la unidad de la banda y contra la represión”, el 28 de junio de 1996, y dos exposiciones de rock en el zócalo de Tlapa, en agosto de 1998 y agosto de 1999.

Otros colectivos roqueros han sido el Colectivo Reflexionista Fórmula Positiva y el Colectivo Pacuzi, que realizaban audiciones de rock. En los últimos dos años se constituyó el Colectivo Estudiantil Vientos del Sur (CEVS), integrado por estudiantes de la escuela Preparatoria No. 11. Son rockeros, pero sus actividades son más en el ámbito estudiantil. Editan la revista Abril. Abordan la sexualidad, los derechos estudiantiles, los movimientos sociales, zapatismo, poesía y entrevistas con sus profesores. El colectivo La Komarka Anarka, comulga con las ideas anarquistas, punk y la autogestión libertaria. Su órgano oficial de comunicación es el fanzine Conciencia y Libertad que circula, de vez en cuando, entre los chavos de Tlapa, en Tixtla, Chilpancingo y el Tianguis del Chopo en el DF. Han organizado tocadas y asistido a encuentros punks. En su fanzine hablan del movimiento punk, el vegetarianismo, la autogestión, derechos indígenas, solidaridad con el movimiento anti globalización, contra el imperialismo, reseñas de eventos “globalifóbicos”, resistir al sistema y otros.

La más reciente formación juvenil es el colectivo Resistencia Anarquista Punk Guerrero (RAPGro). Entre sus actividades asistieron, en marzo del 2002, a un encuentro punk realizado en la ciudad de Oaxaca. Lo interesante y singular de la postura de estos chavos que comulgan con las ideas punks anarquistas, es que son jóvenes indígenas. Casí todos hablan una lengua náhuatl o tu´un savi (mixteco). Aunque no reivindican la lengua como parte de su movimiento sí se solidarizan con los movimientos de corte indígena. Es muy peculiar su fanzine, denominado Lee y Lucha, en el que publican artículos sobre anarquismo, vegetarianismo, transgénicos, anti imperialismo, algunos textos obtenidos por medio del internet y temas sobre el movimiento punk. El fanzine circula en el Tianguis del Chopo, en el DF, ciudades de Guerrero y en otras latitudes del país.

La Montaña de Guerrero, en particular en la ciudad de Tlapa, es entonces un espacio dinámico donde los jóvenes se apropian de nuevos lenguajes, música y formas de expresión que les llegan de la migración, el contacto con las urbes del país y el extranjero. Ahí adoptan nuevas formas de expresión en el reclamo de derechos y espacios, lenguajes y actitud de rebeldía.

Jaime García Leyva es historiador nacido en 1976. Ha colaborado en la radiodifusora XEZV La voz de la Montaña como locutor del programa de rock de Las otras bandas, miembro de Ve´e Tu´un Savi (Academia de la Lengua Mixteca). Actualmente prepara un ensayo sobre el rock en Guerrero.

Los nuevos colores del sex-appeal espectral

Los nuevos colores del sex-appeal espectral

El peso de los fantasmas

Desde hace algún tiempo, y a medida que pasan los años, la noción de fantasma se suaviza, se llena y redondea de aquel peso persuasivo, de aquella fofa imagen estereotipada y de aquel contorno analítico y nutritivo propio de los sacos de patatas vistos a contraluz, los cuales, como todos saben, son precisamente aquellos que François Millet, pintor involuntario de los fantasmas más importantes, tuvo la insistente complacencia de transmitirnos, fijándolos en sus telas inmortales, realizadas magistralmente, con toda la bajeza emocional de que puede ser capaz un pintor y con todo aquel equívoco, concreto y único, gracias al cual todos poseemos, desde hace algún tiempo, el lujo de horrorizarnos.

Las razones del alarmante aumento de peso, del engrosamiento compacto, del desvanecimiento realista y extra-blando de los fantasmas actuales no son más que las consecuencias lógicas de la noción primordial y originaria de la misma materialización de la idea de fantasma y que, como veremos rápidamente, reside en el sentimiento de “volumen virtual”.

El porqué de la obesidad de los fantasmas

El fantasma se materializa por el “simulacro de volumen”. -El simulacro de volumen es el forro.- El forro esconde, protege, transfigura, incita, tienta, da una noción engañosa del volumen. -Convierte en ambivalente al volumen y le hace ser sospechoso.- Favorece la eclosión de las teorías delirantes del volumen.- Provoca los vértigos de conocimiento ideal del volumen, de conocimiento inconciente del volumen. El forro desmaterializa el contenido, el volumen, debilita la objetividad del volumen, hace el volumen virtual angustioso.

La grasa es el elemento angustioso del volumen concreto de la carne, y sabemos que la libido humana convierte en antropomórfica la angustia, personifica el volumen angustioso, transforma el volumen angustioso en carne concreta, transforma la angustia metafísica en grasa concreta.

¿Qué es, pues, esta terrible grasa de la carne?

¿No es precisamente lo que forra, esconde, protege, transfigura, incita, tienta, da una noción engañosa del volumen? Obliga a sospechar del volumen, favorece las teorías delirantes del volumen, provoca representaciones gelatinosas del volumen, representaciones extra-finas, “virtuales” y angustiosas del volumen.

Lo peor se produce, pues, cuando detrás de la sábana de los fantasmas que todavía “conservaban la línea”, los volúmenes “virtuales” comienzan a tomar ese aspecto cada vez más grave y que es aquel que marca el peso inequívoco de la realidad y la grasa sustancial; pero por aún que eso es el momento en que esta misma sábana, al caer, deja al descubierto y en su puesto los volúmenes sospechosos por su analítica, pesada, maciza y simpática apariencia (características del lamentable estado de obesidad de los fantasmas actuales), y deja al descubierto, repito, la minúscula aunque monumental nodriza recientemente aparecida en mis cuadros, la cual permanece inmóvil, pese a una lluvia torrencial de primavera, sentada en la actitud de una persona que hace punto, en un charco de agua, con las faldas desagradablemente y totalmente empapadas, el dorso erguido, reblandecido y tierno. Este pequeño, grande y autentico fantasma de nodriza permanece allí, inmóvil, mientras que, en el paisaje donde se moja, surge, entre el ciprés boeckliniano y la tormentosa nube boeckliniana, el “espectro irisado” más hermoso y terrorífico que la trufa blanca de la muerte: el arco iris.

Es aquí que la miseria de los pretendidos sinónimos se enfrenta con los antagonismos más irreductiblemente específicos: pues ¿cómo no considerar como específicamente diferentes, por una parte el importante volumen de la nodriza, sentada en el agua, y, por otra parte, la virtualidad ilusionista y efímera de los rayos de sol descompuestos por el agua?

El “Sex-appeal” será espectral

Me siento muy orgulloso de haber predicho en 1928, en pleno apogeo de la anatomía funcionalista y práctica, en medio del más irónico de los escepticismos, la inminencia de los músculos redondos y salivales, terriblemente viscosos de segundas intenciones biológicas de Mae West. Hoy anuncio que toda la nueva atracción sexual de las mujeres procederá de la posible utilización de sus capacidades y recursos espectrales, es decir, de su posible disociación y descomposición carnales, luminosas. El espectro irisado se opone al fantasma (representado aún por aquel nostálgico farmacéutico de ciudad de provincia a quien tanto y tan desesperadamente se parece ese otro fantasma prosaico y diabético que se llama Greta Garbo).

La mujer espectral será la mujer desmontable.

¿Cómo llegar a ser espectral?

Anticipaciones utópicas.- La mujer llegará a ser espectral mediante la desarticulación y la deformación de su anatomía. El “cuerpo desmontable” es la aspiración y la verificación del exhibicionismo femenino, que llegará a ser furiosamente analítico, permitiendo mostrar cada pieza separadamente, aislada, para darlas a comer, anatomías montadas sobre garras, atmosféricas y espectrales como aquella montada sobre garras y espectral de la mantis religiosa. Esto se realizará gracias al perfeccionamiento perverso de los próximos trajes aerodinámicos y de la gimnasia irracional. Toda clase de corsés serán justamente reactualizados a fines extra-finos, nuevas e incómodas piezas anatómicas artificiales serán empleadas para acentuar el sentimiento atmosférico de un seno, de una nalga o de un talón (falsos senos extremadamente suaves y bien moldeados aunque ligeramente caídos y naciendo en la espalda, serán indispensables para el traje de diario). La sonrisa espectral se provocará artificialmente con las fibras metálicas vibratorias de los sombreros. Pero el modelo incontestable, el antecedente sensacional de los trajes espectrales seguirá siendo, hasta nueva orden, el de Napoleón; quiero sobre todo atraer la atención sobre los pantalones buenos (buenos para comer) de Napoleón, que hacen evidentes y suaves los volúmenes superfinos, tiernos y equívocos que ustedes conocen tan bien como yo, y eso gracias a los factores: abdomen y muslos, “desmontables”, que van aparte, aislados, atmosféricos y espectrales, superfinamente blancos, enmarcados en el negro y en la actitud fantasmal de la silueta del resto del atuendo (sombrero comprendido) de todos igualmente bien conocido.

“Los grandes automóviles llegaron a ser serenos.”

A través de la luminosidad fulgurante y extra-rápida del sex-appeal espectral de las despellejadas vivas, el prosaísmo monumental de los grandes automóviles, de las máquinas de planchar y de las nodrizas tiernas llegará a ser fantasmal y sereno.

Salvador Dalí

[extraído de la revista Minotaure, recopilado por André Breton en su Antología del Humor Negro]

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