LBH 2/5 EDUCACIÓN Y DOMINIO DEL CORAZÓN

EDUCACIÓN Y DOMINIO DEL CORAZÓN
Nada hay qué condicione tanto la vida de un individuo como sus sentimientos o estados de ánimo, ya que son éstos como la vibración básica que marca el camino que se toma cada día. Según el estado de ánimo es la calidad de la vibración magnética que se manifestará en el día. Desgraciadamente nuestros sentimientos están condicionados, en gran medida, por las sugestiones buenas o malas que estamos recibiendo a cada instante, conjunto de vibraciones que al combinarse dan nacimiento a un estado anímico. Los sentimientos son vibraciones sumamente fuertes que pueden actuar destructiva o constructivamente. La tristeza, la melancolía, el odio, los celos, son vibraciones terriblemente destructivas que pueden llegar a envenenar la sangre de una persona hasta destruirla. Es notoria la influencia de los estados anímicos sobre la expresión del rostro, por ejemplo, que llega a desfigurarse completamente bajo la influencia de un estado anímico negativo. Si las mujeres supieran que cada sentimiento de pesar, tristeza y depresión deja su marca en la cara, evitarían cuidadosamente caer en estados depresivos.

Cuando nos encontramos con una persona cuyo estado anímico habitual es de tristeza, nos traspasa su vibración y sin quererlo nos sentimos deprimidos.

Los que mantienen constantemente un estado de alegría y amor son verdaderos diseminadores de vibraciones positivas de dicha, bienestar y tranquilidad.

Habitualmente el ser humano vive esclavo de sus sentimientos, ya que éstos le imponen determinados estados vibratorios a los cuales éste debe ajustarse. Esta particularidad de vivir supeditado a los sentimientos provoca una notable deformación de la percepción al producirse una distorsión por la tonalidad del sentimiento dominante. Es posible percibir objetivamente sólo cuando se ha educado el foco anímico. A causa de la gran influencia de los sentimientos sobre la razón y el juicio, al individuo le resulta casi imposible juzgar y evaluar correctamente. Si agregamos a esto la influencia de la personalidad veremos la imposibilidad de que un hombre en su estado habitual vea la verdad. A causa de esto se cometen tantos errores y resulta tan difícil encauzar la vida hacia donde se quiere.

Hay personas que llevan una desgraciada existencia porque sus estados de ánimo oscilan constantemente de lo positivo a lo negativo. Estos pobres seres llevan una existencia atormentada porque no se encuentran a sí mismos en ningún momento, ya que cuando logran penetrar un estado anímico para llegar al fondo de sí mismos ya han oscilado al otro extremo, y les ocurre lo mismo que a un perro cuando trata de morderse la cola.

Otra de las enfermedades anímicas más terribles es la hipersensibilidad. Quienes la padecen se sienten heridos y ofendidos por todo, creen que todo va dirigido a molestarlos, que el mundo entero confabula en contra de ellos. No se les puede hacer una broma porque sencillamente no la entienden y creen firmemente que se les quiso molestar. Por lo general tras esta actitud hay un profundo egoísmo. El afectado vive pendiente de sí mismo y cree que es el centro del mundo y como tal todos están obligados a servirlo, a considerarlo, a respetarlo y a comprenderlo. Cuando se encuentra con que los demás no lo sirven ni lo consideran como él quisiera, sufre profundamente y se siente muy desgraciado, proclamando que “nadie lo comprende” y que “está solo en el mundo”. Siempre espera que los demás vayan hacia él. En el matrimonio son profundamente desgraciados, porque esperan que su campanero o compañera renuncie a su propia vida y personalidad para vivir pendiente de él.

¿Qué ha llevado a esta persona a este estado? Posiblemente un hogar dividido donde faltó el cariño de sus padres y ahora que es adulto tiene una exagerada necesidad de cariño, preocupación y atención.

Son muchas las deformaciones de la personalidad a que llevan los sentimientos desbocados, pero todas se pueden corregir empleando la voluntad dirigida por la conciencia.

Se debe hacer del corazón un órgano consciente e inteligente a fin de que dé cabida solamente a sentimientos superiores.

A fin de lograr la serenidad anímica se deben evitar los extremos, o sea, la alegría desenfrenada y la tristeza exagerada. Una actitud de calma, paz y tranquilidad debe imperar como sentimiento dominante.

Se deben cultivar el aplomo, el valor y la sangre fría hasta llegar a fortalecer el corazón para que nada pueda herirlo o alterarlo. Solamente con plena conciencia permitirle desbordes de amor o alegría.

Para realizar esto, se debe meditar frecuentemente en el corazón concentrando fuertemente el pensamiento en él y pensando que allí reina la serenidad total y completa.

El amor fraternal o cristiano bien sentido es una poderosa ayuda para lograr la tranquilidad. Si constantemente se emiten sentimientos de amor hacia los demás se les hace un bien ocultamente ya que al recibir esta vibración se despertará en ellos un sentimiento similar.

Amaos los unos a los otros se debe practicar en toda la extensión de la palabra, sin distinción de raza, clase o color.

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EDUCACIÓN Y DOMINIO DE LA IMAGINACIÓN
Corrientemente, es la imaginación la que domina en forma completa al hombre impulsándolo a realizar todo aquello que se forma en ella. Al igual que el corazón, la imaginación es poderosamente influida por las sugestiones que se reciben a cada instante desde el exterior.

La imaginación es una especie de espejo que reproduce una imagen, basada en la información que recibe de los sentidos. Según sea esta imagen, serán las órdenes que emitirá el cerebro para ser ejecutadas como acciones concretas.

Según la claridad de la imagen mental que refleja la imaginación, será la capacidad que tendrá el individuo de juzgar correcta o incorrectamente la información recibida por los sentidos. Cuando la imagen mental es borrosa se produce confusión y desorientación debido a que no se perfila como un todo la información que se ha recibido.

Esta falta de claridad imaginativa se debe generalmente a la limitación de los sentidos que solamente perciben una estrecha gama de fenómenos.

Lo más importante que debemos tomar en cuenta al considerar la imaginación, es que la imaginación es creadora y a fuerza de repetir una misma imagen llega a plasmarla como una realidad física, concreta y tangible.

Es por esto que las víctimas de su propia imaginación desbocada son incontables, ya que imaginan mil cosas distintas en el día dispersando completamente su poder mental, que será incapaz de llevar a cabo una realización concreta.

Cuántas personas se quejan constantemente de su “mala suerte” y se lamentan amargamente de mil enfermedades distintas que sólo existen en su mente provocando con estos estados imaginativos una segura posibilidad de que se realice efectivamente aquello que han imaginado. A la larga, vemos que así sucede, y que muchas cosas desagradables se ponen en su camino, que les ocurren los más extraños e increíbles percances. Es entonces cuando. dicen: “qué habré hecho yo para que Dios me castigue en esta forma”, y en su ceguera no se dan cuenta de que ellas mismas se han creado aquellos males que las aquejan. Dios no castiga a nadie, ya que es todo amor y todo bondad. Es el hombre el que ignorante de las leyes de la Naturaleza se va poniendo obstáculos en su propio camino.

Desde el punto de vista de la lucha por la existencia y la conquista de la fortuna, es notable observar que con no poca frecuencia individuos de una fogosa y fértil imaginación se arrastran por la vida sin lograr realizar lo que anhelan. En cambio, otros de escasa imaginación e inteligencia, pero fuertes y tenaces se abren camino y conquistan los más altos sitiales. Esto se debe a que el imaginativo, por lo común, dilapida su fuerza mental creadora a través de su incontrolado imaginación, y como resultado de ello las más de las veces le falta el poder mental necesario para convertir sus ideas en realidad.

Es indispensable alcanzar un dominio lo más completo posible sobre la imaginación, para lo cual se debe practicar la concentración mental, el orden, la calma y la paciencia.

Desterrar completamente la mala costumbre, de dejar vagar el pensamiento procediendo en cambio a pensar solamente en lo que se está haciendo en el momento.

El ejercicio más importante para llegar a controlar la imaginación es el siguiente: dejar la mente en blanco por 5 ó 10 minutos. Sentado o tendido en la cama se procede a respirar profundamente tratando de relajar todos los músculos del cuerpo. Una vez que se ha logrado la relajación se procura detener completamente la actividad mental hasta llegar a dejar la imaginación totalmente en blanco. La respiración es de gran ayuda para esto, ya que bajando el ritmo respiratorio, o sea, respirando muy lento se produce inmediatamente la calma mental

LBH 2/4 EDUCACIÓN Y DOMINIO DEL SEXO

EDUCACIÓN Y DOMINIO DEL SEXO
Por costumbre, el hombre usa de su sexo en cualquier momento en que experimenta el deseo sexual y no se preocupa por metodizar o reglamentar su función creadora.

Su instinto sexual ejerce tal dominio sobre él que puede obligarlo a procrear en el momento en que este instinto despierta.

Con su deseo sexual le sucede exactamente lo mismo que con otros deseos, es decir, se produce una “identificación” de fatales consecuencias para su conciencia.

¿Existe alguien que pueda permanecer consciente en el momento del espasmo sexual?

Justamente en la pérdida de conciencia que se produce en ese instante reside el único “pecado” del sexo, ya que lo sexual como todo, tiene su doble aspecto positivo y negativo. La manifestación negativa la encontramos cuando se produce el dominio del instinto sexual sobre la voluntad y la conciencia. Ésta es la caída de Adán. Su manifestación positiva se produce en el hombre totalmente posesionado de sí mismo que usa de su sexo solamente cuando su conciencia lo permite.

El aspirante a la superación debe convertirse en el amo de su instinto sexual a fin de encauzarlo en una vibración de pureza y elevación espiritual.

Cuando se tienen relaciones sexuales impulsado solamente por la pasión instintiva que busca sólo la satisfacción del deseo material, se producen funestas consecuencias para ambos amantes ya que abren su psiquis a vibraciones puramente pasionales y materialistas. Al penetrar esta vibración queda sembrada la semilla de la desgracia y la infelicidad.. Toda relación sexual en que no exista la íntima comunión de un profundo y verdadero amor, de una gran atracción y armonía espiritual, es inútil e inconveniente.

No solamente debe existir la unión de los cuerpos sino también la de las almas y aun de los espíritus.

El sexo es el más importante factor de buena o mala suerte en el hombre, puesto que la mujer representa para él la Naturaleza que es la que le brinda sus bienes.

La mujer pasional, histérica, egoísta y celosa trae “mala suerte” al hombre, pues le transmite sus vibraciones discordantes haciendo que él encuentre en la vida algo similar a esto que ella le ha irradiado. Este tipo de mujer no ama realmente a su compañero sino que anhela poseerlo para tenerlo bajo su dominio. Con mucha más frecuencia de lo que pensamos, el fracaso de un hombre se debe a que su mujer adolece del complejo de Diana. Se ha producido en ella un verdadero trastrocamiento de sexo que la lleva a actuar en el campo de la energía como macho, haciendo asumir al hombre por lo tanto el papel de hembra, y como hembra en cuerpo de macho será imposible que se abra paso en la vida porque le faltará lo activo, o sea el magnetismo masculino irradiante.

Esta mujer al proceder así comete un verdadero pecado porque va en contra de las leyes de la Naturaleza al perder su femineidad, y es por esto que siempre recibe el castigo de la Naturaleza en una u otra forma, castigo que podrá eludir solamente al recuperar su femineidad a través de una rígida disciplina psicosexual. El intercambio de magnetismo psicosexual entre hombre y mujer encierra secretos tan grandes que asustan por su alcance. Estas enseñanzas se pueden impartir solamente a personas de probada moralidad y acendrado amor a la Humanidad que ingresen a una escuela oculta bajo la dirección de un verdadero maestro.

En este libro se pueden dar solamente conocimientos de orden general ya que es un texto de pública circulación.

Cuando un hombre vea que lo persigue la “mala suerte” debería examinar detenidamente la calidad de la unión sexual que mantiene con su compañera y fácilmente podrá descubrir las causas de su problema. Igual cosa se puede decir con respecto a la mujer.

Lo más funesto que puede existir en las relaciones de una pareja es la oscilación pasional que se produce entre la unión sexual y los altercados.

En un gran porcentaje sus relaciones íntimas se reducen a la siguiente secuencia: unión sexual-altercado, altercado-unión sexual.

Si supieran la forma en que limitan sus posibilidades al mantener esta situación, se abstendrían cuidadosamente de caer en esto.

Cada riña conyugal es la simiente de ruina, escasez, desgracia y “mala suerte” que se materializarán fatalmente al cumplirse el período de fructificación de esta simiente.

Sin saberlo entonces, hay mujeres que aplastan al hombre asfixiándolo hasta que lo convierten en un ente sin personalidad, en un sujeto vencido que se limita a obedecer lo que esta mujer le impone. Este tipo de mujer es aquélla de carácter dominante que subconscientemente desea llegar a poseer hasta los pensamientos de su compañero y con su actitud le absorbe todo su magnetismo etérico-viril.

Todos los hombres tímidos son así porque su madre era muy dominante o porque su esposa los tiraniza.

La mujer que eleva al hombre y le da “buena suerte”, que le abre el camino en la vida y lo hace triunfar, es aquélla que se entrega totalmente a él, tanto física como espiritualmente.

Esta mujer ansía dar antes que recibir, se da por completo a su compañero, lucha por él, está siempre a su lado en los momentos difíciles. Tiene la inteligencia necesaria para persuadirlo sin pretender dominarlo. Diana ansía tener al hombre de rodillas a sus pies; la otra quiere verlo convertido en un ser superior que le tienda la mano para apoyarla en todo sentido.

Con el hombre sucede exactamente lo mismo ya que existen estos dos tipos: el que sólo quiere tener una esclava y el que anhela formar una real esposa consciente del verdadero papel que le corresponde en el hogar.

Por lo tanto el que desea superarse y triunfar debe regularizar y reglamentar su actividad sexual de acuerdo con un plan trazado de antemano, de común acuerdo con su compañera.

Cuándo se debe hacer abstención de actividad sexual:
Al encontrarse emocionalmente alterado por algo, con más razón después de una riña. Cuando se haya bebido demasiado alcohol. Cuando la mujer se encuentra en su período menstrual o inmediatamente después. Cuando no existe una atracción sentimental y espiritual. Cuando se acaba de visitar a un enfermo. Cuando alguno de los dos se encuentra enfermo. Cuando la mujer está encinta.

Debe existir una completa tranquilidad y armonía para llevar a cabo la unión sexual y el acto mismo debe rodearse de la mayor pureza y delicadeza posible, absteniéndose cuidadosamente de “refinamientos” que llevan en forma segura a la impotencia y frigidez.

En todo momento mientras dure el acto se procurará estar total y completamente posesionado de sí mismo sin abandonarse a la sensualidad.

LBH 2/3 EDUCACIÓN DE LA VOLUNTAD

EDUCACIÓN DE LA VOLUNTAD
Aparte de su inteligencia el don más precioso de que dispone el hombre es la voluntad. En la gran masa humana la voluntad se confunde con el simple deseo.

Voluntad es algo que va más allá, que arranca de lo más profundo de sí mismo. Es una poderosa “presión” interna que es la manifestación visible de lo que el individuo se propone realizar. Es muy acertada la expresión “tener fuerza de voluntad” ya que se emplea para referirse al hombre que se impone una rígida disciplina como medio de lograr un fin determinado.

Esta fuerza o capacidad de autodominarse se manifiesta en forma muy variable en las distintas personas. Algunas tienen mucha y otras carecen casi completamente de ella. El triunfo en la vida depende en gran parte de la fuerza de voluntad del individuo, de la capacidad de perseverar, de trabajar rudamente cuando otros flaquean, de sobreponerse a las situaciones desagradables, a la miseria y al fracaso.

Existen personas de una gran inteligencia y de una exquisita sensibilidad, pero que no pueden abrirse paso en la vida porque les falta el poder de la voluntad.

Por el contrario, vemos que aquéllos que triunfan en la industria y en el comercio no siempre brillan por su gran inteligencia, sino más bien por su constancia, su dedicación absoluta al trabajo y su fuerte personalidad, que utilizan para imponerse sobre sus competidores. Muchas veces el sujeto mal educado, obtuso e insensible está más capacitado para el triunfo que aquél de gran cultura y sensibilidad, ya que no existe en él el temor a herir a los demás o molestarles con demandas de tipo comercial, por ejemplo. El hombre muy sensible siempre está pensando en qué va a opinar el hombre a quien visita para una entrevista de negocios o trabajo.

Esta “consideración” hacia los demás le quita todo su empuje por miedo a ser mal recibido y por temor a ser inoportuno o molestar. El “qué dirán” es causa segura de fracaso y limitación. El que así piensa tiene una personalidad pasiva y por lo tanto no puede dominar sobre otros de carácter positivo, a menos que desarrolle en él el valor, el empuje, la audacia y una absoluta falta de “consideración” hacia los demás. Es necesario comprender el sentido en el cual he usado la palabra consideración.

Es interesante comprobar la íntima relación que existe entre la voluntad y el entusiasmo. El que posee la capacidad de entusiasmarse fuertemente por algo, está muy cerca de conquistar el poder de la voluntad. Podríamos decir que la fuerza de voluntad es un “entusiasmo contenido, sostenido y razonado”.

La abulia o falta de voluntad se caracteriza por una absoluta indiferencia por todo, falta de amor propio, falta de interés en sí mismo y en los demás.

El frío e indiferente no puede jamás influir en otros para que le presten ayuda o apoyo en algo, ya que no les comunica la vibración anímica del entusiasmo, y cuando vemos a alguien falto de entusiasmo por algo, pensamos que no está convencido de la bondad o calidad del producto o de la idea que quiere vender. Este hombre no puede venderse a sí mismo, no logra mostrar sus valores ocultos.

PLAN DE EJERCICIOS
1) Ejercicios físicos intensivos de acuerdo con la capacidad del estudiante. Éstos pueden variar desde el levantamiento de pesas a la gimnasia de cualquier índole. En cualquier tratado de educación física se encontrarán los ejercicios adecuados a la contextura y edad.

2) Cinco a diez minutos de respiraciones profundas por la mañana. De pie, extendiendo los brazos hacia los lados al inhalar, se retiene el mayor tiempo posible y se exhala por la boca bajando simultáneamente los brazos hasta llegar al reposo.

3) Sentado en una silla con las manos fuertemente entrelazadas se respira profundamente tratando de concentrarse en lo que se va a decir y se repite la siguiente sugestión en forma decidida y enérgica: “Mi voluntad es fuerte y poderosa – Mi voluntad es fuerte y poderosa – Mi voluntad es fuerte y poderosa. Todo cuanto yo quiera he de realizarlo porque soy un centro de acumulación de vida, fuerza y poder”.

4) Sentarse en una silla bien erguido con la columna vertebral bien derecha y las manos entrecruzadas, las piernas juntas y mantenerse completamente inmóvil por el mayor tiempo posible. La inmovilidad debe ser total y completa.

5) En un momento de gran cansancio físico, al llegar a la casa a descansar, salir nuevamente y caminar algunos minutos. Durante esta caminata repetir mentalmente “ejecuto este sacrificio para que mi fuerza de voluntad crezca cada día más y más”.

Como normas generales de desarrollo se pueden dar las siguientes: jamás ceder a todos los deseos que se presenten durante el día. Un deseo es una fuerza muy poderosa, fuerza que se extingue junto con la satisfacción de él. Si rehusamos entonces la satisfacción de varios deseos y retenemos esta fuerza dejándolos en suspenso, tenemos en nuestras manos una poderosa energía que acrecienta nuestro magnetismo personal.

El cuerpo físico es igual a un caballo que hay que tener con la rienda muy corta para que no se desboque. Si se le da el gusto en algo, comienza a pedir más y no se satisface nunca. Es preciso tener en cuenta especialmente un control absoluto con la comida, el alcohol y el cigarrillo, que son tentaciones muy fuertes que se presentan a cada instante. Toda tentación a la cual se sucumbe, es una fuerza que se pierde. El sueño debe ser cuidadosamente regulado, evitando el dormir más de lo necesario. Al despertar en la mañana se debe evitar cuidadosamente la costumbre de quedarse semi dormido o soñando despierto, ya que esta costumbre introduce el desorden en la imaginación, desorden que se traduce posteriormente en lo físico. Evitar en lo posible todos aquellos actos inconscientes y mecánicos, tales como comerse las uñas, dar golpecitos con la punta del pie en el suelo, balancearse cuando se está de pie, y otros que advertirá cada uno. Procurar estabilizar la actividad anímica, es decir, no pasar bruscamente de la alegría a la tristeza. Mantenerse en todo momento tranquilo y sereno.

A medida que se vayan controlando la emotividad y las manifestaciones impulsivas, se irá obteniendo una voluntad más fuerte que se impondrá fácilmente sobre la fuerza negativa o inercia.

Un hábito que se debe desarrollar al máximo a fin de alcanzar una fuerte voluntad, es el orden. Trazarse de antemano un plan de trabajo para cada día, que no se debe alterar o cambiar por nada.

Acostumbrarse a cumplir siempre con aquello que uno se propone por pequeño que esto sea. El que no es capaz de cumplir sus propias decisiones, se convierte en un juguete de la Naturaleza.

Sentirse en todo momento el amo, dueño y señor del cuerpo a quien se puede mandar en todo momento para que ejecute lo que uno quiere.

Sobra decir que una persona con vicios, cualesquiera que éstos sean, no puede adquirir una poderosa fuerza de voluntad; de manera que todo aquél que esté esclavizado a un vicio debe extirparlo buscando las raíces o causas que lo motivaron. Los vicios, malos hábitos y complejos son verdaderas cadenas que paralizan totalmente la voluntad.

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EDUCACIÓN Y DOMINIO DEL SEXO
Por costumbre, el hombre usa de su sexo en cualquier momento en que experimenta el deseo sexual y no se preocupa por metodizar o reglamentar su función creadora.

Su instinto sexual ejerce tal dominio sobre él que puede obligarlo a procrear en el momento en que este instinto despierta.

Con su deseo sexual le sucede exactamente lo mismo que con otros deseos, es decir, se produce una “identificación” de fatales consecuencias para su conciencia.

¿Existe alguien que pueda permanecer consciente en el momento del espasmo sexual?

Justamente en la pérdida de conciencia que se produce en ese instante reside el único “pecado” del sexo, ya que lo sexual como todo, tiene su doble aspecto positivo y negativo. La manifestación negativa la encontramos cuando se produce el dominio del instinto sexual sobre la voluntad y la conciencia. Ésta es la caída de Adán. Su manifestación positiva se produce en el hombre totalmente posesionado de sí mismo que usa de su sexo solamente cuando su conciencia lo permite.

El aspirante a la superación debe convertirse en el amo de su instinto sexual a fin de encauzarlo en una vibración de pureza y elevación espiritual.

Cuando se tienen relaciones sexuales impulsado solamente por la pasión instintiva que busca sólo la satisfacción del deseo material, se producen funestas consecuencias para ambos amantes ya que abren su psiquis a vibraciones puramente pasionales y materialistas. Al penetrar esta vibración queda sembrada la semilla de la desgracia y la infelicidad.. Toda relación sexual en que no exista la íntima comunión de un profundo y verdadero amor, de una gran atracción y armonía espiritual, es inútil e inconveniente.

No solamente debe existir la unión de los cuerpos sino también la de las almas y aun de los espíritus.

El sexo es el más importante factor de buena o mala suerte en el hombre, puesto que la mujer representa para él la Naturaleza que es la que le brinda sus bienes.

La mujer pasional, histérica, egoísta y celosa trae “mala suerte” al hombre, pues le transmite sus vibraciones discordantes haciendo que él encuentre en la vida algo similar a esto que ella le ha irradiado. Este tipo de mujer no ama realmente a su compañero sino que anhela poseerlo para tenerlo bajo su dominio. Con mucha más frecuencia de lo que pensamos, el fracaso de un hombre se debe a que su mujer adolece del complejo de Diana. Se ha producido en ella un verdadero trastrocamiento de sexo que la lleva a actuar en el campo de la energía como macho, haciendo asumir al hombre por lo tanto el papel de hembra, y como hembra en cuerpo de macho será imposible que se abra paso en la vida porque le faltará lo activo, o sea el magnetismo masculino irradiante.

Esta mujer al proceder así comete un verdadero pecado porque va en contra de las leyes de la Naturaleza al perder su femineidad, y es por esto que siempre recibe el castigo de la Naturaleza en una u otra forma, castigo que podrá eludir solamente al recuperar su femineidad a través de una rígida disciplina psicosexual. El intercambio de magnetismo psicosexual entre hombre y mujer encierra secretos tan grandes que asustan por su alcance. Estas enseñanzas se pueden impartir solamente a personas de probada moralidad y acendrado amor a la Humanidad que ingresen a una escuela oculta bajo la dirección de un verdadero maestro.

En este libro se pueden dar solamente conocimientos de orden general ya que es un texto de pública circulación.

Cuando un hombre vea que lo persigue la “mala suerte” debería examinar detenidamente la calidad de la unión sexual que mantiene con su compañera y fácilmente podrá descubrir las causas de su problema. Igual cosa se puede decir con respecto a la mujer.

Lo más funesto que puede existir en las relaciones de una pareja es la oscilación pasional que se produce entre la unión sexual y los altercados.

En un gran porcentaje sus relaciones íntimas se reducen a la siguiente secuencia: unión sexual-altercado, altercado-unión sexual.

Si supieran la forma en que limitan sus posibilidades al mantener esta situación, se abstendrían cuidadosamente de caer en esto.

Cada riña conyugal es la simiente de ruina, escasez, desgracia y “mala suerte” que se materializarán fatalmente al cumplirse el período de fructificación de esta simiente.

Sin saberlo entonces, hay mujeres que aplastan al hombre asfixiándolo hasta que lo convierten en un ente sin personalidad, en un sujeto vencido que se limita a obedecer lo que esta mujer le impone. Este tipo de mujer es aquélla de carácter dominante que subconscientemente desea llegar a poseer hasta los pensamientos de su compañero y con su actitud le absorbe todo su magnetismo etérico-viril.

Todos los hombres tímidos son así porque su madre era muy dominante o porque su esposa los tiraniza.

La mujer que eleva al hombre y le da “buena suerte”, que le abre el camino en la vida y lo hace triunfar, es aquélla que se entrega totalmente a él, tanto física como espiritualmente.

Esta mujer ansía dar antes que recibir, se da por completo a su compañero, lucha por él, está siempre a su lado en los momentos difíciles. Tiene la inteligencia necesaria para persuadirlo sin pretender dominarlo. Diana ansía tener al hombre de rodillas a sus pies; la otra quiere verlo convertido en un ser superior que le tienda la mano para apoyarla en todo sentido.

Con el hombre sucede exactamente lo mismo ya que existen estos dos tipos: el que sólo quiere tener una esclava y el que anhela formar una real esposa consciente del verdadero papel que le corresponde en el hogar.

Por lo tanto el que desea superarse y triunfar debe regularizar y reglamentar su actividad sexual de acuerdo con un plan trazado de antemano, de común acuerdo con su compañera.

Cuándo se debe hacer abstención de actividad sexual:
Al encontrarse emocionalmente alterado por algo, con más razón después de una riña. Cuando se haya bebido demasiado alcohol. Cuando la mujer se encuentra en su período menstrual o inmediatamente después. Cuando no existe una atracción sentimental y espiritual. Cuando se acaba de visitar a un enfermo. Cuando alguno de los dos se encuentra enfermo. Cuando la mujer está encinta.

Debe existir una completa tranquilidad y armonía para llevar a cabo la unión sexual y el acto mismo debe rodearse de la mayor pureza y delicadeza posible, absteniéndose cuidadosamente de “refinamientos” que llevan en forma segura a la impotencia y frigidez.

En todo momento mientras dure el acto se procurará estar total y completamente posesionado de sí mismo sin abandonarse a la sensualidad.

LBH 2/2 DESARROLLO DE LA CONCIENCIA

DESARROLLO DE LA CONCIENCIA

PREMISA BÁSICA: EL HOMBRE ES UNA MÁQUINA
Nada es posible realizar en el desarrollo de la conciencia si el estudiante no llega primero a darse cuenta cabal de la verdad de esta afirmación. El hombre es una máquina, nada puede hacer, nada puede realizar, todo le sucede. No tiene voluntad ni libre albedrío. Está a merced de la ley de accidentes.

Con lo que se ha tratado en páginas anteriores el lector atento tiene ya los datos básicos para llegar a comprender su mecanicidad.

Una vez que se ha llegado a vivir esta experiencia se puede empezar a actuar para ir despertando lentamente hasta llegar a salir del estado de sueño o mecánico. Naturalmente que a un hombre solo le es muy difícil salir del estado de sueño y ser consciente, ya que a poco de empezar a actuar se duerme nuevamente y no tiene puntos de referencia para saber si está dormido o despierto. Ésta es la dificultad más grande que se encuentra en este camino; la imposibilidad de distinguir entre el estado de sueño y la vigilia.

Cuando se ha llegado a estar despierto, aunque sea por un pequeño período de tiempo es posible llegar a diferenciar ambos estados.

Es posible amar, pensar, razonar y trabajar sin ser consciente de lo que se está haciendo. Son muy pocos los momentos de verdadera conciencia que tiene el hombre. Cuando no se está despierto es posible darse cuenta de ello solamente al llegar un momento de conciencia. Se experimenta entonces la sensación de haber estado ausente mucho tiempo y de haber regresado repentinamente.

Lo que contribuye en alto grado a mantener el estado de sueño son los hábitos y la identificación que se produce invariablemente entre el individuo y aquello que ejecuta o que percibe a través de los sentidos. Se olvida de sí mismo para identificarse con las sensaciones; se produce una fuga de la conciencia que abandona al sujeto para proyectarse e identificarse con el objeto al que está dirigida la atención. Al producirse este proceso queda solamente la máquina humana que no se autodetermina ni piensa realmente.

El primer paso para llegar a ser consciente es la sistemática y constante observación de sí mismo, a fin de que no se produzca la fuga de la conciencia. Se debe mantener una continua sensación de la propia identidad, recordar antes que nada que se es; Yo soy el que quiero esto. Yo soy el que estoy actuando en este momento, Yo soy el que estoy viendo esto. Para ser consciente es necesario no olvidarse de sí mismo, ya que en el momento del olvido comienza el sueño.

Como es necesario desempeñar una serie de actividades de carácter material, se produce fatalmente el olvido de la propia identidad. Para salvar este obstáculo es necesario educar la atención a fin de que se logre una bifurcación, en la cual en primer lugar, estará el Yo, y en seguida aquello a lo cual se atiende. Ésta es similar al rayo de una linterna que tuviera que atravesar una lente de aumento para iluminar un objeto. El rayo luminoso representaría la atención, la lente al Yo. Por medio de este símil es posible apreciar la técnica mental a la cual es necesario recurrir para llegar a ser consciente o despierto. Naturalmente éste es sólo el primer paso, ya que existen muchos grados de conciencia a los cuales se llega a través de sucesivos despertares.

A medida que el estudiante empieza a tratar de “recordarse a sí mismo” se da cuenta de lo difícil que esto resulta, ya que de pronto puede darse cuenta de que de un mes a esta parte ha estado totalmente dormido a pesar de creer lo contrario. Súbitamente y debido a un shock se produjo el despertar, acompañado del reconocimiento del anterior estado de inconsciencia.

Cuando se ha logrado producir una dualidad en la atención, es necesario rehusar la identificación con los estados emotivos y las impresiones fuertes. Es posible que un sujeto logre estar consciente en la soledad, pero que al salir al mundo exterior se duerma profundamente.

En los momentos en que se recibe una impresión determinada es necesario realizar un esfuerzo de voluntad para mantener la sensación del Yo. Con la práctica, esto se convierte en algo bastante sencillo. A medida que se logra alcanzar un estado más elevado, va cambiando la percepción, ya que recién se comienza a ver las cosas como son en sí, y no como el individuo cree que son.

Poco a poco se van realizando sorprendentes descubrimientos. Se descubre por ejemplo que el ser humano puede alimentarse por muchos meDios, de los cuales el más grosero es el digestivo, y el más sutil, la absorción de energía a través de los estímulos que reciben los sentidos. Su escala de valores cambia completamente al percibir la diferencia entre lo real y lo ilusorio.

Para saber hasta dónde conduce el camino del despertar es necesario recorrerle, ya que de nada sirve hablar de ello a quien no lo ha hecho.

Observando las disciplinas espirituales de los diferentes sistemas filosóficos y religiosos se ve que todas conducen a lo mismo. Tienden a provocar un despertar por medio de mortificaciones, penitencias o complicados ejercicios. Desde el punto de vista de la conciencia nada es más nefasto que la felicidad basada sólo en el placer de la masa o cuerpo. Todos los estados de placer sensual sumen más profundamente en el sueño a quien los experimenta, y el dolor en cambio, sea éste físico o moral sacude violentamente al individuo arrancándolo de su habitual embotamiento producto de la rutina, los hábitos y su confusa vida mental.

Cuando un hombre está muy dormido, la naturaleza le envía dolor y sufrimiento para despertarlo. El que no ha sufrido en la vida no tiene humanidad porque está dormido en su propio egoísmo.

Las más grandes verdades están ante nuestros ojos y no somos capaces de verlas. Están en lo pequeño, lo simple, lo humilde, lo inadvertido.

Basta que se le diga al vulgo que está dormido para que reaccione sarcástica e incrédulamente. Solamente uno entre miles llega a pesar debidamente lo que esto significa.

Para el hombre común no existe evolución, ni conciencia, ni voluntad, ni libre albedrío, ni humanidad. Muchos sentirán afinidad con las ideas que se presentan en este libro pero muy pocos se dedicarán a un estudio serio de sí mismos para comprobar a través de la propia experiencia la verdad de lo que aquí se afirma.

Es tan difícil comprender lo que significa ser consciente que muchos encontrarán arduo aceptar que no siempre es más consciente el más culto y educado.

La conciencia no tiene nada que ver con esto. Un jardinero humilde e inculto puede ser mucho más consciente que un sabio atómico. Es necesario comprender que hablo de la conciencia como la capacidad de percibir la realidad sin distorsión mental de ninguna clase. En muchos casos el exceso de información científica o cultural es un grave obstáculo para alcanzar la conciencia, ya que esta información proviene, en su mayoría, de sujetos “inconscientes” y necesariamente es fragmentaria, incompleta e irreal. A fin de entender debidamente esto, basta considerar que dentro de cien o doscientos años mucho de lo que se enseña hoy día en las universidades causará seguramente hilaridad. El conocimiento científico es gravemente lesionado cuando parte de bases erróneas que pueden conducir a derroteros equivocados. Es interesante pensar que las leyes científicas que se lleguen a establecer en el futuro por medio de diversas investigaciones existen igualmente hoy día, pero en forma oculta.

La ciencia no hace otra cosa que parafrasear el Ocultismo anunciando “descubrimientos” que eran conocidos de los egipcios y del dominio de los Rosacruces.

Es importante analizar la relación que existe entre la conciencia y los conceptos de bien y mal. La conciencia está más allá del bien y del mal, ya que éstos son términos totalmente relativos. Generalmente lo que es bueno para unos es malo para otros. Un hombre puede ser muy bueno, estar lleno de amor hacia los demás, hacer el bien en toda la extensión de la palabra, y esta bondad ser totalmente mecánica e inconsciente, producto de automatismos cerebrales. Otro puede ser muy bueno porque su madre inculcó en él la bondad o porque la adoptó como una “pose” para sentirse superior y neutralizar así un complejo de inferioridad. Este tipo de amor, bondad y caridad, es relativamente fácil de encontrar, pero verdadero amor, amor auténtico y genuino hacia el prójimo, amor consciente es inmensamente difícil de hallar.

El que llega a ser consciente se sintoniza con la ley divina, se pone en armonía con la irradiación de la gran mente universal o Dios.

“Pedid y se os darᔠdijo hace dos mil años el super-consciente hijo de la gran mente universal (la virgen) Jesús, el Cristo.

Muy pocos han llegado a comprender esta enseñanza, que como todas las que brindó este gran maestro ha sido falseada, desvirtuada y antojadizamente explicada. Cuando aquél que se ha sintonizado con Dios pide algo de corazón, esta petición es igual que una orden de Dios que tendrá que ejecutarse tarde o temprano.

Pero, ¿puede ser considerado consciente el que vive esclavizado a la embriaguez sensual de la materia? ¿Puede ser consciente el que atesora riquezas sin pensar en ningún momento en los demás?

Recordemos este otro aforismo de JesuCristo: “dad y recibiréis”.

Aquél que quiere recibir algo debe comenzar por dar y esto lo podemos ver tanto en los negocios como en las relaciones humanas. El que se preocupa de dejar satisfechos a sus clientes antes que de llenarse el bolsillo recibe siempre la justa compensación por su obra. El que da amistad recibe amistad. El que comprende a los demás es comprendido y tolerado. Hay personas que se quejan amargamente de soledad, de falta de amistad y de que no son comprendidos por lo demás. Estos seres jamás han pensado que no es justo pedir a los demás que lo comprendan ya que esto equivale a pedir que todos ajusten y condicionen su ideología a la de uno y esto es imposible.

Hay que empezar por tolerar y comprender al prójimo, tolerar sus defectos y sus imperfecciones. Todos llevan en esencia el amor hacia los demás, pero la gran mayoría no han penetrado dentro de ellos mismos para exteriorizar este amor.

Quien ha obtenido o está comenzando a obtener la conciencia, debe aprender a vivir de acuerdo con las leyes de la Naturaleza que son las fuerzas manifestadas por Dios para que pueda existir la vida.

Por muy consciente que sea un individuo no puede romper estas leyes o tratar de ir más allá de ellas, pero puede y debe utilizarlas conscientemente en beneficio de la Humanidad.

Una de estas leyes es la ley de la supervivencia del más fuerte.

El que quiere llegar a realizar algo, debe hacerse fuerte para no ser barrido por otros mas fuertes que él.

Como estamos actuando en un cuerpo físico debemos empezar por mantenerlo en perfecto estado de salud.

Uno de los factores más importantes para esto, es evitar, cuidadosamente las emociones negativas, las depresiones, la melancolía, la tristeza, etc., ya que ellas provocan el derroche de energía nerviosa.

Si bien es cierto que estos estados anímicos pueden ser provocados por causas puramente físicas, es significativo el cambio que se produce en la salud de un hombre cuando empieza a pensar y a sentir positivamente. Se debe acostumbrar la mente a pensar sólo en cosas agradables, desterrando lo malo, inútil y ocioso.

La moderación en las comidas es fundamental para no bajar excesivamente la vibración volitiva, ya que toda materia que se ingiere carece de conciencia y debe ser asimilada y digerida por el estómago y por la conciencia.

Mantenerse siempre bien activo practicando cualquier ejercicio físico de acuerdo con la edad y constitución física.

No fumar ni beber alcohol. El cigarrillo en forma lenta pero segura va minando las facultades creadoras.

La respiración completa y profunda ayuda poderosamente a mantener el equilibrio fisiológico y aumenta la resistencia a las enfermedades y a las depresiones nerviosas.

Se entiende por respiración completa la que comienza en el estómago, continúa en el diafragma y termina en el pecho. La exhalación debe ser lo más completa posible.

Es recomendable efectuar todas las mañanas respiraciones profundas ante una ventana abierta, durante cinco o diez minutos, con la mente bien concentrada en lo que se está haciendo.

Una vez que se han tomado energías a través de los alimentos, del sueño y de la respiración, hay que aprender a economizar estas energías.

El verdadero ocultista debe ser un perfecto administrador de sus propias energías. Debe saber exactamente cómo distribuirlas y organizarlas para que no se produzca un despilfarro como sucede corrientemente.

A fin de poder distribuirla energía nerviosa en forma justa y perfecta es imprescindible que el pensamiento y la acción no sigan caminos diferentes. Es altamente nocivo estar constantemente pensando en lo que se tiene que hacer dentro de diez minutos o media hora. Este mal hábito es una de las principales causas de la ansiedad, que se manifiesta en forma de una gran impaciencia por terminarlo todo rápidamente y llegar al fin del camino. El que padece de ansiedad crónica vive proyectado mentalmente al futuro.

Es interesante analizar el efecto desastroso que producen en el derroche energético, el desagrado y la falta de entusiasmo por realizar algo.

El simple acto de recoger una moneda que cayó al suelo, si se ejecuta desganadamente y sin el deseo de hacerlo, consume más energía nerviosa que una carrera de 100 metros que se hubiera corrido con gran entusiasmo. En todas las obras sobre Psicología leemos que el entusiasmo es una de las más poderosas fuerzas existentes. ¿Cuál es la razón de este poder?

El entusiasmo es un estado de profunda exaltación del espíritu que da origen a una perfecta concentración mental y psíquica.

He aquí una clave para mantenerse siempre pletórico de energía. Hagamos un esfuerzo para realizar nuestras diarias labores con tanto entusiasmo como si de ello dependiera nuestra vida. Hasta el sencillo y rutinario acto de afeitarse o vestirse, por ejemplo, debe ser ejecutado con todo entusiasmo e interés.

Nunca será un triunfador el que no sea capaz de inflamarse de entusiasmo por algo. No basta con desear triunfar, no basta con desear superarse, es necesario sentir dentro de sí mismo una avidez profunda y sostenida por realizar lo que se quiere. Se deben concentrar todos los deseos y energías en lo que se quiere obtener, ya que el que desea mil pequeñas cosas simultáneamente nada consigue, porque dispersa sus fuerzas mentales en todas direcciones.

Hay tres cosas que están íntimamente relacionadas entre sí y que es necesario emplear conjuntamente para desarrollar la conciencia y éstas son: la imaginación, el sentimiento y la acción o movimientos del cuerpo.

Los movimientos que se realizan ya sea al caminar, al trabajar con las manos y al moverse en general, influyen poderosamente en el estado mental y emocional del que los ejecuta.

A la inversa, la calidad de los pensamientos y emociones influye también en la manera de pararse, hablar y caminar.

Lo interesante de esto es que a través de los movimientos del cuerpo, podemos actuar dentro del alma para modificar estados negativos reemplazándolos por vibraciones superiores. Ésta es la razón de ciertos movimientos y signos realizados en las ceremonias católicas, masónicas y de otros cultos.

El hombre fuerte, optimista y sano psíquicamente, camina muy erguido, la cabeza levantada, los hombros echados hacia atrás y se advierte seguridad y fortaleza en todos sus movimientos. Al saludar aprieta la mano fuerte y decididamente y su voz es firme y bien articulada. El nervioso o deprimido camina agachado, casi no se atreve a mirar de frente, no puede hablar en presencia de un grupo y si lo hace su voz tiembla notoriamente. Este hombre debe practicar la “vitalización psíquica” de acuerdo con lo que exponemos en este trabajo a fin de poder convertirse en un triunfador.

Para cambiar un estado mental y anímico negativo por uno superior, se puede realizar con éxito el siguiente ejercicio, que produce calma, paz y serenidad.

Esforzarse por reducir la velocidad de lo que se está haciendo hasta llegar casi a moverse como en cámara lenta.

Cada movimiento debe ser cuidadosamente estudiado, se debe ejecutar concentradamente poniendo “el alma” en ello. Respirar profundamente y relajar todos los músculos.

En lo que a la concentración mental se refiere, se producirá un profundo estado de concentración difícil de alcanzar por otros meDios.

Es muy importante durante este ejercicio sentir o ser consciente de cada parte del cuerpo que se mueve. Una vez que se ha adquirido práctica, se debe tratar de sentir los músculos, los nervios, la sangre, el aire que penetra en los pulmones, etcétera.

Naturalmente que este proceder se adoptará únicamente mientras dure el ejercicio. En la noche, cuando llegue el momento de dormir, se debe proceder a la relajación de todos los músculos a fin de penetrar en un estado de sueño más profundo que el ordinario. Generalmente no se alcanza el sueño profundo hasta que no se ha producido la total relajación nerviosa y muscular, lo que puede llevar tres o cuatro horas. Este período, al que podríamos llamar anterior al sueño o “preparatorio”, es casi totalmente perdido para los efectos mismos de la renovación energética que se produce al estar dormido, ya que esta renovación se efectúa en el estado de sueño profundo. De esta manera, el que logra penetrar rápidamente en el sueño profundo, mantendrá su cuerpo lleno de energía y necesitará dormir menos, ya que aprovechará totalmente sus horas de sueño.

Para los efectos de la relajación se procede de la siguiente forma: una vez acostado, respirar varias veces profunda y calmadamente concentrando el pensamiento en el plexo solar. Una vez efectuadas estas respiraciones, se empieza por relajar los músculos de la cara parte por parte, la frente, los ojos y las mandíbulas. En seguida se continúa con el cuello, brazos, tórax y así hasta llegar a los pies.

Cuando se produzca un estado de enfermedad, el estudiante debe esforzarse por sanar utilizando para ello su fuerza mental. La enfermedad es solamente un estado vibratorio negativo, que como toda vibración puede ser cambiado por medio de la fuerza mental. Es asombrosa la rapidez con que responde el organismo cuando advierte el poderoso apoyo de una fuerza mental inteligente que está tratando de ayudarlo a vencer la enfermedad.

El gran obstáculo con que se estrellan comúnmente los buenos deseos de superación espiritual, es la inercia o fuerza negativa.

El deseo y la acción de superarse forman una poderosa fuerza activa en el individuo, fuerza activa a la cual se opone su vida mecánica habitual que representa la inercia.

A fin de que su fuerza activa no sea anulada por su parte negativa, el estudiante debe fortalecer constantemente su fuerza activa por medio del estudio y una rígida autodisciplina. La mayoría de los estudiantes de Ocultismo se quedan únicamente en las buenas intenciones de realizar algo práctico, ya que toda su labor oscila como un péndulo entre la fuerza activa y la negativa, situación ésta que se puede prolongar por toda la vida. Éste es el gran peligro de estar solo y aislado. El que se propone llenar solo a conquistar su perfección espiritual comete el más grande de los errores, ya que se produce a la larga, un estado de paz y tranquilidad por la ausencia de “choques psíquicos” con otras personalidades.

Este hombre se siente en paz y cree firmemente haberse encontrado a sí mismo y haber conquistado la conciencia. No se da cuenta de que esta tranquilidad nace de un profundo estado de sueño. Así como existe la evolución existe también la “involución”, o sea, el retroceso. El tipo de realización espiritual del cual hablábamos anteriormente, es justamente una involución ya que cuando este individuo vivía normalmente en medio de la sociedad, sufría constantemente “choques psicológicos” que contribuían a mantenerlo algo despierto. Desaparecidos estos choques por el aislamiento en un monasterio, por ejemplo, se produce el sueño profundo que por supuesto brinda una gran tranquilidad.

Es por esto que la condición ideal para alcanzar un verdadero y efectivo progreso espiritual hasta llegar a adquirir conciencia y voluntad propia, es el trabajo en un grupo bajo la dirección de uno que esté real y efectivamente despierto. Este director se preocupará constantemente de mantener y provocar las situaciones precisas destinadas a que sus discípulos no se duerman, a mantenerlos despiertos.

LBH 2/1(El dominio de si mismo o la conquista del propio universo)

LOS BRUJOS HABLAN
(SEGUNDA PARTE)
JOHN BAINES

INSTRUCCIONES PRACTICAS PARA ALCANZAR

LA SUPERACIÓN MATERIAL Y ESPIRITUAL

EL DOMINIO DE SÍ MISMO O LA CONQUISTA DEL PROPIO UNIVERSO

La realización práctica de las enseñanzas ocultas comienza con la conquista de sí mismo, ya que todo aquél que aspira a conocer los secretos de la Naturaleza y a cambiar su destino, debe entablar una tenaz lucha consigo mismo hasta llegar a vencerse. Esto es el encontrarse a sí mismo puesto que el Yo permanece casi siempre desconocido y en las sombras. Surgen en el individuo innumerables tendencias, deseos y emociones que dividen su personalidad manifestándose como una entidad compleja y mudable que actúa y reacciona según las influencias que va recibiendo desde el exterior, o sea, lo que le va sucediendo en la vida. Por vivir en un cuerpo material, se origina un perpetuo conflicto entre lo que reclama el espíritu o Yo y lo que desea el cuerpo o masa, produciéndose en todo momento un dominio del cuerpo sobre el espíritu. Empeora esta situación la identificación que se produce entre el Yo y las sensaciones puramente orgánicas. “Yo tengo hambre” o “Yo tengo sueño” se refieren exclusivamente a estados corporales que se reflejan en el Yo y lo obligan a proceder de acuerdo con estas sensaciones.

El Yo es igual a una persona a la cual se pretendiera llevar en varias direcciones al mismo tiempo. No puede existir conciencia cuando el Yo sufre el dominio de fuerzas encontradas que lo empujan hacia donde él no quiere ir.

Si queremos ser conscientes debemos imponernos a los instintos, los sentimientos y las emociones, a fin de que el Yo sea en todo momento el amo y no el esclavo.

Es corriente encontrar individuos que ejecutan actos que van en contra de sus principios y deseos, y esto es porque el Yo en ese momento se vio dominado por una fuerza inferior. Desde el momento en que el cuerpo es nuestra manifestación concreta, visible y tangible debemos poner en orden esta compleja fábrica en que cada obrero manda sobre el dueño o patrón. Nuestro cuerpo es un verdadero universo en miniatura donde cada órgano representa a un cuerpo planetario y realiza funciones que van en beneficio de un Todo inteligente que debe ser el dueño y gobernador de ellos.

A fin de proceder a la unificación de las energías bajo el mando del Yo es indispensable tener un centro de gravedad permanente y estable, es decir un ideal por realizar aquí en la tierra que viene a ser similar a la raíz de un árbol.

El que no tiene un ideal juega con sus deseos, instintos y emociones, creando el caos completo en su pequeño Universo o Microcosmo.

Si nos examinamos y observamos atentamente, veremos la increíble influencia que tienen sobre nosotros los estados de ánimo por los cuales vamos atravesando, estados que condicionan nuestras acciones. Estos estados anímicos son producidos por todo aquello que va penetrando por nuestros sentidos tanto bueno como malo, o sea que somos una especie de esclavos de la causalidad.

La gran cantidad de sugestiones que recibimos va condicionando nuestro estado de ánimo, sea hacia lo positivo o hacia lo negativo. El subconsciente es igual a la tierra fértil que concibe toda clase de semillas, sean buenas o malas.

Paralelamente a las sugestiones que se reciben desde el exterior surgen los deseos nacidos de la masa o cuerpo físico, que tienden únicamente a su propia satisfacción y placer.

Las pasiones dominan al hombre en mayor o menor grado según su evolución espiritual e inevitablemente lo conducen a metas jamás deseadas por el verdadero y único Yo o espíritu del individuo. Un hombre dominado por una pasión deja de ser consciente e inteligente para descender al mismo nivel del animal que es movido sólo por sus instintos. Es difícil, sin embargo, distinguir entre la pasión y un deseo del Yo, lo cual puede lograrse únicamente a través de una cuidadosa auto-observación.

Pasión, como su nombre lo indica, es un estado pasivo, o sea, un estado en que el individuo actuó como hembra, es decir, concibió dentro de su alma un deseo que le llegó desde fuera en forma de una vibración, para manifestarse posteriormente como si hubiera sido un deseo propio, nacido de sí mismo.

Un altísimo porcentaje de lo que desea y realiza el individuo como si fuera propio, son campos de vibración que han penetrado desde fuera o bien han nacido de su parte fisiológica que desde luego no representa en modo alguno su Yo.

Debido a que el cuerpo físico es la morada del Yo, se produce una lucha constante entre la voluntad del cuerpo y la del espíritu. Lejos de ser el dueño del vehículo material que ha escogido, el Yo se convierte insensiblemente en su esclavo, ya que es incapaz de controlar a las cuatro inteligencias que actúan en el individuo dentro del campo fisiológico y que son la inteligencia del aparato procreador, la del aparato digestivo, la del aparato circulatorio y la del aparato respiratorio.

El procreador está relacionado con todo lo que es creación, el digestivo con la mantención del cuerpo físico, el circulatorio con las emociones, y el respiratorio con el intelecto. Todo lo que el hombre desea o ambiciona se manifiesta a través de uno de estos aparatos, ya sea porque se originó en él o porque penetró desde fuera. Estas cuatro inteligencias forman lo que podemos llamar el alma, o sea lo pasivo, manifestándose el espíritu como lo activo.

Es imposible llegar a conseguir lo que uno desea si el Yo no toma las riendas del poder y se impone sobre el cuerpo y sus diferentes manifestaciones.

Es muy común observar en la vida diaria a personas que anhelan conseguir algo y se someten a un plan de acción elaborado especialmente para la consecución de su fin, pero por más que se esfuerzan no son capaces de caminar en línea recta hacia la meta tal como se lo habían propuesto. ¿Por qué sucede esto? Porque el individuo cambia a cada instante. Cada cinco minutos se manifiesta en él una nueva personalidad que no opina lo mismo que la anterior y por lo tanto, lo va desviando insensiblemente del fin propuesto.

Podríamos comparar al hombre y sus fuerzas con un ejército sin General pero con muchos Oficiales, cada uno de ellos dando contradictorias órdenes. Los soldados desconcertados no saben a quién obedecer y terminan peleando entre ellos mismos. El Yo debe tomar el puesto de General sobre su ejército e imponerse a ellos en todo momento para obligarlos a una lucha fructífera y no estéril, como les sucede a muchos en la vida diaria que luchan fuerte y tenazmente pero por desgracia sin conseguir el resultado apetecido. Es imprescindible entonces establecer orden en nuestro cuerpo físico.

En primer lugar es necesario sintonizarse con la fuerza constructiva que opera en el cuerpo. Ya dijimos en páginas anteriores que existen dos fuerzas principales que operan en todo el Universo y por ende dentro del hombre y éstas son: la fuerza vital o constructiva y la muerte o fuerza destructiva.

En el cuerpo se libra constantemente una tenaz batalla entre estas dos fuerzas que tratan de aniquilarse una a otra. La muerte se manifiesta a través de todos aquellos estados depresivos y de angustia que aparecen comúnmente.

Sus diferentes nombres son: pesimismo-desilusión-tedio-tristeza-angustia-celos-odio, etcétera.

La fuerza constructiva o vital se manifiesta a través del optimismo, amor, alegría, fe y confianza en sí mismo.

Llamaremos a la fuerza destructiva negativa y a la vital, fuerza positiva.

El Negativo está siempre lleno de desconfianza hacia los demás; en todos ve los defectos y nunca las virtudes, vive en una atmósfera gris y oscura que es producto de sus propias emociones y pensamientos, cree que el mundo está lleno de maldad, que no tiene amigos y que la vida no vale la pena vivirse.

Este pobre ser vive su propio infierno creado por él mismo. El Optimista o positivo vive por el contrario, en una perpetua satisfacción de estar vivo, está lleno de buenos deseos hacia los demás, piensa siempre positivamente.

Existen cuatro palabras mágicas en las cuales está encerrado el poder de la vida y éstas son: Fe, esperanza, amor e ilusión.

El niño con su inocencia nos da una profunda lección.

Es necesario tener fe en sí mismo, en Dios y en la Humanidad.

Mantener siempre viva la Esperanza y la Ilusión de un mañana mejor.

Amar a todos los seres humanos por igual y a todo aquello que lleva la chispa del Gran Creador.

Aquél que es ateo y no cree en nada ni en nadie a no ser en los fenómenos materiales, está muerto por dentro, tiene el alma petrificada.

Una vez que se ha conseguido expulsar las energías destructivas es necesario empezar la creación de un hijo que será nuestro salvador.

Este hijo se llama el Yo volitivo inteligente.

Este Yo es el que se encargará de la dirección de todas las fuerzas que operan en el Ser.

A fin de tener éxito en la creación de este Yo es menester atenerse al siguiente orden:

1.- Educación y dominio del sexo.

2.- Educación y dominio del corazón.

3.- Educación y dominio de la mente.

4.- Educación y dominio del alma.

5.- Madurez del Yo volitivo inteligente.

Una vez que se ha logrado llegar a la plena formación del Yo volitivo inteligente no hay nada imposible para un hombre, ya que puede trazarse una meta y caminar en línea recta hacia ella venciendo todos los obstáculos que encuentre en el camino.

Antes de proceder a trabajar en cada centro se debe hacer un cuidadoso análisis de los propios defectos o vicios.

Para no perder de vista el ideal, o sea lo que uno anhela conseguir, se debe escribir esto en forma clara y concisa en un cuaderno o libreta y releerlo diariamente, es decir, fijarse una meta y no perderla de vista en ningún momento.

Lo más grande que puede existir es llegar a alcanzar un dominio total y completo sobre sí mismo. Este objetivo en apariencia tan sencillo es la llave maestra de toda realización material o espiritual, ya que significa el llegar a ser consciente que es la suprema meta del ser humano. Debido a la sencillez misma de lo anterior, temo que los lectores no lo comprendan debidamente y le resten importancia. A fin de aclarar más el concepto, y ya que estamos en la era de los robots y los proyectiles dirigidos haré la siguiente comparación: el hombre es un robot creado por alguien que desconocemos, robot en el cual se implantaron ciertos circuitos fundamentales como el instinto de conservación, reproducción, reacciones emocionales y capacidades cerebrales de lógica, deducción y análisis. De pronto surgió en este robot una pequeña chispa que podemos llamar conciencia, chispa que permanece inadvertida e inactiva en la mayoría de los humanos que se limitan a usar solamente los circuitos robóticos implantados. El que logra cuidar y alimentar la pequeña chispa de la conciencia y hacerla crecer hasta que derrote a los circuitos del robot y se apodere de la dirección del cuerpo, ha vencido todas las limitaciones humanas porque se ha hecho más que humano al superar algunos límites impuestos a la especie.

Se debe empezar entonces por educar el cuerpo material que se ha acostumbrado a seguir sus propios impulsos, y que reacciona ante los intentos de dominarlo igual que un caballo salvaje al que se ensillara por primera vez. Sabe instintivamente que si no lucha perderá su dominio sobre el Yo que llegará a convertirse en su dueño y señor.

El obstáculo más grande que encontramos en el camino del autodominio es la falta de conciencia. Falta de conciencia de los deseos que no nacen del Yo, falta de conciencia de sí mismo, falta de conciencia de ser. Es necesario darse cuenta cabal de qué cosa es la que hay que dominar. Se trata sencillamente de aprender a distinguir los deseos nacidos de la masa de los deseos nacidos del espíritu. Si es posible, confeccionar una lista de todo lo que pertenece a la masa y lo que pertenece al Yo.

Hay que comprender que el dominar algo no significa matar o sofocar. Dominar significa el realizar algo solamente cuando el Yo volitivo inteligente lo quiere. Dominarse a sí mismo significa poseerse, poseer plenamente el vehículo físico o cuerpo que es la morada del espíritu. Significa que el espíritu logró adaptar plenamente su vehículo a sus necesidades. Recién en ese momento cumple con el objetivo que lo trajo a la vida, es decir, puede actuar en la materia con tanta desenvoltura y conciencia como lo hacía antes en su plano original y recién puede comenzar a pensar seriamente en realizar alguna labor determinada.

El cuerpo físico es para el espíritu una pesada carga cuando no responde a los mensajes y a los actos que éste quiere ejecutar, es como un velo negro que limita y entorpece la visión. El autodominio consiste en aprender a manejar en forma perfecta la compleja y extraordinaria maquinaria que es el cuerpo físico.

La situación que en general se le produce al ser humano puede compararse con la de un individuo a quien introdujeran en un automóvil sumamente complejo e ignorara su conducción. El cuerpo físico del hombre que no ha cultivado ni desarrollado su conciencia es idéntico también a un automóvil que tuviera que hacer un largo viaje sin conductor.

A fin de poder visualizar claramente el problema espiritual del hombre recurriremos al siguiente símil: el espíritu es energía pura de alta vibración que penetra en un cuerpo material de baja vibración. Todo lo que el espíritu trata de exteriorizar se pierde, ya que es igual a un radiotransmisor que transmitiera en alta frecuencia y tuviera que ser captado para su retransmisión por un receptor de baja frecuencia (cuerpo). Como cualquiera se dará cuenta es imposible que este receptor (cuerpo) capte nada a no ser que eleve extraordinariamente su frecuencia hasta llegar al nivel del transmisor (espíritu).

Éste es en pocas palabras todo el camino del Ocultismo despojado de todas las mentiras, vaguedades y grandilocuencias.

¿Cuál es el medio ahora de elevar la vibración del cuerpo o masa? Esta masa es de una baja vibración porque es materia bruta sin conciencia propia. Se debe proceder entonces a despojar a esta materia de su automatismo animal dándole conciencia por medio de la mente. Darle conciencia a las manos, a los brazos, a las piernas, los pies, el cerebro, el corazón, el hígado, etcétera.

En páginas anteriores dejamos establecido que todo es mente. Por medio de la mente consciente es posible entonces modificar la vibración básica de un órgano o miembro, proyectando y situando la conciencia en él. ¿Acaso un pintor, por ejemplo, no debe llegar a darle una completa conciencia a sus manos para que estas obedezcan fielmente lo que su mente percibe y ordena?

El poder de la mente humana no tiene límites y llegará el día en que el hombre habiendo logrado el perfecto dominio de ella podrá materializar sus pensamientos llegando así a la integración de la materia.

Por medio de su mente podrá modificar su estructura celular venciendo a la vejez y a la muerte ya que el principio mente es inmortal.

Se debe meditar profundamente en lo que significa ser consciente y estar despierto.

Los brujos hablan

LOS BRUJOS HABLAN
JOHN BAINES

Dedicado a los buscadores sinceros de la verdad

y a todos los que anhelan liberarse del error, la ignorancia, la mentira y el dolor.

                                                                                                     J. B.

PREFACIO
Existen tantas opiniones y puntos de vista como individuos. Cada uno defiende “su verdad”, valiéndose para ello de diferentes argumentos. Sin embargo, más allá de las verdades, está LA VERDAD.

¿Qué es la verdad? La verdad es lo que es. Es el objeto en sí desprovisto de mirajes personales. Solamente se puede llegar a la verdad alcanzando la, facultad de percibir y razonar objetivamente, abandonando el antropocentrismo que conduce a la enunciación de semi-verdades. El mundo está lleno de semi-sabios. Los verdaderos sabios, al igual que la esfinge, callan, y sólo ocasionalmente levantan una punta del velo.

Este libro no pretende probar ninguna teoría especial ni difundir principios místicos ni religiosos de ninguna especie, como tampoco dogmatizar ni sentar polémica sobre ciencia o filosofía. Contiene solamente las enseñanzas de un rosacruz, quien ha comprobado personalmente todo lo que aquí dice, pero que no le interesa demostrarlo sino a aquéllos que tengan un genuino impulso de superación y elevación espiritual.

Está escrito con la autoridad del que sabe y conoce, en lenguaje sencillo, al alcance de todo el mundo. Está dirigido a todos los que tengan ojos para ver y oídos para escuchar, a los que no se conforman con los convencionalismos científicos, filosóficos y sociales, a los que se dan cuenta de que “algo no marcha bien” en la especie humana, a los que sufren y no pueden explicarse la razón de su dolor, a los que se sientan tocados en una cuerda íntima y sensible al leerlo, a los que quieren conocer la verdad de la vida en forma práctica y personal, a los que se sienten incomprendidos por el mundo y la gente, a los que tienen un ideal de un mundo mejor a través de la elevación espiritual del individuo, a los que aborrecen la injusticia, la miseria y la ignorancia, y a todos los que anhelan superarse espiritual y conceptualmente.

Este libro enseña algunos rudimentos de Ocultismo Rosacruz.

La genuina Orden Rosacruz, que existe como tal solamente en lo oculto, es la heredera y depositaria de una ciencia que permite lograr voluntariamente mutaciones en la bestia humana para transformarla en SER HUMANO CONSCIENTE Y RESPONSABLE DE SU VERDADERO PAPEL DE HIJO DE Dios.

Es la depositaria, del gran misterio de la dualidad humana, que es el siguiente:

LA RAZA HUMANA TIENE DOS DIFERENTES ORÍGENES, UNO TERRESTRE-ANIMAL Y OTRO EXTRATERRESTRE-HUMANO.

En tiempos remotos visitaron nuestro planeta hombres extraterrestres físicamente iguales a nosotros, pero extraordinariamente evolucionados. Estos hombres en su larguísima evolución habían llegado a una permanente incorporación en ellos mismos de muchos atributos de la divinidad, el Gran Arquitecto y Sublime Alquimista del Universo. Su conciencia había llegado a tan gran altura que para nosotros serían Dioses.

Estos seres dejaron descendencia en nuestro planeta, mezclándose insensiblemente al resto de la humanidad. Estos descendientes llevan en sus genes en estado latente las capacidades de aquellos seres. Los rosacruces son descendientes directos de esta raza superior, son los sacerdotes o depositarios de toda su ciencia. Otros descendientes no iniciados han constituido la flor y nata del mundo como genios, filósofos y reformadores, artistas, etcetera.

Estos “hijos de las estrellas” son los verdaderos y auténticos HOMBRES, en oposición a los ANIMALES HUMANIZADOS de origen terrestre.

Esta dualidad de la especie nos explica sus infinitas anomalías y contradicciones. Nos da mucho que pensar y nos explica el origen mítico de los Dioses que proviene de la más remota antigüedad, nos devela el misterio de JesuCristo, la historia de Caín y Abel, los niños prodigios, la percepción extrasensorial, etcétera.

La humanidad terrestre-animal siempre, ha temido, respetado y odiado a los que llegaron desde fuera. Instintivamente presiente algo extraño y desconocido en ellos, percibe en sus frentes la señal de la divinidad y los reconoce como superiores. Las grandes luchas de la humanidad nos muestran este conflicto entre el oscurantismo animal y la luz divina. El homo sapiens se debate entre dos sentimientos contradictorios con respecto a los extraterrestres: odio y amor. Generalmente los crucifica en vida para adorarlos después de muertos, con la misma insania del loco que ultima a su benefactor. Estos HOMBRES han luchado y luchan tenazmente por elevar el nivel humano, mientras que la bestia sedienta de sangre busca constantemente una víctima propiciatoria para saciar su furor y se ceba en un Jacobo de Molay, un Cristo, un Gandi o un Kennedy.

La Orden Rosacruz inicia a cualquier ciudadano de alta calidad moral y auténtico espíritu de superación EN EL GRAN MISTERIO DE LA TRANSFORMACIÓN DEL ANIMAL HUMANIZADO EN HOMBRE.

Su labor es secreta, ya que debe evitar el ataque de la bestia disfrazada de hombre.

Muy pocos se dan cuenta del verdadero objetivo de la vida, de lo que realmente vale la pena, y qué es conocerse y encontrarse a sí mismo para poder un día contemplarse cara a cara y decir: “éste soy yo”.

El ser humano busca la verdad a través de complicadas teorías, y se empapa de toneladas y toneladas de conocimientos, con lo cual logra solamente cubrirse de un barniz de cultura y educación, permaneciendo dentro de su alma tan animal como el hombre de las cavernas. No se da cuenta de que el único lugar donde puede encontrarlo todo es en el interior de sí mismo. Ignora que las, verdades y los secretos más grandes de la vida se encuentran en las cosas más sencillas, jamás en lo complicado, tortuoso y refinado. No se da cuenta de que hay más ciencia, más humanidad, verdad y belleza en una sola lágrima humana que en todas las Universidades del mundo.

Solamente el que se conoce a sí mismo puede llegar a un gradual distanciamiento del animal.

La ciencia rosacruz se ha conocido en su vulgar, fragmentaria y mínima expresión con el nombre de Ocultismo.

Los que sonríen escépticamente ante la palabra Ocultismo, ignoran que solamente ha trascendido al vulgo una pequeña parte de su aspecto exotérico. El verdadero conocimiento se encuentra en su lado esotérico, que jamás se ha develado al mundo, y al cual sólo se tiene acceso a través de la real iniciación rosacruz.

Este libro puede ser para muchos la puerta de entrada a una nueva vida, infinitamente más elevada y más humana.

Evangelio de San Mateo capítulo 7, números 13 y 14:

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a perdición, y muchos son los que entran por ella.”

“Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”

JOHN BAINES

PARTE PRIMERA

¿QUÉ ES EL OCULTISMO?
En los últimos años el avance de la ciencia y de la técnica ha sido fabuloso. Nuevos y revolucionarios conceptos han surgido en todos los campos de la actividad humana. Hoy día se sabe más que nunca sobre física, química, cirugía, enfermedades, etc. No está lejano el momento en que el ser humano se traslade físicamente a otros planetas.

Y sin embargo, en el individuo mismo nada ha cambiado. Su cerebro funciona igual que dos mil años antes de Cristo, sus temores, oDios, pasiones e inquietudes son las mismas. La conquista del mundo exterior ha sido fructífera, pero la conquista del mundo interno ha sido nula. Se sabe mucho sobre los secretos de la materia y la energía, pero nada sobre la mente ni sobre la fuerza que mantiene la vida. Muy pocos pueden decir con certeza: “yo me conozco a mí mismo”.

Sin embargo, esto no parece preocupar mucho a la gran masa humana ensoberbecida ante el aparente poder del hombre sobre la Naturaleza.

Solamente la enfermedad, la desgracia y la muerte vienen ocasionalmente a enseñarle humildad, y el hombre que en medio de su soberbia se cree amo y señor del Universo agacha la cabeza tan abrumado e impotente como el hombre primitivo ante la furia de los elementos.

Solamente en esos momentos medita en la vida y se interroga a sí mismo: “¿Qué es la vida?”, “¿Por qué Dios es tan injusto?”, “¿Quién soy yo?”, “¿De dónde vengo?”, “¿A dónde voy?”, “¿Por qué todos tenemos que morir?”, “¿Acaso no existe la felicidad?”.

Algunos, demasiado materialistas, o demasiado perezosos para pensar, se conforman atribuyendo todo a la casualidad.

Las religiones tratan por todos los meDios posibles de brindar consuelo a través de diferentes dogmas a los cuales se les atribuye origen divino. Sin embargo, las leyes científicas son implacablemente lógicas y poderosas, resultando difícil conciliarlas con dogmas religiosos que apelan solamente a la fe.

Íntimamente el individuo vive desorientado y atemorizado ante el mañana. A fin de paliar el desconcierto y la angustia que le produce la visión de un mundo aparentemente caótico, injusto y sujeto a la causalidad, se rodea de progresos materiales, lujos y diversiones. A través de la vida social, las fiestas y las amistades procura olvidar su vacío espiritual y cerrar sus ojos ante el terrible espectáculo de la vida.

En medio de este caos existe una Sociedad Secreta que mantiene desde hace mil años, en toda su pureza original, una ciencia que permite al individuo el acceso a un nuevo y más elevado estado de conciencia, en el cual logra conocerse a sí mismo, conocer el misterio de la vida y la verdad, y actualizar sus capacidades mentales latentes. Esta sociedad secreta es la ORDEN ROSACRUZ HERMÉTICA. Esta fraternidad conserva en sus archivos ocultos una ciencia que proviene de la más remota antigüedad y que fue comunicada a los seres humanos por visitantes extraterrestres. Esta ciencia es el Ocultismo, cuyas verdaderas enseñanzas se mantienen secretas, habiendo trascendido al vulgo solamente interpretaciones personales de individuos que han llegado a vislumbrar una pequeña parte del secreto. Estos conocimientos se han mantenido ocultos debido a que solamente pueden tener acceso a ellos las personas que estén dispuestas seriamente a entregarse de lleno a este estudio, y que tengan cierto grado de evolución espiritual. Sucede con esto exactamente lo mismo que con la ley que reserva ciertos derechos sólo para los mayores de 21 años.

Existe el equivocado concepto de que el ser humano es un organismo inteligente plena y totalmente logrado. Sin embargo, está solamente en el umbral de su desarrollo mental. En todos los tiempos han existido hombres que han logrado un desarrollo más completo que los demás, iluminados e inspirados por la ciencia rosacruz, que en otros tiempos tuvo su centro de acción en Egipto, siendo allí su iniciador Hermes Trismegisto.

Algunos de estos hombres se han llamado Pitágoras, Sócrates, Platón, Jesús, Orfeo, Dante, Descartes, Franklin, Edison, Newton, Bacon, y un sinnúmero de otros que han integrado una verdadera aristocracia del espíritu, infinitamente más importante que la aristocracia social o financiera.

Los rosacruces aparecen y desaparecen en forma alternativa en la historia de la humanidad, de acuerdo con ciertos ciclos prefijados. Se hicieron especialmente conocidos entre los siglos quince a diez y siete, ganando fama de magos, sabios y alquimistas, desapareciendo poco después para laborar en secreto por el bienestar de la humanidad, manteniendo solamente algunas avanzadas que brindan íntegramente la ciencia rosacruz a aquéllos cuyo estado de conciencia los hace acreedores a ser instruidos.

Desafortunadamente algunos individuos que sólo han tenido un efímero contacto con un auténtico rosacruz han fundado instituciones con fines puramente comerciales a las cuales han titulado Rosacruces. Estos usurpadores han pretendido probar su legitimidad con legajos de documentos en los cuales se les reconocería supuestamente como “los únicos y verdaderos Rosacruces”. Han olvidado sin embargo, que por tradición, el verdadero rosacruz nunca se da a conocer por documentos, signos ni palabras, sino que por sus conocimientos y acciones, por su manera de ser, por su manera de hablar y de actuar. A pesar de que estas supuestas organizaciones rosacruces no tienen ningún contacto con aquellos auténticos rosacruces del siglo quince han cumplido un papel útil al despertar el interés del vulgo por estos estuDios.

Tal como existe en el campo educacional la enseñanza primaria, secundaria y universitaria, también en estos estuDios existe una progresión comparativamente igual. Solamente en una organización en la cual se inicie al individuo en forma real y no simbólica se encontrará la más elevada enseñanza. “Muchos serán los llamados y pocos los elegidos” cobra aquí especial significado. Muchos han buscado la luz del ocultismo en diversas y disímiles organizaciones, pero muy pocos han encontrado la verdadera institución donde realmente estén la luz y la verdad, ya que solamente el que sea guiado por su propio espíritu podrá encontrarla.

A pesar de la abundancia de centros educacionales, en ninguna parte del mundo, en ningún colegio, en ninguna Universidad se le enseña al individuo a vivir. Son raros los que pueden afirmar con toda propiedad que saben vivir ya que no es la inteligencia ni la cultura ni los títulos los que enseñan al individuo este arte. Paradójicamente hay veces en que los más cultos en apariencia son los más ignorantes, ya que la más terrible ignorancia es la ignorancia de sí mismo, la ignorancia del misterio de la vida, la ignorancia del arcano de Nuestro Padre o Creador a quien llamamos Dios. La ignorancia del misterio de la muerte, la ignorancia del amor, de la bondad, la belleza y la verdadera sabiduría, la ignorancia de la fraternidad y de la unión entre todos los pueblos del mundo.

Vivimos en una época en que a pesar del gran número de cristianos que existen en el mundo se pisotea diariamente la enseñanza de Cristo “amaos los unos a los otros”. Domina la ley del más fuerte y el más brutal egoísmo se ha convertido en escudo y divisa del hombre, cuyo más grande anhelo es ganar mucho dinero para disfrutar del poder que da la riqueza.

“Los Brujos Hablan” reseña

“Los Brujos Hablan” es una obra esencialmente práctica, que muestra al individuo la verdadera entrada al camino de la sabiduría. Una estrofa bíblica de alto contenido esotérico dice:
“Entrad por la puerta estrecha porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella”.
 

“Muchos serán los llamados y pocos los elegidos”.
El estudiante de esoterismo perdido en el laberinto de múltiples corrientes de pensamiento, puede encontrar en este libro el hilo de Ariadna que lo lleve hacia la meta deseada.

Madame Blavatsky, en su libro “Ocultismo Práctico”, anota la enorme diferencia existente entre las ciencias ocultas, el ocultismo teórico o teosofía y el ocultismo práctico. Dice en algunas de sus partes:
“…es muy fácil ser teósofo…”
“…pero muy distinto es entrar en el sendero en que al hombre le es posible hacer cuanto bien desea sin siquiera a veces levantar en apariencia un dedo de la mano…”
“…el ocultismo difiere de la magia y demás ciencias ocultas como el esplendente sol difiere de un candil…”
“Los Brujos Hablan” alumbra ese camino tan desconocido, tergiversado y mistificado que es el ocultismo, única senda que permite al individuo desposarse con Isis, señora de los misterios de la naturaleza. John Baines, director del Instituto Filosófico Hermético, concibió esta obra para que el neófito vislumbre el camino de la verdad y del conocimiento de los arcanos de la naturaleza y comprenda (si es que tiene ojos para ver y oídos para escuchar) el verdadero y elevado sitial que ocupa el ocultismo como una ciencia divina legada al hombre en una época remota por visitantes extraterrestres extraordinariamente evolucionados.

Esta ciencia fundamental constituye la base y requisito previo para un perfecto conocimiento de lo real por parte del hombre. Esperamos que este trabajo sea una luz que contribuya a disipar las tinieblas del materialismo, la desorientación y la duda.

INSTITUTO FILOSÓFICO HERMÉTICO
Casilla 14675
Santiago de Chile
 

Cosmovisión indígena: cuestión de sobrevivencia

Cosmovisión indígena: cuestión de sobrevivencia
Por Gabriela Rodríguez

El solsticio de verano y la alerta roja del EZLN nos reconectan con el México profundo, con el Sol y con la tierra, con el fuego y con el agua, con los elementos vitales de los cuales han sido despojados la mayoría de los habitantes de nuestros pueblos. ¿A qué nivel de desigualdad y deterioro tendremos que llegar los países de América Latina para darnos cuenta de que en la cosmovisión indígena tenemos un potencial cultural que forma parte de la sobrevivencia de nuestros países? ¿Cuánta exclusión hay que alcanzar como para recuperar esa relación del ser humano con la naturaleza y la sociedad que caracteriza a nuestro pueblos indios?

En México la agenda indígena ensaya estrategias diversificadas: desde la más radical, en que el EZLN instala juntas de buen gobierno que rompen relaciones con las instituciones gubernamentales y partidarias para hacer su propia ley y ejercer sus derechos potenciando los recursos internos; por otro lado están los gobiernos autónomos que en los estados del sureste construyen sus propios servicios y conviven en relativa armonía con las autoridades estatales; además, hay movimientos indígenas que buscan incidir en los propios programas gubernamentales y en el sistema de las Naciones Unidas para colocar a los pueblos indígenas como sujetos políticos.

Dentro del movimiento indígena, las mujeres están construyendo una agenda dirigida directamente contra la desigualdad social y de género. Nadie como ellas sabe que en su cultura hay una riqueza estratégica que puede superar la fragmentación del saber, vincular los derechos humanos individuales con los colectivos de los pueblos y dar la batalla por la independencia de alimentos.

En el segundo Encuentro de Mujeres Indígenas y Organizaciones del Sistema de Naciones Unidas que se realizó esta semana en la ciudad de México llama la atención la claridad de las necesidades y la visión crítica al modelo neoliberal y gubernamental que tienen las líderes de movimientos en Chihuahua, Oaxaca, Chiapas, Puebla, Veracruz, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí y Guerrero.

Los ejes abarcan con sencillez y fuerza transformadora principios para un nuevo pacto social:

  Autodeterminación: queremos decidir lo que queremos hacer con nuestros territorios, que no nos vengan a decir lo que debemos hacer.

  Defendemos nuestro territorio y los recursos naturales, porque en nuestros asentamientos está la mayor riqueza natural.

  La globalización comenzó con la colonización y desde ahí los programas gubernamentales se alejaron de la realidad de nuestros pueblos.

  El abandono de la educación intercultural ha contribuido a que se vayan borrando la identidad, la cultura y la lengua, y a que grupos indígenas y no indígenas pierdan ese potencial cultural y sagrado.

  Los programas de salud gubernamentales están reducidos a campañas de vacunación y planificación familiar y no contemplan la visión de salud integral que combina los saberes tradicionales con los de la biomedicina, y que lucha contra el alcoholismo, la drogadicción y la violencia mental y física.

  Queremos que nuestros pueblos patenten sus recursos y detengan la biopiratería y el comercio de transgénicos que realizan las empresas trasnacionales.

  Los acuerdos internacionales de las Naciones Unidas, aunque son importantes y nuestros gobiernos los reafirman y ratifican, ni están reflejados en nuestra Constitución ni se aterrizan al operar los programas.

  Además de mejorar la legislación, hay que vigilar que lo que ya está contemplado se cumpla.

  Los conflictos religiosos lo único que provocan son expulsiones de familias y de personas de sus comunidades.

Las lecciones parecen, de tan obvias, ingenuas, y sin embargo expresan líneas concretas de acción que hemos perdido en el camino y que tendrían que ser pautas para las plataformas electorales; son la visión de lo más nuestro y de lo más cercano a nuestra naturaleza. En vez de buscar en Europa o en Estados Unidos los modelos para mejorar nuestras condiciones de existencia habría que voltear a ver al movimiento indígena regional, entre cuyas líderes queda claro que sin éste, no hay manera de abatir ni la pobreza ni la escandalosa desigualdad social.

Fuente: La Jornada

Reflexiones sobre comunalidad y medicina indigena tradicional

Benjamín Maldonado Alvarado

Reflexiones sobre comunalidad

y

medicina indígena tradicional (1)

Primera edición cibernética, octubre del 2003

Captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés

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Indice

Presentación de Chantal López y Omar Cortés.

Introducción por Benjamín Maldonado.

Medicina tradicional y medicina indígena tradicional.

La comunalidad o modo de vida indígena.

Salud y enfermedad en el cuerpo social y en el cuerpo humano.

Medicina tradicional y autonomía.

Notas.

Bibliografía.

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Presentación

El ensayo que aquí publicamos, debido a la pluma del compañero, amigo, maestro e investigador, Benjamín Maldonado Alvarado, aborda un tema, de suyo, sumamente interesante.

Las presentes reflexiones sobre las relaciones existentes entre el criterio comunal y la medicina indígena tradicional, de seguro no habrán de pasar desapercibidas, tanto por lo atractivo del tema como por la pulcritud con que han sido escritas.

En efecto, en muchas regiones de la República mexicana, donde la población indígena es notoriamente mayoritaria, se mantiene una milenaria sabiduría en cuanto a los medios medicinales tradicionalmente usados. Oaxaca, uno de esos Estados en los que ese tipo de sabiduría se manifiesta.

Sin embargo, y como muy atinadamente señala el autor de estas reflexiones, lo que ha de servirnos de pauta para intentar un acercamiento a esa sabiduria, esta centrado en la forma de vida comunal de esas culturas, siendo precisamente lo comunal, el dato clave para poder comprender las diferencias existentes en los conceptos medicina tradicional y medicina tradicional indígena.

Siendo la vida comunal lo que caracteriza a las culturas indígenas, resulta, hasta cierto grado, imposible diferenciar su visión de la salud y de la medicina, de su antiquísima forma de vida. Así, y como muy atinadamente lo especifica el autor, es posible seguir un paralelismo entre los criterios de salud en el campo socio-comunal, al igual que en el físico-individual. El cuerpo social, esto es, la comunidad, requiere, para lograr un óptimo desarrollo, mantenerse plenamente sana, lo que implica contar con la medicina que sea capaz de prevenir cierto tipo de enfermedades sociales, al igual que medicina capaz de curar los desequilibros que alteren o pongan en severo riesgo su salud.

Desde tiempos inmemoriales las culturas indígenas así lo han comprendido y así lo han vivido, siendo para ellas lo importante el mantener la salud de la comunidad en cuanto cuerpo social, ya que la salud de los individuos en cuanto cuerpos físicos, depende, básicamente, de la salud de la comunidad. Así, si el criterio de lo comunal llegase a desaparecer, o sea, llegase a morir, los cuerpos físicos de las individualidades que la conforman, perecerían igualmente. Datos de esta verdad pueden escudriñarse en las auténticas tragedias que el proceso de colonización trajo consigo en diversos países del continente americano.

Esperamos que estas reflexiones despierten el interés por profundizar en tan actual como atrayente tema.

Chantal López y Omar Cortés

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Introducción

Este texto contiene un conjunto de ideas a desarrollar. Se trata de ideas destinadas originalmente a médicos indígenas de Oaxaca, y por lo tanto tenían el fin de sugerirles pistas de reflexión. Fueron presentadas en un seminario organizado por el Consejo Estatal de Médicos Indígenas Tradicionales de Oaxaca, que es un organismo civil que agrupa a la mayoría de estos sabios oaxaqueños y que tiene por objetivo agremiarlos para ejercer en mejores condiciones su oficio, con el cual se fortalecen las culturas locales.

La medicina indígena tradicional ha sido rescatada de su medio natural para ser llevada al mundo urbano como una más de las medicinas alternativas. Comercialmente se pueden adquirir medicinas tradicionales que no han sido elaboradas por indígenas, y se puede acudir a clínicas mestizas de medicina indígena y los conceptos de salud y enfermedad que explican el estado de un enfermo y su curación tienen más que ver con una explicación positivista que con sus viejas explicaciones. Obviamente en estas condiciones se practica la medicina indígena en español y la comunidad, y sobre todo la familia, no son un referente importante dentro del proceso de curación.

Por estas razones era conveniente reflexionar con médicos tradicionales sobre algunas de estas ideas y ubicar la discusión en un contexto político.

Benjamín Maldonado

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Medicina tradicional y medicina indígena tradicional

Empecemos con una pregunta que nos ayudará a precisar la relación entre comunalidad y medicina indígena tradicional: ¿podemos establecer diferencias importantes entre medicina tradicional y medicina indígena tradicional en Oaxaca? Aparentemente no, porque la medicina tradicional es de origen indígena: los médicos, las plantas, sus conocimientos y el conjunto de conceptos sobre el funcionamiento y disfuncionamiento del mundo constituyen la parte medular de ambos tipos de medicina.

¿Qué es entonces lo que definiría el carácter indígena en este caso? ¿Podríamos decir que la medicina indígena tradicional es sólo la que se conserva en comunidades indígenas? Eso excluiría la posibilidad de su existencia y desarrollo en comunidades rurales que ya no son hablantes de alguna lengua indígena o que ya no se identifican como tales. ¿Es sólo la que se practica en lengua indígena? Eso excluiría a los médicos indígenas que la ejercen en español (2). Entonces, si la diferencia no se encuentra con claridad en su origen ni en sus características, esto nos lleva a proponer que la diferencia entre ambas medicinas radicaría en el contexto en que se desarrolla, que en el caso indígena es la comunalidad o vida comunal. De acuerdo a esto, consideremos entonces que la medicina indígena tradicional es la que se practica en un contexto comunal, mientras que la medicina tradicional en Oaxaca es la misma medicina indígena pero que se practica en contextos descomunalizados, tanto en ciudades como en comunidades donde la comunalidad no es ya la forma de vida de quienes recurren a ella (3).

El espacio de la vida india es principalmente la comunidad, donde se vive comunalmente, por lo que el espacio propio de la medicina indígena tradicional es también la comunidad. Pero la migración ha ampliado las fronteras de pertenencia a la comunidad y hoy es posible hablar de comunidad transterritorial al referirse a la reconstrucción organizativa de los migrantes de un mismo origen en sus lugares de destino (Kearney, 1996; Coloquio, 1999; Barabas, 2001). De manera similar, podría hablarse de una medicina indígena tradicional transterritorial cuando los médicos migran y continúan practicando su actividad. Pero la reproducción de lo cultural fuera de la comunidad ocurre básicamente entre migrantes que no han perdido vinculación con su comunidad y que continúan articulados a la vida comunal, aunque a distancia, cumpliendo cíclicamente con sus cargos, servicios y cooperaciones, asistiendo a fiestas y apoyando a sus familiares. Entonces, si la ampliación de la comunidad más allá de sus fronteras territoriales es posible cuando se continúa articulado con la comunidad, podemos decir que la medicina indígena transterritorial funciona en condiciones similares y que por lo tanto es la vinculación de sus actores a la vida comunal la que la mantiene en una lógica específica, que es la lógica india.

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La comunalidad o modo de vida indígena

La comunalidad, lo comunal, no es sólo lo que ocurre en lo local, en la comunidad, porque al hablar de lo comunal no nos referimos a un espacio sino a una forma de ser en distintos espacios. Esta forma de ser es específica, aunque no exclusiva, de los indígenas. El indígena vive en una comunidad territorial en la que es parte de una comunidad etnopolítica, es decir una colectividad culturalmente específica, estructurada en un tejido de relaciones sociales basadas en el principio de reciprocidad, y es una colectividad que ejerce el poder en un territorio de manera permanente a través de la asamblea, y también lo ejerce por periodos a través de su sistema de cargos.

Cada persona indígena, que vive generalmente en comunidades pequeñas, forma parte de un conjunto grande de relaciones: tiene numerosos parientes a través de la ramificación familiar, tiene también bastantes parientes rituales (compadres, padrinos, ahijados), y tiene algunos vecinos sin relación parental pero con muchos de los cuales mantiene relaciones de intercambio de bienes y de ayuda mutua. Esta red es todavía más densa por la participación en los tequios, en las asambleas y en las fiestas es colectiva, abierta pero obligatoria. Los indígenas son comunidad en un territorio comunal y reiteran cíclicamente su pertenencia a ella a través de su participación en lo colectivo, en el cumplimiento de sus responsabilidades y obligaciones.

La persona forma parte no sólo de su comunidad de origen sino también de una comunidad menor dentro de ella, que es la familia. La familia indígena funciona como comunidad, donde los derechos se respetan a quienes cumplen con sus obligaciones con la comunidad. Ser comunal es una pesada carga que implica mucho trabajo gratuito, responsabilidad y gastos; es una carga a la que a veces se rehuye pero a la que generalmente se acepta hasta con gusto. Servir a la comunidad es la vía para sentirse y ser reconocido como parte de ella.

Este concepto de vida está relacionado con su expresión en una lengua específica, distintiva y propia, y con un conjunto de conocimientos del entorno que permiten saber vivir la vida comunal entre los humanos y con los sobrenaturales. En todo ello, la medicina tradicional ocupa un lugar fundamental, al mismo tiempo que lo comunal ocupa un lugar primordial en la medicina tradicional.

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Salud y enfermedad en el cuerpo social y en el cuerpo humano

Es interesante establecer un paralelismo entre el cuerpo humano y la sociedad concebida como cuerpo social, para observar algunas de sus características relativas a la salud en el caso de las comunidades indígenas. Para ello, giraremos en torno a la idea de que el concepto curativo de la medicina indígena tradicional forma parte del concepto curativo de la sociedad.

Todos sabemos que no existe ningún humano que haya sido siempre saludable y que además esté exento de accidentes que lo pudieran lesionar. Aunque la salud total es una aspiración humana, no existe ni existirá algún humano que la pueda tener durante toda su vida. En ese sentido, la medicina atiende el desequilibrio provocado por la enfermedad.

De la misma manera, tampoco existe ni ha existido ni existirá ninguna sociedad humana que esté libre de problemas y conflictos. Es decir, que no hay comunidad que sea un paraíso terrenal, una tierra sin mal o un cuerpo social siempre saludable. El cuerpo social está frecuentemente enfermo: algunas veces padece enfermedades curables de larga o corta duración (como algunos conflictos agrarios o disputas entre familias), otras veces llega a tener enfermedades incurables (como en muchos casos es la división por intereses políticos) o mortales (como el caciquismo), o a padecer fracturas e incluso mutilaciones (como las expulsiones).

Ni el cuerpo humano ni el social tienen condiciones de inmunidad, por lo que contar con una estructura de curación ha sido una de sus preocupaciones y sobre todo de sus principales éxitos para perdurar. Esta estructura la han autogenerado por muchos siglos, y sólo recientemente ambos cuerpos han cedido en alguna medida la atención de su salud a instituciones externas a su cultura.

La estructura curativa del cuerpo humano es el sistema de medicina tradicional, conformado por médicos, medicinas y su conocimiento. La estructura curativa del cuerpo social indígena son básicamente la asamblea comunitaria, sus autoridades y el derecho tradicional o consuetudinario. A través de la asamblea se diagnostica y soluciona los problemas que enferman a la comunidad; las autoridades tienen por función tratar de evitar que los problemas se presenten, pero una vez presentes deben encontrarles curación, tomando medidas o recurriendo a la asamblea para acordarlas, cuando la magnitud de la enfermedad lo amerita.

Para los cuerpos humanos -siempre expuestos a enfermedades-, son los médicos quienes recuperan su salud, constituyéndose con ello en un elemento estructural cuya función es lograr la mejor calidad de vida saludable para el cuerpo humano. De la misma manera, la asamblea y las autoridades son los elementos estructurales de la comunidad indígena que tienen por función generar las mejores condiciones de vida para el cuerpo social, al encabezar a la comunidad en la búsqueda de las maneras de solucionar y enfrentar todo tipo de problemas.

Y al igual que en el cuerpo social, para que el cuerpo humano recupere la salud a la manera tradicional, se requiere de un contexto comunal de curación, dado básicamente por la participación familiar en torno al enfermo.

La estructura de salud que podemos llamar tradicional tanto para el cuerpo humano como para el social, se desenvuelve dentro de un contexto específico, que es el contexto comunal. Tanto las personas como la sociedad han sido tradicionalmente comunales entre los indígenas. Es con base en una concepción comunal, colectivista, de la vida, que han moldeado sus instituciones y que han adoptado elementos provenientes de otras culturas. Por ejemplo, el municipio es una institución no indígena de gobierno que se adopta en Oaxaca durante el siglo XIX y que no requiere de una organización comunal para funcionar, como se puede ver en municipios grandes de Oaxaca y en municipios mestizos de diversos estados de la República. Pero a pesar de ello, los municipios indígenas de Oaxaca son, en general, municipios comunales, es decir, que se les ha dado una característica particular, específica, que es propia de los indígenas.

Gran parte de las comunidades indígenas ya no tienen una estructura curativa constituida sólo por la medicina tradicional y se ha incorporado en ellas la medicina alópata, el médico hegemónico, la ciencia excluyente y su templo, que es el centro de salud. Al igual que en el caso de la lengua, en ocasiones la convivencia entre lo propio y lo ajeno (a lo que se tiene derecho) es relativamente equilibrada, pero en otras significa un proceso de desplazamiento o de sustitución de la medicina tradicional, quedando anclada la comunidad a una estructura que no es autogenerada sino que depende del subsidio gubernamental para funcionar, y por lo tanto su funcionamiento está fuera de sus manos. La medicina occidental no es inocua y al curar genera trastornos tanto en el cuerpo humano como en el social (4).

Lo importante es considerar que una sociedad como la india, que genera su estructura de curación y la pierde o abandona, está condenada a ser consumida por la enfermedad o a recurrir a nuevas estructuras; en un contexto colonial, este cambio es generalmente inducido por el gobierno, de manera que la sociedad es orillada a renunciar a lo propio y transformarse. Los gobiernos no ayudan a los pueblos indios a curarse sino que los presionan para dudar de su salud, aceptarla como enfermedad y buscar las formas científicas de curarla.

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Medicina tradicional y autonomía

Finalmente, es necesario no perder de vista que el momento actual de las luchas indias muestra una tendencia a la construcción de formas autonómicas de vida no exclusivas en el seno de la sociedad nacional. Esta autonomía, en el caso de los indios, está cimentada en su experiencia histórica de organización comunal, y es a partir de esa comunalidad que la autonomía adquiere una dimensión cercana.

La autonomía no es tal si se le separa de la autogestión, y es precisamente la comunalidad la que ha generado experiencias autogestivas sólidas en la vida india: por ejemplo, en el ejercicio del poder local, en la articulación económica regional, en la procuración de justicia, de salud, de educación. Si entendemos a la autogestión como la capacidad social de hacerse cargo de sus cosas sin el concurso indispensable del Estado u otros agentes externos, debemos reconocer que las comunidades indias han sido autogestivas, y la medicina indígena tradicional es uno de sus aspectos más evidentes: a través de ella, la sociedad india -ya sea a nivel comunitario o regional– ha contado con todos los recursos necesarios para curarse (médicos, medicinas, conceptos). Por siglos, no hubo intervención del Estado en la atención a la salud de los indios, y con sus recursos fueron lo suficientemente saludables para rehacer su vida y además cumplir con el pago de tributos e impuestos. Tampoco necesitaron de maestros para educar a sus hijos, ni de abogados para resolver sus conflictos cotidianos.

Es en su articulación subordinada con la cultura totalitaria (Jaulin, 1989), tanto virreinal como mexicana, que los indios han ido perdiendo sus capacidades autogestionarias para depender cada vez más de agentes externos para la atención de sus problemas y necesidades, lo que se ha traducido en que son cada vez más dependientes del Estado. Una perspectiva autonómica no puede ignorar esto y proponer una sociedad completamente nueva o totalmente reconstruida del pasado, sino encontrar las formas en que lo occidental pueda ser incorporado a una estructura propia y autocontrolada.

Los médicos indígenas tradicional son una estructura autogenerada fundamental en la conservación con vida y salud tanto del cuerpo humano como del cuerpo social con base en su cultura originaria. En otras palabras, son una estructura autogestiva propia para la autonomía. Además, si consideramos los esfuerzos de los médicos indígenas oaxaqueños por organizarse (el Consejo Estatal de Médicos Indígenas Tradicionales de Oaxaca tiene más de 600 miembros de distintos grupos etnolingüísticos), podemos ver en ellos un aporte adicional a la construcción de la autonomía a través de la vinculación de intelectuales indios, que son los médicos.

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Notas

(1) Este texto fue presentado como ponencia en el Seminario Permanente sobre Derechos Indígenas y Medicina Tradicional convocado por el Consejo Estatal de Médicos Indígenas Tradicionales de Oaxaca y la delegación estatal del INI, Oaxaca, 15 de mayo del 2003.

(2 Cada vez es más claro que la identificación de lo indio con la lengua es insuficiente: las comunidades indias en las que la lengua originaria ya no es hablada por la mayoría de sus habitantes, no por eso dejan de ser indias, pues en algunos casos sus habitantes siguen identificándose como indios en español y en muchos casos las comunidades siguen organizadas tal como las comunidades indias. Esto es evidente por ejemplo en el hecho de que son 418 municipios los que eligen a sus autoridades por el sistema llamado de Usos y Costumbres (que tiene como estructura a los cargos y como órgano de expresión a la asamblea general de la comunidad), mientras que son apenas unos 250 municipios oaxaqueños los que son habitados mayoritariamente por hablantes de lengua indígena.

(3 Un contexto descomunalizado es un contexto en el que el individualismo tiende a desplazar al colectivismo comunal tanto a nivel de toda la comunidad como a nivel familiar y personal. Es en un contexto individualista en el que queda desubicada la medicina indígena tradicional: las prácticas curativas tradicionales no tienen la misma lógica en un contexto comunal que en uno individualista aunque la forma de la práctica médica pueda ser idéntica.

(4 La salud del cuerpo social indio es apenas recientemente reconocida pero sólo en algunos de sus aspectos (como el tequio y su utilidad); pero lo más común es que esa salud cultural sea concebida como enfermedad por la población actualmente mayoritaria y tratada como tal por los gobiernos nacionales.

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Bibliografía

Barabas, Alicia 2001 – Traspasando fronteras: los migrantes indígenas de México en los Estados Unidos, en: Cuadernos del Sur Núm.16, mayo, Oaxaca.

Coloquio 1999 – Coloquio nacional sobre políticas públicas de atención al migrante (Memoria). Oaxaca: Gobierno Constitucional del Estado.

Jaulin, Robert 1989 – Los indios y las máscaras del totalitarismo (entrevista a Robert Jaulin), primera parte, en: El Medio Milenio Núm. 5, Oaxaca.

Kearney, Michael 1996 – La migración y la formación de regiones autónomas pluriétnicas en Oaxaca, Coloquio sobre derechos indígenas, Oaxaca: Instituto Oaxaqueño de las Culturas.

Maldonado, Benjamín 2002 – Autonomía y comunalidad india. Enfoques y propuestas desde Oaxaca. Oaxaca: INAH-Oaxaca / Secretaría de Asuntos Indígenas del gobierno del estado / Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca / Centro de Encuentros y Diálogos Interculturales.

Medicina tradicional mexicana

Se considera medicina tradicional indígena mexicana, al conjunto de sistemas de atención a la salud que tiene sus raíces en profundos conocimientos sobre la salud y la enfermedad que los diferentes pueblos indígenas y rurales de nuestro país, que han acumulado a través de su historia, fundamentados en una interpretación del mundo (cosmovisión), de la salud y enfermedad de origen prehispánico, que ha incorporado elementos provenientes de otras medicinas, como la medicina antigua española, la medicina africana y en menor medida por la interacción de la propia medicina occidental.
Se les llama curanderos, médicos tradicionales ó terapeutas tradicionales, a las personas que ofrecen algún servicio para prevenir las enfermedades, curar o mantener la salud individual, colectiva y comunitaria, enmarcada su practica y conocimiento en la cosmovisión del sistema indígena tradicional.
En muchas comunidades indígenas, reciben en la lengua local, un nombre con un significado especifico que va más allá de “curandero” y que les confiere un vínculo comunitario y un profundo respeto por la población.
La medicina tradicional indígena esta reconocida en la Constitución Política (art. 2) como derecho cultural de los pueblos indígenas.
En sus expresiones más profundas, comprende:
*El universo como totalidad interconectada, el cuerpo humano, que incluye a la mente y el espíritu,
conectado estrechamente a ese universo
*Un entendimiento y clasificación (nosología) de las diferentes enfermedades, coherente con toda la cosmovisión y concepción de la salud y enfermedad.
*Un entendimiento de las causas de enfermedad que toma en cuenta mecanismos que rompen el equilibrio frío-calor del cuerpo, derivados del comportamiento individual y de las relaciones sociales, ambientales y espirituales, así otras causas como los desórdenes alimenticios, movimientos bruscos, alteraciones de la fuerza vital.
*Una serie de estrategias para diagnosticar las enfermedades y los desequilibrios, inmersa en el conjunto del sistema.
*Y un amplio conjunto de elementos terapéuticos, que incluyen la herbolaria, el uso de productos animales y minerales.
*Diferentes tipos de masajes, entre los que encontramos fricciones, acomodamientos, succiones y apretadas, entre otros.
*Punciones con diferentes tipos de espinas vegetales y animales.
*La utilización del frío y humedad a través del uso de barro, y del calor y humedad, a través del temascal y el calor de brazas de carbón.
*La medicina tradicional también comprende otros procedimientos como la utilización de limpias, ensalmos, y diversos ritos.
Entre éstos destacan los relacionados con la agricultura, con el objetivo de encontrar la armonía con las fuerzas y divinidades de la naturaleza, con el nacimiento, con el hogar y también con la salud.

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