Qué es Shibumi

Qué es Shibumi

Shibumi, es un concepto tan correcto, que no tiene que ser audaz; tan sutil, que no tiene que ser bonito; tan verdadero, que no tiene que ser real. Shibumi es comprensión más que conocimiento. Silencio elocuente.

En el comportamiento, es modestia sin recato.

En el arte, es donde el espíritu de Shibumi toma la forma de Sabi; es elegante simplicidad. Brevedad articulada.

En la filosofía, en la que el Shibumi emerge como wabi, es un sosiego espiritual que no es pasivo; es el ser sin la angustia de la conversión.

Y hablando de la personalidad de un hombre, es… ¿Cómo podría explicarse? ¿Autoridad sin dominio? Algo parecido.

Estado del ser que no se adquiere, se descubre; simplicidad a la que se arriba después del conocimiento.

MIYAMOTO MUSASHI

MIYAMOTO MUSASHI

Shinmen Musashi No Kami Fujiwara No Genshin, más conocido como Miyamoto Musashi, nació en 1584, en la población de Miyamoto, en la provincia de Mimasaka. Los ancestros de Musashi eran una rama del poderoso clan Harima, originario de la provincia de Kyushu, la isla más meridional de Japón. Su abuelo, Hirada Shokan, era un servidor de Shinmen Iga No Kami Sudeshige, amo del castillo de Takeyama y un importante señor feudal de la época.

Cuando Musashi tenía siete años de edad, su padre, Munisai, murió o desapareció (no se sabe exactamente). Ya que su madre había fallecido tiempo atrás, el chico fué puesto bajo la tutela de un sacerdote, tío materno suyo. Con esto encontramos a Musashi como huerfano durante la época de las campañas de unificación del pais del Taiko Hideyoshi. Hijo de samurai, durante una de las épocas más violentas de la historia de Japón, los escritos le describen como un joven de carácter tumultuoso, con gran fuerza de voluntad, y físicamente muy desarrollado para su edad. Su tío insistió en que estudiase las artes del guerrero, y esto, unido a su desarrollo físico y su carácter violento, hizo que pronto se viese involucrado en combates. Se guarda registro de una lucha en la cual derrotó y mató a un guerrero adulto, teniendo tan solo trece años de edad. Su oponente era Arima Kigei, un experto samurai de la escuela de artes marciales Shinto. Musashi le lanzó a tierra y acabó con él golpeandole la cabeza con un palo cuando intentaba levantarse.

El siguiente combate serio acerca del que se tiene constancia, ocurrió cuando Musashi tenía 16 años, y en el cual derrotó a Tadashima Akiyama. En la misma época, abandonó su casa para comenzar un peregrinaje en el cual perfeccionó sus habilidades a través de numerosos combates, tanto en luchas individuales como en batallas. Finalmente se asentó cuando tenía 50 años, ya que consideró haber aprendido todo lo que podía aprender a base de vagabundear. En ese periodo de la historia de Japón hubo muchos guerreros embarcados en peregrinajes similares, algunos en solitario, como Musashi; otros bajo el patrocinio de alguna escuela de lucha o algún señor feudal.

Durante todo este periodo de su vida, Musashi se mantuvo relativamente aparte de la sociedad, dedicándose exclusivamente a la búsqueda de iluminación a través del Camino de la Espada. Dedicado solamente a perfeccionar sus habilidades, vivió de una forma bastante precaria, vagabundeando por el país y durmiendo al raso en lo más frio del invierno, sin preocuparse de su aspecto físico, ni tomar esposa, ni dedicarse a ninguna profesión, aparte de su propio estudio. Se dice que nunca se le vió en un baño público, ya que no quería ser sorprendido sin sus armas. Su apariencia estaba a tono con este tipo de vida.

Musashi continuó sus vagabundeos por Japón, llegando a convertirse en una leyenda viviente. Se encuentran menciones a su nombre en numerosos registros, diarios y monumentos, canciones populares y relatos, desde Tokyo a Kyushu. Antes de haber cumplido 29 años ya había constancia de alrededor de sesenta duelos, todos los cuales había vencido.

En 1605, Musashi visitó el templo Zen de Hozoin, al sur de Kyoto. Este era un templo regido por monjes guerreros. Allí tuvo un encuentro con el principal luchador del templo. El monje era un experto en la Naginata (alabarda), y este fué el arma que empleó. Musashi se enfrentó a él, armado solamente con su espada de madera, y le derrotó en los dos combates que mantuvieron. Tras esto, permaneció en el templo durante una temporada, estudiando técnicas de lucha y Zen.

El combate más famoso de Musashi tuvo lugar en 1612, cuando se encontraba en Ogura, en la provincia de Bunzen. Su adversario era un tal Sasaki Kojiro, un samurai que había desarrollado una técnica muy potente y especial de lucha, conocida como Tsubame-gaeshi (la Parada de la Golondrina), inspirada en el movimiento de la cola de las golondrinas en vuelo. Kojiro estaba al servicio del señor de la provincia, Hosokawa Tadaoki. El periso para el duelo fué concedido, y se decidió que tendría lugar a las 8 de la mañana siguiente, en la isla de Ganryu, situada a unos kilómetros de Ogura. Aquella noche, Musashi abandonó el lugar donde se alojaba, y se fué a casa de un antiguo conocido. Esto inspiró el rumor de que la fama de invencible que tenía la técnica de Kojiro, había asustado a Musashi y este se preparaba para huir. A la mañana siguiente, Musashi fué llevado en barca hacia la isla donde tendría lugar el duelo, y por el camino, se dedicó a construir un cordel de papel trenzado para sujetar las mangas de su kimono, y después, a tallar una espada de madera utilizando el remo de repuesto.

Cuando el bote llegó al lugar del combate, Kojiro y sus seguidores se quedaron asombrados ante el aspecto de Musashi, espada de madera en mano, las mangas sujetas con tiras de papel, y una toalla anudada a la cabeza. Kojiro desenvainó su espada, y lanzó a un lado la funda. Musashi le provocó diciendole que, ya que se había deshecho de la funda, no volvería a tener necesidad de ella, al tiempo que se colocaba en guardia manteniendo su propia espada sujeta al cinto. Enfuereciendose, Kojiro lanzó el primer golpe, que arrancó la toalla de la cabeza de Musashi, al tiempo que éste, esquivando por poco, golpeó la cabeza de Kojiro con la espada de madera, y acabando con él.

Después de este combate, Musashi no volvió a usar la espada de verdad en ningún duelo. Era invencible, y a partir de entonces se dedicó a estudiar y a buscar la forma de comprender plenamente el Camino del Kendo.

En 1643 se retiró para llevar una vida de ermitaño en la cueva de Reigendo, lugar donde escribió el “Libro de los Cinco Anillos”, el cual dedicó a su pupilo Teruo Magonojo. Terminó de escribir el libro unas semanas antes de su muerte, el 19 de mayo de 1645.

Musashi es conocido en Japón como “Kinsei”, que significa algo así como “Sacerdote de la Espada”. El Libro de los Cinco Anillos encabeza cualquier bibliografía sobre Kendo, y resulta único entre todos los libros sobre artes marciales, en el sentido de que trata la estrategia de guerra a gran escala exactamente de la misma forma que el combate individual. El libro no es una tesis sobre estrategia, sino, usando las palabras del propio Musashi: “una guía para aquellos que desean aprender acerca de la estretegia”. Como tal guía, sus contenidos siempre están más allá de lo que los estudiantes son capaces de percibir. Cuanto más se lee el libro, más se encuentra en sus páginas. Se trata, de alguna manera, de “la última voluntad” de Musashi, la llave para abrir el sendero que el había recorrido. Al igual que otros ronin de la época, Musashi podría haber fundado una escuela cuando rondaba la treintena, siendo ya famoso y respetado, y haberse dedicado a disfrutar del éxito. Sin embargo, la opción que siguió fué la de continuar en solitario con su estudio, tal y como había hecho hasta entonces. Incluso en sus últimos años, abandonó la vida confortable que disfrutaba en el castillo de Kumamoto, y vivió dos años más en una cueva, en soledad, y dedicado a la contemplación y a escribir lo que había aprendido.

Escribió que “cuando has comprendido el Camino de la Estrategia, no existe una sola cosa que no seas capaz de comprender”, y “puedes ver el Camino en todas las cosas”. De hecho, se convirtió en un maestro en casi todas las artes y artesanías. Realizó obras maestras de pintura en tinta, posiblemente más valoradas que las de cualquier otro pintor. Fué un experto en el arte de la caligrafía, realizó esculturas en madera, trabajos en metal, e incluso fundó una escuela de artesanos “Tsuba” (las empuñaduras labradas de las espadas). También se dice que escribió poemas y canciones, aunque ninguno de éstos se ha conservado en la actualidad. Su obras estaban firmadas habitualmente con su sello “Musashi”, y también con el sobrenombre de “Niten”. Niten significa “dos cielos” y es el nombre que dió a su “escuela” de estrategia. Tal y como escribió: “estudia los Caminos de todas las profesiones”. Y evidentemente fué el primero en seguir su propio consejo.

Fue autor de: El Libro de los Cinco Anillos.

Su verdadero nombre era Shinmen Musashi No Kami Fujiwara No Genshin, en rigor de verdad no se sabe con absoluta certeza su lugar de nacimiento, algunos historiadores dicen que nació en el pueblo llamado Miyamoto de la antigua provincia Mimasaka en 1584. “Musashi” es el nombre de un área del sudoeste de Tokio, y la denominación “No Kami” quiere decir persona noble del área, mientras “Fujiwara” es el nombre de una de las primeras familias nobles del Japón de hace más de mil años. Él dice de sí mismo: “soy un samurai de la provincia de Harima”.

Hirada Shokan, su abuelo, era un servidor de Shinmen Iga No Kami Sudeshige, el señor del castillo de Takeyama. Se piensa que Hirada Shokan era un favorito de su señor que finalmente se casó con su hija.

Cuando Musashi tenía siete años, su padre, Munisai, o murió o abandonó al niño, aproximadamente un año después de que su madre, Omasa, muriera. Ben No Suke, como era conocido Musashi durante su niñez, quedó al cuidado de un tío materno, un sacerdote budista. Así es que encontramos a Musashi, un huérfano hijo de un samurai, durante las campañas de unificación del Shogun Hideyoshi, en una tierra infeliz y violenta. Él era un joven bullicioso, de fuerte voluntad y físicamente grande para su edad. No se sabe si su inclinación hacia el Kendo fue a instancias de su tío, o si su naturaleza agresiva lo llevó a él, (“desde mi primera juventud mi corazón se inclinó hacia el Camino del Guerrero”), pero esta registrado que en el primer combate en el que mató a un hombre sólo tenía trece años de edad. No olvidemos que la época de la que estamos hablando, siglo 16, fue un período sangriento tanto en Japón como en occidente. Aún así, a los 13 años de edad se es muy joven para matar a alguien, especialmente en un duelo. El rival fue Arima Kibei, un famoso samurai de la zona, de la escuela Shinto Ryu de Kenjiutsu, experto con la espada y la lanza, quien se había paseado por el pueblo desafiando a todos y colocado un aviso que decía: “Quien me quiera desafiar será aceptado”. Cuando Musashi lo leyó le agregó abajo: “Yo lo desafiaré mañana” y escribió su nombre. Esa tarde llegó una nota de Kibei aceptando el desafío e indicando el lugar del duelo. A la mañana siguiente Musashi partió hacia el sitio del duelo con una espada de madera en la mano, el muchacho derribó al hombre cuando éste desenvainó su espada, y le pegó en la cabeza cuando intentaba levantarse. Kibei murió vomitando sangre. Originalmente, las escuelas de Kenjiutsu se fundaban en torno a los templos shinto. Las más antiguas se encontraban en la región denominada Kanto, próxima a Tokio, donde se hallaban los importantes templos de Kashima y Katori.

El siguiente duelo registrado ocurrió cuando tenía dieciséis años, derrotó a un samurai llamado Tadashima Akiyama de la provincia de Tajima. Aproximadamente en este tiempo dejó su casa y comenzó a viajar en busca de experiencia, encontrando todo tipo de duelos y concursos de los que resultó vencedor, (“recorrí provincia tras provincia luchando con guerreros de todo tipo y formación, mas ninguno pudo vencerme en los más de sesenta duelos en que participé”), hasta que finalmente se estableció a la edad de cincuenta años, habiendo alcanzado el fin de su búsqueda de conocimientos. Hubo muchos ronin (samurai sin amo) viajando por el país en expediciones similares, algunos solos como Musashi, otros que disfrutaban del patrocinio de alguna escuela o sector feudal como el famoso samurai Tsukahara Bokuden, creador de la escuela Mutekatsu Ryu, que había viajado con un séquito de más de cien hombres en el siglo anterior. A este tipo de viajes de peregrinación en busca de experiencia y perfeccionamiento se lo denominaba Musha Shugyo.

En esta parte de su vida, Musashi vivía prácticamente apartado de la sociedad, consagrado con una feroz mentalidad individualista a la exclusiva búsqueda del esclarecimiento en el camino de la espada. Sólo tenía relación con lo concerniente a perfeccionar su habilidad, vivió como un vagabundo, viajando por Japón y durmiendo a la intemperie soportando los vientos fríos de invierno; no arreglaba su cabello, nunca tomó a una esposa (aunque hay algunas referencias de que tuvo una novia llamada Otsu), ni se dedicó a alguna profesión. Se dice que nunca entró en una bañera por temor a ser sorprendido desarmado, y que su apariencia era tosca y salvaje.

En la batalla de Sekigahara (1600) entre los ejércitos de Tokugawa Ieyasu y Ishida Mitsunari por la sucesión al trono como Shogun de Japón, Musashi, que aquí contaba con 19 años, se unió a las filas del ejército de Ishida para luchar contra Tokugawa. Sobrevivió a tres días de terribles combates durante los cuales murieron setenta mil personas, y también a la posterior caza y matanza del ejército vencido.

A los veintiún años viajó a Kyoto, éste será el escenario de su venganza contra la prestigiosa familia Yoshioka. Los Yoshioka habían sido los instructores del Clan Ashikaga por generaciones. Munisai, el padre de Musashi, había sido invitado a Kyoto años antes por el Shogun Ashikaga Yoshiaka. Munisai era un esgrimista competente, y un experto con el “jyutte”. La historia dice que Munisai luchó contra tres de los integrantes del Clan Yoshioka, ganando dos de los duelos, y que quizás esto tuvo alguna ingerencia en la conducta de Musashi hacia la familia.

Yoshioka Seijiro, la cabeza de la familia, fue el primero en luchar con Musashi, en un páramo fuera de la ciudad. No se sabe porqué Seijiro aceptó este desafío ya que pertenecía a una familia samurai de clase social alta y Musashi era un desconocido samurai de 21 años de una clase inferior y que no le aportaba ningún mérito. Cuando llegó la hora pactada para el encuentro Musashi no se presentó, enviaron servidores a buscarlo y lo encontraron dos horas después en una posada, durmiendo. Envió las disculpas pertinentes diciendo que iría rápidamente, pero tardó dos horas más. Cuando finalmente llegó a la escena del duelo Seijiro estaba enfadado e impaciente, armado con una espada real, y Musashi con una espada de madera. Musashi enfrentó a Seijiro con un ataque feroz y le pegó salvajemente, derribándolo y dejándolo inconsciente. Los servidores lo llevaron a su casa dónde por vergüenza se cortó la coleta de samurai.

” La Estrategia es el Arte del Samurai ”

Luego de esto Musashi decidió permanecer en la capital, su presencia continua fastidió aún más a los Yoshioka. El segundo hermano, Denshichiro, desafió a Musashi a un duelo, en un intento por restaurar el honor de la familia. Musashi en forma premeditada nuevamente se retrasó a la cita, cuando finalmente se presentó, Denshichiro estaba lo suficientemente desconcentrado y enfadado, un segundo después de comenzada la lucha le rompió el cráneo con su espada de madera. Denshichiro estaba muerto. El clan emitió otro desafío, esta vez de Hanshichiro, el joven hijo de Seijiro. Hanshichiro era un niño, todavía no había alcanzado su adolescencia. Esto quiere decir que en realidad era una artimaña, a pesar de que el desafío había sido lanzado en su nombre, Musashi debería enfrentarse a toda su guardia samurai. El duelo sería llevado a cabo debajo de un gran pino adyacente a un arrozal, a este pino se lo conoce con el nombre de Ichijoji Sagari Matsu “el pino bajando de Ichijoji”. Ichijoji era un templo fundado por el monje Tendai en el año 981, que ya no existe, y del cual también toma el nombre la zona. Ya en la antigüedad, el pino era un hito para los viajeros, pues confluían los límites de las provincias de Shiga, Shiratori o Imaji, al este de las montañas de Kyoto. Un trozo de ese árbol se encuentra preservado en el cercano templo de Hachidai. El pino que aún hoy se encuentra allí, es la cuarta generación de aquél. Por todo esto, este duelo es conocido históricamente como el Duelo de Ichijoji. Esta vez, Musashi llegó al lugar de reunión antes del tiempo designado y esperó escondido la llegada de su enemigo. El niño llegó vestido formalmente con su armadura de guerra rodeado de su séquito de servidores bien armados, determinados a acabar con Musashi. Musashi esperó, escondido en las sombras. Estaban planificando lo que harían cuando se presentase, pues seguramente llegaría tarde nuevamente; en ese preciso instante apareció repentinamente en medio de ellos y atacó al muchacho. Entonces, utilizando ambas espadas, abrió un camino a través de ellos escapando de la trampa, seguido por una lluvia de flechas.

Después de ese notable episodio vagó por Japón, volviéndose una leyenda en su propio tiempo. Se encuentran menciones de su nombre e historias de sus proezas en registros, diarios y monumentos desde Tokio hasta Kyushu. A la edad de veintinueve años había enfrentado más de sesenta duelos, y los ganó todos. La recopilación más temprana de estos hechos aparece en el Niten Ki, o “Crónicas de los Dos Cielos”, un registro compilado por sus alumnos una generación después de su muerte.

El mismo año en el que ocurrieron los sucesos con el Clan Yoshioka, 1605, visitó el templo Zen llamado Kofuku en el sur de la capital en Nara. Aquí tuvo un duelo con Hozoin Kakuzenbo Inei (1521-1607), sacerdote de la secta Nichiren y hábil guerrero. El sacerdote era un experto con la lanza (creador de la escuela de lanza Hozoin Ryu, aún activa), pero Musashi lo derrotó dos veces con su espada corta de madera. Se quedó en el templo durante algún tiempo para estudiar técnicas de lucha y disfrutar de las charlas sobre Zen con los sacerdotes. Actualmente, los monjes de Hozoin continúan con la práctica tradicional de las formas de lucha con lanza. Es interesante decir que en tiempos antiguos la palabra “Osho” que ahora quiere decir sacerdote quería decir “maestro de la lanza”. Hozoin Inei era alumno de Kamiizumi Nobutsuna, maestro de Kendo sintoísta. Las lanzas usadas por estos sacerdotes tenían forma de cruz, su denominación real es Jumonji Yari.

Cuando transitaba por la provincia de Iga se enfrentó con Shishido Baiken, un experto en el manejo del Kusarigama (una especie de hoz en cuyo mango tiene inserta una larga cadena que termina en una pequeña bola de metal). Haciendo uso de su estrategia, Musashi fue llevando el desarrollo del combate hacia un pequeño bosquecillo y cuando Shishido quiso usar su cadena, ésta se enredó, Musashi sacó una daga y la clavó en su pecho. Los compañeros de Shishido atacaron a Musashi pero él los hizo huir en cuatro direcciones.

En cierta oportunidad Musashi estaba en Akashi, provincia de Harima, cortando una madera para confeccionar un arco, cuando se presentó un samurai llamado Muso Gonnosuke Katsuyoshi para desafiarlo. Este era un samurai experto en las escuelas de Kenjiutsu Tenshin Shoden Katori Shinto Ryu y Jikishinkage Ryu, su habilidad era tal, que nunca había sido derrotado anteriormente, hasta que se encontró con Musashi. Gonnosuke estaba armado con un Odachi (sable largo) y en las solapas de su Haori (especie de saco grande que se ponía sobre el kimono), llevaba escrito: “Heiho Tenka Ichi” (el mejor artista marcial de la tierra). Estaba rodeado por seis seguidores y comenzó a alardear sobre que nadie era su igual. Le dijo: “hace años, en mis viajes, he visto las técnicas de su padre, Munisai, pero todavía no he visto las suyas”. Musashi, que comenzaba a irritarse, le responde: “si usted vio las técnicas de mi padre, las mías no son diferentes”. Presumiendo ante sus estudiantes Gonnosuke presionó aún mas diciendo: “mis técnicas no son para mostrárselas a cualquiera”. Musashi le espetó: “no importa como usted me ataque, yo lo detendré, ésa es mi técnica, haga lo que quiera y como quiera”. Tomando una espada de madera de más de 1,20 metros de largo, Gonnosuke inició sin ninguna formalidad un ataque feroz, pero Musashi caminó directamente hacia él y lo golpeó ligeramente entre los ojos con la vara como si fuese una espada. Gonnosuke se marchó raudamente.

En uno de sus viajes llegó a la provincia de Izumo. Visitó al señor de la comarca llamado Matsudaira y le pidió permiso para luchar con su experto de Kendo más fuerte. Había muchos buenos estrategas en Izumo. El permiso fue concedido contra un hombre que usaba un bo de madera hexagonal de casi dos metros y medio de largo. Ya que era un desafío “amistoso” no sería a muerte, el mismo se llevó a cabo en los jardines de la mansión. Musashi, utilizando dos espadas de madera, acorraló al samurai en dos pasos contra un pórtico y lo desarmó golpeándolo en ambos brazos. Ante la sorpresa de los servidores congregados, el señor Matsudaira le pidió a Musashi que luchara con él. Cuando Matsudaira comenzó a asumir una posición de guardia, Musashi golpeó fuertemente su espada partiéndola en dos antes de que terminara de prepararse. El señor reconoció su derrota y Musashi se quedó durante algún tiempo como su maestro.

El duelo más famoso de Musashi se llevó a cabo en 1612, cuando se encontraba en la ciudad de Ogura, antigua provincia de Buzen, Kyushu. Su rival fue Sasaki Kojiro, un hombre joven, de unos cuarenta años de edad, que había desarrollado una fuerte técnica de esgrima conocida como Tsubame-gaeshi, inspirado por el movimiento de la cola de una golondrina en vuelo y creador del estilo Ganryu Ryu, lo cual se había transformado en su pseudónimo pues todos se referían a él como Ganryu. Tal era su fama, que este duelo quedó en la historia como “el duelo de la isla de Ganryu”, aunque en realidad la isla tenía otro nombre. Sasaki servía como instructor de Kenjiutsu para el señor de la provincia, Hosokawa Tadaoki. Musashi solicitó a Hosokawa el permiso para luchar con Sasaki a través de las oficinas de uno de sus oficiales, llamado Nagaoka Sato Okinaga, que a la sazón había sido alumno del padre de Musashi. El permiso para el duelo fue concedido y debería llevarse a cabo a las ocho de la mañana siguiente,14 de abril de 1612, el lugar sería la pequeña isla de Funa Shima, distante algunos kilómetros de Ogura (cerca de lo que hoy se conoce como Shimonoseki). Esa noche Musashi dejó su alojamiento y se trasladó a la casa de un antiguo conocido llamado Kobayashi Taro Zaemon. Esto inspiró el rumor de que había escapado, asustado por la técnica de Sasaki. El día siguiente a las ocho Musashi seguía durmiendo pues había bebido mucho, tuvo que ser despertado por uno de los oficiales congregados en la isla. Se levantó, bebió y se lavó con el agua que le trajeron (tomándose su tiempo para desayunar) y bajó directo a la orilla. Mientras Sato remaba hacia la isla decidió relajarse confeccionando un cordel de papel que usaría como Tasuki (cordón o tira de tela que se usa para atar las amplias mangas del kimono y evitar que incomoden o perjudiquen los movimientos), luego hizo una espada de madera con el remo de repuesto.

“…el verdadero Arte de la Espada no puede ser entendido desde los estrechos confines del mero manejo de la espada”.

Cuando el barco llegó al lugar del duelo, Sasaki y los oficiales que esperaban no lo podían creer, quedaron pasmados al ver la extraña apariencia de Musashi, con su pelo desaliñado atado con una toalla, las mangas del kimono atadas con tiras de papel, saltando del barco con un largo remo de madera en las manos y apresurándose a través de las olas hacia la playa al encuentro de su enemigo. Fastidiado por el espectáculo Sasaki desenvainó su espada larga, una fina hoja hecha por Nagamitsu de Bizen, y tiró la vaina. Al ver esto Musashi le dijo: “Usted ya ha perdido, ha hecho eso porque no la necesitará más” (queriendo indicar que al arrojar la vaina daba por hecho su propia muerte), lo cual encolerizó aún más a Sasaki y provocó que lance el primer ataque, Musashi saltó hacia arriba y atrás, utilizando probablemente una técnica conocida en Kendo como Nuki Waza, y esquivándolo por muy poco lo golpeó con el remo en la cabeza. Cuando Sasaki cayó muerto, su espada había cortado la toalla de la cabeza de Musashi y el dobladillo de su hakama. Saludó a los pasmados oficiales y volvió corriendo a su barco.

A partir de entonces, jamás en su vida volvió a usar las espadas verdaderas en ningún duelo. Era invencible, y en adelante se consagraría a la búsqueda del perfecto entendimiento por la vía de Kendo.

En 1614 y 1615 tuvo la oportunidad de adquirir más experiencia en el arte de la guerra y el asedio. Tokugawa Ieyasu sitió a la fortaleza de Osaka donde se habían resguardado los insurrectos partidarios de la familia Ashikaga. Musashi se unió a las fuerzas de Tokugawa durante las campañas de invierno y verano, luchando ahora contra aquellos que habían luchado junto a él en su juventud en la batalla de Sekigahara.

Castillo de KumamotoSegún sus propios escritos, llegó a entender el arte de la estrategia a la edad de cincuenta años, en 1634. Ese año él y su hijo adoptivo Iori, un huérfano que había encontrado en la provincia de Dewa en sus viajes, se asentaron en Ogura. Nunca volvió a dejar la isla de Kyushu. La casa de Hosokawa le había confiado la comandancia de un sitio neurálgico de la provincia de Higo, el Castillo de Kumamoto, y el nuevo señor de Buzen era Ogasawara. Iori encontró empleo bajo las órdenes Ogasawara Tadazane, como capitán de su ejército luchó contra los Cristianos en el levantamiento de Shimabara de 1638, Musashi tenía cincuenta y cuatro años. Los señores de las provincias del sur siempre habían sido antagónicos a los Tokugawa y habían sido los instigadores de intrigas con los poderes extranjeros y los Cristianos japoneses. Musashi era un miembro del estado mayor del ejército de Ogasawara en Shimabara donde los Cristianos fueron masacrados. Después de esto, Tokugawa cerró los puertos de Japón a la comunicación extranjera, y así permanecerían durante más de doscientos años.

Después de seis años en Ogura, fue invitado a quedarse como huésped por el señor del castillo de Kumamoto, Hosokawa Churi. Se quedó unos años con el señor Hosokawa utilizando su tiempo en la enseñanza y pintando. En 1643, se retiró a una vida de aislamiento en una cueva llamada “Reigendo” en el Monte Iwato.
Aquí escribió Go Rin No Sho, dirigido a su alumno Teruo Nobuyuki, terminándolo unas semanas antes de su muerte, el 19 de mayo de 1645.

Entrada a la cueva “Reigendo”

“El Camino del Guerrero, se ha dicho siempre, es el doble Sendero de la pluma y de la espada”.

Musashi escribió “Cuando hayas comprendido el Camino de la estrategia no habrá una sola cosa que no puedas entender” y “Verás el Camino en todas las cosas”. Él, de hecho, se convirtió en Maestro de artes y destrezas. Produjo obras maestras de pinturas en tinta, probablemente más valoradas por los japoneses que las pinturas en tinta de cualquier otro. Sus trabajos incluyen cormoranes, garzas, el Dios sintoísta Hotei, dragones, pájaros con flores, el pájaro en un árbol muerto, Daruma (Bodhidharma), y otros. Era un calígrafo experto, evidenciado en su obra “Senki” (Espíritu de Guerra). Hay una pequeña escultura de madera de la deidad budista Fudo Myoo en manos privadas. Una escultura de Kwannon, recientemente perdida. Hizo trabajos en metal, y fundó una escuela de fabricantes de “Tsuba” (guardas de espada) en las que firmaba “Niten”, después de su nombre (en alusión a su escuela Ni Ten Ichi Ryu) . Se dice que escribió poemas y canciones, pero ninguno de éstos ha llegado a nuestros días. También se dice que fue comisionado por el Shogun Tokugawa Iemitsu para pintar la salida del sol sobre del castillo de Edo.

Musashi es conocido por los japoneses como “Kensei”, es decir, “Esgrimista Divino” o “Santo de la Espada”. Go Rin No Sho (Libro de los cinco anillos, en referencia a Tierra, Agua, Fuego, Viento y Vacío, los cinco elementos del Universo del Budismo), encabeza cada bibliografía de Kendo, es el único entre los libros de artes marciales que trata no solo de la estrategia militar o el combate individual con espada, sino de cualquier situación en la cuál es necesario usar la táctica. Los hombres de negocios japoneses usan el “Libro de los Cinco Anillos” como un manual de gestión empresarial, desarrollando campañas de ventas tal y como si fuesen operaciones militares. Y que funcione bien o no, depende simplemente de lo bien que se hayan comprendido los Principios de la Estrategia.

“Al llegar a los treinta reflexioné sobre mi pasado. Entendí que todas mis victorias no se debían exclusivamente a mi maestría en el combate; que quizá sólo se debían a mi habilidad natural, o a que los deseos del cielo me eran favorables, o a que las estrategias de las demás escuelas eran inferiores a la mía. Tras esta conclusión estudié mañana y noche para buscar los Principios, y sólo a los cincuenta años llegué a comprender el Camino del Guerrero. Desde entonces he vivido sin seguir a ninguna escuela en particular y con la virtud del guerrero practiqué muchas artes y habilidades distintas: todo lo que ningún maestro me podía enseñar”.

El libro no es una tesis en la estrategia, según sus palabras es “una guía para hombres que quieren aprender la estrategia”, escribió sobre los diversos aspectos del Kendo, de tal forma que cada uno puede estudiar según su nivel. Un principiante puede sacar provecho a nivel de principiante, así como un experto puede captar sutilezas a nivel experto. Cuanto más se lee, más se encuentra en sus páginas. Es en definitiva su último legado, la llave del camino que él transitó. Cuando a los treinta años se había convertido en un experto luchador, no se estableció y fundó una escuela, repleto de éxito, sino que se abocó doblemente al estudio. En sus últimos días, igualmente, desdeñó la vida de comodidad con el señor Hosokawa y vivió dos años profundamente solo en una cueva de las montañas, inmerso en la contemplación.
La vida de Musashi se refiere, creo yo, a la búsqueda de un objetivo, a fijarse una meta y perseguirla mas allá de contratiempos y dificultades. A tener convicciones y defenderlas. A acumular experiencia durante nuestro aprendizaje en la vida, capitalizando y potenciando lo bueno sin olvidar los errores, para no volver a cometerlos.

Código de la Escuela Niten Ichi:

Código de la Escuela Niten Ichi:

* No pienses deshonestamente.

* El Camino está en el entrenamiento.

* Llega a ser hábil en todas las artes.

* Conoce los Caminos de todas las profesiones.

* Distingue entre ganancia y pérdida en los asuntos materiales.

* Desarrolla un juicio intuitivo y una mente abierta.

* Percibe las cosas que no pueden ser vistas.

* Presta atención incluso a las cosas más pequeñas.

* No hagas nada que carezca de utilidad.

Código del guerrero Togakure

Las estrellas son mis ojos

El viento mis oídos

El frío mi espíritu

La sombra mi morada

La determinación es mi preciado valor

Mi personalidad es mi poder

El estoicismo y la perseverancia mi cuerpo

La supervivencia es mi ley

La imprudencia es mi enemigo

La razón de respetar o tomar la vida mi estrategia

Las leyes del cosmos son mi universo

La adaptabilidad mi principio

La vacuidad mi táctica

La sensibilidad y el sentido del deber mis armaduras

El espíritu imperturbable mi fortaleza

El conocimiento de la mente sin apegos es mi espada

Código del guerrero Togakure

Codigos del Budo

1. GI – Honradez y Justicia Sé honrado en tus tratos con todo el mundo.

2. YU – Valor Heroico Álzate sobre las masas de gente que temen actuar.

3. JIN – Compasión Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte.

4. REI – Cortesía Los samurai no tienen motivos para ser crueles.

5. MEYO – Honor El Auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo.

6. MAKOTO – Sinceridad Absoluta Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho.

7 y 8. CHUGO – Deber y Lealtad Para el samurai, haber hecho o dicho “algo”, significa que ese “algo” le pertenece.

9. CHI – Sabiduría La superioridad intelectual, por supuesto, fue estimada pero un samurai es esencialmente un hombre de acción.

Go Dou Shin -Las cinco sendas del espíritu.

1.- Hitotsu Ishi. Shoshin wasureru nakare. Uno Voluntad. Nunca olvidar la intencion inicial.

2.- Hitotsu Doutoku. Reigi okotaru nakare.Uno Moral. Nunca negar los buenos modales.

3.- Hitotsu Hatten. Doryoku okotaru nakare. Uno Crecimiento. Nunca negar el esfuerzo.

4.- Hitotsu Joushiki. Joushiki kakeru nakare. Uno Sentido Común. Nunca carecer del sentido común.

5.- Hitotsu Heiwa. Wa midasu nakare. Uno Paz. Nunca perturbar la armonía

Doujou Kun -Preceptos del lugar de entrenamiento.

1.- Hitotsu Jinkaku kansei ni tsuto nuru koto. Uno Esforzarse en perfeccionar el caracter.

2.- Hitotsu Makoto no michi wo mamoru koto.Uno Proteger el camino de la verdad.

3.- Hitotsu Douryoku no seishin wo yashinau koto. Uno Cultivar la excelencia en mente, espíritu y corazón.

4.- Hitotsu Reigi wo omonzuru koto. Uno Respetar los modales.

5.- Hitotsu Kekki no you wo imashi nuru koto.Uno Cuidarse del violento

El Credo del Samurai.

No tengo padres, hago que la Tierra y el Cielo sean mis padres.

No tengo hogar, hago que el Hara sea mi hogar.

No tengo poder divino, hago de la honestidad mi poder divino.

No tengo medios, hago de la docilidad mis medios.

No tengo poder mágico, hago que mi personalidad sea mi poder mágico.

No tengo cuerpo, hago del estoicismo mi cuerpo.

No tengo ojos, hago del relámpago mis ojos.

No tengo oídos, hago de la sensibilidad mis oídos.

No tengo extremidades, hago de la rapidèz mis extremidades.

No tengo leyes, hago de la auto-defensa mis leyes.

No tengo estrategia, hago de lo correcto para matar y de lo correcto para restituir la vida mi estrategia.

No tengo ideas, hago que tomar la oportunidad de antemano sean mis ideas.

No tengo milagros, hago que las leyes correctas sean mis milagros.

No tengo principios, hago de la adaptabilidad a todas las circunstancias mis principios.

No tengo tácticas, hago del vacío y la plenitud mis tácticas.

No tengo talento, hago que la astucia sea mi talento.

No tengo amigos, hago que mi mente sea mi amiga.

No tengo enemigos, hago del descuido mi enemigo.

No tengo armadura, hago de la benevolencia mi armadura.

No tengo castillo, hago que mi mente inamovible sea mi castillo.

No tengo espada, hago del Mushin (No mente) mi espada.

El libro naranja (Osho tercera parte final)

De: The_dark_crow_v301  (Mensaje original)
Enviado: 03/01/2005 7:43

ORACIÓN

No hay nadie que oiga tus oraciones. Tu oración es simplemente un monólogo: le estás rezando al cielo abierto.
Nadie va a premiarte por tus oraciones, recuérdalo… si realmente sabes qué es la oración, la oración misma es su propia recompensa.
No hay nadie más que te premie; el premio no está allí en el futuro, ni tampoco en la vida posterior.
Pero el orar en si es un fenómeno tan hermoso que ¿a quién le importa el futuro y a quién le puede interesar una recompensa? La idea de un premio es codiciosa.
La oración en sí es una celebración tal, trae alegría y éxtasis tan grandes, que uno reza por el amor a la oración… uno no reza por miedo, uno no reza por codicia… uno reza porque lo disfruta. A uno ni siquiera le importa si hay o no un Dios.
Si te gusta bailar, no preguntas si hay Dios o no. Si disfrutas el baile, simplemente bailas: no te interesa si alguien está o no viendo el baile desde el cielo. Si las estrellas y el sol y la luna van a premiarte por el baile, a ti no te importa. El baile, en sí mismo, es un premio suficiente.
Si te gusta cantar, cantas; si alguien escucha o no, eso no es lo importante. Lo mismo ocurre con la oración.
Es un baile, es una canción, es música, es amor.
Tú la disfrutas y ahí se acaba… La oración es el medio y la oración es el fin.
El fin y el medio no están separados, sólo entonces sabes lo que la oración es.
Cuando yo hablo de oración, me refiero a una apertura hacia Dios.
No es que tengas que decir algo, no es que tengas que pedir algo, sino sólo producir una apertura, de manera que si El quiere darte algo, tú te halles receptivo.
Una espera profunda, pero sin deseo, eso es lo que necesitas… Una sensación expectante de urgencia, como si algo fuera a suceder en cualquier momento.
Estás excitado por la posibilidad de lo desconocido, pero no tienes ningún deseo. No dices que esto debe suceder o que aquello no debe suceder… Si pides, la oración se corrompe.
Cuando no pides, cuando simplemente permaneces en silencio, pero abierto, listo para ir a cualquier sitio, listo hasta para morir, cuando estás simplemente en receptividad, en un ánimo pasivo y de bienvenida: es entonces cuando ocurre la oración.
La oración no es algo que uno puede hacer, no tiene nada que ver con el hacer. No es una acción o una actividad: es un estado de la mente.
Si quieres hablar, habla, pero recuerda: lo que digas no va a afectar a la existencia. Te afectará a ti, y puede que eso sea bueno, pero la oración no va a cambiar el parecer de Dios. Puede que te cambie a ti; pero si no te está cambiando, entonces es un truco. Puedes seguir rezando durante años, pero si esto no te cambia, abandónalo, tíralo, es basura, no la cargues más.
La oración no va a cambiar a Dios. Tú siempre piensas que si rezas, Dios cambiará su parecer, y te será más favorable. EL se inclinará un poco hacia tu lado.
No hay nadie que te esté escuchando. Este amplio cielo no puede escuchar… este vasto cielo puede estar contigo si tú estás con él… no hay otra manera de orar.
Yo también sugiero orar; pero la oración debe ser sólo un fenómeno de energía: no un fenómeno entre un devoto y Dios, sino que un fenómeno de energía.
Dios es una estratagema para enseñarte a orar. Cuando hayas aprendido a orar, olvídate totalmente de Dios. La oración en sí es suficiente, más que suficiente.

LA MEDITACIÓN DE LA ORACIÓN

E
s mejor hacer esta oración de noche, en un cuarto oscuro, yendo a dormir inmediatamente después; o bien, puede ser hecha en la mañana, pero a continuación deberás descansar durante quince minutos.
Este descanso es necesario: de otra manera, te sentirás como borracho, aletargado.
Esta fusión con la energía es oración. Te cambia, y cuando tú cambias, la existencia entera cambia.
Levanta ambas manos hacia el cielo, las palmas mirando hacia arriba, cabeza arriba, sintiendo que la existencia fluye en ti.
Cuando la energía fluya por tus brazos hacia abajo, sentirás un suave estremecimiento: sé como una hoja que tiembla en la brisa. Permítelo, ayúdalo. Entonces permite a tu cuerpo entero vibrar con la energía, y deja que suceda lo que sea.
Sientes otra vez una corriente con la tierra… tierra y cielo, arriba y abajo, yin y yang, masculino y femenino… flotas, te mezclas, te abandonas completamente… tú no eres.
Te vuelves uno… te fusionas.
Después de dos o tres minutos, o cuando quiera que te sientas completamente lleno, inclínate hacia la tierra y besa la tierra.
Simplemente te transformas en un vehículo para permitir que la energía divina se una con la de la tierra.
Estas dos etapas deben ser repetidas seis veces más, de manera que cada uno de los chackras pueda desbloquearse. Puede hacerse más veces, pero si haces menos te sentirás intranquilo e incapaz de dormir.
Ve a dormir en ese mismo estado de oración.
Quédate dormido y la energía estará allí.
Estarás fluyendo con ella al quedarte dormido. Esto te ayudará en gran medida, porque entonces la energía te rodeará la noche entera y continuarás trabajando.
Por la mañana te vas a sentir más fresco de lo que te hayas sentido nunca antes, más vital de lo que te hayas sentido nunca antes.
Un nuevo brío, una nueva vida comenzará a penetrarte, y todo el día te sentirás lleno de una nueva energía… una nueva vibración… una nueva canción en tu corazón y un nuevo baile en tus pasos.

LATIHAN

P
árate en una postura relajada y espera que Dios, que el Todo, trabaje en ti. Entonces haz lo que sea que quieras hacer, en un ánimo profundamente lleno de oración: “Me entrego a tu voluntad”. Y sólo relájate.
Es tal como cuando la gente hace escritura automática.
Mantienen la pluma en sus manos y esperan. De pronto, alguna energía posee la mano y la mano comienza a moverse.
Están sorprendidos: ¡su propia mano se está moviendo y ellos no la están moviendo!
Espera en esa misma actitud, y después de tres o cuatro minutos, verás de pronto que algunos espasmos llegan al cuerpo y que la energía desciende en ti. No te asustes, porque esto es muy escalofriante. Tú no lo estás haciendo. De hecho, eres sólo un testigo; está sucediendo.
Muévete con esto. El cuerpo comenzará a adoptar muchas posturas: moviéndose… bailando… meciéndose… temblando… sacudiéndose; muchas cosas sucederán.
Sigue permitiendo; no sólo permitiendo, sino cooperando. Entonces, llegarás exactamente a lo que nosotros llamamos Sahaj Yoga.
El Latihan no es nada nuevo. La palabra es nueva. El Subud no es nada nuevo. Es sólo una nueva versión del Sahaj Yoga: Yoga espontáneo.
Le dejas todo a lo divino, porque la mente es engañosa. Pronto verás la diferencia, porque serás sólo un observador. Te sorprenderás porque tu cuerpo se estará moviendo y tú no lo estarás moviendo en absoluto.
Después de algunos días de relajarte en esto, aun cuando quieras detenerlo, de pronto no te será posible hacerlo; verás que estás poseído.
Así que uno tiene que rezar al principio y decir: ¡Por veinte minutos, toma posesión de mi ser y haz cualquier cosa que quieras hacer: que se haga tu voluntad, que venga tu reino!
Deja que esa actitud esté allí, y solo relájate. Dios comenzará a bailar en ti, y adoptará muchas posturas.
Las necesidades del cuerpo serán satisfechas, pero no sólo eso: algo más alto que el cuerpo… más grande que el cuerpo… algunas necesidades profundas de la conciencia, serán satisfechas.

MEDITACIÓN GOURISHANKAR

E
sta técnica consiste en cuatro etapas de 15 minutos cada una.
Las primeras dos etapas preparan al meditador para el Latihan espontáneo de la tercera etapa.
Osho ha dicho que si la respiración es hecha en forma correcta en la primera etapa, el dióxido de carbono formado en el torrente sanguíneo te hará sentir tan elevado como el Gourishankar (Monte Everest).

Primera etapa: 15 minutos.

Siéntate con los ojos cerrados, inhala profundamente a través de la nariz, llenado los pulmones.
Retén la respiración lo más posible y luego exhala suavemente a través de la boca; entonces mantén los pulmones vacíos lo más posible.
Continúa este ciclo de respiración a través de la primera etapa.

Segunda etapa: 15 minutos.

Vuelve a la respiración normal y con una mirada relajada, mira una vela o una luz parpadeante azul.
Mantén tu cuerpo quieto.

Tercera etapa: 15 minutos.

Con los ojos cerrados, ponte de pie y deja que tu cuerpo esté suelto y receptivo. Sentirás que las energías sutiles mueven tu cuerpo más allá de tu control normal. Permite que este Latihan suceda.
No hagas tú el movimiento; deja que el movimiento suceda, suave y elegantemente.

Cuarta etapa: 15 minutos.

Tiéndete con los ojos cerrados, silencioso y quieto.

Las primeras tres etapas deben ser acompañadas por un continuo y rítmico golpe, preferiblemente en combinación con una música de fondo que produzca calma.
El ritmo debe ser siete veces más rápido que el latido normal del corazón y, si es posible, la luz parpadeante debería ser un estraboscopio sincronizado.

MEDITACIÓN DEVAVANI

D
evavani es la Voz Divina que se mueve y habla a través del meditador, quien se convierte en una vasija vacía, en un canal. Esta meditación es un Latihan de la lengua.
Relaja la mente consciente tan profundamente que, de ser la última cosa que hagas en la noche, puedes estar seguro de que tu sueño será profundo.
Hay cuatro etapas de quince minutos cada una.
Mantén tus ojos cerrados durante la meditación.

Primera etapa: 15 minutos.

Siéntate en silencio, preferiblemente oyendo música suave.

Segunda etapa: 15 minutos.

Comienza a hacer sonidos sin sentido, por ejemplo: “la… la… la…”, y continúa hasta que surjan sonidos desconocidos similares a palabras. Estos sonidos deberán provenir de la poco conocida parte del cerebro usada cuando eras niño, antes de que las palabras fueran aprendidas. Permite una entonación suave de conversación: no llores o grites, rías o chilles.

Tercera etapa: 15 minutos.

Ponte de pie y continúa hablando, permitiendo que tu cuerpo entero se mueva suavemente y en armonía con los sonidos. Si tu cuerpo está relajado, las energías sutiles crearán un Latihan fuera de tu control.

Cuarta etapa: 15 minutos.

Recuéstate y quédate quieto y en silencio.

Lo único que hay que recordar es que esos sonidos o palabras no deben ser de ningún idioma que conozcas. Si sabes inglés, alemán o italiano, entonces no deben ser italianas, alemanas o inglesas. ¡Cualquier otro idioma que no conozcas está permitido: tibetano, chino, japonés! Pero si sabes japonés, entonces no está permitido: ¡entonces el italiano es maravilloso! Habla cualquier lengua que no conozcas. Estarás en dificultades por algunos segundos sólo durante el primer día, porque: ¿cómo hablar una lengua que no conoces? Puede hablarla, y una vez que comiences, ocurrirá todo tipo de sonidos y palabras sin sentido, sólo con apagar la parte consciente y permitir que el inconsciente hable.
Cuando el inconsciente habla, el inconsciente no conoce idioma alguno.
Es un método muy, muy viejo. Viene del Viejo Testamento. En esos días lo llamaban glosalalia. Algunas iglesias en América aún lo usan. Lo llaman “hablando en lenguas”. Y es un método maravilloso, uno de los más profundos y penetrantes en el inconsciente.
No lo hagas febrilmente, deja que sea una energía profunda… profundamente reconfortante…nutriente, un sonsonete. Disfruta, mécete; si sientes el impulso de bailar, baila. Pero todo tiene que ser muy elegante: eso debes recordarlo. No tiene que ser catártico.

AMOR

L
a meditación es bajar al corazón; y cuando bajas al corazón, surge el amor.
El amor siempre sigue a la meditación, y viceversa también es cierto.
Si te conviertes en un amante, la meditación vendrá. Van juntos.
Son un solo tipo de energía, no son dos.
O bien meditas y te convertirás en un gran amante: vas a tener un gran fluido de amor a tu alrededor, te inundarás de amor.
O comienzas por convertirte en un amante, y luego encontrarás esa cualidad de conciencia llamada meditación en donde los pensamientos desaparecen… en donde el pensar ya no nubla tu ser… en donde la bruma del sueño que te rodea ya no está allí…

La mañana ha llegado, estás despierto, te has convertido en un Buda.

Para la gente que nunca ha amado,
la meditación resulta ser algo muy,
muy difícil.

LOS AMORES ILUSORIOS DESAPARECERÁN

C
uando te movilizas en un peregrinaje interno, las energías se vuelven hacia adentro, las mismas energías que se estaban moviendo hacia fuera.
La dificultad se presenta porque no estás realmente interesado en estar relacionado… estás más interesado en ser tú mismo, y todas las relaciones aparecen como una dependencia, una esclavitud. Pero esta es una fase pasajera: no la transformes en una actitud permanente.
Tarde o temprano, cuando estés nuevamente asentado en tu interior, estarás desbordándote de energía y querrás relacionarte otra vez.
De manera que la primera vez que la mente se vuelve meditativa, el amor aparece como una atadura.
En cierta forma es verdad, porque la mente que no es meditativa no puede estar realmente en amor.
Ese amor es falso, ilusorio; más un engreimiento que amor. Pero no tienes nada con qué compararlo a menos que ocurra lo real; así, cuando la meditación comienza, el amor ilusorio se disipa; desparece poco a poco. Lo primero, no te descorazones. Y lo segundo: no lo transformes en una actitud permanente. Estas son dos posibilidades.
Si te descorazonas porque tu vida amorosa está desapareciendo y te aferras a ella, eso se convertirá en una barrera en tu viaje interno. ¡Acéptalo!
Ahora la energía está buscando un nuevo camino… y por algunos días no estará disponible para el movimiento externo, para actividades.
Si alguien es un creador y medita, toda creatividad desaparecerá por un tiempo. Si eres un pintor, de pronto dejarás de estar interesado en ello. Puedes continuar, pero poco a poco no tendrás energía ni entusiasmo. Si eres un poeta, la poesía se detendrá. Si eres un hombre que ha estado enamorado, esa energía simplemente desaparecerá. Si tratas de forzarte a ti mismo para entrar en una relación, para ser el que eras antes, esa imposición será muy, muy peligrosa.
Entonces estás haciendo una cosa contradictoria: por un lado estás tratando de ir hacia adentro y, por otro lado, tratando de ir hacia fuera.
Es como si estuvieras guiando un auto: presionando el acelerador y, al mismo tiempo, presionando el freno. Puede ser un desastre, porque estás haciendo dos cosas opuestas al mismo tiempo.
La meditación está solamente en contra del amor falso. Lo falso desaparecerá, y esa es una condición básica para que lo real aparezca. Lo falso debe irse, lo falso debe dejarte completamente; sólo entonces estarás disponible para lo real.
La segunda cosa, que también es un peligro muy grande, es que lo puedes convertir en un estilo de vida. Esto le ha sucedido a mucha gente.
Ellos están en los monasterios: monjes viejos, personas religiosas ortodoxas que han hecho un estilo de vida del no estar involucrado en una relación amorosa…
Ellos creen que el amor está en contra de la meditación, y que la meditación está en contra del amor, y eso no es cierto. La meditación está en contra del amor falso, pero está totalmente a favor del amor verdadero.
Una vez que estás asentado, cuando no puedes ir más adentro, has alcanzado el núcleo de tu ser, el fondo de la roca: entonces estás centrado.
De pronto la energía está disponible, pero ahora no hay ninguna parte a donde ir.
El viaje externo se detuvo cuando comenzaste a meditar, y ahora el viaje interno también se ha completado. Estás asentado, has llegado a casa lleno de energía, como un gran depósito. Ahora, ¿qué harás? Esta energía comenzará a desbordarse.
Es un tipo totalmente diferente de movimiento. Su cualidad es diferente, porque no tiene motivación. Antes te estabas moviendo hacia los otros con una motivación; ahora no habrá ninguna. Te vas a acercar a los demás simplemente porque tienes demasiado para compartir.
Antes te estabas moviendo como un mendigo; ahora te moverás como un emperador. No es que estás buscando la felicidad en los demás: eso ya lo tienes. Ahora la felicidad es demasiada. La nube está tan llena que quisiera derramarse en lluvia. La flor está tan llena que quisiera cabalgar los vientos en forma de fragancia, e ir a los mismos rincones del mundo. Es un compartir. Ha surgido un nuevo tipo de relación. Llamarle una relación no es correcto, porque ya no es una relación, es un estado del ser.
No es que ames sino que eres amor.

en busca de un maestro

De: The_dark_crow_v301  (Mensaje original)
Enviado: 18/01/2005 7:15

Algunos discípulos pasan la vida preguntándome dónde está la verdad -dijo un maestro-. Así que un día decidí señalar en una dirección cualquiera, intentando demostrar que lo importante es recorrer un camino, y no quedarse pensando en él.

Pero en lugar de mirar en la dirección que le señalaba, el hombre que me había hecho la pregunta comenzó a examinarme el dedo, tratando de descubrir dónde estaba escondida la verdad.

Cuando la gente busca un maestro, debería estar buscando experiencias que puedan ayudarle a evitar ciertos obstáculos. Desgraciadamente, la realidad es otra: recurren a la ley del mínimo esfuerzo, intentando encontrar respuestas para todo. El que desea aprovecharse del esfuerzo del maestro para así no gastar sus energías nunca llegará a ninguna parte, y acabará por sentirse decepcionado.

Quien estudie un poco la historia de Buda, se dará cuenta de que, después de alcanzar la iluminación, se dedicó a hacer que sus discípulos desarrollasen las cualidades necesarias para llegar a la tan anhelada paz de espíritu.

Quien lea los evangelios, reparará en que casi todas las enseñanzas de Jesús tienen lugar en dos circunstancias: bien cuando viajaba, bien alrededor de una mesa.

Nada de templos. Nada de lugares escogidos. Nada de prácticas sofisticadas y difíciles: los apóstoles prestaban atención a lo que decía cuando andaba y cuando comía, cosas que hacemos todos los días de nuestras vidas. Precisamente porque las hacemos todos los días, no damos ningún valor a las enseñanzas que están escondidas en nuestros quehaceres diarios. Pensamos que las cosas sagradas son accesibles sólo para los gigantes de la fe y la voluntad, y pensamos que aquello que hacen las personas es demasiado pobre para ser aceptado con alegría por Dios.

En busca de nuestros sueños e ideales, muchas veces colocamos en lugares inaccesibles todo lo que está al alcance de la mano. Cuando descubrimos el error, en lugar de alegrarnos por haber comprendido nuestros fallos, nos dejamos llevar por la culpa de haber dado pasos errados, de haber malgastado nuestras fuerzas en una búsqueda inútil, de haber disgustado a quien deseaba nuestra felicidad. Y es entonces cuando corremos el peligro de acercarnos a los ‘maestros’ o ‘gurús’ que nos ayudarán a recuperar el tiempo perdido.

Pero no es así: aunque el tesoro esté enterrado en tu casa, sólo lo descubrirás cuando te hayas alejado.

Si Pedro no hubiese experimentado el dolor de la negación, no hubiera sido escogido jefe de la Iglesia.

Si el hijo pródigo no hubiese abandonado todo, jamás habría sido recibido con júbilo por su padre.

Si Buda no hubiese decidido vivir una vida de sacrificio durante muchos años, jamás hubiera entendido el placer de la alegría.

Algunas cosas en nuestras vidas tienen un sello que dice: «Sólo comprenderás mi valor cuando me pierdas y me recuperes». De nada sirve querer acortar este caminó.

Existe un viejo dictado mágico que dice: cuando el discípulo está listo, aparece el maestro.

Pensando en esto, muchas personas se pasan la vida entera preparándose para este encuentro. Cuando se cruzan con el maestro, se entregan por completo, días, meses o años. Pero terminan descubriendo que el maestro no es el ser perfecto que habían imaginado, sino una persona igual a las demás, cuya única función es compartir aquello que ha aprendido. Al verse frente a una persona normal, el discípulo se siente herido. Siente desesperación y el deseo de abandonar la búsqueda, cuando, en realidad, es así como debe ser, es esto lo que nos hace libres para labrarnos nuestro propio camino.

Paulo Cohelo

TRO 

Las otras formas de amor

De: The_dark_crow_v301  (Mensaje original)
Enviado: 18/01/2005 7:23

Las otras formas de amor: Eros, Philos y Ágape
    En 1986, en la ciudad de Logroño, nos encontrábamos celebrando una boda cuando mi guía, Petrus, empezó a hablar de las tres palabras que utilizan los griegos para referirse al amor: Eros, Philos y Ágape. Según él, esto ya lo dijo Martin Luther King, pero valía la pena recordar que el sentimiento más importante del ser humano se puede dividir. Empezó por explicar qué es Eros, la atracción sana y necesaria que un ser humano siente por otro. A continuación, señalando a una pareja de ancianos, dijo:
      -Mira a esos dos. No se dejarán contagiar por la hipocresía, como tantos otros. Por su aspecto, deben de ser una pareja de labradores. El hambre y la necesidad los han obligado a superar juntos muchas dificultades. Descubrieron la fuerza del amor a través del trabajo, que es donde Eros muestra su rostro más bello, también conocido como Philos.
    –¿Y qué es Philos?
    –Philos es el Amor en forma de amistad. Es aquello que yo siento por ti y por los demás. Cuando la llama de Eros no puede brillar más, es Philos quien mantiene juntas a las parejas.
    –¿Y Ágape?
    –Ágape es el amor total, el amor que devora a quien lo experimenta. Quien conoce y experimenta a Ágape, se da cuenta de que, en este mundo, nada sino amar tiene importancia. Este fue el amor que sintió Jesús por la humanidad, y fue tan grande que sacudió las estrellas y cambió el curso de la historia del hombre.
    “A lo largo de los milenios de la historia de la Civilización, muchas personas se han sentido invadidas por este Amor Que Devora. Tenían tanto que dar (y el mundo les exigía tan poco) que se vieron obligadas a buscar los desiertos y los lugares más apartados, porque el Amor era tan grande que las transfiguraba. Se convirtieron en los santos ermitaños que hoy conocemos.
    “Para mí y para ti, que experimentamos otra forma de Ágape, esta vida puede parecer dura, terrible. Sin embargo, el Amor que Devora hace que todo lo demás pierda importancia: estas personas sólo viven para ser consumidas por su Amor.”
    Hizo una pausa.
    –Ágape es el Amor que Devora –repitió una vez más, como si ésta fuese la frase que mejor definiese aquella extraña forma de amor-. Luther King dijo en una ocasión que, cuando Cristo hablaba de amar a los enemigos, se refería a Ágape. Porque, según él, era “imposible querer a nuestros enemigos, a aquellos que nos hacen mal, y que intentan hacer aún más miserable nuestro sufrido día a día.”
    “Pero Ágape es mucho más que querer. Es un sentimiento que invade todo, que se cuela por todas las rendijas, y que hace que todo intento de agresión se convierta en polvo.
    “Existen dos formas de Ágape. Una es el aislamiento, la vida dedicada sólo a la contemplación. La otra es exactamente lo contrario: el contacto con los seres humanos, y el entusiasmo, el sentido sagrado del trabajo. Entusiasmo significa trance, arrebato, vínculo con Dios. Entusiasmo es Ágape dirigido a alguna idea, a alguna cosa.
    “Cuando amamos y creemos en algo desde el fondo de nuestra alma, nos sentimos más fuertes que el mundo, y nos invade una serenidad que viene de la certeza de que nada podrá vencer a nuestra fe. Esta fuerza extraña hace que tomemos siempre las decisiones correctas, en el momento preciso, y nos sorprendamos de nuestra propia capacidad cuando alcanzamos nuestro objetivo.
    “El Entusiasmo se manifiesta normalmente con todo su poder en los primeros años de nuestra vida. Todavía tenemos un fuerte lazo con la divinidad, y nos lanzamos con tanto arrebato a nuestros juegos, que las muñecas cobran vida y los soldaditos de plomo se ponen a desfilar. Cuando Jesús dijo que de los niños era el Reino de los Cielos, se refería a Ágape en forma de Entusiasmo. Los niños llegaron a Él sin preocuparse por sus milagros, su sabiduría, los fariseos o los apóstoles. Fueron a Él alegres, movidos por el Entusiasmo.
    “Que en ningún momento, en lo que queda de este año, durante el resto de tu vida, pierdas el entusiasmo: es una fuerza mayor, dirigida hacia la victoria final. No podemos dejar que se nos escape sólo porque, mes tras mes, tengamos que hacer frente a pequeñas y necesarias derrotas”.

carta a bush

De: The_dark_crow_v301  (Mensaje original)
Enviado: 18/01/2005 7:34

Discurso de Paulo Coelho en el acto de su incorporación

a la Academia Brasileña de Letras

28 de octubre de 2002

Sic transit gloria mundi. De esta manera San Pablo define la condición humana en una de sus epístolas: la gloria del mundo es transitoria. Y, a pesar de saber esto, el hombre siempre parte en busca del reconocimiento  por su trabajo.

¿Por qué? Uno de los mayores poetas brasileños, Vinícius de Moraes, dice en una de sus  canciones:

“E no entanto é preciso cantar

mais que nunca é preciso cantar”

(Y, no obstante, es preciso cantar

más que nunca es preciso cantar)

Vinícius de Moraes está brillante en esas frases. Recordando a Gertrude Stein en su poema “Una rosa es una rosa, es una rosa”, se limita a decir que es preciso cantar. No da explicaciones, no justifica, no usa metáforas. Cuando presenté mi candidatura a este Sillón, al cumplir el ritual de entrar en contacto con los miembros de la casa de Machado de Assis, escuché del académico Josué Montello algo semejante. Me dijo: “Todo hombre tiene el deber de seguir el camino que pasa por su aldea”. ¿Por qué? ¿Qué es lo que hay en ese camino? ¿Qué fuerza es esa que nos empuja hacia delante, alejándonos del confortable ambiente que nos es familiar y nos lleva a enfrentar desafíos, aun sabiendo que la gloria del mundo es transitoria?

Creo que ese impulso se llama “la búsqueda del sentido de la vida”. Durante muchos años busqué en los libros, en el arte, en la ciencia, en los  caminos – peligrosos o cómodos – que recorrí, una respuesta definitiva para esa pregunta. Encontré muchas: algunas que me convencieron durante algunos años, otras que no resistieron un solo día de análisis. Sin embargo, ninguna de ellas fue lo suficientemente fuerte como para poder decir ahora: el sentido de la vida es éste. Hoy estoy convencido de que tal respuesta jamás nos será confiada en esta existencia aun cuando al final, en el momento en que volvamos a estar ante el Creador, comprenderemos cada oportunidad que nos fue ofrecida y entonces aceptada o rechazada.

En un sermón de 1890, el pastor Henry Drummond habla de ese encuentro, y de la pregunta que posiblemente nos será hecha. Dice él:

“En ese momento, la gran pregunta del ser humano no será “¿Cómo viví?”

Será, esto sí,  “¿Cómo amé?”

La prueba final de toda búsqueda es la dimensión de nuestro Amor. No será tomado en cuenta lo que hicimos, en qué creímos, o lo que conseguimos.

Nada de eso nos será reprochado,  pero sí nuestra manera de amar al prójimo. Los errores que cometimos ni siquiera serán recordados. No seremos juzgados por el mal que hicimos, sino por el bien que dejamos de hacer. Pues mantener el Amor encerrado dentro de sí es  ir en contra del espíritu de Dios, es prueba de que nunca lo  conocimos, de que Él nos amó en vano.”

Al leer la vida y la obra de aquellos que antes que yo ocuparon el Sillón nº 21, independientemente de que creyeran o no en aquel encuentro con el Creador, veo que éste, el amor, es el elemento más presente. Todos buscaron un sentido para sus vidas, pero mientras lo procuraban, supieron transformar sus pasos en manifestaciones de amor al prójimo. Y ahí el amor es entendido como algo más amplio que el simple acto de gustar.

Martin Luther King recordaba que los griegos poseen tres palabras para designar ese sentimiento: la primera es “Eros”, el amor saludable y necesario entre dos seres humanos, que se buscan, se encuentran o se desencuentran. La segunda palabra es “Philos”, la pasión que nos empuja al encuentro de la sabiduría, de los amigos, de la filosofía, de los legados que nos dejaron las generaciones anteriores. Finalmente existe la palabra “Ágape”, el amor mayor, aquel al que – como bien recuerda Martin Luther King –  Jesús se refería cuando dijo: “Amad a vuestros enemigos”. Un amor que está más allá del acto de gustar, porque no nos puede gustar quien nos agrede, nos ofende, es injusto en sus comentarios, liviano en sus acusaciones y prejuicioso en sus opiniones. No nos puede gustar pero podemos amarlo y, a través del amor, entender que  detrás de cada actitud mezquina y destructiva existe un inmenso deseo de ser comprendido, aceptado, apreciado.

Entonces, la esencia del “Ágape” está  no solamente en los que aquí me precedieron en este Sillón nº 21, sino en todos, en todos los sillones de esta Casa, de este auditorio, en todos los sillones del mundo. Basta apenas con reunir el valor suficiente para luchar por los propios sueños, y – nuevamente me apoyo en una expresión acuñada por el apóstol San Pablo –  “librar el buen combate, es mantener la fe”.

En 1986, cuando hacía el Camino de Santiago en busca de una espada, la misma espada que dentro de poco me será nuevamente entregada, simbólicamente, por el académico Josué Montello, comprendí por primera vez el sentido de esa expresión.

El Buen Combate es aquel trabado porque nuestro corazón lo pide. En las épocas heroicas, en el tiempo de los caballeros andantes, esto era fácil: había mucha tierra para conquistar y mucho por hacer. Hoy, sin embargo, el mundo ha cambiado y el Buen Combate se ha trasladado desde los campos de batalla hasta  nuestro propio interior.

El Buen Combate es aquel que se libra en nombre de nuestros sueños. Cuando éstos estallan dentro nuestro en todo su vigor – en la juventud –  tenemos mucho valor, pero aún no hemos aprendido a luchar. Después de mucho esfuerzo, terminamos aprendiendo, pero entonces ya no tenemos el mismo coraje. Por eso, nos volvemos contra nosotros mismos, y nos transformamos en nuestro peor enemigo. Decimos que nuestros sueños eran infantiles, difíciles de realizar, o fruto de nuestra ignorancia de las realidades de la vida. Matamos nuestros sueños porque tenemos miedo de  librar  el Buen Combate.

El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo. Las personas más ocupadas que conocí en mi vida siempre tienen tiempo para todo y para todos. Las que no hacen nada están siempre cansadas, no terminan el poco trabajo que han de realizar y se quejan constantemente de que el día es demasiado corto. En realidad,  ellas tienen miedo de saber a dónde conduce el misterioso camino que pasa por su aldea.

El segundo síntoma de la muerte de nuestros sueños son nuestras certezas. Porque no queremos aceptar la vida como una gran aventura a ser vivida, pasamos a creernos sabios, justos y correctos. Miramos más allá de las murallas de nuestro mundo organizado, donde la ciencia y la filosofía ya tienen todas las respuestas, donde todas las dudas ya fueron resueltas por las ideologías, juicios y prejuicios. Miramos y vemos las grandes caídas y las miradas sedientas de conquista de los guerreros, oímos el ruido de las lanzas que se quiebran, sentimos el olor de sudor y pólvora. Entonces decimos, desde lo alto de nuestras torres de marfil: “Ellos no saben lo que yo sé”.

Con esa actitud arrogante jamás percibimos la alegría, la inmensa alegría  que existe en el corazón de quienes están luchando, porque para ellos no  importa ni la victoria ni la derrota, sino solamente mirar al mundo como si fuese una pregunta – no una respuesta – y a través de esa pregunta  intentan dignificar sus vidas.

LA VERDAD ES UNA TIERRA SIN CAMINOS (Krishnamurti)

De: The_dark_crow_v301  (Mensaje original)
Enviado: 31/01/2005 23:42

Disolución de la Orden de la Estrella
La Orden de la Estrella en el Este se fundó en 1911 para proclamar la venida del Maestro Mundial. Krishnamurti fue hecho jefe de la orden. El 2 de agosto de 1929, el día de la apertura del Campamento anual de la Estrella en Ommen, Holanda, Krishnamurti disolvió la Orden ante 3000 miembros. Debajo está el texto de la charla que él dio en esa ocasión. Lo que él dijo entonces es igualmente válido hoy.

Vamos a discutir esta mañana la disolución de la Orden de la Estrella. Se alegrarán muchas personas, y otros estarán bastante tristes. No es una cuestión para regocijarse ni para entristecer, porque es inevitable, como voy a explicar.

Ustedes recordarán la historia de cómo el diablo y un amigo suyo estaban caminando calle abajo, cuando vieron delante de ellos un hombre inclinarse y recoger algo de la tierra, mirarlo, y guardarlo en su bolsillo. Dijo el amigo al diablo: “¿Qué recogió ese hombre?”. “Él recogió un pedazo de Verdad”, dijo el diablo. “Ése es un mal negocio para usted, entonces”, dijo su amigo. “Oh, para nada,” contestó el diablo, “yo voy a permitirle organizarlo.”

Yo mantengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y ustedes no pueden acercársele en absoluto por ningún camino, por ninguna religión, por ninguna secta. Ése es mi punto de vista, y adhiero a él absolutamente e incondicionalmente. La Verdad, siendo ilimitada, incondicionada, inaccesible por cualquier camino en absoluto, no puede organizarse; ni se debe formar una organización para conducir o para forzar a la gente a lo largo de cualquier camino determinado. Si ustedes entienden primero esto, entonces verán cómo es imposible ordenar una creencia. Una creencia es puramente una cuestión individual, y usted no puede y no debe organizarla. Si usted lo hace, se transforma en muerta, cristalizada; se convierte en un credo, una secta, una religión, para ser impuesta a otras. Esto es lo que todos a lo largo del mundo estamos intentando hacer. La verdad se limita y se hace un juguete para aquéllos que son débiles, para aquéllos que sólo están disgustados momentáneamente. La verdad no se puede limitar, más bien el individuo debe hacer el esfuerzo de ascender a ella. Usted no puede traer la cima de la montaña al valle. Si usted quiere alcanzar la cima de la montaña, debe pasar a través del valle, subir por sus laderas , sin miedo a los precipicios peligrosos. Usted debe subir hacia la verdad, no puede “ser traída abajo” o ser ordenada para usted. El interés en ideas es sostenido principalmente por organizaciones, pero las organizaciones despiertan solamente interés desde afuera. El interés, que no nació por amor a la Verdad en sí misma, sino que fue despertado por una organización, no tiene ningún valor. La organización se convierte en un armazón en el cual sus miembros pueden encajar convenientemente. Ellos ya no se esfuerzan por alcanzar la Verdad o la cima de la montaña, sino que tallan para ellos mismos un nicho conveniente donde guardarse, o permiten que la organización los guarde, y consideran que la organización los llevará por eso a la Verdad.

Esa es la primer razón, desde mi punto de vista, de por qué debe disolverse la Orden de la Estrella. A pesar de esto, ustedes formarán otras Órdenes probablemente, continuarán perteneciendo a otras organizaciones que buscan la Verdad. Yo no quiero pertenecer a ninguna organización de tipo espiritual, por favor entienda esto. Yo haría uso de una organización que me llevara a Londres, por ejemplo; éste es un tipo diferente de organización, meramente mecánico, como el poste o el telégrafo. Utilizaría un automóvil de motor o un buque de vapor para viajar, éstos son sólo mecanismos físicos que no tienen nada que ver con espiritualidad. De nuevo, yo mantengo que ninguna organización puede llevar al hombre a la espiritualidad.

Si una organización es creada para este propósito, se vuelve una muleta, una debilidad, una esclavitud, y deja inválido al individuo, y le impide crecer, establecer su singularidad, miente en el descubrimiento por sí mismo de lo absoluto, de la verdad incondicionada. Esta es otra razón por la que he decidido, siendo la cabeza de la Orden, disolverla. Nadie me ha persuadido a esta decisión.

Éste no es ningún hecho extraordinario, porque yo no quiero seguidores, y quiero explicar esto. En el momento en que usted sigue a alguien, usted deja de seguir a la Verdad. Yo no estoy interesado si usted presta atención a lo que digo o no. Quiero hacer algo en el mundo y voy a hacerlo con concentración firme. Me estoy refiriendo solamente a una cosa esencial: liberar al hombre. Yo deseo librarlo de todas las jaulas, de todos los miedos; y no fundar religiones, nuevas sectas, ni establecer nuevas teorías ni nuevas filosofías. Entonces usted me preguntará naturalmente por qué viajo por el mundo y hablo continuamente. Le diré por qué razón hago esto: no porque desee a un partidario, no porque desee un grupo de discípulos especiales. (¡Cómo aman los hombres ser diferente de sus compañeros, sin embargo cuán ridículas, absurdas y triviales pueden ser sus distinciones! Yo no quiero animar esa absurdidad.) No tengo ningún discípulo, ningún apóstol, ni en la tierra ni en el reino de la espiritualidad.

Ni el señuelo de dinero, ni el deseo de vivir una vida cómoda me atrae. ¡Si yo quisiera llevar una vida cómoda no vendría a un Campamento o viviría en un país húmedo! Estoy hablando francamente porque quiero dejar esto claro de una vez por todas. No quiero discusiones infantiles año tras año.

Un reportero que me entrevistó consideró un acto magnífico disolver una organización en que había miles y miles de miembros. Para él era un gran acto porque, dijo: “¿Qué hará usted después, cómo vivirá usted? No tendrá ningún partidario, las personas ya no lo escucharán.” Si hay sólo cinco personas que escucharán, que vivirán, que vuelvan sus caras hacia la eternidad, será suficiente. ¿De qué sirve tener miles que no entienden, que estén totalmente llenos de prejuicios, que no quieren lo nuevo, pero traducirían más bien lo nuevo para satisfacer sus propios egos estériles, estancados? Si yo hablo fuertemente, por favor no me entiendan mal, no es por falta de compasión. ¿Si usted va a un cirujano por una operación, no es bondadoso de su parte operar aun cuando él le cause dolor? Así pues, de modo semejante, si hablo rectamente, no es por carecer de verdadero amor.

Como he dicho, tengo solamente un propósito: hacer al hombre libre, para impulsarlo hacia la libertad, ayudarle a romper todas las limitaciones, porque solo ello le dará felicidad eterna, lo dará la realización incondicional de sí mismo.

Porque soy libre, no condicionado, entero -no una parte, no relativo, sino la Verdad entera que es eterna- deseo a aquéllos que buscan entenderme, para ser libres; no seguirme, no hacer de mí una jaula que se volverá una religión, una secta. Más bien deben ser libres de todo miedo, del miedo a la religión, del miedo a la salvación, del miedo a la espiritualidad, del miedo al amor, del miedo a la muerte, del miedo a la vida misma. Como un artista que pinta un cuadro porque siente deleite en esa pintura, porque es su autoexpresión, su gloria, su bienestar, así es que yo hago esto y no porque deseo cualquier cosa de cualquier persona.

Ustedes están acostumbrados a la autoridad, o a la atmósfera de autoridad que piensan los llevará a la espiritualidad. Ustedes piensan y esperan que otro pueda, por su extraordinario poder -un milagro- transportarlos a este reino de libertad eterna que es la Felicidad. Su perspectiva entera de vida está basada en esa autoridad.

Ustedes me han escuchado durante tres años, sin ninguna transformación, excepto en unos pocos. Ahora analicen lo que estoy diciendo, sean críticos, para que puedan entender completamente, fundamentalmente. Cuando usted busca una autoridad para llevarlo a la espiritualidad, usted está automáticamente obligado a construir una organización alrededor de esa autoridad. Por la misma creación de esa organización que, usted piensa, ayudará a esta autoridad a llevarlo a la espiritualidad, usted se aprisiona en una jaula.

Si hablo francamente, por favor recuerden que lo hago no por aspereza, no por crueldad, ni por falta de entusiasmo en mi propósito, sino porque quiero que entiendan lo que estoy diciendo. Ésa es la razón de por que ustedes están aquí, y sería una pérdida de tiempo si yo no explicara claramente, decididamente, mi punto de vista.

Durante dieciocho años se han estado preparando para este evento, para la Venida del Maestro del mundo. ¡Durante dieciocho años ustedes han organizado, han buscado a alguien que les daría un nuevo deleite a sus corazones y mentes, que transformaría su vida entera, que les daría una nueva comprensión; a alguien que les educaría a un nuevo plano de la vida, que les daría un nuevo estímulo, que los haría libre; y ahora miren lo que está pasando! Consideren, razonen por ustedes mismo, y descubran de qué manera la creencia no los ha hecho diferentes, con la diferencia superficial de llevar una insignia que es trivial, absurda. ¿De qué manera ha barrido esta creencia todas las cosas no esenciales de la vida? Ésa es la única manera de juzgar: ¿de qué manera está usted más libre, más pleno, más peligroso para cada sociedad que esté basa da en lo falso y lo no esencial? ¿De qué manera los miembros de esta organización de la Estrella se vuelven diferentes?

Como he dicho, ustedes se ha estadon preparando durante dieciocho años para mí. A mí no me interesa si creen que yo soy el maestro del mundo o no. Eso es de importancia muy pequeña. Puesto que ustedes pertenecen a la organización del Orden de la Estrella, ustedes han dado su simpatía, su energía, reconociendo que Krishnamurti es el maestro, parcialmente o totalmente: totalmente para aquéllos que realmente están buscando, sólo parcialmente para aquéllos que están satisfecho con sus propias medio-verdades.

Ustedes se han estado preparando durante dieciocho años, y miren cuántas dificultades hay en su manera de comprensión, cuántas complicaciones, cuántas cosas triviales. Sus prejuicios, sus miedos, sus autoridades, sus iglesias nuevas y viejas; todo ésto, yo mantengo, es una barrera para entender. No puedo explicarme más claramente. Yo no quiero que usted esté de acuerdo conmigo, no quiero que me siga, yo quiero que usted entienda lo que estoy diciendo.

Esta comprensión es necesaria porque su creencia no lo ha transformado, sólo lo ha complicado, y porque usted no está dispuesto a hacer frente a las cosas tal cual son. Usted quiere tener su propio dios, nuevos dioses en lugar de las religiones viejas, nuevas formas en lugar de las viejas, nuevo en lugar de lo viejo, todo igualmente sin valor, todas las barreras, todas las limitaciones, todas las muletas. En lugar de las distinciones espirituales viejas usted tiene nuevas distinciones espirituales, en lugar de los cultos viejos usted tiene nuevos cultos. Ustedes están dependiendo para su espiritualidad de alguien más, para su felicidad de algún otro, para su esclarecimiento de algún otro; y aunque ustedes han estado preparandose para mí durante dieciocho años, cuando digo que todas estas cosas son innecesarias, cuando digo que deben poner todo lejos y mirar dentro de ustedes mismos para el esclarecimiento, para la gloria, para la purificación, y para la incorruptibilidad del uno mismo, ninguno de ustedes está deseoso de hacerlo. Puede haber unos, pero muy, muy pocos.

¿Entornces por qué tener una organización?

¿Por qué tener personas falsas, hipócritas, que me siguen como la encarnación de la Verdad? Por favor recuerden que no estoy diciendo algo áspero o duro, pero nosotros hemos alcanzado una situación cuando ustedes deben enfrentar las cosas tal cual son. Dije el año pasado que no me comprometería. Muy pocos me escucharon entonces. Este año la he hecho absolutamente claro. Yo no sé cuántos miles de miembros a lo largo del mundo se han estado preparando para mí durante dieciocho años, pero ellos no están dispuestos ahora a escuchar, incondicional, enteramente, a lo que digo.

¿Entornces por qué tener una organización?

Cuando dije antes, que mi propósito es hacer a los hombres incondicionalmente libres, porque mantengo que la única espiritualidad es la incorruptibilidad del sí mismo, que es eterno, que es la armonía entre la razón y amor. Esto es el absoluto, la Verdad no condicionada que es la Vida misma. Quiero por consiguiente hacer al hombre libre, dichoso como el pájaro en el cielo claro, aliviado, independiente, extasiado en esa libertad. Y yo, para quien usted se ha estado preparando durante dieciocho años, ahora digo que usted debe estar libre de todas estas cosas, libre de sus complicaciones, sus enredos. Para esto usted no necesita tener una organización basada en una creencia espiritual. ¿Por qué tener una organización para cinco o diez personas en el mundo que entienden, que están esforzándose, que han apartado todas las cosas triviales? Y para las personas débiles, no puede haber ninguna organización para ayudarlos a encontrar la Verdad, porque la Verdad está en todos; no está lejana, no está cercana; está eternamente allí.

Las organizaciones no pueden hacerlos libres. Ningún hombre puede hacerlos libres; ni lo puede la adoración ordenada, ni la immolación de ustedes mismos para una causa; ni formándose una organización, ni lanzándose en trabajos, puede hacerlos libres. Usted usa una máquina de escribir para escribir cartas, pero usted no la pone en un altar y le rinde culto. Pero eso es lo que usted está haciendo cuando las organizaciones se convierten en su principal preocupación. “¿Cuántos miembros hay allí?” Ésa es la primer pregunta que me hacen todos los reporteros. “¿Cuántos seguidores tiene? Por su número nosotros juzgaremos si lo que usted dice es verdad o falso.” Yo no sé cuántos hay. No me preocupo por eso. Como he dicho, si hay un solo hombre que fue libre, incluso eso es bastante.

Una vez más, usted tiene la idea que solamente cierta gente tiene la llave del reino de la felicidad. Nadie la tiene. Nadie tiene la autoridad para tener esa llave. Esa llave es su propio ser, y en el desarrollo y la purificación y en la incorruptibilidad de ese ser solo está el Reino de la Eternidad.

Entonces ustedes verán cuan absurda es la estructura que han construido, buscando ayuda externa, dependiendo de otros para su consuelo, para su felicidad, para su fuerza. Éstos sólo pueden encontrarse dentro de ustedes mismos.

¿Entornces por qué tener una organización?

Usted está acostumbrado a escuchar cómo ha adelantado, cual es su estado espiritual. ¡Qué infantil! ¿Quién sino usted mismo puede decirle si usted es hermoso o feo por dentro? ¿Quién sino usted mismo puede decirle si usted es incorruptible? Usted no es serio en estas cosas.

¿Entornces por qué tener una organización?

Pero aquéllos que realmente desean entender, que están buscando encontrar aquello que es eterno, sin comienzo y sin un final, caminarán con una intensidad mayor, serán un peligro para todo lo que es no esencial, para lo irreal, para las sombras. Y ellos se concentrarán, ellos se volverán la llama, porque ellos entienden. Tal es el cuerpo que debemos crear, y ése es mi propósito. Debido a esa comprensión real habrá verdadera amistad. Debido a esa verdadera amistad -que ustedes no parecen conocer- habrá allí cooperación real por parte de cada uno. Y esto no debido a la autoridad, no debido a la salvación, no debido a la inmolación para una causa, sino porque usted entiende, y por lo tanto es capaz de vivir en lo eterno. Ésta es una cosa mayor que todo el placer, que todo el sacrificio.

Éstas son tan algunas de las razones por las que, después de la consideración cuidadosa por dos años, he tomado esta decisión. No es un impulso momentáneo. Ninguna persona me ha persuadido a ella. Me no persuaden en tales cosas. Por dos años he estado pensando en esto, lentamente, cuidadosamente, pacientemente, y ahora he decidido disolver la orden. Ustedes pueden formar otras organizaciones y esperar a algún otro. Por eso yo no me preocupo, ni en crear nuevas jaulas, ni nuevas decoraciones para esas jaulas. Mi única preocupación es hacer a los hombres absolutamente, incondicionalmente libres

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