El árbol de la mentira

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 31/05/2006 12:50
EL ARBOL DE LA MENTIRA

La Verdad y la Mentira se pusieron a vivir juntas una vez  y, pasado cierto tiempo, la Mentira, que es muy inquieta,  le propuso a la Verdad que plantaran un árbol, para que
les diese fruta y poder disfrutar de su sombra en los días  más calurosos. La Verdad, que no tiene doblez y se
conforma con poco, aceptó la propuesta.

Cuando el árbol estuvo plantado y empezó a crecer frondoso, la Mentira propuso a la Verdad que se lo repartieran entre  las dos, cosa que agradó a la Verdad. La Mentira, dándole a  entender con razonamientos muy bellos y bien construidos que la raíz mantiene al árbol, le da vida y, por ello, es la mejor parte y la de mayor provecho, aconsejó a la Verdad que se quedara con las raíces, que viven bajo tierra, En tanto, ella se contentaría con las ramitas que aún habían de salir y vivir por encima de la tierra, lo que sería un gran peligro, pues estarían a merced de los hombres, que podrían cortarlas o pisarlas, cosa que también podrían hacer los animales y las aves. Además, le dijo que los grandes calores podrían secarlas, y quemarlas los grandes fríos; por el contrario, las raíces no estarían expuestas a estos peligros.

Al oír la Verdad todas estas razones, como es bastante
crédula, muy confiada y no tiene malicia alguna, se dejó
convencer por su compañera la Mentira; creyò que era verdad lo que le decía.

La Verdad se metió bajo tierra para vivir, pues allí estaban  las raíces, que ella había elegido, y la Mentira permaneció  encima de la tierra, con los hombres y los demás seres vivos.

Y como la Mentira es muy lisonjera, en poco tiempo se ganó la admiración de la gente, porque su árbol comenzó a crecer y a echar grandes ramas y hojas que daban fresca sombra; también nacieron en el árbol flores muy hermosas, de muchos colores.

Al ver un árbol tan hermoso, muchas personas empezaron a  reunirse junto a él muy contentas; gozaban de su sombra y de  sus flores; la mayoría de la gente permanecía allí, e
incluso quienes vivían lejos se recomendaban el árbol de la
Mentira por su alegría, sosiego y sombra fresca.

Así, la Mentira se sentía muy honrada y era muy considerada por quienes buscaban siempre su compañía: al que menos se acercaba a ella y menos sabía de sus artes, todos lo  despreciaban, e incluso él mismo se descalificaba.

Mientras esto le ocurría a la Mentira, que se sentía muy feliz, la triste y despreciada Verdad estaba escondida bajo  la tierra, sin que nadie supiera de ella ni quisiera ir a
buscarla. Viendo la Verdad que no tenía con qué alimentarse, sino con las raíces de aquel árbol que la Mentira le aconsejó tomar como suyas, y a falta de otro alimento, se puso a roer y a cortar para su sustento las raíces del árbol de la Mentira. Aunque el árbol tenía ramas gruesas, hojas muy anchas que daban mucha sombra y flores de colores muy alegres, antes de que llegase a dar su fruto fueron cortadas todas sus
raíces, pues tuvo que comérselas la Verdad.

Cuando las raíces desaparecieron, la Mentira estaba a la sombra de su árbol con todas las personas que aprendían sus artimañas, se levantó viento y movió el árbol que, como no tenía raíces, muy facilmente cayó derribado sobre la Mentira, a la que hirió y quebró muchos huesos, así como a sus acompañantes, quienes resultaron malheridos.

Entonces, por el vacío que había dejado el tronco, salió la
Verdad, que estaba escondida, y cuando llegó a la superficie vio que la Mentira y todos los que la acompañaban estaban muy maltrechos. Habían recibido gran daño por haber seguido el camino de la Mentira.

La Mentira tiene ramas muy grandes y sus flores, que son sus palabras, pensamientos o halagos, son muy agradables y gustan mucho, pero son efímeros y nunca llegan a dar buenos frutos.

A quienes usen de los halagos y engaños de la mentira, evitalos cuanto puedas, porque cuando se encuentren más confiados, les sucederá como al árbol de la Mentira y a
quienes se cobijaron bajo él.

Aunque muchas veces en nuestros tiempos la verdad sea menospreciada, abrazate a ella.
La verdad siempre te hará libre

El poder de la herida

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 30/05/2006 11:00
Quirón fue hijo de Saturno en la mitología, su aspecto era el de un centauro, mitad superior hombre y mitad inferior caballo, a éste ser  le fue dada la facultad de sanar, con sus manos, su mirada, su palabra.

Un día, andando por un camino, se encontró con la Hidra, un monstruo mitológico de gran tamaño y fuerza, quien no medió tiempo para atacar al centauro con ferocidad; en la pelea Quirón quedó herido en su nalga derecha (en su parte instintiva, de animal), herida ésta que permanentemente supuraba y que no encontraba alivio ni sanación.

Cuentan que en su caminar, siendo reconocido como uno de los mejores y más sabios curadores, se encontró un día con su hermano Zeus, a quien le suplicó que ya que él era el rey del Olimpo, y todo lo sabía, le diera alguna clave de aquella herida, que además de dolorosa, la sentía injusta, ya que él había dedicado su vida al bienestar de los demás.

Su hermano le contestó: –

“Tu herida es una fuente de luz y así tienes que verla, te está enseñando tres cosas que te harán un mejor sanador:

1) Saber cuánto duele la herida que curas,
2) Mostrar tu herida para, desde ella, pedir también ayuda y
3) Saber que una herida es también, y sobre todo, una oportunidad.”

Cuando Quirón escuchó esto se rebeló ante lo que le pareció una tontería, para algún tiempo después morir víctima de su misma herida.

Todos estamos llenos de heridas que siguen doliendo cuando la tocamos, de dolores que nos han permitido crecer y ver las cosas de otra forma. Acá vivimos para esconder nuestras heridas y aparentar una invencibilidad o un falso poder que nos encierra en una armadura que, de sólo verla, cualquiera huiría despavorido.

Esta armadura se llama status, estabilidad, triunfo, éxito… y sólo esconde ese ser sensible y lleno de luz que albergamos en lo más profundo. Las heridas, de vez en cuando, nos llaman la atención, por eso vivimos encerrados en ciclos que se repiten inalterablemente para recordarnos cosas a las que, de seguro, no prestamos atención.

Pero lo que sí es inevitable es que nuestra alma nos grita que aprovechemos la luz y el poder de esas heridas. Un ser herido es alguien que recuerda su humanidad, y con ella el milagro de la vida, que cuando habla ya no necesita cubrirse, ni defenderse, ni aparentar, hay demasiado dolor para eso.

Es en estas circunstancias cuando los seres ofrecen lo mejor de ellos, de allí nacen las creaciones más sublimes, los amores más entrañables, las relaciones más sinceras, los pensamientos más sensibles. Con y por la herida nos llenamos de luz y ya no damos la mano desde un gigante a un enano, sino desde un hombre a otro.

El gran aprendizaje de los pueblos se ha realizado en el dolor, porque éste no nos deja voltear, nos mantiene ahí, en nuestra más sensible humanidad. Y sólo cuando encontramos la luz, la aliviamos y le damos a paso a la verdadera felicidad, que no es otra que la transformación del dolor en luz y el miedo en cercanía.
Si, te encontrarás en un momento de terror o preso en situaciones que constituyan una herida en tu vida, recuerda que detrás del miedo hay una fuente de luz, y todo esto puede constituirse en un gran regalo para tu vida. En la creación, todo es para ti, nada, absolutamente nada, es contra ti.

El conflicto del trigo

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 29/05/2006 11:56

Un día un viejo campesino fue a ver a Dios y le dijo:

“Mira, tú puedes ser muy Dios y puedes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: No eres un campesino, no conoces ni siquiera el principio de la agricultura. Tienes algo que aprender”.

Dios dijo: ¿Cuál es tu consejo?.

El granjero le respondió: “Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo quiero y veamos que pasa. La pobreza no existirá más.

Dios aceptó y le concedió al campesion un año.  Naturalmente éste pidió lo mejor y sólo lo mejor… ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano.  Todo confortable y cómodo… y él era muy feliz.

El trigo crecía altísimo.  Cuando quería sol… había sol; cuando quería lluvia… había tanta lluvia como hiciera falta.  Ese año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto!.

El trigo crecía tan alto que el granjero fue a ver a Dios y le dijo:

“¡Mira!, esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en
10 años, aun así tendremos comida suficiente”.

Pero hubo un problema… cuando se recogieron los granos todos estaban vacíos.  El granjero se sorprendió y le preguntó a Dios:

“¿Qué pasó?, ¿qué error hubo?.

Ante tal inquietud Dios le respondió:

“Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni fricción, como tu evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios, porque sacuden el alma dentro del  trigo”.

La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad. A esto se le llama lucha y esfuerzo.

Entendiendo este secreto descubrirás cuan grande es la belleza de la vida, cuánta riqueza llueve sobre ti en todo momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van de acuerdo con tus deseos.

Así es mis queridos amigos y amigas , aunque desconozco quien es el autor de este texto , no puedo por menos que reconocer la verdad que encierra , no cabe duda , que es  en las dificultades  donde se templan las almas y los espíritus , es después de una tormenta que podemos apreciar con mayor énfasis la belleza del sol , el brillo de las estrellas, la eclosión de las flores , en fin la belleza de la vida.

¡¡¡ Que Dios los bendiga, guarde con bien y nos dé tantas dificultades como sean necesarias para templar nuestras almas y nuestros espíritus  !!!

La flor más hermosa

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 28/05/2006 13:21

El bosque estaba casi desierto cuando el hombre se sentó para leer debajo de los largas ramas de un viejo roble.

Estaba desilusionado con la vida, con buenas razones para llorar, pues el mundo intentaba hundirlo.

Y como si ya no tuviera razones suficientes para arruinar su día, un chico llegó, jadeando, cansado de jugar. Se detuvo delante suyo, con la cabeza baja y le dijo, lleno de alegría:

¡Mire lo que he encontrado!

El hombre lo miró desanimado y vio que en la mano tenía una flor.

¡Qué visión lamentable! Pensó consigo. La flor tenía los pétalos caídos, hojas marchitas, y seguramente nada de perfume.

Quería verse libre del chico y de su flor, y así el hombre desilusionado simuló una sonrisa y dio vuelta la cara.

Pero en vez de volver atrás, el chico se sentó a su lado, levantó la flor a la altura de su nariz y declaró con extraña sorpresa:

-¡El aroma es magnífico, y es muy hermosa también…!
Por eso la arranqué. ¡Tómela! Es suya.

La flor estaba muerta o muriéndose, sin nada de colores vibrantes como naranja, amarillo o rojo, pero él sabía que tenía que tomarla, o el chico no saldría jamás de allí.

Extendió entonces su mano para asirla y comentó, con sarcasmo:
– Era justamente lo que me faltaba.

Pero, en vez de ponerla en la mano del hombre, él la sujetó en el aire, sin ninguna razón.

Y en ese momento el hombre se dio cuenta, por primera vez, que el chico era ciego y que no podía ver lo que tenía en las manos.

La voz se le apagó en la garganta por algunos instantes…
Tibias lágrimas cayeron de su rostro mientras agradecía, emocionado, por recibir la mejor flor de ese jardín.

El chico se marchó jugueteando, feliz, oliendo otra flor que tenía en su mano, y desapareció en el amplio jardín, en medio de la arboleda.

Seguramente iría a consolar otros corazones, que aunque tengan la visión física, están ciegos para los verdaderos valores de la vida.

Ahora el hombre no se sentía más desanimado y los pensamientos corrían en la mente con serenidad.

Se preguntaba cómo aquel chico ciego se habría dado cuenta de su tristeza a tal punto de acercarse con una flor para ofrecérsela.

Concluyó que tal vez su autopiedad lo hubiera impedido de ver la naturaleza que cantaba a su alrededor, dando noticias de esperanza y paz, alegría y perfume…

Y como Dios es misericordioso, permitió que un chico privado de la visión física lo despertase de aquel estado depresivo.

Y el hombre, finalmente, consiguió ver, a través de los ojos de un niño ciego, que el problema no era el mundo, sino él propio.

Y aún compenetrado en profundas reflexiones, llevó aquella fea flor hasta su nariz y sintió la fragancia de una rosa…

Combatiendo nuestros miedos

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 27/05/2006 18:21

Cuenta la leyenda que un sultán decidió hacer un viaje en barco con algunos de sus mejores cortesanos. Se embarcaron en el puerto de Dubai y zarparon en dirección al mar abierto.

Entretanto, en cuanto el navío se alejó de tierra, uno de los súbditos – que jamás había visto el mar, y había pasado la mayor parte de su vida en las montañas – comenzó a tener un ataque de pánico:

sentado en la bodega de la nave lloraba, gritaba y se negaba a comer o a dormir. Todos procuraban calmarlo, diciéndole que el viaje no era tan peligroso, pero aunque las palabras llegaban a sus oídos no llegaban a su corazón.

El sultán no sabía qué hacer, y el hermoso viaje por aguas tranquilas y cielo azul se transformó en un tormento para los pasajeros y la tripulación.

Pasaron dos días sin que nadie pudiese dormir con los gritos del hombre. El sultán ya estaba a punto de mandar volver al puerto cuando uno de sus ministros, conocido por su sabiduría, se le aproximó:
– Si Su Alteza me da permiso, yo conseguiré calmarlo.

Sin dudar un instante, el sultán le respondió que no sólo se lo permitía, sino que sería recompensado si conseguia solucionar el problema.
El sabio entonces pidió que tirasen al hombre al mar.

En el momento, contentos de que esa pesadilla fuera a terminar, un grupo de tripulantes agarró al hombre que se debatía en la bodega y lo tiraron al agua.

El cortesano comenzó a debatirse, se hundió, tragó agua salada, volvió a la superficie, gritó más fuerte aún, se volvió a hundir y de nuevo consiguió reflotar. En ese momento, el ministro pidió que lo alzasen nuevamente hasta la cubierta del barco.

A partir de aquel episodio, nadie volvió a escuchar jamás cualquier queja del hombre, que pasó el resto del viaje en silencio, llegando incluso a comentar con uno de los pasajeros que nunca había visto nada tan bello como el cielo y el mar unidos en el horizonte.

El viaje – que antes era un tormento para todos los que se encontraban en el barco – se transformó en una experiencia de armonía y tranquilidad.

Poco antes de regresar al puerto, el Sultán fue a buscar al ministro:
-¿Cómo podías adivinar que arrojando a aquel pobre hombre al mar se calmaría?

– Por causa de mi matrimonio – respondió el ministro. Yo vivía aterrorizado con la idea de perder a mi mujer, y mis celos eran tan grandes que no paraba de llorar y gritar como este hombre. Un día ella no aguantó más y me abandonó, y yo pude sentir lo terrible que sería la vida sin ella. Solo regresó después de que le prometí que jamás volvería a atormentarla con mis miedos.

De la misma manera, este hombre jamás había probado el agua salada y jamás se había dado cuenta de la agonía de un hombre a punto de ahogarse. Después que conoció eso, entendió perfectamente lo maravilloso que es sentir las tablas del barco bajo sus pies.

Sabia actitud – comentó el sultán
– Está escrito en un libro sagrado de los cristianos, la Biblia: “todo aquello que yo más temía, terminó sucediendo”. Ciertas personas sólo consiguen valorar lo que tienen cuando experimentan la sensación de su pérdida.

¡¡¡ Que Dios les bendiga y guarde con bien y nos dé la fuerza suficiente para derrotar nuestros miedos !!!

La caverna y el sol

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 26/05/2006 13:44

La caverna y el sol

Cierta vez existió debajo de la tierra una caverna. Durante toda su
existencia había permanecido en la oscuridad. Un día una voz llamó:

“Sube y ven hacia la luz, ven a ver la luz del Sol”.

La caverna respondió:

“No entiendo que quieres decirme; nada existe fuera de la oscuridad”.

Pero finalmente la caverna tuvo valor para subir y quedó sorprendida al ver
la luz por todas partes. Entonces la caverna se dirigió al Sol y le dijo:

“Ven ahora tú conmigo y conocerás la oscuridad.”

“¿Qué es oscuridad?” preguntó curioso el Sol.

La caverna insistió:

“Ven conmigo y verás”.

Un día el Sol aceptó la invitación. Al entrar, la caverna dijo:

“Ahora verás mi oscuridad”.

“¿Qué oscuridad?” preguntó curioso el Sol.

La caverna insistió:

– “Ven conmigo y verás mi oscuridad”. Pero no había ninguna oscuridad.

El mensaje es sencillo:

La oscuridad no es nada más que la ausencia de luz y ésto es fácilmente remediable. Depende de nosotros, de abrir los ojos para la luz y para la vida.

No importa la edad (recuerda que una vela siempre arde con la misma intensidad, independientemente de cuanto queda de cera).

Vivir nuestra luz mientras brilla, ilumina nuestra fe.

Que podamos abrir los ojos, ver las cosas como son, y no apenas como las imaginamos. Vivir y al hacerlo iluminar la oscuridad de la vida de aquellos que amamos.

Un mar de curación

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 25/05/2006 12:43

Un mar de curación

Son muchas las historias de amor de los Maestros que he conocido, pero ahora quiero compartir la anécdota de un viejito de 80 años que estaba enfermo y vivía solo en un pueblo, cerca del mar.

Este anciano sentía que había tenido una vida muy simple y no podía creer que eso fuera todo para lo que había nacido, así que de alguna forma esta pidió ayuda a Dios porque no quería morir aún…

Entonces se hizo el contacto por medio de sus ángeles y un Maestro de Sabiduría llegó hacia él, sin que él se enterara de su verdadera identidad.

“Es que usted está medio raro”, le comentaba el viejito al Maestro, “me gusta como para que sea un médico o algo así”.

Esto le daba mucha risa al Maestro, quien le comentaba que no era así, que sólo andaba de paso y que le gustaba mucho platicar con él.

http://www.sabiduriadelcorazon.org/espanol/images.orig/whale%20tail

fuente : http://www.sabiduriadelcorazon.org/espanol/images.orig/whale%20tail

Danzas de amor

Uno de esos días el Maestro le preguntó al anciano que si le gustaba el mar, si se sentía muy ligado a él, viendo que tenía su casa cerca de éste.

“Sí, claro, toda mi vida desde chiquito, y si me va a llegar la muerte, pues hasta quiero que me tiren al mar”, dijo el viejito.

“Bueno, si se siente tan ligado, entonces, ¿por qué no va con el mar y le pide que le ayude?, porque si tiene tanta comunicación y amistad con él, seguramente lo escuchará”, le sugirió el Maestro.

El viejito le respondió que le haría caso porque sentía que algo había ahí. Al llegar al agua pensó “cómo no le pregunté al ‘raro’ que me dijera qué hacer”.

Así que tuvo qué sacar de su interior qué era lo que debía pedir y cómo. Empezó por decirle al mar lo que sentía, en el tono en que se le habla a un amigo.

Entonces de repente empezaron a acercársele varios peces, luego algunos leones marinos y delfines. El viejito estaba tan sorprendido que no podía creer lo que pasaba y más se asombró cuando vio la energía de colores de todos los animalitos del mar que lo rodeaban.

“Yo sé que ustedes conocen al ‘raro’ que me dijo que ustedes me podían curar. Les pido que me curen porque quiero saber a qué vine a esta vida, no puede ser que haya vivido 80 años y todavía no lo sepa”.

Todos los animales empezaron a hacer danzas y movimientos rituales que pusieron al viejito muy feliz, tan emocionado que lloró como nunca antes lo había hecho.

Después los animalitos se despidieron de él y se fueron. Entonces el viejito salió del mar pensando:

“Yo sé que y me curé y si no es así, al menos sé que éste fue el motivo por el que yo nací, ahora sí supe que vine a este mundo para ver este espectáculo tan bonito. Ahora sí no me importa ver más”.

http://www.sabiduriadelcorazon.org/espanol/images.orig/atardecer

fuente : http://www.sabiduriadelcorazon.org/espanol/images/atardecer

Milagros universales

Así pasó una semana y el viejito tuvo que ir a su cita con el médico. Iba ya preparado para morir, sin imaginar el milagro que se había dado: ya estaba curado.

Desde entonces todos los días y todas las noches repetía antes de dormir, mientras se asomaba a la ventana que daba hacia el mar:

“Ándale ‘rarito’, ven para acá para darte las gracias. Ya sabía que eras como un santo o algo así”, pero el Maestro ya no podía acercarse, aunque quisiera, porque el viejito ya había descubierto parte de su verdadera identidad.

Flora Rocha

Fundación Sabiduría del Corazón

La niña de los gansos

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 24/05/2006 12:05
LA NIÑA DE LOS GANSOS

Un cuento para todas las edades

La verdad siempre sale a flote

Basado en el cuento original de los hermanos Grimm

Te gustaría ocupar el lugar de otra persona

a la que admiras? ¿O estás contento de cómo eres?

Una princesa salió de su reino para casarse

con un príncipe al que no conocía. Iba en un

caballo que hablaba y la acompañaba su doncella.

Por el camino la doncella la tiró del caballo,

le quitó sus ropas reales, se las puso ella y

se montó en el caballo de la princesa.

Y además la amenazó con matarla si se chivaba.

Siguieron el camino hasta que llegaron

al castillo del futuro esposo, que al verlas

bajó a la falsa princesa del caballo creyendo

que era su prometida. Esta malvada doncella

le dijo al príncipe que la joven que la

acompañaba era una vagabunda y que le

diera trabajo cuidando gansos. Así se hizo.

Además, por temor a que el caballo hablase,

la doncella lo encerró en una cuadra oscura.

Todos los días, la princesa sacaba los gansos.

Y un día que el príncipe pasaba por allí

–montado en el caballo que hablaba porque

el suyo se había roto una pata– vio a la muchacha

peinar sus cabellos de oro puro y pensó

que era demasiado fina para ser una doncella.

Se acercó y le preguntó quién era realmente

. La princesa se puso a llorar pero el caballo

contó al príncipe toda la verdad. A la mañana

siguiente se casaron, y metieron a la

traidora doncella en una pocilga.

Esta doncella parecía muy lista,

pero realmente sólo era una tramposa.

Y es que ser envidioso  y mentiroso tiene

muchos inconvenientes y no es nada aconsejable.

Tomas el ortodoxo

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 23/05/2006 12:06
Tomas el ortodoxo

Tomas era un niñito muy prolijo, tanto que casi, casi no parecia un niñito. Nunca preguntaba demasiado, nunca pedia demasiado, nunca curioseaba demasiado. Estaba siempre limpio y se iba a dormir cuando los niñitos tenian que irse a dormir.

Todos sus juguetes estaban enteros, brillantes y en el estante correspondiente. Estaba tan preocupado por conservar todos sus juguetes, que nunca jugaba con ellos. Tomas era un niñito al que no le inquietaban el vuelo de los pajaros, ni el funcionamiento de su cuerpo.

Tomas era un joven muy disciplinado. Tanto que casi, casi no parecia un joven. Nunca preguntaba demasiado, nunca pedia demasiado, nunca curioseaba demasiado, nunca intervenia demasiado.

Estaba siempre prolijamente vestido y era educado con las chicas y respetuoso con los mayores. Estaba tan preocupado por repetir bien sus lecciones que nunca sabia de que estaba hablando. Tomas era un joven al que no le inquietaba el rotar de las estrellas, ni el bullicio de la sangre.

Tomas era un hombre muy ordenado. Tanto que casi, casi no parecia un hombre. Nunca preguntaba demasiado, nunca pedia demasiado, nunca curioseaba demasiado, nunca intervenia demasiado, nunca se comprometia demasiado.

Estaba siempre del humor justo y trataba cortesmente a las mujeres, a los mayores, a los jefes y a los subordinados. Estaba tan preocupado por cumplir con todos sus deberes que nunca tuvo tiempo de saber que significaban.

Tomas era un hombre al que no le inquietaban el destino de la humanidad, ni el significado de sus pesadillas.

Tomas era un marido muy metodico. Tanto que casi, casi no parecia un marido. Nunca preguntaba demasiado, nunca pedia demasiado, nunca curioseaba demasiado, nunca intervenia demasiado.

Cuando era preciso se disponia a hablar brevemente, escuchar brevemente y proceder brevemente durante el abrazo. Estaba tan preocupado por observar todas las reglas del matrimonio que nunca se le ocurrio disfrutarlas.

Tomas era un marido al que no le inquietaban los fantasmas de la felicidad, ni los demonios de los celos.

Tomas era un padre muy riguroso. Tanto que casi, casi no parecia un padre. Nunca preguntaba bastante, nunca pedia bastante, nunca curioseaba bastante, nunca intervenia bastante, nunca se comprometia demasiado, nunca esperaba demasiado.

Estaba siempre dispuesto a juzgar y a ordenar, sin olvidar los buenos modales. Estaba tan preocupado por ejecutar todas las obligaciones de la paternidad que nunca pudo conocer a sus hijos.

Tomas era un padre al que no le inquietaban las frustraciones de sus sueños, ni la posibilidad de una guerra.

Tomas murio una mañana de verano. Lo enterraron por la tarde. Por la noche comenzaron a olvidarlo.

El Señor lo observo en silencio, mientras escuchaba el minucioso relato de sus deberes cumplidos. Despues suspiro- el Señor, Tomas jamas suspiraba – y dijo:

“Cada siete dias, cuando orabas prolijamente tus oraciones, sin olvidar ninguna palabra, yo esperaba. Como esperaron tus padres y tus hijos, tus maestros y tu mujer, tus compañeros y tus angeles. Esperaba que preguntaras algo, que pidieras algo, que exigieras algo, que sintieras algo demasiado poderoso para ser controlado.

Esperaba que te encontraras o te perdieras. Esperaba, como todos esperaron, que me necesitaras. Pero me has dado a mi, regularmente cada septimo dia, lo mismo que le has dado a la vida, una devocion vacia. Tu eres el unico fracaso imperdonable para la creacion: un hombre que no la cuestiona.

Vete, Tomas- concluyo el Señor – tambien yo quiero olvidarte”

La violeta ambiciosa

De: Alias de MSNLUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 22/05/2006 11:28
LA VIOLETA AMBICIOSA

Había en un bosque solitario una bonita violeta que vivía, satisfecha, entre sus compañeras.
Cierta mañana, alzó su cabeza y vio una rosa que se alzaba, por encima de ella, radiante y orgullosa.
Gimió la violeta diciendo:
-Poca suerte he tenido entre las flores. ¡Humilde es mi destino! Vivo pegada a la tierra y no puedo levantar mi cara hacia el sol como lo hacen las rosas!
Y la Naturaleza la oyó y le dijo a la violeta:
– ¿Qué te ocurre, hijita mía? ¿Las vanas ambiciones se han apoderado de ti?
-Te suplico, oh, Madre Poderosa -dijo la violeta-, que me transformes en rosa, tan siquiera por un día.
-No sabes lo que estás pidiendo -respondió la Naturaleza-. Ignoras los infortunios que se esconden tras la apariencia de las grandezas.
-Transfórmame en una rosa esbelta -insistió la violeta-. Y todo lo que me acontezca será consecuencia de mis propios deseos y aspiraciones.
La Naturaleza extendió su mágica mano y la violeta se transformó en una rosa suntuosa.
Y en la tarde de aquel día, el cielo se oscureció y los vientos y la lluvia devastaron el bosque. Y los árboles y las rosas cayeron abatidas. Solamente las humilde violetas escaparon a la masacre.
Y una de ellas, mirando alrededor de sí, dijo a sus compañeras:
-Mirad, hermanas, lo que la tempestad hizo de las grandes plantas que se levantaban con orgullo e impertinencia. -Nosotros nos apegamos a la tierras -dijo otra-, pero escapamos a la furia de los huracanes.
Y dijo una tercera -Somos pequeñas y humildes, pero las tempestades no pueden con nosotras.
Entonces, la reina de las violetas vio a la rosa que había sido violeta, extendida sobre el suelo, como muerta. Y dijo: -Ved y meditad, hijas mías, sobre la suerte de la violeta ilusionada por sus ambiciones.
¡Que su infortunio les sirva de ejemplo!
Y oyendo esas palabras, la rosa agonizante se estremeció y, apelando a todas sus fuerzas, dijo con voz entrecortada: -Oídme, ignorantes, satisfechas y cobardes. Ayer era como vosotras, humilde y segura. Mas la satisfacción que me protegía también me limitaba. Podía continuar viviendo como vosotras, pegada al
suelo, hasta que el invierno me envolviera con su nieve y me llevase hasta el silencio eterno, sin conocer los secretos y las glorias de la vida, más allá de lo que innumerables generaciones de violetas conocieron, desde que hubo violetas en el mundo.
“Pero escuché, en el silencio de la noche; y oí al mundo superior decir a este mundo: “El objetivo de la vida es alcanzar lo que hay más allá de la vida.” Pedí, entonces a la Naturaleza -que no es sino la exteriorización de nuestros sueños invisibles- me transformara en una rosa. Y la Naturaleza accedió a mi deseo.
“Viví una hora como rosa. Viví una hora como reina. Y vi el mundo con los ojos de una rosa. Y oí la melodía del éter con los oídos de una rosa. Y acaricié la luz con los pétalos de una rosa. ¿Puede, alguna de vosotras vanagloriarse de tal honra?
“Muero ahora, llevando en el alma lo que el alma de violeta alguna jamás experimentó. Muero sabiendo
lo que hay más allá de los horizontes estrechos en que nací. Y este es el objetivo de la vida.

Gibrán Khalil Gibrán

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