LOS VIEJOS DE CORPUS, XITAS

LOS VIEJOS DE CORPUS, XITAS

Autor: Julio Garduño Cervantes

El valle de Temascalcingo-Solís, flanquea-do por milenarias montañas, conforma el espacio geológico más sorprendente de la tierra mazahua, en él corre el no

Ndareje, (Lerma) entre acantilados de extrañas formas. Tierra fértil donde se ha desarrollado la vida de animales y plantas que hoy reclaman su existencia.

Los tambores de la historia aquí anunciaron la presencia del hombre-montaña; del hombre-río, del hombre-venado y del hombre-maíz, sus huellas son muy remotas; crearon símbolos e instrumentos que responden a sus sentimientos y a sus necesidades materiales y espirituales.

Dentro de las ceremonias más antiguas está la de la fertilidad, ceremonia de la invocación a la lluvia; ahora es tiempo de llamar a las nubes, de encender el fuego, de mover las manos y los pies en mágicos movimientos, de mirar con los ojos del alma, de comunicamos desde este rincón del universo con las fuerzas del más allá. Lo seguimos haciendo como lo hicieron nuestros antepasados, los que ya se fueron pero que ahora están aquí.

Se reúne el grupo de cargueros, Becte, para tomar acuerdos y decidir qué van a hacer el Jueves de Corpus; entre los acuerdos está la compra de cohetes, la recolección de flores, la invitación a los hombres del pueblo para que participen en la cuadrilla de los xitas o “Viejos de Corpus”. La invitación se hace en forma muy especial a los que representarán al más viejo y a la vieja, se les lleva obsequios, pan, pulque, frutas, para ganar su voluntad de participación; a los demás se les invita en forma sencilla, así también al que portará el “torito” hecho de madera y forrado de piel.

Días antes de celebrarse las ceremonias del Jueves de Corpus, sale un grupo de viejitos, recorren el poblado y van de casa en casa, donde danzan por un momento; anuncian la fiesta, recolectan limosnas para sufragar algunos gastos.

Llegado el día, todos los pueblos y barrios que participan celebran las vísperas; se reúnen en el templo los cargueros, cada uno con su comisión. Las campanas llaman a todo el pueblo y así van llegando las mujeres con ramos de flores, los músicos con sus tamboras y violines; en el interior del templo se esparce copal a cada una de las imágenes. Las mujeres se sientan en tomo a los nichos que portarán a los santos y les van colocando ofrendas de gran belleza, de unas cazuelas de barro van tomando flores de di-versos colores y especies: borene, retama, orquídeas, ramos de mastranto, azucenas, entre otras; también se les coloca rosarios o guirnaldas de palomitas de maíz, se cuelgan racimos de capulines, guayabas, plátanos de Jungapeo, y manzanas.

Conforme se van poniendo las ofrendas se esparce copal, que junto con música de tambora y violín envuelven el ambiente en una atmósfera de profunda espiritualidad.

Con gran respeto se ofrendan matas de maíz, que se colocan en los nichos. Entre las flores y las frutas se mueven panes de caprichosas formas, de mujer, animales, como ardillas, patos, palomas, pajaritos, y coronas.

Entre los nopales y magueyeras, la noche avanza por esos caminos, van gritando los xitas y se dirigen a la iglesia.

Su llegada se anuncia con toques de campana; se les recibe con música. Se inicia una procesión en el atrio alrededor del templo.

Aquí están los xitas representando a los antepasados, a los viejos con renovada energía, llenos de fuerza para invocar la lluvia y la fertilidad.

Hay flores y frutos para la ofrenda y copal para que arome el tiempo divino.

Se echan cohetes, repican las campanas.

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Los xitas mazahuas con su nuevo rostro, en milenarios movimientos que transforman el tiempo y el espacio, hacen su entrada al templo con el mayor de la danza. Con gran reverencia caminan dentro del templo al ritmo de una tambora y un violín; los reciben los mayordomos y fiscales, quienes se encuentran en el altar. El xita más viejo, a quien también le llaman “tápale” o “mero xita”, se acerca a uno de los fiscales para pedir permiso y ponerse de acuerdo con la participación de la fiesta y le dice:

—Tata fiscal, venimos aquí de ante-mano a pedirle permiso para que descansemos un poco, ya que venimos de muy lejos, más allá de Tarandacoao, Maravatío; sólo hemos comido biznagas, garambullos y algunos animales, y mis hijos no han comido más que puros animales: lagartijas, conejos, tlacuaches, tejón, zorrillo, armadillo. Ya mañana continuará el camino.

El fiscal que se encuentra sentado a un costado del altar y contesta.

—Si ustedes desean descansar un poco, yo aquí les doy permiso, pero de comer es poco lo que tenemos, porque no ha llovido.

El mero xita conversa lo mismo con los demás fiscales, esto también lo hace la Vieja con voz tipluda y lloriqueos. Ella representa la tierra, la fertilidad.

El fiscal, con mucha seriedad, se dirige a todos los xitas y les dice:

—Nosotros queremos que los viejitos nieguen mucho a Dios que nos socorra la lluvia para dar vida a nuestra siembra, ya que aquí carecemos mucho de agua, pero con ayuda de los viejitos, y con el permiso de Dios que nos venga la lluvia… y le den vida a nuestros campos y montañas.

Responde el tata xita:

—Nosotros rogaremos a Dios para que estas tierras se den abundantes. Y no se preocupe por nosotros, por donde vamos caminando le rogaremos a Dios.

Los rostros del pueblo, con mirada profunda y emocionada, les dicen en forma repetida: rueguen por la lluvia, rueguen por la lluvia…

Una vez que el fiscal concede el permiso, los viejos, formados en columna, bailan jarabes dentro de la iglesia y salen al atrio, ahí ya se encuentran muchos vecinos del pueblo. Siguen danzando y lanzan extraños gritos; se torea el “torito”, que es cargado por un hombre en sus hombros, así lo va haciendo cada uno de los xitas, traen en sus manos una reata de lazar. Así transcurre buena par-te de la noche, con asombro de los asistentes. Nuevamente pasan al interior del templo y continúan danzando. En medio de exclamaciones se despiden de las imágenes y fiscales; todo está preparado para el día siguiente y participan en la na mbxcua ra xita carpo. ” ¡Axcale, a, a, a, a; m,m,m,m…!”

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Con su máscara de noche nos mira la Luna, que se esconde entre los magueyes bebiendo aguamiel y se pone alegre a danzar con los luceros en el manantial de agua serenada.

El alba empieza a despuntar el nuevo día, el semanero en el templo toca las campanas de las cinco de la mañana, anunciando la fiesta de los xitas. Despertamos con nuestro nuevo y verdadero rostro, nos dirigimos al manantial donde brota cristalina el agua; ahí lavo mi antiguo rostro, el día baña mi cuerpo con su luz temprana, para lucir mi nueva cara.

Ahí está Menyeje trazando signos sobre el agua, escribiendo los testimonios de nuestro origen. Sus pequeños ojos me miran, mis hijos lo miran, es la culebra sagrada que vive en el manantial y que representa al Señor del Agua. Así me enseñaron mis mayores, así se lo enseñaré a mis hijos, hay que respetarla y respetamos, nunca enojamos, ni dañar el manantial, porque si no el agua lo sien-te y se va. Nuestra vida es agua, el agua le da vida a lo que existe sobre la tierra y todo esto dice que no debemos olvidar lo que somos.

Hoy es el día señalado, las campanas siguen sin descanso llamando para asistir a la fiesta de los xitas, a la fiesta de la lluvia. Ya están en el templo los cargueros, cada uno cumpliendo su misión, los músicos tocan tambores y violines. En el recinto sagrado del fuego está Gosivi, “fogón” donde se guardan las brazas que luego son sacadas con el guaní para ser colocadas en el tontze y quemar el copal que arome la fiesta. Van saliendo las imágenes que son llevadas en nichos sobre los hombros de mazahuas, se echan cohetes que también anuncian la salida, repique de campanas, los cargueros van al frente, también las mujeres de more-nos rostros con sus niños en sus espaldas, llevan el Boximo, otras pequeña campanita que suenan sin cesar, estandartes, pequeñas cruces, adornan también con flores, panes y frutas. Los xori, cantores y resanderos, entonan viejos cantos y oraciones de profundos mensajes que salen de gargantas llenas de fe.

En la parte de atrás de la peregrinación van los xitas, en el espacio espiritual y terrenal, haciendo invocaciones. Con sus danzas, con sus gritos conforman una simbología de naturaleza ritual y sagrada. Trazan con sus danzas el sentido cósmico del ritmo del tiempo pasado-futuro, año-día. En todo este presente la naturaleza agrícola de la vida comunitaria influye poderosamente en esta festividad.

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Por los caminos de las montañas ya descienden las deidades y los hombres de diversos pueblos, para unir sus fuerzas terrenales e invocar a la lluvia y a la fertilidad.

En el cráter del tiempo nació la historia de su pueblo, Niñi Ájanse, San Pedro el Alto, con sus pasos volcánicos renuevan su tradición y salen los xitas en medio de la neblina de su lago, entre los encinos, madroños, ocote, matorrales de pingüicas y zarzales, a lo lejos los mira el cerro de Vero. Inician el descenso en su recorrido; al llegar a los peñascos del Campanario le piden permiso a la montaña para que descanse la peregrinación; ahí renuevan fuerzas y avanzan por las cañadas, con dirección a la cabecera municipal. Por estos caminos de Xeile, los que viven en el cerro del Águila o La Santa Cruz son pocos, pero es muy grande su emoción.

Por los caminos de las montañas don-de sale el Sol, donde están los montes de La Joya y de Bajomuí, vienen los xitas del barrio de Puruahua. Al salir los despiden los ángeles de piedra, que vuelan dentro del templo; los acompaña ahora la Virgen del Perpetuo Socorro. Su nicho lleva azucenas blancas, panes, frutas; hay cantos y copal; la peregrinación avanza por esos caminos que atraviesan profundos barrancos, entre las milpas verdes, rodeadas de cercas de piedra, donde crece el maguey verde, nopales y mueven sus ramas los capulines con sus negros racimos. Por este rumbo está la capilla de las Ánimas, de donde sale otro grupo de xitas o Viejos de Corpus.

Del barrio de Bonshó viene San Miguel Arcángel, guiando entre las nopaleras de tuna bonda a los xitas que saltan y gritan emocionados, e invocan la lluvia; ahí van en medio de tamboras y copal.

Por los gigantes, por esos enormes árboles, mueven sus viejas ramas, vienen corriendo y saltando los Viejos de Corpus de Maro, y ahí viene a todo galope el señor Santiago con sus ofrendas de maíz, y su pueblo, el viejo y la vieja con sus hijos, con sus máscaras temibles, con grandes sombreros de vara de sauce, barbas de ixtle. Entre ellos hay una máscara enigmática de tronco de maguey, con su mirada muy antigua que irradia emoción.

El pueblo otomí de La Magdalena también participa, ahí está la colonia, el centro y la cruz blanca; son bastantes viejos, ahora son más que el año pasado, su alegría y la tambora se oye hasta el paraje La Palma de Nejapa. Ya se dirigen a la iglesia del Señor San Miguel Arcángel con sus cantos “Mi Padre Jesús”. Vienen echando cohetes, se santiguan en la cruz blanca frente a las pinturas de Tzindo y ahí vienen.

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Se oye la tambora, los gritos y la emoción de los Viejos de Ahuacatitlán, guardianes del valle de Temascalcingo-Solís.

Allá asoman los habitantes de la tierra del relámpago y el trueno, los Viejos de Calderas; los acompañan de la montaña ardillas, tlacuaches y tejones que participan en las ceremonias para después ser liberados.

De la rinconada del cerro de La Santa Cruz, vienen bajando los xitas de La Corona por las calles de los fresnos y de los álamos.

Allá entre los árboles de zapote blanco salen los Viejos del cerro de El Calvario, y sus campanas suenan y suenan. Pasan por el árbol del Gigante, mueven sus asustados brazos y se van corriendo por la calle de la capilla de las Ánimas. Sus imágenes lucen collares de maíz reventado; flores y frutas, frescas y olorosas.

Van llegando más grupos, ahí están también los de San Francisco Solís, con sus máscaras que reflejan el secreto del sabino y el talismán de la alcantarilla. Bailan, brincan, se abrazan de la montaña y dirigen su mirada al infinito.

En el cerro Chato y El Chisque bailan y repiten en eco la emoción de los Viejos de El Puente, los Viejos de Yadi; en la ermita arde el copal de la montaña, los ailes, sauces, tepozanes ven correr al río Ndareje que lleva el mensaje de los xitas. Este canto y rezos sagrados van con la imagen de la Virgen de Guadalupe, que han envuelto en un manto blanco bellamente adornado y ceñido con una faja mazahua de figuras de pájaros y corazones.

De todos los caminos, de todos los barrios y pueblos, ya están presentes los xitas en la plaza principal de Temascalcingo, las imágenes y símbolos sagrados se han colocado con gran respeto en la parroquia de San Miguel.

El centro de Temascalcingo se transforma en el centro cósmico de la invocación, sus pasos con la planta de los pies, los repetidos golpes sobre el suelo parecen sacar y reproducir los ruidos interiores de la tierra.

Los mundos mazahua y otomí se encuentra en el espacio sagrado de los xitas con las danzas y música de profundas raíces que entrelazan el tiempo y la historia.

Los invocadores de la lluvia lanzan sus voces de ruego y todo llenan de energía; suenan las sonajas, cascabeles y me-tales de diversos sonidos. En medio de danzas, los brazos y el cuerpo de los Viejos se mueven en de diversas direcciones, van ataviados con extraños trajes de ropa vieja o nueva, representando seres reales o míticos; vestidos de caporales o charros con grandes sombreros de vara de sauce, disfraces de animales y plan-tas, demonios con cuernos de becerro o de cabras, y pintados de rojo; esqueletos que representan la muerte, llenos de vida y bailan; llevan animales vivos o disecados; sacuden ramas de pirú con sus manos. Uno carga una cruz en la que está una lechuza crucificada, con mensajes ocultos y desconocidos, portan diversos objetos que cumplen otro sentido.

[corpus02]

Los ojos de Jmicha (la máscara) permiten mirar nuestro interior y muestra la verdad oculta. La máscara le permite al hombre identificarse con la naturaleza y tratar de dominarla en forma mágica. Todos los xitas traen unas máscaras, las de Xixguaru, de tronco de maguey traídas de lejanos tiempos; otra de madera de colorín o tronco de palma; de ellas cuelgan barbas de ixtle, algunas van pinta-das; las hay de piel, cartón, metal y de otros materiales, que se identifican con el yo interno, diseñadas con gran imaginación.

Continúan las danzas y los recorridos por el centro del poblado; van los Viejos de puesto en puesto bailando y les obsequian frutas y dulces que reúnen en una canasta. Sus movimientos asombran, asustan o hacen reír, y al son de la música siguen los jarabes de Neme yo xita, la gente les dice: pidan la lluvia, pidan la lluvia…

Los xitas, en esta ceremonia, reviven épocas históricas donde se fusionaron dos culturas diametralmente opuestas; la tradición europea caracterizada por su apego al cristianismo, y la nativa, fundamentada en símbolos mágicos. Así, a través de las danzas de los xitas, con sus ritos e invocaciones se logra la cohesión del grupo; danzantes y espectadores se integran a una actividad comunitaria donde se mezcla lo religioso con lo profano, lo real con lo fantástico y simbólico; todo lo cual permite liberar impulsos reprimidos o latentes. Es una catarsis de las tensiones que afligen o angustian a los participantes.

La cabecera municipal de Temascalcingo se transforma en un universo pletórico de misterio, de máscaras que irradian la supervivencia de mitos milenarios de antiguas tradiciones.

Dentro de los ritos que se celebran este día, está la celebración de una misa, la procesión con las imágenes; las autoridades religiosas de los diversos pueblos y barrios se reúnen en el atrio, se va integrando la procesión, cada pueblo lleva su imagen al frente bellamente adornada con verdes matas de maíz, flores, frutas y panes; mayordomos y fiscales, todos los cargueros entonan cantos y alabanzas: con la dirección de los Xorí; se esparce copal, suenan pequeñas campañas, los mayordomos portan el Boximo, palanganas con flores y ceras y un bastón, símbolo de mando; los acompaña la música, mujeres que entonan cantos y amamantan a sus hijos, hay ceras encendidas, estandartes y ancianos que llevan sus sombreros en la mano; el párroco lleva una custodia que va colocando en los altares que se han puesto en trayecto del recorrido y realiza ritos cristianos propios de la fiesta. En la procesión los acompañan niños y niñas vestidos con la indumentaria tradicional, les llaman “los inditos”, cargan huacales, portan palanganas que contienen pétalos de flores que esparcen en el trayecto de la procesión, para hacer el recorrido por las calles aledañas a la parroquia.

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Todos los santos tienen una relación con los elementos de la naturaleza (agua, fuego, viento, tierra. Sol, Luna) que intervienen para la fertilidad de la tierra. Las comunidades sienten la obligación de cumplir con las ceremonias religiosas, como la del Jueves de Corpus.

Una vez concluido el recorrido, se hace la entrada en el templo y vuelven a colocar las imágenes cerca del altar, con todo respeto se les santigua con humo de oloroso copal.

En el atrio de la iglesia, bajo antiguos y legendarios fresnos, eucaliptos y olivos, se reúnen los cargueros para dar de comer a los xitas, se sientan en los prados y antes de tomar la comida, uno de los cargueros ofrece comida al Mejomui, Señor de la Tierra: una porción de tortilla de maíz se coloca sobre la tierra con respeto y reverencia; se les invita a los xitas tomen sus sagrados alimentos, se les sirve en un plato de barro arroz, mole con carne de guajolote o pollo, frijoles, salsa verde, chiles y van sacando tortillas de una servilleta que se encuentra dentro de un chiquihuite; se acompaña la comida con agua natural, refresco o pulque. Una vez que han terminado de comer, agradecen y vuelven a colocarse sus máscaras, los grupos de xitas continúan danzando por diversas calles de la población.

Ya entrada la tarde, todos los cargueros se organizan y se despiden del Señor de la Coronación, esparcen copal, todas las imágenes presentes empiezan a regresar a sus comunidades por los diversos caminos, que como venas los llevan al corazón de la montaña. Los caminos se reconstruyen con su fe remota y renovada, con la fuerza y energía de su invocación. Y van ascendiendo por la montaña entre la luz y la sombra de los árboles donde cantan libres las aves que anuncian su retorno.

Han llegado a su pueblo, los reciben con respeto y alegría, los ojos de los ancianos se llenan de emoción y lágrimas, ellos saben que la invocación de los xitas ahuyentará el hambre y habrá maíz para comer; que caerán los lluvias, para que de la tierra siga brotando la vida, el alimento y el amor. Repican las campanas, las mujeres atizan apresuradas para pre-parar alimentos, los perros corren azorados, ladran y emocionan; siguen tocando las campanas, se lanzan cohetes; han llegado los Viejos de Corpus danzando y gritando siguen invocando. Las imágenes hacen su entrada en el templo y ocupan su sitio, reciben el respeto de los fiscales y mayordomos quienes esparcen copal a los cuatro vientos, la música envuelve con nostalgia las plegarias de la tarde.

Los xitas con sus máscaras eternas petrifican el instante humano, con su fe y energía en silencio transmiten sus mensajes en un lenguaje sin tiempo y en un espacio que libera.

Los Viejos siguen danzando dentro del templo y después salen al atrio donde continúan con sus invocaciones, gritos y torean el pequeño toro de madera forrado de cuero que carga un hombre, quien con gran habilidad lo mueve para embestir, y todos los Viejos pasan a torearlo queriéndolo lazar; lo mismo hace el más pequeño de los xitas y sigue la Vieja. El más viejo es embestido por los cuernos del toro y muere, esto conmueve a todos y en medio de lloriqueos lo llevan a sepultar; doblan campanas y en el momento de darle sepultura, el viejo recobra la vida y continúan los jarabes, la música, hay alegría en todos.

Los xitas siguen danzando, las sombras de las montañas anuncian la llegada de la noche; las campanas tocan la despedida de los xitas, realizan una ceremonia en el atrio o dentro de la iglesia, o como la del puente en la ermita ubicada en las márgenes del río Ndareje.

Los xitas en medio de lamentaciones forman dos filas y se abrazan inclinando la cabeza en dos movimientos, en dirección del hombro izquierdo y del derecho. Se piden disculpas, se reafirma el compromiso de no dejar la tradición y cumplirla, de seguir con la costumbre que dejaron los abuelos. Se despiden de los mayordomos, fiscales, cargueros y santos. Las brasas del copal siguen ardiendo, siguen vivas.

Los xitas, con su energía, se han librado de la tristeza y el dolor, han dado sus mensajes a la naturaleza a las fuerzas divinas, han cumplido con su manda. Las montañas los cubren con la cobija de la noche.

Ya en lo alto del cielo en silencio se reúnen las nubes para danzar fértiles movimientos de lluvia.

Indigenas y demás “primitivos”

Indigenas y demás “primitivos”

Relacionado con lo que se ha dicho, aquí pongo un extracto de un
artículo aparecido en la revista “The Ecologist”.
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Fecha de publicación: 1-1-2003
Revista: The Ecologist para España y Latinoamérica
Autor: Pedro Burruezo

” Cada vez que me invitan a dar una charla en algún centro rural,
universitario o vecinal, se repiten los mismos esquemas. Hablo sobre
los paradigmas de la sociedad excedentaria, sus desastres, y abogo
por la austeridad eco-nómica, la Tradición, lo vernáculo, la escala
humana, el pasado… Y algunos me tildan de idealista.
Desgraciadamente, el Sistema se ha encargado muy bien de que muchas
de las personas que así me tildan tengan pocos o nulos conocimientos
sobre Historia, antropología, etología, etnología… La visión que
ellos tienen del mundo natural, de nuestros ancestros y de culturas
no tecnocientíficas, lastimosamente, muy poco tiene que ver con un
estudio profundo y vivencial.
Ellos no tienen la culpa, no obstante, de que sus opiniones sean
producto inequívoco de siglos y siglos de estado de sitio mental
ordenado por una sociedad, la tecnocapitalista, que, partiendo del
antropocentrismo, del darwinismo, del mecanicismo y del
cartesianismo, ha esgrimido absurdos y reduccionistas embustes sobre
todos aquellos modos de vida que no son el postindustrial. De esta
forma, y con la utilización de las armas, el “homo tecnologicus” ha
conseguido perpetuarse en el poder y zafarse de los sectores
críticos (…)

¿VIVIMOS MEJOR?
Una de las grandes mentiras de nuestra era es la interesada
confusión que se da entre esperanza de vida y salud.

La industria nos dice de forma machacona a través de los mass media
que hoy se vive más años que en la Antigüedad. Pero es falso. Y, lo
que es más grave, los años que se viven hoy se viven peor. La
tecnoindustria, cuando habla del pasado, se refiere a la Edad Media
en Occidente, un agujero negro en la historia de la Humanidad. El
pésimo reparto de la riqueza (y, por consiguiente, una ciudadanía
desnutrida), la construcción de protociudades sin alcantarillados y
la ignorancia generalizada eran pasto de epidemias de todo tipo y de
un alto grado de mortalidad entre todos los sectores de la
población.
En la actualidad, las mejores condiciones higiénicas han conllevado
algunos éxitos contra algunas enfermedades infecciosas, pero la
decadencia social, el estrés continuado, la vida sedentaria, el
tabaco y el alcohol, la vida erigida sólo a partir de lo material,
la mala alimentación, (…), el uso y abuso de antibióticos (…),
la polución medioambiental, (…)las pandemias como el sida o el
cáncer, la ingente cantidad de enfermedades mentales, el desorden
espiritual de nuestra época, las disparadas tasas de enfermedades
degenerativas, … están conduciendo a una situación insostenible.

Los especialistas ven, no obstante, cada vez más claro. Para el
doctor Pedro Ródenas, “las nuevas generaciones están falleciendo a
edades más tempranas (infartos, tumores malignos) y se están
multiplicando y adelantando en el tiempo las patologías
degenerativas y crónicas que comportan un importante deterioro de la
calidad de vida (diabetes, asma, cáncer, Alzheimer) (1). (…)
Aunque el individuo no llegue a ser del todo consciente de este
aumento, pues suele aceptar el hecho de estar enfermo como algo
inevitable aunque desagradable, los expertos sí ven con preocupación
cada vez mayor que esta situación está dando lugar a una serie de
problemas importantes. Algunos hablan ya de un deterioro
catastrófico de la salud de los pueblos civilizados” (2).

SALUD EN LA EDAD DE PIEDRA
Si echamos un vistazo a la antropología más comprometida,
descubriremos una parte del pastel que, muy interesadamente, ha sido
velada hasta ahora a la opinión pública.
La realidad de las eras primitivas, de toda la franja paleolítica,
la realidad de nuestros antepasados recolectores-cazadores es que,
como dice John Zerzan (que también cita a otros autores), “el fin de
la vida de recolección y caza trajo una merma de la talla, la
estatura y la robustez del esqueleto (Cohen y Armalagos, 1981;
Harris y Ross, 1981), la caída de los dientes, deficiencias
nutritivas y la mayoría de las enfermedades infecciosas (Larsen
1982, Buikstra 1976 a, Cohen 1981)” (3).
Para los citados Cohen y Armalagos, y también, por supuesto, para
Zerzan y para otros muchos antropólogos y estudiosos, “considerada
en conjunto, la llegada de la agricultura supuso un declive general
de la calidad y probablemente de la duración de la vida humana”. Lo
mismo ocurre con la sociedad tecnoindustrial, que ha significado un
paso más hacia la decadencia física y moral de nuestra especie. El
doctor Liverlees ha escrito: “Estamos siendo testigos de la
decadencia del ser humano, la decadencia de su dentadura, sus
arterias, sus entrañas y sus articulaciones, en una escala colosal y
sin precedentes”.

¿O LA CIENCIA O EL DESASTRE?
En las charlas citadas, suelo exponer los once paradigmas que
asentaron la economía excedentaria y que la perpetúan. Uno de ellos,
precisamente, hace referencia a la economía neoliberal.

El axioma podría resumirse así: “No hay elección: o la economía
neoliberal o el mundo salvaje, la miseria, la enfermedad, la
desnutrición y la muerte”.
Todo esto es una de las calumnias y de las falacias más
inverosímiles con que Occidente se ha estado autoengañando desde que
Colón dio el pistoletazo de salida de un proceso devastador de
destrucción y de clonación cultural a escala planetaria.

Para ver la soberana cara de la verdad, vuelvo a citar a Zerzan
porque sus escritos son, en este sentido, emblemáticos: “Los isleños
andaman, al este de Tailandia, no tienen líderes, ni
representaciones simbólicas, ni animales domesticados. También
desconocen la agresión, la violencia y la enfermedad; sus heridas
curan sorprendentemente rápido y su vista y su oído son
especialmente agudos. Se dice que han decaído desde la intrusión
europea a mediados del siglo xix, pero muestran otras
características físicas notables como su inmunidad natural a la
malaria; además, su piel es lo suficientemente elástica como para
que desaparezcan las marcas que deja el parto y las arrugas que
nosotros asociamos a la edad”.

Diversos antropólogos, con De Vries (4) a la cabeza, han sentenciado
que la ausencia de enfermedades degenerativas, la carencia de
patologías mentales, el parto sin dolor… eran la realidad
cotidiana de nuestros antepasados, el australopitecus, el Homo
habilis, el Homo ergaster, el Homo erectus, el Homo antecessor y el
Homo neanderthalensis.
El nunca lo suficientemente bien ponderado Jerry Mander (5) cita a
Sahlins: “Casi universalmente partidarios de la tesis de que en el
Paleolítico la existencia era dura, nuestros libros de texto se
esfuerzan en transmitir una idea de fatalidad inminente, que nos
hace preguntarnos no sólo cómo podían vivir los cazadores, sino, en
realidad, si aquello era vida”. Para Sahlins, nuestro léxico está
cargado de maquiavélicas expresiones que señalan al Paleolítico como
un mundo que, por natural, resultaba depravado: “mera economía de
subsistencia”, “ocio limitado”…
Manuel Seara dice: “Los neandertales fueron cazadores y
recolectores, nómadas que llevaron una vida muy dura y arriesgada”
(6). ¿No es una visión parcial la de Seara? Mander señala
que “Sahlins considera estas actitudes `el primer prejuicio
claramente neolítico’ creado deliberadamente para definir la
relación del cazador con la tierra y los recursos de la forma `más
compatible con la misión histórica de arrebatárselos'”.

Efectivamente, la sociedad excedentaria es la economía de los
recursos y del mercado. Para robarlos, necesita desarraigar a las
poblaciones vernáculas de sus tierras y crear un caldo de cultivo
favorable entre la ciudadanía democrática que legitime esa
expoliación: creando prejuicios, desprestigiando al “otro”,
reinterpretando la Historia (¿quién la escribe, sino los
vencedores?)…
Pero la verdad sobre el tipo de vida Paleolítico, representado en
tiempos recientes, por ejemplo, por los cazadores de Tierra de
Arnhem Occidental (Australia), lo expresa muy bien el citado Jerry
Mander: “No les gusta la dieta monótona. Trabajan para conseguir una
amplia variedad de alimentos muy por encima de la cantidad
suficiente. Según los investigadores McCarthy y McArthur, el consumo
dietético de los cazadores era (años sesenta, fecha de los estudios
citados) adecuado según los criterios actuales del Consejo Nacional
de Investigación de América. En varias comunidades aborígenes el
consumo superaba las 2.130 calorías, lo que supone un nivel de
nutrición mejor del que disfruta el 15% de la población
estadounidense”.
Pero la contaminación “acultural” occidental conlleva pérdidas (…)
y la salud de sus integrantes se deteriora en la medida en que
adoptan fórmulas existenciales civilizatorias y, en especial, la
típica dieta occidental (7).

MEDIO AMBIENTE
Es absolutamente aberrante comprobar de qué forma, en contra de
todas las evidencias, la tecnoindustria médica sigue hablando de
factores genéticos de riesgo, cuando, hablando de enfermedades, mira
hacia otro lado ante la infinidad de datos que muestran una relación
clarísima entre la degradación medioambiental y social y las
enfermedades de la civilización. (…)

La salud y el tipo de vida de nuestros antepasados, los recolectores-
cazadores, no tenían nada que ver con la sinrazón occidental. Sirvan
como ejemplos los relatos de aquellos exploradores de los siglos
xviii, xix y principios del xx que, en sus viajes a zonas
inexploradas, encontraban poblaciones que vivían en zonas
tropicales.
Miquel Izar, en su libro El rechazo de la civilización, nos habla,
en sus razonamientos contra la conquista de América, de las formas
de vida de los nativos y de lo que descubrieron los conquistadores,
que poco tiene que ver con el adoctrinamiento oficial. Pierre Loti
conoció la vida paradisiaca en Polinesia. Bruce Chatwin está bien
documentado sobre aborígenes australianos.

Siempre se repiten los mismos esquemas: ausencia de líderes, equidad
hombre-mujer, propiedad consuetudinaria, economía recolectora,
control poblacional, conservación de los recursos, espiritualidad
cósmica, animismo-hilozoismo, vida familiar (una familia que
transgrede el grupo mononuclear contemporáneo), alimentación
orgánica y local (silvestre en su mayoría, la mejor, la más vital),
salud natural, mucho tiempo para el ocio, una vida entregada a los
placeres ajenos al encorsetamiento judeocatólico, una agua nítida,
un aire limpio. Estas son las verdaderas razones de la
inquebrantable salud de aquellos grupos. Y una más. La vida en
armonía con la Naturaleza procuraba a nuestros antepasados un
conocimiento perfecto de su propio cuerpo. El “homo tecnologicus”
vive completamente alejado de su organismo.

CONTRACEPCIÓN NATURAL
(…)
Para Zerzan, “un fenómeno intrigante de los recolectores-cazadores
es su capacidad para prevenir el embarazo sin utilizar métodos
anticonceptivos (Silberbauer, 1981). Se han barajado y descartado
diversas hipótesis; por ejemplo, la relación entre la concepción y
los niveles de grasa corporal (Frisch, 1974; Leibowitz, 1986).

Una explicación plausible sería que los pueblos no domesticados se
encuentran más íntimamente conectados con su físico. Las mujeres
forrajeras no tienen los sentidos aletargados y sus procesos no son
algo ajeno a ellas; probablemente, no resulte ningún misterio el
control sobre la natalidad para aquéllas cuyos cuerpos no son unos
objetos extraños sobre los que actuar”.
En el extremo opuesto, uno de cada cuatro niños que esta temporada
ha empezado la educación primaria en Dinamarca procede de la
fecundación artificial, un porcentaje muy alto, debido, sobre todo,
a los disruptores hormonales químicos y otras formas de
contaminación con disfunciones endocrinas (10). Con su divorcio del
mundo natural, el hombre contemporáneo “ha ido bloqueando sus
instintos y, con ello, el valioso canal de información que
constituía la estrecha interrelación que en otro tiempo existía
entre su consciente y su inconsciente” (11).

¿DE QUÉ SOLUCIONES HABLAN?
Inder Verma, profesor investigador del Laboratorio de Genética del
Instituto Salk, ha dicho: “El mejor legado del Proyecto Genoma
Humano es que ha estimulado la imaginación acerca de la biología. En
los próximos 30 o 40 años nos habremos librado de la mayoría de las
enfermedades y podremos preguntarnos las grandes cuestiones acerca
de la naturaleza humana” (12).

Estas declaraciones forman parte de una cuidada estrategia global de
la economía excedentaria para sustituir a los antiguos brujos de las
tribus neolíticas (…), para crear una nueva santurronería: la
tecnológica. El Sistema nos dice: “No os preocupéis. Tenemos
soluciones técnicas para todos los problemas. En el futuro, las
enfermedades desaparecerán y la vida artificial romperá los límites
de la dictadura de las leyes naturales”.

También todo esto es mentira. Como hemos visto, las nuevas
enfermedades no dejan de aparecer, las tasas de cáncer se disparan
y, como muy bien ha dicho Goldsmith, “no existen soluciones
tecnológicas para los grandes problemas que hoy asuelan a la
Humanidad” (13).

REINCORPORACIÓN AL MUNDO NATURAL
Quiero incluir las palabras del Llamamiento fundamental a la
conciencia. Los Haudenosaunee (nativos iroqueses) se dirigen al
mundo occidental (14): “El aire es tóxico. Las aguas están
envenenadas. Los árboles agonizan. Los animales desaparecen. Creemos
que hasta los sistemas climáticos están cambiando. Nuestras antiguas
enseñanzas nos advirtieron de que estas cosas ocurrirían si el
hombre alteraba las leyes naturales. Cuando desaparezca la última
forma natural de vida, desaparecerá con ella toda esperanza de
supervivencia humana. Y nuestra forma de vida está desapareciendo
rápidamente, víctima de los procesos destructores”.

Durante el Paleolítico y, actualmente, en las religiones
tradicionales y en la cosmovisión indígena, el ser humano jamás
ocupó el lugar que el hombre tecnológico hoy se ha arogado para sí.
Nuestros antepasados vivieron durante, como mínimo, dos millones y
medio de años en una armonía absoluta con el medio. No existe
ninguna solución a medias para la salud de nuestra especie, ni
mental ni fisiológica. Si queremos conocer la salud de hierro de la
que disfrutaron nuestros ancestros deberemos, para nuestro bien y
para el de toda la ecosfera, reincoporarnos al mundo natural sin
límites y sin condiciones.

No podemos esperar que las ideas de sostenibilidad surgidas de las
democracias occidentales puedan solucionar los problemas. (…)¿Cómo
podemos concebir una sociedad que goce de salud mental y fisiológica
si nuestro aire es pútrido; si nuestras aguas tienen cientos de
restos químicos; si no hemos sido diseñados por cientos de miles de
años de evolución para vivir en megalópolis-cárceles?

Llegados a este punto de la conferencia, siempre surge una voz
extasiada: “¿Debemos volver a las cavernas?”.
No parece conveniente, al menos de golpe. Como hemos visto, parece
innegable que los grandes problemas que hoy nos asuelan empezaron
con la agricultura y con el divorcio del hombre de su medio. Los
primeros pasos hacia atrás tienen que ser, pues, a través de la
agricultura y de la sociedad relocalizada y de escala humana.. Hay
que volver a la primera agricultura (la orgánica) y la sociedad
rural para luego dar otro paso y retomar la senda cósmica de la
libertad sin condiciones.

AL MARGEN DEL SISTEMA
En cuanto a las soluciones particulares, vivir lo más al margen del
Sistema, lo más lejos que nos permitan nuestras posibilidades,
parece una opción adecuada.
Ello significa, también, una dieta ética y sana(…). Además, una
conducta ética para con los demás y con el medio y, por supuesto,
una espiritualidad en paz.

Entre mis compadres gitanos del barrio de Hostafranchs, en
Barcelona, se ha llevado a cabo recientemente un estudio de salud.
David Laguna Arias ha escrito: “Existe una reticencia para acudir al
médico, pues se cree que, necesariamente, éste va a diagnosticar una
enfermedad durante la visita. Por eso, los kalós atribuyen a los
payos mayor riesgo de enfermedad”.
Parece una superstición, pero es cierto. Una enorme cantidad de
problemas que tienen que ver con la salud están directamente
relacionados con errores yatrogénicos (efectos secundarios de la
medicación).
De hecho, una gran parte de la nómina de ecologistas actuales se ha
adentrado en el mundo activista por padecer patologías causadas
directamente por la yatrogénesis o la contaminación y para los que
el sistema sanitario convencional no tenía solución. Por ello, y en
lo referente a la salud y las soluciones personales, como asegura
el “primo” Nicolás, Nicolás Jiménez, gitano y ensayista, acerca de
la cosmovisión kaló (que coincide, en este caso, con la cosmovisión
de nuestros antepasados recolectores), hay que recuperar el amor por
lo esencial: “La biofilia o el amor a la vida es uno de los ejes
estructuradores de la cultura romaní” (15).

AMOR A LA VIDA
Nuestra sociedad necesita (…) recuperar el amor a la vida. La
salud de las mujeres gitanas no se mide por su buen aspecto físico,
algo que es posible enmascarar, sino por su fertilidad. ¿Qué se
puede esperar de una sociedad que desprecia a los niños?

¿Qué se puede esperar de una sociedad en la que los doctores
reciben “un promedio de tres kilogramos semanales de publicidad de
la industria farmacéutica”? (16). Esta aseveración data de 1976,
cuando Dupuy y Karsenty publicaron La invasión farmacéutica.(…)
¿Qué decir cuando muchos fármacos son ineficaces, y aun así se
venden, se anuncian, se consumen, se recetan?”. Es más rentable un
mundo enfermo.(…).
Nuestra sociedad necesita, si quiere estar sana, apostar por una
vida libre, en armonía con el medio, con un medio limpio y puro,
aunque ello conlleve cambios drásticos en los procesos de producción
y de economía. (…) Richard Smith, director del British Medical
Journal, ha reconocido: “Los laboratorios, por imposiciones del
mercado, gastan mucho dinero en productos que aportan muy poco a los
ricos, pero no logran producir ningún nuevo fármaco para las
enfermedades de los pobres” (17).

CON-CIENCIA ALTERADA
Para Thomas Berry, “la era industrial es un periodo de arrobamiento
tecnológico, un estado de conciencia alterada, una fijación mental
que puede explicar que hayamos llegado a destrozar nuestro aire,
nuestra agua y nuestro suelo y a dañar gravemente todo nuestro
sistema vital básico” (18).

Eso sin contar las agresiones a lo sagrado: para la sociedad
tecnológica, los seres vivos (incluyendo el ser humano) son sólo un
conjunto de relaciones químicas y hormonales. Estas agresiones a la
espiritualidad tienen, también, innegables consecuencias en nuestra
salud. Leyendo el Tao de Lao Tsu, uno comprende cuán pequeño es el
conocimiento humano al lado de esa sabiduría infinita de que hablan
los pueblos tradicionales al referirse a los poderes cósmicos.
Cuando Lao Tsu rememora la sapiencia de los antiguos seguidores del
Tao, nos está hablando de las poblaciones primitivas que habitaban
el mundo mucho antes de la aparición de la agricultura.

Los datos sobre las formas de vida, inteligencia, ética y estética
sobre aquellos pueblos han sido claramente manipulados por la
economía excedentaria. Ustedes dirán: “Si aquellos humanos eran tan
inteligentes y tan sanos, ¿por qué la agricultura, la tecnología y
la sociedad de masas tardó tantos cientos de miles de años en
aparecer?”.
Pero, ¿no creen que sería preciso formular la pregunta al revés? Si
aquellos hombres y mujeres vivieron conforme a las leyes naturales
durante varios cientos de miles de años, unos dos millones y medio
de primaveras, ¿qué error, hace sólo unos quince mil años, les
condujo hasta aquí?.
Reintegrarnos al mundo natural tiene que ser una prioridad absoluta
para nuestra especie. Y, ¿de quién debemos aprender, en quién
podemos inspirarnos? En los sanos hombres del Paleolítico y en los
actuales pueblos no domesticados, así como en aquellos colectivos
vernáculos que siguen viviendo en pos de la Tradición.

Los indios guaraníes, cumpliendo con los sueños de sus lejanos
ancestros, han dejado sus lugares de origen, ya que la sociedad
tecnológica lo estaba invadiendo todo. Ellos dicen que “su cultura
continuará y que van a enseñar al hombre blanco los valores
esenciales que ha perdido y cómo curarse física y espiritualmente”
(19).
Reincorporarnos al mundo natural no puede ser algo racional, mental,
frío. Tiene que ser una conmoción, una entrega absoluta. Como señala
Goldsmith, “la ecología que necesitamos no es la ecología que supone
ver la ecosfera de la que dependemos para nuestra supervivencia con
distancia y desapego científico. No salvaremos nuestro planeta (ni,
por supuesto `nuestra salud’) con una decisión consciente, racional
y carente de emociones ni con la firma de un contrato ecológico con
él en base a un análisis de costos y beneficios. Se necesita un
compromiso moral y emocional”.

(…)Recuperar la salud significa, inexorablemente, escuchar el
latido de la Ley Natural que está atronando en nuestros oídos, a
pesar de nuestra demencial sordera.

Pedro Burruezo es redactor jefe de The Ecologist

Notas
1. Ródenas, Pedro. El médico naturista opina. Océano Ámbar. 2000.
2. Bruker, M. O. La salud por la alimentación. Integral. 1992.
3. Zerzam, John. Futuro primitivo. Numa. 2001.
4. De Vries. Primitive Man and his food. Chicago. 1952.
5. Mander, Jerry. En ausencia de lo sagrado. José J. de Olañeta.
1996.
6. Seara, Manuel. El origen del hombre. Anaya. 1999.
7. Goldsmith, Edward. El Tao de la ecología. Icaria Editorial. 1999.
8. VV.AA. Perspectivas del medio ambiente mundial, GE0. Ediciones
Mundi-Prensa. 2002.
9. Dröscher, Vitus B. ¡Aprendamos de los animales! Flor del Viento
Ediciones. 1996.
10. Olea, N. Conferencia sobre disruptores endocrinos en Amayuelas
de Abajo. Otro mundo es posible. 2002.
11. De la Rosa, Raúl. Medicina del hábitat. Terapión. 1994.
12. Declaraciónes a El País, 15-IX-2002.
13. Goldsmith, Edward. Encuentro interreligioso por una visión
ecológica del mundo. BioCultura BCN. Mayo 2002.
14. Reunión en Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas. 1977.
15. Jiménez, Nicolás. Retrato socio-antropológico del pueblo rom. I
Tchatchipen. Nº 38.
16. Dupuy, J.P.; Karsenty, S. La invasión farmacéutica. Editorial
Euros. 1976.
17. Declaraciones a El País. 1-X-2002.
18. Berry, Thomas. The Dream of the Earth. Sierra Club Books. San
Francisco. 1990.
19. Miowa, Yara. Declaraciones a La Vanguardia. 11-X-2002. Miowa es
licenciada en Antropología Religiosa por la Sorbona y autora de
Kurahycorá (Urano. 2002).
20. Maier, Richard. Comportamiento animal. McGraw Hill. 2001.

Notas sueltas sobre la espiritualidad indigena

La gente olvida con facilidad que el  chamanismo  viene de un  pueblo,  tiene una sangre que late, tiene una carne que se mueve y huesos que a veces se rompen.
El chamanismo  sobrevivira mientras sobrevivan  los pueblos indigenas, pero  no gracias a los que dan  cursos ni  a los que se presentan como grandes lideres, sacerdotes o  guias pero  que nunca han levantado  su mano  para ayudar  o vivir junto  con el indigena.
Nunca falta quien diga y llegue con alguien que es curandero  o medico  tradicional  y le diga: Quiero  ser chaman….
Cuanto  es?.

Lo que no  entienden es que no  es algo  que se compra porque no  se compra la sangre derramada. No se compra la fuerza de aquellos que han sostenido una tradicion en medio  de vejaciones y el  estar  siempre en  constante via de extincion.
Los indigenas llevan  500  años viviendo  asi  y sin necesidad de aprendices “urbanos” “de pago  y me voy”. Si se quiere conocer el  chamanismo es necesario  no  solo  conocerlo.
Se necesita conocer a los  pueblos donde existe. Y de un modo  u otro  ser parte de ellos.
No hay mucho  de donde escoger.
Compartir las heridas de donde se derrama la sangre o poner las manos para cerrar las heridas.
Llevan  500 años sobreviviendo  sin los “aprendices” que se interesan solo por los ritos y no por ellos. Viviran  otros 500 años sin necesidad de tenerlos a ellos.

Una cultura desconocida

El descubrimiento de América aún no concluye. Tal es la idea básica de Carlos Montemayor en Los pueblos indios de México hoy, editado por Planeta este año.

Aunque el encuentro geográfico se realizó; aunque se descubrió una nueva hidrografía, flora y fauna, “La cultura de la población original de estas tierras sigue siendo desconocida, sigue aún sin ser descubierta. Incluso se le sigue llamando a esta población con un nombre equivocado: los indios”, llamados así por una falsa creencia europea del siglo XV, que sólo reconoció la existencia de Europa, Asia y el Norte de África.

“Los mayas establecieron un calendario más exacto que el usado por la población mundial en el siglo XXI”, a pesar de las condiciones de neblina en que lo realizaron, lo que supone una técnica avanzada, además de muchas generaciones de científicos para lograr esa exactitud en los cálculos.

Otro rasgo notable es la evolución y cultivo de la escritura, además de la abundancia de lenguas “más de doscientas al arribo de los españoles; apenas sesenta, al iniciarse el siglo XXI”, refiere el también autor de Arte y plegaria en las lenguas indígenas de México. La conquista se ensañó especialmente con ellas, a través de la destrucción material de libros, la imposición del alfabeto latino para escribir en sus lenguas, incluso con la eliminación física y cultural de los intelectuales.

Fray Diego de Landa fue un verdadero inquisidor que organizó la mayor quema de libros indígenas, junto a los mismos cadáveres de intelectuales mayas, no sin antes mencionar que “Escribían sus libros en una hoja larga doblada con pliegues que se venían a cerrar todos entre dos tablas que se hacían muy galanas, y que escribían de una parte y de otra a columnas, según los pliegues; y que este papel lo hacían de las raíces de un árbol y que les daban un lustre blanco en que se podía escribir bien”…

Los nahuas, los mixtecos y los zapotecos contaban también con libros en piel de venado con distintos formatos.

Pero no solo los conquistadores españoles atentaron en contra de la cultura indígena; en el siglo XX el gobierno mexicano aplicó programas de alfabetización que con “la castellanización se propuso desaparecer las lenguas indígenas por considerarlas una barrera para la unificación nacional.”

También se prohibió a los pueblos indios cultivar su propia música, su danza y su teatro.

Montemayor, quien ha traducido al español a clásicos griegos, cuestiona: “¿Por qué los fenicios, cartegineses y romanos fueron más objetivos al enfrentarse con los pueblos bárbaros ibéricos, galos y sajones que los europeos de los siglos XV y XVI que se enfrentaron con los grandes y civilizados pueblos del continente americano? Quizás los fenicios y los romanos se hallaron más libres de fanatismo religioso. Acaso lo fenicios y los romanos actuaron con menos codicia que los europeos del siglo XVI.”

Como aquellos, hace notar el autor de Chiapas, la rebelión indígena de México, “Algunos mexicanos del siglo XXI aún no están seguros de si estos pueblos son libres y si deben tener dominio sobre sus bienes. Tampoco están muy seguros de la racionalidad de los indios ni de su capacidad de desarrollo.”

Los intelectuales de la independencia y, por lo mismo, de la nacionalidad mexicana, reivindicaron al pasado prehispánico, al indio puro, pero continuaron discriminando a los “indios de carne y sangre.”

Guillermo Bonfil Batalla en su clásico México profundo. Una civilización negada (CNCA–Grijalbo, 1990), es una referencia obligada aquí: “Los grandes monumentos arqueológicos sirven como símbolo nacional. Hay un orgullo circunstancial por un pasado que de alguna manera se asume glorioso, pero se vive como cosa muerta, asunto de especialistas o imán irresistible para atraer turismo. Y, sobre todo, se presume como algo ajeno, que ocurrió antes aquí, en el mismo sitio donde hoy estamos nosotros, los mexicanos. El único nexo se finca en el hecho de ocupar el mismo territorio en distintas épocas, ellos y nosotros. No se reconoce una vinculación histórica, una continuidad. Se piensa que aquello murió asesinado o redimido en el momento de la invasión europea. Sólo quedarían ruinas, una en piedra y otra vivientes. Ese pasado lo aceptamos y lo utilizamos como pasado del territorio, pero nunca a fondo como nuestro pasado: son los indios, lo indio.”

Tal vez los enemigos más radicales de los indígenas mexicanos han sido los liberales del siglo XIX (con Juárez, Lerdo y Díaz a la cabeza). “El liberalismo mexicano destruyó más comunidades en un siglo de las que la colonia destruyó a lo largo de trescientos años.”

Pero eso no significa que en el siglo XX no se haya despreciado y reprimido a los indígenas. Cómo olvidar que el gobierno de Salinas llamó “monolingües” a los integrantes del EZLN. “Como si la condición de indígena «monolingüe» fuera sinónimo de primitivismo y violencia —afirma el autor de Arte y plegaria del cuento indígena—, como si se olvidara que la mayor parte de lo mexicanos son monolingües que sólo hablan español, no el tzeltal, el tzolzil o el mixteco, que además de su lengua materna hablan el castellano y a menudo otras lenguas de la región.”

Durante el siglo XX se pretendió una vez más desaparecer a los indígenas mexicanos, sobre todo con la castellanización. “En 1947 supusimos que la lengua española desempañaba una función de unificación o de cohesión. No fue así. La lengua española había jugado entre las lenguas vernáculas un papel de imposición; después de lengua de trabajo y aún el de instrumento de autodefensa. Las castellanización había sido una forma de destrucción cultural. Había provocado procesos de sometimiento social o de discriminación no muy diferentes de lo que en Estados Unidos ocurren con la lengua inglesa y la española.”

En algunas zonas del país, por ejemplo, a principios del siglo XXI, las familias no quieren que los hijos sigan hablando la lengua indígena; quieren que aprendan español por que sienten que así estarán mejor preparados para sobrevivir. En Estados Unidos, también a principios del siglo XXI, por la misma razón, las familias no quieren que sus hijos hablen español. En México algunos se avergüenzan de hablar lengua indígena. Muchas familias se avergüenzan de hablar español en Estados Unidos. Hay comunidades zapotecas en la ciudad de Los Ángeles que solamente hablan zapoteco e inglés, no zapoteco, español e inglés. Su lengua materna es el zapoteco y se ha desplazado su lengua de trabajo del español al inglés.”

Liberales del siglo XIX como José María Luis Mora y Emilio Rabasa (padre del último negociador zedillista con el EZLN) proclamaron la igualdad como un principio inamovible para la nación. Esta “igualdad” sólo sirvió para negar la existencia de los pueblos indígenas y desconocerlos como sujetos de derecho.”

Neoliberales del siglo XX como Ernesto Zedillo negaron una vez más la autonomía de los pueblos indios de México con el argumento de la “balcanización”, la desaparición misma de la nación. El mismo gobierno colonial estableció una “audiencia” y medidas protectoras para estos pueblos. Durante el siglo XIX el gobierno de Jalisco, por ejemplo, dio un reconocimiento jurídico a los indios. El mismo gobierno neoliberal de Salinas suscribió en 1990 un convenio internacional (el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo) que reconoció la personalidad jurídica de los pueblos indígenas y que lo obligaba a reformar la Constitución de acuerdo con estas disposiciones. El mismo gobierno de Zedillo firmó en 1996 los Acuerdos de San Andrés, donde reconoció el derecho a la autonomía de los pueblos indígenas; solo que nunca los cumplió, deshonrando su propia firma.

“Durante quinientos años no los hemos dejado ser como son. Tampoco hemos aceptado que nosotros somos los que debemos cambiar”, concluye Carlos Montemayor.

21 de marzo de 2001

Tradiciones mazahuas

La cultura mazahua representa, en la actualidad, uno de los grupos indígenas más arraigados en el Estado de México. Sus comunidades se localizan en el noroeste y comprenden municipios como Atlacomulco, Jocotitlán, El Oro, San Felipe del Progreso, Ixtlahuaca, Villa Victoria, Villa de Allende, Donato Guerra y Temascalcingo.

Los mazahuas han conservado la tradición de no sepultar a sus muertos al azar; por el contrario, cada familia tiene su propio espacio. Los esposos son enterrados lo más cerca posible uno del otro; los hijos, alrededor de sus padres, y los nietos, en torno de aquellos, en sucesiones generacionales.

Al llegar el Día de Muertos, consideran indispensable visitar a sus familiares que están en el panteón para evitar la cólera de éstos y ser perjudicados. También representa un acto comunitario, pues se sienten comprometidos con los vivos, ya que de no visitar a sus difuntos, sufrirán el descontento y discriminación de los otros mazahuas por haberse olvidado de sus muertos.

Por otra parte, tienen la creencia de que tanto el bien (Dios) como el mal (el demonio y la llorona) viven en el panteón y que, en las fechas de muertos, el mal sale de él para ocasionar desgracias. Por tal motivo, sobre las tumbas colocan losas o monumentos con una imagen en relieve para que el mal no se acerque a hacerles daño.

Por sus costumbres ancestrales, continúan respetando sobre todo a los abuelos. Fueron ellos, en vida, los que detentaron la mayor autoridad y aconsejaron en su actuar a la familia. El abuelo y la abuela son adornados con la misma categoría y en similitud de cruces y flores; en caso de que la esposa haya sido madre política, su tumba presentará menos arreglos. Las flores y veladoras significan que los familiares difuntos son bienvenidos. Además, se adornan con rosarios confeccionados con flores de muy diversos colores; el número de rosarios también es un indicador del lugar que el difunto ocupó en la familia. Asimismo, la repartición del tipo de flor depende de la jerarquía del difunto; por ejemplo, las gladiolas moradas son colocadas en las tumbas de los abuelos, ya que éstas son las más caras.


Posteriormente, beben y comen con ellos, y platican entre sí con la finalidad de que el difunto se entere de los últimos acontecimientos del poblado. Cuando los parientes se encuentran sepultados en distintos puntos del panteón, van recorriendo tumba por tumba a fin de que todos los difuntos sean visitados por igual. Después de visitar a sus muertos, los mazahuas conviven en las afueras del panteón con familiares y amigos. Comen principalmente barbacoa y frutas, mientras que niños y jóvenes se divierten en los juegos mecánicos y en la lotería.

La vida interior del curador

LA VIDA INTERIOR DEL CURADOR
IMPORTANCIA DEL CHAMANISMO PARA LA MEDICINA MODERNA

Larry Dossey

Convertirse en chamán jamás ha sido una mera cuestión de cultivar pericia intelectual. Se trata más bien de ejercitar la totalidad del ser: el cuerpo, la mente, la psique y el espíritu. Las siguientes palabras de un chamán iglulik esquimal constituyen un reflejo vivaz departe del proceso:
Deseaba convertirme en chamán con la ayuda de los demás, pero no lo conseguí. Visité a muchos chamanes famosos y les hice grandes regalos… Busqué la soledad y pronto me entró una profunda melancolía. A veces me echaba a llorar y me sentía muy desgraciado, sin saber por qué. Entonces, sin razón alguna, de repente todo cambiaba y me sentía inexplicablemente alegre, con una alegría tan poderosa que era incapaz de contenerla, y tenía que ponerme a cantar, una poderosa canción en la que sólo había cabida para una palabra: ¡Alegría, alegría! Además, tenía que utilizar toda la fuerza de mi voz. Entonces, en el seno de aquel misterioso y abrumador ataque de alegría, me convertí en chamán, sin saber yo mismo cómo había ocurrido. Pero era chamán. Podía ver y oír de un modo totalmente distinto. Había adquirido mi qaumanEq, mi iluminación, la luz chamánica del cerebro y del cuerpo, de modo tal que no sólo era capaz de ver a través de la oscuridad de la vida, sino que la misma luz emanaba de mí, imperceptible para los seres humanos, pero visible para todos los espíritus de la tierra, del cielo y del mar, que se me acercaron para convertirse en mis ayudantes espirituales. 1
Sin embargo, convertirse en médico moderno es algo muy distinto. Consiste principalmente en aprender una cantidad descomunal de datos y hechos objetivos, sin los cuales uno no puede funcionar como doctor con una orientación científica. El proceso de educación médica hace hincapié en una externalidad abrumadora con respecto al mundo de las dolencias y enfermedades: todo está «ahí fuera». Por tanto, no es sorprendente que el médico siempre parezca mirar hacia el exterior. A muy pocos se les ocurre que pueda ser importante mirar hacia dentro, hacia su propio interior, considerar su vida objetiva e íntima en el proceso de curación.
Esto no debe sorprendernos. Después de todo, el hecho de ver el mundo como algo externo está en consonancia con los cánones de la ciencia moderna, ya que la ciencia es supuestamente posible gracias a que el mundo no es subjetivo, sino plenamente objetivo. El mundo, incluida la salud y la enfermedad, no depende de nuestros pensamientos ni sentimientos para ser como es. De no ser así, como lo subraya Jacques Monod, la ciencia simplemente no podría existir. (El hecho de que esta visión no sea consecuente con los descubrimientos de la física moderna no ha llegado todavía a la medicina ni a las ciencias biológicas, en general.)
Así pues, se ignora la vida subjetiva del médico como factor importante en su profesión. Se le atribuye un valor frívolo y superfluo. Al compararlos con el «saber» y con el «hacer», los aspectos del «ser» en la vida del médico se consideran insignificantes. Esto supone un cambio radical con respecto a las tradiciones chamánica y popular de la curación, y es una dirección con enormes consecuencias negativas en cuanto al poder de curación de los que están dominados por dicho punto de vista.
Sin embargo, no siempre ha sido así. En otra época, en occidente, con anterioridad a la objetivación extrema de la naturaleza que ha tenido lugar con la aparición de la ciencia moderna, en general se consideraba valioso el hecho de cultivar la vida interior. Mirar hacia dentro no sólo era aconsejable para el hombre común, sino que se consideraba indispensable para el especialista en cualquier área del saber.
El hecho de ignorar la importancia de cultivar la vida interior ha tenido consecuencias desastrosas para los médicos modernos. Algo vital se ha perdido debido a ello, algo que es fundamental en la misión del curador. El enfoque preponderantemente externo de la enfermedad, la visión de que se la puede tratar como un hecho totalmente externo y objetivo, ha sido claramente un fracaso.
Esto no es ningún secreto. En la actualidad, entre los propios responsables de la educación médica, se reconoce ampliamente que algo grave ha ocurrido en el proceso de formación de los médicos. Las actuales deficiencias en el programa de formación de los nuevos terapeutas son el tema central de un destacado informe publicado recientemente por la Association of American Medical Colleges, titulado Physicians for the Twentyfirst Century.2 El informe reconoce que actualmente se están formando médicos que dejan mucho que desear como curadores. Y, a pesar de que no menciona específicamente la lamentable negligencia del desarrollo interior del médico, hace referencia implícita al tema, al igual que los siguientes comentarios, también procedentes del seno de los pedagogos facultativos, que describen el trance de la actual situación:
… en general, el conjunto de los médicos de formación reciente son insensibles, tienen una mala relación con el paciente, sus conocimientos médicos generales y su pericia exploratoria son deficientes, y sienten poca preocupación por el impacto de la medicina en la sociedad… Además, son pocos los jóvenes en el ejercicio de la medicina que parezcan sentirse emocional o intelectualmente satisfechos con su profesión… El engorroso proceso actual de formación suele convertir a jóvenes inteligentes y creativos, impulsados por el deseo de ayudar al prójimo, en personas frías y aisladas, que han perdido la mayoría de sus ideales originales sobre la práctica de la medicina… produciendo doctores con cualidades diametralmente opuestas a aquéllas en las que ostensiblemente cree .3
Por consiguiente, no es ningún secreto que algo anda mal. No es sólo el paciente quien está enfermo, sino también los médicos. De tal modo que hoy en día es difícil hallar a alguien que se sienta satisfecho con el estado de la medicina moderna, tanto entre los pacientes como entre los profesionales. Las quejas más comunes son sobradamente conocidas: su elevado coste; la disponibilidad poco ecuánime de la atención médica; la cualidad distante, fría y deshumanizada de gran parte de la medicina actual; el fracaso, en muchas áreas de la medicina científica, de los proyectos en curso; su preocupación por aspectos meramente tecnológicos como los medicamentos y la cirugía, en lugar de un enfoque preventivo y educativo, y, como hemos visto, la incapacidad del médico de satisfacer las necesidades de atención y asistencia del enfermo.
Es esta última deficiencia la que a mi entender es más preocupante. Aunque todos los demás temas se resolvieran, la percepción de la medicina como misión fallida persistiría. Si no sana el sanador, nadie podrá ser sanado.
El propósito de este ensayo no es el de discutir los méritos particulares de ninguna de dichas quejas, ya que existen abundantes estudios al respecto. Lo que me propongo es partir de la observación indiscutible de que algo falla en la medicina actual; sugerir que la causa más importante de dicho problema es la falta de comprensión, por parte de los médicos, de la importancia vital de su propio desarrollo interior; demostrar que esta observación es ineludible ante buena parte de la información clínica existente en la actualidad, y probar que en el chamanismo se puede llegar a apreciar la importancia de la vida interior del curador como elemento decisivo en la misión curativa.
Una de las características más notables de la medicina moderna es la forma en que el médico ha llegado a ver su relación personal con su oficio. Esencialmente es una posición de distanciamiento. Esta forma de pensar está incorporada en la creencia, por ejemplo, de que uno no elige a un cirujano en base a su personalidad, sino exclusivamente por su pericia quirúrgica. O que a la hora de nombrar un interno no se tiene en cuenta su calor personal, sino su nivel intelectual, su habilidad para compaginar diversas piezas del rompecabezas diagnóstico, o la intrepidez con que es capaz de elaborar un tratamiento. Estas actitudes reflejan la creencia general de que un auténtico distanciamiento del paciente no sólo es permisible, sino en realidad aconsejable; una intimidad excesiva podría ofuscar su juicio y ser en definitiva contraproducente para el paciente.
Comprendo que muchos médicos, que a su entender mantienen una relación sincera y emotiva con el paciente, no estarán de acuerdo con lo que acabo de decir. Sin embargo, el tipo de participación al que me refiero va mucho más allá de lo que normalmente se entiende por «relación médicoenfermo». Supera la simpatía, comprensión, amabilidad, intimidad, o incluso la atención que pueda dispensar el doctor. Creo que cuando el médico se encuentra con su paciente, intervienen ciertos factores que no describen estos términos de cariz psicológico, factores hoy olvidados, pero a los que eran muy sensibles los curanderos y chamanes del pasado. Es en realidad la vida interior del médico, su vivacidad espiritual, la calidad de su existencia en el mundo, en lo que estoy pensando y sobre lo que deseo llamar la atención.
Pero, ¿por qué? Introducir algo tan nebuloso como la vida interior del médico entra en discordia con los supuestos categóricos de los doctores modernos de que toda enfermedad es externa, física y concreta en su origen; de que son las moléculas y los átomos del cuerpo físico los que no funcionan debidamente y causan la enfermedad.
Sin embargo, desde el punto de vista del chamán, este enfoque moderno del problema es una profanación, no sólo con relación al paciente, sino al mundo en general. Ver al paciente como una colección de materia muerta y no pensante, negando la importancia de sus complejas conexiones con multitud de fuerzas omnipresentes, y creer que el mundo es manipulable sólo por medios físicos, supone un insulto para los espíritus y poderes vivientes que impregnan todos los cuerpos y la totalidad del mundo.
Para el chamán, curar al paciente no es sólo cuestión de pericia intelectual, sino un ejercicio de poder. Y la suerte del paciente siempre depende de la percepción del chamán de los poderes que operen en el caso, y de su pericia para intervenir, propiciar, manipular, dirigir, eliminar y en general manejar los espíritus y las fuerzas que intervengan en un caso determinado.
Para que el chamán pueda funcionar de este modo, no basta con su capacidad técnica. Debe saber mucho más que, por ejemplo, cómo usar diversas hierbas y pociones. Ésta no es más que la parte exotérica de su arte. El lado interior o esotérico incluye el conocimiento que sólo ha podido adquirir siguiendo la senda espiritual marcada por los chamanes y guías que le han precedido, y escuchando las voces internas que siempre hablan a quienes están dispuestos a escuchar. En la tradición chamánica, sería tan inconcebible que un curandero intentara tratar a un paciente sin antes adquirir un alto nivel de comprensión espiritual, como que un estudiante de primer año de medicina se propusiera extirpar un tumor cerebral. Para poder curar, en ambos casos se presupone la pericia necesaria, sólo que a lo largo de los siglos hemos llegado a equiparar la pericia, primordialmente, con la técnica y el conocimiento intelectual.
La misma forma en que Mircea Eliade define el chamanismo, como una «técnica de éxtasis», indica implícitamente que en la curación chamánica no sólo interviene la pericia intelectual.’ Históricamente, el chamán es el personaje dominante en la vida mágicoreligiosa de su comunidad, el «manipulador de lo sagrado» y el «gran maestro del éxtasis», en palabras de Eliade. Estos términos transmiten claramente la importancia de la vida interior de experiencia espiritual, sistemáticamente excluida del proceso de formación de los médicos actuales.
Puede que el médico moderno acepte nominalmente la importancia de la vida interior, pero casi en todos los casos es la vida interior del paciente y no la del médico la que se considera importante. A este fin, puede que se recurra a diversos «especialistas del interior» (cura, pastor, psicólogo o psiquiatra) para contribuir a la recuperación del paciente. Sin embargo, la mayoría de los médicos piensan y actúan como si estas consideraciones pertenecieran a una segunda categoría, independiente de las formas más substanciales de intervención.
Evidentemente, estos esfuerzos pueden estimular el deseo del paciente de mejorar, pueden alentar su espíritu de lucha, pero a la larga no son más que ornamentos, ya que no alcanzan las causas físicas, que es donde radica el quid de la cuestión. El tumor es o no susceptible a los medicamentos; la operación ha o no ha tenido éxito; la intervención se ha practicado o no antes de que fuera demasiado tarde. He ahí donde radica el verdadero poder y no en la mente del sacerdote, del pastor, de los amigos interesados, o incluso del propio paciente.
Podemos resumir las diferencias entre la visión del mundo del chamán y la del médico moderno como sigue: el médico moderno vive en un mundo desapasionado y mecánico, el chamán, en un mundo encantado. Pero a fin de cuentas, ¿qué importa que la actitud del chamán y la del médico moderno en el mundo sean tan radicalmente dispares? Para cualquiera que se dedique a la curación, la diferencia se expresa en la «última línea»: el resultado clínico, la suerte del paciente. Pero aquí es donde debemos proceder con cautela, ya que el criterio de éxito puede ser radicalmente distinto para el chamán y para el médico moderno, sin que dependa necesariamente de la eliminación de laenfermedad o incluso de la supervivencia del cuerpo.
Si consideramos la supervivencia, el médico moderno puede presumir de su supremacía, ya que cuenta con muchos másrecursos que el chamán. Sin embargo, el chamán también tiene ciertas habilidades que superan a las de muchos doctores actuales. Éstas giran en torno al concienciamiento del significado esencial contenido en la totalidad del entorno cósmico y en el significado de dichas pautas, tal como las percibe el paciente. Para ello debe estar familiarizado con las actitudes, emociones y cualidades espirituales del paciente. Necesita saber lo que la enfermedad significa para el paciente, lo que la dolencia le «dice»; cómo se desenvolvía la vida del paciente antes de que se declarara la enfermedad; cómo afectan las pautas de numerosos elementos (el sol, la luna, los planetas, las estrellas, el tiempo, las plantas, los animales y los demás seres humanos) los acontecimientos en la vida del paciente. Este tipo de cuestiones casi nunca forman parte del proceso de curación de un médico moderno, pero son indispensables para que el chamán pueda actuar.
La cuestión de los significados de la enfermedad está firmemente vinculada a la vida interior del médico. Según su comprensión de su propio interior será o no capaz de detectar el tipo de información general, que tan valiosa es para el chamán. Si padece inercia interior o ceguera espiritual, es probable que no logre discernir las pautas contenidas en el acaecimiento de la enfermedad. Por mi parte, estoy convencido de que muchos médicos lo intuyen; les asusta pensar en la existencia de significados o pautas ocultas contenidas en la enfermedad, que quizá no estén capacitados para ver.
Su actitud es comprensible, ya que si dichas pautas existen y no se es capaz de detectarlas, deben admitir que se les escapa algo relacionado con la enfermedad. Reconocerlo equivaldría a confesar su ignorancia con respecto al funcionamiento del mundo y a su lugar en el mismo. La abierta admisión de dicha carencia supondría no sólo admitir su propia debilidad, sino también lo inadecuado del concepto moderno de enfermedad, que niega la existencia de dichas pautas; equivaldría a poner en duda el supuesto de que los procesos puramente físicos no albergan significado alguno; y a cuestionar la creencia de que las únicas pautas valederas son las que hacen referencia a los átomos, las moléculas y los procesos celulares.
Si el médico reconoce la existencia de significado en los detalles más sutiles de la enfermedad del paciente, tales como en sus relaciones con su familia, e incluso con el cosmos en general, en realidad estará admitiendo que ha cometido graves equivocaciones, que hay una carencia en su teoría y en su formación, que como médico está pisando sobre hielo quebradizo después de una omisión de tal magnitud, y que su filosofía, tanto personal como profesional, es deficiente.
Estos descubrimientos revelan siempre algo respecto de uno mismo, ya que la siguiente reflexión es inevitable: si las experiencias de mis pacientes contienen significados ocultos, ¿qué significados habrá en mi propia vida que ignoro por completo? Admitir una grave ineptitud en la teoría médica acarrea el riesgo de reconocer una profunda insuficiencia personal. Así es como la cuestión del significado de la enfermedad se relaciona con la vida interior del médico y ésta es la razón por la que él se resiste tan vigorosamente a su reconocimiento, a pesar de lo evidente de su importancia.
¿Existe alguna prueba de que los chamanes puedan estar en lo cierto? ¿Hay algún significado en la enfermedad que los postulados modernos ignoren? Con enfoques científicos no logramos hallarles significado a muchos de los acontecimientos cósmicos que el chamán afirma ser capaz de interpretar. Sin embargo, podemos ir lo bastante lejos con los criterios científicos como para determinar la importancia de tales significados, pues la ciencia es algo que debemos utilizar, ya que es un instrumento de curación muy poderoso. Para los facultativos con formación científica, la pregunta debería ser: ¿qué pruebas científicas existen, en la actualidad, de que el significado de la enfermedad es importante en la medicina clínica?
Las pruebas, a mi parecer, son abrumadoras. Afectan el corazón de la teoría médica moderna y su insistencia en que las bases de la enfermedad carecen de significado. En una categoría clínica tras otra, los significados que la gente percibe del mundo se filtran de un modo claramente detectable en el proceso físico de la enfermedad, produciendo efectos importantes en el mismo, que a veces son cuestión de vida o muerte.
En su conjunto, dichas pruebas sugieren que tenemos mucho que aprender del chamanismo, en cuanto a detectar el significado de la salud y la enfermedad, para lo cual es preciso que, como médicos, sintonicemos nuestra vida interior con ese fin.
¿Qué prueba existe de que el significado es importante? En primer lugar, consideremos la causa principal de la muerte en nuestra cultura, las enfermedades cardiovasculares. En este caso, para comprender los orígenes de la enfermedad, se han explorado los clásicos «factores de riesgo». Es bien sabido que la probabilidad de desarrollar una arteriosclerosis coronaria es superior si uno es fumador, si tiene un nivel elevado de colesterol en la sangre, presión sanguínea elevada o diabetes. No obstante, según fuentes fidedignas que registran la epidemiología de este problema, la mayoría de la gente que comienza a padecer síncopes cardíacos en este país no comparte ninguno de los principales factores de riesgo.’ La evidencia sugiere que algo falla en nuestro enfoque físico a la comprensión de los orígenes de esta enfermedad y que puede estar relacionado con significados implícitos.
Consideremos el estudio realizado en 1972 en el estado de Massachusetts, que demuestra que la mejor forma de pronosticar el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares no es ninguno de los factores clásicos de riesgo, sino la satisfacción laboral. Y, en segundo término, aparece lo que los autores del estudio denominan «felicidad global». Aquí la clave es la importancia del significado: el significado del trabajo del individuo, el significado de los acontecimiento de la vida, la felicidad que uno percibe. Evidentemente, es imposible encuadrar los orígenes de la satisfacción laboral o de la «felicidad global» en átomos y moléculas: las pautas de las relaciones, el ambiente social en el que la persona se desenvuelve.’
Además, los estudios demuestran que un tercio de los pacientes que ingresan en las unidades cardiovasculares con arritmias graves (latido alterado del corazón) han experimentado graves trastornos emocionales durante el período inmediatamente anterior a la arritmia.’ También es cierto que se han utilizado la meditación y el reposo, que permiten la reinterpretación de viejos significados y la emergencia de otros nuevos, en el tratamiento de arritmias graves8 con peligro para la vida del paciente, así como en casos de nivel sanguíneo de colesterol muy elevado.9
En los trastornos de inmunodeficiencia, los significados percibidos son de suma importancia. Schleifer y sus colaboradores examinaron las funciones de las células T y B en un grupo de hombres cuyas esposas padecían de cáncer de pecho. Antes del fallecimiento de la esposa, las células inmunes funcionaban con normalidad. Sin embargo, poco después de su muerte y a lo largo de muchos meses, las células T y B dejaban de funcionar, y permanecían inactivas incluso después de extraídas de la sangre y expuestas, en el laboratorio, a substancias químicas que habitualmente estimulan su inmunoactividad.lo
Thomas ha demostrado que los estudiantes de medicina a quienes les resulta difícil exteriorizar sus emociones y que han tenido una relación deficiente con sus padres durante su crecimiento, cuentan con mayores posibilidades de morir de algún tipo de tumor maligno.” Numerosos estudios de publicación reciente12 demuestran la existencia de variaciones en la represión de la función inmunológica en consonancia con numerosos índices de la función psicológica.
La lista prosigue, pero su enumeración se hace monótona. Hoy en día, a mi entender, el papel de la percepción del significado como factor de la enfermedad ha quedado incuestionablemente establecido en una amplia gama de dolencias. Los conocimientos en este área aumentan a un ritmo vertiginoso y sólo apelando a una definición que convirtiera los efectos de los significados percibidos en inexistentes (como, por ejemplo, afirmando que todo pensamiento es en definitiva un hecho físico) podría negarse su importancia.
A pesar de toda esta información, los médicos modernos no se sienten cómodos en el campo de los significados. En el supuesto de que dichos estudios sean válidos, ¿cómo puede reaccionar el médico ante significados distorsionados en la vida del paciente? No podrá extender ninguna receta destinada a mejorar la satisfacción laboral o las relaciones interpersonales, para no mencionar la «felicidad global». Por consiguiente, a muchos médicos les resulta más fácil negar el papel en la salud de los significados percibidos que decidir lo que deberían hacer en el caso de que fueran importantes. Además, mientras se siga subestimando su importancia, el médico no se verá obligado a cuestionar su propia felicidad global, su satisfacción laboral, o la riqueza general y la pertinencia de los significados que percibe en su propia vida.
El precio que se paga por ignorar estos temas es una medicina inadecuada, así como una gran insatisfacción tanto por parte de los médicos como por la de los pacientes, que podría remediarse, por lo menos parcialmente, abriendo el campo terapéutico a la parte de la enfermedad reflejada en los significados. Examinar la forma en que los curanderos de otras épocas y otras culturas se han servido de los significados puede que contribuya a que los médicos modernos reconozcan su importancia en la salud y en la enfermedad. La herencia de métodos chamánicos se remonta por lo menos a cincuenta milenios, y siempre ha tenido en cuenta la importancia de los significados, los procesos y las pautas de las enfermedades. ¿Es factible que los médicos, al sentirse vinculados a estas grandes tradiciones curativas, sean más propensos a resucitar esta faceta de su arte?
Pero el hecho de reconocer los vínculos con el pasado no es más que uno de los tantos enfoques posibles; otro sería el de aceptar los descubrimientos de la ciencia médica actual antes mencionados. Hoy es la propia ciencia médica la que está empezando a documentar la importancia del significado, de un modo claro y preciso. Así pues, para reconocer la importancia del significado, los médicos pueden mirar al pasado o al presente, a la tradición o a la ciencia actual. Si logramos reaprender la lección del significado, que constituye una parte antiquísima de la herencia chamánica, puede que hayamos colocado la primera piedra de un prolegómeno de curación en el que se incluya la vida interior del médico como elemento fundamental.
¿Cómo y en qué momento hemos perdido la concepción fundamental de que la vida interior del médico está primordialmente vinculada a su capacidad curativa? No creo que la respuesta sea demasiado críptica. Nos hemos desentendido de la misma porque creímos que entorpecía la práctica de una «buena medicina», la evaluación puramente clínica y el ejercicio justo de la profesión. Nos creímos capaces de elaborar una medicina totalmente objetiva para la humanidad. Efectivamente, creímos que realizábamos una buena obra al exorcizar las directrices interiorizadoras de la medicina, y nuestra última justificación no podía ser más contradictoria: lo hicimos en nombre de la ciencia. Pero cometimos un error.
Sin embargo, existe otra lección que podemos aprender, en cuanto a la razón por la que la vida interior del curador ha tenido siempre tanta importancia. Actualmente podemos afirmar que la razón por la que los chamanes otorgaron importancia a la introspección espiritual y a las visiones internas del curador, no fue su carencia de ciencia, ni su incapacidad para razonar tan objetivamente como nosotros, sino porque la curación, en su máxima expresión, es inalcanzable sin ellas. Sin dichas cualidades, el curador no puede curar: he ahí la cuestión. La razón por la que dicho conocimiento no fue jamás desechado a lo largo de la tradición chamánica no se debe a falta de ilustración, sino, precisamente, a la sabiduría de los antiguos curadores. En otras palabras, como lo sostienen muchos estudiosos del chamanismo, el método tuvo éxito mientras perduró.
Quizá el médico moderno, al igual que el chamán, pueda comenzar a explorar nuevamente su vida interior como parte esencial de su formación, y con el mismo rigor con que aprende anatomía, fisiología y bioquímica. No pretendo sugerir que los médicos adopten las formas específicas de las creencias y prácticas chamánicas, como los ayudantes espirituales, los animales de poder, el uso del tambor y de la maraca, la utilización de drogas para provocar el éxtasis o el trance. Estas cosas no son propias de nuestra época y sería absurdo adoptar hábitos ajenos a nuestras costumbres. Lo que necesitamos desesperadamente del chamanismo es algo mucho más importante que los formulismos del chamán: debemos recuperar el alma del curador, ya que eso es lo que hemos perdido.
Reintroducir el «alma» en el arte de la curación no significa insertar una religiosidad a ultranza, sino más bien el «alma» como medio de concienciamiento de lo que es posible, como introspección en la dimensión «terrestre» de toda experiencia. Se trata de una forma de ver que rescate la totalidad de la vida de ese vacío estéril que se ha convertido en sinónimo de modernidad. La capacidad de discernir la dimensión «terrestre» en la totalidad de la existencia nos permitiría ser de nuevo conscientes de la «verticalidad» intrínseca del mundo, que es la cualidad que Tillich describió como trágica y lamentablemente ausente de la vida moderna. Sin la capacidad de conocer la base de toda experiencia, la vida carece de dinamismo. Y una medicina con una percepción remota de dicha base ya no puede ser satisfactoria.
Este es, por consiguiente, el gran legado del chamanismo para el curador moderno: una forma de introducir dinamismo en la vida, una forma de descubrir que el mundo está encantado y no muerto, y esencialmente, una forma de resucitar el cadáver de la medicina moderna.
En la Edad Media, el místico cristiano Johannes Eckhart (12601328 aproximadamente) comentó que «no es lo que hacemos lo que nos santifica, sino que debemos santificar lo que hacemos».” Ésta era la habilidad que el chamán tenía y que el médico moderno ha perdido; pero no sólo ha perdido la capacidad de santificar lo que hace, sino incluso la de percibir la cualidad de santidad del mundo.
¿Somos capaces de escuchar aún el mensaje atemporal del chamán sobre la importancia de las cualidades anímicas del curador, que posibilitan la recuperación del sentido de la santidad? De no ser así, la impotencia y la confusión seguirán caracterizando el futuro de la medicina moderna. Si lo logramos, la medicina se convertirá una vez más en un camino, en una senda espiritual para el médico, como siempre lo ha sido para el chamán, recuperando de este modo algo ausente en la medicina contemporánea: el poder de curación.

1. Knud Rasmussen, Intellectual Culture of the Iglulik Eskimos. Informe de la quinta expedición Thule 192124, vol. 7, no 1 (Copenhague, Gyldendalske Boghandel, Nordisk Forlag, 1929), pp. 118119; citado pür Michael Harner en The Way of the Shaman (San Francisco, Harper Row, 1980), pp. 2223.
2. Physicians for the Twentyfirst Century: Report of the Project Panel on the General Professional Education of the Physician and College Preparation for Medicine. Association of American Medical Colleges, 1985.
3. T. J. Iberti, «American Medical Education: Has It Created a Frankenstein?» American Journal of Medicine 78 (1985), 179181.
4. Mircea Eliade, Shamanism: Archaic Techniques of Ecstasy (Princeton, N. J., Princeton University Press, 1964), p. 4.
5. C. D. Jenkins, «Psychological and Social Precursors of Coronary Disease», New England Journal of Medicine 284 (1971), pp. 244255.
6. Work in America: Report of a Special Task Force to the Secreta.y of Health, Education, and Welfare (Cambridge, MIT Press, 1973).
7. P. Reich y otros, «Acute Psychological Disturbances Precedinig LifeThreatening Ventricular Arrhythmias», Journal of the American Medical Association, 17 de julio de 1981, pp. 233235.
8. B. Lown y otros, «Basis for Recurring Ventricular Fibrillation in the Absence of Coronary Heart Disease and Its Management», New En’ gland Journal o f Medicine 294 (1976), 623629.
9. M. Cooper y M. Aygen, «A Relaxation Technique in the Management of Hypercholesterolemia», Journal of Human Stress, diciembre 1979, pp. 2427.
10. S. J. Schleifer y otros, «Suppression of Lymphocyte Stimulation Following Bereavement», Journal of the American Medical Association 250 (1983), pp. 374377.
11. C. B. Thomas, «Precursors of Premature Disease and Death: The Predictive Potential of Habits and Family Attitudes», Annals of Internal Medicine 85 (1976), 653658.
12. S. E. Locke y M. HornigRohan, Mind and Immunity: Behavioral Immunology (Nueva York, Institute for the Advancement of Health, 1983).
13. Meister Eckhart, «Counsels on Discernment», en Meister Eckhart, die deutschen und lateinischen Werke: Deutsche Werke (V. Stuttgart, 1971), p. 198.

Cancionero de las ausencias

DE LA ANTOLOGÍA MAZAHUA

Cancionero de ausencias

        El pueblo jñatjro ha vivido durante siglos en lo que hoy se conoce como Estado de México y desde hace décadas ha migrado hacia la ciudad de México, y hoy también hacia el norte y Estados Unidos. Como unidos están los conceptos “marías”, “sirvientas” y “mazahuas”. Más allá del tópico, y de su evidencia demográfica, los mazahuas han resistido como pocos pueblos el embate de las modernidades en donde más estorban. Todos estos años y años de “grupo Atlacomulco” y bonanza de empresarios y comerciantes panistas, de proliferación de “fraccionamientos” y ciudades industriales, de americanización del way of life de obreros, clases medias y burguesía. Y para los mazahuas, nada, salvo la expulsión endémica que no ha logrado terminar con ellos, ni en sus tierras, ni en las ciudades que creen digerirlos. Pueblo espiritual, generoso, trabajador (son los albañiles que construyen sin cesar la capital y los mil suburbios de la mancha urbana), ahora ha tomado la palabra, y como muchos otros pueblos mexicanos, conquista la escritura y revela su queja, su amor como costumbre, su persistencia y el orgullo de vivir en un “presente eterno” que es de todos. Los invisibles mazahuas no se han ido de “la ciudad” ni de ninguna parte. Están en donde quiera. En el aire, en las calles y debajo de las piedras. Saben durar.

Mujer mazahua

¿Qué haces en la ciudad de México,

mujer mazahua,

qué haces aquí?

Tal vez ya no recuerdes

la tierra que te vio nacer,

tal vez ya olvidaste el camino

que transitabas cuando

eras pequeña,

tal vez ya olvidaste el pozo,

tal vez ya olvidaste el monte.

¿Por qué no han regresado a casa,

por qué ya no vienes?

Te está esperando el pozo,

te está esperando la estrella,

te está esperando el aire,

te está esperando la milpa.

¿Por qué no has regresado a casa,

por qué ya no vienes?

Te está esperando el metate,

te está esperando el perrito,

te están esperando los animales,

te está esperando la yerba,

Mujer mazahua: regresa a casa.
Nzhixu jñatrjo

Pje gui kjaba a B’onro

nzhixu jñatrjo,

pje gui kjaba.

Pe y’a kja xi gui mbeñe

nu xoñijojmu nuja bi enje

pe a gui jy’ombeñe nu ñiji

kuaja mi nzhod’u ma kja mi

ts’ik’ege,

pe a gui jy’ombeñe nu meeje

pe a gui jy’ombeñe nu tr’eje.

Janga y’a kja xi gui pa’a a nzumu

Janga y’a kja xi gui enje.

Ba tepk’e nu meeje,

ba tepk’e nu seeje,

ba tepk’e nu nrajma,

ba tepk’e nu juajma.

Janga y’a kja xi gui pa’a a nzumu

janga y’a kja xi gui enje.

Ba tepk’e nu kjunu,

ba tepk’e nu ts’iy’o,

ba tepk’e yo nzhunu,

ba tepk’e yo pjiño.

Nzhixu jñatrjo, nzhogu a nzumu.
Demetrio Espinoza Jiménez
Nació en La Virgen, municipio de San Felipe del Progreso. Maestro de primaria, autor del libro El viento negó ayudar y coautor del libro de texto de cuarto año en su lengua y de La gramática mazahua.

Canto al movimiento de la vida

Caminan el sol y el águila,

el día y la noche.

Las culebras silban

y llega la lluvia.

El camaleón nos protege

del rayo y la centella

y entre los árboles

platica el viento.

Se mueve la raíz bajo la tierra

y las ramas se elevan bajo el cielo

derramando el perfume de las flores.

Se escucha la sonrisa blanca

de los boxes en la montaña.

El musgo trepa la piedra

y mira las estrellas

el corazón dulce

de ixkiñi y de kiñi.

Caminan el tecolote y la luna,

las luciérnagas danzan

y encienden sus antorchas;

la vida es movimiento,

la vida es una recta;

aquí comienza y allá termina

para renovarse y caminar siempre.
Nu tonjo nu xinchi zak’u

Na nzho’du nu jyaru ñe nu xunu,

nu paa ñe nu xomu.

Yo k’imi juxu

ñe ba enje nu d’yeb’e.

Nu zikkji ñanguji

nu jeb’i ñe nu fueñi

ñe jango kja ye xijño

jñaa nu ndajma.

Ñom’u nu dyu’u a mboo nu jomu

in yo d’yeza jandaji a jense

ñe pjod’u nu jyara ye ndajna.

Ri araji nu t’oxu tjeñe

nuyo boxe nu kja nu t’at’eje.

Nu ts’icheb’i nara kja ndaro

ñe jonda ye seje

nu onm’ub’u

nu ixkiñi ñe nu kiñi.

Nzhod’u nu tuxkulu ñe nu zana,

neme yo pesibi

ñe zaka yo t’ons’u

nu zak’u me xinchi,

nu zak’u nge naja ñiji:

a ñeb’a pjuru a manu kjuaru

ngek’ua ra d’adyo ñe ra nzhod’u.
Julio Garduño Cervantes
Ndareje
Educador, pintor, fotógrafo, promotor cultural, cronista municipal de Temascalcingo desde 1983, autor del poemario Soy mazahua, de la monografía El final del silencio y del “Himno del movimiento indígena mazahua”. Nació en Ejido del Puente, Temascalcingo, en 1940.
(Boxes: duendes; ixkiñi: tuna agria; kiñi: tuna).

 
Juventud, vete ya

Yo fui un corcel brioso

que galopó con las riendas sueltas

y halló en el infinito abismo

la misteriosa moza de la sepultura.

Anduve por los recodos del olvido

que reforzó mi tenue existencia,

ocultándome en las faldas de la tarde

para evitar el gusano del vicio.

Cumplí con mi anónima infancia

y la misión que me fue impuesta;

de un salto burlé la frontera,

llenándose mis venas de juventud.

Solo, recorrí las podridas calles;

mis pasos, más que avanzar,

taparon pozos de basura

que alejan la letal amargura.

Con mi espíritu de bohemio

que calla y habla de ternura,

como la arruga que roba figura

o como caja de la sepultura.

Como centella viene la madurez,

adquiere nuevo brillo mi pupila;

se fue el niño, se va la juventud;

sólo Dios sabe a dónde llegaré.

Juventud, vete ya.
Tr’ii ma’adya

Nuzgo nu ru ngejego d’ar tr’apjadu

nu o b’ug u na zezhi kja b’atrju

ñe o ch’otr’u a mbo’o nu potrju

nu xuntr’i n u dya nra ri panr’uji.

Ru nzhod’ukja ye ñi’i yo jiombeñeji

nu o pjoxk’u nu ts’ik’e nu ru mimi,

ro kjongu nu kjezhe nu nzha’a

ngek’ua dya ru nugu nu dyoxu pare.

Ru kjuatu yo kje’e ma mi ts’itr’i

tenxe yo b’epji yo o jiezgoji;

kja naja d’ak’u ru enbe nu nrungumu

in yo in nzi’i o nizhi kja nu tr’ii.

D’ase, ru nzhod’u yo dyajñi’i;

yo in kuago dya mi maaji

o ngontr’uji yo tro’o ts’añab’u

nu panuji nu exi potrk’uji.

K’o nu in jñu’u nu sitrjo

nu ts’otr’u i tee ñe jñaa na joo,

nza kja nu pese kja in jmi’iji

o nza kja nu za’a nu oguzuji.

Nzakja nu sibi na eje nu nrante’e,

ximi pedye dadyo sibi in choogo;

o ma nu ts’itr’i, ra ma nu tr’ii;

ngetrjo mizhokjimi panru nura satr’a.

Tr’ii, ma adya.

Fausto Guadarrama López
Psicólogo social, conductor radiofónico y poeta, San Felipe del Progreso, 1964, es autor de La voz del corazón y Male Albina.
Es compilador de Amanecer/Ra jyasu. Antología de poesía mazahua contemporánea

Migrantes

Nosotros, la gente del pueblo,

veamos los que van allí:

¿hacia dónde creen que van?

En el camino, por delante van llevando a sus hijitos.

Cada uno va cargando sus maletitas.

Pero ¿hacia dónde creen que van?

Ya se van a la perdición.

¿A donde irán a llegar?

Pobrecitos.

Cargando sus maletitas van.

¿Hacia dónde creen que van?

Pudiendo quedarse a vivir por aquí;

aquí tienen su casa,

aquí está su pueblo.

¿A dónde irán a padecer de hambre, de sed, de frío?

¿Acaso ya no regresarán?
Yo tee paa na je’e

Nuzgoji yo ri mejñiñiji,

ra jand uji yo tee yo paa nu:

ja je ni moji a zoo.

K’ant’u a ñiji yo ch’it’i a moji

T’unsu k’o t’unsu yo ch’ipoji.

Mbe ja je ni moji a zoo.

Ya ra ma b’ezhiji a manu.

Ja ra ma zat’aji,

Exi juemeji.

Tunsu o ch’ipojo a moji.

Ja je ni moji a zoo.

Ma ra soo ra ngaratoji a maba:

jara o ngumujiba

ngeje a jñiñiba.

Ja ra ma zoji a tjijmi, o n’ureje, o see.

Poi i dya xi ra nzhobuji.

Ya ra ma ngejmetjoji a manu.
Esteban Bartolomé Segundo Romero
Estelomé Sero
Nacido en San Pedro Potla, Temascalcingo, en 1951. Maestro normalista, antropólogo y poeta, autor de un Diccionario mazhua-español y de Sjenchjo, sobre la bebida tradicional mazahua de maíz fermentado

Viento mazahua

Pueblo mazahua,

yo soy el que está

aquí y en todas

partes.

Fui tu aliento

primero y también

seré el último.

Estuve antes de

que los pueblos

nacieran,

moldeé con mis

manos todos los

contornos bellos

de tu madre tierra.

Antes de que fueras,

yo reí como tú;

hoy también estoy

contigo,

no he envejecido,

y como una flor

todos los días

abro mis pétalos

y dejo escapar el

perfume primero

de la mañana.

Hoy canto contigo,

pueblo mazahua; son

tus niños la hermosura

de tus campos

y al sol de tus mujeres

les regalas brillo.

Soy el viento, pueblo

mazahua; estoy

dentro y fuera

de tu ser,

te acompañaré

cuando sólo yo

tenga el recuerdo

de ti.

Pedro Martínez Escamilla nació en Cuautepec, Distrito Federal, en 1964, de madre nahua y padre hñahñu. Ha recopilado y rescatado el material de los libros Comida tradicional náhuatl, Poesía otomí, Costumbres y creencias mazahuas y Medicina tradicional de la sierra de Guadalupe.

Carta anónima de un practicante tradicional

Nota: Texto enviado a Alfonso Orozco para ser publicado en mexicanidad.org

¿Importa quien soy?. No. Lo que importa es el camino y no el hombre en primer lugar.
Me inicie hace más de una década en la medicina tradicional cuando era adolescente en una comunidad donde había un grupo tradicional de curanderos. No soy indígena, sino un mestizo adoptado que decidió seguir el camino que se le ofreció como una oportunidad para comprender la vida. Comprender lo humano. Se me explicaron tradiciones indígenas, más no prehispánicas. Y no conocí de estas últimas hasta años recientes debido a ciertas situaciones largas de reseñar pero que estaban relacionadas con la alteración de la historia con fines de lucro, y que tenía que ver a su vez con la tergiversación y adulteración de un movimiento con el que contacte mas adelante como mexicanidad del cual principalmente conocí grupos de danza conchera o también llamados danza azteca.

Buscando material fidedigno sobre la mexicanidad para comprenderla mejor y tratando de conocer sus practicantes observe cosas que en parte ampliaron mi visión de la identidad del pueblo de México pero también como se adultera una tradición en aras de lo que se desea ser que fuese el presente, en relación a un pasado que dejo de ser. Encontré hombres honorables, encontré hombres que son reconocidos dentro de la mexicanidad por su habilidad para relacionar grupos mexicanos con otros de distintos pueblos y que son tomados como lideres y autoridades pero que a su vez tratando de ser reconocidos y en engrandecimiento de su ego actúan con mentiras en relación a sus propios actos y con dolo para tener mayor reconocimiento de aquellos que toman por incautos. Y a sabiendas que mienten se les sigue y se les escucha de parte de aquellos que los reconocen por sus palabras tergiversadas porque se les perdona esos hechos gracias a que promueven la mexicanidad. Honor al que a la mexicanidad promueve pareciera, sin importar los medios y los modos. Y sin importar que se beneficie y se dirigen algunos llamados a si mismos lideres de personas extranjeras, a las cuales con los mejores tratos y cortesías tratan de engatusar presentándose como chamanes o guardianes de tradición. Perdonándoles obviamente sus faltas a sabiendas que a cambio obtendrán lo de menos dinero, y reconocimiento, pero en otros casos incluso sexo. Trato desigual benéfico a cambio de prebendas y beneficios que saben que no obtendrán con sus paisanos. Claro esta, presentándose como indígenas. Aunque la mayoría lamentablemente en la mexicanidad los hayan olvidado y no tengan interés de saber su estado.

Ahí toco otro punto. Con deseos de ser aquello que se fue en el pasado con una mirada de forma idílica (ya se aztecas, toltecas, mayas, etc), en la mexicanidad se olvidan del presente. De aquellos que portan las tradiciones vivas. Desean ser raza de bronce pero al indígena se le desdeña porque nos recuerda que ese pasado que añoran dejo de existir y que el presente vive siempre bajo un yugo y a la sombra. Y a tal grado en muchos grupos de mexicanidad se desea recordar los orígenes de reyes y sabios del pasado que ya incluso por desconocimiento o una inocencia infantil calpullis reales se han estado viendo contaminados por basura de aquellos que comercian con la fe y que han quedado sueltas por la red. En un afán de “si justifica lo que deseo lo tomo por cierto” mentiras de orígenes divinos o de una comunidad continental idílica se mantienen y se sostienen a cal y canto. Se olvidan de la sangre derramada de inocentes, de mujeres, y de pueblos por tiranos. Se olvidan de la violencia de un mundo en donde incluso los demás pueblos hartos de un yugo azteca estuvieron dispuestos a soportar la decisión de el haber elegido el aliado erróneo. Se olvidan que cada tiempo y cada cultura tiene una época y que lo que fue no volverá a ser. Se olvidan del indígena porque es de nuevo el recordatorio que quienes sobreviven ahora tuvieron mucho mejores capacidades que las culturas que se enaltecen a veces hasta injustificadamente en la mexicanidad. Siendo ridículo que sepan varios grupos mucho sobre toltecas y grupos prehispánicos pero no tengan la menor idea de medicina tradicional y de grupos y prácticas indígenas actuales. Como si los náhuatl y los mexicas fuera lo único que existió. Y mas aún grupos que toman ideas del esoterismo ajeno y del new age para justificar el vació de conocimiento que tienen o para ser mas aceptados por otros. Para no ser solo y disculpen la expresión: “un pinche indio”.

El mestizo no quiere ser español, y no quiere ser indígena. Quiere ser la raza de bronce o raza cósmica que nunca despego de los sueños. Menos despegara de la tierra.

Si no aceptas tu sangre, si no aceptas que no eres ninguno de los dos sino la suma de mas sangres no podrás encontrar tu propia identidad. Creerás que lo que importa es el hombre, el individuo y no el camino el cual sobrevivió por las palabras y el espíritu de aquellos que lo siguen sosteniendo.

Encontramos cosas como las que describo en los siguientes párrafos: Concheros y mexicanistas
que combinan sus creencias “prehispánicas” con catolicismo, santería, culto a santa muerte o brujería citadina, a veces hasta con las estupideces de ese libro conocido como brujería a la mexicana. Es memorable en el caso de Querétaro ver danzas concheras con personajes vestidos de indios y vaqueros, de soldados españoles, de diablos, la presencia de mojigangas, trajes y mascaras de hallowen, vestimentas de indios norteamericanos, vestimenta por cierto bastante alejada de lo prehispánico e incluso eventualmente a atuendos con figuras de silvestre y piolin. Afortunadamente también hay varios grupos más centrados que respetan más sus propias formas y que a su vez se vinculan con otras tradiciones o que enseñan elementos de conocimiento prehispánico, que enseñan el náhuatl y las tradiciones de los distintos caminos.

En el caso de Querétaro se ha dado un fenómeno bastante particular… y lamentable. Siendo los grupos de Querétaro los más relacionados con la iglesia católica y en muchos casos supeditados a esta incluso en la toma de decisiones se han vinculado con otros grupos y tratado de enseñarles o trasmitirles formas más aceptables por la iglesia de espiritualidad prehispánica. Esto es, es vez de actuar en forma de rescate de tradiciones tratan de provocar que la iglesia católica continué incidiendo en sus actos y minando entonces en la renovación de creencias originarias. También es particular el sometimiento que algunos grupos de Querétaro muestran ante las autoridades gubernamentales en las cuales hacen incluso entrega de bastones de mando o poder, que en términos simbólicos es darle autoridad a alguien que representa a aquellos que los ha sometido y sojuzgado. Sin quererse reconocer en esos mismos hechos que en la entrega del ultimo bastón de mando en el 2007 al alcalde Manuel González Valle hubo 90 mil pesos de por medio. Un pago por evento. Tu sometimiento por 30 monedas o un poco mas. En otros lugares y estados no se encuentra ese nivel de declive de la danza conchera, ni las situaciones de alcoholismo o de danzantes alterados con estupefacientes en las festividades que se realizan en el mes de Septiembre por el templo de la Cruz, y mucho menos se encuentra lo que se ve en ese mismo lugar de danzantes concheros homosexuales que aprovechan el hecho de haber danzantes postrando el pectoral para buscar pareja en un momento que se presupone sagrado. Los concheros y los mexicanistas aquí son sujetos sumamente indisciplinados y que el sincretismo que han hecho con la iglesia católica y la tradición ha hecho que se vuelvan, como decirlo, mas en cierto modo como un peligro para la sobrevivencia de las tradiciones originales pues la iglesia todavía mantiene su afán persecutorio sobre todo con tradiciones indígenas, con aquellas que han decidido no verse sometidas y no sojuzgarse, con aquellas que prefieren morir a perder la dignidad.

Los concheros promedios que no andan realmente en la tradición mas bien son un tanto showmans, si no hay publico, no hay “espectáculo” escuche una vez de uno de ellos, “si no hay quien mire entonces para que danzo”, escuche otra vez. Y recuerdo de nuevo. Lo que importa es el camino y no la persona. Hay quienes eligen el camino siendo concheros, siendo mexicanistas. Honor para aquellos. Que son a su vez los menos.

No todo afortunadamente es así en todos los grupos, sin embargo al ser los mas visibles y lo mas notorio aquellos que hacen ello, tratar de ser un autentico mexicano, alguien con identidad se vuelve proeza y no un acto cotidiano. No se puede despegar en una identidad, en donde se niega su sangre, donde se actúa con racismo a sabiendas que en realidad muy adentro se saben y se sienten menos aquellos que miran hacia abajo a los otros: a aquellos que no deciden ser mexicanistas, o concheros. No se puede ser mexicano negando de tu propia sangre la de piel roja y blanca o incluso negra y de tus propios pueblos. No se puede ser mexicano si vives de sueños de un pasado que no fue como desearas realmente. No puedes ser mexicano si aceptas las mentiras o las tergiversaciones para sostener sueños inútiles de algo que perdió la magia de su edad. Ni somos toltecas, mexicas ni mayas, ni somos españoles ni europeos. Somos sangre nueva, pero sangre con un presente que necesita que se le reconozca para no morirse de hambre, de falta de empleos, de emigración, de desculturización, de paramilitares y sobretodo… de olvido.

Lamentablemente la mexicanidad se queda a medio camino entre la espiritualidad indígena, y identidad cultural. Sin llegar a ser ni uno ni lo otro. Ni es chamanismo ni es una cultura en base a pueblos vivos a excepciòn de algunos grupos.

Epilogo:
Mientras no se actue de acuerdo realmente a los valores tradicionales, o por lo menos prehispanicos; la mexicanidad quedara reducida en una justificacion para soñar despierto creyendose descendientes de un linaje continental llamado Anahuac para muchos, para otros en una forma de justificar su exhibicionismo o afan de trascender y ser memorables para otros, y para unos cuantos mas en la forma para presentarse como lideres espirituales, representantes de una tradicion que ya ni existe o como chamanes y tal vez asi incluso hasta ligar y conseguir tanto nacionales o extranjeras para su disfrute sexual: Turismo sexual a la inversa.

Lo que importa es el camino, no la persona.

Cantos tristes

Se ha perdido el pueblo mexica

El llanto se extiende, las lágrimas gotean allá por Tlaltelolco.
Por agua se fueron ya los mexicanos;
semejan mujeres; la huida es general.
¿Adónde vamos?, ¡Oh amigos! Luego ¿fue verdad?
Ya abandonan la Ciudad de México:
el humo se está levantando; la neblina se está extendiendo…
Con llanto se saludan el Huiznahuácatl Motelhuihtzin,
el Tlailotlácatl Tlacotzin,
el Tlacatecuhtli Oquihtzin…
Lloren, amigos míos,
tengan entendido que con estos hechos,
hemos perdido la nación mexicana.
¡El agua se ha acedado, se acedó la comida!
Esto es lo que ha hecho el Dador de vida en Tlatelolco.
Sin recatos son llevados Motelhuihtzin y Tlacotzin.
Con cantos se animaban unos a otros en Acachinanco,
ah, cuando fueron a ser puestos allá en Coyoacán…

Cantares Mexicanos (Biblioteca Nacional de México)

Los últimos días del sitio de Tenochtitlán
Y todo esto pasó con nosotros.
Nosotros lo vimos,
nosotros lo admiramos.
Con esta lamentosa y triste suerte
nos vimos angustiados.

En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
enrojecidos tienen sus muros.

Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos,
es como si bebiéramos agua de salitre.

Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,
y era nuestra herencia una red de agujeros.
Con los escudos fue su resguardo, pero
ni con escudos puede ser sostenida su soledad.

Hemos comido palos de colorín,
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe, lagartijas,
ratones, tierra en polvo, gusanos…

Comimos la carne apenas,
sobre el fuego estaba puesta.
Cuando estaba cocida la carne,
de allí la arrebataban,
en el mismo fuego, la comían.

Se nos puso precio.
Precio del joven, del sacerdote,
del niño y de la doncella.

Basta: de un pobre era el precio
sólo dos puñados de maíz,
sólo diez tortas de mosco;
sólo era nuestro precio
veinte tortas de grama salitrosa.

Oro, jades, mantas ricas,
plumajes de quetzal,
todo eso que es precioso,
en nada fue estimado…

Ms. anónimo de Tlaltelolco, 1528,
Biblioteca Nacional de París.

El lugar de la espiritualidad indigena en tiempos de la globalizacion

¿Cómo se trasmite esta sabiduría?
¿Cuáles son hoy las fuentes de los jóvenes?
Todo depende de que los movimientos indios cumplan su papel
El Proyecto Guaicaipuro al Panteón nacional
Aproximación a la recta espiritualidad
¿Qué pasa con la espiritualidad indígena en la era de la globalización?
Anexo
Cada pueblo indígena durante miles de años genera un sistema de conocimientos. Dentro de ese sistema, su espina dorsal está conformada por una espiritualidad, ligada a una visión del mundo que responde a eso de ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?. Eso es común a todos los pueblos del planeta. Pero en el mundo indígena estas mismas preguntas parecieran formularse de una manera distinta: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Quiénes somos los wayuu, los warao o los jivi?.

La respuesta de cada pueblo a cada una de estas preguntas resuelve el problema de los orígenes y desarrollo de cada pueblo. La sabiduría india responde en términos colectivos, pero también en términos cósmicos, de Alianza con la Madre Tierra. Es una vivencia cósmica, un vivir con el cosmos, con los elementos naturales y con todos los seres vivos. Es una vivencia íntima y al mismo tiempo compartida con todo el grupo: no tiene el mismo sentido estos mitos, leyendas, cantos, o danzas cuando son relatados por el misionero, el antropólogo occidental o cualquier otro especialista, que cuando es relatado por quienes comparten esas vivencias desde su misma cultura. Cuando se atraviesa la óptica de otra cultura para el relato o la interpretación y sobre todo, cuando es llevado a otra lengua, pierde un poco su sentido como conocimiento directo y como parte de lo que se narra o relata. Se puede llegar a aproximaciones, siempre válidas en algún sentido, pero nunca es lo mismo.

Veamos por ejemplo: Para el Occidente, cultura es lo que se opone a la naturaleza. En cambio para el mundo indígena, cultura es un modo de vivir, de pensar y de sentir, que no interrumpe las leyes de la naturaleza. Es una alianza con la naturaleza la que va a permitirle su modo de vida, sin hacerle cambios profundos en su interior, sin alterar en lo fundamental los ecosistemas. Por eso, cada cultura, calcula la ración de pesca, de cacería o de agricultura en un mismo lugar para no interrumpir su ciclo reproductivo. Y esta es la dirección correcta que toma siempre la sabiduría indígena: vivir sin atentar contra la continuidad de la vida.

Por eso sus modelos de conocimiento no introducen cambios profundos en el vientre de la Madre Naturaleza. Muchas de las prohibiciones en la cacería –por ejemplo- tienen que ver con una ética de la vida, para no agotar la especie y para contar siempre con alimentos disponibles. Entonces aquí, el exceso, sería la infracción. La sabiduría está así ligada a una espiritualidad, pero también a una ciencia y tecnología, arte y por supuesto, a un modelo de desarrollo sustentable en sus fundamentos. De esta forma, cada pueblo tiene un conocimiento común, empírico y conocimientos especializados en distintas áreas del quehacer colectivo, indesligables de todo su universo cultural.

¿CÓMO SE TRASMITE ESTA SABIDURÍA?
Por vía oral, de generación en generación. Por ancianos y ancianas, según los casos que son los depositarios de un conocimiento público, abierto a la comunidad y a la vida ordinaria. Y un conocimiento especializado, sagrado, que se trasmite de acuerdo a una rigurosa selección humana según cada cultura y sin negar la igualdad de oportunidades.

Cada pueblo tiene un sentido del nacimiento, de la enfermedad y de la salud, de la vida y de la muerte. Por vía del sabio, shamán o piache se manifiesta lo más trascendente de la cultura. Vale decir una filosofía de vida y ésta es plenamente vivida. Iniciarse en la sabiduría es un reto, un riesgo, pero también un honor, según cada cultura.

Los jóvenes iniciados (hombres o mujeres, según el caso) son la garantía para darle continuidad al conocimiento, a la trasmisión de la cultura propia. Si en la juventud indígena no hay prioridad por la sabiduría, ésta se estancaría, sería expropiada por investigadores externos y la cultura se iría debilitando hasta desnaturalizarse y perder sus referencias específicamente étnicas. No olvidar que la sabiduría, la espiritualidad, no está desligada de la organización social, familiar y comunal, de su adaptación al medio y de sus formas de desplazamiento territorial; y así, está ligada a la estructura íntima del idioma materno, en cuyos fundamentos se organizan sus brújulas, sus símbolos, sus interpretaciones y su operatividad en la realidad cotidiana y en los momentos más extraordinarios en los que sale a flote la lengua sagrada.

Preservar la espiritualidad es una responsabilidad de la familia indígena, de la comunidad, de sus ancianos y de sus jóvenes. De la formación que tengan los jóvenes dependerá la capacidad de mantener en secreto lo que hay que mantener en secreto, como parte de la reserva de la cultura y hacer público lo que haya que hacer público para fortalecer internamente a la comunidad y para obtener el respeto de los pueblos diferentes.

¿CUÁLES SON HOY LAS FUENTES DE LOS JÓVENES?
Hay varias fuentes de los jóvenes además de la familia, la comunidad y los ancianos especialistas. Muchos conocimientos interrumpidos en la memoria están hoy en manos de algunos especialistas o están en bibliotecas y en archivos.

Esos datos deben confrontarse con los ancianos para ver su legitimidad, sus deformaciones. Pero está también el empeño de los jóvenes en formarse y profundizar sobre su propia cultura, desde su propia óptica. Observar los cambios en la comunidad y contribuir a la actualización de la cultura de acuerdo al momento histórico, sin desnaturalizarla.

Éste es el nuevo reto planteado a la educación propia. Esto significa un esfuerzo de investigación-acción que no debe ser paralela a la educación propia y a la sabiduría específica de cada pueblo. Ninguna Universidad, ningún postgrado o doctorado llega a agotar el conocimiento de una cultura indígena, ni a superarla en forma global.

Para los préstamos culturales es necesario que cada quien esté bien afincado en su cultura, en un idioma, en su visión del mundo, en el calendario específico de su pueblo. Ésta es la base y la posibilidad real de un diálogo intercultural, de la interculturalidad del conocimiento, de poder trasmitir algo real y verdadero, algo sembrado en la cultura de origen. Lo otro no sería diálogo, sería sembrar en tierra ajena, sería aceptar la imposición de la cultura dominante y calcinarnos en el fogón de la desmemoria para quedarnos luego en el lamento de las cenizas. Sería seguirnos conformando con dejarnos arrebatar todo, la tierra, las riquezas del suelo y del sub-suelo, el conocimiento y la espiritualidad, lo que equivale a entregar familia y comunidad, la madre, las mujeres y los niños, hasta renunciar al futuro. Caer en el juego de la desindialización progresiva es condenarse a la mendicidad y a la exclusión social.

Es una responsabilidad y una obligación con nuestros pueblos, mantener y seguir desarrollando esos reservorios de la sabiduría, el intercambio entre los propios pueblos indígenas para el enriquecimiento mutuo. No se puede permanecer sólo en la resistencia, activa o pasiva. Es necesario ocupar el puesto que corresponde en la Historia de Venezuela y América. Y distinguir entre aquellos investigadores que nos retribuyen con su militancia solidaria, de aquellos que van siempre sólo a investigar para saquear la sabiduría, mutilarla y empobrecerla al distorsionarla y usarla contra los propios pueblos que le brindan hospitalidad.

TODO DEPENDE DE QUE LOS MOVIMIENTOS INDIOS CUMPLAN SU PAPEL
Aparte de otros factores, es indispensable que los movimientos indios cumplan con su papel histórico, sobre todo en lo relativo al rescate de la formación en la educación propia, punto de partida de la educación intercultural bilingüe, priorizando la lengua y la cultura materna, la lengua y la espiritualidad sobre la lengua, cultura y espiritualidad dominante.

Resulta asombroso que se quiera asumir un papel protagónico y no se le dé ninguna importancia a la espiritualidad indígena como brújula prioritaria, e imprescindible en la lucha por la liberación. Afortunadamente, hoy existe un cierto despertar en la juventud india y un acercamiento propiciatorio del diálogo con los ancianos y con todo el saber ancestral desde la perspectiva del presente y del futuro más inmediato.

Vamos a decirlo en los términos en que pueda entenderlo la cultura dominante: Una cultura sin su espiritualidad es una osamenta sin alma. No olvidemos que la espiritualidad indígena está encarnada en la vida. No es una sombra pasmosa que oculta su realidad interna. La espiritualidad penetra todos los poros de la vida social y familiar, contribuye a estructurar y a explicar su orden interno y su relación con todo lo viviente.

La espiritualidad indígena, como operador atraviesa toda la cultura. De allí que quien sostenga que la espiritualidad no es vital, y necesaria y de fortalecimiento prioritario, nada sabe de cómo funciona internamente un pueblo y una comunidad indígena. Así esta afirmación venga de extraños o de indígenas aculturados. Y esta espiritualidad indígena está referida, primero, a cada pueblo indígena del país; y en segundo lugar, a la espiritualidad indígena que ha sido oprimida en la cultura nacional de Venezuela y cuya figura histórica más relevante es el Cacique Guaicaipuro, encarnado también en la identidad indígena del pueblo criollo y muy particularmente del pueblo del más marginado y oprimido.

EL PROYECTO GUAICAIPURO AL PANTEÓN NACIONAL
En su primera fase, este Proyecto dura 27 años. (1974 – 2.001). Su segunda fase será del 2.001 al 2.004. A todo lo largo de su historia de lucha, este Proyecto encarnó las prioridades de los pueblos indígenas, llevándolas a todos los escenarios; sus derechos constitucionales, como derechos históricos, el convenio 169 de la OIT, el balance crítico alternativo del V Centenario. El proyecto de programa mínimo de los pueblos indios de América para 1.992-década del 90, cuya síntesis expuso la hermana Noelí Pocaterra en la Sesión Especial de la ONU para declarar a 1.993 como año Internacional de los Pueblos Indígenas: 10 de diciembre de 1.992. Y así, en el marco del pueblo criollo asumimos el debate por la identidad nacional, la defensa de los humanismos y humanidades frente a la ideología tecnocrática; la defensa del estudio de la geografía, historia e identidad regional y local. La defensa de los idiomas indígenas frente al castellano y del castellano frente a la hegemonía del inglés; la defensa del ambiente en cuatro marchas ecológicas por la vida, la reivindicación de la pluralidad cultural y étnica en los talleres con educadores criollos e indígenas; la defensa del patrimonio histórico y cultural del Estado Miranda; planteamos la reorientación intercultural de los Ateneos y Casas de la Cultura; la revisión crítico-constructiva de la cultura nacional y la reorientación del Panteón Nacional entre muchas otras cosas.

Cabe destacar también el papel del Proyecto Guaicaipuro al Panteón Nacional en las Mesas de Diálogo del Palacio de Miraflores, donde se presentaron varios papeles de trabajo, entre otros, Aproximación a las metodologías indígenas del diálogo y del consenso, presentado por la hermana Dalia Herminia Yanez. Siete papeles de trabajo fueron presentados desde la perspectiva indígena y proponiendo llevar la discusión al interior del país y a los pueblos y comunidades indias. Esto para no hablar del largo trabajo de más de 25 años llevando los talleres de formación a los educadores indígenas y criollos, a los estudiantes y jóvenes indígenas y a otros sectores.

APROXIMACIÓN A LA RECTA ESPIRITUALIDAD
La sabiduría indígena y su espiritualidad representan un conocimiento que no se queda en el plano intelectual. Es un conocimiento que va del corazón a la mente y de la mente al corazón. Implica un desarrollo emocional, mental y corporal. Recuerdo en estos momentos la confesión de un cacique indígena del Canadá, a quien su abuelo le había dicho:

QUE EL VIAJE MÁS LARGO DE SU EXISTENCIA

ES EL QUE VA DE LA MENTE AL CORAZÓN.

¿Cómo procesa, cómo siente el corazón todo aquel conocimiento que la mente recoge superficialmente y a veces, la más de las veces, sin digerir? Es que la mente-como apunta Krishnamurti- procesa el conocimiento con simples comparaciones de “esto me gusta – esto no me gusta”, ” esto es bueno – esto es malo”, “esto es alto – esto es bajo”, “esto es blanco – esto es negro”, “esto es exacto – esto es inexacto”, “esto es ciencia – esto es magia”.

Se trata de comprender con todo el ser, comprender viviendo, sintiendo, más allá del dato intelectual. No es el pasado muerto, es el pasado vivo, encarnado en presente, con sus cambios históricos, sociales y culturales; es la semilla que germina en cada temporada, de generación en generación, en cada retoño con todo su verdor bajo el azul celeste y el horizonte abierto al cosmos a la espera de su florecimiento. Es el renacimiento constante, de las plantas, de los animales, del río, de los hombres y de las mujeres, de la cultura en el lecho de la Madre Naturaleza, al pie del paisaje y del ambiente total.

El conocimiento, entonces, no es una moda, que viene y pasa y luego se olvida. Alguien dirá, recordando a los griegos, que nunca nos bañamos dos veces en el mismo río. Pero se olvidan que el agua pasa y el río sigue su curso. Pasan las aguas, pero el río permanece y de su permanencia depende la vida. En sus galerías selváticas están sus raíces y sus galerías selváticas son parte del tejido de la vida, de ese tejido que a veces se expresa con puntos geométricos, color y movimiento en la artesanía, como lo aprendieron los wayuu de waleker. En ese tejido de araña, del mundo y de mundos donde se conectan los hilos de la vida.

El conocimiento es de estrellas y galaxias, oculto para los ciegos del alma y manifiesto para quienes tienen el atrevimiento de abrir los ojos del espíritu. Para ver más allá de los sentidos, sentir más allá de los ruidos del día. Hasta sentir en carne propia lo que afecta al otro o a la otra, a la Madre Tierra y a todo lo viviente. Retomando en cada instante el sendero de la vida y el equilibrio de los elementos naturales: agua, aire, tierra, fuego y éter. De esta manera encontramos el sendero del conocimiento, el cual se reencuentra con el camino de la vida y donde la muerte es sólo transformación para volver a la vida. Es el encuentro de la eternidad en el tiempo. De un tiempo que tiene sentido distinto en cada cultura; con su espacio y tiempo de cambio y de persistencia.

Cuando la espiritualidad indígena se pone al servicio del invasor, del enemigo de la cultura, de los enemigos de la naturaleza, allí aparece el camino torcido, enfrentado a la auténtica espiritualidad: esta es la magia “negra”, la que niega la vida en cualquiera de sus vertientes. Y peor ocurre, cuando la espiritualidad recorre un camino contrario a la unidad de su propio pueblo, trabajando directa o indirectamente para el colonialismo interno o externo. Lo que está al servicio de dividir –y de comprar la conciencia de mis hermanos y hermanas indias- ofreciendo dinero, motores fuera de borda, hachas y machetes, harina pan o blanca flor para mitigar el hambre, negando una participación con dignidad y respeto, en condiciones de justicia y de igualdad social.

Por eso el conquistador -de ayer y de hoy- siempre ha tenido “indios mansos” o “guatiaos” de su lado, los eternos renegados de su propia causa, de su idioma y de su cultura. El conquistador siempre establece:

Las condiciones que le permiten dividir y enfrentar al pueblo indígena que pretende someter y explotar. Y para esto necesita un sector de la dirigencia india que se presta a sus pretensiones, hasta convertirlo en verdugos de sus propios pueblos.

Apunta con destruir todo lo que mantiene la unidad y continuidad de un pueblo indígena quebrantado, tergiversado o anulando su espiritualidad:

El idioma materno, que es la lengua propia en que se expresa la espiritualidad, es el código matriz, donde descansa su simbología y visión del mundo.

La religiosidad autóctona: su alianza con la naturaleza, base de su cosmovivencia y espiritualidad.

El calendario autóctono: Trastoca su temporada de cosecha, de pesca, de recolección, sus fiestas de gratificación, cambiando las fechas durante todo el año y propiciando la desorganización social y familiar, algo indesligable de la espiritualidad.
Si es sedentario, lo convierte en itinerante al robarle sus tierras; si es itinerante o semi-itinerante, lo vuelve sedentario a la fuerza mediante las reducciones, empobreciendo o cercando las galerías selváticas de los ríos.

Y por supuesto, busca estrangular sus formas de organización política, sus formas de gobierno, su estrategia de ocupación del territorio.

De esta manera, podemos ver, que la espiritualidad es la brújula estratégica, la que ilumina el camino de la vida. Entonces, ¿es o no es prioritaria para un pueblo que quiere autogobernarse, ser libre, vivir en paz, en democracia y en alianza con la humanidad y con la Madre Tierra? La espiritualidad reside en ese Santuario vivo de la Madre Tierra por la paz del mundo y un nuevo orden planetario. En el cuerpo vivo de los Guaicaipuro como la Hostia Cósmica donde germina toda semilla hasta alcanzar sus frutos en cada florecimiento.

¿QUÉ PASA CON LA ESPIRITUALIDAD INDÍGENA EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN?

Ocurre algo aparentemente contradictorio. Mientras se viene divulgando la idea de que los pueblos indígenas son parte del pasado y han sido superados globalmente por el actual momento histórico, se refuerza una corriente sumamente poderosa que trabaja en forma silenciosa y pone de manifiesto todo lo que ha sido el aporte del pasado y del presente de los pueblos indígenas, desde 1492 hasta hoy. Y como si esto fuera poco, esta corriente intercultural, inter-espiritual, inter-científica, inter-filosófica, inter-artística, señala una serie de aportes que los pueblos indígenas ya están legando al futuro.

La espiritualidad de los pueblos indígenas no es clientelista, proselitista. No hay ningún interés de ningún pueblo indígena para que otros pueblos asuman su religiosidad. No son por tanto espiritualidades extensivas sino intensivas, de convivencia, que pertenecen a cada pueblo para afianzar su modo de vida y a su alianza con la Naturaleza.

La interculturalidad y el diálogo inter-científico plantean hoy que la espiritualidad de los pueblos indígenas no es una especie de oscurantismo que se opone a la luz de la ciencia y de las civilizaciones diferentes. Por el contrario, cada día la misma ciencia occidental comprueba que la espiritualidad de los pueblos indígenas enriquece el diálogo de civilizaciones, el diálogo inter-filosófico, el diálogo inter-científico, el diálogo inter-artístico, el diálogo inter-lingüístico, generando un replanteamiento global de todos los fundamentos del conocimiento para una mayor comprensión de los problemas humanos como los relacionados con la paz con justicia, las formas de participación democráticas, la democracia cultural como base de la democracia política, económica y social, el equilibrio ambiental, el equilibrio político del universo y tantos otros.

Reviste especial interés, reconocido por la UNESCO y otros organismos internacionales, el aporte de los pueblos indígenas a la interculturalidad del sistema educativo a nivel local y planetario.

En la medida en que se afirma el proceso de globalización, se afianza el lugar de las localidades y regiones, las etnias-naciones y la pluralidad sociocultural, el pluralismo social jurídico, tomando en consideración que estos pueblos en cuanto portadores de sistemas políticos altamente descentralizados, enriquecen el derecho intercultural como base de un derecho internacional distinto, al igual que el derecho transgeneracional el derecho de las nuevas generaciones a perpetuar el equilibrio ambiental y el desarrollo local y regional sostenibles.
La globalización es un proyecto económico y político del neoliberalismo, de las minorías del norte del planeta. No es todavía una realización en redondo. Es verdad que las comunicaciones se han intensificado a nivel planetario, pero las economías locales, regionales y nacionales siguen teniendo cierta fuerza, cierta resistencia a la aplanadora de la globalización. El primero que planteó un gobierno mundial único, en la década del 20 del siglo pasado fue Bertrand Russell y señaló que este gobierno debía actuar bajo la hegemonía de los Estados Unidos y de los ingleses como supuesta raza y cultura “superior”. Nosotros estamos hoy en el deber de reencontrarnos con toda la humanidad, con el respeto a sus idiomas, culturas, visiones del mundo y en esto juega un papel fundamental la familia indígena, la comunidad indígena y la espiritualidad de cada pueblo.

Hace algunos años, un ensayista venezolano, Mariano Picón Salas reconoció que la parte más difícil de reducir en nuestros pueblos de América Latina y el Caribe es la espiritualidad y todo aquello que no se puede someter a cálculo y medida (diríamos nosotros, en el sentido estrictamente occidental). Es lo que más marca nuestras diferencias con el Norte. En ese orden de ideas, las espiritualidades de los pueblos indígenas, afroamericanos, criollos y mestizos múltiples son irreductibles, son la parte más sensible que nos permite ver otros caminos, otros horizontes. El neoliberalismo globalizador y envolvente, representa una amenaza global para todos los pueblos del mundo, una negación de la espiritualidad de cada pueblo y el peligro de exclusión de sus mayorías.

ANEXO N° 1
PONENCIA SOBRE LA ESPIRITUALIDAD INDÍGENA EN TIEMPO DE GLOBALIZACIÓN

PERFIL DEL FALSO Y DEL VERDADERO SABIO (O SABIA)

(Esquema para la discusión en foros, talleres de educación indígena, educación intercultural bilingüe e interculturalidad)

SAÚL RIVAS – RIVAS

Coordinador del Proyecto

Guaicaipuro en el Panteón Nacional

Telf.: 0414-2577187

EL FALSO SABIO (O SABIA):

Dice que sabe / habla mucho y dice más de lo que sabe, sin medir las consecuencias del conocimiento que trasmite.
EL SABIO VERDADERO (O SABIA):

Prefiere oír…

Dice, vamos a ver si se puede/ imparte gradualmente y en forma responsable el conocimiento, deslindando el conocimiento público del conocimiento secreto.

Demuestra todo con palabras y atribuye a su sabiduría cualquier acierto.

Demuestra con hechos y no atribuye a sí mismo los aciertos.

No tiene silencio interno, ni dominio de sí mismo.

Habla pausado y sólo lo necesario. Tiene silencio interno y dominio de sí mismo.

Busca poder para ponerlo al servicio de sí mismo. Se vuelve utilitario. Exprime al militante a su servicio y no ve sus necesidades.

Simplemente vive, presta servicios y el poder lo pone al servicio de la comunidad.

Es competitivo y enfrenta al grupo, unos contra otros, convirtiendo a sus partidarios en súbditos serviles, súbditos agradecidos.

Es cooperativo, solidario y media acertadamente para buscar la unidad del grupo. Respeta la dignidad de sus colaboradores. No humilla, critica constructivamente dando la oportunidad de rectificar.

No maneja la metodología indígena del consenso y hace las críticas en forma directa e hiriente. Es temeroso para tomar decisiones duras y contundentes en el momento preciso. Se vuelve temeroso y acomodaticio a la voluntad de sus adversarios internos y termina convertido en un juguete de ellos.

Maneja en forma precisa la metodología indígena del consenso. Hace las críticas en forma indirecta, sin dejar de tomar decisiones duras en el momento preciso.
Sus adversarios internos y externos saben a que atenerse, porque no pone en juego el destino del equipo y de su pueblo.

Toma decisiones unilateralmente y no informa a nadie de sus actividades y decisiones transcendentes, pero espera que todo el mundo le consulte todo y le informe de todo lo que hace.

Busca el consenso mediante la consulta inteligente, informa lo que debe informar y resguarda para el momento oportuno las informaciones de riesgo.

Quiere jefear siempre y se afirma con el trabajo de los demás.
Halaga al alumno, lo deforma y lo utiliza en forma burda.

Se erige como “jefe único” es posesivo, engreído. Nunca comete errores y tiene en sus manos la verdad absoluta.

Coordina el trabajo en equipo y contribuye a ubicar a cada quien según sus capacidades como una forma de ser justo, equitativo y equilibrado.
Propicia el autogobierno, comenzando por el gobierno de sí mismo. Asume el liderazgo compartido y propicia que cada quien cumpla sus tareas correctamente, sin nadie mandarlo.

Ve sólo las imperfecciones de los demás, atrapado en su propia envidia

Se convierte en su principal crítico. La autocrítica es la mejor garantía de crecimiento

Busca alianza con los enemigos fundamentales de su causa y aísla a los aliados fundamentales. Se siente más cerca de los enemigos de su pueblo que de alguien de los suyos al no saber procesar las diferencias

Sabe detectar rápidamente a los enemigos fundamentales, practicando la rectitud en la conformación de alianzas. Sabe distinguir la amistad del “amiguismo” cómplice.

Cuando asume su cargo, cambia instantáneamente y comienza a ver al equipo y a sus amigos por encima del hombro.
Se vuelve cínico, arrogante, prepotente y sobre todo, mentiroso en el poder. La demagogia será su recurso favorito.

No sabe por tanto elegir a su equipo de trabajo y si lo elige bien, pronto lo pervierte. Su poder es externo a las comunidades: le es dado de arriba, de los cogollos políticos.

Permanece siendo él mismo. Sabe que el poder es transitorio. Pero además entiende bien aquella enseñanza que dice: en el destierro conocerás a tus amigos y en el poder a los adulantes. Su verdadera sabiduría consistirá en poder conocer a sus verdaderos amigos en la victoria y en las derrotas. No práctica la demagogia: prefiere decir no se puede.
Sabe elegir y conservar su equipo.

Practica la magia “negra” para deshacerse de sus enemigos y convierte a sus críticos constructivos en sus peores enemigos
Avala todos los proyectos desarrollistas contra las comunidades y pueblos y todo lo que propicia la muerte

Práctica la igualdad social y está atento a sus propios resentimientos. Pasa humanamente del estadio del resentido al cultivo de la bondad humana. Por eso no se pasa automáticamente al enemigo cuando sele separa del cargo. Sigue apoyando la causa justa de forma crítica constructiva. Sabe que es lo que quiere y que causa defiende.

Los fracasos lo envuelven y lo aturden. Pierde la fe en los demás y en el futuro. No aprende del pasado y termina viendo enemigos en todas partes.

Sabe valerse de los fracasos para propiciar la investigación, la meditación, reflexión-acción. Convierte el pasado en instrumento actualizado para afrontar el futuro. No ve enemigos en todas partes. En cambio, encuentra amigos y aliados en todas partes.

Se preocupa más por “quien seré mañana”, dejando de lado el futuro de su pueblo. Vende a su pueblo y sus tierras si es necesario para alcanzar prestigio y poder. No piensa en el futuro de sus hijos y nietos.
Si puede vende también a su madre, a su mujer y sus hijos.

Su preocupación fundamental es por su pueblo y por su destino en el mañana. Preserva a su pueblo de los falsos profetas y toma las precauciones debidas para orientar a las nuevas generaciones.

Convierte a los adulantes en el modelo, trasformándolos en obedientes monaguillos de su propia “iglesia.”

Sabe que con hombres y mujeres sumisas no puede edificar nada grande, nada trascendente. Por eso respeta la personalidad de cada quien, si desatender el mandato del colectivo.

Le gusta el chisme y eleva a los chismosos y adulantes a los altares del poder.
Se deja halagar la vanidad con su ejército de aduladores, convierte a los aduladores en sus mejores aliados. Y en sus más cercanos consejeros.

Ignora a los chismosos y adulantes y da preferencia inteligentemente a todos aquellos que trabajan en silencio.
Rechaza la adulancia y no se deja halagar la vanidad.

Sabe que su poder depende del poder de los aduladores estimulado la competencia.

Sabe que su poder depende de su capacidad para estimular la cooperación sana y transparente del equipo.

Cobra por los servicios prestados (sanación, servicios políticos y sociales, etc.)

Hace todos los servicios en forma gratuita y la comunidad le retribuye con seguridad social.

Se autodesprecia por no saber leer y escribir o desprecia a los que no saben leer y escribir y no han ido a la escuela, el liceo o la universidad. Cree que saben más que los que no ha tenido formación escolar.

No siente inseguridad por no haber tenido educación escolar y tiene claridad en que su espiritualidad y sabiduría no se adquiere en la escuela y la universidad, orienta a los universitarios de su comunidad para que no se separen de la educación propia y de su pueblo. Los fustiga positivamente cuando es necesario.

Ridiculiza y combate, abiertamente o en forma encubierta la formación y educación de la juventud indígena. Los desalienta cada vez que puede y los incita a buscar poder sin preparación.

Propicia la formación, educación y capacitación en forma integral y en todos los órdenes y a ser responsables en el ejercicio del poder. Asume los riesgos de ser marginado por su propia gente y por el poder establecido para ejercer con rectitud su liderazgo.

Dice que no hay tiempo para la formación, que hay otras cosas prioritarias. Predica un conocimiento que no se encanna en la vida y en la comunidad.

Sabe que el tiempo para la formación es el mismo tiempo para la vida. Usa la paciencia, la astucia y la comprensión para no dejarse aislar. Encarna lo que dice en lo que hace: investiga haciendo, hace investigando.

Se pone al servicio de los investigadores foráneos que no retribuyen los conocimientos a la comunidad. Vende si es necesario, los secretos de la sabiduría. Es un Biozulua más, que trasfiere a otros el escondite de la sabiduría.
Favorece la expropiación de la sabiduría. No le preocupa la continuidad de la sabiduría. No le preocupa la continuidad de la sabiduría y declara que eso no es prioritario.

No hay iniciados detrás de (él.o con ella). “sabiduría” termina con él.

Investiga y propicia la investigación de su pueblo con su propia gente y se alía con verdaderos investigadores-militantes para tener una doble visión de su pueblo: la de adentro y la de afuera. Utiliza la investigación de afuera para verse en su propio espejo.
Se preocupa prioritariamente por la continuidad de la sabiduría, guarda adecuadamente los secretos y divulga lo que es necesario. Deja otros iniciados detrás él. Su muerte no es la muerte de la sabiduría.

No hace oración y ayuno, ni pasa las pruebas requeridas para la iniciación como codición para ser piache o cacique.
Si pasa las pruebas iniciales, cree que eso es suficiente y es lo único necesario para ejercer la recta sabiduría:

Ni sigue viendo la oración y el ayuno como parte de la purificación para toda la vida.

Cree que el comportamiento recto no es para toda la vida, sino para el momento de iniciarse.

Es incapaz de entender que el ayuno no debilita sino que llena de energía y el comer en exceso envejece prematuramente y roba energía.

No cuida la alimentación diaria, racional y de calidad. Tampoco vela por la correcta alimentación de su pueblo. Engorda como un cerdo.

Convierte el uso de alucinógenos en un vicio degradante y termina uniéndose a los magnates del narcotráfico.

Sabe que la oración, el ayuno y las pruebas de la iniciación representan el temple y desafío para alcanzar el conocimiento y que este conocimiento se adquiere sin interrupción y de forma progresiva, presentándole a todos la oportunidad y formando a los que tengan vocación para ello.
Pasar todas las pruebas tiene que ver con el desarrollo de la humildad, generosidad, compromiso de por vida y por la vida: condiciones indispensables para ejercer rectamente el conocimiento.

El ayuno es practicado también por algunos intelectuales, artistas y religiosos para convocar su despertar interno y darle fuerza a la creatividad artística o intelectual o ya, para propiciar estados místicos. Otros intelectuales y artistas han llegado a practicar el lavado intestinal como medio de purificación para despertar la creatividad.

Sabe que además de oración y ayuno debe practicar de por vida, el shamán y el cacique una alimentación racional (pocos alimentos, pero de calidad) y una alimentación sana, atendiendo a una lista de alimentos permitidos para su desarrollo y de otros prohibidos. Mantener el cuerpo liviano para mantener agilidad y silencio interno.

El uso de algunos alucinógenos está contextualizado en cada cultura indígena y se usa como auxiliares –como el ayuno para adentrarse en estados místicos que permitan unir lo visible y lo invisible.

Se queda en lo que ven los cinco sentidos y eso le basta: oído, olfato, vista y tacto.

Sabe que hay una realidad más profunda y sensible que aquella que captan sus ojos, su vista, sus oídos y sus manos o de los sabores que palpa su gusto. Hay un conocimiento extrasensorial, más allá de los cinco sentidos: un conocimiento sagrado y que se expresa por la legua sagrada.

No siente respeto por la mujer indígena, ni por su papel en la sociedad
La mujer es una cosa, un objeto más, una mercancía.

Si el falso sabio es una mujer, puede reproducir un machismo al revés como ha ocurrido en la primera fase de la lucha por los derechos de la mujer en la cultura occidental, plantea al margen de sus formas de familia y de organización social.

Sabe que en algunos pueblos indígenas la mujer tiene acceso a la iniciación como piache o como cacica. Y que en toda sociedad indígena la filosofía descansa en la unidad de los opuestos complementarios: hombre y mujer. Tanto en las sociedades matrilineales como en las sociedades patrilineales. En la recta sabiduría se sabe que la mujer como madre, esposa, hija, hermana, es el símbolo humano de la Madre Tierra y fruto de su fecundidad, inscrita en un cosmos de sol, agua, aire, tierra y éter.
Esto no significa que no existan de antemano algunas manifestaciones de machismo en esas sociedades y que el mismo sea reforzado por la penetración cultural. Debe buscarse la superación del machismo tomando como punto de partida la cultura materna, imprimiendo los correctivos necesarios.

No se preocupa por enriquecer la espiritualidad y la sabiduría con otros pueblos indígenas.
No le importa el destino de los demás pueblos indígenas. Ni siquiera le interesa su propio pueblo.

Sabe hacer alianzas por la causa común con los sabios de los otros pueblos indígenas y tiene claro que la supervivencia depende de la unidad indígena.

Se presta con algunos antropólogos europeos y norteamericanos para dividir a la población venezolana entre indios y los supuestos “no-indios”, dejando bloqueada la identidad indígena de los criollos descendientes de indígena. Sin embargo, se alía con criollos y extranjeros explotadores de su propio pueblo.

Sabe ganarse a los criollos descendientes de indígenas, pero no se presta a los criollos y extranjeros explotadores de su propio pueblo. Permanentemente refina y perfecciona su política de alianzas. Olfatea a los aliados naturales: nuca los aparta. Sean indios descendientes de indios o de cualquier lugar.

Propicia los vicios en su comunidad y en su pueblo; el alcoholismo, la prostitución, la mendicidad en la calle y la mendicidad política en los despachos burocráticos, hasta llegar a la mendicidad espiritual.
Trabaja solo como el, llanero solitario

Combate acertadamente todos estos vicios y trata de encarnar la rectitud e su propia vida. Genera políticas concretas para combatir los vicios y debilidades orientando en forma acertada y con el trabajo en equipo: no trabaja solo. Construye equipos donde puede. Sabe que el llanero solitario es un falso héroe que convierte a Toro en un tonto, en un cero a la izquierda.

En definitiva se cree un sabio.

Sabe que no es sabio y que la verdadera sabiduría está en manos de la Madre Naturaleza, del Gran Espíritu o como se llame en cada cultura o pueblo. Y si está evangelizado, sabe de antemano que el mismo Jesús dijo: Sólo uno es perfecto y está en los cielos.
El mismo Gandhi en la India se molestaba cuando le decían Mahatma, alma grande.

“Dentro de más sabio se crea, más cerca de la ignorancia está “, decía un piache piaroa del Amazonas.

El pueblo dice: no hay peor demonio que el que se cree santo.

Y el libertador decía que todo talento ejercido sin rectitud es un azote. Tal vez por ello resulte difícil cualquier definición de sabio o sabiduría, humildad, santidad.

Y volvemos por otras vías, al tanto sé, que no sé nada de Sócrates.

Hacia la segunda fase del Proyecto Guaicaipuro en el Panteón Nacional:

UN SANTUARIO A LA MADRE TIERRA POR LA PAZ DEL MUNDO Y UN NUEVO ORDEN PLANETARIO. Con un puñado de tierra de los pueblos indígenas de todos los continentes. Hacia el fortalecimiento de la espiritualidad pan indígena planetaria y la espiritualidad indo-mestiza del continente (*)

2001-2004

Caracas, los Teques 28 de noviembre de 2002

(*) Cada puñado de tierra de cada pueblo indígena, pasa por una ceremonia local en su nación o continente antes de ser incorporada al Panteón Nacional de Venezuela, para unirse a la Tierra de Suruapo, símbolo vivo de Guaicaipuro y los Pueblos y Caciques Heroicos .

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LA MANIPULACIÓN IDEOLÓGICA DE LA INTERCULTURALIDAD

EN LOS PROYECTOS HISTÓRICOS DE AMÉRICA LATINA

SAÚL RIVAS-RIVAS (Coordinador del Proyecto Guaicaipuro en el Panteón Nacional, segunda fase: 2001-2004 ….

No podemos acercarnos a los distintos procesos de intercambio cultural en América Latina y el Caribe si no actuamos a la luz de los distintos Proyectos Históricos; y particularmente ahora a la luz de la actual coyuntura neoliberal y globalizadora.Pero comencemos por ubicar lo más sobresaliente de la coyuntura política global:

1.-LA COYUNTURA GLOBAL

1.1.- Lo más sobresaliente es la dictadura global y unipolar de los Estados Unidos, que se ha perfilado a partir de la década de los 80 , con la hegemonía neoliberal.

1.2.-Dentro de esta hegemonía hay una guerra del petróleo como materia prima lider de esta época, pero que muy pronto dado el colapso del planeta, esta guerra del petróleo será una guerra del agua. Presenciamos el saqueo más profundo y acelerado de los recursos del suelo y del subsuelo.

1.3.-En el caso del genocidio contra Iraq, Estados Unidos gana la “guerra”, pero pierde la batalla política y diplomática en el mundo, incluso en su propio país, abarcando Europa.

1.4.-Los pueblos del mundo están hoy contra la guerra y se levantan contra la hegemonía imperialista unipolar.

1.5.-Hay dos grandes amenazas sobre América: el ALCA (en el plano económico) y el Plan Colombia en lo político-militar (con la amenaza de una intervención multilateral), acompañado de la ofensiva ideológica y política.-

1.6.-Destaca el arco de recursos petroleros y otras fuentes de energía que va desde Trinidad, pasando pasando por Venezuela y bajando hasta Bolivia, cruzando los Andes y parte de la Amazonía . Aquí está la justificación oculta del Plan Colombia y que pretende una intervención multilateral, como lo ha puesto en evidencia el Presidente Chávez, tumbándole la careta a la última cumbre del Cuzco.

1.7.-Otra de las razones de Estados Unidos para privilegiar el Plan Colombia, es que en esta fase de la dominación, el polo de la dominación occidental se traslada del Atlántico al Pacífico, temiendo un desarrollo sostenido del Asia liderizado por China.

1.7.1.- En nuestro caso pensamos que si China se occidentaliza hasta el extremo de perder su propio perfil para competir con Occidente, puede pagar a la larga un precio muy alto (y aquí hay quienes piensan que los excedentes de arroz en el mundo no bastarían para cubrir su déficit (F.cool.gif

1.7.1.-La geoestrategia unipolar por el control del Pacífico para el control del mundo, pone en la mira del imperio todo el rosario de pueblos que formaron la Gran Colombia y promovieron el Congreso de Panamá. Toma el imperio el corazón de la indianidad sudamericana y del bolivarianismo revolucionario e integracionista, ahora que asume su naturaleza multisocietaria a lo interno del proyecto en una forma más consciente. Del lado del Atlántico se perfila –como señala Chávez- un eje de la liberación que apunta desde Caracas- Manaos-Brasilia –Buenos Aires. Lo cual no significa que esté vedada de antemano la ruta indianista y bolivariana de Los Andes y la Amazonía, por los intereses en ella involucrados. La resistencia indianista y bolivariana en la zona andina se manifiesta en Ecuador, Bolivia, Colombia, aunque en otros paises asuma una presencia más silenciosa y en otras comience por desbordar las nuevas traiciones, como el caso de Lucio Gutierrez.Y de algunos sectores e individualidades en Venezuela.

1.8.-El gran objetivo , tal vez el principal por parte del imperio, es la desarticulación de los paises petroleros de Asia Central y Medio Oriente, pasando por la destrucción de la OPEP..para dominar la principal fuente de energía del mundo.

1.9.- Toda esta situación no escapa a la gran crisis de Occidente y de la cabeza del imperio,, lo que hace pensar que el polo de una neo-occidentalización se puede trasladar al Asia en el futuro próximo o ya, un nuevo espacio global para una nueva liberación. Pero tengamos muy claro que una caida de Estados Unidos y el derrumbe incluso de Occidente, no representan para nosotros, automáticamente, una nueva liberación y mucho menos una liberación de fondo. Sobre todo, si estos derrumbes nos sorprenden sin un cuerpo de doctrina de naturaleza multisocietaria, que sustente nuestras especificidades históricas, sociales, económicas y culturales

Orlando Camacaro

camacaroorlando[arroba]hotmail.com

Saúl Rivas Rivas

Coordinador del Proyecto

Guaicaipuro en el Panteón Nacional

(Segunda Fase)

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA SEGUNDA VICEPRESIDENCIA – DE LA ASAMBLEA NACIONAL FORO TALLER CON LAS MUJERES INDÍGENAS DE VENEZUELA – CAPITOLIO FEDERAL

CARACAS 27 Y 28 DE NOVIEMBRE DE 2002

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