Retazos

Cuando se encuentran dos seres son como dos pájaros delante de una llama. Esta llama tiene dos lados, uno que calienta y otro que quema. El lado que te calienta es el lado que te gusta de la otra persona. El lado que te quema es el lado que no te gusta de ella. Si tienes la paciencia de sentarte al fuego y de aguantar la quemadura hasta que poco a poco se va apagando la llama que quema, hallarás la llama que calienta y estarás bien. Si no tienes esa paciencia tendrás que dejar el fuego, o quemarte más allá de lo que quieres. Tendrás que dejar muchos fuegos, quemarte muchas veces y quizá un día te quemarás en tu propio fuego.

Leyenda Amaisi-Yaqui, La voz del viento

Lo que les sucede a los animales, también les sucede a los hombres. Eso lo sabemos muy bien. Todo está unido entre sí, como la sangre que une a una misma familia. Todo está unido. Lo que acaece a la Tierra, les acaece, también, a los hijos de la Tierra.

Gran Jefe Seattle

Permanecía yo entonces allí, de pie, sobre la más alta de las montañas y abajo, a mi alrededor, estaba el círculo del mundo. Y mientras allí estuve contemplé más de lo que pude describir y comprendí mucho más que lo hasta entonces visto; porque veía de un modo sagrado la forma de todas las cosas en el Espíritu y la forma de todas las formas, como si todo viviera unido cual si fuera un único ser. Y contemplé como el círculo sagrado de mi pueblo formaba parte de los muchos círculos que componen el Gran Círculo, amplio como la luz del día y como la luz de las estrellas en la noche, y en su centro crecía un árbol poderoso y florecido, para cobijar a todos los hijos de una misma madre y de un mismo padre. Y vi que esto era sagrado.

Alce Negro

Desde su juventud, Caballo Loco (Tashunka Witko) había sabido que el mundo en que vivían los hombres era sólo una sombra del mundo real. Para entrar al mundo real él tenía que soñar, y cuando estaba en el mundo real todo parecía flotar o bailar. En este mundo real su caballo bailaba como si fuera salvaje o estuviera loco, y por esta razón se llamaba a sí mismo Caballo Loco. Había aprendido que si entraba soñando en el mundo real antes de una pelea, podría resistir cualquier cosa.

Dee Brown, Bury my Heart at Wounded Knee

Todo lo que hace el Poder del Universo lo hace en forma de círculo. El cielo es circular, y he oído decir que la tierra es redonda, y las estrellas son redondas. El viento, en su fuerza máxima, se arremolina. Los pájaros hacen sus nidos en forma de círculos, pues tienen la misma religión que nosotros. El sol sale y se pone en círculo, como la luna. Incluso las estaciones forman un círculo enorme, y vuelven siempre a donde estuvieron. La vida del hombre es un círculo de infancia a infancia. Nuestros tipis eran redondos como los nidos de los pájaros, y siempre se disponían en círculo, el aro de la nación, nido de múltiples nidos, en el que el Gran Espíritu deseaba que nosotros empollásemos a nuestros hijos.

Nos hicieron muchas promesas, más de las que puedo recordar.

Pero de todas sólo cumplieron una.
Prometieron despojarnos de nuestra tierra… y así fue.

Que nuestra Madre Tierra se envuelva

en una cuádruple túnica de harina blanca.

Que sea cubierta de flores de escarcha.

Que allá, en todas las montañas cubiertas de musgo

los bosques se aprieten unos contra otros, de frío.

Que sus brazos sean quebrados por la nieve

para que la tierra permanezca así.

He esculpido mi báculo de oración

en forma de seres vivos.
Ofrenda Zuñi
En la gran noche mi corazón saldrá.

A mi encuentro viene la oscuridad zumbadora.

En la gran noche mi corazón saldrá.

Canto Papago

Apresuraos,
¡Oh hijos de los jefes de las tribus!,
en convertiros en mi esposo
porque yo haré de él
un gran jefe gracias a mi padre.
Estoy sentada sobre tesoros de cobre
y mi padre dará privilegios a mi pretendiente.

Porque mi ceñidor lo ha tejido mi madre
y me lo pongo cuando velo las jarras
que mi padre dará el día de mi boda
a quien se case conmigo.
Canto de una adolescentes Kwakiutl

CONGRESO NACIONAL INDÍGENA

CONGRESO NACIONAL INDÍGENA

REGIÓN CENTRO PACÍFICO

CONVOCATORIA

Considerando que el movimiento indígena continua construyendo su
propio caminar por la autonomía de sus pueblos y comunidades,
haciendo de la Resistencia la única forma de enfrentar las políticas
de exterminio que esta llevando el mal gobierno, y tomando a los
Acuerdos de San Andrés como la constitución suprema de nuestros
pueblos y comunidades. Que los pueblos indígenas, como pueblos
primeros han resistido defendiendo sus tierras y territorios, sus
aguas y ríos, sus montes, sus milpas, sus lengua, su cultura y su
derecho a la libre determinación.

Considerando también que a partir de los trabajos llevados a cabo en
el Taller de la Región Centro-Pacífico del Congreso Nacional Indígena
celebrado en Santa Lucia del Camino, Oaxaca, los días 2 y 3 de Abril
del presente año se acordó realizar la

XVI REUNIÓN DE LA REGIÓN CENTRO-PACÍFICO DEL CONGRESO NACIONAL
INDÍGENA

Por lo que se CONVOCA a los Pueblos, Comunidades y Organizaciones
Indígenas de la Región Centro Pacífico ( Nayarit, Jalisco, Colima,
Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí, Guerrero, Hidalgo, Querétaro,
Estado de México, Morelos y Distrito Federal) así como también a las
organizaciones hermanas de la sociedad civil para que participen en
esta reunión que se llevará acabo en la

COMUNIDAD INDÍGENA DE ZIRAHUEN, MICHOACÁN (Caracol Zapatista en
Rebeldía en el Lago Azul de Zirahuén) los días 18 y 19 de Junio de
2005 a partir de las 10 de la mañana, con el siguiente

Orden del día

1.    Tierra y territorio
2.    Autonomía y Libre determinación
3.    Defensa del Maíz y el Agua
4.    Reunión de la Comisión de Seguimiento del C.N.I.

Hacemos un recordatorio a los hermanas y hermanos para que asistan al
Homenaje que el CNI va a rendir al compañero y Hermano Lic. Efrén
Capiz Villegas por su compromiso e incansable lucha.

ATENTAMENTE

Comunidad Indígena de Zirahuén y Anexos, Michoacán, a 15 de Mayo de
2005.

¡POR LA RECONSTITUCIÓN INTEGRAL DE NUESTROS PUEBLOS!

¡NUNCA MÁS UN MÉXICO SIN NOSOSTROS

Carta del Comandante Marcos

EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.

MÉXICO.

25 de Mayo del 2003.

A: Massímo Moratti, Presidente del F. C. Internazionale de Milano.

Milán, Italia.

De: Subcomandante Insurgente Marcos.

EZLN. Chiapas, México.

Don Massimo:

Ha llegado a nosotros la carta en la que nos comunica que su equipo
de fútbol, el F.C.

Internazionale, ha aceptado el reto fraternal que les hicimos. Le
agradecemos el tono

amable de su respuesta y la honesta disposición. A través de los
medios de comunicación,

nos hemos enterado de las declaraciones de directivos, cuerpo técnico
y jugadores del

ínter. Todas son una muestra más de la nobleza de sus corazones. Sepa
usted que nos

felicitamos por haberlos encontrado en nuestro ya largo camino y que
es un honor para

nosotros el ser una parte del puente que une dos tierras dignas:
Italia y México.

Le comunico a usted que. además de vocero del EZLN, he sido designado
por unanimidad

Director Técnico y encargado de Relaciones Intergalácticas del
seleccionado zapatista de

fútbol (bueno, en realidad nadie más quiso aceptar el trabajo). En
ese carácter, tal vez

debería yo aprovechar esta carta para avanzar en la concreción de
detalles sobre el cotejo.

Por ejemplo, tal vez le plantearía que, en lugar de que el encuentro
futbolístico se limite a

un partido, sean 2. Uno en México y otro en Italia. O sea uno de ida
y uno de vuelta. Y

que en ambos se disputara el trofeo conocido mundialmente como “El
Pozol de Barro”.

Y tal vez le propondría que el juego en México fuera, con ustedes de
visitantes, en el

Estadio Olímpico México 68, en CU, en el DF., y que lo recaudado en
la taquilla fuera

para los indígenas desplazados por los paramílítares en Los Altos de
Chiapas. Aunque,

claro, entonces tendría yo que mandar una carta a la comunidad
universitaria de la UNAM

(o sea alumnos, maestros, investigadores, trabajadores manuales y
administrativos) para

pedirles que nos prestaran el estadio, no sin antes prometerles
solemnemente que no les

pediríamos que guardaran silencio… para luego imponerles la palabra
de Don Porfirio.

Y tal vez acordaríamos que, puesto que ya estarían en México, nos
echáramos otro

partido en Guadalajara, Jalisco, y que la taquilla fuera para apoyar
jurídicamente a los

jóvenes altermundistas presos injustamente en las cárceles de esa
provincia mexicana, y a

los presos políticos que hay en todo el país. El transporte no sería
problema porque he

leído que alguien aquí en México, generoso como antes, ha ofrecido su
apoyo.

Y tal vez, si usted está de acuerdo, para los partidos en México, el
EZLN se dirigiría en su

momento a Diego Armando Maradona, para pedirle que fuera el arbitro
central; a Javier

El Vasco Aguirre y a Jorge Valdano, para solicitarles que fungieran
como arbitros

auxiliares (o abanderados); y a Sócrates, mediocampista que fue de
Brasil, para que

estuviera como 4° arbitro; y tal vez invitaríamos a esos dos
íntergaláctícos que viajan con

pasaporte uruguayo: Eduardo Galeano y Mario Benedetti, para que
narraran el partido

para el Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica (“la única
televisión que se lee”).

En Italia los comentaristas podrían ser Gianni Mina y Pedro Luis
Sullo.

Y, tal vez, para deslindarse de la cosificación de la mujer que se
promueve en los partidos

de fútbol con las porristas y en los comerciales, el EZLN le pediría
a la comunidad lésbico-

gay nacional, especialmente a travestís y transexuales, que se
organizaran y deleitaran al

respetable con novedosas piruetas en los partidos en México y, además
de provocar la

censura de la TV, el escándalo de la ultraderecha y el desconcierto
en las filas del ínter,

elevaran así la moral y el ánimo de nuestro equipo. Y es que no hay
únicamente 2 sexos y

no sólo existe un mundo, y siempre es recomendable que los
perseguidos por su diferencia

compartan alegrías y apoyos sin dejar de ser diferentes.

Y. ya encarrerados, jugaríamos otro partido en Los Ángeles, en
California. EU. cuyo

gobernador (que sustituye la falta de neuronas con esteroides) lleva
adelante una política

criminal en contra de los migrantes latinos. El monto de la taquilla
de ese cotejo seria

dedicado a la asesoría legal para indocumentados en los USA y para
encarcelar a los

maleantes del “Minuteman Project”. Además, el “dream team” zapatista
llevaría una

gran manta en la que se leería “Libertad para Mumia Abu Jamal y
Leonard Peltier”.

Es probable que el Bush no permita que nuestros modelos de
pasamontañas temporada

primavera-verano causen furor en Hollywood, así que el encuentro se
podría trasladar al

digno suelo cubano, frente a la base militar que, ilegal e
ilegítimamente, mantiene el

gobierno de EU en Guantánamo. En este caso, cada delegación (la del
ínter y la del

Ezeta) se comprometería a llevar, al menos, un kilo de alimentos o
medicinas por cada uno

de sus miembros, como símbolo de protesta contra el bloqueo que sufre
el pueblo de Cuba.

Y tal vez le propondría a usted que los partidos de vuelta fueran en
Italia, con ustedes de
locales (y nosotros también, porque es sabido que la afición italiana
es mayoritariamente

prozapatista). Uno podría ser en Milano, en su estadio, y el otro
donde ustedes decidan

(puede ser en Roma, por aquello que dicen que “todos los partidos
llevan a Roma”… ¿o es

“todos los caminos llevan a Roma”?… en fin, es igual). Una de las
taquillas sería para

apoyar a los migrantes de diferentes nacionalidades que son
criminalizados por los

gobiernos de la Unión Europea y la otra para lo que ustedes decidan.
Pero, eso sí,

nosotros necesitaríamos cuando menos un día para ir a Genova a
pintarle caracolitos a la

estatua de Cristóbal Colón (nota: la probable multa por daños a
monumentos deberá ser

cubierta por el Inter), y para llevar la flor de un recuerdo al lugar
donde cayó el joven

altermundista Cario Giuliani (nota: la flor va por nuestra cuenta):

Y, si ya estamos en las Europas, podríamos jugar un partido en Euzkal
Herria  en el País

Vasco. Si no se pudo lo de “Una oportunidad a la Palabra”,
intentaríamos entonces “Una

oportunidad a la Patada”. Nosotros nos manifestaríamos frente a la
casa matriz de los

racistas del BBVA-Bancomer, que tratan de criminalizar la ayuda
humanitaria a las

comunidades indígenas (tal vez para distraer del proceso judicial que
cargan por “evasión

fiscal, cuentas secretas, fondos de pensión ilegales, lavado de
dinero, aportaciones

secretas a campañas políticas, sobornos para comprar bancos en
América Latina y

apropiación indebida de bienes” (Carlos Fernández-Vega. “México S.A.”
en La Jornada 2S/V/05).

Mmh… Parece que ya serían entonces 7 partidos (lo que no está mal,
porque así le
disputaríamos la audiencia a la Eurocopa, a la Libertadores y a las
eliminatorias para el

Mundial). El “Pozol de Barro” lo obtendría entonces el que ganara 4
de los 7 partidos

(nota: si el equipo zapatista pierde más de 3 encuentros, se anulará
el torneo).

¿Demasiados? Bueno Don  Massino, tiene usted razón, tal vez es mejor
dejarlo en 2

partidos (uno en México y otro en Italia), porque no queremos manchar
mucho el historial

de Inter con las derrotas que seguro les propinaremos.

Tal vez, para equilibrar un poco su evidente desventaja, le pasaría a
usted información

secreta. Por ejemplo, que el seleccionado zapatista es mixto (o sea
que hay hombres y

mujeres), que jugamos con botas de las llamadas “mineras” (o sea que
tienen punta de

acero, por eso se ponchan los balones), que, según nuestros usos y
costumbres, el partido

sólo se acaba cuando no queda en pie ninguno de los jugadores de uno
de los equipos (o

sea que son de alta resistencia), que el EZLN podría reforzarse a
discreción (o sea que los

mexicanos “Bofo” Bautista y Maribel “Marigol” Domínguez pudieran
aparecer en la

alineación… si es que aceptan); y que hemos diseñado un uniforme
camaleónico (sí vamos

perdiendo, a nuestra camiseta le aparecen rayas negras y azules,
confundiendo al rival, al

arbitro… y al público). También que hemos estado practicando, con
relativo éxito, dos

nuevas jugadas: la “marquiña avanti fortiori” (nota: traducido a
términos gastronómicos

sería algo así como una torta de pizza y guacamole) y la “marquiña
caracoliña con

variante inversa” (nota: el equivalente a espaguetti con frijoles de
la olla, pero rancios).

Con todo esto (y algunas otras sorpresas) tal vez revolucionaríamos
el balompié mundial,

y entonces, tal vez, el fútbol dejaría de ser sólo un negocio y
sería, otra vez, un juego

divertido. Un juego hecho, como usted bien lo dice, de sentimientos
verdaderos.

Tal vez… Sin embargo, la presente es sólo para reiterarle a usted y
a su familia, a todos

los hombres y mujeres en torno al Inter y a la afición nerazzurro, el
cariño, el

agradecimiento y la admiración que les tenemos (aunque les advierto
que, frente a la

portería, no habría piedad ni misericordia). De todo lo demás,
bueno… tal vez… pero…

Vale, Salud y que pronto se encuentren en los dos suelos las verde-
blanco-rojo que

cobijan nuestras dignidades.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Subcomandante Insurgente Marcos  (D. T. Z.)

(diseñando jugadas de pizarrón y discutiendo con Durito porque él
insiste en que, en lugar

del tradicional 4-2-4, presentemos el 1-1-1-1-1-1-1-1-1-1-1 que,
dice, es desconcertante).

México, Mayo del 2005.

P.D. PARA LA FEDERACIÓN MEXICANA DE FÚTBOL, EL REAL MADRID, EL

BAYERN MUNICH, EL OSASUNA, EL AJAX, EL LIVERPOOL Y EL EQUIPO DE LA

FERRETERÍA GONZÁLEZ.- Lo lamento, tengo contrato exclusivo con el
Ezetaelene.

P.D. CON TONO Y VOLUMEN DE CRONISTA DEPORTIVO.-El Sup, usando la
táctica

del uruguayo Obdulio Varela en la final contra Brasil (Mundial de
Fútbol, Estadio

Maracaná, Río de Janeiro, 16/VII/1950), con el balón en la mano ha
caminado como en

cámara lenta (a partir de mayo del 2001), desde la portería
zapatista. Luego de reclamarle

al arbitro la ilegitimidad del gol recibido, pone el esférico en el
centro de la cancha. Voltea

a ver a sus compañeros e intercambian miradas y silencios. Con el
marcador, las apuestas y

el sistema entero en contra, NADIE tiene esperanzas en los
zapatistas. Empieza a llover.

En un reloj son casi las 6. Todo parece estar listo para que se
reanude el encuentro…

Reconquista comercial

A la opinión pública nacional e internacional

A los medios de comunicación

El Banco Bilbao Vizcaya-Bancomer se pone la armadura, desenvaina la
espada e intenta revivir la conquista de los pueblos indios.

El día 19 de mayo del año en curso, la asociación Enlace Civil A.C.,
con sede en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, recibió la
indignante notificación, por parte de Adulfo Ruiz Hernández, gerente
jurídico regional del Banco Bilbao Vizcaya-Bancomer y los licenciados
Armando Montoya y Fernando López Bautista, de la notaría pública
número 41, de que tenían que cancelar sus cuentas bancarias en dicha
institución, a más tardar en 31 días. Cuando se les pidió una
explicación, el gerente regional del citado banco se negó a darlas y
sólo respondió que el banco “debía protegerse del lavado de dinero y
que él solamente recibía indicaciones de lo que debía de hacer”. Y
que además “todos los bancos estaban haciendo lo mismo”. Hace un mes,
el mismo banco, sí que le hizo lo mismo a la Organización por la
salud indígena maya del estado de Chiapas, la OSIMECH, una
organización civil que se encarga de la formación de promotores de
salud en las comunidades indígenas de los Altos de Chiapas: sin razón
y explicación alguna les dijeron que tenían que cerrar sus cuenta.

Enlace Civil es una asociación que trabaja, sin ningún afán de lucro,
para apoyar a las comunidades indígenas zapatistas en los proyectos
productivos, educativos, de salud, que éstas tienen. Sus actividades
son totalmente legales y transparentes, está debidamente notariada, y
además registrada ante la Secretaría de Hacienda, que por cierto
nunca le ha otorgado el permiso para recibir donativos sin tener que
pagar impuestos por éstos, es decir, está bajo un riguroso y
permanente escrutinio por parte de las autoridades políticas y
hacendarias del país. Toda la ayuda económica que recibe se destina
directamente a las Juntas de Buen Gobierno zapatistas, para ayudar en
la construcción pacífica de mejoras materiales para las siempre
olvidadas comunidades indígenas. Entre sus donantes se encuentra el
gobierno vasco, la embajada de Finlandia, municipios italianos y
ayuntamientos catalanes, así como cientos de pequeñas organizaciones
solidarias, ongs, grupos culturales, deportivos, y hombres y mujeres
de México y el mundo que hacen lo que el gobierno y partidos
políticos no hacen, es decir, hermanarse con las comunidades
indígenas, aprender de su enorme dignidad y resistencia ante el
poderoso y caminar con ellas en la construcción de un México más
justo y digno, donde el racismo, la discriminación y la miseria no
sean más que una mala historia del pasado.

Pero nada de esto parece importarle al Banco Bilbao Vizcaya-
Bancomer, que con su indigna actitud demuestra que no se ha enterado
que la conquista y colonización de los pueblos indios ya terminó.
Así, quienes sí aparecen en los diarios metidos en procesos
judiciales por malos manejos financieros en México y otras partes del
mundo, quienes se han beneficiado una y otra vez de su contubernio
con un gobierno que hipotecó el bienestar de la mayoría, con fraudes
millonarios que llevan el nombre legal de rescate bancario, acusan a
quien nada tiene, las comunidades indígenas, de hacer lo que ellos
mismos sí hacen. Y por cierto que con esta actitud racista y
prepotente, también están acusando de “lavadores” a todos aquellos
que contribuyen económicamente en la construcción de escuelas, de
bodegas, de clínicas, de sistemas de agua potable, de
electrificación, de bibliotecas, de bloqueras para la construcción de
vivienda digna, de proyectos agroecológicos; el ladrón piensa que
todos son de su misma condición pues. Al fin y al cabo, que les puede
importar a estos neoconquistadores la suerte de las comunidades
indígenas, o de cualquier pueblo del planeta, no olvidar la forma tan
ruin en que el mismo banco contribuyó en el saqueo a los ahorradores
argentinos hace unos años, lo importante es dejar claro que ellos son
los que mandan y que los indios, las mujeres, los jóvenes, los
pensionados, los trabajadores, no son sino una variable prescindible
para su grandes “negocios”.

Con este ruin ataque, pieza clave en la guerra declarada contra los
pueblos indios, el Banco Bilbao Vizcaya-Bancomer está poniendo su
granito de arena en la tarea de matar de hambre a miles de refugiados
indígenas que recibían un poco de ayuda para las inhumanas
condiciones en que tienen que sobrevivir día a día; para atacar a
miles de niños que verán que sus programas de educación, vacunación y
control de enfermedades curables se tendrán que suspender; para ir en
contra de cientos de mujeres que por primera vez en su vida podían
acudir a una clínica comunitaria, a parir o tratarse su salud en
condiciones médicas respetables; para hostigar a miles de promotores
de educación y salud, que sin recibir sueldo ni beneficio económico
alguno, ya no podrán conseguir los materiales escolares y de salud
que necesitan para ir cumpliendo con su labor comunitaria; para
buscar cerrar las decenas de farmacias rurales que se quedarán sin
abasto de las medicinas que se entregan de forma gratuita a los
pobladores de las comunidades, para medio paliar las enfermedades de
la pobreza que los asola; para buscar exterminar pues a miles de
comunidades que se resisten día a día a seguir en el olvido y sin
futuro alguno. Se deben sentir orgullosos señores del Bilbao Vizcaya-
Bancomer, han dado un paso importante en la cruzada que hace más de
500 años comenzaron sus antecesores.

Llamamos a todos aquellos que han apoyado y apoyan en la lucha
pacífica de las comunidades indígenas zapatistas por construir un
mundo más justo y digno, a todas y todos aquellos que no pueden ver
más que con repulsión este escalamiento de la guerra de exterminio
contra los pueblos indios, a que se pronuncien públicamente contra el
Banco Bilbao Vizcaya-Bancomer, en México y en el mundo, y que les
hagan saber que la conquista, el racismo y la guerra de exterminio,
el desprecio por la humanidad, son “valores” que no estamos
dispuestos a seguir permitiendo.

Por Enlace Civil A.C.: Dra. Paulina Fernández, directora; Bárbara
Riviello, tesorera y Javier Elorriaga, secretario.

Por el Comité Eureka: Rosario Ibarra de Piedra

Por el Fideicomiso para la salud de los niños indígenas de México,
A.C.: Ofelia Medina

Relato de la emboscada al campesino ecologista

Relato de la emboscada al campesino ecologista de la sierra de
Petatlán, Guerrero (por el mismo).

Regresaba con sus hijos de comprar despensa en la comunidad de El
Mameyal, “cuando se baja mi hijo el más chiquito y abrió la puerta
cuando empezaron los disparos y empezó a gritar porque le estaban
pegando”.

“Al mismo tiempo, estuvo otro hijo al lado gritando y los otros dos
que traía detrás (en la camioneta) y yo no encontraba a quién atender
si al que estaba afuera o a los tres que estaban adentro y no
encontraba y estaba la balacera”.

Agregó que no vio quienes fueron sus atacantes, “nomás vi que como a
cinco metros de donde estábamos se estaba iluminando todo por los
balazos y lo que traté es que jalé al hijo que estaba adelante pero
vi que estaba ya muerto, nada más manoteaba, no podía hacer nada y lo
dejé y pensé que a todos los demás me los habían matado y quise sacar
al único que estaba ahí y le empecé a decir que se arrastrara por el
suelo”.

“Así duramos como unos cinco minutos batallando entre la balacera
porque duraron entre unos seis o siete minutos tirando y hasta que ya
llegó la señora (su esposa Reyna Mojica) gritando ahí que no
dispararan y yo ya no supe más lo que pasaba porque yo quería
llegarle a la casa para ver si defendía a los demás”.

Al preguntarle por qué no aceptó en esos momentos el ofrecimiento de
los alcaldes a que acudiera a atenderse, el campesino
explicó, “porque yo no soy el problema ni mis hijos, sino que yo
quisiera que todo el estado de Guerrero fuera liberado, no nada más
yo, los niños principalmente que vienen atrás y todos los campesinos
estamos marginados, sin educación y solamente eso pido”.

Un reportero le preguntó si el ataque que sufrió se debió a su lucha
por la defensa del bosque, y contestó: “Estoy seguro de que sí es
cierto, por eso mismo y por eso estoy acá pidiendo el apoyo a los
pueblos (a los habitantes de las comunidades) que tanto apoyo me han
dado, ellos me curan, duermen conmigo en el monte y aquí estamos por
eso”.

­¿Qué llamado le hace al gobernador Zeferino Torreblanca?

­Solamente le pediría más educación y más seguridad para los
campesinos y asesoría para que trabajen sus tierras y cuiden los
bosques y justicia para mis hijos, para todos.
Pidió que se encuentre al culpable y dijo que sospecha del cacique
talamontes Bernardino Bautista Valle, “porque siempre me ha
amenazado, solamente pido eso”.

***************************************************
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ORGANIZACIÓN DE COLONOS “OMEGA”, A. C.

A TODA LA NACIÓN MEXICANA.

Saltillo, Coahuila, México.

ORGANIZACIÓN DE COLONOS “OMEGA”, A. C.
¡YA ESTAMOS HARTOS DE ABUSOS!

Era el martes 11 de junio de 1996, siendo alcalde Miguel Arizpe
Jiménez y gobernador Rogelio Montemayor Seguy, ambos priístas, al
igual que la lideresa GUADALUPE OLGUÍN ROMERO que sólo siguiendo
órdenes nos reunió en el rancho llamado “Colotlán de Arriba” que
cuenta con una extensión de más de 25 hectáreas, propiedad de Juan
Chapa Garza que adquirió dicho predio con el nombre de José Luis
García Treviño y quien fue detenido en 1994 acusado de narcotráfico y
lavado de dinero, y por ese motivo la PGR aseguró todos los predios
que a él pertenecían y claro, el gobierno tomó posesión de toda su
maquinaria; además aprovecharon el momento y nuestra necesidad de
vivienda, de no tener dónde vivir y ya no poder pagar la renta.

A partir de la fecha antes mencionada, estamos en posesión del lugar
que desde entonces llamaron colonia “Omega”, y la lideresa priísta
GUADALUPE OLGUÍN empezó a explotarnos, pidiéndonos dinero primero
para la posesión que era de $ 20 a $ 50 o cada fin de semana hacía
reuniones y teníamos que pagar una cuota de $ 5 y desde el primer día
dijo que los terrenos eran de lucha, lo que significaba que debíamos
estar en guardia siempre porque tal vez vinieran las autoridades a
sacarnos, cosa que  nunca pasó. A esto se le llama posesión pacífica
y nuestra lucha fue de ir a todos los eventos de campaña política del
PRI.

Desde entonces nuestra vida siguió así, tranquila. Llegó el primer
aniversario y ella a exigir cooperación para celebrar. Cuando hubo
cambio de alcalde, que esta vez fue del blanquiazul, con el apoyo y
cooperación de todos pudimos tener una llave pública y que las pipas
nos trajeran el agua. Nuestra vida era tranquila para unos porque si
alguien no cumplía (no iba a la junta del domingo o no pagaba la
cuota del agua o cooperación que ella había pedido), a cualquier hora
o día nos reunía de nuevo y bajo pretextos o mentiras que inventaba,
sólo decía “hay que sacar a esta(s) persona(s)” y se hacía lo que
ella quería porque nadie podía protestar o de la misma forma los
echaba repartiendo sus cosas, quemando los tejabanes, usaba niños
acusando a sus madres ante el DIF y se los quitaban y así era toda
clase de escándalos y sobresaltos que protagonizaba. Ella se
favorecía siempre.

Año de 1999, año de elecciones, en campaña Oscar Pimentel González,
presidente municipal; Enrique Martínez y Martínez, gobernador. Varias
veces nos visitaron una y otra vez con la promesa de la
regularización a cambio del voto y así fue, nosotros los llevamos al
poder con la esperanza de que antes de terminar este período
tendríamos en nuestras manos una escritura. Oscar Pimentel nos visitó
una vez más cuando ya había tomado posesión para prometernos la
electrificación y se hizo acompañar de una persona de la CFE que
frente a nosotros le aclaró que no podía ser posible, ya que no había
regularización, entonces él se comprometió a que si a 10 meses a más
tardar no se daba la regularización nos pondría por lo menos un
transformador para que pudiéramos colgarnos y tuviéramos suficiente
energía sin problema. Pero el tiempo señalado pasó sin novedad y
Guadalupe Olguín seguía cobrando la cuota semanal y a cada rato
pidiendo cooperación para el cable, la manguera y con el pretexto de
ir a México, a Torreón a hablar con Chapa Garza y a la PGR, con el
cuento de que la había pasado con armas a su espalda pero que ya
tenía el comodato.

Para cuando el período de Pimentel terminó, ya había vendido a los
españoles (SIMAS) el sistema de agua y alcantarillado de Saltillo y
además había endeudado al municipio.

2002. Llegó la campaña de Humberto Moreyra Valdez (actual alcalde)
para presidente municipal y que había estado en la SEP, lugar que le
había cedido Oscar Pimentel desde donde empezó a engañarnos; vino a
poner la primera piedra de unos salones que se usan para una
secundaria que le pusieron por nombre “Secundaria General 9” que ya
había empezado en unas bodegas que les habían prestado en la
colonia “Nazario Ortiz Garza” en la Ave. 2ª. Esta secundaria la
habían solicitado y conseguido con todas las firmas de los padres de
familia de la colonia “Nazario Ortiz Garza”, ya se tenía el nombre
que se le iba a dar (“Nueva Creación”), ya tenían señalado el lugar
donde se iba a construir. Todo esto se hizo en el período de Rogelio
Montemayor Seguy, pero todo quedó en proyecto para los padres de
familia. El empresario prestó las bodegas de buena fe y Guadalupe
Olguín cobraba renta de $ 6000 mensuales en la SEP.
Campaña de Moreyra a la alcaldía, visitas frecuentes con la lista de
promesas: regularización, electrificación, agua, drenaje, pavimento,
material para construir un cuarto; decía Olguín “ya el profesor
Moreyra adoptó la colonia” y aprovechó que entonces la Escuela Normal
Superior nos quería ayudar regalándonos unos traileres de block de
los que sólo nos dio 50 a algunas familias.

De nuevo volvimos a creer en las promesas esperando tener las
escrituras. Lo llevamos al poder el domingo 29 de Septiembre de 2002.
Olguín se convirtió en Regidora suplente y dos semanas después de las
elecciones ella puso precio a los terrenos, empezó a decir que ella
era la dueña; como son de diferente medida también la cantidad $ que
iba desde $ 16 mil a $ 23 mil, que serían $ 3 mil de enganche en 2
partes de $ 1 500 y una mensualidad de $ 500. A la tercera reunión
que hizo para exigir que debíamos pagar porque ella era la dueña y
que tenía los documentos necesarios para demostrarlo.
La señora Juana María Contreras le pidió que los mostrara y desde ese
momento ella se molestó y le declaró la guerra, a doña Juana y a
otras que se unieron porque empezó la desconfianza y empezaron a
tocar todas las puertas que debían, pero no hubo autoridad que las
escuchara. Hubo pleitos a su manera, con mentiras que terminaron en
golpes, demandas que no precedieron (sólo a su favor) porque aún y
cuando se puede demostrar que ella es culpable, siguen detenidas. En
marzo de 2004, el Juez Civil Arturo Javier Cavazos Cadena otorgó el
fallo judicial favorable a la “Unión de Colonos Omega” luego que
promovieron un juicio de prescripción adquisitiva o USUCAPION,
apoyados por el Lic. Rubén Pruneda Barrera y donde sólo aparecen los
nombres de Guadalupe Olguín Romero, Juana María Costilla Ramírez de
Villegas, José Rogelio Sánchez Olguín y Juan Villegas de la Cruz. Hay
una irregularidad en el fallo del Juez, puesto que todas estas
personas no son posesionarios, ya que todos tienen su domicilio en la
vecina colonia “Nazario Ortiz Garza”.

Hasta el momento las propiedades del narcotraficante siguen
incautadas por la PGR, pero el gobierno del municipio y del estado
siguen engañando a todos los ignorantes que les creen, porque como ya
construyeron la secundaria de mentiritas, Guadalupe Olguín ya les
puso a unos cuantos la llave del agua en su casa, mientras que a
otros nos quitó las llaves públicas y para colmo ya el municipio se
hizo cargo de la nomenclatura, todas las calles cuentan con la placa
de su nombre en la esquina y precisamente el domingo 22 de mayo llamó
a todos los tontos a reunión, contando con la presencia de un
representante del profesor Moreyra (el alcalde) que vino a
agradecer “que no se crean los chismes sobre Lupita” y decir una vez
más que necesitaban el voto, que la regularización está en trámite
porque como logró reunir con lo que le dieron de enganche un millón
seiscientos mil y tantos pesos y “se los entregó al dueño”; que ya
tiene el registro como de su propiedad en catastro, SEDESOL y el
Registro Público de la Propiedad por eso les pidió que les faciliten
el contrato de compraventa “porque las escrituras las están sacando
por debajo del agua”, porque “ya nada más está esperando un papel que
le va a entregar la PGR y le urge que le paguen para entregarle el
resto para que le pueda firmar y ser dueña total”.

Todo esto es una larga historia que refleja cómo nos engañan, abusan
y explotan, abusando de nuestra condición socioeconómica, mientras
ellos aparecen como los grandes héroes, que construyen grandes obras
con el apoyo del gobierno federal, QUE DEBÍA SER PARA QUE TUVIÉRAMOS
TRABAJO Y PODER COMER 3 VECES AL DÍA Y EN TEMPORADA DE INVIERNO TENER
SUFICIENTE COBIJA PARA ABRIGARNOS, pero nosotros sufrimos todas las
carencias mientras ellos se roban nuestros impuestos.

ES POR ESO QUE ESTAMOS SOLICITANDO AYUDA, APOYO DE TODA LA NACIÓN Y
DE LA AUTORIDAD COMPETENTE, PORQUE NO PUEDE SER POSIBLE QUE UN
GOBIERNO DE ESTADO SIGA ABUSANDO DEL PUEBLO QUE LO LLEVÓ AL PODER,
COSA DE LA QUE DEBÍAN ESTAR AGRADECIDOS, PERO ESO ES COSA QUE NO
SABEN HACER PORQUE NO TIENEN SENTIMIENTOS Y SÓLO TIENEN AMBICIÓN DE
PODER MIENTRAS NOSOTROS TENEMOS HAMBRE DE JUSTICIA.

25 de Mayo de 2005

***************************************************
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Facultades que olvidamos – Tuaregs-1

Facultades que olvidamos – Tuaregs-1

Estoy leyendo una interesante cronica de un encuentro con los tuareg,
escrita por el explorador Douchan Gersi, y me ha entrado complejo de
atontada y abotargada occidental que, de tanto vivir entre cemento y
de no necesitar ver, ni oir, ni oler, ni palpar, no ve un palmo más
allá de sus narices.
Sucede que el contexto fisico en el que vivimos no nos hace agudizar
los sentidos porque todo lo tenemos fácil e indicado con cartelitos,
tecnología punta, etc.
Pero ¿qué sucede cuando vives en un desierto como el Sahara, donde
todo es inestable y cambiante (mar de arena) y claramente hostil a la
vida “organizada” y “rutinaria”?.
Estas anécdotas, algunas de las cuales voy a compartir con vosotros,
me recuerdan también a las “hazañas de percepción” que se cuentan
sobre los aborígenes australianos en el Outback, esas extensiones
desiertas y durísimas donde, sin embargo, ellos se mueven como pez en
el agua.
Y también me confirman estas historias la grandisima importancia,
nunca suficientemente insistida, de vivir en y con el cuerpo como
aliado, y sacarle su máximo potencial…
—–

Douchan Gersi, “El pueblo Tuareg”

(…)En Tombouctou, conocí a un taleb u hombre de conocimiento. Tenía
la habilidad de predecir con meses de antelación y durante la
estación seca cuánta lluvia caería en la estación húmeda. Todos los
habitantes de la región decían que jamás se había equivocado.
El taleb era miembro de una tribu seminómada, vasalla de los tuareg,
que tenía su base en una aldea a unos cincuenta kilómetros al este de
Tombouctou. Su casa, hecha de caña como todas las demás de la aldea,
estaba construida en la orilla de un oued. Poseía un pequeño rebaño
de cabras y obtenía lo necesario para vivir gracias al cultivo de su
huerto, que tenía un ingenioso sistema de irrigación. Le ayudé unas
cuantas veces a transportar en mi Land Rover las hortalizas, las
verduras y las cabras hasta Tombouctou. En otra ocasión, di
antibióticos a uno de sus pacientes, que sufría una fuerte infección
dental. Me debía un favor. Un día descubrí la manera en que podía
devolvérmelo.
Aquel día, un vecino de otra aldea le había preguntado cuánta lluvia
caería y cuándo empezaría a llover. El taleb le invitó a tomar un té
y luego pidió al vecino que esperara, mientras él dejaba la
habitación. Yo quería saber su secreto y le seguí.Salió al huerto, y
miró al cielo, y los árboles y plantas que crecían en derredor.
Al volver, dijo al hombre:
-Las primeras lluvias caerán dentro de tres meses. En total serán
unos treinta centímetros de agua.
Esperé a que se quedara solo y le pedí:
Taleb, dime tu secreto.
– Te lo diré, pero sólo si es para un buen fin.
Asentí. Creo que el relatar la anécdota en este libro es con un buen
fin; en los países donde las gentes han perdido contacto consigo
mismas y con la naturaleza, podría servir de ayuda para cobrar
conciencia de la cantidad de información que, sabiendo leerla, nos
brinda la naturaleza.
El taleb me llevó al huerto y dijo:
-Mi secreto para predecir la cuantía de la lluvia y el momento en que
empezará reside en este huerto. ¡ Mira a tu alrededor y descúbrelo!
Miré por todas partes y no vi nada.
-¿Está escrito en los árboles? -pregunté.
El taleb negó con la cabeza.
-¿Está escrito en las plantas que cultivas?.
Sonriendo, respondió que no.
Dos horas enteras estuve buscando en todo el huerto el secreto del
taleb, pero fue en vano. El taleb se acercó adonde yo estaba.
-El secreto está aquí -dijo, señalando unos pequeños nidos que los
pájaros construían en los arbustos bajos-. ¿A qué altura del suelo
están los nidos? -preguntó.
-¡A treinta centímetros!
-Estos pájaros indígenas saben que deben construir sus nidos un poco
por encima del nivel del agua. En consecuencia, tendremos algo menos
de treinta centímetros de agua en el punto culminante de la estación
de las lluvias.
-¿Y no se confunden nunca?
-Si lo hubieran hecho, ¡no quedaría ni un solo pájaro! -replicó.
– Y supongo que puedes saber cuándo empezarán las lluvias viendo en
qué fase está la construcción de los nidos. ¿Estoy en lo cierto?
-¡Sólo el hombre se equivoca, la naturaleza nunca! -dijo el taleb.
Es obvio que este taleb no se valía de ninguna habilidad paranormal
para predecir cuándo comenzarían las lluvias y en qué cuantía
caerían. No necesitaba dones de clarividencia. En lugar de ello,
conocía bien los ciclos de la naturaleza y sabía leer sus mensajes.

Fue en otro pequeño campamento de la región de Hoggar donde pude
conocer de primera mano otra misteriosa facultad psíquica de los
tuareg.
Éramos los invitados de un tuareg llamado Oizek. Salvo él y unos
cuantos hombres ancianos, en el campamento sólo había mujeres;
padres, maridos y hermanos habían partido en caravana hacia Níger
para adquirir cereales, ropas y otras mercancías a cambio de la sal
que recogían en la región. La sal sigue siendo la moneda única de los
tuareg. A las dos semanas de estar allí con ellos, Oizek me dijo:
-¡La caravana volverá pronto!
-¿Cómo lo sabes? -pregunté sorprendido.
-Me lo ha dicho Aicha -repuso-. Aicha es la mujer de un hombre que
viene en la caravana. Hace dos días que está muy inquieta y que no
cesa de mirar el horizonte desde la colina. Siempre sabe estas cosas
de antemano.
-¿Cómo puede saberlo?
-No lo sé. Jamás le he preguntado. Pero sabe estas cosas de antemano –
repitió-. El taleb dice que es capaz de comunicarse mentalmente con
su marido.
-¿Cuándo salió de aquí la caravana?
-Hace más de tres meses –dijo.
-¿ Y cuándo esperabais que volviera?
-Hace unas cuantas semanas, o dentro de dos meses. Sólo , Alá lo
sabe -replicó. (No existen fechas fijas en estos viajes largos y
agotadores por el duro, peligroso desierto.)
Dejé a Oizek y fui en busca de Aicha. La encontré sentada junto a su
tienda; su hermana la estaba peinando. Quería estar guapa cuando
volviera su marido.
-Así que vuelve tu marido -dije sentándome con ellas. Aicha asintió.
-¿Cómo lo sabes? -pregunté.
-Le he olido en el viento de la mañana -repuso.
Sentí que no era momento para interrogarla sobre esas misteriosas
facultades suyas, de modo que seguí sentado y observé. Como todas las
mujeres del mundo, las tuareg dan mucha importancia al peinado.(…)
Cuando ya estaba trenzado la mitad del peinado, Aicha salió del
campamento y yo la seguí hasta la cima de la colina. Desde arriba,
mirando al Sur en dirección a Níger, más allá del valle sólo
alcanzaban a verse kilómetros y kilómetros de dunas que llegaban
hasta el mismísimo horizonte. Observé a Aicha. Hacía algo más que
escudriñar los espacios abiertos; olfateaba la suave brisa mientras
se acariciaba la cara. De pie junto a ella, vi que le temblaban las
aletas de la nariz.
Luego sonrió y dijo lentamente que su hombre llegaría pronto.
-¿Cuándo es pronto? -pregunté.
-¡Esta noche! -replicó.
-¿Cómo lo sabes?
-Ya te lo he dicho; el viento trae su olor -respondió , riendo.

Y dando media vuelta echó a correr hacia el campamento. Miré el
reloj. Todavía faltaba más de una hora para la puesta de sol. Corrí
hacia el Land Rover y conduje lo más aprisa que pude para llegar
cuanto antes al extremo más alejado del valle. Recorrí el horizonte
con unos binoculares muy potentes y no vi más que el vacío. Trepé por
la ladera de un monte rocoso y busqué otra vez la caravana hasta que
la oscuridad se cernió sobre el desierto. Pero no vi rastro de seres
humanos, nada que probara que Aicha estaba en lo cierto.
Tardé unas dos horas en llegar al campamento porque ya era noche
cerrada. Eso me dio tiempo para reflexionar. Si desde donde yo
estaba, y pese a los potentes prismáticos, no había podido ver a
nadie aproximándase al campamento, Aicha tampoco había podido hacerlo
desde donde ella estaba, unas horas antes. Y ya que nadie puede decir
con exactitud cuándo volverá una caravana, yo era tremendamente
escéptico en cuanto a la capacidad de Aicha para predecir el regreso
de su marido. Pensando en la posibilidad de que Aicha tuviera
facultades de clarividencia o precognición, fui en su busca y
pregunté si su marido volvía solo o con toda la caravana; y si lo
hacía solo, si los demás vendrían todos juntos o irían llegando en
pequeños grupos.
-No lo sé -respondió Aicha-, pero él no vendría nunca solo, no
viajaría sin la compañía de sus amigos.
Me fui a dormir sabiendo que si la caravana llegaba por la noche, los
ruidos me despertarían.
-Douchan… Douchan…
Alguien susurraba mi nombre, al principio con suavidad, calmadamente;
después, en tonos más altos cada vez, hasta que abrí los ojos. (Los
tuareg lo hacen así para no despertar con brusquedad. Conocen bien la
importancia del despertar, que decide el estado de ánimo de una
persona para todo el día. Muchas culturas de tradición se valen de
esta técnica porque creen que el alma humana, durante el sueño, viaja
a otros universos ya otros niveles de espacio-tiempo; creen que un
sueño es el recuerdo, la rememoración de estos viajes. Decir con
suavidad el nombre de la persona a quien se despierta, dará tiempo a
su alma para retomar al cuerpo antes de despertar.)
Era Oizek quien llamaba.
-¡El marido de Aicha está aquí! Ella tenía razón; acaba de llegar.
Eran las cinco de la madrugada, y el marido de Aicha había vuelto
solo. Había dejado a sus compañeros de caravana en Níger antes de
cerrar los tratos y había viajado con otra caravana que iba a Libia,
donde podía conseguir plata a buen precio. Desde allí, había hecho
solo el trayecto de vuelta al campamento.
Si Aicha hubiera tenido facultades de precognición o de
clarividencia, habría sabido que su marido regresaba solo. Por tanto,
quedaba una única explicación posible: había tenido contactos
telepáticos con su marido mientras éste se acercaba a casa. El taleb
estaba en lo cierto; ella tenía ese poder.

acultades que olvidamos. Tuaregs-2

La historia que relato a continuación también pertenece al ámbito de
los fenómenos telepáticos.
Sin teléfonos ni otros medios modernos de comunicación, y pese a las
distancias, las noticias vuelan en el imperio de viento y silencio de
los tuareg. Las noticias que se producen en el seno de las tribus
encuentran un cauce de transmisión cuando los tuareg que practican el
pequeño nomadismo coinciden durante el viaje. (El pequeño nomadismo
consiste en desplazarse de un pasto a otro, dentro del territorio
tribal. Cuando se agota el pasto en una zona, los tuareg levantan el
campamento y marchan hacia la zona de pastos más próxima.) Todo
aquello que sucede en el Sáhara, suele comentarse alrededor de un
pozo, generalmente un hoyo de un metro o menos de ancho, pero muy
profundo. Allí es donde los tuareg que practican el pequeño nomadismo
se encuentran con los que practican el gran nomadismo, gentes que
viajan en largas caravanas de hombres, animales y mercancías,
cruzando el Sáhara hasta Gao, Tombouctou, Agadez y otras ciudades del
África negra, o que llevan enormes rebaños de camellos hacia y desde
los verdes pastos del Sahel, al sur del desierto. y cuando se
encuentran, los tuareg beben té caliente y charlan de que tal hizo
esto y lo otro y se encontró con cual, que irá a la boda de aquél,
que se celebrará en el pozo X. A veces, al despedirse, dos hombres
acordarán verse otra vez por el camino en un lugar y fecha
determinados, al cabo de tres meses o de un año, pero nunca olvidan
decir «Inch Allah» (Con la voluntad de Alá).
Un día, en medio de ningún sitio, lejos de los pozos y de los
senderos nómadas, tropecé con un tuareg sentado a la sombra de su
camello. A juzgar por los rastros que había sobre la arena alrededor
del camello, yo sabía que el hombre debía de llevar allí por lo menos
unas veinticuatro horas. (Se había ido cambiando de sitio para estar
en todo momento a la sombra del camello.) Después de intercambiar el
tradicional saludo, le llevé té que tenía en el coche y, junto con
mis acompañantes, bebimos y charlamos.
-¿Qué está haciendo aquí? -pregunté.
-Espero a un amigo -dijo él.
-¿Desde cuándo?
-Desde hace tres días.
-¿Cuándo tenía que venir?
-Uno de estos días.
-¿Cuánto tiempo esperará aún?
-Quizá dos o tres días. Casi no me queda agua.
-¿Cómo sabrá su amigo que ha estado aquí, esperándole?
-Dejaré un mensaje en una piedra para poder vemos en otra ocasión y
en otro lugar.
La tradición tuareg sólo es oral, y pasa de una generación a otra.
Según estas gentes, no hay que dejar escrito nada de gran importancia
porque puede leerlo cualquiera. Pese a ello, todo el Sáhara está
lleno de escritos en tifinah, el alfabeto tuareg. Son mensajes como
el que este tuareg pensaba dejar a su amigo; se descifran tanto de
izquierda a derechá como de derecha a izquierda, de abajo arriba o de
arriba abajo, basándose en un código que solamente es conocido por el
que escribe y por la persona a quien va dirigido el mensaje.
-¿Cuándo fijaron la fecha de su encuentro?
-Hace unos siete meses.
-¿Dónde?
-En Gao.
(Gao es una ciudad de Malí, a unos mil kilómetros del lugar donde
estábamos.)
Tuve que hacer pacientemente infinidad de preguntas para enterarme
por fin de que venía del Este e iba hacia el Sur, y que su amigo se
desplazaba de Oeste a Norte. Aquel sitio era, ciertamente, el mejor
para la cita.
Miré en derredor y solamente vi colinas rocosas, arena y piedras
-¿ Cómo sabe que éste es el lugar? -pregunté.
-No puede haber error -respondió el hombre, describiendo y dando los
nombres de todo lo que nos rodeaba.
Se avecinaba la puesta del sol y decidimos cenar y pasar la noche con
el tuareg. Al día siguiente, mientras tomábamos el desayuno, dije al
hombre que le dejaría un poco de agua para que pudiera esperar a su
amigo unos cuantos días más.
-No necesito más agua, gracias. Usted la necesitará para el viaje
mucho más que yo.
-No entiendo qué quiere decir -repuse.
-Anoche, mi amigo me dijo dónde estaba. Iba escaseando el agua que
llevaba y tuvo que dar un rodeo para poder llenar sus guerbas
(especie de odres de piel de cabra que se emplean para transportar
agua) en un pozo. Está a dos días de aquí.
-¿Cómo le dijo eso? ¿Soñó usted con él?
-No, no soñé con él. Me dijo dónde estaba.
-Pero ¿cómo pudo decírselo?
-En mi mente, y de la misma manera yo respondí que le esperaría.
-¿Cómo hace eso?
-Pienso en él, intensamente, repitiendo lo que quiero saber, y sé que
mi mensaje llega cuando oigo su respuesta.
-Entonces, ¿está seguro de que su amigo llegará aquí dentro de dos
días?
-Inch Allah!
Me volví hacia mis acompañantes y les propuse esperar dos días para
ver qué ocurría. Estuvieron conformes.
Al final del segundo día apareció más allá de las colinas rocosas,
una silueta que se movía en dirección a nosotros. Era el amigo que
esperaba el tuareg. Tras los saludos de rigor y el té ceremonial,
pregunté al recién llegado si sabía que estábamos esperándole junto a
su amigo. Respondió que no.
-Mi amigo sólo dijo que él me esperaba.

Facultades olvidadas. Tuaregs-3

Para concluir, referiré otra historia, una que me parece de lo mas
asombrosa.Estábamos en Djanet, una ciudad argelina no lejos de la
frontera con Libia. Yo pretendía llegar desde allí hasta Tombouctou
cruzando el Sáhara en línea recta. Se trataba de un viaje muy
arriesgado; había que cubrir un trayecto de unos mil quinientos
kilómetros de montañas rocosas, profundos valles, amplias llanuras
con afiladas piedras volcánicas, y grandes extensiones de dunas y
arenas movedizas. Los mapas de la zona carecían de precisión y era de
todo punto desaconsejable realizar el viaje sin ayuda de un guía que
pudiera reconocer los puntos sobresalientes del paisaje y que nos
condujera a salvo en la peligrosa travesía por el desierto, además de
encontrar pozos en caso de que nos faltara agua.

Generalmente todos los nómadas tuareg gozan de la rara habilidad de
orientarse en el desierto. Siempre saben dónde están aunque nunca
antes hayan estado en el lugar. Forma parte de su herencia cultural;
los tuareg enseñan las tradiciones a sus hijos y, por medio de
fábulas, de sus valores, filosofía y sabiduría, también les enseñan
la vida nómada. Graban el desierto en la memoria de sus hijos: cómo y
dónde encontrar agua; cómo reconocer y utilizar plantas medicinales;
cómo orientarse por la noche mirando a las estrellas y, durante el
día, oliendo la arena caliente y tocando los granos, que se
distinguen según la región, y memorizando los colores y formas de la
naturaleza.
El jefe del puesto militar de Djanet nos dijo dónde encontrar a un
hombre llamado Iken quien, según él, sería el mejor guía para nuestro
viaje. Cuando estaba a punto de salir de allí, el comandante agregó
que Iken era ciego, pero que eso no debía preocupanne. Pensé que se
trataba de una broma y así lo dije. Repitió que no debía preocuparme,
que Iken era el mejor guía.
-¿El mejor que tiene, o el mejor que le queda? -pregunté intentando
sonreír.
-¡No se preocupe! -insistió riendo.
-¿Nació ciego o se quedó ciego por alguna enfermedad? -pregunté
nervioso.
-Se quedó ciego hace unos diez años. Una infección ocular -respondió
estrechándome la mano para dar a entender que la entrevista había
terminado.
Iken era un hombre alto, de unos cincuenta años. Hablando con él nos
enteramos de que había pasado la infancia y la adolescencia con su
padre, que conducía caravanas por todo el Sáhara. Luego él mismo
trabajó en las caravanas hasta que la Legión Extranjera francesa lo
contrató de guía; en aquel entonces los franceses gobernaban Argelia.
A los treinta años perdió la vista de resultas de un tracoma mal
tratado. (…)
Describí a Iken el trayecto que pensaba emprender.
– Ya veo… Ya veo -repetía mientras yo le informaba.
-¿Ha hecho este viaje alguna vez? -pregunté.
-Exactamente el mismo itinerario no, pero veo perfectamente lo que
quiere hacer. Podemos salir mañana por la noche -dijo.
-¿Por qué por la noche? Preferiría conducir durante las horas de luz
para poder filmar.
-Como quiera, pero en cuanto pasemos la región montañosa no debemos
circular entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde.
-¿Por qué?
-Allí ya es verano. Es un horno, hay tormentas de arena y una
temperatura de sesenta y dos a sesenta y cinco grados durante el día.
Los neumáticos se rompen con facilidad y el motor no resistirá.
Parecerá sorprendente, pero pese a su dolencia yo sentía que Iken era
un guía seguro.
Tengo un amigo ciego que me ha hecho reparar en que los ciegos,
forzados a manejarse con la pérdida de la visión, suelen gozar de
ciertas facultades psi. Se llama Michel Oelacroix y vive en Bruselas.
Su ceguera no ha sido obstáculo para recibirse de abogado ni para la
práctica de la ley criminal. Solía visitarme cuando yo vivía en
Bruselas, una manzana más allá de su casa; le encantaba pasar el
tiempo tocando, acariciando y oliendo cada objeto de mi colección de
arte primitivo. Era capaz de decir si había algún objeto nuevo sin
que yo dijera nada. Por la cantidad de polvo acumulada sobre las
cosas, sabía cuánto tiempo hacía que no limpiaba la casa, y además
podía hablar horas enteras sobre el objeto que tenía en la mano,
sobre su forma, características y, más asombroso aún, sobre sus
colores, que, decía él, literalmente sentía a través de los dedos.
Un día iba yo siguiendo el laberinto de interminables corredores del
palacio de justicia, buscando un despacho donde debía presentarme con
una citación por violación de normas de tráfico, cuando desde atrás
oí la voz de Michel llamándome. Al preguntarle cómo había sabido que
estaba allí dijo:
-Has pasado por delante de mí cuando salía de una sala del tribunal.
Sabía que eras tú.
-Pero ¿cómo sabías que era yo? ¿Por mi colonia? ¿Por el sonido de los
pasos?
-Por todo… y por nada en particular, ¡pero sabía que eras tú!
-¿ Y puedes reconocer también a otras personas?
-Sólo a las que me importan.
Impresionado por lo que había sucedido decidí, días más tarde,
intentar un experimento para cerciorarme de los elementos por los que
Michel me reconocía. Sabía en qué parada bajaba del autobús y qué
calle tomaba para volver a casa cuando acababa el trabajo en el
tribunal. Llamé al tribunal para saber qué días estaba de servicio y
sustituí mi colonia habitual por otra. Le esperé a mitad de camino
entre la parada del autobús y su casa, en la acera por donde vendría
él.
Cuatro metros antes de llegar donde yo estaba, Michel, moviendo su
bastón blanco de lado a lado para poder cruzar la calle a salvo,
empezó a mostrarse más y más inquieto. Redujo el paso y su cabeza
comenzó a seguir casi los movimientos laterales del bastón, como si
estuviera buscando algo. Me apoyé contra la pared para dejarle más
sitio. Cuando pasaba frente a mí, miró instintivamente hacia donde yo
estaba, frunciendo la frente y oliendo el aire, pero continuó
caminando despacio. Luego se detuvo como esperando que yo dijera
algo. Seguí callado e inmóvil, sintiéndome culpable por mi ardid, y
él prosiguió la marcha.
Al día siguiente repetí el experimento, pero esta vez esperé en la
acera opuesta. Michel pasó por las mismas reacciones del día
anterior. Sus ojos sin vida me miraron otra vez; luego, siguió
caminando.
Pensé que me llamaría uno de aquellos días, pero no fue así. Dejé
pasar una semana y le hice una visita, llevando mi colonia de
siempre. En el transcurso de la conversación, preguntó si yo había
cambiado de colonia en los últimos tiempos. Respondí que sí.
-¡De modo que eras tú! -exclamó-. Sabía que eras tú. Me resistía a
llamarte porque el olor de la colonia era diferente y no quería
ponerme en ridículo en el barrio al llamarte por el nombre, ¡pero
hubiera apostado a que eras tú!
Expliqué a mi amigo los motivos que me habían impulsado a hacer aquel
experimento, y me perdonó.
Si no podía olerme u oír mis pasos, ¿cómo había sido capaz de
percibir mi presencia ?
-¡Tenía una sensación inexplicable, una certeza incontrolable! -dijo
Michel.
¿Clarividencia o telepatía?

Desde que dejáramos Djanet, Iken iba sentado sobre la rueda de
recambio, que estaba sujeta al capó.
-Necesito respirar el olor del desierto -había explicado-. Eso me
dice dónde estoy; cada sitio tiene un olor particular. No puedo oler
si voy dentro del coche. y desde aquí oigo los diferentes ruidos que
hacen los neumáticos al pisar el suelo; también eso me dice mucho con
respecto al terreno.
Debéis fijaros atentamente en los gestos que yo haga para guiaros.
Con la mano izquierda señalo que debéis ir hacia la izquierda; con la
derecha, que debéis ir hacia la derecha. Las dos manos levantadas son
para que aceleréis, las dos manos extendidas lateralmente quieren
decir que paréis, y para reducir la velocidad, agitaré ambas manos en
el aire. También necesito ayuda de todos vosotros. (Yo iba acompañado
por Daniele y por mi ayudante, Philippe.) No habléis mientras
conducís, y mirad detenidamente el paisaje que os rodea.
-¿Por qué? -pregunté, sabiendo la respuesta pero deseando oírsela
decir.
-Porque también eso me ayuda a ver dónde estoy -dijo.
No era fácil conducir con Iken sentado en el capó, tapando la vista.
Siguiendo las instrucciones que me daba, yo tenía que ir zigzagueando
con cuidado entre los obstáculos naturales: arenas movedizas, enormes
rocas volcánicas, dunas, profundas grietas excavadas por antiguos
ríos. (…)Pese a estos problemas de índole técnica, Iken seguía
mereciendo toda mi confianza.
Un día, las manos de Iken ordenaron parar el coche. Le ayudamos a
bajar del capó. Se sentó sobre los talones y tomó un puñado de arena
que olió intensamente durante largo rato. Luego acarició la arena y
jugueteó con los granos, estudiando cuidadosamente su textura. Al
cabo se irguió y libre de toda preocupación dijo:
-Ahora sé dónde estamos. Debemos proseguir en esta misma dirección.
Y su mano indicaba el camino.
Una noche buscábamos desesperadamente un pozo porque estábamos
escasos de agua. Lejos de encontrarlo, dimos de bruces con un enorme
arbusto reseco, de más de un metro de alto.
Iken acarició las ramas muertas, olió todo lo que crecía o estaba
seco alrededor de él y por fin dio instrucciones. Pocas horas después
encontramos agua.
Llegamos a Tombouctou según lo previsto. Era imposible perderse
llevando a Iken de guía. En lo que concierne a sus facultades, podría
argüirse que no todas pertenecen al ámbito de fa telepatía, que
algunas están más cercanas a la clarividencia. Pero lo importante es
que Iken sintonizaba con una parte del cerebro que le permitía
guiamos a través del desierto.

(…)Otros tuareg que luego hicieron de guías para nosotros, también
rehusaron ir dentro del coche, pero por razones diferentes.
Acostumbrados a viajar en camello, no podían reconocer los puntos
sobresalientes del paisaje desde el interior del vehículo, ya que la
configuración del relieve del terreno estaba dibujada en su memoria
tal como la veían desde su perspectiva a lomos del camello. Por
tanto, viajaban en el techo del coche, que aproximadamente tenía la
misma altura de la silla de montar puesta sobre la joroba del animal.
Pero esto era fuente de problemas: yo no podía ver al guía, y con el
ruido del motor resultaba imposible oír sus indicaciones. En
consecuencia, Philippe tenía que sentarse sobre la rueda de recambio
del capó y actuar de intermediario entre el guía y yo, transmitiendo
sus mensajes e instrucciones.
Había aún otro problema con estos guías: el de conducir por la noche
con los faros encendidos. Como estaban habituados a viajar con la luz
de las estrellas y la luna, no sabían orientarse de noche porque la
luz de los faros distorsionaba la apariencia del terreno. Yo debía
conducir entonces con las luces apagadas. Sin embargo, debo admitir
que es una experiencia extraordinaria, verdaderamente mágica,
conducir a la luz de la luna y las estrellas, con la sensación de
estar suspendido entre lo ignoto y lo misterioso, formando parte, al
fin, de la realidad cósmica donde todo, hasta lo imposible, podría
ocurrir.
Estos relatos reflejan mis experiencias personales con los tuareg. En
el desierto australiano y en el Kalahari, estando con los
bosquimanos, he oído muchas historias que también atestiguan que las
gentes de los grandes desiertos -donde es necesario recorrer
larguísimas distancias para poder encontrar a otros seres humanos-
parecen estar más sintonizadas con esa parte del cerebro que da
cabida a la telepatía, porque ello es necesario para asegurar la
supervivencia.
Son muchos los fenómenos de esta índole que he conocido gracias a los
pueblos de tradición. No pueden ser mera coincidencia. A veces
pienso, no obstante, que algunos son producto de la intuición, para
la que estos pueblos parecen tener predisposición al verse forzados a
valerse de ella para sobrevivir. (…)En nosotros esta facultad
tiende a atrofiarse por falta de utilización en la vida cotidiana.
Llamar por teléfono o escribir una carta es mucho más común y más
fácil que concentrarse para enviar un mensaje a alguien.
Me he dado cuenta de que muchos pueblos de tradición viven más
acordes consigo mismos que nosotros. Han desarrollado la intuición y
los sentimientos animales primitivos más que el razonamiento.
Viviendo en estrecha relación con la naturaleza, implicándose íntima
y profundamente en ella, han aprendido su lenguaje. Quizá porque no
tienen opción para sobrevivir de otra manera, se han visto obligados
a sintonizar con aquellos aspectos del cerebro que les permiten
adquirir niveles de consciencia más altos.

leyenda tepehuana

Sahuatoba

SEGÚN la tradición, los tepehuanes conservaban el recuerdo del legendario diluvio universal. Dice la leyenda que antes de que aquel fenómeno aconteciera, el mundo estaba poblado por una humanidad sorprendentemente civilizada.
Algunos años antes del diluvio, una madrugada de estío, el cielo se cubría de densos y negros nubarrones quedando despejado solo un pequeño espacio del cielo en el que brillaba apaciblemente la estrella de la mañana.
El Dios del Rayo, que amaba locamente a la estrella, cruzó vertiginosamente los densos nubarrones llevando su atronada descarga hasta la estrella de la mañana. De aquel extraño beso de amor nació un hermoso niño a quien el Rayo con otra descarga condujo luego hacia la tierra depositándolo a la entrada de una caverna que existía en un elevadísimo picacho de la serranía. Una cierva recogió al niño, lo condujo al interior de la caverna y lo depositó en su lecho de zacate al lado de sus cervatillos. Esta cierva amamantó al niño, y un águila corpulenta que había hecho su nido en aquel picacho veló celosamente por la seguridad de aquel predestinado a formar en el mundo una nueva raza. La estrella de la mañana descendía frecuentemente transformada en mujer, acariciaba a su hijo, le traía alimentos y le daba sabios consejos comunicándole facultades maravillosas.
Aquel muchacho aprendió el lenguaje del torrente, de las flores, de los árboles, de las aves, las abejas y de todos los animales, y con poderoso magnetismo dominaba con solo la mirada a los animales feroces. Cruzaba las serranías, descendía al fondo de las profundidades de las quebradas con facilidad y rapidez sorprendentes.
Una mañana la estrella le advirtió que aquel día se iniciaría una tremenda catástrofe mundial que él debía presenciar con valor y serenidad. Y no amanecía aún cuando se inició la tormenta, que duró varias semanas culminando con violentas y terribles sacudidas de la
tierra. Los mares abandonaron los cauces y el niño, que se Llamó Sahuatoba (el eterno adolescente) tuvo en su derredor el océano encrespado, furioso, tremendo, cuyas enormes olas traían de acá para allá cadáveres humanos y de animales, árboles arrancados de cuajo, restos de materiales de casas, muebles, etc. El espectáculo que Sahuatoba presenciaba desde su enhiesto picacho era pavoroso, macabro.
La sierva que lo amantara murió de miedo en la caverna. Estaba solo, solo en un mundo devastado, en un mundo de agua, donde no había más tierra que su escueto picacho, ni más abrigo que su obscura caverna.
Pasaron días, meses, años, siglos tal vez, durante cuyo tiempo la estrella de la mañana y el Dios Rayo traían sustento al solitario. Las aguas bajaron paulatinamente hasta dejar visible la tierra. Pero tierra sin vegetación, cubierto de lodo, de restos humanos y de animales. Donde antes habían sido valles, cañadas, campiñas amenas, ahora se encontraban solo pantanos, lodazales inmundos. La tierra era intransitable y solo después de mucho tiempo pudo el “eterno adolescente” caminar sobre terreno medianamente firme. Todo era un páramo, un desierto de lodo que al fin se solidificó y pudo transitarse.
Una mañana de primavera, Sahuatoba, al salir de su caverna, recibió una grata sorpresa. Al pié de aquel risco había nacido una planta de lirio y esta ostentaba ya una hermosísima flor blanca en cuya corola temblaban cristalinas gotitas de rocío. Con avidez cortó aquella flor, que exhalaba un grato perfume y; Oh sorpresa. . . la flor se convirtió en una hermosa y linda mujer.
!Masadal. . . exclamó Sahuatoba. Y Masada fue el nombre de aquella mujer que su padre el Rayo y su madre la estrella de la mañana le dieron por compañera. Masada es palabra del tepehuan y significa “cielo”.
Y los dos se amaron desde luego, y vivieron uno para el otro. Sahuatoba, con su compañera expedicionó en distintas regiones en busca de un lugar más propicio para su vida. Vagaron por tierras muy lejanas de los cuatro puntos cardinales; pero no encontraron el lugar adecuado y la pareja regresó a su legendario picacho a donde llegó en una noche tormentosa y lóbrega.
Al amanecer del día siguiente salió Sahuatoba a dar su saludo habitual a la estrella de la mañana. De improviso advirtió que la pequeña pradera cercana a la entrada de la caverna estaba cuajada de lirios blancos. Despertó alegremente a Masada que lloró de emoción al contemplar la reaparición de la vegetación, y cortó una flor que se convirtió en una cierva. Sahuatoba lloró al recordar a la cierva que lo amamantara, y corto a su vez otra flor que se convirtió en venado.
Diariamente cortaba cada uno una flor dando origen a una pareja de animales de una especie.
Así surgieron los mamíferos, las aves, reptiles, peces, etc., etc., y el mundo se pobló.
Sahuatoba y Masada tuvieron siete hijos varones y siete mujeres, cuyas parejas dieron origen a siete razas, pues se diseminaron para ir a poblar distintas regiones.
La pareja fundadora expedicionaba frecuentemente por diversas comarcas visitando a sus descendientes, orientándolos con sus consejos en el aspecto social e inculcándoles una religión, el culto al sol, la luna, la estrella de la mañana, el rayo, el viento, la lluvia y a algunos animales como el águila y el venado.
De ciertos pasajes de esta tradición se infiere que Ouraba, hijo de Sahuatoba, guerrero esforzado e inteligente, fundó la tribu tepehuana que lo divinizó, como posteriormente divinizó a otros personajes que se distinguieron.
Pasados algunos siglos la patria de los Tepehuanes fue invadida por una poderosa muchedumbre (indudablemente la nación azteca) que obligó a los nativos a abandonar sus lares. Fueron los tepehuanes, como los coras y los huicholes a establecerse a una comarca ubicada entre los hoy Estados de Zacatecas y San Luis Potosí; pero habiéndose ausentado al poco tiempo los invasores y siendo árida e inclemente la comarca donde las tribus mencionadas se habían refugiado, regresaron a su antigua patria.
Los tepehuanes extendieron su poderío hasta San Andrés del Téul, de donde años después fueron desalojados por los zacatecos.
Pero diréis: ¿Qué fué de Sahuatoba y por qué vivió tanto tiempo?
El nombre de este personaje significa “el eterno adolescente” y en sentido religioso “El eterno deleite”. Según los tepehuanes, Sahuatoba vive todavía, en adolescencia perpetua y es visto por ellos frecuentemente en distintos parajes, entre una aureola radiante, dirigiendo subjetivamente los destinos de su raza. Muchos siglos después de que sus hijos se diseminaron y fundaron sus diversas nacionalidades, cuando sus sucesores tuvieron la convicción de que había muerto, se les apareció en un lugar llamado IxtlahuacánNopotlatalli, que quiere decir “llanos que están en medio de la tierra” y que en opinión del cronista Fray Antonio Tello, fue tal lugar el Valle de Súchil. Se les apareció en forma de niño por lo que le llamaron entonces Pitzintli o Tiopitzintli, de cuyo personaje hablaremos en otro lugar.
Cuenta la leyenda que mientras Sahuatoba permaneció en esta ocasión entre los indígenas, su esposa Masada, que se había quedado en el sitio donde vivieron, desapareció para siempre, pues que el Dios Rayo se enamoró de ella locamente, y no pudiendo hacerla su esposa por serlo de su hijo, encolerizado le envió una descarga lanzándola al espacio en donde se convirtió en la estrella de la tarde.
Cuando Sahuatoba regresó a su milenario hogar, no encontró a su mujer. La buscó en vano por todas partes; interrogó por ella a los montes, a las cascadas, al arroyuelo, a los árboles, a las flores, a los animales, con terrible desesperación; pero todos le contestaban solamente:
— Espera la caída de la tarde. Desde entonces, diariamente después que el sol se pone, el eterno adolescente, parado sobre el enorme risco que vió desarrollarse su vida, contempla a la estrella de la tarde, lleno de tristeza y de emoción, sintiendo, como un presentimiento, la creencia de que aquella estrella es su esposa, su Masada, a la que adoró y adora aún locamente.
Y la estrella de la tarde es también una diosa para estos indígenas, como lo es la estrella de la mañana. Esta última fue también venerada por los nahoas. Los toltecas le llamaban Tlahuizcalpanteutl y le erigieron una pirámide en Tula.

Manera de citar la fuente de consulta en tus trabajos:

Gámiz, Everardo (Segunda Edición, 1963). Leyendas Durangueñas. Consultado en mes, día, año en http://vicenteguerrero.iespana.es.

Concepciones cosmogónicas en la antigua Mesopotamia

Mesopotamia

El drenaje de las marismas situadas entre los ríos Tigris y Eúfrates, permitió el cultivo sistemático de cereales y legumbres, el crecimiento demográfico, la proliferación de ciudades y el mantenimiento de individuos dedicados a tareas no productivas tales como la plasmación en tablillas de las creencias de sus contemporáneos, algunas de ellas expresadas en poemas de gran belleza lírica.

Mesopotamia se convirtió en una floreciente región, tanto desde el punto de vista económico, como desde el punto de vista cultural. Cuna de nuestra civilización, atrajo a multitud de gentes a sus tierras. Y fue en estas tierras donde sumerios, acadios y babilonios se asentaron y desarrollaron sus espléndidas culturas. Las creencias, las prácticas rituales y las divinidades de estos tres pueblos parecen estar vinculadas entre sí y remitirnos a una misma visión cosmogónica, o por lo menos una concepción del mundo similar. Se trata de una foto en la se muestra una fotografía de las ruinas de la ciudad de Babilonia, que fue uno de los núcleos principales de la civilización entre el II y el I milenio a. C. [Fuente:Encarta].

El desciframiento de las escrituras sumeria y acadia, y los métodos de datación de las tablillas encontradas, han permitido una reconstrucción bastante aproximada del universo mitológico mesopotámico y de su evolución a lo largo de los milenios tercero y segundo a.C. Se trata de una imagen en la que podemos apreciar una tablilla con el tipo de escritura cuneiforme, que muy posiblemente surgió en Sumer y que era realizada sobre tablas de arcilla húmeda con una cuña, de ahí su nombre. [Fuente:Encarta].

En las primeras tablillas el dios principal era Anu, responsable del destino y de mantener en su sitio al «cielo» (en sumerio, «an»), entendiendo como tal tanto la bóveda azulada que domina el día como el negro manto tachonado de estrellas que define la noche.

Por debajo del cielo, y jerárquicamente en un segundo plano, se situaba Enlil, la personificación de la tierra, pero también de la tormenta, de la violencia descontrolada que rasga la noche con su rayo, que ensordece con su trueno y que con sus vientos huracanados arrasa cuanto halla a su paso.

El tercero en importancia era Enki (en acadio, Ea), el agua que fertiliza la tierra.

Los astros más conspicuos también disponían de un lugar en el panteón mesopotámico.

De entre ellos destacaba, evidentemente, el Sol, Utu para los sumerios y Samas para los acadios, que además personificaba la justicia.

La Luna era llamada Nanna por los sumerios y Sin por los acadios. Se trata de una imagen en la que podemos ver uno de los más fabulosos ejemplos de arquitectura religiosa sumeria; se trata del templo de dicado al culto de la divinidad lunar sumeria Nanna; fue construido en torno al 2100 a. C. por el rey sumerio Ur-Nammu. [Fuente:Encarta].

También tenían identificado al planeta Venus, que los sumerios llamaban Inanna y los acadios Istar.

Dumuzi era el dios mortal de la vegetación, que era ritualmente enterrado en la época de la siembra, en otoño, para volver a resucitar en la siguiente primavera.

Personificadas las fuerzas elementales de la naturaleza, el siguiente paso consistía en integrarlos en un todo coherente, en un mito o «teoría» que los relacionara y permitiera explicar el devenir de los fenómenos naturales.

Uno de los primeros pasos en esa dirección viene representado por el ritual de apareamiento primaveral entre Dumuzi, la vegetación, personificado en el rey o señor principal de la ciudad, e Inana o Istar, encarnada en la gran sacerdotisa del culto a esa diosa. Dichas nupcias ejercían el papel de catalizador de la gigantesca reacción cósmica que permitía la renovación estacional de la fertilidad de los campos y del mantenimiento de la vida de los humanos que los poblaban.

Los poemas cosmogónicos mesopotámicos

El Poema de Atrahasis

La relación entre las fuerzas de la naturaleza fue ganando en complejidad, hasta cristalizar literariamente en el poema acadio Atrahasis, escrito a principios del segundo milenio a.C. El poema comienza evocando el inicio de los tiempos, cuando los dioses menores, bajo la dirección del violento Enlil, tenían que excavar los canales, levantar los diques, reparar ambos y labrar la tierra.

Cansados del arduo trabajo de drenar las marismas, represar las aguas y arar los campos con el fin de cultivar lo necesario para alimentarse a sí mismos y a los dioses mayores, quemaron sus picos y palas, renunciaron a trabajar y amenazaron a Enlil, el capataz.

Los tres máximos dioses, Anu, Enlil y Ea, es decir, el cielo, la tierra y las aguas, se reunieron con urgencia para tratar no sólo de resolver el conflicto, sino de sentar las bases para que no volviera a presentarse.

Ea, el más astuto de ellos, propuso la ingeniosa solución de crear unos seres, los humanos, que trabajaran en lugar de los dioses y para ellos, entregándoles parte del alimento que produjeran.

Esos nuevos seres habrían de ser formados a partir de arcilla mezclada con la sangre de uno de los dioses menores, el que había encabezado la rebelión.

A partir de la masa original de arcilla y sangre se crearon siete hombres y siete mujeres, que fueron el inicio del linaje de los humanos.

A partir de entonces los dioses no tuvieron que trabajar más, limitándose a vivir de las ofrendas de los humanos.

Sin embargo, tanto trabajaban estos, tanto alimento producían, que se multiplicaron con rapidez, y doce siglos después de su creación eran ya tan numerosos que el ruido que hacían resultaba insoportable a los dioses.

El violento Enlil, irritado, reunió a los grandes dioses y con su consentimiento envió una epidemia que causó estragos entre los humanos, amenazando acabar con ellos.

El sagaz Ea, preocupado por la suerte de sus criaturas, les hizo saber que debían dirigir sus plegarias al dios de la muerte, Namtar, que finalmente se apiadó de ellos y acabó con la plaga.

Los supervivientes volvieron a multiplicarse y, transcurridos otros mil doscientos años, importunaron con sus gritos a Enlil, que de nuevo les castigó, secando todas las fuentes.

Aconsejados por Ea, su protector, los humanos dirigieron sus plegarias al dios de la lluvia torrencial, Adad, que llegó a tiempo para salvar a algunos famélicos representantes del género humano.

Por tercera vez volvieron los humanos a molestar a los dioses, y ahora Enlil decidió usar al mismo Adad para provocar un diluvio de tal magnitud que ahogara definitivamente a los humanos.

Esta vez Ea sólo pudo salvar a una familia, la de Atrahasis (quien da nombre al poema), el más sabio y bondadoso de los humanos. Aconsejado a tiempo de la conspiración de los otros dioses, Atrahasis construyó un barco e introdujo en él a su familia (en el sentido extenso: mujer, hijos y parientes próximos), y con ellos diferentes parejas de animales, tanto domésticos como salvajes.

Mientras en las anteriores ocasiones los dioses habían seguido recibiendo alimento de quienes no enfermaban ni enflaquecían en exceso, ahora pasaron hambre, ya que sólo sobrevivían los pasajeros de la barca, incapaces de cultivar la tierra.

Ante la perspectiva de tener que volver a trabajar se replantearon la magnitud de sus castigos y llegaron a un punto de equilibrio, en el que aceptarían la existencia de humanos, pero limitando su número mediante las siguientes disposiciones: crearon un demonio cuya misión sería la de incrementar la mortalidad infantil tras los partos, parte de las mujeres sería estéril y otra fracción de las mismas renunciaría a tener hijos, asumiendo la virginidad como un valor reconocido socialmente con el cargo de sacerdotisas de determinadas diosas. Se trata de una imagen que presenta a una figura del demonio Panzuzu de la mitología mesopotámica fechado entre el 800 y el 600 a. C.[Fuente:Exploring Ancient World Cultures].

De esa forma, la mortalidad neonatal (y en su caso el infanticidio), la esterilidad y la virginidad eran no sólo reconocidas como mecanismos de control demográfico, sino que, situadas en la esfera de las decisiones divinas, permitían transferir a estos la responsabilidad de aquellas acciones y fenómenos.

El Enuma Elis

A mediados del segundo milenio a.C. se habían producido variaciones sustanciales en la situación política de la zona, regida ahora de manera indiscutible por Babilonia, cuyo dios Marduk, pasó evidentemente a tener un papel preponderante en la cosmogonía mesopotámica. Imagen que presenta a una figura de la diosa de la fertilidad Ishtar; esta estatua fue realizada en el periodo neobabilónico, en torno al 2000 a. C. [Fuente: Artehistoria.com].

Esas novedades quedan recogidas en un poema que empieza así:
Cuando en lo alto el cielo no había sido nombrado,
no había sido llamada con un nombre abajo la tierra firme,
nada más había que el Apsu primordial, su progenitor,
(y) Mummu-Tiamat, la que parió a todos ellos,
mezcladas sus aguas como un solo cuerpo.
No había sido trenzada ninguna choza de cañas, no había aparecido
marisma alguna,
cuando ningún dios había recibido la existencia,
no llamados por un nombre, indeterminados sus destinos,
sucedió que los dioses fueron formados en su seno.
Lahmu y Lahamu fueron hechos, por un nombre fueron llamados.
Durante eternidades crecieron en edad y estatura.
Anshar y Kishar fueron formados, superando a los otros.
Prolongaron sus días, acumularon años.
Anu fue su hijo, rival de sus propios padres,
sí, Anu, primogénito de Anshar, fue su igual.
Anu engendró a su imagen a Nudimmud.
Nudimmud se hizo de sus padres dueño,
sabio sin par, perspicaz, fuerte y poderoso,
mucho más fuerte que su abuelo Anshar.
No tenía rival entre los dioses sus hermanos.
Juntos iban y venían los hermanos divinos,
alteraban a Tiamat al agitarse de un lado para otro,
sí, alteraban el talante de Tiamat
con sus risas en la morada del cielo.
No podía acallar Apsu sus clamores
y Tiamat estaba sin habla ante su conducta.
Sus actos eran odiosos hasta […]
Aborrecible era su conducta; se hacían insufribles.
Entonces Apsu, progenitor de los grandes dioses,
gritó, dirigiéndose a Mummu, su visir:
«Oh Mummu, mi visir, que alegras mi espíritu,
ven junto a mí y vayamos a Tiamat».
Fueron y se sentaron ante Tiamat,
deliberando acerca de los dioses, sus primogénitos.
Apsu, abriendo su boca,
dijo a la resplandeciente Tiamat:
«Su conducta me resulta muy odiosa.
De día no encuentro alivio ni reposo de noche.
Los destruiré, aniquilaré sus obras,
para restaurar la calma. ¡Tengamos descanso!».
Tan pronto como Tiamat lo oyó,
se sintió irritada y gritó a su esposo.
Gritó llena de enojo, sola en su furor,
poniendo amenaza en su tono:
«¿Qué? ¿Vamos a destruir lo que hemos edificado?
Su conducta, ciertamente, es enojosa, pero esperaremos con paciencia».
Entonces respondió Mummu y aconsejó a Apsu.
Malicioso y desgraciado fue el consejo de Mummu:
«Destruye, padre mío, la conducta rebelde.
Así tendrás quietud de día y reposo de noche».
Cuando Apsu lo oyó, su rostro se puso radiante,
por el mal que maquinaba contra los dioses sus hijos.
Mummu lo abrazó por el cuello,
sentándose en sus rodillas para besarle.
Pero cuanto habían tramado entre ellos
fue repetido entre los dioses, sus primogénitos.
Cuando los dioses oyeron todo aquello, se agitaron,
cayeron luego en silencio y quedaron sin habla.
Soberano en saber, perfecto, ingenioso,
Ea, sapientísimo, adivinó su conjura.
Un designio dominador formuló y envió,
capaz hizo su conjuro contrario, soberano y santo.
Lo recitó e hizo que subsistiera en lo profundo,
derramando el sueño sobre él, despierto del todo permanece.
Cuando a Apsu tuvo postrado, cargado de sueño,
Mummu, el consejero, ya no pudo excitarlo.
Aflojó su banda, se despojó de la tiara,
dejó su aura y se la puso él.
Después de encadenar a Apsu, lo mató.
Ató a Mummu y lo encadenó.
Después de haber así establecido su morada sobre Apsu,
se apoderó de Mummu, anillándolo por la nariz.
Después de vencer y pisotear a sus enemigos,
Ea, asegurado su triunfo sobre los adversarios,
descansó en su cámara sagrada sumido en paz profunda.
«Apsu» la llamó al asignar los santuarios.
Allí mismo su choza de culto estableció.
Ea y Damkina, su esposa, allí moraron en esplendor.
En la cámara de los destinos, morada de los hados,
un dios fue engendrado, poderoso y sabio más que los dioses.
En el corazón de Apsu fue Marduk creado.
El que le engendró fue Ea, su padre,
la que lo concibió fue Damkina, su madre.
Al pecho de la diosa fue amamantado.
La nodriza que lo crió lo hizo terrible,
Seductora era su figura, la luz brillaba en sus ojos.
Señorial era su paso, soberano desde antiguo.
Cuando lo vio Ea, el padre que lo engendró,
exultó y se iluminó su rostro, su corazón lleno de gozo.
Perfecto lo hizo y doble divinidad le otorgó.
Exaltado fue entre todos ellos, en todo excelente.
Perfectos eran sus miembros sin medida,
imposible de comprender, difícil de percibir.
Cuatro eran sus ojos, cuatro eran sus oídos.
Cuando movía sus labios, fuego escapaba de ellos.
Grandes eran sus órganos para oír,
y los ojos, en número igual, escrutaban todo.
Era el más alto de los dioses, soberana era su estatura,
enormes sus miembros, era alto sobremanera.
«¡Hijito mío, hijito mío!
Mi hijo, el Sol, ¡Sol de los cielos!».
Revestido del halo de diez dioses, era fuerte
cual ninguno, con todos sus terribles destellos.
………………………………………
Turbada estaba Tiamat, desvelada noche y día.
Los dioses, maliciosos, aumentaban la tormenta.
Después de haber maquinado el mal en su intimidad,
a Tiamat dijeron los hermanos:
«Cuando dieron muerte a Apsu, tu consorte,
no le ayudaste, y te estuviste quieta.
Aunque él creó el hacha terrible,
tus entrañas se han disuelto y no tenemos reposo.
¡Permanezca en tu ánimo Apsu, tu consorte,
y Mummu, que ha sido derrotado! Sola has quedado».
………………………………………
[…]
De entre los dioses, sus primogénitos, que formaban su asamblea,
elevó ella a Kingu, entre ellos lo hizo jefe.
Dirigir las huestes, presidir la asamblea,
alzar las armas para el encuentro, encabezar el combate,
ordenar como jefe la batalla,
todo esto puso en sus manos mientras ella lo entronizaba en el
consejo:
«Para ti he pronunciado el conjuro, exaltándote en la asamblea
de los dioses.
Todo poder te he dado para aconsejar a los dioses.
¡Tú eres el mayor de todos, mi consorte eres tú!
¡Tus sentencias serán firmes entre todos los Anunnaki!».
Le entregó las tablillas del destino, atadas a su pecho:
«Tu mandato será inmutable, tu palabra permanecerá».
Tan pronto como Kingu fue exaltado a la jerarquía de Anu,
sobre los dioses, hijos de ella, decretaron el destino:
«Vuestra palabra hará remitir el fuego,
humillará al ‘arma del poder’, tan potente es su golpe».
[…]
Humillado llegó ante su padre, Anshar,
Y le habló de este modo, como si fuera Tiamat:
«No me basta mi mano para someterte».
Sin habla estaba Anshar, fija la mirada en el suelo,
ceñudo y moviendo la cabeza ante Ea.
Todos los Anunnaki allí se congregaron.
Apretando los labios, se sentaron en silencio.
«Ningún dios, pensaban, podrá darles batalla,
enfrentarse con Tiamat y salir con vida».
El Señor Anshar, padre de los dioses, se alzó majestuoso,
y después de meditar en su corazón, dijo a los Anunnaki:
«Aquel cuyo vigor es poderoso nos vengará,
el fuerte en la batalla, Marduk, el héroe».
[…]
«Anshar, no te inquietes; relaja tus labios.
Iré y lograré el deseo de tu corazón…
¿Es un varón el que se apresta a combatirte?
¡No es más que Tiamat, una mujer, quien te opone sus armas!
¡Oh padre mío y creador, alégrate y llénate de gozo;
pronto hollarás la cerviz de Tiamat!».
………………………………………
«Hijo mío, que posees toda sabiduría,
calma a Tiamat con tu sagrado conjuro.
Avanza pronto sobre la carroza de la tormenta.
¡De su presencia no te echarán! ¡Hazlos retroceder!».
El señor se alegró por las palabras de su padre.
Exultante su corazón, dijo a su padre:
«Creador de los dioses, destino de los grandes dioses,
si yo ciertamente, como vengador tuyo,
he de vencer a Tiamat y salvar vuestras vidas,
¡convoca la asamblea, fija para mí un destino supremo!
Cuando juntos en Ubshukinna, alegres os hayáis sentado,
que mi palabra en vez de la tuya fije los destinos.
Inmutable será cuanto yo haga existir.
Ni revocado ni cambiado habrá de ser el mandato de mis labios».
[…]
Cuando esto oyeron Lahmu y Lahamu, gritaron con fuerza,
todos los Igigi « se lamentaron descorazonados:
«¡Qué extraño que hayan tomado tal decisión!
No podemos comprender las obras de Tiamat».
Se dispusieron a emprender el viaje,
todos los grandes dioses que fijan los destinos.
Llegaron a presencia de Anshar, llenando Ubshukinna.
Se besaron unos a otros en la asamblea.
Hablaban entre sí mientras se acomodaban para el banquete.
Tomaron el pan festivo, compartieron el vino,
henchidos de suave licor.
Bebían y el fuerte brebaje embebía sus cuerpos.
Iban languideciendo al paso que sus ánimos se exaltaban.
Fijaron los decretos sobre Marduk, su vengador.
Le erigieron un trono principesco.
Frente a sus padres él se sentó, presidiendo.
«El más venerado eres entre los grandes dioses,
tu decreto no tiene rival, tu mandato es Anu.
Tú, Marduk, eres el más venerado de todos los dioses.
………………………………………
Sobre todo el universo te confiamos el reinado.
Cuando tomes asiento en la asamblea, prevalecerá tu palabra.
No fallarán tus armas, aniquilarán a tus enemigos.
¡Oh Señor, perdona la vida al que en ti confía,
pero quítasela al dios que eligió el mal!».
En medio pusieron un paño,
a Marduk, su primogénito, hablaron:
«Señor, en verdad tu decreto prevalece entre los dioses.
Si decides crear o destruir, así se hará.
Abre tu boca, desaparecerá este paño,
habla otra vez, y el paño estará entero».
A la palabra de su boca desapareció el paño.
Habló de nuevo y se rehízo el paño.
Cuando los dioses, sus padres, vieron el fruto de su palabra,
gozosos le rindieron homenaje: « ¡Marduk es rey!».
Le entregaron cetro, trono y palu;
armas invencibles le dieron, para ahuyentar al adversario.
Fijado así el destino de Bel, los dioses, sus padres,
le pusieron en el camino del éxito y la victoria.
Él se hizo un arco, que marcó como arma suya,
añadió además la flecha, fijó la cuerda.
Alzó la maza, la empuñó con su diestra.
Arco y carcaj fijó a su costado.
Ante sí envió el relámpago,
de llama abrasadora llenó su cuerpo.
Hizo luego una red para envolver en ella a Tiamat.
Los cuatro vientos sujetó para que nada de ella escapara,
el viento sur, el viento norte, el viento este, el viento oeste.
Al costado apretó la red, regalo de su padre Anu.
Soltó a Imhullu, «el viento malo», el torbellino, el huracán,
el viento cuádruple, el viento séptuble, el ciclón, el viento incontenible;
luego soltó los vientos que había sujetado, los siete,
para remover las entrañas de Tiamat se alzaron a su zaga.
El señor agitó entonces la tempestad, su arma poderosa.
Montó en la carroza de la tormenta, terrible e irresistible.
Una cuadriga enjaezó y le unció,
Matador, Implacable, Hollador, Veloz.
Afilados, ponzoñosos eran sus dientes.
Diestros en asolar, hábiles en destruir.
………………………………………
Circundada de halo terrible aparecía su cabeza,
avanzó el señor y siguió su camino,
contra Tiamat furiosa dirigió su rostro.
En sus labios llevaba un… de pasta roja;
su mano empuñaba una planta para vencer al veneno.
Entonces en torno a él se arremolinaron los dioses.
El señor se dirigió a escrutar el costado de Tiamat,
(y) de Kingu, su consorte, para conocer la trama
cuya maldición, ante su mirada, queda deshecha,
su voluntad se dispersa y su acción se confunde.
Y cuando los dioses, sus auxiliares, que marchaban a su lado,
vieron al héroe valeroso, su vista se turbó.
Lanzó un grito Tiamat, sin volver el cuello,
con un brutal desafío en sus labios:
«¡Demasiado importante eres para el señor de los dioses como
para alzarse contra ti!
¿Se han congregado en su lugar o en el tuyo?».
Pero el señor, suscitando la tormenta, su arma poderosa,
a la furiosa Tiamat lanzó estas palabras:
«Con fuerza te alzaste, mucho te has exaltado;
en tu corazón te propusiste provocar la lucha,
de forma que los hijos rechacen a sus padres,
y tú misma que los engendraste, odias […].
Engrandeciste a Kingu para que fuera (tu) consorte,
su mando, que en derecho no le pertenece, opusiste al de Anu.
Contra Anshar, rey de los dioses, maquinas el mal;
contra los dioses, mis padres, afirmaste tu maldad.
Por mucha que sea tu fuerza, por afiladas que sean tus armas,
¡Ponte en pie, para que tú y yo trabemos singular combate!».
Cuando esto oyó Tiamat,
se volvió como posesa, como si perdiera la razón.
Con fuerza gritó Tiamat furiosa.
Hasta las raíces temblaron sus piernas.
Recitó un conjuro, lanzó su encantamiento,
mientras los dioses guerreros aguzaban sus armas.
Entonces entablaron la lucha Tiamat y Marduk, el más sabio entre
los dioses,
trabaron combate singular, se atenazaron en la pelea.
Desplegó su red el señor para atraparla,
el viento malo, que seguía detrás, le soltó en el rostro.
Cuando Tiamat abría su boca para devorarlo,
por ella le lanzó el viento malo para que no cerrara los labios.
Cuando los vientos salvajes llenaron su vientre,
su cuerpo quedó hinchado, la boca abierta.
Lanzó él su flecha, que atravesó su vientre,
le desgarró las entrañas, le destrozó el corazón.
Dominándola así, acabó con su vida.
Arrojó su carcaj para alzarse sobre ella.
Después de dar muerte a Tiamat, el señor,
su banda quedó destrozada, su tropa desbaratada.
[…]
Pero a Kingu, que había sido hecho su jefe,
lo ató y entregó a Uggae.
Las tablillas del destino, que en derecho no eran suyas,
le arrebató, las selló con un sello y las apretó contra su pecho.
Cuando hubo derrotado y sometido a sus adversarios,
………………………………………
Y se volvió a Tiamat, a la que había atado.
Holló el señor las piernas de Tiamat,
con su maza despiadada destrozó su cráneo.
Cortó las arterias de su sangre
que el viento norte llevó a lugares ignorados.
Al ver todo esto, sus padres se llenaron de gozo y exultaron,
y a él acudieron con presentes, para rendirle homenaje.
Se detuvo entonces el señor para ver el cuerpo muerto,
porque iba a desmembrar al monstruo y hacer obras estupendas.
La partió como una concha en dos partes;
una mitad alzó y la puso como un techo, el cielo,
fijó una barrera y puso guardianes
a los que mandó que no dejaran escapar las aguas.
Cruzó los cielos y revisó (sus) regiones.
Escuadró el cuartel de Apsu, la morada de Nudimmud,
según medía el señor las dimensiones de Apsu.
La Gran Morada, su semejanza, fijó como Esharra,
la Gran Morada, Esharra, que hizo como el firmamento.
Anu, Enlil y Ea recibieron sus lugares.
[…]
Cuando oye Marduk las palabras de los dioses,
su corazón le impulsa a realizar obras estupendas.
Abre su boca y se dirige a Ea,
para comunicar sus planes habla a Ea,
para comunicar el plan que ha concebido en su corazón:
«Amasaré la sangre y haré que haya huesos.
Crearé una criatura salvaje, ‘hombre’ se llamará.
Cierto, crearé un hombre salvaje.
Tendrá que estar al servicio de los dioses,
para que ellos vivan sin cuidado.
Con maña cambiaré la vida de los dioses.
Venerados por igual, en dos grupos estarán divididos».
Ea respondió, y le dirigió una palabra,
para exponerle un plan en beneficio de los dioses:
«Que sea entregado uno sólo de sus hermanos;
sólo éste perecerá para que sea formada la humanidad.
Que se junten aquí los grandes dioses en asamblea,
que el culpable sea entregado para que ellos permanezcan».
Convocó Marduk en asamblea a los grandes dioses;
graciosamente los presidía y daba instrucciones.
A sus sentencias prestaron atención los dioses.
El rey dirigió una palabra a los Anunnaki:
«Si vuestra declaración fue sincera,
decid ahora la verdad y por mí juradla.
¿Quién provocó la revuelta,
provocó a Tiamat a rebeldía y azuzó el combate?
Sea entregado el que maquinó la rebelión.
¡Con su culpa le haré cargar para que viváis en paz!».
Los Igigi, los grandes dioses, le replicaron,
a Lugaldimmerankia, consejero de los dioses, su señor:
«Fue Kingu quien maquinó la rebelión,
quien hizo rebelde a Tiamat, quien azuzó el combate».
Lo ataron y llevaron a presencia de Ea.
Le cargaron con su culpa y cortaron (los vasos de) su sangre.
De su sangre formaron la humanidad,
a la que él impuso la servidumbre, dejando libres a los dioses.
[…]
Después de ordenar todas las normas,
a los Anunnaki del cielo y de la tierra asignó sus porciones,
los Anunnaki abrieron su boca
y dijeron a Marduk, su señor:
«Ahora, señor, ya que nos has liberado,
¿qué homenaje te rendiremos?
Edificaremos un santuario en tu honor, que se llamará
‘La cámara de nuestro reposo nocturno’; ¡que en él reposemos!
¡Edifiquemos un santuario, un lugar para su morada!
El día en que lleguemos, reposaremos en él».
Cuando Marduk lo oyó,
sus facciones brillaron como el día:
«Como el de la alta Babilonia, cuya edificación solicitasteis,
su obra de ladrillo sea realizada. ‘El Santuario’ se llamará».
A la obra se pusieron los Anunnaki,
durante un año fabricaron ladrillos.
Al llegar el segundo año,
levantaron el tope de Esagila igual a Apsu.
Después de levantar una torre escalonada tan alta como Apsu,
pusieron allí una morada para Marduk, Enlil (y) Ea.
En su presencia la adornaron con esplendor.
Hacia abajo miran sus cuernos, a la base de Esharra.
Cuando concluyeron la obra de Esagila,
los mismos Anunnaki levantaron sus santuarios.
… todos se reunieron,
… edificaron para su morada.
A los dioses sus padres, sentó en su banquete:
«Esta es Babilonia, lugar de vuestra casa.
Festejad en su recinto, llenad sus anchas plazas».
Ocuparon sus tronos los grandes dioses.
A beber y a banquetear se pusieron.
Después de festejar allí,
en Esagila, el espléndido, celebrados sus ritos,
habiendo establecido las leyes (y) sus portentos,
todos los dioses repartieron las estancias del cielo y de la tierra.
Los cinco grandes dioses ocuparon sus tronos.
Los siete dioses del destino pusieron a los trescientos en el cielo.
Enlil alzó el arco, su arma, y lo puso ante ellos.
Los dioses, sus padres, vieron la red que había hecho.
Cuando contemplaron el arco, y su forma tan hábil,
sus padres alabaron la obra que había realizado.
Empuñándolo, Anu habló en la asamblea de los dioses,
mientras besaba el arco:
[…]

[Fuente: E. A. Speiser, Ancient Near Eastern Texts (Princeton 1950), reproducido en I. Mendelsohn (ed.), Religions of the Ancient Near East (Nueva York 1955) 19-46.]

Las palabras que inician este poema acadio son «Enuma elis» («cuando en lo alto»), y ese es el nombre con el que se le conoce.

La fusión de los diferentes caos iniciales, de Apsu y Tiamat, dio origen a la segregación de las fuerzas primigenias de la naturaleza, ahora identificables mediante nombres propios, los dioses.

De la relación entre ellos surgieron nuevos dioses de menor rango, cuyos juegos y alegría exultantes, es decir, los continuos experimentos y creaciones derivados del uso de sus poderes, irritaron a Apsu de tal manera que decidió acabar con aquellos.

El astuto Ea, en desacuerdo con los criminales propósitos de su padre, le hizo dormir mediante encantamientos y le mató.

Sobre el cadáver de su progenitor, Ea edificó un templo y se unió a una diosa, Damkina, de la que tuvo a Marduk, ornado de tales virtudes que pronto fue reconocido como superior por los dioses jóvenes.

Decidida a vengar la muerte de Apsu, Tiamat organizó un ejército con seres monstruosos que había creado para la ocasión y con la mayor parte de sus hijos, poniendo a su frente a uno de ellos, Quingu, a quien otorgó las tabletas del Destino que previamente había arrebatado al celestial Anu.

Los dioses más jóvenes pidieron a Marduk que los dirigiera a la inminente batalla, si bien ésta no llegó a producirse debido a que el enfrentamiento se resolvió mediante un combate singular entre Tiamat, símbolo del caos primigenio, y Marduk, la racionalidad ordenadora.

La victoria de Marduk fue acompañada del descuartizamiento de Tiamat, el desangramiento de Quingu y el perdón de los dioses que les habían acompañado.

Marduk, dueño ahora de todo lo formado, devolvió a Anu las tabletas del Destino y, con su apoyo, se dispuso a organizar el cosmos.

En primer lugar, asignó las moradas de los dioses en el cielo, reservándose para sí el planeta Júpiter, el más majestuoso de todos ellos.

Creó el Sol, responsable de la duración del día (y de la noche), y la Luna, y organizó con detalle las fases de ésta, lo que le permitió establecer el calendario (calendario mesopotámico), dividiendo el año en doce «lunas» o meses (meses mesopotámicos), cada uno de los cuales bajo los auspicios de una constelación.

Con los despojos de Tiamat construyó la Tierra: las anfractuosidades de la cara dieron lugar al relieve, mientras que los pechos sirvieron para modelar las altas montañas; las lágrimas que brotaban de sus ojos alimentaron el Tigris y el Eúfrates, y así sucesivamente.

Por último, y tras construir su morada en el centro del mundo, Babilonia, encargó a su padre Ea la creación de seres que se encargaran de proporcionarles el alimento.

Y como en el poema anterior, la sangre de un dios, en este caso Quingu, sirvió para dar forma a la arcilla con la que fueron moldeados los primeros humanos.

Pese a los avatares políticos de la región, la cosmogonía de Enuma Elis sobrevivió durante siglos en sus líneas esenciales, bien con pequeñas modificaciones onomásticas (como la sustitución de Marduk por Assur cuando Babilonia cayó en manos de Asiria), bien a través de la creación y desarrollo de nuevos mitos inspirados en aquél, como las dos tradiciones que confluyeron en la mitología hebrea y que conformaron el primero de los libros del Pentateuco, el Génesis.

Los aborigenes australianos

Introducción

Fotografía realizada en 1912 a varios aborígenes posando con sus pinturas corporalesDentro de Oceanía, un continente dominado por el agua, Australia con sus 4.000 kilómetros, emerge como la única isla cuya extensión nos hace olvidar su carácter insular. Para facilitar el estudio del resto de las islas de este continente, fue necesario agruparlas bajo unos términos más amplios como son los de Micronesia, Melanesia y Polinesia. La población aborigen llegó a Australia hace unos 40.000 años, aunque hay estudiosos que atrasan su llegada hasta los 60.000. Utilizando canoas y toscas embarcaciones, estos primitivos viajeros arribaron a las costas australianas en varias oleadas, desde distintos lugares de la vecina Asia. Tal vez uno de estos lugares de partida, pudo ser la India, ya que con la población india comparten ciertos rasgos como su nariz ancha y algo aplastada o tez oscura. Su increíble capacidad de adaptación al medio les permitió alcanzar una población aproximada de un millón de habitantes a la llegada de los europeos a principios del siglo XVII, en la actualidad sólo quedan unos 200.000 primitivos australianos.

Imagen de un aborígen lanzando un boomerang [Fuente: Enciclopedia Encarta] Estos colonos Pintura rupestre realizada por los aborígenes [Fuente: Enciclopedia Encarta] originales desarrollaron una nueva civilización con una serie de rasgos comunes que nos permite identificar esta particular cultura: una economía basada en la recolección y en la caza y la pesca, sin prácticas ganaderas o agrícolas; útiles de madera como el valioso bumerang, arma de caza conocida en todo el mundo; vida al aire libre, sin presencia de una arquitectura civil o religiosa; manifestaciones artísticas valiosísimas con un arte rupestre muy rico y complejo acompañado de una impresionante pintura sobre el cuerpo, de gran expresividad; organización tribal y agrupación en torno a clanes y grupos familiares, vinculados a un tótem o a varios tótems.

Un par de aborígenes con los cuerpos pintados [Fuente: Enciclopedia Encarta]

A pesar de estos rasgos comunes, el tiempo y la distancia han ido configurando importantes diferencias regionales entre la población aborigen australiana, tanto desde el punto de vista lingüístico, como desde el punto de vista religioso o artístico. Esta diversidad queda patente al comprobar que en la Australia aborigen se pueden contar hasta 250 dialectos diferentes. Paulatinamente los dialectos fueron asociados a parcelas de territorio, hasta que las agrupaciones más reconocidas fueron aquellas designadas por el dialecto.

Ejemplo de pintura rupestre primitiva procedente de la región de Queensland [Fuente: Aboriginal Art Online] En términos generales podemos establecer hasta 17 ó 18 regiones culturales al hablar de la población aborigen australiana. En primer lugar hallamos la zona norte, en la que destaca la pintura rupestre, y en la que encontramos numerosas tribus: Gunwinggu, Nunggubuyu, Rembarnga, Yolngu, Gurindji, Jawoyn, Ngarinman, Wik, Kuku-yalanji, Gayardilt, Kaiadilt, Lardil, Waanyi, Yanuwa, Gooniyandi, Ngarinyin, Gagudju, Larrakia, Tiwi, Djabugay, y los Yidinjdji.

En segundo lugar una región sur, donde los aborígenes se autodenominan «nunga», con grupos como los adnyamathanha, los kaurna, y los ngarrindjeri. Otra región es la del este, donde encontramos varias tribus: Boonwurrung, Bundjalung, Darug, Eora, Gunditjmara, Kurnai, Ngunawal, Woiworung, Yugembeh, Barkindji, Kamilaroi, Wiradjuri, Yorta Yorta, Badtjala, Gubbi Gubbi, Quandamooka, o Yuggera.

En la región oeste, la población del área más septentrional se hace llamar «yamtji», mientras que el pueblo más meridional se autodenomina «nyungars»; los grupos que podemos encontrara en zona son los bibbulman, ngyungar, wajuk, watjarri, y yindjibarndi. La zona central es una zona tremendamente árida, en la que se encuentra alguno de los desiertos más secos de la Tierra, en ella se ubican tribus como los arrernte, los pintupi, los pitjantjatjara, los warlpiri, los wongath, los arabana, y los kalkadoon.

La isla de Tasmania es otra región dentro de la cultura aborigen australiana, si bien es cierto que tiene características especiales que la diferencian del resto de la cultura aborigen australiana; esta zona incluye los grupos de Nuenonne y Paredarerme.

Por último la zona de las Islas de Torres Strait con las tribus de Meriam Mir y Muralag.

Esta larga lista de nombres no debe de quedar como una simple enumeración, sino que debe de servir para mostrar la gran diversidad y la gran variedad de matices que puede ofrecernos la cultura aborigen australiana.

Grupo de aborígenes practicando una danza ritual con el instrumento mágico o didgeridoo [Fuente: Enciclopedia Encarta] Durante siglos Australia permaneció aislada, evolucionando y cultivando una rica cultura, respetuosa con la naturaleza y con la Tierra, alejada de cualquier influjo exterior. Parece ser que pudo haber algún contacto con Nueva Guinea, con China y con Malasia y que hasta las costas del norte de Australia llegaron navegantes árabes en torno al siglo XV. Los primeros europeos en llegar a la isla fueron navegantes tan avezados como Magallanes o Saavedra. Sin embargo, fueron los holandeses los primeros en establecer recaladas definitivas en estas latitudes. Les siguieron luego ingleses y franceses. Pero Australia permaneció inexplorada hasta el siglo XVIII. Y en 1829 Gran Bretaña se anexionó toda Australia. El impacto que supuso para la cultura aborigen la llegada y el asentamiento de estas gentes extranjeras fue enorme. Los europeos importaban unas costumbres que escapaban a la comprensión de los aborígenes y que chocaban con su concepción del mundo, desde la explotación de la tierra y de los animales, mediante la agricultura, la ganadería o la minería, hasta la construcción de grandes edificios, fábricas y casas, pasando por el uso de ropa que tapaba todo el cuerpo y de extraños utensilios. En Australia, los aborígenes sufrieron la enfermedad, la violencia, la desposesión y el desarraigo, principalmente desde el siglo XIX; su población descendió desde el millón de habitantes a la llegada de los europeos, hasta los 200.000 de hoy en día, en torno al 1’5 de la población de Australia. A mediados del siglo XX consiguieron que la ley les concediera derechos sobre la tierra, sin embargo esto no fue suficiente. Para solventar la situación desastrosa en que se hallaba esta población, durante los años 80 y 90 del siglo XX, los distintos gobiernos australianos desarrollaron una serie de medidas destinadas a la mejora de las condiciones de vida de la población aborigen. En la actualidad la población aborigen australiana, más integrada ya en el modo de vida occidental, mantiene viva su tradición y su cultura, mediante la práctica de sus rituales y la producción artística, tanto literaria como pictórica, que deja bien patente la fuerza y la recuperación de esta rica civilización.

Mitos relacionados con el origen y ordenación del Mundo
La cosmovisión de los aborígenes australianos

Uno de los elementos que destaca en esta cultura es la fuerte conexión que los aborígenes sienten con la naturaleza. Esa intensa unión sienta las bases de su visión particular del mundo y del papel que cumple el ser humano en la Tierra y también impregna todos los aspectos de su vida diaria. Creen que el ser humano forma parte de una esencia superior que es la Naturaleza, de la cual forman parte los seres vivos y los muertos, desde la roca, la lluvia, la lombriz, o los árboles, hasta los canguros y los hombres. De acuerdo con esta concepción, el hombre no es un ser superior, sino que comparte el medio ambiente con el resto de los seres de la Tierra, y tan necesaria es la existencia de los lagartos como la suya propia. Para comprender mejor este gran aprecio y respeto que sienten por la naturaleza, debemos de considerar que estamos ante una sociedad de recolectores y cazadores, cuya supervivencia dependía exclusivamente de los bienes que obtuviesen de la naturaleza, de ahí la necesidad de preservarla y de mantener su equilibrio. Para preservar ese equilibrio, todos los elementos de la naturaleza debían ser tenidos en cuenta y todos tenían su función.

La función del ser humano es la de honrar a la Naturaleza y a sus elementos, mediante la práctica de rituales; se establece así una relación simbiótica, ya que el hombre recibe cobijo y sustento de la Naturaleza, y a cambio, ayuda a mantener el orden mediante rituales. Siguiendo este planteamiento, podemos entender que el aborigen australiano nunca perjudique el medio, sino que lo proteja. Esa veneración y esa unión que sienten con la Naturaleza la manifiestan materialmente mediante los tótems, que están vinculados con algún elemento o algún aspecto de la Naturaleza, al que una tribu, una casa o un individuo aborigen rinde culto. Mediante este sistema totémico, los aborígenes podían venerar a cualquier aspecto o elemento de la Naturaleza: la roca, la lluvia, la lanza, el lago, las flores, los animales o las plantas. Además, los aborígenes realizaron una clasificación de tótems desde los que eran de culto individual, hasta los de índole local, pasando por los vinculados con el sexo o con la familia.

Este orden fundamentado en tótems favoreció el desarrollo de una organización social basada en clanes, que a su vez se dividieron en casas, con lo cual se difundió una gran variedad de relatos, mitos, héroes y creencias particulares, que nos son imposibles conocer en su totalidad. Sin embargo, a pesar de esa enorme diversidad, la mayoría de los aborígenes australianos comparten un conjunto de creencias a cerca del Universo, su origen, la Naturaleza o el papel del ser humano. Así, la mayoría de su mitología está relacionada con la Naturaleza y con la Tierra, mostrada como antítesis al cielo y al océano.

La creación y la ordenación del Mundo, en la mitología de los pueblos nativos australianos, se explica mediante relatos mitológicos que tienen como protagonistas a seres legendarios, dioses y héroes ancestrales. Del mismo modo que ocurría con los mitos africanos o con la cosmogonía clásica, el origen del mundo y su forma, tal y como la conocemos, se debe a la intervención de seres mágicos y dioses primitivos, cuya actuación permite, no sólo que exista nuestro mundo, sino también la vida en él. De igual modo, estos relatos mitológicos ayudan a comprender el origen de ciertos fenómenos naturales o el origen de ciertas costumbres y normas sociales, justificándolas. De forma que estos mitos, acompañados de los correspondientes rituales, ayudaban a conservar este orden establecido, tanto desde el punto de vista natural como desde el punto de vista social. En este trabajo nos centraremos en esas leyendas y creencias comunes a la mayor parte de los aborígenes australianos: la estructura del Universo, leyendas sobre el origen de algunos cuerpos celestes, el «Tiempo del Sueño», la historia de Biame o el relato de la Madre Serpiente.

El Tiempo del Sueño

Figura de madera que representa a un ser ancestral [Fuente: The Universe of the Aborigine] Dentro de la mitología aborigen australiana, los mitos de la creación ocupan un lugar muy importante. La creación y ordenación del mundo tuvo lugar en un periodo mitológico y sobrenatural, conocido como «Alchera», Dreaming o Dreamtime, cuya traducción literal es «Tiempo del Sueño». En este tiempo mágico, la Tierra tomó forma y la vida surgió en ella. En la mayor parte de las leyendas que hablan del Dreaming, se relatan los viajes de los espíritus ancestrales, llamados Wondjina, que crearon el mundo tal y como lo conocemos, con sus ríos y sus rocas, las estrellas y dieron vida al ser humano, a las plantas y a los animales. Posteriormente, durante el Dreamtime, estos espíritus, viajaron libremente por Australia y después de transmitir a lo seres humanos los conocimientos necesarios para su supervivencia y para el mantenimiento del orden establecido, los Wondjina desaparecieron dentro de la Tierra y habitan en las formas del mundo natural que crearon: rocas, pájaros, ríos, etc…

En la mayoría de estos mitos, la Tierra surgió de la materia preexistente y el paisaje fue paulatinamente transformado por la acción de unas criaturas con forma parecida a la de gigantes serpientes. Estas «serpientes» fueron levantando, horadando y retorciendo, el terreno existente, y a medida que lo hacían iban configurando el paisaje actual. Estos seres ancestrales, que dieron forma a la Tierra, surgieron de la propia Tierra. Posteriormente dedicamos un epígrafe al mito de la «Madre Serpiente»

Pintura que representa el Tiempo del Sueño, con serpientes gigantes Al «Tiempo del Sueño», también se puede entrar en el presente mediante la práctica de ciertos rituales, utilizando tótems. Así, la conservación de los mitos y la práctica de los rituales se mantiene en cierto modo, la continuidad de este tiempo sobrenatural, tan importante en la mitología aborigen, y garantiza también la continuidad de la vida.

Estructura del Universo y origen de algunos elementos celestes

En este sistema de creencias, donde la Tierra y la Naturaleza ocupaban un lugar privilegiado, el firmamento era poco atendido de manera que la mayor parte de su cosmología estaba basada en la mitología y en observaciones astronómicas muy generales.

La estructura del Universo varía poco de un pueblo aborigen a otro. En general para estos nativos, en el Universo había tres planos: la Tierra, el cielo y el subsuelo. La Tierra, cuya forma es circular, está cubierta por el cielo que se estrecha en el horizonte. El cielo es el hogar de los héroes ancestrales y de los seres sobrenaturales. Además, el cielo era descrito como el lugar donde iba el alma de una persona cuando esta moría, curiosamente como explica el Cristianismo, salvando las muchas diferencias, claro está. Como su Tierra (Australia) era un espacio bastante seco, donde el agua no era muy abundante, a los ojos del aborigen australiano, el cielo se imaginó como un espacio verde, donde el suministro de agua era mayor que en la tierra, resultando una morada digna de los dioses y de esas almas que abandonaban el cuerpo al morir. La luz, el brillo de las estrellas era visto como las hogueras de los seres que residían en el cielo. Algunos mitos explican que el cielo era sostenido por unos apoyos gigantescos situados en los extremos de la Tierra sujeto. Esta idea de grandes pilares o apoyos que sujetan el cielo, también es recogida por otras mitologías, por ejemplo, la china. Los aborígenes australianos sentían un gran respeto por la figura del chamán, de quien se decía era capaz de viajar del plano terrestre al plano celeste, mediante una serie de rituales y utilizando ciertas semillas de árboles que se hallaban entre el cielo y la tierra.

El plano subterráneo, era un plano inferior a la Tierra con la cual tenía un mayor parecido que el cielo. En este plano, situado por debajo del terrestre, estaba ocupado por gente que se parecía bastante a la que ocupaba la Tierra. Otros relatos sostenían que el subsuelo es un plano más oscuro y que está vacío, deshabitado. Una leyenda aborigen cuanta que el hombre luna y la mujer sol, atravesaban cada día este plano subterráneo para volver al horizonte este, desde el oeste. De este modo, explicaban la desaparición tanto del sol como de la luna en el horizonte oeste, y su aparición en el este cada día.

Como ya hemos apuntado en el párrafo anterior, para los aborígenes australianos, la luna era identificado con una figura masculina, mientras que el sol era considerado una figura femenina, justa al revés que en muchas otras culturas, como puede ser la clásica. Esto puede deberse a la importancia que los nativos australianos otorgaban a la figura femenina, sin la cual no era posible la vida. Del mismo modo, la vida en la Tierra no es posible sin el sol, con lo cual pudo establecerse una relación entre la feminidad y el astro rey. El mito que nos narra el origen del sol, nos cuenta que éste surgió de la propia Tierra en un lugar concreto, señalado por una gran roca; cada día el sol se alza en el cielo y vuelve a la Tierra cada noche, justo al mismo lugar del que surgió por vez primera. Existe otra narración, completamente distinta, que también explica la aparición del sol en el cielo cada día. Según esta leyenda, una mujer dejó a su hijo en el interior de una cueva mientras buscaba comida; cuando anocheció, la mujer se perdió y entró en la región celeste, que comenzó a recorrer con una antorcha; la mujer aún sigue perdida y cada día cruza el cielo con su antorcha, iluminándolo mientras busca a su hijo perdido.

También es curioso el relato mitológico que explica el origen de la luna, que como ya hemos indicado era una entidad masculina. Según este mito, un miembro del tótem de la zarigüeya tenía un fabuloso cuchillo con la luna dentro, de modo que podía cazar por la noche con la luz que proyectaba. En cierta ocasión, un miembro de otro tótem se lo arrebató y huyó. El dueño del cuchillo, corrió tras él, sin éxito. Como no pudo alcanzarlo, se dirigió a él vociferando y propuso al ladrón que dejase la luna en el cielo para que todos pudiesen sacar provecho de su luz y pudieran cazar de noche. Existe otro mito distinto, pero igual de interesante, que explica las fases de la luna. El relato cuenta cómo un miembro del tótem de la zarigüeya murió y poco después se alzó de su tumba, volviendo a ser un hombre; nuevamente envejeció y murió otra vez; en determinados puntos, se vuelve a levantar como un hombre joven, para ir envejeciendo y volver a morir.

Pero en la mitología de los aborígenes australianos, no solamente se recogen mitos sobre el sol y la luna, sino que otros cuerpos celestes también merecieron su atención. Entre ellos destaca el mito de las Pléyades y de Orión, que fueron importantes grupos de estrellas para los nativos de Australia. Las Pléyades eran siete hermanas que iban siempre juntas a cualquier sitio y un día aterrizaron todas en su lugar favorito, donde encontraron a un grupo de hombres llamados Yayarr. Estos hombres acompañaron y ayudaron a las hermanas, hasta que se cansaron. Solamente uno se quedó con ellas. Cuando las estrellas se fueron al cielo, el hombre las siguió también hasta el firmamento y se convirtió en Orión.

Las estrellas de Escorpio también tienen su propio mito, según el cual un recién iniciado fue seducido por una mujer y mantuvo relaciones sexuales antes de haber sido purificado. Los maestros del joven querían castigarle por haber roto las normas, pero la pareja huyó al cielo. Los maestros les persiguieron arrojándoles bumeranes, pero fallaron. Entonces todos se transformaron en estrellas para mostrara que el iniciado jamás podría finalizar su formación.

Otros fenómenos celestes también fueron explicados mediante mitos que ayudaban a comprender hechos, que, de otra forma, eran inexplicables. Así sucedía con los eclipses de sol; para los nativos australianos los eclipses de sol, eran debidos a la intromisión de un demonio, Arungquilta, que quería introducirse en el sol para vivir en él. Cada vez que tenía lugar un eclipse, el chamán debía de realizar un ritual, para expulsar al demonio Arungquilta y expulsarle lejos del sol.

Biame, el Gran Dios Espíritu y otros dioses creadores

Dentro de los mitos de creación, puede que el más extendido entre los pueblos nativos australianos sea el de el dios Baiame, también conocido bajo los nombres de Balame, Byamee o Biame, que procede del vocablo biai, «hacer». Este dios ancestral es conocido como «El más Grande» o «El Creador» y es el responsable de haber creado por primera vez la Tierra.

Uno de estos relatos sobre Biame resulta tener cierto contenido moral, además de justificar la necesidad de que todos los seres de la Tierra permanezcan unidos, siendo todos iguales. Este relato, nos cuenta que Biame estableció tres tribus diferentes de seres vivos para poblar la Tierra. En primer lugar creó la tribu de los animales y habitantes del suelo; en este grupo encontramos seres de tamaños y formas diversas, desde los reptiles que se arrastran por el suelo, hasta los canguros y los koalas. En segundo lugar, creó a la tribu de los pájaros, integrada por curiosas aves de todas las dimensión y colores. En último lugar, dió vida la tribu de los peces que poblaron los ríos, los lagos, las charcas y los amplios mares. En medio de estas tribus vivía una extraña criatura, llamada platypus que compartía cualidades con cada una de esos grupos; así, tenía piel como los animales, ponía huevos como los pájaros y nadaba como los peces. Este ser tenía amistad con las tres tribus, que pronto sintieron una gran admiración y respeto por él. Según cuenta la leyenda, un desafortunado día las tribus empezaron a discutir sobre cuál de ellas era la mejor. La discusión se volvió tan enérgica, que la lucha estalló y los grupos se separaron. Cada una de las tres tribus invitó a platypus a que se uniera a ella; primero la de los animales, con el gran canguro Bagaray a la cabeza, después la de los pájaros liderada por Buntil, el gran águila y finalmente los peces, con Goodoo al frente. Platypus agradeció a todos su interés y tras meditar unos instantes, respondió: «Animales, me gustaría unirme a vosotros, ya que tengo fur como vosotros; pájaros, pongo huevos como vosotros y como gusanos y me gustaría unirme a vuestra tribu; peces, nado con vosotros diariamente y somos grandes amigos. Es una decisión muy difícil, pero he considerado que no me uniré a ninguna como tribus separadas; sin embargo me uniré a todos vosotros como parte que sois de mí, del mismo modo que yo soy parte de todos vosotros, por lo tanto ningún grupo o tribu es mejor que otra, ni yo tampoco. Cada uno de vosotros sois especiales y únicos en vuestra existencia». Como hemos indicado al comienzo del relato, esta leyenda tiene un contenido moral muy importante en la vida aborigen australiana: todos los seres de la Tierra son iguales y deben permanecer unidos.

Otra leyenda de Baiame, nos cuenta como el dios después de crear la Tierra, creó al primer hombre y a la primera mujer a partir del barro y el polvo. Según cuenta este relato legendario, antes de desaparecer, el dios indicó a la pareja, aquellas plantas que podían comer, advirtiéndoles que tenían prohibido comer animales y les dejó en un lugar muy bueno. La lluvia y el sol daban vida a las plantas, cuyo fruto servía de alimento a esta pareja y a su creciente prole. Pero un día la lluvia cesó y, por vez primera, en la Tierra se supo lo que era el hambre. En un momento de desesperación, el hombre se atrevió a matar a un animal, un canguro, que compartió con su hambrienta esposa. La pareja ofreció parte del novedoso sustento a un amigo enfermo y debilitado por la falta de alimento. Sin embargo, el hombre rechazó la oferta y, advirtiéndoles de su error, se marchó. Por su parte, la pareja continuó con su festín, tras lo cual siguieron las hullas tambaleantes de su pobre amigo. Le encontraron a los pies de un eucalipto al otro lado de un río de fuerte corriente. Desde la otra orilla la pareja, contemplaba a su amigo y, cuando estaba a punto de marcharse, quedó estupefacta y aterrorizada ante la visión de una figura negra, mitad humana, mitad bestia, que saltando de las ramas de aquel árbol, se abalanzó sobre el cuerpo de su inmóvil amigo. Aterrorizados el hombre y su esposa, vieron como aquella figura horrible, se llevaba a su amigo y desaparecía. De repente, una gran humareda salió del árbol, tras lo cual se escuchó un ruido desgarrador, como si el árbol se rompiese sólo y sus raíces se despegaran de la tierra. El árbol se levantó y se alejó de la pareja volando hacia el sur. Así es como, según la mitología de los aborígenes australianos, por primera vez en la Tierra, la muerte llegó a un hombre. Un ser humano había perdido la vida a manos de una criatura llamada Yowee que es el Espíritu de la Muerte. En este relato vuelve a ser interesante el matiz moral de su contenido, ya que la primera vez que muere un ser humano, puede ser vista como un castigo por haber matado un animal, incumpliendo las normas establecidas por el creador. Ciertamente es un final triste, porque el mundo ideado por Baiame se ve repentinamente truncado por la ruptura del equilibrio inicial y se abre camino una nueva creación.

Además del dios Baiame, dada la gran diversidad de tribus que encontramos en la cultura aborigen australiana, podemos hallar una importante lista de divinidades ancestrales vinculadas con la creación y ordenación del mundo. Incluso puede ocurrir que tantos nombres diferentes aludan al mismo ser superior que creó el Mundo. Entre algunas tribus de Australia Central, por ejemplo, Altjira es considerado el padre del cielo y el dios del «Tiempo del Sueño», que creó la Tierra, retirándose después a lo más alto del cielo, donde aún permanece. Por otro lado, los bagadjimbiri son dos hermanos a los que los karadjeri del noroeste de Australia, atribuyen la creación del mundo, indicando que con anterioridad al ascenso de ellos desde el suelo, no había nada. Para las tribus de los kulin y los wurunjerri de Australia, Bunjil es el dios supremo y creador y ambas tribus se refieren a él como « Padre Nuestro» e igual que sucede en el resto de mitos, después de terminar su tarea en la Tierra, marchó al cielo. En Australia Central, los aranda creen que Mangar-kunjer-kunja, es el dios creador; se trataba de un dios lagarto que encontró seres primigenios sin desarrollar, a los que separó y con su cuchillo les abrió los orificios para los ojos, la nariz, la boca y los oídos y además les mostró el fuego, el cuchillo, el boomerang y el matrimonio. Waramurungundi es considerada por los gunwinggu como la primera mujer, la madre de Australia que dió a luz a la Tierra, dictó las normas de todas las criaturas vivientes y enseñó al hombre a hablar.

La Serpiente Arco Iris o la Madre Serpiente
(Rainbow Serpent)

Pintura tradicional de la diosa serpiente [Fuente: Aboriginal Art Online] Otro de los mitos de creación más extendidos y conocidos entre los aborígenes australianos es el de la «Madre Serpiente», también llamada «Serpiente Arco Iris». Esta divinidad ancestral es la personificación de la fertilidad, la diosa de la lluvia y tiene poderes para dar vida. Según cuenta la leyenda, al principio la Tierra era un espacio vacío y llano, en cuyo interior descansaba la «Gran Madre Serpiente» que permaneció en un profundo sueño durante muchísimo tiempo. Repentinamente se despertó y reptó por el interior de la Tierra hasta llegar a la desierta superficie. Comenzó a recorrer la Tierra y, a medida que avanzaba, tal era su poder, que provocó una gran lluvia, formándose lagos, ríos y pozos de agua. Cada sitio que visitó lo nutrió con la leche de sus pechos rebosantes, haciéndolo fértil y una frondosa vegetación creció en la Tierra antes yerma. Grandes árboles con frutos de muchos colores y formas brotaron de la tierra.

La diosa introdujo su nariz en el suelo, levantando cadenas montañosas y abriendo profundos valles, mientras que otras partes las dejó lisas y desiertas. La «Madre Serpiente» regresó entonces a la Tierra y despertó a los animales, a los reptiles y a los pájaros que poblaron por vez primera la Tierra, y finalmente creó a los peces. Por último, según cuenta la leyenda, la diosa extrajo de las entrañas de la propia Tierra a la última de las criaturas, el ser humano. De la «Madre Serpiente» los seres humanos aprendieron a vivir en paz y armonía con todos las criaturas de la creación, ya que eran sus primos espirituales. Además, la diosa enseñó al hombre la vida tribal, a compartir y tomar de la Tierra solamente aquellos bienes que necesitasen, respetando y honrando a la Naturaleza.

Según esta leyenda, gracias a la «Diosa Serpiente», hombres y mujeres aprendieron a convivir como hermanos con la naturaleza y también aprendieron que cada elemento había sido colocado por la diosa en equilibrio. El ser humano entendió que su papel era el de guardián y protector de ese equilibrio y que debía transmitir este conocimiento de generación en generación. Antes de desaparecer, la «Madre Serpiente» advirtió que si el hombre abusaba y mataba por placer o por gula, encontraría al culpable y le castigaría.

En algunas variantes de este mito, la «Madre Serpiente», llamada «Madre Eingana» vivía, y aún vive, en el «Tiempo del Sueño», de donde regresa en algunas ocasiones para crear más vida. Según esta versión, la serpiente primigenia, que carecía de vagina, se sentía torturada por su embarazo, por lo cual empezó a girar y a revolverse. El dios Barraiya, que la vió, la pinchó cerca del ano para que pudiese dar a luz y todas las criaturas que llevaba en su vientre pudiesen nacer. Del mismo modo es considerada como la «Madre Muerte» y según este mito, la diosa Eingana tiene un nervio conectado o atado a cada una de sus criaturas y cuando lo deja marchar esa vida se detiene. Siguiendo este planteamiento, si esta diosa muriese, todo dejaría de existir.

Yhi, la diosa creadora de los karraur

En la mitología de los karraur, Yhi es una divinidad de primer orden, ya que es la diosa creadora. Según cuenta una leyenda de estos aborígenes australianos, la diosa permanecía dormida en el «Tiempo del Sueño» antes de la creación de nuestro mundo, en un lugar pacífico y de montañas tranquilas. Un susurro repentino, desveló a la diosa que dió un gran bostezo y abrió sus ojos, inundando al mundo con nueva luz. Yhi descendió a esta nueva Tierra iluminada por su luz, recorriéndola de este a oeste y de norte a sur. A medida que la diosa caminaba, las plantas brotaban bajo sus pies y no descansó hasta que hubo recorrido cada centímetro de tierra y todo quedó cubierto por un manto verde. Cuando terminó, la diosa fue a descansar y mientras contemplaba su reciente creación, se percató de que las plantas no podían moverse y en aquel momento le apeteció ver algo que pudiese agitarse graciosamente.

Con la idea de crear estas nuevas criaturas, la diosa descendió a la Tierra y tuvo que enfrentarse a unos espíritus malignos que intentaron acabar con su vida. La diosa, más poderosa y fuerte, derrotó a estos espíritus y la calidez de la diosa se mezcló con la oscuridad, surgiendo unas diminutas formas de vida que empezaron a moverse por allí. Esas formas de vida se transformaron en danzarinas mariposas, juguetonas abejas y otros insectos que comenzaron a revolotear en torno a la diosa. Pero en este mundo luminoso y vivo, aún había cuevas oscuras y heladas; sobre ellas la diosa esparció también su mágica luz y en el interior de las cuevas formó agua. Pronto vió como aparecían nuevas criaturas: peces y lagartos que se deslizaban por el agua. La diosa había derrotado definitivamente a la oscuridad y el nuevo mundo se llenó de pájaros y animales que poblaron la Tierra, llenándola de vida.

Por otro lado, el mito de los karraur sirve para explicar la salida y la puesta del sol. Cuando el mundo estuvo lleno de luz y de vida, Yhi dijo a las criaturas que ella se marchaba, bendiciéndoles con el cambio de las estaciones, y prometiéndoles que cuando muriesen se encontrarían con ella. Entonces, la diosa se transformó en una potente bola de luz y se alzó en el cielo, para desaparecer después en el horizonte. Todas las criaturas de la Tierra se asustaron porque a medida que Yhi desaparecía, la oscuridad llenaba la Tierra. Poco a poco, las criaturas fueron quedándose dormidas en la nueva oscuridad de la noche, para ir despertando lentamente ante la luz de un nuevo amanecer. Lo que pronto supieron las criaturas, es que Yhi nunca iba a abandonar totalmente su creación y que tras anochecer, volvería a aparecer por el este, día tras día.

Sin embargo, la diosa tuvo que regresar una vez más a la Tierra, ya que los animales empezaron a estar descontentos con sus formas, a ser infelices y a pedir a la diosa que satisficiese sus deseos. Así, según cuenta la leyenda, Yhi descendió sobre la superficie terrestre y preguntó a las criaturas qué necesitaban: el murciélago quería alas, la foca quería nadar… Yhi les dijo que cumpliría sus deseos, sólo por esta vez y a cada uno le concedió lo que deseaba. Así es como, de los seres ancestrales con formas bellas de la anterior creación, surgieron las extrañas criaturas de nuestra Tierra.

A esta diosa también le atribuyen los karraur la creación del hombre y de la mujer. Yhi había creado primero al hombre, que rodeado de plantas y animales, vagaba por la Tierra y se sentía sólo ya que ni bestias ni vegetales se parecían a él. Una mañana la diosa se acercó a él, mientras descansaba ceca de un árbol y tenía insólitos sueños. A medida que se despertaba de su profundo sueño, vió la flor del árbol brillando a la luz del sol. Atónito el hombre pudo contemplar el auténtico poder de Yhi actuando sobre el tallo de la resplandeciente flor. Repentinamente el tallo empezó a moverse y tomó aliento. De improviso, la flor mudó de forma y se convirtió en una mujer, que emergió pausadamente desde la luz. Así apareció la primera mujer de la creación.

Después de aproximarnos a este conjunto de relatos legendarios ligados a la creación y ordenación del Mundo, según la mitología aborigen australiana, podemos apuntar una serie de rasgos comunes entre tanta diversidad. En primer lugar, en la mayoría de dichos relatos, la creación tiene lugar en un período mítico, llamado «Dreamtime» («Tiempo del Sueño»), en el cual habitan los espíritus ancestrales encargados de la creación. En segundo lugar, en estos mitos, ya sea el de Baiame o el de Yhi, el dios protagonista es el autor de toda la creación: Tierra, animales y ser humano; es decir: da forma a la Tierra, la llena de vida vegetal y animal, y crea al ser humano. Por otro lado, puede desprenderse otro rasgo común a muchos de estos mitos, que es el desarrollo de la creación y ordenación del Mundo en distintas fases, más o menos marcadas según el relato. Así, en un primer momento la divinidad creadora, da forma a la Tierra, levantando montañas, creando la lluvia y disponiendo lagos y ríos. Después da vida a los seres que pueblan la Tierra, también siguiendo un orden evidente: primero crea el manto vegetal de la Tierra, surgiendo espacios verdes con frondosos árboles, seguidamente crea a los animales, después a los pájaros y finalmente a los peces. Por último, crea al ser humano, primero al hombre y después a la mujer.

Para finalizar señalamos otro aspecto común en todos los relatos mitológicos, fundamental para comprender el modo de vida tradicional de los aborígenes australianos. En la mayoría de estos mitos se aprecia un contenido moral de vital importancia: el respeto y la vinculación con la Naturaleza, de la que todos forman parte. Al final de cada relato podemos apreciar que la divinidad creadora, transmite al hombre una serie de conocimientos: el fuego, el uso de algunas herramientas (cuchillo o boomerang), normas de convivencia (matrimonio, modo de vida tribal…). Entre el conjunto de conocimientos, se halla esa admiración por la naturaleza y la idea de que todos los seres son de igual importancia para el equilibrio natural y todos forman parte de una entidad mayor, la Naturaleza. De estas enseñanzas se extrae el papel que debe cumplir el ser humano, honrar a la Naturaleza y mantener su equilibrio, mediante la práctica de rituales y transmisión de esos conocimientos. Estos mitos y ritos garantizan el mantenimiento del orden establecido y permiten al aborigen australiano descubrir su lugar en el Mundo.

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