La vida y evolucion del universo segun la conspiranoia

Los conocimientos aquí publicados fueron transmitidos desde elevados planos del cosmos.

Estas revelaciones son hechas para que la conciencia despierte de la confusión y el engaño, a que la humanidad fue sometida durante toda su historia para impedirle su evolución e integración al Universo.

Orientaciones Necesarias para Comprender los Conocimientos Cósmicos
Acerca de Conflictos a Nivel Galáctico

En líneas generales, los contenidos que podrán consultarse en lo sucesivo, hacen referencia a dos formas posibles de evolución en las galaxias: normal (sin experiencias negativas) y anormal (con uso y abuso de negatividad).

Las diferencias entre ambas pueden ser observadas en la siguiente tabla.

Procesos Evolutivos en Sistemas Planetarios

Pasos a Cumplir

 
Sistema Normal

 
Sistema Anormal

1- Adjudicación de sistema planetario virgen a una colonia de entidades cósmicas
Egresadas de un proceso evolutivo en un sistema planetario, bajo la dirección de una colonia de entidades a cargo de la función de enseñanza, los entonces aprendices cumplirán esa misma función de maestros. Lo mismo que en un sistema normal

2- Formación de Gobierno
Constitución jerárquica de la colonia de entidades cósmicas regentes del proceso evolutivo: determinación de los integrantes de la élite directiva, designándose a las entidades de mayor riqueza evolutiva. ídem
3- Toma de posesión del espacio en torno de la estrella Delimitación, con un cerco energético, del campo de experiencias en los confines del sistema, más allá del planeta más alejado de la estrella. ídem
4- Función del cerco Según el nivel de vibración del cerco, impedimento del ingreso de entidades cósmicas todavía no evolucionadas, que no estén en sintonía energética con esa vibración, dejando atravesarlo a las que sí vibren en sintonía, hasta cerrarse, al llegar a un punto de saturación, cuando la cantidad de ingresantes sea suficiente para completar la colonia de aprendices para la experiencia. ídem
5- Excitación de los planetas
Comienzo de las experiencias en el planeta más denso: el más próximo a la estrella, y finalización en el más alejado y menos denso, para permitir la evolución de las entidades aprendices empleando cuerpos de mayor a menor densidad. ídem
6- Primer y último planeta a utilizar
Comienzo de las experiencias en el planeta más denso: el más próximo a la estrella, y finalización en el más alejado y menos denso, para permitir la evolución de las entidades aprendices empleando cuerpos de mayor a menor densidad. Comienzo de las experiencias en el planeta menos denso: de los más distantes de la estrella, y finalización en el más cercano y más denso, para determinar la evolución de las entidades aprendices empleando cuerpos cada vez con mayor densidad y dificultades.
7- Impregnación energética planetaria
En el primer planeta a ser habitado por la nueva colonia de aprendices, generación de campo de energía envolvente, enriquecedora del ambiente planetario, al cargar la atmósfera con la vibración de la colonia regente del sistema. Lo mismo que en un sistema normal

8- Colocación de conductos para descenso y ascenso de entidades a corporeizarse
Tendido de red de conductos energéticos envolviendo todo el planeta, para la llegada de entidades a cuerpos físicos y para retorno del mundo físico al final de la manifestación material. ídem
9- Preparación de cuerpos físicos
Descenso al planeta por parte de integrantes de la colonia a cargo del proceso evolutivo, para la generación mental e instantánea de cuerpos adultos, por parte de grupos de tres entidades dadoras de energía a materializarse. Procesos de laboratorio para la producción de cuerpos por ingeniería genética, clonación y reproducción sexual.
10- Descenso de entidades a los cuerpos físicos
Llegada por uno de los conductos de la red, toma del cuerpo, inicio de su consciencia de existir y de su actividad evolutiva. Lo mismo que en un sistema normal

11- Características de la existencia física
Del inicio al final de la manifestación física, cuerpos de aspecto adulto inmutables por más de mil años-Tierra, no procedentes de niñez, ni destinados a envejecimiento, ni atacables por enfermedad, sin vulnerabilidad a accidentes, con alimentación energética y no química. Uso de comunicación telepática, precognición, teletransportación, materializaciones. No-violencia, no-competencia y rivalidad. No repetición de manifestaciones en el mismo planeta con distintos cuerpos, para evitar aprendizajes reiterativos. Cuerpos con niñez, envejecimiento rápido (sólo décadas), atacables por enfermedad, vulnerables a accidentes, con alimentación química (sustancias del medio físico). Inhibición de la comunicación telepática y de la precognición. Propensión a la violencia, la competencia y rivalidad. Repetición de manifestaciones en el mismo planeta con distintos cuerpos, con aprendizajes reiterativos, que provocan malestar.
12- Final de la manifestación física
Cumplidas las experiencias de aprendizaje posibles en el primer mundo habitado del sistema, voluntario y no doloroso desprendimiento del cuerpo (desintegrado), para el retorno al plano inmaterial, atravesando uno de los conductos de la red, grabando en él las memorias de la experiencia manifestativa de la entidad en ese mundo. Sin haber cumplido muchas de las experiencias de aprendizaje posibles, involuntario y doloroso desprendimiento del cuerpo (descompuesto), para el retorno al plano inmaterial, atravesando uno de los conductos de la red, grabando en él las memorias de la experiencia manifestativa de la entidad en ese mundo.
13-Despoblamiento planetario
Finalizado el poblamiento planetario con sucesivas tandas de entidades corporeizadas (durante períodos de 1.000 a 2.000 años, cada una por única vez a lo largo de millones de años), despoblamiento total del planeta, convertido en archivo de información de todos los procesos colectivos e individuales registrados en los conductos energéticos. Finalizado el poblamiento planetario con sucesivas tandas de entidades corporeizadas (durante períodos de apenas decenas de años, cada una reiteradas veces en modo desgastante a lo largo de millones de años), despoblamiento total del planeta, convertido en un lugar inhabitable por la degradación ambiental provocada por los habitantes, o bien destruido totalmente por un conflicto bélico.
14- Nuevo mundo de manifestación
Conducción de los sujetos de la experiencia al segundo planeta, acondicionado para recibirlos. Características de existencia similares, pero menos densas. Conducción de los sujetos de la experiencia al segundo planeta, acondicionado para recibirlos. Características de existencia similares, pero más densas.
15- Finalización del proceso evolutivo en el sistema
Luego del paso por los sucesivos planetas hasta el más alejado, conclusión de la experiencia de aprendizaje, apertura del cerco energético en torno del sistema, salida de la colonia de entidades aprendices rumbo a otro sistema, virgen, donde actuar como maestros, y salida de la colonia de maestros a vincularse con otra similar de otro sistema, para el desarrollo de experiencias en un sistema superior, con entidades de mayor riqueza energética que las de los sistemas primarios. Luego del paso por los sucesivos planetas hasta el más alejado, conclusión de la experiencia de aprendizaje en condiciones hostiles, mediante el envío al planeta final con experiencias negativas, de orientadores que guíen a los habitantes en el restablecimiento de los conceptos de evolución en el amor. Medición de las reacciones de cada ser, cambiando positivamente o negándose a cambiar, determinándose según el caso, el destino de unos y de otros: retiro del sistema de quienes reaccionen positivamente, llevándolos a sistemas normales, y continuación en condiciones de anormalidad de quienes se resistan a corregirse, hasta tanto lo logren, y cierre así el proceso evolutivo del sistema. En caso de intervención al sistema por no-corrección masiva de habitantes de un mundo, interrupción del proceso evolutivo, y posibilidad de destrucción de los incorregibles, o de otra alternativa conduciéndolos fuera del sistema.

Proceso Involutivo en Este Sistema Solar

Luego de haber sido trazados los pasos a cumplir en lo que iba a ser un sistema normal, un agente causante de cambios de decisiones alteró los conceptos evolutivos, tornándolos intencionalmente involutivos, mediante los siguientes pasos (entre los cuales se presentaron circunstancias que aprovechó para acrecentar la negatividad):

1- Medio físico hostil. Preparación de condiciones ambientales inestables, para dificultar la habitabilidad a las entidades a ser enviadas al planeta.

2- Biodiversidad en lucha. Preparación de diversidad de especies vivientes en lucha por la supervivencia, para generar violencia y mayor hostilidad en el medio físico.

3- Corrupción espiritual. Colocación de las entidades aprendices en cuerpos animales, impidiéndoseles el uso del raciocinio, de facultades extrasensoriales, del desarrollo de una cultura y civilización, produciéndoseles sufrimiento, violentación y estimulación de la potencialidad de agresión, competencia, rivalidad y destructividad. Sostenimiento de tales condiciones de existencia a lo largo de cientos de millones de años, de los dinosaurios a los mamíferos, con el fin de degradar espiritualmente a los sujetos de la experiencia y convertirlos en agentes de propagación de negatividad por las galaxias.

4- Intervención alienígena. Ingreso de flotas alienígenas en el sistema, estableciendo sus diversas razas colonias en la Tierra, realizando combinaciones de sus genes y de monos, logrando antropoides, base de una raza humana en condiciones primitivas, ayudada por los alienígenas a tener avances en civilización y cultura.

5- Impedimento de la ayuda alienígena. Prohibición a los alienígenas, por parte del regente del sistema, de continuidad de ayuda a las poblaciones de humanos, en tanto puedan ser elevados a un estado mental y espiritual superior.

6- Acciones alienígenas negativas. Permiso de acción, por parte del regente del sistema, para alienígenas que mantengan a las poblaciones de humanos en estados atrasados de cultura, con conflictos tales como las guerras, lucha por el poder y fanatismos religiosos.

7- Determinación de los destinos individuales y colectivos de los seres humanos. Para demostrar la eficacia de la experiencia de la negatividad, los destinos adjudicados deben conducir a la restauración de daños causados por los seres en sucesivas vidas. Cada uno debe sufrir las consecuencias de sus malos actos, para aprender y no repetirlos. Si esto no funciona y siguen acumulando errores, queda demostrado que no merecen ascender a la iluminación, debiendo ser mantenidos en mundos de oscuridad.

Como en mundos de oscuridad el proceso se realimenta constantemente, sería fácilmente descubierto que se trata de un mecanismo de corrupción y no de aprendizaje para posterior retorno a la luz. Para encubrir este plan, a cierta cantidad se seres – que no serán más que una minoría – le son programadas sus existencias de modo que reciban influencias positivas, capaces de descontaminarlos de su negatividad y de elevarlos a la luz. Así se demuestra que la experiencia “funciona”. Mientras tanto, el resto sigue sometido a un proceso de corrupción sin salida.

Terminología

El lenguaje utilizado por las entidades cósmicas, dada la complejidad de la mente que debieron emplear, de quien ofició de canal, es por demás complicado para quien recién empieza a recibir esta información. Los nombres dados a cosas de este mundo y del exterior, muy posiblemente no habrían sido las mismas si el canal hubiera sido otro. Como los nombres los dieron a partir de nuestra forma de llamar a las cosas, y no porque en el Universo se llamen así, la complicación o simplicidad de las palabras en una transmisión por un canal humano, dependerá del sujeto más que de las entidades cósmicas.

Lo ideal habría sido que las entidades vinieran con sus propias mentes y cuerpos propios, a decir las cosas en forma pura, sin contaminación por intermediación de una mente humana. Partiendo de este principio, ningún ser del cosmos debería emplear la incorporación en un humano, ni la telepatía para transmitir mensajes a contactados, porque siempre hay perdida segura de fidelidad en estas formas de comunicación.

Pero ellos han decidido manifestarse de esta forma, dar mensajes a través de Olivera, usando las palabras codificadas en su mente, y relatar una compleja historia del Universo, que hará necesaria la reiterada consulta de un listado de términos de uso frecuente, presentados en orden alfabético, a fin de orientar en la comprensión del significado de palabras, y en establecer relaciones temáticas entre ellas.

Glosario

Aglomerado Plasmático o Agrupamiento Plasmático. Conjunto de Energías Concientes que cumplen funciones de control de Energías en menor grado de evolución.

Binario. Sistema evolutivo de dos estrellas.

Centro de memorias galácticas. Archivo de información de los procesos evolutivos galácticos.

Centro del Centro del Plasma Madre. Entidad generadora de todas las Individualidades y experiencias del Universo Único que existió antes de los actuales Universos Paralelos. Denominase Centro del Centro, Luz de la Luz, Amor del Amor, Vida de la Vida. Si bien es el primer Ser Creador de cuya localización y acción se tiene conocimiento, fue dicho que no es el primero que existió, pues fue creado, por una fuente desconocida para las propias Individualidades del Plasma Madre transmisoras de estos conocimientos. Las memorias de su origen están guardadas en ese Centro, quien es el único que conoce lo que hay por sobre Él.

Centro Generador de Equilibrio. Enriquecimiento canalizado por el Plasma de Semillas.

Centros Generadores de Energías. Emisores energéticos situados en triángulo, en los confines del espacio universal. Son tres fuentes generadoras permanentes, desde las cuales el Plasma Mayor dio parte de su Energía para la generación de las galaxias y de las Energías inconscientes destinadas a poblarlas.

CEPOM (Centros Energéticos Plasmáticos Móviles). Denominación de las naves.

Conciencia Actuante. Es creadora, puede plasmar sus conceptos. Con ella se designa a todo ser que no queda delimitado por la materia.

Conciencia Pensante. No puede irradiar fuera de sí, las modificaciones que surgen a través de su existir. Por ejemplo un vegetal; puede generar frutos, pero no depende de sí para que el mismo se proyecte. Precisa una Conciencia Actuante para realizarse. Un núcleo (planeta) es pensante, y sus potenciales son dirigidos, o le permite que se exprese una conciencia Superior Actuante (Individualidad).

Conciencia Plasmática. Atributo de Energías Actuantes que, por méritos universales, por necesidades o simpatía, se agrupan ejerciendo diversas funciones: una de ellas, controlar el desarrollo de un Sistema Solar, las Energías Pensantes y estimulando el ABC de las conciencias.

Conciencia Primaria. Primera experiencia de una Energía en el campo de las tres dimensiones, en los Sistemas Solares Periféricos.

Corredores Universales. Caminos de desplazamiento de las Individualidades Cósmicas.

Duplo Plasmático. Agrupamiento de Individualidades Cósmicas con dos Núcleos, cada uno de los cuales trabaja sobre un planeta distinto.

Energía. El ser, alma, espíritu, entidad espiritual. Campo de fuerza.

Energía de Élite. Cualquiera de las de mayor riqueza y jerarquía en un Agrupamiento Plasmático.

Energía inconsciente. Denominación de la Energía emanada de los Centros Generadores, enviada como parte de la lluvia energética lanzada sobre las galaxias, con destino a la evolución en ellas, que se inicia luego de atravesar el Escudo Selector de un sistema planetario y de ser programada y enviada al primer planeta en que tendrá manifestación física. Allí deja de ser inconsciente para ser consciente, en grado de Primaria.

Energía Plasmática. Campo energético que impregna la atmósfera de los Núcleos (planetas) con riquezas o pobrezas, según las características del Plasma que lo haya constituido, y según sea el tipo de experiencias ocurridas en el planeta, que quedan grabadas (esto se conoce en otros círculos como “archivo askhásico”).

Energía Primaria. Energía en evolución en un Sistema Primario, al cual llegó como Energía inconsciente, y del cual egresará como Individualidad Primaria.

Escudo Energético Delimitador o Escudo Selector. Campo de fuerza que envuelve a un sistema planetario, para impedir el ingreso de Energías foráneas y evitar la salida de las que cumplen su evolución en el sistema. Al inicio de la experiencia evolutiva de un sistema planetario, el Escudo permite el pasaje de las Energías cuya vibración sintonice con la del Plasma encargado del sistema, rechazando a las de vibración diferente. Cubierta ya la cantidad necesaria de Energías para el proceso evolutivo, el Escudo se satura y repele toda posible penetración externa. Escudos mal conformados, como el de este sistema solar, permiten infiltraciones causantes de desequilibrios.

Espacio. Campo energético que una Conciencia Creadora delimita para el cumplimiento de sus experiencias evolutivas, y en el cual efectúa una proyección plasmática, ya que no se trata de una “nada”, sino de un “algo” que llena el aparente vacío.

Falanges Cósmicas. Caminos de desplazamiento de las Individualidades Cósmicas a través del Universo.

Husos Universales. Ejes energéticos reguladores de la expansión universal.

Individualidad. Conciencia Superior. El término podría derivar del concepto de “Energía Individualizada” o “unidades de energía consciente individualizada”, es decir, de existencia individual, luego de haber sido emanada de una fuente energética generadora (estas definiciones son dadas por Rodolfo Benavides en “Cuando las piedras hablan, los hombres tiemblan”).

Individualidad Cósmica. Suma de Conciencias Superiores expresándose al unísono. Estas Conciencias integradas son denominadas “Segmentos”.

Individualidad Primaria. Energía Primaria que finalizó su ciclo evolutivo en un Sistema Primario. Su función será trabajar con Energías Primarias para llevarlas al grado de Individualidades.

Malla Prismática. Red de Prismas Energéticos que rodea a un Núcleo o Planeta.

Manifestaciones. Vidas, existencias materiales en mundos físicos.

Memorias Cósmicas. Archivo de las experiencias desarrolladas en las diversas manifestaciones vitales de una Energía.

Mundos Radiales. Planos evolutivos situados más allá del campo de expansión de las galaxias, y por debajo de los Planos Superiores del Universo (Plasma Mayor). En ellos no existe la materia, la vida transcurre a nivel puramente energético. Son discos donde la evolución no es expansiva, como en la parte esférica del Universo, sino radial.

Nefasto. Denominación con que se conoce al causante de todos los desequilibrios cósmicos, desde cuando cumplía la función de Seguridad del Universo Único.

Noche Evolutiva Universal. Tiempo dado a las Energías para adquirir el ABC de la Conciencia, en el campo de las tres dimensiones. (ver Sectores Universales).

Núcleo.

1- Planeta.

2- Agrupamiento de Energías de Élite de un Plasma.

Paredes Cósmicas. Campos energéticos que delimitan la expansión del Universo conocido en materia. Las galaxias que se aproximan a este campo son absorbidas en un todo. Normalmente ya son grupos estelares agonizantes.

Pasividad.

1- No agresividad de cierto tipo de Energías.

2- Estado de pasividad: sueño, reposo.

Pirámides Cósmicas. Conformación energética que rige la mecánica celeste. Dentro de dos pirámides unidas por sus bases, se desarrolla la expansión y la experiencia evolutiva de las galaxias.

Plasma.

1- Agrupamiento de Energías Actuantes.

2- El término no designa al, así denominado, quinto estado de la materia, sino a la Energía, alma, espíritu (ya antes de la transmisión de estos conocimientos en 1981, en su libro “Las apariciones”, Erich von Däniken, para evitar que se cayera en el campo religioso, proponía denominar al alma “plasma”).

Plasma Primario. Agrupamiento de Individualidades Primarias, característico de las experiencias evolutivas en sistemas planetarios de las periferias galácticas.

Plasma de Doble Núcleo. Agrupamiento Plasmático producido por la fusión de dos Plasmas Primarios, que trabaja con dos centros de comando sobre dos planetas a la vez, los cuales están habitados por Energías Tríplices. Es característico de las zonas intermedias de las galaxias. Denominase también “Duplo Plasmático”.

Plasma de Cuatro Núcleos. Agrupamiento Plasmático producido por la fusión de dos Plasmas de Doble Núcleo, que trabaja en el centro de la galaxia con Energías Tríplices, enriqueciéndolas para transformarlas en Supernovas, y con Energías Terciarias.

Plasma de Ocho Núcleos. Agrupamiento Plasmático producido por la fusión de dos Plasmas de Cuatro Núcleos, que trabaja fuera de la Galaxia controlando los procesos de ese tipo de Plasmas, y auxiliando a la Individualidad de Seguridad Universal, en carácter de inspectores.

Plasma de Semillas. Agrupamiento de Supernovas, que alimenta a las Pirámides Cósmicas, para el control de la posición y expansión de las Galaxias.

Plasma Madre. Agrupamiento Plasmático generador del antiguo Universo Único que precedió a los actuales Universos paralelos.

Plasma Mayor. Agrupamiento de Individualidades Cósmicas Superiores del Universo, que se asocian por equilibrio de vibraciones.

Polvo Cósmico. Residuos energéticos que se encuentran en el espacio, como resultado de la destrucción de Energías Concientes, y de Energías que se autodestruyen por descubrir en sí desequilibrio. Estos procesos son regidos por leyes Universales.

Prisma Energético. Conducto triangular para el descenso, por la parte externa, de una Energía desde el exterior del planeta hasta la materia que ocupará en él. Por la parte interna, retorna la Energía que se ha transferido.

Programación. Destino.

Riqueza plasmática. Vibración de un Plasma o de una Energía Plasmática. Mucha o poca riqueza de vibración definen si hay evolución o empobrecimiento plasmático.

Sectores Universales. El Universo en expansión está envuelto por una esfera de Energía, cuyos trazados con líneas angulares, cruzándose, (como paralelos y meridianos) conforman figuras geométricas de cuatro lados. Cada una es la base de una pirámide, cuyo vértice está en el centro del espacio creado, para permitir la expansión de cuerpos, con velocidades que se expresan en las tres dimensiones. Todos los vértices convergen en un mismo punto de ese espacio (el centro del Universo), donde, con el “Big-Bang”, se dio inicio a la experiencia denominada “Noche Evolutiva Universal”. Los Sectores Universales existen para un mejor control de toda la evolución en el proceso expansivo gestado. Cada convergencia de cuatro bases permite la proyección hacia el centro de la Creación, por canales de altísima velocidad, denominados “Falanges”, por donde se desplazan las Individualidades Cósmicas.
Segmento. Cada una de las Conciencias que agrupadas componen una Individualidad Cósmica, y que, por separado, tienen su propia existencia autónoma, sus experiencias particulares y su propia riqueza de experiencias; en conjunto, al retornar de sus experiencias, transfieren al Todo las riquezas de cada uno, obteniendo cada Segmento la Conciencia del agrupamiento o Individualidad Cósmica.

Seguridad Universal. Plasma controlador del Universo, situado en la parte interior de la esfera energética envolvente del espacio de expansión de las galaxias. Su función es filtrar información y evitar que el Plasma Mayor reciba impulsos energéticos que puedan causar alteraciones.

Semilla. Energía Tríplice enriquecida.

Sensitivo. Médium, canal capaz de incorporar Energías para que hablen por intermedio de su materia.

Sistemas Solares Periféricos. Se hallan en las partes exteriores de los brazos de las galaxias espiraladas. Son Sistemas Primarios de evolución.

Supernova. Energía Tríplice enriquecida en el centro de la galaxia.

Terciaria. Energía resultante de la fusión de dos Tríplices. Actuando en el centro de la Galaxia, contribuye con la excitación y comportamiento dinámico galáctico.

Trabajos. Denominación dada a las sesiones en que, a través del sensitivo (médium) se manifiestan las Entidades Cósmicas (Individualidades, Segmentos, Censores, etc.).

Transferencia. Abandono definitivo de una materia por parte de la Energía que cumplió en ella su manifestación vital.
Triangulación. Proceso por el cual, generalmente, operan las Energías en el Universo. Las dinámicas energéticas en triángulo son la clave del funcionamiento de muchos procesos cósmicos.

Tríplice. Energía evolucionada del anillo intermedio de la galaxia. Superior a las Energías del anillo galáctico periférico (de Plasmas Primarios), es de una jerarquía tal, que varias Tríplices que han cumplido misiones en la Tierra han sido los grandes Maestros o guías espirituales en cuyas enseñanzas se basan algunas religiones. Cada 10º, en los brazos periféricos de una galaxia, hay sistemas estelares complejos gobernados por Energías Tríplices.

Universo. Espacio constituido por Energías Creadoras, encargadas de poblarlo de mundos, a ser habitados por Energías creadas para desarrollar procesos evolutivos de conciencia y retornar a sus fuentes creadoras para enriquecerlas.

Universo Único. Antiguo Universo, regido por el Plasma Madre, que reunía toda la Energía e Individualidades que, disgregadas, conformaron los actuales Universos Paralelos.

Universos Paralelos. Cada uno de los millones de Universos semejantes al nuestro, separados en el espacio para cumplir sus ciclos evolutivos en forma independiente entre sí. El paralelismo se refiere a la sincronicidad con que fueron constituidos y puestos en marcha. No tiene relación con el concepto de los mundos, universos o realidades como “dimensiones paralelas” a la realidad física en que nos movemos.

Vectores Galácticos. Caminos que en una galaxia espiralada actúan para permitir el desplazamiento de Energías residentes en ella, con Conciencias Superiores a la humana, alcanzando velocidades mayores a la de la luz, escapando de las limitaciones de las tres dimensiones. Este sistema de corredores permite desplazarse desde el centro a la periferia. Es difícil a los sistemas primarios periféricos, (como el nuestro), localizarlos, ante la dificultad de accionar las Energías en equipo. Energías de un sistema primario no pueden penetrar en sistemas superiores. Energías de sistemas superiores, pueden visitar y poblar los sistemas primarios.

Verdad. A diferencia de las doctrinas filosóficas y religiosas que dicen conocerla, según estas enseñanzas cósmicas, es algo desconocido no sólo por los habitantes de los mundos en evolución, sino también por los propios creadores de universos. Justamente, todas las experiencias evolutivas universales fueron concebidas con el propósito de tratar de descubrir la Verdad, partiendo de la base de que se sabía que, a pesar de todo el conocimiento acumulado, faltaba encontrar respuestas que explicaran por qué razón se habían producido fallas en experiencias evolutivas anteriores.

Por lo tanto, sólo podría hablarse de que se conocen ciertas verdades, pero no la Verdad más trascendente de todas. El máximo Creador es, junto a todos sus seres creados, tan ignorante como ellos de esa Verdad buscada; razón de ser de todo el proceso de las creaciones universales, de las cuales mundos como el nuestro participan con posibilidades de efectuar aportes valiosos a esa búsqueda, por cuanto la clave de lo que se pretende descubrir, puede encontrarse hasta en un mundo tan insignificante como éste.

Más aún, fue precisamente aquí, debido a los conflictos acaecidos en esta zona galáctica, donde por haber encontrado las altas jerarquías universales, las más gigantescas mentiras de todo el Universo, fueron encontradas claves de importancia en la búsqueda de la Verdad que se pretendía alcanzar.

Zuita. Denominación de la Energía de Élite del Plasma Mayor; la máxima Jerarquía Universal. Procede de la desintegración del Universo Único, que preexistía a la actual experiencia universal, donde era una de las Energías más ricas en evolución, cada una de las cuales pasó a ser uno de los “Zuitas” de cada uno de los otros Universos Paralelos.

Andy y Larry Wachowski

Andy y Larry Wachowski

Escritores y Directores de Cine, estos hermanos australianos, han trabajado juntos durante 30 años.

Luego de haber sido carpinteros, saltaron a la trascendencia mundial (después de ser autores de Lazos ardientes) con el filme The Matrix, en 1999, en el cual dejan expuestos sus conocimientos en temas metafísicos, transpersonales y, en última instancia, en materia conspirativa en cuanto a manipulación del mundo desde otros planos de realidad o dimensiones del cosmos.

El aporte que los creadores de Matrix han hecho a la humanidad, ha sido y seguirá siendo cada vez más importante para encaminar a muchos al esclarecimiento sobre la realidad de la existencia.

Tanto que ha motivado a muchos estudiosos de temas metafísicos y cósmicos, a publicar sobre este filme interpretaciones orientadoras, que pueden resultar muy útiles para el público que difícilmente pueda descifrar ciertas claves y entender la realidad del trasfondo de la historia y su mensaje.

Uno de esos estudiosos, es el especialista en temas conspirativos, David Icke, quien publicó (entre sus varios libros sobre manipulación mundial), “Niños de la Matriz – Cómo una raza interdimensional ha controlado el mundo por miles de años y todavía lo hace”.

El punto de vista de él y de otras personas que han aportado sus pensamientos e informaciones sobre el filme, son expuestos a continuación.

“Todo se resuelve con una píldora azul o con una roja….”

¿Cuál tomaría usted?

1
Datos y comentarios sobre “The Matrix”
Publicados en sitios web sobre cine

I
Ficha técnica

GÉNERO: Ciencia Ficción / Acción.
INTÉRPRETES: Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss, Hugo Weaving, Joe Pantoliano.
DIRECTORES: Andy Wachowski, Larry Wachowski.
PRODUCTORES: Andrew Mason, Joel Silver.
GUIONISTAS: Andy Wachowski, Larry Wachowski.

Banda de Sonido Original: Marilyn Manson: Rock is Dead; Propellerheads: Spybreak!; Ministry: Bad Blood; Rob diclubbed to death (kurayamino mix); Meat beat manifesto: prime audio soup; Lunate calm: Leave yo far behind; Prodigy: Mindfields; Prodigy: Mindfields; Rob Zombie: Dracula; Deftones: My own summer; Hive: Ultrasonic sound; Monster Magnet; Rammstein: Du hast; Rage against the machine: wake up.
DURACIÓN: 2 horas 10 minutos.
Warner Bros. MCMXCIX
Filmada en Sidney, Australia.

II
Argumento

En un futuro cercano, un hacker llamado Neo (Keanu Reeves) descubre que toda la vida terrestre debe ser nada más que una elaborada máscara creada por una malévola ciberinteligencia, con el propósito de apaciguarnos mientras nuestra esencia natural está siendo cultivada para alimentar la campaña de Matrix de dominar el mundo real. Él se une a los rebeldes Morpheus (Laurence Fishburne) y Trinity (Carrie Ann Moss) y ellos intentarán derrotar a the Matrix.
Publicado en Cine Arte Visual: www.artev.com

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Thomas Anderson es un hacker que lleva una vida ordinaria en el año 1999. Hasta que Morpheus contacta con él y le revela que toda su vida es una farsa, creada por inteligencias artificiales, que 200 años en el futuro en el mundo real) ha creado un mundo imaginario y lo han implantado en los seres humanos para mantenerles “dormidos” mientras extraen la energía de sus cuerpos, la cual necesitan para seguir funcionando. Morpheus piensa que Thomas (Neo) es el elegido que habrá de acabar con el dominio de las máquinas. 
Publicado en: www.dragonlibros.com

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¿Qué es La Matriz? ¿Qué pasaría si la realidad fuera falsa y sus pesadillas fueran verdaderas? ¿Es el presente el pasado y el futuro el hoy?

Thomas Anderson comienza a sospechar estas interrogantes. Anderson es un joven tratando de vivir su vida en medio del apuro cotidiano de una gran ciudad. El tiene buenos amigos, una adorable familia y la ambición de triunfar en su trabajo – trabajando para una compañía de computadoras Multi-Nacional llamada ‘Meta Cortechs’.

Pero últimamente él ha sido plagado por una pesadilla, un horrible sueño en el que él se encuentra conectado por cables, en contra de su voluntad, en un inmenso sistema de computadoras del futuro – y todas las noches él se despierta gritando justo en el momento en que los electrodos están a punto de penetrar en su cerebro. A medida que su sueño se repite, su vida comienza a cambiar de improviso – el principal cambio envuelve a una mujer que viste ropas de cuero quien parece determinada a encontrar algo en la corporación.

Anderson ahora comienza a tener dudas acerca de la realidad. ¿Se encuentra realmente él viviendo en esta ciudad, o estará él conectado junto a muchos millones de personas a una masiva ‘Matriz’ en el futuro – todos ellos ignorando su estado real?.

Si esto último resulta ser cierto entonces ¿cómo y por qué se encuentra él ahí? ¿Quién es él en realidad? ¿Están todos los que lo rodean atrapados como él, o son todos ellos solamente proyecciones de una computadora? y lo más importante de todo – ¿Quién lo ha colocado aquí y que harán ellos si se dan cuenta que él ha comenzado a sospechar la verdad?
Publicado en la página chilena: www.cineweb.cl

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En este provocativo “thriller” futurista de acción, existen dos realidades: una que consiste en la vida que vivimos diariamente, y otra que está en el trasfondo. La una es un sueño. La otra se llama “Matrix”.

Neo, ¿alguna vez has tenido un sueño del que estabas segurísimo que era la realidad? ¿Que tal si no pudieras despertar de ese sueño, Neo? ¿Como sabrías la diferencia entre el mundo de los sueños y el mundo de la realidad?

Neo (KEANU REEVES) está buscando desesperadamente la verdad acerca de lo llamado “Matrix” – algo acerca de lo cual ha oído sólo habladurías en voz baja – algo misterioso y desconocido, algo de lo cual Neo está seguro, que tiene inimaginable y siniestro control sobre su vida.

¿Que es lo llamado “Matrix”?

Neo cree que Morpheus (LAURENCE FISHBURNE), de quien sólo ha sabido a través de la leyenda, y figura elusiva considerada como el hombre más peligroso que haya existido, puede darle la respuesta.
Todo lo que estoy ofreciendo es la Verdad.

Una noche, Neo es contactado por Trinity (CARRIE-ANNE MOSS), una bella desconocida que le conduce a otro mundo, un submundo donde por fin conoce a Morpheus y desentraña por sí mismo la verdad acerca de “Matrix”.
A nadie puede decírsele qué es “Matrix”. Uno tiene que verlo por sí mismo. 

En este punto, a Neo le asalta otra duda tan formidable como la primera: ¿Es él El Elegido?
Aún antes que pueda comprender lo que aquello significa, Neo tiene la certeza de que la respuesta es “no”. Algunos, como Cypher (JOE PANTOLIANO), el colega de Morpheus, están de acuerdo. Otros no están muy seguros. 

Existen también aquéllos que protegen a “Matrix”. Encabezados por el persistente y literalmente indomable Agente Smith (HUGO WEAVING), se valen, para obtener información, de métodos que desconciertan y aterrorizan.

¿De qué sirve una llamada telefónica si uno no puede hablar?

Neo, Morpheus y Trinity deben pelear brutalmente por sus vidas contra esta maligna y poderosa pandilla para hallar las respuestas que buscan, para comprender sus propios papeles en el drama épico que se desarrolla en torno suyo, para percatarse de su propio poder y para reconocer sus destinos.
Armas de fuego. En cantidades. 

Cada movimiento, cada segundo cada pensamiento es crucial si es que han de liberarse de “Matrix” y de la existencia que les espera bajo ella.

Libere su mente…
Publicado en la página mexicana: www.directorio.com.mx/matrix

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En un futuro no-demasiado-distante, la raza humana se ha visto esclavizada por su propia arrogancia, las máquinas se armaron con inteligencia artificial. Para someter a los humanos bajo su mando, las máquinas crean la Matriz, un sistema muy avanzado de realidad virtual que simula lo que nosotros conocemos como el mundo real.

Un grupo de rebeldes luchan por la libertad de la raza humana, luchan por romper la Matriz liderados por el misterioso Morfeo (Laurence Fishburne) un buscado hacker.

Un hombre joven apodado Neo (Keanu Reeves) en el mundillo del pirateo informático es reclutado por esta organización “terrorista” ya que según una profecía es el “ELEGIDO” que destruirá MATRIX.
Publicado en: www.radikalboard.com

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“La Matrix es un Sistema. Un Sistema enemigo. Pero cuando estás dentro, ¿Qué ves? Hombres de negocios, maestros, abogados, carpinteros: las mentes de la gente que queremos salvar. Hasta no salvarla, esta gente está en el Sistema y, por lo tanto, es ENEMIGA. Tienes que entender que mucha de esta gente no está lista para que la desconecten. Y muchos están tan habituados… Dependen tan desesperadamente del Sistema que pelearán para protegerlo”.
Comentarios de Morpheus a Neo.

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III
Comentarios publicados en sitios web sobre cine
Publicados en sitios varios

The Matrix se ha convertido inmediatamente en un título fundamental de la ciencia ficción cinematográfica. Y es que después de mucho tiempo, la gente ha hablado de un film de este género sin tener que referirse en primer lugar a los efectos especiales, sino a la historia. Y eso a pesar de que los FX están a un gran nivel, pero afortunadamente no se han convertido como otras veces en protagonista del film (y único, en algunos casos), sino que los hermanos Wachowski (antes autores de Lazos Ardientes, protagonizada por Jennifer Tilly y Gina Gershon) iban a sorprender con un film trepidante, pero justificado con una historia que llegue a interesar al espectador.
Publicado en: www.dragonlibros.com

2
“The Matrix”, según el Comandante Clomro

Considero que difícilmente la mayoría del público interprete el mensaje. La tendencia es ver la ficción como tal, y no como una forma de mostrar la realidad no visible. El tema parece basado en el enfoque del que mucho se ha hablado en los conocimientos impartidos por Castaneda sobre las enseñanzas de Don Juan, o Richard Bach con “ilusiones”, en cuanto a que la realidad es aparente, ilusoria.

Representarla fílmicamente como producto de una programación computarizada, simplifica el entendimiento de una generación que maneja Internet, pero que difícilmente comprenda que el mensaje de fondo es otro: que las máquinas que generan la simulación de realidad por vía neuronal, no son máquinas, sino Mentes Cósmicas Inteligentes.

Seres que programan los mundos y ponen en ellos a los seres haciéndoles ver un mundo de tridimensión, pero manteniéndolos ciegos a otras dimensiones paralelas hacia las cuales podrían evadirse si fueran concientes de que todo obedece a un programa de manipulación, y si supieran cómo dominar la materia; desde doblar una cuchara hasta atravesar un muro o hacerse invisible.

Algunos lo logran: hay “ïlusionistas” tales como Sai Baba o David Copperfield, que saben jugar con la física de los objetos, pues conocen el secreto del mundo. Uno se vale de ese conocimiento para pregonar una doctrina espiritual, en la que no ha querido, podido o no le ha importado que lo endiosaran los mediocres que lo siguen con fascinación y no con aprendizaje de la lección que, en todo caso, quizá no esté del todo claramente impartida por este gurú, en cuanto a cómo dársela a los mediocres adoradores de ídolos.

El otro, monta un show con el que fascina al público mientras cosecha millonadas de dólares, sin dejar ninguna enseñanza, pues el esclarecido es él, pero es “secreto profesional”, y quizá también “iniciático”.

A mí no me tocó estar del otro lado, ni con peyote, ni con LSD, ni en meditación trascendental, pero no necesito de la 
experiencia personal para saber que hay otra realidad que mediante ésta tridimensional que nos están imponiendo, pretenden ocultárnosla. No mediante máquinas, pero sí mediante otros mecanismos mentales de la gran red universal de Energías y Conciencias que hacen funcionar los mundos; los programas de computación, no son al final muy distintos de las programaciones mentales de las Inteligencias Cósmicas en cuanto al resultado final que la película muestra.

Sean máquinas o sean mentes; sea mediante la llamada “inteligencia artificial” o mediante la inteligencia natural de quienes controlan las galaxias, la realidad que vivimos no solamente no es la única que existe, sino que ni siquiera es la más importante en la que nos estamos moviendo, pues hay una parte de nosotros que opera en otro u otros planos, desde donde nuestras acciones físicas no son sino una proyección. Lo que hacemos aquí con la mente física sólo cumple la función de transferir experiencias a nuestra parte que está en otro lado; a donde regresaremos con todas nuestras memorias de lo vivenciado aquí, cuando dejemos este plano.

Las escenas del viaje mental que en la película los personajes realizan a esta dimensión desde la otra a la cual han pasado, parecieran representar la inversa de un viaje astral, en el que dejamos el cuerpo aquí y nos vamos a otra dimensión. Es decir, sería como un viaje astral al revés: vinimos a esta dimensión, y nuestro cuerpo está en otra; cuerpo astral, llamémosle, quizá ilusorio visto desde aquí, pero más real o tanto como éste cuando estamos allá.

Conocí una chica que en otro plano usaba un vestido verde y una esmeralda para hacer curaciones astrales. Se transportaba  durante el sueño. Su “otro” cuerpo era allí tan real como el que tiene aquí. Sólo que éste de aquí es mortal, y el otro… quizá no.

Matrix ofrece una puerta para ingresar en la comprensión de la realidad y la irrealidad de las cosas. Denuncia una conspiración que, necesariamente, debe ser cósmica: afecta a todo un mundo; no puede haber sido diseñada en el mundo, sino fuera de él. ¿Por quiénes? No se sabe…

He ahí el papel del público, en la búsqueda de respuestas, en tanto comprenda que un film de ciencia ficción trae algo que quiere decir, que se atreve a mostrar a medias; mostrárselo a un público que forma parte de los miles de millones de esclavos, de manipulados que duermen el sueño de la ignorancia.

El traidor de la película, queriendo regresar a la “realidad normal” del mundo y olvidar las penurias que ocasiona saber la verdad, es la representación del Judas que toda revolución tuvo, tiene y tendrá, pues la mentira ofrece comodidades, estabilidad y despreocupación, y desenmascararla es un acto trágico para la felicidad del sopor del ignorante, que prefiere el status quo al desmoronamiento de lo que creía verdadero, inamovible.

Comandante Clomro
19 de junio de 1999 – Argentina

“Quisiera compartir una revelación que he tenido durante mi tiempo aquí. Me di cuenta cuando traté de clasificar su especie, que ustedes no son en realidad mamíferos. Todos los mamíferos en este planeta desarrollan instintivamente un equilibrio con el ambiente que los rodea. Pero ustedes, los humanos, no. Llegan a una zona y se multiplican hasta consumir todos los recursos naturales. La única manera en la que pueden sobrevivir es esparciéndose a otra zona. Hay otro organismo en este planeta que sigue el mismo patrón. ¿Sabes cuál es? El virus. Los seres humanos son una enfermedad, un cáncer de este planeta. Ustedes son una plaga y nosotros somos la cura.”

Monólogo del agente Smith a Morpheus mientras estaba cautivo

 

3

Interpretación de un estudioso de temas místicos-cósmicos

Recomiendo esta película a ustedes porque en su argumento el protagonista niega la existencia del destino, es decir, la idea de que su vida sea manipulada. En él, se habla de que la “realidad” que nosotros conocemos no es lo que realmente es.

Se habla de un “programa”, de una matriz (en inglés, “matrix”) que regula y controla toda la vida de cada ser humano convirtiéndolo en un esclavo. En el caso de este film, la matriz es algo generado por las computadoras, que como sabemos, puede ser una alegoría que nos habla de una fuerza que controla a la humanidad.

Me produjo una sorpresa bastante grande al verla, ya que no es exactamente lo que esperaba. Lo que nosotros oímos y leemos está aquí plasmado con mucha claridad y a la vez, con sutileza. En muchas películas se puede ver el tema “fuerza opresora-seres oprimidos”, pero aquí se aprecia con una contundencia tal que se entiende que quien la elaboró, está buscando la transmisión de un mensaje que ya es conocido por nosotros.

La sorpresa vino también al encontrarme con que lo que la película cuenta es muy similar al argumento de un libro que acababa de leer y que se llama “Los Charlies: hijos de 33”, y que a la vez, recomiendo leer a todos ellos que no lo hayan hecho o a quienes no quieren o no pueden ir al cine.

A quienes hayan visto la película, invito a hacer comentarios, si así lo consideran. A todos les doy unos detalles de los que no toda la gente se percata: “Morfeo” es en la mitología griega el hijo del Sueño y de la Noche, es el primero de los sueños y el único que anuncia la verdad.

En la película, el personaje de Morfeo es encarnado por un actor de raza negra, así como los únicos dos humanos nacidos en la única ciudad no controlada por las máquinas (o la matriz) son negros. Recordemos que en muchas fuentes se habla de que la raza negra es la única originaria de la Tierra y que las demás fueron introducidas artificialmente por especies alienígenas o fueron resultado de cruzas genéticas de laboratorio.

A lo largo de la película se suceden diálogos más que interesantes y que por su riqueza, me sentí impulsado a escribirles este mail. El film cierra sus títulos con un tema musical del grupo estadounidense “Rage against the Machine” que se llama “Wake Up” (Despierta).

A continuación está la trascripción de la letra original y una traducción improvisada por mi, para quien quiera tenerla.

WAKE UP
Although ya try to discredit 
Ya still never edit 
The needle, I´ll thread it 
Radically poetic 
Standin´ with the fury that had in ´66 
And like E-Double, I´m mad 
Still knee-deep in the system´s shit 
Hoover, he was a body remover 
I´ll give ya a dose 
To the rage built up inside of me 
Fist in the air, in the land of hypocrisy 
Movements come and movements go 
Leaders speak, movements cease 
When their heads are flown 
´Cause all these punks 
Got bullets in their heads 
Departments of police, the judges, the feds 
Networks at work, keepin´ people calm 
You know they went after King 
When he spoke out on Vietnam 
He turned the power to the have-nots 
And then came the shot 
Wit´ poetry, my mind I flex 
Flip like Wilson, vocals never lackin´ dat finesse 
Whadda I have to do to wake ya up 
To shake ya up, to break the structure up 
´Cause this blood still flows in the gutter 
I´m like takin´ photos 
Mad boy kicks open the shutter 
Set the groove 
Then I stick and move like I was Cassius 
Rep the stutter step 
Then bomb a left upon the fascists 
Yea, the several federal men 
Who pulled schemes on the dream 
And put it to an end 

Ya betta beware 
Of retribution with mind war
20/20 visions and murals with metaphors 
The networks at work, keepin´ people calm 
Ya know they murdered X 
And tried to blame it on Islam
He turned the power to the have-nots 
And then came the shot 
What was the price on his head 
I think I’ve heard a shot 
Wake up!

DESPIERTA
Aunque intentes descreerlo 
Tú nunca vas a redactarlo 
La aguja, intentaré enhebrarla 
Radicalmente poética 
Sosteniéndonos con la furia que tuvieron en el ’66 
Y como doble E, estoy loco 
Todavía con la mierda del sistema hasta las rodillas 
Hoover, él era un quitador de cuerpos 
Yo te daré mi dosis 
Pero nunca me acercaré 
A la lucha construida en mi interior 
El puño en alto, en una tierra de hipocresía 
Los movimientos vienen, los movimientos van 
Los líderes hablan, los movimientos cesan 
Cuando sus cabezas vuelan 
Porque todos estos punks 
Tienen balas en sus cabezas 
Departamentos de policía, los jueces, los federales 
Redes en el trabajo, manteniendo a la gente en calma 
Tu sabes que fueron por (Martin Luther) King 
Cuando habló acerca de Vietnam 
Le dio poder a los desposeídos 
Y luego vino el disparo
Con poesía, flexiono mi mente 
Doy un golpe rápido como Wilson, las vocales no 
carecen de sutileza 
Qué es lo que tengo que hacer para despertarte? 
Para sacudirte, para romper la estructura? 
Porque esta sangre todavía fluye hacia la canaleta 
Estoy como tomando fotografías 
El chico loco patea la cerradura 
Pon la ranura 
Luego me pego y me muevo como si fuera Cassius (Clay) 
Renombra el paso de tartamudeo (traducción dudosa) 
Luego bombardea un izquierdista ante los fascistas 
Si, los muchos agentes federales 
Quienes colocaron un esquema al sueño 
Y le pusieron un fin 
Mejor que tengas cuidado 
De la retribución con una guerra mental 
Visiones 20/20 y murales con metáforas 
Redes en el trabajo, manteniendo a la gente en calma 
Tu sabes que ellos asesinaron a (Malcolm) X 
E intentaron culpar al Islam 
Él le dio poder a los desposeídos 
Y luego vino el disparo 
Cuál fue el precio de su cabeza? 
Creo que oí un disparo 
Despierta!

4
Sueños lúcidos y “The Matrix”
Publicado por Escidva Lucid Dreaming Club

Escuela Superior de Ciencias Alternativas de Vanguardia

Todos aquellos onironautas que hemos asistido a la proyección de la película The Matrix, no hemos podido evitar una extraña sensación de “dejá vu”. Particularmente, me he sentido muy identificado con esta fantástica película de ciencia ficción. 

Durante el desenlace de la película no podía dejar de fijarme en todas las similitudes con respecto a los sueños lúcidos, pero vayamos por partes. 

Thomas Anderson (Keanu Reeves) es el protagonista de la película. Trabaja como ingeniero de software en una importante empresa y malvive en un asqueroso cuchitril oscuro y pequeño. Su vida oficial es mediocre y aburrida, pero en su otra vida es Neo, un temible hacker dedicado a la piratería informática. Un día conoce al legendario hacker Trinity (Carrie-Anne Moss) quien a su vez le presenta a Morfeo (Laurence Fishburne), un enigmático personaje que le explica que el mundo no es realmente como él cree. 

Morfeo le asegura a Neo que todo lo que percibe como el mundo real es algo llamado “Matrix”, algo que según él “nadie puede explicar, es algo que sólo se puede conocer por uno mismo”. 

Algo que sólo se puede conocer por uno mismo…. como los sueños lúcidos. Efectivamente, se puede decir que los sueños lúcidos consisten básicamente en inducir y controlar los sueños, pero sólo aquellos que los hemos experimentado conocemos el fantástico placer que produce experimentar dichos sueños, simplemente, no hay palabras para poderlo expresar, se ha de sentir. 

Neo decide experimentar por si mismo la auténtica realidad y se lleva el susto de su vida.

Descubre que Matrix es una especie de inmenso programa de realidad virtual, al cual está conectada casi toda la Humanidad. 

Una vez repuesto del susto y con el cuerpo en forma, Morfeo le enseña cómo puede desenvolverse dentro de Matrix. El combate de karate entre ellos dos es una de las secuencias más espectaculares del film.

Neo descubre que dentro de Matrix puede realizar movimientos y golpes fantásticos, no está sujeto a las leyes de la física.

Cuando un onironauta alcanza la lucidez en el sueño, éste puede realizar lo que quiera.
Ninguna ley física ni social ni moral le pueden retener, sólo está limitado por su imaginación.
Algunas personas deciden echarse a volar, otras deciden visitar lugares y tiempos remotos, etc.

Al principio, igual que a Neo, puede ser un poco difícil controlar la situación, pero con un poco de práctica se puede llevar el sueño hacía la dirección que deseemos. 

Los protagonistas del film aprenden artes marciales, o a pilotar helicópteros mediante la incorporación de software informático en su mente. Por ahora ningún onironauta posee una máquina que le pueda programar la mente, pero es que tampoco la necesita. 

Un onironauta simplemente se pondrá en los mandos del helicóptero y lo manejará a su antojo. Incluso si lo desea, podrá controlarlo con los brazos cruzados. Él domina el sueño y puede hacer todo lo que le plazca, no como Morfeo y compañía, que deben seguir unas reglas determinadas. Por así decirlo, es como si los protagonistas de la película todavía no hubiesen aprendido a controlar los sueños lúcidos, sólo Neo descubre al final como utilizar su ilimitado poder. 

Pero no adelantemos acontecimientos. Dentro de Matrix circulan unos individuos con muy malas pulgas que son los programas encargados de velar por la seguridad de Matrix y erradicar a los hackers que se cuelan en el programa. El agente Smith (Hugo Weaving) es uno de dichos programas. Su fuerza y poder es inmenso, puede esquivar las balas con rápidos movimientos de su cuerpo y nunca un hacker le ha podido vencer. 

El problema consiste en que si uno de estos programas mata a un hacker, éste muere realmente. Según Morfeo, “si matan tu mente, tu cuerpo también muere”. 

Un onironauta no ha de preocuparse por eso. Lo máximo que puede ocurrirle si muere durante la pesadilla es que se despierte gritando y sudado. Nunca nadie se ha muerto por un sueño. 

Un onironauta puede aprender a controlar sus pesadillas (ver artículo cómo vencer las pesadillas con los sueños lúcidos), por mucho miedo que pueda producirle un personaje del sueño, tarde o temprano podrá dominarlo y erradicarlo. 
Poco a poco, Neo va descubriendo su potencial. Cada vez es más poderoso y va cuajando en él la idea de que realmente es el elegido que salvará a la Humanidad de la tiranía de Matrix. 

Finalmente, Neo es acorralado por los programas y estos le acribillan a balazos. Neo siente como la vida se le escapa, no ha podido huir y ahora morirá irremediablemente. Pero el amor de Trinity le devuelve a la vida. 

Neo despierta, sanan sus heridas y ahora es imparable. Ya no se molesta en esquivar las balas…. ahora las detiene en el aire. El agente Smith ya no es enemigo para él y lo elimina de un solo golpe. Ahora Neo controla el mundo de Matrix y es invencible. 

Después de haber visto la película, decidí servirme de los sueños lúcidos para vivir algunas de las escenas del filme. Estuve entrenando durante unos días con la técnica WILD (o inducción consciente de sueños lúcidos), y finalmente me vi a mi mismo al lado de Keanu Reeves y Trinity viviendo fantásticas aventuras. 

Matrix tenía un nuevo enemigo.

Carles Pedra
Fundador del The Lucidity Institute en España

5
David Icke y “La Matriz”
Publicado en el diario canadiense The Spectrum, del 10 de septiembre de 2001

“¿Quieren saber qué es esto? La ‘matriz’ está en todos lados. Está alrededor nuestro, incluso ahora, en esta habitación. Pueden verla cuando miran hacia afuera desde su ventana o cuando encienden su televisión. Pueden sentirla cuando van al trabajo, cuando van a misa, cuando pagan sus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto sobre sus ojos para cegarlos a la verdad”.

Texto de la película futurista “Matrix”, de la Warner Brothers, 1999, que perturbó a muchos que la vieron.

David Icke es considerado por algunos como el “más controvertido conferencista del mundo”. Es un conferencista que “deja pensando después”, y es autor de muchos libros que verdaderamente parten la tierra acerca de “la verdad detrás de las sombras” que la película citada anteriormente menciona como La Matriz.

Su incansable martilleo sobre la élite de controladores globales, exponiendo sus múltiples capas de ‘shenanigans’ en su estilo único, humorístico y articulado, tiene (uno puede imaginarse) muchos jefes políticos fuera de escena preguntándose:

“¿Con qué saldrá después?”

Habla David Icke

Del artículo: “CONVIRTAMOS UNA PRISIÓN EN UN PARAÍSO DE GLOBALIZACIÓN”
David Icke expone sobre “a qué la élite teme más”
por Rick Martin

Ahora, lo que he hecho, “Niños de la Matriz” tiene 500 páginas, “El Secreto Más Grande” tiene 500 páginas, “Y la Verdad te Dejará Libre” tiene 500 páginas, y apenas he raspado la superficie, básicamente. Porque el cuadro se hace más grande mientras más recorro el día. Y se va mas y más fuera del planeta. Y comienzas a darte cuenta de que estamos viviendo sólo en una ilusión. La razón por la que llamé al libro “Niños de la Matriz” es debido a que los temas básicos de esa película, Matrix, son absolutamente la forma en que las cosas son.

Estamos creando una ilusión. Y el mundo que vemos y percibimos es una ilusión, creada por nuestras mentes. Y si tú tienes este conocimiento, como hacen los Illuminati, puedes manipular las mentes de las masas para crear el mundo, la ilusión, que los quieres creando, porque le viene bien a tu agenda.

Y lo que estamos buscando aquí, al final, es no movernos de una ilusión al “mundo real”. Porque no hay mundo real en la frecuencia de operación en la que estamos. Es “sólo” una ilusión. Estamos buscando la elección entre crear una ilusión, lo que es una prisión, o una ilusión, lo que es un paraíso. Pero de cualquier forma, ambas están basadas en ilusiones porque este mundo es sólo una creación de nuestras propias mentes. Y ésta es el área en la que me estoy moviendo ahora.

Mi próximo libro se moverá hacia esta área de la dimensión espiritual: la dimensión espiritual fundamental detrás de cómo podemos cambiar esta realidad. Los Reptoides y el grupo Bilderberg, el Consejo de Relaciones Exteriores, son meramente aspectos de la ilusión.

Y al final de todo, todo este mundo es sólo una ficción de nuestra imaginación. Y nuestra imaginación normal es la de “Puedo” o “Debo” o “No estoy en control de mi propio destino; debo mirar a los otros para que me digan qué pensar porque los otros saben mejor” y “Sólo soy un hombre común de la calle, ¿que puedo hacer?” Ésta es la actual ficción de nuestra imaginación de nosotros mismos, y más aun, ha manifestado colectivamente como lo que conocemos bajo el nombre de “el mundo”. 

Entonces, lo que necesitamos hacer -porque hemos pensado a esta prisión como existente, nuestras prisiones internas se han vuelto colectivamente la selectiva prisión que llamamos “planeta Tierra” -necesitamos entender, y esto es más importante que cualquier exposición de los grupos Bilderberg o cualquiera – que ¡HEMOS CREADO el mundo que percibimos!

Es la ficción de nuestra imaginación colectiva. Y lo que necesitamos no es pelearlo, o sacudirlo, o bombardearlo fuera de nuestra existencia; necesitamos pensarlo, sentirlo fuera de nuestra existencia, y reemplazarlo con una realidad mejor. Y ésa es la base de cómo cambiamos una prisión en un paraíso.

Pensamos fuera de la existencia porque no es más nuestra realidad de nosotros mismos, y más aun, colectivamente el mundo. Y pensamos dentro de la existencia, otra realidad, una realidad de paz, de amor, de respeto por el derecho del otro a ser diferente. Y cuando pensamos eso, y creamos eso, a través de nuestra propia transformación de nuestros seres, entonces los Illuminati y las entidades Reptoides, sea cual sea la forma que tomen, será un pensamiento fuera de la existencia porque no serán necesarios por más tiempo.

No tendrán más un rol para actuar en esta nueva realidad que podemos crear. He ido a través de estos libros, siguiendo con el tema de la conspiración y cómo trabaja y cosas como ésas, pero hacia lo que me estoy dirigiendo, muy rápidamente ahora, es la parte más importante de todo, que es la NATURALEZA DE REALIDAD, la naturaleza del mundo que hemos creado. 

Entonces podemos pensar la prisión fuera de nuestra existencia, y poner al paraíso en la existencia. Cuando hablo de enviar frascos de mermelada, todo eso, a la Reserva Federal, y toda esa clase de cosas no violentas, no cooperativas de las que hablo, son interinas. Son pasos en la jornada al punto de poder REAL y cambio, que nos damos cuenta de que es una gran ilusión, y más aun, ESTAMOS EN CONTROL de la ilusión.

Podemos modificarla desde lo que no queremos hacia lo que queremos, sólo cambiando lo que proyectamos, y después manifestar, en este mundo. Y haciendo estas protestas, a través de la no-cooperación, viendo el efecto en la gente, reunida, dejando de cooperar con el sistema, que es parte del proceso de comprensión de dónde está el VERDADERO poder. Y no está con George Bush. Y no está con el Congreso. Y no está con las entidades Reptoides. ¡ESTÁ CON NOSOTROS!

El poder real los está pensando fuera de la existencia, está pensando esta prisión fuera de la existencia, y está pensando un nuevo mundo dentro de la existencia. Este mundo es sólo una manifestación de conciencia humana. Si todos pensamos y proyectamos una energía y una conciencia de amor por el otro, y de respeto por el otro, COMO AHORA, EN ESTE MINUTO, este mundo se transformaría en este minuto, absolutamente transformado. No sería el mismo lugar dentro de 60 segundos a partir de ahora.

Ésta es la clave. Ésta es la base.

Y esto es cuando alcanzamos esta masa crítica de despertar de la conciencia, y nos movemos hacia allá, no tan rápido como quisiéramos, pero nos movemos hacia allá. Después veremos al mundo cambiar. Y veremos la estructura de poder y control caer con una velocidad que pediría confianza, desde la perspectiva que tenemos en este momento.

Y como digo, pensamos en la prisión fuera de la existencia, y la sentimos fuera de la existencia, y la amamos fuera de la existencia. Sabes, el por qué los Illuminati y estas entidades de otras dimensiones han pasado, literalmente, miles y miles de años, hasta el momento presente -no es que el tiempo exista, realmente, pero en nuestra visión lineal/temporal de la realidad- dividiendo y rigiéndonos, poniéndonos miedo, poniéndonos en conflicto con el otro, y matándonos; que no estamos en control de nuestras vidas, que Dios está, o alguna entidad religiosa está, o algún accidente científico está.

Todo esto es parte del condicionarnos fuera del VERDADERO entendimiento del poder y de la magnificencia de quienes somos. Somos gente que crea este mundo con nuestros pensamientos, segundo a segundo. Cambiamos los pensamientos, cambiamos el mundo. Ésta es el área a la que voy ahora; y ésta es, para mí, la base absoluta de cómo este mundo está por cambiar.

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Sé que están allá afuera. Ya los siento. Sé que tienen miedo. Nos tienen miedo a nosotros. Tienen miedo del cambio. No sé qué deparará el futuro. No vine a decirles cómo acabará esto. Vine a decirles cómo va a empezar. Voy a colgar este teléfono y le voy a mostrar a esta gente lo que ustedes no quieren que vean. Les voy a mostrar un mundo sin ustedes. Un mundo sin reglas y controles, sin fronteras ni límites. Un mundo donde todo es posible. A dónde vamos después es una decisión que les dejo a ustedes.

Monólogo final de Neo, dirigido telefónicamente a los controladores de la Matriz

Al final de la película, vulnerados por Neo los controles de la Matriz, en la pantalla se leía “System Failure” (“Falla en el Sistema”)…

Quizá, después de todo, ningún “cibercristo” (o “neocristo”) nos libere (ya que al histórico no se lo entendió)… y debamos, sin él, asumir que somos esclavos y nos propongamos liberarnos, porque también podemos, si queremos, seguir dominados.

Al igual que en la página principal de este sitio, The Matrix propone la posibilidad de una salida fácil para quien prefiera no saber la verdad, y una que complicará la vida a quien acepte el desafío de conocerla. Todo se resuelve con una píldora azul o con una roja.

¿Cuál tomaría usted?

Émile Michel Cioran

Ensayista francés de origen rumano (Rasinari, 1911-París, 1995). Filósofo y moralista de origen rumano que escribió en lengua francesa, cuya obra nihilista e irónica es la de un pensador radicalmente pesimista, que ha desarrollado una profunda reflexión en torno de la absurdidad y del vacío del hombre. Tras cursar estudios de filosofía en Bucarest y escribir una tesis sobre el filósofo francés Henri Bergson (que le valió obtener en 1937 una beca del Instituto Francés), se trasladó a Francia. Tras elegir la condición de apátrida, residió en este país hasta su muerte.

Su libro Breviario de podredumbre (1949), primer texto escrito en francés como  desafío hacia una lengua de adopción, “en las antípodas de [su] naturaleza, de [su] profusión, de [su] yo verdadero”, es una manera de mantenerse prudentemente a distancia de su afectividad y de hacer frente a la propensión a la exageración que estigmatiza en todos los comportamientos humanos. Sus otros ensayos, Silogismos de la amargura (1952), La tentación de existir (1956), La caída en el tiempo (1965), Del inconveniente de haber nacido (1973), son otras tantas acusaciones virulentas y metódicas contra las ideologías, las religiones y las filosofías inventadas por el hombre para justificar su existencia y sus actos.

Convencido de la miseria fundamental de la criatura humana, de la burla de todas las cosas, ascético en extremo en su estilo y su pensamiento tanto como en su existencia, este gran admirador de los prosistas del siglo XVIII manejaba, al igual que ellos, el aforismo, el silogismo y la paradoja corrosiva. Su gusto por lo peor y su amargura apocalíptica le valieron ser presentado como un “esteta de la desesperación” o un “cortesano del vacío”, calificaciones que recibió con complacencia irónica, ya que él mismo se prestaba de buen grado a la  autocaricatura al describirse a sí mismo como un “sepulturero con un barniz de metafísica”, un “triste por decreto divino” o un “mortinato de clarividencia”.

Otras obras suyas son Ejercicios de admiración (1986) y El crepúsculo del pensamiento (1991). En El aciago demiurgo, define al mundo como creación no del “Dios Bueno”, sino de alguien inferior e identificado con el principio del Mal.

La cosmovisión de un esclarecido

Definir a Emile Cioran como a una persona que ha alcanzado la suficiente claridad de lo que sucede en la Tierra, no pretende situarlo en el plano de los “iluminados”, entendiendo por tales a esos sujetos que proyectan una cierta magia, una luz, una transmisión de “Fuerza Divina” bajo la que se supone que están inspirados. Un esclarecido no necesariamente es quien puede guiar a otros hacia la iluminación, en cuanto a establecer una conexión cósmica, espiritual con lo Superior.

Debería ser así, claro, pero sería demasiado pretensioso llegar a tanto en medio de una realidad tan dificultosa, que en ella la confusión prevalece por sobre todo. Una confusión en la cual todo parece estar claro, según lo que las creencias religiosas enseñan. Por eso, el sólo hecho de advertir que tal claridad es falsa, ya es mucho.

El sólo hecho de advertir que todo es engañoso, es demasiado. Aunque se ignore dónde está la verdad, el sólo hecho de identificar la mentira oculta detrás de los dogmas oficializados como verdades, es haber logrado esclarecimiento. No un esclarecimiento al punto tal de saber dónde está Dios o dónde está el camino a las estrellas. Pero sí el necesario esclarecimiento para no confundir con Dios a deidades inferiores, y no confundir el espinoso camino de la vida en un mundo fuera de orden, con la senda espiritual de elevación cósmica que rige en los mundos dentro del orden universal. Cioran ha logrado esa claridad.

Ha confiado más en su propia percepción de la realidad, que en la interpretación que de ella han hecho -o no han querido hacer- los que simplificaron todo el problema existencial con explicaciones dogmáticas, sustentadas en supuestas revelaciones divinas que se pierden en la noche de los tiempos. Cioran no ha creído en supuestas transmisiones hechas por deidades a  profetas, ni en la metafísica aristotélico-tomista que fabricó un Dios a imagen y semejanza del que le hacía falta a la sensación de desamparo divino que experimenta el humano. Prefirió aceptar la realidad tal como es, y reconocerse como habitante de un mundo demasiado lejano del alcance controlador de un Dios que represente al Bien; un mundo evidentemente en manos de alguien con propósitos hostiles a nuestra evolución como seres libres y plenos.

Su pensamiento parece situarnos al borde del abismo, en un callejón sin salida: nos muestra lo mal que están las cosas y por obra de qué fuerzas cósmicas, pero no ofrece ninguna escapatoria. No sugiere que la solución esté aquí o allá… No oficia de guía que conduzca a la luz. Se limita a reconocerse como incapaz de encontrar la verdad que en la Tierra parece ausente. Se circunscribe a mantener la guardia alta para no ser vulnerado por la mentira que impera en el mundo. Se queda en la oscuridad, sin buscar una salida, pero conciente de que la cosa es oscura, y no bajo la engañosa apariencia de claridad con que se la ha pintado.

Pesimista, nihilista según la visión de los que creen que hay motivos para ser optimistas (motivos que la realidad a diario se encarga de desacreditar), Cioran ha basado en el realismo, más allá de pesimismos y optimismos, su diagnóstico de la enfermedad que sufre el planeta. No ha dicho hacia dónde hay que ir, pero al menos ha mostrado claramente hacia dónde o por dónde es mejor no ir. Su propuesta no procura una solución global, no se pone en el papel de un salvador del mundo. Se limita a sugerir que cada uno se resista a toda esta trama; evadirse de todo esto, en autoprotección, en busca de sobrevivir a tanto engaño. Un inspirado en el pensamiento de Cioran podrá no saber a dónde va, pero sí de dónde consigue irse, de qué  logra liberarse, contra qué se rebela, y de qué realidad no está dispuesto a seguir formando parte.

Lo cual, en un mundo tan engañoso, es ya bastante.

El aciago demiurgo
Parte inicial

Con excepción de algunos casos aberrantes, el hombre no se inclina hacia el bien: ¿qué dios le impulsaría a ello? Debe vencerse, hacerse violencia, para poder ejecutar el menor acto no manchado de mal. Cada vez que lo logra, provoca y humilla a su creador. Y si le acaece el ser bueno no por esfuerzo o cálculo, sino por naturaleza, lo debe a una inadvertencia de lo alto: se sitúa fuera del orden universal, no está previsto en ningún plan divino. No hay modo de ver qué lugar ocupa entre los seres, ni siquiera si es uno de ellos. ¿Será acaso un fantasma?

El bien es lo que fue o será, pero lo que nunca es. Parásito del recuerdo o del presentimiento, periclitado o posible, no podría ser actual ni subsistir por sí mismo: en tanto que es, la conciencia le ignora y no lo capta más que cuando desaparece. Todo prueba su insustancialidad; es una gran fuerza irreal, es el principio que ha abortado desde un comienzo: desfallecimiento, quiebra inmemorial, cuyos efectos se acusan a medida que la historia transcurre. En los comienzos, en esa promiscuidad en que se opera el deslizamiento hacia la vida, algo innombrable debió pasar, que se prolonga en nuestros malestares, si no en nuestros razonamientos. Que la existencia haya sido viciada en su origen, ella y los elementos mismos, es algo que no se puede impedir uno suponer. Quien no haya sido llevado a afrontar esta hipótesis al menos una vez por día habrá vivido como un sonámbulo.

Es difícil, es imposible creer que el dios bueno, el “Padre”, se haya involucrado en el escándalo de la creación. Todo hace pensar que no ha tomado en ella parte alguna, que es obra de un dios sin escrúpulos, de un dios tarado. La bondad no crea: le falta imaginación; pero hay que tenerla para fabricar un mundo, por chapucero que sea. Es, en último extremo, de la mezcla de bondad y maldad de la que puede surgir un acto o una obra. O un universo. Partiendo del nuestro, es en cualquier caso mucho más fácil remontarse a un dios sospechoso que a un dios honorable.

El dios bueno, decididamente, no ha sido dotado para crear: lo posee todo, salvo la omnipotencia. Grande por sus deficiencias (anemia y bondad van parejas), es el prototipo de la ineficacia: no puede ayudar a nadie… No nos agarramos a él más que cuando nos despojamos de nuestra dimensión histórica; en cuanto nos reintegramos a ella, nos es extraño, nos es incomprensible: no tiene nada de lo que nos fascina, no tiene nada de monstruo. Y es entonces cuando nos volvemos hacia el creador, dios inferior y atareado, instigador de los acontecimientos. Para comprender cómo ha podido crear, hay que figurárselo presa del mal, que es innovación, y del bien, que es inercia. Esta lucha fue, sin duda, nefasta para el mal, pues debió sufrir la contaminación del bien: lo cual explica por qué la creación no puede ser enteramente mal.

Como el mal preside todo lo que es corruptible, que es tanto como decir todo lo que está vivo, es una tentativa ridícula intentar demostrar que encierra menos ser que el bien, o incluso que no contiene ninguno. Los que lo asimilan a la nada se imaginan salvar así al pobre dios bueno. No se le salva más que si se tiene el valor de separar su causa de la del demiurgo. Por haberse rehusado a ello, el cristianismo debía, durante toda su carrera, esforzarse en imponer la inevidencia de un creador misericordioso: empresa desesperada que ha agotado al cristianismo y comprometido al dios que quería preservar.

No podemos impedirnos pensar que la creación, que se ha quedado en estado de bosquejo, no podía ser acabada ni merecía serlo, y que es en su conjunto una falta, y la famosa fechoría, cometida por el hombre, aparece así como una versión menor de una fechoría mucho más grave. ¿De qué somos culpables, sino de haber seguido, más o menos servilmente, el ejemplo del creador? La fatalidad que fue suya, la reconocemos sin duda en nosotros: por algo hemos salido de las manos de un dios desdichado y malo, de un dios maldito.

Predestinados los unos a creer en un dios supremo, pero impotente; los otros en un demiurgo; los otros, finalmente, en el demonio, no elegimos nuestras veneraciones ni nuestras blasfemias.

El demonio es el representante, el delegado del demiurgo, cuyos asuntos administra aquí abajo. Pese al prestigio y al terror unidos a su nombre, no es más que un administrador, un ángel degradado a una tarea baja, a la historia.

Muy otro es el alcance del demiurgo: ¿cómo afrontaríamos nuestras pruebas si él estuviese ausente? Si estuviésemos a su altura o fuésemos sencillamente un poco dignos de ella, podríamos abstenernos de invocarle. Ante nuestras insuficiencias patentes, nos aferramos a él, incluso le imploramos que exista: si se revelase como una ficción, ¡cuál no sería nuestra desdicha o nuestra vergüenza! ¿Sobre qué otros descargarnos de nuestras lagunas, nuestras miserias, de nosotros mismos?

Erigido por decreto nuestro en autor de nuestras carencias, nos sirve de excusa para todo lo que no hemos podido ser. Cuando además le endosamos la responsabilidad de este universo fallido, saboreamos una cierta paz: no más incertidumbre sobre nuestros orígenes ni sobre nuestras perspectivas, sino la plena seguridad en lo insoluble, fuera de la pesadilla de la promesa. Su mérito es, en verdad, inapreciable: nos dispensa incluso de nuestros remordimientos, puesto que ha tomado sobre él hasta la iniciativa de nuestros fracasos.

Es más importante encontrar en la divinidad nuestros vicios que nuestras virtudes. Nos resignamos a nuestras cualidades, en tanto que nuestros defectos nos persiguen, nos trabajan. Poder proyectarlos en un dios susceptible de caer tan bajo como nosotros y que no esté confinado en la sosería de los atributos comúnmente admitidos, nos alivia y nos tranquiliza. El dios malo es el dios más útil que jamás hubo. Si no lo tuviésemos a mano, ¿a dónde se encaminaría nuestra bilis?

Toda forma de odio se dirige en última instancia contra él. Como todos creemos que nuestros méritos son desconocidos o pisoteados, ¿cómo admitir que una iniquidad tan general sea obra del hombre tan sólo? Debe remontarse más arriba y confundirse con algún tejemaneje antiguo, con el acto mismo de la creación. Sabemos, pues, con quién tenérnosla, a quién vilipendiar: nada nos halaga y nos sostiene tanto como poder situar la fuente de nuestra indignidad lo más lejos posible de nosotros.

En cuanto al dios propiamente dicho, bueno y débil, nos concertamos con él cada vez que no hay en nosotros ni rastro de ningún mundo, en esos momentos que le postulan, que, fijos en él de golpe, le suscitan, le crean, y durante los cuales remonta de nuestras profundidades para la mayor humillación de nuestros sarcasmos.

Dios es el luto de la ironía. Basta, empero, que ésta se refuerce, que se imponga de nuevo, para que nuestras relaciones con él se agrien y se interrumpan. Nos sentimos entonces hartos de interrogarnos a su respecto, queremos expulsarle de nuestras preocupaciones y de nuestros furores, incluso de nuestro desprecio. Tantos le han infligido golpes antes de nosotros, que nos parece ocioso venir ahora a encarnizarnos en un cadáver. Y, sin embargo, cuenta todavía para nosotros, aunque no sea más que por el pesar de no haberle abatido nosotros mismos.

Para evitar las dificultades propias del dualismo, se podría concebir un mismo dios cuya historia transcurriría en dos fases: en la primera, sabio, exangüe, replegado sobre sí mismo, sin ninguna veleidad de manifestarse: un dios dormido, extenuado por su eternidad; en la segunda, emprendedor, frenético, cometiendo error tras error, se entregaría a una actividad condenable en sumo grado. Esta hipótesis aparece a la reflexión como menos neta y menos ventajosa que la de los dos dioses rotundamente distintos. Pero si se encuentra que ni una ni otra dan cuenta de lo que vale este mundo, siempre se tendrá el recurso de pensar, con algunos gnósticos, que ha sido echado a suertes entre los ángeles.

(Es lamentable, es degradante asimilar la divinidad a una persona. Nunca será una idea ni un principio anónimo para quien haya practicado los Testamentos. Veinte siglos de altercados no se olvidan de un día para otro. Se inspire en Job o en San Pablo, nuestra vida religiosa es querella, desmesura, desabrimiento. Los ateos, que manejan tan gustosamente la invectiva, prueban a las claras que apuntan a alguien. Deberían estar menos orgullosos; su emancipación no es tan completa como suponen: se hacen de Dios exactamente la misma idea que los creyentes.)

El creador es el absoluto del hombre exterior; el hombre interior, en revancha, considera la creación como un detalle molesto, como un episodio inútil, entiéndase nefasto. Toda experiencia religiosa profunda comienza donde acaba el reino del demiurgo. No tiene nada que hacer con él, lo denuncia, es su negación. En tanto que él nos obsesiona, él y el mundo, no hay medio de escapar de uno y de otro, para, en un ímpetu de aniquilamiento, alcanzar lo no creado y disolvernos en ello.

A favor del éxtasis -cuyo objeto es un dios sin atributos, una esencia de dios- se eleva uno hacia una forma de apatía más pura que la del mismo dios supremo, y si uno se sumerge en lo divino, no por eso se deja de estar más allá de toda forma de divinidad. Ésa es la etapa final, el punto de llegada de la mística, mientras que el punto de partida era la ruptura con el demiurgo, el rehuse a confraternizar todavía con él y a aplaudir su obra. Nadie se arrodilla ante él; nadie le venera. Las únicas palabras que se le dirigen son súplicas invertidas; el único modo de comunicación entre una criatura y un creador igualmente caídos.

Al infligir al dios oficial las funciones de padre, de creador y de gerente, se le expuso a ataques de resultas de los cuales debía sucumbir. ¡Cuál no hubiera sido su longevidad si se hubiese escuchado a un Marción, que de todos los heresiárcas es el que se ha erguido con más vigor contra el escamoteo del mal y que ha contribuido en el mayor grado a la gloria del dios malo por el odio que le ha profesado! No hay ejemplo de otra religión que, en sus comienzos, haya desperdiciado tantas ocasiones.

Seríamos con toda seguridad muy diferentes si la era cristiana hubiera sido inaugurada por la execración del creador, pues el permiso de abrumarle no hubiese dejado de aliviar nuestra carga y de volver así menos opresores los dos últimos milenios. La Iglesia, al rehusar incriminarle y adoptar las doctrinas a las que no repugnaba hacerlo, iba a comprometerse en la astucia y la mentira. Por lo menos, tenemos el consuelo de constatar que lo más seductor que hay en su historia son sus enemigos íntimos, todos los que ella ha combatido y rechazado y quienes, para salvaguardar el honor de Dios, recusaron, a riesgo del martirio, su condición de creador.

Fanáticos de la nada divina, de esa ausencia en que se complace la bondad suprema, conocen la dicha de odiar a tal dios y de amar a tal otro sin restricción, sin reservas mentales. Arrastrados por su fe, hubieran sido incapaces de descubrir la pizca de birlibirloque que entra hasta en el tormento más sincero. La noción de pretexto no había nacido todavía, ni tampoco esa tentación, completamente moderna, de ocultar nuestras agonías tras alguna acrobacia teológica.

Una cierta ambigüedad existía empero en ellos: ¿qué eran esos gnósticos y esos maniqueos de toda laya sino perversos de la pureza, obsesos del horror? El mal les atraía, les llenaba casi: sin él, su existencia hubiera estado vacante. Le perseguían, no le dejaban ni un instante. Y si sostenían con tanta vehemencia que era increado, es porque deseaban en secreto que subsistiese por siempre jamás, para poder gozar y ejercer, durante toda la eternidad, de sus virtudes combativas.

Habiendo, por amor al Padre, reflexionado demasiado en el adversario, debían acabar por comprender mejor la condenación que la salvación. Tal es la razón por la que habían captado ten bien la esencia de este mundo. La Iglesia, tras haberles vomitado, ¿será acaso tan hábil como para apropiarse de sus tesis, y tan caritativa como para prestigiar al creador, para excomulgarle finalmente? No podrá renacer más que desterrando las herejías, más que anulando sus antiguos anatemas para pronunciar otros nuevos.

Tímido, desprovisto de dinamismo, el bien es incapaz de comunicarse; el mal, atareado muy por el contrario, quiere transmitirse y lo logra, puesto que posee el doble privilegio de ser fascinante y contagioso. De este modo, se ve más fácilmente extenderse y salir de sí a un dios malo que a uno bueno.

Esta incapacidad de permanecer en sí mismo, de la que el creador debía hacer una demostración tan irritante, la hemos heredado todos: engendrar es continuar de otra forma y a otra escala la empresa que lleva su nombre, es añadir algo a su “creación” por un deplorable remedo. Sin el impulso que él ha dado, el deseo de alargar la cadena de los seres no existiría, ni tampoco esa necesidad de suscribirse a los tejemanejes de la carne. Todo alumbramiento es sospechoso; los ángeles, felizmente, son incapaces de ello, pues la propagación de la vida está reservada a los caídos. La lepra es impaciente y ávida, gusta de expandirse.

Es importante desaconsejar la generación, pues el temor de ver a la humanidad extinguirse no tiene fundamento alguno: pase lo que pase, por todas partes habrá los suficientes necios que no pedirán más que perpetuarse y, si incluso ellos acabasen por zafarse, siempre se encontrará, para sacrificarse, alguna pareja espeluznante.

No es tanto el apetito de vivir lo que se trata de combatir, como el gusto por la “descendencia”. Los padres, los progenitores, son provocadores o locos. Que el último de los abortos tenga la facultad de dar la vida, de “echar al mundo”…, ¿existe algo más desmoralizador? ¿Cómo pensar sin espanto o repulsión en ese prodigio que hace del primer venido un medio-demiurgo? Lo que debería ser un don tan excepcional como el genio ha sido conferido indistintamente a todos: liberalidad de mala ley que descalifica para siempre a la naturaleza.

La exhortación criminal del Génesis: Creced y multiplicaos, no ha podido salir de la boca del dios bueno. Sed escasos, hubiese debido sugerir más bien, si hubiese tenido voz en el capítulo. Nunca tampoco hubiese podido añadir las palabras funestas: Y llenad la tierra. Se debería, antes de nada, borrarlas para lavar a la Biblia de la vergüenza de haberlas recogido.

La carne se extiende más y más como una gangrena por la superficie del globo. No sabe imponerse límites, continúa haciendo estragos pese a sus reveses, toma sus derrotas por conquistas, nunca ha aprendido nada. Pertenece ante todo al reino del creador y es sin duda en ella donde éste ha proyectado sus instintos malhechores.

Normalmente, debería aterrar menos a quienes la contemplan que a los mismos que la hacen durar y aseguran sus progresos. No es así, pues no saben de qué aberración son cómplices. Las mujeres encintas serán un día lapidadas, el instinto maternal proscrito, la esterilidad aclamada. Con razón en las sectas en que la fecundidad era mirada con recelo, entre los Bogomilos y los Cátaros, se condenaba el matrimonio, institución abominable que todas las sociedades protegen desde siempre, con gran desesperación de los que no ceden al vértigo común. Procrear es amar la plaga, es querer cultivarla y aumentarla. Tenían razón esos filósofos antiguos que asimilaban el fuego al principio del universo y del deseo. Pues el deseo arde, devora, aniquila: juntamente agente y destructor de los seres, es sombrío e infernal por esencia.

Este mundo no fue creado alegremente. Sin embargo, se procrea con placer. Sí, sin duda, pero el placer no es la alegría, sólo es su simulacro: su función consiste en dar el cambiazo, en hacernos olvidar que la creación lleva, hasta en su menor detalle, la marca de esa tristeza inicial de la que ha surgido. Necesariamente engañoso, es él también quien nos permite ejecutar cierto esfuerzo que en teoría reprobamos. Sin su concurso, la continencia, ganando terreno, seduciría incluso a las ratas. Pero es en la voluptuosidad cuando comprendemos hasta qué punto el placer es ilusorio. Por ella alcanza su cumbre, su máximo de intensidad, y es ahí, en el colmo de su éxito, cuando se abre súbitamente a su irrealidad, cuando se hunde en su propia nada. La voluptuosidad es el desastre del placer.

No se puede consentir que un dios, ni siquiera un hombre, proceda de una gimnástica coronada por un gruñido. Es extraño que, tras un período de tiempo tan largo, la “evolución” no haya logrado agenciarse otra fórmula. ¿Para qué iba a cansarse, por otro lado, cuando la ahora vigente funciona a pleno rendimiento y conviene a todo el mundo? Entendámonos: la vida misma no entra en disputa, es misteriosa y extenuante a placer; lo que no es el ejercicio en cuestión, de una inadmisible facilidad, vistas sus consecuencias. Cuando se sabe lo que el destino dispensa a cada cual, se queda uno pasmado ante la desproporción entre un momento de olvido y la suma prodigiosa de desgracias que resulta de ello. Cuanto más se vuelve sobre este tema, más se convence uno de que los únicos que han entendido algo son los que han optado por la orgía o la ascética, los libertinos o los castrados.

Como procrear supone un desvarío sin nombre, cierto es que si nos volviésemos sensatos, es decir, indiferentes a la suerte de la especie, sólo guardaríamos algunas muestras, como se conservan especímenes de animales en vías de desaparición. Cerremos el camino a la carne, intentemos paralizar su espantoso crecimiento. Asistimos a una verdadera epidemia de vida, a una proliferación de rostros. ¿Dónde y cómo seguir todavía frente a frente con Dios?

Nadie es sujeto continuamente de la obsesión del horror; sucede que nos apartamos de él, que casi le olvidamos, sobre todo cuando contemplamos algún paisaje del que nuestros semejantes están ausentes. En cuanto aparecen, se instala de nuevo en el espíritu. Si uno se inclinase a absolver al creador, a considerar este mundo como aceptable e incluso satisfactorio, aún habría que hacer reservas sobre el hombre, ese punto negro de la creación.

Nos es fácil figurarnos que el demiurgo, convencido de la insuficiencia o de la nocividad de su obra, quiera un día hacerla perecer e incluso se las arregle para desaparecer con ella. Pero también se puede concebir que desde un comienzo sólo se atarea en destruirse y que el devenir se reduce al proceso de esa lenta autodestrucción. Proceso despacioso o jadeante, en las dos eventualidades se trataría de una vuelta sobre sí mismo, de un examen de conciencia, cuyo desenlace sería el rechazo de la creación por su autor.

Lo que hay en nosotros de más anclado y de menos perceptible es el sentimiento de una quiebra esencial, secreto de todos, dioses incluidos. Y lo que es notable es que la mayoría está lejos de adivinar que experimenta ese sentimiento. Estamos por lo demás, merced a un favor especial de la naturaleza, destinados a no darnos cuenta de ello: la fuerza de un ser reside en su incapacidad de saber hasta qué punto está solo. Bendita ignorancia, gracias a la cual puede agitarse y actuar. ¿Qué tiene por fin la revelación de su secreto? Su impulso se rompe de inmediato, irremediablemente. Es lo que le ha sucedido al creador o lo que le sucederá, quizás.

Haber vivido siempre con la nostalgia de coincidir con algo, sin, a decir verdad, saber con qué… Es fácil pasar de la incredulidad a la creencia o inversamente. Pero ¿a qué convertirse y de qué abjurar, en medio de una lucidez crónica? Desprovista de sustancia, no ofrece ningún contenido del que se pueda renegar; está vacía y no se reniega del vacío: la lucidez es el equivalente negativo del éxtasis.

Quien no coincide con nada, tampoco coincidirá consigo mismo; de aquí provienen esas llamadas sin fe, esas convicciones vacilantes, esas fiebres privadas de fervor, ese desdoblamiento del que son víctimas nuestras ideas y hasta nuestros reflejos. El equívoco, que regula todas nuestras relaciones con este mundo y con el otro, lo guardamos en primera instancia para nosotros mismos; después lo hemos expandido a nuestro alrededor, a fin de que nadie escape, a fin de que ningún viviente sepa a qué atenerse. Ya no hay nada claro en ninguna parte: por nuestra culpa las mismas cosas se tambalean y se hunden en la perplejidad. Lo que nos haría falta es el don de imaginar la posibilidad de rezar, indispensable a cualquiera que aspira a su salvación. El infierno es la oración inconcebible.

La instauración de un equívoco universal es la proeza más calamitosa que hemos realizado y la que nos hace rivales del demiurgo.

No fuimos felices más que en las épocas en que, ávidos de ocultamiento, aceptábamos nuestra nada con entusiasmo. El sentimiento religioso no emana de la constatación, sino del deseo de nuestra insignificancia, de la necesidad de revolcarnos en ella. Esta necesidad, inherente a nuestra naturaleza, ¿cómo podrá satisfacerse ahora que ya no podemos vivir a remolque de los dioses? En otros tiempos eran ellos los que nos abandonaban; hoy somos nosotros los que los abandonamos. Hemos vivido a su lado demasiado tiempo como para que hallen gracia a nuestros ojos; siempre a nuestro alcance, les oíamos rebullir; nos acechaban, nos espiaban: no estábamos ya en nuestra casa… Ahora bien, como la experiencia nos lo enseña, no existe ser más odioso que el vecino.

El hecho de saberle tan próximo en el espacio nos impide respirar y hace igualmente impracticables nuestros días y nuestras noches. En vano, hora tras hora, meditamos su ruina: ahí está, atrozmente presente. Todos nuestros pensamientos nos invitan a suprimirle; cuando por fin nos decidimos, un sobresalto de cobardía nos encoge, justo antes del acto. De este modo somos asesinos en potencia de quienes viven en nuestros parajes; y por no poder serlo de hecho, nos recomemos y nos agriamos, indecisos y fracasados de la sangre.

Si, con los dioses, todo pareció más sencillo, es porque, siendo su indiscreción inmemorial, habría que acabar con ella, costase lo que costase: ¿acaso no eran demasiado molestos para que fuese posible guardarles aún miramientos? Así se explica que, al clamor general contra ellos, ninguno de nosotros podía dejar de mezclar su vocecita.

Cuando pensamos en esos compañeros o enemigos varias veces milenarios, en todos los patrones de las sectas, de las religiones y de las mitologías, el único del que nos repugna separarnos es de ese demiurgo, al que nos apegan los males mismos de los que nos importa que sea la causa. En él pensamos a propósito del menor acto de la vida y de la vida sin más. Cada vez que le consideramos, que escrutamos sus orígenes, nos maravilla y nos da miedo; es un milagro aterrador, que debe provenir de él, dios especial, completamente aparte.

De nada sirve sostener que no existe, cuando nuestros estupores cotidianos están ahí para exigir su realidad y proclamarla. ¿Se les opondrá que ha existido quizá, pero que ha muerto como los otros? No se dejarán desanimar, se atraerán en resucitarlo y durará tan largo tiempo como nuestro asombro y nuestro miedo, como esta curiosidad indignada ante todo lo que es, ante todo lo que vive. Dirán: “Triunfad sobre el miedo, para que sólo subsista vuestro asombro”. Pero para vencerle, para hacerle desaparecer, habría que atacarle en su principio y demoler sus fundamentos, volver a edificar ni más ni menos que el mundo en su totalidad, cambiar alegremente de demiurgo, entregarse, en suma, a otro creador.

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Frase final del libro

Estamos todos en el fondo de un infierno, cada instante del cual es un milagro.

Frases sueltas

La prueba de que este mundo no es un éxito, es que puede uno compararse sin incidencia con el que se supone que lo ha creado…

Mis dudas sobre la providencia no duran nunca mucho: ¿quién, fuera de ella, estaría dispuesto a asignarnos tan puntualmente nuestra infaltable ración de derrota cotidiana?

El rechazo del nacimiento, de nacer, no es otra cosa que la nostalgia de ese tiempo antes del tiempo.

La granja humana

ADVERTENCIA

No sé si con este libro firmo mi sentencia de muerte. Espero que alguien me defienda. Pero si no fuese así, me iría con toda tranquilidad de este desventurado planeta dirigido por imbéciles y poblado en gran parte por tristes hormigas locas. Irme…, ¿a dónde? No lo sé. Eso sólo lo saben con certeza los fanáticos religiosos.

INTRODUCCIÓN

Este libro no es de ciencia ficción, y menos una novela basada en fantasmagorías imaginadas por el autor o en libros místicos. Éste es un libro en el que se narran hechos. Hechos inexplicables y hasta absurdos si se quiere pero hechos reales, investigados la mayor parte de ellos directamente por mí. Y en algún caso vividos y hasta padecidos por mí.

Los eternos dubitantes siguen diciendo que en el mundo paranormal «no hay hechos comprobados». Efectivamente, para el que tiene la mente cerrada nunca habrá casos ni pruebas suficientes.

Pero «la sarna no está en las sábanas». La sarna está en la cerrazón de mollera de algunos «intelectuales».

Los casos que en este libro presento son casos concretos y comprobados, y muchos de ellos son pruebas que podrían dar fe en un tribunal de justicia y que para mí han sido convincentes. Otros, en cambio, son sólo «evidencias circunstanciales» que nos ayudan a acercarnos a conclusiones ciertas.

¿Tiene algo que ver este libro con el fenómeno OVNI y con la ovnilogía?

Tiene que ver mucho y no tiene que ver nada. Tiene que ver mucho porque en él se hace referencia constante a estos misteriosos aparatos que surcan nuestros cielos y se habla de sus ocupantes; y en un aspecto se llega hasta el fondo del «fenómeno OVNI».

Y no tiene que ver nada porque la ovnilogía se empeña en seguir empantanada en un nivel primario, al dedicar sus esfuerzos a recopilar y hasta computabilizar estadísticas sobre las formas de los aparatos, frecuencia y lugar de los aterrizajes o tamaño de los ocupantes. Y en este libro no se le da importancia a eso porque ya hace tiempo que dejó de tenerla.

Lo que la tiene es investigar qué hacen esos tripulantes en nuestro mundo y qué han estado haciendo siempre desde hace miles de años. Pero no desde sus naves, sino mezclados con nosotros en nuestras calles, en el interior de nuestros hogares y sobre todo dentro de nuestras mentes.

Porque lo que la ovnilogía no acaba de comprender es que estos tripulantes hace muchos años que aprendieron a bajarse de sus aparatos y a andar entre nosotros haciendo cosas muy extrañas.

Presentar sus múltiples, disimuladas y variadísimas andanzas en nuestro mundo y, sobre todo, ver cuál debería ser nuestra reacción, es lo que pretendo en este libro. Entretanto los «ufólogos» (¿qué es eso?) seguirán coleccionando casos sin saber qué hacer con ellos y estarán cada día más confusos.

Por otra parte, este libro no es para las personas que creen que todo lo inventable ya está inventado ni para las que piensan que la ciencia es capaz de dar solución a todos los misterios del mundo, y que todo aquello a lo que ella no es capaz de encontrar una solución tiene que ser rechazado como absurdo o inexistente.

En este mundo en el que vivimos, prescindiendo de la vastedad del infinito Universo, hay una enorme cantidad de hechos que sobrepasan con mucho los límites de la ciencia y que no son susceptibles de ser explicados por ella porque simplemente rebasan la capacidad de comprensión de nuestros cerebros.

Además, todo el reino del espíritu —y el Cosmos, al decir de grandes astrónomos y filósofos, da la impresión de ser una gigantesca inteligencia y tiene más de mental o de espiritual que de físico— escapa por completo a los métodos y a los propósitos de nuestra ciencia.

Por lo tanto, entremos en la consideración de los extraños temas de este libro, tranquilos en cuanto a lo que los científicos puedan decir contra nosotros. Los científicos «primarios», si se dignan atender a lo que decimos, levantarán por un momento su cabeza de la rutinaria tarea con la que se ganan la vida y harán un gesto de desdén hacia nosotros, considerándonos como unos pobres chiflados perseguidores de quimeras o adoradores de mitos.

Y seguirán rutinaria y machaconamente repitiendo sus observaciones y experimentos, en sus laboratorios y clínicas, para profundizar un poco más en el conocimiento de la materia y también para llevarle el sustento a su familia. Dios los bendiga.

Son los obreros de la ciencia, gracias a los cuales mejoramos nuestros instrumentos y a veces nuestra salud. La Humanidad tiene que estarles agradecida por su pesada labor, que con frecuencia acaba embotando las mejores cualidades de su espíritu y de su inteligencia, al ceñirlos obligada y rutinariamente a una sola parcela del saber humano. Tenemos que ser comprensivos ante su incredulidad y ante su miopía.

Los otros científicos, los «graduados», que no son meros obreros de la ciencia, repetidores de experimentos o de recetas, sino que se remontan por encima de las fórmulas para filosofar sobre el porqué de la vida, y en vez de seguir planos o pautas que otros trazaron, diseñan nuevas vías para la mente, constituyéndose en arquitectos y estrategas de la Humanidad, ésos no nos criticarán. Sencillamente se limitarán a observar cuál es el fruto de nuestras investigaciones en los campos del misterio, sabiendo que la vida en sí es un gigantesco misterio.

¡Qué enorme gusto sentí el día que supe que el patriarca de los científicos «graduados» modernos, el gran Albert Einstein, tenía como libro de cabecera nada menos que La Doctrina Secreta, de la reina del esoterismo —tan denostada por la ciencia de a pie— Helena Petrovna Blavatski!

Y cómo se alegró mi espíritu cuando leí Los escritos místicos de los físicos más famosos del mundo (Heisenberg, Schródinger, Einstein, Jeans, Planck, Pauli, Eddington) editado por Ken Wilber (Kairós, 1987)!

La tesis del libro que tienes en tus manos es de una gran audacia, pero está refrendada por miles de hechos que pasan inadvertidos al suceder mezclados con muchos otros de los que está entretejida nuestra vida diaria. Sin embargo, sucede a veces que a lo largo de la historia aparecen personajes increíbles o pasan cosas inexplicables, que curiosamente no nos hacen despertar del letargo en que las teorías sociales y los mitos religiosos tienen sumida a la Humanidad. Los historiadores, los sociólogos, los políticos y los grandes mitólogos modernos —los teólogos— los explican cada uno a su manera y conforme a sus conocimientos o a sus intereses. Y la Humanidad sigue ciega caminando por un camino sin salida que únicamente lleva a la autodestrucción.

La tesis de este libro es la misma que expuse en Defendámonos de los dioses. Pero aquí profundizo más en ella y aporto nuevas pruebas de que aquella manipulación que entonces describía sigue dándose en gran escala aunque disimulada y escondida tras mil velos.

La gran tesis de aquel libro sostiene que la Humanidad es una granja de los «dioses», entendiendo por «dioses» unos seres racionales, de ordinario invisibles, superiores al hombre en entendimiento, que en fin de cuentas son los auténticos dueños del mundo.

En el orden de las ideas trascendentes, los hombres creemos lo que ellos nos han hecho creer —y éste es el origen y la esencia de todas las religiones— y en cuanto a nuestros conocimientos de la Naturaleza, sabemos lo que ellos nos han dejado saber. Hasta hace apenas un siglo, los avances técnicos y científicos se debieron en gran parte a lo que estos seres les comunicaban a algunos de sus amigos «iluminados».

Lo mucho que las tribus primitivas —tan ignorantes en otras cosas— saben sobre los poderes curativos de las plantas, v lo mucho que los chinos saben, desde hace milenios, sobre las corrientes bioenergéticas que surcan el cuerpo humano, con sus correspondientes puntos de acupuntura, son sólo dos ejemplos de esta ciencia «revelada». Hay muchos otros casos de inventos y descubrimientos debidos a alguna «revelación privada».

En la actualidad, las cosas han cambiado radicalmente en este particular. La raza humana se ha liberado de muchos tabúes que los «dioses» le habían hecho creer —precisamente para que no avanzase— y desentraña por sí misma los secretos de la materia y de la Naturaleza.

Una circunstancia importante, que hay que tener en cuenta en esta tesis, es que estos misteriosos seres que nos dominan desde las sombras no son buenos ni malos de por sí: simplemente nos usan, al igual que nosotros usamos a los animales. A éstos, aunque los cacemos y aunque organicemos espectáculos con ellos, no los odiamos: simplemente los usamos para lo que nos conviene. Si ese uso conlleva un buen trato (animales domésticos, por ejemplo) los tratamos bien; pero si ese uso conlleva un mal trato (animales sacrificados para nuestro alimento) los matamos sin remordimiento alguno.

Lo mismo hacen con nosotros esos seres que dominan el mundo y la raza humana.

La gran deducción que de esto se puede sacar es que los hombres no somos los reyes del mundo, tal como habíamos creído, ni somos la más excelsa de las criaturas de Dios, ni estamos en vísperas de abrazarnos eternamente con Él si nuestras obras han sido buenas durante nuestra permanencia en este planeta.

Todas éstas son infantilidades con las que estos seres han nutrido nuestro ego para que siguiésemos ajenos a la gran realidad de que somos sus esclavos. Los verdaderos dueños del mundo son ellos y nosotros sólo hacemos lo que a ellos les conviene, para lo cual han inventado unas formidables estrategias que describo detalladamente en el libro al que hice referencia.

Y como no quiero repetir lo ya escrito, únicamente dejaré claro, por considerarlo de gran importancia para la recta concepción de esta nueva manera de entender el mundo, que no todos estos seres son iguales. La diversidad entre ellos es enorme y mucho mayor de la que se da entre los humanos. Si entre éstos nos encontramos con blancos y negros, altos y bajos, europeos y asiáticos, varones y hembras, etc, etc., entre los «dioses» las variedades son muchísimo mayores, ya que nuestras diferencias sólo atañen a cualidades externas y no esenciales —puesto que todos somos seres humanos pertenecientes a la misma especie—, mientras que las de ellos se extienden a la esencia misma de sus «personas».

Muchos de ellos son radicalmente diferentes entre sí y lo único que tienen en común es el ser inteligentes, aunque en esto mismo tenemos que decir que muchos aspectos de su inteligencia se escapan a nuestra comprensión.

Ciertas especies de «dioses» dan la impresión de ser benévolos para los humanos o por lo menos para algunos individuos, mientras que otros actúan de una manera muy negativa o, cuando menos, peligrosa e ilógica.

¿En qué nos basamos para decir esto?

En hechos. En miles de hechos que están ahí desde remotos tiempos, conocidos en todas las culturas, escritos en todas las literaturas y presentes en nuestros mismos días en las vidas de innumerables conciudadanos cuyos testimonios no podemos ignorar.

El que la ciencia oficial no tenga explicación para ellos o los poderes constituidos prefieran ignorarlos por razones políticas, no obsta para que los hechos sigan esperando y exigiendo una explicación racional, sea la que fuere y venga de donde viniere.

Esto es lo que intentamos hacer en este libro, sabiendo que nos exponemos al ludibrio de los que todo lo saben y de los que todo lo pueden. De nuevo, Dios los bendiga.

La vida es un sueño. Y ellos también sueñan con sus adelantos técnicos, con sus dogmas y con sus poderes políticos. Y como todo soñador, también tienen pesadillas con bombas de neutrinos, con guerras de las galaxias, con infiernos eternos, y con ríos y bosques envenenados por los residuos químicos de sus fábricas.

Nuestros esfuerzos por descifrar tantos misterios de la vida no son menos válidos que los suyos. Por lo tanto tenemos el mismo derecho que ellos a usar nuestra cabeza para descubrir el porqué de algo que por siglos lleva inquietando la mente de los hombres.

Seguramente que las autoridades religiosas se juntarán al coro de los que nos denigran. Pero no se puede tirar piedras al tejado ajeno cuando se tiene el propio de cristal. Los jerarcas cristianos tienen su credo lleno de ángeles y demonios, que en nada se distinguen de los «dioses» y de las entidades a que aquí nos referimos. La única diferencia es que sus ángeles y demonios ven limitadas sus actividades al tinglado dogmático del cristianismo, mientras que nuestros «dioses» actúan libremente en el planeta, con todos los seres humanos, sean o no cristianos.

No sólo eso, sino que el pretendido «Dios» del cristianismo, que manipulaba al pueblo hebreo desde una nube, es según nuestra tesis uno más de estos entes misteriosos que desde siempre han dominado a los humanos.

San Pablo llama repetidamente a estos seres, «los señores del mundo», y tenía muy mala idea de ellos. En su epístola a los efesios escribió el famoso pasaje tan confuso como esclarecedor:

«Nuestra lucha no es contra la carne ni contra la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del mal que están en las alturas»

(Ef. 6,12).

A estos mismos «Espíritus del mal que están en las alturas» es a los que nosotros nos referimos con el muy genérico nombre de «Ellos».

Al final del libro hago una recopilación de todas sus cualidades, que iremos viendo aflorar diseminadas en los casos que presento. De éstos, la mayor parte fueron investigados directamente por mí y han sido seleccionados entre una gran cantidad de hechos inexplicables, de los que más o menos de cerca me ha tocado ser testigo.

Alguno de ellos ha marcado mi vida de manera indeleble y en mi ser llevo las profundas cicatrices que me ha dejado el haberme visto envuelto en él. Y precisamente debido a esta manipulación de que estamos hablando, muy probablemente me iré a la tumba sin que pueda dar a conocer todos sus íntimos detalles.

He de advertirle al lector que en varios de los casos cambio la ubicación de los hechos y los nombres de los protagonistas por habérmelo así pedido ellos. En otros me he visto obligado a distorsionar algo el propio hecho para no traicionar la identidad de los individuos que, de narrar el hecho tal como sucedió exactamente, serían identificados fácilmente por sus parientes o vecinos.

Pero la esencia y la paranormalidad de los hechos y sobre todo su realidad, no sufren nada con estas pequeñas distorsiones.

LOS DUEÑOS VISIBLES DE ESTE MUNDO

Puesto que en todo este libro vamos a hablar de los dueños invisibles de este mundo, creo será oportuno hablar antes de sus dueños visibles, que en un aspecto no son más que marionetas de los invisibles.

Sería un infantil error creer que todo lo que pasa en nuestro mundo está dirigido desde el «más allá», por «divinas providencias» según cree el cristianismo o por algún tipo de espíritus entrometidos a los que por razones desconocidas les gusta entremezclarse con las vidas y las actividades de los humanos. El quehacer diario de los hombres y de las naciones lo forjan una serie de personajes de los que nos ocuparemos en este capítulo.

Esto no quiere decir que en determinadas ocasiones tal o cuál suceso, que aparentemente se debe a causas humanas perfectamente conocidas, no tenga otras completamente distintas de las aparentes. Pero, hablando en general, podemos decir que las cosas de cada día suceden por causas humanas, en las que el hombre actúa libremente pudiendo haber actuado de una manera completamente diferente.

Algo por el estilo se puede decir de la marcha de la historia. Sin embargo, en este particular ya no podemos ser tan tajantes, pues cuando los acontecimientos se magnifican o a medida que éstos son considerados durante un período mayor de tiempo, el hombre pierde dominio sobre ellos y la marcha de la historia se hace errática. El hombre parece tener dominio sobre un acontecimiento o varios concatenados; pero, a la larga, la marcha de la historia pareceobedecer a leyes que se escapan a su voluntad. Ésa es competencia de los dioses, que lejos de darle protagonismo al hombre lo convierten en animal de granja; o, mejor, en soldado de filas: le dan una espada o un fusil y lo ponen a matar por una causa sagrada a sus hermanos o a los animales o a todo lo que se ponga por delante. Esa ha sido la larga, estúpida y triste historia de la Humanidad.

Pero volvamos a los forjadores de la historia diaria; a los dueños visibles de este mundo; a los causantes de las infantilidades y los horrores que los periódicos del mundo entero recogen con prontitud y nos presentan con alborozo todas las mañanas en sus primeras planas.

Podríamos dividirlos en cuatro clases: políticos, militares, maníacos del dinero y fanáticos religiosos. Examinémoslos uno por uno.

Los políticos son unos maníacos del poder puro. No gustan de las armas ni de la violencia física, pero les gusta mandar. Les encanta ser vistos, ser tenidos en algo, ser consultados. Por eso se derriten de gusto ante las cámaras de televisión o ante un micrófono. Tienen por lo general personalidades psicopáticas; sienten que les falta algo dentro de sí y por eso quieren vivir en olor de multitudes. Temen y aman a los periodistas porque éstos tienen el poder de destruirlos o de convertirlos en ídolos de la sociedad. Y a su vez los periodistas —inclui-dos los directores de los diarios— tienen debilidad por los políticos, porque son como los bufones nacionales que les proporcionan gratis todos los días noticias frescas con las que llenar las páginas que serán devoradas con avidez por la masa de papanatas seguidores de partidos.

Algún día alguien tendrá que hacer un estudio psicoanalítico de la curiosa simbiosis periodismo-política y más concretamente periodista-político. Se aman y se odian; se necesitan y se detestan; se construyen y se destruyen mutuamente. Ahí están los recientes casos «gate»: los políticos engañando a los periodistas y éstos destruyendo a los políticos. Pero a la larga no pueden vivir los unos sin los otros. Son los amantes de Teruel.

Se ha dicho que el poder corrompe especialmente a los políticos. Pero esta corrupción no se refiere precisamente al mal uso

o a la apropiación de fondos ajenos, sino al cambio total de mentalidad y costumbres que en ellos se opera una vez instalados en los puestos en los que se hacen invulnerables.

Se corrompen porque dicen sí a cosas a las que antes habían dicho de entrada que no; se corrompen porque no cumplen lo que habían prometido y porque usan la demagogia igual que sus predecesores; y los más encumbrados se corrompen porque pierden por completo el contacto con el pueblo y ya no defienden tanto los intereses de éste cuanto los propios y los del partido, y su gran meta se convierte en mantenerse en el poder.

Por eso, viendo la frecuencia con que esta metamorfosis se da en los políticos una vez que cogen el mando, uno llega a pensar que no es que el poder los deforme, sino que ya llegan a él deformados.

Pero —buenos o malos— la verdad es que los políticos tienen un enorme poder para torcer o enderezar los rumbos de la sociedad y aun para hacer feliz o desgraciada la vida de los individuos.

En las alturas, el político profesional pierde la perspectiva de la sociedad y la ve de una manera completamente diferente. Le sucede lo que a los que van en avión: desde arriba ven las cosas de una manera distinta; en cierta manera mejor y en cierta manera peor. No reconocen los lugares que desde abajo conocen muy bien, porque desde arriba no se ven las fachadas de las casas; sólo se ven los tejados. Desde las alturas del poder no se ven las caras de la gente y sus necesidades diarias y concretas; se ven sólo los déficits de los presupuestos. No se ve al individuo; se ve la sociedad, la nación, el Estado. El hombre concreto se difumina, se pierde, y el político se olvida de él, flotando como está en nubes de coaliciones, alianzas, pactos y de luchas para mantenerse en el puesto.

Los políticos que llegan a las grandes alturas organizan con frecuencia viajes rituales de visitas mutuas, con gran pompa y acompañamiento, ofreciéndose ramos de flores, solemnes recepciones con pases de revista a filas de pobres esclavos en-fusilados, discursos en estrados alfombrados, y grandes banquetes. En esto nunca fallan. La parte más importante de estas visitas de Estado y las serísimas reuniones de trabajo de los grandes estadistas radica en un gran banquete en el que no se repara en gastos. Ya no se acuerdan de que los que pagan esos banquetes son sus convecinos; pero ellos hace tiempo que no tienen convecinos, porque se aislaron del pueblo común y viven en casas apartadas y muy bien custodiadas. Lo único que tienen es compañeros de partido o de candidatura electoral.

Ellos creen que quien paga esos banquetes es «Hacienda», que es sólo una palabra; y además ya han tenido la precaución de incluirlos en el «Presupuesto General del Estado» que son otras tres palabras impersonales.

Los políticos, desde las alturas del poder, se olvidan que lo que los hombres y mujeres de su nación y los del mundo entero quieren ante todo es paz, pero ellos gastan millonadas en comprar armas para tener tranquilos a los militares. No se acuerdan de que lo que los hombres y mujeres piden, después de la paz, es un puesto de trabajo y los políticos destinan miles de millones a obras suntuarias, a palacios de ópera —para que se deleiten unos pocos que no trabajan—, a conmemoraciones de descubrimientos, a préstamos a sus amigos políticos de otros países, mientras millones de hombres concretos, conciudadanos suyos en otro tiempo y para los que los aniversarios de descubrimientos y las óperas suenan a música celestial, siguen padeciendo su incultura, arrastrando su desesperanza por las calles de nuestras ciudades y mendigando mensualmente la limosna estatal. Pero la gente normal no quiere limosnas; quiere un puesto de trabajo para ganarse su pan.

Los políticos desde sus alturas megalomaníacas no caen en la cuenta de que es un tremendo error que en una familia se le compre un piano a uno de los hermanos cuando hay otro que no come lo suficiente. Hace años hice un terrible descubrimiento, una tarde gris, a la puerta de las Naciones Unidas en Nueva York, después de una gran recepción de gala: salían los embajadores de las diversas naciones, y cuanto más miserable era el país que representaban, más elegante era el «Cadillac» de su embajador.

Es cierto que los políticos no son los dueños totales de este mundo y tienen que compartir el poder con los otros miembros de la «fraternidad negra» —como dicen los esotéricos—, pero ¡cuánto mejor irían las cosas si llegados al poder no se deshumanizasen tanto!

Analicemos ahora a los militares, los segundos dueños visibles de este mundo.

Los militares son los sucesores de los hombres de las cavernas, pero uniformados. Al contrario que a los políticos, les encanta la violencia. Creen que todo se puede arreglar a golpes. Les fascinan las armas, su juguete favorito, y se pasan la vida pidiéndoles a los políticos que les den más. Y éstos dedican una enorme cantidad de dinero del pueblo a comprarles armas de las que lo mejor que se puede esperar es que no sirvan para nada, porque si sirven será para hacer la guerra o para matar al propio pueblo que las pagó. Los políticos se las dan a regañadientes, pero piensan que así estarán tranquilos en sus cuarteles, jugando con ellas, olvidados de alzamientos y rebeliones, y los dejarán a ellos jugar a sus escondites políticos.

En un principio, los militares profesionales aparecieron en las sociedades para defenderlas de sus enemigos externos. Pero como hoy ya casi no hay enemigos externos que amenacen con invadirnos, y como ellos siguen conservando el mismo instinto primario de violencia y pelea, vuelven sus energías hacia dentro y cada cierto tiempo caen en la tentación de apalear a sus conciudadanos. En vez de ser los defensores de la paz son una amenaza constante contra ella. En una democracia moderna la gente tiene más miedo a los militares de dentro que a los enemigos de fuera. Y en caso de que surgiese alguno, los militares llamarán a los universitarios, a los obreros y a los campesinos, les pondrán un fusil en las manos y los mandarán a pelear. Y seguirá siendo verdad la vieja copla:

La bala que a mí me hirió también rozó al capitán. A él lo hicieron comandante y a mí… para el hospital.

Los militares tienen de ordinario una visión simplista de la patria, de la moral y de la vida toda, y tienden a aplicar los estilos y el talante del cuartel a la vida familiar y social, sin caer en la cuenta de que el espíritu castrense tiene la imaginación castrada y anda a contrapelo de la fraternidad humana. El estilo castrense es sólo bueno para el cuartel, pero es funesto para la sociedad. Acaba con la creatividad y hasta con la cultura, y termina engordando sólo a unos cuantos vivales con galones o sin ellos.

Cuando los abusos y errores de los generales-ministros, el descontento ciudadano y las enormes deudas externas hacen tambalear el régimen castrense, los militares, patrióticamente, entregan el poder y se refugian en los cuarteles. Pero ni aun asídejan de amenazar con volver a coger el garrote. Ése ha sido el triste espectáculo de casi todas las naciones sudamericanas en los últimos cincuenta años.

El poder de los militares no es sutil como el de los políticos. El poder de los militares es fuerza bruta. Son las balas que perforan la blanda carne humana y son los cañones que destruyen hogares o las bombas que borran ciudades del mapa. Los políticos tratan de convencer, aunque lo traten mintiendo, pero los militares no. Los militares ordenan, porque ellos se sienten el orden y la ley, y el que no piense como ellos está equivocado, es comunista y por lo tanto hay que silenciarlo como sea.

Por eso, cuando ellos tienen el poder está prohibido pensar libremente. Se puede pensar, pero siempre dentro de los parámetros castrenses.

Con el dinero que los militares del mundo entero gastan cada año en comprar y mantener armamentos, y con el dinero que los Gobiernos de todo el mundo gastan en pagar a los militares (que lo mejor que pueden hacer es no hacer nada) se podría acabar con la pobreza que padecen tantos millones de personas en el mundo y se podría elevar enormemente el nivel de vida de los ciudadanos de todos los países. Pero en este particular la Humanidad no ha superado la época de las cavernas y tiene una mentalidad troglodítica en la que el garrote y la violencia son una necesidad y una manera habitual de convivencia.

Sobre este atribulado planeta pesan como una losa los grandes y pequeños «Pentágonos», dirigidos por auténticos maníacos de la violencia, que ya no sólo amenazan la paz de sus propios países, sino la del mundo entero con sus bombas de neutrinos y sus guerras de las galaxias. Su paranoia bélica ha llegado a tal punto que, alentada por la imbecilidad de los Reagans y de los Gorbachovs de turno, se ha atrevido a poner sobre las cabezas de todos los habitantes del planeta verdaderos monstruos apocalípticos, que vagan silenciosos por el espacio y que en cualquier momento pueden caer del cielo sembrando la muerte sobre millones de inocentes. La esquizofrenia de unos pocos dementes ha revivido el viejísimo mito del maná divino, convirtiéndolo en una lluvia infernal.

La enfermedad que padecen estos maníacos de la violencia es actualmente la principal amenaza de la Humanidad. Mientras existan individuos que creen que la mejor manera de arreglar las cosas es a golpes y matando, la Humanidad seguirá enferma de angustia.

Pasemos a otros «señores del mundo»: los maníacos del dinero. Son de dos clases: los legales y los ilegales.

Los ilegales tienen menos poder en cuanto a gobernar el mundo; más bien contribuyen de una manera indirecta a aumentar el caos reinante. Son los chulos de gran estilo que quieren vivir a costa de la sociedad y se organizan en mafias financieras y en grupos secretos que chantajean y estafan a la sociedad de mil maneras diferentes, con el solo fin de conseguir dinero y vivir bien. A veces lo hacen a lo grande y profesionalmente, y a veces por la libre y en pequeña escala.

Por culpa de unos y de otros vivimos entre rejas, la sociedad tiene que gastar millones en policías y guardias, se arruinan empresas y hay atracos en todas las esquinas de las grandes ciudades.

Si estos gángsters disfrazados de personas honorables llegan en alguna parte a conseguir el poder político —tal como ha sucedido en algún gran país latinoamericano—, entonces el asesinato, la extorsión, el peculado y toda suerte de crímenes se convierten en el pan nuestro de cada día, practicado por las dignísimas autoridades, y en todo el país comienza a sentirse una profunda angustia y un olor a podrido.

Pero de ordinario estos chulos de la sociedad no suelen ambicionar el poder político y en cuanto consiguen el dinero lo mandan a Suiza —el país-cloaca que vive de encubrir a todos los grandes ladrones del mundo— y se van a calentar sus barrigas al sol de Miami.

Algún día habrá que instituir la pena de muerte para es-tas sanguijuelas que viven voluntaria y conscientemente de exprimir la sangre a sus conciudadanos.

Pasemos a los maníacos del dinero legales, que en buena parte son tan perniciosos como los ilegales. Suelen estar parapetados en los grandes Bancos, grupos, trusts, holdings, financieras, etc., y desde sus lujosos despachos acristalados, en lo alto de los rascacielos, manejan con unos hilos sutilísimos pero muy eficaces el gran «guiñol» de la política nacional e internacional. Los políticos, muy serios, gesticularán, harán declaraciones o bailarán, según estos mefistófeles financieros les tiren de los hilos.

A veces, cuando quieren ayudar a uno de ellos porque lo ven más útil para sus intereses, lo empinan desde abajo con préstamos abundantes, para que sea más visto y tenga ocasión de gritar más y convencer a un mayor número de borregos electores. Y si no gana en las elecciones, los buenos y generosos banqueros son capaces de no cobrarle intereses por el préstamo. Porque los hombres de la Banca, a pesar de ]o mucho que los critican, también tienen su poquito de corazón.

La relación entre la política y la Banca es, a pesar de las apariencias, mucho mayor de lo que parece. Los políticos tratan de no hostigar demasiado a la Banca para que ésta pueda hacer sus negocitos con paz de espíritu (y en los lugares donde las cosas están más corruptas, para que ésta les devuelva en metálico sus «permisos» y su laissez faire). Y a su vez la Banca financia con intereses tolerables —los normales son intolerables— las campañas de los políticos, y sobre todo los acoge en su seno cuando un golpe infausto de la suerte los desbanca del poder y tienen que abandonar lo que irónicamente se llama el «servicio público». Los despachos de los grandes Bancos suelen ser el puerto seguro en el que finalmente han recalado muchas veces naves políticas rotas. Las buenas acciones de los políticos, el Señor las suele recompensar con buenas acciones bancarias.

Para los maníacos organizados del dinero lo más importante en el mundo es acrecentarlo. Que a causa de sus exigencias una nación vaya al caos o una empresa o individuo se arruinen, eso les tiene sin cuidado a los grandes mogoles de las finanzas. Lo único que cuenta para ellos son los dividendos y por eso están muy atentos a los buenos negocios. La docena de guerras que hay en la actualidad en este loco planeta son una auténtica mina de oro para los traficantes de armas, y la Banca, aconsejada por políticos y militares, financia a todos los bandos para que no se termine el negocio aunque la gente siga muriendo. Y si se terminase están dispuestos a prestarles dinero para que entierren decentemente y según los ritos sagrados a sus muertos.

Desgraciadamente para ellos, se les acabó el pingüe negocio de décadas pasadas, que consistía en prestar dinero en condiciones abusivas a naciones subdesarrolladas en las que gobernaban políticos rapaces. Los banqueros prestaban aun a sabiendas de que aquel dinero endeudaba aún más a la nación porque iba a parar a las cuentas privadas de los presidentes, ministros y generales ladrones que tanto han abundado en la historia reciente de los países en desarrollo. Los gobernantes patriotas y decentes que han heredado esas deudas de ignominia harán muy bien en no pagar un dinero que unos políticos ladrones le robaron a unos banqueros estafadores.

Los grandes Bancos se parecen a los buitres carroñeros: cuanto más carne podrida hay, más gordos están. Engordan a costa de las empresas «ejecutadas», de la esclavitud de los acreedores acogotados por sus intereses desmedidos y de no se sabe qué turbios manejos financieros que producen la inexplicable paradoja de que cuando la economía nacional está por los suelos las ganancias de los grandes Bancos están boyantes. Y ahí están los periódicos y las estadísticas para probarlo.

Los pequeños Bancos que se arruinaron fue porque se pasaron de listos y cayeron en las propias trampas que ellos les habían puesto a sus clientes.

Y por fin enjuiciemos al último miembro de la «fraternidad negra»: los fanáticos religiosos.

No hay en el mundo cosa que haya separado más a los humanos y que los haya hecho pelear y odiarse tanto como las religiones.

Aunque los líderes de las diversas religiones se jactan de que lo que todas ellas predican en el fondo es el amor y la justicia, y por lo tanto contribuyen a la unidad del género humano, los hechos a lo largo de los siglos nos dicen todo lo contrario: la historia está tejida de guerras ocasionadas pura y simplemente por la religión.

Además predican el amor y la justicia cada uno a su manera; los predican rodeados de una serie de circunstancias diferentes que impiden que ese amor y esa justicia se extiendan a todos los hombres.

Las religiones son creencias y ritos ideados por ciertos individuos que oyeron o creyeron que oían voces del más allá, que les dictaban lo que los hombres tenían que hacer para «salvarse». Todas las religiones sin excepción provienen de apariciones de entidades celestiales de las que alguien fue testigo. Es decir, las religiones no provienen del hombre, sino de fuera del hombre, de algo o de alguien que se la impuso al hombre haciéndole creer cosas y practicar ritos que en muchas ocasiones van contra un elemental sentido común.

Y el vidente-fundador, como un niño, creyó las tonterías que le dictaron y organizó toda su vida y la de sus seguidores en función de estos «mandamientos» venidos de un «más allá» nebuloso.

Las religiones juntan a grupos de hombres al hacerles creer las mismas cosas y al propio tiempo los separan de otros que creen en «dogmas» diferentes. Y como cada uno de los fieles de una religión cree poseer toda la verdad y ser el fiel seguidor de la voluntad de Dios, mira a los otros que no creen igual como a sospechosos y enemigos de Dios, v en otros tiempos se sentía con el derecho y la obligación de perseguirlos v hasta de matarlos. Porque Dios —el Dios que él tiene en su cabeza— es el dueño de toda vida. Las religiones engendran un «odio santo» al pecado y como consecuencia a los pecadores que lo cometen.

En tiempos pasados los reinos e imperios eran con frecuencia teocráticos; el rey era al mismo tiempo sacerdote o estaba investido de algún poder sagrado. Dios lo bendecía especialmente y él se sentía como su representante, lo cual lo facultaba para hacer lo que le diese la gana.

Hoy día, si bien esta situación sigue dándose en los países menos desarrollados, en Occidente ya pasó a la historia y los jefesreligiosos son una casta aparte de los líderes civiles. Éstos siguen todavía mostrando cierto respeto farisaico hacia los jerarcas religiosos, pero en el fondo lo único que les interesa es que no inciten a sus fieles contra las medidas de gobierno.

Los líderes religiosos de Occidente va no pretenden directamente «gobernar» a sus feligreses, pero dictándoles pautas para «vivir conforme a los mandamientos de Dios» les gobiernan las vidas de una manera más profunda de lo que lo hacen los gobernantes civiles. Éstos se quedan en lo externo de las costumbres, mientras que aquéllos van al fondo de las conciencias.

En los países subdesarrollados, la fuerza que tienen los líderes religiosos es enorme y funesta. Sin armas y sin dinero, basándose únicamente en amenazas y promesas referentes a la otra vida, tienen un poder total sobre las vidas de las pobres gentes. En gran parte el subdesarrollo de esos países y su falta de progreso se debe precisamente a los mandamientos de sus respectivas religiones que no les dejan usar su mente con libertad. Y en muchas ocasiones las religiones «predicadoras de la paz» son precisamente las causantes de que no la haya. El infierno que es en la actualidad el Oriente Medio es la mejor prueba de lo que estoy diciendo.

«Irán e Irak se destrozan mutuamente con una santa ferocidad inspirada por Alá, superando ya la espantosa cifra de medio millón de muertos. Irak por vengar viejas ofensas patrias de los iraníes y éstos por la extensión de una santa revolución islámica. Drusos y cristianos se matan animados por un heredado rencor religioso. Los palestinos se aniquilan entre sí por razones patrióticas entremezcladas con razones religiosas. Siria y Libia colaboran en la guerra santa contra el Gobierno cristiano del Líbano. Norteamericanos y franceses vuelan por los aires a impulsos de una dinamita empapada de odio racial y religioso. Y en la base de todo este caos, y como origen de él, el ciego fanatismo religioso de Israel que un buen día y contra todo derecho (inspirados por las palabras de Yahvé, ¡pronunciadas hace ya 4.000 años!) despojaron de su patria a los palestinos, convirtiéndolos en un pueblo errante y desesperado. De víctimas del salvajismo nazi, los israelíes se han convertido en los nazis del Oriente Medio.

»¿Por qué todo este horrendo infierno del Líbano? Por ideas “sagradas” fomentadas por líderes religiosos, y defendidas con furor por fanáticos descerebrados, que en vez de usar su cabeza se dejan llevar por sus sentimientos.» (Defendámonos de los dioses, cap. 9.)

Éstos son los «visibles señores del mundo».

Con tales señores ¿se puede extrañar alguien que la historia humana haya sido el conjunto de horrores que ha sido, y que en la actualidad, cuando ya nos consideramos poseedores de una tecnología avanzadísima, tengamos a medio mundo convertido en un volcán de guerras, con millones de personas pasando hambre, con docenas de especies de animales extinguiéndose cada año, con lagos, mares y ríos envenenados, y con la mayor parte de los bosques enfermos por la atmósfera contaminada?

El hombre verdaderamente racional y con sentimientos llora ante tal panorama. Pero «los visibles señores del mundo», tan tranquilos, siguen adelante con sus «guerras de las galaxias» o jugando a las «reuniones cumbre» sin que sean capaces de llegar a ningún acuerdo, inflando artificialmente los intereses y los precios del oro, y hasta emitiendo nuevas Encíclicas sobre dogmas olvidados, con las que intentan seguir teniendo atontadas las mentes de los fieles o alentando a los que detonan coches-bomba para defender la gloria de Alá.

¿Quién nos librará de semejantes señores? Y puesto que no han venido de fuera sino que son de nuestra propia carne y sangre, será lógico que nos preguntemos: ¿por qué, en cuanto el ser humano se encumbra, se vuelve un verdugo para sus hermanos y se deshumaniza tanto?

¿Por qué, aunque entre estos señores los haya rectos y con buena voluntad, las maquinarias rectoras del mundo, las reglas sociales por las que se gobierna el planeta, las grandes instituciones internacionales, los mayores centros del saber donde se trazan los nuevos rumbos de la Humanidad, se han hecho tan egoístas e inhumanos a pesar de sus pronunciamientos contrarios, y se han olvidado tanto de la paz, la justicia y el amor, que son los valores fundamentales a los que todo ser humano aspira?

Creo que la solución a tan importante pregunta —aunque la ciencia oficial no lo quiera admitir— está en lo que diremos en el resto de este libro. Está en los «señores invisibles» de los que los «visibles» no son más que meros servidores, que lo único que hacen es obedecer las órdenes que aquéllos les dictan, aunque lo hagan inconscientemente las más de las veces.

PRESENTACIÓN DE LOS CASOS

Unas breves palabras que sirvan de introducción a la serie de casos que a continuación le presentaremos al lector.

La mayor parte son producto de mis muchas andanzas e indagaciones por diversas naciones de América. Excepto el primero, que es un caso histórico, los demás son contemporáneos en los que yo he interrogado a los testigos y en ocasiones he acudido con ellos a los mismos lugares en donde habían sucedido los hechos, tratando siempre de llegar al fondo de la verdad.

La razón de exponerlos es para probar que en la actualidad siguen sucediendo las mismas cosas que siempre se nos han presentado como «leyendas» o habladurías folklóricas.

Los casos son muy variados como variada es la actuación de estas entidades en nuestro mundo. De ellos se puede decir lo que de todo el fenómeno: que son contradictorios entre sí; porque los hay explicables y con cierta lógica, y del todo inexplicables; los hay positivos y negativos, llegando algunos a ser hasta tiernos mientras que otros son horripilantes. Pero todos son reales y de ello doy fe.

Sin embargo los casos de ninguna manera son la esencia de este libro, tal como sucede con otros que tratan del fenómeno OVNI, en los que el autor se limita a presentar los hechos que conoce dejando al lector sin saber qué pensar ante tan dispares actuaciones.

Al igual que tampoco es el propósito principal de este libro el tratar de convencer al lector de que los casos son auténticos y de que los hechos no se deben a errores o falsas interpretaciones, o que «todo proviene de la mente» y que en definitiva el fenómeno es real. Es una lástima que todavía se siga perdiendo el tiempo en eso y buscando pruebas para convencer a los inconvencibles.

La esencia de este libro la constituyen las conclusiones a que el autor ha llegado después de analizar éstos y muchos otros hechos en los cuales no aparece el OVNI por ningún lado y sin embargo proceden de la misma gran causa de la que proceden los OVNIS, el fenómeno religioso y muchos otros hechos paranormales que se dan en este mundo.

Privar al fenómeno OVNI de su contenido psíquico, parafísico y hasta trascendente es no tener idea de lo que es el fenómeno. Lo mismo que creer que los milagros de todas las religiones son puramente «divinos» sin tener nada que ver con los fenómenos que estudia la parapsicología, es ser simplemente un pobre fanático; y negarse a admitir que en este mundo hay muchos hechos extraños que contradicen las teorías científicas más serias, es ser un miope cerebral aquejado de «ciencifitis».

Presentamos todo este mosaico de hechos extraños e inexplicables para que de una vez por todas se nos rompa nuestra dura cabeza de «racionalistas puros» contra ellos y nos convenzamos por fin de que los humanos no somos los señores del mundo y los reyes de la creación, y de que la Naturaleza y el cosmos son libros en los que tenemos todavía mucho que aprender.

Juan Garcia Atienza

Juan Garcia Atienza

Escritor español (Valencia, 1930-), licenciado en Filología Románica. En 1977 decidió dedicarse de lleno a la investigación histórica y antropológica. Antropólogo de lo oculto, historiador de las voces del pueblo, buscador de caminos, hombre experto, culto, de senectud encendida, y ojos lacios y azules como de agua estancada.

Autor de más de 50 libros, entre ellos:

Leyendas mágicas de España

Leyendas del camino de Santiago

La Ruta Sagrada

Los Santos paganos

El Legado Templario

La Gran Manipulación Cósmica

El Milenio llega

Para conocer sobre cómo el ser humano es usado y mentalmente influenciado por entidades del cosmos, el libro La Gran Manipulación Cósmica ofrece un tratamiento del tema muy destacado entre todo lo que al respecto ha sido publicado.

La Gran Manipulación Cósmica
10
De cómo el pez grande vino a comerse al pez chico

La escala dimensional de la evolución

Si intentásemos establecer la sucesión evolutiva de los seres del cosmos a niveles de conciencia dimensional -y tendré que pedir excusas por lo que me temo que pueda parecer una definición muy poco ortodoxa-, deberíamos partir de una conciencia- punto, que correspondería, en líneas generales, al que llamamos mundo mineral.

Una piedra o un grano de arena, un objeto natural o artificial inorgánico, está en un lugar preciso, ocupa un espacio limitado y no puede desarrollar la energía necesaria para su autodesplazamiento. Si es que existe en este ser objeto algún tipo de conciencia -y no hay nada que impida pensar que la posee- esa conciencia estará constreñida al punto exacto de su ubicación. Es, pues, una conciencia que podríamos llamar adimensional (aunque, de hecho, sabemos que ocupa un espacio que contiene las tres dimensiones, si bien no podrá tener conciencia de ello). 

El mundo vegetal crece y se desarrolla por sí mismo, nace y muere y crece, aunque tampoco tiene la capacidad de desplazarse. Su punto de referencia espacial está en su contacto con la tierra y, a partir de ella, su camino hacia arriba (tronco, ramas, hojas, flores) y hacia abajo (raíces). Su eventual conciencia sería la línea, es decir, la unidimensionalidad. 

Avancemos la sospecha que le asaltará a más de un lector: no hay, de hecho, un límite estricto que sirva de frontera definida a los seres de la naturaleza. Del mismo modo, no existiría un punto en el que se pudiera afirmar taxativamente que, antes de él, sólo hay conciencia adimensional y, al otro lado, otra unidimensional (y así sucesivamente). Tomo voluntariamente bloques enteros de conciencia y pienso que cada cual podrá representarse, por su cuenta, esas zonas de nadie en las que se produce el paso de un tipo de conciencia al siguiente.

Continuando, pues, con la escala iniciada, nos encontraremos ante los seres inferiores del reino animal, que tienen conciencia primaria de desplazamiento superficial, como podría tenerla un supuesto ser de dos dimensiones. Un gusano de seda tiene conciencia de la hoja de moral que devora y por la que se desplaza, pero ignora esencialmente los volúmenes. Sin embargo, ese mismo gusano, llegado al ápice de su evolución física, deja súbitamente de comer, se envuelve en la seda que él mismo segrega por centenares de metros, hasta formar un capullo, y muere materialmente, se pudre y se seca dentro de su caparazón para resucitar -pues se trata de una auténtica resurrección y hasta he sentido tentaciones de escribirla con letras mayúsculas- en una mariposa de vida precaria que, durante unas horas, es casi capaz de volar, de palpar los límites de una conciencia tridimensional. 

Si continuamos analizando la conducta de los animales superiores (incluyendo ya en ellos desde insectos y crustáceos capaces de saltar o de volar, hasta los simios antropoides), nos daremos cuenta de que, en ellos, como en la mariposa, hay ya una conciencia tridimensional que les permite captar instintivamente la altura, la profundidad o los contornos de su espacio vital, moverse entre ellos y mantenerlos como límite de captación. 

Por su parte, el ser humano, en tanto que grado evolutivo inmediato, se mueve, lo mismo que los animales superiores, en un espacio que sus sentidos -nuestros cinco sentidos más ese sexto sentido mental del que hablan los orientales- dictan como tridimensional y que, por lo tanto, limita su percepción inmediata. Sin embargo, un grado superior de conciencia -llamémoslo su condición de animal racional- le lleva a intuir, aunque sea de modo primario, la dimensión inmediata, de la que en cierto modo se siente -nos sentimos tú y yo, amigo racional- esclavo.

Se trata del concepto del tiempo, de la dimensionalidad temporal que domina el curso de nuestra existencia y marca la pauta, tengamos o no conciencia clara de ella, de eso que denominamos nuestra trascendencia. 

Tú mi da´ una cosa a mé, ío ti dó una cosa a té

Hace ya unos treinta años, cuando el movimiento llamado neorrealista convirtió a Italia en una potencia mundial en la industria cinematográfica, se realizó una película en color, Carrusel napolitano, tal vez la primera en aquel mundo latino de la segunda posguerra mundial, en la cual, en clave de espectáculo musical, surgían una vez más todas las lacras y los terribles avatares de un mundo que había aprendido algo -no mucho, por desgracia- de los centenares de millones de muertos que habían producido cuatro años de contienda. 

En aquella película había un número -repito que se trataba de un film musical- en el que todos los componentes jugaban al toma y daca casi cósmico que patentizaba la mutua dependencia de los seres humanos: “Tú me das una cosa a mí, yo te doy una cosa a ti”, decían, haciendo intercambio de las cosas más peregrinas que cabría imaginar en el mundo. 

Viene a cuento aquel recuerdo -que para muchos será ya prehistórico- con la interdependencia que podríamos establecer y que, de hecho, existe ya en todos los seres que pueblan el cosmos. Todo le sirve a alguien. Nada hay que, de uno u otro modo, no sea útil a otro, que lo habrá de tomar a cambio de algo que él, a su vez, puede proporcionar a un tercero. El mundo, en este sentido, es un constante intercambio de necesidades y de hartazgos entre los entes que lo pueblan. 

Los seres de conciencia unidimensional, el universo de los vegetales (dicho de modo amplio y necesariamente inexacto, sólo estructuralmente válido), se nutren del mundo adimensional de los minerales, extrayéndoles directamente las sustancias necesarias para cumplir su función vital. 

Los animales primarios, por su parte, extraen su alimento principal de las plantas, que previamente han tomado de la tierra las sustancias nutricias. A su vez, los animales más evolucionados, lo mismo que los seres humanos, se alimentan indistintamente de materias vegetales y de otros animales, en una especie de síntesis alimentaria y vital que se hace progresivamente complicada, en tanto que ha de nutrir órganos también progresivamente más evolucionados que hace que las funciones vitales exijan una mayor complejidad acorde con los estudios evolutivos de seres con necesidades de nutrición diversas, según los órganos que hayan de mantener.

El mundo exige ese escalonamiento, del mismo modo que lo exigen todos los seres que lo componen, de tal modo que aquello que toman de los estadios inferiores de la evolución supone síntesis cada vez más complejas y, a su vez, hacen entrega de elementos todavía más complicadamente sintetizados a los que forman parte del escalón evolutivo inmediato. Con escasas variantes, que creo que sólo servirían para confirmar los hechos, así se establece la armonía de la naturaleza. 

El hombre en tanto que ser que se alimenta

A medida que los seres de la naturaleza alcanzan grados superiores de conciencia, sus necesidades alimentarias se diversifican y, sobre todo, tienen que cubrir campos cada vez más amplios. Sí, por ejemplo, a una planta le basta con sintetizar alimentos que le proporciona la tierra y que toma del aire para crecer y echar hojas y ramas y frutos, a una oruga sedera le será necesario tomar de la hoja de la morera sustancias que no sólo le permitan alimentarse y crecer, sino también fabricar la seda que le dará la posibilidad de envolverse en el capullo del que habrá de salir la mariposa con toda su complejidad orgánica.

Un mamífero, por su parte, necesitará que los alimentos ingeridos le den robustez de músculos y una vitalidad sanguínea que le permita regar un cerebro relativamente desarrollado, más toda una serie de vísceras con funciones tremendamente complejas y diversificadas. 

El ser humano, por su parte, posee una capacidad de raciocinio supuestamente superior a la de cualquier animal. De hecho, el rasgo distintivo de la especie humana es precisamente la razón. Pues bien, esa capacidad debe también ser alimentada, porque todos sabemos que surgen cierto tipo de taras cerebrales que son ocasionadas por la carencia de sustancias concretas necesarias para esa particular y compleja función y para nada más.

Pensemos igualmente que, en el caso del ser humano -lo mismo que en el de muchos otros animales y hasta en el de las plantas- la alimentación no se lleva a cabo únicamente por la vía digestiva (directa, podríamos decir), sino por otros muchos caminos. Hay una alimentación producida por el sueño, por la respiración y hasta existen -aunque no siempre se practiquen- una alimentación emocional y una alimentación intelectual, cuya carencia puede también causar trastornos que afecten a la personalidad humana.

Y créase que no lo digo como metáfora, sino que esas necesidades existen realmente como tales, como energías vitales que deben cubrirse y fomentarse, precisamente porque el ser humano, aunque muy a menudo de modo inconsciente, es un sujeto tan inserto en su propia evolución como pueda serlo el gusano de seda, y no podemos pensar en modo alguno que se ha alcanzado un límite evolutivo más allá del cual no podremos pasar.

No sólo no es así, sino que esa evolución forma parte integrante de la naturaleza humana, del mismo modo -sólo que con mucha mayor complejidad- que forma parte de la naturaleza de los animales inferiores la utilización o absorción de determinados alimentos que les permitirán la conservación de la especie en su lucha continua por sobrevivir a la selección natural. En líneas generales, el ser que mejor y más razonablemente atienda a sus necesidades vitales y alimentarias será siempre el que tenga mayores probabilidades de supervivencia y, por tanto, de evolución selectiva. 

Vemos, pues, que cada especie -y el ser humano, en tanto que es especie, hace lo mismo- se alimenta de lo que le proporcionan las criaturas en su estadio evolutivo inferior, usa sus energías y su capacidad primaria de síntesis de los alimentos naturales que, en estado puro, serían ya imposibles de asimilar, y muestra su nivel evolutivo por el uso que hace de su preponderancia sobre esos otros seres.

Pero no deja de resultar curiosa esa dificultad progresiva en los procesos de asimilación; más que curiosa, significativa, puesto que se acentúa en razón directa con la complejidad orgánica de los seres a todos sus niveles y, naturalmente, al nivel mismo de su percepción o conciencia de la dimensionalidad, agudizada al máximo en el ser humano, que es el ser racional por excelencia. 

Cualidades y dimensiones

Partimos del hecho, universalmente admitido (a pesar de lo cual habría que someterlo a un análisis de certeza) de que el ser humano se distingue precisamente por su cualidad de ser racional. La razón y sus consecuencias es lo que distingue, pues, a la humanidad. Del mismo modo, cada estadio evolutivo de la naturaleza se distingue por una cualidad que, curiosamente, marcha paralela con el sentido de conciencia dimensional que antes especificábamos.

De modo que la conciencia adimensional se corresponde con la cualidad de la inercia, la unidimensional con el impulso, la bidimensional con el instinto y la tridimensional con la voluntad. El ser humano, a cuestas con su conciencia cuatridimensional -por más errada e inexacta que tenga la concepción temporal- es el de tentador de la razón.

En esquema, la pauta evolutiva sería así: 

Especie Conciencia dimensional Cualidad
Minerales 
Vegetales 
animales i. 
animales s. 
seres humanos 
… ? … adimensionalidad 
unidimensionalidad 
bidimensionalidad 
tridimensionalidad 
cuatridimensionalidad 
pentadimensionalidad  inercia 
impulso 
instinto 
voluntad 
razón 
… ? …

Partiendo, pues, del grado más evolucionado racionalmente conocido -el género humano, es decir, nosotros- cabe afirmar que cada grado sucesivo de evolución, cada especie, está en condiciones de dominar y de manipular a todas las que se encuentran en estadios inferiores. El vegetal domina al mineral (a la tierra) y se alimenta de él. Y así sucesivamente hasta el ser humano, que, provisto de su suprema arma mental (la razón en cuestión) domina, manipula, y se aprovecha a todos los niveles de los seres que evolutivamente le anteceden.

Este factor le confiere lógica (racional) conciencia de superioridad y le hace suponer, por medio de esa suprema arma que tiene consigo, que se encuentra en la cúspide del poder cósmico o, al menos, del poder planetario. 

Pensemos un poco, aunque sea, de momento, al menos, para sacar conclusiones aparentemente perogullescas. ¿Por qué cada especie es vencida y manipulada por las que poseen la conciencia dimensional un grado al menos superior? Creo que la respuesta es casi obvia: porque cada una de las cualidades inferiores ignora visceralmente a las que la siguen, aunque sepa que están ahí.

Y, en consecuencia, no puede sustraerse conscientemente a su lógica agresión. Hablando en términos dimensionales -que son precisamente los que nos van a servir para captar en lo sucesivo la manipulación de la que somos nosotros mismos objeto- hemos de admitir que cada conciencia dimensional carece de las condiciones necesarias para captar el ataque y el dominio que se ejerce sobre ella desde otro plano dimensional. 

Si imaginamos la conciencia del gusano (bidimensional) sólo capaz de entender a su manera la superficie sobre la que discurre su existencia, una agresión llegada desde arriba o desde abajo la encontrará inerme. Hagamos la prueba si queremos. Coloquemos a nuestra oruga sedera sobre su hoja de moral. Acerquémosle un palito desde el nivel de la superficie de la hoja; la oruga se moverá en dirección contraria.

Sin embargo, si ese acercamiento lo efectuamos desde arriba, la oruga será incapaz de captarla y podremos atravesarlo sin que el pobre bicho llegue a saber nunca desde dónde le ha llegado la agresión y sin haber podido hacer absolutamente nada para evitarla o para defenderse de ella. 

La razón, ¿punto final?

Hemos tomado tan a pecho nuestra supuesta cualidad de reyes del planeta que, echando mano de nuestra arma suprema -la consabida razón, esa Razón que hasta hicieron Diosa Suprema los sans-culottes de la Revolución Francesa-, y con la ayuda de todas las fuerzas de presión de que disponemos, nos hemos fabricado a nuestra imagen y semejanza toda una teoría del poder racional, de la que nos hemos constituido en cúspide, cima y corona.

Y hemos sido tan orgullosos y nos hemos sentido tan satisfechos con nuestras posibilidades que, más allá de esa cúspide sobre la que nos hemos izado, sólo admitimos -y eso no siempre- a un Supremo Hacedor sobre el que descargamos todo aquello que cae fuera de nuestro entendimiento. 

Claro que sucede también que, ocasionalmente -y por más creyentes que seamos o que nos hayan pretendido hacer a lo largo de nuestro ya prolongado proceso histórico-, surgen fenómenos que, aunque resultan incomprensibles para nosotros, resultaría también ridículo y bochornoso adjudicárselos a esa divinidad suprema que nos hemos fabricado a nuestra imagen y semejanza.

Y entonces nos encontramos, como dicen en los pueblos, con el culo al aire; totalmente desasistidos, incapaces de racionalizar los hechos que no tienen razón y sin la menor posibilidad de definirlos, es decir, de transformarlos o de dominarlos y hasta de defendernos de su agresión, cuando la hay. Por el contrario, son fenómenos que nos dominan a nosotros, que juegan a pídola con nuestra suprema razón y la enfangan y la inutilizan lo suficiente como para que empecemos a dudar de ella en tanto que cualidad suprema en la evolución natural de las especies.

La cosa viene a plantearse como un gran despropósito cósmico. ¿Creíamos que la razón, nuestra razón, lo podía absolutamente todo? ¡Pues toma irracionalidad a espuertas pudiendo con ella! ¿Nos imaginábamos la cúspide de una escala evolutiva sin más límite que nuestro Dios infantilmente infinito o nuestra no menos deificada razón?

¡Pues toma absurdos fenómenos que se ríen de nosotros y en nuestras propias barbas y nos dejan inermes frente a una realidad que, deliberadamente, por orgullo supremo, habíamos tratado de borrar! 

Objetos (y conceptos) no identificados

A lo largo de nuestra historia de seres racionales y pensantes, inventores de tecnología y presuntos soberanos del planeta, han estado surgiendo constantemente ante nuestras conciencias fenómenos que la razón ha sido incapaz de explicar, aunque, siguiendo un proceso lógico del pensamiento racional, ha tratado de encajar en determinadas coordenadas de nuestra mente cuadriculada.

La necesidad de dar un cauce a los fenómenos evidentemente irracionales es la que, al fin y al cabo, ha obligado al ser humano a inventarse a Dios, pero el orgullo de sentirse propietario exclusivo de todo un planeta es lo que, por su parte, le ha inducido a establecer escalas serias de comunicación o estadios conscientes de relación con Él.

El ser humano, con toda su aureola de racionalismo, se sentía en la misma cumbre que había fabricado y todo cuanto no entraba en los límites de su entorno racional se atribuía -o se sigue atribuyendo ocasionalmente- a la divinidad abstracta. Y esa atribución dejaba al hombre siempre como dueño y señor -o como inquilino privilegiado- de su propio entorno. Dios absorberá lo que quede del ser humano después de la muerte; Dios -y sólo Él- marcará los límites del comportamiento humano; Dios habrá sido el fabricante de la pirámide evolutiva de la que constituimos la cumbre y el que habrá colocado al hombre en su puesto inamovible. 

El cuanto a todos los fenómenos que escapan a la clasificación racional y que surgen en nuestro entorno, que están ahí mismo y que no pueden negarse, identificarse ni catalogarse (y ni siquiera adjudicarse a la divinidad, porque son demasiado cotidianos, demasiado “de andar por casa” para adjudicárselo directamente), hemos optado por varios caminos, que se han sucedido a lo largo de la historia, según haya dominado en nuestra civilización racional el sentimiento de dependencia divina o la razón científica a ultranza, con todos los estadios intermedios por los que hemos atravesado. 

La primera explicación, propia de estadios deístas o de épocas dominadas por la manipulación secundaria de los grupos de presión de origen o de extracción religiosa, viene a atribuir cualquier manifestación de fenómenos no identificados a emanaciones o a enviados del dios de turno: dioses menores, sefirots, santos o ángeles que proceden de la divinidad, que son “sus hijos” como nosotros somos “su obra”, o sus enviados, que vienen como portavoces de sus advertencias y que -lógicamente- se presentan de manera prodigiosa e intangible, como corresponde a su categoría de origen divino. 

A medida que la ciencia avanza en el discurrir de la historia, muchos fenómenos que anteriormente carecían de explicación racional ya la tienen. Consecuentemente, la cotización divina baja muchos enteros e incluso, en numerosas ocasiones, se ha de declarar en quiebra o, al menos, en suspensión de pagos. Una tormenta puede ser explicada y prevista, como puede explicarse -y dicen ya que preverse- un terremoto. Se sabe que una hierba (antes milagrosa) o un agua (antes sagrada) pueden curar determinados males.

Se sabe por qué se producen fenómenos antes divinizados. Como consecuencia, surge una segunda explicación a cuanto aún continúa sin ser explicado. O debemos esperar, pues ya llegará en su día el momento de esa explicación, en cuanto la ciencia lo descubra, o se trata de alucinaciones que no son más que producto de mentes temporalmente (o perennemente) afectadas por alguna conexión defectuosa en sus circuitos racionales. 

La tercera solución viene, en cierta manera, de la transferencia del concepto divinal al mundo de la ciencia racionalista. Conociendo -mal, por supuesto- los avances científicos y presuponiendo -todavía peor- las perspectivas que aguardan a la ciencia en el futuro más o menos próximo que se nos avecina, un sector cada vez más numeroso de la humanidad se ha planteado la evidente existencia de otras humanidades en otros sistemas planetarios del Universo, suposición evidentemente lógica, que a estas alturas no admite duda ni suspicacias y que incluso los remisos del deísmo religioso a ultranza aceptan sin posibilidad de contraponer una negativa racional.

A continuación, han adjudicado a tales humanidades un grado de avance tecnológico-científico ligeramente superior al nuestro (suponiendo siglos o milenios de desfase cultural y tratándose de sólo unos grados, a los que nosotros, sin duda, llegaremos -o llegarán nuestros científicos, o nuestras multinacionales manipuladoras- el día menos pensado) y nos las han traído a nuestro mundo, dispuestas en muchos casos (demasiados) a asumir el papel de unas divinidades abstractas y moribundas que ya no cotizan lo suficiente en la bolsa de la credibilidad o de la credulidad humana. 

Cada cosa en su sitio

Todo menos admitir -porque para eso somos nosotros, la Humanidad, la cúspide de la evolución natural, o al menos eso nos hemos creído- que hay o que puede haber entidades que viven una conciencia dimensional superior a la nuestra y que, sin que nosotros tengamos la menor posibilidad de detectarlas (a menos que ellas consientan o provoquen la detección) conviven en nuestro mundo y con nosotros lo mismo que nosotros convivimos con las ovejas, los cerdos, las vacas o las orugas sederas. Y, para más exactitud, haciendo con nosotros exactamente las mismas cosas que nosotros hacemos con los animales o con los vegetales de los que nos servimos y nos nutrimos. 

He dicho nutrimos y la palabra puede parecer incluso un poco o un mucho caníbal o vampírica. Y no es que yo vaya ahora a negar que lo sea y rasgarme la túnica para afirmar que dije digo donde digo Diego. Nada de eso. He hablado de nutrición y he querido expresar precisamente eso: nutrición, canibalismo, alimento, comida, subsistencia, vitaminas y proteínas e hidratos de carbono… o la materia o la energía que puede servir de sustitutivo o de complemento nutricio a las entidades que, sin saberlo nosotros racionalmente, están ahí y nos manipulan, porque ése es su derecho dimensional y natural: el de manipularnos, exactamente lo mismo que nosotros -¡los amos del mundo no lo olvidemos!- estamos o nos consideramos en el derecho de devorar y dirigir y manipular a los seres de conciencia dimensional inferior. 

Vamos a tratar de establecer un paralelismo hipotético a modo de ejemplo. Intentemos comprender realmente nuestra situación trasladando, lo mismo que hacíamos en la escuela, una determinada figura o una concreta función al plano inmediatamente inferior. Si logramos recordar cómo, en los problemas de geometría espacial, trasladábamos las figuras y los volúmenes a las hojas de papel -bidimensionales y planas-, podremos hacernos cargo y captar el problema que ahora se nos plantea.

En el fondo, casi me parece mentira la evidencia de que todo en este mundo de conciencias y de dimensiones sea tan terriblemente simple, tan visceralmente captable. Pero lo cierto es -y esto lo supieron ya hace muchos siglos los heterodoxos matemáticos seguidores del místico de los números, Pitágoras- que el universo no es más que numerología.

¡Y pobre del científico que no sea capaz de comprenderlo y que domina lo que, en realidad, le está dominando a él e indicándole, por cifras y por líneas y superficies e incógnitas y volúmenes e integrales, lo que es realmente el Universo! 

El juego de la razón produce monstruos

Nosotros somos, para el mundo de lo suprarracional, lo mismo que el mundo de los animales superiores para nosotros. Nosotros dominamos ese mundo con la razón, que supera al entendimiento de nuestras bestias, pero a nosotros se nos está dominando y se nos manipula mediante una supra-racionalidad -o irracionalidad, porque ese mundo no tiene nada de racional ni de razonable- que jamás podríamos ser capaces de comprender. 

Si algo distingue a cualquiera de los hechos o de los fenómenos que llamamos malditos o fortianos es precisamente el que, contra todo pensamiento racional, carecen de un porqué y, sobre todo, se encuentran absolutamente ajenos a nuestro fundamental concepto del dualismo, es decir, de la perspectiva racional por excelencia. 

La razón, que nos caracteriza como seres pensantes, nos hace ver el mundo como un constante enfrentamiento de opuestos. Nos es imposible emitir juicios de valor si carecemos de la medida que nos comparará un hecho y nos lo situará en esa tabla que tenemos establecida para todos los niveles vitales. Llamaremos mala a una cosa en tanto podemos compararla con la bondad de otra. Decimos de una cosa que es luminosa en tanto que nos la representamos como contraria a la oscuridad. Algo es amable por contraposición con lo que es odioso y algo es negro si no tiene nada de blanco o de color. Si vemos un lado del rostro de una persona no vemos el otro (salvo que seamos cubistas, pero ya volveremos sobe eso), y si decimos que algo está frío es porque sentimos su ausencia de calor. 

En cambio, nos encontramos esencialmente inquietos y sin posibilidad alguna de reaccionar cuando surge algo que nos resulta imposible de catalogar en las perspectivas del dualismo. Fijémonos en el fenómeno OVNI, que es la muestra más palpable e inmediata con la que se nos presenta, cada vez con más insistencia, el universo de lo irracional. Nadie de los que se ha ocupado del fenómeno, nadie de cuantos lo han vivido o lo han juzgado, han podido zafarse de una pregunta primaria que forma parte de nuestro mundo lógico y cuadriculado de la dualidad: ¿es el fenómeno OVNI bueno o malo para el ser humano?

Si leemos a los investigadores o preguntamos a los testigos, seguro que todos, de un modo o de otro, tienen formada su idea y la defienden a capa y espada. Pero sucede que esa idea nunca es única; que las opiniones se dividen en un cincuenta por ciento. La mitad responde: es bueno; y la otra mitad jura que es algo malo, perverso, negativo y peligroso para la humanidad. 

Los que afirman la bondad del fenómeno son quienes, de alguna manera, lo han deificado y le han transferido la fe religiosa perdida o apagada. Para ellos, el fenómeno OVNI es un sustituto de ese Dios que ha muerto a manos de la tecnología científica y, como tal, resume todo cuanto de bueno y deseable queda en las mentes respecto a ese concepto del Paraíso Perdido que fue el cielo, convertido por la astronomía en simple y puro cosmos. Los OVNIS y quienes parecen ir dentro de ellos son criaturas enviadas desde un mundo esencialmente mejor y han llegado hasta nosotros para redimirnos de nuestros pecados, de nuestra incredulidad, de nuestra ciencia equivocada y de los peligros que nosotros mismos estamos provocando. 

Los que se aferren a la maldad intrínseca del fenómeno, juzgan a través de animales extrañamente desangrados, de testimonios -ciertos- de mentes que se han dislocado definitivamente después de un contacto, de familias rotas tras una supuesta llamada extraterrestre.

Pero, fundamentalmente, suponen malo el fenómeno precisamente a causa de su impenetrabilidad, de su constante juego con los parámetros racionales, de su negativa a ser explicado, catalogado, analizado y, en consecuencia, vencido. 

Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario

Fijémonos en un hecho que, a mi modo de ver, podría arrojar un poco de luz -aunque no fuera mucha- a la hora de enfrentarnos con la creencia de un encaje dualista de los hechos fortianos y, como resumen y ejemplo de todos ellos, del fenómeno OVNI en todas sus fases. ¿Nos hemos detenido alguna vez a pensar que nuestro concepto del bien y del mal, del amor y del odio, de lo izquierdoso y de lo derechista, está referido siempre a nosotros y jamás a la naturaleza y al resto de las especies que la componen?

Cuando damos muerte a una res para comerla, o cuando arrancamos una lechuga para hacernos con ella una ensalada, no nos planteamos en modo alguno si somos buenos o malos con el cordero o con la hortaliza, sino que esas cosas son buenas para nosotros. 

Siguiendo la misma vía de pensamiento, planteémonos el caso del rebaño de vacas o de cabras que cuidan nuestros pastores, tratando de llevarlo a los mejores pastos, haciendo que coman la mejor hierba y engorden. ¿Lo hacen acaso por altruismo? Si lo hiciera por eso el pastor -es decir, si confesase que su único afán era proporcionar felicidad a sus animales-, todos nosotros le tildaríamos de loco, de absurdo, de irracional, porque -diríamos- los seres inferiores a nosotros, en su totalidad, están ahí precisamente para servirnos o para que nosotros nos sirvamos de ellos.

Lo tonto e ilógico sería detenernos a pensar en si obra mal el leñador con el árbol que abate a golpe de hacha, o el fabricante de seda con las mariposas que no dejará nacer, o el pescador dominguero que vuelve de su jornada con media docena de truchas en la cesta.

Sólo pensamos en una eventual mala acción hacia los demás seres de la naturaleza cuando esa acción no reporta provecho alguno para quien la lleva a cabo. Sutil juicio de valor, porque estamos comprobando ya, día a día -y hoy ha llegado ya a constituir uno de los problemas fundamentales de nuestra supervivencia- que muchos de los actos que ha cometido y sigue cometiendo el ser humano en su supuesto beneficio y siguiendo sus necesidades inmediatas, están comprometiendo seriamente nuestro futuro y nuestra subsistencia. Pero no se trata de eso aquí y ahora, sino de que hemos conformado nuestra razón y nuestra moral (igualmente racional) a nuestro exclusivo beneficio. 

Vamos ahora de nuevo con el fenómeno irracional, con la presencia entre nosotros de lo esencialmente falto de lógica y carente de razón. Ese fenómeno OVNI, ¿es bueno o malo, al margen de lo que opinen los testigos y los investigadores, los contactados y los curiosos? 

Analicemos su comportamiento, al margen de juicios y al margen también de su radical inexplicabilidad. Ante todo, trasponiendo cuanto acabamos de apuntar respecto a nuestro propio concepto moral, tendríamos que prescindir de que se trate de un fenómeno bueno o malo para nosotros, del mismo modo que no nos planteamos si nosotros somos buenos o malos con respecto a las demás especies de la naturaleza.

En todo caso (pero me imagino que sería demasiado pedir) tendríamos que preguntarnos o tratar de saber, dentro de lo posible y prescindiendo del pensamiento racional demasiado consciente, si se trata de un fenómeno o de un conjunto de fenómenos que llega desde planos dimensionales distintos y si, desde ellos, actúa sobre nuestra especie y sobre todas las demás y nos las manipula en su propio provecho, en la única manipulación ante la cual el ser humano tendría que conformarse irremisiblemente a ser sujeto pasivo. 

La cosa que viene de ninguna parte

Vamos a recordar de nuevo lo que comentaba anteriormente respecto a nuestra acción sobre la conciencia presuntamente bidimensional de la oruga. Decía que, si nos aproximamos a ella desde su propio plano de conciencia -la superficie de la hoja sobre la que vive- advertirá la presencia de un elemento extraño y presuntamente agresor, mientras que si la aproximamos desde arriba, sólo nos advertirá cuando estemos en su propio plano dimensional.

Supongo, siguiendo con la misma experiencia, que si nos aproximamos a la oruga desde abajo y atravesamos la hoja sobre la que se encuentra, sólo captará nuestra presencia (o la presencia del objeto que hayamos empleado, rama, aguja o bisturí) cuando atravesemos ese plano ¡y el ningún otro instante distinto! E incluso entonces, sólo se dará cuenta de que allí hay algo e ignorará qué es y de dónde procede. Y, todavía más allá, ese agujero que eventualmente habremos perforado en su hoja no será tal agujero para la oruga, sino un espacio de nada, puesto que, presuntamente, carece de la capacidad de advertir los planos dimensionales, mientras que un agujero (para nosotros) supone que hay algo, al menos, debajo de él. 

Observemos ahora el otro paralelismo que vamos a intentar dilucidar. Un OVNI o una formación entera de OVNIs surge de nadie-sabe-dónde, incluso muchas veces -a los testigos me remito- de esa superficie del mar que ha hecho plantearse a tanta gente (incluso a gobiernos concretos, aunque nunca lo hayan hecho público oficialmente) que existen “bases submarinas” de esos presuntos ejércitos galáctico. Si recordamos el que fue en su día célebre caso del seminarista de Logroño, la entidad ufológica -o lo que fuera aquello- se presentó súbitamente en su cuarto, sin venir de parte alguna, y comenzó a manipular todos los aparatos -radio, tocadiscos y no recuerdo qué más, supongo que hasta el reloj- como siguiendo un juego del absurdo más sorprendente e inexplicable. 

El fenómeno, pues, exactamente lo mismo que los fantasmas de la tradición de la novela gótica inglesa o las almas del Purgatorio del mito de don Juan, se filtran a través de la solidez de los muros materiales y hasta parecen formarse en el cielo -podríamos decir, parecen materializarse a partir de la nada, del ningún-lugar- y, de la misma manera, se desintegran en la nada, después de haber realizado acciones que -confesión de sabios científicos que a veces parecen convertirse en locos alucinados- no podrían jamás haberse realizado técnicamente, científicamente.

O sea racional y lógicamente. O sea, también, que los OVNIs son capaces de romper todas las leyes establecidas a partir del comportamiento de los cuerpos físicos, de los cuerpos tridimensionales, que son los que estamos en disposición de apreciar, calibrar, juzgar, dominar y entender. 

El fenómeno OVNI ha de plantearse, pues, contra todos los intentos que se han hecho y que se sigan haciendo, como una manifestación radicalmente incomprensible e inaprehensible, al menos desde una perspectiva física, corporal. Ni siquiera se ha podido establecer si tales objetos están compuestos por algún tipo de materia.

Aparentan tenerla muchas veces, surgen a nuestra percepción como naves metálicas -o plásticas, vaya usted a saber-, brillantes, con luces muy determinadas, de colores, con unos movimientos precisos, aunque desafían las leyes físicas de la materia. Incluso han dejado y siguen dejando huellas en la tierra, precisas y concretas -huellas que, por otro lado, serían paralelas a las que nosotros dejaríamos sobre la hoja de la morera sobre la que discurre la vida de la oruga sedera, pero falta siempre la prueba de su materialidad concreta.

Y, al decir prueba, me estoy refiriendo al objeto concretísimo, al fragmento preciso, al pedazo o esquirla o resto material de cualquier tipo, a no ser las señales de combustión que surgen, tan a menudo y que sólo afectan a la materialidad del objeto -plantas o tierra- consumido, quemado y destrozado. 

No puedo evitar el recuerdo de algo que me decía una vez mi buen amigo Juanjo Benítez, investigador incansable y pateante empedernido del fenómeno, cuando un día me confesaba:

“Mi mayor ilusión sería lanzarle un cantazo a un OVNI y escuchar el ¡clong! de la piedra sobre su superficie metálica. No necesitaría más pruebas de su existencia”. 

Creer, no creo, pero haberlos, háyalos

Las palabras -no sé si las ha escrito alguna vez- de Juanjo Benítez son reveladoras de la radical inseguridad que provoca, en todos nosotros, la presencia sentida y nunca probada de los fenómenos supradimensionales. Porque va todo un mundo desde la seguridad que estos fenómenos “están ahí” a la prueba -imposible- de su presencia. 

En este sentido, sin embargo, yo me atrevería a sugerir una causa -tan irracional como el fenómeno mismo- que, en cierto modo, lo justifica, si no lo puede demostrar. Para mí, y en la mayoría de sus manifestaciones -y no sé si atreverme a decir que en todas sus manifestaciones-, el fenómeno es paralelo, al menos en síntesis o estructuralmente, a todos los demás fenómenos de tipo paranormal que se plantean en nuestro mundo de comprensiones parciales.

Por supuesto, la presencia de OVNIs es equivalente a la de las apariciones que analizábamos en páginas anteriores, con la diferencia de que, mientras éstas son asumidas por los grupos de presión religiosos que manipulan las creencias -y ese hecho de asumir el fenómeno puede tomarse (dualísticamente) en sentido positivo o negativo, según acepten o nieguen su eventual sacralidad-, el fenómeno OVNI está siendo acaparado por grupos de neocreyentes, que cifran su existencia en el hecho de aceptar la presencia de supuestos extraterrestres semidivinales -o totalmente divinizados- que llegan a la tierra con la misión específica de salvarnos de nosotros mismos y de nuestros evidentes y peligrosísimos errores, que pueden dar al traste con la ecología galáctica o con un equilibrio (supuestamente racional) establecido por las eventuales conciencias extraterrestres, mucho más avanzadas -tecnológicamente, claro- que nosotros. 

Lo más curioso de este enredo es cómo, en un mundo dominado por la tecnología, que cifra el progreso -confundiéndolo por desgracia con la evolución- en los logros mecánicos de las grandes compañías multinacionales, que son la pauta de nuestra medida presuntamente evolutiva, y en sus equipos de investigación (recordemos y tengamos en cuenta las esperanzas absurdas de la informática, puestas como meta de nuestros próximos años), la mente de muchísimos seres humanos se desvía peligrosamente, asociando la presencia y hasta los presuntos mensajes del mundo supradimensional a humanoides tecnólogos que vienen de otros planetas a contarnos (y, naturalmente, a convencernos) de una superioridad mental y científica que nosotros tendríamos la obligación de deificar e incluso de adorar y convertir prácticamente en rito religioso, en acto mágico, en materialísima manipulación salvífica proporcionada por quienes, supuestamente, llegan a este mundo para sacarnos de nuestros errores integrales y enseñarnos el camino de nuestra redención.

Un camino que, en esencia, no difiere un ápice de aquel otro que les trazara un día Yavé a los israelitas mosaicos, cuando les lanzó a tumba abierta por el desierto del Sinaí para sufrir todas las penalidades posibles que el hombre-piara-ganado puede resistir a mayor gloria de su presunto dueño y salvador. 

Pastores y ovejas

Por mi parte, estoy absolutamente convencido de que no es gratuito, ni mucho menos, el paralelismo, simbólico en el Evangelio, del pastor y de las ovejas, del mismo modo que no es casual ni arbitrario el que yo mismo, líneas más arriba, haya colocado a los pastores como ejemplo de nuestra condición de “ganado” apto para servir a las supuestas o sospechadas necesidades de determinadas entidades supradimensionales que nos utilizan de un modo que a nosotros nos ha de resultar, esencial y visceralmente, inaprensible, al menos mientras nos empeñemos en aferrarnos a nuestro racionalismo a ultranza y no seamos capaces, en tanto que especie, de reconocer nuestro puesto exacto en el orden establecido en el cosmos.

(Naturalmente, me estoy refiriendo estrictamente a un puesto que nosotros no hemos elegido, sino que, en cierto modo, nos ha sido asignado. Y del mismo modo que la cabra o la oveja no han elegido libremente su inserción en el contexto del rebaño, pero tienen que aceptarla, porque hay una entidad -el pastor- que las manipula irremisiblemente y al que tienen que obedecer, en persona o a través de sus ayudantes los perros, así nosotros hemos de asumir nuestro papel de ganado alimentario de conciencias situadas dimensionalmente por encima de nosotros). 

Atención, porque creo que es importante señalar que todas estas apreciaciones son meramente objetivas. Quiero decir que atañen a la humanidad como masa y sólo en tanto que tal humanidad no adquiera conciencia clara y definida de que existe efectivamente una auténtica -y no meramente supuesta- evolución, a la que cósmicamente tiene todo el derecho de acceder.

Pensemos que el ser humano, desde el hombre de Pekín o el australopiteco de hace dos o tres millones de años, ha pasado efectivamente del estadio evolutivo que hoy adjudicamos, con muy pocas variantes, a los animales superiores -con una conciencia dimensional caracterizada únicamente por el predominio de la voluntad- y que llegó a la conciencia racional definida como propia de la humanidad tras una síntesis de la evolución natural de la especie: de todas las especies. Hoy, ese mismo hombre se cree señor absoluto del planeta.

Pues bien, pensemos que esa evolución existe, que es un hecho y que tenemos derecho a ella, en tanto que seres naturales que formamos parte de un Universo en expansión (o sea, en evolución). Sólo fuerzas muy determinadas, que nosotros mismos podríamos alcanzar si no nos vence la manipulación cósmica, pueden oponerse a que esos estadios evolutivos sean una realidad alcanzable. 

¿Por qué? 

Por un motivo que podríamos comprender claramente si fuéramos capaces de transferir, una vez más, el problema planteado sobre la conciencia bidimensional. Pensemos en el pastor una vez más: ¿consentiría en que sus ovejas, sus cabras, sus vacas o sus cerdos comenzasen a expresar su deseo de libertad y de independencia, y se negasen a obedecer sus órdenes o las órdenes secundarias de los perros? ¿Comprendería acaso que esos seres tienen derecho (cósmico derecho, si queremos) a elegir el momento, la circunstancia y el lugar de su propia evolución hacia estados de conciencia superiores? 

Supongo yo que en todo el universo existe una ley de estabilización (digo si será dimensional), que induce a sus entidades a intentar en su momento la propia superación, pero sin consentir que las entidades inmediatamente inferiores tengan acceso al estadio que lógicamente, con su paso, quedaría vacío. Supongo también -y la experiencia humana viene a demostrarlo en cierto modo- que ese paso evolutivo no se produce de modo total, ni siquiera masivo. Y que es absolutamente necesario que una minoría abra lentamente el camino, antes de que, poco a poco, a lo largo posiblemente de unos cuantos miles de años, el resto de los componentes de la familia con conciencia dimensional común alcance el siguiente escalón evolutivo. 

¿Cómo se comporta la entidad llamada OVNI o, en general, el fenómeno paranormal en su más amplio sentido, con respecto a la posible evolución humana y a los intentos más o menos conscientes del hombre por alcanzarla? 

Conciencia evolutiva y avance cultural

Distingamos, ante todo, la evidente diferencia que existe entre el concepto que tenemos de avance cultural y el auténtico sentido de lo que llamamos evolución, y esto aunque ambos términos hayan sido demasiado a menudo confundidos y, consecuentemente, tergiversados. El avance cultural, en términos generales, es una radical y constante afirmación de las coordenadas científicas, por las que el ser humano se mueve en tanto que conciencia racional y razonante. La cultura es sólo afirmación teórica de un racionalismo que confirma al ente humano en sus esquemas lógicos y en la sublimación -nunca negativa- del mundo sensorial sobre el que se basan los parámetros de la conciencia racionalista. 

La evolución supone, de hecho, el salto del ser humano hacia estratos más reales del entendimiento integral; hacia la superación, en fin, de ese racionalismo que caracteriza al hombre como especie, para el que ni siguiera nos hemos preocupado de buscar un nombre apropiado, pero que supone la liberación de las percepciones sensoriales y la comprensión del universo a partir de otras fuentes superiores de conciencia. 

Quiero decir con estas distinciones que, en su raíz, nada tiene que ver (o, al menos, no tiene por qué tener la menor relación) la altura cultural con el grado de evolución real que pueda alcanzar un individuo o un grupo humano determinado. Un gran científico racionalista puede encontrarse en un estadio evolutivo infinitamente inferior, como ente consciente, al de un bonzo de un monasterio japonés o un anacoreta copto, que tal vez ni siquiera sepan escribir su propio nombre. Lo cual no impide que, en términos generales, una conciencia culturalmente desarrollada esté en mejores condiciones para emprender el camino hacia el siguiente peldaño evolutivo que un cerebro obtuso o insuficientemente preparado en las lides intelectuales. 

A partir de esta afirmación, en cualquier caso, tendremos que sacar la conclusión de que, no teniendo nada específico en común la vía evolutiva del ser humano con la altura cultural alcanzada a niveles personales, del grupo o área económica, social o étnica, esas áreas serán tratadas a distintos niveles de manipulación por las entidades que en esa manipulación dimensional adopta según los sujetos culturales sobre los que haya de actuar o los grupos sociológicos en los que tenga que influir. 

Estructura manipuladora del fenómeno de las apariciones

Las llamadas apariciones constituyen, seguramente, el nivel más inmediato de manipulación dimensional que se ejerce sobre el individuo humano a niveles culturales. Y no me refiero únicamente a las que, con plácemes o rechazos de los poderes religiosos establecidos, se manifiestan como contactos divinales de raíz cristiana o de cualquier otro credo, sino a aquellas otras que surgen como presencia de entidades supuestamente extraterrestres que vienen, lo mismo que las vírgenes y los arcángeles, como aparentes portadoras de mensajes de salvación. 

En todos los casos se da, por parte de los sujetos receptores, un grado precario de cultura. Suele tratarse de analfabetos, jóvenes pueblerinos de escuela primaria o parroquial -catecismo, palo y tentetieso- o seres con escaso grado de formación que, curiosamente, parecen adquirir un baño de cultura después del contacto. En todos estos seres se da igualmente una enorme dosis de credulidad, que se manifiesta inmediatamente, sin dudas y sin ningún tipo de planteamiento crítico.

La aparición es asumida en su aparente realidad desde el primer instante y sus mensajes son transmitidos en cuanto comienzan a revelarse. Las órdenes -porque siempre hay órdenes e incluso, en muchos casos, órdenes que no admiten réplica- se aceptan sin rechistar y sin poner en duda su autenticidad, y del mismo modo se reemiten a todos cuantos quieran oírlas, presuntamente el mundo entero, aunque su influencia sea generalmente restringida. 

Por parte de la entidad contactante, hay diversos niveles de acercamiento, que suelen darse de modo sucesivo y en un orden perfectamente establecido de antemano. Surge, en primer lugar, una presentación de credenciales: yo soy Tal. La tarjeta de identidad está avalada por el mismo modo de presentarse y por el grado de manipulación secundaria del receptor. Al creyente se presentará como celestial, al no creyente -racionalista ateo, a su modo- como entidad extraterrestre. Y hasta el disfraz irá acorde con el show representado. 

El segundo paso vendrá dado por una manifiesta preocupación ante el estado en que se encuentra el planeta. Y, en general, esa preocupación vendrá a responder a la preocupación presente en el inconsciente colectivo de los individuos. Ahí entra de lleno el mensaje antibolchevique de Fátima o la profunda preocupación por el avance del peligro nuclear en los extraterrestres. 

Tercer paso: la entidad viene a resolver este caos político, bélico, prebélico, o simplemente tecnológico, que puede terminar con la vida del hombre sobre la tierra (o con la fe ciega en los valores religiosos reconocidos, que viene a ser lo mismo: muerte del cuerpo, muerte del alma). Mas para que la misión obtenga resultados satisfactorios, los seres humanos tienen que colaborar intensamente.

¿Cómo? Volviendo a las costumbres buenas, a las creencias convenientes, a la oración positiva, al sacrificio redentor, rechazando de plano al mismo tiempo los malos sistemas políticos, las nefastas teorías racionalistas y los negativos pensamientos que apartan de las viejas y sanas creencias.

Es decir, que se trata de meter en los seres humanos la idea del moralismo dualista a todos los niveles, hacerles ver que existe algo muy malo que se contrapone a lo esencialmente bueno, que es lo que se debe mantener a toda costa. Hay que promover amor frente al odio, hay que aprender a distinguir (o hay que mantener, cueste lo que cueste) el valor de los contrarios; sostener, fomentar, conservar y defender unos principios esencialmente dualistas que son, no lo olvidemos, la base misma de la realidad sensorial propia del grado evolutivo que hemos recalcado al principio como propio e inherente a la conciencia tridimensional del ser humano. 

Sólo entonces se emprende el cuarto paso: llevar a la práctica la supuesta redención del género humano. Las órdenes son entonces tajantes. Hay que sufrir por los demás, hay que sacrificarse, hay que lanzar plegarias a coro (y mejor cuanto más numeroso y heterogéneo sea ese coro), hay que convertir el lugar preciso de la aparición en un auténtico ombligo del mundo, en el que se concentren al máximo las energías de toda una humanidad que clame al unísono por la salvación redentora (espiritual y física). Unos prodigios sabiamente dosificados y ciertos, como los que ya comentábamos, bastarán para mantener, durante el tiempo que haga falta, la concentración masiva de un conjunto humano que se dará cita allí del mismo modo -y no es metáfora gratuita- que las ovejas se concentran a su hora y bajo las órdenes del pastor, en el redil o en el aprisco. 

Hay, pues, en este asunto de las apariciones, una doble vertiente que no debemos pasar por alto. Por un lado, se condiciona a los fieles -y doy a la palabra su sentido más amplio- para el mantenimiento a ultranza de los principios del dualismo propios de la conciencia dimensional del género humano, es decir, para el mantenimiento a ultranza del status de dependencia frente a cualquier deseo o cualquier intención de evolución.

Por otro lado, se provoca una fortísima corriente de energía colectiva -enfermos, penitentes, disciplinantes y corifeos- en un centro presuntamente divinizado que parece apto, a juzgar por su secular implantación mágica, para canalizar esa energía hacia un destino que no podemos en modo alguno adivinar, pero que, sin duda alguna, resulta útil para alguien o para algo. 

Casos, modos y maneras del contacto personal

Hace unos años se dio en Gran Canaria un caso que no es seguramente único, pero que tuvo un resultado que resume, por su carácter violento, otros muchos que tienen consecuencias menos espectaculares. Fue la historia de dos muchachos de poco más de quince años que, desde tiempo atrás, aseguraban mantener contactos con entidades extraterrestres mentoras por medio de la ouijá. En el verano de 1979, los mensajes se hicieron progresivamente esperanzadores para ambos, porque anunciaban la inmediatez de un posible contacto personal con los presuntos maestros.

Un día, la ouijá concretó una cita en uno de los parajes más solitarios y desolados del noroeste de la isla. Allí acudieron los dos chicos en un día tórrido de agosto, recorrieron bajo el sol kilómetros de tierra calcinada sin que llegara a producirse el esperado contacto, hasta que uno de ellos, ya entrada la tarde, comenzó a sentir serios trastornos que, ya anochecido, le obligaron a pedir a su compañero que fuera a buscar ayuda, porque él no podía siquiera moverse.

El pueblo más cercano, San Nicolás, quedaba a unos quince kilómetros, lo cual supuso tres horas largas de camino hasta llegar a él. Ya de madrugada, el chico regresó con un médico y algunos vecinos donde se encontraba su compañero. No encontraron de él más que un montón de despojos carbonizados, que la guardia civil tuvo que recoger con palas, porque se deshacían al menor contacto. El forense dictaminó muerte por insolación aguda y el muchacho superviviente pasó, al poco tiempo, a un hospital psiquiátrico. 

He dado cuenta de un caso límite, en el que lo trágico sustituyó a toda una serie de características dramáticas que, rozando alternativamente lo mágico y lo -aparentemente- lógico, lo serio y el chiste, el sainete y el teatro del absurdo, conforman todo un mundo de contactos en el que se dan visitas a planetas desconocidos, aparición de cualidades paranormales, invitaciones a tortitas de maíz, curaciones inexplicables e ilógicas, redención de alcohólicos y de drogadictos, profecías que nunca o muy pocas veces se cumplen, nombramiento de representantes galácticos en la tierra (que se convierten automáticamente en mesías creadores de nuevas sectas), rupturas de vínculos familiares, coitos intergalácticos, traslaciones prodigiosas, actos de vampirismo con bestias y personas, suicidios rituales y un montón de variantes que harían la lista interminable e inútil para cuantos siguen, más o menos de cerca, el proceso o la investigación de estos fenómenos. 

¿Qué hay de común en todos estos contactos? Aparentemente, nada. En realidad, el absurdo esencial del hecho en sí mismo, la dependencia aparentemente voluntaria del contactado para el resto de sus días, como propagandista directo o indirecto de unas entidades que han surgido precisamente para que él las proclame y sirva de testigo de su existencia y de emisor de energías, que, como en las concentraciones masivas de fieles creyentes, pueden resultar útiles.

Porque, sea cual sea la variante del contacto, existe fundamentalmente una emisión de emociones por parte del contactado, aunque sean mínimas y, en muchos casos, inconscientes. Pero hay, sobre todo, una creación o un intento de creación de cierto ambiente general, que tiende a implantar en las conciencias que lo captan el convencimiento -o eventualmente la prueba- de que hay algo o alguien muy por encima de ellos, algo que deben tener en cuenta para siempre, como entidad superior que domina irremisiblemente al ser humano, física y psíquicamente, más allá de su voluntad.

Introduccion a sus teorias

David Icke (Leicester, Gran Bretaña, 1952) fue jugador de fútbol, comentarista deportivo en la BBC y portavoz del partido verde del Reino Unido. Un día descubrió que algo extraño pasaba a su alrededor, en 1990 tuvo una revelación que despertó su consciencia y le hizo abandonar su profesión. Desde entonces y hasta ahora dedica su vida a investigar cuanto de real tiene el mundo en que vivimos, quienes son los que crean esta realidad, como alteran nuestra percepción, y cuales son sus fines. A día de hoy ha escrito 17 libros, y ha publicado varios DVD con algunas de las conferencias que realiza por todo el mundo.

Entre sus teorías destaca la más controvertida, en la que afirma que los hombres y mujeres más poderosos del planeta son herederos de una hermandad babilónica, un linaje de seres reptilianos que desde la antigüedad mantienen a los humanos en un estado de esclavitud permanente. Estos seres formarían parte de ordenes secretas como los Illuminati, la Francmasoneria, Skull & Bones y otros think-tanks y grupos de poder que usarían como órganos de coordinación, y cuyo objetivo principal sería establecer un Nuevo Orden Mundial que facilitaría sus tareas de control. A lo largo de sus textos hila varias teorías, tocando todo tipo de temas, como la crisis económica, los atentados del 11S, la exopolítica y el fenómeno OVNI, las religiones, o los métodos de control físico y mental.

Se puede estar o no de acuerdo con sus teorías en función de la capacidad de decondicionamiento de cada uno, pero hay algo innegable, y es que tras leer o escuchar a David Icke, nadie queda indiferente y da cuanto menos para pensar durante un buen rato, algo que en la sociedad actual para algunos es muy peligroso.

Carl Sagan en cuanto a Ramtha

Hace más de un año escribí una reseña acerca de la infame y manipuladora What the #$! Do We (K)now!?”, una propaganda religiosa disfrazada de documental para un culto llamado Ramtha. Aún siguen llegando comentarios a ese post; después de eso ha salido una segunda parte llamada “What the #$!!? – Down the Rabbit Hole” — pero Ramtha no es un culto muuy nuevo, ya en 1987 Carl Sagan hablaba de ellos, y aunque sus palabras pueden sonar ridiculamente obvias a veces es necesaria una dosis para hacernos entender lo que *papanatas como JZ Knight (el verdadero nombre de la mujer texana que se identifica como Ramtha y habla con acento “raro” intenta hacer creer a unos cuantos:

Ahora reconsideremos la canalización. Hay una mujer en el Estado de Washington que afirma entrar en contacto con alguien que tiene 35.000 años de edad: Ramtha (quien, por cierto, habla muy bien inglés con lo que me parece un acento indio). Supongamos que tenemos a Ramtha aquí y supongamos que Ramtha es cooperativo. Podríamos hacer algunas preguntas: ¿Cómo sabemos que Ramtha vivió hace 35.000 años? ¿Quién está llevando la cuenta de los milenios que se interponen? ¿Cómo es que son exactamente 35.000 años? Eso es un número muy redondo. ¿35.000 más qué, o menos qué? ¿Cómo eran las cosas hace 35.000 años? ¿Cómo era el clima? ¿Dónde vivió Ramtha? (Sé que habla inglés con un acento indio, pero ¿dónde se hablaba así hace 35.000 años?) ¿Qué come Ramtha? (Los arqueólogos saben algo sobre lo que comía la gente por aquel entonces.) Tendríamos una buena oportunidad de descubrir si sus afirmaciones son ciertas.

Si fuera realmente alguien de hace 35.000 años, podríamos aprender mucho sobre hace 35.000 años. Por tanto, de una manera u otra, o Ramtha es realmente alguien de hace 35.000 años, en cuyo caso descubriremos algo sobre ese periodo (que es anterior a la glaciación de Wisconsin, una época interesante), o es un farsante y se equivocará. ¿Cuáles son los idiomas indígenas, cómo es la estructura social, con quién más vive Ramtha (hijos, nietos), cuál es el ciclo de vida, la mortalidad infantil, qué ropas lleva, cuál es su esperanza de vida, qué armas, plantas y animales hay? Dinos. En cambio, lo que oímos son las homilías más banales, indistinguibles de las que los supuestos ocupantes de los OVNIs les dicen a los pobres humanos que afirman haber sido abducidos por ellos.

Andreas Faber-Kaiser

Andreas Faber-Kaiser

Licenciado en Filosofía y Letras nacido en Barcelona, España, en 1944, fallecido en 1994. Autor especializado en la investigación de aspectos de nuestra historia que los poderes establecidos intentan ocultar, obtuvo en 1972 el Premio Nacional de Astronáutica “Julio Marial”. Fue director y editor de la revista “Mundo Desconocido”, prestigiada en su momento a nivel mundial como una de las tres primeras publicaciones en su género, y galardonada en 1980 con el “Premio Secinter” a la mejor revista especializada.

En verano de 1988 presentó en Catalunya Ràdio el programa “Què volen aquesta gent?” (“¿Qué quiere esta gente?”), ciclo dedicado a la problemática extraterrestre y de los objetos volantes no identificados. Desde su fundación en 1989 y hasta mayo de 1992 fue coordinador internacional de la revista “Más Allá de la Ciencia” —La revista de mayor difusión a nivel mundial en el campo de las paraciencias—, de la que también fue Consejero Editorial, cargo que ocupó igualmente en JC ediciones S.A. De 1988 a 1994 dirigió, realizó y presentó en Catalunya Radio el programa de temática esotérica “Sintonía Alfa” alternado con el programa especial “Arxiu Secret”.

Sus viajes de investigación le llevaron a buena parte de Europa, Asia, América y Oceanía, habiendo representado a España en congresos internacionales celebrados en España, Alemania, Croacia, México y Costa Rica. En agosto de 1992 abrió como primer ponente el Curso Especializado de Extensión Cultural “Grandes enigmas: los OVNIs”, organizado por la Universidad Complutense de Madrid, y que constituyó el primer curso de Ufología celebrado en una universidad española.

Obras:

¿Sacerdotes o cosmonautas? (1971)

Cosmos-Cronología general de la Astronáutica (1972)

Grandes enigmas del Cielo y de la Tierra (1973)

Jesús Vivió y Murió en Cachemira (1976)

OVNIs: el archivo de la CIA – Documentación y memorandos (1980)

OVNIs: el archivo de la CIA – Informes de avistamientos (1980)

OVNIs: archivos americanos – Documentos militares y de inteligencia

La caverna de los tesoros (1984)

Las nubes del engaño [Crónica extrahumana antigua] (1984)

Fuera de control [Crónica extrahumana moderna] (1984)

Sobre el secreto [La isla mágica de Pohnpei y el secreto de Nan Matol] (1985)

Pacto de silencio (1988)

El muñeco humano (1989)

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Compendio de artículos de diferente temática

PROPÓSITO DEL LIBRO

Marzo 1992

La idea de publicar este libro —compendio de artículos de diferente temática— nace de la necesidad de concienciar al lector de una certeza: que el Poder siempre ha escrito, siempre escribe y siempre escribirá la Historia a su absoluta conveniencia. Que el Poder, siempre le mostró, le muestra y le mostrará al individuo la imagen falseada —revestida de un baño de aparente idealidad para el individuo— de los acontecimientos, que conocidos en su auténtica dimensión y parcialidad de quien empuña las riendas de las órganos de decisión, sublevarían a cada individuo hasta tal punto, que ya no ansiaría otra meta más alta que la de sacudirse el yugo de la manipulación a la que le está sometiendo el Poder desde el día mismo en que se decidió su creación. Se daría cuenta cada individuo de que su auténtica liberación reside única y exclusivamente en él mismo, y que solamente alcanzada esta libertad esencial y la plena consciencia de su auténtica condición en todos y cada uno de los individuos que conforman a la especie humana, podrá hablarse de una Humanidad digna de ocupar el puesto que le corresponde en el conjunto del universo.

GRAVE AVISO

Este libro no es un compendio de reflexiones filosóficas. Bien al contrario, aporta una sucesión de hechos que apoyan la tesis de que el hombre está siendo utilizado para fines no siempre confesados, tanto por los poderes visibles; como por otros a los que solamente podemos intuir por deducción lógica de los efectos que sus manejos producen.

Tampoco se trata de un libro catastrofista. Pero si avisa gravemente de que debemos concienciarnos del absoluto valor, individual de cada uno de nosotros, si queremos aspirar a un futuro abierto en el que seamos nosotros mismos nuestros propios y únicos dueños. Porque ahora —y desde nuestro mismo origen— somos esclavos de mil poderes, que nadie se engañe.

Nuestra libertad total solamente es alcanzable si previamente cada individuo alcanza su propia libertad mental. Harto difícil de alcanzar por otra parte, dado que la historia nos muestra que somos claramente vulnerables a la manipulación de nuestra mente. Y si los recursos de la mente humana están despertando como evidentemente lo están haciendo, los menos despiertos van a ser cada vez más manipulables por parte de quienes logren canalizar la energía a su antojo. Que puede ser para bien o para mal. Es, como todo, un arma de doble filo. Para no dejarse arrastrar por la corriente sólo queda un recurso.

Afortunadamente, al alcance de todos y cada uno de nosotros: pensar. Uno puede estar limitado por el medio en el que se ve obligado a moverse, pero lo que uno no puede permitir jamás es que otros decidan por él. Es dejarse dominar de tal forma que su voluntad no sea propia, sino que sea el reflejo de la de otro. Cuidado, que estoy diciendo que a uno le pueden manipular muy sutilmente, mentalmente, sin que él se dé cuenta de esta manipulación. Por ello precisamente se impone la necesidad de que de vez en cuando al menos, uno se tome el tiempo necesario para pensar. Porque si se pone a recapacitar sí tendrá la oportunidad íntima de observar los efectos de su conducta y de juzgar entonces si es que está actuando en contra de su propia y libre voluntad.

Hay que darse cuenta de que, al igual que un médico no nos curará si nosotros no queremos ser curados, tampoco nadie podrá jugar con nuestra voluntad si nosotros no queremos que nos manipulen. La única defensa en contra de esta manipulación es aplicar el raciocinio en vez de la comodidad. Es nadar contra la corriente si es preciso en vez de dejarse llevar cómodamente por la misma. Ninguna secta, ninguna religión, ningún grupo, ningún partido, ningún gobierno, ninguna nación, ningún equipo deportivo, ningún medio informativo, ningún líder, ningún mensaje del más allá debe ser nunca más importante que uno mismo. Porque ello supone indefectiblemente la pérdida de la libertad personal de cada uno. Sólo cuando hayan quedado desmontadas todas las religiones, todos los grupos, todos los sistemas de gobierno, todos los sistemas de dominio, todas las formas de influencia, sólo entonces todos y cada uno de los individuos de la especie humana podrán considerarse intrínsecamente libres. Pero insisto en que el alcance de esta utopía sólo será factible cuando todos y cada uno de esos individuos apliquen la herramienta que para ello les ha dado la naturaleza (por decir alguna cosa) : la facultad de raciocinio, la facultad de pensar.

IMAGINA, CREA Y NO TE PIERDAS

No estoy hablando por llenar cuartillas. El problema no es una ficción para el futuro, el problema es un peligro real hoy. Y discúlpenme aquellos lectores que ya se saben la lección, pero no dejaré de insistir en ella mientras con ella quepa la posibilidad de despertar a alguien de su letargo. Hay que mostrarle a cada uno claramente la dimensión universal de sus propias posibilidades. Pero, ¡cuidado!, que la mente sirve tanto para crear como para anular.

El hilo de Arianna es la energía de un imán que te conduce hacia el conocimiento, pero no olvides que es también el hilo con el que la araña teje su red para atrapar en ella a quien se aventura a volar. Cuidado con las trampas mentales, tendidas por, vampiros de la voluntad y de los sentimientos. Que esos los hubo, los hay y los habrá, y víctimas inconscientemente encantadas de serlo, también. Y estas son las que hay que rescatar. Porque la maravilla de la creación mental no va por ahí.

LA FASCINACIÓN COMO TRAMPA MENTAL

Cuidado que la imaginación puede crear una ilusión que deviene realidad absoluta para quienes la están viviendo. Aunque, de hecho, no exista. Un ejemplo la constituyen los individuos recuperados de áreas sectarias. Desconectadas de estas áreas, eran o son personas con voluntad propia probablemente. Pero dentro del área de fascinación generada por un personaje-lider suficientemente atractivo, uno, psiquiátricamente sano, puede perder su propia voluntad y entregarse a una causa que a lo mejor esencialmente desconoce, pero que se le ha revestido de caramelo y uno pica pensando que está cumpliendo una gran cosa.

Y en este estado de fascinación es capaz de hacer cualquier cosa, y estoy seguro de que alguno de mis lectores habrá experimentado alguna vez este estado de ánimo, que se agudiza cuando participa del juego el factor del magnetismo amoroso. Hay realidades subjetivas que para comprenderlas hay que vivirlas —o, mejor, haberlas vivido— pero que no por ello son menos eficaces y menos activas.

EL JUGUETE DE LOS DIOSES

Por otra parte, no debemos perder de vista que nuestro cerebro no deja de ser una compleja computadora biológica que recibe informaciones a través de los órganos sensoriales de nuestro cuerpo físico, como también los recibe por vía paranormal, sin intervención de estas órganos sensoriales. A base de estas informaciones recibidas y debidamente codificadas, el cerebro elabora planes de actuación y envía las órdenes de reacción precisas para cada situación a los respectivos departamentos de nuestro organismo. Nuestra cerebro es, así, la computadora que actúa a modo de centro de control o puente de mando de nuestro cuerpo. Y éste se atiene a unas leyes y normas constantes en cuanto a su composición, estructuración, reacciones, posibilidades de acción y vulnerabilidad. Es un sistema complejo, sí, pero no perfecto, ni mucho menos. Tiene enormes posibilidades, pero, bien mirado, conforma al mismo tiempo un conjunto extraordinariamente limitado en nuestra comprensión actual del mismo.

Concediendo márgenes de futurología lógicos a lo inexplorado y aún inexplicado, al misterio que aún late en la esencia de nuestro ser, pero recurriendo a esta misma lógica del futuro para extrapolar las evidencias tecnológicas y biológicas de que hoy disponemos, yo me atrevo a concluir que en esencia —en lo que a nuestro organismo físico se refiere, y no entro en esta conclusión en disquisiciones sobre el alma, el espíritu a las energías que puedan invadir este organismo y tomar posesión de él— no somos otra cosa que perfeccionadísimos robots biológicos. Porque estamos irremisiblemente atados a la voluntad de quien quiera jugar con nosotros a su antojo. Somos, acaso, el gran juguete en manos de no sabemos qué niños-dioses.

Porque sin llegan a esos poderes superiores, nosotros mismos ya somos capaces de jugar, con otras personas, con otros robots biológicas idénticos a nosotros mismos. Dejando aparte toda la manipulación paranormal y simplemente sugestiva, o sea la posibilidad de que nuestro cerebro sea influenciado y activado a distancia, convirtiéndonos en meros instrumentos al servicio inconsciente de otras voluntades, también en el plano de la manipulación física estamos comenzando a lograr avances que si en algunos casos son para bien de la humanidad, en otros son decididamente negativos y hasta abominables.

Aplicando electrodos a determinados enclaves del celebro, se logra la anulación a la inversión absoluta de las reacciones del individuo. En palabras del destacado neurofisiólogo José Manuel Rodríguez Delgado, en el futuro podríamos llegar, a

“gobernar, de manera inteligente y razonable la fuente de todas las actividades humanas”.

O sea que el hombre es una máquina gobernable.

El iridólogo que mira el ojo del paciente para por ahí descubrir la enfermedad que alberga el cuerpo del mismo, no hace sino comprobar qué luces se han encendida en el panel de alarma (ojo). O sea que el cuerpo humano es una máquina provista de señalizaciones de alarma que permiten detectar desde el exterior la disyunción o anomalía surgida en su interior.

El acupuntor que estimula la planta del pie del paciente para descubrir en qué punto de la misma siente dolor, no hace otra cosa sino repasar el estado de los fusibles albergados en esta caja (la planta del pie). O sea que la máquina humana está provista de una caja de fusibles que se funden (duelen) cuando se estropea el órgano a que corresponden.

Detalles así hay muchos, pero no me voy a extender aquí en ellos. Aparte de que no todos han sido detectados y, como siempre, el futuro será fascinante.

Piensen tan sólo en lo marionetas que somos, dependientes de los hilos que desde el cosmos manejan nuestra máquina ya desde nuestro nacimiento, desde nuestra concepción misma. Me refiere no a lo que dicen los astrólogos, la ciencia astrológica, sino a la compleja realidad de nuestra dependencia del conjunto del universo, dependencia de la que no hemos vislumbrado e interpretado más que una pequeña parte. También esto nos demuestra que somos robots de alguna forma programados. Y la programación la saben leer incluso en nuestras manos los quiroanalistas. Ahí está grabada, en dos placas (las manos), la programación individualizada para la correspondiente máquina humana.

Algunos especialistas, habiéndose apercibido de la condición de mera máquina oxidable de nuestro cuerpo, se plantean ya la posibilidad de hibernar no los cuerpos, sino únicamente los cerebros de las personas cuyo cuerpo no puede curar hoy en día la ciencia médica. Es exactamente la operación de extraer la computadora (el cerebro) de la máquina averiada para incorporarla a una máquina nueva y que siga así rindiendo como antes. Esto supone acercarse a la inmortalidad. Incluso es posible fabricar duplicados de una persona por medio de la técnica del ‘cloning’. Y si esto haremos o hacemos ya nosotros, ¿cómo no se podrían estar divirtiendo a sus anchas los niños cósmicos? ¿Es que acaso no somos más que eso: los divertidos muñecos superautomáticos de quién sabe qué dulces criaturas de por ahí? Desde luego no lo sabemos, pero que esta posibilidad está ahí, ahí está.

LA HUMANIDAD COBAYA

Pero descendamos del plano cósmico al meramente humano. El drama del enigmático Síndrome Tóxico que en la primavera de 1981 mató a más de 650 españoles y afectó a más de 30.000 con secuelas de mayor, o menor, gravedad, demuestra lo fácil que puede resultar, el envenenar, a todo un sector de población de forma imperceptible, disimulada y —si se hace bien— impune, como en este caso.

Creo oportuno —sin entrar en los detalles de los ensayos ya efectuados de guerra meteorológica y del terrorismo neutrónico— refrescar la memoria con la idea de que también pueden convertirnos, cuando se les antoje, en meros insectos.

“¿No se podría difundir la peste entre los indios? Debemos aprovechar todos los medios a nuestro alcance para exterminar a esta repugnante raza.”

La bombilla de la peste como arma se le encendió al general Jeffrey Amherst en carta que envió en junio de 1763 al coronel Henry Bouquet, que se hallaba a la sazón asediado por los indios en su fuerte de Pitt, durante la sublevación de Pontiac. La luz de esta bombilla fue recibida en el fuerte como una orden de su superior por el mencionado coronel, quien se las apañó para colocar en terreno ocupado por los indios frazadas infectadas con bacilos de la peste. La epidemia subsiguiente diezmó a la población indígena. Aplicando esta fecha, los Estados Unidos llevan un bagaje de 230 años de ensayo y uso del arma biológica.

Haciendo un poco de historia extremadamente resumida:

Los americanos recogieron finalizada la II Guerra Mundial las enseñanzas de los experimentos nipones con el arma bacteriológica.

En julio de 1953 realizaron pruebas secretas sobre el valle del río Moncacy, en Maryland. Un avión de la Marina regó la zona con el producto químico NJZ2266, un sulfuro de zinc cadmio combinado con esporas licopodias, producto deshidratante derivado del cultivo de musgos.

En septiembre del mismo año se efectuaron ensayos semejantes, bajo el nombre de código ‘Sacacorchos’ o ‘Barreno’, en el pueblo de Leesburg, en Virginia, a 48 km al norte de Washington. Simultáneamente, otras 21 pruebas ‘Sacacorchos’ a ‘Barreno’ fueron realizadas en Rosemont, Minnesota.

También se realizaron ensayos de guerra bacteriológico y química en los sistemas de trenes subterráneos de New York, Saint Louis (Missouri), Minneapolis (Minnesota) y Winnipeg (Canadá).

Corea y Vietnam conocieron también la aplicación del arma biológica.

La guerra biológica —difusión permanente de agentes causantes de enfermedades— es apetecida porque es difícil comprobar en ella la participación del hombre.

En la base de Camp Detrick, en Maryland, se efectúan estudios intensivos con bacterias resistentes a los antibióticos. Entre los insectos usados allí como transmisores de virus y bacterias figura un mosquito (aedes aegypti) transmisor de la fiebre amarilla y de la fiebre del dengue.

200 cubanos murieron en 1991 de esta última enfermedad, nunca antes registrada en Cuba.

Los transmisores de la misma son bacilos invisibles, incoloros y carentes de olor, al igual que los de otras tres plagas que afectaron en 1981 a la caña de azúcar, en 1979 al tabaco y en 1971 y 1980 al ganado cubano.

En territorio estadounidense hay almacenadas enormes cantidades de gas neuroplégico que provoca la muerte instantánea, así como de herbicidas y defoliantes análogos a los aplicados en el Extremo Oriente. Las reservas del gas supertóxico BZ podrían exterminar, por si solas a la humanidad entera. Otros depósitos de modernizadas armas químicas y bacteriológicas se instalaron ya hace años en Europa, en especial cerca de Pirmasens, en Alemania. Malasia, Afganistán y El Salvador, por citar unos ejemplos, conocieron también la aplicación de las armas químicas. A partir de 1981 los Estados Unidos reduplicaron sus esfuerzos para lograr el perfeccionamiento y almacenamiento en Europa de las cargas químicas binarias, un gas neurotóxico de dos componentes que aisladamente son inofensivos, pero cuya combinación puede adoptar dos formas:

la llamada GB, de acción inmediata

la VX, de suspensión en la atmósfera.

Ambas producen la muerte en el primer minuto.

Después del encuentra entre Reagan y Gorbachov, que supuso un paso importante en los intentos de desarme nuclear, y durante el cual se habló también de la necesidad de reducción del armamento químico, los norteamericanos comenzaran a llenar el 16 de diciembre de 1987 en las instalaciones de Pine Bluff, en Arkansas, los primeros contenedores con el agente químico tóxico GB-2, a partir, del cual se forma una materia neurotóxica en el momento de su aplicación en combate. En Luisiana, otros contenedores han sido llenados con el segundo componente del agente GB-2. Y a principios de 1988 comenzó la fabricación de una bomba química binaria de aviación provista de componentes de un gas neuropléjico aún más tóxico, el VX-2.

Conviene refrescar la memoria y no olvidar que mientras se estaba acusando a los comunistas de estar regando con lluvias químicas letales (lluvia amarilla) a la población enemiga en el Extremo Oriente, y mientras se acusaba a la Unión Soviética de difundir mycotoxinas u hongos venenosos en Afganistán, Camboya y Laos, al tiempo que activistas alemanes del grupo Rote Armee Fraktion (Fracción del Ejército Rojo) comenzaban a hacer ensayos con bacterias mortales en un refugio de Paris, para futuras aplicaciones de las mismas en acciones terroristas, los científicos al servicio de la Inteligencia norteamericana estaban trabajando intensamente en Fort Detrick y también en Dugway, al sudoeste de Salt Lake City, en Utath, en la evaluación y prueba de perfeccionadas armas bacteriológicas y químicas. Como conviene no perder de vista tampoco —para intentar comprender el posible origen de fenómenos como por ejemplo el de la pandemia del SIDA— lo que dejó escrito Bertrand Russell en su obra Impacto de la ciencia en la sociedad:

“Actualmente la población mundial se está incrementando en unos 50.000 individuos por día. La guerra, hasta ahora, no ha tenido un gran efecto en este incremento, que ha ido continuando a través de cada una de las guerras mundiales (…) La guerra hasta ahora no ha sido efectiva en este aspecto (…) Pero tal vez la guerra bacteriológico llegará a ser efectiva. Si una Muerte Negra se extendiese por el planeta, una vez por cada generación, los supervivientes podrían procrear libremente, sin llenar en exceso el planeta.”

Para valorar debidamente esta Reflexión, debe tenerse en cuenta que Bertrand Russell era un intelectual ‘orgánico’, que trabajaba para el Departamento de Guerra Psicológica del Foreign Office, para mayor gloria y provecho del Imperio Británico.

NUEVAS ARMAS

Cualquiera de los experimentos anteriormente expuestos queda ampliamente rebasado sin embargo con los ensayos del arma étnica. De acuerdo con la documentación a la que he tenido acceso, se está trabajando en la creación de una bioarma dirigida a afectar a las personas de color, al tiempo que quedan indemnes los blancos. Y ya en este contexto, y para que el lector pueda hacerse una idea de lo variopintos que pueden llegar a ser los recursos aplicables a un enfrentamiento, me haré eco de las palabras pronunciadas por el científico norteamericano de origen yugoslavo Andrija Puharich, durante el congreso internacional sobre el desarrollo del hombre celebrado en 1985 en San José de Costa Rica, y que tuve la satisfacción de poder inaugurar. Dijo allí Puharich que estábamos siendo sometidos en nuestros días a una guerra de campos de ondas de baja frecuencia, contra la cual podía el organismo humano desarrollar una protección aplicando la suficiente dosis de voluntad.

Esto fue un flash resumido del panorama americano, pero de ingenuo peca aquél que opine que el bloque hasta hace poco contrario se andaba a la zaga. Mientras tanto alguien, en la trastienda del planeta, sigue frotándose las manos. ¿Hasta cuándo? Hasta que el ciudadano despierte de su conformismo, hasta que la gente abra los ojos y sus mentes, se ponga a pensar, y deje de formar parte de este gran rebaño de siervos que encima van y le sonríen con placidez al tipo que los está pisando. En todos los campos y a todos los niveles de la vida.

COBAYAS DE UN DESTINO PLANIFICADO

Tal se desprende una vez más de una correspondencia que se conserva en la biblioteca del Museo Británico en Londres: se trata de la correspondencia mantenida en el siglo pasado entre Albert Pike y Giuseppe Mazzini, dos cualificados miembros de la cúpula masónica y satánica de los Iluminados. En esta correspondencia se diseñaron las tres grandes guerras mundiales.

Así, en carta dirigida a Mazzini con fecha del 15 de agosto de 1871 —hace más de un siglo— Pike le comunica que la Primera Guerra Mundial se debía generar para permitir a los Iluminados derrocar el poder de los zares en Rusia, y transformar este país en la fortaleza del comunismo ateo. Las divergencias provocadas por los agentes de los Iluminados entre los imperios británico y alemán —y también la lucha entre el pangermanismo y el paneslavismo— se debían aprovechar para fomentar esta guerra. Una vez concluida, se debía edificar el comunismo y utilizarlo para destruir otros gobiernos y debilitar a las religiones.

La Segunda Guerra Mundial debía fomentarse aprovechándose de las diferencias entre fascistas y sionistas políticos. La lucha debía iniciarse para destruir el nazismo e incrementar el sionismo político, con tal de permitir el establecimiento del Estado soberano de Israel en Palestina. Durante la Segunda Guerra Mundial se debía edificar una Internacional comunista lo suficientemente robusta como para equipararse a todo el conjunto cristiano. En este punto se la debía de contener y mantener para el día en que se la necesitase para el cataclismo social final. El objetivo de estas dos guerras —diseñadas en el siglo pasado— se ha conseguido. Queda por ver la Tercera Guerra Mundial.

La Tercera Guerra Mundial se debía de fomentar aprovechándose de las diferencias promovidas por los agentes de los Iluminados entre el sionismo político y los dirigentes del mundo musulmán. La guerra debe de orientarse de forma tal que el Islam y el sionismo político se destruyan mutuamente, mientras que otras naciones se verán obligadas a entrar en la lucha, hasta el punto de agotarse físicamente, mentalmente, espiritualmente y económicamente.

Albert Pike le escribió a Giuseppe Mazzini el 15 de agosto de 1871 que, al final de la Tercera Guerra Mundial, quienes pretenden la completa dominación mundial provocarán el mayor cataclismo social jamás conocido en el mundo.

CUANDO SE APAGUEN LAS LUCES DE NEW YORK

Desandemos este sendero. La Comisión Trilateral es el Consejo Especial del Council of Foreign Relations, y responde por igual del poder del ocultismo, del poder de la brujería y del poder del supuesto mal, y éstos responden a su vez de las drogas, de la música rock y de la política. El sector político se conoce internacionalmente por los Iluminados, que son altos grados de la masonería. En América se les denomina ‘Noriah’. La brujería comprende la magia negra y la blanca. A esta última se suma un determinado número de grupos masónicos. Hay escasamente unas cien organizaciones que pertenecen al mundo de la masonería. Se explica así el que Karl Marx escribiera sus obras londinenses por encargo de Nathan Rothschild (el ‘escudo’ o ‘protector de los rojos).

Los cheques con los que le pagó pueden verse en el Museo Británico. Marx participó en la fundación de la Primera Internacional en 1864. Se derrumbó porque los anarquistas querían anarquía, y la querían de inmediato. La Segunda y la Tercera Internacional —que en sus transformaciones dieron lugar por un lado a la Internacional Socialista y por el otro al Komintern y al Kominform—, no son otra cosa que la confirmación de los Iluminados, que hicieron con la Revolución Francesa y con Napoleón el primer intento de gobierno mundial. Quien hable de casualidades, es que no ha entendido todavía el juego que se llevan con todos nosotros.

La idea del judío alemán Adam Weishaupt, que fundó la cúpula de los Iluminados el 1 de mayo de 1776, era el camino a través de la anarquía. El que su fundación tuviese lugar, el día siguiente de la noche de Walpurgis, y la hecho de que este día fuera consagrado mundialmente festivo —el ‘Día del Trabajo’— aclara todavía más la estrecha relación que existe. El hecho que además el sello de los Iluminados aparezca con la fecha de 1776 en el dólar americano, asombra a aquéllos que no saben que Washington fue tan masón como su rival Jefferson.

Si hablamos del poder efectivo, debemos mencionar a los Rockefeller y —más importantes aún— a los Rothschild.

En sucesión ascendente siguen los Bilderberger, un club formado por los 500 hombres y organizaciones más ricas e influyentes del mundo.

Como organización de primera línea nos encontramos por ejemplo al Vaticano.

Más arriba está el ‘Consejo de los 33’, los 33 más altos masones iniciados del mundo.

Por encima de ellos, el ‘Gran Consejo de los 13’, 13 Grandes Druidas, por encima de los cuales aún actúa ‘El Tribunal’

Finalmente, el inmencionable nombre de grado 72 de los cabalistas, que —dicho sea de paso— también significa ‘Iluminado’.

Para los Iluminados Lucifer es Dios, y Jesús es el imitador.

De la misma forma que para los cristianos Satanás es el imitador de Jesús.

El 1 de agosto de 1972, después del aquelarre, es decir el ‘sábado de las brujas’, Philip von Rothschild anunció ante el ‘Consejo de los 13’ en el Casino Building de San Antonio, la planificación de la historia a partir de 1980. Las indicaciones son muy concretas.

“Cuando veáis apagarse las luces de New York, sabréis que nuestro objetivo se ha conseguido.”

Hay que saber interpretar la frase. Elija cada cual, si es que tiene opción a ello, si es éste u otro su propio objetivo.

LA TRAMPA MENTAL

He mencionado la planificación de las guerras mundiales y anteriormente he aportado botones de muestra de diferentes formas de entender un nuevo tipo de armamento. Y enlazo necesariamente ahora con mi advertencia inicial de este ‘Propósito’ que introduce el libro aquí expuesto. Con los efectos de un tremendo ‘boomerang’, los esfuerzos de todos cuantos nos dedicamos a las ciencias de la mente se pueden trocar —en contra de nuestros ideales— en la más sutil e incontrolable trampa para la especie humana.

Hemos puesto en manos de militares, servicios de inteligencia y políticos las posibilidades insospechadas que ofrece nuestra herramienta más preciada: la mente humana. Militares, servicios de inteligencia y políticos no investigan con la finalidad de una elevación de valores de la especie humana encaminada a la total integración cósmica: militares, servicios de inteligencia y políticos investigan con la finalidad de una aplicación militar, policial y política de los resultados de sus investigaciones. Y, desgraciadamente, ellos tienen posibilidades de investigación aplicada inmensamente mayores que las de cualquier civil. Y si no, ahí van unas botones de muestra de los resultados a que puede conducir su peculiar encauzamiento de las paranormalidades.

Junto a la guerra psicológica cabe contar desde hace ya años con la guerra parapsicológica a psicotrónica, bajo la denominación global de ‘guerra psi’ a ‘psy-war’ como ya la vienen llamando desde hace tiempo americanos y británicos. Y si bien rusos y americanos, debido a sus recursos, son evidentemente los líderes en la carrera de esta nueva arma que relega a segundo plano los efectos de otras más habituales, no son sin embargo los únicos. En efecto, el ejército israelí consideró ya la posibilidad de inutilizar el sistema de guía de las misiles soviéticos utilizados por los países árabes valiéndose de la psicokinesia, y recurrió ya por ejemplo al concurso de destacados síquicos para apoyar la fulgurante operación de rescate del avión israelí retenido años atrás en el aeropuerto ugandés de Entebbe. El ejército alemán cuenta con tres mil hombres que recibieron un intenso entrenamiento ‘psi’. El ejército británico está aplicando estos poderes en Irlanda. Y especialistas del cuerpo expedicionario cubano ensayaron en su día nuevas técnicas parapsicalógicas en Angola.

Por otra parte, las posibilidades que ofrece el amplio espectro parapsicalógico están siendo ensayadas y aplicadas ya por servicios de inteligencia de distintos países. Hay quien no vacilaba en afirmar, incluso, que los recursos de la parapsicología habían sido empleados para ‘suicidar’ a distancia y simultáneamente a los componentes del grupo RAF Baader-Meinhof en la prisión de Stuttgatt/Stammheim.

TÚ ERES TU LIBERTAD

No queda otra alternativa que la de pensar una vez más en la libertad. ¿Es libre el ser humano, o no lo es ? Si no lo es, esa debe ser la meta de la lucha de esta vida: alcanzar en algún momento la libertad absoluta. Aunque tal vez eso no se consiga nunca porque sea irrealizable. De hecho, nada en este universo es intrínsecamente libre. Nadie nos ha preguntado —ni a nosotros, ni a los árboles, ni a los animales, ni a las piedras, ni a los astros, ni a los átomos, ni a la energía, ni al universo mismo— dónde, cuándo, cómo ni en qué forma queremos nacer, queremos vivir, queremos desarrollarnos.

“Caminante, no hay camino; se hace camino al andar.” Sí, esto parece ser cierto. Pero nos marcan de entrada la parcela de terreno en la que nos dejan andar. Y aparte de que no la hemos podido elegir nosotros —y si nos gusta fabuloso y si no, ahí nos las compongamos—, cualquiera que sea esa parcela está plagada de infinidad de elementos y circunstancias —visibles y por lo tanto evitables unas y ocultas y por consiguiente prácticamente inevitables otras— que irán condicionando nuestros pasos en ese camino que hacemos al andar en nuestra engañosa libertad.

La lucha debe concentrarse por ende en aproximarnos lo máximo que nos dejen a la libertad ideal. A zafarnos de la mayor cantidad posible de trampas y de cadenas que la vida nos tiende. Las visibles son las que pueden limitar nuestra libertad física. Son menos graves. Porque en cualquier circunstancia en que nos hallemos, libres o presos, sanos o enfermos, móviles o paralizados, videntes o ciegos, siempre podemos conservar nuestra libertad mental, nuestra intimidad energética que nos pone en contacto inmediato con cualquier punto del universo, por llamarle de alguna forma. Las trampas y cadenas invisibles son las que realmente matan nuestra libertad intima, esencial.

Las cadenas y trampas que quieren adueñarse de nuestra mente y nuestra voluntad. Las formas, los conductos y las plasmaciones de estas cadenas y de estas trampas son numerosas y sutiles. Grave es reconocer que a medida que avanzamos en el conocimiento de las posibilidades de nuestra mente, se van abriendo paralelamente posibilidades de anulación de nuestra voluntad. Quiero ir más lejos aún y advertir de algo más grave: que nadie deje que jueguen con su mente, ni desde aquí, ni desde fuera. Han estado jugando con nosotros durante siglos, durante milenios, pero cuidado, que estamos empezando a sospechar que se ríen de nosotros. Que nadie es dueño de nadie. Que nadie debe ser esclavo de ningún señor, sea este señor un congénere humano o pertenezca a otro plano.

Por esa meta vale la pena luchar con todas nuestras fuerzas, porque si perdemos esa batalla perderemos con ella la única libertad que nos queda. Que cada cual sea dueña —única, pero totalmente— de su mente. Porque la libertad mental es la que más nos permite aproximarnos al ideal de libertad.

NO ES ASÍ

De aquí nace la idea de este libro. De la conveniencia de aportar al lector elementos variados que, en distintas áreas de nuestra historia, pueden tener una lectura bien diferente de la que el Poder nos ha propuesto e impuesto. Sirvan estos pocos ejemplos de aliciente para que, después de leídas, el lector piense con espíritu critico y extrapole esta forma de ver las cosas a otras áreas de su propio interés.

Se trata de varios artículos que dan que pensar. Presentan manipulaciones que ya vengo denunciando desde hace holgados 20 años en doce libros editados, en 77 números publicados de la revista ‘Mundo Desconocido’, en decenas y decenas de programas radiofónicos, en muchísimas entrevistas en radio, prensa y TV, en conferencias y artículos. Sigo insistiendo aquí en la necesidad de aportar documentación que incite a la duda, al raciocinio y por ende a las conclusiones propias de cada lector. Estos quince artículos resumen en cierto modo más de 30 años de estudios, de investigación, de búsqueda y de reflexión. Resultado : las cosas no son como nos dicen. Queda mucho por descubrir no ya en la inmensidad del universo, sino en este planeta y dentro de nosotros mismos.

La necesidad de volver, a publicar —recogidos en un volumen— estos artículos, nace del hecho de que algunos de ellos han sido publicados originalmente de forma incompleta e incluso en alguna medida distorsionada. Pues si bien aparentemente la censura ha desaparecido a nivel oficial, se sigue practicando a nivel de grupos de presión y de medios de comunicación. El mismo medio que te publica es el que en muchas ocasiones ejerce una autocensura. Tal y como aparecen en este volumen, los artículos originales no han sido recortados ni se han cambiado conceptos ni expresiones de su redacción original.

Valga tener en cuenta, para su lectura, que algunas datos que aparecerían como anacrónicos si el artículo se escribiese hoy en día, figuran —precisamente por respetar el original— tal y como fueron escritos en su momento, que puede remontarse hasta a 20 años atrás. Piensa que es importante, para comprender la trayectoria de la obra de un autor y de la labor de un investigador, saber cuándo dijo determinadas cosas públicamente por vez primera.

Dan Winter

Nacionalidad/es  Estados Unidos
Campo/s Geometría, Física, Lenguaje, Consciencia, Geobiología, Biología y Matemática
Daniel E. Winter, (13 de Noviembre, 1952) es un respetado científico, físico, psicólogo, fisiólogo, filósofo, autor, músico, inventor, programador e investigador poligráfico norteamericano. Conocido mundialmente por ser el primero en relacionar al fractal, o la fractalidad, con el origen de la gravedad y por sus teorias científicas y filosóficas, que nos muestran la ciencia que da origen a la consciencia. Entre sus otras teorias científicas, destacan los trabajos sobre los orígenes del color, los orígenes de los lenguajes antiguos y una magistral explicación de la relación que mantiene phi con nuestra biología (adn), nuestro planeta o el resto del universo.

Comienzos 
Graduándose con honores en la universidad de Detroit, Dan realizó estudios en psicofisiología y origenes del lenguaje. Sumado a su trasfondo académico, ha trabajado como analista de sistemas para IBM, en la industria metalúrgica y como cristalógrafo. También ha llevado a cabo estudios que van desde la física cuántica al modelage en el laboratorio espaciel del MIT o a desarrollar los prototipos de equipos de biorretroalimentación como protegido del Doctor Albert Ax.

Habiendo viajado mucho, Dan ha estado estudiando en distintos lugares, como en la escuela de Gurdjieff de Gimnástica Sagrada, en Florencia con Buckminster Fuller, con el ruso Itzhak Bentov, en las pirámides de Giza, en Israel, o en Los Andes.

Dan es un consumado artista del teclado (piano), tras haber sido organista y director de coro antes de hacer el bachillerato. Le encanta mezclar el teclado con sonidos de la naturaleza, como latidos de corazón, canciones de delfines o ballenas, etc…

En los años 80 fundó un periódico alternativo titulado “Network of Light” y estableció un centro educativo experimental en colectividad bio-armónica llamado “Crystal Hill Farm”. En Crystal Hill, la extensa red de colaboradores de Dan crecio mucho, a medida que iba organizando conferencias con una gran lista de prolíficos ponentes, con temáticas que variaban desde la geometría aurea a ecosistemas sostenibles. Dan mantuvo unas completas instalaciones con soporte de ordenadores, audio y video, donde sus proyectos de musica y animación, con los que explicaría sus teorías físicas, fueron tomando forma.

Santo Grial de la Física, la forma que contiene a todas las formas, que no tiene interior ni exterior, resolviendo el problema de la separación y albergando la espiral áurea, los órganos reproductivos de la mujer o el corazón alado Sufí.Mientras dirijía Crystal Hill, Dan Winter era también Vice Presidente y Director Técnico de ‘S-S Electric Inc.’ de Buffalo (EEUU), que vende su tecnología, un Motor de Conversión Trifásico, alrededor de todo el pais.

A principios de los noventa, Dan se mudó a ‘Blue Ridge Mountains’ y fundó el San Graal School of Sacred Geometry y el centro de curación ‘Bio Dome’, localizado en Waynesville, Carolina del Norte. Ha inspirado muchos proyectos, como al grupo ‘Planet Heart Biofeedback’, las series de conferencias con Henry MacLean sobre “Timeless Architecture” o la conferencia ‘Reviviendo las Culturas Antiguas’ en la que se hizo un compendio de las enseñanzas de la escuela de misterio de egipto The fifth Way Mystery School.

Conocido por 
A través de los años, Dan a realizado ponencias sobre la evolución de la consciencia, geometría aurea y lo que él llama emoción coherente, en muchas conferencias a nivel nacional e internacional. A mediados de los 90, sus teorias en Emoción Coherente, inspiraron notables investigaciones, como las del hospital “Millard Fillmore” de Buffalo o las del “Heart Math Institute” de California. Resultados publicados por el Doctor Glen Rein proporcionaron evidencias concluyentes apoyando las teorias de Dan sobre el corazón. Se midió, de un modo totalmente replicable, que el efecto de la ordenación coherente de los armónicos del corazón en los momentos de compasión o amor, causaban una repercusión en el trenzado (programación) del ADN. Explicado de un modo sencillo, lo que se descubrió, es que las emociones afectan directamente a nuestra genética.

El proyecto que puede conocer más gente que está totalmente inspirado en Dan Winter, es la película “Pi, Fe en el Caos” del director Darren Aronofsky, en 1998. Tanto el personaje principal Max Cohen, como la relación con el judio jasídico, Lenny Meyer, que le enseña la matemática de la Torah, como la recurencia de la película a mostrarnos que todo está hecho de espirales (phi), están basados en Dan y en sus enseñanzas. De hecho, la película debería haberse llamado Phi… no Pi. Fue un cambio de título de última hora de uno de los productores. Dan Winter en Pi

phi, caracterizado por la espiral logarítmica y siendo la constante natural que existe en todo lo que vemos a nuestro alrededor.Dan Winter ha trazado lineas entre muchísimas fuentes, tanto científicas, dado su entrenamiento académico, como mitológicas, de la cultura popular, e incluso de información canalizada, en busqueda de ideas sobre la profunda interconexión de todas las cosas y sobre como la naturaleza de nuestra propia consciencia puede ser abordada desde la arquitectura o el arte, la matemática o la biología, la electrónica o el mito. Con un gran sentido a la hora de trazar puentes entre mundos, Dan tiene un gran talento tanto en la poesía de su lenguaje como en el rigor científico de su mensaje.

El trabajo de Dan en años recientes se ha centrado en demostrar, con la ayuda de una sensacional variedad de gráficos por ordenador , el modo en que las ondas musicales asociadas con las emociones (llamado en inglés ‘sentics’), se vuelven geometría pura.

Estudio de Manfred Clynes calculando la presión a través del tiempo al interpretar música con cualquier instrumento, dando como resultado distintas emociones en los oyentes.
Actualmente 
Entre sus múltiples proyectos, Dan está desarrollando una nueva teoría de la Gravedad. Él cree que anidaciones recursivas en las geometrias de campos electromagnéticos, es lo que genera la Implosión, o fuerza centrante, a la que llamamos Gravedad. Su teoría puede proporcionar pistas sobre como poder organizar ondas magnéticas largas para reparar el tejido gravitatorio y retener, de ese modo, la atmósfera de nuestro planeta, o sobre como poder dejar de usar la contaminante explosión para toda nuestra tecnología y empezar a utilizar la Implosión, o Gravedad.

Actualmente Dan es un consultor en multimedia y en proyectos de animación por ordenador y realidad virtual. Viaja por el mundo entero dando clases y conferencias y ha producido más de cincuenta videos sobre numerosas temáticas.

Recientemente, en Agosto de 2008, Dan Winter estuvo dando una ponencia en Huesca participando en Expo Zaragoza 2008, junto a Konstantine Korotkov, Ervin Laszlo, Minnie Hein y Masaru Emoto, entre muchos otros. El 28 de Febrero estará dando una conferencia en la Mediateca del Caixa Forum de Barcelona, participando en la presentación oficial de Radio Evolució.

Nos cuenta… 
“El universo está hecho de una sola sustancia, la energía. Es muy reconocida la fórmula de Einstein E=mc², que nos dice que la materia es solo un montón de energía moviéndose tan despacio que podemos tocarla y sentarnos en ella y que la energía es tan solo un poquito de materia moviéndose tan deprisa, que tenemos problemas para encontrarla. Del mismo modo, el principio de transformación de frecuencias de Fourier, nos explica que hasta las formas más complejas son una simple suma de ondas senoidales de longitudes diferentes y por lo tanto, esta substancia universal, la energía, tiene una sola forma de onda, la onda senoidal.

En un mundo hecho de ondas, solo podrian existir dos formas geométricas, el toroide y la espiral áurea o espiral logarítmica. La forma de un toroide, un donut, es la única forma, de un mundo de ondas, que puede volverse coherente, es decir, retener su forma como si de un anillo de humo se tratara. Todos los anillos de humo que se quieran relacionar con el primero, deberán hacerlo anidándose en un patrón concreto. El mejor patrón para llevar esta anidación a buen termino, es la proporción áurea, que permitirá que los anillos de humo puedan acordarse de sus respectivas formas compartiendo sus mismas estructuras.

Tan solo la simetría de la proporción áurea permite que ondas que convergen puedan sumarse y multiplicarse al mismo tiempo. Solo de este modo, las ondas pueden anidarse juntas sin interferir entre ellas y sin la resultante pérdida de memoria de sus estructuras. Una espiral áurea, puede anidar dentro de si misma triángulos, cuadrados y figuras de cinco lados, creando de ese modo el dodecaedro. Así pues, el dodecaedro, es el nido áureo perfecto para hacer que la información se vuelva estructura coherente (forma) y pueda moverse sin la perdida de inercia (conciencia). Por ello el trenzado de la molécula del adn o una galaxia, siguen ese patrón concreto.” [fragmento del libro de Dan Winter “Alphabet of the heart”]

Referencias 
Winter, D.: Implosions Grand Attractor. Implosions Grand Attractor
Winter, D.: Implosion. Implosion, The Secret Science of Ecstacy and Immortality
Winter, D.: Alphabet of the Heart. Alphabet of the Heart
Winter, D.: goldenmean.info. Web Oficial de Winter, goldenmean.info

Libros de Winter 
Alphabet of the Heart
EartHeart
Implosions Grand Attractor
Implosion, The Secret Science of Ecstacy and Immortality

Quienes es Seth?

 
 
¿Quiénes es Seth?

Seth se describe a sí mismo como una “esencia de energía de la personalidad” que ya no tiene forma física. Entre 1963 y 1973 habló a través de Jane Roberts en sesiones de trance aproximadamente dos veces por semana. Estas sesiones fueron transcritas por su esposo Rob a mano y más tarde conformaron la serie de libros conocidos como El Material de Seth en los que se habla de temas tan diversos como la reencarnación, la responsabilidad de crear la propia realidad, el alma y sus potenciales, lo sueños y la personalidad multidimensional.

 

El significado de la Existencia

Estoy aquí para decirte que tu felicidad no depende de tu juventud; me consta porque ya no soy joven. Estoy aquí para decirte que tu felicidad no depende de tu cuerpo físico, ya que -en tus términos-, yo no tengo uno. Eres lo que eres y serás más. No temas al cambio, puesto que tú eres cambio…

Toda acción es transformación, dado que de otro modo el universo sería estático y entonces la muerte sería, en efecto, el final. Lo que yo soy es también lo que tú eres: conciencia individualizada. Llego aquí como si apareciera a través de un agujero en el espacio y en el tiempo. Existen senderos por donde puedes viajar; en sueños has estado donde yo he estado…
 

Quiero hacerte sentir tu propia vitalidad. Siéntela viajar a través del universo; esto no depende de tu cuerpo. En realidad proyectas tu propia energía para formar el mundo físico. Por lo tanto, para cambiar tu mundo, debes transformar lo que proyectas. Siempre fuiste y siempre serás. Este es el significado de la existencia y la dicha. El dios que existe está dentro de ti, ya que eres parte de todo lo existente.

El mundo objetivo es el resultado final de la acción interna. Tú puedes ciertamente manipular el mundo objetivo desde el interior, pues éste es el medio y la definición de la verdadera manipulación…

Los pensamientos e imágenes se forman en la realidad física y se convierten en hechos físicos. Son impulsados químicamente. Un pensamiento es energía. Comienza a producirse físicamente en el momento de su concepción.
Enzimas cerebrales están conectadas con la glándula pineal. Tal y como las conoces, las substancias químicas del cuerpo son Físicas, pero son las impulsoras de este pensamiento-energía y contienen todos los datos codificados necesarios para traducir cualquier pensamiento o imagen en realidad física. Hacen que el cuerpo reproduzca la imagen interna. Son chispas, por decirlo así, que inician la transformación.

Las sustancias químicas son liberadas a través de la piel y los poros, en una formación pseudofísica invisible, pero definida. La intensidad de un pensamiento o imagen determina en gran medida lo inmediato de su materialización física. No hay objeto a tu derredor que no hayas creado tú. Nada existe alrededor de tu imagen física, que no hayas hecho tú.

El pensamiento o imagen inicial existe dentro de la envoltura mental (como ya se explicó en sesiones anteriores). Todavía no es tísico. Luego, brota como una chispa hasta la materialización física, por las enzimas mentales.

Tal es el procedimiento general. Sin embargo, todas esas imágenes o pensamientos no se materializan por completo, según tus términos. La intensidad tal vez sea demasiado débil. La reacción química estimula, como chispa, ciertas cargas eléctricas, algo dentro de las capas de la piel. Existen radiaciones entonces a través de la piel al mundo exterior, que contienen instrucciones e información altamente codificadas.

Así pues, el ambiente físico es tanto parte de ti como lo es tu cuerpo. Tu control sobre él es sumamente efectivo, pues tú lo creas, como creas las puntas de tus dedos… Los objetos están compuestos por el mismo pseudomaterial que irradia hacia fuera de tu propia imagen física, únicamente la masa de más elevada intensidad es diferente. Cuando se concentra lo suficiente, la reconoces como un objeto. En baja intensidad la masa no es aparente para ti.

Todo nervio y fibra dentro del cuerpo, tienen un propósito interno que no se ve y que sirve para concentrar el yo interior con la realidad física, permite al yo interno crear la realidad física. En cierta forma, el cuerpo y los objetos físicos van volando en todas direcciones, desde el centro mismo del ser.

Los impulsos nerviosos viajan hacia fuera del cuerpo, invisiblemente, a lo largo de las sendas de estos nervios, de una manera muy semejante a como viajan dentro del cuerpo. Las sendas son conductoras de pensamientos telepáticos, impulsos y deseos que viajan hacia afuera de cualquier yo dado, alterando sucesos aparentemente objetivos.

De una manera muy real, los sucesos u objetos son en realidad puntos focales donde impulsos psíquicos altamente cargados, se transforman en algo que puede percibirse físicamente: una penetración en la materia. Cuando tales impulsos altamente cargados se intersectan o coinciden, se forma la materia. La realidad tras de esa formación explosiva de la materia, es independiente de la materia misma. Un patrón idéntico o casi idéntico, puede resurgir ‘en cualquier momento’, una y otra vez, si existen las coordenadas apropiadas para la activación.

En tu sistema de realidad, estás aprendiendo lo que es la energía mental y cómo usarla. Haces esto transformando constantemente tus pensamientos y emociones en formas físicas. Se supone que tienes un cuadro claro de tu desarrollo interno al percibir el ambiente exterior. Lo que parece ser percepción, un evento concreto y objetivo de tu parte, es, en realidad, la materialización de tus propias emociones internas, energía y ambiente mental.

SETH (A través de Jane Roberts)

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Otros documentos de Seth en Mind-Surf:

* Sobre la reencarnación
* Sobre los sueños
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Leer los siguientes libros:

El Material de Seth 

El Material de Seth es el relato documentado de cómo una mujer que no creía en la idea de la vida después de la muerte, se vio confrontada por una prueba aplastante. Seth ha diagnosticado enfermedades, descrito correctamente el contenido de sobres sellados (así como edificios que se encontraban a miles de kilómetros de distancia), e impartido conferencias en vivo. Ha materializado apariciones en una sala de estar perfectamente iluminada, y continúa sorprendiendo tanto a estudiantes de lo oculto como a profesionales; y, desde el mismo principio, el texto de cada sesión dos veces por semana ha sido grabado en su totalidad. Esto es lo mejor de toda una serie continua de notables “conferencias” sobre salud, sueños, proyección astral, Dios, la reencarnación y los mecanismos del subconsciente humano.

(Contraportada)

Habla Seth 

Habla Seth es una crónica de los pensamientos y creencias de Seth escritos tal y como él mismo se los reveló a Jane Roberts durante sus estados de trance. Seth le desveló secretos acerca de la vida y la muerte, del universo más allá de los sentidos… Seth muestra en este libro que la esencia humana es multidimensional, es decir, que existimos en varias realidades a la vez, y que el alma o ser interno no es algo separado de nosotros, sino el verdadero medio que nos permite existir.

(Contraportada)
 

Habla Seth II 

Esta obra es una guía para conseguir el despertar interior y una luz que desvela aspectos tan desconocidos como poder recordar vidas anteriores, poder sensibilizar los “puntos” de energía que existen por toda la materia física, etc. También revela secretos de cómo los esenios codificaron los Manuscritos del Mar Muerto, o por qué la civilización pre-atlante surgió y desapareció y cómo una hermandad trabaja a lo largo de la historia para salvaguardar los conocimientos esotéricos para la humanidad…

(Contraportada)

Fuentes bibliográficas:

Jane Roberts: El Material de Seth , Ed. Diana, México, 1979.

Jane Roberts: Habla Seth , Ed. Luciérnaga, España, 1988.

Jane Roberts: Habla Seth II , Ed. Luciérnaga, España, 1988.

 

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En tu sistema de realidad, estás aprendiendo lo que es la energía mental y cómo usarla. Haces esto transformando constantemente tus pensamientos y emociones en formas físicas. Se supone que tienes un cuadro claro de tu desarrollo interno al percibir el ambiente exterior. Lo que parece ser percepción, un evento concreto y objetivo de tu parte, es, en realidad, la materialización de tus propias emociones internas, energía y ambiente mental.

SETH
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