La contracultura através de los tiempos- De Abraham al acid-house.

La contracultura através de los tiempos- De Abraham al acid-house. Ken Goffman. Anagrama,2004.
http://desdeelexilio.blogspot.com/2007/05/la-contracultura-travs-de-los-tiempos.html
Con ese título a este libro no lo pude dejar pasar. Suponía podía ser un buen antidoto luego de haberme leído el excelente Revelarse Vende. Pero es mucho más que eso. Es una muy buena historia de la contracultura occidental que va más atrás de la manoseada década de los años sesenta y que permite hacer un balance de lo contracultural en la historia de la humanidad. Robar el fuego a los dioses, la cultura prometeíca como eje de lo contracultural es una de las ideas centrales del libro y se pasea por personajes y contraculturas tan divers@s como Prometeo y Abraham, socrates, el taoísmo, el zen, los sufíes, los trovadores medievales, los trascendetalistas norteamericanos, el París bohemio de principios del siglo pasado toda una tercera parte dedicada a esa contracultura más conocida y revisada de la década de los cincuenta para acá. Curiosamente la historia más floja del libro es la dedicada a la cibercultura. Y digo curiosamente pues el autor principal del libro formó parte de ella, el era el responsable de la principal revista vinculada al ciberpunk y a la cultura hacker Mondo 2000.En español una revista interesante por el estilo era para mí Bitniks.es ). En todo caso yo siempre recuerdo el libro que en clave de observador particpante escribió Douglas Rushkoff: Ciberia, la vida en las trincheras del ciberespacio y por supuesto para no dejar de citarlo en un comentario mio 😉 La Galaxia Internet de Manuel Castells.

El libro tiene en sus páginas una suerte de interludio en el que -cuándo no- el autor apuesta por que las contraculturas en el futuro vendrán de américa latina y echa en unas cuantas páginas la historia del movimiento Tropicalia brasileño.

Y lo mejor el libro está escrito con fina ironía y humor.

ni a la Contracultura

  http://www.jaimegorenstein.com/ni-a-la-contracultura.html
Contracultura

El término contracultura es la denominación que se le dio al hecho de manifestarse culturalmente contra un sistema opresor en algún sentido ya sea en general o en particular.

Pero el concepto mas apropiado, real y con el que se trabajara en este caso es el de José Agustín que dice: es toda una serie de movimientos y expresiones culturales, regularmente juveniles, colectivos, que rebasan, rechazan, se marginan, se enfrentan o trascienden la cultura institucional. Y por cultura institucional se da a entender a la cultura dominante, dirigida, heredada y con cambios para que nada cambie, muchas veces irracional, generalmente enajenante, deshumanizante, que consolida al status quo y obstruye, si no es que destruye, las posibilidades de una expresión auténtica entre jóvenes, además de que aceita la opresión, la represión y la explotación por parte de los que ejercen el poder, naciones, centros financieros, religiosos o individuos.

En la contracultura el rechazo a la cultura institucional no se da a través de militancia política, ni de doctrinas ideológicas, sino que, muchas veces de una manera inconsciente, se muestra una profunda insatisfacción. Hay algo que no permite la realización plena. Algo que esta mal y que no deja ser. Ante tal situación la contracultura genera sus propios medios y se convierte en un cuerpo de ideas y señas de identidad que contiene actitudes, conductas, lenguajes propios, modos de ser y de vestir y en general una mentalidad y una sensibilidad alternativas a las del sistema; de esa manera surgen opciones para una vida menos limitada. Y por eso la contracultura también se conoce como culturas alternativas o de resistencia. De ninguna manera se trata de una subcultura, pues ni remotamente esta por debajo de la cultura; podría no conformarse con ella pero siempre se trata de fenómenos culturales.

Por lo general a la cultura institucional (el sistema) le repele profundamente todo lo que sea contracultura, porque esta le muestra carencias evidentes y denuncia, a pesar de que aveces no se lo proponga, la enfermedad cada ves mas grave de las sociedades manipuladas y sojuzgadas por centros de poder económico, político, religioso y cultural en todo el mundo. Y por ello la contracultura es un fenómeno político e historico.

Así la contracultura no es ese desprecio a la vida y ni ese tratar de destruirla o de obstaculizar el crecimiento de la humanidad, ya que aunque tal ves haya movimientos que se identifiquen con la muerte, que digan que no hay futuro, que la vida no vale, esto no quiere decir que desprecien la vida y que intenten destruirla, ya que todo movimiento contracultural es propositivo y busca una realización, tal ves dentro de su muy particular filosofía y forma, pero en todo caso es una realización y una estabilización de lo humano, de lo interno con lo externo y no destrucción de la vida. Al igual que es obvio que la contracultura surge cuando aumenta la rigidez de la sociedad y las autoridades pregonan que todo esta bien e inmejorable para ellos. Sin embargo el discurso entre la realidad y el decir es muy grande y desfasado y tan es así que mucha gente, en su gran mayoría jóvenes lo perciben y por tanto desconfían de las supuestas bondades del mundo que han heredado.

Como diría José Agustín la de la contracultura es una historia de incomprensiones y represiones.

Un movimiento contracultural o cultural no se refiere a un grupo de gente idealizando que hacer para cambiar al país o al gobierno o simplemente a ellos mismos, no, un movimiento contracultural puede serlo aun sin que la gente del movimiento lo sepa. Un movimiento cultural es todo aquel que ofrece algo que enriquece la cultura popular o social. Un movimiento contracultural es todo aquel que muestra de una manera consciente o inconsciente lo que esta mal en un sistema, en un gobierno, en una sociedad que cree que todo esta bien cuando en realidad solo se sostienen de ideas carcomidas por el tiempo, muestra el cansancio, la necesidad, el ansia de un cambio. Una manifestación contracultural puede ser una película que muestra la “real realidad” de una situación. Un movimiento contracultural, a grosso modo, es un grupo de gente que hace música, teatro, literatura, etc. Para manifestar ese malestar en la cultura, ese “creo que debemos de cambiar algo por aquí”.

Un movimiento contracultural comienza como una oposición a lo establecido, por que las personas que lo apoyan creen que algo esta mal y deben de cambiarlo, y sigue así hasta que se cambio lo que esta mal, según ellos, o se reprime como siempre y se sataniza y se repudia y se le aleja y se le esconde, por que según la mayoría y la manipulación “todo esta bien”.

La pega

http://sepiensa.org.mx/contenidos/2007/s_lapega/p1.html
   

Texto: Luis Jhon
Diseño gráfico: Catherine Zúñiga Andrew
Introducción
¿Tú pegas? ¿Qué pegas?
(¿Quién eres? ¿Con qué te identificas?)
Existe una expresión urbana similar al graffiti y al stensil. Las pegas son stickers o calcomanías o estampas que puedes ver en los postes, las señales de tránsito, en las paredes, en el Metro… “en cuanto ves que hay pegas, pones la tuya”, explica Ariel Ojeda, artífice de Mechica Graffiks, su “marca” de pegas.

            Ariel, seguidor de grupos como La Maldita Vecindad, nos cuenta que esto de las pegas “es un movimiento cultural”. Según dice, las que él produce tienen una particularidad, un “código urbano”, que remite a su barrio: Pantitlán.

            “Yo empecé a integrarme a este movimiento por los músicos. Me llamaban mucho la atención las estampas que tenían en los estuches de sus instrumentos. Ellos me platicaban que la misma banda les pasaba los stickers, las estampas… Ésa es la parte chida: intercambiar las estampas. A partir de eso me latió la onda”.

            Para Ariel “esta es una forma de expresarse en concreto y rápido: pegarlo”. Con su cámara fotográfica en las manos, camina por las calles de Pantitlán, siempre en busca de ese lenguaje, esa identidad o ese concepto, que le sirva para hacer una de sus estampas.

El proceso
Existen múltiples maneras de hacer pegas o estampas. “Eso depende de la visión de cada uno”, explica Ariel: “Yo comienzo buscando una identidad y un lenguaje gráfico que diga algo. Primero pienso en lo que veo en la calle. Una vez que lo ubico lo digitalizo, lo trabajo en la computadora, y ya después viene el proceso de los colores y el mensaje que quiero reflejar”.

            La imaginación es la principal herramienta. En cuanto al material, consiste básicamente en cualquier papel que puedas pegar. Lo más práctico es el papel adhesivo que venden en las papelerías. Para cantidades “industriales”, los “pegateros” suelen acudir al tianguis de los sábados de El Chopo. Ahí hay quienes lo imprimen. Y no sólo eso: “Es un importante punto de encuentro entre los chavos que pegan”, como dice nuestro entrevistado.

            Otra técnica para la impresión de la imagen es la serigrafía que, a la larga, resulta más barata y la calidad de la superficie puede ser mejor, dependiendo, claro, de lo que uno desee expresar. Pero sin duda la manera más “combativa” para realizar este trabajo es imprimir la imagen en un papel cualquiera, recortarla, aplicarle engrudo en la parte trasera, en la pared donde la vayas a pegar y luego le vuelves a pasar engrudo a todo.

            Ahora, hay de pegas a pegas. Y es que no se trata de lanzar la primera imagen que se te venga a la cabeza. Por ejemplo, para Ariel, “Un punto importante es el concepto que le das: qué es lo que quieres decir. Para qué… por qué… Mi temática es principalmente social, del barrio, vida cotidiana…”.

Los más vistos

Gracias a sus “conceptos” existen aquellos “pegateros” que ya son conocidos. Por ejemplo el trabajo del Aiwey: “él es un brother que pega y tiene un trabajo bien chido porque son personajes urbanos, como el de la guitarrita. Lo identificas luego luego porque siempre enmarca sus imágenes con líneas horizontales… Además del guitarrero también tiene una niña con un acordeón… y otro con una mujer pidiendo lana”.

            Pulketo es otro de los conocidos. En su trabajo presenta diversos personajes, militares, policías, ladrones, políticos… todos ellos con una singularidad, están atados a un grillete y sobre la bola, al otro extremo de la cadena, imprime las mismas tres palabras: “corrupción, ignorancia y pobreza”.

            Otra famosa figurita es la de Kalimán y la de Pancho Villa, productos de un pegatero anónimo. Thor es una muchacha que sólo pega imágenes de Mafalda… y existe un niño de ocho años que ya se ha ganado un lugar de renombre entre los pegateros con sus estampas con el gato de los Thundercats.

“Es como en el Metro, la imagen que ves, sabes a dónde vas”

Los “pegateros” suelen reunirse en el tianguis de El Chopo y en los eventos de graffiti y hip-hop. Allí es donde intercambian sus trabajos. Según Ariel, la pega “viene desde Alemania, pasando por Francia, Estados Unidos (en Nueva York es un fenómeno fuertísimo), Ciudad Juárez y el Distrito Federal”.

            Para Ariel, en el Metro podemos apreciar un ejemplo de la fuerza que pueden tener estas imágenes.

            “Todas las estaciones del metro traen un gráfico que me identifica. El que me llama la atención es el de Pantitlán, que son las banderas… también el de Taxqueña, que es una luna, o Chabacano… un chabacano…”

            ¿Es decir que cada símbolo del metro podría ser una pega?

            “Sí. Hay un cuate que pone la de Pantitlán… ves mucho la imagen… sabes que pasó por ahí. O luego puede ser que la pega llegó porque intercambia su material con otros y ellos lo van pegando”.

            Podría decirse que la pega es, en realidad, una marca personal. Una que busca abrirse espacios, aunque sea sobre los señalamientos que dicen ALTO.

 

            Y tú, lector de SEPiensa, ¿qué opinas de estos adhesivos? ¿Consideras válido y/o correcto que algunas personas se manifiesten de esta manera en la calle? ¿Te parece que las pegas adornan las paredes, los postes y los señalamientos de tránsito o que provocan que nuestra ciudad se vea sucia y descuidada?

El ska segun roco

Texto: Luis Jhon
Diseño gráfico: Catherine Zúñiga Andrew
Introducción

La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio aparecieron en la escena musical en los años ochenta. Fue una explosión que hizo vibrar hasta el más oscuro rincón de Latinoamérica. El ska aparecía como una alternativa con la cual algunas personas nos podíamos identificar, como ocurre con el cantante del grupo, Roco, “el Pachuco”.

Debido a que la obra de este grupo reposa en el trabajo colectivo, no es correcto referirse a ninguno de ellos como “el jefe de la banda”; sin embargo, dada la notoriedad que ha alcanzado debido a su activismo social, Roco se ha convertido en un líder para numerosos jóvenes. Y para hablarnos de su música comienza con lo siguiente: “el ska está plenamente asumido como parte de la identidad latinoamericana”.

Originario de Jamaica, el ska cobra popularidad en la Latinoamérica hispanoparlante allá por 1985, con la aparición de bandas como La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Los Fabulosos Cadillacs y Desorden Público.

Roco explica en entrevista para Sepiensa que, desde sus orígenes, los grupos de ska han sido integracionistas. Han buscado la mezcla no sólo de ritmos, sino de culturas. Roco resume: “el ska es una mezcla del mento , el calypso de Trinidad y Tobago, las Big Band del jazz y el Rythm and Blues”.

En el caso de su música, dice: “El nuestro es totalmente mexicano. Nosotros lo mezclamos con el son veracruzano, la rumba… es una fusión basada en la música popular mexicana”.

Al ritmo del mestizaje
El ska posee muchos elementos que, según este Pachuco contemporáneo, en México son parte de la cultura popular: “música de barrio, alegre, optimista, bailable… integra el baile completamente. Desde su origen está identificada con comunidades obreras. Con la raza. Porque tiene un discurso político social claro”.

El ska es una de las tantas influencias que recibimos del exterior. Un elemento de nuestra cultura mestiza, como explica Roco: “desde hace 500 años Latinoamérica es mestiza. En el principio tiene su raíz indígena pero desde el “Encuentro de dos mundos” toda ella ha sido producto del mestizaje”.

¿Por qué nos hemos apropiado del ska?

“El ska es la primera música totalmente jamaiquina. Coincide con la independencia de Jamaica. Es un movimiento social con mucho optimismo. Acababan de lograr su independencia, era la expresión de una nación que estaba naciendo y en el ska se refleja ese espíritu optimista”.

Según este cantante, el ska llegó a México en los sesenta con un músico llamado Toño Quirasco: “Sacó un disco que se llamó Jamaica Ska. Es la primera vez que entra el ritmo aquí”.

Por su parte, Roco dice que empezó haciendo ska de manera intuitiva y natural. “Cuando lo escuché por primera vez me gustó mucho”. Por ese entonces el cantante seguía a grupos como The Clash: “un punk totalmente politizado. Además tenían de todo: rock, reagge, punk… eso era lo que me gustaba: muy abierto socialmente”. Y cuenta algo de su generación: “Cuando queríamos hacer punk nos salía mambo”.

El ska fue su camino: “Al momento de oír eso reconocí toda la parte caribeña. A partir de ahí profundizamos en el ska. Fue intuitivo, pero con el paso de los años fuimos investigando y encontrando todas estas fuentes”.

   

El sentido político
Las letras de las canciones de La Maldita Vecindad tienen un tinte político y social muy claro. Tratan de lo que Roco denomina “el sentido cotidiano: de utilizar la crónica, que la tenemos en nuestra cultura desde el corrido mexicano. Además, todo nuestro trabajo es colectivo”. Él se siente heredero de la actitud del “hazlo tú mismo”, proveniente del punk inglés: “no esperes a ser gran un músico ni tener todo el equipo del mundo: hazlo y exprésate”.

Asumida la actitud práctica, el cantante explica que “en el ska nos llamaba la atención la existencia de grupos antirracistas, bandas muy grandes con diez, once locos, toda una colectividad. Desde el principio eso fue en lo que creímos, en el trabajo colectivo y la crónica se convirtió en un canal más directo para coincidir. Nos sentábamos a hablar de lo que vivíamos a diario. Primero hacíamos la música, como de persecuión, y contábamos anécdotas: por ejemplo alguien contó de cuando lo apañaron (de ahí viene “El apañón”, una de sus canciones) y salió la rola: te agarraba la tira y contábamos eso. Más que política e ideológía hablamos de nosotros mismos y acabamos tocando temas sociales y políticos”.

El año 2006, La Maldita Vecindad cumplió 21 años como banda. Han tocado mucho en la calle y Roco considera que han estado de la mano con la sociedad: “desde los terremotos de 1985 hasta el fraude electoral de 1998, con las grandes movilizaciones por el “Encuentro de dos mundos”, con el zapatismo, el movimiento altermundista, con la resistencia civil, apoyando al gran movimiento indígena… y todo este tiempo estuvimos tocando”.

“Seguimos celebrando la vida”
En la actualidad, además de mantenerse alrededor del grupo, cada uno de los miembros de La Maldita tiene su propio canal de expresión. Roco explica: “He hecho documentales para testimoniar la gran riqueza de la cultura popular mexicana”.

Él considera que en la calle existe una vitalidad que “no tiene ninguna presencia en los medios de comunicación”. De todos modos afirma que los medios de comunicación no son un fin en sí mismo. Simplemente se trata de un camino para difundir sus ideas y su creación. “La base de La Maldita es el concierto en vivo”.

Se trata, según sus palabras, “del último reducto donde no hay nadie entre el público y los músicos. No hay producción ni Grammys, sino la música que está sonando y la celebración de la vida que se logra con la participación de todos. Ésa es la verdadera vida de La Maldita Vecindad”.

Ahora, mirando en retrospectiva, dice: “es muy vaciado cómo con el paso del tiempo, cuando explotó el ska en 1996, de repente mucha gente volteó a ver a La Maldita y dijeron: ah, pero era ska. Y claro: es uno de los elementos, pero ahora con más conocimiento de música árabe dirán ‘La Maldita era Rai Music’ (de Argelia, un exponente es Ched Khaled), o al rato ocurrirá lo mismo con la música africana contemporánea. Es lo que está en la música de Maldita”. Es decir “un cúmulo de referencias identificables”.

Con Roco podemos seguir hablando: de ska, de los pachucos, de cómo en esta identidad se integran los negros: “la primera gran contracultura, el pachuquismo, con el spanglish… es un fenómeno multirracial que abarca lo negro, lo latino y lo gringo. Esta visión da origen al jazz y a Pérez Prado”.

Para Roco se trata de rescatar nuestra esencia y valorarla porque, de lo contrario, “mientras más prejuicios haya para convencernos de que el sentido de la vida es lo que tenemos y no lo que somos, mejor les va a quienes nos quieran vender su identidad. Eso es lo importante. Lo imposible, lo absolutamente incongruente del neoliberalismo es que sólo ve a la vida en función del dinero… La vida no se puede reducir a esos términos… No se puede ver a la naturaleza como una fuente de recursos de materia prima, en la medida de lo que producen y lo que te puede permitir vender. Todas las grandes civilizaciones han crecido, no por sus medios masivos de comunicación, sino con base en la tradición oral, vernos a los ojos, compartir una celebración directa”.

Para Roco la mejor rebeldía es ser profundamente humano: celebrando la vida. “La otra gran arma es la risa. El sentido del humor desarma al más poderoso. Es muy útil para romper el poder y la represión… Cuando uno se ríe no tiene miedo y cuando uno no tiene miedo todo es posible”.

Historia de Graffiti

Historia de Graffiti 

La palabra “graffiti” tiene sus orígenes en la palabra griega graphein que significa escribir. Esto evolucionó en la palabra latina graffito. Graffiti es la forma plural de graffito.

Cuándo empezó el grafitti? Pues la historia moderna de graffiti se remonta a los años 60 cuando empezó en Nueva York, influído por la música hip-hop. Los primeros artistas de graffiti se dedicaban a firmas, y vivían y pintaban en Nueva York.

Uno de los primeras artistas de graffiti firmaba TAKI 183 y fue entrevistado por el New York Times en 1971. Su nombre verdadero era Demetrius y era un joven griego que trabajaba como mensajero en Nueva York. Pintaba su firma en todos los sitios donde entregaba documentos y paquetes. Se hizo famoso y muchos jóvenes empezaron a imitarle y a buscar sitios cada vez más difíciles y llamativos donde dejar su firma. Tal vez el nombre TAKER que se utiliza para los rotuladores gruesas de tinta permanente utilizadas por los grafiteros tiene su orígen en la primera firma de graffiti conocida, TAKI 183.

Pronto, cientos de jóvenes en Nueva York, especialmente aquellos atraídos por la música rap y hip hop, empezaron a firmar por toda la ciudad, tanto que las autoridades tuvieron que gastar más de $300.000 (es decir 80.000 horas laborables) en la limpieza del metro. El objetivo de estos primeros graffiteros era dejar su firma en el máximo numero de sitios posibles. Ganaban fama, dentro de los círculos de graffiteros, según el número de firmas y según los sitios en los que lograban firmar. Cuánto más peligroso, más estatus.

Paralelamente, Keith Haring un artista, empezó a pintar sus dibujos en sitios públicos, primero pegando posters y luego pintando directamente sobre muros y los paredes de los metros de Nueva York.

Al ser un tipo de arte tan distinto, Haring se hizo famoso, y pronto museos de arte en la ciudad empezaron a exponer sus obras. Se puede conocer más sobre la obra de Keith Haring en esta página web: http://www.haring.com o ver un vídeo de Haring pintando en el metro de Nueva York aquí. El video tarda unos minutos en cargarse, sobre todo si tienes una conexión lenta pero merece la pena. Una vez cargado, pincha Start Movie que aparece en letra blanca a la derecha de la página, debajo del texto.

Poco a poco el graffiti callejero, inspirándose en los diseños de Haring, se iba incorporando en la cultura Hip Hop, rap y break dancing y empezó a extenderse a otros países. Tuvo su momento más fuerte durante los setenta, pero luego empezó a perder popularidad. Pero hace una década una de las cadenas nacionales más populares de los Estados Unidos emitió un programa de televisión sobre el graffiti y de repente volvieron a aparecer firmas y arte graffitero no solo por los Estados Unidos, sino por sitios urbanos en todo el mundo y sobre todo en ciudades europeas.

El tecno

http://sepiensa.org.mx/contenidos/2004/s_tecno/tecno_1.htm
Ester Lopez-Portillo

Las figuras de la música electrónica

Entrando de lleno al siglo XXI un grupo de estrellas del universo musical se imponen, cada vez con más fuerza: los DJ´s, que se han consolidado como las figuras de la música electrónica. Estos artistas se encargan de mezclar y manipular sonidos, y así rompen esquemas y paradigmas. Muchos de los máximos exponentes de este género ni siquiera saben tocar un instrumento, pero tienen otras cosas a su favor: dominan la tecnología y son hábiles para mezclar y resignificar los ruidos y sonidos producidos, de algún modo u otro, por el hombre y por la naturaleza; es decir, son maestros en el arte de diseñar y manipular el sonido, a través de medios tecnológicos para crear música y poner a bailar al mundo. Son estos programadores del sonido quienes tienen la responsabilidad de mantener la música y la energía en el nivel más alto posible en los raves.

 

Los raves: el punto de reunión

Junto con el nacimiento de la música electrónica como género, surgió el movimiento rave: los raves son los festejos que se vuelven un espacio para compartir con otros, para bailar al ritmo que marca la música mezclada por DJ´s. El primer festival rave se realizó en la isla de Ibiza en 1987.

Los raves se realizan siempre en lugares diferentes; lo mismo puede ser una playa, un bosque o una bodega urbana. El concepto es invadir los espacios por un momento, que puede durar varias horas, para después abandonarlos. Los raves son una metáfora del movimiento vertiginoso, la atemporalidad y transformación de la música electrónica donde nada permanece y todo evoluciona.

En estas celebraciones se baila toda la noche e incluso durante la mañana siguiente. Allí pueden reunirse docenas, cientos o miles de personas; algunos de estos eventos, son caros, otros casi no cuestan. En los raves generalmente no hay alcohol, lo que no implica que el consumo de drogas esté ausente.

El uso de drogas estimulantes como el éxtasis es aceptado por muchos de los asistentes a los raves, aunque no todos los que asisten a son consumidores. El éxtasis es un estimulante que en un principio fue utilizado como supresor del apetito; generalmente viene en pastillas decoradas con logotipos de personajes, de caricaturas o marcas reconocidas. Esta droga es cada vez más popular, principalmente entre los adolescentes y jóvenes.

Existen otras drogas cuyo uso se ha generalizado en este tipo de eventos como el LSD, el GHB, el tranquilizante para animales llamado Ketamina y la Metanfetamina. No todas las drogas pueden encontrarse en todos los raves, ni en todos los raves habrá drogas. Sin embargo, es importante que si asistes a uno sepas que probablemente te ofrezcan comprar alguna droga, te la regalen o sólo las veas circular. Aunque ya hayas escuchado muchas veces lo mismo, no está de más repetirte que por muchas razones debes tener cuidado con las drogas. No es broma, las drogas son altamente destructivas.

La vestimenta

La ropa utilizada por los jóvenes que gustan de la música electrónica es, generalmente, de texturas plásticas, metalizadas, telas estampadas con estilos no muy comunes en colores verdes, azules, plata, naranjas, dorados, rosas, metalizados o tornasoles. El cabello se usa con cortes asimétricos en puntas, quizá con colores en mechas que contrastan, va peinado con gel y en forma de picos, los accesorios son collares y pulseras de fantasía, lentes con un toque futurista, así como pearcings y tatuajes en diversas partes del cuerpo.

 

La energía liberada

La música electrónica y los espacios de convivencia, el ritmo, el baile y la actitud de las personas producen un efecto casi hipnótico; el fin de los encuentros es desconectarse y salir de sí mismos, dejar el centro del ser y sintonizarse con los otros, conectarse y dejar fluir la energía olvidando las presiones y exigencias de la vida cotidiana.

Por último

¿Te gusta la música electrónica? ¿Qué piensas de ella y de la gente que la escucha? ¿Qué opinas de la forma que eligieron para expresarse? Nos gustaría saberlo, así que te invitamos a compartir tus ideas con nosotros y con los demás navegantes.

La panza del tepozteco

Se trata de una novela corta del escritor mexicano José Agustín. En ella se entremezclan los elementos fantásticos y los reales. Aparecen nombres de lugares muy conocidos por quienes gustamos de visitar Tepoztlán, en el Estado de Morelos, y para quienes viven allí el ambiente que se respira en el texto resulta de lo más familiar. Así es también para quienes tienen conocimientos sobre la historia de los antiguos mexicanos, ya que el autor utiliza como personajes a las deidades aztecas, otorgándoles una gran vitalidad frente a los protagonistas: siete adolescentes y una niña.

La narración nos sitúa inicialmente en la Terminal de Autobuses del Sur de la ciudad de México, donde el grupo, conformado por Yanira, el gordo Tor, Erika, Alaín, Homero, Indra y Selene, se dispone a ir a Tepoztlán para pasar cuatro días de asueto. Desde ese momento el lector se identifica con el ambiente de los muchachos de secundaria que salen de paseo sin estar acompañados de algún adulto. El autor describe fielmente el vocabulario y las bromas propias de la edad, y también los pequeños obstáculos que deben sortear para llegar a su destino. En Tepoztlán se alojan en la casa de descanso de la familia de Alaín.

Por la tarde, el grupo se anima a echar una caminata por el Tepozteco, lugar que se caracteriza por sus escarpados cerros y por su preciosa vegetación, que ya para el mes de septiembre está muy verdeada por las lluvias. Además de su belleza natural, Tepoztlán tiene una gran riqueza cultural que ha podido conservar gracias a la viveza de las tradiciones, los usos y las costumbres heredados de un pasado indígena que pervive y sigue causando admiración y gusto de propios y extraños.

Los acompaña un joven indígena oriundo del lugar, Pancho, amigo de Alaín desde su infancia. Él es quien conoce a la perfección la mejor ruta para llegar a la pirámide tolteca, lugar muy visitado desde donde se tiene una panorámica preciosa del valle y del pueblo de Tepoztlán. Sin embargo, los muchachos se mueven con espíritu de aventura y su guía los lleva a una cueva con murciélagos.

Allí, como personas citadinas que son, ya sienten que han penetrado algo más en los secretos del lugar, y aceptan con entusiasmo la invitación de Pancho para explorar al día siguiente otra cueva más alejada y desconocida.

Con comida, lámparas y un machete, salen temprano guiados por Pancho. Recorren veredas y trepan taludes; hay cansancio y quejas porque no están acostumbrados a tales caminatas, pero finalmente llegan a la caverna. Entran a una cámara de abundante vegetación, y de allí, a gatas por una rendija llegan hasta otra gran cámara con estalactitas y estalagmitas donde se percibe una gran humedad y descubren una luz.

A partir de ese momento, el autor del libro nos hace acompañar a los muchachos en un mundo fantástico donde los dioses prehispánicos son personajes de la novela. En un lenguaje coloquial, los dioses aparecen con sus nombres recortados a manera de apodos, muy al estilo de los escolares de secundaria. Desfilan en el texto “Tezca” (tlipoca), “Tona” (ntzin), “Chico” (mécoatl), “Coat” (licue), “Huitz” (ilopochtli), “Chalch” (chiutlicueye), Xiute (cutli), y otros más.
Los dioses actúan de distintas maneras: Tezca, con poder para alterarles los sentimientos; Tona, quien les da alimento y protección, Huitz, que desea sacrificarlos, y así también los demás dioses que desempeñan la función que los identifica.

Dentro de la trama hay continuos motivos que, a pesar de poner en aprietos a los muchachos, también contienen una dosis de buen humor, como es el episodio del viejo que los quiere obligar a emborracharse y después se oculta para reaparecer transformado en el perro que se orina en el pantalón de Tor. También hay momentos de afecto muy agradables para todo el grupo, principalmente cuando están cerca de Tona, quien les cocina unos deliciosos tacos y les ofrece su cariño y protección.

El grupo va descubriendo las maravillas ocultas que hay en la caverna, no sólo las naturales sino también los recintos construidos para ser morada de los dioses que allí se encuentran en retiro desde hace quinientos años. Los muchachos conocen los jardines interiores y los edificios de piedra decorados con motivos que representan escenas de la vida azteca en su época de esplendor.

Están azorados con lo que pueden ver y oír, se sienten transportados a un lugar que jamás hubieran imaginado y, al preguntar Alaín que dónde están, es Chalch, la diosa del agua, quien le responde: “en la panza del Tepozteco”.

Con su presencia allí, los muchachos reviven los conflictos entre las deidades aztecas, ya que unos los defienden y otros los atacan y desean llevarlos ante Huitz para que se les sacrifique, porque rompieron la paz en la que vivían.

El texto “La panza del Tepozteco” es una recreación literaria donde se le da una nueva manera de ser a las divinidades del México prehispánico. El autor las despoja de la solemnidad con que tradicionalmente se les ha enmarcado y las hace compatibles con un grupo de muchachos de nuestra época; alegres y alertas para descubrir un lugar lleno de belleza y tradiciones como lo es Tepoztlán.

Lo ficticio de las vivencias con las deidades contrasta con lo real que puede ser un paseo por el Tepozteco.
Es un libro de fácil y amena lectura que educa y divierte.

Bibliografía:
Agustín José, La panza del Tepozteco, Editorial Alfaguara, México, 1995

Entrevista con José Agustín

http://sepiensa.org.mx/contenidos/s_josea/1.htm

.Jorge Luis Herrera
El escritor José Agustín (1944) nació en Acapulco, Guerrero; desde la adolescencia comenzó a publicar en diversos periódicos y revistas, resaltando siempre por su original concepción de la narrativa. Es autor de cuentos, relatos, obras de teatro, guiones cinematográficos, ensayos y novelas. Destacan los libros: La tumba, De perfil, Luz externa, La nueva música clásica, Inventando que sueño, La panza del Tepozteco, Se está haciendo tarde (final en laguna), los dos tomos de Tragicomedia mexicana y, el más reciente, Los grandes discos de rock** (1951-1975), del cual nos habla en esta entrevista, que permite apreciar sus conocimientos y su pasión por el rock and roll.

Nota: Es importante especificar que este reconocido escritor mexicano, desde su juventud se ha caracterizado por sus opiniones controvertidas y por expresarse de formas no muy convencionales. Deseamos que el lector lea esta entrevista con atención y desde una perspectiva crítica.

José Agustín…………….

José Agustín, su literatura se ha distinguido por ser innovadora. Su proposición es diferente, como la del rock; vincula la cultura popular, la alta cultura y el lenguaje coloquial…

Mucha gente me ha dicho que lo que yo escribía es una especie de rock and roll verbal. Juan Villoro afirmaba que como no teníamos buen rock en los años sesenta en México, te leías De perfil y era como estar en un concierto de los Who o de los Rolling Stones. A través del rock puedes bajar a los pantanos del alma humana y llegar a tu condición más instintiva, expresándote por medio de una visceralidad tremenda; toca desde la última planta del subsuelo, hasta la parte más alta del Himalaya, donde estás más cerca de rascar el cielo. En ese sentido mi literatura se tiñó del espíritu del rock, aunque a veces no hable directamente de él; me interesaba que fuera capaz de bajar hasta las raíces del ser humano, y de subir a los máximos confines del espíritu. Anteriormente, el lenguaje artístico tenía que emplear códigos distintos a los de la realidad, se decía que no podías hacer arte si utilizabas un lenguaje cotidiano. Pero mi generación reiteró lo contrario, decidimos que el lenguaje coloquial no debía escribirse miméticamente, sino que era necesario transmutarlo artísticamente; sometiéndolo a un proceso de depuración, de decantación y de concatenación. Algunos autores han demostrado que el lenguaje coloquial puede ser literario, como Mark Twain en Las aventuras de Huckleberry Finn, que es uno de los agasajos más sensacionales que hay.

¿Cuál es la relación entre su vida, su literatura, y el rock?

Están interrelacionadas totalmente. Empecé a escribir y a escuchar música desde niño. Soy testigo de la evolución del rock, desde sus inicios. De ser un gusto juvenil, se volvió algo más profundo y abarcó áreas de mí mismo que nunca hubiera imaginado. El rock está muy presente en lo que escribo; desde mi primera novela, La tumba; en la que el epígrafe lo tomé de una cancioncita de Neil Sedaka, y que yo sepa, fue la primera vez que alguien le dio ese uso a una canción de rock.

¿Desde cuándo surgió su pasión por el rock?

Desde que tengo uso de razón escucho todo tipo de música. Crecí en una familia de clase media, y gracias a que mi papá era piloto aviador tenía acceso a discos gringos difíciles de adquirir en México. Con tal de nutrirme de rock, compraba cancioneros, revistas y todo lo que podía. Así obtuve mi culturita rockanrolera. Aunque el rock seguía siendo satanizado o visto como franca frivolidad, cada vez era más accesible. A los 21 años escribía para una revista que compraba los derechos periodísticos de otras, entre ellas el Paris Match y Marie Claire; y como yo era el único que hablaba francés, me encargaba de refritear los textos. El primero que leí fue uno sobre Bob Dylan y dije: “¡qué nota más pinche!, puedo hacerla mejor”. La hice y les gustó. A partir de entonces me convertí en el primer crítico mexicano de rock.

¿Podría hablarnos sobre el concepto rock and roll?

La primera definición es la tradicional, la que usó Alan Freed para burlarse de las radiodifusoras gringas, era un eufemismo que utilizaban los músicos negros, sobre todo los jazzistas, para decir coger. Let´s rock and roll significa: vamos a coger. Por eso tiene una sensualidad hija de su pinche madre. El cabrón de Alan Freed, cuando vio que no podía usar el término rhythm and blues en la radio, inventó el de rock and roll… ¡fue una jiribilla tremenda!, ¡por quitarles algo que no les gustaba, les echó algo mucho más denso! Después se dividió el concepto y abarcó todas las vertientes surgidas en los años cincuenta y sesenta. En Inglaterra los jóvenes se clavaron en el blues y en el rhythm and blues más puro, renovando el fenómeno, y creando una música que se veía venir, aunque no en esas proporciones. Fue la invasión del rock británico. Manejaban elementos de la alta cultura, pero sin perder la visceralidad y la fuerza expresiva. Más tarde, los críticos y los fans inventaron múltiples etiquetas, algunas muy útiles, pero otras son ¡francamente esotéricas!

Usted ha escrito varios libros sobre rock…

Me he aproximado al rock de distintas formas, pero nunca he quedado satisfecho del todo. Primero escribí, en 1968, La nueva música clásica, que fue pionero en México, y prácticamente en todo el mundo, aún en Inglaterra y Estados Unidos existían pocos libros de este tipo. En esa época se discutía sobre si el rock era verdaderamente un fenómeno cultural, la mayoría de la gente consideraba que era un producto de moda comercial chafa. Los muy izquierdistas decían a su vez, que era un vehículo de penetración imperialista y de colonización cultural.
Una de mis labores fundamentales fue, primero que nada, establecer que el rock es un fenómeno cultural tan rico y valioso como cualquier otro, y que toca desde lo más sofisticado, hasta lo más vernáculo de la cultura popular; además, es un puente entre los diferentes estratos sociales. También traté de establecer que el rock tiene un profundo valor libertario y contestatario. Pugné porque en México compusiéramos rock en español, para expresarnos en nuestro propio idioma, sin embargo, los rockanroleros mexicanos estaban muy reacios, pensaban que el inglés era el idioma natural del rock… ¡y en el fondo ansiaban pegar en el gabacho, como Carlos Santana! Esos fueron los valores del libro, se tiraron más de cien mil ejemplares, pero como no me gustó mucho, detuve las ediciones. Después, a principios de los años ochenta, lo actualicé y cubrí más espacios, pero conservó el mismo título.
Con el tiempo tampoco quedé complacido y abordé el rock de otra forma, con ensayos específicos, evité las visiones globales, que quizás fueron los defectos de los dos libros anteriores. Entonces escribí Contra la corriente y, años más tarde, El hotel de los corazones solitarios, ambos contienen ensayos de distintos tamaños. Fueron una especie de experimentos literarios, que dieron pie a mi último libro, Los grandes discos de rock, donde expreso mis planteamientos más profundos en torno al rock, analizando disco por disco. En él, propongo la idea de que cada disco te puede contar un cuento. Decidí romper la planicie del género estrictamente ensayístico y jugué con la literatura. Incluye cuentos, textos breves, cartas, noticias apócrifas, conversaciones de gente que está platicando sobre un grupo, pequeñas fábulas… en fin, un cuarenta porciento del libro es literatura.

¿Cada disco narra una historia?

De entrada narran la historia de los rockanroleros, quienes a través de su música expresan su concepción del mundo. Por otro lado, desde hace mucho tiempo traduzco literatura a distintos idiomas, pero también hago adaptaciones entre lenguajes artísticos, por lo que de alguna manera ya estaba acostumbrado a preguntarme: ¿qué me dice este disco?

¿Discos conceptuales como el Dark side of the moon de Pink Floyd o el Sgt. Pepper´s lonely hearts club band de los Beatles lo invitan a escribir?

Sí, pero menos, porque en sí mismos ya cuentan una historia. Eso es parte del concepto de lo conceptual, perdonando la redundancia. Son obras solitarias, grandes épicas rockanroleras que narran algo a través del estado de ánimo o de las referencias específicas. En esos casos opté por el tono ensayístico. En mi libro me refiero a Pink Floyd de una forma rara, porque los hice indios mayas de la selva locochona. Algunos me han reprochado que con este libro cultivo los mitos sajones, pero no, tiene un pie mexicano muy fuerte, por ejemplo: Erick Clapton aparece aquí en Cuautla platicando conmigo, John Lennon está también en una hacienda del Estado de Morelos y Jimi Hendrix interactúa en el Metro Balderas. El texto de Larry Williams está lleno de citas de José Alfredo Jiménez y Agustín Lara. El libro sólo se pudo escribir en México.

Remitiendo al título de uno de sus libros, ¿el rock es una nueva música clásica?

Sin duda. El gran acierto de ese libro fue plantear que la música clásica de esa época se había elitizado, al extremo de que perdió todo contacto con la realidad. Se necesitaban sofisticados decodificadores para acceder a la música de Kristof Penderesky, Iannis Xenakis, John Cage, Edgard Varése y de los compositores de la segunda mitad del siglo XX. En esas circunstancias el rock recuperó aires de la alta cultura y del folklore internacional, generando obras que sorprendieron mucho, tanto a los críticos y a los fans, como a los mismos compositores de música clásica. Después de escuchar a los Beatles, John Cage se dio cuenta que estaba sucediendo algo muy grueso y modificó su concepción musical. Esa generación de músicos ya estaba bastante formada, pero la que siguió tomó más elementos del rock; Philip Glass, Glenn Branca y los minimalistas se nutrieron de él. Glass tiene dos sinfonías geniales, Low y Heroes, basadas en obras de David Bowie y Brian Eno. El rock es un fenómeno artístico cultural de extraordinarias y múltiples facetas, nadie lo puede cubrir en su totalidad, la riqueza sólo la aprecias en conjunto. El gran rock siempre es arte, y del mejor.

¿El rock and roll forma parte de la contracultura?

Claro, por eso fue ligado con la rebeldía de los chavos y con películas como El salvaje, de Marlon Brando, Semilla de maldad, de Richard Brooks, y Rebeldes sin causa, de Nicolas Ray. Los orígenes del rock rompían el molde establecido, por lo que el gobierno emprendió fuertes campañas en su contra, se le consideró bolchevique, comunista, promotor de la drogadicción o francamente demoniaco; y claro, a los que nos gustaba, eso nos volvió más antisistema. En los años ochenta, el régimen gubernamental comprendió que no podía parar esa expresión musical y trató de dirigirla, pero se le escapó las más de las veces. A partir de entonces el rock fue acosado por las transnacionales y la industria, lo que melló su filo contracultural. El rock no implica necesariamente una ruptura al orden social, pero sí al institucional. Se ha vuelto un fenómeno cultural decisivo, sin precedente, que rebasa por mucho su condición de arte, de alta cultura, de cultura popular y de fenómeno social.

¿Cuál es la función del rock en la sociedad?
Es un medio de autoconocimiento. Su relación con la cultura popular le da un carácter de distractor que te permite gozar. Inicialmente, el rock significó una liberación emocional, sobre todo física, ya que en aquella época las personas no movían el cuerpo, todo era rígido. La sociedad estaba muy constreñida y era asfixiante, pero el rock terminó con esa limitante, permitiendo que la gente creara una estética de lo que no era estético. Sirvió como plataforma de expresión y generó espacios propios. Por primera vez una generación logró descargar represiones y tensiones a través de la música y el movimiento… ¡empezaron a bailar y a sacudirse como changos!… eso los alivianó horrores.

*Esta entrevista fue publicada en el suplemento cultural “El Ángel” del periódico Reforma el 16 de marzo de 2002.
** Editorial Planeta, México, 2002.
 

Los cholos

http://sepiensa.org.mx/contenidos/s_cholos/cholos1.htm

De grupos a grupos

Los cholos forman parte de los grupos de población estadounidense de ascendencia mexicana que residen en Estados Unidos. De acuerdo con ciertas clasificaciones realizadas por investigadores de los grupos migrantes, las personas que se identifican como mexicanos son los recién llegados a Estados Unidos; los que tienen una orientación mexicana son quienes, habiendo nacido en México, han vivido en ese país la mayor parte de su vida por lo que tienden a ser bilingües; los mexicoamericanos nacieron y crecieron hablando inglés; los chicanos forman parte de por lo menos la segunda generación nacida en Estados Unidos pero de origen mexicano, y los cholos representan una identidad que no es mexicana ni americana: su filiación tiene más que ver con el barrio y la pandilla que con un sentido nacionalista, aunque retoman elementos de lo mexicano para elaborar su simbología.

Desde el principio

El movimiento cholo nació en Los Ángeles, California, en la década de los setenta. Hace más de un siglo y medio muchas familias de hispanos, sobre todo mexicanos, comenzaron a emigrar a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida. Al establecerse los grupos de migrantes, principalmente en el sur del país, fueron marginados por amplios sectores de la sociedad norteamericana, principalmente por motivos raciales.

En respuesta a la discriminación surgieron los cholos, como una manifestación de los sectores chicanos y mexicanos. Este movimiento fue motivado por la construcción y afirmación de la identidad individual y de grupo. Así los cholos retomaron diversos símbolos relacionados con imágenes o iconos representativos de la cultura mexicana como la Virgen de Guadalupe, los líderes de la Revolución, elementos de diferentes grupos étnicos del país y símbolos de diversas culturas prehispánicas.

Los vínculos y la simbología se ampliaron paulatinamente porque el grupo encontraba que estos elementos los identificaban y cohesionaban; así el principal referente fue la vestimenta y el lenguaje que, de algún modo, dejaba ver el origen mexicano.

Los cholos y sus vínculos

Entre los jóvenes que conforman este movimiento, hay una fuerte conexión por la sangre y el color de la piel; tienden lazos prácticamente irrompibles con la familia y la comunidad encarnadas en el barrio. Para ellos esto es tan importante, que imprimen en su piel placazos ; es decir, tatuajes que representen al barrio o a la familia.

En México y Estados Unidos el cholismo es el movimiento juvenil con mayor presencia en la franja fronteriza entre ambos países. Este movimiento se extiende cada vez más, al punto que es posible encontrar en algunas colonias de la ciudad de México bandas que utilizan los nombres de las clicas (barrios, bandas, pandillas) más importantes del este de Los Ángeles. Esto se explica por dos razones: las migraciones y la difusión que los medios, como la televisión y el cine, han dado al movimiento.

¿Y por qué cholo?

Existen varias versiones al respecto: algunas afirman que deriva del término show , justamente por la parafernalia del grupo; otras que significa mestizo de blanco e indio, indio civilizado o gente de raza mezclada.

¿Y qué con la música y los símbolos que los identifican?

Principalmente escuchan baladas románticas y rock de los años cincuenta y sesenta, aunque incorporan otros géneros como el hip-hop, el funky o la música ranchera. Otros elementos que los identifican son los graffitis y las placas, que son manifestaciones de su adhesión familiar y comunitaria, la que intentan exaltar en muros y paredes.

A los cholos les gustan los autos de los años cincuenta y sesenta; al igual que en la música, los arreglan imprimiendo su propia personalidad y así se convierten en un símbolo más de identidad y orgullo. Como sucede con los graffitis, las placas y los autos, este grupo ha logrado construir un lenguaje rico, producto de la mezcla de algunos términos del español y del inglés conocido como spanglish o spaninglish .

De la moda…

Los cholos se distinguen por utilizar el pantalón bombacho con pliegues en la cintura, camiseta holgada, tenis, tirantes y una cadena que va del cinturón a uno de los bolsillos de pantalón. En la cabeza llevan una malla para sujetarse el cabello, adornan su cuerpo con placazos de la Virgen de Guadalupe o el símbolo de su clica .

En el aire…

¿Qué opinas de los cholos? ¿Qué opinas de su filiación al barrio? ¿Te parecen interesantes sus símbolos e iconos?

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